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Secuencia. Revista de historia y ciencias sociales ISSN: 0186-0348 [email protected] Instituto de Investigaciones Dr. José María Luis Mora México Peralta Rodríguez, José Roberto Enfermedades oculares y su atención en la población novohispana de la ciudad de México. Siglos XVI y XVII Secuencia. Revista de historia y ciencias sociales, núm. 70, enero-abril, 2008, pp. 11-44 Instituto de Investigaciones Dr. José María Luis Mora Distrito Federal, México Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=319127425002 Cómo citar el artículo Número completo Más información del artículo Página de la revista en redalyc.org Sistema de Información Científica Red de Revistas Científicas de América Latina, el Caribe, España y Portugal Proyecto académico sin fines de lucro, desarrollado bajo la iniciativa de acceso abierto

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Page 1: Redalyc.Enfermedades oculares y su atención en la

Secuencia. Revista de historia y ciencias

sociales

ISSN: 0186-0348

[email protected]

Instituto de Investigaciones Dr. José María

Luis Mora

México

Peralta Rodríguez, José Roberto

Enfermedades oculares y su atención en la población novohispana de la ciudad de México. Siglos XVI

y XVII

Secuencia. Revista de historia y ciencias sociales, núm. 70, enero-abril, 2008, pp. 11-44

Instituto de Investigaciones Dr. José María Luis Mora

Distrito Federal, México

Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=319127425002

Cómo citar el artículo

Número completo

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Sistema de Información Científica

Red de Revistas Científicas de América Latina, el Caribe, España y Portugal

Proyecto académico sin fines de lucro, desarrollado bajo la iniciativa de acceso abierto

Page 2: Redalyc.Enfermedades oculares y su atención en la

Artículos

Page 3: Redalyc.Enfermedades oculares y su atención en la

José Roberto Peralta Rodríguez

Maestro en Ciencias Morfológicas. Profesor e investigador de la Sección de Estudios de Posgradoe Investigación de la Escuela Superior de Medicina del IPN y becario del Programa al Estímulo delDesempeño Académico de la misma institución. Participa como profesor de licenciatura y posgrado;ha publicado diversos trabajos en revistas nacionales relacionados con aspectos optomérricos y deoftalmogénesis.

Resumen

El propósito del presente trabajo fue precisarlas enfermedades oculares en la población novo­hispana de la ciudad de México y los sujetosencargados de atenderlos dentro de su contextosocial y urbano. Condiciones inapropiadas desanidad generaron padecimientos levesy severos,estos últimos condujeron a la ceguera, por ac­ción de microorganismos transferidos y locales,accidentes y probablemente por el mestizaje.

Militares improvisados en terapéutica, cirujanos,clérigos y médicos europeos e indígenas losatendieron de acuerdo con su nivel y concep­ción humoral de la enfermedad; alrededor de1616 el oculista inició su participación. Paraello, en la colonia, prevaleció el vínculo entreel médico y el cirujano, no así con el maestro vi­driero que elaborab-a los anteojos para afeccionesvisuales no invalidantes.

Palabras clave:Afecciones visuales no invalidantes, atención de padecimientos oculares, ceguera,

maestro vidriero, oculista, padecimientos oculares.

Fecha de recepción:

septiembrede 2006Fecha de aceptación:

febrero de 2007

Page 4: Redalyc.Enfermedades oculares y su atención en la

Eye Diseases and their Treatrnentin the Novohispanic Population of Mexico

City, 16th and 17th Centuries

JoséRoberto Peralta Rodríguez

MA in Morphological Sciences P rofessor and researcher at the Graduare Studies and ResearchSecrion of che IPN Advanced Schoo l of Medicin e and grane holder of rhe Program ro Enco urageAcademic Performance ar che sam e insr iruri on . Teaches at rhe undergraduare and graduare leve!and has published severa! works in Mexican journals on oprornetric and ophrhalmogenctic aspecrs.

Abstraet

The aim of this anide was ro idenrify th e eyediseases among the Novo-Hispanic populatio nofMexico City and those responsible for treat­ing rhern within rheir social and urban context ,Inadequate health conditions creaced borh slightand severe ailments, rhe larter leading ro blind­ness as a resul r of local and cransferred rnicroor­ga nisms, accidencs and probably rnis cegena­rion . Milicary rnen who improv ised wic h

therapeutic te ch niques, surgeons, clerics andEuropean and indigenous docto r>rreated rhernin accordance wich their level and humora! con­cep tio n of disease and in approxima rely 16 16 ,oculists began ro be invo lved . Thus , during th ecolonial era, a st rong link prevailed berweendocrors and su rgeo ns, although not wi th themaster glaz ier who produced speccaclcs for deal­ing wi th non-incapacirating visua l ailmenrs .

Key w ords:Non-incapacirating visual ailm ents , treatrnent of ocular ailrnen ts , bl índ ness,

master g lazier, ocu list, ocu lar ailrnents,

Final submission:Scptcmbcr 2006

Acceptance:February 2007

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Enfermedades oculares y su atenciónen la población novohispana de la ciudad

de México. Siglos XVI y XVII

JoséRoberto Peralta Rodríguez*

INTRODUCCIÓN

L as alteraciones funcionales del serhumano que lo han llevado a la en­fermedad y a la pérdida de su vida

han existido a lo largo de la historia de lahumanidad, asimismo este se ha interesa­do por el origen y proceso que conduce alos procesospatológicos con el fin de otor­gar atención a los enfermos para así preser­var la vida. También ha puesto empeñopor conocer y comprender cómo la socie­dad ha establecido formas de arención yprevención del daño a la salud dentro delcontexto de la concepción de la mismaenfermedad y del nivel de conocimientocientífico propio de cada época.

En relación con el desarrollo históricode la medicina en nuestro país, la atenciónse ha centrado en aspectos generales y enalgunas áreas enfocadas a padecimientosparticulares, por lo que ha sido posibledeterminar enfermedades que afectaron ala población antepasada, con base en ha­llazgos de vestigios humanos, En forma

* Agradezco a la Secretaría de Investigación yPosgrado y a la Comisión de Operación y Fomento deActividades Académicas (COFAA)del Instituto Politéc­nico Nacional por el apoyo financiero concedido pararealizar esta investigación.

simultánea esto ha llevado a conocer elorigen y evolución de lo que muchos añosdespués seríael ámbito de algunas especia­lidades médicas; sin embargo, para el casode la oftalmología y disciplinas afines estose ha realizado sólo en forma general y apartir del siglo XIX. Los estudios paleopa­rológicos han revelado la presencia de al­gunas enfermedades oculares como efectocolateral de padecimientos sistémicos, noobstante, es posible tener idea más ampliade estas a partir del análisis de testimo­nios documentales sobre los procedimien­tos utilizados para tratar de restablecer lasalud ocular y de las condiciones ambien­tales que pudieron propiciarlas.

El abordaje referente a las enfermeda­des del globo ocular durante el periodocolonial en la sociedad novohispana de laciudad de México no se ha realizado, portanto el acercarse a estosaspectospermitiráampliar el conocimiento de la historia dela medicina en nuestro país durante dichoperiodo, así como dilucidar la idea generalque se tenía sobre la salud ocular en estasociedad, lo que contribuirá a generarplanteamientos respecto al desarrollo dela salud pública. Por otra parte, contribuyea reconocer el origen de la especialidadmédica de la oftalmología y su cercaníacon otros ámbitos laborales, que a futuroserían áreas profesionales entre las que es-

Secuencia [13] núm. 70, enero-abril 2008

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tablecerá interrelación y que formarán par­te de un sistema de atención.

El propósito de este artículo es el deesclarecer cómo se procuró dar atención aproblemas oculares en la ciudad en los si­glos XVI y XVII; para ello se plantearon lossiguientes objetivos: 1) determinar los pa­decimienros oculares más frecuentes de laépocay su origen, 2) reconocer en forma ge­nerallos tratamientos para estos, 3) esta­blecer la existenciadel personal con forma­ción médica, o afín a ella, que atendía estetipo de enfermedades, dentro del contex­to social y urbano de la época referida.

Para lograr los dos primeros se realizóla búsqueda en los acervos reservados debibliotecas y centros de documentaciónespecializados de la ciudad de México, asícomo su análisis, de tratados médicos yobras de! siglo XVI y XVII que refirieranpadecimientos oculares y sus tratamientos(véase cuadro 1). Para e! último objetivofueron analizados documentos relaciona­dos con médicos y cirujanos que atendíanpadecimientos generales y oculares, locali­zados en el Archivo Histórico del Ayunta­miento y Archivo General de la Nación, 10que se integró con resultados de trabajosanteriores y bibliografía complementaria.Conjuntamente se buscaron representacio­nesgráficas referentes a lo abordado con elfin de apoyar la información recabada.

ENFERMEDADES OCULARES

La concepción de la enfermedad del sujetoen Nueva España en los siglos XVI y XVII

era la misma que predominaba en Europa,resultado del desequilibrio de humorespresentes en el cuerpo humano y del efectode los astros. Se basaba en las teorías hipo­crática y galénica que consideraban a este

14

poseedor de cuatro humores: sangre, bilisamarilla, flema y bilis negra, producidosen e! corazón, hígado, cerebro y bazo, res­pectivamente. La predominancia sutil decada uno de ellos determinaba el tempera­mento del sujeto, por lo que podía ser detipo sanguíneo, colérico, flemático y me­lancólico, respectivamente. Por otra partese partía de la idea de que el hombre era unmicrocosmos y que los humores presenta­ban "calidades" de los principios constitu­tivos de todos los cuerpos de la naturaleza,por tanto en la sangre se reflejarían las delfuego yagua; en la flema, las de aire yagua; en la bilis negra, las del agua y tie­rra, y en la bilis amarilla, las de la tierra yfuego. Al modificarse dichas calidades, loshumores se verían alterados y se manifes­tarían los padecimientos, por lo que lostratamientos estuvieron enfocados a eli­minar el "humor pecante" y así restablecerdicho equilibrio.

Al momento en que los conquistadoresse lanzaron a la búsqueda de nuevos terri­torios, se manifestaron problemas de salud;durante el transcurso de los viajes surgíanaccidentes y enfermedades que requeríanatención, asimismo las tropas militares laarriesgaban al enfrentar situaciones adver­sas de tipo climático, de la naturaleza y alrealizarse enfrentamientos bélicos contralos indígenas. Ante esto, e! Consejo deIndias promulgó -por medio de diversasordenanzas- que un cirujano! formara par­te de la tripulación de los buques que via­jaran al Nuevo Mundo, aunque al pareceresto no fue del todo cumplido.

