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Entertainment & Humor


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LLYYCCÁÁNN TTRROOPPOO OOSSCCUURROO

CCRRHHIISSTTIINNEE FFEEEEHHAANN

SERIE: OSCURA #24

Tatijana Dragonseekers1 pasó siglos encerrada en el hielo junto a su hermana, atrapada en el limbo entre la vida y la muerte, nunca hablaban con un alma a no ser las que le atormentaban. Ahora, ha sido liberada de su prisión congelada por una descendiente desconocida. Despierta en forma humana, Tatijana anhela explorar el mundo moderno en el que vive ahora -un mundo con más misterios para los que ella está preparada.

Fenris Dalka ha regresado a las montañas de los Cárpatos después de una larga ausencia para estar con su hermano. Está marcado por siglos de batalla, y cada victoria duramente ganada. Pero la verdadera razón de su regreso a casa puede ser mortal si es descubierta por el hombre -o la mujer- equivocada. A su llegada, se ve atraído por una hermosa y enigmática desconocida que lleva el aroma de la tierra fresca, de los bosques, y de la noche misma.

Con el tiempo Tatijana y Fenris descubrirán todo lo que los une –sus secretos y pasados, sus depredadores, y la intensa pasión que despiertan en sus almas. Sin embargo, seducidos en una plateada noche de luna llena, descubrirán todo lo antiguo y perverso que existe para destruirlos.

1 NdeT: Dragonseekers: Buscadores de dragones. Como Tatijana desciende de la línea de los

Buscadores de dragones de los Cárpatos, se deja en ingles.

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Agradezco a cada una de las participantes en este proyecto, Traductoras, correctoras,

traductoras SOS, Diseñadora, gracias chicas por todo su trabajo, por tu tiempo y

dedicación, a este proyecto. Felicitaciones a todas por un excelente trabajo.

Moderadora Arhiel

Traductoras Alhana; Arhiel; Apollymi; Dayanna; Fangtasy; Kralice Khalida;

Kyra; Mary; Maxiluna; Mónica; Ophira.

Correctoras Nyx; Arhiel; Yomiko

Correctora General y Recopilación Arhiel

Diseño

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Traducido Por Fangtasy Corregido Por Nix

Revisado Por Arhiel

a niebla flotaba entre los árboles. La luna, no estaba del todo llena, era solo un halo amarillo apagado, y aún así evidente. Alrededor de la luna, un anillo rojo despedía un resplandor siniestro. Un momento

peligroso, este ciclo de la luna, sobre todo cuando la niebla asomaba gruesa y pesada, cubriendo el suelo a un pie más o menos de altura, serpenteando dentro y fuera de la zona arbolada como si estuviera viva. La niebla amortiguaba el sonido, embotaba los sentidos, dándole ventaja a las figuras sombrías que daban caza a los incautos.

Tatijana de los Dragonseekers se despertó bajo la tierra, con capas de oscura y altamente curativa tierra arcillosa rodeándola. Nutrientes vitales, ricos en minerales, acogían su cuerpo en un lecho mullido. Yació allí durante mucho tiempo, presa del pánico, escuchando su propio corazón latiendo, sintiéndose demasiado floja, demasiado atrapada, demasiado expuesta. Y caliente. Tan caliente. Por encima de ella, sintió a los guardianes. Velaban por ellas, dijeron, y eso era probablemente cierto, pero ella había sido una prisionera durante tanto tiempo, había nacido en cautividad, y no confiaba en nadie más que en su hermana, Branislava. Bronnie yacía dormida pacíficamente, muy cerca de ella, ese era su único consuelo.

El latido de su corazón se había hecho más fuerte hasta convertirse en un trueno para sus oídos. No podía soportar estar atrapada bajo la tierra. Ella tenía que salir, para encontrar la libertad. Para sentirse libre. ¿Cómo era eso? Ella no sabía nada del mundo. Había vivido toda su vida bajo tierra, en la profundidad de las cuevas de hielo, sin ver ni hablar con nadie más que aquellos que la torturaban y trataban de aterrorizarla. Ella no conocía otra vida, pero eso había cambiado, o eso… ¿le había hecho?

¿Habrían, Bronnie y ella, cambiado una fría y aterradora prisión por una jaula de seda? Si era así, sus guardianes habían cometido un gran error al ponerlas en la tierra para recuperarse. Ella apenas sabía lo que era estar en su forma real. Había

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pasado siglos en su forma de dragón y los dragones podían moverse a través de la tierra con bastante facilidad.

Bronnie, susurró en la mente de su hermana, sé que necesitas tu sueño. Continuaré explorando nuestro nuevo mundo y volveré al amanecer con la nueva información.

Branislava se agitó en su mente como si fuera a protestar como lo había hecho cada vez que Tatijana le dijo que se marchaba.

Necesito hacer esto.

Iré contigo, respondió Bronnie, su voz lejana, a pesar de que estaba en la

mente de Tatijana.

Tatijana sabía que Branislava se obligaría a sí misma a despertar, aunque ella no estaba realmente curada en su interior, donde ambas lo necesitaban.

Habían hecho todo juntas, habían pasado por lo peor juntas. Nunca habían estado separadas de hecho, incluso cuando se encontraban atrapadas en el hielo, cuando sólo podían mirarse la una a la otra. Todavía tenían comunicación telepática.

No esta vez, Bronnie, tengo que hacer esto por mí misma. Ella susurró las palabras como lo hizo en las ocasiones en que ella despertó para explorar su nuevo mundo.

Ella siempre le aseguraba a Bronnie que iba a tener cuidado.

Nadie las haría prisioneras a ninguna de ellas de nuevo. Cada amanecer hacía ese simple juramento. Estaba cada vez más fuerte con cada noche que pasaba. El poder corría a través su cuerpo y con éste, la confianza. Estaba decidida a que ellas se valieran por sí mismas y a dejar de estar bajo la autoridad de nadie.

Tatijana no sabía cómo decirle a su hermana que no quería vivir bajo las reglas de otro. Ellas eran Cárpatos. Eran Dragonseekers. Eso significaba algo para el príncipe de los Cárpatos y para todos los demás. Los hombres hacían cola con la esperanza de reclamarlas bien a Bronnie o a ella. No podía vivir bajo la ley de otro. Simplemente no podía hacerlo. No quería que nadie le dijera lo que tenía hacer nunca más, incluso si era por su propio bien. Se levantaría cuando ella quisiera y exploraría su nuevo mundo en sus propios términos.

Tatijana tomó la decisión de que iba a encontrar su propio camino, aprender a su manera, cometería sus propios errores. Bronnie era siempre la voz de la razón. Ella protegía a Tatijana de su naturaleza impulsiva, pero nunca más. Por mucho que quisiera a Branislava, esto era algo que Tatijana necesitaba.

Transmitió su amor y afecto a su hermana, junto con la promesa de que volvería al amanecer. Transformarse adoptando la forma de un dragón azul era

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fácil, ella había permanecido con esa forma durante siglos y esa estructura y físico se sentían más familiares que su propio cuerpo.

Se enterró más profundamente, adentrándose en la tierra en lugar de salir a la superficie donde sus guardianes la verían. Ella ya había cavado un túnel, y se trasladó rápidamente a través del suelo compacto. Había elegido para salir un punto a varios kilómetros de distancia de su lugar de descanso con el fin de garantizar la seguridad de Branislava y para asegurarse de que los guardianes no tendrían ni idea de que ella se había levantado temprano. El dragón azul se movió a través del túnel como un topo, cavando en su caso, compactando la tierra que se había derrumbado mientras se apresuraba constantemente hacia su objetivo.

Tatijana emergió en un bosque profundo. Fue muy cuidadosa para examinar la tierra por encima de ella antes de que el dragón azul asomara su cabeza cuneiforme2 por la entrada oculta. Ella surgió a la superficie en medio de una niebla gris espesa. Los árboles parecían gigantes espantapájaros deformes con los brazos extendidos, balanceándose ligeramente, lo suficiente para darles la apariencia de monstruos.

Tatijana había conocido a verdaderos monstruos y el denso bosque de árboles cubiertos de un velo gris no la alarmó en lo más mínimo. La libertad era increíble. Sus ojos eran terriblemente sensibles, pero aparte de eso, el mundo se sentía como si fuera el suyo y con la niebla que cubría el suelo, sus ojos ni siquiera le escocían.

Cambio a su forma física, vistiendo ropa moderna, un par de pantalones de suave algodón que le permitían libertad de movimiento. Había elegido una blusa que había visto en una mujer del pueblo un par de noches antes. Ella había seguido a la mujer, estudiando su estilo de ropa para poder reproducirlo a voluntad. Todo parecía extraño para ella, pero eso era parte de la emoción del descubrimiento. Quería el aprendizaje táctil, no sólo sacar información de la mente de los demás.

Emprendió su camino a través del bosque, disfrutando de la forma en que la niebla se envolvía alrededor de sus piernas y la hacía sentir como si estuviera caminando a través de las nubes. Recordó en el último momento añadir zapatos,

algo que todavía era muy incómodo para ella. Sentía como si los zapatos la hacían más pesada y la hacían sentir muy extraña en su cuerpo.

El viento soplaba a través de los árboles, levantando las hojas y arremolinando la niebla alrededor de los troncos de los árboles. La niebla comenzó a levantarse del suelo mientras caminaba hacia la única luz en el borde del bosque que ella podía ver. La música se filtraba desde el edificio, cantándole a ella, atrayéndola, pero esta vez sabía que no iba simplemente a escuchar esas bellas

2 NdeT: El término cuneiforme se refiere a la figura en forma de cuña de la cabeza del dragón.

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notas. Ella normalmente elegía un lugar diferente cada noche para recoger más información para compartir con su hermana.

Ahora, este lugar la llamaba cada vez que emergía. El sentimiento era tan fuerte que era casi una compulsión. Ella se había resistido durante unos días, pero no pudo refrenarse otra noche más. Se acercó más al edificio. Las ventanas estaban iluminadas con aquel mismo resplandor amarillo, dos ojos que la miraban a través de la espesa niebla. Un escalofrío le recorrió la espalda, pero ella siguió caminando hacia ella.

La Taberna del Jabalí Salvaje se alzaba en el mismo borde del bosque, rodeada por tres lados por la espesa maleza, árboles, y un montón de cobertura para cualquier persona que necesitara ocultarse rápidamente. Proporcionando cobijo y camaradería, así como salidas fáciles si la ley se aventuraba acercarse, la taberna ofrecía a los clientes habituales confort junto al fuego, comida caliente y mucho para beber. La multitud era ruda, no era un lugar para los tímidos, e incluso la ley generalmente evitaba el lugar. Nadie hacía preguntas y todo el mundo era cuidadoso con no ver nada oficialmente.

Fenris Dalka venía a la taberna casi todas las noches, así que ¿por qué se sentía tan tonto allí sentado en el bar, lentamente acariciando una cerveza, fingiendo beberla como hacía a menudo? Dejó escapar el aliento y mantuvo la mirada fija hacia adelante, usando el espejo para mantener un ojo en la puerta. Desde su posición aventajada, podía ver todos los rincones de la taberna, así como la puerta.

Había localizado el lugar perfecto para sentarse hacía algún tiempo y ahora, si él entraba y alguien estaba sentado allí, él simplemente se ponía enfrente de ellos, mirándolos fijamente, hasta que se levantaban y dejaban vacante su asiento.

Fen sabía que era intimidante y utilizaba su aspecto rudo y peligroso para su ventaja. Él era lo suficientemente alto, pero eran sus anchos hombros, su robusto pecho, sus brazos musculosos, la oscuridad de su barba, y los penetrantes ojos azules glaciares que usaba para mirar a través de alguien directamente a su alma, lo que generalmente intimidaba a las personas. Rara vez tenía que hablar y él lo prefería así. Los clientes habituales lo conocían y sabían que debían dejarlo en paz.

La música sonaba de fondo y alguna risa de vez en cuando se escuchaba, pero en su mayor parte, los clientes hablaban en susurros. Sólo el dueño del bar hablaba con Fen cuando entraba. Algunos de los habituales levantaban una mano, o asentían con la cabeza, pero la mayoría evitaban sus ojos. Él parecía casi tan peligroso como lo era. Un hombre sin amigos, confiaba sólo en su hermano,

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siempre perseguido o a la caza. Era incluso aún más despiadado y brutal de lo que decían los rumores.

Su cabello era largo, muy grueso y distintivamente plateado con mechones negros entretejidos en las ondas que caían por su espalda. La mayoría de las veces se lo sujetaba en la nuca con un cordón de cuero para mantenerlo fuera de sus ojos. Tenía las manos grandes, y sus nudillos estaban llenos de cicatrices. Había cicatrices en su cara, una cerca de su ojo y otro que iba desde el ojo hasta la mitad de su rostro. Había muchas más cicatrices en su cuerpo. Siglos de autodefensa, cada batalla y cada victoria estaban estampados en sus huesos.

Las conversaciones susurradas eran bastante fáciles de escuchar con su agudo oído, lo que le permitía conseguir una enorme cantidad de información. Pero esta noche era diferente. Él no estaba aquí para obtener más información... se sentía atraído... forzado por algo totalmente diferente esta vez.

Incómodo, jugaba con su jarra de cerveza, moviendo los dedos sobre el asa, agarrándola con el puño y obligándose a detenerse antes de romper el cristal. Él no era un hombre para hacer la voluntad de otro. No se fiaba de nada que no pudiera entender y no entendía la urgente necesidad que lo mantenía volviendo noche tras noche, expectante.

Esta era una taberna para los transgresores de la ley. Para las reuniones clandestinas. Él y su hermano habían descubierto la taberna cuando había llegado por primera vez a las montañas de los Cárpatos. Había sido necesario encontrar un lugar seguro, apartado, donde pudieran pasar tiempo y hablar sin ser vistos por cualquiera que pudiera conocer a alguno de los dos. Quería estar absolutamente seguro de que su hermano menor estaba a salvo. Nadie podía saber que eran hermanos. Nadie podía incluso asociarlos, o estaría poniendo la vida de su hermano pendiente de un hilo, algo que no estaba dispuesto a hacer. Tantos años habían pasado que todo el mundo se había olvidado de él, o lo creían muerto, y para la protección de su hermano esa mentira tenía que permanecer.

Conocía cada cara en la taberna. La mayoría había estado viniendo incluso

desde hacía más tiempo que él. El cliente más reciente era el más sospechoso. Había llegado a la zona sólo un par de semanas antes. Tenía la fornida complexión de un cazador, o un leñador, aunque se vestía más refinado. No era alguien para tomar a la ligera. Cualquiera podía ver por la manera de moverse que sería bueno en una pelea. Definitivamente estaba armado. Se hacía llamar Zev, y claramente era nuevo en la zona. Él no había revelado sus asuntos, pero Fen apostaría su último dólar a que estaba cazando a alguien. No parecía un hombre de la ley, pero definitivamente estaba persiguiendo a alguien. Fen esperaba que no fuera a él, pero sí lo era, él emplearía cada oportunidad para estudiar a Zev, su forma de moverse, cuál era su mano favorecida, donde llevaba sus armas.

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Zev llevaba el pelo más largo de lo habitual, al igual que Fen. Su cabello era de un color castaño oscuro y muy grueso, muy parecido a una piel de animal muy poblada. Sus ojos eran grises y vigilantes, siempre en movimiento, siempre inquietos, mientras su cuerpo permanecía inmóvil. A Fen le resultaba significativo que nadie en el bar lo hubiera desafiado aún.

El viento se levantó, azotando entre los árboles, caprichoso y juguetón, empujando las ramas contra los laterales de la taberna tanto que crujían y los raspaban, un heraldo de peligro si se podía leer la información que el viento proporcionaba. Fen dejó escapar el aliento y miró por la ventana hacia la oscuridad del bosque.

La niebla serpenteaba entre los árboles, extendiéndose como dedos codiciosos, moviéndose sinuosamente dentro y fuera de los árboles, encerrando al bosque en un espeso velo de color gris. Tenía que marcharse, ahora, tenía sólo cinco días antes de la luna llena, eso le daba dos días para encontrar un lugar seguro para burlar la amenaza sobre él. Los tres días antes de la luna llena, durante la luna llena y los tres días posteriores eran los más peligrosos para él. Sin embargo, él no se movió de la banqueta, ni siquiera cuando el instinto de conservación le gritaba. Cada pelo en su cuerpo estaba erizado, tanto en señal de alarma y extendidos como antenas para captar los detalles más pequeños.

Esparció las perlas de sudor frío sobre el cristal, su mirada atraída por el espejo una vez más. No tenía toda la gama del espectro de colores, pero cuanto más tenue fuera la luz, más tonos de gris podía ver. No podía decir la diferencia entre el amarillo, el verde o el naranja, todos ellos le parecían lo mismo, un color amarillento opaco. El rojo parecía marrón grisáceo o negro, pero podía detectar el azul. Lo que le faltaba en su capacidad para distinguir los colores, lo compensaba de sobra con su agudo oído, su olfato y su vista de largo alcance.

El aroma de ella le llegó tan pronto abrió la puerta. Una mujer. La mujer. ¿Era el cebo para atraparlo? Si es así, lo tenía en el anzuelo. Ese olor suyo a tierra fresca, a bosque, a miel silvestre, a lugares secretos oscuros y a la misma noche, lo atrajo

como ningún perfume caro jamás podría. Ella había estado entrando y saliendo de la taberna durante la última semana. Tres visitas, y sin embargo, ya estaba bajo su hechizo.

Lo había capturado sin esfuerzo, sin hacer otra cosa más que caminar a través de la puerta. Nunca había visto a una mujer más hermosa o atractiva. Ella literalmente detuvo todas las conversaciones en el momento en que entró, pero no parecía darse cuenta. Y ese era el problema. Ella era demasiado joven e ingenua, demasiado inocente, viniendo sin escolta a un lugar como éste.

Él había oído las murmuraciones de algunos de los hombres y sabía que ella no estaba segura. Las dos camareras la miraron, conscientes de que en el momento

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en que ella entró, ya no tenían la atención de los hombres. Una vez más, la mujer parecía completamente ajena a este hecho. Ella caminó con confianza, pero parecía no prestar atención a los depredadores que la rodeaban, y ciertamente eran depredadores. La única razón por la que no había sido atacada hasta ahora era porque él había dejado muy claro que ella estaba bajo su protección. Cuando uno de los hombres había comenzado a hacer su movimiento de aproximación hacia ella, Fen se había levantado. Eso fue todo. Él tan sólo se puso en pie.

El hombre desistió al instante y nadie se había atrevido a hacer otro movimiento, pero era sólo cuestión de tiempo. Por lo que escuchó, tres conspiradores planeaban seguirla cuando ella saliera de la taberna y Fen no estuviera cerca para protegerla. Bueno, eso no era exacto. Dos conspiradores y un amigo tratando de hacerles entrar en razón. Podría haberles dicho que no arriesgaran su dinero en ese plan y que escuchar a su amigo era la mejor idea, pero no se molestó. Él ejercitó sus hombros lentamente, abrió y cerró los puños, estirando sus dedos, mirando hacia abajo a aquellas manos que podían ser armas mortales. Necesitaba el ejercicio.

Él la miró en el espejo. La había visto probar una bebida cada vez que venía, una que ella obviamente había visto a alguien beber, y todas las veces había puesto una cara horrible y había escupido el licor de nuevo en el vaso, sacudía la cabeza y se alejaba de la barra hacia la pequeña área donde podía bailar. Una vez más, parecía completamente ajena a aquellos que la rodeaban, perdiéndose en la música. Fen estaba seguro de que ella venía a la taberna sólo porque amaba la música.

Nunca hablaba, ni siquiera con el barman, y Fen se preguntaba si ella podía hablar o no. Tenía la piel blanca como la porcelana, como si nunca hubiera visto el sol. Su cabello era hermoso, alcanzando muy por debajo de su cintura, lo suficiente largo como para que ella probablemente pudiera sentarse sobre éste, como si nunca lo hubiera cortado en su vida. Lo llevaba en un moño trenzado que era tan grueso como la muñeca de él.

La sedosa cascada era de un color que él no podía definir completamente, pero cuando la luz lo golpeaba directamente, el color parecía cambiar, aunque podría ser por la forma en que él percibía los colores.

Sus ojos captaron a Fen. Él no podía dejar de mirarlos, y mientras ella bailaba, de repente levantó sus pestañas encontrándose con los ojos de él en el espejo. El corazón de Fen casi se detuvo y luego comenzó a latir con fuerza. Las mujeres no tenían ese tipo de efecto sobre él. No se le secaba la boca. Su mandíbula no le dolía y sus colmillos no se alargaban afilados. Él siempre, siempre, mantenía el control. Y

sin embargo... Un sonido atronador rugía en sus oídos, y su respiración se volvió agitada, teniendo que echar mano a siglos de disciplina.

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Las emociones se habían diluido y finalmente desaparecido con en el tiempo. Lo poco que sentía, lo hacía con su otro yo, no en esta forma. A veces se olvidaba de lo que era estar en su forma actual. Sin embargo, ahora, mirándola a los ojos, se encontró con que no podía apartar la mirada. Ella le hipnotizaba. Lo cautivaba. No confiaba en ella. No se fiaba de su poca familiar y muy extraña reacción hacia ella.

Una ráfaga de viento golpeó la taberna fuertemente, e irrumpió a través de la chimenea, hizo que las chispas se levantaran del fuego. Un tronco cayó de la parrilla de hierro y rodó hacia la zona de baile, deteniéndose abruptamente, pero las llamas saltaban y bailaban, mientras las grietas del tronco brillaban intensamente. Fen giró la cabeza hacia la ventana. La espesa niebla se extendía desde el bosque, hebras de gris, envolviéndose alrededor de la taberna, atrapando todo el edificio en una resplandeciente telaraña gigante.

La mujer dejó de bailar, llamando la atención de Fen hacia ella. Se quedó mirando el fuego, como si estuviera tan fascinada por las llamas como él lo estaba por ella. La mujer se acercó más al fuego y él se encontró con el ceño fruncido, mirándola atentamente en el espejo. Sus ojos reflejaban las saltarinas llamas, casi como si sus cristalinos tuvieran múltiples caras, que le recordaron los cortes de un diamante. Ella dio un paso más cerca, demasiado cerca. La chimenea estaba abierta. Las montañas de cenizas brillaban, las llamas saltaban con avidez. Fen se deslizó del taburete.

Ella extendió lentamente la mano hacia la llama. Su trayectoria colocaría su mano justo en el centro del fuego. Él se trasladó, con asombrosa velocidad, colocándose detrás de ella, alargando su brazo a su alrededor y atrapando su muñeca, tirando de su mano hacia atrás lejos de las llamas antes de que éstas pudieran producirle ampollas en su suave piel.

Por un momento se puso tensa, como si fuera a luchar con él. Fen sintió un roce, un ligero toque a lo largo de su mente, lo que le sorprendió. ¿Quién era ella? ¿Qué era? Él levantó las barreras sin esfuerzo y mantuvo su agarre suave, teniendo cuidado de no transmitirle amenaza alguna, de ningún tipo. Ella se relajó y él

inhaló su olor, con la cabeza cerca del hombro de la mujer, por lo que la gruesa trenza de cabello sedoso rozó su piel y su aroma femenino lo envolvió. Él la inhaló profundamente en sus pulmones. Olía como el pecado. Como el sexo. Al igual que el paraíso a todo lo que él nunca tuvo, y nunca tendría.

—Está caliente. El fuego te quemará, —dijo en voz baja, asegurándose de que nadie más en la taberna pudiera escucharlo.

Ella era inteligente, él pudo ver eso, pero algo le había sucedido y obviamente había cosas que nunca había experimentado y de las que no tenía conocimiento. ¿Amnesia? ¿Un trauma? No había otra explicación. Todo el mundo conocía el fuego, y su falta de conocimiento sólo la hacía aún más vulnerable.

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Ella volvió la cabeza lentamente para mirarlo por encima de su hombro, frunciendo el ceño, con una expresión de asombro en su rostro. Tan de cerca, parecía etérea, misteriosa, su piel suave como la seda y agradable al tacto. Nunca se había sentido tan atraído por otro ser en toda su vida.

—Tu piel se quemará, —le explicó pacientemente. —Sería muy doloroso para ti.

Ella siguió mirándolo fijamente, confundida. El probó a repetir la advertencia en varios idiomas. Ella se limitó a mirarlo, y estaban llamando demasiado la atención. Cada vez que ella se movía atraía las miradas de todos los presentes en la taberna y él no quería que nadie pensara que era una presa fácil debido a su falta de conocimiento de las necesidades más básicas, tales como el fuego. Al final, no había nada más que hacer. Él presionó el brazo de ella contra su costado, dio un paso alrededor de ella y tendió la mano, con la palma hacia abajo, hacia las llamas.

Ella miró, sus ojos dilatándose mientras su piel se ampollaba y el olor a carne quemada se alzaba. Ella le cogió el brazo y tiró de su mano fuera de la chimenea.

—¿Entiendes? —le preguntó, mostrándole los daños.

Ella giró su mano hacia arriba, su palma cubriendo la quemada de él, sin tocarlo del todo, aún así él todavía sentía su energía vibrando a través de su piel. Un calmante frescor se deslizó sobre las ampollas.

Levantó la mano de Fen hacia su boca. El aliento de éste se detuvo en sus pulmones, el aire atrapado allí. No podía moverse ni hablar mientras ella inclinaba su cabeza hacia la palma. Su lengua tocó las ampollas, ligeramente, apenas tocándolo, un lento roce que en realidad hizo temblar su mano y aflojó un poco sus rodillas. Peor aún, su cuerpo reaccionó con una oleada de sangre caliente, precipitándose y acumulándose en una demanda perversa.

Ella soltó su mano lentamente, casi a regañadientes. Él levantó la mano para examinarla, aún sintiendo ese frescor calmante, como si ella hubiera colocado un gel curativo sobre la piel ampollada. Las ampollas se habían ido. Su palma ya no estaba quemada, ni siquiera estaba roja.

Fen tomó aire bruscamente. Sabía lo que era ella. Ninguna otra especie podría curar con sólo su saliva con tanta facilidad. Tenía que ser una Cárpatos, una raza de seres que llamaban a los Cárpatos su hogar. Pocos sabían de su existencia. Él frunció el ceño, tratando de hacer que su cerebro aceptase la idea. A decir verdad, no tenía ningún sentido. Dudaba que una mujer de los Cárpatos viniese a una taberna sola, sobre todo a un lugar brutal como el Jabalí Salvaje. Ella no sólo tendría conocimiento del fuego, sino que estaría bien instruida en todas las cosas. Nadie vivía tanto como los Cárpatos sin adquirir una gran cantidad de

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conocimientos a lo largo del camino. ¿Qué le había pasado? Y ¿por qué estaba sin escolta?

Él sintió el peso de una mirada y alzó sus ojos para encontrarse con la mirada de Zev, quien estaba mirando a la mujer. Instintivamente, Fen desplazó su cuerpo un poco, bloqueándola de la vista de Zev para que no pudiera verla. Ella alzó su mirada a su cara y luego se asomó por un lado de su amplio cuerpo para mirar a Zev y de nuevo se trasladó detrás de él.

—Tú no estás segura aquí, —dijo Fen, reacio a admitirlo. —Esta gente es peligrosa.

Ella le sonrió. Sonrió. Su corazón se convulsionó. Su estómago se tensó y la sangre se aceleró más caliente por sus venas. Sus dientes eran muy blancos, sus labios carnosos, de color rojo y objeto de fantasías. Él tomó aliento, sabiendo que era un error, pero arrastrándolo a sus pulmones de todos modos. La tomó en profundidad y lo dejó allí, girando alrededor, retorciéndose en sus entrañas hasta que supo que podría encontrarla de nuevo, y lo haría.

Con un dedo, levantó su mentón para que ella pudiera mirar hacia su boca. —Zev, en particular, es peligroso. —Él gesticuló con la boca las palabras en lugar de pronunciarlas por temor de que Zev tuviera el mismo oído extraordinario que él. —Los otros también, pero no como él. ¿Entiendes?

Tatijana asintió. Por supuesto que lo entendía, aunque estaba más preocupada por el efecto de su toque sobre ella más que por su advertencia. Se sentía, sin duda, atraída por este hombre, Fen era su nombre. Le pareció humano cuando ella le rozó su mente con un ligero contacto, igual que había hecho con todos los demás en la taberna, y sin embargo Fen la desconcertaba. Se había movido con velocidad cegadora. Velocidad sobrenatural. ¿Cómo podía ser humano y, sin embargo moverse con la velocidad de un Cárpatos? Más aún, ella no había sentido ningún tipo de energía procedente de él, y debería haberlo hecho.

Él era mucho más musculoso que la mayoría de los hombres de los Cárpatos, pero tenía su altura. Sus ojos eran diferentes y había pasado una cantidad excesiva de tiempo estudiándolos en secreto mientras permanecía sentado en el bar, cuidando de su bebida. No estaba realmente bebiéndola, y sin embargo con el tiempo, el líquido desaparecía. No había descubierto todavía cómo estaba logrando esa proeza en particular, pero sabía que quería descubrirlo.

¿Por qué había señalado a Zev, en particular, como peligroso? Lo percibía como cualquier otro humano en la taberna. —¿Por qué Zev?—Ella era experta en la lectura de labios. Había aprendido hacía mucho tiempo, cuando era una niña, encerrada en el hielo, viendo la crueldad de su padre mientras éste sacrificaba

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animales y seres humanos por igual. Nadie estaba a salvo. Mago, Cárpatos, Jaguar, Lycán , ninguna especie quedaba ilesa. Incluso los muertos no estaban a salvo de Xavier.

Ella gesticuló con su boca la pregunta a Fen, asegurándose de que ningún sonido se le escapara accidentalmente, por si acaso el era Cárpatos. Estaba tan inexplicablemente atraída por Fen, y él era sin duda una interrogante en su mente, por lo que no estaba dispuesta a correr ningún riesgo. No estaba preparada para que ningún hombre la reclamara. Necesitaba tiempo para sí misma y le habían contado todo acerca de los compañeros y de cómo un hombre podía hacerse cargo de su vida, incluso sin su consentimiento. Eso no podía suceder, no a ella. No ahora.

Ella estaba en realidad, por primera vez en su existencia, disfrutando de su vida. El camino del descubrimiento era emocionante. Se sentía tan llena de vida, y no quería que nada ni nadie le quitaran eso.

A decir verdad, no estaba del todo segura de poder tener una relación con nadie, al menos una sana. Eso requeriría confianza, y ella simplemente no tenía eso.

Ella confiaba sólo en Branislava, su única aliada. Habían estado juntas tanto tiempo, era difícil pensar en estar separadas, aunque Tatijana sabía que necesitaba este tiempo a solas desesperadamente. ¿Cómo podía uno saber quién era y lo que le gustaba si nunca tenía el tiempo para averiguarlo?

—Yo sólo lo sé, —Fen articuló en respuesta. Extendió la mano y le colocó un mechón de pelo detrás de la oreja.

Se quedó sin aliento en la garganta. Su toque provocó algo extraño en todo su cuerpo y era alarmante. Ella dio un paso hacia atrás, incapaz de apartar la mirada de él.

El sonido de un lobo aullando afuera, a cierta distancia, hizo que ambos simultáneamente giraran la cabeza hacia la ventana. Por el rabillo del ojo, ella vio que Zev también se había vuelto hacia el sonido y Fen definitivamente había notado su movimiento también. No podía ver que nadie más hubiera oído ese

sonido escalofriante.

Eso no fue un lobo aullando a la luna, era el sonido de uno llamando a los otros para ir a la caza. Al menos otros tres respondieron, aún a más distancia, pero no sonaba como la manada de lobos local. Sonaban agresivos e impacientes, como si tuvieran ya una presa a la vista. Más que eso, a sus oídos, la llamada sonaba un poco apagada, como si los lobos estuvieran lejos.

Su mirada saltó a la cara de Fen. Estaba muy quieto. Completamente inmóvil. Su expresión no había cambiado en absoluto, pero ella percibía la diferencia en él. Parecía relajado, pero lo sentía concentrado y listo.

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—Me tengo que ir, —ella vocalizó mudamente hacia él, y retrocedió otro paso.

Su atención regresó inmediatamente a ella. Frunció el ceño y miró por la ventana. —Te acompañaré. —Dijo en voz alta esta vez.

Las cabezas se volvieron en la taberna hacia ellos. Dos de los hombres fruncieron el ceño, los mismos que habían estado confabulando entre susurros seguirla. Era evidente que su amigo no había logrado convencerlos, aunque todavía parecían estar discutiendo.

Tatijana había esperado que esto sucediera tarde o temprano, pero lo único que tenía que hacer era desvanecerse en la niebla y se habría ido. Los hombres nunca sabrían lo que le había sucedido. Tenía plena confianza en que no importaba qué, ella estaría a salvo.

Tatijana sabía que Fen había anunciado su intención de acompañarla porque estaba tratando de asegurarse de que ella estuviera a salvo de los hombres de la

taberna, y tal vez de lo que estuviera afuera esperándoles también. Su primer impulso, uno de auto preservación, exigió que declinara su oferta. Pero estaba esa compulsión presionándola, haciéndole querer estar en su compañía, sin razón aparente.

Ella se arriesgó y exploró su mente una segunda vez. Parecía un hombre común... Tal vez era la contradicción fascinante que él representaba, o tal vez era la forma en que la atraía como un imán, pero ella hizo un ligero movimiento de cabeza que le hizo saber que caminaría por un rato con él. En cualquier caso, sabía que podía protegerle si había problemas.

Zev se apartó de la barra, se abrochó el abrigo y salió sin ni siquiera mirar en la dirección en la que ellos se encontraban. Como si las palabras de Fen hubieran sido una señal, los tres hombres se acurrucaron juntos, susurrando sus conspiraciones, se levantaron y se pusieron sus abrigos y sombreros, para salir de la taberna también. Uno de los hombres miró con cierto nerviosismo a Fen mientras los otros dos miraban de reojo a Tatijana.

Su corazón le dio un vuelco. Era evidente que ella estaba poniendo en peligro a Fen accediendo a caminar en su compañía. Ella abrió la boca para decirle que se iría sola, pero él la cogió de la mano y tiró de ella hacia la puerta. En el momento en que el calor de su mano se cerró en torno a la de ella, su corazón dio una sacudida y un millón de mariposas revolotearon en su estómago. Sus manos eran mucho más grandes que las de ella y él envolvió por completo su mano más pequeña, haciéndola sentirse femenina y muy mujer, un concepto nuevo para ella.

No quería que esa increíble sensación desapareciera. En cualquier caso, ella estaba segura de que podría proteger a Fen sin que él supiera lo que ella era. Si era

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necesario le borraría cualquier mal recuerdo. Ella también necesitaba alimentarse. No era tan difícil convencerse de que tenía muy buenas razones para permitir que Fen caminara con ella por el bosque.

—¿Dónde está tu abrigo? —Preguntó Fen.

Un abrigo. Todo el mundo llevaba un abrigo. Los Cárpatos regulaban su temperatura. Ella no sentía calor o frío, lo cual era por lo que no había sentido las llamas, pero ellos hacían todo lo posible para encajar entre los seres humanos. Esa era una de las principales reglas que regía su sociedad. Nadie podía saber de su existencia. Antes de que ella y Bronnie hubieran sido puestas en la tierra para sanar, ese principio había sido inculcado en ella. Se había olvidado del abrigo.

Ella miró hacia los rudimentarios percheros en la puerta, donde muchos de los clientes colgaban sus abrigos y sombreros. Donde de repente un largo abrigo con capucha apareció allí. Ella deslizó una mirada rápida hacia el espejo, agradecida de que nadie hubiera parecido darse cuenta. Le indicó el abrigo con un pequeño movimiento de su barbilla. Si Fen estaba sorprendido, no dio ninguna señal de ello. Simplemente cogió el largo abrigo del perchero y lo sostuvo en alto.

Ella vaciló, sin saber qué se suponía que debía hacer. Fen se acercó y deslizó su brazo en una manga, envolviéndolo alrededor de su espalda. Esperó pacientemente a que ella pusiera su otro brazo en la manga restante. Él le dio la vuelta y le abrochó el abrigo. Todo el tiempo, mientras deslizaba cada botón en su presilla, ella contuvo la respiración y alzó la vista para mirarla a la cara.

Era hermoso. Con cicatrices, rudo, totalmente masculino, pero hermoso de todos modos. Ella memorizó su estructura ósea, la forma de su nariz, el corte de su boca y su fuerte mandíbula. Quería recordarle durante toda su vida, para recordar este momento. Podía no volver a tener tal momento o sensación de nuevo, y esto era algo que necesitaba saborear.

Fen alargó su brazo alrededor de ella y abrió la puerta. Una ráfaga de aire frío se precipitó dentro. Ella levantó la barbilla, inhalando la noche, permitiendo que el viento le trajera su información. Fen respiró hondo y salió justo por delante de ella,

manteniendo la posesión de su mano. Su cuerpo parcialmente bloqueaba el de ella, protegiéndola de los elementos mientras él echaba una cuidadosa mirada alrededor.

La niebla gris se agitaba y giraba, bloqueando la vista del bosque desde la taberna. Los árboles se alzaban misteriosamente por encima de la niebla más densa, todavía ocultos y un poco deformes, sus copas parecían como si flotaran sin troncos por encima.

—¿Hacia dónde?—Preguntó Fen.

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Tatijana indicó a la izquierda, hacia el bosque. Los lobos se habían quedado en silencio y esperaba que todavía estuvieran a una gran distancia. Fen tiró un poco en su mano para acercarla a él, y se pusieron en marcha. Ella olió la esencia de Zev y un áspero y antiguo olor a bosque, que se adhería a Fen también. A ella le gustó bastante. El olor le recordaba a correr libre, algo que ella quería más que nada.

El olor de la noche estaba incluido en aquella tentadora fragancia, una fría medianoche de una oscuridad azulada, con estrellas en el cielo y una luna llena y redonda. Aquel escurridizo aroma evocaba todo lo que había llegado a amar en el poco tiempo transcurrido desde que había sido liberada de su prisión. Más aún, quería estar cerca de Fen sólo para inhalarlo en sus pulmones, para tomarlo profundamente, así nunca lo olvidaría.

—Dime tu nombre. Soy Fen. Fenris Dalka. —Él no rompió el paso, caminando con absoluta confianza mientras se adentraba en el bosque. Parecía un hombre sin ningún miedo.

Ella lo miró. Lo estudió cuidadosamente e hizo una exploración más, sólo para estar segura de que estaba a salvo. Ella abrió la boca para decírselo, pero no pudo. Algo se lo impidió. Sentía una compulsión demasiado fuerte por estar con él. Tal vez todo era nuevo para ella, pero esta atracción entre un hombre y una mujer, nunca había sucedido antes. Ella no había estado, ni lo más mínimo, atraída por nadie más en la taberna, ni siquiera una sola chispa. Ella sacudió la cabeza y le sonrió.

Él le dedicó una sonrisa. —Sabes que el misterio es muy intrigante en una mujer, ¿verdad? Estaré más enamorado que nunca antes. Soy capaz de leer los labios, —agregó.

Ella quería que él supiera su nombre. Ella vocalizó —Tatijana, —exagerando cada sílaba así sería más fácil para él. Él lo captó en el primer intento.

—Tatijana es un nombre hermoso. ¿Vives cerca?

Ella se encogió de hombros, feliz simplemente de estar caminando a su lado. Su cuerpo despedía a un inesperado calor y se permitió sentirlo. Necesitaba sentir cada momento con él. Sabía que debía apartar su mano de la suya. No lo conocía. No conocía la etiqueta adecuada entre un hombre y una mujer, pero sólo por este momento, por primera vez en su vida, se sentía normal. Real. No era una Cárpatos. No era una Dragonseeker. No era la hija de un mago. Ella era una mujer que disfrutaba de la compañía de un hombre.

—He vivido aquí hace mucho tiempo, —le ofreció Fen. —Sólo he regresado para una corta visita y tengo que irme de nuevo. —Él miró a su alrededor a las

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oscuras formas de los árboles que surgían de entre la niebla. —Había olvidado lo hermoso que es esto.

Tatijana estuvo de acuerdo con él en silencio. Quería bailar allí en las profundidades del bosque sólo porque ella estaba tan feliz. Algo tan simple como caminar en el bosque en la noche la inundaba de alegría, y Fen era un plus añadido. Asintió con la cabeza, sintiéndose un poco tonta por no hablar en voz alta, pero tal vez él pensaba que no podía. Ni siquiera le importaba si eso significaba que sentía lástima por ella, aunque cuando escaneó sus pensamientos, no encontró lástima. Ella encontró... atracción.

—¿Has vivido aquí mucho tiempo? —le preguntó.

Ella echó un vistazo a su cara. No miraba hacia ella, a pesar de que su tono la hizo sentir como si fuera la persona más importante en el mundo y él quería una respuesta. Su mirada estaba inquieta, en constante movimiento, en las ramas de los árboles, a lo largo del suelo, tratando de perforar con su vista el pesado velo de niebla.

¿Había pasado ella algo por alto? ¿Algo alarmante? Echó una mirada cuidadosa alrededor, proyectando sus sentidos, explorando con cuidado para tratar de detectar una amenaza. Justo por delante y ligeramente hacia la izquierda, ocultos entre los árboles estaban los tres hombres que habían abandonado el bar después que Zev. Ella suspiró. Por supuesto. Ella sabía que iban a hacer su intento para atraparla. Se había permitido ser arrastrada a un mundo mágico el cual no contenía amenazas. Todo y todos los que posiblemente podrían amenazarla simplemente parecían triviales en comparación con Xavier.

Tocó el brazo de Fen. —Me tengo que ir, —vocalizó. —Puedes regresar ahora.

Ella no iba a implicarlo. No estaba segura de que fuera un ser humano, pero sí lo era, tres contra uno, incluso cuando parecía grande y letal, no era justo. Ella podía desvanecerse en la niebla y ellos nunca la encontrarían, pero Fen tenía que ser protegido, aunque fuera de su propia galantería.

Fen se detuvo abruptamente. —Sabes que están ahí, ¿verdad?

Tatijana asintió a regañadientes. Ella estaba traicionándose a sí misma, pero también lo había hecho él. Los tres hombres estaban en la distancia, imposible de ver con la espesa niebla y la protección de los densos árboles y arbustos.

—Yo me encargo de ellos. Tienes que salir de aquí.

Ella negó con la cabeza. Había temido que él fuera un macho protector. Ella le dio un pequeño "empujón" para que se fuera. Él le frunció el ceño sacudiendo su cabeza. Tatijana sabía que había cometido un terrible error. Fen era mucho más de

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lo que parecía, y ese empujón que ella había probado a darle le había proporcionado a él demasiada información acerca de ella.

¿Qué era él? ¿Un Mago? Ella no lo creía. Había sido hecha prisionera durante siglos por el mago más poderoso que el mundo haya conocido y Fen no era de ninguna manera parecido físicamente, ni tampoco lo era la exploración de su cerebro. ¿Un Jaguar? Ella no lo creía. Eso dejaba a los Cárpatos o a los Lycán . Si era Cárpatos, lo habría sabido por su campo de energía. Los Lycán eran la única especie que no producía ese campo de energía legible para los demás.

Ella se arriesgó. —Yo soy muy capaz de defenderme. Tienes que irte. Esos hombres vienen a por mí, no por ti.

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Traducido Por Kralice Khalida Corregido Por Arhiel

Revisado Por Nyx

en se quedó muy quieto mientras la tierra bajo sus pies parecía temblar y los árboles que les rodeaban se sacudían. Se había olvidado por completo como ser un Cárpatos. Había vivido tanto tiempo como una

abominación “el más buscado de la clase Lycán ” considerado el peor Lycán que cualquier maldito lobo o manada debía cazar y destruir. Su clase no podía ser tolerada en el mundo Lycán .

Él era tanto Cárpatos como Lycán , y la combinación le hacia un paria. Había vivido bajo una sentencia de muerte por siglos. No había ninguna posibilidad de tener una compañera, no había una oportunidad para él. Hacía tiempo que había renunciado a ese cuento de hadas. Sus pulmones ardían y se dio cuenta de que estaba conteniendo el aliento. Ella estaba mirando hacia él con sus increíbles ojos verdes. El color cambió, pasando de un fascinante fondo esmeralda a un multifacético color aguamarina.

Ella lo sabía. Las señales para los dos habían estado allí todo el tiempo, pero

las habían ignorado, malinterpretado, o simplemente no las creyó. En algún nivel práctico él había estado esperando este momento toda su vida. Ella existía. Su compañera. La única mujer que tenía la otra mitad de su alma. Ella era la luz de su oscuridad. Y trajo con ella el color y emociones reales.

Todo lo golpeó de una vez, todo. Sentimientos. Colores vivos. Su pelo era el oro rojo aún cambiado en las sombras a matices más profundos o rayas del color que se mezcla juntas. Por un momento, dejo que las emociones pasaran sobre él. Quería ir donde el amor estaría, con esta mujer, este increíble milagro de pie frente a él, mirándolo con ojos asombrados.

Había miedo en sus ojos y si ella supiera la mitad, correría por su vida. Fen toco un lado de su cara suavemente, frotando la yema del pulgar sobre su piel suave y satinada. Su corazón tartamudeó y el trueno rugió en sus oídos.

—Mi señora, —dijo en voz baja. Con pesar. —Daría cualquier cosa para unirla a mí, pero su protección debe ser lo primero. No puedes estar en ningún

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lugar cerca de mí. Estoy bajo una sentencia muerte y cualquier persona que me de un puerto seguro o ayuda la matarán como a mí. Si te encuentran y saben quién eres, no van a correr riesgos. Ellos te matarían a ti también.

Tatijana parpadeó hacia Fen. Su declaración fue lo último que esperaba. Había estado preparada para lo que diría, las palabras que ella sabía que iban a unir sus almas para siempre. No habría vida sin él, y no habría su preciosa libertad “que deseaba por encima de todo”

—¿Por qué alguien quiere matarte? —Parecía un poco acusadora, un poco molesta. Ella miró a los tres hombres ocultos secretamente en los árboles en la distancia. Estaban esperando para emboscar a la pareja y no arrastrándose a través de la maleza, al menos no antes de que consiguieran mucho más coraje. —¿Qué has hecho?

Una leve sonrisa apareció en su rostro por la ligera acusación en su voz. —No finjas que querías que te reclamara. Has hecho todo lo posible para evitar hacerme saber que eres mi compañera. No creo que agitar indignadamente el erizado plumaje femenino sea la respuesta adecuada. Deberías estar saltando de alegría.

—Bueno, no lo estoy. Saltando de alegría, quiero decir, se que eres mi compañero. No puedo tener un compañero en estos momentos. Tengo asuntos que tratar.

Su sonrisa se convirtió en una sonrisa que calentaba los ojos y que le hacía aún más atractivo. Sus ojos eran impresionantes. En la taberna habían sido de un helado azul, como el hielo de las cuevas que habían sido su casa durante tanto tiempo. Había sido atraída por sus ojos. Ahora eran incluso de un azul profundo, más rico, como los zafiros brillantes que ella había visto en el escondite de las joyas y objetos que Xavier había usado en su magia. No sentía en lo más mínimo que fuera su culpa que estuviera actuando como una tonta, no cuando él tenía esos ojos azules.

Ella levantó la mano. —Pero aquí está la cosa, Fen. Yo no voy a dejar a mi compañero, o a cualquier Cárpatos en problemas. Así que ¿por qué estás bajo una

amenaza de muerte y de quién?

Negó con la cabeza. —Mujer, tú sabes cómo complicar las cosas, ¿no?

Le gustaba la idea que se hizo de ella. Le gustaba la idea de complicar su vida. Nunca había tenido esa experiencia antes y se encontró con que estaba muy orgullosa de sus habilidades.

Su sonrisa se amplió, y se dio cuenta de que no había tenido la precaución de guardar su mente de él. Él estaba allí antes de que se diera cuenta, vertiendo calor dentro de ella, llenando cada lugar solitariamente estéril, fusionándose con su

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mente, uniéndolos en un todo. Ella vislumbró sus recuerdos, pero los encontró extraño, no eran de los Cárpatos.

—Te gusta jugar conmigo, —acusó, pero la risa en su voz y la calidez de sus ojos increíblemente azules desmentía cualquier enojo.

Ella nunca se había “mezclado”, con nadie. Se tomó un momento para traducir la jerga moderna en su mente, pero eso sí, a ella le gustaba bastante "jugar" con él. Él le estaba proporcionando varias experiencias nuevas y estimulantes. —Me gusta, sí. —La sonrisa desapareció de su rostro. —Esos tres hombres a la espera de saltar sobre mí no representan realmente una amenaza para ninguno de los dos, pero tú si estás en muy serio peligro de muerte. ¿Zev te persigue? ¿Es por eso que dijiste que era tan peligroso?

Él suspiró y escondió la mano contra su pecho. —Realmente vas a insistir en una explicación, ¿no? Si alguien descubre que lo sabes, vendrían después por ti.

Ella levantó la barbilla. —Yo no tengo miedo, Fen. Me he enfrentado a

monstruos que no se pueden concebir... —Ella estudió sus facciones duras, las líneas de su rostro. —Tal tu vez puedas. Pero el punto es que no correré de los problemas. No me voy a ocultar. Sólo dime por qué.

—Hace siglos, estaba cazando un vampiro particularmente salvaje. Nunca me había cruzado con uno tan poderoso y brutal. Él estaba destruyendo aldeas enteras, matando a todo el mundo en ellas, y por alguna razón yo no podía sentir nada, ni su energía, o cualquiera de los medios habituales de encontrar a un vampiro. A veces, cuando cazas vampiros es lo que no está ahí lo que los delata, sin embargo, con este siempre había estado un paso atrás. Yo podía localizarlo por la destrucción que dejaba, pero nunca pude estar por delante de él.

Fen volvió la cabeza hacia los tres hombres que esperaban. Tatijana inmediatamente se dio cuenta de que habían estado escuchándolos a ellos todo el tiempo. Los Cárpatos cazadores tenían enormes habilidades, conscientes de sus alrededores en todo momento, incluso cuando parecían totalmente enfocados en una cosa o una persona.

Estaba un poco decepcionada de que no estar teniendo toda su atención como ella la tenía sobre él. —En serio, esos hombres me están molestando ahora. —Se dirigió hacia ellos, olvidando que Fen estaba en el otro extremo de su mano. Ella solo logró dar tres pasos y su caminata llegó a un abrupto fin. Ella se dio la vuelta, con el ceño fruncido. —¿Qué estás haciendo?

—Saber lo que estás planeando, —respondió, con una ceja levantada.

Ella dio vuelta para hacer frente a la amenaza. —Estoy tan disgustada con los tres, —llamó. —Si planean saltar sobre nosotros, háganlo ya. Estoy tratando de tener una conversación importante y Fen aquí está teniendo dificultad para

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concentrarse. Así que ármense de valor y salgan a descubierto donde nosotros dos los aniquilaremos o escabullase a sus casas.

Fen se echó a reír. El rico y ronco tono fue tan inesperado, tan masculino que el sonido parecía reverberar a través de su cuerpo, enviando pequeñas ondas de choque de corriente eléctrica que chisporrotearon a través de su torrente sanguíneo.

—No estoy teniendo dificultad para concentrarme, —dijo, su voz cayo una octava. —Estoy pendiente de cada palabra tuya.

Ella dio un pequeño resoplido delicado. —Se supone que se explica a sí mismo. Cuando un compañero se rehúsa a reclamar a su mujer, debería haber una

explicación razonable.

—Tú no tienes ningún deseo de ser reclamada, —señaló.

—Eso es irrelevante.

Fen se descubrió sonriendo. Los tres humanos que esperaban en la maleza

estaban discutiendo qué hacer ahora que el elemento sorpresa se había ido. Uno de ellos siguió tratando de persuadir a los otros dos que estaban borrachos de que se iban a meter en problemas. Eso no podía detenerlos de herir a una mujer.

Fen no le importaba si de una forma u otra si atacaban, pero estaba realmente fascinado por la mujer que casi le da una patada a él. Por regla general, las mujeres de los Cárpatos eran altas con el pelo oscuro. Tatijana estaba casi rallando en lo diminuto, con el pelo siempre de luz cambiante y sus increíbles ojos color esmeralda.

Los colores vivos, después de siglos de estar sin color, los tonos marrones, las manchas, eran casi cegadores. La alegría de sentir lo llenó aun cuando la intensidad de las emociones casi lo abrumó.

—Quiero que me dé una explicación y creo que, como su compañera, me merezco saberla. —Ella sonaba un tanto insolente y real si esa combinación era del todo posible.

—Y sin importar qué, usted no va a hacer lo práctico y dejarme, ¿verdad? —él preguntó.

Ella lo tenía. El misterio y la intriga que lo rodeaban a él la atraían casi tanto como la llamada de su alma a la suya. La atracción entre ellos era muy fuerte, y no estaba segura de que, al final, tendría la fuerza para verlo marchar.

—Por supuesto que no. ¿Crees que soy una cobarde? —Ella sacudió la cabeza como una potranca rebelde, indicando a los tres hombres que ahora discutían en voz baja pensando que no podían ser escuchados. —¿Igual que ellos? Yo soy una

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Cárpatos. Puede que no tenga experiencia práctica en una batalla, pero sin duda tengo el conocimiento de todo tipo de enemigo y la mejor forma de derrotarlos. Nunca correré de una pelea, ni voy a aceptar las órdenes de otro sobre mí.

Era... magnífica. La luna estaba casi oculta por el velo de la niebla, sin embargo, su larga trenza parecía desprender chispas.

—¿Cómo conseguiste tu conocimiento? —Preguntó Fen.

Ella se encogió de hombros. —Tal vez tú conoces el nombre de mi padre. Fue el mago más poderoso jamás conocido, Xavier. Él era un falso amigo del pueblo Cárpatos, engañándolos durante años con el pensamiento de que la alianza entre los magos y los Cárpatos era fuerte. Quería la inmortalidad y los Cárpatos no le dieron su secreto. Mató al compañero de mi madre y la mantuvo prisionera, ya que era el mago más poderoso posible. Él la obligó a tener a sus hijos, trillizos, dos niñas y un niño. Mi hermana Branislava, mi hermano Soren, y yo. Nos necesitaba por nuestra sangre.

Fen se sorprendió y sabía que lo mostraba en su rostro. —Estudié con ese hombre, hace siglos. Todos lo hicimos. ¿Nadie sabía de su traición?

Ella negó con la cabeza. —Nos mantuvo a mi hermana y a mí, desde nuestro nacimiento en su guarida en las profundidades del hielo, donde se alimentaba de nuestras venas, y nos conservaba débiles. Nuestra madre nos cambió completamente cuando se dio cuenta de lo que Xavier quería hacer, con la esperanza de que íbamos a encontrar una manera de escapar. La mató en el momento en que sintió que podíamos proporcionarle la sangre que tanto anhelaba.

Fen había pasado siglos fuera de las montañas de los Cárpatos y su hermano no había tenido tiempo de darle muchas noticias. Saber que un mago tan formidable como Xavier había traicionado y cometido actos tan atroces contra una mujer de los Cárpatos y sus hijos lo había helado hasta los huesos. Había visto el engaño en forma de vampiros, pero de alguien que su gente había considerado un amigo y un aliado –Xavier- parecía mucho peor. Todos habían confiado en él.

—¿Cuánto tiempo estuviste cautiva?

Por primera vez la vio vacilar. Su mano tembló cuando ella levantó la mano para reacomodar unos de los mechones de su cabello. Fen cubrió su mano con la suya.

—Mi vida entera. Siglos. Nunca dejamos las cuevas de hielo hasta hace casi dos años. Hemos estado en la sanación de la tierra, —admitió Tatijana.

—¿Y el príncipe le permite ir sin escolta? ¿Sin la protección de sus cazadores? —Él no se molestó en ocultar el tono de disgusto en su voz.

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Tatijana rápidamente negó con la cabeza. —No tiene ni idea de que me he despertado. Ninguno de ellos lo sabe. Mis guardianes creen que estamos a salvo debajo de la tierra. Necesitaba sentir la libertad. —Su mirada se encontró con la suya. —Necesitaba esto.

Entendía lo que estaba tratando de transmitir. No se había escabullido por despecho, o porque frívolamente quiso burlar a sus guardianes, ella realmente necesitaba sentir la libertad, él entendió eso. En cierto modo, los cazadores Cárpatos perdían su libertad cuando pierden toda emoción y color. Tenían un propósito después de eso, encontrar su compañera. Si no lograban hacerlo, al pasar los años, corrían el riesgo de convertirse en un Nosferatu, el no-muerto. Lo único

que queda para los cazadores era cazar y destruir al vampiro y la búsqueda de su compañera.

—Te dije de mí, —dijo. —Ahora es tu turno.

—Creo que estamos a punto de tener compañía. Dos de tres. El tercero optó por abandonar a sus amigos cuando él no pudo convencerlos de salir de su borrachera idiotez, y debo decir, que lo intentó definitivamente. —Él quería reírse de la expresión de su cara. Se veía absolutamente dolida y adorable. Nunca consideró usar esa palabra, pero ahora sabía lo que significaba.

—Tienes que estar bromeando. —Ella levantó las manos en el aire y se volvió para enfrentarse a los dos hombres que se arrastran fuera de los matorrales.

—¿Son realmente tan estúpidos? ¿Qué pasa con ellos?

—Se llama alcohol. Tú lo escupirías si intentaras tomarlo, pero a muchos humanos les gusta y quedan muy afectados por el mismo. Cuanto más se bebe, menos inhibidos son, y toman decisiones estúpidas a veces.

—Ni siquiera están coordinados, —señaló. —Uno apenas puede mantenerse en pie. ¿Realmente piensan que tendrían una oportunidad contra ti? Puedo verlos caer en el error por una mujer, pero tienen que haberte visto en la taberna.

—El alcohol deteriora la capacidad para pensar con claridad. —Fen se volvió hacia los dos hombres se acercaban a ellos, cambiando de posición para colocar su cuerpo un poco por delante de ella.

Tatijana apretó los labios, una ominosa advertencia. Fen captó la expresión de su rostro con el rabillo del ojo. De repente parecía a la vez irritada y decidida.

Sintió la explosión de energía, y luego se trasladó con asombrosa velocidad.

¡Debes parecer ante ellos como una humana! advirtió rápidamente, moviéndose con ella mientras empujaba la advertencia en su mente.

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En el último momento surgió de entre la niebla como un ser humano, saltando a través del aire a la tierra con una patada perfecta, su pie golpeo en el intestino del hombre más agresivo, lo golpeo de manera que se dobló por la mitad. Se tambaleó y lentamente se sentó en el suelo, parpadeando hacia Tatijana.

Fen silbó suavemente cuando el segundo hombre se tambaleó por lo alto y estaba sacudiéndose, mirando a su compañera con los ojos borrosos.

—Hermosa, —comentó Fen. —Estoy impresionado. —Le tendió la mano a Tatijana. —Váyanse a casa, muchachos. Los bosques pueden convertirse en un peligro muy rápido en la noche.

Tatijana tomó la mano y lo acompaño a lo más profundo del bosque. Tomó el camino estrecho que conduce de nuevo hacia el pueblo. No le mostraría su lugar de descanso, pero estaría mucho más seguro en el pueblo que en el bosque. Hecho un último vistazo a los dos atacantes donde uno trataba de ayudar al otro a levantarse de la tierra.

La niebla los envolvió una vez más. Tatijana se aclaró la garganta. —Dijiste que estabas persiguiendo a un vampiro particularmente violento. Por favor, continúa. Realmente me gustaría escuchar.

Fen echó un vistazo a la parte superior de su cabeza. No le llegaba al hombro, pero ya era una fuerza a tener en cuenta. Ella no había puesto ninguna coacción en su voz, pero no tenia resistencia hacia ella. Él no tenía ninguna experiencia con compañeras, por lo que no tenía idea de si el hechizo que le había arrojado, cualquier mujer Cárpatos podría colocarlo fácilmente en su compañero.

—El vampiro se llama Vitrona y no pude ir por delante de él sin importar lo que hiciera. Nunca lo sentí. Ni una sola vez. Sólo podía seguir la estela de su destrucción total. Pueblos enteros, tantas personas y en su mayoría Lycán… Les estaba eliminando. Más de una vez se volvió hacia atrás y me tomó por sorpresa, algo que siempre había sido imposible. He cazado vampiros a lo largo de los siglos e incluso en ese entonces yo no era ningún principiante.

—He visto a los vampiros y la crueldad que exhiben, —admitió Tatijana. —Xavier tenía una alianza con uno.

Fen negó con la cabeza. —Hace siglos, los vampiros no hacían alianzas. Ellos se han convertido en más que una amenaza, pero éste, Vitrona, mataba no sólo por la emoción, sino por placer. Parece que no solo era vampiro sino también Lycán —bueno “no Lycán ”sino hombre lobo también.

Ella se quedó sin aliento, con una mano a la garganta. —Los Lycán pueden caminar en la luz del sol. Ellos pueden ir sin ser detectados por los Cárpatos y los Magos. Los Lycán son la única especie que Xavier tuvo dificultades para obtener porque era muy difícil localizarlos.

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—Los Lycán mantenían pueblos en aquel entonces, pero la política cambió cuando Vitrona atravesó sus filas, matando a todos, hombre, mujeres y niños. Nadie podía detenerlo. —Fen agachó la cabeza, los recuerdos de encontrar tantas familias brutalmente asesinadas calo sobre él. —Ni siquiera yo. —Por un momento, el dolor le atragantó, la tristeza que no había sido capaz de sentir hasta que su compañera había traído intensas emociones de nuevo a él.

Los dedos de Tatijana se apretaron alrededor de él. —Yo no pensé que cuando te pedí que me contaras sobre ti tendrías que tener que volver a vivir las emociones de ese momento. Por favor, perdóname. No tienes que continuar.

Fen estaba un poco sorprendido por la forma en que la conexión psíquica entre ellos continuaba creciendo más fuerte con cada momento que pasaba en su compañía. Él tocó su mente, rozándola ligeramente, y descubrió que estaba angustiada ante la idea de que había causado su malestar. Nadie se había molestado en su nombre que él recordara.

Se llevó la mano al pecho, presionando su palma cerca del corazón, incluso mientras continuaba caminando con ella hacia el pueblo y la seguridad. El velo de la niebla cubría el bosque ahora, por lo que era casi imposible ver los árboles, hasta que tenían razón en ellos, pero podía sentirlos a través del pelo de su cuerpo y la energía que irradiaba de las plantas vivas.

La guio infaliblemente a lo largo del camino, atravesando el interior y recogiendo su ritmo. Su sistema de alerta comenzaba a desprender pequeñas ondulaciones.

—Me diste un regalo sin medida, mi señora. Caminar juntos me tranquiliza y es estimulante. El solo hecho de tener su interés en mi pasado es un milagro que no me esperaba.

Ella le lanzó una mirada por debajo de las largas pestañas, un breve vistazo de sus sorprendentes ojos verdes. —Tengo interés en tu futuro, Fen. De lo que yo he recogido sobre las compañeras, uno no está bien sin el otro por mucho tiempo.

—Entonces voy a seguir con mi historia. Seguí a Vitrona durante un año completo, muy largo, y durante ese tiempo, me di cuenta de que otro cazador también lo estaba siguiendo “un Lycán .” Él era un cazador de elite, que seguía la pista de los hombres lobo sin escrúpulos y los mataba, esos que matan a los seres humanos y a los de su propia especie, al igual que nosotros destruimos a los vampiros que se alimentan de los humanos. Las habilidades del Lycán eran formidables. Encontré teniendo un gran respeto por él. Se acercó a mí en dos ocasiones y, sin embargo, él también perdió ante Vitrona.

—Qué horrible para los dos, —dijo Tatijana. —¿Cuál era la gran diferencia de este vampiro con el resto?

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—Cuando se caza a los no-muertos, hay ciertos signos que debes buscar, pero este vampiro era casi imposible de encontrar en cualquiera de los medios habituales. No había marcas de quemaduras en sus muertes, a menos que deliberadamente las realizará. No había espacios en blanco indicará que estaba escondido. El Lycán , su nombre era Vakasin, finalmente lo cazaba únicamente por el olor. Nosotros unimos fuerzas, sabiendo que duplicaríamos las posibilidades de dar ejecución al monstruo. Muchas veces estuvimos comprometidos en la batalla, y los dos sufrimos terribles heridas que amenazaban nuestras vidas. —Fen vaciló, sin saber cómo decirle el resto, temeroso su reacción.

Tatijana se detuvo y se volvió parándose directamente delante de él, bloqueando su camino, lo que le obligó a detenerse. —Yo te hablé de Xavier. Él era el criminal más odiado que los Cárpatos tenían. Las mujeres perdieron sus bebés y, finalmente, no podían tener hijos. El gran mago que cometió semejante traición contra el pueblo de los Cárpatos fue mi propio padre. Creo que tu secreto no es ni puede ser tan malo. Independientemente de lo pasó, me tienes que decir.

La única persona en la que Fen había confiado lo suficiente para contar su secreto era su hermano. Él acababa de conocer a Tatijana, pero ella era su compañera, y uno no podía mentir a la propia compañera. Podía entrar y salir de su mente a voluntad, tal como podía ella, pero le era imposible de ocultar nada.

Le resultaba extraño estar tan cómodo en su presencia, como si hubieran estado juntos por mucho tiempo, sin embargo, el misterio que la rodeaba era tan fuerte como siempre, atrayéndolo con un tirón magnético tan fuerte como su obvia conexión.

—A menudo necesitaba sangre y no había nadie más para ofrecérmela, más que Vakasin. Yo algunas veces le proporcionaba sangre a él cuando nuestra búsqueda nos colocaba donde no había sustento para cualquiera de nosotros, o nuestras heridas eran demasiados graves y teníamos que esperar a sanar. En una batalla, sufríamos muchas heridas mortales y debíamos tener grandes cantidades de sangre para sobrevivir.

Tatijana siguió mirando hacia él, con los ojos abiertos. Sin parpadear. Sosteniéndolo cautivo por lo que no podía apartar la mirada de ella, aunque sus siguientes palabras podrían volverla en su contra.

—Vakasin y yo nos convertimos en un abominación, a la que los Lycán se refieren como el Sange rau3, que literalmente es mala sangre, sangre mezclada. Nos

convertimos en Vitrona. Ambos éramos tanto Lycán y Cárpatos. No teníamos ni idea de cómo ocurrió, probablemente, con el tiempo, y nuestros intercambios de

3 NdeT: Sange Rau: en rumano significa Mala Sangre (es la mezcla de sangre Lycán y Cárpatos).

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sangre, pero nos mezclamos, nos cambiamos, pero en realidad eso no nos cambia. —Confesó su pecado con rapidez, en una carrera para acabar de una vez.

Ella no cambió de expresión o se alejó de él. Ella lo miró como si esperara más. Se aclaró la garganta. —Tal vez usted no entiende lo que dije. No soy Cárpatos y no soy Lycán . Soy ambas cosas. Un marginado que no puede ser tolerado por cualquiera de las especies. Los Lycán tienen escuadrones de élite que cazan y matan a alguien como yo, si lo tienen a la vista.

Tatijana frunció el ceño. —¿Por qué harían eso? Lara mi familiar es la compañera de Nicolás y su hermano Manolito quien es el compañero de MaryAnn. Manolito y MaryAnn son como tú, y nadie los está cazando.

Fen negó con la cabeza. —Eso no puede ser.

—Escuché a Nicolás decirle al príncipe que MaryAnn era Lycán y eran como tú te describes. Nadie parecía molesto por ello.

—Nadie puede saberlo. No pueden. Este conocimiento no se ha hecho

conocido o mi hermano me lo habría dicho. Ellos están en un terrible peligro. Si los Lycán se enteran de esto, van a enviar a sus cazadores. Cazan en grupos y una vez establecidos en un sendero, no se detienen hasta que matan a sus objetivos.

Tatijana contuvo el aliento. —Si los Lycán matan o tratan de matar a Mary Ann y a Manolito, sus hermanos comenzarían una guerra. Según tengo entendido, los hermanos De La Cruz llegarían a dar la vida los unos por otros. Lara y Nicolás nos dieron un poco de información cuando venían a darnos la sangre mientras estábamos curando en la tierra.

—Es importante, Tatijana. Hay que advertirles. Una vez que la sentencia de muerte se dicta por el Consejo, los cazadores de élite pasarán siglos, si es necesario, buscando y destruyendo. Sólo hay un par de nosotros. Vakasin fue asesinado por su propia gente después de que él me ayudó a librar al mundo de Vitrona. Ellos fueron salvajes con él cuando él no había hecho nada malo. Él trató de decirles que Vitrona no le había convertido en vampiro, que no representábamos lo que podríamos ser, pero no quisieron escuchar.

—¿Podría Vakasin haberse convertido en un vampiro? —Preguntó Tatijana. —Eso es a lo que ellos tenían miedo, ¿no?

Fen asintió lentamente con un pequeño suspiro. —Él no tuvo tiempo para averiguarlo. Como los Cárpatos, los Lycán viven una larga vida. No sé cuáles serian las consecuencias de llevar una cruz Lycán -Cárpatos. Obviamente, podría convertirme sin mi compañera, pero el mantenerme en la forma Lycán me ha ayudado a lo largo de estos fríos y vacíos años. —Él vaciló. —Los dones se hacen más fuertes con el tiempo, transformándome, y cuando uno se hace más fuerte, la ayuda desaparece y la llamada de la oscuridad crece.

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Negó con la cabeza, el dolor casi insoportable. Él había respetado a Vakasin como un cazador y un hombre, pero hasta este momento no se había dado cuenta que había sentido afecto por él. La camaradería. La unión entre dos hombres que compartieron las batallas y cuidaron sus espaldas. Había sido incapaz de sentir esas cosas hasta Tatijana. Emociones, descubrió, que eran tanto una bendición como una maldición.

—Desde el punto de vista del Lycán , puedo ver por qué iban a condenar a un ser tan poderoso. Tomó años para que a Vitrona le llegara la justicia. Durante esos largos años casi sin ayuda destruyó todo el mundo Lycán . Mató manadas tras manada de maneras brutales y crueles.

—Él era un vampiro, —señaló. —Es razonable pensar que todo con la cruz Cárpatos-Lycán haría lo mismo, más de lo que sería razonable pensar cada mago es malo porque Xavier lo era.

—Seguramente debe haber alguna sospecha cuando los Cárpatos encuentran a un mago, —respondió Fen. —Tú sabes que la habría. Los Lycán se integraron plenamente en el mundo humano. Aceptan trabajos en el campo de aplicación de la ley y mantienen pequeñas manadas dentro de las ciudades, todos con puestos de trabajo dentro de los humanos. Se rigen por un gobierno de sombra de sí mismos y los que gobiernan usan los recursos humanos. Casi todos los cazadores de élite se consideran expertos en vida silvestre o especialistas y viajan por el mundo cazando secretamente hombres lobos renegados.

—¿Cuántos hay como tú?

Fen vaciló. No sabía exactamente cuál sería la respuesta, y él temía que la verdad. —Por lo que yo sé con certeza, solamente yo, y ahora Manolito De La Cruz y su compañera. —Tenía una pequeña sospecha que su hermano pudiera haber cruzado a su mundo también, pero no lo sabía con certeza.

—Muy pocos, —reflexionó Tatijana. —Eso puede suponer un problema. Si hubiera más, tal vez los Lycán lo pensarían dos veces antes de decidir tratar de matarlos a todos, pero con sólo tres, los podrían atacar y nadie lo sabría…

—¿Tú eres pariente de esta Lara?

Tatijana asintió. —Ella es la hija, de Razvan el hijo de mi hermano. Mi hermano, Soren, fue asesinado por Xavier y Xavier mantuvo presos a Razvan y Lara también.

—Avisa a la familia De La Cruz a través de Lara que deben tener mucho cuidado y no dejar que nadie este al corriente de sus mezcla de especies.

—¿Pensaste que iba a dejar que enfrentaras esto solo? —preguntó Tatijana. —¿Qué clase de compañera sería yo si te abandono?

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Sintió un impulso inesperado de reír. —El tipo de compañera que no quiere ser reclamada.

—Eso fue antes de saber que estabas en problemas. —Ella sacudió su larga trenza por encima del hombro, sus ojos brillaban como esmeraldas. —Yo soy una Dragonseekers. Nosotros no corremos.

—Estoy empezando a entender cuan cierto es eso, —reconoció Fen. —Sin embargo, los Lycán han existido durante siglos, adaptándose y evolucionando con cada nueva generación, y están bien integrados en la sociedad humana. Ellos usan a sus homólogos humanos para que les ayuden en las investigaciones y a localizar a los que consideran criminales.

—Al igual que a ti.

—Vakasin no les dijo a sus asesinos de mí y no han descubierto mi identidad. Los Cazadores de élite que rastreaban una manada de renegados se encontraron conmigo cuando yo estaba cazando una manada de renegados también, pero no

tienen ningún conocimiento de mi identidad. Quizás Zev sospecha lo que soy, pero él no lo sabe. Hay sólo una pequeña ventana que les da la oportunidad a los cazadores para que puedan encontrarme. Me pueden identificar durante sólo una semana cada mes. Es sólo durante el ciclo de una semana de la luna llena que mi energía se siente diferente para los Lycán y saben inmediatamente lo que “soy”.

Tatijana frunció el ceño, sus delicadas cejas se dibujaron juntas. —¿Qué haces aquí? ¿En las montañas de los Cárpatos? No has vuelto para informar al príncipe de tu dualidad. Y no volviste para jurar lealtad hacia él. Eres un cazador. Tú cazas al vampiro. Los antiguos Cazadores no cambian sus formas.

Fen suspiró. Tatijana parecía una flor frágil pero tenía una columna vertebral de acero, y ella era muy inteligente. Podía no saber sobre el fuego, pero ella no había perdido su tiempo durante sus siglos de encarcelamiento. Había estudiado cada una de las víctimas de su padre con plena atención. Había aprendido a leerlos y aprovechar sus habilidades y experiencias. Ella había observado a los cazadores y aquellos que supieron luchar con el fin de avanzar en sus posibilidades de

escapar. Casi podía sentir su cerebro poner las piezas de un rompecabezas con la velocidad del rayo.

—Sospechas que hay otro… de los que ustedes llaman Sange rau, —dijo ella, astutamente. —Lo seguiste hasta aquí, ¿verdad? De esa manera tú te pones directamente en el camino de ese cazador, ¿Él de la taberna que dijiste era peligroso?

Le tomó la mano y dio la vuelta hacia el pueblo. Ellos tenían que salir del bosque, por lo menos ella tenía que hacerlo. El manto de niebla había comenzado a agitarse y rápidos remolinos giraban dentro de la densa niebla. Él se quedó quieto

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por un momento, escuchando, con todos sus sentidos atentos a los giros de la niebla por la información dando vueltas en la niebla.

—Es una sospecha, nada más, pero eso sí, sospecho Zev está aquí cazando la misma manada de renegados que perdí cuando me encontré con un extraño, pero familiar patrón. Creo que Zev es un Lycán y muy letal, sobre todo para alguien como yo.

—Esta es esa semana del mes que sería luna llena, ¿verdad? —Preguntó.

Se encontró sonriendo a pesar de la gravedad de la situación. Su compañera tenía un pequeño mordisco en su tono. Ella tenía un poco de actitud. Él asintió con la cabeza. —Pues sí, mi señora, lo seria.

Ella negó con la cabeza. —Si el gran lobo malo viene por ti, ¿de verdad crees que es una buena idea estar caminando por el bosque conmigo?

Fen se rio. Su abrigo era rojo y tenía una capucha con forro polar. —¿Dónde en el mundo te enterante o escuchaste la historia de la Caperucita Roja?

—Teníamos material de lectura. Rollos de pergaminos. Pieles. Pergaminos finos. Y a continuación, libros. Al principio, creía que íbamos a llegar a ser como él, subordinadas a él. No se dio cuenta de que nuestra madre también nos había dejado un legado antes de que la asesinara. Nos hizo ser completamente Cárpatos pero ocultó este hecho de él. Tuvimos la capacidad de comunicarnos telepáticamente y extraer las memorias de las víctimas de Xavier. Cuando se dio cuenta de que no íbamos a ayudarle en sus esfuerzos para acabar con nuestra especie Cárpatos, nos mantuvo drenadas y débiles así que no tuvimos oportunidad de escapar.

—Cometió un error educándote a ti.

—Sí lo hizo, y aprendimos mucho más de lo que creía. Sus hechizos, la capacidad para hacer frente a ellos, a cambiar, las fortalezas y debilidades de cada especie. Hemos adquirido una gran cantidad de conocimientos y esperamos el momento en que podríamos ser lo suficientemente fuertes como para atacarlo a él o defendernos. Al final, fuimos capaces de conseguir la liberación de la hija de Razvan. Lara era muy joven, y yo tenía la esperanza de ir con ella para protegerla, pero Xavier utilizo a Razvan para apuñalar a Bronnie y yo no pude dejarla allí, aunque ella me rogó que me fuera sin ella. Estuvimos atrapadas por muchos años más hasta que Lara volvió por nosotras.

El viento cambió de nuevo, lo que hizo que la niebla girara a su alrededor. Ambos se detuvieron bruscamente y se miraron uno al otro.

Sangre, identifico Fen. Humana. Muerte. La manada de renegados estaba allí en el bosque. Está justo por delante, pero me temo que ya está muerto. Usó la

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comunicación telepática y el momento en que estuvo en su mente, se sintió inundado de calor –completo-. Todos esos lugares vacíos se llenaron con ella. La terrible oscuridad retrocedió y la luz broto en él.

Él era el tercer hombre de la taberna, el que se fue cuando los llamé. Ella era lo suficientemente inteligente como para seguir su ejemplo. Había pena en su voz, incluso culpa.

Este era el hombre que intentó hacer entrar en razón a sus amigos.

La manada olía igual a los lobos, animales, desgarraban a sus presas solo por diversión, no por comida, y luego corrían por el camino para causar más violencia sólo porque podían. Los lobos reales serían culpados y los cazadores humanos destruirían a toda las manadas inocentes porque los hombres lobo renegados llevaban a cabo una alegre matanza.

Él apretó su mano con fuerza. Tú no eres responsable de esto.

Yo los llevé hacia afuera a lo descubierto, fuera de la seguridad de los demás.

Los intestinos de Fen se retorcieron. Surca hacia el cielo. Fuera de aquí. Tengo que volver atrás y encontrar a los otros dos. La manada los olfateara y los matara sólo por el gusto de hacerlo.

Iré con contigo.

La resolución en su voz le hizo pivotear alrededor en lugar de tratar de disuadirla. Podía sentir la absoluta determinación en su mente. Tal vez si no estuviera disfrutando de su compañía, disfrutando de todo lo relacionado con ella, habría sido mucho más firme –no estaba seguro- de que le hiciera ningún bien.

Ellos echaron a correr, con asombrosa velocidad para desandar su camino de vuelta hacia los dos hombres borrachos. Tardaron sólo unos minutos. Los dos se encontraban sentados al lado de un árbol pasándose un frasco de un lado a otro, interrumpiéndose de vez en cuando con el estallido de alguna canción.

Tatijana instintivamente se separó de su lado, pasando a su izquierda, lo que

le permitió acercarse a los dos hombres solo. Fen se lo agradecido. Ya que sabía que la manda estaba cazando. Los renegados habían oído y olido a los dos hombres. Ellos sabían que los dos hombres serian dañados físicamente, debido al alcohol que habían consumido, y serían una presa fácil. Tatijana podía elevarse a los cielos si fuese necesario, pero los dos hombres eran extremadamente vulnerables.

Silencio su aspecto, mezclándose con la niebla hasta que estuvo justo delante de ellos, el envío de un remolino de niebla por delante de él para que pudieran surgir naturalmente de la niebla. Ambos se miraron a los ojos.

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—Fen, ¿qué haces fuera tan tarde? ¿Quieres un trago? —Dijo uno que sostenía el frasco.

—Eres Enre, —saludó Fen. —¿Vives lejos? —Él proyectó su voz directamente a los dos hombres, aunque en realidad no había esperanza de que la manada no supiera que Tatijana estaba en el bosque. Sabía, desde el momento en que el líder de la manada de hombres lobos había dado su grito de caza y los demás habían respondido que la manada de renegados estaba cerca y a la caza. Para ellos, él olería a humano.

—Gellert aquí, también, —dijo el otro borracho, abriendo los ojos y retirando el frasco de la mano de Enre. —¿Qué estás haciendo aquí?

—Vamos a llévalos a casa a los dos, —animó Fen. —Hace demasiado frío para quedarse fuera toda la noche. Sus familias se preocuparan.

—Mi mujer me echó, —dijo Gellert, arrastrando las palabras. —Ella dijo que bebo demasiado. —Él se indignó. —Yo no bebo demasiado. Me acusó de dormir

con la camarera, Faye.

—Duermes con Faye, —dijo Enre.

Gellert tomó un largo trago de la botella. —No había dormido, —dijo con picardía.

—Se queda conmigo, —admitió Enre. —Yo no tengo familia.

No parecía tan borracho como lo había estado antes. Él se puso de pie y se inclinó para levantar a Gellert. Gellert gimió y dejó que tanto Fen y Enre lo ayudaran a levantarse.

—No debería haber dejado que su amigo le hablara de atacar a la dama, —Fen dijo a Enre.

Enre se encogió de hombros. —Todo fue simplemente hablar. Yo no la habría dejado atacarla. Yo sólo le hubiera dado un buen golpe en la cabeza y lo hubiera arrastrado a casa si él hubiera intentado realmente llevarlo a cabo.

—La pelirroja me quiere, —dijo arrastrando las palabras Gellert. —Ella regresa noche tras noche, y baila para mí.

—La pelirroja es mi mujer, —dijo Fen. —No es una buena idea decir ese tipo de cosas delante de mí.

Gellert miró hacia él, con los ojos llorosos rojos. Él eructó ruidosamente, el olor flotando hacia Fen como una nube verde. —Lo siento hombre. No lo sabía. Vamos, Enre, vamos a llegar a casa.

Un sonido rompió la noche. Escalofriante. Cerca. Demasiado cerca. El aullido del lobo a la caza. Enre, el más sobrio de los dos, se estremeció y miró a su

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alrededor con cautela. Esa nota alegre, espantosa flotó en el viento, lleno y redondo con cuerpo, diferente de la de un lobo normal, mucho más inquietante.

—Tenemos que irnos ahora, —instó Fen, agarrando a Gellert de un lado mientras Enre tomó el otro brazo. Tatijana, déjanos ahora mientras puedas. Defenderse de una manada, incluso para alguien como tú, no es fácil.

Levantó la barbilla, pero sus ojos miraron hacia la noche. Al igual que Fen, sus sentidos habían llegado mucho más allá de la zona inmediata, en un esfuerzo para localizar a la manada de renegados, algo que él sabía sería imposible. —No dejare que luches solo. No van a ser de ninguna ayuda. —Indicó a los dos hombres con un movimiento de la barbilla, todavía sin mirarlo.

—¿Alguno de ustedes tiene un arma? —Siseó Fen. Miró hacia Tatijana. Ellos no iban a lograr salir de allí sin una pelea. Dependiendo del tamaño de la manada, podría estar en serios problemas.

Por encima de ellos, una gran lechuza aterrizó en las ramas del árbol vecino.

Dobló sus alas por un momento, contemplando el pequeño grupo por debajo de él. Una ráfaga de niebla se levantó alrededor del árbol y fuera de él, un hombre emergió. Se dirigió hacia Fen, alto, ancho de hombros, y sus ojos casi tan penetrantes, inteligentes y azul frio como los de Fen. El pelo tan negro como la noche caía por la espalda, y se movía con paso suave y fluido.

Fen se adelantó y se agarraron los antebrazos en el saludo de siglos de antigüedad de los guerreros.

—Kolasz arwa-arvoval-puedes morir con honor, —saludó al alto guerrero. —No me puedo perder esta batalla con usted, ekam-mi hermano.

—Kolasz arwa-arvoval-Puedes morir con honor, Dimitri, ekam-mi hermano, —dijo Fen. —Usted es bienvenido a esta batalla.

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Traducido Por Maxiluna Corregido Por Nyx

Revisado Por Arhiel

uchamos juntos entonces, —estuvo de acuerdo Fen. Tendió la mano para Tatijana. —Esta es mi compañera, quién no ha sido reclamada y soy muy feliz por eso. Tatijana, mi hermano, Dimitri.

La mirada de Dimitri, glacialmente helada, se apoderó de ella. —Eres una Dragonseeker.

La respuesta con un asentimiento de Tatijana fue majestuosa. Fen escondió su sonrisa a pesar de la gravedad de la condición. Parecía una princesa de la realeza.

—¿Alguna vez has luchado contra los hombres lobos? —Le preguntó a Tatijana, sabiendo con certeza la respuesta. Ella le había explicado suficiente de su historia para saber que no tenía experiencia práctica.

Tatijana hizo una mueca. —Por supuesto que no. He estado encerrada en el hielo durante toda mi vida, pero puedo ayudar. Sólo dime qué hacer.

—Ellos enmascaran su energía fácilmente. No sentirás el ataque antes de que

estén sobre ti. Se mueven tan rápido como los Cárpatos y no pueden ser asesinados sin una estaca o una bala de plata especial. Sus cabezas deben ser removidas y sus cuerpos quemados.

Tatijana asintió solemnemente, tomándolo en serio.

—Dimitri, recuerda nuestros juegos de guerra. Lucha como si estuvieras luchando con el Sange rau.

—Eso hace que sea dificultoso sin una estaca de plata especial, —Dimitri señaló un poco divertido.

—Siempre llevo unas pocas armas, —Admitió Fen. —Uno tiene que ir prevenido, cuando los renegados están en la vecindad. —Metió la mano en el bolsillo de su chaqueta y sacó varias estacas muy pequeñas. Estaban hechas de plata pura, con la forma de un cuerno de unicornio, una brillante espiral que valían una fortuna.

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—¿Cómo los matas? —Tatijana preguntó.

—Debes penetrar todo el camino a través del corazón con la plata, —le advirtió él. —Desafortunadamente, estarán lo suficientemente cerca para morderte y desgarrarte trozos de carne, pasando por las arterias. Tratarán de destriparte con sus garras. Una vez más, son muy rápidos.

—Volé sobre el bosque y conté trece. Pero pueden haber sido más, son difíciles de detectar, —dijo Dimitri. —No podemos abandonar a los humanos, pero podemos volar fuera de aquí.

—Los Hombres lobos renegados mataran a todos los que se encuentren. Son peores que los vampiros, ya que cazan en manadas, —dijo Fen. —Tatijana, tal vez deberías volar con los dos humanos fuera de aquí.

—No te dejaré. Puedo luchar, igual que tú. Habían transportado a un par de Lycán a la cueva de hielo. Aprendí sus fortalezas y debilidades, y he mirado en tu mente también. Con lo que me has dicho, sé que puedo hacerlo.

—Están cerca, —dijo Fen.

—¿Cómo lo sabes? —Dimitri giró en un círculo. —No los puedo sentir.

—Puedo olerlos. Pon a Enre y a Gellert en el árbol y lanza un escudo alrededor de ellos, instruyó Fen.

Zev, desde la taberna, salió de la niebla y del fresco. Él tenía un aspecto genial y confiado, con su abrigo largo abierto, el cabello recogido en la nuca de su cuello,

al igual que Dimitri y Fen llevaban el suyo. Sus ojos brillaban de un gris mercurial, eran acero puro. Miró alrededor del pequeño círculo de combatientes.

—No pueden quedarse aquí.

—No hay lugar seguro, —dijo Fen. —Los Cárpatos lucharán con los Lycán para llevar a esa manada de renegados a la justicia. —Él asintió con la cabeza hacia su hermano. —Este es Dimitri y aquella es Tatijana.

—Zev, —el recién llegado se presentó a sí mismo. —Esta manada es mi problema. He enviado por los cazadores, pero ellos todavía estarán veinticuatro horas fuera.

Dimitri hizo un gesto con la mano hacia los dos borrachos para hacerse cargo de sus mentes, girando sus dedos para envolverlos en la seguridad de un escudo antes de acuñarlos en las ramas más altas de los árboles.

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Zev estudió el rostro de Fen. —Dimitri y Tatijana son Cárpatos, pero tú eres Lycán . —Fue una afirmación, el tono estrictamente neutral.

No había ningún indicio de desconfianza en la voz de Zev, pero Fen sabía que Zev de repente estaba sospechando de él. ¿Por qué podría un Lycán ser amigo de dos Cárpatos? No había forma de no notar el parecido entre Dimitri y Fen. Zev era un investigador de élite, lo que quería decir que él se había ido de una manada de cazadores de élite para perseguir renegados por cuenta propia durante el sombrío gobierno que iba detrás de los Lycán. Él parecía más que confiado.

—¿Tienes alguna idea del tamaño de la manada? —Preguntó Fen.

Zev asintió. —Es grande. La más grande que he conocido nunca. He estado siguiéndolos durante meses.

—Dimitri contó trece, y eso fue sólo con una sola pasada.

—Es más como cincuenta o setenta. He identificado que hay muchas pistas individuales y no estoy seguro de que todas sean de ellos. Tienden a dividirse,

cada unidad caza por separado y luego todos vuelven a reunirse.

—Es por eso que han estado disponibles para hacer mucho daño, —dijo Fen.

Zev le dirigió una rápida mirada. —¿Has estado siguiéndolos?

Fen asintió. Él no estaba dispuesto a admitir que pensaba que Zev estaba equivocado o al menos parcialmente equivocado. Estaba casi seguro de que la manada de renegados mataba a menudo, pero un vampiro también los acompañaba, haciendo mucho más brutal la destrucción de lo que la manada lo habría hecho o viajado con ellos como un Lycán . El vampiro era inteligente. Cubría muy bien sus pistas, por lo que se culpaba a la manada por su trabajo. Por supuesto, eso era una conjetura, Fen no tenía ninguna prueba real.

—Me encontré con una de sus cazas un par de semanas atrás y los seguí después de eso, —admitió Fen. Dimitri, ya vienen hacia ti por tu izquierda. Tres de ellos. Tatijana, ve hacia la niebla o llega a los cielos. Tienes dos objetivos sobre ti. Ellos se te lanzaran desde lados opuestos y son increíblemente rápidos.

La niebla se arremolinaba, una niebla gris espesa. El viento soplaba a través de los árboles y los renegados estaban sobre ellos, eran altos y estaban corriendo hacia su lugar con sus patas traseras, con cada zancada avanzaban treinta pies4 o más con asombrosa velocidad. Los lobos se cerraron en un círculo en cada dirección, un silencioso, y sobrecogedor ataque haciéndolo todo aún peor por sus brillantes ojos rojos, brillando a través de la niebla.

4 NdeT: 9.1440 metros.

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Los tres lobos saltaron hacia Dimitri antes de que pudiera moverse, o se disolviera, los dientes de los tres se hundieron profundamente, rasgando a través del músculo hasta el hueso. Sus garras se clavaron en el vientre, tratando de córtalo para abrirlo.

Garras arañaron a Tatijana desde su hombro a la cadera, incluso cuando trató de convertirse en niebla. Llegaron a ella mucho más rápido de lo que nunca concibió posible. Fen pasó junto a los que venían hacia él desde todas partes, su velocidad e ímpetu le permitieron golpear directamente sobre los que le bloqueaban su camino hacia Tatijana. Al pasar junto al hombre lobo, clavó la estaca de plata profundamente en la cavidad torácica. El sonido del corazón del renegado era su faro. El hombre lobo cayó, y él se mantuvo en pie, resoplándole a los otros tres cuando trataban de acercarse a él.

Alcanzó a Tatijana, quitándole a un hombre lobo de encima, haciéndolo girar y estacándolo a través de su corazón con tanta fuerza que impulsó la estaca de plata casi todo el camino a través del hombre. Tatijana golpeó de un duro puñetazo a un segundo hombre lobo en la garganta mientras él conducía los dientes, chorreando saliva, a su lado. Utilizó la enorme fuerza cazadora de los Cárpatos, haciendo tambalearse al hombre lobo. Cuando él se tambaleó hacia atrás, se disolvió en niebla y trató de llegar al cielo.

Las gotas de sangre se mezclaban con la niebla guiando a otro hombre lobo directamente a ella. Saltó alto con sus garras como ganchos hacia su disuelto tobillo, tirando de ella hacia el suelo. Fen captó el movimiento por el rabillo del ojo cuando otros dos intentaron golpearlo. Sintió la quemadura de los dientes rompiendo su carne, la presión de la mordida, un enorme desgarro en la pantorrilla y el muslo. Arrancó a ambos lobos lejos de él, golpeando sus cabezas entre sí con una tremenda fuerza, necesitando sólo unos pocos segundos para llegar a Tatijana.

Por el rabillo de su ojo, pudo ver a Zev, en la forma de un enorme Lycán , mitad hombre, mitad lobo, dando vueltas en medio de varios hombres lobo, su

cuerpo desgarrado y ensangrentado, pero se movía con gracia y precisión, sumergiéndose en sus ataques, levantando a uno de los hombres lobo para hundir una estaca de plata en su corazón y girando de nuevo.

Fen atrapó al hombre lobo que tenía sus garras en el tobillo de Tatijana, rompiendo su cuello y tiró de Tatijana para revisarle el pie con un movimiento suave.

Ve, dijo entre dientes. Sube al aire.

Un hombre lobo cayó sobre la espalda de Fen, hundiendo los dientes en su cuello. Tatijana pudo estallar de velocidad, lanzándose hacia el cielo, cambiando

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mientras lo hacía, tomando la forma de un dragón azul. Fen cambió a la forma de un Lycán , utilizando la fuerza y la forma muscular para sacudirse al hombre lobo que estaba rasgando su cuerpo.

La segunda ola de la manada se precipitó a la lucha. Fen se dio la vuelta hacia la nueva amenaza, cercando a Dimitri y a Zev, que estaban espalda con espalda. Se movió rápido, usando la doble velocidad de Cárpato/Lycán que fluía en la sangre de sus venas. Hundió una estaca de plata profundamente en el corazón de un hombre lobo y corrió más allá cuando un enorme hombre lobo vino de la niebla.

Al instante, Fen lo supo. Este no era un hombre lobo ordinario. Este era el vampiro que enmascaraba su presencia en medio de una manada de renegados, no, no era sólo un vampiro, eso era mucho más. —Zev, Dimitri, —gritó la advertencia. —Detrás de ustedes. Es un Sange rau.

Ya estaba saltando a través de los hombres lobo, tratando de llegar a su hermano antes de que el recién llegado lo hiciera. Su explosión de velocidad directamente lo puso en el camino del vampiro. Los ojos brillaban rojos, decidiéndose por él. El lobo/vampiro cargó hacia él. Se unieron con una fuerza terrible, sacudiendo el suelo alrededor de ellos. El impacto fue tan fuerte, que Fen sintió sus huesos repiquetear. Se sentía como si un tren de carga lo hubiera golpeado, pero si él se sentía de esa manera, él sabía que su adversario lo hacía también. Golpeó a través de su cavidad torácica, con su última estaca de plata en la mano, conduciéndola hacia el corazón. Matar a un Sange rau era mucho más difícil que matar a cualquier Lycán o a un vampiro. Tenía mucha experiencia en lo que no funcionaba.

A su alrededor, la batalla estalló, Zev y Dimitri luchando contra los hombres lobo, mientras que por encima de ellos, el dragón volaba bajo, respirando fuego contra los lobos que pudiera sin dañar a Fen, Dimitri o a Zev.

—Te he visto, —siseó el Sange rau, su voz baja. —Te conozco.

Fen lo conocía, también. Él había estado en una manada por unos meses hace un siglo o así y este Lycán había sido el alfa de la manada. Su nombre era Bardolf

y significaba que había estado particularmente, gobernando a su manada con mano de hierro. Había desaparecido en una caza, y cuándo lo habían seguido, había estado en una sangrienta batalla entre él y lo que Fen tenía la certeza había sido un no-muerto. Tampoco estaba en cualquier lugar para ser encontrado, no había habido cuerpos. Ahora, Fen sabía lo que pasó. El Lycán había desgarrado al vampiro, tragando su sangre, y había consumido lo suficiente como para transformarse a sí mismo.

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—Te he visto, también, —dijo Fen, saltando sobre el lobo/vampiro levantando su brazo y cerrando su mano en un puño para golpear con fuerza en el pecho de Bardolf.

Él no tenía más estacas de plata. Para matar a Bardolf necesitaría la estaca de plata, tanto como para eliminar el corazón de su pecho y destruirlo con fuego. Pocos sabían cómo matar a uno como Bardolf, Fen tenía mucha experiencia en el ensayo y error cuando él había seguido al Sange rau siglos antes. Sabía que destruir

al monstruo sería muy difícil.

Él hundió su puño profundamente, girando su cuerpo para evitar la boca llena de dientes dirigiéndose hacia su garganta. Los dientes le rozaron, rasgando la carne. Sintió el destello de dolor un instante antes de que él lo bloqueara, su puño moviéndose profundamente en el pecho del no-muerto, los dedos buscando su corazón marchito. No podía matar a la bestia, pero él podía reducirlo, dándole tiempo a Tatijana para destruir un número alto de renegados de la manada desde cielo.

Bardolf giró su cuerpo hacia atrás, empujándose a sí mismo lejos de Fen con una fuerza tremenda de modo que Fen se echó hacia atrás y, con su puño tirando libre del pecho del vampiro. Bardolf, en lugar de seguir con su ventaja mientras Fen se tambaleaba, trató de recuperar su velocidad, saltando por el aire, a por el pequeño dragón que hábilmente hacía uso de sus llamas.

—¡Fen! —Gritó Zev. —Atrapa.

Dimitri y Zev se llevaron la peor parte del ataque de la siguiente ola de los hombres lobo cuando Bardolf claramente dirigió a sus renegados hacia Fen. Los dos cazadores, Cárpato y Lycán saltaron rápidamente entre Fen y el inminente asalto.

Fen tenía la mano en el aire, casi antes de que él se diera la vuelta. Una espada de plata en espiral se dirigía hacia él. Fen cogió el mango brillante y saltó en el aire como un Lycán haría, casi en un solo movimiento, cortando limpiamente a través del cuerpo de Bardolf justo cuando el hombre lobo no-muerto alcanzó la

cola con púas del dragón. El grito de Bardolf sacudió los árboles por debajo de él, las notas discordantes asaltó a todos los oídos.

Los hombres lobo establecieron una terrible cacofonía de aullidos. La vegetación se estremeció. Hojas secas y ramas de árbol se movieron lejos del cuerpo del Sange rau, ya que cayó como una piedra en dos pedazos en el suelo con un feo sonido de splat5. Acido cayó como lluvia, quemando todo a su paso.

5 NdeT: Splat: es un chasquido o el ruido de salpicaduras.

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Fen corrió hacia la cabeza y el pecho. Un gran hombre lobo lo interceptó. Fen osciló la espada cuando otro hombre lobo saltó sobre su espalda. La espada cortó tendón y hueso, cortando un brazo. El olor de la sangre y la carne quemada hizo a los hombres lobo casi enloquecer renovando sus ataques en un arrebato de furia, corriendo hacia Dimitri y Zev y arrastrándolos al suelo.

¡Tatijana! Regresa al Círculo.

Fen no tenía elección, pero tenía que ir en ayuda de su hermano. Se apartó del cuerpo seccionado del no-muerto, saltó sobre un hombre lobo caído y aterrizó en medio de la frenética manada. Cogió a un enorme hombre lobo quien desgarraba el vientre de Dimitri con los dientes y garras en sus entrañas en señal de triunfo. Fen rompió el cuello del hombre lobo y lo arrojó a otro para que ambos se estrellaran y cayeran uno encima del otro. Se metió a través de los hombres lobo, que parecían un muro, tratando de llegar a su hermano y a Zev.

Tatijana se echó encima, haciendo llover fuego, un largo barrido de llamas que ennegrecían, chamuscaban y rizaban en cenizas el pelo. Los hombres lobos gritaban con pánico y dolor. Fen aprovechó el asalto del cielo, rompiendo a través de la masa de lobos para tirar de Dimitri y alejarlo de la frenética turba. La sangre salpicaba en y sobre los lobos apaleados.

Dimitri se tambaleó hacia atrás, el dolor grabado en su rostro. Se enderezó y el dolor se borró de su expresión. Él sostuvo su mano por la espada de plata. Fen se la arrojó y regresó por Zev.

Fen dirigió una rápida mirada hacia las dos mitades del cuerpo de Bardolf. Ya las manos y piernas se estaban arrastrando para juntar las piezas, cavando en la tierra para llegar a la otra mitad.

Tatijana, quema las mitades cortada del Sange rau. Has arder aquel cadáver antes de que sea demasiado tarde.

A pesar de que le dijo, las dos mitades cortadas se fusionaron y desapareció al instante en la niebla. Maldiciendo en su lengua nativa, Fen rompió el cuello de otro. Dimitri arremetió en la paliza a los hombres lobo, con una mano sostenía su vientre unido, con la otra golpeaba atravesando los cuerpos con la espada de plata.

Una fuerte llamada desde cielo hizo que los hombres lobo se fueran en retirada, luchando para abrir su camino y pasar a Dimitri, mientras Fen luchaba contra alguno de ellos que trataban de acabar con Zev. La manada desapareció en

la niebla casi al instante y de forma silenciosa. Tan sólo aquellos con las estacas de plata en ellos yacían en el suelo.

Dimitri se dobló por la mitad, se puso de rodillas y se hundió en la tierra a una distancia de Fen. Fen cogió la espada de plata y cortó las cabezas de los hombres lobo estacados antes de que fueran a por su hermano.

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Zev estaba medio sentado, la sangre le corría por la cara y el pecho en una fluida corriente. Fen cambió de nuevo a su forma humana totalmente cuando se inclinó sobre Dimitri. Su hermano estaba en mal estado. Se había llevado la peor parte del ataque, la manada había salido del bosque directamente hacia Fen. Fen se había ido directamente por el Sange rau, mientras que Dimitri y Zev atrajeron a los demás para darle a Fen la oportunidad de destruir a la última amenaza.

Tatijana. Mira a Zev. Dimitri se encuentra cerca de fallecer.

Él salvaría a su hermano primero, sin importar lo valiente que fuera el Lycán . Le había dicho a Dimitri de su temor de que tal vez había un poderoso depredador acercándose a su patria, y fue Dimitri quien pagó el precio porque creyó en las sospechas de su hermano a pesar de la falta de pruebas.

Tatijana quizás tenía habilidades de curación, pero él no pudo aprovechar la oportunidad. Mejor que practicara en el Lycán que en Dimitri.

Aguanta, ekäm—mi hermano, Fen susurró telepáticamente. Tenía que mantener

su vínculo con Dimitri en todo momento para que la luz de la vida no abandonara su cuerpo. Tatijana, te necesito ahora. Protégenos de la vista de Zev. Él no puede ver lo que hago.

Había perdido mucha sangre. Por lejos demasiada. Sintió su presencia casi inmediatamente. Tatijana. Su propio milagro privado. Ella rozó sus manos por los hombros de él mientras se acercaba a Zev.

Interpondré niebla entre ustedes y el Lycán .

Gracias, mi señora.

Fen no dudó más, pero hundió sus manos en la apertura irregular en el vientre de Dimitri, buscando la fuente de la sangre que bombeaba del cuerpo de su hermano.

No estaré consciente de mi entorno. Eres nuestra única protección, le advirtió él a Tatijana.

Te cubro la espalda.

Creyendo en ella, no esperó su respuesta. Él no tenía tiempo. Tenía que confiar en que estaría alerta por si la manada regresaba. Dudaba que los renegados regresaran, su alfa estaba aislado por sus propias heridas y tendría que curarse a sí mismo antes de que pudiera volver a matar, pero siempre era posible.

Salió de su cuerpo rápidamente, convirtiéndose en luz sanadora, espíritu puro y se hundío en él su hermano. Estoy contigo. Mi alma llama a la tuya, susurró.

Viajó por el cuerpo de Dimitri en la masa de destrucción en su vientre. Los hombres lobo lo había mordido y arañado, arrancando grandes trozos de su

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cuerpo. Lo primero que tenía que hacer era reparar el daño de arterias y venas y detener el flujo de sangre. Parecía que todo el vientre de Dimitri estaba lleno de sangre y nada más.

Ot ekäm ainajanak hany, jama —El cuerpo de mi hermano es un trozo de tierra, está cerca de la muerte.

Había pasado mucho tiempo desde que había utilizado el gran canto de curación, pero esta no era una pequeña herida. Si iba a tener éxito, necesitaría tiempo, paciencia y sangre. Sangre poderosa.

