2-violencias en la carne flores martos 2011

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  • 8/18/2019 2-Violencias en La Carne Flores Martos 2011

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    Yanett Segovia

    Profesora del Centro de Investigaciones Penales

    y Criminológicas (CENIPEC). Universidad de Los Andes-Venezuela

    Beatriz

    Nates Cruz

    Profesora del Departamento de Antropología y Sociología

    Universidad de Caldas-Colombia

    Territorios identidades y violencias

    1)

    UNIVERSIDAD

    DE

    LOS ANDES

    Consejo de Publicac iones

    2 11

  • 8/18/2019 2-Violencias en La Carne Flores Martos 2011

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    Título de la obra: Territorios identidades y violencia

    Autores: Yanett Segovia; Beatriz Nates Cruz (Compiladoras); Juan Antonio Flores

    Martos; Dilia Flores Díaz; Nelly García Gavidia; Carmen Díaz Orozco;

    Alejandro Moreno Olmedo; Francisco Rodríguez; José Ordóñez; Jesús

    Manuel Salcedo Picón; Francisco Ferrándiz; Alejand ro Baer Mieses; María

    García Alonso; Gregorio Hernández Pulgarín; Mauricio Navia Antezana;

    Julián López García; Mónica Navia; Omar González Náñez; Alexander

    Mansutti Rodríguez; Nalúa Rosa Silva Monterrey.

    Coeditado por el Instituto de Investigaciones en Ciencias Sociales y Humanas y el

    Grupo de Investigación Territorialidades de la Universidad de Caldas-Colombia; y

    el Consejo de Publicaciones de

    la

    Universidad de Los Andes-Venezuela.

    Av. Andrés Bello,

    antiguo

    CALA. La Parroquia

    Mérida, estado Mérida. Venezuela

    Telefax (+58274) 2713210,2712034,2711955

    e-mail [email protected] 

    http:

    www.ula.ve/cp 

    Colección: Ciencias Humanísti cas

    Serie: Antropología

    1a edición.

    2011

    Reservados todos los derechos

    ©

    Los

    autores

    Los trabajos publicados han sido rigurosamente seleccionados y arbitrados por

    especialistas en las diferentes disciplinas y

    coordinado

    a través de: Grupo de

    Investigación Expresiones y Representaciones

    de la

    Violencia en Iberoamérica

    (CENIPEC) Universidad de

    Los

    Andes-Venezuela;

    el

    Instituto de Investigaciones

    en Ciencias Sociales y Humanas y el Grupo de Investigación Territorialidades de la

    Universidad de Caldas-Colombia.

    Diagramación: Consejo de Publicaciones (María Elena Díaz de Cuiñas;

    [email protected] 

    Diseño de portada: Al berto Gilson

    Apoyo técnico a la edición: Juana Chaves Castaño

    ISBN 978958759016-6

    Impreso en Capital

    Manizales, Colombia,

    2011

    ÍNDICE

    Pág.

    Presentación

    .

    ..

    PRIMER P RTE

    EL CUERPO COMO LUGAR DE LA VIOLENCIA

    Y

    LA

    IDENTIDAD   ..............   ............. ... .... ..... ... ... .

    1. Violencias

    en

    la

    carne

    ,

    emociones

    y "

    cuerpos" domésticos

    en Veracruz, México

    Juan Antonio Flor

    es

    Martas ..... ... .

    ... ............ ................ 19

    2. La moral está en el cuerpo

    Yanell Segovia ....... .......... ...... .

    .43

    3

    El cuerpo y sus expresiones del dolor y el sufrimiento

    Dilia Flores Díaz y Nelly García Gavidia ... .... .. .. .... ... ..... .......... .. ... 65

    4. Estigmatización y exclusión del cuerpo enfermo y anciano

    Nelly Gard a Gavidia

    ........ ..  ............   ..... .......   ........... .... .  .  .  .81

    5. Del cuerpo dócil. Métodos de regulación de la conducta

    corporal ciudadana durante el siglo

    XIX

    en Venezuela

    Carmen Díaz Orozco

    .............. 97

    17

    7

    mailto:[email protected]://www.ula.ve/cphttp://www.ula.ve/cphttp://www.ula.ve/cphttp://www.ula.ve/cphttp://www.ula.ve/cpmailto:[email protected]:[email protected]:[email protected]:[email protected]://www.ula.ve/cpmailto:[email protected]

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    1

    VIOLENCIAS

    N

    LA CARNE, EMOCIONES

    Y "CUERPOS" DOMÉSTICOS EN VERACRUZ, MÉXICO

    Juan ntonio Flores Martas

    Universidad de Castilla-La Mancha; Talavera de la Reina-España

    Me interesa explorar algunas de las violencias cotidianas en

    la cultura urbana de Veracruz (México) centrando el foco en

    aquellos elementos

    y

    materiales etnográficos que durante mi

    investigación de campo permiten trazar algunas líneas y fuerzas

    que permiten hablar de una teoría del trauma cultural

    y

    social

    entre las gentes veracruzanas. En particular, mi análisis se centra

    en los siguientes escenarios expresivos de relaciones sociales: la

    casa, el cuerpo

    y

    el imaginario espiritual. El cuerpo, en especial

    de las mujeres, se convierte en Veracruz en

    u

    espacio violentado,

    mutilado

    y

    alienado por medio de la violación sexual

    y

    otras formas

    del maltrato doméstico, físicas

    y

    simbólicas sostenidas por la

    hegemonía de un imaginario social masculino agresivo. Aparte de

    ser víctimas de estas violencias del día a día , las mujeres de esta

    ciudad mej icana-caribeña tienen dificultades para encontrar tramas

    corpóreas o discursivas que expresen esta experiencia traumática.

    Mi contribución se aproxima a una topología doméstica del mal

    en escenarios microexpresivos en los que es factible buscar

    y

    9

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    2UAN ANTONIO FLORES MARTOS

    0

    encontrar trazos del sufrimiento sociaP.Actualmente me encuentro

    trabajando en la identificación de algunos de los modos en que esas

    violencias

    habituadas

    se infiltran y entreveran en la expresión de

    las emociones y en la educación sentimental de los veracruzanos.

