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JUNTA DE ESTUDIOS HISTÓRICOS DE LA RECOLETA “La arquitectura para la educación en Recoleta a la luz de la Ley 1420” Arq. Víctor M. Villasuso Sala de Reuniones UNIVERSIDAD DE CIENCIAS EMPRESARIALES Y SOCIALES Ciudad Autónoma de Buenos Aires – 21 de Julio de 2008 Durante la formación del Estado Argentino a finales del siglo XIX, algunas políticas de inclusión social, en particular para la creciente inmigración europea, se desarrollaron con éxito. Para la transformación y aculturización de los recién llegados la Nación dictó leyes referentes a la colonización del territorio, la incorporación de los jóvenes al servicio militar y la que establecía la enseñanza gratuita y obligatoria. La primera presidencia de Julio A. Roca (1880-1886) se caracterizó por la finalización de los conflictos internos y por la implementación de una serie de medidas muy importantes y renovadoras para la época. En relación a la política educativa, la capitalización de la Ciudad de Buenos Aires (Ley 1029 de 1880) produjo una falencia jurídica e institucional (las escuelas ubicadas en ella pasan a depender de la Capital Federal) que se subsanó provisoriamente con la aplicación de la Ley 988 de la Provincia de Buenos Aires, de 1875. El Congreso Pedagógico de 1882 Entre las medidas que Roca tomó se encuentra la convocatoria a un Congreso Pedagógico Sudamericano. Tenía por finalidad hacer un diagnóstico acerca del estado de la educación en la región y en la Argentina en particular. Participaron delegados nacionales y extranjeros y por

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JUNTA DE ESTUDIOS HISTÓRICOS DE LA RECOLETA

“La arquitectura para la educación en Recoleta

a la luz de la Ley 1420”

Arq. Víctor M. Villasuso

Sala de Reuniones UNIVERSIDAD DE CIENCIAS

EMPRESARIALES Y SOCIALES

Ciudad Autónoma de Buenos Aires – 21 de Julio de 2008 Durante la formación del Estado Argentino a finales del siglo XIX, algunas políticas de

inclusión social, en particular para la creciente inmigración europea, se desarrollaron con éxito. Para la transformación y aculturización de los recién llegados la Nación dictó leyes referentes a la colonización del territorio, la incorporación de los jóvenes al servicio militar y la que establecía la enseñanza gratuita y obligatoria.

La primera presidencia de Julio A. Roca (1880-1886) se caracterizó por la finalización de los conflictos internos y por la implementación de una serie de medidas muy importantes y renovadoras para la época. En relación a la política educativa, la capitalización de la Ciudad de Buenos Aires (Ley 1029 de 1880) produjo una falencia jurídica e institucional (las escuelas ubicadas en ella pasan a depender de la Capital Federal) que se subsanó provisoriamente con la aplicación de la Ley 988 de la Provincia de Buenos Aires, de 1875.

El Congreso Pedagógico de 1882

Entre las medidas que Roca tomó se encuentra la convocatoria a un Congreso Pedagógico Sudamericano. Tenía por finalidad hacer un diagnóstico acerca del estado de la educación en la región y en la Argentina en particular. Participaron delegados nacionales y extranjeros y por

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Argentina varios hombres y grupos representativos de la llamada generación pedagógica del Ochenta, la mayoría de ellos enmarcados en la filosofía positivista de entonces. Asistieron al Congreso, entre otros José María Torres, Pedro Goyena, Juan Manuel Estrada, Juan María Gutiérrez, Emilio Lamarca, Paul Groussac, Leandro N. Alem, etc, etc. Con la presidencia del argentino Onésimo Leguizamón y las vicepresidencias del uruguayo J. A. Varela, y el Barón de Macahubas Delegado por Brasil, las conclusiones del 8 de mayo de 1882, plantearon principios generales de la educación del pueblo y de la organización e higiene de los edificios escolares. (1)

La Ley Nº 1420 de 1884

Del Congreso Pedagógico precitado surgieron los principios básicos de la Ley de educación

común Nº 1.420 de 1884. Fue dictada para la jurisdicción de la Capital Federal y los Territorios Nacionales (2), y fue promulgada por el presidente Julio A. Roca y su ministro de Justicia e Instrucción Pública, Eduardo Wilde, el 8 de julio de 1884. La ley estableció los principios fundamentales de la educación (en particular la de nivel primario por la diversificación del sistema educativo) que se implementaron hasta principios de 1990 cuando la influencia de la economía de mercado avasalló los propósitos para los cuales fue sancionada.

