1 conocimiento histórico y su enseñanza

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  • CONVERGENCIAS Y DIVERGENCIAS ENTRE LA CREACIN DEL CONOCIMIENTO HISTRICO Y SU ENSEANZA

    EN COLOMBIA DURANTE EL SIGLO XX

    Augusto Montenegro Gonzlez Profesor ftuldry Profesor Distinguido

    en Historia, de Id Pontificia UniversidadJaveriana. Miembro de la Academia Colombiana de Historia

    Resumen

    La enseanza de la Historia en Colombia ha tenido diversas tendencias, metodologas y corrientes historiografas que han influido en el quehacer peda-ggico, especialmente de las Ciencias Sociales. Este trabajo de investigacin se interesa por estudiar las convergencias y divergencias entre la creacin del cono-cimiento histrico y su enseanza en Colombia durante el siglo XX.

    El propsito fundamental es mostrar las relaciones entre la historiografa y la Enseanza de a Historia en Secundaria y Universidad, Analiza las fuentes y experiencias de investigacin sobre la enseanza de la Historia; la perodizadn en las relaciones entre la ciencia de a Historia y su docencia, desde el ciclo cuando influy a Historiografa acadmica en /

  • 1. El tema

    En su obra postuma -publicada en castellano con el ttulo de Introduccin a Id Histora-1 Marc Bloch afirm que Sera un error pensar que los historiadores deban adoptar en sus investigaciones un orden que est modelado por el de los acontecimientos. Aunque acaben restituyendo a la Historia su verdadero movimiento, muchas veces pueden obtener un gra-n provecho si comienzan a leerla, como deca Maitland, 'al revs'. Porque el camino natural de toda inves-tigacin es el que va de io mejor conocido o de lo menos mal conocido, a lo ms oscuro.2

    El trabajo es el resultado de mi lectura regresiva sobre los planes de estudio, mtodos de enseanza y textos vigentes, iniciada en los aos sesenta por inquie-tudes personales sobre la evolucin de los estudios histricos y la manera de hacer ms formativa y motivante mi docencia de la Historia. La bsqueda me fue llevando de aquel presente de entonces hacia un pasado cada vez ms lejano, de lo mejor conocido, o menos mal conocido, a lo ms oscuro3

    Aqu se intenta reconstruir en su verdadero movimiento uno de los procesos que hemos investigado dentro de un proyecto ms amplio, Id Historia en la Educacin colombiana del siglo XX, sobre las caractersticas e importancia de los estudios histricos en la educacin colombiana durante esta centuria. El pro-psito fundamental es mostrar las relaciones, frecuentemente desarticuladas, entre la historia que se investiga y la historia que se ensea en la secundaria y la universidad y, en segundo trmino, precisar el porqu y los matices de esas rela-ciones, para plantear el impacto en la formacin de una conciencia histrica.

    2. Metodologa

    Para establecer las relaciones entre la ciencia histrica y su docencia se elabor y aplic un diseo de recopilacin y anlisis de documentos que permitiera encon-trar respuestas a estos interrogantes: 1} En qu grados de secundaria se locali-zan los estudios histricos, qu funcin le han asignado los programas oficiales y qu enfoque de la historia han ofrecido? 2} En cules carreras universitarias hay estudios de Historia y qu funcin y enfoque tienen? 3) De acuerdo con las polticas educativas de los sucesivos gobiernos qu propsitos ha fijado el Esta-do a la docencia de la Historia? 4) En qu centros se ha investigado y se crea conocimiento histrico, y qu tendencias historiogrficas presentan? Y en la actualidad? 5) Por ltimo predominan las convergencias o las divergencias entre los centros creadores de ciencia histrica y los centros de enseanza, en cuanto a los propsitos, funciones y enfoques de la Historia?

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  • 3. Fuentes y experiencias investigativas sobre el tema

    Para la reconstruccin de los primeros decenios del siglo XX -fase final de esta investigacin regresiva- se han trabajado documentos oficales (Leyes, decre-tos, resoluciones, mensajes de la Presidencia de la Repblica e informes del Mi-nisterio de Educacin Nacional -que se llam de Instruccin Pblica hasta 1927-al Congreso de la Repblica), a fin de analizar las polticas educativas y los mecanismos estatales de vigilancia y supervisin. Tambin los discursos y art-culos acadmicos que expresaban la concepcin de la Historia predominante en aquellos aos y fijaban criterios para la investigacin y la trasmisin en los salones de clase. An existen vacos de informacin difciles de llenar, sobre programas universitarios, profesorado y aplicacin de los programas oficiales en secundaria.

