xv ciclo de conferencias de la licenciatura en...
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XV CICLO DE CONFERENCIAS DE LA LICENCIATURA EN
ADMINISTRACIÓN
UNIVERSIDAD Y VINCULACIÓN CON EL SECTOR PRODUCTIVO
Alma Patricia Aduna Mondragón
Epifanio García Mata
Miguel Ángel Rosado Chauvet
Universidad Autónoma Metropolitana-Unidad Iztapalapa
6 y 8 de mayo
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2014
UNIVERSIDAD Y VINCULACIÓN CON EL SECTOR PRODUCTIVO
Alma Patricia Aduna Mondragón
Epifanio García Mata
Miguel Ángel Rosado Chauvet
Universidad Autónoma Metropolitana-Unidad Iztapalapa
Introducción
El tema de la vinculación entre los sectores académico y productivo es uno de los ejes
centrales de la discusión sobre las políticas de desarrollo ya que, en el contexto de la
globalización, es cada vez más fuerte la idea de que la educación y las capacidades
científicas constituyen la principal arma competitiva de las economías nacionales, debiendo
existir una relación importante entre la capacitación de la fuerza laboral, la difusión de
nuevas tecnologías y el proceso de innovación.
Al pensar en el papel que desempeñan los centros de investigación para contribuir a
la construcción de una sociedad del conocimiento, se consideran tres procesos distintos
denominados “generación”, “diseminación” y “utilización” del conocimiento (Havelock,
1975). Cada una de esas palabras describe un aspecto diferente de la empresa total de la
ciencia, y en conjunto sugieren una secuencia de actividades que en algunos casos pueden
conducir a la solución de problemas.
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La generación de conocimiento científico se refiere a cómo los métodos de la
ciencia están entremezclados con el genio de los científicos para producir nuevos hechos,
teorías o métodos, añadiendo de manera incremental lo que se sabe colectivamente acerca
del ser humano y del universo. La diseminación se refiere a cómo estos elementos son
movidos de un lugar a otro, o de un grupo a otro. La diseminación presupone que el
conocimiento ya existe y que sus elementos esenciales pueden ser transmitidos sin
distorsión o transformación. Utilización se refiere a lo que pasa cuando el conocimiento
arriba a su destino. Responde a la pregunta ¿cómo es recibido, transformado y consumido
el conocimiento?
Estos procesos ocurren en tres ámbitos diferenciados, en los que participan
diferentes actores sociales. En la creación del conocimiento el actor principal es el
investigador; en la difusión del conocimiento intervienen tanto el investigador como la
sociedad en general, con una importante participación de los comunicadores; y en los
procesos de innovación basados en el conocimiento se establece una colaboración entre el
investigador y aquellos actores sociales interesados en la solución de problemas
específicos. Pensar la ciencia desde esta perspectiva implica la aceptación de que así como
el hombre es parte del ecosistema, los centros académicos son parte del sistema social en el
que están insertos y vinculados de múltiples maneras.
Actualmente, vuelve a analizarse el rol de las universidades en la inserción directa y
deliberada del conocimiento - en particular el científico y tecnológico - en la producción, a
través de las innovaciones incrementales en sus productos e impulsadas por una
competencia de carácter global.
En los países desarrollados las universidades llevan a cabo funciones vitales para el
desarrollo tecnológico como generadoras de nuevo conocimiento por medio de sus
investigaciones de punta y como formadoras de profesionales altamente calificados. Ambas
funciones están integralmente vinculadas y son efectivas en su contribución al crecimiento
y al desarrollo económico regional. Es claro que la distancia entre los países de primer
mundo y los subdesarrollados es aún muy grande.
La diferencia de desarrollo entre los países se debe a múltiples causas, no
únicamente a las de tipo económico. Esas causas tienen a la vez un origen interno como
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externo. No todos los estados tienen el mismo grado de organización social, ni similares
estructuras productivas, ni parecidos recursos financieros, ni modos de vida equiparables.
Los países subdesarrollados tienen una baja renta por habitante, que normalmente
no alcanza los 2.000 dólares anuales; un desarrollo industrial escaso o incipiente, pero que,
con frecuencia, depende de la inversión exterior y está basado en la mano de obra barata y
en el alto consumo energético; recursos naturales destinados fundamentalmente a la
exportación; una fuerte dependencia del exterior en tecnología, comercio y créditos; un
reducido nivel de vida, con servicios de baja calidad e inaccesibles a una gran parte de la
población; deficientes infraestructuras; un elevado índice de analfabetismo; un crecimiento
demográfico muy elevado; y un bajo nivel de consumo. Además, la inestabilidad política, la
corrupción y la desigualdad social son comunes. El 80% de la población mundial vive en
estas condiciones.
