“umbral de dolor a la prueba de presión en sujetos sanos y en

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Universidad de Chile Facultad de Medicina Escuela de Kinesiología “Umbral de Dolor a la Prueba de Presión en Sujetos Sanos y en Pacientes con Dolor Crónico Miofascial de los Músculos Masetero y Temporal” Paulina Constanza Castro Olivares Liliana Karina Contreras Vergara 2006

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Universidad de Chile

Facultad de Medicina

Escuela de Kinesiología

“Umbral de Dolor a la Prueba de Presión en Sujetos Sanos y en

Pacientes con Dolor Crónico Miofascial de los Músculos

Masetero y Temporal”

Paulina Constanza Castro Olivares

Liliana Karina Contreras Vergara

2006

2

“Umbral de Dolor a la Prueba de Presión en Sujetos Sanos y en Pacientes con

Dolor Crónico Miofascial de los Músculos Masetero y Temporal”

Tesis

Entregada a la

UNIVERSIDAD DE CHILE

En cumplimiento parcial de los requisitos

para optar al grado de

LICENCIADO EN KINESIOLOGÍA

FACULTAD DE MEDICINA

Por:

Paulina Constanza Castro Olivares

Liliana Karina Contreras Vergara

2006

Director de Tesis: Prof. Dr. Hernán Ramírez Skinner.

Co-Tutor: Prof. Dr. Juan Carlos Salinas Castro.

Patrocinante de Tesis: Prof. Sylvia E. Ortiz Zúñiga.

3

FACULTAD DE MEDICINA

UNIVERSIDAD DE CHILE

INFORME DE APROBACIÓN

TESIS DE LICENCIATURA

Se informa a la Escuela de Kinesiología de la Facultad de Medicina que la Tesis de

Licenciatura presentada por los candidatos:

Paulina Constanza Castro Olivares

Liliana Karina Contreras Vergara

Ha sido aprobada por la Comisión Informante de Tesis como requisito para optar al grado

de Licenciado en Kinesiología, en el examen de defensa de Tesis rendido el

día____________________________________________ del año 2006.

Prof. Dr. Hernán Ramírez Skinner ________________________

Comisión Informante de Tesis:

Nombre: Firma:

_____________________________________________ ________________________

_____________________________________________ ________________________

_____________________________________________ ________________________

4

DEDICATORIA

A ti mamá, la persona que amo en la vida.

Gracias por tu entrega, tu paciencia, y tu amor que no conoce límites,

gracias por cada una de tus palabras, tus caricias y tus cuidados,

gracias por darme la vida y una razón para vivirla…

Tu hija, Liliana.

A mis padres María y Manuel por su paciencia y completa entrega, por ser tan generosos

al punto de postergar proyectos propios por ver a sus hijas cumplir metas. A mis hermanas

Daniela y Camila por ser fuente de alegría y sobretodo por contribuir a mi formación

espiritual y humana. A todos ellos por colaborar con su granito de arena en esta nueva

oportunidad que nos dimos como familia...

Su hija y hermana, Paulina.

5

AGRADECIMIENTOS

Nuestros agradecimientos a todos los que se mostraron interesados en que este

proyecto se concretara, entre ellos a las personas que estuvieron directamente involucrados

en la puesta en marcha del trabajo inicial. A la Doctora Anna María Slater y a los

Kinesiólogos Daniela Mardones y Jaime Leppe, por confiar en nuestras capacidades,

darnos el primer impulso para realizar este proyecto y por su amable disposición y apoyo.

Gracias también al Kinesiólogo Francisco Herrera, que constantemente se mostró

preocupado por nosotras y el proyecto, independiente del área que se tratara.

Agradecemos también a las personas que nos acogieron cuando parecía todo tan

difícil y lejano. A nuestro tutor, el Doctor Hernán Ramírez por aceptarnos tan avanzado el

año y con tantas dudas e inquietudes. Damos las gracias también a los Doctores Walther

Meeder y Rodrigo Padilla por permitirnos trabajar en la Universidad de Valparaíso y por el

interés mostrado en nuestro trabajo. A los Doctores Víctor Valenzuela y Guillermo

Rodríguez por creer en nuestro proyecto, facilitarnos el trabajo en la Universidad de

Valparaíso y por su constante preocupación.

Gracias a nuestra Escuela, a Adrianita y Ximenita, que pacientemente nos

facilitaban las llaves del Laboratorio y nos escribían las cartas necesarias; no podemos

olvidar a Lizette, asistente dental en la Universidad de Valparaíso, por su gran disposición

para ayudarnos. También a la Profesora Silvia Ortiz, por sus palabras, consejos. Infinitas

gracias a cada una de las personas que fueron voluntarios en este trabajo, por el tiempo y la

confianza depositada.

Finalmente agradecemos al Doctor Juan Carlos Salinas, nuestro co-tutor, por su

constante orientación y capacidad de transmitir lo que sabe de una manera tan pedagógica,

sin la cual sinceramente no habríamos llegado a buen término. Por revisar en nuestro

proyecto desde el fondo y contenido hasta los puntos y comas, gracias por involucrarse en

el proyecto como propio y hacernos sentir que verdaderamente todo saldrá bien.

6

ÍNDICE

Página

RESUMEN…………………………………….………….………………………………10

ABSTRACT………...………………………………………..……………………………11

ABREVIATURAS…………………………………………………….…………………..12

INTRODUCCION…………..……………………...…………..…………………………13

- Planteamiento del Problema……………………………………………………………14

Pregunta de investigación………...…………………….………………………………14

Objetivo general……………….....…………...........……………….......………………14

Objetivos específicos……………………………………………………………...……14

Justificación…………………………………………………………………………….15

- Marco Teórico……………………………………………………………...……………16

Dolor Miofascial…………………………………...……………………………..……16

Criterios Diagnósticos para la Investigación de los DTMs

y Dolor Miofascial …………………………...……………………………………......18

Algómetro de Presión…………………………...…………………………………...…20

HIPÓTESIS……………....………………………….……………………………………24

MATERIAL Y MÉTODO………………………….…………………………………….24

Población de estudio…………………………….………………………………………24

Criterios de inclusión y exclusión……………………………………………………....25

Diseño de la investigación………………………………………………………………25

Procedimientos…………………..………………….…………………………………..26

Variables……………………………………...………………………………………....28

RESULTADOS………………………...…...……………………………………………..29

Comportamiento de los UDPs según grupo……………..………………..……………30

Comportamiento de los UDPs según género……………………...……………………31

Comportamiento de los UDPs según músculo…………………...…………………….33

CONCLUSIÓN……………………………………………………………………………36

DISCUSIÓN………………………………….……………………………………………37

7

PROYECCIONES…………………………..…………………………………………….40

BIBLIOGRAFÍA………………………..………………………………………………...41

APÉNDICES……………………………………...…...…………………………………..45

Apéndice 1: Consentimiento informado…………………….…………………………45

Apéndice 2: Hoja de mediciones……………………………….………………………47

Apéndice 3: Fotografías del Algómetro de Presión……………...…………………….48

Apéndice 4: Test de Kolmogorov-Smirnov para validar el supuesto de

normalidad de la variable UDP Masetero………………..…………………………….49

Apéndice 5: Test de Kolmogorov-Smirnov para validar el supuesto de

normalidad de la variable UDP Temporal…………………….………………………..50

Apéndice 6: Prueba T para comprobar la paridad en relación a la edad

en la población de estudio………………………...……………………………………50

Apéndice 7: Caracterización de los grupos…………………...………………………..51

ANEXOS..............................................................................................................................52

Anexo 1: Dolor…………………………………………………………………………52

Anexo 2: Dolor facial…………………………………………………..........................53

Anexo 3: Dolor crónico……………………...………………………………................55

Anexo 4: Dolor muscular facial…………………………..……………………………55

Anexo 5: Influencia del SNC……………………………..……………………………57

Anexo 6: Localización de puntos estandarizados para las mediciones

algométricas en sujetos sin dolor miofascial…………………….…......………………58

8

LISTA DE TABLAS

Página

Tabla 1

Promedio y D.E. de los resultados obtenidos por músculo según grupo.............................29

Tabla 2

Promedio y D.E. de los resultados obtenidos por músculo según grupo y género……...…29

Tabla 3

Prueba T para determinar diferencias estadísticamente significativas en la

variable género……………………………………….…………………………………….33

Tabla 4

Prueba T para determinar diferencias estadísticamente significativas entre los

UDPs Masetero y Temporal por subgrupo de sujetos…………………...…………………35

9

LISTA DE FIGURAS

Página

Figura 1

UDP músculo Masetero según grupo. ………..............................................................……30

Figura 2

UDP músculo Temporal según grupo. ……….............................................................……31

Figura 3

UDP Masetero según género en sujetos sin dolor miofascial ………....................……….31

Figura 4

UDP Temporal según género en sujetos sin dolor miofascial ………...................……….32

Figura 5

UDP Masetero según género en sujetos con dolor miofascial ………...................……….32

Figura 6

UDP Temporal según género en sujetos con dolor miofascial ………..................……….33

Figura 7

UDP según músculo en sujetos sin dolor miofascial............................................................34

Figura 8

UDP según músculo en sujetos con dolor miofascial...........................................................34

10

RESUMEN

El presente estudio; descriptivo, no experimental y transversal, tiene como objetivo

aportar conocimientos en relación a la evaluación del dolor miofascial, a través de la

determinación del umbral de dolor a la presión de los músculos Masetero y Temporal

en este tipo de pacientes, en sujetos sanos y la posible relación entre dichos umbrales y

el género de los sujetos. Se utilizó un algómetro de presión marca Baseline, con el cual

se midió y registró el umbral de dolor a la presión cuantificado en unidad de área

(Kg/cm2). La investigación se realizó en sujetos de ambos géneros, entre 18 y 25 años,

en la ciudad de Santiago y Valparaíso. Las mediciones se realizaron durante los meses

de Agosto y Septiembre del año 2006, en el Laboratorio de la Escuela de Kinesiología,

en la Clínica de Trastornos Temporomandibulares y Dolor Orofacial del Área de

Oclusión de la Facultad de Odontología, ambos pertenecientes a la Universidad de

Chile; y en la Clínica C de la Unidad de Post-grado de la Universidad de Valparaíso.

