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Tierra de cultura

I CURSO DE HISTORIA

ARGAMASILLA DE ALBA Y ALTO GUADIANA MANCHA

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TIERRA DE CULTURAI CURSO DE HISTORIA

ARGAMASILLA DE ALBA Y ALTO GUADIANA MANCHA

C Miguel Ángel Hervás HerreraC Domingo Alberca Muñoz-Quirós

C Andrés Ocaña CarretónC Luis Benítez de Lugo EnrichC Pilar Serrano de Menchén

C Abilio Huertas OcañaC Antonio Salazar Fernández

C Obdulio Hilario Torres

C Asociación Cultural Los Académicos de la Argamasilla

Realiza: Ediciones SoubrietDoña Crisanta, 47 - 13700 Tomelloso (Ciudad Real)

[email protected]

Coordinadora de la edición: Pilar Serrano de Menchén

I.S.B.N.: 978-84-95410-80-1Depósito Legal: CR 838 / 2011

Impreso en España

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ÍNDICE

Presentación 7Molinos hidráulicos harineros de ribera en el AltoGuadiana. De los Ojos de Villarrubia a El Emperador,por Miguel Ángel Hervás Herrera 9Batanes y molinos,por Domingo Alberca Muñoz-Quirós 33Prehistoria y Arqueología en el Alto Guadiana,por Andrés Ocaña Carretón 45El legado cultural de La Mancha Húmeda (Alto Guadiana):selección de intervenciones para el estudio, proteccióny puesta en valor del patrimonio histórico.Prehistoria-Edad Contemporánea,por Luis Benítez de Lugo Enrich 63El Pósito de Ana de Mondéjar o Pósito de la Tercia:nuevas formas de uso,por Pilar Serrano de Menchén 81Una iglesia sanjuanista en la ribera del Alto Guadiana.Parroquia de San Juan Bautista de Argamasilla de Alba,por Abilio Huertas Ocaña 105Valor y técnicas constructivas de los portones y canceles dela parroquia de San Juan Bautista de Argamasilla de Alba,por Antonio Salazar Fernández 121El tapial,por Obdulio Hilario Torres 127

TIERRA DE CULTURA

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PRESENTACIÓN

Es para nosotros una gran satisfacción presentar un libro que recoge las Ponen-cias desarrolladas en el I Curso de Historia “Argamasilla de Alba y Alto GuadianaMancha: tierra de cultura”, que tantas voluntades sumó en asistencia y que connotable éxito se desarrolló. Por ello, desde la Asociación, queremos dar las gracias atodos los que se interesaron por este proyecto, el cual fue diseñado con la esperanzade seguir ofreciéndolo en años sucesivos con otros temas; ya que con ello entende-mos cumplimos varios objetivos.

En primer lugar, impartir formación documentada y rigurosa sobre la historia dela comarca donde el Grupo de Acción Local ALTO GUADIANA MANCHA tiene sucampo de trabajo: Alhambra, Arenas de San Juan, Carrizosa, Daimiel, La Solana,Las Labores, Llanos, Manzanares, Membrilla, Puerto Lápice, Ruidera, San Carlosdel Valle, Villarrubia de los Ojos, Villarta de San Juan y Argamasilla de Alba. UnGrupo que lleva muchos años, con ayuda de esforzados y preparados profesionales,financiando y trabajando a favor de nuestro desarrollo con programas aprobados porla Comunidad Económica Europea.

Somos quince pueblos que suman un común denominador al estar anclados omuy cerca del discurrir del río Guadiana y sus afluentes, el cual contabiliza en esediscurrir por nuestro territorio algo excepcional en la Provincia de Ciudad Real:un Parque Natural, ubicado en las Lagunas de Ruidera: famosas en toda la Man-cha y aún en España entera según Cervantes, y un Parque Nacional en Daimiel,que, por sí solos, multiplican diferentes aspectos culturales e históricos, teniendoen sus riberas, entre otros muchos puntos de interés, numerosos asentamientosarqueológicos y edificios singulares, entre ellos el Castillo de Peñarroya, que unidosa la industria de batanes y molinos, promovida y desarrollada por las ÓrdenesMilitares desde el s. XIII, dieron lugar a una gran industria y al florecimiento delo que actualmente somos.

También nos guía poner en valor el patrimonio que nos ha sido legado, si cabe,mejorarlo en todos sus aspectos; patrimonio que forma parte indisoluble de una delas comarcas más representativas de nuestra Provincia, la cual, en muchos casos, hasido, no sólo motor de desarrollo, sino señera en aspectos literarios al haber sidoelegida por Cervantes como territorio de don Quijote; y por otros escritores, entreellos Lope de Vega, como campo de sus hazañas teatrales, sin olvidar los líricosanclajes protagonizados por zarzuelas tan famosas como la “Rosa del Azafrán”.

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En tercer lugar para nuestro proyecto es importante e imprescindible dar a cono-cer y poner en valor tan diferente y sugerente (permítaseme la expresión) patrimo-nio, muchas veces obviado u olvidado por nosotros mismos. Sin embargo la inciden-cia que podamos hacer sobre la pervivencia de nuestras raíces culturales será primor-dial de cara al futuro, no sólo para el turismo, sino para nosotros mismos; porque serconscientes de lo que hemos sido y somos, valorar lo nuestro, nos hará tener uncompromiso hacia lo que nos rodea que nos llenará de orgullo al saber que legamosa nuestros hijos una historia que, a su vez, nos ha sido legada a nosotros.