En estos países, existe además una separación entre las instituciones de educación
superior (IES) y el sector productivo; los casos exitosos de vinculación que se dan son más
bien excepcionales. La tecnología empleada, en términos generales, es obsoleta o
importada. Además, en las universidades y hasta hace poco también en las políticas del
gobierno, la orientación principal estaba dirigida al fomento de la investigación básica sin
conexión con la investigación aplicada o la ingeniería.
De acuerdo con Villarreal y Ramos de Villarreal (2002), a lo largo de las dos
últimas décadas la globalización y la apertura de las economías han reconfigurado el
ámbito económico bajo las reglas de un nuevo juego que han denominado
hipercompetencia global en el mercado local, es decir una competencia feroz entre
compañías internacionales y redes globales que dejan sentir sus efectos en el día a día de
los ciudadanos en sus ámbitos locales.
Según Michael Porter (1991), la competitividad es: “La capacidad para sostener e
incrementar la participación en los mercados internacionales, con una elevación paralela del
nivel de vida de la población. El único camino sólido para lograr esto se basa en el aumento
de la productividad”. Como se puede apreciar, los términos competitividad y
productividad están estrechamente ligados ya que el grado de competitividad dependerá
de la productividad con que se empleen los recursos de una nación, no sólo los recursos
materiales, sino sobre todo los recursos científicos y tecnológicos.
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Vinculación
La vinculación se ha definido como “el proceso integral que articula las funciones
sustantivas de docencia, investigación y extensión de la cultura, así como los servicios de
las instituciones de educación superior, para su interacción eficaz y eficiente con el entorno
socioeconómico” (Gould, 2002), esto es generar enlaces efectivos y de beneficio mutuo
entre la universidad y las empresas, como una parte importante de la vinculación, pero no
limitarse a estos vínculos, sino que ampliarlos hacia todos los sectores sociales y a todos los
ámbitos de la realidad.
La vinculación no solo se refiere a los productos de investigación y desarrollo que
pueden ser incorporados a los bienes de capital y de servicios, también comprende la
contribución de profesionistas destacados del sector empresarial como docentes en las IES,
la participación del sector productivo en la actualización curricular, la prestación de
servicios de capacitación y consultoría, las estancias reciprocas de personal, la
investigación a contrato, la realización de proyectos conjuntos y el patrocinio del programa
de investigación por parte de las empresas” (Casas y Valenti, 2000).
Vinculación Universidad - Sector productivo
La vinculación universidad – sector productivo puede tener varios objetivos que
deriven en beneficios para los actores involucrados sin embargo, uno de los principales
debido a su potencial contribución al desarrollo es la búsqueda de un aumento en la
competitividad de las empresas y su relación, hoy en día, tiene un papel fundamental para
contribuir a este fin.
Las formas de vinculación entre la universidad y el sector productivo pueden ser
muy variadas, un ejemplo exitoso en el que ocurre dicha interacción es en los clusters, que
son agrupaciones de compañías e instituciones interconectadas, asociadas en un campo
particular y próximo geográficamente, unidas por prácticas comunes y complementarias
(Condo, 2001).
Algunos ejemplos muy notables de este tipo de agrupaciones son: el clúster
marítimo de Noruega, el de microelectrónica en Silicon Valley California y el de Corcho en
Portugal, todas ellas regiones líderes de la industria en la que participan, gracias a la
sinergia que han logrado desarrollar sus participantes entre los que encontramos:
proveedores de productos y servicios, instituciones financieras, asociaciones comerciales,
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proveedores de infraestructura especializada, Gobierno y, por supuesto, instituciones de
educación superior e investigación quienes contribuyen a la capacitación de recursos
humanos, al desarrollo de innovaciones y transferencia de tecnología, lo que representa una
contribución importante para que estas agrupaciones se mantengan a la vanguardia en sus
respectivas industrias.
Como se puede advertir, la vinculación universidad – sector productivo es un factor
de desarrollo importante reconocido tanto por el sector académico como por las empresas y
el Gobierno, ya que se reconoce su potencial en cuanto a la contribución al desarrollo de la
industria y que ésta logre insertarse de manera competitiva en un ámbito global.
