análisis estructural de la novela. literatura. linguistica
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Narciso Pizarra
siglo veintiuno de españa editores sa
Análisis estructural
de la novela
Primera edición, 1970
SIGLO X X I DE ESPAÑA EDITORES, S. A.
© Emilio Rubín, 7 — Madrid-16
Narciso Pizarro, 1970
DERECHOS RESERVADOS CONFORME A LA L E Y
Impreso y hecho en España
Prlnted and made in Spain
Depósito Legal: B I - 2281 - X970
Impreso en GRÁFICAS ELLACURIA Buenos Aires, 13. Bilbao
Í N D I C E
ADVERTENCIA I X
INTRODUCCIÓN 1
Frimera Parte
LA «SOCIOLOGÍA DE LA NOVELA»
CAPITULO I: Los fundamentos de la sociología de la literatura de Luden Goldmann 11
CAPITULO 11: La sociología de la novela y la noción de estructura 33
Segunda Parte
ESTRUCTURALISMOS Y TEORÍAS DE LA IDEOLOGÍA
CAPITULO IIÍ: Lingüística y análisis estructural de los relatos 67
CAPITULO IV: Las teorías de la ideología en el lenguaje 107
CAPITULO V: La estructura de la novela 139
Advertencia
Este trabajo es un ensayo, es decir, la redacción
provisional y sumaria de las conclusiones parciales de
una investigación en curso. IM división en dos partes
corresponde a dos etapas de la investigación: la pri
mera, un examen de la sociología de la novela de
L. Goldmann, corresponde a lo que fue el origen de
una reflexión "sociológica" sobre las producciones cul
turales. La segunda parte de este trabajo es el testi
monio de lo que la semiología y otras disciplinas pro
ducen como efecto en la reflexión sociológica: una for
ma distinta de plantear problemas distintos.
Creo que, continuando el trabajo empírico y teó
rico sobre estos temas, llegaremos, mis colegas y yo,
a modificar sustancialmente muchos de los plantea
mientos y de las conclusiones aquí expuestas. Actual
mente, las investigaciones sobre la lingüística del enun
ciado así como las nuevas tendencias de la semiología
francesa están aportando contribuciones con las que
hay que contar. Cuando este libro sea publicado ya es
tará, en muchos aspectos, sobrepasado...
Tengo que agradecer aquí la ayuda de mis colegas y amigos de las Universidades de Québec {Campus de Montreal) y de Montreal, señora Nicole Frenette, señores De Ipola, Bourque y Van-Schendel, sin cuyas críticas este trabajo seria peor, así como las de los señores Marcel Chouinard y Gaetan St.-Pierre, asistentes de investigación y amigos, que han vereficado empírica-
mente muchas hipótesis y sin cuyas pacientes críticas
e interesantes sugestiones hubiera dejado de lado mu
chas cuestiones importantes. Finalmente, agradezco a la
señora M," Lourdes Ortiz su traducción de las partes
de este texto escritas, originalmente, en francés.
N. FIZARRO.
Montreal, abril 1970 .
Introducción
L a literatura ha sido durante mucho tiempo el dominio " sacralizado" de la actividad humana, debido a la existencia de una mitología de la "creación" que la sustraía precisamente del dominio de la ciencia. Sólo desde hace escaso tiempo se aplican métodos científi-' eos para el estudio de la hteratura. ^ L a aplicación de estos métodos ha despertado entre el público y los críticos literarios tradicionales las mismas reacciones que provocaron las primeras tentativas de elaboración de una ciencia de la naturaleza. Pero como los especialistas de la literatura poseen un profundo sentido de lo sagrado, han exigido el respeto de la especificidad del hecho literario: los sociólogos han tenido que tranquilizarles afirmando que su tentativa no iba a producir una "reducción" de la especificidad, sino que pretendía ante todo su explicación y su comprensión.
Pierre Macherey ha realizado una extensa crítica de los críticos ^ y ha enunciado con claridad la necesidad de construir una teoría de la producción literaria: su obra plantearía los primeros jalones. Sin embargo, en Para una teoría de la producción literaria sólo conseguía delimitar el lugar que debería ocupar una teoría de
1 La expresión "aplicar métodos científicos" implica una división que en realidad no existe entre un método pre-existente y su aplicación a objetos concretos. La empleamos aquí no sólo porque se halla consagrada por el uso, sino además porque describe el camino seguido en los comienzos del estudio científico de la l i teratura.
2 Fierre MACHEREY, Four une. théorie de la production littéraire, París, Maspero, 1966, p. 332.
[ 1 ]
2 INTRODUCCIÓN
3 Gastón BACHELARD, La jormaüon de l'esprit scientifigue, Parí», Vrln, 1947, p. 20.
4 G. BACHELARD, op. cit., p. 23. 5 o, BACHEL.4RD, Le materialisme rationnel, París, PDT, 1953,
p. 21).
este tipo, sin llegar a hacer la conceptualización preli- , minar a toda tentativa de construcción de una teoría de carácter general.
En la elaboración de las teorías, la conceptualización es una etapa fundamental, cuya importancia se debe resaltar en todo momento. L a formación de los conceptos científicos es una tarea que choca con numerosos obstáculos como ha demostrado Bachelard a lo largo de su obra sobre la génesis de los conceptos en la historia de las ciencias de la naturaleza. E n una primera aproximación, el investigador sólo dispone para aprehender su objeto de estudio de las palabras del lenguaje vulgar, de los conceptos del conocimiento común. E n su primera tentativa de categorización, el investigador se ve sometido a las imágenes, a analogías que le conducen a generalizar sus primeras observaciones y "se generalizan las primeras observaciones cuando sólo un momento antes no se observaba nada"^.
E l estudio de las relaciones, el enunciado de las leyes empíricas, la construcción de teorías, sólo son posibles cuando se dispone de categorías adecuadas. Pero estas categorías no nos son dadas por la observación. Es necesario construirlas, porque, como dice Bachelard, "el primer obstáculo es la experiencia primera, la experiencia situada antes y por encima de la crít i ca . . . " . * Situado ante sus propias observaciones, sin recurrir a una conceptualidad rigurosa, coherente y bien fundada, uno se ve forzado a titubear, sometido a sus prejuicios que toman forma de pre-conceptos. Entonces se empieza a comparar y toda comparación al ser "germen de mitologías tiende a explicar mediante las falsas luces del conocimiento común, aquello que debía ser esclarecido discursivamente".* Por muy honesta que
INTEODUCCION 3
sea la observación no garantiza la objetividad de las descripciones que de ella se hacen, porque se aplican a los objetos, categorías que, aunque no son siempre "imágenes generalizadas", provienen con frecuencia de otros campos del conocimiento y no son adecuadas para el objeto estudiado.
L a adecuación de los conceptos a los ' objetos específicos a que deben ser aplicados, no es el fruto de un camino rectilíneo con un sentido único, sino que es el resultado de un doble trayecto que va de lo real a lo racional y de la racional a lo real, en un ir y venir incesante. Como dice Bachelard:
" . . . l a s revelaciones de lo real son siempre recurrentes. L o real nunca es " lo que se podía creer", sino que es siempre lo que se hubiera debido pensar. E l pensamiento empírico es claro, después, cuando el instrumento de las razones ha sido puesto a punto". ^
En t re los dos polos de este ir y venir, lo racional y lo real, no es posible elegir uno en provecho del otro
, y llegar a construir conceptos científicos. E n sociología de la literatura, donde lo real es la obra literaria que es preciso describir en primer lugar para, inmediatamente después explicarla, lo real es de un tipo especialmente peligroso que se corre el riesgo de describir con sus propias palabras y no con las de la ciencia. Al hacer esto, la crítica literaria, que es una reflexión que versa sobre la obra, no se convierte en una ciencia de la literatura. La "seducción de la observación particular y coloreada", ' ' cuyos estragos denuncia Bachelard en la historia de los conceptos de las ciencias naturales, es en nuestro campo un obstáculo cuyo poder lo muestra la historia de la crítica literaria. Macherey hace un análisis profundo de las particularidades de este tipo de discurso sobre las obras, que sigue siendo un arte por-
lA'-6 G. BACHELARD, op. cit . , p . 13.
7 G. BACHELARD, op. cit . , p. 20.
4 INTRODUCCIÓN
8 P. MACHEREY, op. cit., p. 15.
9 P. MACHEREY, op. cit., p. 96. 10 P. MACHEREY, op. cit., p. 96. Macherey considera a la no
vela corao lo daña que es necesario explicar, y en este sentido su atirmación es contradictoria con su voluntad explícita de definir lo que existe de especííicamente literario en la novela. E n efecto, el objeto puro, tal y como es presentado por la teoría del objeto, no existe. E n las novelas se pueden encontrar —y se encuentran— elementos de un discurso que no son específicamente literarios, sino ideológicos, elementos que se pueden hallar en los textos filosóficos además de en la novela. E l libro que tenemos ante nosotros es una novela, pero no solamente una novela; intercalados en el discurso novelesco do la novela se hallan otros discursos que hay que distinguir del primero, sin que esta distinción sea en modo alguno "un juicio de valor y no un juicio teórico". E n este sentido no estamos de acuerdo con esta connotación de la expresión de Macherey cuando afirma que es pracslao "dejar la novela tal cual es".
que no ha sabido hallar la " discursividad característica
del verdadero saber". ^ Pero Macherey, demasiado
preocupado por "reconocer en la obra el tipo de nece-
cidad que la determina, y que no se reduce indudable
mente a un sentido", ^ olvida también, a su vez, esta
etapa necesaria del trabajo teórico cuya necesidad, sin
embargo, reconoce: la construcción de conceptos rigu
rosos.
Admitimos con Macherey que "la obra debe ser
elaborada, tratada, ya que sin ello nunca sería un hecho
teórico, el objeto de un conocimiento; pero también
que debe dejársela tal cual es, ya que si no, se elabora
ría un juicio de valor sobre ella y no un juicio teó
r ico" . Pero no basta con enunciar la necesidad de
elaboración y de tratamiento de la obra; es preciso defi
nir los métodos y las técnicas de esta elaboración, de
este tratamiento. Aquí es donde fracasa la tentativa de
Macherey y por ello es necesario que tomemos como
punto de partida de nuestro análisis las tentativas de
conceptualización que él critica (sin mencionarlas explí
ci tamente) como las del Goldmann, a pesar de que
Para una teoría de la producción literaria sea una ad
vertencia contra los peligros de "la interpretación" que
INTRODUCCIÓN 5
11 P. MACHEREY, op. cit. , p. 94. Este "sentido" que Macherey no distingue del concepto goldmanniano de "estructura significativa", (iltiere a veces del "sentido de la obra" que Ma<;herey critica con razón.
12 Gastón BACHELARD, L'activité de la psysique contemporaine, París, PUF, 1951, p. 2.
13 G. BACHELARD, La formation de l'esprit scientifigue, París, Vrin, 1947, p. 20.
14 Lucien GOLDMANN, Pour une sociologie du Román, París, fiallimard (Idees) , 1964, p . 372. (Hay edición castellana, Para una sociología de la novela, trad. de Jaime Ballesteros y Gregorio Ortiz, Madrid, Edit . Ciencia Nueva, 1967, p. 240. Damos las citas según esta Iraducción). Si el punto de partida de este trabajo es la obra de Goldmann no es porque yo crea que la perspectiva goldmanniana es privilegiada por su "cientiíicidad", sino porque, en tanto que sociólogo, he empezado a estudiar el problema como los sociólogos lo estudian. Quiero decir con esto que las exclusiones de otras perspectivas son frutos de la especialización más que de una voluntad de exclusión explícita.
él identifica con la búsqueda de un sentido en la obra. "
Como ha dicho Bachelard, "la dialéctica de lo racional y de lo experimental provoca constantes inversiones que hacen que sean totalmente vanas las descripciones de las primeras averiguaciones, totalmente inestables las primeras construcciones de conceptos". •'̂ Esta inestabilidad es inevitable y fecunda, a pesar de que el primer sistema de conceptos sea falso: "t iene al menos la utilidad de desligar al pensamiento, alejándole de la experiencia sensible; el primer sistema moviliza al pensamiento". Y esta movilización del pensamiento permite un retorno a la experiencia con preguntas nuevas y más precisas que modifican el sistema conceptual y permiten que recomience la dialéctica de la racionalidad y de lo empírico. P o r eso, en este trabajo vamos a hacer un estudio de la sociología de la novela de Lucien Goldmann, cuyo esfuerzo teórico es una tentativa de construcción de una conceptualidad científica en literatura; a no ser que se adopte una actitud enteramente empirista, el estudio científico de la novela no puede hacerse sin un análisis crítico de las teorías que versan sobre él.
E l fin de nuestro trabajo es la construcción de un
6 INTRODUCCIÓN
15 E s t a concepción de la estructura, simultáneamente estructurante y estructurada, es la de Jean Piaget, Le structuralisme, PUF, 1968, pp. 6-7 ( trad. castellana Ed . Proteo, Buenos Aires, 1968). Implica que .su conciben las estructuras como sistema de transformación. E n el capítulo II discutimos sobre este problema.
16 La oposición "estructura biológica"—"conciencia individual" en (il contexto de esta introducción tiene un carácter indicativo. E n el liirciir capitulo discutimos sobre estos términos, de fundamental importancia teórica.
método de análisis estructural de la novela. La estructura de la novela como toda estructura, es estruc-
• turante con relación a las obras que ella expresa, y estructurada por otra estructura. Esta última sólo puede ser una estructura ideológica. E n efecto, aunque se puede concebir que un sistema de referencia al nivel de las "conciencias individuales" de los autores puede expresar algunas características específicas de novelas particulares, no puede en cambio explicar las estructuras de la novela de una sociedad y de una época dadas, ni tampoco de la novela como género. '̂ ^
Planteado de este modo, el problema de la definición de la estructura de la novela se halla Hgado con la problemática de las estructuras ideológicas, y a pesar de que el estudio de esta última problemática sobrepasa los límites de este trabajo, era indispensable discutirlo, al menos de forma somera.
E n el curso de la investigación me he dado cuenta de la posibilidad existente de construir un esquema axiomático de la estructura de la novela. Si he cedido a la tentación de esbozar ese esquema se debe a que estoy de acuerdo con Piaget acerca del papel de los esquemas axiomáticos en la génesis de las ciencias;
" E s evidente que un esquema axiomático' o que un "modelo abstracto" en economía o en sociología, y no menos en la química (cristalografía e t c . ) o en la física nunca puede suplantar a la observación o a la experiencia. Pero lo es también que en modo alguno pretende hacerlo. Su único papel es modelar nuevos instrumentos de análisis y de
INTRODUCCIÓN 7
17 Jean PIAGET, Recherches sociologigjies, Genéve, Droz, 1965, p. 102.
comparación y a este respecto todas las axiomáticas coherentes han sido útiles"
E n esta perspectiva e l capítulo primero del presente trabajo está dedicado al estudio de algunos conceptos que fundamentan la sociología de la novela de Goldmann. E l segundo capítulo trata de la noción de "estructura de la novela" en Goldmann. E n el tercero se hace un análisis de los fimdamentos teóricos de la perspectiva estructuralista, y en el cuarto, un examen de las teorías de la ideología. Finalmente, en e l quinto y último capítulo propongo un modelo de análisis de las novelas asentado en una teoría explícita sobre los mecanismos de producción de objetos significantes.
P R I M E R A PARTE
La "Sociología de la novela"
CAITTtrLO I
Los Fundamentos de la Sociología de la Literatura de Luden Goldmann
Después de haber precisado que la finalidad de este
trabajo es definir un conjunto de conceptos que per
mitan establecer métodos de análisis estructurales de
las obras novelescas, y habiendo seleccionado Fara una
sociología de la novela de Goldmann ^, es necesario in
tentar esclarecer el sentido de los conceptos que en la
obra se encuentran, y para realizar esta labor hay que
(icudir a la totalidad de los escritos de Goldmann y más
roncretamente a sus textos teóricos y metodológicos.
H e intentado limitarme a establecer los lazos existentes entre los conceptos que nos sirven como instrumentos en el trabajo crítico y los diferentes aspectos de la sociología de Goldmann que contribuyen a dar un sentido a la sociología de la literatura. Pero' las implicaciones de las cuestiones estudiadas en este primer capítulo son muy amplias y su examen sería, por sí solo, el objeto de un trabajo más importante que éste.
L a sociología de Goldmann está organizada por el concepto de estructura. Pero su sentido sufre una pequeña variación que intentamos mostrar en el segundo capítulo y que pone en evidencia la existencia de un nuevo problema. H e pretendido plantearlo de forma
1 Lucien GOLDMANN, Le sujet de la création culturelle, "L'hom-ino et la Société", 6 (oc t„ Nov., Déc. 1967), pp. 3-15.
[ 1 1 ]
12 S O C I O L O G Í A D E L A L I T E R A T U R A
2 L . G O L D M A N , art. cit., p. 4.
3 IWd., p. 4.
I
explícita y por eso he realizado una tentativa de enfoque del mismo en el tercer capítulo.
La variación de sentido de un concepto cuya importancia está suficientemente demostrada en las ciencias humanas, era índice de la aparición de una problemática nueva, es decir, de la aparición de una serie de cuestiones que los conceptos desarrollados en las obras anteriores no podían tratar de una forma satisfactoria y coherente. Pero, al estudiar este problema, mucho más general que el que constituía el fin de mi trabajo, corría el riesgo de alejarme considerablemente del asunto tratado y, sin embargo, era hacerlo una premisa indispensable para la continuación de la investigación.
Debido a la ruptura teórica mencionada antes, el examen de Para una sociología de la novela es llevado al capítulo siguiente.
EL ESTRUCTURALISMO GENÉTICO
En un reciente artículo, Goldmann caracteriza su método de análisis de los fenómenos culturales como estructuralismo genético.
E l estructuralismo genético es una teoría que en primer lugar considera que las ciencias humanas tienen como objeto los comportamientos humanos. Según esta teoría, los comportamientos humanos, los hechos sociales, son significativos^ y la significación de los hechos es dada por la integración del objeto estudiado en una totalidad relativa más amplia ^. Estas " totalidades relativas" —las estructuras—
"no son invariables y permanentes, sino que constituyen el resultado de una génesis; además, sólo se puede comprender el carácter significativo de
D E L . GOLDMANN 13
PROBLEMA DEL SUJETO'
Todos los estructuralismos tienen en común el rechazo de la perspectiva historicista y antropológica de la primacía de la praxis, una de cuyas obras más representativas es la Crítica de la razón dialéctica de Sartre ^. V.n esta perspectiva, el comportamiento individual cons-lituye la praxis del único sujeto posible: el individuo. \'.\ estructuralismo afirma el carácter determinante de las estructura sobre los comportamientos de los individuos e intenta situar las prácticas al nivel de las "formas de existencia" de las estructuras, cuya naturaleza es en muchos casos difícil de conocer. Rechaza, por tanto, las
I 4 ídem. .5 Las notas que van a continuacidn sólo buscan enunciar los tér
minos y las opciones fundamentales de un debate, cuya importancia (Itibe ser considerada como decisiva para el porvenir de las "ciencias lluml^nas". Por tanto no pretenden agotar la problemática que subyace II listo debate, y deben ser consideradas tan precarias como indispen-B i i b l u s con respecto a nuestro proyecto específico: la elaboración de un método de análisis estructural .
(i Jean Paul S A E T E E , Critique de la raison dialectique, París, lUmard, 1960 (trad. castellana E d . Losada, Buenos Aires).
una estructura a partir de un conjunto de situaciones actuales, en el interior del cual nacen, dadas las tentativas del sujeto ya estructurado a su vez por su devenir anterior, para modificar antiguas estructuras, para responder a los problemas planteados por esas situaciones" *.
Es ta cita nos proporciona, en resumen, los principios que fundamentan el método goldmanniano de análisis de los hechos sociales, y concretamente, de las producciones culturales. Pe ro para captar la naturaleza de las diferencias que existen entre la sociología de Goldmann y los otros estructuralismos de origen mar-xista, conviene precisar su pensamiento en relación con el problema del sujeto, con la noción de significación y con la de estructura y conciencia colectiva.
14 S O C I O L O G Í A D E L A L I T E R A T U R A
7 Emilio De IPOLA, Le structuralisme ou l'histoire en exil, tesis no publicada, París , 1969.
« Lucien GOLDMANN, Sciences humaines et Philosophie, París, Gonthlor (Meditations), 1966, p. 89. ( E d . castellana Las ciencias humanas y la filosofía, Galatea, Nueva Visión, Buenos Aires, 1958. Trad, por Josefina Martínez Alinari).
n Ibld., p. 33. 10 Ídem.
teorías sociológicas cuyo objeto es el comportamiento de los sujetos.
E n un trabajo reciente sobre la obra de Lévi-Strauss, E . De I p o l a d e s t a c a que la polémica entre Sartre y Lévi-Strauss se desarrolla en el terreno común de su común aceptación de la dicotomía praxis-estructuras. La posición de Goldmaim tiene además el interés de situarse justamente fuera de esta dicotomía.
Para Goldmann "el conocimiento de la vida histórica y social es una toma de conciencia del sujeto de la comunidad humana. ^ A diferencia de las ciencias de la naturaleza que estudian "un conjunto de hechos exteriores a los hombres, de un mundo sobre el que recae su acción", ^ las ciencias humanas son "el estudio de esta acción en sí misma, de su estructura". Además el estudio de la acción es a su vez un hecho social, lo que supone para las ciencias humanas "una identidad parcial entre el sujeto y el obje to del conocimiento".
Vemos que lo mismo para Goldmann que para los teóricos historicistas, el objeto de la sociología está constituido por las acciones, los comportamientos humanos. Pero Goldmann, a diferencia de los historicistas, considera que el sujeto de la acción no es el individuo; se comprende este rechazo de la perspectiva del sujeto individual, porque su aceptación nos llevaría inevitablemente a encerrarnos en una explicación que sería, en último término, psicologista.
Las acciones poseen una estructura, pero no en el sentido de los estructuralistas, que conciben la estructura como distinta de los objetos estructurados. L a to-
D E L . GOLDMANN 15
laudad de las acciones de un grupo social dado cons-lituye la estructura determinante de una acción particular de ese grupo.
La noción de sujeto plural es la contrapartida necesaria de esta concepción de la estructura, de las acciones. E n efecto, para Goldmaim, el verdadero sujeto de la acción no es el individuo, sino el grupo, y la carac-icrística fundamental de la vida social es la acción colectiva; acción colectiva que no es pensada como una adición pura y simple de las acciones individuales que tienden al mismo fin, sino colectiva por su misma naturaleza. Cuando dos individuos levantan una mesa, no
es cada uno de ellos quien la levanta, porque siendo lo bastante pesada ninguno de los dos por sí solo es capaz <!e realizar esa acción. Es t e ejemplo que Goldmann cita a menudo, muestra cómo, según su concepción, la acción colectiva es susceptible de ser pensada como una realidad estructurada, es decir, como el comportamiento
de un sujeto plural. E l sujeto plural, a su vez, está estructurado por sus acciones precedentes, y las estructuras se modifican ante las nuevas situaciones.
Es ta concepción del sujeto de la acción plantea al->!unos problemas que Goldmann aborda en el artículo citado. Uno de los más importantes para nuestro propósito es el de las producciones culturales. Las producciones culturales han sido pensadas como acciones individuales y se han ligado a las conciencias individuales.
11 Estos breves comentarlos no pretenden resolver el problema de In naturaleza exacta —pslcologista o no— del modo de explicación (¡oldmanniano. Las estructuras, concebidads como las totalidades estructuradas de las prácticas del sujeto plural, no nos garantizan necesaria-monte la salida del subjetivismo.
E n efecto, es interesante ver cómo las concepciones teóricas de Goldmann le impiden plantear el problema de las clases sociales fuera de la problemática lukacsiana de la conciencia de clases, y cómo la noción de "máximo de conciencia posible' hace converger la explica-Ehacia el concepto que Alain Touraine emplea en sus últimas
(La société post-industrielle y Le Communisme utopigue), el ímo de acción posible". 2 L . GOLDMANN, Le sujet de la création culturelle, ed. cit., p. 4.
16 S O C I O L O G Í A D E L A L I T E R A T U R A
l i Ibid., p. 4. Es te párrafo no pretende más que exponer las Ideas de Goldmann respecto a este tema. E l "problema del sujeto" no está resuelto en sociología, y eso a pesar de las indicaciones que se pueden extraer de la obra de Marx sobre el modo de construcción de una teoría del sistema social que no esté fundada sobre los valores y las orientaciones de los individuos y de los grupos. Que aceptemos o rechacemos la interpretación de Althusser de la teoría y del método marxiano no es un obstáculo: la interpretación de Althusser es probablemente ideológica en la medida en que es estructuralista, pero El Capital es un ejemplo del modo en el que se puede pensar la construcción de una teoría del sistema social en la que los "sujetos" desaparecen. Las relaciones "intrasubjetivas" de las conciencias en el "grupo sujeto" son procesos de intercambio: lo importante es comprender cómo esos procesos están estructurados. Y una vez definidas las estructuras de las diferentes formas de intercambio es posible pensar, ron los seraiólogos de la escuela de la revista Tel Quel, que no nece-Bltiinios para nada una noción idealista como la de "conciencia colectiva". Si conservo la expresión "conciencia colectiva" es para simpli-Ilciir: tendría que decir "las estructuras que rigen los intercambios del grupo en sus relaciones con los otros grupos de una formación social riada". Serla demasiado largo... pero más correcto. Hubiera podido emplear también la noción de estructuras semióticas de segundo orden. Pero asta terminología me hubiera alejado considerablemente del campo oonoeplual de la sociología de la literatura —lo cual es quizá mejor—, pero tendría que volver a escribir este Ubro.
Goldmann considera que los fenómenos de conciencia dependen de las prácticas del sujeto plural; las conciencias individuales participan en una menor o mayor medida de las estructuras de la conciencia colectiva del sujeto plural, estructuras que se forman, igual que las de los comportamientos materiales, en las acciones colectivas del grupo. Las conciencias individuales están en relaciones intrasubjetivas por la existencia de comunicaciones inter-individuales en el seno de la acción colectiva del grupo-sujeto
LA NOCIÓN DE «ESTRUCTURA SIGNIFICATIVA»
Hemos visto que para Goldmann el comportamiento es significativo. Pero es importante comprender la noción de significación en Goldmann en sus relaciones con la noción de sujeto plural estructurado ( y estructurante ) .
La significación de un hecho —comportamiento o conjunto de comportamientos— no puede pensarse fuera del sujeto estructurado, del grupo-sujeto. L a no
I S L . GOLDMANN 17
ion de significación está ligada a la estructura global,
en el seno de la cual se insertan los hechos; la inser
ción en una estructura más amplia define la significa
ción objetiva del hecho. Es la noción de "estructura
significativa" que constituye el concepto-director del
método goldmanniano de análisis de los hechos sociales.
Goldmarm escribe:
" E l concepto de estructura significativa consti
tuye el principal instrumento de investigación y de
comprensión de la mayoría de los hechos huma
nos, pasados y presentes."
La noción de estructura significativa nos sitúa en
•leño centro de nuestra problemática, y para analizarla
es preciso captar con qué sentido emplea Goldmann
la palabra "estructura". E n la misma obra el autor
ilefine la noción de estructura, citando, en una nota a
pie de página, una definición de Piaget:
"Diremos en primer lugar que hay una estruc
tura (en su aspecto más general) cuando los ele
mentos están reunidos en una totalidad que pre
senta determinadas propiedades en tanto que tota
lidad y siempre que las propiedades de los elemen
tos dependen, entera o parcialmente, de estos ca
racteres de la totalidad." (Etudes d'épistémologie
génétique. T. II , Jean Piaget, "Logique et equil ibre" , p. 3 4 . )
Goldmann añade:
"Piaget piensa que las "estructuras" pueden
ser interpretadas como el producto o el resultado
de un proceso autónomo de equilibración."
" E n el fondo, estamos totalmente de acuerdo
16 Lucien GOLDMANN, Recherches dialectiques, París , Gallimard,
ItB9, p. 115. (Hay ed. oast., Invesiigaciones dialécticas, U. C. V., Cara-U , 1962, p. 265. Trad. por Eduardo Vázquez). I 10 Ibid., p 105, ed. cast .
1g S O C I O L O G Í A D E L A L I T E R A T U R A
17 Ibld., 105. la T.n ruptura de la dicotomía es, quizá, más nominal que real.. . II) Capítulo 2.
con él. Pero nos parece, sin embargo, que es limitar el sentido de la palabra estructura a su aspecto estático, mientras que los "procesos autónomos de equilibración" son a su vez estructuras dinámicas, cuya naturaleza específica debe desprenderla el investigador en cada investigación particular." '̂̂
Esta larga cita es importante porque resume, de forma especialmente clara, el sentido que concede Goldmann a la noción de estructura en las obras anteriores a Para una sociología de la novela. En efecto, Goldmann emplea la noción de estructura tal y como Piaget la define en el texto citado, es decir, en el sentido de una totalidad cuyas propiedades determinan las de los elementos que la componen. Pero esta totalidad, que es fruto de un "proceso autónomo de equilibración", y este mismo proceso, son para Goldmann realidades dinámicas. La insistencia del autor sobre la concepción de los procesos de equilibración como "estructuras dinámicas" se explica fácilmente si se percibe la relación que existe entre los comportamientos y las estructuras, relación que hemos estudiado en el párrafo precedente. Hemos visto que Goldmann concibe la existencia de un sujeto colectivo, es decir, que concibe las prácticas como los comportamientos estructurados del sujeto colectivo, y de este modo rompe la dicotomía praxis-estructuras. E l carácter dinámico de los "procesos autónomos de equilibración", el hecho de ser pensados como estructuras dinámicas, se comprende en la medida en que las estructuras son para Goldmann totalidades de comportamientos de sujetos colectivos.
Más adelante veremos de qué modo la noción de estructura ha evolucionado en Piaget, tal y como la presenta en su última obra y las diferencias existentes
1
L. GOLDMANN 19
20 L . GOLDMANN, Investigaciones dialécticas, p . 105.
n la que Goldmann emplea. Pero lo esencia de la
noción de estructura en Piaget — e l hecho de pensar
las estructuras como resultado de procesos autónomos
de equilibración— se encuentra también en la noción
de Goldmann. E l adjetivo "significativa" que añade
éste a la palabra estructura se justifica fácilmente; las
estructuras son significativas porque son totalidades,
cuyas propiedades determinan las de los elementos que
las componen, y también porque sus propiedades están
determinadas por las de las totalidades más amplias que
las engloban.
Goldmann concibe de otro modo el concepto de
"significación"; emplea la noción de "finalidad interna" ^
(a la que también llama "finalidad ob je t iva") de los
hechos (comportamientos) . Ea finalidad de un hecho
(de un comportamiento) no depende de la conciencia
del sujeto; adquiere su significación en la totalidad de
comportamientos en la que es incluido. Si un gato corre
para atrapar a un ratón decimos que la finaUdad de la
carrera del gato es atrapar al ratón, y esto, con inde
pendencia de que el gato tenga o no tenga conciencia
del porqué de su caza.
Ea noción de finaUdad interna de los comportamien-
ios y la de significación reenvía una vez más a la no-
ión de estructura, en el sentido en que Goldmann lo
rmplea. La significación de un elemento nos es dada
por el conocimiento de la estructura de que forma parte;
del mismo modo la significación del hecho complejo
ue la estructura explicita, se alcanza mediante el cono-
imiento de una totalidad englobante más amplia.
La noción de estructura — l o mismo que la defini-
ión del objeto de la sociología que lleva consigo— im-
ica una serie de problemas teóricos y prácticos que
necesario tener en cuenta: de modo general, el de
20 S O C I O L O G Í A D E L A L I T E R A T U R A
21 L . G O L D M A N N , has ciencias humanas y la filosofía, ed, cast. cit. , p. 68.
22 L. C T O L D M A N N , ibld. 23 L , G O L D M A N N , i o s ciencias humanas y la filosofía, ea. cast
olt. (1658).
las relaciones entre las estructuras de comportamientos de distinta naturaleza y, concretamente, el de las relaciones del arte, de la filosofía y las demás formas de expresión con los comportamientos económicos.
Antes de pasar al examen de este problema, vamos a exponer lo que Goldmann llama las grandes leyes de estructura que clarifican considerablemente el estado de la cuestión.
LAS «GRANDES LEYES DE ESTRUCTURA»
Las leyes de estructura son, según Goldmann, el determinismo económico, la función histórica de las clases sociales y la conciencia posible.
E l determinismo económico proviene, para Goldmann, del hecho de la importancia de la actividad económica en la vida de los hombres, importancia que depende de la existencia de necesidades materiales y de una situación en la que estas necesidades no son inmediatamente satisfechas; estas exigencias obligan al hombre a una actividad económica que ocupa una gran parte de su vida y que, dada la unidad de la personalidad, organiza su conciencia. E l determinismo económico concebido de este modo no rechaza la influencia de los fenómenos ideológicos, sino solamente la posibilidad de una explicación inmanente de los fenómenos ideológicos, mientras la "sociedad de la abundancia" no sea una realidad.
La noción de clase social está ligada con la de determinismo económico. A pesar de que la actividad económica es esencial para todos los hombres, los medios no son idénticos para todos. Dado que la producción
1̂ L . GOLDMANN 21
de los bienes materiales es la actividad económica fundamental, la organización de la sociedad depende de las relaciones de los hombres con la producción material, i,as clases sociales son grupos definidos, en primer lugar, por su posición en relación con la producción, después por las relaciones que mantienen entre sí, y, por último, en tanto que son "las infraestructuras de las visiones del mundo". Las clases sociales son "los únicos grupos cuyas escalas de valor son específicas porque cada una de ellas tiende a un ideal diferente de organización social de conjunto . . . "^* A partir de esta afirmación se puede concluir que Goldmann asocia a la clase social una visión del mundo, y que esta visión del mundo lleva consigo una escala de valor específica, lo iiue tiene una importancia determinante para el desarrollo de nuestro modelo de la estructura de la novela.
La noción de conciencia posible de un grupo expresa, para Goldmann, "posibiUdades en el plano del pensamiento y de la acción en una estructura social dada" r,a conciencia real de un grupo es "e l conjunto de conciencias individuales y de sus tendencias, tal y como resultan de la influencia mutua de unos hombres sobre los otros y de sus acciones sobre la naturaleza". La conciencia real de un grupo no alcanza, por lo general,
HpJ máximo de conciencia posible en su situación, en la CNtructura social de que forma parte. Pero en cambio Kuccde que algunos individuos aislados pueden alcan-
la; son los creadores de obras importantes en filo-sfía, en literatura y en arte. Sus obras son importantes
precisamente porque expresan, bajo una forma concep-jo ] , literaria o plástica, el máximo de conciencia posi-llc del grupo a que el autor pertenece.
Dada la finalidad de este trabajo, no se puede exa-lar con detalle cada una de estas leyes de estructura.
24. Ibid., p. ES. 28 Ibid., p. 100. 26 Ibid., p. 100.
22 S O C I O L O G Í A D E L A L I T E R A T U R A
J7 Ibld., p. 72. 28 Ibld., p. 71.
porque un examen de ese tipo desbordaría los límites que se han fijado. Sin embargo, es necesario indicar sumariamente la forma en que Goldmann piensa las relaciones entre las estmcturas de la producción económica y las de la conciencia colectiva.
Para Goldmann, las estructuras económicas son estructuras de comportamientos económicos. Considera lo económico como "la manera de procurarse los ingresos mediante el trabajo, la fuerza, la explotación, el disfrute de ciertos privilegios, e tc ." Los comportamientos económicos son, por tanto, determinantes de " la manera de pensar" de los hombres, debido a su importancia cuantitativa en relación con la totalidad de los comportamientos humanos. Esta importancia proviene de la necesidad tanto para el pueblo como para las clases dominantes. Escribe:
"Indudablemente, existen excepciones individuales, pero son extremadamente raras y, a menos que se introduzca el milagro en la explicación de la historia, hay que reconocer que para la enorme mayoría del género humano, la actividad económica ha tenido siempre una importancia capital para la manera de sentir y de pensar. Quedan las clases dominantes; pero, también éstas han consagrado siempre una gran parte de su tiempo y de su actividad a organizar su vida económica y a defender sus privilegios."^^
Por tanto, lo determinante de las formas de sentir y de pensar es el hecho de actuar económicamente, porque las acciones de carácter económico, dada su importancia, organizan al resto de los comportamientos. Goldmann considera que,
"como no hay en la conciencia del individuo —salvo raras excepciones— compartimentos estancos
L . GOLDMANN 23 r sustraídos a las influencias del resto de su perso-
^H¡ nalidad. Precisamente por eso el individuo consti-tuirá siempre una unidad más o menos coherente. P^sto basta para explicar y confirmar el privilegio de la acción de los factores económicos en la historia pasada y contemporánea. Porque los hombres están constituidos de modo que para amar, pensar o crear deben vivir, nutrirse y vestirse"
Es te modo de considerar las relaciones entre las estructuras de la conciencia y las estructuras de los comportamientos económicos lleva consigo el problema de la determinación, o de los procesos de génesis, de las estructuras de la conciencia. ¿Cómo se efectúa la trans-iormación de la estructura de los comportamientos económicos de los diferentes grupos de una sociedad dada, en estructuras de su conciencia colectiva?
