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LA VISIr ACION ORDEN MARIANA (*) C. CHARBONNEL, M. S. F. S. Capellán del Monasterio de la Visitación de Anneqr F UNDADA en Annecy, el domü1go 6 de junio de 1610 por San Francisco de Sales (1567-1622) y por Santa Juana de Chan- tal (1572-1641), implantada en Madrid en 1769, la Visitación es esencialmente una Orden Madana. de los Fundadores y las Observancias,. Reglas, Constituciones, Directorio, Costum- bres san.tas de esta Familia religiosa no dejan lugar a duda acerca esto. Algunos días después de la Fundación, el 20 de julio, el Santo expone ·en pocas palabras a don FeHpe de Quoex el propósito de sus Hijas espirituales: «En su estahlecimiento ofrecen su alma, su cuerpo y el uso de sus hi:en:eis a Dios y a Nuestra Señora» (1). El 10 de junlio del año siguienre, lescribe a Santa Juana de Chan- tal: «Verdaderamente nuestra pequeña Congregación les obra del Corazón de Jesús y de María» (2). El artículo cuarto del Directorio se expresa en el mismo sentido: «Las Helimanas rezarán el Oficio parvo de Nuestra Señora, en vista de que habiendo sido instituida esta Orden, particulal'mente para ,el retiro de: las enfermas y en ho- nor de la Bienaventurada Madre de Dios Nuestra Señora, este Ofioio les 'es 11uás conveniente que el Oficio mayor.» Desde sus principios, la apadción providencial del Instituto y su oportuna novedad llama,ron poderosamente la atención de los contemporáneas; aquellos sobre todo que habían seguido la géne- sis de sus primeros días, como el P. V,Hlars, S. J., qUe se dirige de esta manera a!l Fundador el 24 de julio de 1641: «Vuestra in- geniosa mano ha gra:bado sahl'e mámnol pulimentado (el zón de Santa Juana de Chantal), para un monumetlito eterno de gloria a Dio!,,,, esas CU3Jtro bellas palalbras 'que son las divisas de vuestro corazón: «i Viva Jesús! ¡Viva: Ma!ría! 'i Todo para Dios! i Todo para su gloria!» (3). «Ese amado y pequeño Instituto'-----tes- (O) El P. Charbonnel ha tenido la amabilidad de enviar este artículo para núestra Revista. Tanto a él como al Dr. Lamberto de Echeverl'ia, Profesor en tia Universidad Pontificia de Salamanca y Director de «Revista Espatíola de Derecho y ,le «Incunable», que nos lo ha transmitido, nuestro más sincero agradecimiento. La traduc' c1ón del original francés se debe al R. P. FABIÁN DE SAN JOSÉ, O. C. D. (N. de la D.I. n) Oeuvres de Sto Fra:n!,ois de SOle.,. Edltion complete d'Annecy. Tome XIV, pág. 330. (2) Oeuvres ... T. XV, pág, 64. (S) Oeuvres ... T. XV, pág. 388.

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LA VISIr ACION ORDEN MARIANA (*)

C. CHARBONNEL, M. S. F. S. Capellán del Monasterio de la Visitación de Anneqr

F UNDADA en Annecy, el domü1go 6 de junio de 1610 por San Francisco de Sales (1567-1622) y por Santa Juana de Chan­

tal (1572-1641), implantada en Madrid en 1769, la Visitación es esencialmente una Orden Madana. LosescritO'~ de los Fundadores y las Observancias,. Reglas, Constituciones, Directorio, Costum­bres san.tas de esta Familia religiosa no dejan lugar a duda acerca d~ esto. Algunos días después de la Fundación, el 20 de julio, el Santo expone ·en pocas palabras a don FeHpe de Quoex el propósito de sus Hijas espirituales: «En su estahlecimiento ofrecen su alma, su cuerpo y el uso de sus hi:en:eis a Dios y a Nuestra Señora» (1). El 10 de junlio del año siguienre, lescribe a Santa Juana de Chan­tal: «Verdaderamente nuestra pequeña Congregación les obra del Corazón de Jesús y de María» (2). El artículo cuarto del Directorio se expresa en el mismo sentido: «Las Helimanas rezarán el Oficio parvo de Nuestra Señora, en vista de que habiendo sido instituida esta Orden, particulal'mente para ,el retiro de: las enfermas y en ho­nor de la Bienaventurada Madre de Dios Nuestra Señora, este Ofioio les 'es 11uás conveniente que el Oficio mayor.»

Desde sus principios, la apadción providencial del Instituto y su oportuna novedad llama,ron poderosamente la atención de los contemporáneas; aquellos sobre todo que habían seguido la géne­sis de sus primeros días, como el P. V,Hlars, S. J., qUe se dirige de esta manera a!l Fundador el 24 de julio de 1641: «Vuestra in­geniosa mano ha gra:bado sahl'e ~ese mámnol pulimentado (el cora~ zón de Santa Juana de Chantal), para un monumetlito eterno de gloria a Dio!,,,, esas CU3Jtro bellas palalbras 'que son las divisas de vuestro corazón: «i Viva Jesús! ¡Viva: Ma!ría! 'i Todo para Dios! i Todo para su gloria!» (3). «Ese amado y pequeño Instituto'-----tes-

(O) El P. Charbonnel ha tenido la amabilidad de enviar este artículo para núestra Revista. Tanto a él como al Dr. Lamberto de Echeverl'ia, Profesor en tia Universidad Pontificia de Salamanca y Director de «Revista Espatíola de Derecho Canónico~ y ,le «Incunable», que nos lo ha transmitido, nuestro más sincero agradecimiento. La traduc' c1ón del original francés se debe al R. P. FABIÁN DE SAN JOSÉ, O. C. D. (N. de la D.I.

n) Oeuvres de Sto Fra:n!,ois de SOle.,. Edltion complete d'Annecy. Tome XIV, pág. 330. (2) Oeuvres ... T. XV, pág, 64. (S) Oeuvres ... T. XV, pág. 388.

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tigo Santa Juana de Chantal, en sus Rgspueslas (4)-, tiene el honor y ·Ia diohade petiJeneeer por completo a esa gloriosa Seño­.m.)) En noviemhre de 1613, el Fundador ruega a la Duquesa de Mantua, Margat1ita de Saboya, >que se constituya ProreCltorade sus mUgiosas, paDque «todos los días rezan juntas en el Coro el Ofi'­do de la Santísima Virgen. Esta Congl'egación ... ha cot11,prado una casa y ahora desea construir un oratorio bajo la advocación de la Santa Visitación de la Virgen S,antísima ... Vuestra Sel'enísima ALteza hará por consi>guiente una cosa muy agradalblie a la divina Majestad y a su Santísima Madre Nuestra Señora, si, recibiendo eslta piadosa Congregación en los brazos de su protección, se dig­na llamarse su Señora, Patrona y Madre » (5).