La población de estudio quedó constituida por 64 sujetos, de los cuales 32 presentaban

dolor miofascial de los músculos Masetero y Temporal y 32 no lo presentaban. La

medición completa se ejecutó en una sesión única y contó de entrevista, palpación

digital y finalmente utilización del algómetro de presión para la cuantificación de los

umbrales de dolor, la algometría se realizó cuatro veces y se definió el promedio de las

tres últimas. Los resultados obtenidos indicaron que en la población estudiada el

promedio del umbral de dolor a la presión en el grupo de sujetos con dolor miofascial

fue de 2,0Kg/cm2 y 2,7Kg/cm2 en los músculos Masetero y Temporal respectivamente,

mientras que en el grupo sin dolor miofascial fue 4,1Kg/cm2 y 5,2Kg/cm2 en Masetero y

Temporal respectivamente; en cuanto al género las mujeres sin dolor miofascial

mostraron umbrales de dolor a la presión significativamente menores (p < 0,05) que los

hombres sin dolor miofascial en ambos músculos, mientras que en las mujeres con

dolor miofascial se encontraron umbrales de dolor a la presión significativamente

menores (p < 0,05) sólo en el músculo Masetero en relación con los hombres con dolor

miofascial; por otra parte, sólo en las mujeres, con y sin dolor miofascial, el músculo

Masetero presentó valores de umbrales de dolor a la presión significativamente

inferiores a los encontrados en el músculo Temporal.

11

ABSTRACT

The present descriptive, no experimental, transverse study, has as an objective to

contribute to the knowledge in relation to the evaluation of myofascial pain, through the

determination of the pressure pain threshold of the Masseter and Temporal muscles in this

type of patients, healthy subjects and the possible relation between those thresholds and

gender of the subjects. A Baseline brand pressure algometer was used to measure and

register the pain pressure threshold measuring in area unit (Kg./cm2). The investigation was

carried out on males and females, between 18 and 25 years old in the cities of Santiago and

Valparaiso. The measures were taken during the months of August and September of the

year 2006, in the laboratories of the School of Physical Therapy, in The Clinic for

Temporomandibular Joint Disorders in The Orofacial Pain Occlusion Area of the

Odontology Faculty, both belonging to the University of Chile; and in the clinic C post

grade unit of at the University of Valparaiso. The population of the study consisted of 64

subjects, of which 32 presented myofascial pain of the Masseter and Temporal muscles and

32 did not. The complete measure was carried out in one session that consisted of an

interview, digital palpation and at the end the use of the pressure algometer for the measure

of the pain threshold, the algometry was done four times before getting an average of the

last three. The results indicated that in the population studied the pain pressure threshold

average in the myofascial pain group was 2,0 Kg/cm2 and 5,2 Kg/cm2 in the Masseter and

Temporal muscle respectively, while the group without myofascial pain presented 4,1

Kg/cm2 and 5,2 Kg/cm2 in the Masseter and Temporal muscle respectively; with respect to

gender the women without myofascial pain showed pain pressure threshold significantly

lower (p < 0,05) than men without myofascial pain in both muscles, while women with

myofascial pain presented pain pressure threshold significantly lower (p < 0,05) than men

with myofascial pain only in the Masseter muscle; on the other hand, only in women, with

and without myofascial pain, the Masseter muscle presented values of pain pressure

threshold significantly lower than those found in the Temporal muscle.

12

ABREVIATURAS

ATM: Articulación Temporomandibular.

ATMs: Articulaciones Temporomandibulares.

AP: Algómetro de Presión.

CDI/TTM: Criterios Diagnósticos para la Investigación de los Trastornos

Temporomandibulares.

DTM: Desorden Temporomandibular.

DTMs: Desórdenes Temporomandibulares.

SN: Sistema Nervioso.

SNC: Sistema Nervioso Central.

UDP: Umbral de Dolor a la Presión.

13

INTRODUCCIÓN

En el contexto de los DTMs entre los pacientes disfuncionales de una población

general, se ha encontrado una prevalencia de 31% de desórdenes articulares y 47% de

desórdenes musculares (Okeson y cols. 1996). Dentro de los desórdenes miogénicos o

musculares, se encuentra el dolor miofascial, que se define como un dolor de origen

muscular asociado a áreas localizadas de sensibilidad a la palpación del músculo (Dworkin

y LeResche 1992). El manejo conservador es la base del tratamiento del dolor miofascial,

por tanto, la utilización de fisioterapia, masajes y ejercicios de control motor hacen de la

Kinesiología una herramienta de especial importancia en el alivio de esta entidad patológica

(Medlicott y Harris 2006).

Aunque los criterios de investigación para diagnosticar un cuadro de dolor muscular

masticatorio como dolor miofascial ya han sido establecidos, su objetividad al realizar

estudios comparativos es baja, especialmente en la intensidad de presión digital para la

identificación de puntos dolorosos. La palpación digital de la sensibilidad de la musculatura

masticatoria constituye uno de los componentes claves en el proceso diagnóstico y

evaluativo del dolor miofascial, tanto en el ámbito clínico como de investigación, aunque

esta evaluación es subjetiva y está destinada al error (Kosek y cols. 1999).

La presión con algómetro es un método semi-objetivo para la evaluación de

sensibilidad. Este instrumento es fácil de usar, sin embargo, para analizar la sensibilidad

muscular en pacientes es necesario el conocimiento de las variaciones normales en la

sensibilidad en individuos sanos y en sujetos con dolor miofascial (Clark y cols. 1993). Hoy

en día no existe ningún estudio en nuestro país que defina el umbral de dolor a la presión de

los músculos Masetero y Temporal en pacientes que sufren dolor miofascial ni en sujetos

sanos, limitando la utilización de dicho instrumento.

14

PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA

Pregunta de Investigación

¿Cuál es el umbral de dolor de los músculos Masetero y Temporal a la prueba de

presión en pacientes con dolor crónico miofascial y en sujetos sanos de ambos géneros?

Objetivo General

Determinar el umbral de dolor de los músculos Masetero y Temporal a la prueba de

presión en pacientes que presentan dolor crónico miofascial y en sujetos sanos de ambos

géneros.

Objetivos Específicos

Determinar el promedio de UDP de los músculos Masetero y Temporal en

pacientes que presentan dolor crónico miofascial.

Determinar el promedio de UDP de los músculos Masetero y Temporal en sujetos

sin dolor miofascial.

Determinar si existen diferencias en los promedios de UDP entre hombres y

mujeres con dolor crónico miofascial.

Determinar si existen diferencias en los promedios de UDP entre hombres y

mujeres sin dolor miofascial.

Determinar si existen diferencias en los promedios de UDP entre los músculos

Masetero y Temporal en sujetos con dolor crónico miofascial.

Determinar si existen diferencias en los promedios de UDP entre los músculos

Masetero y Temporal en sujetos sin dolor miofascial.

15

Justificación

Si bien existen criterios establecidos para la investigación y diagnóstico del dolor

miofascial, subgrupo de los DTMs, estos carecen de medidas claras y objetivas para la

identificación de puntos dolorosos a la presión muscular, ya que hasta el momento se basa

en la presión digital. El AP es un instrumento que permite superar este problema,

entregando una clara medida de la presión realizada en la musculatura del sujeto, ya sea en

kilogramos o libras por área.

La utilización de este instrumento no se ha masificado. Aún así, en la búsqueda de

la mayor objetividad posible, es necesario contar con datos de referencia que nos indiquen

los valores normales en sujetos sin dolor miofascial y aquellos obtenidos en pacientes que

sí lo padecen. Este tema adquiere especial relevancia si la información llega a manos del

clínico y se utiliza como ayuda en la toma de decisiones en relación a la efectividad de una

terapia aplicada o en el posible cambio de esta cuando no se obtengan los resultados

esperados.

Aunque no hay claridad acerca de la epidemiología de los distintos subgrupos que

padecen de DTMs, se ha reportado que la prevalencia del dolor miofascial es 33%

(Lobbezoo-Scholte 1995, Farella 2000), y es el principal motivo de consulta en relación a

los problemas del sistema masticatorio (Mc Gregor y cols. 2003). Esto ilustra la

importancia y necesidad de investigar en torno a este tema. Nuestro país no posee datos al

respecto, no existen antecedentes epidemiológicos sobre esta entidad patológica y menos

aún estudios para determinar el UDP en pacientes que sufren dolor miofascial de los

músculos Masetero y Temporal y en sujetos sin él. Así, no poseemos ningún parámetro

para comparar los hallazgos obtenidos con la utilización del AP, encontrándonos lejos de

masificar su uso si no poseemos estudios que nos brinden datos guía.

Por otro lado la Kinesiología Estomatognática se está estableciendo en nuestro país

como un campo laboral a explorar y es necesario contar con estudios que respalden con

bases científicas nuestras decisiones terapéuticas y nos brinden datos objetivos a la hora de

evaluar a nuestros pacientes. Con buenos instrumentos complementarios, entregados por el

campo de la investigación a nuestra evaluación clínica, y con datos válidos para comparar,

sabremos tomar la mejor decisión terapéutica y nuestras intervenciones serán más efectivas

e igualmente más valoradas.

16

MARCO TEÓRICO

Dolor Miofascial

Los DTMs son un grupo de entidades patológicas que incluyen una amplia gama de

condiciones craneofaciales específicas con etiología multifactorial (Ramírez y Germán

2005). Estas afectan a los músculos masticatorios, las ATMs, estructuras dentarias y la

oclusión (Rodríguez 1990). La mayoría de los pacientes refiere dolor de cabeza, mandíbula,

oído y cara; todo asociado a limitación o asimetría en los movimientos mandibulares y a

ruidos articulares (Ahlberg y cols. 2002). Otra definición reconoce signos y síntomas

asociados con dolor y disturbios funcionales y estructurales del sistema masticatorio,

especialmente de la ATM y de los músculos masticatorios (Dao y LeResche 2000).

El origen multifactorial de los DTMs queda evidenciado por la asociación de

factores sicológicos, estructurales y posturales, los que alteran el balance funcional entre la

oclusión dentaria, los músculos masticatorios y las ATMs, llegando a ser imposible

reconocer un factor etiológico único (Rodríguez 1990; Silva 1993). Se han situado entre las

principales enfermedades dentales y están representados, principalmente, por un

componente miogénico y artrogénico (Okeson 1996; Pedroni y cols. 2003).

