2013 carta pastoral con motivo del aÑo de la fe 2012.doc

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CARTA PASTORAL “EL PUEBLO DE DIOS QUE PEREGRINA EN TACNA Y MOQUEGUA QUIERE VIVIR, INSPIRADO EN EL AÑO DE LA FE, UN TIEMPO DE GRACIA EN SINTONÍA CON EL PROYECTO DE RENOVACIÓN PASTORAL” ÍNDICE INTRODUCCIÓN: I- REDESCUBRIR EL DON DE LA FE 1. Significado y objetivos del Año de la fe 2. La importancia de conocer correctamente los contenidos de la fe 3. La fe se profesa, se celebra, se vive, se reza y se transmite Propuestas para la vida pastoral II. EL FUNDAMENTO DE NUESTRA FE ES CONFESAR A CRISTO 1. Cristo Redentor del Hombre 2. El valor del sacramento del Bautismo 3. Los cristianos sal del mundo: Testigos de la fe Propuestas para la vida pastoral III. EL ESPÍRITU SANTO INTERPELA A LA IGLESIA DIOCESANA 1. La necesidad de una constante conversión 2. La diócesis evangelizada y evangelizadora a impulsos del Espíritu Santo 3. E Proyecto de Pastora, fruto del Concilio Vaticano II Propuestas para la vida pastoral CONCLUSIÓN: María indica el camino de la Iglesia

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CARTA PASTORALEL PUEBLO DE DIOS QUE PEREGRINA EN TACNA Y MOQUEGUA QUIERE VIVIR, INSPIRADO EN EL AO DE LA FE, UN TIEMPO DE GRACIA EN SINTONA CON EL PROYECTO DE RENOVACIN PASTORALNDICE

INTRODUCCIN:

I- REDESCUBRIR EL DON DE LA FE1. Significado y objetivos del Ao de la fe2. La importancia de conocer correctamente los contenidos de la fe3. La fe se profesa, se celebra, se vive, se reza y se transmite Propuestas para la vida pastoralII. EL FUNDAMENTO DE NUESTRA FE ES CONFESAR A CRISTO 1. Cristo Redentor del Hombre

2. El valor del sacramento del Bautismo

3. Los cristianos sal del mundo: Testigos de la fe Propuestas para la vida pastoralIII. EL ESPRITU SANTO INTERPELA A LA IGLESIA DIOCESANA1. La necesidad de una constante conversin2. La dicesis evangelizada y evangelizadora a impulsos del Espritu Santo3. E Proyecto de Pastora, fruto del Concilio Vaticano II Propuestas para la vida pastoralCONCLUSIN: Mara indica el camino de la IglesiaINTRODUCCINA los queridos hermanos y hermanas de la Iglesia de Tacna y Moquegua les deseo Gracia y paz de parte de Dios nuestro Padre y de Jesucristo el Seor (Filp. 1,2).La puerta de la fe (Hch. 14, 27) que introduce en la vida de comunin con Dios y permite la entrada en su Iglesia, est siempre abierta para nosotros. (Benedicto XVI, Carta Apostlica Porta Fidei, N. 1)Con estas palabras iniciales, el Santo Padre Benedicto XVI, convocaba el Ao de la fe con motivo del 50 aniversario de la inauguracin del Concilio Vaticano II y que terminar el 24 de noviembre de 2013 en la solemnidad de Nuestro Seor Jesucristo Rey del Universo. As mismo, en este ao jubilar tambin se conmemora los 20 aos de la promulgacin del Catecismo de la Iglesia Catlica que, con palabras de Juan Pablo II, viene a ser un autntico fruto del Concilio, un instrumento vlido para el servicio de la comunin eclesial y una regla segura para la enseanza de la fe (Porta Fidei, N 11)El Sucesor de Pedro a travs de este tiempo nos propone la centralidad de su pontificado: La exigencia de redescubrir el camino de la fe para iluminar de manera cada vez ms clara la alegra y el entusiasmo renovado del encuentro con Cristo (Porta Fidei, N 2). Ahora bien, para hacer realidad lo que el Papa nos sugiere, es necesario evaluar nuestra vida personal y comunitaria, para descubrir si estamos respondiendo a las exigencias de ser verdaderos discpulos del Seor. Hoy como ayer, el encuentro con Cristo muerto y resucitado es el inicio de todo compromiso y de todo testimonio.Pido al Seor que la carta pastoral que les entrego se proyecte en el tiempo como una luz que oriente nuestro caminar y suscite la reflexin y el dilogo de la comunidad eclesial en su conjunto. Con un sano optimismo puedo decirles: El futuro es nuestro! porque, realmente el futuro es de Dios, esta es la gran certeza de nuestra vida y un estmulo firme para seguir extendiendo el Reino de Cristo en el mundo. Hermanos y hermanas amados del Seor, el Dios de la Vida y de la Historia, nos ha dado la existencia y la vocacin cristiana para iluminar, con la luz de la fe, nuestro mundo sumido en sombras y que busca a tientas la luz de la Verdad que es Dios mismo; no dejemos pasar la oportunidad de dar razn de nuestra fe con la fuerza que nace de Cristo el Seor.As lo pido al Seor de Locumba, por intercesin de nuestra Seora del Santo Rosario, peregrina de la fe y estrella de la nueva evangelizacin y de Santa Fortunata.I. REDESCUBRIR EL DON DE LA FE1. Significado y objetivos del Ao de la FePartiendo de la invitacin que el Santo Padre ha querido hacernos en este tiempo, percibimos que el camino a seguir es valorar el don de la fe, don que hemos recibido en el sacramento del bautismo y que nos concede participar de la vida sobrenatural de la gracia. En el caso de los pases de Amrica Latina, la fe en Dios ha sido el alma de estos pueblos. As lo haca notar Benedicto XVI cuando destacaba que: del encuentro de esa fe con las etnias originales ha nacido una rica cultura cristiana (Cfr. Discurso Inaugural de la Quinta Conferencia general del Episcopado Latinoamericano). Eso que seala el Papa lo constatamos, a Dios gracias, en nuestro querido Per identificado fuertemente por su amor a Cristo y expresado en sus diversas tradiciones religiosas.

As mismo, la invitacin a redescubrir nuestra vocacin de cristianos, indica que nos hace falta fortalecer la fe, pues de lo contrario correramos el riesgo de perder nuestra propia identidad como pueblo cristiano. En el mismo discurso del Papa que me he referido anteriormente constata un fenmeno, y es que: en la actualidad, esa misma fe ha de afrontar serios retos, pues estn en juego el desarrollo armnico de la sociedad y la identidad catlica de sus pueblos (Idem); en pocas palabras, los cristianos encontramos serias dificultades para vivir de la fe, urge entonces que retornemos a las fuentes del cristianismo para ser discpulos y misioneros de Cristo, enviados por l al mundo para anunciar y dar testimonio de su Seor hasta que vuelva.