Es ta cuestión es una cuestión teórica. D e hecho, debemos plantearla de forma más concreta, más precisa. Debemos precisar los diferentes niveles de la conciencia colectiva, y para ello apelar a las otras dos leyes de
ttructura. La noción de clase social en el pensamiento mar-
sta y en la obra de Goldmann desempeña un papel primordial. Goldmann piensa que las clases sociales son nriipos definidos en primer lugar por "su función en la producción y después por las relaciones sociales con
M | p s demás clases".^" Es tos dos factores son completados por un tercero: "las clases sociales constituyen las infraestructuras de las visiones del mundo".
Las visiones del mundo son estructuras de la con-ncia colectiva de un grupo y además, para Goldmann,
"e l máximo de conciencia posible de una clase so
cial constituye siempre una visión psicológicamente
|i!H. L . GOLDMANN, Las ciencias humanas y la filosofía, ed. cit. Cit. páe . 70-71.
SO. Ibid, p. 85. 81. Ibid, p. 85.
24 S O C I O L O G Í A D E L A L I T E R A T U R A
32. L . GOLDMANN, Las ciencias humanas y la filosofia, ed. cit. p. 86-86.
33. L . GOLDMANN, Le Dieu Caché, París , Gallimard, 1955. Trad. cast, con ol título El hombre y lo absoluto. Trad. por Juan Ramón Ca-jpella, 1.» ed. Península (Barcelona) 1968, 530 págs.
coherente del mundo que se puede expresar en el plano religioso, filosófico, literario o artístico"
LA CONCIENCIA Y LAS PRODUCCIONES CULTURALES: LAS VISIONES DEL MUNDO
Acabamos de ver cómo se establece la relación, en el pensamiento de Goldmann, entre los comportamientos económicos, los grupos sociales y la conciencia colectiva. Pero antes de poder pasar al estudio de las estructuras específicas de la producción novelesca, debemos precisar algunos aspectos del método de Goldmann.
Hemos visto que el máximo de conciencia colectiva de una clase social constituye una visión del mundo, que comporta una escala de valores específicos y que las visiones del mundo pueden expresarse en los diferentes dominios de las producciones culturales.
Nos queda por examinar las relaciones que existen entre el máximo de conciencia posible de una clase, las escalas de valores específicos de esta clase y su visión del mundo. Sin entrar en una discusión de la concepción goldmanniana de las ideologías y las visiones del mundo, se hará constar solamente la relación que él establece entre las escalas de valores y las clases sociales, cuyo máximo de conciencia posible constituye una visión del mundo. Por una parte, la noción de visión del mundo es el nombre que adquieren las estructuras significativas de las producciones culturales de un grupo dado. E n sus estudios empíricos como Le Dieu caché, Goldmann nos muestra cómo construye una estructura significativa, la "visión trágica", que caracteriza a una
t i,, GOLDMANN 25
se social a partir del análisis de las obras producidas
por los autores de un grupo determinado. Pero, además,
lii visión del mundo está ligada a las estructuras econó
micas, ya que es el máximo de conciencia posible de
lina clase.
Es evidente que es necesario conocer lo que cons
tituye la conciencia colectiva, real o posible, de los gru-
|H)s sociales antes de poder precisar mejor la noción de
visión del mundo. Pero es difícil fijar con exactitud los
lítnites de esta noción en Goldmann.
Croldmann considera a la conciencia colectiva como
una realidad compuesta: por una parte, sus elementos
Hon conciencias individuales, pero la conciencia colec
tiva no es reductible a la suma de las conciencias indi
viduales; por otra, en el seno de un grupo real, las
i'onciencias individuales están en relaciones intrasubje-
tivas (porque el grupo constituye el sujeto de la acción
N(K'ial). Se puede decir que la conciencia colectiva es
la estructura de los elementos simbólicos necesarios para
ta comunicación entre los individuos en el seno de las
acciones colectivas del grupo-sujeto.
t Una estructura particular es la que Goldmann llama
isión del mundo" y que coincide con la conciencia
lectiva de las clases sociales. La coherencia de una
visión del mundo está unida al hecho de que es el ma
r í t i m o de conciencia posible de esta clase. Porque el má-
^Plmo de conciencia posible de un grupo, de una forma
ción social, está determinado por las formas de compor-
Ilumiento —sobre todo económicas— de este grupo, y C 34. E s precisamente esta interpretación de la noción de conciencia loloctiva la que nos permite pensar una síntesis entre los métodos es-Enicturaüstas y la sociología de la novela. De una cierta forma, es una liitdrprclación marxiana de un pensamiento "marxista". Tomo a Marx Ul pie de la letra cuando escribe (en La Ideología Alentaría): "la con-
"a es el lenguaje". E s t a orientación se ha desarrolado en Francia ite los últimos años de forma considerable. Los trabajos de De-
("De la Grammatologle") y de Julia Kristeva ("Essais de séma-lyse") llegan, por caminos diferentes, a conclusiones —o parten de itulados— semejantes.
26 S O C I O L O G Í A D E L A L I T E R A T U R A
35 Ver Investigaciones dialécticas, ed. cast. cit. p. 117 a 144.
36 Ibid., pp. 105 a 144.
por las relaciones que mantienen con las de los demás grupos.
E l tipo de razonamiento que nos permite el uso de la noción de "conciencia posible" es un razonamiento límite, que no describe mecanismos o procesos, sino estados de una realidad dada en función de un determinado número de variables que la afectan. Se puede comparar fácilmente el modo de razonamiento, o razonamiento termodinámico, desarrollado por Carnot para expresar la transformación del calor en energía mecánica, y oponerlo a los métodos de la teoría cinética de los gases que describen procesos. Se trata de dos formas de razonamiento distintas y compatibles. E l uso de la noción de conciencia posible permite establecer los límites en el interior de los cuales se forma una configuración determinada de la conciencia real. E l estudio de los procesos mediante los cuales se forman las configuraciones de la conciencia real de los grupos depende de la explicación psicológica. Goldmann, al comprender la importancia de una psicología genética y estructural para su sociología de la cultura, apela a los resultados de la psicología de Piaget.
PSICOLOGÍA GENÉTICA Y EXPLICACIÓN DE LOS HECHOS CULTURALES
La psicología genética de Jean Piaget constituye para Goldmann una de las teorías más importantes de las ciencias humanas contemporáneas. Para Piaget, la génesis de la inteligencia y de los valores (juicio moral ) se explica mediante procesos de coordinación de las acciones, en el curso de los cuales, los conceptos, al mismo tiempo que los valores, se organizan en totalidades y, al hacerlo, se constituyen; porque no hay concepto sin
un; I,, GOLDMANN 27
' 87 Jean PIAGET, Psyckologte de l'intelligence, París , Armand Un, 1963. _3li Jean PIAGET, Le jugement moral chez l'enfant, París, PUF,
Trad. castellana El juicio moral en el niño, E d . Francisco ptritn, Madrid, 1935, 405 págs. Trad. Juan Lomas.
31) Jean PIAGET, Introduction a l'cpistémologie génétigue, 3 vols. PUF, 1950.
' 40 L . GOLDMANN, Investigaciones dialécticas, ed. cast . cit. p. 119.
s i s K ' i n a de conceptos, ni valor moral fuera de un sis-
ii-ina de juicio moral, de una escala de valores. E l estado
de equilibrio de los sistemas conceptuales sucesivos es
lii inteligencia adulta, del mismo modo que el de los
sistemas de valores es el "sano juicio moral"
Uno de los fundamentos de la sociología de la cul
tura de Goldmann reposa sobre la idea marxista de que
es la vida quien determina la conciencia y no la con
ciencia quien determina la vida. La teoría de Piaget,
Ilindada sobre investigaciones empíricas, garantizadas
l'or el rigor del método experimental, confirma el carác-
r genéticamente primero de la acción como' funda
mento de la conciencia, indicando el modo en que las
uleas y los valores del individuo son el resultado de un
liroceso de equilibración, en el que las acciones se coor
dinan, se organizan y se constituyen en sistemas. Por
iiinto, esta teoría es fundamental para la sociología de
lii cultura. Estos sistemas evolucionan hacia estados de
i-i|ii¡Iibrio en los que no sólo intervienen las acciones
individuales, sino además las estructuras sociales, las
M-laciones entre los individuos y entre los individuos y
I inundo, en la medida en que las estructuras sociales
I. k-iminan las modalidades de las acciones posibles.
' .i)lc!mann considera a la psicología de Piaget como la
i'.icología coherente con el materialismo histórico ( la
iK-Jología marxista) , y a la epistemología genética de
l'ingct como una especie de reescritura, fundada en in
vestigaciones experimentales, de la epistemología mar-
ista y el materialismo dialéctico.
28 S O C I O L O G Í A D E L A L I T E E A T U E A
41 ídem, la communauté humaine et l'univers ches Kant, París , PUF, 1848.
EL ANÁLISIS DE LOS HECHOS CULTURALES: SOCIOLOGÍA DE LA LITERATURA
Es >precisaniente en la perspectiva histórica que aca
bamos de describir donde se sitúa el análisis goldman
niano de los hechos culturales y concretamente de las
obras literarias.
Dos trabajos de Goldman — L a comunidad hu
mana y el universo en Kant y El hombre y lo abso
luto— nos permiten ver cómo estos principios teóri
cos generales permiten un método de análisis.
E l camino seguido tanto en El hombre y lo abso
luto como en La comunidad humana y el universo
en Kant consiste en:
1. Análisis de la obra ( o de las obras) para des
pejar su estructura significativa: es decir, el conjunto de
relaciones entre elementos significativos.
2. Análisis de estas estructuras comparándolas con las relaciones sociales del grupo a que pertenecen los autores de las obras estudiadas ( la burguesía alemana en La comunidad humana y el universo en Kant y la nobleza de toga en El hombre y lo absoluto) con los otros grupos en una formación social determinada.
3. Constitución de una estructura significativa que
engloba la estructura de cada una de las obras del autor
estudiado. Esta estructura corresponde a la visión del
mundo del grupo. Esta visión del mundo explica la
estructura, significativa de las obras y constituye el má
ximo de conciencia posible del grupo.
En este camino es necesario señalar el papel de la
noción de "conciencia posible". Como hemos hecho
constar más arriba, la conciencia posible de un grupo
en una formación social determinada es pensada por
C.roldmann como una estructura que limita y condiciona
VV: I,. GOLDMANN 29
Itt percepción de la realidad social a este grupo. ¿Pero qiii' es lo' que nos permite conocer a esta estructura, la wnciencia posible?
Según Goldmann, la conciencia posible se estudia
considerando las relaciones económicas, políticas y cul-
tiiritics del grupo estudiado con los demás, grupos de la
misma formación social, lo mismo que su evolución.
Como la conciencia colectiva es una estructura que
forma parte de las estructuras de la formación social y
l i c i i c una función de coordinación de los comporta
mientos reales y posibles del grupo en el interior de la
misma formación social, es posible trazar los límites de
la conciencia si se conocen estas relaciones. D e este
modo en El hombre y lo absoluto la conciencia posible
df la nobleza de toga se define por la evolución de las
i'c'l liciones concretas de este grupo con los demás grupos
di" la sociedad francesa, concretamente con el poder real,
el papado y la nobleza cortesana. Estas relaciones se
cHi-acterizan por la contradicción entre e l abandono de
los jansenistas por la Iglesia —^fundamento ideológico
de- sus reivindicaciones— y su función social concreta
i | i i c se halla ligada a las estructuras del Estado nacional
V centralizado, que desarrolla una nobleza cortesana.
I'lsta posición de los jansenistas, que deben afirmar la
\'i*rdad de los valores de la Iglesia para justificar sus
u'ivindicaciones y al mismo tiempo tienen que aceptar
c | i i e esa misma Iglesia, con la Bula de Alejandro V i l
i | i i c condena el Augustinus ( 1 6 5 7 ) , apoye al poder real
V « la nobleza cortesana, oponiéndose de este modo a
• lis intereses, lleva consigo, en el nivel de la conciencia
' 1 >lcctiva de la nobleza de toga, la afirmación de la
verdad de los contrarios, del primado de la ética y de la
Insuficiencia de todo conocimiento humano, elementos
<'i)nstitutivos de la visión trágica. Pero la visión trágica
no es definida sólo a partir de las relaciones sociales
i i i i r c los grupos; se define también mediante el estudio
30 S O C I O L O G Í A D E L A L I T E R A T U R A
de las obras de Pascal y de Racine. Goldmann compara las relaciones sociales con las relaciones entre los elementos significativos —las estructuras significativas— de las obras literarias del grupo, y esta comparación es la que permite la definición de la visión del mundo.
Este recorrido, el mismo que sigue en su análisis del pensamiento de Kant, se caracteriza, por tanto, por el establecimiento de una relación entre una estructura social y una visión del mundo. Procede mediante el estudio de los casos concretos, estableciendo correlaciones entre las dos estructuras, "correlaciones análogas que, en este caso, eran en muy gran parte subconscientes e involuntarias". Y las correlaciones no explican nada y sólo sirven para describir un hecho que hay que explicar. Salvo si se acepta la teoría de la "conciencia-reflej o " , que escamotea la cuestión del modo específico de determinación de las estructuras particulares de la conciencia por la infraestructura, puede decirse que este problema no ha sido resuelto por Goldmann y, además, que en ninguna parte lo ha formulado explícitamente.
CONCLUSIÓN
En la obra de Goldmann anterior a Vara una sociología de la novela se encuentra una teoría sociológica, que para explicar las producciones culturales, emplea los conceptos "estructura significativa", "sujeto colect ivo", "visión del mundo" y "conciencia posible", que hemos intentado definir más arriba.
Esta teoría y los métodos de análisis de las obras literarias que de ella se desprenden, escamotean el problema del modo de determinación de las estructuras de la "conciencia colectiva" por las estructuras sociales en el sentido amplio, así como el de la función específica de estos procesos. Pero si se acepta que las correlaciones descritas por Goldman entre la "visión trágica" y las obras de Pascal y de Racine son reales,
l Ü K L. GOLDMANN 31
43 E s t a distinción entre objeto de pensamiento y objeto real ha desarrollada especialmente por Louis Althusser en Lire le capital,
I, París , Maspero, 1966. Trad. cast. Para leer el Capital, Siglo Itluno, ed. México, 2^ ed., 1969. Trad. de Marta Harnecker, pp.
K 77. Althusser cita a Spinoza y a Marx, en los que se encuentra eitu distinción. 48 E n el capítulo II veremos el lazo existente entre "estructura"
t"lllitoma de transformaciones".
tonces son "correlaciones" entre estructuras, es de
cir, entre totalidades que tienen una naturaleza de
objetos de pensamiento, incluso cuando los objetos rea
les ''̂ que ellos expresan son sus formas de existencia.
El problema que el método de análisis goldmanniano no
iborda, y que según nuestro parecer es, el problema cen
tral de la sociología de las producciones culturales, es el de la definición del sistema de las transformacio-
nCN específicas de las estructuras de los comporta
mientos en estructuras de la "conciencia colectiva", y
Un de ésta, en estructuras significativas de obras cultu-
nilcs y en particular de las obras literarias. Si este pro
blema no se formula y resuelve, la explicación socioló-
| i ca de las obras culturales tiene que reducirse a la tcoiía del reflejo o disolverse en el psicologismo, las
utlo-explicaciones mediante la creatividad o la influen-
o a una sagaz mezcla entre ambas,
l'.n Para una sociología de la novela, Goldmann se
rnfrcnta a este problema —veremos de qué modo— a ; pesar de que lo formula de forma confusa; en efecto,
en esta última obra el autor formula la cuestión de la ¥Ktructura del género literario, que podría aproximarse
H Iii cuestión de la definición de un modo específico de
l'ansformación de las estructuras de la "conciencia co-t iva", en las de las obras literarias.
Pero como la cuestión de los modos de transforma-
'fí específicos de las estructuras de la conciencia co
tí va en obras literarias específicas ( la novela) no es ipMcitamente formulada — c o m o intentamos demos-
r en el capítulo I I — en Para una sociología de la
32 S O C I O L O G Í A D E L A L I T E H A T U E A
novela, Goldmann reduce el problema del modo de transformación a la definición —poco afortunada— de una "homología de estructuras" que, al no poder situarse en el nivel de las estructuras de la conciencia colectiva, es desplazada hacia las estructuras del intercambio en la economía mercantil. Por tanto, entonces es inevitable recurrir a la vez a la teoría del reflejo y a la explicación psicologista (sent imientos) .
E n el capítulo siguiente voy a tratar de establecer, criticando la teoría goldmanniana de Para una sociología de la novela, las condiciones que permiten una formulación más precisa del problema de los sistemas de transformaciones específicas de las visiones del mundo en estructuras de obras literarias.
(lAIMTIJLO II
1.(1 sociología de la novela y la noción de estructura
\A\ sociología de la novela de Goldmann quiere es-h i l i l c - c e r una relación entre la forma novelesca (la "es-i i ' i K i u r a del género" novelado) y la estructura social, en l i i i i i i e tienen de común con las sociedades y las épocas
han producido las novelas. Por otra parte, intenta explicar obras novelescas concretas en términos socio-li'igicos, no sólo porque esto ayuda a comprender mejor liiN obras, sino, además, porque el conocimiento de la ( i l i i M puede permitirnos definir mejor la sociedad que la lili producido.
Ion sus estudios precedentes, Goldmann analiza las iiiigcdias de Racine o los Pensamientos de Pascal, en i i i i i i l o a su contenido, mostrando los lazos existentes
s ' l i l i 'c la visión del mundo que ellos expresan y la con-iicia posible del grupo, visión determinada por las
iones de este grupo con los demás grupos de la so-IPiliid de la época. Pero los aspectos formales de las
rus estudiadas no quedaban suficientemente explica-I, La Sociología de la novela se diferencia de los de
is estudios de Goldmann por esta preocupación por VXplicar la forma novelesca y no sólo las novelas con-
Itfls, Se podrían, por tanto, distinguir dos cuestiones: explicación sociológica de la forma novelesca y la
dc" Iiis novelas concretas en lo que tienen de específico.
^ f d n
[ 3 3 ]
34 S O C I O L O G Í A D E L A N O V E L A
L a explicación de las novelas concretas se realiza en términos familiares a los lectores de Goldmann, porque e l método de análisis es esencialmente el mismo que en El hombre y lo ahsoluto o en sus estudios sobre Kant , que hemos descrito en las páginas precedentes. L a única diferencia importante es el uso de la noción del "héroe problemático", de la de los valores auténticos y de la de los valores del mundo; todas ellas nociones definidas en el estudio de las estructuras del género novelesco. Po r tanto, importa subrayar el estudio de la "forma novelesca" en sus dos aspectos de comprehensión, es decir, en la descripción de las estructuras del género novelesco y en la explicación de estas estructuras englobándolas en estructuras más amplias: las del intercambio en la sociedad capitalista. Por consiguiente, hay dos aspectos distintos en la sociología del género novelesco: la estructura del género y la explicación sociológica de esta estructura. Goldmann aborda finalmente otro problema que es planteado por su tratamiento de los dos precedentes: la evolución del género novelesco.
Es te capítulo estudia y critica el sentido de la noción de estructura en la sociología de la novela, con la ayuda de dos recientes trabajos sobre la noción de estructura. Para hacerlo, expongo en primer lugar el contenido de Para una sociología de la novela, e inmediatamente después, intento precisar el sentido del concepto de "estructura de la novela", para, al final, después de una exposición crítica de dos análisis de la noción de estructura, formular algunas conclusiones sobre las condiciones que debe cumplir todo método de análisis estructural de las novelas.
Jf NOCIÓN D E ESTRUCTUBA 35
SOCIOLOGÍA DE LA NOVELA
ESTRUCTURA DEL GENERO NOVELESCO t I H [ Goldmann describe la estructura del género nove-
^ H c s c o basándose, sobre todo, en los análisjs lukacsia-tíos ^ de la forma novelesca, que completa con algunos
I ÉÉjonceptos tomados de Girard^. Escr ibe: " "La forma de novela que estudia Lukács es la ca-
fflclerizada por la existencia de un héroe (definido en frosc fe l iz) , con la expresión de héroe problemático.
La novela no es otra cosa que la historia de una biísqueda degradada (que Lukács denomina "demoníac a " ) , búsqueda de valores auténticos en un mundo también degradado, pero a nivel más avanzado y de modo> distinto." ^
Esta definición de la estructura novelesca caracteri-M , según Goldmann, si no "la forma de la novela en (tcncral, al menos uno de sus aspectos más importantes: (y probablemente desde el punto de vista de la génesis, ej primordial)." *.
Los valores auténticos son aquellos que "sin hallarse manifiestamente presentes en la novela constituyen, d e niDilo implícito, la base de la estructuración del con-|nii(o de su universo" ^. Estos valores son específicos fir cada novela, y varían de una novela a otra. Veto fndii novela está organizada, de modo implícito, por un tlciiTminado conjunto de valores.
Los valores auténticos son buscados por el héroe fl'oWcmático y organizan el mundo. E l héroe es llamado problemático porque la búsqueda de valores autén-
I Georg LUKÁCS, La teoría de la novela. París, GontMer (Me-diHllims), 1963, Trad. cast . Siglo X X . Buenos Aires.
a Pené GIRARD, Mensonge romantígue et verité romanesgue,. Nrl« , Brasset, 1961.
II L. GOLDMANN, Para una sociología de la novela, ed. cast. cit.. p. 16.
«I L. GOLDMANN, Para una sociología..,, ed. cast. cit. p. 16. I. Ibld., pág. 16.
36 S O C I O L O G Í A D E L A N O V E L A
6 Ibid., p. 17. 7 Ibid., páR. 17. 8 L . G O L D M A N N , Para una sociología..., ed. cast. cit., p. 23.
ticos es una búsqueda degradada, inauténtica. También el mundo está degradado. Pero lo que caracteriza a la novela y convierte al género novelesco en una forma de naturaleza dialéctica, es la diferencia de naturaleza entre las dos degradaciones: la del héroe y la del mundo. Si no existe esta diferencia de naturaleza, la comunidad del héroe y del mundo es total y la ausencia de ruptura conduce a la epopeya o al cuento. Si la ruptura es total, estamos ante una tragedia o una forma de poesía lírica®.
La forma dialéctica de la novela nace de la existencia simultánea de una oposición constitutiva, debido a la diferente naturaleza de sus degradaciones respectivas, y de una comunidad suficiente, "que es consecuencia del hecho de que ambos se encuentran degradados respecto a los auténticos valores"
E l contenido de la novela es la historia de la búsqueda degradada de auténticos valores en el mundo degradado. La oposición constitutiva y la comunidad suficiente entre el héroe y el mundo son las características fundamentales de sus relaciones.
Los análisis de Girard aportan a Goldmann un concepto determinante en la evolución de su teoría: el de mediación. La forma de degradación más importante, la "forma primera desde el punto de vista de la génesis, la que hace nacer el género literario de la novela", es para Girard y para Goldmann, la mediatización, "la reducción de valores auténticos al nivel implícito, y su desaparición como realidades manifiestas" *.
LAS TIPOLOGÍAS DE LA NOVELA
Lukács distingue tres tipos de novelas, a las que llama respectivamente "del idealismo abstracto", del
Y NOCIÓN DE ESTRUCTURA 37
9 G. LUKÁCS, La teoría de la novela. 10 L . GOLDMANN, Para una sociología..., ed. cast. cit. pág. 22. 11 Ibld., p. 17-18. 12 Ibid., p. 17-18.
"romanticismo de la desilusión" y " la novela de educación". Al final de su o b r a ' Lukács esboza la descripción de una cuarta categoría, a la que pertenecerían las novelas de Tolstoi , que marca los comienzos de una superación hacia la epopeya y que, según Goldmann, "exi-
^ c i r í a un tipo de análisis diferente". • P La novela del idealismo abstracto se caracteriza por
la conciencia del héroe, demasiado estrecha con relación al mundo y a la actividad del héroe. E l segundo tipo, la novela psicológica, se caracteriza por la pasividad del héroe y "su conciencia demasiado amplia para sentirse satisfecho de lo que el mundo convencional en que vive puede proporcionarle. . ."^^. Por último, el tercer tipo, la novela educativa, se caracteriza por la autoelimi-nación del héroe, que abandona la búsqueda problemática sin renunciar por ello a los auténticos valores. Lukács califica este abandono de "madurez viri l".
La tipología de Girard se funda sobre dos tipos de mediación, que diferencia: la mediación exterior y la mediación interior, según que el agente mediador per-icnezca o no al mundo de la novela. Una idea fundamental de Girard es la del progreso de la degradación como característica del relato novelesco.
MSTETICA Y ETICA
Tanto para Lukács como para Girard, el novelista debe rebasar la conciencia de sus héroes. Lukács llama "ironía" a este transcender, mientras que Girard habla
ffíie "humor". Pero mientras que Lukács limita la transcendencia a la conciencia del héroe, Girard la extiende R la degradación. Para Lukács, con el que está de acuer-
Goldmann, la transcendencia de la conciencia del
38 S O C I O L O G Í A D E L A N O V E L A
13 L . G O L D M A N N , Para una sociología..., ed. cit. cast . p. 21. 14 Ibid., p. 22. 15 Ibid., p. 22. 16 Ibid., p. 22.
héroe por el escritor es una transcendencia degradada, y por tanto "la historia de la búsqueda degradada, demoníaca o idólatra es, en todo caso, la única posibilidad de expresar realidades esenciales" Porque los valores auténticos que organizan la obra, y de los que se trata en todo momento, "no existen más que bajo una forma abstracta y conceptual en la conciencia del novelista, en la que comportan un carácter ético". ^*
Las ideas abstractas, que no pueden encarnarse en personajes conscientes o en realidades concretas, son presentadas bajo una forma degradada, "a modo de una ausencia no tematizada" y constituyen un elemento estéticamente constitutivo de la obra. Lukács considera que "la novela es el único género literario en que la ética del novelista se transforma en un problema estético de la obra". ®̂
Esta descripción del género novelesco es lo que constituye para Goldmann la estructura del género novelesco, estructura que es necesario explicar integrándola en estructuras más amplias.
LA EXPLICACIÓN PSICOLÓGICA DE LA ESTRUCTURA DE LA NOVELA
La sociología de la novela de Goldmann se fundamenta en dos hipótesis esenciales: la primera se aferra a la homología entre la estructura del intercambio en la economía liberal y la del género novelesco; la segunda postula la existencia de determinados paralelismos en su evolución ulterior.
Y NOCIÓN DE ESTRUCTURA 39
17 L . GOLDMANN, Para una 'sociología..., ed. cast . cit. p. 23.
LA PRIAÍERA HIPÓTESIS
Goldmann constata que los análisis marxistas sobre la novela versaban sobre la relación entre el contenido de las novelas y la realidad social que ellas reflejan. Sin embargo, según él, el primer problema que debe abordar una sociología de la novela es el de la relación entre la jornia novelesca y la estructura del medio social en el interior del cual ha sido producida.
L o que caracteriza a la forma novelesca es, esencialmente, la degradación, que, en cuanto al héroe, se manifiesta por la mediatización, "la reducción de los valores auténticos al nivel implícito y su desaparición como realidades manifiestas" Esta compleja estructura es, según Goldmann, homologa de la del intercambio en una economía que produce para el mercado. En las sociedades individualistas nacidas de la producción para el mercado, los valores de uso de los productos, que son los valores auténticos, están mediatizados por el valor de cambio de esos productos, y de este modo reducidos a lo implícito, eliminados de la conciencia de los hombres, lo mismo que los valores auténticos en la estructura del género novelesco.
L a importancia de la actividad económica en la vida cotidiana de los hombres, al hallarse los valores au-téntcos (valores de u s o ) en esta actividad económica, reducidos a lo implícito, y al ser el valor de cambio, la mediación necesaria para realizarla, hace que los hombres vivan la problemática de la degradación y se conviertan, de este modo, en individuos problemáticos, en tanto que consumidores. La estructura de las relaciones económicas y la de la novela son homologas, precisamente en la medida en que, los hombres que viven en sociedades que producen para el mercado, no pueden
40 S O C I O L O G Í A D E L A N O V E L A
1 8 Ibid., p. 2 6 . 1 9 L . G O L D M A N N , Para una sociología..., ed. cast. cit. p. 2 8 .
E s curiosa la identificacldn que Goldmann hace entre estructuras conscientes y las "estructuras de la conciencia". Se puede decir que los valores explícitamente declarados pertenecen a las estructuras de la conciencia... Una vez más encontramos una concepción subje-iivist'j. de las estructuras del "sujeto colectivo" y un Índice más del carácter nominal de la "ruptura" de la dicotomía prácticas-estructuras que Goldmann "efectúa".
alcanzar los valores de uso (valores auténticos) si no es con la mediación del valor de cambio. Esta homología entre las estructuras es tan rigurosa para Goldmann, "que podría hablarse de una única estructura que se manifiesta en dos planos diferentes".
EL PROCESO GENERADOR DE LA HOMOLOGÍA
E l problema que Goldmann se plantea es el siguien
te: ¿Cómo pueden ser homologas la estructura de in
tercambios de las sociedades que producen para el mer
cado y la de la forma novelesca? La explicación habi
tual, que utiliza la noción de conciencia colectiva no es
aplicable, porque, según Goldmann, no se puede des
cubrir ninguna estructura análoga a la de la novela en
la conciencia colectiva; y si no se pasa por el interme
diario de la conciencia colectiva, no se puede, ni en
sociología marxista ni en la no marxista, establecer re
laciones significativas entre estructuras.
La estructura de la novela, tal y como la analizan
Lukács y Girard y la describe Goldmann,
"no parece ser de ninguna manera la transposición imaginaria de las estructuras conscientes de tal o cual grupo en particular, sino que, por el contrario, parece expresar (y quizá sea éste el caso de una parte muy extensa del arte moderno en general) una búsqueda de valores que ningún grupo social defiende efectivamente y que la vida económica tiende a convertir en implícitos para todos los miembros de la sociedad"
. Y NOCIÓN DE ESTRUCTURA 41
E n esta cita hay una diferencia fundamental con los láHsis concretos que Goldmann realiza, y concreta-
Imente con los análisis de las novelas de Malraux, que ¡son explicadas en función de los contenidos de la con-
l ciencia colectiva de los intelectuales europeos entre las
Idos guerras^". Pero esta incoherencia sólo se debe a la [distinción entre análisis de la forma novelesca como es-(tructura de un contenido, que a su vez, es analizado en [términos de conciencia colectiva. Más adelante podre-Imos ver cómo se puede resolver esta aparente contra-Idicción y las consecuencias que ello adquiere en el plano | de la explicación de la forma novelesca.
Pero , una vez que Goldmann rechaza la explica-'ción de la estructura novelesca mediante e l eslabón de
la conciencia colectiva, es preciso buscar en otra parte. La homología de las dos estructuras se convierte para Goldmann en una "transposición directa de la vida económica a la vida li teraria" que intenta comprender recurriendo al análisis marxista del fetichismo de la mercancía (o de la reif icación), cuya parte esencial consiste para Goldmann, en la transformación de la conciencia colectiva en un "simple reflejo de la vida económica".
LA ACCIÓN CONVERGENTE DE CUATRO FACTORES DISTINTOS
La teoría de la reificación y la teoría de la "con
ciencia-reflejo" son más bien una justificación que una
explicación de la homología entre las estructuras eco
nómicas y las estructuras novelescas.
20 Ibid., pp. 37-187. Goldmann construye la visión del mundo de los intelectuales europeos a part ir del estudio de sus temas y su problemática en la filosofía europea, de Heidegger a Sartre. Define esencialmente un sistema de pensamiento en donde la existencia de valores humanos de carácter universal es puesta en entredicho en una filosofía de la angustia, cuyos temas esenciales son la acción y la muerte.
21 L . GOLDMANN, Para una sociología..,, ed. cast . cit., pág. 29. 22 Ibid., p. 29. 23 Ibid., Investigaciones dialécticas, ed. cast . cit. p . 61-103.
42 S O C I O L O G Í A D E L A N O V E L A
24 L . G O L D M A N N , Para «na sociología..., ed. cast . c i t . , p . 30. 25 Ibid., p. 31. E l carácter subjetivista de este tipo de expli
cación no requiere más comentarios...
Goldmann formula la hipótesis de la existencia de cuatro factores, cuya acción convergente podría explicar el proceso de ligazón entre las dos estructuras.
E l prim.er factor es el nacimiento de "la categoría de la mediación como forma fundamental y cada vez más desarrollada del pensamiento.. . con la tendencia implícita a pensar el acceso a todos los valores bajo el ángulo de la mediación. . ." E l segundo factor es la subsistencia de individuos problemáticos, que permanecen determinados por valores cualitativos tanto en su comportamiento como en sus pensamientos, pero que, sin embargo, no pueden sustraerse a la influencia de la mediación. E n tercer lugar, Goldmann admite la hipótesis de "un descontento afectivo no conceptua-lizado" ya sea en el conjunto de la sociedad o en las capas medias, a las que por lo general pertenecen los novelistas. Es te descontento se expresaría en la novela. Goldmann menciona como cuarto factor, la existencia, en las sociedades individualistas que producen para el mercado, de valores que, sin ser universales, tienen una "validez general". Eran los valores del individualismo liberal, ligados a la existencia del mercado, a partir de los cuales se había constituido la categoría de la biografía individual, elemento constitutivo de la novela que toma la forma de una biografía del individuo problemático, a causa de la acción del segundo factor (existencia de individuos problemáticos que tienden a valores cualitativos) y también debido a la contradicción existente entre los valores individualistas de la sociedad liberal y las limitaciones que esta misma sociedad impone a su realización.
y NOCIÓN DE ESTRUCTURA 43
2S L . GOLDMANN, Para una sociología..., ed. cast . cit. pp. 32-33.
LA SEGUNDA HIPÓTESIS
El paralelismo de las evoluciones posteriores
Cuando la sociedad que producía para el mercado evoluciona y se pasa del régimen de libre concurrencia al capitalismo moderno, que se caracteriza por la concentración de capital y la formación de monopolios, los valores individualistas, que estaban ligados al mercado concurrencial, desaparecen. Paralelamente en la evolución de la forma novelesca se constata una evolución que se caracteriza por el paso de la novela de héroe individual problemático a la desaparición del héroe. E n este proceso, que no ha terminado todavía, se pueden distinguir, según Goldmann, dos etapas:
La etapa de transición
—Caracterizada por la tentativa de reemplazar los valores individualistas por otros de ideologías diferentes, concretamente de origen socialista, y reemplazar la biografía individual por las ideas de la comunidad.
')esde Kafka al presente
— L e segunda etapa comienza poco más o menos Icón Kafka y se extiende hasta " le Nouveau Román" |contemporáneo. Esta etapa, que todavía no ha termina-ido , se caracteriza por "el abandono de todo intento de éustituir el héroe problemático y la biografía individual
j p o r otra realidad, y por el esfuerzo por elaborar la no-Ivela de la ausencia del tema, de la no existencia de I t o d a búsqueda que progresa"
44 S O C I O L O G Í A D E L A N O V E L A
27 L . G O L D M A N N , Para una sociología..., ed. cast. cit. p. 33.
28 Ibid., p. 35.
LA NOVELA Y LA BURGUESÍA
Goldmann piensa que la novela es una forma opo-sicional en el desarrollo de la sociedad burguesa. E s una forma literaria ligada al desarrollo de la burguesía, pero "que no es la expresión de la conciencia real o posible de esta clase"
Es to plantea el problema de la existencia de obras que expresarían los valores conscientes de la burguesía. Según Goldmann, el único gran novelista burgués sería Balzac. E n la obra de Balzac el universo está estructurado por los valores burgueses individualistas, que triunfan sobre los antiguos valores feudales. La posibilidad de que exista un universo novelesco estructurado por los valores individualistas, podría deberse, según Goldmann, a la existencia de una burguesía que estaba a punto de construir una nueva sociedad, en la cumbre de su eficiencia histórica, cuya expresión sería ' la obra de Balzac.