    Violencias mixturadas micro

    Desde mis materiales etnográficos me interesa reflexionar sobre

    los modos y guiones existentes en la sociedad veracruzana para

    la

    encamación culturaPde la violencia. Éste es un término que usaré para

    aludir a fenómenos variados, tanto de carácter fisico o sensible como

    simbólico. Bourdieu (1997) utiliza el concepto

    violencia simbólica

    para hacer visible una fonna de violencia cotidiana no percibida ,

    pero que en buena medida aparejan en la experiencia de las gentes

    del Puerto problemas y hechos que afectan

    de

    modo tangible sus

    vidas. En Veracruz se hace dificil sostener la distinción analítica

    entre violencia real e imaginaria , como recuerdan una serie de

    historias, trastornos y traumas entre las gentes con las que trabajé

    entre 1993 y 1997, que nos ilustran sobre cómo lo imaginario

    resuena en lo real. Los padecimientos de la enfennedad y aquellos

    ligados a la amenaza y violación de las fronteras corporales, inscriben

    las marcas del mal en unas fisiologías -en especial las femeninas

    configuradas/afectadas por una imaginación masculina agresiva y

    2

    Las violencias cotidianas y su tolerancia hacia ellas en el puerto de Veracruz las

    he analizado de modo más específico en anteriores trabajos (FLORES, 2002: 36-51;

    FLORES, 2005: 93-112), así como en mi monografia sobre la cultura urbana veracruzana

    (FLORES, 2004).

    3 GARCÍA 1994:60-82) ensaya una interesante reapropiación y secularización

    sociológica del concepto de la teología católica de encamación , en una propuesta

    teórica para la encamación cultural. Otros trabajos de interés que han abordado una

    definición antropológica de este concepto, son los de Csordas (1988) YStoller (1995).

    VIOLENCIA

    EN

    LA CARNE, EMOCION ES Y CUERPOS DOMÉSTICOS

     

    obsesionada por el dominio. En un esbozo de una teoría veracruzana

    sobre la violencia, el trauma y la represión, el vector del poder cobra

    protagonismo en las relaciones y guiones que conducen a agresores,

    violadores y verdugos, y a las víctimas, humilladas, secuestradas,

    flageladas o violadas.

    Me referiré a una clase de violencias

    micro

    minúsculas si

    se comparan con aquellas que tienen un mayor peso específico

    yeco

    en los medios de comunicación, en la agenda político

    social. He elegido aquellas que se focalizan en los sujetos y

    cuerpos veracruzanos, en especial en los de las mujeres cuando se

    encuentran en su casa, barrio o lugar de trabajo.

    Siguiendo a Ferrándiz y Feixa (2004: 160), no me interesa

    estudiar

    la

    violencia como

    un

    acto

    sino

    como

    un

    continuo

    (SCHEPER-HUGHES y BOURGOIS, 2004: 1-5),

    no

    tanto como

    algo excepcional sino como una realidad normalizada, no tanto

    como política sino como cotidianeidad. Y desde luego coincido

    con Nordstrom y Robben (1995)

    al

    destacar la cualidad escurridiza

    de la violencia -difícil de aprehender para el investigador social-,

    y en su manufactura y cualidad cultural. Entiendo por violencia

    cotidiana las prácticas y expresiones diarias de violencia en

    el

    nivel de microinteracciones: en ámbitos interpersonal y doméstico,

    fundamentalmente. Partiendo de las tipologías de violencia que

    establece Bourgois (2001), y según Ferrándiz y Feixa (2004: 163),

    el concepto se ha adaptado del de Scheper-Hughes (1997) para

    centrarse en la experiencia individual vivida que normaliza las

    pequeñas brutalidades y terror en el ámbito de la comunidad y crea

    un sentido común o

    ethos

    de la violencia.

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    JUAN ANTONIO FLORES MARTOS

    VIOLENCI A EN LA CARNE, EMOCIONES Y CUERPOS DOMÉSTICOS... 3

    En mi trabajo me sitúo en la línea de Kleinman, Das y Lock

    (1997) cuando analizan la violencia cotidiana y

    el

    sufrimiento social

    señalando que la representación es la experiencia y que

    lo

    que

    no

    es representado no es real . Estos autores despliegan un tipo de

    análisis interdisciplinar enfocado en la subjetividad humana para

    examinar las relaciones más básicas entre lenguaje, dolor, imagen

    y sufrimiento (1997: xi-xiii).

    Emociones en el campo

    También me interesa tratar

    el

    modo en que las emociones de

    los protagonistas, víctimas y verdugos, así como del investigador

    u observador externo, se entreveran, accionan y reaccionan ante

    esas violencias.

    Como nuestros colegas médicos, los antropólogos recibimos

    alguna clase de adiestramiento

    aunque

    menos formalizado,

    ortodoxo y con otra clase de ideas incuestionables- para

    lo

    que va

    a ser nuestro ejercicio profesional, la etnografía, en esa situación

    metodológica y vivencial singular que es el trabajo de campo.

    ASÍ , en nuestro oficio se nos enseña

    el

    valor y la cautela con la

    que es necesario desarrollar la empatía, la cercanía y la toma de

    distancia con nuestros informantes y

    el énfasis médico  en

    la

    no

    contaminación con las emociones de los otros durante

    el

    trabajo es inexistente o menor-o En nuestra tarea, la utilización y

    el

    manejo o gestión de dichas emociones son

    un

    asunto de orden

    epistemológico y metodológico de primer orden. Además , estoy

    convencido de que la implicación personal, e inclusive emocional,

    contra

    lo

    que el cientificismo aséptico pregona, nos abre nuevas

    vías de conocimiento y comprensión del objeto y problema que

    estamos estudiando, además de suponer en ocasiones un saludable

    ejercicio de compromiso ético.

    Por otra parte, la sobrevaloración - desde nuestra perspectiva

    como antropólogos - de las dimensiones individuales de la emoción

    o del sentimiento ha dificultado la constitución de un corpus teórico

    consensuado que incidiese en los aspectos sociales y culturales

    de las emociones, quizás por la consideración de las emociones

    como un asunto de las subjetividades y algo relativo al individuo.

    Siguiendo a Andrew Beatty (2005) en su trabajo Emotions in the

    Field

    deberíamos permanecer agnósticos sobre el elemento

    subjetivo de las emociones e indagar de modo más intenso en los

    contextos pragmáticos y de uso variados de dichas emociones .

    No obstante, nuestras monografías y artículos describen o

    reflexionan poco sobre esas emociones implicadas en las relaciones

    humanas y sociales en las que desplegamos nuestra tarea. Pareciera

    como

    si

    estas emociones propias/ajenas

    no

    fueran relevantes, como

    si

    las manejásemos con la suficiente destreza como para salir

    triunfantes del reto, o como

    si

    se convirtieran en un equipaje

    tan-

    demasiado- pesado que

    lo

    mejor es no removerlo  y ocultarlas ante

    el

    lector y ante nosotros mismos. Como etnógrafos, pareciera que

    estuviésemos entrenados y programados para convertir emociones,

    sensaciones y sentimientos en ideas, conceptos y teorías, o todavía

    más, como

    si

    la ciencia social que nos ocupa, canibalizara  estos

    elementos expresivos de subjetividades -sociales , culturales- en

    su proceso de armar conceptos y generar teorías.