    En la investigacin sobre la primera mitad del siglo hemos acudido tambin a las abundantes obras y artculos sobre Educacin, pero en ellos hay escasas referencias a la docencia de la historia. Una informacin bastante completa y que proporciona numerosas pistas para la bsqueda se encuentran en La ense-anza de la Historia en Colombid, libro del acadmico Miguel Aguilera y publicado por el Instituto Panamericano de Geografa e Historia en 1Q51. Aun-que hay opiniones e interpretaciones discutibles del historiador Aguilera, este libro, nico en su gnero, contiene testimonios valiosos. Igualmente importante es la critica a la obra de Aguilera por el tambin acadmico Gabriel Giraldo Jarmillo, publicada en el Boletn de Historia y Antigedades\ Sobre el movimiento de reforma educativa que va de los aos veinte hasta fines de los treinta, se ha consultado la abundante bibliografa, que padece igual omisin sobre la enseanza de la Historia, otras fuentes particularmente importantes se encuentran en la documentacin recogida y analizada por el equipo de profeso-res del Departamento de Historia de la Universidad Javerana en 1980, que en-tonces diriga el autor, para historiar la Universidad Javeriana desde su restable-cimiento en 1930.

    El examen de los aos sesentas y setentas se apoya principalmente en investiga-ciones personales. Una primera sobre la situacin de la Historia en el contexto de los planes de estudios de bachillerato, para lo cual se contrastaron los Progra-mas oficales de 1962 y de 1974 en sus objetivos, contenidos, intensidad horaria y recomendaciones metodolgicas. La segunda consisti en la recoleccin y anlisis de programas de Historia de 17 universidades (5 oficiales y 12 priva-das), a fin de evaluar su idoneidad para la formacin de docentes de bachillerato y de historiadores profesionales. Finalmente se analiz la relacin de los es-

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  • ludios de Historia en ambos niveles: el bachillerato y la universidad. Las tres investigaciones forman parte del trabajo Trayectoria y estado actual de la enseanza efe la Historia en Colombia5

    La situacin en el decenio de 1973 a 1983 se sustenta tambin en la exhaustiva investigacin Anlisis - diagnstico de la Educacin en el rea de Ciencias Sociales, que elevamos en 1983 a la Subdireccin Acadmica del 1CFES tres profesores universitarios, asesores y evaluadores externos del ICFES6. Consisti en un anlisis de los planes de estudio de las 33 universidades del pas que en aquellos aos tenan carrera de licenciatura en Historia y Geografa o en Filosofa e Historia. La bsqueda y evaluacin se llev a cabo sobre los antecedentes, objetivos, tendencias cuantitativas y cualitativas, carcter investigatvo de las materias, poblacin estudiantil, profesorado, planes de desarrollo, importancia del Plan o Programa en ei contexto de la respectiva universidad y sus relaciones con la regin donde se encuentra.

    A estos trabajos de investigacin sistemtica se aaden otras actividades que nos han permitido recoger material informativo e infinidad de testimonios ora-les. Ests actividades abarcan las visitas de evaluacin a universidades, tanto oficiales como privadas'en calidad de asesor y evaluador externo del 1CFES; la asesora en la elaboracin de los Programas de Historia para los INEM; los enri-quecedores intercambios de ideas y experiencias con profesores de Ciencias So-ciales en conferencias dictadas en varias ciudades del pas3, y las evaluaciones de mis textos de historia con el profesorado, practicadas personalmente o por medio de mis editores. Todas estas actividades, que se nos ocurre denominar trabajos de campo nos pusieron muy en contacto con las realidades en que los profesores desarrollaban su labor docente y posibilitaron nuestra comprensin de la secuencia, calidad y problemtica de tos estudios histricos en las universida-des y la secundaria.

    .A aquellas experiencias que proporcionaron fuentes de informacin, debo agre-gar la cotidiana tarea de estudio, elaboracin y evaluacin de programas de His-toria para la formacin tanto de licenciados en Ciencias Sociales como de histo-riadores profesionales, que exigan la direccin del Departamento de Historia y Geografa de Id Universidad Javeriana, y la de la Carrera de Historia, ejercidas durante largos aos. Desde estos cargos, fue estimulante y de gran enriqueci-miento humano e intelectual el esfuerzo de promocin de los estudios histricos, para lograr una actitud receptiva hacia nuestra disciplina y su importancia en la formacin humanstico social del alumnado universitario.

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  • Recientemente, el Proyecto de investigacin la Historia de la Universidad Colombiana que realizan en conjunto las universidades de Cartagena, Cauca, Caldas, Universidad Distrital Francisco Jos de Caldas. Nario, Tolima, Tecnol gica de Perera, y Pedaggica y Tecnolgica de Colombia, aporta conocimiento de fuentes primarias y bibliogrficas sobre aspectos poco conocidos de las uni versidades. Los avances del Proyecto prometen proyectar luces hacia "lo menos conocido.... lo ms oscuro" como deca Bloch; en este caso los planes y progra mas de Historia de las universidades que tenan estudios humansticos.

