TUTORÍA Y APRENDIZAJE EN LA ESCUELA

UNIVERSIDAD PEDAGÓGICA NACIONAL, UNIDAD 111 GUANAJUATO

Introducción

En el marco de la reforma integral de educación básica se inicia un proceso de reconstrucción del sentido de ser docente y de aprender en el aula. Los viejos paradigmas no son aplicables del todo en la medida que no favorecen directamente la integración de los diversos saberes que se revisan y aprehenden en las lecciones diarias, puesto que se había estado acostumbrado a un aprender dividido y dosificado; en un modelo acumulativo que “apilaba” el conocimiento, a manera de estiba, que defiende la idea de que se aprende un contenido sólo si se cuenta el cien por cien de un “predecesor”. Es decir, se revisaban los contenidos uno a uno, por separado, y en el orden estipulado por un programa y no por la lógica que construía el estudiante; además de dejarle a él la responsabilidad de integrarlos en una competencia.

Se hace necesaria una nueva forma de apoyar al estudiante cuando consideramos que el aprendizaje no es lineal, ni estático, no obedece a los modelos prescritos por el que administra la sesión y mucho menos es acumulativo, sino que es dinámico, interactivo y complejo.

En la era del conocimiento en la que la información fluye con rapidez, con gran diversidad de orígenes, sentidos y estructuras, es fundamental el desarrollo de habilidades para acceder-buscar, sintetizar-comprender, valorar-discriminar, usar-producir información para el propio beneficio y el grupo en el que se participa. Pues como lo enuncia Abdul Waheed Khan “La sociedad de la información es la piedra angular de las sociedades del conocimiento”; si no tenemos posibilidad de formar parte de la sociedad de la información, difícilmente podremos incluirnos en la sociedad del conocimiento: ¿Cómo emplear lo que no se tiene?

El aprendizaje, entonces, no queda sólo en la habilitación para aprehender lo que el otro nos da, sino que trasciende a la posibilidad de crear información a partir de la dada, reconstruir el discurso externo a partir de las condiciones de nuestros saberes previos, nuestros contextos específicos y los intereses y fines particulares.

La docencia se ubica como el conjunto de acciones que fortalecen las competencias para comprender la información, emplearla en la interpretación del mundo y producir nuevos discursos que den cuenta de cómo cada estudiante percibe los objetos de estudio. El aula se transforma en un laboratorio de investigación, de análisis, discusión y creación de información.

Es así como el fin de la educación ya no sólo es mantener informadas a las nuevas generaciones para que ellas decidan, sino favorecer el pensamiento crítico, complejo y proyectivo para que esas decisiones sean asertivas y relevantes.

Es entonces cuando surgen las interrogantes ¿Qué tipo de docencia es pertinente en el nuevo contexto educativo? ¿Cuáles acciones docentes son relevantes para el fortalecimiento de las

competencias de los estudiantes? ¿Qué tipo de aprendizaje es el que impacta en la vida de los estudiantes y por tanto, ha de promoverse en las aulas? ¿Cuáles son las condiciones que se han de asegurar para que este nuevo modelo educativo opere en las aulas?

En las siguientes páginas se disertará respecto a estas interrogantes, con el objetivo de aclarar los principios y orientaciones para hacer posible el desarrollo de tutorías para el aprendizaje independiente.

Tutor y tutoría

La tutoría es el apoyo o ayuda que brinda una persona en el aprendizaje de otras de una manera interactiva, decisiva y sistemática. La tutoría se realiza en un contexto de aprendizaje y su fin es el mejor logro del mismo.

La interacción es cara a cara con el fin de que la comunicación sea mucho más efectiva; sin embargo, la interacción también puede ser a distancia, se vale de canales de comunicación escritos por lo que su eficacia tiene directa relación con el nivel de desarrollo que tengan los interlocutores para leer y escribir con sentido.

Lo decisivo de la tutoría se define cuando se tiene claro qué es lo que se quiere lograr con la intervención del tutor. El objetivo inicial y último de la intervención del tutor es ayudar a la comprensión en el estudiante, por lo que regularmente los motivos de estas intervenciones son una duda o una dificultad y la interacción no termina hasta que se ha logrado superar esa dificultad o duda y se ha escrito la reflexión del episodio.