En el pl~efacio del tratado del Almor de nios, info,rma a su lec­tOl: acerca de la categoría de personas a las que dirige 'Su libro: «Las almas adelantadas en devooión.)) Después, pensando en aque­Has que le sont11,ásqueridas, añade: «He de dooiDte que tenemos en esta ciudad (Anuecy), una Congregación de jóvenes y viudas que, retiradas del mundo, viven unánimem,tente en el servicio de Dios, bajo ,la protección de su Santísima Madre.)) El 16 de octu­bre d~ 1618, la Visitación pasaba: del estado de simple Congrega­oión al de Orden Religiosa. «Visto y considerado lo que debía .ser~SiCrihe al la sazón San Francisco de Sales----, hemos erigido y erigimos la presente casa, llamada «de la Congregación de la Bienaventurada Madre de Dios)), en ;monasterio». Según 'el Breve .de Paulo V, fecha de 23 de abril de 1618, y ejecutado seis meses después, e'l Santo se complacía ,en una esquela dirigida a la Madre Favre, Superiora de la Visitación de Lyón, en contemplar a su pequeña Vi'sÍtación transformada en Orden Mariana, como herma~ na de una gran Orx:Jlen Ma1riana: el Carmelo. Al principio de no­viembre. le escribía estas Hneas: «Os enviaré el Breve del Papa, por el cual nuestra Congregaci6n queda establecida con el >título de Religión. Esta taf'de he predicado en el convenrto de las Ca,r­melitas de esta ciudad (Orleáns). Y Ij Dios sea bendito!,' porque siendo todas hijas y siervas de l,a misma Madre de Dios, aunque ellas sean las t11,élJyores y vosotras las pequeñas, vuestros corazones estén unidos por el santo anwr que esta Madre sagrada derrama .en el corazón de todas las hemanas)) (6). Desde Chambery, el 1 de abril de 1612, el SélJnto Fundador había confirmado ya esta, ol1ien~ taci6n mariana, según se expresa en una carta d.irigida a las Vi­sitandinas' de Armecy: «Dios me ha favorecido con haber podido

(4) Repo'1lses de Ste. J. de C/lantal (Annecy, Imprimerie de Aune Burdet, M,n.Cee. 'XLIX), pág. 601.

(5) OelJ,vres" , T. XVI, ,págs. 105, 106, 108, (6) OB".tW'e~." T, XVIII, pág. 802.

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escribirlo todo de una vez, aunque casi sin respirar, estas cua,tro palabritas a mis queridfsimas hijas que, juntas como flores de un ramillete, son deliciosas pa:ra la Madre del la Flor de Jessé y Flor de las Madres. PUleS bien, Señor, que todo. sea en olor de suavt­dad. Amen» (7).

'" * * Mafliana por voluntad de sus Fundadores, ¿ qué nombre llevará

ese nuevo Horón de la Iglesia? Mlucho antes de la fundación, San­ta Juana de Chaltal se inclinaba por el de la V'¡sitat,ión. Según la Madre de Chaugy, cuando San Francisco de Sales «le ,hubo de.­clarado el intento que tenía de emplearla en erigir una Congre­gación, le dijo que había pensado que se llamaría la Congregación de Santa Mal'ta. Cuando la escribía, le decía: ((Santa Marta., nu~.r ira querida Maestra.» Aunque ella tuviera gran devoción a esta Santa, hospedera de N u'estro Señor, 'su corazón sentía un poco de resistencia a no ',estar entemmente bajOl la protección de la San­tísima Virgen; pero nunca, sugirió una SOlla palabra, ajustándose tan absolll'tam;ente a la obediencia que nunca proponía sus propios pensamientos. Al contrario, rogó mucho a Dios que manifestara su voluntad sobre eso a nuestro Bienaventurado Padfle. Y éste, una mañana, cuando ella menos .Jo pensaba, vino a decirle, con un semblante ,todo lleno de alegría, que Dios le había, hecho cam~ biar de parecer, y que nos Ilamar:íamos las Hijas de la Visitación; que escogía este 'ffi'is1'erio porque era un misterio escondi,dü y no -era celebrado solemnemente en la Iglesia cOmO Jos otros, qUie, por 101 menos, lo sería en. nuestra CongJ1egaoión ; lo cual causó una grandísima alegría a nuestra Bienavenlturada Madre. Por e$O ella inculca de tal manera ,la devoción a la Santísima Virgen a nues­tras primeras Henma,nas y de ella habla con tanta frecuencia a las enfermas que liba a visitar y a servir, que por un movimientü co­mún y expontáneü de los niños y del pueblo 'se nos llamó las Re­ligiosas' de Sanrta María, nombre cün que se nolS distingue toda­vía» (8).

Más categórico que la secreta, <-ie la Fundadora, el Año Sa'nto de las Visitandinas cita los diversos patronazgos discurridos: «La víspera de la VisitaCión del año 1610, nuestrO' Sanltü Fundador fué a visitar a nuestri).!Si pJ1imeras Madres en la clausura de' su novi­aiado y les dijo, entre otras cosas, que después de' haber pensado y repensado m1il veces en el nombre parúcular que debía dar a la

(7) OeUV1'es." T. xv, pág. 207. (8) MERE DE CHWGY: Ste, Jeanlle-Ih'o'l1Qoise Frem.yQt de Chantol. So V,. <i M5 O<nlc­

vre'. (Edilion Plon, 1874), t. r, p¡lg. 412.

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Congregación naciente se había resuelto por fin a que se llamase de la Visitación, no solamente porque--secundariaiIl1enlte-destina­ba sus Hijas a la visi,ta y al s?ryiQio caritativo de los pohres, sino también pmque encontraba len este misterio mil par1ticularidades espirituales que le daban una luz especial del ~espÍritu que desea­ba establecer en su santo Instituto. EstJe Bienaventurado había pensado primeramente en que nos llamáramos las Hijas d~ Santa Marta, por razón del oficio caritativo que él deseaba que se hiciera a Nuestro Señor en la persona. de los pobres. En segundo lugar, pensó que nos llall;l1áramOs Las Obl3itas de la SanltÍsima Virgen; pero al fin él se determinó. Siendo nuestro Padre, fué también nuestro Padrino, Hamwndonas de la Visitación de Nuestra Señora, cOlmo Zacarías fué el padrino de San Juan. Y la voz pÍlblica llamó él nuestra~ primeras Madres, las Santas MIarías, por la gran mo­destia de que daban ejemplo. Por eso tenemos el honor de llevar el n,ombDe y el título de la Visi,tación de Santa María» (9).

!Desde el año 1618, en que la Santa Sede les impuso la clau­sura fliguro5a, las Visitandinas realizan principalmente la parte es­piritual de eSlte apelativo, la más importante, la visita de las al­mas. Santa Isabel honmda con la plenitud de 10,5 dones del Espí­ritu Santo, San Juan Bautista presantificado por la visita de la Santísima Virgen, j qué iIl1aravillas I Por¡ la contemplación activa y pasiva de este m,:isterio del la Madre ·de nios, las Visitandinas ad.­quiel"en :más méritos de los que ellas necesitan. Derramados, en virtud de la Comunión de lO's Santos, en el >tesoro del Cuerpo mís­tico de Cristo, ellos vuelven a caer sobre nuestras almas en lluvias benéficas de gracias. De esta manera, este atributO' de la Vida E.scondida de la Santísima Virgen contihÍla a través de los siglos su obra de santificaCión. Todos los años, la Visitandina se aplica el pasaje del Afi.o Santo: «(El santo día de la Visitación debe em­plearse enteramente en pedir a la Santísima Virgen su espíritu visitante, uniente, bendiciente, hUmillante, perseverante y santifi­cante. Estos sün los seis pétalos de aquel Ilirio incomparable que hoy dehemos l~ecoger en esta casa de la Visitación, ~escolD>dida' en­tre las montañas de Judá. j Ah, qué im,portante es ser uno allá. conducido como María, por el IJllovim¡'ento del Verbo, buscar allí la soledad! de las montañas, -la humHdad del servicio y del trabajo, la soledad, las divinas alabanzas y la pura gloria de Dios 1» (10). Por eso, la Oroen de la Visitación perpetua en .Ia; Iglesia visible

(9) Aa»ée Sa;'Ilte des ReligíeWJes (/,e la Vi~itation S«('i'llte-MarÚl. (A,nnecy, Ch. Burdet, Impr.-Lib. rue de ¡'Eveché, 3), t. VII, p. 2, p. 30.