    4. Periodizacin en las relaciones entre ciencia y docencia de la historia

    La investigacin llevada a cabo permite descubrir que el espacio de la Historia en el proceso educativo y la interaccin ciencia-aprendzaje en Colombia han tenido duraciones y ritmos particulares que no siempre coinciden con los del dinmico contexto nacional en que se encuentran insertos. El anlisis de las lneas arteriales del estudio hace posible establecer cinco perodos en el presente siglo.

    4.1 Primer periodo: armona entre ciencia y docencia (1902 -1924)

    Se inicia'en los cruciales aos de comienzos de siglo con dos hechos decisivos para los estudios histricos: la fundacin de la Academia Nacional de Historia (12 de diciembre de 1902) y la Reforma educativa de Antonio Jos Uribe (Ministro de Instruccin, autor y propulsor de la Ley 39 de 1903. Orgnica de instruccin P-blica, que rigi hasta fines de los aos veinte). En la Academia se colocabanlos cimientos de una nueva historia de nuestra patria segn expres el primer pre-sidente de la institucin Eduardo Posada. Propsitos que se precisaron en el pri-mer decenio del siglo para contribuir a la consolidacin del Estado Nacional des-pus de la crisis de la Guerra de Los Mil Das y fermentar el amor patrio y la identidad colombiana en momentos en que la prdida de Panam hera el orgullo nacional. La Academia Nacionaly las filiales y Centros de Historia que fueron crendose en los Departamentos encontraron en el positivismo cientfico imperante en la poca las bases terico-metodolgicas propicias para hacer una historia objetiva que contribuyera a la reconciliacin nacional, el fortalecimiento del Estado y la convergencia de intereses econmicos de algunos sectores de los partidos antagnicos.

    Por su parte, la reforma educativa en concordancia con la religin catlica dio prioridad a la formacin moral y patritica, de modo que a la Historia de Co-lombia -junto con la Religin, la Cvica y la Geografa-, se le asign una impor-

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  • tante funcin educadora en primaria y en las Escuela Normales. La armona entre el conocimiento histrico que creaba la Academia y la historia que se enseaba en primara y en las Normales alcanz su punto culminante en 1910 cuando la institucin -en el marco de la celebracin del Centenario de la Inde-pendencia- premi y adopt como texto oficial para secundaria la Historia n extenso de los acadmicos Jess /Hara Heno y Gerardo Arrubla y para primara el Compendio de la misma. Con esta obra la Academia estableci los criterios de la docencia histrica, pues los autores explicaban en la introduc-cin que la historia en s misma tiene un valor educativo: Contribuye a la for-macin del carcter, moraliza....cultiva eficazmente la memoria y la imagina-cin, ilustra la razn, da variadas y mltiples lecciones instructivas y recreati-vas...10. Los autores se proponan que el estudiante encontrara en los hombres del pasado modelos de vida, rasgos de virtud y herosmo que deben imitarse, y sobre todo, la formacin de una conciencia y un orgullo de colombianidad porque, segn agregaban en la Introduccin bien estudiada [la Historia] es verdadera escuela de patriotismo porque hace conocer a la patria desde la cuna, amarla y servirla con desinters y asegura su porvenir manteniendo la integri-dad del carcter nacional.

    En sntesis, el texto oficial de Historia de Colombia, en el marco de la erudicin y el positivismo acadmicos presentaba una revitalzada tendencia romntica, exaltadora ya no de ideologas y personajes de partidos sino de la Nacin y el Estado colombianos y sus grandes constructores en el pasado. El Compendio se convirti en el catecismo de Historia de los nios colombianos y la Histo-ria in extenso en la verdadera historia del pas para los estudiantes de secundaria, los maestros, profesores y profesionales. Esta obra que tuvo el res-paldo de la Academia -nunca repetido con otro texto- sobrepas el mbito edu-cativo y persisti mucho despus que hubiera cesado la poltica educativa que io impuso. Es el texto "que ms ha influido en la formacin histrica de los colombianos en el presente siglo", como destaca el historiador Javier Ocampo Lpez,11 Los libros han tenido ms de treinta ediciones y en 1984 la Academia lo reedit en la Coleccin Complemento a la Historia Extensa de Colom-bia-, para 1987 sala la tercera edicin en esta nueva coleccin. La persistencia de este manual de enseanza de historia de Colombia que ha sido durante ms de cincuenta aos la visin, la interpretacin educadora de los colombianos, segn expresa Gonzalo Hernndez de Alba en el prlogo de la edicin, suscita numerosos interrogantes sobre el porqu de esta larga duracin.

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  • 4.2 Segundo periodo: va (1924 -1945).

