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Variación dialectal en árabe marroquí: əl-hara š-šāmālīya u la-hḍṛa l-maṛṛāīya Pablo SÁNCHEZ * Ángeles VICENTE * Introducción Debemos remontarnos a los siglos XVII y XVIII para encontrar algunas de las obras más antiguas que se pueden considerar pioneras en los terrenos de la lexicografía y la gramática del árabe marroquí 1 . Igualmente, a finales del siglo XIX y comienzos del siguiente apareció un número interesante de trabajos de dialectología marroquí que aportaron más datos sobre el árabe vernáculo de Marruecos. Posteriormente, en la época de los Protectorados francés y español en Marruecos (1912-1956), el estudio del árabe marroquí vivió una época de esplendor 2 , aunque el conjunto de su geografía no llegó nunca a describirse de manera sistemática, una tarea que sigue pendiente a día de hoy. Fue en esta época cuando se escribieron algunas de las obras clásicas, especialmente por parte de los lingüistas franceses, quienes, desde * Universidad de Zaragoza. * Universidad de Zaragoza. Este artículo se ha realizado en el marco del proyecto de investigación Fronteras lingüísticas y factores sociales: perspectivas sincrónicas y diacrónicas de la región del Magreb, Ministerio de Economía y Competitividad, FFI2011- 26782-C02-01. 1 Algunos ejemplos de estas obras son: la titulada Relation de la captivité du Sr. Moüette dans les royaumes de Fez et de Maroc, publicada en 1683, que tiene un anexo compuesto por un glosario francés-dārīža en grafía latina, con una transcripción muy rudimentaria y titulado Dictionnaire arabesque (pp. 330-362); y la descripción del árabe marroquí, en concreto sobre el árabe de Tánger, escrita por Franz Lorenz von Dombay y titulada Grammatica linguae mauro-arabicae: juxta vernaculi idiomatis usum. Accesit vocabularium latino-mauro- arabicum. Se publicó en 1800 y contiene los ejemplos en grafía árabe, así como sus correspondientes transcripciones y traducciones latinas. 2 Véanse, entre otros, Lerchundi 1872 y 1892, Socin 1893 y Marçais 1911.

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Variación dialectal en árabe marroquí: əl-haḍra š-šāmālīya u la-hḍṛa l-maṛṛākšīya

Pablo SÁNCHEZ* Ángeles VICENTE*

Introducción

Debemos remontarnos a los siglos XVII y XVIII para encontrar algunas de las obras más antiguas que se pueden considerar pioneras en los terrenos de la lexicografía y la gramática del árabe marroquí1. Igualmente, a finales del siglo XIX y comienzos del siguiente apareció un número interesante de trabajos de dialectología marroquí que aportaron más datos sobre el árabe vernáculo de Marruecos. Posteriormente, en la época de los Protectorados francés y español en Marruecos (1912-1956), el estudio del árabe marroquí vivió una época de esplendor2, aunque el conjunto de su geografía no llegó nunca a describirse de manera sistemática, una tarea que sigue pendiente a día de hoy. Fue en esta época cuando se escribieron algunas de las obras clásicas, especialmente por parte de los lingüistas franceses, quienes, desde * Universidad de Zaragoza. * Universidad de Zaragoza. Este artículo se ha realizado en el marco del proyecto de

investigación Fronteras lingüísticas y factores sociales: perspectivas sincrónicas y diacrónicas de la región del Magreb, Ministerio de Economía y Competitividad, FFI2011-26782-C02-01.

1 Algunos ejemplos de estas obras son: la titulada Relation de la captivité du Sr. Moüette dans les royaumes de Fez et de Maroc, publicada en 1683, que tiene un anexo compuesto por un glosario francés-dārīža en grafía latina, con una transcripción muy rudimentaria y titulado Dictionnaire arabesque (pp. 330-362); y la descripción del árabe marroquí, en concreto sobre el árabe de Tánger, escrita por Franz Lorenz von Dombay y titulada Grammatica linguae mauro-arabicae: juxta vernaculi idiomatis usum. Accesit vocabularium latino-mauro-arabicum. Se publicó en 1800 y contiene los ejemplos en grafía árabe, así como sus correspondientes transcripciones y traducciones latinas.

2 Véanse, entre otros, Lerchundi 1872 y 1892, Socin 1893 y Marçais 1911.

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entonces, se han considerado los padres y principales referentes de la dialectología marroquí y magrebí3.

Tras la independencia de Marruecos, los estudios de esta disciplina recibieron un nuevo impulso, sobre todo en el último cuarto del siglo XX, siendo Dominique Caubet una de sus principales artífices. A través de su trabajo como docente e investigadora en el INALCO de París y en otros cen-tros de investigación donde ha ejercido su labor, Dominique Caubet ha puesto todo su empeño durante décadas en darle al árabe marroquí el estatus que merece como lengua vernácula y vehicular de Marruecos, como lengua minoritaria de Francia y como herramienta indiscutible en la creación artística4.

En este trabajo vamos a seguir una de las líneas de investigación que predominó en las primeras obras de Dominique Caubet, la dialectología comparada, para lo cual presentamos un análisis de algunas variables con-cretas y sus diferentes realizaciones en dos zonas de Marruecos: la región noroccidental, concretamente, la ciudad de Tetuán y su colindante zona rural, conocida con el topónimo de Jbala, y la ciudad de Marrakech, en el sur del país.

Ambas regiones son muy distintas lingüísticamente hablando, pero presentan una característica común que consiste en diferenciarse de la varie-dad marroquí que vamos a considerar en este trabajo el marroquí “estándar”5 a efectos de comparación, es decir, la variedad hablada en el centro del país y más o menos coincidente con la de la ciudad de Casablanca.

Son muchos los especialistas que han hecho referencia a la existencia de una “koiné” en formación o de una variedad normativa o “estándar” en el panorama lingüístico marroquí, entre ellos la propia Dominique Caubet o Simon Lévy6. Una variedad que nunca ha sido descrita de manera sistemática y que no siempre se ha identificado de la misma manera, pues mientras para Colin consistía en los dialectos de las grandes ciudades del norte del país7, en

3 Sin la intención de ofrecer una lista exhaustiva, citamos algunos de estos trabajos: Alarcón y

Santón 1913, Brunot 1920, 1921, 1923, 1928, 1930, 1936, 1950 y 1931-1952, Cantineau 1950, Colin 1921, 1930, 1935 y 1955, Destaing 1937 y 1935-1945, Lévi-Provençal 1922, Loubignac 1952, Marçais 1912, Mercier 1951 y Singer 1958a y 1958b.

4 Véase el capítulo al inicio de este libro que recoge las publicaciones de Dominique Caubet. 5 El entrecomillado de las voces estándar y koiné en este trabajo responde al hecho de la

inexistencia de una variedad normativa de la dārīža marroquí consensuada y de ámbito general.

6 Véase Caubet 1998: 165 y Lévy 1998: 11, donde se denomina respectivamente “koinè en voie de formation” y “koiné marocaine en voie d’unification rapide”.

7 Véanse las palabras del propio Colin al referirse a la transcripción en caracteres latinos que hizo de algunos cuentos escritos en grafía árabe por un informador de Tánger “cette langue qui a été normalisée de façon à représenter le dialecte moyen parlé et compris dans les grandes villes du Nord: Rabat, Salé, Méknès et Fès”, Colin 1955: préface.

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la actualidad se identifica grosso modo con el dialecto de Casablanca8, como señalábamos antes, así según Aguadé “the Arabic of this town is now the normative dialect used for instance in radio and television and therefore the most widespread in the country” (cf. Aguadé 2003: 301).

En este trabajo, nuestro objetivo es tratar de demostrar que el uso de una variedad “estándar” unificada no puede generalizarse a las regiones más alejadas del centro del país, aunque sea cierto que existe cierta nivelación lingüística debida, sobre todo, a la influencia de los medios de comunicación entre otros factores.

Con ello tratamos de demostrar la gran variación dialectológica que existe dentro de la dārīža marroquí y la supervivencia de algunos rasgos muy locales en determinadas regiones, pese a la inexorable desaparición en oca-siones de algunos de ellos con la consiguiente homogeneización y empo-brecimiento de esta lengua.

Es importante dejar claro que esta variación dialectal no impide la intercomprensión entre los habitantes de las diferentes regiones del país; simplemente estas peculiaridades permiten en muchas ocasiones identificar el origen geográfico del hablante, sobre todo entre los de origen rural, lo que provoca una estigmatización social que muchas veces se trata de evitar acomodándose a las variedades más extendidas9, y que no ha de ser forzosamente la pretendida “koiné” marroquí. Todo ello provoca la introducción de algunos rasgos exógenos en las hablas más locales y la paulatina nivelación dialectal de estas variedades vernáculas en dos di-recciones: una a nivel nacional y otra a nivel local, siendo frecuentemente esta última la que tiene más éxito.

Comenzaremos describiendo el proceso de arabización de cada una de las regiones aquí analizadas, para después comparar los rasgos dialectales que las caracterizan y, a su vez, diferencian de la variedad “estándar”.

