todo cambia

4
TODO CAMBIA: Las vías del cambio social en la Historia de Chile, s.XIX. -Miguel Ángel Pardo B.- El presente ensayo busca, sobre la base del capítulo VII, titulado “el cambio sociocultural”, de la obra de Guy Bajoit (2003) 1 , definir las distintas vías por las cuales se accede al cambio social. En un segundo momento, y por cada vía analizada, se desentramarán distintos procesos de la historia de Chile referidos a los movimientos sociales finiseculares –s.XIX-, y algunos hechos a modo de ejemplificaran de mejor manera, las ideas centrales del capítulo. Cada individuo tiende voluntariosamente a definir su identidad sobre, con, o contra otros individuos, así también, cada actor define su identidad en función de una relación sobre, con y contra otros actores de forma individual y/o colectiva, participando en formas diversas de solidaridad, tendientes todas a alcanzar un “llegar a ser”, para el que es preciso el cambio más que la reproducción, entendiendo que tanto individuos como actores pugnan por desarrollarse de mejor forma al interior de la sociedad. Según los distintos niveles de organización de individuos y actores, y las relaciones que entre estos se establecen, o solidaridad, existen según Bajoit, cuatro niveles de cambio social: evolución, reforma, revuelta, y revolución, distinguiéndose cada una de ellas tanto por las gradaciones de solidaridad a los que los individuos se comprometen para alcanzar alguna acción, y por otra, en la manera en que los actores reaccionan. En la “evolución”, primera vía y base de cualquier cambio social, el cambio estaría dado por una sumatoria de acciones individuales llevada a cabo por actores que pertenecen a grupos sociales desorganizados, sin mayor relación o solidaridad entre éstos, pero que pueden estar definidos por una voluntad creciente, consciente o no, de identidad, por lo cual movilizan fuerzas ingentes, materiales o espirituales, con motivo de conseguir fines 1 Guy Bajoit, “El Cambio Sociocultural, Capitulo VII” en Todo Cambia: análisis sociológico del cambio social y cultural en las sociedades contemporáneas (Santiago: LOM Ediciones, 2003), 251-276. 1

Upload: miguel-angel-pardo-b

Post on 05-Dec-2014

745 views

Category:

Education


0 download

DESCRIPTION

El presente ensayo busca, sobre la base del capítulo VII, titulado “el cambio sociocultural”, de la obra de Guy Bajoit (2003) , definir las distintas vías por las cuales se accede al cambio social. En un segundo momento, y por cada vía analizada, se desentramarán distintos procesos de la historia de Chile referidos a los movimientos sociales finiseculares –s.XIX-, y algunos hechos a modo de ejemplificaran de mejor manera, las ideas centrales del capítulo.

TRANSCRIPT

Page 1: Todo Cambia

TODO CAMBIA:Las vías del cambio social en la Historia de Chile, s.XIX.

-Miguel Ángel Pardo B.-

El presente ensayo busca, sobre la base del capítulo VII, titulado “el cambio sociocultural”, de la obra de Guy Bajoit (2003)1, definir las distintas vías por las cuales se accede al cambio social. En un segundo momento, y por cada vía analizada, se desentramarán distintos procesos de la historia de Chile referidos a los movimientos sociales finiseculares –s.XIX-, y algunos hechos a modo de ejemplificaran de mejor manera, las ideas centrales del capítulo.

Cada individuo tiende voluntariosamente a definir su identidad sobre, con, o contra otros individuos, así también, cada actor define su identidad en función de una relación sobre, con y contra otros actores de forma individual y/o colectiva, participando en formas diversas de solidaridad, tendientes todas a alcanzar un “llegar a ser”, para el que es preciso el cambio más que la reproducción, entendiendo que tanto individuos como actores pugnan por desarrollarse de mejor forma al interior de la sociedad.

Según los distintos niveles de organización de individuos y actores, y las relaciones que entre estos se establecen, o solidaridad, existen según Bajoit, cuatro niveles de cambio social: evolución, reforma, revuelta, y revolución, distinguiéndose cada una de ellas tanto por las gradaciones de solidaridad a los que los individuos se comprometen para alcanzar alguna acción, y por otra, en la manera en que los actores reaccionan.

En la “evolución”, primera vía y base de cualquier cambio social, el cambio estaría dado por una sumatoria de acciones individuales llevada a cabo por actores que pertenecen a grupos sociales desorganizados, sin mayor relación o solidaridad entre éstos, pero que pueden estar definidos por una voluntad creciente, consciente o no, de identidad, por lo cual movilizan fuerzas ingentes, materiales o espirituales, con motivo de conseguir fines particulares, impulsados por acciones y/u objetivos comunes a otros individuos.