    Hacer una antropología de otra manera , más próxima a las

    realidades vivenciales

    ya

    las relaciones sociales e interpersonales

    que mantenemos durante nuestros trabajos de campo, y en las

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    JUAN ANTONIO FLORES MARTOS

    4

    que

    acabamos enmarañados durante nuestras investigaciones

    y

    evitar

    así un enfoque

    más

    construido desde la presión

    conceptual y teórica que supuestamente nuestra disciplina deposita

    sobre nosotros-, implica otorgar

    el

    protagonismo necesario

    a

    las emociones, a la descripción y

    comprensión

    de las texturas

    emocionales conformadoras de los campos y procesos de violencias

    cotidianas.

    Carnes veracruzanas

    Durante mi investigación pude escuchar y registrar numerosas

    historias de

    mujeres jóvenes

    -aludidas

    indistintamente como

    niña , chamaca ,

    'jovencita ,

    o señorita y abarcando un flexible

    espectro de edad de los

    13

    a los 30 años- víctimas de posesión

    espiritual de desarreg los corporales espirituales extremos. Estas

    figuras condensan, según los relatos, la inocencia y pasividad ,

    y su protagonismo apunta a la expresión del mal pensado como

    más horrible: la posesión por espíritus malignos o demoníacos.

    Los

    interlocutores suelen apuntar

    como

    posible origen o causa

    de esa aflicción,

    el

    campo de las pasiones ilícitas (como fuente de

    desarreglos y malestares corporales y emocionales). Un caso extremo

    me fue contado por Doña Mari (de la colonia Zaragoza) sobre cómo el

    deseo de un desconocido puede hacer enfermar a una mujer señorita

    -término

    con el que se alude a su soltería y virginidad- aunque no

    tenga conciencia de él,

    y

    sea necesario hacerle un exorcismo para

    sacarle el demonio que lleva dentro. Así, la mujer se convierte en

    víctima de

    una

    posesión espiritual, en enferma , por ser objeto de

    un deseo ajeno. Doña Mari lo contaba de este mod0

    4

    :

    4 Creo necesaria una aclaración formal relativa

    al

    modo de transcripción de los fragmentos

    de entrevistas palabras de mis informantes. Se ha elegido -por diversas razones teóricas,

    VIOLENCIA EN LA CARNE, EMOCIONES Y CUERPOS DOMÉSTICOS

    25

    Bueno, con

    la chica se fueron a un

    rancho que

    estaba

    serca

    de

    por

    aquí de Veracrus,

    y esta niña señorita

    ya

    grande no, y muy

    seria, muy respetuosa la muchacha y entonses en ese pueblo iban

    a conoser a un tío que ellos tenían años que ni lo conosían, era la

    primera

    ves

    que

    iban a

    ese pueblo

    ... Tuvieron

    que pasar

    un arroyo,

    un puente y al otro lado estaban las casas, el

    caserío,

    pero

    dise

    que allí vivía un hombre sólo,

    en

    una casita, y que estaba,

    siempre

    estaba tendido en una hamaca el hombre con

    su guitarra,

    pero

    al

    ver a la muchacha se enamoró

    yo

    creo della, pero ella

    no se dió

    cuenta

    de

    nada, la cosa es que cuando llegó a Veracrus, al otro

    día

    empesó a sentirse muy mal, que se

    mareaba,

    se caía, se sentía de lo

    peor

    , la

    vieron

    los

    médicos

    y no tenía

    nada

    ... Empesó

    con

    mucho

    miedo, como que

    alguien

    la perseguía, como que le hablaban y se

    empesó a poner muy mal, como que ya estaba perdiendo la rasón,

    entonses pues ellos

    no

    creían

    ni

    en brujería

    ni

    en nada

    no, la

    llevaron

    con

    el

    padre

    a la

    Santa

    Rita

    de Casia,

    fueron a comulgar

    y le expusieron el caso al padre , y le dijo el padre Mira tal

    día

    me

    la

    traen

    porque le vamos a haser un exorsismo  y ya la

    llevaron

    a

    varias

    sesiones y la muchacha no, ella se inhibía y no funsionó,

    de veras,

    hasta

    que me la trajeron a mÍ.

    Como

    se continuará exponiendo, nos hallamos ante una sociedad

    que contempla a esta muchacha , una especie de víctima privilegiada

    metodológicas

    y

    estéticas- la transcripción literal

    y

    casi fonética de las entrevistas

    y

    conversaciones con mis interlocutores, relegando

    el

    criterio ortográfico , pues se trata

    de pasajes orales que quiero que sean reproducidos manteniendo en lo posible algo de

    su

    oralidad (la gente no habla como escribe, ni como dictan los volúmenes de gramática

    o diccionarios), e intentando neutralizar

    la

    tendencia presión disciplinar a convertir

    los

    discursos

    en

    textos .

    En

    la literatura etnográfica, esto se acepta cuando se trata de pasajes

    narrados por indígenas

    y

    campesinos,

    y

    en este caso

    se

    aceptará para

    los

    nativos del Puerto,

    sean personas de clases altas, medias, de extracción popular o marginal.

  • 8/18/2019 2-Violencias en La Carne Flores Martos 2011

    8/16

      7

    UAN ANTONIO FLORES MARTOS

    6

    para expresar el peor mal, la "posesión espiritual (demoníaca)" y

    propensa a padecer todo tipo de daños: acoso sexual y violación

    (generalmente

    por

    familiares o conocidos suyos), posesiones de

    espíritus y demonios que la convierten en activa, violenta y grosera

    al desplegar su estereotipo de posesión, y "exorcism os" o curaciones

    para sacarle esos espíritus que han ocupado su cuerpo y la mantienen

    postergada, incidentes dramáticos que

    le

    permiten expresar su fuerza

    y actividad.