En ambas zonas estudiadas existe, por supuesto, toda una variación diastrática según diferentes categorías (edad o sexo, por ejemplo) que tiene como consecuencia la presencia de diferencias de tipo sociolingüístico.

8 Para algunos autores como Abderrahim Youssi, esta “koiné” o variedad “estándar” no

corresponde a ningún dialecto concreto, sino que son los hablantes quienes la forman paulatinamente: “En l’absence d’une variété linguistique, qui soit à la fois formelle, nationale et officielle, desservant conjointement les fonctions de l’oral et de l’écrit, les usagers ont élaboré cette variété d’AMM [Arabe marocain moderne] qui, comme on le verra plus loin, non seulement instaure le continuum qui faisait défaut entre l’arabe dialectal et l’arabe littéral, mais en vient à incarner le modèle de la variété standard de l’oralité”, Youssi 1992: 23.

9 Es por ello que se trata de un proceso que se observa con mayor intensidad en la región del noroeste, por estar más estigmatizada lingüísticamente, que en Marrakech (dialecto de tipo urbano y que comparte numerosos rasgos con el de la región central del país).

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Haremos las referencias oportunas llegado el caso, aunque este aspecto no será tratado de manera exhaustiva en este trabajo.

1. əl-haḍra š-šāmālīya El proceso de arabización del noroeste del actual Marruecos presenta

ciertas particularidades en relación con el resto del país, lo que ha provocado una evolución lingüística ligeramente diferente.

Basándonos en hechos históricos podemos afirmar que la arabización de esta región se produjo en dos etapas distintas. La primera tuvo lugar en el momento de la dispersión de los primeros descendientes de Idris I por la zona desde finales del siglo VIII y continuó en el siglo X debido a la gran influencia ejercida por Al-Andalús en los territorios del otro lado del Estre-cho de Gibraltar. Este influjo llegaría principalmente a partir de la ciudad de Ceuta, totalmente dominada por el modelo andalusí y considerada centro cultural y religioso de gran relevancia en la época.

Como es evidente, esta arabización triunfó después de un obligado perio-do de interacción y adaptación lingüística con la lengua primigenia de la región que era el amazige, la cual siguió siendo la lengua de comunicación durante mucho tiempo en algunas de estas regiones, sobre todo en las áreas rurales, aunque paulatinamente se fuera renunciando a ella en favor de una lengua más prestigiosa socialmente, como era el árabe vernáculo.

En cuanto a la segunda fase de arabización de la zona, se produjo con la masiva llegada de andalusíes a la región, al parecer ya desde mucho antes de la caída de Granada en manos de los Reyes Católicos. El Reino Nazarí llegó a su fin y, con ello, la existencia de Al-Andalús y, tras la señalada fecha de 1492, la población mudéjar o morisca, dependiendo de la fecha, siguió cruzando el Estrecho, quienes se convertirían en la pequeña burguesía de las zonas urbanas.

Por todo ello, hablamos de una segunda arabización de esta región del norte marroquí que, por supuesto, nada tiene que ver con la llegada desde Oriente de las tribus beduinas, los Banū Hilāl, Banū Sulaym y Banū Maʕqil, a distintos puntos del Magreb entre los siglos XI y XIII, y cuya instalación tuvo escasas posibilidades de repercutir lingüísticamente en la zona noroccidental del actual Marruecos, ya que ésta tuvo lugar principalmente en las regiones orientales y meridionales.

Es imposible establecer unos límites geográficos concretos sobre la extensión actual de esta variedad noroccidental de la dārīža, ya que, como han demostrado numerosas veces los estudios de geografía lingüística realizados en el mundo arabófono, para poder delimitar algunas isoglosas tenemos que contar con los movimientos de población y otros factores

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extralingüísticos. Es por esto por lo que solo a veces podremos establecer fronteras lingüísticas, normalmente inconsistentes.

Así las cosas, diremos que grosso modo podemos hacer coincidir la zona en la que se habla əl-haḍra š-šāmālīya con la región que formó parte del Protectorado español en Marruecos entre 1912 y 195610, aunque, como es evidente, ambas circunstancias no están relacionadas y solo aludimos a ello por motivos prácticos11.

Si consideramos la división administrativa actual de Marruecos, əl-haḍra š-šāmālīya es la variedad del árabe marroquí que se habla en las regiones de Tánger-Tetuán, de Taza-Taounate-Alhucemas12 y en la ciudad de Ceuta. Se caracteriza por la presencia de características particulares en todos los niveles estructurales de la lengua, es decir, tanto a nivel fonético como de la morfo-sintaxis, del léxico e incluso de la prosodia, que la distinguen del árabe marroquí que se habla en otras regiones del país. Los rasgos que vamos a describir no pertenecen a una variedad concreta, más bien se trata de un conjunto de características comunes que pueden considerarse discriminantes dialectales pues diferencian esta variedad norteña de lo que los habitantes de la región llaman əl-haḍra t-tāxīlīya, es decir, cualquiera de las otras variedades del marroquí del centro y del sur del país13. Aunque se ha avanzado mucho en los últimos años, esta región marroquí no está en la actualidad estudiada a fondo desde un punto de vista lingüístico.

Además, la variedad noroccidental de la dārīža, o əl-haḍra š-šāmālīya14, no es homogénea pues en ella encontramos cierta variación dialectal debida básicamente al distinto tipo de hábitat (rural vs. urbano) o la mayor o menor

10 No obstante, algunas de las tribus del sur de Jbala pertenecían al territorio del Protectorado

francés, y fue precisamente en ellas donde se realizaron los primeros estudios dialectales de la región, véanse Colin 1921 y Lévi Provençal 1922.

11 Conviene especificar que una de las características de esta variedad norteña de la dārīža es la impronta que ha recibido de la lengua española, por lo que la coincidencia con la zona de influencia de esta lengua no es del todo desatinada.

12 Sobre el territorio que abarcan estas dos regiones véase: http://www.maroc.ma/PortailInst/Fr/ MenuGauche/Portrait+du+Maroc/R%C3%A9gions/Les+r%C3%A9gions+du+Royaume.htm (consultado el 28 de agosto de 2012).

13 Es decir, ciertos rasgos muy locales característicos sobre todo de las variedades rurales de la región no serán descritos, aunque cuando lo consideremos oportuno podremos hacer referencia a alguno de ellos. Esto se debe a que no representan la variedad š-šāmālīya, sino más bien la variedad ž-žəblīya.

14 Aunque la expresión empleada en árabe para esta variedad signifique “habla septentrional”, tenemos que advertir que se refiere exclusivamente a la zona noroeste del país, pues la región arabófona del noreste (la ciudad de Oujda, por ejemplo) tiene unas características dialectales diferentes y nunca se le aplica esta expresión. Sobre los dialectos árabes de la región noreste, Peter Behnstedt y Mostafa Benabbou han afirmado que “paraissent former un groupe dialectal marocain indépendant”, Benabbou / Behnstedt 2002: 12; véase también Behnstedt / Benabbou 2005.

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influencia de la lengua amazige, siendo las hablas del este de la región las más afectadas por este influjo. Todos los dialectos aquí hablados son de tipo prehilalí, es decir, árabe vernáculo sedentario, los cuales a su vez pueden ser de tipo mdīni o žəbli.

Entre los dialectos de tipo mdīni, citaremos, por ejemplo, el de la medina de la ciudad de Tetuán que en la actualidad se limita solo a unas pocas familias (cf. Vicente 2009)15, y que presenta bastantes similitudes con los hablados en otras viejas medinas tradicionales, como pueden ser las de Rabat o Fez16.

En el resto de la ciudad de Tetuán, el aumento de población en algunos barrios, como Dersa y Mūlāy Ḥasan, y el hecho de que pequeños barrios periféricos con una elevada densidad de población, normalmente de origen rural, hayan pasado a ser parte integrante de Tetuán, han tenido como consecuencia la mezcla de población de diversos orígenes y una interacción lingüística cuyo resultado ha sido la aparición de una variedad urbana, diferente de los dialectos tradicionalmente locales, es decir, tanto del tipo mdīni como del žəbli, y que mezcla rasgos locales con otros de procedencia exógena.

Esta situación es muy similar a la que viene ocurriendo en otras ciudades marroquíes, cuyo resultado ha sido la aparición de lo que se ha denominado “árabe marroquí urbano”, pero la diferencia con la situación de Tetuán es la escasa influencia en esta última de los dialectos hilalíes o de tipo beduino, y el mantenimiento de algunos rasgos típicamente septentrionales, identificados como tal en el resto de Marruecos.