La experiencia referente a lesiones yaccidentes sufridos por los soldados du­rante las incursiones militares en el con­tinente americano llevó a considerar que

1 Rodríguez, Cirujanos, 2004, pp . 15-26.

JOSÉ ROBERTO PERALTA RODRiGUEZ

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Cuadro 1. Obras consultadas para el análisis de padecimientos oculares

Año Título Autor Tipo

1552 Libellus deMedicinalibus 1ndorum Herbis Mart ín de la Cruz M1578 Sumay recopilación dechirugi«, con un artepara Alonso Lópcz de H inojosos M

sangrar muy útil y provechosa1590 Problemas y secretos maravillosos delas Indias Juan de Cárdenas M1592 Tratado breve demedicina y de todas Agustín Farfán M

las enfermedades1598 Acta deacreditación detitulo médico Fernando Rangel Ortiz M1599 Milicia y descripción de las Indias Bernardo de Vargas Machuca NM1607 Verdadera medicina y astrología Juan de Barrios M1627 Teoría y práctica encirugía Juan de Vigo M1657 Estudioso discurso philosophia anatomia y teatro Jerónimo Becerra NM

ingenioso de los órgarJos y sentidos interioresy exteriores delhombre

1670 Palestra historialdevirtudesy ejemplares Francisco Burgoa NMapostólicos

1674 Tesoro de medicinas para diversas enfermedades Gregario López NM1684 A cta deacreditación detítl/lo médico Juan Escobar M

M = médica; NM = no médica.

junto con el armamento se contara con unbotiquín con remedios sencillos para aten­der a los heridos y enfermos; esto se apre­cia en la obra Miliciay descripción de lasIn­dias, editada en 1599,2 en la que se hacemención de las enfermedades y lesionesmás comunes, entre ellas las oculares . Losremedios mencionados eran sencillos, detipo emergente, inclusive se menciona laconveniencia de solicitar también la ayudadel "santo ensalmo" para conseguir el ali­vio. En forma particular dicha obra noprecisa los padecimientos de tipo ocular,indica solamente sus remedios según fuerala causa, "de frío o sereno" o "de calor"; sinembargo, para determinar esta, se requeríadel manejo de conocimiento particular,

2 Vargas, Milicia, 1892, pp. 125-140.

según Enrico Martínez;? lo más probablees que este conocimiento no fuera del do­minio de los militares. En las tropas, con­taran o no con el elemento mencionado,ocasionalmente se encontraba a alguiencon ciertas habilidades para la curación deheridas sin estar plenamente preparadopara ello, ya que su actividad era otra: ar­tillero, fabricante de tambores o negocian­te de vino y comestibles ."

Respecto a lesiones oculares, los con­quistadores Bernal Díaz del Castillo? yLópez de Górnara" mencionan la lesión

3 Martfnez, Repertorio, 1991, pp. 315-318.4 Fernández, Cirngia, 1936, p. 3.5 Díaz, Historia, 2002 , pp. 239-240.6 López de Gómara, Conquista, 2004 , pp . 232­

233.

ENFERMEDADES OCULARES Y SU ATENCiÓN EN LA POBLACiÓN NOVOHISPANA 15

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que sufrió Pánfilo de Narváez, con unapica o lanza, en 1520 al intentar apresar aHernán Cortés. La expresión referida porDíaz del Castillo es que "estaba muy malherido y quebrado el ojo", además mencio­na que se solicitó ayuda al maestre Juan,que formaba parte de la tropa de Narváez;este título se otorgaba desde la edad mediaa los cirujanos." El término "quebrado" serefería a una lesión con pérdida funcionaldel globo ocular y no se utilizaba en loslibros médicos de la época, por lo que seconsidera un término de uso popular.

Según las crónicas y diversos estudios,la ciudad de Tenochtitlan antes de la llega­da de los españoles tenía buenas condicio­nes sanitarias;" sin embargo, a partir dela invasión, se produjo una estela de des­trucción y matanza de indígenas, lo queprovocó que estas se modificaran. La pre­sencia de soldados y esclavos infectados yprovenientes de otras colonias propiciaronla diseminación de diversos microorganis­mos, lo que generó epidemias. Específica­mente la viruela ingresó a República Do­minicana (La Española) en 1518 y de ahía Nueva España en 1520,9 esta ocasionó lamuerte de gran parte de la población y aotra la dejó ciega, así lo refiere fray Bernar­dino de Sahagún: "Esta pestilencia matógentes sin número, muchas murieron por­que no había quien pudiese hacer comida;los que escaparon de esta pestilencia que­daron con las carasahoyadas, y algunos conlos ojos quebrados.t'" Se tiene registro deque a esta epidemia la precedió la de 1515al norte de Yucatán, y posterior a la de

7 San Martín, Influjo, 1892, p . 13.B Ortiz, Medicina, 2003, pp. 148-157, YGonzá ­

lez, Polüicas, 2001, pp . 103-113 .9 Alvarez, Historia, 1960, p. 45.10 Sahagún, Historia, 1975. pp. 744-745.

16

1520 le siguieron otras cuatro, en total seisen el siglo XVI y tres en el XVII. 11 Se haestimado que sujetos no inmunes a esteagente infeccioso presentaron riesgo de le­calidad de 30 a 60%, aquellos indígenasque llegaron a sobrevivir presentaron se­cuelas dermatológicas y oftálmicas severas,como la ceguera, no así los europeos porpresentar mayor resistencia, pues este agen­te se encontraba en su continente desdela edad media.V La epidemia de saram­pión también afectó la mucosa ocular, conentojecimiento e inflamación del globoocular acompañado de lagrimeo.

Los padecimientos oculares no relacio­nados con enfermedades sistémicas estu­vieron presentes en la población peninsu­lar e indígena, según los libros médicoseditados en Nueva España durante lossiglos XVI y XVII , que debieron ser con­sultados por los médicos y cirujanos novo­hispanos. Galeno refería la existencia de110 males oculares.P sin embargo, lospadecimientos identificados en las obrasanalizadas no registran este número, perosí expresan la existencia de infecciones<conjuntivitis), catarata y nube (leucoma)en forma reiterativa. Con respecto a estosdos términos se aprecia que los utilizabanen forma indistinta, probablemente por­que algunas de la obras fueron escritas porsujetos que no eran médicos, aunque seintuye que las diferenciaban por el trata­miento aplicado a la catarata. Padecíantambién afecciones del aparato lagrimal,carnosidad (pterigión), traumatismos y sededuce la presencia de glaucoma por eltratamiento que proporcionaban.

11 García, Celis y Carboney, "Viruela", 1992,pp. 1-2.

12 Balanguer, Nombre, 2003 , pp. 19-28 .13 Barrios, Verdadera, 1607. p. 68.

JOSÉ ROBERTO PERALTA RODRIGUEZ

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El principio humoral servía de funda­mento para explicar el or igen de las cnfer­medades oculares, aunque también se pro­ponían otras causas, como se aprecia en laobra de López de Hinojosos de 1578,quien trató de clasificarlas a partir de ellas,como se aprecia en uno de los párrafos desu libro:

enfermedad vienea losojospor causas primi­tivas y antecedentes, acontece haber golpey caer polvo en los ojos, aunque sea pocosueleaccidentarse. La causaantecedente es elhumor que correde la cabeza y de estos acci­dentes viene la virtud de losojosa enflaque­cerlay durar mucho la enfermedad y a criarlenubes en losojospor la mucha continuaciónde tiempo que corre allí el humor. Cuandoestos accidentes vienen de cólera frente alenfermo más dolor y calor. Algunas vecestiene arenilla entre los ojosy de losmismosojosy de losánguloscon mo[...]dicacion den­tro y aspereza en ellos y es propiamente en­fermedad contagiosapor esose pegá con fa­cilidad al otro ojO.14

Esta obra es interesante por varios as­pectos, uno es la consideración de factoresque pudieran influir en las característicasde salud y longevidad de la población exis­tente en Nueva España. Otro es el refe­rente a la forma de tratamiento para elalivio de una de las molestias de las con­juntivitis o de la obstrucción de la vía la­grimal, que consiste en lagrimeo excesivoy constante. Menciona que en caso de noser útiles los remedios mencionados, habíaque aplicar "un parchecito de tacamahacaen la sien junto al cabo del ojo enfermo".15Este aditamento sería el "chiqueador", ya

14 López, Summa, 1578, pp. 70-71." lbid., p. 72.

fucra de terciopelo o de carey, utilizadopara quitar jaquecas!" y comúnmente re­presentado en retratos femeninos dc laépoca colonial. A partir de lo referido porHinojosos, este tipo de elemento, el chi­queador, tendría una variante de utiliza­ción. Más adelante del párrafo referido ex­presa que de no ser útil el parchecito,

es bueno cortarle la vena que trae el humoral ojo y así de cortar junto alojo, a la partede detrás a la puncicade la cejay así se hacede estamanera. Ligatlecon un paño el cuelloque parezcaque le quiere ahogar hasta quehaga apariencia dicha vena al sentido de lavista o del tacto y con una lanceta la abrany se queme con un cauterio [...] se meta den­tro de un grano de inciensoy [...] cuidandoque no se le cierreel orificio poniéndole cadadía el inciensoencima de las cejas un pañomojado en vino y cuando la llaga se va ce­rrando se pone un parche de racarnahaca.' 7

Lo anterior muestra lo violento y trau­mático del tratamiento al que se sometíael enfermo. Quizá el sujeto al desconocer­lo accedía a él , pero una vez experimen­tado o referido por otra persona, probable­mente buscaría alguna alternativa para sucuración, por lo que podría recurrir almédico indígena o bien continuar con lamolestia.

El término de tacamahaca se refiere alas hojas o resina balsámica del árbol delgénero Elapbrium (E. 'Iomentosum y E. Teca­mabaca). Este nombre y el de tecomhacaes la forma valenciacla adoptada al parecerdesde 1663 del término náhuatl tecamacao tecomacibayac. Aparece en los libros dePedro Arias de Benavides y de Juan Fra-

16 Martínez, "Magnificencia", 1991, p. 60.17 López, Summ«, 1578, pp. 73-74.

ENFERMEDADES OCULARES Y SU ATENCiÓN EN LA POBLACiÓN NOVOHISPANA 17

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gasa referentes a la utilización de vegetalescomo formas de terapia médica. Su apli­cación era como analgésico en situacionesde dolor de vientre y de "uijada", así comopara "evitar el corrimiento hacia la cabezaque se colocaba detrás de las orejas".18

En particular, Cárdenas, religioso agus­tino que estudió medicina en la colonia yeditó su obra en 1591, refiere la asociaciónde la ceguera a la viruela, aunque tambiénconsideraba el humo excesivo que existfaen las viviendas y la ingesra desmedidadel vino "de tierra". Esta privación de lavista fue producto de la cicatrización depústulas en la córnea, porción anatómicatransparente en condiciones normales, enla que se generaba una mancha blanquizcaque obstaculizaba el paso de la luz y eradenominada "nube", término de uso po­pular utilizado desde la edad media19 yque aparece en los textos revisados. En es­tos últimos se menciona este padecimientocon dicho término o bien el de tipo mé­dico, leucoma, utilizado desde el año de1514; por otra parte, otros autores lo re­fieren como un "accidente de los ojos" yno asociado a la viruela, a excepción deCárdenas. Este autor menciona los posiblesmecanismos de origen de la ceguera:

no es necesario referir en particular todas lasenfermedades por donde se viene a perderla visra y como esto sucede por opilación yobstrucción de los nervios ópticos, o por es­tar el daño en las telas o túnicas de los ojoso en los propios humores que están en laparte interior de ellos.?"

