un bicho cayendo con Épica agonía

8/18/2019 Un Bicho Cayendo Con Épica Agonía

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UN BICHO CAYENDO CON ÉPICA

AGONÍA

Sergio Marentes


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"La poesía es la única compañera

acostúmbrate a sus cuchillos

que es la única".

Raúl Gómez Jattin

Pongo estos seis versos en mi botella al mar

con el secreto designio de que algún día

llegue a una playa casi desierta

y un niño la encuentre y la destape

y en lugar de versos extraiga piedritas

y socorros y alertas y caracoles.

Mario Benedetti (BOTELLA AL MAR)


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Un poema solfea ancestrales cantares.

Pero yo soy sordo, de una oreja.

Setneram Oigres


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DE ESTE LADO

El año que es abundante de poesía, suele serlo de hambre.

Miguel de Cervantes Saavedra


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TRÁNSITO

En el timo letal de la vida extinta

todos los que resultan, mutilados,

reverberan con las banderas, en alto,

de calaveras y huesuda cruz y negro fondo.

A las puertas de salida,

los que aman respirar,

quieren tocar. Quieren abrir

las puertas de la entrada.

En el timo letal de la vida extinta,

esos que, infames, sonríen desdentados

y eructan desde su púrpura magma,

las babas mismas les queman las faldas.


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PIEZA

Los campos floridos me miran

desde una ventana.

Y, a cada despertar,

un escondite me da gancho

sin marcha nupcial,

sin invitados,

que estorben la voraz huida.

Me miran,

los miro,

pero el cielo sigue allí,

insomne,

inerte,

yo,

Él.


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VICIO

Los que perecen por ficción,

al orgasmo llaman sueño.

Y si, particular llega,

al sueño llaman orgasmo.

La simiente no la bautizan,

porque nunca hay pila afín.

El secreto no se profesa,

un profeta, no se declara.


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VELO I

La señal del cosmos se trenza en el camino,

para que yo, grillete último, líe el cinto,

lo emancipe y lo vislumbre,

vuelto un trapo, inmundicia,

y con el pesado parpado,

los incite a creerme,

creerme que les creí.


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VISITAS I

Las horas sin advertir mutaron,

son más prófugas y audaces.

Los convidados escasean,

más irónicos e hipócritas,

tiñen las paredes

con sus ofrendas.

Les dan presentes a los perros,

y a los amos, mierda embotellada.


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HOGAZA

Con ínfulas mágicas,

la comida se licua

entre lozas y féretros,

sin aguardo digno

de agonizar evacuada.

De su principio

viene sin futuro, seguro.

De su principio

viene sin pasado, tal vez.

Sin expiación será arrojado,

antes, por entes nativos,

con castigo, será digerido.


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CLARABOYA

Tras el cristal, hacia Dios,

la vida, vertiginosa prospera

¡Mira los pájaros! ¡Mira las nubes!

¡Colores! Miles ¡Sonidos! Millones.

Tras la ventana, desde Dios,

la vida, pesada se estanca

¡Mira las substancias! ¡Mírame a mí!

¡Colores! ¿Cuáles? ¡Sonidos! Prohibidos.


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SOSIEGO

Me escucho hablar, me oigo oírme,

me advierto pensar, me veo verme,

me consuelo, con furor,

sólo converso solo.

Sólo departo solo.

me desahogo, con delirio,

me especulo, y noto comprenderme,

me escucho hablar, me oigo oírme.


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ARCANOS

Recóndito confín.

No demores tu venida como el Cristo,

atrévete como el cruel, experto sin fin,

serio y siniestro.

No subsistas en ajenos parajes,

que son fangosos.

Hazlo de una vez,

ven al mío, no dejará que sonrojes.


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VISIONES

La veo acercarse, por mí.

Sin traje de gala arrima,

sin armas. De albo fulgoroso

viste sus negras empresas.

La veo cada noche, en mi cama,

todas, sin falta a mitad del sueño.

Ya, hasta somos compañeros,

de lucha, y de batalla.

Ella no me mata, y yo no la revivo.

Yo la mato y ella me revive.


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JACULATORIAS

Sé que no existe quién me ampare.

Me atañe más quién me extrañe.