En cuanto al segundo tipo, los dialectos árabes de tipo žəbli, son todos los hablados en la región rural de Jbala17, la cual se extiende desde el Estrecho de Gibraltar hasta el corredor de Taza, englobando las montañas del Habt y el valle del Ouargha18. Todos ellos presentan unas características comunes que los identifican como dialectos de tipo žəbli y, a su vez, los diferencian de los

15 Este dialecto ha sido objeto de pocos estudios, véase Singer 1958a, 1958b, 1996, Herrero

1994, 1996 y Vicente 2009. 16 Sobre estos dialectos, véanse los trabajos de Messaoudi 1998 y de Caubet 1998. 17 Algunos trabajos sobre la región de Jbala son: Taza: Colin 1921, Behnstedt / Benabbou

2002, Behnstedt 2003; Ouargha: Lévi-Provençal 1922; Anjra: Vicente 2000; Chaouen: Moscoso 2003, Natividad-Rahmouni 1996, Natividad 1998; Ourtzagh: Ziamari / Barontini 2008.

18 Existen otras variedades “montañesas” en el norte marroquí además de las habladas en la región de Jbala. Se trata de los dialectos vecinos de los Ġmāra y los Senhaja, unos localizados al norte de Chaouen hasta las orillas del Mediterráneo, y los otros al este limitando con las primeras zonas berberófonas del Rif. Ambos siguen sin haberse estudiado por lo que no podemos afirmar ni su similitud ni su diferencia con los de la zona vecina de Jbala. Aunque no están descritos, es lógico considerarlos parte de la llamada əl-haḍra əš-šāmālīya.

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hablados en las ciudades de la región19, pero también presentan muchos de los rasgos típicos de la región y que constituyen əl-haḍra š-šāmālīya.

Es decir, encontramos dos situaciones distintas: existen, por un lado, algunos rasgos de la variedad mdīni tetuaní o de las variedades rurales en claro proceso de desaparición y, por tanto, relegados a sociolectos concretos como puede ser el habla femenina, y, por otro, algunas características propiamente norteñas y realizadas normalmente por toda la comunidad de lengua que distingue los dialectos marroquíes septentrionales de las demás variedades marroquíes. Estas últimas son las que sobreviven sin perjuicio de la llegada a la zona de otros rasgos lingüísticos más prestigiosos.

2. la-hḍṛa l-maṛṛākšīya El Marruecos meridional está mucho menos explorado dialectológi-

camente hablando que el norte del país. De hecho, a día de hoy disponemos de relativamente pocos datos sobre un amplio conjunto de variedades vernáculas del sur, entre ellas el árabe hablado en Marrakech. Se trata de un hecho paradójico desde el momento en que Marrakech es la cuarta urbe marroquí en número de habitantes. Su dialecto musulmán (no así el sociolecto judío, estudiado por S. Lévy20) no ha sido, todavía a día de hoy, objeto de un estudio minucioso.

Así las cosas, para comprender la situación actual de la-hḍṛa l-maṛṛākšīya hay que tener en cuenta múltiples factores, entre ellos, y de manera destacada, la historia de Marrakech y los numerosos movimientos demo-gráficos que han tenido lugar en la zona desde la fundación de esta ciudad, a finales del siglo XI.

Los primeros cimientos de esta nueva urbe respondían a las necesidades propias del rápido fortalecimiento del movimiento almorávide, ya que nece-sitaba situar su centro de acuartelamiento y actuación en una región más septentrional en su avance hacia el norte. El rápido crecimiento de la urbe en sus inicios se debió claramente a la prosperidad comercial de la época en la que las caravanas de los ejes sur-norte (que conectaban el Bilād Assūdān con el Magreb occidental y Al-Andalús) y este-oeste (que unían Próximo Oriente 19 Tampoco los dialectos de Jbala son homogéneos entre sí. Existen algunas diferencias entre

ellos debidas, sobre todo, a la mayor o menor influencia sustrática o adstrática de otras lenguas, como el árabe andalusí, distintas variedades del bereber u otra variedad del marroquí. En este sentido hablaba Lévi-Provençal cuando afirmó que la población estudiada por Colin en los alrededores de Taza en 1921 tenía una mayor influencia del bereber, mientras que la población del valle del Ouargha estudiada por él sufría una mayor influencia del marroquí conocido como ʕrūbi, lo que provocaba las diferencias entre ambos dialectos, Lévi-Provençal 1922: 18.

20 Véase Lévy 2009: 345-359.

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y Egipto con el Magreb occidental y Al-Andalús) se encontraban en su cenit de actividad. Esta bonanza económica hizo que Marrakech se convirtiera en el polo de atracción para figuras notables de la intelectualidad de la época, comerciantes con numerosas posibilidades en sus negocios, y jefes retirados de los ejércitos del poder central21.

Aunque el carácter poco urbano del sur de Marruecos y el gran número de zonas montañosas, refugio berberófono por excelencia, impidieron un desarrollo de la arabización tan precoz como el del norte22, zona parcialmente arabófona desde épocas tempranas por el constante flujo de tropas23, pudo haber importantes grupos arabizados en la ciudad que constituyeron el primer sustrato de árabe (de tipo sedentario y que difícilmente es rastreable a día de hoy24). Los constantes vínculos que mantenía el norte marroquí con Marrakech pudo ayudar a que ciertos rasgos sedentarios septentrionales pu-dieran llegar a introducirse en la ciudad. En cualquier caso debemos ser precavidos y no apuntar que aquella característica coincidente con ǝl-haḍra š-šāmālīya que se perciba en Marrakech sea necesariamente fruto de esta primera época, pues no hay que descartar otras vías25.

El hecho histórico que marcó más profundamente el uso de las lenguas vernáculas en Marrakech (y, por ende, en todo el sur de Marruecos) y fue decisivo en la caracterización de la-hḍṛa l-maṛṛākšīya fue la llegada de tribus arabófonas del Oriente islámico durante los siglos XII y XIII. Aun así, diferentes procesos de arabización y berberización posteriores han marcado la constante del Marruecos meridional, como las frecuentes hambrunas y epidemias que asolaron las regiones del Haouz y la zona conocida como Rehamna (a escasos kilómetros de Marrakech), que tras la peste bubónica de principios del siglo XVI se arabizaron con beduinos maʕqil que hasta entonces poblaban el Marruecos presahariano.

21 Esta situación no se alargó durante más de dos siglos, ya que la llegada al poder de los Banū

Mārīn en el siglo XIII desplazó la sede del gobierno central a Fez. Este hecho se unió a la decadencia de las rutas comerciales con el África subsahariana, sustituidas por otras que no incluían a Marrakech.

22 La orografía y el grado de urbanización explican en gran parte la especial pervivencia del bereber en lo que hoy en día es Marruecos, contrariamente a lo que ha ocurrido en Túnez (un caso intermedio es el de Argelia).

23 Un ejemplo de este hecho es la muy temprana arabización del corredor de Taza. 24 Las dos primeras regiones del Marruecos meridional en arabizarse fueron el valle del Draa

y, en mayor medida, el Tafilalt. Se trataba de dos zonas de atracción para árabes de Oriente, principalmente comerciantes, que se desplazaban para llevar a cabo sus negocios. Marrakech sufrió el mismo impulso arabizador durante los dos primeros siglos desde su fundación.

25 Como la permeabilidad de los rasgos considerados como sedentarios y los considerados como beduinos en todo el panorama dialectal marroquí, resultado en gran medida de la adopción de rasgos sedentarios por parte de las tribus hilalíes en su avance hacia el oeste.

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Así las cosas, y a grandes rasgos, el árabe marrakechí es el resultado, en una primera etapa, de un proceso de arabización de berberófonos y, posi-blemente, de la beduinización de un dialecto árabe sedentario, aunque este último poco influyente ya que sería el utilizado por una minoría.

Un hecho crucial en la historia de Marrakech ha sido y sigue siendo, en las últimas décadas quizás con más intensidad que nunca, el movimiento migratorio rural a Marrakech, especialmente de zonas beberófonas del sudo-este. Esto provoca una diglosia transicional donde la lengua árabe, por su prestigio social en el entorno urbano, es la que se impone26. Tampoco debemos olvidar la nivelación de rasgos propios de las variedades diatópicas y sociolectales hacia formas de otros dialectos, como la dārīža marroquí supuestamente “estándar”27.

Además, cuando hablamos de la aparición de dialectos urbanos en Marruecos, pensamos, ya que es el caso de muchas ciudades, en la adopción de rasgos principalmente beduinos por parte de hablantes de dialectos sedentarios tradicionales, como puede ser el caso de Fez o Rabat. En Marra-kech la diferencia estriba en que el dialecto tradicional de la ciudad tiene un componente que, en el conjunto del panorama dialectológico marroquí, es de marcado carácter beduino28 (al igual que el árabe de Mequínez, que en este sentido puede ser considerado como un caso similar).

3. Otras lenguas presentes en cada región Para analizar la variación dialectal de la dārīža, es importante tener en

cuenta las otras lenguas presentes en las regiones elegidas. De esta manera, muchas de las disimilitudes existentes entre el norte y el sur no se deben solo a los diferentes procesos de arabización de cada región, sino a la presencia de lenguas distintas en cada zona y su interacción con ellas, mediante influencias sustráticas o adstráticas.

