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Valor Minero | Los desafíos para el desarrollo futuro de la minería en la Zona Central | 1

2 | Los desafíos para el desarrollo futuro de la minería en la Zona Central | Valor Minero

www. valorminero.cl Hendaya 395, Las Condes. (56 2) 3223 9587 [email protected]

Santiago, 2017

Esta publicación fue elaborada en el marco de la iniciativa Diálogo Zona

Central de Alianza Valor Minero.

Comité editorial

Alianza Valor Minero: Álvaro García, Lorena Schmitt

Visiona: Martín Rodríguez

Coordinación documento

Guido Arenas

Equipo de redacción y desarrollo de contenidos

Guido Arenas, Gaspar Hübner, Cristóbal Aninat, Maite Reyes

Se agradece la valiosa colaboración de

Carlos Salazar, Hugo Martínez, James Mcphee, Mariana Thienel, Leonel

Sierralta, Santiago Flores, Mauro Valdés, Pablo Allard, Luis Valenzuela,

Joaquín Gana, Pascual Veiga, Joaquin Villarino y Francisco Klima

Valor Minero | Los desafíos para el desarrollo futuro de la minería en la Zona Central | 3

De acuerdo a diferentes proyecciones, la Zona Central de Chile, en particular las regiones de Valparaíso y Metropo-litana, es la que alberga el mayor potencial de desarrollo minero del país, debido a la cantidad de recursos de cobre existente en ella. Sin embargo, concretar este potencial implica un complejo escenario para el sector, que radica en conciliar los diversos intereses asociados a la zona y hacer frente a características estructurales de la misma: alta concentración de población (la mayor en Chile), presencia de diversos sectores productivos, existencia de áreas de valor ambiental y uso intensivo del territorio.

Cómo materializar de manera sustentable y armónica el potencial minero que posee esta zona, considerando los distintos intereses y sectores que existen en ella, repre-senta, sin duda, un desafío que el país debe enfrenar en los próximos años. Un desafío que integra las dimen-siones económica, social y ambiental, e involucra a una multiplicidad de actores, públicos y privados.

En este sentido, Alianza Valor Minero, junto al Banco Interamericano de Desarrollo, el Ministerio de Minería, la Subsecretaría de Desarrollo Regional y las intendencias de las regiones de Valparaíso y Metropolitana, constitu-yeron la plataforma Diálogo Zona Central, que convoca a representantes de diversos sectores productivos, aso-ciaciones gremiales, ONG, comunidades, académicos, expertos, autoridades locales, entre otros.

ANTECEDENTES DIÁLOGO ZONA CENTRAL

Desde esta perspectiva, el propósito de este documento es aportar al proceso de diálogo, identificando los prin-cipales desafíos y controversias que son necesarios de abordar y las preguntas que habrán de guiar la discu-sión multisectorial. Ello con el objeto de ver si es posible consensuar criterios y lineamientos sobre las condi-ciones de convivencia en la Zona Central.

Para tal efecto, este documento se ha estructurado en torno a tres capítulos:

El Capítulo I entrega algunos antecedentes respecto del aporte que ha significado para Chile el desarrollo de la minería y el potencial existente en el país. También hace una caracterización de la complejidad de intereses y sectores existentes en la Zona Central.

El Capítulo II identifica las variables y desafíos medioam-bientales implicados en un eventual desarrollo minero en la zona, particularmente respecto de los recursos hídricos y biodiversidad; los retos en materia de con-vivencia en el territorio, específicamente con el uso de infraestructura y servicios, así como en el uso del suelo; y las oportunidades que se abren en materia de valor compartido más allá de la actividad minera.

El Capítulo III realza la necesidad de enfrentar estos de-safíos sobre la base de un diálogo amplio entre todos los actores, tanto públicos como privados, con intere-ses en el territorio, que permita consensuar entre todos los criterios y lineamientos para la extensión de la vida útil de la minería.

Valor Minero | Los desafíos para el desarrollo futuro de la minería en la Zona Central | 5

CONTENIDO I. Potencial minero de Chile y la Zona Central

1. Potencial de crecimiento de la minería en Chile

2. Potencial minero en la Zona Central

2.1 Potencial minero en la Zona Central y su efecto en el país

3. Complejidad de la Zona Central y competencia por el territorio

II. Desafíos para el desarrollo de la minería en la Zona Central

1. Sustentabilidad medioambiental

1.1 Recursos hídricos

1.2 Biodiversidad

2. Convivencia en el territorio

2.1 Infraestructura y territorios

2.2 Tranques de relavess y aceptación social de las comunidades

3. Desarrollo productivo y oportunidades de valor compartido

3.1 De los recursos naturales a la industria del conocimiento

3.2 Puesta en valor de la Montaña de la Zona Central

III. Desafío Zona Central: la necesidad de un diálogo amplio

pag.

8

11

11

14

16 -

18

18

25

28

28

31

33

33

35

38 - 39

6 | Los desafíos para el desarrollo futuro de la minería en la Zona Central | Valor Minero

I. POTENCIAL MINERO DE CHILE Y LA ZONA CENTRAL

Valor Minero | Los desafíos para el desarrollo futuro de la minería en la Zona Central | 7

8 | Los desafíos para el desarrollo futuro de la minería en la Zona Central | Valor Minero

1. POTENCIAL MINERO DE CHILE Y LA ZONA CENTRAL

Chile es por lejos el principal productor de cobre del

mundo. Con una producción superior a las 5,764

millones de toneladas (2015)1, produce el 30% del total

mundial; esto es, más de tres veces que el segundo pro-

ductor, Perú, que tuvo una producción de 1,7 millones

de toneladas el 2015. A su vez, Chile también lidera res-

pecto de las reservas mundiales de cobre, con el 29%

de las mismas, superando a Australia y Perú, ambos

con un 12%, (Consejo Minero, 2016).

Este liderazgo es fruto de un intensivo proceso de

inversiones, registrado a partir de 1990, cuyos protago-

nistas han sido la minería estatal, vía Codelco, y la gran

minería privada. A su vez, el aporte de esta industria ha

sido determinante para impulsar el crecimiento econó-

mico y el desarrollo del país en diversos ámbitos.

De acuerdo a diversos estudios, el crecimiento del

sector está detrás de una serie de positivos efectos

macroeconómicos. Así, Medina (2017) estima que entre

1960 y 2014, la minería ha explicado:

• Entre el 5 y el 15% del PIB del país, con un promedio en

torno al 10%.

• Desde el año 2005 en adelante, la inversión minera ha te-

nido una contribución creciente en la inversión y el stock

de capital de toda la economía.

• En el periodo 1991-2015, el promedio del impuesto minero

ha sido igual al 3% del PIB, con peaks por sobre el 8%.

En la actualidad, la gran minería del cobre es el principal sector económico del país. De acuerdo a datos proporcio-nados por Cochilco y el Consejo Minero a partir del Banco Central para el periodo 2015-2016:

• Exportación minera está totalizada en US$ 27.551 millones,

representando el 54,7% del total de las exportaciones del país,

en 2016.

• En términos del producto , el cobre representó durante el 2016

un 7,7% del PIB.

• El 20,4% de la Inversión Extranjera Directa con US$ 553,4

millones (2015).

• Los impuestos pagados por la gran minería privada y los

aportes directos al fisco que realizó Codelco durante el 2015

ascendieron a US$ 3.089 millones.

• Las faenas de la gran minería durante el periodo 2015-2016

ocuparon a más de 238.000 personas, entre trabajadores

propios y de empresas contratistas.

Sin embargo, actualmente la industria se enfrenta a una serie de variables que han implicado que la cartera de pro-yectos se haya visto seriamente afectada en los últimos años, con una disminución del 36% de la inversión respecto al 2015 (Sofofa, 2016) y una baja considerable en los ran-kings de países más atractivos para la inversión minera, cayendo del cuarto lugar en 2013 al lugar veintiocho en la medición 2017 del Índice de atracción Minera del Fraser Institute (2017). Ello contrasta con la situación de países vecinos, como Perú, en donde la cartera de inversiones está creciendo2, y subiendo en los rankings de atracción de inver-siones mineras a nivel mundial.

1 Fuente: bases de datos Cochilco.

2 El Ministerio de Energía y Minas de ese país, presentó el 2016 un catastro de inversiones por US$ 45.596 millones. Aunque Chile tiene mayores reservas, lo cierto es que en la última década nuestro país ha mantenido estable su producción, registrando un crecimiento de apenas 8%. Perú, por el contrario, ha vivido un crecimiento de 37%.

Valor Minero | Los desafíos para el desarrollo futuro de la minería en la Zona Central | 9

Escenario Alto Potencial

La minería se desarrolla de manera competitiva, susten-table y en convivencia con los territorios, esto permite:

• Pasar de una producción de

5,7 millones de toneladas a

una en torno a los 8 millones

de toneladas anuales3.

• Alcanzar en los próximos 20

años una producción acumu-

lada de 130 a 150 millones

de TM de cobre.

• Alcanzar los US$ 10.000

millones al año 2035 en ex-

portaciones de bienes y ser-

vicios asociados a la mine-

ría, y desarrollar al menos

250 proveedores y servicios

intensivos en conocimiento.

Escenario sin desarrollo de proyectos

Donde no se alcanzan esas condiciones y en el que:

• La producción tendería a

bajar de los actuales 5,7 mi-

llones de toneladas al año a

4 millones de toneladas en

el mediano plazo, perdiendo

liderazgo en el mercado del

cobre a nivel mundial.

• Esto significaría perjuicios

macroeconómicos para el

país, en términos de cre-

cimiento del PIB, ingresos

fiscales, inversión, empleo,

encadenamientos producti-

vos y otros.

¿Cómo el país aprovecha el potencial minero existente –de manera que el sector siga jugando el papel que ha tenido en el desarrollo de Chile– junto con generar las condiciones para una convivencia armónica en los territorios donde se desarrolla?

Entre los factores que han afectado su desempeño se cuentan aquellos relativos al mercado, como el fin del súper-ciclo del cobre, fenómenos naturales como el enve-jecimiento de los yacimientos y las caídas en la ley del mineral, así como el nuevo contexto regulatorio, social y político del país.

El documento “Minería: Una Plataforma de Futuro para Chile”, generado por la Comisión Minería y Desarrollo de Chile, y que sirvió de base para la constitución de la Alianza Valor Minero, identificó dos escenarios polares de desa-rrollo minero posibles hacia el año 2035:

3 Diversos estudios (Cochilco, 2013; Jara, Lagos, Peters, 2014) han puesto de manifiesto el inmenso potencial de desarrollo minero de nuestro país en el mediano y largo plazo. Materializar este potencial a través de una sólida cartera de proyectos tanto de inversionistas chilenos como extranjeros supondría alcanzar una producción en torno a 8 millones de toneladas de cobre en 2024, equivalente a un aumento de 36% respecto de la producción del 2015.

4 Toro et al., Protracted Magmatic-Hydrothermal History of the Río Blanco-Los Bronces District, Central Chile: Development of World’s Greatest Known Concentration of Copper. Society of Economic Geologists, 2012.

5 Entre otros factores, este escenario genera controversias relacionadas con el espacio físico para ubicar material de descarte o para instalar infraestructura productiva y logística, disponibilidad de mano de obra especializada, necesidad de preservar el patrimonio cultural y natural presente en la zona, disposición de capacidades institucionales adecuadas para la evaluación, tramitación y monitoreo de proyectos complejos.