(10) A:11lAe S"in:e ... T. \'n, ]1 "g. 60.

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la misión incesante de la visita invisible, pero real, de la San­rtísima Virgen en nuestras almas.

• • • Desde el 6 de junio de 1611, las Religiosas de la Visitación

engastan la emisión die sus TI ot'os en el estuche de esta oración m'ariana:

«Oh, Cielos: oíd lo que digo! j Que la tierra escuche los pro­pósitos de mi boca,! A Vas, ah Jesús, Salvador mío, habla mi -corazón, aunque yo sea polvo y ceniza. j Oh, Dios mío: O's pro­meto vivi'r en perpetua castidad, obedencia y pobreza, según la regla de San Agustín y las Constituciones de Nuestra Señora de la Visitación, para cuya observancia ofrezco y consagro a Vuestra divina Majestad, y a la sagrada Virgen María, vuestra Madre, Nuestra Señora, y a la dicha Congregación, mi persona y mi vida. Recibidme, ah Padre Eterno, 'en 1015 brazos de vueSltra compasiva pa.ternidad, a fin de que yo lleve constantemenfe el yugo y la carga de vuestro san:to servido, y me entnegue para siempre to­talmente a vuestro divino amor, al cuaL <le nuevo me dedico y consagro. ¡ Oh gloriasísima, sacratísima y dulcísima Virgen Ma­ría, as suplico, por el amor y por la muerte de vuestro Hijo, que me recibáis 'en el regazo de vuestra protección maternal. Escogí a Jes Ú'S , mi Señor y ;mi Dios, por único objeto, de mi amor. Escogí a su SaMa y sagrada Madre para mi pwtección, y a esta Congre­gaoión para mi perpetua dirección. Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo. Amén» (11). '

En la Primera Comunión de c[\¡da m,es, las Vistandinas reite­ran su consagración (11 bis) y, 'el 21 de novi,embre, en la fiesta de la Presen:tación, Denuevan su donación, cuya fÓl'mula está fir­mada de su puño y letra.

Las Novicias son -iniciadas en esta devoción mar:iana gradual­m,ente, pero con intensi,dad. La Directora del Noviciado loes enseña a cumplir «ob:ras de perfección sólida y firme». «'Yl porque la em­presa es grande, di'Ce la Constitución XXXIII, ella (la Ma:estra de N ovicias) las ,enseñará a no confiar en sí mismas, si'no a deposi­tal' todru su confianza en Dios y en la interoeSlión y proltección de la gloriosa Virgen M~ría. Sobr·e todo procurará grabar en el co­razón de sus Novicias .que todas .las Hermanas die la Congrega­ción no deben tener más que Un corazón y una sola alma, [\¡Car­dándose continurument,e de que Nuestro Señor pO'rsu inspiración

(11) Oeuvr'es ... T. xxv, ptig. 190. (11 bLs) En los .puntos de «MeditaciOnes para la Profesión», las Costumbres Santas

prescriben el de la "Oblación de Nuestra Sefiora», admirable modelo para las! Hijas de SO/nta Marla.

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y vocaCión, y Nuestra Señora por una sooreta visitación con que ha visitado su corazón, las ha juntado y unido al l11!ismo tiempo, para que .n mica estuviesen separadas en su amOlr y caridad, sino que perseverasen unidas espiritualmente por los lazos de la cari­dad, que es el vínculo de la perfección. El alitículo VI de las cos­tumhres santas manda que «Todas las tardes, retirada la Directo­ra al Noviciado con .las Novicias, rezarán la Salve Regina delante del Oratorio para saludar a Nuestra Señora. Será muy diligente y discreta ,en distribuir a 1(1'$ Novicias los libros para la lectura or­dinaria; sean prácticos y que enseñ'elll las buenas y sólidas vir­tudes, como lm1itación de Cristo y de Nuestra Señora». Habland~ del Noviciado, Ernestina Le Couturier escrihe: «Además de las recreaciones diariás donde la expansión está no solamente permi­tida sino mandada, los domingos y días festivos proporcionan a las novicias una saludable diversión ... Ante el al'taroito del Novi~ darlo, donde descuella la imagen die Nuestra: Señora, que las No­vicias gustan de adomar devotam~nte, se eleva la 'melodía de los cánticos y de los himnos apropiados a los tiempos \'itúrgicos» (12) .

. En ta'l escuela, la Visitandina realiza ,lo 'mejor posible el «A Je­

sús por Marí,é\)). Su jornada se desarrolla en una ¡intimidad cons­tante entre Nuestro Señor y su Santísima Madre. El Coro, el No­viciado yel Cementerio están dedicados a Nuestra Señora. Los nombres de Jesús y de María se unen en las armas de la Visita­ción. Después de haber sonado el despet<tauor a las¡ cinco elle la ma­ñana (a- las cinco ¡treinta en el invierno) tocan al Angelus. Una vez rezado, la religiosa prooede al ejercicio de la mañana, es decir, al exam:en ,de previsión, «saludando a Nuestra Señora y pidiéndole su bendición». Antes de ceñirse la cintura, fijará 'en la correa el largo 1'Osario de grandes cuentas negras que penden a su lado derecho». A las ci,nco treinta baja al Coro y hace--como cada; vez que entre en él, de <ellas cuatro para r,ezar el Oficio'-inclinación profunda a la. imagen de la Vir~en que preside ,en el Coro. Después de una hora ,de oración, en unión con María, cercade1 Tabernáculo, se canta Prima. SigU.e la ll1\iÍ&, , durante la cual las monjas pueden li­bt'emente rezar el Rosario, o asociarse más directam1ente a la ple­garia ¡,itúrgíca con su Misal.

A la Comunión, según el Artículo XII del Directorio, «pueden pensar en ,el ardor interior de Nuestra Se,ñora, cuando el Angel- le dijo que el Espiritu Santo vendría sobre ~lla, en su devoción, en

02·) ERNESTlNE LE COUTURIER: La Visilation (Pat'íÉ, B.¡:úarct Gt'aGset, El<.iit.), pág. 489.

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su humildad, en su confianza, en su ánimo valeroso, y que al mis-' mo tiempo que oyó que Dios le daba ;Su corazón que es su Hijo, eUa se dió recíprocamente a Dios, y que, cua:ndo esta santa alma se fundió en caridad, entonces es cuando cOln toda verdad podia decir: Mi alma quedó desmayada al eco de la voz de mi AIillél'do. j Oh, Dios mío; cuán:ta suavidad y dulzura! Al retirarse, el alma después de. esta consideración bien puede decir, como esta Santísi­ma Señora: He a'quí la :esc1ava del Señor i hágase en mí según su palabra i pues El ha dicho que el que le come, mora: en El, que El v,ivirá en El y por El, y no morirá eternamente». j Qué admirable preparación para acercerse a la Sagrada Mesa!

