a un niño con quemaduras le gusta el fuego

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A UN NIÑO CON QUEMADURAS LE GUSTA EL FUEGO

I

PRÓSPERO CARBONELL

He pintado con poco deseo de gloria o ambición,ante todo, siempre satisfacerme a mi misma...tratando siempre ser yo misma,pero sabiendo que muchas vidas no serian suficientes para pintar como quisieray todo lo que quisiera pintar.

— Frida Khalo

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Pipo, ya hiciste las tareas?

Las hago apenas termine este dibujo.

Nunca me imaginé haciendo otra cosa diferente a

pintar y dibujar. Aunque sobresalía en otras áreas, desde muy pequeño sabía que esto era lo que me gustaba hacer y es definitivamente el placer, que me dan las imágenes, lo que me impulsa a seguir haciendo lo que hago. James Lord habla de cómo al artista nunca le abandona el impulso creativo ni por un momento, pues Giacometti le decía que al levantarse por la mañana, el primer pensa-miento siempre estaba dedicado al trabajo que quedaba por hacerle a los cuadros y esculturas que estaban aun

en proceso. Según Giacometti “este pensamiento siempre

va acompañado de una sensación terrible de desesperación,

como si uno tuviera la cara aplastada contra la pared y no

pudiera respirar” (El Retrato de Giacometti, James Lord, pg 57). Es exactamente esa la sensación que tengo cuando no he terminado uno de mis proyectos, así sea un dibujo para un amigo o una tarea. Es una asfixiante sensación de incompleto, especialmente cuando no alcanza los parámetros y expectativas con las que se pensó, pues el mismo proceso trae frustración por las limitaciones de la propia habilidad y no poder dedicarle todo el tiempo que se quisiera a cada obra. Sin embargo, hay momentos en los que no rigen ni la razón ni la intención y se crean intuitivamente cosas agradables para el ojo. A estos

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momentos Luis Caballero les llama momentos de gracia y placer perfectos. “Momentos en los que se llega a unión ex-

traordinaria entre el modelo, el dibujo y el dibujante. Se dibuja

entonces sin saber como. Inconscientemente, intuitivamente.

Y el resultado es bueno sin que se sepa cómo ni por que.” ( Es el cuerpo lo que yo quiero decir, Luis Caballero, pg 10). Son precisamente estos momentos los que me llenan de placer y me corroboran el porqué de lo que hago.

Quiero que mi trabajo de grado sea indudablemente mío, no por mi manera de dibujar y pintar, sino que ade-más esté impregnado de mi manera de pensar y ver. En su diario ilustrado Frida Kahlo dice, “Cuando comienzas

una pintura es algo que esta fuera de ti. Al terminarla, parece

que te hubieras instalado dentro de ella.” Yo me siento muy identificado con la afirmación anterior, pues al principio toda obra es ajena, el lienzo y el papel en blanco pueden ser de cualquiera, pero a medida que se va trabajando, llenando de lineas y colores, formas y manchas se crea la

sensación que algo de ti quedó en ella. En esta obra quie-ro mostrar una selección de pensamientos, unos que me acompañan a diario y otros que solo vienen a la mente por imágenes especificas; desde como quiero que me vean los demás hasta la repercusión de mis acciones en mi propio cuerpo.

Hablo mucho de mí y si me tocara elegir solo una palabra para resumirme, ésta sería introspección; es como si tuviera la necesidad de involucrarme para así reformar y reafirmar lo que soy, independientemente del momento. Me gusta dejar claro cuál es es mi postura, así se lo esté exponiendo a un desconocido y pienso que mi obra tiene un narcisismo sano, en cuanto a que es mi manera de

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entenderme, validarme y justificarme frente a mi propia imagen. A través de mi vida he tratado de construir mi imágen no solo desde adentro sino también desde afuera. Por eso mi tesis soy yo.

He pintado con poco deseo de gloria o ambición, ante todo, siempre satisfacerme a mi misma... tratando siempre ser yo misma, pero sabiendo que muchas vidas no serian suficientes para pintar como quisiera y todo lo que quisiera pintar.