Los DTMs afectan a más del 25% de la población general (Nussbaum y Downes

1998). Entre los pacientes con DTMs se ha encontrado una prevalencia de 47% de

desórdenes musculares (Okeson y cols. 1996), siendo el dolor la mayor queja (González y

cols. 1998; Mc Gregor y cols. 2003). Respecto al género, la prevalencia ha sido reportada

por Klausner (1994) y Dao (2000) como dos veces mayor en mujeres que en hombres, en

contraste con lo propuesto por Pedroni y cols. (2003), que afirma que ésta es casi cuatro

veces más en mujeres que en hombres. No obstante, otros estudios aseguran que los datos

de prevalencia sobre los DTMs son confusos y controversiales, y que no existen datos

confiables disponibles al no considerar diagnósticos específicos por niveles (Rodríguez

1990; Dos Santos y cols. 2005).

Por otro lado, la Asociación Internacional para el Estudio del Dolor (IASP) define

dolor como: "Una experiencia sensorial y emocional desagradable asociada con una lesión

tisular existente o potencial, o descrita en términos de ese daño" (Martínez 1998) (Anexo

1). Las sensaciones somáticas de cabeza y cavidad oral son mediadas por el Nervio

17

Trigémino, que lleva las sensaciones de tacto, dolor y temperatura en dos sistemas

ascendentes anatómica y funcionalmente distintos (Martin 1998) (Anexo 2).

Las características del dolor de los pacientes con DTMs, incluyendo intensidad,

duración, y patrones temporales, así como las medidas psicosociales de angustia, son

comparables a pacientes con otras condiciones comunes de dolor crónico, incluyendo dolor

de cabeza y dolor lumbar. Una mayor excitabilidad de vías nociceptivas centrales puede

preceder cualquier condición dolorosa y predisponer a algunos individuos al desarrollo de

dolor crónico (Sarlani y cols. 2004) (Anexo 3).

Dentro de los DTMs miogénicos, el dolor miofascial es la entidad clínica que se

observa con mayor frecuencia (Farella y cols. 2000). Es importante distinguir entre dos

acepciones del término “dolor miofascial”, y que se usan comúnmente en la práctica

clínica: el significado general, incluye un síndrome de dolor muscular regional originado en

cualquier tejido blando, asociado con dolor muscular (Kraus y cols. 1991; Yunus 1993) y

utilizado habitualmente en este sentido por los odontólogos (Bell 1990). El otro significado,

considerado por Travell (2001) como el único correcto, es específicamente un síndrome de

dolor miofascial ocasionado por la presencia de puntos gatillo, una hiperirritabilidad focal

en el músculo que puede modular poderosamente las funciones del SNC.

Para efectos del presente estudio se ha utilizado el término general, que ha sido

definido por Dworkin y LeResche (1992) como un dolor de origen muscular asociado a

áreas localizadas de sensibilidad a la palpación del músculo. Su prevalencia puede ser

estimada en 33 % (Lobbezoo-Scholte 1995; Farella y cols. 2000).

El dolor relacionado con DTMs no tiene buena correlación con una patología física

específica. A pesar de la extensa investigación en las décadas pasadas, la patofisiología del

dolor muscular (Anexo 4) relacionado con DTMs crónicos permanece desconocida (Sarlani

y cols. 2004). Sensibilización periférica y central, perturbaciones en el sistema de

modulación del dolor, podrían ser las responsables de un menor UDP en estos individuos.

Esta sensibilización causa que un estímulo normal, como es la presión, sea interpretado

como dolor, fenómeno definido como Alodinia (Dos Santos y cols. 2005).

El estudio realizado por Sarlani y cols. (2004), mostró que pacientes con DTMs

miogénicos exponen umbrales de dolor evocados mecánicamente más bajos, además de

mayor sumación temporal de dolor, y sensaciones más fuertes posterior a un estímulo

18

mecánico nocivo repetido en sus manos, en comparación con controles sin dolor. Estas

conclusiones indican hiperexcitabilidad generalizada en las vías nociceptivas centrales

entre pacientes con DTMs. Tal hiperexcitabilidad puede contribuir al inicio y

mantenimiento del dolor crónico (Anexo 5).

El stress psicológico se relaciona en varios aspectos con los DTMs. Durante una

tarea agotadora se producen contracciones anormales y se podría prolongar la

hiperactividad en los músculos de la mandíbula, tanto en pacientes con DTMs como en

sujetos sanos. Pruebas sugieren que los músculos masticatorios pueden ser hiperreactivos a

condiciones estresantes y que el dolor facial se exacerba durante esas condiciones. Además,

el resultado de varios tratamientos para DTMs pueden ser modificados por factores

psicológicos como ansiedad, stress, y depresión. Los resultados apoyan una relación entre

el stress y la sensibilidad al dolor de los músculos masticatorios (Michelotti y cols. 2000).

La sensibilidad muscular a la palpación sigue siendo el elemento esencial de

significancia diagnóstica; ya sea si nos estamos ocupando de dolor persistente, localizado o

general (Gamboa 2004). Con la sensibilidad muscular como un componente clave en el

proceso diagnóstico, es necesaria una medición clínica confiable (Farella y cols. 2000). Los

resultados obtenidos con la prueba de palpación digital son considerados con un rol

importante en la clasificación del paciente con dolor por DTM (Visscher y cols. 2004).

Criterios Diagnósticos para la Investigación de los DTMs y Dolor Miofascial

El CDI/TTM es una pauta aplicada comúnmente para el reconocimiento de los

DTMs (Clark 1993). Este criterio recomienda un método de examinación estandarizada que

conduce a la clasificación de los pacientes en uno o más subgrupos de DTM. Los

CDI/TTM, permiten aunar criterios en cuanto a la investigación científica realizada en este

ámbito de la Odontología.

Los diagnósticos realizados por el CDI/TTM son asignados sobre la base del

exámen físico e historia clínica en dos ejes. El eje I, basado en un exámen clínico, se ha

dividido en: a) desórdenes musculares b) desplazamientos del disco, y c) artralgia, artritis,

artrosis. Los desórdenes musculares son divididos en: i) dolor miofascial y ii) dolor

miofascial con apertura bucal limitada. El segundo eje comprende un cuestionario basado

19

en discapacidades por dolor crónico y psicológico. El CDI/TTM es confiable y

clínicamente útil (Rammelsberg y cols. 2003).

El uso del CDI/TTM permite el diagnóstico de un desorden muscular sobre las

bases de: i) relato de dolor mandibular, en las sienes, cara, área preauricular o dentro del

oído en reposo o durante la función mandibular; ii) identificación específica, durante el

exámen, de un sitio de dolor muscular; y iii) dolor a la palpación en tres o más de veinte

regiones anatómicas, donde derecho e izquierdo cuentan como sitios separados: Músculo

Temporal anterior, Temporal medio, Temporal posterior, Origen del Músculo Masetero,

Cuerpo del Masetero, Inserción del Masetero, Masetero profundo, Músculo Pterigoídeo

interno, Pterigoídeo externo y Tendón del Temporal; con al menos uno de los sitios en el

mismo lado de la queja de dolor (Dworkin y LeResche 1992).

El dolor y sensibilidad en el músculo Masetero y Temporal son comunes en la

población con DTMs (Dos Santos y cols. 2005), de hecho son los más sensibles a la

palpación y algometría (Gamboa 2004; Visscher y cols. 2004). Ambos músculos tienen

similar soporte óseo subyacente, son fácilmente accesibles y son los más frecuentemente

usados en estudios de UDP (Dos Santos y cols. 2005).

Aún cuando se han establecido UDPs para los sitios intraorales, un estudio encontró

que en realidad el número de sitios intraorales dolorosos a la palpación no fue distinto

entre los grupos que presentaban dolor miofascial y los que no lo presentaban. El análisis

de datos reveló que esta variable no fue un predictor significativo para cualquier

comparación entre grupos, mientras que el número de sitios extraorales sensibles a la

palpación fue un predictor significativo para las comparaciones entre grupos con y sin dolor

miofascial (Rammelsberg y cols. 2003).

El sistema de diagnóstico no es jerarquizado y permite la posibilidad de múltiples

diagnósticos para un sujeto. Por lo tanto, un sujeto puede ser asignado a un desorden

muscular y, además, a un diagnostico del grupo “a” y grupo “b” para cada articulación

(Rammelsberg y cols. 2003). Los desórdenes musculares clasificados por el CDI/TTM son

predominantemente crónicos y poseen condiciones de dolor fluctuantes, con una

probabilidad de remisión del 33% (Rammelsberg y cols. 2003).

El CDI/TTM propone que la presión de palpación muscular digital debe ser una

libra para sitios intraorales (Fricton y Schiffman 1987) y dos libras para sitios extraorales

20

(Dworkin y cols. 1991). Desafortunadamente, parece ser que el nivel de presión de

palpación y el método a usar aún es seleccionado arbitrariamente. Además se ha sugerido

que la presión seleccionada actualmente puede resultar muy baja para la evaluación de la

sensibilidad muscular y puede estar asociada con frecuencia a falsos negativos; por lo que

sin duda se necesita más investigación en el tema (Clark y cols. 1993).

Algómetro de Presión

La sensibilidad muscular al dolor se ha medido, entre otros métodos, con

estimulación eléctrica y con aplicación de presión. La presión se define, en física, como la

medida de fuerza sobre la unidad de superficie. De entre las distintas técnicas utilizadas, la

algometría de presión ha sido la más estudiada.

En la práctica clínica, la palpación manual de la musculatura es todavía el método

más extensamente usado para la detección de la sensibilidad muscular y es considerada el

“gold estándar”; aunque la estandarización de la presión, técnica de palpación y su

interpretación es aún un asunto de gran controversia especialmente cuando se considera la

cantidad de presión aplicada. La presión debe ser lo bastante fuerte como para permitir la

detección del dolor miofascial en los pacientes, pero lo bastante suave como para no causar

dolor en los individuos libres de síntomas, es decir no conducir a resultados falsos positivos

(Dos Santos y cols. 2005).

Pruebas recientes sugieren que la evaluación de la sensibilidad muscular en

pacientes con dolor miofascial puede ser mejorada por el empleo de un AP; a pesar de esto,

el valor diagnóstico de este instrumento ha recibido poca atención (Farella y cols. 2000).