Esa luz era muy tenue en Dimitri, extendiéndose hacia el árbol de la vida, alejándose de Fen. Fen redobló sus esfuerzos. El tiempo se agotaba rápidamente. Encontró los lugares donde los dientes habían mordido a través de las líneas de vida en el cuerpo de Dimitri, en muchos lugares, el daño era mucho peor de lo que había visto en siglos. Dimitri había dado mucho de sí en el tiempo que protegió a Tatijana del Sange rau.

Se resistió a la tentación de apresurarse, tomándose su tiempo para reparar cada arteria cortada o rasgada u órgano principal con gran cuidado. Mientras realizaba la tarea continuó cantando suavemente en su mente.

—Nosotros, el clan de mi hermano lo rodeamos con cuidado y compasión. Nuestras energías curativas, las palabras antiguas de magia y las hierbas de curación bendigan el cuerpo de mi hermano, manteniéndolo vivo.

Cuando estuvo seguro de que había hecho lo suficiente de las reparaciones para que el cuerpo de Dimitri aguantara la sangre, rasgó su propia muñeca con los dientes y presionó la herida en la boca de Dimitri. Dimitri no hizo el intento, incluso cuando Fen goteaba sangre en su boca, para tomarla. Muchas veces, cuando un guerrero tan gravemente herido, había vivido largos siglos manteniendo la oscuridad a raya, prefería dejarse ir, pero Dimitri tenía alguien por quien vivir. Le había dicho a Fen que su compañera de vida, era demasiado joven para reclamarla, que había sobreviviendo a una infancia terrible. Fen no tuvo reparos en contra de usar la información que Dimitri le había confiado.

Bebe por tu vida y por la vida de la chica de la que me hablaste. La joven Skyler que ha sufrido mucho y se merece la felicidad. No dejes que la felicidad termine aquí, mi hermano.

La luz se había retirado tan lejos ahora, que Fen temía que fuera demasiado tarde. Eres fuerte, mi hermano. Piensa sólo en tu compañera sin reclamar. Podría vivir sus días tristes y sola sin ti. Vuelve.

La tenue luz se detuvo. Vaciló. Se quedó quieta. Sintió el más mínimo movimiento de su muñeca e instantáneamente su hermano estuvo tragando el líquido de la vida. A pesar de que Dimitri tomó la sangre, Fen sabía que no sería

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suficiente. Él mismo estaba débil por la pérdida de sangre. La curación le tomó gran parte de su energía. Tendría que comer rápidamente y volver para atraer devuelta la luz de la vida de su hermano. Le dio a Dimitri tanta sangre como pudo antes de regresar a su propio cuerpo.

El hecho de estar en dos lugares al mismo tiempo, la alimentación de su hermano, la curación, ayudándolo a darle sangre a través de su cuerpo le causó tremendo impacto. Normalmente, con una herida tan grave, había muchos Cárpatos participando en el ritual de curación. Fen tuvo que permanecer como un Lycán a los ojos de Zev. No había control de la mente de Zev. Tatijana pudo usar un escudo de niebla, pero en todo momento, Zev tenía que creer que Fen era un Lycán , no una mezcla de Lycán y Cárpato.

Rápidamente se levantó, se tambaleó y recuperó el equilibrio, asegurándose de que la niebla permanecía lo suficientemente gruesa como para ocultar sus acciones, agarró los arboles donde los dos humanos borrachos estaban resguardados en el escudo que Tatijana había provisto para ellos. Antes de utilizarlos para reponer la sangre que le había dado a su hermano, expulsando de sus sistemas tanto alcohol como fuera posible, a través de sus poros. Por regla general, los Cárpatos rara vez tocaban sangre contaminada, pero esto era una emergencia y aceptaría cualquier cosa que pudiera conseguir.

Él tomó aún más de lo que necesitaba, sabiendo que Dimitri necesitaba mucho más. Tatijana, ¿Cuánto tiempo antes de que puedas ayudarme?

Lo puse en un sueño reparador con su permiso, pero él no estará en ello por mucho tiempo.

Baja un rayo y quema los cuerpos. Asegúrate de conseguir hasta el último trozo de piel y pelo. No quites las estacas de plata de sus corazones de lo contrario, se pueden regenerar. Deja que el fuego lo consuma todo y luego de eso recuperaremos las estacas. Una vez hecho esto, ven a ayudarme. Tengo que encontrar a mi hermano en el otro mundo y guiarle de vuelta. Está atascado entre dos lugares.

Atrapó un jadeo de sorpresa de Tatijana. Ambos sabían que era difícil traer a

alguien cuando estaban tan cerca de la muerte. La única cosa que había detenido a Dimitri era saber lo que su compañera no reclamada sufriría sin él.

Fen se apresuró a regresar a su hermano y se arrodilló, esta vez mezclando su saliva con la tierra, rica en sangre Lycán , colocándola en la peor de las heridas de Dimitri. Respiró profundo y una vez más dejó su cuerpo detrás para convertirse en pura luz.

Entonó el gran canto de curación de su pueblo desde siglos anteriores. Habló en su lengua nativa, usando su voz más carismática, dominante y persuasiva.

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—El alma de mi hermano es sólo la mitad. Su otra mitad se pasea en el inframundo. Mi gran obra es esta: Viajo para encontrar la otra mitad de mi hermano.

Tatijana se sentó a su lado. —Bailamos. Cantamos. —Ella sacó las palabras de la canción mística de su mente. —Soñamos con éxtasis.

—Para llamar a mi espíritu de ave y abrir la puerta al otro mundo, —continuó Fen.

Sintió el frío de ese otro lugar. Él había estado allí más de una vez después de una batalla, pero Dimitri había viajado más lejos de lo que jamás lo había hecho al otro lado.

—Monto en mi espíritu de ave y empezamos a movernos. Estamos en camino. —Adecuó las acciones a las palabras. Él iba por ese largo árbol en la oscuridad y el frío para encontrar a Dimitri y traerlo de vuelta entero. —Tras el tronco del gran árbol, caemos en el infierno.

Su aliento se sentía como el hielo. —Es muy, muy frío. —Peor que frío. Nunca había estado tan lejos en el otro mundo antes. Podía oír lamentos en la oscuridad. Dientes castañeando. Él continuó, impasible ante lo que podría ser un lugar en el que no tenía nada que hacer… lo estaban acechando.

Estaba conectado a Dimitri. Eran hermanos y sus mentes estaban afinadas uno en el otro. —Mi hermano y yo estamos unidos en mente, cuerpo y alma. El alma de mi hermano me llama. Escucho y sigo su camino.

Cuando se acercaba a la tenue luz supo que era la de Dimitri, otra se le acercó también. Algo oscuro y terrible. Algo familiar. Algo que también estaba llamando suavemente, dulcemente a Dimitri. —Encuentre, al demonio que está devorando el alma de mi hermano.

Fen conocía esa dulce y engañosa voz muy bien. Él la reconocería en cualquier parte. Fen era el más viejo, Dimitri era el más joven, pero en el medio había estado Demyan y casi desde el principio, Demyan había eludido su deber. Había sido un hombre de poca honra, y no fue una sorpresa para Fen cuando él había, al principio, elegido el camino de los no-muertos. Sin embargo, era difícil de descubrir que su propio hermano eligió renunciar a su alma y convertirse en un no-muerto.

Después de eso, Fen había comprobado a Dimitri a menudo. A través de los siglos, se había enterado de que su hermano más joven era una potencia a tener en cuenta y nunca se desvió de su deber, sin importar lo difícil que fuera. Dimitri había estado para él cuando había regresado y se dio cuenta que era a la vez Lycán y Cárpato, y había sido Dimitri quien le había proporcionado un santuario dónde podía ir cuando necesitaba reposo y curación. Fen había sido el motivo por el que

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Dimitri había escogido la hermandad con los lobos en su hábitat natural mediante la creación de refugios para ellos.

Demyan llamaba al alma cansada de Dimitri, prometiéndole descanso. Paz. Sin dolor. Demyan estaba tan ocupado centrándose en atrapar la luz de Dimitri que nunca vio a Fen venir hacia él a través de la oscuridad. Él nunca sospechó que Fen viajarían tan lejos detrás de su hermano.

La ira se extendió por Fen. Lo sacudió. Pensar que Demyan había esperado todo este tiempo, agazapado en la oscuridad, siguiéndolo, negándose a aceptar sus responsabilidades, a la espera por uno de sus hermanos que venían de la muerte, enfureció a Fen más de lo que nunca creyó posible. Dimitri había luchado mucho tiempo con honor en el mundo, y ahora, cuando estaba más vulnerable, la luz en él poco a poco estaba desapareciendo, su propio hermano planeaba robar ese honor.

Furioso, Fen golpeó en la oscuridad, justo cuando Demyan alcanzaba la parpadeante luz de Dimitri. Dimitri debió sentir el peligro, incluso tan cerca de la muerte. La luz del espíritu se sacudió a centímetros de los ávidos dedos extendidos de Demyan. Fen llamó a su hermano caído en desgracia, y le tiró hacia atrás. Demyan se sintió insustancial, sin embargo, gritó, un largo aullido de terror cuando se dio la vuelta y vio a su hermano mayor Fen listo para la batalla.

Nenäm córo o Kuly torodak. —Enfurecido, lucho contra el demonio.

Susurró las palabras en la mente de Dimitri. En la mente de Demyan. Habló en el Gran canto curativo en el idioma de los antiguos.

O kuly pél engem. —Tiene miedo de mí.

Miró a los ojos de Demyan. Deberías temerme. ¿Cómo te atreves en pensar robar el alma de nuestro hermano?

Tatijana, llama al relámpago, dámelo, Fen susurró en su mente. Sintió su reacción inmediata, la energía caliente chisporrotea través de ella.

Mirando fijamente a los ojos de Demyan repitió la siguiente línea de la canción de curación. Lejkkadak Kankan salamaval. —Golpeó su garganta con un

relámpago.

Demyan intentó correr, pero ya era demasiado tarde, el relámpago siguió a Fen al árbol de la vida y golpeó con precisión a Demyan. Por un momento, el mundo se iluminó a continuación y Fen pudo ver a los demás seres oscuros, ojos rojos llenos de avaricia, viendo todas las noches como almas puras de luz que pasaban más allá de su alcance. Esperando, como Demyan, por uno que reconociera su voz y que aún no estaban en el siguiente reino, una muerte tan cercana, pero aún sin morir.

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Las criaturas se habían acercado demasiado—muy cerca—atraídos por la luz menguante de Dimitri, ya que no podían llamarlo a él, pero jalados por el olor de la sangre de Fen. Tenía heridas abiertas que aún no había atendido. Qué tan mal estaban las heridas él no sabía, pero en ese momento no le importaba.

La lanza del relámpago crepitó a través de la oscuridad y Demyan cayó hacia atrás como lo hicieron otras hambrientas criaturas, cegados por el impacto de la espada blanca de pura energía eléctrica a través de la oscuridad absoluta.

Fen atrapó la forma igual a la de un papel de Demyan en sus poderosas manos. Con ambas fuerzas, la de Lycán y Cárpatos, Fen sostuvo a su todavía hermano en desgracia, cara a cara, mirándolo a los ojos. —Rompo su cuerpo con mis manos desnudas.

Demyan negó con la cabeza, sabiendo lo venía a continuación en la canción de curación, pero ningún sonido se le escapó. Allí no habría ninguna piedad. Fen no la tenía para él.

—Él está agachado y se cae en pedazos. —Cuando Fen cantó las palabras, rompió la figura de papel en dos, lo rasgó en pedazos y dejó que las piezas cayeran. —Él se escapa. —Él susurró las palabras en la oscuridad cuando Demyan gritó y gimió, tratando de recuperar las piezas y encogiéndose antes de que las criaturas se cernieran sobre él con toda su hambre voraz.

Fen regresó a la luz menguante de Dimitri. La fuerza de la vida casi había desaparecido. —Rescato el alma de mi hermano, —dijo, continuando con el canto de curación.

Mientras se acercaba a la luz de vida de su hermano, envolviéndolo con su propia luz mucho más brillante, más fuerte, oyó la suave voz femenina, no era la de Tatijana, susurrándole a Dimitri.

No me dejes. Quédate. Quédate conmigo. Sé que estás cansado. Sé que estás sufriendo. Sé que estoy pidiendo mucho, pero no te vayas sin mí. Dimitri. Mi amor. Mi todo. Quédate.

La suave suplica era tan íntima, Fen se sentía culpable de escucharla. Skyler. La joven compañera de Dimitri, luchando por él cruzando el continente. ¿Qué tan fuerte era ella que podía llegar tan lejos? Eran muy pocos los Cárpatos que podían llegar a tanta distancia. Una humana. Una niña en los términos de la sociedad Cárpato. Sin embargo, ella luchaba por su compañero de vida tan valiente como

cualquier Cárpato desarrollado lo haría.

La luz se hizo un poco más fuerte, como si fuera por ella, Dimitri hizo un valiente esfuerzo.

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Skyler debió haber sentido la presencia de Fen. De pronto él sintió que se quedaba inmóvil, estudiándolo. Evaluándolo. Ella no se sentía como una niña para él, se sentía como una mujer. Una guerrera. Una preparada para la batalla si era necesario. Claramente ella le pesaba a él, ¿Cómo amigo? ¿Cómo Enemigo? En realidad él la sentía lista para la batalla por sí misma, y su fuerza era enorme e inesperada.

Le voy a traer de vuelta de este lugar oscuro. Soy Fenris Dalka, el hermano mayor de Dimitri. No lo voy a dejarlo en este lugar de oscuridad. He luchado largo y duro por él. Él no va a morir esta noche.

Se quedó en silencio un momento, sin evaluar sus palabras, pero sintiéndolas de él. Ella era de hecho, fuerte. A él le gustó. Ella era una compañera de vida apropiada para un guerrero que había sobrevivido siglos cazando a los no-muertos y manteniendo la oscuridad a raya.

Gracias, dijo Skyler simplemente.

La sintió moverse a través de la mente de Dimitri, rozándose contra la luz mortecina, acariciándolo con caricias, dándole fuerza. Ella se desvaneció, la distancia era demasiada para mantenerse por mucho tiempo.

—Levanto el alma de mi hermano en el hueco de mi mano, —susurró, sosteniendo la vida de Dimitri cerca de él. —Lo levanto en mi espíritu de ave. Tras el Gran Árbol, volvemos a la tierra de los vivos.

Fen volvió a entrar en su propio cuerpo, tambaleándose de cansancio. Miró a su alrededor. Pasó el tiempo y él no lo reconoció. Se estremeció. El hielo de ese lugar, incluso para un Cárpato se metía en los huesos de uno y se quedaba. Tatijana había mantenido la niebla. Podía oír a Zev llamándola. Su voz sonaba más fuerte.

—Dame otro minuto. Estamos tratando de salvar a Dimitri, —dijo Tatijana. —Los renegados no han regresado. Estoy ayudando a Fen a cerrar las heridas.

Esperó a que Fen girara la cabeza y la mirara. Inmediatamente se arrodilló a su lado y puso sus manos en su hombro, apoyándose estrechamente para exponer la hermosa línea de su garganta para él. Su corazón se encogió. Incluso allí, en esas circunstancias, Tatijana estaba calmada, pensando por adelantado y proveyéndolo.

Fen no lo dudó. La envolvió cerca de él, acariciándola con la lengua una vez sobre el pulso que con tanta fuerza le llamaba y luego hundió sus dientes y bebió.

Él había utilizado la preciosa energía en su lucha para salvar a Dimitri, para traerlo de vuelta desde el borde de la muerte. Necesitaba darle más sangre a Dimitri y continuar sanando sus heridas antes de ponerlo en la acogedora tierra.

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Tatijana acunó su cabeza mientras bebía. Le acarició el pelo. Sus dedos acariciaron sus sienes. Ella supo a gloria. Como un milagro. Nunca había pensado probar antes. Ella se quedó en su lengua y llenó cada vena con una avalancha. La sintió expandiéndose a través de su cuerpo reclamando cada parte de él, órganos, huesos, tejidos. Todo en él. La fuerza entró en él en una afluencia de antigua sangre Cárpatos. Ella provenía de una estirpe fuerte y se la dio libremente. Tuvo cuidado de cerrar la pequeña herida en su garganta, para sanarla de manera que los ojos agudos de Zev no descubrieran su secreto.

—Tienes muchas heridas en ti, Fen, —dijo ella, arrodillándose junto a Dimitri. Ella cerró los ojos y puso sus manos sobre las heridas menores mientras Fen se concentró una vez más en el vientre abierto de su hermano.

—Como tú, mi señora, —dijo Fen, mirándola con ojos penetrantes.

—Me curé la mayoría de ellas mientras estaba en el aire, —dijo. —No tienes que preocuparte por mí. Mantén a Dimitri vivo.

Fen se inclinó sobre Dimitri, con una mano cernida sobre las heridas abiertas mientras que alimentaba a su hermano con más sangre de la otra muñeca. Bebe libremente, mi hermano. Y entonces podrás descansar.

Calidez salió de las manos de Tatijana. Ella se extendió sobre el cuerpo de Dimitri mientras Fen concentraba luz sanadora sobre su vientre. Cuando Dimitri tomó la suficiente sangre de él para satisfacer a Fen, Fen se tomó su tiempo para envolver cada herida por separado en el cuerpo de su hermano con la tierra bañada en sangre Lycán y su propia saliva.

Mantén a Zev ocupado mientras encuentro un lugar de descanso para mi hermano, él instruyó a Tatijana y levantó el cuerpo de Dimitri en sus brazos.

Tatijana asintió. Se veía un poco cansada y muy pálida. Ella no se había alimentado y sin embargo había luchado una batalla, fue herida también y había trabajado para salvar a Zev.

Volveré rápidamente para verte, mi señora. Perdóname por no ponerte en primer lugar.

Me hubieras gustado menos si lo hubieras hecho, respondió ella. Alzó la voz. —Zev, estaré allí enseguida. Lo siento esto ha llevado un poco de tiempo.

La niebla se arremolinaba densamente alrededor. Sintió la mano femenina de Tatijana en el renovado velo de niebla.

Fen se acopló con el aire. Hacía tiempo que no había usado sus habilidades de Cárpatos. Mantenerse en forma de Lycán , pensar como un Lycán , viviendo como uno le había permitido mantener siempre su presente oscuridad a raya. Ahora necesitaba sus habilidades Cárpatos. Buscó un lugar de descanso seguro, donde su

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hermano pudiera permanecer. Él regresaría y le daría sangre cuando fuera necesario, pero no podría ser un lugar en el que otro pudiera descansar. No una cueva.

Él encontró un campo rico en vida y supo que la tierra era extraordinaria. Un perro ladró cerca de la pequeña casa en ruinas y se silenció automáticamente. Fen abrió la tierra para su hermano. Cavó profundo, entretejiendo una guarida segura. Dimitri estaría vulnerable si algún enemigo lo encontraba. Él flotó junto con su hermano en sus brazos, lo colocó cuidadosamente en el rico suelo. Casi de inmediato, sintió la presencia de ella una vez más, esa joven alma que era la compañera de vida de Dimitri. Esperó a que ella se moviera a través de la mente de Dimitri, asegurándose a sí misma que aún estaba vivo, aunque todavía tan cerca de la muerte.

Él no morirá, declaró ella. ¿Lo harás, Dimitri?

Cuando Dimitri se agitó como si fuera a responder, ella pintó pinceladas de pequeñas caricias sobre las grietas y fisuras donde la oscuridad se había filtrado en su mente. Quédate quieto. Vendré a ti pronto, cuando estés sana y fuerte otra vez. Por ahora, descansa. Toma mi amor contigo y envuélvete en el mientras duermes, igual como lo haré por ti por muchas preocupantes noches.

Había una honestidad tan simple en su voz. Una franqueza. Y amor. Él oyó. Ella sentía una emoción profunda por su hermano. La conexión entre Dimitri y Skyler era fuerte. Ya estaban entrelazados, aunque tan lejos.

Madre Tierra, te llamo a ti. La voz de Skyler se deslizó una vez más en su mente a través de su conexión con Dimitri. Este es Dimitri, mi compañero de vida. La otra mitad de mi alma. Te pido un favor para tu hija. Sostenlo cerca en tus brazos. Sánalo de todas las heridas. Él es un gran guerrero y ha servido bien a su pueblo. Protégelo de todas las cosas malas mientras lo sostienes cerca. Te lo pido humildemente.

Fen realmente sintió el pequeño desplazamiento de la tierra alrededor de ellos. El rico suelo se empujó por debajo de él, para formar una cama para Dimitri mientras estaba tumbado en él. Duerme bien, mi hermano. Te doy las gracias por tu ayuda esta noche. Sin tu intervención, no hubiera podido atrapar a Bardolf a tiempo y salvar a Tatijana.

Esperó hasta que la tierra se llenó y el campo estuvo exactamente a como lo había encontrado, antes de regresar al campo de batalla en el bosque.

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Traducido Por Arhiel Corregido Por Yomiko

Revisado Por Arhiel

ran batalla, —saludo Zev cuando Fen salió de la niebla que disminuía hacia él. Zev estaba medio sentado, medio tendido en el suelo, con su espalda apoyada contra un árbol.

—Te ves un poco peor con el uso, —dijo Fen.

Zev estaba cubierto de heridas de dientes y garras que rasgaron sobre él heridas abiertas. Era evidente que tenía dolor, pero él se mostraba estoico sobre ello.

—Tal vez desees echarte un vistazo en el espejo, —sugirió Zev mostrando sus dientes blancos.

Por cierto él no se movía, Fen sabía que Zev estaba en mal estado. Como Dimitri, se habían llevado la peor parte de ese último ataque con el fin de dar tiempo a Fen para salvar a Tatijana del Sange rau.

—Honestamente, prefiero no hacerlo. Tatijana se ocupó de los cadáveres. Todavía tengo que llevar a esos dos a casa. —Fen volvió la cabeza hacia Enre y Gellert todavía protegidos en el árbol. —Tengo que admitir, que estoy cansado. —Se sentó, sus piernas un poco parecidas a la goma.

Le había dado una gran cantidad de sangre a Dimitri y no había asistido sus heridas.

—Tú sabías que estaba aquí, ¿verdad? ¿La abominación? Lo rastreaste hasta aquí.

Fen se encogió de hombros. No le importaba que llamara a Bardolf una

abominación. El no-muerto había decidido renunciar a su alma, pero sabía que Zev pensaría que Fen era un Sange rau -mala sangre-, si el Lycán sabía la verdad sobre la propia sangre mezclada de Fen. Respetaba a Zev, así que era un poco desconcertante. —Yo lo sospechaba. Me encontré con la manada de renegados y pensé que sería mejor tratar de hacer un control de daños, liquidarlos uno por uno

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si era posible. Pero entonces vi la destrucción, e incluso para una manada de renegados, parecía demasiado brutal.

—Yo no lo supe. —Zev admitió. Parecía disgustado consigo mismo. —Debería haberlo sospechado. Usted lo llamó por su nombre.

—Mi manada fue destruida por un Sange rau, Hace años, yo fui a una manada

vecina, —Fen explicó. —Bardolf era el alfa. Era... brutal con los miembros más jóvenes. Tuve un tiempo difícil con él y sabía que no sería capaz de permanecer allí mucho tiempo.

Zev parecía un poco divertido. —Puedo imaginarlo. Eres un alfa puro. Uno podría pensar que tendrías una manada propia. —Había una mezcla de especulación en su voz así como en la risa.

—Unos meses después que mi manada fue destruida, la manada de Bardolf fue atacada por el mismo Sange rau que había matado a la mayor parte de mi manada. El demonio hizo estragos, matando a todos en su camino. Se dirigió a las

mujeres y los niños primero y luego comenzó a matar a los hombres. La compañera de Bardolf y sus hijos murieron en el primer ataque. Bardolf estaba un poco loco y salió a cazar por su cuenta mientras estábamos quemando a los muertos. Nadie se dio cuenta al principio que estaba perdido. Lo rastreamos a una cueva en las montañas.

Fen apoyó la cabeza contra el tronco del árbol y cerró los ojos mientras Tatijana se arrodilló a su lado. En lugar de la batalla de sangre y muerte, ella olía a bosque, lluvia fresca y miel silvestre, ese aroma escurridizo que él encontraba atractivo. Ella pasó sus manos por su cara. A la vez una calma relajante se apoderó de él. La miró a la cara, tan hermosa, su piel impecable, sus pestañas largas y plumosas. Ella le sonrió, iluminando sus brillantes ojos esmeralda.

—Necesitas sanación, Fen —ella dijo suavemente.

—Tú también, mi señora, —él respondió, sus dedos encontraron la herida en el hombro.

El viento azotó los árboles, enviando una lluvia de hojas y remolinos de niebla corriendo entre Zev y Fen, ocultando el resplandor del calor y la boca de Fen moviéndose sobre la herida con su saliva curativa.

—No es nada, —dijo Tatijana en voz alta para el beneficio de Zev. —Vamos a ver tus heridas. Son mucho peores. Voy a tener que ir a la tierra pronto y cualquier lesión sanará rápidamente.

Fen no podía dejar de estar orgulloso de ella. Ella nunca perdió una señal. En lo que se refería a Zev, Fen era Lycán . Tatijana había recorrido un largo camino para mantener a salvo su secreto. Ella se inclinó sobre sus heridas, ocultando con

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su cuerpo parcialmente sus acciones de Zev, pero Fen no estaba demasiado preocupado. Los Cárpatos eran conocidos por sus habilidades curativas.

Su lengua acarició la herida. Su cuerpo se tensó, reaccionó de forma inesperada. Sus ojos se cerraron, y se veía tan increíblemente sensual que le quitó el aliento. Nunca había pensado en términos de sensualidad, lo que fue una nueva experiencia para él, y estaba un poco sorprendido por lo intensa que era su reacción a ella.

Para mí también.

Su voz era suave, rosando a lo largo de las paredes de su mente, casi con la misma sensualidad como con su lengua. Ella no trató de ocultar su asombro o su necesidad de él.

—Dijiste que rastreaste a Bardolf a una cueva en las montañas, —impulsó Zev.

Fen no pudo evitarlo. Le tocó la cara a Tatijana con dedos gentiles. Ella sonrió, pero no se detuvo en su labor. Tomó tierra de entre ellos, donde Zev no tenía posibilidades de ver lo que estaba haciendo, y la mezclo con saliva para presionar en las peores marcas de mordeduras y laceraciones.

—Lo que quedaba de su manada fue conmigo a buscarlo - para ayudarle-. No había muchos de nosotros, y había algunos heridos en el camino los que no podían ir tan rápido como nos hubiera gustado. No nos atrevimos a dejarlos solos, no con el Sange rau tan cerca, y ninguno de nosotros quería correr el riesgo de que Bardolf

lo encontrara y lo atacara solo. Yo no podía dejarlos y seguir adelante. Sabía que ninguno de ellos tenía las habilidades para hacer frente a un monstruo como el que estábamos enfrentando. Eso le dio a Bardolf una buena ventaja sobre nosotros.

Fen estaba cansado. Mucho más agotado de lo que había estado en un largo, período de tiempo. El combate en el otro mundo, sin su cuerpo y sólo con la mente y el espíritu, había sido agotador. Tatijana parecía saberlo, con sus manos moviéndose sobre él con seguridad, asumiendo parte de la carga. Zev cambió de

posición y gimió suavemente. Se le ocurrió que Tatijana había realizado los mismos rituales de curación en el Lycán .

No es lo mismo, ella negó. Su aliento era caliente contra su piel mientras ella se arrodillaba y le apartó el pelo de la cara para encontrar el arañazo de una garra particularmente repugnante.

Su cuerpo se tensó inesperadamente. No, no es lo mismo, mi señora, él estuvo de acuerdo, llenando su mente con su calor. Era lo único que podía darle, sin traicionar lo que él era.

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Echó un vistazo a Zev antes de poder evitarlo, con miedo de poner a Tatijana en más peligro. Estaba cansado y sería muy fácil cometer errores.

Los ojos de Zev estaban cerrados. Las líneas estaban grabadas en su rostro. Parecía tan agotado como Fen se sentía.

Fen rió suavemente. —Estamos en muy buena forma, Zev. Yo no tengo ganas de otro baile con este grupo, al menos no esta noche. Aparte de conseguir llevar a casa a estos dos amigos borrachos de forma segura, hay un cuerpo en el bosque que los renegados asesinaron. Tatijana y yo lo encontramos camino a la aldea. Eso es lo que nos trajo corriendo.

Zev se agitó como si quisiera levantarse. Tatijana giró y levantó la mano para detenerlo.

Él gimió y se desplomó.

—No sé cuál es la tasa de curación de los Lycán, —dijo Tatijana, —pero no es tan rápida. Si no desea que esas heridas se abran de nuevo, date unos minutos. Te

llevare de vuelta a la posada para que puedas descansar. Deja que yo me ocupe de Fen primero. Pero no te atrevas a moverte.

Zev rió. —¿Son todos los Cárpatos tan mandones como tú?

Tatijana dio un pequeño resoplido, con los ojos encendidos de diversión. —Sólo las mujeres. Debemos serlo. Nuestros hombres son difíciles, ya sabes. No tenemos otra opción. —Volvió sus ojos esmeralda de nuevo hacia Fen. La risa hizo brillar las facetas de verde en sus ojos. Se veía más hermosa que nunca.

—Si los hombres no te tratan bien, no tienen cerebro en la cabeza. —dijo Zev. —Eres una mujer hermosa, Tatijana, y el infierno sobre ruedas en una pelea. Usted ni siquiera se acobardó.

Fen se sintió en marcha. Mirando alrededor de Tatijana hacia Zev. El hombre claramente no estaba coqueteando, simplemente estaba constatando un hecho.

Todo en él se relajo, cuando dos segundos antes, había estado en espiral y listo.

Tatijana le dio un codazo. —Preste atención, chico lobo.

Zev rió. —Esa es una buena. Peleas como la élite.

Era una pregunta de sondeo emitido en un tono casual.

Fen forzó una sonrisa, mostrando dientes blancos y fuertes. Había vivido como un Lycán tanto tiempo que era una segunda naturaleza para él ahora. No iba a cometer un error, no a menos que Tatijana estuviera en peligro. Pensaba como un Lycán . Zev era astuto, inteligente y feroz, un luchador muy hábil. Él

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había entrado en su círculo y les dijo que se fueran, y sin ellos, habría luchado solo contra la manada de renegados.

—He estado alrededor y sin una manada, tiendo a cazar más que la mayoría, —admitió Fen con cuidado. —Una vez que yo sospeche que Bardolf controlaba la manada de renegados, he pasado la mayor parte de mi tiempo rastreándolos, tratando de liquidarlos uno a la vez.

Disparó a Zev una sonrisa. —Ellos me han conectado dos o tres veces y me dieron en el trasero.

Zev lo miró, con los ojos demasiado viejos, demasiado astuto. —Yo lo dudo. Pero usted ha visto su parte de batallas. Eres casi tan experto como yo, tal vez más, y eso es decir mucho.

No se había ocultado tanto de Zev como le hubiera gustado. Zev era uno de la élite, y eran pocos. Nacían mucho más rápidos, mucho más fuerte y mucho más inteligente que el resto de los Lycán . Se regeneraban a un ritmo mucho más

rápido. Cuando una manada descubría a un niño con tales atributos, él o ella eran enviados a una escuela especial para educarlos. —Usted no debe haber sido muy viejo cuando su manada fue destruida, —aventuró Zev.

Tatijana se hundió sobre sus talones. —Hay que irse, caballeros. Ambos deberían sobrevivir, aunque la próxima vez les sugiero que se muevan un poco más rápido. Si se fijan, tengo muy pocas mordeduras en mí. —Ella esbozó una sonrisa descarada a los dos.

Usted las sanó, mi señora, y eso es injusto, él se burlaba de ella en privado.

Los Lycán se miraron y luego los dos se echaron a reír. La tensión entre ellos pareció evaporarse con la observación de Tatijana.

—Termine de hablarme de Bardolf y la cueva, —le pidió Zev de nuevo. —Si realmente crees que es el alfa de esta manada, necesito saber todo acerca de él.

—Nosotros encontramos grandes cantidades de sangre. Marcas de quemaduras. Señales de una terrible batalla. No había cuerpos, pero sabíamos que Bardolf se había reunido con el Sange rau. Todos nosotros creímos que Bardolf

había muerto por él, pero no había ningún cuerpo.

Hubo un pequeño silencio. Zev negó con la cabeza. —Los otros creyeron que Bardolf murió ese día. Usted sabía que estaba vivo. —Él hizo una declaración.

—Bardolf realmente murió ese día, si él parece estar intacto o no. Él se enredó con el Sange rau y de algún modo él se hizo justo como con lo que luchó. Yo no estaba seguro, pero mientras más estudiaba el campo de batalla, más me parecía incorrecto. Organizando. Las marcas de quemaduras, la vida de las plantas marchitadas, sangre por todas partes, pero ningún cuerpo. Algo no estaba bien.

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Muy lentamente, Fen sintió su fuerza volviendo. La poderosa sangre de Tatijana y la magia curativa ya estaban obrando milagros y pronto, su sangre Lycán pateaba para ayudar en una curación más rápida.

—¿Dónde se aloja, Zev? —preguntó Tatijana. —Puedo llevarte hasta allí. ¿Alguna vez has montado en un dragón?

—No puedo decir que lo he hecho, —admitió Zev. —He estado alrededor de algunos Cárpatos a lo largo de los muchos años, pero sólo para cazar con ellos y ni una sola vez ninguno de ellos fue lo suficientemente amable de ofrecerse llevarme a casa. —Él esbozó una sonrisa cansada. —Desde luego, ellos no eran tan hermosos como tú, y yo podría haber tenido que oponerme a ellos insinuando que yo no podía llegar a casa por mi cuenta.

—Por supuesto que puede, —dijo Tatijana. —Pero no voy a rechazar una escolta.

Eres increíble, dijo Fen. Zev tiene mucho orgullo.

Está muy mal herido. Incluso con su sangre, y la mía, le llevará varios días sanar.

La alarma difundió. ¿Es consciente de que usted le dio la sangre?

Hace siglos, los Lycán no sabían lo que causó la combinación de Lycán / Cárpatos. O para el caso, Lycán /Vampiro. Era evidente que los Lycán no distinguían entre los dos. Ellos vieron a ambos como una poderosa amenaza. Entonces algunos cruces se habían hecho de los que tal vez el consejo Lycán todavía no estaba seguro, pero deben haberlo conjeturado. Tenían acceso a laboratorios y estudiaron e investigaron. Lo más probable es que tenían que sospechar de una mezcla de sangre en este siglo.

Tuve cuidado, Tatijana lo tranquilizó. Descansa hasta que regrese. Y está atento. No te vayas a dormir en el trabajo.

Fen se echó a reír. Ella era una mujer inteligente. Él le había explicado el peligro que corría y ella iba a ser capaz de decirle exactamente dónde se quedaba Zev. Ella había tomado sangre de Zev y le dio su sangre. Podía monitorearlo incluso desde la distancia.

—¿Cómo se las arreglan ambos para tocar la plata? —Tatijana preguntó con curiosidad. —¿No les hace daño de la misma manera que lo hace con los renegados?

—Nos acostumbramos a usar guantes, —respondió Zev. —O cubrimos nuestras manos y armas con un sellador. Eso se quita con bastante rapidez. Prefiero los guantes, y claramente Fen también lo hace. —Él asintió con la cabeza hacia las manos protegidas de Fen.

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Fen había vivido tanto tiempo como Lycán , era su segunda naturaleza ponerse los guantes y agradeció lo que había hecho para el momento en que habían sido amenazados por la manada de renegados.

—¿Estás lo suficientemente fuerte como para agarrarte por tú mismo? —Tatijana le preguntó a Zev.

Fen se estremeció. Eso dañaría el ego de Zev. ¿Un cazador de manadas de renegados? ¿Un guerrero experto? ¿Ser preguntado por una mujer si podía agarrarse por sí mismo? Él casi gimió en voz alta. No se atrevió a mirar a la cara de Zev.

—Creo que puedo manejar eso. ¿Y tú, Fen? ¿Estarás a salvo aquí hasta que ella regrese por ti?

Fen miró alrededor del campo de batalla. Había varias estacas de plata en el suelo entre las cenizas de los cadáveres quemados. Pero no tenía la energía suficiente para atraerlos a él después de que se fueran. Levantó una ceja. —Podrías

dejarme la espada de plata. Que yo ambiciono

—Yo la hice, —dijo Zev. —Esto es muy útil en situaciones difíciles.

—¿Qué otras armas has hecho? —preguntó Fen con curiosidad.

Zev era un cazador de la manada de elite. Había sido elegido, por encima de todos los demás cazadores en su manada de élite, como un explorador. Él iba delante, investigando los rumores y hurgando a través de las pruebas antes de llamar a su manada para limpiar. Explorar lo colocaba en peligro continuo. Las manadas de renegados podían ser de tan sólo tres, pero llegar hasta treinta. El hecho de que aún estaba con vida era un testimonio de sus habilidades.

—Voy a tener que mostrarte. ¿Has pensado en ser entrenado? —preguntó Zev.

Fen se encogió de hombros. —Sinceramente no. Desde que mi manada fue destruida y eso fue hace mucho tiempo he estado por mi cuenta. Soy un pensador independiente. Detrás de un alfa sería difícil. —Todo eso era verdad. Eso, y el hecho que la manada se volvería contra él, en la primera luna llena.

—Yo te doy la bienvenida a mi manada en cualquier momento, —dijo Zev. —Las manadas de Elite son diferentes. Cada miembro es un pensador independiente, tiene que ser así. Nuestro alfa es más el consejo de un individuo dentro del grupo, aunque en general, el explorador tiene mucha más influencia. Me imagino que serías más que adecuado para la vida de un explorador. —Él sonrió de repente, el cansancio y el dolor grabado en la cara se habían ido por un momento. —Y piense en todos los juguetes interesantes que llegaría a tener.

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—Yo estaría muy interesado en ver esos juguetes, —admitió Fen. No era más que un poco de envidia. Esa espada le habría venido muy bien. Necesitaba tiempo para estudiarla, para averiguar la mejor manera de forjar una por sí mismo. La plata era natural de la tierra, lo que significaba que podía producir fácilmente una, como él lo hizo con las estacas de plata, pero uno no acaba de diseñar una buena arma de la nada, sin tener conocimiento de cómo se hizo. Realmente lo hizo codiciar esa extraordinaria espada.

—Ven a mi habitación en la posada.

—Sabes que estás en lo profundo del país de los Cárpatos. —Fen señaló. —Todo el mundo en este pueblo es amigo del príncipe. Está muy cerca y sus cazadores probablemente ya saben de ti. Ellos estarán observando de cerca. Y no hay manera de que pueda mantener una manada de renegados en secreto aquí.

Zev asintió. —No van a ser capaces de detectar lo que soy, aunque puede llegar a ser sospechoso. Son muy astutos.

—Hola. ¿Se han olvidado ambos que estoy aquí? —exigió Tatijana. —Por supuesto que el príncipe sabe que están aquí. Tengo toda la intención de delatarlos a los dos de inmediato. No aceptamos amablemente a las manadas de renegados y vampiros matando a nadie, humanos, Lycán o Cárpato. ¿Creen que sería una buena chica y simplemente olvidaría reportar esto?

—Sólo podíamos esperar —dijo Fen afablemente.

—Has luchado tan bien, —añadió Zev. —Por un momento me olvidé que usted era Cárpato y creí que eras Lycán .

—Ha, ha, ha, Zev, —resopló Tatijana. —Como si un Lycán pudiera luchar, así como un Cárpato. ¿Quién les salvó el culo hoy? Esa fui yo.

—No te burles de ella, Zev, —dijo Fen con un pequeño gemido. —Ella ya es lo suficientemente descarada sin hacerla pensar que tiene que defender a los Cárpatos de todas las especies.

Zev le dedicó una sonrisa de complicidad. —Venga voy a tomar mi primer viaje en dragón, —le dijo a Tatijana. —Voy a dejar que usted trate con los cadáveres y los Cárpatos esta noche, Fen. Ven a verme y yo te mostraré las armas. Incluso podría tener una o dos más. —La sonrisa se desvaneció y él levantó la cabeza y olfateó el bosque.

Fen hizo lo mismo. El olor de la sangre, la muerte y carne quemada impregnaba la zona a la redonda. El aroma de los renegados ya estaba presente por la batalla, y si se estaban introduciendo cerca de nuevo, tendrían asegurado que sus olores permanecerían ocultos. Zev estaba preocupado por dejarlo allí solo.

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—¿Cuánto tiempo se tarda Bardolf en regenerarse? —Preguntó Zev. —En realidad nunca he luchado con un Sange rau. Nunca me he encontrado con uno antes, —admitió.

—Más rápido de lo que me gustaría. —Tiempo Suficiente para que Fen planeara ir a buscarlo a su guarida. Pero iba a hacer eso solo. Ni Tatijana ni Zev necesitaban esa información.

Hombre lobo tonto. Crees que me proteges de la cosa esa de vampiro, sea lo que sea. Aprendo rápido. No voy a dejarte luchar esta batalla solo.

No era dulce, el afecto sensual creciendo en su voz, suficiente como para que la notas bajas convirtieran su corazón en papilla. Se suponía que debía ser él el feroz guerrero y ella pareció reducirlo a dulce derretido con sólo unas pocas palabras. Eso no augura nada bueno para su futuro.

Tatijana echó hacia atrás la cabeza y soltó una carcajada. —Ustedes dos no tienen precio. Estoy recogiendo las estacas de plata para dárselas a Fen. ¿Quiere usted prestarle su espada de plata, mientras espera solo como un chivo expiatorio en el bosque a que los lobos vuelvan?

Esa fue una buena. De ninguna manera Zev querría separarse de su espada, pero ella había hecho casi imposible para él hacer cualquier otra cosa. Si él insistía en llevársela con él, cuando un hombre herido estaba esperando solo y vulnerable, se vería muy mezquino.

Zev negó con la cabeza. —Quiero está de regreso, Fen. —Sostuvo la espada para Tatijana.

—Yo me encargaré de ello, —prometió Fen. —Usted dijo que su manada podría estar aquí para ayudar en otras veinticuatro horas.

Tatijana tendría que ser la que devolviera la espada. Fen tenía sólo un día antes de entrar en el momento de gran peligro. Zev reconocería su sangre mezclada. Por la luna llena, cada Lycán en las inmediaciones podría sentir su presencia y tratar de matarlo. Una vez que la manada de cazadores de élite de Zev llegara, Fen estaría en serios problemas. Ponía a la manada de renegados en un segundo plano lo que era su misión principal.

—Me sorprende que la plata sea lo suficientemente fuerte como para cortar a través del hueso.

La sonrisa de Zev era claramente lobuna. Es evidente que él tenía algunos secretos cuando se trataba de hacer sus armas. Fen necesitaba esos secretos. Echó un vistazo a Tatijana. Ella asintió con la cabeza.

—Vamos, Zev, antes de que sea mucho más tarde. A diferencia de ti, tengo que ser consciente del tiempo. —Tatijana recordó suavemente. —Voy a cambiar y

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tendrás que subir por mi ala para llegar a mi espalda. —Ella miró a su alrededor. —Voy a necesitar un poco mas de espacio.

No esperó. Tatijana fue tan rápida en cambiar a la forma de un dragón azul, y completamente envuelto, en cuerpo y mente, inmediatamente, Fen se dio cuenta de que estaba mucho más cómoda en esa forma que en la suya.

Para los estándares de dragón, ella podría haber sido considerada pequeña, pero no en el bosque y tan cerca de ellos, parecía enorme y hermosa. Sus escamas eran de color azul iridiscente, brillando en la niebla circundante. Pinchos corrían a lo largo de la cresta de la espalda por su larga cola que termina en una lanza de aspecto letal. Sus ojos eran grandes y de color verde esmeralda, con matices como brillantes diamantes.

—Magnifico, —dijo Zev. —Tatijana, eso fue increíble. —Miró a Fen. —¿Has visto lo rápida que es? Yo hubiera pensado que un dragón podría tardar unos minutos. —Intentó levantarse, agarrándose al tronco del árbol para apoyarse.

Fen podía ver la magnitud de las lesiones de Zev. Había sido gravemente herido en docenas de lugares. Trozos profundos de carne habían sido arrancados de él. Su rostro se dibujaba de dolor. Gotas de sudor salpicaban su frente. Él no hizo un sonido, tan estoico como antes, pero su piel se veía un poco gris.

—Espera, —Fen ordenó, con su voz más convincente. Bajo. El suave terciopelo. Una compulsión disimulada que se coló en el alfa cuando una voz más dominante nunca funcionaría. Se levantó a sí mismo, bloqueando la emoción de dolor mientras se ponía de pie.

Su respeto por Zev crecía con cada minuto que pasaba estando en su compañía. Había conocido a muchos Lycán fuertes, buenos hombres que sabían cómo luchar en una batalla, pero era evidente que Zev estaba un corte por encima del resto. Los Lycán no podían cortar el dolor de la manera en que los Cárpatos podían. Ellos lo resistían y luchaban. Los realmente grandes, como Zev, se quedaban en la batalla, incluso cuando otros se han desmayado.

Fen cruzó la distancia entre ellos, deslizando una mano sobre el cuerpo del dragón en una larga caricia. —Eres un hombre con suerte, Zev, —observó.

—Un privilegio, —coincidió Zev. —Nunca jamás pensé que conseguiría estar tan cerca de uno. Ellos se han ido para siempre de este mundo.

No protestó cuando Fen pasó un brazo alrededor de él para ayudarlo. Eso dijo más a Fen que nada, que Zev estaba gravemente herido. Tatijana extendió sus alas hacia Zev. Fen le ayudó a cubrir el suelo para llegar al ala.

No puede caminar hasta el ala, Fen le dijo, usando su vínculo telepático. Estaba empezando a preocuparse por el estado de Zev. ¿Qué tan mal estaba?

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Había estado tan preocupado por las horrendas heridas de Dimitri que no había considerado que Zev se había llevado la peor parte del ataque por la derecha, junto con Dimitri. Si él hubiera sabido, pero Tatijana no le había dicho realmente lo mal que estaban las heridas de Zev. Ella había estado preocupada por proteger el secreto de Fen, así como llegar a él rápidamente para ver sus heridas.

Él no tenía los intestinos colgando como Dimitri, dijo Tatijana. Pero estaba muy mal. Un hombre inferior estaría inconsciente en estos momentos.

Si utilizo mis habilidades como los Cárpato para levantarlo sobre tu espalda sabrá inmediatamente que soy más que un Lycán .

Tatijana hizo un pequeño sonido en su mente, un bufido muy femenino de molestia. Todo lo que tenía que hacer era pedirlo.

Se encontró sonriendo. Tal vez él intentó molestarla un poquito a propósito. A él le gustaba su pequeña de temperamento ardiente. Podía sentir cada vez que ese temperamento se encendía, estallando en su mente como estrellas a través del cielo en una calurosa noche de verano, calentándolo. Encontró consuelo en sus reacciones explosivas, por pequeñas que fueran, pero aún dirigidas a él. Lo engullía. A su alrededor. Hundiéndose en sus huesos. Su sangre. Ella era suya.

Eso desearías…

Ella dio un pequeño resoplido delicado, pero había un creciente afecto en su tono burlón. Se sentía rodeado de su calor. Ella pareció fluir en su mente, fuego líquido, llenando cada espacio vacío y oscuro con su luz, risa y su increíble sensualidad natural.

¿Por qué tu dragón es azul cuando quema tan caliente?

¿Nunca has visto una llama azul? Preguntó Tatijana. Cuando yo era una niña me gustaba ver las llamas azules bailando en las cavernas secretas de Xavier. Nunca pude tocarlas o sentirlas, porque siempre estaban muy lejos y muchas veces yo fui encerrada en el hielo, pero se veían tan hermosas.

Razón por la cual ella había estado tan intrigada con las llamas antes en la

taberna.

El dragón azul miró a Zev con ojos preocupados. Ella proyecto su voz a través de la gran bestia. —Si usted me lo permite, Zev, yo puedo hacerlo flotar hasta mi espalda. Será más fácil para los dos.

—Gracias, por supuesto que no me importa si es más fácil para usted. Ya me estás haciendo un gran favor. —Levantó la vista a la larga ala. La subida sería muy difícil con sus heridas.

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Esta débil por la pérdida de sangre. Le di sangre, pero fui cuidadosa de no darle tanta ya que él lo sabría. Él estaba dentro y fuera de la conciencia durante unos minutos hasta que yo vertí bastante sangre en él.

Podría besarte por hacerlo más fácil para su orgullo, Fen le dijo.

Hay muchas mejores razones para besar, Fenris Dalka. Tal vez podrías considerar una o dos en mi ausencia.

Tatijana hiso flotar a Zev hasta su espalda y esperó hasta que estuvo sentado cómodamente.

Y hombre lobo...

Su voz se había vuelto oscura. Sensual. El dragón azul volvió la cabeza en forma de cuña, y bajó su cuello hasta que sus multifacéticos ojos esmeralda estaban en el mismo nivel que los suyos. Su aliento se sentía atrapado en sus pulmones. Su corazón tartamudeó. Cada músculo de su cuerpo se tensó.

Tú no has visto lo caliente que puedo quemar todavía.

Fen casi se ahogó. Observó al dragón maniobrar su largo cuerpo a través de los árboles, hasta que la niebla se los tragó. Él se balanceo, apoyando una mano en un árbol, sólo por un momento hasta que el mundo dejó de girar. Mantuvo a raya el dolor, a pesar de que también consumía su fuerza, incierto si realmente Tatijana tocaría su mente.

Todavía tenía un cuerpo sin vida para cuidar, y necesitaba encontrar un cuerpo caliente que le proporcionara suficiente sangre para mantenerse y sanar. Él necesita proporcionarle el sustento a Dimitri. Tomaría a su hermano un tiempo más largo curarse debido a la gravedad de sus heridas.

Fen siempre, siempre se quedaba como un Lycán , pensando y actuando como uno, lo que le ayudaba a mantener la oscuridad a raya hasta este último siglo o así, cuando su sangre mezclada comenzó a añadir fuerza sobre la oscuridad. Ahora tenía que volver a ser Cárpato por lo menos hasta que esta noche terminara. Él iba de caza, heridas o no. Eso era lo que hacían los Cárpatos cazadores.

Él alzó el vuelo, en una larga estela de vetas de vapor a través la niebla densa.

¿Qué crees que estás haciendo? La voz de Tatijana era engañosamente suave.

Él no se lo creía. Mi señora, tengo deberes que cumplir esta noche. Como tú también. Asegúrate que tu príncipe está al tanto de lo que sucede en su tierra natal.

La diversión de Tatijana entró por él como brillantes fuegos artificiales. Nuestro príncipe, Fenris. Usted puede cambiar su nombre a cualquier cosa que desee, su sangre puede ser diferente, pero nació Cárpato y siempre será Cárpato. Es posible que hayas

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dejado tu patria cuando otro príncipe era el gobernante, pero ha regresado y le debe su lealtad a Mikhail, al igual que todos nosotros lo hacemos.

Ella tenía razón. Había estado solo tanto tiempo que había olvidado que había una sociedad entera tratando de reconstruirse. Hacía tiempo que se había resignado a estar completamente solo. Nunca había oído hablar de Mikhail o de su

segundo al mando, Gregori, hasta que Dimitri le había llevado las noticias de los últimos siglos en las montañas de los Cárpatos. Así es, mi señora.

Espérame. Sólo tardaré unos minutos más.

Ella era tenaz, y se preocupaba por él. Mientras que eso le calentaba el corazón y le hacía sentirse vivo y lleno de júbilo, también era una muy mala combinación. Tatijana, lo que hago es peligroso. No puedo hacer esto y preocuparme de lo que la perjudicaría.

Una vez más le sorprendió. No había ninguna mujer irritable, molesta con él por dejarla de lado cuando ella lo había ayudado en la batalla y todavía lo ayudaba. Ella le acarició con una suave caricia en su mente. Usted no conoce a su compañera. Absorbo los conocimientos de todos cuando entro en contacto con ellos. Enemigo y amigo. Es un hábito que adquirí de mi infancia, cuando no tenía otra vida que una intelectual.

Cazo renegados y un Sange rau esta noche. Bardolf no esperara y él estará débil, tratando de repararse a sí mismo.

Y es por eso que su compañera será una ventaja para usted en la búsqueda, respondió ella complaciente. Yo soy una Dragonseeker. Ningún vampiro puede esconderse de mí, que, en esencia, eso es lo que es. Puede hundirse en el lobo y yo todavía sé que él está allí. Cometí un error esta noche. Sentí su presencia y la zambulló para protegerse. Yo le habría flameado pero estaban demasiado cerca. Eras su objetivo, Fen.

Había oído, a través de los siglos, que los Dragonseekers podían descubrir a los vampiros aun cuando nadie más podía. Eran el único linaje en la historia de la gente de los Cárpatos que nunca habían tenido ni una sola vez, un vampiro en los miembros de la familia.

Tatijana era una Dragonseekers. Más aun, ella había sido perfeccionada en el fuego del infierno, más precisamente, en el hielo de los glaciares del mundo mago. Él no podía descartar lo que dijo.

Fen había encontrado el rastro de la manada de renegados y por la destrucción él había empezado a sospechar que un monstruo, de la combinación de lobo y vampiro, viajaba con ellos o al menos cerca de ellos, pero no lo había sabido hasta que Bardolf había venido a matarlo. Si Tatijana dijo que había reconocido inmediatamente en Bardolf un vampiro y hombre lobo, él le creyó. Era

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difícil decir una mentira al propio compañero cuando compartían a menudo la misma mente.

Su risa era suave y cálida. Así que ahora usted está pensando que yo puedo serle útil en esta caza de los suyos, después de todo, ¿no es así?

La dificultad como él la veía, sería dejarla ir. Ella ya estaba profundamente arraigada en su mente. Había estado tan solo durante tanto tiempo en un mundo de sombras, de violencia y oscuridad, y con sólo una noche en su compañía ella había traído la risa, la emoción y el compañerismo en su vida. Ni siquiera se había dado cuenta de que había perdido esas cosas. Apenas podía recordar haberlas tenido. Estaba condenado a muerte y sólo era una cuestión de tiempo-en-este-siglo o en el siguiente, pero iba a suceder. Él sería perseguido y asesinado.

Él no podía dar a Tatijana la cosa más básica entre los compañeros -la sangre de la vida-. Su sangre ya no era pura Cárpato. Él nunca le hubiera dado a Dimitri su sangre si hubiera tenido una alternativa, y en cualquier caso, Dimitri y él habían compartido tanta sangre durante siglos y su hermano ya estaba en camino de convertirse en un sangre mezclada.

Esa no es su opción, Fen, Tatijana le recordó. Yo no soy una niña pequeña como la compañera de Dimitri lo es. Yo tengo siglos de antigüedad y nadie va a tomar las decisiones por mí otra vez. Si mi elección es usted, entonces voy a compartir todas las cosas que una compañera hace, incluido el intercambio de sangre. Yo soy una mujer. Un guerrero por derecho propio. Soy una ventaja para usted en la búsqueda y me niego a ser relegada al papel de una niña con usted tomando las decisiones por mí.

No había ningún desafío, sólo implacabilidad. Tatijana no era una mujer para ser empujada alrededor y se encontró con que la admiraba aún más por eso. Ella era la compañera apropiada para él, lo que hizo que todo fuera más difícil para protegerla de su vida y de ella misma.

Ella dio un resoplido poco elegante de puro desdén. Si elijo ser reclamada por usted, entonces voy a compartir su sangre con los ojos abiertos. Esta no es solo tu decisión, Fen. Se trata de una decisión mutua. Mi compañero es mi compañero, no es mi guardián.

Otra vez había algo de verdad en lo que dijo. El era a la vez Cárpato y Lycán . Si él la reclamaba y compartía su vida con ella, no podía haber medias tintas. Entiendo, Tatijana, respondió. ¿Qué otra cosa podía decir cuando ella tenía un punto que no podía refutar?

Ella era su milagro y él quería envolverla en una red de seguridad y siempre asegurarse de que estaba protegida.

¿Has considerado que yo podría pensar que usted es mi milagro? ¿Que yo quiero asegurarme que estás a salvo en todo momento? ¿Por qué debería ser sólo su prerrogativa?

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Debajo de él estaba el cuerpo del hombre que había sido asesinado por los hombres lobo renegados. Su cuerpo estaba desgarrado casi irreconocible. Si lo encontraban en su estado actual, todos los lobos reales en el entorno se verían amenazados.

Habría un clamor por justicia y los cazadores invadirían el bosque y la montaña para acabar con las manadas peligrosas. Mientras tanto, los hombres lobo renegados pasarían a nuevos territorios y comenzar a matar a los aldeanos.

Ellos no saben que están en el territorio de los Cárpatos, ¿verdad?

Lo dudo. Ni siquiera Bardolf lo sabría. Si él es el que giro la cabeza en esta dirección, desde luego, no lo hizo. Él fue Lycán , no Cárpato, y no tendría conocimiento de esta cultura o el hecho de que el príncipe tiene su residencia aquí.

Fen se dejó caer al suelo del bosque. El cuerpo estaba exactamente donde él y Tatijana había tropezado antes, pero algo le llamó la atención. Dio la vuelta con cautela. Tenía que ahorrar fuerzas en caso que se las arreglara para seguir a Bardolf a su guarida. Incluso en su estado actual, el vampiro sería letal. Después de reunirse con Fen, reconociendo lo que Fen era, Bardolf querría seguir adelante tan pronto como pudiera. Ahora sería el momento óptimo para destruirlo.

¿Qué es? Ese matiz de preocupación en su voz lo calentó, lo que le mostro más que nunca, de que ya no estaba solo. Tal vez no quería ser reclamada, pero ella era suya. Concéntrate en lo que estás haciendo o vas a hacer que te maten, hombre lobo. Nunca averiguaremos acerca de este negocio de los compañeros si sigues tratando de jugar al héroe.

¿Tratando?

Él le dedicó una sonrisa de satisfacción masculina. Las ramas sobre su cabeza sonaron junto al viento. No había ningún viento. El aire se había ido, sin embargo, el sonido persistía de manera coherente, constante, a un compás muy rítmico. Yo fui el héroe de esta noche, mi señora. Claramente no estaba prestando atención, que hace necesario que me repita a mí mismo. La dejó oír el chasquido de las ramas.

Ya veo. ¿Tú piensas que es necesario impresionarme? Ella escuchó el ritmo. Ese sonido es uno que Xavier usaba para atrapar a sus víctimas. Es hipnótico en un nivel muy sutil. Quienquiera que lo esté utilizando alguna vez fue entrenado por los magos. No es natural.

¿Qué está pasando aquí? Una manada de renegados ha entrado en territorio de los Cárpatos con Bardolf, una combinación lobo/vampiro. ¿Y ahora otro enemigo? Esto no tiene ningún sentido.

Quizás lo tiene, Fen, reflexionó Tatijana. La compañera del príncipe, Raven, tiene

un hijo. Su hija, Savannah, tiene dos niñas gemelas. Ella es compañera del segundo en el

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mando del príncipe. Estos niños se transformarán en un gran poder. ¿Sería tan descabellado pensar que los enemigos de la gente de los Cárpatos se presentaran aquí?

Fen rodeó el cuerpo destrozado. Los hombres lobo casi habían destrozado al hombre en su ataque inicial.

Las manadas de renegados disfrutaban de torturar y matar a sus víctimas y, a

menudo se alimentaban de ellos incluso mientras que sus víctimas estaban todavía vivos. Los cazadores de élite, al igual que los cazadores Cárpatos, no tenían más remedio que destruirlos. Este cuerpo había quedado como cebo. No era una táctica inusual. Los seres humanos, por lo general, iban en busca de sus seres queridos perdidos.

Fen se empeñó en no mirar sobre él a las ramas sonando. Un ataque podría venir de cualquier dirección. ¿Era posible que Bardolf tuviera vampiros menores bajo su control? Eso se había vuelto cada vez más popular de hacer entre los vampiros maestros. Tomar vampiros recién convertidos y usarlos como peones, a veces construyendo un ejército formidable.

No vi ninguna prueba de que vampiros se congregaran aquí, Fen dijo a Tatijana, pero informa al príncipe esta noche que podría haber un problema.

Tatijana suspiró. Si avisara al príncipe lo que está pasando, en lugar de esperar a

que se enteren, ellos sabrán que he estado por mi cuenta. Había pesar en su voz. El golpeteo está creciendo más rápido. Tendrás que tener cuidado, Fen, y bloquear el sonido. Con los cambios de ritmo, la hipnosis comienza realmente a afianzarse.

No me siento afectado. Él era más que un Cárpato y más que un Lycán . Las cosas que iban en contra de otras especies no funcionaban en él, y por eso los Lycán habían prohibido su especie.

Por favor, ten cuidado. No te pongas engreído. Estoy en camino.

Leyó la creciente ansiedad en su voz. Ella tenía más experiencia con las trampas de los magos que él, y claramente estaba preocupada.

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Traducido Por Alhana Corregido por Arhiel Revisado Por Arhiel

atijana se acercó a la casa construida en la ladera de la montaña con cautela. Estaba bajo vigilancia. Podía sentir los ojos sobre ella y cuando escaneo permitiendo que sus sentidos surgieran, sabía que no estaba

sola fuera de la casa del príncipe. No tenía ni idea de protocolo y cómo uno se acercaba a él, o incluso si era accesible. Lo había conocido brevemente, pero tanto ella como Branislava habían estado tan débiles y heridas que apenas sabían lo que estaba sucediendo.

Se detuvo a unos cientos de metros antes de llegar a la gran terraza. Tenía un montón de espacio para defenderse si era necesario. Extendiendo sus brazos hacia fuera de su cuerpo para mostrar que había venido en paz, esperó mientras el segundo al mando de Mikhail Dubrinsky, y protector, la observaba.

—Tatijana del clan Dragonseeker, —Gregori Daratrazanoff salió de lo que parecía ser la nada. Se veía impresionante, con sus anchos hombros y los ojos plateados brillantes. —¿A qué se debe este honor? No teníamos ni idea de que habías resucitado.

No había censura en su tono, pero sabía que él no estaba contento de que ella estuviera sin escolta. Él era un gran creyente en sus mujeres siendo protegidas en todo momento. Había deducido mucho sobre él antes de que ella se hubiera ido a la tierra para sanar. Era un hombre excelente para proteger al príncipe, pero no era su guardián.

—Me he tropezado con algo que creo que es importante que sepas, si no lo haces ya. De hecho, esperaba verte en lugar de molestar al príncipe, por lo que estoy agradecida de que estés cerca. Hay una manada de hombre lobos renegados cazando en esta zona y responden a un alfa con el nombre de Bardolf. Es una mezcla de lobo y sangre de vampiro, muy difícil de matar. Los Lycán se refieren a ellos como una mezcla de Sange Rau.

—Sangre mala, —tradujo Gregori.

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Tatijana asintió. Era consciente del paso del tiempo. Fen se quedó solo y herido. No le gustaba dejarlo tanto tiempo. —No sólo su corazón tiene que ser removido de su cuerpo, la estaca de plata debe insertarse por completo a través del corazón y luego el cuerpo y el corazón deben ser incinerados. Se puede regenerar rápidamente. Es posible, pero no lo sé, que él este viajando con vampiros menores, así como con la manada de renegados.

Ella se dio la vuelta para irse, pero luego se giró. —Un cazador Lycán de elite con el nombre de Zev se hospeda en la posada. Luchó contra ellos esta noche y resultó gravemente herido. Hice todo lo posible para ocuparme de sus heridas. Me vi obligada a darle sangre, aunque no permití que lo supiera. MaryAnn y Manolito De La Cruz podrían estar en peligro.

Ella vaciló. No tenía ni idea de lo que pensaban los Cárpatos de mezclar la sangre de un Lycán y los Cárpatos. Por lo que sabía ellos podían considerarlo simplemente como un tabú como los Lycán. Lara, su sobrina, le había dicho, durante uno de los momentos en que Lara le había dado su sangre mientras ella todavía estaba sanando, pero eso no quería decir que era de conocimiento común que MaryAnn y Manolito eran Lycán y Cárpatos.

—¿Por qué estarían en peligro?—Incitó Gregori.

Ella se encogió de hombros. —Sólo sé que lo están. Confío en que vas a advertirles. —Tatijana dio la vuelta y comenzó a alejarse, conteniendo la respiración, temiendo que la detendría. Ella casi se encontró contra él, tratando de escucharlo detrás de ella. Tuvo que detenerse abruptamente, casi rebotando contra su pecho. Él se había movido increíblemente rápido -y en silencio- y había bloqueado su camino.

—¿De dónde sacaste esa información?—Su voz seguía siendo agradable, normal -aún- de hecho, pero ella podría decir que era la que utilizaba para intimidar a los que interrogaba y de los que esperaba una respuesta. Aquellos penetrantes, ojos inteligentes se movieron sobre ella, deteniéndose en los restos de sangre que se había olvidado de limpiar cuando estaba tan ocupada tratando de

curar tanto a Zev como a Fen.

—Me encontré con la manada. Mataron a un hombre que había estado bebiendo antes en una taberna que había visitado. Encontramos su cuerpo en el bosque cuando regresábamos.

Él no le quitaba los ojos de la cara. —Cómo puedes ver, hemos aumentado la seguridad en torno al príncipe, pero fue más como que tuve un sentimiento y el hecho de que el hijo de Raven y Mikhail ha sobrevivido a sus dos primeros años, a cualquier conocimiento real de una amenaza para el príncipe y su familia. Los Lycán son extremadamente difíciles de detectar.

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—Estos no son Lycán , —reiteró Tatijana. —Son considerados como una

manada de renegados, y los cazadores de élite Lycán han sido llamados para exterminarlos. Sería un grave error confundirlos.

Él enarcó las cejas. —Supongo que sí. ¿Quién es “nosotros”? ¿Quién estaba contigo cuando encontraste ese cuerpo muerto?

—Eso no es relevante. —Porque ella no estaba segura de cómo los Cárpatos reaccionaron a la mezcla de sangre entre Lycán y Cárpatos tenía que proteger a toda costa a Fen. No quería hacer un enemigo de Gregori, pero Fen era su compañero. —Te dije lo que sé porque como el protector del príncipe sentía que debe ser consciente de la manada de hombres lobo renegados. Todavía estoy muy incómoda en presencia de los demás. Tengo que irme.

Eso era cierto. Temía que intentara detenerla, y ella sabía que iba a pelear. El síndrome de lucha o huida estaba arraigado en ella. No podía ser presa de nuevo. Sus decisiones, bien o mal, tenían que ser suyas. Gregori, con su impresionante conjunto de hombros, expresión implacable y brillantes ojos plateados estaba de pie en su camino y no mostró ningún indicio de que se movería.

—Eres una mujer Cárpato, Tatijana. —La voz de Gregori se volvió suave. —¿Por qué piensas que me gustaría hacerte daño de alguna manera? He jurado protegerte. No hay necesidad de que me temas.

—Me temo a mí y mis reacciones a las situaciones, —respondió ella con sinceridad. —Debo sentirme libre. No quiero, ni puedo tener, guardianes que vigilen cada uno de mis movimientos. Lo siento si parezco ser difícil, pero tengo que estar a cargo de mi propia vida.

—Sin embargo, ejecutaste a una manada de renegados. —Indicó sus laceraciones. —Estuviste en una batalla, y podrías haber muerto. Nuestras mujeres son apreciadas. Las protegemos tanto en amor y respeto. Junto con nuestros niños, que son nuestro mayor tesoro.

Podía escuchar la sinceridad en su voz. Ella dio un paso atrás y trató de acallar el latido salvaje de su corazón. Tal vez él no la estaba amenazando. Ella le había dado noticias inquietantes y ella había estado en una batalla. No estaba acostumbrada a nadie más que Branislava cuidara de su bienestar.

—Vago por mi cuenta a fin de aprender las cosas que necesito, y a veces me tropiezo a través de cosas que no deberían. Seré más cuidadosa. —Ella trató de aplacarlo, aunque sólo fuera un poco.

—Tatijana, ¿de verdad crees que debo dejarte ir, sangrando de una batalla, sin escoltarte de regreso a tu lugar de descanso y sin ser curada correctamente?

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—Es mi elección. Mi deseo. Tienes la libertad de seguir tu propio camino. ¿Por qué no habría de hacerlo yo?

Una extraña urgencia empezaba a apoderarse de ella. Fen estaba solo y herido. No sólo había una manada de renegados detrás de él, pero el lobo/vampiro llamado Sange rau se había unido a la cacería. Ella había estado

fuera demasiado tiempo.

Gregori inclinó la cabeza. A ella no le gustaba la forma en que sus ojos no se apartaban su rostro. Veía demasiado.

—Tienes razón. Pero tú eres uno de nuestros más grandes tesoros, Tatijana. Sería negligente al no ayudarte. Permítanme que te cure.

De ninguna manera podía dejar que él la tocara. Él era demasiado poderoso. Podría ser capaz de entrar en su mente y descubrir a Fen. Ella no esperó por él para hacer un movimiento e ir a través de discusiones. Era una Dragonseeker. Conocía cada hechizo mágico jamás concebido. Se disolvió y surco hacia las nubes,

deliberadamente, dejando atrás un rastro casi translúcido de vapor. En el momento en que había dejado esa pista falsa, hizo un llamado a los elementos para ayudarla.

Eso tan tenue, apenas fluyo se alejó de la casa del príncipe, su trayectoria se dirigió al frente de la montaña en el bosque profundo. Ella doblo hacia atrás, sin dejar rastro, ni siquiera la molécula más pequeña que permitiría a un cazador como Gregori perseguirla. Por un momento ella había considerado pedirle su ayuda, por si acaso, pero sin saber cómo los Cárpatos veían la sangre mezclada, no iba a arriesgar más a Fen.

Ella podría acabar de salir de las cuevas de hielo, pero desde hace siglos, más de un cazador Cárpato había sido tomado por Xavier y torturado antes de ser condenado a muerte. Los Cárpatos machos especialmente encontraban angustioso ver a las hembras gemelas encerradas en su prisión de hielo. Los cazadores voluntariamente habían compartido su experiencia y conocimientos con ambas mujeres con la esperanza de que con el tiempo que podrían utilizar la información para escapar.

No dejó ningún rastro de ella detrás. Sin olor. Nada en absoluto que Gregori pudiera seguir. Más, ella sabía que no iba a dejar al príncipe por mucho tiempo, no con la noticia de que había traído. Los Lycán eran evasivos. Podían estar de pie junto a ti y tú nunca lo sabrías. La idea de una manada de renegados tan cerca del príncipe y su hijo tuvo que ser desconcertante.

Tatijana se abrió paso en la dirección opuesta de su falso rastro, entrando en el bosque profundo, serpenteando entre los árboles, permaneciendo bajo, cerca de la tierra para que pudiera ver alguna evidencia de la manada de renegados que paso. Los lobos eran muy buenos moviéndose a través de un área y dejando pocos

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indicios, pero en dos ocasiones vio gotas de sangre y la hierba torcida. La manada había atravesado rápidamente, alejándose de donde la batalla había tenido lugar.

Sin embargo, algo parecía fuera de ella. Parecía más una nota discordante, algo sin nombre, invisible, que tintineaban sus nervios y sonaba su alarma.

¿Fen? ¿Estás seguro? Estoy muy cerca de ti, pero algo no está bien.

Tatijana, este lugar no es para ti. Déjame quitar la trampa antes de que te unas a mí. Si me meto en problemas, estarás cerca para que me ayudes.

Si ella estuviera en cualquier forma con dientes, los habría apretado de pura frustración. No sabía mucho acerca de los hombres y menos aún sobre compañeros, pero ¿por qué iba a pensar que ella se preocuparía menos por él que él de ella? La atracción entre ellos era muy fuerte, y cuanto más tiempo pasaba en su mente, ella más llegaba a conocer su honor e integridad. Le resultaba imposible dejarlo para pelear la batalla solo.

Se quedó callada, porque no quería distraerlo mientras ella se movía entre los árboles mucho más cuidado. Fen se inclinó sobre el cadáver, eliminando las pruebas del ataque de la manada de lobos. Era importante que los lugareños pensaran que murió accidentalmente y que nada de la vida salvaje era responsable. Parecía estar totalmente absorto en su trabajo.

El chasquido de las ramas era constante, el sonido estaba abriéndose camino por todos los seres vivos en millas. Ella misma se preparó cuando lo oyó. No estaba en forma física, pero aun así, el ritmo se aprovechaba de sus nervios, amenazando con consumirla. Le resultaba difícil pensar con claridad. Su mente estaba densa y confusa. Había visto la obra bromista en innumerables víctimas en la cueva de los horrores de Xavier.

Se acercó a la mente de Fen, aterrorizada por él. Su mente estaba en calma. Clara. Él era muy consciente de su entorno y cada pequeño detalle. Los efectos hipnóticos no funcionaban en su patrón cerebral. Había algo en la mezcla de Cárpato y Lycán que repelió las notas, saltando de nuevo lejos de él.

Quédate en mi mente, Fen advirtió en voz baja, rozando su cerebro con un toque suave. Estarás a salvo conmigo.

Xavier había mutado especies a propósito, pero sus resultados siempre habían sido espantosos -seres que comían carne humana o eran estúpidos títeres grotescos y violentos. Nunca había considerado lo que sería cruzar a los Lycán con

los Cárpatos.

Se permitió hundirse en la mente de Fen, sorprendida de que él la había invitado tan profundo en sus recuerdos. Todavía ella se estaba protegiendo a sí misma, sosteniendo la mayor parte de su pasado lejos de él, sin embargo, él estaba

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completamente abierto a ella, sin esconderle nada. Se sentía cálida y protegida, para nada como ella pensó que se sentiría -claustrofóbica- incluso prisionera.

Oyó el suave susurro de unas pisadas porque él lo oyó. Su oído era mucho más agudo de lo que ella se había dado cuenta. Un suave murmullo acompañado del chasquido de las ramas. Su corazón dio un salto y empezó a latir violentamente.

Eso es un hechizo de retención. Si lo completa, no serás capaz de moverte. Él controlara cada movimiento.

El hechizo está ligado al ritmo, mi señora, Fen recordó suavemente. No siento los efectos de cualquiera. Quiero ver quién o qué está impulsando estos ataques.

Este es el mago. Reconozco el trabajo de uno de los protegidos favoritos de Xavier. Él es mucho más joven que Xavier, pero un verdadero psicópata. Xavier estaba muy orgulloso de él y de su naturaleza sádica. Su nombre es Drummel. Él es malo y muy, muy peligroso.

¿Puedes contrarrestar sus hechizos sin revelarte?

Tatijana respiró hondo, lo que le permitió a Fen envolverla en su confianza. Su calma era increíble para ella. Tenía que tener nervios de acero. Él no se giró para enfrentarse a la amenaza, ni indico de cualquier manera que él sabía que estaba siendo asechado. Sus manos eran tan apacibles y reverentes sobre el hombre muerto como siempre. Ningún temblor. Nada en absoluto para regalar que era muy consciente del peligro que venía detrás de él.

El canto aumentó, más rítmico que nunca, coincidiendo con el aumento de los crujidos de las ramas juntas. Un paso. Dos. Un leve murmullo y luego fue sólo el sonido de las notas hipnóticas. Tatijana intentó tapar sus oídos y asentarse más profundo en la seguridad de la mente de Fen.

Fen entró en acción, girándose, todavía en cuclillas, yendo bajo, con su forma de Lycán , mitad hombre, mitad lobo, enormemente fuerte. Golpeó a Drummel sobre su espalda y se abalanzó sobre él en un instante. Tatijana nunca habría creído que cualquier cosa pudiera moverse tan rápido como Fen lo hizo. Él golpeó tan fuerte que dejó sin aliento los pulmones de Drummel, dejándolo sin aire.

Fen envolvió su mano alrededor de la garganta de su atacante, cortando su suministro de aire. Con los pulmones ya quemando, los ojos de Drummel sobresalían de su cabeza. Él echó hacia atrás sus labios en una mueca jadeante. Sus dientes estaban puntiagudos y manchados de color marrón.

Fen lo sacudió, sin disminuir su apretón. —Te veo, Bardolf—, dijo entre dientes. —Sabías que tu poder no tenía ninguna posibilidad de capturarme con tu hechizo de explotación. ¿Por qué sacrificar un peón de valor?

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Él está ensombrecido. ¿Cómo sabría Bardolf cómo dividirse a sí mismo e implantar una sombra en otro? Preguntó Tatijana. Muy pocos magos pueden hacer esto. Es muy difícil y muy aterrador. Las sombras son letales, Fen, y pueden entrar alguien cercano a ellos. Ten cuidado.

Fen no necesita que le dijeran que Drummel estaba ensombrecido. Podía ver que Bardolf le devolvía la mirada con los ojos del cuerpo del hombre que había requisado. Había encontrado una manera de poseer un mago tan hábil y tan poderoso como Drummel. ¿Qué decía eso de Bardolf?

La boca de Drummel se movió varias veces, sus labios luchando para formar palabras. —Tomare mi manada y seguiré adelante, Fenris Dalka.

Había poder en decir el nombre del otro. Cada instinto de Fen le había puesto inmediatamente en guardia. Extendió sus sentidos, explorando el área a su alrededor. Era casi imposible de detectar Lycán cuando querían permanecer ocultos. Los hombres lobo tenían un momento más difícil, ya que no podían contener su energía y su entusiasmo por la matanza, pero todavía eran adeptos a esconderse de los cazadores promedio.

Mantente alerta, Tatijana. Hay más en juego aquí de lo que parece a simple vista.

—¿Por qué me dices esto, Bardolf? ¿Por qué no tomas a tu manada y te vas? —Exigió Fen.

—Quiero tu palabra de que ya no nos darás caza. —Baba y saliva corrían en largas cadenas de la boca de Drummel a la barbilla.

Eso no tenía sentido. Fen era un cazador. Un Cárpato. Bardolf había reconocido que era a la vez Lycán y Cárpatos, lo que significaba que tenía que saber que Fen era primero Cárpato, un antiguo cazador de vampiros. Era su deber, una cuestión de honor cazar a los no-muertos. Bardolf era sin duda un no-muerto. Podría tener mezcla de hombre lobo, pero era vampiro y tenía que ser destruido.

—Es mi deber jurado a mi pueblo llevar ante la justicia a los que han entregado sus almas que por las emociones llegan a matar. —El agarre de Fen en la garganta de Drummel era implacable. Él no estaba dispuesto a permitir que la sombra de Bardolf escapara y tratara de deslizarse en su interior. —Creo que ya lo sabes.

Observare a la sombra. Si trata de entrar en ti, puedo rechazarla, Tatijana aseguró. No pasé siglos en la guarida de Xavier sin aprender todos los hechizos que jamás se han hecho. Bardolf tuvo que aprender de Drummel. Sí, él era muy bueno, pero yo soy mejor.

No había jactancia en su tono. Tatijana tenía miedo de lo que estaba sucediendo. Ella sabía lo peligroso que era el mago y ahora por partida doble con

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la sombra de Bardolf en él. Tenía confianza en sí misma, pero que no quería que Fen fuera demasiado confiado.

No tienes de que preocuparte, mi señora, aseguró. Lo que me está diciendo es tontería pura. Él sabe que los cazaré. Soy muy consciente de esto es una táctica dilatoria.

Aspiró, usando los sentidos Lycán -aumentados- el fino oído y el olfato, pero

no apartó los ojos de Drummel.

—Te ofrezco un trato.

—La justicia no hace tratos, Bardolf. Yo soy el designado para hacer justicia en tu caso.

Drummel escupió y gruñó, los ojos rojos girando salvajemente por el odio y la malicia antes de que Bardolf hiciera un gran esfuerzo para recuperarse. Sólo eso puso a Fen aún más sobre el borde. Los vampiros no eran conocidos por su control. ¿Por qué Bardolf haría tal esfuerzo?

Fen, te estoy diciendo, si Bardolf era Lycán antes de convertirse en vampiro, él no pudo haber colocado una sombra de sí mismo dentro de un mago de la importancia de Drummel. Un antiguo Cárpato podría saberlo. Incluso un vampiro podría haberse encontrado con un mago dispuesto a cambiar su alma por la inmortalidad, pero ¿cómo sería que un Lycán siquiera sabría esas cosas? Preguntó Tatijana.

Si Tatijana tenía razón, y ella era la hija del mago más poderoso de la historia, entonces Bardolf no podría haber colocado su sombra en Drummel. Fen no esperó a averiguar lo que Bardolf tenía que decir a continuación. No había ningún razonamiento con los locos, y no veía ninguna razón para esperar el ataque que sabía que vendría en cualquier momento. Golpeó duro y rápido, rompiendo el

cuello de Drummel.

Los ojos del mago se abrieron ampliamente, Bardolf miraba fijamente en shock y horror. El cuerpo agarrado, se convulsionó. Sudor venenoso brotó de sus poros, párpados y boca.

Cuidado. Vuelve, Tatijana advirtió. Ella se retiró de su refugio, rayando al campo de batalla para ayudarlo. La astilla de Bardolf buscará otro anfitrión.

Fen se dio la vuelta, más preocupado por lo que no podía ver ni oír que de ese pequeño pedazo de Bardolf. Mantenlo fuera de mí, él mandó, seguro de ella ahora, sabiendo que le guardaría la espalda. Y permanece oculta. No te reveles sin importar lo que pase, agregó, advirtiéndole a ella. No estaban solos, y él lo sabía.

El cadáver se sacudió. Tosió. Fen no escatimó un solo vistazo. Ese era el territorio de Tatijana y ya podía oírla murmurar un antiguo conjuro dirigido a la astilla de una sombra, tan pequeña pero mortal. El suyo era encontrar la amenaza

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invisible. Él se alejó del cadáver, donde la sombra de Bardolf buscaba un nuevo anfitrión.

En el suelo, pequeños insectos pululaban sobre la vegetación en descomposición y Fen saltó en el aire, al igual que las criaturas en forma mitad hombre, mitad lobo, salieron de los árboles en todas las direcciones. Justo debajo de donde había estado de pie, al suelo estalló en un géiser oscuro del suelo contaminado, rociando alto, y con ello, otra gran figura estalló en el aire después de Fen, sus largos brazos parecidos a los de un lobo extendidos, garras en punta con veneno brillante.

Fen cambió de dirección, a toda velocidad hacia el recién llegado con asombrosa velocidad, chocando contra él con tal fuerza que ambos cayeron hacia el suelo. En el puño, tenía una estaca de plata. Este era el vampiro/lobo con el que Bardolf se había enredado y supuestamente asesinado. Bardolf había cambiado la vida por la servidumbre bajo un maestro asesino.

Fen hundió la estaca de plata a través de la pared torácica, hasta el corazón del vampiro. Apenas lo reconoció, un hombre de los Cárpatos sólo unos pocos años más joven que él, con él que había jugado de chico. Abel, sus padres lo llamaron. Había sido un niño con una personalidad alegre. Siempre sonriendo. Fen nunca habría pensado que Abel optaría por convertirse en vampiro. En realidad sintió una punzada de dolor cuando condujo esa estaca de plata en el pecho y la retorció en un espiral más profundo.

Sangre negra vertida sobre su puño, muñeca y brazo, quemando como ácido hasta el hueso. Los ojos de Abel se abrieron, pero no se apartó como se esperaba. No sólo era vampiro, él también era hombre lobo. El hocico largo se abalanzó sobre Fen, los dientes afilados hundiéndose en su cuello y hombro, cortando hasta el hueso mientras Abel arrancó pedazos de carne a la distancia. Sangre corría por el cuerpo de Fen, y el vampiro lamió la antigua delicia, engullendo para obtener la mayor cantidad posible.

Fen lo empujó mientras ambos cayeron al suelo con fuerza. El olor de su rica,

sangre Cárpato creó una histeria colectiva frenética. Los hombres lobos aullaron y se abalanzaron sobre él. Fen se disolvió cuando todos ellos saltaron sobre él. Mientras surcaba a la distancia, un brazo emergió, el puño que sostenía la estaca de plata, el cual se sumergió en el corazón del hombre lobo más cercano. Él se apresuró a salir de esa multitud de hombres lobo, con un rastro de sangre de color rojo rubí, señalando su camino.

Empujó el dolor a otra dimensión mientras trabajaba frenéticamente para detener el flujo de sangre. Tatijana fue inmediatamente a su lado, una simple imagen translúcida. Sus manos se hicieron carne y se movían sobre sus heridas abiertas. El sonido de su suave canto sanador llenó su mente. Por un momento, el

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frío hielo de sus heridas quemo caliente. Ella había detenido la sangre cauterizando la zona.

No puedes estar aquí. Es demasiado peligroso. Si él te ve, irá tras de ti con el fin de llegar a mí.

Puedo dispersar los hombres lobo, y cazarlos desde el cielo.

No había tiempo para discutir con ella. Ten cuidado con los trucos y mantente alto. Los Lycán pueden saltar distancias enormes.

Las ramas de los árboles temblaron. Troncos partidos con un terrible estampido, un heraldo de gran peligro. Tatijana surco el cielo, cambiando a su dragón azul, respondiendo a la explosión de eco con un rugido de desafío de su cuenta.

Abel siguió el rastro de sangre roja, y estaba sobre Fen cuando Tatijana tomó el aire. El no muerto salto tras ella, pero Fen le bloqueó el paso con su cuerpo, por lo que el vampiro se estrelló contra él y ambos aterrizó sobre sus pies en medio de la manada de hombres lobo.

—Tómenlo, mis lobos hambrientos, —Abel ordenó, con voz llena de compulsión. —No dejen que se escape. Él es mi regalo para ustedes con su sangre caliente, rica y fresca fluyendo en sus venas.

Aullando, los lobos rodearon a Fen. Él se movía en un círculo, manteniendo su mirada en el Sange rau, pero sus sentidos esperando el ataque de los hombres lobo. El ruido de gruñidos se hizo más fuerte, lo que indica que la manada estaba trabajando en modo de ataque. Abel sonrió, dientes serrados teñidos de negro quedaron atrapados profundamente en sus encías retrocedieron mientras sacaba la estaca de plata de su corazón y la tiró al suelo a los pies de Fen.

—He venido a sumarme a esta fiesta, —anunció una voz.

Un cazador Cárpato salió de los árboles en medio de los frenéticos hombres lobo, alejándolos de Fen. Ojos plateados los acuchillaron mientras se movía rápidamente a través de sus filas, rompiendo cuellos y espaldas y luego lanzando los cuerpos a un lado.

Lo siento. Ese es Gregori Daratrazanoff, segundo del príncipe y el protector principal de los Cárpatos. Debe haberme seguido hasta aquí. No puedo poner en llamas a los hombres lobo desde el cielo sin quemar vivo a Gregori.

Tan rápido como Gregori era, los hombres lobo eran más rápidos, buscando sangre nueva, caliente y viva. Ellos lo rodearon, una enorme cantidad lo llevo hacia abajo hasta que estuvo enterrado debajo de los cuerpos frenéticos.

Maldiciendo entre dientes, Fen no tuvo más remedio que compartir su conocimiento de todas las cosas sobre los renegados y la mezcla vampiro/lobo con

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el cazador a través del vínculo telepático común de los Cárpatos. Sabía que se ponía en riesgo -los Cárpatos podría recoger una enorme cantidad de datos sobre él, en cuestión de segundos. Había utilizado la vía común rara vez, no podía estar seguro de que había transmitido la velocidad y la fuerza de los renegados, o el inmenso poder del Sange rau. Mientras pasaba la información, Fen saltó a la palestra, a toda velocidad sacando cuerpos lejos del guardián del príncipe.

Mientras Gregori luchaba por ponerse de pie, Abel golpeó duro y rápido, corriendo sobe Fen, golpeándolo por detrás y lo derribó a sus pies. Fen pidió a su sangre Lycán , retorciéndose en el aire mientras caía, cambiando a la velocidad del rayo de modo que sus garras Lycán agarraron el cuello de Abel, tirando de él hacia abajo con él. Sus garras se clavaron profundamente en el cuello del vampiro, anclándose a sí mismo, su propio hocico creció para dar cabida a la expansión de los dientes.

Rodaron por el suelo, Fen se lo llevo lejos de la masa retorciéndose de hombres lobo, sus dientes desgarrando la garganta de Abel.

¡Gregori, sal de ahí! le advirtió cuando rasgó en el Sange rau con la fuerte mordedura del Lycán . Sangre negra vertida sobre él, su boca, cuello y pecho, quemando como ácido. El olor a carne quemada impregnaba el aire.

Abel gritó de dolor y miedo mientras Fen lo sostenía sin descanso, indiferente al no-muerto que rasgaba en su carne y le desgarraba el pecho hasta llegar a su corazón. Tenía que aguantar hasta que el no-muertos estuviera tan aterrorizado que llamara a su manada. Era la única manera de salvar a Gregori de la manada viciosa y voraz.

Fen condujo un puño profundamente en el pecho de Abel, con sus garras en busca del marchito corazón ennegrecido, incluso mientras continuaba mordiendo pedazos de carne podrida del vampiro/lobo.

—Maten a éste. Dejen al otro. Todos ustedes, maten a éste, —gritó Abel.

Su voz era aguda e hizo daño a los sensibles oídos de los hombres lobo. Crearon un terrible estruendo, aullando y gritando, cuando obedecieron de mala gana a su líder. Por el rabillo del ojo, Fen pudo ver a Gregori en el suelo, luchando aún contra un hombre lobo particularmente grande que no quería renunciar a la rica sangre de los Cárpatos.

Por encima de él, el dragón azul se elevó a través del cielo, dando vueltas alrededor por encima del dosel cayendo bruscamente, con un flujo constante de fuego que envolvió a varios de los hombres lobo. Ella tuvo mucho cuidado de mantenerse alejada de Gregori. El hombre lobo grande rasgando y desgarrando saltó sin previo aviso, sin siquiera volver la cabeza, las garras cogieron la parte

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inferior del vientre del dragón azul de donde colgaba solo por sus largas uñas curvadas.

El dragón azul respondió con un giro de su larga cola, claveteada. Esta barrió debajo de ella para golpear al hombre lobo con una tremenda bofetada, los picos llegaron profundamente mientras sus grandes alas se impulsaron fuertemente por encima de la cubierta. La fuerza del golpe aflojó las garras del renegado. Por un momento se tambaleó, barriendo desesperadamente por su vientre para un mejor agarre. La cola lo golpeó por segunda vez, y con un grito agudo, cayó a la tierra.

Sangre goteaba constantemente del dragón herido, pero se zambulló tras el hombre lobo mientras se precipitó hacia el suelo, corrigiéndose con el fin de aterrizar a sus pies. El hombre lobo levantó la vista mientras ella disparaba la cabeza en forma de cuña hacia él, bramando fuego mientras pregonaba su dolor y rabia. Las llamas envolvieron al lobo mientras caía al suelo, aterrizando con fuerza. Él se puso de pie, con las piernas claramente rotas, pero aun así, corrió gritando a través de la manada restante, avivando el fuego mientras lo hacía las llamas de color rojo anaranjado rugieron y se hicieron más grandes.

En el momento en el hombre lobo había saltado para agarrar al dragón azul, Gregori se tambaleó poniéndose en pie, sangrado en docenas de lugares. Él empujó su mano hacia el resto de la manada de renegados, estableciendo de una barrera entre Fen y los hombres lobo, lo que les impidió acometer sobre el cazador mientras él luchaba contra el poderoso vampiro/lobo. Algunos de los renegados se volvieron de vuelta hacia Gregori mientras que otros rasgaron en el escudo en un esfuerzo para ir en ayuda de su amo.

El cadáver del hombre ebrio se sacudió y se movió, avanzando por el suelo hacia Gregori, la astilla oscura de Bardolf trabajando para encontrar un anfitrión vivo para ayudar a su amo.

¡Detrás de ti! Tatijana advirtió.

El dragón azul giró de regreso, grandes pegotes de sangre caían del cielo cuando ella se ladeó y empezó a bajar. Gregori giró la cabeza, viendo la

abominación de carne muerta clavando las uñas en la tierra para tirar del cuerpo hacia él.

Voy a quemarlo, pero tienes que salir de allí, Tatijana advirtió.

Gregori hizo un valioso esfuerzo para salir de la línea de fuego, dando tumbos hacia la manada que trataba de derribar la barrera entre ellos y Fen. Fen y el Sange rau rodaron por el suelo temblando, sin dejar ir su dominio sobre el otro. Cuando Tatijana hizo su planteamiento, la tierra se movió y sacudió, arrojando a Gregori abajo.

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La tierra se estremeció, tembló, luego bajo de la superficie, un lado condujo otro movimiento ascendente. Aparecieron grandes grietas. Los árboles se partieron en dos.

Desde su punto de vista en el cielo, Tatijana podía ver la enorme grieta zigzagueante, un enorme abismo abriéndose y disparando hacia Fen y el vampiro/lobo mientras su feroz batalla continuaba.

¡Fen! Tatijana gritó su nombre en su mente, mitad advertencia, mitad sollozo.

Ella quemo el cuerpo muerto que se sacudía y arañaba su camino hacia Gregori y continuó zambulléndose hacia abajo. Metiendo sus alas y dejándose caer como una piedra, se precipitó hacia esa amplia grieta mientras envolvía a Fen y al Sange rau. Gregori saltó tras ellos, al igual que los hombres lobo que rompieron la barrera para llegar a su amo. Cayendo en la grieta estrecha en su prisa por llegar al líder renegado.

Fen cayó a través de la grieta, sus hombros raspando a ambos lados de las

paredes de tierra, raíces y rocas. Se quedó colgando de Abel, las garras cavaron más profundo en el pecho, decidido a llegar al corazón, incluso mientras arrancaba trozos del cuello y la garganta del vampiro. Ninguno podía disolverse en vapor mientras sus garras impidieran que el otro se alejara.

Tatijana arremetió pasando a Gregori, las alas todavía metidas apretadas contra su cuerpo, mientras se zambullía detrás de Fen. Cuando se acercó a los dos combatientes, estiró su cuello hasta donde podía, empujo su gigantesca cabeza, en forma de cuña para que se levantara contra el lado de la cabeza de Abel. Ella soltó una ráfaga de fuego, teniendo mucho cuidado incluso cuando caían, para asegurarse de que concentraba la exhalación de llamas sólo sobre el cráneo del vampiro.

Fen no podía dejar de admirar su habilidad. Ella todavía se zambullía, moviéndose rápidamente, él sintió la ráfaga de calor, pero ninguna pizca de fuego le tocó. Abel gritó, un sonido horrible. El olor era peor. La tierra comenzó a cerrarse por debajo con ominosos gemidos y crujidos. El planeta mismo pareció

estremecerse.

Déjalo ir, Tatijana ordenó. En este momento, tienes que dejarlo ir, o todos vamos a morir. Nosotros tres.

Él estaba tan cerca. Tenía los dedos alrededor de ese corazón marchito. No podía dejarlo libre. Abel es demasiado poderoso para marcharse con vida. Sólo tengo que conseguir un mejor agarre...

Tatijana usó su cabeza triangular para golpear al vampiro/lobo de las manos de Fen. Abel cayó lejos, el viento avivando las llamas que envolvían totalmente su cabeza. Tatijana inmediatamente utilizo su largo cuello para enrollarlo alrededor

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de Fen, capturándolo antes de que pudiera caer. Él se cogió de las púas y apretó a sí mismo alrededor hasta que pudo deslizarse sobre su espalda. Sus alas frenaron su caída.

Fen vio a Gregori cayendo rápidamente, su cuerpo ensangrentado devastado y desgarrado. Le tendió la mano. ¡Gregori!

Su mano cogió la muñeca de Gregori, los dedos de Gregori se envolvieron bien a su alrededor. Fen lo arrastró hacia la espalda del dragón. Oyó a Gregori gruñir de dolor, pero el cazador se agarró con fuerza mientras el dragón azul hizo su valioso esfuerzo por escapar del cierre de la tierra. Las paredes rasparon sus alas, arrancándole trozos de piel. Gritó, pero ella continuó el ascenso.

Cada hombre lobo que pasaban, se aferraba más a las paredes de tierra de la grieta profunda, tratando de garrarla y rasguñarla, a veces conduciendo sus dientes sobre ella en un intento desesperado tanto para impedir su progreso o engancharse en el paseo. Todos trataban de escalar rápidamente hasta las paredes de tierra antes de que la grieta se cerrara del todo. Por debajo de ellos, los dos lados del abismo aceleraron la velocidad con la que se cerraban de golpe.

Tatijana irrumpió en el aire sobre el enorme agujero en el suelo y casi cae del cielo. Aterrizó torpemente, sus costados palpitaban cuando los dos lados de la grieta se sacudieron juntándose con un chirrido terrible. El dragón azul se tambaleó hacia adelante en un esfuerzo por mantener a sus pasajeros a salvo, dejando un espeso rastro de sangre. Ella se estremeció, tropezó y cayó, la cabeza en forma de cuña golpeo con fuerza, arando por el suelo mientras su cuerpo continuaba impulsándose hacia adelante.

¡Tatijana! El grito de una mujer lleno la mente de Fen utilizando el camino de su compañera hacia él. Rasgado. Asustado. Conmocionado. ¿Está muerta? Voy a ir a ella.

Supo inmediatamente que la voz era de Branislava, la hermana de Tatijana. No lo hagas. Puedo curarla y protegerla. Pero no a ambas, Gregori está aquí también. Confía en mí para hacer esto.

Fen saltó del lomo del dragón, aterrizando en sus pies, la larga distancia lo sacudió con fuerza. Echó un vistazo hacia abajo a su cuerpo y se sorprendió al ver la sangre y trozos de carne abierta, donde Abel lo había agarrado, mordido y rasguñado.

Branislava estaba en su mente por un momento dándole toda la información acerca de él como fuera posible antes de que ella asintiera bruscamente. Si dejas que le pase algo te cazare todos tus días hasta que te destruya.

Acepto eso.

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Rompió la conexión entre ellos mientras corría alrededor del cuerpo del dragón hacia la cabeza y la cogió en sus brazos, colocándola hasta lo que los enormes ojos se clavaron en los suyos.

—Cambia, Tatijana. Cambia ahora. Si nunca me obedeces de nuevo en esta vida, hazlo una vez. Cambia para mí ahora. —Vertió todo lo que era en esa orden.

Su miedo por ella. Su ira porque había permitido que saliera lastimada. Su creciente amor. Su respeto. Su necesidad de que mantuviera con vida y se quedara con él.

Gregori saltó de la espalda, cayendo pesadamente, apenas logró mantenerse en pie. Se tambaleó alrededor del gran cuerpo del dragón hacia la cabeza también.

Los grandes ojos del dragón parpadearon y luego se cerraron, pero Fen sintió que su cuerpo se estremecía con el esfuerzo de obedecer. Se deslizó en su mente. La conciencia se desvanecía rápidamente. Ven a mí, sívamet -mi amor. Entrégate a mí. Te mantendré a salvo.

Hubo un momento de incertidumbre, como si no pudiera confiar en él lo suficiente como para ponerse a sí misma tan completamente en sus manos. Esperó a que ella tomara una decisión, a pesar de que no había tiempo y su corazón latía tan fuerte en el pecho que sonaba como un trueno a él. Ella capituló pronto y él sintió que se soltaba, dándole su esencia espiritual a su cuidado.

Inmediatamente el gran dragón azul había desaparecido y el cuerpo de Tatijana estaba en sus brazos. No esperó. Se abrió la muñeca y la presiono sobre su boca. Se dejó caer al suelo, abrazándola a él. Gregori se arrodilló a su lado. De inmediato se deshizo de su cuerpo herido y se convirtió en luz pura. Entró en el cuerpo de Tatijana y comenzó a trabajar sin descanso para detener el flujo de sangre. No se detuvo, ni siquiera cuando otros dos cazadores se zambulleron del cielo para ayudarlos.

Jacques Dubrinsky, hermano del príncipe, y Falcon Amiras, un antiguo cazador, miraron a su alrededor el campo de batalla. Algunos hombres lobo estaban empezando a moverse. Algunos cuerpos ya estaban regenerando.

—Dinos qué hacer para matarlos, —dijo Jacques. —Nada como llegar tarde a la fiesta.

—Estacas de plata. Pásalas por completo a través de su corazón y luego retira la cabeza del renegado. Quema los cuerpos con las estacas en ellos, —dijo Fen.

Estaba cansado. Agotado. Mantuvo su enfoque en Tatijana, abrazándola mientras se alimenta de su sangre vivificante. Estaba agradecido con Gregori, tan destrozado, pero desinteresadamente curando a Tatijana, poniéndola delante de sus propias heridas.

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Falcon se acercó a Fen. —Tú y Gregori necesitan un poco de curación por su cuenta, —indicó, ofreciendo su propia muñeca. —La ofrezco libremente, —agregó en la tradición de los Cárpatos.

Fen vaciló. Hacía tiempo que no había confiado en nadie, pero Dimitri.

—Lo necesitas, —Falcon le dijo. —Por ella. ¿Te acuerdas de mí? Tú eres un poco mayor. Me ayudaste a perfeccionar mis habilidades de combate.

Fen inclinó la cabeza. Tuvo que cambiar Tatijana en sus brazos, apoyándola contra su pecho mientras continuaba dándole tanta sangre como podía. Era algo lento, ya que básicamente tenía que tragar saliva por ella. Inclinó la cabeza a la muñeca que le ofrecía Falcon. La antigua sangre lo golpeó con una oleada de fuerza, a pesar de sus terribles heridas.

Podía sentir la diferencia en Tatijana, la forma en que Gregori meticulosamente reparaba el daño hecho a su vientre y los costados. Sus brazos estaban rotos con marcas de mordeduras y laceraciones múltiples. El cuerpo de

Gregori estaba devastado y desgarrado también, pero se tomó su tiempo, lo que garantizaba que no omitiera nada.

En el momento en que estuvo de regreso en su propio cuerpo, tambaleándose de cansancio, Jacques estaba allí, con un brazo sosteniendo al sanador y con el otro ofreciéndole sangre. —Esto parece un infierno de batalla, —dijo. —En todos mis años, nunca me he encontrado con una manada de renegados.

Fen cortésmente sello las pequeñas heridas en la muñeca de Falcon. —Esta es una gran manada. Con dos vampiro/lobo llamados Sange rau junto a los Lycán

corren con ellos.

Los tres Cárpatos intercambiaron miradas largas y luego se volvió toda su atención sobre Fen. Él cambió a Tatijana en sus brazos. —Los vampiros son cruces, tanto Lycán y vampiros. Sabía de Bardolf, un Lycán alfa. Eso fue hace muchos años. Una cruza de vampiro había arrancado a través de manadas, destruyendo completamente manadas enteras, y me uní a su caza. La evidencia indicaba que Bardolf lo había matado. En su lugar, deben haber unido sus fuerzas. Yo los seguí hasta aquí.

—¿Quién esta custodiando al príncipe con ustedes aquí? —Gregori exigió a Falcón y Jacques. —Él los ha enviado en pos de mí, ¿verdad?

Fen ocultó una sonrisa por la pura frustración en la voz de Gregori.

—Por lo menos no vino él mismo, esta vez, —señaló Jacques. —Eso es una novedad para él. Debe ser que su hijo le ha hecho madurar. —Él sonrió a Gregori. —Estas un poco mal por el desgaste. No puedo dejar que te vayas a casa de esta

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manera. Savannah tendría mi cabeza. Déjame ver qué puedo hacer para sanarte mientras Falcon trabaja en...—Deliberadamente él espero.

—Fen. Fenris Dalka, —declaró Fen. Él cubrió a Falcon con una mirada de acero. —Es imperativo que permanezca como un Lycán en esta zona. Los cazadores de élite están en camino. Un hombre con el nombre de Zev se alojaba en la posada. Él es el explorador enviado delante de los cazadores. Para ello, tienes que ser la élite de la élite. Créeme, yo lo vi en acción, y él es incluso mejor de lo que podría describir. Están cazando a sus propios asesinos al igual que nosotros cazamos a los nuestros.

—¿Por qué quieres que piensen que eres Lycán en lugar de Cárpatos? —preguntó Gregori. Ignoró el hecho de que Jacques no había esperado para pedirle permiso de curar sus heridas.

Fen se encogió de hombros. —Los Lycán no toleran la mezcla entre Lycán y Cárpatos. Ellos creen que una vez que se convierten en vampiro, son demasiado destructivos y muy difíciles de matar. No tengo ni idea de lo que opinan los Cárpatos sobre el tema.

Gregori frunció el ceño. —Realmente nunca he visto o escuchado de un cruce Lycán /Cárpato hasta que MaryAnn y Manolito de la Cruz nos mandaron a decir que ella era Lycán y su sangre se mezclaba en lugar de tomar una sobre la otra. ¿Hay alguna razón por la que debemos tener problema con una cruza Lycán /Cárpato? Siempre hemos sido amigos con los Lycán y viceversa. Cárpatos y vampiros no son los mismos, ellos saben eso.