La tutoría es sistemática, está organizada con fines concretos en acuerdo al momento del proceso de aprendizaje por el que transita el estudiante. Además, no hay intervenciones de tutoría aisladas, todas han de ser secuenciadas y consecuentes. Cuando el tutor ha pasado un tiempo lejos del estudiante y al regresar descubre que ha avanzado mucho, dialoga con el fin de tener un contexto sobre lo que se ha construido como lógica en ese proceso de aprendizaje; finalmente, la tutoría cobra sentido si y sólo si logra un vínculo de pertinencia y relevancia con esa lógica construida.

La tutoría es comprendida en este programa cómo una acción con fines académicos, en la que la comunicación es la columna vertebral de la interacción y el fin es la comprensión del objeto de estudio.

¿Quién puede dar tutoría?

Inicialmente se entiende que todo aquel que tiene algo que compartir puede dar tutoría a otros para que lo comprenda. Sin embargo, si la tutoría depende del nivel de conocimiento que se tenga del objeto de estudio y de las habilidades de comunicación desarrolladas, entonces sólo puede dar tutoría aquella persona que ha estudiado el objeto y ha dado cuenta del proceso que siguió al aprender, de las dificultades que tuvo para comprender y de las formas que resolvió esas dificultades. Pues sólo cuando se es consciente de que aprender es un proceso dialógico entre lo

que se sabe, lo que se va comprendiendo de la nueva información y lo que se va construyendo como producto de esa interacción de conocimientos, se sabe también que aprender es un proceso individual y que ayudar a otro a aprender significa apoyar para que ese diálogo se realice, a partir de los referentes del que aprende, y no en dar la información o los productos que el que tutora generó.

De ahí que las características o principios éticos de un tutor se definan como sigue:

1. Tutorar sólo en aquello que ya estudió con rigurosidad en la comprensión y lo ha sistematizado en un registro.

2. Reconocer al objeto de estudio como dinámico en sus partes y articulado en un todo que le da sentido.

3. Entender que el proceso de aprendizaje es individual, por lo que considera su experiencia como punto de partida pero no como prescripción del proceso que debe seguir el otro.

4. Partir de los conocimientos, hipótesis y nociones que tiene el que aprende y plantear interrogantes o retos que “jalen” al estudiante a identificar nuevas posibilidades.

5. Disponer fuentes de información pertinente para la satisfacción de las necesidades que surjan en el análisis del objeto de estudio, mismas que ya ha analizado a profundidad y comprende cabalmente.

6. Promover la reflexión constante sobre los vínculos conceptuales que se van generando, con el fin de identificar su validez y potencialidad de transferencia.

7. Identificar la lógica que va organizando el estudiante, con apoyo del diálogo horizontal y honesto con el fin de diseñar apoyos, verbales y de acción, pertinentes y relevantes a la necesidad específica.

8. Intervenir cada vez que hay confusión, imprecisión o error en la comprensión de la información con acciones que favorezcan no sólo la comprensión de la nueva información sino la comprensión de la confusión, imprecisión o el error.

La acción de brindar tutoría tiene un origen creativo toda vez que nació de un proceso honesto de aprendizaje, por lo que conserva su connotación de libertad creativa para reconstruir un proceso nuevo.

Hay acciones que simulan ser tutoría pero no respetan la individualidad del que aprende y no contribuyen a la comprensión del objeto de estudio, como las siguientes:

Dar un cuestionario o instructivo al estudiante sin que se comparta y comprenda el sentido del mismo en el proceso de aprendizaje.

Asignar una indicación tras otra sin haber dialogado sobre el resultado de las acciones anteriores y crear vínculos con los nuevos procedimientos.

Pedir al estudiante que lea la nueva información, luego solicitar que explique lo que entendió y compartirle las interpretaciones propias como válidas.

Simular un diálogo en el que el tutor y el estudiante exponen sus perspectivas y opiniones sobre el tema y no profundizar en las diferencias y similitudes, quedando como válidas y pertinentes ambas posturas en su totalidad, aunque existan contradicciones.

Aceptar las primeras aportaciones al discurso del estudiante como lo único que sabe o comprende, sin profundizar con preguntas que apoyen a identificar más detalles que percibe del objeto de estudio. Se evita la argumentación.