    Existe

    en

    Veracruz una singular imaginación

    libertina

    que trato de perfilar, la cual se plasma también en las leyendas

    veracruzanas tradicionales (BROISSIN

    ABDALÁ,

    1985), en las

    cuales un demonio deja en el cuerpo de un a doncella los signos de

    una flagelación/posesión, así como en las cautelas e historias que

    los veracruzanos cuentan sobre curadores espiritistas que abusan

    sexualmente de sus pacientes, fundamentalmente mujeres jóvenes

    e incluso algunas menores de edad

    s

    • El sentido común veracruzano

    identifica a algunos agentes de la

    cienci espiritu l

    como violadores

    que dan rienda suelta a sus deseos con las dolientes jóvenes que

    acuden a sus templos.

    Los espíritus malignos y demonios que t oman posesión de esas

    jóvenes, en la dramatización de su estereotipo de posesión, mantienen

    en el presente su carácter -y

    conducta-

    de varones libertinos que

    disfrutan con la flagelación de los cuerpos de sus víctimas. Tal es el

    caso de un espíritu demoníaco de nombre Yosafat que en la localidad

    s No se trata sólo de discursos o "historias" alejadas de la realidad. En el caso de uno

    de mis informantes, médium de la cienci espiritu l en el Puerto, don Antonio G., éste

    desapareció de la ciudad y abandonó sus negocios huyendo de la acción de la justicia,

    acusado de abusar sexualmente de una menor a quien había estado curando en su consulta.

    VIOLENCIA EN LA CARNE, EMOCIONES Y "CUERPOS" DOMÉSTICOS

    de Pueblo Nuevo, al interior del estado, "pint a" su nombre a latigazos

    en la espalda de una "niña", según nos relata su amiga Marisela

    1 :

    De esta niña de Pueblo Nuevo, el nombre que vió fue Yosafat, y se

    lo

    pintó en esta parte de aquí en la espalda, ia latigasos le pintó el

    nombre .. Pero es que a ella se le mete

    un

    espíritu, nunca supieron

    el por qué ese espíritu se le mete a esa niña Esta persona paseabas

    por ahí y ¡gritaba , así como que le pegaban, y era el nombre que

    se lo estaba pintando. Y ahora que ella hablaba, ha hablado con

    una vos así como prepotente, y como que desía "¡Déjenme en

    pas, lárguense, no los quiero ver... " Y lastimaba más a la niña,

    la botaba, porque hasían que el animalillo, o lo que tuviera esa

    adentro, se alterara y nada más consiguiera la niña haser cosas

    por medio de ellos no, a la muchacha. A las que están ayudando,

    ¡las insultaba, las regañaba, las aventaba, ¡cacheteó a su mamá'

    ¡A su mamá la cacheteó' en serio,

    no conoses a la mamá así

    con los cachetes hinchados , ¡pero unas cachetadas demasiado

    fuertes , dise "No hombre, te lo juro que si me da otra, me quita

    la cabesa" De fuertes las cachetadas, di se Y no sentí mano de

    mujer". Pero si, cuando le llega

    el

    animalillo o el espíritu, que feo,

    yo a mí me da

    mucha

    tristesa la niña, porque es tierna, todavía

    si vieras que dulse y que tierna es esta niña con su persona. ¡De

    toda la familia, esa niña es un pan de Dios, lindísima, buenísima

    onda la chiquilla, yo la quiero mucho a la chaparrita . Sus papás

    se separaron, vivía con sus papás ella, pero el papá tenía a otra

    mujer, y la mamá tiene otros novios, que si uno por acá otro por

    allá, locochona ¿no? Es madre soltera y ya también ha de haberla

    afectado un poco eso.

    En concordancia con este imaginario, la flagelación o la paliza

    a la mujer es pensada por los hombres y mujeres de Veracruz como

  • 8/18/2019 2-Violencias en La Carne Flores Martos 2011

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    JUAN ANTONIO FLORES MARTOS

    8

    un remedio contra la posesión espiritual (cuando la víctima es un a

    joven), o como fórmula para acabar con un trabajo de hechicería

    enviado

    por

    una mujer a un hombre. En este último caso es preciso

    que el hombre le pegue hasta sacarle sangre de alguna parte de su

    cuerpo para volver así a componerse. Así relata doña Carmen

    P.

    el

    caso de la hija de su comadre, poseída por un espíritu maligno, y cómo

    el padre de la

    joven

    le pega con el cinturón hasta que vuelve en sí:

    El papá cuando oyó los gritos, cuando oyó los gritos, que corre

    a la recámara y ve a su hija que tenía así a su mamá, así en la

    cama, que desía que la quena matar, agarra el señor

    el

    sinturón,

    lo saca y agarra a su pobre hija , A puros cuerasos , y la mamá

    que le gritaba,

    "¡Que no

    le

    pegues a mi hija , la vas a matar ", pero es que ¡con

    saña la agalTó el señor , porque

    la

    chamaca no quería soltar a su

    mamá. Dise que

    al

    rato la chamaca cayo así como desfallecida,

    y cuando abrió los ojos

    le

    preguntó, mamá que tienes por qué

    estás llorando .. " ¡Nansy no te acuerdas que cosa me hisiste ",

    "¿Mamá qué cosa es?". Dise mi comadre, "Yo me agalTé a mi

    hija, la abrasé, y agarré a la otra y

    me

    las llevé a la recámara" .. Y

    empesé a orar, a orar, a orar. .

    " , Pero yo pensé que

    al

    otro día mi

    hija iba a convaleser toda morada de los sinchasos que le había

    dado ... ¡Ni una señal de sinchasos ", dise .. (Carmen P.

    El cuerpo, y en concreto la "carne" de una parte de mis informantes

    veracruzanas, se encuentra "abierta" para los espíritus . Así recogí

    expresiones de mis interlocutores, en especial de mujeres,

    para

    referirse a esos trances espiritualistas como "prestar servicio" o "dar

    servicio" (doña Mode); "prestar o po ner mi carne" ( doña Guille);

    "prestar la materia" (Armando M.); "ocupar una materia" (Betty

    M.); o "han estado su cuerpo nada más" (doña

    Cannen

    P. , señalan el

    VIOLENCIA EN LA CARNE, EMOCIONES Y "CUERPOS" DOMÉSTICOS...

    29

    carácter utilitario y vehicular con que se concibe esa clase de "cuerpo

    materia-carne , la de la agente ritual cuando "presenta" o "toma"

    algún espíritu (llamado generalmente "maestro" o "protector"), que en

    una alta proporción suele ser extranjero o exótico. En estas fórn1ulas

    lingüísticas y rituales de la ciencia espiritual se conjugan al tiempo la

    voluntad del que

    cede-

    y

    abre-

    su cuerpo para que sirva como asiento y

    escenario para el peiformancede un espíritu, y la ausencia de voluntad

    y conciencia que el sujeto en trance dice experimentar durante él.