Entre las oraciones de la mañana. y de la tarde, laS! comidas, las recreaciones, el Oficio, las lecturas espirituales en particular a las dos de la tarde, en comÍln a las ocho de la noche, y Ja. conferencia «durante la <;:ual cada. una va poi orden dando cuenta de su lectura privada», la Visitand~na trabaja en silencio, sola o en compañía de sus Hermanas, pero en coloquio con el Cielo. El Artículo IX del Directorio le sugiere para este :tiempO' entre O'tras, estas aspiracio­nes marianas: «Miquericla i\illé\!estra, yo os saludo y r:everencio con todo mi corazón.~MacLre de misericordia, rogad: par mL-Reina del Cielo, os encdmi'endo mi alma:-Dulce Madre mía,' alcanzad­me el amor de vuestro Hijo.-Esperanza mía juntO' a Jesús,.-Me arrojo a vuestros pies, dulce Refugio de pecadores.-Hacedme sen­tir vuestro poder para con la Santísima Trinidad, oh gloriosa Vi:r­gen.»

A propósito de esta labor silenciosa, Ernes,[Ína Le Couturier es­cribe estas líneas deliciosas: «En el apacible recogimiento ... , ¡ qué dulces resultan esas ho.ras de trabajo en conversación íntima con el Amado! Así María esperando el nacimiento de:! Niño-Dio.s con­versaba rOIl1 Aquel que eHa llevaba en su seno e hilaba su co.po en la Casi:ta de Nazaret. Por eso. r,esulta tan precioso. para la Visitan­dina '~'Se tiempo de silencio, el solo tiempo. que le perl'enece, fuera del tiempo de la oracióm) (13).

La Visitandina tiene facultad de leer O' escuchar todos los días 'un pasaje del Año Saldo, preciO'so libro que trae cada día una prác­tiCa para hOlnrar a la Santísima Virgen, un rasgo de la vida de San FrarnlCÍsco efe Sales y admirables biografías de religiosas de la Visitación, que han vivido y muerto en olor de santi:dad, caracte­flrizadas todas ellas por una tierna devoción a la Madre de Dios. Elv,iernes, si 'Se le permite, tomará disciplina durante un Ave Maris Stel1a. Al ayudo que habrá de observarla víspera de las princi­capes fiestas de la Señora, corresponde UD pequeño suplementó al

(3) -: La V'Lsitatlon, p6BI 283.

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día siguient'e. En Cuaresma, despué,s de Compl,etas, cantará el Sta­bat Mater. La vigilia de .la Epifanía, será testigo de la siguient;e encantadora costumllJi'e: Por la noche, llevan a la mesa de la Su­periora la torta tradicional oortada de antemanO'. «Va cubierta con una serviHeta. Habi'endo dicho la Superiora el Benedíóte, torna en seguida d~ debajo de la servilleta tres partes: una para Nuestro Señor, otra para Nuestra Señora y San José, y la tercera para San Francisco de Sales, cuyas pal'tes son destinadas para los po­bres ... )) (14).

Citemos aún algunos otros rasgos significativos de la Visita­ción, Orden Mariana. La Visi,taJndina lleva solbre su hábitO' un ro­sal'Ío n.eg1'O; sobre su pecho, una cruz ... relicario, que tiene grabado pOI~ un lado el J. H. S. y por el o,tro el M. A. A sus iniciales, aña­de «de la Visitación de Santa l\1jaría». Un corazón, en medio del cual figura el Santísimo Nombr'e de Jesús y el de María, caracte­riza el escudo de los 'Monasterios. En las solemnidad/es maria:nas renueva su consagración; la refectolera adoma con flores las me­sas y el menú es mejor en tales días. Todas las fiestas de la '1\,13,·, dre de Dios, te.¡üendo en cuenta las reglas die la Liturgia, SOon ce­lebradas con más solemtüdad enl la Visitaóón. Además del Oficio, Del RoSario de obligación, se procura rezar cada día el Rosario ,e nte 1'0, dejando además a c-ada una seguir su impulso interior.

Como Orden neligiosa, parece que la V.isitaci6n debería rezar el Breviario; sin emlbargo, no es así. Allí se canta el Oficio Parvo de Nuestra Señora. Dejemos a los dos Fundadores explicarse acer­'ca de ese tema. Desde Gr:enoble, el 16 de ahril de 1618, San Fran­cisco de Sales escribe a don Justo Guerín, Barnabita, que entonces se hallaba en Roma negocianldo los asuntos del Instituto: «Las Hermanas de ,la Visitación llezan el OficiO' Pa,rvO' gravemente y con pausas, y emplean en él tan'to tiempo como la mayor parte de las::>tras re1igiosas emplean en rezar el Oficio mayor, sin otra diferencia sino que las unas 'le r,ezan con mayor edificación y m e­jor pronunciación que las otras ... No hay ningún inconveniente, y sí mucha utilidad, en dejar sólo el Oficio Parvo en la Visita­ción ... En resumen, este Oficio Parvo es la vida de la devoción '00 la Visi,taciÓln ... La sola consideración de la mayor gloria d, Dios me da este deseo, y la utilidad de muchas almas capaces de servir mucho a su Divina Maj-estad en esta Congregación, con la sola carga del Oficio Parvo, incapaces pOor otra parte de seguir el Oficio mayor, ¿ No será cosa ,digna del Cristianismo que haya' lu­gares adonde puedan retirarsf' esas pobr,es jóvenes que tienen el

(lV -: La, Viritation, pii.g. 228.

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corazón fuerte y los ojos ola complexión débil? (15). Con el P. Ni­colás Pollíens, S. J., residente en Chambery, ya hab.laba de la mls~ m,a manera en 24 de mayo de 1610: «Cantarán el Oficio Parvo de Nuestra Señora para tener una 5alnlta y divina recreación)) (16). Ha­cia el 20 de julio siguiente, informa a Monst"ñor Felipe de Quoex, di'óendo 'que «rezan solament,e el Oficio Parvo. de Nuestra Señora, en un canto muy devoto.» (17). Haciendo ah¡sión. a todo el primer Monasterio, confía una. de sus aleg,rías a un gentilhombre el Z7 de abril de 1616: «Hay juntO' a su casa una. graciO'sa iglesia, con un coro Interior donde ellas cantan ca;da día el Oficio de la Santísima Virgen con un tono tan piadoso y dulce, que da devoción a todos los que las oyen» (18). El 10 de jul'io del mismo año, escribe estas líneas al Cardenal Rbberto Belarmino: «A horas diversas y con~ venientemente repar.tidas a 10 :largo del día, r:ezan juntas en el coro el Oficio Parvo de la Santísima Virgen, en un tono tan feliz .... mente adaptado a .las reglas de la piedad, que sería. difícil decir si la dulzura predomina sO'bre la· gravedad o la gravedad sobr'e la dulzura» (19). Completamente de acuerdo con el Santo Fundador, Santa J llana de ChantalexcIa;ma durante una exhortación para la fiesta de la Natividad de Nuestra Señora: «Nuestro Instituto está totalmente dedicado al culto de Dios y al honor y servicio de Nues'­tra Señora; por eso rezamos continuamente su Oficio y no. otro» (20).

