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4. La industria textil de Béjar en el siglo XX y en los albores del XXI Javier Ramón Sánchez Martín Centro de Estudios Bejaranos INTRODUCCIÓN D esde hace varios siglos es imposible desligar la historia de Béjar de los avatares de la manufactura textil lanera. Para bien y para mal, pues cuando el textil pasó por épocas de bonanza la localidad también prosperó, mientras que cuando el textil arrostró una de sus cíclicas crisis la ciudad pasó momentos de penuria. En la actualidad, y en lo que a la industria se refiere, la economía en Béjar ha pasado del monocultivo del sector textil a una incipiente diversificación (metalurgia y chacinería principalmente). Además, se está tratando de potenciar de forma clara y decidida el sector terciario, para lo que se cuenta con la importante base de partida de un entorno natural privilegiado. Aunque tarde, nos hemos dado cuenta de que el turismo y todo lo que se mueve a su alrededor genera importantes ingresos; el pro- blema es que no es un sector fácil, pues entramos en competencia con otros muchos lugares españoles y europeos. Para salir airosos en este nuevo empeño, Béjar tiene que encontrar elementos diferenciadores, como la estación de esquí de La Covatilla, pero ésta sólo funciona durante la temporada invernal y es necesario mantener el turismo durante todo el año. Así que habrá que ofrecer otros alicientes a nuestros potenciales visitantes porque, en ausencia de ellos, preferirán otros lugares. Pero volviendo al textil, los más de siete siglos que lleva ya de permanencia en Béjar no son fruto de la casualidad, sino de un saber hacer que forma ya parte de la cultura e incluso de los genes de sus habitantes. 1. ALGO DE HISTORIA Según diversos indicios, el origen de la actividad textil bejarana se remonta al siglo XIII 1,2,3 es decir, poco después de que estas tierras fueran repobladas por el rey Alfonso VIII de Castilla, después de concluida la etapa de dominación árabe. Bueno Aguado 4 explica las posibles razones por las que se inició esta actividad, siendo quizá la principal de ellas la proximidad de la materia prima, en este caso la lana, debido a la existencia en aquella época en nuestra ciudad y alrededores de una cabaña ganadera ovina de importancia, complementada por la confluencia en las proximidades de Béjar de dos cañadas de paso del ganado lanar trashumante entre las submesetas extremeña y castellana. También pudieron influir la pobreza agrícola del terreno –que amenazaba constantemente con la despoblación–, la abundancia de 1.- MUÑOZ GARCÍA, Juan. «Breve Nota sobre la Antigüedad, Evolución, Vicisitudes y Estado Actual de la Industria Lanera Bejarana», en Ofrenda a La Santísima Virgen del Castañar, Vol. II, Béjar, 1963, p. 83. 2.- GARCÍA MARTÍNEZ. Ceferino. Centenario de la Cámara de Comercio e Industria de Béjar. 1886‑1986. Béjar, Cámara de Comercio, 1986, p. 16. 3.- GARCÍA MARTÍN, Pedro. «Los Paños de Béjar: Manufacturas Textiles en el siglo XVIII», Historia 16, nº 166, 1990, p. 46. 4.- BUENO AGUADO, Cristino. Del obrador a la fábrica:Vicisitudes de los centros textiles no catalanes. Béjar, Impr. Grafisvan S.L., 1973, Cap. II, pp. 25 y ss.

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4. La industria textil de Béjar en el siglo xx y en los albores del xxi

Javier Ramón Sánchez MartínCentro de Estudios Bejaranos

INTRODUCCIÓN

Desde hace varios siglos es imposible desligar la historia de Béjar de los avatares de la manufactura textil lanera. Para bien y para mal, pues cuando el textil pasó por épocas de bonanza la localidad también

prosperó, mientras que cuando el textil arrostró una de sus cíclicas crisis la ciudad pasó momentos de penuria.

En la actualidad, y en lo que a la industria se refiere, la economía en Béjar ha pasado del monocultivo del sector textil a una incipiente diversificación (metalurgia y chacinería principalmente). Además, se está tratando de potenciar de forma clara y decidida el sector terciario, para lo que se cuenta con la importante base de partida de un entorno natural privilegiado. Aunque tarde, nos hemos dado cuenta de que el turismo y todo lo que se mueve a su alrededor genera importantes ingresos; el pro-blema es que no es un sector fácil, pues entramos en competencia con otros muchos lugares españoles y europeos. Para salir airosos en este nuevo empeño, Béjar tiene que encontrar elementos diferenciadores, como la estación de esquí de La Covatilla, pero ésta sólo funciona durante la temporada invernal y es necesario mantener el turismo durante todo el año. Así que habrá que ofrecer otros alicientes a nuestros potenciales visitantes porque, en ausencia de ellos, preferirán otros lugares.

Pero volviendo al textil, los más de siete siglos que lleva ya de permanencia en Béjar no son fruto de la casualidad, sino de un saber hacer que forma ya parte de la cultura e incluso de los genes de sus habitantes.

1. ALGO DE HISTORIA

Según diversos indicios, el origen de la actividad textil bejarana se remonta al siglo XIII1,2,3 es decir, poco después de que estas tierras fueran repobladas por el rey Alfonso VIII de Castilla, después de concluida la etapa de dominación árabe.

Bueno Aguado4 explica las posibles razones por las que se inició esta actividad, siendo quizá la principal de ellas la proximidad de la materia prima, en este caso la lana, debido a la existencia en aquella época en nuestra ciudad y alrededores de una cabaña ganadera ovina de importancia, complementada por la confluencia en las proximidades de Béjar de dos cañadas de paso del ganado lanar trashumante entre las submesetas extremeña y castellana. También pudieron influir la pobreza agrícola del terreno –que amenazaba constantemente con la despoblación–, la abundancia de

1.- MUÑOZ GARCÍA, Juan. «Breve Nota sobre la Antigüedad, Evolución, Vicisitudes y Estado Actual de la Industria Lanera Bejarana», en Ofrenda a La Santísima Virgen del Castañar, Vol. II, Béjar, 1963, p. 83.2.- GARCÍA MARTÍNEZ. Ceferino. Centenario de la Cámara de Comercio e Industria de Béjar. 1886‑1986. Béjar, Cámara de Comercio, 1986, p. 16.3.- GARCÍA MARTÍN, Pedro. «Los Paños de Béjar: Manufacturas Textiles en el siglo XVIII», Historia 16, nº 166, 1990, p. 46.4.- BUENO AGUADO, Cristino. Del obrador a la fábrica: Vicisitudes de los centros textiles no catalanes. Béjar, Impr. Grafisvan S.L., 1973, Cap. II, pp. 25 y ss.

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agua y madera en las proximidades y la baja dureza de las aguas del río Cuerpo de Hombre, factor este último decisivo para la obtención de buenos resul-tados en operaciones como el lavado, batanado y teñido de la lana. Otro factor relevante pudo ser la salida comercial que a los paños bejaranos propor-cionaba la existencia de mercados o ferias impor-tantes y relativamente próximas, como lo fueron los de Segovia, Medina o Valdemoro. Fuera como fuese, lo cierto es que en el siglo XV existían ya en Béjar pequeños centros para la fabricación de paños que, bajo la tutela de los Duques, fueron creciendo y ha-ciéndose poco a poco un lugar importante dentro del mercado español5.

La elaboración de paños se realizaba por enton-ces de un modo completamente artesanal y la acti-vidad debió consolidarse pronto y adquirir cierto renombre ya que, cuando en 1500 los Reyes Cató-licos promulgaron la célebre Pragmática de los Paños, el Duque de Béjar, a la sazón D. Álvaro de Zúñiga y Guzmán (II Duque), mandó realizar inmediata-mente copia de ella. Se conservan dos copias en el archivo de la Casa Osuna, sección Béjar, y son de principios del siglo XVI6. Los métodos de fabrica-ción establecidos en la pragmática tuvieron un largo

período de vigencia pues fueron los que rigieron, con pocas variantes, hasta casi el siglo XVIII7.

A finales del siglo XVI, Francisco Diego López de Zúñiga Sotomayor, V duque de Béjar, manda construir un tinte a petición del Concejo de la villa, de cuya explota-ción se hace cargo la propia Casa Ducal. En él se introdujeron los nuevos productos traídos de América, tales como el índigo. También construyó un batán que explotaba mediante arrendamiento, además de lavaderos y otros equipamientos propios de esta industria. Se produjo así un notable aumento de la actividad textil que benefició a los habitantes de la villa y, por supuesto, incrementó los ingresos de la prácticamente arruinada Casa Ducal, a través del cobro del impuesto llamado «alcabala»8.

Como las exigencias del mercado eran cada vez mayores y los paños que se fa-bricaban en Béjar eran aún de los llamados bastos, la madre y la viuda del X duque de Béjar, Manuel de Zúñiga y Sotomayor, es decir, Teresa Sarmiento de la Cerda y María Alberta de Castro y Portugal, firman en 1691 un contrato con varios maestros flamencos naturales de Bruselas. En este contrato, los flamencos se obligaban a pasar a la villa de Béjar y residir en ella, a imponer y ejecutar la fábrica de paños, bayetas, droguetes, estameñas, sempiternas, ratinas y otros géneros de lanas y enseñar su manufactura a los naturales del Ducado de Béjar que lo quisieran aprender9. Concentraron la mayor parte de sus viviendas en la calle que mucho después se llamaría «Flamencos» en su honor, y donde aún

5.- RODRÍGUEZ FRUTOS, Julio: «Historia de una crisis (II): La industria textil lanera de Béjar», El Adelanto, 5-02-1978.6.- MUÑOZ GARCÍA, Juan: Cómo se hacían los Paños a Finales del Siglo XV. Béjar, Fco. Muñoz Sucesor, 1934, p. 46.7.- MUÑOZ GARCÍA, Juan: Cómo se hacían los paños... Op. cit., p. 62.8.- ALEGRE CARVAJAL, Esther: «Béjar como Villa Ducal», Estudios Bejaranos, nº 4, Béjar: CEB, 2000, p. 24.9.- RODRÍGUEZ LÓPEZ, Gabriel: Manufacturas Laneras de Castilla en el Siglo XVIII (Notas Sociales de las Fábricas de Segovia, Guadalajara y Béjar). Madrid, Escuela Social, 1948.

Puerta de la casa de Juan Luis Meluis (1738) en la calle Flamencos (Foto del autor).

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se conserva una antigua puerta con dintel en el que se lee «Juan Luis Meluis. Año de 1738». Este nombre castellanizado corresponde a uno de estos artesanos, fallecido en 1739. Los flamencos perfeccionaron los procedimientos de elaboración de tejidos y el producto final, enseñaron nuevas técnicas a los naturales del lugar y fueron un pilar importante en el desarrollo posterior de la manufactura textil en Béjar.

A principios del siglo XVIII el sector textil bejarano está organizado por gremios, los cuales, cada año, proponían al consistorio el nombramiento de veedores, cuya misión era comprobar la conformidad a las ordenanzas de los productos fabricados por las distintas agrupaciones. En el año 1700 existían ya veedores de carda, de teji-dos y de acabados o de paños hechos10.

La importancia que iba adquiriendo la manufactura textil bejarana está en el origen de la orden de 5 de septiembre de 1711, del Presidente del Consejo de Gue-rra –Marqués de Bedmar–, por la que se exceptúa de entrar en sorteo de quintas y milicias a los trabajadores ocupados en la fabricación de paños, barraganes, sargas y lencería de la villa, excepción que fue confirmada en 1728. Según Bueno Aguado, la de Béjar podría ser la primera exención del servicio militar que se concedió en Espa-ña a trabajadores del textil11.

El año 1715 registra otro momento significativo en la historia textil local, pues por primera vez se consigue un contrato de suministro de 6.000 varas de paño para el Ejército español12, comenzando así una relación comercial que se convertiría en uno de los pilares del sector hasta tiempos bastante recientes.

En 1744 había censados en Béjar 155 telares, que se habían elevado a 177 en 176113, año en el que se dejan de elaborar los paños bastos14. En 1751 se contabilizan (en Béjar) 75 fabricantes, si bien el 1% de ellos controlaba el 27% de la producción15. A mediados del siglo XVIII, se estima la existencia de unos 160 telares activos y unos 3.000 trabajadores en el sector y, según Larruga16, las piezas casi se podían comparar con las de primera clase de las reales fábricas francesas o con las de segunda suerte en Inglaterra y Holanda.

Por aquella época no sólo se fabricaban paños en la localidad de Béjar, sino también en municipios próximos como Hervás, a unos 25 km de la anterior, que los continuará fabricando hasta pasada la mitad del siglo XX. Según ha documentado Ros Massana17, en 1752 existían en Hervás 11 fabricantes, 21 tejedores, 6 tundidores, 3 bataneros y 13 cardadores, con una producción pañera total que se estimaba en unas 155 piezas anuales, de 34 varas cada una, aunque sólo dos de ellos superaban las 30 piezas anuales.

En 1765 promulgó Carlos III las «Ordenanzas que han de observar los fabricantes de paños finos de la villa de Béjar». La práctica de los preceptos de estas Ordenanzas continuó hasta bien entrado el siglo XIX18. Y en 1782 se produce un hecho importante pues, por Real Cédula, Carlos III concede al fabricante Diego López, que previamente había sido tintorero en el Tinte del Duque, autorización para tener el suyo propio,

10.- GARCÍA MARTÍNEZ, Ceferino. Un paseo por el Béjar del siglo XVIII. Béjar, Ed. Béjar en Madrid, 1987, pp. 35-36.11.- BUENO AGUADO, Cristino. Op. cit., p. 72.12.- RODRÍGUEZ BRUNO, Miguel. Béjar en Madrid, 4 abril 1987, p. 313.- RODRÍGUEZ LÓPEZ, Gabriel, Op. cit., p. 91.14.- GARCÍA MARTÍN, Pedro, Op. cit., p. 52.15.- MAJADA NEILA, José Luis. Historia de Béjar» (1209‑1868). Salamanca, Impr. Kadmos, 1998, p. 182.16.- LARRUGA BONETA, Eugenio. Memorias Políticas y Económicas sobre los Frutos, Comercio, Fábricas y Minas de España. Salamanca, Edición de la Diputación de Salamanca referida a esta provincia, 1994, pp. 82 y ss.17.- ROS MASSANA, Rosa. La Industria Lanera de Béjar a Mediados del Siglo XVIII. Salamanca, Centro de Estudios Salamantinos, C.S.I.C., 1993, p. 45.18.- RODRÍGUEZ LÓPEZ, Gabriel, Op. cit., p. 92.

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lo que hasta entonces estaba prohibido a los fabricantes19. Esta autorización anularía de hecho el discutido monopolio ducal sobre el tinte20, que en aquellos momentos se quedaba pequeño y no era capaz de satisfacer la demanda existente, ocasionando grandes retrasos a los fabricantes en la entrega de sus materias teñidas. En 1788, y mediante otra Real Cédula, se autoriza al mismo fabricante a poner en el frontal de su fábrica y almacén el escudo de las armas reales, escudo que se conserva en buen estado en la fachada y en el que puede leerse «Real Fábrica de Paños de Diego López». Por entonces trabajaban en el textil bejarano unas cuatro mil personas, sin contar los que lo hacían en centros próximos, como Becedas, Barco de Ávila o Hervás21.

El comienzo del siglo XIX está marcado por la ocupación francesa y la consi-guiente Guerra de la Independencia (1808-1812). Esta etapa fue de gran penuria para Béjar y su comarca, debido a los desmedidos impuestos exigidos por las dos partes en litigio en las sucesivas ocupaciones que sufrió la entonces villa22, a las difi-cultades para encontrar materia prima y a las sucesivas levas (ya había desaparecido hacía tiempo la exención a quintas), que hicieron que escaseara la mano de obra especializada. A pesar de las dificultades, hay documentados varios suministros a las tropas napoleónicas, a las británicas y a las españolas, entre los que destacan por su importancia uno de más de 15.000 varas de varios colores para el vestuario de las tro-pas españolas acantonadas en Ciudad Rodrigo (abril de 1809), y otro de 119 piezas y 2.546 varas de paño por importe de más de 140.000 reales al ejército de D. Carlos de España en 181223. Esto indica que la industria textil de Béjar no permaneció ociosa durante ese período tan desdichado de la historia de España.

Pero dejemos que los avatares de la industria bejarana durante el siglo XIX, así como su incorporación a la revolución industrial, sean explicados por Rosa Ros en otro capítulo de esta misma obra.

2. LOS ÚLTIMOS COLETAZOS DEL SIGLO XIX

Para entender algunos de los acontecimientos y sucesos importantes ocurridos en la industria textil bejarana durante el primer tercio del siglo XX, consideramos conveniente conocer algunos hechos relevantes sucedidos a finales del XIX. Es por ello que desarrollamos este breve apartado.

Durante el período 1872-76 se produce en España la Tercera Guerra Carlista, que trajo como consecuencia una fuerte demanda de paños a la industria bejarana. La guerra terminó de forma inesperada, dejando los almacenes de las fábricas locales llenos de paño para uniformes militares, que tenía una difícil salida al mercado para otra aplicación que no fuera aquella para la que fue concebida. Además, muchos fabricantes habían dedicado sus fábricas exclusivamente a suministrar a las tropas, abandonando casi por completo el mercado civil que tenían antes de la guerra24, a diferencia de lo que había ocurrido en la Primera Guerra Carlista (1833-40) du-rante la que se siguieron fabricando paños comerciales. Esto dio origen a una gran paralización a partir de 1876, con la ruina de la mayoría de los empresarios, ya que sólo pudieron resistir aquellos que habían seguido abasteciendo a la población civil.

19.- RODRÍGUEZ LÓPEZ, Gabriel, Op. cit., p. 93.20.- MAJADA NEILA, José Luis, Op. cit., 1998, p. 182-183.21.- BUENO AGUADO, Cristino. Op. cit., p. 90.22.- RODRÍGUEZ BRUNO, Gabriel. Béjar y la Guerra de la Independencia. Béjar, Edición del autor, 1993.23.- RODRÍGUEZ BRUNO, Gabriel. Op. cit., pp. 138-142, 155-157, 310 y ss.24.- BUENO AGUADO, Cristino. Op. cit., p. 122.

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Según Rodríguez López25, los años que siguieron al 1876 constituyen uno de los períodos más críticos de la industria pañera bejarana.

En el capítulo de las comunicaciones, el medio de transporte que marcaba las pautas del progreso en esa época era el ferrocarril, que hasta la última década del siglo XIX no llegó a Béjar. Este retraso provocaría un notable déficit en las comunicacio-nes en comparación con otras zonas textiles, como la catalana o la valenciana. A consecuencia de ello, no se pudo durante mucho tiempo importar ma-quinaria pesada para lavaderos, peinados de lana e hilaturas de estambre ni, por tanto, tejer artículos de esta clase, que iban sustituyendo a los de carda. Según el historiador Juan Muñoz26 este aislamiento pudo ser una de las causas desencadenantes de la grave crisis industrial que Béjar sufrió en el último cuarto del siglo XIX.

A todo ello se unía el perenne déficit energético del sector textil, que aún seguía obteniendo la mayor parte de su fuerza motriz de las antiguas ruedas de cárcabo, inoperantes durante el estiaje del río. A título de ejemplo, véase una cita de La Victoria en 1896: La pertinaz sequía que ha tiempo experimentamos, si no tiene pronto término, además de esterilizar los campos, dejará seco el río Cuerpo de Hombre, paralizadas las máquinas destinadas a la industria y sin trabajo a gran número de obreros27.

Cierto es que, con el tren, se dispuso de un medio para transportar grandes can-tidades de combustible, principalmente carbón. Sin embargo, su llegada a Béjar fue tan tardía en relación con otros centros textiles españoles que sólo aprovecharon esta fuente de energía algunas empresas de lavado de lana –por lo interesante que era el vapor para calentar los grandes barcas de lavado, cada una de las cuales podía conte-ner hasta diez mil litros de agua– y pocas más. El resto pasaron casi directamente de la rueda de cárcabo a la electricidad, sin el tránsito por la fase de vapor que tan rentable fue para la mayoría de las empresas textiles catalanas. De este modo, el vapor había hecho adquirir una clara ventaja a Cataluña sobre Béjar en lo que a obtención de energía constante y regular se refiere y, como consecuencia, en su producción textil.

Sin embargo, y aunque en Béjar no pintaban bien las cosas, la situación de la industria española en la última década del siglo XIX dibujaba también un cuadro con tintes muy oscuros. Al respecto, publica La Victoria28: En siete años, de 1890 a 1897, se han cerrado en España 1.800 fábricas, ha habido 60.000 expedientes de quiebra y han emigrado a Argelia 64.000 españoles, y a las repúblicas americanas 1.500.000. Puede que la cifra de emigrados a América fuese exagerada, pero lo cierto es que la emigración era cre-ciente y fruto de la situación desesperada de muchas familias, en Béjar y en el resto de España.