La renovacin y revitalizacin de la fe en Cristo nos llevar a superar las dificultades que nos plantea el secularismo, el hedonismo el indiferentismo religioso y el proselitismo de numerosas sectas pseudo religiosas que separan la fe de la vida. El mismo pontfice lo seala con estas palabras: La fe, hoy en da no hay que darla por supuesta. Existe un analfabetismo religioso que lleva a muchos cristianos a un apostasa silenciosa, hasta el punto de vivir como si Cristo no existiera (Benedicto XVI, Hom. Misa Crismal, 5 de abril 2012). Por lo tanto, no es suficiente con decir soy creyente, debemos dar razn de nuestra fe, con el ejemplo de una vida coherente.Toda esta realidad descrita nos compromete seriamente con lo qu somos. Por ello, la Iglesia que estrena un nuevo siglo, cree oportuno llamar la atencin sobre la fe en el momento actual de su historia, tiempos cruciales en donde se gesta una nueva cultura global con valores y anti valores suministrados por el pensamiento actual. Todo ello nos lleva a decirle a Cristo con la voz de los apstoles: Seor aumntanos la fe (Lc. 17, 5). Sabemos que Jess ha dicho: Si tuvieran fe como un grano de mostaza (Lc. 17, 6). Pues, de eso se trata, redescubrir el camino de la fe para iluminar de manera cada vez ms clara el encuentro con Cristo como nos seala la carta encclica Porta Fidei n.2.

La celebracin de un Ao orientado a reflexionar sobre nuestra propia vocacin seala que el Dios revelado es el centro de nuestra vida, porque quien excluye a Dios de su horizonte, falsifica el concepto de la realidad (Discurso Inaugural Quinta Conferencia de Aparecida, n.3) Quien tiene a Dios por la fe tiene un concepto adecuado sobre el mundo y sobre s mismo. Pasemos ahora a conocer los objetivos que Benedicto XVI nos propone en su carta Puerta de la fe

1. Para confirmar nuestra fe rectamente expresada, es necesario redescubrir los contenidos de nuestra Fe, una fe que debe ser profesada privada y pblicamente, celebrada, orada y vivida. 2. Los fieles en sus Iglesias particulares y estimuladas por el Obispo diocesano, se acercarn a las enseanzas del Concilio Vaticano II a travs del estudio, pues se nos ofrece una brjula segura para orientarnos en el camino del siglo que comienza (Porta Fidei N. 5).3. Para que los hermanos en la fe no desfallezcan en este noble intento, es conveniente sostenerlos con la reflexin sobre el don de la Fe, su adhesin a Cristo y a sus enseanzas que las encontramos en los Evangelios y en el magisterio de la Iglesia, en una palabra, capacitar al creyente para que d razn de su Fe a quien se la pida (I Ped..). Ha llegado la hora que los creyentes confiesen su fe en plenitud, con conviccin, con confianza y esperanza.4. Otro objetivo no menos importante que los ya sealados es la invitacin a una autntica y renovada conversin al Seor, nico Salvador del mundo.

5. Renovar nuestro compromiso a favor de la nueva evangelizacin para redescubrir la alegra de creer y volver a encontrar el entusiasmo de comunicar la fe. Para ello, hay que disponernos a recibir las enseanzas del XIII Snodo ordinario de Obispos que ha reflexionado sobre la nueva evangelizacin para la transmisin de la fe cristiana.

6. Asimilar las verdades de la fe, en otras palabras: Creo para entender y entiendo para creer y as podamos confesar: Soy cristiano somos cristianos- por la gracia de Dios.7. Conocer el Catecismo de la Iglesia Catlica fruto maduro del Concilio Vaticano.8. Suscitar el inters de conocer a los Testigos de la fe discpulos y misioneros- que dieron hermoso testimonio ante el mundo. Es necesario recorrer la historia de nuestra Fe. (Cfr. Porta fidei N. 13)

9. Y, por ltimo, otro objetivo que se nos propone es acerca de la plenitud de la ley cristiana, es decir, la Caridad. El Papa nos dice que: Ser una buena oportunidad para intensificar el testimonio de la caridad () La fe sin la caridad no da fruto, y la caridad sin fe sera un sentimiento constantemente a merced de la duda (Porta Fidei N. 14)

Intentar en esta carta profundizar algunos de los objetivos que el Papa nos presenta con la finalidad de fortalecer el compromiso de ser mejores discpulos y misioneros del Seor.2. La importancia de conocer correctamente los contenidos de la feEste es uno de los primeros objetivos de nuestra celebracin, conocer con certeza los contendidos de la fe que hacen relacin con conocer a Dios Padre que se nos ha revelado por medio de su Hijo en el Espritu Santo. Se dice que el gran enemigo de Dios es la ignorancia. San Jernimo afirmaba que desconocer las escrituras es desconocer a Cristo; en resumidas cuentas conocer a Dios es un gran bien para el hombre, ya que no se trata de una idea que podamos tener acerca de l, sino un conocimiento amoroso que parte de la iniciativa divina Primero es conocer luego gozar; nadie puede amar lo que no conoce. As descubrimos que la fe no es un sentimiento ni una mera herencia cultural, sino una accin constante de un Dios con rostro humano; es decir Cristo que est en el seno del Padre (Jn. 1,8), se ha dignado hacernos partcipes del misterio divino que fundamenta nuestra fe.La Iglesia Madre y Maestra- tiene muy en cuenta la formacin doctrinal de sus hijos y se preocupa de que recibamos la adecuada formacin de los contenidos de nuestra fe que rezamos en el Credo. Hace falta formarnos bien y dejarnos formar por quienes tienen la misin de ensear. Desde este punto de vista, el proyecto de pastoral diocesano es una propuesta muy eficaz que nos invita a caminar como Pueblo de Dios que se nutre de la Palabra Divina y de las enseanzas contenidas el Catecismo de la Iglesia Catlica. El proyecto invita a educarnos convenientemente como premisa de anunciar el Evangelio la Buena Noticia- y sta debe ser leda, orada y contemplada por cada uno de nosotros. Volviendo al Catecismo, ste nos propone el itinerario de nuestra educacin:1- La profesin de fe2- La celebracin del misterio cristiano

3- La vida en Cristo

4- La oracin cristiana.