Al principio., principalmente orden conltemplativa y mariana, ac­cesoriamell'te-o \Sea dos horas cada día-dedicada a la visi,ta. de los enfermos, la Visitación se convirtió en sólo contemplativa en 1618. San Francisco de Sales cedió con relación a est·e punto a la presión de Monseñor de Marquemont, Arzobispo de Lyón, donde se había insta:lado el 2 de feibrero de 1615 el segundo Monasterio de la Ofiden, precisamente porque él vió el dedo de Dios en el sacrificio de 'lo secundario a lo principal. Que la Orden contara 13 Monasterios a la il1J,uerte del Fundador, acaeóc1a en Lyón d 28 de diciembre de 1622, y 86 a la muerte de la Fundadora, en la ciudad de Mloulins, el 13 de diciembre de 1641, ¿ nO' es una señal de bendición divina sobre la dulce condescendencia de los dos Fun­dadOlr,es?

Otra diferencia hubo además de la precedenl/:ie. El mismo Pre­lado impulsaba a:] Santo Fundador a ohligar a sus ReJigi0S8s al rezo del Breviario. Todo para }esÍls por medio de María, y todo

(15) Oe·uVl'es ... T. XVIIl', pág. 19Q. (16) Oeuvres ... rr. XIV, pág. 306. (17) Oe1wres ... . T. XIV, !pág. 330. (18) Oeuvres ... T. XVII, pág, 200. (19) Oeuvres ... T. XVII, !pág. 240. (20) Sle. Jell'lV1le-F'ran9CYÚle Frl?lnyo. de Chantal. Oeuvres diverses (Elditiol'l. Ploll, }875~.

'l'. n, pág. 2Q3.

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LA VISITACIÓN

para todoo, San Francisco permaneció firm.e acerca de este punto, porque, en contraposición del -otro, le parecía fundamental. Puesto, pues, en litigio, el 10 de julio de 1616 presentó al Cardenal Ro­berto Belarmino dos razon.es en favor de seguir con el Oficio Par­vo en la Visitación: La edad variable de ,las Postulantes y la per­fección de la ejecución. La Visitación admite «con mucha frecuen~ cia a persÓlnas ya de cierta edad, 'que: no podrían sin gran sacrificio habituarse al Oficio mayor con todas suS! rúbricas. Acleimás, el Ofi­cio Parvo de la Santísima Virgen .es rezado por ellas con una es­crupulosa observancia de todos los acentos y pa:usas, 10 que no po­drían hacer en absoluto si tuv~eran que rezar' Oficio más largo» (21). En enero de 1618, es un verdadero alegato el que él despacha a don Justo Guerín, encargado de defender su propósito ante la San­ta Sede. Allí demuestra que sólo el Oficiol Parvo se armoniza con su Orden. «El negocio de la Visitación en Roma-escribe~consis­te en este punto: que plazca a Su Santidad permitirles el no estar obligadas a rezar el Oficio mayor, por las razones si'guientes: pri­meramenlle... sería casi imposible hacm aprender bien la pronun­ciación de todo el Oficio mayOif alli donde será fácil hacérsela apren­der para el Oficio Parvo de Nuestra Señora, como en efecto le pro­nuncian muy bien desde ahora; en segtmdolugar, en esta Congre­gación, se desea recibir a las jóvenes de débil complexión, y a las que, fa:l1:as de fuerzas corporales, na puedel1\ ser recibidas en Reli­giones más austeras. Ahora bien, las 'que están obliígadas al Oficio mayor, si le qui'eren rezar distinta y pausadamente, no .pueden ha­cerlo sin esfuerzo; y si qui,eren rezarlo pronto y corriendo, resul­tan ridículas e indevotas. POI" eso, es 'más conveniente que éstas que, faltas de fuerzas corpora,les, no podrían rezarle pausadamente, no· r,ezen :más que el Oficio Parvo. En teroer lugar, .hay un ejem­plo en París, donde las Hermanas de Santa U rsula, Religiosas de los tr:es votos solemnes, no rezan más que el Oficio Parvo. En cuartO lugar, las Hermanas de la Visitación haoen muchos ejerci­oios espirituales 'que no podrían hacer rezando el Oficio mayo,rJ) (22). Así mismo, desde Grenoble, haoiael 5 al 10 de marzo de 1618, el Santo re1teraiba su instancia, apoyruda en fuertes argumentos: «Que, al menos, se insista en la idea del Ofioio Parvo, porque e>l Oficio mayor disípa~ía' el lustre y el fin de esta Congregación, puesto que no 10 podrían rezar con la grav,edad que se requiere, .ni con la bue­na pronunciación, y que muchas señoras y jóvenes déhiles de la vista y del estómago, aunque por otra parte muy devotas, no po-

(21) OeUV1'es ... T. XVIl', pág. 242. é22) Otflwres ... T. XVIII, págs. 140, Hl.

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ddan ser recibidas. Y yo sé con toda verdad 'que este anticulo atrae notablemente a las a:Jmasn (23).

El privilegio del Oficio Parvo tan agradable a San Francisco de Sales, fué cOl1lcedido por siete años por Paulo V en su Breve del 23 de abril de 1618. Urbano VIII, por el Breve de 9 de julio die 1626, le confirmó a perpetuidad. Con qué alegría, Santa Juana de Ghantal comunica esta buena nueva a la Madre María Jacoba Favre, a la sazón Superiora de Dijón: «Gradas él Dios, mi pre­dHoota Hija, hemos conseguido la perpetuidad de nuestro sagrado Oficio Parvo; agradézcaselo mucho a Nuestro Señor, a 'Su Santí­sima Madre ya nuestro Glorioso Padre» (24). Muerto' en Lyón ha­cía cuatro años, el Santo Fundador hahía defendido y ganado des­de lo alto del cielo la causa del Oficio Parvo.

~, * * All miSlI1l,O tiempo que trabajaban en perpetua'r en su Orden las

ala'banzas de María por medio del Oficio Parvo, los dos Fundado­res nutrían la piedad mariana de sus 'rel'igiosas por medio de sus enseñanzas. De ello hay muchas pruebas. A una Reli'giosa de la Visitación <eScribe el' Santo con fecha imprecisa: «Hija mía, no aparte la vista de la Virgen Sacratísima, vuestra Señora; téngala siempre presente, no por la imaginación ,que tiraniza vuestra ca­beza, sino pol' el afecto que dilata vuestro oorazón, y por la me­múria que ocupa santamente vuestra alma» (25). Junto a la Vir­gen Fuerte, la Madre Monthoux sacará humqdad y valor; «pues, i ea!, carísilma Hermana, ponga sus ojos en Dios y en su ~temi­dad de recompensas, y el corazón de su Santísima Madre y mar­chad siempJ.1e humlÍ'lde y valerosq,mente» (26). Con la confianza de un niño pequeño la Helrmana María Adriana Fichetse acogerá a su Bondadosa Madre celestial : «Arrojaos a los pies de Nu'estra Se­ñol'al, y 'tÍradla del vestido, rogártdola que os reciba bajo su pro­tección como a una nueva hija y le plazca visiliar vuestro corazón y perfumarle de su Santísima humildad. Tened: gran confianza en eUa» (27). La misma l~eligiosa es invitada a ofrecerse a Jesús por María: «Rogad a Nuestra Señora que O'frezca vuestro corazón a su Hijo y le torne agradable a su Divina Majestad. Anwjaos a sus pies, y en su regazO' pedid:le muchas veces su bendición» (28). Esta Hermana se acordará de que si ella visita a Maria, Esta le

(23) O"1¿V"CS", T, XVIII, pág. 187, (24) Ste. Jeanne-Franl'oise de Chantal. Oetwre.> dívei';es, (E,Ht, Plon, 1877). T, V,

'pág. 540. (25) Oc-uV/·es ... T. XXI, pág. 136. (26) Oeuvres ... T. XIX, ¡pág. 380, (27) Oeu,vres". T. XXVI', pág, 305. (28) Oeu.vres ... T, XXVI. pág. SO\).