No obstante, se han realizado estudios para estimar la confiabilidad interexaminador del

AP; específicamente en cabeza y cuello se encontró que ésta fue buena y la

reproducibilidad intraexaminador fue excelente (Antonaci y cols. 1998), aunque la

confiabilidad aumenta aún más cuando todas las medidas son tomadas por un único

examinador (Nussbaum y cols. 1998). La sensibilidad del instrumento en su modalidad

mecánica es de gramos.

El AP se ha utilizado para medir sensibilidad muscular y de otros tejidos blandos

(Nussbaum y cols. 1998). Es empleado también para cuantificar la sensibilidad en el

diagnóstico de puntos sensibles, puntos gatillo, Fibromialgia y espasmo muscular (Fischer

21

1998). Este instrumento ha sido útil en la práctica clínica para la cuantificación de puntos

dolorosos de la musculatura profunda (Fischer 1987). El empleo clínico del AP incluye

usos diagnósticos y evaluación de los resultados de tratamientos (Fischer 1998).

Con el AP se pueden obtener: i) inicio del dolor local (UDP), ii) inicio del dolor

referido y iii) máxima presión tolerable. La presión del AP es más comúnmente usada para

obtener el UDP (Brown y cols. 2000), que puede ser definido según Brown y cols. (2000)

como el punto subjetivo en el cual una sensación de presión gradualmente creciente se hace

dolorosa. Según Fischer (1998), es la presión mínima que induce dolor o incomodidad. Para

efectos del presente estudio lo consideraremos, según lo definió el mismo autor anterior en

el año 1987, como la presión mínima que induce únicamente dolor, sin considerar molestia.

Al analizar la sensibilidad en pacientes, es necesario el buen conocimiento de las

variaciones normales en la sensibilidad en individuos sanos. El establecimiento de valores

de referencia normales ha sido obstaculizado por el gran número de factores que influyen

en la evaluación del UDP. También, ha sido encontrada gran variabilidad interindividual en

los UDP en individuos sanos y; tanto en individuos con dolor miofascial como sin él, un

aumento del UDP podría ser explicado por mecanismos centrales que se habitúan a un

estímulo familiar o por la activación de mecanismos inhibitorios del dolor

intrasegmentarios (Kosek y cols. 1999). En general, los UDP son más altos en hombres que

en mujeres (Petersen y cols. 1992).

Se ha comprobado la excelente reproducibilidad y validez de la medición del UDP

en sujetos sanos (Fischer 1987). El UDP también es confiable para la evaluación

cuantitativa del dolor. La utilización del AP proporciona un método “semi-objetivo” para la

valoración de resultados de tratamiento (Fischer 1998). Se recomienda el AP como el

método de elección para la evaluación de sensibilidad de tejidos profundos en la práctica

clínica cuando se requieren mediciones repetidas, como en el seguimiento de pacientes con

hiperalgesia muscular (Tovar 2005). Estudios demuestran que la algometría de presión

puede ser una poderosa herramienta para la investigación y un útil dispositivo clínico

(Travell y cols. 2001).

Algunos estudios han evaluado el valor diagnóstico del uso del AP específicamente

en el dolor miofascial. Se ha documentado la evaluación del UDP del músculo Masetero y

Temporal anterior en pacientes mujeres con DTMs miogénicos. Los UDP resultaron ser

22

considerablemente superiores en el grupo control, siendo en el grupo de pacientes el 40-

50% de los valores de los controles (Farella y cols. 2000).

Habitualmente, la presión requerida para alcanzar el UDP se mide directamente en

una escala calibrada en kilogramos o libras. Dado que la presión se aplica a través de una

punta circular, su diámetro es un factor importante, y la medida es la presión (Kg./cm2)

aplicada a la piel. Se ha visto que en general el UDP más bajo fue encontrado en el músculo

Masetero, seguido por el Temporal, estimándose una presión de 1,5 Kg./cm2 como “ideal”

para el músculo Masetero, mientras que valores mayores a 2,4 Kg./cm2 fueron necesarios

para los tres vientres del músculo Temporal, distinguiendo a los pacientes de los individuos

asintomáticos (Dos Santos y cols. 2005). Esto discrepa de los valores utilizados como

umbrales por Dworkin (1992) en el CDI/TTM.

Cabe destacar que el AP por sí mismo no explica las diferencias entre los distintos

UDPs encontrados en el examen, ni identifica un punto que se relacione con el síndrome de

dolor del paciente. Así, este instrumento tiene utilidad en la documentación de niveles y

cambios de la sensibilidad, pero carece de la especificidad en la distinción de una causa de

sensibilidad respecto de otra (Gerwin 1998).

Ha sido demostrado recientemente que la sensación de presión no dolorosa puede

ser evocada mecánicamente del tejido muscular humano. Se sugiere que esta sensación de

presión no dolorosa puede ser mediada por el grupo de fibras aferentes III y IV, en

particular de los mecanorreceptores de umbral bajo. Los datos han mostrado una

contribución marginal de las aferencias cutáneas a la sensación de dolor provocada por

presión que, también es dependiente de las contribuciones de las fibras aferentes III y IV

del tejido profundo (Graven-Nielsen 2004).

Confirmando resultados de años anteriores, Kosek y cols. (1999) encontraron UDPs

más bajos sobre el sitio "músculo/nervio", pero ninguna diferencia en sitios de poco

músculo con mayor exposición ósea y zonas con más volumen muscular. Estas relaciones

permanecieron inalteradas en la piel con hipoestesia, y así reflejaron la sensibilidad de

estructuras más profundas. La diferencia promedio en UDP entre la piel anestesiada y la

que recibió aplicación de una sustancia tópica control fue 16.4%, apoyando así la

conclusión que la sensibilidad de la piel sí influye en el UDP.

23

La CDI/TTM realiza el exámen cuantitativo de sensibilidad, tanto muscular como

articular, utilizando la presión digital que realiza el dedo índice (Fischer 1998). Este se basa

en la simple aplicación del pulpejo hasta que la lúnula aparezca blanca, esta forma de

cuantificación del grado de dolor a la palpación es imprecisa. El AP permite la aplicación

de presión sobre un área específica de proporción constante y uniforme, permitiendo así la

estandarización. Su empleo vence muchos de los problemas asociados con la palpación

digital, la forma de medición del dolor más común en el DTM (Brown y cols. 2000).

Factores de complicación en el uso de la palpación digital son el control de la

presión aplicada, definición del área utilizada para la aplicación y la sensibilidad a la

palpación que muestran las distintas estructuras anatómicas (Visscher y cols. 2004). Con el

AP se asegura ejercer una presión determinada en un punto concreto con un área específica,

y así disminuir la variabilidad interobservador. Una ventaja específica del AP sobre la

palpación digital es que la sensibilidad puede ser cuantificada por una escala de valores

continuos, contra la escala ordinal que brinda la palpación (Brown y cols. 2000).

La confiabilidad de la palpación manual de los músculos masticatorios puede ser

mejorada con el extenso entrenamiento del examinador, pero no alcanza altos niveles de

confiabilidad. La confiabilidad de la medición de la sensibilidad del músculo puede

mejorarse si, el examinador en lugar del dedo, utiliza un instrumento (Farella 2000).

Se ha demostrado que la palpación sólo discriminó moderadamente entre pacientes

con dolor por DTM y controles (Visscher y cols. 2004). El uso del AP es considerado

superior a la práctica común de palpación con el dedo (Brown y cols. 2000). También se ha

indicado que, aunque ambas formas de evaluación poseen confiabilidad como medidas

“semi-objetivas” de documentación de la severidad de la sensibilidad, el uso del AP ha sido

superior y parece tener menos influencias de factores psicológicos que la presión digital.

Estas conclusiones destacan la utilidad de combinar medidas subjetivas y “semi-objetivas”

en la clínica e investigación (Fischer 1998).

Se podría alcanzar la estandarización de la presión si las mediciones del UDP con

algometría pudieran ser usadas para diagnosticar el dolor miofascial relacionado con

DTMs. Aunque, según Visscher y cols. (2004), actualmente no hay datos válidos que estén

disponibles sobre la presión que debería ser aplicada para distinguir entre pacientes con

dolor miofascial de la musculatura masticatoria y sujetos sin él.

24

HIPÓTESIS

H1: Los pacientes con dolor crónico miofascial presentan un UDP menor que los

sujetos sin dolor miofascial.

H2: Las mujeres con dolor crónico miofascial presentan un UDP menor que los

hombres con dolor crónico miofascial.

H3: Las mujeres sin dolor miofascial presentan un UDP menor que los hombres sin

dolor miofascial.

H4: El músculo Masetero presenta un UDP menor que el músculo Temporal en

sujetos sin dolor miofascial.

H5: El músculo Masetero presenta un UDP menor que el músculo Temporal en

sujetos con dolor crónico miofascial.

MATERIAL Y MÉTODO

Población de estudio

La población de estudio quedó constituida por dos grupos, sujetos con y sin dolor

miofascial, cada uno de 32 personas (26 mujeres y 6 hombres). Las edades promedio fueron

de 21,5 (D.E. ± 2,75) y 22 años (D.E. ± 2,00). Los sujetos cumplieron con los criterios de

selección y firmaron un consentimiento informado (Apéndice 1), según lo establecido en la

declaración de Helsinski, guía internacional de la Ética para la investigación Biomédica que

involucra seres humanos (CIOMS) 1992.

Los sujetos sin dolor miofascial fueron voluntarios que respondieron a publicidad en

la comunidad Universitaria. Los sujetos con dolor miofascial fueron voluntarios que

respondieron a publicidad en la comunidad Universitaria y pacientes en evaluación para su

próximo tratamiento en las Universidades de Chile y Valparaíso.

Los sujetos fueron distribuidos según el resultado de la entrevista y examen clínico

en dos grupos pareados en cuanto a género, edad y número de sujetos por grupo:

- Grupo 1: Sujetos sanos, es decir, sin historia pasada o presente de dolor orofacial; con

apertura bucal cómoda (mayor de 30 mm) y sin dolores de cabeza crónicos.

- Grupo 2: Pacientes con dolor crónico miofascial recurrente, referido espontáneamente en

áreas del músculo Masetero y Temporal bilateralmente.

25

Criterios de Inclusión

Individuos de 18 a 25 años de edad.

Criterios de Exclusión

Individuos que presenten diagnóstico de patología musculoesquelética reumática

asociada.

Individuos que presenten patología diagnosticada de columna cervical.