Los principios sobre los que la educación se basó eran: 1) la instrucción primaria gratuita, gradual y obligatoria, 2) la creación de jardines de infantes y escuelas ambulantes; 3) que esta respondiera a una finalidad nacional concordante con las instituciones del país y tuviera rentas propias, 4) la implantación de un mínimo obligatorio de materias, condiciones de higiene escolar y organización del cuerpo docente, 5) la obligatoriedad de la vacunación antivariólica y 6) la enseñanza religiosa optativa, es decir la laicidad de la educación.

La enseñanza primaria cobró en este período un notable impulso. La ley fue un instrumento eficaz contra el analfabetismo ya que se crearon cientos de escuelas públicas y se incorporaron varios miles de alumnos a las aulas, mayormente hijos de los inmigrantes recién llegados al país.

También en este cuerpo legal se planteó la necesidad de construir nuevos edificios a través del recién creado Consejo Nacional de Educación (3). Estas pautas normativas fueron reforzadas con el estudio de diferentes códigos de construcción de edificios para la educación. Así se tomaron en cuenta en la oficina técnica del Consejo de Educación y a lo largo de la consolidación del parque edilicio, las experiencias escolares de Estados Unidos, Inglaterra, Alemania, Francia, Bélgica y México.

La arquitectura escolar desarrollada

Para la inclusión social y escolarización de los grupos recién llegados y los analfabetos que habitaban la Ciudad de Buenos Aires se realizaron gran número de edificios escolares (4). Si bien existían varias escuelas, la mayoría eran de carácter privado o religioso y para cumplir con los fines de la Ley 1420 fue imperiosa la construcción de nuevos edificios.

Previo al dictado de la ley (8 de julio de 1884) el Estado Nacional a través de la Comisión Nacional de Educación había inaugurado una parte de los necesarios. Se destaca al respecto una tanda de once edificios entregados al servicio público el 1º de junio de 1884. Ese día, cercana al actual Barrio de Recoleta (5), abre sus puertas la Escuela Elemental ubicada en Centro América (Pueyrredón) entre Tucumán y Parque.

Mejor suerte tiene la Recoleta al poco tiempo de implementarse la Ley 1420. El 3 de octubre de 1886, el Presidente Julio A. Roca y el Consejo Nacional de Educación a cargo del Doctor Benjamín Zorrilla inauguran cuarenta edificios escolares (Fig. 1). La Recoleta, cuya expansión edilicia y poblacional se verificaba con estas aperturas, recibe siete escuelas construídas en: Paraná entre Charcas y Santa Fé, Santa Fé entre Paraná y Montevideo (la “Onésimo Leguizamón”), Cinco Esquinas, Santa Fé entre Ombú y Azcuénaga, Azcuénaga entre Santa Fé y Arenales, Charcas entre Montevideo y Rodríguez Peña, Paraguay entre Montevideo y Rodríguez Peña.

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Fig. 1 Acta de Inauguración de las escuelas finalizadas en 1886. Para dar cumplimiento a la Ley, desde el punto de vista arquitectónico se utilizaron dos

variantes en el diseño de los edificios. Una línea que recurría a organizaciones en planta “tipo” y fachadas simples, siendo esta la mayoría de las construidas. Por lo general eran de uno o dos pisos y contaban con la vivienda del director anexa. Producto de esta idea es el Plan de Edificación Escolar del año 1899. Para ello el Consejo de Educación disponía de tres plantas alternativas “tipo”, que se iban adaptando a las condiciones propias de cada terreno, al igual que la expresión de sus fachadas -normalmente rematadas en un frontón clásico-.

La otra, llamada de las “escuelas-palacio”, que buscaba expresar en las escuelas la importancia dada por el Estado Nacional a la educación. De carácter monumental y con numerosas aulas y dependencias complementarias. Ubicadas sobre grandes terrenos, por su magnificencia y alarde decorativo se destacan como los “templos del saber” porteño. Por caso el “Mariano Acosta” de Balvanera, el antiguo Nicolás Avellaneda y la “Escuela Presidente Roca”, ambas en Plaza Lavalle.