No importa si ella, de la mano, me trajina

por una noche larga, sin fin, sin mañana,

etérea, como mi amor por la vida,

vida que malgasto a golpes de suerte

mientras tanto, mientras espero.

Me incumbe más quién me llore.

No importa si yo, encantado, me sacio

con una vida larga, sin fin, sin mañana,

eterna, como mi amor por la muerte,

muerte que disfruto a grandes bocados

mientras tanto, mientras es ajena.

Me importan más mis versos

incorpóreos, imposibles, yertos.


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MENCIONES

No recuerdo nada, sólo lo que olvidé.

Lo que recuerdo, lo olvidé.

Lo que olvidé, renace.

Lo que guardé, se pierde.

Lo que era, lo fui.

Lo que soy, ya no es.

Soy, una viciada evocación

que no recuerda quién será.


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LAPSO

…Sesenta.

Siempre son los mismos.

Si él fuera idóneo y fuera otro,

y, a atreverse a ser más corto

se decidiera, todos los que afuera

sueñan, más rápido soñarían.


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FAENA

Oh, dulce venganza de mis mañanas,

acércate a toda mi fortuna

y límpiale el polvo de los años.

Si puedes.

Oh, agria lozanía de mi patrimonio,

aléjate de mi profesión,

no te dejes mimar por sus tenaces manos.

Si puedes.


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EXTREMOS

Uno de los dragones me chamusca las barbas rojizas,

el otro, simétrico, sabe quién está acá encerrado,

llega hasta sus aposentos y se arrodilla por mí.

Un dragón, huraño, me renunció malherido,

impiedoso en la lucha con los caballeros

sanguinarios y voraces, que quisieron

rescatar a la princesa de la vida.

Un dragón inexperto, posa mi

cabeza en sus piernas, en

medio de sus manos,

se ilumina, y calla.

Dos dragones,

una presa,

endeble.

Única.

Yo.


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RECELO

Hoy,

sólo hoy,

creo conocer,

qué es el miedo.

Ése ser invisible que,

durante una vida, inquieta,

intentamos precisar y escudar,

sabiéndolo, dentro, parte irrevocable,

de nuestra vida.

Hoy, tengo miedo.

Hoy, los versos son otros.

Hoy, los versos mueren conmigo.

Hoy, tengo miedo de que mueran para siempre.

Hoy los versos son prosa loca, verborrea insana, poesía no.


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CONCIERTO I

Cántico divino, riegas mi alma,

no dejes de trovar tus cortesías.

Canta, canta, yo te deleito.

Cántico tan divino, ¿Quién te canta?

no confieses ya, te doy siete días.

Canta, canta, no te absuelvo.

Cántico divino, ¡Llegó la hora!

confiesa ahora, venció mi plazo.

Canta, canta, afina, canta, canta.

Cántico tan divino, ¿Quién te canta?


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CIERRE I

Mi amiga muerte ya me cita,

y a su gran fe nunca refuto.

Tantas veces obligué conducta,

que ya fruto, no resultaría.


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ESE LADO

Hacer versos malos depara más felicidad que leer los versos más bellos.

Hermann Hesse


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PASMO

Aunque los castos para siempre duren,

la máquina, acartonada, ruge,

y no sabemos por cuanto puje,

aún, si enfrente nos lo imprimen.

La muerte, como la vida, es cierta,

y, al nunca pedir, aspira morir,

se le niega la visita experta,

a este, muestro intenso convivir.


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CONVENIO

Lo más bello de mi vida,

fue prodigar sin reposo, sin duda,

todo cuanto se expelía,

nada de lo que le sobraba,

todo lo valioso y costoso,

todo, lo que más dura.


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VISITAS II

Me estremecieron los monstruos,

y toda su fragilidad, lento chicle.

Se veían como flores, muy rojas,

a la espera de una abeja, amarilla.

Pulen el pecho para la siembra,

mientras, el sol les pega

en la cara como azoteas

de un último piso, sin tierra.