En el norte la presencia del español y de las variedades bereberes rifeña y ġomara han sido fundamentales para la formación y evolución de lo que

26 La preferencia del árabe con respecto al bereber en entornos plurilingües urbanos tiene su

ejemplo más esclarecedor en la ciudad de Agadir (Benítez / De Ruiter / Tamer 2010). 27 El árabe casablanqués es una de las variedades a la que más expuesta está la población en

Marrakech, esencialmente a través de la televisión, la radio y los desplazamientos (muchos marrakechíes viajan a esta ciudad, que dista solo 200 kilómetros, de compras, a visitar a familiares y amigos, etc.). Hay que tener presente que los dos dialectos comparten bastantes rasgos, por lo que la distancia que separa estas dos variedades vernáculas es menor que la que separa a ǝl-haḍra š-šāmālīya del árabe casablanqués.

28 Hemos apuntado supra que el supuesto dialecto sedentario de Marrakech en sus inicios debió desparecer tras poco tiempo de supervivencia por la pronta llegada de las tribus beduinas de Oriente, por lo que este no puede considerarse el dialecto sedentario tradicional.

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conocemos como əl-haḍra š-šāmālīya; mientras que en el sur, esta misma importancia la tienen la presencia del francés y de la variedad tašəlḥit del bereber.

Por supuesto, no hay que olvidar la influencia de otras variedades de la dārīža, en especial, de la más extendida hablada en el centro del país, e incluso de otros dialectos árabes, como es el caso del andalusí en la región septentrional.

3.1. El español

Una característica de la zona noroccidental y que provoca muchas de las

diferencias con otras regiones del país es la presencia de la lengua española, que ha ejercido una influencia adstrática sobre la variedad marroquí de la región, de manera que la aparición de hispanismos es una de las características que la diferencia del resto del país donde la influencia del español no es tan notable.

La llegada de algunas variedades del español a la región, incluso anterior-mente el romandalusí, tuvo lugar a través de diversas vías y en épocas diferentes29.

En el caso del árabe de Marrakech, los hispanismos que encontramos son en la mayor parte fruto de la influencia que tuvo esta lengua antes de la formación del Protectorado, aunque no alcanzó la misma intensidad que en el norte marroquí. De ahí que podamos encontrar un número (bastante limitado), de préstamos del español, la mayor parte presentes desde hace décadas30 y, normalmente, en todo Marruecos (véase nota 32).

3.2. Variedades bereberes septentrionales

Otra lengua muy presente en la zona noroeste es la variedad del amazige

que se habla en el Rif, el tarifit. Así, en los dialectos árabes de esta región encontramos una importante influencia del sustrato bereber, o incluso adstrato debido a las migraciones de la población del Rif hacia el oeste, siendo más evidente a nivel fonético. En los dialectos rurales, la huella del tarifit es mayor y se extiende a otros niveles de la lengua. Por ejemplo: el tratamiento de algunos singulares árabes como plurales coincidiendo con su forma bereber (əl-ma bardīn “el agua está fría”), o el cambio de género de algunas voces, como šta “lluvia”, que es masculino en el norte como en bereber y en árabe clásico (ejemplo de Jbāla: kayṭīḥ š-šta “está lloviendo”), ¿berberismo o 29 Sobre la presencia del español en Marruecos y su interacción con el marroquí, cf. Vicente

2011, Amzid 1997, Moscoso 2011. 30 Prueba de ello es que marrakechíes de edad avanzada usen estas voces, incluso más que las

generaciones jóvenes.

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arcaismo?, pero femenino en el resto de Marruecos, ejemplo: ṭāḥət š-šta “ha llovido”).

Otra variedad del bereber que ha debido ejercer una influencia importante en el árabe noroccidental marroquí, debido a su cercanía geográfica, es la de los gomara, ya que las poblaciones que lo hablan viven en la provincia de Chaouen, exactamente la misma zona de extensión de əl-haḍra š-šāmālīya 31.

3.3. El francés

Es conocida la escasa influencia que ejerció la lengua francesa antes de la

instauración de los Protectorados francés y español en 1912. Hasta esta fecha, la principal lengua europea que contribuyó a la adquisición de préstamos en árabe marroquí fue la española32. Durante el casi medio siglo que duró la dominación francesa (y en cuyo territorio se situaba Marrakech) la influencia de esta lengua también fue mucho menor de lo que se podría pensar. No se ejerció ningún intento por educar al conjunto de la población, por lo que la enseñanza en francés se restringió a una élite y la tendencia fue siempre al uso por parte de los colonos del árabe o del bereber más que al aprendizaje del francés por parte de la población local33. Además, a esto se añade que, mientras que en centros urbanos como Fez, Casablanca o Rabat se instauraron centros militares franceses, en Marrakech el poder se ejercía de manera indirecta y se delegó en autoridades locales.

Fue por lo tanto a raíz del fin del Protectorado y la independencia de Marruecos (1956) cuando se impulsó la adquisición del francés, especial-mente porque era la lengua de más fácil acceso para los asuntos del estado, cuya estructura habían establecido los franceses. Esto hizo que no se recurriera al árabe, y que se contrataran a numerosos docentes franceses para que la educación llegara a más población. Esta lengua acabó siendo, y en gran parte disfruta a día de hoy, de un estatus especialmente valorado por gran parte de la población marroquí34.

31 Sobre esta variedad del bereber que ha sido considerada extinguida en muchas ocasiones no

se conoce mucho: un artículo de Colin de 1929, y una memoria de máster inédita de J. El Hannouche de 2008.

32 Sobre los hispanismos más antiguos del marroquí, cf. Benyahia / Aguadé 1987, Ibn Azzuz 1953, Lévy 1992a, Lévy 1992b y Lévy 1995.

33 Sobre el sistema educativo francés en Marruecos, cf. Benítez 2010: 28 et ss. 34 Solo hay que observar el lugar tan importante (en cuanto a calcos semánticos, préstamos,

alternancia de códigos, entre otros fenómenos) que ocupa en el movimiento nāyḍa del que Dominique Caubet es la mejor conocedora, observadora e incluso partícipe en muchas de sus manifestaciones.

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Dynamiques langagières en Arabophonies 234

3.4. El tašəlḥit Al igual que el tarifit ha tenido y tiene una importancia fundamental en ǝl-

haḍra š-šāmālīya, de la misma manera la variedad amazige del sur de Marrue-cos, la conocida como tašǝlḥit, la ha tenido desde su fundación en el árabe de la ciudad de Marrakech35. Este haz bereber ha actuado como sustrato y adstrato, en especial por el movimiento migratorio de berberófonos hacia la urbe meridional (como se ha visto supra). Al igual que en el conjunto del país, es en la fonética donde más se advierte esta influencia, aunque es imposible descartar su importancia en la morfología, la sintaxis y el léxico.

4. Notas de dialectología comparada

4.1. A nivel fonético: las consonantes

La diferente evolución lingüística de cada región ha provocado la adop-

ción de distintas soluciones en cuanto a las realizaciones fonéticas, aunque, en un caso, nos hemos encontrado con una asombrosa similitud que distingue las dos variedades aquí analizadas de la dārīža marroquí “estándar”, nos referimos a la africación de algunas consonantes oclusivas, como veremos más adelante.

El principal rasgo discriminante entre ambas variedades de la dārīža marroquí aquí descritas es la diferente articulación del fonema /q/36. Mientras que en toda la región norte se realiza /q/ oclusivo, velar, sordo37, en Marrakech su realización es, en mayor medida, sonora /g/38. Ejemplos: qāl / gāl “él dijo”, dqīq / dgīg “harina”, sāqya / sāgya “acequia”, ḥrəq / ḥṛǝg “él quemó”, bəqra / bǝgṛa “vaca”, qəlb / gǝlb “corazón”, qməḥ / gmǝḥ “trigo”, qayṭūn / gīṭūn “tienda para acampar”, qarrǝs / gǝṛṛǝṣ “él dio forma de torta”.

35 La otra variedad bereber del sur de Marruecos, el tamaziġt, no ha ejercido una influencia

evidente en el árabe de Marrakech. 36 La realización de este fonema ha servido en todo el mundo arabófono como discriminante

fonémico, de tal manera que su carácter de sordo o sonoro ha sido en ocasiones el único criterio decisivo para clasificar la variedad estudiada. Sobre el carácter discriminante de /q/ en los dialectos árabes, Taine-Cheikh 1998-1999.

37 En la variedad noroccidental encontramos alguna realización sonora de este fonema, pero son una excepción, por ejemplo, este es el caso de la voz ḥarrāga “emigrantes clandestinos”, donde la influencia de los medios de comunicación es obvia. Por otro lado, gǝrgāʕ “nueces”, gǝrrāb “aguador” y gāz “gas” (del francés gaz) son isoglosas panmarroquíes.

38 Téngase en cuenta en cualquier caso que hay pares mínimos opuestos por esta realización en Marrakech: qǝṣba “alcazaba” ≠ gǝṣba “junco”, qǝllǝb “él buscó” ≠ gǝllǝb “él removió”, qāʕ “fondo” ≠ gāʕ “todo (contexto afirmativo), nada (contexto negativo)”.