Individuos con diagnóstico de enfermedad siquiátrica o en tratamiento.

Individuos con diagnóstico de patología dental aguda.

Individuos con diagnóstico de enfermedades neurológicas craneofaciales

Individuos con diagnóstico de patología inflamatoria de la ATM.

Individuos que refieran dolor en la ATM a la palpación, en reposo o durante la

función.

Individuos que presenten dolor que requiera manejo farmacológico analgésico y/o

coadyuvante que se haya administrado menos de 48 horas antes de la medición.

Individuos que hayan sido sometidos a cirugía ortognática en un periodo menor a

6 meses antes de la medición.

Individuos que hayan sufrido un traumatismo en la ATM y/o estructuras

asociadas.

Individuos sometidos a tratamiento kinésico con fines analgésicos de cabeza y

cuello menos de 48 horas antes de la medición.

Individuos con diagnóstico de patologías que presenten dolor referido y/o

Fibromialgia.

Individuos que estén actualmente usando un plano interoclusal.

Diseño

El tipo de investigación utilizado es descriptivo.

El diseño de investigación es no experimental, transversal.

26

Procedimientos

Las mediciones fueron realizadas por un sólo examinador y los datos fueron

recolectados por un ayudante en una ficha clínica ad-hoc previamente diseñada (Apéndice

2). Durante la medición, el sujeto se ubicó sentado en un sillón con respaldo en 90 grados,

y en posición de reposo mandibular. Para determinar el UDP se utilizó un algómetro marca

Baseline con una superficie de aplicación de 0,2826 cm2 (Apéndice 3).

Se explicó a cada participante de la investigación el concepto de UDP, descrito

como: “el momento en el que el estímulo de presión aplicado cambia desde una sensación

de presión a dolor”. Una sensación incómoda no fue considerada como dolor. Durante la

medición del UDP, la cabeza del sujeto fue apoyada por la contrapresión de la otra mano

del operador y el algómetro fue sostenido perpendicular a la piel. Al momento de la

palpación digital el examinador se ubicó posterior al sujeto y a continuación al medir los

UDPs se ubicó posterolateral a él.

En los pacientes con dolor crónico miofascial cada región anatómica examinada fue

primero palpada digitalmente para detectar puntos dolorosos según los criterios dispuestos

en los CDI/TTM. Se estableció que cada paciente debía referir dolor espontáneo; y

posteriormente, como mínimo, a la presión en 4 puntos por lado, 2 en cada músculo

examinado. En el caso que fuesen más puntos de los requeridos como mínimo, se

identificaron los más sensibles y se seleccionaron para ser evaluados. Se procedió a marcar

con un lápiz dermatográfico los puntos seleccionados; posteriormente, se realizó la

medición partiendo con el algómetro en 0 Kg./cm2 y se subió la carga a una tasa de 0,5

Kg./cm2/seg. aproximadamente, hasta que el paciente refirió su UDP.

En los sujetos sanos cada región anatómica fue examinada mediante palpación

digital según los criterios dispuestos en los CDI/TTM para verificar la ausencia de dolor

miofascial. Se estandarizaron previamente 8 puntos para la aplicación del algómetro y se

procedió a marcarlos con un lápiz dermatográfico (Anexo 6); posteriormente, se realizó la

medición partiendo con el algómetro en 0 Kg./cm2 y se subió la carga a una tasa de 0,5

Kg./cm2/seg. aproximadamente, hasta que el paciente refirió su UDP.

El examen de palpación se describe a continuación:

- Músculo Masetero: La palpación digital de su cuerpo comienza levemente por debajo del

arco cigomático y recorriendo el músculo hacia abajo y atrás hasta el ángulo goníaco. Su

27

inserción se puede palpar 1 cm. superior y anterior al ángulo de la mandíbula. Su origen se

palpa en el área localizada 1 cm. inmediatamente frente a la ATM e inmediatamente bajo el

arco cigomático, dirigiéndose hacia anterior hasta llegar al borde del músculo.

- Músculo Temporal: Las fibras posteriores, se palpan detrás y directamente arriba de las

orejas y luego se recorre con los dedos medialmente hacia la cara del paciente hasta el

borde de la oreja. Las fibras medias se palpan en la depresión ósea aproximadamente 2 cm.

lateral al borde externo de la ceja. Las fibras anteriores se palpan sobre la fosa

infratemporal inmediatamente sobre la apófisis cigomática.

Para este exámen de palpación se utilizó una carga de 2 libras (0,9 kilogramos)

aplicadas con la punta del dedo índice. Para verificar la confiabilidad intraexaminador para

la aplicación de esta presión, se sometió al operador a una calibración periódica, utilizando

el mismo algómetro de presión para ello.

Las mediciones algométricas en los sujetos sanos, fueron estandarizadas de la

siguiente manera:

- Masetero (M):

M1 localizado sobre la parte más voluminosa del músculo, determinado por la palpación

durante la contracción voluntaria.

M2 localizado 1,5 cm superior a M1, a lo largo de la dirección principal de las fibras del

músculo, cercano a su inserción.

- Temporal (T):

T1 localizado sobre la línea entre el margen superior orbital al punto superior del oído

externo, 2 cm detrás del límite anterior del músculo. Este límite fue determinado por

palpación durante la contracción voluntaria.

T2 localizado 2 cm superior a T1 y 2 cm posterior, a lo largo de la dirección principal de

las fibras de músculo.

Para efectos de la denominación de los puntos dolorosos en los pacientes con dolor

miofascial, se utilizó la misma nomenclatura (M1-M2-T1-T2) que en los sujetos sanos,

respetando su disposición de inferior a superior. Las mediciones se realizaron en orden

ascendente M1-T2 con un intervalo de 5 segundos entre cada una de ellas. Se realizaron

cuatro mediciones del UDP en cada sitio, registradas con un intervalo de 2 minutos entre

cada prueba.

28

Como el primer UDP de una sesión es generalmente más alto que las mediciones

posteriores (Farella y cols. 2000), este fue desechado, definiendo cada UDP final como el

promedio de las tres pruebas sucesivas en cada músculo. En ambos grupos, los datos de los

sitios de cada músculo investigado fueron promediados para conseguir una estimación

separada de valores de UDP maseterino y temporal para cada sujeto.

Variables

- Dolor miofascial: Dolor de origen muscular asociado a áreas localizadas de sensibilidad

dolorosa a la palpación del músculo (Farella y cols 2000). Con las características clínicas

de dolor mandibular, en las sienes, en la cara, área preauricular o dentro del oído, en reposo

o durante la función mandibular; y también dolor a la palpación comunicado por el paciente

en tres o más regiones musculares examinadas (Dworkin y LeResche 1992).

Operacionalmente corresponde a una variable categórica, nominal, cualitativa y dicotómica,

de presencia o ausencia. Su presencia se determinó siguiendo los CDI/TTM.

- Umbral de dolor a la presión: Punto en el que el estímulo de presión aplicado cambia

desde una sensación de presión a dolor. Operacionalmente corresponde a una variable

continua y cuantitativa, que es medida con un algómetro de presión. Su unidad de medida

es Kg./cm2.

- Músculo evaluado

- Género de los sujetos

Variables desconcertantes

Presencia de alteraciones psicológicas no detectadas.

Predisposición del paciente a la percepción anticipada del dolor.

Estados tensionales o anímicos individuales en el día de la medición.

Nivel de comprensión por parte del sujeto de las instrucciones entregadas.

Características del ambiente en que fue realizada la prueba como: temperatura,

humedad relativa, ruido ambiental.

En las mujeres evaluadas, el periodo del ciclo menstrual en curso.

Contribución individual del grosor del tejido cutáneo y subcutáneo a la

percepción del dolor.

29

RESULTADOS

Para realizar los análisis estadísticos se utilizó el software Statistica. Los sujetos

fueron separados en grupos según la presencia o ausencia de dolor miofascial. Los

resultados están descritos en términos de promedios y desviación estándar (D.E.). Mediante

el Test de Kolmogorov-Smirnov se confirmó el supuesto de normalidad para los UDPs

Masetero y Temporal (Apéndice 4 y 5).

Se verificó la paridad de grupos en relación a la variable edad mediante el test T de

muestras independientes para igualdad de promedios entre el grupo 1 y 2, entre mujeres del

grupo 1 y 2, entre hombres del grupo 1 y 2 (Apéndice 6). La paridad de los grupos en

relación al género y al número de sujetos por grupo fue controlada mediante la asignación

de la misma cantidad de hombres y mujeres en ambos grupos. La descripción de los grupos

es detallada en el Apéndice 7.

A continuación se muestran los promedios y D.E. para los UDPs Masetero y

Temporal, por grupo:

Tabla 1: Promedio y D.E. de los resultados obtenidos por músculo según grupo.

Sujetos con DMF

Sujetos sin DMF

Masetero

Temporal

Masetero

Temporal

Promedio UDP

(kg/cm2)

2,0 (D.E.± 0,83)

2,7 (D.E.± 1,04)

4,1 (D.E.± 1,38)

5,2 (D.E.±1,44)

A continuación se muestran los promedios y D.E. para los UDPs Masetero y

Temporal, por grupo y por género:

Tabla 2: Promedio, D.E. de los resultados obtenidos por músculo según grupo y género

Sujetos sin DMF

Sujetos con DMF

Mujeres

Hombres

Mujeres

Hombres

Promedio UDP Masetero (Kg/cm2)

3,8 (D.E.± 1,3)

5,2 (D.E. ± 0,9)

1,8 (D.E. ± 0,6)

2,9 (D.E. ± 1,2)

Promedio UDP Temporal (Kg/cm2)

5,0 (D.E. ± 1,5)

6,1 (D.E. ± 0,5)

2,4 (D.E. ± 0,9)

3,7 (D.E. ± 1,2)

30

Comportamiento de los UDPs según grupo

Para analizar si la variable UDP Masetero tiene un promedio igual en los grupos de

sujetos con y sin dolor miofascial, se utilizó la prueba T de igualdad de promedios. Según

esta podemos afirmar con un p = 0,000 que los promedios en ambos grupos son diferentes

para la variable UDP Masetero. El grupo de sujetos con dolor miofascial presenta valores

de UDP Masetero significativamente menores en relación con el grupo de sujetos sin dolor

miofascial.

Grupo

Fig. 1: UDP músculo Masetero según grupo.

