3.c sainz & sainz. teoría de la atribución construccionista
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LA INTERACCIN COMUNICATIVA
COMO REPRESENTACIN;
LA FORMA DEL SUJETO DESDE LA
TEORA DE LA ATRIBUCIN
J. Sainz y E . Sainz *
La voluntad que obra, de s, tiene en su fin, enderezado al
existir actual, la representacin de las circunstancias del mismo. Pero
ya que la voluntad, a causa de esa previa suposicin, es finita, la
apariencia objetiva es accidental para ella y puede contener en s
algo distinto de lo que est en su representacin. Pero el derecho
de la voluntad es slo reconocer en su propio acto, como accin
suya, y slo ser culpable de lo que ella sabe que de sus proposiciones
hay en su fin, de aquello que de ellas estaba implcito en su prop-
sito.
El acto puede ser imputado slo como culpa de la voluntad,
como el derecho del saber (G. W.
HEGEL,
Filosofa del Derecho .
Como ha observado E. P. Thompson: Mientras un grupo do-
minante... pueda reproducirse o manipular la conciencia social, no
habr en el sistema ningn proceso cuya lgica intrnseca... trabaje
poderosamen te para provocar su derru m be. Pero *esta conclusin
slo es vlida si renunciamos al examen de las contradicciones de
la industria de la conciencia (A. W. GOULDNER, La dialctica de
la ideologa y la tecnologa .
0 CONOCIMIENTO SOCIAL E INTERACCIN
El orden social ejerce su dominio sobre los individuos a travs de las ins-
tituciones sociales, a travs de la asignacin de identidad que stas llevan a
* Los autores han intervenido por igual en la redaccin del presente trabajo. El orden
en que figuran responde al azar.
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J SAINZ Y E SAINZ
cabo sobre los sujetos a los que afectan. Estas instituciones sociales no se
fundan, en el ejercicio de ese dominio, en la coaccin o en la amenaza, de
tal manera que fueran stas las que en ltima instancia regularan el compor-
tamiento social, sino que disponen por su propia naturaleza de los signos, re-
frendados por los bienes que proporcionan, que asignan identidad a los su-
jetos. Por efecto de esta asignacin de identidad, la conciencia que el sujeto
tiene de s mismo es un producto social. La conciencia deriva de la interac-
cin, de la forma en que la conciencia se atribuye a partir de ella la respon-
sabilidad de sus actos. Las instituciones sociales ocultan, tras su discurso de
legitimacin, la construccin y deconstruccin de las normas sociales, obvian-
do toda dominacin social y poltica al hacer creer en la fundamentacin ra-
cional de las normas y del pode r H abe rm as: 197 5, 135 y ss.). Esta pro-
duccin de identidad no sera posible de no contar con una conciencia cuyo
fundamento es exterior.
La representacin de s mismo como sujeto es independiente de las rela-
ciones contingentes que un organismo establece entre su actividad y los efec-
tos de dicha actividad. Las representaciones sociales que actan en esta con-
ciencia no son sino sistemas de valores, ideas y prcticas que confieren orden
a la accin de los individu os Jaspars y Frase r: 19 84 ), dete rm inan do las con-
diciones en que se produce su identidad. Cmo se expresa esta construccin,
en qu se manifiesta el carcter de la conciencia como producto, son cuestio-
nes implcitas en la Teora de la Atribucin H ew ston e: 1983 ). El trabajo
que presentamos trata la identidad como una categora social. La conciencia
puede ser tratada como la forma que toma la alienacin para un sujeto, toda
vez que ste desconoce cmo se determina. La interaccin comunicativa le
prop orcio na, a travs de las expresiones J. Sainz: 19 85a , la forma en que
puede acceder a conocerse. Cmo se constituyen y organizan las representa-
ciones sociales y cmo se forma la representacin del propio sujeto son los
temas que, desde una perspectiva tanto terica como emprica, abordaremos
en las siguientes pginas.
1.
E S TR U C T U RA D E L C O N O C I M I E N T O S O C I A L .
NOC IONES B SIC AS
El hombre, como miembro de una sociedad, forma representaciones so-
ciales que se integra n en estru cturas complejas de conocim iento W ye r y Go r-
don: 1984). La forma en que se estructuran estas representaciones es inde-
pen dien te de la informacin q ue les dio origen W yer y Stru ll: 1 980 ). Su
estructura deriva tanto de dicha informacin como de su aplicacin, cuando
se utilizan para evaluar y decidir sobre las eventuales demandas del medio
social. Sirven, de este modo, para reconocer y organizar la informacin rele-
van te, integrando al hom bre en un cierto orden social Can tor y Kihlstrom :
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L I N T E R C C I N C O M U N I C T I V C O M O R E P R E S E N T C I N
1 9 8 1 ; Hig gins, He rm n y Zann a: 19 81 ). La memoria que registra esta infor-
macin es limitada. Por ello, la informacin disponible en dichas representa-
ciones se reduce a la que es precisa para discriminar los acontecimientos so-
ciales relevan tes, segn un principio de economa cognitiva De Vega: 19 84 ).