—Los Maestros vampiros son extraordinariamente difíciles de matar, —dijo Fen. Ya la afluencia de la sangre de Falcón y la curación que el Cárpato le había hecho le había dado más fuerza, pero estaba agotado por completo. Tenía que ir a la tierra. Y necesitaba llevar a Tatijana bajo tierra. —Un vampiro/lobo cruzado es cien veces más que difícil. La destrucción y el daño, el salvajismo de sus matanzas también es cien veces más. Son raros de encontrar, por lo que pocos cazadores saben cómo matarlos.

—Pero tú sabes, —dijo Gregori.

Fen suspiró. —El saber no siempre es suficiente, como bien sabes, cazador.

—Gregori, —Jacques interrumpió con suavidad. —Los tres tienen que ir a la tierra. Tal vez esta discusión tendría un mejor lugar en la casa de mi hermano en un momento posterior.

Gregori asintió. —Perdóname, Fenris, necesitas llevar a Tatijana, que es claramente tu compañera, e ir a la tierra.

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—Gracias por venir en nuestra ayuda. Yo no sabía nada de Abel en el momento que les seguí aquí. Y sólo sospeche de la participación de Bardolf con la manada de renegados cuando me crucé en su camino y comencé a seguirlos. También -frunció el ceño- la manada es mucho más grande de lo que pensamos.

Gregori se puso de pie lentamente, su cuerpo todavía se resistía a funcionar correctamente después de la terrible brutalidad del ataque de la manada de renegados. —Por favor, ven a la casa de Mikhail en tu primer levantamiento nos podrías dar más información. Estaríamos agradecidos.

Fen suspiró. Por derecho, si se reunía con el príncipe, debía jurar fidelidad, pero tenía que pensar como un Lycán . Ser un Lycán . Y el ciclo de la luna llena estaba empezando. Si se cruzaba con Zev, o sus cazadores de élite, lo matarían y preguntarían después. La vida se había vuelto mucho más complicada.

Los Cárpatos se quedaron en silencio, esperando su decisión. Al final, él simplemente asintió y alzó el vuelo, con Tatijana en sus brazos. Se aseguró de que nadie lo seguía antes de volver al lugar donde había dejado a su hermano. Abrió la tierra por encima de Dimitri - para protegerlo mejor - y se recostó junto a Tatijana. Por encima de él vertió el suelo, abarcando a ambos. Las hojas y los escombros se arremolinaban encima de su lugar de descanso y caían suavemente, naturalmente, cubriendo la zona, como si nunca hubiera sido perturbada.

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Traducido Por UsaguiSama Corregido Por Arhiel Revisado Por Arhiel

Fen despertó después de tres levantamientos bajo tierra, aún dolorido, magullado y maltratado. Pero dejó a Tatijana y a Dimitri para encontrar sustento para ellos. Había tranquilizado a Branislava en cada levantamiento, acerca de que Tatijana estaba sanando bien y llegaría a ella tan pronto como estuviera completamente curada.

Era muy consciente de que era su tercera noche, estaba en el momento más peligroso, en el que cualquier Lycán sabría de inmediato que no era del todo uno de ellos. Se encargó de ocultarse. Como regla general, durante este tiempo, se quedó en el suelo, evitando cualquier posible confrontación, pero no tenía ese lujo y sabía que el equipo de élite se ha unido a Zev en ese momento.

Estaba un poco sorprendido de que, a pesar de haber pasado siglos, las montañas Cárpatos todavía se sentían como un hogar para él. Había viajado por todo el mundo, en lugar de quedarse en un solo lugar, por lo que nunca había realmente encontrado otro lugar para llamar casa. La tierra era extraordinaria, y

había olvidado lo que esta rica arcilla mineral podía hacer. Aún...

Estaba preocupado por Dimitri. El vientre de Dimitri no estaba sanando como le hubiera gustado.

Él se escondió en la niebla, pasando por el bosque hasta que llegó a las afueras donde una pequeña granja había sido excavada en el pantano. La granja estaba construida en un terreno pantanoso, pero estaba limpia y ordenada. Las pilas de heno se amontonaban en el campo más alejado del agua. Los caballos elevaron la cabeza nerviosamente y pisotearon con los cascos al pasar, el olor a Lycán los asustaba.

El agricultor salió de su casa, mirando hacia el corral donde los caballos comenzaron un medio galope hacia atrás y alrededor como si eso fuera a salvarlos de una manada de lobos. El hombre desapareció de nuevo en su casa y reapareció con una escopeta, mirando hacia los nerviosos caballos. Fen se quedó en la niebla como un círculo a través del campo, que giraba alrededor del pajar que

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apareciendo como torres sin cuerpo en las nubes.

El granjero se bajó del porche y de nuevo con cautela miró a su alrededor. Los caballos pregonando su angustia y otra vez. Fen se movió lentamente, permitiendo que el viento lo llevara por encima del corral. No había manera de que los caballos estuvieran tan asustados por su aroma. Había algo más allí, acechando a los animales -o al granjero-. No había ninguna manada de lobos acercándose a los caballos, o los habría visto.

Fen mantuvo su mirada fija en el agricultor, incluso mientras se movía con cautela en medio de la densa niebla arrastrándose a su alrededor. Algo se movió a lo largo del suelo. Algo oscuro, retorcido y feo. La cosa se había arrastrado fuera del pantano y se arrastró sobre el campo, primero hacia los caballos, entonces, cuando olfateo al granjero, se volvió hacia él.

Fen vio la desagradable criatura acurrucada junto a una roca, posicionándose para el ataque ya que el agricultor se acercaba. A toda prisa, Fen se movió, para llegar a grandes zancadas de la niebla directamente hacia el propietario de la granja. —Hombre, de un paso atrás, —gritó, empujando la compulsión en su tono.

Sorprendido, el agricultor hizo lo que Fen mandó. La criatura retorcida corrió hacia él, los colmillos se engancharon en la bota. Se movió y gruñó, silbando su impaciencia. Esa pequeña porción de sombra, una parte de Bardolf, todavía estaba sin un anfitrión podría influir para hacer el mal. Los animales podrían sostener su vida, pero ciertamente nunca podrían ser utilizados para el propósito que Bardolf pretendía.

—¿Qué es?, Preguntó el hombre, sacudiendo la bota, tratando de golpear al animal suelto con la escopeta.

—Una criatura mortal, Fen respondió honestamente. —Una creación de un vampiro. Sabía que la mayoría de las personas que vivían alrededor de la aldea eran supersticiosas -creían en vampiros- en su mayoría porque habían tenido encuentros con ellos a pesar de que el resto del mundo se burlaba de ellos. Ellos sabían que el mal existía e hicieron todo lo posible para protegerse de él. El

agricultor hizo la señal de la cruz y golpeo con su escopeta hacia abajo a la criatura que se retorcía.

Fen la pateó lejos del agricultor, produjo un cuchillo de plata y la hundió en la espantosa criatura, un cruce entre una anguila y una serpiente. La criatura gritó y se retorció, sangre negra brotó de ella. Con esto vino la astilla evasiva de la sombra de Bardolf. La astilla saltó hacia el agricultor, decidida a vivir, y hacer su camino de regreso a su amo.

Fen retiró el cuchillo de la criatura retorcida y la tiró. La hoja cortando limpiamente a través de la sombra, clavándola al suelo. Un gran ojo formado en el

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centro, mirándolos con odio y malicia —una combinación de Bardolf y Abel. El ojo era malvado, vertical en lugar de horizontal. El cuchillo de plata penetró exactamente en el centro del ojo. Sangre negra estalló alrededor de la pupila y goteaba en el suelo, formando un charco.

El ojo chilló, Revelándose en un grito horrendo y se retorció y luchó para ser libre. Fen barrió al granjero detrás de él para protegerlo, ya que los dos vampiros lucharon con su fuerza concentrada para liberar a la sombra. El ojo se convulsionó, y una nube de humo negro estalló de la pupila y la luz empezó a desvanecerse lentamente cuando la sombra perdió su vida. Con un último grito desapareciendo, la sombra quedó inerte y completamente oscura.

El agricultor rodeó a Fen y escupió justo en el medio de la piscina de la sangre negra antes de volverse hacia el cazador. Se inclinó torpemente. —Gracias. Me ha salvado. Nunca he tenido el honor de conocer a uno de los guardianes. Él sonrió, sus ojos se iluminaron. —Escuchamos los rumores, sabe, pero podemos ir a la eternidad sin saber si son verdad o no.

—Por su propia seguridad, —Fen señaló. —Haga su camino de regreso. Tengo que quemar esto rápidamente. Usted no quiere sangre de vampiro infectada en cualquier lugar cerca de sus campos.

Fen esperó a que el agricultor se alejara a una distancia segura y se quedó mirando hacia el cielo, dibujando nubes oscuras. El trueno retumbó ominosamente. Los relámpagos en zigzag, el chisporroteo, casi los cegó con el destello de luz brillante. Él sintió que el suelo cobraba, la energía que fluía a través de su cuerpo.

Extendió el brazo hacia la sangre negra, la criatura horrible y ojo malévolo. La luz saltó desde el suelo al cielo y de vuelta. El hedor casi los ahogó a los dos. Negros zarcillos de humo se elevaban y se disipó en el aire, dejando un aroma limpio y fresco. La criatura, el ojo y el charco de sangre incinerados como si nunca hubieran existido.

Fen se volvió hacia el agricultor aturdido. El hombre se quedó con la boca

ligeramente abierta, se curvó en una media sonrisa, claramente estaba totalmente sorprendido y asombrado. Esbozó una sonrisa rápida a Fen.

—Sé que voy a tener que irme a la tumba con el secreto en mi memoria, pero gracias por dejarme experimentarlo.

Bardolf y Abel habían visto tanto al agricultor. Ellos podrían muy bien optar por atacarlo y matarlo, sólo para vengarse de Fen. Como minino, podrían enviar a miembros de la manada para matar a su ganado, así como a su familia. Normalmente había pocos humanos que quedaran con el conocimiento de los Cárpatos, incluso allí en las montañas de los Cárpatos.

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—Estos vampiros son extremadamente peligrosos. Trabajan con una manada de hombres lobos renegados, que controlan. Usted y su familia van a ser un objetivo. ¿Existe la posibilidad de llevar a su familia a un lugar seguro, tal vez un vecino que cuide su ganado?

El granjero parecía asustado, pero él negó con la cabeza. —Yo puedo enviar a mi esposa e hijos con su madre, pero voy a tener que cuidar la granja por mí mismo. Si pierdo mi ganado, o lo dejo, perderemos todo. Barrió sus brazos. Esto es todo lo que tenemos. Un hombre se hace cargo de su familia.

Fen suspiró. Podía ver el punto del agricultor, pero si no se tomaba cuidado de su familia todos estarían muertos. —Envíelos esta noche. Con la primera luz y dígales que no vuelvan hasta que envié por ellos. Perdóname, pero con el fin de salvaguardarlo lo más posible, voy a tener que tomar su sangre, y le daré una cantidad muy pequeña de la mía. Usted será capaz de ponerse en contacto conmigo en una emergencia. Incluso si estoy demasiado lejos, puedo enviar ayuda. La elección es suya.

Si el agricultor se negaba, Fen tendría que permitir que estuviera por su cuenta propia. No tendría más remedio que quitarle el recuerdo de la visita de Fen, lo que le haría diez veces más vulnerable.

El agricultor hizo una reverencia formal por segunda vez, esta vez con una inclinación más profunda. —Sería un honor. —Hizo una pausa. —¿Duele?

Fen negó con la cabeza. —Usted no va a sentir nada en absoluto.

El granjero se acercó, con la escopeta en sus manos, exponiendo su garganta. Fen le quitó suavemente la escopeta como medida de precaución. Se metió en la mente del hombre. Costin Eliade había crecido en la granja que tenía su padre, antes que él. Él era un buen hombre, trabajaba duro, se dedicó a su esposa y familia. Estaba asustado, pero ocultándolo bien, decidido a hacer lo que fuera necesario para proteger a su familia y la granja.

Fen tomo con cuidado y respeto la sangre del agricultor. Tomó suficiente para alimentarse y luego calmó la ansiedad del hombre, impidiéndole ser consciente de como Fen le dio una pequeña cantidad de su sangre. Cada vez que él se acercara a Costin, sabría donde estaba el agricultor lo que estaba pensando o haciendo. Él sabría el momento no había traición o dificultad. Puso una fuerte barrera en su mente, una advertencia por si trataba de dar la información sobre el incidente a alguien, incluyendo a su esposa, él estaría siempre solo.

Las intenciones de Costin eran admirables y parecía un hombre muy honesto. Fen no pudo encontrar alguna pista de duplicidad en su mente. Tenía la intención de mantener los secretos de los Cárpatos. Fen se había asegurado de que no había mancha en la sangre que había tomado del hombre o en la ropa antes de alejarse,

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aunque una parte se quedó en el agricultor para estabilizarlo. Quizás que había tomado un poco más de sangre de lo necesario, porque tenía que proveer tanto para Tatijana como para Dimitri.

—Haga que su familia salga de aquí esta noche. Voy a enviar la ayuda a cuidar de su granja, de día y de noche hasta localizar y destruir a la manada de renegados y a los vampiros. En el momento en que este hecho, voy a hacérselo saber, Fen aseguró al agricultor.

El viento entro desde el norte, soplando una densa niebla. Gregori salió de la densa niebla, sus hombros anchos, sus ojos plateados ardiendo. Su aguda mirada pasó del agricultor al suelo ennegrecido y luego a Fen. Levantó una ceja.

Fen logró detener su sonrisa justo antes de que surgiera. Por supuesto Gregori sospecharía de él. Era un extraño y con él habían llegado dos Sange rau y una manada de hombres lobos renegados. Gregori no quería a los enemigos en cualquier lugar cerca del príncipe. No importa qué tan graves fueran sus heridas, él no confiaría la seguridad de su príncipe a nadie más.

Claramente Gregori ya estaba explorando la mente del agricultor. Encontró los datos necesarios y como Fen había destruido la astilla del mal que Bardolf y Abel había utilizado para obtener información. Le que era mucho más fácil y era mucho más amable sacar la información de la mente del agricultor. Él no estaba cuestionando a Fen o retándolo por romper una regla muy dura, dejando los recuerdos de la gente de los Cárpatos en Costin Eliade.

Le tendió la mano al agricultor. —Soy Gregori. Tengo entendido que usted puede necesitar un poco de ayuda para proteger su granja.

Costin asintió. —Mucho. Ellos enviaron un engendro, y él lo mató. —Hizo un gesto hacia Fen.

—También necesitara protección durante el día, —dijo Fen. —La manada de renegados puede estar en el sol. Por lo general, vendrán al atardecer o al amanecer, pero en este caso, el alfa enviará a alguien durante el día ya que nuestra gente es incapaz de protegerle.

—Tenemos algunas personas que pueden ayudar, aseguró Gregori .

No pueden nunca, bajo ninguna circunstancia, estar aquí si el Sange rau aparece. La combinación de vampiro y lobo es mucho más fuerte de lo que creen y matarlos es extremadamente difícil. Fen envió la información sobre la ruta de acceso mental

común Cárpatos.

Gregori no miró a él o mostró que estaban en comunicación. —Estoy seguro que vendrá a la reunión para darnos la información que necesitamos para destruir estos vampiros de sangre mixta.

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—Yo estaría muy agradecido por cualquier persona puede enviar, admitió Costin.

—Por la noche, usted estará protegido por un par de nosotros, pero el verdadero peligro es durante el día, dijo Fen. —En caso de tener necesidad, para llegar a mí. Utilice su mente, incluso si usted tiene que utilizar su miedo. Voy a escuchar.

Gregori volvió a posar los ojos plateados en Fen. —¿Puede caminar en la luz del

sol? No hubo manera de confundir el borde de la alarma en su voz. No trató exactamente de encubrirlo.

Fen apenas inclinó la cabeza. —Si es necesario, a pesar de que no es fácil. No

daría cualquier otra información hasta que Gregori compartiera más datos de él. Se dio la vuelta para irse.

—¿Regresa usted conmigo? — Preguntó Gregori en voz alta.

Fen negó con la cabeza. —Tengo que asistir a mi hermano. Él no lo está

haciéndolo tan bien como me gustaría. En la primera batalla, él y Zev lucharon contra los renegados para permitirme llegar al Sange rau. Su vientre estaba desgarrado, las heridas son graves.

Inmediatamente sintió compasión de Gregori como l de los Cárpatos, se puso a caminar con él. —¿Tiene necesidad de un curandero?

—No lo sé todavía. Permítanme examinarlo. Si necesito su ayuda, voy a llamarlo. —Fen estaba reacio a revelar el lugar de descanso de Dimitri y Tatijana a cualquiera.

Gregori asintió. —Le diré Mikhail que espere, a menos que, por supuesto, llame por mi ayuda.

Fen estudió el rostro de Gregori. Estaba pálido, con líneas grabadas profundamente. Él no estaba del todo curado de la batalla, sin embargo, había venido en persona para asegurarse de que el príncipe estaba a salvo. El respeto de Fen por él subió a otro nivel.

—Gracias. En caso de Dimitri requiera de sus habilidades, voy a llámate. Iré a hablar con el príncipe, tan pronto como pueda.

En caso de Gregori tuviera que ayudar en la curación de su hermano, Fen movería a Dimitri sólo como precaución. Gregori descubriría que la sangre de Dimitri era diferente. ¿Cómo podría no hacerlo si entraba en el cuerpo para sanarlo? Dimitri era demasiado vulnerable, y con los cazadores de élite ya sea acercándose, o no, tanto Fen como Dimitri ya estaban en gran riesgo. Fen habría preferido no correr riesgos con la vida de su hermano.

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Como si hubiera leído su mente, Gregori tocó el brazo para detenerlo. —Hay seis forasteros en el pueblo. Todos ellos se reunieron con el hombre al que usted llama Zev. Todos están alojados en el hotel. Ellos se ven… duros.

Fen asintió. —Ellos son los mejores son solitarios. No puedo estar en cualquier lugar cerca de ellos en los próximos levantamientos.

Gregori frunció el ceño. —¿Esto tiene que ver con la sangre Cárpatos mezclada con la sangre Lycán ? —Él hizo más una pregunta que una afirmación.

Fen se encogió de hombros. —Cuando llegó por primera vez a la batalla, ¿estabas seguro de que era Cárpato?

—No, —reconoció Gregori.

Fen sabía que era la razón más probable por la que permanecía la sospecha de Gregori sobre él.

—Es lo mismo con los Lycán. Hasta la semana de la luna llena, no me pueden detectar, pero durante esta fase, saben exactamente lo que soy. Un cruce de vampiro/lobo un Sange rau y ellos no distinguen entre el monstruo y yo.

—¿Los extranjeros que han venido a nuestro pueblo?

—Ellos son la élite de los Lycán . Sus mejores cazadores con velocidad y sentidos superiores. Zev es su verdadero alfa. Tienen un líder, pero todos ellos responden a él. Fueron convocados a cazar y destruir a la manada de renegados, al igual que enviamos a nuestros cazadores a matar al vampiro. Zev es consciente de que hay un Sange Rau que dirige a la manada. Él todavía no sabe acerca del segundo.

—Ellos necesitan la información para cazar con éxito, señaló Gregori.

Fen asintió. —No puedo entregársela a ellos, al menos no por unos cuantos levantamientos. Usted tendrá que encontrar otra manera. Volvió la cara hacia el bosque. Su inquietud fue creciendo. —Tengo que llegar a mi hermano.

Gregori dio un paso atrás y levantó una mano hacia él. —Me encargaré de que este agricultor deja a su familia segura.

—Gracias. —Fen inclinó la cabeza y luego saltó hacia el cielo. Se movió en el aire, le brotaron las plumas de una lechuza, las garras y el pico curvado. Dio la vuelta a la finca y la zona periférica sólo para comprobar que no había más amenazas cerca, antes de irse volando en su camino de regreso al bosque.

Una vez más, él era muy cuidadoso, asegurándose de que nadie lo había seguido, antes de caer hacia abajo, cambiando de nuevo cuando abrió la tierra bajo sus pies. Tatijana yacía en el suelo rico, su cara pálida, piel casi translúcida. Se veía como una princesa de hielo, esquiva y hermosa. Tenía el pelo muy largo y grueso,

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torciendo esa masa infinita que fluía en una intrincada trenza. Cintas tejidas en sus cabellos atados a gran longitud, añadiendo un toque de dramatismo.

Él la tomó en sus brazos, inspeccionando su cuerpo con cuidado para asegurarse de que las heridas estaban sanando correctamente. El dragón había sufrido graves daños a su vientre, al igual que Dimitri.

El dragón había, en su mayor parte, protegido a Tatijana. Dimitri no había tenido su cuerpo encerrado dentro de la piel del dragón y las escamas. Los hombres lobos sabían extraer vientres blandos, y habían hecho daño, pero ella iba a estar bien.

Fen la despertó con una sola palabra, presionando su boca contra su pecho. Ella gimió suavemente, sus pestañas revoloteando antes de despertar completamente y se encontró mirando fijamente a sus ojos esmeralda multifacéticos. Él le sonrió. —Allí estas. Estaba empezando a pensar que ibas a dormir toda tu vida.

Ella le devolvió la sonrisa, relajándose en sus brazos. —No es una posibilidad. Su mejilla acarició a lo largo de su pecho, y envío pequeños dardos de fuego corriendo a través de su torrente sanguíneo.

Todo su cuerpo reaccionó a ese pequeño movimiento. Cuando él le apartó los mechones sueltos de pelo de la cara, pensó que era un milagro el sentir tales emociones tan profundas. La experiencia fue inesperada, nueva y estimulante. Todo en ella era estimulante. —Aparte de ser valiente y una guerrera, eres una mujer realmente hermosa, Tatijana Dragonseeker, —susurró. —Es un honor ser tu compañero, reclamada y no reclamada.

—Debo decir, mi señor, que estoy empezando a sentir lo mismo, y que es más bien una sorpresa para mí, —admitió.

La honestidad en su voz y el bajo tono sensual, añadió una oleada caliente en su sangre, corriendo, bajo y perverso. Saboreó su capacidad de sentir una nueva inundación tan extremadamente estimulante de los sentimientos, tanto físicos como emocionales. Él supo de inmediato que las dos cosas estaban atadas juntas e inexorablemente. Incluso la sangre Lycán mezclada con su sangre Cárpatos no había disminuido su afán de encontrar la otra mitad de su alma. Ninguna otra mujer lo haría. Nunca había sentido un deseo tan urgente. Había aprendido sobre el sexo, que no podía, después de tantos siglos, pero nunca había entendido la prisa. El gozo. El hambre urgente.

Paso su mano por el pelo. —Bebe de mí, mi señora. Te necesito a pleno rendimiento este levantamiento. Dimitri está en una urgente necesidad y me temo que va a necesitarnos a los dos si tenemos alguna posibilidad de salvarlo.

Ella lo miró a los ojos, en su mente. No escondió nada de ella. Llegó a

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suavizar la línea de preocupación en su frente. —No le pediste al curandero que te ayudara.

—Yo soy un sanador experto tanto como lo es Gregori. Dimitri está más allá de nuestras capacidades. Sé eso. Él permanece aquí, pero aún se desliza una pulgada a la vez hacia el otro lado. Gregori está severamente herido, y sin embargo, él se levanta para hacer su trabajo protegiendo al príncipe. Su trabajo es demasiado importante para arriesgar su vida innecesariamente. Sus habilidades y las mías no ayudarán a Dimitri. Él necesita que la Madre Tierra intervenga a su favor.

El se salvará si es posible.

Tatijana susurró las palabras en su mente mientras sus dientes se hundieron profundamente en su pecho. La inundación de la necesidad era tan fuerte, el hambre por ella estaba casi fuera de control. Cerró los ojos y respiro, ya que su sangre rica lleno sus venas y se precipitó a través de su cuerpo a cada órgano herido, ayudando a acelerar el proceso de curación.

Él había alimentado cientos de Cárpatos heridos en batalla. Le había dado su sangre a un amigo Lycán de confianza que luchó con él una y otra vez para derrotar a un enemigo común. Había tomado la sangre de los hombres, las mujeres y de su propia especie, tanto de los Lycán como de y los Cárpatos. Nunca había tenido un componente sexual hasta ahora. Él inhaló y exhaló. Escuchado el latido de su corazón duro en el pecho. Oyendo el rugido de un trueno en sus oídos. Sentía su polla crecer, alargarse y endurecerse con una urgencia desesperada nunca antes sentida.

Estaba vivo por primera vez en su vida desde que podía recordar. Completamente vivo. El reclamo palabras impresas en él mucho antes de su nacimiento, golpearon su mente, escuchó esas palabras vinculantes rituales, aquel fatídico canto que los uniría para siempre, pero él se negó a pronunciarlo. Nunca tomaría tal decisión por ella, no hasta saber con certeza de que no estaría en riesgo si se convertía en lo que él era. Incluso este pequeño intercambio le daba un poco de miedo. No sabía qué cantidad de sangre era necesario que bebiera el destinatario antes de hacerse como él.

Con un último barrido sensual de la lengua, Tatijana abrió los ojos y le sonrió. —Sería un honor ser como eres. Deja de preocuparte tanto. —Su expresión cambió, pasando a solemne mientras se sentaba. —Ve a salvar a tu hermano, yo nunca querría perder a mi hermana.

—Ella no quiere perderte. Cuando terminemos aquí, debes ir a ella y tranquilizarla, mostrarle que todavía estas viva. —Fen no pudo evitarlo. —Voy a besarte otra vez. Si necesitas una razón, no la vas a obtener esta vez, no puedo ayudarme.

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—Bueno, entonces, sin duda es necesario.

Cerró la distancia entre sus bocas, medio levantándola en sus brazos y doblando la cabeza hasta la de ella. Sus labios eran cálidos y suaves. Acarició con la lengua a través de esa pequeña aventura y ella abrió la boca a modo de invitación. Su corazón casi estalló en su pecho mientras se hundía en ella. Él se derramó en ella como oro liquido. Su boca era miel caliente. Diamantes deslumbrantes. Un cielo lleno de zafiros brillantes y simplemente el paraíso puro. No tenía ningún sentido en absoluto, él no era un hombre poético, pero el mundo alrededor de él estalló en una increíble variedad de las más bellas cuevas naturales que había visto con sus paredes de piedras preciosas tachonado de brillantes detrás de sus ojos.

¿Cómo pudo hacer eso? Tan simple como parecía. Todo lo que tenía que hacer era abrir la boca y dejar que la besara. De mala gana, levantó la cabeza, sacudiéndola, un poco desconcertado. Si sus ojos eran un indicio, ella sentía lo mismo. Él no había compartido su mente porque era ya tal su hambre de ella, que las palabras rituales golpeaban en él y temía que no se detendría, y su deber era su hermano. Besar esta vez estaba perfectamente bien, pero necesitaba largas noches sin fin con Tatijana para hacerle justicia.

Su mano se deslizó en la suya mientras ella se incorporaba. —Nosotros podemos salvarlo, Fen. Juntos.

Él asintió con la cabeza, flotando por encima de donde habían descansado y una vez más desprendió la tierra para revelar a Dimitri. Que se quedó tan quieto como la muerte. Su piel estaba blanca casi pura. Él parecía ya cosa del pasado de su mundo. Fen sintió que su corazón se desplomaba, a sabiendas, por primera vez en su vida, que era esto era inevitable.

—Él tiene una compañera, Fen, —recordó Tatijana. —Siempre hay esperanza. Lo que no se puede hacer para uno mismo, a menudo se puede hacer por un compañero, no importa lo extraordinario que parezca.

—¿O milagroso? —Él apenas podía pronunciar las palabras, con un nudo en

la garganta que amenaza con estrangularlo.

—Especialmente milagroso. ¿No es simplemente encontrar a tu compañera un verdadero milagro? —Tatijana sonrió con la mirada. —Por lo menos así es como Lara me lo explicó, y ella lo sabría. Ella es la hija de mi sobrina y es muy sabia. Llama a su compañera.

—Ella es joven. Esta lejos. La siento en otro país. A gran distancia.

—Y sin embargo, Ella vendrá de ser necesaria. Obtén acceso a su mente y sigue el camino hacia ella. Ella contestará tu llamada. Ella tiene que ser fuerte si puede salvar la distancia para hablar. Tatijana se arrodilló a un lado del cuerpo de

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Dimitri y esperó.

Fen se hundió lentamente de rodillas en el otro lado. Colocando las manos en las caderas llegó por la fuerte conexión telepática que había tenido con Dimitri desde el nacimiento de Dimitri.

—Guerrero. Mi hermano y amigo, mantente firme para mí. Por tu pueblo y sobre todo, por tu amada compañera. Habló formalmente, utilizando su antigua lengua,

apoyándose en los Cárpatos pasados y presentes, los recuerdos tan cuidadosamente impresos sobre ellos. Tenía un nudo en la garganta, algo duro amenazando con ahogarlo.

Se sentía el más pequeño de los parpadeos, y aprovechó, cayendo en la mente de Dimitri. Descubrió la oscuridad y el frío, como si la luz después de la luz se desvaneciera poco a poco, dejando sólo sombras de memoria, pero eso fue suficiente para trabajar. Rápidamente encontró la que más se necesita. Ella fue la más brillante de las luces de la decoloración. La luz de las estrellas el faro que seguía latiendo, aunque mucho más débil de lo que Fen había esperado, pero más brillante de lo que creía posible. Siguió la ruta por el tiempo sin fin, un cometa estrecho encendido en la oscuridad mientras se arqueaba a través del espacio frío. La distancia era mucho más de lo que jamás había viajado telepáticamente.

Ella es una Dragonseeker. Tatijana sopló las palabras en su mente, a propulsión

de aire caliente y la paz en el terrible, e impresionante frío. —Esta niña. Esta persona, es hija de Razvan, sin embargo, ella es un ser humano y muy poderosa. Estoy impresionada con ella.

Se sentía sin aliento por la sorpresa de Tatijana y acogió con satisfacción el impulso adicional de fuerza a en su mente a su paso por ese espacio en su viaje. La encontró casi repentinamente, en un momento estaba en la formación de arcos en una fría caverna y al siguiente en una mente mágica caliente.

—Pequeña. Compañera de Dimitri. Tengo necesidad urgente de ti. Fen hizo todo lo posible para verterse lentamente en la mente de la compañera de su hermano, con miedo de asustarla. Él siempre se sintió incomodo al saber que otro tenía acceso a cada pensamiento, palabra y acción, a menos que el hombre o la mujer fueran su otra mitad.

Ella lo sorprendió. No, más que una simple sorpresa. Le sorprendió. Incluso le humilló. Allí no hubo vacilación. —Dime

—Él se está escapando de nosotros y no puedo salvarlo solo. Sé que el camino es largo, pero debe ayudarme a mantenerlo en este mundo.

El susurro de Tatijana en su mente era suave. Impresionado. —Ella es... increíblemente fuerte.

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La actitud de Tatijana había ido a una de absoluto respeto. Escuchó, tal vez incluso sintió, más fuerza en la niña/mujer ya que compartían el mismo linaje, de la que ella misma tenía.

Puedo mantener mi propio camino. Guarda tus fuerzas para curarlo.

Ella dio la orden, casi tan segura como Tatijana lo era. Y sólo tenía diecinueve años y era un ser humano. Fen se sorprendió de nuevo.

Tendré que verlo a través de sus ojos.

Eso, al menos, había sido una petición y no una demanda. Ella incluso entendía el concepto de poseer el cuerpo de otro lo suficiente como para compartir la visión, la audición y otros sentidos. Ese regalo, también, rara vez se utiliza. Uno tenía que tener plena confianza y fe para permitir que otro poseyera su cuerpo físico.

Tengo mucho que aprender de ti, hermanita, dijo Fen, permitiéndole ver su asombro cuando él se abrió más plenamente a ella. Muestras una notable habilidad y formación para ser una mujer tan joven.

Captó vistazos de su familia en sus recuerdos. Hubo un extraño joven con pelo negro y puntas azules salvajes que se disparaban en toda la cabeza, y luego se retiró abruptamente de su mente y sintió su conexión a Dimitri. A través de Fen, Tatijana también estaba conectada. Ambos escuchado su grito de alarma.

—Amado. Corazón mío. Sé que estás cansado. Perdóname. No puedo dejarte ir. No hay otro para mí. Puedes hacer esto por mí. Para nosotros. Lucha por nosotros, querido.

Fen miró Tatijana. Skyler en realidad no había visto las horribles heridas de Dimitri y sin embargo, ya era plenamente consciente de lo que se enfrentaban. Oyó el amor crudo. El más suave, el más íntimo de los susurros que sólo los verdaderos compañeros podrían establecer entre ellos. Temía que una vez que ella viera las heridas, la visión desalentadora sacudiera su confianza.

Sin embargo, Dimitri respondió más a la pequeña confesión suave y flujo de amor puro deslizado a través de su mente, que a cualquier otra cosa que Fen había intentado hasta ahora. Fen sintió que una pequeña porción de esa oscuridad y frío se alejaban.

—Por favor.

Esta vez, ella había encontrado su camino en su mente sin ninguna ayuda en absoluto. Skyler se sirvió de su mente y casi al instante encontró su conexión con Tatijana, era muy consciente de que estaba allí también.

Os saludo como una hermana, aunque no soy más que tu tía, Tatijana se identificó. Soy la compañera de Fen. Sin embargo, no reclamada.

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—Igual que yo, dijo Skyler. —Gracias por tu ayuda.

Sintió a Tatijana estremecerse un poco, por como Skyler debió considerarla al estar sin reclamar cuando su compañero estaba allí, pero no había habido ninguna acusación en la voz de Skyler. De hecho, sintió que la ayudó a identificase con Tatijana y hacerla sentir más cómoda.

Una inundación de tranquilidad se apoderó de él. Echó un vistazo a Tatijana arrodillada frente a él, allí en el suelo, con las manos ya moviéndose en las horrendas heridas de Dimitri. Puso sus manos allí también cuando una muy pequeña, sonrisa tranquilizadora brilló.

—Mira sus heridas.

Poco a poco, y a regañadientes, permitió que Skyler "viera " a través de sus ojos. Centró su visión total de la extensión de las heridas de Dimitri. Comprendió al instante. El dolor fue más allá de lo cualquier cuerpo físico podía tolerar, humano, licántropo o Cárpato. Ahora no podía negar con lo que estaban tratando.

Skyler no dudó. —Estoy en la biblioteca de la universidad donde estoy estudiando. Lo haré, necesitó que mi amigo venga por mí. Cuando hayamos terminado aquí, ya que no voy a ser capaz de sostener mi propio cuerpo. Dame sólo un segundo para ponerme en contacto con Josef. Tengo la suerte de que él fue a visitarme esta noche. Yo ni siquiera sabía que estaba en la ciudad. Hubo un momento de pausa. —Él vendrá a mí enseguida.

Se unió estrechamente con Tatijana y Fen. Sintió que ella tomaba una respiración profunda.

—Apelamos al poder de la Tierra, la misma que nos creo a todos nosotros.

Tatijana y Fen contestaron. Fen, sólo porque sabía de las palabras a través de

su compañera.

—Escucha nuestra llamada, madre.

—Te pedimos la vista clara, la posibilidad ver, lo que busca no ser visto.

—Guíanos, Madre, toma nuestras manos, hazlas tuyas.

—Utilízanos como tus herramientas para reparar lo que se ha roto y desgarrado.

—Guíanos, madre. Proporciona reposo y la curación a un alma torturada.

La voz de Skyler casi se rompió, pero ella volvió a respirar hondo y continuó. —Abrázalo como su propia madre. Sánalo de todas las lesiones. Guíale, Madre.

Su voz vaciló, y Fen escuchó su llanto por primera vez. Sintió el terrible crecimiento de su tristeza, incluso mientras trataba desesperadamente de mantener la compostura. No podía imaginarla sola en la biblioteca de la universidad, sin embargo, no estaba sola. Tenía que estar rodeada de estudiantes humanos. No podía reflejar la emoción, o su fuerza a cualquiera. La distancia era casi

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incomprensible, y sin embargo, ella insistió.

—Nosotros tres, tus hijas y tu hijo, hacemos un llamamiento a la potencia más alta. Úsanos como un navío. Mira a través de nuestros ojos.

Mira dentro de nuestras almas. Úsanos como tus herramientas. Protégelo. Llévalo plenamente a tu cuidado. Nútrelo como lo haría con su hijo, este gran don que llevamos así como nosotros humildemente suplicamos tu servicio. Él te servirá como nosotros y nos levantarnos una vez más para luchar. Guíanos con tu conocimiento.

A su alrededor, el suelo comenzó a moverse por su cuenta. La rica marga6 parecía como si se tratara de ébano, Fen veía minerales brillantes como gemas, a lo largo. Antes de que pudiera identificar cualquiera de las propiedades, la tierra se levantó para cubrir Dimitri, verterse sobre él.

Las manos de Fen se movieron por propia voluntad. Él casi saltó fuera de su piel. No se poseía. Él sabía de posesión. Y Skyler no se había apoderado de su cuerpo, pero la marga sí y empujó sus manos y dedos en las direcciones necesarias.

El suelo empezó a agitarse y pequeños brotes rompieron a través de la superficie. Fascinado, trató de averiguar si era Skyler la que alimentó ese suelo batido con toda la energía de Tatijana y él, así como lo que podía proporcionar a tanta distancia. No podía distraer a ninguna de las dos mujeres haciendo preguntas así que dejó el poder y la fuerza de su cuerpo fluir hacia su hermano y se centró por completo en el arte de la curación.

Los pequeños brotes provenían de todas direcciones y se trasladaban a su hermano, como si estuvieran excavando en las heridas abiertas —arterias —se dio cuenta, proporcionando algún tipo de nutrición necesaria. Más tierra se vertió sobre y alrededor del cuerpo de su hermano.

—Denle sangre. Uno a la vez. Lo máximo que los dos puedan perder, Skyler los dirigió.

Por todo el derecho ella debería haber colapsado hace mucho tiempo, pero su voz se mantuvo estable y cálida, el flujo de energía nunca cesó en una corriente continua. El movimiento de la muñeca de Tatijana hacia la boca de Dimitri le llamó la atención.

Amado. Toma este regalo ofrecido tan generosamente y libremente de mi hermana. Es fuerte, de sangre ancestral del linaje de Dragonseekers. Escúchame, Dimitri. Haz esto por mí.

Fen ya ni siquiera se sorprendido de que Dimitri consiguiera mover su boca

6 NdeT La marga es un tipo de roca sedimentaria compuesta principalmente de calcita y arcillas,

con predominio, por lo general, de la calcita

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contra la muñeca de Tatijana. Ayudó a su hermano a tomar el sustento que da vida. A su alrededor el suelo seguía moviéndose, batiéndose, los brotes y las venas sinuosas a través de Dimitri, su cuerpo alcanzó los nutrientes tan viejos, antiguos y puros del linaje de Tatijana y los empujó a través de los órganos que no respondían de su hermano.

Fen contaba los minutos lentamente, temeroso de que en su esfuerzo por salvar a Dimitri, Skyler pudiera olvidar que eran vulnerables allí en el bosque y no podían ser drenados hasta el punto de debilidad. No debería haberlo hecho. Para ser una niña humana, ciertamente entendía las necesidades, las formas y los peligros de la vida de los Cárpatos.

Basta, querido. Descansa antes de tomar de tu hermano. Deja que nuestra Madre Tierra te guie. No temas a ella. Ella te está otorgando un tremendo favor y los ha aceptado a ti y a tu hermano como a sus hijos. Sólo duerme y deja que reparare tu cuerpo.

Una vez más, ese tono suave era tan íntimo, Fen casi se sentía como si hubiera deslizado en una reunión privada entre Dimitri y su sorprendente compañera. Ella se dio a sí misma con tanta libertad y sin embargo, él podía sentir que su energía comenzaba a disminuir. Ella entonces tenía sus límites. Ella debió tener miedo de no completar esta sanación a tiempo antes de agotarse, pero si se sentía de esa manera, ella no se traicionó a sí misma.

Tatijana cerró la herida en la muñeca a sí misma, con un solo golpe de su lengua. Levantó la vista hacia Fen, encontrando sus ojos. Su aliento atrapado en su garganta. Sus ojos casi brillaban, cambiando de color hasta que fueron un profundo tono de verde como se sentía el frescor del bosque que soplaba sobre él.

—Ahora toma de tu hermano, Dimitri. Él es fuerte. Antiguo. Al igual que tu, él es un buen hombre y a sobrevivido mucho tiempo contra obstáculos casi imposibles sin su compañera. Él es paciente, es servicial y eres querido para él. Toma lo que libre y generosamente te ofrece.

Fen se regocijó cuando al mismo tiempo, Dimitri volvió la cabeza hacia él. Por un momento las largas y oscuras pestañas, dos medias lunas ennegrecidas contra

el blanco puro de la piel de Dimitri, finalmente, se abrieron. Lo vio ahí, presente, su espíritu de nuevo en su propio cuerpo. Las pestañas bajaron a la deriva Fen apretó la muñeca en la boca de su hermano. Una vez más tuvo que ayudar a Dimitri a tomar la sangre, pero al menos sabía que Dimitri estaba vivo y luchando.

Fen empezó a oír un sonido, al igual que el auge cavernoso de un tambor debajo de ellos, en torno a ellos, que les rodeaba. Él reconoció el ritmo como el de un latido del corazón. Cada latido vibraba en el cuerpo de Dimitri, cada uno de sus órganos, tendones y huesos. Debido a que los cuatro estaban conectados, cada uno de ellos sintió una fuerte pulsación. Cada latido parecía enviar el dolor estrellándose a través de su cuerpo, pero Dimitri no luchó.

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La Madre Tierra te ha aceptado, amado, como su hijo. Ahora eres parte de ella. Estas escuchando los latidos de su corazón a través de tu cuerpo, haciéndote uno con ella, uno con toda la naturaleza. Estamos unidos ahora, los cuatro.

Con cada onza de energía que poseía, Dimitri estiró la mano hacia su compañera. Los dos espíritus se rozaban entre sí y la extensión de la luz de Dimitri creció más brillante.

—Es suficiente, creo, querido. No puedo quedarme. Sé fuerte para mí. La voz de Skyler ya estaba fallando, su fuerza drenándose rápido.

Dimitri se movió, sus pestañas, una vez más elevándose, casi en un estado de pánico que no había visto.

Fen cerró la herida en la muñeca y observó el calor momentáneo en los ojos de su hermano se desvanecía cuando se dio cuenta Skyler estaba presente sólo en espíritu.

—Descansa, amado. Me tengo que ir. Josef está conmigo. Él me mantendrá a salvo. Vive, Dimitri. Mantenerte con vida. Solo vive para mí.

En ese momento en el suelo dejó de moverse, Skyler había desaparecido repentinamente. Había dado todo que tenía y tuvo que haber pasado por esto en una biblioteca tan lejos de ellos. Fen solo podía esperar que su amigo Josef supiera lo que estaba haciendo.

—Duerme mi hermano, —le susurró a Dimitri y paso su mano sobre la frente de su hermano. Había amor en bruto en el gesto y estaba agradecido de que sólo su compañera fuera testigo de su vulnerabilidad.

—Hemos hecho lo que podemos aquí, mi señora. Él le ofreció su mano. —Debemos proteger su lugar de descanso, reanimarnos, tranquilizar a tu hermana y luego, supongo, debemos ir a ver a un príncipe.

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Traducido por Maxiluna Corregido Por Arhiel Revisado Por Arhiel

a casa de Mikhail Dubrinsky estaba muy bien construida y las salvaguardas eran muy fuertes, tanto que incluso con los ojos Cárpatos de Fen le resultaban difíciles de ver al principio. En lo

profundo de la selva, más alto hacia los acantilados, la casa estaba hecha a su vez de la montaña y madera. El aire brillaba alrededor de la casa, un velo que no era tan fácilmente de perforar. De repente el velo cayó a la distancia, y Gregori se dirigió hacia ellos.

Los dedos de Tatijana lo rozaron y él le cogió la mano sin mirar hacia ella. Jacques Dubrinsky saltó de las ramas más altas de los árboles y cayó fácilmente sobre sus pies. A su izquierda, Falcon Amiras hizo lo mismo, básicamente creando un embudo -un cortes paracaídas- pero uno de todos modos.

—Bienvenido, Fenris Dalka, —dijo Gregori formalmente. Sus ojos plateados se redujeron sobre ambos, percibiendo mucho más de lo que cualquiera hubiera deseado. —Es mucho más tarde de lo previsto, pero veo el por qué. ¿Dimitri?

—Él está vivo, —dijo Fen.

Él no conocía a esta gente. Nunca había jurado lealtad a este príncipe, no lo haría hasta que él conociera el corazón y alma de Mikhail Dubrinsky. Desde luego, no confiaría a ninguno de ellos con la vida de su hermano sin saber la verdad.

—¿Cuántas armas llevas encima?

—Las suficientes como para acabar con una manada de renegados, —Fen respondió vagamente, con los ojos fijos en los de Gregori. Ni una sola vez se volvió. Si era necesario, Tatijana podía defenderse de los dos hombres que los flanqueaban, pero él tendría que derrotar al segundo del príncipe si esto se trataba de una trampa.

—Esa no es realmente una respuesta, —señaló Gregori suavemente, un ligero filo arrastrándose por todo ese encanto.

—En verdad, no lo sé. Cuando una manada de cazadores de elite están en la

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zona durante la luna llena, si no estoy debajo de la tierra, siempre estoy bien armado. —Fen acompañó su respuesta con un gesto casual. Si querían que hablara con el príncipe, iba a ser en sus términos. Estaba agotado, todavía no estaba completamente curado y estaba arriesgando su vida por haber ido allí. Si querían que se fuera, él estaría más que feliz de hacerlo.

La suave risa de Tatijana se deslizó en su mente. Creo que el hombre lobo tiene un chip en su hombro. Tendré que recordar que cuando estás cansado, eres un poco gruñón.

Ellos me invitaron. Sin embargo, su estado de ánimo se le escapaba con las bromas de ella. Era imposible mantener un humor de perros Lycán a su alrededor, incluso si quisiera. Él le envió un pequeño atisbo de una sonrisa y cuando sus ojos se encontraron con los suyos, su corazón reaccionó con un duro golpe. Estás hecha para mí, mujer.

Ella lo miró con aire satisfecho. Y contenta. Sus ojos adquirieron un brillo. Lo sé.

Gregori abrió el camino al gran porche cubierto, a la sombra de un techo sostenido por columnas de fuertes piedras. En el momento en que puso un pie en las exquisitas tablas de madera, la pesada puerta se abrió, y Mikhail llenó la entrada.

No había duda de que era el príncipe de los Cárpatos. Su poder estaba en carne viva, pero controlado. La energía quemaba en y a través de él, apenas contenida. Fen a menudo se había reunido con su propio príncipe, y sin embargo nunca había sentido ese poder crudo siendo tan fuerte en él. Mikhail lucía principesco con sus hombros anchos y rectos, de físico alto y ojos que sostenían el peso de su mundo en ellos. Había visto batallas en muchas ocasiones. Había visto la decadencia de su pueblo y los había vuelto a ver crecer de nuevo.

—Fenris Dalka, —Gregori lo presentó. —Y su compañera, Tatijana Dragonseeker.

La mirada del príncipe se trasladó a Tatijana. Por primera vez Fen la sintió temblar. Era pequeña, pero ahí estaba. Estaba un poco nerviosa por hacer frente a su príncipe después de que ella había emprendido su camino por su cuenta. Quizás sintiéndose un poco culpable incluso, que había tratado de escapar de la atención de Gregori.

—Ya lo veo. Los dos son bienvenidos. Por favor, entren por su propia

voluntad. —Dio un paso atrás para permitirles a ambos la decisión de entrar en su casa.

La casa estaba sospechosamente tranquila. Él les había dado la bienvenida, pero la compañera de Mikhail, Raven, y su hijo estaban obviamente en un lugar seguro. Él no podía culpar al príncipe o a Gregori. No esperaba nada menos de

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ellos. Él era, después de todo, un completo desconocido para ellos y uno que traía una batalla justo a sus puertas.

—Gracias. —Él cruzó el umbral y supo al instante que la casa en sí estaba vinculada de alguna manera con el príncipe y sus poderes. Con una mano colocó a Tatijana detrás de él, su mano allí para advertirle a ella a medida que avanzaba.

Sintió el peso de la piedra y la madera. Las paredes respiraban, dentro y fuera. Las cortinas se agitaban, atrayendo su atención. Ellas giraron. Sintió el impulso de poner los brazos en alto y girar en un círculo lento, permitiéndole a la casa ver su arsenal de armas. Él se mantuvo firme contra ese empuje continuo y lento y se quedó, con los pies ligeramente separados, de pie, con los brazos vagamente a los costados.

La risa de Gregori fue suave. —Te dije que era un guerrero hasta la médula. Él no es un hombre con el que quiera enredarme.

Pero lo haría a pesar de todo lo que estaba diciendo con tanta facilidad.

Gregori estaba riendo. Luciendo cómodo. Atrayendo a Fen, haciendo que se sintiera cómodo. Fen se había reunido con unos pocos como él. No había nada en absoluto gracioso sobre un hombre como Gregori Daratrazanoff. Él ya había pasado por la matanza un centenar de veces en su mente, planificando todos los movimientos en su mente hasta que le fuera fácil, rápido y mortal si Fen llegaba a ser un traidor. Sus planes de contingencias tenían planes de contingencias. Él era peligroso y el que no pudiera ver eso era un imbécil. Fen no se contaba a sí mismo entre los imbéciles.

Fen no hizo ningún intento de acercarse al príncipe o a cualquier otra cosa en la casa. El juego de altas apuestas de ajedrez había comenzado. El movimiento era de ellos. El príncipe esperó cortésmente por Tatijana en la puerta abierta. Ella se quedó inmóvil, esperando la señal de Fen. Si se trataba de una trampa, ella podía ayudarlo mejor desde el exterior.

El tiempo parecía haberse detenido. En alguna parte un búho ululó. Un lobo aulló. Una ligera brisa se movía a través de la selva, enviando a las hojas a temblar.

Mikhail suspiró. Extendiendo su mano a Tatijana, le hizo una pequeña reverencia de un mundo antiguo con una sonrisa encantadora. —Ven, querida. Parece que estás preocupada y te agradecería mucho tu ayuda para aliviar esta situación.

Tatijana mantuvo su mirada en Mikhail, pero se movió en la mente de Fen. ¿Sí? ¿No? Era su decisión. Él apenas asintió con la cabeza. Tomó la mano de Mikhail, le sonrió y cruzó el umbral hacia la casa. No hubo reacción por parte de la casa y Mikhail la llevó a un círculo de cómodas sillas y galantemente la sentó.

—Gracias, Tatijana. —Hizo un gesto con la mano hacia la silla al lado de

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Tatijana en invitación para Fen.

La ubicación de la silla era el asiento menos vulnerable en la habitación, situada en la mejor área defensiva, diseñado sin duda para hacer que Fen se sintiera aún más cómodo con ellos, pero había pasado mucho tiempo desde que había estado encerrado en una habitación con cuatro paredes en una reunión. Él, sin embargo, solía reunirse con muchos posibles enemigos, pero esta vez, él tenía una mujer para proteger.

Preocúpate por protegerte a ti mismo. Puedo cuidar de mí, Tatijana le aseguró.

Tenía ese pequeño tono pícaro que el escuchaba en sí mismo. Me estoy volviendo bastante parcial por ti, mi señora.

Lo sé. Presumió.

Quería reírse, pero mantuvo su expresión de piedra. —¿Cómo puedo ser de utilidad para ti? —Le preguntó al príncipe.

Mikhail se dejó caer en la silla frente a él. Jacques y Falcon, ambos tomaron sus asientos, pero Gregori se quedó de pie, y desde su punto de vista, tenía una vista imponente de casi todas las ventanas de la casa. La casa le recordaba a un nido de águila, encaramado en lo alto, donde el clima podría protegerla, sin embargo, ellos podían ver cualquier cosa - o a cualquiera - que viniera hacia ellos.

La casa era cálida y se sentía amigable, pero Fen sabía que estaba diseñada para un solo propósito: proteger a las personas que residían en ella. Había un olor débil que no podía situar, una mezcla de algo que confundía los sentidos Lycán . Él no podía oler cierto aroma de Mikhail, una interesante forma de protección. Él estaría en apuros para distinguir al príncipe de los demás, si lo traicionaban.

—Esta es la primera vez en mi vida que los Lycán han entrado abiertamente a nuestro territorio. —Mikhail se sentó y dobló cuidadosamente las manos. —Te has alejado por mucho tiempo de nuestro pueblo. Mientras estuviste lejos, nuestras mujeres se redujeron hasta que casi no hubo esperanza de compañeras para nuestros hombres. Y las pocas mujeres que quedaron no podían quedar

embarazadas o, si por algún golpe de suerte, una lo hacía, no podían alimentar al niño. Hemos perdido a casi todos los bebés en ese primer año crucial.

Fen frunció el ceño. Dimitri había compartido con el que las filas Cárpatos habían caído muy por debajo de los números seguros. El miedo a la extinción siempre estuvo presente, pero él no le había descrito el problema. Lo más probable, era que Dimitri temiera que si le decía a Fen, que la búsqueda de una compañera era casi imposible, Fen se rendiría y optaría por reunirse con el alba.

Mikhail continuó en una voz baja, incluso, casi musical, un arma muy poderosa en caso de que optara por utilizarla como tal. —Hemos descubierto, con

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el tiempo y con una gran cantidad de sangre derramada, dolor y lágrimas, que Xavier, nuestro gran mago, había estado secretamente y durante siglos trabajando para llevar a cabo nuestra caída. Él incluso fue tan lejos como para introducir microbios en nuestro suelo y así contaminar y matar a nuestras mujeres y niños antes de que nacieran. Cada vez que nos encontramos con una amenaza, y la destruimos, otra surge.

—No tenía ni idea de que esto estaba sucediendo, —admitió Fen. —Me he mantenido alejado de estas tierras durante siglos. Mi único contacto ha sido mi hermano, y sólo entonces, cuando buscaba un refugio seguro entre los que creó para mis hermanos lobo cuando necesitaba descansar.

Mikhail asintió con la cabeza. —¿Las heridas de tu hermano están sanando?

Fen no podía dejar de mirar a Tatijana. ¿Por consuelo? No sabía la respuesta a esa pregunta sólo que tenerla con él le hacía más fácil de soportar la idea del dolor y sufrimiento de Dimitri. —Tenemos esperanza. —No había nada más que decir.

Mikhail se inclinó hacia Fen de repente, sus ojos oscuros penetrando profundamente. —Hemos tenido un período de relativa paz después de que los hermanos De La Cruz y Dominic derrotaran a los vampiros en América del Sur. Los vampiros se dispersaron con pocos líderes para dirigirlos. Estoy seguro de que se levantarán de nuevo, o tal vez han estado esperando para ver si nuestros hijos sobrevivieron más allá de su primer año.

El silencio llenó la habitación y con él llegó la tensión, estrechando apretadamente los nervios. Fen podía sentir cada uno de sus sentidos Lycán activandose. Le dolían los músculos. Su mandíbula. Se sentía amenazado de alguna manera primitiva, pero no estaba seguro de lo que esperaban de él.

—No entiendo. —Él hizo la declaración sin una pizca de miedo, pero estaba comenzando a desear que Tatijana se hubiera quedado fuera de las cuatro paredes donde él sabía que ella tenía la oportunidad de estar a salvo. No estaban seguros encerrados en un espacio relativamente pequeño, con cuatro depredadores letales.

—Mi hijo tiene ahora dos años de edad. Y mi sobrino, el hijo de Jacques está creciendo y floreciendo hacia los tres. Las gemelas de Gregori sobrevivieron sus primeros años críticos. Darius, el hermano de Gregori, tiene gemelos, un niño y una niña, sanos y sobrepasan la marca de los dos años. Estoy seguro de que tú debiste de haber crecido con Gabriel y Lucían, los otros dos hermanos de Gregori. Gabriel tiene una pequeña hija, de nuevo, está saludable.

—Esta es la primera vez en siglos que tal cosa ha ocurrido, —añadió Gregori.

Mikhail hizo un gesto hacia Falcon. —Te has cruzado con Falcon cuando eran niños. Su compañera, Sara, ha anunciado que, una vez más está embarazada y el embarazo parece ser uno sano. Hay otros y tal vez aún no lo saben. El punto es que

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en más de quinientos años nunca habíamos estado tan bien. —Sus ojos se abrieron aceradamente, las pupilas dilatadas y negras. —Y ahora, en este tiempo en que todos estamos empezando a mirar hacia arriba, los Lycán han aparecido en mi patio trasero. Me gustaría que me dijeras lo que eso significa.

Fen pudo ver la flecha condenatoria. ¿Cómo podría no hacerlo? Los Cárpatos finalmente habían empezado a recuperarse y de repente fueron invadidos por una especie tan esquiva que casi se habían olvidado de su existencia. ¿Había sido sólo una coincidencia que la manada de renegados hubiera atacado de esta manera? Dirigidos por Bardolf, Fen hubiera podido creer que la elección había sido al azar. Pero era Abel, no Bardolf, quien realmente lideraba a la manada.

—¿Fen? —Mikhail lo interrumpió.

—Honestamente no tengo una respuesta para ti. Me encontré con unos hombres lobo cometiendo asesinatos y sabía que había descubierto una manada de renegados. Un solo cazador no puede con una pequeña manada por sí mismo, y mucho menos con una manada tan grande. Y esta es una manada muy grande. Los seguí y empecé a eliminarlos uno a la vez. Es peligroso y requiere mucho tiempo, pero créanme, es el único camino si quieres sobrevivir.

Fen suspiró, sacudiendo la cabeza lentamente. —Viaje hasta acá sólo para estar cerca de mi hermano una vez más. Me sentí atraído por venir aquí. Al hacerlo, me encontré con los asesinatos. —Miró a Tatijana. —Me había resistido durante más de dieciocho meses. Me di cuenta de que tenía que venir, aunque me pareció que era peligroso hacerlo.

—¿Creíste que no te daríamos la bienvenida? Gregori me dice que eres de sangre mezclada. ¿Pensaste que esto nos importaría de alguna manera? —Mikhail preguntó, en un tono engañosamente suave.

Fen extendió las manos delante de él, con los dedos abiertos. —A la gente como yo se les llaman Sange Rau, literalmente, mala sangre en el mundo Lycán . Somos odiados y perseguidos en el instante en que se sabe que existimos. —Se encogió de hombros. —Pude vivir con eso entre los Lycán. Entiendo su

razonamiento. Los únicos mestizos que han conocido han sido vampiros-Lycán . Para ellos, eso es lo que tengo que descubrir. La idea de mi propio pueblo condenándome por lo que me he convertido no se ha asentado conmigo tan fácilmente.

Gregori volvió la cabeza, esos pálidos ojos de plata moviéndose sobre Fen en un cuidadoso estudio. —No eres tan fácil de matar, incluso por uno de nosotros.

Fen le dio una leve inclinación de cabeza en respuesta al cumplido. Gregori sólo dijo la verdad, él no estaba sólo halagando a Fen. Era evidente que Gregori había hecho que Jacques y Falcon se mostraran, su presencia era porque sabía que

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iban a necesitar más de un cazador para tratar de matarlo. ¿Y entonces de qué lado Tatijana se pondría? Ella había jurado su lealtad al príncipe, y los Dragonseeker nunca rompían su palabra después de darla.

Él volvió a mirar lentamente alrededor de la habitación. Había otros. Tenían que haber más que estos tres guerreros protegiendo al príncipe. Había permitido que la casa confundiera sus sentidos mientras lo distraían con la charla. Estaba feliz de estar en su tierra natal, rodeado por su propio pueblo, más de lo que se había permitido creer. Eso también había bajado su guardia un poco. Y luego estaba Tatijana...

Suspiró. —Es posible que se lo digas al insecto que está en las vigas que están bajando. O al ratón en ese pequeño agujero por allá, —indicó a su izquierda, —y el nudo detrás de mí está ocultando a un escarabajo de algún tipo. Si hay otros, sin duda son expertos en ocultarse, pero al estar en el cuerpo de algo tan pequeño durante tanto tiempo, los convierte en luchadores lentos.

El insecto volador en las vigas respondió primero, brillando en la forma de un hombre alto, de hombros anchos, con un extraño color de ojos, cerca de la aguamarina. Tenía el pelo muy largo, casi hasta la cintura, grueso y atado con una cuerda de cuero larga envuelto todo el camino hasta la punta para asegurar incluso los extremos, una forma típica de atar el cabello para la batalla. Fen lo reconoció de inmediato y para su sorpresa, el alivio se extendió a través de él. Mataias había sido un amigo de la infancia.

Fen había conocido a Falcon, pero había crecido cerca de Mataias y sus hermanos. Habían corrido juntos y salvajes en las montañas, aprendieron habilidades de batalla, y como cambiar durante una carrera. Habían sido como familia, y les había perdido la pista.

Él se puso en pie y agarró los antebrazos de Mataias en la antigua bienvenida tradicional entre dos guerreros.

—Arwa-arvo olen isäntä, ekäm – Te guardo en honor, mi hermano, —saludó Fen.

El agarre en respuesta de Mataias era fuerte. —Arwa-arvo pile sívadet – Que el honor ilumine tu corazón.

—Es bueno verte, —dijo Fen, en serio. Él realmente se sentía como si hubiera vuelto a casa, viendo a Mataias, sabiendo que no había sucumbido a la omnipresente oscuridad.

El hecho de que Mataias estuviera allí significaba que los otros dos custodiando al príncipe tenían que ser sus hermanos. Los hermanos nunca estaban lejos uno del otro. Venidos de una larga línea de guerreros respetados, habían viajado juntos para velar unos a otros en los momentos más oscuros. Eran

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cazadores letales, calmados, experimentados, y coordinaban sus ataques con experiencia, al igual que las manadas de Lycán. Un maestro vampiro había matado a sus padres cuando su madre estaba embarazada y ellos habían cazado al vampiro a través de dos continentes, con un propósito implacablemente cruel, sin detenerse hasta haberlo encontrado y destruido.

—Lojos y Tomas también pueden mostrarse a sí mismos, —agregó Fen.

—¿Los hueles? —Preguntó Gregori.

Fen lo miró. Era evidente que había estado probando algo nuevo. Negó con la cabeza. —No, ni siquiera con mis aumentados sentidos Lycán .

Gregori asintió. —Bien. Tenemos un par de brillantes investigadores que trabajan para nosotros, y esto es un producto que pensé sería bueno utilizar si los Lycán nos invaden.

Fen negó con la cabeza. —Ellos no son así. Nunca han sido así. Se mantienen en el fondo, trabajando en silencio para mantener a sus manadas lo más fuerte

posible, pero se han integrado en la sociedad humana también. No puedo verlos tomar una decisión de la nada para ir de pronto a la guerra con los Cárpatos.

El pequeño ratón creció y siguió creciendo rápidamente, hasta que otro hombre Cárpatos, luciendo muy parecido a un clon del primero, se adelantó para saludar a Fen con el agarre del antebrazo tradicional. Sus ojos eran como aguamarinas brillantes como los de su hermano. Su cabello y estructura corporal eran inventicos, pero Lojos tenía una red de cicatrices corriendo por su hombro izquierdo y brazo, hasta llegar a la mano. Era muy raro que alguno de los Cárpatos tuviera cicatriz. Las heridas tuvieron que ser casi fatales, el sufrimiento muy grande.

—Buen encuentro, hermano, —dijo Fen, en serio. —Veri olen piros, ekäm. —Literalmente el saludo podía traducirse como: que la sangre sea roja, mi hermano, pero en sentido figurado, significaba “encontraste a tu compañera”.

Estaban frente a frente, mirándose al pasado de cada uno. Fen sabía lo que era luchar contra la oscuridad, a estar solo en medio de los demás, incluso para aquellos que sólo podían aferrarse a la memoria de de los seres queridos.

—¿Esta es tu compañera? ¿Una Dragonseeker? —Lojos negó con la cabeza. —Eres un hombre muy afortunado, Fen. Este cazador Lycán al que llamas Zev, está mal herido, con el vientre desgarrado. Lo he visto, y él se está recuperando a un ritmo notable a pesar de la extensión de sus heridas.

Fen sabía que todos estaban escuchando todos los detalles. —Los Lycán se regeneran muy rápidamente, lo cual es una de las razones, cuando se los captura, saber cómo matarlos adecuadamente. No son fáciles. Zev es un luchador de elite,

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uno de los mejores que he visto en mi vida. Él estuvo dispuesto a luchar contra la manada de renegados él sólo mientras me permitía poner a Tatijana fuera de peligro.

Los hombres se miraron entre sí, secretamente divertidos de que un Lycán pensara proteger a un Cárpatos, especialmente a una que era Dragonseeker.

—Obviamente él no sabía qué o quién era ella, —dijo Fen.

—Admiras a ese hombre. —Gregori hizo una declaración.

—Sí, mucho. Tú no consigues su posición sin ver cientos, si no miles de batallas con las manadas. En el momento en que él y Dimitri se dieron cuenta de que, quien dirigía a los renegados era uno de los Sange rau, ellos mantuvieron fuera la manada con el fin de darme la oportunidad de destruir al demonio. Zev no dudó en ponerse en una situación muy peligrosa. Sabía que podía morir, pero no dio marcha atrás.

El pequeño escarabajo que encajaba perfectamente en el nudo aterrizó en el

suelo y creció a una velocidad alarmante en la forma de los dos primeros hermanos. Cuando él agarró los antebrazos de Fen en el saludo de los guerreros, Fen pudo ver unas gotas cicatrizadas en el lado derecho de su cara, casi como lágrimas, todo el camino hasta su mandíbula. Las mismas extrañas cicatrices corrían hacia la sien y desaparecían en el nacimiento del pelo.

—Bur tule ekämet kuntamak –buen encuentro hermano, —el tercer hermano saludó a Fen. —Es bueno que encontrases a tu compañera. He pensado a menudo en ti en los últimos siglos, y espero que nunca tengas que cumplir en la batalla.

—Sentí lo mismo, Tomas, —Fen admitió honestamente. —Muchos de nosotros nos hemos perdido en la oscuridad.

Observó nuevamente con cuidado alrededor. El príncipe tenía a estos tres guerreros experimentados, Gregori, Falcon y a Jacques para protegerlo contra un desconocido combinado Lycán /Cárpatos. En su casa. Su cerrado Cuartel. Gregori tenía una idea de lo que podía hacer. Había otro en algún lugar. Alguien extraordinario, su as en la manga. Había otro de su niñez. Un poco más viejo, sólo por una década más o menos, lo que no era nada en los años Cárpatos. Siempre había sido un poco extraño, pero había sido una fuente de gran conocimiento. André. Algunos lo llamaban el fantasma. A menudo pasaba a través de ellos, acababa con los vampiros en una zona y nunca más era visto o escuchado. Pero dejaba su huella, y Fen había tratado de seguirle la pista. Había oído que él estaba a menudo cerca de los trillizos, frecuentándolos para mantener la oscuridad a raya.

Los Cárpatos se habían preparado para una guerra. Habían pasado los últimos dos años en tiempo de paz, preparándose para cualquier cosa que pudiera poner en peligro su especie. Él estaba sólo viendo la punta del iceberg.

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—Fen. —La fría voz de Mikhail lo trajo de vuelta al asunto en cuestión. —La gente Cárpatos sabe la diferencia entre los Cárpatos y un vampiro. Tú no eres una amenaza para nosotros. De hecho, tu velocidad y habilidades añadidas como Lycán sólo sirven para ayudar a nuestra causa.

Fen frunció el ceño y se dejó caer en la cómoda silla. —El miedo de los Lycán por la combinación de la sangre es tan profundo que ellos irían a la guerra en caso de que les estés dando ayuda y protección a uno de nosotros. Mi presencia aquí pone a todos en peligro.

Él dejó caer la bomba en silencio, sabiendo que no era necesario embellecerla. La cruda verdad era suficiente. Mikhail Dubrinsky no era ningún tonto. Él captó al instante la enormidad de lo que Fen le estaba diciendo. Podía oír el sonido de la verdad y saber que Fen había traído un problema de una magnitud alarmante hacia él.

—Ya veo, —dijo Mikhail, juntando los dedos. —Vamos a tener que saber todo lo que sabes acerca de los Lycán. Todo. Hasta el detalle más pequeño.

—Hay muy pocos como yo, —advirtió Fen. Desde luego, no quería ser la causa de una guerra. —Los Lycán son esencialmente buenas personas, —añadió. —Me gustan y los respeto. Como combatientes son pocos los que podrían superarlos. Ellos no buscan el poder y la gloria por regla general. Ellos viven sus vidas dentro de sus pequeñas manadas, felices con sus familias.

—Estoy seguro de que son buenas personas, —estuvo de acuerdo Mikhail. —Sin embargo, han llegado a mis tierras sin ponerse en contacto conmigo, una cortesía en general, lo que me parece raro. Una manada de renegados con dos de estas criaturas a los que te refieres como Sange rau también han llegado cuando

simplemente no había sucedido antes. Tenemos varios niños que han sobrevivido a su segundo año. ¿Son estas cosas coincidencias? No soy tan tonto como para creer eso. No puedo darme el lujo de ser tan estúpido.

Fen tenía sus propias dudas de que el momento fuera una coincidencia.

—¿Cuál es tu experiencia con convertirte en Lycán ? ¿Qué sabes de ellos? —Preguntó Mikhail.

—Les puedo decir que el lobo envejece haciendo una integración entre el lobo y el hombre. Al principio el lobo está separado –es un guardián- por así decirlo, protegiendo al cuerpo anfitrión tan pronto como la otra mitad siente su presencia. El lobo trae consigo la historia y los hechos que ha conocido a lo largo de su vida y la de sus antepasados. Él pasa la información al hombre medio y se mueve para proteger a ese hombre cuando es necesario.

—A medida que pasan los años y están más cómodo, los dos, ¿el lobo y el hombre, se convierten en una entidad? —Mikhail reiteró para asegurarse de que

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todos entendían.

Fen asintió. —Sí, eso es lo más cercano a una explicación posible. Todos los sentidos, aun en la forma de un hombre, se acentúan más allá de toda razón. Un joven lobo muchas veces no puede controlar la transformación, por lo general antes de la luna llena. Es torpe y la manada le observa de cerca para asegurarse de que él o ella no se meta en problemas. Es una etapa difícil.

—Uno de nuestros hombres tiene una compañera que era Lycán , pero no lo saben, —dijo Falcon. —¿Cómo es eso posible?

—A veces los miembros abandonan la manada, al enamorarse de un extraño. Sus hijos pueden portar el gen Lycán , pero a menudo no se desarrolla. Las mujeres en particular no siempre saben porque su lobo no viene hacia adelante de inmediato. —Fen se encogió de hombros. —Yo no me quedé con las manadas durante largos períodos de tiempo. Era demasiado peligroso para mí. No podían detectar la diferencia la mayor parte del tiempo, pero durante la semana de la luna llena, cualquiera de ellos podría haberse dado cuenta. Pasé las noches de luna llena en el suelo con tanta frecuencia como me fue posible. Durante el siglo pasado viaje fuera de las manadas.

—¿Cuándo comienza la formación? —Preguntó Gregori.

—En una manada, todos los niños son entrenados casi desde el momento en que pueden hablar. La educación es muy importante, los asuntos mundiales, la política, la cultura y cómo funcionan todos los países. También se les enseña técnicas de lucha y por supuesto, el rastreo y el cambio. Son rápidos. Muy rápido. Y se les enseña estrategia de batallas muy buenas, entrenándolos en todo tipo de armas.

—Al igual que lo hacemos con nuestros jóvenes, —dijo Jacques.

Fen asintió. —Ellos trabajan en el mundo humano. Tienen puestos de trabajo y en realidad sirven en las fuerzas armadas de cualquier país en el que estén. Indistintamente, sin embargo siempre, responden a su líder de la manada, y el líder de la manada responde al Consejo.

Mikhail se levantó y empezó a pasear nerviosamente por la habitación. La chimenea de piedra era enorme y era una atracción para los ojos. Fen seguía buscando el escondite del último guerrero. El fantasma. Él estaba allí en algún lugar de la habitación. La casa era interesante, ya que no importaba cuántos hombres altos y de anchos hombros estuvieran en las ventanas y lo suficientemente cerca para proteger a su príncipe, la habitación era espaciosa y abierta. A veces se sentía casi como si la piedra y la madera estuvieran vivas, respirando, y observándolos a todos.

Estudió a Mikhail por el rabillo del ojo. El hombre se movía con fluida gracia

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y en absoluto control. Poder irradiaba de él. Era sin duda un hombre para dirigir y tomaba sus deberes muy en serio. Como hacía Gregori. Fen mantuvo sus ojos sobre el segundo al mando de Mikhail en todo momento.

—No has jurado tu lealtad a nuestro príncipe, —dijo Gregori en voz baja.

Fen sintió la familiar disposición en espiral del Lycán , pero en su exterior permaneció estoico.

—Tampoco lo hará, —dijo Mikhail con el mismo tono bajo. —¿Le preguntaste por qué no envió al mayor sanador que el pueblo Cárpatos tiene a su hermano? Él ama a Dimitri, y ha luchado duro para salvar su vida. Estabas cerca, sin embargo, no envió por ti, Gregori. ¿Qué te dice eso?

Los ojos plateados de Gregori se redujeron en Fen. —No sé la respuesta, Mikhail.

—¿En serio? —Levantó una aristocrática ceja. —Se dice a sí mismo que está protegiendo a su hermano, pero más que eso, me está protegiendo. Él cree que

ningún otro me protegería tan bien como lo harías tú. Él está tan preocupado de que tenemos no sólo uno, si no dos de aquellos Sange rau de repente cerca de mí y nuestros hijos. No quería que te alejaras de mi lado. ¿No es esa la verdad, Fenris Dalka?

No podía mentirle muy bien al príncipe, pero seguro que no quería admitir que estaba protegiendo al hombre. Él no dijo nada.

—Eso no explica por qué no quiere jurar su lealtad a ti, —señaló Gregori.

—¿No es así? —Mikhail miró con ojos fríos y oscuros hacia Fen. —Él cree que si jura su lealtad a mí, que si los Lycán insisten en destruirlo, él me pondría en una posición de tener que ir a la guerra con ellos.

Fen sintió el roce de la mano de Tatijana bajo su mandíbula en una pequeña caricia. Él no la miró, sabiendo que no se había movido. Había visto demasiado dentro de él y ya era bastante malo. Podía compartir sus pensamientos más íntimos con una compañera, pero... hubiera preferido que Mikhail no supiera nada en absoluto acerca de la forma en que pensaba. Eso sólo le hacía creer que Mikhail Dubrinsky era un líder digno. Podía mirar a los ojos de un hombre y conocer su verdad.

Estás más que avergonzado porque él reconoce que no estás cerca de ser el chico lobo malo que le presentas al mundo.

El susurro íntimo de Tatijana en su mente retorció su corazón. Ella añadía tanto para él, sin siquiera saberlo. Después de siglos de estar completamente solo, manteniendo el susurro de la tentación a raya, manteniendo las sombras atrás, tener su luz vertiéndose en su corazón y su alma era poco menos que un milagro.

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En su hora más oscura, su luz siempre estaría ahí para él.

—Fen, ya no eres el único Cárpatos que es de sangre mezclada ahora, —Dijo Mikhail sosteniendo la misma voz convincente, baja. —Nunca renunciaría a uno solo de mi pueblo por hacer un tratado con cualquier otra especie. Es evidente que tendremos que abordar al Consejo y hacerles entender la diferencia entre una mezcla de Cárpatos/Lycán y una mezcla de vampiro/lobo. Son personas inteligentes y una vez que dejemos eso en claro, entrarán en razón.

—Estás tras siglos de prejuicios, Mikhail, —dijo Fen. —Los vi condenar a un gran hombre, un cazador de elite, que había pasado años luchando y sufriendo para destruir al Sange rau que se aprovechaba de sus manadas. Lo condenaron a una muerte lenta y tortuosa a la que llaman Moarta de Argint.

—Muerte por plata, —tradujo Gregori.

Fen asintió. —Es la forma más dolorosa en la que un Lycán puede eventualmente morir. Lleva días. Ponen ganchos de plata a través del cuerpo y los

cuelgan en posición vertical. Cada movimiento que hace la víctima tratando de escapar del dolor de la plata sólo introduce los anzuelos aun más profundo. La plata se extiende a través del cuerpo, quema todo lo que toca hasta que finalmente el corazón es traspasado. Estoy sacando a relucir esto para ustedes, porque es una manera brutal y fea de morir. Vakasin había dado su vida para proteger a su manada, pero cuando se dieron cuenta de que era Sange rau, su manada se volvió contra él. Ellos lo mataron sabiendo que había luchado contra el Sange rau todo el tiempo y por ellos.

El dolor brotó, de la tristeza que nunca había sido capaz de sentir realmente por el hombre que había sido su amigo y socio durante un siglo cuando se habían enfrentado a los más difíciles enemigos que jamás habían asumido. Vakasin había sido un buen hombre. Uno de los mejores cazadores que Fen había conocido. Había encontrado chocante e increíble que su manada pudiera volcarse contra un cazador de elite y le condenarán a la más tortuosa, brutal e inimaginable muerte Lycán , cuando sabían que era un buen hombre.

Fen asintió hacia Tatijana. —Ella salvó a Zev hace unas noches, y extrajo información sobre armas y la forma de hacerlas correctamente. Yo sugeriría armar a cada guerrero y, si es posible, incluso a las mujeres sólo para estar seguro. Una vez que sepan cómo matar a los renegados, no se dejen engañar en pensar que están a salvo. Cazan en grupos. Esta manada de renegados es la más grande que jamás he encontrado en todos mis siglos de caza. Sin embargo debes hacer que cada persona lleve muchas estacas de plata con ellos, el doble de la cantidad.

Se sentía incómodo entre las cuatro paredes y cada vez más inquieto por momentos. La curación y salir de su cuerpo le estaba pasando factura. Así que, al

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parecer, tenía emociones. —El lobo que ves no es el que está en peligro. Tienen una mentalidad de manada y han estado cazando toda su vida con las manadas. Van por el vientre, rasgándolo, abriéndolo y derramando tus entrañas sólo para incapacitarte. No importa qué tan alto creas que puedan ellos saltar, es el doble de ello y sé que es probablemente que aún más. Nunca estás seguro sólo porque logres llegar al aire.

—Puedo ver por qué los Lycán se preocuparían por una mezcla de sangre entre las dos especies si aumenta los activos de cualquiera de las dos especies. —La voz de Gregori se quedó pensativa. —Eso es lo que pasa, ¿no es así? Es por eso que la mezcla de vampiro/lobo es tan letal.

Ahora que por fin alguien entendió. Levantó lentamente la mirada hasta los extraños ojos de plata de Gregori encontrándose con los suyos. Se miraron el uno al otro en un comprensión completa. Fen no había reclamado a su compañera. Él seguía siendo una amenaza y lo sería hasta al momento en que vinculara a Tatijana a él con las palabras rituales de unión impresas en su cerebro Cárpato mucho antes de que su madre le hubiera dado a luz. Aún así, si estuviera siendo honesto consigo mismo, no sabía si seguiría siendo seguro.

—Tienes que reclamar a tu compañera, —aconsejó Gregori. —Sería mucho mejor para todos.

Tatijana se retorció. Sin moverse, pero Fen sintió su reacción a la reprimenda del sanador.

Nadie puede decir cuándo es el momento adecuado para nosotros, mi señora, le aseguró. Lo sabremos. No estoy en peligro de convertirme. Ahora que te tengo cerca, tú eres la luz que mantiene la oscuridad a raya. No dejes que te hagan sentir mal. No me gustaría que vinieras a mí hasta que no estés lista. En cualquier caso, fui el que dije que no te reclamaría. Si hay culpa, es mía.

Tatijana volvió la cabeza y lo miró con sus grandes ojos esmeraldas brillando con muchas facetas. Ella podía robarle el aliento tan fácilmente. Un vistazo. Un toque. Sus labios se separaron ligeramente, llamando su atención.

Todo en él se quedó inmóvil. Ella era increíble. Un milagro. Sentándose a solo unos escasos centímetros de él, su olor rodeándolo y su calor llenando cada espacio frío en su mente.

Él le sonrió. No hacia el exterior por supuesto, su sonrisa era mucho más

íntima, acariciándola a través de su mente asegurándole que ella era la persona más importante en su mundo y él no quería que nadie la hiciera sentir incómoda.

—No estoy en peligro de convertirme, Gregori, si eso es lo que estás insinuando, —dijo, perfectamente tranquilo. —Cazaré tanto a Abel como a Bardolf tan pronto como esté de vuelta sobre mis pies. Debieron de haber movilizado a la

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manada rápido, pero no fue así. Mientras Tatijana estaba revisando a su hermana, atrapé su rastro. La mayoría de la manada se dirigió al sur. Llegaron a una granja justo al otro lado de la cordillera, cerca de la quebrada. No había nadie en casa, pero los animales fueron sacrificados.

—¿Y el granjero que ayudaste antes? —Le recordó Mikhail.

—Él será atacado. —Fen suspiró y se resistió a empujar sus manos por su cabello. Temía que el granjero fuera asesinado. Había tomado medidas para tratar de protegerlo, pero si Bardolf o Abel acompañaban a la manada, el granjero no tendría una oportunidad. —Él es un buen hombre.

—Así que Gregori que me dices. Tal vez, si sabemos que la manada atacará a esta granja en particular, deberíamos encontrar una manera de utilizar esa ventaja para nosotros, —reflexionó Mikhail.

—O mejor aún, permíteselo a los cazadores de elite con los que Fen habló de obtener esta información. Podemos verlos en acción y ayudar así a preparar a

nuestros guerreros, ofreció Falcon. —Aunque nunca podría quedarme sentado cuando hay trabajo por hacer.

—Es necesario que evite a la manada de Zev unos días más. Él me buscará pronto, dijo Fen.

Mikhail asintió. —Él hizo averiguaciones en la posada. Su manada parece tener un de número seis. Cinco hombres y una mujer. ¿Es común que una mujer sea un cazador?

—Cualquier niño, hombre o mujer, que se muestre prometedor en las manadas siendo superior a la media en inteligencia y más rápido en reflejos es enviado a una escuela especial en cuanto la manada considera que tiene la edad suficiente para ir. Es un gran honor para una manada que salgan cazadores de élite de sus filas, —dijo Fen. Miró alrededor de la habitación. —No subestimen a un cazador femenino. Ella no viajaría con ellos si no fuera capaz de combatir como los hombres. Cada uno tiende a menudo a atrapar a varios miembros de la manada de renegados solos.

—¿Alguno de ellos tienen experiencia matando a un Sange rau? —Preguntó Lojos.

—Lo dudo. Me encontré con el primero de ellos hace varios siglos y luego, cuando la manada de Bardolf fue diezmada por Abel. Hasta ahora, nunca he oído hablar de encontrar a ningún otro.

—¿Zev reconoció que el vampiro era de sangre mixta? —Preguntó Gregori.

Tatijana asintió. —Inmediatamente. Él y Dimitri lo supieron, al menos eso creo. Fen gritó Sange rau, pero ambos estuvieron listos para sacrificarse a sí mismos

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para darle a Fen la oportunidad de matarlo. Por supuesto, en ese momento, no nos dimos cuenta que había dos de ellos trabajando juntos.

—Hay una sensación en ellos, —dijo Fen. —Lo sabrás inmediatamente también. No puedo describirlo, pero la forma en que reconoces a un vampiro es repulsiva, con el Sange rau lo reconoces aun más. Tienen la capacidad de

esconderse. Los vampiros dejan un rastro distintivo la mayor parte del tiempo. Los mismos árboles y plantas se encojen ante ellos. Dejan puntos en blanco a su paso cuando tratan de ocultarse, pero el Sange rau no. Asimismo, ellos no emiten energía antes de que ataquen, pero si te encuentras con uno, lo sabrás, —reiteró.

…Y sin embargo, puedes seguirlos y saber que están presentes antes de que ataquen, —dijo Gregori.

—Yo también soy considerado un Sange rau. Soy de sangre mezclada.

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Traducido Por Kralice Khalida y Fangtasy Corregido Por Arhiel Revisado Por Arhiel

en estaba muy contento de salir de entre las cuatro paredes de la casa con vida y aliento propios. Nunca había visto a André, el fantasma de los guerreros Cárpatos, pero estaba contento de saber que su viejo amigo estaba allí. Aspiró el aire de la noche. Tatijana y él tenían que

regresar rápidamente a su lugar de descanso, pero antes que hacerlo, él necesitaba respirar el aire fresco una vez más.

Tatijana deslizó su mano en la suya, mientras subían por un sendero para llegar más alto en las montañas. —Supongo que fue tan bien como cabía esperar.

—Entre nosotros dos, tú con la información sobre las armas y yo con lo que sé sobre los Lycán y los renegados, creo que les dimos suficiente para protegerse a sí mismos, —dijo Fen. Ya los árboles que les rodeaban los aislaban de la civilización, haciéndole sentir como si existieran sólo ellos dos, a solas en la noche.

—Te has sentido muy incómodo, —observó ella.

—Hace tantos años desde la última vez que he estado dentro de una casa por un tiempo, —admitió. —Sentía que cuanto más tiempo estuviese en compañía del príncipe, a mayor peligro lo expondría. Incluso con sus cazadores reunidos en torno a él, y ellos son algunos de los mejores, pero nunca han experimentado este tipo de amenaza contra él. Les puedo decir cómo es un Sange rau, pero hasta que realmente vean a uno en acción, nunca lo entenderán.

La ceja de Tatijana se disparó. —Crees que la amenaza es contra el príncipe, entonces. ¿No contra los niños?

—Por supuesto. ¿Tú no lo crees? —Fen eligió una ruta que los llevaría aún más lejos arriba en la montaña. Más que nada, necesitaba estar con Tatijana y simplemente disfrutar de cada momento que pudiera tener a solas con ella.

El cielo de la noche brillaba con las estrellas, aunque algunas nubes más oscuras flotaban perezosamente, bloqueando la vista a veces de los diamantes chispeantes sobre sus cabezas. —Si matan a Mikhail, el pequeño príncipe con dos

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años es edad es demasiado joven. Su hija podría ser capaz de ocupar su lugar, pero si no, no hay quien ostente el poder. Si deseas eliminar a los Cárpatos, la mejor manera de hacerlo sería matar al príncipe ahora mientras su heredero es joven y vulnerable.

—¿Su hermano? ¿Jacques?

Fen se encogió de hombros. Él entrelazó sus dedos de forma más cómoda con los de ella y llevó su mano a su corazón mientras caminaban. Su mano se sentía pequeña dentro de la suya y le hacía sentirse aún más protector con ella. —Puede ser. No todos los de un linaje son buenos líderes. Sé muy poco acerca de su hermano, pero Jacques es tan protector con su hermano como lo es Gregori y eso me dice que Jacques no cree que pueda liderar a nuestro pueblo.

—O no quiere. —Tatijana añadió pensativamente.

Él la miró, sorprendido de que una mujer tan hermosa pudiera ser suya. Ella se movía con fluida gracia, en completo silencio. Ella encajaba con el cuerpo de él a

la perfección. Era consciente de todo lo relacionado con ella. Sus pechos se movían debajo de su camisa, un incentivo delicado que nunca había notado en otra mujer. Sus caderas se mecían suavemente, y las estrellas parecían haberse asentado en sus ojos. El viento importunaba su largo cabello, tratando de liberarlo del grueso y largo trenzado con el que había atado la sedosa mata.

Su corazón se sentía más ligero de lo que nunca lo había hecho. Podía oír la sangre corriendo por sus venas. Sus dientes estaban despuntados agudos, y la necesidad de saborear a su mujer era casi abrumadora. Con ese hambre venía la creciente lujuria, fuerte y terrible, pese a estar templada con un intenso amor por ella, él sabía que ella estaba a salvo. Simplemente caminando con ella en lo alto de las montañas, lejos de todos los demás, se sentía como si ellos fueran los únicos en el mundo. La belleza de la noche y su entorno parecían haber sido diseñados para ellos dos a solas.

Siguieron un camino sinuoso de los ciervos hacia arriba a través de la espesa población de árboles. Tantas variedades de árboles, las ramas alzándose hacia el

oscuro cielo azul de medianoche. El bosque era más denso aquí. Más arriba, la línea de árboles se volvía más rala a medida que la montaña sobresalía hacia el cielo. La niebla se arrastraba alrededor de la parte más alta de la cordillera separándola de forma casi permanente de la parte inferior. El velo blanco se parecía mucho a una formación de nubes, como si la montaña simplemente desapareciera en el cielo.

Él aspiró el aroma de los arbustos, las flores y los árboles. La vegetación que componía el suelo del bosque tenía su propio olor distintivo. La vida salvaje era abundante. Este era su hogar, como Lycán y como Cárpato, sin embargo, era el

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olor de la mujer que caminaba a su lado el que le hacía sentirse como en casa. Ella se deslizó en su corazón, llenaba su mente con su brillo y encontró una manera de hacerle olvidar todo lo malo que había hecho o visto.

El mundo alrededor de él mimetizaba su belleza. Colores intensos y vivos que no había visto en tanto tiempo, los que no recordaba que alguna vez hubieran sido tan vibrantes. Las hojas de los árboles moviéndose adquirían matices desde el color verde oscuro del bosque a un particularmente hermoso tono plateado. Bandas de agua borbotaban por los senderos de roca, estelas de diamantes brillantes abriéndose camino cuesta abajo para alimentar a los grandes pantanos.

Se contentaba con sólo caminar con ella a su lado. Su cuerpo podría exigir más, y el hombre Cárpato que era tenía esa compulsión por atarla a él que le conmocionaba, pero nada de eso importaba. No cuando ella lo acompañaba y escuchaba la gran cantidad de información que el viento siempre suministraba, como lo hacía él. Por primera vez en su vida sentía que había un lugar al que pertenecía. Encontró la capacidad de quererla, esa demanda constante corriendo por su torrente sanguíneo, el rugido en sus oídos y el tambor latiendo en su pulso sólo se sumaban a la serenidad del momento. Sintiendo que la necesidad física y el hambre por ella en sí mismas eran un milagro.

Tatijana alzó la vista para mirar a Fen. La luz de la luna se derramaba sobre él, iluminando cada severo rasgo, las líneas grabadas profundamente, sus inusuales ojos y su fuerte mandíbula. Parecía más Lycán que Cárpato con la luna tirando de su lado salvaje. Ella lo encontraba irresistible con su mezcla de elegante y encantador Cárpato con modales del viejo mundo y el mucho más rudo, salvaje y peligroso lobo acechando bajo la superficie.

Él parecía el último depredador. No había forma de esconder la sangre del lobo, no bajo la luna. Sabía que si ella podía verlo, también podrían otros lobos. Sin embargo, su lado salvaje le hacía mucho más atractivo para ella. Sabía que los hombres Cárpato eran dominantes y sus homólogos en la sociedad Lycán tenían que serlo también, sin embargo su actitud dominante estaba templada con

moderación. Fen sabía lo que ella necesitaba, libertad.

Él la aceptaba tal y como era. No trató de moldearla en algo diferente. Ella descubrió que quería su compañía y su sentido del humor. Él no se revelaba tal como era a nadie más, y eso la hacía sentirse especial. Era evidente que la protegería con su vida y la haría sentirse valiosa, apreciada incluso. Era la forma en que la miraba. El contacto de su mano, el tono de su voz, y allí, en los pensamientos que no podía esconder de ella.

Había estado inquieta desde que se despertó de su larga hibernación de curación, en busca de algo, pero no había sabido lo qué era. Había pensado que estaba buscando conocimiento, pero no había sido algo tan mundano. Ella lo había

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sabido casi desde la primera vez que había entrado en la taberna al borde del bosque. Había sido empujada a ir una y otra vez a pesar de que trató de luchar contra la compulsión. Supo que era Fen. No podía dejar de pensar en él. No podía dejar de bailar para él, tratando de llamar su atención. Había evitado preguntarse por qué, pero en el fondo, ella había sabido que él era su compañero.

Ella no lo había querido, por temor a su dominio, pero algo había cambiado en su interior. Cualquiera que fuera el muro que había construido, se había derrumbado cuando lo vio luchar por su hermano, por ella y por Zev. Se había colocado a sí mismo en peligro conociendo las consecuencias, pero él había sido firme. Ni una vez la había reprendido, y parecía valorar sus opiniones y capacidades.

Le fascinaba. Todo en él le fascinaba. Se encontró deslizándose cada vez más en su mente. Él nunca se cerró fuera de su alcance, no importaba que recuerdos examinara. Ella sabía que las recién encontradas emociones podían ser muy dolorosas cuando recordara la muerte de sus amigos. Su naturaleza Cárpato carente de emociones le había protegido hasta cierto punto, pero ahora estaba expuesto a todos esos sentimientos, una inundación de todos ellos a la vez.

Fen no se inmutaba por sus recuerdos. Se encontraba con ellos de frente. Procesaba el dolor y seguía adelante. Él se aferró a ella en su mente, y eso la hizo sentir como si realmente la necesitara. Él no le pidió nada, sin embargo. Ni una sola cosa. Ella podía sentir la necesidad y el hambre latiendo en él, pero nunca trató de hacerla sentirse culpable. De hecho, apoyaba plenamente su decisión. El problema era... que ella ya no estaba en absoluto segura de su decisión Había cambiado de idea. Él era su compañero y aquello parecía poca razón para evitar el reclamo. Ella lo seguiría, no importa lo que pasara, reclamada o no reclamada. Ella sabía que su compromiso con él ya era un hecho.

El aroma de las flores golpeó a Fenris mientras se acercaban a una gran pradera abierta. Apretó sus dedos alrededor de los de Tatijana. Se sentía pequeña ante él, frágil incluso, sin embargo, él sabía que un núcleo de acero recorría a su

señora. Le gustaba la forma en que caminaban con pasos acompasados. Ella encajaba perfectamente con él, no sólo por su estatura, sino por su mente, la forma en que parecía verterse en cada lugar oscuro, acabando con las batallas y la caza y la destrucción de los amigos de la infancia. Ella parecía ser capaz de cerrar las grietas en su alma tras tantas muertes.

Los ojos de Fen se agrandaron. —La flor de la estrella nocturna. ¿Sabías que estaban aquí? No la he visto en siglos. Por lo que yo sé no crecen en ningún otro lugar.

La flor era grande, con forma de estrella, pero los pétalos y la textura eran muy parecidos a los de un lirio. Los filamentos del interior eran estriados y el

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ovario era de color rojo rubí. El estigma era sin duda una réplica perfecta del órgano masculino, grande y erecto. La flor era hermosa más allá de lo creíble y su esencia parecía volar sobre ambos.

Tatijana se sonrojó. —La flor de la fertilidad. Según sé, la flor fue traída de América del Sur por Gary Jansen, un investigador humano. Él y Gregori son muy buenos amigos. Ha hecho mucho por nuestro pueblo, y esta flor está pensada para formar parte de uno de esos rituales necesarios para ayudar en la procreación de niños. Gary investigó mucho y encontró referencias a esta flor varias veces y comenzó a buscarla. Él fue quien encontró una referencia a ella en una cordillera volcánica en América del Sur.

Lara le había dado tanto a Tatijana como a Branislava toda la información que pudo sobre lo que estaba pasando en el mundo de los Cárpatos cada vez que emergía para donarles sangre antes de que ella regresara a América del Sur con su compañero. Sara se había hecho cargo después hasta que se quedó embarazada, y luego fue Falcon quien les daba sangre y retazos de conocimiento.

—El ritual es hermoso, —dijo Fen.

Tatijana se deslizó entre dos hileras de la flor de color blanco lechoso. —Su aroma es embriagador.

—Se supone que debe serlo, —dijo Fen. —Cada ritual entre una pareja de compañeros sólo les une más.

—Quiero probarlo, Fen, —dijo Tatijana. Ella hizo que su declaración sonara casual, pero no había nada de casual en su sugerencia. Ella quería llevar a cabo la ceremonia de la fertilidad con él. Nunca había pensado en traer un niño al mundo, no después de su terrible infancia, pero la idea de un niño con la naturaleza y el carácter de Fen le hacía anhelar cosas que no tenía. Podía sentir su cuerpo reaccionando al olor estimulante.

—Huele a ti, —agregó.

Él se quedó muy quieto, como si su cuerpo pudiera romperse en añicos si se movía. —Cada flor adopta el aroma de la pareja de uno, intensificándolos al sumarse al sabor y olor de ellos dos. —Parecía como si estuviera hecho de piedra. —Esto podría ser muy peligroso, Tatijana.

La voz de Fen se volvió un susurro. Ronca. Suave terciopelo. Oh, sí, la fragancia que se alzaba desde el campo de flores le afectaba tanto como le afectaba a ella. En realidad parecía tenso.

—Somos compañeros, Fen, —le recordó, poniendo una mano en su pecho. Ella se acercó a él para que su olor lo envolviera junto con el de las flores. Ella

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estaba descaradamente seduciéndolo y se dio cuenta de que lo deseaba con cada aliento de su cuerpo.

—Tú insistes en pensar que soy fuerte, Tatijana. Cuando se trata de ti, eso no es así.

Él negó con la cabeza, pero no se alejó de ella. Ésta podía sentir el latido del corazón de Fen y escuchar su sangre corriendo por sus venas. Su cuerpo lo traicionaba, duro como una roca, su piel estaba febril por la necesidad. Incluso sus dientes se habían alargado.

—¿Qué hago? —Tatijana preguntó con una sonrisa satisfecha. Este hombre era su hombre. Suyo. Sus ojos se encontraron con los de él, un poco tímida. Un poco tentadora. Completamente sensual.

Fen sabía que no había forma de resistirse a ella. En verdad, él no quería hacerlo. Si había una mujer hecha para sábanas de seda y largas noches, estaba seguro de que esa era Tatijana.

Él eligió una flor, la ahuecó entre sus manos, levantándola hasta la boca de ella, su mirada sosteniendo cautiva la suya. —Pruébala.

Tatijana, con la mirada fija en la suya, tomó lentamente la sexy flor y acarició con su lengua la cabeza bulbosa. Inmediatamente se le hizo agua la boca con el sabor adictivo de especias y de bosque. Salvaje. Casi bestial. Un sabor como nada que ella jamás hubiera experimentado. Fen. Fenris Dalka, su compañero. Era sexo y pecado y la tentación definitiva, todo en uno.

Ella no podía dejar de lamer a lo largo del estigma, decidida a extraer y llegas hasta la última gota. Evidentemente el sabor que había adoptado era el de su compañero. Ella mantuvo sus ojos en Fen, su hambre por él cada vez mayor con cada segundo que pasaba. El ritual de la fertilidad no iba a ser suficiente para ella. Fenris Dalka iba a reclamarla esta noche.

Ella no podía decir honestamente cuando había cambiado de opinión. Tal vez fueron sus cuidados hacia su hermano. Ella sabía que no era como la atracción

entre compañeros, a ella le gustaba, incluso disfrutaba de su compañía, la prefería antes que estar sola. Todo en él la atraía, cuando pensó que él sería la última cosa que querría.

Incluso los pétalos de suave terciopelo parecían adoptar su olor. No había manera de controlar su deseo, ni por su sabor, ni por él. Su hambre iba creciendo con cada gota que consumía. Cuanto más absorbía ese néctar picante con su boca, más anhelaba a Fen. Cuando había conseguido succionar hasta la última gota, se lamió los labios.

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—¿Ahora qué? —Su respiración era un poco entrecortada, jadeos de necesidad. Ella sabía que él podía oler su llamada de sirena. Su corazón se acompasó al ritmo del de Fen y pulsaba a la par de ese latido fuerte y constante. En lo profundo de sus venas, una vibración distinta comenzó, un tamborileo de necesidad y de hambre que sólo él podía calmar.

A pesar de haber hecho la pregunta, instintivamente ahuecó sus manos alrededor de la flor y se la ofreció a él. Apenas podía respirar, viendo la forma en que la recibió como si fuera la cosa más sagrada del mundo. Su suave gemido hizo que un escalofrío le recorriera la espalda a ella, y en su interior sintió que su cuerpo se ponía febril y necesitado.

Sus ojos todavía mantenían los de ella cautivos, Fen bajó la cabeza hacia los pétalos fragantes, acercándose con su fuerte mandíbula antes de descender más abajo, su lengua acariciando sensualmente los ovarios y filamentos.

No podía apartar la mirada de él. Era la cosa más caliente, más sensual que jamás había experimentado. Sus pechos realmente le dolían y podía sentir los jugos de bienvenida acumulándose entre la unión de sus piernas. En ese momento, al verlo devorando el néctar, con los ojos ardientes sobre y dentro de ella, comprendió que no había vuelta atrás en esto, ni ella lo quería.

Fenris era su compañero. Pura y simplemente. Quería que él completara el ritual de unión. Ella sentía que su corazón ya era de él. Era evidente que su cuerpo lo quería. Ella podía saborearlo en su boca, pero necesitaba sus almas unidas al modo en que su pueblo lo hacía.

Ella se había propuesto demostrarse algo a sí misma y tal vez a todos los demás también. Quería libertad por encima de todo. Pero la libertad era poder elegir. Fenris Dalka, rodeado como estaba por el peligro, era su elección. Ni siquiera podía decir con certeza que era la atracción de dos compañeros. A ella le gustaba. Lo respetaba. Él no perdía el tiempo en discutir inútilmente. Ella estaba en su mente y sabía que él respetaba su vasto conocimiento en cuanto se refiere a todas las especies y a sus habilidades de combate. Él no la quería relegar a un

rincón seguro en alguna parte, aunque su protección y seguridad estaban en primer lugar en su mente. La hacía sentir hermosa y especial, como si fuera la única mujer en el mundo. Él la escuchaba. Le gustaba oírla hablar. Tenía sentido del humor. Y ahora mismo, en este momento, él era el hombre más sexy del mundo para ella.

Él se tomó su tiempo con la flor, con la mirada cada vez más caliente y salvaje mientras saboreaba cada gota de néctar. —Me encanta tu sabor, —murmuró.

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Todo su cuerpo parecía contraerse con anticipación. —Estoy empezando a pensar que tal vez podría no ser tan malo que me reclames, —aventuró Tatijana. —Me estoy acostumbrando a esa idea.

Su mirada se volvió más caliente. Más intensa. Apartó la flor, sus ojos moviéndose sobre ella de una manera lenta, de manera posesiva, que la dejó con la boca seca.

—No me tientes, Tatijana. Ahora no. No creo que tenga la fuerza para resistirme y ambos sabemos que no es el momento adecuado.

—Creo que es exactamente el momento justo. Hay mucho más en este ritual, y quiero que se haga bien. Unirnos es lógico. Este me parece el momento perfecto para mí.

Fen tomó aliento súbitamente y de forma profunda, lo cual se sumó a su felicidad y a su certeza de que ella tenía razón. Trató de no verse afectado por el ritual de la fertilidad, o por su proximidad, pero lo estaba. Estaba tan hambriento

de ella como ella lo estaba por él.

Los ojos de Fen la devoraban, incluso mientras trataba de razonar con ella. —He estado mostrando moderación porque no seré capaz de resistirme a compartir mi sangre contigo. Con el tiempo, terminarás siendo como yo, una Sange rau, y hasta que no sepamos a qué acuerdo se llegará entre los Lycán y los

Cárpatos, mezclar nuestras sangres podría ser peligro para ti.

Ella se acercó a él, un mero aliento los separaba, una mano dirigiéndose a su tórax. Podía sentir su corazón, firme como una roca bajo su palma. Su piel estaba caliente bajo la fina camisa que llevaba. —Yo soy tu compañera, reclamada o no, Fenris Dalka. Lo qué te suceda a ti me sucederá a mí.

—No es así, mi señora, —él negó. —Si fuera asesinado, reclamada o no reclamada, tú podrías optar por vivir tu vida. No sería fácil, pero sin duda sería más fácil si no estás reclamada.

—Yo te seguiría como la mayoría de compañeras lo harían, Fen. De nada sirve fingir que nuestras vidas no están entretejidas. Estoy en tu mente tan profundamente como tú lo está en la mía. Mi hermana, Branislava, siempre ha sido mi mundo, y sin embargo yo te sigo adondequiera que vayas. Somos compañeros. Nuestra sangre se mezclará y yo me convertiré en lo que tú eres. No importa lo que elijas, yo te seguiré. Prefiero ser una compañera reclamada, pero si insistes en que te siga a la otra vida no reclamada, que así sea.

Él cambió su postura balanceándose sobre sus pies, un ligero movimiento fluido y elegante que hizo correr de nuevo su corazón. Su mirada manteniendo cautiva la de ella.