Por ende, la Iglesia se sustenta en el slido fundamento de la fe en ntima fidelidad y sintona con su Tradicin y Magisterio. Ella lleva a los hombres y mujeres el mensaje que nos salva y da pleno sentido a la vida. Por eso, existe como un desarrollo de la fe que se origina en el momento de nuestro bautismo y que paulatinamente va creciendo a lo largo de nuestra vida. La carta a los Hebreos nos advierte que sin fe es imposible agradar a Dios (Heb. 11,6); pero es la fe con las obras de la que nos habla el apstol Santiago, pues una fe sin obras est muerta (Cfr. Santiago 2, 14 y ss). Con todo lo dicho podemos examinar de qu manera estamos contribuyendo en nuestra dicesis a una mejor formacin en la fe. Desde este punto de vista podemos sealar el papel importante que juega la catequesis sacramental como un instrumento que no agota, ni mucho menos, la formacin del cristiano. Hoy se habla de una Iglesia en misin permanente y de una catequesis continuada y permanente a todos los niveles y para todos los fieles. La instruccin formativa, misin primordial de los ministros, no excluye a los hermanos laicos que con su testimonio de vida y con su esfuerzo trabajan, codo a codo, en sus respectivas parroquias y zonas. La adecuada formacin es inicio de todo compromiso en la fe, sin ella slo existirn compromisos efmeros por parte de los laicos. Es responsabilidad de los sacerdotes, ministros y pastores del Pueblo de Dios alimentar con los pastos abundantes de la sana doctrina a todos nuestros hermanos. Vale la pena recordar lo que aprendimos cuando seminaristas: Creo para entender y entiendo para comprender, Fe y Razn se entrecruzan y se ayudan con la finalidad de descubrir el insondable amor de Dios y mi destino ltimo. Sabemos muy bien que las verdades de la fe no contradicen la razn humana y es labor del sacerdote mostrar la belleza de la fe hasta en los ltimos rincones de la Dicesis. Lo mismo dgase de la responsabilidad que tienen los padres de educar en la fe. La II Conferencia Episcopal Latinoamericana en Medelln dej estampada esta frase: La familia debe ser formadora de personas, educadora en la fe y promotora del desarrollo (Cfr. Documentos Medelln N 2). La Iglesia no se cansar de recordar los roles de cada fiel en la vida de la Iglesia. En definitiva, la comunidad eclesial y la iglesia domstica, que es cada familia cristiana, deben reflexionar al respecto muy seriamente para responder a los desafos de una sociedad que invita a vivir sin Dios, y si nosotros no cubrimos, por decir la brecha, sta ir distanciando cada da ms los hermanos de la fe; Si nos esforzamos en conocer mejor nuestro credo, entonces ya no se tendr la idea errnea que uno se acerca slo a la parroquia para conocer los requisitos de los sacramentos y cmo puede disminuir dichas exigencias por considerarlas anticuadas.Por otra parte, un cristiano que conoce la doctrina cristiana no cae en posturas supersticiosas que intentan ser expresadas en el culto religioso. Un autor eclesistico Tertuliano- deca que Cristo afirm que l era la Verdad ms no la costumbre. Por eso conviene conocer a fondo la Palabra de Dios, escrita y transmitida por la Iglesia, para no caer en actitudes que nos atan, no olvidemos que el Seor Jess advirti que la verdad nos hara libres (cita). Vemos con preocupacin que la falta de formacin conveniente que d respuestas a los interrogantes acuciantes de la vida, crea como un vaci que se cubre con acudir a pitonisas, astrlogos, curanderos, espiritistas, brujos, animistas, etctera; como si la fe en Cristo fuera insuficiente para el creyente.3. La fe se profesa, se celebra, se vive y se rezaQuisiera iniciar la presente reflexin recordando a San Agustn en su camino a la fe. Cuenta que buscaba a Dios -a pesar de vivir apartado de l- quera encontrar la verdad hasta que la descubri y dir: Estabas dentro de m y yo te buscaba por fuera Estabas a mi lado, pero yo estaba muy lejos de ti (Cfr. San Agustn, Confesiones). Una vez cristiano, advertir que no es suficiente con tener buena voluntad, es necesario corresponder a lo que Dios nos pide, por eso confesar que: Dios que te cre sin ti, no te salvar sin ti (cita). Que acertado resulta el testimonio de San Agustn al tratar el itinerario de la fe:Jess mismo nos advirti: No todo el que me dice Seor, Seor, entrar en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que est en los cielos (Mt. 7, 21) Y la manera de no contentarnos con poco es, precisamente, viviendo la fe en todo su dinamismo. Las cuatro cualidades de la fe, por decirlo de alguna forma, trazan la figura de un cristiano: la fe se profesa con el testimonio de vida, se celebra y se reza. Entonces cuando el Santo Padre nos dice que debemos redescubrir la belleza de la fe es, precisamente corresponder con una vida santa (Cfr. Porta fidei, n. 9).Detengmonos a considerar la importancia de estos cuatro aspectos. En primer lugar, la fe nunca es un hecho privado, personal s es, porque es la persona que responde, pero el creyente puede y debe transmitir su fe; ya que sera contrario a la libertad de expresin y de credo, que a los cristianos se nos quiera encerrar en el mbito cultual. Sus miembros son conocidos; por lo tanto, darse a conocer como cristiano en el mundo no puede considerarse una provocacin o fanatismo. Un creyente en el mundo, no puede ser un ciudadano de segunda categora porque no est de acuerdo con leyes que, no slo contradicen la ley de Dios sino que van contra la misma persona, en definitiva, nadie nos puede obligar a que la fe la profesemos slo en los templos, de lo contrario seramos como el empleado de la parbola de los talentos, que escondi bajo tierra el talento que se le haba dado para que lo trabajara. El amo de la parbola pondr a la luz la indolencia del empleado: Siervo malo y perezoso, sabas que yo cosecho donde no sembr y recojo donde no esparc (Mt. 25, 26) Nosotros somos poseedores de un don, pero a modo de administradores, no de dueos que podemos hacer lo que nos place con lo que Dios nos concedi. Por eso, cuando nuestra Madre la Iglesia nos invita a vivir, a transmitir y a celebrar nuestra condicin de cristianos estamos poniendo por obra el dinamismo de la fe, no caemos en el engao de enterrar la fe en el pauelo de la mentalidad actual ni en la tierra de los respetos humanos.

Dios, nuestro Padre, ha querido para la Iglesia en Tacna y Moquegua un proyecto de pastoral que nos sirva para vivir, personal y comunitariamente, el dinamismo de la fe. Lo considero como un camino de comunin eclesial que el Espritu Santo nos ha trazado para desarrollar plenamente la fe recibida y as desarrollar nuestra plena vocacin de ser santos como Dios nos lo pide. El proyecto nos invita a confesar la fe en nuestros ambientes, a celebrar los misterios de la fe como verdadero Pueblo de Dios, sobre todo cuando celebramos la Eucarista. Nos invita adems a ser verdaderos apstoles de Jesucristo cuando rezamos y transmitimos en las zonas lo vivido. El que ha recibido el don de la fe por el sacramento del Bautismo vive de la gracia divina, reconociendo que no es mrito propio; al contrario, es consciente de qu ha sido invitado a establecer un dilogo permanente con su Dios. En definitiva, nuestro Proyecto es un modo de actualizar Pentecosts en todos los ambientes de la dicesis. Propuestas para la vida pastoral- Jornadas parroquiales de Formacin en la fe: Ser creyentes para ser testigos. Dar a conocer el Ao de la Fe.- Formacin de centros formativos que aseguren y dinamicen el proyecto de pastoral diocesana a la luz del Ao de la Fe.- Organizacin de celebraciones penitenciales en las Parroquias y zonas particularmente durante el Adviento y la Cuaresma, en las que se ponga el nfasis en pedir perdn a Dios por los pecados contra la fe.