El conocimiento social se estructura, en consecuencia, en forma de esquemas
y/o categoras. El uso inhabitual de estas nociones en el tema que nos ocupa
justifica que las definamos.
1.1.
Esquemas y categoras
El trmino de categora designa a cada una de las descripciones por las
que el proceso de categorizacin proceso que es bsico en el comportamien-
to define el entorno. A una categora, o concepto natural, le conviene una
estructura que implica: a un sistema de propiedades denominado ncleo
conceptual, que define los miembros o ejemplares que pertenecen a un
concepto; b un procedimiento denominado procedimiento de identifica-
cin , que perm ite reconocer e identificar a un miem bro poten cial J. Sainz:
1984) .
Por su parte, el trmino de esquema designa a un sistema de proposicio-
nes o enunciados que describen ciertas relaciones entre categoras. Estas rela-
ciones establecen nexos
a priori
entre ciertas categoras especificables, que
representan en un esquema a las variables W yer y G ord on : 19 84). Estas
relaciones especficas entre variables pueden ser formales, cuando el orden
en que se relacionan las categoras dentro de una proposicin, o las proposi-
ciones entre s, responden a un orden formalmente necesario, o causales,
cuando el orden en las categoras y de las proposiciones que las contienen
describen acciones o relaciones contingentes entre acontecimientos representa-
dos cfr. Ru me lhart: 19 80 ; Ab elson: 1 9 8 1 ; Schank y Abelson : 1 977 ). En
tanto los esquemas implican un orden formal o causal entre acontecimientos,
pueden ser definidos por su funcin en el comportamiento como sistemas de
procedimiento proposicional, constituidos por enunciados de relaciones o de
acciones. En este ltimo caso, los esquemas pueden constituirse en planes o
coordinarse con otros esquemas para constituirlos. El carcter propositivo de
la accin humana implica la existencia de esquemas causales, constituidos a
partir de la experiencia, que pueden derivar en una secuencia observable de
comportamiento. En rigor, la distincin entre esquemas formales y causales
es conc eptua lmen te necesaria, pero em pricam ente com prom etida cfr. Neis-
ser: 1976).
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J SAINZ Y E SAINZ
1.2. eoras de esquemas formales y causales
Cuando las categoras o esquemas pertinentes son relevantes en el com-
portamiento, la informacin que contienen se activa. Esta activacin es dife-
rente en cada caso M andler: 197 9). Am bas estructuras se encuentran implica-
das en la representacin del conocimiento social: las categoras como descrip-
ciones potenciales y los esquemas como estructuras que organizan categoras
y/o proposiciones. En nuestro caso, una presentacin ms detallada del con-
cepto de esquema justificar su relevancia.
Los esquemas funcionan segn un principio de complecin o, en otros tr-
minos, tienen una estructura inferencial. La activacin de un esquema deter-
mina que la informacin no proporcionada sea asignada en el proceso de com-
prensin. De esta manera los sujetos suplen la informacin cuando disponen
de un esquema para com prend er un cierto acontecimiento social W yer y
Gordon: 1984). Esto ha sido puesto de manifiesto empricamente controlan-
do las intrusiones que los sujetos efectan al tratar de recordar una informa-
cin previam ente proporcionada Bransford, Barclay y Fran ks: 197 2; Picek,
Sherman y Shiffrin: 197 5). Esta prop iedad le confiere al esquema un a fun-
cin bsica en el conocimiento social: los sujetos infieren nueva informacin
a partir de la proporcionada y tratan de verificar la validez de sus esquemas
cuando evalan una situacin en la que estn implicados de alguna forma
Eagly, Chaiken y W oo d, 1981 ). De este m odo , los esquemas son el origen
de ciertas anticipaciones o expectativas que permiten la evaluacin
a priori
de un cierto acontecimiento social. Estas expectativas condicionan y limitan
la constitucin y transformacin del conocimiento social tal como ste se ex-
presa en las creencias. Los efectos de una situacin sobre una respuesta se
basan no sobre una verdadera introspeccin, sino sobre ciertas teoras a priori
que los sujetos construyen acerca de lo que es causa y de lo que es efecto
Nisbett y Wilson: 1977). Los sujetos forman esquemas que implican la adop-
cin de ciertas relaciones, no exhaustivamente verificadas, entre ciertos acon-
tecimientos sociales. Las creencias constituyen precisamente un tipo de esque-
mas causales que tiend en por su propia naturaleza a confirmarse, seleccionando
la informacin que es causalmen te relevante en una situacin Kelley y Miche-
la: 1980). Los esquemas de mayor relevancia son los esquemas causales, que
han sido, en el mbito de la psicologa social, el objeto de estudio de la
Teora de la Atribucin. Sin embargo, los esquemas formales tambin han
sido tratado s, en el mismo m bito, por la Teora del Balance Cognitivo W yer:
197 4; Picek, Sherman y Shiffrin: 19 75 ; Sentis y Bu rnste in: 19 79 ), teora
que muestra la importancia que estos esquemas tienen en el conocimiento
social Cialdini, Petty y Caccioppo: 19 81 ; H astie : 1983 ). M ediante estos es-
quemas formales y causales los sujetos evalan y anticipan las consecuen-
cias que pueden derivarse d una situacin social y que puejden afectar a su
com portam iento H astie: 1983 ). Este conocimiento social no caracteriza slo
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LA INTERACCIN COMUNICATIVA COMO REPRESENTACIN
el medio social, sino que condiciona tambin la forma en que un individuo
define su propia identidad Schlenker: 1 980 , 198 2).