— Frida Kahlo

Con mis trabajos no pretendo que el espectador busque las causas que me motivaron a traducir mis pensamien-tos a lo bidimensional, ya que creo que son bastante evidentes. Mas bien pretendo provocar en el espectador reflexiones sobre las imágenes y posturas propias. Esperar tal respuesta en el público, me reafirma el arte

como una actividad humana y no algo ajeno y hermético. Caballero apelaba que “dentro de las corrientes de la lla-

mada vanguardia de las explicaciones se han vuelto cada vez

mas necesarias. tal vez porque lo mas importante en ellas es

precisamente el lenguaje y porque la elaboración de de dicho

lenguaje se ha vuelto un fin en sí. El arte juega con el arte y

reflexiona sobre si mismo con sutilezas y bizantinismo cada

vez mas refinados. Los artistas se han vuelto gramáticos, pero

en el arte, creo yo, importa no la gramática si no la poesía,

ya que la pintura se hace con imágenes y no con ideas” y es esa poesía que menciona Caballero a la que me interesa llegar. Crear imágenes que muevan al espectador, más allá de los límites de la interpretación del intelecto. Para Sontag, la interpretación es una actividad intelec-

“ Y es que, el abusar de la idea de contenido comporta un proyecto, perene, nunca consumado, de interpretación. Y, a la inversa, es precisamente este vicio de acercarse a la obra de arte con la intención de interpretarla lo que sustenta el espejismo de que exista en realidad algo similar al contenido de una obra de arte.”

—Susan Sontag,

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tual, que se basa en identificar códigos, es una “ revancha del intelecto sobre el arte” y en su texto “Contra la In-terpretación” deja claro que pararse frente a una obra de arte con la pretensión de interpretarla es tener un acer-camiento superficial y utilitarista frente a la creación artística, es convertir el arte en artículos de adecuación a un esquema mental de categorías. De igual manera, para mi el acto de pintar y dibujar sobrepasan estos limites de la lógica e interpretación y juegan mas con la noción de identidad y creación. Tales creaciones me aclaran quién soy yo, por más efímera que sea tal claridad, y me hacen saber dónde me paro frente a la vida y cómo la concibo.

¿Pero por qué tratar de explicar con palabras lo que se dijo ya dibujando? El dibujo, pienso yo, es un lenguaje tan valido como la palabra ‘ y puede expresarlo todo. Tratar de explicar con palabras una obra visual es, en gran manera reducirla, Encasillarla, quitarle fuerza. Una obra visual debe prescindir de explicaciones y, si es buena, trasciende cualquier explicación.

—Luis Caballero

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Finalmente, al exponer mis problemas, mi intimidad, mis anhelos y frustraciones, pretendo que se me vea en mis obras, que se entienda mi necesidad. Por eso sostengo que mis imágenes no necesitan una explicación o justifica-ción mas allá de si mismas y que los textos de este libro son mas bien prolongaciones de lo que quiero decir. Frida decía “la pintura me completa”, yo digo “yo soy la pintura”.

Frida Kahlo, El Diario Ilustrado de Frida Kahlo (México: Editorial Debate, 2002).

James Lord, Retrato de Giacometti ( España: Editorial A. Machado libros, 2002).

Susan Sontag, Contra la interpretación ( España, Barcelona: Editorial Seix Barral, 1969).

El Sello Editorial, Luis Caballero (Colombia, Santa Fe De Bogota, 1995).

A UN NIÑO CON QUEMADURAS LE GUSTA EL FUEGOD

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Tengo la costumbre de siempre verme en un pequeño

espejo de pared en la entrada de mi casa. Antes de salir y al llegar reviso mi pelo, mis dientes y qué tan marcadas se ven mis ojeras, pero hay veces que me quedo viéndolo por más tiempo. En estas ocasiones miro sin inspeccio-nar ni admirar. Con ninguna pretensión mas que verme y siempre me acuerdo de mi abuela. “Pipo, si te sigues mirando al espejo se te va a aparecer el diablo”. Nunca se me ha aparecido, pero a veces me quedo mirando el fondo del reflejo para ver si algo cambia.

UNA MAÑANA CUALQUIERAD

Amurallar el propio sufrimiento es arriesgarte a que te devore desde el interior.