- Organizacin en cada Sector una peregrinacin a las Iglesias Indulgenciadas de la Dicesis para celebrar y confesar la fe de la Iglesia en torno al Pastor Diocesano, Sucesor de los Apstoles.

- Publicar una edicin del Catecismo Menor sencillo y al alcance de todos para conocer y fortalecer nuestra fe.II. EL FUNDAMENTO DE NUESTRA FE ES CONFESAR A CRISTO1. Cristo Redentor del HombreEl beato Juan Pablo II escriba en su primera encclica que: Cristo es el centro del cosmos y de la historia () Cristo, Redentor del hombre, Cristo Redentor del mundo () En Cristo y por Cristo, Dios se ha revelado plenamente a la humanidad y se ha acercado definitivamente a ella y, al mismo tiempo, en Cristo y por Cristo, el hombre ha conseguido plena consciencia de su dignidad, de su elevacin, del valor trascendental de la propia humanidad, del sentido de su existencia (Cfr Redemptor Hominis, 1y ss.)De esa manera, Juan Pablo II, nos ha recordado que nuestra fe es Cristocntrica. El mismo Seor Jess se nos ha revelado como el Mesas enviado por el Padre (Mt. 8,17); que l es el Hijo de Dios (Jn. 1,34); que es el Buen Pastor (Jn. 10, 11-16); que es la cabeza de la Iglesia (Mt. 21, 41); que muere por nuestros pecados (Lc. 12, 49 -50); que es la luz del mundo (Jn. 12, 46); es decir el Padre ha querido reconciliarnos a travs de su Hijo como nos recordar San Pablo. (cita). La Iglesia Catlica nos ensea que el camino que nos conduce a Dios es Cristo que ha dado su vida por nosotros y de su muerte y resurreccin nace la Iglesia y, con ella, la vida del espritu que todo cristiano est llamado a vivir.

Efectivamente, todo cristiano debe vivir la vida de la gracia otorgada en el bautismo, la comunin con Cristo es la que nos hace verdaderos discpulos suyos. Y de qu manera un cristiano, una cristiana llega a esa ntima unin? Es el mismo Cristo que nos dice a travs de la parbola de la vid y los sarmientos: Permanezcan en m y yo en ustedes. Como el sarmiento no puede dar fruto por s mismo si no permanece en la vid, as tampoco ustedes si no permanecen en m (Jn. 15, 4). En pocas palabras, no es suficiente con decir soy cristiano debe ser una verdad verificable. La identificacin exige ese permanecer en su amor del que nos ha hablado el evangelista y Cristo quiere vivir en cada hijo suyo como expresin de esa ntima comunin de Dios con los hombres.Cuando San Pablo a las comunidades por l evangelizadas les animaba a que se revistan del Seor Jesucristo (Rom. 13, 14) y que vivan segn la vocacin recibida (I Cor. 1, 2); les estaba recordando la esencia misma de la fe, vivir la vida de la gracia que nos conduce a la santidad personal y comunitaria. Por eso es importante que esa vida crezca en nosotros a travs de un trato ms constante y asiduo con el Seor. En otras palabras alimentarnos de Cristo pos su palabra y su Cuerpo que se nos da en comida y en bebida. El ao de la fe nos estimula a un mayor conocimiento de Cristo, a un mejor trato con l intensificando la oracin personal y comunitaria; ah tenemos, por ejemplo como propuesta concreta, valorar la Eucarista dominical en familia, la prctica de la reconciliacin, la meditacin de la Palabra de Dios o lectio divina que est a nuestro alcance, el rezo de la liturgia de las horas, el rezo del santo Rosario, el ejercicio del Va Crucis y Va Lucis y otras tantas iniciativas que podemos practicar. Ciertamente un cristiano que busque a Cristo, que trate a Cristo y que ame a Cristo como nos aconseja San Josemara- es cristiano que se ha tomado en serio su fe. (Cfr. Camino N. )Ahora bien este amar a Cristo nos llevar a ser mejores hermanos, a vivir la fraternidad, a que nuestra fe no sea vaca o de carcter intimista, contentarnos con rezar y luego no hacer lo que el Seor Jess nos pide. Fe y caridad son el anverso y reverso de una misma realidad. El amor a Dios, cuando es autntico y radica en el verdadero conocimiento del misterio revelado, entonces nos lleva a preocuparnos por los dems a ser solidarios con los que sufren, seremos aquellos buenos samaritanos de la parbola, en definitiva los cireneos que compartimos las penas y los sufrimientos de los dems. A este punto cabe preguntarnos: qu estoy haciendo para que el amor a Dios se refleje en la dedicacin a los hermanos? El Seor elogi a la pobre viuda que dio todo lo que tena (Cfr. Lc. 21, 1-4) La beata Teresa de Calcuta tena una frase genial, ella deca que hay que dar hasta que nos duela. Pues por ese camino hay que seguir, el de la preocupacin por los dems, Cristo estreg su vida por nosotros, nosotros que estamos haciendo por los ms necesitados, los enfermos, los que no se acercan por la parroquia, por los jvenes que andan descaminados; es necesario examinarnos con humildad y sinceridad para que resuene fuertemente en nosotros lo que Jess dijo: porque tuve hambre y me diste de comer, tuve sed y me diste de beber (Mt. 25, 31-46). Termino diciendo que nuestras comunidades no pueden contentarse con un estar por estar, que la caridad sea lo que nos identifique como creyentes e hijos de Dios. 2. El valor del sacramento del Bautismo

Nos preguntamos: cmo se es cristiano y cmo se inicia la comunin con el Dios vivo y verdadero? La carta apostlica del Papa nos dice: Atravesar esa puerta supone emprender un camino que dura toda la vida. ste empieza con el bautismo (Porta Fidei N. 1)

El bautismo es el sacramento de la Fe, al ser bautizados recibimos el don sobrenatural de la fe, la participacin en la naturaleza divina y la gracia incomparable de sr hijos de Dios en el Hijo Jesucristo-. Pasamos a ser miembros vivos de Cristo y de su Iglesia. Por ello, nos recuerda el Catecismo de la Iglesia Catlica que El santo Bautismo es el fundamento de toda la vida cristiana, el prtico de la vida en el espritu y la puerta que abre el acceso a los otros sacramentos (N.1213). En el sagrado bao bautismal se nos da la vida nueva y, en consecuencia, se nos quita toda mancha de pecado. (Cfr. Rom. 6,4) En el sacramento del bautismo se origina nuestro segundo nacimiento, el de la gracia.Jesucristo antes de subir a los cielos les dio el encargo a sus discpulos: Vayan por todo el mundo y hagan discpulos mos bautizndolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espritu Santo (Mt. 28,19), el bautismo es el germen de la vida en el Espritu. Los apstoles hicieron lo que Jess les mand y la Iglesia siempre se ha preocupado de ser fiel al mandato misionero porque est convencida que es un gran bien para la persona llegar a la plenitud de la vida en Cristo por el sacramento del bautismo.Siguiendo la lnea de conocer mejor los contenidos de la fe para ser coherentes con lo que profesamos, detengmonos brevemente a evaluar qu significado tiene para nosotros el sacramento del bautismo. Se observa que este sacramento no es considerado como un bien en s mismo, primordial y conveniente. No se valora lo suficiente que el bautismo borra el pecado original y los pecados personales en el caso del bautismo de adultos; que por el bautismo se da la in habitacin de la Santsima Trinidad, que misterio tan grande!, que se otorga la dignidad de hijos de Dios y muchas ms bondades que en este momento no me puedo explayar.