    La Historia en la reforma y expansin educati-

    El perodo de armona entre la ciencia y la docencia de la Historia en funcin de la identidad nacional finaliz en los aos veinte, en el contexto de la primera posguerra mundial, el desarrollo capitalista, la danza de los millones, el creci-miento urbano, las influencias europeas (con exclusin de lo espaol) y la mo-dernizacin bajo el mandato presidencial de Pedro Nel Ospina. La necesidad de modernizacin coincidi con otras inquietudes intelectuales de extender y ac-tualizar la educacin y dieron vida al movimiento denominado Reforma instruccionistd. El proyecto de la Misin Pedaggica Atemana. solicitada por el Congreso e invitada por el gobierno (1924) y la penetracin de los principios de la Escuela Nueva, con la visita del pedagogo suizo Ovide Decroly (1925) al Gimna-sio Moderno de Agustn Nieto Caballero, crearon grandes expectativas y polmi-cas. La jerarqua eclesistica, los intereses regionales y los sectores recelosos del intervencionismo estatal se opusieron al plan de reforma de la Misin Pedaggi-ca y al sistema decroliano. Sin embargo, las nuevas concepciones sobre la Edu-cacin fueron abrindose paso; ejemplos de ello fueron el cambio de nombre del Ministerio de Instruccin Pblica por el de Educacin Nacional, la obligatoriedad de la educacin primaria (aunque mediatizada), las inquietudes por la educacin fsica y las instalaciones modernas opuestas al tradicional claustro.

    Participando de la corriente reformista, Rafael Bernal Jimnez, Director de Ins-truccin Pblica del departamento de Boyac. contrat al pedagogo alemn Julius Sieber para dirigir la Escuela Normal de Varones de Tunja (1926). que cre el Curso Suplementario para especializar a los maestros en las materias que habran de ensear. El Curso fue la semilla de la Facultad de Educacin de Tunja.

    En el contexto inicial de la Reforma nstruccionisa la Historia pareca no tener cabida entre las materias que tienen la finalidad de preparar al nio para la vida y por la vida (el lema de L Ermtage, el centro escolar de Decroly en Gine-bra). Se le consideraba entre las materias que fomentaban el verbalismo y la memorizacin. Ya antes de la reforma instruccionsta, la Historia de Colombia haba quedado reducida slo a un ao en e! bachillerato clsico. Las inquietudes modernzadoras se centraban en la psicologa para la educacin y en las mate-mticas, fsica y qumica.

    En este perodo se sucedieron frecuentes reformas (1927,1930,1932,1934,1936) desde el ltimo gobierno conservador hasta las del liberalismo bajo el presiden-te Olaya Herrera y los nuevos rumbos que le traz a la educacin la revolucin

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  • en marcha del presidente Lpez Pumarejo, Estas ltimas reformas caracteriza-das por las agrias polmicas entre los dos partidos, y entre el gobierno y la Iglesia. Hubo logros importantes como la obligatoriedad de la educacin pri-maria, la concepcin del bachillerato como etapa educativa de formacin cul-tural propia y no solamente de preparacin para la universidad como se enten-da hasta entonces, establecimiento de planes de estudios comunes a los cole-gios urbanos y rurales, e igualdad de educacin de las nias a las de los varo-nes. Simultneamente y por iniciativas regionales se produjo un avance muy significativo para la docencia de la Historia: la creacin de la Seccin Histrica y Geogrfica en los estudios de las recin creadas Facultades de Ciencias de la Educacin (Timja, Bogot y Medelln) con la finalidad de especializar a los do-centes de secundaria y escuelas normales.

    Siguiendo las orientaciones de la Escuela Nueva, la enseanza de la Historia en primaria se imparti desde entonces globalizada con la Geografa y la Cvica, resultando ms didctica y vivencial (visitas a lugares histricos y sitios de inte-rs geogrfico), pero los contenidos especficos de Historia se mantuvieron en las lneas romntica y erudita del perodo anterior. En las escuelas normales y el bachillerato la Historia universal cobr importancia, para contribuir junto con la Geografa universal a la apertura y el conocimiento del mundo exterior. Los contenidos de aqulla conservaban el enfoque positivista vigente en los aos cuarenta, aunque ya aparecan laicizados e independientes de la historia sagra-da de tanta importancia en la etapa anterior. En las escuelas normales surgieron los primeros estudios de Arqueologa y Etnologa general y americana, con los cuales comenz la obligatoriedad y modernizacin del estudio de nuestras cul-turas indgenas prehistricas y actuales. Otra novedad del periodo fue la ense-anza de la Historia de Amrica en el tercer ao de bachillerato. Fruto de la apertura modernizadora y de la Convencin sobre enseanza de la Historia de Amrica, pactada en la Conferencia Interamericana de Montevideo en 1936. En cambio, los cursos de Historia de Colombia sufrieron una disminucin en la in-tensidad horaria entre 1936 y 1939.