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—Tatijana, es importante para mí que me quieras por quien soy, no porque Gregori o cualquier otro trataron de avergonzarte por no haber sido reclamada. Te necesito con cada aliento que tomo. Mi cuerpo tiene hambre del tuyo. Cuanto más comparto contigo, más cercano a ti me siento, pero no voy a dejar que ningún Cárpato nos diga lo que tenemos que hacer. Esta es nuestra vida, y quiero que hagamos las cosas a nuestra manera, a nuestro ritmo. Tienes reservas. Yo las siento en tu mente, y hasta que no se desvanezcan y me sienta lo suficientemente fuerte como para protegerte incluso de mí, hasta entonces sólo tendremos que ser cautos.

Tatijana colocó ambas manos a cada lado de su cabeza para enmarcar ese rostro amado. Ella lo amaba aún más por querer que el momento fuese el acertado. Él no la presionaba. Nunca lo había hecho. —Soy tu compañera. Te vincularía a mí, si tuviera el poder para hacerlo, no porque Gregori o cualquier otro lo decretara, sino porque te conozco ahora. Mi vida está a salvo con la tuya. No esperas que cambie o que sea nada más que Tatijana. Quiero esto por mí misma.

Debajo de su mano su corazón parecía a punto de estallar. El júbilo se deslizó en su mirada hambrienta. Sus ojos habían pasado del azul glaciar al cobalto caliente. —¿Estás segura, mi señora? Una vez que esté hecho, no se puede deshacer.

—Aquí, en este campo de flores, en este momento, antes de que salga el sol y tengamos que regresar a la tierra. Enlaza nuestras almas, Fen. —Tatijana no se sentía en lo más mínimo tímida. Ella sabía lo que quería y se lo dijo en términos claros y concisos. —La luna está llena y nunca más tendremos un momento como éste. Sé que no estás a salvo en la superficie durante la luna llena, pero esta noche es nuestra. Creo que así está destinado a ser, ¿no crees? Tenemos esta oportunidad, Fen. Tomémosla juntos y nunca miremos atrás.

Fen estudió su rostro, amándola aún más por su declaración. Sus ojos esmeraldas ni una sola vez se apartaron de la mirada de él. Se deslizó en su mente y encontró implacable resolución. Tenía toda la intención de convertirse en Sange

rau, justo como era él. No había miedo de un futuro con él, sólo la alegría momentánea de haber puesto en orden su mente. Si él rehusaba, le causaría un dañó sin límites.

Y ¿cómo podría rechazarla? No cuando cada célula de su cuerpo la demandaba. No cuando su alma clamaba por ella. Las palabras rituales golpeaban por sus venas con la fuerza de un martillo neumático.

Fen tomó el control de inmediato, dejando la flor cuidadosamente a un lado para más adelante, con ganas de completar el ritual de fertilidad, pero la necesidad y el hambre surgiendo tan calurosamente a través de su cuerpo tenían que ser aplacados en primer lugar. Él pasó su mano a lo largo de las hileras de flores alzándolas al cielo nocturno. Pétalos suaves de terciopelo llovían del cielo mientras

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las hileras se partían para permitir una suave cama mullida de pura fragancia. El olor era una mezcla de los dos, fuerte y embriagadora.

Él inclinó su cabeza hacia ella, envolviendo sus brazos a su alrededor y atrayéndola hacia el calor de su cuerpo. Ella encajaba perfectamente, sus pechos apretados contra su tórax y la V entre sus piernas cabalgando su muslo mientras la besaba, vertiendo la intensidad de su hambre en el refugio de su boca.

¿Quién sabía que los besos podían ser tan intensos? ¿Tan embriagadores? Ella lo llevó al paraíso donde no había manera de tener suficiente. No en esta vida, y desde luego no en la siguiente. Ansiaba esa boca suave y caliente, llena de pura miel silvestre, lavanda y trébol mezclados. La besó una y otra vez, acercándola más hasta que su cuerpo quedó impreso en el suyo. Sin embargo, no era suficiente.

Se quitó la ropa, incluso mientras ella se quitaba la suya, al modo de los Cárpatos, con sólo un pensamiento. Ambos necesitaban estar piel con piel. Se sentía como si no pudiera acercarse lo suficiente a ella. O adentrarse lo suficiente en su mente, en su cuerpo, quería envolver su corazón alrededor del de ella.

Ellos flotaron hacia la cama de pétalos de terciopelo, la fragancia hundiéndose en sus pulmones, de modo que la sangre se calentó y la tensión retrocedió. La necesidad vivía y respiraba entre ellos. Fen podía sentir la sangre palpitando en sus venas, susurrando al principio, luego golpeando más fuerte, exigiendo que reclamara lo que era suyo. Su alma se extendía en busca de la de ella.

Él la acostó en el lecho blanco de modo que su pelo se derramó alrededor de su rostro, la gruesa trenza cayendo sobre los pétalos. Le encantaba su cabello, ese color siempre cambiante, vivo, brillante y tan grueso como su brazo. Antes de que pudiera detenerse, desató el cordón que lo ataba, extendiendo a modo de abanico su lujosa extensión sobre los pétalos de terciopelo, y enterró su rostro en la cascada de seda.

La sensación sensual de su cabello contra su piel sólo añadió cimientos al hambre. Su voz en su mente le susurró, llenando su mente con ella. Se sentía como

melaza caliente vertida en cada grieta oscura y fisuras, reparando el daño, tendiendo un puente sobre las brechas, hasta que toda la oscuridad se había ido y estaba solo su mujer con su piel suave y boca pecaminosa.

La besó una y otra vez mientras el suelo parecía cambiar, puesto a temblar y miles de estrellas brillaban sobre ellos como rayas arriba en una rara muestra de cometas. Su pulso tronó en sus oídos, y un tambor golpeaba duro en sus venas. Podía sentir sus dientes afilarse, hambriento por su sabor.

Su boca estaba deliciosa. Caliente. Terciopelo suave. El rugido de sus orejas creció como el viento bailado suavemente sobre sus cuerpos. Las brasas ardiendo

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en la boca de su estómago se convirtió en una conflagración rugiente, extendiéndose rápidamente como un incendio fuera de control.

Fen levantó la cabeza, presionando su frente contra la suya, mirando a esos hermosos ojos multifacéticos. —Te avio päläfertiilam7, —susurró. El momento que pronunció las palabras, sabía que había esperado toda su vida para decirlas. Nada en su vida nunca se había sentido tan bien.

La besó una vez más, que necesitan probar esa especia exclusiva y miel que era sólo de Tatijana. Era fresca en el exterior como el agua, azul y verde y suave al tacto, pero una gran cantidad de manantiales de agua caliente en el interior. Ella se movió contra él, su cuerpo se fusiono bajo él, sus brazos se deslizaron por su espalda hasta su estrecha cintura, sus manos formaban sus caderas, tirando de él aún más cerca. Ella volvió la cabeza y lamió su pulso latiendo en su cuello.

—Tú eres mi compañero, —ella murmuró contra ese rítmico martilleo, traduciendo el lenguaje antiguo.

Él empujó sus rodillas separándolas con un muslo, acuñando sus caderas en la unión estrecha de los muslos. Su pesada erección presionaba en la entrada caliente, bañado en su resbaladiza bienvenida. Quería tomarse su tiempo, pero su cuerpo ardía desde adentro hacia afuera, su sangre Cárpato/Lycán exigía a su compañera. Sus dientes raspaban seductoramente hacia atrás y adelante sobre su pulso casi lo llevo a la locura.

—Éntölam kuulua, päläfertiilam avio8. —Las palabras salieron en su lengua antigua, que todos los hombres Cárpatos conocían, cuando reclamaban a su lifemate. —Ted kuuluak, kacad, kojed9.

—Tú me perteneces, —reiteró, mostrándole que entendió cada palabra que pronunció vinculando sus almas con hilos irrompibles.

—Élidamet andam10.

—Ofrezco mi vida a ti, —ella le susurró, acariciando su cuello.

Las llamas lamian su piel. Estaba muy consciente de sus dientes tan cerca de sus venas. Su sangre llamaba la de ella. Su lifemate. Su dama. La única. —Uskolfertiilamet andam. Sívamet andam11.

7 NdeT: Te avio päläfertiilam: Tú eres mi compañera. 8 Éntölam kuulua, päläfertiilam avio: Te reclamo como mi compañera. 9 Ted kuuluak, kacad, kojed.: Te pertenezco a ti. 10 Élidamet andam: Ofrezco mi vida por ti. 11 Uskolfertiilamet Andam, Sívamet andam: Te doy mi lealtad, te doy mi corazón.

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Tatijana levantó su cabeza para mirarle a los ojos. —Te doy mi lealtad, —contestó ella detrás. —Te doy mi corazón. —El anillo de la verdad estaba en su voz.

Él nunca había conocido la ternura, ni la delicadeza, pero estaba allí dentro de él -para ella-, ella la producía, lo estaba volviendo al revés con su generosidad y su aceptación de quien él era. Había matado a cientos, tal vez mucho más de lo que siempre quiso recordar y cada muerte había traído flotando más cerca esa oscuridad. En realidad, había estado cerca más veces de la que él nunca quiso admitir, y vio esos terribles momentos cuando sólo el pensamiento de su hermano mantuvo intacto su honor.

—Sielamet andam.

—Acepto tu alma, Fenris, —Tatijana murmuró en su garganta, —y te doy la mía para completarnos.

—Ainamet andam12.

Aun cuando las palabras se rompieron desde algún lugar profundo dentro de él, Tatijana hiso sus propias demandas. Comenzó un ataque lento, moviendo sus caderas seductoramente.

—Te doy mi cuerpo, —susurró atrás. —Te quiero dentro de mí, Fen. Quiero tu sangre en mis venas, y tu corazón entrelazado con el mío. Quiero que nuestras almas estén unidas, pero sobre todo, en este momento, quiero que tú y yo compartamos la misma piel.

Incluso si hubiera querido, no tenía las fuerzas para negar ese alegato sin aliento, desigual. Él entró en su vagina caliente, hirviendo, lentamente. Tan apretada que le robo la respiración y la razón. Su piel fresca estaba en tal contraste con su calor, y todavía en el fondo, esos músculos de terciopelo ceñido estaban en llamas, rodeandolo y agarrandolo, sometiendose lentamente a su invasión. La sensación fue tan exquisita que apenas pudo morder las siguientes palabras en el ritual.

—Sívamet kuuluak kaik että un ted13.—Él tomo su cuerpo a su cuidado por

todos los tiempos.

Podía sentirla rodeándolo, apretando y ordeñando su polla, sus músculos abrasadores y apretados, estrangulándolo con placer. Sintió su barrera, delgada, casi insustancial. Sus dedos se apretaron alrededor de los suyos.

Tome un respiro. Hazlo por mí. Él quería sólo placer para ella, ni una pequeña mordedura del dolor. Él se lanzo hacia delante, haciéndola suya, enterrando su

12 Ainamet Andam: Te doy mi cuerpo 13 Sívamet kuuluak kaik etta a ted: Te tomo a mi cuidado.

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cuerpo en el interior de ella. Se tragó su grito y se quedó quieto, permitiendo que su cuerpo se acostumbrara a su invasión. Para él, era un oasis de placer.

Su corazón encontró el ritmo del suyo. Movió las caderas, un pequeño cartel diciendo que quería, que necesitaba más. Sólo entonces él empezó a moverse, un tirón lento al borde mismo de la entrada y luego enterrándose en un largo asalto, igualmente lento en ambos.

Tatijana gimió suavemente, sus caderas levantándose para satisfacerse, instándole a moverse más rápido. Mantuvo el ritmo lento y lánguido, saboreando cada momento de estar dentro de ella.

—Ainaak olenszal sívambin14.—Su vida podría ser acariciada por él para

siempre. Prefería esas palabras. Ella era su milagro y ella siempre lo sería.

Encontró que el tiempo que estaba con ella, que su vaina exquisitamente apretada creaba tal fricción mientras sus músculos se arrastraban sobre su eje, se estaba volviendo cada vez más difícil concentrarse. Sus manos acariciaban su

cabello, su espalda. Sus uñas se clavaron en él, pequeños puntitos agudos de dolor que sólo añadían mas placer aumentando, siempre aumentando. Su aliento, gemidos y pequeñas súplicas suaves parecían música como ninguna otra que jamás hubiera escuchado.

—Minan de pide ainaak de Te élidet15. Su vida se colocará por encima de la mía

por todos los tiempos,—dijo suavemente Fen. ¿Cómo podría no ser la verdad? Ella era todo para él, con su cuerpo dulce y generoso corazón. Más aún, era un guerrero en todos los sentidos de la palabra, sin temor y dispuesto a entrar en una vida, tanto Lycán y Cárpato, sabiendo plenamente que siempre estarían en peligro.

Como si leyera su mente -y probablemente así era- hundió sus dientes. Todo su cuerpo se estremecía con placer erótico. A través de su conexión telepática con ella, sintió una quemadura de calor abrasador viajando a través de las venas y arterias y extendiéndose por todos los órganos. Su sangre fusionándose con la de ella -el más básico y sagrado de todos los rituales entre compañeros-. Su cuerpo reaccionó con una presión dura hacia adelante.

—Te avio päläfertiilam. Eres mi compañera. —Había estado tan seguro de que sería mejor proteger a su dama que se convirtiera en un Sange rau, sin embargo, nunca consideró el vínculo real entre compañeros. Él no podía imaginar continuar sin ella. ¿Por qué su vínculo debe ser menos para ella?

14 Ainaak olenszal sívambin: Tu vida será apreciada por mí todo el tiempo. 15 Te élidet ainaak pide minan: Tu vida estará por encima de la mía todo el tiempo.

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Las llamas se movieron a través de él, encima de él. Él podría haber jurado que la pradera entera estaba en llamas, sin embargo, la piel de Tatijana permanecía fría al tacto. Esa sensación de fuego y hielo añadido al calor abrasador envolviendo su rígida erección. El aire nocturno jugado sobre su cuerpo y arriba la luna los había bañado con sus rayos de luz. Él no podía haber pedido un momento más perfecto.

—Ainaak sívamet jutta oleny16. —El susurro lleno su mente, el que se trasladó a

ella. —Estás atada a mí para toda la eternidad.

Habían sido atados antes cuando invocó las palabras rituales impresas en él desde antes de su nacimiento. Ella había mejorado todo en su vida, cada momento era mucho más rico y más vibrante. Además, tenía el consuelo de su dulce cuerpo, un refugio para cuando el mundo que lo rodeaba no tenía sentido.

Tatijana utilizo su lengua para sellar los pequeños pinchazos en el cuello y lentamente abrió los ojos. Su corazón saltó y luego se estremeció en su pecho. Esos ojos multifacéticos brillaban para él, brillantes Esmeraldas, esmaltadas con deseo. Nunca había estado más hermosa.

—Ainaak terád vigyázak. Siempre estás en mi cuidado.

Con el ritual de enlace completado, Fen pudo concentrarse en cada detalle, cada punto de placer en cuerpo del Tatijana. Quería que esta noche quedara grabada en su mente para siempre, al igual que siempre lo estaría en la suya. Se tomó su tiempo, manteniendo sus caderas rígidas, de modo que ella fuera incapaz de moverse cuando él surgió dentro y fuera de su cuerpo, él mismo entablado una y otra vez en su apretado canal. Nada podría haber sido más placentero.

Con el ritual que ata completado, el Pantano podría concentrarse en cada matiz, cada punto de placer en el cuerpo de Tatijana. Él quiso esta noche ser grabado en su mente para siempre, tal como siempre estaría en su. Él tomó su tiempo, sosteniendo sus caderas rígidas, por lo que ella fue incapaz de moverse cuando él surgió dentro y fuera de su cuerpo,, envainándose una y otra vez en su canal apretado. Nada podría haber sido más agradable.

Sus pequeños gemidos frenéticos y súplicas se agregaban al aumento de la tensión, la forma en que ambos cuerpos construían y construidos hacia un pleno crescendo. Aún así, él mantuvo el ritmo lento, ahogándolos a ambos en el remolino de éxtasis.

Tatijana sentía como si estuviera ardiendo desde adentro hacia afuera. Estaba rodeada de calor y el fuego. Su piel, -tan caliente al tacto-. Su cuerpo, tan firme como un roble con poca elasticidad-. Sus manos, —fuerte, donde se apoderó de sus 16

Ainaak sívamet jutta oleny: Estás atada a mí para toda la eternidad

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caderas y la inmovilizó con tanta eficacia. Sus caderas nunca dejaron su ritmo, largo y lento, tentadora sobrecargas que sólo parecía inflamarlos aún más.

Ella quería más. Necesitaba más. Estaba desesperada por más. Se escuchó gemir. Rogar. No podía dejar de retorcerse debajo de él. Tratando de levantar sus caderas para encontrar las de él. Nada de eso ayudó. No se detuvo. No acelero. No fue más despacio. Su mundo entero parecía estar centrado en la unión de sus cuerpos. Cada terminación nerviosa estaba inflamada, la tensión creciendo más y más hasta que ella pensó que podría volverse loca.

Ella tomó conciencia de sus dientes, una punzada sutil a ese ritmo pausado que la volvía tan loca, pequeños pellizcos a lo largo de la curva de su pecho. Con cada embestida lenta, sus dientes rasparon sobre su pulso frenético y su cuerpo reaccionó, sujetándose con fuerza en torno a él, aferrándose a la vida, proporcionando un nuevo flujo de líquido alegre. Cada roce de sus dientes tomó el poco aliento que tenía y sus gemidos jadeantes se convirtieron en sonidos entrecortados.

Él la estaba volviendo loca de deseo lentamente. No podía decir qué era peor, lo que le esperaba al llevarla sobre el borde o la anticipación de su mordedura. Ella estaba allí, tan cerca, pero no podía caer. Él la extendió sobre una rejilla de puro placer, aumentando, siempre aumentando hasta que el temor de que la intensidad la mataría se deslizó por su espina dorsal. El roce de sus dientes, los pequeños pellizcos que se abrieron camino desde su seno hasta su cuello limitando su capacidad de respirar correctamente. Todo su cuerpo pareció estremecerse y retorcerse en la anticipación.

Fen, no puedo respirar. No voy a sobrevivir.

Entonces, ambos moriremos aquí, así.

Se oyó dar un grito ahogado mientras sus dientes se hundieron profundamente, justo sobre su pulso palpitante, el ardor abrasador entre sus piernas se emparejo el que estaba en su cuello. El dolor dio paso al instante al placer. Se retorció debajo de él, arqueó la espalda y frotó sus pechos a lo largo de su pecho. No podía quedarse quieta, en continuo movimiento, incapaz de liberar la combustión, hirviendo de calor y la tensión enrollaba más y más fuerte.

Ella podía sentir el placer de él, el torturante placer era todo puro sentimiento mientras que tomaba la esencia misma de ella. Estaba en todas partes, profundo en su cuerpo, dentro de su mente y su sangre fluía hacia él. Era demasiado y no lo suficiente. Su placer sólo se añadió al de ella. Sólo la llevó más y más alto hasta que ella casi se agitaba bajo sus órdenes. Suplicando con él.

Él levantó la cabeza y la miró, esos ojos ardiendo por encima y a través de ella. Marcadora. Marcándose. Como si no estuviera ya grabado en sus huesos. Él

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bajó la cabeza para seguir ese hilo de color rojo rubí cayendo por el cuello hacia su pecho izquierdo con la lengua y luego cerró los pinchazos.

El corazón latía aún con mayor dificultad por la anticipación. Sus ojos ardían con tal intensidad, tal hambre y amor por ella, que no podía creer como había llegado a ser tan afortunada. Su pasado, todos los años en cautiverio, todas las cosas horribles que había visto, se habían ido cuando lo miró a los ojos. Sus dedos agarraron sus caderas con fuerza. Tuvo tiempo para un respiro y luego la penetró con fuerza y su mundo se incendió glorioso.

Su cuerpo se movió fuerte, rápido y profundo, una y otra vez y las llamas la hicieron sentir como el ave Fénix, quemada, limpia y pura, de modo que su pasado, los recuerdos de su padre y sus experimentos maliciosos, las cicatrices que ella pensaba que nunca se irían, fueron reducidas a una fina ceniza y ella se renovó — nació de nuevo. Más fuerte. Mejor.

Él se coloco ambas piernas sobre sus hombros, introduciéndose en ella una y otra vez, tan profundo, con esos empujes duros llenando y estirando con cada embestida. Su rostro por encima de ella, ese hermoso rostro, estaba tallado con tanta sensualidad que ella se encontró mirándolo fijamente, amorosa, sorprendida por la intensidad de la emoción cuando su cuerpo estaba inflamado y retorciéndose con tal necesidad.

Fue el momento más hermoso de su vida. La unión completa. Su amor por ella. Su conocimiento de que ella lo amaba exactamente igual que él. Que ella podía borrar su pasado con tanta eficacia como él borró el suyo. Y este... este éxtasis. Este lugar loco al que sólo Fen podía llevarla estaba más allá de cualquier cosa que hubiera conocido o concebido.

El placer era casi demasiado, la tensión aumento tan rápido y duro que no podía recuperar el aliento. Él no se detuvo y esta vez él no redujo la velocidad, su cuerpo moviéndose sobre el de ella con un propósito, más profundo y más difícil como si él viviría para ello por siempre. Las llamas se elevaron, ella pudo sentir que su calor la envolvió, quemándola desde adentro hacia afuera. Ella oyó sus

súplicas, la llamaba por su nombre, sus dedos se clavaron en sus brazos en busca de un ancla cuando sintió como si no pudiera sobrevivir a la absoluta belleza y el placer.

Su respiración se hizo entrecortada, sus ojos vidriosos, pero aún así, continuó a un ritmo vertiginoso, edificando la fricción en aumento, hasta que sintió el primer temblor explosivo. Una serie de ondas lo siguió, las sensaciones tan fuertes sacudieron todo su cuerpo, que iba desde sus pechos a los muslos, al epicentro de su esencia, de manera que su vagina se cerró sobre el fuerte eje de Fen, llevándolo con ella en un salvaje, viaje erótico que nunca olvidaría. Uno que ella tendría que repetir a menudo, y aún así que ella dudaba si se fuera a repetir.

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Yacieron juntos bajo la luna, sin aliento, aferrándose el uno al otro, saboreando cada réplica. Ella no tenía ni idea de cuánto tiempo paso. Se limitó a estar en sus brazos, su oreja pegada sobre su corazón, más feliz de lo que nunca había estado en su vida.

Fen se agitó primero, besándola varias veces, y luego le susurró al oído. —Tenemos que terminar el ritual.

Él se arrodilló, haciendo una uve entre sus piernas para que ella encajara entre ellas. Le indico que se arrodillarse también, de espaldas a él. Tatijana hizo lo que le pidió, arrodillándose en la suave cama de fragantes pétalos blancos. Sentía el cuerpo enrojecido y adolorido, completamente viva y vibrante.

—Siéntate sobre tus talones y abre los muslos, — él susurró.

Tatijana se sintió sonrojada por todas partes. Ella acababa de hacer el amor con su compañero, pero esta era de manera sexy, después de que él la había poseído tan a fondo. Ella se arrodilló por delante de él, abriendo sus muslos al aire

de la noche. Al instante su cuerpo reaccionó con más calor líquido. Ella lo sintió correr por sus muslos y se sintió más sensual que nunca.

Sus brazos la rodearon, las palmas ahuecando el peso de sus senos, sus dedos y con los pulgares, balancearon y tiraron de sus pezones. Ella jadeó cuando las terminaciones nerviosas se volvieron locas, enviando choques de electricidad directamente a su canal. Un estremecimiento profundo desató otra ondulación fuerte.

Él la instó a inclinarse hacia atrás de modo que su cabeza cayó sobre su hombro y su pecho sobresalía aún más en sus manos. Una mano salió de su seno y se abrió camino lentamente por su estrecho torso hasta su vientre. Apretando los dedos en sus temblorosos músculos.

—Eres tan hermosa, Tatijana, —susurró, —tan sensible al tacto.

Su toque la inflamo. No podía imaginar estar más sensible. Quería que sus manos sobre ella siempre. Él estaba en su mente y sabía exactamente cómo cada tirón y rodar de sus pezones enviaron más calor corriendo por sus venas. Ella era muy consciente de sus dedos se deslizan bajo, trazando el dragón sobre su ovario con un dedo reverente, antes de continuar el viaje aún más bajo.

Ella cerró los ojos, jadeando, arqueando la espalda cuando sus dedos penetraron profundamente. Sus músculos se sujetan en torno a él y de nuevo deliciosas fuertes réplicas la sacudieron.

—Tied vagyok. —Susurró las palabras contra su cuello, sus dientes pastoreo sobre su pulso. "Tuyo soy".

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Le encantaba que él fuera de ella. Nunca podría haber otro. Ningún otro hombre jamás estaría a la altura de él.

Él de mala gana, sacó los dedos de su cuerpo y con cuidado tomó la flor que había reservado antes, y la colocó firmemente entre la unión de sus piernas de manera que los suaves pétalos presionaran su cuerpo ultrasensible. Ella sabía que su cuerpo estaba llorando y la flor recogió cada gota.

—Sívamet andam.—Sus manos estaban otra vez en sus pechos. —Mi corazón

que te doy, Tatijana.

Tenía todo de ella, su corazón, su alma, su mente y cuerpo. Se sentía casi como si ella estaba derritiendo con el calor. Lo quería todo de nuevo. Cualquiera que fuera la ceremonia con la flor que estaban completando era una potente. Cuando apoyó la cabeza contra su hombro, su pelo los cubrió a ambos, una larga cascada de seda que se sentía sensual contra sus cuerpos. Su piel estaba fría contra el calor de él, sólo echaba más leña al fuego de la necesidad.

—Te avio päläfertiilam. —Eres mi compañera.

La forma en que dijo las palabras en su propio idioma, un lenguaje tan antiguo y desaparecido hace tiempo del mundo, solo para unos pocos, añadió la mística y la belleza del ritual.

—Ahora te colocas la flor, como símbolo de fertilidad óptima para mí y dices

las palabras. Estamos obligados, pedimos y-suplicamos- a la Madre Naturaleza que nos bendiga con nuestros propios hijos durante nuestro tiempo en este mundo y en el próximo.

Sus manos temblaban mientras ella recogía cuidadosamente la flor y se volvió para afrontarlo. De rodillas como estaba, su cuerpo duro como roca, su rostro tallado tan masculino, él era hermoso para ella. La luz de la luna se derramaba sobre él, iluminando su pelo con luz danzante. Se humedeció los labios repentinamente secos con la punta de la lengua, puso su flor estrella de la noche directamente bajo su dura erección. Sus manos acariciaron su saco, los dedos tardaron mucho tiempo sobre su grueso eje mientras que en la parte posterior de las manos se deslizan sobre el interior de sus muslos.

—Tied vagyok. —Colocó sus manos en sus muslos desnudos y lo miró a los ojos. —Soy tuya. Sívamet andam. Mi corazón que te doy—. Ella quiso decir cada palabra. No podía imaginar ninguna razón más que dejar su corazón a su cuidado. —Te avio päläfertiilam. Eres mi Compañero.

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Traducido Por Ophira Corregido Por Yomiko

Revisado Por Arhiel

os primeros rayos de luz del amanecer se vertieron sobre el enorme campo, convirtiendo los pajares en pequeñas colinas de oro. El viento tocó las gavillas todavía en el suelo, haciéndolas mecerse suavemente,

como una ola balanceándose suavemente. El aire era fresco y frío, pero el cielo claro.

Costin Eliade bostezó mientras daba un paso fuera en su porche para mirar por encima de su granja. La satisfacción apareció en cada línea de su cuerpo. Su granja había estado en su familia durante dos generaciones, y su padre así como su abuelo habían hecho todo lo posible para mejorar las condiciones. Él había sido el primero en buscar una educación superior y poner los procedimientos que había aprendido en práctica. Había sido el primero en traer el ganado a la finca y vender con éxito su carne en el mundo exterior.

La agricultura era un trabajo duro, pero él era un hombre que se enorgullecía de hacerlo por su familia. Sus animales siempre han tenido el mejor de los cuidados. Sus campos estaban sembrados con cultivos de rotación, y su sistema de riego estaba actualizado y le funcionaba bien. También estaba orgulloso de la casa. Muchos agricultores cuidaban mucho de la tierra y el ganado, pero descuidaban sus viviendas. Su esposa no tenía ninguna queja con su baño interior y el agua corriente durante todo el año. Él hacia reparar instantáneamente todo lo que ella señalaba.

En su zona, él se había convertido en el primero en introducir el ganado y conseguir un gran contrato. Su ganado componía la mayor parte de sus ingresos y los había elevado a una vida digna. La pérdida de los novillos sería devastadora no sólo para su familia, sino para otras familias que se habían lanzado a esto con él también. Sus perros guardaban al ganado, tres de ellos, y eran ferozmente protectores.

Costin recogió el bastón que mantenía en el porche justo detrás de la columna. Se ajustaba perfectamente a la palma de su mano, desgastado por el uso. El suelo era irregular y al ser el único sostén de su familia, no daba oportunidades

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a los accidentes. Un tobillo doblado podría significar que nadie alimentaba al ganado.

Dos pequeñas cabras le balaron y se correteaban la una a la otra por el patio. Una salto sobre una pequeña roca y levantó la nariz al aire. La otra se precipitó hacia la más grande de las dos cabras, con la cabeza hacia abajo en un intento de sacarla de la roca. La cabra un poco más grande esquivó a la más pequeña que se vio obligada a pasar saltando juguetonamente. La cabra más pequeña envió a su hermana una mirada divertida y luego bajó su boca para merendar en el césped justo a la izquierda del corral. De vez en cuando ambas veían hacia los caballos, luego volvían a al campo.

A lo lejos, a varios metros de distancia, la mayor parte del ganado aún yacía en el césped acolchado, soñoliento y sin estar listo para enfrentar el día. Unos pocos pájaros hacían círculos más arriba en el cielo, un perezoso vuelo temprano por la mañana antes de establecerse en el campo para atrapar algunos gusanos sin madriguera en la tierra.

Costin tomó una profunda bocanada de aire del amanecer. Este era el momento que más le gustaba. Entre la noche y el día. Todo siempre era pacífico. Había tanta belleza rodeando su finca y él era un hombre que la mayoría de las veces estaba demasiado ocupados para darse cuenta de tales cosas, pero no en el amanecer. La aurora era su tiempo para relajarse y disfrutar de lo que tenía.

Observó cómo el viento tiraba juguetonamente de la hierba en el campo, creando un efecto de ondulación y empujando pequeños tornados de polvo juguetonamente en el aire. El campo se movía suavemente, con la más pequeña de las ondulaciones, como si allá abajo, la tierra se moviera. El suelo se levantó ligeramente casi en el centro del campo, no más de un par de centímetros. No se habría dado cuenta, de no ser por los caballos.

Había dejado sus mejores cuatro en el corral, cerca del pequeño refugio cubierto que había construido hace tres inviernos. Tenía seis caballos, pero dos eran mayores y él los utilizaba principalmente para tirar del carro para entrar al

pueblo e ir a la tienda. Un vecino los había tomado para él, por si acaso su granja estaba bajo ataque.

Los pollos comenzaron a inquietarse. Los caballos pisoteaban nerviosamente, sintiendo algo que él no sentía. Él se bajó del porche y se alejó unos metros de la casa, sus ojos en el campo. Ahí estaba de nuevo. Un sutil movimiento debajo del suelo, aumentando la velocidad y corriendo directo hacia el corral.

Los caballos jalaron sus cabezas, los ojos rodando nerviosamente. Sus caballos no eran del tipo nervioso, pero ellos estaban observando ese extraño levantamiento en el suelo viniendo directamente hacia ellos. Una gallina voló hasta el suelo,

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picoteando perezosamente. Ella inclinó la cabeza hacia un lado y luego, batiendo las alas, ganó unos metros en el aire. El cambio fue tan rápido que era casi imposible de ver, a pesar de que la pequeña gallina se convirtió en un dragón azul de tamaño completo, golpeando profundo en la tierra, levantándose rápido.

Tatijana se levantó de la tierra, echa una furia, agarrando al hombre lobo en su boca de dragón. Lo sacudió con fuerza y lo lanzó a los pies del agricultor. Fen cambió de la forma del agricultor de nuevo a la suya, jalando la espada de plata del bastón y deslizándola limpiamente a través del cuello del hombre lobo, cortando la cabeza. Él golpeó una estaca de plata a través del corazón.

Como si Fen revelando que Costin apenas era una ilusión y el guerrero estaba esperando por ellos, los hombres lobo se dispersaron por la granja en cada superficie concebible. Claramente habían rodeado la finca y ahora se cerraban rápido. Vinieron por encima del techo de la casa y el granero, convergiendo en los animales, decididos a masacrarlo todo.

Dos corrieron sobre la casa para caer sobre Fen mientras se enderezaba, los lobos arañando y mordiendo, desgarrando su carne. Llegó detrás de él con una mano y atrapó a un lobo por el cuello, tirándolo hacia abajo y afuera, lanzándolo hacia el porche donde la red invisible de plata colgaba entre las columnas. El lobo se estrelló en la red y gritó, colgando ahí de los delgados cables de plata.

El segundo lobo llegó con su hocico y hundió los dientes en el costado de Fen, desgarrando y royendo en un esfuerzo por incapacitarlo. Fen gruñó, bloqueando el dolor, apuñalándolo con una estaca de plata, conduciéndola profundo en el ojo del rebelde. El hombre lobo aulló y clavó sus garras más profundas. Fen estaba más preocupado por los que él no veía que por el que veía. Se dio la vuelta en un círculo, usando su espada para cortar una amplia franja en torno a él, defendiéndose de la segunda ola saltando sobre él desde el refugio de los caballos.

Los lobos se lanzaron hacia el corral con una velocidad asombrosa, decididos a destripar a los caballos. Un lobo se echó encima del caballo más cercano, hundiendo sus dientes en el cuello, arrancando grandes trozos de carne, mientras

que un segundo desgarró el vientre del caballo. Trabajaban con una velocidad cegadora, casi demasiado rápido como para comprender.

Los caballos cambiaron, revelando a los guerreros Cárpatos Tomas, Lojos y Mataias. Los tres hermanos estuvieron inmediatamente espalda con espalda, espadas en ristre, estacas de plata en sus otras manos. Habían luchado guerras juntos y se movían en completa sincronización. Los hombres lobo aullaron su rabia, dando vueltas, amagando ataques para mantener la atención centrada en ellos, mientras otros tres saltaron en el mismo corral.

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Los tres bandidos gritaron cuando la valla brilló plateada y chispas acompañaron el aroma de piel quemada y carne. Tomas asintió con la cabeza. —La electricidad es un invento maravilloso.

—Vamos, bola de pelo, —agregó Lojos, haciendo señas con la mano de su espada al hombre lobo más cercano.

—Es hora de un poco de justicia, —agregó Mataias.

Los rebeldes restantes los atacaron, usando velocidad asombrosa, deslizándose bajo las cuchillas se arrojaron hacia los tres hermanos, desgarrando con las garras afiladas sus brazos para tratar de despojarlos de las armas.

Gregori cambió de nuevo a su propia forma, despojándose de la forma del cuarto caballo. Salió luchando, tratando de quitarse al hombre lobo desgarrándolo con poderosas mandíbulas y dientes. El segundo lobo, arañando su vientre, cavó más rápido y más profundamente, tratando de destripar al Cárpatos.

—Estas bolas de pelo son rápidas. —Lojos escupió en el suelo mientras se

sacaba de encima a un bandido.

Estaba sangrando en media docena de lugares incluso mientras él se levantaba para cortar la cabeza del hombre lobo. Apenas había comenzado a bajar su espada cuando su brazo fue arrancado hacia atrás.

Mataias intentó vadear a través de la línea de los hombres lobo para ir en ayuda de Gregori, pero se las arreglaron para saltar por encima de Tomas y aterrizar en su cabeza, manos fuertes intentaron torcer su cabeza.

El macho cabrío sobre el peñasco se lanzó en el aire, arrancando sus propios cuernos mientras cambiaba, conduciendo los pies por delante hacia el lobo en la espalda de Gregori, tirándolo hacia atrás y fuera del guerrero Cárpatos. Los cuernos de la cabra montañera se transformaron en una larga espada de plata y estaca mientras Jacques tomaba su verdadera forma. Cortó el cuello del hombre lobo limpiamente antes de que el cuerpo siquiera cayera al suelo. Aterrizando sobre sus pies, se sentó a horcajadas en el torso, clavando una estaca de plata profundo en el corazón con su enorme fuerza.

El hombre lobo rasgando el vientre de Gregori se dio la vuelta y atrapó la cabeza de Jacques en sus poderosas garras, su boca abierta cerrándose por encima del hombro del Cárpatos. Él arrancó un gran trozo, fue a la garganta y a una muerte rápida.

El otro macho cabrío cambió a mitad de salto, aterrizando detrás de Jacques y el lobo rebelde. Falcon golpeó la estaca de plata a través de la espalda del hombre lobo directamente a su corazón. El lobo cayó con fuerza, llevando a Jacques al suelo con él.

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Falcon se agachó y levantó a Jacques. —No es seguro ahí, hermano. Estos chicos vinieron por una pelea.

—Sanguinario, ¿verdad? —Reconoció Jacques con una pequeña sonrisa. Se limpió la sangre de la cara. El lobo lo había mordido varias veces en pocos instantes, arrancando grandes trozos de carne.

Gregori cortó a otro que saltaba sobre la espalda de Jacques. —Fen no estaba bromeando cuando dijo que son más de lo que ves.

Mientras diez de los hombres lobo se habían lanzado hacia los caballos, una buena docena se había lanzado por el ganado más importante. El ganado yacía en la hierba sin moverse. Uno levantó la cabeza, pero simplemente parecía aburrido cuando los grandes lobos cayeron sobre ellos. El rebelde más rápido se abalanzó sobre él perezoso novillo rápido, la saliva goteando de sus abiertas mandíbulas. Aún así el ganado no se movió, incluso cuando el lobo cayó sobre la espalda del novillo y bajó las poderosas mandíbulas para tomar un bocado del cuello del plácido animal.

Los otros lobos seguían, saltando sobre el soñoliento ganado, hundiendo garras y dientes en los desprevenidos animales. Los dientes se apretaron con fuerza sobre la roca. Todo el campo estaba lleno de piedras, el ganado era meras ilusiones. Los tres perros ganaderos cambiaron en sus formas naturales, la de tres cazadores Cárpatos.

Nicolae Von Shrieder, un renombrado cazador de vampiros, blandió su espada de plata, la hoja parpadeando escarlata mientras quitaba la cabeza del rebelde más cercano. Incluso mientras lo hacía, antes de que pudiera hundir su estaca en el pecho de la criatura aún arañando, dos saltaron sobre su espalda y lo tumbaron por sus piernas, llevándolo al suelo. Eran tan rápidos, estos hombres lobo, saltando más alto y moviéndose más rápido, sin previo aviso, que incluso los vampiros que había cazado durante siglos habían hecho.

Traian Trigovise golpeo el suelo corriendo mientras cambiaba. El hombre lobo que venía hacia él era enorme, parecía ser todo músculo, dientes, garras y a la

velocidad del rayo. Se zambulló por debajo alcanzando las garras del lobo, resbalando por el suelo, enganchando su brazo alrededor de las rodillas del lobo para derribarlo. Golpeó la estaca de plata en el corazón antes de que el rebelde pudiera recuperarse. Dos más estaban sobre él antes de que pudiera levantarse. Él trató de soltarse, pero las garras clavándose en su carne le impidieron escapar.

El tercer perro ganadero cambió rápido. El Cárpatos conocido simplemente como André era tan esquivo como una leyenda podría serlo, moviéndose rápido, solo una sombra, destellando literalmente a través del aire y arrancando el lobo de la espalda de Traian. Él no se detuvo en absoluto, moviéndose continuamente, su

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espada destellando en la luz de la madrugada, causando estragos en el número de hombres lobo que atacaba.

La espada de André era excelente. Él había luchado durante los siglos pasados y la espada se sentía como en casa en su mano. Parecía fluir, sus pies suaves y seguros. La hoja refulgía de color rojo brillante, la sangre goteando sobre el suelo y pulverizándose en el aire mientras cortaba calmadamente a los lobos renegados.

Traian y Nicolae siguieron su paso, golpeando estacas de plata en los corazones mientras André cortaba a los rebeldes. Los tres hicieron rápido el trabajo con los hombres lobo que habían intentado atacar el ganado. Costin Eliade y su ganado estaban a salvo en una granja vecina, dejando a los Cárpatos construir su trampa para los rebeldes.

Les tomó un momento darse cuenta de que habían destruido con éxito a los doce hombres lobo empeñados en matar al ganado. Tanto Traian y Nicolae estaban sorprendidos por las laceraciones y trozos de carne que faltaban de sus cuerpos. La sangre corría por sus pechos, cuellos y espaldas. Nicolae tenía marcas diagonales a través de su vientre. André tenía marcas de mordidas en sus piernas, pero aparte de eso, habían permanecido indemnes.

Traian le sonrió a Nicolae. —¿Qué aprendimos de esto?

—Que André debe darnos a ambos clases de espada, —reconoció Nicolae. —Tuvimos que hacer todo el trabajo sucio y míranos. La próxima vez, quiero ser el único bailando con la espada, mientras ustedes dos los secan.

Dejen de felicitarse a ustedes mismos y vengan aquí. Podríamos necesitar un poco de ayuda. Gregori utilizó la usual comunicación telepática carpata, su voz llena de

sarcasmo.

Traian, impávido, lanzó otra rápida sonrisa y un guiño a Nicolae. —También aprendimos que los hombres lobo caen con una ilusión y tuvimos la ventaja aquí.

Nicolae, André y Traian se movieron rápidamente a través del campo para ir

en ayuda de los otros Cárpatos cuando una segunda oleada de hombres lobo saltó de los tejados para caer sobre los guerreros luchando contra los bandidos.

No me gusta esto, dijo Fen inquieto a Tatijana. Sube al aire y ve si puedes encontrar quien está coordinando el ataque. Tienen que tener un líder dirigiéndolos. Esto está demasiado organizado.

Se abrió camino hacia Gregori. Había tratado con Manadas de Renegados a través de los siglos y ninguna era tan grande. Nunca había visto una sola manada de este tamaño.

¿Cuántos muertos? Preguntó a André.

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Doce. La respuesta de André fue breve y cortante. Me he encontrado con manadas más pequeñas de renegados, pero ninguna de este tamaño y ni así de bien organizada.

Sólo el hecho de que André no añadiera nada más a su declaración alarmó más a Fenris. André transmitió tensión en su lacónica sentencia. Al igual que Fen, se dio cuenta de que algo no estaba bien, sin duda, sobre el ataque. Estaba muy bien orquestado, en especial esa segunda ola de hombres lobo enviados a unirse a sus hermanos.

Tatijana inmediatamente comenzó a tomar velocidad y saltó en el aire. Mientras lo hacía, un hombre lobo se lanzó desde la caballeriza en la azotea y dándole un manotazo salió hacia el cielo. El cuerpo de ella se tambaleó hacia el suelo, el bandido agarró su caja torácica entre los dientes. Fen saltó a su encuentro, manejando su espada de plata a través del intestino del lobo. Mientras el rebelde abría su boca en un grito ahogado, Fen jaló a Tatijana con él, llevándola hacia arriba para evitar que chocara contra el suelo. El hombre lobo golpeó duro, rodó y se puso en pie aullando, sosteniendo su vientre rasgado con una mano mientras sus ojos rojos seguían a Fen y Tatijana.

Gotas de sangre brillante cayeron al suelo, casi encima del lobo. Tatijana apretó la mano sobre las marcas de la mordedura. Podía sentir la rabia emergiendo de Fen porque ella hubiese sido mordida. Estaba ansioso tratando de examinarla mientras iban en el aire.

Estoy bien, Fen, aseguró ella. Son tan rápidos y saltan tan alto, es difícil juzgar una distancia segura de ellos.

Puedo sentir tu dolor. No me digas una mentira, Tatijana, necesito saber cómo estás.

Me duele como el infierno, pero nada está roto. Pensé por un momento que iba a romperme las costillas, como ramitas, pero estuviste sobre él tan rápido.

Soy un Sange rau. Más rápido de lo que ellos son. Su voz era sombría.

Incluso mientras él contestaba, diciéndole la pura verdad, ella sintió el calor de la energía curativa cayendo en las heridas de su caja torácica. Hubo un alivio inmediato. Gracias.

Siempre.

Los Cárpatos estaban viendo por primera vez el daño que una Manada de Renegados podría traer sobre ellos. Cuando se dieran cuenta de lo difícil que sería destruir al Sange rau, tal vez cambiarían de opinión acerca de permitir vivir tal

mezcla de sangre. Era equivalente a tener un arma nuclear dirigida a la cabeza.

Fen invirtió su dirección y esta vez se dirigió al suelo, moviéndose como una bala directamente hacia el hombre lobo que había golpeado desde el cielo. El lobo

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saltó a su encuentro. En el último momento, Fen empujó a Tatijana de vuelta al cielo, dándole la oportunidad de cambiar a su dragón mientras él se encontraba con el lobo de frente. Él se estaba moviendo tan rápido, una simple raya en el cielo, que cuando él golpeó al bandido, estuvo a punto atravesar el cuerpo. Su puño se disparó a través de la pared torácica, la estaca de plata que tenía en esta golpeo a través del corazón así que el lobo estaba muerto antes de que ambos golpearan el suelo.

Juegas duro. Gregori había observado el encuentro a pesar de luchar contra la última ola de atacantes. Su voz era pensativa. Desconfiada.

Ahora comienza a entender, le dijo Fen a Tatijana. Él estará más preocupado de que yo mantenga mi distancia de su príncipe.

Tatijana suspiró. Nuestro príncipe. No finjas que no lo protegerías con tu vida. Estoy en tu corazón y alma, ¿recuerdas, hombre lobo? Veo lo que estás haciendo. Quieres que Gregori y los demás se den cuenta de lo que tienen en contra. Las meras palabras no son suficientes. Tienen que ver por sí mismos.

Ningún cazador Carpato va a ser capaz de derrotar solo al Sange rau, le dijo Fen. Sólo si ocurre un milagro. La combinación de Lycán y habilidades Cárpatos es letal. Los Lycán lo saben, porque han visto a miles de su especie ser asesinados, casi acabaron con toda su especie, sólo uno o dos de estos monstruos. Los Cárpatos no los han enfrentado, y su arrogancia conseguirá matarlos a todos, y posiblemente, a su príncipe si no procesan la información rápido. Incluso ahora, no pueden imaginar a un enemigo como el Sange rau.

Gregori, el guardián principal del príncipe, sería el primero en comprender la enormidad de a lo que se enfrentaban. Sus instintos naturales ya le hicieron sospechar y desconfiar de Fen. No lo culpaba más de lo que podía culpar a Zev, quien era el Gregori de los Lycán . Él era directamente responsable por el bienestar del consejo y era su deber mantener a la gente Lycán segura, sin importar en qué parte del mundo residían.

Duro es la única manera con los hombres lobo. Nunca puedes subestimarlos, Le contestó Fen a Gregori.

Esta manada está bien organizada. Muy bien organizada.

Así es, pero el maestro no está aquí. Yo lo sabría. El Sange rau ha dejado esta batalla a aquellos que comanda. Fen sabía que Gregori cogería la preocupación en su voz.

Los combates cerca de los corrales eran feroces. Gregori estaba herido, y sin embargo, no mostró ninguna emoción cuando contestó. Podía haber estado teniendo un picnic en un parque en lugar de luchar por su vida. Creíste que este

maestro estaría cerca.

Lo había esperado. Fen pensó que Abel podría lanzar a Bardolf detrás de la

manada con el fin de debilitar a los combatientes Cárpatos. Sería una buena

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estrategia, especialmente teniendo en cuenta el suministro interminable de rebeldes que había adquirido a lo largo del camino para hacer su voluntad. Tengo que encontrar al lobo que tiene el oído de su amo. Hay una manera en que tal vez pueda obtener información sobre cualquiera de los dos, Abel o Bardolf, tal vez de ambos. Por lo menos saber lo que están haciendo. Es arriesgado, pero si me dan lo que necesitamos, bien

valdrá la pena.

Sintió el rechazo inmediato de Gregori a la idea. Tatijana le hizo eco con su angustia.

¿Qué tan riesgoso? Tendremos que seguir educando a nuestros combatientes… obviamente.

Desde donde Fen estaba, atrapó las ocasionales miradas de Gregori. Los hombres lobo definitivamente lo habían señalado para la exterminación. La visión de Fen se redujo mientras él miró por un momento, la forma en que los lobos rodeaban a Gregori. El guardián del príncipe había sido dado a conocer a ellos. Él había estado involucrado en la pelea antes, pero ¿por qué tantos sacrificios? Los cuerpos de los hombres lobo yacían cortados y estacados alrededor del guardián del príncipe, y aún así venían detrás de él.

El temor persistente en Fen comenzó a florecer hacia la urgencia. Algo más estaba pasando aquí y él se lo estaba perdiendo.

Creo que vale la pena el riesgo. Necesito saber que tú y los otros pueden terminar esto.

Lo tenemos controlado, aseguró Gregori, mientras él luchaba contra otros dos lobos dirigiéndose directamente a su garganta y vientre. Sabía cómo ellos peleaban ahora, eviscerando a sus presas y desgarrando grandes trozos de carne para hacer

que sus víctimas se debiliten por la pérdida de sangre.

Zev y sus cazadores vendrán rápidamente, advirtió Fen. Es importante que todos los cazadores Cárpatos sepan la diferencia entre un Lycán y un hombre lobo.

Gregori se agachó ante un rebelde saltando, por lo que la criatura pasó por encima de su cabeza y directo hacia la espada relampagueante de André. Todos nosotros sabemos exactamente como se ven los Lycán . También tenemos su olor. Cada uno

de nosotros visitó la posada donde se estaban alojando. No habrá errores, dijo él con certeza.

La élite puede sentir mi presencia, pero ellos no pueden identificarme. Dudo que sean tan sensibles en medio de la sangre y la muerte, pero Zev es más que elite, es lo mejor. Si es posible. Fen ya había localizado su punto de entrada. Necesitaba usar la tierra para

que quien fuera que estuviera dirigiendo la batalla desde su zona de seguridad no lo viera venir.

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Gregori gruñó de dolor, rápidamente silenciado, mientras una gran bestia caía sobre él, llevándolo al suelo. En el momento en que estaba caído un frenesí se desencadenó entre los rebeldes. Ellos se lanzaron contra él, amontonándose a pesar de los otros Cárpatos corriendo en ayuda de Gregori. Los cazadores Cárpatos se dieron cuenta de que Gregori era el objetivo principal y ellos redoblaron sus esfuerzos para luchar en su camino hacia él. Fue Jacques quien cortó la cabeza del lobo desgarrando la carne de su espalda y Nicolae quien cortó a través del que estaba enterrado debajo de él para arrancarle su vientre.

En el momento en que Fen vio a los otros yendo en ayuda de Gregori se dio la vuelta e indicó el suelo en el centro del campo, donde los hombres lobo habían tratado de sorprender a la granja. Necesito un túnel para seguir de regreso hasta la fuente original sin que ellos vean. Voy a echar una ilusión mientras te acomodas rápidamente para mí.

Tatijana esperó hasta que Fen envió imágenes de ella y su compañero corriendo para ayudar a Gregori, entrando en los intensos combates cerca de los corrales. En el momento en que la ilusión estuvo fuerte e intacta, ella cambió a su dragón, confiando en Fen para evitar ser vista. El dragón de Tatijana siguió el rastro bajo el suelo, excavando a través de la tierra rápido, dejando atrás un túnel de buen tamaño para que Fen la siguiera.

Fen dejó a los guerreros Cárpatos en esto. Él tenía un propósito, seguir el ataque de regreso a su fuente. Tenía que encontrar al capitán que estaba dirigiendo la batalla, y eso significaba confiar en que los guerreros Cárpatos derrotarían a los hombres lobo en la granja.

Tatijana había prestado gran atención al detalle, y las armas que los Cárpatos habían hecho eran verdaderamente excepcionales. Los Cárpatos habían compartido la información que él les había dado sobre las manadas de lobos renegados y estaban preparados para la lucha. Habían atraído a la manada a la granja de Costin Eliade y coordinado la defensa. Habían hecho todo lo que podían hacer para diezmar la manada y dar a Fen la oportunidad de encontrar la guarida de al menos uno de los Sange rau.

Él sabía sin duda que con dos Sange rau tan cerca del príncipe, era sólo una cuestión de tiempo antes de que ocurriera el desastre. Fen se sumergió en el túnel que el dragón de Tatijana había excavado y moviéndose con su velocidad Carpato/Lycán comenzó la carrera para desentrañar el escondite del capitán de la manada.

Tatijana, nada está demás. El Sange rau debería haber llevado a su manada fuera del

territorio Carpato inmediatamente al darse cuenta de que estaban tan cerca.

Ella era rápida captando, siguiendo el hilo de sus pensamientos. Tú crees que ellos tienen una agenda.

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Por supuesto. Lo he repasado más de un millón de veces. Sólo hay tres razones en las que puedo pensar para mantenerlos aquí. Lo mejor sería si Abel o Bardolf, o ambos, resultaran gravemente heridos y no pudieran irse. Pero eso no explicaría sacrificar a una

buena parte de su manada.

El dragón excavó de regreso hacia la superficie una vez que llegó a los comienzos de la marisma.

Así que es algo mucho más siniestro.

La búsqueda de una compañera no siempre termina cuando un Carpato se vuelve vampiro. He visto casos donde ellos creen que una mujer de alguna manera recuperaría sus almas, y sin embargo, pueden mantener sus formas. Abel puede haber vuelto con esa idea en mente.

Tatijana ya lo conocía demasiado bien.

Pero...

Eso podría ser un tema secundario, pero es más probable que Mikhail sea el objetivo. ¿Viste a los lobos ir por Gregori? El príncipe y un Daratrazanoff tienen un vínculo especial que crea un poder imparable. Gregori fue específicamente señalado.

No importa la razón, había que tratar con el Sange rau. Ninguno de ellos podía afrontar que pasara más tiempo antes de descubrir a los maestros y destruirlos.

Tú los atraparás, dijo Tatijana con firmeza, toda la confianza en su voz.

Fen deseó tener esa misma confianza. La preocupación persistente había crecido hasta convertirse en una alarma en toda regla. Tenía que encontrar al capitán que estaba dirigiendo el ataque de la manada de hombres lobo en la granja.

El túnel bajo el suelo terminó abruptamente en el pantano. Las cañas ahogaban el agua. Las aves acuáticas agachaban las cabezas debajo de la superficie y levantaban las alas aleteando pacíficamente, como si ninguna abominación hubiera pasado cerca de ellos. No había vegetación marchita reveladora marcando

el camino de un vampiro, pero no había esperado ninguna. Él había sabido todo el tiempo que ni Abel ni Bardolf estarían cerca.

Esa molesta y creciente alarma le resonaba. Alcanzó al guardia del príncipe. Gregori, necesito saber dónde está el príncipe.

Tuvo la impresión inmediata de una feroz batalla. Los cazadores Cárpatos, a pesar de tantos como habían y con las trampas colocadas para la Manada Renegados, no habían encontrado tan fácil destruir una feroz manada y bien entrenada en la ofensiva.

Él está a salvo.

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La voz fue cortante. Gregori no revelaría la ubicación del príncipe a nadie. Fen podía decirlo por el tono implacable.

Gregori estaba gravemente herido. Necesitaría cuidados y sangre y la tierra para sanarlo. Si la manada no podía matar a Gregori, ¿no sería ésta la mejor alternativa? ¿Hiriéndolo tan mal que no tendría más remedio que regresar a la tierra? La alarma, en lugar de calmarse con la seguridad de Gregori sonaba aún más fuerte.

¿Los niños? Insistió él.

Están seguros. Gregori estaba más terso que nunca.

Fen maldijo en su idioma nativo. Tatijana, con la principal fuerza de los guerreros Cárpatos concentrada aquí en la granja, el príncipe, y los hijos de todos los importantes se quedan con muy poca protección.

Gregori nunca les dejaría sin protección, dijo Tatijana. Él es exagerado cuando se trata de la protección del príncipe. Ni siquiera escucha a Mikhail a veces. Nunca dejaría al príncipe sin vigilancia con una Manada de Renegados cerca. Y sin descontar a las mujeres. Tu Sange rau y los Lycán pueden, pero muchas de ellas son buenas luchadores.

Fen no respondió. No iba a decirle que no encontró la información tranquilizadora. Salió a la luz, aunque se cuidó de ocultar su presencia. Se puso de pie en la orilla del pantano, dando una cuidadosa mirada alrededor, buscando el mejor punto de vista por encima de ellos, desde donde el capitán dirigiendo la batalla sería capaz de ver toda la granja.

Tatijana cambió a su forma humana y se deslizó debajo de su hombro, parándose cerca para que su aroma lo envolviera. Siempre le asombraba que el gran dragón azul pudiera ser su compañera, esta mujer con su figura bien formada en forma humana.

—¿Puedes encontrar la ubicación del príncipe?

Ella negó con la cabeza. —Nadie, ni siquiera un Dragonseeker, puede entrar en la mente de Gregori.

—Entonces vamos a tener que hacer esto de la manera difícil.

La forma en que lo dijo alertó a Tatijana al instante. —¿Qué estás planeando?

Él suspiró. A ella no le iba a gustar. No le gustaba a él, pero sentía que no había otra elección. —La manada fue enviada fuera, pero ninguno de los dos principales dirigentes vino aquí con ellos, ni siquiera para garantizar que las órdenes se llevaron a cabo de manera eficaz. Eso me dice que Bardolf y Abel tienen planes más allá de la destrucción de la granja de Costin Eliade. Y necesitamos saber ahora que es.

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Tatijana levantó la cabeza para mirarlo. Ella ya estaba en su mente, pero no entendía qué era lo que pensaba hacer. —No me gusta hacia dónde va esto, —admitió ella, mirándolo directamente a los ojos.

Él deslizó su brazo alrededor de ella. No le gustaba a dónde iba esto tampoco. —Creo que Abel o Bardolf planean atacar al príncipe mientras la manada distrae a los Cárpatos y los Lycán atacando la granja.

Hubo un pequeño silencio mientras ella daba vueltas a la idea en su mente. —Eso significaría que ellos sabrían acerca de la trampa en la granja y deliberadamente sacrificaron a parte de su manada como una distracción.

—O no sabían que era una trampa pero los enviaron a devastar la granja sin importa qué, creyendo que los guerreros vendrían a defenderla. Ciertamente, los cazadores de élite Lycán vendrán, —dijo Fen, pero no creía que ese fuera el caso.

Abel era Cárpatos. Él sabía cómo pensaban los Cárpatos y cómo luchaban los vampiros y otros enemigos. Abel también conocía a los Lycán, o al menos a los

rebeldes. Él siempre había sido conocido por su inteligencia. Había orquestado el ataque. Fen apostaría todo a que estaba en eso.

Al otro lado del pantano, una roca sobresalía de la montaña. Estaba seguro de que encontraría al lobo puesto a cargo de dirigir el ataque en la granja. Le indicó el lugar a Tatijana. —Ahí, ahí es donde vamos a encontrarlo. Voy a necesitar que te quedes cerca de mí, pero lejos de su vista en todo momento, incluso cuando pienses que está muerto.

Tatijana frunció el ceño, poniendo una mano con cautela en su brazo. —¿Vas a decirme lo que vas a hacer?

—Tiene que haber algo más en juego aquí, que una Manada de Renegados invadiendo una granja en represalia por mi interferencia. Bardolf podría cometer el error de subestimar a los Cárpatos, fue Lycán antes de que se volviera vampiro, pero Abel no era sólo Carpato, sino uno exitoso y un cazador de vampiros valorado. Él sabría lo que estaba arriesgando al venir aquí.

—Eso significaría que está sacrificando deliberadamente a la Manada de Renegados. —Ella negó con la cabeza. —No tiene sentido, Fen. Creo que estás equivocado.

Su tono de voz le dijo que no estaba segura de verdad de lo que decía en voz alta. Quería que estuviera equivocado, pero nada de eso tenía sentido para ella. También era muy consciente de que él había eludido su pregunta anterior.

—No sabemos qué tan grande es esta manada. Creo que estamos tratando con una enorme manada y si es así, él tiene peones de sobra. Envió a veinticinco o treinta a la granja, pensando que podría perder más de la mitad. ¿Qué están

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haciendo los demás? ¿A dónde los ha enviado? Estos lobos eran un sacrificio para un fin mayor. No hay otra explicación.

—Tienes que decirme lo que vas a hacer. —Por primera vez, el miedo se deslizó en la voz de Tatijana. Ella apretó los dedos alrededor de su brazo. —Fen, no lances tu vida por la borda.

—Gregori no va a revelar dónde está el príncipe a nadie más, sin duda no a mí, y yo no tengo tiempo para tratar de persuadirlo. Él todavía no entiende la diferencia entre un vampiro y el Sange rau. La combinación de la mezcla de sangre sumada a la astucia, inteligencia así como capacidades físicas.

Ahora ella estaba muy alarmada. Sus ojos verdes crecieron multifacéticos y brillantes con el color. Él no tenía palabras para tranquilizarla. En su lugar, se inclinó y la besó a lo largo de la comisura de su boca.

—Bardolf cree que está en una asociación plena con Abel, pero no hay tal cosa entre vampiros, y en última instancia, Abel y Bardolf son ambos vampiros. Abel

sacrificará a Bardolf en un instante.

—Me estás diciendo estas cosas en caso de que no sobrevivas. Soy tu compañera, Fen. Mi destino está ligado a tu destino. Te seguiré donde sea que vayas.

Él negó con la cabeza. —El príncipe no debe morir. Por encima de todo, Tatijana, cada Cárpatos debe poner la vida de Mikhail Dubrinsky primero. Nuestra especie no va a sobrevivir a su muerte. No en este momento. Si me pasa algo, debes convencer a Gregori de que es a Mikhail a quien ellos van a tratar de matar. Todo lo demás que hacen es secundario, sin importar lo que parezca.

Ella negó con la cabeza, pero él podía sentirla concediéndole que tenía razón.

—He visto señales desde el principio de que es Abel el maestro Sange rau, orquestando con claridad todos los detalles de los ataques. Estaba una parte de la sombra de Bardolf en riesgo, no la de Abel. A pesar de que no había riesgo para Abel, fue el que uso al familiar creado de Bardolf.

Dejó caer otro beso en la parte superior de la cabeza sedosa de Tatijana y luego miró hacia el sol. Este apenas estaba haciendo su aparición. —Tal vez tú puedas darnos la cobertura de nubes. Tráela lentamente, haciéndola parecer natural, — sugirió él.

Tatijana tragó duro, pero asintió con la cabeza. —No hay problema.

—Abel es la clave aquí. Necesito recordar todo lo que pueda sobre él. Sus amigos y aliados. Creo que era primo primero o segundo del príncipe, —reflexionó Fen en voz alta. —Abel siempre pareció un tipo decente. Estaba sorprendido de que él se hubiera convertido.

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—¿Qué vas a hacer? —Exigió ella.

Esta vez no iba a ocultárselo. En cualquier caso, ella tenía que saber, porque al final, ella era su única posibilidad real de tener éxito.

—Hay una razón por la que cortamos la cabeza de los hombros, Tatijana, —dijo él. —A la estaca de plata a través del corazón le toma tiempo para que el cuerpo del hombre lobo la reconozca, y el cerebro sigue funcionando. Ese cerebro contiene toda la información que el lobo ha adquirido a lo largo de su vida y, a veces, de otros también. Contiene, también, el odio y la sed de sangre que el hombre lobo siente en una cantidad letal y concentrada. Lo suficiente para matar a cualquiera que lo haya dañado y se atreva a tratar de adquirir su conocimiento.

—¿Estás loco? No. Por supuesto que no. Ni siquiera sabemos con certeza que Mikhail está en peligro.

—Sabemos que hay dos Sange rau cerca y todo el mundo, humano, Lycán y Cárpatos, por igual están en peligro. Esto tiene que ser hecho.

Ella oyó la absoluta e implacable determinación en su voz y tomó una respiración profunda. —Bien entonces. Dime qué hago.

—Esa es mi chica. Yo puedo hacer esto, Tatijana, porque te tengo a ti. —Él miró hacia el cielo. La capa de nubes que ella había prometido se había desplazado lentamente, empujada por un viento suave. Ella tenía una habilidad, su tacto ligero. Dudaba si incluso un Lycán de elite habría detectado que las nubes no eran naturales. Era afortunado en tenerla y él atesoraría este recuerdo de su columna vertebral recta, los hombros derechos y los ojos claros.

—Tatijana, tú no puedes mostrarte de hecho o de palabra. Ninguna emoción. Te sentirás tentada una y otra vez a intervenir, pero no puedes. Si lo haces, todo estará perdido. Pero… —le cogió las manos, —eres una Dragonseeker, y no hay nadie más grande o con más honor. En el momento cuando te llame, ven a mí, jálame hacia atrás. ¿Entiendes?

Ella se volvió hacia él por completo, agarrando sus brazos como un guerrero haría. Sus ojos verdes miraban directamente a los suyos. —No voy a perderte, compañero. Vendré por ti.

Él le creyó.

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Traducido Por Fangtasy Corregido Por Nyx Revisado PorArhiel

en había aprendido a una edad muy temprana justamente lo rápido que comenzaban y terminaban las luchas. La batalla en la granja podría ser feroz, pero no duraría mucho tiempo. No tenía mucho tiempo para encontrar la información que necesitaba. Él se dirigió al cielo,

propulsándose a través del aire, utilizando su velocidad Sange rau, dejando a Tatijana atrás. No podía permitirse el lujo de correr el riesgo de que el capitán de Abel la viese y la identificase, no con lo que Fen pretendía hacer.

El renegado se paseaba a lo largo del borde de la roca, su mirada intensa puesta en la escena por debajo de él. Él no estaba contento con las pérdidas de los miembros de su manada. A diferencia del vampiro, el hombre lobo aún conservaba algunos sentimientos por su manada. Por desgracia, la sed de sangre venció todo civismo aprendido a lo largo de cientos de años.

Fen lo reconoció. Había sido un joven miembro de la manada de Bardolf. Había sido inteligente, incluso cuando era un joven cachorro. Al cachorro le habían llamado Marrock. Fen bien podía creer que era un gran estratega a la hora de dirigir una batalla.

Él hizo a un lado todo lo bueno que sabía acerca del hombre lobo. Hacía mucho tiempo que Marrock había sucumbido a la necesidad de matar para conseguir sangre fresca, creyéndose superior a todas las demás especies, sus deseos eran lo primero. En esencia, él era un Vampiro Lycán , un asesino.

Fen salió de las nubes con asombrosa velocidad y estuvo sobre Marrock casi antes de que el lobo supiera que estaba bajo ataque. El cuerpo lo reconoció antes que el cerebro. Sus ojos se entrecerraron y se volvieron rojos como la sangre. El hocico comenzó a tomar forma, los dientes en erupción en la boca en un intento desesperado de auto-preservación. Fen clavó la estaca de plata profundamente en su corazón, empujando al hombre lobo al suelo, viendo como el odio y la necesidad de represalia se concentraban en aquellos brillantes ojos rojos.

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Fen podía sentir remordimientos ahora, gracias a su compañera, y una vez más tuvo que reconocer que hacer justicia con los asesinos que uno conocía era más fácil cuando se carecía de emociones. Sacudió la cabeza, empujando todos los sentimientos a un lado para así poder hacer su trabajo. No podía vacilar o sentir miedo. Tenía que ser categórico en su búsqueda. Bajo control. Él era un Sange rau, tanto Cárpatos como Lycán , y había pocas cosas en el mundo más fuertes que él, o su voluntad.

Empujó su mente en la del renegado moribundo. Odio. Rabia. Sed de sangre. Por un momento aquellas cosas amenazaron con consumirlo como habían consumido la mente de Marrock. Todo su mundo se volvió rojo, la intensidad de las emociones amargas vertiéndose en su mente, infectándolo, como si el lobo tuviera una enfermedad que se transmitía de un cerebro a otro. Los sentimientos de superioridad lo invadieron. Era más inteligente. Podía pensar más rápido que otros, evaluar las situaciones y decidir antes de que los demás discurrieran lo que iban a hacer. Físicamente era más rápido, más fuerte, su cuerpo rejuvenecía más rápido.

Fen aguantó y exhaló alejando lo peor de las intensas emociones, sabiendo que Marrock estaba tratando de atraparlo. El riesgo de ser infectado por la sed de sangre era lo peor y eso le empujaba más fuerte que cualquier otra cosa. Él ansiaba sangre. Era adicto a ella. ¿Por qué no había de tener derecho a tomar lo que le

estaba designado tomar? Él había nacido para ser un depredador. No se podía domar lo que era, o quién era.

Eso era cierto. Cada hombre de los Cárpatos que conocía era un depredador. Y cada Lycán . Y él era una combinación de ambos. El impulso ya estaba en él. ¿Por qué debería hacerse pasar por otra persona? Podía tomar lo que quería o necesitaba y nadie sería capaz de detenerlo. Sus líderes se habían convertido todos ellos en víctimas, temerosos de quiénes eran, incluso avergonzados.

Los susurros comenzaron, otra voz prometiendo riquezas, prometiendo vivir de la manera en que estaban destinados. Podría tener absolutamente cualquier cosa que quisiera, dinero, poder, mujeres, y sangre, tanta fresca y rica sangre como deseara.

Fen se aferró a la memoria dentro de la mente de Marrock, golpeando duro y rápido, abriendo la puerta para que un torrente de recuerdos lo asaltaran a la vez. La inducción de Marrock en la manada de los renegados. Esa primera degustación de una captura, tan inolvidable y nunca repetible, no importa cuántas veces uno mate o cómo lo haga. El ascenso de Marrock a capitán.

Fen contuvo el miedo creciente al ver la enormidad de la manada. No podía conseguir cifras exactas, porque estaban divididos en grupos más pequeños, pero

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todos ellos respondían ante Bardolf y Abel. Pocos en realidad los conocían, pero todos juraron ser leales a ellos.

Tenía que conseguir llegar más allá de los recuerdos más antiguos que Marrock había ofrecido como un muro para ocultar la información que Fen buscaba. Marrock gruñó y luchó, tratando de atraparle en un embrollo de recuerdos, azuzándole la necesidad de sangre fresca mezclada con adrenalina, compartiendo el sabor de la sangre caliente, cualquier cosa para mantener a Fen fuera de sus recuerdos más recientes.

Fen empujó más enérgicamente, empleando más fuerza, con cuidado de no ganarle el pulso, pero colándose más allá de esos recuerdos que no le ayudaban. Marrock todavía tenía opciones que podrían ser perjudiciales para él. No quería activar cualquiera de ellas hasta que tuviera la información que necesitaba.

Fen encontró las órdenes más recientes de Bardolf. Marrock iba a mantener los Cárpatos ocupados, matar a tantos como le fuera posible y causarles tanto daño como pudiera para forzarles a meterse en la tierra para sanar. Una segunda fuerza encontraría a los seres humanos que ayudaban a proteger a los niños, los destruirían y se apoderarían de cualquier mujer Cárpatos que estuviera ayudando a protegerlos. Las dos fuerzas iban a atacar simultáneamente y mantener a todos ocupados, permitiendo a Abel y a Bardolf entrar sigilosamente y asesinar al príncipe.

En el momento en que accedió a la memoria, sabía que tenía sólo unos segundos antes de que Marrock intentara avisar a Bardolf o a Abel y también enterrar a Fen en un cenagal de emociones ponzoñosas para evitar que encontrara una salida. Rojo y negro se vertieron en su mente aun mientras él se proyectaba hacia fuera.

—Compañera. —Una palabra. Todo. El milagro.

Ella estaba allí al instante, su propia dama dragón, y ella sabía exactamente qué hacer sin que él se lo dijera. Entró en su mente, echando a todo lo demás fuera, y mientras se lo arrebataba a Marrock, ella osciló la espada de plata y le cortó la cabeza, haciendo imposible para el lobo advertir al Sange rau.

Fen se tomó el tiempo suficiente para arrastrarla a sus brazos y abrazarla con fuerza contra él por un momento, inhalando su dulzura y su fortaleza. Después de la sed de sangre y el caos de la mente envenenada de Marrock, ella era un soplo de aire fresco.

—Tú eres una excelente compañera, mi lady.

Ella le sonrió, frotándole con sus manos por la espalda. —Es bueno saber que tienes tanta fe en mí. Eso fue horrible. Nunca vuelvas a hacerlo.

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—Vas a tener que ir a la aldea, Tatijana, y advertir a los demás en la granja de que están siendo retenidos allí a propósito. Voy a tratar de detener al Sange rau. Yo soy el único que tiene una oportunidad.

Ella negó con la cabeza. —No a los dos. No solo, Fen.

—Ve, Tatijana, —dijo suavemente. —Date prisa. Los renegados diezman

poblaciones enteras.

Fen le dio un beso en la comisura de su boca y alzó el vuelo, dirigiéndose como un rayo hacia la casa de Mikhail. Él había estado en esa casa y sabía que estaba diseñada para ayudar a proteger al príncipe. Tenía que haber más, un sistema de protección completo que Gregori estaba seguro que sería capaz de detener a cualquier ataque contra el príncipe, pero ellos creían que el ataque vendría de un vampiro, tal vez incluso de un maestro vampiro. No habían diseñado su sistema de defensa para hacer frente al Sange rau.

Tatijana respiró hondo y dio un paso para dejarse caer del sobresaliente risco, surcando el cielo hacia el pueblo. No quería imaginarse lo que harían los hombres lobo a los humanos que apenas se estaban despertando en sus hogares.

Gregori, Mikhail está en peligro. Fen ha ido a tratar de impedir que el Sange rau llegue hasta él. Pero son dos.

Se produjo un breve silencio. El dolor explotó en su cráneo, el dolor de Gregori y rápidamente se interrumpió. Fen no tiene de qué preocuparse. Mikhail está completamente protegido. Había una confianza absoluta en la voz de Gregori.

El tutor de Mikhail lo comprobaría de todos modos, no importa cuán arrogante o confiado sonara. Tatijana sabía que Gregori lucharía para abrirse

camino hasta Mikhail hasta su último aliento.

El Sange rau envió a otro grupo de renegados para atacar la aldea, con el objetivo específico de las mujeres y los niños de nuestra especie.

Una vez más se produjo un breve silencio, pero esta vez, Gregori evitó que el dolor de sus terribles heridas la alcanzara a ella. Me preguntaba por qué los Lycán no se dejaban ver. Deben estar defendiendo el pueblo.

Por supuesto. Ella había estado en la mente de Zev. Era al milímetro la misma clase de hombre que era Gregori. Su confianza. Sus habilidades. Su absoluta determinación para defender a otros. Él definitivamente se metería directamente en batalla y escudaría a los humanos y a los Cárpatos por igual.

Cuando se aproximaba a las afueras del pueblo, sintió la perturbación casi de inmediato. El olor de la sangre era abrumador. Se transformó en su forma de dragón volando lo suficientemente alto, pensó, para evitar que ningún renegado saltara sobre ella mientras circunvalaba la escena de la batalla.

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Localizó a Zev en medio de lo que parecía veinte hombres lobo. Él estaba dando vueltas en círculo, su espada de plata teñida de rojo carmesí, su pelo largo volando al viento mientras se abría un camino hacia una solitaria vivienda que parecía en estado de sitio. Su largo abrigo ondeó mientras giraba, su espada sin detenerse en ningún momento, sus botas posicionadas perfectamente y de forma fluida, como si estuviera bailando, no en peligro de muerte. Parecía fluir, la confianza en cada línea de su cuerpo. Parecía casi hermoso, allí bajo la luz de la mañana naciente.

Si no hubiera sido por la sangre pulverizándose a través del aire, ella habría pensado que estaba viendo un ballet.

En la parte trasera de la casa, otros cuatro luchaban con espadas y estacas de plata, mientras otro estaba en el tejado de la casa. Ésta era una mujer, y su forma era casi tan buena como la de sus homólogos masculinos. Un sexto Lycán estaba en la esquina del patio, dos renegados desgarrándolo. Dos mujeres Cárpatos luchaban para llegar hasta él.

Utiliza las estacas de plata, Tatijana aconsejó a la mujer del pelo grueso y oscuro quien dio un puñetazo en la cara a un hombre lobo, haciéndole retroceder y alejarse de ella. Tatijana estaba sorprendida con la mujer. Claramente Cárpatos, estaba acostumbrada a luchar contra los vampiros, se notaba en cada línea de su cuerpo. Las mujeres rara vez luchaban contra los no-muertos, no como esta mujer.

Tatijana quería conocerla inmediatamente.

Las nubes se habían vuelto negras y los relámpagos veteaban la que estaba directamente sobre la casa. Destiny Von Shrieder alzó la vista para asegurarse de que el dragón azul estaba fuera de peligro. Dragonseeker, estoy a punto de hacer caer el rayo.

Tatijana retrocedió volando alrededor, dándole a la mujer de pelo oscuro un montón de espacio. Desde su posición aventajada pudo ver la feroz lucha en el frente de la casa donde Zev luchaba solo. Fuera de la casa, dos hombres se acercaban. Ella reconoció a ambos. Gary Jansen y Jubal Sanders corrieron sin vacilar adentrándose en la masa de hombres lobos que atacaban a Zev. Gary disparaba con una ballesta flechas de plata con mucha precisión, abriendo fuego rápidamente mientras Jubal utilizaba una extraña arma que ella nunca había visto antes.

Los dos humanos eran rápidos y seguros, y obviamente, habían visto antes una batalla. Los hombres lobo les superaban en número y eran extremadamente rápidos, esquivando la reluciente espada que Zev blandía y usando la casa como un trampolín para saltar sobre sus espaldas en un intento de tirarlos al suelo. Zev parecía estar protegiendo a los dos hombres con sus esfuerzos, pero sus

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movimientos constantes le impedían a ella ayudarlos. No podía lanzar fuego a los hombres lobo sin dañar a los defensores.

Los renegados eran extremadamente agresivos. Uno encendió una antorcha y la arrojó a la casa. Zev lo redujo, pero dos lobos que esperaban su momento saltaron desde el tejado y aterrizaron sobre sus hombros, y con su peso combinado lo llevaron al suelo. Inmediatamente los renegados rodearon al Lycán caído, decididos a matarlo rápido.

Gary golpeó a uno de los lobos en la cabeza con una flecha de plata, y luego apartó al otro fuera de su camino dándole un golpe con la ballesta mientras corría hacia Zev.

—Sigue, sigue, no te detengas, —gritó Jubal. —Yo te cubro.

Entonces los lobos saltaron sobre Zev, desgarrándolo, arrancándole a mordiscos grandes trozos de carne. Un renegado muy agresivo fue a matar, yendo a por la garganta de Zev, mientras los otros parecían decididos a comérselo vivo.

Zev se defendió, utilizando estacas de plata y un cuchillo más corto, pero los renegados rápidamente lo inmovilizaron en el suelo con su superioridad numérica y su peso.

Un lobo consiguió clavar sus garras en el brazo de Gary cuando éste corrió sobrepasándolo, dejando cuatro largos surcos sangrientos. Gary no se detuvo ni vaciló. Corrió a través de la doble línea de lobos decidido a llegar hasta Zev antes de que los renegados lo mataran. El lobo logró agarrarlo una segunda vez haciéndolo girarse. Gary clavó una flecha profundamente en el muslo del lobo y se escapó, saltando por encima de un hombre lobo caído y empleando un arranque de velocidad.

Había abierto una brecha en el doble círculo de renegados que rodeaban al cazador de elite y ahora aquéllos estaban entre él y la casa.

Jubal soltó el arma de su muñeca, una extraña herramienta giratoria muy afilada. Los bordes de cada una de las cuatro cuchillas debían haber sido cubiertas con plata, ya que cuando las aspas giratorias golpearon a un lobo, cortándole un brazo, las venas de su cuerpo parecían volverse rígidas y cambiar de color en su piel.

Gary disparó dos flechas más, derribando a dos de los lobos inmersos en la frenética pelea con Zev. —¿Puedes levantarte? —Gritó.

Zev estrelló una estaca de plata en la pierna del lobo que le estaba inmovilizando en el suelo, mientras el segundo renegado desgarró su vientre, decidido a abrirlo por completo y arrancarle sus entrañas. Zev se arrojó lejos del lobo, en lugar de cubrir su vientre, sacrificando su cuerpo, dándole tiempo al

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renegado a abrirle su abdomen, pero dándose el espacio para blandir su espada, cercenando la cabeza del lobo.

La sangre brotaba del vientre de Zev y los lobos detrás de ellos parecieron entrar en un frenesí en el momento en que olieron la debilidad del cazador de élite. El lobo sin cabeza cayó sobre Zev en un intento deliberado de inmovilizarlo en el suelo, así como para proteger su corazón de ser estacado.

Gary apartó el cuerpo de Zev lejos, apretando un apósito sobre la profunda laceración de su vientre. Claramente los Cárpatos estaban más preparados esta vez por la forma en que los renegados luchaban. Él siguió el cuerpo del lobo sin cabeza hasta el suelo, clavándole una flecha atravesándole el corazón, usando una fuerza alimentada por la pura adrenalina.

En el momento en que él se inclinó para enterrar la flecha en profundidad, un renegado se estrelló sobre la espalda de Gary, empujándolo lejos de Zev y más en lo profundo del patio delantero. El círculo de los lobos aulló su aprobación y se precipitaron hacia los dos hombres para aislarlos de la casa. Ahora que los tres hombres estaban separados sería más fácil sacarlos de allí.

Zev se puso en pie tambaleándose, encontró su espada todavía en su mano y ya estaba en movimiento, fluyendo a través del patio hacia Gary, mientras Jubal luchaba con su extraña arma, así como con un machete de plata.

Tatijana vio a Gary caer derribado bajo el peso de varios lobos y ella se zambulló rápidamente, el dragón se lanzó empicado desde el cielo, su toque delicado a pesar de su tamaño y velocidad. Expulsó un flujo constante de llamas sobre las espaldas de los hombres lobo, mientras éstos estaban doblados, rasgando, mordiendo y desgarrando el cuerpo de Gary. Zev juró, ella lo oyó por encima de los aullidos, los gruñidos y los gritos de los renegados quemados, mientras él se abría paso hacia Gary.

Los renegados cuyas espaldas habían sido quemadas por Tatijana saltaron lejos del hombre caído, mirando al cielo, más enojados que heridos. Ella trató de elevarse rápido, conociendo los saltos gigantes que eran capaces de dar. Uno saltó

desde el suelo hasta la cerca y entonces estuvo casi sobre ella.

Por el rabillo del ojo, Tatijana vio como la mujer de cabello oscuro corría con pasos largos y seguros sobre el tejado y saltaba para interceptar al renegado en el aire. Ella sostenía un cuchillo en una mano y una estaca de plata en la otra. El hombre lobo y la mujer se estrellaron contra el suelo, el impulso ayudo a enterrar la estaca profundamente en el pecho del lobo. Él aulló, cayendo, intentando agarrarla, y la mujer simplemente se desvaneció en el aire.

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¿Quién eres tú? preguntó Tatijana, mientras su dragón surcaba el cielo hacia las nubes. Y gracias, ya he tenido mi vientre desgarrado por uno. No es divertido. Soy Tatijana.

Por supuesto. Estaba claro que ella había oído hablar de Tatijana y Branislava. Soy Destiny, la compañera de Nicolae Von Shrieder.

Tatijana había conocido a Vikirnoff Von Shrieder y a su compañera, Natalya. Natalya estaba emparentada con Tatijana, ella era la hermana de Razvan y una Dragonseeker también. Ella supuso que Vikirnoff y Nicolae eran hermanos. Donde uno estaba, el otro probablemente no andaba muy lejos. Estaba agradecida de ver a una mujer como Destiny unirse agresivamente a la batalla. Tatijana no era una mujer para mantenerse al margen y dejar que los otros lucharan cuando era necesario. No sabía mucho acerca de la política del pueblo de los Cárpatos, pero había sido imposible en los últimos dos años, cuando los otros les dieron sangre a Branislava y a ella, no familiarizarse un poco con ella.

¿Puedes decirme si Gary está muy mal? Desde su punto de vista aventajado, el

dragón de Tatijana podría generalmente ver mucho mejor que cualquier humano o cualquier Cárpatos, pero había tantos lobos luchando a su alrededor, que ella no podía obtener una visión clara de él.

Estoy tratando de llegar a donde está él ahora, confirmó Destiny. Estas cosas son rápidas. Si los Lycán no se hubieran unido a la lucha, estaríamos en serios problemas. Sólo teníamos un par de hombres aquí para ayudar a defender a los niños. Nos atacaron hace sólo unos minutos, pero las bajas son elevadas. Si no fuera por los Lycán, especialmente por el que llaman Zev, hubiéramos tenido algunas bajas.

Ellos llegaron a la granja a la vez y fijaron su objetivo sobre Gregori, Tatijana le informó.

Su dragón hizo otro círculo por encima de la zona de combate. La lucha era furiosa en el frente, con sólo Destiny, Zev, Gary y Jubal tratando de combatir el elevado número de lobos. En la parte de atrás, había seis Lycán luchando contra un ejército más grande de renegados.

¿Está el hijo de Mikhail en la casa? ¿Las hijas de Gregori? Tatijana estaba preocupada, el gran número de renegados habría superado las pequeñas defensas que tenían.

No. Solo los niños de Sara. Sara está en cama guardando reposo y Gabrielle está allí con ella. Gabrielle y Shea están en la casa para ser la última línea de defensa para los niños.

¿Vikirnoff y Natalya? Tenían que estar en algún lugar cerca y sin embargo no estaban en medio de la reyerta. Tatijana no podía imaginarse a ninguno de ellos sentados observando una batalla.

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Destiny se agachó ante una de las bestias, pasó junto a otra y llegó junto a Gary. Ella clavó una estaca de plata en la espalda del lobo que estaba desgarrando las entrañas de Gary. Agachándose, ella le puso un brazo alrededor de su espalda. Él estaba hecho un desastre, su vientre desgarrado y grandes trozos de carne arrancados de su pecho. Una vez que los lobos conseguían derribar a una víctima, lo despedazaban. Gary hizo un esfuerzo para levantarse, pero tenía que sujetarse con las dos manos su vientre abierto, y había perdido tanta sangre tan rápido que estaba débil. La sangre le hacía resbaladizo y tratar de levantarlo era imposible. El apósito no servía ni para empezar a cubrir el desastre.

—Vamos, —siseó Destiny. —No estamos lejos de los problemas aquí.

Estaban rodeados por lobos gruñendo. Ella estaba sangrando por docenas de lugares. Zev estaba casi en tan mala forma como Gary, y Jubal no podía superar la barrera de lobos para llegar junto a ellos.

—Vete de aquí, —la instó Gary. —Puedo lograrlo sin ti.

—Esa no es una opción. —Destiny miró al cielo. Tatijana, abrasa a estos bastardos. Ya he tenido suficiente de ellos. Alzó la voz. —¡Jubal, Zev, poneros a cubierto ahora!

Con eso, totalmente confiando en que Tatijana haría lo que le pedía, ella colocó a Gary de nuevo en el suelo. Antes de que ella pudiera cubrirlo, él la estaba

cubriendo a ella, con las manos sobre la cabeza de ella, su cuerpo sobre el de ella, inmovilizándola.

—Estás loca, ¿lo sabes? —le susurró él al oído, con la voz risueña a pesar del dolor que debía de estar sintiendo.

Sin dudarlo, tanto Jubal como Zev, se echaron al suelo. Jubal, todavía cerca del porche, consiguió rodar parcialmente debajo de éste. Zev se dejó caer donde estaba confiando en que varios lobos lo seguirían al suelo, lo que hicieron, cubriendo eficazmente su cuerpo.

El mundo alrededor de ellos estalló en llamas cuando el dragón atacó desde las nubes, con el cuello extendido, las alas creando una tormenta de viento para ayudar a avivar las llamas al rojo vivo mientras ellas estallaban en un flujo constante desde las fauces del dragón hacia la tierra por debajo. Los renegados, mitad lobos, mitad hombres, encontraron su piel y su cabello ardiendo, y se arrojaron al suelo, rodando, desesperados por tratar de apagarlos.

La temperatura en el patio delantero pasó de quebradiza y fría a un instantáneo calor abrasador. El rugido del fuego tronaba en sus oídos. El viento se levantó a un punto álgido cuando las grandes alas aventaron aquellas llamas para que saltaran de un renegado al siguiente. Ella sobrevolaba la zona un rato o dos

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después de dejar de esparcir fuego, sus enormes alas actuando como fuelles y luego con un fuerte berrido una vez más ganaba altitud.

—Ahora, ahora, —susurró Destiny. —Esta es nuestra oportunidad.

Zev se puso de pie de un salto y comenzó a clavar estacas de plata, sin hacer caso de las llamas, sin preocuparse de cualquier daño que pudiera sufrir. Jubal rodó de debajo del porche y siguió su ejemplo, estacando a tantos como le fuera posible.

—Usa la espada, —gritó Zev, lanzándole su espada a Jubal. —Cualquiera que haya siso estacado, córtale la cabeza.

Jubal cogió la espada con facilidad con una mano y la blandió contra la cabeza de un renegado que cargaba hacia él que se había mantenido relativamente indemne.

Gary hizo un gran esfuerzo y rodó de encima de Destiny, logrando ponerse de rodillas, con cuidado de mantener sus manos sobre su vientre rasgado. Los

renegados eran expertos en su método de lucha elegido, incapacitar a su oponente eviscerándolo. Les llevaba sólo segundos. Gary había salvado a Zev, pero no había escapado de la manada ni de su incesante e incansable sed de sangre y de muerte.

Destiny no podía creer que ninguno de ellos hubiera escapado. Todos los Cárpatos y Lycán tenían heridas muy graves. Una vez más ella puso su brazo alrededor de Gary. Él hizo un esfuerzo valiente y se puso en pie, poniéndose completamente pálido, sangre muy oscura brotaba de sus entrañas. Ella conocía esos signos, y no eran buenos. Gary obviamente también los conocía, pero no dijo nada, respirando profundamente para tratar de lograr cruzar el patio en llamas, de vuelta a la casa.

Gregori. Tenemos una gran necesidad, Destiny llamó a su curandero utilizando el vínculo telepático común. Gary no vivirá más allá de una hora si no puedes llegar a nosotros. Ningún otro tiene la habilidad para salvarlo, ni siquiera Shea. Ella no dijo que dudaba que incluso Gregori pudiera salvarlo, pero estaba en su mente y él lo sabría.

Zev se movió con una velocidad asombrosa, tan eficiente y experto matando a los renegados, Tatijana desde arriba no podía dejar de mirarlo. Él corría por el patio, abriéndose camino hacia Destiny y Gary, incluso mientras mataba a numerosos lobos. Aquellos lobos que rodaban para apagar las llamas estaban en

peligro tanto por Zev como por Jubal. Jubal no estaba esperando por las estacas, él rebanaba los cuerpos y luego los estacaba mientras seguía su camino.

El dragón de Tatijana había cambiado la tendencia en el patio delantero. Ella dio la vuelta para ver de nuevo la lucha furiosa en el patio trasero. Las heridas eran graves. El grupo más grande de lobos había atacado el patio trasero,

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probablemente porque había más cobertura, árboles, arbustos y hasta una valla que los lobos podían utilizar como trampolín.

Zev, Gary y Jubal habían hecho frente a toda la manada en la parte delantera, mientras que la mayoría de los cazadores de élite Lycán defendían la parte trasera. Destiny claramente fluctuaba entre ambos, prestando sus habilidades a cualquier lado, dependiendo de quién la necesitaba más.

Tatijana estudió la escena por debajo de ella, tratando de encontrar cómo podía acudir en ayuda de los Lycán. La mujer Cárpatos era pequeña, pero ella era una fuente de energía, mezclándola con los lobos, la sangre corriendo por su cuerpo. Parte de la sangre pertenecía al enemigo, pero era evidente que la habían mordido varias veces y esas garras le habían abierto grandes laceraciones.

Tatijana no podía comunicarse con los Lycán, pero podía hacerlo con la mujer Cárpatos. Ésta era Joie Trigovise, la compañera de Traian y hermana de Jubal. Varias veces había sido Joie quien había donado sangre tanto a Tatijana como a Branislava mientras ellas curaban sus mentes y sus cuerpos en la rica tierra de las montañas de los Cárpatos.

Joie tenía una mata de grueso pelo castaño oscuro brillante. Sus rasgos eran sorprendentemente hermosos, aun así a veces se mezclaba con su entorno, por lo que, al igual que ahora, era difícil mantener un ojo sobre ella.

Si hay una manera de meter a todos los Lycán bajo cubierto, yo podría abrasar a los hombres lobo, ofreció Tatijana. Eso, sin duda, cambió la situación en el frente.

Joie no respondió de inmediato. Ella rodó de debajo de un lobo, rajándolo en la parte posterior de sus rodillas mientras ella alcanzaba el porche de atrás, donde parecía que seis o siete hombres lobo estaban desgarrando la puerta trasera.

Tatijana oyó un grito infantil, un agudo sonido amedrentado y luego otro más joven empezó a llorar. El alquitrán del techo sobre el porche de atrás le impedía ver exactamente lo que estaba pasando o lo cerca que los lobos estaban de irrumpir en la casa, pero los gritos de los niños hicieron que su corazón latiera fuerte y la impulsara a la acción.

La hembra Lycán saltó la barandilla de madera de la casa. —Por ahí. —Ella indicó hacia la esquina del porche donde tres más de los renegados se apresuraban para tener acceso.

Su nombre es Daciana. Ella es una endiablada luchadora, Joie informó a Tatijana

mientras ella se aproximó en diagonal para interceptar a los tres lobos que tenían la esperanza de entrar en la casa con los otros miembros de la manada.

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¿Están dentro de la casa ya? Si lo estaban, era hora de abandonar su forma de dragón y meterse en la reyerta con Joie, Daciana y los otros Lycán. La manada de hombres lobo no podía irrumpir en la casa y llegar a los niños.

Tatijana sabía que Shea, la compañera de Jacques, estaba dentro. Ella era una doctora, una sanadora, no una luchadora, pero defendería a los niños. La hermana

de Joie, Gabrielle, estaba en la casa también. Ella era una investigadora, no alguien que participaba en las batallas, pero lucharía ferozmente para proteger a los niños. Sara tenía que estar en el interior, la compañera de Falcon. Ellos habían adoptado a estos niños y Sara estaba embarazada de un niño. Ella había sufrido un aborto en su primer embarazo y estaba guardando reposo en cama con este, pero no hay duda que ella lucharía con los demás, a pesar de todo.

Quédate en el cielo, dijo Joie, leyendo claramente sus preocupaciones. —Daciana, tenemos a un dragón de nuestro lado. Si somos capaces de hacer retroceder a estos lobos de regreso al claro y ponemos a nuestra gente a cubierto, Tatijana los abrasará.

Daciana alzó la vista y miró hacia el dragón que daba vueltas por encima de ellos. Mientras lo hacía, uno de los hombres lobo saltó de la barandilla del porche al tejado y se lanzó hacia el cielo en dirección al bajo vientre expuesto del dragón.

Oh no, no lo harás. Tatijana susurró las palabras en su mente.

Ella había tenido su vientre desgarrado en una ocasión y no iba a dejar que volviera a ocurrir. Mientras el lobo se alzaba, con sus garras extendidas, ella balanceó su cuello, usando su cabeza en forma de cuña como un bate para alejarlo de ella con un golpe. El navegó de punta a punta hacia las copas de los árboles a varios metros de distancia de la casa. Aterrizó bruscamente, gruñendo, furioso y agarrándose a las ramas para no caerse.

Él gritó amenazas hacia ella, agitando su puño y comenzó a bajar rápido mientras ella se abalanzó sobre su cabeza. Tatijana sabía que era imprudente por su parte, pero incluso dentro del cuerpo del dragón, sentía el torrente de adrenalina. El pequeño grito de un niño, el sonido del llanto, la habían golpeado como ni la sangre ni las heridas lo habían hecho.

El hombre lobo cambió de dirección con una velocidad asombrosa. Ella ni siquiera lo vio, sólo el temblor furioso de las ramas mientras aquél retrocedía a toda prisa de vuelta a la parte superior de la copa del árbol y se arrojó hacia ella

por segunda vez. Sus garras se clavaron en el vientre blando del dragón justo cuando Sev apareció sobre la parte superior del tejado. Tatijana podía ver al Lycán moviéndose como si no tuviera un centenar de heridas profundas, como si su estómago no hubiera sido rajado. Él corría sobre el techo de dos aguas, con los ojos casi brillando, el color gris metálico tan intenso que podrían haber sido gemas.

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Él nunca apartó la mirada del renegado que la estaba atacando, nunca miró hacia abajo para asegurarse de sus pasos sobre el tejado embreado encontraban la cubierta solida. Sus ojos eran penetrantes, perforadores, totalmente intimidantes y sin pestañear, fijos en su presa. Él lanzó la estaca de plata. Ésta giró a través de la luz de la mañana temprana, brillando, con un movimiento en espiral, disparándose hacia su objetivo.

Zev continuó corriendo por el tejado, incluso mientras lanzaba la estaca, bajando por el otro lado y luego dejándose caer en el patio trasero. Aterrizó en cuclillas en medio del enjambre de hombres lobo, con la espada en la mano, ya sacando otra estaca de su cinturón.

La estaca girando por el aire voló recta y certera, clavándose profundamente en el pecho del renegado, que estaba rasgando la parte blanda del bajo vientre del dragón, atravesándole el corazón. El lobo se puso rígido, cayendo como una piedra desde el cielo. Gotas de sangre lo siguieron en su caída, provenientes de donde él había desgarrado al dragón.

Zev se abrió paso a través de la pared de hombres lobo para llegar hasta dos de sus cazadores que luchaban espalda con espalda, rodeados por los renegados. Ambos presentaban laceraciones, mordiscos y heridas, pero ninguno vaciló ni por un instante. Zev se unió a ellos.

—Abriros camino de regreso a la casa, —Daciana los llamó.

Daciana y Joie se interpusieron entre los lobos y la puerta de atrás, cada una viniendo desde un lado diferente, presentando un frente unido y una barrera en la entrada de la casa. Destiny apareció en la puerta de atrás, uniéndose a ellas. Estaba cubierta de sangre.

Joie frunció el ceño. —¿Estás bien?

—Es mayormente de Gary. Está en mal estado. Llamé a Gregori, pero dudo que llegue a tiempo. —La voz de Destiny era sombría. —Shea está haciendo lo que puede.

El lobo que estaba directamente enfrente saltó sobre ella, chocando contra una ventana, rompiendo el cristal. Él lamento de un niño provino de algún lugar del interior. Daciana saltó tras el renegado, aterrizando sobre la espalda de éste, tirándolo al suelo. Él era fuerte, incorporándose rápidamente apoyándose con las dos manos y las piernas, tratando de quitársela de encima.

—A la casa, —Zev dirigió a sus cazadores.

—Lykaon ha caído, —gritó Daciana. —Esquina norte.

Zev, y los otros dos cazadores con él, agresivamente comenzaron a luchar abriéndose camino hacia su hermano caído. Los otros dos Lycán, ambos, se

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dirigieron hacia esa esquina también. Lykaon estaba en el suelo, más muerto que vivo.

Tatijana podía ver sangre salpicando por el aire y a tres lobos desgarrando el cuerpo. Frustrada, dio otra vuelta. Si los Lycán tan solo llegaban al porche, ella sabía que podía proyectar un chorro de llamas que acabaría con las ganas de pelea de los lobos restantes. Por muy duro que lucharan, la manada hacía que los cazadores regresaran abandonando a su camarada caído.

Tatijana no podía soportarlo. Ella no iba a permanecer a salvo en el cielo, mientras uno de los combatientes Lycán estaba siendo despedazado o devorado vivo justo debajo de su nariz. Ella se zambulló rápidamente, plegando sus alas cerca de su cuerpo y se lanzó hacia el patio. Los árboles estaban cerca y ella se vio obligada a cambiar a moléculas diminutas y precipitarse hasta el Lycán caído.

Ella se transformó de nuevo justo antes de aterrizar, su dragón exhalando un flujo constante de llamas rojo anaranjadas para despejar a los lobos mientras ella se cernía sobre Lykaon. Los lobos que le estaban desgarrando prendieron fuego. El olor a carne y piel quemada llenó el aire.

Tatijana era extremadamente vulnerable en el suelo. En el momento en que los lobos estuvieron apartados del cuerpo, ella recogió al guerrero caído con sus garras delanteras y alzó el vuelo con él. Una docena de renegados saltaron hacia ella. La mayoría golpearon sus escamas y cayeron, pero uno se lanzó sobre su espalda y hundió sus dientes en su cuello, o lo intentó, las púas y las escamas le impidieron hacerle daño.

Ella tuvo que trabajar duro para conseguir elevarse en el aire con el Lycán herido en sus garras y el lobo sobre su espalda. Dos más intentaron agarrarse a su cola, pero la agitó bruscamente y cayeron. De nuevo, fue Zev quien acudió en su ayuda. Él lanzó un cuchillo, y al igual que la estaca, el lanzamiento se realizó con una precisión mortal. El lobo sobre su espalda gruñó con fuerza y se cayó, dejando que ella se elevara fácilmente. Dio una vuelta, en busca de su oportunidad cuando los Lycán se abrieron paso hacia el porche.

Con tantos defensores, los pocos hombres lobo que habían tratado de conquistar la entrada a la casa abandonaron los pequeños confines del porche. Tatijana escondió a Lykaon cerca de su cuerpo y una vez más se zambulló, rociando un flujo constante de llamas a través de la manada, dejándolos a la mayoría ardiendo. Al igual que en el patio delantero, los lobos que se estaban abrasando se retiraron, rodando por el suelo para tratar de apagar las llamas, mientras los cazadores salieron e hicieron todo lo posible para destruir a tantos como les fuera posible.

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Tatijana aterrizó en el patio delantero, agradecida de que Daciana y Destiny corrieran para coger al Lycán caído de sus garras. Estaba débil, exhausta y sangrando. En el momento en que ella se transformó, sus rodillas casi cedieron.

Destiny la miró por encima de su hombro mientras ella y Daciana llevaban a medias a Lykaon hacia la casa. —¿Estás bien? ¿Puedes arreglártelas?

Tatijana asintió. Los hombres lobo estaban en retirada, pero no era seguro. Casi cada defensor había sido herido, muchos de ellos de gravedad. Ella sabía que muchos miembros de la manada de renegados se quedarían para tratar de conseguir el mayor número posible de muertes. Ella obligó a sus piernas temblorosas a trabajar y llegó al porche justo cuando Gregori y Jacques aparecieron, sorprendiéndola. Jacques inmediatamente estiró su brazo hacia ella para estabilizarla.

Los dos hombres parecían como si hubieran estado en una zona de guerra. Estaban cubiertos de heridas y sangre, especialmente Gregori. Ella no podía saber cómo estaba aún de pie. Tenía que estar dolorido, pero sólo había propósito grabado en su rostro.

Gregori abrió la puerta de la casa. —¿Dónde está él?

Los heridos yacían, sentados o de pie, esperando por la atención de Shea. Joie, Destiny y Daciana comenzaron a ayudarla a asistirlos. Shea alzó la vista en el momento en que entraron. Jacques ayudó a Tatijana a llegar hasta una silla y luego se dirigió inmediatamente junto a su compañera.

—¿Estás bien? —Preguntó Zev.

Tatijana asintió. —Perdí un poco de sangre. Yo no estoy tan mal como el resto de vosotros.

—Tenemos nuestros culos en vuestras manos, —dijo Zev con un suspiro. —Esta manada es muy grande. Demasiado grande. No tiene sentido. —Él miró a su alrededor. —¿Dónde está Fen?

Tatijana dejó escapar el aliento lentamente. —Ellos nos golpearon en tres localizaciones diferentes. Al principio pensamos que sólo era en la granja, pero luego, cuando descubrimos que la manada había sido dividida en tres partes, dividimos nuestras fuerzas. Fen tiene experiencia combatiéndolos, por lo que fue a la tercera localización.

Zev asintió. —Tiene sentido. —Miró alrededor a los heridos. —¿Dónde está Gary? Él salvó mi vida y yo quería darle las gracias.

Hubo un pequeño silencio embarazoso. Shea miró a Gregori y sacudió la cabeza. —Hice lo que pude. Ha estado aguantando hasta verte.

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Gregori entró en la habitación que Shea le indicó. Olía a muerte y a sangre. Gabrielle, la hermana de Joie, estaba sentada junto a Gary, sosteniendo su mano. Había lágrimas en su rostro. Gary estaba gris, el dolor ribeteando cada línea de su cuerpo.