2. PR OC ESOS DE ATR IB U C IN
2.1 .
oncepto de atribucin
El trmino de atribucin denomina, en general, a los procesos de cono-
cimiento por los que los seres humanos confieren a los acontecimientos de
su entorn o un cierto orden causal H eide r: 197 6, 18 ; Lerner y M iller: 1978 ).
En un sentido ms restringido, el trmino se refiere a los procesos que esta-
blecen ciertas relaciones causales contingentes entre la conducta y los acon-
tecimientos del medio que pueden tratarse como sus efectos. Este conoci-
miento se organiza en forma de esquemas causales en la memoria y es el
objeto de estudio de la Teora de la Atribucin. No contamos, sin embargo,
con ninguna teora general acerca de los procesos de atribucin Ha rvey y
Weary: 1984). Las consideraciones tericas y las observaciones empricas que
siguen responden, ms bien, a una caracterstica convergencia que se viene
produciendo desde perspectivas muy diferentes y que parecen asimilarse pro-
gresivamente a una teora general de los procesos de atribucin. La teora de
la autopercepcin de Bem 19 67 , 197 2), la teora de la emocin de Schach-
ter 19 64 ), o el anlisis de la introspeccin de Jon es y N isbe tt 19 72 ), de
W atson 19 82 ), de Farr y And erson 19 83 ), o incluso la metdica evaluacin
de la accesibilidad introspectiva de los procesos implicados en la conducta
de Smith y M iller 19 78 ), o de Ericson y Simn 19 80 ), son algunos de los
ejemplos ms relevantes de esta singular convergencia. Las ms diversas pers-
pectivas coinciden en subrayar el carcter constructivista del conocimiento
humano que se expresa, en este caso, en la construccin de ciertos esquemas
causales que confieren orden a nuestra accin. Un nmero considerable de
observaciones confirman la validez de este concepto de esquema causal en el
tratamien to de la informacin social Harvey y W eary: 198 4; Wy er y Gor-
don: 1984).
El concepto de causa es harto problemtico, a menos que lo aceptemos
como un constructo terico, en ltima instancia, derivado de la experiencia.
La clarividente distincin leibniziana entre causa y razn ya nos muestra que
el concepto de causa se encuentra comprometido con una experiencia huma-
na que es, desde una perspectiva cognitiva, finita. Los modelos de Mackie
19 74 ) y de Anderso n 19 74 , 1981 ) subrayan este carcter al analizar l con-
cepto. El primero recurre a un proceso inductivo que discrimina progresiva-
mente los acontecimientos relevantes, segn ciertas relaciones condicionales
que se les asignan y que permiten definir un cierto campo causal. Anderson
1974 , 1981), por su parte, justifica la aparicin de un esquema causal, como
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el producto de un sistema de procedimientos computacionales que ajustan una
hiptesis coherente con las relaciones condicionales que presentan los aconte-
cimientos en la experiencia. En cualquier caso, este proceso inductivo se de-
tiene antes de haber caracterizado el conjunto de condiciones relevantes en la
aparicin de un suceso. Las propiedades heursticas de este proceso y la ex-
periencia finita sobre la que se basa determinan que las relaciones causales
entre la conducta y sus efectos sean contingentes. No es extrao, por consi-
guiente, que, avisada de este problema, la crtica de Hume condujera simul-
tneamente a una crtica del sujeto, como concepto, pero tambin como fun-
damento epistmico en el que se sustantiva el conocimiento y la fundacin,
como corolario, de la deno min ada filosofa del sentido com n Reid : 19 75),
que afirma la validez emprica de la experiencia com n cfr. Deleuze : 195 3).