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péligará' con el ciento por uno ,su visirta: «Repetid también con fre­cuencia el versículo «Virgo srngularis», y rogad a Nuestra Señora que visite vUlestro cora:cón y le perfume can su bondad y dulzu­ra)) (29). La Madre Claudia Inés de la Roche no llegará ala ple­nitad dei espíritu de sacrificio sino por medio de un tatal abando­no en las manos de la Señora: «Id, pues, mi querida Hija, llena de confianza, qUle después de haber hecho este acto perfecto del san to abandono de vos misma en los. brazos de la Santísima Vir­gen, para consagraros y sacrificaros de nuevo al servicio del amor de su Hijo, ella os guafldará. tódo el tiempo de vuestra vida .bajo su protección, y os presentará de nulevo a su Bondad en la hora de vuestra muerte» (30). En la escuela de la Madre de los Dolores, las Visitandinas de Annecy se acostumbraron a trasformar el Tabor en Calvario y lel Calvario en Tabo.r: «Ved, mis carísimas Hijas, cómo la Santísima Virgen, nuestra Sal1lta Abadesa, no se encontró en el Tabo.r, y sí en el establo de Belén, para ver: 10.s 010S de su divino Niño arrasados en lágrimas; en el Templo para rescatarle; en 'el Calvario para verle sufrir y morir. Que esta conduota nos en­señe, a ejemplo de la Santísima Virgen, a resolvel1nK:ls a pasar nues­tros días len la privación de las gracias sensibles y extraordinarias, para vivi,r en los tormentos, en las penas y en ,la muerte cuando le plazca a nuestro Amado» (31). .

En las palabras, en los escritos, y en la vida de Santa Juana de Chantal, las Visitandinas de todos lo.s siglos reconocerán el mismo entusiasmo de devoción mariana. El tiempo, po.r otra par'­te fOl1tifica las costumbres Imonásticas. Por eso, para conocer las pequeñas prácticas todavía en vigor en nuestra época, bastaría adu­cir al presente 10 que la Madre Chaugy trazó esquemáticamente y sustituir lel nombre de la Santa Madre por el de cualquiera otra Su­periora de un Monasterio actual de la Vis.i,tación. «Cuando se acer­caban las fiestas de la Santísima Virgen (31 :bis), en el Capítulo y en las recreaciones, nuestra digna Madre nos invi,taba mucho a celebrarlas devo.tamente. Pocas fiestas de la Sa.ntísima Virgen se pasaban sin ,que ella no hiciera cantar en las recreaciones algunos cántiCOiS en su honor, y con frecuencia se Qriía, en los días de sus grandes festividad!es, a las N avicias o a otras Hermanas para ir a cantar delante de un cuadro de la Santísima Virgen, o el Mag­nlficat o el Ave Mlaris Stella, demostrando gran devoción en re­petir tres veces este versícu~o: «Monstra te esse Ma.frem». Por las

(29) OeuvI'es ... T. XXVI, pág. 297. ('3{) O"uvres ... T. XXTI, pág. 336. (31) Oeuvres ... T. XXTI, págs. 333, 334. (31 his) Be da permiso para preparan,,, a estas fiestas con Ulla Novena, cada una

~egan su devo-ción. 5

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neoesidades públicas y no públicas procuraba con verdadero inte~ rés que se hicieran novenas y procesiones a la Santisima Virgen; y recomendaba: a las Di,rectoras qUe inculcaran mucho a las ~o­vi,das la devoción a la Madre de Dios,» (32).

La exhortación sobr:e las virtudes que briUaron en el nacünien­to de la Santísima Virgen '110 se borra nunca de la memoria de las Visitandinas; éstas podrían considerarla cOmo el tes1taIllento ma­riano de la Santa Fundadora: «Ciertamente, puesto que hemos re­dbido la dicha inestimable de estar llamadas más especialmente bajo la protección de la Santísilm:a Virg:en más que ninguna otra Religión que haya en la Igllesia de Dios, también tenemos más obligación que ninguna otra en sede devotas y de inlcitarla en sus virtudes, pOl;que nuestro Instituto 'e~tá totalmente dedicado al culto de Dios y ail honor y servicio de Nuestra Señora; por eso, rezamos siempre su Oficio y no otros ... Nuestra Señora no nacerá jamás sino en lOE corazones bien fundamentados en humildad y en cor­dialidad. j Ea, pues, Helrmanas mías, animaos, postrémonos enl tor­no a la cuna: de esta Reina de 10Sl Angeles y Abogada de pecado­res, nuestra querid'a y muy honrada Maestra. Recurramos a su pe­oho maternal que siempre :está abierto y abrasado en caridad; pidá­mosla sus santas y deseadas virtudes, y prot'estémosle que con su asistencia, tra:bajar,emos tanto que nos sea posible adquirirlas, a fin de ser sus hijas, no solamente de nombre, sino también de obra. nios por su dulce bondad, nos dé su gracia para conse-guirlo!» (33). .

* ~:~ *

Más de tres siglos nos separan de la muerte de los F"tmdado­res y 'el ,espíritu mariano que ellos inspiraron a su Orden no cesa de acrecentarse. Desde su adnüs,ión en el lVIonasterio, las Postu­lantes se sienten impregnadas de ese dima espiritual. Las Herma­nas recorren los c1ausltros con el rosario en la Imano, entran en un oratorio de la Santísima Virgen para encol1ll,endarse a 'la Señora ante;; de comenzar un trabajo, dirigen una mirada llena de ter­nura hacia las imágenes de la .Divina Madre ... La formación del Noviciado da a la recién llegada la feliz limpr1esión de habitar en la mor3lda de su Madre celestial.

. T3Imbíén, toda la historia de la Visitación Se caraoteriza por una tradición ll1,ar1ana ininterrumpida desde hace 342 años y cui­dadosamente consignada en el Año Santo. He aquí algunos ras­gos. Sor Claudia María de Villars, del Monasterio de Condrieu

(32) MERE DE CHAUGY: Ste, Jeanne-Fran¡;oise Fl'emyot de Oh",,!,,!. So Vie et ses Oe1>-vres. (Edit. Plan, 1874), T, l. pág. 413. .

(33) Ste, J.-F, de Ohantal., Oe1wres d,ive1'Ses, (Edit. Plan, 1875). T. II, págs. 203, 2015.