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En la región noroeste también encontramos una realización glotal /ʔ/, por ejemplo en Chaouen o en la medina de Tetuán39, sobre todo entre las perso-nas mayores, además de en numerosas zonas de la región rural de Jbala. Por ejemplo: ʔāl “él dijo”, ʔiṭṭ “gato”40.

Otros fenómenos fonéticos que afectan a las consonantes son los siguientes:

a) La fricatización de consonantes oclusivas. Es característica del noroeste marroquí, sobre todo de los dialectos

rurales de Jbala, donde encontramos diversos grados de fricatización proba-blemente debido a la intensidad de la exposición a la influencia del sustrato o adstrato bereberes, donde este fenómeno es habitual. əl-haḍra š-šāmālīya presenta las siguientes variables:

/q/ > [x] El fonema /q/ oclusivo, velar, sordo en determinados contextos se

pronuncia fricativo, por ejemplo: waxţ en lugar de wəqt “tiempo”, o las voces fūyāx? / fīwāx? “¿cuándo?”. Es una característica muy presente en todas las variedades de la región, tanto en la ciudad como en el campo.

/k/ > [ḵ] El fonema /k/ habitualmente se realiza oclusivo palatal, sordo, ejemplos:

kīkēs “galletas”, kādba “mentirosa”, kəbb “cubo”, kḥal “negro”. Pero también tiene una variante fricativa, palatal, sorda [ḵ] común en los dialectos rurales y poco frecuente en la variedad mdīni de la región.

Este alófono fricativo aparece siempre en el mismo contexto fonético, es decir, en las posiciones final y postvocálica. Ejemplos: bəḵri “temprano, qulţ ləḵ “te dije”, māḵla “comida”, dīḵ “ese”, bābāḵ “tu padre”, sāʕīţǝḵ “entonces”, y siempre con los pronombres sufijos de la segunda persona: lǝḵ “a ti”, xāḵum “vuestro hermano”, dyalḵum “vuestro”, kţābḵum “vuestro libro”.

Se pronuncia la variante oclusiva /k/ normalmente en posición postconsonántica, por ejemplo: nkǝmmlu “nosotros acabamos” e inicial: kull “todo”, aunque en esta última posición también puede aparecer [ḵ]. Ejemplos: ḵbīr “grande”, ḵunna “nosotros hemos estado”.

En el caso de geminación, solamente encontramos /k/, por ejemplo: sukkār “azúcar”.

39 Esta realización también era característica de algunos dialectos judeo-árabes magrebíes

como, por ejemplo, los de Argel y Fez, cf. Cohen 1912: 44 y Lévy 2009: 196. Un caso muy similar es el de la realización uvular [ṟ] del fonema vibrante /r/, que se ha encontrado en Chaouen, cf. Moscoso 2003: 42.

40 Cf. Moscoso 2003: 48.

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/d/ >[đ] y /b/ >[ᵬ] Otro caso de fricatización de oclusivas son los alófonos [đ] y [ᵬ] en

posición intervocálica o postvocálica, en lugar de sus pronunciaciones oclu-sivas correspondientes, por ejemplo: dāᵬa “ahora”, ksīđa “accidente”, normalmente se trata de una ligera fricatización. No obstante, en algunas zonas de Jbāla, esta fricatización de oclusivas llega hasta la aparición de los fonemas interdentales (/ṯ/, /ḏ/, /ö/).

b) La africación de algunos fonemas (o fricatización parcial junto a oclusión):

/t/ > [ţ] Este es el rasgo fonético más representativo de la variedad noroccidental

de la dārīža marroquí. La /t/ oclusiva se realiza africada en todos los contextos fonéticos, por todos los hablantes41 y en todos los tipos de dia-lectos, tanto de la ciudad, como rurales. Ejemplos: nţīna “tú”, xālţi “mi tía materna”, āţāy “té”, ţmənya “ocho, ţlāţa “tres”, etc.

Únicamente no africa cuando /t/ precede a un fonema sibilante o chicheante, por ejemplo: təžbar “tú encontrarás”, ttsuwwaq “tú irás al zoco”, y cuando [t] < /d/ (veáse infra).

/š/ > [č] También es rasgo característico del noroeste marroquí. Consiste en

realizar el fonema chicheante sordo /š/ como africado [č], sobre todo en posición inicial, por ejemplo: čūf “¡mira!”, čarmīla “tipo de salsa”, dčar “aldea”.

/ž/ > [ǧ] Igualmente, el fonema sonoro /ž/ se realiza en el noroeste marroquí como

su correspondiente africado [ǧ], especialmente en contacto con /n/, /r/ o en caso de geminación, por ejemplo: ṭanǧa “Tánger”, nǧīb “yo llevaré”, əǧ-ǧbəl “la montaña”.

Igualmente encontramos alófonos africados en Marrakech, donde también

se deben a una influencia del bereber (de manera más o menos directa, como indicaremos). Se trata de:

41 A diferencia de lo que ocurre en la-hḍṛa l-maṛṛākšīya (véase infra).

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/t/ >[ţ] y /d/ >[ḑ] La aparición de estos alófonos está constatada en el dialecto actual de la

ciudad de Marrakech42. Tanto su aparición como su intensidad dependen de factores sociolingüísticos y del entorno fonémico. Algunos ejemplos: ţ-ygūl “él dice”, fhǝmţīni “me has comprendido”, ţǝmmāk “ahí”, tǝlţ īyām “tres días”, ḑyāli “mío”, ʕāḑi “corriente, normal”, mḑīna “ciudad”, ḑyūṛ “casas”.

Las personas de edad más avanzada la realizan con menor frecuencia (in-cluso algunos de ellos nunca) que los adultos no ancianos, jóvenes y niños, franja de edad esta última que se caracteriza por una mayor profusión de este rasgo. Por género, son las mujeres las que más frecuentemente y con mayor intensidad realizan /t/ y /d/ africadas.

Por otra parte, el timbre i favorece su aparición, en especial la secuencia /ti/. /t/ inicial tiende a aparecer con menor grado de africación (realización, por lo general [t]), en posición intermedia se africa con más intensidad y mayor frecuencia, mientras que en posición final es donde más se percibe [ţ].

En cualquier caso la intensidad y frecuencia de aparición de esta característica dependen en última instancia del idiolecto, aunque lo expuesto en líneas anteriores demuestra las tendencias principales de esta africación que se pueden observar a día de hoy.

Este fenómeno es con bastante probabilidad relativamente reciente ya que no lo presentan (o solo apenas) los marrakechíes más ancianos. Esto indica que ha habido, bien una introducción del rasgo por influencia de otras variedades vernáculas, o puede que se trate de una adquisición por influencia adstrática del bereber, ya que las migraciones de zonas rurales a Marrakech, a pesar de haber existido desde los albores de su fundación, se acentuaron en las últimas décadas, especialmente desde el sur y suroeste de la urbe meridional marroquí.

c) El ensordecimiento de algunos fonemas. /ḍ/ > [ṭ] Este rasgo es característico de la variedad norteña mdīni. Encontramos la

realización sorda [ṭ] del fonema sonoro /ḍ/ en la mayoría de las ciudades del norte de Marruecos, como por ejemplo en Tetuán, en Tánger, en Chaouen y en el árabe de Ceuta43. Se trata de una característica muy extendida que se ha convertido en un rasgo identificativo del origen norteño. En cambio, en algunos de los dialectos de Jbala, la realización sonora /ḍ/ es la más habitual, como es el caso del dialecto de Anjra44. Esta articulación sonora se considera rural y estigmatiza como tal a quien la realiza en las ciudades de la región, un 42 A pesar de que Ph. Marçais afirmaba que [ţ] no aparecía en Marrakech, Marçais 1977: 8. 43 Cf. Vicente 2007: 122-123. 44 Cf. Vicente 2000: 42.

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dato que no deja de ser curioso si tenemos en cuenta que la realización sonora de este fonema es la que coincide con la de otras variedades árabes más prestigiosas. Así tenemos: mrīṭa frente a mrīḍa “enferma”, bayṭa frente a bayḍa “huevo”, ṭahri frente a ḍahri “mi espalda”, muṭaʕ frente a muḍaʕ “lugar”.

/d/ > [t] También en el norte es muy habitual encontrar la realización sorda del

fonema /d/ cuando está en contacto con el fonema fricativo, velar, sordo /x/, algo común a todos los tipos de dialectos de la región y que se debe a una asimilación fonética parcial. Ejemplos: təxlət “ella entró”, y todo el paradigma verbal, además de otras categorías gramaticales de la misma raíz, como ntāxəl “dentro” y ət-tāxīlīya “el interior”.