Precisamente, la Teora de la Atribucin, se encuentra interesada en analizar
los enlaces causales que el sujeto establece entre su accin y sus resultados,
toda vez que stos le son asignados de forma contingente. Este carcter per-
mite analizar la intencin como anticipacin representacin de acciones
condicionadas y reducir, en consecuencia, el carcter ideolgico de toda
conducta finalizada a conocimiento disponible. La funcin de todo conoci-
miento es hacer posible la adaptacin. En tanto que este conocimiento es re-
lativo al organismo que acta, los procesos de atribucin pueden tratarse en
trminos del procesamiento de informacin Miller y Ross: 197 5, 224 ).
2.2.
Procesos de atribucin
La formacin de estos esquemas causales que organizan la conducta es,
en principio, independiente de la interaccin comunicativa. Sin embargo, al
reconocer que en la conducta observable debemos diferenciar entre conducta
ejecutiva y conducta expresiva cfr. M artn Serran o: 198 2), condicionamos
del mismo modo la formacin de tales esquemas. Si bien no es razonable re-
ducir todo el proceso y los productos del conocimiento conocimiento social
cfr. Seoane: 198 4), parece indudab le que la interaccin com unicativa impo ne
tambin la formacin de esquemas causales para la adquisicin, comprensin
y produccin de las expresiones que hacen posible la transmisin de infor-
macin. La distincin entre diversas formas de comportamiento actuacin,
coactuacin, interaccin y comu nicacin cfr. M artn Serrano : 1982 ) no
pueden ser analizadas en trminos de un nico tipo de conducta que en todas
sus man ifestaciones pr ese nta ra el m ismo nivel de com plejidad cfr. J. Sainz:
1985a . La consolidacin del sistema expresivo es posible gracias a la forma-
cin de esquemas causales que vinculan el uso de las expresiones a los efectos
que determinan en la actuacin de los otros. A su vez, la distincin entre
expresiones del logro y expresiones de la relacin M artn S errano: 1982)
impone que se formen esquemas orientados a la satisfaccin de las demandas
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de un individuo o actor que recurre a la interaccin y esquemas orientados
a generar, mantener o, en general, preservar las relaciones sociales que los
actores de la comunicacin mantienen y que son la garanta de la satisfaccin
de aquellas demandas. Es en esta dimensin estructural formativa y nor-
mativa de la interaccin donde se pueden reconocer los procesos de atribu-
cin que condicionan la organizacin del conocimiento social. Las representa-
ciones sociales se organizan de acuerdo con los procesos cognitivos que sub-
yacen a estos procesos de atribucin. Los seres humanos interpretan su con-
ducta en funcin de sus causas, y estas interpretaciones juegan un importante
papel a la hora de determ inar sus reacciones ante su prop ia condu cta Kelley
y Michela: 1980, 458). Los sujetos infieren de su conducta las relaciones cau-
sales que regulan el curso de los acontecimientos en los que aqulla interviene.
La evaluacin anticipada de los efectos de la conducta y la evaluacin recu-
rrente de dichas consecuencias reconstruyen la organizacin causal de los acon-
tecimientos Kelley: 19 83), transform ando la informacin dispo nible en el
acontecimiento original Wells: 1982).
Los procesos cognitivos que afectan a esta organizacin de la informacin
en esquemas causales son tanto de naturaleza perceptiva como de naturaleza
cognitiva y social. De ndole perceptiva en cuanto que la relativa discrimina-
bilidad y relevancia de la estructura del estmulo compromete qu aspectos
sern considera dos condicionales en la aparicin de ciertos efectos Tay lor y
Thompson: 1982). De naturaleza cognitiva codificacin y recuperacin de
informacin en cuanto la informacin que se registra se integra en las es-
tructuras de conocimiento previo y stas, a su vez, comprometen qu infor-
macin es relevante en la com prensin d e una relacin causal Sm ith y M iller:
1979). De naturaleza social por ltimo en cuanto la evaluacin de la
informacin causalmente pertinente se encuentra sometida a las demandas de
la interaccin cfr. Solomon : 197 8). Los trmino s de distintiv idad percep -
tiva, consistencia cognitiva y consenso social denominan en el
trabajo clsico de Kelley 19 67 ) los determ inan tes que configuran los procesos
de atribucin. En cualquier caso, la informacin que se requiere para que
estos esquemas se constituyan en mnima Cooper y Croyle: 1984 , 41 7). La
Teora de la Atribucin se interesa en cmo se forman y activan estos esque-
mas Bem: 197 2; Jones y Dav is: 1965) cuando se utilizan para comp render
una situacin dada y en qu condiciones y cmo determinan la exploracin
de nueva informacin de acuerdo con el principio de complecin W yer y
Gordon: 1984). De acuerdo con estos esquemas causales, la validez de una
informacin y siempre que es posible no se verifica sobre los referentes
de la comunicacin, sino sobre la informacin registrada de estos referentes,
en tanto que se insertan en un esquema formal-causal. La verificacin de la
validez de una informacin es, en este sentido, una verificacin vicaria: de-
pende de los esquemas que se activan en la elaboracin de dicha informacin.