La conflictividad laboral estaba también a la orden del día, como puede deducir-se de noticias como ésta de 1900: Por diferencias surgidas entre los obreros cardadores, hila‑dores, tejedores y fabricantes de esta ciudad, se hallan cerradas hace algunos días varias importantes

25.- RODRÍGUEZ LÓPEZ, Gabriel. La irregularidad del trabajo en la industria textil lanera, especialmente en Béjar. Salamanca, Escuela Social, 1949, p. 13.26.- MUÑOZ GARCÍA, Juan. Breve Nota..., Op. cit., p. 85.27.- La Victoria, 29/08/1896; p. 3.28.- La Victoria, 21/01/1899; p. 3.

Real Fábrica de Paños de Diego López, en la

Plaza de Rodríguez Vidal, enfrente de la

iglesia de Santa María (Foto del autor).

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fábricas29. O esta otra: El lunes, después de medio año de estar cerrada, se abrió de nuevo la fábrica de don José Rodríguez Yagüe, bajando a trabajar y continuando trabajando los obreros no asociados,...30.

Resumiendo, a pesar de que el siglo XIX había sido el siglo del maquinismo y de la fundación de grandes fábricas organizadas según criterios modernos de produc-ción, terminaba con problemas estructurales graves que la industria textil bejarana iba a arrastrar durante todo el primer tercio del naciente siglo XX.

3. LOS COMIENZOS DEL SIGLO XX

Con estas perspectivas, el siglo XX empezó mal para el textil bejarano: pocas ventas, muchas huelgas, algunos incidentes violentos y emigración creciente, espe-cialmente a Latinoamérica.

Como se ha dicho, el año de 1900 comenzó con una gran huelga en la impor-tante fábrica de D. José Rodríguez Yagüe, La Fabril Militar, que duró varios meses.

En cuanto a incidentes hubo varios. Recojamos como ejemplo uno que describe el semanario La Victoria: El tristísimo y lamentable incidente ocurrido en la noche del jueves último, y del que resultó un herido grave, algunos leves y varios individuos en la cárcel, nos mueve a rogar, una vez más, a aquellos, altos y bajos, de quienes dependa el arreglo de la cuestión obrera existente en nuestro querido pueblo hace ya más de medio año,…31.

El miedo a que el Ejército cambiara el uniforme estuvo latente desde principios de siglo, pues en épocas de pocos pedidos se iba fabricando paño militar al que se esperaba dar salida en futuros pedidos del Ejército, corriendo un serio riesgo econó-mico. Además, los militares pagaban tarde y mal. En 1901 la prensa publicaba: Hemos oído que ha sido variado por el ministro de la Guerra, el uniforme de las tropas de infantería, que vestirán el rayadillo durante el verano en las poblaciones del Norte, y en todo el tiempo en las de Mediodía. Si así es, no hay por qué decir que se da con esa disposición un golpe de muerte a la in‑dustria bejarana, lo que de veras sentimos, porque bajará notablemente la producción y por lo tanto, quedarán sin trabajo muchos obreros y sin pan no pocas familias32.

Por otra parte, el problema de las aguas continuaba sin resolverse y ello podía llevar en cualquier momento a que los fabricantes cerraran sus edificios maquinarios por falta de fuerza motriz, quedando sin trabajo centenares de obreros33.

En 1901 se crea la Escuela Superior de Industrias, en la que podrían cursarse los estudios de peritaje que antes sólo se impartían en la Central de Madrid34. Esta Escue-la, antecedente directo de la actual de Ingeniería, ha desempeñado y desempeña un papel fundamental en la formación de técnicos para la industria bejarana y nacional, en la especialidad textil y en otras.

En 1902 se producen nuevas huelgas, agravándose la situación con el paro com-pleto de algunas fábricas. Se nombró un jurado mixto, compuesto por fabrican-tes y obreros y presidido por el alcalde, que inicialmente no consiguió los frutos apetecidos35.

29.- La Victoria, 5/05/1900; p. 3.30.- La Victoria, 10/11/1900; p. 3.31.- La Victoria, 19/01/1901, p. 3.32.- La Victoria, 22/06/1901, p. 3.33.- Ayuntamiento de Béjar. Libro de Actas, sesión extraordinaria de 4 de septiembre de 1901.34.- REDONDO QUINTELA, Félix. Unamuno y la Escuela Superior de Industrias de Béjar. Béjar, Ed. Revide, 1996, pp. 12-13.35.- La Victoria, 10/05/1902; p. 3.

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A finales de 1903 la Unión Protectora de Teje-dores convocaba otra huelga que, después de cuatro meses, había dejado las fábricas mudas, solitarias y tris‑tes36. Hasta el martes, 16 de febrero, no se llegaría a un acuerdo entre la patronal (Unión Industrial) y la Protectora de Tejedores y, fue tal la alegría con que recibió la noticia la población, que al anochecer de ese día, se tocó el reloj de la Villa y se tiraron cohe-tes, y al día siguiente, el miércoles por la tarde asistieron las sociedades obreras, con sus banderas y estandartes, a una manifestación organizada para dar las gracias al alcalde por sus gestiones en pro del arreglo. Los comerciantes y tenderos cerraron sus comercios y tiendas durante la manifestación y acudieron varios a ella37.

En 1905 y 1906 la situación no mejoró, como puede deducirse claramente de una información de La Victoria en la que se dice: Mañana se celebrará una manifestación obrera para pedir que se abran obras públicas en esta ciudad. Partirá a las cuatro de la tarde de la Corredera y se dirigirá, por las calles centrales, a la Casa Consistorial. Hace poco publicábamos un artículo titulado «Por caridad» en el que hablamos de la triste situación en que se hallaba gran parte de nuestros trabajadores. Esa situación, en general, no ha variado. Buena sería la apertura de las obras susodichas38.

Entre 1906 y 1910 hubo otras huelgas, por ejemplo en la fábrica de Jerónimo Rodríguez y Nicolás Oliva, en los talleres metálicos de Luis Izard, en la de Francisco Gómez-Rodulfo…, pero fueron mucho menos importantes que las dos de 1903, que afectaron a 1.160 trabajadores, o las tres de 1911 en las que se vieron envueltos 1.800 obreros. En 1913 hubo otras dos huelgas y en 1914 cuatro, que atañeron a 1.135 y 1.351 trabajadores, respectivamente39.

Un estudio40 realizado sobre la maquinaria y fabricantes existentes en 1913, indica que cinco fábricas poseían más del 50% de la maquinaria textil existente en Béjar y que, por ello, cuando paraban varias de estas fábricas más grandes, el paro era casi general. Y es que muchas de las pequeñas actuaban como «drapaires» de las grandes, es decir, realizaban el trabajo que les sobraba a éstas en los momentos de gran demanda. Los siete fabricantes más importantes en la época en que comenzó la Primera Guerra Mundial eran, por orden de importancia (en función de la contribu-ción industrial que satisfacían), los siguientes: Viuda de Jerónimo Rodríguez Yagüe, Jerónimo Gómez-Rodulfo Yagüe, Hijos de Francisco Gómez-Rodulfo, Olleros Her-manos, Tomás Hernández Agero, Mateo Rodríguez, Rafael Díaz Gómez. Entre ellos poseían el 60% de las máquinas41.

A finales de 1913 se produjo una de las huelgas más largas y tristes de nuestra historia, que tuvo su origen en la finalización y consiguiente renegociación del con-venio sobre trabajo y jornales que había estado vigente durante 10 años. Se prolongó entre el 16 de diciembre de 1913 y el 20 de julio de 1914 y ocasionó graves pro-blemas de subsistencia en la población obrera; afectó al total de los 1.075 obreros ocupados (825 hombres y 250 mujeres) en su comienzo y se resolvió con el arbitraje

36.- La Victoria, nº 493, 9/01/1904, p. 337.- La Victoria, nº 499, 20/02/1904, p. 338.- La Victoria, nº 610, 7/04/1906, p. 339.- RODRÍGUEZ FRUTOS, Julio. El movimiento obrero en Béjar (1875‑1914). Salamanca, Gráf. Europa, 1976, p. 35.40.- RODRÍGUEZ FRUTOS, Julio. El Adelanto, 16/02/1978.41.- RODRÍGUEZ FRUTOS, Julio. El Adelanto, 12/03/1978.

Tarjetón con la foto de la industria que

fundó Antonio Gosálvez Cortés, en 1860 (Archivo, familia

Gosálvez).

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del Instituto de Reformas Sociales (I.R.S.), que realizó un interesante informe al res-pecto42. En esta situación de huelga y con emigración creciente, en 1914 estalló la Primera Guerra Mundial y Béjar no pudo reaccionar a las reiteradas ofertas de los ejércitos en liza, especialmente del francés, para proporcionarle uniformes. Después, cuando concluyó la huelga, ya le fue muy difícil hacerse con buenos contratos por la competencia de otros centros textiles, como Cataluña, la zona valenciana e incluso Hervás, logrando esta última hacerse con contratos que en condiciones normales ha-bría obtenido Béjar. Además, los industriales bejaranos se encontraron con problemas de desabastecimiento en materias primas, lana y colorantes principalmente, y con restricciones en las importaciones, lo que trajo como consecuencia unos aumentos de precios desmesurados de estos productos43.

La situación mejoraría en los años 1915 y 1916, con la exportación en esos dos años de 4.505.501 y 6.354.326 mantas, respectivamente, entre otros productos. Pero la escasez y el precio de las materias primas hicieron mella y así, en 1915, tuvieron que cerrar sus puertas por falta de lana La Industrial Bejarana y La Estambrera, con-tinuando otros cierres en 1916. En mayo de 1917 prácticamente todas las fábricas estaban paradas por falta de pedidos, y unos meses después la única fábrica que trabajaba a un ritmo aceptable era la de Gómez Rodulfo, si bien la destrucción por un submarino alemán de un cargamento de suministros destinados a esta empresa paralizó su producción a finales de 191743. En ese mismo año la cifra de paro textil en Béjar era de 477 operarios, de los que 190 eran tejedores44.

Mientras tanto, la industria textil catalana iba ganando en competencia y pene-tración en los mercados, si bien los empresarios bejaranos se quejaban del proteccio-nismo descarado que el gobierno central dispensaba a esta región.

En 1913 las instalaciones textiles existentes en Béjar eran 40 fábricas, 8 tintes y 7 lavaderos, mientras que en 1918 las fábricas se habían reducido a 37, no variando cuantitativamente el número de tintes o de lavaderos, aunque sí las cantidades de ma-teria tratadas, pues los lavaderos fueron los únicos favorecidos por la Gran Guerra45. Así, antes de 1917 se lavaban en Béjar cerca de 6.000 kg de lana al día, mientras que en 1917-18 la producción había aumentado a 18.000 kg diarios lavados.

Es interesante conocer el movimiento de algunas mercancías expedidas y recibi-das en la Estación de Ferrocarril de Béjar en los años 1917 y 1918 (tabla 1)46:

TABLA 1. MERCANCÍAS EXPEDIDAS Y RECIBIDAS EN LA ESTACIÓN DE FF. CC. DE BÉJAR EN 1917 Y 1918

EXPEDIDAS RECIBIDAS

Tipo de mercancías 1917 (kg)Hasta junio 1918 (kg)

1917 (kg)Hasta junio 1918 (kg)

Algodón, lana, seda y tejidos 1.097.036 499.688 2.259.292 721.983

Carbón vegetal y de leña 170.230 124.678 1.209.750 1.076.079

Datos que indican un movimiento significativo de este tipo de mercancías, muy relacionadas con la industria textil.

42.- Instituto de Reformas Sociales. La huelga en la industria textil de Béjar (1913‑1914). Madrid, Imp. Suc. M. Minuesa, 1915.43.- RODRÍGUEZ FRUTOS, Julio. El Adelanto, 26/02/1978.44.- RODRÍGUEZ FRUTOS, Julio. El Adelanto, 5/03/1978.45.- Ibídem.46.- Boletín de la Cámara de Comercio e Industria de Béjar, 4º trimestre de 1918.

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LA INDUSTRIA TEXTIL DE BÉJAR EN EL S IGLO XX Y EN LOS ALBORES DEL XXI 89

4. LA ETAPA ENTRE LA PRIMERA GUERRA MUNDIAL Y LOS AÑOS TREINTA

Terminada la Primera Guerra Mundial, los países beligerantes habían comen-zado enseguida a reconstruir sus industrias textiles, provocando poco a poco un crecimiento progresivo de las importaciones españolas y un descenso claro de las exportaciones. La producción en Béjar cayó sensiblemente respecto a la conseguida en los años anteriores a la guerra, como puede apreciarse en los datos comparativos que proporciona al respecto Rodríguez Frutos47:

TABLA 2. DATOS COMPARATIVOS DEL NÚMERO DE PIEZAS Y DE METROS DE TEJIDO FABRICADOS EN BÉJAR ENTRE 1908 Y 1919

Año Nº piezas Metros tejido

1908 20.000 500.000

1909 50.000 1.250.000

1915 160.000 4.000.000

1919 27.588 689.700

Una noticia positiva es que, a comienzos de 1920, la Cámara Oficial de Comer-cio e Industria de Béjar inaugura el Acondicionamiento de Materias Textiles, que sería el cuarto establecido en España después de los de Barcelona, Tarrasa y Sabadell. Su primer director fue Miguel Muñoz Elena, a la sazón también director de la entonces Escuela Industrial. La puesta en marcha de este Establecimiento coincidió con una reactivación del trabajo en las fábricas, principalmente en lo referente a la fabricación de productos de pañería clásica para el comercio y en la de paños para el Ejército. El Acondicionamiento adquirió gran importancia desde el primer momento pues en el mismo año de su puesta en marcha, 1920, se acondicionaron 104.803 kg de lana lavada, 255.956 kg de lana peinada, 579.300 kg de regenerada y 12.956 kg de puncha48,49.

Pero el período de bonanza duraría poco, pues la concurrencia de factores tales como disminución de la demanda, carestía de materias primas, crisis bancaria, dificultades de transporte y otros, provo-caron una gran crisis a nivel nacional, que causó un notable aumento del paro en el país. En este sentido hay datos del I.R.S. referidos a 1921 que cifraban el paro en 17 localidades catalanas en más del 50%, alcanzando en algunas incluso el 100%. Concreta-mente, el semanario de Béjar «El Avance» cuantifi-caba el paro en Sabadell y Tarrasa en el 60% de la población activa en marzo de 1921. Cifras similares se daban en el País Vasco, Valencia, Logroño, Málaga, etc., mientras en Béjar había a finales del verano de ese año un paro del 40% de la población activa50.

47.- RODRÍGUEZ FRUTOS, Julio. El Adelanto, 19/03/1978.48.- GARCÍA MARTÍNEZ, Ceferino. Centenario ... Op. cit., p. 119.49.- MUÑOZ GARCÍA, Juan. «La Industria Lanera Bejarana en los últimos 25 años», Edición especial 25 aniversario del Semanario. Béjar en Madrid, Béjar, 1942, pp. 13-18.50.- RODRÍGUEZ FRUTOS, Julio. El Adelanto, 23/03/1978.

Lavadero de lana, sistema Leviathan,

del Lavadero Olleros, después Textil Navazo

(Foto del autor).

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Dicha crisis incidía también a otros sectores pro-ductivos, si bien el de la industria textil fue de los más afectados.

Otro problema que se avecinaba era un más que probable cambio en los uniformes militares al color kaki dominante en el resto de los ejércitos euro-peos51. En 1916 y 1917 este asunto había sido mo-tivo de constante preocupación para los fabricantes bejaranos y el problema continuó gravitando sobre sus cabezas durante varios años más hasta que suce-dió lo inevitable. Así, el 20 de abril de 1920 La Gace‑ta publica una Real Orden del Ministerio de Guerra,

estableciendo el uniforme único para todas las armas y dando un plazo de tres años para su implantación total, con objeto de no perjudicar a la industria pañera52. Pero la aplicación de esta Orden se retrasó, con gran descontento del semanario Béjar en Ma-drid, que no le faltaba razón al decir que la industria bejarana estaba «amodorrada» y que necesitaba de una conmoción (se refiere en este caso a un cambio de uniforme) para salir de su marcha mecánica y rutinaria que le ha llevado a la postración53.

El desastre de Annual, ocurrido en el verano de 1921 provocó un notable incre-mento del gasto destinado al Ejército en Marruecos, lo que se notó también en la pro-ducción textil bejarana que se vio aliviada por la llegada de nuevos pedidos. Además, en septiembre de ese mismo año, el Ministerio de la Guerra pagó a los fabricantes todas las deudas pendientes. En 1922 estaban las fábricas a pleno rendimiento e in-cluso se intentó fabricar paños y novedades para el comercio, lo que no cuajó por la inestabilidad de la oferta y por la carencia en ese momento de un mercado nacional suficiente para ello.

El 24 de junio de 1922 regresaba el rey D. Alfonso XIII de su viaje a Las Hurdes, accediendo a Béjar por la carretera de Ciudad Rodrigo. Con este motivo, los tendede-ros de la Cortina y de Batuecas54 fueron cubiertos de azul tina para guerreras, grancé para pantalones y otros para diversos uniformes militares. A ambos lados de la carre-tera fueron extendidas numerosas piezas de paño por los fabricantes, así como en sus fábricas y en los balcones de sus casas, lo que debió dar una imagen espectacular de la ciudad. El rey descansó en el Ayuntamiento y se dirigió por la Solana a la fábrica de Cipriano Rodríguez Arias, que visitó. Después de cinco intensas horas en Béjar, partió hacia Madrid55.

Por ley de 11 de julio de 1922 se prohibió el trabajo nocturno de las mujeres en fábricas y talleres.

En 1923 estaban censadas 38 fábricas, 7 tintes y 6 lavaderos, pero entre la em-presa de Cipriano Rodríguez Arias y la de Hijos de Francisco Gómez Rodulfo concen-traban el 31,6% de los husos y el 44,1% de los telares mecánicos56, lo que da idea de su peso relativo en relación al resto.

Béjar seguía muy relacionada con el Ejército y, así, en ese mismo año, los 57 alumnos de la Academia de Intendencia visitaron varias de las fábricas de la ciudad,

51.- Para ampliar datos sobre el tema del cambio del uniforme, ver nuestro trabajo SÁNCHEZ MARTÍN, Javier R., «El cambio de uniforme militar y la crisis de los años veinte en Béjar», en Estudios Bejaranos, nº 7, 2003, Béjar: CEB, pp. 113-130.52.- Béjar en Madrid de 1/05/1920, p. 1.53.- Béjar en Madrid de 1/07/1920, p. 8.54.- El de Batuecas pertenecía a la fábrica de tejidos de Rafael Díaz.55.- Béjar en Madrid lo rememora en su ejemplar de 29/07/1967, pág. 5, en la sección «Béjar hace 45 años».56.- RODRÍGUEZ FRUTOS, Julio. El Adelanto, 28/03/1978.

Tarjetón de la Fabril Militar, la fábrica que construyó José Rodríguez Yagüe a finales del siglo XIX en el entonces llamado Prado del Francés (cortesía de Ana María Rodríguez Rodríguez, nieta de D. José).

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así como la Escuela Industrial57. Esta costumbre se mantendría regularmente hasta los años setenta, siendo después más espaciada.

En aquella época los accidentes laborales eran frecuentes así como los incendios, como puede leerse en la prensa. Entre los incendios destacó el que se produjo el 8 de octubre de 1923 en la fábrica de los Hermanos Gosálvez Anaya, ubicada en el sitio conocido popularmente como Batán de Arriba (donde luego estuvo THESA), y que llevaba 15 años en funcionamiento. Las pérdidas fueron de 750.000 Ptas, cantidad importante en aquellos tiempos. Se trataba de una fábrica de regenerados, de hilados y de tejidos de lana que constaba de cuatro edificios en los que trabajaban unos 70 obreros. En ellos había dos selfactinas de 300 husos, dos telares mecánicos, así como urdidores, canilleras y demás máquinas preparatorias, tres deshilachadoras y nueve cardas, entre otras máquinas. Toda la maquinaria al completo fue pasto de las llamas58. En marzo de 1924, los hermanos Gósalvez comenzarían la construcción de una nueva fábrica, pero esta vez de una sola nave de planta baja, en el mismo lugar donde estuvo la incendiada.

Pero los problemas de falta de maquinaria moderna, los conflictos obreros y la competencia de otros centros fabriles españoles y extranjeros, además de la reducción en 1923 del contingente en Marruecos y, para mayor mal, el escaso caudal que traía el río en verano, harían que en ese mismo año volviera a aparecer el fantasma de la crisis.