Por todo ello, desde “los académicos”, consideramos que publicar las Ponenciasde este I Curso tiene como común denominador, además de todo lo anterior, sumaresfuerzos en este compromiso de ir mejorando y aumentando nuestro saber y nuestropatrimonio: ya sea físico, lírico o literario, con la experiencia y buen hacer de nues-tros ponentes: Miguel Ángel Hervás Herrera, Domingo Alberca Muñoz, Andrés OcañaCarretón, Luís Benítez de Lugo Enrich, Abilio Huertas Ocaña, Antonio SalazarFernández, Obdulio Hilario Torres, y como aprendiz la que escribe; todos ellos ex-pertos y estudiosos de nuestro pasado, que nos darán a conocer, de la a a la z, quedijo don Quijote, las vicisitudes y la historia de nuestras raíces; ponencias que publi-camos para así perpetuar, es una forma de entenderlo, la recuperación de ese pasadoen nuestro presente y en el futuro.

Amigos todos, gracias por vuestra cooperación en este proyecto. Que el Quijotey sus ideales nos acompañen.

Pilar Serrano de Menchén

I CURSO DE HISTORIA ARGAMASILLA Y ALTO GUADIANA MANCHA

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Molinos hidráulicos harineros de ribera en el AltoGuadiana. De los Ojos de Villarrubia a El Emperador

por Miguel Ángel Hervás Herrera

1. INTRODUCCIÓN

En las páginas que siguen estudiaremos un conjunto de molinos hidráulicos hari-neros realmente singular en la zona del Alto Guadiana. Está formado por un total dedieciséis grandes molinos hidráulicos de ribera, todos ellos situados sobre el cauceprincipal del río Guadiana en el tramo comprendido entre los Ojos de Villarrubia y elembalse de El Vicario. Se distribuyen, por tanto, por los términos municipales deVillarrubia de los Ojos, Daimiel, Torralba de Calatrava, Carrión de Calatrava yMiguelturra (anejo de Peralbillo).

Todos estos molinos presentan una clara unidad geográfica, tecnológica y fun-cional, lo que nos permite considerarlos como un conjunto unitario y coherente. Nose trata de una mera suma de elementos análogos, sino de un verdadero sistema, esdecir, de un conjunto de elementos organizados y relacionados entre sí, que interactúanpara la consecución de unos determinados fines.

El conjunto en cuestión excede el ámbito geográfico del curso al que correspon-den estas Actas, pues sólo los nueve primeros molinos del sistema –de Arquel aPuente Navarro– se encuentran dentro de la mancomunidad de municipios del AltoGuadiana-Mancha. No obstante, en este artículo nos ocuparemos también de lossiete molinos situados aguas abajo de Puente Navarro, pues de lo contrario obten-dríamos una visión incompleta del sistema y de su funcionamiento.

El conjunto que nos ocupa resulta singular no sólo por su originalidad –está inte-grado por molinos específicamente adaptados a las peculiares condiciones fisiográficasdel Guadiana en este tramo–, sino también por su notable extensión –lo forman die-ciséis molinos hidráulicos de gran tamaño distribuidos a lo largo de 36 km de recorri-do del río Guadiana–, por su larga implantación en el tiempo –muchos de los moli-nos son de origen medieval, y algunos de ellos funcionaron literalmente durante milaños–, y por su protagonismo destacado en la comarca a lo largo de la historia desdemúltiples puntos de vista –económico, social, paisajístico, medioambiental…–. Setrata, por tanto, de uno de los conjuntos de molinos hidráulicos harineros más intere-santes de la región, y probablemente también de toda la Península Ibérica.

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Pese a ello, es un conjunto poco conocido aún, pues son todavía escasos losestudios que se han publicado sobre el mismo. Casi todos estos estudios, curiosa-mente, fueron presentados en el V Congreso Internacional de Molinología, celebra-do en Alcázar de San Juan en octubre de 2005, cuyas Actas no fueron publicadashasta 2009 (ALMAGRO, 2009; CLEMENTE, 2009, HERVÁS et alii, 2009; JEREZ,2009; MORENO & SANTOS, 2009). Con anterioridad a esta fecha, tan sólo existíaun artículo específico sobre el molino de Flor de Ribera (MORENO, 2005), y algu-nas referencias más o menos detalladas en estudios generales de ámbitos comarcal olocal (ALONSO, 1955; CORCHADO, 1982; ÁLVAREZ, 1996, 1998; RODRÍGUEZ-PICAVEA, 1994, 1996, 1999; HERVÁS & RETUERCE, 2000, 2009; MORENO &NOGUERAS, 2004).

Por otra parte, el estado de conservación de estos molinos es, en términosgenerales, muy precario. Salvo los molinos de Zuacorta (recuperado como vivien-da por iniciativa privada), Molemocho (rehabilitado íntegramente para alojar uncentro de interpretación sobre la molienda en el ámbito del Parque Nacional deLas Tablas de Daimiel) y Puente Navarro (parcialmente restaurado por iniciativaprivada aunque con financiación pública), los restantes molinos integrantes delsistema se encuentran muy arruinados o desaparecidos. Abandonados a partir demediados del siglo XX, muchos de ellos fueron desmantelados intencionadamentey algunos incluso demolidos, víctimas de los trabajos de encauzamiento, deseca-ción y limpieza de las márgenes del Guadiana llevados a cabo por la AgrupaciónSindical de Colonización a finales de la década de 1960 (ÁLVAREZ, 1996: 232;MORENO & SANTOS, 2009: 731-732). Estos trabajos no sólo destruyeron elsistema de molienda –protagonista del paisaje durante siglos–, sino también sumismo soporte geográfico, provocando la desecación del propio río.

2. ORÍGENES Y DIFUSIÓN DEL MOLINO HIDRÁULICO

Aunque era ya conocido en el ámbito mediterráneo desde al menos el siglo I a.C.,la verdadera implantación y difusión del molino hidráulico harinero se produjo en laEdad Media. La primera cita documental conocida de la existencia de ingenios deeste tipo en la Península Ibérica data del año 800, y se halla incluida en el acta defundación del Monasterio de San Emeterio y San Celedonio de Taranco, situado enel valle del río Mena, en la comarca de las Merindades de Burgos. Según revelan lasfuentes escritas de la época, los molinos hidráulicos eran ya muy frecuentes en todoel territorio peninsular en el siglo X, y a partir del siglo XI se multiplican las referen-cias documentales a este tipo de ingenios, marcando el inicio de lo que Marc Bloch(1935) denominó la edad de oro de los molinos hidráulicos.