Para analizar si la variable UDP Temporal se realizó el mismo análisis anterior. De

este podemos afirmar con un p = 0,000 que los promedios en ambos grupos son diferentes

para la variable UDP Temporal. El grupo de sujetos con dolor miofascial presenta valores

de UDP Temporal significativamente menores en relación al grupo de sujetos sin dolor

miofascial.

UD

P K

g/cm

2

31

Grupo

Fig. 2: UDP músculo Temporal según grupo.

Comportamiento de los UDPs según género

El comportamiento de los UDPs según género indica que en ambos grupos los

hombres obtuvieron mayores valores que las mujeres, tanto en el músculo Masetero como

en el Temporal (Ver Figuras 3-6); estas diferencias son significativas para todas las

asociaciones, excepto para el UDP Temporal entre hombres y mujeres sin dolor miofascial

(Tabla 3).

Género

Fig. 3: UDP Masetero según género en sujetos sin dolor miofascial

UD

P K

g/cm

2 U

DP

Kg/

cm2

32

Género

Fig. 4: UDP Temporal según género en sujetos sin dolor miofascial

Género

Fig. 5: UDP Masetero según género en sujetos con dolor miofascial.

UD

P K

g/cm

2 U

DP

Kg/

cm2

33

Género

Fig. 6: UDP Temporal según género en sujetos con dolor miofascial.

Tabla 3: Prueba T para determinar diferencias estadísticamente significativas en la variable

género.

Prueba T para la igualdad de medias de UDP Masetero entre hombres y mujeres del grupo de sujetos sin dolor miofascial.

P = 0,025

Prueba T para la igualdad de medias de UDP Masetero entre hombres y mujeres del grupo de sujetos con dolor miofascial.

P = 0,004

Prueba T para la igualdad de medias de UDP Temporal entre hombres y mujeres del grupo de sujetos sin dolor miofascial.

P = 0,085

Prueba T para la igualdad de medias de UDP Temporal entre hombres y mujeres del grupo de sujetos con dolor miofascial.

P = 0,006

Con p< 0,05 las diferencias en los valores son estadísticamente significativos.

Comportamiento de los UDPs según músculo.

Para ambos grupos, el músculo Masetero tuvo un UDP significativamente inferior al

del músculo Temporal (p = 0,002 para el grupo sin dolor miofascial y p = 0,008 para el

grupo con dolor miofascial) (Figura 3). Sólo un individuo perteneciente al grupo sin dolor

miofascial presentó estos valores invertidos.

UD

P K

g/cm

2

34

Músculo

Fig. 7: UDP según músculo en sujetos sin dolor miofascial.

Músculo

Fig. 8: UDP según músculo en sujetos con dolor miofascial

Siendo aun más acuciosos, al comparar los UDPs de ambos músculos en el mismo

subgrupo de sujetos, esto es: en mujeres sin dolor miofascial, hombres sin dolor miofascial,

mujeres con dolor miofascial, hombres con dolor miofascial, obtuvimos los resultados

mostrados en la Tabla 4.

UD

P K

g/cm

2 U

DP

Kg/

cm2

35

Tabla 4: Prueba T para determinar diferencias estadísticamente significativas entre los UDP

Masetero y Temporal por subgrupo de sujetos.

Prueba T para la igualdad de medias de UDPs Masetero y Temporal en mujeres sin dolor miofascial

p = 0,004

Prueba T para la igualdad de medias de UDPs Masetero y Temporal en hombres sin dolor miofascial

p = 0,052

Prueba T para la igualdad de medias de UDPs Masetero y Temporal en mujeres con dolor miofascial

p = 0,005

Prueba T para la igualdad de medias de UDPs Masetero y Temporal en hombres con dolor miofascial

p = 0,281

Con p< 0,05 las diferencias en los valores son estadísticamente significativos.

Como se puede observar en la Tabla 4, en los hombres sin dolor miofascial no existe

diferencia significativa para los UDPs Masetero y Temporal. Lo mismo ocurre para estas

variables en los hombres con dolor miofascial; mientras que en las mujeres de ambos

grupos si se observaron diferencias significativas, en la que el músculo Masetero obtuvo

menores UDP que el Temporal.

36

CONCLUSIÓN

El valor de UDP del músculo Masetero en los sujetos con dolor crónico

miofascial es 2,0 Kg./cm2. El valor de UDP del músculo Temporal en los sujetos

con dolor crónico miofascial es 2,7 Kg./cm2. El valor de UDP del músculo

Masetero en los sujetos sin dolor miofascial es 4,1 Kg./cm2 . El valor de UDP del

músculo Temporal en los sujetos sin dolor miofascial es 5,2 Kg./cm2.

Los valores de UDP Masetero y Temporal en sujetos con dolor crónico miofascial

son significativamente menores que en sujetos que no lo padecen, por lo que se

acepta la hipótesis 1.

Las mujeres con dolor crónico miofascial tienen UDPs significativamente

menores (p < 0,05) que los hombres con dolor crónico miofascial en ambos

músculos, por lo que se acepta la hipótesis 2.

Las mujeres sin dolor miofascial tienen un UDP significativamente menor (p <

0,05) que los hombres sin dolor miofascial en el músculo Masetero; mientras que

para el Temporal no se encontraron diferencias significativas, por lo que se

rechaza la hipótesis 3.

El valor de UDP del músculo Masetero es significativamente menor (p < 0,05)

que el del músculo Temporal en mujeres con y sin dolor crónico miofascial. No

existen diferencias significativas entre los UDPs del músculo Masetero y

Temporal en hombres con y sin dolor crónico miofascial. Por lo anteriormente

descrito se rechazan las hipótesis 4 y 5.

37

DISCUSIÓN

La observación de menores valores de UDPs en pacientes con dolor crónico

miofascial en relación a sujetos sin él, coincide con estudios previos (Maixner y cols 1995;

Farella 2000; Sarlani y cols 2004; Sherman 2005); no así los valores esperados para ambos,

en el presente estudio se obtuvieron valores mayores. A continuación intentaremos dar una

explicación a estos resultados.

Según el criterio propuesto por Dworkin en el CDI/TTM (1992), para diagnosticar

el dolor miofascial la presión digital a aplicar en sitios extraorales corresponde a 2 libras.

Este criterio no considera el área de aplicación, por lo que se estaría refiriendo a una unidad

de fuerza y no de presión. Además, mediante este sistema se hace imposible la

estandarización de aplicación, pues la unidad de área correspondiente a la punta del dedo de

cada examinador es diferente. De esta manera, aunque se ocupen los mismos criterios de

selección de los pacientes en las investigaciones se observarán diferencias en los resultados

debido a la baja confiabilidad alcanzada mediante la palpación digital (Farella 2000).

Es posible que en estudios con resultados distintos al nuestro se hayan excluido

sujetos que sí presentaban dolor miofascial y que al examen de palpación digital con la

“presión” mencionada arrojaron resultados negativos. Es decir, un examinador con la punta

del dedo de una superficie más pequeña ejerce la misma fuerza (2 libras), pero una mayor

presión que uno con una superficie mayor, por lo que para dos examinadores distintos un

mismo sujeto puede ser clasificado de distinta forma.

Los examinadores con una mayor superficie de aplicación tenderán a excluir del

grupo de sujetos con dolor miofascial a aquellos que sí lo presentan, pero que sus umbrales

son un poco mayores. Tras excluir a estos pacientes, los promedios del grupo tenderían a

ser menores que los esperados en un estudio cuyo examinador tuviera una superficie de

aplicación digital menor. Esta podría ser una de las posibles explicaciones a las diferencias

halladas entre la literatura y nuestros resultados.

Otra posible explicación a los datos aquí expuestos está relacionada con el carácter

recurrente del dolor crónico. Si bien uno de los requisitos para que un sujeto con dolor

miofascial participara en la investigación fue que este síntoma tuviera carácter crónico

recurrente, no se consideró la fase en la que se encontraba el sujeto al momento de la

evaluación (dolor de intensidad mínima, media o peak). Al programar el día de la medición

38

a conveniencia del sujeto a evaluar, es muy probable que este no haya escogido un día en

que su percepción del dolor fuera máxima por aprehensión o temor. Así, los valores de

UDP tienden a ser mayores a los que pudiesen encontrarse si los sujetos se midieran, por

ejemplo, en el peak de dolor.

Al analizar nuestros datos, como era de esperarse el UDP de las mujeres fue

significativamente menor que el de los hombres en sujetos con dolor miofascial. Estos

hallazgos concuerdan con los resultados encontrados por Petersen y cols. (1992), Okesson

(1996). Esto podría explicar la mayor prevalencia de mujeres clasificadas con dolor

miofascial, pues al tener menores umbrales de dolor serían ellas las que más consultan y, de

esta forma, detectadas como sufriendo la enfermedad. Las características fisiológicas

típicas del género femenino, como las variaciones hormonales regulares, estructura

muscular y diferentes características del tejido conectivo, explicarían las diferencias entre

géneros (Pedroni y cols. 2003).

La literatura apoya estos resultados, no sólo en lo que respecta a los DTMs, sino

también en términos generales; se ha descrito que las mujeres exhiben sumación temporal

de estímulos más pronunciada que los hombres. Además, los sistemas analgésicos

endógenos no funcionan tan eficaces en mujeres como en hombres. Estas diferencias de

género pueden ser relevantes en el predominio entre mujeres de varias condiciones de dolor

crónico, incluyendo DTMs (Sarlani y cols. 2004).

El alto predominio de dolor miofascial de la musculatura masticatoria en mujeres en

edad reproductiva ha conducido a investigar las posibles influencias de los niveles

hormonales sobre la intensidad del dolor. Los datos han sugerido que el momento del ciclo

menstrual tiene influencia sobre la condición de dolor en las pacientes con DTMs miógenos

crónicos; el UDP de todos los sitios musculares aumentó del 16% al 42% cuando fue

medido durante las fases luteal y folicular respectivamente y fue más bajo durante la fase

perimenstrual (Isselée y cols. 2002). Otro estudio mostró que las diferencias en la respuesta

al dolor en las distintas fases del ciclo menstrual no fueron significativas y se observaron

más a menudo con estímulos experimentales de mayor relevancia clínica, es decir,

palpación dolorosa o cualquier otra que involucre contacto directo con el examinador;

comparada con una tarea realizada por el paciente y que le produjera dolor por isquemia o

39

cualquier otra realizada con instrumentos (Sherman y cols. 2005). Debido a la complejidad

de esta variable no fue posible su control.