En la primavera de 1924 hubo un breve repunte de la producción para, poco después, agudizarse la crisis, debido sobre todo a la casi nula demanda de paños mili-tares. Esta fase tan crítica estaba motivada por la reducción del contingente militar, la mala situación económica por la que pasaba el país y los muchos miles de pesetas que adeudaba el Gobierno a los fabricantes59. También subyacía el fantasma del cambio de uniforme, que hacía que el Ejército minimizara los pedidos hasta ver qué sucedía. En mayo de 1924 una comisión de fabricantes bejaranos visita el Ministerio de la Guerra y allí se enteran de que se pretendía dotar a la tropa de un nuevo uniforme de color kaki y capote gris verdoso, con la sorprendente novedad de que el traje sería de algodón aunque el capote continuara siendo de lana. Un problema añadido era darle salida a los muchos metros de tela para uniformes ya fabricados y listos para servir (se cifraba el paño elaborado suficiente para confeccionar unos 80.000 uniformes) y el abono de la deuda por pedidos ya entregados al Ejército, que suponían más de veinte millones de Ptas. Para resolver estas dificultades recibieron la eficaz ayuda del general

57.- La Victoria, 19/05/1923, p. 3.58.- Béjar en Madrid de 16/10/1923, pp. 7-859.- Béjar en Madrid de 16/03/1924, p. 5.

Membrete de la empresa Lanera

Salmantina, de Redondo Hermanos y García y Cascón

(principios del siglo XX).

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HISTORIA DE BÉJAR / VOLUMEN I I92

Martínez Anido, muy relacionado con Salamanca y a la sazón subsecretario de Gobernación60.

El 11 de marzo de 1926 se publica una Real Orden que prohibe la importación de materias co-lorantes, necesarias para la industria manufacturera, lo que suscitó protestas de la Cámara de Comer-cio y de la Unión Textil de fabricantes, que cursa-ron sendos telegramas al presidente del Consejo de Ministros61.

Por esas fechas, la situación económica del Ayuntamiento de Béjar era más que preocupante y su déficit galopante. Y es que la paralización que sufría la industria textil hizo que el impuesto de consumos, principal ingreso que tenía el municipio por importancia, hubiera descendido hasta el punto de no poder satisfacer el salario de los empleados municipales62.

En el verano de 1926 sale un concurso para proveer al Ejército de 150.000 uniformes, por lo que en diciembre de 1926 abunda el trabajo en las fábricas, aunque otra vez duraría poco.

Sin embargo, y a pesar de la habitual mala si-tuación, hubo industriales emprendedores que montaron nuevas empresas textiles. Es el caso de Luis y Pablo Izard, que tomaron en arriendo el edi-

ficio conocido como la «Máquina de Rico»63 para poner en marcha una fábrica de paños y novedades. Pero la tónica general era la falta de liquidez y de pedidos, así como las enormes existencias de paño para el Ejército en los almacenes, con pocas o ninguna salida. Esto ocasionó una reacción en cadena que hizo que la crisis in-dustrial derivara en una crisis comercial extensible al sector de la construcción, de consecuencias impensables para la economía casi de subsistencia de la mayoría de la sociedad bejarana de la época.

La conflictividad laboral era también algo habitual. Era el caso de la empresa de Francisco Gómez-Rodulfo, que incluso llegó a cerrar de forma temporal su fábrica de Béjar y trasladó toda la producción a Sabadell. En esta última fabricó el tejido necesario para dos contratas, una de 70.000 y otra de 200.000 metros de paño, que lamentaba no haber podido fabricar en Béjar por no haberse resuelto las diferencias que mantenía con los obreros y que habían sido la causa del traslado64,65.

Precisamente para tratar de mediar en los conflictos se crea el Comité Paritario circunstancial de la industria textil en Béjar, que inicialmente fue presidido por Ama-do Salas y después por el funcionario del Ministerio de Trabajo Luis Valeri. Este últi-mo, después de activas gestiones, lograría una solución satisfactoria al conflicto en la fábrica de Francisco Gómez-Rodulfo, en la que volvería a trabajarse a partir del lunes

60.- Al respecto, pueden consultarse las siguientes referencias: Béjar en Madrid, 1/07/1924, p. 4; La Victoria, 12/07/1924, pág. 3; Béjar en Madrid, 1/08/1924, p. 2.61.- Béjar en Madrid, 27/03/1926, p. 7.62.- La Victoria, 10/04/1926, p. 2.63.- Ubicada donde luego estuvo la fábrica de Leandro Téllez.64.- Béjar en Madrid, 9/04/1927, p. 4.65.- La Victoria, 18/06/1927, p. 2.

El rey Alfonso XIII pasa a la altura de la fábrica de Gosálvez procedente de Las Hurdes, el 24 de junio de 1922 (Archivo de Béjar en Madrid).

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LA INDUSTRIA TEXTIL DE BÉJAR EN EL S IGLO XX Y EN LOS ALBORES DEL XXI 93

19 de diciembre de 192766. El Comité paritario, que intervino en muchos conflictos laborales, se convertiría en permanente en 1928, por Real Orden, en la que se fija también su composición67.

En 1928 el 80% de los obreros está en paro, las fábricas que lo hacen trabajan sólo tres días por semana y las discrepancias entre patronos y obreros son agudas68. Y nuevamente vuelve a aumentar la emigración en Béjar y en los pueblos cercanos. En relación con este tema, la prensa comenta que los 180 vecinos con que contaba Valdesangil a principios de siglo se habían reducido a 90 en 1929 debido a la emi-gración69. Esta situación continuaría hasta junio de 1929, en que la maquinaria fabril vuelve a ponerse en movimiento.

Mientras tanto, y a pesar de las crisis de trabajo y de producción, el Acondicio-namiento seguía adquiriendo importancia, según puede comprobarse en la figura 1:

FIGURA 1. CANTIDAD DE LANA ACONDICIONADA (KG) EN EL ACONDICIONAMIENTO DE BÉJAR ENTRE 1927 Y 192970

Hay que precisar que, aunque la mayor parte de la materia acondicionada era lana lavada, también se acondicionaba lana peinada, puncha y una pequeña parte de regenerado.

Un problema añadido era que, durante este primer tercio del siglo XX, ni las so-ciedades obreras ni los patronos supieron (o no quisieron) ver las ventajas formativas que les brindaba disponer en la ciudad de una Escuela Industrial. Así, la Sociedad de Tejedores exigía a los aprendices 4 años de paso por los telares de una fábrica para convertirse en un profesional. De nada servía que en la Escuela Industrial se pudiera obtener en 4 años el certificado de Práctico-Tejedor que permitía adquirir, además de la formación técnica adecuada, una cierta formación humanística, muy importante para el trabajador. De poco sirvieron los continuos llamamientos de los cargos direc-tivos de la Escuela y de algunos bejaranos que supieron prever el mundo tecnificado y competitivo que se avecinaba, pues las sociedades obreras no querían desprenderse de este privilegio que les permitía controlar el período formativo.

66.- La Victoria, 24/12/1927, p. 3.67.- Para más información ver: La Victoria, 31/03/1928, p. 3; 14/04/1928, p. 1; y 13/07/1929, p. 3.68.- RODRÍGUEZ ARZÚA, Julio. «Geografía urbana de Béjar», Revista de Estudios Geográficos, Nº 110-113, 1968, p. 267.69.- Más información en: La Victoria, 14/04/1928, pág. 2; 18/05/1929, pág. 2; 1/06/1929, pág. 3; y 17/08/1929, p. 1.70.- Béjar en Madrid, 21/08/1931, p. 5.

1297 1928 1929

1.000.000

800.000

600.000

400.000

200.000

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En 1929 se da un paso significativo para resolver este problema, pues el recién creado Patronato de Formación Profesional elaboró unas «Bases para el aprendizaje mixto entre la Escuela Industrial y la fábrica»71, que aprobó íntegramente la Sociedad de Tejedores. En ellas se recogía que el aprendiz de tejedor cursará en la Escuela de Aprendizaje obrero la especialidad oficial en un período de dos cursos; obligaba también al patrón a facilitar la asistencia a las Escuelas Técnicas reservando dos horas al día para ello. Después de aprobados los dos cursos, la Escuela expediría el «certificado docente» y, a conti-nuación, el obrero haría practicas en la fábrica durante un año ó más, pasado el cual realizaría un examen de reválida de tipo práctico ante el Comité paritario. Pero quizá la disposición quinta era la más importante, pues decía textualmente que no podrá ingresar en una fábrica a trabajar aquel que no posea el certificado de aptitud de oficial tejedor. Por fin comenzaban a darse pasos en la dirección correcta.

Si tratamos de resumir el primer tercio del siglo XX, podemos decir que hubo cri-sis periódicas frecuentes y cada vez de duración más larga, situación que continuaría con altibajos hasta comienzos de la guerra civil. Una de las causas principales pudo ser la reducción de la demanda militar, circunstancia debida, entre otras razones, a la introducción de los uniformes de algodón en la década de los años veinte sin que existiera una alternativa clara en la producción de tejidos destinados a los mercados civiles. Sólo la tímida introducción de la producción de estambres ya casi a finales de los años treinta abriría nuevos horizontes.

5. EL PERÍODO PREGUERRA CIVIL Y LA FUNDACIÓN DE THESA

En 1930, Béjar disponía de 25 fábricas con 200 telares así como de las máqui-nas de lavado, hilatura, tintura y acabados necesarias para el proceso textil-lanero completo, dando trabajo a unos 900 obreros. La capacidad de producción era de unos 800.000 metros de tejido al año en jornada laboral de ocho horas, y el merca-do principal lo tenía en el campo de los uniformes oficiales, principalmente de los cuerpos armados72.

Pero la situación del sector de fabricación de paños en Béjar en el bienio 1930-31 era francamente mala, hasta el punto de que se temía por su desaparición; la razón era que gran parte del consumo del Ejército se hacía en trajes de algodón. Así, las operaciones realizadas en el Acondicionamiento de Materias Textiles, que durante 1929 habían ascendido a 987.533 kg en total, en 1930 todavía subieron a 1.224.497 kg, para reducirse a 595.686 kg en 1931, casi la mitad que el año anterior73. Y, como consecuencia de ello, las manufacturas auxiliares del ramo textil se hallaban decaden-tes y en crisis74.

Sin embargo, en 1932 el sector de lana peinada, es decir, para hilatura de estam-bre, tenía gran actividad; de hecho, se acondicionaba el doble de cantidad que de lana lavada para hilatura de carda y eso a pesar de que el estambre aún no se hilaba aun en Béjar. La razón de esa mejoría de la situación es que se estaban cumplimentando importantes contratas de paños militares75.

71.- Béjar en Madrid, 4/04/1929, p. 3.72.- ÁLVAREZ MARTÍN, M.ª Montserrat. La industria fabril en Castilla y León durante el primer franquismo (1939‑1959). Universidad de Valladolid, 2007, p. 147 (citando al Ministerio de Economía Nacional, Consejo de Industria, Apuntes para el momento de la industria Española en 1930, pp. 758-759).73.- Memoria de la Cámara de Comercio e Industria de Béjar, ejercicio 1930; Est. Tip. Francisco Muñoz, 1931, p. 5,74.- Memoria de la Cámara… 1931, Op. cit., p. 4.75.- Memoria de la Cámara de Comercio e Industria de Béjar correspondiente a 1932; Est. Tip. Francisco Muñoz 1933, p. 4.

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LA INDUSTRIA TEXTIL DE BÉJAR EN EL S IGLO XX Y EN LOS ALBORES DEL XXI 95

En el verano de 1932 un almacenista madrileño, Francisco Vives Mirabent76, toma la iniciativa de fundar una gran fábrica que se dedicase principalmente a pro-ducir hilados de estambre. Béjar estaba muy necesitada de este tipo de productos para poder competir con sus rivales industriales. El señor Vives, que luego sería el primer presidente del Consejo de Administración de la empresa, demostró no sólo tener visión de futuro, sino también iniciativa suficiente para materializar un ambicioso proyecto que perduraría durante casi 60 años. Una vez lanzada la idea y realizados los primeros contactos, tanto el Ayuntamiento como la Cámara de Comercio tomaron el asunto con el máximo interés. Así, fueron innumerables las sesiones que la Cámara celebró, estudiando con detalle la maquinaria más apropiada que debería instalarse en la nueva fábrica. Cuando ya estaba proyectada en sus partes principales la futura fábrica, se decidió abrir una suscripción para reunir el capital social. Los resultados fueron buenos, pues entre enero y mayo de 1932 había ya suscritas 1.797.000 Ptas. de la época, por lo que se decidió no esperar y constituir la sociedad «Tejidos e Hi-lados de Estambre, S.A.» (THESA). Se compraron también unos terrenos situados en el conocido como Batán de Arriba para edificarla. La primera fase de la fábrica se construyó entre 1933 y 1934, según consta en la Memoria presentada ese año a los accionistas77, y debió de ponerse en marcha a finales de 1934 o principios de 1935, no sin vencer múltiples dificultades. Aunque estaba previsto en el proyecto, se deci-dió no adquirir inicialmente la maquinaria para la hilatura de estambre debido a que no se había cubierto todo el capital social y las máquinas necesarias tenían un alto

76.- MUÑOZ GARCÍA, Juan. La industria lanera…, Op. cit., 1942, pp. 13-18.77.- Memoria que presenta el Consejo de Administración de THESA a la Junta General Ordinaria de 27/03/1934, Impr. J.A. Mateu, 1934, p. 8.

Fábrica de Gómez Rodulfo, en Picozos

(Foto del autor).

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HISTORIA DE BÉJAR / VOLUMEN I I96

precio; también se dejó para más tarde el tinte de lanas78. Thesa comenzó, por tanto, con hilatura de carda, tejeduría y acabados, pero sin hilatura de estambre ni tinte. Esta segunda fase no se construiría hasta los años cuarenta.

Dice Bueno Aguado que, en 1933, Béjar contaba con 10.000 husos de selfactina y torno (es decir, de carda) y solamente 200 telares79. Para hacernos una idea com-parativa, Sabadell contaba en 1932 con algo más de 53.000 husos de carda, 109.000 husos de estambre y unos 2.170 telares en total80. Trabajaban en la industria textil bejarana 504 hombres y 236 mujeres, lo que nos daba un total de 740 personas81, cifra baja comparada con las de otros tiempos. La producción de artículos de nove-dad, que ya se fabricaban regularmente, continuó aumentando y perfeccionándose en 1934, las empresas de lavado y peinado de lanas mejoraron algo respecto al año anterior, se sostuvo el mercado de los tejidos clásicos y disminuyó la fabricación de paños militares82. Sin embargo, el ramo de lana cardada, que lo era casi todo en Béjar, estaba en crisis debido al auge del estambre.

En marzo de 1936 se reunieron patronos textiles, obreros y representantes del Ayuntamiento y de la Cámara de Comercio, en la sede de ésta. Todos estuvieron de acuerdo en que los puntos esenciales para que la industria bejarana saliera adelante eran: uniforme del Ejército de lana y no de algodón (aunque eran conscientes de que el gobierno no daría marcha atrás), establecimiento en Béjar de una hilatura de estambre, y concesión a los fabricantes bejaranos de primas a la exportación83. En el mismo mes de marzo de 1936 se desplazan a Madrid el concejal Sr. Garrido y algu-nos fabricantes, para visitar al ministro de la Guerra y trasladarle las peticiones antes citadas84. Parece que tuvieron poco éxito en sus gestiones.

A mediados de abril de 1936 se declaró en algunas fábricas una huelga de brazos caídos, por no querer trabajar los obreros asociados con algunos del Sindicato Profe-sional85. Pero la verdadera sorpresa se produce cuando THESA presenta sus primeras cuentas, las del ejercicio de 1935, en la Junta General Ordinaria de 30 de marzo de 1936. Y lo hace con «pérdidas de relativa importancia», que sus directivos achacan a las dificultades técnicas y comerciales de toda empresa en sus comienzos y a los gas-tos extraordinarios surgidos. Explican que con el muestrario de invierno, el primero que se presentó al comercio, llegaron tarde, y que, con el de verano, aunque tuvo en principio buena acogida, sólo se vendieron 12.000 metros, cuando la fábrica estaba preparada para hacer 130.000 metros anuales. Por este motivo, existían problemas de tesorería, agravados por la restricción de créditos bancarios debida a la mala situa-ción por la que atravesaba la economía nacional, lo que hacía que no dispusiera de efectivo suficiente para comprar materia prima. Es decir, THESA, a poco de ponerse en marcha, ya atravesaba problemas graves86 y no tuvo más remedio que permanecer varios meses parada.

En mayo de 1936 el Ayuntamiento discute ampliamente sobre la crisis del tex-til, tratando de encontrar soluciones. Se pide una reunión entre el gobernador civil, diputados a Cortes por la provincia y fuerzas vivas de la población para discutir las

78.- Memoria… 27/03/1934, Op. cit., p. 9-11.79.- BUENO AGUADO, Cristino. Op. cit., p. 126.80.- Anteproyecto de Tejidos e Hilados de Estambre S.A. (THESA), Béjar, 1933, Apéndice nº 3. 81.- Memoria Cámara de Comercio e Industria de Béjar, ej. 1933; Est. Tip. Francisco Muñoz, Suc., 1934, pp. 4-5.82.- Memoria Cámara de Comercio e Industria de Béjar, ej. 1934; Est. Tip. Francisco Muñoz, Suc., 193), pp. 1-5.83.- La Victoria, 4/04/1936, p. 3.84.- La Victoria, 4/04/1936, p. 2-3.85.- La Victoria, 18/04/1936, p. 3.86.- Memoria que presenta el Consejo de Administración de THESA a la Junta General Ordinaria de 30/03/1936, Impr. Pauperiza, Madrid, 1936, pp. 1-11.

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LA INDUSTRIA TEXTIL DE BÉJAR EN EL S IGLO XX Y EN LOS ALBORES DEL XXI 97

opciones para resolverla. La asamblea no llegó a ce-lebrarse al no poder trasladarse a Béjar el goberna-dor civil a la hora anunciada87.

Así llegamos a finales del primer semestre de 1936 con la industria textil bejarana casi parada por falta de carga de trabajo. Tampoco eran buenos tiempos para el país, que arrastraba conflictos po-líticos de gran calado no resueltos con el triunfo del Frente Popular en las elecciones generales de febrero de ese año. Se había abierto una brecha im-portante entre las izquierdas y las derechas y había ruido de sables en los cuarteles. Se aproximaba un baño de sangre entre dos conceptos irreconciliables de España que causaría heridas muy profundas y cuya cicatrización llevó varias décadas, si es que cicatrizaron aún.

6. LA INDUSTRIA TEXTIL DURANTE LA GUERRA CIVIL

Al iniciarse la contienda, en julio de 1936, la industria textil bejarana se encon-traba en estado casi agonizante, asfixiada por diversas circunstancias políticas, econó-micas y sociales88. Además, la situación en las fábricas era de conflicto, pues el sábado 18 de julio los obreros de La Estambrera estaban en huelga y se comentaba que si el lunes, 20 de julio, no se arreglaba el conflicto, se declararía la huelga general89.

No hizo falta esperar, pues el domingo 19 de julio el capitán de la Guardia Civil de Béjar, Evaristo Falcó Corbacho, hace público el estado de guerra y el mismo lunes queda declarada la huelga general como protesta. Dicha huelga no se levantaría has-ta el miércoles, 29 de julio, cuando el capitán Falcó publicó un edicto en el que se obligaba a la reanudación del trabajo bajo la amenaza de aplicación de severas penas a quien lo desobedeciera90.

Después de los primeros momentos de confusión y luego de represión, Béjar queda enseguida en la zona controlada por los ejércitos del general Franco y, por este motivo, su industria textil se va beneficiar, desde el principio de la guerra, de la co-yuntura de que sus principales competidores, Cataluña y Valencia, quedaran en zona republicana. De hecho, Béjar se convirtió enseguida en el principal proveedor de tela para uniformes del sector del ejército alzado en armas.

En este sentido, en la sesión de 9 de septiembre de 1936, el alcalde, Fructuoso García Castrillón, da cuenta a la Comisión Gestora Municipal (nombrada al comienzo de la Guerra en sustitución del ayuntamiento elegido durante la República) de un viaje realizado a Burgos acompañando a una comisión de fabricantes, en el que se había obtenido de la Junta de Defensa Nacional una contrata para Béjar de más de 100.000 metros de paño. Propone también que la Gestora se dirija a la THESA para que imprima más actividad a sus negocios, con objeto de contribuir al avituallamien-to del Ejército y fomentar el desarrollo de la industria local91. Y es que THESA acababa de reanudar su actividad en septiembre, después de estar varios meses parada; se

87.- La Victoria, 30/05/1936, págs. 2-3 (se refiere a la sesión del Ayuntamiento de 11 de mayo de 1936). 88.- Memoria comercial y de trabajos corporativos (1959 a 1963), Cámara de Comercio e Industria de Béjar, p. 77.89.- La Victoria, 18/07/1936, p. 3.90.- El desarrollo cronológico de los acontecimientos en Béjar en los días después del 18 de julio está detallado en Béjar en Madrid, 1/08/1936, pp. 3 y 4.91.- La Victoria, 26/09/1936, p. 2.