El molino hidráulico harinero constituye uno de los elementos más significativosde la tecnología punta medieval, y tiene una gran trascendencia no sólo para la historiade la técnica, sino también para la historia social y económica (BLOCH, 1935). Su

MIGUEL ÁNGEL HERVÁS

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difusión representó una revolución técnica de largo alcance. En primer lugar, tenía unrendimiento muy superior a los molinos tradicionales de mano o de sangre. Por otraparte, permitía transformar el grano en harina, y por tanto en riqueza, lo que otorgabaa sus propietarios el control sobre la fase final del proceso productivo agrícola ensociedades cuya economía estaba basada precisamente en la producción y el consumodel cereal. Además, su implantación permitió liberar grandes cantidades de mano deobra hasta entonces dedicadas a la molienda manual, que pudieron ser empleadas pararoturar nuevas tierras, lo que a su vez permitió aumentar la producción de cereal. Losnuevos excedentes de producción pudieron ser introducidos en el mercado tambiéngracias al molino hidráulico, que permitía moler mayores cantidades de grano en menostiempo, con menos esfuerzo y a precios más competitivos, de modo que había mayo-res cantidades de grano disponibles para alimentar mejor a una población cada vezmás numerosa.

En definitiva, el molino hidráulico harinero se encuentra en la base misma delcrecimiento económico que se produjo a partir de la Plena Edad Media en toda Eu-ropa, y constituye no sólo un elemento complejo de la cultura material y de la tecno-logía medievales, sino también un agente generador de complejas relaciones socialesde producción. Según Marc Bloch (1935: 561), el molino hidráulico harinero es a larevolución agrícola medieval lo que la máquina de vapor a la revolución industrial.

Todo ello explica la omnipresencia de este tipo de ingenios, desde la Edad Mediay sobre todo durante la Edad Moderna, a lo largo de toda Europa y sobre todo tipo decorrientes de agua; de hecho, en las zonas costeras llegaron a implantarse molinoshidráulicos accionados por la fuerza de las mareas.

3. LOS MOLINOS HIDRÁULICOS DEL ALTO GUADIANA

Más allá de la existencia de unos rasgos tecnológicos comunes a todos los molinoshidráulicos, éstos se adaptaban en cada caso a las condiciones fisiográficas específi-cas de cada corriente de agua, adoptando una tipología y unas soluciones técnicasdistintas en función de condicionantes tales como el caudal disponible, la pendientedel terreno, o la velocidad del agua, entre otros.

Desde un punto de vista fisiográfico, podemos considerar que el curso alto del ríoGuadiana abarca desde su nacimiento en el entorno de las lagunas de Ruidera hasta ladesembocadura del río Bullaque, junto al actual núcleo urbano de Luciana. En esterecorrido, de 152 km de longitud, se han inventariado un total de 58 molinos, aunqueno todos tienen las mismas características, ni conforman conjuntos de molienda uni-tarios y coherentes como el documentado entre los Ojos de Villarrubia y El Empera-dor. Desde este punto de vista, pueden reconocerse tres tramos diferentes dentro delAlto Guadiana.

El tramo entre El Ossero y Alameda de Cervera llegó a contar con un total deveinte ingenios entre molinos y batanes, distribuidos irregularmente a lo largo de los

MOLINOS HIDRÁULICOS HARINEROS DE RIBERA

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57 km de recorrido de dicho tramo (MARÍN, 2007: 158-188). No forman un sistemade molienda como tal, sino que cada uno de ellos debió de atender a una demandaexclusivamente local.

En el tramo comprendido entre los Ojos de Villarrubia y la presa de El Vicario, deunos 40 km de longitud, se han documentado un total de dieciocho molinos hidráuli-cos harineros que configuraron un conjunto de molienda unitario y coherente desdemúltiples puntos de vista. Existe, en efecto, una uniformidad tecnológica determina-da por las peculiares condiciones fisiográficas de este tramo del río, y una claraunidad de funcionamiento, pues el éxito o los problemas de un determinado molinopodían llegar a condicionar la eficiencia de todo el conjunto. Los molinos implanta-dos en este tramo, que responden claramente a la tipología de molino hidráulico deribera, conformaron un sistema complejo de molienda cuya trascendencia económi-ca, social, paisajística y medioambiental rebasó ampliamente durante siglos el ámbi-to local.

Por último, en el tramo comprendido entre la presa de El Vicario y la desemboca-dura del Bullaque, de 59 km de longitud, se han inventariado un total de veinte mo-linos hidráulicos que, al igual que sucede con los del primer tramo, carecían porcompleto de unidad tecnológica y de explotación, y respondieron a una demanda deámbito local. Pese a ello, en este sector se documentan también algunos ejemplaresde grandes proporciones –son los casos de Gajión, Alarcos, Geldres o Valbuena,entre otros–, tecnológicamente similares a los del segundo tramo.

4. DE LOS OJOS DE VILLARRUBIA A EL EMPERADOR

El presente artículo se centrará en el estudio de los dieciséis primeros molinos deltramo comprendido entre los Ojos de Villarrubia y la presa de El Vicario: Arquel,Zuacorta, La Parrilla, La Dehesa, Nuevo, Griñón, Molemocho, Gaspar, Puente Nava-rro, Flor de Ribera, Calatrava, Malvecino 1, Malvecino 2, La Torre, La Celada y ElEmperador (figura 1). Los dos últimos molinos de este tramo –Nolaya y El Batán– seencuentran actualmente ocultos bajo las aguas del embalse de El Vicario, lo que impi-de su estudio.