En países como México y en general en América Latina, si bien han existido
diversas formas de vinculación, se considera que ésta aún enfrenta grandes retos debido a
factores socioculturales y prácticas tradicionales de la región, en los que hasta la década de
1980, predominaba una separación sobre todo entre el sector productivo y las instituciones
públicas de educación superior. Además de considerar la escasa producción de tecnología y
más genéricamente de conocimiento científico en esta región (Casas y Luna, 1997).
Por lo anterior se pone de manifiesto que es necesario comprender y estudiar de
cerca la interacción entre las Universidades y el Sector Productivo a fin contribuir a una
mejor comprensión del tema y a un mayor aprovechamiento del conocimiento que se
genera en las Universidades, el cual es susceptible de introducir mejoras e innovaciones en
el sector productivo nacional.
El papel de las universidades
La universidad moderna tiene como objetivos formar profesionales y no sólo
capacitar profesionalmente a estudiantes; crear conocimientos a través de la investigación y
formular respuestas a los grandes problemas de la sociedad, basándose fundamentalmente
en su actividad científica y tecnológica orientada hacia las áreas que resultan prioritarias
para el país. Para lo cual, la universidad se basa en el desarrollo sostenido de sus tres
funciones sustantivas, docencia, investigación y extensión, a través de las cuales se vincula
con la sociedad en determinadas materias.
La universidad latinoamericana ha desarrollado, en su mayoría, una actividad
docente desligada de la realidad circundante y de los nuevos métodos modernos de
enseñanza aprendizaje, lo que se refleja en los planes y programas de estudio de las carreras
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que se imparten y en los instrumentos que se utilizan en el proceso formativo, lo que
repercute en la asimilación de los egresados por parte del mercado de trabajo y en particular
del sector productivo.
El desarrollo científico y tecnológico de los países latinoamericanos, en general, es
bajo. Sin embargo, son las universidades quienes se encuentran en mejores condiciones
para apoyar al desarrollo de la ciencia y la tecnología, porque son ellas, en definitiva, las
que cuentan con la mayor infraestructura de investigación en la mayoría de los países.
En México, la actividad investigadora en la universidad se ha caracterizado por ser
de tipo básico, realizada por un número relativamente reducido de académicos y
desarrollada en instituciones públicas de grandes dimensiones, como son los casos de la
Universidad Nacional Autónoma de México, la Universidad Autonóma Metropolitana, el
Instituto Politécnico Nacional y de instituciones privadas como la Universidad
Iberoamericana y el Tecnológico de Monterrey en México.
La investigación se ha desarrollado enfocada a la docencia que se imparte a los
alumnos de los niveles de licenciatura y posgrado y, en muchas ocasiones, se dedica a
temas no prioritarios para el desarrollo de la institución, de la sociedad y, en definitiva, del
país. La escasa labor investigadora de las universidades se debe, entre otras razones, a que
en elevada proporción el presupuesto de la educación superior se destina a la docencia y a
mantener su estructura administrativa y, sobre todo, a una débil cultura científica y
tecnológica, que se expresa tanto en el número de investigadores con que cuenta un país por
cada 100 mil habitantes, como en la importancia que la sociedad le asigna a esta actividad.
La misión de la universidad pública es ser una institución formadora de
profesionistas que como ciudadanos y personas comprometidas con su país, su estado y su
localidad, pongan sus conocimientos y capacidades al servicio de la sociedad para resolver
sus problemas. La finalidad del sector productivo es generar los bienes y servicios que
satisfagan las necesidades de la población local, nacional y mundial, con el empleo justo y
respetuoso de las personas y de la naturaleza. Así, tanto las universidades como las
organizaciones que forman el sector productivo, tienen el compromiso de atender
necesidades sociales, por lo que sumar esfuerzos y lograr apoyarse para conseguir sus
objetivos es también una prioridad.
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México destina sólo 0.4% del PIB a la investigación científica, mientras que Suecia,
es la nación de la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE) que
más asigna a este rubro: 3.8 de su producto interno bruto1.
Las exigencias que demanda el desarrollo han llevado a que la universidad busque
vínculos más estrechos con la sociedad en materias específicas que tienen relación con el
desarrollo económico, tal es el caso de la búsqueda de contactos con el sector productivo,
como una forma de contribuir por un lado, al fortalecimiento de la docencia y de la
investigación universitarias, y por otro, al desarrollo económico del país. Lo anterior,
definitivamente, es un compromiso con el que deben cumplir las IES.