/ġ/ >/x/ El fonema fricativo, velar, sonoro /ġ/ se ensordece y se realiza [x] debido

al contacto con el fonema sibilante sordo /s/, igualemente debido a una asimilación fonética parcial. Ejemplos: nxəslu “nosotros lavamos”, xsəltu “vosotros habéis lavado” y todas las formas del paradigma.

d) Labiovelarización. A diferencia de los fenómenos fonéticos anteriores, este es característico

de Marrakech, mientras que en el norte no existe. Encontramos dos tipos diferentes:

- La labialización como transición entre una consonante labial y una vocal de larga duración abierta, y que es especialmente fructífero en esquemas de diminutivo y plural de voces que comienzan por un fonema labial (con fre-cuencia faringalizado). Es el caso de los siguientes ejemplos: ff̣ ̣w īyǝm “boquita”, ṃṃwāṭǝṛ “motocicletas”, ḅḅwīmḅa “pequeña gasolinera”, ṃṃwīḍǝʕ “lugar pequeño”, ṃṃwāʕǝn “platos, vajilla”.

- La labialización de las consonantes velares /ġ/, /x/ y /q/, así como las palatales /k/ y /g/, y que provoca la aparición de [w] antes o depués de alguno de estos fonemas. Ejemplos: qwdām “antiguos; ancianos”, ṣuġwṛ “infancia”, šwkǝṛ “él elogió”, tāškwāyrīt “oficio del que hace maletas y maletines de piel”, gwbīla “hace un momento”.

De esta manera, en algunos verbos cuyo segundo fonema es /x,/ /q/ o /k/, puede ocurrir una oposición (aunque no está presente en todos los infor-mantes ni se ha observado de manera sistemática45) cuyo único rasgo discri- 45 El contexto ayudaría en último caso si el individuo no realizara tal distinción. Se observa lo

mismo en el árabe de Casablanca, Aguadé 2003: 303, y en el de Fez, Caubet 1993: 18-19. En cambio, el árabe de Trípoli (Libia) muestra esta oposición de manera sistemática, Pereira 2010: 25-26.

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minante entre el perfectivo y el imperativo es la realización del alófono [u]: xǝržu ≠ xuržu, skǝt ≠ skut, nqǝṣ ≠ nquṣ. Este estatus fonémico de /u/ en los pares opuestos que acabamos de ver y que está en vías de desaparición (de lo contrario se trataría de un hecho sistemático y está lejos de ser así) no existe en ǝl-ḥaḍra š-šāmālīya.

e) Faringalización. En la variedad de Marrakech existe una tendencia (notoria si se compara

con el noroeste arabófono marroquí, donde puede llegar a ser difícilmente perceptible) a la faringalización de algunos fonemas en aquellos vocablos que presentan fonemas faringalizados, en especial /ṭ/. Estos fonemas influyen directamente en las consonantes y vocales anejas, con mayor efecto sobre las consonantes anteriores46. Donde más evidente se hace esta contaminación es en la aparición de [ṛ]47, como en los siguientes ejemplos: ṛuḅḅ “arrope de dátil”, ṭṛīq “camino”, ṛbǝṭ “él ató”, aṛḍ “suelo”, ḍāṛūṛi “obligatorio”, ḍaṛb “él golpeó”, ṛbǝṭ “él ató”.

Por otra parte, en algunos casos puede verse cómo la faringalización de /r/ es el resultado de la presencia en el vocablo de algún fonema velar (/q/, /x/ y /ġ/). Ejemplos: xaṛqa “pañuelo; velo”, ġāṛ “cueva”, qṛāya “estudios”, ṛqīq “fino”, ġǝṛġǝṛ “se llenó (de líquido)”, xṛūf “cordero”.

La faringalización de /r/ se suele mantener de manera regular en todo el esquema morfológico (como en los de los verbos šṛǝb “él bebió” o ṛžaʕ “él volvió”), y la presencia anterior del timbre vocálico i puede anular la faringalización de [ṛ], al igual que ocurre con otros fonemas enfáticos (véase infra).

f) Pérdida de faringalización de /ṭ/ y /ḍ/. la-hḍṛa l-maṛṛākšīya posee una característica específica que consiste en la

aparición de los alófonos [t] y [d], correspondientes a los fonemas /ṭ/ y /ḍ/, respectivamente. Se trata de la desfaringalización de estos fonemas en circunstancias muy parecidas (sociolingüística y fonémicamente) a las que inducen a la africación de esos mismos dos fonemas (véase supra).

Se trata de un rasgo del árabe marrakechí, aunque aparece igualmente en otros dialectos marroquíes meridionales48.

46 De ahí que Dominique Caubet señale el efecto regresivo de la faringalización, Caubet 1993:

3. 47 La existencia de /ṛ/ es residual ya que son pocos los ejemplos de pares mínimos (kbər

“creció (m.)” ≠ kbaṛ “más grande”, rāb “se hundió (m.)”≠ ṛāb “cuajó”, žāri “que fluye (m.)” ≠ žāṛi “mi vecino”). A pesar de lo dicho, la función distintiva del fonema /ṛ/ está más marcada de manera general en los dialectos marroquíes que en el resto del Magreb arabófono, véase a este respecto Zavadovski 1978: 38.

48 Heath 2002: 135.

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Muy frecuentemente la pérdida de faringalización va acompañada de la fricatización del fonema en cuestión. Véase los siguientes ejemplos: ʕţīni “dame”, maṛḑi “bendecido”, xţīya “multa”, tiyyǝr “él birló”.

4.2. A nivel fonético: las vocales

La realización de las vocales es una de las principales diferencias entre las variedades aquí comparadas. Sobre todo porque la variedad alofónica del fonema breve /ə/ es mucho más rica en el norte que en el sur:

Anjra Chaouen49 Marrakech kǝbda kibda kǝbda karmūs kaʁmūṣ kǝṛmūṣ maḥlūl maḥlūl mǝḥlūl qadd Ɂidd gǝdd sitţa, sitţīn, siṭṭāš sitţa, sitţīn, siṭṭāš sǝtta, sǝttīn, sǝṭṭāš ṣandūq ṣandūɁ ṣǝndūq ţuffāḥ ţǝffāḥ tǝffāḥ zarbīya zarbīya ẓǝṛbīya ʕurs ʕuʁs ʕǝrs Además, la cantidad vocálica de la dārīža noroccidental es un tema

controvertido mientras que en el sur no hay ninguna polémica. En el noroeste, la oposición entre vocales largas y breves no es evidente

para todos los investigadores que han escrito sobre el tema. Esto se debe a que, según se ha descrito, en algunas ocasiones las vocales largas son más cortas de lo habitual y llegarían a confundirse con los fonemas breves, sobre todo en una conversación rápida. El principal defensor de esta teoría es J. Heath quien ha afirmado que la oposición larga vs. breve no existe en las sílabas cerradas y sobre todo a final de palabra. De esta manera, según Heath, los fonemas vocálicos largos y breves se han integrado en un sistema de tres vocales con una duración intermedia50.

No obstante, se han encontrado algunos ejemplos de pares mínimos cuyo rasgo distintivo es la cantidad vocálica, véase: ḥmar “rojo” vs. ḥmār “él se volvió rojo”, xamsa “cinco” ≠ xāmsa “quinta”, xaṣṣ “necesitó (m.)” ≠ xāṣṣ “privado”, ṣbaʕ “dedo” ≠ ṣbāʕ “dedos”, fxaḍ “muslo” ≠ fxāḍ “muslos”. Esta oposición se encuentra asimismo en el árabe de Marrakech.

49 Ejemplos extraídos de Moscoso 2003: 295-367 (glosario). 50 Heath 2002: 191.

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Otro argumento a favor de la distinción de cantidad vocálica y en contra de la teoría de Heath es el hecho de que una voz sufra una metátesis de la vocal breve cuando se añade un pronombre sufijo, pero no ocurra lo mismo cuando se trata de una vocal larga por ser un fonema estable. Por ejemplo: ḥmar “rojo” / ḥamra “roja” (con metátesis de /a/ al añadir el sufijo de feme-nino -a) pero ḥmār “él se volvió rojo” / ḥmāru “ellos se volvieron rojos” (sin metátesis de /ā/ al añadir la desinencia verbal -u).

Otro rasgo relacionado con las vocales que encontramos en algunas hablas del norte, concretamente en parte de la población rural, y no en el marroquí “estándar” es la palatalización de la vocal /a/ > [e] o [i] al final de palabra, por ejemplo: dābe “ahora”, dyālne “nuestro”, žīni “nosotros vinimos”51, cuyas formas correspondientes en Marrakech (y buena parte del resto de Ma-rruecos) son: dāba, dyālna y žīna, respectivamente.

Por otro lado, un rasgo que diferencia notablemente ǝl-haḍra š-šāmālīya de la-hḍṛa l-maṛṛākšīya es la presencia de diptongos en un número importante de vocablos cuyas formas correspondientes en el árabe de Marrakech (y en otras variedades vernáculas meridionales) se realizan con vocales largas, como se observa en los siguientes ejemplos52:

árabe marroquí árabe de Marrakech noroccidental bindāyr “pandero” bəndīr dāymən “siempre” dīma ʕawd “madera” ʕūd tawb “tela” tūb bayḍa, bayṭa “huevo” bīḍa ṣayf “verano” ṣīf lawz “almendras” lūz tawma “ajo” tūma

4.3. A nivel morfosintáctico

4.3.1. Morfología verbal

En las variedades dialectales del noroeste marroquí, la conjugación verbal

carece de la distinción de género tan característica de otras variedades más

51 Este rasgo es de origen rural y estigmatiza a los hablantes que lo realizan, sobre todo

mujeres de edad avanzada. 52 Ejemplos extraídos de Vicente 2000: 35 (Anjra) y Heath 2002: 197-198.