4.1. Tecnología. Los molinos hidráulicos de riberaEn este tramo, las peculiares condiciones fisiográficas del río condicionaron fuer-

temente la tecnología, la tipología y la distribución de los molinos hidráulicos quenos ocupan. En efecto, entre los Ojos de Villarrubia y el molino de El Emperador, elGuadiana atraviesa terrenos muy permeables y casi absolutamente llanos, con pen-dientes inferiores al uno por mil de promedio. Debido a ello, y pese a su voluminosocaudal en épocas pasadas, la corriente tenía poca fuerza erosiva, lo que se tradujo enel nulo encajamiento de la red fluvial y en la aparición de amplias zonas inundables,y dio lugar a la formación de un ecosistema de humedales muy valioso desde el punto

MIGUEL ÁNGEL HERVÁS

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de vista medioambiental, cuyo mejor exponente se encuentra en el Parque Nacionalde Las Tablas de Daimiel (VV.AA., 1998).

Hasta hace sólo unas décadas, este mismo ecosistema se extendía más allá de losactuales límites del Parque Nacional, al oeste de Puente Navarro, pero las obras deencauzamiento acometidas por la Agrupación Sindical de Colonización a finales dela década de 1960 provocaron la desecación de las áreas encharcadas y la apariciónde fenómenos de autocombustión de la turba subyacente. Desde mediados del sigloXX, además, el Acuífero 23 –que sirve de soporte a la red fluvial de toda la comarca–ha venido siendo objeto de una insostenible sobreexplotación a partir de la prolifera-ción de pozos ilegales, lo que ha terminado por destruir los humedales aguas abajodel Parque Nacional, provocando la casi total desaparición de la propia corrientesuperficial del Guadiana.

En el tramo que nos ocupa, en épocas pasadas, las aguas del Guadiana no sólotenían poca velocidad y poca fuerza erosiva, sino también poca fuerza motriz. Laescasísima pendiente del terreno, además, impedía o dificultaba seriamente la cons-trucción de canales de derivación para alimentación de molinos de cubo convencio-nales. Tales condicionamientos fisiográficos dieron lugar a la implantación de untipo específico de molino hidráulico, que hemos dado en llamar molino hidráulicode ribera.

Este tipo de molino se sitúa sobre la ribera misma del río, o a veces incluso dentrodel propio cauce –es el caso de los molinos de El Arquel en término de Villarrubia, yde La Celada en término de Carrión de Calatrava–, y es alimentado por una granpresa terrera diagonal a la corriente, que no sólo favorece la acumulación de caudaljunto al molino para funcionamiento del mismo, sino que también provoca la apari-

Figura 1. Mapa de distribución de los molinos hidráulicos de ribera entre los Ojos deVillarrubia y El Emperador.

MOLINOS HIDRÁULICOS HARINEROS DE RIBERA

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ción de grandes represamientos artificiales de agua que congregan vegetación y fau-na –igualmente sujetas a explotación–, y sirve, a su vez, como puente para comuni-car ambas márgenes del río. En algunos casos, se ha documentado la construccióninicial de la azuda como instrumento para la regulación y aprovechamiento del caucepara otros usos –fundamentalmente el riego–, añadiéndose la casa de molienda enfechas posteriores (HERVÁS et alii, 2009: 567).

Esta combinación de molino, embalse, presa y puente resulta extraordinariamen-te interesante desde varios puntos de vista –histórico-arqueológico, tecnológico, pa-trimonial, medioambiental…–, y constituye un rasgo específico y diferenciador, ple-no de personalidad propia, dentro de este tramo del río Guadiana.

Todo ello dio lugar a la implantación de grandes edificios de molienda con suscorrespondientes cárcavos, tajamares y rodeznos, albergados por sólidos edificiosde fábrica, y dotados de largas y costosas presas que alternaban tramos terreros conotros de fábrica: Puente Navarro conserva en la actualidad ocho cárcavos, Flor deRibera y El Emperador seis cada uno, y Molemocho cinco; la presa del molino de LaCelada contaba con 860 m de longitud, la de Flor de Ribera con 650 m, la de LaTorre con 610 m…

La construcción y mantenimiento de este tipo de molinos era mucho más costosaque la de los molinos de cubo convencionales, de modo que sólo estaba al alcance delos poderes establecidos en la zona, y dio lugar a la aparición de importantes concen-traciones económicas junto al río, no sólo de personas y de inmuebles, sino tambiénde capitales invertidos. Con el devenir del tiempo, algunos de estos molinos experi-mentaron importantes transformaciones, evolucionando incluso hacia otros sectoresde la producción –fundamentalmente batanes, cuya existencia se documenta desde elsiglo XIV–.

Desde la Edad Media, estas construcciones han desempeñado un papel clave nosólo en la configuración del espacio económico de la zona, al concentrar el desarro-llo de actividades de alto valor estratégico para la economía, sino también en elestablecimiento de la red de caminos históricos, que salvan el río sobre las presas delos molinos, y en la determinación del régimen hídrico del propio cauce, reguladopor medio de los embalses y presas de los molinos (HERVÁS et alii, 2009: 567). Lascaracterísticas del espacio físico y humano de la zona, por tanto, están íntimamenterelacionadas con estas construcciones, lo que las convierte en un patrimonio históri-co de primer orden.

4.2. La maquinaria: rodeznos, aceñas y regolfosEl caudal del río, concentrado junto a la base del molino por estas grandes pre-

sas-puente diagonales a la corriente, pasaba entre las pilas, bajo los cárcavos y conayuda de los tajamares, y adquiría la fuerza motriz suficiente para mover la maquina-ria. Existen tres tipos diferentes de molino en función del diseño concreto de susmecanismos motrices: molino de rodezno, aceña, y molino de regolfo.

El molino de rodezno es el más simple desde el punto de vista tecnológico, y

MIGUEL ÁNGEL HERVÁS

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también el más antiguo. En él, la rueda motriz de paletas se halla dispuesta en posi-ción horizontal, y transmite su movimiento rotatorio directamente a la muela volan-dera por medio de un eje vertical fijado a ésta por medio de una lavija. En este caso,el número de revoluciones de la rueda motriz es igual al de la muela. Se trata de untipo de molino con bajos costes de construcción y mantenimiento, que puede trabajarcon poca agua, pero que necesita de corrientes veloces.

