9. teoría de atribución

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Teoría de la atribución SEMANA 4

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T eo rí a de l a a tr i buci ó n

SEMANA 4

 

 2   [ POLITÉCNICO GRANCOLOMBIANO]

La teoría de la atribución supone que las personas buscan descubrir por qué ellos u

otros experimentan una cualidad particular. Los seres humanos buscan comprender las

causas y propiedades de los fracasos, de los éxitos y, en general, de aquello que les

ocurre. Algunos acontecimientos no requieren una explicación profunda, si alguien

espera que algo ocurra y ese hecho esperado ocurre no existe necesidad de elaborar

un análisis atributivo. El éxito y el fracaso esperado son respuestas predichas por lo que

no se desarrolla el análisis atributivo. Son, en cambio, las respuestas esperadas,

aquellas que llaman la atención, en tanto buscamos conocer sus causas y demandan

una explicación.

 

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Junto a las respuestas inesperadas, las personas buscan explicar las respuestas que

son negativas, de tal manera que es posible afirmar que el análisis causal ocurre a partir de las respuestas que son inesperadas, negativas e importantes. Es más

probable que se busque una atribución causal después de un fracaso importante e

inesperado.

Las personas hacen atribuciones por dos razones fundamentales:

1. Porque desea saber por qué ocurren los fracasos importantes e inesperados.

2. Porque utiliza la información que obtiene de sus búsquedas de atribución para

aprender a relacionarse con el medio ambiente. Esto es aprende de las

retroalimentaciones, p. ej., relacionarse de forma más exitosa con su ambiente.

Una atribución causal tiene como objetivo explicar por qué ocurrió una cierta

consecuencia. La atribución causal es la razón que alguien ofrece para dar explicación

a un acontecimiento, por ejemplo, por qué perdió un examen o una oportunidad, por

qué enfermó repentinamente, por qué fracasó el negocio, por qué murió un ser querido.

La teoría de la atribución se centra en la atribución del individuo y, una vez hecha,

analiza la forma en que se afecta la emoción y la motivación.

Dimensiones causales: Los investigadores clasifican todas las atribuciones posibles

en tres dimensiones causales:

1. El acomodo de causas viables para explicar la consecuencia. Comienza con la

distinción de las causas en la persona (personalidad, inteligencia, habilidad,

esfuerzo, estrategia, belleza) y las ubicadas en el ambiente (clima, influencia de

terceros, dificultad de la tarea). Esta dimensión atributiva interna o externa se

conoce como locus, que significa ubicación, ya sea en la persona o en el

ambiente.

2. Las causas también varían en su consistencia o estabilidad. Ciertas atribuciones

son relativamente perdurables y de larga duración, por ejemplo la habilidad, la

 

 4   [ POLITÉCNICO GRANCOLOMBIANO]

personalidad, otras, por su parte, son temporales (estados de ánimo, esfuerzo,

clima).

3. Existen causas controlables o incontrolables, las controlables pueden ser el

esfuerzo o la estrategia que tiene un individuo para lograr una meta, las

incontrolables salen del dominio de la previsión de la persona, como el clima, la

preparación de un rival, el prejuicio de un entrevistador de trabajo. Una cosa es

importante en este punto: el control de la causa depende de las interpretaciones

individuales.

Cualquier atribución puede clasificarse dentro de una dimensión causal, por ejemplo, el

estado de ánimo es una atribución interna inestable e incontrolable; la estrategia es de

atribución interna, inestable y controlable. Sin embargo, dos personas diferentes

pueden clasificar la misma atribución de diferentes maneras, alguien puede estimar que

el estado de ánimo es una causa estable, otro lo puede considerar como inestimable.

Errores de atribución: La toma de decisión atributiva se da por medio de un

pensamiento lógico. Si se da un hecho, como por ejemplo, un fracaso laboral, se

pueden indagar las causas posibles y elegir una atribución o un conjunto de

atribuciones que se amolden a la evidencia observada. Sin embargo, los prejuicios

ingresan, poco a poco, y nublan lo que podría ser un procedimiento racional de

información, lo cual, inevitablemente, puede conducir a un error, donde el

acontecimiento se explica por las razones equivocadas. Algunos errores de atribución

son:

1. Error de atribución fundamental: Se da cuando explicamos las conductas de

otras personas atribuyéndolas a factores internos, por ejemplo, su personalidad.