Una situación particular se observó en el grupo de sujetos sin dolor miofascial, en el

cual no se observaron diferencias significativas en las mediciones de UDP del músculo

Temporal entre mujeres y hombres. Esto puede ser explicado por el bajo número de

hombres asignados a cada grupo, lo que limita la significación estadística de los resultados

referentes a ellos.

Según músculo, el comportamiento tanto en las mujeres con dolor miofascial como

en las que no lo sufren, fue el esperado. Hubo diferencias significativas entre el músculo

Masetero y Temporal, teniendo el primero un menor UDP. Esto ha sido reportado en

estudios previos (Visscher y cols. 2004; Dos Santos y cols. 2005) y puede ser explicado por

la probable menor densidad de receptores nociceptivos en el músculo Temporal en

comparación con el Masetero (Dos Santos y cols. 2005). En cuanto a los hombres, con y sin

dolor miofascial, en nuestro estudio no se encontraron diferencias significativas entre los

UDPs de ambos músculos. Esto también puede ser explicado por el bajo número de

hombres asignados a cada grupo.

Al observar los resultados otro punto importante a tratar es el análisis de las

desviaciones estándar. En las mujeres con dolor miofascial este valor es menor que en las

que no lo padecen, lo que refleja cómo el sufrir una condición de dolor es un factor de

homogenización de este grupo. Así en los sujetos sin dolor serían esperables valores de

desviación estándar mayores al no contar con ninguna condición que los unifique. En el

caso de los hombres, nuevamente estos resultados se ven afectados por el número de

sujetos evaluados.

40

PROYECCIONES

El presente estudio ha sido el primer paso para la realización de investigaciones

orientadas al mejoramiento de las pautas existentes para la evaluación del dolor miofascial,

al entregar datos guías para ello.

Al encontrarse estos valores de referencia es posible la masificación del uso del

algómetro de presión, lo que permite mayor objetividad en los procedimientos diagnósticos

y evaluativos, tanto en la investigación como en la clínica del dolor miofascial.

Para que estos resultados sean extrapolables a la población chilena y proponer así

valores de normalidad de los umbrales de dolor y valores umbrales de pacientes con dolor

miofascial, se requiere aumentar el número de sujetos, ampliar el área geográfica de estudio

y realizar un muestreo de tipo probabilístico.

41

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45

APÉNDICES

Apéndice 1: Consentimiento informado

“Umbral de dolor a la prueba de presión en sujetos sanos y en pacientes con dolor crónico miofascial de los músculos Masetero y Temporal”

El dolor miofascial es un dolor de origen muscular que incluye diferentes manifestaciones dolorosas, así como dolor asociado a áreas localizadas de sensibilidad dolorosa a la palpación del músculo. Para su diagnóstico existe una serie de criterios descritos, mas tras el análisis del documento que los reúne podemos detectar una falta de objetividad en el punto que se refiere a evaluar la presencia de dolor en la musculatura masticatoria. El presente estudio intenta hacer un aporte real en este ámbito, a través del hallazgo de los valores umbrales de dolor a la presión en pacientes que sufren de dolor crónico miofascial en los músculos Masetero y Temporal, y en sujetos que no lo presentan. Otros de los objetivos buscados son determinar que músculo presenta un menor umbral de dolor a la prueba de presión, determinar si los umbrales de dolor obtenidos a la prueba de presión se relacionan con el género de los sujetos y comparar los umbrales de dolor entre los pacientes con dolor miofascial y los sujetos sanos. Se trata de un estudio descriptivo, lo que quiere decir que el investigador no hace intervención en los participantes en el estudio, es decir, no se aplicarán tratamientos de ningún tipo. La evaluación consistirá en la respuesta a algunas preguntas breves para confirmar que el participante no tenga ningún criterio de exclusión. Posteriormente se realizará el examen de palpación muscular, para localizar los puntos dolorosos en los pacientes y verificar su ausencia en los sujetos sanos. Luego se aplicará sobre la zona a medir un instrumento llamado algómetro de presión, que proporciona una carga en kilogramos a través de una superficie de 0,2826 cm2 sobre este punto. El umbral será determinado como el punto en el que el estímulo de presión aplicado cambia desde una sensación de presión a una de dolor, una sensación incómoda no será considerada como dolor. Se comenzará con la aplicación de una mínima carga la cual se irá incrementando paulatinamente hasta que el paciente note el cambio antes mencionado y refiera el umbral. Este procedimiento no implica riesgo alguno para el participante, salvo las molestias que pudiesen originarse en el momento de la medición, al llegar al umbral de dolor. Las mediciones serán realizadas por un operador previamente capacitado, los días lunes miércoles y viernes del mes de agosto y septiembre, en horario de 13:30 a 17:00 hrs. La medición es única y durará aproximadamente 30 minutos. Las estudiantes que realizan esta tesis se comprometen a cubrir las complicaciones que pudiesen surgir en los pacientes a partir del estudio, a guardar la confidencialidad de las identidades de los voluntarios que en ella participasen y a darles acceso a los resultados obtenidos.

46

Consentimiento informado Se me ha explicado y he entendido en que consiste el estudio. Mi aceptación es voluntaria, y puedo retirarme de este estudio cuando lo estime conveniente. Yo,.......................................................................................RUN:........................., acepto participar en el estudio “Umbral de dolor a la prueba de presión en sujetos sanos y en pacientes con dolor crónico miofascial de los músculos Masetero y Temporal” y autorizo a utilizar los datos obtenidos para su análisis en él.

................................................

Firma voluntario

.................................. .......………….............

Paulina Castro Olivares Liliana Contreras Vergara RUN: RUN:

Fecha:...................................

47

Apéndice 2: Hoja de mediciones

Datos personales

Nombre_________________________________________________

Edad (18 a 25 años) ___________ Género (F o M) _____________

R.U.T. ________________________Sano/Enfermo______________ Dolor

Duración (> 3 meses,) _______ Continuidad (recurrente) ________

1ª medición 2ª medición 3ª medición 4ª medición Prom. M1

M2

T1

I Z Q

T2

M1

M2

T1

D E R

T2

OBSERVACIONES: --------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------

48

Apéndice 3: Fotografías del Algómetro de Presión.

Vista frontal del algómetro de presión

Vista del área de aplicación del algómetro de presión

49

Apéndice 4: Test de Kolmogorov-Smirnov para validar el supuesto de normalidad de

la variable UDP Masetero

Antes de realizar las pruebas T de igualdad de medias es necesario validar el

supuesto de normalidad en los datos. Para la variable UDP Masetero se realizó el test de

Kolmogorov-Smirnov el cual tiene como hipótesis nula que los datos provienen de una

distribución normal. El programa entregó el siguiente resultado:

Como se muestra en tabla anterior el Test arrojó un nivel de significancia de 0,416

el cual es mayor a 0,05, con lo cual no se puede rechazar la hipótesis nula y se puede

concluir con un 95% de confianza que la variable UDP Masetero tiene una distribución

normal.

50

Apéndice 5: Test de Kolmogorov-Smirnov para validar el supuesto de normalidad de

la variable UDP Temporal.

Para la variable UDP Temporal se realizó el mismo análisis. El programa arrojó los

siguientes resultados:

Como se muestra en la tabla el Test arrojó un nivel de significancia de 0,203 el cual

es mayor a 0,05, con lo cual no se puede rechazar la hipótesis nula y se puede concluir con

un 95% de confianza que la variable UDP Temporal tiene una distribución normal.

Apéndice 6: Prueba T para comprobar la paridad en relación a la edad en la

población de estudio.

Prueba T para la igualdad de medias de edad entre ambos grupos.

P = 0,44

Prueba T para la igualdad de medias de edad entre mujeres del grupo 1 y 2.

P = 0,667

Prueba T para la igualdad de medias de edad entre hombres del grupo 1 y 2.

P = 0,211

Con P< 0,05 las diferencias en los valores son estadísticamente significativos.

Al comparar las edades en las distintas situaciones, los resultados indican que son

iguales, de lo que se puede concluir que las diferencias encontradas entre las variables no

pueden ser explicadas por la edad.

51

Apéndice 7: Caracterización de los grupos.

Grupo 1

Sujetos sin DMF

Grupo 2

Sujetos con DMF Cantidad de sujetos 32 32

Cantidad de mujeres 26 26

Cantidad de hombres 6 6

Promedio de edades 22 21,5

D. E. de edades 2,0 2,8

Caracterización de los grupos de estudio

52

ANEXOS

Anexo 1: Dolor

El sistema somatosensitivo tiene dos componentes principales: un subsistema para

detectar estímulos mecánicos como el tacto leve, la vibración, y la presión; y otro para

detectar los estímulos dolorosos y la temperatura. En conjunto estos dos subsistemas

brindan la capacidad para identificar las formas y texturas, controlar las fuerzas externas e

internas que actúan sobre el cuerpo en cualquier momento, y detectar situaciones

potencialmente nocivas (Purves y cols. 2001).

Los nociceptores son terminaciones nerviosas libres relativamente no especializadas

que inician la sensación de dolor, respondiendo a estímulos mecánicos; térmicos y

químicos de alta intensidad. Se caracterizan por i) umbral alto para todo estímulo que

ocurre comparado con otros receptores dentro del mismo tejido, ii) aumentar

progresivamente la respuesta a un estímulo repetitivo, es decir, sensibilización (González y

cols. 1998).

Los nociceptores nacen de los cuerpos celulares en los ganglios de las raíces

dorsales, ganglio trigeminal en el caso del dolor facial, y envían una prolongación axónica a

la periferia y otra a la médula espinal o al tronco encefálico. Dado que los axones

nociceptivos periféricos tienen “terminaciones libres” no especializadas, se categorizan

según las propiedades de los axones asociados a ellos. Los que se asocian con nociceptores

conducen en forma relativamente lenta, y son ligeramente mielínicos o, más comúnmente,

amielínicos (Purves y cols. 2001).

Los axones que transmiten información acerca del dolor caen en el grupo Aδ de

axones mielínicos, los cuales conducen aproximadamente a 20 m/s, o en el grupo de fibras

C de axones amielínicos, que conducen a velocidades por lo general inferior a 2 m/s. Por lo

tanto, aun cuando la conducción de toda la información nociceptiva sea relativamente lenta,

existen vías rápidas y lentas para el dolor (Purves y cols. 2001).