El término aceña se emplea para hacer referencia a un molino de rueda motrizvertical cuyo movimiento rotatorio se transmite en primera instancia a un eje hori-zontal, que está conectado al eje vertical de la muela volandera por medio de unengranaje dotado de rueda catalina y linterna. Este engranaje permite aumentar elrendimiento de la maquinaria gracias al menor diámetro y al menor número de engra-najes de la linterna con respecto a la rueda catalina, con el consiguiente efectomultiplicador de esfuerzos –por cada vuelta de la rueda motriz se obtienen hastacinco vueltas de la muela volandera–. El mecanismo de las aceñas resultaba espe-cialmente adecuado para corrientes lentas y caudalosas, y multiplicaba el rendimien-to de la molienda. En contrapartida, sus costes de construcción y mantenimiento erannotablemente superiores a los de los molinos de rodezno, debido a su mayor comple-jidad tecnológica.

Los molinos de regolfo aparecen referenciados por primera vez en la obra LosVeintiún Libros de los ingenios y las Máquinas, fechada en el último tercio del sigloXVI (OSTOLAZA, 1993: 258). Se trata de un modelo evolucionado de molino derodezno cuya rueda motriz horizontal está encerrada en el interior de una cuba cilín-drica –de fábrica, de madera, o mixta– en la que el agua entra tangencialmente a altapresión, lo que permite aprovechar la energía cinética del vórtice creado en el inte-rior del cilindro para multiplicar el rendimiento de la maquinaria. El regolfo es elprimer precedente de las modernas turbinas. Para su correcto funcionamiento preci-sa de grandes cantidades de agua, y por tanto de grandes represamientos. A cambio,ofrece un mayor rendimiento que el molino de rodezno convencional, con unos cos-tes de construcción y mantenimiento más reducidos que los de las aceñas. La ruedamotriz de los molinos de regolfo tiene menor diámetro y menor número de paletasque un rodezno convencional –normalmente 6 paletas frente a las 18 ó 24 del rodez-no–, y recibe específicamente el nombre de rodete.

En el conjunto de molinos que nos ocupa son muy escasos los restos de maquina-ria conservados in situ, lo que dificulta la definición de su tipología concreta, queademás pudo variar de un molino a otro, e incluso para un mismo molino a lo largodel tiempo. Afortunadamente, la documentación escrita de la época es sumamenteprecisa a la hora de definir cada tipo de molino, utilizando los términos rodezno,aceña y rodete con absoluto rigor.

El tipo más frecuente de molino en el tramo del río Guadiana comprendido entrelos Ojos de Villarrubia y El Emperador debió de ser el de rodezno, al menos en unprimer momento, si bien las fuentes escritas refieren la existencia de aceñas desdefechas tempranas. Así, entre 1296 y 1306, el maestre de la Orden de Calatrava frey

MOLINOS HIDRÁULICOS HARINEROS DE RIBERA

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Garci López de Padilla cedió vitaliciamente las aceñas de La Celada al almojarifereal don Samuel Abrananiel, a cambio de la condonación de las deudas que con éltenía pendientes y con la condición de que fueran convenientemente reparadas(RODRÍGUEZ-PICAVEA, 1999: 147). De 28 de marzo de 1313 es una Obligaciónde Abraham Abben Cacem, judío vecino de Villa Real, “…para dejar libres lasAzeñas de Celada en el Guadiana…” que vitaliciamente le había concedido el maestrefrey Garci López de Padilla (CORCHADO, 1982: 195).

A partir de la segunda mitad del siglo XVI, la documentación escrita se refiere ala coexistencia de rodeznos y aceñas en la zona que nos ocupa, incluso dentro de unmismo molino:

“los molinos que hay en los términos de esta villa [Carrión de Calatrava] en eldicho río de Guadiana son cinco, el primero que está a la parte de oriente se diceFlor de Ribera, tiene dos aceñas y dos rodeznos, a la ribera del mediodía…” Rela-ciones de Carrión, 1575 (cfr. CAMPOS, 2004: I, 211).

Flor de Ribera “…tiene dos aceñas mui buenas de mucho moler, y dos rodez-nos…” Relaciones de Torralba 1578 (cfr. CAMPOS, 2004: II, 614).

“hay otro molino más a la parte de puniente, que es el segundo que se diceAlzapierna (…) tiene tres aceñas…” Relaciones de Carrión 1575 (cfr. CAMPOS,2004: I, 211).

“…a un tercio de legua de este molino [Calatrava] está el tercer molino, que sedice Malvecino hacia la parte de poniente, tiene dos aceñas, está el paso de carrosy bestias en el puente de éste junto a él…” Relaciones de Carrión 1575 (cfr. CAM-POS, 2004: I, 211-212).

“…a la parte de puniente está el cuarto molino que se dice la Torre es de doñaLuisa de la Cerda (…) tiene este molino dos aceñas…” Relaciones de Carrión 1575(cfr. CAMPOS, 2004: I, 212).

Resulta curioso que en un mismo molino –Flor de Ribera– coexistiesen rodeznoscon aceñas: tal vez los informantes describen un estadio intermedio en la evolucióntecnológica del molino, o puede que se trate de un modo de optimizar el rendimientodel mismo, permitiendo utilizar con mayor rentabilidad uno u otro tipo de maquina-ria en función de las variaciones estacionales de la corriente del río.

A diferencia de lo que sucede en el tramo del río Guadiana situado aguas abajo dela presa de El Vicario, en el que son varios los molinos que conservan in situ loscilindros de regolfo –Gaitanejo, Gajión, Valbuena o El Comendador entre otros–, enel tramo comprendido entre los Ojos de Villarrubia y El Emperador no hemos encon-trado restos constructivos que permitan deducir la aplicación del sistema de regolfoen los molinos estudiados. A este respecto es preciso advertir que muchos de losmolinos de este tramo se encuentran tan arruinados que no es posible observar si-quiera el interior de los cárcavos.