Por lo tanto, frente a los escenarios de potencial desa-rrollo de la industria, cabe preguntarse:

I La Zona Central como desafío paísLa práctica demuestra que el desarrollo actual y poten-cial de la industria minera se está trasladando desde el Norte del país hacia la Zona Central. Desarrollos y pro-yectos mineros en las regiones de Coquimbo, Valparaíso, Metropolitana y del Libertador Bernardo O’Higgins, así lo demuestran.

De acuerdo a diferentes proyecciones, la Zona Central de Chile, en particular las regiones de Valparaíso y Metro-politana, son las que albergan las mayores reservas de cobre del país. Particularmente, en el distrito Río Blanco-Los Bronces existen en torno a 200 millones en recursos identificados (Toro et al., 2012)4, que lo con-vierten en el mayor potencial minero de cobre de Chile y el mundo.

Sin embargo, a su vez, la Zona Central, a diferencia del Norte del país, presenta características complejas –la más alta concentración de población del país, diversidad de sectores productivos, áreas de alto valor ambiental y uso intensivo del territorio–, que promueven una fuerte competencia por el territorio5 entre los diversos inte-reses que existen en torno a él.

10 | Los desafíos para el desarrollo futuro de la minería en la Zona Central | Valor Minero

Si Chile decide materializar este potencial minero deberá plantearse cómo abordar una serie de desafíos sociales, ambientales y productivos, los cuales van más allá de las capacidades propias de la industria.

El riesgo de no anticiparse a estos desafíos, implica agravar la situación actual de competencia en el terri-torio, y mantener situaciones de suma cero. Por otro lado, hacerlo, definiendo un equilibrio óptimo para mate-

rializar el potencial, generará los lineamientos necesarios que permitan una convivencia armónica y sustentable entre los distintos sectores, intereses y potencialidades.

Alcanzar un equilibrio entre los distintos intereses involu-crados, será una muestra de que Chile puede establecer las bases de confianza que actualmente el país requiere y proyectar hacia el futuro un sector productivo anclado a la identidad nacional.

Valor Minero | Los desafíos para el desarrollo futuro de la minería en la Zona Central | 11

En la Zona Central la gran minería del cobre está presente a través de las operaciones de Codelco, con División Andina, en la región de Valparaíso; y a través de Anglo American, con El Soldado, en la misma región, y Los Bronces, en la región Metropolitana. La mediana minería está represen-tada, entre otras, por Yamana Gold con Minera Florida en la región Metropolitana y Las Cenizas, con la faena Cabildo, en la región de Valparaíso.

Complementando las operaciones mineras, se encuentran, por un lado, los tranques de relavess Ovejería (Codelco), Las Tórtolas y El Torito (Anglo American). Por otro, las fundiciones y refinerías de Ventanas (Codelco) y Chagres (Anglo American).

2. POTENCIAL MINERO EN LA ZONA CENTRAL

2.1 EL POTENCIAL MINERO DE LA ZONA CENTRAL Y Su EFECTO EN EL PAÍSDatos respecto de las recursos de cobre del país, señalan que Chile cuenta con 722 millones de toneladas de cobre en recursos identificados (Toro et al., 2012), los cuales se desprenden en: Collahuasi 85MT, Chuquicamata 135MT, Escondida 144MT, Los Pelambres-El Pachón 44MT, Río Blanco-Los Bronces 200MT y El Teniente 94MT.

Collahuasi | 85MT

Chuquicamata | 135MT

Escondida | 144MT

Los Pelambres-El Pachón | 44MT

Río Blanco-Los Bronces | 200MT

El Teniente | 94MT

12 | Los desafíos para el desarrollo futuro de la minería en la Zona Central | Valor Minero

De acuerdo a esto, si bien históricamente la industria minera se ha desarrollado en la Zona Norte del país –entre Antofagasta y Coquimbo-, de acuerdo a los recursos identificados en la Zona Central de Chile, par-ticularmente en el distrito Río Blanco-Los Bronces, donde existen en torno a 200 millones en recursos iden-tificados, convierten a esta zona del país en el mayor potencial minero de cobre de Chile, con alrededor del 30% de recursos de cobre del país, y el 10% de los recursos del mundo.

Ahora bien, para caracterizar el impacto del desa-rrollo de este potencial minero en la economía del país, Medina (2017) realizò un estudio para Alianza Valor

río blanco - Los boncres

El Teniente Los Pelambres-El Pachón

Escondida

Carajas

Kamoa

222

94

Collahuasi85

Morencí

KupferschieferProvince

42

Resolution24

94

35

Konkola 24

144

Chuquicamata

Central African Copperbelt

135

22

Butte35

British Columbia 70

Lubin - Polkowice 54

Noril’sk 47Udokan 26

Oyu Tolgoi 39

Pebble 37

Northern Peru115

Southeast IranBaluchistan36

Olympic Dam88

Bingham 30

Grasberg 56

New Guinea 82

Philippines 50

Kolwezi

Reko Diq

65

24

Minero denominado “Desarrollo del sector minero en Chile y sus consecuencias macroeconómicas”6. El estudio cons-tituye un esfuerzo por generar un modelo que capture los efectos directos e indirectos de la minería sobre variables económicas –PIB, inversión, ingresos fiscales, empleos–, en el periodo 2023-2030, a partir del cual proyectar escenarios futuros comparables entre sí.

Al analizar el potencial de desarrollo productivo minero en la Zona Central, se estima que los beneficios macroeconómicos para el país serían sustantivos. Los hallazgos del estudio demuestran que en un escenario en el que no se desarrolle ninguna parte de este potencial, implicaría para Chile una reducción significativa de su capacidad productiva, de su

6 El estudio fue realizado en 2017 por Juan Pablo Medina, economista de la Universidad de Chile y Ph.D. en Economía del Departamento de Economía de UCLA. Es integrante del Consejo Fiscal del Ministerio de Hacienda y profesor e investigador en la Escuela de Negocios de la Universidad Adolfo Ibáñez. Previamente, se desempeñó como jefe del Departamento de Modelos y Proyecciones del Banco Central, y como consultor para el Fondo Monetario Internacional en las áreas de política monetaria, cambiaria y fiscal.

FIG. 1. Los depósitos y distritos de cobre más grandes del mundo (Sillitoe, 2012). Los números están expresados en millones de toneladas

Río Blanco Los Bronces200

Valor Minero | Los desafíos para el desarrollo futuro de la minería en la Zona Central | 13

inversión en la economía y de sus ingresos fiscales.

Por el contrario, habilitando solo el 2,75% de este potencial minero, significaría aumentar en un 18% la producción de cobre en el periodo 2023-2030, lo que se traduciría en 5,5 millones de toneladas adicionales.

Así, el aumento de producción minera impacta positivamente en el PIB, la inversión, los ingresos fiscales, el empleo y el crecimiento. Adicionalmente, existe una favorabilidad hacia la generación de encadenamientos productivos con el resto de los sectores de la economía del país, implicando un impacto positivo en la economía tanto minera como no minera.

Los escenarios construidos en el estudio son:Escenario 1, donde no se desarrolla ninguna parte de este potencial, implicando para Chile una reducción significativa de la capacidad productiva del país y de inversión en la economía.

Escenario 2, se demuestra que habilitando solo el 2,75% de este potencial minero en el periodo 2023-2030, supone un impacto sustantivo para el país en variables macroeconómicas.

En un escenario sin el desarrollo de proyectos en la Zona Central, la producción minera de Chile podría caer un 8% hacia el 2030. En un escenario donde se desarrollan pro-yectos, la producción aumentaría en un 18% en relación al caso sin proyectos.

PIB

Ingresos Fiscales

Empleo

Inversión

Indicador Escenario 2, con desarrollo Zona Central

0,76

Escenario 1, sin desarrollo Zona Central

0,3

0,7 1,6

0,1 0,2

puntos porcentuales al año

puntos porcentuales al año puntos porcentuales al año

puntos porcentuales al año puntos porcentuales al año

del PIB anuales del PIB anuales

Aumento de

Crecimiento de Crecimiento de

Crecimiento de Crecimiento de

Escenarios de producción de cobre de mina en Chile (Base 2016=100)% aumento producción

Año

Base o más probable Caso con regiones V y Metropolitana sin proyectos

Caso con desaroollo en regiones V y Metropolitana

puntos porcentuales al añoAumento de

Aumento de Aumento de0,5% 1,2%

14 | Los desafíos para el desarrollo futuro de la minería en la Zona Central | Valor Minero

La dificultad del desafío de la Zona Central tiene que ver con que al mismo tiempo de presentar importantes reservas de cobre, éstas se ubican en el nodo de desa-rrollo demográfico, económico, político y social más relevante y complejo del país.

Para graficar lo señalado en el párrafo anterior, los indicadores que se presentan a continuación ayudan a esbozar las características que presenta la Zona Central:

3. COMPLEJIDAD DE LA ZONA CENTRAL Y COMPETENCIA POR EL TERRITORIO

I LA ZonA CEnTrAL (V rEgIón y METroPoLITAnA) ConCEnTrA:

POBLACIóN

INFRAESTRuCTuRA

ÁREAS SILVESTRES PROTEGIDAS (31)

DéFICIT DE RECuRSOS hÍDRICOS AL AñO

CAMBIO CLIMÁTICO

ExPLOTACIóN AGROPECuARIA

SuELO uRBANO

1,6%

Aeropuerto

Periodo 2040 - 2070

La temperatura aumentará

Lluvias disminuirían

Complejo Marítimo Portuario

Línea Ferrea

Parques Nacionales

Quinta Región Región Metropolitana

Reservas Naturales

Monumento Natural

Santuarios de la Naturaleza

2.253.073,22

117.654

3

-27,4 m3/s

2,7 Y 3 ºC -20 A -25%

-35,6 m3/s

4 2 3

De la superficie total de Chile.

Hectáreas de terreno

Hectáreas

Población total del país.

6.000 km de red vial Aeropuerto Nacional e internacional RM

San Antonio, Valparaíso, Ventanas, Quintero.

174 km. Ruta de mineral Saladillo - Ventanas

De la superficie del país

Segun datos de la INE: Tierras y suelos, 2012

De personas aproximadamente

50,3%

7,6%

8 Millones

Mapocho

Maipo

Aconcagua

El Torito

]ovejería

Las Tortolas

Santiago

Tiltil

LampaColina

Lo Barnechea

Valparaiso

Ventanas

Chagres

San Felipe

Los Andes

El Soldado

Andina

Los Bronces

Florida

REGIÓN DE VALPARAÍSO

ValparaísoOvejería

REGIÓN METROPOLITANA

Valor Minero | Los desafíos para el desarrollo futuro de la minería en la Zona Central | 15

Acerca del aporte de las operaciones mineras de la Zona Central a las economías regionales7, las cifras señalan que éste es mucho más relevante en la región de Valparaíso respecto de su similar Metropolitana. En materia del cono-cimiento que existe de estas operaciones por parte de la población, según el estudio de opinión pública “Percepciones y actitudes hacia la minería en la Región Metropolitana” (Feedback, 2016), la región Metropolitana presenta los niveles más bajos (más de la mitad de los encuestados de Santiago desconocen las operaciones cercanas a la ciudad) y, a su vez, la población exhibe una actitud favorable a la llegada de nuevos proyectos mineros.

Por otro lado, de acuerdo al estudio de opinión pública “Percepciones chilenas hacia la minería” (CSIRO, 2014), los habitantes de la región Metropolitana valoran beneficios sociales asociados a la minería así como el empleo y la mejora en infraestructura regional. Pero, al mismo tiempo, señalan externalidades negativas8. En este contexto, se identifica que la principal variable que incide en una actitud favorable hacia la minería es la construcción de un sistema de gobernanza; esto es, a medida que se percibe que los intereses están más fuertemente representados, aumenta la buena disposición de la población hacia el sector.