Si alguien pierde un partido podemos pensar que se debe a que es un mediocre

y un irresponsable, quizá sin tomar en cuenta que su rival estaba mejor

preparado, o que el clima desempeñó un papel importante en el resultado final.

También se aplica para acontecimientos positivos, por ejemplo, atribuimos una

victoria a que es muy talentoso y tenía una personalidad combativa.

 

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2. Error actor-observador: Los individuos explican sus propios resultados

mediante causas externas, y explican los resultados de otros a través de causas

internas. El actor y quien observa (observador) tienen perspectivas que difieren

en sus apreciaciones. Por ejemplo, si alguien es despedido el observador puede

asociar su despido a que no dio la talla para el trabajo por su bajo nivel

profesional, el actor puede atribuir su despido a un proceso de fusión con otra

empresa que implicó un recorte de personal.

Estos prejuicios no tienen una base motivacional, sino que se basan en diferencias

perceptuales.

Prejuicios motivacionales: Son fenómenos motivacionales, no perceptuales.

Encontramos:

Prejuicio autocomplaciente: Se da cuando los individuos atribuyen sus éxitos a

causas internas, pero explican sus fracasos mediante causas externas. Un ejemplo lo

vemos en el futbol, usualmente cuando los deportistas tienen éxito lo atribuyen al

talento, pero cuando fracasan dicen: “las cosas no se nos dieron”. Un empresario puede

decir que es próspero por su habilidad para los negocios, difícilmente admitirá que es

debido a la suerte. Su propósito es proteger la autoestima, pues si el fracaso se

atribuye a algo externo, el autoconcepto se mantiene blindado, cosa diferente a si los

éxitos se atribuyen a causas externas (suerte, azar, destino) y el fracaso a causas

internas (mediocridad), una explicación semejante puede conducir al debilitamiento de

la estima y la depresión.

Creencias de control personal: Reflejan el grado en que un individuo cree que

provoca las respuestas deseables y evita las aversivas. Cuando las creencias de

control personal son robustas el individuo observa una relación causal entre acciones y

consecuencias; por el contrario, cuando las creencias de control son débiles el individuo

siente que sus acciones tienen poco efecto sobre lo que sucede, se siente más

desamparado y con poca influencia para cambiar sus circunstancias.

 

 6   [ POLITÉCNICO GRANCOLOMBIANO]

El estilo explicativo: Refleja la manera en que las personas explican las razones por

las que le ocurren episodios adversos o negativos, tiene un fundamento cognitivo. Las

personas explican los sucesos malos atribuyéndolos a elementos que se diferencian en

locus, estabilidad y grado de control.

Un estilo explicativo optimista muestra la tendencia a explicar malos sucesos mediante

atribuciones externas, inestables y controlables. Un estilo explicativo pesimista da razón

de los acontecimientos con atribuciones internas, estables e incontrolables. ¿Cómo

explicaría el hecho de no conseguir trabajo una persona optimista o pesimista?

Probablemente el optimista siente que no le ofrecen el sueldo que merece y que pronto

conseguirá trabajo, el pesimista piensa que hay algo malo con él y que quizá está

pasando por una muy mala racha que no sabe cuándo termine, quizá reaccione

dándose por vencido prontamente, por su estilo fatalista y pasivo.

La ilusión de control: Es un fenómeno atributivo que alienta un estilo de explicación

optimista, donde los individuos tienden a darse un crédito importante por sus éxitos,

pero aceptan poco o nada la culpa de sus fracasos. Suelen ignorar la información

negativa relacionada con el yo, impone filtros que distorsionan a la información de

entrada e interpreta los resultados positivos y negativos para protegerse a sí mismo.