La analogía y la proximidad geográfica y cronológica entre los grandes molinoshidráulicos de ribera de ambos tramos del río nos permiten suponer razonablementeque el empleo del regolfo también estuvo muy extendido en la zona que nos ocupa.

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De hecho, las Respuestas Generales del Catastro de Ensenada de Miguelturra (1752),en referencia al molino de La Torre, emplean el término rodete, específico de lasruedas motrices de los sistemas de regolfo:

“…también ay en este dicho término la mitad de un molino arinero con el nom-bre de La Torre (…) el qual se alla situado en dicho río de Guadiana, y tiene dichamitad una piedra o rrodete para su molienda…” (Catastro de Ensenada, Respues-tas Generales, Miguelturra, 1752).

4.3. Cronología y evoluciónMuchos de los molinos que nos ocupan tienen su origen en la Edad Media, y

funcionaron hasta bien entrado el siglo XX, lo que nos permite atribuir a algunos deestos ingenios un periodo de actividad de alrededor de mil años, aunque obviamentejalonado por continuos altibajos y transformaciones.

El sistema de molienda implantado en este sector del río a partir del siglo Xconoció a lo largo de su historia fases de expansión de la actividad y de construcciónde nuevos ingenios, fases de abandono o de destrucción total o parcial, reformas,reconstrucciones, ampliaciones o disminuciones del tamaño y la capacidad de mo-lienda de cada molino y del sistema en su conjunto…

De hecho, las fuentes escritas conservadas aluden con frecuencia a la realiza-ción de reformas y reparaciones, o a periodos de inactividad de determinadosmolinos: en 1306, el Maestre de Calatrava exigió al almojarife del rey la repara-ción de las aceñas de La Celada (RODRÍGUEZ-PICAVEA, 1999: 147); en 1726se cita “…el reparo del molino del Nabarro por 74.000 reales…” (CORCHADO,1983: 244); en 1752, según refiere el Catastro de Ensenada de Carrión, los mo-linos de Calatrava, La Torre y La Celada estaban parados: “…pasando a su regu-lación dijeron que al presente nada pueden producir dichos molinos respecto deno entrarles agua por haver cortado el río Guadiana en donde están situados deorden de Su Majestad para la obra que están ejecutando en dicho río ciertosingenieros…”. En este sentido, resultan muy significativas las numerosas variacio-nes en el número de muelas asignado a los molinos que nos ocupan por las fuentescatastrales de distintas épocas (tabla 1).

La construcción de molinos hidráulicos harineros sobre el río Guadiana en eltramo que nos ocupa se remonta a época islámica, según se deduce de la tempranafecha de las primeras menciones documentales conocidas. En efecto, la existencia demolinos en los alrededores de la ciudad de Calatrava está documentada por escritodesde, al menos, mediados del siglo XII: en 1147, Alfonso VII concede a la Iglesia yArzobispo de Toledo algunas heredades en la ciudad, con todos sus molinos y pes-querías –“…ac insuper de omnibus molinis et piscariis…”– (FITA, 1885: 344;GARCÍA LUJÁN, 1982: II, nº 18, 58-60). Molinos concretos de este mismo tramodel río Guadiana aparecen citados también en fechas muy tempranas: el de Griñón en1150, el de El Emperador en 1181, el de Zuacorta en 1232, el de La Celada en 1296,el de La Torre en 1329… Si tenemos en cuenta que la primera conquista cristiana de

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las tierras del Alto Guadiana se produjo en el año 1147, es obvio que algunos deestos molinos existían ya en época islámica.

El molino de Calatrava o de Alzapierna, localizado sobre la margen izquierda delrío Guadiana, unos 375 m aguas abajo de la coracha de la medina, es probablemente,el molino hidráulico más antiguo del Campo de Calatrava: su explotación podríaremontarse al siglo X, cuando las fuentes escritas mencionan la existencia del diquede Calatrava en el Guadiana. En efecto, el cronista andalusí al-Maqqari (ed. 1968:87) refiere que, en el año 976, un caudillo local llamado C. Mushafi “…quiso man-dar a la gente de Calatrava cortar el dique de su río (…) pero Muhammad ibn AbiAmir [Almanzor] no estuvo de acuerdo…”. El objetivo era cortar el paso del caminoprincipal entre Córdoba y Toledo junto a la ciudad de Calatrava, y anegar los camposde cultivo situados aguas abajo de la presa. La existencia de un dique o presa (sudd)sobre el Guadiana junto a la ciudad de Calatrava implica la del propio molino comoparte esencial de la antes mencionada combinación molino-presa-embalse-puentecaracterística de este tramo del río desde la Edad Media (RETUERCE, 1994: 231).Aún se conservan algunos tramos de la presa original, de casi 500 m de longitud.

No cabe duda de que algunos de los molinos integrantes del sistema son de ori-gen islámico. Sin embargo, el sistema como tal se debió de consolidar durante elperiodo de dominio cristiano medieval, cuando la voluntad de los Calatravos, apoya-da sólidamente sobre la iniciativa privada, se centró en la necesidad de construir

Tabla 1. Cronología y evolución de los molinos del sistema.

Molino 1ª mención Nº piedras (s. XVI)

Nº piedras (s. XVIII)

Nº cárcavos (actual)

Arquel 1578 2 ¿? ¿?

Zuacorta 1232 2 3 3

La Parrilla 1575 3 3 ¿?

La Máquina 1575 2 3 4

Nuevo 1575 4 3 4

Griñón 1150 5 3 3

Molemocho 1422 4 4 5

Puente Navarro 1575 4 3 8

Flor de Ribera 1575 4 5 6

Calatrava 976 3 3 ¿?