    A nivel universitario, en la Facultad de Letras de la Universidad Javeriana que haba sido restablecida en 1930, y de la Universidad Pontificia Bolvariana, fun-dada en 1936, se abrieron cursos de Historia Universal y de Colombia, con fines de formacin humanstica. Desde 1942, los cursos de vacaciones de la Javeriana iniciaron la capacitacin de docentes de secundaria en todas las disciplinas que enseaban; entre ellas de Historia y Geografa.

    mientras tanto, las tareas investgativas continuaban a cargo de la Academia

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  • Nacional de Historia -que desde 1928 adopt el nombre que conserva de Acade-mia Colombiana de Historia- y de las academias y los centros regionales de historia. Sin embargo, ya en este periodo al margen de las academias surgan algunos autores que anunciaban el inters por la historia econmica y las in-fluencias de la sociologa y de la historiografa marxista. Otros iniciaban publi-caciones sobre movimientos y sectores populares. Por otra parte, paralelamente a los acadmicos que publicaban y dictaban clases en colegios privados y p-blicos, aparecieron desde 1936 los primeros licenciados en Historia y Geografa, especializados en la docencia de estas materias.-Hban sido formados, o tenan influencias, de cientficos europeos refugiados en Colombia durante la Segunda Guerra Mundial; entre ellos el antroplogo Paul Rivet, fundador del Instituto de Antropologa. A mediados de los aos cuarenta, el cultivo de la ciencia histrica y su docencia no eran exclusivos de las academias, aunque importantes acad-micos continuaron su labor docente.

    4.3 Tercer perodo: Estancamiento de los programas de docencia y revisionismo acadmico (1946 - 1962).

    El periodo abarca las administraciones de los presidentes conservadores, la dic-tadura del general Gustavo Rojas Pinilla y los comienzos del Frente Nacional. Un periodo crtico en la dinmica del pas que estimul los grandes cambios en los estudios histricos que se viviran en el decenio siguiente. En 1946. la ense-anza de la Historia continuaba centrada en el bachillerato, las Facultades de Educacin y las Escuelas Normales. El nfasis se pona en la Historia Universal. Los hechos violentos del 9 de abril de 1948 repercutieron notablemente en las polticas educativas y la enseaza de la Historia, pues el gobierno impuso la docencia de la Historia de Colombia en todos los grados, estableci los criterios para escoger cuidadosamente los profesores de Historia y asign a la Academia, las academias y los centros regionales la suprema vigilancia de los programas, los textos y todos los elementos vinculados a la enseanza de la Historia, y que asesorasen al Ministerio de Educacin en la preparacin de los textos y elemen-tos audiovisuales necesarios para la celebracin de las efemrides patrias . Un rgido sistema de inspeccin reemplaz las liberalidades del periodo anterior.

    En aquella coyuntura crtica, el gobierno acudi a la Historia, la vida de los proce-res y los smbolos patrios como elementos que fortaleceran la paz. el orden y la unidad de la Nacin. El texto de Henaoy Arrubla adquiri una renovada vigencia y la asignatura de Historia de Colombia, prcticamente desplazada hasta enton-ces, se consolid en detrimento de la Historia Universal cuya intensidad se redu-jo y de la Historia de Amrica que desapareci. La confianza en la educacin

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  • patritica fue llevada a extremos pues se impuso obligatoriamente la Ctedra Bolvariana no slo en los colegios sino tambin en las universidades. La finali-dad de la misma -segn su creador el presidente Urdaneta- era fortalecer el patriotismo de las nuevas generaciones.

    Pero esta poltica educativa no cont con el apoyo monoltico de la Academia de Historia, Si bien un grupo de acadmicos asesor al gobierno en los programas, los textos y la formacin de maestros durante los aos cincuenta, otros acad-micos participaron en los cambios que se daban en la institucin desde el ingre-so del expresidente liberal Eduardo Santos e historiadores como Germn Arciniegas, cuyos intereses investigaivos no se orientaban hacia los hroes tra-dicionales y nacionales sino hacia figuras regionales y populares. Adems, la Academia se concentraba en la elaboracin de a Historia Extensa ce Co-lombia. De manera que el inters prioritario de muchos acadmicos no era ya la asesora educativa que le encomendaba el gobierno, con lo cual comenz a debilitarse la relacin entre el conocimiento que ella generaba y la docencia en las aulas. Prueba de ello es que los textos de Historia de mayor difusin en aquellos aos no fueron escritos por acadmicos. Por otra parte, en la Escuela Normal Superior (de Tunja) se desarrollaban trabajos invesigativos; varios de sus egresados completaran su formacin en universidades extranjeras y trae-ran a Colombia las nuevas tendencias de la historiografa europea. En resumen, el enfoque romntico de los programas oficiales de historia contrastaba con el desarrollo de los estudios histricos en la Escuela Normal Superior y con el mo-vimiento revisionista de los ternas y la crtica histrica, que planteaban nuevos historiadores ajenos a la Academia, pero que habran de influir en ella, incluso algunos por ingreso a la corporacin.