Atribuir el fracaso a una causa externa permite al individuo disminuir el significado del

fracaso relacionado con el yo, lo protege contra cualquier efecto adverso dañino del

fracaso. Cuando se interiorizan los éxitos y los fracasos se exteriorizan, se promueve

una creencia de que uno tiene más control sobre su destino (quizá más de lo que en

realidad es probable).

El estilo explicativo optimista es ilusorio, la tendencia al prejuicio autocomplaciente se

correlaciona con el narcisismo, que se caracteriza por mostrar un sentido exaltado de

importancia propia, exageran sus talentos y logros y esperan ser reconocidos por los

demás.

Las personas aprenden a concebir el fracaso en diferentes formas. La orientación motivacional de dominio es una visión del yo firme y resistente frente a los fracasos,

 

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respondiendo ante ellos con un enfoque en la tarea, buscando alcanzar los mejores

desempeños, a pesar de las dificultades y de los contratiempos, de hecho, las

adversidades los motivan. Por su parte, una orientación motivacional de desamparo

es una visión débil del yo al enfrentarse al fracaso, usualmente, se rinde o procede a

abandonarse pues entiende que la situación está fuera de su control.

Las personas con orientación al dominio conciben el fracaso como un reto, un desafío

para seguir intentándolo de formas diversas y creativas, los fracasos proveen

información para mejorar, por lo que buscan esforzarse más y buscar más recursos.

Por su parte, los individuos con orientación al desamparo vinculan el fracaso a fallas

inherentes a sí mismos, como deficiencias personales, lo cual provoca que sean más

proclives a la desesperación, la ansiedad y la duda.

Cuando se da el éxito, los individuos orientados al dominio y al desamparo reaccionan

de forma diferente, por ejemplo, estos subestiman sus triunfos, los atribuyen a causas

externas (suerte o azar) y no a la propia habilidad, y creen que sus éxitos no se

repetirán en el futuro.

Las personas no siempre desarrollan el desamparo, luego de aprender que tienen poco

o nada que hacer respecto a los acontecimientos aversivos. La percepción de que el

mundo es un sitio impredecible e incontrolable es el primer elemento causal del

desamparo, el cual se complementa con un segundo elemento, que es un análisis

pesimista realizado por el individuo respecto a la consecuencia no controlada. Para que

un individuo caiga en desamparo debe:

1. Percibir al mundo como un lugar no funcional e incontrolable.

2. Sentir que no tiene capacidad de sobreponerse o sobrevivir a este mundo no

funcional e incontrolable.

3. Tener atribuciones internas, estables e incontrolables para explicar una falta de

control personal.

 

 8   [ POLITÉCNICO GRANCOLOMBIANO]

4. Dados acontecimientos incontrolables explicados de forma interna (culpa propia)

y estable (durará indefinidamente), suponen que los fracasos y dificultades no

son superables.

Los seres humanos aprenden las atribuciones en virtud de la experiencia, y con ello

interpretan la forma como funciona su ambiente, dan sentido y significado a los fracasos

y a los éxitos. Se generan formas de pensar habituales (pesimistas y optimistas). Es

posible aprender nuevas formas de atribuir, a través de procedimientos de readaptación

atributiva, así el desamparo es evitable y reversible.

Para prevenir el desamparo se debe comprender sus causas, cambiar la forma en que

el individuo responde al ambiente, dejando de creer que no se puede controlar a creer

que si se puede; para inmunizar al individuo contra el desamparo se debe desarrollar

un estilo de explicación optimista.

Frecuentemente el problema que alimenta el desamparo se da en el ambiente y no en

la persona: hogar, trabajo, colegio, relaciones que escapan a la influencia y al control.

En semejantes circunstancias, el esfuerzo debe dirigirse más que a cambiar las

atribuciones a transformar el ambiente, está en manos del individuo decidir cambiarlo.

Otra estrategia frente al desamparo es la inmunización, que busca prevenirlo antes de

que suceda. Consiste en un proceso de desarrollo en el que la persona está expuesta a

pequeñas dosis de fracaso seguidas, de inmediato, por experiencias de control y

maestría sobre el ambiente. ¿Cómo se generan las experiencias de control y dominio

sobre el ambiente?