Por otra parte, el carácter individualista y antihistó-;, rico del pensamiento burgués, y e l hecho de ser al mismo tiempo un pensamiento profano que niega todo lo sagrado, celeste o inmanente, le convierte en "la primera forma de conciencia realmente aestética" Formas novelescas secundarias, como las novelas del tipo que comienzan en Delly y termina con Dumas o Syé, constituyen una "literatura paralela" que narra la his- ; toria individual de un héroe positivo, cuya existencia está permitida por el carácter conceptualizado de l o s ' valores temáticos de la conciencia burguesa.
LOS ESTUDIOS CONCRETOS
E n los estudios sobre las novelas de Malraux o sobre la obra de Genet, Goldmann intenta despejar la estructura interna de las novelas, y explicarla después, por
Y NOCIÓN DE ESTECCT'JRA 45
LA NOCIÓN DE ESTRUCTURA EN LA SOCIOLOGÍA DE LA NOVELA
II
L a palabra estructura aparece, a lo largo de la
obra de Goldmann, en contextos diferentes y a niveles
de abstracción y de análisis distintos. Habla de "estruc
tura interna de la obra", de "estructura del género no
velesco", de "estructuras sociales", "estructuras signifi
cativas" (los hechos humanos) , "estructuras" de las
visiones del mundo y de "infra-estructuras de las visio
nes del mundo" (las clases sociales).
Después de haber comprobado la importancia del
concepto de estructura en la sociología de la novela de
Goldmann, su carácter "comprehensivo" y "explicati
vo" en la teoría, vamos a intentar ahora delimitar su
sentido en los diferentes contextos en donde aparece.
Después lo compararemos con las definiciones formales
de Barbut , Boudon y Piaget, e intentaremos mostrar
que, un análisis riguroso del concepto de estructura, per
mite plantear algunos problemas de la sociología de la
nov^i, en una perspectiva metodológica coherente.
EL SENTIDO DE LA PALABRA «ESTRUCTURA» EN LA SOCIOLOGÍA DE LA NOVELA
Para conocer el sentido de la palabra estructura en los escritos de Goldmann, podemos, o bien buscar
29 Ibid., p.
la situación de la sociedad capitalista en un momento determinado de su historia. Es necesario señalar aquí, que en el estudio sobre las novelas de Malraux, Goldmann recurre a las categorías "visión del mundo" y "conciencia colectiva", a las del héroe problemático, y también a otras del tipo "relaciones entre -tal y tal personaje", actitudes de un personaje con relación a otro y a los valores de los personajes
4(i S O C I O L O G Í A D E L A N O V E L A
una definición formal dada por el autor, o bien estu
diar las palabras con que el autor la asocia en los escri
tos y el contexto en el que la em_plea.
E n los estudios sobre Kant , Pasral o Racine, Gold
mann emplea la palabra estructura en contextos que la
asocian a la noción de sistema, de totalidad organizada,
de conjunto de relaciones entre los elementos de un
todo, cuyas propiedades, en tanto que se trata de un
todo, determinan las relaciones entre los elementos. Es
decir, que, por lo general, es empleada con un sentido
muy próximo al de la definición explícita que citamos
en el capítulo precedente.
Pero en la sociología de la novela es utilizado de
otra forma. Si debiéramos basarnos exclusivamente en
las "asociaciones sinonímicas" de la palabra estructura
en esta obra, nos sería difícil precisar su sentido; esto
nos impediría ver la función teórica del concepto de
estructura en la sociología de la novela, que es diferen
te de la que corresponde a la definición citada. L a for
ma mejor de proceder para determinar su función teó
rica es seguir el método de Boudon, es decir, estudiar
la no en el contexto limitado de sus asociaciones con
sus atributos, sino en el más amplio contexto de la teo
ría o del método de análisis en la que se inserta. Vamos
a estudiar su sentido con esta perspectiva, ciñéndonos
a las expresiones "estructura del género novelesco" y
"estructura interna de la obra", y a su papel en la teoría
de la novela.
La noción estructura del género novelesco es equi
valente, en la sociología de la novela de Goldmann, de
la noción "forma novelesca" e implica, siempre que es
empleada, la connotación de una oposición forma-conte
nido. Los materiales teóricos que constituyen la "estruc
tura del género novelesco", que Goldmann quiere ex
plicar, proceden de La teoría de la novela, obra que
escribió Lukács, en su juventud, con una perspectiva
NOCIÓN DE ESTRUCTURA 47
Idealista, con una perspectiva de evolución de las for-aas, consideradas como esencias. E n el prólogo del au-or a la edición de 196,3 de La teoría de la novela^,
Lukács describe la perspectiva teórica en que esta obra abía sido publicada en el curso de la primera guerra tiundial. Afirma que:
" L a teoría de la novela es la primera obra, entre las que dependen de las ciencias del espíritu, que ha aplicado concretamente los resultados de la filosofía hegeliana a problemas estéticos.""^.
Y más adelante: " E l autor de la Teoría de la novela no va tan
lejos. Intenta establecer una dialéctica de los géneros, fundada históricamente sobre la esencia de las formas literarias y donde se da una ligazón más interna que en Hegel , entre categoría e historia; intenta concebir mediante el pensamiento un elemento fijo en el c a m b i o . . . "
Las modificaciones de detalle que la lectura de Gi-rd sugiere a Goldmann, y concretamente la identifica-5n d e "degradación" y "mediatización", no cambian carácter abstracto y esencial de la "estructura del gé-
ero novelesco" que describe — y que intenta expli-ar— Para una sociología de la novela. L a noción de
btructura implica, como veremos más adelante, la no-fión de "sistema de transformaciones de un conjunto
relaciones" y si se da que una estructura es cerrada, decir, si las transformaciones se realizan dentro de un
ampo de posibilidades de realización, que ella implica, tsta "cerrazón" no es el "elemento fijo en el cambio" de que habla Lukács, esta "esencia de la forma" que itenta delimitar.
30 G. LUKÁCS, ed francesa, cit. 31 Ibid., p. 10. 32 I b i d , p. 11.
48 S O C I O L O G Í A D E L A NO\rELA
33 G. LUKÁCS, La teoría de la novela, p. 159.
34 Ibid., p. 87.
La "estructura del género novelesco" que Goldmann intenta definir utilizando los análisis del joven Lukács no puede escapar a las limitaciones que implica el modo de su definición. Es ta estructura es sólo una "idea de la forma", una esencia, y no un concepto científico construido en un proceso de "abstracción reflexiva" ; una teoría científica de la novela sólo puede construirse a partir de una conceptualización bien definida al nivel del análisis del sistema de relaciones existentes en las novelas concretas.
Una manifestación interesante de las dificultades que arrastra el modo de definir la "estructura del género novelesco" es la necesidad de hablar de su evolución. E n efecto, si la estructura que Goldmann describe, es realmente la estructura del género novelesco, no se ve por qué es preciso modificar la estructura para explicar diferentes tipos de novelas. Po r ejemplo, la noción de "héroe problemático" no puede aplicarse a los héroes de las novelas de Malraux, y Goldmann en el análisis que hace de ellas se ve obligado a definir la categoría "personaje problemático colect ivo" ^' para explicar "la condición humana" y la de "hombre de acción" para referirse a los personajes de La Vía Real y Los conquistadores, que no entran tampoco en la categoría de los "héroes problemáticos", a pesar del carácter ambiguo de la definición del concepto del "héroe problemático". De l mismo modo que el concepto héroe problemático no explica los héroes de Malraux, el de "búsqueda degradada", que es también un elemento de la "estructura del género", no puede explicar la sucesión de acontecimientos que constituyen las historias de estos héroes.
La oposición forma-contenido que lleva consigo la noción de estructura del género novelesco se manifiesta
I NOCIÓN DE ESTRUCTURA 49
en sus relaciones con la noción de "estructura interna de la obra", que el autor emplea en los análisis concretos. E n el contexto en que se empla esta categoría, su significación sería la de "estructura del contenido de la novela". Fácil de descubrir, porque Goldmann no vacila en ponerle en relación con las "estructuras intelectuales.. . , de la época" lo que excluye en cambio cuando se trata de las "estructuras del género", cuya liomología con las estructuras económicas no se realiza n través del eslabón de la conciencia colectiva. Los dos mecanismos explicativos, e l que pasa por el eslabón de la conciencia colectiva para explicar la "estructura interna de la obra", y el que no pasa por él, cuando se trata de "la estructura del género", muestran perfectamente cómo la sociología de la novela se propone ex-|->licar dos cosas: la " forma" y el "contenido". Estas "dos cosas" son distintas en la medida en que la teoría de la novela no implica una teoría de los lazos existentes entre ambas. Los únicos lazos mencionados, se hallan en los análisis concretos (como el de las novelas de Malraux) y consisten en expresiones del tipo "héroe problemático", "degradación" y "valores auténticos", más bien en la descripción de la estructura interna, que en su construcción. E l empleo de estas expresiones se hn hecho posible porque ha habido un deslizamiento del «cntido de estos conceptos.
Al plantear el problema de la forma de la novela, (ioldmann lo hace de manera idealista, aceptando la oposición forma-contenido, lo que le impide pensar el pi-oblema de las estructuras del género a partir de las estructuras de obras concretas, analizadas con la conceptualidad que había empleado en El hombre y lo ab-wltUo y que había descrito en has ciencias humanas \ la filosofia. Es to crea el problema de la explicación, fuera del camino que va de las infraestructuras econó-
36 G. LÜKACS, La teoría de la novela, pp. 61-62.
50 S O C I O L O G Í A D E L A N O V E L A
36 Rayniond BOUDON, A quoi sert la notion de structure?, París, Gallimard, 1968, 235 p.
37 Marc BABBÜT, Le sens du mot "structure" en mathemátigues, L E S TEI^IPS MODERNES; 246 (noviembre 1966), pp. 791-814. Incluido en Problemas del estructuralismo, Siglo X X I , México, 1967, pp. 94-119.
micas hasta la estructura del hecho cultural, pasando
sucesivamente por la conciencia posible, la conciencia
real y la visión del mundo, y de la homología que él
constata entre esta esencia del género a la que llama
estructura y la estructura del intercambio, considerada
casi como una esencia.
E l lazo entre la estructura interna y las estructuras
del género novelesco, lazo que falta en la teoría de la
novela de Goldmann, impide por otro lado, la defini
ción de la estructura interna en términos rigurosos. Los
análisis concretos emplean un conjunto de conceptos,
cuya utilidad es incierta y su formulación nula e impi
den por ello la definición de protocolos de observa
ción. E l papel de la teoría del género novelesco sería pro
porcionar, a través de las configuraciones de las conje
turas novelescas posibles, un conjunto de conceptos que
permitieran el análisis de la estructura interna en tér
minos rigurosos.
DEFINICIONES FORMALES DE LA NOCIÓN DE ESTRUCTURA
Desde que la búsqueda de estructuras aparece como
un método de análisis de los hechos sociales que permi
te un tipo de explicación y descripción de los objetos
de un rigor muy grande ( o un aparente r igor . . . ) nume
rosas obras y numerosos artículos han intentado definir
el sentido del concepto "estructura". Entre esta monta
ña de documentos, he elegido una monografía de Ray-
mond Boudon un artículo de Marc Barbut apareci
do en el número de "Temps Modernes", dedicado a los
"problemas de estructuralismo" y a un librito de
NOCIÓN DE ESTRUCTURA 51
Jean Piaget, de reciente aparición Las obras de Piaget y de Boudon, al haber sido escritas con diferentes perspectivas, permiten, a mi parecer, establecer importantes distinciones que contribuyen a la definición del método estructuralista en sociología. E l artículo de Barbut, que trata de la noción de estructura en matemáticas, aporta, en su perspectiva, precisiones en cuanto a las relaciones entre la noción del isomorfismo y la de estructura. • , •• •• ' •• * < .
LA TENTATIVA DE DEFINICIÓN DE BOUDON
Boudon rechaza la posibilidad de definir la noción de estructura de forma inductiva, a partir de las diferentes definiciones que pueden encontrarse en la bibliografía sociológica. E l único resultado que se obtendría de este modo sería elegir el denominador común de estas diferentes definiciones y lo que se conseguiría sería una noción muy pobre.
Partiendo del estudio de la noción de estructura en los trabajos en que es empleada, Boudon llega a distinguir dos tipos de contextos diferentes. E n el primero,
^ M a palabra estructura es empleada cuando se trata de ^ B e s i g n a r el carácter sistemático de un objeto —para in-^ H i c a r , en otros términos, que se está ante un conjunto ^ p b caracteres interdependientes— o cuando se quiere
subrayar que un método tiene como efecto describir un objeto como un sistema" Cuando la palabra estruc-
se emplea en este tipo de contexto, Boudon dice le se da una definición intencional, que él diferencia
la definición efectiva de la palabra estructura, que irresponde al segundo tipo de contextos, es decir, cuan-
la palabra estructura es empleada en el marco de teoría de sistemas.
38 J . PIAGET, El estructuralismo, cit.
39 R. BOUDON, Op., cit. , p. 35.
52 S O C I O L O G Í A D E L A N O V E L A
40 R. BOUDON, Op. cit., p. 102.
D e hecho, la distinción de Boudon, a pesar de que resulta útil para explicar el uso de la palabra estructura en los textos sociológicos, es un poco artificial, porque la definición efectiva de la palabra estructura, que corresponde a la teoría de un sistema, implica que en primer lugar se debe definir el sistema cuya teoría va a hacerse a continuación, teoría que se llamará estructura.
Todas las estructuras efectivas no son del mismo tipo: Boudon distingue cuatro tipos, que se obtienen por la combinación de dos características de las estructuras eficaces; la "verificabilidad" de la teoría del sistema y la "definición" del sistema sobre el que versa la teoría. Las estructuras efectivas del tipo I son, por tanto, teorías verificables de un sistema-objeto bien definido, y las del tipo I I , teorías verificables de un objeto-sistema mal definido; las estructuras del tipo I I I , teorías no verificables de un objeto-sistema bien definido, y las del tipo I V , teorías no verificables de un objeto-sistema mal definido. Ent re las estructuras del tipo I , Boudon clasifica a las de Lévi-Strauss {Las estructuras elementales del parentesco) y las de Chomsky y Miller, en su análisis de la acentuación del inglés. En t re las del tipo I V , menciona a las "estructuras sociales" de Parsons.
Está claro que, para Boudon, las "verdaderas" estructuras científicas son las del tipo I , es decir, las teorías verificables de sistemas-objetos bien definidos. Pero, y esto es importante para distinguir la concepción de Boudon de la de Piaget, el autor considera que los que determinan "la eficacia de lo que se puede llamar, en términos genéricos, los "métodos estructuralistas", depende de las características del objeto considerado" Las "características del obje to" que menciona, consisten en su grado de definición en tanto que sistema (obje-
NOCIÓN DE ESTRUCTURA 53
41 Ibid., p. 191. 42 Karl R. POPPER, The logic of scientific discovery, Nueva York,
lie Books, 1939. Hay trad. cast. La lógica de la investigación cien-Trad. de Víctor Sánchez de Zavala. Madrid. Tecnos 1962.
43 Ibid., p. 189.
to-sistema definido o n o ) . Es to quiere decir, simplemente que Boudon piensa que el hecho de que un objeto esté bien definido en tanto que sistema es una propiedad del objeto.
Su noción de objeto-sistema bien definido se hace perfectamente clara cuando se la compara con su concepto de teoría científica. Boudon piensa que ima teoría científica es un sistema hipotético-deductivo verificable. Entiende como teoría verificable o científica, el modo
le construcción de las teorías (sistemas hipotéticos de-luctivos) que permite que "pueda demostrarse su fal
sedad" Es te criterio, que reduce el carácter científico de una teoría a la posibilidad de demostrar que es falsa es el mismo de Popper^^, que Boudon acepta completamente, con una sola puntualización: es necesario distinguir niveles de falsificación, "no se puede hacer una dicotomía". P o r tanto, Boudon cree que una teoría es imicamente un sistema hipotético-deductivo. F.s científica, si es "falseable". Pero la teoría — e l sis-lema hipotético-deductivo—, en tanto que tal, no tiene otros lazos con el objeto real que el de la posibilidad
que sea demostrada o no su falsedad. Escribe:
" L a noción de estructura tiene una significación simple que puede resumirse fácilmente diciendo que: una estructura es siempre el producto de una teoría a príori destinada a explicar un objeto-sistema en tanto que sistema"
Boudon piensa que la teoría debe ser a príori, porque tiene una concepción empirista del objeto. En efec-lo, se siente "profundamente refractario ante una po-íción de tipo realista que postulara la existencia —en
54 S O C I O L O G Í A D E L A N O V E L A
44 Ibid., p. 189. E s fácil ver en la noción de "estructura" de Boudon las consecuencias de la posición de Popper. E n efecto, Popper en su libro identifica el carácter científico de ima teoría con su posibilidad de falsificación, no con su capacidad para expresar la realidad. Porque en el descubrimiento científico, según este autor, sólo hay lógca en el proceso de verificación ("falslfioacidn", porque, según él, no -se puede demostrar la verdad sino sólo la no-falsedad), ya que las hipótesis que sustentan la teoría son arbitrarias. E s fácil darse cuenta del carácter idealista de la epistemología de Popper, ya que las teorías científicas se convierten, bajo su óptica, en sistemas deductivos fundados sobre hipótesis a priori, cuyo único criterio de validez es la no-contradicción de las conclusiones con la experiencia. L a ciencia no es un conocimiento de la realidad, lo real no existe, sólo hay experiencias que niegan (o no niegan) las conclusiones extraídas de nuestras ideas a priori.
De este modo Boudon se ve obligado a considerar que el sistema que la teoría expresa es una propiedad del objeto. Y que la estructura es solamente una intención de descubrir que el objeto tiene la propiedad de ser un sistema, o bien una teoría, necesariamente a priori, que no hay procesos de conocimiento sino sólo técnicas de verificación (ver las líotas en la página siguiente).
las cosas— de "estructuras" que habría que descubr i r"
Y o pienso, igual que Boudon, que las "cosas" no tienen estructura. Pero los objetos no son, para nosotros, cosas; están construidos por las "estructuras intencionales", por su descripción en tanto que sistema. E l empirismo y el idealismo son complementarios: precisamente porque Boudon piensa que los objetos son cosas, las teorías sólo pueden existir a priori. Y también por ello, la estructura intencional no es otra más que intencional, porque los objetos no tienen estructura y por eso la teoría "a priori" del objeto-sistema es la estructura efectiva (efectiva significa, la única verifi-cable, la única posible) . Por tanto, se puede considerar que para Boudon, la estructura es un sistema hipo-tético-deductivo (formal) cuyas hipótesis son "a priori". Esta estructura es verificable (o no), y su eficacia depende de las propiedades objetivas del objeto' explicado por la estructura. I.o que vuelve, decir una vez más, que sólo se pueden explicar los objetos si son explicables (s i son "objetos-sistemas" bien definidos), y que no hay método estructural sino solamente " la búsqueda de teorías aplicables a los sistemas concebidos en
y N O C I Ó N D E E S T R U C T U R A 55
tanto que sistemas", "teorías cuya especificidad reside
en su tentativa de manifestar el carácter sistemático de
los objetos que consideran"
LA NOCIÓN DE ESTRUCTURA EN PIAGET .
Piaget piensa que existe un método estructuralista.
Este método implica dos etapas, la primera de las cuales
consiste en descubrir, en nuestro campo de estudio, un
objeto estructurado mediante la construcción de un sis
tema de transformación que posee las características de
totalidad y autorregulación. La estructura del objeto es
"un sistema de transformaciones, que implica leyes en
tanto que sistema (por oposición a las propiedades de
!os elementos) y que se conserva o se enriquece por el
mismo juego de sus transformaciones, sin que éstas
lleguen más allá de sus fronteras o recurran a elementos
exteriores. E n una palabra, una estructura comprende
de ese modo los tres caracteres, de totalidad, transfor
maciones y autorregulación"
La segunda etapa del método estructuralista, des
pués del "descubrimiento de la estructura" es la
l'ormalización. Piaget añade: "sólo es necesario com.-
jirender que esa formalización es obra del teórico, en
tanto que la estructura es independiente de é l " La
lormalización no es única: existen diferentes niveles po
sibles de formalización "que dependen de las decisio-
ss de teórico, en tanto que el hecho de existencia de la
iictura que éste descubre debe ser precisado en ca-
dominio particular de investigaciones"
Al afirmar la necesidad de precisar el modo de exis-
sncia de la estructura, Piaget insiste, una vez más, so-
4.5 R. POPPER, Op. cit. p. 189. 46 J . PIAGET, El estructuralismo. ed. cast. cit. p. 10. 47 Ibid., p. 11. 48 I b i d , p. 11. 49 Ibid., p. 11.
56 S O C I O L O G Í A D E L A N O V E L A
5 0 J . P I A G E T , El estructuralismo, ed. cast. cit. p. 14.
bre el hecho de que las estructuras son siempre estructurantes, lo que recalca que la noción de estructuras y la de transformaciones están ligadas. Cada una de las posibles transformaciones tiene un modo de existencia, definido por las propiedades de la estructura. E l conjunto de transformaciones posibles tiene, también él, sus propiedades, es decir, que constituye un sistema, una totalidad, por las relaciones o leyes de composición que unen unas transformaciones con otras. E l carácter de totalidad del sistema de transformaciones que caracterizan a una estructura (porque las transformaciones son estructuras) hacen de ella un objeto estructurado. Entonces es posible comprender el sentido de la afirmación de Piaget:
" S i lo propio de las totalidades estructuradas deriva de sus leyes de composición, son, pues, estructurantes por naturaleza, y esa constante dualidad, o más precisamente bipolaridad de propiedades, de ser siempre a la vez estructurantes y estructuradas, explica el éxito de la noción que. . . asegura su inteligibilidad por su mismo ejercicio. Ahora bien, una actividad estructurante sólo puede consistir en un sistema de transformaciones." ^ .
Sin la noción de transformación, la abstracción, la constitución de sistemas hipotético-deductivos, no es creadora de estructuras sino de formas. Sin la noción de transformación, el descubrimiento de una o de las totalidades estructuradas no conduce a la definición de una estructura, sino a la definición de una forma, de una esencia. Se podría decir que las formas son sistemas abstractos estructurantes que no son estructurados. Y por eso, los formalismos que no son estructuralismos no pueden expresar nada de la génesis de las formas, porque los sistemas hipotético-deductivos sólo pueden
Y NOCIÓN DE ESTRUCTURA 57
51 Ibid., p. 121. 52 J . PIAGET, El estructuralismo, ed. cast. cit. p . 118. 53 Ibid., p. 118.
tener dos posibles orígenes, " o el de una predestinación
eterna o el de un constructivismo"
I Wk Po r tanto, Piaget opina que el método estructura-
" lista, en el sentido propio, no se puede disociar de una
solución constructivista del problema de la génesis de
las estructuras. Porque si los "sistemas hipotético-de-
ductivos verificables" del conjunto de relaciones empí
ricas constatadas ( o "sistemas-objetos, para continuar
empleando la terminología de Boudon) , que constitu
yen, todavía con el sentido de Boudon, la estructura
efectiva, estructurante, no son a su vez también es
tructurados ( lo que implica la concepción de la estruc
tura como sistema de transformaciones), no se puede
explicar su origen sino es mediante el "a priori" de
Boudon, o por la "predestinación eterna" de que habla
Piaget. Y si las estructuras son a la vez estructurantes
y estructuradas, esto implica que, como señala Pia
get, "la investigación de las estructuras sólo puede de
sembocar en coordinaciones interdisciplinarias" por
que "si se quiere hablar de estructuras en un dominio
artificialmente restringido, como lo es siempre una cien
cia particular, se llega muy pronto a no saber dónde
situar el "ser" de la estructura"
Por tanto, la perspectiva de Piaget es la siguiente;
o bien las estructuras son seres construidos por una
construcción abstracta o genética, lo que implica que
sean sistemas de transformaciones —estructurantes y
estructuradas— o son solamente estructurantes, y enton
ces la única solución para el problema de su génesis es
la predestinación eterna. E n los dos casos son totalida
des; en los dos casos pueden ser cerradas. Pero si no
se las define como un sistema de transformaciones, uno
se ve conducido a un "estructuralismo" que "recubriría
55 S O C I O L O G Í A D E L A N O V E L A
54 Ibld., p. 11.
55 M. BARBUT, op. cit.
en rigor todas las teorías filosóficas no estrictamente empiristas que recurren a formas o esencias, desde Platón hasta Husserl, pasando sobre todo por Kant, y aun ciertas variedades de empirismo como el "positivismo lógico" que utiliza formas sintácticas y semánticas para explicar la l ó g i c a . . . " ^ .
E l artículo de Marc Barbut sobre El sentido de la palabra estructura en matemáticas^^, coincide con la posición de Piaget. E n efecto, las dos aproximaciones sucesivas que realiza con la noción de estructura en matemáticas, la que emplea los términos isomorfismo y representación y la más general, construida sobre conceptos de homomorfismo y correspondencia, se inscriben ambas en la noción de sistema de transformaciones. I^as propiedades del sistema de transformaciones en tanto que sistema, de que habla Piaget, en el caso concreto de las estructuras descritas por Barbut son el isomorfismo de las representaciones y el homomorfismo de las correspondencias. Las representaciones y las correspondencias son transformaciones. E s indudable que el tipo de transformaciones que componen el sistema y las propiedades del mismo en tanto que tal, se hallan ligadas.
COMPARACIÓN DE LAS DEFINICIONES PRECEDENTES . . .
A la luz del análisis de Piaget, está claro que la definición que da Boudon de la estructura como teoría de un sistema (siendo el sistema el conjunto de relaciones empíricas que constituye una totalidad) que deja a un lado la noción de transformación, sólo puede aceptarse si se acepta al mismo tiempo el recurrir a los "a priori" para explicar el origen de las estructuras definidas de este modo, cosa que sólo puede hacerse en e l contexto de una filosofía idealista o lógico-positiva.
Y NOCIÓN DE ESTRUCTURA 59
Hemos demostrado más arriba que la aceptación de una perspectiva de este tipo lleva consigo que sólo puede hacerse la teoría de aquellos objetos que tienen la propiedad de ser sistematizables, y que, como las categorías que definen los objetos no están construidas sistemáticamente, es preciso tomarlas allí donde se las encuentra, y se acaba por encontrarlas en el mismo lugar que muchas categorías esenciales: en una ideología, que es, con mucha frecuencia, la ideología dominante. . . Porque la única razón válida para no construir e l objeto de tal forma que se le pueda explicar, que se pueda despejar su estructura, es la de no querer hacerlo.
LAS ESTRUCTURAS NOVELESCAS DE GOLDMANN A LA LUZ DE LA NOCIÓN DE ESTRUCTURA
Hemos visto que una estructura se define por un sistema de transformaciones (y que es cerrado). Pero un sistema de transformaciones no es más que un proceso de conceptualización. E l más sencillo de estos procesos de categorización, de estos sistemas de transformaciones, es eí isomorfismo de las representaciones, cuyo ejemplo concreto es la traducción de un lenguaje A a un lenguaje B , en el caso de que los dos lenguajes tengan la misma sintaxis ( isomorfos) y que exista un diccionario [conjunto de correspondencias bi-unívocas entre las palabras (cementos de lenguaje) de A y de B ] . Los dos lenguajes de este ejemplo, A y B , son dos transformaciones que pertenecen al mismo sistema de transformaciones, a la misma estructura.
LA «ESTRUCTURA» DEL GENERO NOVELESCO Y LA ESTRUCTURA INTERNA
Según Goldmann, y siempre que se entienda que un género novelesco es "el conjunto de características comunes a todas las novelas", existe una estructura del
gO S O C I O L O G Í A D E L A N O V E L A
género novelesco. Hemos visto antes, que la noción de estructura del género novelesco tenía una connotación formal, por su oposición efectiva a las "estrucuras internas" como "estructuras de contenido", y también por su origen.
Es fácil darse cuenta de que la definición que da Goldmann de la "estructura del género" no es la de una estructura, y esto sin fijarnos ahora en cómo la define; basta con constatar que para explicar los diferentes conjuntos de novelas, aparecidos en un momento dado, en una sociedad dada, el autor tiene que recurrir a la noción de evolución de la estructura. E n efecto, su definición no define a un sistema de transformaciones (n i las transformaciones que le componen, ni las relaciones entre e l las ) , que sirva para explicar los conjuntos de relaciones que él quiere describir. D e hecho, el punto de partida de la "estructura del género novelesco" no es la tentativa de construcción de un conjunto de categorías coherentes que permitan la descripción de las novelas concretas, como conjuntos de relaciones entre ellas, conjuntos de relaciones que podrían, inmediatamente, ser analizados como transformaciones que constituyen un sistema de propiedades definidas con la ayuda de categorías que precisen el modo de existencia de las transformaciones, sino que es, por el contrario, el intento de abstracción de una "forma" común a las diversas novelas, presente en todas, y que definiría al género novelesco.
Goldmann aplica la noción de estructura interna a los resultados del análisis de una novela concreta. Sus análisis de las novelas concretas ( los de las novelas de Mal raux) , establecen conjuntos de relaciones entre los elementos de la novela (y ponen en relación estas relaciones con la sociedad que ha producido la novela, aunque esto es ya otro problema) .
I NOCIÓN DE ESTRUCTURA 61
66 L . GOLDMANN, Para una sociología de la novela, ed. cast. cit. p. 37-187. E l texto no lleva divisiones, ni en capítulos, ni en parágrafos, ni por temas.
Antes de plantear la cuestión de saber si estos conjuntos de relaciones definen una estructura, es preciso ver de qué forma son descritos. Porque su descripción está hecha de manera no formal: Goldmann no define en ningún sitio las categorías que permiten aislar los elementos, ni tampoco las categorías de relación; y menos aún aquellas que describen las propiedades del conjunto de relaciones, en tanto que conjunto. Evidentemente, es posible comprender lo que un discurso quiere decir, incluso cuando las palabras empleadas en él no están definidas formalmente. Pero en cambio no es fácil (quizá es imposible) extraer las propiedades del conjunto de relaciones que enuncia este discurso, que se sitúa a varios niveles de abstracción simultáneamente, que salta de uno a o t ro , lo que, si se empleara la terminología de Boudon, equivaldría a decir que ese discurso constituye un "sistema-objeto" indefinido o mal definido. Es to no quiere decir que las categorías empleadas para aislar el obje to o para el enunciado de las relaciones no sean adecuadas; el problema es que no es posible saberlo. . . i
E l anáhsis de la "estructura interna" de las novelas de Malraux ^ es un texto de 150 páginas. Los análisis de símbolos, el estudio de temas, la definición de las formas de relación entre los personajes, de los personajes con el mundo, las descripciones de las "aspiraciones" de los personajes, el estudio de las relaciones entre los temas y las citas de las novelas estudiadas, constituyen una parte de los asuntos que Goldmann aborda en su análisis. Las relaciones entre las categorías empleadas y entre estas categorías y las de la conclusión son poco claras. No contienen ninguna descripción, ni de las técnicas de análisis (protocolos de observación), ni de las
52 S O C I O L O G Í A D E L A N O V E L A
categorías analíticas, ni de los tipos de razonamiento empleados. Es evidente que no constituyen una descripción ni de una estructura, ni de un sistema de relaciones. Es un texto que es necesario interpretar.
CONCLUSIÓN o . , ^ •
E n el capítulo primero, había indicado que en los escritos de Goldmann se producía un deslizamiento en el sentido de la palabra estructura. E n efecto, en las obras que preceden a Para una sociología de la novela el sentido que Goldmann da a la palabra estructura, lo mismo que su función en la teoría, aproximan su definición a la de Piaget, que el autor cita, y que está cercana a las concepciones actuales del autor de Bl estructuralismo. E n cambio en Para una sociología dé la novela, la palabra "estructura" tiene un sentido diferente, e l sentido de una forma, y la posición central que ocupa en la teoría, la convierte en un híbrido de una "teoría del reflejo" y de un mecanismo de explicación psicológica de las formas.
Pero por otra parte. Para una sociología de la novela tiene el mérito de enfrentarse ante un problema nuevo: el de la sociología de un género literario. Pero, como Goldmann da una interpretación formalista del género —que se manifiesta por la dicotomía forma-contenido— y la palabra "estructura" desliza su sentido y pasa a ser un concepto idealista, el problema nuevo de la sociología de un género no es abordado de forma explícita y no nos lleva al estudio de un sistema de transformaciones específicas de las estructuras, cuya forma de existencia son las novelas, es decir, a l estudio de las estructuras novelescas.
Sin embargo, y a pesar de que Para una sociología de la novela defina su objeto de manera formalista, se pueden encontrar en ella conceptos que en el contexto de un análisis estructural en el sentido adecuado, pue-
Y NOCIÓN DE ESTRUCTURA 63
67 E n el momento de publicar este texto, dos años después de redacción, me doy cuenta de las dificultades del vocabulario em
pleado. Cuando digo "género pensado como sistema específico de trans-'Ormaciones" hubiera debido decir, empleando la nomenclatura de
Kristeva, "sistema modulante secundarlo" (cf. Semeiotike, "Re-¡rches pour une semanalyse París , Seuil, 1969, p. 4 4 ) . Pensar el ero como sistema de transformaciones es no pensar en términos género... Pero en 1967 la supralingüistica que se está desarrollando la Unión Soviética y en Franc ia estaba confinada en las publica-
rtones especializadas de los lingüistas. Hoy, tanto los lingüistas como 3 sociólogos sabemos que las "superestructuras" y la problemática de
semántica cubren el mismo terreno. •
den resultar útiles. Además, precisamente debido a que Goldmann se ve obligado a cambiar el sentido de la palabra estructura para tratar el género novelesco identificado con la forma, hemos podido definir mejor nuestro objeto , como el estudio sociológico del género pen-
Itoado como un sistema específico de transformaciones " d e las ideologías, cuyas formas de existencia son las no
velas
E l resultado de nuestro análisis puede resumirse así: para dar una explicación psicológica de las obras literarias es preciso intentar definir, no una " estructura forma, no aquello que las obras tienen en común, sino más bien una estructura en el sentido propio, es decir, un sistema de transformaciones específicas, que es estructurante, es decir que puede exiplicar las novelas con-
j j r e t a s , como formas de existencia de la estructura, y áue él mismo, a su vez, es estructurado.
ÍÜNDA PARTE
Estructuralismos y teorías de la ideología
CAPITULO III
Lingüistica y análisis estructural de los relatos
ORÍGENES Y PRESUPUESTOS ;: ,
L a distinción saussuriana entre la lengua y el habla constituye Ja lingüística como disciplina autónoma y ofrece, paralelamente, el modelo sobre el que habrán de basarse los procedimientos teóricos de las diversas escuelas estructuralistas. E n efecto — c o m o se verá más adelante— la dicotomía "lengua-habla" será interpretada como un caso particular ( y sin duda ejemplar) de la dicotomía fundadora del estructuralismo, a saber: estructura vs. acontecimiento.
Antes de adentrarnos en la discusión de las implicaciones teóricas y epistemológicas de esta distinción, es preciso analizar la manera en que Saussure la concibe. La lengua —según Saussure— es "un objeto bien definido en el conjunto heteróclito de los hechos del lenguaje. Se la puede localizar en la porción determinada del circuito donde una imagen acústica viene a asociarse con un concepto. La lengua es la parte social del lenguaje, exterior al individuo, que por sí solo no puede ni crearla ni modificarla; n o existe más que en virtud de una especie de contrato entre los miembros de la comurúdad" .̂
1 Ferdinand de SAUSSURE, Curso de Lingüistica General, Editorial Losada S. A., Buenos Aires 1945. 4.'» ed., 1961. Traducción, prólogo y notas de Amado Alonso. Pág. 58. Yo subrayo.
[ ^ 7 ]
58 LINGÜISTICA Y
2 Ibid. Pág. 58. Todos los subrayados son míos. Esta larga cita, a la que me referiré más adelante, indica bien las relaciones entre el modo de definición de lengua "objeto bien definido" y sus condiciones de posibilidad: la imposición social-índividual (social-contrato) y todos los temas ideológicos del liberalismo...
3 F . de SAUSSURE, Ciírso de Lingüistica General, ed. cit. p . 58-59. 4 F . de SAUSSURE, Curso de Lingüistica General, ed. cit. p. 60. 5 F . de SAUSSURE, Curso de Lingüistica General, ed. cit. p. 60.