1" Fresquet, Inicios, 1992, pp . 281-307, YFlores,Historia, 1982, t . 1, p . 63 .

19 Esteban, "Cicatrices", 1999.20 Cárdenas,Problemas, 196 5, pp. 223-226.

18

En relación con otros padecimientosoculares, este mismo autor expresa que

las cosas que más ofenden y dañan a la vistason los ajos, el vino, los demasiados actosvenéreos, el polvo, lashabas, el humo y sobretodo velar demasiado, todas estas cosas sonmuy dispuestas y apropiadas a ofender y da­ñar la visra"

Asimismo, concebía que estos elemen­tos enviaban humos y vapores, gruesos ypesados, desde el estómago hasta el cere­bro, lo que generaba daño ocular. Los va­pores, al desplazarse desde el cerebro hastael ojo, por los nervios ópticos, "embotan,entorpecen y enturbian los espíritus visi­vos en quien se sujeta la virtud visiva".22En particular se interesaba por la ceguerade los indios.

Pedro García Farfán, en 1592, expresóen su obra una clasificación general de lasenfermedades oculares, aunque ahonda enlos tratamientos. En especial mencionaque una de las causas de inflamación ocu­lar es el "corrimiento de sangre por estarmuy lleno el cuerpo o las venas de la ca­beza" o debido a "algún humor coléricomezclado con la sangre aunque no hayaabundancia de ella".23 Por otra parte, esimportante comentar que a partir de loque relata en relación con los padecimien­tos existentes, se aprecia el que probable­mente sería un glaucoma, o bien una neu­ritis. Menciona dos ideas importantes quehacen pensar en este padecimiento: que lospacientes llegaban a presentar la adnata(conjuntiva), "llena de muchas venas", yque "la inflamación es grande y el dolor

21 Ibid., pp. 224- 225.22 Ibid., p. 226.23 Farfán, Tratado, 1592, p. 127.

JOSÉ ROBERTO PERALTA RODRIGUEZ

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mucho",24 aspectos que conforman en par­te el cuadro clínico que actualmente seconsidera como "ojo rojo" y que el signode dolor es particular del glaucoma, queal no ser tratado conduce a la ceguera. Pá­rrafos adelante, este autor expresa que"cada día vemos a muchos quedar sin vi­sión y a otros que les faltan los ojos de lacara por no atreverse algunos que profesanla medicina a hacerles sangrías de la cabe­za",25 además menciona que para esta si­tuación de inflamación, si el tratamientode las sangrías no diera resultado, debidoa que "si el dolor fuera tan grande [...],añadan a este remedio dos granos de opiomolido",26 esto último confirma el signopatognomónica del glaucoma que es elintenso dolor. Aplicaban en ese entoncessangrías y ventosas en el cuello, con lo queobviamente no disminuía la presión in­traocular, lo que ocasionaba la pérdida dela visión. El manuscrito pictórico de De laCruz y Badiana presenta en el capítulo JJlo relacionado con las afecciones ocularesy en estas aparece el glaucornar'? sin em­bargo, la explicación del padecimiento nocorresponde a este, ni se encuentra en lossiguientes aparrados de enfermedades ocu­lares. Podría pensarse que esta obra enfati­zara en alguna parte de su contenido loreferente al intenso dolor ocular, pero no esasí, lo que hace pensar que esta afecciónprobablemente no la padecieran los indíge­nas y sí la población peninsular y mestiza.

De las obras escritas en el siglo XVII,

la de Juan Barrios, ediradaen 1607, es con­siderada la más completa de este periodo.En esta obra expresa la diversidad de cau-

24 tu«, p. 128 .25 ¡bid.26 tus; p. 129 .27 Cruz, Libe/Ita, 1991, p. 33.

sas de las enfermedades oculares, entreellas el velar, la luz solar, el humo, la abun­dancia de sangre, por humor colérico y porotros tipos de ellos; sin embargo, refiereun padecimiento denominado dureza delojo o prerigión, engrosamiento conjunti­val que progresivamente invade la superfi­cie corneal y que llega a impedir la visión.Es posible que lo calificara así por la apa­riencia de origen de este tejido, esto esproveniente de la esclerótica, ya que unade las características de esta es la dureza.Además manifiesta su experiencia de ha­berla cortado varias ocasiones al padre An­tonio de Sales, lo más factible es que sebasara en lo recomendado por Galeno, estoes, por "cirugía y hierro".28 Este padeci­miento y su tratamiento no se mencionanen las obras previamente comentadas, aun­que los médicos indígenas, varios añosatrás, lo eliminaban rambién por mediosquirúrgicos.I? Otra obra de dicho siglo, yque no es precisamente de carácter médi­co, es la de Francisco de Burgoa en la quenarra el procedimiento para "batir la cata­ratas". Se aprecia la forma de desprendercon una aguja el ligamento que sostiene alcristalino opaco para lograr modificar suposición y permitir así el paso de luz haciala retina y con ello la visión; sin embargo,no se utilizaba, al parecer, ningún tipo deanestesiay además existía el riesgo de gene­rar la pérdida del globo ocular por vacia­miento de este, como fue el caso narradodel fraileLope de Cuellar,"? u otras lesiones.

Durante la búsqueda de tratados mé­dicos que ahondaran en los padecimientosoculares, se identificaron dos documen­tos que dan fe de bachilleres que obtuvie-

28 Barrios, Verdadera, 1607, p. 70.29 Flores, Historia, 1982, p. 110.30 Burgoa, Palestra, 1934, pp. 354-355.

ENFERMEDADES OCULARES Y SU ATENCiÓN EN LA POBLACiÓN NOVOHISPANA 19

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ron el grado de médico, uno de ellos de1598 de Fernando Rangel Orriz y el otrode 1684 de Juan Escobar y Soltero; los dosdan idea del tema sobre el que versaronsus exámenes ante los jurados de la Uni­versidad. El primero fue sobre el dolorocular y su tratamiento con base en baños,fomentos, extravasación de sangre y otrasformas, acorde con lo mencionado por Hi­pócrates en su sentencia sexta, aforismotrigésimo primero. Expresa cinco conclu­siones en las que refiere que el dolor oculares cruel, de aparición repentina y que re­fleja destemplanza de los humores en elhombre; la principal forma de tratamientoera el corte en la vena para extraer sangre,aunque deja entrever que había otro detipo vegetal que ayudaba a extraer los hu­mores putrefactos que ocasionaban la do­lencia. El segundo documento indica quese trató de la disertación médica y filosó­fica respecto al aparato ocular como ele­mento que permitía determinar afeccionescorporales; presenta tres conclusionesenfo­cadas a la importancia y susceptibilidadde este órgano , así como su relación conlos humores alterados que influyen en elcuerpo"! (imágenes 1 y 2).

Estos documentos inducen a pensarsobre la exigua consideración hacia losojos, probablemente por la menor frecuen­cia de sus padecimientos ante la de otrosórganos; sin embargo, emerge nuevamenteel paradigma del dolor ocular, lo que con­duce a considerar que probablemente estesigno fuera frecuente y,por lo tanto, rela­cionado con el padecimiento del glauco­ma, situación que llamaba la atención delos médicos para su solución.

31 Archivo General de la Nación (en adelanteAGN). Universidad, vol. 284, f 201; vol. 285, r. 1,fr. 281 Y289.

20

Unos de los aspectos no consideradoscomo enfermedades, sino como afeccionesde tipo visual presentes en la sociedad yabordados en los libros de medicina de lossiglos XVI y XVII, fueron la nictalopía oceguera nocturna y las anomalías visualescomo la miopía, hipermetropía y pres­bicia, no bajo el término que actualmentese conoce, pero sí referidas por los sínto­mas que presentaban los sujetos. En laobra del siglo XVI de Juan de Cárdenas serefiere que "las especies que representanlos objetos y cosas visibles pueden pasara la pupila del ojo donde se ejecuta el mis­teriosos acto de ver".32 En la de GarcíaFarfán se aprecia el término de "flaca vis­ta", no asociada a las nubes ni a las catara­tas; sólo se hace referencia al tratamientoutilizado en forma líquida para realizarlavadosde ojos o bien de purgas.P Juan deBarrios hace referenciaen su libro de 1607a la situación "de los que no ven bien ytienen oscuridad en la vista",34 este últimotérmino aplicado por los latinos; ademáshace la aclaración de que "aparece la pu­pila sin afección pura y lirnpia'Y' y quepuede manifestarse en forma rápida o lentapero atribuida

principalmente a humores crasos, y fríos, yde calientes, desecando y arrugando las telasy nervios como acontece a los viejos, puédesehacer de mucha tristeza o por debilidad delos espíritus visivos o por muchas evacuacio­nes desecando estas partes.t?

32 Cárdenas, Problemas, 1965, p. 224.33 Farfán, Tratado, 1592, p. 131.3' Barrios, Verdadera, 1607, p. 70.3S iu«; p. 7I.36 [bid.

JOSÉ ROBERTO PERALTA RODRIGUEZ

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Q.YINTA CONCLVSIO.

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Imagen 1. Documento probatorio de la acreditación de Fernando Rangel Ortiz como médico en1598. En la parte final se aprecian las conclusiones de su disertación .Fuente: Archivo General de la Nación, Universidad, vol. 284, f. 201.

ENFERMEDADES OCULARES Y SU ATENCiÓN EN LA POBLACiÓN NOVOHISPANA 21

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. gloru:hllndll. contugHun: rnei .rJ,;;lre amor lumint=amotUtlli upu.l$l.d pc4« t\lO$. Ul:e-\1!.a(~(;~it: (ti'60l0l

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Imagen 2. Documento probatorio de la acreditación de Juan Escobar como médico en 1684. Enla parte final se aprecian las conclusiones de su disertación.Fuente: Archivo General de la Nación, Universidad, 285, t . 1, f. 281.