De esta manera, si bien es cierto que desarrollar el potencial minero que ofrece la Zona Central tendría un impacto significativo en la economía minera y no minera del país, éste se concretaría en una zona compleja en términos económicos, sociales y ambientales. Así, es necesario preguntarse:

¿Queremos extender la vida útil de la minería en la Zona Central, desarrollando el potencial y aprovechando los importantes recursos presentes en ella?

Y si se define que sí:

¿Cuáles son las condiciones y criterios ambientales, sociales y productivos para continuar desarrollando la minería en la Zona Central y seguir contribuyendo al desarrollo del país en el mediano y largo plazo de una manera sustentable y en armonía con los territorios?

7 En la región de Valparaíso la minería es el principal aporte al PIB regional, con un 19%, mientras que en la Metropolitana el aporte es de un 0,6%.

8 Impactos en su cotidianeidad y calidad de vida, como la contaminación del medioambiente y de los recursos que ocupa el sector agrícola, el aumento en el costo de la vida y los problemas de salud.

16 | Los desafíos para el desarrollo futuro de la minería en la Zona Central | Valor Minero

II. DESAFÍOS PARA EL DESARROLLO DE LA MINERÍA EN LA ZONA CENTRAL

Valor Minero | Los desafíos para el desarrollo futuro de la minería en la Zona Central | 17

Frente al desafío de evaluar la factibilidad de extender la vida útil de la minería en la Zona Central, se han identifi-cado tres dimensiones clave para el posible desarrollo de minería dentro de la complejidad que supone el territorio:

I Sustentabilidad medioambientalAvanzar hacia la gestión eficiente y colaborativa el uso de recursos naturales escasos como el agua y la biodi-versidad, reduciendo de esta manera las tensiones entre los distintos actores de los territorios en un contexto de cambio climático.

I Convivencia armónica con otros usos del territorio Frente a la demanda de suelo y de infraestructura tanto para la producción como para el transporte del mineral desde la cordillera hacia los puertos de embarque, se vuelve necesario identificar las maneras de diseñar los proyectos de inversión e infraestructura en concor-dancia con las estrategias y visiones de desarrollo de los territorios.

I Desarrollo productivo y oportunidades de valor compartidoAvanzar en la identificación de las oportunidades de valor compartido que emergen partir de la actividad minera en la Zona Central y que se expanden hacia otros sectores, a escala local, regional y nacional. Al mismo tiempo, pensar las maneras en que la minería sirve de plataforma que permita diversificar la matriz productiva del país, aumentando la competitividad e insertando a Chile en la industria del conocimiento.

Estos son los ejes que pueden guiar el proceso Diálogo Zona Central, el cual, a partir de un proceso de diálogo público-privado con todos los actores con intereses en la Zona Central, definirán los criterios y lineamientos tanto ambientales, de convivencia y productivos que la minería deberá cumplir si es que se decide extender su vida útil en esta parte del país.

A continuación se identifican los principales desafíos que tienen que ser abordados para construir los lineamientos y condiciones que permitan desarrollar minería en convi-vencia con los otros intereses presentes en la Zona Central.

18 | Los desafíos para el desarrollo futuro de la minería en la Zona Central | Valor Minero

1. SUSTENTABILIDAD MEDIOAMBIENTAL

La condición medioambiental más relevante y que emerge como el principal desafío para las actividades productivas en el país es el cambio climático. Las proyecciones realizadas muestran que en el periodo 2040-2070 la temperatura superficial aumentará entre 2 a 3°C, y que entre las regiones de Coquimbo y del Libertador Bernardo O’higgins, este aumento será entre 2,7 y 3°C; mientras que las lluvias disminuirían entre un 20 y un 25% (Política Nacional de Recursos hídricos, 2015).

La complejidad del nuevo escenario tiene relación con la incertidumbre acerca de la disponibilidad de recursos hídricos en un contexto de crecimiento eco-nómico, expansión urbana y una competencia intensiva entre distintos sectores por los recursos disponibles, la que afectará la planificación respecto de su utilización en este contexto.

Abordar el reto de la continuidad de la minería implica generar y asegurar una gestión sustentable de los recursos naturales disponibles en los territorios, res-petando las regulaciones exigidas, comprendiendo las múltiples dimensiones y significados que la población asocia a estos recursos, y entendiendo que para su operación la sustentabilidad del entorno es parte sus-tantiva de los proyectos.

A continuación se caracteriza la situación actual y los desafíos de los recursos hídricos y la biodiversidad de la Zona Central, elementos que, en un contexto de cambio climático, configuran el escenario ecológico para el desarrollo de la minería en la Zona Central, y que son la base para establecer los lineamientos rela-tivos a la sustentabilidad ambiental en los territorios.

La extensa sequía que afectó a Chile entre 2008 y 2014 tuvo un profundo impacto sobre las comunidades y empresas de las cuencas más afectadas. Pero también incidió en la agenda pública nacional, que comenzó a darle mayor aten-ción a temas como el cambio climático y la recurrencia de sequías, fenómenos que el país deberá seguir enfrentando en el futuro.

Durante este periodo quedó en evidencia la competencia por los recursos hídricos entre los diferentes usuarios de aguas que conviven en estas cuencas. Ello implicó mayores movilizaciones sociales de carácter ambientalista, la pre-sentación de diversos proyectos de ley sobre recursos hídricos en el Congreso y el desarrollo por parte del actual gobierno de una Política Nacional de Recursos hídricos.

Sin perjuicio de que el debate público se haya enfocado en las estrategias apropiadas para enfrentar el cambio cli-mático, lo cierto es que el principal objetivo de la Política Nacional de Recursos hídricos –y de la postura del gobierno respecto de la reforma al Código de Aguas– es la seguridad hídrica para el consumo humano y las actividades pro-ductivas. Se prioriza entonces el desarrollo de medidas y obras de infraestructura para mitigar la escasez actual de agua y preparar al país para el futuro, junto con proponer un reordenamiento institucional y jurídico para gestionar de mejor manera el uso de los recursos hídricos. En este último punto, se contempla un rol más relevante del Estado y una mayor colaboración público-privada y entre actores privados para un manejo sustentable de las cuencas.

1.1 RECuRSOS hÍDRICOS

Valor Minero | Los desafíos para el desarrollo futuro de la minería en la Zona Central | 19

También se señala las deficiencias de la información hídrica acerca de las diferentes cuencas del país y la necesidad de paliar este déficit con mejores sistemas y programas de medición. Se incluye la diseminación de esta información y su utilización para diseñar políticas públicas y nuevas estructuras de gobernanza y colaboración entre usuarios.

Por otra parte, se percibe que el interés de las diferentes industrias sobre el uso del recurso hídrico no solo recae en la función productiva de éste; también ellas consideran el entramado de relaciones sociales, económicas y ecosisté-micas que existen por y a partir del agua. Es decir, la relación que establecen los sectores productivos con el agua se ha vuelto multidimensional: es operacional, ya que no hay indus-trias sin agua; es ecosistémica, pues se compite con otros sectores productivos, sociales y ambientales por los servi-cios biológicos que ofrece; y es social, considerando que se entra en contacto directo con las fuentes de aguas superfi-ciales y subterráneas que abastecen el consumo humano.

I La realidad del agua en la Zona CentralLa Zona Central, entendida como las regiones de Valparaíso y Metropolitana, tiene desafíos particulares en cuanto a la competencia por el uso de los recursos hídricos. El sostenido desarrollo económico de este territorio, junto al crecimiento de la población y la creciente urbanización, ha significado una mayor demanda de agua tanto para consumo humano como para los procesos industriales. Esto ha generado, a su vez, una presión particular sobre las cuencas del Acon-cagua, Mapocho y Maipo, las que, bajo las nuevas condiciones de cambio climático y bajas precipitaciones, presentan un desbalance negativo entre oferta y demanda de agua9. La Dirección General de Aguas (DGA) proyecta que en el corto y mediano plazo este déficit se profundizará sustancialmente10.

De acuerdo a la DGA (2016) el sector productivo que con-sume la mayor extracción consuntiva de agua es el silvoa-gropecuario (82% del consumo nacional y 64,1% en la Zona Central). A nivel nacional, la minería ocupa el cuarto lugar en el consumo de agua (3%) luego del sector industrial (7%)

y el agua potable (8%). Al mismo tiempo, la minería en la Zona Central ocupa el cuarto lugar (1,4%), superada por el sector agropecuario (64,1%), agua potable (10,9%) y el sector industrial (7,7%).

A continuación, se caracterizan los principales desafíos relativos a los recursos hídricos en la Zona Central, con miras a enriquecer el diálogo entre los distintos actores del territorio y buscar lineamientos para su utilización eficiente y sustentable.

I DESAfío 1: CoMPETEnCIA Por EL AguA En un ConTExTo DE CAMbIo CLIMáTICo

Para continuar desarrollando y extender la vida útil de la minería en la Zona Central, en un contexto de cambio climático y sequías recurrentes, es necesario que los distintos sectores productivos, la población y otros intereses presentes en la zona logren un uso armónico y sustentable de los recursos hídricos.

La alta concentración demográfica, industrial y agrícola que caracteriza a la Zona Central, hace que la compe-tencia por el uso de agua entre los distintos sectores productivos y poblaciones emerja como uno de los prin-cipales desafíos a resolver para desarrollar el potencial minero presente en el territorio. Especialmente, consi-derando que las relaciones entre los diferentes usuarios de agua se complejizará a medida que se agudice el desbalance hídrico negativo en la zona.

Esta realidad hace aún más profundo el desafío técni-co-institucional que contempla la Política Nacional de Recursos Hídricos para lograr que los diferentes usua-rios aprovechen el agua de manera más eficiente, así como para generar mayor colaboración entre usuarios que permita incrementar la eficiencia hídrica a nivel global de las diferentes cuencas.

9 De acuerdo a la Política Nacional de Recursos Hídricos (2015), la región de Valparaíso presenta un desbalance negativo entre oferta y demanda de agua de un 27,4%, y en los próximos 15 años ese desbalance aumentará a 38,7%. Por su lado, la región Metropolitana tiene un desbalance negativo de 36,5%, que aumentará a 51,4% hacia el 2030.

10 Esto tiene especiales repercusiones en la región Metropolitana y en la región de Valparaíso, ambas con balance hídrico negativo. De acuerdo a los antecedentes de la DGA y las proyecciones realizadas en función del crecimiento económico y de la infraestructura, el déficit entre oferta y demanda en estas regiones se incrementará sustantivamente en un horizonte de 15 años.

20 | Los desafíos para el desarrollo futuro de la minería en la Zona Central | Valor Minero

Por una parte, es urgente concentrar esfuerzos en la efi-ciencia hídrica mediante la maximización de procesos industriales y mejoras tecnológicas en los distintos sec-tores y usuarios: agricultura, agua potable, sanitarios, industriales, minería, entre otros. También es necesario avanzar en la búsqueda de nuevas fuentes de recur- sos hídricos a través de relaciones colaborativas entre los diferentes usuarios y sectores productivos (por ejemplo, a través de swaps de agua entre minería y agricultura, o la utilización de aguas industriales en procesos mineros y mejoras en los sistemas de riego intrapredial más eficientes).

Por otra parte, la mayor cantidad de usuarios de agua en las cuencas del Aconcagua, Mapocho y Maipo hacen más nece-saria y a la vez compleja la colaboración público-privada y entre actores privados para establecer una mejor gobernanza para la gestión sustentable11 de los recursos hídricos en estas cuencas. Este escenario abre una serie de interrogantes que se deben considerar en la conver-sación Diálogo Zona Central, y que pueden servir de guía para analizar cómo enfrentaremos los desafíos futuros de seguridad hídrica en las regiones de Valparaíso y Metropolitana:

¿Están siendo los sectores productivos lo suficiente-mente eficientes en el uso del agua?