    Mientras, continuaban los Curso de Historia Universal, americana y de Colombia en la Facultad de Filosofa y Letras de la Javeriana, en la Bolivarana y tambin en las universidades oficiales que tenan facultades de Filosofa y Letras. Su fina-lidad era la formacin humanstico-social y en los cursos de vacaciones, ade-ms, la capacitacin docente.

    4. 4 Cuarto perodo: Nueva Historia, auge investigativo y docente (1962 - 1980}

    La ciencia histrica y su docencia no fueron ajenas a los grandes cambios econ-micos, polticos, sociales y religiosos de la coyuntura de los aos sesenta: momen-tos crticos en la guerra fra, la revolucin cubana, el muro de Berln, la crisis de los proyectiles nucleares, el Concilio Vaticano 11. los pactos de integracin econ-

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  • mica latinoamericana, las guerrillas, para no citar sino los ms notorios de aque-llos aos. En 1962 el Ministerio de Educacin llev a cabo una nueva reforma del sistema, los planes de estudio y los programas de Educacin Media13. La Reforma se inspiraba en las recomendaciones del Seminario Interamercano sobre Educacin Secundaria celebrado en Santiago de Chile sobre mtodos, y en la Conferencia Regional de Punta del Este sobre reformas estructurales en la edu-cacin secundaria. Foros reunidos en el marco de la poltica de la Alianza para el Progreso y de las decisiones de la OEA haca el rgimen revolucionario cubano.

    Los nuevos programas asignaban a la Historia numerosas funciones de forma-cin moral, cvica y democrtica de los alumnos; entre ellas la comprensin y defensa de los derechos humanos, conciencia de que somos parte de la comuni-dad universal, formacin de criterios ante los hechos y apreciacin objetiva de los fenmenos actuales. En las orientaciones metodolgicas, el Ministerio proscribi los mtodos que reducen al alumno a una actitud meramente receptiva y dict normas para un aprendizaje nvestigativo. Pero a pesar de los objetivos y la ac-tualizacin metodolgica, los contenidos temticos continuaron, en general, repi-tiendo la tradicional historia de gobiernos y guerras. Entre los aportes ms posi-tivos figur el restablecimiento de los estudios de Prehistoria, en la asignatura Prehistoria general, americana y de Colombia en el primer ao para formar con-ciencia de que la sangre y los sentimientos de los indios estn vivos en nuestro pueblo y comprender todas las tendencias y pasados que se funden en noso-tros. Al contrario, result muy perjudicial la supresin de la Historia de Amrica y que los procesos de conquista, independencia y participacin en los problemas de la posguerra pasaran a ser unidades de la Historia Moderna, Contempornea y de Amrica en tercer ao de bachillerato. La Historia de Colombia, reducida a cuarto de bachillerato abarcaba solamente los siglos XIX y XX; aprendizaje critico que se pretenda iniciar con las bases adquiridas en la primaria.

    Las fallas de los programas oficales quedaron compensadas en parte porque los profesores tuvieron desde 1965 los diez primeros tomos de la Historia Extensa de Colombia con la cual coronaba meritorios esfuerzos la Academia. Ella fue tambin la anfitrona del Seminario de Mtodos de investigacin y Enseanza de la Historia, convocada por ASCUN (Asociacin Colombiana de Universi-dades) y el Colegio Mximo de las Academias de Colombia en septiembre del propio ao. Las recomendaciones investigativas y didcticas -entre stas el reclamo de intensificar la Historia de Colombia en secundaria- demostraron gran preocupacin por el desarrollo de la investigacin en las universidades y la crea-cin para ello de" departamentos o institutos de historia, Nuevas academias re-

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  • gionales existan ya para ese ao en que tambin se fund la Academia Colom-biana de Historia Eclesistica bajo los auspicios de la Universidad Pontificia Bolivariana.

    El gran inters nacional por los estudios histricos coincidi con el movimiento de renovacin y modernizacin de las universidades que patrocinaba ASCUN con el Gobierno y una Misin asesora de la Universidad de California. Resultado de investigaciones, seminarios y recomendaciones fue la creacin de Facultades de Educacin con especializaciones en las diversas disciplinas que se ensean en secundaria y la departamentalizacin acadmica para desarrollar cada cien-cia en particular. Todo ello influy en los estudios histricos en doble vertiente: una docente y otra investigativa. Se multiplicaron los centros de profesionalizacin de los licenciados en Historia y Geografa. Hasta entonces solamente las dos universidades pedaggicas de Bogot y Tunja impartan esta formacin especializada, pero en 1979 ya 36 universidades tenan carreras para formar docentes de la Historia en secundaria (la mayora de las licenciaturas se cursaban en Historia y Geografa, y algunas en Historia y Filosofa). As los estudios histricos se sistematizaron en planes especializados y se abri paso un mayor respeto hacia el carcter cientfico de la Historia y el ejercicio de su docencia en bachillerato. El auge de la profesionalizacin mejor sensiblemente la metodologa de la enseanza, pero no signific de inmediato una actualiza-cin de enfoques y contenidos temticos en la formacin histrica de los futuros docentes. En parte por la necesidad de conciliar las asignaturas con las de los programas oficales que deban explicar y respecto a la Historia de Colombia por la influencia que an ejerca la historiografa tradicional.