El proceso evolutivo en Chile correspondería a lo que se conoce como sociedad finisecular (fines del s-XIX) e inicios del s.XX, caracterizado por una etapa embrionaria de los movimientos de clase: se distinguen los grupos medios, de los que surgirá la clase media, y los obreros pampinos salitreros, para muchos adjetivados como proletarios, por estar vinculados a las relaciones de producción de las industrias salitreras, o para otros, integrados a lo que se conoce como masas populares, calificativos en el que caen diversos individuos

La reforma, segunda vía de cambio social, se caracteriza por ser una etapa “evolutiva”· de los individuos, que, aislados en un primer momento se han organizado conscientemente como actores cuyas acciones o demandas conflictúan o son contradictorios con las de otros actores. El dialogo entre actores en disensión, puede ser instancia resolutiva, como también lo puede ser garantizado por el Estado a fin de establecer un nuevo pacto al interior de la sociedad. De no ser resuelto el conflicto o contradicción, las alternativas de solución serían la revuelta o revolución, que son las dos próximas vías.

La revuelta, tercera vía de cambio, surgiría como parte del proceso evolutivo por el cual, existirían importantes cambios en la realidad de los individuos o actores, llevándolos a movilizarse, sin mayor solidaridad, y espontáneamente ante una situación de conflicto o contradicción al interior de la sociedad, provocando, un proceso de reforma, o en caso de no ser así, la revolución. Los

1 Guy Bajoit, “El Cambio Sociocultural, Capitulo VII” en Todo Cambia: análisis sociológico del cambio social y cultural en las sociedades contemporáneas (Santiago: LOM Ediciones, 2003), 251-276.

1

Page 2: Todo Cambia

individuos, si bien pueden verse unidos en un colectivo, este solamente sería funcional a la revuelta, sin mayor pretensión organizacional, ni con un nivel de conciencia de común identidad de grupo o clase.

La cuarta vía, la revolución, se caracteriza principalmente por la evolución de las anteriores vías que han alcanzado el agotamiento de instancias de dialogo y reforma. En tal sentido, la revolución podría ser definida como el proceso por el cual las vías de cambio social; evolución, reforma, revuelta, se estrellan contra la incomprensión, el rechazo, la represión de los otros actores dominantes, buscándola a través de la ruptura con el orden preexistente.

Las vías de cambio social en la Historia del Chile finisecular.

Hacia el s. XIX en Chile, así como en el resto de Latinoamérica, el proceso de modernización de las estructuras económicas, producto de la industrialización, y el orden social basado en las relaciones de producción al interior de sociedades industrializadas, fue un fenómenos alejado a la realidad latinoamericana, por lo que no se dio de igual forma que el conseguido por las potencias europeas, como Inglaterra, Francia, o para el caso de EE.UU., en América. Por lo mismo, la sociedad chilena durante buena parte del siglo XIX se caracterizo por la ausencia de clases, como la burguesa o la proletaria, surgidas bajo el alero de la acumulación de capital, y las fuerzas de producción, sino más bien de grupos sociales caracterizados por una relativa continuidad histórica, como remanente del antiguo orden colonial. La sociedad en tal sentido fácilmente se podía circunscribir en dos grupos, el dominante, representado por los “caballeros criollos” (la élite, perteneciente a la antigua aristocracia criolla terrateniente) y la dominada, los “rotos” (el bajo pueblo, conformado por peones, obreros y proletarios), definidos fundamentalmente por los roles que ocupaban en las relaciones productivas, desconociendo a su vez, a un gran número de individuos que escapan a esos dos grupos sociales, los llamados “grupos medios” (futura clase media, en la que se encuentran los profesionales liberales, pequeños propietarios rurales, comerciantes inmigrantes, entre otros), y que no son mayormente incluidos en los análisis históricos del periodo porque fueron políticamente irrelevantes.

La evolución de los anteriores grupos sociales, contextualizada hacia fines del s.XIX y primeras décadas del s. XX, estaría representada por una complejización de los procesos económicos, sociales y políticos, que redefinirán no solo los atributos de grupo, sino que fundamentalmente sus roles al interior de la sociedad, tanto por un cambio al interior de la élite (divergencias ideológicas al interior de ésta: catolicismo/laicismo; conservadurismo/liberalismo), como por una mayor identidad y conciencia de “rotos” y “grupos medios”, que presionaran por restablecer un nuevo contrato social y político (reformas), canalizados -quizás prematuramente- por el Estado bajo la figura protagónica de un presidente que bogaba por una mayor apertura social. En tal sentido, la Guerra Civil de 1891 (revuelta y contrarevolución) habría sido algo más que una “estereotipada torcedura de mano” entre el Congreso y Balmaceda. Este último, a objeto de anticiparse a demandas de una sociedad más compleja y plural, acogiendo reformas al orden social y político, habría querido utilizar los recursos que el erario obtenía del salitre para incentivar un desarrollo nacional que contemplara a los nuevos sectores demandantes, y que a la larga, terminaría por beneficiar al país entero. No obstante, encontró la oposición de una elite finisecular que reconocía en el Estado su propiedad, y que no estaba dispuesta, o era temerosa, a aceptar que el orden social comenzaba a complejizarse, previendo que la apertura podía significar la pérdida del Estado, del poder en sí mismo, instrumento que les era propio por “naturaleza”. En tal sentido, la reforma pospuesta, condujo a la revuelta y ésta, a la contrarrevolución de la élite conservadora.

2