E s t a cita es particularmente importante, como se verá después, en la discusión de la pertinencia de los conceptos de Saussure: parece manifiesta la concepción idealista de la significación propia a la noción de signo como expresión de la idea... Sin embargo, y como se repetirá después, el razonamiento de Saussure es complejo y el signo tiene, además de un significado, un valor. Los saussurianos, salvo excepciones, tienden a desconocer en general esta segunda dimensión del signo,
6 La definición de la lingüística como parte de la psicología no es un error; es perfectamente coherente con la definición, por una parte de los signos como "esencialmente físicos" (cfr . P. de Saussure, Curso de Linüística General, p. 59) , y por otra , del sistema de signos como una institución social, "una especie de contrato entre los miembros de la comunidad". La lengua, como objeto de estudio, se define así en el contexto de una sociedad pensada como fundamentalmente contractual, cuyos miembros son individuos-sujetos... E l proyecto semlológlco de Saussure, proyecto que ha sido el fundamento del trabajo de Lévi-Strauss, se sitúa, inevitablemente, en este contexto, compartiendo sus méritos y encerrándose en sus limites. E n tal sentido, cabe señalar que la explicación que Lévi-Strauss da de las estructuras es también, en última instancia, psico-física: las estructuras, en efecto, pueden ser definidas, según Lévi-Strauss, como "un conjunto de imposiciones de naturaleza psicológica y lógica, que
Así, pues, la lengua constituye un objeto suscepti
ble de ser estudiado independientemente del lenguaje ^;
mientras que el lenguaje es heterogéneo, la lengua es "de
naturaleza homogénea: un sistema de signos en el que
lo único esencial es la unión del sentido y de la imagen
acústica, y en la que las dos partes del signo son igual
mente psíquicas" ^.
Dicho de otro modo, la lengua es "un objeto de na
turaleza concreta: una "institución social"*, un "siste
ma de signos que expresa ideas" ^. La lingüística, cuyo
objeto es la lengua, forma parte de la "semiología" — o
ciencia general de los signos—, la cual, a su vez, cons
tituye un sector de la psicología social y, por tanto, de
la psicología general^.
E l habla es, inversamente, "un acto individual de
voluntad y de inteligencia en el que conviene distin
guir: 1 ) las combinaciones por las que el sujeto hablan-
ANÁLISIS ESTRUCTURAL 69
forma a nuestro pensamiento y que se encuentran, sustancialmente nticas, en todo espíritu humano, occidental o exótico, primitivo civilizado. La existencia universal de estas imposiciones plantea,
rldentemente, el problema de su naturaleza. E n mi opinión, la hipó-más verosímil, al menos a título provisional, es que ellas se ex-
directamente en la vida mental, que ellas en cierta manera ;tan en ésta determinados aspectos de la estructura de la cor
iza cerebral y de su modo de funcionamiento" (Oír. Lévl-Strauss, | X a AntropoIog(a hoy", una entrevista a Claude Lévi-Strauss —por TCliseo Veron— en "Cuestiones de Filosofía", Buenos Aires, 1962. nos.
, p. 161) . 7 F . de SAUSSURE, Curso de Lingüistica General, ed. cit. p. 57. 8 Paul RICOEUE, La structure, le mot, l'évenement, en Esprit,
If.» 360, mayo 1967, pp. 801-821. Se publicó en trad. castellana en Pensa-ento Critico. La Habana.
9 P. de SAUSSURE, Curso de Lingüística General, ed. cit. p. 70.
te Utiliza el código de la lengua con miras a expresar
su pensamiento personal; 2 ) el mecanismo psico-físico
que le permita exteriorizar esas combinaciones"
Se ve claramente que la distinción lengua-habla está
fundada en la oposición social-individual, y en una con
cepción expresiva del habla como exteriorización del
pensamiento individual por el uso de la lengua como
código-instrumento. Como nota Paul Ricoeur, esta dis
tinción permite poner entre paréntesis un hecho impor
tante: que lo propio del lenguaje no es sólo que el su
jeto que habla combine "signos", sino que los combine
de forma específica en un discurso significante*. Exami
naremos más adelante las implicaciones de esta "puesta
entre paréntesis" del discurso.
Una vez hecha la distinción entre la lengua y el
habla, la lengua se define como "un sistema que no co
noce más que su orden propio y peculiar" ^: un sistema
de signos, cuyas leyes constituyen el cuerpo de la lin
güística. Es te objeto — l a lengua— está definido por el
método de Saussure: se trata de analizarlo como con
junto cerrado (autónomo con respecto a las otras cien
c ias ) ; de explicar lingüísticamente los fenómenos lin
güísticos. Sin embargo, la noción de fenómeno no apa
rece como tal.
La noción de signo es inseparable de la de lengua:
lengua es un sistema de signos. ¿Qué es un signo?
70 LINGÜÍSTICA Y
1 0 P. de SAUSSURE, Curso de Lingüística General, ed. cit. p. 59. Las estructuras de Lévi-Strauss tienen tarnbíén sede en el cerebro ( c f r . nota 127).
11 F . de SAUSSURE, Curso de Lingüistica. General, ed. cit. p. 128. Y o subrayo.
12 P. de SAUSSURE, CMr.so de Lingüística General, ed. cit. p. 129. E s t e reemplazamiento es importante: gracias a él se puede dejar de lado el problema de la distinción entre el "concepto" (significado) y la huella psíquica de la imagen acústica (significante), asi como se puede fundar después la distinción entre "valor" y "significado" del signo y... olvidar, después de Saussure, la noción de valor tal como Saussure la funda.
Problema fundamental que da lugar a un extenso análisis de Saussure.
Por una parte, el signo es una entidad psicológica, la unión del significante y del significado. Por otra el signo es un elemento de un sistema de signos. La forma en que Saussure define y estudia esta "entidad" merece un análisis detallado.
Por otra parte, Saussure declara que: "los signos lingüísticos, no por ser esencialmente psíquicos son abstracciones; las asociaciones ratificadas por el consenso colectivo, y cuyo conjunto constituye la lengua, son realidades que tienen su asiento en el cerebro" P o r otra parte, lo que "el signo lingüístico une no es una cosa y un nombre sino un concepto y una imagen acústica. L a imagen acústica no es el sonido material, cosa puramente física, sino su huella psíquica, la representación que de él nos da el testimonio de nuestros s e n t i d o s " S a u s s u r e propone luego remplazar "concepto e imagen acústica respectivamente, con signi
ficado y significante" Con lo cual se llega a la definición del signo como unión del significante y del significado, "entidad psíquica con dos caras". La palabra signo se refiere, pues, a la totalidad del significante y del significado.
Así definido, el signo posee, según Saussure, dos características principales: primeramente, el signo, totalidad en la que se unen significante y significado, es arbitrario y esta arbitrariedad consiste en la contingen-
ANÁLISIS ESTRUCTURAL 71
ís Ibid. P. 130. La lectura atenta de las páginas 100 y 101 es fundamental si se quiere comprender cómo la noción de lengua y la (inseparable) de signo se definen en el contexto de una concepción liberal de la sociedad como conjunto de individuos en relación por múltiples "contratos" y "convenciones". Benvenlste discute la arbitrariedad del signo (Problemes de linguistigue genérale, pp. 49-55. De próxima publicación en Siglo X X I ) y lo atribuye a la confusión de las diferencias entre los significantes del mismo significado (la cosa) y diferencias en el modo de unión necesaria del concepto y la palabra en las diferentes lenguas: "Lo arbitrario no existe aquí más que con respecto al fenómeno o al objeto material y no interviene en la constitución propia del signo (p . 5 3 ) . Pienso que Benvenlste tiene razón cuando dice esto, pero que no saca las conclusiones necesarias de su afirmación: la negación de la pertinencia de la distinción entre significante y significado, y el rechazo de la noción de signo como concepto científico.
14 P . de SAUSSURE, Obra citada, 3." édition, p. 133.
cia de la relación de la idea y la imagen acústica y no
en la libertad del sujeto que habla. Es una "arbitrarie
dad" que depende del carácter convencional del signo:
de su carácter de elemento de la lengua, institución so
cial (contractual) . E l segundo es el carácter lineal del
significante: puesto que el significante es de "natura
leza auditiva, se desenvuelve únicamente en el tiempo y
tiene los caracteres que toma del tiempo: a ) representa
una extensión; b ) esta extensión es mensurable en una
sola dimensión; es una l ínea"
L o menos que se puede decir de la definición del
signo es que se presta a confusión. Lo interesante es
ver cómo se intenta utilizar la noción de lengua como
sistema de signos, y el método "estructural" de la lin
güística saussuriana fuera de los presupuestos que cons
tituyen sus condiciones de posibilidad. Pero antes de
ocuparse de este problema, hay que ver cómo Saussure
piensa la lengua como obje to formal ( y no sustancial),
hecho de oposiciones y de diferencias, que se estudia co
mo una combinatoria.
E l problema, tal como lo ve Saussure, es el si
guiente: "la lengua presenta, pues, el extraño y sor
prendente carácter de no ofrecer entidades perceptibles
a primera vista, sin que por eso se pueda dudar de que
existan y de que el juego de ellas es lo que la constitu
72 LINGÜÍSTICA Y
15 F . de SAUSSURE, p. 184. 16 P de SAUSSURE, p. 186. 17 P. de SAUSSURE, obra citada, p. 138. Es to nos lleva al pro
blema —de una gran dificultad— de la diferencia entre las estructuras y la estructuración pensada como proceso. Ricoeur escribe que "para interpretar correctamente este trabajo del lenguaje, es preciso aprender de nuevo a pensar, como Humboldt, en términos de proceso más que de sistema, de estructuración más que de estructura". Paul Ricoeur, Le structure, le mot, l'évenement, en Esprit, n." 360, mayo 1967, pág. 819. Es t e aspecto se discute más adelante.
13 Ver el capitulo V, la concepción de la estructura de Piaget.
y e " Es decir, los signos (unidades) , se constituyen por sus oposiciones, y por sus identidades o, en los términos de Saussure mismo:
" E l mecanismo lingüístico gira todo él enteramente sobre identidades y diferencias, siendo éstas la contrapartida de aquéllas. E l problema de las identidades, pues, se vuelve a encontrar en todos los sitios, pero, también, se confunde parcialmente con el de las entidades y de las unidades, del cual no es más que una complicación, por lo demás, fecunda"
L a problemática que estas citas designan es la de la noción de estructura — o , mejor, la de la noción de sistema— tal como aparece, indisolublemente ligada, al modo de definición de la lengua. Y esto porque si los signos son los elementos del sistema de la lengua, sólo el estudio de las relaciones entre ellos permite la definición de los signos mismos Sin entrar aquí en la discusión detallada del problema indicado, se puede subrayar que el planteamiento en términos de elementos — y sistemas de relaciones entre ellos (que definen los e l emen tos )— presenta dificultades sobre todo a nivel semántico y semiológico, pero que parece suficiente para tratar los niveles fonológico y morfológico. Y que, precisamente, el modo de definición de los elementos del lenguaje constituye un problema, el "problema de los niveles" en lingüística, del que trataré después, y cuya solución exige una concepción más elaborada de la noción de estructura como sistema de transformaciones
SALISIS ESTRUCTCRAL 73
19 Estudiar como sistema es, para Saussure, buscar la explicación del hecho en el conjunto de hechos en el que el primero se sitúa: nntonces la lengua es sistema porque no conoce más que su orden propio y la lingüística es una ciencia autónoma de las otras. . .
20 No hay que olvidar que la "imagen acústica" no es el sonido, idoflnido físicamente, sino la huella o traza en el psiquismo.
ÍTALOR y S I G N I F I C A D O D E L S I G N O
E l problema es el siguiente: ¿Cómo definir los ele-
entos cuyo conjunto estudiamos como sistema?
aussure advierte que las relaciones definen los "ele-
lentos". E s decir, que los signos se definen estudiando
as relaciones del sistema de signos.
E l signo es significante y significado: e l significan-
es significante porque existe un significado. Saussure
i i c e que la idea delimita el sonido que la representa al
JÉismo tiempo que el sonido (imagen acústica) de la
a l a b r a define (del imita) la idea. Así, la idea, el con
ato, es el significado de la palabra (del s igno) . Este
tipo de relaciones son las relaciones "vert icales" signi
ficante-significado. Pero por otra parte, existen relacio
nes horizontales, en las que el significante se delimita
con respecto a los demás significantes y e l . significado
con respecto a los otros significados. Estas relaciones
se vinculan a lo que Saussure llama valor del signo.
Saussure afirma, por una parte, que el significado y
e l valor de un signo son realidades distintas. Por otra
parte, que el valor define el significado. E l fundamento
de la distinción se encuentra en otra distinción: la del
concepto y su "imagen acústica" ^ . Vamos a ver cómo.
Saussure escribe: "Ahora se ve la interpretación real
del esquema del signo. Así ,
Significado "juzgar"
Significante "juzgar"
74 LINGÜÍSTICA Y
21 F . de SAUSSURE, Curso..., p. 199. 22 F . de SAUSSURE, p. 206. 23 F . de SAUSSURE, p. 203. 24 P de SAUSSURE, p. 148.
quiere decir que en español un concepto "juzgar" está unido a la imagen acústica "juzgar"; en una palabra ( m o t ) él simboliza la significación; pero bien entendido que ese concepto nada tiene de inicial, que no es más que un valor determinado por sus relaciones con los otros valores similares, y que sin ellos, la significación no existiría"
Se advierte aquí claramente que no hay, para Saussure, significado del signo sin valor del signo, y que el valor depende de las relaciones con otros valores. La distinción saussuriana entre valor y significado es frágil: la mayoría de sus seguidores la borran y no conservan más que la noción de significado.
LA NOCIÓN DE SISTEMA (O DE ESTRUCTURA)
Percibir, a través de la obra de Saussure, todos los
aspectos de la noción de sistema, es un trabajo arduo.
Por ello, sólo se ha efectuado en contadas ocasiones.
E s indudable que el término "sistema" tal como
Saussure lo emplea, es un sinónimo del término "estruc
tura". Sinónimo, no porque sepamos lo que los dos quie
ren decir, sino porque se sitúan en la misma problemá
tica: en una problemática elemento-relación, sincronía-
diacronía, sociedad-individuo, forma-sustancia, identi
dad-diferencia... E s decir, en una problemática consti-
uida por una serie de oposiciones categoriales.
Para ilustrar esta perspectiva, son ejemplares unas
cuantas citas de Saussure.- la lengua es una forma y no
una sustancia" " E n la lengua no hay más que dife
rencias" " L a lengua es un sistema de puros valores
que nada determina fuera del estado momentáneo de
sus términos."
ANÁLISIS ESTRUCTURAL 75
En resumen: las distinciones lengua-palabra y sin-
crónico-diacrónicc, son dos distinciones complementarias
y constitutivas de la noción estructura, tal como los es
tructuralismos la piensan, porque delimitan una totali
dad, totalidad cerrada — e s decir, que no se "sale de
ella para explicarla"—, y a-histórica. E n efecto, "todo
cuanto es diacrónico en la lengua, solamente lo es por el
habla. E n el habla es donde se halla el germen de todos
los cambios"
Lengua y sincronía son, pues, paralelas, del mismo modo que habla y diacronía.
Sincronía — Diacronía
Sociedad — Individuo
Forma — Sustancia
Todas éstas son, pues, distinciones paralelas.
La noción de sistema —en la que se estudia la len-
j a — las implica todas, además de la noción de orden
propio, que funda la autonomía de la lingüística y la
finición de su objeto.
semiología
Fundada en su definición del signo y en el método ¡jde análisis de los sistemas de signos, Saussure concibe luna ciencia nueva, la ciencia de los signos o semiología, |de la que la lingüística no sería más que una sección,
ista ciencia de los signos constituiría una parte de la psicología social, puesto que el signo —todo signo—
J e s una entidad psicológica^^.
La lengua es "solamente el más importante de esos
I sistemas" (los s ignos) , dice Saussure La posición
|,de la semiología, que estudiaría las leyes generales
de los signos, sería determinada por el psicólogo.
25 F . de SAUSSURE, p. 172. 26 F . de SAUSSURE, Curso de Lingüistica General, p. 60. 27 Ibid., p. 60.
76 LINGÜISTICA Y
D e todas formas, Saussure precisa que "al consi
derar los ritos, las costumbres, etc. , como signos, estos
hechos aparecerán bajo otra luz, y se sentirá la necesi
dad de agruparlos en la semiología y de explicarlos por
las leyes de esta ciencia"^*. Esta profecía define un mé
todo, tm proyecto cuya importancia en la historia de las
ciencias es decisiva.
LOS ANÁLISIS «ESTRUCTURALISTAS»
La tentativa de realización del proyecto semiológico
de Saussure toma forma en los últimos veinte años en
Francia. Pero en lugar de definir una ciencia, funda
una escuela: los resultados de la aplicación del "méto
do de la lingüística" a distintos hechos sociales son dis
cutibles, y eso, incluso aunque sean interesantes. L a
"semiología" no alcanza el rigor de la fonética.
Fascinados por las pretensiones de rigor del proyec
to semiológico, son numerosos los investigadores que
intentan analizar hechos sociales de tipo diverso como
"sistemas de signos". Sin embargo, los resultados de la
tentativa no aparecen concluyentes, en particular los
que conciernen directamente a los relatos.
Lévi-Strauss es el primero — y el más serio— de los
representantes de esta escuela. Desde L'Anthropologie
Structurale a sus obras más recientes, el trabajo de Lé
vi-Strauss se define como una tentativa de análisis es
tructural de los relatos míticos. Desde Le Cru et le Cuit
hasta L'origine des manieres de table, la serie de Mi
tológicos se extiende progresivamente, con una cons
tancia considerable en la metodología.
Sin entrar en un análisis detallado de los trabajos
de Lévi-Strauss, se puede indicar que lo que este autor
intenta hacer es constituir una meta —"lengua mít ica",
28 Ibid., p. 62.
(ÍALISIS ESTRUCTURAL 77
ti tí TUPI > GE >• BORORO
Claude LEVI-STRAÜSS, L'Anthropologie Structurale, ver cita siguiente (Hay trad. cast . Paidós. Buenos Aires 1969).
sistema de signos que sea autónomo, que no requiera consideraciones exteriores en su explicación de los hechos comprobados por el sistema (y eso, aun cuando Lévi-Strauss apela, para dilucidar el significado de ciertos mitos, a las relaciones de parentesco, a la preparación de alimentos, e t c . ) .
Las unidades del sistema son los mitemas, "gruesas imidades de significación" que se definen como relaciones y que agrupan en ellas los " semantemas" ( o "sememas", como los llama Gre imas) , de la misma manera que estos últimos están compuestos por los morfemas, y los morfemas, a su vez, por los fonemas. E l método de análisis consiste en descomponer todo mito en una serie de mitemas, y estudiar las articulaciones de estos mitemas en el discurso mismo. Se trata luego de considerar el mito como un elemento de un conjunto más amplio: una mitología. E l mito particular es estudiado entonces como una de las variaciones posibles sobre un mismo tema; de uno a otro de los temas de una mitología, se pasa por transformación.
Las relaciones que Lévi-Strauss estudia son de dos tipos: relaciones entre actores en el mito, y relaciones entre los comportamientos de los actores. Como ejemplo se puede mencionar el célebre estudio de los mitos
pororó, tupi y ge, en el que Lévi-Strauss prueba que es sible definir una serie de transformaciones (reversi-
i ) que permiten el pasaje de mitos tupí a un mito \ororo y recíprocamente.
78 LINGÜISTICA Y
30 Ver: Claude LEVI-STRAUSS, Le Crü et le Cuit, París , Plon, 1964. Trad. castellana: "Lo crudo y lo cocido", F . C . E . , y también Jean PANILLON, "L'Analyse des mythes", L'homme, vol. VI , enero-marzo 1966, págs. 100-105.
31. C. LEVI-STRAUSS, L'Anthropologie Structurale, p. 231.
Los mitos tupí, gé y bororo pueden entonces considerarse como un grupo cerrado de transformaciones
Actualmente Lévi-Strauss prosigue el análisis de con-jimtos de mitos cada vez más amplios, con el proyecto de definir la estructura del pensamiento mítico, es decir, el sistema (cerrado) de transformaciones de todos los mitos.
Sin entrar en más detalles respecto al método de Lévi-Strauss, hay que mencionar que, como el autor mismo lo reconoce, el tipo de análisis que emplea es posible porque el relato mítico —^literatura oral— se caracteriza por el hecho de encontrarse entre la lengua y e l habla (curioso sentido para una meta-lengua) entre la sincronía y la diacronía^^. En efecto, si el mito perteneciera solamente al orden del habla — e n el sentido rigurosamente saussuriano del término— tendría sólo una organización sintagmática, y no se podría estudiar un conjunto de mitos como sistema. Pero "dado" que se sitúa a medio camino entre ambos registros, el mito posee además una organización paradigmática que determina su construcción y que permite la elaboración de la mitología como objeto sistemático, como meta-lengua. Y también, porque el mito es un tipo de discurso en el que, un anáUsis exclusivamente semántico, que deja de lado la configuración fonética, fonológica, sintáctica y morfológica del relato mítico, es posible y legítimo. Al menos tal es la opinión de Lévi-Strauss:
" S e podría definir el mito como un modo del discurso en el que el valor de la fórmula traduttore-traditore tiende prácticamente a cero . . . La sustancia del mito no se encuentra ni en el estilo, ni en el
UALISIS ESTEUCTDEAL 79
,32 C. LEVI-STHAUSS, L'Anthropologie Structurale, p. 232. 33 C. LEVI-STBAUSS, L'Anthropologie Structurale, p. 233. 34 Lo cual es discutido por B . y L . Makarius en "Des Jaguars et
des Hommes", L'Homme et la Société, n.» 7, 1968, pág. 231.
modo de narración, ni en la sintaxis, sino en la historia narrada."
La posibilidad del análisis se debe, entonces, a una j^ropiedad del objeto analizado: el análisis del mito como
historia, la forma de constitución de los mitemas como traducción, en una proposición simple, de los acontecimientos narrados en el mito, es posible, porque en los mitos sólo importa el contenido
Ese contenido, que se encuentra en la historia narrada por el mito —pero que no es esta historia— es concebido como una serie de oposiciones constitutivas del universo semántico, condición de posibilidad de la historia mítica. Los mitemas establecen —manifiestan o expresan— las relaciones entre las categorías del universo mental que estructura los relatos míticos.
E s importante comprender, en el método de Lévi-Strauss, que las unidades del relato mítico, los mitemas, aunque aislados carezcan de significación la tienen-en el momento en que se definen como manifestando las oposiciones constitutivas de la "arquitectura del espíritu" (oposiciones como lo crudo y lo cocido, lo puro y lo impuro, lo animal y lo vegetal) y que, entonces, el método de Lévi-Strauss está inseparablemente ligado a la existencia, independiente de los relatos estudiados, de una estructura de los significados, que los relatos expresan, y de los que es la condición de posibilidad. Por eso los "mitemas" se identifican a los signos: unen un significante, el acontecimiento de la historia que el mito relata, y un significado, que es una articulación de semantemas, de categorías sémicas.
Es esto precisamente lo que permite a Lévi-Strauss concebir la mitología como meta-lengua, y la meta-len-
80 LINGÜÍSTICA y
Encontramos en la metodología de Greimas los mismos presupuestos que en la de Lévi-Strauss: ima concepción del signo como recipiente de un contenido cuya "estructura" está hecha de oposiciones y, en consecuencia, un análisis esencialmente formalista del relato.
Se puede discutir detalladamente la teoría del relato mítico de Greimas: será más fácil compararla con la de Lévi-Strauss y ver ulteriormente la teoría general de la significación de Greimas, su "semántica estructural" como generalización y sistematización de los postulados de Lévi-Strauss.
Greimas considera, basándose en Lévi-Strauss, que hay tres elementos fundamentales a tener en cuenta en la descripción del relato mítico: a ) el armazón ("arma-t u r e " ) ; b ) el mensaje; c ) el código.
Por armazón Greimas entiende "la lengua del relat o " , es decir, "e l conjunto de propiedades estructurales comunes de todos los mitos-relatos" conjunto que, según él, implica dos planos:
S5 Lévi-Strauss construye el mitema como traducción en una Irase simple, del acontecimiento narrado en el mito. <
36 A. J. GBEIMAS, "Elements pour une théorie de l'interprétation du récit mithique", Communications, n.» 8, Seuil, p. 29.
gua como situada entre la lengua y el habla: el mitema, aunque sea, en realidad una frase, define para Lévi-Strauss, un signo. (Lévi-Strauss ignora completamente el problema de los niveles que menciona Benveniste .) Si la frase (mi tema) es signo, entonces hay articulaciones de los significantes que permiten el acceso a las articulaciones del significado. Y estas "articulaciones del significado" son la estructura del relato mítico, en la medida en que, por transformación de las relaciones entre significantes, la misma estructura del significado se encuentra detrás de mitos distintos.
ANÁLISIS ESTRUCTURAL
37 Ibid., p . 29. 38 Ibid., p. 29. 39 Ibid., p. 29. 40 Se verá después cómo "el plano discursivo" ha sido bastante
l i l e n descrito por Greimas. No pasa lo mismo con el plano estructural y , por lo tanto, con sus relaciones.
41 E s t a discusión es inoperante. Veremos cómo los actores son •irnultáneamente sujetos y objetos. Ver capítulo siguiente.
42 Ver en A. J . Greimas, Langue et Langage, Larousse, París 1966, ni capítulo Béflexions sur les modeles actentiels, pp. 172-189, más Ki'neral. Usamos el artículo citado porque es más reciente y más «Imple.
a ) El plano discursivo: "el mito considerado como unidad discursiva transfrásica" .
b ) El plano estructural: "la estructura del contenido que se manifiesta por medio de la narración"
Según Greimas, la lingüística se limita al estudio de la frase. Y el análisis estructural de los relatos no puede considerar al discurso como una pura adición de frases, sino que, al contrario, lo debe considerar como "un todo de significación". E l plano discursivo del relato (horizontal) es concebido como "una sucesión de enunciados cuyas funciones-predicados simulan lingüísticamente un conjunto de comportamientos que tienen una finalidad" E l plano discursivo posee una dimensión temporal.
E n cambio, el plano estructural, la estructura del contenido, es la articulación de "estructuras elementales del contenido" —las "categorías sémicas"— oposiciones de "semas".
E l mensaje es, para Greimas, la significación particular de cada mito, significación que se sitúa en los dos planos, discursivo y estructural. En el plano discursivo, el relato es una sucesión de acontecimientos implicando actores La descripción del relato en el plano discursivo se hace mediante una serie de categorías actanciales: los actantes son individuales o colectivos, y dentro de esta clasificación, héroes-sujetos u objetos-valores*^, destinatarios o destinadores, oponentes-traidores o ayudan-les-fuerzas benéficasPero los actores o los aconteci-
32 LINGÜISTICA Y
43 A. J . GREIMAS, Elements pour une théorie de interpretatiov du recit mythigue, p. 30.
44 ¿Por qué "rasgos pertinentes"? Porque la atribución de una unidad de significado es una operación arbitraria.
45 Ver A. J . Greimas, Sémantique Structurale, París, Larousse 1966, pp. 172-189.
mientas son para Greimas lexemas (significantes) "or
ganizados por las relaciones sintáxicas, en enunciados
unívocos"
A estos lexemas corresponden, en el "plano estruc
tural" ciertos "rasgos pertinentes" de significación, cier
tos semas ( o unidades de significación) que constituyen
propiedades "antropomórficas" de esos significantes-ac
tores y significantes-acontecimientos.
E l código es la estructura formal de las unidades na
rrativas, es decir, de los significantes y de los "rasgos
pertinentes de significación" que corresponden a esos
significantes
Sin entrar en más detalles vemos ya que, para Grei
mas, como para Lévi-Strauss, la estructura del relato
mítico (y del relato en general) *̂ es la estructura del
significado concebida como articulación de oposiciones
de "unidades de significado", los semas, dentro de cate
gorías sémicas ( S — negación de S ) .
E l análisis del discurso es, para Greimas, el análisis
de la manifestación de la estructura del universo de la
inmanencia.
Se puede resumir la "semántica estructural" de Grei
mas con sus propias palabras:
" E l centro de toda nuestra reflexión teórica reside en la hipótesis ingenua de que, partiendo de la unidad mínima de significación, se puede llegar a describir y a organizar los conjuntos de significación más amplios. Esta unidad mínima, sin embargo, que hemos llamado sema, no tiene existencia propia y no puede ser imaginada y descrita más que en relación con algo que no es ella y en la medida
ANÁLISIS ESIRUCTURAL 83
46 A. J . GREIMAS, p. 103. Es truc tura de significación —categoría mimica—, oposición de un sema y su negación. Por ejemplo, fuerte -diSbil.
S — N { S ) . 47 Ver Todorov, Théorie de la littérature, París , Seuil, 1965, y
fl artículo de V. Propp, "Les transformations des contes fantastiques", pp. 234-262.
en que forma parte de una estructura de significación"
E l análisis del relato conduce a una estructura que es la articulación de los semas que el relató manifiesta a través del código.
Mensaje — (código) — estructura de la significación = articulación de categorías sémicas.
Hay que notar que la concepción del código es inseparable de un análisis formalista, y de la idea ( y noción-ideologema burgués) de lo social como contractual.
Greimas emplea en su análisis de los relatos la tipología que Propp elabora para el análisis de los cuentos rusos Describiré rápidamente esta tipología de los actores y de las funciones porque ha sido empleada por Greimas, y también por Bremond —que la modifica ligeramente, introduciendo la noción de deseo— y porque inspira los análisis más complejos de R. Barthes.
L o esencial del análisis de Propp es que para comparar los cuentos ( re la tos) hace falta una unidad de medida invariable. D e esta manera se podrán considerar los cuentos como transformaciones regidas por ciertas leyes de composición.
Los invariables de los cuentos son las funciones de los personajes:
" S e puede observar que los personajes de los cuentos fantásticos, permaneciendo diferentes en apariencia, edad, sexo, tipo de preocupación, estado civil y otros rasgos estéticos y atributivos, ejecutan, en el curso de la acción, los mismos actos. Esto determina la relación de las constantes con las
54 LINGÜISTICA Y
48 V. PROPP, p. 235. 49 GREIMAS, Sémantique Structurale. 50 Claude BREMOND, "La logique des possibles narratifs", Com-
munications, n." 8, Seuil, 1966, pp. 60 y 76.
variables. Las funciones de los personajes representan las constantes, el resto puede variar."
A partir de esta comprobación, Propp encuentra treinta y una funciones distintas Las funciones, únicas constantes del relato, permiten la clasificación de los actores en siete clases de actantes, cada clase agrupando un cierto número de las treinta y una funciones. Como se ha dicho, Greimas hace suya esta clasificación y la emplea en el plano discursivo del análisis del mensaje, plano discursivo que constituye la forma específicamente narrativa de la estructura del contenido.
Claude Bremond toma también la función como unidad de base para el análisis de los relatos. La función es, según Bremond, el "átomo narrativo" de las "acciones y acontecimientos que reunidos en series, engendran un re la to" ^o.
Las series elementales, combinadas entre ellas, forman las series complejas que poseen "configuraciones variables". Las configuraciones típicas son: el encadenamiento, la inclusión de un proceso en otro, la articulación de dos series elementales en un mismo acontecimiento con funciones diferentes para dos agentes diferentes.
Bremond emplea tres nociones que definen los elementos de todo relato: la sucesión, la noción de unidad y el "proyecto humano" de los agentes. Estos tres elementos se definen, según Bremond, en relación con la unidad básica, la función, y no pueden definirse más que en relación con ella, y entre ellos.
Los conceptos de Bremond son importantes. A pesar del uso de la noción de función, ligada a una concepción formalista del relato (categoría morfológica), Bre-
I TALISIS ESTRUCTURAL 85
mond se interesa por las sucesiones de acontecimientos, sus articulaciones y el proyecto humano del "personaje". Se verá después cómo, fuera del contexto idealista del que Bremond no llega a separarse, las nociones de sucesión de acontecimientos, sucesiones elementales y "proceso virtual" respecto a "proceso real" constituyen conceptos fundamentales para el análisis de los relatos. Bre-
lond escribe:
"Todo relato consiste en un discurso integrando una sucesión de acontecimientos de interés humano en la unidad de una misma acción. Donde no hay sucesión no hay relato, sino, por ejemplo, descripción (si los objetos del discurso están relacionados por contigüidad espacial) , deducción (si se implican uno a o t r o ) , efusión lírica (s i se evocan por metáfora o metonimia) , etc. Donde no hay integración en la unidad de una acción no hay tampoco relato, sino solamente cronología, enunciado de una sucesión de hechos desordenados. Donde, finalmente, no hay implicación de interés humano [cuando los acontecimientos descritos no son ni producidos por agentes ni sufridos (experimentados) por pacientes antropomórficos] no puede haber relato, porque solamente en relación con un proyecto humano tienen sentido los acontecimientos si se organizan en serie temporal estructurada"
Esta larga cita resume lo que Bremond aporta de 'evo al análisis de los relatos. Veremos después cómo pueden emplear estos conceptos sin la noción de fun-
!ón y sin una concepción idealista del signo; en un iinálisis estructural del relato que se sitúa al margen de los supuestos —ideológicos— del estructuralismo y de la sociología de la novela.
Bl C. BREMOND, "La loglque des possibles narratiís", Communi-• ntions, n." 8, Seuil, 1966, pp. 60 a 76.
86 LINGÜISTICA Y
52 E d w MUIR, The Structure of the Novel, London, The Ho-garth Press, 1928 (8.» ed. 1960), pp. 16-17.
Antes de continuar este breve inventario de los análisis propuestos, hay que mencionar dos casos particularmente interesantes, aunque por razones distintas. Por una parte, la teoría de Edwin Muir, expuesta en el libro The Strucíure of the Novel ( " L a estructura de la nove la" ) , que, publicado en 1 9 2 8 , en Londres, y reeditado más de ocho veces desde esa fecha, es desconocido en Francia, o, al menos, nunca citado por los estructura-listas. Y eso a pesar de lo cerca que se sitúa de Bremond, en muchos aspectos. Si hay que mencionarlo aquí, no es porque se sitúe en la continuación de Saussure, sino por e l tema de su trabajo y la convergencia de sus posiciones teóricas con las que se desarrollan aquí.
E n la obra de Edwin Muir, The Structure of the Novel, aparecen la noción de acontecimiento y la de orden. En las novelas, escribe Muir,
"se producen cosas en un determinado orden, y en cada novela deben producirse cosas en un determinado orden. Como tienen que producirse necesariamente, es el orden el que distingue un tipo de intriga de otro. Los acontecimientos siguen una línea en La isla del tesoro y otra en La feria de las vanidades.
Este volumen será entonces un estudio de algunas de las líneas seguidas por los acontecimientos en las novelas, en otras palabras, un estudio de algunas de las principales intrigas, cada una de ellas con su principio interior que la novela ha utilizado."
Por tanto. Muir se plantea el problema de la estructura de las novelas en términos que contienen dos elementos esenciales, que ya habíamos encontrado en otro lugar: los acontecimientos y su orden. Pero si se
ANÁLISIS ESTEUCTÜRAL 87
63 E . MUIR, The Sstructure of the Novel, London, The Hogart I'ross, 1960, pp. 20-21.
64 E . MUIR, The Structure of the Novel, p. 27.
le compara con la concepción de Bremond, me parece que la aportación de Muir consiste, ante todo, en la idea que se halla en el párrafo que acabamos de citar, según la cual, es el orden de los acontecimientos, más que su naturaleza, lo que diferencia las diversas intrigas de las novelas.
Muir se preocupa por otra parte de las relaciones entre los acontecimientos y los personajes novelescos. Diferentes tipos de relaciones entre el orden de los acontecimientos y las personalidades caracterizan a los tipos de novela que distingue. D e este modo en la novela de acción, el orden de los acontecimientos, la acción es la que determina el carácter de los personajes.
"Al estar los personajes levemente caracterizados, los acontecimientos arrastran sus respuestas de tal forma que éstas complican la acción. Pero la acción es lo más importante, ya que la respuesta de los caracteres es accidental y siempre para ayudar a la intriga. Los actores tienen por lo general los caracteres y el carácter que la acción exige."
Por el contrario, en las novelas de caracteres, son ístos los que determinan el orden de los acontecimientos:
" E n la novela de acción los caracteres estaban dibujados para que concordaran con la intriga; aquí la intriga es improvisada para elucidar los caracteres." 5 * .
E l tercer tipo de novela es la novela dramática. En ella, la relación entre los caracteres y el orden de los acontecimientos es doble: _
88 LINGÜISTICA Y
55 E . MUIR, The Structure of the Novel, p. 41. 56 E . MUIR, The Structure of the Novel, p. 63. 57 Ibid., p. 63. 68 E . MXriR, The Structure of the Novel, p. 63.