La universidad responderá a los grandes problemas productivos del país cuando esté
capacitada para enfrentar los retos que demanda, por ejemplo, la innovación tecnológica, la
cual corresponde a "un proceso que se inicia con la búsqueda sistematizada de las
necesidades tecnológicas prioritarias de una empresa y se extiende hasta la aplicación en
los sistemas productivos y a la comercialización en los mercados, de los procesos, equipos,
productos u otras actividades de valor en las que se haya introducido un cambio
tecnológico" (Machado, 1991).
Un medio por el cual la universidad se relaciona con el sector productivo son los
gestores tecnológicos, profesionales entrenados para establecer el vínculo entre la
universidad y el sector productivo, que conocen las necesidades del sector productivo y la
capacidad de las universidades para satisfacerlas.
En general, la universidad latinoamericana, no se encuentra preparada para asumir
las tareas que demanda la vinculación, debido al relativo desconocimiento que tiene del
sector productivo, sin embargo, está en condiciones de reconocer los beneficios que la
vinculación puede traer tanto para la universidad, el sector productivo, así como para la
sociedad en general; por lo que es importante que se interese aún más por la relación con el
sector productivo, recoja las experiencias exitosas que se han tenido y aprenda cómo
preparar, negociar y ejecutar los contratos con el sector productivo (Petrillo y Arias, 1991).
1 http://www.jornada.unam.mx/2009/05/10/economia/028n1eco Consultado el 23 de agosto de 2011
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De acuerdo con Chavero y Chávez (1997), las diversas opiniones sobre el papel
preponderante que están asumiendo las universidades en el desarrollo económico se
encuentran aún en debate, lo que es innegable es que se encuentran sujetas a
transformaciones que afectan sus estructuras y su quehacer ante la sociedad y sobre todo
con el sistema productivo.
Beneficios para la universidad
Acuña2 afirma que la relación de la universidad con el sector productivo, traerá aparejados
beneficios que se reflejarán en la calidad de la formación de sus egresados, en la
actualización de sus planes y programas de estudio, en la calidad de su infraestructura, en
una mayor presencia dentro de la sociedad y mayores recursos entre otros. De acuerdo con
Muga, (1991), Petrillo y Arias (1991) y Waissbluth (1991), estos beneficios están
relacionados con:
- Lograr la formación integral de sus estudiantes.
- Incrementar su capacidad tecnológica.
- Obtener reconocimiento y confianza de diversos sectores nacionales.
- Obtener ingresos propios que le permitan equipar laboratorios y realizar otras
inversiones en la universidad.
- Formar recursos humanos que permanezcan en la universidad.
- Mejorar la infraestructura.
- Lograr la participación de los estudiantes en proyectos concretos, que les permitan
la aplicación inmediata de los conceptos teóricos adquiridos en sus cursos regulares.
- Contar con bases de datos que podrán ser utilizadas en investigación, en docencia o
para el desarrollo y mejoramiento de ofertas universitarias al sector productivo.
- Recibir retroalimentación técnica de la industria.
- Contar con futuras generaciones de investigadores suficiente y adecuadamente
entrenados.
El papel del sector productivo
2 Acuña, P. Vinculación Universidad – Sector Productivo
http://www.anuies.mx/servicios/p_anuies/publicaciones/revsup/res087/txt7.htm Consultado el 20 de octubre
de 2011
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En los países industrializados, la pequeña y mediana empresa es exitosa en la
medida que incorpora elementos tecnológicos innovadores, tanto en sus procesos de
producción como en sus productos, para lo cual se sustentan en un sistema que estimula el
desarrollo tecnológico, a través de apoyos financieros de instituciones privadas o públicas
dispuestas a asumir riesgos (Ruiz, 1992).
En América Latina, la mayoría de las empresas son pequeñas y medianas. En
México, el 95,2% (4,8 millones) de las compañías son microempresas, el 4,3% (221.194)
pequeñas empresas, el 0,3% (15.432) medianas y el 0,2% (10.288) grandes firmas3. Las
Mipymes tienen bajos niveles de productividad, debido al escaso componente de
innovación incorporado a sus procesos y productos. Además, son pocos los empresarios
que invierten en tecnología, y ésta puede ser una de las razones que explique la incapacidad
del sector productivo para generar volúmenes de riqueza compatibles con las necesidades
de la población.
La mayoría de los empresarios latinoamericanos han basado su desarrollo en la
adquisición de equipos que incorporan tecnología importada. Con la cual, en el momento
que los equipos se hacen obsoletos, se acumulan como material inservible al interior de las
plantas o talleres y lo que es más grave, hasta ese momento, no se ha adquirido casi ningún
conocimiento propio y no se han innovado ni el producto, ni el proceso. Con lo cual se ha
profundizado la dependencia económica y tecnológica del exterior; al mismo tiempo que se
produce en condiciones de baja productividad y escasa capacidad competitiva.