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(1624-1703) 'escribió COl1 su sangre: «El sábado de nuestro Retiro, después de la Santa Comunión, me pareció que Nuestro Señor me daba muy especialmente a su Santa Nfadre, no sólo para servirla y honrarla, sino para depender absolutamente ele ella y obrar en todas mis acciones, según mi debilidad e indign,idad, lo que ella querría hacer para glorificar a Dios si ella viviera todavía sobre la tierra. San Pablo dice que los fieles en sus sufrimientos com­pletan lo que falta a la Pasión de Jesucristo; aS!Í es que las ver­daderas hijas y siervas de la 'Madre de Dios deben perpetuar la . vida de la San'tís¡'rnra Virgen cantand0' sus alabanzas y consagran­do sus personas y todas sus acciones al cumplimi'ento de 10's de­se0's de esta gran Reina que en la gloria que posee querría todR­vía, si a Dios pluguiese, revivir sobre la tÍ'erra pma sufrir, humi­llarse y practicar todas las acciones de vlÍrtud y de piedad. Ella me ayudará, así lo 'espero, a practicarlas perfectamente, si yo las hago Con inreneión de entregarle mi nada para honrar y glorificar

·a s.u HiJO y su Dios, en la manera que a él le plazca» (34). Sor 'Magdalena Angélica de la Cruz de Chevriére, muerta en

el IVlonasterio de C;·renoble, 'el afío 1707, a la edad de cincuenta y siete años, de los cuales cuarenta y uno fué profesa, veneraba a la Santísima Virgen de una man'era especial cada día de la semana. Cuando escogía el viernes, .Jaencontramos juntO' a Nues­tra Señora de los Siete Dolores. «El viérnes~escribe ella-la hon­ramos como habiéndasenos dado par Madre en la persona de San Juan al pie de la Cruz; la veneramos pro,fundam1ente bajO' esta cua­lidad, acoi'dándonos de que por esta santa dilección, llegamos a ser los hijos de la Cruz y del Calvario. Es precisO', en ese día, hon­rar todos los sufrimientos de :iVIaría'- rogar a esta div,ina NI adre que' nos haga participantes de dIos y ofrecerle siete actos de virtud en honor de sus lJrincipales dolar,es)) (35).

La venerable lVhudr'e Bárbara María Bouvard, muerta en el Mo­nasterio de lVIans el 13 de septiembre de 1656, a los cuarenta y ocho años de 'edad, y veintiséis de Pr{),fesión, introdujo la costum­bre de que la conversación del v,iernes por la noche fuera empleada en hablar de las grandezas y de las alabanzas de la 1VI1adre de Dios para disponerse a pasar devotamente el sábadO'. Esta Santí­sima Virgen era su socO'rro y su refugio en todas las cosas, y por poco que 'ella tuvvera de asuntO's extraordinarios, ayunaba con fre­cuencia los sábados. Protegida pO'r esta Madre de BO'ndad eUa com­pró 'terrenos, edificó sin apuros el convento de sus Hijas y prote­gida también por Ella evitó el ,incendio de su Monast>erio. Había ya prendido el fuego en él por el incendio de dos casas vecinas, y

(M) Année Sain{.e ... T. VI, pág. 279. (35) Anllée Sa.imte ... T. VIIJI, pág. 168

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eHa pensó, después de algunos actos de resig,nación y de trabajos inútiles, ir a buscar una imagen de la Santísima Virgen con la cual bendijo las llamas, e inmec\liatailTIente se abatieron y el fu'ego se extinguió» (36).

La v·enerableMadl'e :María Constancia de Pra - Ba1aysaux muer­ta en el Monasterio de Dijón en el mes de noviembre de 1746, a la edad de sesenta y ocho años, y cincuenta y dos de Pmnesión, «miraba C.omo una obra de predilección el embellecimiento de una capi.lla del dormitor.io dedicada a la Madre de IDios bajO' el título de Nuestra Seí'íora del Pronto Socorro. Puede ser que .ella hubiese bautizado con tal nombre a este oratorio a continuación del caso siguiente: Hace cinco o seis 'meses-dice---lque viéndonos a punto de tener que pedi,!' dinero prestada para poder vivir, dirigimos nues­tras plegarias a Nuestra Omnipotente Protectora. Mientras .oráha­mas, una persona nos envió cincuenta luises, sin otra condición que enco:mendarla en nuestras ora<CÍones. En nuestra casa, lo es­piritual como 10 temporal, todo se le debe a María, y no podría­mos pasarlo en silencio sin incurrir en la nota de ingratas. Felices seríamos, si publicando sus favores, contrihuímos a acrecentar su culto y su amor)) (37).

En recompensa de tan filial piedad, la Santísima Virg'en se ha mostrado siempre la Madre más amante de la Visitación. No se había terminado aún el mes de julio de 1610 (año de la Fu.nda­ción) cuando Santa Juana de Chantal contraía una fi·ebre continua. El Doclar Grandis meneaba ,la cabeza, no sabiendo a qué reme­dio acudir. Terminó ¡por declarar que sólo Dios podía curada. El Santo Fundador se puso en oración, hizo una promesa a la Santísima Virgen y en seguida la Madre de Chanta1 rec·obró La salud. El cuadro ·en madera colocado en la capilla de .la Galería, cuna del Instituto, es el ·ex voto de esta repentina mejoría (38).

Pero los Anales de la Orden guarda'rán sobre todo el recuerdo de l~ constante intervención de la Divina Madre en la v·ida de San­ta Margarita Maria, confidente, discípula y apóstol del Sagrado Corazón. Por la voluntad forma.! de Nuestro Señor, la Santísima Virgen formó a esta piadosa Visitandina de Parey-le-Monial en la devoción al Sagrado Corazón. Los contemporáne.os afil1man que la Santísima V,irgen tuvo siempre un gran cuidado de ella. Su re­curso en todas las necesidades est8!ba en esta Madre de bondad, que la apartó de muy graves peligros. Por ignorancia de niña elb no osaba dirigirse a su divino Hijo, sino siempre a Ella. To-

(36) Année Sainte." T. IX, p4g. 288. (37) O. c. T. XII. pág. 50. (38) FRANCIS TROC'fW: Sto Franca;s d.e Sales. (Emmanuel Vitte, Lyoll-Pal'is). T. n,

págs. 374 (nota), 38-'1.

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LA VISITACIÓN

dos Jos días le presentaba la corona del Rüsariü que rezaba de ro­dillas desnudas en el suelo, lO haciendo tantas genuflex.iones cuan­tas A veJmarfas rezaba besando el suelo. Pensiünista a los lOcho añüs y medio e·n las Damas Urbanistas de Charolles, cayó enferma dos años después y quedó cuatro años sin poden andar. Los huesos le perforaban la piel. La ofrecieron a la Santísima Virgen, prome­tiéndo:le que, si curaba, sería un día una de sus Hijas. Inmedia­tamente después de hecho el ofrecimiento, se sintió perfectamente restablecida (39).

Desde en'tonces, la santa Mediadora se convirtió de tal modIO Maestra de su corazón, que mirándola como suya, la goberl1aba como estándole totalmente consagrada, la reprendía sus faltas y la enseñaba a meditar. La Santa Religiosa dice que estando sentada para rezar! su Rosario, esta Madre de Bondad se presentó ante ella y le declaró con severidad: «Me extraña, Hija mía, que me sirvas con tanta negligencia)) (40). Estas palabras, aunque. breves~díce Margaáta :Mlaría-dejaron tal ,impresión en mi alma, que aunque yo fuese muy joven, no las he olvidado jamás; me han servido toda mi vida para por,tarme con más respetO' en la oración.

Después de haber curado milagrosamente en 1674, la Santísi­ma Virgen la premió con su presencia y le dijo: «Animo, Hija mía, en. la salud que te doy de parte de mi Hijo; aún tienes que recorrer -largo y penoso camino, siempre sobre la cruz, atraV'esada de clavos y de espinas y desgarrada de azotes. Pero, no temas nada, que yo no te abandonaré, y Ve prometo mi protección» (41).