"Los caracteres no forman parte del mecanismo de la intriga; la intriga no es un simple marco •que envuelve a los caracteres. Por el contrario, ambos, intriga y caracteres, se hallan inseparablemente tejidos en un conjunto. Los datos de los caracteres determinan la acción y la acción a su vez cambia progresivamente los caracteres, y entonces todo impulsa hacia un fin."
Muir considera estos géneros como "tipos ideales" . En todas las novelas se encuentran más o menos aislados estos tipos ideales. Añade, sin embargo, que se puede ver con toda claridad cuál de los tres domina en cada novela.
La obra de Muir, corta, pero muy densa, analiza también la relación entre los tipos y el tiempo y el espacio, como dimensiones privilegiadas de la organización de las novelas dramáticas y las de caracteres, respectivamente. Por dimensión privilegiada, el autor entiende la variable, en torno a la que se organizan los acontecimientos en la novela dramática:
" E l espacio está más o menos dado, y la acción
está construida en el t iempo." ^ .
E n las novelas de caracteres, la acción es una es
tructura estática construida en el espacio en un tiem
po inmóvil 5''. Pero, si los caracteres están determinados
en la última, es porque la inmovilidad del tiempo lo
exige: la significación de los acontecimientos se halla
en la afirmación de los caracteres, de donde Muir dedu
ce que los valores de ese tipo de novelas deben ser
sociales. E n la novela dramática, por el contrario, los
valores son "individuales o universales, según como se
elija mirarles" ^ .
ANÁLISIS ESTRUCTURAL 89
5fl Ibid., p. 163. BO Ibid., pp. 88-114. 61 Ibid., p. 97.
Muir considera estos dos tipos de novela como:
"Ni opuestos, ni en un sentido importante, complementarios; son dos formas diferentes de ver la vida: en el t iempo, individualmente y en el espacio, socialmente."
E n la crónica ^ , o t ro tipo de novela que Muir distingue, las relaciones del tiempo y del espacio son más complejas que en los dos tipos anteriores. La acción se despliega en el tiempo, y solamente en el tiempo, ya que el espacio, los lugares de la acción, no sólo son múltiples, sino que, además, cambian también ellos, en el tiempo. La crónica es más bien un proceso que una historia: el sujeto de la crónica es el cambio. En la crónica:
" L a acción es accidental, -pero después encontraremos que todos los acontecimientos se han realizado en el interior de un marco perfectamente rígido. Un marco rígido y una progresión arbitraria e indiferente; ambos son necesarios para la crdnica como forma estética, como probaremos más adelante."
Por último, Muir considera las novelas del tipo "novelas de período". Las novelas de período son relatos de acontecimientos que ya se han producido (por el contrario, en los tipos precedentes, los acontecimientos se producen en el presente) . En tanto que relato, en la "novela de período", los acontecimientos están organizados no de acuerdo con su propio orden, sino con el orden causal de la exposición conceptual. E l autor considera este tipo de novelas como una novela que se aproxima a la construcción de un modelo de socie-
90 LINGÜISTICA Y
62 Ibid., pp. 88-114. 63 E . B E N V E N I S T E , ProUbmes de linguistigue Genérale, Galli
mard, 1966. 64 N. CHOMSKY, Syntactic Structures (La Haya, Mouton, 3.» ed.,
1963) y Cartesian Linguistics, Nueva York , Harper and Row, 1966; t rad . cast. de Enrique Wulff, Lingüística cartesiana, Madrid, Credos, 1969.
65 BAKTHES, op. cit. p. 1. 66 Ibid., p. 2.
dad que solamente el historiador tiene el derecho de emprender
Como vemos, Muir emplea los mismos conceptos que Bremond. E incluso especifica mucho más que este último las modalidades del análisis del relato. Se verá después cómo se puede utilizar este trabajo.
Queda por analizar el trabajo de Roland Barthes, situado ya en una perspectiva que cabría llamar neo-saussuriana, pues utiliza la noción de signo y de lengua con las restricciones que los análisis de E . Benveniste ®̂ han introducido en cuanto a la forma de aplicación de la noción de sistema, y acercándose a la noción de estructura generadora de Chomsky
Barthes considera los relatos como hechos de habla y busca un modelo que describa la "lengua" de la que salen esas "hablas" " y a partir de la cual se les puede engendrar"
Esta definición del modelo es interesante. Pero, más adelante, la definición de la estructura que da Ber-thes es contradictoria y demasiado pobre: para él, una estructura es "un sistema implícito de unidades y de reglas" Ea pobreza de su noción de estructura impide a Barthes el empleo coherente de la distinción de Benveniste de niveles de análisis lingüístico, y esO' a pesar de que escriba:
" Y , sin embargo, es evidente que el discurso mismo (como conjunto de frases) está organizado y gracias a esta organización aparece como el mensaje de otra lengua, superior a la lengua de los lingüistas: el discurso tiene sus unidades, sus re-
ANÁLISIS ESTRUCTURAL 91
(!7 Ibid., p. (iS Ibid:, p. 23. (ii) Ibid., p. 23.
71) BARTHES, op. cit., p. 5. 71 Pág. 23. 72 Pág. 7.
glas, su "gramática": más allá de la frase, y a pesar
de estar compuesto únicamente de frases."
Y , en el mismo texto, Barthes dice que la lengua no
puede definirse más que mediante "dos procesos fun
damentales": a ) " la articulación que produce unida
des (es la forma, según Benven l s t e ) " y b ) la inte
gración: que agrupa esas unidades en unidades de ran
go superior (el sen t ido)"
Estas consideraciones, acompañadas de la idea de
Benvenlste, según la cual "ningún nivel puede, por sí
mismo, producir un sentido" y la idea de la fragmen
tación del significado entre muchos significantes, "dis
tantes unos de otros y que no pueden ser comprendidos
si los tomamos separadamente" impiden a Barthes
el construir una teoría correcta del relato. Y eso porque
aplica mal al discurso la teoría de los niveles de Benve
nlste: en lugar de analizar el discurso •—y ese tipo de dis
curso que se llama re la to— como un nivel especifico
con sus particularidades estructurales, Barthes intenta
distinguir tres niveles en el relato: un nivel de las uni
dades narrativas, un nivel de las acciones y un nivel de
la narración.
La "unidad narrativa" es para Barthes una "unidad de contenido", y "eso quiere decir un enunciado que la constituye en unidad funcional" Luego distingue dos lipos de relaciones entre esas unidades: relaciones que corresponden "a una funcionalidad del hacer" : las funciones. Y relaciones integrativas, verticales, que corresponden a "una funcionalidad del ser": los índices. Las funciones están, por su parte, divididas en dos tipos: liis que son nudos del relato, las funciones cardinales.
92 LINGÜISTICA Y
y las que sirven para llenar el espacio narrativo entre los nudos: las catálisis.
Las funciones-nudos son conjuntos finitos de términos poco numerosos que constituyen la armazón del relato. Estos nudos son elementos de sucesiones. Vemos que se acerca al uso corriente de la noción de función.
E n cuanto a la noción de personaje, Barthes indica que mientras que en el relato burgués el personaje es una esencia, en su teoría es un agente (inmanente y no trascendente), sometido a la noción de acción. Pero su crítica es, como veremos, insuficiente.
Sin entrar más en detalles respecto a la tentativa de Barthes —más adelante veremos en qué consideraciones se inspira—, concluiremos esta descripción rápida de las tentativas de análisis estructural del relato, constatando la variedad de tratamientos, y el carácter fundamental de la problemática del signo en todas ellas. Por eso, antes de acabar este capítulo, es importante ver cuáles son las críticas de que han sido objeto las implicaciones teóricas y epistemológicas de su uso, así como las nuevas perspectivas para la construcción de una teoría científica del lenguaje que tenga en cuenta tales críticas.
INTRODUCCIÓN A LA CRITICA DEL SIGNO
Hemos visto que la noción de sistema se encuentra en la base de la lingüística a partir de Saussure. La noción de sistema-articulación de diferencias basta para resolver los problemas fonológicos. Pero la lengua no comprende solamente fonemas (aunque sea también siempre fonemática) . Por encima del fonema hay morfemas, y si podemos analizarlos también como articulación, de fonemas —de la misma manera que el fonema es una articulación de rasgos distintivos— importa precisar cómo se articulan estos dos niveles de la lengua.
ANÁLISIS ESTRUCTURAL 93
7;) E . B E N V E N I S T E . 74 E . B E N V E N I S T E , op. cit.
E l problema de los niveles de la lengua —merismá-tico, fonemático, morfológico, ,sintáxico— conduce a B e n v e n i s t e a introducir nuevamente la noción de sentido como instrumento indispensable del análisis lingüístico. Las relaciones horizontales (de las unidades de un mismo nivel entre ellas) se pueden estudiar gracias a la existencia de relaciones verticales, que definen las unidades de un nivel como componentes de los de un nivel superior. Benvenlste llama forma a las relaciones | horizontales y sentido a las relaciones verticales Así, j pues, si una palabra es una unidad en relación horizon- I tal —formal— con otras palabras, la definición de la .1 palabra como "unidad" lexical no sólo puede hacerse en íunción de su integración como elemento de una unidad significante del nivel superior, sino también como elemento de la frase.
Esta distinción entre forma y sentido tiene consecuencias importantes, ya que el sentido define las unidades de arriba para abajo y no al contrario. Las frases definen las palabras como unidades significantes, es decir, distintivas, y las palabras definen los fonemas y estos últimos los rasgos. Ahora bien, ¿qué define, a su vez, In frase como "unidad" significante?
Benveniste ofrece dos respuestas contradictorias: la frase es la unidad de significación dada, autónoma. Y , ilice también Benveniste, la frase es la unidad del discurso, definida como componente del discurso.
Su argumento es el siguiente: la frase es "unidad" del discurso pero es unidad de un tipo particular, distinto de los de niveles inferiores. La diferencia estriba en el hecho siguiente: no se pueden inventariar todas las frases de una lengua. Y si no hay inventario, no hay relaciones horizontales y, por tanto, no hay descripción T'Ktructural posible al nivel de la frase. Es por eso por
94 LINGÜÍSTICA Y
75 Ver G. Bachelard, La formation de l'esprit scientifique, cit . respecto del obstáculo sustancialista.
76 Ver Chomsky, Cartesian Linguistics, cit.
lo que Benveniste se ve obligado a atribuir a la frase una especificidad respecto a los otros niveles, especificidad que sin duda posee, pero que por sí misma no explica nada: esta especificidad — l a de ser una proposición—- pensada como explicación sólo se justifica sobre la base de una perspectiva netamente sustancialis-ta ^5.
E l hecho que Benveniste constata, a saber, la imposibilidad de definir un conjunto finito de frases, no implica que no haya posibilidad de un análisis estructural de la frase. Sólo implica que este estudio estructural no puede hacerse si la estructura es concebida como una combinatoria de elementos de un conjunto finito. Pero se la puede pensar de otra manera, y Chomsky indica el camino de una lingüística estructural de la frase; en efecto, las estructuras de Chomsky son generadoras, y este término posee, en la lingüística chomskyana, un sentido preciso: estructura generadora es el conjunto finito de reglas que definen un conjunto infinito de frases del lenguaje''®.
Sin aceptar por ello los postulados filosóficos de la lingüística de Chomsky, y comprendiendo el término estructura generadora en el sentido apuntado, es innegable que los trabajos de Chomsky indican el camino por el que se puede desarrollar un análisis del nivel de la frase. Y es innegable también que estas indicaciones ponen en evidencia la fragilidad de la distinción saussuriana entre la lengua y el habla: la noción de "estructura generadora" no necesita recurrir a tal distinción.
Como lo indica Benveniste, si un estudio "estructural" de un nivel lingüístico dado (lexicológico, fonológico) es posible, ello se debe al hecho de que las
ANÁLISIS ESTRUCTURAL 95
77 F . de SAUSSURE, Curso de..., p. 183.
78 F . de SAUSSURE, Curso de..., p. 186.
"unidades" del nivel superior permiten la definición de
las del nivel inferior.
Es ta comprobación plantea el problema de la per
tinencia de la distinción lengua-habla. Para Saussure, si
el nivel de la frase es necesario para definir las pala
bras, la infinita variedad de frases crea dificultades: la
lengua funciona sobre identidades y diferencias. Pero
las frases son casi todas diferentes: " S i nos figuramos el
conjunto de oraciones capaces de ser pronunciadas, su
carácter más sorprendente es el de no asemejarse abso
lutamente entre s í " P o r eso Saussure no considera
la frase como unidad lingüística de un nivel específico:
porque las identidades y las diferencias son esenciales
para poder hablar de un nivel y de una unidad. Que la
noción de identidad es fundamental en el pensamiento
estructuralista no presenta la menor duda: reproduzco
el texto anteriormente citado, que aclara la posición
«kl autor:
" E l mecanismo lingüístico gira todo él sobre identidades y diferencias, siendo éstas la contraparte de aquéllas. E l problema de las identidades, pues, se vuelve a encontrar en todas partes; pero también se confunde parcialmente con el de las entidades y de las unidades, del cual no es más que una complicación, por lo demás, fecunda"
La identidad define la entidad; pero esto plantea
un problema lógico, que Saussure enuncia en los tér
minos siguientes: ¿cómo se puede decir que " ta l" tren
e s el mismo tren si los vagones no son los mismos?
O, en fin, la vieja historia del cuchillo de Juan, que
nula año cambia de mango y cada dos años la hoja. . .
Ahora bien, la noción de signo resuelve, ideológi-
iiimente, este problema. E n efecto, la consideración
96 LINGÜÍSTICA Y
79 E n el célebre Tractatus Logico-Philosophicus, Wittgensteln escribe: "3.203.—El nombre significa el objeto. E l objeto es su significado ("A" es el mismo signo que "A"), 3.22.—El nombre representa en la proposición al objeto" y "3.23.—El postulado de la posibilidad de los signos simples es el postulado de la determinidad del sentido". (Trad . de E . Tierno Galván, Madrid, E d . Revista de Occidente, 1957).
del signo como la unión de un significante y un significado supone cerrar la lengua — e n su definición saussuriana— como sistema autónomo. Si la palabra tiene un significado en sí, desde la palabra hacia abajo, se pueden definir los niveles inferiores de la lengua. Ta l es la función teórica de la noción de signo en la lingüística saussuriana: sin ella habría que definir los lexemas como unidades en función de la frase, pero dado que el conjunto de frases es infinito, habría que considerar la significación como variable, y estudiar sus condiciones de existencia y sus mecanismos de variación. La lingüística no sería una ciencia autónoma, sino un sector de la Sociología general. . .
Benveniste sitúa la significación inmanente al nivel de la frase, y desplaza la frontera entre la lengua y la palabra hacia arriba. Pero esta solución tampoco es satisfactoria: si la frase es una predicación, el problema lógico de la predicación queda en pie. Russell constata que se puede considerar la significación de un término —de una palabra— como igual a la suma de sus propiedades, con lo que el significado de la frase depende de las de sus componentes.
Esa afirmación es el punto de partida de la lógica formal moderna, tanto de la de Russell como de la de Tarski o Carnap''^. Ahora bien, a pesar del progreso indudable que constituye esta lógica, hay que reconocer que no ha logrado fundar entera y rigurosamente las matemáticas, y que los teoremas célebres de Godel y de Lówenheim-Skolem indican, el primero, una incompatibilidad entre las propiedades "completo" y "ce-
ANÁLISIS ESTRUCTURAL 9 7
111) L a dificultad de Saussure o de Benveniste cuando hablan del "iunnlto" del conjunto de frases posibles está emparentada con los p o N t u l a d o s que comparte con la lógica formal.
Ver Jean Ladvicre, "Le théorepreda..." Cahlers Pour l'analyse, nú-moro 10, La Formalissation.
Este tema merece un tratamiento mucho más extenso y detallado, jnclono aqui un cierto número de conclusiones que definen un estado
la cuestión, pero de forma indicativa; trato únicamente de señalar variedad de terrenos en los que el problema se plantea. 81 Adam SCHAFF, Introducción a la semántica, ed. castellana,
j í ' . C . E . , México 1966. Trad. de Florentino M. Tomei . 82 R, CARNAP, Introducción a la Semántica, pp. 13-28. 83 A. SCHAFF, Introducción a la Semántica,^ p. 56.
rrado" para un modelo, y el otro la dificultad de los
lenguajes formales de trabajar con conjuntos infinitos^.
Por otra parte, Ramsey distingue las paradojas lógi
cas —que se resuelven con la teoría de los tipos lógicos
lie Russell o con la teoría de las categorías semánticas
(le las paradojas semánticas. D e la necesidad de resol
ver los problemas de las paradojas semánticas, ha resul-
lado una teoría de la jerarquía de los lenguajes y la
noción de meta-lenguaje.
El desarrollo de la lógica formal en esta dirección
—la teoría de la jerarquía de los lenguajes— implica,
como lo demuestra A. Schaff^^, resolver el problema
de la significación en una perspectiva convencionalista.
I 'J principio de tolerancia de Carnap, en el plano sintá-
xieo, se acompaña de una solución convencionalista de
los problemas semánticos^.
La solución convencionalista del origen de la signi-
lieación tiene una larga historia, y no solamente en la
lingüística: la lógica, que se ocupa de problemas simi
lares desde otra perspectiva, la emplea también. Co-
I liendo el riesgo de simplificar excesivamente, se puede
decir que el postulado común que crea esta problemá-
I ica es el del signo como unión de significante y de sig-
•:ificado, postulado que es inseparable del "estudio de
LIS reglas de formación de esas expresiones a partir de
i^nos más elementales" ^ .
Como se va a ver, el convencionalismo y la teoría
lie la significación inmanente son complementarios. La
98 LINGÜÍSTICA Y
84 GREIMAS, op, cit. p. 27.
85 Ibid., p. 27.
"Semántica estructural" de Greimas presenta los dos
caracteres. Considera que, "como señala Russel l" , si
esto es "ojo es una proposición que asigna una calidad
a una substancia, y si una substancia no se define por
la suma de sus predicados, es posible entonces que
esto y aquello tengan exactamente los mismos predi
cados sin que sean idénticos. " E l principio de identidad
sería puesto en entredicho"
Aceptando el principio de identidad, Greimas postula que "las cualidades definen las cosas, es decir, que e l sema S es uno de los elementos que constituyen el término-objeto A y que éste, al final de un análisis exhaustivo, se define como la colección de semas Si, S2, S' etcétera"
Es t e texto demuestra que el punto de partida de la lingüística estructural y de la lógica formal es el mismo: veremos cuáles son sus implicaciones.
Las relaciones entre la concepción "estructuralista" de la estructura y el problema de la significación se aclaran considerablemente si se tiene en cuenta el papel de la noción de "identidad" como fundamento de la "entidad" —unidad constituida por las "relaciones estructurales". E n efecto, cuando se deja de lado la concepción de la estructura como sistema de transformaciones, simultáneamente estructurante y estructurada, y se la considera como una combinatoria, más o menos compleja, de "unidades" cuyas relaciones forman un sistema, hay que llegar a admitir que esas "unidades" se definen "a priori" y que el significado depende de las relaciones entre "unidades de significación" — l o s semas de Greimas— cuya existencia se postula más allá de sus manifestaciones.
D e hecho, Greimas lleva las contradicciones del pensamiento saussuriano a su conclusión, conclusión que
ANÁLISIS ESTRUCTURAL 99
excluye las alternativas que D e Saussure presentía. Greimas considera que la significación de las palabras — t é r -niinos objeto— e s el resultado de la articulación de unidades elementales de significación, los semas. Esta nrticulación el lexema ( o término o b j e t o ) , s e manifiesta e n las relaciones del término objeto con otros lérminos-objeto, con otros lexemas. Pero, y esto e s lo iinportante, si la relación e s posible e s porque s e puede postular la existencia de una identidad entre los términos objetos puestos e n relación: esta identidad, que ( i i ' c imas llama continuidad, es el resultado de la existencia de una categoría sémica, de u n eje semántico: los Iorminos chico y chica s e ponen e n relación en la continuidad dada por la categoría sémica "sexualidad", dentro de las que s e oponen por la presencia de semas opuestos, masculinidad ( s ) y "feminidad" ( n o s ) .
Las categorías sémicas son, para Greimas, las estructuras elementales de la significación: la categoría sémica e s la discontinuidad, la oposición de dos semas ( S y / S ) , '•n la continuidad de un mismo " e j e semántico". Así, y utilizando s u notación, si A y B son dos términos objeto (chico y chica, por e j emplo ) :
A / r ( S ) / B
i ' (S ) designa el " e j e semántico" ( e n el ejemplo, sexo) \> esta "ecuación" s e analiza como:
A ( s O r B ( S 2 )
NI = masculinidad y S 2 == feminidad = no si = / S i In c | u e conduce a la definición de la categoría sémica ".sexo" como dada por: s i (respecto a ) r s 2 .
Este modo de análisis implica que se postula la existencia de unidades de significación, definidas "a priori", cuya forma de existencia es la relación entre los tí'rminos. Y este postulado implica la existencia de un
100 LINGÜÍSTICA Y
86 A, J , GREIMAS, Sémantique structurale, París, Larousse, 1966, y particularmente las páginas 102-104.
lugar de la articulación sémica^^, de un "s i t io" en donde los semas existen antes de articularse en lexemas.
Adelantándome a una crítica que se puede hacer de este análisis, contesto de antemano a un argumento cuya fuerza me parece indudable; Greimas — o los que piensan como é l — podrían decir que los semas y las estructuras elementales de la significación no son, como yo afirmo, ideas puras, sino simplemente "procedimientos de análisis", que sirven para explicar la significación de los términos en los discursos existentes. Es to es tanto más fácil de afirmar cuanto que Greimas habla de "inmanencia" y "manifestación" para evitar, justamente, el tipo de lectura que yo he hecho. Pero una simple declaración no basta; lo que hay que discutir es el estatuto epistemológico de la noción de procedimiento de análisis, y esta discusión, llevada a sus últimos límites, no entra en el ámbito de este libro.
Para mí, y ésta es la respuesta a la crítica que puede hacerse de mi discusión de la semántica estructuralista, apelar a la noción de "procedimiento de anál is is" es una excusa poco satisfactoria; las "unidades elementales de significación" y las "estructuras elementales" ocupan una posición clave en la teoría greima-siana y son más que puras hipótesis operacionales; todo pasa como si, a pesar de las declaraciones de Greimas, los "átomos de significado" fueran "procedimientos" sustancializados, cosificados, es decir, conceptos que se refieren a algo más que un mero procedimiento analítico.
L o que plantea un problema difícil de resolver es que, efectivamente, la significación de los términos del discurso está cosificada; el efecto de la ideología es la cosificación de la significación, cosificación del mismo tipo que la del valor de las mercancías. Y que hay que
ANÁLISIS ESTRUCTURAL I Q l
Lcner en cuenta esta cosificación que transforma la signi-licación producida en el discurso en significado aparentemente inmanente de los términos de la lengua. Pero itMier en cuenta esta cristalización de la significación, no iinjilica que haya que utilizar la noción de "unidad elemental de significado" y de "estructura elemental" como conceptos científicos. Es ta exigencia implica que hay tille explicar el proceso de fijación de la significación loportada por los términos, así como el de sus transformaciones: y eso no puede hacerse más que en el con-irxto de una teoría de la producción de los productos Rignificantes. Si no, los mecanismos de producción y de cambio de los productos significantes aparecen como .iiiiónomos respecto al todo complejo de la estructura social, y los estructuralismos radicales — c o m o el de Michel Foucault en "Les mots et les choses"— que re-ilucen la historia de las representaciones a mutaciones lie "epistemés", se ven justificados.
Cuando Greimas discute el problema de la "signifi-1 iiei(ín poética", es decir, el del sentido contextual de las palabras, lo resuelve de forma igualmente idealista, 'lotla palabra en un relato se analiza, piensa Greimas, (le la forma siguiente: la palabra término-objeto tiene un significado que se puede dividir en un núcleo sémico, i (impuesto por la articulación de los semas que la componen en la lengua, y por los semas clasemáticos, que dependen del contexto en que la palabra se usa en el leliito.
E l análisis del relato es, entonces, el estudio de las oposiciones e identidades de los semas clasemáticos, de los semas contextúales. . . Esta concepción coincide con lii de Lévi-Strauss: ya hemos indicado que Greimas formula en términos más generales el método Lévi-Straus-•.laiio de análisis de los relatos míticos. Y este método :,e puede resumir con una cita de Greimas que pone en
102 LINGÜÍSTICA Y
87 GREIMAS, Sémantique Structurale, p. 103.
evidencia el postulado común de la lógica formal y del estructuralismo:
" E l centro de toda nuestra reflexión teórica estriba en la hipótesis ingenua según la cual, partiendo de la unidad mínima de significación, podemos llegar a describir y organizar los conjuntos cada vez más amplios de significación. No obstante, esta unidad mínima que hemos llamado sema no posee existencia propia y sólo puede ser imaginada y descrita en relación con algo distinto' de ella, en cuanto forme parte de una estructura de significación"
Así, pues, es evidente que la distinción entre lengua y habla implica el presupuesto de la existencia de "unidades" de significado, es decir, de ideas puras que aparecen al nivel de la lengua: esta hipótesis es necesaria para explicar el funcionamiento de la lengua como sistema autónomo.
Si la distinción entre lengua y habla crea dificultades, cabe interrogarse respecto a la pertenencia de tal distinción; en las páginas precedentes se ha visto cómo, según Saussure, la distinción se funda en una serie de dicotomías: la lengua es "institución social", mientras que el habla es "individual", la lengua es "sistema", el habla acto ("individual") de voluntad y de inteligencia, la lengua es el resultado de un contrato y el habla libre albedrío.. . No es necesario volver a insistir sobre el carácter ideológico de esta distinción, sobre el contexto en que se sitúan estas dicotomías: la ideología burguesa, que reduce al "contrato" las formas de existencia concreta de las relaciones de producción. E l signo es como el valor de la mercancía, representado como una "entidad de cambio", representación que enmascara la producción del producto. Y la lengua, como la economía.
ANÁLISIS ESTEUCTÜEAL 103
un sistema de relaciones contractuales, en que las voluntades individuales se pliegan a leyes abstractas y convencionales que favorecen el cambio.
La función de la distinción entre la lengua y el habla
es la de enmascarar la imposibilidad de resolver el pro
blema de la significación en un contexto liagüístico. E l
i-Icctuar la distinción supone que se acepta la existencia
tic una esfera de la significación en si, que obra, después,
en el lenguaje, aunque su acción existe a nivel de la
Irase o de la palabra. Ahora bien, admitir la existencia
de una substancia de la significación equivale en última
Instancia a suprimir su carácter social, su carácter de
¡iroducto social.
Si se rechaza la distinción de la lengua y el habla
ciue funda la lingüística saussuriana y e l "estructura
l ismo"— hay entonces que pensar el lenguaje como una
¡tráctica, es decir, como una producción social —y un
¡iilercambio de productos, lo que está ligado con toda
pioducción— regida por ciertas leyes que aseguran la
rlicacia de los productos de esa producción. Y esto
porque rechazar esa distinción implica negar la existen-
I iii, fuera del conjunto de discursos, de unidades de sig
nificación de los productos sociales que son todas las
variedades de discurso. Pe ro rechazar la distinción fun-
d i \do ra de la lingüística saussuriana supone negar
Iii existencia de una solución científica al problema de
!u significación en la lengua, y considerar e l lenguaje,
iii'liculación de las hablas, no como un sistema autóno
mo, condición de posibilidad del habla, sino como la
estructura de la práctica lingüística, la estructura de los
discursos.
l'.sta perspectiva, que se esboza e intenta precisarse i-n los trabajos de investigación contemporáneos, rompe la dicotomía significante-significado, disuelve la noción (¡c signo y plantea el problema de la significación en el nivel de las relaciones entre los procesos de producción
104 LINGÜISTICA Y
88 La historia de las ciencias naturales indica que los conflictos entre las "estáticas" y las "dinámicas" se resuelven siempre en la explicación dinámica del equilibrio...
89 Greimas define los ejes semánticos como "unidad de sustancia del contenido" (subrayo yo ) . Cfr. Sémantique structurale, edición citada, pág. 27. E n todos los estructuralistas, desde Saussure, la forma (opuesta a la sustancia) es la manifestación del contenido significante.
y de cambio y los agentes, que constituyen los soportes de dichos procesos. La noción de práctica significante, que se sitúa en el contexto de una definición de la estructura como estructura de la práctica y, por lo tanto, como radicalmente fuera de la dualidad (ideológica) de la estructura y del acontecimiento, se sitúa entonces al margen de la polémica entre "historicismo" y "estructuralismo": las prácticas significantes, como todas las prácticas, son procesos de producción integrados a los de cambio, estructuradas y estructurantes, que se despliegan en el tiempo: tanto la constancia como el cambio son prcxresos "dinámicos", es decir, fenómenos que pueden ser estudiados en una perspectiva unificada
Estas consideraciones justifican, según creo, la necesidad, que constituye el punto de partida de este trabajo, de buscar una solución al problema de los productos "literarios" fuera del estructuraHsmo. Pero si las razones mencionadas no fueran suficientes, queda el hecho, incontestable, de la esterilidad científica del estructuraHsmo; la "explicación" estructural impide la formulación de nuevas preguntas, al expulsar del campo de la "cientificidad" la cuestión del "por qué" y del " cómo" de las "estructuras" descubiertas. La respuesta estructuralista es siempre la misma: existen un cierto número de significados, que se articulan de manera específica, y cuyas combinaciones se manifiestan en los fenómenos estudiados; postular la existencia de "unidades de significado" es recurrir —como la publicidad moderna y la medicina antigua— a la explicación de la propiedad por la substancia a la expHcación del fenómeno ( "e l opio hace dormir") por la característica subs-
ANÁLISIS ESTRUCTURAL -JOS
tancial de la substancia ("virtud dormitiva" del opio o "principio blanqueador" del detergente). Es t e tipo de explicación, radicalmente anti-científico, que Bachelard llama substancialismo, ha sido siempre perfectamente compatible con la noción de combinación...
Antes de concluir esta crítica —sumaria y provisional— del estructuralismo, hay que indicar que, a pesar <lf los presupuestos acientíficos en que se funda y de los callejones sin salida a los que conduce, las investigaciones estructuralistas han ofrecido una alternativa importante II la investigación en ciencias humanas: su exigencia de r igor , aunque haya conducido finalmente al falso rigor i i i n nefasto para el progreso de la investigación, ha des-(ruido muchas de las resistencias que obraban contra el pliinteamiento científico del problema de las producciones culturales.
Es importante comprender que el estructuralismo no c» , s in embargo, un método radicalmente nuevo: com-pnric c o n la lógica formal la teoría idealista del signo, In solución "inmanentista" del problema de la signifi-i'nci(')n y el convencionalismo de la teoría de la lengua.
La crítica del estructuralismo implica necesariamente l i i crítica, simultánea, del neo-positivismo lógico y de las teorías de la escuela de la sintaxis lógica.
La "arquitectura del espíritu" de Lévi-Strauss y la ' r a z ó n universal" del "ego trascendental" no son dos poluciones demasiado alejadas del mismo problema de
sif^nificación del lenguaje como medio de comunica-in. Las relaciones del estructuralismo con las filoso-
ÍIH idealistas del lenguaje y del conocimiento son ev i -entcs. Pero no se puede tratar aquí este problema: el I t u d i o de las implicaciones y de las relaciones de los antulados de base del estructuralismo con las diversas losofíns de la primera mitad del siglo X X constituiría
m u cria para una obra considerable y, sin duda, extre-aadumente útil.
106 LINGÜISTICA y
La búsqueda de una teoría de las prácticas significantes supone: 1 ) que se considera la significación del discurso' como el producto de un proceso de trabajo, definido por sus materias primas, instrumentos de trabajo y por un trabajo productivo, es decir, por la aplicación, según ciertas reglas, de los instrumentos a las materias primas; 2 ) que la significación de las palabras es una variable, y la de las frases también; 3 ) que la constancia de ciertas significaciones, tanto como su variabilidad, tiene ( y puede) que explicarse como un efecto de la estructura de las prácticas significantes.
CAPÍTULO IV
IJÜS teorías de la ideología en el lenguaje
I N T R O D U C C I Ó N
En los dos primeros capítulos he presentado una descripción y una crítica en los términos propios de la s(vcioIogía de la novela como una perspectiva de análisis de la producción literaria. E n el tercer capítulo he descrito y criticado la perspectiva lingüística, crítica liccha también desde el interior.
i.as dos problemáticas son inseparables: hemos visto iHit; la explicación lingüística tiene límites y que los líniiics son, justamente, la explicación del fenómeno de la significación, sobre todo a nivel de la frase y de las Mi ' ticulaciones de las frases en el discurso y en el texto. Y que al no reconocer estos límites, la semiología es una morfología, "teoría de las formas", un formalismo estéril. Por otra parte, la sociología de la novela, en los tér-niinos en los que planteaba sus problemas, también lle-^nha a un formalismo. Pero no he analizado los con-fppios fundamentales de la sociología literaria de forma etílica. Me he contentado, en el primer capítulo, con r)( | ) i)ncr su problemática y sus nociones.
I'ara constituir una teoría de la novela (y , quizá, del relato) hay que efectuar la síntesis de las dos pro-lilemálicas, lo cual implica transformar sus conceptos.
primera etapa es situar el problema de la significa-lión ilcl disnirso, el problema de la estructura de las
[ 1 0 7 1
108 LA IDEOLOGÍA E N
1 J . PIAGET, Etudes Sociologiques, Genéve, Droz, 1961, p. 27. 2 L . ALTHUSSER, Pour Marx y Lire le Capital, Maspero, 1965,
1967 (Trads. casts. de Marta Harnecker, La Revolución teórica de Marx y Para leer el capital, México, Siglo X X I , 1967, 1969).
prácticas significantes en la perspectiva teórica de Goldmann y en la de Piaget, que es más elaborada. Para ello, es preciso analizar, en primer lugar, la manera en que Piaget y Goldmann plantean el problema de la conciencia colectiva, de los valores y de la ideología. Veremos después el contexto en el que se sitúan las diversas nociones de ideología y cómo se puede elaborar una teoría de las prácticas significantes y de la ideología en esta perspectiva, que tiene también como origen los escritos de Marx.
«VISION DEL MUNDO» E IDEOLOGÍA; GOLDMAN Y PIAGET
Criticar la perspectiva de Goldmann sin referirse a Piaget es fácil y poco útil; Goldmann —cfr. Recherches Dialectiques (Investigaciones Dia léc t icas )— considera que la psicología genética de Piaget es la psicología que corresponde a la sociología marxista, también genética, y que la epistemología genética de Piaget es una formulación actualizada del materialismo dialéctico, de la epistemología marxista. También Piaget hace suyo este punto de vista
E l carácter "genético" del pensamiento marxista puede ponerse en duda; Althusser lo ha hecho, y de forma decisiva 2 . Así, no se trata aquí de repetir sus argumentos, sino de ocuparse detalladamente de un cierto número de conceptos de Piaget (y de Goldmann) que se han utilizado, sin crítica, en los dos primeros capítulos de este trabajo. Sin crítica, en efecto, ya que antes de examinar en el capítulo I I I la teoría del lenguaje y, sobre todo, la noción de signo, no se disponía de los instrumentos necesarios para efectuar un examen
KL LENGUAJE 109
crítico de los conceptos de ideología y de "visión del mundo", examen absolutamente indispensable como preámbulo para una teoría de la novela.
Antes de adentrarse en la discusión de la "sociolo-fífa" de Piaget (y , al mismo tiempo, de Goldmann) i 'onviene aclarar que genético y diacrónico no significan lo mismo, y que el término "genético" es empleado por Piaget en dos sentidos: el primero — e l criticado por Akhusser— significa que se explica un estado dado de un sistema (por ejemplo, la inteligencia adulta) buscando sus orígenes y sus reglas de desarrollo. E l otro, (|ne Piaget emplea también —y, particularmente, en
Estructuralismo—, define la génesis como el paso de una estructura a otra, l o que supone conocer las dos rsitucturas y pensar en el paso como transformación.