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SAVIA

Dentro, muy dentro,

hasta la transparente médula,

donde los duendes diminutos,

que trabajan sin cesar,

entonan cánticos certeros,

clásicos, sublimes,

se halla la más sabia

de todas las certezas,

un pequeño, gran tesoro,

la savia de la vida,

la vida misma,

en plena lucha,

en franca lid,

con lo que es,

con lo que será

y con lo que fue.


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RECELO

El día de afrontarme, ha llegado.

No hay más efugios ni senderos.

Todos mis destinos al fin se cruzan.

Es el verdadero verso el que lo obliga.

El día, de sorprenderme, se llegó.

No da más opción ni estrategia.

Todos, mis valores, se revelan.

Es el verdadero amor el que lo cita.

El día de tu muerte, se ha citado.

No hay más curas ni pomadas.

Todos, mis hilos, se entretejen.

Es el verdadero telar el que lo oculta.


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PERMUTAS

Mis maniáticos versos son los mismos,

siempre disparados, y bien sosegados

viendo la misma musa, desde el mismo punto

mis versos, sin remedio ni afán, son los otros.

Mis maniáticos versos son los mismos,

malos como siempre, buenos como nunca.


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CAÍDA

Los veo venir desde el mismo instante en que parten

fecundos, frondosos y sementales. Son una tromba

desde su concepción. Son hijos de un Dios, en extremo

despiadado. Una corpulenta marea incontenible que

sin piedad, arremete contra las playas, a gran altura.

Los veo caer, sobre las cabezas inertes, sobre las almas,

sobre las vidas ungidas. Los veo caer sobre la vida hecha

víctima. Los veo caer sobre las pocas migajas que dejaron.

Los veo, de repente, sobre mí, sin inmutarse, sin pesar,

los veo álgidos y voraces, con hambre de debilidad.

Los veo comiéndome, atragantándose con mis huesos,

eructando luego, hacia la mar, de donde vinieron,

de donde los vi venir, fecundos, frondosos, sementales,

justo antes de dejar de verlos hacer crujir mis huesos.


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DESCANSO

En casa, mi casa,

lejos, muy lejos,

donde nadie manda

sino yo, me siento,

leo, a Benedetti

puede ser, leo.

Leo versos, leo vida.

Lo que no tengo en ocasiones.

Casi siempre, leo versos.


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PAR

Análogo es cuando el poeta eres,

el poetizado o el poema. El haz

de luz colosal que agrieta la brecha

hacia la verja, que Dios resguarda

con sus legión, la legión

o Dios. Es lo mismo.

Es igual cuando la brisa te busca

que cuando partes hacia ella.

El encuentro mítico está cocido.

Sólo queda, da igual, respirar.


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NO

Un pasar. Un venir.

En la misma alforja, las voces

son una sola tonada feliz.

Música, tiempos.

Bajo el cielo azul petróleo,

un millar, perdura.

Música, tiempos.

Son una sola tonada feliz.

Un pasar. Un venir.

Una señal. Un no.


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ALUD

La dama grave, invocando las crías,

levita en su eje, cúbico, negro.

De las orejas los insta, a retroceder

de su vida lejana, su encierro.

Los afana, dándole vida larga,

a su hambre de riesgo individual.

Yo, que soy sólo su hijo, lastima,

me avalancho por la vía noble,

con pena por los sí nobles, difuntos

futuros, por mi mano, por la dama.


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MAREO

Los vuelcos que da la vida,

casi siempre son bastantes

para nuestras ansias ebrias

que, de trasnochar se cansan.

Para las débiles agallas,

con las vueltas sólo basta,

para no creer, que el mundo

a similar velocidad viaja.

Y, aunque siempre gire

nunca adiestramos,

y, aunque siempre gire

siempre vomitamos.


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VELO II

Las señales universales las enramo en el andar,

esperando que él, el eslabón perdido, las ligue,

las indulte y las disponga, las engalane,

las transmute a materia, gris, espero,

con el tacto, las atienda al calar el cráneo.


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SÁTIRA

¿Para qué permaneces sin nada que hacer?

¿Por qué grandes bichos negros surgen ya?

¿Cuánto tiempo, debo ver esta nazi escena?

¿Tus ojos son los tuyos, o ya de los gusanos?

¡Si no me respondes me iré, lejos, sin ti!

Aunque, mejor quédate. Sí, así es mejor.