Tarjeta postal con la foto de Tejidos e

Hilados de Estambre S.A.

(THESA).

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HISTORIA DE BÉJAR / VOLUMEN I I98

había nombrado un nuevo presidente, Leandro Cascón Pablos, y un nuevo consejero delegado, Victorino Vizoso92.

La prensa comenta también que THESA tiene 30 telares dedicados a fabricar 30.000 metros de paño para capotes, encargados por los requetés de Pamplona, y que la actividad de las demás fábricas es grande, para servir el pedido de 100.000 metros de paño antes citado93. En noviembre, uno de los componentes de la gestora municipal, Higinio Cascón, presenta una proposición encaminada a la implantación en Béjar de la hilatura de estambre (no olvidemos que THESA había pospuesto inde-finidamente montarla, aunque antes de la guerra había estado alimentando sus telares con hilo de estambre procedente de Cataluña), cuya falta se estaba notando cada vez más. Así, en la sesión del Ayuntamiento de 29 de septiembre de 193694 se crea una Comisión que, entre otras acciones, se pone en contacto con los industriales catalanes del ramo de hilaturas Santiago y Enrique Rocamora Moratonas, que se mostraron dispuestos a instalar en Béjar una fábrica que habría de tener varios miles de husos para elaborar estos hilos, así como todas las máquinas auxiliares y complementarias necesarias. Cuando las negociaciones estaban muy avanzadas el nuevo alcalde Emilio Muñoz García, y otras autoridades, acompañados de varios industriales, se trasla-daron a Burgos para solicitar la libre importación de la maquinaria para la hilatura de estambre de los señores Rocamora y la exención de los derechos de aduanas de esta maquinaria, derechos que importaban un millón trescientas mil pesetas95. Las dos peticiones son concedidas a principios de 1937 y, tras numerosas gestiones, se adquirió la maquinaria en Alsacia, llegando a Oporto por barco y, desde allí, a Béjar por ferrocarril.

Una vez instalada la maquinaria en los terrenos de la antigua Fabril Militar, que-dó constituida la empresa «Hilaturas de Estambre de Béjar» (HEB), que comenzó a producir hilo de estambre en octubre de 1937, con una capacidad de producción anual de 130.000 kg de hilo96,97. A la vez, los hermanos Rocamora fundaron «Indus-trial Lanera S.A.» (ILSA), ubicada también en los terrenos de la Fabril Militar, que dis-ponía de 73 telares y una capacidad de producción anual media de 500.000 metros de tejido y máxima de 800.00098.

En ese mismo año de 1937 se pone en marcha otra hilatura de estambre promo-vida por otro catalán, José Fernández Gil, concretamente en el edificio que hoy ocupa el claseo de lanas de Argenta, muy cerca del Puente de San Albín, en la margen dere-cha aguas abajo. Esta hilatura se incendió en agosto de 1940 y el empresario, que te-nía su industria principal en Cataluña, no la reconstruyó. Es también en 1937 cuando se crea la Agrupación de Fabricantes e Industriales de Béjar y Hervás. Había entonces en Béjar 12.000 husos de hilatura (carda y estambre), situación muy diferente a la de dos años antes, en 1935, en que el número de husos no llegaba a la mitad (4.522) y el de telares era muy inferior99.

Además, durante la guerra se establecerá en Navazo una nueva industria de fabri-cación de algodón hidrófilo (Jover) y resurgirá la industria de la curtición al ponerse

92.- Memoria que presenta el Consejo de Administración de THESA a la Junta General Ordinaria de 30/03/1938, Impr. M. Hernán-dez, Béjar, 1938, pp. 6-7.93.- La Victoria, 10/10/1936, p. 2.94.- La Victoria, 17/10/1936, p. 3 y 7/11/1936, p. 2.95.- La Victoria, 26/12/1936, p. 3.96.- MUÑOZ GARCÍA, Juan. La Industria Lanera… 1942, Op. cit., p. 17.97.- Ministerio de Industria y Comercio. Catálogo oficial de la Producción Industrial de España, Vol. I, Madrid, M.I.yC., 1938, pp. 299-300.98.- Ministerio de Industria y Comercio, Catálogo oficial de la Producción Industrial de España, Vol. II (1938-1942), Madrid, M.I.yC., 1942, pp. 852-853.99.- GARCÍA MARTÍNEZ, Ceferino. Centenario… Op. cit., p. 157.

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LA INDUSTRIA TEXTIL DE BÉJAR EN EL S IGLO XX Y EN LOS ALBORES DEL XXI 99

en marcha una fábrica del ramo varios años parada. La industria metalúrgica local fue incautada para fa-bricar material de guerra, las empresas productoras de energía eléctrica se fusionaron en una sola, de-nominada Eléctricas Reunidas, S.A., y en 1939 se fabricaron más de siete millones botones y cuatro de emblemas en la fábrica de Emilio Muñoz. Como consecuencia lógica del gran incremento de activi-dad, la industria textil adquiere bastantes máquinas nuevas, se ocupan todos los edificios disponibles y se construyen otros nuevos100.

Para resumir la repercusión de la guerra civil en la industria textil de Béjar, recurrimos a unas pala-bras de Ferrán Billoch: A partir de este momento empezó la verdadera transformación de Béjar, y de una industria casi artesana se pasó a una gran industria, de un ritmo de pro‑ducción acelerado. Las fábricas se transformaron totalmente, con importación de maquinaria abundante, nueva, moderna, dotada con los últimos adelantos. Llegaron técnicos y se asi‑milaron sus enseñanzas, se capacitó al elemento obrero...; se triplicó el ya considerable número de telares, y la población pasó de ocho mil habitantes a veinte mil101. Todo ello hizo posible que, durante los tres años que duró la guerra civil (1936-39), se fabricaran en Béjar un total de 3.356.750 metros de paño para los soldados del ejército que comandaba el general Franco, convirtiéndose así en el principal foco textil lanero de la llamada «zona nacional» 102. Así, la guerra incrementó notablemente la capacidad producti-va bejarana, pasando de 4.522 husos de hilatura de carda y 95 telares en 1935103 a 12.388 husos (de los cuales 4.000 eran de estambre)104 y alrededor de 300 telares en 1939, que son los que da Garcimar en «Centenario…».

Este desarrollo continuó una vez acabada la guerra durante largos años. La tradi-ción del sector y una serie de circunstancias favorables, como la situación geográfica y la escasa incidencia de la contienda en su estructura industrial, favorecieron ese impulso, lo que se materializó en la apertura de nuevas fábricas y en el perfecciona-miento de las existentes.

7. LAS DÉCADAS DE LOS CUARENTA Y CINCUENTA

Béjar progresa en esta década. Y lo hace deprisa. El censo obrero de 1940 nos dice que trabajan en la industria textil 2.559 personas, 955 en la construcción, 120 en piel y curtidos, 198 en metalúrgicas, y 386 en oficios varios. En total, 4.218 obre-ros, el 60% de ellos trabajando en la industria textil105. A título comparativo, diremos que en 1934 el censo obrero estaba formado por un total de 1.482 trabajadores, de los cuales 752 trabajaban en la industria textil106. Es decir, el número de trabajadores se había multiplicado casi por tres, y el de los textiles por tres y medio.

100.- GARCÍA MARTÍNEZ, Ceferino. Centenario… Op. cit., pp. 157-158.101.- FERRÁN BILLOCH, F. Béjar y sus paños. Colección «Temas Españoles», Nº 167; Publicaciones españolas, Madrid, 1955, p. 16.102.- LOSADA DE LA TORRE, J., colaboración en el folleto Béjar; Madrid, Impr. Prensa Española, junio, 1944.103.- Archivo Municipal de Béjar. Datos de Matrícula Industrial de 1935, sign. 1431.104.- Archivo Municipal de Béjar. Datos de Matrícula Industrial de 1939, sign. 1433.105.- GARCÍA MARTÍNEZ, Ceferino. Centenario..., Op. cit., p. 169.106.- Memoria de la Cámara… de 1934; Op. cit., p. 5.

Acción de 500 Ptas. de THESA.

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HISTORIA DE BÉJAR / VOLUMEN I I100

A finales de 1940 se pone en marcha la sociedad Manufacturas S.A., industria que surge en un momento de gran producción de la industria textil bejarana. Su ob-jetivo principal era abastecer a ésta de la cantidad suficiente de lana lavada y peinada que necesitaba para su consumo, sin necesidad de importarla de otras regiones107.

Entre 1941 y 1943, en plena Segunda Guerra Mundial, las industrias tuvieron grandes dificultades para su desenvolvimiento debido a la imposibilidad de importar materias primas, maquinaria y accesorios. Había también graves problemas de trans-porte, por la escasez de éstos, y restricciones en el suministro de energía. No obs-tante, y a pesar de que hubo paros intermitentes, las industrias consiguieron trabajar con cierta normalidad. Pero la producción bejarana de paños seguía dedicándose casi íntegramente a satisfacer los pedidos del Ejército español, desatendiendo la gran demanda del comercio, causa de subidas continuas de los precios de productos ma-nufacturados108. Esto empezaría a corregirse en 1944 y, sobre todo, en 1945, años en que comenzaron a atenderse los numerosos pedidos del comercio.

En 1944 Béjar disponía de 5 lavaderos con una capacidad de nueve millones de kilos de lana sucia, 2 peinajes con capacidad para peinar un millón ochenta mil kilos, 2 hilaturas de estambre con 6.800 husos, 26 hilaturas de carda con 8.854 husos de selfactina y 5.000 de torno, así como 450 telares entre anchos y estrechos. Además, se consiguió autorización para la instalación de 11.600 husos de continua de hilar en THESA y 4.350 de selfactina. No se obtuvo permiso para más, debido a la falta de divisas en el país, ya que esta maquinaria había que importarla109. En ese mismo año, los 24 saltos de agua situados a lo largo del cauce del río Cuerpo de Hombre no cu-brían ni el 50% de la energía que se necesitaba, teniendo que depender para el resto de empresas foráneas110.

En 1943, las fábricas más grandes disponían del siguiente número de trabajado-res111 (tabla 3):

TABLA 3. NÚMERO DE TRABAJADORES DE ALGUNAS DE LAS EMPRESAS MAYORES DE BÉJAR EN EL AÑO 1943

EMPRESA Nº trabajadores

García y Cascón S.A. 450

Tejidos e Hilados de Estambre S.A. 300

Manufacturas S.A. 150

Francisco Gómez Rodulfo S.A. 260

Santiago Rocamora Moratonas 125

Industrial Lanera S.A. 364

Luis Izard Muñoz 84

Cipriano Rodríguez Arias 85

Hijos de Remigio Gosálvez 56

Tomás Hernández Agero 60

107.- SÁNCHEZ MARTÍN, Javier R. «Industria textil y fábricas en Béjar (III)», Número especial del año 2007 del semanario Béjar en Madrid, nº 4476, 28 diciembre 2007, Béjar, pp. 36-53.108.- Memorias de la Cámara de Comercio e Industria de Béjar correspondientes a los ejercicios 1941, 1942 y 1943.109.- BUENO AGUADO, Cristino. Del Obrador…, Op. cit. pp. 126-129.110.- Memoria de la Cámara de Comercio e Industria de Béjar, ejercicio 1944; Imp. S. Urrea, Béjar, 1945, pp. 4-6.111.- ÁLVAREZ MARTÍN, M.ª Montserrat. La industria fabril… Op. cit., 2007, p. 148.

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LA INDUSTRIA TEXTIL DE BÉJAR EN EL S IGLO XX Y EN LOS ALBORES DEL XXI 101

El año 1945 trajo una de las sequías más grandes y duraderas de la historia en España, que hizo que incluso se restringiera el fluido eléctrico en todo el país, lo que en Béjar paralizó totalmente las industrias y ocasionó buen número de obreros parados112. Sin embargo, a pesar de ello y de la escasez de materias y de productos necesarios para la fabricación, se trabajó intensamente en la manufactura de tejidos para vestuario del Ejército y de la Marina, así como novedades de señora y caballero para satisfacer la demanda del comercio. Los artículos de novedad se expusieron en la Feria Oficial de Muestras de Barcelona, celebrada en junio de 1945113.

En 1946 el censo fabril era de 48 fábricas de paño, 6 hilaturas, 3 de lanas rege-neradas, 5 lavaderos de lana y 7 aprestadoras, además de haber fábricas de boinas, cintas, boatas, algodón hidrófilo, cordones, curtidos, lejías, jabón, etc114.

Entre 1946 y 1949 se repiten las dificultades ya citadas en años anteriores, agra-vadas si cabe por una sequía que duró varios años y que repercutía especialmente en las cosechas y en la escasez y encarecimiento de la energía eléctrica, lo que incidía negativamente en muchos otros aspectos de la economía. No obstante, la industria textil bejarana realizó verdaderos esfuerzos para mantener en lo posible su ritmo normal de trabajo, a pesar de que la situación distaba mucho de estar normalizada en lo industrial y en lo comercial. En 1947 se recibe la primera maquinaria para hilatura de estambre fabricada en España. A lo largo de 1948 se nota una mejora en los trans-portes ferroviarios, claves para la industria textil local, y también mejora el transporte de mercancías por carretera debido a la importación de camiones115,116. En 1949 se liberaliza el comercio de lanas y sus manufacturados, lo que permitió trabajar a la industria textil con cierta normalidad a partir de 1950, siendo la producción de pa-ños incluso algo mayor de lo habitual. A ello contribuyó positivamente un sensible aumento en la energía eléctrica disponible, a pesar de que la denominada «pertinaz sequía» seguía causando estragos en la agricultura y en la ganadería. Los empresarios solicitaron que se liberalizasen cuanto antes las importaciones y exportaciones117,118.

A principios de la década de los cincuenta, la actividad de las demás industrias y talleres existentes estaba muy ligada a la del textil, por lo que dependían fuertemente del dinamismo que mostrara esta industria.

En 1950 se refunda la empresa Textil Navazo S.A., dedicándose desde entonces no sólo al lavado de lanas, sino también al tinte y acabado de tejidos de lana y sus mezclas. Esta fábrica sería un referente durante muchos años para la industria textil bejarana.

De los datos extraídos de las Memorias de la Cámara de Comercio ya referencia-das (1941-1950) puede deducirse el notable crecimiento demográfico producido en la década de los cuarenta, en que Béjar pasó de los 12.518 habitantes que tenía en 1941 a los 15.666 en 1950. Asimismo, el censo obrero textil fue de 3.025 empleados cada año (media de los 10 años), mientras que el total de la población ocupada fue de 4.845 de media, como puede apreciarse en la figura 2.

112.- GARCÍA MARTÍNEZ, Ceferino. Centenario..., Op. cit., p. 170.113.- Memoria de la Cámara de Comercio e Industria de Béjar, ejercicio 1945; Béjar, Imp. S. Urrea, 1946, pp. 6-7.114.- Memoria de la Cámara de Comercio e Industria de Béjar, ejercicio 1946; Béjar, Imp. S. Urrea, 1947, Apéndices.115.- Memoria de la Cámara..., ejercicio 1946, Op. cit., pp. 3-7.116.- Memoria de la Cámara de Comercio e Ind. de Béjar, ejercicio 1948; Béjar, Imp. S. Urrea, 1949, pp. 3-6, 8-10.117.- Memoria de la Cámara de Comercio e Industria de Béjar, ejercicio 1949; Béjar, Imp. S. Urrea, 1950, pp. 3-5.118.- Memoria de la Cámara de Comercio e Industria de Béjar, ejercicio 1950; Béjar, Imp. S. Urrea, 1951, pp. 3-6.

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HISTORIA DE BÉJAR / VOLUMEN I I102

FIGURA 2. POBLACIÓN OCUPADA EN EL TEXTIL Y CENSO OBRERO TOTAL ENTRE 1941 Y 1950

El porcentaje medio de empleados en la industria textil en la década fue del 62,4% del total de asalariados, lo que sugiere tres conclusiones importantes: 1ª) que el porcentaje de población ocupada sobre el total en la ciudad era muy alta en relación con la de la zona, 2ª) que la inmensa mayoría de los ocupados trabajaba en la industria, y 3º) que, con ciertas reservas, se podía hablar casi de un monocultivo industrial, concretamente el textil.

Una medida de la producción textil la daba la actividad del Acondicionamiento Oficial de Materias Textiles, que en la década de los cuarenta realizó las operaciones representadas en la figura 3. Los apartados más significativos son los de lana lavada y peinada; en el apartado «otros» se incluyen puncha, regenerados, estambres e hilos de carda. Destacan los magníficos datos correspondientes a 1945 y los pobres resul-tados de 1948.

FIGURA 3. ACTIVIDAD DEL ACONDICIONAMIENTO EN LA DÉCADA 1941-50 (EN KG DE LANA ACONDICIONADA)

1941 1942 1943 1944 1945 1946 1947 1948 1949 1950

6.000

5.000

4.000

3.000

2.000

1.000

0

Obrero textilesCenso obrero total

1941 1942 1943 1944 1945 1946 1947 1948 1949 1950

6.000.000

5.000.000

4.000.000

3.000.000

2.000.000

1.000.000

0

Lana lavadaLana peinadaOtros

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LA INDUSTRIA TEXTIL DE BÉJAR EN EL S IGLO XX Y EN LOS ALBORES DEL XXI 103

A 31 de diciembre de 1950 había instalados en Béjar 568 teléfonos, se disponía

de 63 coches particulares, 22 de alquiler y 98 camiones o camionetas113.

Conocemos por Rodríguez Arzúa119 algunos datos curiosos. Por ejemplo que, de

los 15.666 habitantes censados en Béjar en 1950, 7.351 (casi el 47%) procedían de

fuera de la ciudad. Este alto porcentaje de foráneos era sin duda debido a la fuerte

atracción que despertaba la industria textil como fuente de trabajo. La lista de no

oriundos de Béjar se distribuía como sigue (tabla 4):

TABLA 4. DISTRIBUCIÓN POR PROCEDENCIA DE LA POBLACIÓN NO NACIDA EN BÉJAR (1950)

Procedencia Número Porcentaje

Nacidos en el resto de la provincia 4.244 27,1%

Nacidos en otras provincias 2.962 18,9%

Nacidos en lugares no identificados 27 0,2%

Nacidos en el extranjero 118 0,7%

TOTAL 7.351 46,9%

Llama la atención que había 166 personas procedentes de Cataluña (133 de Bar-celona, 8 de Tarragona, 7 de Gerona y 18 de Lérida) y 58 de Levante (3 de Murcia, 24 de Alicante, 21 de Valencia, y 10 de Castellón). Claro está que no todos los catalanes y alcoyanos empadronados trabajaban en la industria textil, pues en el censo estaban incluidos las esposas e hijos que, en algunos casos, habían llegado a Béjar acompa-ñando al trabajador. Por otra parte, la población activa empleada en la industria textil residía mayoritariamente en la ciudad, aunque buena parte de esta mano de obra procedía de los pueblos cercanos e incluso un alto porcentaje de estos trabajadores seguían residiendo en su pueblo de origen, desplazándose diariamente a Béjar a des-empeñar su trabajo. A título de ejemplo, Rodríguez Arzúa proporciona datos (tabla 5) referidos a las pedanías de Valdesangil y Fuentebuena120:

TABLA 5. POBLACIÓN PROCEDENTE DE VALDESANGIL Y FUENTEBUENA QUE TRABAJABA EN BÉJAR EN 1950

Valdesangil Fuentebuena

Obreros textiles 64 15

Obreras textiles 36 13

Personal agrícola 73 15

Otros obreros 37 10

Total 210 53

El año 1951 fue el primero normal después del ciclo de sequías y restricciones de la década anterior. Las abundantes lluvias caídas durante ese año proporcionaron una gran cosecha, lo que permitió una bajada de precios de muchos alimentos. Hubo además fuerza eléctrica suficiente para mover las fábricas y talleres sin necesidad de emplear fuerza supletoria. El principal motivo de la crisis de producción que padeció en este año la industria textil fue consecuencia de la enorme caída de ventas en todo

119.- RODRÍGUEZ ARZÚA, J. Geografía…, Op. cit., p. 285.120.- RODRÍGUEZ ARZÚA, J., Geografía…, Op. cit., p. 279.