    Entre los

    endemoniados

    que

    acuden

    a misas de

    sanación

    católicas (carismáticas), en especial en su fase final de "liberación "

    o exorcismo

    colectivo

    frente al altar mayor (FLORES, 2004:

    605-617), hay un predominio de mujeres, sobre todo

    jóvenes

    y

    de mediana edad. Son ellas las principales víctimas o dolientes de

    las posesiones y actos de molesti a-interfer encia espiritual, las que

    con sus movimientos convulsos, sonidos , palabras y derrame de

    vómitos y otros fluidos consiguen escenificar

    mejor

    su posesión

    y, al mismo tiempo, su liberación espiritual. La sujeción fisica que

    revelan las vendas con que son atadas a las bancas de la iglesia en

    Puentejula, remiten a otra clase de sujeción: la social, con reglas y

    fórmulas tan rígidas como esas ataduras, a las que de modo implícito

    y plástico se somete ante los ojos de

    Dios

    y de la

    comunidad

    (familiares y rezadores del rosario) a las "endemoniadas", personas

    con desórdenes que provienen de la ruptura o el alejamiento de alguna

    de esas nonnas, y que tras ese exorcismo colectivo vuelven a sentir

    recompuesto el contrato social previo.

    raumarse

    Con las palabras e historias de mis interlocutores/as veracruzanos/

    as que estoy seleccionando, aludo a cómo el cuerpo de la mujer

  • 8/18/2019 2-Violencias en La Carne Flores Martos 2011

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    3

    UAN ANTONIO FLORES MARTOS

    0

    constituye un territorio sensible, una carne en la que el varón puede

    dejar diferentes clases de marcas , más o menos indelebles, por

    motivos espurios o el mero deseo, placer o azar. Veámoslas.

    Estando allí en

    el

    Bulevar, con la bebida y tomando, a mi amiga

    se

    le

    subió el mar , y empezó a sentirse muy mareada, y él también

    estaba un poco mareado, y que mi amiga

    le

    besa y el se dejó no, y

    que se abrasan,

    y él

    que empieza ya con las manos y ella que no,

    parándoselas, y el que ya quería que se fueran

    al

    coche, entrarla

    en el coche, y ella que le dise que no, porque le daba mucha pena,

    porque su marido la había dejado marcada, tenía una marca. Su

    marido la trató como una prostituta, lo que hiso fue rasurarle ahí

    abajo, la mitad del mismo, yeso a ella la traumó, y tiene desde

    entonses mucho trauma, le da mucha vergüensa estar con un

    hombre. La pobre es una mujer marcada (Doña Mari).

    ¿Que supone para una mujer estar traumada en Veracruz?

    Algunas de mis informantes, sobre todo las que se sitúan entre 50

    y 75, años aludían habitualmente al término fr um

    6

    o tr um rse

    en nuestras conversaciones, situando sus orígenes en diferentes

    desencadenantes (maltrato y violencia doméstica en Guadalupe;

    una cicatriz por unan operación de vesícula en doña Mari; una

    fuerte depresión combinada con una crisis de fe en Rosario A.; el

    no disponer de una vivienda estable y ser abandonada por cuatro

    de sus cinco maridos en doña Mode, inclusive teniendo que vivir

    6 Es oportuno aclarar que trauma es una categoría nativa émic) detectada entre mis

    infOlmantes del Puerto, probableme nte canib alizada e interiorizada de discursos

    medicalizados

    y

    mediáticos, pero con matices

    y

    asociaciones propias

    y

    consensuadas en

    este contexto sociocultural. Para el trauma cultural desde una perspectiva antropológica,

    véase Sztompka (2000:449-466).

    VlOLENCIA EN LA CARNE. EMOCIONES Y CUERPOS DOMÉSTICOS

    durante unos meses con sus hijos en la calle debajo de una ceiba). La

    convergencia de todas estas narraciones, de todos estos fragmentos

    de sus vidas, se sitúa en los efectos fisiológicos, espirituales y

    emocionales experimentados, en la experiencia de padecer una

    enfermedad grave que altera sus vidas con una importante dosis

    de sufrimiento, dolor, e incluso las llevaba a sentir la proximidad de

    la muerte. Para mis informantes están claros los campos de fuerza

    y de influencia entre

    el

    trauma y la enfermedad, en su contexto

    sociocultural. Una mujer marcada en otra forma es Guadalupe

    P Los siguientes párrafos de su historia de vida (de sufrimiento,

    dolor, trauma y enfermedad) intentan ser una aproximación a la

    categoría veracruzana de trauma como una senda para entrever

    una teoría nativa sobre

    la

    violencia, el trauma y la represión. Me

    interesa especialmente señalar

    la

    incorporación del maltrato y de

    fórmulas institucionalizadas de violencia doméstica.

    El

    cuerpo de

    Guadalupe P. puede abordarse como un territorio agredido apenas

    capaz de balbucear el discurso del trauma, de expresar una vivencia

    del dolor focal izada en males crónicos, paralizantes o degenerativos.

    Ella ha encamado, y continúa sufriendo cotidianamente en esas

    enfermedades, la violencia y el maltrato masculino, aceptados

    culturalmente en Veracruz.

    Al comienzo de la serie de entrevistas que conforn1an el material

    de su historia de vida, fue Guadalupe la que aludió por sí misma

    al

    término

    trauma,

    estableciendo una conexión entre

    los

    traumas que

    jalonaron su experiencia

    vital la

    violencia y maltrato doméstico de

    la mano de su padre, los celos enfermizos y maltrato psicológico

    de su marido y la muerte de éste a

    balazos

    y las enfermedades

    que viene sufriendo

    parálisis

    facial, artritis (parálisis de manos

    y brazos), insomnio (parálisis de la capacidad de dormir)-. Debo

    señalar que en diversos momentos de las sucesivas entrevistas que

  • 8/18/2019 2-Violencias en La Carne Flores Martos 2011

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    33

    UAN ANTONIO FLORES MARTOS

    2

    le hice en la sala de su casa, opté por detener la grabadora dada la

    carga y tensión emocional de sus palabras

    que

    llegaban a arrasar

    su cuerpo en esos momentos afectándome emocionalmente-o Así

    lo afirmaba

    al

    inicio de la primera grabación: "Ya desde mi niñez,

    de que transcurrió, ya pues no me acuerdo mucho. Yo me recuerdo,

    son unos traumas que yo tengo, por eso estoy tan enferma".