53

Clasificación de las fibras nerviosas.

Modificado de “El dolor: Aspectos básicos y clínicos” Paeile y Bilbeny. Editorial Mediterráneo. 2ª Edición.

En función a su localización y de sus distintas características se distinguen tres

grupos de nociceptores: cutáneos, viscerales, articulares y musculares. Los nociceptores

musculares y articulares son denominados fibras del grupo III (homólogas a los

nociceptores Aδ) y fibras del grupo IV (homólogas a los nociceptores C). Las del grupo III

responden a iones de potasio, bradicinina, serotonina y a contracciones sostenidas del

músculo. Las fibras del grupo IV responden a estímulos como presión, calor e isquemia

muscular (Berry y cols. 2001).

Anexo 2: Dolor facial

Como sucede con la vía mecanosensitiva, las sensaciones nocivas y térmicas

provenientes del rostro siguen una vía separada hasta el tálamo. El nervio trigémino es

mixto, ya que contiene fibras tanto sensoriales como motoras. Las fibras sensoriales inervan

la parte anterior de la cara, dientes, las membranas mucosas de las cavidades oral y nasal,

conjuntiva, duramadre del cerebro, y vasos sanguíneos intracraneales y extracraneales. Las

fibras motoras inervan los músculos de la masticación (Rodrigues y cols. 2003).

Grupo Cubierta Diámetro (µ) Veloc. de conducción

(mt/s)

Tipo de fibra

Aα, β Mielínico 6-20 30-100 Somática aferente

Aδ Mielínica 1-1,5 4-30 ( 20 en promedio)

Aferencias nociceptivas

B Mielínica 2-3 3-15 S.N.A.

C Amielínicas 0,3-0,5 0,5-2 Aferencias nociceptivas, polimodales

54

Mecanismo de transmisión del dolor en el sistema trigeminal.

Tomado de Rodrigues y cols. 2003.

Después de entrar en la protuberancia anular, las fibras trigeminales mielínicas y

amielínicas pequeñas descienden hasta el bulbo raquídeo, formando el tracto trigémino

espinal y terminan en el núcleo trigémino espinal (Purves y cols. 2001). Este está

compuesto por tres subnúcleos: oral, interpolar, y caudal (Rodrigues y cols. 2003).

El subnúcleo caudal, está localizado más cercano a la médula, extendiéndose de vez

en cuando a nivel de C2 o C3 y es el sitio de relevo principal de información nociceptiva

proveniente de la región bucofacial. Tanto señales nociceptivas entrantes al subnúcleo

caudal como señales nociceptivas proyectadas sobre su camino al tálamo pueden ser

moduladas por fibras nerviosas descendentes de los niveles más altos del SNC o por

fármacos (Rodrigues y cols. 2003).

Los axones provenientes de las neuronas de segundo orden en estos núcleos

trigeminales, al igual que sus análogos en la medula espinal, cruzan la línea media y

ascienden hasta el tálamo contralateral en el lemnisco trigeminal (Purves y cols. 2001).

Después de la transmisión y la modulación de las señales nociceptivas, el proceso final es la

percepción de dolor, que ocurre en la corteza parietal posterior del cerebro (Rodrigues y

cols. 2003).

55

Anexo 3: Dolor Crónico

El dolor debe ser evaluado en cuanto a su intensidad, duración, características, lugar

de origen y etiología. Con respecto a su duración el dolor se puede clasificar como agudo o

crónico. El dolor crónico es aquel que se extiende por un periodo mayor al que se estima

como necesario para que los tejidos sanen. Según la IASP el dolor crónico es aquel que

tiene una duración de más de tres meses. También se define como aquel que por las

características de su origen, sobrepasa el tiempo que habitualmente podría definir un dolor

agudo semejante. Este tipo de dolor tiene poco o nulo componente neurovegetativo, pero se

acompaña de gran compromiso psicológico, con trastornos de la conducta que pueden

llevar a estados depresivos que pueden ser severos (Paeile 2005).

El dolor crónico, según sus características temporales, puede ser continuo o

recurrente. El dolor recurrente es aquel que puede experimentar periodos completos de

alivio o agregarse momentos de dolor mas intensos sobre una basal dolorosa, estos pueden

presentar las características de la periodicidad, es decir, el dolor recae luego de un tiempo

variable de alivio (Paeile 2005).

Con un tratamiento adecuado, los trastornos musculares pueden resolverse por

completo. Sin embargo, cuando el dolor persiste pueden aparecer trastornos de dolor

muscular crónico. Con la cronicidad aumenta cada vez mas la influencia del SNC sobre el

trastorno doloroso, dando lugar a un cuadro más regional, o incluso en ocasiones, global.

Con frecuencia, el dolor muscular cíclico pasa a ser una característica importante que alarga

el trastorno (Okeson 1999).

Anexo 4: Dolor muscular facial

El dolor bucofacial, es por lo general el resultado del daño de tejido y la activación

de nociceptores. Sin embargo, debido a la rica inervación de la cabeza, la cara y estructuras

orales, el dolor bucofacial es a menudo muy complejo, y puede ser difícil de diagnosticar

(Rodrigues y cols. 2003).

El dolor originado en el tejido muscular es profundo, constante, sordo y típicamente

asociado con el sentido de fatiga, y tirantez o presión (Rodrigues y cols. 2003). Si pasa a ser

constante, puede producir efectos de excitación central que pueden manifestarse como

56

sensitivos, motores, e incluso efectos en el SN autónomo. En concreto el dolor muscular

puede reiniciar un mayor dolor muscular (Okeson 1999).

El dolor muscular se debe, a menudo, a aumentos de la actividad muscular. Aunque

hay controversia y se discute el origen exacto del dolor muscular en la musculatura

masticatoria, Okeson (1999) sugiere que se produce por vasoconstricción de las arterias

nutrientes y acumulación de productos de degradación metabólica en los tejidos

musculares. En el área isquémica, se liberan determinadas sustancias algogénicas que

causan el dolor.

Es común la manifestación de dolor asociada a la actividad, que se agrava con la

palpación manual o manipulación funcional de los músculos. La intensidad dolorosa está en

directa relación con la función del músculo afectado. Cabe destacar que cuando un paciente

presenta dolor durante la masticación o el habla, estas actividades no suelen ser la causa del

trastorno, sino que acentúan la apreciación del dolor por parte del paciente. La limitación en

la apertura mandibular también es común. Ésta es de origen extracapsular, e inducida

fundamentalmente por los efectos inhibidores del dolor (Okeson 1999).

Según Okeson (1999), la co-contracción es la primera respuesta de los músculos

ante una alteración del sistema. Se trata de una respuesta del SNC frente a una lesión o

amenaza. La actividad muscular se modifica generando una contracción del músculo

antagonista al contraer el agonista, así los antagonistas descargan durante el movimiento.

Esta actividad refleja protectora no es un trastorno patológico, sino que constituye un

mecanismo normal de protección, aunque prolongado puede producir dolor. La etiología

puede ser cualquier alteración de los estímulos sensitivos de propiocepción, también por

cualquier estimulo doloroso profundo o aumento del estrés emocional. Esta última es una

respuesta frecuente al estrés, donde el sistema eferente gamma altera la sensibilidad de los

husos musculares. Ello aumenta la sensibilidad del huso a la distensión, dando lugar a un

aumento de la tonicidad muscular.

El dolor muscular local es un trastorno no inflamatorio, primario. Es la primera

respuesta del músculo a la co-contracción prolongada. Se caracteriza por alteraciones en el

entorno local de los tejidos musculares con la liberación de sustancias algogénicas que

producen dolor. Junto con la co-contracción prolongada, otras causas de dolor muscular

local son los traumatismos locales o el sobreuso muscular. Este tipo de dolor muscular es,

57

en si mismo, una causa de dolor profundo, lo que puede generar una alteración clínica

importante, ya que puede provocar una co-contracción protectora, y ésta a su vez producir

mayor dolor muscular local. Se crea con ello en un círculo vicioso por el cual, el dolor

muscular local produce mayor co-contracción y así sucesivamente (Okeson 1999).

Anexo 5: Influencia del SNC

Aunque se ha mencionado que no existe claridad en cuanto a la fisiopatología del

dolor muscular facial, sí hay consenso que en muchos casos la actividad del SNC puede

influir en el dolor. Esto puede ser en respuesta a: i) existencia de aferencias dolorosas

profundas mantenidas, ii) aumentos de los niveles de tensión emocional, es decir,

excitación del SN vegetativo o iii) cambios en el sistema inhibitorio descendente que

reduce la capacidad para contrarrestar el impulso aferente, ya sea nociceptivo o no (Okeson

1999).

Esto ocurre cuando las condiciones existentes en el SNC excitan las neuronas

sensitivas periféricas, induciendo la liberación antidrómica de sustancias algogénicas

(bradicinina, sustancia P, prostaglandinas) en los tejidos periféricos, lo que provoca dolor

muscular. Estos efectos excitatorios centrales pueden producir también efectos motores,

induciendo aumento de la tonicidad muscular (co-contracción). Por lo tanto el dolor se

perpetúa por un trauma constante y acumulativo de los tejidos (Okeson 1999).

Un desorden producido por un trauma acumulativo es el resultado de una carga

submáxima repetida. Sin embargo, si esta carga es aplicada al tejido reiteradamente, éste

comienza a deteriorarse, conduciendo a una disfunción, ya que muchos de los tejidos

blandos absorben estas fuerzas desarrollando diferentes patologías (Lowe 1999).

En el músculo, la isquemia e hipertonicidad pueden jugar un papel importante en el

desarrollo de dolor muscular. La isquemia podría desarrollarse debido a que los músculos

hipertónicos aprietan el flujo de sangre capilar, dejando al tejido con poco aporte nutricio,

y la vez, impedido de hacer circular sus desechos metabólicos. Por consiguiente el músculo

se hace doloroso. La hipertonicidad es una respuesta a sensaciones de dolor local. Así, a

mayor hipertonicidad, mayor el nivel de isquemia, conduciendo a un ciclo crónico de

espasmo neuromuscular y dolor (Lowe 1999).

58

Anexo 6: Localización de puntos estandarizados para las mediciones algométricas en sujetos sin dolor miofascial.

Tomado de Farella y cols. 2000.