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HISTORIA DE BÉJAR / VOLUMEN I I104

el comercio nacional, basada en la creencia general de que los precios tenían que bajar, lo que provocó que los comercios no hicieran casi pedidos y que las fábricas tuvieran que parar. También se paralizó la demanda de pisos y la construcción entró en crisis, provocando un gran número de parados. Sin em-bargo, el transporte por carretera experimentó un gran incremento, a pesar de los altos precios de los vehículos, accesorios, gasolina, etc.121.

Los paños para el comercio conquistaron nue-vos mercados en 1952, tanto dentro como fuera del país. La industria textil bejarana tendía ya a utilizar preferentemente el transporte por carretera, debido a la seguridad y corto plazo de entrega de mercan-cías, lo que restaba negocio a los ferrocarriles. En la ciudad había ese año 94 camiones y 3 empresas de cierto tamaño dedicadas al transporte de mer-cancías, Transportes del Mazo, Comercial Terrestre y Marítima y La Esperanza. Se notaba una creciente escasez de numerario provocado, al parecer, por el miedo del Gobierno a que un exceso de dinero en circulación causara una devaluación de la moneda. En estas circunstancias, aunque la industria textil trabajaba y vendía, tenía que conceder grandes faci-lidades de pago y plazos dilatados a muchos com-pradores. Esta situación afectaba también al comer-cio, que vendía menos y con un margen en los pre-cios muy inferior a los considerados normales122.

En 1954 se funda MATSA (Manufactura Auxi-liar Textil S.A.), industria de tintes y acabados, por una sociedad de la que formaron parte varios fabri-cantes bejaranos.

Según Ferrán Billoch123, el censo obrero a mediados de los años cincuenta había crecido hasta llegar a 4.883 personas, con 3.399 hombres y 1.484 mujeres. De ellos, 3.500 trabajaban en industrias textiles124, 775 en la construcción y 330 en el cam-po. Así, el textil suponía ese año el 72,6% del total de la mano de obra empleada. Y añade que, al terminar la guerra civil funcionaban en Béjar 12.000 husos y 300 telares, y en la actualidad pasan de los 20.000 husos de carda y de 11.000 de estambre. El número de telares se acerca hoy al millar...125.

Por entonces, las instalaciones textiles se elevaban a ochenta, comprendiendo la-vaderos de lana, tintes, hilaturas de cardas y estambres regenerados, tejedurías, apres-tos y acabados. En cuanto a consumos, la industria bejarana gastaba en lana unos

121.- Memoria Cámara de Comercio e Industria de Béjar, ejercicio 1951; Béjar, Imp. S. Urrea, 1952, pp. 3-4, 7-8.122.- Memoria de la Cámara de Comercio e Industria de Béjar, ejercicio 1952; Béjar, Imp. S. Urrea, 1953, pp. 3-7.123.- FERRÁN BILLOCH, F. Béjar y sus paños, Op. cit., pp. 17-18.124.- Los datos de Rodríguez Arzúa discrepan un poco, pues proporciona el dato de 3598 trabajadores textiles (2103 hombres y 1495 mujeres) en 1955. Ver Rodríguez Arzúa, J., Geografía…, Op. cit., pp. 276-278.125.- El dato del número de telares parece muy exagerado, pues sumados los que hay en la relación correspondiente a la contribu-ción industrial (Archivo Municipal de Béjar) correspondiente al año 1955 totalizan 308 telares, si bien es cierto que aquí faltan, al menos, los que tuvieran TRANSA y THESA, pues ambas sociedades estaban domiciliadas en Madrid y allí pagaban ese impuesto. Con todo, sería impensable que llegaran a mil telares.

Página dedicada a la empresa Hilaturas de Estambre de Béjar (HEB), fundada a finales de 1936 por los hermanos Rocamora (Catálogo Oficial de la Producción Industrial de España, 1936).

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quinientos millones de pesetas, principalmente de la clase merina entrefina. Como un kilo de lana sucia costaba alrededor de 40 pesetas a mediados de los cincuenta, puede deducirse que se elaboraban unos 12.500.000 kilos de lana. Después de de-ducir las mermas (aproximadamente 50% en el lavado, 15% en el peinaje y 1% en el hilado), un cálculo sencillo indica que podría necesitarse la lana de 4.100.000 ovejas para mantener esa producción. Los principales mercados laneros estaban en Talavera, Badajoz, Cáceres, Ávila, Salamanca y Valladolid. Billoch incide también en el hecho de que el núcleo textil de Béjar no se hubiera extendido por las localidades inmediatas, salvo alguna instalación en Fuentes de Béjar y el núcleo industrial de Hervás126.

La rápida transformación de la población creó graves problemas de vivienda des-de la Guerra Civil. Para paliarlo, la Obra Sindical del Hogar construyó dos grupos de casas, los de «Virgen del Castañar» («Los Praos») y «Nuestra Señora de las Huertas», con rentas entre las 75 y las 125 pesetas mensuales en concepto de amortización. También algunas empresas (García y Cascón y Gómez-Rodulfo) construyeron casas para sus obreros en la barriada Virgen de las Huertas.

Hay que precisar que, junto a los empresarios de la tierra, durante los años cuarenta, cincuenta y sesenta desempeñaron un papel relevante en el textil bejarano un número significativo de técnicos catalanes afincados en la ciudad, entre los que podemos citar a Adell Sabatés, Comas Costa, Farrás Faus, Garriga Carreras, Gilart Fité, Jover Palá, Marsal Carreras, Merigó Val-Llebre, Mussons Torrás, Renom Gimferrer, Ro-camora Moratonas, Serra Guix, Trías Fábregas, ..., algunos de los cuales llegaron a ser después empresarios del textil127.

A finales de los años cincuenta comienzan a notarse los primeros síntomas de una recesión económica que afectará a todo el país y que, en 1957, supondría la emi-gración en masa de trabajadores bejaranos sobre todo a Francia, Suiza y Alemania128.

Los datos demográficos indican una sociedad joven y en constante renovación, pues en 1958 nacieron 369 niños y niñas (casi la mitad de cada sexo), murieron 165 personas y se celebraron 159 matrimonios. Béjar tenía entonces un censo de 16.613 habitantes. Pero la Cámara de Comercio advierte de que en ese año se aprecian con toda claridad los síntomas que a un período de paralización industrial, que ha quedado confirmado en 1959129. Las razones eran la disminución en el consumo de manufacturados de lana y la excesiva carga de personal de la mayoría de las empresas.

La desaceleración de finales de los cincuenta es, en cierto modo, visible en los datos correspondientes al Acondicionamiento de Materias Textiles (AMT), cuyo volu-men de trabajo bajó un 30% entre 1957 y 1958. En 1959 disminuyó aún más, para volver a subir en 1960. Los datos, extraídos de las Memorias de la Cámara de Comer-cio de los respectivos años son (tabla 6):

TABLA 6. LANA ACONDICIONADA EN EL AMT DE BÉJAR ENTRE 1957 Y 1960

1957 1958 1959 1960

Lana lavada (kg) 748.029 571.561 339.976 607.716

Lana peinada (kg) 462.359 271.699 218.931 298.569

126.- FERRÁN BILLOCH, F: Ibídem.127.- SÁNCHEZ MARTÍN, Javier R. «De la oveja al telar: Ayer y hoy de la industria textil bejarana». Revista de la Industria Textil, nº 387, 2001. Barcelona: Revitextil S.L., p. 16.128.- Béjar en Madrid de 22/05/1965, p. 1.129.- Memoria de la Cámara de Comercio e Industria de Béjar, ejercicio 1958; Béjar, Imp. S. Guijo, 1959, Apéndice.

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En 1958 había más de cien empresas textiles-laneras, con 3150 trabajadores (¡el 18% de los habitantes de la ciudad!) y producía unos tres millones de metros anua-les de tejidos de carda y estambre, con un consumo energético de diez millones de kWh130.

A finales de 1959 la situación del textil bejarano era otra vez difícil. Por entonces se había producido el cierre de Industrial Lanera S.A. (ILSA), más conocida como la Fabril de Rocamora, dejando en la calle a más de cien personas. Pero el cierre de la última de las empresas que los Rocamora habían abierto en Béjar durante el período de la Guerra Civil y en los años posteriores acababa también con un símbolo: el de una época de desarrollo industrial que había durado más de veinte años.

Al respecto decía Béjar en Madrid: la crisis industrial que actualmente se padece en Béjar va tomando tal gravedad, que son muchos los obreros textiles de ambos sexos que han marchado a trabajar a otras ciudades de España y de extranjero y no son pocos los que se proponen emigrar131.

8. LA DÉCADA DE LOS SESENTA

La década de los sesenta trajo la expansión mundial de las fibras sintéticas (po-liéster, poliamida, acrílicas,…), lo que causaría inicialmente problemas a la industria bejarana, que enseguida reaccionó acertadamente incorporándolas en mezclas a las manufacturas laneras. También por entonces comenzó a pensarse en una futura inte-gración europea y en las consecuencias que ello tendría en la industria textil, como se pone de manifiesto en los reportajes publicados en varias revistas de tirada nacional que se fijan en Béjar.

Así, por ejemplo, en diciembre de 1961, la revista que editaba el Sindicato Na-cional Textil publica un extenso reportaje titulado «Béjar y su tradición industrial»132, con fotografías de las instalaciones de Transformadora de Lanas, Mussons, Carbajo, García y Cascón y Textil Navazo. En él se dice que la ciudad cuenta con 62 peinado-ras, 17.442 husos de estambre, 13.150 husos de carda y 290 telares133, además de 5 lavaderos mecánicos, 4 tintes públicos, 5 secciones de aprestos y acabados públicos y 2 secciones de regenerados, aunque parece indicar que hay otros telares parados de-bido a la escasez de lana. El periodista desea también hacer notar que Béjar, desde hace años, exporta a varias naciones de América y Asia tejidos de lana, por lo que puede y debe estar prevenida para poner en marcha todos sus elementos de trabajo, cuando las circunstancias lo demanden, sin perder de vista la quizá próxima realidad de la organización del Mercado Común Europeo.

Para hacerse una idea en términos comparativos, en España había en 1961 un total de 7.582 telares y de 423.000 husos de hilatura activos en el sector lanero, de los que unos 30.600 husos (estambre más carda) estaban en Béjar; algo más del 7%. Los 290 telares bejaranos no llegaban al 4% del total de telares laneros españoles134.

En 1963 se fusionaron TRANSA, THESA y TIBESA, constituyéndose un potente grupo industrial. Sin embargo, las cosas no irían del todo bien pues, a finales de los años sesenta, comenzarían una serie de problemas en parte coyunturales y en parte estructurales que ocasionarían importantes problemas al grupo.

130.- ÁLVAREZ MARTÍN, M.ª Montserrat. La industria fabril…, Op. cit., 2007, p. 151 (citando al I.N.E., Reseña estadística de la provincia de Salamanca, Madrid, 1960, pp.108-109).131.- Béjar en Madrid de 14/1/1959, p. 7.132.- Estos datos fueron transcritos por el semanario local Béjar en Madrid, en su nº de 20/01/1962, pp. 8, 9 y 10.133.- Lo que corrobora nuestra impresión de que el dato de mil telares dado por F. Ferrán Billoch a mediados de los años cincuenta era muy exagerado.134.- «El II Plan de Desarrollo y la industria textil lanera». Junta Nacional Económica del S.N. Textil, Sector Lana. Sabadell-Tarrasa, Abril 1969.

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En 1964 varias industrias se acogieron al Plan de Reestructuración de la Industria Textil Lanera, acometiendo una renovación parcial de maquinaria con cargo a ese plan. En 1965, la estructura de la industria textil de Béjar estará caracterizada por el predominio de la pequeña y mediana empresa de tipo familiar135:

TABLA 7. EMPRESAS TEXTILES BEJARANAS SEGÚN NÚMERO DE OPERARIOS, EN 1965

Número de obreros menos de 10 de 10 a 50 de 50 a 100 de 100 a 500

Número de empresas 46 26 7 12

Porcentaje sobre el total 50,5 28,6 7,7 13,2

Como puede verse en la tabla 7, hay un total de 91 empresas, con un promedio de 40 obreros por cada una. Hay 12 fábricas con más de 100 empleados y 7 tienen entre 50 y 100. En cuanto a las pequeñas, la mayoría pertenecen a tejedores auxilia-res, más conocidos como «drappaires», que trabajan para las grandes en épocas de muchos pedidos y, por lo tanto, dependían de ellas. La vejez de la maquinaria era de 18 años de media, mientras que la media española estaba alrededor de 25. Un grave problema lo constituía el alto número de artículos ofertados al mercado, por lo que se empezaba a ver la necesidad de reducir muestrarios y realizar tiradas más grandes de cada artículo.

En ese año de 1965 se ocupa de Béjar y de su industria textil la revista de tirada nacional «El Día», del grupo SARPE (La Actualidad Española, Telva, Mundo Cristia-no,...), que le dedica varias páginas con fotos de empresas136. Un poco después es el diario Extremadura el que publica un completo artículo de Manuel de Prada en el que habla de Béjar y que, entre otros aspectos (naturaleza, turismo, etc.), se refiere a la industria textil. Dice que existen en funcionamiento 600 telares modernísimos137, la mayoría tejiendo con hilos de estambre y mezclas con poliéster, con una producción de cuatro millo-nes de metros, y que las factorías textiles albergan en sus naves recién levantadas la maquinaria extran-jera y nacional de técnica más avanzada. No se ha re‑gateado esfuerzo para invertir los capitales precisos para que las instalaciones de acabado, apresto y tinte estén en línea con las europeas a la vista del Mercado Común. Y continúa, Béjar no es una ciudad dormida que viva de los recuerdos del pasado. Por el contrario, es una ciudad –18.000 habi‑tantes– donde la población activa supera la cifra de 4.500, de los que más de 3.000 son operarios de ambos sexos de la industria textil, que pese al automatismo alcanzado, to‑davía precisa de las manos y ojos humanos para su mejor rendimiento138. En Cataluña había en 1965 cerca de

135.- Programas para el desarrollo económico-social de la provincia de Salamanca, C.E.S.N., 1965, pág. 100-1, 256 páginas, citado por J. Rodríguez Arzúa, Op. cit., p. 270.136.- «Béjar, sorpresa de España», El Día, 1 de abril de 1965 (lo recoge Béjar en Madrid de 17/04/1965, p. 9).137.- Parece una cifra un poco exagerada, a la vista de otras informaciones de la época. Rodríguez Arzúa los cifra en 500. No se ha encontrado el dato real en el AMB, registro de Matrícula Industrial, bien entendido que el de las fábricas con sede social en Madrid (Transa, Thesa,…), no figurarían en este archivo.138.- Diario de Extremadura, (número de) 8/07/1965, recogido por Béjar en Madrid de 17/07/1965, pp. 10 y 11.

Foto de la nave almacén de

Manufacturas S.A. en los años cuarenta

(colección fotográfica de la empresa).

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36.000 obreros trabajando en el sector textil-lanero y en la comunidad valenciana 3.580, aproximándose el total en España a 50.000139.

Los datos recogidos en la noticia anterior indican casi un monocultivo del sector textil en Béjar, lo que tantos problemas ocasionaría en años sucesivos y que tan caro pagarían los bejaranos.

En mayo de 1965 el sector pasaba nuevamente por dificultades. De ello se hace eco el semanario Béjar en Madrid en un polémico editorial titulado «¿Crisis?»140. En él se habla de una crisis parcial, que afecta sólo a algunas empresas, y que se achaca a un exceso de producción, a las nuevas fibras sintéticas y a una elevación de salarios a tono con el mayor nivel de vida. Pide soluciones para las nuevas necesidades creadas, ya que, decía, vamos a pasos agigantados a la integración europea. Esta editorial suscitó una contestación airada del presidente de la Agrupación de Fabricantes, Luis Rodríguez, que en carta abierta muestra su desacuerdo, tachándolo incluso de incongruente ya que, puntualiza, al finalizar el mismo el lector se queda sin saber si existe o no crisis en nues‑tra ciudad. Añade que las soluciones que se apuntan en el artículo ya se han ensayado y son las mismas que, al parecer, en principio se critican y, por último, afirma que en la actualidad sólo existen 117 productores en paro141. Atiza la polémica otro artículo de Jerónimo Gómez-Rodulfo Brugués, en el que también analiza los problemas del momento, que concre-ta en superproducción, mayor duración de los textiles y retraimiento de los mercados nacionales y extranjeros142.

En septiembre de 1965 preocupaba un Real Decreto de 14 de agosto por el que se rebajaban los aranceles a las importaciones de productos textiles143, pues se temía una avalancha en dichas importaciones.

En 1967 la industria textil bejarana contaba con 3.200 trabajadores repartidos en las 93 fábricas existentes, abarcando todas las facetas de la transformación de la lana, desde lana sucia hasta tejido acabado e incluso confeccionado, con un nivel muy aceptable de producción y de calidad. Había cuarenta y siete industrias dedicadas a la producción de tejidos, además de cuatro lavaderos, trece hilaturas, seis tintes y aprestos, repartiéndose el resto del censo otras no menos importantes especialidades, principalmente tejedurías auxiliares (drappaires) y géneros de punto. Dos industrias locales de confección complementaban este censo. La capacidad potencial de pro-ducción era alta alta: doce millones de kilos en lana en rama y unos cinco millones en lana lavada en la primera fase del proceso, con producción anual de más de dos millones de kilos, millón y medio de kilos en peinaje, cerca de 40.000 husos con más de dos millones de kilos en hilados, y unos seiscientos telares con producción de unos tres millones de metros anuales144.

Ese mismo año de 1967 había un grupo importante de industriales que, si bien no tenía problemas de trabajo, sí los tenía de tesorería, hecho que motivó una cierta crisis. El alcalde, Ángel Izard Gosálvez, por la posible trascendencia social del asunto, se puso en contacto con el gobernador civil, Enrique Otero Aenlle quien, a su vez, se pondría inmediatamente en contacto con el Gobierno. Como consecuencia de ello, se autorizó al Banco de Crédito Industrial una operación de crédito con estos industriales por importe de 167.100.000 ptas., en condiciones ventajosas145, que

139.- «El II Plan de Desarrollo… 1969, Op. cit., pp. 16-17.140.- Béjar en Madrid de 22/05/1965, p. 1.141.- Béjar en Madrid de 29/05/1965, p. 5.142.- Béjar en Madrid de 5/06/1965, p. 3 y 4.143.- Béjar en Madrid de 18/09/1965, p. 9.144.- Béjar en Madrid de 11/02/1967, p. 5. El Diario de Extremadura hablaba de 4 millones de metros, dos años antes.145.- Béjar en Madrid de 6/05/1967, pp. 2 y 3. Tomado de El Adelanto.

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proporcionaría un respiro importante a las empresas. Pero las cifras de desempleo seguían preocupando y, por ello, la Junta de Sección Económica del Sindicato Local Textil solicitaría en 1967 que Béjar fuera declarada zona de preferente localización industrial, petición que, como es de sobra conocido, no tuvo éxito146.

En 1969 existían 58 empresas principales y 38 de drappaires, es decir, en total 96147. La década terminaría con 2.721 personas trabajando en 1970 en el sector tex-til148. Con sus más y sus menos, los buenos tiempos durarían hasta finales de los años sesenta. Después, los problemas de modernización y diversificación de la industria local y también nacional, así como la fuerte competencia exterior, entre otros facto-res adversos, determinarían un goteo de cierres de empresas, con la pérdida de un número significativo de puestos de trabajo a partir de 1970.

9. LAS DÉCADAS DE LOS SETENTA Y OCHENTA

Durante los años sesenta España había realizado un esfuerzo de reconversión industrial que arranca en 1959, da sus primeros pasos a principios de la década de los sesenta y prolonga su desarrollo hasta comienzo de los años setenta, dando lugar a un proceso de industrialización desconocido hasta entonces en nuestro país. De una industria basada hasta 1959 en programas y procesos de producción anticuados, por lo general orientados a mercados interiores sumamente restrictivos, se pasa a una estructura industrial modernizada, con tecnología avanzada y gran capacidad de producción, iniciándose así el desarrollo comercial como instrumento de funcio-namiento de una economía de mercado149. Y, desde luego, la ciudad de Béjar no fue ajena a todo este proceso.

146.- Béjar en Madrid de 2/12/1967, pp. 9 y 10.147.- Béjar en Madrid, 10/12/1983, p. 1.148.- Datos obtenidos de la Agrupación de Fabricantes de Béjar.149.- GARDA, S. y PASCUAL, J., «España y la Comunidad Económica Europea. Algunos comentarios al dictamen de la Comisión Europea sobre el acceso de España al Mercado Común», Revista de Instituciones Europeas, nº 6, mayo-agosto, 1979, p. 465.

Nave de acabados de Textil Navazo en los años cincuenta (colección familia Olleros).