Con lo dicho es suficiente para darnos cuenta que hace falta descubrir el verdadero valor y significado de este importantsimo sacramento, puerta de la fe. En primer lugar, conviene subrayar lo que no es; y as debemos decir que no es un convencionalismo religioso, tampoco una ocasin para organizar fiestas sociales en todo caso eso sera una consecuencia, ms no la razn misma para pedir el bautismo- tambin hay que sealar que el bautismo no tiene poderes mgicos de curar enfermedades como finalidad directa, as mismo no se pide el bautismo porqu el nio tiene mal de ojo, o porque est asustado y no puede dormir, ni mucho menos porque el curandero ha prescrito que le echen agua bendita. Todo esto cae en una actitud supersticiosa que debemos aclarar con la recta doctrina. En segundo lugar, algunos opinan equivocadamente que los nios deben crecer y cuando ya sean adultos, ellos mismos deben decidir si quieren bautizarse o no. Otros en cambio, supeditan la recepcin de este sacramento a situaciones coyunturales como tener padrinos econmicamente solventes, realizar una fiesta que demuestre lo que uno es socialmente, de lo contrario, se tiende a dilatar la celebracin; en definitiva, se cierne ignorancia sobre la naturaleza misma de este sacramento por parte de muchos cristianos.

Llegados a este punto y habiendo analizado los distintos pareceres que no facilitan comprender en todo su significado dicho sacramento, es conveniente y urgente contar con una adecuada catequesis pre bautismal y con material adecuado que ayude a nuestros hermanos a ejercer su misin de educadores de la fe de sus hijos. La cultura actual proclive a desechar todo compromiso que brote de una confesin religiosa, imponiendo su opinin de que Dios ha sido superado por la ciencia y la tecnologa, cofunde a muchos hermanos sencillos. Se hace necesario comunicar el mensaje evanglico al mundo actual con la fuerza que del Espritu Santo. Al respecto, es conveniente que el catecumenado de adultos se aplique con ms frecuencia en nuestra dicesis. Por otro lado, la catequesis pre bautismal y post bautismal es muy acertada e invito a todos a reflexionar al respecto. Tanto el bautismo de infantes como de adultos exige una preparacin adecuada al sujeto como a los padres y padrinos. Recordemos una vez ms que el sacramento del bautismo forma parte de los sacramentos de la iniciacin cristiana y hay que darle toda la importancia que este sacramento requiere.

Propongo para revitalizar este santo sacramento a partir del ao de la Fe, declarar la fiesta litrgica del Bautismo del Seor como el da sealado para celebrar nuestro nacimiento a la vida de la gracia. As mismo, propiciar en el da del aniversario parroquial la celebracin del sacramento del bautismo y, por ltimo iniciar el catecumenado de adultos en la dicesis como aspecto primordial de la catequesis evangelizadora.

3. Los cristianos sal del mundo: Testigos de la fe

Si reconocemos el valor del sacramento de la regeneracin que nos hace miembros del cuerpo de Cristo, resulta imprescindible tambin reconocer la fuerza que nos comunica para ser testigos del Maestro. Ustedes son la sal de la Tierra, ms si la sal se desvirta, con qu se la salar? Ya no sirve para nada ms que para ser tirada afuera y pisoteada por la gente. Ustedes son la luz del mundo. No puede ocultarse una ciudad en lo alto de un monte (Mt. 5,13-14); as les habl Jess a los que le escuchaban precisando que un seguidor suyo debe ser como un evangelio abierto que emane luz y sabor. Por lo tanto, estamos llamados a ser testigo de Cristo; todo creyente puede y debe ser una seal clara de Cristo Vivo, de lo contrario, como dice el Seor, nos convertimos en inspidos, inoperantes y apagados; no hay peor cosa que un cristiano que no tome en serio su fe.

Sabemos bien, que la Iglesia esparcida por todo el mundo, debe obedecer el mandato de Jess: Vayan y prediquen diciendo: El reino de los cielos est cerca () lo que han recibido gratis denlo gratis (Mt.10. 7 y ss). Ella ha sido fiel a lo largo de los tiempos y, nosotros cristianos que nos ha tocado escribir las primeras pginas de su historia en este nuevo siglo, queremos tambin obedecer al Seor. No se trata, de que unos se tomen ms en serio que otros la labor evangelizadora, sino que debemos reconocer que testimoniar la fe forma parte de la esencia misma del cristianismo. Repito una vez ms: todo bautizado ha recibido el mandato de hacer presente a Cristo y a su Iglesia en el ambiente que le ha tocado vivir y segn su particular vocacin de ser miembro de Cristo y persona en la Iglesia.Agradecemos a los innumerables testigos de la fe que han sembrado con su ejemplo y con su palabra la semilla del Evangelio: obispos, sacerdotes, religiosos y religiosas, laicos, nuestros hermanos catequistas, los maestros y las maestras, los profesionales de la salud, los agentes de pastoral, los misioneros y misioneras; que a travs de diversas iniciativas y como mucha abnegacin extendieron el reino de Dios: reino de paz y de justicia, reino de vida y de amor. Lo digo de esta manera para dejar patente que las iniciativas de dar a conocer el Evangelio fueron de tantas muestras de amor al pobre, al marginado, al enfermo, al anciano, a los hambrientos, etctera que qued muy clara la presencia del Espritu Santo guiando a su Iglesia. Nuestra dicesis no se ha quedado a atrs y gozamos de una multitud de testigos que ahora nos interpelan y animan a seguir la transmisin de la fe a travs de una vida entregada a la causa del Evangelio.