Sus ojos se encontraron con los de Gregori.

—Te ves como el infierno, —le saludó Gregori.

Gary intentó sonreír, algo que no acabó de lograr. —Te ves igual. —Incluso su voz ya no era la suya, sino un simple hilo.

Gregori se detuvo sobre Gary, sus ojos plateados casi líquidos. —Tú has aceptado nuestra forma de vida, hermano mío. Tú eres un Jaguar, lo que significa que puedes convertirte en uno de nosotros.

Gary meneó su cabeza.

Gabrielle se quedó sin aliento. —No lo entiendo. ¿Por qué estás ni siquiera vacilando? Gregori te puede salvar de esta manera.

Gregori la apartó suavemente del hombre caído. Puso su mano sobre la de Gary con mucha suavidad. —Él sabe que la perspectiva humana se pierde una vez que se convierta en Cárpatos y hasta ahora, esa perspectiva nos ha servido bien. —Se arrodilló junto a Gary, acercándose. —Haré lo que pueda, y te daré mi sangre, pero has de saber esto, tú eres mi hermano, mi familia. Y no pierdo a un pariente fácilmente. Si veo que esto no va a funcionar, tanto si protestas como si no, te convertiré. ¿Entiendes?

Gary consiguió asentir. Cerró los ojos y cayó en la inconsciencia. Gregori se hundió en el suelo junto a él y abandonó rápidamente su cuerpo para comenzar el trabajo de curación del hombre que había sido más un hermano para él que sus propios hermanos de sangre.

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Traducido por Maxiluna Corregido Por Nyx

Revisado Por Arhiel

esde su punto de vista cerca de la casa Dubrinsky, Fen estudió cada detalle cuidadosamente. Había una sensación en la montaña que le hacía sentirse incómodo, pero no podía decir si era una defensa

puesta en el lugar, una salvaguarda o el Sange rau que estaba muy por delante de

él. Él permitió que sus sentidos se ensancharan, llegando más allá de los límites que siempre se había impuesto a sí mismo.

Ser un Sange rau podría ser peligroso, mucho más en cuanto más a menudo se

utilizaban los increíbles dones. La arrogancia y superioridad eran traicioneros, rasgos insidiosos, amenazando la fibra más moral en las creencias de uno. Sin Tatijana para mantenerlo conectado a tierra, Fen sabía que las cosas que había hecho y haría en este día eran inherentemente riesgosas

Los Cárpatos habían nacido de la tierra. La mayoría de sus defensas fueron tejidas de las cosas naturales y reforzadas con conjuros de los magos cuando las dos especies habían estado cerca. Siempre había huellas psíquicas. Nadie podía

moverse ni respirar sin tener que gastar un poco de energía y los Cárpatos eran muy buenos para sentir o ver en ello.

Los Lycán habían nacido de la tierra también. Ambas especies personificaban el final de ambos extremos del espectro. Ambas eran depredadores, rápidos y feroces. Ellos disfrutaban de la batalla y ambos tenían un gusto por la sangre. Por otro lado, eran leales y dedicados a sus compañeros y niños. Ambas especies ponían el honor e integridad en su lista de atributos. Ellos estaban dispuestos a sacrificarse por el bien de su especie.

Ambas especies abrazaron la noche. Ambos leían el viento. Y ambos estaban dotados con enormes poderes. Siempre había habido un equilibrio. Así como muchos dones que ambas especies tenían, cada uno tenía sus debilidades. El Sange rau no tenía ese equilibrio y aquello podría ser una cosa muy mala.

Fen siguió explorando la montaña detrás de la casa Dubrinsky, así como el bosque circundante y el claro a su alrededor. Se tomó su tiempo, paciente como

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siempre. A menudo, en una batalla, el primero en moverse era el primero en morir. Se enfrentaba no a uno, sino a dos Sange rau. A menudo las cosas pequeñas daban una ventaja. Sabía por experiencia que la naturaleza hablaba con él si se limitaba a escuchar.

Su conexión con la Madre Naturaleza era más fuerte que nunca y cada pequeño cambio del viento le traía información que no podría haber recogido antes. Matices pequeños, pero que ahora le contaban historias. Había olas recorriendo por encima del terreno que llevaba a la casa de Mikhail Dubrinsky. Podía verlas, como si se tratara de un flujo y reflujo de las mareas en el mar.

Alrededor de la casa en sí misma, de arriba a abajo por las paredes de piedra e incluso más allá de la montaña, donde la estructura se había construido en ella, miles de símbolos y patrones corrían como un bucle sin fin. Se veían un poco como el código en una computadora, se movían y cambiaban rápido. Sería imposible que un vampiro o un Cárpato o incluso un Lycán los leyera tan rápido. Pero él no era ninguna de esas cosas y tampoco era el enemigo que estaba cazando. El Sange rau

podría procesar tan rápido.

Diseminados por todo el terreno que rodeaba la casa en todas las direcciones, vio alteraciones en la tierra. Él no estaba seguro si los veía porque tenía sangre mezclada y los sentidos aumentados o si su conexión con la Madre Tierra le proporcionaba la información. Sin embargo, las trampas se revelaron a él y tenía que creer que a su enemigo también lo harían.

Otro pequeño cambio en el viento trajo otro aroma que reconoció al instante. Dimitri. ¿Estás loco? No puedes venir aquí. Debes estar en la tierra, curándote.

Su hermano pequeño era el mismísimo diablo. Dimitri siempre había seguido su propio camino, incluso cuando niño. Era terco y hacía sus propias conjeturas sobre las cosas. No era que alguna vez discutiera. Se quedaba en silencio acerca de su terquedad. Él simplemente hacía lo que creía era correcto.

¿De verdad crees que te dejaría venir aquí solo y enfrentarte a estas máquinas de

matar? Preguntó Dimitri, tomando la ofensiva, que era otro rasgo que Fen

recordaba de cuando su hermano era un niño.

Dimitri se materializó en el cielo, justo a su lado. Estaba pálido, casi transparente, pero tan duro y tan implacable como siempre. Cuando Dimitri se decidía a hacer algo, era un milagro hacerlo cambiar de idea.

—Tú nunca has tenido sentido común, —respondió Fen, pero él estaba secretamente orgulloso de Dimitri. Su hermano era el tipo de guerrero que encontraba una manera, sin importarle una lesión, acudía en su ayuda, sobre todo cuando la batalla parecía desesperanzadora. —Sabes que tendremos suerte de salir con vida de esto.

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—¿Cuando ha sido de otra manera? —Preguntó Dimitri.

—Vienen por el príncipe, —Señaló Fen. —Este lugar es una trampa mortal para los vampiros, pero eso no detendrá a ninguno de los Sange rau. Si puedo ver las trampas y defensas, ellos seguro también pueden hacerlo.

Dimitri estudió el suelo debajo de él. —¿Cuánta de tu sangre está corriendo por mis venas?

Fen frunció el ceño. —¿Por qué? ¿Puedes ver las trampas, también?

—No exactamente. Sé que algo está ahí. Y me siento fuera de la montaña. Diferente. Se siente como un ser vivo, como un centinela para mí.

Fen presionó sus dedos en los ojos. —No confiaba en nadie más para que te curara correctamente. Tuve que darte la sangre de Tatijana. Y la mía que está... contaminada. A través de los siglos, hemos compartido sangre muchas veces...

—Tu sangre está muy bien, dijo Dimitri. —Él se encogió de hombros. —Siempre supe que terminaría siendo como tú. Un Lycán y un Cárpatos. Se supone

que debe ser así. Corro con los lobos. Los entiendo. Siempre lo he hecho.

—Los Lycán te condenarían a muerte. Sabes que tengo que ir bajo tierra cada luna llena para evitar la detección. ¿Y qué hay con tu compañera de vida? —Fen se giró para mirar a su hermano a los ojos. —Esa mujer es la psíquica más poderosa que me he encontrado. Cruzó un continente para curarte. No conozco a muchos antiguos poderosos que pueden hacer eso.

Dimitri sonrió por primera vez. —Ella es increíble.

—Sin embargo, tú no la has reclamado.

—Su padre quiere que espere hasta que tenga por lo menos veinticinco años.

Fen levantó una ceja y luego se volvió a estudiar la fortaleza Dubrinsky para captar signos de Abel y Bardolf que ya habían descifrado las salvaguardas. No podía imaginar a su hermano viviendo por las reglas de nadie. —¿Y estás cumpliendo con eso?

—Skyler y yo tenemos un acuerdo. Cuando esté lista, ella me lo hará saber. Si ella no tiene los veinticinco años, bueno, es de esperar que su padre y sus tíos me dejen vivir. —Sólo había el menor rastro de humor en la voz de Dimitri. —Fue adoptada por Francesca y Gabriel Daratrazanoff.

Fen se dio la vuelta para mirar a su hermano en estado de shock. —¿Las leyendas? ¿Así como Gabriel y Lucían Daratrazanoff? ¿Están vivos? ¿Y Gabriel es su padre?

—Ese es el único.

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—¿Hay alguna posibilidad de que él no esté tan encariñado con ella? —Preguntó Fen.

—Él la adora.

—Por supuesto que lo hace. —A pesar de la peligrosa situación en la que estaban, Fen se encontró sonriendo. —No debes preocuparte por esta pequeña lucha a la que estamos a punto de entrar, porque el papá de tu mujer va a rasgarte miembro por miembro.

—No suenes tan contento. —Dimitri le dio un codazo. —Tú eres mi hermano. Se supone que debes estar de mi lado.

—Tal vez tu única posibilidad es llegar a ser plenamente un Sange rau, dijo Fen, medio en serio. Él asintió con la cabeza hacia el lado oriental de la montaña detrás de la casa Dubrinsky. —¿Ves eso? Una sombra deslizándose a lo largo de las grietas. Se mueve rápido, demasiado, pero permanece en las grietas y fisuras. Ese es Bardolf. ¿Y dónde está Abel?

—Alguien acaba de salir de la selva. Se parece a Gregori aquí para defender a Mikhail, —anunció Dimitri. —Allí, él se detuvo y está mirando a su alrededor. El hombre siempre ha tenido cuidado cuando se trata de la protección de Mikhail. No me sorprende que esté aquí.

Fen no respondió. Volvió su atención a Gregori y al campo de minas en frente de él. Gregori era una figura notable en cualquier guerra. Alto, de hombros anchos y un pecho grueso y musculoso, con su largo pelo negro estirado hacia atrás y sus extraños ojos plateados, parecía una figura aterradora con la ropa impecable y su aire de confianza.

¿Dónde estaba Abel? ¿Podría el Sange rau permitirle al guardián de Mikhail permanecer sin daño? Mikhail y Gregori tenían un fuerte vínculo. Juntos podrían destruir casi a cualquier enemigo, incluso a un sangre mezclada si ellos podían permitirse el tiempo de iniciar su soberanía completa juntos. Abel lo sabría y movería cielo y tierra para detener a Gregori.

Gregori se dirigió hacia la casa. Excepto que no caminaba, ni flotaba, para evitar las trampas en el suelo. Se desvió de la estructura y avanzó hacia la parte posterior de la montaña en donde la casa fue construida. Aquello tenía que ser donde Mikhail estaba. Una montaña puede ofrecer cualquier clase de seguridad y vías de escape. Gregori se dirigió directamente a la entrada y comenzó el complicado desentrañamiento de las salvaguardas para poder entrar.

Fen se encontró frunciendo el ceño mientras desvió la mirada hacia la figura oscura de Bardolf a unos pocos cientos de metros por encima de Gregori. Debería haber estado saltando sobre el guardián, pero en su lugar, continuó manteniéndose en las grietas y fisuras mientras se abría un camino hacia abajo.

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Algo no está bien, Dimitri, susurró en la mente de su hermano.

Una alarma tronó en su propia sangre. Podía oírla rugir en sus oídos. Su corazón latía con más fuerza. Sabía que algo estaba mal.

Aparte de la sombra que ya has visto, todo está como debería. Hubo una pregunta en el tono de Dimitri. Si Fen decía que algo estaba mal, él le creía, aunque él no pudiera verlo.

Es Gregori.

Dimitri entrecerró los ojos y se concentró en el Cárpato. Se ve bien para mí.

Exactamente. Y no debe verse bien. Fue atacado en la granja. Viciosamente. Fue el objetivo principal de la manada. Estaba desgarrado. Nadie, ni siquiera Gregori podría recuperarse tan rápido.

¿Así que, qué estoy mirando?

Ese tiene que ser Abel. Fen atrapó el antebrazo de su hermano en un férreo control. Bardolf es rápido. No serás capaz de matarlo, pero hazle el mayor daño lo más rápido que puedas. Usa todo lo que tienes en tu arsenal y mantente fuera de su alcance. Él no es sólo un vampiro, también es un hombre lobo. Mantente con vida, hermano.

Dimitri abrazó fuertemente a Fen. Espero verte en una sola pieza cuando esto termine.

Fen no podía permitirse pensar en su hermano y lo terriblemente herido que había sido. Dimitri era un hombre adulto, un antiguo guerrero que había estado en innumerables batallas. Era valiente y definitivamente era un experto. Fen le había pasado todo el conocimiento que tenía sobre el Sange rau a su hermano con la esperanza de que le ayudarían si alguna vez tenía que luchar contra uno. Dimitri ya tenía los sentidos intensificados, demostrándole a Fen que le había dado una buena cantidad de sangre mezclada. Ahora estaba en manos del destino.

Igual a como lo practicamos.

Exactamente como lo practicamos. Ya sabes cómo hacerlo.

Dimitri asintió. Igual a como lo practicamos.

Fen tenía que confiar en que él había preparado a su hermano para el día de hoy. Dio un paso al precipicio y se movió, su sangre Cárpatos/Lycán enmascaró toda la energía mientras atravesó el cielo para caer detrás de Abel cuando las salvaguardas cayeron. Abel se acercó con cautela a la entrada de la montaña. Mientras lo hacía, un hombre Cárpato entró por el amplio túnel que llevaba más profundo hacia abajo en la montaña para recibir al guardián del príncipe.

—Gregori, pensé que estabas en la casa de curación con Gary. Esperábamos que te quedaras con él.

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Gregori no respondió, pero siguió caminando rápidamente hacia el Cárpato.

Fen golpeó con fuerza, conduciendo su mano y la estaca de plata con firmeza, a través de la espalda de Abel, sin darle al corazón. El hombre Cárpatos corrió por el pasillo para acudir en ayuda de Gregori.

Abel, usando la enorme velocidad y fuerza del Sange rau, saltó hacia adelante,

desplazando el puño de Fen. Se dio la vuelta y atacó, dejando caer la fachada de Gregori, golpeando su puño con agresividad contra el pecho de Fen.

Mientras lo hacía, el hocico le creció y apretó los dientes sobre el hombro de Fen, la presión de la mordida fue enorme, rasgando el músculo del hueso.

Vikirnoff Von Shrieder había sido sorprendido por algunas cosas, pero el monstruo que atacaba no era ningún vampiro común. Había conseguido atravesar las intricadas salvaguardas como si las cerraduras no hubieran estados en su lugar. Se parecía y olía como Gregori. Los Cárpatos tenían un sentido tan agudo del olfato podían reconocerse unos a otros solamente por la sangre, y Vikirnoff habría

jurado que había estado hablando con Gregori.

Nunca había visto algo moverse tan rápido como a los dos hombres que peleaban en el pasillo. Se sentía como si estuviera viendo una escena de una pelea en la televisión en modo de avance rápido. Las manos y los pies, el cambio y movimiento, los dos combatientes se estrellaron contra las paredes de roca y golpearon el alto techo sin ceder un ápice. No podía ayudar. No había manera de sacar un arma, se estaban moviendo demasiado rápido.

Mikhail, ¿Estás viendo esto? Vikirnoff nunca había tenido miedo en una pelea,

ni siquiera cuando se enfrentaba a un maestro vampiro. Siempre pensaba que tenía incluso probabilidades. Era un combatiente experto y había estado luchando durante siglos, pero él nunca en su vida había visto oponentes como estos.

Creo que estás viendo al verdadero Sange rau del que Fen nos contó. Mikhail estudió a los dos combatientes. Estaba en lo cierto al decir que nunca habíamos enfrentado a un enemigo como este. La voz de Mikhail tenía una pequeña inflexión en

la misma. Él simplemente estaba diciendo una verdad.

Vikirnoff sacó su arco y sacó una flecha de plata. Todos ellos estaban armados contra un ataque de la manada de renegados. Dudaba que pudiera conseguir colocar una flecha donde pudiera hacer algo, pero por si acaso el monstruo conseguía pasar a través de Fen, estaba decidido a interponerse entre él y el príncipe.

Mikhail, él tenía una imagen perfecta de Gregori en todos los sentidos. Incluso olía como la sangre de Gregori. Y pasó a través de las salvaguardas como si no estuvieran ahí.

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Es evidente que nuestras salvaguardas son para los vampiros, y no para este nuevo enemigo. Una vez más, el tono del príncipe estaba constatando un hecho. Tenía que saber que el Sange rau había venido por él, pero él parecía más interesado en estudiar la forma en que la criatura luchaba. Ellos son casi igual de rápidos, incluso para que los ojos puedan mantenerse en ellos.

Natalya. Vikirnoff alcanzó a su compañera de vida. Ella estaba en el corredor por delante, más cerca del príncipe, a la espera por si algo superaba a su compañero de vida, y amenazaba al príncipe. No trates de luchar contra esta criatura si consigue pasar de mí.

Si él consigue pasar de ti eso significará que ya no estás en este mundo, respondió ella. Voy a cumplir con mi deber y defender a mi príncipe y unirme contigo tan pronto como sea posible.

Ninguno de los dos va a sacrificar sus vidas inútilmente, Mikhail decretó. Si él consiguiera derrotar a Fen, retrocedemos y nos vamos a ver si alguna de nuestras defensas trabajan en su contra. El sol está subiendo en el cielo. Seguramente hasta el Sange rau se

verá afectado como nosotros. Después de todo, él es un vampiro, Mikhail razonó.

La pelea entre Abel y Fen se intensificó. Parecía que ninguno conseguía una ventaja y ambos tenían heridas terribles, pero aquello no los hacía más lentos. Luchas más feroces habían terminado en cuestión de minutos, pero ambos parecían sostener la suficiente energía física para continuar la batalla indefinidamente.

—Únete a mí, Fenris Dalka. Puedes ver que ambos somos una raza superior. Podemos mandar a los lobos y a los Cárpatos por igual. Los seres humanos serán nuestro ganado. Morirás aquí defendiendo a una especie que debe ser extinguida, —Abel propuso cuando se separaron.

La sangre corría como arroyos en ambos. Abel se limpió el pecho y lamió sus dedos, sonriendo mientras lo hacía.

—Detenerse no es una buena idea, Abel. Si estás esperando a Bardolf para que se una a ti, tendrás que esperar mucho tiempo, dijo Fen.

La sonrisa desapareció del rostro de Abel. Sus ojos se volvieron totalmente negros. Fen no esperó el ataque, pero se lanzó rápidamente, deslizándose por lo bajo, barriendo las piernas del Sange rau. Él clavó con fuerza una estaca de plata, desviándose del corazón, pero abriendo otro agujero en el pecho de Abel. Esperaba que la sangre derramada, lo debilitara más.

Abel rodó, colocó sus piernas bloqueándolas alrededor de Fen levantándolo y estrellándolo contra el suelo con fuerza, tratando de conducir el aire de sus pulmones. Cuando forzó a Fen caer en el suelo, la roca dura debajo de ellos se levantó en puntas afiladas. Fen gruñó cuando aterrizó sobre su espalda, los picos

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se enterraron profundamente. Y así de rápido, los picos se disolvieron, aunque el daño ya estaba hecho en la espalda de Fen. Fen rodó, golpeando con su puño a través de las costillas de Abel. El chasquido fue audible.

Cuando Fen pudo ponerse en pie, Vikirnoff podía ver la sangre que brotaba de las perforaciones profundas en su espalda. Justo cuando estaba seguro de que perdería tanta sangre que el vampiro/lobo tendría la ventaja a pesar de las costillas rotas, las heridas en la espalda de Fen parecieron cerrarse y la sangre dejó de fluir.

Abel y Fen volvieron a estrellarse uno con el otro, esta vez, Fen atrapó a Abel rodeándolo para golpear primero su cara a un lado del túnel. En las paredes del túnel habían crecido gruesos cristales, miles de fragmentos de roca. La montaña se estremeció. La fuerza que Fen utilizó para conducir Abel hacia la pared fue tan enorme que los cristales se destrozaron en mil pedazos como hojas de afeitar.

Abel empujó hacia atrás, golpeando su cabeza en la frente de Fen. Fen se tambaleó hacia atrás, dando Abel espacio para girarse. Su rostro era una máscara de odio y sangre. Fen parecía fresco y confiado, sin expresión, sin ira o dolor.

Ambos se movían a una velocidad vertiginosa, Fen disparó varios golpes rápidos en la cara de Abel, conduciendo los cristales más profundamente en la carne de Abel que parecía como si llevara una máscara de joyas ensangrentadas.

Los dos combatientes se movieron tan rápido que Vikirnoff se encontró de pie a unos metros de distancia, él bajó el arco y su boca se abrió. No sólo eran como un borrón, también estaban cambiando el paisaje que les rodeaba en armas tan rápido que apenas podía recoger todo. Tan rápido como se podría crear un arma y el otro la neutralizaba.

Vikirnoff, retrocede. Tú y Natalya únanse a mí.

Vikirnoff vaciló. Él tenía un propósito en aquel momento - proteger a su príncipe. Le habían asignado una posición como guardián principal del príncipe...

Ahora. Ambos pueden servirme mejor desde detrás de nuestras salvaguardas.

Hubo una orden pura en la voz de Mikhail. Vikirnoff abandonó su posición y rápidamente se dirigió por el pasillo hacia el príncipe. Natalya se unió a él. Ambos todavía podían ver la furiosa lucha llevándose a cabo.

Mikhail derribó la última y más compleja de sus medidas de seguridad para permitir a Natalya y a Vikirnoff atravesarla. Inmediatamente les restableció otra vez, todo el tiempo mirando la furiosa batalla entre los dos Sange rau.

—Fen está moviendo lentamente a su oponente hacia atrás. Lento, —señaló Mikhail, —pero es evidente que está tratando de sacarlo de la montaña. Hay una perturbación en el exterior también. Puedo sentir una segunda batalla llevándose a cabo fuera.

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—El hombre que lucha con Fen es Abel, un antiguo. Creo que está conectado a tu familia de alguna manera, —dijo Vikirnoff. —Me tomó unos minutos para reconocerlo.

La montaña se estremeció de nuevo cuando Fen y Abel se estrellaron en el techo. Grandes picos de plata en filamentos salieron de las paredes, quemando el cuerpo de Abel desde todas las direcciones. Abel gritó de dolor. Fen estuvo sobre él al instante, conduciendo una de las estacas profundamente en su pecho con el puño. Agarró los hombros de Abel y lo arrojó fuera del pasillo, de vuelta al sol de la mañana.

—Puedo ver por qué los Lycán han prohibido la combinación de sangre entre Lycán y Cárpatos, —reflexionó Mikhail. —No parece que haya nada que pueda pararlos. Abel no se detuvo, ni siquiera cuando fue atravesado con una estaca de plata.

—Siento que deberíamos estar tratando de ayudar a Fen, —dijo Vikirnoff . —Pero no estoy seguro de cómo podemos ir en su ayuda.

Por primera vez, él supo lo que Mikhail, como príncipe de su pueblo, debía sentirse cuando no podía salir y unirse a la lucha. Los Cárpatos eran guerreros. No estaba en su naturaleza sentarse y ver otra batalla, especialmente si esa persona era uno de los suyos. Nunca había pensado en cómo Mikhail debía sentirse cuando era relegado a un segundo plano, siempre teniendo a su pueblo interponiéndose entre él y el peligro.

Vikirnoff sabía que era la última protección del príncipe, pero aún así, todo en su cuerpo, mente y alma necesitaba estar allí ayudando a Fen. Se sentía como un cobarde, agachado detrás de una salvaguarda, mientras que otro cazador estaba fuera solo con una máquina de matar.

—Sólo estarías en su camino, —señaló Mikhail, leyendo su mente. —Él no puede cuidar de ti y luchar contra este monstruo. Además, parece como si Fen fuera una máquina de matar también.

Vikirnoff asintió. Natalya se movió a su lado, muy cerca, sin tocarlo, pero ofreciéndole una gran comodidad, consciente de su frustración. Estaba agradecido con ella. No podía evitar sentirse mejor cuando ella estaba cerca. —Aún así, debe haber algo que podamos hacer por él.

—Va a necesitar sangre, —señaló Mikhail. —Los remiendos que se aplica cuando Abel lo desgarra parecen ser temporales.

—Gregori tiene que ver esto.

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—Él está ocupado en este momento tratando de asegurarse de que no perdamos Gary, pero estoy transmitiéndole todo lo relacionado con el Sange rau que observamos.

Fen era consciente de la inquietud de sus compañeros Cárpatos, pero estaba agradecido de que tuvieran el suficiente sentido común para no unirse a la batalla. No podía estar pendientes de ellos y anticipar los movimientos de Abel y reaccionar al mismo tiempo. Así como estaban las cosas, una parte de él estaba pendiente a la batalla que tenía lugar afuera.

Arriba, los claros rayos de la mañana habían desaparecido, reemplazados por una tormenta feroz. Nubes negras se agitaban y enturbiaban el cielo, un caldero gigante de la naturaleza en ebullición. Blancos relámpagos golpeaban los borde de las nubes, parpadeando y chispeando, grandes bifurcaciones en cada una de las oscuras nubes. Pocos eran mejores que Dimitri creando una gran tormenta.

El látigo de un relámpago azotó la montaña, golpeando directamente en una fina grieta.

Chispas se levantaron, y Bardolf aulló. Saltó en el aire, furioso de que Dimitri le hubiera golpeado de nuevo con el látigo de un relámpago. Una vez ya era bastante malo, pero el cazador Cárpato estaba jugando un juego de golpea y corre. Dimitri había planeado enfurecerlo. Fen le había aconsejado que Bardolf no tenía el mismo control de Abel.

Puedo ver por qué sirves a un amo, Dimitri se burló.

Cambió a la forma de un halcón pequeño, moviéndose rápidamente a través de las ramas del dosel alto en el bosque, asegurándose de estar cerca del borde de la pradera, seguro de que Bardolf había recibido la orden de permanecer en el túnel y asegurarse de que ningún Cárpato interfiriera.

No sirvo a ningún amo. Bardolf estalló en el cielo detrás del pequeño halcón. Él

eligió la forma de una gran águila arpía, garras tan grandes como garras de oso. Era rápido, muy rápido y lo alcanzó con bastante rapidez.

Dimitri y Fen habían jugado muchos juegos de guerra en los últimos siglos, y Dimitri utilizaba las mismas tácticas que habían tenido éxito en su hermano. Hizo que las ramas se alargaran, y estas a su vez cambiaron las hojas a agujas como púas. El halcón más pequeño fue capaz de maniobrar a través del denso follaje, pero el águila más grande se estrelló en las ramas alargadas, las púas se introdujeron en el cuerpo y las alas del ave.

Un poco lento para un Sange rau, ¿verdad? Dimitri se burló.

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Vampiros y hombres lobo definitivamente tenían egos. Conseguir que Bardolf se enojara era una buena táctica en si misma porque ya estaba loco, él podría cometer un error. Dimitri había sido entrenado desde hacía siglos en la lucha contra el Sange rau. Las sesiones de práctica con Fen podrían haber sido juegos, pero había aprendido lo que funcionaba y lo que no. Él no era tan rápido, pero sus trucos funcionarían alguna vez, lo suficiente para hacer daño a su oponente y esperaba detenerlo.

El grito de Bardolf reverberó haciendo eco a través de los árboles cuando el cuerpo del águila cayó, sangrando por varias heridas. Plumas flotaban hacia el suelo, pero Bardolf se recupero en el aire, cambió a un búho más pequeño y se movió rápido hacia Dimitri una vez más.

Dimitri esperó hasta que estuvo muy cerca y le atacó con una repentina corriente de aire descendente, impulsando al búho directamente hacia la tierra. Bardolf bajó rápido. Al caer a la tierra, el suelo se levantó a su encuentro. Bardolf se dio un duro golpe.

Dimitri deliberadamente rió, expoliándolo de nuevo. Pensé que se suponía habías sido un alfa, un líder de la manada. No vuelas muy bien, ¿verdad?

Bardolf gritó, un sonido feroz, haciendo que los árboles temblaran. Se lanzó de nuevo, esta vez muy rápido y directamente hacia Dimitri, cambiando mientras lo hacía, chocando contra el Cárpato antes de que Dimitri pudiera moverse, garras rasgaron su pecho y vientre, excavando profundamente.

Dimitri se movió debajo de él en el momento en que Bardolf retrocedió para otro asalto. Bardolf trató de agarrarlo, pero sus manos se fueron a través del espacio vacío. Dimitri no podía darse el lujo de permitir que el Sange rau realmente

lo atrapara. La idea era golpear y correr, no quedarse atrapado. Había sido un poco lento y pagó el precio. Bardolf fue tan rápido, que había cortado el cuerpo de Dimitri en una docena de lugares antes de que Dimitri en realidad pudiera cambiar.

Se convirtió en moléculas pequeñas, y en lugar de hacerlo para que Bardolf lo anticipara, se adjuntó a la ropa del Sange rau, permitiendo que el lobo/ vampiro llegara a la tormenta que lo esperaba que fuera. Bardolf olfateó alrededor, su agudo sentido del olfato le dijo que Dimitri estaba cerca, pero no lo podía encontrar en las turbulentas nubes, corriendo.

Dimitri había practicado el movimiento con su hermano cientos de veces, pero no había estado herido. La sangre no había estado fugándose de su cuerpo y dándole su posición. No tenía mucho tiempo para controlar el sangrado y atraer a Bardolf. Por delante de él, entretejió cuatro líneas diferentes y los envió a la tormenta, lo que obligó al lobo/vampiro a hacer una elección de cual sería Dimitri.

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Bardolf mordió el anzuelo, dudando por un momento, con su visión mejorada para tratar de elegir el elemento que creía que era su oponente Cárpato. Él tomó una decisión y voló después hacia el elemento que conducía de nuevo hacia la entrada a la montaña. Dimitri lo abandonó, entrando en una oscura, nube giratoria, recuperando el aliento y preparando su próximo movimiento.

El Sange rau de repente cambió de dirección, como si hubiera sido convocado. El pulso de Dimitri saltó. ¿Fen? ¿Estás bien? Bardolf se dirige hacia ti rápidamente.

¿Puedes detenerlo? ¿Hacerlo más lento?

Su hermano sonaba de la misma forma en la que siempre sonaba. Como si nada pasara. Pero Dimitri tocó su mente por un momento. Había dolor. Agotamiento. Pérdida de sangre. No hay problema. Estoy en ello ahora.

Dimitri estudió la trayectoria del lobo/vampiro con toda temeraria velocidad hacia su amo. En su prisa por obedecer, Bardolf olvidó el juego del gato y el ratón que habían estado jugando, descartando a Dimitri como de poca importancia. Después de todo, Dimitri no había estado realmente involucrado en una pelea con él.

Dimitri usó la tormenta que había construido. Sobrecalentar una bolsa de aire era bastante fácil. Conseguir exactamente donde Bardolf elegiría volar era la parte más difícil, pero Dimitri había pasado vidas enteras corriendo con los lobos. La que era su realidad. Había pasado tiempo con su hermano, que se había convertido en un Lycán .

Bardolf pensaba como un lobo primero. Él estaba cómodo en aquella piel. Estaba familiarizado con ella y parecía dudar antes de utilizar los dones que su sangre de vampiro le daba. Dimitri pensaba como un lobo también. Había corrido con ellos durante siglos y estudiado su comportamiento. Bardolf estaba cómodo, con una manada. Luchaba en una manada. Luchar solo era completamente ajeno para él.

Su maestro sólo había perpetuado esa debilidad con el fin de mantener al

lobo alejado de querer usurpar su liderazgo. Bardolf iría directamente a su alfa, tomando la línea más rápida de vuelo para obedecer. Dimitri eligió un lugar, justo por delante del lobo/vampiro y construyó un calor abrasador. Bardolf irrumpió en la pequeña sección y gritó cuando el calor hirviente quemó su piel.

Bardolf dio marcha atrás, desesperado por escapar de las llamas quemando a través de él. Dimitri dio un gran salto en el cielo detrás de él, dirigiéndose directamente hacia él. La fuerza de los dos uniéndose a toda velocidad ayudó a impulsar la estaca profundamente en la espalda de Bardolf. Dimitri supo de inmediato que no le había dado en el corazón. Algo debió de haberle advertido al

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Sange rau porque en el último momento, se volvió un poco, lo suficiente para

deshacerse por fin de Dimitri.

Bardolf giró, las garras azotaron en el rostro de Dimitri, tirándolo hacia atrás para que cayera. Antes de que pudiera cambiar, Bardolf estaba sobre él, desgarrando su vientre, sacando la estaca de plata de su cuerpo y agarrándola en su mano, retrocediendo y atravesándola duramente en Dimitri.

Dimitri se retorció con fuerza, tratando de presentar el menor blanco posible. La estaca entró en lo alto de su hombro. La fuerza de tiro de Bardolf la condujo directamente atravesándolo y dejándole un gran agujero detrás. Bardolf inmediatamente persiguió al Cárpato herido, siguiéndolo a su ventaja. Dimitri había sospechado desde el principio que estaba cerca de convertirse en Sange rau, y lo terrible era que, la quemadura incesante de la plata se lo confirmaba.

¡Sal de ahí! Fen le dijo con urgencia, al ver a su hermano caer del cielo, un chorro de sangre alrededor de él y el Sange Rau se disparó como un rayo hacia él.

Fen había lanzado a Abel fuera del túnel y hacia el prado donde sabía que Gregori había preparado trampas para el vampiro que estaban esperando. Contaba con el sol, pero la sobrecarga de la tormenta evitó que los rayos nocivos llegaran a Abel. Tenía una opción, seguirlo o ir en ayuda de su hermano. Estaba protegiendo al príncipe y aquello tenía que ser su primera prioridad...

Condujo sus dos pies con fuerza hacia la cara de Abel, rompiendo los cristales más profundamente en su piel. Abel volvió a caer en una red fina de plata. Fen se lanzó hacia el cielo, interceptando a Bardolf antes de que el Sange rau pudiera llegar a su hermano.

Fen fue más rápido y mucho más hábil. Había sido un Sange rau durante siglos, mucho antes de que Bardolf lo hubiera sido, y él había sido un antiguo cazador Cárpato. El lobo no se sentía cómodo en el cielo, en medio de una violenta tormenta, pero Fen estaba en casa. Y él estaba protegiendo a su hermano. Más, se sentía agresivo hacia Bardolf, enfurecido aun más porque se había atrevido a tratar de matar a Dimitri. Esa emoción nunca había estado ni una vez con él en la batalla.

Golpeó a Bardolf duro, golpeándolo hacia abajo con la presión del aire, como una fuerza física. Bardolf cayó al suelo y rodó, tratando de ponerse en pie cuando

Fen cayó encima de él.

Dimitri, sal de aquí ahora. Necesitas sangre rápidamente. Su tono no admitía discusión. En cualquier caso, Dimitri tenía una compañera. No iba a tirar su vida por la borda, y de todos modos, estaba demasiado herido para ayudar.

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Fen condujo una estaca profundamente en el cuerpo de Bardolf al aterrizar sobre él, a horcajadas sobre él, aplastándolo debajo. Sin embargo, una inmensa fuerza de Bardolf tanto como de lobo y vampiro entró en juego, lo que le permitió evitar una vez más que la estaca alcanzara el corazón. Estaba sangrando en docenas de lugares, pero aún así se retorció fuera de la mortal estaca de plata.

Se convirtió de nuevo en su lobo, desgarrando el cuerpo de Fen, mordiéndolo con fuerza en el muslo, cerca del hueso, negándose a dejarlo ir, tirando de la carne y tendones, decidido a llegar a la arteria. Maldiciendo, Fen no tuvo más remedio que dejarlo ir. Bardolf inmediatamente cambió de nuevo, llegando al aire, moviéndose como una cometa alejándose del campo de batalla salvándose así mismo, lo más importante en su mente. Abandonó a su amo, corriendo por su vida, dejando atrás un rastro de sangre en el cielo.

Fen tuvo que elegir si seguirlo o volver para detener a Abel. Cada célula de su cuerpo quería seguir a Bardolf por atreverse a poner una mano sobre su hermano, pero el honor y el deber exigía que protegiera al príncipe. Con otro gruñido y una maldición, él entró de nuevo al túnel. Podía ver la sangre por dónde Dimitri había elegido entrar. Podía conseguir sangre de Vikirnoff y Mikhail y todavía ayudar a defender el príncipe. Ese era su hermano. Siempre elegiría el camino correcto a pesar del peligro para sí mismo.

Dimitri se detuvo cuando pasó por delante de Abel. Si hubiera estado al cien por cien habría tratado de enfrentarse con el Sange rau, pero había perdido demasiada sangre y la estaca de plata claramente no aguantaría a Abel por mucho tiempo. Fen tendría que hacerse cargo de él. Lo mejor que Dimitri podía hacer para ayudar a su hermano era despejar la tormenta para que el sol pudiera abrirse paso y ayudar a proteger al príncipe.

Él envió un mensaje antes, que estaba llegando rápido y que necesitaba sangre. No quería quedar atrapado en ninguna de las trampas para los vampiros mientras corría por el túnel hasta al fondo de la caverna. Mikhail tenía las salvaguardas abajo y de inmediato ofreció su muñeca. Dimitri no lo dudó. La sangre de Mikhail era potente y ayudaría a curarlo.

Mientras tanto Vikirnoff y Natalya comenzaron a asistir a sus heridas,

tratando de detener el flujo de la preciosa sangre. Él no se había dado cuenta hasta qué punto muchas de las profundas laceraciones que Bardolf había logrado imponerle en los pocos breves encuentros cuando se encontraron.

—Estas un poco loco, —le dijo Vikirnoff. —Ya lo sabes, ¿verdad?

—Ya viene, —anunció Mikhail.

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Dimitri casi dejó de tomar sangre, pero Mikhail le indicó que continuara. —Necesitamos que estés lo más fuerte posible.

Dimitri amablemente tomó un poco más de sangre y cerró la herida en la muñeca del príncipe. Observó acercase a Abel. El vampiro lucía terrible. Cristales ensangrentados cubrían su cara, reproduciendo una máscara grotesca. Tenía los ojos negros, rodeado de rojo llameante en lugar de blanco. Estaba cubierto de sangre. Las venas se destacaban crudamente en la piel expuesta. Los filamentos de plata como los de una malla, tan finas como eran, habían quemado la piel para que se entrecruzaran en verdugones levantados.

Caminó hasta la hoja de color ámbar que le impedía llegar al príncipe, y dio un puñetazo contra la placa. La montaña tembló. Polvo y rocas cayeron del techo. Mikhail ni parpadeó. Se puso de pie en alto y erguido, con los ojos oscuros mirando directamente a Abel. Parecía totalmente seguro.

Vikirnoff y Natalya se acercaron al ámbar, tan inexpresivos como su príncipe. Tampoco se estremecieron cuando Abel comenzó el complicado proceso de desentrañar las salvaguardas. Lo hizo con una velocidad asombrosa, demostrando que podía ver la codificación. Él hizo un breve trabajo en las intrincadas guardas que habrían detenido incluso a un maestro vampiro. A continuación comenzó un lagrimeo sistemáticamente en la espesa hoja de ámbar. El ámbar sostenido en sus garras y hocico cuando él se inclinó para desgarrarla con los dientes. Sin embargo, concentrado en el progreso que hacía.

Dimitri vio a su hermano materializarse justo detrás de Abel, hundiendo el puño una vez más en la espalda del Sange rau. Era evidente que Abel había estado tan enfocado en derribar al guardia ámbar que no había detectado que Fen se le acercaba. Su boca abierta en un grito silencioso, la sangre goteaba de su boca. Se convirtió de inmediato, su cuerpo sacudiéndose y retorciéndose mientras lo hacía, tratando de sacarse la estaca.

Fen se movió rápido detrás de él cuando Abel abandonó el túnel y salió hacia el sol de la mañana. Sus gritos resonaban en un alto crescendo través de la caverna, sacudiendo y soltando más cristales, tierra y rocas. Los escombros cayeron sobre Fen, él estaba rompiendo el suelo del túnel. Varias piedras más grandes se

derrumbaron a su alrededor. Quedó atrapado sólo un momento antes de que las rocas se disolvieran y se levantó después de Abel. El olor de la carne quemada era inconfundible. Abel había empujado su límite de estar fuera en el sol.

Se ha ido, Fen, le dijo Mikhail. Necesitas sangre y cuidados. Dimitri necesita la tierra.

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Ambos siguen viviendo. Fen estaba profundamente decepcionado de no haber

matado tan solo a uno de ellos.

Hemos aprendido más de lo que podríamos haber esperado. A ti y a Dimitri les ha costado mucho y todavía siguen vivos. No son invencibles. Vuelve y atendamos tus heridas. El sol sale y pronto tendremos que ir bajo tierra.

Fen suspiró. Podía sentir el cansancio y la debilidad de Dimitri. La compañera de vida de Dimitri, Skyler se iba a enojar con él pronto si no cuidaba mejor de su hermano. Mikhail estaba en lo cierto, los dos tenían que ir bajo tierra y permitir que la Madre Tierra los curara. Tenía que agradecer tener sangre ancestral Cárpato para ayudarlo a sanar las heridas. Y tenía la intención de darle a Dimitri más de su sangre mezclada. El Lycán lo repararía a un ritmo mucho más rápido.

Frunció el ceño hacia el cielo por unos momentos y luego se volvió para unirse a los demás.

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Traducido por Maxiluna Corregido Por Arhiel Revisado Por Arhiel

a cueva de los guerreros era el lugar más sagrado que el pueblo de los Cárpatos tenían. Fen había ido allí sólo unas pocas veces en su juventud, y para entonces el poder que las cuevas tenían se había

sentido profundamente, pero ahora mucho más. Caminaba con Dimitri de un lado y Tatijana del otro, a través de una serie de cuevas más pequeñas, cada una descendiendo más profundamente en la tierra. Cada vez que se movían en los túneles inferiores, aquel gran laberinto de cavernas y cámaras, él sentía la majestuosidad absoluta del lugar.

Pocos podían soportar el calor en las cuevas inferiores. Los Cárpatos podían controlar la temperatura corporal por lo que eran inmunes al calor abrasador, pero pocas otras especies encontrarían el camino en el entorno. La cueva por la que se movían era atravesada por fluidos cristales que cubrían los altos techos. Arriba las formaciones parecían como grandes chandeliers17, algunos con largos flequillos blancos que colgaban como obras maestras de la naturaleza.

Fen no había estado en muchas catedrales, pero en sus viajes, había visto unas pocas, y la serie de cámaras subterráneas por las que se trasladaban, estaban imperturbables, sin tocar, el arte natural de la naturaleza misma, se parecía tanto o a más a un lugar de culto.

Grandes columnas, esculpidas y hermosas, estalactitas y estalagmitas, se agrupaban en varios tonos de colores formando una jungla, mientras iban a más profundidad.

Tatijana tropezó un par de veces sobre la superficie irregular, distraída por estar mirando con asombro su alrededor. —He vivido en cuevas de hielo y no creía que nada pudiera ser más hermoso, pero esto es increíble, —susurró.

17 NdeT: Chandeliers: pueden ser conocidos también como grandes candelabros o arañas de techo normalmente hecho de cristales u otros materiales.

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Fen encontraba interesante que cuando hablaban, todos ellos, incluso los guerreros durante una reunión, tendían a bajar la voz, por respeto a la cruda naturaleza.

—A medida que avancemos más, será aún más hermoso, —le comentó.

Se abrieron paso a través de otra larga cámara, casi de cuatrocientos metros de largo y casi tan ancha y llena de columnas más altas cubiertas con varios colores y brillantes piscinas poco profundas que reflejaban de vuelta los asombrosos fluidos de cristales de arriba y las esculturas que los rodeaban.

Fen sabía que parte de la mística de la cueva de los guerreros era una larga caminata para poder entrar. Mientras más profundo en la tierra se iba, más se sentían como en casa. Eran criaturas de la noche. Lugares como este enorme laberinto de cavernas, se sentía como parte de ellos.

Viajaron más abajo hacia el calor. Al principio, Tatijana olvidó regular su respiración y su temperatura corporal por estar tan ensimismada mirando con

asombro a las cortinas y colgaduras, todas de colores diferentes, algunas translúcidas y algo oscuras con impurezas, construidas a partir de la calcita18. Los largos flequillos daban la ilusión de ser chales tejidos cuidadosamente, mientras que otras esculturas parecían ser capas o bufandas. Por encima y colocadas cerca de la pared como grandes y largas cubiertas, estaban amplias esculturas de piedra impresionantes, de modo que toda la cámara parecía un teatro con espesas e intrincadas cortinas.

—¿Cómo puedes no venir aquí todos los días sólo para ver esto? —Preguntó Tatijana. —Mi forma es la de un dragón azul, así que necesito agua muy fría, pero Branislava estaría totalmente encantada. No es que yo no lo esté. Es tan hermoso, pero tengo que seguir recordándome de mantener mi temperatura regulada.

Fen llevó sus manos unidas a su cara y frotó la parte de atrás de su mano contra su mandíbula. —Tu piel está siempre tan fresca, sívamet19. No importa qué tan caliente se ponga en estas cuevas tu temperatura exterior se mantiene bastante fresca. Me parece que es... —Él esperó hasta que sus ojos se encontraron. Sexy.

Tatijana rió suavemente. —Eres un coqueto, hombre lobo.

Dimitri gruñó. —Basta ya de eso. Mi mujer está demasiado lejos de mi para escuchar este tipo de conversación de ustedes dos.

18 NdeT: Calcita: es un mineral de la clase 05 de la clasificación de Strunz, los llamados minerales carbonatos y nitratos. A veces se usa como sinónimo caliza, aunque es incorrecto pues ésta es una roca más que un mineral. 19 NdeT: Sívamet: mi corazón.

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Eso distrajo a Tatijana inmediatamente. —¡Ella es tan poderosa! No podía creer su fuerza. En realidad nunca he experimentado ese tipo de poder de curación a distancia por cualquier otra persona. Y ella es tan joven. Una niña realmente.

—En años Cárpatos, es una niña, sí, —dijo Dimitri. —En términos de años humanos y por lo que ella ha pasado, está años por delante.

—Cualquiera que sea el caso, ella es increíble. No puedo esperar para conocerla. —Tatijana entrecerró los ojos. —Lo que significa que no puedes acercarte al Sange rau de nuevo, por ninguna razón. Les tomó a todos sanarte la primera vez, junto con la Madre Tierra. Creo que Fen casi agotó hasta la última gota de sangre de su cuerpo para sustituir la tuya. Y ahora en este momento. Tres días en la tierra y más sangre...

—Hey ahora, a todos nosotros nos tomo unos días sanar, —protestó Dimitri.

Tatijana le dedicó una sonrisa. —Tal vez uno de nosotros sane más rápido que los demás.

—Tal vez piensas que estás a salvo, sisterkin20, porque mi muy rudo hermano está mirando hacia ti, pero él no es tan rudo.

Ella se rió en voz baja. —Estás tan loco como tu hermano, ¿no es así?

Dimitri y Fen intercambiaron una mirada larga y satisfecha.

Estaban llegando al final del largo teatro. Las cortinas sólo se volvieron más complejas y translúcidas. Las sonrisas en sus rostros se desvanecieron, dejándolos a todos sombríos. Hubo un cambio en el ambiente de las cuevas. Donde antes se sentían como una serie de inspiradoras catedrales, el ambiente que los rodeaba mientras se acercaban al más sagrado de los lugares -la caverna del guerrero- se volvió mucho más pesado.

Entraron en el gastado pasaje, antiguo por siglos, tallado por sus antepasados, la roca era lisa por donde los pies habían pisado durante tanto tiempo. No había duda de que era un poco como retroceder en el tiempo. Las estalagmitas y estalactitas estaban por todas partes, colgaban del techo y se empujaban hacia arriba desde el suelo. Las circunferencias de las bases eran bastantes grandes y había muchas de diferentes tamaños y colores. Cada una estaba esculpida y se podía divisar hacia arriba y abajo de la piedra, como si cada una fuera un tótem tallado a mano en lugar de por la propia naturaleza.

Tatijana se detuvo justo dentro de la cámara y miró sospechosamente alrededor. El opresivo silencio era muy diferente de las otras cavernas. Ni siquiera las tres piscinas de agua hicieron que se sintiera mejor. Una de ellas era muy clara,

20NdeT: Sisterkin: Hermana.

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forrada de piedra, y se veía profunda y fresca, casi de un azul hielo. La segunda piscina desprendía una nube de vapor y estaba ligeramente teñida de rojo anaranjado. La tercera burbujeaba con barro.

—Las estalagmitas y estalactitas tarareaban cuando entramos, —dijo Fen. —Nuestros antepasados nos saludaban. Me pregunto cuándo paro eso.

—Ellos tarareaban la última vez que estuve aquí, —dijo Dimitri.

En el momento en que Fen había entrado en la cámara, tuvo la sensación de estar siendo medidos, juzgados, y no por los pocos vivos que se habían reunido, sino por los muertos cuyos espíritus se reunían en cada reunión. La presencia de sus antepasados, guerreros de largos pasados en el mundo, era muy pesada allí en esa cámara. El hecho de que no lo hubieran recibido no presagiaba nada bueno.

Tatijana apretó sus dedos alrededor de los de Fen. —No me gusta la sensación de esto, —susurró. —Ellos saben lo que eres, y algunos de ellos se sienten antagónicos. Debemos asegurarnos de que tengamos un plan de salida.

Fen la miró. Había genuina preocupación en su voz. Estaba un poco preocupado por el resultado de esta reunión, pero estaba seguro de que no había pasado eso a su compañera de vida.

Ella tiene un punto, Fen. El aire es pesado aquí, Dimitri le dijo. Con juicio.

Fen no podía decir que los dos no tuvieran un punto, pero no quería que Tatijana se preocupara. Estaba agradecido de que Dimitri hubiera utilizado su vínculo telepático privado.

—Ellos tienen sus reales traseros pateados, —dijo Fen. —Están acostumbrados a estar en la cima de la cadena alimenticia. No están felices de descubrir que tienen un enemigo ahí fuera que es un poco más rápido de lo que ellos son.

—Quieres decir superior a ellos cuando se trata de luchar, —corrigió Tatijana. —Tú eres uno de esos Sange rau que pueden patearles el culo. ¿Crees que no todos

son conscientes de ello? Ellos se resienten, Fen. El ego puede ir de la mano.

Fen negó con la cabeza. —Es de ahí de donde creo que viene el error, mi señora. El Sange rau no es necesariamente tan hábil en la batalla ya que la mayoría de estos son cazadores. Son más rápidos, pero eso no significa necesariamente que con un poco de entrenamiento, un hábil cazador no pueda ganarles.

Trató de evitar la reveladora mirada de Dimitri y centrarse sólo en Tatijana.

Ella dejó de moverse, tirando de su mano hasta que se detuvo justo delante de ella. —¿Te refieres a Dimitri? —Ella indicó a su hermano. —Le enseñaste a Dimitri cómo luchar contra ellos.

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Dimitri se rió en su mente. Tienes una compañera de vida inteligente, Fen. Es rápida en captar las cosas.

Como si no lo supiera.

Agachó la cabeza, evitando los ojos de Tatijana. —Le enseñé a como cazarme y derrotarme. Por si acaso.

Los dedos de Tatijana apretaron las suyos. —Ese es mi punto. Siempre has actuado con honor. Siento como si estuvieras siendo acusado de algo.

Fen había estado alrededor de la sociedad Lycán durante siglos y se había acostumbrado a verse a sí mismo como un extraño que tenía que esconder qué y quién era. Era una forma de vida, y al final había elegido quedarse con los Lycán. Le resultaba entrañable que Tatijana hubiera llegado a ser tan protectora con él.

Estoy de acuerdo con ella, Fen. Tal vez esto no es una buena idea, Dimitri le

aconsejó.

Fen se parecía a su hermano entonces. Dimitri era un antiguo y experto cazador de vampiros, pero había pasado siglos dando a su hermano un refugio cuando los rasgos del Sange rau llegaron a ser particularmente difíciles de superar. Él sabía, más que cualquier otro, en lo que se estaba convirtiendo Fen, era altamente peligroso. Peor aún, la sangre de Dimitri ya estaba cambiando. Ambos lo sabían. El Consejo de los Cárpatos podría tomar conciencia de él también.

Dimitri no había reclamado a su compañera de vida y él muy bien podría estar en doble peligro. Fen mantuvo sus dedos firmemente enroscados con los de Tatijana. Había esperado que aquella cámara se llenara de un buen número de Cárpatos machos, pero allí sólo estaban Mikhail y su hermano Jacques, Vikirnoff y su compañera, Natalia, y, por supuesto, Gregori.

Sintió a Tatijana dudar. Ella levantó una mano como si fuera a tratar de enderezar su cabello. Todos los ojos estaban puestos en ellos. Él cogió suavemente su muñeca.

No tienes absolutamente nada que demostrarle a esta gente. Te ves hermosa. Eres mi compañera y hemos elegido vivir nuestras vidas a nuestra manera. Si no les gusta, eso no será diferente de lo que hemos conocido toda la vida.

Era la verdad. La vida de Tatijana no había sido una de aceptación. Su padre la había mantenido presa, ni siquiera permitiéndole que estuviera en su forma natural gran parte de sus años. Aquellos capturados y torturados por Xavier no siempre entendían que ella era una prisionera como ellos. Ella había pasado su vida fuera de la norma.

Fen había pasado siglos, separado de su especie. Si hubiera habido Lycán que supieran lo que él era, lo habrían matado inmediatamente, sin lugar a dudas.

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Estaba acostumbrado a ser un paria, y en verdad, ya no le molestaba. Nunca quiso que Tatijana se sintiera menos de lo que era -un hermoso milagro.

Mikhail se acercó a saludarlos. Él se acercó a Fen, casi pie con pie, un deliberado movimiento que lo colocaba en una posición vulnerable. Gregori, quien caminó con él, ni se inmutó, pero sus ojos plateados se habían vuelto como el acero. Mikhail agarró los antebrazos de Fen apretándolos, en el tradicional saludo de un guerrero respetado a otro.

Fen agarró los brazos del príncipe apretándolos, sorprendido por el gran poder que sentía surgiendo bajo la superficie. Era imposible estar tan cerca del hombre y no sentir el poder que emanaba de él, tan grande que no había manera de contenerlo.

—Gracias por venir, Fenris Dalka, —dijo Mikhail. —Que tu corazón permanezca fuerte, cazador, —agregó en el idioma de los antiguos, un saludo más tradicional en los Cárpatos. Se volvió hacia Dimitri y repitió la formal bienvenida. Tomó las manos de Tatijana en la suyas. —Gracias por la ayuda que le diste a nuestros guerreros, Tatijana. Definitivamente cambiaste el rumbo de la batalla a nuestro favor.

Dio un paso atrás y se alejó de ellos, su rápida energía fluía en lugar de estar nervioso. Cuando se dio la vuelta, sus oscuros ojos parecían mirar a través de Fen. —Realmente nos has traído un problema interesante.

Fen miró alrededor de la gran cámara. —No llamaste a un Consejo de Guerreros como esperaba.

Mikhail asintió. —Me ha venido este gran pensamiento. Los únicos entre nosotros que realmente fueron testigos de la lucha entre tú y al que ustedes llaman Sange rau están aquí en esta cámara. Pensé que era importante saber más acerca de lo que en realidad estamos tratando. Hay muchas preguntas que me vienen a la mente.

—¿Puedo preguntar por qué estamos teniendo esta conversación aquí en este lugar sagrado en lugar de la comodidad de una casa? —Preguntó Tatijana.

Gregori volvió su penetrante mirada en ella.

Su barbilla se levantó, Tatijana negándose a dejarse intimidar. Fen le podría haber dicho a ella que su sangre Dragonseeker no parecía que le permitiera ser intimidada por nadie, ni siquiera por su propio compañero de vida.

Fen podría haberle dicho a ella el por qué. Mikhail Dubrinsky no era ningún tonto. Él había pensado largo y tendido sobre el problema del Sange rau. Había sido testigo acerca de lo que la mezcla de sangre era capaz. A estas alturas ya habría pensado acerca de todos los pros y los contras, así como el Consejo Lycán lo

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había hecho tantos siglos antes. En realidad nada había cambiado a lo largo de los siglos. Las soluciones habían sido casi tan malas como el problema en sí mismo y Mikhail sin duda había llegado a esa conclusión, al igual que Fen lo había hecho.

—Ella hace una pregunta justa, Gregori, —dijo Mikhail, su tono de voz suave. —La verdad Tatijana es que, estoy preocupado por la capacidad del Sange rau.

Ellos presentan una verdadera amenaza no sólo a nuestra especie, sino a los Lycán y a los humanos también. Una manera de decirlo es que ellos tienen un arma nuclear y nosotros no.

—Eso es lo que dijo Fen, —reconoció Tatijana.

—La solución inmediata parece obvia, —dijo Mikhail. —Y ciertamente propondré que muchos de nuestros cazadores más expertos se conviertan en Sange rau a fin de destruir mejor a los que se han convertido en vampiro.

Fen trató de no reaccionar. Podía sentir no sólo la mirada del príncipe y los otros, pero también el peso de los grandes guerreros en el más allá. Todo en él se

rebelaba en contra de la idea de lo que el príncipe estaba sugiriendo. Había sabido desde el principio que aquello podría ser una de las propuestas. Si cada guerrero salía y se convertía en Sange rau, sus habilidades como luchadores debían darles una ventaja en la lucha contra los que se habían convertido en vampiro, pero eso no funcionaba exactamente así.

—Uno no se convierte en Sange rau en un solo paso. El lobo viene a ti para protegerte. Tú no los juntas a ambos y se necesita algún tiempo antes de combinarte con tu lobo. He vivido cerca y lejos de los Lycán y creo que pudo haber ocurrido más rápido de lo normal, pero me tomó tiempo. En ese momento perderás mucho más guerreros por la otra parte. Ellos eligen ser vampiros mucho más rápido con la mezcla de su sangre.

Fen negó con la cabeza, preocupado de que pudiera sonar como que no quería a nadie más como él. Era una línea muy fina por la que caminaba, dando lo que él sentía que era una información pertinente y no sonando como un arrogante.

Mikhail pareció reconocer su renuencia. —No tienes que ocultar lo que sientes de nosotros, —dijo el príncipe. —Te hemos pedido que vengas aquí para ayudarnos a encontrar una solución viable a este problema, y es un problema. Uno complejo, mientras más lo estudio. Lo miré desde todos los ángulos y se me ocurrió algo. Hay un gran poder en mi familia, pero viene con un precio terrible. Creo que tiene que haber un equilibrio, y con los dones que nos ha dado, siempre hay un precio que pagar, así que tuve que preguntarme, ¿Cuál es el precio de ser un Sange rau? Sólo tú puedes responder a esa pregunta para nosotros, Fen.

Fen sintió a los antiguos guerreros esperando su respuesta. El aire se hizo más pesado mientras el silencio descendía en la cámara. Algunas de las grandes

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columnas vibraban, colores más oscuros arremolinándose a través de la piedra que daba la ilusión de que la propia cámara estaba viva.

Suspiró. Había venido aquí sabiendo que Mikhail sería lo suficientemente inteligente como para hacer las preguntas correctas. Lo había visto en él. Todos ellos tenían que saber la verdad, sobre todo Tatijana y Dimitri.

—El precio es demasiado alto, Mikhail, —Fen respondió con sinceridad. —Especialmente para un guerrero sin una compañera de vida, pero incluso aquellos de nosotros que tenemos una compañera no estamos necesariamente tan seguros como nuestros homólogos Cárpatos. Al principio, sí, el lobo ayuda. Pero puedes ver como un lobo lo hace, los colores son aburridos, pero es mejor que nada. Pero a medida que pasa el tiempo, la fuerza de la oscuridad crece hasta que se agazapa como un monstruo por encima de ti y te susurra continuamente.

No miró a su compañera de vida o a su hermano. Miró alrededor de la gran cámara hacia las vibrantes columnas –a los antiguos que habían vivido sus vidas honorablemente- sin importa la dificultad.

—Creo que todos los Cárpatos que viven mucho tiempo y batallan con éxito a los vampiros, llegan a un lugar donde creen en sí mismos. Él tiene que hacerlo. Él tiene que tener absoluta confianza en sí mismo. La confianza puede llevar a la arrogancia. Los hombres Cárpatos pierden el sentido y de alguna manera es a la vez una bendición y una maldición. Sentir, cuando destruyes a los viejos amigos y a la familia, vivir año tras año en la oscuridad, es un verdadero infierno. Ser un Sange rau es combatir los sentimientos de arrogancia y superioridad en total

aumento, con compañera o no. Creo que si te entregas a estos sentimientos, incluso con un compañero, puedes convertirte en un vampiro/lobo. Obviamente, yo no he probado esta teoría.

De nuevo hubo silencio. Podía sentir el horror de Tatijana en aumento. ¿Entiendes ahora mi renuencia a que te unieras a mí? No había vergüenza al saber que no había revelado el peor de sus miedos a ella antes de reclamarla como suya.

Una vez más, Tatijana lo sorprendió. Su suave melódica risa llenó su mente. No me siento horrorizada por tu admisión, mi amor, solamente a tu creencia de que pudieras sucumbir a los impulsos más oscuros de nuestra especie.

No lo sabemos. No hay forma de saber lo que pudiera hacer en un momento de locura. Viste mi mente cuando me enfrenté con el hombre lobo para obtener información de él una y otra vez, cuando estaba luchando contra Abel y Bardolf. Me creía superior incluso a ellos.

Fen le confesó de mala gana.

Hombre lobo tontito.

Él fue sacudido por el amor en su voz. Ella podía ponerlo de rodillas con tanta facilidad.

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Hemos pasado la mayor parte de nuestro tiempo en batalla o curándonos en la tierra desde que me reclamaste. ¿Cómo puedes saber la manera en cómo tener una compañera posiblemente afectará los sentimientos de superioridad? Te puedo asegurar, mi amor, que las mujeres Dragonseeker son superiores y por lo tanto, no tendrás una pierna en alto21.

Su nota burlona lo tranquilizó como nada más podía. Y tenía un buen punto.

Por supuesto que tengo razón. Tú sabías que era peligroso acceder a los recuerdos de un hombre lobo renegado, pero lo hiciste de todos modos. Por supuesto que hubo repercusiones. Esperabas eso. Y cada guerrero frente a un vampiro debe creer que puede derrotarlo. Reconociendo que son más inteligentes, más rápidos y más hábiles que un vampiro, es lo único inteligente que hacer. Has hecho lo que todo cazador Cárpatos hace. Estás tan preocupado acerca de eso por lo que no recuerdas lo que es ser un cazador.

Fen no lo había considerado, pero ella tenía razón. Cada hombre Cárpato que cazaba un vampiro debía creer que podía destruir a los no-muertos. Extendió la mano hacia ella, diciéndole sin palabras que la amaba.

Mikhail frunció el ceño mientras se paseaba con inagotable energía a través de las grandes columnas de sus antepasados, mientras pensaba en lo que había dicho Fen. Nadie le interrumpió. Fen estaba agradecido de que Mikhail era el tipo de hombre que no sólo reaccionaba a la información. La digería con cuidado, mirando desde todos los ángulos antes de hacer decisiones.

—Otra preocupación que tengo que evaluar en sí misma, —dijo Mikhail, regresando a estar delante de él. —Nuestra especie está cerca de la extinción. ¿Podría ser una especie más evolucionada? La combinación de nuestra sangre con la de los Lycán?

Todo en Fen se rebeló contra la idea de que su especie estaba condenada y que otra pudiera levantarse en su lugar, y ciertamente no en la Sange rau.

—Luego está la cuestión de los niños. Por primera vez en mucho tiempo hemos tenido varios hijos que sobrevivieron a su primer año, —continuó Mikhail. —No tenemos idea de si el Sange rau pueda tener hijos. Manolito y MaryAnn son la única pareja que conocemos y MaryAnn no ha quedado embarazada. Eso, por supuesto, no quiere decir nada, pero podría ser preocupante. ¿Qué pudiera este cambio hacer en la sangre de un niño? ¿Queremos correr riesgos cuando recién ahora estamos reconstruyendo nuestra población?

Fen no había considerado ese punto en particular. Miró a su hermano. Dimitri no era totalmente un Sange rau, pero estaba en camino. ¿Había condenado a Dimitri y a su compañera a una vida sin hijos porque hace siglos atrás él no conocía las consecuencias que la sangre mezclada podría causar y ellos habían

21 NdeT: Con esta frase, Tatijana hace referencia a que no podrá tener una pierna en alto, para marcar territorio o mear para marcar territorio, porque Fen habla de ser un ser superior.

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compartido sangre en el campo de batalla? Cuando había sanado a su hermano él mismo, le había dado a Dimitri su propia sangre. Fen sabía que la sangre ayudaría a Dimitri a curarse más rápido si ellos podían mantenerlo con vida, y él había hecho la elección por Dimitri.

Me gustaría preferir vivir mucho y saber que Skyler viviría también, incluso si no podemos tener hijos. Ella se merece una vida de felicidad y tengo la intención de hacer su vida tan maravillosa como me sea posible. Así que gracias por salvar nuestras vidas.

Fen se sentía humilde ante la revelación inflexible de su hermano, sobre todo porque él y Dimitri habían estado entrando y saliendo de la mente del otro durante siglos y podía sentir la honestidad en la declaración de Dimitri.

—A lo largo de los siglos, —dijo Fen, —He vivido cerca y lejos de los Lycán. Durante ese tiempo, me he encontrado con sólo otros dos Sange rau. El primero lo cacé con Vakasin y el segundo fue Abel. Yo, por supuesto, no lo sabía en ese momento. Abel convirtió a Bardolf por las razones que sea. Pero ni una sola vez conocí a una pareja, no en cualquier país al que viaje. En algún momento especulé que tal vez una mujer no podía tener sangre mezclada. Tatijana me habló de Manolito De La Cruz y su compañera. Me preocupaba que no supieran el peligro que corrían con los Lycán.

—Así que según tu conocimiento, en todo el mundo, sólo tú, MaryAnn y Manolito son Sange rau que no han sucumbido a la oscuridad. Bardolf y Abel son los únicos que conociste con vida, quienes si lo han hecho, —reiteró Mikhail.

Fen asintió. —Esto no quiere decir, por supuesto, que no haya otros. En el mundo, no me puedo imaginar que no haya otros.

—Los Lycán han evitado a los Cárpatos durante siglos, —señaló Mikhail.

—Su Consejo ha desalentado la interacción entre las dos especies, probablemente por esta razón. Nunca a habido animosidad por lo que escuché, —respondió Fen.

—Eso explicaría la poca cantidad, —dijo Gregori. —MaryAnn ya era una Lycán . ¿Sabemos lo que sucede cuando una mujer Cárpatos cambia?

Tatijana se encogió de hombros. —Te lo haré saber cuándo suceda. Es mi elección ser lo que él es. Dudo que la sangre Lycán pueda dominar a una Dragonseeker hasta el punto de que pudiera estar en peligro.

—Esperamos que no, dijo Gregori con un tono de voz seco. —Si algo te sucediera, ¿Qué garantía tendríamos de que Fen te siguiera?

Dimitri le frunció el ceño. —Nunca hay una garantía para cualquiera de nosotros. Tú incluido, Gregori, si algo le ocurriera a Savannah. Todos los hombres Cárpatos están en peligro sin una compañera.

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—Es cierto, pero no somos Sange rau. Nuestros cazadores nos encontrarían y

destruirían antes de que podamos infligir mucho daño en las otras especies que nos rodean. ¿Puedes imaginar un ejército de Sange rau? Tu hermano nos dijo que uno solo diezmó las filas de los Lycán. Somos pocos. Ellos podrían acabar con todos nosotros muy rápido, —dijo Gregori.

—Hay algo de verdad en lo que dices, —estuvo de acuerdo Fen. No es necesario dar la cara por mí, Dimitri, aunque lo aprecio grandemente. Yo sabía cuando fui a Mikhail la enormidad del problema que traería con él. El Sange rau son tanto un peligro para los Cárpatos como lo son para los Lycán y humanos. No tenemos respuestas a las preguntas que él está haciendo. He tenido siglos para tener en cuenta estos problemas y todavía no he llegado a solucionarlos.

Nosotros no somos como los Lycán , susurró Dimitri en su mente. Me niego a creer que Mikhail proscriba al Sange rau sin discriminarte y sentenciarte a morir como a cualquier otra persona que se convierta con la mezcla.

Fen había vivido con los Lycán por mucho tiempo. ¿Crees que somos más civilizados, entonces? No pudo evitar la nota de diversión en su voz. Los Lycán estaban bien arraigados en la Alta Sociedad y cargos públicos en casi todos los países. Ellos servían en el ejército y la mayoría eran muy educados. Mientras que los Cárpatos se habían retirado del mundo de los humanos en su mayor parte convirtiéndose en guardianes silenciosos, los Lycán habían hecho todo lo contrario -abrazaron ese mundo y protegieron a los seres humanos agresivamente.

Dimitri, la manada de renegados no es un indicativo de los Lycán. Ellos se convirtieron en animales al igual a como los vampiros abrazan el lado más oscuro de los Cárpatos. Zev y los cazadores de élite representan a los Lycán mucho mejor. No te engañes pensando que somos superiores a ellos.

—No creo que tengamos que preocuparnos sobre Fen convirtiéndose en vampiro, —dijo Mikhail con su voz siempre suave, calmada. —Tenemos que llegar a alguna decisión sobre lo que haremos. Es evidente que necesitamos reunirnos con el Consejo Lycán . Lo hemos discutido largamente durante varios años. Los necesitamos como aliados, no como enemigos. Esta es nuestra mejor oportunidad para invitarlos a sentarse en una reunión y llegar a algún tipo de acuerdo.

—Zev es el mejor hombre para eso, —aconsejó Fen. —Él es un explorador de élite y es enviado por delante del resto, es normalmente el más inteligente y el mejor hombre. Él les informará directamente al Consejo y lo escucharan. Su palabra tiene más peso.

Mikhail asintió con la cabeza. —Él fue herido gravemente y perdió una buena cantidad de sangre. Para asegurarse de que viviera, Jacques le dio sangre.

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Fen cerró los ojos, sintiéndose repentinamente cansado. Tatijana le había dado sangre a Zev también. ¿En sus viajes y muchas batallas, Zev habría recibido sangre de algún otro Cárpatos? Era posible y peligroso. Fen sabía por muy honorable que Zev hubiera servido a su pueblo, si se convertía en Sange rau, se volcarían contra él y lo condenarían a muerte, y sin pensarlo dos veces.

—No tengo ni idea de cuanta sangre debe ser compartida antes de que la mezcla se convierta en otra cosa, —admitió Fen. —Cuando Vakasin y yo combatimos al Sange rau, ambos teníamos incontables heridas y ambos perdimos sangre con frecuencia. No sé cuántas veces nos habíamos dado el uno a otro sangre antes de que empezara a sentir el lobo dentro de mí, pero me pareció que fue mucho antes de que él sintiera los rasgos de los Cárpatos, o tal vez simplemente no reconocí que él era diferente.

—Tienes miedo de que Zev puede estar en problemas, —adivinó Mikhail.

Fen asintió. —Él es un buen hombre. Su habilidad en una pelea es sin igual para la mayoría de los cazadores. Me recuerda a Vakasin. Odiaría verlo asesinado por su propio pueblo después del servicio que les ha dado.

—Eso hace que sea aún más importante el que hable con su Consejo, —dijo Mikhail. —Si ellos entienden la diferencia entre un vampiro y un Cárpato, podríamos convencerlos de mirar al Sange rau con otra luz. Podríamos distinguir a

los dos, proporcionando nuestro propio nombre al cruce de un Cárpatos/Lycán .

Fen suspiró. —Te deseo todo el éxito, pero te puedo decir que los Lycán lucharán contigo por el tema del Sange rau. No sólo tienen razones legítimas para

temer a la mezcla de la sangre Cárpatos y Lycán , pero tú estarás luchando con siglos de viejos prejuicios. Hay fanáticos que pertenecen a una sociedad secreta que no es muy secreta y que dedican su vida a desentrañar al Sange rau y a como destruirlos. Ellos atraen a todos los inadaptados que hay y les lavan el cerebro. El Sange rau les da un objetivo a su fanático odio. Por supuesto que realmente nunca encontraron uno, pero cada pecado es atribuido a ellos.

—Sin duda, cabezas más frías prevalecen en el Consejo, —dijo Mikhail.

Fen se encogió de hombros. —Eso espero, pero he visto a algunos de estos fanáticos. Se han convertido en una religión y le predican a las manadas y son muy persuasivos. Hay que recordar, que esto ha estado sucediendo desde hace siglos, por lo que el perjuicio está bien establecido. —Trató de encontrar otra manera de explicarlo. —Esta creencia del Sange rau se encuentra en el corazón de sus tradiciones. Él representa todo lo malo. Él es el demonio, el epítome de todo lo pecaminoso.

—Como lo es la religión, —dijo Gregori.

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Mikhail le lanzó una mirada. Mientras Gregori no creía en ninguna religión, Mikhail era un devoto adorador.

—Una que es muy sagrada para ellos y si no, una creencia espiritual real, sin duda, una que está tejida en el tejido mismo de su existencia, dijo Fen.

Mikhail dejó escapar el aliento. —Muy bien, entonces. Es bueno saber a lo que nos enfrentamos. Aún así, creo que tenemos que intentarlo. Mientras tanto, ¿Cómo podemos luchar contra ellos? ¿Cómo luchó Dimitri contra tal criatura cuando nuestros guerreros no pueden contener tanto daño?

—Los Lycán y hombres lobo luchan en manadas. Mientras que los Cárpatos luchan contra los monstruos solos.

—Últimamente los vampiros se han estado uniendo, —dijo Gregori. —Los vampiros, tan antinatural como parezca, realmente están juntando un ejército para atacarnos. Para practicar un poco, han atacado el recinto de La Cruz en América del Sur.

—Eso debe haber sido como agitar un avispero. De todos los cazadores en todo el mundo, creo que preferiría a cualquier otro que venga después por mí, —dijo Fen.

—Es algo personal, —explicó Dimitri. —Los hermanos Malinov decidieron que gobernarían a todos los Cárpatos, y los hermanos De La Cruz se negaron a unirse a ellos.

—Se puede ver por qué querríamos a los Lycán como aliados, —dijo Mikhail. —Hay muy pocos de nosotros para una guerra sin cuartel contra cualquier enemigo.

—Si tus guerreros abrazan al Sange rau y deliberadamente tratan de convertirse en uno, los Lycán te atacaran, —dijo Fen. —La guerra sería interminable, y nadie ganaría al final, aparte de los vampiros. Tienes que ir a una reunión conociendo sus arraigados prejuicios y que serán difíciles de cambiar.

Mikhail asintió. —Creo que necesitamos tener nuestro propio nombre para aquellos Cárpatos y Lycán que no se han convertido en vampiro y todavía tienen sangre mezclada, algo que indique que son muy diferentes de los demonios que los Lycán creen que son. Eso debe formar parte de nuestro vocabulario antes de que me reúna con Zev. Lo que significa que debemos hacernos con uno inmediatamente.

—¿Realmente crees que el cambio de un nombre cambiará su opinión? —Preguntó Vikirnoff. Era la primera vez que hablaba, y Fen podía decir por su tono que no le gustaba la situación en absoluto. Si la situación no fuera tan grave habría sonreído. Mikhail Dubrinsky entendió completamente el problema. No

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tiraría las manos al aire y se alejaría, él en realidad trataría de solucionarlo. Más que cualquiera allí, que no fuera Fen, era Mikhail quien sabía a lo que se estaban enfrentando.

Muchos de sus guerreros Cárpatos estaría tentados a convertirse en Sange rau, sólo para ser mejores luchadores. Ellos querrían hacer caso omiso de los potenciales problemas y no reconocerían que MaryAnn y Manolito, Fen y Tatijana y Dimitri se convertirían en experimentos. Ellos serían observados de cerca tanto por los Lycán, como por los Cárpatos, si Mikhail tenía éxito en convencer al Consejo Lycán de que había una diferencia. Si no fuera así, ¿Entonces qué?

¿Los Lycán estarían dispuestos a ir a la guerra para obligar a los Cárpatos a entregar a los que fueran Sange rau? Lamentablemente, Fen consideraba aquello una gran posibilidad. Aunque Mikhail convenciera al Consejo, eso no significaba que todos en la manada estarían de acuerdo, no por algo que había estado tan arraigado en ellos. Si el Consejo estaba de acuerdo, su decisión podría muy bien crear una división entre las manadas.

—Necesitamos mucha más información antes de permitir que cualquiera de nuestro pueblo elija voluntariamente ese camino, —dijo Mikhail. —Cuento con ustedes tres para proporcionarnos esa información.

Fen asintió. —No tengo más remedio que seguir a la manada de renegados si se mueven. Tengo que buscar tanto a Abel como a Bardolf.

—Después de haber visto a Abel regresar a su patria, creo que tiene un propósito en mente, y él no irá a ningún lado muy pronto, —dijo Mikhail. —Ha regresado para matarme. Mientras tanto, nuestros cazadores deben saber cómo luchar contra Abel y Bardolf. Obviamente entrenados por Dimitri, quien ha sabido de esto por algún tiempo.

Allí hubo el más pequeño indicio de una reprimenda en la voz de Mikhail.

Dimitri se encogió de hombros, sin arrepentimiento. —Los renegados nunca se acercaron a nuestra patria. Decidí crear santuarios para nuestros hermanos lobos sabiendo que Fen necesitaría un lugar para descansar y sanar a veces. Me dio la oportunidad de estar con él. Lo que él era, durante esos siglos, no tuvo ningún impacto en nuestro pueblo.

Gregori se movió, sus ojos plateados cortando a Dimitri, pero Mikhail alzó la mano para evitar que Gregori hablara.

—Nunca ha sido cuestionada la lealtad de Dimitri para nuestro pueblo, —dijo Mikhail. —Desde que esta manada de renegados llegó a nuestra patria, los Lycán nos evitan.

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—Es cierto, —admitió Gregori, —pero si hubiéramos sabido de un enemigo con tal potencial, podríamos haber estado mejor preparados. Tal como fueron las cosas, muchos de nuestros cazadores resultaron gravemente heridos.

—Lucharon con la manada, no con el Sange rau, —señaló Dimitri.

¿Por qué te está involucrando en esta discusión con él? Preguntó Fen. Sabes que tiene razón. Los dos debimos de haber sacado a la luz a este enemigo mucho antes de esto. Me estabas protegiendo, Dimitri, los dos lo sabemos.

Dimitri frunció el ceño. No era que no le gustara que alguien hiciera una excepción por estar señalándole una verdad. Esa era la tarea de Gregori, sobre todo, para proteger a su príncipe. ¿Por qué él se sentía tan perturbadoramente inquieto, casi salvaje, resentido?

El lobo está elevándose para protegerte, explicó Fen. ¿Lo puedes sentir? Estás en un lugar donde nuestros antepasados nos pueden juzgar. Él siente eso y estás siendo instado a que te vayas.

Mikhail hizo un gesto con la mano y cientos de velas a lo largo de las paredes cobraron vida. Instantáneamente las columnas gigantes y cristales irradiaron colores apagados. En el centro de la habitación había un círculo de columnas de cristal. Ellas eran las más cortas en la cámara, la del medio que llegaba al hombro de Mikhail. Era rojo sangre, formada de ricos minerales y cristales. La punta era afilada.

Mikhail hablaba en su antiguo idioma, las palabras rituales para llamar a sus grandes antepasados quienes ya se habían ido. —Por la sangre de nuestros padres, por la sangre de nuestros hermanos, buscamos su sabiduría, su experiencia y sus consejos. Únanse a sus hermanos-guerreros y préstennos su orientación a través

del vínculo de sangre. Comprometemos a nuestra gente, nuestra lealtad inquebrantable, nuestra determinación ante la adversidad, nuestra compasión por los necesitados, nuestra fuerza y resistencia a través de los siglos y, sobre todo, viviremos con honor. Nuestra sangre nos une.

Mikhail llevó la palma hacia abajo sobre la punta de la columna para que le atravesara la carne y las gotas de sangre cubrieran la parte superior de la columna. —Nuestra sangre se mezcla y los llama. Presten atención a nuestro llamado y únanse a nosotros.

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Traducido Por Fangtasy y Alhana Corregido por Arhiel Revisado Por Arhiel

a sangre de Mikhail se mezclaba con la de los guerreros muertos largo tiempo atrás. Enseguida los cristales estaban iluminados, arrojando colores, esmeralda intenso, y un vivo rojo rubí arremolinándose y formando bandas por toda la sala y sobre las paredes. El despliegue

era muy similar a la aurora boreal, con muchos colores danzando a través de la cámara.

Los colores giratorios realmente herían los ojos de Fen. Estaba acostumbrado a los colores grises y blancos, y a veces los colores más apagados que el lobo podría distinguir, hasta que Tatijana le devolvió la capacidad de ver tales cosas, pero no estaba acostumbrado a ello todavía. Sin embargo, la exhibición era de una belleza extraordinaria. Su lengua materna era reconfortante para él y le hizo sentirse una parte de su pueblo después de permanecer tantos siglos solo.

Fen miró a su hermano. Dimitri era alto, de hombros anchos y una cara que podría haber sido grabada en piedra. Era guapo, pero distante, un hombre aparte. Tenía una compañera que no podía reclamar. Ella le había devuelto sus emociones y el color a su mundo, pero eso hacía la caza de vampiros aún más difícil. Ahora tenía que lidiar con un lobo acechando dentro de él, luchando por la supremacía. Fen esperaba que la cámara sagrada aliviara un poco su sufrimiento.

Las columnas zumbaban, cada una con una nota diferente, con un tono perfecto de tal forma que los tótems con rostros parecían estar canturreando musicalmente. Los colores girando sobre ellos les daban a las caras vida y expresión. Fen había tenido cuidado de no jurar lealtad al príncipe. Era importante para asegurarse de que no ponía a Mikhail en la posición de tener que ir a la guerra para defenderlo. Pero... estaban MaryAnn y Manolito. Conocía a Zacarías de la Cruz. Zacarías era un auténtico cazador. Era un Cárpato puro. Estaba en la parte superior de la cadena alimenticia. Incivilizado. Indómito. En esencia pura. Nadie tocaría a su familia sin represalias inmediatas y brutales. Él sería implacable, y nunca se detendría hasta que aniquilase a cualquier persona o grupo que hubiese puesto su objetivo sobre su familia.

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Fen sabía que Zacarías había encontrado a su compañera, pero apostaría su vida a que el primogénito de los De La Cruz no había cambiado mucho. Fen era un cazador. Él no conocía otra forma de vida. Zacarías sería lo mismo. Eso significaba que Mikhail tendría que proteger a la pareja de los Lycán.

Si Tatijana llegara a ser como él, y con el tiempo lo haría, él quería que la gente de los Cárpatos la protegiera. Lo mismo con su hermano. Dimitri estaba en camino de ser un Sange rau. Ellos se habían dado sangre el uno al otro en el pasado, en los últimos siglos cuando habían cazado juntos, y ahora Dimitri estaba sintiendo los efectos de su lobo.

Hace siglos, su sangre había sido agregada a la columna de los guerreros, cuando él había jurado su lealtad a un príncipe ya muerto. Agregando su sangre otra vez permitiría a los guerreros sopesar las decisiones que Mikhail estaría tomando. Ellos sabrían como sería pensar y sentir como un Sange rau. No se avergonzaba de quién y lo que era. Había vivido tan honorablemente como pudo. Había comprometido a los enemigos de los Lycán, humanos y Cárpatos cada vez que se encontró con uno.

―No tienes que jurar lealtad, ―dijo Mikhail. ―Pero si todavía estás indeciso porque tienes miedo de forzar una guerra entre los Lycán y los Cárpatos, te puedo asegurar, que yo nunca consentiré que se cace indiscriminadamente a los Lycán denominados Sange rau. Cualquier Cárpatos que tenga este don extraordinario y difícil se referirán a él como Hän ku Pesäk kaikak o Paznicii de toate, lo que se traduce en ambos idiomas como Guardianes de todo, y no voy a abandonar a ninguno de ellos.

La voz de Mikhail fue convincente. Fascinante incluso. Podía persuadir casi a cualquiera para hacer cualquier cosa que él quisiera con su voz, sin embargo, se cuidó de mantener un tono neutral.

Hän ku Pesäk kaikak, Guardián de todo. Mikhail Dubrinsky lo veía de esa manera, de lo contrario no le habría otorgado tal nombre a lo que él era. Fen no podía dar crédito a la diferencia que implicaba algo tan insignificante. Él había sido el odiado Sange rau, y sin embargo, con una sola pequeña declaración, el príncipe lo había elevado a Guardián de todo.

Mikhail le dio a él, y a otros como él, un propósito y estatus.

Él sin duda nació para liderar, Tatijana susurró en su mente. Simplemente cambiando el nombre cambia la sensación de quién y lo que eres.

Puedo ver por qué le diste tu lealtad.

No hagas esto por mí.

No lo haría. Esto tiene que ser una elección personal, y yo elijo ser parte de su mundo.

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Fen no lo dudó más. Habían pasado demasiados siglos, cuando él había sido un hombre sin patria. Su pueblo eran los Cárpatos, no importaba en lo que su sangre se había convertido. Amaba a los Lycán y los respetaba, pero su corazón estaba aquí, con su pueblo. Quería ser parte de la comunidad de los Cárpatos de nuevo. Quería asegurarse de que Tatijana siempre fuese aceptada.

Miró a su hermano. Dimitri era un guerrero respetado entre la gente de los Cárpatos y tenido en gran estima. Cualquier cosa que cambiara en el interior de Dimitri, cualquier cosa que el lobo le aportara, beneficiaría a la gente de los Cárpatos, no les perjudicaría; Fen estaba seguro de eso.

Fen se acercó al cristal rojo sangre. Bajó su palma lentamente. Antes incluso de que él llegara a tocar esa punta afilada, sintió el poder que emanaba de la gran columna cristalina. Sabía que era un riesgo calculado. Si sus antepasados le rechazaban, Mikhail, y sin duda Gregori, podrían rechazarlo también, pero era un riesgo que sentía que tenía que correr.

Permitió que el tótem de minerales perforase su carne y le extrajese sangre. De inmediato su sangre se mezcló con la sangre de aquellos que ya habían estado allí antes. Su alma se expandió y llamó a los guerreros que se habían ido antes que él. Les sentía, eran tantos, su fuerte presencia, circundándolo, llenándolo, haciéndolo sentirse parte de una comunidad que se remontaba a tiempos antiguos. El desbordamiento de camaradería y sentido de pertenencia, de aceptación, era abrumador.

Cada célula de su cuerpo respondió. Lo percibía todo, hasta el más mínimo detalle. Oyó un goteo constante de agua, retumbando como un latido profundo en la cámara, de modo que su propio latido del corazón se acompasó a aquel ritmo colectivo. El flujo y el reflujo de la sangre en sus venas, en las venas de los que le rodeaban, coincidía con el flujo interminable de la sangre del anciano dentro del cristal. Muy por debajo del piso de la cámara, a cientos de metros bajo el bosque de columnas gigantes, sintió la bolsa de magma que alimentaba el calor existente en el laberinto de cavernas de varios niveles.

Oyó susurros, antiguas palabras habladas en la lengua de los Cárpatos, guerreros saludándolo. Bur tule ekämet kuntamak. Podía oír a los viejos amigos, que le decían… bien hallado hermano.

Él susurró en su mente en respuesta, para llegar hasta ellos.

Sin previo aviso, toda la atmósfera de la cámara se volvió sombría y triste. El bajo zumbido en la cámara tomó una melodía totalmente diferente, un canto de muerte, un inequívoco canto fúnebre, aunque antiguo. Era una melodía reservada para un guerrero caído, tenido en muy alta estima, un hombre de leyenda.

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Fen se encontró conteniendo el aliento. Los antiguos guerreros estaban rindiéndole tributo a él, el mayor homenaje que un guerrero caído podía recibir, pero él no estaba muerto. La columna pasó del rojo oscuro a un más oscuro color púrpura apagado, un color de duelo por un compañero caído. Las llamas vacilantes de las velas menguaron, lanzando más sombras al habitáculo, aumentando la sensación de tristeza.

Fue la última reacción que Fen esperaba, tener a sus antepasados llorándolo y rindiéndole homenaje como si él hubiera muerto en batalla. Mantuvo su rostro absolutamente inexpresivo, pero Tatijana había fusionado su mente con la suya y en el instante en que su corazón se sintió oprimido, ella se le acercó por detrás y le rodeó con sus brazos, posando su cabeza sobre su espalda para reconfortarlo.

En el momento en que ella se apretó contra él, y sus brazos lo rodearon, el zumbido fúnebre llegó a un abrupto y confuso fin. Hubo un silencio fruto de la sorpresa como si los ancestros no supieran qué pensar. La columna cristalina comenzó a pulsar un rico e intenso rojo a través del oscuro púrpura. Las voces susurraron saludos y le jaleaban.

Fen puso ambas manos sobre las de Tatijana, aprisionando sus manos contra su cintura. No estaba seguro de qué pensar. En un momento, los antiguos guerreros habían estado de duelo como si él hubiera muerto en una gran batalla, y al momento siguiente se dirigían a él con camaradería de nuevo. Era muy confuso.

Es tu sangre Dragonseeker lo que ellos perciben, le dijo a su compañera.

Se mezcla con la tuya. Deberían haberla percibido antes de que me acercara a ellos, dijo Tatijana con un pequeño resoplido de desdén.

Ellos te llaman hermana. Fen aún no estaba muy seguro de cómo reaccionar. Dijo la simple verdad. Ella es Tatijana, la dueña de mi corazón y de mi alma, hän ku

vigyáz sívamet és sielamet.

Murmullos de aprobación sonaban a través de la cámara. No era como si rechazaran a Fen, de hecho todo lo contrario. Los antiguos guerreros lo abrazaron, pero pensaron que él se había ido de este mundo hasta que Tatijana lo había rodeado con su cuerpo.

El despliegue de luces emitidas por las estalactitas por encima de sus cabezas cambiaba de color, lanzando lavandas y rosas pálidos, con ráfagas de verdes suaves y azules. Todos los colores, Fen estaba seguro, representaban a su mujer Dragonseeker. Las estalagmitas, grandes columnas esculpidas con caras y ojos que se giraban en torno a ellos, volvieron a la vida de nuevo, mirando abiertamente a Fen y a Tatijana.

¿Por qué están tan sorprendidos? Somos compañeros. ¿No pueden verlo?

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Los ojos de Fen se reunieron con los de Mikhail. ¿Qué significaba todo eso? Sólo el príncipe podría ser capaz de descifrar el significado del duelo y después del cambio.

—¿Puedes decirme por qué pensaban que había muerto? —preguntó Fen, no del todo seguro de querer saberlo.

No importa lo que ellos piensen, insistió Tatijana, rodeándolo para posicionarse protectoramente delante de él, colocándose entre Fen y la corta columna que se utilizaba para comunicarse con los antiguos muertos mucho tiempo atrás.

Importa, mi señora, dijo Fen suavemente. Tenemos que conocer las consecuencias de convertirse en un Sange rau antes de que cualquier otro Cárpatos decida convertirse en un sangre mixta con la noción equivocada de que ayudaría a salvar a su especie de la

extinción, o simplemente de lo peor de los monstruos a los que nos hemos enfrentado.

No Sange rau. Tú eres Hän ku Pesáak kaikak, Guardián de todo, discutió Tatijana con firmeza.

Fen sintió como su corazón hacía una extraña pirueta lenta. Incluso su vientre sintió ese mismo peculiar vuelco ante su feroz vena protectora. Soy afortunado de tener una compañera así. Él sentía cada palabra. Ella había cambiado su vida y siempre estaría en el centro de la misma. Lo hacía sentir vivo y le permitió conocer la alegría y la verdadera risa por primera vez.

—Los antiguos te saludaron calurosamente porque reconocieron tu corazón y alma Cárpatos, Fen, —dijo Mikhail. —Algunos de ellos te conocían y celebraron que mantuvieras tu honor a lo largo de tan largo y difícil camino.

Fen asintió. Los había sentido dándole la bienvenida y la camaradería le había hecho sentir como si fuera parte de un círculo mucho más amplio. Después de haber estado solo durante tantos siglos, Fen se sentía conectado con sus antepasados. Hubiera dado cualquier cosa por sentirse así antes de conocer y reclamar a Tatijana. Él había necesitado esa conexión, pero una vez que ella se había derramado en su mente con tanta gracia fluida y con tanta luz, descubrió que en realidad no necesitaba nada más. Ella le había dado paz.

Había venido aquí con la idea de que él necesitaba y quería aceptación, no sólo para él sino para su hermano y para cualquier otro que compartiera la misma sangre mixta, pero ahora que estaba en la cueva sagrada de los guerreros, se sentía reconfortado por los rituales tradicionales, pero era Tatijana quien le hacía sentirse completo, no el círculo de guerrero en sí.

—¿Qué pasó? ¿Por qué pensarían que me había muerto? —Se preguntó con curiosidad.

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—Cuando tu sangre tocó por primera vez la piedra sagrada, sintieron lo que esperaban sentir. Les desperté con la invocación. Pero a medida que la procesaban, cuando tu sangre tocó la de ellos, se dieron cuenta de que era muy diferente y que, como un Cárpatos, ya no estabas allí. Ya habían juzgado tu corazón y tu alma y sabían que eras honorable y que habías luchado largo y duramente por nuestro pueblo, por lo que te concedieron el honor más alto de un guerrero cuando lloraron tu muerte.

—¿Ellos creían que estaba muerto, porque su sangre es diferente? —preguntó Dimitri, queriendo que se lo aclararan. —¿O que lo consideraban muerto para la gente de los Cárpatos?

—Ellos le creyeron muerto, —explicó Mikhail. —¿No podías sentir su genuina tristeza? Tu sangre, Fen, debe ser completamente diferente en este punto de la de un Cárpato.

—Sin embargo, puedo donar sangre a cualquier persona como cualquier Cárpato puede hacerlo, —dijo Fen.

—Dijiste que la transformación sucedió por etapas. Probablemente si hubieras venido aquí en las etapas iniciales, habría habido una suficiente semejanza a la sangre de los Cárpatos, que pocos notarían la diferencia, —dijo Mikhail.

—Pero luego sintieron a Tatijana. Su sangre de Dragonseeker es poderosa.

—Sí, lo es. Y, puesto que sois compañeros, ese rasgo debe estar ya en ti también. Pero sentí algo más, algo igual de poderoso. No es tu Lycán , su presencia era formidable, sino algo muy sutil e igual de dominante.

Mikhail miró a Fen, y luego a Dimitri, y de nuevo a Fen, con especulación en sus ojos. —Tatijana es una Dragonseeker, uno de nuestros más poderosos linajes. Ella tiene una fuerte conexión con la Madre Tierra, pero esto no obstante es diferente, como si no fuera su conexión, sino la tuya.

—Tatijana tiene una fuerte conexión con la Madre Tierra, —admitió Fen.

Mikhail negó con la cabeza, su penetrante e inteligente mirada regresando a Dimitri. —Ahhh. Ahora lo veo. La joven Skyler. Hemos subestimado a esa chica. Ella te ayudó a curarte. ¿Cómo es posible desde tan lejos? ¿No está en Londres?

—Creo que sí, —respondió Tatijana por los hombres.

—Y sin embargo, la conoces y puedes hablar con ella allá donde está, —dijo Mikhail. —¿Cómo es que una muchacha, una niña en realidad, una humana para el caso, puede cruzar más de dos mil kilómetros, y llegar a curar a alguien cerca de la muerte?

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Tatijana se encogió de hombros. —Debe tener algo que ver con el hecho de que sea parte del linaje de los Dragonseekers. Tú mismo has dicho que es una poderosa línea sanguínea.

—¿Has sido capaz de hacer algo así? —Preguntó Mikhail.

Tatijana vaciló. Ella negó con la cabeza. —No. Tanto Bronnie, como yo, tratamos de llegar mentalmente a nuestra sobrina cuando ella escapó de las cuevas de hielo, pero la distancia era demasiado grande.

Mikhail alzó una ceja hacia Gregori.

Gregori negó con la cabeza. —Nunca he cubierto esa distancia. He estado cerca, pero dudo que pudiera mantenerla el tiempo suficiente para curar a alguien.

Dimitri permanecía en silencio. Su expresión no cambió. Fen tocó su mente. Su hermano estaba locamente enamorado de Skyler, pero él no la había reclamado, respetando su decisión de esperar hasta que ella se sintiera preparada. No abandonándola, ni siquiera por el príncipe y sus investigaciones en la caverna

sagrada.

Dimitri no había confiado más que en sí mismo durante siglos. Él podría ser el hermano menor de Fen, pero había cazado a los vampiros por su cuenta durante siglos. Era respetado y considerado en algunos círculos como una leyenda. Su relación con Skyler era algo privado. Rara vez hablaba de ella. Fen había recibido más información sobre ella en su breve encuentro de curación que en todos los años que Dimitri le había dado refugio para descansar y curarse.

Mikhail parecía estar más divertido que molesto de que ninguno de ellos fuera explícito sobre la joven compañera no reclamada de Dimitri. Él se limitó a asentir con la cabeza. —Estoy seguro de que esa joven mujer se las arregló de algún modo para sellar tanto a Fen como a Dimitri a la Madre Tierra, podríamos decir que es un gran privilegio como mínimo.

—¿Aceptaron los antiguos a Fenris tal como él es? —Dimitri ataco al corazón de la cuestión.

Por primera vez Mikhail dudó. Dejó escapar un suspiro. —No te puedo dar la respuesta exacta que estás buscando, o que yo estaba buscando, Dimitri. Los antiguos reconocieron a Fen como a un gran guerrero que ha vivido con honor, pero su sangre ya no es la sangre de un Cárpato.

Dimitri no se inmutó, pero Fen estaba cerca de él y sintió el golpe interno como un puñetazo en el estómago. Mikhail había planteado cuestiones que ambos hombres necesitaban meditar. Tatijana ya estaba atada a Fen y ella aceptaría su destino en común, juntos como compañeros. Era diferente con Skyler. Era joven,

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una humana de cualquier modo. ¿Acaso Dimitri tenía el derecho de sentenciarla a una vida tan desconocida, rodeada de enemigos en cada puerta?

—¿Cuánto tiempo hace falta para que un cazador tenga la velocidad que tú tienes? — preguntó Gregori.

Fen negó con la cabeza. ―Me llevó casi un año comenzar a fusionarme con mi lobo. Creo que obtendrías una respuesta mejor de Manolito De La Cruz. Dijiste que él ha estado cambiando recientemente. Tienes que recordar cuando esto me pasó a mí, ni siquiera nos dimos cuenta de que la causa era la sangre. Yo había sido mordido numerosas veces en las batallas contra la manada de renegados y el Sange rau que estábamos persiguiendo. En aquellos días, nadie sabía acerca de la genética. Recuerdo al lobo y luego la fusión gradual con él.

Fen se encogió de hombros. —A lo largo de los años, cuando Dimitri a veces se unía a mí en la batalla, nos dábamos sangre el uno al otro cuando uno de nosotros era herido, como lo hacen los Cárpatos. Una vez más, eso nunca hizo ondear una sola bandera roja.

Vikirnoff, que había permanecido en silencio durante todo el ritual de los antiguos, dio un paso adelante para ofrecer un saludo. —Yo te di sangre después de tu batalla con Abel y aún después de lo que vi, no creo nada de eso. Donar sangre es parte de nuestra vida cotidiana. Nadie habría considerado no salvar a un

compañero Cárpatos.

—O a un Lycán , —convino Fen.

—Los Lycán permanecían lejos de nosotros porque, hace tantos siglos, no entendían cómo funcionaba el proceso de convertirse en un Sange rau, —aventuró Mikhail. —Si esto comenzó hace siglos, lo qué dices acerca de los prejuicios arraigados tiene que ser muy cierto.

Fen asintió. —Cada nuevo Consejo renovaba su decreto para evitar a los Cárpatos cuanto fuera posible. Para luchar junto a ellos cuando era necesario y sin ninguna animosidad hacia ellos.

—¿Por qué elegiste vivir como un Lycán y permanecer cerca de sus manadas en lugar de volver a casa? —, preguntó Vikirnoff.

—Al principio, yo quería tanta información como fuera posible, —dijo Fen. —Pero luego me di cuenta, cuando permití que el Lycán fuera más dominante, que no era tan difícil luchar contra la tentación de permitir que la oscuridad me engullera.

Gregori le lanzó una mirada con sus cortantes ojos plateados. —Dijiste que era mucho más difícil resistirse a la llamada del vampiro.

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—Mucho más tarde, —dijo Fen. —No al comienzo. Al principio, el lobo primero me protegía de la tentación, y más tarde, mientras yo vivía con las manadas como un Lycán , me di cuenta de que la oscuridad no era tan opresiva. A través de los siglos, realmente me ayudó mientras cazaba. Yo estaba muy... activo como cazador.

Dimitri asintió. —Él era extremadamente competente cazando renegados. Cuando era herido gravemente, o durante la luna llena, se quedaba en la tierra y parte de ese tiempo yo vigilaba su lugar de descanso hasta que estaba de nuevo en forma.

—¿Por qué es que puedes detectarlo durante la luna llena y no en cualquier otro momento? —Mikhail preguntó con curiosidad. —Tiene que haber algo que podamos usar contra el Sange rau.

—Todo es sobre la energía de los Lycán. Como un manada de caza, no pueden tener mucho éxito si la presa sabe que vienen por ella, así que han evolucionado para enmascarar su energía, —explicó Fen. —Desafortunadamente, durante el ciclo semanal de la luna llena, es imposible. La atracción es muy fuerte en los Lycán. Soy lo suficientemente Lycán que el efecto es el mismo para mí. Mi energía se siente diferente a los Lycán y si estoy muy cerca, saben inmediatamente lo que soy.

—Es por eso que querías que Tatijana les advirtiera a MaryAnn y Manolito, —dijo Gregori. —Sabias que ellos no sabrían nada de esto y si se encontraban con los Lycán durante la luna llena, inmediatamente serían objetivos para la muerte.

—He evolucionado como el Sange rau...

—El Hän ku pesäk kaikak, —Tatijana y Mikhail corrigieron simultáneamente.

—Guardián de todos. —Ellos se miraron y sonrieron.

—He evolucionado como el Hän ku pesäk kaikak, Guardián de todos, —Fen corrigió, —durante siglos. Para los guerreros que optaran por convertirse en un Guardián, pensando que van a ser capaces de luchar contra los Sange rau,

existentes es ridículo. Tarda siglos para construir la velocidad y entender los dones. Sin mencionar que, si no tienen compañera, el peligro para el alma aumenta cada año que pasa.

Mikhail asintió. —Creo que tengo suficiente información para tomar algunas decisiones que guiarán nuestro pueblo, así como para ayudarme a persuadir al Consejo Lycán a estar de acuerdo para detener la caza de los que son Hän ku pesäk kaikak- Guardianes de todos, en lugar de Sange rau. Una vez determinado nuestro curso de acción, llamare a una reunión aquí, en estas cámaras sagradas con tantos de nuestros guerreros como sea posible para que sepan a lo que nos estamos enfrentando.

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Gregori asintió, pero él no parecía feliz.

—La Palabra se enviará a MaryAnn y Manolito. Una vez que me comunique con Zev pediré una reunión con el consejo Lycán , si están de acuerdo, llamare a nuestros guerreros para que estén aquí para la cumbre. —Mikhail hizo una leve reverencia, un gesto de respeto hacia Fen. —Gracias por venir hoy y permitirme la oportunidad de aprender.

—Mi compañera, Tatijana, ha jurado su lealtad a su príncipe. Mi hermano, Dimitri, lo ha hecho también, —dijo Fen. —A pesar de que mi sangre ya no es Cárpato, mi corazón y mi alma lo son. Juraría lealtad a mi príncipe, si él elige aceptarme como soy.

—Eres y siempre serás primero Cárpato, —dijo Mikhail. —Sería un honor tenerte entre mis guerreros.