Un gran número de empresas, a pesar de contar con personal técnico y profesional
capacitado, no han dado suficiente importancia al conocimiento tecnológico, como insumo
básico para el desarrollo empresarial, lo que las ha conducido a adquirir tecnología sin
discriminar los diversos aspectos que ofrecen acentuando así, la dependencia tecnológica
externa.
Machado y Keesman (en Machado, 1991), sostienen que no se tienen evidencias de
la percepción que el empresario latinoamericano tiene del impacto de la gestión tecnológica
3 http://laeconomia.com.mx/numero-de-empresas-en-mexico/ Consultado el 3 de mayo de 2014
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sobre la competitividad, crecimiento y generación de utilidades de sus empresas, a pesar de
que se ha comprobado que las empresas que invierten en innovaciones tecnológicas son las
que pueden utilizar la calidad, la diferenciación de productos y nuevas tecnologías como
ventajas competitivas.
En América Latina, las empresas de capital nacional, salvo algunas excepciones en
cada uno de los países, constituyen un frágil eslabón dentro de la estructura industrial,
debido a los bajos niveles de competitividad de sus procesos y productos, ya que, en
general, no incorporan la variable tecnológica como un elemento que eleve la productividad
tanto del trabajo como del capital. Mientras que las empresas fuertes, las transnacionales,
basan su producción en tecnologías de punta que desarrollan en los centros de investigación
y desarrollo de sus plantas matrices, ubicadas en su lugar de origen, generalmente, en los
países industrializados. Lo anterior, ha conducido a que en Latinoamérica la operación de
las empresas, no haya requerido de personal entrenado en el ambiente del desarrollo
tecnológico y mucho menos de la innovación tecnológica (Marcano y Sosa, 1991). Sin
embargo, esta situación debe cambiar. Las empresas deben incorporar las tecnologías más
modernas que eleven su productividad, y que hagan competitivos sus productos en el
mercado. Para lo cual es fundamental que se apoyen en la universidad, en cuanto institución
comprometida con el desarrollo nacional y consciente de la necesidad de apoyar el
desarrollo tecnológico.
Beneficios para el sector productivo
Por medio de la relación con las universidades el sector productivo estará en
capacidad de mejorar sus niveles de competitividad, a través de la mejora de sus productos
y/o procesos, ya sea por medio de la capacitación de sus recursos humanos, la transferencia
de tecnología, así como por la generación de innovaciones fruto de proyectos conjuntos de
investigación.
Los beneficios que el sector productivo logre de su vinculación con la universidad
estarán también relacionados con la calidad de la oferta universitaria. Muga, (1991) y
Waissbluth (1991) (mencionados en Acuña4), señalan que tales beneficios están
condicionados a que:
4 ibid
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- La universidad forme profesionales con altos niveles de excelencia, identificados con
la realidad empresarial.
- Los métodos de producción se basen en la obtención de productos cada vez más
intensivos en conocimientos.
- La oferta tecnológica de la universidad responda a la detección temprana de novedades
científicas.
- La empresa cuente permanentemente, con un staff de calidad técnica.
Además, la relación con la universidad beneficiará al sector productivo en la medida
que haga posible que este sector cuente con una base tecnológica en constante evolución,
que le permita estar permanentemente a la cabeza de la innovación, tanto en sus procesos y
productos, como en sus métodos de trabajo y de organización.
Para lograr lo antes mencionado, el sector productivo debe ver a la universidad
como una fuente confiable y segura de tecnología capaz de elevar la competitividad y la
ganancia de las empresas, que le asegure que habrá un flujo adecuado de investigadores,
suficientemente entrenados para desarrollar y transferir tecnologías.
El gobierno: un agente importante en la vinculación
La realidad social muestra la urgente necesidad de integrar tres de las variables más
importantes que han funcionado como ejes fundamentales del crecimiento económico a
nivel mundial. Estas variables: La Universidad, la Empresa y el Gobierno han sido fuertes
pilares del desarrollo económico; cada una de ellas han aportado bases importantes en la
construcción social, sin embargo, se han movido en diversos espacios, de tal forma que no
se establece una vinculación real que permita obtener resultados potenciales producto de
esa escasa sinergia con la que han operado.
