trauma facial
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“La importancia del diagnóstico y manejo apropiado del trauma maxilofacial estriba en los efectos cosméticos y funcionales”
Los traumatismos faciales son de especial relevancia por:
* La cara proporciona una protección anterior al cráneo.
* El aspecto facial tiene gran repercusión en nuestra cultura
* La región maxilofacial se asocia con un número importante de funciones cotidianas como: ver, oler, comer, respirar y hablar, la afectación de las cuales puede modificar en gran manera y de forma negativa la calidad de vida.
Las fracturas son la consecuencia final de la conjunción de una serie compleja de factores que pueden distribuirse en dos grandes grupos:
* Factores extrínsecos.
Son: la intensidad del traumatismo, su duración, la dirección de las fuerzas, el punto de aplicación del agente vulnerable, su tamaño, forma, etc.
* Factores intrínsecos.
Corresponden a las cualidades intimas de cada hueso dependientes de la constitución ósea.
Tercio superior o confluente cráneofacial
Tercio medio o región maxilar
Tercio inferior o mandibular
División de la cara en tercios
Inferior
Central
LateralLateral
Superior
Medio
Fracturas craneofaciales centrales • Afectan al arbotante frontonasomaxilar.• Las lesiones se localizan principalmente en los huesos nasales, la apófisis ascendente del maxilar superior y la pared orbitaria interna. • Con frecuencia se extienden posteriormente por el tabique nasal (lámina perpendicular del etmoides y vómer), inferiormente hasta la arcada dentaria superior y por arriba afectando al seno frontal. • El reborde infraorbitario suele estar habitualmente interrumpido y la pared orbitaria interna severamente conminuta. • El telecanto se produce por desplazamiento fracturario de la inserción del ligamento cantal interno.
Fracturas craneofaciales laterales • La fuerza aplicada al área frontocigomática produce fracturas en la región lateral de la cara y cráneo.• La línea de fractura cruza el arbotante frontocigomáticomaxilar. • Las fracturas de este tipo, afectan principalmente a los huesos maxilar, malar, frontal y ala mayor del esfenoides. • El hueso malar se encuentra desinsertado y luxado, interrumpiendo la continuidad del reborde infraorbitario, suelo de órbita y la pared orbitaria externa, así como el arco cigomático y, con frecuencia la pared anterior del seno maxilar.• En algunos casos, los huesos temporal y parietal están también involucrados.
Fracturas Frontales• Frontal• Seno Frontal
Fracturas Naso-Órbito-Etmoidales• Nasales simples• Naso-etmoidales complejas
Fracturas Cigomáticas • Hueso cigomático o malar• Arco cigomático• Suelo de la órbita
Fracturas Maxilares• Dentoalveolares• Tipo LeFort I• Tipo LeFort II• Tipo LeFort III• Verticales o sagitales
Fracturas Mandibulares• Dentoalveolares• Sinfisarias o parasinfisarias• Cuerpo y ángulo mandibular• Rama ascendente• Cóndilo• Coronoides
Se producen por un traumatismo severo de la región frontal. El seno frontal puede estar comprometido, y si la pared posterior del seno resulta fracturada, puede existir lesión de la duramadre y también del conducto nasofrontal.
Fractura expuesta del seno frontal
Fractura hundida hueso frontal
Se encuentra crepitación del reborde supraorbitario, enfisema subcutáneo y parestesia de los nervios supratrocleares y supraorbitario.
Fractura piso orbitario
Se producen cuando se genera un aumento de la presión intraorbitaria. El
aumento de la presión intraorbitaria produce fractura de la pared ósea más débil, generalmente el piso orbitario o la pared medial. La fractura del piso de la
órbita puede producir herniación del contenido de la órbita hacia el seno maxilar
y la consecuente alteración visual y funcional del ojo.
Se encuentra edema y equímosis periorbitaria, parestesia o anestesia infraorbitaria y lesión ocular. Cuando
se atrapan los músculos rectos medial e inferior hay alteración de los
movimientos oculares.
Se producen como resultado de las fuerzas transmitidas por un
trauma directo.
Se presenta con dolor y edema nasal, desplazamientos que
pueden generar laterorrinia o hundimientos, crepitación y
epistaxis.
Se extienden desde los huesos nasales hasta el hueso
etmoides. Pueden causar alteraciones o lesiones del
aparato lacrimal y del conducto nasofrontal, con ruptura de dura. Es común la lesión del
canto medio.