En una situacin comunicativa estos esquemas causales dependen de los com-
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ponentes comprometidos en la comunicacin. La credibilidad de una informa-
cin es producto de una inferencia subjetiva que se verifica a partir de los
esquemas que activan el proceso de comprensin del mensaje (cfr. Eagly et al :
1981), y no a partir de ciertas caractersticas objetivas que pudieran recono-
cerse de forma independiente en dicha informacin (Cooper y Croyle: 1984,
416) .
Si se acepta o no una informacin proporcionada a travs de la comu-
nicacin como correspondiendo a algo efectivamente existente depende de
las propias caractersticas de la situacin comunicativa (Pross: 1980). Los
procesos de atribucin controlan, en ltima instancia, qu informacin es ob-
jetiva dependiendo de las condiciones en que los sujetos la evalan por rela-
cin a sus esquemas causales. El carcter heurstico de los procesos de deci-
sin humana limitan la verificacin de la validez a la informacin, que puede,
eventualmente, ser disponible en la que se proporciona o en la que le es
previa.
2 .3 .
Interaccin comunicativa y atribucin
La comunicacin condiciona el proceso de atribucin en dos sentidos: a
travs de la informacin y a travs de las normas, en la medida que la inter-
accin viene regulada por el sistema social. En este orden, las representacio-
nes sociales son el producto de los procesos de atribucin que se verifican
en la comprensin y produccin de las expresiones en una cierta situacin
comunicativa. El inters de esta mediacin social no se agota en esta funcin.
El propio sujeto determina, a travs de los mismos procesos de conocimiento,
los efectos que se derivan de su conducta mediante un proceso de atribucin
causal (Kelley y Michela: 1980, 461), en buena medida controlado socialmente.
Esta representacin de s mismo, a travs de la actividad, no nace de las re-
presentaciones sociales, que no la exigen en cuanto tal, sino que deriva de
las inferencias que el propio sujeto afecta sobre su propia conducta. Sin
embargo, estas ltimas inferencias no pueden ser hechas espontneamente, a
menos que sean necesarias en orden a obtener un cierto objetivo (...) o para
cum plir con las demand as de informacin por p arte de otr o (Be m: 1 972 ,
140).
La representacin de s mismo procede, por consiguiente, de la inter-
accin comunicativa, ya que slo sta exige del sujeto una representacin de
s mismo como unidad. Las demandas propias y caractersticas de una situa-
cin comunicativa condicionan la representacin del propio sujeto, a travs
de la evaluacin que debe efectuar sobre sus propias capacidades y/o recursos
y la evaluacin alternativa de las posibilidades especficas de obtener mediante
la interaccin la satisfaccin de sus propias necesidades. Un sujeto responsa-
ble (Kelley y Michela: 1980) y autocontrolado (Cialdini y Petty: 1980; Qreen-
wald y Pratkanis: 1984) slo se justifica en la interaccin. Desde la perspec-
tiva de la comunicacin, tanto si lo definimos como un sistema de esquemas
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LA INTERACCIN COMUNICATIVA COMO REPRESENTACIN
Markus y Sentis: 1982) como si lo definimos como un sistema de autoindi-
cacin interna G reen w ald: 1 98 1 ; Bellezza: 19 83 ), el sujto anticipa y con-
trola en qu medida se satisfacen sus demandas y en qu medida ha de so-
meterse, a su vez, a la satisfaccin de las demandas de otros para garantizar
aqullas. Los procesos de atribucin que hacen posible este control, as como
su evaluacin, son regulados por la interaccin. Debemos observar que la re-
presentacin interna de ese control y su evaluacin social por el propio su-
jeto responden a diferentes demandas. En ltima instancia, y dado que el
logro de ciertos objetivos pasa por el control de la evaluacin que el sujeto
merece en la interaccin social, el sujeto tender a atribuirse la responsabili-
dad de los actos socialmente aceptables y a rechazar como propios los inde-
seables.
Un nmero considerable de observaciones corroboran que el sujeto se
autoatribuye la responsabilidad de actos socialmente deseables, en tanto que
rechaza los inaceptables cfr. Green wa ld y Pra tkan is: 198 4; Ha rvey y W eary :
1984; Cooper y Croyle: 1984; Kelley y Michela: 1980). Esta misma dispo-
sicin parece presentarse tambin en el denominado error fundamental de
atribucin, segn el cual el sujeto evala como debido a sus propias capaci-
dades el xito y rechaza el fracaso como una consecuencia ajena a su propia
conducta. Sin embargo, en este aspecto parecen influir las propiedades carac-
tersticas del sistema cognitivo humano, orientado a la confirmacin de ex-
pectativas ms que a su invalidacin cfr. Green wa ld y Pratk anis: 1984 ).