El rol que han asumido cada uno de estos agentes en el tiempo, así como las
diversas políticas aplicadas, ha impedido que se edifiquen bases sólidas en la construcción
y desarrollo de la investigación e innovación tecnológica del país. Sin embargo, en lo que
se trabaja hoy en día tanto en la agenda pública como privada, es en la construcción de
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políticas económicas y normativas que promuevan la unificación de los esfuerzos a través
de reordenar el tipo de relaciones que se han establecido entre estos agentes5.
De acuerdo con Plonski (1993) algunos obstáculos para la innovación tecnológica
por parte del Estado son el proteccionismo, los ajustes recesivos, la dependencia
tecnológica, los bajos niveles de inversión en investigación y desarrollo, y la escasez de
crédito. El proteccionismo, por ejemplo, conduce a crear nichos de mercado a los que se
ajustan los actores con lo que no hay estímulos para la innovación y paradójicamente se
favorece la dependencia de tecnología importada.
Por otro lado, algunos alicientes que podría proporcionar el Estado para favorecer la
vinculación son: incentivos fiscales, créditos blandos, así como la posibilidad de poder
aumentar los salarios académicos con ingresos provenientes de la vinculación.
Como ejemplo se presenta el siguiente caso en el que se observa la participación
activa del Gobierno como impulsor de la vinculación.
La universidad de San Luis Missouri en Estados Unidos se fijó el propósito de
realizar un proyecto de desarrollo académico que fuera a la vez útil para el
desarrollo del Estado. Para ello desarrolló 3 programas:
1) El primero, destinado a mejorar la educación preuniversitaria mediante la
elevación de los niveles de matemáticas, ciencias y comunicación escrita.
2) Otro dirigido a evaluar las habilidades científicas, tecnológicas y gerenciales
exigidas por los cambios económicos y a alentar programas académicos que
entrenaran a la población del estado en estas habilidades.
3) Un tercero específicamente orientado a establecer relaciones entre universidades y
empresas que permitieran generar nuevos productos y transferencias de
tecnología.
Al mismo tiempo una comisión especial de estudio nombrada por el gobierno del
Estado, ponía también el acento en la importancia de la educación para el
desarrollo y recomendaba la participación en el mismo proyecto de la iniciativa
privada y del gobierno local, a efecto de lograr un mejor uso de los recursos
5 Morales, A. La vinculación Universidad-empresa-gobierno: Un soporte para el desarrollo local
http://www.uasnet.mx/ridit/Congreso2007/m3p09.pdf Consultado el 20 de octubre de 2011
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disponibles de la región con una perspectiva de largo plazo. Siguiendo estas
recomendaciones, el Congreso del Estado aprobó en 1982 el “Missouri Research
Assistance Act”, que asegura una contribución de un dólar del presupuesto por
cada dos dólares provenientes de fuentes no gubernamentales invertidos en
proyectos universitarios que apunten a los objetivos definidos de desarrollo
regional (Casas y Luna, 1997:43).
Si bien es claro que las relaciones de vinculación se pueden dar de manera
espontánea, para desarrollar una alianza con un sentido estratégico de largo plazo, es
necesario contar con el apoyo de la participación estatal, que asegure, estimule y contribuya
al financiamiento de la relación.
Por mencionar otro ejemplo, en Japón, el Estado determina las actividades
prioritarias y los rubros de desarrollo tecnológico de punta (Chavero y Chávez, 1997:14).
Los apoya económicamente y estimula con diversos mecanismos, como exención de
impuestos, facilidades para la importación, créditos a largo plazo, etcétera.
De acuerdo con Etzkowitz (1993) (mencionado en Chavero y Chávez, 1997) la
relación entre industria, academia y gobierno forma un modelo denominado de la triple
hélice (ver figura 1), el cual permite capitalizar el conocimiento y tiende al desarrollo de la
innovación e incluye la participación del gobierno.
Figura 1. Modelo de la triple hélice (Etzkowitz, 1993)
14
En este modelo de vinculación la universidad, la empresa y el Estado interactúan de
manera complementaria, buscando acuerdos que sean de beneficio mutuo para sus planes y
objetivos. Permite observar la vinculación como un proceso libre de diferencias entre
disciplinas y tipos de conocimiento, en donde la universidad tiene un papel estratégico y es
la base para generar las relaciones con la industria.