¿Cuáles son las brechas existentes en las distintas industrias respecto de las capacidades operacionales y tecnológicas para continuar maximizando el uso del agua?

¿Es posible desarrollar nuevas fuentes de agua para abastecer los diferentes sectores productivos?

¿Cuáles son las brechas de información que deben enfrentarse para la construcción de escenarios hídricos robustos?

¿Qué tipo de nueva infraestructura se requiere para garan-tizar la seguridad hídrica? ¿Existen espacios de sinergia entre los sectores para abordar este reto mediante inicia-tivas de inversión conjunta en infraestructura y que ayuden al manejo hídrico eficiente y a dar soluciones a largo plazo?

¿Están dadas las condiciones institucionales para que los distintos sectores productivos participen activamente en una gestión integrada de cuencas que represente adecuada-mente sus necesidades e intereses?

¿Qué otros esfuerzos se pueden realizar para garantizar la seguridad hídrica en la Zona Central?

I DESAfío 2: LA CALIDAD DEL AguA CoMo ConTro-VErSIA A nIVEL TErrITorIAL

Si bien la minería ha mejorado en la seguridad de sus procesos, los incidentes ambientales derivados ponen en peligro la calidad del agua y la relación de la industria con las comunidades. Esto supone un desafío tanto en la gestión ambiental como en la generación de información creíble y confiable para las comunidades.

La minería utiliza el agua en toda su cadena de producción. Para cumplir con los requisitos ambientales y sectoriales de una operación segura, la industria es objeto de estrictas fis-calizaciones y monitoreo durante todo el tratamiento opera- cional que realiza con el agua. El cumplimiento de estas regu-laciones para la protección del entorno social y ambiental de sus operaciones ha implicado que ella incorpore diver- sas innovaciones tecnológicas y aplique altos estándares internacionales en sus procesos productivos, generando así una mejora sustantiva en el tratamiento del agua.

Sin embargo, si bien existe una asociación entre la presencia de yacimientos minerales y la menor calidad natural de las aguas, la eventualidad de incidentes de contaminación

11 En este sentido, se abren conversaciones relativas a los requerimientos de agua necesarios para mantener los cursos de agua en una calidad adecuada (caudal ecológico), temática transversal a todos los usuarios y con una demanda social creciente.

Valor Minero | Los desafíos para el desarrollo futuro de la minería en la Zona Central | 21

por parte de operaciones mineras es quizás lo que genera mayor discusión y repercusión a nivel social. La posibilidad de que se filtren aguas residuales a los ríos, la generación de drenajes ácidos, la infiltración de napas subterráneas y la presencia de metales pesados en las aguas se establecen como las principales causas de conflicto entre las empresas mineras, las comunidades y la autoridad ambiental.

Estos incidentes, relativos a la calidad del agua, generan focos de conflictividad a nivel local: se cuestiona la presencia y rol de la minería en el territorio y se pone en entredicho la relación de la industria con otros sectores productivos, particularmente con la agricultura.

Si bien los incidentes ambientales de la minería son muy esporádicos, generan alta alarma en la población poten-cialmente afectada. Las evidencias que al respecto grupos ambientalistas han dado a conocer en los últimos años a nivel local y nacional, ha generado crecientes cuestiona-mientos sobre la validez de la información entregada tanto por las empresas como por las autoridades. Esta situación ha mermado la imagen de la minería acerca de la segu-ridad ambiental de sus procesos y sus verdaderos impactos sobre el recurso hídrico.

I Desafíos a superarLa necesidad de contar con suministros de agua seguros supone integrar a los distintos actores que utilizan agua en un trabajo colaborativo que asegure la calidad del recurso y la transparencia en su uso.

En este sentido, un reto importante es el de transparentar y compartir la información obtenida de las mediciones y usos del agua por parte de las empresas mineras y de otros sectores industriales. Una herramienta que ha dado buenos resultados es el Monitoreo Ambiental Participativo. Estas instancias, en que representantes de comunidades participan en los procesos de evaluación de la calidad de las aguas locales, han contribuido a crear mayor confianza en las comunidades en su relación con las operaciones mineras y otras faenas industriales con potencial impacto ambiental local.

Por otro lado, la calidad de la información ambiental generada supone un desafío tanto para la institu-cionalidad ambiental como para la minería y otras industrias. Con el fin de dar solución a esta contro-versia se encuentra en marcha la creación, por parte del Ministerio del Medio Ambiente y Corfo, del Centro de Referencia Ambiental, órgano que vendrá a suplir las deficiencias que existen respecto de la calidad de la información medioambiental en nuestro país.

Los esfuerzos para actualizar y optimizar procesos industriales más limpios y seguros han supuesto avances tecnológicos sustantivos. Sin embargo, incidentes ambientales recientes y las exigencias regulatorias y la presión social asociados a ellos, implican un reto no menor para el sector: identificar permanentemente las mejoras tanto en la operación como en la transparencia y gestión de la información.

Las siguientes preguntas pueden contribuir a articular la discusión que sostendremos sobre la calidad de las aguas a nivel local:

¿De qué manera pueden el Estado y las industrias enfren-tar los cuestionamientos sociales respecto a la validez de los datos con que se mide la calidad del agua? ¿Es posible establecer sinergias entre las industrias y las autoridades en relación a la generación de información?

¿Cuáles son los estándares internacionales respecto a la calidad de la información?

¿Es posible avanzar hacia la generación de instancias de monitoreo de la calidad del agua, integrando participati-vamente a las comunidades de las áreas de influencia?

¿Cuáles son los procedimientos de alerta y las medidas apropiadas de mitigación frente a incidentes ambientales con impacto en la calidad de las aguas? ¿Cuáles debieran ser los estándares de compensación adecuados para los actores afectados por estos incidentes?

22 | Los desafíos para el desarrollo futuro de la minería en la Zona Central | Valor Minero

I DESAfío 3: gLACIArES y MInEríA

Dada la alta concentración de recursos mineros en la cordillera de la Zona Central y la existencia de glaciares de diverso tipo y significancia hídrica en el territorio, las autoridades, actores sociales, empresas mineras y otros actores involucrados deben identificar la manera de desarrollar el potencial minero de la zona a la vez de asegurar la disponibilidad de agua en las cuencas.

I Glaciares en Chile y la Zona CentralChile cuenta con una de las mayores y más diversas reservas de glaciares existentes en América del Sur12. De acuerdo al catastro nacional de Glaciares (DGA, 2015), en el país existen aproximadamente 23.641 km2 de hielo distribuidos en 24.114 glaciares con un volumen equivalente en agua de 3.176 km3 (DGA, 2015). Si bien se encuentran a lo largo de la cordillera de Los Andes, su distribución no es homogénea. El 86% de la super-ficie glaciar se encuentra en las regiones de Aysén y Magallanes; el 9,2% entre las regiones del Libertador

Bernardo O’Higgins y Los Lagos; el 3,6% se encuentra en las regiones de Valparaíso y Metropolitana; y el 1,2% entre las regiones de Arica y Parinacota, y Coquimbo.

Existen diversas maneras de clasificar los glaciares, de acuerdo a su tamaño, posición geográfica, capacidad hídrica, entre otros. El informe Catastro, Exploración y Estudio de Gla-ciares en Chile Central (DGA, 2011), utiliza la siguiente tipo-logía, que facilita la identificación de la contribución hídrica de los diferentes glaciares:

• Glaciares descubiertos o blancos: poseen una superficie don-

de es posible apreciar la nieve y/o hielo y tienen cantidades

imperceptibles de impurezas o rocas.

• Glaciares cubiertos: se originan a partir de glaciares

descubiertos pero, debido a derrumbes rocosos desprendidos

de las laderas, son cubiertos por una capa de roca que opera

como aislante.

• Glaciares de roca o rocosos: son masas de hielo con rocas

dispersas en el núcleo de hielo glaciar y en su superficie.

La cantidad de rocas en el núcleo se da en diversas propor-

ciones (generalmente entre el 20 y 30% de su volumen).

12 Los glaciares corresponden a toda masa de agua terrestre en estado sólido que fluye por deformación de su estructura interna y por el deslizamiento de su base, encerrado por los elementos topográficos que lo rodean, formando parte de diferentes ecosistemas, cualquiera sea su forma, ubicación, dimensión y estado de conservación (DGA, 2016).

13 Pellicciotti et al. (2013) y Rivera et al. (2016b).

Valor Minero | Los desafíos para el desarrollo futuro de la minería en la Zona Central | 23

I retroceso significativo de superficie glaciar en los últimos 50 añosDe acuerdo a la DGA (2011) y otros estudios científicos13, los glaciares en Chile han comenzado a retroceder a lo largo de todo el territorio continental, experimentando una tendencia generalizada de pérdida de masa, con tasas de retroceso que varían desde unos pocos metros anuales hasta cientos de metros por año en la Zona Austral.

El retroceso de glaciares en la Zona Central ha sido signifi-cativo. En la cuenca del Aconcagua la masa glaciar ha dismi-nuido 20% entre 1955 y 200314; y en la parte alta del Maipo, en la cuenca del río Olivares, se perdió cerca de un 30% del área de hielo entre 1955 y 2013-1415.

I Debate actual sobre el rol y protección de los glaciares A partir de los desafíos que impone a nivel internacional el cambio climático, durante la última década ha surgido la pre-ocupación en el mundo científico y social por la protección de los glaciares como fuente de agua dulce. Esta preocupación tomó fuerza en el debate nacional debido, principalmente, a la prolongada sequía que vivió el país entre 2008 y 2014.

En estos años se han desarrollado diversas iniciativas para la protección de glaciares tanto a nivel de gobierno como de sociedad civil. En 2008 se creó la Unidad de Glaciología y Nieves de la Dirección General de Aguas del Ministerio de Obras Públicas, institución que elaboró el primer inventario de glaciares. El año 2009 se publicó la Política y Estrategia Nacional de Glaciares. En mayo de 2014 un grupo de dipu-tados ingresó un proyecto de ley de protección de glaciares y en marzo de 2015 el Ejecutivo incorporó una indicación sustitutiva para perfeccionar el texto. Pese a que el proyec-tose encuentra en sus etapas iniciales de tramitación, ha generado un activo debate en la sociedad civil, los sectores productivos y parlamentarios.

Si bien a nivel de expertos y de la Política Nacional de Recursos Hídricos los glaciares se valoran en cuanto a su aporte a la seguridad hídrica y a la preservación ecológica de las cuencas; a nivel del debate público y legislativo, la dis-

cusión se ha posicionado no solo en torno al potencial de reserva hídrica que pueden cumplir los glaciares en años de sequía, sino también por su valor simbólico y paisa-jístico.

En este sentido, está la aprensión de que actividades económicas y turísticas que se efectúan en la alta mon-taña –donde se ubican los glaciares– puedan afectarlos negativamente. Esto da pábulo a que la protección que se otorgue a los glaciares pueda limitar el desarrollo de actividades con valor económico y social para el país.

En términos generales se pueden identificar dos posturas principales en relación a la protección que debe dar el Estado a los glaciares:

• Otorgar una protección por igual a todos los glaciares, sean

blancos, cubiertos o de roca, y al entorno glaciar, indepen-

diente de su real aporte hídrico a las cuencas.

• Otorgar una protección diferenciada según el aporte hí-

drico de los glaciares, y el valor ecosistémico de para sus

respectivas cuencas.