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22 JÓSÉ ROBERTO PERALTA RODRiGUEZ

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Jerónimo Becerra expresa en su libro(1657) conceptos referentes al proceso dela visión sin ser del todo claro (imagen 3);a partir de la redacción se deduce que laconcepción del fenómeno de la visión lesera complejo:

Formase esta visión en la pupila del ojo don­de está el humor cristalino alimentado de lavirtud del cerebro que por los conductos delos nervios ópticos le es comunicada y enella se reciben las especies que remite el ob­

. jeto que están en la superficie de todo, loscuerpos y necesitara de aire y luz en el espa­cio medioY

Como se aprecia, se atribuía la visióna la pupila o cristalino, lo que probable­mente panía de la observación de que alpresentarse en la zona pupilar una colora­ción blanquizca (catarata),o bien una man­cha superficial de esta tonalidad (leucoma),se impedía la visión, sin saber que esta re­side en la retina. Es muy probable que lapérdida de visión, sin estar asociada conla opacidad, generara cuestionamientos eincertidumbre respecto a la idea del sitiode residencia de la visión.

En el libro de Juan de Vigo de 1627,se encuentra la idea clara de los vicios derefracción ocular, aunque sin utilizar tér­minos en particular para cada uno; sólorefiere lo siguiente:

si los espíritus fueran muchos y sutiles vende lejos discerniendo las cosas pequeñas y sifueran pocos y sutiles ven de cerca y no delejos, y así los tales espíritus placer en la mu­cha claridad ni en la mucha sutilidad de lasmedicinas, ni en el movimiento fuerte desu cuerpo; los espíritus que son pocos en

37 Bezerra, EJtudioJo, 1657, p. 2.

cantidad y raros causan mala vista porqueven mal de lejos y mal de cerca y por tantoesto se entristece de la luz y no puede verbien [...], y si los espíritus fueran muchos encantidad y gruesos, entonces ven más lejosque de cerca [...] concluyo que la buena vis­ta es la que sigue a la debida cantidad, cla­ridad de los espíri tus y por eso cuando talesespíritus fuesen muy claros verían de nochecomo ven los búhos y garos."

En esta obra se aprecia el término de"espíritus visivos" (concepto implicadopara explicar el proceso de la visión segúnla corriente estoica), producto de la mezcladel "pneuma o espíritu" tomado del aire através de la respiración y del generado porla digestión de los alimentos. Esta licue­facción se realizaba en la base del cerebroy se desplazaba por los nervios ópticos has­ta llegar al cristalino, en donde se pensabaque residía la visión, para salir del ojo y lo­calizarse en su cercanía. A su vez los es­píritus visivos serían transformados por laacción del medio, lo que propiciaría sudesplazamiento a distancia, para así, a ma­nera de palpación, percatarse de los obje­tos. Lo anterior permite entender la ideareferente a la cantidad de los espíritus visi­vos que, fueran muchos o pocos, afectaríanla visión y asimismo la presencia de quehumores vaporosos, generados en excesopor algunos alimentos, afectarían el globoocular y la visión .

Ante lo anterior resulta interesanteconsiderar lo expresado en uno de los pá­rrafos del libro de Geronymo Bezerra, laidea de interponer un elemento entre elojo y el objeto con el fin de proporcionarmejoría:

38 Vigo, Teoría, 1627, pp. 137-138.

ENFERMEDADES OCULARES Y SU ATENCiÓN EN LA POBLACiÓN NOVOHISPANA 23

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Imagen 3. Portada del libro de Geronyrno Bezerra en el que aborda la fisiología de los órganos delos sentidos, ent re ellos la del globo ocular, de acuerdo con la concepción de ese entonces.Fuenre: Guerra, Iconograf ía, 1955.

24 Jos é ROBERTO PERALTA RODR IGUEZ

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de la potencia y el objeto se forma la noti­cia de todas las cosas y estas dichas especiesson insensibles aunque algunos pensaron locontrario, fabricando instrumentos para dara entender que se podía ver como toda la re­presentación objeriva que se halla en la partey punto medio de cualquier cosa.39

El elemento al que se hace referencia,el "instrumento", podría considerarsecomo las lentes, que servirían para mejorarla visión; sin embargo, este autor no esta­ba, al parecer, muy convencido de ello, yaque no hace más énfasis. Gregario López,en su obra, menciona como remedio paraclarificar la vista la mezcla de polvo resul­tante de frotar la piedra amatista con már­mol y disuelta en agua de hinojo/'" Delos libros analizados, este último es el úni­co en el que apareceel tratamiento con baseen polvo de rocas, terapia utilizada en di­versos padecimientos oculares por lapida­rios medievales, sustentada en la analogíade que las piedras de coloración roja seaplicaban para fortalecer la sangre; estaidea provenía de viejas tradiciones del an­tiguo Egipto o de civilizaciones asirio-ba­bilónicas .4 1

FACTORES CONDICIONANTESDE LAS ENFERMEDADES OCULARESY DE SU ATENCIÓN

Previamente a la llegada de los conquista­dores, la sociedad indígena de la ciudadde Tenochtitlan presentaba padecimientosoculares; sin embargo, hasta el momento

39 Bezerra, Estudioso, 1657, p . 4 .40 López, Tesoro, 1990, p. 82.41 Esteban de Antonio, "Oculísrica", 1999, pp.

58-76.

se carece de información acerca de si estoseran los mismos o diferían de los que seobservaban en la época colonial, todo hacepensar que algunos eran similares comoel de la "carnosidad o pterigión", pues losmédicos indígenas aplicaban tratamientoquirúrgico. Es probable que algunos pade­cimientos se manifestaran al modificarse laforma de vida, costumbres y hábitos ali­mentarios; asimismo por la presencia decolonizadores y esclavos transmisoresde otras enfermedades, así como por el in­greso de variedades de animales no exis­tentes en el nuevo continente, portadoresde microorganismos patógenos. En formasimultánea los colonizadores presentaronpadecimientos no conocidos en su sitio deorigen, por lo que la variabilidad de pade­cimientos se diversificó. Un aspecto pococonsiderado es la consecuencia biológicadel mestizaje, que involucra la variabilidadgenética, lo que pudo condicionar la sus­ceptibilidad o resistenciaa presentar diver­sos padecimientos y asimismo su trans­ferencia a las generaciones siguientes. Enla actualidad se considera que las carac­terísticas genéticas del sujeto puede serun factor que lo predisponga a padecerciertas enfermedades.

Dadas las características del presentetrabajo, se consideró la organización socialcomo factor que contribuyó al aspecto sa­nitario de la ciudad y a la distribución delpersonal dedicado a proporcionar atencióna los enfermos y también a la vigilanciade la práctica médica.

CONDICIONES SANITARlAS

La reconstrucción de la ciudad que sería lacapital de Nueva España la realizó el per­sonal designado por Hernán Cortés, al

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mismo tiempo se estableció la traza delterreno en el que se asignaron inicialmentesolares y huertas a integrantes del ejércitodel conquistador. A medida que llegabanmás colonizadores, algunos de ellos conrecursos económicos, se solicitaba espaciopara la construcción de viviendas. Se con­sideró que la zona donde se asentaría lapoblación se dividiría en espacios rectan­gulares; el centro fue destinado a los espa­ñoles, con el fin de concentrar el gobierno,proporcionar seguridad de sus pobladoresy facilitar la evangelización; el espacio pe­riférico se designó a los indígenas: Santia­go Tlaltelolco, San Sebastián Atzacoalco,San Pablo Zoquiapan, Santa María Cuepo­pan y San Juan Moyotlán.v'

El panorama inicial se constituía dezonas en construcción de viviendas, tem­plos y conventos con calles apenas insinua­das, y además canales y acequias urilizadospara el tránsito y desagüe de la laguna,terrenos anegados, zonas áridas por defo­restación y otras ampliamente arboladas.Con el tiempo este panorama se modificó.Cervantes de Salazar expresa que los edi­ficios españoles se encontraban rodeadosde casas de los indígenas, humildes y dis­puestas en forma desordenada; por lo tan­to, se propició la formación de suburbioso arrabales, con casas de adobe, madera ytechos de tejamanil, barro o paja, y piso detierra.4 3 Con el incremento de la poblacióncolonizadora y mestiza, se pasó a construircasas en zonas periféricas, así que los asen­tamientos indígenas quedaron dentro dela ciudad, lo que condicionó que el perso-

42 Mier y Terán, Primera, 2005 , pp . 102-127 , YSánchez, "Población", 2004 , p. 41.

4 3 Galindo, H istoria, 1925, pp. 81-137; Cervan­tes, México, 1986, pp . 64-100, y Sánchez de Tagle,Dueños, 1997 , p. 57.

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nal y sitios que atendía a los enfermos que­darán dentro de la zona urbana.

Entre 1524 y 1535, las actas del Cabil­do de la ciudad manifiestan el interés porcuidar las condiciones sanitarias; los acuer­dos tomados se enfocan en solicitar a lapoblación la limpieza de sus calles y se es­tablece que los propietarios de ganadoporcino lo controlen y cuiden para impe­dir su dispersión por las calles, para asímantener la limpieza de la ciudad y evitarla contaminación del agua, so pena de apli­car multas, Asimismo, otro aspecto que semanifiesta es la insistencia de la autoridaden cercar las propiedades con el fin de evi­tar la acumulación de desperdicios.?" hastael siglo XVII se contó con sistema de reco­lección de basura4 5 y a pesar de ser utili­zado, gran cantidad de esta se desechabasin control, lo que ocasionaba sitios que"impregnándose el aire de todas las hecesy vapores corruptos que exhala inmundiciarecogida y como estancada en los hoyos ybarrancos que se hacen con el continuotráfico".46El establecimiento de las medi­das anteriores lleva a pensar que en puen­tes, atarjeas y acequias se propiciaba lainmundicia, por lo tanto, era común en­contrar aguas sucias y pestilentes, conta­minadas por excremento de ganado y des­perdicios de toda clase que la poblacióndesechaba en ellas y en terrenos no bar­deados, que eran focos de propagación detodo tipo de infecciones. Aunado a lo an­terior, "los naturales de la baja plebe" te­nían costumbres

44 Mier y Terán, Primera, 2005, pp. 152, 155­157,193-198,211,214,240,241,247 ,280,287,310,313, 334, 364, 370 , 394, 410 , YSánchez deTagle, Dueño«, 1997, p. 57.

4, León, "Cielo", 2005, p. 20.46 Sánchez de Tagle, Dueños, 1997 , p. 57.

JOSÉ ROBERTO PERALTA RODRIGUEZ

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contrarias al natural instinto de las gentes oprimeros movimientos de la razón, todos loshombres en todas las panes, aun sin usar delos actos reflejos de ellas, como por instintonatural buscan las tinieblas y lugares másocultos para exonerarse de las corporales in­mundicias, aquí parece que haciendo osten­tación de su propia porquería, hacen tambiénlas excreciones de sus cuerpos en el mediodía,en las plazas y en los lugares más públicos."