Ms all de los condicionamientos propios del sistema de conocimiento
humano, la interaccin, o las expectativas de interaccin, parece controlar los
procesos de atribucin en funcin de los cuales los sujetos evalan su propia
conducta. As, la atribucin de responsabilidad a una persona que es vctima
de una situacin penosa vara segn la gravedad del caso y las expectativas
que el sujeto tiene de relacionarse con ella Stoko ls y Schop ler: 197 3). D el
mismo modo, la relacin en contra de una restriccin a la propia libertad de
actuacin depende de si el sujeto espera relacionarse o se relaciona con quien
imp one esta restriccin Pallek y H eller : 197 1). La disonancia que prod uce
una conducta con la que el sujeto no est de acuerdo se reduce o desaparece
si esta conducta viene determinada por una norma o pesa sobre ella el con-
senso social G reen berg
et al :
1982; Weary: 1980).
A pesar del carcter fragmentario de las distinta^ observaciones empricas
sobre los procesos de atribucin, en relacin a la interaccin comunicativa,
disponemos de los suficientes datos como para defender la tesis de que la
representacin que el sujeto tiene de s mismo se constituye a partir de la
interaccin. Consideraremos en el siguiente apartado cmo incide la interac-
cin comunicativa en las representaciones sociales y cmo afectan a la repre-
sentacin que los sujetos tienen de s mismos. La complejidad misma de estos
problemas, sin embargo, slo nos permiten una modesta aproximacin.
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J SAINZ Y E SAINZ
3 .
LA R EPR E SENT AC IN SOC IAL DE LA INTER AC C IN
3 . 1 . as representaciones sociales como efectos de la interaccin
Los procesos de atribucin que operan en una situacin comunicativa son
regulados, en ltima instancia, por el sistema social. Para obtener lo que pre-
cisan los seres humanos forman esquemas causales que comprometen lo que
esperan lograr a travs de la interaccin. En este sentido, la atribucin regu-
la, a su vez, la interaccin Ha rvey y W ear y: 1 984 ) al dete rm inar q u esque-
mas se forman o utilizan para controlar las relaciones sociales que hacen po-
sible la satisfaccin de las propias demandas. Una vez formados estos esquemas
tienden a confirmarse, seleccionando para ello la informacin relevante de la
situacin. No disponemos ms que de un repertorio por lo dems escaso
de observaciones experimentales acerca de cmo afecta la situacin comuni-
cativa a los procesos de atribucin y cmo stos, a su vez, condicionan a
aqulla. Sin embargo,, y a pesar de que nuestro conocimiento es todava frag-
mentario, es importante mencionar los datos ms relevantes, siquiera sucinta-
mente .
En una situacin comunicativa las personas evalan la informacin pro-
porcionada por otros actores, segn ciertas expectativas que se activan o
generan en el momento de la comunicacin. Un actor puede atribuir a facto-
res de la situacin o a las propias disposiciones del otro actor la produccin
de un cierto mensaje. La direccin de esta atribucin depende de la clase de
informacin que un receptor tiene acerca de las constricciones situacionales
de la conducta del comunicador tanto como en la informacin dada o infe-
rida acerca de sus verdade ras actitudes o mo tivos Coo per y Croy le: 1 984 ).
Las caractersticas del comunicador producto de ciertos procesos de atribu-
cin, como su autoridad o poder, o el grado de conocimiento del tema so-
bre el que habla, as como las caractersticas de su mensaje, tales como su
contenido, inmediatez verbal o densidad lxica, condicionan su evaluacin
Cialdini, Pet ty y Cacioppo: 1 981 ). Si los receptores de una com unicacin
discrepan de la informacin proporcionada por otro actor, la persuasin ser
tanto mayor cuanto ms invalidadas sean las expectativas previas de los re-
ceptores W ood y Eagly: 1981 ).
Los sujetos tienden a evaluar una informacin como objetiva cuando la
informacin proporcionada contradice las expectativas previas acerca de la
posicin del comunicador. En este caso atribuyen al peso que tiene la realidad
la informacin que el comunicador proporciona Cooper y Croyle: 19 84).
En la interaccin comunicativa las expresiones tienen un papel muy rele-
vante y definido. La elaboracin a la que se someten las expresiones condicio-
nan qu informacin se procesa y, por consiguiente, cmo afectar la comu-
nicacin al comportamiento. El receptor de un mensaje intenta relacionar la
informacin que procesa del mensaje y la informacin previa. Este proceso
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de elaboracin puede cuestionar o justificar la informacin proporcionada,
siendo esta elaboracin la qu e condiciona su com porta m iento Ciald ini, Pe tty
y Cacioppo: 1981). En cualquier caso, el sujeto trata de preservar sus esque-
mas y limitar, en la medida de lo posible, su modificacin seleccionando la
informacin Eagly, Chaiken y W oo d: 1981 ). En otro lugar nos hemos ocu-
pado ms extensamente del papel de las expresiones en el comportamiento
cfr. Sainz: 198 5
a .