Malvecino 1575 2 3 2

La Torre 1329 2 2 ¿?

La Celada 1296 2 ¿? ¿?

El Emperador 1183 ¿? ¿? 6

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molinos en los cauces próximos a las zonas de mayor demanda de molienda, aprove-chando ríos de corriente constante (GÓMEZ, 1999: 29).

Según han señalado Jesús Francisco Santos y Francisco Javier Moreno (2009:732), la red de molinos tal como la conocemos hoy quedó definitivamente configura-da a lo largo del siglo XVI, no sólo en cuanto a la tipología arquitectónica y tecnoló-gica de los ingenios, sino también en cuanto a la ubicación, disposición, funciones ymodelos de gestión de cada uno de los molinos. Así parecen demostrarlo, de hecho,las noticias aportadas al respecto por las Relaciones Topográficas de Felipe II.

La red de molinos de ribera que concentró este tramo del Guadiana adquirió unenorme valor estratégico tanto en la Edad Media como, sobre todo, en la Edad Mo-derna. Los grandes molinos del Guadiana fueron verdaderos motores del crecimien-to económico de la comarca y tuvieron una importancia trascendental para la socie-dad rural de la época, convirtiéndose durante siglos en un pilar básico de la econo-mía de la zona.

El conjunto de molinos descrito generaba, directa e indirectamente, un conside-rable volumen de actividad económica, y era protagonista de un paisaje propio, degran valor medioambiental. Por un lado, la propia actividad principal de la moliendaproducía elevadas rentas e ingresos fiscales, y permitió la liberación de una impor-tante cantidad de mano de obra que fue empleada en otras fases del proceso produc-tivo agrícola, posibilitando un incremento de la producción de cereal sostenido en eltiempo. Por otro, la retención de agua originada por las presas favorecía la creaciónde zonas de pesca, la afluencia de otro tipo de fauna para la caza, y el crecimiento deespecies vegetales de ribera ampliamente utilizadas en diversos sectores producti-vos, como el carrizo (empleado en la construcción como soporte vegetal de los teja-dos de teja curva) o la masiega (utilizada como combustible para los hornos de cal yde yeso, muy numerosos de la zona hasta la década de 1970).

Finalmente, la posibilidad de atravesar el ancho y pantanoso cauce por la corona-ción de las presas atraía junto a los molinos el paso de las principales vías de comu-nicación en dirección norte-sur. En este sentido, es preciso destacar que el caminoprincipal de Córdoba a Toledo pasó, al menos desde el siglo X, por el puente-presadel molino de Calatrava, situado apenas 400 m aguas abajo de la ciudad de Calatravala Vieja, para, desde mediados del siglo XIII, desplazarse al puente del Emperador,integrado en el molino del mismo nombre, ya en término de Miguelturra.

A este respecto resultan muy significativas algunas noticias aportadas por las fuentesescritas. Así, en las Relaciones de Daimiel (1575) se afirma que “…no hay puente nibarco para pasar este río en esta jurisdicción, pásase por los molinos, y los barcosque hay son de los pescadores” (cfr. CAMPOS, 2004: I, 257). En las Relaciones deCarrión (1575) se dice “…hay puentes en todos los dichos molinos que pueden entrarcarros en ellos y hacen represas para el agua para los dichos molinos…” (cfr. CAM-POS, 2004: I, 212). En el Índice Geográfico de 1772 se señala que “…el río Guadianano tiene puente alguna de camino real, sólo el molino de Zuacorta propio del conven-to de San Juan de Jerusalem…” (CORCHADO, 1982: 541).

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El papel de las presas de los molinos como puente o lugar de paso del río generódiversos conflictos a lo largo de la historia, como el que enfrentó a finales del sigloXVII al Concejo de Torralba con el Colegio de Jesuitas de Almagro. Los Jesuitas sequejaban de que, por estar arruinada la puente vieja, que permitía cruzar el río en di-rección norte-sur aguas abajo de Flor de Ribera, todo el tráfico de personas, bestias ymercancías pasaba por la coronación de la presa del molino, causando desperfectos.Finalmente se firmó una Concordia en 1704 por la que el Concejo de Torralba se com-prometía a reparar el puente a cambio de que la Compañía de Jesús concediese derechode preferencia en la molienda a los vecinos de Torralba (ROMERO, 1986: 42).

El sistema de molienda descrito continuaba en plena actividad a mediados delsiglo XVIII. De hecho, muchos de los molinos de este sector del río aumentaron sucapacidad de molienda con la incorporación de un mayor número de muelas, segúnse observa al comparar los datos aportados por las Relaciones de 1575 y por elCatastro de Ensenada en 1752 (tabla 1).

La decadencia definitiva del sistema comenzó a partir de la década de 1960,cuando los viejos molinos hidráulicos comenzaron a ser sustituidos por modernasfábricas de harina eléctricas de mayor rendimiento. Por esas mismas fechas, además,la migración masiva de la población rural de la zona hacia los nuevos centrosindustrializados quebró el sistema tradicional de producción agraria, lo que condujoa la implantación de nuevos modelos de explotación propios de una agriculturaindustrializada, que necesitaban más superficie para el cultivo.

Los viejos molinos harineros quedaron obsoletos, y los encharcamientos produ-cidos por sus presas se convirtieron en un obstáculo para el desarrollo agrario de lazona, que ambicionaba más superficie de cultivo. Como consecuencia de ello, laAgrupación Sindical de Colonización de los ríos Záncara, Cigüela y Guadiana com-pró los principales molinos –Zuacorta, La Parrilla, Griñón, Molemocho, Puente Na-varro, Flor de Ribera, Calatrava y Malvecino– y los fue inutilizando para limitar elencharcamiento de los ríos y favorecer su canalización y la subsiguiente desecaciónde sus márgenes (ÁLVAREZ, 1998: 384). Los propios edificios de molienda queda-ron arruinados, y algunos de ellos fueron demolidos intencionadamente.