    Así bosquejaba la figura de su padre, la violencia y el maltrato

    que sufrieron su madre, ella y sus hermanos, y el abandono

    defacto

    experimentado al no hacer frente aquél a sus responsabilidades de

    sostenimiento económico de la unidad familiar. Uno de los atributos

    o potencialidades aceptados en esta sociedad para

    el

    varón, es el

    volverse desobligado

    -categor ía cultural que habla de la tolerancia

    y aceptación de dicha realidad en este contexto--, algo de

    lo

    que

    Guadalupe tuvo experiencia primero con su padre y después con

    su marido:

    Mi papá, tomaba mucho, mi papá tomaba mucho. Y mi papá

    llegaba y quería pegarle a mi mamá, me acuerdo así, lo tengo

    tan grabado. Que estaba pintando, porque teníamos así un patio

    muy grande, cuando veíamos que mi papá llegaba y agarraba un

    machete .. ¡Bueno,

    ¡Mi mamá sufrió, bueno una cosa terrible

    Hasta el colmo sufrió mi madre. Ya cuando daban las 6 o las 7

    de la noche, ya sabía que ya venía tomado, dejaba las puertas

    que había en la casa grande de madera, dejaba las puertas así

    abiertas, para poder correr por una puerta y por otra, porque mi

    papá ¡siempre llegaba e n contra de ella ... Y pobresito mi papá,

    se volvió muy desobligado, y mi mamá tenía que lavar ajeno, que

    haser tortillas .. Así nos levantó ella, así nos levantó. Y ya eso es

    lo

    que yo me acuerdo, que es un trauma muy grande que tengo.

    VIOLENCIA EN LA CARNE, EMOCIONES Y "CUERPOS" DOMÉSTICOS .

    Seguidamente, Guadalupe pasaba a describir a su marido,

    Onésimo

    A.,

    sus rasgos de personalidad y oficio (policiajudicial),

    así

    como sus dudas iniciales antes de casarse con él dado su carácter

    posesivo (celos obsesivos) y violento con las mujeres (a las que

    "bañaba en sangre):

    Duré de novia con él un año por que era muy, nunca en mi vida

    he conocido a una persona tan enfem1a de celos .. celosísimo ..

    ¡Pero enfenno, enfenno Pero una cosa espantosa .. Era un hombre

    joven, p orque era joven, pero muy vivido, muy vivido .. él había

    tenido mucho mundo, y no

    lo

    sabía, era agente de polisía

    ..

    El

    había tenido mujeres y todo pero yo creo que nunca, nu nca había

    tenido así una chamaca como yo. La cosa es que un día la prima

    que

    lo

    atendía fue a la casa, en la mañana, y le llevó a

    mi

    mamá

    un serro de fotografias, donde estaba con mujeres,

    ¡y

    cartas que

    le había hecho a las mujeres y que las mujeres le habían hecho a

    él... ¡Bueno, una cosa , y le dijo: "¡Con esta vivió, pero la bañaba

    en sangre, y le golpeaba, y le hasía y le tomaba'

    Su relato va construyendo la figura de su marido como un varón

    veracruzano prototípico en su condensación de valores de "macho",

    de un pasado libertino y malvado, escarnecedor de mujeres, y que

    incluso justificaba y defendía apoyándose en el "sentido común"

    local- su conducta anterior ante la madre de Guadalupe con estas

    palabras, imitando su discurso y argumentos:

    Mire señora, yo no soy ratero, no soy asesino, no soy mariguano.

    ¡Malo he sido hasta no poder ¡Malo si, malo si ... Pero de

    lo

    que

    le dijo esas personas, que luego yo he golpeado a las mujeres si,

    que las he bañado en sangre si, ¿pero sabe usté por qué? Porque

    son mujeres que le dise uno

    una

    cosa y le contestan a uno veinte ..

  • 8/18/2019 2-Violencias en La Carne Flores Martos 2011

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    JUAN ANTONIO FLORES MARTOS

    4

    y yo no soy hombre que se me deba contestar. Porque el hombre

    de la casa voy a ser yo, no la mujer. A mi no me van a contestar.

    Por

    las palabras de esta informante sabemos que durante su

    noviazgo, y durante los ocho años de casados antes de que

    su

    marido

    fuera asesinado en una acción policial en un municipio cercano,

    ella vivió atenazada por el miedo, las amenazas proferidas fruto de

    sus celos ( sus nervios , como los calificaba su marido) , o de los

    arrebatos violentos en que amenazaba con llevarse a su hija C

    Incluyo un fragmento en que Guadalupe habla de una de las

    enfermedades que en su historia de vida aparecen como las que

    más han marcado su existencia (la parálisis corporal y facial , la

    artritis reumatoide y el insomnio), una descripción de la percepc ión

    sensible de éstas, y del sufrimiento y dolor que le han aparejado

    en su vida diaria, en este caso hablando de la artritis:

    Así que estaba entonses yo lavando unos cobertores en

    la

    lavadora,

    pero teníamos un lavaderote así de material en la casa aquella, y

    de momento, mira en esta mano ¡sentí como si me atravesaran

    con un puñal, así un clavo, una cosa, pero horrible

    y

    ay, ay, me

    saqué la mano, Y" ¡ay, que cosa tengo ". Pero con la cosa de que

    yo

    me

    iba, pues seguí, seguí porque he sido muy fuerte ... Seguí,

    seguí y terminé, y me metí al baño Pero resulta que a las 9 de la

    noche yo ya no pude, porque el dolor de la mano se me vino hasta

    acá, y el braso ¡se me pegó aquí de tal manera, que

    por

    más que

    trataba, si me

    lo

    querían despegar, eran gritos, gritos ... No hay un

    espesialista aquí en Veracrus que yo no haya visto Y he tenido

    unos casos tan terribles, casi de arrastrarme, así de arrastrarme, de

    no poder comer, de no poder.

    ni

    haser mi cuerpo para acá, hacia

    VIOLENCIA EN LA CARNE, EMOCIONES Y "CUERPOS" DOMÉSTICOS

    35

    la mesa, ni mi mano para acá , de no poder moverme, de no poder

    rascarme, de no poder, bueno, peinarme, bañatme

    La trayectoria vital y experiencia de mujeres veracruzanas

    como Guadalupe

    P

    , revela de forma más o menos explícita en

    sus historias de vida que un

    locus

    privilegiado de la aflicción, del

    mal, se halla en el territorio doméstico, en las relaciones de pareja

    varón-mujer que son articuladas con la violencia y la dominación

    de la mujer po r el hombre en este contexto íntimo, micro, que es

    la familia y en especial la casa. Como desarrolla Beatriz Muñoz

    (2007:30), en ciencias sociales se ha pasado a considerar la casa

    como el lugar de sufrimiento y de alienación para la mujer.