Las Escuela Tipo

En el Barrio de la Recoleta, ambas situaciones tuvieron (y algunas continúan siéndolo) sus

expresiones edilicias. Del primer modo de construcción podemos detectar la Escuela “Gregoria Pérez” de la calle Arenales al 2700. Fue diseñada a finales de 1890 por el arquitecto Joaquín M. Belgrano (Buenos Aires, 1853 - París, Francia, 1901); nombre poco conocido por la historiografía arquitectónica debido a su muerte prematura (Fig. 2). Estudió en la Escuela de Bellas Artes de París. De regreso a Buenos Aires es nombrado Secretario del Consejo de Obras Públicas (1881), Profesor de Arquitectura en la Facultad de Ingeniería (1892) e Inspector General de Arquitectura (1894). Como arquitecto del Consejo Nacional de Educación realizó numerosos edificios escolares en las provincias del norte argentino y en la Capital Federal, la escuela de Cuyo (Sarmiento) 2573 y otra sobre la calle Malabia.

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Fig.2 Arquitecto Joaquín Belgrano Fig.3 Arquitecto Carlos Morra Otro ejemplo de las “escuelas tipo” de finales del XIX, erigidas por el Consejo Nacional de

Educación bajo la dirección del arquitecto italiano Carlos Morra (Fig. 3), es la Escuela “Tomás de Anchorena” sita en Anchorena casi Córdoba. Es de las llamadas “Tipo A”, del Plan de 1899, a ubicarse en terrenos entre medianeras (Fig. 4). Su esquema original constaba de 8 aulas para 42 alumnos, patio cubierto, altas galerías de circulación, servicios sanitarios, dependencias auxiliares y la vivienda del director en planta alta. El edificio se organizaba alrededor de dos patios de recreo abiertos y al final del terreno se ubicaban los espacios para las nuevas actividades curriculares incorporadas en la Ley 1420, un taller para trabajos manuales y un salón de Dibujo y Canto.

Fig. 4 Escuela Tomás de Anchorena

Morra (Benevento, Italia, 1854 - Buenos Aires, 1926) estudió ingeniería y arquitectura en la

Real Academia de Turín. Viene al país en 1881. Trabaja como arquitecto para el Consejo Nacional de Educación desde 1884 hasta mediados de la primera década del siglo veinte. Para este organismo realiza en poco tiempo numerosos edificios escolares entre las que se encuentran varias “escuelas palacio”.

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Fig. 5 Escuela Cornelia Pizarro

Más cercano en el tiempo, para la época del Centenario de Julio de 1916, se incorpora al barrio

la Escuela Primaria “Cornelia Pizarro” (Fig.5), denominada en honor de quien donara su terreno y 150.000 pesos para su edificación (6). Ubicada en Peña casi Laprida, fue diseñada por el arquitecto Juan Abel Waldorp (hijo), (Ensenada, 1885 - Buenos Aires, 1962). Tenía capacidad para trescientos veinte alumnos por turno y se caracterizaba por su austera simpleza y economía en comparación con las edificaciones escolares del momento. Su esquema original contaba con una superficie de 1625 m2 y se estimaba un costo de 78,80 pesos el metro cuadrado y 400,34 pesos por alumno (7). Esta escuela era un ejemplo a seguir, ya que por entonces, las “escuelas-palacio” estaban siendo cuestionadas por la crítica arquitectónica por resultar un “contrasentido”.

Al respecto el arquitecto y director de la publicación “Arquitectura” Enrique Chanourdie apuntaba en su editorial:

“…A nuestro juicio, hasta por razones psicológicas que no debieran habérseles escapado a quienes proponen erigir edificios escolares monumentales, debe concebirse a estos de muy distinta manera.

El edificio escolar debe ser amplio, higiénico, atrayente dentro de una calculada simplicidad; bien concebido en su distribución, tanto del punto de vista de las funciones pedagógicas como de los servicios auxiliares imprescindibles; pero nada más. Un edificio escolar lujoso, nos resulta un contrasentido. Y no nos avenimos a considerar lo monumental exento de lujo.

Se concibe y justifica que el edificio donde funciona una Universidad, o una escuela especial de altos estudios, tenga cierto carácter de monumentalidad. Pero una escuela de primeras letras debe ser, ante todo, de aspecto modesto.