El cuidado de la sanidad de la vía pú­blica decayó con el tiempo, las calles que­daron abandonadas a las costumbres ynecesidades de quienes vivían en ellas oposeían talleres, algunos se interesaban pormantenerlas en condiciones favorables, yafuera por aspectos estéticos o por beneficiopropio más que por salubridad. Para 1613,mediante una ordenanza, la Audiencia ce­dió al Ayuntamiento la responsabilidaddel saneamiento de la ciudad. De esta ma­nera, se encargaría de un sinnúmero de ac­tividades de supervisión y cuidado de di­versos aspectos relacionados con la saludde la población, como abastecimiento delagua, recolecciónde basura, limpieza de ca­lles, plazas, canales, cloacas, atarjeas, ace­quias y drenaje; del buen estado de ali­mentos y expendios de bebidas, inspecciónde fondas, vinaterías, panaderías, rastros,tocinerías, así como del cuidado de cemen­terios, hospitales, asilos, boticas y de lasactividades de quienes atendieran enfer­mos. Todo lo anterior requería de organi­zación y de personal que desempeñara eltrabajo y que lo supervisara, lo que supo­nía demasiado esfuerzo y constancia queno fue posible de sostener ante la rapidezdel crecimiento de la población; por ello,las condiciones sanitarias decayeron con

47 Fernández, "Puertas", 2005, p. 69.

el tiempo y se incrementó la demanda deagua, entre otras necesidades.:"

La arquitectura inicial de las casas erasemejante a fortalezas : base de cal y can­tera con vigas de madera, pocas puertas yventanas hacia la calle; en el interior teníangrandes patios, al estilo de las poblacionesespañolas, con cuadras para caballos y salasde armas Lasconstrucciones se fueron mo­dificando, solían tener dos patios: el prin­cipal, en cuyo rededor se distribuían lashabitaciones importantes. En el patio deservicio, que se encontraba a un costado, selocalizaba la letrina o "secreta"; no se acos­tumbraba que las habitaciones contarancon espacio para esta, únicamente se en­contraba la tina, el aguamanil y el tocador,resguardados de la vista por medio debiombos. Por tanto, las letrinas se ubica­ban alejadas de las habitaciones, pues eranlugares pestilentes, sin agua corriente; sumobiliario consistía en un tablón con va­rias perforaciones amplias. Cada vez quehabía la necesidad de defecar y orinar enlas habitaciones, los miembros de la fami­lia hacían uso de tazas de noche o bacinicasy orinales; por las noches estos aditamen­tos se colocaban junto a las camas y por lamañana los desechos eran vertidos en lascalles o en los retretes."? Aunque cada casatenía sus particularidades tenían un patrónparecido, sus variantes estaban en la capa­cidad de construcción, compra o alquiler.Otros tipos de vivienda fueron las casasde huéspedes y de vecindad generadas porel incremento de la población, lo que llevóal hacinamiento.

Loanterior da idea de que las infeccio­nes oculares se manifestaban por las condi-

48 Sánchez de Tagle, Dueños, 1997 , pp. 13-97,49 Femández, "Puertas", 2005, pp. 60- 61, 67-6iJ,

y Curiel, "Ajuares", 2005, pp. 96-97.

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ciones particulares de la ciudad y de lasviviendas que, aunadas a situaciones defrecuentes inundaciones y terremotos, po­drían propiciar aún más la presencia depadecimientos tanto generales como ocu­lares. Otros padecimientos más severos,asociados a enfermedades sistémicas, pu­dieron ser provocados por la .presencia demicroorganismos y parásitos en el ganadoequino y porcino u otros animales, que alser introducidos en la invasión y coloniza­ción actuaron como vectores. Padecimien­tos precolombinos, como la leishmaniasis,sífilis, tuberculosis, tripanosiomasis y on­cocercosis,provocaron lesiones retinianas,corneales y glaucoma, condicionantes deceguera.i" en la población, mientras queotros agentes, como los de la cisticercosisy tracoma.?! que probablemente llegaroncon los europeos, también la generaron.Así, tanto conquistados como conquistado­res padecieron de enfermedades generalesy oculares desconocidas para ambos.

Otra forma posible de daño ocular fuela relacionada con las actividades laboralesde alarifeso albañiles: al utilizar cal blancapara recubrir las superficies de iglesias ycasas se ocasionaban lesiones corneales,conjuntivales y palpebrales, o bien el aloja­miento de arenillas o panículas de canteraal ser decoradas las fachadas de estas cons­trucciones.V de igual forma se afectaban

'0 Ortiz de Montellano, Medicina, 2003, p. 152,YFrancisco Guerra y Ma. C. Sánchez Telles, "Lasen­fermedades del homb re americano", pp. 27-29, en<www.ucm .es/bucm/revistas/ghi/0211611l!articulos/guce9090110019a.pdf> [consulta el 12 deabril de 2006].

51 Somolinos, Relación, 1978 , p. 262, YMcGi­bony, "Trachorna", 1942, pp . 21-23 .

'2 Super,VitÚt, 1983, pp. 23-29, YBaudor, VitÚt,1992, p. 266 .

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los herreros, probablemente por el des­prendimiento de partículas de metal yexposición al calor intenso en la forja delmetal. Aunque en la cercanía de la ciudadde México no existían minas, los indígenasy esclavos negros debieron presentar afec­ciones oculares asociadas a padecimientospulmonares, o bien los plateros expuestosa excesivas cantidades de este metal pa­decían argirosis, es decir, daño en la con­juntiva ocular y corneal.

Cronistas de la época relatan que enNueva España se realizaban festejospúbli­cos religiosos y civiles en los que se em­pleaban juegos pirotécnicos elaboradoscon pólvora negra, también utilizada enlos armamentos; lo más seguro es que sehayan presentado accidentes por quema­duras en diferentes regiones corporales,entre ellas la ocular; asimismo los trauma­tismos en este órgano por acciones violen­tas, incluidas riñas y asalros.?" Otro as­pecto también accidental y probable fue lalesión retiniana por observar direcramentelos eclipses." ante la curiosidad del fenó­meno por la creencia de su influencia endiversos acontecimientos de la vida coti­diana individual y colectiva de la sociedadnovohispana; lo anterior pudo haber cau­sado pérdida de visión central.

POBLACIÓN y PERSONAL DEDICADOA LA ATENCIÓN DE ENFERMEDADES

Un aspecto inquietante ha sido determinarnuméricamente la población existente enel nuevo continente y la que llegó específi­camente a Nueva España. El interés dediversos investigadores ha llevado a ex-

'3 Baudot, VitÚt, 1992, p. 275.'4 Moreno, "Astronomía", 1999, pp. 52-59.

JOSÉ ROBERTO PERALTA RODRíGUEZ

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presar cifras aproximadas ante lo complejode la indagación, pues se requiere del aná­lisis de documentación localizada en di­versos sitios y zonas geográficas. Para con­siderar la migración de peninsulares haciaNueva España y su estancia en ella, es ne­cesario partir desde el momento en queCortés reclutó en Cuba a la mayoría desus soldados. De ellos sólo se han identifi­cados a 743 y es probable que un númeroindeterminado falleciera en acciones bé­licas o por otras causas y por lo tanto noaparecieran en los registros referentes alotorgamiento de solares una vez consu­mada la toma de la ciudad; Dorantes deCarranza refiere que en 1604 se contabili­zó a 1 326 conquisradores.P?

Se tiene registro de que entre 1520 y1539,13262 peninsulares y europeos tra­mitaron su migración hacia México y San­to Domingo, siendo el primero el sitiopreferido. De estos migrantes, 845 eranmujeres, 252 de ellas viajaban con sus ma­ridos y 85 se reunirían con ellos; 457 eransolteras y niñas, y más de 51 viudas y mu­jeres de estado civil incierto.56 En relacióncon la población en Nueva España, se tie­ne conocimiento de que el virrey Antoniode Mendoza, en 1535, determinó que secuantificaran las viviendas españolas; sinembargo, no se asentaron en las actas delCabildo posteriores a este año los datosreferentes al total de habitantes. Se ha de­terminado que hasta ese año, el Cabidohabía otorgado un total de 534 solares,sin contar los otorgados por Cortés en uninicio y por el Cabildo previamente a1524, pues no se tiene registro."? Tan sólopara tener una idea general del número

55 Martínez, Pasajeros, 1999, p. 170.56 lbid.•p. 171.57 Mier y Terán, Primera,2005, p. 470.

poblacional hasta el año de 1535, bastaríamultiplicar la cifra de solares otorgados,en donde se supone que vivía una familiaintegrada por cuatro miembros (dos hijosserían suficientes, al menos, para prolon­garla hasta la segunda generación), el totalsería de 2 136 pobladores peninsulares oeuropeos; sin embargo, esta cantidad nosería del todo exacta, ya que algunos deellos serían solteros o tendrían más hijoscon mujeres indígenas y peninsulares ytambién habría que considerar el prome­dio de vida en ese entonces. A esta canti­dad habría que sumar la de los indígenas,mestizos, criollos y población de color.Boyd-Bowman considera que entre 1520y 1559 residían tan sólo 1 150 pobladoresespañoles y europeos en la ciudad de Mé­xiCO.58 Entre 1560 y 1579 persistía en Es­paña el interés por viajar a América: de7 218 viajeros la mayoría elegía a Méxi­ca, 59 aunque es de suponer que no rodosse asentaron en la ciudad de México, puesexistían otras regiones territoriales en pro­ceso de colonización. La gran cantidad deinmigrantes se dio ante la crisis económicacreciente de España, ya que las ciudadescoloniales generaban la esperanza de me­jores condiciones de vida, lo anterior sereforzaba por lo expresado en cartas pri­vadas de pobladores de Puebla. Ante estollegaron más mujeres casadas y solteras,mercaderes, artesanos, letrados, ademásde nobles o hidalgos, en mayor parte pe­ninsulares y, en menor proporción, italia­nos y franceses. Aunque Aguirre Beltránestimó que en Nueva España, en 1570,la población negra llegó a 20 569; la deblancos, 6 464, y la población mestiza ensus variantes y la indígena seguían siendo

5" Martínez, Pasajeros, 1999 , p. 177.59 lbid., p . 180 .

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las predorninantes.f" Sin embargo, no seha precisado el descenso demográfico deeste sector de la población ante las diversasepidemias que lo afectaron desde 1520 yen los periodos de 1545-1548 , 1563­1564,1576-1581 Y1587-1588, ademásdel que generó la esclavitud, el maltrato yla pobreza. Se estima que tan sólo en elbarrio de Tlatelolco en 1623 existían12000 indígenas, 6 000 en 1634 y me­nos de esta cantidad en 1646; se consideraque la población indígena de la capital,excluyendo a la de Tlarelolco, se había re­ducido a mediados del siglo XVII a 20 000personas.?' En relación con la poblaciónmestiza, que siempre fue minimizada porlos peninsulares, junto con los indígenasconformaron el grupo poblacional máscuantioso; sin embargo, no se ha estimadoel total.