    Las violencias del español

    Más complicado me resultó acceder a otro tipo de conversaciones

    y discursos que consideraban la violación como una presencia

    urbana aunque las páginas de la prensa local y los semanarios

    sensacionalistas ofrecen por sí solas un panorama detallado de la alta

    frecuencia de este delito en Veracruz- , así como una práctica existente

    entre ciertos segmentos de varones jóvenes , algunos de losjuniors ,

    de las personas conocidas de la ciudad, y en concreto de la colonia

    española en el

    Puerto. Recogí versiones femeninas que incluyen

    al

    "español del Puerto" en una categoría que condensa, además del

    papel de explotador (que inclusive llega a secuestra r

    ya

    torturar a un

    sospechoso de robar en su negocio, y que

    es

    compartido por

    el

    sentido

    común veracruzano), el de violador. Dos de mis informantes , A

    1

    (26 años) , y

    B

    M. (30 años) me contaron cómo fueron objeto de una

    violación

    porjuniors

    de familias españolas de estrato socioeconómico

    alto, coincidiendo ambas en que los agresores eran conocidos con los

    que tuvieron una cita, y que

    al

    ser acompañadas por ellos a su casa ,

  • 8/18/2019 2-Violencias en La Carne Flores Martos 2011

    13/16

    JUAN ANTONIO FLORES MARTOS

    6

    fueron violadas en el automóvil. Ninguna los denunció, y continuaron

    viéndolos en la universidad a la que asistían, además de tener que

    contemplar sus fotografías sonrientes en las páginas de Sociale

     

    ,

    (Ecos de Sociedad) de la prensa local.

    Estas prácticas, y especialmente su condición de patrón

    sangrón

    (prepotente) para muchos trabajadores veracruzanos

    -la

    colonia

    española en la ciudad controla una parte importante de

    la

    industria,

    I

    I

    comercio y sector servicios locales-, perfila al español como una

    figura despreciada entre los segmentos populares porteños, y

    J

    l

    como objetivo de una violencia latente que aflora en ocasiones.

    Yo

    1

    I

    mismo la experimenté al acudir a una pequeña fiesta de cumpleaños

    acompañado

    de familiares de la festejada , Chepina.

    Uno

    de

    ,

    1

    sus invitados, Lencho, mecánico en un taller de reparación de

    !1 

    automóviles propiedad

    de

    un español, cuando

    le fui

    presentado como

    español me lanzó una mirada de odio -probablemente con el peso

    acumulado durante años por la violencia laboral y humillaciones

    sufridas por su

    jefe-

    al tiempo que llevaba la mano a

    la

    cintura y

    amenazaba con encañonarme con una pistola calibre 22 que dejaba

    asomar bajo la camisa.

    En este contexto, la hechicería se revela como un fenómeno

    de violencia simbólica

    -de

    agresión, pero también de defensa,

    una respuesta y canalización de la violencia de los subalternos

    frente a los poderosos que tienden a ostentar prácticamente el

    monopolio de la violencia-o Algunos de los "trabajos" narrados

    por agentes rituales de la ciencia espiritual, o por sus clientes,

    perfilan a

    la

    "brujería" como una respuesta defensiva eficaz a la

    agresión y dominación social (propietarios-trabajadores, españoles

    veracruzanos, varón-mujer) .

    VIOLENCIA EN LA CARNE, EMOCIONES Y "CUERPOS" DOMÉSTICOS 37

    Juanos

    un sastre

    de la

    colonia Hidalgo

    de

    orientación

    homosexual, que se ganaba la vida modestamente , trabajó en

    varias ocasiones para empresas cuyos propietarios eran españoles.

    En una entrevista me contaba la experiencia traumática que había

    tenido con sus jefes españoles. Trabajó como contador (contable)

    de diferentes comercios cuyos dueños eran españoles (en

    la

    ferretería

    El Diamante

    y en

    Telas

    e

    México )

    y tuvo problemas serios

    en ellos al descubrir los patrones que robaba de vez en cuando.

    Sentía que los "españoles" que vivían en el Puerto de Veracruz eran

    unos explotadores, prepotentes y maleducados, y que sus prácticas

    vulneraban las leyes.

    Un amigo abogado

    lo

    consiguió sacar tras dos

    días en

    la

    cárcel. Había sido previamente retenido -"secuestrado",

    en

    sus propias palabras-, interrogado , maltratado físicamente en

    la

    bodega (almacén) de

    la

    empresa de "Telas de México", y luego

    "juzgado" allí mismo por

    el

    propietario y sus abogados, y

    al

    no

    conseguir que confesara lo llevaron a la cárcel. De las situaciones

    comprometidas en que se vio

    al

    ser descubierto por los propietarios

    de los negocios en que trabajaba, salió en el caso de la Ferretería

    "El Diamante", refugiándose en un rancho en Tilapa , cerca de San

    Andrés Tuxtla, y poniéndose en manos de la brujería de Guillermo

    Cadena, un brujo de prestigio de la zona de los Tuxtlas, al sur de

    Veracruz, que "entretuvo"

    al

    propietario de dicho negocio enviando

    una enfermedad grave a un familiar cercano, la cual distrajo su

    atención de él y del juicio emprendido contra su persona.

    La primera vez que conocí a Juanos fue una

    experiencia

    "chocante" -me atrevo a calificarla de choque eléctrico (en sentido

    li

    teral), violento-o Unos amigos comunes me presentaron a él como

    "un amigo español", y al darnos la mano ocurrió lo que reflejo en

    este fragmento de mi diario de campo:

  • 8/18/2019 2-Violencias en La Carne Flores Martos 2011

    14/16

    39

    UAN ANTONIO FLORES MARTOS

    8

    I

    Cuando le di la mano, Juanos se desequilibró, empujó mi mano

    hacia mí, y por cuestión de unos 8 o 10 segundos, asistimos a

    una especie de pulso vertical espontáneo y extraño, luego logró

    soltarse (yo no le apretaba lo más mínimo) y se marchó enojado

    a su lugar en

    la

    mesa que estaba. Raúl enseguida fue a sentarse

    a su lado a platicar con él. En ese momento, todos los hombres,

    i

    la

    flota de mi mesa se pusieron en pie y a hablar conmigo para

    que les dijera que nos había pasado , cómo había estado

    la

    onda.