I Contribución hídrica de los glaciares en la Zona CentralEs necesario resaltar que la contribución hídrica de los glaciares es diferente según las necesidades y carac-terísticas de las cuencas que irrigan. Aún cuando los glaciares generen cantidades similares de agua, su rol como fuente hídrica cobra más importancia en las cuencas más secas y afectadas por las sequías –regiones centro y norte del país– respecto de las cuencas del sur, en donde su contribución es porcentualmente menor, debido a los recursos hídricos disponibles en esa parte del país.

La Zona Central presenta una alta diversidad de tipos de glaciares. En la cuenca del río Maipo existen glaciares descubiertos, cubiertos y de roca16. En la cuenca del río Mapocho (subcuenca del Maipo) predominan los de roca y cubiertos, por sobre los descubiertos17.

14 Bown et al. (2008).

15 Malmros et al. (2016).

16 Bórquez (2007).

17 Marangunic (1979a).

24 | Los desafíos para el desarrollo futuro de la minería en la Zona Central | Valor Minero

Los glaciares descubiertos son los que mayor aporte hídrico generan a las cuencas de la Zona Central. Por ejemplo, la investigación desarrollada por Cassasa (2015) en Yerba Loca, destaca el aporte hídrico anual –periodo 2013-2014– del glaciar descubierto Paloma Este: 0,26 l/s/ha. Por el contrario, los glaciares de roca Littoria y 58 tienen un bajo aporte hídrico anual.

Tipo Descubierto Cubierto De rocas De rocas

Nombre Paloma Este Altar Sur Littoria 58

Aporte hídrico glaciar anual

Alto: 0,26 l/s/ha

0,17 l/s/ha 0,07 l/s/haBajo: 0,03 l/s/ha

I Desafíos a superarDe acuerdo a lo expuesto, el desarrollo del potencial minero de la Zona Central tiene como desafío imple-mentar políticas y medidas que aseguren la protección de glaciares y la disponibilidad de recursos hídricos en las cuencas del Aconcagua, Mapocho y Maipo. A su vez, se requiere evitar una limitación de actividades produc-tivas que puedan tener impactos económicos y sociales significativos para la Zona Central y el país.

Por un lado, está el reto de que los actores, autoridades e intereses de la Zona Central sean capaces de generar información científica legitimada que permita establecer cuál es el rol y la importancia que juegan en las cuencas hidrográficas en una zona que sufre los embates cre-cientes del cambio climático.

Por otra parte, dado que la tramitación del proyecto de ley de protección de glaciares aún no tiene claro su cuerpo normativo, no se sabe a ciencia cierta el verdadero alcance de la protección que ella brinda en esta materia y de las restricciones que supone para la industria minera.

Ello implica un reto significativo, pues si el país quiere desarrollar el potencial minero en la zona debe esta-blecerse un ajuste político-legislativo que armonice el desarrollo de actividades productivas con la protección

real de los glaciares. Lo anterior requeriría estudiar caso a caso y según el aporte hídrico que los glaciares realizan a cada cuenca, junto con las medidas para compensar esa intervención.

En este contexto, las preguntas que se presentan a conti-nuación pueden ayudar a articular un debate que permita enfrentar el complejo desafío que tiene el desarrollo futuro de la minería en la Zona Central en relación a la protección de glaciares presentes.

¿Contamos con información consistente sobre los glacia-res ubicados en las regiones de Valparaíso y Metropolitana? ¿Sobre su contribución hídrica y significancia ecológica para sus respectivas cuencas? ¿Sobre la evolución futura proyec-tada de los diferentes glaciares?

¿Cuáles son las medidas que se pueden tomar hoy para aprovechar la contribución hídrica de los glaciares, miti-gando la escasez hídrica actual y preparando las cuencas para afrontar sequías recurrentes en el futuro?

¿Cuáles glaciares se encuentran en superposición con reservas mineras? ¿ Cuál es su significancia hídrica actual y proyectada al futuro?

¿Qué impacto tendrían, respecto del aprovechamiento de los recursos mineros de la zona, las medidas de protección de glaciares que hoy están en el debate público y legislativo?

¿Qué tecnologías existen para posibilitar el desarrollo de la minería minimizando potenciales impactos sobre glaciares?

¿Cuáles son las prácticas internacionales que pueden ser-vir de modelo para el desarrollo de la minería en zonas con superposición o cercanía a glaciares?

¿Qué contribuciones puede implementar la minería para una mejor adaptación de la población y las ciudades frente a los efectos del cambio climático sobre los glaciares?

Valor Minero | Los desafíos para el desarrollo futuro de la minería en la Zona Central | 25

1.2 BIODIVERSIDAD

I DESAfío

Frente a las amenazas que suponen la presión de los distintos sectores productivos y el crecimiento poblacional a la biodiversidad de la Ecorregión Mediterránea de Chile Central, el desafío de los actores presentes en el territorio es generar los lineamientos para la realización de actividades productivas bajo un enfoque que pueda proteger y/o compensar el impacto de sus operaciones de manera de preservar la riqueza ambiental del territorio.

I El patrimonio natural de la Zona CentralLa Ecorregión Mediterránea de Chile Central es una de las zonas de mayor biodiversidad a escala global (Arroyo et al., 2006) con flora y fauna endémica de alrededor de 2.864 especies nativas. Sin embargo, el incremento de la población, la demanda de alimentos y el aumento sostenido de las actividades productivas en la región han generado una gran presión que impacta sobre los hábitats y la dis-minución de la calidad de los recursos naturales. Así, los sistemas que presentan la combinación de ambos factores a escala global se denominan hotspots de biodiversidad, y Chile Central es uno de ellos.

Las amenazas para la conservación de la biodiversidad en la Zona Central pueden clasificarse, entre otras, en:

• Crecimiento poblacional: el aumento sostenido de la población

involucra un aumento en la demanda de alimentos, agua y ex-

tracción de recursos naturales, desarrollo de infraestructura

urbana y de conectividad, contaminación por exceso de dese-

chos e incendios.

• Productivas: aumento en la intensidad de la extracción y

gestión de los recursos naturales, degradación de la bio-

diversidad mediante el uso ineficiente de tecnologías por

parte del sector minero, agrícola, ganadero, forestal, turís-

tico, sobrepastoreo estacional, entre otros; reemplazo de

ecosistemas naturales por productivos.

• Cambio climático: variación del régimen hídrico, reducción

de flora y fauna nativa, disminución de precipitaciones.

I Protección de la biodiversidad en la Zona CentralAhora bien, sobre la base de estas amenazas la ecorre-gión presenta un alto nivel de erosión de la biodiversidad, pero, al mismo tiempo, cuenta con escasa protección. Aproximadamente un 2% de su superficie se encuentra integrada a áreas protegidas públicas o privadas. Este valor se encuentra significativamente alejado de la meta global de protección de al menos 15% de superficie de cada ecosistema, comprometida por el Estado chileno en el marco de la Convención Global de Biodiversidad.

En esta misma línea, a pesar de que la riqueza natural de Chile está resguardada bajo el Sistema Nacional de Áreas Silvestres Protegidas del Estado (SNASPE), la dis-tribución de estas áreas en el país no es homogénea. De acuerdo al Ministerio del Medio Ambiente (MMA), más de un 84% de la superficie protegida se encuentra entre las regiones de Aysén y Magallanes, mientras en las regiones de Coquimbo, del Maule y Metropolitana18, solo comprende el 1% de las áreas del sistema.

I Actividades productivas y áreas protegidasEsta subrepresentación de la Zona Central en el SNASPE puede tener particulares implicancias para el desarrollo de actividades productivas y de valor económico en el sector cordillerano. La creación de áreas protegidas y en particular de parques nacio-nales19 en las zonas con potencial valor económico, supone una seria restricción para la realización de

18 En la región Metropolitana corresponden a 13.194 hectáreas de territorio. Entre las más importantes destacan: el recientemente creado y primer Parque Nacional de la región Metropolitana “Parque Nacional Río Clarillo” (10.185 ha.) y el Monumento Natural El Morado (3.009 ha.). En la región de Valparaíso existen 44.495 hectáreas protegidas, destacando el Parque Nacional La Campana (8.000 ha.), la Reserva Nacional Lago Peñuelas (9.094 ha.) y la Reserva Nacional Río Blanco (10.175 ha.) (INE, 2015; Ministerio de Bienes Nacionales y CONAF, noviembre 2015 en Atlas del Agua, 2016).

19 La categoría de Área Protegida de Parque Nacional, del SNASPE, es la de mayor exigencia en cuanto a conservación, prohibiendo toda actividad económica más allá del turismo. Aunque la protección actualmente no se extiende al subsuelo del área protegida, la creación de Parques Nacionales en áreas donde está presente implicaría una restricción completa para la realización de actividades económicas.

26 | Los desafíos para el desarrollo futuro de la minería en la Zona Central | Valor Minero

proyectos con valor económico y social significativo. A esto, se suma la falta de certeza que otorgan los actuales instrumentos de ordenamiento territo-rial respecto de la definición de áreas protegidas en sectores de rurales y de montaña, lo que supone incer-tidumbre en términos de plazos y presupuesto de los sectores productivos.

De esta manera, es recomendable la creación de instan-cias a través de la cuales se fijen lineamientos y criterios técnicos y que el Estado debiera considerar en la defini-ción que hace de Áreas Protegidas. Ello incluye análisis técnicos respecto de la riqueza ambiental presente en las zonas como, asimismo, de su potencial productivo, evaluando la alternativa de realizar actividades econó-micas caso a caso.

I Minería y protección de la biodiversidadEl documento “Minería: Una Plataforma de futuro para Chile”, señala que para realizar una minería virtuosa, sostenible e inclusiva se ha comprometido la meta de cero pérdida neta de biodiversidad (el objetivo final explícito de la compensa-ción apropiada) para el sector, en su mapa de ruta hacia el 2035. En este contexto, a las políticas y regulaciones existentes por parte del Estado para prevenir impactos en la biodiversidad en las áreas de desarrollo minero, se han sumado las iniciativas de las empresas mineras, las cuales han desarrollado sistemas de mitigación, compensación o restauración con cada vez mayores estándares e informa-ción respecto al entorno.

En paralelo, se ha mejorado la calidad de la información del entorno y se han establecido instancias de relacionamiento con los actores clave de los territorios y autoridades; ello

Valor Minero | Los desafíos para el desarrollo futuro de la minería en la Zona Central | 27

para efecto de identificar las amenazas a la biodiversidad que suponen los proyectos mineros. Esto no solo procura mitigar los impactos adversos sobre la biodiversidad, sino que ha permitido explorar oportunidades para incluso mejorar la conservación de la misma. Por ejemplo, a través de programas de educación ambiental y de protección parti-cipativa de la biodiversidad que las empresas llevan a cabo con las comunidades locales.

Por otra parte, y ante la potencial extensión de la vida útil de la minería en la Zona Central mediante el desarrollo de nuevos proyectos, las oportunidades para la protección de la biodiversidad podrían aumentar al momento de diseñar las compensaciones desde el enfoque de cero pérdida neta, permitiendo la protección de una cantidad importante e incluso aumentando significativamente la diversidad pre-sente en la zona.

I Sectores productivos y protección de la biodiversidad en la Zona Central: desafíos de convivenciaDe esta manera, frente al desafío de proteger la Ecorregión Mediterránea de Chile Central se hace necesario definir las posibilidades de convivencia entre la conservación de las áreas de alto valor ambiental y las actividades económicas e industriales, incluyendo a la minería. Así, es necesario identificar los roles de protección de los diferentes actores de la zona, tanto públicos como privados, para poder articular estrategias orientadas a la conservación de este fundamental sistema ecológico presente en la Zona Central.