A. Entrenamiento y asesoría que le permiten a alguien encarar al fracaso y generar

alternativas para remediarlo.

B. Intervención cognitiva para interpretar los obstáculos y contratiempos de una

forma optimista, identificando causas externas, inestables y controlables.

La inmunización busca orientarse de forma previa a la experiencia y desarrollar nuevas

interpretaciones atributivas, reinterpretando el fracaso, alentando sólidas creencias de

 

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control personal que prevengan el advenimiento del desamparo aprendido, buscando

que las personas vean conexiones saludables, funcionales entre lo que hacen y las

consecuencias que se producen.

Sin embargo, cuando alguien padece el desamparo se debe revertir este desamparo, la

readaptación se da en dos partes:

1. Ampliar el intervalo de las atribuciones posibles para explicar la falta de control,

considerando atribuciones rivales alternativas igual de válidas (¿qué otra cosa

puede explicar lo que sucedió?). Supone darle más alternativas a la persona,

más recursos interpretativos. Si alguien atribuye sus fracasos para conseguir

pareja a que es poco atractivo (interno, estable, no controlable), con esta

estrategia se le animará a pensar en otras alternativas, como falta de experiencia,

desconocimiento del mundo femenino, estrategias ineficaces (inestables,

controlables).

2. Cambiar atribuciones innecesariamente pesimista, animando a la persona a

repensar las virtudes de las atribuciones inestables y las controlables causadas

por una dificultad, con lo cual el fracaso es temporal y reversible. Lo que se

genera es que la persona altere la percepción del individuo acerca de la razón

por la que emergió el fracaso.

La readaptación atributiva se puede dar con tres estrategias:

1. Persuasión: El individuo realiza una tarea mientras un terapeuta verbaliza la

atribución deseada. Si hay fracaso se discute si fue procedente la atribución

deseada.

2. Modificación de la conducta: El individuo lleva a cabo una tarea y ofrece su

atribución explicando el resultado. El terapeuta anima al ejecutante a verbalizar

una gama de atribuciones, de modo que las atribuciones deseables se estimulan,

se refuerzan y las indeseables se desestimulan.

3. Información: Antes de que la persona lleve a cabo una tarea, el terapeuta ofrece

información sobre las causas probables de los resultados por venir.

 

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Críticas a la teoría de la atribución

Hay dos críticas principales:

A. Se afirma que las personas no efectúan atribuciones de manera rutinaria para

explicar las situaciones y consecuencias de sus vidas. Más bien, se piensa en

las consecuencias que tiene el resultado, explorando estas consecuencias más

allá de las causas. Se estima que lo que hacen los psicólogos es forzar las

atribuciones en sus indagaciones. Los teóricos de las atribuciones consideran

que si bien es cierto que no siempre se realizan las atribuciones, si lo hacen

frecuentemente tras resultados negativos o inesperados.

B. Existe poca evidencia para afirmar que las atribuciones causan algún efecto

directo sobre la conducta. No existiría evidencia para afirmar que las atribuciones

influyan sobre el comportamiento, si esto es así, ¿en qué influyen las

atribuciones? Se puede responder que influyen no tanto en la conducta sino en

el procesamiento de la información, afectando procesos cognitivos,

motivacionales y emocionales.

Valores

En el análisis motivacional, el término valor hace referencia a la utilidad o la importancia

asociada con un objeto ambiental. Los valores crean una satisfacción anticipada que se

vincula con los objetos del ambiente. Cuando una persona se enfrenta a una elección,

en la cual debe decidir qué hacer en cierta circunstancia, la persona realiza una

anticipación de la satisfacción que recibirá por seguir el posible curso de acción. El valor

expresa una satisfacción anticipada hacia algo.

Un objeto adquiere un valor positivo cuando la persona prefiere obtenerlo y tiene un

valor negativo cuando prefiere no acceder a él. Conforme a esta relación las personas

 

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deciden qué esfuerzo invertir en cada curso de la acción. Los valores propician una

tendencia a acercarse e interactuar unos objetos, o a alejarse de otros. La intensidad

del valor predice el esfuerzo, la persistencia, las elecciones y las reacciones

emocionales que efectúa dicha persona.