Construyamos, pues, escuelas modestas, en el mayor número posible, que así tendrán estas escuelas la virtud de inculcar en sus educandos su propia característica, siendo ésta seguramente una de las enseñanzas más útiles que llevarán al alejarse de ella.” (8)

Waldorp era graduado en Arquitectura de la Facultad de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales de la UBA, fue arquitecto de la Municipalidad de Buenos Aires en 1910 y Director de Arquitectura de la Provincia de Buenos Aires entre 1911 y 1913. A partir de ese año fue Director General de Arquitectura del Consejo Nacional de Educación, cargo desde el cual proyectó gran cantidad de escuelas sobre todo en la Capital Federal, de las que se destaca el Instituto Bernasconi (1917-29), concebida como la última “escuela-palacio”. Las críticas de quienes buscaban construir mayor cantidad de escuelas, aunque tarde, habían llegado al Consejo de Educación. En la Recoleta, Waldorp edificó además, y en la misma época (1916), la Escuela Municipal “Rafael Herrera Vegas” sita en Av. Las Heras 3096 casi Coronel Díaz.

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Las Escuelas Palacio

Estas escuelas representaron simbólicamente la mayor expresión y peso de las políticas educativas del Estado Nacional en lo que a edificación se refiere. Rodeadas de una fastuosidad y amplitud espacial, esta serie de construcciones marcaron una impronta en la sociedad que hoy se añora. El marco para las actividades pedagógicas llegaba a un súmmun. Eran obras mucho más importantes que la austera arquitectura escolar sarmientina. Esta, si bien había aportado un alto número de edificios, tenía como falencia que la mayoría de ellos no satisfacía las mínimas condiciones de higiene y ventilación. Sus fachadas, dominadas mayormente por un repertorio del Neorrenacimiento italiano, mostraban la pobre participación del Estado en su construcción.

Con la puesta en vigencia de la Ley 1420 algunas escuelas fueron erigidas para expresar el cambio de política educativa y edilicia. Esta nueva mentalidad favoreció al Barrio de la Recoleta y sus alrededores, ya que desde el comienzo de su implementación se vio favorecido con la construcción de varias de estas “escuelas-palacio”.

Este sector de la ciudad ya tenía por entonces un edificio escolar que se construía con los criterios urbano-arquitectónicos característicos de estas construcciones. Era la Escuela “Normal 1” de maestras, el instituto superior para la educación de mujeres más antiguo del país. El edificio, de gran porte y rasgos medievalistas, ocupa la centralidad de la manzana de las calles Córdoba, Riobamba, Ayacucho y Paraguay (Fig. 6) Diseñado por Ernesto Bunge (Buenos Aires, 1839 – id. 1902) (Fig. 7) en 1880, luego es ampliado por Francisco Tamburini e inaugurado en 1893.

Fig. 6 Escuela Normal de Maestras

Fig. 7 Arquitecto Ernesto Bunge Con su presencia estos grandiosos edificios realzaban la urbanidad de sus entornos.

Incorporaban esquemas organizativos de otras tipologías, como la de los “hôtels particuliers” o los palacios que los barrios del Norte porteño presentaban. Se utilizaban dobles alturas en sus espacios

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interiores, daban un tratamiento clásico a la fachada (basamento, desarrollo y remate) y empleaban elementos decorativos pertenecientes a los estilos historicistas del momento, todo para generar la magnificencia que los destaca.

Una de las primeras que marcaron el inicio de esta tendencia se encuentra en Recoleta; la Escuela “Petronila Rodríguez” (Fig.8). Construida entre 1884-89 está ubicada en la calle Pizzurno entre Marcelo T. de Alvear y Paraguay. Fue realizada por Carlos A. Algelt (Buenos Aires, 1855 – Berlín, Alemania, 1937) (Fig.9), arquitecto graduado en la Real Academia de Berlín quien tuvo como colaborador a su primo Hans. Algelt se especializó en arquitectura escolar siendo el profesional de la época que más escuelas construyó en el país, a él se deben mas de 80 escuelas.

Fig. 8 Escuela Petronila Rodríguez

Fig.9 Arquitecto Carlos Altgelt Se la diseñó a partir de dos grandes bloques utilitarios, el cuerpo central (de tres pisos) estaba

destinado a museo y biblioteca escolares, y a la izquierda la escuela, organizada en dos plantas y con un esquema de “L”. El tratamiento plástico y formal de sus fachadas muestra un estilo “renacimiento alemán”, donde los accesos principales se acentúan con sus cariátides y ménsulas antropomorfas.

Al poco tiempo de inaugurada fue utilizada como sede de Tribunales y en 1894 retoma su uso original. Allí funcionó entre 1903 y 1979 en Consejo Nacional de Educación y en la actualidad se encuentra el Ministerio de Educación.