Aunque las dos definiciones pueden parecer casi Idénticas, hay una diferencia importante: mientras que lii segunda implica el conocimiento de dos estructuras, lii primera no exige ninguna.
l'.l ejemplo siguiente, de Piaget, ilustra bien en qué Hrniido la perspectiva genética es peligrosa: Piaget afir-nui que el carácter simbólico de los signos "es tanto imís frecuente en las sociedades que son "primitivas" cuyas representaciones colectivas son menos abstractas, TN decir, menos profundamente socializadas" ^. Sabemos, NÍn embargo, que en las sociedades "primitivas" las "representaciones" no son menos "abstractas": son solamente ' distintas. Pero la hipótesis de una "mentalidad pielógica" es necesaria para explicar "genéticamente" Irl li'vgira como fruto de l a "socialización". L a hipótesis del salvaje no socializado, individuo aislado, es indis-peUNiihle como fundamento de una explicación contractual de todos los hechos sociales. Piaget reencuentra «qii í n Lévy-Bruhl: el Robinson —^personaje fundamen-Irtl de- la mitología burguesa— aparece insidiosamente
,1 drucin.') en gran parte a los análisis de Lévi-Strauss. '
no L A I D E O L O G Í A E N
4 J . PIAGET, Etudes Sociologiques, Droz, Genéve, 1965, p. 34. 5 Ibid., p. 31. Aunque no hay lugar, en este trabajo, para des
arrol lar una crítica de la noción de acción y de las teorías ("sociológicas';) de la acción, cabe indicar cuáles son los supuestos en los que se sitúa para justificar someramente el rechazo de las perspectivas teóricas que definen a los actos como el objeto de las ciencias sociales.
La noción de acío. que casi nadie se preocupa de definir, supone, como lo indica Parsons en Toward a General Theory of Action, la existencia de un sujeto, es decir, de un agente que eUge libremente los objetivos y los medios empleados en... la acción, en una situación dada, situación que informa la acción en la medida en la que existe
en todas las teorías ideológicas de todos los hechos sociales, de la lengua hasta el estado. Cuando el signo ( o el estado, o los valores de cambio) es contractual,
hay que inventar al "hombre antes del contrato": mudo, solitario, ilógico, puro, principio del proceso "genét ico" que explica el lenguaje, la sociedad, la lógica, los vicios . . .
La "sociología" de Piaget — y la de Goldmann— son fundamentalmente idealistas. Es to se descubre sin dificultades cuando se analiza su concepción del "hecho social". Los hechos sociales son interacciones, caracterizadas por tres aspectos, que se pueden distinguir y que están siempre presentes en diversos grados: "reglas, valores de cambio y signos, constituyen por tanto los tres aspectos constitutivos de los hechos sociales, ya que todo comportamiento efectuado en común se traduce necesariamente en la constitución de normas, de valores y significantes convencionales"
Vemos que el hecho social es "comportamiento efectuado en común", que se "traduce" en normas, valores y signos. Y las reglas ( o normas) "se aplican al todo y estructuran incluso a los mismos signos (reglas gramaticales) tanto como a los valores (reglas morales y jurídicas) y a los conceptos y representaciones colectivas en general ( l óg i ca ) " 5 . Los valores de cambio "constituyen el hecho nuevo que consolida socialmente a los valores y los transforma haciéndoles dependientes, no sólo ya de la relación entre un sujeto y los objetos,
KL LENGUAJE 111
mtliltillvumünte, es decir, en cuanto aparece en la conciencia del su-Jclii lili lii acción...
No hay una teoría de la acción sin una teoría de las orientaciones Bliniiiillvus que lundan la elección de una alternativa por el sujeto. AhiMii Ilion, y dado que las alternativas no son tales, en la medida • I I lililí liis orientaciones que guían la elección están, "interiorizadas" imiiKi iiormiLs, para los teóricos de la acción, la elección acaba con-Vllllt'iKlosu en tma elección inconsciente, lo cual se parece mucho a M » ilnliirmlnlsrao que la teoría de la acción (y del sujeto) empieza (iiir itirliiwar. Más adelante, en este texto veremos cómo la noción rtn Bi'i'lón está relacionada" con ima teoría idealista del signo, ya que ÍHM "iirlnntuciones" son significados...
II ,1. r i A G E T , Eludes sociologiques, ed. cit. p. 39. 7 Ibld., p. 39. II Ibld., p. 34. No hay que insistir sobre el carácter arbitrario
i Ib I«1 utirmación... II llild., p. 34.
1 l ino incluso del sistema total de relaciones entre dos o más sujetos, por una parte y por otra, los objetos"^. F.n efecto, los valores individuales "siguen siendo variables y fluidos mientras no dan lugar a intercambios" y eso a pesar de que están sistematizados por las regu-Ineiones afectivas, cuyo estado de equilibrio es la volim-liii!. Los valores pueden estar más o menos regulados. "La función esencial de la regla es conservar los valo-r c i , y el único medio social de conservarlos es convertirlos en obligados u obligatorios" .̂ Los signos son "el medio de expresión que sirve para la transmisión de reglas y valores". Son arbitrarios y suponen una convención. Pero un gran número de signos tienen además un carácter simbólico, "y el hecho es tanto más fre-fucnie en las sociedades que son más "primitivas", cuyas representaciones colectivas son menos abstractas, es decir, menos profundamente socializadas"^.
Vemos entonces que la teoría del signo de Piaget ftiincide con la que se ha criticado en el capítulo ante-
i r l o r ; el signo es convención, y el significante, expresión Convencional de las ideas que existen fuera de él. Que e l sujeto es una categoría fundamental de esta sociolo-(ifa, y que el signo ( y no sólo el significante) es medio
\ée expresión de reglas y valores, los cuales existen en-I t o n c c s como "contenidos" de las conciencias de los
112 LA IDEOLOGÍA E N
10 Ibid., p. 31.
11 J . PIAGET, Etudes sociologiques, p. 80.
sujetos, como ideas puras que el sujeto comiene y el signo expresa, y al expresar, valoriza.
E n esta perspectiva, la noción de "conciencia colect iva" de Piaget y la de "visión del mundo" de Goldman, se articulan claramente con la concepción de la ideología que conllevan. Según Piaget, "la diferencia fundamental existente entre las representaciones colectivas y las representaciones individuales es, que el "nosotros" se encuentra constantemente sustituido por e l "yo" y la cooperación por las operaciones simples L o mismo que en el caso del desarrollo de los contenidos de la conciencia individual, el desarrollo de los contenidos de la conciencia colectiva está sometido a un idéntico proceso de equilibración, que resulta de la acomodación a la experiencia y que asegura su estabilidad. Pero el equilibrio implica, como se ha indicado, la reversibilidad de las operaciones agrupadas que constituyen un sistema y la reversibilidad se logra en la cooperación. Porque la acomodación a lo real, la objetividad, al igual que en el caso de las representaciones individuales, está sometida a una presión fundamental: la descentración. E n el individuo, la cooperación hace pasar las representaciones del egocentrismo a la racionalidad. D e la misma forma la sociedad es también la que hace pasar las representaciones colectivas de los grupos (clases sociales) , del "sociocentrismo" del grupo a la "racionalidad".
Las representaciones sociocéntricas son las ideologías. Estas últimas son "la expresión conceptual de los valores en los que cree un conjunto de individuos, y como tal, cumple una función a la vez positiva y muy diferente de la ciencia: la ideología traduce una toma de posición que defiende e intenta justificar, mientras que la ciencia constata y explica
LENGUAJE 113
La ciencia implica por tanto la cooperación entre grupos. Pero la cooperación solamente es posible
l | P P b intercambios equilibrados. Y el equilibrio de los iiilcrcambios depende de tres condiciones fundamenta-
•
Ics: la existencia de una escala de valores común, la [|ualdad fundamental de los valores que entran en luego en los intercambios y la reversibilidad. Piaget CHcribe:
" E l estado de equilibrio, tal y como es defi
nido por las tres condiciones precedentes, está
también subordinado a una situación social de
cooperación autónoma, fundada sobre la igualdad
y la reciprocidad de los "partenaires" y que se
desprende simultáneamente de la anomía caracte
rística de la coacción"
más adelante añade:
"Pero es im-portante precisar que la coopera
ción, como la acabamos de definir por sus leyes de
equilibrio, oponiéndola al doble desequilibrio del
egocentrismo y la coacción, difiere esencialmente
del simple cambio espontáneo, es decir, del "de-
jar-hacer", tal y como lo concebía el liberalismo
clásico. Está bastante claro, en efecto, que sin una
disciplina que asegure la coordinación de los pun
tos de vista mediante una regla de reciprocidad,
e l "libre cambio" está continuamente dificultado,
o bien por el egocentrismo (individual, nacional
o resultante de la polarización de la sociedad en clases sociales) o bien por las presiones (debidas
H las luchas entre tales clases, e t c . )
L a ideología es así concebida como la expresión con-
^tual de los valores de una representación colectiva
p l o - c é n t r i c a , expresión que se traduce en una toma
Ibld, p. 96. J . r i A G E T , Eludes sociologiques, p. 96.
114 L A I D E O L O G Í A E N
de posición, la defiende y la justifica. Pero, la existencia de estos valores específicos del grupo implica la existencia de un desequilibrio en los intercambios entre los grupos, la no-reciprocidad de los "partenaires", la desigualdad. Y también que sólo el egocentrismo y las coacciones permiten intercambios de valor desigual.
La ideología es expresión conceptual de valores que existen en las conciencias individuales (socializadas por la interacción) en la afectividad de los sujetos. Si la ideología no es ciencia es porque el egocentrismo y la coacción impiden intercambios iguales, y por lo tanto, escalas de valores iguales.
Mientras que la visión del mundo es estructura de los contenidos de la conciencia colectiva, la ideología es expresión conceptual. La distinción entre visión del mundo e ideología es paralela a la de idea-expresión. Es una distinción idealista, y sólo posible gracias a una concepción formalista del signo: en efecto, los signos son para Piaget totalidades que unen significante y sig nificado de forma convencional (mientras que el símbolo es una representación menos socializada, menos convencional) y constituyen uno de los aspectos del hecho social. Esta concepción, suficientemente analizada en el capítulo tercero, no necesita más discusión: ya hemos visto cómo está ligada a una concepción idealista de las representaciones —ideas puras que existen fuera de su manifestación en el signo. La importancia de esta concepción del signo es que los valores son significados robinsonianos, y los valores de cambio significados homogeneizados por la interacción.
Evidentemente, esta concepción de los valores y de los signos es inseparable de la de las reglas: pero para Piaget las reglas son valores fijados, invariables, que "regulan" las interacciones: ideas que determinan los procesos reales.
Sin continuar este análisis —^ya demasiado largo^
101, T.ENGUAJE
podemos preguntarnos: ¿cuál es la forma de existencia
de la conciencia colectiva, de esas representaciones
s(K'i al izadas? Es decir, empleando la terminología de
Althusser, ¿cuáles son los objetos reales, concretos y
ningulares de los que el concepto de conciencia colec-
liva (conjunto de presentaciones organizadas) es el
"objeto de conocimiento"? Esta pregunta no es formu-
liidn claramente ni por Goldmann ni por Piaget. Y es
i | i i c los dos tienen una concepción expresiva del dis-
iursü. paralela de la concepción idealista del signo como
dignificante-significado.
I.A NOCIÓN DE VISION DEL MUNDO: UNA LECTURA PARCIAL DE MARX
Qud el título de este párrafo se refiera a una lectura
l>urcial de Marx, no es, como veremos, fortuito. En efecto, aunque Marx escribe en la Ideología Alemana:
"No es la conciencia la que determina la vida sino la vidii la que determina la conciencia" y aunque emplea el concepto de formas de conciencia que corresponde a "la moral, la religión, la metafísica y cualquier ii(rii ideología" Piaget funda en esta frase su creencia en In convergencia de la psicología genética y el mar-llwtno como sociología del comportamiento dejando
lado la concepción clara (aunque poco desarrollada) Marx tiene de la conciencia. E n el mismo texto,
íarx escribe:
" Y es ahora solamente, después de haber ya examinado cuatro momentos, cuatro aspectos de las relaciones históricas originales, cuando encontramos que el hombre tiene también "conciencia". Pero no se trata de una conciencia que sea de golpe
MAKX y ENGELS, La Ideología Alemana, E d . Revolucionaria,. 1.111 na, 1966, p. 26. Yo subrayo.
Ibld. Ver J . PIAGET, Eludes Sociologiques, Genéve, Droz, 1966, p. 27.
Ann comparte esta opinión de Piaget. Ver Goldmann, Investiga-Dialécticas, ed. cit.
116 LA IDE0LCX3IA E N
17 MARX y E N G E L S , L'Ideologie Allemande, edición francesa citada, p. 43. Cf. ed. cast. cit., p. 30. Subrayado mío.
18 Ver Julia Kristeva, Semeiotike. Recherches pour une séjnana-lyse. París, Seuil, 1969. Texto de gran importancia que desarrolla por otros caminos mucho de lo que este libro contiene.
conciencia "pura". Desde el principio, una maldición pesa sobre el "espíritu", la de estar "manchado" de una materia que se presenta aquí bajo la forma de capas de aire agitadas, de sonidos, en una palabra, bajo la forma del lenguaje. E l lenguaje es tan viejo como la conciencia — e l lenguaje es la conciencia real, práctica, que existe también para los otros hombres, existiendo entonces también solamente para mí mi smo . . . "
En este texto decisivo, a pesar de la dificultad que manifiesta al pensar un concepto nuevo con las categorías idealistas de "conciencia", "espíritu", materia" y sin una teoría del lenguaje, Marx enuncia la concepción que funda los desarrollos actuales del nuevo sema-nálisis el lenguaje es la conciencia real, práctica; la forma de existencia de la "conciencia" es el lenguaje.
Pero este enunciado de Marx no podía ser desarrollado en su época: las investigaciones lingüísticas no habían avanzado suficientemente como para servir de instrumento a una teoría del lenguaje como práctica social. Como hemos visto, pensar en el lenguaje como producción en lugar de producto es cosa nueva, que sólo se esboza en las investigaciones más recientes, apenas al margen del "estructuralismo", cuya crítica suponen investigaciones que definen un dominio nuevo y necesario: interacción de la lingüística, la sociología, la lógica matemática y la epistemología.
Sin insistir por el momento en el planteamiento de la problemática en la que sitúa la teoría de la novela, hay que indicar cómo esta concepción de la "conciencia" , noción que cubre la problemática del lenguaje como práctica, invierte el planteamiento del problema
I WL LENGUAJE l]-J
del sujeto, colectivo o individual: el habla no es "expresión" de la "conciencia" del individuo-sujeto, sino c|uc es "sujeto" el individuo al hablar.
Y hay que indicar también que —en los textos de
Marx— la noción de ideología no es explícita: a veces
aparece como expresión, como reflejo del modo de vida.
Por otra parte, en el Capital (primera sección, libro I ) ,
aparece como una realidad ambigua: la substancia del
valor, la forma del valor, son categorías que clarifican
poco el carácter del concepto tal como M a r x lo em
pica Una lectura idealista de Marx es posible porque
I o n textos de Marx son, en ciertos aspectos, ambiguos.
J.a ambigüedad es, ¡por otra parte, del mismo tipo que
la de Saussure: conceptos nuevos todavía mezclados con
viejas nociones ideológicas, pensadas en contextos que
non, radicalmente diferentes, de la novedad que pro
ducen.
I I , CONCEPTO DE IDEOLOGÍA:
IFUNCIONALISMO Y MARXISMO
Que el concepto de ideología es un instrumento
h J r i c o determinante, nadie lo duda. Pero en el pensa-
n i i i ' i i i í i sociológico, desde Marx hasta Parsons, desde
A l i l i i i s s c r hasta Piaget, este concepto está definido am-
Itl^iimínente, es decir, que sus relaciones con los demás
IM s in embargo, cabría pensar que la crítica de Marx a Ricardo plli'n (111 Kcneral la crítica de toda hermenéutica de los procesos In BiKiiirtmlcos. Ricardo, en efecto, ha sabido leer, bajo la apariencia
liitiifcumblo, la sustancia del valor y su medida: "El valor es tra-. I'iiro, incapaz de producir el concepto de fuerza de trabajo i1lHtlii«ulr el do6¡e carácter del trabajo cristalizado en la mer-
»|i|ii, MI análisis desemboca en un "impasse" desde el que se trata miiili'/Jir oso objeto enigmático que ofrece a Ricardo su principio
«itiini: el trabajo mismo. ¿Cuál es el "valor del trabajo"? Esta Ulltn coincide con la que se plantea la hermenéutica: ¿cuál es el Í I I drt sentido: el "significado del significado"? Pregunta Ideoló-
H\ Miirx evita esta cuestión, no es por casualidad: des-constru-1(1 In unción ideológica de trabajo cumple, en su nivel, la misma
(ili'iii nun le semiología actual: des-construir la noción (ideológica) plgiiiriiuido.
118 L A I D E O L O G Í A E N
conceptos fundamentales de la sociología cambian se
gún los contextos.
E l carácter fundamental del concepto de ideología
es debido a la posición que ocupa en una ciencia de la
sociedad. Posición delicada en la intersección de la es
tructura de los procesos reales con la experiencia hu
mana del proceso: voy a examinar someramente las con
cepciones más importantes y frecuentes de esta cues
tión:
A ) La posición marxista simplista.
El punto de partida es la frase de Marx:
" A partir de sus procesos de vida real se repre
senta también el desarrollo de los reflejos y de los
ecos ideológicos de ese proceso vital" ( I . A . 8 pág.
.36) y su continuación "la moral, la religión, la
metafísica y todo el resto de la ideología, así como
las formas de conciencia que les corresponden pier
den inmediatamente toda apariencia de autono
mía" ( I . A. 3 6 ) .
Estas dos citadas fundan la concepción que se pue
de llamar del "ref le jo": la ideología es un conjunto de
representaciones que son el reflejo de los "procesos de
vida real". Marx, en la sección del Capital sobre el Fe
tichismo de la mercancía, introduce un refinamiento (a
menudo olvidado por los partidarios de la teoría del
re f le jo) : la ideología refleja los procesos reales, pero
se trata de un reflejo invertido como en la "cámara os
cura". Y precisa que esta inversión tiene una función
respecto al modo de producción.
Esta concepción de la ideología se acompaña de una
ambigüedad fundamental: Marx habla de " la moral, la
religión, la metafísica y todo el resto de la ideología".
E n sus ejemplos, la ideología aparece siempre como
discurso. Y este discurso es expresión del sistema de
KL LENGUAJE 119
l\) La concepción histórico-funciondista
(ion la crítica de la noción de visión del mundo se
irilii ya la concepción historicista de la ideología. Pe-
(iiildmann y Piaget son autores intermediarios y pa-
FIT dflimiiar claramente las posiciones lo mejor es con-
íh lmir las posiciones extremas. Por eso me refiero
i j i | H i ,1 ' lalcott Parsons, cuya influencia en el pensa-
iiiii i i i i i .sociológico es determinante.
I'',ii resumen, la posición de Parsons es la siguiente:
1(1 i t i l i i i i - n es un sistema de acción, es decir, un sistema
idoas: al menos, si en Marx esta afirmación está contra
dicha por su identificación de la conciencia al lenguaje,
los defensores de la teoría de la ideología como reflejo
lii interpretan así.
En el análisis de Por una sociología de la novela,
(en el capítulo I I ) , hemos visto el tipo de análisis al
que esta concepción de la ideología conduce en el cam
po de sus relaciones con la literatura. Pero este ejem
plo no agota el campo de las dificultades de las teorías
de! reflejo; la dificultad fundamental consiste, precisa
mente, en impedir la comprensión de la eficacia especí-
'a de la ideología en las formaciones sociales.
Hay que analizar más detalladamente e l contexto
teórico en el que se sitúa la teoría del reflejo, e insistir
íolire todo, en la concepción implícita de la estructura
del modo de producción que la acompaña. Se puede re-
miinir en la afirmación siguiente: la teoría del reflejo es
complementaria de una definición exclusivamente eco-
lu'iinicu del modo de producción como estructura de las
liirmnciones sociales concretas. La ideología es "super-
e»iructura", y la superestructura es expresión ( a veces
hii'crtida) de las relaciones de producción y de cambio.
lis Las consideraciones permiten el paso a la concep-
l'lóii exactamente opuesta: la concepción histórico-fun-
«'Inimlista.
120 ^ I D E O L O G Í A E N
20 A este respecto ver Talcott Parsons, Toward a General Tfieory of Action y The Social System, N. Y . , Free Press, paperbook édition, 1964.
21 PARSONS, The Social System, p. 12. 22 La noción de equilibrio y la de sistema están identificadas.
Ver Talcott Parsons, Toward a General Theory of Action, p. 120. 23 Ver en Talcott Parsons, The Structure of the Social Action,
Vol. I I , la importancia que Parsons mismo da al pensamiento de Weber respecto al papel de los valores en la vida social.
de valores. Pero al contrario de la personalidad o del
sistema social ( también sistemas de acción), la cultura
sólo existe en cuanto que está interiorizada en la per- |
sonalidad o institucionalizada en el sistema social
¿Qué son los valores, según Parsons? Los valores
son "elementos de sistemas simbólicos compartidos"
es decir, de un sistema de signos, que "sirven de crite
rio o standard para elegir entre las alternativas de orien
tación (de las acciones) que están intrínsecamente abier- |
tas en una situación" La significación del valor es la
elección de una alternativa de acción por el sujeto. L a
existencia de los sistemas sociales está determinada por
la del sistema de valores comunes cuya institucionali-
zación constituye el mecanismo de regulación de las ac
ciones que asegura el equilibrio del sistema y, por lo
tanto, y según Parsons su existencia como sistema.
E l equilibrio de la personalidad está garantizado tam
bién por la cultura interiorizada.
Si en las concepciones estudiadas antes de la ideo
logía como reflejo, la ideología aparece como puro sis
tema de representaciones determinadas rigurosamente
por la estructura, en la concepción de Parsons (y en la
de su predecesor Max W e b e r ) la estructura social está
determinada por la cultura, que es también un sistema
de representaciones. Dejando de lado por el momento
la concepción idealista de las representaciones, común
a las dos posiciones, se pueden comparar al menos en
lo que concierne a la función de la ideología: el mérito
de la concepción de Parsons es el considerar la ideolo-
I r -
KL LENGUAJE 121
j t ía ( la "cultura") como un mecanismo de regulación y
no como representación expresiva, verdadera o falsa,
de los procesos reales. La ideología, en la concepción de
Parsons, asegura el equilibrio y es una condición de la
existencia del sistema social como sistema.
Está claro para todo lector atento de Parsons, que
el subjetivismo manifiesto del análisis del hecho social
reducido a "acción del sujeto" y, finalmente, a "orienta
c ión normativa" de esta acción, hace que la sociedad no
Hca más que la forma de existencia de la ideología, la
realización de las ideas. Y que esto implica que no se
pueda explicar ni la historia, ni las formas de existen-
B cin de las diferentes formaciones sociales concretas. Sin
B embargo, y respecto al marxismo primario de la teoría
del reflejo, también idealista, aunque de otra manera,
Im teoría de Parsons tiene al menos el mérito de tener
en cuenta la función política y económica de la ideolo
gía como mecanismo de equilibrio, lo que no es inde
pendiente de su popularidad como justificación "a pos-
i c r i o r i " de las técnicas modernas de control soc i a l ^ .
Cximo hemos visto, la concepción de la ideología de
I'iiif^ct como sistema de representaciones colectivas so
cio céntrico, acompañado de una escala de valores co-
ini'in, es similar a la concepción de la cultura (ideolo-
yíi i) lie Parsons, con la diferencia de que Piaget intro-
dim- la noción de coacción (opuesto de cooperación)
piiiii explicar las escalas de valores distintos, de grupos
nociiilcs distintos, que resultan de intercambios de valo-
i T d ilcsiguales, lo que otorga un poco más de "realis-
Mid" ni análisis. Sin embargo, y al igual que Parsons,
l'iiii'ci concibe la ideología como estructura de la con-
' 1.1 del grupo-sujeto. L a diferencia principal entre •1 i,iL (trltica de Parsons aquí esbozada es, necesariamente, so-
iM.iM Vtn Max Black, The Social Theory of Talcott Parsons, y w M i i . ' k l i i y , Sociology and Modern Systems Theory, así c o m o ' ni-mil. iii.i "Li's «roupes marginaiui: ideologie et réalité", Soc. n.» 19 Miiiiliniil iiinn.
1¿2 L A I D E O L O G Í A E N
los dos conceptos es que la "cultura" de Parsons es un
sistema de representaciones común a la sociedad entera,
mientras que la ideología de Piaget es un sistema de re
presentaciones de un "grupo".
HACIA UNA TEORÍA DE LA IDEOLOGÍA
Como hemos visto, Parsons considera la "cultura"
( la ideología) como un sistema simbólico, el cual inte
riorizado, constituye la conciencia del sujeto de la ac
ción e, institucionalizado, define el sistema social. Esta
concepción, que adolece de un coeficiente considerable
de idealismo, tiene al menos la virtud de indicar —ideo
lógicamente— la función social de la ideología: la de
aparato regulador que mantiene el equilibrio del siste
ma.
Respecto al pensamiento "marxista" que considera
la ideología como reflejo, esta concepción supone, pues,
un neto progreso. Pero, como se ha indicado, Marx ha
bía comprendido que la conciencia es el lenguaje y que
la ideología es una instancia de la estructura: únicamen
te los marxistas economicistas, la "desviación" econo-
micista del marxismo, ha interpretado la teoría marxis
ta —incompleta—• de la ideología como una teoría del
"ref le jo" . Y en el pensamiento marxista contemporáneo
se encuentran numerosas tentativas de volver a los orí
genes y de elaborar una teoría de la ideología más co
herente, y no idealista.
Uno de los méritos indudables de Althusser es el ha
ber planteado seriamente estas cuestiones, obligando
así a discutirlas como problemas. Sin embargo, su teo
ría de la ideología es, en sus escritos de 1 9 6 0 - 1 9 6 5 , am
bigua. Por una parte Althusser considera la ideología
como una instancia del modo de producción, es decir,
como una estructura regional. Po r otra, sus definiciones
de la estructura, aunque insisten sobre el carácter de la
E L LENGUAJK
3B A pesar de que en otros textos Althusser condena vigorosa-i M P t i l n (Hcha concepción.
Wl A r . T H U S S E R , Fom Marx, p. 240 (Yo subrayo) (pp. 193-194 de I n I i m i I . castellana c i t . ) .
Aunque, claro está , no en el "sentido tradicional" de la noción rin c i i i i M i . Por eso la escuela de Althusser se ha preocupado tanto flí IH lliiiniida "causalidad estructural", que se quiere diferenciar de In "iiiiiimilldiid" en las ciencias de la naturaleza... eligiendo ejemplos É|i mU\<í últimas que resisten mal la crítica del especialista. Se ha fíirlndii 1111 (concepto, el de "explicación nomológica deductiva" para (jm'iii i | rr l / . i ir lii causalidad en las ciencias físicas y distinguirla de la WilnMlliluil c M l r u c t u r a l .
f(l iliiuno, la distinción de la "causalidad estructural" de la Mlltinlldail c u las ciencias físicas no parece lo bastante fundada como pm-H m r . l s l l r i i n análisis serio: la mayoría de las diferencias se deben ( liilrriiri'liiclcmes pre-newtonianas de leyes físicas elementales, tan i f l i H i i i K l i i l c ' i i l i ! ; que basta apelar a los conocimientos corrientes de ((•l.m i" im mostrar su carácter especioso. Por e s o , rechazando al i i i i ' i M . 1111IVIslonalmente . — h a s t a que se pruebe lo contrario— esta miliiri ,1:1 ( i i r i T o n c i a , me parece justo afirmar que Althusser concibe Ihh i > . n i i i i r i i i i i i s como causas, con las connotaciones metafísicas que mil 1 I M | i l l r i i .
I i i r l i i i i de causalidad estructural" me parece entonces que, en In Umm I i i rtd Althusser, constituye una solución nominatista de un pro-lllmilil iniU.
ideología como sistema regulador, caen a menudo en ima concepción idealista-expresiva^^. Así, por ejemplo, Althusser escribe:
" E n la ideología, los hombres expresan, en efecto, no sus relaciones con sus condiciones de existencia, sino la manera en la que viven sus relaciones con sus condiciones de existencia: lo que supone a la vez una relación real y una relación "vivida", "imaginaria". La ideología es, por lo tanto, la expresión de la relación de los hombres con su mundo, es decir, la unidad (sobredeterminada) de su relación real y de su relación imaginaria con sus condiciones de existencia reales."
Esta concepción es coherente con la ausencia en los textos de Althusser de una teoría del lenguaje. Pero en ellos se encuentran los elementos que permiten la eliilioración de una teoría de la ideología, y eso a pesar <lr las ambigüedades de su noción de "estructura" que r» concebida como "causa" . . . 2 ' ' .
124 L A I D E O L O G Í A E N
28 L. ALTHUSSER, Four Marx, pp. 161-224. Trad. cit., p 136.
E n efecto, para Althusser la ideología es una estructura regional, una instancia del modo de producción. Este último es una estructura compleja, articulación de instancias, entre las cuales hay una instancia dominante, siendo en todos los casos la instancia económica la que determina, en última instancia, sobre cuál de las instancias del modo de producción recae el rol dominante. Con esta concepción, la ideología se inserta en el modo de producción como una sub-estructura, articulada con la economía y la política.
Lo que no está claro en la concepción de Althusser es el modo de funcionamiento de la ideología como instancia del modo de producción. Es decir, una vez que sabemos que la ideología está estructurada, queda por definir qué es lo que esta instancia estructura. Dada la concepción estática y causal que de las estructuras tiene Althusser, esta cuestión no está formulada. Pero veremos cómo puede plantearse utilizando algunos conceptos de este autor en relación con los resultados de la crítica del signo.
Si se considera que un proceso de producción —que Althusser llama "práctica"— es: "todo proceso de transformación de una materia prima dada en un producto determinado, transformación efectuada por un trabajo humano determinado, utilizando medios de producción determinados" Esta definición nos permite resolver las dificultades que se encuentran en la definición al-thusseriana de la ideología: se puede definir la ideología como la estructura (el sistema de las transformaciones) de los procesos de producción de discursos no-científicos. Esta definición provisional se puede precisar más, estudiando los diferentes elementos que entran en un proceso de producción: las materias primas, los instrumentos, el trabajo que aplica a las materias primas los instrumentos, según ciertas reglas, y los productos.
I K L LENGUAJE 125
Respecto a los productos, se puede intentar delimi-j tar el sentido de la expresión "discursos ideológicos": los discursos ideológicos son productos que producen un efecto de significación específico: confieren significado a unos términos que se llaman por eso significantes, que se refieren a la posición del agente en los procesos de producción (aspecto técnico y relaciones sociales de producción), y el "efecto de significación" "es lo que constituye la "conciencia" de los soportes-agentes: los "valores" y las "representaciones". Llamaremos tinciones —siguiendo así la distinción de Althusser— l o s significados fijados por el discurso ideológico.
La distinción entre "valores" y "representaciones" e s la paralela ideológica de la distinción fundamental cutre el discurso sobre los procesos por una parte, y * u articulación como discurso del agente (que lo constituye en "sujeto" y ese discurso en "conc ienc ia" ) , y la rcliición entre el "suje to" y "su" discurso sobre los pro-c e N o s , en valores. Un ejemplo aclarará esta distinción: i i n u frase del tipo " Y o (c reo que) ( A es B ) " contiene:
1 ) Una proposición que concierne lo exterior al sujeto: "el sol es un astro" = ( A es B ) .
2 ) E l pronombre personal " Y o " : la instancia del sujeto: lo que habla.
3 ) "Creo que": relación entre ( Y o ) y ( A es B ) == índice de valor (lógico en este caso) de verdad: significa ( A es B ) es verdad, atribuye un valor a la proposición.
Que existe una estrecha relación entre representa-tlotics y valores ( lógicos) no ofrece la menor duda: en l i n a teoría científica se pretende que todas las proposi-
ics sean verdaderas... E n el discurso en general exist i r liivtbicn una relación entre "representaciones" y "va-
d i i f n " ; pero la relación en cuestión no es siempre de mi N i n a naturaleza. La relación entre el sujeto y la pro-
126 LA IDEOLOGÍA E N
29 E n un libro reciente, P. Bourdieu y J . C. Passeron resumen sus investigaciones empíricas en sociología de la educación y elaboran una teoría del sistema de enseñanza. Una de las proposiciones, la proposición 0.—, que constituye el postulado fundamental de su teoría, se lee así: "O.— Todo poder de violencia simbólica, es decir, todo poder que llega a imponer significaciones y a imponerlas como legítimas disimulando las relaciones de fuerza ("rapports de forcé") que son el fundamento de su fuerza, añade su fuerza propia a esas relaciones de fuerza". (P. Bourdieu y J . C. Passeron, La Beproduc-tion, París, Minuit, 1970, p . 18).
La acción pedagógica, que es una "violencia simbólica", opera mediante selecciones, exclusiones e imposiciones de significaciones, y reproduce la estructura social y los "rapports de forcé" en los que estas operaciones se efectúan (c£. Ibid., pp. 22-23).
Es ta concepción, resultado de estudios diferentes de los míos, confirma, desde otra perspectiva, el planteamiento aquí elegido del problema de las relaciones entre ideología y lenguaje. Las academias de la lengua son también instituciones del sistema de enseñanza, mecanismo de reproducción de la estructura social, y la gramática, "ciencia normativa", tiene una función reproductora —y reguladora— al igual que el derecho civil.
30 Estas consideraciones coinciden con las de J . Lacan (quien se inspira en la lingüística). Ver Ecrits, París , Seuil, 1966, y el prefacio de una nueva edición Ecrits (colección Points), Seuil 1970 (Próxima publicación en Siglo X X I , México).
posición no es solamente del tipo "creo que", "me pa
rece que", "pienso que", sino también, y, sobre todo,
del tipo: "me gusta que", "tenemos que" . . . Es te tipo
de conexiones entre el sujeto ( lo que habla) y la pro
posición son indicaciones de lo deseado: valores mora
les (sociales, po l í t i cos . . . ) , y no solamente lógicos.
L o que importa por el momento es constatar que
el discurso produce un efecto de significación que con
siste en:
1 ) Delimitar un "significado" para las nociones
( los términos)
2 ) Atribuir el significado al soporte, constituyen
do la instancia del sujeto ( l o que habla) al
definir el significado ( l o que dice, lo que sig
nifica ) como significado del signo
3 ) Poner en relación la instancia del sujeto con
la proposición.
Estas indicaciones sirven para caracterizar los produc
tos del proceso de producción de los discursos ideoló-
I KL LENGUAJE 127
ir
Igicos. Pero no es más que una caracterización provisio-sional. •
Las materias primas del proceso de producción de discursos son otros discursos. Los instrumentos, las estructuras sintcicticas. Los procedimientos de aplicación tic los instrumentos a las materias primas: los modelos ideológicos; se les ha llameado a veces, sistemas modelantes secundarios y son variantes (transformaciones) « l e l a ideología.
¿ P o r qué llamamos "no-científicos" un cierto tipo tic discursos? La distinción de Althusser entre "efecto ( l e conocimiento" (del discurso científico) y "efecto (Ir reconocimiento" (del discurso ideológico) sirve par a efectuar la distinción entre ciencia e ideología. ¿En i p i é consisten los efectos de conocimiento y de recono-i lmicnto?
Antes de responder a esta pregunta hay que exa-
I t i l i u i r cuál es la función social de los productos signi-
ílcwntcs en general. La ciencia es un discurso que se
i l c r c a las prácticas, caracterizado ipor la objetividad,
M decir, por la "adecuación" al objeto. Se "refiere a
I*»" de una forma específica: el método experimental
g H i t i n l i z a —en las ciencias naturales— la correspon-
« I r n c i u entre una serie de proposiciones (un discurso) y
I I I ) c o n j u n t o de operaciones bien delimitado. Pero esta
Ciilirspondencia no es un modelo —en el sentido de
" r c p i ' o i l u c c i ó n " de la "esencia" de la realidad— sino un
thtiina de transformaciones por el que se pasa de las
rnc ' i ones a una serie de conceptos, que no son imagen
! t ) i | i K ' conceptualizan, sino reglas de operación. La
i t i i u c | > c i ó n actual del átomo no es rma imagen como
j i o i l l u s e r l o el modelo de Bohr : las ecuaciones de onda
t i l * Siliodinger o las matrices de Dirac, no son una "re-
| i l o i l i H c i ó n " de la realidad, no nos permiten "imaginar"
K t i i l . i i n . i ' . cjue a ellos mismos. Las teorías científicas
| . i i i . r . permiten comprender que el discurso cientí-
128 L A I D E O L O G Í A E N
31 Ver A. BADION, Le Concept de Modele, París, Maspero, 1969, p. 16 (en preparación trad. castellana Siglo X X I , México).
32 L . ALTHUSSER, Cours de Philosophie pour Sclenti¡iques. París , Maspero, 1970.
fico no reproduce la realidad como imagen, sino coor
dina un cierto número de operaciones.