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ÉPOCA

Lo que perdura una vida,

es un dilatado segundo.

Vemos cuan inútil resulta

invertir en contarlo, tocarlo,

cuando estamos pisando

ya, terrenos del siguiente.


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ORACIÓN

Deja el tiempo pasar su antojo,

jugar con las nubes, haciendo amor,

que un hombre nunca logra,

nunca, ni la nube ni el amor.

Deja pasar la muerte en el campo,

en las franjas más tórridas,

asando su cruel espinazo,

ayunando para su reintegro.

Deja que pase el tiempo,

a la medida que quiero,

al son que yo le toque,

y despedirme primero.


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Y

¿Y?

¿Qué?

¿Cuándo?

¿Para qué lo sé?

Dame una sorpresa,

aún sin que me merezca,

aún siendo prevista.

¿Cómo dices?

¿Cuándo?

¿Qué?

¿Ya?

Ya.

¿Y?


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CONCIERTO II

Cántico mío,

imita los ángeles.

Solfeando yo te encanto.

Hombre divino, ¡Yo te canto!

¡No desmayes ya, tengo más liras!

Hombre divino, ¡Yo te canto!

¡No desmayes ya, tengo más liras!


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CIERRE II

La enemiga defunción te invita,

pero no asistas a esa fiesta.

Vete pronto a tu lejana villa,

roe un árbol, dale una semilla.


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NINGÚN LADO

La poesía se escribe cuando ella quiere.

José Hierro


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VELO III

Un juramento, lo suplica, lo libra

lo hace ver, desde el portón. Quieto

me incita a llegar hasta mí, desde siempre.

Hace que lo que salga de la cueva,

se dirija como proyectil, hasta la victima.


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INPIEDAD

No sé si al andar

algún rejón me es lanzado

por la espalda lúcida,

al son del flemático paso.

Sé, que cuando en la arena

veo la fiera a los ojos,

debo recordar que los fieles

de la fiesta, se juegan mi buena lidia.

La sangre me cita a franquear,

lidiar con su deseo:

¡Conseguir el mío!


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CELO

Llegas tan lejos dentro suyo,

que mis desiertos se ciñen

tras los oasis de tu almíbar.

Veo incrédulo, gotear de su boca

reseca, no más, que mi ardor

que por ti se impregna, de celo,

celo recio y áspero amor oculto.


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NULIDAD

Algún día levantamos velas desde otras tierras,

con el norte puesto, siempre, en tu magno sur.

De camino, grandiosos monstruos, volaban

por el mar, creando inéditos maremotos,

templando nuestra coraza, nuestra vela blanca.

Miles de marineros en la mar expiraron,

fiándonos la empresa hasta la muerte.

No lograron, ni los monstruos, ni las olas,

echar a perder la brújula de mi nave, sólida,

que hoy, aún con los designios de mis ancestros

y la aprobación de las lumbreras de otros raros mares,

no me es perpetuada, por más que lo intento. Hoy,

la batalla que no ganó la mar, la ganó el viento

que veo llevarse mi arresto, como seca hoja

a raros mares tan lejos como mi mano de mi.


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DESIDIA

El polvo carcome las que fueron nuevas,

las abraza, las babea, les sorbe la sangre.

Polvo vampiro, te veo en el aura neutra,

veo como alzas el vuelo blando, de nuevo

sin penitencia, saciado, riendo radiante

tras el que te dio la vida, y ahí sucumbe.


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PREGUNTA

¿Cuántos son necesarios para vivir?

No creo que sean muchos.

con el maldito único, sólo,

que nos toco por suerte,

mala, es bastante y más.

Los campos florecen con afán

por ver la primavera,

ver la siega atarearse,

ver, los pétalos adornar los campos,

los días morirse de pie.

Creo, son necesarios para vivir, uno, y ya.


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DESPLOME

Lo vi, de a pocos,

pero siempre surgiendo

la trompa de cocodrilo,

de brioso potrillo.

Lo vi, de a pocos,

pero siempre besando

la vida del Némesis,

la lengua fulgurante.

Lo vi, lento,

pardo transparente,

mimetizarse con la densa selva

para, verse dentro de una bestia,

más grande, en un pestañeo.