De acuerdo con Soto y cols. (2006), el modelo propuesto por Etzkowitz, (1993)
propone una gradual disminución de las diferencias entre disciplinas y entre distintos tipos
de conocimiento, así como entre las diferentes instancias relacionadas con la vinculación,
es decir la universidad, la industria y el gobierno y permite el análisis desde la óptica
particular de cada caso, por pares o bien en una forma integral. Por otra parte, en algunos
sectores como el de biotecnología, la relación entre academia y empresa ha pasado a ser
más autónoma de la participación del gobierno, sin embargo, en otros sectores como el
aeroespacial, seguridad y energía la intervención pública para apoyar la relación entre
academia e industria se considera totalmente necesaria. Asimismo, considerando la reciente
crisis, el papel del gobierno resulta crucial incluso en países y sectores en los que
generalmente la participación de éste había sido mínima.
De este modo, en los países de reciente desarrollo las universidades están
desarrollando investigación y actividades de emprendimiento, a la vez que la industria
comienza a promover investigación en colaboración con universidades, mientras que el
gobierno, por su parte, ofrece incentivos y tiene un rol importante para promover una
industria de capital de riesgo (Etzkowitz y Leydesdorff, 2000).
La necesidad de vinculación en México
En países como el nuestro se ha migrado de un modelo de crecimiento hacia adentro
basado en la sustitución de importaciones a un modelo de apertura al exterior, caracterizado
por la liberalización de los mercados y la privatización de la economía.
A partir de 1980, en México se dan cambios importantes en las políticas de
educación y desarrollo buscando incentivar la vinculación entre los centros de educación
superior y el sector empresarial que pasó en pocos años del desconocimiento mutuo a la
búsqueda de vínculos formales voluntariamente establecidos. Un catalizador importante
para que esto ocurriera fue la apertura económica, así como la búsqueda de fuentes de
financiamiento por parte de las universidades (Casas y Luna, 1997).
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En el año 1999, México ocupaba el lugar 31 en el índice global de competitividad,
para el año 2000 descendió 12 posiciones ubicándose en el lugar 43 y actualmente se
encuentra 23 posiciones más abajo ubicándose en el sitio 66 de 139 países de acuerdo con
el Foro Económico Mundial, WEF (por sus siglas en inglés). Los únicos países de América
Latina ubicados dentro de los primeros 50 lugares son Chile, Puerto Rico y Barbados
seguidos de Costa Rica en la posición 566.
Villarreal y Ramos de Villarreal (2002:18) señalan que México ha sido uno de los
países ejemplo en seguir el modelo de apertura al exterior, siendo uno de los más abiertos al
contar con acuerdos de libre comercio con más de 30 países en tres continentes y tener un
índice de apertura al exterior del 70% (exportaciones + importaciones/ PIB). Estos
investigadores dan cuenta de que nuestro país, a pesar de ser líder en apertura económica y
estabilización macroeconómica al lograr una estabilidad de precios con un índice de
inflación muy similar a la internacional, no ha logrado consolidar el nuevo modelo de
crecimiento competitivo vía industrialización exportadora.
Ante este panorama el reto para nuestro país y en general para los países en vías de
desarrollo es desarrollar mecanismos que les permitan insertarse en la globalización de
manera competitiva. Por lo tanto, para lograr un crecimiento constante de la productividad,
se requiere más allá de la dotación de recursos naturales, introducir innovaciones basadas
en la ciencia y tecnología que permitan aumentar la calidad de los productos, reducir los
costos de producción y mejorar los procesos técnicos y administrativos.
Alamilla7, por su parte señala que, para el caso de la vinculación en México, es
preciso fortalecer la capacidad de las instituciones de Educación Superior, las cuales deben
convertirse en núcleos de investigación científica y tecnológica en estrecha relación con los
sectores productivos. Esta autora también menciona algunas problemáticas internas
existentes que obstaculizan la vinculación de las IES mexicanas con el sector productivo:
1. Las universidades públicas no realizan frecuentemente diagnósticos para identificar
las necesidades de su entorno.
6 https://members.weforum.org/pdf/Gcr/GCR_05_06_Executive_Summary.pdf 7 Alamilla, M. Vinculación con el Sector Productivo. sige.seyc.gob.mx/ Consultada el 28 de
noviembre de 2011
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2. No todas las universidades públicas, han incorporado en su programa de desarrollo
institucional estrategias para el fomento a la vinculación.
3. Tanto universidades públicas como particulares, en su gran mayoría no publican un
catálogo de servicios o algún instrumento similar, que permita identificar
institucionalmente la oferta de servicios y las estrategias para su difusión y
comercialización.
4. En las universidades públicas y en las particulares son insuficientes los recursos
humanos calificados para desarrollar proyectos de vinculación.
5. La mayor parte de los recursos para la vinculación provienen del propio presupuesto
de las IES.