Por eso, queridos hermanos de la dicesis, urge tomar consciencia de lo que el Seor nos pide en este tiempo crucial de la historia de la humanidad. Debemos identificarnos con los sentimientos de Cristo que al ver la multitud se llen de compasin, porque estaban cansados y abatidos como oveja sin pastor (Mt. 9, 36). Eso significa leer la historia en clave de redencin, supone identificarme con los dolores y sufrimientos de tantos que les falta un sentido a sus vidas, que no tienen fe, incluso cristianos que se han apartado de la Iglesia, que por falta de la ayuda correcta se alejaron de Dios; o lo que es peor, por culpa nuestra, por nuestros escndalos y pecados, escandalizamos a los ms pequeos de Jess y se quedaron vacos y sin fe. Vuelvo a decir, es urgente que nos tomemos en serio nuestra fe viviendo como tales, haciendo realidad el mensaje de Cristo en nuestras vidas. Toda la Iglesia debe sentir la necesidad de conversin, pedir perdn por nuestros pecados y por las veces que me ausent de la Iglesia creando un vaco en mi entorno, porque me olvid que era cristiano en un determinado momento y ambiente, porque no consider importante la vida de la gracia y no me preocup de mi vida sacramental; son muchos los aspectos que cada uno puede ahora plantearse y nos daremos cuenta que es hora de rectificar y de seguir edificando la Iglesia, nuestra Iglesia de Tacna y Moquegua.Propuesta para la vida pastoralDe este segundo captulo podemos sugerir las siguientes propuestas pastorales:1. A travs de la catequesis sacramental insistir de manera pedaggica sobre Jesucristo redentor del hombre, para ello es importante que se tenga una cercana con los evangelios fuente principal de nuestra fe.

2. Estudiar la posibilidad de tener en la dicesis la catequesis post bautismal como consecuencia de haber asumido el compromiso cristianos los padres y padrinos3. En torno a la vigilia pascual, preparar a adolescente y adultos, para los sacramentos.

4. Facilitar a los agentes de pastoral cursos sobre la misin del laico en el mundo. III. EL ESPIRITU SANTO INTERPELA A NUESTRA IGLESIA DIOCESANA1. La necesidad de una constante conversinQueridos hermanos y hermanas: coincidimos que cada etapa de la historia reclama un compromiso para el bien de la humanidad. El futuro de la misma depende de los logros que se consiguen a favor de una civilizacin ms humana y ms digna. La Iglesia no est ajena a ello; antes bien invita a sus hijos e hijas a que contribuyan, juntamente con los dems ciudadanos, hacer realidad las metas propuestas. Ciertamente, nuestro aporte no deja de ser crucial por el hecho de que asumimos la construccin de la ciudad terrena sin olvidarnos de la ciudad celeste, es decir, asumimos el compromiso de nuestro ser de cristianos y herederos de una promesa que pasa por este mundo y termina en la Jerusaln del Cielo. Por otra parte, llama la atencin que la Iglesia no se ve libre de los embates del enemigo que le acecha. Constatamos con dolor que en algunas ocasiones, la Iglesia con motivo de qu ha sufrido los escndalos y anti testimonios de algunos de sus miembros; se le ha querido desprestigiar, al punto de pensar que ha perdido toda autoridad moral y ha dejado de ser referente para la humanidad. Esto se debe a que muchas veces se hace una lectura sesgada y tendenciosa de los hechos y se olvida que la Iglesia fue creada por su fundador para ser Arca Universal de Salvacin. Ella no ha dejado de tener autoridad y protagonismo en la historia de los hombres. Precisamente, la esposa de Cristo, es guiada por su Fundador y es: Una Santa, Catlica y Apostlica. Dichas propiedades nos indican que seguir peregrinando en el mundo hasta que su Seor vuelva. No obstante, estamos llamados a una constante conversin de vida y a una fidelidad ms heroica. Debido a ello es que urge, por parte de todos los cristianos, revisar el propio modo de actuar a la luz de los criterios evanglicos. La nica opcin vlida para superar los problemas es actuar con fe o como nos dira san Pablo: la fe que acta por la caridad. (Ga. 5,6)

La Iglesia nuestra madre contempla constantemente el rostro de su Seor Jesucristo con el afn sincero de ser un claro reflejo del rostro pobre y humilde de Cristo. Desde este punto de vista la Iglesia busca una sincera reforma que la lleve a sus orgenes fundacionales. El beato Juan Pablo II deca que: la Conversin favorece, por tanto una vida nueva, en la que no haya separacin entre la fe y las obras en la respuesta cotidiana a la universal llamada a la santidad. Superar la divisin entre fe y vida es indispensable para que se pueda hablar seriamente de conversin. En efecto cuando existe esta divisin, el cristianismo es solo nominal ( Exh. Apost. Iglesia en Amrica N 26). En definitiva la verdadera reforma de la Iglesia es una reforma a la santidad de las estructuras y de sus hijos e hijas. Asimismo, es una cuestin de fe. El Seor Jess cumple sus palabras: () Y las puestas del infierno no prevalecern sobre ella ( cita). Que importante es vislumbrar la urgencia de la conversin de sus miembros en la Iglesia, pues si tenemos cristianos y cristianas que se renuevan a la luz del Evangelio, podremos vivir esperanzados en que la Iglesia no ha perdido su esencia, ser reflejo de su esposo.

Quienes han comprendido y contribuido a la autentica reforma eclesial han sido los santos. Ellos iluminados y confortados por el Espritu Santo supieron contribuir a que la Iglesia fuera siempre fiel a su Seor. Ahora nos invitan a una verdadera reforma desde el espritu evanglico. Por otra parte, el concilio Vaticano II nos dice que: La Iglesia va peregrinando entre las persecuciones del mundo y los consuelos de Dios anunciando la cruz y la muerte del Seor hasta que El venga (Cfr. 1Cor. 11,26). Entonces, la Iglesia encuentra su fuerza en el Seor Resucitado. De esta manera, supera con paciencia y caridad sus propios sufrimientos y dificultades y as poder manifestar el misterio de Cristo -aunque veladamente- hasta que al fin de los tiempos se revele en todo esplendor.Preguntmonos ahora: de qu manera los cristianos estamos dispuestos a contribuir con la ansiada renovacin de la Iglesia? La pregunta es fcil de contestar si aceptamos que necesitamos de conversin personal y comunitaria. Por tanto, el cambio de vida debe ser una actitud permanente en el cristiano, es un empeo que abarca toda la vida y terminar cuando nos presentemos ante el Seor: santos y entre los santos del cielo. Por eso mientras que estamos en este mundo nos acecha la tentacin de elegir el camino ancho y no el sendero estrecho, caemos en la mentira de pensar de que s podemos servir a dos seores (Cfr. Mt. 6,24). La nica manera de superar ese riesgo es acercndonos a Cristo para asimilar los valores evanglicos que contrasta con las tendencias dominantes del mundo. En el captulo II expuse la importancia de identificarnos con Cristo redentor del hombre, pues el encuentro con Jesucristo vivo hace del creyente otro Cristo.

2. La dicesis evangelizada y evangelizadora a impulsos del Espritu SantoConsideremos ahora nuestra Iglesia diocesana a la cual pertenecemos. Haciendo una breve historia de ella, sta fue erigida como dicesis el 18 de diciembre de 1944 por el Papa Po XII, desmembrndola de la arquidicesis de Arequipa, formada por los departamentos de Tacna y Moquegua y asignada como sufragnea de Arequipa. En julio de 1992, por decreto de la Santa Sede, nuestra dicesis toma el nombre de Dicesis de Tacna y Moquegua y elevando a rango de Co-Sede catedralicia la parroquia Santa Catalina de la ciudad de Moquegua.