De cualquier forma el incremento pau­latino de la población en la ciudad de Mé­xico se dio, las propias condiciones de viday de migración hacia la colonia generó re­querimientos de todo tipo en la mismaproporción, incluida la demanda de aten­ción de enfermos. Específicamente en rela­ción con el personal que atendía enfermos,en un inicio algunos de los elementos queintegraban el ejército de Hernán Cortésprestaban esta atención en forma empírica,más tarde arribaron peninsulares y euro­peos con conocimiento médico formal ytambién clérigos, además de los que te­nían preparación informal, como los flebo­tornianos o barberos. Aunado a ellos seencontraban los médicos indígenas quecon el paso del tiempo sumaron a su co­nocimiento la medicina europea y formasde tratamiento utilizadas por otras cultu-

60 Aguirre, Población, 1972 , p. 220.6 1 Israel, Razas, 1997, p. 49.

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ras como la africana, lo que llevó a la pre­sencia de curanderos perseguidos por laInquisición ante los procedimientos su­persticiosos o mágicos aplicados comotratamiento.

En parte, la forma de distribución dela población en la colonia determinó laubicación de quienes prestarían esta aten­ción. Los médicos peninsulares, clase aris­tócrata de entonces, se establecieron en elcentro de la ciudad y también aquellosque tuvieran o no la formación de cirujanoy flebotomianos ; los frailes que ejercíantambién esta función se ubicaban en sitioscontiguos a los conventos y ubicados entrelos límites territoriales de la "gente con ysin razón", lo que facilitaba su acercamien­to a los indígenas para su conversión. Enla periferia quedaron los médicos indíge­nas que atenderían a la población allegadaa sus formas de tratamiento, también pe­ninsulares que, ante la desilusión de lostratamientos aplicados por sus compatrio­tas, buscarían solución a sus problemas desalud, según lo comenta Motolinía.62

En este artículo, se determinó la can­tidad de sujetos que atendía a los habitan­tes de la ciudad de México en la época co­lonial ; se identificaron en los siglos XVI yXVII la existencia de 171 médicos y 116cirujanos ; el número de ambos para cadasiglo se mantiene alrededor de 86 y 58,respectivamente.v' En un inicio predomi-

67 Benavenre, Historia, 2003, p. J81.63 Somolinos, Relación, 1978; García, Bibliografía,

1954, pp. 223-242; Rodríguez-Sala, Hospital, 2004,pp. 99-100; AGN, Universidad, exp. 108, f. 99; exp.7S, f. 71; exp. SO, fs. lOS-110; exp. 127, f. lS7;exp. 43, fs. 59-60; exp. 131, fs. 172-174; exp. 34,f. 15; exp. 68 , k 67-68; exp. 4, ff. 5-6; exp.5, f. 6;exp. 104,f. 105;exp. 14,fS. 17-18;exp. 12,f. 31;exp.17, fs. 17-18; exp. 18, f. 19; exp.15, f. 19; exp. 37,

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naron notablemente los médicos peninsu­lares sobre los portugueses y alemanes,asimismo en los cirujanos en los que tam­bién se encontraban portugueses ingleses,francesesy holandeses. Aunque la Univer­sidad de México fue constituida en 1553,el número de egresados en el área médicaentre 1567 y 1597 fue de catorce, lo queequivale a dos médicos egresados poraño,64 número reducido ante las necesida­des. En relación con el personal que aten-

f. 56; exp. 20, IS.28-29; exp. 36, IS. 52-53; exp. 77,f. 91; exp. 90, fs. 122-123; vol. 284 , f. 201; vol. 285 ,t . 1, fs. 281, 289; vol. 284, f. 369 ; vol. 284, f. 395;vol. 284, f. 418; vol. 284, f. 369; vol. 284 , f. 395; vol.284" f. 418; AGN, Reales cédulas, vol. 36, exp. 358,f. 295 ; vol. 33, exp. 395, f. 450; vol. 33, exp , 208, f.199; vol. 30, exp. 681, f. 248; vol. 77, exp. 73 , f. 2;vol. 24, exp. 29, f. 37; vol. 24, exp . 62, f. 87; vol.33, exp. 275, f. 280; vol. 33, exp. 276, f. 28 ; vol. 40 ,exp. 41, fs. 38-39; vol. 50, exp' 20, /S. 31-31V;vol. 11,exp. 73, f. 110; vol. 18, exp. 60, f. 59; vol. 28, exp.668, f. 500; vol. 28, exp. 471, f. 354; vol. 18, exp.307, f. 222; vol. 11, exp. 73, f. 110; vo!. 18, exp. 60 ,f. 599v; vol. 18, exp. 307, f. 222; vol. 28, exp. 471,f. 354; vol. 28, exp. 668, f. 500; AGN, Indios, vol. 23,exp. 412, fs. 399-400; AGN, General de Partes, vol.8 , exp. 32, f. 17; AGN, Matrimonios, vol. 179, exp.1242, f. 4 ; vol. 128, exp. 154 , fs, 388-390; vol. 28,exp. 150, fs.400-402; exp. 107, vol. 29, fs. 249-250;vol. 49, exp. 10, fs, 23-24; vol. 24 , exp. 26, fs, 126­128; vol. 28, exp. 14, fs. 41-42; vol, 65, exp. 34, fs.123-125; vol. 98, exp. 61, fs. 155-157; vol. 98, exp.64, fs. 164-166; vol. 98 , exp. 75-77, fs. 195-200;vol. 113, exp. 32, fs. 83-85; vol. 122, exp. 14, fs. 61­62; vol. 122, exp. 34,fs. 112-114; vol. 126, exp. 57,fs. 167-169; vol. 135, exp. 33, fs. 5-6; vol. 183, exp.89, f. 5; vol. 136, exp. 48, f. 8; vol. 136, exp. 62,f. 8; vol. 138, exp. 96, fs. 7-9; vol. 172, exp. 29, f. 2v;vol. 172, exp. 54 , f. 2; vol. 172, exp. 182, f. 4; vol.183, exp. 39, f. 3v; vol. 183 , exp. 93, f. 3; vol. 195 ,exp. 58, f. 3; vol. 198, exp. 70, f.2; AGN, Inquisición,vol. 681, exp . 14, f. 28.

64 AGN, Universidad, vol. 1, 1567-1598.

día a enfermos sin ser de las dos condicio­nes mencionadas, esto es frailes y médicosindígenas, los registros aún son menores,se cuantificó alrededor de 42, dato no muyconfiable, ya que de seguro la cantidad demédicos indígenas era mayor.

Algunos de los médicos y cirujanosemigraron a Puebla, Morelia y otras regio­nes, lo que se confirma en las actas del Ca­bildo del año de 1532. Uegó a tal gradola migración poblacional que dos años mástarde se manifestaba la preocupación deeste ante el riesgo de que la ciudad cayeraen manos de los indígenas.65 El dato an­terior y lo expresado por Sahagún dan ideade que el número de médicos y cirujanospeninsulares, junto con los médicos indí­genas, file insuficiente para atender a lapoblación de Nueva España, sobre tododurante las epidemias que padeció la ciu­dad de México. Por otra parte, este aspectogeneraba que algunos de ellos incrementa­ran el monto de sus honorarios, a pesar deque desde 1536 el mismo Ayuntamientohabía tasado este en medio peso por visi­ta,66 costo semejante alque obtenía un car­pintero indígena diariamente en 1556.67

Esto significaría que este tendría que dejarde comer un día para realizar el pago porla visita médica, además habría que sumarel gasto del medicamento, en caso de ne­cesitarlo, el cual tendría que adquirir conel boticario.

Lo difícil que era la inspección y con­trol de los ejecutantes de las acciones mé­dicas, así como la escasez de trabajo paragran parte de la población, propició en lacolonia y en el continente europeo la pre­sencia de sujetos que se hacían pasar por

65 Mier y Terán, Primera, 2005 .66 García, Bibliografía, 1954, p. 258.67 Baudor , Vida, 1992, p. 272 .

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médicos y cirujanos como una forma deobtener recursos económicos , ya que ade­más de cobrar por la visita estaba obligadoel "complemento o sorpresa" que la gentepudiente acostumbraba a otorgar, este po­día ser una mula o bien alhajas con dia­mante o metales preciados que se coloca­ban debajo de la almohada del enfermo, obien en ocasiones se pedía anticipo parainiciar la cura. 68

Con esto se concluye que el serviciomédico era privativo para cierto sector dela población; sin embargo, otra propor­ción de quienes atendía a los enfermos ca­recía de la idea mercantilista de su acti­vidad, por lo que atendía a la poblaciónhumilde como uno de los deberes de suprofesión, aspecto legislativo español esta­blecido desde antes de la conquista deAmérica y que probablemente se mantuvoen algunos médicos. La otra opción quetenía la población era acudit a los conven­tos y hospitales para ser atendidos de susenfermedades. Según Gage, los indígenasacudían poco al médico, pero sí con los mé­dicos aztecas y con equivalentes a los far­macéuticos que asistían al mercado conungüentos, jarabes y otras drogas apro­piadas 69 (imagen 4).

Las fuentes de información revisadasmuestran que el médico de la época aten­día todo tipo de padecimientos, sin em­bargo, su participación se enfocaba en ad­ministrar tratamiento mediante diversoscompuestos con base en productos vegeta­les, animales y humanos, elaborados y dis­tribuidos por elboticario. En el casode quese considerara que los remedios eran inefi­cacesse recomendaba la extracción de san­gre, esta lo realizaba el cirujano, barbero

68 Rico, Vida, 1974, pp. 82-91.69 Gage, ViajeJ, 1987, p . 134.

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o flebotomiano, pero con la recomendacióndel primero y bajo su presencia, según seaprecia en Ley 7, apartado 14, de la Reco­pilaáón de Leyes de Indias en donde se men­ciona que el encargado de curar cataratas"haya de asistir (e, 2) juntamente con ellosal cortar y curar, médico o cirujano apro­bado, y que en otra manera no puedancortar ni curar't.?? La razón de la designa­ción particular para la aplicación de va­riantes de tratamiento data de la edad me­dia, ya que la realización de cualquierlabor manual era considerada de poca rele­vancia, por ello el acto quirúrgico eratransferido al cirujano y no al médico. Au­nado a lo anterior, se tenía la concepciónde que el cuerpo era una vil prisión delalma que no merecía atención y ademásde que el cuerpo de los muertos era sucioe impío y había que abstenerse de tocarloy mancharse con su sangre. Para los cléri­gas , el cuarto Concilio Lateranense (1215)les prohibió la práctica médica cuandoesta implicara cortar o quemar; sin em­bargo, en varias ocasiones las congrega­ciones concedieron permiso a sacerdotespara elaborar y distribuir medicamen­tos. Para aquellos sacerdotes que hubiesensido médicos debían practicar la profesiónen forma "gratis y por el amor de Dioshacia todos y ante la ausencia de otros rn é­dicos'"" (imagen 5). Por esto, no es excep­cional que religiosos como FranciscoBurgoa u otros batieran cataratas y propor­cionaran tratamientos médicos o elabora­ran obras de consulta en las que se men­cionaban formas de tratamiento a diversospadecimientos. En general, la práctica qui-

70 Álvarez etal., Historia, 1960, p. 91.71 Fanning, William H.W., "Medicina y ley ca­

nónica", en <www.enciclopediacatolica.com/m/medycanon > [consulta el 28 de abril de 2006] .