Dar verbalmente la información nueva que requiere el estudiante para resolver un reto que se genera en el estudio del objeto base, sin propiciar el análisis y la comprensión de la misma.

Definitivamente ser tutor y dar tutoría no es algo que se pueda hacer por decreto; requiere de una formación ardua y centrada en los procesos de aprendizaje propios, debido a que cada quien ayuda y orienta a otro a partir de lo que fue capaz de identificar como referentes clave para la comprensión del objeto de estudio. Cada uno tutora, no como fue tutorado sino a partir de una selección de aquellas acciones que le permitieron comprender el objeto. Cuando tutoramos asumimos un compromiso trascendental: apoyar para que el otro aprenda a aprender.

La mediación de agentes externos en los procesos individuales de trabajo es uno de los principales elementos para el aprendizaje que expone la teoría del constructivismo social, principalmente desarrollada por Lev Vygostky. Y es el constructivismo social la teoría que fundamenta la construcción de una metodología de trabajo centrada en la interacción para la construcción de aprendizajes.

Se parte de que el conocimiento es un proceso en el que el sujeto construye y reconstruye la realidad con la que interactúa, a la vez que la transforma y se transforma en esa interacción dialéctica (González, 19936). Lev Vygotsky expone que esa transformación de la realidad que realiza el sujeto simultáneamente a la transformación de sí mismo es a través de unos instrumentos psicológicos llamados "mediadores"; que pueden ser instrumentales con herramientas, como los recursos materiales o instrumentales con signos, como el lenguaje.

La interacción con fines de mediación para la construcción de aprendizajes cobra principal importancia en una metodología que deviene del constructivismo social.

se integran estrategias didácticas básicas que aseguran la pertinencia y la relevancia de las acciones de estudio en el proceso de aprendizaje. Estas estrategias permiten que los estudiantes transiten por procesos mentales congruentes con el transcurso de aprendizaje esencial, tales como:

1. La identificación de los conocimientos previos,

2. La definición de un conflicto cognoscitivo,

3. El análisis de información pertinente a las necesidades educativas,

4. La instrumentación de dispositivos variados para la rendición de cuentas y

5. El análisis metacognitivo de los propios procesos.

El rol del tutor es apoyar al estudiante en la integración de los distintos ―mediadores‖ o estímulos para la construcción de aprendizajes, como se muestra en el siguiente esquema:

La metodología didáctica parte del proceso anterior en el que la construcción del conocimiento se da de manera individual en un contexto social de interacción. Por lo que la secuencia didáctica de actividades obedece a las siguientes etapas:

1. Activación de conocimientos previos.

2. Definición del conflicto cognoscitivo.

3. Análisis de nueva información.

4. Organización e integración de la información.

5. Desarrollo de la competencia metacognitiva.

Así, los guiones de aprendizaje están estructurados a partir de esa secuencia didáctica y articulan los distintos insumos en un proceso de aprendizaje.

Esta secuencia didáctica se centra en el desarrollo de aprendizajes por lo que los instrumentos de mediación también se orientan a evidenciar el nivel y tipo o características que tienen los procedimientos que realiza el estudiante en su proceso de construcción de aprendizajes.

REFERENCIAS:

- Topping, Keith “Tutoría” Serie Prácticas Educativas 5. Instituciones participantes: Oficina Internacional de Educación, Academia Internacional de Educación Centro Nacional de Evaluación para la Educación Superior, A.C. Consejo Mexicano de Investigación Educativa, A.C. Departamento de investigaciones Educativas del Cinvestav Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación Universidad Pedagógica Nacional El original de este folleto fue publicado en 2000 por la Academia Internacional de Educación, Palais des Académies, 1, rueucale, 1000 Bruselas, Bélgica, y la Oficina Internacional de Educación (IBE), P.O. Box 199, 1211, Ginebra 20, Suiza.

- U. P. N. (2012) “Tutoría y aprendizaje en la escuela”. Diplomado Cosntrucción de Unidades de Aprendizaje para el Desarrollo de Competencias. México, 23 págs.

- U. P. N. (2012) Metodología, en: “Documento Base del Diplomado Construcción de Unidades de Aprendizaje para el Desarrollo de Competencias”. México, pp. 53 – 56.