La investigacin experimental ms extensa se ha llevado a cabo sobre el
papel de los medios en la comunicacin. Dada la amplitud y complejidad de
este tema, su tratamiento rebasa los lmites de nuestro trabajo. En su lugar
nos referiremos a los aspectos de este tpico que tienen aplicacin en nuestro
mbito.
La mayor parte de los estudios que se han realizado se orientan a un
anlisis de los as denominados medios de comunicacin de masas. En general,
se subraya, desde las ms diversas perspectivas, el poder normativo que ejer-
cen los medios sobre la conducta social. Este poder normativo se pone de
manifiesto en el papel que los medios cumplen en el sistema social del que
forman parte como instituciones encargadas de legitimar y reproducir el orden
social existente. Los medios de comunicacin de masas socializan a los sujetos
en los roles tpicos del orden social no afectando meramente sus opiniones
sino a travs del cultivo de asunciones ms bsicas acerca de la naturaleza
de la realidad social Ge rbne r y G ross : 1976
a, b .
Los medios no muestran
los procesos prod uctivo s que desembocan en unos ciertos mensajes M artn
Serrano: 1980), sino que proporcionan, en su lugar, resultados que ocultan
el proceso selectivo de su produccin E . Sainz: 1 982 ). La visin fragmenta-
ria y selectiva del mundo que presentan media y limita la adquisicin de in-
formacin de acontecim ientos ordinarios ms sustantiv os Lieb ert y Schwar-
tzberg: 1977), contribuyendo a la extensin y profundizacin de la desigual-
dad social E ttem a y K line: 19 77). La estruc tura late nte de los mensajes, que
se reconstruye e la verificacin vicaria de su objetividad, distorsiona o pre-
senta selectivamente la realidad en modos que perpetan los intereses de la
estruc tura de pod er existen te K atz: 198 0). La program acin de noticias le-
gitiman la organizacin social H all : 1 977 ) per petu and o las norm as existen-
tes, las conv enciones sociales y las relaciones sociopo lticas vigen tes Tuch-
man, 1977). El mensaje fundamental de los medios es la definicin de la
naturaleza del pod er G erbne r et al: 197 8, 1979) al definir el ento rno de
opinin Noelle-Neum ann: 19 73 , 1974 ). La unanim idad y ubicuidad de sus
mensajes, el realismo de su visin del mundo que esconde la sinttica y
selectiva naturaleza de su produccin y su cobertura y alcance se orientan
a la suspensin de la reflexividad M artn Se rrano: 198 0), condicionan do la
aparicin de un tip o de sujeto no reflexivo D ahlg ren: 198 0) qu e se siente
actuado por un orden social incapaz de cambiar.
Los medios suplantan la conciencia social condicionando, a travs de los
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J SAINZ Y E. SAINZ
procesos de atribucin, la evaluacin que los sujetos llevan a cabo de su pro-
pia conducta. La informacin que proporcionan, por otra parte, se presenta
como objetiva en la medida que los receptores no disponen, por lo general,
de otras fuentes para contrastar la validez de aquella informacin.
En el proceso de atribucin una de las variables determinantes es el con-
senso social. Las personas se representan o reconocen este consenso en la
interaccin comunicativa. La aceptacin social de una conducta condiciona
las actitudes de un sujeto ante su conducta. Los sujetos reducen su disonan-
cia ante una conducta contradictoria con sus actitudes si se acepta socialmente
W hi te: 198 0). El apoyo social a una actitud reduce la probabilidad de que
se modifique Stroebe y D iehl: 198 1). Si, por el con trario, una cierta actitud
es socialmente inaceptable, los sujetos cambian sus actitudes para que sea
aceptable si asumen la responsabilidad de la conducta que orientaba la actitud
primitiva Cooper y Croyle: 1984).
3.2. El sujeto como representacin de la interaccin
La representacin que los sujetos tienen de s mismos afecta no slo su
propia conducta, sino tambin su interaccin con otros. Como han sealado
Green wald y Pratkan is 19 84 ), esta representacin d e s mism o condiciona
la codificacin y recuperacin de la informacin en una situacin dada. Sin
embargo, no contamos en la actualidad con una teora comprensiva que ex-
plique cmo se constituye esta representacin del propio sujeto. Debemos, en
su lugar, resear algunas de las observaciones empricas ms caractersticas
que confirman que la interaccin comunicativa cumple en este caso un papel
incuestionable.