—Frida Kahlo

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Parecía ser tan solo otra mañana fría y azulada después

del cumpleaños de Alberto Mario en la finca en Guasca. Lo único que quedaba en la cara de todos era el guayabo, pero éste se sentía menos abrumador por el hecho de ser compartido. Debido al frenesí de la noche anterior, yo ya me había hecho la idea que mi celular había terminado entre el barro o que por la borrachera lo había tirado por los árboles cercanos. Únicamente tenía energías para sentarme y mirar al horizonte, pues nunca se sabe cuándo se volverá a admirar las montañas en su estática presencia. Y ahí fue cuando los sentí, torpes pero incesantes, tres cangrejos azules como el mar subían por mi saco. No los vi venir, ni siquiera los sentí subir por mis piernas, pero ahí estaban. Sus patas se enredaban con

la lana y me parecía increíble no haberlos sentido antes, pues se movían mucho, pero era más increíble aún que estuvieran en un cerro.”Estás pensando demasiado” dijo el cangrejo más grande, mientras arrancaba las motas de lana, pellizcándolas con sus tenazas. “Eso es lo que él hace” añadió uno que había llegado a mi hombro. “¿Y

cómo es que ustedes saben lo que estoy condenado a hacer?”, les pregunte con sorpresa.”Nosotros los cangrejos estamos

hechos de recuerdo y la melancolía siempre nos llama”

me susurró el más pequeño al oído. “Pero yo no estoy

melancólico, solo tengo dolor de cabeza” les dije suavemente. Me hablaban siempre en el mismo orden, sin dejarse interrumpir, como si fueran una unidad.

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“Debería pellizcarte la lengua”.

“A los cangrejos no se les miente”.

“Y algo está mal con tu agua”.

“¿Mi agua?”, les pregunté extrañado.

“Sí, tu agua no está fluyendo”.

“Y se está empezando a podrir”.

“Si eso pasa, estarás en problemas”.

“Pero yo me siento bien, algo aburrido, nada más” dije sin mirar alguno en específico.

“Por eso estamos aquí”.

“Para que no estés tan…”

“Insípido”.

Abrí los ojos con preocupación.

“Los humanos olvidan que salieron del agua”

“Siempre se sienten solos”

“Y cuando les resulta muy doloroso recordar pretenden ignorar su pasado”.

Asentí con vergüenza y solo tragué.

“Indudablemente traes un pasado”.

“Y el pasado no se puede cambiar”.

“Ya debieras saber eso”.

“Lo sé, lo sé”. les respondí con algo de arrogancia.

“Nosotros los seres vivos”...

“No podemos pretender solo gozar alegrías”

“Y omitir los sufrimientos”.

El cangrejo cerca de mi oreja se acercó más.

“El placer y el dolor se necesitan”.

“Pues sin uno el otro no existiría”.

“Y el tiempo que tenemos para vivir no puede ser desperdiciado en protección y caparazones”.

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Sentía como sus palabras punzaban mi razón y me dejaban expuesto, como cuando se sueña que se está sin ropa en una piscina y la gente mira.

“Tienes que vivir tanto el sufrimientos como la alegría”.

“Independiente de lo angustioso que te parezca”.

“Porque si no lo haces, una vez más te encontrarás pretendiendo”.

“Es difícil”, les contesté con la voz entrecortada.

“Sí que lo es”.

“Pero”...

“Es tu única oportunidad”.

El cangrejo cerca de mi oreja me pellizco el lóbulo con algo de fuerza, pero como sabía sus intenciones no grité. Sentí un corrientazo desde mi nariz hasta mi ojo derecho y de éste salió, con mucha facilidad, una lágrima que se deslizó hasta mi mentón. El cangrejo más grande la agarró con la punta de su tenaza menor y la introdujo en su boca como si fuera un pedazo de comida, la saboreo y me dijo que estaba tan salada como el mar. En ese mismo momento me llamaron. “Pipo, encontré tu celular! Estaba en

la cartera de Marianna” gritó Alberto Mario desde adentro de la casa. Los cangrejos ya no estaban, probablemente nadie más los vio, pero yo sonreía levemente porque sabía lo que había pasado.

SOÑARD

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Beeeeeeep beeeeeeeep beeeeeeep!