El zumbido de los cristales comenzó de nuevo, elevándose el volumen, cada uno sintonizado a una nota perfecta. Los colores se arremolinaban, las tonalidades

más profundas de rojo oscuro y morado, como si los antepasados todavía estuvieran un poco confundidos en cuanto a lo que Fenris era realmente, pero estaban de acuerdo con su decisión de jurar lealtad al príncipe, después de todo, ellos si reconocían que había servido a su pueblo con honor durante siglos.

Fen abrió la vena en su muñeca y extendió la ofrenda a Mikhail. —Ofrezco mi vida para nuestro pueblo. Comprometo mi lealtad a ellos a través de nuestro vínculo de sangre.

Mikhail, advirtió Gregori.

Él es uno de nosotros.

Su sangre no lo es. Yo tomare su sangre.

Los ojos de Mikhail se oscurecieron aún más, y Gregori retrocedió a regañadientes.

Mikhail tomó la muñeca ofrecida, aceptando el vínculo de sangre con Fen.

Cerró la herida cuidadosamente y dio a Fen una leve inclinación. —Como recipiente de nuestro pueblo, acepto tu sacrificio.

Podrías ser el hombre más terco vivo, Gregori siseó. Hay veces que me gustaría encerrarte en un calabozo y tirar la llave.

La risa de Mikhail era suave en la mente de Gregori. Mi hija no estará muy feliz de que su marido tenga esos pensamientos.

No puedes jugar la carta de Savannah siempre que quieras. En serio, Mikhail, soy responsable de tu seguridad y te niegas a escucharme.

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Mikhail suspiró. Escucho. Siempre tomo lo que dices bajo una cuidadosa consideración antes de tomar mis decisiones, Gregori. No trato de hacer tu trabajo más difícil, pero todavía tengo que ir con mis instintos. Fenris Dalka será un gran activo para nuestro pueblo. Sé que tiene un lugar en nuestro futuro. Los antepasados lo saben también.

Fen envolvió su brazo alrededor de Tatijana. Sabía que nadie realmente había notado el movimiento instintivo por parte de Gregori para detener Mikhail de tomar su sangre. No podía culpar a Gregori. Cuanto más cerca estaba de Mikhail, más respeto sentía por el hombre. El destino de toda una especie descansaba sobre los hombros de Mikhail. Era amable, inteligente, y dueño de sí mismo –la peor pesadilla para un guardaespaldas como Gregori.

Fen estaba absolutamente seguro de que había un intercambio entre los dos hombres, aunque ni Dimitri ni Tatijana parecían notarlo. Su conciencia estaba muy aumentada y él sintió una corriente de energía que iba y venía entre los dos hombres. Él no debería haber sentido nada. Ellos utilizaban la comunicación telepáticamente y tenían siglos de experiencia. La comunicación psíquica era fácil para ellos.

Fen dejó salir su aliento lentamente, sin querer alertar o alarmar a Gregori. Estaban en las profundidades de la Tierra en la más sagrada de las cuevas, rodeado de los espíritus de sus antepasados, los guerreros que protegerían a Mikhail, y él era consciente de la conversación telepática entre el príncipe y su hombre de confianza. Eso no estaba bien. Si hubiera estado adivinando, eso habría sido una cosa, pero Fen sabía, y eso significaba que seguía evolucionando. Tendría que decirle a Gregori o al príncipe, en algún momento, pero no aquí, donde podría no proteger lo suficiente a Dimitri y Tatijana si los antepasados de repente retiraban su aceptación.

¿Qué está mal? Preguntó Tatijana. Ella le dio una caricia a través de su mente.

Al instante sintió paz entrando en él. No podía cambiar lo que era y ella lo aceptó, y a todos los problemas. Te tengo, mi señora, no puede haber nada malo.

Ella rió suavemente en su mente, llenándolo con esa extraña emoción que ahora consideraba como alegría. ¿Te he dicho en este levantamiento que estoy locamente enamorado de ti y que tú eres claramente la mujer más bella del mundo? Porque si no lo he hecho, es muy negligente de mí parte.

Lo cubriste muy bien cuando nos alimentamos esta noche. ¿Recuerdas? ¿Me levantaste e hicimos el amor? En caso de que hayas logrado olvidar eso, envolví mis piernas alrededor de tu cintura y enganche los tobillos para no caer y simplemente bajé justo sobre

ti. Agradable y lento. ¿Está volviendo a ti? Su voz ardía, tan sensual como siempre.

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No podía olvidar cualquier momento de hacer el amor con ella. Él prefería tener esa experiencia tan a menudo como sea posible. Sería imposible de olvidar, mi señora. Está grabado en mi alma.

Vikirnoff hizo un gesto con la mano delante de la cara de Fen. —¿Sigues con nosotros? Mikhail tomo un poco de sangre, y estás palideciendo.

—No parece pálido para mí, —Dimitri arrastrando las palabras. —Se ve un poco acalorado.

Fen envió a su hermano un feroz ceño fruncido, pero Dimitri no parecía en absoluto intimidado.

—Realmente me gustaría regresar a cómo luchar contra los Sange rau. Tiene que haber una manera. Dimitri manejo con éxito la batalla con el que ustedes llaman Bardolf, —Vikirnoff señaló. —Él es Cárpato. ¿Fue capaz de hacer eso, porque tiene un poco de tu sangre mezclada, o porque usó algún tipo de estrategia especial? —La curiosidad y un toque de entusiasmo afilaron su tono.

—Temí convertirme, así como los más antiguos cazadores Cárpato lo hacen, —dijo Fen, —por lo que practicamos con juegos de guerra cada vez que nos reunimos. Dimitri encontró las cosas que funcionaron, así como las cosas que no.

—Probar y ejecutar es siempre la mejor opción, —dijo Dimitri. —Tengo un par de trucos que diseñe, pero pueden ser utilizados una sola vez, a lo sumo dos veces y sólo si los extendiera. El Sange rau aprende y se adapta muy rápidamente, por lo que el nombre del juego es siempre el de cambiar las cosas.

—Afortunadamente, —Fen continuó, —Lo común es que un vampiro siempre es un vampiro. Lo mismo que un hombre lobo renegado. Ellos no siempre tienen la paciencia que deberían. El Sange rau definitivamente toma más tiempo para enfadarse, pero están en realidad más hinchados con el ego que el vampiro, por lo que se puede sacarlo de quicio lo suficiente para que se equivoquen.

—Definitivamente es mejor para los cazadores ir tras ellos en forma de manada, —añadió Dimitri. —Un cazador solo casi no tiene la oportunidad que un

grupo tendría.

—Pero para luchar al estilo manada se requiere habilidad. Bardolf sabe cada movimiento de la manada, mientras que Abel no tanto, —Fen continuó. —Lo que tienes que saber acerca de cada Sange rau es de dónde vienen, lo que eran antes de que la sangre se mezclara. Bardolf está cómodo como un lobo y cuando es presionado, vuelve a lo que mejor sabe. Lo mismo puede decirse de Abel. Es evidente que en esta relación, Abel es el maestro y ha adquirido más conocimientos porque ha sido Sange rau mucho más tiempo.

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—Vamos a necesitar un curso intensivo para luchar contra estos chicos malos, —dijo Vikirnoff. —¿Están los dos dispuestos a quedarse y ayudarnos?

—Esa sería la idea, —dijo Dimitri. —Eso, y la elaboración de una estrategia para destruir tanto a Bardolf como a Abel. Si mueven la manada, tendremos que seguirles la pista.

—No subestimes a la manada. No tenemos cifras exactas y muchos fueron asesinados en las dos batallas. Pero incluso si matamos a treinta o cuarenta de ellos, si el paquete es de cien fuertes, y me temo que lo sea, todavía tienen un gran ejército que puede lanzar sobre ti, —dijo Fen. —Ellos vendrán a ti durante el día porque Abel sabe que es cuando puede hacerte más daño.

—Otra buena razón para que los dos se queden y nos ayuden, —dijo Gregori.

—Pelean como un ejército bien sincronizado. Golpean rápido, hacen el mayor daño posible y matan a tantos como pueden antes de que desaparezcan. Casi siempre van por el vientre, rasgando a su adversario prácticamente a la mitad, —

Fen les dijo.

—Tengo las cicatrices para probarlo, —dijo Dimitri con un pequeño encogimiento de hombros de auto-desaprobación.

Gregori le sonrió. —No estás solo. Creo que la mitad de nuestros hombres tenían sus vientres rasgados, yo incluido. Definitivamente nos hicieron quedar como amateurs.

—Yo sabía que no debía dejar que él se acercara, —admitió Dimitri.

—Las manadas son combatientes peligrosos y muy especializados, —dijo Fen.

—Piensa en las manadas de lobos en los bosques, —agregó Dimitri. —Los Lycán son aún más una amenaza que una manada de animales cuando vienen a ti, porque sus mejores estrategas conducen la caza.

—Pero los Lycán no cazan seres humanos o Cárpatos, —dijo Mikhail rápidamente. —Cuando se habla de caza de la manada en realidad se está hablando de los renegados, manadas de hombres lobo.

—Es cierto, —Fen estuvo de acuerdo, —pero empiezan como Lycán. La mayor parte de los individuos con más tiempo dentro de una manada desertan para convertirse en renegados. Los renegados forman sus propias manadas.

Natalya, la compañera de Vikirnoff de repente frunció el ceño. Ella era la sobrina de Tatijana, hija de su hermano hace mucho tiempo muerto, Soren, pero las características Dragonseeker estaban allí, incluyendo el cambio de ojos y el color de cabello. Habiendo llegado a conocer Tatijana como lo había hecho, Fen no se

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sorprendió al ver a Natalya luchando al lado de su compañero o entrar en la cueva de los guerreros con absoluta confianza.

—¿Qué pasa? —Preguntó Fen.

—Los cazadores de élite como Zev. Todo el mundo está hablando de él y lo hábil que es.

—Yo lo vi en acción, —dijo Gregori. —Él es tan bueno como el mejor.

—Así he oído, —dijo Natalya. —¿Alguna vez se vuelven renegados?

—Es posible, —dijo Fen. —Pero nunca he visto que suceda. Nuestros mejores cazadores tarde o temprano sucumben a la oscuridad y se convierten en vampiros. Nuestra especie no es tan diferente. Ambos somos depredadores nacidos y tenemos que sumergir la parte de nuestra naturaleza con el fin de mantener nuestro honor.

—Eres parte Lycán , —persistió Natalya. —¿Tiene que luchar contra la tendencia a permitir que el lado animal se haga cargo?

Ella sabe las preguntas correctas para preguntar. ¿Te imaginas a Zev siendo Sange rau? Había orgullo en la voz de Tatijana.

Nunca había tenido la oportunidad de conocer a su sobrina mientras crecía. En cierto modo, Fen sabía, que estaba agradecida por eso. Ella había sufrido viendo a su padre torturar a su propio nieto y utilizarlo en experimentos horrendos.

Tatijana estaba firmemente fundida con él como lo había estado desde el momento en que habían entrado en la caverna. Había estado tan decidida a protegerlo de la más mínima ofensa, pero la dejó abierta para que Fen leyera sus pensamientos. Ella quería una relación con Natalya. Natalya había ayudado a rescatar a sus tías, pero tanto Tatijana como Branislava había estado tan frágiles que habían sido puestas en la tierra casi de inmediato. Ella no había tenido tiempo de conocer a sus parientes.

Ella ciertamente hace las preguntas correctas, Fen estuvo de acuerdo. Ella es sin duda una Dragonseeker.

—Por otra parte, mi amigo, Vakasin, se convirtió en Sange rau mientras estábamos cazando. —Fen hizo una pausa, sacudió la cabeza y se corrigió. —No Sange rau, era un Guardián de todos.

Una vez más Tatijana lo llenó –de ella-. Amor puro. Cercanía. En el momento en que sintió pena por su compañero perdido, ella estaba allí, compartiendo la emoción con él, reconfortándolo. Era como un milagro.

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Cada levantamiento, espero poder darte felicidad. No sabía de qué otra manera

poner en palabras sus sentimientos por ella. Sólo podía esperar que ella sintiera la emoción abrumadora que sentía por ella cada vez que se fusionaba con él.

Hombre lobo, no te pongas demasiado romántico conmigo con tu hermano mirándonos a ambos como lo está haciendo.

Tú comenzaste, bromeó, pero ella tenía un punto. Dimitri era fuerte y estaba mirando a ambos con una sonrisa tenue, sabia.

—Tenemos que ser mucho más creativos y estar preparados para los ataques durante el día, —dijo Mikhail. Él había estado tranquilo durante la mayor parte de la discusión sobre la lucha contra la manada. —Sara y los hijos adoptivos de Falcon son humanos y deben ser protegidos. Sólo tenemos a Jubal y Gary para ayudar a combatir a la manada si vienen mientras los nuestros están más vulnerables, y Gary no estará en una posición para ayudar a nadie por algún tiempo.

—Zev y su manada los defenderán mientras los renegados se encuentren en las proximidades, —dijo Fen. —Ellos están juramentados para cazar a los renegados y llevarlos ante la justicia.

—¿Estarán más interesados en poner en marcha la caza de los hombres lobo, o en la protección de nuestros hijos? —preguntó Gregori.

Mikhail se encogió de hombros. —Protegeremos a nuestros propios niños, con o sin ellos. Tengo mucho que considerar antes de llamar a un consejo lleno de guerreros. Quiero encontrarme con Zev tan pronto como sea posible, reunirme con su manada y hacer que tomen una invitación para que su consejo se reúna con nosotros. Tan pronto como tengamos una respuesta, si es positiva, llamare a los demás.

Mikhail se volvió hacia el cristal grueso rojo sangre, aún palpitante de luz. —Agradezco a mis antepasados por su amabilidad en hacer el viaje para estar con nosotros y ayudar a guiarnos a través de estos tiempos difíciles. Estar bien e ir con honor.

Las columnas gigantes cantaron durante un momento, los colores cambiaron en todas partes en un extraño efecto de aurora boreal, brillando y poco a poco desvaneciéndose.

Fen oyó el goteo de agua y el burbujeo del lodo caliente, y el aliento de sus compañeros. Más, podía sentir el pulso y el latido del corazón de la montaña. Debajo de ellos, sintió el tirón de las piscinas de magma. Había un ritmo aquí que sentía en sus propias venas. Algo sobre la cueva sagrada sólo se había añadido a sus agudos sentidos, aumentándolos aún más. ¿Estaba todavía evolucionando como había considerado antes?

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O tu conexión con la Madre Tierra te ha concedido aún más regalos.

¿Por qué había pensado alguna vez Tatijana no atraparía esos pensamientos alarmados? Le tomó la mano, tirando de ella contra su pecho sobre su corazón. Su explicación fue entregada en un tono casual, tono de materia-de-hecho.

—A mi compañera, Raven, le encantaría conocerte, Fen. Después de las batallas y ceremonias solemnes y rituales, sería bueno para todo el mundo relajarse. Ella pensó que sería bueno juntar a todos para una celebración de clases, —dijo Mikhail. —Me doy cuenta que probablemente estás cansado, pero rara vez pide algo así.

—Una celebración suena bonito, —dijo Tatijana al instante.

Sus dedos se apretaron alrededor de Fen. Él podía sentir su impaciencia.

Una celebración. Una fiesta. Puedo visitar a Natalya y llegar a conocerla. Bronnie podría incluso levantarse para ello. Ella no es tan extrovertida como yo. Ella es incluso un mejor guerrero, pero es tímida alrededor de tanta gente. Me temo que nunca va a querer salir de la tierra. Tatijana le sonrió. ¿No sería grandioso si hubiera música? ¿Bailar? Me encanta bailar.

—¿Sera seguro para todos, con dos Sange rau tan cerca? ¿Y una manada de hombres lobo? —Preguntó Natalya.

—Dudo que incluso Abel sería tan loco como para atacar a los Cárpatos cuando todos están presentes, —dijo Mikhail. —Pero sin duda mantendremos la celebración en un lugar seguro, bien defendible y con medidas de seguridad.

Natalya y Tatijana se sonrieron la una a la otra. Por encima de sus cabezas, Vikirnoff y Fen se enviaron entre sí una rápida sonrisa.

—Está decidido entonces, —dijo Mikhail. —En el próximo levantamiento, tendremos un poco de diversión.

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Traducido Por Arhiel Corregido Por Nyx

Revisado Por Arhiel

a lluvia había caído durante las horas del día, pero esa caída constante sólo había refrescado el aire de modo que los colores parecieran vivos y limpios. Las hojas de los árboles brillaban cuando Fen y Tatijana caminaban por el bosque hacia la cueva donde se iba a llevar a cabo la

celebración. Fen se encontró mirando alrededor maravillado como si todo fuera nuevo y él nunca lo hubiera visto antes.

Caminar de la mano con Tatijana siempre lo hacía sentir increíble, alguien, un hombre de familia. Ella siempre lo conocería como a ningún otro, y sin embargo, él sabía que ella iba a ser un misterio que tardaría siglos para tratar de resolver. ¿Cómo puede una mujer acabar con siglos de absoluta soledad? ¿Cómo puede ella llevarse todas las muertes, de los amigos que él había tenido que matar?

Caminó con ella despacio, saboreando cada paso. El musgo crecía en un verde pálido y limón enrollándose hasta el tronco de los árboles y las piedras. Se maravilló de poder distinguir la diferencia entre los colores. El cielo estaba tan claro que parecía azul medianoche, las estrellas dispersadas en una colección maravillosa de miles de gemas que brillaban en lo alto. Mientras pasaban los manojos de flores esparcidas, las sandalias que cubrían los pies de Tatijana eran bordeadas con las camas de flores nocturnas que desplegaban sus pétalos como tributo a ella.

—Eres mágica mi señora, —dijo. —Absolutamente mágica.

Tatijana se acercó a él, colocándose debajo de su hombro. —No hay nada mágico en mí, hombre lobo, pero me alegro que te lo parezca.

Él se llevó sus dedos a la calidez de su boca. Ella se veía especialmente hermosa, vestida con un vestido largo que fluía para el baile, por si acaso, le había dicho riendo. Ella definitivamente bailaría esta noche, incluso si él era el único que proporcionara la música.

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—Siento que no pudieras convencer a tu hermana para venir con nosotros. —Dijo Fen. Ella se había esforzado en hablar con Branislava, cuando se despertó justo unas horas antes, pero fue en vano. Tatijana había aceptado la decisión de su hermana, pero ella había estado decepcionada. La echaba de menos. Él podía sentir ese dolor creciendo.

—Ella saldrá en su propio tiempo. Ella es mucho más dura que yo en un montón de formas, y sin embargo, siempre ha tenido un momento difícil teniendo que hablar con otras personas. Xavier, nuestro padre, Realmente trabajó en mantenernos asustadas y bajo su pulgar. Tenía un montón de trucos psicológicos. Bronnie siempre trató de protegerme y se llevó la peor parte de todo.

—Estaba realmente feliz por ti. Porque encontraste a tu compañero. Pude sentirlo, —dijo Fen.

—Ella lo está. Ella es así. Todavía puede venir esta noche. Ella no dijo exactamente no. Bronnie hace las cosas a su manera. Ella quiere ver a Natalya y a Razvan, ese es mi sobrino, El hermano de Natalya. Le dije a Bronnie, que no creo que Razvan esté cerca, pero solamente llegar a conocer Natalya ya es un regalo invaluable.

Redujeron sus pasos mientras se acercaban al borde del bosque, justo en la base de la montaña, alargando su tiempo a solas.

—Le di toda la información sobre las manadas de renegados, los cazadores de élite, Las preocupaciones de Mikhail y todo lo demás que se me ocurrió cuando ella lo pidió —Dijo Fen. —Ella estaba firme en que yo le diera de mi sangre.

—Esperaba que ella insistiera, —Dijo Tatijana. —Ella es muy protectora conmigo. Todo lo que teníamos era la una a la otra durante siglos. —Le dio una sonrisa medio nerviosa. —¿De verdad crees que me veo bien?

Ella se había vestido con tanta atención y cambió de idea dos veces antes de decidirse por el vestido largo. Primero se había amarrado el pelo en una gruesa y larga trenza y después lo puso en un complicado moño. Ella había dejado eso y ahora en parte era un moño parcial hacia abajo, pero con bucles de trenzas.

—Te ves tan hermosa que me dejas sin aliento, —dijo con sinceridad. —No tienes ninguna necesidad de estar nerviosa esta noche, Tatijana. Nadie puede compararse a ti.

Estaba sorprendido por su vulnerabilidad. Realmente nunca le había mostrado ese lado de sí misma antes. Ella luchó contra la manada de renegados junto a él, se enfrento a Gregori y entró en la cueva sagrada de guerreros totalmente preparada para la batalla a su favor. Incluso le había parecido segura de sí misma en la taberna, bailando y haciendo caso omiso de la áspera

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muchedumbre. Ahora, yendo a una fiesta con sus compañeros Cárpatos, estaba ansiosa.

Él deslizó su brazo alrededor de ella, deteniéndola, inclinando la barbilla para poder mirarla a los ojos brillantes siempre cambiantes. —Te quiero mucho, sívamet. Yo nunca querría a otra mujer.

—Por supuesto que no, porque yo soy tu compañera.

Él negó con la cabeza. —Mujer tonta. Me enamoré de ti mucho antes de que te reclamara. Es imposible no amarte cuando yo estoy en tu mente y veo tu bondad y compasión. Cuando veo lo que realmente eres en tu esencia misma. Estoy más que honrado de que seas mi compañera, pero mi amor por ti todo lo consume. Mi corazón y alma, mi mente y cuerpo, todos te pertenecen a ti.

Deslizó su mano alrededor de su cuello, con el pulgar inclino su cabeza hacia él. Sus ojos verdes tan sorprendentes, parecía piscinas profundas de esmeralda. —Sé que esto suena tonto decirlo en voz alta, Tatijana, pero tú te llevas mi aliento.

Sus labios se curvaron en una sonrisa, hermosa más allá de su imaginación más salvaje. Su labio inferior era perfecto, acogedor, una tentación que él no podía ignorar. Inclinó la cabeza hacia ella, rozando pequeños besos ligeros sobre su barbilla y hasta la comisura de su irresistible boca. Jugueteó con su labio inferior, dibujando su boca, saboreando la dulzura de ella, antes de colocar su boca sobre la de ella.

Él era amable, tierno, incluso, algo que no sabía que podía ser. Cuando él la besó, el mundo pareció detenerse. El tiempo simplemente se detuvo. Se convirtió en la totalidad de su mundo. La textura de su piel, la sensación fresca de ella contra el calor suyo. La seda de su pelo que caía alrededor de su cara y rosando la suya. Su mano parecía tan grande que enmarcaba su rostro, mientras profundizaba el beso, acariciándole el cuello con las yemas de sus dedos.

Él se encontró perdido en su sabor. En la creciente pasión entre ellos. El amor estaba en su beso. ¿Cómo podía no ser cuando ella era realmente todo? La besó una y otra vez, reacio a dejarla. —Podría besarte por siempre, —admitió.

Tatijana llegó con sus delgados brazos y tiró de su cabeza hacia la suya, para besarlo una vez más. —Yo quiero besarte. Besarse por siempre parece una buena idea.

—Pero... —Oyó que la risa en su voz.

—Vamos a perdernos la fiesta y yo quiero bailar. Realmente, realmente quiero bailar.

—¿Más que besarme? —Fen levantó la ceja y la miro tan severo como le fue posible, retándola a elegir la respuesta incorrecta.

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—Tenía la esperanza de tener ambos. —admitió Tatijana. —Soy muy buena en la multitarea.

—Muy diplomática. También piensa en mis pies. Voy a tener que trabajar para mantenerme por delante de ti. —La tomó de la mano. —Vamos. No nos vamos a perder esa fiesta.

—¿Vendrá Dimitri esta noche? —preguntó Tatijana mientras caminaba con él.

Fen dejó escapar un suspiro. —Dimitri no ha reclamado a su compañera y él está muy cerca del borde. Sabíamos desde hace tiempo que, en los últimos siglos, los intercambios de sangre de las batallas que hemos compartido con los vampiros había empezado el cambio en él. El cambio puede ayudar a aliviar las terribles consecuencias de los siglos de oscuridad y la tentación del susurro constante, pero Dimitri tiene emociones y los colores restaurados.

—¿Pero saber que tiene a su compañera no lo ayuda? Y tiene sus emociones y colores de vuelta.

—Se podría pensar que sí, —dijo Fen: —Pero puede conducir un hombre Cárpato a la locura. Los siglos pesan más en uno, todas esas muertes, toda esa oscuridad y todavía no hay luz para guiar su camino. Desde hace algún tiempo, Dimitri ha contado con la inyección de mi sangre, pero no la suficiente para cambiarlo, sólo lo suficiente para contribuir a la lucha que ha tenido.

Ella frunció el ceño. —No entiendo.

—No creo que ninguno de nosotros entienda, Tatijana, está impreso en nuestro ADN. Nuestros hombres están obligados a buscar y unir a nuestras compañeras a nosotros. Es primordial. El tirón es muy fuerte y no nos gusta ver a los demás hombres en torno de nuestra mujer, especialmente si ella no ha sido reclamada. La sociedad moderna y el hecho de que muchas de nuestras compañeras sean de otras especies se han sumado al peligro de la espera.

Ella suspiró. —Antes de convertirme en tu compañera, Yo sólo tenía a Bronnie de qué preocuparme. Ahora tengo parientes también.

Él se echó a reír. —Nunca lo pensé de esa manera. —Hizo un gesto hacia la cueva. —Creo que tú tienes muchos más familiares de los que yo tengo.

Ella se echó a reír también. —Uh-oh. Familiares. Probablemente tengo muchos más de los que cualquiera de nosotros sabemos. Puede que tengamos que huir de todo esto.

Se inclinó para besarla de nuevo sólo porque se veía tan radiante allí en la noche. Su piel lucía impecable, su boca generosa y seductora, oh, tan seductora que no podría resistirse a ella. —Yo creo que besarse mientras bailamos es una muy buena idea, mi señora, —murmuró cuando levantó la cabeza.

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—¿Estás segura de que no quieres tener un baile privado aquí?

Tatijana rió. —Estamos a metros de la entrada. Estoy segura de que con el tiempo alguien va a llegar.

—Vamos a estar haciéndoles un favor, educándolos adecuadamente en los caminos del amor. —Fen persistió con otro beso robado.

—Vas a bailar correctamente conmigo, —ella dijo.

Él se rió y le tomó la mano, paseando a su derecha hasta el borde del acantilado de la montaña.

La entrada de la cueva era estrecha, una simple grieta entre dos rocas que sobresalían. Los Cárpatos no tenían problemas para deslizarse a través del pasillo más ancho que conducía a la cámara bien iluminada donde se celebraba la reunión. Las antorchas se encendían a lo alto y lo largo de los techos de la catedral, haciendo que brillara intensamente, con las luces danzantes alrededor de la enorme sala. El vapor se levantaba de una piscina de agua caliente en una esquina

de la habitación donde el agua se derramaba de una serie de grietas en la pared por encima de ella.

El sonido de los niños riendo tiró de Fen. Él no había estado cerca de un niño Cárpato en siglos. Su corazón dio un curioso salto mortal en el momento que entró en la habitación y vio a dos niñas gemelas idénticas jugar con un niño cerca de una casa de muñecas en miniatura, y en el interior un trepador22 para los niños. Otro niño con una explosión de rizos castaños corrió hacia los otros tres, con un cubo en la mano. Cachorros de lobo seguían a los cuatro niños dondequiera que iban.

Varios niños más mayores se agrupaban en torno a una fogata, con sus ojos brillantes cuando un hombre adulto les contaba una historia. El chico que parecía el mayor envolvió su brazo alrededor de la niña más joven cuando ella abrió la boca y se echó hacia atrás con lo que dijo el narrador. La visión le trajo recuerdos de su juventud, cuando Los Cárpatos se reunían y las historias eran una gran parte de la diversión nocturna.

Él no se había dado cuenta entonces cuánto la historia estaba siendo transmitida a él. No fue hasta más tarde cuando necesitaba la información sobre la lucha contra los vampiros que súbitamente había recordado como un antepasado había viajado entre dos rocas cercanas que se dio cuenta de las historias habían sido una manera de enseñarle. Era evidente que la tradición seguía en su sitio.

Tatijana deslizó su mano en el hueco de su brazo, su cuerpo se deslizo más cerca de él como para protegerse, trayendo su atención hacia ella. La mayoría de

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NdeT: Jungle gym. Trepador, juego de equilibrio y aventura elevado. estructuras metálicas que se convierten en parques infantiles.

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los adultos en la habitación se volvió a mirarlos cuando entraron. El ambiente era acogedor y festivo. Eso también era familiar para él, la memoria se desvaneció de repente saltando a la superficie. Los Cárpatos habían tenido muchas oportunidades de reunirse para una noche de diversión.

—Estoy tan contento de que hayas venido, —Mikhail les dio la bienvenida. Él tenía su brazo alrededor de una mujer de baja estatura, con nubes de cabello oscuro y ojos extraños, casi violeta. —Esta es Raven, mi compañera. Mi hijo, Alexandru, está allá. —Hizo un gesto hacia la zona de juegos para niños pequeños. —Raven, te acuerdas de Tatijana, por supuesto, y éste es Fenris Dalka, el hermano mayor de Dimitri.

—Tatijana, —Raven exclamó, extendiendo las dos manos. También llevaba un vestido largo que se arremolinaba alrededor de su figura curvilínea. —Te ves hermosa esta noche.

—Ella está esperanzada en poder bailar, —dijo Fen.

—Yo también, —admitió Raven.

—Gracias, Raven, —Respondió Tatijana. —Estoy tan contenta de que pensaras en esto. Me encanta toda la idea de que la comunidad se reúna para una fiesta.

—Creo que todos nos vendría bien un poco de diversión después... —Se calló y miró a Mikhail.

Él se encogió de hombros. —Puedes decirlo después de que, nos dieron de patadas por el culo.

—Tú has estado diciéndoselo bastante a menudo a Gregori, —bromeó Raven. —A él le gusta pellizcar a nuestro yerno.

—Es bueno para él —Mikhail no estaba arrepentido.

Raven se rió, su mano se deslizó por el brazo de Mikhail hacia su muñeca en un gesto íntimo. Se volvió hacia Fen. —Quería darle las gracias por seguir a la manada de renegados. Nosotros hubiéramos estado en mucho peor forma si no fuera por ti.

—Me alegro de haberme encontrado con ellos, —dijo honestamente Fen. Miró a Tatijana. —Yo podría haberme perdido de conocer a mi compañera.

Raven echó a reír. —Sinceramente, creo que si está destinado a suceder, lo hace. La Suerte o el destino nos han puesto en el camino correcto. Cuando vine aquí hace tantos años por mi cuenta, solamente quería escaparme. Nunca soñé que conocería a un hombre como Mikhail. Él era muy intimidante para una mujer que no sabía nada de Los Cárpatos.

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Tatijana se unió a su risa. —Él todavía puede ser intimidante cuando quiere.

—No ya no lo es tanto para mí, nunca más. —Dijo Raven. —Ven a conocer a nuestra hija, Savannah. Ella es la compañera de Gregori. Nuestras dos adorables nietas están justo allí, y que sin duda tienen su papá envuelto alrededor de los pequeños dedos suyos.

El amor y el afecto por su familia eran evidentes en su expresión, su tono de voz y la ternura en sus ojos cuando los miraba. Fen se volvió para ver a Gregori encima de una niña cuando ella dio un atrevido salto desde un tobogán a la parte superior de la casa de juegos.

—Isä.

—Padre. —Ella frunció el ceño, pero de alguna manera logró un puchero al mismo tiempo.

—Yo puedo hacerlo.

—Anya. —Gregori usó su voz más severa. —Te dije que dejaras de tratar de saltar desde la parte superior del tobogán hacia la casa de juegos.

Fen apretó los labios para no reírse. El tobogán no estaba a más de dos metros del suelo y el techo de casa de juegos no era mucho más alto. La pequeña Anya no parecía intimidada por su padre en absoluto, ni siquiera cuando él estaba sosteniendo su alta figura fuera de la tierra, con sus ojos grises mirándola directamente a ella. Su pelo oscuro y rizado rebotó alrededor de su cabeza como un halo, enmarcando su pequeña cara de duendecillo. Sus ojos, tan claros como los de su padre, se agrandaron tormentosos. Ella levantó la barbilla desafiante.

—Yo no soy un bebé como Sandu. Puedo hacerlo.

Mikhail bajó la voz. —Las chicas llaman a Alexandru, Sandu. —Él lo dijo sólo lo suficiente fuerte para que Gregori pudiera oír y saber que lo estaban observando. La diversión estaba siempre presente en el tono del príncipe. —Las gemelas son sólo un par de semanas mayor que él, pero a ellas les gusta pensar que son años por delante. Él es más grande que ellas dos.

—Isä, —dijo la segunda niña. —¿Si no podemos saltar, podemos flotar? Sabes que somos realmente buenas flotando.

Gregori lanzó una mirada por encima del hombro a Mikhail, se volvió hacia su hija y suspiró. Se agachó y la recogió. —Anastashia, pensé que ya hablamos de esto. Ustedes necesitan la supervisión de un adulto cuando están tratando de hacer cosas, incluso flotar. Es peligroso.

—¿Cómo pueden hablar ya? —Preguntó Tatijana. —¿No es avanzado incluso para nuestros hijos?

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—Nacieron con mucho talento, —admitió Raven. —Ellas hablan la antigua lengua Cárpatos, así como varios otros idiomas. Bueno... Debo aclarar. Ellas entienden el idioma y conocen muchas palabras y frases de uso. En cuanto a lo que pueden hacer a una edad tan temprana, que nos están sacando canas.

Mikhail tiró del pelo de Raven. —No veo ninguna gris.

Ella se rió en voz baja.

—Por suerte para mí que soy Cárpatos y no se vuelven grises, aunque con esas dos chicas tal vez sí lo hagan de todos modos. Hizo un gesto hacia las gemelas. —Ellas nacieron temprano y estuvieron en incubadoras separadas. Apenas vivas, y flotaban de una a la otra, decididas a permanecer juntas. Al final, no había nada que nosotros pudiéramos hacer, así que las dejamos permanecer juntas. Gregori ha tenido las manos llenas desde entonces.

—Esa es Anya, ella es un poco temeraria, —dijo Tatijana.

Fen podía decir que estaba orgullosa de la niña. Imaginó que Tatijana habría

sido como Anya, queriendo probar todo.

Raven asintió. —Si ella fuera un muchacho, Gregori no tendría ningún problema en permitirle tratar de saltar desde el tobogán a la casa de juegos. Pero él tiene esa cosa sobre sus chicas.

—¿Qué tal, es el trabajo de él? —Preguntó Mikhail, acariciando la parte superior de la cabeza de Raven.

—No lo vas a encontrarlo tan divertido cuando nuestro hijo comience a desafiarte para hacer cosas peligrosas, —señaló Raven, pero ella se rió suavemente cuando lo dijo y frotó la cabeza a lo largo de su pecho cariñosamente. —La pequeña señorita Anya es demasiado aventurera. Creo que intentara cambiar de forma si alguien le da la más mínima oportunidad.

—Ella probablemente ya lo hace, —señaló Mikhai

—Muérdete la lengua, —dijo Raven.

Fen se encontró realmente riéndose de la difícil situación de Gregori. Era alto, de hombros anchos y muy respetado en el mundo de los Cárpatos. Cuando hablaba todo el mundo escuchaba. Después de Mikhail, La palabra de Gregori era la ley, sin embargo, sus hijas gemelas, apenas de dos años, lo desafiaban. Con ellas él era paciente y amable, aunque firme, no es que parecieran hacerle mucho caso la pequeña Anya. Era evidente que era una aventurera.

—¿No son hermosas? —Preguntó Tatijana.

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—Aterradoras, sin embargo, —Dijo Fen. —Si tenemos hijos, sívamet, vamos a tratar que sean niños. Si las chicas salen como tú. Definitivamente voy a tener un ataque al corazón antes de que crezcan.

Tatijana rió, volviéndose hacia Raven. —Hombres. Son unos bebés cuando se trata de niños. ¿Cómo es tu Alexandru? Le has dado un buen nombre. Significa defensor de toda la humanidad, ¿no es así?

Raven asintió. —Es mucho para un niño tan pequeño.

Fen sentía curiosidad por el hijo del príncipe también. Su mirada se dirigía continuamente a los cuatro pequeños, Gregori y Savannah con hijas gemelas que estaban plantando besos por toda la cara de su padre, el muchacho de pelo rizado un poco mayor y el niño pequeño con grandes ojos del color de su madre y el cabello negro medianoche, al igual que su padre. Fen se dio cuenta de que a pesar de que ambas chicas estaban en brazos de Gregori, las gemelas mantenían un ojo sobre el hijo del príncipe, al igual que el muchacho de pelo rizado. —Las gemelas están muy interesadas en Alexandru, —observó en voz alta.

Raven asintió. —Ellos ya han establecido un vínculo. Gregori está un poco preocupado por eso. No es el enlace de un niño normal, pero es el vínculo Daratrazanoff /Dubrinsky. Por lo que sabemos, ninguna mujer ha sido el segundo de un príncipe. Anastashia ya ha mostrado señales muy tempranas de ser una sanadora natural como Gregori. Si alguien recibe un simple golpe ella se apresura y se encarga de ello. Incluso los niños mayores van con ella. Anya es un Gregori en miniatura. Ella es exactamente como él hasta en su feroz protección con Alexandru. Anastashia en realidad es igual de protectora, pero de una manera mucho más suave.

—Alexandru ya es reflexivo, como Mikhail. Parece pensar en los problemas antes de hacer un movimiento, —Dijo Raven. —Es serio la mayor parte del tiempo.

—¿Y quién es el niño que se parece tanto a él? —Preguntó Fen.

—Ese es el hijo de Jacques y Shea, Stefan. Sólo tiene unos nueve meses más pero definitivamente piensa que tiene que estar atento a los demás. Es un poco bromista, aunque se toma su trabajo de proteger a las gemelas y a Alexandru enserio. —Dijo Mikhail. —Es como Jacques era cuando era joven. Sospecho que va a estar jugando bromas a todos nosotros en un par de años. Nadie estará a salvo.

Raven echó a reír. —Él definitivamente contara con la ayuda de las gemelas y estarán encantadas de ayudarle.

Una pequeña mujer, con curvas que se parecía mucho a Raven se acercó a ellos. Mikhail extendió la mano hacia ella y la atrajo a su lado. —Esta es mi hija, Savannah. No sé si has tenido la oportunidad de conocer Tatijana aun, pero ella es una Dragonseeker, tía de Razvan y Natalya.

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—Es un honor conocerte al fin, —dijo Savannah al instante, tomando la mano extendida de Tatijana. —Gregori y mi padre piensan muy bien de usted.

—Salvó a varios de nuestros guerreros de heridas desagradables con su rapidez de pensamiento, —Dijo Mikhail.

—Creo que todo el mundo estaba ayudando, —dijo Tatijana.

—Y este es Fenris Dalka, el hermano mayor de Dimitri, —Mikhail continuó con las presentaciones. —No cabe duda de Gregori ha hablado de él también. —Su tono se volvió gracioso.

Fen no podía dejar de reír. —No hay duda.

Savannah se unió a la risa de Fen. —En realidad, él ha hablado de ti con gran detalle, —admitió, —Pero todo fue bueno. Mi padre repitió toda la batalla para él y Gregori estaba muy impresionado con sus habilidades.

—Estoy tan contenta de que estés aquí. Al igual que Sara y Falcon con sus hijos, —indicó el pequeño grupo de niños mayores que estaban reunidos

escuchando al narrador. —Todos son humanos con habilidades psíquicas. Ellos estaban viviendo en las alcantarillas cuando Sara los encontró. Ya se habían unido y formaban una familia, trabajando juntos para sobrevivir antes de que ella los encontrara y los trajera hasta aquí.

—¿Quién se hace cargo de ellos durante las horas del día? —preguntó Fen. —¿Cómo funciona algo como eso?

—Gabriel y Francesca también adoptaron una niña humana, —señaló Mikhail. —La joven Skyler, y lo han hecho bastante bien.

—Aidan y Alexandria están criando al hermano menor de Alexandria, Josh, —agregó Savannah.

—Colby y Rafael De La Cruz tienen Paul y Ginny, —dijo Raven. —Se puede hacer con un poco de ayuda y ser creativo en cuanto a las horas que pasan con ellos. Sara y Falcon se elevan tan pronto como les es posible y los niños duermen y comienzan su día más tarde para que puedan quedarse hasta más tarde.

—¿Quién los cuida? —Persistió Fen. Más de una vez hubiera corrido por un niño que le hubiera gustado ayudar, pero era necesario ir a la tierra. ¿Quién garantizaría su protección cuando se sumergiera en la tierra como si estuviera muerto?

Tatijana rozó su mente con amor. Eres tan compasivo, Fen. Pocos hombres piensan en tener un niño cuando viven un estilo de vida como el suyo.

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Lamentablemente, los vampiros, las manadas de renegados y los Sange rau dejan un gran número de huérfanos. Él la miró. ¿Si no podemos tener nuestros propios hijos, ¿consideraría una familia como la de Sara?

Incluso si tenemos hijos biológicos, Me encantaría incorporar otros niños que necesiten de nosotros en nuestra familia, aseguró.

¿Incluso si son humanos o Lycán ?

Yo esperaría que fueran más humanos, como los Lycán y los Cárpatos tienen tan pocos hijos.

La voz de Tatijana era tan amorosa que se disciplino para no inclinarse y besarla. En su lugar, le dio un beso en la boca en su mente.

—Sara y Falcón tienen algunas personas que les ayudan durante las horas del día cuando no pueden estar allí. Esta Maria, que es su niñera a tiempo completo. Slavica y su hija ambas ayudan también. Slavica y su esposo, Mirko, los dueños de la posada, ella está muy ocupada como regla general, pero cuando hay necesidad, viene. Si hay problemas durante las tardes, tenemos a Jubal y Gary y el marido de Slavica para protegerlos, —Savannah explicó.

—El hijo mayor, Travis, tiene once años ahora. Él es el mayor de los siete, —dijo Mikhail. —Es la sombra de Falcón y ya está aprendiendo a luchar. Falcon y los otros adultos trabajan con todos los niños. Tienen que conocer a nuestros enemigos, al igual que a todos nosotros nos enseñaron. Travis mira por los demás. La niña que él tiene su brazo alrededor es Emma. Ella es la chica más joven.

Fen pudo ver que el muchacho era mayor para su edad. Incluso cuando parecía estar escuchando cada detalle de la historia, él estaba viendo a sus hermanos. Cuando dos de los chicos comenzaron a golpearse entre sí y luego golpearon a una de las chicas, les inmovilizó con una mirada muy adulta y ambos detuvieron sus payasadas inmediatamente. Uno susurró una disculpa a la chica sentada a su lado.

Indicó a los que jugaban con la barbilla. —Definitivamente tienen su atención.

—Esos son Pedro y Lucas. Los dos tienen diez y algo. Jase, es el más joven, que está sentado muy cerca de él y sigue arrastrándose más cerca, —Raven les dijo con una risita.

A medida que la historia avanzaba, Fen pudo ver al niño más pequeño con una mata de pelo rubio acercándose unas pulgadas más y más a Travis. —Chrissy es con quien Lucas tropezó y Blythe está sentada a su lado. Son todos humanos, pero los talentos psíquicos que poseen son extraordinarios.

—¿En qué parte del mundo los encontró Sara? —Preguntó Tatijana.

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—Ella leyó un artículo en una revista sobre los niños que Vivian en las alcantarillas porque no tenían otro lugar adonde ir. Estos niños son desechables. Ellos tenían que buscar comida. Había niños mucho mayores que también vivían en unidades familiares o pandillas, lo que usted prefiera llamarlo, los cuales les robaban á este grupo a menudo.

—Era Travis quién los protegía y robaba la mayor parte de la comida para ellos, —explicó Savannah. —Son extremadamente leales a él.

—Travis es todavía un poco tímido a mi alrededor, —admitió Mikhail. —Hace un par de años, él fue utilizado por un vampiro para espiarnos.

—Lo que es peor, —dijo Raven, —él estaba poseído. El vampiro lo usó para tratar de matar a Mikhail. Él se culpa a sí mismo, cuando no había nada que pudiera haber hecho.

—Es por eso él trabaja muy duro para aprender todo lo que pueda sobre el vampiro y cómo luchar contra él, —continuó Mikhail. —Es difícil convencerlo de

que no fue su culpa.

—Qué triste, —dijo Tatijana. —Él es sólo un niño. No debería tener que luchar con monstruos a su edad.

—Desafortunadamente, —dijo Mikhail, —Ninguno de nosotros tiene una elección. Este es nuestro mundo. No haría ningún bien a Travis y el resto de los niños que se mantuvieran en la oscuridad acerca de la existencia de los vampiros. Ellos son atacados cada vez que lo hacemos. Cuando sean mayores, les daremos la opción de convertirse, pero por ahora, es mejor enseñarles cómo luchar.

—Estoy de acuerdo, —admitió Tatijana, —pero sigue siendo triste.

Savannah le sonrió. —No estés triste esta noche. Los niños son felices y son muy amados. Ayudamos a criarlos como comunidad y ellos saben que pueden recurrir a cualquiera de nosotros si están en problemas o molestos por algo.

—Son hermosos, —dijo Tatijana. —¿Cómo está el embarazo de Sara, cuánto tiempo tiene ya?

—Hasta ahora, ella está aguantando. Tenemos la esperanza de ella lo lleve a término, aunque Gregori dice que es dudoso. Sin embargo, él dice que el bebé es fuerte y tiene una buena oportunidad de sobrevivir. Ella está tomando cada levantamiento a la vez, —añadió Raven.

—¿Están los niños emocionados por el bebé? —preguntó Fen.

Mikhail asintió. —Somos una sociedad que cree que cada niño que nace es un regalo y creemos que ellos también. Hasta el momento, incluso Jase no ha mostrado ningún tipo de ansiedad, y esta igual entusiasmado.

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Fen notó cómo todos los Cárpatos, hombres y mujeres por igual se detenían en el círculo de la narración, dejando caer una mano sobre el hombro de un niño o cariñosamente les alborotaban el pelo. Los gestos trajeron recuerdos ya olvidados de su propia infancia y los círculos de fuego con los ancianos que narraban los pasajes y los guerreros y compañeras que se aseguraban a los niños pequeños con esos gestos silenciosos que estaban a salvo y rodeado por aquellos que los amaban.

El tiempo se había marchado. Siglos habían pasado y grandes avances se habían hecho en tecnología. Grandes cambios han tenido lugar en el mundo. Sin embargo, le resultó reconfortante que su gente celebrara ciertas cosas cerca de su corazón. Los adornos a su alrededor pueden haber cambiado, pero el amor por sus hijos era mantenido. Raven y Mikhail fueron llamados por otra pareja y Savannah entre risas se apresuro a ir en ayuda de su compañero cuando las gemelas, el hijo y sobrino del príncipe todos trataban de derribarlo para poder utilizarlo como un trepador23.

—Tatijana. —Natalya corrió hacia ellos. —Lo siento, llego tarde. Estábamos tratando de localizar a Razvan e Ivory. Yo sé que querría verte. —Miró a su alrededor, mostrando decepción por un momento en sus ojos.—¿Branislava no vino con usted?

—Ella puede venir un poco más tarde, —dijo Tatijana. —Me encantaría ver a su hermano y su compañera, —añadió para desviar la atención de su hermana. —He echado de menos Razvan, y hay mucho que tenemos que hablar.

Natalya miró a la multitud riendo y hablando juntos. Muchas conversaciones se llevaban a cabo en pequeños grupos. —¿Le molesta si le hago un par de preguntas sobre Xavier y Razvan? Significaría mucho para mí.

Fen tomó la mano de Tatijana, sintiendo el malestar repentino en su mente. Exteriormente parecía perfectamente serena. Incluso su sonrisa era acogedora y atenta. —¿Qué te gustaría saber?

Natalya apretó los labios con fuerza. —Razvan y yo estábamos siempre tan cerca. Él no quería que Xavier supiera que yo era el capaz de hacer hechizos, por lo

que tomó mi lugar y me salvó. ¿Lo sabía usted?

Tatijana asintió. —Sí. Fue su elección, Natalya. Descubrió desde el principio cuan malo era Xavier y más que nada la quería a salvo de él.

Natalya sacudió la cabeza, con los ojos bajos. —Nos pasamos mucho de nuestro tiempo en la mente de los demás. Yo lo conocía. Sabía lo que pensaba y todavía... —Su voz se desvaneció.

23 NdeT: Jungle gym. Trepador, juego de equilibrio y aventura elevado. estructuras metálicas que se convierten en parques infantiles.

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Vikirnoff, que había estado hablando con su hermano Nicolás, se dio la vuelta bruscamente y de inmediato fue a su lado como si sintiera su angustia. Él envolvió su brazo alrededor de su cintura y la atrajo de nuevo al refugio de su cuerpo.

—¿Qué es? —Tatijana preguntó con suavidad. —Yo soy tu familia-hermana. No hay nada que puedas decirme que me haga amarte menos.

—¿Sabía usted que Xavier fue el que poseyó el cuerpo de Razvan contra su voluntad y que le obligó a hacer cosas tan terribles, o creyó que mi hermano las hizo? —Natalya tomó una respiración profunda. —Quiero decir, esos eran crímenes tan horrendos. Todas aquellas mujeres que daban a luz a niños que Xavier quería usar sólo por su sangre. Y si no estaban a la altura de sus normas los abandonaba. Como la pobrecita de Skyler que la vendió a ese horrible hombre que ella creía que era su padre.

—Estábamos allí en las cuevas y observamos de primera mano a Razvan tomar sangre de su propia hija, y por supuesto, él apuñaló a Bronnie para que no pudiera escapar de la cueva de hielo. Pero sabíamos que era Xavier utilizando a su nieto como un títere en su búsqueda sin fin de inmortalidad y poder.

—Yo no creí las cosas que oí de él, o incluso vi con mis propios ojos durante tanto tiempo, pero al final, Dejé de creer en él, —dijo Natalya, con la tristeza en sus ojos. —Cuando él más me necesitaba, yo no estaba allí.

—Natalya. —Tatijana le tomó ambas manos. —Usted debe saber que Razvan nunca le guardaría rencor contra ti. Él te ama mucho. ¿Cómo podría no hacerlo? La idea de que fueras libre y feliz en algún lugar del mundo lo mantuvo durante todos esos años. Nosotros hablamos de ello con frecuencia en el principio, cuando él no estaba tan desgastado. Antes de que Xavier asesinara a la pequeña mago, La madre de Lara, delante de él y dejó a Razvan encadenado allí con su cuerpo. Después de eso, Razvan rara vez se comunicó con nosotros.

—Xavier era tan horrible, tan malvado, —Natalya dijo con un pequeño estremecimiento. —Tengo dificultad en aceptar la idea de que él es en realidad mi abuelo.

Tatijana tocó la mente de Fen, casi como si necesitara consuelo. Esos pequeños momentos, cuando su mujer guerrera era vulnerable tiró de sus fibras sensibles.

—Xavier era mi padre. —Dijo Tatijana. —Él trató de destruir a toda una especie. Él tuvo niños y utilizo a sus propios hijos, sólo por su sangre. Él torturó y mató a más de mil personas de varias especies, incluyendo a mi madre y mi hermano en sus experimentos. La lista de sus crímenes atroces podría seguir durante horas, pero me niego a sentir vergüenza o culpa por las cosas terribles que hizo. Fui torturada y encarcelada por él al igual que sus otras víctimas. Bronnie,

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Razvan sobrevivieron al depender los unos de los otros, y a través de Razvan, usted, Natalya. En cierto modo, nos salvaste todos nosotros. Eso es lo que tiene que tener siempre en su corazón.

Fen estaba más orgulloso de ella en ese momento que cuando ella luchó contra la manada de renegados sin miedo. En el momento en que ella se acercó a él telepáticamente, había fusionado su mente con la de ella, y él sintió que su respuesta al nombre de Xavier. Tan sólo su nombre.

Ella había cerrado la puerta a los recuerdos que brotaban, pero su nombre la hizo sentir mal.

¿Tatijana?

Fusionado tan profundo con ella, Fen oyó la voz de Branislava cuando ella se acercó a su hermana. Es evidente que la angustia de Tatijana y la visión de una infancia horrible y los años siguientes habían sido suficientes para causar alarma en Branislava. ¿Usted tiene necesidad de mí?

Inmediatamente Tatijana tranquilizó a su hermana. No. No. Lo siento si te moleste. Estaba hablando de los tiempos difíciles con Natalya. Pero es divertido aquí y bonito ver a los niños. El príncipe tiene un hijo, Gregori tiene dos hijas gemelas y Jacques tiene un niño precioso. Sara y Falcón tienen siete hijos maravillosos. El mundo parece un lugar diferente con los niños en el mismo, Bronnie.

Él no consiguió acabar con nuestra gente, ¿verdad, Tatijana?

No, mi hermana, no lo hizo. Todas esas veces que luchaste para llevar sus experimentos hacia abajo, todas las veces que les arruinó y tuvo que empezar de nuevo, fueron para bien. Arriesgó su vida, pero al final valió la pena.

Había orgullo en la voz de Tatijana, y Fen vislumbró su pasado, viñetas de recuerdos donde vio, palpitaciones, el puño atascado en la boca para mantenerse sin hacer ningún ruido, mientras que su hermana se arrastraba hasta el laboratorio de Xavier y saboteaba su último trabajo. Tatijana había estado aterrorizada de que Xavier matara a Branislava o le proporcionaría uno de sus terribles castigos.

Ella es increíble, le susurró a Tatijana. Su valor es aterrador.

Tatijana le sonrió. Ella siempre fue la valiente. Desafió a Xavier en todo momento y cuando él me amenazó, ella siempre se interpuso entre nosotros. Siempre fui un poco más tímida cuando era joven. Aprendí a adoptar una postura y a luchar por lo que era importante para ella.

—Muchas gracias, Tatijana, por decirme esas cosas, —dijo Natalya. —Parece que no puedo perdonarme a mí misma por haber perdido la fe en mi hermano.

—Usted sabe que yo fui quien la convenció que Razvan estaba mal, —dijo Vikirnoff. —Usted nunca hubiera pensado mal de él, ni por un momento.

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—Sólo me estabas protegiendo, —Dijo Natalya. —Tú no lo conocías. ¿Cómo hubieras podido pensar algo más? Pero yo soy su hermana, y él sacrificó mucho por mí. Por todos nosotros.

Tatijana negó con la cabeza. —El futuro está delante de nosotros. Nos tenemos los unos a los otros ahora. Razvan se escapó y encontró a su compañera. Él se siente feliz por mí cada vez que lo toque, incluso desde la distancia. Estoy muy contenta con mi compañero como tú con el tuyo, Natalya. Razvan no es capaz de guardar rencor. Él ha visto mucho y ha pasado por mucho es poco lo que le puedas hacer que pueda golpearle o causarle daño. Él quiere que seas feliz, Natalya. Piense en ello de esa manera. Si piensas que le debes algo, entonces se feliz. Eso es todo lo que alguna vez le importaba.

—Creo que es una excelente idea. —Dijo Fen. Tomó el brazo de Tatijana y la atrajo un poco más lejos de los demás, hacia el centro de la cueva, justo en medio de la multitud. —Y ahora, si no les molestas, tengo algo importante que decirle a mi compañera.

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Traducido Por Apollymi Corregido Por Arhiel Revisado Por Arhiel

abía algo travieso en la forma en que Fen sacó a Tatijana de en medio de la multitud que le advirtió que estaba tramando algo. Tenía tanto risa como algo más en su expresión, algo que le derritió el corazón totalmente. Cuando Fen la miraba de esa manera tan alegre y

despreocupada, Tatijana estaba perdida. ¿Cómo podría no estarlo? Las líneas de su rostro relajadas. Había alegría en sus ojos cuando la miraba. Había paz en su mente. Y amor en su corazón.

Había visto muchas cosas horribles durante siglos. Había luchado interminables batallas que habían dado lugar a heridas mortales. Ella era la que le había llevado la luz y la esperanza y la paz. La que le había traído alegría y risas. Compañerismo y lo más importante, pertenencia. No podía evitar enamorarse profundamente cuando él la miraba de esa manera.

Cuando llegaron al centro de la habitación, él se apartó de ella y le hizo al estilo del viejo mundo, una reverencia muy cortés.

Parecía un perfecto caballero y no pudo evitar hacerle una pequeña reverencia también. Su sonrisa le dijo que había sido lo correcto. La caverna estaba silenciosa. Incluso los niños. Desde algún lugar detrás de ella, la música empezó a sonar.

Has traído la esencia del bosque y por extraña casualidad del destino, me encontraste, aunque no hubieras buscado un romance

Cantó las palabras para ella, su voz la estremecía con su tono perfecto, ronco

y sexy que hacía que un escalofrío le recorriese la espalda. Él extendió la mano hacia ella, continuando con la canción.

Mientras así canto, señora, ¿me concede este baile?

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Tatijana sintió lágrimas ardiendo tras sus ojos. La música se hizo más fuerte, tomando un golpe rítmico. Ella no sabía de dónde venía, no podía apartar la mirada de Fen para ver a quién había reclutado para ayudarle a hacer esta noche tan especial para ella. Puso su mano en la suya. La tomó con cuidado y la trajo cerca de él. De hecho, ella estaba temblando cuando puso su otra mano sobre su hombro.

La música inundó la caverna mientras comenzaba a moverse con su gracia fluida hasta que sintió como si estuviera flotando. Su boca se movió contra su oído.

―Esto es para ti sola, mi señora, ―susurró. ―Lo escribí para ti.

Comenzó a cantar de nuevo mientras se movían en perfecta sincronización, sus cuerpos tan cerca, mientras su corazón encontraba y seguía el ritmo del suyo.

Vagué por siglos de soledad en la oscuridad, este lobo Fenris hambriento de luz.

Entonces apareciste una súbita chispa brillante de luz, mi milagro que destierra mi noche.

Tatijana apoyó la cabeza contra su pecho y cerró los ojos, saboreando la

sensación de flotar y la forma en que su cuerpo se sentía tan cálido y duro contra el de ella mientras se movían juntos. Sus brazos eran fuertes, manteniéndola a salvo en un mundo que no conocía y donde la locura y los monstruos a menudo acechaban.

Tú también sabías de la soledad mientras estuviste atrapada en el hielo. Puesta en libertad, juraste que no serías sometida de nuevo.

Pero, nunca sentiste mis brazos como amarras. Y de buen grado entraste en mi cobijo

Por encima de sus cabezas, las estrellas giraban alrededor del alto techo de la

caverna y las antorchas se apagaron, dando la ilusión de que estaban bailando bajo el mismo cielo. Tatijana se colocó más cerca de él. La noche se sentía mágica, un momento surrealista maravilloso, ya que flotaban juntos, sus cuerpos cerca mientras ella sentía como aumentaba su amor por él, inundándola.

Tus ojos... cambian de color como tu pelo. Brillan como esmeraldas, con fascínate luz. Bailan como si tuvieras alas sobre el aire.

Te puedes unir a nuestros mejores guerreros a la lucha.

Tatijana sabía que la letra de su canción para ella era sincera. ¿Cómo no iba a

hacerlo? Ella estaba en su mente, sentía lo que estaba sintiendo. No hizo ningún

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intento de ocultar su amor, el respeto y la admiración ni a ella, ni a nadie. Se sentía hermosa, amada y como si fuera la única mujer en el mundo.

Mi llama de dragón, ¡que hizo que mi corazón ardiera! Por encima de todo, estas antiguas palabras son verdaderas...

Mi Tatijana, estas palabras son certeras: Eres mi compañera.

Yo te pertenezco.

Fen realmente había escrito la canción para ella. La cantó delante de su

pueblo y su príncipe, sin importarle quien lo escuchaba cuando le abría su corazón a ella. No había pensado que un hombre, un guerrero independiente y feroz, podía hacerse tan vulnerable frente a otros de la manera que lo estaba haciendo. No parecía importarle que todo el mundo pudiese ver lo mucho que realmente significaba para él. Su voz, cuando cantaba las letras, sonaba con honestidad cruda. Sus emociones estaban totalmente expuestas a todos los presentes para que las pudiesen ver.

La música comenzó a desaparecer y ella levantó la cabeza, con lágrimas en sus ojos cuando lo miró. Se había quedado tan profundamente enamorada de él, y sin embargo, ni siquiera sabía cuando sus emociones se habían vuelto tan intensas. Por el rabillo del ojo se dio cuenta que otras parejas habían estado bailando también. Ella ni siquiera sabía que estaban allí, había estado tan completamente absorta en su danza mágica con Fen.

Para que todo eso ocurriese, Fen no sólo había escrito y cantado en público una canción para ella, tenía que haber contado con la ayuda de otros Cárpatos para la música y el espectáculo de las estrellas en el techo.

―Gracias, ―susurró casi con timidez, deslizando sus brazos alrededor de su cuello, y apoyándose en el refugio de su cuerpo. ―No sé qué pensar de ti a veces, Fen. Este fue un hermoso regalo tan increíble que siempre voy a atesorarlo en mi mente.

―Quería que supieras lo que siento por ti, Tatijana. Necesitas saber lo extraordinaria que realmente eres. Te encanta bailar y pensé que sería una buena manera de hacerte saber lo mucho que significas para mí.

―Esto fue perfecto, Fen. Simplemente perfecto. Nunca lo olvidaré.

Fen rozó su boca suavemente sobre la de ella. Ella estaba más radiante que nunca. Para él eso era suficiente. Había querido darle algo especial. Había derramado su corazón y su alma en su música para ella. No tenía idea de lo que el futuro traería para ellos. Su vida era batallas y secretos. Cada momento que pudiese, quería darle risa y alegría.

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―Fen. ―Gregori se colocó detrás de ellos. ―Gracias por esto. Savannah ha querido bailar durante mucho tiempo. No hemos tenido muchas fiestas y esto ha sido muy divertido para ella.

―¿Es que ya se va? ―Preguntó Tatijana, balanceándose a su alrededor para ver a Savannah sosteniendo a Anya en sus brazos. Destiny sostenía a Anastashia. Ninguna de las niñas parecía feliz.

―Hemos invitado a Zev y los otros a unirse a nosotros, ―explicó Gregori, ―pero pensamos que es mejor si las niñas se iban a casa. Es tarde para estar fuera.

Fen sabía que Gregori estaba protegiendo a las niñas, con el pretexto de la tardanza. Todavía era muy temprano para los Cárpatos. Todos los jóvenes tuvieron que ser educados para mantenerse despiertos por las noches, incluso Sara y sus hijos humanos con Falcon. No había peligro de Zev y su manada. En todo caso, todo el mundo estaría mucho más salvo con ellos alrededor. Aun así, no podía culpar a Gregori. Sólo había un puñado de niños Cárpatos. Si estuviera en los zapatos de Gregori, siendo responsable de su seguridad, los habría escondido de los extraños también.

―Estoy muy contenta de haber tenido la oportunidad de verlas, ―dijo Tatijana. ―Ellas traen esperanza.

Fen le pasó el brazo por la cintura mientras decían adiós a las niñas. Varios de los hombres sin parejas los acompañaron mientras se iban. Gregori fue a trabajar el cambio de la entrada de la caverna, por lo que los licántropos podrían fácilmente pasar al interior y sin embargo jamás encontrar la entrada de nuevo cuando mudase de nuevo a la formación natural.

―Los niños tienen mucha protección. ―Fen afirmó. Estaba incómodo con la manada de renegados tan cerca y dos sange rau en el barrio. Seguramente a estas alturas, después de todas las discusiones y los golpes que la manada había infringido a los Cárpatos, Mikhail y Gregori estaban tomando la amenaza como muy real.

Gregori asintió. ―Hemos solicitado la ayuda de nuestros padres también. Esta noche no les pasará nada a estos niños.

Fen frunció el ceño. La temperatura en el laberinto de cuevas sagradas era demasiado para un niño humano. ―¿Qué pasa con los niños de Falcon?

Gregori de repente sonrió y transformó su rostro por completo. Parecía más joven y más relajado. ―Un consejo, Fen. Con ese corazón tan blando es mejor que nunca tengas hijas.

Fen frunció el ceño. ―Yo no tengo un corazón blando.

―Serías una presa fácil por completo.

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Mikhail había llegado silenciosamente detrás de él. ―Él nos dice ese tipo de cosas a todos nosotros para parecer mejor. Todo el mundo sabe que sus gemelas gobiernan su vida. ―Su risa era muy auténtica. Le dio un codazo a Gregori. ―Pobre hombre. Dominado por dos bebés.

Gregori dio a Mikhail su mirada más ceñuda de desaprobación. ―Soy muy firme con esas chicas. Ellas saben que no deben meterse conmigo.

Fen no podía dejar de participar de la risa de Mikhail. Claramente a Gregori no le importaba si era firme con sus hijas o no, eran todo para él.

―Gregori incluso les dijo a mis adorables nietas que lo llamaran Isanta por pura desesperación. ―Mikhail continuó haciendo pasar un mal rato a Gregori.

―El maestro de la casa, ―tradujo Fen. ―¿Y lo hicieron?

―Podría haber funcionado, ―dijo Gregori, ―si Savannah no se hubiese reído histéricamente cada vez que me llamaban Maestro.

La risa de Tatijana se unió a la de los hombres. ―Lo siento, Gregori. ¡Qué golpe! Tus niñas son adorables, y francamente, probablemente yo les daría todo lo que quisieran y Fen sería aún peor. No lo niegues, Fen, si lo harías.

Fen tuvo que admitir que tenía razón. ―Tus hijas son demasiado hermosas, Gregori, con su actitud descarada y su vena aventurera. Estaría perdido.

Gregori sonrió y se encogió de hombros, como si finalmente renunciara. ―Su madre no lo sabe, pero Anya ya ha intentado cambiar de forma .La cogí hace dos levantamientos. Tomó cien años de mi vida. Prohibírselo no va a funcionar. Y lo que hace ella, Anastashia lo hace. Voy a tener que empezar a trabajar con ellas, prometí a Anya que lo haría, pero "sólo si ella prometía no intentarlo por su cuenta”.

―Savannah va a matarte. ―Mikhail hizo una declaración.

―Lo sé. No he encontrado la manera de decírselo. No hay ninguna forma de parar a Anya, ―dijo Gregori, pasándose una mano por el pelo, la primera señal de agitación que Fen nunca le había visto hacer.

―Ella es una miniatura de ti, ―señaló Mikhail. ―Tú eras igual cuando eras un niño.

―No puedo creer que empezara tan pronto. Ella tiene apenas dos años, ―dijo Gregori.

―Yo era tu compañero de locuras, ―le dijo Mikhail. ―Nos metimos en muchos problemas juntos, y siempre fuiste el instigador. Incluso a los dos.

―No lo creo, ―dijo Gregori. ―Tú nunca has seguido a nadie en tu vida. Especialmente cuando cualquier consejo dado era por tu propio bien.

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El profundo afecto y la amistad fácil que Gregori y Mikhail tenían el uno con el otro era muy clara. Fen creía a Gregori. Mikhail definitivamente nació para liderar. Escuchaba a los que le rodeaban, pero al final, tomaba sus propias decisiones. Lo más probable es que hubiera sido así desde su nacimiento, y su hija probablemente era una buena pieza como él. La pequeña Anya haría tan difícil su protección durante un tiempo a los jóvenes Alex y Andru como su padre lo tuvo con Mikhail.

―Los niños se encuentran escondidos por la noche, ―anunció Jacques. ―Shea va a unirse a nosotros por un corto tiempo. ―Su voz se aligeró cuando pronunció el nombre de su compañera. ―Tenemos que obtener alimentos. Fen, es tu departamento. Sabes más acerca de los licántropos que cualquiera de nosotros.

―¿Vas a servir la comida? ―La comida sin duda no era el punto fuerte de los Cárpatos.

―Queremos que se sientan como en casa con nosotros, tanto como sea posible, ―dijo Mikhail. ―Cuanto más nos vean como somos, tendremos una mejor oportunidad para que acepten que su consejo venga aquí para una reunión cumbre. También quiero iniciar el proceso de cambiar sutilmente su visión de un guardián frente al Renegado.

Fen asintió. Podía ver cómo el plan de Mikhail era una buena idea. Los cazadores de élite, especialmente Zev, eran escuchados por el consejo. Si pudieran ser persuadidos, serían partidarios de una alianza con los Cárpatos.

―Yo me encargo de la comida, ―él estuvo de acuerdo. ―Aquí todo el mundo tiene que verme como un licántropo. Así es como Zev me conoce. Si sospecha algo diferente, habrá problemas. ―Se puso guantes delgados, casi invisibles.

Mikhail alzó una ceja.

Fen se encogió de hombros. ―Ningún Lycán va nunca a ninguna parte sin sus guantes y su plata. Las Armas de Zev son increíbles, pero la mayoría sólo la tiene en partes. La plata no puede tocar su piel, por lo que tienen que protegerse a sí mismos. Van a estar usando sus guantes, o van a tenerlos, y sin duda se darán cuenta si no lo hago.

―Yo pensaba que no lo hacían en ese aspecto, ―dijo Gregori. ―Durante una intensa batalla tienen de vez en cuando que tocar la plata.

―Las quemaduras de plata duelen como nada que haya sentido, ―dijo Fen. ―Cada elite tiene cicatrices de él, pero eso es uno de los peligros de la lucha contra las manadas de renegados. Lo aceptan como cada cazador Cárpato acepta que va a ser forjado en la lucha contra los vampiros.

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―Yo ambiciono las armas de Zev, ―Jacques admitió con una sonrisa. ―Son totalmente cool24.

Mikhail gruñó. ―Mi hermano se ha vuelto muy moderno, con su lenguaje.

―Siempre fui muy moderno, ―dijo Jacques. ―Tú eres el dinosaurio, pero estamos trabajando en arrastrarte a este siglo.

―Ve y vuelve a verificar la entrada con Gregori, así todo estará listo para que los Lycán entren, ―ordenó Mikhail. ―Y cuando llegue tu compañera, me la envías. Voy a contarle historias de cuando eras un niño.

―Gran amenaza. ―Jacques se encogió de hombros ante su hermano. ―Ya has hecho eso. ―Riendo, siguió a Gregori hacia la entrada principal de la cueva.

La gran caverna tomó otro aspecto totalmente diferente. Todos los juegos para los niños habían desaparecido. Las estrellas se dejaron en su lugar como si la celebración fuera en cielo abierto, pero las antorchas se cambiaron por una iluminación suave. Por un lado, Fen colocó mesas con comida y bebida. Las mesas

y sillas estaban esparcidas por la zona. Música suave sonaba y algunas de las parejas bailaban bajo las estrellas dispersas.

La cámara tomó la atmósfera de un largo salón de baile, elegante y cálido. Destiny y su compañero, Nicolae, habían regresado de acompañar a los niños y él le dio la vuelta a la pista de baile. Destiny se rió como una niña, claramente disfrutando por simple placer. Vikirnoff y Natalya bailaron junto a ellos, riendo con ellos y tratando de superarse unos a otros con unos complicados pasos de baile.

Mirando alrededor de la habitación, Fen se dio cuenta de que la mayoría de los cazadores no emparejados no estaban presentes, por lo menos no abiertamente. Dejó que sus sentidos de guardián exploraran la cámara. Por supuesto. Debería haber sabido lo que Gregori había pensado hacer en esta situación. Mikhail y Raven estaban presentes y estaban invitando a extraños en medio de ellos. A pesar de todos los cazadores Cárpatos presentes, Gregori tendría un as o dos en la manga, en este caso cuatro de ellos.

Tomas, Lojos, Mataias y André se ocultaron en algún lugar de la cámara. Cada uno custodiado una posición clave. Los conocía a todos bien, eran antiguos, y eran depredadores peligrosos. Las élites tienen habilidades increíbles, pero Gregori sabían cómo luchaban ahora. Él era muy rápido en el aprendizaje y no quería quedar atrapado por sorpresa de nuevo. Estaba preparado para cualquier acto de traición.

24 NdeT: Cool se traduce como fresco, pero en el sentido en que lo usa Jacques se refiere a imprecionante

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Zev entró por la puerta primero, lo cual no sorprendió a Fen en absoluto. Zev era tan parecido a Gregori que podrían haber sido hermanos. Probablemente nunca lo admitirían, pero ellos pensaban igual.

Mikhail inmediatamente cruzó la cámara con él, Gregori y Jacques a cada lado de él. Fen se movió rápidamente para formar parte del comité de bienvenida. Como Lycán , sería de esperar. Zev era el de más alto rango, por encima de cualquiera de la manada y nunca sería ignorado por ningún Lycán una vez que él se rebeló a sí mismo como un cazador de elite.

Mikhail estrechó la mano de Zev. Por respeto, Zev se había quitado los guantes, algo que Fen sabía que los de élite rara vez hacían. Algunos dormían con ellos en sus manos, especialmente durante una cacería. Una manada de renegados podría atacar en cualquier momento.

―Gracias por venir, ―saludó a Mikhail. ―Aun más, gracias por venir en nuestra ayuda cuando la manada de renegados ataco. Habríamos sufrido muchos más daños y tal vez incluso pérdidas.

Zev le dio una sonrisa fácil. Fen señaló que la sonrisa no llegó a sus ojos. Zev tenía los ojos de un hombre que había vivido mucho tiempo y visto demasiadas cosas horribles.

―Gracias por invitarnos. Mi manada necesitaba un descanso. Han estado viajando y luchando batallas con los renegados desde hace semanas. Sabíamos que algo grande estaba pasando, pero no teníamos ni idea que la pista nos llevaría hasta aquí.

Se volvió cuando los otros entraron.

―Esta es Daciana.

Mikhail se inclinó sobre su mano.

―Bienvenidos y gracias. Destiny me ha dicho que fuiste un buen instrumento en la protección de nuestros niños. No hay palabras para lo agradecidos que estamos.

Daciana le sonrió.

―Es lo que hacemos. Y Destiny sin duda hizo su parte en los combates.

―Espero que disfruten, ―añadió Mikhail.

Zev continuó con las presentaciones a su manada.

―Estos cuatro son Convel, Gunnolf, Makoce y Arnou.

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Los cuatro licántropos fueron extremadamente corteses cuando Mikhail les dio la bienvenida, pero se mantuvieron tiesos como si no estuviesen seguros de donde se estaban metiendo.

El último cazador élite cojeaba un poco, cuando lo presentaron. Zev tocó brevemente su hombro.

―Se trata de Licaón.

Licaón se inclinó ligeramente hacia el príncipe, pero miró a Gregori.

―Yo no habría sobrevivido sin su ayuda o la de Shea. Muchas gracias.

―Era lo mínimo que podía hacer después de lo que hiciste por nosotros, ―dijo Gregori.

Mikhail amablemente agradeció a cada uno de los cazadores Lycán por su ayuda. Vikirnoff y Natalya, junto con Destiny y Nicolae vinieron inmediatamente. Destiny había luchado con los licántropos y les presentó a su compañero, y su hermano y a Natalya mientras conducía a los demás miembros de la manada a las

mesas de comida y bebida.

Fen supo inmediatamente que Mikhail lo había planeado todo para ese movimiento. El respeto de la manada por las habilidades de Destiny se dirigían tanto a ella como a su familia. Por el rabillo del ojo podía ver otras parejas Cárpatos subiendo y presentándose a los miembros de la manada y participar en la conversación.

Mikhail inclinó la cabeza hacia Fen. ―Creo que se conocen entre sí.

―Ciertamente hemos luchado algunas batallas juntos últimamente, ―dijo

Zev, tendiéndole la mano a Fen.

Fen se alegró de haber pensado en ponerse sus guantes. Zev lo aceptó como Lycán pero descubrió su relación con los Cárpatos sospechosa.

―Veo que has venido preparado, ―reconoció Zev.

―Siempre. Con dos Sange rau en la zona, dirigiendo una manada tan grande, me imagino que nadie está a salvo, ―dijo Fen, abriendo el tema de inmediato.

―Estoy de acuerdo, ―dijo Zev. ―No tiene sentido que se queden aquí cuando saben que los cazadores han llegado y hay tantos Cárpatos para luchar contra ellos.

Mikhail optó por avanzar lentamente hacia un rincón donde ellos cinco podrían hablar en privado. Tatijana discretamente se fue para hablar con los miembros de la manada y la familia de Natalya. Zev caminó con ellos a la pequeña habitación donde había sillas cómodas. Una vez que Mikhail se sentó, todos lo hicieron, tanto Gregori, como Fen se dieron cuenta del modo en que había colocado su silla, podría estar frente a Mikhail al instante.

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Fen no le dijo que no era necesario. Nadie en la sala era más rápido que él, y él defendería a Mikhail, pero apostaría, a que Zev era tan rápido como Gregori.

―Uno de los Sange rau es Bardolf, que era un Lycán que pensé que llevaba mucho tiempo muerto, ―explicó Fen. ―El otro era un Cárpato llamado Abel, un antiguo cazador que se volvió vampiro hace unos siglos.

―Creemos que se construyó una gran manada con la intención de sacrificarlos a ellos con el fin de distraer a los cazadores, mientras que uno de los líderes llegaba a asesinar a Mikhail, ―dijo Gregori.

Zev frunció el ceño, con lo que los dedos de sus manos e cerraron. ―Son lo suficientemente inteligentes como para llegar a ese plan, pero ¿qué iban a ganar?

―Si me matan, muy bien podrían acabar con nuestra especie, ―admitió Mikhail. ―Mi hijo es demasiado joven para asumir el control y hemos estado en un punto de crisis durante siglos, apenas aferrándonos como especie.

Zev asintió. ―El Sange rau diezmó nuestras filas hace siglos. Tuvimos que reestructurarnos completamente para sobrevivir y seguimos siendo frágiles.

―Creo que es hora de que nuestras dos especies se conviertan en aliados. Cualquiera que sea el problema que ocurrió entre nosotros sin duda ya no existe, ―dijo Mikhail, inclinándose hacia adelante. ―Podríamos aprender mucho los unos del otro, y creo que podemos ser de ayuda mutua.

―El problema es lo que sucedería, si por alguna casualidad, la sangre entre tu especie y la mía se mezclaran. Es lo que ha hecho a los Sange rau, ―Zev señaló.

―No exactamente, ―Mikhail respondió, entrando en materia, sin mucha sorpresa, como si esperara la reacción de Zev. ―Los Cárpatos emparejados no podrían convertirse en un Sange rau. Sólo un Cárpato que decide renunciar a su alma puede. El Sange rau es un vampiro, no un Cárpato. Si un Cárpato se convirtiese en un mestizo, sería Hän ku pesäk kaikak, o Paznicii de toate- Guardián de todos. Ellos no son lo mismo. Son los únicos capaces de igualar a los Sange rau en la batalla.

Zev negó con la cabeza. ―Nunca me he encontrado con un luchador, pero, para ser honesto, el Sange rau es tan diferente que pocos cazadores o ninguno han ejecutado a uno incluso con la longevidad de nuestras vidas. Si lo que dices es verdad y ambos somos el objetivo, entonces tal vez hay algo más que lo que sabemos. ¿Qué beneficio obtendrían ellos de destruir a toda una especie?

―Esa es la pregunta, ¿no?, ―Dijo Mikhail. ―He estado dando vueltas una y otra vez y se me ha ocurrido que hay otro maestro en algún lugar, uno que no he descubierto. Uno en cuya agenda podría estar la desaparición de nuestras especies.

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Zev era un hombre inteligente y vio el razonamiento. ―Puedo avisar al consejo y preguntar si ellos estarían dispuestos a reunirse contigo.

―Si están de acuerdo, llamaré a mis guerreros para su protección, ―dijo Mikhail.

―Esperamos que puedas quedarte para ayudar a garantizar su seguridad.

Zev asintió. ―Primero tenemos que destruir esta manada. Hemos estado obligándolos a retirarse, pero me gustaría realmente tener una idea de su número. Ellos han dividió la manada en unidades más pequeñas para ayudarse a ocultarse de nosotros.

―Podemos ayudar con eso, ―dijo Mikhail. ―Podemos usar el cielo para ver su número.

―Eso sería de gran ayuda, ―dijo Zev. ―Esta es un área grande con muchos lugares para esconderse, y tú sabes lo que hacemos. Si ellos no son conscientes de que los has visto, y obtienes sus ubicaciones, nosotros podemos destruirlos.

―No creo… ―Fen contribuyó, ―incluso si destruimos su enorme manada, que Bardolf y Abel se fueran sin hacer otro intento contra Mikhail. Lo quieren muerto.

―Entonces tenemos que llegar a un plan de batalla, ―dijo Gregori simultáneamente con Zev.

Los dos hombres se miraron entre sí, cada uno con una sonrisa triste.

―Yo no quiero quitarte más tiempo esta noche, ―dijo Mikhail. ―Me gustaría que te diviertas y conozcas a algunos de mi pueblo. Podemos planear nuestra batalla el próximo levantamiento. ―Se puso de pie y una vez más dio la mano a

Zev.

―Voy a hablar ante el Consejo, ―prometió Zev. Miró alrededor de la habitación a su manada dispersa. Estaban sin duda disfrutando, hablando animadamente con los Cárpatos que les rodeaban, por lo que eran el centro de atención, escuchando cada uno de sus pasos. ―Gracias por esto, Mikhail, mi manada necesitaba un poco de tiempo de relajación.

Mikhail hizo una pequeña reverencia al estilo del viejo mundo y se alejó con Jacques y Gregori, dejando a Fen a solas con Zev.

―Es la calma bajo el fuego, ―dijo Zev. ―Tengo que concederle eso. Con dos Sange rau tras él, está en peligro de muerte, y él lo sabe.

―Nos las arreglamos para pelear con ellos de uno en uno, pero uno penetró a través de las salvaguardas y se fue derecho a él. Él no movió un músculo, no se inmutó. Se limitó a observar para ver lo rápido que eran y lo bien que

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desentrañaban las salvaguardas establecidas en el lugar, ―dijo Fen. ―Tuvimos suerte, pero la próxima vez tendremos que estar mejor preparados.

―¿Crees que hay otra mente maestra? ―Zev se interrumpió a media frase, mirando por encima del hombro de Fen.

Por un momento, Zev miró como si hubiera sido golpeado en la cabeza con un garrote. Esos ojos, tan vacíos y fríos antes, se iluminaron como con una llama. La luz transformó la cara del cazador. Nervioso, sus duros rasgos se suavizaron un poco, dejándolo más joven y accesible.

―Es impresionante. ¿Quién es ella?

Fen volvió la cabeza cuando el silencio cayó sobre la sala. Branislava estaba en la puerta. Su espesa cabellera rojo fuego le caía hasta la cintura en suaves ondas que enmarcaban su rostro. Su piel estaba pálida, pero parecía brillar como si un horno ardiera en su interior y no había quien contuviese el calor abrasador. Sus ojos de Dragón deslumbrantes. Sus pestañas eran largas y ligeras como plumas,

protegiendo unos ojos de esmeralda. Se veía como si dos piedras preciosas se hubiesen incrustado en su rostro y hubiesen encendido un fuego detrás de ellos por el brilló deslumbrante que no cesaba.

Llevaba un vestido de época que recordaba los días pasados. El estilo le convenía. Las mangas eran largas y el corpiño se aferraba a sus pechos llenos y la caja torácica estrecha, cayendo a su pequeña cintura y luego se abría sobre sus caderas de modo que la falda caía hasta el suelo.

Fen tomó aire y miró a Tatijana. La alegría en su cara y en su corazón le inundó de manera que por un momento experimentó la emoción abrumadora con ella. Tatijana corrió hacia su hermana y se abrazaron con fuerza.

―Esa es Branislava, la hermana de Tatijana. Ella ha estado... recuperándose. No la esperábamos esta noche, a pesar de que no perdíamos la esperanza de que apareciera.

―Ella es realmente hermosa, ―reiteró Zev.

―No dejes que su apariencia te engañe, ―advirtió Fen. ―Ella es Cárpato, de un poderoso linaje, y un guerrero nacido y criado.

Zev asintió con la cabeza.

―Ella se mueve como el agua que fluye sobre la roca, tan fluida y elegante, ―dijo. ―Tengo que conocerla, Fen. ―Él miró por encima del hombro a su manada. Algunos estaban comiendo. Un par de cazadores estaban bebiendo y Daciana bailaba con un hombre de los Cárpatos. ―Ahora, Fen, ―agregó con urgencia. ―Quiero conocerla.

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Zev desea reunirse con Bronnie, Tatijana. Yo sé que ella vino aquí por ti, para asegurarse de que estabas bien, y ella es tan terriblemente tímida con la gente, pero ¿Estaría bien que lo llevara a ella?

Estamos tratando de dar una buena impresión a los licántropos, dijo Tatijana, así que supongo que no lo puede rechazar. Dejaré a Bronnie saber lo que está por venir.

Escuché, dijo Branislava. No soy tan frágil. Verdaderamente. Giró la cabeza y miró hacia ellos.

―Claro, ―dijo Fen. ―Vamos a ir antes de que todos la acaparen. Estará rodeada en un minuto.

Zev dejó escapar el aliento. ―Yo no soy exactamente suave con las mujeres.

―Eso es lo mejor. Mira a tu alrededor. Cada uno de esos hombres la defenderá si piensan que vas a jugar con ella. Se trata de un grupo muy…

―Voy a arriesgarme, ―dijo Zev, una vez más, quitándose los guantes y metiéndolos en el bolsillo del costado de su chaqueta. ―Es una mujer por la que vale la pena perder la vida.

Fen sabía que tanto Branislava como Tatijana escucharon el comentario en voz baja. Su audición era demasiado aguda, incluso con la gran cantidad de conversaciones y música a su alrededor.

La repentina sonrisa de Tatijana los delató mientras intercambiaban una mirada rápida.

―Bronnie, ―saludó Fen.

Ella se volvió completamente hacia él. Fen la tomó en sus brazos, agradecido

de que hubiese venido por Tatijana. Él la abrazó con fuerza. ―Es tan maravilloso verte así. Hiciste la noche completa para Tatijana. Ella realmente te quería aquí.

―Estoy contenta por venir, ―dijo Branislava. ―Puedo sentir su felicidad, Fen.

Ten cuidado, Bronnie. Zev es Lycán y debe creer que Fen también lo es, Tatijana advirtió.

Puede que haya estado recuperándome debajo de la tierra, hermana, pero te puedo asegurar, que comprendo perfectamente lo que estas personas harían a mi hermano en caso de que descubran lo que es.

Fen quiso sonreír a la fiereza en el tono de Branislava. Ella estaba lista para el combate contra el que atacase al compañero de su hermana.

Sin embargo, ella se dirigió a Zev con una sonrisa que podría derretir los glaciares enteros.

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―Branislava, este es mi amigo, Zev, ―Fen los presentó. ―Él es un cazador de élite de los Lycán.

―Qué lindo conocerte, ―dijo Bronnie, extendiendo la mano. ―Cualquier amigo de Fen es ciertamente bienvenido aquí.

Zev llevó sus dedos a su mano y los levantó valientemente a la calidez de su boca. El sentido del olfato es muy agudo en un Lycán y el aroma tentador de Branislava era tan atractivo que se encontraba extasiado con ella. Casi hipnotizado. Le sorprendió que pudiera estarlo cuando había sido formado y entrenado desde que era un niño para ser un asesino.

Le habían enseñado que una mujer podría ser un cuerpo caliente o la comodidad, pero era de poca utilidad para su papel de cazador. Toda su atención se centró en la caza y la destrucción de las amenazas a los licántropos.

―Es un honor conocerte, ―dijo, mirándola a los ojos.

Mirando fijamente las piscinas profundas de color verde esmeralda, se sintió

caer. Un hombre podría perderse allí. Él sabía que no debía pasar un momento más en su compañía, pero no pudo resistir ese atractivo sensual. La sensación de su piel desnuda, aunque fuera con los dedos, dejó su corazón latiendo. Su piel era suave y satinada, pero tan caliente en el frío de la noche que le sorprendió. Ella parecía arder de dentro hacia fuera, lo que sólo le hizo preguntarse qué tan caliente quemaría por el hombre al que amara.

―Yo no soy el más elegante de los bailarines, pero me encantaría bailar con usted, ―dijo.

Las palabras salieron por propia voluntad. Francamente, estaba sorprendido por la invitación. Desde luego, no se había acercado a ella con la idea de pedirle bailar. Haría el ridículo en el momento en que saliese a la pista de baile, pero la idea de estrecharla en sus brazos, su cuerpo cerca del suyo, era más de lo que podía resistir.

―Me encantaría, ―respondió ella, con un gesto elegante de su cabeza. ―Pero debo advertirle, señor, yo no bailo bien. Nunca he bailado.

No tienes que hacer eso, dijo Fen. Eres una gran embajadora de los Cárpatos, pero no estás obligada a bailar con él.

Creo que voy a disfrutar de ello, Branislava admitió, asombrada.

Ella realmente quiere hacer esto, añadió Fen, a Tatijana. Ella parecía tan sorprendida como su hermana.

―¿Nunca ? ―La ceja de Zev se disparó.

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¿Qué diablos le pasaba a los machos Cárpatos ? No podía imaginar por qué esta mujer había sido descuidada. Él no había sido capaz de decidirse a dejar ir ni siquiera su mano. Tenía miedo de que pudiera cambiar de idea, él la llevó a la pista de baile. En el momento en que pasó el brazo por la cintura y la llevó cerca de él, supo que estaba perdido.

Ella encajaba perfectamente en él, fundiéndose en su cuerpo, de modo que cuando se movieron pareció ser un solo cuerpo, no dos. Seguía sus pasos de manera intuitiva, como si hubieran estado bailando siempre juntos. Su cabello de seda enmarcaba su cara, una cortina que capturaba sombras oscuras a lo largo de su mandíbula, y se encontró con que quería que se quedaran así. Juró, que incluso los latidos de su corazón coincidían con los de ella.

Sabía que no debería tenerla tan cerca o tan posesivamente, pero se sentía posesivo con ella. No quería que la música acabara nunca. Su vida solo era batallas, matar, frías noches a la intemperie, heridas horrendas, sangre y muerte. No estar en una celebración con una hermosa mujer en sus brazos, a la deriva en torno a la pista de baile en una mezcla de deseo y placer.

―Pensé que no sabía cómo bailar, ―murmuró al oído. Incluso su pequeña oreja era hermosa. Él lo tenía mal, sea lo que fuera "eso". Él quería retirarle el pelo de la nuca y dar besos ligeros como una pluma en toda su suave piel.

―Evidentemente, eres un buen guía, ―susurró. ―Es muy fácil seguirte.

Su voz le envolvió en la intimidad, haciéndole olvidar por un momento que no estaban solos, había otras parejas, incluyendo a Tatijana y Fen bailado en la misma pequeña pista de baile. Branislava era letal y no tenía ninguna defensa contra ella. Si fuera posible que un Lycán cayera con uno de los Cárpatos, él estaba bien en ese camino, pero estaba prohibido, sobre todo para un cazador de elite .

Él la atrajo hacia sí hasta que su cuerpo quedó impreso en él. Caliente. Tan caliente. Quemó a través de su ropa, su piel cada músculo de su cuerpo hasta que fue achicharrado en sus propios huesos. No, aún más profundo. Al igual que la

lava fundida que fluía hacia él a través de sus poros, hasta que su marca encontró su corazón y entonces su alma. Hasta que no le pertenecía. Cuerpo. Corazón. Mente. Y su alma perdida.

La música terminó y su corazón casi se detuvo. Ella le sonrió y él no tenía más remedio que envolver su brazo alrededor de su cintura y escoltarla hacia la realidad, de vuelta a la esquina donde la había encontrado por primera vez hablando con su hermana. La esquina más alejada. Más lejos de donde los Lycán celebraban conversaciones informales con los Cárpatos.

―Gracias, Branislava, ―dijo. ―Estoy completamente hechizado.

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Ella parpadeó varias veces y se preguntó si había dicho algo malo.

Él no sabe nada de nuestra magia, vuelve a la realidad, Bronnie, Tatijana explicó apresuradamente. Lo que quiere decir es que te encuentra atractiva.

Extrañamente, lo encuentro muy atractivo.

―Me gustó mucho bailar contigo, ―admitió Branislava. ―Tatijana me dijo que era como si flotara. Podía escuchar la música a través de mi cuerpo.

Y su corazón, igualando el ritmo del mío, Tatijana, agregó con asombro.

Branislava buscó su cara. Era un rostro fuerte. Con profundas líneas grabadas, diciéndole que había visto la guerra. Sus ojos fascinados. Eran los ojos

del lobo, puro y simple. Mostraron su inteligencia penetrante. No se podía disfrazar el depredador en él. Cuando se centrase en su presa sería implacable y firme. Ahora mismo, en una habitación llena de cazadores Cárpatos sólo a metros de distancia, los ojos se centraron por completo en ella.

Debería haber estado asustado, pero estaba más intrigado. Ella podría ser tímida con las personas ¡ella nunca ha existido antes, pero ella se defendería a sí misma y a su familia con todo lo que ella era, todas las armas en su arsenal.

―Eres una hermosa bailarina, ―dijo Zev. ―Espero que tengamos la oportunidad de hacerlo de nuevo pronto.

―Yo, también, ―dijo Branislava, significara lo que significara.

Ella se alejó de él, de vuelta a su hermana. De inmediato los Cárpatos parecieron cerrar filas a su alrededor. Zev la observó durante unos minutos, todo demasiado consciente que Fen lo estaba observando.

―Ahora lo entiendo, ¿por qué has decidido ser amigo de esta gente, ―dijo Zev con un suspiro. ―Tatijana y su hermana son mujeres hermosas.

―Sí lo son, ―estuvo de acuerdo Fen.

―Usted sabe que está prohibido. Hemos de evitar a los Cárpatos sólo por esta razón. No podemos correr el riesgo de enamorarnos.

Fen no sólo escuchó la renuencia en la voz de Zev, pero se sentía tan bien.

―Los hombres y mujeres de los Cárpatos no tienen el lujo de enamorarse hasta que se encuentran con su compañero, ―explicó. ―Un Lycán podría enamorarse de un Cárpato, pero él o ella no podría o no querría corresponderle. Sólo hay uno para ellos.

―Todavía no lo entiendo.

―He aprendido que son, literalmente, las dos mitades de un mismo todo. El alma del hombre contiene la oscuridad necesaria y el alma de la mujer la luz. Las

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palabras rituales de unión se imprimen en el varón antes de nacer. Cuando encuentra a la mujer con la otra mitad de su alma, la reconoce, dice las palabras y están obligados. No hay otros. Si uno muere el otro lo sigue.

―Así que incluso si no estuviese prohibido, está fuera de mi alcance, ―dijo Zev con verdadero pesar. ―Ella está definitivamente fuera de mi alcance. ―Tenía miedo de que ella hubiese tomado su corazón y su alma y los alejara, pero esas cosas no eran necesarias para matar.

―Vamos a llevarte por algo de beber. Ustedes están aquí para divertirse. ―Fen le dio una palmada en el hombro y lo llevó de vuelta al resto de la manada y los Cárpatos.

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Traducido Por Mary Corregido por Arhiel Revisado Por Arhiel

mbos tenemos que mantener a un Carpato con nosotros todo el tiempo así las mujeres pueden comunicase con él desde el aire, o uno o todos vosotros tienen que ser lo suficiente valientes para

permitirles intercambiar sangre con vosotros, —explicó Fen por tercera vez.

Una cosa era comer y ser alegres con los Cárpatos, pero un intercambio de sangre era repugnante para cada Lycán . Ellos se daban unos a los otros, sangre en batalla, pero entre ellos, eso era completamente diferente de lo que Fen estaba pidiéndoles.

—Bien, —dijo él con un pequeño suspiro. —Tendré que ser el que haga todo para poder comunicarnos con nuestras escuadras en el aire. Pediré que Tatijana intercambie sangre conmigo.—Ellos ya lo habían hecho solo este levantamiento cuando él le había hecho el amor apasionadamente a ella, pero a él no le importaría hacerlo nuevamente ante la prisa de que ellos salieran camino para intentar eliminar la manada una pequeña unidad a la vez.

—¿La mujer tomará tu sangre?—preguntó Zev, su mirada moviéndose a donde Branislava y su hermana se reían juntas debajo de la cubierta del bosque.

—Su nombre es Tatijana, —dijo Fen, comenzando a sentir irritación de tener que continuar la charada de ser completamente Lycán . Estaban perdiendo el tiempo mientras la manada podía estar cambiando a posición de atacar.

Las mujeres subirían al aire porque su salida de energía era mucho menor que la de los hombres en cualquier forma que escogieran. Tatijana, Branislava, Destiny y Natalya iban todas, cada una tomando una dirección diferente. Podía ser peligroso si el Sange rau las detectaba y elegía defender su manada. Fen sería

indetectable por cualquiera de ellos, no obstante tenía que mantener las apariencias. Era frustrante saber que Tatijana quizá encontrase problemas.

—¿Podría ser Branislava la que tome mi sangre?—preguntó Zev.

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El silencio cayó en la manada. Sus compañeros de manada le miraron como si hubiera perdido el juicio. Convel sacudió la cabeza, su expresión seria. —No puedes, Zev. No sabemos lo que podría suceder.

—Lo que sucederá, —dijo Fen, rechinando los dientes, —es que podremos conseguir trabajar juntos. Tenemos cuatro jinetes y cuatro grupos de cazadores. Yo me ofrezco voluntariamente, pero solo en caso de que tengamos la otra manada descubierta, necesitamos otra persona capaz de oír. Destiny y Natalya se estarán comunicando con los cazadores Cárpatos.

Zev no continuó discutiendo. Cruzó el suelo entre Branislava y él, esperando que ella no estuviera hipnotizándolo como lo había estado la noche anterior. Podía sentir la mirada de sus compañeros de manada taladrando agujeros en su espalda. El peso de su desaprobación se sentía en el aire. Todavía, sus pies se mantuvieron en movimiento, andando a zancadas ahora, cubriendo el suelo más rápido.

Ella se giró y miró su acercamiento, con sus ojos esmeralda de un verde más profundo de lo que él recordaba, casi resplandeciendo. Y entonces ella sonrió y el mismo aire dejó sus pulmones en una ráfaga. Él no podía decidir si era su pelo, todo ese rojo llameante contenido ahora en una extravagante trenza tan gruesa como su brazo, o sus asombrosos ojos que algunas veces, como ahora, parecían ser multifacéticos, o su boca con sus llenos y atractivos labios, los que atraían mas su mirada.

Ella dejó que él viniera todo el camino hasta ella. Él estaba enterado que Fen le había seguido y Tatijana había ido a encontrarle. Habían dado un paso en las sombras y estaban protegidos de la vista por un gran árbol. Branislava simplemente se quedó de pie inmóvil, esperándole.

—Mi bailarina, —dijo él, deseando tener alguna elegancia en él, —Nosotros hablábamos de que era posible comunicarme telepáticamente contigo si tomas mi sangre y te doy la mía. ¿Estarías dispuesta a intercambiar sangre conmigo?

—Sí, por supuesto, —dijo Branislava. —La telepatía es la forma más fácil de comunicación. Puedes tener la seguridad de que nunca curiosearía en tu mente.

Simplemente retransmitiré información.

—¿Podrías hacer eso? ¿Ver cosas en mi mente?

—Quizás, —contestó ella, —pero no hay necesidad para tal cosa, y tú eres Lycán . Los Lycán tienen diferentes pautas cerebrales y la mayoría de nosotros no podemos leer vuestros pensamientos fácilmente. Pensaría que tienes un escudo bastante bueno.

Él no quería pensar demasiado acerca de las consecuencias. —Hagámoslo entonces. Dime qué hacer.

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Ella tomó su mano y le dirigió más profundo dentro de los árboles donde las sombras les mantendrían a salvo de ojos curiosos. —¿Preferirías no sentir nada o todo? ¿O probar nada a todo?

—He probado sangre. Soy un Lycán . Quiero saber lo que pasa en todo momento, —dijo Zev firmemente. Él no tenía inconveniente en probar su sangre. Todo acerca de ella le intrigaba.

Ella dio un paso más cerca de él. Tan cerca. No había más que una escasa pulgada entre ellos. Su olor lo envolvió como terciopelo y lo dejó tambaleando justo como hizo la noche antes. Ella puso su brazo alrededor de su cuello y atrajo su cabeza abajo hacia ella. Su boca se movió sobre su piel, una ligera pluma, pero oh, tan sensualmente. Su cuerpo entero reaccionó, poniéndose duro con necesidad urgente, la sangre emergiendo caliente, cada nervio termino vivo y consciente de ella.

—Sentirás la mordedura. Una picadura de dolor pero se irá rápidamente, murmuró ella en su oreja. —Confía en mí, yo nunca haría nada para dañarte.

Ni siquiera le importaba. Cada sentido estaba fijado en su boca y la manera en que se movía sobre su pulso golpeando tan seductoramente. Sus labios tocaron su cuello y su intestino se apretó en nudos de anticipación. Su polla dio un fuerte tirón, dura y alerta. Sus dientes se hundieron profundo y el dolor se añadió a la intensidad de su deseo, y entonces se alivió, dando paso a puro placer. La manera que ella tomaba su sangre era la cosa más erótica que él jamás había experimentado.

Envolvió sus brazos alrededor de ella, manteniéndola para él, sintiendo su sangre golpear calientemente en sus venas. Su pulso tronaba en sus oídos. No quería que ella parase. Quería más, mucho más. Sus manos se movieron debajo de su camisa para encontrar la desnuda y satinada piel. Deslizó las palmas arriba de su caja torácica para ahuecar el peso de sus senos, los pulgares buscando sus pezones tensos debajo de su camisa. Estaba tan inflamado que podría haberla tomado justo aquí, en las profundas sombras de los árboles, pero ella alzó su

cabeza, cerrando los pinchazos con su lengua.

Sus ojos se encontraron. Las fascinantes esmeraldas verdes presionadas en su cara parecían vidriosas, como si ella hubiera sido hecha solo para el amor. Ella también parecía un poco confusa.

—Señor, creo que estás entrando ilegalmente en áreas que nunca discutimos en nuestras negociaciones.

Sacudido, Zev deslizó las manos de debajo de su camisa. Su piel había estado tan caliente al toque que sintió realmente el frío de la noche en los dedos.

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—Lo siento. No sé lo que ha ocurrido. ¿Cada vez que tomas sangre de alguien ellos se sienten como yo?—Si era así, él estaba un poco celoso, aunque no estuviera familiarizado con esa emoción particular y estuviera adivinando en ello.

Sacudió la cabeza. —No. nunca ha sido como eso antes.

—Bien.—Él quería ser su primero. Quizá ella le recordaría de la manera que él sabía que siempre la recordaría a ella. —¿Muerdo tu cuello?

Ella se rió, rompiendo la leve tensión entre ellos. —Pienso que sería más seguro si solo usamos mi muñeca.

—Más seguro, pero no tan divertido, —indicó Zev.

Ella mordió su muñeca y se la ofreció. Las gotas brillantes de sangre rezumaron por el desgarro. Él tomó la muñeca ofrecida y la elevó hasta su boca. Incluso su muñeca emanaba ese atrayente olor de miel salvaje y cítricos que él había llegado a identificar de Branislava. Lamió las gotitas rojo rubí. Sabía tan bien como parecía incluso mejor. Podía ser adictiva, y eso era peligroso para su especie.

Caliente, sangre reciente así de buena era una tentación que ninguno de ellos osaba tener.

Los Lycán siempre tenían que ser cautelosos ingiriendo sangre. Eran depredadores. Fieras. La civilización había llegado a ellos, pero arraigado en sus corazones, ellos siempre serían salvajes. La sangre les cantaba. Les llamaba. Murmuraba y camelaba. Su sangre era excepcional, su sabor exquisito.

Branislava le puso la otra mano en el hombro, sus ojos encontrando los suyos. El sentimiento era casi tan erótico como había sido antes cuando ella había tomado su sangre. Él se dejó caer en sus excepcionales ojos, permitiéndose sentir ese momento completamente. Nunca tendría de nuevo una oportunidad de estar así de íntimo con ella—y era íntimo.

Fen había dicho que ella no podía enamorarse de nadie más que su compañero de vida, pero ella sentía ese mismo tirón magnético hacia él como él hacia ella. Él lo vio en sus ojos y lo sintió en su mente. Su sangre era rica y caliente. Tan caliente. Tan buena. Lo vigorizaba.

—Suficiente, —advirtió Branislava. —No puedo estar débil cuando esté en el aire. —Ella tiró de su muñeca.

Zev la soltó inmediatamente. Él era áspero y tosco comparado a ella, pero aún así, ella no sacó su mirada de la suya y cerró la herida en su muñeca con la lengua.

—¿Está hecho entonces?—preguntó. —¿Puedes hablarme telepáticamente?