A partir de su creacin, hace ya 69 aos, su primer Pastor, Mons. Carlos Alberto Arce Macas, de feliz memoria, como los siguientes obispos fueron forjando con mucho amor esta Iglesia local; el Seor Jess prodig con frutos abundantes los esfuerzos de mis queridos predecesores. La vida eclesial se fue consolidando con la creacin de nuevas parroquias, ordenaciones sacerdotales, con la presencia de misioneros y misioneras y de nuevas comunidades religiosas, no faltaron la construccin de templos parroquiales y la del Seminario misionero San Jos y un largo etctera. No puedo dejar de sealar que la Iglesia particular de Tacna y Moquegua, a inspiracin del Espritu Santo, acept el reto de evangelizar a la luz del Concilio Vaticano II, asumiendo el Proyecto de renovacin de espiritualidad diocesana PRED, por iniciativa de Mons. Hugo Garaycoa, hace ya ms de veinte aos. Como en cierta ocasin seal refirindome al Proyecto, ste surge por qu el Seor Jess as lo quiso, fue su regalo para nuestra Iglesia diocesana y como tal lo hemos recibido.Hasta aqu un resumen de nuestra historia diocesana y he querido recordar sus orgenes para, precisamente, sealar que desde sus comienzos la Iglesia que peregrina por esta tierras del sur del Per, se conform como una Iglesia misionera, una jurisdiccin que es evangelizada y a la vez evangelizadora. Podemos decir con humildad que se ha hecho camino en aras de ser una comunidad formada para amar y servir como lo indica el escudo de la dicesis. Ahora bien, los trabajadores de la via del Seor de los tiempos actuales, como comunidad de fieles cristianos en comunin en la fe y en los sacramentos, juntamente con su Pastor, queremos seguir extendiendo el reino de Cristo en comunin con la Iglesia universal; como afirma el catecismo de la Iglesia Catlica que Toda la Iglesia es apostlica mientras permanezca, a travs de los sucesores de San Pedro y de los apstoles, en comunin de fe y de origen () La vocacin cristiana, por su propia naturaleza , es tambin vocacin al apostolado (Catecismo N, 864).

Si la Iglesia universal y las Iglesias esparcidas por el orbe entero, por esencia son apostlicas, es decir, que llevan constitutivamente el carcter de transmitir la Buena Noticia que es Cristo, entonces, tienen la necesidad de nutrirse de ese mensaje que comunican, en una palabra la Iglesia universal reflejadas en las Iglesias particulares, debe ser evangelizada constantemente para que pueda ser creble a los ojos de los hombres.Desde ese punto de vista, nuestra Iglesia de Tacna y Moquegua, en lnea de continuidad con sus inicios, escucha a su Seor que le dice: Convirtete y cree en el Evangelio (mircoles de ceniza). Escuchar la voz del Padre que nos habla a travs de su Hijo y bajo la inspiracin del Espritu Santo. Y esta voz nos llega por la Palabra revelada en las Escrituras santas, tambin nos habla por la enseanza del magisterio eclesial, nos habla a travs del Santo Padre y de los Obispos en comunin con l. Por tanto esta consideracin me da pie para recordar que los cristianos no somos unos autodidactas, que nos formamos solos y segn nuestro criterio, precisamente Cristo dot a su Iglesia de ciertas propiedades por las cuales podemos estar seguros que l est en su Iglesia y la orienta por los caminos de santidad. Debemos garantizar que nuestra Dicesis evangelice con autoridad porque sus miembros todos: consagrados y laicos escuchamos la voz de Dios en su Iglesia, en pocas palabras somos evangelizados y transformados en apstoles del Seor porque l nos enva y hablamos en nombre suyo. No podemos claudicar del encargo recibido, el de ser luz y sal en medio del mundo y eso no se consigue con medios humanos exclusivamente, el cristiano ser verdaderamente una luz en medio de la oscuridad, si cada da se acerca a esa Luz que es Cristo.3. El proyecto de pastoral, fruto del Concilio Vaticano IIEl Proyecto de Renovacin Diocesana es un plan de pastoral que ha sido inspirado a la luz de las enseanzas conciliares. El Concilio nos presenta a la Iglesia como Misterio y Sacramento de Comunin. El catecismo nos recuerda que: En la Iglesia es donde Cristo realiza y revela su propio misterio como la finalidad del designio de Dios (Cfr. N 772). Y ms adelante dir que: En la Iglesia esta comunin de los hombres con Dios -por la caridad que no pasar jams- es la finalidad que ordena todo lo que en ella es medio sacramental () su estructura est totalmente ordenada a la santidad de los miembros de Cristo (Cfr. N. 773). Y as esta Iglesia -Pueblo de Dios, Cuerpo de Cristo-, es una Iglesia misionera y peregrina, una comunidad de fe, de esperanza y de caridad, espiritual y visible que peregrina en este mundo como discpula de Cristo (Cfr. Lumen Gentium 8 y 9).

El proyecto de pastoral, como les deca, nos ayuda a ser una comunidad que peregrina en la fe de su Seor y que bajo la espiritualidad de comunin busca ser una Iglesia ms viva y misionera. Se preocupa por los que estn cerca como por los que estn lejos. Suscita la respuesta personal de cada creyente como presupuesto bsico para constituir una comunidad de comunidades, en definitiva la santidad del pueblo de Dios es el reflejo de la santidad de cada uno de sus miembros.

Y a partir de estos criterios doctrinales, nuestro proyecto apunta a un plan de pastoral basado en la espiritualidad evanglica que suscita retomar los compromisos bautismales. Hemos sido constituidos en templos de la Santsima Trinidad, hijos de Dios en el Hijo y de ah surge la espiritualidad de Comunin, una espiritualidad que nace de nuestro ser Templo del Padre, del Hijo y del Espritu Santo. Esta verdad nos coloca en el torrente de la espiritualidad cristiana vivida desde sus inicios por los discpulos del Seor Jess. Los padres conciliares presentan el estilo de una Iglesia Misterio de Comunin tal como lo entendieron y vivieron los primeros cristianos; es decir, no hay separacin entre lo que creemos y lo que vivimos; no hay divisin entre Iglesia Universal y comunidad diocesana.