    La segunda lnea favorecida por la renovacin universitaria fue la investigativa. La formacin de investigadores comenz en los departamentos de Historia crea-dos en la Universidad del Valle (1963), la Universidad Nacional (1966) y la Uni-versidad Javeriana (1968). los cuales abrieron especializaciones o carreras de Historia. Estos departamentos influyeron tambin en la comentada formacin de docentes porque asumieron las asignaturas de Historia de los planes de licencia-tura. Estos departamentos de Historia y los que se fundaron en los aos setentas no fueron ajenos a Ld Nueva Historia, el movimiento de cambio, de ruptura, con la historia tradicional tanto en su lnea romntica como en su lnea positivista que se propagaba por Latinoamrica. En La Nueva Historia concurran las con-cepciones y mtodos de historia demogrfica y social de la Escuela francesa de los Annales, los enfoques cuantitativos de la New Econmc History, de Chicago, y las teoras y temas de la historiografa marxsta. La Nueva Historia se dio a cono-cer en Colombia en 1963 con la publicacin del Anuario Colombiano de Histo-

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  • ri Social y de a Cultura, de la Universidad Nacional, bajo la direccin del profesor Jaime Jaramllo Uribe, pionero del movimiento. En reemplazo de la his-toria poltico-militar y biogrfica predominante en el quehacer de las academias, los autores de La Nueva Historia se volcaron a investigar temas de historia so-cial, historia demogrfica y, desde los aos setentas, mostraron sus preferencias por los temas econmicos, especialmente del agro. Los tres tomos del Manual de Historia de Colombia, editados en 1978, parecieron ser. por algn tiempo, la nueva y verdadera historia de Colombia.

    En los aos setentas ya era realidad la ruptura entre las academias y los univer-sitarios de La Nueva Historia. Naturalmente, el debate se dio principalmente en torno a los temas e interpretaciones de la Historia de Colombia y una oportuni-dad para el choque la proporcion el nuevo Plan de Educacin Secundaria , establecido por el Gobierno con propsitos de diversificar el bachillerato. Ade-ms para proscribir totalmente el memorismo, el dictado de notas y la repeti-cin literal de lecciones en el aprendizaje de las ciencias sociales. El Ministerio enfatz en desarrollar capacidades de crtica y proporcionar al alumno una comprensin de las sociedades y sus cambios. El nuevo plan estableci cursos de Historia de Colombia en primero y cuarto de bachillerato e hizo resurgir la Historia de Amrica (en segundo ao). El programa de cuarto ao se titulaba Historia Econmica de Colombia, fue elaborado por la Academia, era flexible para desarrollar diferentes nfasis y tenda a una historia integral. A pesar de los cambios, la autora de la Academia y algunos objetivos de la asignatura fueron motivos suficientes para que muchos profesores de las nuevas tendencias historogrficas lo catalogaran como programa tradicional. El resultado de la ruptura y el debate posterior entre las academias y La Nueva Historia, agudiz las divergencias entre la investigacin histrica, las polticas educativas respecto a la Historia y la docencia en las aulas.

    En primer trmino, varias universidades -nuevos centros de la creacin cientfica de la historia- hacan esfuerzos para formar historiadores profesionales y fo-mentar la investigacin, mientras que los nuevos programas de historia para secundaria reducan la intensidad horaria de sus asignaturas a la mitad del tiempo que tenan en el plan de 1962 y no daban espacios ni estmulos para que los bachilleres estudiasen carreras de Ciencias Sociales. En segundo lugar, como La Nueva Historia tuvo gran fuerza en las universidades, especialmente las ofi-ciales, se produjo un desajuste entre la formacin prioritariamente econmica y social que reciban los futuros docentes y los programas que deban desarrollar, por ejemplo de Historia de Colombia en primer ao y de Historia Universal, que se mantenan en la lnea de la historia poltica y militar. En muchos casos la

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  • nueva formacin recibida y luego trasmitida en secundaria respondi ms a la ideologa marxista imperante en aquellos aos que a los lineamientos y objeti-vos del Programa oficial. Por su parte, las academias tampoco se vieron refleja-das en los nuevos programas oficiales por la reducida intensidad horaria de las historias, especialmente de la Historia de Colombia cuya mayor importancia continuaron reclamando de los gobiernos. Sin negar el saldo positivo del plura-lismo investgatvo y de corrientes historiogrfcas que se vivi en los aos se-tentas y comienzos de los ochentas, quedan seras dudas sobre el influjo positi-vo que ejerci en la docencia.