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La situación al comienzo de la década de los setenta queda reflejada en unas declaraciones al semanario «El Europeo» del alcalde de Béjar, Pedro Carbajo Lozano, y del secretario general de la Agrupación de Fabricantes, Cristino Bueno Aguado. Dice Carbajo, refiriéndose al año 1970: El primer semestre francamente bueno, como continuación de la normalidad en el ritmo de trabajo que se disfrutó en 1969. A partir del mes de julio se ha notado ostensiblemente el frenazo económico impuesto por la Administración, con la consiguiente secuela financiera para las empresas, restricción de créditos, limitación de riesgos, etc, que tanto da‑ñan el normal desenvolvimiento de los negocios, sobre todo cuando se presentan de forma precipitada, que no permite hacer previsión alguna150. El periodista pregunta después a Cristino Bueno su opinión acerca del futuro. Contesta que dentro de las dificultades del momento actual, las empresas textiles de Béjar están más sólidas y asentadas que en ninguna otra época, por lo que el porvenir de Béjar, puede ser bueno si los empresarios bejaranos no se descuidan en su política de renovación de utillaje, que es de todo punto fundamental. Y continúa: No debe olvidarse que los países del Mercado Común, hacia los que tenemos que orientarnos queramos o no queramos, nos lle‑van unos cuantos años de adelanto en lo referente a productividad, y además continúan progresando a un ritmo rápido. Por consiguiente, si queremos reducir distancias, tenemos que ir no sólo de prisa, sino a grandes saltos. De otra forma, la distancia será cada vez mayor y el porvenir se presentará dudoso. También habla el Sr. Bueno de las dificultades que podría haber para efectuar esa renovación y que son, principalmente, los problemas de tesorería que padecen la mayor parte de las empresas bejaranas y que es común a la mayoría de las empresas medias españolas. Dice que en Béjar se trabaja normal, que se cuenta con abundante mano de obra, muy eficiente y especializada, si bien da a entender que en el futuro habrá que reducirla si se quiere ser competitivos. Considera también que el grado de modernización de maquinaria y dimensión empresarial es muy similar al de la zona catalana, por lo que los problemas de la industria bejarana son los mismos que los de la industria del resto de España. Pero incide en un problema que sí era exclusivo de esta zona, la falta de diversificación industrial, que ocasionaba graves problemas debido a las oscilaciones cíclicas de la industria lanera. Y aboga por la ubicación de otros tipos de industria que pudieran absorber la mano de obra sobrante de la rees-tructuración del sector textil. Estas declaraciones de Cristino Bueno motivaron varias matizaciones suyas en números posteriores del semanario Béjar en Madrid151.

En marzo de 1971 visitan de nuevo la ciudad los cadetes de la Academia de In-tendencia de Ávila. Venían el teniente-coronel jefe de la Academia, 2 comandantes, un capitán y 20 alumnos de la misma, y visitaron Manufacturas S.A., Transa, Navazo y Sucesora de Emilio Muñoz152.

Los días 3, 4 y 5 de noviembre de 1971 se celebró en Tarrasa el I Simposio Nacional de la Industria Textil. En él, Bueno Aguado presentó una ponencia titulada «Vicisitudes de los centros textiles españoles no catalanes», elaborada por un equipo de expertos de la Agrupación de Fabricantes de Béjar bajo la dirección de éste y que luego sería la base de su libro Del Obrador a la Fábrica. Los actos de recepción, clau-sura y sesiones de trabajo se desarrollaron en Barcelona y Tarrasa, con asistencia de autoridades nacionales y locales. Entre ellas figuraba una representación de nuestra ciudad, integrada por el alcalde, el presidente y el secretario de la Agrupación de Fabricantes153.

En octubre de 1971 se inaugura la nueva factoría textil de los hermanos Carbajo Lozano, con la asistencia de numerosas autoridades nacionales, provinciales y locales.

150.- Béjar en Madrid de 16/01/1971, pp. 2 y 3.151.- Béjar en Madrid de 20/02/1971, p. 9 y 10, y de 27/02/1971, pp. 2 y 3.152.- Béjar en Madrid de 27/03/1971, p. 9.153.- Béjar en Madrid de 24/07/1971, pp. 9 y 10; y de 20/11/1971, p. 8.

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Se había trasladado a Cantagallo, pueblo próximo a Béjar, y ocupaba cerca de ocho mil metros cuadra-dos de superficie construida en una sola planta, con fabricación de hilados y tejidos. Trabajan allí unas 200 personas entre obreros, técnicos y administra-tivos. Con el traslado se amplió la antigua fábrica, de la calle Flamencos con maquinaria último mode-lo automatizada y de mayor producción154.

Pero se acercaban tiempos difíciles. En efec-to, en 1973 estalla la primera gran crisis del pe-tróleo que incrementa enormemente su precio en un tiempo muy corto. Este incremento del precio, unido a la gran dependencia del mundo industria-lizado de esta fuente de energía, provocó un fuerte efecto inflacionista y una reducción de la actividad económica de los países afectados. La industria tex-til, gran consumidora de energía, sufre especial-mente la escalada de los precios energéticos, lo que provoca una subida en cadena de los precios de sus materias primas que, lógicamente, hubo que trasla-dar al precio de sus productos. El resultado fue una disminución de ventas que causó grandes proble-mas a muchas fábricas y cuyas consecuencias co-menzarían a verse poco después.

Así, en 1975, arrastraban serias dificultades Transformadora de Lanas, Transa, que por entonces tenía 343 trabajadores, y su empresa hermana García y Cascón S.A., con 138. Hacia 1976 cierra Viuda de Patricio Hernández-Agero, reducida ya a su mínima expresión, con sólo 12 empleados. En diciembre de 1976 la empresa Textil Lizard sufre un gra-vísimo incendio, como consecuencia del cual quedaron inutilizadas el 90% de las máquinas y todo el edificio. La familia Izard la reconstruyó en cuatro meses, man-teniendo mientras tanto en nómina a todos los trabajadores155. En 1977, después de cumplirse el plan de reestructuración que llevaría al despido de 135 del total de 320 empleados de Transa156, la familia Izard adquiere la empresa Thesa, que incluía a Tran-sa. A partir de entonces estas emblemáticas empresas quedan integradas en una nueva sociedad, denominada «Lanera Industrial Tejidos Hilados de Estambre» (Lithesa)157. Ese mismo año, los Izard fundan «Industrias, Terminación y Tintes, S.A.», Intertisa, dedicada a la tintura y acabado de tejidos.

En julio de 1978 las empresas Pedro Carbajo Hijo y Téllez no pudieron abonar la paga extraordinaria a sus empleados. En la de Téllez hubo incluso un encierro de obreros al comunicarles que se iniciaría un proceso de reestructuración158.

A finales de septiembre de 1978 se conoce la adjudicación a Béjar de una con-trata de la Policía Armada, concretamente a las empresas Francisco Gómez-Rodulfo, Cipriano Rodríguez-Arias, Esteban Gutiérrez Sucesor, Pablo Farrás Faus, y a la oferta presentada conjuntamente por Hijos de Rafael Díaz y Tefasa. En total, 381.000 metros

154.- Béjar en Madrid de 30/10/1971, pp. 5 y 6.155.- Béjar en Madrid de 23/04/1983, p. 8.156.- Béjar en Madrid de 26/02/1977, p. 7.157.- Béjar en Madrid de 5/03/1977, p. 8.158.- Béjar en Madrid de 5/08/1978, p. 5.

Patio de entrada a la empresa de acabados MATSA y chimenea, poco antes del derribo de los edificios (Foto

del autor).

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de tejido por importe de 240 millones de ptas., que suponían un alivio momentáneo para la situación159.

También en septiembre de ese año se aprueba la reestructuración de Tejidos Bru-gués. Las de Carbajo y Téllez quedaron pendientes, aunque serían aprobadas en no-viembre, según noticias oficiosas de la prensa160, afectando la primera de ellas a unos 200 trabajadores. Pero la fábrica de Téllez, con 37 trabajadores, terminó cerrando sus puertas en 1979, y la de Carbajo seguiría con problemas de falta de efectivo para la compra de primeras materias161, lo que también conduciría a su cierre poco después. Ese mismo año cesa también su actividad la fábrica de Higinio Cascón S.A., con cerca de 40 empleados162.

En 1981 se negocia otra reconversión del sector textil, con una importante in-yección económica para la renovación de maquinaria de las empresas que se acogie-ran. El plan afectaba a 7.000 empresas y a 400.000 trabajadores textiles en toda Espa-ña, previendo un excedente laboral de entre 41.400 y 53.000 trabajadores durante el período 1981-1986, en función del incremento de productividad debido a la nueva maquinaria, y contemplaba jubilaciones a los sesenta años e indemnizaciones de 25 días por año trabajado, con un tope de 15. Este Plan de Reestructuración de la indus-tria Textil Lanera, fue aprobado y publicado en el BOE de 10/09/1981163.

A principios de 1981 el censo de parados era de 1.162, de los cuales 441 per-tenecían al sector textil y 81 a industrias afines, es decir, casi un 45% estaba relacio-nado con el textil (más de un 55% si no se consideran en el cómputo global los 222 demandantes de un primer empleo, contabilizados en la cifra total)164.

En ese mismo año de 1981, la empresa José Mussons Torrás pasa por serios problemas, que hacen que los 128 trabajadores se manifiesten de forma pacífica ante el temor de perder sus puestos de trabajo. Los peores augurios se confirmarían en 1982, momento en que cerró sus puertas. Esta empresa había llegado a tener en 1974 de una plantilla de 220 trabajadores, y su capacidad de producción era de un millón de metros anuales entre franelas, cheviot, gabanes y estambre. Mussons había realizado unos años antes un importante esfuerzo de renovación tecnológica, pero no consiguió autorización para reducir plantilla, lo que supuso un lastre que, unido a las desfavorables circunstancias que vivía la industria textil en aquella época, condujo a su cierre165.

El 29 de enero de 1982 muere Serafín Gilart Fité y el 18 de marzo cierra sus puertas la empresa de tintorería que regentaba, quedando sin trabajo unos 50 em-pleados166. Algunos de sus hijos junto a varios de los antiguos empleados consti-tuyeron la empresa Matinsa, dedicada también a la tintura de floca y peinado, que se ubicó en el mismo lugar que la anterior (el edificio de la antigua Estambrera de Redondo) y que sobreviviría unos diez años.

En 1983 había 1.950 personas ocupadas en el ramo textil, lo que suponía cer-ca del 60% de la población activa. Sin embargo, según datos de la Agrupación de

159.- Béjar en Madrid de 30/09/1978, p. 6.160.- Béjar en Madrid de 11/11/1978, p. 5.161.- Béjar en Madrid de 6/10/1979, p. 5.162.- SÁNCHEZ MARTÍN, Javier R. y otros. «La fábrica de Higinio Cascón, un ejemplo de casa-obrador en Béjar, en Estudios Bejara-nos», nº 10, 2006, Béjar: CEB, pp. 51-60.163.- Béjar en Madrid de 15/08/1981, pág. 4, y 12/09/1981, p. 5.164.- Tó Noventa Días, nº 3, marzo de 1981, p. 9.165.- SÁNCHEZ MARTÍN, Javier R. «Industria textil y fábricas en Béjar (II)», Número especial del año 2006 del semanario Béjar en Madrid, nº 4424, 29 diciembre 2006, Béjar, pp. 50-52.166.- SÁNCHEZ MARTÍN, Javier R. «Industria textil y fábricas en Béjar (I)», Número especial del año 2005 del semanario Béjar en Madrid, nº 4372, 30 diciembre 2005, Béjar, pp. 31-32.

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Fabricantes reflejados en un artículo de El País167, en 1970 la producción de Béjar era del orden del 10% del total nacional, en el sector lanero, mientras que en 1983 habría subido hasta cerca del 12%. Uno de los rivales comerciales más importantes de la industria bejarana era por entonces la sociedad Hytasa (Hilaturas y Tejidos Andaluces, S.A.), propiedad del estatal Instituto Nacional de Industria (INI) y radicada en Sevi-lla, a la que se acusaba de actuar en el mercado español con precios de «dumping», perjudicando a la empresa privada del sector. Decía también El País que en Béjar no ha habido diversificación industrial y todo ha quedado en una reconversión que, aunque bien efectuada por el lado económico y empresarial, ha supuesto un altísimo coste social al dejar en paro a muchos los trabajadores del textil, único monocultivo industrial de la zona.

En diciembre de 1983 la prensa informa de que el plan de reconversión está en marcha, y que se han acogido a él cuatro empresas bejaranas: Esteban Gutiérrez S.A., Transfitex S.A., Hilaturas Béjar S.A. y Manufacturas Yuste S.A.; entre las cuatro facturaban unos ochocientos millones de pesetas y daban empleo a unos trescientos trabajadores168.

Conocemos por la respuesta del gobierno a una pregunta del parlamentario Sr. Fraga Iribarne, que el Plan de Reestructuración de la industria Textil Lanera permitió una inyección de 600 millones de pesetas (3.606.072,6 euros) dedicadas al sanea-miento de la industria lanera de Béjar169.

La empresa Lithesa, que a finales de 1983 había presentado expediente de sus-pensión de pagos y paralizado su actividad, volvió a abrir sus puertas en febrero de 1984 con 41 de sus anteriores 113 trabajadores170, aunque no por mucho tiempo.

El 31 de diciembre de 1984 se suprime la línea férrea Palazuelo-Astorga, con lo que deja definitivamente de pasar el tren por Béjar. Ese tren, que tanto costó conse-guir que llegara a nuestra ciudad a finales del siglo XIX, había rendido un gran servicio a la industria y a la sociedad durante cerca de noventa años, si bien es cierto que por esas fechas era ya poco utilizado, quizá porque las autoridades y Renfe habían descui-dado esta zona, quizá porque la carretera le había ganado la partida.

En enero de 1986 se encierran los 44 trabajadores de Hilaturas del Oeste, dedica-da a la hilatura de estambre y ubicada en el Camino del Bosque, debido a la carencia de liquidez de la empresa, que había sido fundada en 1974 por Pablo Farrás y Julián Gutiérrez. En octubre de 1986 los empleados llegaron a un acuerdo con la propiedad y constituyeron una cooperativa laboral, la «Estambrera Bejarana»171. Otra que cerró sus puertas temporalmente fue la hilatura de estambre Fibrasa, en el Puente Nuevo; la causa detonante fue el fallecimiento del empresario, Luis Rodríguez Sánchez, aunque ya arrastraba problemas de liquidez. Poco después volvió a abrir sus puertas como sociedad cooperativa formada entre 25 de sus empleados; la nueva razón social se denominó Cooperativa Bejarana de Hilados Textiles S.C.L., Cobhiltex172.

La Escuela de Ingenieros, siempre buscando incrementar su relación con la in-dustria organizó en abril de 1986 las Primeras Jornadas Textiles, que duraron una se-mana y contaron con la intervención de relevantes personalidades de la docencia y de la industria. Poco después, en noviembre de ese mismo año, un grupo de profesores

167.- BARRENECHEA, Eduardo. «La ciudad de la pura lana virgen paga un alto coste social», El País, martes 12 de abril de 1983.168.- Béjar en Madrid, 10/12/1983, p. 1.169.- Se publicó esta respuesta en el Boletín Oficial de las Cortes de 23/04/1982, p. 149-150. En ella se dice también que con el cierre de algunas secciones obsoletas, se ha conseguido evitar la desaparición de las cuatro empresas más representativas de Béjar, así como mantener más de 400 puestos de trabajo en dicha localidad e impedir el efecto inducido en el resto de las empresas y en la economía bejarana.170.- Ver informaciones de Béjar en Madrid, 19/11/1983, p. 3, de 18/02/1984 y 25/02/1984, p. 6, 24/03/1984, p. 4, 21/04/1984, p. 6, etc.171.- Béjar en Madrid, 18/01/1986, p. 5 y 11/10/1986, p. 5.172.- Béjar en Madrid, 10/05/1986, p. 5.

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de la Escuela impartieron un Curso de Compradores de Tejidos a veinticinco técnicos y ejecutivos de la empresa Cortefiel, que estuvieron acompañados del consejero-delegado, Gonzalo de Hinojosa.

En 1987 la empresa Gómez-Rodulfo celebra sus dos siglos de existencia. Esta empresa de hilatura y tejeduría había sido pionera en los años sesenta en el empleo de las entonces nuevas fibras sintéticas, introduciendo la marca Rodulgal-Tergal para mezclas de lana-poliéster, que gozó de gran prestigio.

En septiembre de 1989 se inaugura el Laboratorio de Ensayos Textiles, Labetex, que tan buenos servicios prestaría durante muchos años a las industrias de Béjar y de otros lugares. La iniciativa fue de la Agrupación de Fabricantes de Béjar que lo financió en su mayor parte con subvenciones oficiales. Mediante un convenio con la Universidad de Salamanca, fue ubicado en las instalaciones textiles de la Escuela de Ingeniería y servido por los profesores del área textil. Aunque con índices de activi-dad mínimos, sigue prestando servicio en la actualidad. En la figura 4 se observa el número de ensayos realizados en los trece primeros años de funcionamiento.

FIGURA 4. NÚMERO DE PRUEBAS DE ENSAYO REALIZADAS EN LABETEX ENTRE 1989 Y 2001

En 1989 había en Béjar 43 empresas, entre las que se distribuían 14.416 husos de hilatura de estambre y 5.846 para carda, además de 332 telares automáticos con una capacidad de producción de cinco millones y medio de metros de tejido. El va-lor de la producción final fue ese año de 6.600 millones de ptas. (39,57 millones de euros), excluida la confección. Las contratas para cuerpos uniformados suponían el 30% de la producción173. El empleo textil en 1990 fue de 1.531 trabajadores, en valores medios de todo el año174.

La década de los ochenta terminará con negras perspectivas. Las empresas eran conscientes de que tenían necesariamente que modernizar su maquinaria si querían competir con garantías en un mercado global cada vez más cercano en el tiempo. Pero los márgenes de beneficio eran cada vez más estrechos y eso estaba llevando a una

173.- Diario 16, 16-28 de octubre de 1989, págs. 41 y 42, y Tribuna de Salamanca, 12 de julio de 1998, p. 4.174.- Fuente: Agrupación de Fabricantes de Béjar.

1989 1990 1991 1992 1993 1994 1995 1996 1997 1998 1999 2000 2001

700

600

500

400

300

200

100

0

N.º ensayos

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descapitalización progresiva de muchas de las empresas bejaranas, a las que empe-zaban a ahogar los créditos bancarios. También, y como consecuencia casi inevitable de la introducción de maquinaria moderna, se entra en una dinámica de reducción constante de personal. En efecto, si se quería ser competitivos se necesitaba tener la maquinaria más moderna y el mínimo personal posible. Por otra parte, ya empezaba a verse la necesidad de buscar productos novedosos, para conseguir un mayor valor añadido y, por tanto, un mayor beneficio. El mercado cambiaba constantemente y había que adaptarse. Y será precisamente esta falta de adaptación la que precipitará el final de muchas empresas.

10. LA DÉCADA DE LOS NOVENTA

En 1991 se publica un Estudio sobre el sector textil de Béjar que aporta datos de interés175. A este estudio nos vamos a referir extensamente, pues proporciona algunas claves acerca del estado del sector en la etapa final del siglo XX y lo que podía depa-rar el futuro; de él han sido extraídas las tablas 8, 9, 10 y 11. Dice que la industria textil bejarana integra todas las fases del proceso, desde el comercio y preparación de la lana hasta los acabados y tintes, lo que constituye una característica singular del sistema debido a su condición de enclave, que favoreció su desarrollo de una forma autárquica. Como puede verse, en estas tablas se excluye la confección.

Divide las empresas bejaranas en tres grupos, en función de la organización productiva: el primero de ellos lo formarían un número relativamente bajo de socie-dades, de carácter bastante homogéneo, cuya actividad principal, cuando no única, es la tejeduría. Son doce y son las únicas que diseñan y comercializan su propia producción. El segundo lo constituyen las empresas denominadas manufactureras,

175.- D.B.K. (consultora), «Estudio sobre el sector Textil de Béjar». Elaborado para Iberduero y la Junta de Castilla y León; Madrid, julio de 1991; pp. 1-61 y 16 páginas de Anexos.

Nave de telares de Textil Lizard S.A. (colección familia Izard Galindo).

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es decir, las dedicadas a actividades complementarias del tisaje, como son el lavado y preparación de la lana, su hilatura, tintura y acabado. Y el tercero sería el singular colectivo de «drapaires» que son 35 pequeños talleres y cooperativas de tejeduría que trabajan, por lo general, para las empresas del primer grupo, permitiendo a éstas atenuar el problema de la producción estacional.