(Cfr.Lumen Gentium 2-5; Dei Verbum 2-5; Ad Gentes 2-5; Unitatis Redintegratio 2). Llevamos, como bien lo saben, cerca de 20 aos intentando ser mejores cristianos y mejores miembros de la Iglesia motivados por el Proyecto de renovacin pastoral. Hemos entendido a lo largo de estas dcadas que el Seor nos invitado a ser la experiencia de los discpulos de Emas (Lc. 24, 13-35), nosotros como ellos nos cuesta entender y hacer una lectura de nuestra existencia desde la fe, tambin hemos experimentado lo que es conversar solos por el camino de Jerusaln a Emas y, tambin a Dios gracias, hemos experimentado la presencia del resucitado y lo hemos reconocido al partir el pan y nos hemos regresado de Emas a Jerusaln para testimoniar que hemos sido testigos de Cristo resucitado. Ms esta experiencia de fe de la mano del proyecto, no ha sido y no lo es uniforme; queremos ser conscientes todos; -obispo, sacerdotes, religiosos y laicos- que, si bien es cierto el Seor ha estado con nosotros, nuestra respuesta en algunos momentos no ha sido como l se esperaba. Reconocemos con humildad que en ocasiones nos ha ganado el cansancio, la rutina y hasta el desnimo; ms en este momento singular de nuestra historia como miembros de una Iglesia debemos renovar nuestro compromiso de hacer Iglesia siendo Iglesia viva. Esta Iglesia la ha fundado Jesucristo, nosotros no somos dueos, somos humildes servidores de su via. Por eso les digo: el Proyecto est en nuestras manos, de nosotros depende responder con generosidad y seguir haciendo lo que el Seor nos pide; ahora bien nadie puede evangelizar si antes no ha sido evangelizado, todos necesitamos seguir siendo evangelizados y as nos convertimos en instrumentos de Cristo. San Gregorio Nacianceno deca: Primero purificarse y luego purificar; primero dejarse instruir por la sabidura y luego instruir; primero convertirse en luz y luego iluminar; primero acercarse a Dios y luego llevar a otros a l; primero ser santos y luego santificar (San Gregorio Nacianceno, oracin II) Est claro que es necesario que todos volvamos hacer el camino de Emas: los mensajeros de la Carta a los Cristianos, los miembros del EDAP y de los EPAP, los responsables de cada comisin pastoral, los equipos de animacin, los cuatros sectores: Tacna, Moquegua Ilo y sector Rural; en fin todos podremos ser portadores de paz y de amor de Dios si nos dejamos renovar por la fuerza del Espritu Santo.A partir de este ao que les escribo mi carta, consideren un momento privilegiado para afianzar nuestro Plan pastoral. La meta actual nos dice que Finalizando el ao 2013, la dicesis de Tacna y Moquegua, ha llegado a redescubrir el don de la fe en Cristo, mediante la Palabra de Dios, el Concilio Vaticano II y el catecismo de la Iglesia; para dar un mejor y alegre testimonio en el mundo de nuestro compromiso bautismal. Invito a todos a recorrer con vitalidad nueva este tiempo maravilloso de gracia, poniendo ms empeo en la redaccin y distribucin de la carta a los cristianos como a toda la actividad pastoral de la Dicesis: pastoral comunitaria, pastoral sectorial, pastoral ministerial, pastoral social, pastoral familiar, pastoral juvenil, pastoral vocacional, infancia misionera, catequesis, pastoral de la salud, etc. Quiero mencionar de modo particular la pastoral de las pequeas comunidades de familia, que por gracia de Dios se ha propuesto hace un tiempo en nuestra dicesis.

Tendr particular significacin, este ao de la fe, la celebracin del aniversario de la creacin de nuestra Dicesis, que cumplir 69 aosPropuestas para la vida pastoral En los tiempos litrgicos ce la cuaresma y adviento, como tiempos previos para vivir el misterio del Dios Encarnado, muerto y resucitado; proponer una catequesis adecuada para desarrollar la temtica de la conversin de vida.

Ofrecer subsidios para profundizar acerca de propiciar el encuentro con Cristo vivo que nos espera en su Palabra, en la Eucarista y en el sacramento de la Reconciliacin.

Animar a los fieles de la dicesis a que asuman la responsabilidad del discipulado y la misin, con una catequesis permanente y vida sacramental frecuentes.

Abrirnos a los campos apostlicos como son la familia, los jvenes y la atencin al pobre. Cada parroquia deber analizar a la luz d la Palabra de Dios como est contribuyendo al desarrollo de estos espacios pastorales importantsimos

CONCLUSIONMARA INDICA EL CAMINO DE LA IGLESIA

Al terminar mi carta pastoral, quisiera acudir a la maternal intercesin de Santa Mara, imagen de la Iglesia y testigo radiante de nuestra fe; ella se ha convertido en un claro ejemplo de fe porque acogi la palabra del ngel y crey en el anuncio de que sera la Madre de Dios en la obediencia de su entrega (Cfr. Lc. 1,38). Con fe, Mara sabore los frutos de la resurreccin de Jess y, guardando todos los recuerdos en su corazn (Lc. 2, 19), los transmiti a los doce reunidos con Ella en el cenculo para recibir al Espritu Santo (cfr. Hech. 1,14) (Porta Fidei N. 13).Por eso, Mara es para la Iglesia el camino que nos indica cmo llegar a su Hijo Jesucristo, meditar sobre su vida nos ayudar a vivir en perfecta sintona con la voluntad divina; no por casualidad el Espritu Santo quiso que resonara a lo largo de la historia las palabras de Mara: Hagan lo que mi Hijo les diga (Jn. 2,5). Estas palabras encierran toda una enseanza y tambin un ejemplo de obediencia, porque quin como Mara supo identificar su querer con el de Dios? No es un simple consejo, es un camino a recorrer en la fe pues estamos seguros que si escuchamos la voz de Jess estaremos contribuyendo a la extensin del Reino de su Hijo con la certeza de que Dios no pierde batallas.Dirijamos nuestra mirada a la Omnipotencia suplicante, seguros que nuestros ruegos sern bien acogidos por Santa Mara, y de nuestra parte aprovechemos este tiempo para imitar la obediencia de Mara, la humildad de Mara, la fa de Mara, la entrega de Mara, toda una enseanza de discipulado y de identificacin a Cristo el Seor.Aprovechemos la ocasin para vivir mejor las devociones a Mara que la tradicin de la Iglesia las propone como camino seguro de amor filial; me estoy refiriendo al rezo del Santo Rosario, ya sea en familia, en la parroquia y en los grupos y asociaciones de fieles. Celebrar las fiestas litrgicas en honor a Santa Mara: Nuestra Seora del Santo Rosario, patrona de la Dicesis, mamita de Chapi, nuestra seora de Copacabana, nuestra seora de la Candelaria, nuestra seora de las Mercedes, por decir algunas. Que en todas estas expresiones de cario a la Madre de Dios siempre se encuentre el deseo de volvernos a Dios por intercesin de Santa Mara.

Mara es Maestra de fe y en esta especial poca de la historia de la Iglesia le pedimos que vele por la esposa inmaculada de su Hijo y por nosotros que queremos ser cada da mejores y valientes testigos de Jesucristo Alfa y Omega, Principio y Fin, suya es la gloria y la eternidad por los siglos de los siglos

Con todo mi afecto de Padre y Pastor, les bendice

+ Marco Antonio Cortez

Obispo de Tacna y Moquegua

Tacna, 12 de diciembre fiesta de Nuestra Seora de Guadalupe