6. Las universidades públicas señalan como problema la falta de estímulos y
reconocimientos al trabajo que desarrollan los académicos y estudiantes que
participan en los proyectos de vinculación.
7. Falta una mayor claridad y precisión sobre el significado y ámbito de acción de las
actividades de vinculación institucional, particularmente con el sector productivo.
8. La rigidez de las estructuras curriculares para la formación de los estudiantes es un
aspecto que inhibe la vinculación.
9. Falta una mayor cultura de la vinculación al interior de las IES que estimule la
comunicación, la cooperación, la confianza, el interés y la identificación clara de las
capacidades institucionales para coadyuvar a la resolución de los problemas del
entorno.
10. Se observan esfuerzos aún limitados, en el establecimiento de mecanismos
sistemáticos de colaboración entre las IES y los organismos del sector público y
privado que fomentan la vinculación.
Con respecto a la problemática externa que afecta a la vinculación, identifica los
siguientes factores:
11. Las políticas e instrumentos públicos y privados de fomento a la vinculación no han
dado lugar a un desarrollo homogéneo de los diferentes sectores que intervienen en
la innovación.
12. Las grandes empresas con mayores requerimientos de desarrollo tecnológico
prefieren vincularse con organismos de otros países.
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13. No existe una cultura hacia la innovación en la mayoría de las pequeñas y medianas
empresas.
14. Se desconoce la oferta de servicios de las instituciones de educación superior y
centros de investigación y desarrollo por las empresas sociales y productivas.
15. Los estímulos fiscales para que las empresas se vinculen con las instituciones de
educación superior han sido insuficientes para impulsar efectivamente estas
actividades.
Estas situaciones pueden ser tomadas en cuenta para realizar evaluaciones objetivas
de programas de vinculación universidad - sector productivo.
Conclusiones
Es un hecho que a través de la vinculación de las instituciones de educación
superior con los sectores social y productivo éstas deben orientar, retroalimentar y
enriquecer sus funciones sustantivas para poder ofrecer soluciones a problemas específicos
de los diversos sectores y programas y para el desarrollo económico y social de su entorno.
Es fundamental que la función de extensión cuente con la experiencia básica, el
equipamiento y el personal calificado para llevar a cabo programas de vinculación ya que
es el área natural por su labor en la proyección extramuros de la universidad. Sin embargo,
al menos dos condiciones básicas deben darse: por una parte, que exista una comunicación
adecuada entre las dependencias de extensión y las que operan los programas de
investigación, y la segunda, que la extensión tenga la capacidad orgánica para programar y
realizar acciones sistemáticas de vinculación en diferentes plazos.
Generar un programa de vinculación eficaz dentro de las universidades tiene
entonces una especial importancia, ya que es a partir de su establecimiento que se podrán
evaluar los beneficios de la vinculación y su desarrollo estará en función de los avances que
se tengan en las actividades de investigación, especialmente en cuanto a contar con
productos que permitan ser transferidos exitosamente a la sociedad o al sector productivo.
Debe considerarse que son contadas las empresas, las dependencias públicas o los
organismos del sector social que tienen una idea clara de lo que las universidades ofrecen, o
que disponen de los instrumentos para aprovechar los productos de la investigación y
corresponder, aunque sea en parte, a los beneficios recibidos y que también tienen mucho
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que aprender acerca de la labor académica, de esta nueva forma de relación que
corresponde a la vinculación con la universidad y acerca de los mecanismos a través de los
cuales se puede relacionar con ésta.
Padilla y Marúm (2004) mencionan que en 1992, se planteaba como una propuesta
que podría impulsar la vinculación, el que las IES modificaran sus estrategias de formación
de profesionales demandando que los alumnos cubrieran un tiempo de ejercicio práctico.
Algunas IES han concertado ya proyectos de estadías estudiantiles en empresas o
dependencias, con ese fin. El reconocimiento social a este tipo de convenios, contribuye a
institucionalizar dicha práctica: este planteamiento cobra especial fuerza en el presente.
Tomando en cuenta todo lo anterior, puede decirse que la vinculación universidad-
sector productivo puede ser un elemento transformador de las universidades porque les
permite valorar y armonizar sus objetivos y funcionamiento con las transformaciones que
requiere y requerirá el sector productivo y en general la sociedad.
Esta vinculación puede significar un elemento transformador de las empresas,
inmersas en un entorno fuertemente cambiante y competitivo, porque puede proporcionar
información, recursos humanos y conocimientos para propiciar su desarrollo y
competitividad para anticiparse a los cambios generando sinergias que potencian los
recursos de cada una de ellas.
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