TABLA 8. SISTEMA TEXTIL DE BÉJAR: DISTRIBUCIÓN DE LAS EMPRESAS Y DEL EMPLEO TOTAL GENERADO POR ÉSTAS SEGÚN SU ACTIVIDAD

PRINCIPAL DENTRO DEL PROCESO TEXTIL, 1990

Actividades Empresas Empleo

Comercio de lana 4 49

Preparación de la lana 2 50

Hilatura 7 292

Tejeduría 47(*) 281

Hilatura y tejeduría 4 343

Acabados y tintes 8 395

TOTAL 72 1.410

(*) Doce son fábricas de tamaño más grande y treinta y cinco pertenecen al colectivo de los drapaires. Fuente: DBK.

Señala el estudio que el 28% de los trabajadores del sistema están encuadrados en el grupo de empresas dedicadas a la tintura y acabados, destacando una empresa de gran tamaño, Textil Navazo S.A., con 180 empleados. Un dato relevante es el nú-mero de trabajadores con que cuenta cada una, comprobándose en la tabla 9 que hay 42 con menos de 5 trabajadores y que las 30 empresas que cuentan con más de 5 empleados (el 41,7% de las existentes) generan el 94,6% del empleo.

TABLA 9. SISTEMA TEXTIL DE BÉJAR: DISTRIBUCIÓN DE EMPRESAS Y EMPLEO TOTAL GENERADO POR TAMAÑO DE EMPRESA, 1990

Empresas Empleo Empleo/empresa

Más de 49 empleados 10 880 88,0

De 25 a 49 empleados 9 321 35,7

De 5 a 24 empleados 11 133 12,1

Menos de 5 empleados 42 76 1,8

TOTAL 72 1.410 19,6

Fuente: DBK.

La mayor acumulación de empresas de pequeño tamaño se daba en las de teje-duría que, como consta en la tabla 8, eran 47 y generaban 281 puestos de trabajo. Sin embargo 8 de ellas tenían 212 mientras el resto, 39, sólo 69 empleos, por lo que la diferencia de tamaño entre esas 8 y el resto era grande.

Las empresas de tejeduría más las que integran hilatura y tejeduría, 51 en total, alcanzaron en 1990 una facturación conjunta de 6.250 millones de Ptas., casi un 75% de los 8.400 que generó en total el sistema, como puede verse en la tabla 10. Si se deducen los 400 millones facturados por los «drapaires», resulta que 12 empresas (el 16,6% del total) facturaron en conjunto el 69,6% del total.

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TABLA 10. SISTEMA TEXTIL DE BÉJAR: DISTRIBUCIÓN DE LA FACTURACIÓN REALIZADA POR LAS EMPRESAS SEGÚN SU ACTIVIDAD PRINCIPAL DENTRO

DEL PROCESO TEXTIL, 1990

Actividades Millones Pts. %

Preparación de la lana 125 1,5

Hilatura 625 7,4

Tejeduría 3.400 40,5

Hilatura y tejeduría 2.850 33,9

Acabados y tintes 1.400 16,7

TOTAL 8.400 100

Fuente: DBK.

También incide el estudio en los mercados en que se comercializa la producción (tabla 11).

TABLA 11. SISTEMA TEXTIL DE BÉJAR: DISTRIBUCIÓN DE LA PRODUCCIÓN FINAL POR MERCADOS DESTINATARIOS, 1990

Mercados Millones Pts. %

Local 175 3,0

Regional 400 7,0

Nacional 5.250 89,7

Exterior 25 0,3

TOTAL 5.850 100

Fuente: DBK.

Cabe señalar que únicamente el 10% de la producción final tiene como destinata-rio el mercado regional, lo que supone que cerca del 90% de la misma se vende en otras Comunidades Autónomas (Madrid, País Vasco, Levante y Cataluña, principalmente) ya que, como se ha indicado, el mercado exterior apenas es significativo cuando se elabo-ró este estudio. Se indica también que mientras a principios de los ochenta los clien-tes institucionales (Ejército y cuerpos uniformados en general) eran mayoría frente al mercado civil (confeccionistas de prendas de vestir), en 1984-85 estaban equilibrados y a principios de los noventa la producción con destino al cliente confeccionista prácti-camente triplicaba a la que tenía como destino los clientes institucionales176. Es decir, la producción de la industria bejarana estaba ya casi completamente dirigida al mercado civil; lo de vestir a los cuerpos uniformados había pasado casi a la historia.

Una de las líneas estratégicas que propone el estudio citado como más necesarias es la reorganización de la estructura empresarial mediante fusiones e iniciativas de integración de empresas177. Sin embargo, en el mismo mes que se publica el estudio, julio de 1991, se produce una fusión de 5 empresas que no llevó a buenos resultados. Se trataba, concretamente, de las sociedades Lithesa, Textil Lizard, Intertisa, Transfitex y Palma Morón Hnos., que se agruparon en una nueva razón social, denominada Hispano Textil. Contaba en conjunto con unos 350 trabajadores y, ya desde los primeros mo-mentos, el grupo atravesaba una situación delicada, pues no pudo afrontar el pago

176.- Agrupación de Fabricantes de Béjar. Estudio sobre…, 1991, Op. cit., p. 28.177.- Agrupación de Fabricantes de Béjar. Estudio sobre…, 1991, Op. cit., p. 49.

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de los salarios de octubre ni tampoco de noviembre. El 28 de noviembre se celebra una manifestación durante la que se corta la N-630, terminando en una asamblea celebrada en la Escuela de Ingenieros. Allí se decide continuar manifestándose al día siguiente, llegándose a reunir ese día cerca de cinco mil personas y acudiendo tam-bién las autoridades municipales. Se negocia con Caja Duero, que decide adelantar el importe de cuatro pagas (octubre, noviembre, diciembre y la extraordinaria), pero con el aval de lo que se percibiría del Fondo de Garantía Salarial, por lo que el lunes, 1 de diciembre, los trabajadores se reincorporan al trabajo178.

Pero las deudas de la empresa a largo plazo eran de 735 millones de Ptas. (4.417.439 euros) y a corto plazo de 1.400 millones (8.414.169 euros), por lo que el consejero de Economía de la Junta de Castilla y León, Fernando Becker, dijo en las Cortes Regionales que la sociedad Hispano Textil se encontraba en una situación fi-nanciera delicada por las pérdidas registradas en los últimos años, los problemas de verticalización y de maquinaria obsoleta. Añade que la Junta de CyL inició su apoyo en 1989 con 225 millones de Ptas. (1.352.277 euros) y que, posteriormente, avaló un crédito de 600 millones de Ptas. (3.606.073 euros) para iniciar el plan de inversiones y atender las deudas de las empresas que habían formado este grupo textil179.

En 1992 Hispano Textil entra en una crisis profunda, pero presenta un plan de via-bilidad. En base a él, la Junta de Castilla y León concede una ayuda de 600 millones de Ptas. (3.606.073 euros), que demuestra ser poco efectiva, pues el 27 de abril de 1993 la empresa entra en suspensión de pagos con una deuda acumulada de 2.800 millones de Ptas. (16.828.339 euros), cerrando definitivamente sus puertas unos días después.

El cierre de Hispano Textil marcó un punto de inflexión en la situación del em-pleo industrial en Béjar, pues acabó de una sola vez con más de la cuarta parte de los puestos de trabajo que había entonces en este sector. Y lo peor es que el problema de fondo seguía sin resolverse, ya que Hispano Textil no era la única a la que dificultades insalvables habían conducido al cierre. Así, en febrero de 1992 había cerrado MATSA, empresa propiedad de varios fabricantes-accionistas, que había sido fundada en 1954 para satisfacer la gran demanda existente en aquella época de industrias dedicadas a teñir y acabar tejidos. En diciembre de 1994, la empresa de tintes Matinsa (sucesora de Gilart) cierra sus puertas definitivamente. En mayo de 1995 Textil Navazo con-cluye una regulación de empleo con reducción de la jornada al 60%; el 18 de sep-tiembre comenzaría una nueva regulación con reducción de jornada laboral al 40%, pero no es suficiente, pues el 31 de agosto de 1996 se da a conocer la lista de 21 despedidos por la regulación de empleo. En julio de 1995 la empresa de tintes Felipe Gutiérrez S.A., conocida como Tinte del Duque, entra en regulación de empleo, y el 22 de septiembre le sigue la empresa Fabrimoda. El 10 de enero de 1996 esta última solicita a Trabajo la extinción de los 35 empleos.

El 20 de marzo de 1995 se da a conocer un informe de la consultora Kurt Salo-mon Associates, encargado por la Agrupación de Fabricantes, en el que se indica que en 20 años la industria textil de Béjar había perdido 2.118 empleos.

A la vista de la cada vez peor situación del sector textil, alrededor de cinco mil personas se manifiestan el 10 de febrero de 1996 para exigir soluciones al deterioro industrial de la ciudad180.

Una de las empresas de mayor tamaño, la de Gómez Rodulfo, había presentado suspensión de pagos con interrupción temporal de contratos en julio de 1993 y al año siguiente, en noviembre de 1994, Trabajo aprobó una regulación de empleo que lle-vaba aparejada la extinción de 41contratos, del total de 76. A partir de enero de 1997, cuando ya sólo tenía 35 trabajadores, la empresa volvió a entrar en crisis y a retrasarse

178.- Béjar en Madrid de 6/12/1991, pp. 1, 2, 7.179.- Béjar en Madrid de 27/12/1991, p. 2.180.- Béjar Información nº 116, de 13/03/1999, p. 6.

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en los pagos, por lo que el 16 de junio de 1998 se celebró en Salamanca el juicio para decidir sobre la denuncia presentada por los trabajadores contra la empresa, demandando la extinción de los contratos, demanda que fue desestimada por el juez de lo so-cial181. A finales de 1998, y ante la insostenibilidad de la situación económica, presenta el expediente de cierre de fábrica, que llevaba aparejado el despi-do de sus 36 trabajadores, lo que se hizo efectivo el 4 de diciembre, poniendo fin a más de 200 años de actividad industrial textil ininterrumpida182.

El 16 de octubre de 1995, la empresa de con-fección Vertex inicia una regulación temporal de empleo que termina el 14 de enero de 1996, si bien el 31 de enero entra en suspensión de pagos y el 28 solicita a Trabajo el despido de 29 trabajadores de los 70 que tenía. En julio de 1998 anuncia otro expediente de regulación de empleo, esta vez con petición de suspensión de los contratos de sus 43 trabajadores, en base a que la empresa arrastraba pérdidas desde 1992. Los trabajadores y los sindi-catos se oponían pues afirmaban que la empresa te-nía pedidos y que eran rechazados por ésta183. Poco después, Trabajo aprobaría el expediente de regula-ción de empleo con despido colectivo, por lo que Vertex cesó su actividad y cerró sus puertas definiti-vamente el martes, 25 de agosto de 1998184. La úni-ca noticia positiva es que algunos trabajadores de Vertex, una vez cerrada esta sociedad, constituirían dos pequeñas empresas de confección, una de ellas por Isabel Asenador, con 7 empleados, y la otra una cooperativa, Vértice, que comenzó con 8 socios.

En 1994 FYBSA (Hermanos Francés y Bruno S.A.) había entrado en regulación de empleo, con reducción de jornada a la mitad. El 20 de marzo de 1997 presenta expediente de suspensión de pagos; en septiembre despide a 15 empleados, 4 de los cuales se prejubilan185. El 18 de febrero de 1999 presentó un expediente de regula-ción de empleo con la extinción de los contratos de la totalidad de la plantilla, debido a la deuda que arrastraba con Hacienda y la Seguridad Social. Según representantes sindicales, el cierre sería consecuencia en parte del de Gómez Rodulfo, que propor-cionaba a FYBSA cerca de un 30% de su carga de trabajo186. Sin embargo, en abril del mismo año el empresario llega a un acuerdo con los empleados, por lo que 12 de éstos acceden a participar voluntariamente en una regulación parcial de empleo que conlleva su despido a cambio de algunas contraprestaciones económicas. Así, el empresario retiró el anterior expediente que hubiera conllevado el cierre y continuó sus actividades187. De momento se salvó la situación y la empresa sobrevivió unos años más.

181.- Béjar Información nº 76, de 13/06/1998, p. 5; nº 78, de 20/06/1998, p. 5; y nº 82, de 18/07/1998, p. 4.182.- Béjar Información nº 99, de 14/11/1998, pp. 1 y 5.183.- Béjar Información nº 80 de 4/07/1998, p. 1 y 4, nº 84 de 1/08/1998, p. 5, y nº 85, de 8/08/1998, p. 4.184.- Béjar Información nº 88, de 29/08/1998, p. 4.185.- Béjar Información nº 81, de 11/07/1998, p. 4.186.- Béjar Información nº 113 de 20/02/1999, pp. 1 y 4.187.- Béjar Información nº 120 de 10/04/1999, p. 5, y nº 127 de 29/05/1999, p. 4

Tarjeta de propaganda de la capa española, de la empresa de Higinio

Cascón.

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A finales de la década de los noventa, se anuncia el cese de actividades del Acon-dicionamiento Oficial de Lanas, que ya sólo contaba con un trabajador.

Las cosas se estaban precipitando y no parecían presagiar nada bueno. Ante la magnitud de la crisis, los grupos políticos municipales comienzan reuniones y de-ciden pedir a los gobiernos nacional y regional que se ponga en marcha un plan de reindustrialización188.

Y es que la presión de las importaciones de productos procedentes de los paí-ses asiáticos a bajo precio cada vez se notaba más en la industria textil europea en general y española en particular. Se hablaba, ya sin tapujos, de la deslocalización de la producción e incluso de las empresas y algunas de ellas, las más grandes, la em-pezaban a practicar. La industria textil bejarana, al igual que la del resto de los países desarrollados, se enfrentaba a una problemática que no tenía nada que ver con la que había sufrido hasta hacía sólo unos años. Ya no bastaba con comprar maquinaria más moderna ni con reducir personal, pues por nuestras fronteras empezaban a entrar artículos textiles a precios de venta al público menores de lo que costaba fabricarlos aquí. Había que cambiar los esquemas si se quería sobrevivir y en Béjar no parecía que estuviese haciéndose.

11. LA SITUACIÓN A PARTIR DEL AÑO 2000

A pesar del cese de actividad de un número significativo de empresas, en el año 2000 el sector textil de Béjar estaba formado por un conglomerado de 35 sociedades que aun cubría todas las fases del proceso lanero (tabla 12), es decir, sorteo y lavado de la lana, peinaje, hilatura (carda y estambre), tejeduría, tintura, aprestos y acabados, así como confección de prendas de vestir. La mayoría de ellas (32) pertenecían a la Agrupación de Fabricantes de Béjar.

El núcleo del sistema lo formaban ocho firmas de tejeduría. Éstas, junto a las de confección, eran las únicas que diseñaban y comercializaban su propia producción. La mayor parte de las restantes se dedicaba a actividades auxiliares o complementarias.

TABLA 12. EMPRESAS DEL SECTOR TEXTIL EN BÉJAR CLASIFICADAS POR TIPOS DE ACTIVIDAD189

EMPRESAS DEL SECTOR TEXTIL EN BEJAR (AÑO 2000)

SECTOR / ESPECIALIDAD Nº EMPRESAS

Comercio de lana y sorteo 6

Lavado y peinado de lana 1

Hilaturas (carda y estambre) 5

Tejedurías 8

Tejedurías auxiliares 4

Ramo del agua 4

Confección 5

Lencería y géneros de punto 2

TOTAL(*) 35

(*) Las empresas con varias secciones se contabilizan en su actividad principal. Fuente: Agrupación de Fabricantes de Béjar.

188.- Béjar Información nº 115 de 6/03/1999, p. 1 y 4.189.- SÁNCHEZ MARTÍN, Javier R. «De la oveja al telar…» Op. cit., p. 16.

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LA INDUSTRIA TEXTIL DE BÉJAR EN EL S IGLO XX Y EN LOS ALBORES DEL XXI 121

El utillaje incluía, en cifras aproximadas, 3 trenes de lavado, 38 peinadoras, por encima de 7.000 husos de hilatura de estambre y más de 4.000 husos de hilatu-ra de carda, 150 máquinas de tejer e instalaciones completas de tintura, aprestos y acabados190.

Para poder comparar, en la tabla 13 se presenta la evolución en los 11 años an-teriores del 2000:

TABLA 13. DATOS GLOBALES REFERIDOS AL SECTOR TEXTIL EN BÉJAR191

AÑO 1989 1997 2000

Número de empresas 43 32 35

Empleo directo (promedio anual) 1.458 750 752

Valor de la producción final (en millones de Ptas.), excluida Confección.

6.600 6.100 6.425

Exportación (en millones de Ptas.), excluida Confección. S.D. 205 527

Fuente: Agrupación de Fabricantes de Béjar.

La mano de obra directa todavía suponía en el año 2000 del orden de 750 traba-jadores, pero si se comparan los datos de 1989 y de 2000 (tabla 13), se observa que en este último año con la mitad de trabajadores que en el primero, el valor de la pro-ducción (en términos monetarios) era similar, lo que, entre otras cosas, significaba una renovación tecnológica importante. No está incluida en estas cifras la facturación del sector confección.

En dicho año 2000, la mayor parte de la fabricación se centraba en tejidos de estambre y de carda destinados a la confección masculina (trajes, chaquetas y

190.- SÁNCHEZ MARTÍN, Javier R. «De la oveja al telar…» Op. cit., p. 17.191.- Ibídem.

Fileta del urdidor en una fábrica bejarana (Foto del autor).

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HISTORIA DE BÉJAR / VOLUMEN I I122

pantalones) y femenina (faldas y abrigos), presentando casi todas las empresas co-lecciones de invierno y verano. En menor medida se fabricaban también tejidos para uniformidad y para usos técnicos. En cuanto a los mercados de destino, Castilla y León sólo representaba del orden de un 8% de las ventas, distribuyéndose el 83% de éstas por el resto del territorio español (principalmente Madrid, Andalucía y Aragón); el restante 9% se exportaba, principalmente a Francia, Portugal y Alemania. Las ex-portaciones extracomunitarias no suponían en 2000 cifras significativas, aunque en los tres años anteriores se había iniciado la penetración en los mercados del sudeste asiático, Oriente Próximo, Australia y Canadá192.

Respecto a la calidad, varias empresas tenían muy avanzados los trabajos para la implantación de sistemas de gestión de calidad conforme a las normas ISO 9000 y concordantes. Además, se realizaban con asiduidad numerosos controles de calidad, tanto de materias primas como de productos en curso de fabricación y acabados, en el ya conocido como Laboratorio de Ensayos Textiles (Labetex), en la Escuela Técnica Superior de Ingeniería Industrial.

Los fondos de la Iniciativa Comunitaria Retex habían contribuido a la moder-nización de las empresas textiles mediante la formación y el asesoramiento externo para la mejora de procesos y productos, así como para un mejor conocimiento de los mercados exteriores. A la vez, propiciaron una cierta diversificación de la actividad económica en la zona.

Por esas fechas, el esfuerzo empresarial se centraba principalmente en el desarro-llo de nuevos y mejores tejidos, con elevado diseño y cuidada calidad, y en la conse-cución de mayores cuotas de participación en los mercados exteriores. En definitiva, lo que se buscaba era producir tejidos de mayor valor añadido.

Pero, a pesar de los esfuerzos, a finales del año 2000 cierra el emblemático Tinte del Duque, es decir Felipe Gutiérrez Morales S.A. Esta empresa se dedicaba a la tintura de materia textil, principalmente de lana y de poliéster, en las formas de presentación de floca, peinado e hilo, no en tejido. Las razones del cierre fueron por una parte económicas (deudas con Hacienda y con la Seguridad Social) y, por otra, desavenencias entre los accionistas, aunque mi opinión es que ni las partes impli-cadas, ni las autoridades, ni el resto de los industriales pusieron toda la carne en el asador para salvar una de las industrias más antiguas de España, que, cuando cerró, teñía aproximadamente un millón de kilos de materia al año con 24 trabajadores fijos y 11 eventuales. Este cierre se revelaría enseguida como un gran problema para las industrias de tejeduría pues, aunque FYBSA podía también realizar esa clase de tinturas, no podía satisfacer la demanda existente. Además, FYBSA arrastraba proble-mas estructurales importantes que amenazaban su supervivencia. Varios fabricantes de tejidos recurrieron entonces a industrias catalanas o portuguesas (principalmente de Covilhá) para este tipo de tinturas, lo que contribuyó a agudizar los problemas de trabajo de los dos tintes supervivientes, FYBSA y Textil Navazo.

Así las cosas, en octubre de 2003 cierra FYBSA, con 36 trabajadores fijos y 14 eventuales, rompiéndose desde ese momento la cadena textil-lanera, con consecuen-cias nefastas para el textil bejarano y que enseguida se hicieron notar. Para entender el problema diremos que, por primera vez en la historia, no podían teñirse en Béjar floca, peinado, ni hilo, circunstancia que creaba graves problemas a los fabricantes. En realidad había aún una empresa, Cipriano Rodríguez Arias S.A., que aún podía hacerlo, pero su capacidad de producción en este campo era mínima y como norma general utilizaba el tinte para sus propios productos, no para terceros.