Las personas tienden a subestimar la influencia de factores situacionales
y a sobreestimar, por el contrario, el papel que tienen sus propias aptitudes
en su conducta Harv ey y W eary : 198 4, 43 1). Esta observacin nos indica
que los sujetos tiend en a creer que controlan su prop ia conducta Jon es y
Nisbett: 1972), rechazando el papel que puede corresponder a otros factores
de la situacin Q ua ttro ne , 1 982 ). Sin embarg o, esta observacin ha sido cri-
ticada por su misma imprecisin, ya que no especifica en qu trminos po-
dem os diferenciar en tre causas internas y externa s de la condu cta cfr. Krug-
lanski: 1980) y cmo se determina la validez de un proceso de atribucin
Harvey et al.: 1981b . Estas imprecisiones ponen al descubierto que los pro-
cesos de atribucin que contribuyen a formar la representacin de s mismo
no bastan para dar cuenta de la formacin de esta representacin. La repre-
sentacin del sujeto mismo procede de los procesos de atribucin que actan
en la interaccin comunicativa. Los sujetos modifican sus actitudes no porque
persigan ser consistentes con su conducta, sino porque creen que un sujeto
consisten te es socialmente ms aceptable Steele y Liu : 19 83 ), o para evitar
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que les im pu ten ciertos efectos indeseables de su condu cta Schlen ker: 1980-
1982). El hecho de que los sujetos modifiquen su conducta en relacin a su
grupo de referencia nos muestra el papel que la interaccin cumple en la con-
ducta. Las personas slo cambian sus actitudes cuando aceptan la responsa-
bilidad de las consecuencias aversivas de su com po rtam iento Eagly e H im -
melfarb: 197 8). Los cambios cognitivos ocurren ms al servicio del yo , o
para mantener la autoestima, que con el inters de preservar una cierta con-
sistencia psicolgica Gre enw ald y Ro nis: 19 78 , 55 ). Esto s cam bios, sin
embargo, dependen tanto de la evaluacin social de las nuevas actitudes como
de la clase de decisiones que permiten. Cuando los sujetos estiman que en el
futuro no podrn cambiar los efectos de sus anteriores decisiones limitan el
alcance de dichos cambios cfr. Frey: 1981 a .
En la interaccin comunicativa los sujetos evalan las constricciones de
la situacin que pueden afectar la conducta de un actor. Esta evaluacin afec-
ta tanto al sujeto mismo como a los actores de la comunicacin, con los que
interacta modificando sus procesos de atribucin. Uno de los modos ms
especficos de presentarse estas constricciones es el que se denomina efecto
incentiv o. Los sujetos infieren sus actitudes de su condu cta Bem : 197 2).
Si esta conducta no viene condicionada por la situacin, el sujeto tiende a in-
ferir que la conducta refleja una disposicin interna o una actitud del sujeto
que acta. Cuando el sujeto espera ciertas recompensas, o cuando su compor-
tamiento se gratifica, la predisposicin de las personas a atribuir este com-
portamiento a alguna disposicin del actor disminuye o, incluso, desaparece.
El cambio de actitudes es inversamente proporcional a la cantidad de recom-
pensa o incentivos que el sujeto recibe por llevar a cabo una accin que con-
tradice sus actitudes previas Festing er y Ca rlsm ith: 195 9). Es te efecto de
los incentivos sobre el compprtamiento deriva de la evaluacin social que
reciben nuestros actos en la interaccin comunicativa. La importancia de estos
efectos no se agota, sin embargo, en estas observaciones. El anlisis de estos
efectos proporcionar, sin duda, en el futuro inmediato nuevos datos que
aadir para explicar las relaciones que existen entre la representacin que el
sujeto tiene de s mismo y la interaccin comunicativa.
Las personas disponen de esquemas causales para definir sus actitudes y
organizar su comportamiento. Estos esquemas causales anticipan las conse-
cuencias de s accin imponiendo a los sujetos una evaluacin de s mismos
que llevan a cabo a partir de su conducta. Cuando un sujeto dispone de un
esquema para comprender una situacin social dispone de un procedimiento
que restringe la obtencin de nueva informacin, a la que es consistente con
el esquema Tesser y Le one : 1 97 7). En este caso, los sujetos no modifican
sus actitudes por mera reflexin. La reflexin genera cambios cuando los su-
jetos no disponen de estos esquemas Tesser: 1978 ). Las actitudes varan de
acuerdo con la disposicin de los sujetos a consolidar la informacin perti-
nente, dependiendo de las especificaciones de esta informacin la naturaleza
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J. SAINZ
Y E.
SAINZ
extrema o moderada de la actitud. La interaccin comunicativa afecta las
actitudes de un sujeto cuando le impone unas normas determinadas o valores
en funcin de los que evaluar la consistencia e implicacin del sujeto en su
comportamiento.
Sin duda, las consideraciones tericas y empricas que preceden no justi-
fican de forma definitiva la tesis de que la representacin que el sujeto tiene
de s mismo es producto de la interaccin comunicativa con otros. Pero, a
pesar del carcter fragmentario de estas observaciones, parece razonable que
anticipemos que, en el futuro ms inmediato, lo que aqu se justifica tentati-
vamente tendr la forma de una incuestionable conclusin.
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