Agarro mi celular con pereza, no puedo enfocar muy

bien la pantalla, pero veo lo suficiente para apagar la alarma. Solo unos minutos más, vivir tan cerca me permite demorarme algo. El día esta soleado, olvidé cerrar la persiana y la luz entra por la ventana. Ya no sé qué era lo que estaba soñando, pero aún veo el castillo tricéfalo que canta, aunque esta vez, no hay agua sino un camino amarillo. Este castillo siempre me canta a la distancia, nunca me he podido acercar lo suficiente, pero siempre puedo ver algo que parece una ciudad atrás de él. Al cantar , al castillo no se le ven los dientes, solo huecos negros, que creo son sus bocas, pero esta vez sí

veo dientes. No en el castillo , sino en una sonrisa algo demoníaca que acompaña dos pequeños ojos en una máscara azul. No se muy bien qué es, o si lo he visto antes. Pero éste reposa su panza flácida en lo que parece ser una almohada.

Beeeeeeep beeeeeeeep beeeeeeep!

No! No pueden haber pasado cinco minutos ya, fue muy rápido. Apago la alarma otra vez pero esta vez no lo soltaré para levantarme la próxima vez que suene. Ah, pero es que esta posición está muy cómoda. Es como si mi cuerpo estuviera hecho para yacer así. Con una pierna afuera y otra adentro, entre las almohadas, ninguna abajo mío, y con la profundidad suficiente para que la luz no toque mi cara. Siento algo cerca a mi brazo, no creo que sea el gato, estaría ronroneando. Hmmm, pero tiene una textura similar. Será que sí es el gato? Pero no está respirando. entonces qué es? Tengo mucha pereza para abrir los ojos. Y definitivamente no es Fígaro, porque ya lo sentí acomodándose en mis pies.

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Beeeeeeep beeeeeeeep beeeeeeep!

Ya, ésta es! Me tengo que despertar. Quiero ver qué es lo que está en mi brazo. Ah! Era el peluche, tiene la misma textura que el gato. Qué fastidio tener que despertarme para ir a esa clase. Ya quiero que sean las tres de la tarde y poder dormir otra vez, o jugar Nintendo. No me pude pasar el castillo anoche. Tal vez ahora más tarde si pueda. Es que ya estaba muy cansando cuando llegué donde Bowser. Sería mucho más fácil si dejaran entrar a Yoshi al castillo, es que esa lava es un complique y ya me gasté todas las florecitas...

Beeeeeeep beee---!

Ya! Me paré! A bañarme. viene un largo día,soñaré después.

SANGRAR

Sex and love is not a game

A game is something you can win

And maybe something kind of fun

Cause love is just a bloodsport ‘son’

—Sneaker Pimps

D

4141

El timbre suena igual de estridente y la brisa caliente

y polvorienta se mete irritante entre mis pestañas, lo que hace que mis ojos se entrecierren y queden con una expresión de sueño, o más bien de pereza. Las medias color verde pino están opacas por el sucio del patio y el borde de los zapatos está más claro por mi torpeza al caminar. La hora del almuerzo ya pasó y mi estómago aun se siente vacío. Y es que me da mucho miedo ir a la cafetería, porque aunque lo intentara, no podría comer y a pesar que mis manos al fin están secas, sudarán en el momento en que el segundo timbre anuncie a todos que es hora de volver a entrar al salón.

Voy antes para no tener que hacer la fila y me siento en mi pupitre. Tomo un lápiz y empiezo a dibujar sobre la mesa para no tener que levantar la mirada, para que no me vean mirándolos. Siempre dibujo ojos, es la forma que más me gusta hacer y la que en menos tiempo siento la ilusión de logro. ¡Ah! Mauricio viene otra vez, tal vez si no dejo de mirar fijamente el pupitre no me diga nada y se siente rápido en el suyo.

Mauricio: ¡Ah! ¿Qué maricadas andas haciendo otra vez en

el pupitre? Si jugaras fútbol en el recreo con nosotros tal vez no

serías tan raro.

Ya siento como mis dedos se enfrían y se pegan a la madera naranja del lápiz con más facilidad, pero insisto en seguir mirando el pupitre, porque no puedo verle la cara.

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Mauricio: ¡Miss Melba! ¡Próspero esta rayando el pupitreee!

Aunque tratara de borrar lo que hice, se notarían los restos de grafito y borrador. Tal vez cuando la profesora se acerque y mire le parezca bonito y no me dé más que un halago.

Miss Melba: Próspero, rayar los pupitres es falta de

consideración y vandalismo. Ve al baño y trae papel húmedo

para limpiarlo. Ya te ganaste otra detención.