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15u.

Imagen 4. Representación pictórica del Códice Florentino en que se registra la aplicación de goras ofrálmicas a base de extractosvegetales utili zados por los médicos aztecas.Fuente: Sahagún, Historia, 1926: Reproducción autorizada por el Inst ituto N acional de Antropología e Hi storia. CONACULTA­INAH-Méx.

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Figura 5. Recuadro de la pinr ura t itu lada 5(111 Camilo de Lesis, del siglo XVIII (autor novoh ispanoanónimo). Se represenra a clérigos al cuidado y ate nc i ón de los enfermos.Fuente: Col. del Museo de la Basílica de Guadalupe. Reprod ucción aut orizada.

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rúrgica y la extravasación sanguínea fuetrasladada al cirujano y barbero, lo que enforma colateral otorgaba niveles inferio­res dentro de la escala profesional y social.

Lo anterior da idea de la pauta de loque tiempo después serán las especialida­des médicas; en París en el siglo XIII ya setenía la costumbre de capacitar sujetospara la solución quirúrgica de padecimien­tos específicos como hernias, cálculos re­nales y cataratas. por lo que se supone queestos padecimientos eran frecuentes en lapoblación y, por lo tanto, existía personalpara dedicarse a ello. La existencia de cier­tas formas de especialización en los domi­nios españoles se dio desde 1517 en la islaLa Española (República Dominicana) en elámbito de los médicos , cirujanos, especie­ros, herbolarios, ensalmadores, oculistas yhechiceros." En forma particular, se pro­mulgó la legislación dictada por Españapara el gobierno del Nuevo Mundo, mues­tra de ello es una de las cédulas enviadaal virrey y Audiencia de Perú en 1579 enla que establecía que "no se permita ejer­cer como médico, cirujano, boticario, bar­bero, argibrista, oculista y otros tocante ala medicina y cirugía sin ser examinado",en ella también se indicaba el costo delexamen, de tres ducados.?" que una vezaprobado permitiría ejercer como oculista .Este costo correspondía aproximadamentea 33 reales. Sin embargo, al parecer la fi­gura del oculista en el reino español estabapresente ya desde el siglo xv, pues en unarecopilación de las Leyes de Indias, en suLey VlI, apartado 14, se indica que se darálicencia para "curar cataratas" a quienesla hayan obtenido así en años anreriores."?

72 Álvarez etal., Historia, 1960, p. 86.73 Encinas, Cedulario, 1945, t. r, p . 225.74 Álvarez etal., Historia, 1960, p. 91.

Al realizar este artículo se ha determi­nado que la atención de padecimientosoculares en la ciudad de México se otorga­ba, por una parte , por algunos cirujanos yaespecializados. En documentos existentesse indica que en el año de 1616, FranciscoDrago era "hombre muy eminente y sin­gular en esta ciudad para batir cataratasy curar cualesquier enfermedad de los ojosy para gastar, extirpar, carnosidades y so­correr con remedios muy eficacesa la difi­cultad de los orines."?

Este cirujano de origen genovés desa­rrolló esta actividad subvencionado por elCabildo hasta el año de 1625 . Su presenciaen la ciudad de México era ilegal, fue de­tenido durante una redada destinada adetectar indocumentados paraser deporta­dos al continente europeo; sin embargo,la población solicitó al Cabildo su perma­nencia en la ciudad con el argumento delprestigio alcanzado.?" La petición fue apo­yada por el protomédico doctor JerónimoHerrera y por los médicos Diego Cisneros,Diego de los Ríos y Alonso García de Ta­pia, con lo que se evitó su salida de la co­lonia. El gobierno lo contrató para que"atendiera a los pobres" y por ello se lepagaba 200 pesos al año; sin embargo,cada año se renovaba su contratación. Sunombre, licenciado Valle Francisco Drago,aparece en el escrito que envió al Cabildodonde expone el haber laborado hasta elmes de enero de 1626 y que se le adeuda­ba dos meses de sueldo. A partir de estedocumento fechado en 1628 su nombreya no aparece en la contratación de espe-

75 Archivo Histótico del Distrito Federal (en ade­lante AHDF), Ana, de Cabildo, 1621-1623, núm. inv.65t1, libro 24, pp. 42-43.

76 AHDF, Actas de Cabildo, 1614-1617, núm .inv. 650 A, libro 21 , pp. 103-104.

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cialistas que hacía el Cabildo y tampoco seaprecia en las actas de este el interés porcontratar a otro oculista."? Llama la aten­ción que Francisco Drago , además de tra­tar enfermos de cataratas , atend ía "ta~a~o­

nes de orina , hernias y quebraduras". II 10ante rior se realizaba en Europa desde e!siglo XII, ya que se capaci taba a ciruianospara atender estos padecimie ntos;" porotra parte, desde el sig lo x se considerabaque la orina se producía de los cuatro hu­mores y, seg ún la escuela h ipocráti ca-ga­l énica, era uno de los eleme ntos en el quese podía reconocer desajustes del funciona­m iento orgánico. Siglos después, específi­camente en el XVI, Paracelso afirma ba quea pa rt ir de la orina se podía predecir e!funcionamiento global de! organismo, porlo que la muestra de orina fue utilizadapara el d iagnóstico de enfermedades. Deun vaso de muestra se consideraba que lacapa supe rior simbolizaba la cabeza, el si­guiente nivel el pecho, el tercero el vien­tre y el m ás profundo correspondería alaparato urogenital. Para llegar al diagnós­t ico del sitio de afección se ag itaba el vasopara que se formara espuma, si esta bajabaal segundo nivel y lentamente volvía a lasuperficie, significaba que los órganos delpecho eran el sitio de la enfermedad, perosi subía con rapidez, el lugar de la enferme­dad era la cabeza y probablemente los ojos.

La relación de Drago con los médi cosmencionados fue, en primer lugar, porque

77 AHDf , Actas de Cabildo, 1626-1628, núm .inv. 659 A, libro 16, p. 151.

7' AHDF, Actas de Cab ildo, 1621-16 23. núm.inv. 650 A, libro 21, p. 38 1.

79 Porenziani B.,Jul io C , "Historia de la urologíamundial siglo 1 d . C al siglo v d . C ", en <http ://medjax.apends.be/urologiaaldialurologia_v2Ihisrorialcronologíalmund ial/siglolO.asp> [consulta en octubrede 2005].

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Diego de los Ríos yJerónimo H errera par­ticiparon como protomédicos desde añosprevios al m omento en que se solicita supe rm anencia en la ciudad y hasta 1621 ,además am bos fueron médicos del SancoOficio; es probable que lo conocieran dadasu habil idad, o bien porque lo hayan exa­m inado para poder ejercer. A pesar de labúsqueda de diversos documentos en losque se refiriera su práct ica profesional enhospitales de la ciudad de México, no fueposible precisar el sitio; sin embargo, elapoyo Otorgado por Diego Cisneros, queno perteneció al Protomedicato ni a la In­quisición, pudo ser consecuencia del reco­nocimiento de su capac idad al haber la­borado conjun tamente en el H ospital dela Con cepción de Nuestra Señora o en eldel Amor de Dios , lo más probable es quehaya sido en este último puesto que reci­bía apoyo gubernamental, aunq ue estabadestinado a enfermos venéreos. Tampocose descarta la idea de que laborara en orrossitios como el hospital del Espíritu SancoyNuestra Señora de los Remedios , dedicadoa ate nder mujeres y hombres españolespobres. Por otra parte, el pago del Cabildono siempre era puntual, lo que se apreciaen las aetas por el reclamo de médicos y 31­g ibristas, y por ello es probable de queDrago atendiera fuera de él, lo que le per ­mitía tener ing resos adi cionales.

Es de considera r la petición de la so­ciedad para que Drago no saliera de la ciu­dad, esto lleva a suponer que cierta partede la población se preo cupab a por care­cer de este tipo de especialista; aunado a loancerior, tam bién se plantea la duda por lafalta de incerés del Cabild o por cont ratara otro oculista. Asimismo resulta intrigan­te que Drago sólo estu viera po r un lapsode nueve años, qu izá fue extraditado comootros m édicos no peninsulares al irnpo-

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nerse la autoridad de la Fiscalía de la RealAudiencia sobre la del Cabildo para ex­pulsar indocumentados o bien por no serafines a las creencias religiosas.

Además de los médicos y cirujanos quepudieron atender padecimientos oculares,cada uno de acuerdo con su enfoque detratamiento, algunos religiosos también10 realizaron, un ejemplo de ello fue el"batir" la catarata. En la obra de fray Fran­cisco de Burgoa, editada en 1670, se ex­presa que fray Lope de Cuéllar fue some­tido a este procedimiento, pues padecíade "catarata levadiza" y una vez de que laconsideraron "ya madura y fácil de batida,con parecer de todos, se encomendó a unreligiosos lego, que teníamos, excelentecirujano y boticario, hombre de grandesexperiencias y que había curado a otrosde aquel achaque'U"

Otro ejemplo del interés de los clérigospor colaborar en la atención a los proble­mas de salud fue el de escribir tratados demedicamentos, como Gregario López, quepresenta apartados específicos para pro­blemas oculares; asimismo los cirujanoshicieron lo mismo con el fin de que fueranutilizados por clérigos y personas que de­seara auxiliar a enfermos en sitios en don­de no había médicos ni cirujanos.

Lo mencionado hasta el momentomuestra que en la ciudad de México elpersonal dedicado a tratar padecimientosoculares estaba integrado por médicos, ci­rujanos y eclesiásticos; no obstante, laatención hacia los padecimientos visuales,descritospor sus síntomas, y referidoscomo"debilidad de la virtud visiva, enflaquecetla vista y enturbiar los espíritus visivos",fueron del ámbito del maestro vidriero al­rededor del año de 1652 y en 1786 por

80 Burgoa, Palestra, 1934, pp. 354-355.

el graduador de anreojos/" El interesadoen mejorar su visión debió acudir con elmaestro vidriero para que los elaborara obien a una tienda de venta de estos ya exis­tente en la ciudad en el año de 1689. Estosaditamentos se comercializaban tambiénen mercados, ya fuera como artículo queentraba ilegalmente de Europa o bien por­que fueron sustraídos de sus dueños .YAunque existían vendedores ambulantesque recorrían las calles ofreciendo sus ar­tículos, es probable que estos no los ofre­cieran porque su costo propiciaría el asaltoal vendedor. El procedimiento para deter­minar el anteojo con el que mejorara lavisión fue empírico, únicamente se selec­cionaba el que proporcionara mejor visióndespués de colocarse varios. Los anteojostuvieron un costo económico alto, por loque una minoría de la población los usaba;aparte de la característica mencionada, laincomodidad de algunos de ellos por elmaterial con que estaban elaborados y porel aspecto estético propició su uso, redu ­cid083 (imagen 6).