El modelo implementado con la ejecución de la Petronila Rodríguez se repitió en sus alrededores. Y 1885 es un año donde ven la luz varias de estas edificaciones de gran porte. Francisco Tamburini construye la “Nicolás Avellaneda” frente a la Plaza Lavalle y el “Mariano Acosta” en Balvanera, aunque este era para la formación de Profesores. Ese año se inician dos ejemplos en el barrio que se inauguran para octubre de 1886, la Escuela “Benjamín Zorrilla” sita en Libertad 1312 y Juncal (llamada de Cinco Esquinas) y la denominada “Onésimo Leguizamón”.

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La Escuela de Cinco Esquinas (Fig. 10), actual “Domingo Faustino Sarmiento”, fue realizada por los ingenieros P. Lebeau e I. Muñoz. Es un edificio de dos plantas en sus alas laterales y tres niveles sobre la esquina, tomada por un volumen cilíndrico que marca su acceso principal. Incorpora a su ecléctica fachada elementos del academicismo Beaux Arts con hibridaciones italianizantes, tal como se difundían en la década de 1880. Esta escuela, (al igual que precitada Escuela Avellaneda y la Escuela “Ángel Gallardo” de la calle Ayacucho 1849), es modificada y reconstruidas sus fachadas e ingreso, en 1936, cuando Alberto Gelly y Cantilo, por entonces director de Arquitectura Escolar del CNE, genera un plan de recambio de la imagen de la escuela pública. Surgen así las escuelas que exhiben un lenguaje racionalista, blanco y despojado de toda ornamentación. De esta manera se afirmaba un rol modernizador del Estado y el carácter laico de la educación.

Fig. 10 Escuela Cinco Esquinas

La Escuela “Onésimo Leguizamón” (Fig. 11) proyectada por Carlos Morra y Raymundo Battle

es otra de las importantes estructuras con que el Consejo Nacional de Educación equipó a un barrio en vertiginoso crecimiento poblacional. Diseño con una alta compacidad, basado en la utilización de pequeños patios de ventilación se destaca por su austeridad de carácter italianizante. A diferencia de las anteriores, la importancia dada a las galerías y vestíbulos interiores para la interrelación de los alumnos, muestra lo exiguo del terreno elegido para tan importante construcción.

Fig.11 Escuela Onésimo Leguizamón

De los mismos autores ese año se inaugura la Escuela Sarmiento sobre la avenida Callao. Luego

se produce un impasse en la construcción de este tipo de escuelas, hasta que Carlos Morra accede al cargo de Arquitecto Inspector (Director) en 1899. Es así que bajo su jefatura se encara un nuevo

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Plan de Edificación generando otras destacadas “escuelas-palacio”: la “Bernardino Rivadavia” (1901), la “Presidente Mitre” (1902) desfigurada y transformada en centro comercial en 1992, y la “Presidente Roca” (1903) (Fig. 12) cristalizada como Escuela Modelo del Consejo Nacional de Educación. Años más tarde, en 1917, Juan Abel Waldorp (hijo) comenzaba la Escuela Bernasconi (Fig.13) en la zona sur de la ciudad de Buenos Aires y cuando se aproximaba el final de esta experiencia pedagógica-edilicia.

Fig. 12 Escuela Presidente Roca

Fig. 13 Escuela Bernasconi

NOTAS 1. En relación a la organización de los edificios el Congreso Pedagógico Sudamericano dispuso: Sobre principios generales de educación del pueblo y de la organización e higiene escolares

Sexta a) En las escuelas comunes de las grandes agrupaciones urbanas no se permitirá que el número de grados o clases exceda al de maestros y salones. b). Las escuelas comunes deben ser provistas con los muebles, útiles y objetos que requieran, para la enseñanza, las doctrinas sancionadas por este Congreso.