Tres años más tarde, Santa Margarita María sabrá que la Vi­si,tación forma. la corte de la Madre de Dio,s en el cielo. «He reci­bido-afirma ella en 1677-poderosos efectos de la protección de la Santísima Virgen, el día de su triunfante Asunción: Me mostró una corona que Ella había trenzado de todas sus santas Hijas que habían seguido sus pasos:. y me aseguró que 'quería aparecer con este O'rnamento delante de la Santísima TJ1inidad (42).

No contenta con nlostrarle a Nuestro Señor, la divina Madre se le dió: «En mis ejercicios espirituales del año 1684---escribe Mar­garita María---lnú Sania LibertadoJ;'a me honró con su visita, te­niendo en sus brazos a su divino Hijo, que puso en ,mis manos, diciéndome: «He aquí el que viene a enseñarte 10 que has de ha­cer.)) Entonces ifll,e sentí penetrada de un gozo muy sensible y animada de un gran deseo de acariciarle mucho, 10 cual El me dejó hasta saciarme, y habiéndose agotado mis fuerzas, me dijo: ((¿ Estás ahora contenta? Que esto te sirva para siempre, porque

<39) Vie ele lo. Bienhew'euse ,l!arg¡;erite-JrlMie ;par f)e~ Cont.f'ill1LoOl'aln.es. T, J, :p. 3, P. 6. HO) O. c., ,pág. 6, (41) O. e" pág. 80. ~~2) o. c., pág'S. 101, 105.

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G. CHARBONNEL, M. S. F. S.

quiero que estés abandonada a mi poder, como has visto que yo he hecho ... No debes tener otros movilmi'entos que l.os que yo te dé.» Después--concluye la Santa-, me encontré como en una feli~ impotencia para resistide (43).

En fin" en 1688, el día de la fiesta de la Visitación, la Santísima Virgen dió a las Visitandi:nas el Corazón de su divino Hijo. Santa Margarita M:é\Jr!a refiere las circunstancias maraviUOisas de este fa­vor, el más grande otorgado a su Orden. ((Ha'hi'endo tenida la di­cha de pasar todo el día delan.te del SantísimO' Sa.cramento, mi Sobel".ano Señor se dignó premiar a 'Su ruin esclava con algunas grad,LS particulares de su amoroso Corazón, el cüa1, metiéndome toda dentro de él m,i91110, me dió a gustar lo que yo no puedo explicar. Me parece que se me representó un lugar muy eminente, espacioso y admirable 'en su hermosura, en cuyo centro había un trono de llamas en el que estabaeJ Corazón de Jesús con su llaga. Esta despedía rayos tan ardientes y l<uminosos que iluminaban y enardecían a'que! lugar. La Santísima Virgen estaba a un lado y nuestro Pa,dre San F.ral1'cisco de Sales al otro, con el Santo Pa­dre de l,aCO'lombiére. Lé\s Hijas de la Visitación aparecían en otro lugar, los ángeles buenas a su la.do, teniendO' cada uno un corazón en la mano. La San'tí~ima Virgen nos invitaba con estas palabras mal'ernales: ((Venid, Hijas mías ¡muy amadas, acercaos, que yo quiero haceros depositarias de este precioso tesoro que el div,ino sol de Justicia ha formado en la tíerra virgen de mi corazón, donde El estuvo oculto nuev'e :meses, después de los cuales se mostró a los ihorn,bres, que iDO conocen cuánto vale, le han despreciado por~ que la han visto mezclada y recubierto de su barro, en el cual el Eterno Padre había 'echado toda la basura y corrupción de sus pecados, que luego purificó durante treinta y tres años en los ar­dores del fuego de su caridad. Mas viendo que los hombres, lejos de ,enl,iquecerse y de valerse de un tan 'precioso tesOIro, según los fines para los cual·es se los había dado, ·trataban pO'r el contrario de reducirle a la nada y de exterminarle si hubieran podido de la sobrehaz de la tierra, el Padr,e Eterno, por un exceso de mise­ricOordia, ha hecho servir su malicia para hacerles todavía más útil este oro precioso, el cual, pOor las g'olpes que le dieron en su p[\~ sión, hioieron dr él una moneda inapreciab1e, marcada con el SiBllo de su divinidé\Jd. a fin de que pudiesen pagar sus deudas y nego­ciar el gran asunto de su salvadón eterna. Esta Reina de Bondad, ·en su conversación con la Hijas de la Visitadón, siguió dicién­doles al '11l¡ismo tiempo rlue les mostraba ese divino Corazón:, ((He aquí este divino Tesoro que os ha Sido particularmente man,ifestado

(<13) O. 'c., ,pág. 196.

Page 18: VISIr ACION · 2018. 3. 6. · LA VISIr ACION ORDEN MARIANA (*) C. CHARBONNEL, M. S. F. S. Capellán del Monasterio de la Visitación de Anneqr F UNDADA en Annecy, el domü1go 6 de

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por el tierno amor que mi Hijo tiene a vuestro Instituto, que El mira y ama como a su querido Benjamín; y por eso le quiere enriquecer con esta posesión co.n preferencia a los: otros. Y es pre­ciso que no solalmente lasque 10 componen se enriquezcan con este precioso Tesoro, sino también que distr,ibuyan esta preciasa m!O­neda, sin temor de que les falte, pues cuanto más gasten, más tendrán para gastar» (44).

* * *

De este modo, la Orden de la Visitación, en la persona de Santa Margarita María, ha recibido de la misma Santísima Virgen la misión de confidente, de discípulo y de apósltol del Sagrado Co:­razón. Cuanto más se oonsagra uho al servicio de la Madre de Dios, más nos muestra y nos da Eilla a Nuestro Seño.r'. Devotísima de su oelestial Patrona,la V,isitación ha sido favor'ecida por Ella con la más importante revelación de los tiempos modernos: la del· Sagrado Corazón. Nuestro Señor vino al mundo por María, y por su mediación universal nos' concede sus gracias. Po.r eso se com­prende qué abundosa tiene que sel" la fuente de bendiciones espiri­tuales y te1m!porales de una familia que está puesta bajo el Patro­cinio de Nuestra Señora. Tal es la Visitación, donde se vive a la letra «Todo a Jesús y a nuestro amado prójilmo por María.» La in­tención de San Francisco de Sales y de Santa Juana de Chantal, el No.mbre, la fórmula y la práctica de los Votos, la formación de sus Monjas, el empleo de la jornada, el silencio con las criaturas transformado en cO'loquio cOln Miaría; las oraciones, el oficio y el conj unto de ejerdciosj las enseñanzas de los Fundado.res, una tra­dicióninterna y externa más 'que tres veces secular, glorificada por las apariciones de Parey-le-ilVlonial, hacen de la Visitación una Or­den esencialmente m,ariana.

A la par del Cm'melo tan glorioso y tan floreciente en el mundo entero, particularmente en la patria de San Juan de la Cruz y de Santa Tepesade Avila, a quien San Francisco. de Sales cita con frecuencia en sus obras y la llama «la gran Madre Teresa», los 192 Monasterios de la Visitación de Santa María, de los cuales hay 23 en España y 16 en la América del Sur,' en las Repúblicas de Panamá y de Méjico, constituyen, en la Santa Iglesia, oentros ardientes y seculares de devoción Imariana. Felices las almas que son llamadas y admitidas en ellos. Todas van a Jesús por María y for.mal1, en el Cielo, la Copte de Nuestro Señor y de Nuestra Señora.

(44) 0, c., pág. 279.