La relación profesional entre el cirujanoy el médico estuvo fundamentada legal­mente, sin embargo, al parecer, por diver­sos factores, no siempre era así. La relacióncon el maestro vidriero pudo ser casual einformal, en parte por la idea poco cIaradela función visual y su alteración, no obs­tante, la circunstancia principal de la au­sencia de esta relación fue la concepciónde la acción de las lentes para mejorar lavisión, pues se contraponía con la teoríahumoral.

Actualmente en las relaciones de trata­dos médicos traídos de Europa hacia Amé-

81 Peralta, "Desarrollo", 2005, pp. 26, 4L82 [bid" pp . 30-32.83 Ibid., pp. 38-40.

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Imagen 6. Fragrnenro del cuadro titulado El nacimietnode la VirgenMana de Cristóbal de Villalpando,de pri ncip ios del sig lo XV III. Muestra uno de los modelos de anteojos de los sig los XVII y XV III.

Fuente: Col. del Museo de la Basílica de Gu adalupe. Reproducción autorizada.

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rica para médicos y cirujanos formados yen vías de serlo, no se ha identificado ellibro de Ben ito Daza de Valdés , editadoen España en 1613, que es considerado ellibro más importante de la época referentea los anteojos (imagen 7). Uno de sus ca­pítulos, el de "Diálogos", narra la relaciónent re médico y maestro vidriero, el doctorprecisa la form a de tratar la catarata y dejaver que además de ser conocedor de as­pectos anatómicos y quirúrgicos ocularestambién lo era referente a los anteojos, sinembargo, aclara que el maestro vidrieroes quien recomienda anteojos para reme­diar los problemas visuales.t" Aunque esteapartado es una forma literaria de la épocarenacentista, también se encuentra en laobra del doctor Farfán y en la de Cervantesde Salazar. El primero comenta con susalumnos o interlocutores lo referente a t ra­tamientos médicos y el segundo dialoga lavida cotidian a y caracter ísricas de la ciudadde México en el siglo XVI con otros dospersonajes. Esto muestra que el m éd icodel siglo XVII conocía diversas formas detratamiento y probablemente al especia­lista que pudiera proporcionarlo, quizá ennuestro país esto se diera tiempo después.Lo más seguro era que el médico part ici­para en forma conjunta, al menos con elcirujano, para dar solución al problemadel paciente, lo que refleja la relación in­traprofesional poco abordada en nuestropaís, ya existente, au nque reglamentadaen el sig lo xvn"

Toda actividad laboral en Nueva Es­paña fue controlada y regulada pot el go­bierno , ya fuera el virrey o el Ayuntamien­to , ya fuera en forma directa, como en elcaso de la práctica médica, por medio del

84 Márguez, Libro, 1923, pp . 209- 232."' León. "Evolución", 1999, pp. 253-260.

Protomedicato, o a través de los gremios,en el caso de las actividades artesanalesdel vidrio, o sea para el m aescro vidrieroque elaboraba anteojos y que probable­mente perteneciera al gremio de los loce­ros, pues el número de vidrieros no eratan numeroso como el de los plateros, sas­tres u otros.86 Este control se establecióen España desde la edad med ia y fue tras­pelada a las colonias españolas canto porcostumbre como por cédulas reales . Elanálisis de las funciones de ambas entida­des de vigilancia muestra que el interésera proteger a la sociedad de profesionalesimprovisados, ya fueran del ámbito de lamedicina o de los oficios artesanales; sinembargo, encontraba el reclamo de privi­legios y derechos de estos, como fue laprotección a competencia desleal, exenciónde impuestos, preservar y fomentar el mo­nopolio de las actividades artesanales, pre­cios uniformes de actividades y productosy otras prerrogativas m ás, que simultánea­mente llevaban a ocupar un est rato en lasociedad novohispana.

Las funciones del Protomedicato fue­ron múltiples y obviamente realizadas porm édicos, en el caso de los ciru janos única­mente era llamado uno para part icipa r enel examen de algún cirujano y si se presen­cara un candidato a farmacéutico se incor­poraba al jurado de examen a un faculrat í­va de esta rama, los otros dos integrantesdel jurado eran médicos. En particular parael cirujano Drago, que era genovés, el Pro­tomedicato tuvo que examinarlo paraejer­cer y también tuvo que presentar un docu­mento que avalarasu preparación, pues eranalgunos de los requisitos para facultativosextranjeros; sin embargo, aún no se han en­contrado documentos que comprueben esto.

80 Peralta, "Desarrollo", 200 5, p. 12.

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POR EL L. BENITO DACA DE VALDES..NOtariodc elSanco Oficío dela Cíadad de Sevilla,

5:J E 1) 1 C.Á1> o A NYEST'll..L SEÑ.OtJt4Je 14 Fumj4nta de laOU4aJ deCordoua.

I~o·~·"~·~··ª··_·'-'---"' ""íiiiiiii_e o N P II 1 VIL B G 1 O.

lmprel1'o en Scuilla. ~01' Diego l:'tTC'Z. Aiíode1 () ; J.

Imagen 7. Portada del libro dc Benito Daza de Valdés, hasta ahora el primer libro editado encastellano en el que se aborda la recomendación de lentes y aspectos relacionados.Fuente: Márquez, Libro, 19230

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Otra de las normas del Protom edicatoestablecía qu e para presentar examen serequería experiencia previa de cinco añoscomo cirujano, por lo que si Drago fue iden­tificado como oculista en 1616, su estan­cia en la colonia debió de ser por lo menosa partir de 1611 para ser examinado.

En relación con el Protomedicato, este,ant e la escasez de mé dicos y cirujanos enlos años previos de la fundación de la Uni­versidad donde se formaban médicos, de­bió de ser flexible ante las normas estable­cidas al menos durante los primeros añosy sobre todo en las épocas de epidemiasparapoder atender a la pob lación enferma.Por otra parte, si su interés iba dirigidoal establecimiento de condiciones sanita­rías más propicias y al apoyo económicohacia los hospitales por par te del Ayunta­miento, esto debió verse reflejado en docu­mentos que manifestaran su participaciónactiva para evitar el cierre de hospitales,pero no fue así. Las grandes necesidadeseconómicas por las mismas característicasde los hospitales, que no sólo atendían aenfermos, sino también a menesterososque requerían alimentación y hospedaje,propiciaban la dificultad paramantenerlosaun con aportaciones económicas de al­gunos miembros de la sociedad y de lasestrategias implementadas por las órdenesreligiosas. Por lo anterior podría pensarseque el Ayuntamiento influía en el Proto­medi cato más como medio de control - apesar de que el rey tenía potestad sobreeste pero que se diluía ame la d istanciageográfica- , por el ingreso económico,producto del pago de derecho a examenpara realizar el ejercicio profesional y mul ­tas, que como un apoyo para la sociedaden materia de salud . Asimismo, algunosmédicos que participaban como profesoresen la Universidad veían a este como una

fuente más de ingresos, ya que con ser ca­tedrático de Prima de Medicina automáti­camente fungiría corno protomédico, loque daba reconocimiento en el ám bitoacadémico y social, además de beneficioseconómicos, y a su vez el acceso a nivelesgubernamentales, pues el tercer protomé­dico, de mercedogracia, era nombrado porel virrey.'"

CONCLUSIONES

A partir de los objetivos propuestos eneste trabajo, se concluye que las enferme­dades oculares en la población novohispa­na fueron diversas y generaron lesiones le­ves y severas. Estas últimas condujeron ala inva lidez por ceguera, provocada poracciones bélicas, accidentes laborales y du­rante la vida cotidiana; por procesos dege­nerativos propios de las estructuras ocula­res , como el glaucoma, probablementetransferido genéticamente por el mest iza­je; asimismo como resultante del trata­miento quirúrgico propio de la época, ypor contagio de microorganismos transmi ­tidos por militares, civiles, esclavos y espe­ciesanimales presentes en el territorio con­quistado. Orras de las afeccionesfueron lasde tipo visual que no ocasionaban la inva­lidez, sin embargo, afectaron el pleno de­sarrollo de las actividades de los sujetos; suconcepción impidió de alguna forma eluso de las lentes porque eran poco consi­deradas .

Aunque las condiciones de salubridadde la ciudad de México fueron una preocu­pación del Cabildo, las med idas estable­cidas para procurarla no siempre fueronatendidas por la población, asimismo las

87 Flores y Troncoso, H istoria , 1982 , t . 2, p. 179.

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características de las viviendas de los dife­rentes sectores de la sociedad propició lapresencia de padecimientos contagiosossistémicos y oculares.

La sociedad novohispana no tuvo sufi­cientes médicos y cirujanos que proporcio­naran atención a padecimientos generalesy oculares, por lo que sacerdoresy médicosindígenas participaron en ello. La formade asistencia a la población era particularpor los tipos de tratamientos aplicados ypara algunos de ellos la actividad estuvorestringida por costumbres y reglamen­tación. Lapresencia del oculista en la ciu­dad de México se dio a partir de 1611,sin embargo no fueron numerosos; la aten­ción a las afecciones visuales no invalidan­tes pudo ser proporcionada por e! maestrovidriero a partir de 1652 en forma circuns­tancial y aislada de toda relación médi ca,al menos en Nueva España.

La participación de! Protomedicato seenfocó únicamente hacia la supervisión dela actividad de! personal que proporciona­ba atención a los enfermos fuera o no cali­ficado, su influencia ante el Ayuntamientofue mín ima para el mantenimiento y pro­moción de sitios de atención a enfermos,los que en su mayor parte fueron creadosy solventados por civiles y religiosos; e!Cabildo contrataba al personal médicopara brindar este tipo de atención y oca­sionalmente intervenían en su manteni­miento.

A partir de este trabajo surgen otrosplanteamientos como son la incidencia dela ceguera en la pobl ación indígena en laépoca precorresiana, la presencia de ocu­listas en otras ciudades principales de lascolonias españolas hacia donde emigrabanmédicos y cirujanos, la participación deotras formas de asisrencia a padecim ientosgenerales y oculares, así como la indaga-

42

ción respecto a la relación interprofesionalentre e! personal que atendía a los enfer­mos en el cont inente americano a partirdel siglo XVII .

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