De acuerdo a esto, es posible identificar algunas interro-gantes que articulan la relación entre el Estado, los sectores productivos y la protección de la biodiversidad en la Zona Central.

¿De qué manera pueden coordinarse los distintos sectores productivos, junto con el Estado y la ciudadanía, para gene-rar estrategias orientadas a la protección de la Ecorregión Mediterránea de Chile Central?

A partir del trabajo en conjunto con el Estado, ¿de qué manera las industrias pueden colaborar en cerrar las brechas para lograr una red coherente de áreas de con-servación en el país?

¿Cuál es la brecha de los sistemas de compensación por parte de los sectores productivos para alcanzar la pér-dida neta cero o ganancia de biodiversidad?

¿De qué manera están enfrentando las distintas industrias las amenazas que ellas suponen para la biodiversidad en la Zona Central?

¿De qué manera el conocimiento creciente de los entor-nos por parte de la industria minera es funcional a los requerimientos del Estado para la preservación de la biodiversidad en la Zona Central?

¿Cómo la minería puede aportar en la protección de la biodiversidad? ¿Cuáles son las posibilidades de protec-ción a través de compensaciones de los proyectos que desarrolla?

¿Cuál sería la ganancia neta de biodiversidad, en térmi-nos de compensaciones óptimas, si es que se desarrolla-ran más proyectos mineros en la Zona Central?

28 | Los desafíos para el desarrollo futuro de la minería en la Zona Central | Valor Minero

2. CONVIVENCIA EN EL TERRITORIO

I Proyectos de inversión y el juego de suma ceroEn la actualidad, los proyectos son decididos central-mente, se anuncian sus características por parte de los gestores a las comunidades y la estrategia es defender de la mejor manera el proyecto para evitar cambios relevantes. Este mecanismo de decidir-anunciar-de-fender está agotado en la medida que se produce el denominado juego de suma cero: o los proyectos siguen adelante en los términos aprobados y sin considerar los efectos secundarios en los territorios, o no se ejecutan por los temores o resistencias de las comunidades. En este escenario todos los actores involucrados pierden.

Ahora bien, la Zona Central está sostenidamente con-gestionada. La intensiva presencia de distintos sectores productivos e industriales junto con los desarrollos urbanos en continuo aumento, implican una demanda creciente de infraestructura, logística y vial, así como una serie de nuevos servicios y proyectos necesarios para acoger este crecimiento. En este contexto, el país debe definir las con-diciones de desarrollo de la minería, avanzando hacia una coordinación con distintos actores, tanto públicos como pri-vados, con el fin de pasar desde una competencia por los recursos hacia una colaboración que destrabe el juego de suma cero actual.

2.1 INFRAESTRuCTuRA Y TERRITORIOS

I DESAfío

El desafío tanto de las industrias, como del Estado es poder pensar los proyectos de inversión e infraestructura en concordancia con las estrategias y visiones de desarrollo de los territorios, comprendiendo y adaptándose a sus “ritmos” de desarrollo , y sus condiciones materiales, sociales y culturales a nivel local, avanzando de esta manera hacia la superación del juego de suma cero.

La cadena productiva de la minería considera una exten-sión geográfica que se inicia en la cordillera y termina en los puertos de embarque. Demanda la utilización del equipamiento e infraestructura disponible a través de los distintos territorios por donde se transporta el mineral, desde su extracción hasta su exportación.

La minería se convierte por lo general en el motor de la economía local. Sin embargo, la velocidad, potencia y direc-ción con que la industria minera se inserta en los territorios es, en la mayoría de los casos, determinada por la misma industria. Así, el ritmo de crecimiento de esta industria

Mapocho

Maipo

Aconcagua

El Torito

]ovejería

Las Tortolas

Santiago

Tiltil

LampaColina

Lo Barnechea

Valparaiso

Ventanas

Chagres

San Felipe

Los Andes

El Soldado

Andina

Los Bronces

Florida

REGIÓN DE VALPARAÍSO

ValparaísoOvejería

REGIÓN METROPOLITANA

Valor Minero | Los desafíos para el desarrollo futuro de la minería en la Zona Central | 29

supera al de los territorios, generando, por un lado, que no todos alcancen sus beneficios y, por otro, conflictos basados en la competencia por los recursos disponibles. Todo ello está muy lejos de representar un modelo colaborativo orientado hacia un desarrollo armónico del territorio.

El creciente rechazo hacia los proyectos que otorgan conti-nuidad a las operaciones mineras en lo alto de la cordillera, se ha debido, en parte, al uso de éstas del equipamiento vial e infraestructura local. También por el transporte del mineral –trenes, camiones y mineroductos– y el almace-namiento de insumos y desechos mineros (tranques de relavess y botaderos). Esto ha afectado el normal funciona-miento, estilo de vida y la cotidianeidad de sus habitantes.

En paralelo, el aumento de población flotante a través de la llegada de nuevos trabajadores a las comunas del área de influencia, conlleva un cambio en las dinámicas sociales y económicas de los territorios. Esto trae como consecuencia una alteración en el bienestar subjetivo de los habitantes, donde se percibe a la minería como un sector que atrae y potencia elementos negativos20 de las ciudades, favoreciendo el rechazo hacia su presencia como vecino del territorio.

Frente a la complejidad de expandir su vida útil en la Zona Central, la minería necesita repensar la manera, la velo-cidad y la dirección con la que se acopla a los territorios. Esto requiere reformular su diseño, a partir de una com-prensión exhaustiva de los territorios donde se emplaza y definiendo una estrategia de desarrollo a largo plazo para ellos, basada en los lineamientos y visiones de desarrollo presentes a nivel local.

De esta manera, tanto la competencia por el uso de la infraestructura y equipamiento vial disponible, como la dis-posición geográfica de elementos considerados disruptivos (en el sentido de que generan peligro, alteran el valor pai-sajístico y contrastan con la idea de bienestar que tiene la población), junto al cambio en la configuración económica, social y cultural, generan un desafío de coordinación entre múltiples actores, tanto públicos como privados, a nivel territorial, comunal y regional.

La competencia por distintos usos del suelo en la Zona Central es una realidad hoy, y lo seguirá siendo en el futuro. De esta manera:

¿Es posible el desarrollo de la minería sin dañar intereses o sin acrecentar la competencia por el territorio?

I Evaluación Ambiental Estratégica: de la suma cero a la colaboraciónPasar del juego de suma cero a una relación colabo-rativa entre los distintos actores del territorio, supone una compleja coordinación a nivel territorial, comunal y regional. De esta manera, sumado a la multiplicidad de instrumentos que velan por una planificación de largo plazo de los territorios, es necesario evaluar las posibi-lidades que brinda la Evaluación Ambiental Estratégica (E.A.E). Esta herramienta supone la incorporación de los aspectos ambientales y de sustentabilidad en procesos de elaboración de Políticas y Planes e Instrumentos de Ordenamiento Territorial. En esta línea, obliga a reco-nocer, tempranamente, las limitantes ambientales del territorio y, de este modo, a orientar la planificación hacia su gestión sostenible

Mediante los procesos de participación que supone su aplicación, con la E.A.E. es posible dar cuenta de las visiones y estrategias locales de desarrollo existentes, y consensuar entre todos los involucrados las defini-ciones sobre el uso del territorio, avanzando hacia una convivencia armónica y planificada de las necesidades de infraestructura y servicios a nivel local.

De este modo, resulta fundamental la implementa-ción de procesos de participación ciudadana temprana llevados a cabo por las industrias presentes en la Zona Central, de manera que estén representados los diversos intereses y, por consiguiente, otorgándole legi-timidad a las decisiones de localización y de operación de los proyectos.

20 Como por ejemplo el aumento de prostitución, consumo de drogas, alcoholismo (Meller 2013; ACHS, 2013) alza de precios relativos a los mayores salarios del sector minero, crecimiento inorgánico de las ciudades de acuerdo al cambio en el patrón de crecimiento y ubicación de viviendas de trabajadores mineros.

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I Desafíos a superarDe acuerdo al escenario de la Zona Central y frente a la necesidad de generar condiciones para extender la vida útil de la minería, es necesario lograr que ella se acople al ritmo y visión de desarrollo de los territorios donde están presentes sus instalaciones, evitando generar descoordinaciones entre los actores que puedan alterar las visiones de desarrollo locales.

Esto implica, no alterar las vocaciones productivas de los territorios, diseñar proyectos a escala de la disponibilidad de infraestructura y servicios presentes, y generar con-diciones que favorezcan la colaboración y la convivencia entre distintos actores del territorio. Así, se hace necesario impulsar mecanismos de colaboración público-privado que permitan gestionar la compleja demanda por infraes-tructura y servicios en la Zona Central.

En este sentido, se levanta una serie de preguntas que pueden guiar el proceso de diálogo:

¿De qué manera el Estado, los sectores productivos y las comunidades pueden establecer sinergias para salir del juego de suma cero? ¿Cuáles son los alcances de la Eva-luación Ambiental Estratégica para este efecto?

¿Están los distintos sectores productivos comprendiendo de manera exhaustiva las visiones y condiciones mate-riales, sociales y culturales de los territorios desde el diseño de los proyectos?

¿Están en sintonía los proyectos de infraestructura con las estrategias de desarrollo existentes?

¿De qué manera puede el Estado y las industrias coor-dinarse y buscar sinergias para encontrar soluciones de infraestructura que maximicen eficiencia y disminu-yan impactos a nivel local?

I DESAfío

Hoy el desafío va más allá de exigir a la industria minera estándares operacionales que otorguen seguridad a la población que vive cercana a los tranques de relavess. Es preciso generar sistemas de monitoreo de éstos y que sean confiables y creíbles para la población.

Respecto al futuro, el rechazo de la comunidad a la instalación de descartes industriales en los territorios, debe encauzarse a través de instancias participativas que involucren a una multiplicidad de actores.

No existe minería sin relaves. La generación de relavess es parte constitutiva del proceso productivo del cobre y su ade-cuada disposición es parte sustancial de los requerimientos para cumplir con las metas de desarrollo del potencial minero del país y de la Zona Central.

Los relavess son principalmente almacenados en tranques, ya que en la actualidad la mayoría de sus componentes no son reprocesados ni reutilizados. Sin embargo, la baja en la ley del mineral (que involucra un aumento en los volúmenes de material procesado) y la menor disposición de minerales oxidados generarán volúmenes aún mayores de relaves (Programa Alta Ley, 2015). Graficado en cifras, si en 2014 el volumen fue de 600 millones de toneladas por año, hacia el 2035 alcanzaría a 1.100 millones (Fundación Chile, 2015).

En este contexto, se establecen dos desafíos respecto a la pro-ducción de relaves y su depositación: uno actual, asociado con la seguridad de sus procesos, y uno futuro, relacionado con la localización de los potenciales nuevos depósitos de acuerdo a las necesidades de producción de la industria en la zona.

2.2 TRANQuES DE RELAVES Y ACEPTACIóN SOCIAL DE LAS COMuNIDADES

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I Desafío presente: la seguridadEn la actualidad la disposición segura de los tranques es una de las temáticas más relevantes dentro de la indus-tria minera. Los riesgos derivados de una fractura del muro de contención, sismos o eventos climatológicos –que pueden causar una inundación en los terrenos adyacentes al tranque–, tienen serias implicancias sociales y ambien-tales, las cuales han sido reforzadas por hitos significativos. Casos recientes en Canadá y Brasil así lo demuestran.

Sumado a lo anterior, todos los tranques presentan infiltraciones de agua, las cuales sin los resguardos y controles necesarios pueden tener impactos ambientales y sociales con efectos en el corto y largo plazo, tensionando las relaciones tanto con las comunidades como con otros sec-tores productivos como la agricultura, la ganadería y otras industrias.