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meridionales, entre ellas la hablada en Marrakech53. Así, la forma para la segunda persona del singular para el masculino y el femenino es: ţxallaṣ “tú pagarás” para el imperfectivo, y čūf “¡mira!”, para el imperativo, mientras que en Marrakech se observa en su lugar txaḷḷaṣ “tú (m.) pagarás” vs. txaḷḷṣi “tú (f.) pagarás” y šūf “¡mira (m.)!” vs. šūfi “¡mira (f.)!”, respectivamente.

En cuanto al perfectivo, la forma empleada para la segunda persona es en ocasiones idéntica a la de la primera persona, así kţәbţ “yo he escrito” y “tú has escrito”. Esta forma se identifica con el entorno rural, pues es carac-terística de las variedades de Jbala, mientras que en las ciudades encontramos la forma más habitual en el resto del país, como ocurre en el árabe de Marrakech: la desinencia -t para la primera y -ti para la segunda: kţәbţ “yo he escrito” / kţәbţi “tú has escrito”. La simplificación de formas que encontramos en Jbala es habitual en otros dialectos de tipo prehilalí54.

Otro rasgo que distingue əl-haḍra š-šāmālīya del marroquí “estándar” es el preverbio empleado con el imperfectivo para expresar el presente habitual. Mientras que la variante más empleada es ka-, en el noroeste del país existen también los preverbios la- y a-, si bien es cierto que más propios de las variedades rurales que urbanas, donde la presencia de la variante ka- es casi exclusiva. El árabe vernáculo de Marrakech cuenta con un único preverbio: ta-. La influencia de ka- es poco patente en la ciudad meridional.

La utilización de los preverbios es una variante sociolingüística en las variedades vernáculas noroccidentales pues distingue los sociolectos según el sexo o la edad. Normalmente, la- y a- pertenecen al habla femenina o las mujeres mayores, mientras que ka- es propia de la masculina o de las mujeres jóvenes (cf. Moscoso 2003: 111 y Vicente 2002: 339-340).

Las partículas que junto con el imperfectivo expresan el futuro cercano o inmediato también son particulares en la región noroccidental55. La más frecuente en el marroquí “estándar” es ġādi (y su abreviatura ġād), pero en la variedad norteña encontramos además māši (normalmente con apócope de i final: māš ) y ʕādi 56 (normalmente con apócope de i final: ʕād). La primera, māš, la encontramos en la zona rural, así: en Anjra (Vicente 2000: 107) y en Taza (Colin 1921: 98). También existe en las ciudades de la región, como en

53 En el paradigma de imperfectivo y el de imperativo, puesto que en el de perfectivo no existe

tal distinción: mšīti “tú fuiste (m. y f.)”. 54 Existía igualmente en árabe andalusí, cf. Corriente 1992: 102. 55 La mayoría de las veces estas partículas son invariables en género y número, pero en

ocasiones tienen una forma para el femenino singular y otra para el plural común. Es el caso del árabe de Taza, Colin 1921: 98, y de Tánger, Marçais 1911: 467.

56 Su origen ya ha sido explicado por Prémare (cf. 1986: 314) como una realización fonética en la que se ha producido un cambio del punto de articulación y el fonema velar se pronuncia faringal.

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Tetuán (Heath 2002: 216) y en Chaouen, ciudad con fuerte influencia de las variedades del campo, (Moscoso 2003: 18). Ejemplos: ġadda māš yṭīḥ š-šta “mañana va a llover” māši nšūfək f-əd-dār dyālne “te veré en nuestra casa” La segunda partícula, ʕād, la encontramos en Ceuta y entre mucha de la

población rural de la región. Ejemplo: ʕād nəmšīw n-əl-mdīna u ʕād nčūfək ţəmma “iremos a la ciudad y te

veremos allí” El árabe de Marrakech presenta la partícula, que se encuentra en la

llamada variedad “estándar”: ġādi (apocopada, eso sí, en ġa), aunque se percibe otra construcción de manera más habitual. Se trata del verbo ba, ybi que aporta, además de la noción “querer”, un valor de futuro al verbo principal que acompaña57. Es el caso de los siguientes ejemplos: ġǝdda bat tṭīḥ ǝš-šta “mañana lloverá” bi 58 nšūfǝk f ǝḍ-ḍāṛ ntāʕtna “te veré en nuestra casa” ba ymūt mǝskīn “el pobre se va a morir”.

De igual manera existe un futuro inminente que se indica con el adverbio dāba “ahora”: dāba nḍaṛbǝk “te voy a pegar”.

En el caso de las partículas para formar las oraciones condicionales, encontramos también una realización particular de la región noroeste. Se trata de īda “si”, en lugar de īla que es la más habitual en el resto del país. īda žbərti taksi, rkəb fīh “si encuentras un taxi, móntate en él” Otro aspecto que caracteriza a la variedad noroccidental es la conjugación

del verbo “comer”. Las diversas formas del paradigma de este verbo en el perfectivo en las variedades marroquíes fueron estudiadas por J. Heath (cf. Heath 2002: 379-385).

Su conjugación en las variedades rurales del noroeste sigue el paradigma del verbo cóncavo (kāl “él comió”, kulţ “yo comí, tú comiste”59), salvo la

57 Además del sentido volitivo, expresa la noción de futuro en el árabe, también marroquí

meridional, de Skūra (Aguadé / Elyaacoubi 1995: 86), en el noroeste de Argelia (Marçais 1908: 46), suroeste libio (Caubet 2004: 89) e incluso en árabe omaní (Eades 2009: 91).

58 La tercera persona de género masculino y singular del perfectivo (ba) puede sustituir a su correspondiente pl. (bāw), así como bi o bīt pueden aparecer en lugar del resto de las formas de perfectivo. El uso de ba, ybi en lugar de bġa, yibġi puede explicarse en muchas ocasiones a través de factores sociolingüísticos, ya que los informantes de más edad rara vez utilizarían el segundo, introducido en el árabe de Marrakech recientemente. En cualquier caso, ba, ybi es la forma, con diferencia, más percibida en la ciudad meridional.

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tercera persona femenino singular (klāţ) y la tercera persona común plural (klāw) que siguen el paradigma de los verbos defectivos.

Mientras tanto, lo más habitual en otras regiones es que se conjugue enteramente como un verbo defectivo (kla “el comió”, klīti “tú comiste”).

El árabe marrakechí comparte, de manera parecida a la del árabe noroccidental marroquí, esta situación intermedia en perfectivo (aunque en este caso es optativa), ya que se trata de una conjugación como verbo cóncavo y otra como defectivo, cada una de ellas en todas las formas, como se puede ver en la siguiente tabla:

Sg.: Pl.: 1 c. kəlt ~ klīt 1 c. kəlna ~ klīna 2 c. kəlti ~ klīti 2 c. kəltu ~ klītu 3 m. kāl ~ kla 3 c. kālu ~ klāw 3 f. kālt ~ klāt Señalaremos asimismo la presencia de la forma 7ª para expresar la voz

pasiva, por ejemplo: nfţāḥ “él se abrió”. Esta forma no existe en todas las variedades marroquíes y en regiones más meridionales lo más habitual es formar la pasiva mediante prefijos, un recurso que también encontramos en el norte, pero de manera más reducida, por ejemplo: ţharrəs š-šəržəm “la ventana se ha roto”.

Mientras que en las variedades noroccidentales marroquíes la negación

verbal se marca antecediendo al verbo la partícula ma y posteriormente añadiendo ši, en las variedades centrales y meridionales (como en Marrakech) esta segunda partícula se apocopa en –š 60. El sociolecto de los marrakechíes de edad avanzada muestra una profusión de negación verbal que carece del segundo elemento de la negación: fŭmmu ma bqa hna “no tenía la boca aquí”, ma šŭftha ḍṛūk “no la he visto ahora”.

4.3.2. Morfología nominal

Los pronombres personales tienen algunas realizaciones muy caracte-

rísticas de la región noroeste. Se trata sobre todo de la forma de la segunda persona del singular invariable para el femenino y el masculino61: nţīna

59 En algunos casos, emplean una forma híbrida de creación dialectal: kulţi (forma entre kulţ y

klīţi). 60 Con un valor de negación taxativa puede convertirse esta segunda partícula en šāy. Este

rasgo también puede encontrarse en el norte sobre todo en dicción rápida. 61 Solo el judeo-árabe de Marrakech presenta, al igual que la inmensa mayoría de variedades

vernáculas marroquíes judías, la falta de diferenciación de género, Lévy 2009: 356.

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(también realizada nţīn y nţīnaḵ en zonas rurales62). Mientras tanto en el marroquí “estándar” estas formas sí distinguen el género: nta ~ ntāya (masculino) y nti ~ ntīya (femenino).