Sí.

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Su suave voz murmurando tan íntimamente en su mente le sacudió. Quizá no había sido una idea tan buena permitirle tomar su sangre. Él apenas podía respirar y maldición si podía caminar.

Inténtalo. Habla conmigo.

No hay mucho que pueda decir sin hacer un tonto de mí mismo. Mi atracción hacia ti ha sido inesperada.

—¿Estás bien, Zev?—llamó Convel, la ira bordeando su voz.

Debería haber sabido que su manada estaría preocupada. En el momento que Branislava le había dirigido en la privacidad de los árboles, sus compañeros de manada debían haber llegado a estar ansiosos de que los Cárpatos quizás les estaban tendiendo una emboscada de alguna manera.

—Estoy bien. Solo estamos haciendo cierto trabajo, —respondió Zev. Sonrió a Branislava. —Gracias, señorita Branislava, creo que seremos capaces de cazar juntos.

—Pienso que lo haremos, también, —dijo ella. —Mis amigos y familia me llaman Bronnie.

Él le dio un pequeño saludo y camino a zancadas fuera de los árboles para encontrar a sus compañeros cazadores de élite.

Tatijana y Fen se unieron a Branislava en el momento que él la dejó.

Fen tomó sus manos. —¿Estás segura de que estás lista para esto, Bronnie? Tatijana y yo te dimos cada recuerdo que pudimos del Sange rau, cómo luchan, cuán rápidos son. Cualquier hombre lobo irá por tu vientre cada vez, y no subestimes cuán de alto pueden saltar.

—Pienso que he estado hibernando mucho tiempo y necesito saltar directamente al combate. En este momento, puedo ser usada y necesito eso, Fen, para ayudar a empujarme y empezar a vivir. Ser una prisionera por tanto tiempo y estar atrapada en el hielo puede hacer a uno desear lo que es familiar para ellos y ciertamente eso no es lo mejor para mí.

—Solo prométeme que tendrás cuidado, —dijo Fen. —Nada les puede ocurrir a cualquiera de vosotras. Puedo estar en el aire en segundos y viajo rápido. Solo llámame.

—No te atrevas a descubrirte ante los Lycán , —dijo Tatijana. — Lo digo en serio, Fen. Ellos se volverían contra ti tan rápido. Mikhail dio a Zev algo para pensar acerca de ello, pero no a los otros. Y no puedes contar con él para protegerte. Estaremos bien. Sabemos qué hacer.

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—¿Está todo bien?—preguntó Zev, subiendo detrás de ellos. —Estamos todos preparados.

—Solo me estoy asegurando que saben cómo trabajan las manadas de renegados, —dijo Fen. —No quiero que tengan ninguna oportunidad con sus vidas.

—Solo estaréis dándonos información, —advirtió Zev a las mujeres, añadiendo a las advertencias de Fen. —Eso es todo, solo encontradles y decídnoslo. Los Cárpatos nos transportarán si es una gran distancia.

—Necesitamos espacio, —dijo Tatijana. —Mueve a tu manada atrás hacia los árboles.

Zev asintió, miró a Branislava, sacudió la cabeza y se fue. Fen envolvió su palma alrededor de la nuca del cuello de Tatijana y tiró de ella cerca de él.

—Él quizá mire hacia atrás, hombre lobo, —ella siseó, pero no se apartó.

—Me podría importar menos, —dijo, y la besó. —No te atrevas a ser herida.

Ni un solo pelo. ¿Me comprendes?

—Te comprendo, —dijo ella, y le besó de vuelta. —Me encanta cuando vas todo lobuno para mí.

Branislava se echó a reír. —Vamos, Tatijana, mostrémosles lo que los Dragonseekers pueden hacer.

Las dos mujeres salieron de los árboles, al descubierto. Ambas parecían elegantes a pesar de sus vaqueros, camisas y botas. Salieron fuera sosteniendo sus manos, pero en mitad del campo se abrazaron y cada una se volvió y caminó al

centro de su cuadrante.

—¿Qué están haciendo? —preguntó Zev.

—Cambiar, —dijo Fen. —Y necesitan mucho espacio.

Las dos cambiaron casi simultáneamente, sus pequeñas figuras curvilíneas brillaron un momento y llegando a ser algo más en conjunto. Fen había usado al dragón azul de Tatijana. Ella era hermosa para él, con la larga, fortalecida cola y la cabeza en forma de cuña. Ella podía zambullirse en el agua y nadar debajo de la superficie por largos periodos de tiempo. En su forma humana, después de siglos en forma de dragón, su piel estaba siempre fresca.

Branislava era justo lo contrario. Era un dragón de fuego, sus escamas carmesí casi resplandeciendo. Parecía como si su dragón hubiera nacido en un volcán vivo, una parte de la explosión llameante, toda roja y naranja. Cuando extendió sus alas Fen oyó jadeos de varios miembros de la manada.

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Ella se quedó de pie en sus piernas traseras y batió las alas, creando un huracán. Tatijana hizo lo mismo. Fen echó una mirada alrededor. Había conmoción y admiración en las caras de la manada cuando las dos dragones tomaron al cielo.

—Vosotros la visteis en batalla, —Fen les recordó.

—Estuvo en el cielo en su mayor parte, —defendió Arnou. —Estaba atento a mi pellejo, matando tantos hombres lobo como era posible. Adivino que no pensé demasiado sobre ello, pero viéndolas cambiar así de cerca después de ver a las mujeres como son realmente... es solo...—arrastró. —No tengo palabras.

—Asombroso, —secundó Daciana. —No tengo inconveniente en ser capaz de cambiar de forma.

La manada se echó a reír. —Tú puedes, Daciana, —recordó Zev. —Eres Lycán . Tú sientes como ser un lobo, solo cambia.

Ella se encogió de hombros. —No es lo mismo. Yo siempre he sido un lobo.

—Tatijana y Branislava nacieron en el linaje Dragonseeker, una línea muy

antigua y distinguida. Ellas realmente estuvieron en forma de dragones varios siglos y es mucho más familiar para ellas que su forma humana natural.

Se puso en contacto con Tatijana. ¿Cómo va allí arriba?

Han sido dos minutos, Fen. Posiblemente no podría meterme en líos tan rápidamente. Su risa incitó en su cuerpo, suave e íntima. La noche es bastante clara y eso ayudará. Volamos alto sin embargo y utilizamos las nubes existentes para enmascarar lo que somos. Desde abajo, debemos parecer nubes de formas extrañas.

Buena idea, mi señora.

Las tengo ocasionalmente, pero no puedo tomar crédito por esta. Bronnie pensó en ello.

Es su primer vuelo y un muy largo tiempo a pasado, Tatijana. ¿Estás segura que ella está lo suficiente fuerte para esto?

Branislava era familia ahora. Estaban atados por Tatijana. Más que eso, él la quería y la respetaba. Había visto los vislumbres de su valor cuando Tatijana inadvertidamente abrió la puerta de su pasado y él no podía ayudar pero la admiraba.

Está emocionada. Realmente necesita esto. Cuando nunca has estado al descubierto antes, o alrededor de otros, es fácil mantenerse distante y poco comunicativa, no moverse por el temor de caerse, así como hablar.

Tatijana divisó una pequeña apertura en medio de dos grandes rocas macizas. La maleza crecía directamente arriba al lado de la montaña y esas grandes rocas sobresaliendo, pero justo entre ellas había una apertura, un suelo sucio de no

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más de dos pies por dos. Si había una verdadera cueva allí, sería una guarida perfecta para lobos. Los hombres lobo tal vez fueran atraídos por ese lugar.

Envió la imagen a Fen. ¿Hay una cueva aquí? ¿Qué otros signos debo buscar?

Definitivamente hay una cueva allí, dijo Fen. Lo había marcado antes como sospechoso, pero cuando lo comprobé, no había nadie allí. Lo que no quiere decir que la manada no lo hubiera apuntado como un lugar posible para esconderse si necesitaban estar escondidos por unos pocos días. Si están allí, incluso un pequeño número de ellos, mira alrededor en la maleza circundante, tendrán por lo menos dos centinelas afuera. Estarán bien ocultos. Piensa en lobos. Los hombres lobo piensan como sus contrapartes animales en función de proteger a su manada.

Tatijana no quiso descender más bajo, especialmente si la manada de renegados tenía centinelas que quizás la divisaran. Se movió de nube en nube, Pareciendo ser llevada con un leve viento. La vista de su dragón era muy aguda. Ella podía ver millas lejos si elegía usar la visión superior.

Inmediatamente la apariencia del mundo cambió alrededor de ella. Fue una

pequeña desorientación para concentrarse en tal agudeza visual, pero su dragón fue rápido para recoger movimiento. Debajo de ellos y justo al sur, divisó las hojas de un arbusto ondeando contra el viento. Una vez que su dragón había encontrado un objetivo potencial, ella permaneció a gran altura, flotando, su dragón solo ocasionalmente teniendo que dar vueltas atrás.

La tercera vuelta confirmó que había una criatura, medio lobo, medio hombre acechando en la maleza. Veo uno de los guardias. Está en forma de medio hombre y medio lobo.

Eso es lo que estamos buscando, dijo Fen. Envíame las coordenadas y solo mantén un ojo en ellos hasta que lleguemos. Si alguno sale de su escondite, cuenta así conseguimos alguna idea, pero no, bajo ninguna circunstancia te enfrentes a ellos.

—Hemos conseguido una de las unidades, —dijo Fen. —Vamos.

Ocho machos Cárpatos habían acordado transportar a los cazadores de élite para reducir el tiempo así como la oportunidad de que el Sange rau les avistara.

Tomaron la forma de pájaros gigantes y, aunque los cazadores se miraron uno a otro como si quizás se negaran, al momento que Fen y Zev dieron un paso adelante y oscilaron en las espaldas de sus pájaros, los otros hicieron lo mismo. Ellos eran cazadores y había una manada de renegados para destruir. Ese trabajo venía antes que cualquier cosa, incluso el miedo a lo desconocido.

Los Cárpatos los tomaron sin ruido, descendiendo del cielo a una distancia de la cueva para permitir a los cazadores de élite poner los pies en el suelo otra vez. Jacques, Vikirnoff y Nicolae Fueron con Lycaon, Arnou y Fen, dispersándose un par de pies aparte a la izquierda. Falcon, Dimitri y Tomas fueron con Zev, Daciana,

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Convel y Gunnolf a la derecha, de nuevo dispersándose para hacer menos ruido mientras acechaban a la manada de renegados.

Dimitri, el centinela de ese lado está solo a un poco más de nueve metros de ti, a tu izquierda. Él no te ha divisado todavía, advirtió Tatijana.

Ten cuidado de no hacer nada para alertar a Zev que eres cualquier cosa excepto un

Cárpatos, advirtió Fen apresuradamente, maldiciéndose por no manipular a Dimitri para permanecer en su grupo.

Dimitri no le contestó. En vez de eso, él sostuvo arriba un puño cerrado. Inmediatamente todos los miembros de su partida de caza se dejaron caer bajo y permanecieron completamente en silencio. Dimitri fue sobre su vientre y cambió a una pequeña ardilla, cubriendo varios metros antes de determinar que él quizás emanaba demasiada energía que el hombre lobo recogería.

Paró, valorando la situación. Él quería una matanza silenciosa así el centinela no podría advertir a su compañero de guardia o a los ocultos dentro de la cueva.

Tú ya no emanas energía, recordó Fen. No lo haces desde hace mucho tiempo. Después de estas últimas dos heridas casi mortales y toda la sangre que te he dado a ti, eres más mezcla que Cárpato. Él no sentirá tu llegada.

Dimitri le tomó la palabra a su hermano. La pequeña ardilla avanzó fácilmente por la maleza hasta que casi chocó con el pie del hombre lobo. Justo cuando el lobo miró hacia abajo con ojos glotones, Dimitri cambió, conduciendo la estaca de plata derecha a través del corazón del renegado. Simultáneamente, calló cualquier grito que el hombre pudiera dar, simplemente cortando la tráquea. Relajó el cuerpo al suelo.

Está hecho. ¿Puedes llegar al otro, Fen?

Le veo. Voy tras él ahora.

Encima de sus cabezas, Tatijana permanecía en las nubes. Miraba a Fen arrastrarse hacia adelante, relajando su cuerpo por la maleza. Ella sabía que no habría un murmullo de movimiento y él sabía exactamente lo que hacía, pero aún así, ella quería caer y aniquilar la amenaza a su compañero de vida. Su unión con Fen parecía estar creciendo con cada hora pasada. Ello no pensó que podría ser algo más fuerte, pero su amor por él justo parecía profundizase.

Fen palmeó la estaca de plata. Insectos cantaban a su alrededor, tranquilos por su presencia. Tomó un aliento y lo dejó salir mientras se acercaba más. Olió el olor rancio del hombre lobo. El renegado no se había lavado y vieja carne y sangre podrida se adherían a su piel.

No te muevas. No te muevas. La advertencia de Tatijana lo congeló. Dimitri, otro llegando por tu camino también. Creo que los guardias están siendo cambiados.

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Fen permitió a su mirada abarcar la extensión de la manada detrás de él. El puño del Lycán estaba apretado, un signo para todos ellos para paralizarse. Aparentemente eso había querido decir para él también. Él prefería la forma Cárpato de comunicación entre cazadores. La telepatía hacía las cosas mucho más sencillas.

Fen, él está yendo a caminar derecho por encima de ti. ¿Quieres que te ayude?

He conseguido esto, sívamet. No te preocupes. Solo siéntate firme. ¿Dimitri? ¿Puedes quitar al segundo guardia?

Sí. Vendrán a mirar cuando los dos primeros no vuelvan, indicó Dimitri.

Eso será nuestra ventaja. Fen miró alrededor a ver si cualquier miembro de la manada podía verle. Tendría que utilizar la velocidad de los Hän ku pesäk kaikak

“Guardianes de todo” si iba a matar a ambos guardias y mantenerlos en silencio mientras morían.

Zev era el único dentro de su vista para ver su velocidad borrosa. Tatijana, haz que Bronnie distraiga a Zev solo por un momento. Necesito tiempo suficiente para asesinar a ambos guardias simultáneamente. Debe ser rápido. Me quedo sin tiempo.

Podía oír al otro hombre lobo respirar en resoplidos cortos y harapientos. Había sido herido recientemente y no había sanado completamente. Fen podía oler la herida. Mantuvo su ojo en Zev incluso mientras planeaba los movimientos en su mente.

Podía extender la mano y tocar al primer guardia. El segundo estaba dos pasos lejos, maldiciendo mientras colgaba en una espinosa rama. En el momento que Zev miró lejos, Fen subió rápido, chocando la estaca de plata a través del corazón del hombre lobo rancio con su mano derecha, silenciándole mientras lo hacía también. Se volvió, usando su mano izquierda para asesinar al segundo guardia. El renegado realmente nunca vio a Fen, estaba demasiado ocupado intentando sacar las zarzas de su piel cuando la estaca atravesó su corazón.

Sintió el alivio de Tatijana. Ella se vertió en su mente solo por un momento, dejándole sentir su amor antes de volver rápidamente a su trabajo. Fen se deslizo a través de la distancia que los separaba hasta que estuvo al lado de Zev.

—Los otros tendrán que usar sus espadas para cortar sus cabezas. No voy a cortarles con mi cuchillo.

Zev le sonrió. —Qué gallina. Todo este tiempo pensé que tú eras tan duro que llevabas un cuchillo sobrante en los dientes solo para cortar las cabezas.—Señaló a la manada de delante otra vez.

—Confío en que tienes un plan para entrar en esa cueva, —dijo Fen.

—No exactamente. Pensé que permitiríamos que vinieran a nosotros.

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Fen elevó su ceja.

—Ese dragón azul allí arriba propuso una idea y me la envió a través de Branislava. Pensó que quizá sería divertido llenar la cueva de insectos. De la clase que muerden. Si has puesto tu ojo en ella, Fen, quizá lo reconsideres. Ella es inteligente y tiene insolencia. Tú eres lo suficiente viejo para saber permanecer lejos de esa clase de mujer.

—No es un mal plan, —acordó Fen. Su señora tenía insolencia. Podrías haber compartido tu plan conmigo.

Tuve que dar a Bronnie algo real para distraerle. Es demasiado listo para otra cosa. En cualquier caso, no te quiero cargando ahí adentro. Tú y Dimitri parecéis meteros en líos cada vez que yo me doy la vuelta. Estoy en tu mente, hombre lobo. Tú planeas dirigir la carga, ¿no?

Compartió su diversión con ella. Soy más rápido.

Has estado luchando las batallas de otras personas demasiado tiempo, Fen, y no puedes parar. Usas tu cuerpo como un escudo para otros, y Dimitri es justo como tú.

Un tanto así era verdad. Dimitri era más similar a él de lo que él quería que su hermano fuera. Dimitri era intrépido en un combate. Fen antes le tendría a él que a cualquier otro a su espalda.

Zev señaló su manada para adelantarse en el lugar. Él asintió a Fen.

Estamos listos por aquí. ¿Quieres hacer los honores, mi señora? ¿O debo hacerlo yo? Él molestó, ya sabiendo su respuesta.

Viví en una cueva mi vida entera, hombre lobo. Conozco los insectos. Y lo que yo no

sé lo puedo imaginar, Tatijana agregó con una risa pequeña.

El viento se movió sobre ellos, un suave, gentil toque que envió una onda a través de las hojas alrededor de ellos. Encima de ellos, las nubes cambiaron de forma mientras flotaban perezosamente a través del cielo oscuro. Una bofetada sonó de repente dentro de la cueva, irrumpiendo en el silencio de la noche, un grito amortiguado, rápidamente silenciado, fue oído.

De repente en la entrada, hombres en varias etapas de cambio empezaron a salir de la cueva, casi cayendo unos sobre otros, palmeando su ropa y su piel. Dos tropezaron y cayeron, creando caos para los que todavía estaban dentro. Los dos hombres lobo fueron pisoteados mientras los de dentro, desesperados por salir, simplemente corrían sobre ellos. Los enjambres de hormigas rojas cubrían sus cuerpos así que parecía como si sus ropas y piel estuvieran vivas y moviéndose.

Esa mujer es de terror, observó Zev, apenas capaz de contener la risa. También podemos regresar a casa y dejar esto en sus manos.

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Fen no podía dejar de encontrar la situación divertida. Su mujer tenía una imaginación de miedo, había enviando enjambres de hormigas de fuego sobre los hombres lobo. Asegúrate que ninguno de nosotros sea mordido, la advirtió.

No seas tan bebé. Ella dio una pequeña inhalación de desdén, pero él sintió su risa. Ella tenía un sentido del humor un poco desagradable.

Creo en la venganza, advirtió él, aunque su amenaza era vacía y ambos lo sabían.

Tatijana se rió suavemente y él sintió sus dedos rozando por el lado de su cara.

Los llevé fuera de allí, ahora es tu turno. Y comprueba a tu hermano, después. Algo no está bien.

¿Qué significa eso?

Si lo supiera no te habría dicho que lo comprobaras. Otra vez hubo esa risa suave.

Fen sacudió la cabeza, pero localizó a su hermano. Dimitri parecía estar como el resto de ellos, esperando por la señal de Zev para moverse sobre los hombres lobo. Él tocó la mente de Dimitri, sólo para asegurarse. Dimitri bloqueó una fusión con él, sacudiéndole, pero giró la cabeza hacia Fen y le dio un pulgar-arriba.

Fen suspiró. No podía preocuparse por Dimitri en medio de una batalla con renegados. Fen contó a catorce hombres lobo saliendo de la cueva. Si el Sange rau

rompía la amplia manada en unidades más pequeñas, sus números estaban definitivamente agotándose. Las unidades antes habían sido mucho más grandes, veinticinco o treinta.

Zev hizo la señal de que los cazadores se adelantaran. Habían formado un semicírculo ancho alrededor de la entrada y fueron hacia los hombres lobo, saltando fuera de la maleza para atacar. Fen se movió rápido, usando las estacas de plata tan rápidamente como era posible, queriendo por medio de ello conseguir sobreponerse. Sintió una masacre, los gritos y la sangre y el olor a muerte.

Él había tenido una eternidad de cazar y destruir a aquellos que se alimentaban de otros. Él sabía que era lo único que podían hacer, pero todavía era difícil a veces. Los renegados fueron tomados por sorpresa y solo un puñado logró defenderse. Los cazadores de élite usaban espadas de plata para desprender las cabezas antes de que los cuerpos fueran reunidos y quemados. El olor a piel y carne quemados le hicieron sentir enfermo.

Tatijana, ¿encontraste algún rastro de Abel o Bardolf? preguntó para distraerse.

Bueno... ella vaciló, claramente insegura. Cuando volaba alrededor de la montaña de niebla, sentí un repentino temblor, una percepción de peligro. Estuvo ahí sólo por un momento, pero se me ocurrió que era uno de ellos, o ambos, podían estar en un agujero allí

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arriba. La montaña está encima de donde el príncipe reside y es posible que alguien pueda espiarle desde allí arriba. Pero, Fen, Honestamente, no lo sé, fue solo un sentimiento raro y espeluznante.

—Zev, Tatijana aterrizará y me recogerá. Ella puede que haya encontrado la guarida del Sange rau. Querría tomar a Dimitri y verificarlo, —dijo Fen.

Zev miró arriba hacia ese cielo. Podía ver al dragón azul dando vueltas encima de ellos. —Nunca conseguiré usar esa vista. Son asombrosos esos Dragones. —Por un momento buscó el cielo, y Fen estaba bastante seguro que buscaba al dragón rojo llameante. Zev suspiró. —No puedo pararte, Fen, pero tú y yo sabemos, que incluso dos de vosotros tienen pocas probabilidades de matar a uno de ellos. Si están juntos...

—Dudo que estén juntos. Los vampiros no confían los unos en otros tanto. Solo no me parece como que ellos compartirían cuartos de descanso.

—Has conseguido los mejores instintos que yo jamás he visto para cazarlos, —dijo Zev, —y ciertamente sabes algo más que yo acerca de cómo luchar con uno. Claramente has tenido más experiencia, solo no consigas que te maten.

Fen asintió. —Buena suerte cazando a las otras manadas. Me uniré a ti si nada viene de esto.

Dimitri, deja ir la caza. He tenido bastante de estos renegados y sus maestros invadiendo nuestra patria.

Estoy justo esperándote.

Cambia a un dragón y subiré contigo. Una vez fuera de la vista, puedo parar esta pretensión. Tenemos que encontrarles, Dimitri. Tengo una sensación de urgencia creciendo en mí. Puedo sentir una verdadera batalla llegando.

Dimitri avanzó a un pequeño claro y cambió sin preámbulos, cambiando a la forma de un dragón, cortésmente extendiéndole el ala a su hermano. Fen subió a la espalda del dragón, sentándose antes de dar el visto bueno. Dimitri nunca fue llamativo. Su dragón era marrón, pero las púas eran muy afiladas. Al lado de los dragones rojo y azul, él se veía deslustrado y podía ser dejado pasar fácilmente.

Fen sabía que esa era la forma de ser de Dimitri. Era casi siempre callado, raramente dando importancia a su opinión, pero era letal y su dragón lo sería también.

Dime lo que pasa contigo, Dimitri.

El dragón de Dimitri permaneció cerca de Tatijana mientras pasaban volando sobre su camino por el cielo de la noche. Fen, el lobo está presente. Es fuerte. Muy fuerte. Ha estado conmigo mucho tiempo ahora. Él habló bruscamente, sin ninguna advertencia, dejando caer la bomba en la mente de Fen.

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Fen dejó salir el aliento en una pequeña ráfaga. Había sabido todo el tiempo que su hermano estaba bien a su manera para llegar a ser lo que era. Aún así, la presencia del lobo era innegable.

Él te protegerá. Cuanto más trabajes con él, más rápido te fusionarás, Dimitri.

Mucho tiempo antes de que viniéramos aquí, ya lo había sentido emergiendo. Ahora, sin embargo, es diferente, como si estuviéramos llegando a ser uno. Todos esos años nosotros cazamos juntos. Tú dándome sangre. Yo usando parte de los Lycán como una fuente de alimento cuando cazábamos con una manada. Nunca me molestó. Nunca estuve asustado de los Lycán cazándome. Me imaginé que podía ir y conectar con tierra de la

manera que tú haces.

Pero ahora te das cuenta de que quizá no sea tan buena cosa. Fen se había dado cuenta de lo mismo tiempo atrás, pero había sospechado que era demasiado tarde para su hermano. Un macho que pasaba su vida matando y viviendo en la oscuridad era extremadamente susceptible para el tirón del Sange rau, él pensaba más que el Carpato al vampiro.

Allí está Skyler.

Allí estaba. Fen había luchado con ese mismo problema. ¿Tenía uno el derecho de exponer a su compañera de vida a tal cosa cuando no había datos del cruce Cárpatos/Lycán ? Más preguntas habían sido planteadas, la menor de una respuesta que él tenía. Había sido egoísta ceder ante las demandas de Tatijana. Había querido ser persuadido, y la había dejado seducirle en ello.

Por otro lado, Dimitri no sobreviviría sin Skyler. Ahora, más que nunca, la necesitaba.

Siento haberte metido en esto, Dimitri. Hace siglos, él no tenía un indicio de lo

que causaba el cambio, aunque aún entonces hubiera sospechado. Nunca debería haber ido a Dimitri, pero la lucha por permanecer honorable había llegado a ser casi imposible.

Entré en ello con los ojos abiertos. Tú explicaste incluso entonces que el peligro estaba en el intercambio de sangre. Tengo que hablar con Skyler acerca de esto, pero antes de hacerlo, tengo que resolver unas cosas.

No tomes su decisión por ella. Tatijana era firme en que tenía el derecho a hacer su propia elección, y yo tengo que creer que eso es verdad.

Skyler es joven.

Pero es poderosa. E inteligente. Tu instinto es protegerla, pero no la rebajes sólo a causa de su edad humana. Ella no es todavía Cárpato... Fen terminó.

Allí estaba el verdadero dilema. Fen no había incluso considerado el verdadero problema. Skyler no era Cárpato. Ella era humana. No había sido

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convertida. Si Dimitri la convertía con su sangre mezclada, ¿qué podía ocurrir? ¿Podría incluso convertirla? ¿Funcionaría? No tenían una respuesta a esa pregunta. Por lo que sabían, no había sido hecho.

Ahora lo ves.

Sin embargo, hay formas de evitar eso. ¿Gabriel o Francesca? Fen sugirió a sus

padres. Sabía incluso mientras hacía la sugerencia que no funcionaría. Si Gabriel ya insistía que Dimitri no pudiera reclamar a Skyler hasta que fuera mucho más vieja, nunca ayudaría a Dimitri a traer a su hija a un mundo desconocido e incierto. Bien, ninguno de ellos, pero alguien nos ayudará. Quizás Bronnie. Ella es Dragonseeker y sé que Skyler tiene sangre Dragonseeker en ella. ¿No es su padre de nacimiento Razvan?

Esa podría ser una posibilidad. Había un grano de esperanza en la voz de

Dimitri.

Siempre hay una solución, Dimitri. Cuando estás tan cerca del problema e implica a alguien en quien tienes interés...

Amas, corrigió Dimitri. La amo con todo en mí. Antes bien encontraría el amanecer antes de exponerla a algo peligroso.

Odio ser el que te lo diga: ella estaba expuesta al peligro mucho antes de saber que era tu compañera de vida. En el momento que Gabriel y Francesca la adoptaron, la metieron en nuestro mundo. Fen frunció el ceño. ¿Cómo lograste sostener la plata con el lobo ya en ti?

Me quemé la palma la primera vez que intenté usarla, así que solo cubrí mis manos. De esa manera Zev y los otros no sospecharían nada.

Ese era Dimitri. Listo. Sin alboroto.

Estamos acercándonos, advirtió Tatijana. ¿Quieren cambiar formas por si acaso? Estamos muy cerca de donde sentí la advertencia.

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Traducido por Kyra Corregido Por Nyx

Revisado Por Arhiel

en tocó la mente de Tatijana. Ella no lo sabía. No se dio cuenta. El dragón había volado alto entre las nubes brumosas que rodeaban la parte superior de la montaña. El miedo estaba ahí, un sentimiento de

repulsión, la necesidad de salir. Tatijana había pasado su vida en esta profunda montaña, en las cuevas de hielo de su padre, Xavier, el gran mago. Ella nunca había visto la parte exterior de la montaña, sólo el interior. Los hechizos del mago seguían intactos y trabajando para mantener a todas las especies fuera de los laboratorios de Xavier.

Él señalo hacia ella para que su dragón bajara a la tierra. Dimitri, tú sabes lo que es este lugar, ¿no? Las cuevas de hielo donde ella estuvo encerrada están por debajo.

Yo sabía eso, pero ¿cómo lo supiste tú?

En los viejos tiempos, Xavier era considerado un amigo de la gente de Cárpatos. Todos nosotros estudiamos con él. Fue así que nosotros comenzamos a tejer salvaguardas. Yo estudié con él durante años. Nadie tenía la menor idea de que él estaba conspirando contra nosotros, explicó Fen.

Yo estoy sólo un siglo atrás de ti. Estudié con él también, dijo Dimitri. Eso fue poco después de que él secuestró a Rhiannon de los Dragonseekers y mató a su compañero de vida. Por supuesto nosotros no sabíamos que Xavier había cometido tal traición por ese tiempo.

Dimitri se colocó junto a su dragón al lado de Tatijana y Fen saltó, aterrizando en cuclillas.

Yo no puedo imaginar a Abel eligiendo establecer una guarida en las cuevas de Xavier.

Qué hay de Bardolf. Aunque... ¿tú crees que Bardolf se habría visto afectado por la advertencia que emana de la niebla? Él no tendría idea de lo peligroso que todo ese laberinto de cuevas es en realidad.

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Dimitri cambió a su propia forma como lo hizo Tatijana. Fen se acercó a ella inmediatamente y le puso su brazo alrededor. Él se inclinó para rozar un beso en la parte superior de su cabeza.

—¿Tú sentiste eso? —ella preguntó.

—Tatijana, hay muchas posibilidades de que Bardolf podría haber elegido esas cuevas para refugiarse. Mira la montaña. Realmente míralas. Esas cuevas fueron tu cárcel por siglos. —Él la abrazó mientras él liberaba de golpe, su mente firmemente en la de ella.

Por un momento ella rechazó la idea, su mente tratando de protegerla de los recuerdos de la tortura y muerte de los muchos que ella había sido obligada a ver.

—Respira, sívamet, —él alentó. —Nosotros estamos aquí contigo. Xavier se ha ido de este mundo y no puede hacerte daño. Tú no tienes que ir con nosotros para comprobarlo. Tú puedes monitorearnos desde aquí.

Tatijana había escuchado los gritos de los moribundos, sentía el peso de los

muertos… tantos, Xavier nunca había discriminado entre las especies. Lo único que le importaba era la inmortalidad y el poder. Él se creía por encima de todas las otras especies y quería dominarlos. Él quería para sí los dones que cada uno tenía y no se detendría ante nada para conseguirlos.

Ella se había visto obligada a alimentar con su sangre a Xavier durante siglos. Cuando ella y Branislava crecieron demasiado fuertes e incluso manteniéndolas anémicas no ayudaba, Xavier las mantuvo encerradas en el hielo en forma de dragones. Ellas eran sus decoraciones en la pared del laboratorio, forzándolas a ver todos los crímenes atroces que cometió contra la humanidad, los Cárpatos y todas las otras especies. Ellas eran incapaces de detenerlo.

Él había poseído el cuerpo de su nieto y violado mujeres, fecundándolas en orden para que él encontrara nuevas fuentes de sangre Cárpato. Si el niño era considerado inadecuado, como en el caso de Skyler, los entregaba a una vida de miseria, o simplemente los abandonaba. Él mantuvo prisionero a su nieto también, torturándolo con vil cosas, Xavier usó su cuerpo.

Tatijana podía oír su propio grito silencioso y abruptamente se detenía, consciente de que su angustia podía atraer a Branislava hacia ella. Ella tenía que hacerse con el control. Fen tenía razón. Ella estaba a salvo, pero él y Dimitri podrían no estarlo si ellos entraban en esas cuevas. Xavier podría haberse ido, pero sus trampas y hechizos malignos quedaban atrás. Ella conocía cada hechizo de magia jamás concebido por él, como lo hacía Branislava, así como que la mayoría de las trampas estaban en lugares visibles donde ella los había llevado a cabo, pero Fen y Dimitri no lo sabrían.

Ella levantó su barbilla. —Voy a ir.

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Fen deslizó su mano por su brazo hasta que sus dedos se enredaron con los de ella. —Tal vez tú podrías volar con tu dragón para nosotros y mantener la guardia, solo mientras nosotros exploramos las cuevas en busca de signos de Bardolf. Si él no está allí, no hay necesidad de que cualquiera de nosotros entremos en lo que fue el dominio de Xavier.

Ella no sabía si estaba siendo cobarde, pero, aliviada, ella tomó ese camino. —Eso tiene sentido. Pero, si tú crees que él puede haber entrado, dame tu palabra de que me llamaras de inmediato. No puede haber falsedad entre compañeros. Yo necesito enfrentar esto contigo, si Bardolf no se ha ido. Contigo y Dimitri, yo sé que puedo. Si tú me dejas fuera y le pasa algo a alguno de los dos, yo podría sentir por siempre lo que hice a través de mi cobardía.

—Tú tienes mi palabra, mi señora. Al momento que yo sospeche, tú lo sabrás.

Ella puso sus brazos alrededor de su cuello y se inclinó hacia él, necesitando sentir cuan solido y fuerte él era. —Sé que ustedes dos están preocupados por lo que el cambio en su sangre puede hacerle a una mujer y sus hijos en el futuro, pero en este momento, estoy agradecida de que los dos tengan la sangre mezclada. Y Dimitri —ella se giro en los brazos de Fen para mirar directamente a los ojos de Dimitri —Te garantizo que Skyler se sentiría de la misma manera.

Dimitri asintió. —Estoy seguro de ello. Vamos a hacer esto, Fen.

Su forma brilló y él siguió hacia el cielo rayando por la niebla que velaba la parte superior de la montaña.

Fen suspiró. —Ten cuidado, Tatijana. No creo que porque tú estés en forma de dragón estés a salvo de él. Si Bardolf está aquí y él se da cuenta de que tú estás ahí dando vueltas, buscando su camino, él podría atacarte.

—Tú realiza tu trabajo, yo haré el mío. Créeme, incluso fuera de la montaña de Xavier tendrá algunas trampas, —ella advirtió. —Trata de no provocar ninguna de ellas.

Él se inclinó y la besó en los labios hasta aumentar, cambiando mientras él se retiraba.

Él siguió a su hermano a la montaña empinada, nevada y en el velo de niebla. Las montañas parecían pacíficas, anilladas como ellos estaban con el remolino, de niebla densa, pero los picos superiores eran inhóspitos. Muy poca vida vegetal lograba crecer en medio de las rocas y piedras, sólo unas escuálidas flores y hierbas. Por encima de las rocas era el propio glaciar.

Los lugareños sabían evitar los picos, y los pocos viajeros que ignoraban las advertencias de la montaña a menudo eran víctimas de la caída de rocas o

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avalanchas. La montaña se estremecía y rugía continuamente cuando alguien pisaba esos picos superiores ocultos en el blanco velo de niebla.

Fen sentía la energía oculta dentro del banco de niebla. Nunca había viento perturbando o volando lejos. El velo arremolinando actuaba como una clase de campo de fuerza que hacía que nadie se acerque a los incómodos picos. Las cosas se movían sutilmente en la densa niebla. Formas. Nada importante, pero Fen podía distinguir diversas amenazas. Voces se hacían eco de esas amenazas, advirtiendo a todos y manteniéndolos alejados.

Fen había visto estas cosas muchas veces en sus viajes. Xavier había sido el padre de todas las guardias y esta era clásica. Era para cualquiera de las especies que exploraban la montaña. La primera capa simplemente haría que cualquiera que venga cerca se inquiete. La mayoría se volvía allí. Si eso no tenía éxito y un explorador seguía acercándose, en realidad caminando por las entradas hacia el laberinto de cuevas, las voces comenzaban a ser oídas, advirtiendo, y si eso fallaba, podrían surgir las trampas.

—¿Algo? —él le preguntó Dimitri.

Sin poner un pie en la montaña, él flotaba a lo largo de su lado para estudiar el terreno para las pistas, para encontrar cualquier cosa que pudiera decirles que Bardolf había pasado por este camino.

—Tal vez. Esto es pequeño, pero él era un Lycán . Él tiene habilidades. Echa un vistazo por aquí. —Dimitri indicó una roca que estaba rota con otras apiladas a su alrededor. —Esta entrada fue cerrada por nuestro pueblo hace un corto tiempo, pero en el cierre de esta, el área próxima a ella se empujó hacia arriba. Mira allí donde esas pequeñas flores están creciendo.

Dimitri se acercó, casi en cuclillas mientras él miraba hacia abajo. Fen se movió a su lado para ver las flores luchando por crecer entre las grietas de las rocas esparcidas por todo el suelo. Él vio el pequeño signo revelador que Dimitri tenía. Una pequeña flor y una hoja habían sido aplastadas por algo pesado al pasar.

—Bastante delgada, —dijo Fen.

—Mucho, —coincidió Dimitri.

Ambos miraron a las rocas empujado arriba, que podrían haber sido utilizadas para formar una cueva.

—Él está ahí, —dijo Fen.

—Estoy seguro de eso, —coincidió Dimitri. —Vamos a ir a buscarlo.

Tatijana, nosotros pensamos que él se ha hecho una cueva aquí, a un lado de la entrada de la cueva de Xavier. Nosotros vamos a echar un vistazo.

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Me reuniré contigo.

Ella no lo dudó. Claramente había hecho su decisión, que ella podía enfrentarse a su prisión.

—Ella es una mujer fuerte, —dijo Dimitri.

—Ella es una Dragonseeker. Yo no espero menos de ella, —admitió Fen.

Él tomó el liderazgo, manteniendo sus pies tocando el monte, cuidando de no rozar una roca. Cuando ellos llegaron a la entrada de la cueva recientemente creada, él se movió hacia la niebla. En esa forma, él podía moverse a través del aire sin miedo de provocar cualquier trampa.

La entrada había sido ampliada artificialmente, pero no por mucho. Bardolf podría cambiar como cualquier Cárpatos podría, pero claramente él prefería su lobo o su forma humana. Él encontró una cueva y había cubierto la entrada solo lo suficiente para que si alguien llegaba a través del velo de la niebla, ellos no pudieran darse cuenta de su cueva. Las rocas esparcidas por el suelo ayudaban a camuflarla.

Fen se deslizó en la cueva. Estaba oscuro y más frío de lo que cualquier lobo quisiera. Él supo en el momento en que entró que Bardolf había estado allí. Su olor estaba por todas partes. El pequeño espacio olía a él.

Fen hizo todo el camino hasta el fondo de la cueva y era pequeña. Parecía sin salida. Eso no se sentía bien para Fen. Ningún Lycán que se respete podría alguna vez quedar atrapado y sin salida.

Él está aquí en alguna parte. Yo sé lo que él es. Fen lo sintió. Como si ellos estuvieran conectados. Tal vez por la sangre o las batallas, pero él lo sintió y Bardolf estaba cerca.

Él tiene que tener una ruta de escape, dijo Dimitri. Nosotros la encontraremos.

Los tres inspeccionaron cada centímetro de las paredes de la cueva y el techo. Fue Fen quien encontró la pequeña grieta incongruente que iba desde la mitad baja a través de la cueva hasta la atura de las rodillas. Él se volvió hacia ella dos veces, no dibujado por la propia grieta, pero por la sensación de eso.

Ya, está aquí. Pero este muro es el muro exterior de la cueva de Xavier, él advirtió.

Si él encontró las cuevas de Xavier, Dimitri dijo, él no va a ser capaz de resistir la exploración. Él es un lobo, y si él ve algún arma, él sin duda va a tratar de encontrar la manera de usarlas.

Él va a activar las trampas de allí si él no lo ha hecho ya, dijo Tatijana.

Fen no tuvo más elección que cambiar lo suficiente como para permitir a su mano funcionar sobre la grieta. Sus agudos sentidos le dijeron que había una forma

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de activar la apertura, pero ¿cómo? Él movió su mano lentamente hacia arriba y hacia abajo. Esto tendría que ser rápido, sin ninguna protección, para que nadie fuera a este lado. Bardolf podría querer ir y venir sin problemas.

Tatijana se inclinó sobre él y estudió la entrada. Esto abre al tono de su voz. ¿Tú puedes recrear el sonido? Tú lo has oído hablar tanto. Sólo dí "abre", pero sólo si tú puedes conseguir su afinación exacta.

Eres bueno en el tono, Fen, Dimitri lo animó. Y tú lo conociste antes de volverse lobo/vampiro.

Fen tiró del recuerdo de voz de Bardolf, escuchó atentamente y luego intentó. —Abre.

La grieta obedeció, separándose sin un sonido. Por supuesto Bardolf podría necesitar que su puerta de escape fuera completamente silenciosa. Aire helado soplaba en la cueva, inundándolos con un amargo frío. Fen la atravesó primero. Ellos no necesitan la luz, todos ellos eran capaces de ver en la oscuridad, pero Bardolf había usado antorchas para iluminar el camino.

Ellos estaban en un pasaje en lugar de una cámara real. Era estrecho y curvado, y se dirigía una sola dirección ya que la entrada había sido cerrada. Fen se movió hacia abajo rápidamente, fluyendo como una corriente de vapor. Bardolf había comenzado su exploración de la cueva de Xavier. Las trampas que lo acechaban, las que él podría disparar para atrapar a los cazadores.

El suelo actual se había separado en varios lugares, haciendo imposible que alguien que no podía viajar como ellos pudieran proceder el camino.

El estrecho túnel dio paso a una cámara en la que inicialmente se había producido un gran agujero donde se podía descender a la ciudad de hielo de abajo. Las cámaras y las cuevas se extendían por kilómetros, y Xavier mantenía el dominio sobre toda la guarida subterránea. Un gran trozo de hielo se había empujado a través de ese agujero, haciendo imposible el descenso.

Bardolf fue por este camino, dijo Fen siguiendo el olor del lobo.

No había huellas reales, Bardolf era, como ellos, fluyo a través de él en forma de vapor, pero él no podía ocultar su olor después de tantos enfrentamientos entre ellos. Fen llevó a los demás a la pared del fondo donde un túnel de lava grande se levantaba desde abajo.

Él fue por allí.

Allí hay guardianes. Criaturas horribles, Tatijana advirtió. Él mutó murciélagos vampiros Ellos son más grandes y se alimentan de ciervos y otras víctimas. Les daba de comer seres humanos e incluso a los magos que lo habían disgustado. Ellos viven en las

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paredes de los túneles de lava y cualquiera que los moleste será atacado inmediatamente. A medida que desciendes ellos caerán encima de ti y empezarán a comerte vivo.

Genial. Fen miró el tubo. Estaba oscuro como la boca del lobo y él no podía ver nada, ni él realmente quería. ¿Cómo Bardolf bajo ileso?

Tal vez estén todos muertos, Dimitri sugirió. Escuche que cuando ellos dejaron estas cuevas trataron de quemarlos, ¿no es cierto, Tatijana?

De alguna forma alguna pareja lo logro a través de ese holocausto. Ellos han estado reproduciéndose de nuevo. Los siento. Cuando tú vives tan cerca de ese tipo de peligro, ya conoces la sensación de ello y tu cuerpo reacciona. El mío, ahora mismo, está temblando de miedo.

Fen vertió inmediatamente calor y fuerza en su mente. Él no se atrevió a asumir su cuerpo para abrazarla, pero puso sus brazos alrededor de ella telepáticamente y la dejó apoyarse en él por un momento. Cuando pudo sentir que ella se había estabilizado a sí misma, él se volvió hacia el tubo de lava.

Si iluminamos el túnel para ver a lo que nos enfrentábamos podríamos despertar las

criaturas, él decidió. Creo que Bardolf simplemente fluyó hacia abajo sin saber que ellos estaban allí. Él no disparo su frenesí o nosotros podríamos oler la sangre.

Él tomó otra cautelosa inhalación, sólo para estar seguro. Tatijana tenía razón. Él olía el hedor a carne podrida. Algo había sido desgarrado y estaban dándose un festín ahí abajo en ese agujero. Sin embargo, Bardolf había ido por ese camino.

Yo los dirigiré. Si yo caigo seguro, Tatijana, tú sigues a continuación. Yo puedo protegerte desde abajo y Dimitri puede protegerte desde arriba. No toques las paredes, incluso con una sola molécula. No sabemos lo suficiente sobre estas criaturas y el peligro que representan para nosotros.

Él envió una nueva ola de tranquilidad a Tatijana. Profundizar en este laberinto de cuevas de hielo tenía que ser su peor pesadilla. Fusionado como él estaba con ella, él sintió la absoluta determinación que anuló el miedo que bordeaba el terror.

Si es posible caer más enamorado de ti, mi señora, ya lo estoy.

Él no esperó una respuesta pero giró y corrió en el tubo de lava, cayendo hacia abajo, moviéndose lo suficientemente lento para no molestar al aire. Era horrible en el interior del tubo. Él uso la visión de su sangre mixta para tratar de ver lo que había dentro. Allí había panales en las paredes, agujeros redondos que se teñían de sangre, piel y algunas plumas. Él estaba seguro de que criaturas mutadas en murciélagos vivían en esos agujeros.

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Creo que estoy un poco más allá de la mitad del camino. Tatijana, comienza a recorrer, pero no cometas el error de ir rápido. Tú querrás evitar perturbar el aire, así como cualquier cosa que viva en estas paredes y sólo se quede ahí. Dimitri estará detrás de ti.

Ellos no tenían sus cuerpos para que las criaturas les saltaran encima, pero él no estaba tomando riesgos, no con su compañera o su hermano. Él continuó cayendo, luchando contra la necesidad de velocidad. Era necesario mantener el sentido del olfato muy agudo. Cuanto más abajo él iba, peor era ese olor. Él no estaba particularmente contento con ese aspecto hasta ahora, él no había descubierto una abertura en el tubo hacia suelo de la caverna. ¿Si la parte inferior estaba cerrada y las criaturas comían su presa dentro del tubo, dónde los dejaba eso? Él tendría que haber ido hasta el fondo antes de llamar a los otros.

Su visión superior fue lo que los salvó. El agujero en un lado en el que el tubo se había desmoronado tenía que ser la entrada a la cámara. Fluyó a través de él inmediatamente los sonidos de los crujidos del hielo podían ser escuchados. De vez en cuando había un enorme rugido como un gran pedazo disparado, impulsado desde la pared de hielo por la tremenda presión. El trozo chocó contra la pared opuesta y se dejó caer al piso de abajo.

A lo lejos, desde el lado opuesto de la cámara, cerca de una puerta, una antorcha había sido encendida y suave luz derramada en la cavernosa habitación, convirtiendo el hielo en un azul profundo. Eso era hermoso. Él se había olvidado de que la escuela de Xavier también fue un lugar de gran belleza, con esculturas de hielo, fuentes y fascinantes formaciones.

Tú estás llegando a la entrada ahora, Tatijana, él dijo, guiándola.

Él esperó hasta que su hermano siguió y luego él salió tras Bardolf. Él se movía mucho más rápido ahora que tenían cámaras reales lo suficientemente grandes así ellos no tenían que preocuparse por tocar las paredes o pisos. Él siguió el rastro de antorchas que Bardolf había tan convenientemente iluminado…

Convenientemente iluminado, Fen repitió para los otros. Él sabe que nosotros lo estamos siguiendo.

¿Cómo? Preguntó Tatijana. Nosotros no hemos cometido ningún error.

No, eso era cierto, pero ellos trataban con un Sange rau. Bardolf no podía sentir la energía de Dimitri o Fen, pero él podía sentir la de una Cárpatos. Tan sensible como una mezcla de sangre era, Bardolf había sentido la energía de Tatijana, tal vez incluso cuando ellos habían regresado y ella estaba en forma de dragón.

Yo. Te he puesto en peligro.

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Eso es lo que él piensa, Fen estuvo de acuerdo, pero tú eres nuestro as en la manga. Tú puedes despreciar el hecho de que estuviste aquí durante siglos, pero eso es lo que va a salvarnos a todos, Tatijana. Él no sabe nada de los hechizos de magos o de cualquiera, no sabe de los peligros de aquí, como tú lo haces. Nosotros no lo sabemos tampoco. Él vendrá a nosotros, pero eres tú quien va a acabar con él.

Fen podía sentir sus giros lo que él había dicho una y otra vez en su mente. Si ella quería volver, él tendría a Dimitri...

No. De ninguna manera estoy desertando. Su voz se volvió fuerte. Tú tienes razón. Yo conozco estas cuevas. Sé los hechizos. Bardolf era Lycán y nunca estudió en la escuela de Xavier. Yo puedo atraparlo incluso si él no activa una de las mayores trampas dejadas por Xavier.

Vamos a hacer esto entonces, dijo Dimitri en sus mentes.

Era el mantra de Dimitri, lograr que se haga por muy repulsiva que sea la tarea. Fen siguió, lo que permitió que sus sentidos se ensanchen para explorar todos los aspectos de la cámara mientras ellos se movían a través de esta, hacia la antorcha. Dimitri, él sabía, estaba haciendo lo mismo. Tatijana buscó algún tipo de truco oculto que el alto mago pudo haber dejado atrás.

Ellos llegaron través de la cámara a la entrada en sí. Fen estudió eso cuidadosamente antes que él fluyera a través. Él casi corrió directamente a las redes de las arañas de fuego. Los finos hilos brillaban con llamas. Ellos fueron tejidos apretados, capa sobre capa, por lo que él podría incluso en su forma actual tocar un filamento, si eso sucediese él no sería capaz de soltarse.

Él está usando arañas de fuego.

Fen sintió rechazo inmediato de Tatijana de su evaluación. Las Arañas de fuego nunca permitirían que ser utilizadas por Bardolf contra una Dragonseeker.

¿Cómo podrían ellos saber que los seguían? Dimitri preguntó con una pequeña sonrisa en su voz.

Los insectos en esta cueva lo saben todo. Ellos no son meros insectos. Cada especie se mutó en un cierto grado. Las arañas de fuego, de hecho la mayoría de las especies de arañas, eran nuestras aliadas.

Fen tenía que creerle. ¿Cómo consigue pasar Bardolf? Él estudió la brillante

telaraña. Bardolf los había llevado a las arañas de fuego con la esperanza de que ellos pudieran ser atrapados.

Él no pudo hacerlo, respondió Tatijana. Él no podría haber logrado superar esa red. Es demasiado grande y gruesa. Las arañas han estado aquí por años, haciendo crecer esa telaraña. No hay lágrimas en ella y ellas no podrían haber reparado un desgarro tan rápido. Él no fue a través de esta entrada.

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Lo huelo.

Entonces él fue a través de él, se detuvo y se volvió. Él tuvo algo de tiempo para explorar esta cueva. Esta no puede ser la primera vez que él ha estado en ella. Probablemente encontró su guarida la primera noche que estuvo aquí, ella insistió. Tengo razón en esto, Fen. La tengo. Si hay una cosa que sí sé, es sobre arañas de fuego.

Te creo. Nosotros tenemos que averiguar dónde fue él.

Había otras dos maneras de salir de la cueva, cada una llevaba a otra, caverna más grande. Un camino para caer más bajo, que lleva a otro nivel. El suelo de la última entrada se parecía incluso a la cámara que ellos estaban. Fen no estaba especialmente interesado en explorar el laberinto de cuevas debajo de ellos. Ellos fueron al menor, lo más probable era que se encontrarían en la guarida de Xavier.

En el momento en que él se acercó a la entrada de la siguiente cámara, las advertencias ondularon a través de él, pero él no podía ver ninguna trampa obvia, se sentía mal para él. Se acercó con cautela.

Tengo varias señales de advertencia sobre irse por todo el lugar, Fen, dijo Dimitri.

Yo también, agregó Tatijana. Tal vez deberíamos probar la puerta número tres en su lugar.

Fen esperó un momento, pensando en ello. Bardolf no tuvo mucho tiempo para prepararse para un ataque. Él tenía que haberse dado cuenta del dragón de Tatijana y había salido de su cueva a las cuevas de hielo para salvarse. La otra alternativa le habría dado aún menos tiempo para prepararse, si él sentía su energía mientras ella se había unido a los dos cazadores en la entrada de su cueva.

Espera un minuto. Él fue por este camino. Él está tratando de reunirnos de esa manera. No tuvo tiempo suficiente para establecer muchas trampas. Él está usando las que sabe que ya están aquí.

Fen no esperó a que los demás coincidieran; él sabía que Bardolf estaba cerca. Re-direccionar era una salida fácil si el Sange rau podría hacer que eso sucediera.

Bardolf no quería luchar contra ellos.

Él podría si él estuviera acorralado, pero si él podía escapar de ellos, esa podría ser su primera opción. Él estaba corriendo.

Él fluyó a través del arco de la puerta a la siguiente cámara, la catedral de la cámara del techo. Las paredes estaban cubiertas de bolas de hielo, grandes amorfas aferrándose a las hojas de hielo, buscando por todo el mundo como si alguien

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hubiera arrojado enormes palomitas en las paredes para decorar. Colgando del techo había enormes carámbanos25.

Buen Dios, Fen, Dimitri silbó. Esto es una masacre a punto de ocurrir.

Tatijana, no vengas a través de esta cámara todavía, advirtió Fen. Si él está utilizando su energía para seguirnos, no quiero que sepa que nosotros elegimos este camino. Déjame ver qué puedo encontrar antes que tú entres.

Pero, hermanita, Dimitri advirtió, no vayas a explorar. Permanece junto a la entrada para que podamos verte.

Ahora tengo a ustedes dos preocupados por mí. Estoy perfectamente bien aquí. Nos soy realmente tan frágil.

Ella se sentía frágil para Fen, pero él no era un hombre estúpido y no le dijo eso a ella. Él quería sacarla de allí y solo sostenerla apretada, pero aquí no había vuelta atrás. Él se mantuvo cerca de las paredes de la habitación, moviéndose lentamente para no perturbar el aire. Él igualó la temperatura de sus moléculas a la cámara de modo que ni siquiera eso pudiera delatarlo.

Él está aquí, él advirtió a Dimitri. En esta sala. Ocultándose. Tatijana, retrocede un poco más a la entrada. Si él te siente allí, él pensara que te retiras hacia la otra cámara.

Él tiene una gran cantidad de armas aquí, Dimitri recordó, pero nosotros también.

Tatijana se apartó de la puerta y se perdió de vista. Ambos se quedaron inmóviles, esperando. La paciencia era necesaria en la caza. Nadie se movió. El tiempo pasó. El agua goteaba y el chirrido continuo del hielo se convirtió en una música extraña. Más gotas corrían por la pared que miraba al oeste. Pequeñas como diminutas gotas de sudor. Apenas se notaban. Los dos cazadores se dieron

cuenta.

Las gotas rodaron hasta la mitad de la capa de hielo antes de que se congelaran allí. Aún así, los cazadores no mordieron el anzuelo. Ellos esperaron en silencio absoluto. Una vez más el tiempo pasó. El crujido del hielo dio paso a un atronador rugido de una cámara muy cerca mientras la presión empujaba un pedazo gigante del tamaño de una pared y lo arrojaba con fuerza en la habitación. El trozo cayó al suelo con un rotundo estruendo, moviendo varias cuevas colindantes.

Con la fuerza de las vibraciones, algunas de las bolas redondas que se aferran a las paredes cerca de Fen se soltaron y cayeron al suelo, rompiéndose y astillándose en pedazos como el cristal. Una risa suave se sumó a la música de los hielos.

25 NdeT: Un carámbano es un pedazo de hielo en forma de cono que se forma cuando el agua que gotea de un objeto se congela por efecto de la helada.

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Él cree que nosotros caímos por su astucia y nos fuimos a la siguiente cámara, dijo Fen. Él va a ser rápido, Dimitri, está luchando por su vida y un lobo acorralado es muy peligroso.

Su hermano sabía tanto de lobos como él lo hacía, pero aún así, estaba preocupado. Él no iba a dejar que mataran a Dimitri, y su hermano menor siempre era paciente sobre Fen dándole consejos. Él estaba tranquilo, a menudo moviendo su cabeza, pero nunca parecía ofendido.

Los dos cazadores se centraron en la esquina, por el techo donde se habían originado los goteos.

No te reveles a ti mismo a él, incluso si parece que lo he replanteado. Él no sabe que tú estás muy cerca y nosotros vamos a conseguir esa segunda oportunidad con él, Fen instruyó. Tatijana, si él se me escapa, ocultarte, no trates de enfrentarlo sola.

Nunca me plantearía enfrentarlo sola.

Ella tenía esa pequeña voz insolente que le dijo que ella podría estar tramando algo, pero él tenía que confiar en su palabra y ella sabía que pondría primero su seguridad.

El hielo en la esquina de la pared comenzó a ondear como si estuviera volviendo a la vida. Más agua goteaba y luego corrió por el lado de la pared de un pequeño arroyo. Bardolf no se molestó en mantener la temperatura de su cuerpo lo mismo que la cámara. Él prefería su comodidad, y las cuevas de hielo de no eran para los lobos.

Fen nunca había tratado de matar a un Sange rau sin su cuerpo. Él ni siquiera sabía si eso se podía hacer. A lo sumo, él podría ser capaz de forzar a Bardolf en otra forma, dándole Dimitri la oportunidad de matarlo. Sin embargo, él tenía previsto intentarlo. Comenzó a flotar hacia la esquina del techo, manteniendo sus movimientos lentos, así no había ninguna posibilidad de perturbar el aire.

Bardolf estaba satisfecho consigo mismo. Él continuó riendo en voz alta mientras se removía lentamente de su refugio. Se había rodeado de una espesa capa de hielo, mezclándolo perfectamente en la pared, por lo que era imposible de detectar. Él sólo no había sido capaz de obligarse a sí mismo a estar tan frío como lo que necesitaba para mantener que el hielo se derrita.

Fen recordado cuando él había llegado por primera vez a la manada de Bardolf hacía mucho tiempo, cuando el Lycán había sido el alfa. Aún así a él le

gustaban sus comodidades. Su compañera le sirvió primero, le masajeaba los pies y la espalda a él sin importar lo cansada que ella estuviera o lo que ella hubiera hecho durante el día. A él le gustaba el fuego caliente esperando en su casa y si no estaba iluminada, había un infierno que pagar.

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El hielo en la esquina brillaba. Lentamente, Bardolf emergió. Él había elegido fluir a través de la cueva de hielo en forma de vapor, pero porque él necesitaba el calor, el vapor se levantó a su alrededor, dando a Fen el objetivo del cual engancharse. Cuando Bardolf avanzó, Fen atacó, cambiando en el último segundo posible, una estaca de plata en la mano. Él se hundió en el centro de la niebla, con la esperanza de golpear el corazón, pero a sabiendas de que sería casi imposible. Mientras él empujaba la estaca de plata en el vapor, se fundió toda pero fue el punto para la propagación rápida de la plata, recubriendo cada molécula.

Bardolf gritó de dolor mientras la plata invadió su cuerpo, abriéndose paso a través de él. Él se movió inmediatamente, con las manos agarrando la estaca para que no se fundiera, tratando de sacarla de su cuerpo, incluso mientras él se dirigía hacia los carámbanos por encima de sus cabezas para golpear a Fen.

Los carámbanos llovieron, misiles afilados que buscaban su objetivo, cientos de ellos, de modo que la cámara se llenó con los sonidos de grietas de hielo, que se liberaban del techo a toda velocidad hacia Fen. Él lanzó un escudo alrededor de su cuerpo, pero esa fracción de segundo que tardó en hacer lo correcto Bardolf disparó lejos de él, al otro lado de la habitación, corriendo hacia la puerta de arco donde él había llegado antes.

Dimitri esperaba en silencio absoluto, posicionándose justo delante de la puerta, la única forma de Bardolf para escapar. El Sange rau corrió directamente

hacia una estaca de plata, empalándose a sí mismo en ella. Bardolf había estado moviéndose rápido y con la enorme fuerza de Dimitri, la estaca llegó lejos, atravesando el corazón, pero no pasándolo.

Bardolf se arrancó lejos en el último momento, lo suficiente para mantener el interés de penetrar en su corazón. Maldiciendo, sangre brotaba de la herida goteando en el suelo de hielo, él uso ambas manos para tirar de la estaca de su cuerpo y golpear con fuerza en el hombro de Dimitri, para llevarlo de vuelta.

Fen cruzó la habitación mientras la lluvia de carámbanos le seguía, el calor buscaba zumbidos cerrados a él específicamente. Bardolf ya estaba huyendo,

corriendo por la puerta a la siguiente cámara. Él lanzó un grito de alarma, pero luego golpeó un bloque de hielo en la entrada, atrapando Fen y Dimitri en el otro lado.

Tatijana, sal de ahí. No te reveles a él.

Tatijana observó a Bardolf entrar por la puerta. Ella no estaba sola. Branislava había sentido su creciente angustia al entrar en las cuevas de hielo y ella había llegado, como ella siempre lo había hecho.

Arañas, arañas de hielo “firespun”, escucha mi llamada, hilen y junten. Creen una red del hilo más fino para proteger a sus hermanas de cualquier daño o temor.

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Miles de pequeñas arañas corrían por la pared, saliendo de las grietas y hendiduras, subiendo del suelo y del techo, tejiendo e hilando telas finas de seda de llamas de color rojo anaranjado. Había tantas de ellas, procedentes de todas las direcciones que la densidad y el tamaño total de la banda fue asombroso.

Ni Tatijana ni Branislava se movieron, quedando justo detrás de la protección de fuego, frente al Sange rau sin vacilar.

La sangre brotaba de su pecho, y él rugió con furia, el sonido reverberando a través de la cámara de hielo. Grandes grietas aparecieron en las paredes, crepitando y gimiendo. Bardolf cambió, su boca alargándose, haciendo espacio para los dientes. Sus ojos se volvieron rojos y piel surgió en torno a su parte superior del cuerpo y brazos. Grandes garras afiladas explotaron de las manos. Él se mantuvo de pie sobre dos patas mirando a las dos mujeres con odio y malevolencia.

—Bajen eso y les perdonaré sus vidas, —él negocio, su voz mayormente rugía. Saliva goteaba de su boca en largas cadenas.

Tatijana sonrió serenamente. —Nosotras somos Dragonseeker, y nos hemos enfrentado a un monstruo mucho peor que tú. Tú no vas a pasar.

Las dos mujeres levantaron sus manos y comenzaron a tejer un patrón en el aire.

Aire, Tierra, Fuego y Agua, escuchen mi llamada. Vean a sus hijas…

La fuerza de los elementos se unió, dando vueltas en una potencia apretando el tejido, enviando crepitante energía a través de la habitación. El aire mismo se volvió pesado con la intensidad de la combinación.

Aire invisible, busca lo que está cerrado. Tierra mantente abierta, desdoblándote. Fuego que quema, come lo que perjudica, agua que fluye, rompe y abre esa puerta.

Aire silbó mientras soplaba alrededor del bloque de hielo evitando que Fen y Dimitri siguieran a Bardolf en la cámara. La montaña retumbó, moviendo el bloque, aflojando los bordes mientras el viento azotaba continuamente el sello. Arañas corrieron girando sus hebras ardientes alrededor de todo el bloque de hielo para que el agua corriera en arroyos y así quitar el sello de la puerta.

Bardolf estaba furioso con ellas. Su sangre, manchada con la sangre de ácido del vampiro, cayó en grandes globos en el suelo, haciendo que las dos mujeres se mirarán con inquietud la una a la otra. La cueva era de dominio y la sangre de Xavier llamaría el mal a ella.

Bardolf puso sus grandes garras juntas y trozos de hielo cayeron en la gruesa red de fuego. En lugar de destruir la telaraña de fuego, los trozos se derritieron al caer a través de los hilos de seda brillante y saltando con llamas de fuego.

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Detrás de él, Bardolf podía ver la puerta derritiéndose. Él eligió el fuego en lugar de enfrentar los dos cazadores. Con su velocidad, se precipitó en la red, esperando romperla. La red lo envolvió, atrapándolo mientras que miles de arañas de fuego saltaron sobre su cuerpo, mordiendo y dándose festín con su carne. Las llamas corrieron a través de su piel, envolviéndolo mientras luchaba por salir de la densa red.

Detrás de él, la puerta se cayó por la combinación de los elementos y los dos hombres trabajaron en esta desde el otro lado. Fen y Dimitri se precipitaron en la habitación tan rápido que casi corrieron a la misma red incendiada. Ambos se detuvieron bruscamente, sorprendidos al ver a las dos mujeres de pie juntas, lado a lado, mientras que el Sange rau forcejeaba con problemas en la red de fuego. No lo mataría, pero sin duda lo haría más lento.

El piso ondulaba, el hielo empujando hacia arriba en lugares mientras la cueva se volvía inestable.

—Date prisa, Fen, —dijo Tatijana. —Nosotros no podemos quedarnos aquí. El mal viene por nosotros.

Ella levantó las manos en el aire, dando un paso más cerca de la red. Arañas, arañas, amigas nuestras, aseguren que sus llamas no hagan ningún daño a mi compañero y familia.

—Fen, ahora. —La desesperación quebró su voz.

Los sonidos amortiguados venían de debajo de ellos, un auge, como un latido, pulsando temor en todos ellos.

Al ver a Bardolf ser cubierto por miles de arañas, comido vivo y quemado, al mismo tiempo, dándoles una pausa, pero confiaba en Tatijana y él se obligó a dar un paso por la sala hacia la banda de fuego. Él agarró a Bardolf, atrapado en el fuego, esperando que las llamas lo quemaran, pero cuando él tocó la red, sólo sintió la seda pegajosa contra su piel.

Girando para que Bardolf lo mirara, él atravesó la estaca de plata con su puño derecho a través del corazón. Levantando su mano, cogió la espada que Dimitri lanzó hacia él y en un solo movimiento, cortó el cuello, de modo que la cabeza del Sange rau rodó por el suelo.

A la vez que las arañas de fuego saltaron a esa también, cubriendo la cabeza hasta que sólo quedó un mar de arañas moviéndose y las llamas de fuego y Bardolf fue tragado por debajo de ellas.

—Tenemos que irnos rápido, —dijo Tatijana.

Ella metió su brazo en la telaraña y Branislava hizo lo mismo. Apareció una estrecha abertura. Ambos movieron y fluyeron a través. Las mujeres cambiaron

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también y los cuatro se movieron a través de las cámaras lo más rápido posible hasta que llegaron al tubo de lava, su única salida.

Sea cual fuera el mal que habían despertado por debajo de ellos había despertado a las criaturas en el interior del tubo. Ellos podían oír el chirrido de murciélagos en alerta.

Nosotros no tenemos otra opción, dijo Fen.

Tatijana y Branislava se miraron una a la otra. Sus manos se levantaron simultáneamente consolidadas. Arañas, arañas de cristal de hielo, giren su red de luz más fuerte. Volteen y dancen, envuelvan y formen, eviten que estas criaturas nos hagan daño.

Arañas blancas diminutas pulularon por el tubo, hilando con seda cristalina, todo el camino hasta el cilindro en una banda continúa de luz. El interior del tubo comenzó a brillar mientras las arañas hilaban y bailaban, cada vez más salieron de las grietas a unirse en una pantalla de luz gloriosa impactante. Las criaturas no podían soportar la luz y se lamentaron, volviendo apresuradamente a sus guaridas.

Rápido, los efectos no duran mucho tiempo, pero Bronnie dice que no pueden ver cuando la luz es tan brillante. Tenemos que darnos prisa, Tatijana aconsejo.

Fen fue primero. Al levantarse, él vio los agujeros más oscuros donde las criaturas residían. Trozos de hueso, de piel y sangre oscura teñían las entradas y las paredes interiores de las guaridas. Él fluyó pasando, sabiendo que la velocidad importaba esta vez, sin sutilezas.

Tatijana seguía de cerca detrás de él y Branislava estaba en sus talones. Dimitri cerraba la marcha. En el momento en que estuvieron todos, Fen y su hermano volvieron a inclinarse sobre el tubo. Ya la luz se desvanecía y los murciélagos empezaron a trepar por el tubo en busca de su presa.

Fen y Dimitri juntos agitaron sus manos y murmuraron una orden firme.

—Vallan, corran. En el momento en que estén fuera, entren en el aire rápido y lejos de aquí, —espetó Fen.

Las mujeres no discutieron, ambas atravesaron el estrecho túnel de vuelta a la cueva de Bardolf y luego salieron al aire libre. Ellos saltaron hacia arriba, cambiando mientras lo hacían, los dos dragones se inclinaron y entonces, batieron las alas con fuerza, tirando de la niebla.

Fen y Dimitri las siguieron, casi pisándoles los talones. Detrás de ellos, el mundo voló en pedazos. El tubo de lava detonó, una violenta explosión sacudió toda la montaña. Las ondas de choque de la explosión los siguieron a través de las cuevas, haciendo un agujero justo al lado de la guarida elegida por Bardolf.

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Fen y Dimitri se lanzaron hacia el cielo, cambiando mientras lo hacían. La conmoción envió a ambos tambaleándose a través del aire y de la niebla, como si la montaña los tirará. Tatijana corrió hacia atrás, su dragón saltando debajo de Fen, mientras Branislava logró manejar a Dimitri en su dragón de fuego.

Estoy lista para un largo sueño en el suelo otra vez, dijo Branislava. Sus aventuras son muy emocionantes, pero demasiado de una buena cosa es agotador.

Fen tenía que estar de acuerdo con ella.

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Traducido por Kyra Corregido Por Arhiel Revisado Por Arhiel

en envolvió su brazo alrededor de Tatijana. Branislava estaba a salvo bajo tierra, bien alimentada y lista para dormir. La herida de Dimitri había sido atendida. Le habían dado sangre y él también estaba en el

rejuvenecimiento de la tierra. Tatijana y Fen caminaban por el bosque -su lugar favorito- y sólo respiraban el aire fresco. Sabía que ella había estado traumatizada por todo eso de entrar nuevamente en las cuevas de hielo y él no quería que se fuera a la tierra hasta que hubieran hablado de eso.

Él la guio hacia un lugar donde se habían desarrollado una serie de piscinas naturales. El sonido del agua era relajante y él sabía que el cielo de la noche podría ayudar a hacer que ella se sintiera menos claustrofóbica. Llevándola a un lugar de una gran belleza natural, con cascadas y piscinas, totalmente diferente de lo que había sido su prisión, esperaba aliviar la tensión de ella. Sabía que ella se sentía atraída por el sonido y la sensación del agua. Él quería convertir el resto de la noche en algo hermoso para borrar lo que habían pasado antes.

—Estuviste increíble, —él dijo, refiriéndose a ella. —Sé que estabas asustada.

—Cualquier persona tendría miedo, conociendo las trampas y las criaturas horribles encerradas en esa montaña, —dijo Tatijana, —pero más que nada, estaba asqueada. No podía creer lo nauseabunda que estaba. Mi estómago era un nudo y un par de veces el olor realmente casi me hizo vomitar. Me cerré a la mayoría de los recuerdos para poder sobrevivir.

—Siento mucho que nuestra lucha con Bardolf nos llevara a las cuevas de hielo, —él dijo tan suavemente como pudo. Apretando su brazo alrededor de sus hombros. —Sé que tengo un montón de aristas, Tatijana. Tú te mereces un hombre que sea tierno y siempre atento, pero sabes que te quiero por encima de todo y haré cualquier cosa para hacerte feliz. —Él lamentó no haber encontrado una manera de mantenerla fuera del laberinto del mal de Xavier. Había traído todos esos terribles recuerdos estrellándose sobre ella. Cuando Branislava fue a la tierra, permitió que la tierra sanadora mantuviera el trauma a raya. Tatijana abrazó la

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noche, necesitando la libertad del aire libre.

Tatijana frunció el ceño hacia él. Levantó una mano para trazar las líneas de su rostro. —¿Por qué crees que me gustaría cualquier otro? Tus palabras son lo suficientemente dulces cuando las necesito escuchar. Me siento rodeada por tu amor, envuelta en él y no necesito a nadie más. Decidí volver a la cueva contigo. Fue mi decisión, y apreció que tú entiendas que esa fue mi decisión. Más que nada, Fen, me enamoré de esa característica en ti. Me dejas ser yo.

La llevó profundo en el bosque, escuchando cada sonido. La quería a salvo y después de la caza de los hombres lobo, él estaba seguro de que ellos lo estarían. Branislava había encontrado la otra unidad de dieciséis y Zev y los demás los había aniquilado. Abel estaba perdiendo lentamente su ejército. Él sería mucho más cuidadoso para sacrificar sus peones hasta que tuviera un plan concreto para llevar a cabo su misión.

Cada vez más, Fen temía que Abel estuviera trabajando con alguien más—alguien de lejos. Sería raro que un maestro vampiro tomará órdenes de otro, y a pesar de ser el Sange rau que Abel era.

—¿A dónde vamos? —Preguntó Tatijana mientras él la elevaba sobre el tronco de un árbol caído cubierto de musgo. —Nunca he ido por este camino.

—Me alegro. Quería darte una sorpresa.

Ya el sonido de las cataratas estaba empezando a escucharse. Ella volvió la cabeza hacia ellas. —¿Una cascada? No tenía ni idea.

Él sintió la ligereza en su corazón levantando algunas de las sombras que aun presionaban sobre ella. —Una serie de cascadas. Ellas se dividen en piscinas naturales. Dos de las piscinas se alimentan de las aguas subterráneas por lo que están calientes. Las otras son muy frías.

—La temperatura poco importa para un Cárpato, —ella dijo.

Él le sonrió. —A menos que tu compañero te pueda sorprender y arrojarte en una piscina de agua fría antes de poder regularla.

—No te atreverías, —dijo ella, sus ojos esmeraldas comenzando a brillar.

—Probablemente no, —él tranquilizó, —pero nunca se sabe. Soy un hombre lobo, después de todo, y a ellos le gustan las travesuras.

El sonido de las cataratas se hizo más fuerte, el agua en cascada bajaba por la ladera de la montaña, cayendo varios metros sobre las piscinas formadas por debajo de la roca. Todo el tiempo que el agua había golpeado había suavizado las rocas y el fondo de las piscinas hasta que estuvieron pulidas y uniformes.

—Es extraño que no me di cuenta ese rasgo bromista de los Lycán, —dijo

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Tatijana. —Ellos se veían como un montón sombrío para mí. —Ella le envió una advertencia por debajo de sus pestañas, pero sus ojos no podía contener su regocijo.

Apartó las hojas de un helecho tan alto como él para que ella pudiera obtener su primer vistazo de las cascadas y las piscinas. Ellas estaban ocultas a la vista por un bosque de árboles maduros, cuyos troncos eran tan anchos y gruesos como un coche pequeño. Él observó su rostro mientras sostenía las hojas hacia atrás. Todo su rostro se iluminó. Su cabello realmente manchado de tonos más oscuros de rojo. Sus ojos esmeraldas se profundizaron con color hasta que casi eran del mismo que la piscina más profunda.

Tatijana dio un pequeño grito de asombro mientras se adelantaba. —Es tan hermoso, Fen. Verdaderamente hermoso. Tú no podrías haber encontrado un lugar que me gustara más.

Ella giró hacia su cuerpo, rodeando su cuello con sus delgados brazos y llevando su cabeza hacia la suya, apoyándose en él hasta que ella estaba presionada firmemente. —Te amo, Fenris Dalka. Todo acerca de ti, pero sobre todo que siempre pareces saber exactamente lo que necesito. Esto es perfecto.

Fen enmarcó su rostro con sus grandes manos. Ella lo miró con sus increíbles, ojos deslumbrantes y se dejó caer en las profundidades. Él quería vivir allí al lado de ella, con ella, ser uno con ella.

Sus dedos rozaron su boca, y luego, ligeros, trazaron sus labios. Él sintió una sacudida de choque pasar por su cuerpo directamente a su ingle. Mientras sus gentiles dedos en su cara eran el rayo golpeando a través de su cuerpo era todo lo contrario, un golpe duro y mezquino.

La intensidad de su amor por ella era aterrorizante. Maravilloso. Un milagro. Él nunca había imaginado que las emociones podían correr tan profundo. El amor y la lujuria eran una combinación potente, lo que aumentaba todos los sentidos e inflamaba cada terminación nerviosa.

Él era consciente de cada respiración que ella hacía. El sutil ascenso y la caída de sus pechos a través de su ropa. Él inhaló su fragancia, la naturaleza de la selva y limpia lluvia. Su mano se cerró sobre la gruesa seda de su pelo.

Fen presionó su boca cerca de su oído. —No quiero una sola prenda de ropa entre tú piel y la mía.

Sus largas pestañas barrieron abajo, ocultando su expresión, pero sus labios entreabiertos y su ropa desaparecieron, dejándola de pie delante de él completamente desnuda. Él tomó aliento. Su cuerpo era hermoso para él. Las curvas llenas, escondido-en su cintura, sus caderas quemaban y el pequeño dragón bajaba a la izquierda debajo de su cintura, sólo débilmente visibles. Ella tenía unas

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piernas bien formadas y pequeñas, los pies descalzos. Su cabello, usualmente mantenidos en una trenza, se desplomaron pasando su cintura como un derroche de seda fina.

Él se quitó su ropa, encontrando repentinamente el material demasiado estrecho para contener su duro cuerpo. Él inclinó su cabeza hacia la de ella y tomó posesión de la oh-tan-increíblemente-generosa boca. Suave. Fría contra el fuego de él. Todo lo que él podía querer estaba allí en sus brazos.

Su boca se movió debajo de él, dándole todo lo que él le pedía. Sus dedos se apretaron en su pelo, enterrando profundamente para anclarla a él, para mantenerla inmóvil. A pesar de la sangre que fluía con vehemencia en sus venas y su polla dura y gruesa y haciendo sus propias demandas, él era paciente, saboreando cada instante de tiempo con ella.

Él sintió sus labios temblar mientras él profundizaba el beso, explorando toda esa dulzura fría que era sólo suya. Su piel estaba ardiendo caliente, ella fresca y suave. El látigo del rayo quebró y rompió a través de su torrente sanguíneo, enviando llamas que lamian hacia su ingle. La carrera era toda acompasada.

Ella se entregó a él tan generosa como siempre, sirviéndose en su mente y corazón, su boca dándole todo lo que él anhelaba. Él probó pasión. Amor. Un mundo que él no sabía que existía abierto hasta el momento en que la había conocido, y esto, su boca, su beso, era su pasaporte allí. Su estómago se apretó, cada músculo endurecido, pero él lo quería lento y suave. Quería saborear cada momento, imprimir la sensación y el sabor de ella en él para siempre.

Él levantó su cabeza, presionando su frente contra la de ella. Sus pulmones ardían, ya sea por aire o simplemente el milagro de encontrarla después de siglos de soledad, después de creer que su mundo siempre sería uno de oscuridad, muerte y lucha continua.

—Tú me has salvado. Lo hiciste, Tatijana. No importa lo que pienses, tú salvaste mi alma. Todavía no puedo creer el milagro perfecto que eres o lo que he hecho para merecerte.

Ella pasó ambas manos de su vientre plano hasta su pecho, la boca siguiendo, besando cada músculo definido hasta que ella se estaba burlando de su pezón con su lengua. —Tal vez, el hombre lobo, me salvó a mí, —murmuró ella, lamiendo su pulso latía con fuerza.

Antes de que él pudiera responder, sus dientes se hundieron profundamente. Él echó la cabeza hacia atrás y gruñó en éxtasis. Sus manos suavizaron sus hombros, trazaron sus costillas, y cayeron abajo para encontrar la circunferencia de su pene creciente. Ella bailó con los dedos sobre su piel sensible, luego envolvió el puño con fuerza y deslizó la longitud de él desde la base hasta la cabeza en un

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agarre firme. Su otra mano bajó un poco más para encontrar su pesado saco. Ella rodó y acarició, apretando suavemente.

Las sensaciones que ella creó, entre sus manos y su boca, volvió su cerebro para absolutamente sensible. Truenos rugieron en sus oídos. La sangre latía a través de su cuerpo. Él se había propuesto darle una noche de placer, sólo para que ella diera vuelta la página. Ella lamió la pequeña herida en su pecho que sus dientes habían causado, con los ojos casi brillando mientras levantaba sus pestañas.

—Necesito más de ti, compañero, —ella dijo suavemente.

Si fuera posible, su polla se endureció aún más.

Ella tiró con suavidad, sin renunciar a su control sobre él. —Creo que será mejor que tú te vengas conmigo.

Él lo hizo. ¿Cómo podría no hacerlo? Ella llegó hasta la primera piscina donde las piedras eran lisas alrededor de esta y entraron en ella. El agua le llegaba

hasta la cintura.

—Siéntate aquí. —Ella le dio una palmadita en el borde de la roca que era más suave.

Él cumplió con su mandato, sentándose a la derecha en el borde. Su polla estaba muy dura contra su estómago, pero su saco colgaba hacia abajo hacia el agua humeante. De pie mucho menor que él, su cabeza estaba perfectamente alineada con su ingle.

—Esta noche era para ti, —él dijo, con la voz ronca y cruda.

Tatijana le dio la sonrisa de una sirena, lo que la hizo más caliente que nunca. —Exactamente. Quiero más de ti, y es tiempo que tome lo quiero. Desde nuestra noche en el campo, probándote en esa flor, he estado anhelando ese gusto exacto. Podría ser adicta.

Su boca se deslizó sobre él como un guante de seda. Todo su cuerpo se estremeció de placer. Él tenía calor, su piel, su sangre, su deseo. Su boca era de seda fresca, bien envuelta alrededor de él, atrayéndolo más profundamente en ella con cada movimiento que ella hacía. Ella no apartó sus ojos de él, para que él pudiera ver a su placer.

Fen ahuecó sus pechos, sus dedos encontraron sus pezones. Él los rodo y tiró de ellos, mirando el brilló venir en lo más profundo de sus ojos. Sus manos se movieron sobre su ingle, manos suaves, pero su toque lo volvieron salvaje.

Tatijana tenía mariposas en su estómago. Ella nunca había estado tan nerviosa, pero esta vez, ella quería darle a Fen tanto placer como él siempre le

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daba. Más, ella quería esto para sí misma. Ella quería tomar sus propias exigencias de él y saber que él encontraba todo tan agradable como ella lo hacía.

Miró a las características resistentes de Fen. Él era un hombre que había visto más en la vida de lo que él nunca debería tener. Allí estaba el sello de confianza, de dominación, un alfa que tomaba el control cuando era necesario. Él era hermoso para ella, totalmente masculino, su rostro sensual. Ella amaba sus ojos. Esos increíbles ojos, glaciares azules. Cuando él se concentraba en ella, no había nadie más en el mundo, y ella lo sabía. La hacía sentirse viva y vibrante y hermosa.

Ella amaba el control que tenía, volviéndolo salvaje, y ella sabía que él estaba casi loco de placer. Su boca y su lengua era objeto de caricias y tortura, sujetándolo a su alrededor, más apretado, instándole a profundizar, con las manos sobre sus pechos haciéndola igual de salvaje para él. Ella no sabía por qué era tan sensible ahí, pero cada tirón en sus pezones enviaba calor, recibiendo líquido entre sus piernas.

Fen agrupó pelo de Tatijana en su puño, gimiendo, su cuerpo hinchándose más. Él trató de mantener sus caderas, dándole el control, pero su lengua se burlaba en su punto más sensible bajo la cabeza de su pene y de pronto se echó hacia atrás y adelante. Fuego crepitaba en sus venas, estableciéndose en su ingle, rugiendo mientras crecía fuera de control. Ella utilizó el borde de los dientes, raspando suavemente, y luego su lengua bailaba de nuevo. Ella deslizó sus labios hacia arriba y abajo de su eje, sobre su apretado saco y la base misma de su polla y luego arremolinó su lengua alrededor de la cabeza.

Ella probó perlas de gotas escapándose casi continuamente, manteniéndolo tan desequilibrado que él sabía que se perdería. Ella le tomó más profundo, su boca apretándose alrededor de él, y él se hizo cargo, empujando dentro de ella, dándole lo que ella más deseaba. Ambas manos se apoderaron de su pelo, manteniéndola quieta, atrayéndola hacia él mientras empujaba hacia arriba. Ella se apoyó con una mano en su muslo y el otro acariciaba su saco, sujetándolo profundo.

Su cuerpo se tensó, el fuego rugiendo. Él podía sentir las llamas de sus pies hasta la parte superior de su cabeza. La sangre latía a través de él. Su pulso retumbaba en sus oídos. Ella aplastó su lengua, manteniendo la boca apretada mientras empujaba profundamente una y otra vez. Él sintió la explosión venir y no había forma de parar, no cuando se sentía como el cielo.

Nada lo preparó para la forma en que ella chupó, la constricción y la sensación de su boca sedosa sujetando a su alrededor. Él echó hacia atrás la cabeza y aulló como un lobo mientras él se derramaba en su garganta. Sus manos agarraron el pelo duro, pero ella no se apartó, sólo lamió suavemente su eje y la cabeza muy sensibles hasta que él sintió que lo amaba completamente.

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—Sip. Ese es sin duda el sabor que recuerdo, —dijo Tatijana. —Definitivamente adictivo.

Él no podía respirar. No estaba seguro de que jamás podría volver a respirar. Ella sonrió, una sonrisa de sirena y nadó lejos de él, con las nalgas desnudas intermitentes y blancas. Ella se dio la vuelta y se relajó flotando, sus pechos se alzaban hacia el cielo. La niebla había entrado, tan suave y ligera, que era apenas perceptible, o él habría estado preocupado y no lo había observado.

Ahora se hacía más gruesa, más densa, cayendo ligeramente en la piscina de vapor. Él la miró durante unos minutos, claramente disfrutando de la sensación del agua contra su piel.

Incluso en el calor de la piscina, Fen sabía que su piel se sentía fresca y acogedor contra la suya. Él se echó hacia atrás y dejó caer la niebla en su rostro, viendo las pequeñas gotas que caían como diamantes brillantes del cielo.

Él siempre asociaba a Tatijana con lluvia fresca, con la sensación de agua fría

sobre piel caliente. Había una sensación sensual que él no podía negar con la niebla cayendo suavemente sobre él. Nunca había conectado la lluvia o la niebla con sensualidad, ahora lo haría para siempre.

Tatijana envió disparando una pared de agua hacia él. Se metió debajo de ella usando la velocidad de su sangre mezclada e hizo una inmersión poco profunda en el agua. El calor después de la lluvia fresca fue impactante. Él le dio persecución, capturándola justo cerca del otro extremo, más cerca de la montaña, donde las gotas heladas de la cascada salpicaban sobre ellos silbando en el calor de la piscina.

De pie, él la atrajo hacia sí, capturando sus piernas para envolverlas alrededor de su cuerpo. La V entre sus piernas acurrucada sobre su polla ya dura. Su piel estaba fría, como él sospechaba, pero esa invitación dulce estaba más caliente que nunca. Ella entrelazó sus dedos detrás de su cuello y se inclinó para darle un beso.

—Gracias. Amo este lugar, Fen. Mi hermoso hombre lobo. Primero me escribes una canción, y luego me das esta maravillosa noche. —Ella echó la cabeza hacia atrás, permitiendo que la niebla callera sobre su cara. —Creo que va a llover. ¿No sería maravilloso?

Él se rió, disfrutando de lo feliz que ella era. —Tú sólo dirías eso, mi señora. La mayoría de las mujeres preferirían estar bajo techo cuando llueve.

—Ellas no saben lo bien que se siente en la piel. —Ella se inclinó para lamer las gotas de su cuello. —O lo bien que sabe la lluvia sobre la piel.

—Inclina tu espalda. Yo te sostengo, —él prometió. —Sólo lo suficiente que

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pueda hacerme una idea de ti.

Cuando ella obedeció, extendiendo los brazos en toda su longitud, el movimiento empujó su cuerpo contra el suyo. Ella se movió, un círculo sutil, frotándose contra él, por lo que su polla se sacudió con la demanda. Sus pechos se balanceaban incitantes y la seda de su cabello caía en ondas como una capa brillante. Detrás de ella, la cascada derramaba continuamente por la ladera, largas vetas cristalinas de agua corrían hacia las piscinas de abajo. El viento se movía entre los árboles, por lo que la parte superior se balanceaban como música. Vapor se levantó a su alrededor, creando más intimidad.

—Esto es música de lluvia, —confió Tatijana. —¿Nunca la has oído?

—No, —él admitió, acariciando su pecho. —Cuando llueva, la voy a escuchar, —él prometió.

La tentación de su pezón tenso fue demasiado para él. Ella era pelirroja y sus pezones eran más rosados que oscuros -y muy sensibles-. Cada vez que él

acariciaba con su lengua y alrededor de su pecho, él sintió la reacción de su cuerpo. Él usó sus dientes, pequeños pellizcos, antes de que él sacara su pezón en el calor de su boca y chupará con fuerza.

La niebla se volvió en una ligera lluvia, las gotas se sentían frías contra el calor de su cuerpo. Frescas, como Tatijana. Su boca estaba ardiendo. Su piel. Su polla. Su sangre, surgiendo, corriendo, inflamada en medio de esa tentación. Él no podía dejar desatendido el otro pecho y se tomó su tiempo rindiendo homenaje a su piel suave hasta que ella gritaba su nombre, acunando su cabeza y arqueándose contra él.

Su cuerpo se retorció contra él, cada delicioso movimiento deslizándose sobre el eje, frotando y burlándose, inflamándolo más. Él todavía tenía problemas para creer que esa hermosa mujer lo había elegido, y cada vez que él llegaba a ella, se entregaba una y otra vez con tanta generosidad. Él tocó su mente con frecuencia, y siempre estaba tan ansiosa de explorar su cuerpo mientras él estaba explorando el suyo.

Él besó su camino hasta su pecho, sobre la cremosa inclinación, sus dientes mordiendo el camino, sólo para sentir el líquido caliente de su cuerpo respondiendo contra su eje. Usando su lengua, él relajó cada picadura y luego encontró su pulso latiendo con fuerza. El ritmo frenético atrayéndolo y llamándolo seductoramente. Él sintió el tirón de su sangre más profundamente sintiendo la necesidad de su cuerpo. El sabor de su explosión a través de su boca incluso antes de que él realmente hundiera sus dientes profundamente.

Tatijana gritó, dulce música para sus oídos, mientras él bebía de ella, tomando su esencia en su propio cuerpo. La lluvia cayó sobre los dos—pequeñas

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gotas, suaves enfriamiento el calor de su piel, haciendo que su núcleo quemara más caliente que nunca. Ella acunó su cabeza hacia ella, sosteniéndolo cerca, su cuerpo se retorcía contra él. Dos veces ella levantó sus caderas, tratando de empalarse a sí misma en él, pero él la sujetó firmemente en su lugar, aprovechando la necesidad, construyéndose en ella.

—Fen. ¿Qué estás haciendo?

Ella jadeó su nombre. Cantado una y otra vez. Agregándolo a la música. Él estaba comenzando a escuchar la canción de la lluvia a través de los latidos de su propia sangre. Las pequeñas gotitas dejándose caer en el agua. El silbido aleatorio de las gotitas de la cascada acompañando la caída más constante de la lluvia. Su respiración entrecortada. Su pulso tronaba en sus oídos como un tambor.

Él se tomó su tiempo, saboreando el sabor de ella y la respuesta de su cuerpo, hasta que él finalmente cerró la herida sobre su pecho.

Su respiración se hizo parte de la sinfonía. Las gotas golpeaban las hojas

produciendo un sonido diferente que cuando se caían en el suelo. Él lo oyó ahora, la música de la lluvia, la misma música que ella escuchó, y se convirtió en parte de la noche, una parte de ellos. Sus manos se deslizaron por su cuerpo para agarrar sus nalgas, levantándola para que la cabeza de su pene penetrara justo dentro de ella.

Los músculos tensos se cerraron alrededor de él, agarrando y apretando, tratando de arrastrarlo dentro de ella, desesperada por que él se moviera duro y profundo. Sus suspiros jadeantes y súplicas desesperadas agregadas a la melodía de la lluvia, esa canción perfecta. Él siempre amaría sus pequeños gritos suaves, la forma en que ella decía su nombre una y otra vez.

Muy lentamente él bajó su cuerpo sobre ella, enterrando su polla en su ardiente vaina femenina caliente, un contraste con la frescura de su piel exterior. Su cuerpo estaba tenso, a regañadientes dando paso a su invasión. Su aliento silbó en contra de su cuello, un largo suspiro de éxtasis puro.

—Por fin, —ella susurró, con los dedos bloqueados en la nuca de su cuello. —Siento que he esperado toda la vida para este momento.

—Claramente he sido negligente en la atención a tus necesidades, —él dijo, levantando sus caderas para que su cuerpo se montara al suyo.

Ella se movió en un círculo pequeño, seductor mientras ella montaba su polla hacia abajo, sus músculos tensos bloqueados sobre él para que la fricción enviara rayos de fuego corriendo de su base hasta su cabeza y hasta los dedos de sus pies.

Tatijana rió en voz baja, echando la cabeza hacia atrás para que la fina lluvia pudiera tocarle su cara. El pelo le caía en ondas largas y sus pechos sobresalían,

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balanceándose tentadoramente. Ella se veía tan hermosa, salvaje, y obviamente feliz. Él amaba eso de ella, la inhibición, mostrándole lo que sentía por él a cada momento.

—¿Escuchas la música ahora, Fen?, —preguntó ella, sus caderas cambiando a un ritmo más rápido.

Las gotas de lluvia se sentían como pequeñas lenguas contra su piel. La concentración en su rostro añadida a su belleza mientras ella lo montaba, sus músculos un puño de terciopelo ardiente envuelto firmemente alrededor de él. Sí, él la oyó. El tiro informal de las gotas en el agua. El golpeteo salvaje de su corazón en completa sincronización.

El crujido de los árboles y los pequeños sonidos que ella hizo lo llevaron completa y absolutamente loco de amor por ella.

Él apretó sus manos en sus caderas y se hizo cargo, levantándola, cogiendo el ritmo así él condujo duro y profundo mientras él la mantenía inmóvil. Él empujó

una y otra vez, creciendo dentro de ella, un pistón fuera de control, escuchando su respiración jadeante, sus pequeños gritos, viendo el brillo entre en sus ojos y el rubor fuera a su cuerpo. El golpe del agua se agregó al creciente choque mientras él los llevó a los dos hasta el borde, balanceándose allí, y luego ambos cayeron juntos en una erótica y larga caída libre.

Tatijana se derrumbó sobre él, con la cabeza en su hombro, luchando por respirar, presionando pequeños besos a lo largo de la clavícula y cuello.

Fen la llevó hasta el borde de la piscina antes de hundirse en su calor, manteniéndola en su regazo cuando él se sentó, estirando sus piernas, piedras detrás de él y su mujer un bulto blando en sus brazos. La suave lluvia cayó sobre los dos y Tatijana volvió su cara hacia un lado para que poderla sentir.

—Esta ha sido una noche tan hermosa, Fen. Un regalo. Gracias. Amo la forma en que me amas. Yo estaba… —ella se interrumpió, buscando la mejor manera de decirle. —Yo estaba teniendo problemas para cerrar la puerta de mi pasado. Acepté lo que me pasó. Uno tiene que aprender a aceptar una situación como la nuestra, pero se convierte un modo de vida. El terror de estar fuera al lado de la cueva era casi tan malo como estar dentro de ella.

Él se llevó su mano a su boca, besando sus nudillos y mordisqueando sus dedos. —Sin embargo, lo has hecho muy bien, Tatijana. Tú saliste a explorar por tú cuenta, aprendiendo cosas que tú quería aprender.

Ella asintió. —Pero evité a las personas. Yo los observé, pero todavía no quería ser parte de ninguna. No me estoy explicando muy bien. Pero yo quiero ser parte de nosotros. Tú y yo. Más que tú y yo. Nosotros tenemos una familia. Branislava, Dimitri. Razvan y Natalya. Sus compañeros. La joven Skyler. Mi

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sobrina Lara quien dirigió el rescate de nosotros. Tú has hecho esto por mí. Tú me has dado la capacidad de ir más allá de Bronnie y yo.

Él le acarició la parte superior de su cabeza con la barbilla. —Tú los amabas a todos antes de que yo llegara.

—Desde la distancia. Yo no quería ninguna interacción con ellos. Yo los evitaba, al igual que Bronnie está haciendo ahora. Nosotros dos nos retiramos bajo el suelo donde estábamos a salvo. Cuando no queríamos averiguar las reglas del nuevo mundo en el que vivíamos. Cuando nadie podía llegar a nosotras. Nosotras no teníamos ninguna medida de confianza. ¿Cómo podríamos? Fue nuestro propio padre quien nos torturo y nos mantuvo prisioneras. Tú me has hecho darme cuenta de lo honorable que un hombre puede ser.

—Me alegro de entonces, de ser yo, Tatijana. Para mí, eres un milagro completo.

—Eso es, justo así. Tú crees que soy el milagro, Fen, pero en realidad tú lo

eres. —Ella cogió su cara entre sus manos y lo besó con fuerza. —Te quiero con todo mi corazón. Tú, Fen. Eres mi compañero y que significas todo, significa que estamos unidos. Somos uno. Pero quiero que sepas, que Te amo, mi hombre lobo. Yo te seguiría a cualquier lugar.

Ella lo había seguido a él -en el laberinto del mal en el que su padre la había tenido cautiva. Ella había apoyado cada decisión, siguiéndole al peligro y luchando junto a él.

Él la besó de nuevo, saboreando el gusto de ella, una parte de él se preguntaba cómo había llegado ser tan afortunado. Su mundo había cambiado de un día para otro. —Te quiero más que a mi vida, Tatijana, —él murmuró. —Palabras inadecuadas, pero sinceras.

Tatijana apoyó la cabeza en su hombro y cerró sus ojos, su cuerpo relajándose contra el suyo. A veces, como ahora, con Fen, se sentía como si simplemente se fundiera en él. Suave. Calmo. Su dama.

—Fen. —Tatijana levantó su cabeza de su pecho para mirarle a sus ojos.

Él sentía el endurecimiento familiar de su intestino, el salto mortal extrañamente lento de su corazón el momento en que sus ojos se encontraron.

—¿Qué sigue? ¿Qué piensas hacer?

—Tengo que detener a Abel. Él está detrás de Mikhail. Él planea acabar con toda la especie. Todos nosotros estamos conectados a través del príncipe. No sé lo que Abel tiene para ganar matando a Mikhail, pero él está empeñado en ello.

—Tal vez él ha seguido adelante, —ella dijo plenamente esperanzada. —Él ha

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perdido la mayor parte de su manada y ahora a Bardolf. Tendría sentido para él correr.

Fen suspiró, sus dedos en la nuca de su cuello, masajeando suavemente. La tensión crepitando de nuevo cuando ella había estado flácida y relajada sólo momentos antes. —Yo no creo que él vaya a ninguna parte. Creo que su misión era matar a Mikhail, y por desgracia para él, me encontré con sus huellas, al igual que Zev. Él no se esperaba a ninguno de nosotros.

—¿De verdad crees que puedes matar a Abel? ¿Cuánto tiempo él ha sido un Sange rau? ¿No es cierto que sus capacidades crecen con el tiempo?

Él sintió la ansiedad en su mente, oyó la nota de preocupación que ella trató de evitar en su voz. —Lo he visto en acción, y creo que estamos bastante igualados. Así que, sí, creo que puedo matarlo. Puedo tomar un poco de suerte y sé que probablemente voy a necesitar tiempo de recuperación después, pero voy a hacer el trabajo.

Él no necesitó pretender confianza para ella, y en todo caso él dudaba que pudiera engañarla. Él estaba seguro. Él rozó otro beso en la parte superior de su cabeza aliviándola. —No importa si Abel se movió o no, yo tendría que darle caza. Es lo que hago. Es lo que soy. No puedo dejar que mate a quien le plazca. Él vive para eso. Las corridas. La sangre. Nadie está a salvo, ninguna especie. Él tiene que ser destruido.

—Lo sé. Pero ¿no se supone que Zev caza a los renegados?

Él no podía dejar de sonreír. —Abel no es cazador. Es mucho más que eso y tú lo sabes. La clave para matar a Abel es recordar cómo es, creo. Crecí con él. Lo conocí cuando era niño. Los recuerdos son vagos, pero poco a poco estoy tirando de ellos hacia arriba. Él era un buen hombre. Honorable. No tenía los defectos de carácter que uno asocia con los que optan por perder sus almas. No tengo ni idea de lo que lo haría elegir convertirse en lo mismo que él casó con tanto éxito por siglos. Me encontré con él una vez en un raro momento. Él era inquebrantable, incluso implacable al llevar sus funciones.

—¿Que aconsejas usualmente a alguien sobre el borde?, —preguntó Tatijana, la curiosidad en su mente. —Todos ustedes comienzan con honor.

—Creo que tiene que ver con el carácter. He conocido Cárpatos que anhelan poder. Quiénes disfrutaban asesinando. Recuerda, que nosotros somos depredadores. Nacemos para cazar. La oscuridad está en todos nosotros, pero al igual que todos, tenemos puntos fuertes y débiles de carácter. Hubo algunos cuyos caminos crucé que estaba seguro lo recorrerían en caso de no encontrar su compañera muy rápidamente. Abel no era uno de ellos.

—¿Podría él convertirse si él encontró a su compañera y ella murió de alguna

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manera?

Eso le dio una pausa. Siempre esta ese peligro. En medio del dolor, de la intensa tristeza cuando la otra mitad de su alma había sido arrancada, la locura podría sobrevenir. Tatijana podía tener éxito en algo, aunque no le gustaba la idea. Si Abel se había convertido en vampiro al perder a su compañera, y se sabía que eso haría mucho más difícil a Mikhail convencer al consejo Lycán que cualquier guardián que tenía una compañera estaría a salvo de convertirse en un Sange rau.

—Es posible. Eso es sin duda uno de los momentos más temidos por cualquier Cárpato. Los varones se refieren a ese momento como la esclavitud de la locura. Tú tienes la luz en ti, Tatijana, pero nosotros somos todo oscuridad hasta que nos proporcionen esa luz. Tú me has dado la vida, —él trató de explicar. Ella podría ser capaz de entender, porque ella tenía que haberse sentido desesperada en esos largos, años presa en las estériles cuevas de hielo.

—Los siglos continúan sin cesar. No hay nada más que la muerte. Después de un tiempo un cazador comienza a mirar hacia el asesinato porque no hay nada más por él. No hay belleza en el mundo. —Él miró a su alrededor. —Mira esto. Las caídas, las piscinas y el bosque. Los colores, tan vibrantes. Sin ti, no podía ver nada de esto. Yo ni siquiera lo conocía. Tú me proporcionaste eso. Yo no tenía la capacidad de sentir por los demás. Case. Maté. Me alimente. Esa era mi vida. Esa es la vida de un hombre Cárpatos. Tuve más suerte que la mayoría porque encontré a los Lycán. Durante mucho tiempo pude ver cómo ve un lobo, pero mientras mis habilidades como un... Guardián crecían, también lo hacía la oscuridad en mí. —Tatijana lo presionó aún más si era posible, manteniéndolo apretado en los brazos.

—¿Tú te puedes imaginar lo que sería para mí, después de haberme sido dado estos regalos increíbles, este milagro de una compañera que me permite ver tanta belleza en el mundo, de sentir con tanta intensidad, tanta emoción y luego arrancármelo? Una locura apretada, se hace cargo. La mayoría lo supera, pero no todos.

—Es realmente una elección, entonces, ¿el convertirse en vampiro?, —preguntó Tatijana.

—No he estado en esa situación, pero porque la decisión tiene que ser hecha, renunciar a tú alma o seguir a tu compañera, este decreto es una elección. Creo que, en un momento de locura, cualquier persona puede hacer una mala decisión.

—Qué triste. Qué trágico.

—Es ambas, —él estuvo de acuerdo. —Pero una vez que él es vampiro, entonces no hay opción para el cazador. Él debe destruir a los muertos vivientes, incluso si es el padre, el hermano o el mejor amigo de uno. Los vampiros son

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totalmente malos. Créeme, Tatijana a largo de los siglos, he tratado de llegar a uno o dos, y tirar de ellos.

Ella acarició su garganta. —Por supuesto que sí. Tú tenías un poco o nada de emociones, pero aún tenías que probar.

