Viva la discrepancia! Enrique Krauze (01-03-2015).- Para Fernando Solana. Javier Barros Sierra encarn una figura inusual en nuestra historia: fue un lder cvico. No tena poder poltico: tena autoridad moral. Convocaba el respeto por su sobresaliente trayectoria profesional, su clara inteligencia y, sobre todo, por su valenta. Lo vi por primera vez el 1 de agosto de 1968, en la legendaria marcha por Insurgentes, cuando encabez a un amplio contingente de universitarios para protestar por el allanamiento de la preparatoria. Tiempo despus lo trat en el Consejo Universitario. "En la medida que sepamos demostrar que podemos actuar con energa, pero siempre dentro del margen de la Ley -declar el rector-, afianzaremos no slo la autonoma y las libertades de nuestra Mxima Casa de Estudios Superiores, sino que contribuiremos fundamentalmente a las causas libertarias de Mxico". Ese fue justamente su legado: ensanch nuestras libertades. Barros Sierra morira poco tiempo despus, en agosto de 1971, a la edad de 56 aos. El pasado 25 de febrero se conmemor el centenario de su natalicio. En estos tiempos de desorientacin poltica y moral, consuela recordarlo. Hijo de don Jos Barros Olmedo y doa Mara de Jess Sierra Mayora, Javier Barros Sierra tena el aire y elegancia de don Justo, su ilustre abuelo: alto, de noble y gran cabeza, uno perciba de inmediato al humanista detrs del ingeniero. Haba estudiado en la Secundaria 3, en la Escuela Nacional Preparatoria y en la Escuela Nacional de Ingeniera, en Minera. No solo fue ingeniero civil, sino Maestro en Ciencias Matemticas. Perteneci a un grupo destacadsimo de jvenes matemticos (Carlos Graef Fernndez, Alberto Barajas) cuyas investigaciones alcanzaron reconocimiento internacional. La trayectoria de Barros Sierra -similar a la de otros profesionistas de la poca, y muy distinta a las pautas actuales- fue de la academia a la iniciativa privada, y de ah -ya consolidado un honrado patrimonio personal- al servicio pblico, que Barros Sierra conceba como "una entrega sacrificial a la Patria". Riguroso, preciso, irnico, imparti Clculo Diferencial e Integral en la Facultad de Ciencias (materia de la cual escribi un libro). Al inicio del perodo alemanista cambi de casaca y fund (junto con Bernardo Quintana y Fernando Hiriart, entre otros) la famosa empresa ICA (Ingenieros Civiles Asociados). Su labor se concentr en el diseo estructural. Literalmente, "puso manos a la obra" en la construccin de buena parte de Ciudad Universitaria: las facultades de Ciencias, Filosofa y Letras, las escuelas de Veterinaria, Odontologa, los laboratorios de Ciencias Qumicas, la mitad poniente del estadio de CU. No menos notable fue su trabajo en ECSA (Estructuras y Cimentaciones) fundada en 1953, donde llev a cabo obras que an se sostienen: mercados, edificios, hoteles, colectores. Tras una estancia fugaz en la direccin de la Facultad de Ingeniera, Barros Sierra se incorpor al gabinete de Lpez Mateos, donde fue secretario de Obras Pblicas. En 1966, fue nombrado rector de la UNAM. Su confrontacin con Daz Ordaz y su gallarda defensa de la Universidad han opacado la apreciacin cabal de su gestin, coronada por frutos tangibles y el discreto cumplimiento de su responsabilidad: los vnculos entre las ciencias y las humanidades, la Comisin de Nuevos Mtodos de Enseanza, la orientacin formativa (no solo informativa) en la educacin, el nombramiento de Eduardo Mata al frente de la OFUNAM (Barros Sierra, como muchos ingenieros, era un gran melmano). En el crculo familiar de Barros Sierra escuch esta ancdota. Siendo ministro de Obras Pblicas, coincidi con el secretario de Gobernacin Daz Ordaz. Una puerta se abri. Daz Ordaz, que era custico malhumorado, quiso darle el paso: "Primero los sabios". A lo cual Barros Sierra, humorista festivo, replic: "De ninguna manera: primero los resabios". Un da comet la inocentada de tomar la palabra para objetar un tema a destiempo. El rector, sonriendo, me interrumpi: "Sobre el punto anterior, seor Consejero, no hay nada que discutir porque ya est votado. Le ruego tomar asiento". Se solt la carcajada general. Al final, me dio una palmada de consuelo en el hombro. Lo enterramos una maana en el Panten Jardn. Vendran aos de demagogia, despilfarro, prepotencia y corrupcin. Es una lstima que se haya ido tan pronto. Su voz habra vuelto a resonar, como al final de su rectorado, cuando rubric su obra con una frase: "Viva la discrepancia!". www.enriquekrauze.com.mx ESTA NOTA PUEDES ENCONTRARLA EN: http://www.reforma.com/aplicaciones/editoriales/editorial.aspx?id=57352 Fecha de publicacin: 01-03-2015