Séptima

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b) Es necesario que sean establecidas las escuelas en edificios propios y construidos según la arquitectura escolar moderna. c) Mientras no se construyan edificios propios adecuados para escuelas, es necesario proceder a la reforma de los actuales. d) La inspección médica debe ser consultada en todo lo que se refiere a la construcción de edificios escolares, y sus respectivos enseres. e) Cada alumno dispondrá, en el salón de la escuela, de un metro de superficie y seis de capacidad cúbica, no debiendo haber en cada salón más de cincuenta alumnos. f) Los pupitres escolares deben ser de un solo asiento y, mientras esto no fuese posible, no debe permitirse el uso de mesas pupitres para más de dos alumnos. g) Los pupitres deben adaptarse a tres o cuatro alturas distintas, convenientemente graduadas y con la inclinación correspondiente. h) Debe haber en las escuelas aparatos de calefacción y ventilación. 2. En 1884 los Territorios Nacionales eran diez y abarcaban una extensión considerable del país: Chaco, Chubut, Formosa, La Pampa, Los Andes, Misiones, Neuquén, Río Negro, Santa Cruz, Tierra del Fuego. 3. En relación a la disposición, ubicación y construcción de edificios la Ley 1420 explicitó: Art. 5º: La obligación escolar supone la existencia de la escuela pública gratuita al alcance de los niños de edad escolar. Con tal objeto, cada vecindario de mil a mil quinientos habitantes, en las ciudades, o trescientos a quinientos en las colonias y territorios nacionales, constituirá un distrito escolar, con derecho, por lo menos, a una escuela pública donde se dé en toda su extensión la enseñanza primaria que establece esta ley. Art.13º. En toda construcción de edificios escolares y de su mobiliario y útiles de enseñanza deben consultarse las prescripciones de higiene… Art.21º: En cada escuela pública se abrirá también cada año un libro de estadística de la escuela, destinado a consignar, con relación a esta, las condiciones del edificio, reparaciones que necesita, inventario y estado de los muebles… Art.44º: Constituirán el tesoro común de las escuelas: Inc. 15º Las sumas que el Congreso destine anualmente en el presupuesto general para pago de sueldos y gastos del Consejo Nacional de Educación, y especialmente para el sostén de las escuelas públicas de la capital, territorios y colonias nacionales, costo de edificios, mobiliario, útiles y libros. Art.48º: Las municipalidades de la capital, colonias y territorios nacionales proporcionarán los terrenos necesarios para los edificios de las escuelas primarias, y en caso de carecer de ellos o de no poseerlos en sitios convenientes, contribuirán a su adquisición con una tercera parte de su valor. Art.57º: Son atribuciones y deberes del Consejo Nacional de Educación: Inc.24º Autorizar la construcción de edificios para las escuelas u oficinas de la educación común y comprar bienes raíces con dicho objeto, de acuerdo a los requisitos establecidos por la ley de contabilidad y con aprobación del Poder Ejecutivo. Inc. 25º Hacer las gestiones necesarias para obtener los terrenos que necesiten las escuelas públicas. 4. El primer Censo Escolar de carácter nacional de 1883, mostró que de los 597.769 niños en edad escolar sólo el 29,3% asistía a clase. Brandariz “ La arquitectura escolar…” pág. 33. 5. A los efectos de este trabajo se toman los límites actuales del barrio de Recoleta y las manzanas aledañas en un radio de 300 metros, distancia posible a las escuelas para que los alumnos lleguen caminando. Algunas pertenecen a los actuales barrios de Retiro, Balvanera y Palermo. 6. El costo del edificio según el presupuesto oficial fue de 128.109,51 $, por lo que el legado de la señora Pizarro sirvió además para equipar en parte la escuela. Separata “Arquitectura” Revista Técnica Nº 107, Ago-sept. 1916 pág. 92. Esta escuela se denomina actualmente “C. y F. Pizarro y M. Pizarro y Monje”, es la Nº 24 del D.E. 1º.

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7. Por entonces los valores estimados para las obras escolares del Consejo Nacional de Educación eran: precio por metro cuadrado entre 95 y 121 pesos; por alumno entre 436 y 653 pesos. Separata “Arquitectura” Revista Técnica Nº 107, Agosto - septiembre. 1916 pág. 92. 8. Editorial “Edificios Escolares Monumentales”. Separata “Arquitectura” Revista Técnica Nº 102, Enero-Febrero, 1916. BIBLIOGRAFIA ALBERGUCCI, Roberto. “Educación y Estado” Organización del Sistema Educativo”. Editorial Docencia, Fundación Universidad a Distancia “Hernandarias”, Buenos Aires. 1996. BRANDARIZ, Gustavo A. “La arquitectura escolar de inspiración sarmientina”. UBA, FADU Serie Ediciones Previas Nº 19. Buenos Aires. 1998. SOCIEDAD CENTRAL DE ARQUITECTOS .Separata “Arquitectura” Revista Técnica. Números varios.