Lo vi, de a pocos,

dejar de flotar en las aguas

densas, de la putrefacción,

y, sonreír en el intento.


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CHISPA

Las llamas se contraen.

Los cálidos se aíslan.

Las estrellas, se resguardan.

La luna, se arrima al sol.

Ha llegado la hora, sí.

Dentro de una ceniza

el alma del fuego

crispa su espíritu

y con un leve soplar,

tras intentar encender

tras el telón, se ahoga.


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ÚLTIMA

Tu ser se entrega

o tu alma dura.

Tu cuerpo lleva

y la cama queda.

El frío aumenta,

de calor se llena.


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CAMA

Tibio lecho, de dispares usos,

cuéntale, al oído, de tus amantes

anteriores, de los que, como él,

dejaron sus sudares en tus tejidos,

y partieron, a otro camastro,

más útil, más digno.


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ENMIENDA

Me da lástima tu sangre cuando corre desprotegida

sin ritmo ni prosa hacia cualquier desagüe.

Me doy golpes de pecho por no ponerle una vasija

vieja y desportillada para que no deshonre el piso.

La otra noche tu muerte me importo bastante,

tanto, que por poco, se atreve a robarme el sueño.

La otra noche me importó un pepino, pequeño,

que tus líquidos naden en el aire, escabrosos,

inútiles, sin sombra, y sin rastro, escarlatas.


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BRINCO

Las balas se atraviesan,

ahora los plomos flexan.

Los muertos hoy hablan

dizque modernas lenguas.

Los vivos, serios dibujamos

lo que, de niños nos contaron.

Los dibujos, bellos nos retratan,

y entonces, el arte se a afeado.


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NOCHE

Horas oscuras, que digieren la luz

de un astro, que de día, no es sol

y de noche sí es luna gris.

Déjale ver tus sombras negras,

no sólo las blancas.

Déjale ver al otro lado,

no sólo un pulcro lado.


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TEMBLOR

Cataratas púrpura, raudas,

trepan sin licencia,

sin hábito, sin amor

abriéndose paso por la senda

que todos ya pisaron,

que, todos, ya vivieron.

Cataratas púrpuras, lentas,

se estancan al final,

en cualquier recoveco.

A cualquier hora,

se detienen a ver

cómo, torpe,

cae, ése ser

que fue.


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MIERDA

El alimento del rimador,

no es la tinta, ni la letra.

Es, sin miedo a reparo alguno,

la suculenta vida jugosa.

Las fauces del trovador,

ululan en lo bajo,

con cigarro siempre a mano,

para el aborrecido perfume.


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NO

No.

No hay más,

no hay tantos como creí,

menos, de los que no creí que hubiera.

No hay tantos como vi,

no hay más.

No.

No.

No son tantos, y eso aterra,

y la patena no se muestra.

Soy un solo, un non deforme,

ya en las garras del informe.

No.

Sí.


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Si estás solo,

en la puerta no te quedes,

viendo ver el sol, rojo y cúbico ponerse.

Suéltate lejos por tu túnel,

Sí, ése oscuro.

Sí.


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ALLÁ

Todo aquel que de allá ha parlado,

en sus viseras se a guisado.

Ha revuelto tierra con la entraña,

haciendo polvo, antes de tragarlo.

Allá no existe,

¡No lo creas!

Acá tampoco,

¿O creíste?

Todo aquel que de acá ha salido,

a carcajeado de sus heces.

Ha enrollado nubes con la palma,

haciendo dulce, antes de probarlo.

Acá sí existe,


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CONCIERTO III

Cántico infame,

sal de mi lastres.

Te insto sin sufragio.

Hombre divino, ¡Alguien te canta!

¡No oigas las liras, desmaya!

Hombre divino, ¡Alguien entona!

¡No oigas las liras, desmaya!


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CIERRE III

La colega partida (nunca en dos), en la puerta habla,

te encomiendo (por experiencia), aquel festín.

No demores (lo digo en serio), en hacer maletas,

un par de camisas, libro (no de poesía), y galletas.


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Yo sé que la poesía es imprescindible, pero no sé para qué.

Jean Cocteau

un bicho cayendo con Épica agonía

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