El valor se expresa en una escala desde -10 a +10, el valor hedonista se expresa con el

signo positivo o negativo y la intensidad del valor se da a conocer a través de la menor

o mayor magnitud del número. Hay ciertas características que poseen los objetos

asociados al valor:

1. Hay objetos que tienen valores intrínsecos, derivados del placer obtenido por la

ejecución, por triunfar en una actividad que demanda habilidad, por ejemplo,

cuando alguien disfruta tocar un instrumento o practicar su juego favorito.

2. Un objeto adquiere valor de dificultad cuando el sujeto obtiene placer al triunfar

en una actividad que requiere mayor desempeño, como escalar un monte alto y

difícil o ganar una competición.

3. Un objeto posee cierto grado de utilidad debido al placer obtenido para completar

una tarea necesaria, proyectando obtener una meta mayor en el futuro, por

ejemplo, aprobar un examen para obtener una certificación.

4. Un objeto tiene un valor extrínseco derivado del placer que otorgan las

recompensas o premios.

5. Un objeto tiene un valor de logro, debido a autoconceptos de afirmación, por

ejemplo, jugar un partido de futbol para afirmar la propia identidad como

deportista.

6. Un objeto posee un valor cultural cuando se siente estimado por la sociedad,

como el honor percibido tras involucrarse en un selecto club o equipo.

De acuerdo con la teoría de la expectativa vs. valor, la motivación para acercarse o

evitar un objeto o situación es el producto resultante de dos factores: las expectativas y

el valor. El producto de estos dos términos se denomina fuerza y representa el deseo

de un individuo por acercarse o evitar cierto objeto o acontecimiento.

 

 12   [ POLITÉCNICO GRANCOLOMBIANO]

La expectativa, de acuerdo a esto, es equivalente a la expectativa de resultado o de

éxito, se representa en una escala de probabilidad que va desde el 0 hasta el 1, donde

1 representa una intensa expectativa de resultado y 0 es la duda de que una cierta

conducta emitirá un resultado.

Las expectativas y los valores se combinan para producir la fuerza, que es una

tendencia motivacional para acercarse o evitar un objeto, una situación o un

acontecimiento. Fuerza = Expectativa x Valor. Mientras más grande sea este producto,

más energizada se encontrará la motivación para acercarse a dicho objeto o

acontecimiento y comunica una intensa motivación de acercamiento. Mientras más bajo

sea el producto, será más intensa la motivación de alejarse de un suceso. De acuerdo a

esta teoría, la motivación de una persona para acercarse o evitar una meta particular es

producto de la expectativa de éxito y el valor asignado a dicha meta particular.

En este punto, es importante citar el principio de expectativa, según el cual un cambio

en la expectativa de éxito después de un resultado se ve influido por la estabilidad

percibida en la causa del suceso. Sin embargo hay dos elementos para tener en

cuenta:

1. Si el resultado de un acontecimiento se debe a una causa estable, entonces este

resultado se pronosticará con una incertidumbre incrementada o expectativa

incrementada en el futuro. Si el éxito se debió a una causa estable como la

buena preparación, es posible que vuelva a repetirse en el futuro, por ejemplo,

en el caso de un estudiante que atribuye su éxito escolar a causas internas

estables.

2. Si el resultado de un suceso es provocado por una causa inestable, se podría

prever que el resultado futuro será diferente del pasado. Por ejemplo, un fracaso

atribuido a la mala suerte o al azar hace que el individuo crea que este fracaso

no es recurrente.

 

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Referencias:

Gendolla, G. (1997). Surprise in the context of achievement: the role of outcome

valence and importance. Motivation and Emotion, 21, 165-193.

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Peterson, C & Seligman, M. (1984). Causal explanations as a risk factor for depression:

Theory and evidence. Psychological Review, 91, 347-374.

Ross, L. (1977). The intuitive psychologist and his shortcomings: distortions in the

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Weiner, B. (1985). An attibutional theory of achievement motivation and emotion.

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