—Nosotros tenemos recuerdos. Eso es una cosa que no perdamos. Ese es el regalo que nos han dejado. Nuestros recuerdos son vívidos y muy vivos. Comienzan a desvanecerse con los siglos que pasan, pero nos mantienen cerca de nosotros. Dimitri y yo nos ayudamos uno al otro, manteniendo con vida en el otro los recuerdos importantes. Si no fuera por él, me habría encontrado con el alba hace un siglo. La fuerza del mal es tan fuerte en una sangre mixta. Creo que el depredador es fuerte en ambas especies, y cuando se juntan es mucho peor a medida que pasa el tiempo y desarrollamos los dones.

—Lo siento por Abel si él perdió a su compañera. No me puedo imaginar perderte. Pero Fen, si algo me pasa a mí, sigue. No quiero pensar que has perdido por mí y yo no puedo llegar a ti para salvarte.

Ella frunció el ceño hacia él y trató de no derretirse. Parecía una cosa ridícula que hacer por un cazador de los Cárpatos y peor para un Guardián. No debes fruncir el ceño a tú adorable compañera.

—Voy a hacer mi mejor esfuerzo para estar siempre honorable, mi señora, —él le aseguró.

—Estás preocupado por Dimitri, ¿no es así?

—No me preocupa que él puede regresar, —él dijo lentamente. —La conexión entre Skyler y Dimitri es muy fuerte. Intensa. Nunca he visto algo así, pero, dicho esto, él se pone en peligro más de lo que yo quisiera.

Ella se rió en voz baja. —En otras palabras, él es como tú. Te tiras en frente de la gente cuando hay peligro. ¿Es eso lo que quieres decir?

Él tiró de un mechón de su cabello. —Él lo tomó, incluso cuando le expliqué los peligros de lo que era para él. Él fue a la batalla conmigo una y otra y cuando nos dimos sangre para sobrevivir, él conocía los riesgos y aún así lo hizo de todos modos. —Él tomó su barbilla y la levantó, obligándola a mirarlo. —Como tú estás haciendo ahora.

—Y siempre, mi Guardián, tú tiene que saber que es mi elección. Así como es la elección de Dimitri. Ninguno de nosotros tiene control sobre lo que el otro hace, sólo podemos controlarnos a nosotros mismos. Dimitri es un hombre fuerte. Es uno de los mejores en cualquier batalla. Es conocido desde hace tiempo que él se está convirtiendo en lo que tú eres…

—Sin embargo él no me dijo hasta esta tarde.

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—Él es un hombre que se encarga de su propia vida, tal como tú lo haces, —dijo Tatijana. —Él puede ser tú hermano menor, pero él se encontró contigo muchos siglos atrás. Él tiene la necesidad de protegerte, al igual que tú lo proteges. Skyler volvió sus emociones y él lo siente profundamente. No puedes culparlo por ser un hombre.

Ella dijo la verdad y Fen lo sabía. Dimitri siempre sería su propio hombre. Él podría tomar sus propias decisiones. El destino le había dado a Dimitri las habilidades de un cazador y él era excelente en su trabajo.

—Amo que los dos estén muy cerca. No sé lo que haría sin Bronnie. Definitivamente nos necesitamos juntos en todos los siglos. Es bueno saber que tú entiendes el vínculo inquebrantable que tenemos.

Fen suspiró. El cielo se podía venir sobre sus cabezas a pesar de las nubes de lluvia que flotan cruzando. —Nosotros tenemos que ir a la tierra, mi señora.

—Lo sé. —Ella lo besó en la garganta. —Quería que esta noche no tuviera fin.

Sé que vas a cazar Abel en el próximo levantamiento. —Ella hizo una pausa para mirarlo. —¿No es así?

—Tiene que ser hecho. No puedo correr el riesgo de esperar. Él tiene un plan para matar a Mikhail y cree que puede hacerlo. Eso significa que el plan ya está en marcha. No puedo esperar a ponerlo en marcha y quizás consiga salirse con la suya. Si lo empujo, persiguiéndolo activamente, y él sabe que yo voy por él, así podría terminar con su juego.

Fen se levantó, llevándola con él, acunando en sus brazos, cerca de su pecho. No se molestó con la ropa, parecía que no había necesidad. Ambos podrían regular su temperatura corporal y ella amaba la sensación de la lluvia sobre su piel. Él estaba comenzando a amarlo también.

—Cuando esto se acabe, ¿vamos a quedarnos aquí? ¿Hacer nuestra casa cerca de los otros?

Ella se preguntaba si iban a estar cerca de su hermana. Una vez más trató de ocultar esa pequeña nota ansiosa de él, pero él sentía que sería imposible para él no reconocer cuando su dama estaba molesta.

Él inclinó la cabeza hacia abajo y fijó su boca a la de ella. Ella sabía a lluvia. Como miel silvestre. Como Tatijana. Ella siempre lo tenía con ganas de más.

—Yo nunca te llevare lejos de su hermana, sívamet, —él le aseguró cuando había besado a fondo. —Yo nunca haría nada que te haga infeliz.

Los ojos de Tatijana buscaron los suyos. Ella asintió con su cabeza y apretó su agarre en su cuello. —Volvamos a nuestro pequeño lugar en el bosque. Yo quiero acostarme cerca de ti por un tiempo antes de ir a dormir. Necesito que me abraces.

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—Siempre, —él dijo, y alzó el vuelo.

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Traducido Por Monica, Dayanna y Arhiel Corregido Por Arhiel Revisado Por Arhiel

atijana se despertó antes que Fen. Ella yacía entre sus brazos, la cabeza apoyada en su hombro, justo como estaba cuando finalmente habían cerrado la tierra sobre ellos. Habían hecho el amor dos veces más, y

sabía que parte de esa terrible hambre que había sentido era puro terror. El Sange Rau la había aterrorizado. Nada habría parado a Fen o Dimitri en realidad. Ambos habían jurado lealtad al príncipe de los Cárpatos. Ellos deberían defender a Mikhail Dubrinsky con sus vidas.

Onduló su mano para abrir la tierra. Estaba oscuro en el bosque, aunque todavía era bastante temprano en la tarde. Las ramas de los árboles oscilaban y bailaban con el viento. La lluvia había parado, pero nubes grises giraban en el cielo. Una tormenta se acercaba. Una grande. Presionó una mano sobre su corazón que latía salvajemente. No perdería a su compañero para toda la vida por este monstruo. Extrañamente, la pasada tarde, cuando ella recordó que era posible que Abel se hubiera convertido porque había perdido su compañera de vida, había

sentido compasión por él. Esa había sido su rebelión. Ella solo se preocupó de que Fen volviera a casa a salvo con ella.

Tomó una gran bocanada de aire fresco. La lluvia siempre dejaba tras de sí una fresca y limpia esencia. Ahora estaba mezclada con la relajante esencia del bosque – árboles y rica tierra. Organizó su sorpresa para él, las velas puestas en un círculo de protección alrededor de mantas suaves justo bajo el follaje así podrían mirar hacia arriba y ver la noche llegar a través de la belleza de los árboles. Fen no había visto mucha belleza los siglos pasados y estaba decidida a compensar el tiempo perdido. Ella se había levantado temprano solo con ese propósito.

Cuando estuvo lista, Tatijana lo transportó flotando desde su habitación a las mantas, asegurándose que su cuerpo estaba limpio y libre de tierra rejuvenecedora. Sabía que él estaba consciente, pero no la detuvo ni intentó tomar el control. Eso hizo que ella le amara aún más. Fen siempre le daba lo que ella más necesitaba. Justo ahora ella necesitaba sentir su fuerza y saber que ambos estaban vivos y bien.

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Se arrastró por encima de él, besando en su camino el muslo, su ingle, la erección que realmente ya estaba comenzando a ser gruesa y pesada, el vientre y el pecho con todos esos músculos hermosamente definidos. Ella trazó los músculos con su lengua, explorándole, grabándoselo en los huesos, en su mente, de manera que no hubiera un solo centímetro de su cuerpo que no conociera.

Las manos de él se enredaron en su pelo mientras ella se tomaba su tiempo explorándole. Él giró su cuerpo dejando que ella hiciera lo mismo con la parte de atrás y después con cada lado. Él nunca dijo una palabra, pero ella se sentía completamente rodeada por su amor. Nunca se había sentido tan próxima a nadie en toda su vida. Sabía que él le estaba diciendo silenciosamente que le pertenecía. Cualquier cosa que necesitara, cualquiera que fuera el hambre que tuviera, él la proveería.

Cuando ella le dio la vuelta tomó su cara entre las manos, su cuerpo tendido sobre el suyo, de manera que cada centímetro de ella se apretó contra él, lo besó largo y duro. Tomándose su tiempo. Diciéndole que le amaba con su boca, con sus manos.

Cuando levantó la cabeza, Fen le sonrió. Trazó su boca con la punta de sus dedos. —Mi turno, —dijo súbitamente y cogiéndola entre sus brazos y rodándola debajo de él.

No pudo evitar el pequeño estremecimiento que la atravesó. Él era tan fuerte, su cuerpo duro y en forma, que sin embargo nunca le haría daño. Fen repitió sus acciones, explorando cada centímetro de ella, pero ella estaba segura de que él sería mucho más concienzudo de lo que ella había sido, él la hizo retorcerse y maullar como un gatito, sus caderas girando en los momentos en los que él utilizó su lengua y sus dientes sobre sus terminaciones nerviosas más sensibles. No prestó atención, pero se tomó su tiempo, asegurándose de que no se perdía ni un solo punto.

Él la ayudó a ponerse sobre sus manos y rodillas, envolviendo su brazo en su cintura y tirando de su cuerpo hacia atrás mientras se arrodilla detrás de ella. Sus

manos masajearon sus nalgas, sus dedos resbalando dentro de ella para asegurarse de que estaba preparada para él.

La posición le permitía ir incluso más profundamente, tomándola más fuerte y rápido. Comenzó lento y suave, dando a su cuerpo tiempo para acostumbrarse a su invasión como siempre hacía. Su vaina siempre parecía renuente al principio, tan apretada que estrangulaba su polla, pero luego se abría para él como una flor delicada para permitirle una penetración más profunda.

Él parecía saber sin palabras lo que ella necesitaba y golpeaba en su interior, sin mostrar misericordia, tomándola rápidamente y duro y entonces se detenía

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justo antes de su liberación. Una y otra vez construía la tensión, extendiéndola a ambos, en una tortura retorcida de placer hasta que ella estuvo a punto de llorar. Todavía era implacable, despiadado.

Fen esperaba su súplica. El canto de su nombre. La música que siempre les acompañaba haciendo el amor. No se detuvo hasta que lo escuchó, surgiendo profundo, su polla hinchada gloriosamente, mientras ella le agarraba y le ordeñaba con su vagina. Oyó su propio grito ronco mezclado con el de ella como reacción después de que un chorro de semilla caliente la llenara. Las ondas fueron desde su centro hasta sus pechos y bajaron pos sus muslos, las réplicas tan fuertes casi como el propio orgasmo y él pudo sentirlas todas, al estar profundamente fusionado con su mente.

Fen se inclinó sobre ella, envolviendo sus brazos alrededor de su cintura y acariciando su espalda. —No hay mejor manera de despertar, mi señora, que contigo así.

Tatijana no dijo nada, pero sintió una pesada tristeza presionando sobre él.

Muy suavemente, a regañadientes, se retiró, tirando de ella sobre su regazo. Ella no lo miraba y él tuvo que agarrarle la barbilla y girarle cara hacia la suya. Había lágrimas en su cara. —No voy a morir. Sé que estás asustada, pero no voy a morir.

—Tengo una terrible sensación de miedo. —Trazó su dedo sobre la débil imagen del dragón sobre su ovario. —Algunas veces sé que algo malo va a ocurrir antes de que suceda. No sé qué, pero cuando me desperté, apenas podía respirar.

—No voy a morir, —repitió. —He luchado contra los vampiros durante siglos y he sufrido muchas heridas mortales. Muy bien podría volver a ocurrir en esta pelea con Abel, pero sobreviví sin mi compañera de vida. ¿Cuánto más fácil será para mí esta vez? Tú eres una dragonseeker. La madre tierra me ha aceptado como su hija. Tenemos a Gregori cerca, es un gran sanador, la joven Skyler, quien ambos sabemos que es excepcional. No temo esto. Y quiero que tú tampoco lo temas.

Fen limpió las lágrimas de su cara, entonces se inclinó para tomar una en su boca, probando su miedo.

Tatijana se arrodilló enfrente de él, tomando su cara entre ambas manos. —Eres todo para mí, y lo sabes, hombre-lobo. En caso de que fueras a la otra vida, te seguiría. Búscame solo unos minutos después. No voy a renunciar a ti.

—No habrá necesidad. A menos que veas mi cuerpo y sepas que estoy muerto, ni siquiera consideres tal cosa, —le advirtió. —He vuelto de heridas peores que las de Dimitri. El lobo en mí es fuerte y se regenera rápidamente.

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Tatijana se sentó sobre sus talones. —Como el Sange rau. Abel puede

regenerarse muy rápido ¿no? Como todo se acelera por la cantidad de tiempo que has sido un mestizo.

Fen no estaba sorprendido de que ella fuera consciente de que Abel estaba a años luz de Bardolf. —Es cierto. Pero la plata todavía puede matarlo. Solo tengo que averiguar donde estableció su guarida.

—Te desperté tan temprano para que tuvieras tiempo para prepararte, —admitió Tatijana. —Y que te alimentaras de una antigua Cárpatos, una con la línea pura. Te daré mi sangre, pero busca a Jacques Dubrinsky. Tienes que ser lo más fuerte posible.

Se puso de pie, vistiéndose a sí misma mientras lo hacía, pero dejó las velas encendidas. —Este es un círculo de protección. Tuve cuidado mientras lo preparaba y mientras estés en él, nada puede hacerte daño. Es más, si Dimitri y tú utilizáis este círculo para averiguar lo que Abel podría hacer y donde podría estar, nadie más puede oír accidentalmente palabras, pensamientos o telepatía.

Tan asustada como estaba por él, se había tomado el tiempo para hacerle un regalo. Se puso de pie también, vistiéndose a sí mismo, su pelo recogido con un cordón, botas y una capa larga listo para la guerra. Convocó a sus armas, gran cantidad de estacas de plata deslizándose en los lazos hechos para ellas, así como una larga espada. No se molestó con los guantes ya que no tenía intención de encontrarse con ninguno de los miembros de la manada. En cambio revistió las manos y los brazos con sellador como Dimitri hacía.

Mi hermano. Unámonos con un plan de batalla. Fen no perdió tiempo al despertar a su hermano.

Tatijana se acercó a él y le ofreció su cuello apartando hacia atrás la larga cabellera. Sus brazos alrededor de su cabeza, acercándolo a la calidez de su cuello y la garganta donde él la acarició.

—Toma lo que necesites, Fenris Dalka, y vuelve a casa con tu compañera.

—Tomaré esto como una orden, mi señora, —dijo.

Ella olía tan bien. Él acababa de tenerla, pero ese olor amaderado, miel fresca y lluvia le despertó otra vez. Él la envolvió en sus brazos y tomó su oferta sin dudarlo. Él ya era adicto a su gusto, y la sangre Dragonseeker sería valiosa en su búsqueda del enemigo. Por un momento, se perdió en el sensual, íntimo acto de tomar la sangre de su compañera, pero aún así, fue consciente del momento en que Dimitri se acercó.

Él cerró la pequeña herida de su cuello y la ayudó una vez más. Tatijana le sonrió, saludó a Dimitri y cambió, a un pequeño lobo para moverse a través del

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bosque hasta el borde de la aldea donde encontraría sustento.

Fen la envolvió en el calor, derramando su amor por ella en su mente por un momento, antes de tener que volver su atención a los negocios.

—Ella nos hizo un círculo de protección, —dijo Dimitri mientras entraba. Iba vestido muy similar a Fen, con sus armas ocultas aunque de fácil acceso.

—Ella está preocupada y quiere que estemos lo más seguros posibles. Vamos a tener que recordar en todo momento que tenemos más de un enemigo. Si la manada toma conciencia de los que somos, se volverá contra nosotros, —advirtió Fen.

Dimitri asintió. —Tenía esperanzas de evitarlos.

—Sabemos que Mikhail es el objetivo. Estoy casi seguro de que Abel ha venido hasta aquí en una misión para asesinar al príncipe. No puede ser personal, Mikhail es demasiado joven y dudo que Abel se cruzase nunca con él. Él no ganaría nada con la destrucción de toda una especie.

—¿Pero crees que alguien tiene algo que ganar?—preguntó Dimitri. —Lo mencionaste antes, pero ¿quién?

—No tengo la respuesta, y en este punto, tenemos que lidiar con una sola cosa cada vez. Recuerda que Abel es un hombre joven. Él está más cerca de mi edad que de la tuya, pero habría estado alrededor. Cualquier cosa puede ayudar.

Dimitri frunció el ceño, tratando de llamar a viejos recuerdos descoloridos. Él se encogió de hombros. —Lo único que recuerdo de él, aparte de que era un buen hombre que respondió a las preguntas cuando le pregunté acerca de varias armas, fue la única vez que me llevó hasta el lago para mostrarme cómo pelear en el agua.

Fen se dio la vuelta. —El lago. Estaba obsesionado con ese lago. Cuando alguien lo necesitaba en los viejos tiempos, lo iban a encontrar allí. Ahí es donde está, Dimitri. Se encuentra en una guarida en algún lugar cerca del lago.

—Hay una pequeña isla en el lago; en realidad está cerca de la orilla y él podría ser capaz de utilizarla —, sugirió Dimitri. —Sería raro para un vampiro hacer algo así. ¿No debería de tener un retiro, una salida? No hay mucho en esa pequeña isla, algunos árboles y unas pocas rocas.

—Digo que lo comprobemos, —dijo Fen. —Tendría guardaespaldas. No irá al suelo sin garantías, y fue un Cárpato durante siglos. Caerá de nuevo en lo que mejor sabe.

—Hagámoslo, —dijo Dimitri.

En el momento en el que ambos salieron del círculo, desapareció como si nunca hubiera existido. Antes de que pudiera moverse, un búho se posó en el árbol

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por encima de ellos. Se dispersaron, moviéndose rápidamente para que el búho estuviese en medio. Jacques Dubrinsky se movió, saltando para aterrizar en tierra cerca de Fen.

—Tatijana me envió a vosotros. Ella dijo que ibas a cazar a Sange rau y que necesitas sangre. Ella envió vuestro mensaje, que el príncipe debía ser vigilado y tenemos que protegerlo. ¿Has enviado un mensaje a los licántropos?—Mientras hablaba, usó sus dientes en su propia muñeca y extendió su brazo hacia Fen. —Me ofrezco libremente, —agregó, con el ritual entre los compañeros de batalla.

Fen tomó la muñeca que le ofrecía, ingiriendo una pequeña cantidad de sangre, asegurándose de que no sería suficiente para mantener a su hermano y aún no teniendo tanta, Jacques crecería débil.

Mientras Dimitri se alimentaba, Fen respondió. —No. Los licántropos nos perjudicarían en este punto. Protegerían mejor al príncipe contigo. Si Abel pasa de nosotros, dudo que vaya a dejar de tratar de ir después de Mikhail. Es mejor teneros a todos vosotros allí. Vamos a tener que luchar como guardianes, no como licántropos o Cárpatos, y no podemos preocuparnos mientras si nos observan o no.

Jacques asintió. —Eso tiene sentido.

Dimitri cerró cortésmente el desgarro en la muñeca de Jacques. —Buena suerte en este día.

—Buena caza—, contestó Jacques. Se agarró a los duros antebrazos de Dimitri e hizo lo mismo con Fen antes de moverse y tomar el aire.

Esperaron hasta que perdieron de vista a Jacques y luego, los dos hermanos pasaron a los búhos y tomaron el cielo en dirección contraria, en dirección al lago. El bosque era espeso, el follaje escondía la tierra debajo, pero en dos ocasiones, Fen sintió lobos por debajo de él. No animales, sino pequeños grupos de hombres lobo que se dirigían hacia la casa de Mikhail.

Podríamos estar equivocados, aventuró Dimitri. Podría estar haciendo un asalto supremo a la casa del príncipe.

Tiene que creer que el príncipe no se quedaría nunca solo en su casa. Descubrimos a los guardaespaldas que no pudieron contra Abel, dijo Fen con confianza. Él sabe que el príncipe no está allí. Quiere que todos pensemos que es lo que está haciendo.

Espero que estés en lo cierto, dijo Dimitri. Tengo esta sensación…

Una persona con una sensación era mala, pero con dos era peor. Fen creía en el instinto. Su instinto le decía que Abel había hecho su guarida en algún lugar cerca del lago. Él sería el envío de lo que quedaba de su ejército como una diversión, pero tendría otro plan en conjunto.

Tatijana tenía una sensación también. Vamos a tener que ser muy cuidadosos. Abel

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sabe que siendo realistas, somos los únicos que se interponen entre él y Mikhail, dijo Fen. Sus planes nos incluyen. Él querrá acabar con nosotros primero.

Él juega al ajedrez o al menos lo estudió. Coge a la reina del rey, su mejor defensa. En este caso, somos sus Reinas, especuló Dimitri. Ha dejado a los Alfiles, Torres y Caballeros.

Fen, en el cuerpo de la lechuza grande, voló fuera del bosque en el aire

abierto, volando sobre las praderas y granjas. Vio el pantano abajo ya a lo lejos, la montaña glaciar donde Bardolf había establecido una guarida. Dimitri, de la posición de Bardolf, puede ver tanto la casa de Mikhail como el lago.

Tienes que tener razón. Bardolf era su mirador. Lo usaba para obtener información. Bardolf le habría dicho si alguien se asomaba por el lago, afirmó Dimitri.

Las Cañas obstruían la orilla del lago en el lado oeste. La isla parecía desierta y tenía poco que ofrecer como refugio, pero Fen sabía que no debía correr riesgos. Había un banco de lodo a la izquierda de las cañas con un tobogán de aspecto sospechoso, como si un cuerpo pesado hubiese sido arrastrado desde las altas hierbas que crecen en la orilla, por el terraplén y empujado al lago.

El lago parecía bastante plácido, excepto por las pocas olas que el viento causaba. El agua estaba turbia, pero teñida de azul. Estaba alimentado por el glaciar y muy frío, si recordaba Fen correctamente.

¿La isla primero? Sugirió Fen. Vigilad mi espalda. Veamos qué tiene.

El búho rodeó la isla y luego se dejó caer rápidamente, garras extendidas, en el modo de caza, como si hubiera visto un ratón y fuera mensajera de la muerte. Varios metros de la roca más grande, el pájaro chocó contra un campo de fuerza invisible y rebotó hacia atrás. Graznando, con plumas flotando hacia el suelo, agitaba sus alas con dificultad para levantar el vuelo de nuevo.

Él está bien ahí abajo, dijo Fen. Y eso duele. Usó plata contra nosotros. Se las ha arreglado para que sea tan delgada que es imposible de ver.

Lo hicimos en la granja y de nuevo donde Mikhail, recordó Dimitri. Se robó la idea de nosotros. ¿Así que está en esta pequeña isla? ¿Dónde estará su guarida?

Fen estudió la isla desde todos los ángulos. Esto podría ser parte de su ruta de escape de alguna manera, aunque no puedo averiguar cómo.

O es simplemente una trampa o una distracción, sugirió Dimitri.

Dimitri, lo que si se es que está en el agua. Por debajo del agua. ¿Es eso posible? Estaba tan obsesionado con el lago y de aprender a luchar bajo el agua. La mayoría de los demás no le hizo caso, pensando que era un poco extraño. Después de todo, ¿qué vampiro elegiría el agua como un campo de batalla? Preguntó Fen, mientras miraba el gran albergue de castor construido cerca a los juncos.

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Dimitri estudió el lago. Una hermosa trampa. Que atraen a un vampiro. Podía matar a cualquiera pescador, o traer a sus animales cerca, tendría una gran cantidad de víctimas para elegir. Ellos simplemente desaparecerían bajo el agua y nadie se le ocurriría buscarlos.

Fen indico hacia la barrera. Un cuerpo podría haber sido arrastrado allí, pero ¿por qué? Él no tendría que hacerlo. A menos que ellos estuvieran vivos y quería el subidón de adrenalina cuando los matara.

Él podría torturar deliberadamente a sus víctimas sólo por diversión, añadió Dimitri. Ciertamente ese es el pasatiempo favorito de los vampiros.

Muy bien, vamos a tener que comprobar cómo funciona, dijo Fen. En el momento en que llegué a la plata, si él estaba cerca, probablemente ya sabe que no fue un búho. Es inteligente. Olvídate de la pretensión. Vamos hacia arriba directamente de caza.

Los hermanos cayeron a través del aire rápidamente, cambiando justo antes de tocar la orilla bordeada de césped. En el momento que sus botas tocaron un macizo de vegetación, ambos sintieron el desplazamiento de la tierra debajo de ellos. Sus botas se hundieron un par de centímetros, pero fue suficiente para dar a las sanguijuelas mutantes que estaban al acecho la oportunidad que necesitaban para trepar por las botas hacia sus piernas, mordiendo y chupando en un frenesí de alimentación.

Dimitri maldijo por lo bajo en la antigua Cárpatos. —Realmente detesto estas cosas. ¿Tenía que poner esos dientes gigantes en ellos?

Ambos hombres saltaron hacia atrás lejos de la orilla del lago y del enjambre sanguijuelas que cubrían la parte superior de los orificios de barro hechos por las botas en la hierba. Comenzaron a golpear a las criaturas fuera de ellos, matándolas y arrojando sus cuerpos en el enjambre.

—Yo no me preocuparía demasiado por los dientes gigantes, —Fen dijo: —Sino más bien por lo que están inyectando en el cuerpo. —Sintió la diferencia en su torrente sanguíneo casi con el primer mordisco. —¿Puedes realizar el seguimiento del virus? ¿El veneno? Ya está en el torrente sanguíneo. No puede llegar a tu corazón. Él ya estaba dando vueltas a las cadenas extranjeras que podía sentirse con energía blanca para evitar que se apoderaran de sus células.

Dimitri asintió. —Yo no lo tendría si no hubieras cogido. Es sutil. Que contiene. Trata de propagarse muy rápidamente.

—Él confiaba en que no nos percatáramos. —Dijo Fen. —¿Puedes sentir ese pequeño rastro de plata dentro de la cadena? Él nos envió una aguja de plata para perforar nuestro corazón. Hablando de sutileza.

—¿Funcionaría eso? —Preguntó Dimitri.

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Fen se encogió de hombros. —No lo sé, pero estaríamos en la agonía y probablemente a él gustaría que estuviéramos muertos.

—Sabíamos que tendría trampas.

Esta vez, cuando se acercaron a la orilla del agua, lo hicieron sin llegar a permitir que sus pies tocaran cualquier parte de la costa. Fen dio un pequeño suspiro. —Tengo una idea que podría funcionar. Voy a tratar eso.

Tatijana, te necesito.

Estoy aquí.

Visualiza tu dragón para mí. Debe ser exacta.

Ella no lo cuestiono, inmediatamente hizo lo que le pidió. Fen le envió un saludo telepático y se volvió hacia su hermano. —No hay nada que hacer, Dimitri, mira mi espalda.

Él no vaciló, más bien simplemente floto sobre la parte superior del agua a una distancia de la costa, vuelto al revés se dejó caer, hundiendo la cabeza y los hombros por debajo de la superficie del agua, cambiando mientras lo hacía. Él utilizó la cabeza de dragón de agua de Tatijana. Tendría mejor visión bajo el agua.

Se tomó un momento para ajustar la visión y luego volvió la cabeza, girando alrededor para poder ver lo más posible. Cerca de la isla, a lo largo de las cañas

que eran más gruesas, había una madriguera extraña bajo el agua construida de ramas y troncos de árboles caídos -Un refugio de castor- sin embargo, él dudaba que hubiera castores en el lago. Habían sido reintroducidos en algunas partes de Rumania, pero este no fue uno de ellos. La estructura era enorme, y parte de ella estaba por encima del agua, oculto por los juncos. Si fue construido como albergue del castor, tendría múltiples entradas y salidas.

¡Fen, sal de ahí ahora mismo! Dimitri advirtió.

Fen retrocedió derecho fuera de la agua, disparado hacia el aire, usando su velocidad sangre mezclada. Las mandíbulas que se conducían hacia él desde abajo se cerraron por un escaso cuarto de pulgada. Sintió el aliento caliente en la cara y olía a descomposición, carne podrida. El monstruoso cocodrilo cayó silenciosamente en el lago, pero no antes que Fen viera esos ojos, rodeado de rojo pero con pupilas negras sólidas que lo miraban malévolamente.

Creo que es seguro decir que nunca ha habido cocodrilos en el lago, Dijo Fen.

Él definitivamente te quería para la cena.

¿Cómo lo detectaste? Yo estaba buscando bajo el agua y no lo vi, preguntó Fen.

Él estaba justo debajo de la superficie, nadando hacia fuera en dirección de la isla. Podía ver las ondas en el agua y luego vi sus ojos.

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Fen regresó a la orilla, evitando acercarse a la orilla del agua. —Ha sido una carrera. Definitivamente era Abel. Él simplemente tomó la forma de un cocodrilo. Tiene una especie de foso debajo del agua y que está ligado a la isla. Está también parcialmente en las cañas.

—Él va a tener la ventaja en el agua, Fen. Deliberadamente se mostró para atraerte.

Fen suspiró. —Me di cuenta de eso, pero es algo que tiene que hacerse.

Dimitri se encogió de hombros. —Entonces vamos a hacerlo.

Los dos hombres se elevaron una vez más hacia el aire, el único lugar seguro que les quedaba. Fen miró la masa de troncos, lodo y palos debajo de él, estudio la estructura desde cada ángulo. Había un claro vínculo con la isla, pero aún no podía entender cómo Abel podría utilizar la isla para escapar. Una buena parte de la estructura había sido construida en las cañas, por lo que los gigantes tallos verdes escondían una parte de la madriguera.

Fen miró hacia las nubes sobrecargadas. La mayoría se había vuelto de color gris a negro. Giraban y se agitaban mientras la tormenta se acercaba, El viento la condujo por encima de ellos. Levantó una mano, y dirigió la energía para reunirla en una gran bola de fuego. El relámpago superó las nubes. Un trueno retumbó. La bola de fuego surco por el cielo hasta romper en medio de la madriguera, haciéndola volar. Los troncos, ramas y fango explotaron hacia afuera, y se dispersaron a través del lago, entre los juncos e incluso el borde de la isla.

Debajo de la línea de flotación un espacio fue expuesto. Dos cuerpos flotaron hacia la superficie, flotando en las secuelas de la explosión. Abel había hecho matanzas y anclado a sus víctimas en su alojamiento para mantener su guarida fuera de la exposición. Ninguno cazador se movió, ambos inspeccionaban los daños de abajo, en busca de signos de Abel.

Un movimiento cerca del borde de las cañas envió a Fen a sumergirse profundamente, disparando a través del agua hacia ese destello revelador. Directamente hacia él, desde las cañas, se precipitó un pez tigre Goliat, uno de los peces de agua dulce más temidos que se encuentran en el mundo -Pero no en un lago en Rumania. Con treinta y dos dientes tan largos como los de un tiburón blanco, el monstruo abrió sus fauces y potenciado por el agua fue directamente hacia Fen.

Rápido como un rayo, surcaba hacia Fen, de color verde oliva era apenas visible. Todo lo que Fen podía ver eran los dientes como dagas afiladas que venían hacia él. El agresivo, y poderoso Goliat era conocido por atacar y matar a los cocodrilos. Con apenas los labios y los dientes incrustados en la mandíbula, el pez

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era más mortal que la piraña más pequeña y una vez que sus dientes sujetaban a su presa el corte era tan limpio que era casi quirúrgico.

Fen, usando su velocidad de Guardián, logro apenas deslizarse hacia el lado de su camino. El enorme cuerpo se paso por unos metros antes de que el enorme pez pudiera detener su carga. Fen se zambulló debajo de él, yendo hacia abajo de su suave vientre plateado, llegando a su alrededor para tener un buen agarre.

La parte superior del brazo y el hombro, el pecho y cara, cada parte de su cuerpo en contacto con el pez, al instante ardió como el fuego, con un dolor insoportable. Trató de apartarse, pero el suave vientre plateado no era propio del pez tigre, sino que era una capa sólida de plata fina. Ya con el metal grabado a fuego en su piel, por lo que estaba conectado y no podía soltarse.

El pez intentó girar la cabeza para morderlo con los dientes como dagas, pero Fen se quedó muy por debajo del cuerpo, luchando contra el dolor. Hiso el dolor a un lado como lo hacían los Cárpatos cuando los herían gravemente, pero la plata parecía estar fusionada, buscando sus poros y trabajando su camino en su cuerpo. Cuanto más luchaba, peor era el dolor y más profunda la plata iba. Abel había llegado con otra forma de Moarta de Argint -literalmente- muerte por plata.

Fen se obligó a permanecer inmóvil, mientras el pez tigre giraba en círculos intentando morderlo. De repente, nado recto a través del agua, como si estuviera ansioso en desalojar a Fen y escapar.

Dimitri vio al pez a través de la bruma del agua del profundo lago con su hermano conectado de algún modo al vientre. El goliath nadó directamente hacia las cañas y la guarida que fue desmantelada parcialmente. Vio un destello de un movimiento y de inmediato se lanzó profundo, interceptando al segundo pez tigre de frente, su cuerpo entre su hermano y la nueva amenaza. Él condujo su espada de plata a través de las enormes, fauces abiertas.

Dimitri, el vientre es la plata pura, no lo toques, Fen advirtió. Retire su cabeza, pero mantén la distancia.

Los hombres lobo están atacando, Informó Tatijana. Ellos vienen a nosotros en gran número, tal vez cuarenta y fuerte. Tres cazadores y Zev han visto a Abel. Los comanda él mismo.

Fen quitó la espada con la mano libre. Si era posible bajo el agua mientras uno se está siendo arrastrado en un lago, se sentía como si estuviera sudando.

Entre el dolor que parecía empeorar con cada segundo que pasaba, y la idea de lo que estaba por venir, tenía que mantener un escudo para evitar que Tatijana supiera lo mal que realmente estaba. Ella vendría a él sin importar el peligro.

Abel ha enviado un clon. Gregori sabrá qué hacer.

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¿Estás seguro? Él parece bastante real.

Era todo lo que Fen podía hacer para no romperse ante ella. Él chasqueó los dientes en su lugar y obligó a la calma. Abel está aquí. Rompió el contacto abruptamente. No podía estar en dos lugares al mismo tiempo, no cuando Abel estaba haciendo todo lo posible para matar a las dos mayores amenazas para él.

Sin esperar él tomó la espada y cortó hacia arriba en un solo movimiento, quitando su propia piel desde el codo hasta el hombro que se había adherido al pez tigre. Se obligó a no sentir el dolor, pero logró un segundo movimiento de corte, quitando la piel de su cintura, hasta la caja torácica hasta justo debajo de su brazo. La sangre se vertía en el agua. El pez tigre se volvió loco y comenzó a morderse a sí mismo, esquivo los dientes por pulgadas. Le tomó hasta la última gota de la disciplina que poseía para hacer el último corte para liberarse del monstruo antes de cortar la cabeza de Goliat.

Algo está pasando arriba de nosotros, dijo Dimitri mientras sacaba la espada de la boca del pez tigre, girando para colocarse a un lado del gran pez y rebanarlo hasta quitarle la cabeza. Hay una perturbación cerca de la orilla.

Ve. Yo me encargo de esto.

Fen detuvo el flujo de sangre y se zambulló más profundo, ignorando las pequeñas astillas de plata que seguían ardiendo a través de su cuerpo. Encontró una entrada a las habitaciones bajo el agua de la guarida de Abel. Entrar en la cueva de un vampiro era algo muy arriesgado. Había agua en la primera habitación. Parte de la pared había volado. El Sange rau había almacenado su comida allí y los cuerpos se habían elevado hacia la superficie.

Fen nadó, atravesándola hasta llegar a la entrada de la segunda habitación. Inmediatamente sintió una fuerza bloqueándolo. Él ondeó su mano y enseguida las salvaguardas y los códigos de seguridad aparecieron en su visión, en momentos muy borrosos y demasiado rápido. Él las deshizo igual de rápido, pero fue de lejos mucho más cuidadoso al pasar por la segunda habitación.

Abel dormía aquí. La habitación era oscura, húmeda y cómoda, incluso caliente, todas las comodidades de una cueva. Fen miró a su alrededor con cuidado. No había nadie allí, pero él no había esperado que Abel se lo hiciera fácil. Este era un juego de la clase —el gato y el ratón—. Él era el ratón, el cebo para atraer a Abel. Se abrió paso lentamente a través de la guarida. Él no había dado más allá de tres pasos cuando su radar de alerta rugió. Gritó. Destelló. Él no estaba solo en los estrechos confines de esa cueva.

Abel se le abalanzó desde arriba, impulsándolo hacia el piso de la cueva. Las curvadas garras cavaron profundo, desgarrándolo. En el momento en que su cuerpo golpeó el suelo, las paredes de la habitación cobraron vida, murciélagos,

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claramente carnívoros, abandonando su lugar de descanso para ir en pro de su amo.

Sírvanse. Sírvanse, mis hermanos. Comandó Abel.

Los murciélagos se propulsaron hacia el suelo, viniendo de todas partes, lanzándose sobre Fen y mordiéndolo profundamente.

Dimitri salió a la superficie, emergiendo fuera del agua, para ver dos de los cazadores de élite, Convel y Gunnolf, enredados en las cañas. Sin duda Zev los había enviado con el fin de explorar y los cuerpos sin vida en el lago los habían atraído hacia la orilla. Ambos habían caído en una de las trampas de Abel. Vides gruesas salieron de las cañas, envolviendo a los dos Lycán firmemente y estrangulándolos como una anaconda.

Maldiciendo entre dientes, Dimitri se lanzó a través del cielo, dejándose caer detrás del primer Lycán , asegurándose de no tocar ninguna de las cañas. —Dejen de forcejear. Sólo lo están empeorando. —les aconsejó.

Ambos Lycán, cazadores de élite, dejaron de moverse inmediatamente, a pesar de que tenía que haber sido muy difícil obedecer cuando las viñas continuaban envolviéndolos más fuertemente, apretándolos hasta que sus propios huesos estaban en peligro de romperse.

Dimitri probó con su espada, pero al momento en que tocó las vides, otras surgieron a su alrededor para tratar de enjaularlo. Él podía oír un murmullo silencioso, el más débil de los sonidos, y supo que las cañas y las vides de comunicaban entre sí.

A pesar de que no se movía, Gunnolf comenzaba a hacer sonidos de dolor. Dimitri se había quedado sin tiempo. Usando la fuerza y la velocidad del Guardián, él cogió las vides con sus propias manos y las tiró lejos del cazador, triturando la madera únicamente con sus manos. Las vides se desintegraron en aserrín debido a la enorme fuerza que utilizó. Liberó al cazador y lo llevó a un lugar seguro, lejos de las cañas antes de ir a por Convel.

Las cañas habían cobrado vida, balanceándose y extendiéndose, tratando de encontrar un blanco. Una vez más, se dejó caer rápidamente desde lo alto, detrás de Convel, agarrando las vides, aplastándolas con las manos y arrebatando a su presa de ellas, para luego elevarse en el aire igual de rápido. Fue su velocidad lo que los salvó a ambos. Las vides se dispararon en todas las direcciones, pero él ya tenía a Convel lejos y seguro. Él lo puso justo al lado de Gunnolf.

—Gracias, —dijo Gunnolf, tendiéndole la mano. —Has salvado nuestras vidas.

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Dimitri estaba impaciente por volver con Fen, pero aceptó la mano extendida de Gunnolf. Gunnolf se sacudió los bucles de plata alrededor de su muñeca, una cadena larga como una correa enlazada. Desde detrás, los bucles de plata cayeron sobre su cabeza para luego descender sobre su cuerpo. La cadena se arrastró apretándolo fuerte y la agonía se disparó a través de él. Antes de que pudiera pedir ayuda a Fen, algo duro golpeó su cabeza y todo se volvió negro.

—Vamos a ver lo que hay dentro de un cazador, mis mascotas, —dijo Abel. Sonriendo, dejando al descubierto sus mugrientos dientes, se agachó lentamente y

de forma deliberada rasgó el vientre de Fen. El vampiro/lobo se tomó su tiempo, queriendo que Fen sintiera dolor mientras él lo destripaba. Los murciélagos descubrieron la carne cruda donde debería haber estado su piel y la arrancaron de él.

—Comer gente viva es lo que mejor saben hacer y yo disfruto viéndolo, —se burló Abel. —No eres tan bueno como pensabas ser, ¿no es así?

Fen sintió una ráfaga de dolor que no era suya. Tal agonía estimulándolo a la acción como nada más hubiese podido. Él era un Cárpato antes que nada y él podía apagar el dolor de las heridas de guerra. Lo había hecho durante siglos. La plata era un asunto diferente, pero podía aguantar hasta que pudiera hacer algo.

—¿Qué le pasó a ella, Abel? —preguntó Fen, obligándose a permanecer tranquilamente bajo el asalto a su cuerpo. Se quedó absolutamente relajado así que Abel se relajó también inconscientemente. —Tu compañera, ¿Qué sucedió con ella?

Abel se quedó inmóvil. Por un momento, las líneas malévolas de su rostro desaparecieron y se vio como el cazador que Fen había conocido durante tanto tiempo. El cambio en el Sange rau fue fugaz, pero le dio a Fen esa fracción de segundo que necesitaba.

Golpeó con su puño la pared del pecho de Abel con la increíble fuerza de un Guardián. Él lo atravesó inmediatamente con una velocidad sorprendente, su puño envolvió su corazón y extrayéndolo antes de que Abel siquiera se diera cuenta que Fen lo había atacado. Mientras arrancaba el corazón, Fen rodó justo sobre algunos de los murciélagos, sin preocuparse por el hecho de que aun arrancaban su carne. Lo único que importaba era destruir a Abel.

Un rugido tronó a través de la guarida, haciendo estremecer la estructura que quedaba por encima de ellos, por lo que, troncos y escombros cayeron sobre el lago. Agujeros surgieron en las paredes. Fen se apropió de una estaca de plata con una mano y el corazón en la otra. Abel se volvió loco, golpeando y gritando, sus detestables garras rasgando el vientre de Fen, perforando y desgarrando todo lo

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que podía alcanzar. Su rostro contorsionado, al mismo tiempo mordía el hombro y el cuello de Fen, arrancando trozos de carne y engulléndolo todo.

—Atrápenlo, quítenselo, mis mascotas, —gritó Abel. —¡Mi corazón!

Fen no se atrevió a dejar el corazón en el suelo. Los murciélagos de Abel ya habían comenzado a morder su puño cerrado, intentando recuperar lo que el Sange rau había perdido. Él sostuvo la estaca de plata con su otra mano, abrió su puño y clavó de golpe la daga, atravesando su corazón por completo, su propia mano y el suelo.

El lamento de Abel creció hasta convertirse en un chirrido. Él palmeó ambas manos sobre el agujero en su pecho, shock y horror sobre su rostro.

—Ve a ella, Abel. Busca su perdón. —dijo Fen. Con su otra mano, hizo un movimiento hacia abajo, degollando el cuello de Abel con la estaca de plata que sostenía. Se vio obligado a utilizar toda su fuerza de Guardián para remover su cabeza.

Había tanta sangre. Suya. De Abel. Se sentía cansado. Tan cansado. Esperaba que los murciélagos saltaran sobre él y lo desgarraran en pedazos, pero al momento de caer Abel sobre el piso, más agua se coló en la cueva, más rápido ahora, aumentando vertiginosamente y los murciélagos se retiraron. Con un último esfuerzo, levantó la vista hacia el cielo a través de los agujeros en el techo. Los rayos continuaban bordeando las nubes. Él los llamó, dirigiéndolos sobre el cuerpo y la cabeza de Abel, mirándolos arder a pesar del aumento del agua. Parecía haber llevado mucho tiempo y una gran cantidad de esfuerzo terminar de quemar el cuerpo, pero finalmente, no quedó nada más que cenizas.

Fen miró a su alrededor, un poco sorprendido de que todo hubiese terminado. El agua estaba más roja que marrón. Cerró sus ojos. Tatijana, mi señora. Puede que no sea capaz de mantener mi promesa, pero que sepas que te amo con todo mi corazón.

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Traducido Por Arhiel Corregido Por Nyx

Revisado Por Arhiel

en, tienes que abrir los ojos. Despierta para mí. Tatijana llamó a su compañero en el séptimo levantamiento consecutivo.

En honor a la verdad, durmió como un muerto, y sus heridas habían sido tan horribles que si no hubiera sido por Gregori que lo encontró cuando lo

hizo, Fen hubiera muerto en unos minutos. Les había llevado a todos para salvarlo, a todos los Cárpatos, participando en el canto sanador. La gente que se había reunido proporciona la fuerza y la sangre que tanto necesitaba, mientras Gregori, Tatijana, Branislava y la Madre Tierra luchaban por su vida.

—No entiendo por qué no se despierta. —Tatijana miró a Gregori, con los ojos llenos de lágrimas.

Gregori se acercó y le cubrió la mano con suavidad en un raro gesto de compasión. —Está vivo. Él está rejuveneciendo mucho más rápido de lo que esperaba. Voy a decirle ahora, Tatijana, yo no esperaba que sobreviviera en absoluto. Debe tener paciencia. Su espíritu parece estar muy lejos, pero él se aferra.

—Yo lo puedo tocar a veces, pero luego se escabulle de nuevo, —ella dijo. —Sólo necesito que me deje entrar, sólo por un momento, y luego voy a sentir que puedo respirar.

—Eso es simplemente una reacción de compañeros, —él aconsejó el asunto con la mayor naturalidad. —Cuando estás separado demasiado tiempo, los efectos pueden ser perjudiciales. Usted sabe que él vive. Usted sabe que él vendrá, volverá.

Ella sabía que él le estaba dando una advertencia. Era difícil mantener la mente firme y enfocada cuando temía que Fen ya hubiera caído demasiado lejos. Ella le había hecho una promesa a él, sin embargo, y la mantendría. No importaba cuánto dolor pesara sobre ella, encontraría una manera de aferrarse como lo estaba haciendo.

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La cueva de curación era un lugar tranquilo. El suelo estaba oscuro y era rico en minerales. Fen había sido llevado directamente allí por Gregori y los Cárpatos se habían reunido a toda prisa para tratar de salvarlo. Tatijana se había horrorizado al verlo. Su piel se había pelado de su cuerpo en numerosos lugares y tenía trozos de carne que faltaban a lo largo de los remiendos en bruto. Grandes trozos de carne habían desaparecido de su hombro y hasta cerca de su cuello.

Lo peor era el vientre. Gregori tenía que mantener sus entrañas para que no cayeran mientras lo transporta de regreso a la cueva.

—Tatijana, —dijo Gregori bruscamente, y luego suavizó su voz. —Él se hace más fuerte con cada paso ascendente.

—¿Entonces por qué no está su espíritu donde lo pueda tocar?

—No lo sé. Tal vez él está viajando por su cuenta mientras se cura. Mira su cuerpo. Él rejuveneció mucho más rápido de lo que esperaba.

Ella asintió con la cabeza. —Tienes razón. Sé que tienes razón. —Era sólo que

quería mantener a Fen en sus brazos cerca de su cuerpo, sentir su corazón latiendo al mismo ritmo que el de ella. Sólo por un momento y entonces sabía que podía respirar mejor. En estos momentos, se sentía como si no pudiera conseguir una respiración completa en sus pulmones.

—¿Qué vas a decirle acerca de Dimitri? —preguntó Gregori, claramente para distraerla.

Tatijana obligó a responder. La distracción era exactamente lo que necesitaba. Aún así, ella puso su mano derecha sobre el pecho de Fen, sobre su corazón. —Incluso la joven Skyler no ha podido llegar a Dimitri y su conexión es increíblemente fuerte. No sé cómo decirle que Dimitri fue tomado por los Lycán, y nadie, ni yo, ni su compañera o cualquiera de ustedes puede llegar a él.

Ella se echó hacia atrás su cabello, aunque en realidad no había necesidad. No había hilos sueltos ni se habían escapado, pero se sentía débil y con necesidad de que lo cubre. —Me siento como si yo le fallé. En el momento en que supimos Dimitri había desaparecido, que Vikirnoff encontró evidencia que había sido tomado por los Lycán, ambas Bronnie y yo nos elevamos al cielo, pero incluso con la visión dragón no pudimos encontrarlo. Estaba tan preocupada por Fen, me sentía tan desesperada por salvarlo, que yo no tomé mi dragón lo suficientemente rápido.

—Nuestros mejores y más rápidos cazadores corrieron tras ellos, —Gregori señaló. —Nada ha escapado jamás a tantos cazadores, y sin embargo, llegaron con las manos vacías, Tatijana. La desaparición de Dimitri no es tu culpa.

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—Zev le dijo a Mikhail que dos de sus cazadores de élite le había tomado, —dijo Tatijana, sacudiendo la cabeza. —¿Es que quieren empezar una guerra? ¿No se dan cuenta de Fen no se detendrá hasta que encuentre a Dimitri? Nunca, Gregori, el va a ser implacable en su persecución.

Gregori asintió. —Estoy muy consciente de ello y por lo tanto lo está el príncipe. Zev le ha dado garantías a Mijail que Dimitri estará a salvo por el momento. El consejo Lycán ha avisado que van a venir a una reunión con Mikhail. Los Lycán no quieren una guerra con nosotros. Ninguna de las especies va a ganar. Todos sabemos eso. Ellos no dañarán a Dimitri mientras que esta cumbre se lleva a cabo.

—¿Por qué no podemos llegar a él? ¿Por qué no puede Skyler? —Con la mano aún sobre el pecho de Fen, por un momento, ella pensó que sintió un aleteo de su corazón, y su corazón saltó de alegría, pero cuando ella lo miró, él no se había movido.

—Ella es un poco más que una niña, —dijo Gregori despectivamente. —Usted dice que tienen una conexión particularmente fuerte, pero mire a Fen. El está aquí mismo, cerca de ti y sin embargo, no despierta a tu solicitud. A veces el espíritu viaja por su cuenta, mientras que el cuerpo se cura.

—¿Estás diciendo que sospechas que Dimitri puede estar tan herido que no puede responder? —preguntó Tatijana. —Porque si ese es el caso, el tiempo es lo esencial y tenemos que ir a por ellos. Zev debe saber donde están los Lycán que se lo llevaron.

—Estoy seguro de que lo hace. Dimitri esta probablemente, siendo trasladado camino a su consejo. Él es Han ku Pesak kaikak-Guardián de todos nosotros, pero también un Sange rau y ellos temen al Sange rau más que cualquier otra cosa, —contestó Gregori.

—¿Es que temen al Sange rau más de lo que le temen a la guerra contra nosotros? —Preguntó Tatijana.

Gregori suspiró. —Me gustaría saber la respuesta a eso, pero Mikhail ha convocado a todos los Cárpatos para esta cumbre. Hemos dejado muy claro a los Lycán que la cumbre no ocurrirá si matan a Dimitri. Ellos todavía están llegando, lo que sería una locura hacer si él no estaba vivo.

—Está vivo, —dijo Tatijana. Estaba cansada de explicar tanto a Mikhail como a Gregori que ella sabía que estaba vivo porque lo supo por Skyler. Insistían en ver a la compañera de a Dimitri como una niña y realmente no daban crédito a sus habilidades.

—Mikhail silenciosamente ha comenzado a reunir a algunos de nuestros mejores cazadores. Una vez que Fen se despierte y sepamos que él está lo

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suficientemente fuerte, los cazadores intentaran rastrear a Dimitri escabulléndose con Fen a ver a donde les conduce. Sabemos que un par de los cazadores Lycán están cerca, viendo que no lancemos un ataque sobre su gente o tratemos de tomar represalias, entonces tenemos que hacer esto bajo sus narices sin ser descubiertos.

Tatijana no podía imaginarse que a Fen le preocupara de una u otra manera que los Lycán supieran que él iba a por su hermano, Dimitri. A él probablemente le gustaría que ellos lo supieran. Sería absolutamente despiadado, implacable y tal vez los Lycán tenían que ver eso.

Gregori debió captar sus pensamientos. Se inclinó y sacudió la cabeza. —No puedes dejar que se vaya detrás de su hermano sin pensar en las consecuencias. Si ellos saben que estamos llegando a él, muy bien podrían matar a Dimitri. No sabemos dónde está. Han encontrado alguna manera de silenciarlo.

—Eso es más aterrador que cualquier otra cosa, —admitió Tatijana.

Una vez más hubo ese extraño aleteo bajo su mano. Se inclinó sobre Fen y dio

un beso en la boca. Vuelve a mí, mi amor. Necesito saber que estás vivo.

—Yo le creí a Zev cuando dijo que no participó en la captura de Dimitri, pero lo más importante, Mikhail le creyó. Él sabe cuando la gente habla con la verdad. Zev no dio la orden de tomar prisionero Dimitri, ni siquiera sabía que era de sangre mixta. —Dijo Gregori. —Sospecho que los dos licántropos observaron a Dimitri en la batalla, y él mismo se delato por necesidad.

—¿Sabe él que Fen tiene sangre mezclada?—Tatijana se esforzó por mantener la voz, incluso, pero ella pensó que temblaba un poco.

Afortunadamente, Gregori fingió no darse cuenta. —Él no sabe que Fen y Dimitri son hermanos. No, creo que él cree que Fen se mantiene cerca porque está enamorado de usted. Habló con Mikhail y dijo que tal encuentro estaría prohibido por los Lycán. Es obvio que admira y respeta a Fen y quiere que se una a su manada como un cazador de elite.

Tatijana frunció el ceño. —¿Está prohibido que Fen se enamore de mí porque

soy Cárpatos? ¿No es un poco arcaico?

—Ellos saben del intercambio de sangre de los Cárpatos.

—Ellos estuvieron lo suficientemente contentos de tener nuestra sangre cuando fueron heridos, —susurro Tatijana entre dientes. Una vez más el corazón de Fen revoloteaba. Apretó la palma de la mano con fuerza sobre su pecho, casi gritando. Eso tenía que ser un latido del corazón. Ella no se había equivocado. Sintió las lágrimas ardiendo tras sus ojos y que se pegaban en la garganta. Estaba vivo. Él se acercaba a la superficie.

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—Has vuelto con nosotros, —Gregori observó, sus ojos plateados no se perdían de nada. Fen respiraba un poco superficial y todavía sentía algo de dolor, pero estaba muy consciente de todo lo que lo rodeaba. —¿En qué parte de nuestra conversación llegaste?

—Lo suficiente para saber qué…. —Fen tenía que llegar a su voz —Tenemos que averiguar por qué los dos Lycán estaban en el lago en primer lugar. ¿Cómo sabían donde esperábamos que podía estar la guarida del último Sange rau? Dimitri lo encontró porque conocíamos a Abel de cuando éramos jóvenes.

—Una muy buena pregunta, —coincidió Gregori.

—Si Zev no sabía dónde estábamos, y no envió a los cazadores para que nos ayudaran, ¿por qué no fueron ellos con su manada, a luchar contra los renegados? —Preguntó Fen. —Zev es dominante sobre el alfa de la manada, él es el gran jefe. Un alfa que se respete, jamás permitiría que su manada abandonara la lucha y se fueran sin decir una palabra.

—Zev se fue a toda prisa. Me pregunto si él se hiso las mismas preguntas, —reflexionó Gregori. —Él no estaba feliz.

—Estoy seguro de que no lo estaba. Si los miembros de su manada tomaron preso a alguien y ni siquiera le informaron a él, eso es un motín. Eso es desafiar el liderazgo. Los dos tendrían que luchar con Zev para el puesto de líder. —Explicó Fen. —El mejor cazador es siempre el explorador y por lo tanto el alfa dominante.

—¿Nos has escuchado? —exclamó Tatijana: seguía atascada de nuevo en el punto original. —¿Escuchaste nuestra conversación?

—Tú me llamaste, sonabas afligida, —dijo Fen. —Yo he venido, por supuesto.

—Fen, te he llamado a mí durante los últimos siete levantamientos.

Él frunció el ceño. —¿En serio? Lo siento mucho, Tatijana. —No tenía ni idea del paso del tiempo. Cuando el espíritu vaga no hay concepto de tiempo. Fui en busca de mi hermano.

—¿Sabías que Dimitri había desaparecido? —Preguntó Tatijana, con los ojos muy abiertos y un poco acusadores. Ella no podía dejar de llover besos sobre su rostro. —Me has asustado a muerte.

—Lo siento. No podía estar en dos lugares al mismo tiempo. Estaba demasiado débil. Mi cuerpo necesitaba sanar. Pensé que me había ido por un breve periodo de tiempo. Cubrió su mano con la suya. —Nunca desee causarte aflicción.

Trató de incorporarse, pero Gregori y puso una mano en el pecho. —Todavía no. Me gustaría asegurarme de que todo está sanando correctamente.

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Fen miró a su alrededor. —Usted me trajo a la cueva de curación. Debo haber estado bastante mal esta vez.

—Has estado fuera durante siete levantamientos, —reiteró Tatijana.

—Yo estaba buscando a Dimitri, —explicó Fen nuevamente, su voz cada vez más fuerte. —Cuando estuve allí, en la guarida de Abel, sentí el dolor de Dimitri, sólo por un momento, y sabía que era su dolor. He sentido la quemadura dolorosa de plata muchas veces y todo lo que implica. Supe de inmediato que ellos lo envolvieron con ella, lo que sólo podía significar una cosa: que lo habían hecho prisionero.

—Podrías habérmelo dejado saber. —Dijo Tatijana. —Soy tu compañera, Fen.

—No fue fácil para ella. —Añadió Gregori. —Su espíritu estaba lejos y parecía en ocasiones que desaparecería por completo.

—Lo siento. —Haciendo caso omiso de la advertencia de Gregori. —Fen se sentó cautelosamente. Su estómago protestó, pero se las arregló. Tomó la mano de

Tatijana y se la llevó a la boca para besarle los dedos. —No era mi intención que te preocuparas. Pensé que una vez que mi cuerpo hubiera sanado, mi espíritu ya le habría encontrado y podríamos ir a buscarlo.

Tatijana consiguió esbozar una sonrisa. Ahora que él estaba vivo y hablando con ella, todas las noches de tensión y el dolor pesado presionando hacia abajo se levantaron. —Estás vivo, Fen. Eso es todo lo que realmente me importa. Eso y conseguir a Dimitri.

—Tengo que ir tras él, Tatijana, —dijo Fen.

—¿Cómo vas a seguirle la pista si no puedes encontrar su espíritu? —Preguntó Gregori. —Enviamos a Tomas, André, Mataias y Lojos detrás de ellos. No pudieron encontrar un rastro de ellos. ¿Tienes alguna idea de dónde lo llevaran?

Fen suspiró y sacudió la cabeza. —No, el consejo es muy reservado. Si ellos lo llevaron ante el consejo, la búsqueda será muy difícil.

—El consejo viene hacia aquí. —Gregori aseguró. —Pensamos que no van a permitir que nada le suceda a Dimitri antes o durante la cumbre, así que tenemos tiempo. Zev está llevando un mensaje de nosotros hacia ellos. Y es uno bastante severo. Mikhail no se anduvo con rodeos.

El curandero se levantó y se estiró. Fue una de las pocas veces que Tatijana lo había visto cansado. —Voy a dejarlos a ustedes dos solos, pero Tatijana, no dejes que se quede por mucho tiempo. Le he dado la sangre, pero ahora él tiene que dejar que su cuerpo haga su trabajo. —Usted se cura notablemente rápido, —añadió.

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—Gracias, —dijo Tatijana, poniéndose de pie también, dando a Gregori un abrazo a pesar de que su cuerpo se sentía como que podría estar abrazando un árbol de roble. —Usted lo salvó

—Fue un esfuerzo de grupo, —dijo Gregori… —Pero probablemente fue una de las batallas más difíciles que he luchado.

Él le dio una torpe palmadita cariñosa sobre su hombro. Era evidente que él estaba acostumbrado a estar con su compañera y sus hijas, pero no con otras mujeres. Aún así, estaba agradecida. Él había venido a la cueva de curación cada día y se había sentado con ella a esperar. Bronnie pasó un tiempo con ella también, y cuando no estaba físicamente presente, tranquilizaba y consolaba a Tatijana telepáticamente.

Cuando se quedaron solos, Tatijana puso su mano sobre el hombro de Fen, instándolo a descansar. Tan pronto como vio que estaba cómodo se acurruco a su lado, teniendo cuidado de no presionar cualquiera de los lugares que había sido herido tan horriblemente. Ella puso su mano sobre su corazón, necesitando sentir ese latido constante.

—La próxima vez, si es que existe, aunque yo no te voy a dejar fuera de mi vista durante algún tiempo, me prometes que antes de ir deambulando en la oscuridad, me dejarás saber que vas a venir de nuevo a mí —dijo Tatijana, cerrando los ojos.

Quería saborear la sensación de tenerlo a su lado, vivo y despierto. Se sentía sólido contra ella. Permitió que su corazón encontrara el ritmo del de él y seguir ese ritmo constante, sólo para tranquilizarse.

—Realmente lo siento, sívamet, —reiteró sinceramente. Volvió la cabeza para mirarla a los ojos. —Nunca intencionalmente quise causarte ninguna pena. No había ningún sentido de tiempo para mí. Podría haber estado ausente meses o unos pocos minutos. Vine cuando escuché que me llamabas.

Ella sintió la sacudida de los ojos glaciares azules, su amor intenso, real, tan crudo, justo ahí para que ella lo viera. El nunca trató de ocultar sus emociones de ella. Su amor era algo que había crecido, sin darse cuenta.

—Yo no sabía que me sentiría de esta manera, Fen, —admitió. —La primera vez que te vi y sentí el tirón hacia usted, yo no quería correr ningún riesgo. Cuando nos reunimos y le dije que no quería ser reclamada, nunca ni en un millón de años, nunca se me ocurrió que me sentiría de esta manera acerca de ti.

Él se acercó para rozar un beso la sien. —Los hombres lobo pueden ser muy persuasivos.

—Recuperaremos a Dimitri, ya lo veras. —Ella hizo una declaración.

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Él asintió con la cabeza. —Sé que lo haremos. Eres una Dragonseeker. Yo soy un Guardián. Lo encontraremos juntos.

Entrelazó sus dedos con los de él y lo agarró con fuerza. Ella le creyó. Ella creía en él. Dimitri sería encontrado porque Fen nunca se rendiría, y no importaba donde la caza los llevara, ella tenía la intención de estar a su lado.

—Vuelve a dormir, Fen —dijo ella, su voz suave de amor por él. —Cuanto más rápido te recuperes, más rápido podremos empezar. Yo estaré aquí velando por ti.

Fen le dio una leve sonrisa, pero no protestó. Ella observó sus pestañas bajar y en unos instantes, su corazón pareció haber dejado de latir, la respiración bajo y fluyó de sus pulmones.

Tatijana se contentó simplemente con tumbarse a su lado. Ella sabía que él estaba vivo y era todo lo que importaba. Fenris Dalka. Su compañero.

FFiinn

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……

DARK WOLF

En Lycán Oscuro, Christine Feehan viajó hasta el corazón de los Cárpatos, y al alma de dos compañeros agitados por el color de la pasión y la amenaza de la aniquilación. En Lobo

Oscuro, esta impresionante historia continúa

cuando los lazos familiares se ven amenazados, y el destino de dos amantes se esconde entre las sombras seductoras de la vida y la muerte.

Skyler Daratrazanoff siempre reconoció el milagro que era Dimitri Tirunul, un hombre más allá de cualquier sueño que se hubiera frabricado en sus noches. Pero ella es humana. Vulnerable. Él es Cárpato. Casi inmortal. Ella tiene diecinueve años. Él es un antiguo. Sin embargo, ella tiene la mitad de su alma, la luz de

su oscuridad. Sin ella, él no va a sobrevivir. Atrapado entre las dos especies en guerra, Dimitri ha pasado siglos cazando a los vampiros (no-muertos) para mantener a su pueblo y los seres humanos a salvo. Ha sobrevivido dignamente cuando otros han optado por renunciar a sus almas. Ahora, marcado para el exterminio por los Lycán, Dimitri se encuentra solo, y temiendo por su vida. Pero la salvación viene...

Ningún Lycán sospecharía nunca que alguien como Skyler, para que se atreviese a montar una operación secreta de rescate. Una adolescente. Un ser humano de probadas habilidades. Pero ella tiene algo que nadie más. Ella está predestinada a Dimitri -como él lo está para ella. Y no hay nada más fuerte para Skyler que su deseo de ver el sueño de su vida, hecho realidad. Sea cual sea el riesgo.

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Traducido Por jk2005 Corregido Por Arhiel Revisado Por Arhiel

kyler Daratrazanoff se apretó el largo chal negro más cerca, asegurándose de que su cabello estaba cubierto y había poco que ver de su cara. El corazón le latía con tanta fuerza que tenía miedo que

cualquiera pudiese oírlo. Todo dependía de que el funcionario le creyera. Josef había falsificado los papeles, y él era el mejor. Él podía hackear cualquier computadora, proporcionar información o conseguirla. Ella no dudó ni por un minuto que los documentos que él creó estarían en orden y pasarían un análisis exhaustivo, pero todavía tenía que hacer que el funcionario creyera en ella.

El edificio de estaño estaba oxidado y parecía como si fuera a derrumbarse en cualquier momento. Un hombre vino a su encuentro, con mirada solemne cuando el ataúd fue llevado por delante de ella a la sombra del edificio. Afortunadamente, el sol se estaba poniendo y las sombras cayeron rodeándola, lo que la ayudaba a que fuera más difícil verla con claridad.

—¿Sus papeles? —pregunto. Su voz era amable. El nombre en su placa lo identificaba como Erno Varga. Ella miró hacia la avioneta en que se había trasladado al aeropuerto y luego le entregó sus papeles al oficial, asegurándose de que sus ojos estaban abatidos y que se veía con ganas de llorar. Ella había tenido la precaución de usar gotas para hacer ver a sus ojos rojos y llorosos, en caso de que no pudiera llevar a cabo la actuación por su cuenta.

Varga miró de sus papeles y de regreso a ella varias veces con afilados ojos incrédulos. —Usted es demasiado joven para traer sola a casa el cuerpo de su hermano. ¿Nadie más está viajando con usted? —Ella sacudió la cabeza, tratando de parecer más trágica que nunca. —Mi padre ha muerto y ahora mi hermano. —Dijo ella ahogando un sollozo, estaba segura que era digna de un de Oscar. —No hay nadie más para llevarlo a casa con nuestra madre.

El oficial la miró de nuevo y estudió sus papeles de más cerca. —¿Él murió de un corazón roto? —Había escepticismo en su voz.

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Skyler casi se ahogó. Cuando te ponga las manos encima, Josef, vas a morir de más que de un corazón roto. Ella utilizó su conexión telepática con Josef para hacerle saber que estaba en graves problemas. Que tragedia tan terrible. Josef era tan impenitente como siempre. Había diversión en su tono. No importa qué tan grave era la situación, no le importaba en lo más mínimo ser travieso.

Ella se las arregló para mantener una cara seria y le asintió solemnemente a Varga. —Él sólo se consumió cuando su novia lo dejó. Él se negó a comer. —Ella no tenía más remedio que seguir adelante con ello, incluso si eso significaba retorcer sus dedos con fuerza para evitar que el funcionario pudiera ver que estaba temblando de risa. —Fue una tragedia terrible. Nada pudo salvarlo.

Okay, incluso a sus propios oídos, eso sonaba tan poco convincente. ¿Pero un corazón roto? Sólo Josef podría venir con algo tan dramático y poco creíble. ¿De qué otra manera podía ella explicar que él había muerto de un corazón roto?

Definitivamente iba a haber otra causa de muerte después de que abrieran el ataúd. Podía sentir la risa de Josef. Por supuesto, que te estás riendo. Estás a salvo en el ataúd, el trágicamente muerto hermano, mientras que yo estoy mintiéndole descaradamente a este hombre que podría ponerme en la cárcel por el resto de mi vida.

Sabía que Josef nunca dejaría que eso sucediera. Si era necesario le daría al funcionario un "empujón" para que le creyera. Ahora mismo, Josef estaba teniendo demasiada diversión escuchándola retorcerse y ella suponía que se lo merecía. Ella lo estaba obligando a hacer algo muy peligroso y el sería culpado mucho más de lo que sería ella si algo salía mal. Su padre probablemente lo mataría en el acto.

—Él lo haría dijo Josef. Él me rasgaría pedazo a pedazo.

—Tú deberías preocuparte más por mí, rasgándote pedazo a pedazo, lo amenazó ella.

—¿Cuántos años tiene? —El funcionario miró a su pasaporte y sus papeles y luego de vuelta a la cara de ella. —¿usted piloteo ese avión?

Ella levantó su barbilla, tratando parecer mayor y mucho más severa. Sabía que parecía joven, pero no sus ojos. Si él la miraba directamente a los ojos, le iba a creer lo que decían esos documentos falsos. Y eran grandes falsificaciones. Josef tenía muchos talentos, aunque el inventar historias no era claramente uno de ellos.

—Soy mucho mayor de lo que aparento, —respondió Skyler. Era parte la verdad. Se sentía mayor y eso debería contar para algo. Ella había pasado por más cosas de lo que la mayoría de las mujeres -bien, las adolescentes pasaban. —¿Veinticinco?, —dijo él con escepticismo.

Josef había insistido en que ella debería tener veinticinco años si iba a pilotar el avión. Pilotar aviones era algo fácil para ella y era algo que ella amaba

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especialmente, por lo que su padre adoptivo, Gabriel, le había permitido aprender. —Tengo que abrir el ataúd, —dijo el oficial, mirándola de cerca.

Skyler le dirigió un pequeño sollozo y se tapó la boca, asintiendo levemente. —Lo siento. Sí, por supuesto. Ellos dijeron que usted lo haría. Estaba esperando que lo hiciera. —Ella enderezó los hombros y la columna vertebral con valentía.

Él la miró mucho más amablemente. —Usted no tiene que ver. Quédese por allá. —Señalo él con la cabeza a una esquina del edificio, a pocos metros de distancia.

Ella sintió un poco de lástima por él. Si ella conocía en algo a Josef, ella sabía que él iba a poner en marcha algún tipo de espectáculo. No te atrevas a volar nuestra cobertura asustándolo, le advirtió. Lo digo en serio, Josef.

No eres para nada divertida. Siempre puedo remover sus recuerdos. ¿No sería tan delicioso que hacer una representación del conde Drácula? He visto la película un millón de veces. Tengo el aspecto y acento perfectamente trabajados.

Sonaba demasiado ansioso. Le tomó mucha de su disciplina el mantener la diversión fuera de su mente donde él podría leerla. Ella no dudó ni por un momento que Josef podría hacer una perfecta representación de Drácula.

Resiste la tentación. No estamos fuera de peligro y no podemos darnos el lujo de correr ningún riesgo. Estamos en territorio de los Cárpatos. O por lo menos lo suficientemente cerca para que alguien que pudiera estar cerca de nosotros pueda sentir el uso de la energía. Contente a ti mismo, Josef. Él dejó escapar un suspiro. No importa cuál sea el resultado de esto, tu padre me va a matar, y será una muerte lenta y dolorosa

también. Yo debería ser capaz de tener un poco de diversión. Eso estaba pegando muy cerca de la verdad. Gabriel los iba a matar a todos, pero si su plan funcionaba, sería bien valdría la pena.

Ella dio a Varga una pequeña sonrisa agradecida y se alejó del ataúd. De pie en la puerta, con los brazos alrededor de la cintura para mayor seguridad, se quedó fuera en la creciente oscuridad, permaneciendo muy quieta. Su plan tenía que funcionar.

Comportarte, Josef, como quiera que sea. Gabriel está en Londres y yo estoy aquí. Nunca había estado en el extremo receptor de la ira de Gabriel, pero él y su tío Lucían eran legendarios cazadores de vampiros. La gente de los Cárpatos, en su mayoría extremadamente poderosa, susurraban sus nombres con temor. Tienes un punto. La risa burbujeó más en la voz de Josef. ¡Qué lamentable desperdicio de un buen ataúd. Ahora había disgusto en la voz.

Skyler no podía decir si iba a poder comportarse si no. Era imposible con Josef. Él marchaba a su propio ritmo. Ella elevó una oración en silencio, esperando lo mejor.

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En estos momentos, Francesca y Gabriel probablemente estaban despiertos y pronto se prepararían para viajar a las montañas de los Cárpatos. Ellos pensaban que ella estaba a un continente de distancia, segura con su amiga humana de la universidad, María, usando sus vacaciones para ayudar a construir casas y canales de riego a los agricultores en América del Sur. Ella nunca les había mentido antes. Ni una sola vez. Y le dolía hacerlo ahora, pero no había otra manera.

Ella sabía que sus padres habían sido convocados a la gran reunión entre Lycán y Cárpatos para discutir una alianza entre las dos especies. La mayoría de los Cárpatos habían sido convocados a casa. Gabriel y Francesca habían sido más que felices de haber recibido una llamada de ella desde la escuela pidiendo ir con María. Ellos no la querían por ningún motivo cerca de las montañas de los Cárpatos.

A ella nunca se le ocurriría pagar su extraordinaria bondad, el amor que le habían dado desde el momento en que había sido llevada a su casa, con mentiras y traición, —por nada ni por nadie excepto Dimitri. Dimitri Tirunul era su milagro inesperado. Un hombre más allá de todo lo que ella alguna vez había soñado. Ella era humana. Él era Cárpato, casi inmortal. Ella tenía diecinueve años. Él era un antiguo, con centurias de antigüedad. Ella era sostenía que la otra mitad de su alma, Era la luz de su oscuridad. Sin ella, él no podría sobrevivir. Ella era su compañera, su salvadora. Sin embargo, ella sabía que era todo lo contrario: Dimitri fue el que la salvo.

Él supo que ella era su compañera cuando ella era apenas una niña y le había dado tiempo. Espacio. Amor incondicional. Él nunca exigió nada de ella. Él nunca le dijo lo difícil que era para él - que ella, su salvación, estuviera justo fuera de su alcance. —Siempre había estado ahí para ella, en medio de la noche, cuando sentía que su pasado violento estaba demasiado cerca y no podía dormir, cuando las pesadillas la perseguían hasta el punto de no poder respirar. Él estaba allí, en su mente, manteniendo todos los recuerdos aterradores a raya. Dimitri. Su Dimitri.

Dimitri estaba atrapado en el medio de dos especies. Los Lycán lo habían

tomado y planeaban matarlo. Nadie había ido tras él para salvarle. Había pasado siglos cazando a los no-muertos para mantener a su gente a salvo, así como a los seres humanos. Había sobrevivido dignamente cuando otros habían optado por renunciar a sus almas. Sin embargo, no había ningún grupo de rescate. No habían cazadores se apresuran a salvarlo.

Él fue gravemente herido. Ella sintió cuan tanto antes de que él mismo se desvinculara de ella para protegerla de su dolor o de su muerte. Dimitri era estoico acerca de la vida o la muerte. Él era un cazador de los Cárpatos y había estado alrededor por siglos, protegiendo a los inocentes de los vampiros.

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Su linaje era complicado, pero para todos los efectos, ella era humana. Los Lycán no esperarían a una adolescente, a una chica humana para montar una operación de rescate de un Cárpatos. Ella tenía el factor sorpresa de su lado. Eso, además de buenos amigos, amigos de confianza y sus muy potentes, pero no probadas habilidades. Skyler tenía fe en sí misma. Ella conocía cada fortaleza y cada debilidad. Al igual que Josef, Ella era extremadamente inteligente y la mayoría de las veces subestimada. Ella creía que los Lycán la subestimarían -ella contaba con ello.

Nadie comenzaría una guerra por un cazador Cárpato, al parecer, pero ella sabía que su padre vendría por ella, si alguien dañaba un solo cabello de su cabeza, el mundo Lycán estaría en una pesadilla que no podrían concebir. No sólo Gabriel vendría por ella, sino que también lo haría su tío Lucían. Ella estaba bastante segura de que su padre biológico, Razvan, y su compañera, Ivory, se unirían a la búsqueda por ella. Ellos eran extremadamente letales también. Había satisfacción en saber que si ella resultaba herida o muerta, ella sería vengada. Nadie, ni siquiera Mikhail Dubrinsky, el príncipe de los Cárpatos, sería capaz de detener una guerra si los Lycán la lastimaban.

Ella levantó su barbilla. Dimitri nunca la dejaría en peligro. Él había corrido a su lado al momento de saber que había problemas, él lo había hecho -más de una vez-, sólo para calmar sus pesadillas cuando ella tenía demasiadas en fila. Ella no podía hacer menos por él.

Conteniendo el aliento, se volvió para mirar al funcionario abrir con cautela el ataúd. Este crujió ominosamente. Horrorosamente. Al igual que en las películas. El sonido hizo que un escalofrío le recorriera la espalda. La tapa se levantó lentamente y, maldita sea Josef, parecía como si se levantaba por sí mismo. Varga dio

un paso atrás, levantando una mano defensivamente.

Hubo un silencio mientras la tapa se detuvo. Nada se movía. Podía oír el sonido de un reloj marcando fuertemente. Varga tosió nerviosamente. Él la miró. Skyler puso su mano sobre su boca y bajó los ojos. ¡Josef! Pórtate bien. Skyler estaba

en algún lugar entre riendo y llorando con nerviosa tensión. Varga dio un paso de regreso hacia el ataúd y se asomó, gotas de sudor visibles en la frente. Se aclaró la garganta. —El Ciertamente parece bastante robusto para un hombre que se dejó morir de hambre —Lo mínimo que podrías haber hecho era hacerte lucir demacrado, si querías que el creyera tu absurda historia, lo reprendió.

Skyler presiono un pañuelo a su boca. —Hicieron un buen trabajo en la funeraria. Yo especialmente les pedí que se aseguraran de que él se viera bien para nuestra madre.

Varga apretó los labios y estudió el cuerpo. El sospechaba de algo, pero ella no estaba segura de qué. Claramente había un cadáver en el ataúd. ¿Él sospechaba

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que ella traficaba drogas? ¿Armas de fuego? Si era así, eso no auguraba nada bueno para lo que tenía planeado. Ella tenía que parecer una ingenua, una joven adolescente que podría ser un poco boba.

Ella contuvo el aliento cuando el alcanzo la tapa del ataúd caja y lentamente la cerró.

—¿Hay alguien que venga por ti? —preguntó Varga mientras cerraba la puerta del ataúd y miraba su reloj. —No puedo quedarme. El de usted fue el último avión en entrar.

—El amigo de mi hermano hizo arreglos para que un camión nos recogiese. El estará aquí en cualquier momento, —Skyler le aseguró solemnemente. —Muchas gracias por toda su ayuda.

—Puedes esperar aquí, —dijo Varga con voz amable. —Volveré en un par de horas y cerrare. —Él miró alrededor del edificio en ruinas. No era nada más que cuatro paredes de metal, en gran parte oxidado, en algunas partes tanto que había

agujeros. —No es que haya mucho que cerrar. —Volvió a mirar el reloj. —Yo esperaría con usted, pero tengo otro trabajo al que ir.

Ella le dirigió una sonrisa triste. —Está bien. En serio. El estará aquí en cualquier momento. —Varga le dio una última mirada y salió del edificio destartalado, dejándola allí sola con el ataúd cerrado. Skyler esperó hasta que vio a su coche irse y las luces desaparecer por completo en el camino. Ella tomo un vistazo cuidadoso alrededor. Ella parecía estar sola.

—Josef, puedes dejar de hacerte el muerto, —dijo Skyler, su voz llena de sarcasmo. Golpeó la tapa del ataúd con el puño. —¿Muerte por un corazón roto? ¿En serio? ¿No se te podía ocurrir otra cosa, cualquier cosa, como digamos, más realista?

La tapa del ataúd se abrió con la misma serie de crujidos, chirridos ominosos de película de horror que había usado cuando Varga había abierto la tapa. Se hizo el silencio. El corazón de Skyler batió lentamente. Se inclinó sobre el ataúd y miró al joven que yacía como muerto, con los brazos cruzados sobre el pecho y los ojos cerrados. Tenía la piel pálida de porcelana y su pelo en punta negro con las puntas teñidas de azul que se destacaban rígidamente contra el telón de fondo blanco.

—Te ves increíblemente robusto para un hombre que se murió de hambre, —dijo con sarcasmo, imitando al funcionario. —Tú podrías haber echado a perder todo con tu absurda historia.

Los ojos de Josef se abrieron dramáticamente. Fingió un acento mientras lentamente se erguía. —Me vendría bien una gota de sangre o dos, querida.

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Ella le dio un golpe en la cabeza con sus papeles. —El funcionario de aduanas no creía que tuviera veinticinco años.

Josef le dirigió una sonrisa arrogante. —No los tienes. Tienes apenas diecinueve años, y cuando Gabriel y Lucían averigüen lo que hemos hecho, los dos vamos a estar en más problemas de los que ninguno de nosotros jamás haya estado. —Hizo una pausa, la sonrisa desapareció de su boca. —Y yo he estado en un montón de problemas.

—No teníamos otra opción, —dijo Skyler.

—No te hagas ilusiones, Cielo, siempre hay una opción. Y tú no eres la persona que ellos van a matar. Voy a ser su objetivo principal. Cuando Gabriel y Lucían vengan en busca de ti, y lo harán, —Dijo Josef. —Ellos te encontrarán. Ellos tienen una reputación por una razón. Si nosotros realmente hacemos esto, cada cazador Cárpato estará fuera buscándonos. —Su padre, Gabriel era extremadamente poderoso, un legendario cazador Cárpato. Su tío Lucían, gemelo de Gabriel, había ayudado a crear esa leyenda entre las gentes de los Cárpatos, y cuando ellos descubrieran que ella se había ido, por supuesto que vendrían tras ella.

—¿No era ese el punto? —Skyler respondió con un pequeño encogimiento de hombros.

—Para el momento en que se despierten y se den cuenta de que nos hemos ido, nosotros ya habernos tenido un buen comienzo. Deberíamos ser capaces de encontrar a Dimitri.

—¿Te das cuenta? —dijo Josef, flotando fuera del ataúd, —¿que esto podría muy bien provocar un incidente internacional? O peor aún, ¿una guerra? Una guerra abierta.

—Tu estuviste de acuerdo en ayudarme, —dijo Skyler. —¿Has cambiado de opinión?

—No, eres mi mejor amiga, Sky. Dimitri probablemente me odia y desearía que yo estuviera muerto, pero él es tu compañero y ha sido literalmente arrojado a los lobos. —Josef le dirigió una pequeña sonrisa, satisfecho con su juego de palabras. —Por supuesto que voy a ayudarte. Yo te ayudé a idear este plan, ¿no? Y va a funcionar.

—Dimitri no te desprecia Josef, de hecho, se alegra de que seas mi amigo. Hemos hablado de ello. El no es así. —Skyler hizo una mueca. —Tú sabes muy bien que él sabe que pienso en ti como un hermano. Él te defendería con su vida. —Josef le sonrió.

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—Perdóname por no menospreciarlo solo un poquito. Él es guapo, inteligente,

un antiguo cazador y tu compañero. Destruyó todos mis sueños y fantasías acerca de ti. No me atrevo siquiera caminar en esa línea de pensamientos o él lo sabría.

Skyler entorno sus ojos. —Por Favor. Si hasta yo sé que no piensas en mí de esa manera, Josef. Tú puedes ocultar un montón de cosas, pero no eso. No hay fantasías y tampoco sueños destruidos. Tu compañera no ha nacido todavía o, —ella le sonrió traviesamente, —ella probablemente sea una de las hijas de Gregori.

Él gimió y se golpeó en la frente con la palma de la mano. —Que una maldición caiga sobre ti para siempre por pronunciar esas palabras, por poner esa idea en el universo. Ni siquiera pienses en eso, y mucho menos lo digas en voz alta. ¿Te imaginas a Gregori Daratrazanoff como suegro? Joder, Skyler, ¿realmente quieres verme muerto?

Ella se echó a reír. —¡Eso te vendría bien, Josef, sobre todo después que pusiste que moriste de un corazón roto en los papeles!

—Podría suceder. Soy un romántico, ya sabes. Dimitri cree que soy un niño, al igual que todo el mundo lo hace, lo que probablemente está bien, porque de lo contrario él me vería como un rival.

—Tú te tomas un gran esfuerzo para mantenerlos a todos pensando que eres un niño, —Skyler le señaló con una pequeña sonrisa. —Te gusta que te subestimen. Eres un genio, Josef, y no dejas que ninguno de ellos vean tu verdadero yo. Deliberadamente los provocas.

Su sonrisa se ensanchó hasta que parecer positivamente travieso. Sopló sobre sus uñas

—Eso es muy cierto. Yo no lo niego—Su sonrisa se desvaneció. —Pero esto es muy diferente a las bromas que generalmente les hago. Esto es grande, Skyler. Sólo quiero que tú entiendas lo que está en juego.

—Por supuesto que sé lo que está en juego.

—Tu familia es una de las más poderosas familias legendarias de nuestro pueblo. —Él frunció el ceño. —Lo que me recuerda, ¿por qué nunca te refieres a Gregori como tu tío? Él es un hermano de Lucían y Gabriel, por lo que técnicamente, es tu tío.

—Supongo que nunca pensé en ello. No lo sé. Nosotros estamos en Londres y Él está aquí en los Cárpatos y él nunca ha mostrado gran interés en mí.

—El es un Daratrazanoff, créeme Cielo, él está interesado en ti. Si desapareces, tu familia va a venir a buscarte y estarán en pie de guerra. Toda tu familia, especialmente Gabriel.

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—¿Tienes miedo de mi padre? —preguntó Skyler.

—Tengo noticias para ti, Cielo, todo el mundo tiene miedo de tu padre, y si no, deberían hacerlo, sobre todo cuando se trata de ti. ¿No te has dado cuenta de lo protector que es el contigo? Tu tío Lucían es igual de malo, si no peor y si alguien se mete con uno de esos hombres o con cualquier persona que amen, responderán ante los dos.

Skyler se mordió el labio. —Lo siento, Josef, por ponerte en esta posición. No puedo echarme atrás. Tengo que encontrar a Dimitri. Sé que puedo hacer esto. —Este plan era perfecto, y ambos lo sabían —y contaba con que Gabriel y Lucían vendrían tras mío. —Puedo seguir de aquí por mí misma, realmente puedo.

Josef se echó a reír. —Ahora sí que has perdido la cabeza. Si te dejo hacer esto por ti misma, ellos realmente me mataran. No, estamos aquí y tenemos que llevarlo a cabo. Creo que eres la única persona que podía sacar esto adelante. Pero Skyler, si te metes en problemas, esto realmente va a comenzar una guerra. Lucían y Gabriel no van a retroceder si alguien te hace daño, o si eres capturada. No les importara lo que diga el príncipe. Van a ir tras de ti y nadie se interpondrá en su camino. Será mejor que entres en esto sabiendo esto. Tú tienes que saber las consecuencias y estar dispuesta a enfrentarse a ellas.

Skyler apretó los labios. Ella no había pensado en otra cosa desde que ella y Josef habían ideado el plan. —Dimitri es un buen hombre. Podría haberme reclamado, llevarme lejos de mi casa y la única estabilidad que había conocido jamás. Yo no habría sido capaz de resistirme a él, la atracción entre compañeros es demasiado fuerte. Pero él no lo hizo, Josef, no importa el terrible costo que tuvo para él. No insistió en reclamarme o en unirnos. No fue porque tuviera miedo de Gabriel. Él nunca ha tenido miedo de Gabriel.

Josef hizo un gesto con la mano hacia el ataúd y la tapa crujió cerrándolo. —Lo sé, —admitió en voz baja.

—Él sabía que yo no estaba preparada, que necesitaba tiempo para encontrarme a mí misma y superar... todo en mi pasado. —Skyler agachó la

cabeza, por lo que su gran cantidad de cabello sedoso le cubrió la expresión.

—No lo hagas, Cielo, —dijo Josef. —Somos los mejores amigos. Lo que te pasó no fue culpa tuya y tú nunca deberías sentirte avergonzada por ello.

—No me avergüenzo, bueno, no es como tú piensas. Creo que Dimitri es un gran hombre y se merece una compañera que puede encajar con él en todo. Yo aún no soy esa mujer. Quiero estar con él, siento que lo necesito tan fuertemente como lo hace él. Esa sensación crece en mí todos los días.

—¿Crees que él te echaría tu pasado en contra? —preguntó Josef.

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Skyler sacudió la cabeza. —No, él a menudo está lo suficientemente cerca para hablar conmigo en la noche cuando no puedo dormir. Hablamos mucho por la noche. Me encanta su voz. Él es muy amable conmigo, nunca exigente. Sé que es difícil para él. Puedo sentir su lucha, aunque él lo escondió de mí al principio. No se puede estar en la cabeza de otra persona sin que eventualmente lo veas todo. La oscuridad amenazaba con tragárselo todo el tiempo, sin embargo, nunca me dijo nada, nunca trató de apresurarme. El ciertamente no me condena porque yo sea demasiado joven -y este demasiado asustada. Dimitri no me juzga.

—Nadie lo hace, cariño, —señaló Josef. —Tú eres la única tan dura contigo misma. Yo especialmente ame la etapa en la que teñías tu cabello constantemente. Te tomó un poco de tiempo para encontrarte a ti misma y sentirse cómoda con lo quien realmente eres.

Skyler enarco su ceja. Su mirada apuntaba directamente al negro pelo en punta de Josef rematando en azul. Su sonrisa era contagiosa, revelando abolladuras gemelas cerca de su boca. —Esto es lo que soy. Me percate hace mucho tiempo. Me gusta mi cabello con puntas azules.

—Porque así nadie va a adivinar lo listo que eres. Están demasiado ocupados mirando tu cabello y los piercings que te pones en ocasiones solo para molestarlos a todos, —lo acusó, riendo suavemente. —Te amo, Josef, sabes que lo hago, ¿no es así?

—Sip. Es por eso que estoy aquí, Sky. No tengo a muchas personas que se preocupen por mí. Si tú dices que me necesitas, Yo iré. —Él apartó la mirada de ella.

Skyler le puso la mano en su brazo. —Hay muchas personas que se preocupan por ti, Josef, es simplemente que tú no les dejas acercarse. Si le dieras una oportunidad a Dimitri, creo que él sería un buen amigo para ti. Yo sé que lo haría. He hablado con él muchas veces acerca de ti.

—Pensé que no lo habías visto desde que estuviste en las montañas de los Cárpatos.

—Él pensó que sería mejor si nos quedábamos lejos el uno del otro. Sabía que iba a ser muy difícil para él estar conmigo físicamente cerca de él, pero él venía a Londres y luego se iba cuando él necesitaba oír mi voz.

—¿Lo sabía Gabriel? —preguntó Josef .

—Probablemente. Él no me pregunto por ello, pero me daba cuenta que cuando Dimitri estaba cerca, Gabriel se quedaba más cerca. Y cuando Gabriel no estaba conmigo, lo hacía Francesca. Hubo momentos en que el tío Lucían y la tía Jaxon colgaban alrededor. Ellos están muy ocupados, así que sabía que era porque tenía miedo que Dimitri viniera y me reclamara.

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—Pero él no lo hizo.

—Por supuesto que no. Él es un hombre de honor. No soy lo suficientemente mayor en la cultura Cárpato, lo que es gracioso porque en la cultura humana yo ya podría casarme con facilidad. Nadie pensaría dos veces en ello.

—¿Tú quieres que él te reclame? —pregunto Josef con curiosidad.

Skyler se encogió de hombros. —A veces. Yo sueño con él. Nunca pienso en otros hombres, ni siquiera los miro. Siempre es Dimitri. Él me llama y ni siquiera es consciente de ello. Cuando estamos hablando, de mente a mente, veo las cosas. Cuan solo está. Cómo de oscuro es su mundo. Lo difícil que es luchar contra la fuerza constante de la oscuridad. Él resiste mucho por mí. Por todos nosotros. El cazar se ha hecho más difícil para él. Cada vez que tiene que matar. Veo todo eso, y los terribles sacrificios que hace por mí.

—Él no querría que tú vieras todas esas las cosas, Cielo—dijo Josef suavemente. —Ya lo sabes, ¿verdad? Los hombres Cárpatos, especialmente los

cazadores, son como piedras, guerreros totales. Y si el pensara que no te está protegiendo de esas sombras rastreras, estaría muy molesto.

Skyler le sonrió a Josef. —No puedo evitar ver lo que veo, Josef. No soy exactamente igual que todos los demás. ¿Qué clase de mezcla hay en mí? Psíquico. Mago. Parcialmente Cárpato. Hija de la Tierra. Buscadora de dragones. Veo cosas que no estoy destinada a ver. Siento cosas que no debería. Yo sé que estuvo muy cerca de ser arrancado de mí lado. Lo sentí. Lo llamé. Canté la canción de curación que le he oído cantar a Francesca. Encendí las velas y lloré por varios días cuando él estaba tan lejos que yo no podía llegar a él.

Ella lo miró a los ojos, dejándole ver su dolor. Josef sin duda era subestimado por la mayoría de la gente, pero ella veía su ingenio, y ella valora su estrecha amistad. Podía hablar con él, decirle cualquier cosa, y él nunca traicionó su confianza.

—Lo necesito, —admitió ella con sencillez. —Y tengo que encontrarlo.

Josef echó el brazo por sus hombros. —Bueno, hermanita, eso es exactamente lo que vamos a hacer. Paul debería estar aquí en cualquier momento. Él me envió un mensaje y dijo que lo tenía todo listo.

—¿Él cubrió sus huellas? ¿No te dijo una vez que Nicolás había tomado su sangre? Si lo hizo, él puede rastrear a Paul.

—Bebe, cualquiera de ellos pueden rastrearnos, y van a estar sobre nuestro rastro caliente en el momento que se den cuenta de que estás desaparecida.

—Ya lo sé. Sólo estoy diciendo que no puede suceder hasta que no estemos listos. —Skyler miró de nuevo el reloj. —Él está atrasado.

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—Su cubertura es perfecta, —le aseguró Josef. —Voló sobre las familias de De La Cruz y él les dijo que íbamos a ir a explorar las montañas en el lado de Ucrania. Que estaríamos de acampada durante un par de semanas. Por supuesto, ellos estaban tan contentos de deshacerse de nosotros que ninguno va a cuestionar que nos gustara hacer algo juntos. Hemos hablado de ello sin parar durante los últimos dos años. Esta sería la oportunidad perfecta para que nos juntemos, por lo que compraron fácilmente nuestra historia.

Skyler resoplo suavemente. —Por supuesto que no les importa si ustedes dos se van de camping en la selva juntos. ¿Recuerdas cuando yo quería ir a uno de sus viajes de campamento? El mundo casi llegó a su fin.

Josef se rió y apoyó perezosamente una cadera contra el ataúd. —Gabriel se convirtió en el lobo feroz y casi nos comió a Paul ya mí para cenar solo por sugerirlo. Me sorprendió que te permitiera ir a la universidad. Estabas muy por delante de tu grupo de edad en la escuela.

Skyler se encogió de hombros. —regresaba a casa por la noche durante todo el primer año. Lo necesitaba. Eso no tenía nada que ver con Gabriel y Francesca. No sé qué hubiera hecho sin ellos. Yo los necesitaba tanto en los primeros días. Y ellos realmente venían por mí. —Las lágrimas brillaron en sus ojos. —No me gusta pagar su amor y bondad con mentiras, pero no me dejaron otra opción.

—¿Intentaste hablar con ellos acerca de Dimitri?, —preguntó Josef.

Skyler asintió. —Sabía que algo estaba mal, que Dimitri estaba en problemas, la última vez que hablamos. El salió precipitadamente hacia las montañas de los Cárpatos hace un par de semanas y luego estaba en una terrible batalla. Lo sentí deslizarse lejos de mí. Él estaba tan lejos y casi no podía alcanzarlo. Para el momento en que lo hice, él casi había desaparecido. Podía sentir su fuerza de vida desvaneciéndose—Ella lo miró. —¿Te acuerdas de aquella noche? Te llamé para que vinieras y me ayudaras.

—Tú estabas en la biblioteca de la universidad y por suerte para ti había venido a visitarte, así que no estaba muy lejos—Dijo Josef. —Pero tú no me dijiste

lo que había pasado. Sólo que Dimitri te necesitaba. Tú estabas completamente noqueada.

El recuerdo de aquella noche la sacudió. Dimitri había sido gravemente herido. Herido de muerte. Ella estaba lejos de él, estudiando en la biblioteca de la universidad - tan mundano - la distancia atenuaba su conexión. Ella se había extendido hacia él, sabiendo que estaba en problemas y su hermano la encontró. Cuando tocó a Dimitri, él estaba tan frío, helado. Ella se estremeció, el frío todavía en sus huesos. A veces, ella no creía que había podido sacarlo.

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—Su hermano estaba allí, luchando por él, persiguiendo su menguante luz y tratando de traerlo de vuelta. Llamé a Dimitri y le rogué que no me dejara. Hice todo lo posible, incluso a través de una gran distancia, para ayudar a su hermano a traerlo de vuelta a la tierra de los vivos. Yo no podía dejarlo ir.

Ella atrapo su labio inferior entre sus dientes, mordiéndolos con fuerza. Incluso ahora, su corazón le dolía. Apretó la palma de su mano con fuerza sobre el dolor. —No lo puedo perder, Josef. Él siempre ha estado ahí para mí, siempre que lo he necesitado, de cualquier manera que lo he necesitado. Es mi turno ahora. No lo dejare caer. Voy a buscarlo y yo voy a ayudarlo a escapar.

—Antes, cuando se estaba muriendo, pudiste llegar a él, —aventuró Josef con cuidado, sabiendo muy bien que estaba atravesando por un campo minado. —¿Por qué crees que ahora no puedes?

—Yo sé lo que quieres decir, Josef, —le espetó. —Y no es cierto. Dimitri está vivo. Yo sé que está vivo.

Josef asintió. —Te escucho, Cielo, pero eso no responde a mi pregunta. Tal vez será mejor que averigüemos por qué no puedes extenderte hacia el cuándo los dos siempre han sido capaces de comunicarse telepáticamente. Tú eres extraordinariamente poderosa. Mucho más que algunos Cárpatos. Muchos de nosotros no podemos cubrir los tipos de distancias que tú has podido. Entonces, ¿qué es diferente ahora?

Ella frunció el ceño. Josef era increíblemente brillante, y aunque ella no quería oír esto, tenía que escucharlo. Tenía un punto. Ella había sido capaz de recorrer grandes distancias para conectar con Dimitri, -y él con ella.- Ella había sabido cuando él estaba en problemas, después de haber luchado en una batalla con una manada renegada y se llevó la peor parte del ataque con el fin de darle a su hermano la oportunidad de destruir a un muy peligroso cruce entre vampiro y lobo.

Ella había sentido el dolor de Dimitri, tan terrible que apenas podía respirar. Allí mismo, en la biblioteca del colegio, ella casi se había caído al suelo, con un

destello de dolor que no era suyo. Ella había seguido ese camino de regreso a él infaliblemente a pesar de su debilitada luz. Durante los años de hablar telepáticamente, la conexión entre ellos había crecido fuerte y se encontró con él, incluso cuando su fuerza de vida se desvanecía, viajando al otro reino. Si pudo hacer eso, Josef estaba en lo cierto, ¿por qué no podía encontrarlo ahora? Eso no tenía sentido - y debería haberlo averiguado por su cuenta.

—Estás demasiado cerca al problema, —dijo Josef, lo que demuestra que estaba tan en sintonía con ella que pudo prácticamente leer sus pensamientos.

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—No me gusta cuando no estoy pensando con claridad, —dijo Skyler. —Él me necesita al cien por ciento en esto.

—Creo que lo llaman amor, Cielo, tanto como que no quiero admitir que podrías amar a nadie más que a mí. —Josef le guiñó un ojo.

—Algo está realmente mal, Josef. Lo sé. ¿Cómo pude encontrarlo cuando estaba prácticamente muerto, pero no puedo hacerlo ahora?

—Tal vez él esta inconsciente, —aventuró.

Ella negó con la cabeza. —Pensé en eso. Aun así todavía lo podría encontrar. Sé que podría. Hay algo acerca de nuestra conexión. Es tan fuerte, que puedo seguirlo en cualquier lugar. Yo podía tocarlo cuando estaba bajo tierra, rejuveneciendo en el suelo.

Los ojos de Josef agrandaron. —De ninguna manera, Sky. Nadie puede hacer eso. Paramos nuestros corazones y pulmones, y no podemos movernos. Ese es nuestro momento más vulnerable. ¿Cómo podría el estar consciente?

—No lo sé, pero cada vez que me extendía hacia él, fuera de día o noche, El siempre ha estado ahí para mí. Siempre. No puedo recordar un solo momento en que no lo pude encontrar. Madre Tierra siempre me cantaba, una vibración que podía sentir, y yo podía saber dónde estaba el.

—¿Les dijiste a Gabriel y a Francesca que puedes hacer eso? ¿Puedes hacerlo con ellos? ¿Conmigo? —Skyler se paseaba por el piso, mirando otra vez su reloj con cierta impaciencia.

—Nunca pensé en decirle a nadie, ni siquiera a Dimitri, la forma como lo hacía. Pero no, nunca traté de despertar a nadie más. Francesca y Gabriel consiguen muy poco tiempo para estar juntos y solos en estos días, así que nunca considere despertarlos. Parecía natural recurrir a Dimitri. Yo sabía que él me necesitaba tanto como yo lo necesitaba a él.

—Todo este tiempo pensé que tenías miedo de una relación con él, —dijo Josef.

La sonrisa de Skyler tenía poco humor. —Nunca tuve miedo de una relación con él. ¿Cómo podría ser?, Tenemos una relación maravillosa. Él me trata como si yo fuera la mejor mujer, la más deseable del mundo. Es inteligente, podemos hablar de cualquier cosa juntos por horas. Él es amable y gentil. Él es todo lo que una mujer podría desear en un compañero.

—Estoy escuchando un "pero" en ahí.

—No estoy segura de que pueda ser la compañera que el realmente merece. Estoy muy bien con la relación emocional y la relación intelectual, pero no tengo ni

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idea de si alguna vez puedo ser lo que necesita físicamente. Eso es un asunto completamente diferente.

Josef negó con la cabeza. —Skyler, no te pongas toda psicótica por eso. Eso va a pasar cuando se supone que sea. Dimitri nunca va a querer a otra mujer. Nunca. Él te dará todo el tiempo que necesites.

—Lo sé. Lo hago. Dimitri nunca me presionaría y nunca lo ha hecho. No es eso lo que le preocupa. Yo solo me pongo ansiosa al respecto. Quiero ser la mejor compañera posible para él y mi mente no puede ir a una relación física todavía.

Ella miró de nuevo el reloj. —Paul debería mejor llegar pronto. ¿Estás seguro de que se escapó sin que nadie sospechara?

—Sí, está en camino. A sólo unos minutos fuera. Tú dijiste que Dimitri está vivo. Si lo está, lo encontraremos.

Skyler dejó escapar el aliento lentamente. —No me gusta nada de esto. Detesto el hecho de que el príncipe, junto con todos los demás, lo hayan

abandonado.

Josef echó su brazo alrededor de ella y la abrazó con fuerza. La sonrisa se desvaneció.

—Lo encontraremos. Lo haremos. —Skyler se aferró a él por un momento y luego asintió con la cabeza, enderezando los hombros y alejándose de él. —No me gusta la única explicación que se me ocurre de no ser capaz de conectar con él.

—¿Cuál sería? —Preguntó Josef.

—Él me está bloqueando. —Había dolor en su voz. —Tiene que ser. Ninguna

otra explicación tendría sentido.

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Christine Feehan nació en California, donde actualmente vive con su marido Richard y sus hijos. Comenzó a escribir a temprana edad y se ha convertido en una importantísima figura de la novela romántica paranormal.

Dice que ha sido escritora toda su vida, que lee de todo porque todo le interesa, desde cualquier libro hasta enciclopedias. Está fascinada por la palabra escrita y le encanta contar historias.

Christine Feehan es una autora Best Seller Nº 1 del New York Times y tiene más de 40 novelas publicadas, entre ellas cuatro series. Cada una de esas cuatro series ha alcanzado el Nº 1 en el New York Times. Su primera novela, Dark Prince recibió 3 de los 9 premios a la excelencia en la literatura romántica paranormal en el año 1999.

Ha obtenido numerosísimos premios a lo largo de su carrera, entre ellos el Premio a la Trayectoria del Romantic Times y ha sido candidata para la RWA de los premios RITA. Ha publicado en muchos idiomas y en distintos formatos. En octubre de 2007 publicó su primer cómic manga. Este fue el primer cómic manga jamás lanzado por Berkley Publishing y lo hizo en el Nº 11 en la lista de bestsellers del semanal del editor.