    :j

    Diciendo expresiones de asombro como "¡Chale, que fue eso!",

    o de asco,

    "¡¡Guácala' ,

    y ahora

    que

    le pasó a este puto ".

    También empezaron a cotorreanne acerca de su condición de

    gay-homosexual, interpretando que al darle la mano se excitó

    demasiado y no se pudo controlar. Enrique F dijo: ¡ Se culipanteó

    todita al darle la mano a Antonio! ".Y George c : "¡Se le hicieron

    ij

    burbujitas de caca

    ...

    !" (Diario de

    Campo

    IV-96, 22-nov-96).

    Finalmente , y por la intennediación de estos amigos comunes,

    le visité días después para entrevistarlo en su casa-taller. Así

    rememoraba la escena Juanos:

    Mira, yo

    me

    apené mucho con lo que pasó en ese día que vinistes ..

    me bajastes el pedo que yo tenía tan bonito y yo andaba con un

    amigo que es medio castroso, y me pegó hasta una cachetada y

    "¿qué

    tienes?",

    estaba

    yo muy asustado no, no se

    qué

    me pasó ..

    Yo

    no anduve muy tomado .. Porque

    yo

    a ti no te conosía no

    ..

    y

    nos estaban presentando ..

    Yo

    sentí que andabas lleno de vibras . ..

    ¡Fue eso exactamente 10 que pasó!, que tú andabas cargado de

    vibras, pero

    no lo sentiste s ¿o sí? ... No tú te descargastes ,

    en

    fin, soltastes toda la energía, de todas las gentes que has visitado

    tantos, de todos los días, no sé si positivas o negativas, yo pienso

    que positivas, que no hemos pasado nada malo no, pero yo de

    VIOLENCIA EN LA CARNE, EMOCIONES Y "CUERPOS" DOMÉSTICOS

    ..

    momento me quedé fíjate , y me dió pena no, por la gente ..

    (J uanos, entrevis tas, . 25-11-96).

    En sus palabras intenta explicar lo que pasó y las sensaciones

    mutuas que tuvimos ambos, a partir de mi investigación con

    médiums de la cienci espiritu l de la ciudad, y que al darle la

    mano le transmití todas las energías negativas

    -"vibras"-

    que yo

    había ido "acumulando" durante mis entrevistas con estas personas.

    En ese primer momento de la entrevista, yo todavía no sabía sus

    experiencias negativas con otros

    "españoles", y durante esos y otros

    encuentros, ninguno de nosotros llegó a mencionar que en nuestro

    "choque" eléctrico y violento

    -al

    menos como lo percibió él -, mi

    condición de español pudiera estar marcando dicha experiencia

    fisiológica.

    Últim

    reflexión

    Me gustaría finalizar expresando mi convicción de que la

    implicación emocional resulta un recurso epistemológico y

    metodológico en nuestras investigaciones de campo y posteriores

    textos y construcciones teóricas en antropología. Topándome

    con esta clase de violencias, y en ocasiones experimentando, al

    menos tangencial mente, sus efectos o alcance al comprometer

    emoción como investigador e implicando a mis atributos de

    varón y español-, obtuve respuestas emocionales, así como una

    apertura a hablar de temas comprometidos emocionalmente para

    mis interlocutoras e interlocutores: de Juanos sobre su pasado

    de choque y persecución por españoles -que lo secuestraron,

    pegaron y enjuiciaro n-, de Á.J. y B.M. sobre su violación p or un

    junior español, y de Guadalupe P. sobre su experiencia de maltrato

    y violencia doméstica experimentada primero

    por

    su padre y

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    41

    UAN ANTONIO FLORES MARTOS

    0

    después por su esposo. Los casos en los que he concentrado mi

    análisis en esta ocasión, pueden considerarse una paradoja, y,

    desde luego, muy alejados de las recomendaciones y alertas que

    reflejan los manuales de trabajo de campo etnográfico acerca cómo

    nuestra posición , perfil y atributos como investigadores pueden

    condicionar, o inclusive anular, nuestras relaciones sociales con

    los informantes y el acceso a ciertos conocimientos. O también

    podemos entenderlo no como una contradicción o una casualidad,

    sino como una especie de exorcismo o catarsis expresiva de

    ese trauma

    cultural

    y sufrimiento social propiciados por una

    figura que encama y rememora alguno de los rasgos del agresor,

    del verdugo , al tiempo que permite restablecer una relación, una

    conversación, con una figura análoga a la productora de violencia en

    origen, en este caso la de este etnógrafo, en sus atributos marcados

    de varón y español.

    O, dicho de otro modo, durante mi investigación de campo

    en las relaciones sociales e interpersonales que desarrollé , y en

    especial en las entrevistas con algunos de mis informantes, éstos

    contribuyeron a crear tramas discursivas de expresión de esas

    experiencias de trauma social y cultural precisamente con una

    persona que, en un diálogo o cercanía compartida, concentraba

    en su perfil su condición de extranjero/ajeno a su mundo social

    cotidiano, y a la vez compartía alguno de los atributos de las figuras

    agresoras y responsables de originar dicho daño.

    VIOLENCIA EN LA CARNE, EMOCIONES Y CUERPOS DOMÉSTICOS ..

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    2

    LA MORAL ESTÁ EN EL CUERPO'

    Yanett Segovia

    Universidad de Los Andes; Mérida-Venezuela

    Esta ponencia nace de un trabajo de campo en la Guajira, esa

    frontera que une a Venezuela y Colombia. Estuve allí en un

    rito

    de encierro

    que practicaron a Ricardo Epinayuu, un wayuu de

    Neyma (cerca de Maicao) que había cometido un crimen. A este

    joven trataban de "sacarle" los espíritus del mal que lo habían

    vulnerado. Llegué al atardecer de un domingo. Al día siguiente

    comenzaría el "rito de encierro" que harían a Ricardo Epinayuu,

    un joven de veintitrés años implicado en serios problemas de

    delincuencia juvenil. En este rito se interviene a la persona que

    consideran tomada por los poderes del mal. Y este joven, al parecer,

    estaba respondiendo a los objetivos y caprichos de los

    Wanülü

    (espíritus del mal). Este era un rito más de muchos otros que le

    habían practicado, pues los seres del mal lo tenían atrapado desde

    hacía ya muchos años.

    Todos esos días estuvieron concentrados en el rito que harían

    a este joven. Marlene Püshaina (la

    mujer

    "de poderes" que le

    • Este artículo es resultado de una investigación financiada por el CDCHT Universidad

    de Los Andes, intitulada: Cuerpo

    y

    control, código D-351-07-09-A

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