    La convergencia entre los nuevos conceptos y trabajos cientficos y la ensean-za se lograba solamente donde profesores y textos ampliaban, profundizaban y actualizaban los contenidos de los programas oficales y los mtodos de apren-dizaje. Quizs el programa menos rgido y desactualzado fue el de Historia de Amrica. El inters por el conocimiento del pasado y la aguda problemtica de Amrica Latina dieron importancia a ios trabajos y los textos de enseanza de esta asignatura durante los dos decenios siguientes. Tanto en secundara como en la universidad. En cambio, la Historia Universal perdi su tradicional impor-tancia en el comprimido programa de bachillerato que la redujo a un ao, con dos horas semanales de clase y bajo el singular nombre de Historia del Antiguo Continente. En el mbito universitario, tambin el inters y apasionamiento por Amrica Latina y Colombia marginaron a la Historia Universal.

    4.5 El fin de siglo

    Mayor discordancia entre centros creadores del saber histrico y la docencia en las aulas se dio a mediados de! decenio de los ochentas. Por una parte, cuando se desat una fuerte crtica de la Academia haca algunos textos de enseanza de Historia de Colombia que. entre otros puntos de discrepancia, marginaban a las grandes figuras polticas y militares de la independencia. La polmica fue aguda y la prensa se hizo eco de ella. Por otra parte, la investigacin en tas universida-des -ya con apoyo de algunas instituciones oficiales y privadas- tom desde entonces mayor importancia, arrojando nuevas informaciones y luces sobre el pasado nacional y continental y es parte esencial en la formacin de los docentes. Pero es tan vanada y particular que se aleja cada vez ms de las posibilidades de que los licenciados -tambin los historiadores profesionales- logren las sntesis o comprensiones integrales de la dinmica nacional, americana y mundial que se necesitan para una idnea enseanza de la Historia a los alumnos de secun-daria, de escuelas normales y hasta de licenciatura en Ciencias Sociales. Esta dificultad se ha venido agravando con los programas de Ciencias Sociales inte-

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  • gradas que estableci la Reforma Curricular de la Educacin Bsica aplicada en secundara desde 1990. La integracin, experimentada sin xito en otros pa-ses, obliga a los docentes a dictar geografa e historia por igual, eliminando la especalizacin que de hecho exista entre docentes de geografa y docentes de historia.

    Al finalizar el siglo, apreciamos el xito en los cambios tericos y metodolgicos que logr el movimiento de La Nueva Historia, pero no es ni pretendi ser una Escuela de Historia y su dinamismo se dispers en centenares de proyectos y lneas de investigacin que enriquecen el conocimiento histrico. Sin embargo, muchos de los temas objeto de investigacin no tienen cabida en programas do-centes de secundara y an en muchos de universidad. Tampoco se facilit a principios del decenio satisfacer el renovado inters por la Historia Universal, especialmente la europea cuando se produjo el derrumbe de los Estados socialis-tas en Europa y la disolucin de la Unin Sovitica. Gradualmente, las universida-des estn respondiendo a este renovado inters y necesidad de conocimiento de Historia Universal y de la coyuntura actual, pero los programas oficiales de se-cundara no satisfacen las urgencias del saber histrico actual y la integracin no concede a la Historia de Colombia el espacio necesario y particular que exige la formacin de una conciencia histrica nacional.

    En cuanto a la Academia y las academias regionales si bien continan su ritmo y temticas de trabajo, tambin se renuevan con el ingreso de miembros que trabajan la vida cotidiana, las artes y la recreacin, la educacin, la presencia femenina en la Historia, las etnias africanas, las relaciones nteramericanas y otros temas diferentes a los tradicionales. La violenta polmica entre Historia Acadmica y Nueva Historia parece superada. Un testimonio de esto es la cola-boracin de historiadores de ambas corrientes en obras colectivas, como la Nueva Historia de Colombia en 9 volmenes. As las divergencias entre cen-tros de creacin del conocimiento histrico, o sea, las academias y las universi-dades se van atenuando, aunque persisten las preferencias temticas y metodolgicas que las diferencian.

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  • Citas Bibliogrficas

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    5 Presentado en el Simposio Manifestaciones culturales de la sociedad colombiana contem pornea que tuvo lugar en la Facultad de Filosofa y Letras de la Universidad Javeriana, en noviembre de 1979, y se public en Universitas

    (> Losdoscoautores del'trabajo son los profesores de la Universidad' Pedaggica ^&w&\ Mercedes Gonzlezy Fernando D' Jannon, ste ltimo Director, en aquella fecha, del Depar-tamento de Ciencias Sociales de dicha universidad. Aunque el Anlisis - diagnstico de Id Educacin en el rea de Ciencias Sociales no se public, hay apartes del mismo en diversas publicaciones del 1CFES, por ejemplo en Diagnstico de la Educacin Superior 1973-1983, Bogot. 1983.

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    i" Todas las oraciones entre comillas son de la introduccin de la edicin de 1910.

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