Además, los pronombres sufijados de tercera persona sufren la caída del fonema /h/ de manera que se realizan: -a (en la tercera persona femenino singular) y -um /-əm (en la tercera persona plural común). Ejemplos: xālt-ha > xālt-a “su tía (materna)”, wālīd-hum (həm) > wālīd-um (əm) “su padre”. Mientras que este fenómeno es sistemático en ǝl-hǝḍra ǝš-šāmālīya, en el árabe de Marrakech (solo en el caso del sufijo –ha> -a) depende de la velocidad de dicción y del idiolecto.

La partícula de genitivo analítico para expresar la posesión es dyāl en todo el norte marroquí. Un hecho que coincide con la variedad “estándar”, pero que en el sur es diferente, ya que la diversidad que muestran los dialectos marroquíes meridionales es llamativa a este repecto. De esta manera en Marrakech tenemos dos partículas reducidas: d (que coincide con la variedad “estándar”) y t, esta última más utilizada. Por otra parte, existen varias partículas completas: por una parte, dos que se perciben sin cambios con respecto al género y número del sustantivo al que acompañen: dyāl (al igual que en el norte) y ntāʕ ~ tāʕ; por otra, dyālt y ntāʕt ~ tāʕt acompañan a un sustantivo femenino; mientras que dyāwǝl y ntāwǝʕ ~ tāwǝʕ preceden a un sustantivo plural.

En relación con las preposiciones, existen dos realizaciones muy características del dialecto noroccidental. Se trata de la preposición n- en lugar de l-, empleada habitualmente en el marroquí “estándar” (por ejemplo mša n-əž-žāmaʕ “se ha ido a la mezquita”, ka-nhəbbṭūha n-ḍārək “la lleva-mos a tu casa”), y de la preposición līl- empleada con los pronombres personales sufijos para indicar la dirección, ejemplos: līli “hacia mí”, līlu “hacia él” (s-swāq məlli nhabtu līləm “los zocos, cuando vamos a ellos”). Esta última también está presente en otros dialectos prehilalíes.

4.4. Léxico A nivel del léxico, la variedad noroccidental presenta más diferencias con

la considerada “estándar” que el árabe de Marrakech, el cual es muy similar en este nivel de la lengua a las variedades del centro y del sur del país. Así, presentamos algunas voces o expresiones típicas de cada región que no se encuentran o son muy raras en otras zonas:

Marrakech: īmta “¿cuándo?”, ḍṛūk(a) “ahora”, ḥī(n)t “porque”, hi(r) “solamente”, gǝdd “él pudo”, ḥǝnqǝz “él saltó”, mxǝṛ “él robó”, būrgība “pera”, gwbīla “hace un momento”, mnāxǝṛ “nariz”, dār “él hizo”. Sus

62 Igualmente encontramos nţūmaḵ para el plural en las variedades rurales.

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correspondientes en la variedad šāmālīya son: fūyāx / fīwāx “¿cuándo?”, dābṭrīq (Tetuán), ḥīt, ġīr, qdər, nəqqəz, ṣrəq, qbāyəl, ləngās, ʕməl.

Región noroccidental: dābsāḥ (Jbala) “poco después”, əl-qāyla (Jbala) “el sol”, ṭāyǝl “antes, en tiempos pasados”, qwām “bien, perfecto”, šәnnu msәmmi nţīna? ¿cómo te llamas?, kimma ḥәbbīţ “como quieras”, kīf qayyāla? (Jbala) “¿cómo has pasado el día?”. Sus correspondientes en árabe de Marrakech, que coinciden en gran parte con lo aquí considerado árabe “estándar marroquí”, son: mǝn baʕd, ǝš-šǝmš, ǝz-zmān, mǝzyān, šnu smītǝk, lli bīti, ki dūwǝzti n-nhāṛ?

Como hemos señalado, las diferencias de léxico entre el noroeste y el resto de Marruecos son evidentes. Así, encontramos también voces de creación dialectal mediante la creación de prefijos y sufijos. La adición de un sufijo -k (fricatizado en las zonas rurales -ḵ) es un rasgo habitual de esta región que aparece en algunas voces de diferentes categorías gramaticales. Por ejemplo con los pronombres personales de la segunda persona del singular y del plural (nţīnak - nţūmak / nţīnaḵ / nţūmaḵ “tú / vosotros”), con los adverbios de lugar (ţǝmmāk / ţǝmmāḵ “allí”), de modo (hāydāk / hāydāḵ “así”), de tiempo (sāʕīţǝk / sāʕīţǝḵ “entonces”) y con la palabra zaʕmāţak / zaʕmāţaḵ “es decir”.

Otro sufijo que encontramos es -ya: hāydāya “así”, īwāya “sí”, tǝmmāya “ahí”, e incluso con los pronombres personales ānāya “yo”, ḥnāya “noso-tros”. Se trata de un sufijo igualmente presente en Marrakech, tanto en los pronombres personales, ānāya “yo”, ntāya “tú (m.)”, ntīya “tú (f.)”, ḥnāya “nosotros/as”, como en algunos adverbios como hnāya “aquí”, tǝmmāya “ahí” y hākkāya “así”.

También encontramos la adición de la preposición n- para formar advebios de lugar: nbarra “fuera”, ntāxǝl “dentro”, nfūqi “arriba”, ntāḥǝţ “abajo”, nţəmma “allí”.

Acabaremos con las partículas interrogativas, muy características de la variedad marroquí del noroeste del país: šǝnnu / šǝnnūwa (para el masculino, con las variantes čǝnnu / čǝnnūwa) y šǝnni /šǝnnīya (para el femenino, con las variantes čǝnni /čǝnnīya). Las formas cortas se emplean en las oraciones verbales y las largas en las nominales. Ejemplos : čǝnni bġīţ? “¿qué quieres?”, šǝnnu ţǝšrǝb? “¿qué bebes?”, šǝnnūwa hāda ? “¿qué es esto?”, šǝnnīya hād ǝl-ḥāža? “¿qué es esta cosa?”, pregunta que normalmente se abrevia en čәnni? “¿qué?”.

5. Conclusión

Las consecuencias de fenómenos tan presentes en la actualidad, como son la urbanización, la desaparición de la sociedad tradicional y el aumento de la

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educación, sobre la evolución de las diversas variedades lingüísticas que engloba la dārīža marroquí son numerosas.

La interacción lingüística y la nivelación dialectal que están teniendo lugar en Marruecos, con diferentes grados dependiendo de las zonas geo-gráficas y de los contextos sociales, reflejan una jerarquización de las distintas variedades presentes y el estatus de las relaciones locales definidas en términos de prestigio social y lingüístico.

Nuestra intención en este trabajo ha sido demostrar que pese a la inexorable extensión de algunos rasgos lingüísticos más notorios, la super-vivencia de otras variedades de la dārīža en regiones de Marruecos más alejadas del centro del país, zona de mayor influencia en términos políticos y económicos y, por ende, lingüísticos, es muy evidente y sirve además como uno de los elementos que da forma a la identidad regional.

En la región noroccidental, todas las variedades presentes en la región son de tipo sedentario y los ragos de tipo beduino prácticamente no existen. Por este motivo, las diferencias con la variedad “estandar” del marroquí son numerosas, algo que en ocasiones estigmatiza a la población de origen septentrional.

La evolución lingüística de esta región se produce en dos direcciones. Por un lado, participan del proceso de homogeneización lingüística que está teniendo lugar en Marruecos, por lo que recibe ciertas influencias, por ejemplo a través de los medios de comunicación, de la variedad prestigiosa a nivel nacional. Pero, a su vez, las variedades urbanas de la región, por ejem-plo la formada en Tetuán63, actúan como referencia regional para la evolución de las variedades rurales de la zona, de manera que su nivelación se hace en referencia a una variedad local, nunca nacional.

La otra zona aquí descrita, la ciudad de Marrakech, comparte con el noroeste la conservación de ciertos rasgos particulares que la dotan de una cierta personalidad con relación a la variedad que hemos considerado “estándar”, no obstante, al tratarse de un dialecto urbano beduino, las características locales no son tan numerosas como en el caso anterior. El árabe de Marrakech participa también del proceso de nivelación dialectal que está teniendo lugar en la sociedad marroquí y, en este caso, al no existir ninguna variedad local de prestigio, la nivelación, cuando la hay, es uni-direccional hacia la variedad “estándar” de la dārīža.

De esta manera, la descripción de ciertos rasgos característicos de estas dos variedades lingüísticas, əl-haḍra š-šāmālīya y la-hḍṛa l-maṛṛākšīya, nos ha demostrado que la nivelación y urbanización de la dārīža marroquí no sigue

63 No se trata en ningún caso del dialecto tradicional mdīni de Tetuán, en vías de desaparición,

sino de la variedad urbana hablada por la mayoría de la población que evoluciona de manera diferente, como hemos visto, a las existentes en otras ciudades como Rabat, Fez o Marrakech.

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una única dirección sino que el fenómeno es mucho más complejo de lo que se ha pretendido hasta ahora.

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