El signo patognomónico es el telecanto traumático, cuya característica principal es el
aplanamiento y ensanchamiento del puente
nasal. Otros hallazgos frecuentes son epífora, rinorrea
y epistaxis.
Resultan de un trauma directo sobre la región malar, con
desarticulación de las suturas cigomaticofrontal,
cigomaticotemporal y cigomaticoxilar. Usualmente
comprometen el agujero infraorbitario y el piso de la
órbita.Se presenta dolor y un defecto
de la región del arco, observable y palpable. Durante los movimientos mandibulares hay limitación de la apertura
bucal.
Es una fractura horizontal del maxilar superior, que separa el proceso alveolar y
el paladar del resto de la maxila. Se extiende a través del tercio inferior del
septum, e incluyen la pared lateral del seno maxilar con extensión a la apófisis pterigoides y al hueso palatino.
Se encuentra edema facial, telecanto
traumático, hemorragia
subconjuntival, movilidad del maxilar
enla sutura nasofrontal,
epistaxis, cambios oclusales y algunas
veces rinorrea.
Es una fractura piramidal que se inicia en el hueso nasal y se extiende al hueso
lacrimal. Se dirige posteriormente hacia abajo, a través de la sutura
cigomaticomaxilar, y se continúa posterior y lateralmente al maxilar, por debajo del
malar hasta la apófisis pterigoides.
Se encuentra edema facial, telecanto
traumático, hemorragia
subconjuntival, movilidad del maxilar
en la sutura nasofrontal,
epistaxis, cambios oclusales y algunas
veces rinorrea.
Es la separación de los huesos faciales de la base del cráneo.
Hay edema masivo con elongación y aplanamiento
facial, mordida abierta anterior y movilidad de todo el tercio medio cuando se manipulan
los dientes del maxilar superior; frecuentemente se
encuentran epistaxis y rinorrea.
Pueden presentarse en cualquier lugar de la
mandíbula, siendo los cóndilos la parte más débil y la sínfisis la más resistente.
Los hallazgos clínicos incluyen maloclusión, trismus, dificultad para morder, movilidad
de los segmentos óseos y crepitación. Intraoralmente hay edema, equímosis y
sangrado gingival. Cuando el nervio dentario inferior está lesionado hay parestesia o anestesia de la región
sinfisiaria.
Herida incisocontusa en mejilla derecha, perpendicular a todas las ramas del nervio facial qu a pesar
de su profundidad no lo ha lesionado. No se ha acompañado
de ninguna fractura del macizo facial.
Herida incisocontusa paramentoniana derecha sin fractura mandibular pero con
escisión del nervio marginal y como consecuencia con parálisis de dicha rama del nervio facial.
El trauma ocular es la causa principal de ceguera monoocular en los Estados Unidos.
Es la tercera causa de hospitalización en los servicios de oftalmología y la segunda de compromiso visual después de las cataratas.
Aproximadamente 48% de las lesiones son contundentes y 48% penetrantes. Afecta en un porcentaje mayor al sexo masculino (87%), con edad promedio de 30 años.
Los niños menores de 10 años representan 4% del total de los pacientes.
La mitad (50%) de las lesiones ocurren durante el trabajo, 25% durante juegos infantiles y 5% al realizar actividad deportiva.
El cuello se divide en tres zonas anatómicas.y permite la
investigación diagnóstica sistemática de los tres
componentes anatómicos fundamentales en el trauma
cervical:
• Sistema vascular (arterias carótidas, subclavias, vertebrales y venas subclavias y yugulares).• Sistema respiratorio (laringe y tráquea).• Sistema digestivo (faringe y esófago).
TRAUMA PENETRANTE
La mayoría de las lesiones traumáticas del cuello resultan de trauma penetrante causado por arma cortopunzante, heridas cortantes o heridas por proyectil de arma de fuego. La extensión de la lesión es variable y depende del mecanismo del trauma.
TRAUMA CERRADO
Aunque el cuello parece estar protegido por la cabeza y el tórax cuando se produce trauma cerrado, es muy susceptible a la flexión, extensión o rotación forzadas que pueden ser suficientes para producir daño en algunas de sus estructuras: columna vertebral, médula espinal, laringe y arterias carótidas.