Es necesario entonces generar estándares tecnológicos de excelencia que aseguren una gestión eficiente de los tran-ques y otorguen tranquilidad a los vecinos. Por otro lado,

se requiere de instancias participativas de monitoreo y en las que se transparenten datos de calidad del agua y la estabilidad de las paredes de los tranques. Hoy, los sistemas de reportabilidad que emplean las empresas mineras están lejos de ser confiables para las comuni-dades e incluso para los expertos.

I Desafío futuro: Localización y aceptación social de las comunidadesLa eventual expansión de la capacidad de los tranques, así como la potencial necesidad de construir otros nuevos de acuerdo a la prolongación de la vida útil de la minería, generarán una competencia con los otros actores del territorio. Dado el uso agrícola, industrial y los crecientes desarrollos inmobiliarios presentes en la Zona Central, la disponibilidad de espacio físico y la aceptación social de las comunidades para disponer relaves se constituye en un desafío estratégico que el país necesita resolver si es que quiere desarrollar el potencial minero en la zona.

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A nivel local, las principales controversias y rechazo a los tranques de relaves tienen que ver con el efecto NIMBY (not in my backyard, no en mi patio trasero), situación que se da cuando los afectados no se oponen al desa-rrollo de un proyecto en particular –pudiendo incluso estar de acuerdo con el mismo–, sino que a su ubicación. El rechazo de las comunidades vecinas a un tranque de relave surge, entre otras, por razones de seguridad ambiental, hídrica, paisajística y simbólica, y tiene efectos en el bienestar subjetivo de la población, que se siente relegada a los “patios traseros” del desarrollo.

Si establecemos la relación entre las reservas esti-madas para la Zona Central y la capacidad diseñada de los tranques de relaves, hay alrededor de un 80% de reservas que, de ser explotadas, carecen de alternativas de territorio para ser ubicadas.

Con el objeto de cumplir con la actual normativa territo-rial21, se han realizado estudios para clasificar el territorio identificar las zonas más apropiadas para la localización de sitios de relaves, considerando la opción de materiales pesados. Las áreas factibles no deben tener superposi-ción con áreas protegidas, sitios prioritarios de vegetación, cuerpos y cursos de agua, monumentos nacionales, zonas de interés turístico, suelos agrícolas, zonas de desarrollo indígena, entre otros.

En los escenarios analizados se observa que la disponi-bilidad de sitios es muy baja en la Zona Central de Chile, considerando las materias requeridas por la legislación vigente (DS258, ley 19.300). Como parte de las conclu-siones, se establece que en varios casos las zonas y áreas disponibles con menores restricciones se encuen-tran a más de 120 km de distancia de las operaciones, y que la disponibilidad de territorios con paños continuos, sin restricciones y con superficies superiores a mil hec-táreas es crecientemente limitada.

I DesafíosLa expansión del desarrollo inmobiliario, la destinación de suelos estratégicos para la agricultura y el ya mencio-nado efecto NIMBY en las comunidades, se constituyen

como barreras para el desarrollo de tranques de relaves, condicionando la extensión de la vida útil de la minería en la Zona Central. Así, dilucidar la potencial ubicación de los tranques de relaves en la Zona Central se constituye en un desafío estratégico tanto para la industria minera como para Estado, y requiere ser abordado con una mirada inte-gral y de largo plazo sobre los territorios.

En este escenario, la primera conclusión es la falta de terri-torios para proyectos futuros y la escasa credibilidad que arrojan los actuales monitoreos que efectúan las empresas mineras sobre los tranques de releves en la Zona Central.

Frente al desafío acerca de la seguridad de la operación:

¿Es posible seguir mejorando las tecnologías de disposición de relaves, como su espesamiento? ¿Cuáles son las brechas tecnológicas en cuanto a la ubicación segura de los relaves en nuestro país?

Dado que la aceptación social sobre los tranques de relaves es crítica para su operación, ¿qué tan efectivos son los moni-toreos participativos que se hacen sobre ellos?, ¿aportan a la aceptación social de éstos?

Y respecto a la localización:

¿Es posible avanzar hacia una convivencia armónica entre los tranques de relaves, los otros intereses y la población? ¿Cuáles son los alcances de la Evaluación Ambiental Estra-tégica para esto?

¿Existen alternativas a la disposición en tierra de los rela-ves?

¿Existen opciones de disposición que disminuyan los impac-tos sociales y en el entorno?

¿Permiten los actuales instrumentos de planificación terri-torial generar las instancias participativas necesarias para una representación de todos los intereses?

21 La localización de sitios de relaves para disposición de relaves está reglamentada por el DS 248, reglamento Depósito de Relaves para los Requerimientos de Localización (análisis del plan regulador, distancia del concentrador y centros poblados, hoya hidrográfica afectada) y la Ley 19.300 de Bases del Medio Ambiente (riesgo de salud para la población, efectos sobre recursos naturales, alteración valor cultural y paisajístico).

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22 Esto sucede, por ejemplo, en la necesidad de disponer de mejor forma los relaves o generar valor a partir de ellos, la necesidad de tener un uso cada vez más eficiente del agua, mejorar la productividad de los distintos procesos mineros, contar con mejores procedimientos de beneficio de minerales, avanzar en robótica y automatización de procesos, telecontrol de actividades, etc.

23 GLOBAL SANTIAGO (2016) Análisis de la competitividad y las conexiones internacionales de la Región Metropolitana.

Es claro que si el país quiere desarrollar el potencial minero de la Zona Central, ello traería importantes bene-ficios macroeconómicos. una dimensión relevante son los efectos que este desarrollo tendría para las empresas que proveen insumos, bienes y servicios a la minería. Medina (2017) muestra que si Chile logra tener un encadenamiento productivo como el australiano, esto es, una minería más intensiva en proveedores locales, los efectos acumulados para el periodo 2023-2030 podrían traducirse en un PIB 27,6% mayor, equivalente a uS$ 66.200 millones, en donde el encadenamiento productivo agregaría uS$ 3.900 millones.

Este potencial de encadenamiento plantea la necesidad de avanzar en la generación de nuevas soluciones a las temáticas que afectan a la industria minera. Ello abre opor-tunidades de agregar más innovación y desarrollo, tarea que de por sí implicaría la articulación de múltiples actores; y de mejorar las capacidades instaladas de sus entornos inmediatos, como la ciudad de Santiago y la alta montaña.

3.1 DE LOS RECuRSOS NATuRALES A uNA INDuSTRIA DEL CONOCIMIENTO

hoy la industria minera enfrenta un nuevo escenario, lo que plantea la necesidad de que no solo supere sus propios desafíos, sino que también pueda generar una contribución aún mayor a la realizada hasta ahora al país. Así, el sector debe ser capaz de superar la percepción existente de que su desarrollo no ha creado capacidades para que el país rompa la dependencia respecto de sus recursos naturales –el llamado “extractivismo” o “enfermedad holandesa”–, al no haber sido capaz de ampliar su matriz productiva y exportadora. En este sentido, se le atribuye a la industria

3. DESARROLLO PRODUCTIVO Y OPORTUNIDADES DE VALOR COMPARTIDO

el no haber aprovechado el superciclo del cobre para invertir los recursos en la elaboración de productos y servicios de mayor valor agregado, particularmente aquellos que implican niveles más altos de investiga-ción, desarrollo e innovación tecnológica.

De manera particular, el desarrollo del potencial minero de la Zona Central podría implicar un fuerte impulso para que el sector contribuya a la generación de valor agregado, mediante más Investigación + Desarrollo + Innovación y establezca una plataforma de innovación tecnológica vinculada a la minería, avanzando así hacia una inserción exitosa del país en la economía del cono-cimiento global.

Los desafíos de la Zona Central suponen la necesidad de desarrollar nuevas soluciones tecnológicas y nuevo conocimiento22. Esto trae consigo la atracción de capital humano más calificado, junto con la generación de oportunidades de colaboración y desarrollo de líneas de investigación entre las universidades, centros tecnoló-gicos, la industria minera y otros sectores productivos.

En este sentido, la Zona Central, considerando princi-palmente Santiago y Valparaíso, es la que concentra el ecosistema de innovación y colaboración más desarrollado del país, y cuenta con bases y recursos instalados para hacerse cargo del desafío. Al respecto, un estudio de CEP y Brookings Institution23 muestra que solo la región Metropolitana posee casi la mitad de la actividad de investigación y desarrollo del país, y que ella representó, en 2012, el 47% del total de los gastos de investigación de Chile.

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El desarrollo del potencial minero de la zona puede constituir una oportunidad para quienes participen de la generación de soluciones tecnológicas a los problemas que hoy enfrenta la minería24. Particularmente para las empresas proveedoras de ingeniería y tecnología del sector que ya registran avances en sus capacidades exportadoras, lo cual podría significar un aporte a la diversificación de la base exportadora del país.

Estas capacidades permitirían, por ejemplo, avanzar en el cumplimiento de la meta establecida en el documento “Minería: una plataforma de desarrollo para Chile” de contar, hacia el año 2035, con exportaciones de bienes, servicios y soluciones tecnológicas ligadas a la minería por al menos US$ 4.000 millones.

I Minería y economía circularSe calcula que, en el caso de la minería chilena, una faena genera entre 300 y 400 toneladas mensuales de materiales desechados, los que son vendidos o simple-mente eliminados como chatarra. Si la minería incluyera en sus procesos el modelo de economía circular, podría reutilizar materiales y/o remanufacturar productos. Esto llevaría a que las empresas proveedoras podrían disminuir su consumo energético hasta un 60%, reducir sus emisiones de CO2 en un 70% y disminuir sus dese-chos en un 75% (Alta Ley, 2016).

Al generar valor económico y social, a partir de lo que tradicionalmente ha sido un desecho industrial, la eco-nomía circular promueve un uso intensivo de la energía renovable, la eficiencia energética y la optimización de los recursos. Esto tiene como fin avanzar hacia una

producción que incluya el cierre del ciclo de uso de los mismos, reduciendo los desechos de materias primas, agua y energía, promoviendo la reutilización y reciclaje de mate-riales, así como la remanufactura de productos y equipos25 (Alta Ley, 2016).

I Capital humano especializadoLa minería no solo extrae y procesa cobre. El sector lidera respecto de los desarrollos tecnológicos en el país y, por lo tanto, ha necesitado de profesionales y técnicos altamente calificados. Contar con una fuerza laboral más capacitada es determinante para que la minería encamine a Chile hacia una economía más productiva, competitiva y que genere mayor valor agregado. Dado el desarrollo del potencial minero de la Zona Central, esta necesidad será creciente.

En este sentido, la Zona Central destaca por sobre otras regiones del país en cuanto a la concentración de centros de formación técnicos y universitarios. Santiago, en particular, es una ciudad con atributos para sobresalir en la compe-tencia global (CEP-Brooking, 2016), puesto que establece una mejor oferta de calidad de vida respecto de sus pares del mundo, convirtiéndose en un polo de atracción para el capital humano avanzado26.

La posibilidad de convertir esta necesidad en una oportu-nidad es uno de los ejes prioritarios de la propia industria, la cual, a través de la iniciativa público-privada y el Consejo de Competencias Mineras, está asumiendo los retos de certifi-cación y capacitación de su fuerza laboral con una mirada de largo plazo. En la misma línea, el programa Alta Ley ha defi-nido al capital humano avanzado como uno de sus núcleos clave para alcanzar las metas definidas para el 2035.