¡Genial! Pero estando en el baño sé que lo más difícil ya pasó. Cojo el papel y con algo de rabia lo remojo en agua para poder limpiar. ¿Pero cómo puedo yo, con un cuerpo tan chiquito, sentir tanto fastidio por una persona que ni siquiera es consciente de lo que siento? Tal vez el hecho de saber que él crea que no siento nada lo que más me frustra, pero todo es cuestión de aguantar y esperar el día en que esté muy lejos - el día en que todo esto no se sienta tan mal y por fin estar en calma con todo lo que llevo dentro.

Ahora unas gotas rojas caen entre mis dedos de los pies y se mezclan con agua caliente, la cual se desliza rápidamente y se mete en el sifón. Las gotas se estiran y forman una línea roja que ondulantemente se disuelve en la baldosa blanca. Nunca me había pasado esto. El vapor de la ducha aumenta mis latidos y me dificulta respirar, tengo que ver qué es lo que está pasando. Abro la puerta de la ducha y veo hacia mi reflejo encima del lavamanos. Sí, es mi nariz. Como un pequeño río, la sangre fluye desde mi fosa derecha, metiéndose entre mis labios hasta mi mentón. No me preocupo porque sé que pasará. ¿Pero qué fue todo lo que ocurrió desde el patio polvoroso hasta este momento?

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Durante todo ese tiempo estuve guardándome, protegiéndome y fingiendo para eventualmente librarme de todas las reglas que me consumían y así poder vivir como tanto lo deseaba. Deposité mi esperanza en la eventualidad y me propuse tragar abnegadamente; pero después de todo, pienso que hubiese sido más fácil no rayar el pupitre y jugar fútbol. Caminar recto y no decir nada inapropiado era más satisfactorio que pretender ser adulto y jugar a las relaciones, pues saber qué estaba bien y qué estaba mal era mas evidente en ese entonces. Sin embargo, sólo veo el resultado de cúspides efímeras, de palabras que sí se dijeron y de daños que eran inevitables. La vida de adulto se veía tan prometedora, sin uniformes y sin matones, ni timbres que cronometraran mis actividades. Definitivamente mi mama falló en decirme que todo lo que venía era un deporte sanguinario donde la auto-indulgencia se cobra con persistentes anhelos de regresar a la infancia.

SOY UN EXCELENTE LADRÓND

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Alguna vez una amiga muy cercana me dijo que yo

era un excelente ladrón. Me dijo que yo emulaba las características más admirables de mis seres queridos y que las usaba como frenillos para adiestrar mi abrumadora personalidad. Que yo siempre pensaba en las causas de mi comportamiento pero que una vez identificadas, la apropiación estaba completa. Estas dejaban de ser cabestrillos imitativos para convertirse en facciones de mi propio crecimiento, pues yo soy un excelente ladrón.

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En ésta no quiero evitar el contacto, quiero que sea

frontal. Quiero que me vean tal y como estoy. Sin máscaras, sin pretender. Quiero que me vean tal y como soy. Amigos y desconocidos por igual, me podrán ver. No tengo miedo a que me vean la cara, los ojos. No creo que puedan ver más allá de mi rostro, ya que es todo lo que les muestro, pero esto soy yo. No sé si lo puedan ver en mi mirada, en mi expresión, pero éste soy yo... más nadie.

AL CERRASE UNA PUERTA, OTRA SE ABRED

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Había sido una semana bastante intensa. Por circuns-

tancias desagradables, la “salida del closet” se me había arrebatado de las manos. Mis papás habían oído de mi intimidad y aunque la gran confrontación había pasa-do, yo sabía que las charlas incómodas estaban por ve-nir. Panam panpán, panam panpán, sonó mi celular y en la pantalla titilaba, más irritante que nunca, el nombre de mi papá, pero si comenzaba a evitar el contacto, cada vez sería más difícil. Para mi sorpresa no era él, sino su esposa, Diana. Me decía, y se notaba que estaba son-riendo mientras hablaba, que dentro de nueve meses al fin tendría un hermanito menor. Es curioso como una sola oración no solo cambia estados emocionales sino también todo un proyecto de vida. Aún no sé si quisiera tener hijos, pero estoy seguro que Juan Sebastián será algo parecido.

D