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48 SIGLO NUEVO y experimental que definiría a la agrupación en un futuro. “El sonido de Barrett surge de la necesidad de crear ‘climas’ junto a los teclados de Wright. Syd no pensaba en armonías o secuencias de acordes pun- tuales, improvisaba y los demás lo seguían. Incluso la desafinación (que es un modo de afinación también) era algo que utilizaba frecuentemente. Frotar cosas por las cuerdas (un encen- dedor metálico, por ejemplo), golpearlas percusivamente o buscar el acople (el feedback), ampliaron la gama de posibili- dades de la guitarra”, describe. Barrett, con más experiencia en bandas que los demás, se hizo del lide- razgo y gracias a la sinestesia que pa- decía pudo diseñar los shows lumínicos con los que hacían sus presentaciones. De alguna manera él podía ‘escuchar los colores’. El desarrollo del espectá- culo lumínico de Pink Floyd fue clave para el ascenso de la banda. En enero de 1966, la banda realizó demos en los estudios Sound Tech- niques, gracias a que la novia de Syd convenció al director de cine Pete Whitehead para que financiara las sesiones de grabación. En muy poco tiempo, Pink Floyd había conseguido ganarse un lugar en la escena under- ground de Londres, debido, en gran medida, a la gestión de sus nuevos ma- nagers, Pete Jenner y Andrew King. Geoff Emerick, en su libro El Soni- do de los Beatles, Memorias de su inge- niero de grabación, relata que durante 1966, en los estudios Abbey Road, el productor Norman Smith (quien había sido el ingeniero de The Beatles desde su primera audición para EMI en 1962), anhelaba un nuevo reto que le permitiera crecer profesionalmente, ya que con George Martin al frente de la producción del Cuarteto de Liver- pool, no tenía gran cabida para tomar decisiones musicales. Norman había observado una presentación de Pink Floyd en un club de Londres y deseaba ansiosamente trabajar con ellos. De pronto, Barrett y compa- ñía se encontraban grabando en Abbey Road bajo la supervisión de Smith, justo en un un estudio al lado de donde The Beatles tenían sus sesiones. The Pipers At The Gates Of Dawn vio la luz en 1967 n n como un obra compuesta en su mayoría por el ingenioso Barrett. El primer álbum de la agrupa- ción fue aclamado por la crítica y se posicionó como uno de los estandartes del rock psicodélico de los años sesenta, a la par de obras maestras como Sgt. Pepper’s Lonely Hearts Club Band. Barrett era la cabeza de la agrupación, incluso el nombre del disco proviene del cuarto capítulo del libro The Wind In The Willows de Kennet Grahame, la obra literaria favorita de Syd. “A su modo, Barrett fue un pre- cursor; no al grado de Hendrix, por ejemplo, pero hizo varias cosas que los guitarristas de su época no habían pensado en hacer. Piezas musicales como Interstellar Overdrive podían durar media hora y las estructuras rítmicas y los climas no volvían a repetirse nunca más porque Syd con- ducía a la banda según su estado de ánimo o su condición mental alterada por drogas o no”, infiere Zotelo. Una de las primeras presentaciones de Pink Floyd, 1967. Foto: Archivo Siglo Nuevo Pink Floyd en Ámsterdam, 1968. Foto: Martin Kennedy Tumblr

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48 • S I G L O N U E V O

y experimental que defi niría a la agrupación en un futuro.

“El sonido de Barrett surge de la necesidad de crear ‘climas’ junto a los teclados de Wright. Syd no pensaba en armonías o secuencias de acordes pun-tuales, improvisaba y los demás lo seguían. Incluso la desafi nación (que es un modo de afi nación también) era algo que utilizaba frecuentemente. Frotar cosas por las cuerdas (un encen-dedor metálico, por ejemplo), golpearlas percusivamente o buscar el acople (el feedback), ampliaron la gama de posibili-dades de la guitarra”, describe.

Barrett, con más experiencia en bandas que los demás, se hizo del lide-razgo y gracias a la sinestesia que pa-decía pudo diseñar los shows lumínicos con los que hacían sus presentaciones. De alguna manera él podía ‘escuchar los colores’. El desarrollo del espectá-culo lumínico de Pink Floyd fue clave para el ascenso de la banda.

En enero de 1966, la banda realizó demos en los estudios Sound Tech-niques, gracias a que la novia de Syd convenció al director de cine Pete Whitehead para que fi nanciara las sesiones de grabación. En muy poco

tiempo, Pink Floyd había conseguido

ganarse un lugar en la escena under-ground de Londres, debido, en gran medida, a la gestión de sus nuevos ma-nagers, Pete Jenner y Andrew King.

Geoff Emerick, en su libro El Soni-do de los Beatles, Memorias de su inge-niero de grabación, relata que durante 1966, en los estudios Abbey Road, el productor Norman Smith (quien había sido el ingeniero de The Beatles desde su primera audición para EMI en 1962), anhelaba un nuevo reto que le permitiera crecer profesionalmente, ya que con George Martin al frente de la producción del Cuarteto de Liver-pool, no tenía gran cabida para tomar decisiones musicales. Norman había observado una presentación de Pink Floyd en un club de Londres y deseaba ansiosamente trabajar con ellos.

De pronto, Barrett y compa-ñía se encontraban grabando en Abbey Road bajo la supervisión de Smith, justo en un un estudio al lado de donde The Beatles tenían sus sesiones. The Pipers At The Gates Of Dawn vio la luz en 1967 Gates Of Dawn vio la luz en 1967 Gates Of Dawncomo un obra compuesta en su mayoría por el ingenioso Barrett.

El primer álbum de la agrupa-ción fue aclamado por la crítica y se

posicionó como uno de los estandartes del rock psicodélico de los años sesenta, a la par de obras maestras como Sgt. Pepper’s Lonely Hearts Club Band. Barrett era la cabeza de la agrupación, incluso el nombre del disco proviene del cuarto capítulo del libro The Wind In The Willows de Kennet Grahame, la obra literaria favorita de Syd.

“A su modo, Barrett fue un pre-cursor; no al grado de Hendrix, por ejemplo, pero hizo varias cosas que los guitarristas de su época no habían pensado en hacer. Piezas musicales como Interstellar Overdrive podían durar media hora y las estructuras rítmicas y los climas no volvían a repetirse nunca más porque Syd con-ducía a la banda según su estado de ánimo o su condición mental alterada por drogas o no”, infi ere Zotelo.

Una de las primeras presentaciones de Pink Floyd, 1967. Foto: Archivo Siglo Nuevo Pink Floyd en Ámsterdam, 1968.

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