24 En temas como el tratamiento más eficiente de relaves, por ejemplo, las adaptaciones hechas por compañías chilenas de tecnologías finlandesas en el espesamiento de relaves muestran importantes avances. Lo propio se puede decir de las investigaciones y desarrollos en materia de lixiviación de sulfuros primarios.

25 Las líneas de investigación abiertas por Fundación Chile y el programa Alta Ley para generar usos industriales de los relaves o las iniciativas para usarlos en la impermeabilización y relleno de las excavaciones en los yacimientos, pueden constituirse en un aporte de la industria minera a la emergencia de la economía circular.

26 Encuestas sobre calidad de vida que presentan las ciudades y áreas metropolitanas emergentes más importantes a nivel mundial, como la realizada por la consultora Mercer, destacan que entre 230 ciudades, Santiago ya ocupa el puesto número 93, el segundo más alto entre sus pares y solo detrás de Varsovia. Estas capacidades alcanzadas, ciertamente, abren la posibilidad de que la ciudad pueda seguir constituyéndose en un polo de atracción para el capital humano de avanzada.

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I Desafíos y brechas a superar¿Cómo aprovechar la ventana de oportunidad que repre-senta el potencial minero de la Zona Central en la creación de mayor valor agregado y, a la vez, de más Investigación, Desarrollo e Innovación para la zona y del país?

Para responder la pregunta hay que considerar las brechas que existen para que el desarrollo del potencial minero de la Zona Central implique más innovación y más conocimiento, y sea un aporte a la diversificación de la matriz productiva el país.

¿Existen los suficientes espacios de colaboración entre academia, centros tecnológicos, empresas desarrollado-ras y compañías mineras para abordar las necesidades del sector? ¿Cómo se pueden estimular los que existen actual-mente?

¿De qué manera puede potenciar la minería de la Zona Cen-tral la competitividad de las ciudades donde está inserta? ¿Cómo se vislumbra en el caso de Santiago?

¿En qué ámbitos de reciclaje, reutilización y remanufactu-ración puede la minería contribuir a la emergencia de una economía circular en el país? ¿Existen espacios de sinergias en las empresas para ello?

¿Pueden las empresas mineras establecer espacios sinér-gicos con otras industrias de la Zona Central para abordar el desarrollo de soluciones tecnológicas a sus problemas comunes, como es el caso de la realización de pilotos a escala real?

3.2 PuESTA EN VALOR DE LA MONTAñA DE LA ZONA CENTRAL

I El valor de las zonas cordilleranasUno de los patrimonios naturales más relevantes de las regiones de Valparaíso y Metropolitana es su zona de mon-taña. En efecto, la cordillera de Los Andes destaca por su riqueza paisajística, medioambiental y en biodiversidad. En ella, se desarrollan importantes actividades econó-

micas, destacando la producción agrícola y ganadera, la minería de alta montaña, la generación hidroeléctrica, empresas sanitarias, el turismo invernal y ocasional, y el uso recreacional que hace de ella la población urbana.

De este modo, los intereses presentes en las zonas de cordillera son numerosos y diversos. Esto plantea el desafío de construir lineamientos comunes para el uso y visiones compartidas para el desarrollo de este espacio montañoso. Así, entre los usos que se le otorga a la montaña en la Zona Central, se pueden identificar, entre otros:

• Rol hidrográfico: los asentamientos humanos y las activi-

dades productivas de las dos regiones dependen en gran

medida de la montaña para el suministro de agua, parti-

cularmente para las actividades agropecuarias y para el

uso sanitario.

• Centros urbanos de montaña: una cantidad importante

de comunas y localidades de las regiones de Valparaíso y

Metropolitana son considerados como centros urbanos de

montaña: Los Andes, San Felipe, Vitacura, Lo Barnechea,

Las Condes, La Reina, Peñalolén y San José de Maipo. To-

das ellas son comunas de montañas según la clasificación

que realiza el Programa de Naciones Unidas para el Medio

Ambiente-Centro de Monitoreo de Conservación Mundial

(WCMC, por sus siglas en inglés).

• Importancia turística y recreacional de la montaña: el uso

recreacional y turístico de la montaña es un fenómeno en

aumento. Ya no solo se trata del turismo invernal asocia-

do a los centros como Portillo, Farellones y Valle Nevado27,

sino que ha crecido de manera consistente la práctica del

senderismo, andinismo, ciclismo de montaña y los paseos

recreacionales.

Ahora bien, respecto al uso turístico y recreacional es posible advertir que en el caso de la región Metropoli-tana, la red Parque Cordillera –integrada por municipios y parques de montaña de Lo Barnechea, Las Condes, La Reina, Peñalolén, La Florida, San José de Maipo y Colina–, las visitas han crecido de manera sistemática en los últimos años, pasando de 86.000 personas al año, en 2011, a 179.000, en 2014.

27 Los principales polos para la práctica de estos deportes en todo el hemisferio sur, reciben más de 1 millón de turistas al año.

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Sin embargo, quienes hacen un uso recreativo de la montaña en la Zona Central también enfrentan el pro-blema de que buena parte del territorio cordillerano y precordillerano es mayoritariamente de propiedad pri-vada. Y, por lo mismo, enfrentan importantes restric-ciones de acceso a estas áreas.

I Adaptación al cambio climático, ciudades inteli-gentes y resilienciaUno de los principales desafíos que tienen los distintos actores e intereses en la Zona Central es el de asegurar la disponibilidad de agua para todos los usos presentes en ellas. Este reto adquiere mayor relevancia en un con-texto de cambio climático y sequías crecientes. Para la minería, ello también representa un desafío, pero también abre oportunidades de colaboración con otros sectores. En particular, el sector podría contribuir con iniciativas tecnológicas de punta, tendientes a mejorar la eficiencia en el uso del agua, o bien, mediante el apoyo y colaboración en la construcción de infraestruc-tura que permita asegurar las necesidades de consumo de los distintos actores, como sería la construcción de embalses en los sectores cordilleranos.

El desarrollo del potencial minero en la Zona Central, en la medida que sea intensivo en el uso de soluciones tecnológicas, capital humano avanzado y en servicios e infraestructura de todo tipo (comunicaciones, tecno-logías de la información, transporte, financieros, edu-cación, etc.), abre también la oportunidad para que la industria pueda contribuir a hacer de sus entornos urbanos ciudades más inteligentes y competitivas. Esto es especialmente relevante en el caso de Santiago, en la medida que la capital sigue creciendo y consolidándose como nodo de servicios, centro financiero y económico a nivel regional.

I oportunidades para la convivencia en la montañaLa presencia de operaciones y recursos mineros en la cordillera plantea el desafío y la oportunidad de esta-blecer cómo su desarrollo puede ejecutarse en armonía y convivencia con las necesidades ambientales y pro-

ductivas que se dan en estas zonas, y con su creciente uso en términos recreativos y turísticos, poniendo en valor el patrimonio cordillerano.

De esta manera, preguntas que guían la discusión sobre las posibilidades de convivencia y de valor compartido entre la industria minera y la Zona Central son:

¿Cuáles son los tipos de coordinación y de colaboración público-privadas necesarios para asegurar el uso armónico del territorio de montaña entre todos los que forman parte?

¿Cuentan las municipalidades cordilleranas con lineamien-tos y criterios de sustentabilidad que sirvan de guía para las distintas prácticas y usos en la montaña?

¿Existen visiones compartidas entre todos los actores con intereses en los territorios que permitan la convivencia y el uso sustentable de las zonas de montaña?

¿Cómo la minería puede aportar a mejorar la oferta de recreación en la cordillera, tanto en su superficie abarcada como en la infraestructura y los servicios que se ofrecen a los visitantes? ¿Puede contribuir de manera coordinada a un acceso masivo a ella?

¿Puede la minería contribuir a la generación de soluciones tecnológicas y obras de infraestructura que puedan satisfa-cer las necesidades de adaptación de las ciudades al cambio climático?

¿Puede el desarrollo del potencial minero de la Zona Cen-tral contribuir a la competitividad de sus entornos urbanos, transformándolos en ciudades inteligentes?

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III. DESAFÍO ZONA CENTRAL: LA NECESIDAD DE UN DIÁLOGO AMPLIO

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Diferentes proyecciones señalan que las mayores reservas de cobre del país se encuentran en la Zona Central de Chile. El estudio de Alianza Valor Minero (2017) demuestra que desarrollar una parte de este potencial –el 2,75% en el periodo 2023-2030, que representa 5,5 millones de tone-ladas adicionales– tiene impactos positivos significativos en la economía minera y no minera del país. Sin embargo, las problemáticas y desafíos que enfrenta el desarrollo de este potencial en la Zona Central, muestran que la posibilidad de encontrar las soluciones y las respuestas más adecuadas escapa y va mucho más allá de la propia industria minera.

La diversidad de intereses involucrados y la complejidad técnica, social, ambiental y regulatoria de estos desafíos requieren que ellos sean abordados a través de procesos de diálogos representativos y que cuenten con la participa-ción de múltiples actores públicos y privados, así como de la sociedad civil y sus organizaciones, de las regiones de Valparaíso y Metropolitana.

Ello es cada vez más necesario dado el actual escenario de desconfianza existente en el país. Solo mediante procesos de diálogo se podrá abordar, primero, la pregunta de si el país quiere desarrollar o no el potencial minero existente en la Zona Central, para así seguir contribuyendo al creci-miento económico y abrir caminos que permitan aportar a la diversificación de su matriz productiva, a revertir los problemas de productividad de su economía y a insertarlo de mejor forma en la economía del conocimiento, mediante un potente impulso en innovación. Esto es, se trata de res-ponder a la pregunta de si estamos dispuestos a tomar las decisiones ahora que permitan darle un horizonte claro de desarrollo al sector para las próximas décadas.

De ser así, ello permitiría desplazar la atención –hoy enfo-cada en la pregunta de qué minería se quiere para la Zona Central– y fijar la mirada en las condiciones de borde (ambientales, sociales y técnicas) y en los lineamientos y prácticas que deben ser adoptadas, tanto por el sector público como el privado, y que posibiliten habilitar este potencial de desarrollo futuro.

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Tal es el propósito que ha animado la constitución de la Alianza Valor Minero, asociación público-privada, cuyo fin es aportar a generar las condiciones para trans-formar a la minería en una plataforma de crecimiento como parte de una estrategia de desarrollo productivo para el país. Esta labor, creemos, solo puede ser mate-rializada mediante la construcción de acuerdos y de una visión de futuro para la minería, que integre la pluralidad de intereses que conviven en el sector.

Para ello, se han constituido Capítulos Regionales en las principales zonas mineras de Chile, siendo la Zona Central uno de las más relevantes por su potencial de desarrollo minero, y por la complejidad existente en las regiones que la componen, en términos de densidad de población urbana, presencia de diversos sectores pro-ductivos e industriales, zonas de alto valor ambiental y usos más intensivos del territorio.

Concretar, por lo tanto, este potencial es un desafío inédito para el país, por su complejidad técnica, ambiental y social.

De esta manera, la invitación es a constituir el capí-tulo regional Diálogo Zona Central, proceso de diálogo multi-stakeholders, a partir del cual se podrá arribar y consensuar las visiones, criterios, lineamientos y condi-ciones de borde que permitan habilitar y guiar el desa-rrollo de la minería en esta zona.

Solo un proceso de diálogo de este tipo permitirá cons-truir colaborativamente una mirada estratégica de largo plazo para la minería, que sea compartida por los princi-pales actores de estas regiones, y así pasar de una situa-ción como la actual, en la que prima la competencia por los recursos del territorio, a una de convivencia armó-nica y sustentable entre los distintos sectores, intereses y potencialidades existentes en él.

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