Sin detenerse más en estas consideraciones cuyo
carácter indicativo es indudable, se puede ver en qué
consiste la diferencia entre el efecto de conocimiento y
el de reconocimiento, entre el discurso científico y el
discurso ideológico: el primero coordina las operaciones
reales de los agentes en las prácticas, mientras que el
segundo produce una imagen de esas prácticas que los
reproduce como "modelo".
Los modelos econométricos son discursos que repro
ducen en sus articulaciones las de los procesos econó
micos a los que se refieren. E l enunciado vulgar "e!
capitalista da trabajo" y "hace vivir al obrero" es tam
bién "imagen", un modelo del proceso social al que
se refiere. Pero impide la comprensión de ese mismo
proceso en sus relaciones con la totalidad de los pro
cesos sociales
¿Cómo se producen esos discursos? ¿Cómo produ
cen su efecto? Las materias primas son nociones: "ca
pitalista", "obrero" , "industrial", "hombre" . . . Estas
palabras se articulan en un discurso, producto signifi
cante. La forma de articulación es la significación, lo
que produce el efecto de conocimiento o de recono
cimiento. ¿Qué articula el discurso? ¿Cuáles son los
instrumentos de ese trabajo específico, cuáles son las
reglas de aplicación de los instrumentos a la materia
prima?
Para tratar de este problema, la distinción entre
ideología teórica e ideología práctica es útil, aunque
insuficiente ^^: lo importante es constatar que las prác
ticas sociales reales (pagar el trabajo de diez personas
y ser pagado por los productos de ese trabajo es un
LENGUAJE 129
proceso real) artictilan discursos de tal manera que los
discursos reproduzcan las prácticas: el efecto de reco
nocimiento es un efecto de reproducción.
Se comprende así por qué el discurso ideológico se
repite: es que las condiciones de reproducción de un
proceso dado son limitadas. Por el contrario, el dis-
1 l irso científico produce un efecto de reproducción.
E l discurso ideológico interviene en la reproducción
lio los procesos sociales porque se constituye en "con-
Iruido" de la "conciencia" de los agentes de dichos pro-
crsos; es el tipo de "contenido" de la "conciencia" exi-
K¡ilo por la situación de los agentes en el proceso. Mien-
i r i i s que el discurso científico es un discurso que inter-
^vicnc en el proceso como agente, el discurso ideológico
sm sobre los soportes del proceso, reproduciendo las
íUcicmes sociales de producción que son su condición
existencia, pero no es directamente agente del pro-
110.
F'/l papel de la ideología es entonces crear la ins-
furia del sujeto, constituir su conciencia como un con-
j n l o de discursos pronunciados en la instancia del yo
[(( le! nosotros) exigidos por la reproducción de las rela-
lii)ncs sociales de producción.
LA ideología es pues, en esta perspectiva la estruc-
•ii del proceso de producción de discursos cuyo efecto
(|ircílico es una regulación de las prácticas. E s , por lo
Irtniíi, v\ concepto que se refiere a las reglas de produc-
I ' ' un tipo de productos que, como todos los pro-
ILN .ocíales, intervienen en el conjunto de todos los
N O S de producción. Pero lo que es importante cons-
IR es c|uc los productos ideológicos intervienen sobre
tígentcs, constituyendo la "conciencia" que es exi-
p o r sus posiciones específicas en los procesos de
«in i i ión que se reproducen.
No hay ijue olvidar el mencionar que los significa
os i p i r constituyen el sujeto, es decir, las articulado-
130 LA IDEOLOGÍA E N
33 J . LACAN, Ecrits I, Seuil, 1870, p. 24. 34 Ver en P. Bourdieu y J . C. Passeron, La reproduction, la
definición de este concepto como "violencia simbólica". 35 ¿No es ese el efecto del conocimiento científico?
nes de los significantes producidos por la ideología, se
sitúan en lo que podemos llamar dos niveles: el pri
mero, del que ya se ha hablado, es el nivel de la "con
ciencia", es decir, el de la articulación del discurso re
gido por la ideología, enunciado en la instancia del yo,
con las relaciones sociales de producción y de cambio.
E l segundo es el nivel del inconsciente frettdiano, que
Jacques Lacan ha estudiado en una perspectiva similar.
Como escribe Lacan, "el inconsciente es el discurso del
Otro"^^, articulación de los significantes (establecidos
por la ideología) que constituye una articulación ex
cluida de las variaciones de articulaciones significantes
determinadas por la estructura de la ideología. E l "re-
foulement" es el resultado, precisamente, de esta exclu
sión de las articulaciones del significante que son incom
patibles con la función reproductora de las estructuras
sociales, de los discursos que ellas producen. Esta ar
ticulación excluida existe como efecto de las variaciones
que la acción pedagógica^* de la autoridad familiar
produce respecto a la de las demás instituciones repro
ductoras de las significaciones
La ideología no es, por lo tanto, una imagen o un
reflejo de la realidad, no es un conjunto de represen
taciones: es la estructura generadora de un conjunto de
discursos — y de sus variaciones— que interviene en la
totalidad de los procesos sociales constituyendo la "con
ciencia" de los agentes —es decir, los discursos de esos
mismos agentes— como coordinación de sus interven
ciones en los procesos^®.
La ideología define, elige y fija la significación de
los términos empleados en el conjunto de discursos: los
constituye así en signos, transfiriendo la significación de
la práctica social discursiva a la inmanencia del signi-
E L LENGQAJE 131
jicado del signo, constituyendo así la conciencia y eí sujeto.
Los discursos que se refieren a los agentes, a la posición de los agentes en los procesos sociales de pro-ilucción, atribuyen a los términos un "significado" que 8C presenta en el discurso como valores. Los valores son así significaciones, fijadas en significados, de los términos que relacionan los agentes a los procesos: en la con-linuación del texto se hablará de los valores como de "representaciones"; pero no hay que olvidar en qué gcnddo se emplea el término, cuáles son sus límites. I. i is "representaciones" —nociones, conceptos o valores— no existen más que en el discurso, y denotan las lirticulaciones discursivas con los referentes del disc u r s o Estos referentes pertenecen al dominio de las prácticas sociales, y es importante notarlo, pues sólo UNÍ se disipa el falso problema de "la cosa en s í" como "referente".
TlíORIA DE LOS VALORES
Uno de los méritos de la teoría de los valores de l'iiiget es el insistir sobre el hecho del carácter ordenado de los conjuntos de valores^' ' . Según Piaget, los valores lornian escalas de valores, es decir, conjuntos orde-fhidos
i'.sta indicación, extremadamente importante en el (Dnic .vto de la definición del valor que este autor da, l i o se articula claramente con el problema sociológico lie la significación, ni con una teoría de la ideología, y .'.o porque su definición implica una concepción idea-
Mi Por lo demás, lexemas, clasemas, e t c . , no existen más que en Kl d l H c u r s o ; pero están en la lengua, al rnenos según Greimas. Es to i'iiiwlM.iiyo una diíerencia que me parece fundamental.
:IV Vor en J . Piaget, Etudes Sociologiques, op. cit. el artículo • V'ninriis cualitativos en Sociología".
•11 Una relación de orden es íranstíiua y antisimétrica.
I i2 L A I D E O L O G Í A E N
S9 Parsons define los valores como símbolos de lo deseable...
lista del valor, acompañada de una concepción subjeti-
vista del individuo en lo social.
E n la perspectiva con la que se trata aquí el problema de la definición del concepto de valor, la indicación de Piaget respecto al carácter ordenado de los conjuntos de valores es de una extrema importancia, pues permite la relación de la noción de valor con la de ideología y con el problema general de la significación social conferida a la práctica, constitutiva de la "conciencia" y del "sujeto".
D e estos problemas, de una dificultad sobre la que
no hace falta insistir, sólo se da aquí un tratamiento
indicativo, un boceto del modo de inserción de una
teoría de la novela en una sociología general que aún
no existe.
El planteamiento del problema es el siguiente: dada
la definición del valor como representación del modo
de inserción del soporte en los diferentes procesos so
ciales, la connotación normativa que la noción de valor
ha tenido siempre desaparece, así como el contexto ético
( o económico: economía = ética de la producción ma
terial: reglas del intercambio material) en el que esta
ba dada La introducción, en primer lugar, de la no
ción de conjunto de valores y después la de conjunto
ordenado de valores, permite un planteamiento de esta
problemática de las relaciones de los soportes (indivi
duos-agentes ) , con los procesos sociales en los que inter
vienen, bajo la forma de la representación de esas rela
ciones, en la perspectiva del soporte. Poulantzas escri
be ( 2 2 3 : "Las ideologías fijan en un universo relativa
mente coherente no solamente una relación "real, sino
también una relación imaginaria, una relación real de
los hombres con sus condiciones de existencia invertida
en una relación imaginaria. L o que quiere decir que
LENGUAJE 133
Bs ideologías se refieren, en último análisis, a lo vivido
bumano, sin reducirse por ello a una problemática del
j jeto-conciencia"
Es te texto precisa bien el sentido en el que se ar
ticulan las nociones de valor y de ideología la ideo-
¡logía puede pensarse como un conjunto de valores, con-
jnto ordenado, articulación de las representaciones de
l a s relaciones reales y potenciales de los agentes-soportes
los procesos sociales de producción y de cambio. De
esta definición se deduce un planteamiento coherente de
Jo "deseado" como existencia de la representación de un
fiotlo de relación del agente con los procesos sociales
definidos como posibles y cuya relación, en el soporte
definidor del conjunto de valores, con los otros valores
genera la "significación", relación de orden, normativa,
drl "bien" y del "mejor que" . , , • ';
Antes de considerar algunas de las implicaciones de
rsiii concepción de los sistemas de valores, hay que deli
mitar la relación con la noción lukacsiana de concepción
"visión) del mundo; la problemática de la ideología
nnu) falsa conciencia y la noción de representación
¡oino sinónimo de concepto dificultan este trabajo.
Arriesgándome a un esquematismo reductor, diré
juc el término representación denota nociones, concep-
categorías y valores. Ninguno de estos cuatro tér-
i n o s indica ideas puras ni "significados", sino modos
p e * ulribución específica de la significación, a los dife-
e n t c ' s términos en el discurso. Por lo tanto, la defini-
de valor y de ideología dada anteriormente no re-
ilirlvc el problema del status de los valores respecto a
iHN ilcinás representaciones.
Nicos POULANTZAS, Pauvoir politigue et classes sociales de lililí rdiMalislc. París, Maspero, 1968, p. 223 (Trad. castellana. Siglo
U, Mrtxico 1969). 41 La concepción de la ideología de Poulantzas se inscribe en riinlmzo categórico de la perspectiva historicista y subjetivista diillno la Ideología como la conciencia falsa de un sujeto colee-
134 L A I D E O L O G Í A E N
42 E s decir, le implica solamente en cnanto el sujeto es un producio de la ideología.
Este problema está casi enteramente por resolver; se puede decir, empero, que la representación del modo de intervención del soporte en el proceso (valor), es inseparable de la representación general (nocional o conceptual) del proceso mismo. Y esta afirmación implica que si se puede pensar la ideología como sistema de valores (conjunto ordenado), hay entonces que pensarla también como representación nocional y conceptual del conjunto de procesos sociales y naturales de producción y de cambio, lo que implica que el término "concepción del mundo" ( o la "visión del mundo", de Goldmann) no es completamente inadecuado y, que si hay que rechazarlo, es por sus relaciones con una concepción del "suje to" histórico. La definición de la ideología aquí empleada no implica la noción de sujeto*^: es la definición de la estructura general de las prácticas significantes, de la estructura generadora del conjunuto de discursos. • • ; , •
Para estudiar el modo de articulación de nociones y valores como significación del discurso, hay que apelar al estudio de la práctica de la lengua en el discurso: los sistemas significantes secundarios se articulan con la lengua y esta articulación es la forma de existencia práctica de la articulación de los sistemas de valores y de los de nociones en la ideología.
Notas sobre los sistemas de valores
Voy a intentar dar una expresión formal al concepto de conjunto ordenado de valores; para ello utilizaré algunos conceptos de la teoría de los conjuntos ordenados.
Un conjunto ordenado es un conjunto sobre el que se ha definido una relación de orden. Una relación de
MI. LENGUAJE 135
orden es una relación binaria que se indica (provisio-iinlmente) por 6 y que es:
1 ) Reflexiva a Q a, Y a z E
2) Transitiva a 0 b y b ti c > a 6 c
3 ) Antisimétrica a Q b y b f) a > a = b
l.a notación ^ (menor o igual que) será usada como la
irlación de orden.
a y b e E
Dos elementos entre los cuales hay: a ^ b ó b ^ a
»c llaman comparables.
Definición: Relación de orden estricto:
1 ) a < b quiere decir a ^- b y a ^ b.
2) E n un conjunto ordenado, la negación de a < b
es pues: b ~ a o bien a y b son no compara
bles, lo que se escribe a\\b.
Si para cada dos elementos a y b ^E se tiene a ~ b I I /' — a, E es un conjunto totalmente ordenado.
Definición: Sistema de valores.
Un sistema de valores es un conjunto
r = \Fi , V2, - l \ \ nrcialmente ordenado (no totalmente ordenado), lo
¡|lic implica que dados dos elementos Vi, Vj £ V, pue-íi\ estar en las relaciones siguientes:
1 F i ^ F , = > V,< Fj6 = Fj
1 ) comparables' { o b ien
( Vj ^ F,. < Vio Vi - Fi
2 ) no-comparables Fi || V^ => Vt < Fj y V, })
o lo que es igual: Fj < / ' ¡ y :^ T,
Nota: Dado un sistema de valores V, se puede finir un número n de subsistemas V* de V tales que
V ' i s un subconjunto totalmente ordenado de V, es .1. I I , un conjunto V* = | VI, Vj, Vk \ tal que
| M i , Vi, V, e V* o bien Vj ^ Vi o bien Vi ^ Vj
136 L A I D E O L O G Í A E N
Los subsistemas V* totalmente ordenados tienen un elemento mínimo Vm y rm elemento máximo V M-'
— mínimo: no hay ningún Vi s. V* estrictamente inferior ( < ) a Vm
— máximo: no hay ningún V ¡ s V* estrictamente superior ( > ) a VM.
Es posible concebir que los sistemas de valores ten
gan más propiedades que las aquí definidas: por ejem
plo, quizá fuera más justo describirlos con el concepto
(de la teoría de los grafos) de arborescencia, es decir,
de un grajo sin circuito con un elemento único al que
no llega ningún arco, y con todos los demás elementos
a los que llega un único arco.
Una definición de este tipo implicaría que, en el
caso en que dos valores son equivalentes (Vi — V,- y
Vj — V i ) , se concibe la igualdad como la desaparición
de uno de los términos: es decir, que si Vi^Vj, se
suprime o bien Vi o bien V¡ del conjunto, puesto que
no se pueden diferenciar.
Dado el estado actual de los análisis concretos, no
creo que se puedan emplear más propiedades, aunque,
probablemente, fueran adecuadas.
CONCLUSIÓN
Lo que acabo de decir respecto a la ideología es, por supuesto, incompleto y provisional. Una teoría de la ideología se sitúa siempre en una teoría del conocimiento, o, al menos, se define respecto a ella, y aunque haya mencionado este problema, no lo he tratado ni siquiera de forma indicativa. L a distinción entre el efecto de conocimiento y el de reconocimiento no son suficientes, como tampoco lo es la concepción del efecto de reconocimiento como un regulador del sistema social, regulador que contribuye a la reproducción de los procesos de producción manteniendo fijas las posiciones de
líL LENGUAJE 137
k)s agentes, y eso, a pesar de que estas distinciones me parecen pertinentes.
L o importante para la teoría de la novela es comprender que la ideología no es un "conjunto de ideas" puras que se expresan en los discursos, sino el sistema de transformaciones de los procesos de producción de discursos. Y también que los procesos de producción de los discursos producen el "sujeto", los "valores" y las "rcjiresentaciones" en general como "contenidos" de la "conciencia" del "su je to" ; es decir, que si el sujeto, los valores y la conciencia existen, existen solamente en lanto que "modelos" ideológicos, en tanto que productos de la ideología. Y que no son, por lo tanto, concep-|i)s científicos.
Ahora bien, en el estudio del discurso novelesco hay que utilizar esas nociones ideológicas. Hay que hacerlo portiue el modo de producción de ese discurso lo exige: PNto plantea el problema del que se trata en el próximo capítulo. E n él veremos cómo se establecen las relaciones entre la novela y la ideología, y en qué sentido el t ipo de discurso que llamamos novela está determinado por la ideología.
C A l ' t T U L O V ] f
La estructura de la novela
Si se rechaza el postulado de la naturaleza lingüís-
lica de la significación y si, por tanto, no se plantea
este problema al nivel de la lengua, tenemos entonces
que aceptar que hay un orden del discurso, pensando
Cuera de la doble dicotomía lengua (soc ia l ) - palabra
(individual); es decir, tenemos que construir como ob
jeto de la semántica la instancia de las prácticas signi-
¡¡cantes, y pensar la noción de práctica fuera de la pro-
l>lcmática idealista de la acción y del sujeto. Y pensar
rl concepto de práctica significante es pensarlo en su
tu'iiculación con el conjunto de las diversas prácticas so-
i'liilcs, prácticas de la estructura social, y, por tanto,
iiiiiuí del dominio de la sociología.
lin este contexto, una teoría de la novela es po-•iiblc, y el pensar la producción novelesca como una l'iiíctica significante, son posibles si, y sólo si, se puede ililinir un conjunto de mecanismos — o reglas generales di- producción de los productos de esa práctica signifi-CMiitc específica: las novelas. Las reglas generales de ese ÍU'ni-cso de producción son entonces, también, los fun-clsmciilos de la explicación del efecto de significación
dt*l Icxlo, premisas indispensables de una sociología del voiiüiiimo de los productos de esa práctica. Así, se piensa 1n estructura de la novela como la estructura de una jjnlciicii significante, es decir, como un sistema que se •tmllzii c-omo conjunto de reglas de producción de una «iBtiHicación.
[139 ]
140 LA ESTHUCTÜRA DE
PREMISAS DE LA TEORÍA DE LA NOVELA
Si pensamos la novela como el producto de una práctica significante específica, y si la teoría de la novela es posible, entonces la teoría de la novela es la estructura de esa práctica. Por otra parte, pensar la estructura de una práctica significante, fuera de la problemática del signo, implica el abandono de la tentativa de la definición de "unidades de significación".
Con estas dos premisas se delimita el problema que hay que intentar resolver: la definición de un sistema de transformaciones de un conjunto de relaciones sig-nificadoras, sistema que define simultáneamente las relaciones y los elementos que entran en relación.
Un sistema de pensar en esos términos supone la definición simultcmea de "significantes" y "significados"; es decir, de un sistema de correspondencias entre dos sistemas de relaciones entre "elementos" definidos por las relaciones mismas. Las "reglas" de producción definen las transformaciones de las relaciones compatibles con la significación del texto-producto.
Antes de precisar más la definición de la estructura de la novela examinemos las nociones empleadas por Goldmann, Muir, Lévi-Strauss, descritas ya en las páginas precedentes.
Las teorías de la novela estudiadas consideran todos los valores como lo que estructura en última instancia el relato novelesco, el texto. La significación (estructura significativa de Goldmann) está en relación con esos valores estructurantes.
Por otra parte, tanto para Goldmann como para Muir o Bremond, la relación entre personajes y valores se da en la proposición siguiente: los valores son los valores de los personajes.
Finalmente, los acontecimientos en los que los personajes están implicados, están en un cierto orden en el texto, y ese orden está en relación con los "valores" de
I.A NOVELA 141
los "personajes". Así Goldmann describe la novela "bús-
i|ueda degradada de valores auténticos por el héroe pro
blemático", y Muir establece una tipología de las nove
las, en función del modo de relación de los personajes
con el orden de los acontecimientos.
La ausencia de una teoría explícita de las relaciones entre valores e ideologías, así como la falta de una con-<'c|-)ción realista de estas últimas es uno de los aspectos de los obstáculos teóricos y metodológicos que estas Icniativas de explicación de la novela han encontrado. l,o que es curioso —aunque se pueda explicar— es <'óino el uso de la noción de valor está en relación con il de la noción de personaje, en la ausencia de una descripción clara de los protocolos de observación, que (iinsiituyen esas dos nociones en instrumentos con un cierto valor heurístico. La noción de acontecimiento, no tli'finida, permite a menudo el pasar al lado de estos problemas.
ANÁLISIS DE LA NOVELA -
I'J texto es lo dado. Pero ese dato no hay que inter-pi'c'iurlo, hay que explicarlo, y hay que hacerlo sin modi-liciirlo.
Se trata en primer lugar de determinar lo que hay
./iir explicar.- no se debe, efectivamente, confundir nues-i M kviura —es decir, el efecto de significación que pro-• I '" ' - en el lector— con el texto. E l texto es una suce-M i i i i de frases. Lo que importa por el momento es carac-ii'ii . 'ui ' la novela, el texto novelesco, respecto al con-| n n i o lie los textos novelescos y no novelescos.
I'l K'xto novelesco se caracteriza por el modo espe-' i l i ' ' > cii el que los distintos tipos de frases que vamos I LI .|in/.',ii¡r se articulan. E l análisis de la frase presenta I-I"Mrnias que la lingüística no ha resuelto. Sin em-1 " ' , ' 1 . la única manera de estudiar la novela —^un
142 LA ESTEUCTUEA D E
1 Noam CHOMSKY, Language and Mind, Hareourt, B r a c e and World, 1968.
t ex to— es pasar por este nivel de análisis. Por eso hay
que arriesgarse a elaborar una tipología de las frases,
tipología con fundamentos teóricos pertinentes.
La distinción de Chomsky ^ entre estructura manifiesta ( o de superficie) y estructura latente ( o profunda) puede ser utilizada aquí con provecho: la gramática generativa demuestra que se puede concebir una estructura latente que, mediante un sistema de transformaciones, genera un cierto número de estructuras manifiestas distintas.
E l anáhsis de las estructuras latentes depende, según Chomsky, de un "nivel" más semántico que sintáctico. Pero este nivel no ha sido detalladamente estudiado. La hipótesis que funda el presente análisis es la siguiente: se puede admitir con Benveniste que toda frase es una proposición; pero las proposiciones, como lo ha probado Russell, tienen que distinguirse en tipos. según que los objetos de la predicación sean objeto-i particulares, clases de objetos particulares, clases de clases, etc.
Tendremos entonces que admitir que hay tantos
tipos de frases, al menos, como hay tipos de proposi
ciones.
Por otra parte, si bien se puede admitir que la frase contiene necesariamente una proposición, es importante comprender que no se puede reducir la frase a la proposición. Benveniste mismo indica que en las frases existen indicadores de subjetividad, términos cuya función no está en la proposición enunciada, sino en la atribución del enunciado a un sujeto-persona.
¿Por qué una tipología de la frase? ¿ Y qué tipo
de tipología, en función de qué criterios?
I
LA NOVELA 143
R l'ttrlR, GaUimaid, 1966 (de inmediata publicación en Siglo X X I .
K Himhmir d'occasion, p. 162. * Ihlií., p. 10. II Ii¡n lii obra teatral el soporte es indicado por el nombre pro-y Bl vinculo un signo ortográfico como el punto y guión, Pero
•I fttunciado, el soporte se enuncia como sujeto...
E. Benveniste, en e l capítulo XXI de su libro Pro-
hlt-mes de linguistique genérale'^, analizando los pro
nombres personales concluye que la función de estos
\ términos es la de indicadores de subjetividad: así el
lujeto no es más que lo que habla, el soporte de un
enunciado. Los verbos como pensar, creer, en las formas
reflexivas, sirven de vínculo entre el indicador de sub
jetividad (e l soporte) y el enunciado, seguidos de la
conjunción que. ,,:.. ,, • y,.
Ivl hecho de la existencia de pronombres personales
y lie los nombres propios con función de sujeto en el
iliscurso nos permite una clasificación de las frases en
<|os tipos: con soporte o sin soporte. Al primer tipo
Ipci'ienecen las frases como: "Nada, dijo él, pero no soy
tu novio" ^, o " ¿ C ó m o te llamas?, dijo bruscamente"*.
AI segundo tipo pertenecen frases como " L a luna es un
rnifro" o "Los hombres son mortales".
Esta primera distinción no es suficiente: permite
tínicamente descomponer las frases en un enunciado, un
sopor/e y un vínculo entre los dos ^. Y no es sufi-
clptue porque hay frases que, perteneciendo al segundo
tipo (sin soparte) están contextualmente soportadas.
IJnu frase anterior puede indicar un soporte para el
•nunciado siguiente, separado por un punto en el texto.
A n í , a veces hasta una descripción de un lugar puede
t m r r un soporte contextual. Por ejemplo, y en la misma
novela:
" S e puso a mirar atentamente su habitación. Del lecho bajo y musgoso descendía un cable eléctri^ CO" (pág. 2 7 ) .
¡ f r a s e que comienza con "De l techo" no tiene soporte.
144 LA ESTRUCTUBA D E
Pero está contextualmente relacionada con una subjetividad: la del "personaje" Jean Levesque que "se puso a mirar atentamente su habitación".
Por otra parte, y además de esta distinción, se pueden distinguir las frases según el tipo lógico de la proposición: distinguiremos entre la proposición universal ( V x , P ( X ) ) y la proposición particular g a s X : P ( a ) . E n las novelas las descripciones son generalmente proposiciones particulares. Por ejemplo, en la misma novela:
" L a cama estaba en desorden; algunos libros reposaban en la almohada" (pág. 2 7 ) .
Estas dos frases, separadas por el punto y coma, son proposiciones particulares que se refieren a los libros, la almohada y la cama de la habitación de Jean Levesque y no a todas las camas o a la cama en general.
Estas distinciones son fundamentales: la especificidad de lo novelesco estriba en la forma de articulación de las frases de los distintos tipos en el texto, articulación productora de la significación del discurso novelesco.
Lo importante por el momento es ver cuál es la función teórica de estas distinciones: en un texto matemático no hay frases con soporte (salvo en un prólogo, en ejemplos o problemas . . . ) . E n el otro extremo —en una obra teatral— todas las proposiciones están soportadas por el actor (salvo las descripciones que presentan los soportes y los lugares de la acc ión . . . ) .
La novela es el texto en el que se encuentran articuladas las frases con proposición soportada y las frases-proposición, articuladas en una combinación de sucesiones cuyo principio de orden no es, como en el discurso científico, las reglas de la deducción o de la inducción, sino el ideologema del individuo sujeto. L o que quiero decir con esto es que el orden de las frases está determinado por la estructura latente de los valores, es
I NOVELA 145
lecir, de las relaciones de los soportes individuales con los procesos de relación o de cambio.
Antes de avanzar más en este análisis, conviene sin-^ • e t i z a r l a t i p o l o g í a de las frases que se ha expuesto.
Con soporte Sin soporte individual colectivo
_^l'toposiciones particulares Sv P ( a ) E v P ( a ) P ( a ) universales Sv P Í A ) Ev P ( A ) P ( A )
Esta clasificación puede, evidentemente, hacerse más. linuciosa. Por ejemplo, las proposiciones particulares ín de dos tipos, según que el predicado se aplique a
un objeto particular o a un grupo particular de obje-l o N ( " la habitación de Jean Levesque" (un obje to) o "algunos libros sobre la a lmohada") . Y las frases con n D f i o r t e son también de dos tipos, según que el soporte ( lo que habla, piensa, v e . . . la conciencia del sujeto romo recipiente del enunciado) se presente en la frase
en el contexto.
A partir de estas distinciones sumarias, se pueden BÍinir los conceptos que permiten explicar la produc-
(li^n de textos novelescos ^.
\.S NOCIONES TRADICIONALES
u ) El personaje: Se ha hablado siempre de los [personajes" novelescos. Una parte considerable de la FÍlii'ii literaria ha centrado su atención en la "psicolo-I I h " de esos "personajes" y en las relaciones de esa.
l i tología" con la "reaHdad". Incluso la crítica "mar-ha empleado la noción de personaje —Goldmann
I A c a b a de aparecer el numero 17 de la revista Langages, con-W d o al problema de los enunciados, que contiene interesantes l o i l l n n (lo E , Benveniste y Tzvetan Todorov, que ha dirigido el
_ » r i ) , uní como de Ch. J . Pi lmore. Habrá que tener en cuenta-tportaülrtn de esas investigaciones en una redacción ulterior de
' t r a b u j o (marzo 1970).
146 LA ESTEUCTUEA D E
7 "De la subjectivité dans le langage", en Problemes de linguistique genérale. E d . cit .
nos dice que la novela es la historia de una búsqueda degradada de valores auténticos por un héroe problemát ico— y los estructuralistas, con la noción de actor. no se alejan demasiado de esta noción.
Si se elige una perspectiva de análisis, centrada so bre el texto, como producto resultante de un proceso de producción de significación, cuyas transformaciones constituyen la estructura, hay que plantearse el problema de qué es el actor o personaje en el texto mismo: es decir, cuál es la función del actor o personaje en la articulación del discurso.
Es fácil confundir el problema de la función: signi-ficadora del personaje con el de la significación; ahora bien, hay que considerar que el personaje tiene una función precisa en el texto mismo: es el soporte de enunciados, es decir, soporte de discursos. Esta es su primera función en la novela: e l narrador dice que P dice X —tal es la formulación de la fundón de P.
Por otra parte, P es soporte de atributos: esos atributos constituyen el personaje; se puede escribir una novela diciendo: " P está loco", y no solamente "P (dice que) P (está loco)". . • • .
Lo que es importante comprender es que, en la novela —en el t ex to—, el personaje es sujeto y que, como lo indica B e n v e n i s t e e l sujeto es la instancia del discurso. Dicho de otra manera: el "sujeto" es "lo que habla" y, como lo indica Benveniste, la única prueba de la existencia de la "subjetividad" es el discurso pronunciado en la instancia del "yo". Estas consideraciones son fundamentales para el análisis del discurso: la dificultad de reducir la frase a la proposición es justamente que la proposición no necesita un sujeto.
En la novela el personaje es, pues, "sujeto": soporte de discursos y objeto en el discurso. Es un punto nodal
NOVELA 147
I,A NOCIÓN DE ACONTECIMIENTO
La noción de acontecimiento —definida como des-(lipción de un proceso de producción o de cambio en li que interviene al menos un personaje— es un con •. -pto fundamental del método de análisis aquí propuesto.
Está claro que los conceptos "proceso de produc-oiin" o "proceso de cambio" no están definidos explí-I iiimiente.
La noción de producción encuentra en Althusser una .Icfinición que podemos tomar como: transformación de I I l i a materia prima en producto, efectuada por la apli-• .irión de un trabajo del soporte-agente y del uso, por I I soporte-agente, de instrumentos diversos: conocimien-luM (conceptos, series de operaciones técnicas) y obje-/ i ) y materiales (productos de otros procesos de producción).
La noción de cambio es más ambigua: se puede re-l'iodiar a Althusser el no haber articulado el concepto d r producción y el de cambio, que aparece como evi-di'titc —no definido*. Su ambigüedad es tanto mayor ' luinto está relacionada con la noción de consumo, que
tiipoco tiene una definición explícita en la teoría mar-salvo en lo que concierne al "consumo produc-(ciclo A - M ) . Si se quieren clasificar las ideas
cto a la relación cambio-consumo-producción, está que, el cambio es el paso del producto-resultado
proceso de producción a su intervención como te en otro proceso de producción: esta perspectiva
Vtir, sin embargo, Balibar, Lire le Capital, tomo I I y trad. oast. 217 a 335.
t\v la articulación significante del texto novelesco. Pero antes de continuar este análisis, hay que examinar la noción de acontecimiento.
- J 4 8 LA ESTRUCTURA DE
implica una concepción implícita del tiempo y de la
noción de reproducción y de producción de la existencia
que hay que explicitar.
La definición propuesta de cambio implica que el
consumo es la forma de intervención de los productos
en la producción de la existencia social de los indivi
duos-soportes. Lo que implica una relación entre la no
ción de producto y una temporalidad específica. E l con
sumo de alimentos es la intervención del alimento-pro
ducto en la producción de la existencia del soporte-con
sumidor: existencia en el tiempo.
Estas consideraciones no presentan demasiadas difi
cultades cuando se aplican a los productos materiales
(olvidando, evidentemente, el aspecto significativo del
producto mater ial) . Pero cuando se trata de producción
de significación, aunque toda significación tenga un so
porte material, las nociones de producción y de cambio
presentan dificultades que hay que indicar e intentar
resolver.
En efecto, si se quiere elaborar un concepto de acontecimiento como representación de un proceso de producción o de cambio, no se puede olvidar que este proceso que el acontecimiento representa en el discurso es, generalmente, un proceso de producción o de cam b io de productos significantes en el que un personaje está implicado: es decir, que el acontecimiento es la representación de la producción o del cambio de una significación (comunicación) por un personaje.
¿Qué quiere decir esta última frase? Quiere decir
que en el acontecimiento la significación producida por
( o comunicada a ) el personaje se presenta como real:
se dirá entonces que el acontecimiento realiza el valor
del producto implicado en el proceso.
La importancia de estas distinciones aparecerá más claramente con un ejemplo. E n una novela, por ejemplo, un acontecimiento A i es: X se casó con Y. A n a
LA NOVELA 149
Esquema (1)
Acontecimiento Ai: " X {se casa con) Y "
representación de un proceso de intercambio entre
X e Y : intercambio de información significante
("si quiero").
representación de la realización de un valor para X (en el discurso de X ) y de otro (que puede ser el mismo) valor para Y (en el discurso de Y ) , es decir, efectuación de la inserción del (de los) so-|>orte(s) en un proceso (social) de producción o de cambio.
u (¡muido digo "el matrimonio con Y representa...", hay que liroiidor que el "representa" quiere decir que en el texto mismo
«II uiiciidntra una proposición soportada por X que enuncia lo que ilinitica oso matrimonio: y esto sin interpretación, sin "análisis"...
Iizado como acontecimiento para X {en el discurso de
X), A i representa la producción de una significación
por el intercambio con Y . E n la misma novela, y en un
elemento de discurso precedente, sabemos que para X ( X
soporte de ese elemento de discurso) el matrimonio con
Y (potencial todavía) representa la realización del valor
"interés económico". A i es entonces, para X , la realiza
ción del valor interés económico (en el proceso AO^.
E l esquema ( 1 ) indica las distinciones efectuadas. Estas distinciones no presentan demasiadas dificultades. Lo que sí es difícil es la representación de los valores realizados — o n o — en cada acontecimiento. E n efecto, <lccir que A i es R ( V i ) para X , no es difícil. L o difícil i's establecer en el análisis del discurso soportado por X • nal es el conjunto de valores realizados en el acontecimiento: es decir, establecer la notación completa de t-ada Ai en términos de V i . E n otras palabras, la signi-¡icación de Ai para el personaje, en el discurso soportado por el personaje.. .
150 LA ESTRUCTURA D E
E l acontecimiento se analiza entonces como R(Vi) para X, como RCVz) para Y.
Para X casarse con Y . => realización del interés económico = R ( V i )
A l para X = R ( V , ) ' ' ^;
A , para Y = R í V z ) '
LA NOCIÓN DE VALOR :
Hemos visto que la noción de valor aparece, en las teorías del relato novelesco, como un elemento fundamental de la estructura.
Sin plantearnos el problema —^que no nos concierne aquí— de la realidad social de los valores, podemos ocuparnos de la función en el texto novelesco y plantearnos el problema de las relaciones de los valores con la ideología.
Se puede decir, para resumir, que el valor es la relación del enunciado al soporte, relación constitutiva de la "conciencia" al construir sus contenidos. Y podemos precisar más diciendo que, los valores sociales son las relaciones de los enunciados que se refieren a procesos de producción y de cambio de productos (materiales e informacionales) sociales con el soporte de esos enunciados. Entonces está claro que los valores son siempre los valores de los personajes.. .
En la novela los valores y los acontecimientos no se distinguen más qué en dos aspectos: primeramente, respecto al tipo de frase: " P i (piensa que) | ( P i casarse con P j ) = bien j" es una frase que enuncia un valor, mientras que "P , se casó con Pj un domingo de enero" es un enunciado que se refiere a un proceso de cambio. La significación novelesca de este último enunciado —del acontecimiento— está dada por los valores de Pi y de P j , respectivamente. E s decir: la significación
LA NOVELA 151
i n A . BADIOU, "L'autonomle du processus esthétique", Cahiers lf(irxl»(i\\ Lfninisíes, nn. 2-13, 1966, pp. T7-89.
del acontecimiento no existe en sí. Un acontecimiento,
¡en la novela, tiene la significación que le es conferida
por los elementos de discurso soportados por los so
portes agentes.