192.- Ibídem.

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En junio de 2004 cierra la hilatura de estam-bre Cobhiltex, con 25 trabajadores. Como se ha di-cho, esta cooperativa se había constituido en 1986, al cerrar Fibrasa, por lo que por lo menos había proporcionado trabajo durante 18 años más a sus trabajadores-socios.

A partir del 1 de enero de 2005 se produjo una verdadera revolución en los sectores textil y del vestido europeos, y me atrevería a decir que en los mundiales. En esa fecha fueron eliminadas to-das las restricciones a la importación de productos textiles y de confección mantenida frente a países miembros de la Organización Mundial de Comer-cio, según establecía el Acuerdo sobre los Textiles y el Vestido (ATV), incluido en el Acta Final de la Ron-da Uruguay. A pesar de los gravísimos problemas que ha supuesto desde entonces la, en cierto modo, desleal competencia de China, India, Pakistán y otros países asiáticos (salarios indignos de los tra-bajadores, explotación, ausencia en muchos casos de seguros médicos y de accidentes, nulo respeto al medio ambiente, casos de trabajo infantil,…) los países occidentales no han adoptado desde entonces ninguna medida eficaz para parar la avalancha de productos procedentes de estos países o, al menos, hacerla más tolerable. Ello ha provocado una libera-lización salvaje del mercado y una caída en picado de la industria y del empleo textil occidental.

Esto ha afectado muy negativamente a la in-dustria textil europea y, por supuesto, a la de Béjar. Es cierto que ha habido un número significativo de empresas que han sabido adaptarse a la nueva situa-ción y han cambiado parcialmente su línea de pro-ductos para conseguir otros de mayor valor añadido o que han deslocalizado parte o toda su producción, pero eso no ha evitado que se produjera un fuerte ajuste en el número de empresas y, como consecuencia, en el empleo.

En ese mismo año, 2005, se elabora un Plan Estratégico Textil de Béjar193, en el que, en primer lugar, se hace una radiografía del textil en ese momento que se aporta en la tabla 14:

TABLA 14. TEXTIL BEJARANO. DATOS DE 2004

Empleo total% Empleo femenino

Ventas(millones de euros)

Exportaciones(millones de euros)

% Exportación/Ventas

563 46 43,8 4,7 10,7

Tabla elaborada por Gabinet d’Estudis Economics S.A., Barcelona

193.- Gabinet d’Estudis Economics S.A., Plan Estratégico Textil de Béjar, 18 de mayo 2005.

Chimenea de la fábrica de Gómez Rodulfo

(Foto de M.ª Carmen Cascón).

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HISTORIA DE BÉJAR / VOLUMEN I I124

Los datos de 2004 indican un empleo total de 563 personas, con un aceptable 46% de mujeres. Pero sólo se exportaba la décima parte de lo que se producía, el resto iba al mercado nacional.

Y la evolución en esos últimos diez años había sido la siguiente:

TABLA 15. TEXTIL BEJARANO; DATOS COMPARATIVOS

1994 2004 Variación (%)

Número de empresas 40 36 ‑10,0

Empleo total 855 563 ‑34,2

Ventas (millones de euros) 35,8 43,8 22,3

% Exportación/Ventas 0,8 10,7 1237,5

Ventas/Empleo (euros/trabajador) 41.871 77.797 85,8

Ventas/empresa (euros/empresa) 895.000 1.216.666 35,9

Tabla elaborada por Gabinet d’Estudis Economics S.A., Barcelona.

En la tabla 15 se observa que en diez años el número de trabajadores había dis-minuido en casi 300, un 34,2%; sin embargo, las ventas habían aumentado un 22,3% y las ventas por cada trabajador un 85,8%. Esto indica un notable incremento de la productividad por trabajador.

Pero también es interesante precisar qué había sucedido con el empleo en lo referente a algunos de los tipos de puestos de trabajo más significativos (tabla 16):

TABLA 16. TEXTIL BEJARANO; DATOS COMPARATIVOS

1994 2004 Variación (%)

Tejedores 285 210 ‑26,3%

Auxiliar de hilados y acabados 322 101 ‑68,6%

Confección y otros 248 173 ‑30,2%

Total 855 484 -43,4%

Tabla elaborada por Gabinet d’Estudis Economics S.A., Barcelona.

Como puede verse en la tabla 16, el número de tejedores se había reducido en más de una cuarta parte y el de empleados de confección en más de un 30%. Pero la pérdida mayor de empleo se había producido en el sector de las hilaturas, que fue el más castigado inicialmente por la importación de hilos procedentes de Asia a precios muy bajos. En efecto, en el estudio citado se aporta también el dato de que en ese año de 2004 ya sólo el 35% de los hilados utilizados procedían de Béjar, mientras el 65% restante procedía de fuera. Asimismo, el 50% de los tejidos se teñía y acababa fuera de Béjar, la mayor parte en Covilhá (Portugal). Eso explicaba la disminución en el em-pleo de los auxiliares de hilados y acabados. Y es que las hilaturas no podían competir en precios con los hilos que se traían de China o de India y de otros países asiáticos, lo que estaba provocando la desaparición de un gran número de hilaturas en España.

En octubre del año 2006, después de desempeñar un importante papel en la in-dustria local durante sus casi 170 años de actividad textil, cierra la fábrica de tejidos Cipriano Rodríguez-Arias S.A. En realidad no fue un cierre total, pues reconvirtió su actividad al ramo del metal y, posteriormente, reabrió parcialmente la hilatura de carda, que continúa en la actualidad, aunque con un número muy pequeño de empleados.

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LA INDUSTRIA TEXTIL DE BÉJAR EN EL S IGLO XX Y EN LOS ALBORES DEL XXI 125

También en 2006 había cerrado su fábrica Egusa (Esteban Gutiérrez, Sucesor), ubicada en la calle Nogalera, aunque la razón social sigue viva dedicada a actividades comerciales, pero con un solo empleado.

Y en septiembre de 2007 cierra Textil Navazo, que contaba aun con 34 trabaja-dores. Desaparece así la última industria de tintura, aprestos y acabados que quedaba en Béjar y que se transformó en una fábrica de paneles solares, Unisolar (después Soliker), absorbiendo la mayor parte de la plantilla de la empresa textil. A partir de ese momento, las tejedurías no tienen más remedio que realizar las operaciones de tintura y acabado fuera de Béjar, principalmente en Portugal.

El taller de confección Vértice, con 8 trabajadores, cierra también en ese mismo mes. El 15 de diciembre de 2007 cesa en su actividad la última hilatura de estambre que trabajaba para terceros, La Estambrera Bejarana, dejando a otros 21 trabajadores en paro, después de subsistir 21 años en régimen de cooperativa. Y ello supone una nueva rotura en la cadena productiva, pues la única hilatura que queda en Béjar que trabaje para terceros es Cipriano Rodríguez Arias, y sólo lo hace en carda, no en es-tambre. La otra hilatura, Hibesa, hace carda y estambre, pero es propiedad de Hijos de Rafael Díaz y trabaja en exclusiva para esta empresa de tejidos.

Y así llegamos a la situación en 2012. La caída de la actividad textil en Béjar puede seguirse en cierto modo por el descenso en el número de empleados, que ha sido el siguiente (figura 5):

FIGURA 5. EVOLUCIÓN DEL NÚMERO DE TRABAJADORES TEXTILES EN BÉJAR, ENTRE 1970 Y 2012 (SE INCLUYE EL SECTOR DE LA CONFECCIÓN)

Son datos aproximados basados en valores medios de empleo cada año. Fuentes: Agrupación de Fabricantes, Prensa y elaboración propia.

Se han intercalado los datos de 1992 y 1993 para poner de manifiesto el fuerte impacto en el empleo que supuso el cierre de Hispano Textil, en 1993.

Como puede verse en la gráfica, Béjar perdió el 90% de sus empleos textiles entre 1970 y 2012, y sólo entre 1993 y 2008 el 60% de sus empresas del ramo. A comienzos de 2013 quedaban 14 empresas en activo, de las que sólo la industria de confección Manufacturas Yuste S.A. y el grupo formado por Hilaturas Béjar S.A. (Hi-besa) con la fábrica de tejidos de Hijos de Rafael Díaz superaban los 50 empleados. Por otra parte, Manufacturas S.A. (lavadero y peinaje de lana) supera la veintena; las tejedurías de Pablo Farrás Faus S.A. y el grupo formado por Manuel Bruno Fraile S.A. y Tefasa, entre 10 y 20 empleados. Y con menos de diez trabajadores figuran: Cipriano Rodríguez Arias S.A., J. González Tejeda S.A., Alberto Vicente García, Comercial Textil Virgilio Bermejo e Hijos S.L., Esteban Gutiérrez S.A., Anirpa Lanas S.L. (antes Claseo de Lanas Argenta S.L.,) y Lanas Sillero S.L., esta última en Puerto de Béjar.

1970 1980 1990 1992 1993 2000 2004 2007 2012

3.000

2.500

2.000

1.500

1.000

500

0

2.721

2.193

1.531 1.428

1.099

752563

350 278

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En los primeros meses de 2013 algunas de las empresas citadas han tramitado Expedientes de Regula-ción de Empleo (ERE). La razón es el descenso de pedidos, consecuencia a su vez del descenso generalizado en el consumo que ha traído la grave crisis en que estamos inmersos desde hace varios años.

12. SUMA Y SIGUE

El acontecer de la industria textil bejarana ha sido casi siempre complicado, unas veces por unas causas y otras por otras, pero son escasos los largos períodos de bonanza. Trataremos de acotar y resumir en estas líneas los hechos más relevantes del siglo XX y de lo que va del XXI.

En primer lugar hemos de referirnos necesariamente a la situación geográfica de Béjar, ubicada en una zona de difícil orografía y falta de comunicaciones, lo que impidió durante muchos años la instalación de máquinas de vapor para mover con la regularidad necesaria las máquinas textiles, especialmente los telares. Por otra parte, Béjar estaba en una zona poco desarrollada y aislada del resto de los centros fabriles, lo que contribuyó a que no fluyeran hacia ella los capitales que tanto contribuyeron a la industrialización de otras regiones194. Además, hasta bien entrado el siglo XX, no hubo bancos que pudieran financiar a las industrias.

En cuanto a lo social, los principios del siglo XX fueron bastante convulsos. En efecto, los movimientos sociales de aquella época, con huelgas constantes y enfrentamientos dialécticos cuando no físicos, no eran los mejores ingredientes para construir una industria moderna y competitiva. Había continuas desavenen-cias de los obreros con los fabricantes y éstos, a su vez, estaban divididos entre ellos. Prueba de lo último es que había dos asociaciones: la Unión de Fabricantes, formada por los industriales más potentes, y la Unión Industrial, formada por los pequeños fabricantes195.

Además, varios de los empresarios más poderosos vivían en Madrid, para estar cerca de los centros de poder y así tener una mayor capacidad de influencia para obtener contratas. En la capital poseían también almacenes de paños que les permitían servir con mayor rapidez los pedidos. A pesar de no residir en Béjar, estaban bastante bien informados de lo que pasaba en sus fábricas y en la ciudad pero, como venían sólo de vez en cuando, permanecían en cierto modo ajenos a los problemas que surgían en el día a día, que eran muchos.

En lo técnico, hay que decir que las fábricas bejaranas tardaron demasiado tiempo en adaptarse a las nuevas exigencias del mercado. En efecto, la producción de paños de estambre empezaba a ser mayoritaria frente a los de carda ya desde finales del XIX y, sin embargo, aquí no se puso en marcha ninguna hilatura de estambre hasta bien entrados los años treinta del siglo XX. Las causas son complejas. Desde luego, la cuantiosa inversión necesaria para ello era un factor de desánimo para los industriales. Pero también la falta de insti-tuciones financieras, que permitieran financiar esa inversión a quien dispusiera de la iniciativa pero no de patrimonio suficiente para ello. Y los que dispusieran de él quizá se lo pensaran dos veces antes de arriesgar su fortuna cuando la sociedad obrera bejarana vivía momentos de gran agitación.

Cierto es que hubo un empresario, Jerónimo Rodríguez Yagüe, que montó un peinaje de estambre, se entiende que con la intención de montar después la hilatura, pero su fallecimiento en 1903 abortaría el pro-yecto. ¿Si hubiera podido realizarse hubiera servido de acicate para que otros empresarios hubieran hecho lo mismo? Es posible que sí, pero aquí entramos en el terreno de las suposiciones.

Por otra parte, no se pudo aprovechar el tirón en la producción que supuso para otras regiones españo-las la Primera Guerra Mundial, si exceptuamos por las empresas de compra-venta y de lavado de lana que trabajaron a su máximo rendimiento. Durante la guerra y algunos años después, con la industria textil de los países contendientes destruida, hubo numerosas oportunidades de negocio a las que Béjar, con continuos conflictos y déficit estructurales, llegó tarde.

En los años veinte es reconstruida rápidamente la industria textil europea afectada por la guerra y, en consecuencia, empiezan a incrementarse las importaciones españolas. También se cambia parte del uniforme

194.- RODRÍGUEZ BRUNO, Gabriel. «La crisis textil bejarana a final del siglo XIX y principios del XX (II)», Béjar en Madrid, 16/03/1985, p. 6.195.- RODRÍGUEZ BRUNO, Gabriel. «La crisis textil bejarana a final del siglo XIX y principios del XX (I)», Béjar en Madrid, 9/03/1985, p. 6.

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del Ejército español a algodón, lo que supuso un golpe para la industria bejarana, lanera por excelencia. Además, en esta época el Ejército pagaba los suministros tarde y mal, lo que hacía que las fábricas tuvieran problemas de financiación, por ejemplo para comprar nueva maquinaria.

El resultado se tradujo en crisis periódicas que sólo remitieron en trágicas cir-cunstancias, cuando en 1936 comenzó la Guerra Civil Española. En esos momentos la situación del textil bejarano se podía calificar de agónica (falta de pedidos, conflic-tos sociales, maquinaria obsoleta,…). Pero la situación cambia al ser Béjar el único centro textil de importancia que queda en la zona controlada por los ejércitos del general Franco, lo que hace que se convierta en proveedor prácticamente exclusivo de uniformes y demás pertrechos textiles (mantas, capotes, etc) para sus tropas. La industria bejarana fue militarizada y se dedicó casi exclusivamente a esta labor, in-crementando notablemente su producción a pesar de la vejez y obsolescencia de su parque de maquinaria.

Después de la guerra Béjar se transformó por completo, se habían creado nuevas industrias, la maquinaria había sido renovada en su mayor parte, vinieron técnicos textiles catalanes y valencianos, principalmente especialistas en hilatura de estambre y en tintorería y, además, las infraestructuras estaban intactas mientras que las de Ca-taluña y Valencia habían sido afectadas por la contienda. Todo en conjunto hizo que la industria textil bejarana cobrara un auge que no tenía antes de la guerra y viviera años de bonanza hasta finales de la década de los cincuenta. Es decir, las décadas de los cuarenta y de los cincuenta pueden considerarse de desarrollo continuado, alcan-zando Béjar su máximo esplendor industrial.

La década de los sesenta trajo la difusión masiva de las fibras sintéticas que, ini-cialmente, hicieron daño al mercado de la lana, aunque Béjar se adaptaría enseguida y utilizaría estas fibras en mezclas con lana, consiguiendo buenos resultados. Pero ya empezaba a ponerse de manifiesto un exceso de producción en España, los salarios comenzaban a elevarse como consecuencia del aumento del nivel de vida y cada vez se notaba más la competencia de otros países por la progresiva apertura al exterior

Fábrica de hilados de estambre de Téllez, hoy fábrica de paños de Pablo Farrás (Foto del autor).

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HISTORIA DE BÉJAR / VOLUMEN I I128

de la economía española, aunque la industria bejarana era todavía fuerte y estaba preparada para sufrir algún que otro revés. La ocupación se había mantenido más ó menos estable hasta entonces. No obstante, se debatían los problemas que ocasionaba el motocultivo textil y había consciencia de la necesidad de abordar una diversifica-ción de industrias en particular y de actividades económicas en general. Comenzaba a hablarse ya de que había que prepararse para entrar en el Mercado Común Europeo.

Los verdaderos problemas puede decirse que comenzaron con la crisis del pe-tróleo de 1973, que trajo como consecuencia una enorme subida de los precios energéticos. La industria textil, gran consumidora de energía, no tuvo más remedio que incrementar sus precios significativamente, al igual que hicieron otras muchas en los países occidentales, produciéndose subidas en cadena de numerosos productos y servicios que provocaron un notable aumento de la inflación. Esto condujo a un retraimiento del consumo y a una inevitable recesión económica, que provocaría en los años siguientes el cierre de muchas fábricas y un significativo aumento del paro.

En los años ochenta se perderá el quasi monopolio de suministrador del Ejér-cito a favor de grandes empresas textiles andaluzas, sobre las que recaía la sospecha de practicar competencia desleal en los precios. Algunas solicitan la reconversión y renuevan maquinaria. España entra, por fin, en el Mercado Común y la competencia con la industria textil europea se acrecienta.

Poco a poco, aunque ya en los años noventa, se empieza a ver que no basta con comprar maquinaria nueva, cada vez más productiva, ni con optimizar los procesos de fabricación, ni con reducir plantilla, ni con aumentar las exportaciones; la com-petencia exterior hace que no se puedan incrementar los precios, lo que lleva a una reducción drástica de los beneficios, pues los márgenes comerciales empiezan a ser ridículos. Son años en que comienza a preocupar cada vez más seriamente la compe-tencia asiática y sus bajos precios.

Hay que precisar que la mayoría de las empresas seguían fabricando los produc-tos tradicionales para el mercado de caballero y señora, mientras que el sector de los textiles técnicos era minoritario. Sin embargo, se ve necesario un cambio de produc-tos para obtener mayores valores añadidos, aunque se es consciente de que esto no es tan fácil y para muchas empresas supondría un cambio tan grande que deciden seguir fabricando prendas de vestir clásicas. Y, claro, es la pescadilla que se muerde la cola. Cada vez es más difícil competir en precios en este tipo de prendas y, como consecuencia, empieza a producirse una cadena de cierres que, a lo largo de los años noventa, se vuelve cada vez más preocupante. Así, el cierre en 1993 de la sociedad Hispano Textil deja en la calle de golpe a más de trescientos trabajadores, y le siguen Matinsa, Gómez-Rodulfo, Fabrimoda, Vertex,…, además de varias regulaciones de empleo en otras fábricas.

Y llegamos al siglo XXI. Hoy día la tipología de las dificultades ha cambiado y el problema sustancial proviene de la competencia asiática en un mundo cada vez más globalizado. Especialmente desde el 1 de enero de 2005, año en que se liberalizaron las importaciones para los países de la OMIC. Así, nos hemos encontrado con una invasión de productos chinos, indios, paquistaníes, etc., que compiten directamente con nuestros productos a unos precios sensiblemente inferiores.

A ello se ha añadido la crisis profunda que padecemos desde hace varios años (unos dicen que desde el 2009, otros que desde antes) y que, a principios de 2013, aún no ha comenzado a remitir. Y la crisis económica ha conducido a un desempleo masivo, especialmente en España, que ha provocado una caída libre del consumo, provocando una situación muy negativa.

Todo en conjunto ha llevado a la desaparición de muchas empresas, textiles y no textiles, y, consiguientemente, de muchos puestos de trabajo. Pero también a que

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muchas de las industrias textiles europeas que han sobrevivido hayan cambiado la gama de productos que fabrican, centrándose en otros de mayor valor añadido que los utilizados corrientemente.

Se trata de evolucionar, parcial o totalmente, hacia la fabricación de nuevos pro-ductos más rentables y que permitan a una empresa mantenerse en el mercado. O en realizar cambios en dichos productos para, en definitiva, tratar de conseguir el mismo objetivo. Unos lo han entendido así y, con mejor o peor fortuna, han llevado a cabo este tipo de adaptaciones o cambios. Otros han decidido seguir con los produc-tos tradicionales y, hasta ahora, son los que peor parte han llevado. De los dos casos hay ejemplos en Béjar

¿Qué deparará el futuro? Aunque parece que ya ha pasado lo peor (¡y con qué consecuencias!) los expertos indican que aun no se ha tocado fondo y que la feroz competencia asiática, unida a la crisis, seguirá aun haciendo daño a nuestra industria textil y a otras. ¿Hasta cuándo? Todo dependerá de su capacidad de adaptación y de reacción ante los futuros acontecimientos del mercado.