Los valores son, pues, las significaciones "subjeti
vas" de los procesos de producción y de cambio: per
tenecen al dominio de las relaciones imaginarias y en
la novela aparecen como discursos soportados sobre lo
posible.
El segundo aspecto de la distinción entre valores y
acontecimientos es el de lo posible respecto a lo real: el .
acontecimiento es la realización de la relación ima
ginaria del soporte y del proceso que llamaremos valor.
Con estas distinciones se puede abordar el proble
ma de la descripción de las reglas de producción del
texto novelesco. Pero antes de formularlas hay que dar
un rodeo para evitar confusiones.
NOVELA E IDEOLOGÍA "^'^
La novela —^y la literatura en general —está en re-I lación con la ideología. Es ta relación ha sido mal com-I prendida porque la noción de ideología es poco clara.
Asf, se ha concebido la novela como el "reflejo ideológico" de la realidad... y se ha llegado a la aberración crítica del "realismo socialista" como criterio estético.
iVIacherey, como A. Badiou, se ocupa de este problema. E l último lo hace en un interesante artículo titulado " L a autonomía del proceso estét ico" indicando qiic la literatura no refleja imaginariamente la realidad íiiio que, al contrario, realiza el reflejo. Abandonando In terminología de Badiou, se pueden resumir sus conclu-
_«iones diciendo que en la novela, la ideología ( l o imagi-" ¡ i s r l o , el reflejo) se realiza, se presentifica. E n sus pro-
152 LA ESTRUCTURA D E
11 Ibld.
pios términos, "e l efecto estético produce al contrario la ideología como realidad imaginaria"
Badiou aporta, y es importante, una concepción de la significación novelesca que se sitúa fuera de la problemática de los "efectos" ideológicos o "estéticos" en la novela. Su noción de retorno "significa que el proceso (estético, N. P . ) produce un efecto de significación de la presencia que es ella misma un efecto del proceso. Por eso el modo de producción del retorno está doblemente articulado: el efecto de significación es producido como lo es el efecto de presencia".
La presencia a la que Badiou se refiere es la presencia en el texto de los enunciados que lo componen y el efecto de significación de esos enunciados. Decir que el proceso estético produce significación y presencia en una doble articulación es decir que la relación del relato novelesco con la ideología es doble: por una parte, la novela produce la ideología como realidad imaginaria, es decir, como contenido de la subjetividad novelesca (de la "conciencia" del "personaje") . Por otra, el modo de producción de la ideología como realidad imaginaria es, el mismo, ideológico: el "operador" de transformación que produce el efecto de presencia de los enunciados novelescos, es el ideologema del personaje. Y la articulación de los "elementos transformados por el lugar que los operadores les prescriben" produce el efecto de significación.
Esta concepción de Badiou me parece que constituye una de las contribuciones más importantes a la teoría de los productos significantes; va a servir para precisar la noción de estructura de la novela.
L A NOVELA 153
LA ESTRUCTURA DE LA NOVELA
Como he indicado al principio, la estructura es el conjunto de reglas de producción de la significación novelesca. Esas reglas suponen la distinción de la reali-dad histórica y de la ideología del proceso de produc ción de significación.
La subjetividad es el operador fundamental del modo de producción de la novela: dicho de ot ro modo, no hay texto novelesco si los enunciados no están soportados por una subjetividad. Pero no es el único operador. Lo específico de la novela es la articulación de enunciados del tipo P (a) con los enunciados del tipo Sv P(A) o SvY' (a). En la discusión precedente sobre las nociones de valor y de acontecimiento se encuentran los elementos necesarios para analizar esta articu'ación de forma detallada.
Antes de emplearlos, me parece importante subrayar que los enunciados del tipo P(A), es decir, proposiciones universales no soportadas no pertenecen al relato novelesco y que aunque se encuentran a veces, pertenecen a otro tipo de textos: los textos filosóficos. De la misma manera que una substancia pura es un producto de laboratorio, un texto novelesco puro es raro: las novelas concretas poseen proposiciones universales no soportadas, aunque sean poco numerosas en las "obras maestras"
En la novela, pues, encontramos una serie de enunciados que 1 ) o están soportados por una subjetividad V se presentan en tanto que enunciados de Pi, 2) o son proposiciones particulares. Dado que la novela es un Ipxio finito se puede hacer un inventario de los obietos pitrticnlares que componen el universo de la novela: el
VI BADIOU los llama "enimciados ideológicos separables". I!l Ver op. cit. No conservo la terminología porque el adjetivo
tiltil iMp/ro hace referencia a una teoría de la ideología como EXPRE-Nfilrt noiicoptual, que se ha excluido.
1 5 4 LA ESTRUCTURA D E
conjunto de objetos de las proposiciones particulares (soportadas y no soportadas) se llamará el universo novelesco.
Los personajes son elementos del universo novelesco que soportan enunciados, además de ser objetos de proposición.
La novela es, pues, una sucesión de enunciados de
diversos tipos: el efecto de significación de esos enun
ciados resulta de su articulación específica en el texto.
Para estudiar los mecanismos por los que el efecto de presencia y el efecto de significación se producen, como resultado de una doble articulación, podemos emplear el protocolo de observación siguiente:
L Identificar los personajes, es decir, los sopor
tes de enunciados: lista de Pi = Pi, Pi.Ps--. Pn.
2. Para cada P j , establecer una lista de los aconte
cimientos en los que Pi interviene: enunciados
en los que | Pj i es objeto agente y que representan un proceso (y no un atributo) de producción o de cambio. Elaboración de
una lista \ Aj j i.
3. Determinar, para cada P i , la articulación de los
A j con los enunciados soportados por P i que
determinan la significación subjetiva del A j . La significación subjetiva es la relación del so
porte con el enunciado: es decir, los valores.
E l conjunto de valores del personaje P ¡ se in
dica por I V j j i.
Se elabora así una lista de significaciones subjetivas
de los acontecimientos, una lista de valores. Conviene
ilustrar con ejemplos lo que esto implica.
E n la novela estudiada, Jean Levesque es soporte
de enunciados y objeto de proposiciones. Una serie de
enunciados establecen las relaciones del soporte con los
LA NOVELA 155
acontecimientos (y sobre todo, con el abandono de Flo
rent ina) . Estos enunciados son del tipo:
J . L . (piensa que) [éxito = bueno]
J . L . (piensa que) [éxíVo-»-trabajo]
J . L . (piensa que) [ t rabajo = / oc io ]
J . L . (piensa que) [ éx i to = alejarse de la miseria]
J . L . (piensa que) [Florentina = (miser ia) U (fe
minidad, juventud) ]
J . L . (piensa que) [amarras con miseria = obs
táculos para éx i to ]
La decisión de J . L . de dejar a Florentina (aconteci
miento Ai) es para J.L. la realización del valor éxito so
cial y económico y la no-realización del valor solidari
dad.
La notación del acontecimiento Ai de la sucesión de
J . L . como R(Vj). /R(V2) está entonces determinada
jjpor el texto mismo.
Los símbolos Vi y Vi representan vedares: ahora
bien, los V ¡ no indican ion enunciado único, sino conjun-
• tos de enunciados soportados por el mismo personaje
y relacionados lógicamente en el discurso. Así, por
ejemplo. Vi es el conjunto de significaciones:
Éx i to individual = bueno.
Éxi to = modo de vida caracterizado por consumo
de bienes materiales e intelectuales.
Éx i to = dinero A adecuación A posición social.
Éx i to = interés individual.
Éxi to ••= adaptación a las exigencias de la sociedad
moderna.
Esta lista no es exhaustiva y no necesita serlo a es-
i t r nivel del análisis. E n efecto, las definiciones de los
|V( no pueden completarse más que estudiando las rela-
Icloncs entre ellos^. Y estas relaciones aunque estén a ve-
ICCH explícitamente enunciadas bajo la forma SV(ARB),
.siempre están necesariamente presentes bajo esa for-
Du, Únicamente la continuación del anáhsis del texto
1 5 6 LA ESTRUCTURA DE
permite delimitar el efecto de significación. La próxi
ma etapa es fundamental,
^ . Una vez elaboradas las listas de j A¡ \; corres
pondientes a cada Pi, se pueden analizar por el proce
dimiento siguiente:
a ) Primeramente se define el conjunto de valores
\Vi\i implicados en la sucesión de acontecimientos
j /ly I ¿ del personaje P¡.
h) E n segundo lugar se constituyen suh-sucesio-
nes de Ai, cada una de ellas constituida por todos los
Aj s j ^4/1 i tales que impliquen dos valores Vi, Vi z\Vi \
Dado que hay n valores en el conjunto I Vj \ ¡, ^ „ n (n — 1 ) n^ — n . , ,
c — C„" = == sera el numero 2 2
de sub-sucesiones de j Ai\¡.
c ) Cada una de estas subsucesiones de Ai consti
tuida suprimiendo en la sucesión \A\\í todos los A^
que no implican los dos valores que definen la sub-
sucesión, será considerada como definidora de la rela
ción en que se encuentran los dos valores que la defi
nen. Las sub-sucesiones así formadas se llamarán suce
siones: elementales.
Siguiendo este protocolo, una novela dada aparecerá
entonces como un conjunto ¡ Pi \n de personajes, a
cada uno de los cuales corresponde una sucesión
I Ai i i, de acontecimientos y un conjunto | V,-!; de
valores •—o significaciones subjetivas (del personaje)
de esos acontecimientos— cuyos elementos están par
cialmente definidos.
E l cuadro siguiente indica los datos:
LA NOVELA 157
Cuadro 1
Personóle Sucesión de aconte
cimientos Valores Sucesiones elementales
P ; 1 Aj \ vivz
\ Ai \ vm
\ Ai \ V2V3
\ Ai \ vzvs
1 Ai i V2V7
i Ai \ V5V7
Pn U / U
\ Ai \ V1V7
\ Ai VJV6
Ai 1 VÓVT
1:1. ANÁLISIS DEL SISTEMA DE VALORES
La novela es la realidad del reflejo imaginario: la nuvL ' la realiza las estructuraciones del discurso que com-| i o i i e n la ideología, presentificándolas en un discurso uriiculado por ellas mismas. E s por esto por lo que la construcción de una teoría de la novela ha presentado NJcmpre dificultades sin cuento: porque no basta de-iiiosirar que la subjetividad del soporte constituido en personaje es el ideologema articulador del texto novelesco, sino que hay que demostrar la articulación de los iilcologemas presentificados en la estructuración de los enunciados que componen el texto.
lil cuadro número 1 pone de relieve las articulaciones de las subjetividades y de los acontecimientos: la iluvela ha sido descompuesta en un conjunto de sucesio-«cv elementales de acontecimientos. Estas sucesiones
160 LA ESTRUCTURA D E
V i > V ,
V . ^
V i > V i
V i ^ V i
R ( V O R ( V i )
/ R ( V , ) / R ( V i )
R ( V O / R ( V , :
/ R ( V , ) R ( V , )
R ( V i ) R ( V i )
/ R ( V i ) / R ( V , )
R ( V j ) - » / R ( V O
/ R ( V i ) R ( V O
La flecha "- >•" indica la sucesión inmediata
de dos acontecimientos en la sucesión elemental.
Vemos que las ocho sucesiones inmediatas son to
das las combinaciones posibles de las realizaciones o
no-realizaciones de los dos valores considerados. La co
rrespondencia se efectúa entre la relación " »"
y las relaciones ^ y ^ . Ahora bien, si queremos establecer una correspondencia entre el orden de los acontecimientos y el sistema de valores según lo definen las cuatro relaciones posibles entre los valores tomados 2 a 2 , es decir, Vi > V¡, V,- > Vi, Vi - V¡ o Vi II Vj se necesitan al menos dos sucesiones inmediatas de acontecimientos: el cuadro siguiente indica la correspondencia:
Vi > V i
V i = V ,
= > ( V i > V , ) A ( V i ^Vi)
= > ( V j > V i ) A ( V , ^ V j )
= > ( V i > V i ) A ( V j > V O
V i II V j = > ( V i > V i ) A ( V i ^ V i )
LA NOVELA i D l
Si se combinan las dos correspondencias es posible definir el conjunto de sucesiones elementales compatibles con cada una de las cuatro relaciones posibles entre los dos valores Y i y Yj. Para mayor claridad es fácil realizar una tabla que parte de las sucesiones inmediatas y que indica las relaciones entre los valores implicados compatibles con ellas.
Relaciones posibles
N.° Sucesiones inmediatas
R ( V . ) - R ( V j )
R ( V i ) - * / R ( V i )
/ R ( V , ) - R ( V i )
/ R ( V , ) - ^ / R ( V i )
R ( V i ) - R ( V i )
R ( V , ) - » / R ( V O
/ R ( V i ) > R ( V , )
/ R ( V i ) - > / R ( V O
V i > V j
o
V i > v . I V i l ! V i
1 o
V . = V j
o indica: incompatible con esa relación de orden;
/ indica: compatible con ella.
LILILÍ sucesión elemental se compone entonces de las LULIO sucesiones inmediatas. E s evidente que si la suce-i i l iMi elemental comienza por la sucesión inmediata N.° 1, LII sucesión inmediata siguiente tendrá que ser, o bien LII N." 5 o bien la N.° 6, y que si empieza por la N.° 2 d. .pues estará la N.'' 7 o la N.° 8; siempre y cuando
luluiita que un acontecimiento no puede ser inme-diiiimncnte seguido por o t ro acontecimiento de idéntica "i)IIULilación subjetiva ni por un acontecimiento de sig-
162 LA ESTRUCTURA D E
nificación subjetiva inversa. Es te postulado, implícito
en la enumeración de las sucesiones inmediatas, presu
pone la exclusión de 8 sucesiones inmediatas.
1* 2* 3* 4* 5* 6* 7*
R(V,)-R(V¡)-R(Vi)-R(Vi)-
/R(V¡) -/R(V,) -/R(Vi)-/R(V,) -
> R(VO •>/R{V,) » R(V,) */R(Vi) */R(V,) » R(VO »/R(VJ) * R(Vi)
L a justificación de esta exclusión es doble: en el caso
de 1*, 3* , 5 * y 7* si se excluyen es porque, o bien los
acontecimientos son claramente distintos, y entonces es
una redundancia, o bien lo que se ha considerado como
dos acontecimientos no es más que un mismo aconteci
miento. E n el caso de las sucesiones 2 * , 4 * , 6* y 8*
esta exclusión es debida a las necesidades de coherencia
de la subjetividad novelesca: un hecho y su contrario
pueden seguirse únicamente si, entre los dos, otro acon
tecimiento modifica la organización de la conciencia del
personaje.
La justificación de estas exclusiones, como la del
postulado fundamental de correspondencia, tiene, evi
dentemente, que someterse a la prueba de la experien
cia. Los textos analizados hasta ahora confirman con
una frecuencia suficiente su adecuación.
A partir de estas consideraciones, es posible cons
truir las sucesiones elementales, compatibles con cada
una de las relaciones de orden entre los valores Vi y Vj.
Para Vi > Vj, las sucesiones inmediatas componen
tes son los números 1, 4 , 6 y 7 y las sucesiones elemen
tales posibles son:
LA NOVELA 163
SI471 = R ( V i ) ! ^ / R ( V , )
S I 4 7 = R(Vi) > / R ( V O - ^ / R { V i ) -
- i / R ( V , ) ^ i R { V , ) - ^ R ( V j )
R(V,)
SÍ4 = RíVi)- •/R(VO-—•/R(Vi)
comenzando por la N.° 6 , y
Si716
S I 7 I comenzando por la N.° 4
y S7164 S 7 I 6 comenzando por la N.° 7
S n
y S l 6 4 7
Sl64 comenzando por la N° 1
•^16
Las reglas son claras, y es fácil ver que sólo hay
cuatro ( 4 ) sucesiones elementales distintas:
R(Vi)-
/R(Vi)-
R(V.)-
/R(V, ) -
>/R(V,)-
> R(V¡)-
> R(V,)-
VR(Vi)-
*/R(Vi)
> R(Vi)
>/R(Vi)
* R(V,)
S I 4
47
que los de longitud superior son repeticiones.
E n e l caso de Vj > Vi, las sucesiones itmiediatas
l a s número 2 , 3 , 5 y 8 . Se componen de la misma
n a n e r a .
S i Vi = Vj, l a s sucesiones inmediatas componentes
Bfi l a s números 1 , 4 , 5 y 8 , y finalmente, si V i II V,>
número 2 , 3 , 6 y 7 . Las sucesiones elementales se
3i'iimti tie la misma manera.
•]54 LA ESTRUCTURA DE
SINTAXIS Y ACONTECIMIENTOS
Hasta aquí hemos analizado los acontecimientos en
función de un personaje. Ahora bien, en las novelas se
encuentran acontecimientos en los que más de un per
sonaje está implicado. Dada la definición del aconteci
miento como enunciado referente a un proceso de pro
ducción o de cambio en el que al menos un Pi es agente,
este tipo de acontecimientos es el más importante, si no
el más frecuente.
Los acontecimientos del tipo " F se casa con E " han sido atribuidos a la sucesión de acontecimientos de " F " y a la de " E " . Lo que hay que examinar aquí es otro
B) La sucesión de acontecimientos y el
orden de valores
La sucesión de acontecimientos correspondiente a un , n^ — n
personaje P,-, i A j ; se ha descompuesto en c = ^
sucesiones elementales. E l análisis de estas sucesiones
nos da el orden del conjunto de valores 1 Vj \ i, ya que
nos da la relación entre los valores dos a dos.
Si se encuentran contradicciones (por ejemplo,
V / > V J , V i = Y2, V 2 > V3) hay que volver al texto y
examinar los enunciados soportados por P ¡ que hemos
reunido bajo los símbolos Vi, Vz y V 3 . Se encontrará,
normalmente, que se han cometido errores en la cons
titución de los conjuntos de significados, o en la nota
ción de los acontecimientos.
Si se repiten las mismas operaciones con las suce
siones de acontecimientos de todos los personajes, se
llega a constituir un sistema de valores compatible con
el orden de los acontecimientos y con los enunciados
soportados por todos los personajes del texto, sistema
como el definido en el capítulo precedente.
LA NOVELA 1 6 5
I aspecto de la estructura de los textos novelescos: en
efecto, los acontecimientos de ese tipo — c a m b i o de X
entre dos personajes— se anotan como R(Vi) o /R(Vi)
para uno de los personajes, y como R ( V j ) o /R(Vj)
para el otro. Pero esas notaciones no son independien
tes: el sistema de valores no define solamente el orden
de sucesión de acontecimientos arbitrarios, sino que
define también el tipo de acontecimientos posibles.
Voy a indicar, de forma somera y provisional, los
mecanismos de construcción de los acontecimientos del
tipo " A (cambia X por Y con) B " .
Un acontecimiento de ese tipo puede significar
para A, R{Vi) ó R(Vi) ó /R(Vi) ó /R(Vi). Se tendrá
entonces.
Personaje 1 Personaje 2
A, R(VO R(V.) AA R(VO /R(V.) A 3 /R(V,) R(V.) A, /R(V,) /R(V,) A, R(V.) R(V,) A. R(VA) /R(V.) A, /R(V.) R(V,) A, /R(V2) /R(V,)
Si se considera que el mismo valor puede aparecer
p«ra los dos personajes en el mismo acontecimiento, hay
(|uc añadir las combinaciones siguientes:
R(V,)
/R(VO
R(V,)
/R(VI)
R(V,)
R(V,)
/R(V.)
/R(V.)
Ahora bien, si el acontecimiento es un cambio de
| X ) r Y , la realización por los dos personajes del mismo
valor en el mismo Aj implica que ese valor es de un
166 LA ESTRUCTURA D E
tipo particular: del tipo en el que "dar" y "recibir" son reversibles, o bien, lo que es más frecuente, que hay en la "conciencia" de los personajes —es decir, en el discurso soportado por e l los— una subordinación de! tipo medios-fines que autoriza la "pérdida" (dar sin recibir) como inversión en la ganancia posible. Es ta segunda posibiUdad, en los términos en los que está aquí expuesta, es inseparable de la categoría del "homo oeco-nomicus". Este tipo de articulación de la estructura del acontecimiento con la de la sucesión elemental y la articulación medios-fines del discurso soportado por el personaje son entonces complementarios: esta doble articulación es uno de los mecanismos de producción del efecto de significación, y constituye un ejemplo particularmente claro de la forma de acción de la ideología en la novela: presente en el discurso del personaje, la ideología estructura los acontecimientos. E l efecto de presencia y el efecto de significación no son independientes.
E l estudio de este tipo de articulación es importante, pues, en la medida en que pone en evidencia cómo el ideologema medios-fines, inversión (gasto presente) como medio para obtener una ganancia, posible y futura, presente en el discurso de los personajes y en la articulación de los acontecimientos, obra en la estructuración del texto novelesco. Dado que este ideologema del "homo oeconomicus" es un ideologema burgués, se ve entonces en qué sentido se puede decir que la novela es un producto cultural que aparece con el capitalismo mercantil. L a intuición de Lukács y las afirmaciones de Goldmann respecto a la relación entre la novela y la burguesía aparecen entonces como aceptables: una vez más vemos cómo un examen crítico que demuestra el carácter ideológico de una teoría no nos autoriza a rechazar en bloque todas las proposiciones que la componen.
LA NOVELA 167
1 Gabrielle ROY, Bonheur d'occasion, Montreal, Beauchemin,
CONCLUSIÓN
L o que he expuesto hasta aquí constituye el esbozo de una teoría de la novela. La validez de este esbozo tiene que establecerse, según creo, de dos formas distintas: por una parte, se puede analizar la coherencia y el modo de definición de los conceptos. P o r otra, hay que ver en qué medida este esbozo provisional de la teoría de la novela es adecuado a su objeto; para ello hay que analizar un cierto número de novelas detalladamente.
E n la Universidad de Quebec, en Montreal , hemos comenzado, mis estudiantes y yo, un trabajo de este tipo. Actualmente se analizan una serie de novelas de dos autores, Gabrielle Roy y Marie Claire Blais. Pero, dado que teníamos que trabajar simultáneamente los problemas teóricos y las novelas particulares, el análisis no está acabado. Lo único que puedo presentar es un ejemplo, excesivamente limitado, de una parte del estu-
I' dio de Bonheur d'Occasion ("Felicidad de ocas ión") , de Gabrielle Roy.
«BONHEUR D'OCCASION»!: EJEMPLO DE APLICACIÓN DEL MÉTODO
Bonheur d'occasion, de Gabrielle Roy, publicada en Montreal en 1946 por la Société des Editions Pascal, obtuvo el Premio Fémina en 1947 y desde entonces ha sido una de las novelas franco-canadienses más leídas en (.)iiebec. En 1 9 6 6 , Beauchemin la ha reeditado en Montreal.
Bonheur d'occasion es una novela de varios personajes, que hace una descripción de la vida de los canadienses-franceses de Montreal durante la Segunda Gue-
1 ^ LA ESTRUCTDEA D E
SOMERA DESCRIPCIÓN DE LA INTRIGA 3
Bonheur d'occasion narra la historia de numerosos personajes, entre los que he estudiado once, elegidos según un criterio sencillo: los personajes que no llegan a hacerse, que no tienen historia en la novela, son excluidos provisionalmente. Los once personajes que he
2 Monique GENUIST, La créatión romanesque ches Gabrielle Roy, Montreal, Cercle áa Livre de Prance, 1966, p. 73.
3 Las citas entre paréntesis están sacadas de la edicidn de Beau-chemin de 1966.
. , I - i i i i f i i i i i i i l i É ' i l i r É i « i i
rra Mundial. E s una novela muy larga (en la primera edición de 1 9 4 6 , 5 3 2 páginas en dos volúmenes) y en ella se encuentran varias historias convergentes o paralelas, descripciones geográficas y una variedad muy grande de caracteres. Si se le analiza de la forma tradicional, se puede, como lo hace Monique Genuist, considerar a esta novela — y al resto de la obra de Gabrielle R o y — como "un testimonio sobre los canadienses-franceses", como "un buen documento sobre la condición del obrero canadiense, en particular durante los años 1 9 3 0 , en el momento de la gran depresión económica que sacudió a América del Nor te" 2. Monique Genuist se aplica en su análisis a clasificar las diferentes partes de la obra de Gabrielle Roy, de acuerdo con conceptos que desgraciadamente no pueden dar cuenta de la estructura de las obras estudiadas. A pesar de que se encuentran puntos comunes entre su estudio y el mío, la insistencia en el estudio de los temas (la mujer, los personajes novelescos pensados como imágenes de lo real, como los sacerdotes, los médicos, los obreros, e t c . ) y la separación entre la forma (de las obras en general) y el contenido, hacen de este trabajo un ejemplo típico de esos discursos sobre la literatura que, para emplear l a expresión de Macherey, no alcanzan la "discursividad característica del verdadero saber".
LA NOVELA 169
elegido son los siguientes: Florentine, Azarius, Rosa-
Anna, Daniel, Ivonne y Eugéne Lacasse, J e a n Levesque,
Emmanuel, Alphonse, Boisvert y Pitou.
Florentine, hija mayor de la familia Lacasse, trabaja
en un restaurante popular del barrio St.-Henri; da el
dinero que gana a su familia, muy pobre desde que la
depresión económica ha hecho perder el trabajo de eba
nista a su padre y el de costurera a su madre Rosa-Anna
Su hermano Eugéne es obrero en paro, y Daniel e Ivon
ne son niños. En el restaurante en que trabaja encuentra
a Jean Levesque, muchacho serio, que estudia matemá
ticas (cap. I ) , trabaja como electricista en una fábrica
y que desea hacerse ingeniero, poniendo los medios nece
sarios para conseguirlo. J ean Levesque es para Floren-
I tine la imagen de la ciudad moderna y rica, del lujo, de
los productos de consumo, y es también el medio me
diante el cual podrá alcanzar el confort y el lujo con
que sueña (cap. I ) . In tenta casarse con Jean Levesque
y está dispuesta a emplear todos los medios necesarios
para conseguirlo. Pero Jean Levesque ve en ella un
obstáculo para sus ambiciones, para sus proyectos, una
traba a su triunfo, y a pesar de que siente curiosidad
y piedad por ella, por ella que es "mitad miseria, mitad
primavera", después de algunos encuentros y de haber
hecho el amor con ella, la abandona y sigue su camino
sin obstáculos. Florentine, embarazada, no se confía a
su familia y arregla su problema casándose con Emma
nuel, amigo de Jean Levesque, que se lo había presen-
Indo casi intencionadamente. Emmanuel da a Florentine
ncjíuridad, un poco de dinero, amor.. . Pero Emmanuel,
iil contrario de Jean Levesque, se interesa más por la
N U c r t c de la comunidad que por la suya propia, se enrola
rn el ejército y parte para la guerra, una guerra que
IIC-1H: terminar con la guerra, en vez de enseñarle a
iiiuirsc para cambiar la sociedad, como pensaba antes
(Ir su partida.
170 LA ESTRUCTURA D E
RESUMEN DEL ANÁLISIS
Vamos a considerar con más detalle las sucesiones de acontecimientos de tres personajes, Florentine, Jean Levesque y Emmanuel, y en seguida demostraremos cómo a partir de este análisis se pueden interpretar los de los demás personajes.
La historia de los demás personajes es simple: Eu-géne, hermano de Florentine, parte para la guerra después de haber arrebatado a su madre el poco dinero que la quedaba, para divertirse antes de su partida. Daniel, el más joven, sensible, inteligente, muere en un hospital de Westmount, barrio rico e inglés de Montreal, lejos de los suyos. Yvonne, que no puede soportar la realidad de Ja vida de su familia, de la vida del pueblo, busca en un convento el medio de escapar mediante la plegaria. Los tres obreros parados, Alphonse, Boisvert y Pitou, siguen distintas suertes. Boisvert encuentra un empleo, se casa y olvida a sus amigos en paro. Alphonse, demasiado consciente ante una realidad que no puede transformar y en la que no puede integrarse •—es rechazado incluso por el ejército—, inventa mundos imaginarios de aspecto muy real; en una sociedad que vive de los desechos de la sociedad de consumo, se evade en la bebida y el amor. Pitou, solidario de Emmanuel, encuentra su primer empleo en el ejército.
Azarius, el padre de Florentine, después de muchos fracasos en sus tentativas de trabajar en el oficio que le gusta, se enrola también en el ejército y parte para la guerra, consolado con la idea de una guerra que, según él, es justa y desinteresada. Rosa-Anna, después de haber contemplado cómo partían todos sus hijos, encuentra en el salario que el ejército le paga a su marido el dinero que tanto necesitaba pero del que hubiera preferido prescindir.
LA NOVELA 17 [
I
E l primer acontecimiento es la realización de los valores de solidaridad: Florentine da dinero a su madre, dinero que no le sobra. En el segundo momento, Morentine acepta, en sus relaciones con Jean Levesque, lio realizar su interés (económico, social, biológico) pura que J , Levesque la ame: el acontecimiento prin-ci|)al es que Florentine recibe a J . Levesque en su casa i'iiiindo sus padres no están, que le da de cenar y se ileja hacer el amor: / R ( V i ) . Y esto para que Jean Levesque se case con ella [R(V2) ] . Pero, y es el tercer tii-oniccimiento, Jean Levesque se va sin dejar su dirección a Florentine, que está encinta [ /R(V2] y / R ( V i ) y que rompe sus lazos con la familia (no habla con su (iiiulrc, se va de su casa ) .
I',n el cuarto momento, Florentine vuelve a ver a líiiiiiiannuel y se casa con él, con lo cual resuelve el
Florentine ., '
Dos clases de valores aparecen en el discurso de Florentine: unos, los valores económicos de la sociedad capitalista. La otra clase de valores está compuesta por los de la sociedad tradicional: el amor romántico, la solidaridad en el seno de la comunidad, los lazos familiares. Para simplificar el análisis vamos a relacionar los valores con estas dos clases a las que vamos a representar por V i y V2, respectivamente.
La sucesión de acontecimientos de Florentine puede representarse con el esquema siguiente, en el que la primera línea formula la significación real y la segunda la significación potencial o condicional de los acontecimientos para Florentine: i;
1." 2.» 3." 4.» 5°
R(VO i>/R(V,) ^/R(V:) > R(V,) >R{Y2) /R(V,) R(V.) »R(V.) >/R(V.) -»R(V,)
1 7 2 LA ESTRUCTURA DE
problema de sus medios de vida tanto sociales (madre casada) como económicos [R(Vi)] y eso a pesar de que no ama a Emmannuel [ /R(V2)], aunque cfee que puede amarle. La novela acaba para Florentine, con la realización de Vi y V2: su vida económica ha mejorado (se viste, va de compras) y ha llegado a amar a Emmannuel. . .
Reducir la historia de Florentine a cinco acontecimientos sólo puede hacerse dejando a un lado acontecimientos, cuya escritura en términos de valores corresponde a la de los seis más importantes. Por ejemplo, e l encuentro con Emmannuel, el baile en su casa, son acontecimientos que, desde el punto de vista de la estructura, no se diferencian del acontecimiento' - / 2 . , cuya escritura es /R(Vi) . RCVi), porque Florentine, en estos intercambios, no realiza su interés personal (Vi)
—económico— para realizar su amor hacia Jean Levesque (V2). Procedemos de la misma manera con lo que sigue, porque al reemplazar un grupo de valores equivalentes y el grupo de acontecimientos correspondiente, por una clase de valores equivalentes y un acontecimiento principal, no se modifica la estructura de orden. Solamente se la simplifica.
Jean Levesque
Los valores atribuidos a Jean Levesque (cap. I I )
son V¡ (dinero, éx i to ) , Vi (solidaridad), V3, una nueva
clase de valores, los del progreso colectivo, que se ano
tará V j .
Ei: no sale con Florentine y la acecha , .
R(Vi) - ...í,i,
/R(VO •
E2: lleva a Florentine al restaurante
R(V.)
R(Va)
LA NOVELA 173
/R(V.)
E 4 : se aleja de Florentine
R(V,)
/R(V2) . R(V3) I
Es interesante señalar que el valor V3, el progreso
colectivo aparece en su realización como una potencia
lidad para los individuos y no como una realización en el sentido propio. La realización de V3 es colectiva: se afirma RÍVs) cuando la comunidad, cuando cada uno
de los personajes realiza Vi. Por tanto, se trata de una
interpretación particular del sentido de V3, pero es ésta
que implícitamente propone la novela.
Emmannuel
Los valores atribuidos son los mismos que los de
Jean Levesque. Pero en Emmannuel el interés econó
mico queda relegado tras la solidaridad-amor y tras el progreso económico.
E , : deja el colegio y trabaja
/R(V2)
R(V3)
Ej: se enrola en el ejército ,
...... R ( V 3 ) ' ,
/ R ( V i )
E',: se casa con Florentine . . .
m , ) ;„;
/R(V.) , ,., ^ ^
! ;.- parte para la guerra
R(V )
/RÍVí)
Er. después de cenar en casa de Florentine, hace el
amor con ella.
R(V,)
174 LA ESTRUCTURA DE
A v„ V 3 •••• ' •
Ningún personaje de la novela puede realizar V2 y Vi antes de realizar Vi. Ningún personaje de la novela puede realizar V3 y Vi antes de realizar Vi. Ningún personaje de la novela puede realizar Vz y V3.
Esta estructura es sociológicamente significativa. Si se considera que es una subestructura ideológica, los elementos de esta ideología se expresan así:
Los valores tradicionales (amor, solidaridad, familia) sólo pueden realizarse si se realizan primero los valores económicos (interés privado, individual) egoístas.
También en Emmannuel la realización o no realización de los Vs son potenciales, porque al ser V3 un valor, cuya realización implica a la comunidad, la realización en el individuo sólo puede reducirse en la novela a afirmaciones atributivas en cuanto a la posibilidad de su realización, siendo dada la acción a un personaje.
E l estudio de estas sucesiones, empleando el método anteriormente descrito, conduce a establecer las relaciones siguientes entre las clases de valores;
Sería demasiado largo describir el análisis de las sucesiones de acontecimientos que corresponden a los demás personajes, y, además, los resultados son los mismos en el nivel de las relaciones entre las tres clases de valores.
Gráficamente hacemos representar estas relaciones:
LA NOVELA 175
E l valor progreso colectivo sólo puede reali
zarse si se realizan primero los intereses económi
cos individuales.
La realización de los valores tradicionales y la
de los del progreso colectivo son incompatibles.
Porque en la novela, la comunidad, son los canadienses-franceses (pobres, campesinos, catól icos) , y los valores de la comunidad son la solidaridad, el amor, la vida en común, los valores de uso. E l interés individual es, en la novela, el dinero, e l éxito, la industria (incluso la industria de guerra que es descrita de modo que beneficia sólo a algunos en detrimento de t o d o s ) . E l progreso de la colectividad es la mejora del nivel de vida, la cultura, el acceso al lujo, a la vida moderna. E n fin, la novela afirma que el progreso de la comunidad canadiense-francesa sólo es posible rechazando los valores de la comunidad y realizando los valores individualistas de cada uno, lo que quiere decir, mediante la integración al mundo canadiense-inglés y norteamericano, el mundo del beneficio, de la industria moderna, de la técnica.
Las tres opciones de valores presentadas como posibles corresponden perfectamente a las tres ideologías, descritas por Marcel Rioux *, de la sociedad de Quebec. La ideología tradicional corresponde a la configuración (V1V2), la ideología de oposición y de desquite, a (VI V3), y la ideología del desarrollo y la participación I (V2V3). Bonheur d'occasion es una novela escrita dentro de la perspectiva de impugnación y de desquite, porque presenta a (Vi V2) como valores que excluyen el progreso de la colectividad y a (V2 V3) como irreali-iínble. Es la perspectiva de la pequeña burguesía liberal (que está bien representada por la revista Cité Libre),
4 Marcel BIOUX, "Sur l'evolution des idéologies en Quebec", '•tmr de L'instituí de Sociologie, Université Libre de Bruxelles, n.» 8,
IW», pp. 95-124.
176 ^ ESTEUCTüRA D E
Y la autora Gabrielle Roy, educada en las "Prair ies" (Praderas ) , es una canadiense-francesa que sólo puede concebir que la integración al Canadá inglés es inevitable y que el éxito individual es el instrumento de progreso (de desquite) para los canadienses-franceses.
E l resumen de las conclusiones del análisis de Bon-heur d'occasion plantea de una forma más concreta el problema de las relaciones entre las estructuras de las novelas y la sociedad en que son producidas.
II libro se terminó de imprimir en LTICAS ELLACURIA, calle de no* Atres, 13, BUbao, el dia 21 1 d* «eptlembre de 1970. M U cubierta Carlos Fernández r Moreno.
H» llniíon 3.000 ejemplares.
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