En la actualidad, los molinos del Guadiana vuelven a ser considerados valiososcomo elementos singulares con valor de patrimonio histórico, arqueológico ymedioambiental. Su eventual recuperación podría devolverles una mínima parte desu pasada importancia económica para la comarca, convirtiéndolos en nuevos recur-sos de dinamización socioeconómica y cultural (SANTOS & MORENO, 2009: 729).La reconstrucción de sus presas de abastecimiento, por otra parte, permitiría recupe-rar antiguas zonas encharcadas, devolviendo al río una parte de la riqueza ecológicaperdida a raíz de los desafortunados trabajos de encauzamiento y desecación acome-tidos en la década de 1960.

Al proceso de revalorización del conjunto de molinos descrito en particular, y delpatrimonio medioambiental, arquitectónico, histórico-arqueológico y etnográficoasociado a este tramo del Guadiana en general, podrá ayudar notablemente la firme

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implantación de dos organismos oficiales concebidos para la conservación, investi-gación y difusión del patrimonio cultural y medioambiental de la comarca, como sonel Parque Nacional de Las Tablas de Daimiel por un lado, y el Parque Arqueológicode Alarcos-Calatrava por otro.

En este contexto, el Ministerio de Medio Ambiente, a través de la ConfederaciónHidrográfica del Guadiana, ha promovido recientemente la rehabilitación integraldel molino de Molemocho –modélica desde múltiples puntos de vista–, en cuyo inte-rior se ha instalado un completo centro de interpretación sobre el conjunto de moli-nos hidráulicos de ribera que nos ocupa (ALMAGRO, 2009). El molino de Molemochoy su centro de interpretación han quedado integrados en el circuito de visitas al Par-que Nacional de Las Tablas de Daimiel.

También en estos últimos años la Confederación Hidrográfica del Guadiana hapromovido la redacción del Plan de Recuperación del Patrimonio Histórico y Natu-ral del Alto Guadiana, concebido como una herramienta para el estudio, recupera-ción y aprovechamiento de los valores medioambientales del cauce del río y delpatrimonio construido de carácter histórico asociado a la explotación de los recursoshídricos por parte del hombre a lo largo de la Historia, que incluye, naturalmente, losmolinos hidráulicos de ribera de este sector del río (HERVÁS et alii, 2009).

4.4. Características constructivasComo hemos visto en páginas precedentes, los peculiares condicionantes

fisiográficos impuestos por el río en este tramo dieron lugar a la aparición de un tipoespecífico de molino que hemos dado en denominar molino hidráulico de ribera.Situados junto a la ribera misma del río o incluso dentro del propio cauce, estosmolinos, alojados por grandes edificios de fábrica, eran abastecidos por grandes pre-sas terreras que generaban extensos encharcamientos aguas arriba, al tiempo quefacilitaban el paso de las vías de comunicación a ambos lados del cauce.

Las presas se disponían en diagonal a la corriente cuando el molino se situabaen una de las márgenes (La Parrilla, La Máquina, Calatrava, La Torre…), o enforma de V cuando el molino se localizaba dentro del cauce (Arquel, Zuacorta,Griñón, Molemocho, La Celada…), con el objetivo de concentrar el caudal del ríojunto a la base del molino, y proporcionarle la suficiente fuerza motriz (figura 2).Se construían a partir de ingentes acumulaciones de tierra apisonada, sobre la basede una estructura de hincas de madera completada con entramado de troncos,ramas y piedras. Algunas de estas presas contaron con tramos intermedios defábrica y con ojos de alivio para evitar la completa interrupción del paso de lacorriente y aportar el caudal necesario para el funcionamiento de los molinossituados aguas abajo. Los ojos de alivio podían ser abiertos o cerrados a voluntadpor medio de compuertas de madera situadas del lado de aguas arriba, alojadas enguías verticales.

Las presas de los molinos fueron con frecuencia víctima de las crecidas estacionalesdel río, y tal vez también de un deficiente estado de conservación casi permanente,

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debido a los elevados costes de mantenimiento. De hecho, en algunas de ellas –comolas de Flor de Ribera, Malvecino 1 y El Emperador– se observan diferentes fasesconstructivas.

Los edificios de molienda eran, por lo general, grandes cuerpos de fábrica deplanta rectangular, con dos o tres alturas. La planta baja estaba destinada a albergarlas ruedas motrices, y debía permitir el paso del agua. Estaba configurada por mediode una batería de cárcavos yuxtapuestos entre sí, de modo que cada cárcavo se co-rrespondía con una muela (figura 3).

Figura 3. Molino de Molemocho (Daimiel), visto desde aguas arriba.

Figura 2. Ortoimagen del molino Arquel (Villarrubia de los Ojos). IGN, Visor Iberpix.

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Los cárcavos son bóvedas dispuestas en sentido longitudinal a la corriente bajolas cuales discurría el caudal que alimentaba el molino, y cuyo trasdós servía desoporte, a su vez, al forjado de la planta de molienda. Solían ser de medio punto,aunque también los hay ligeramente escarzanos. Estaban construidos indistinta-mente con ladrillo, con sillería, o con mampostería convencional de piedra local–calizas pontienses–.

Los cárcavos descritos apoyaban sobre sólidas pilas de fábrica, protegidas del ladode aguas arriba por tajamares –casi siempre de planta triangular–, y del lado de aguasabajo por contrafuertes –normalmente de planta semicircular y desarrollosemicilíndrico–. Pilas y tajamares solían estar construidos con sillería de buena labra,aunque también se dan casos de fábricas de mampostería, o incluso de fábricas mixtasde ladrillo y mampostería (La Máquina, Nuevo de Curuenga, Griñón) (figura 4).

En los costados de los cárcavos se observan con frecuencia, junto al paramentode aguas arriba, las acanaladuras para alojamiento de las compuertas que regulabanel paso del agua, así como pequeñas escaleras de fábrica empotradas en las pilas parapoder descender directamente desde la planta de molienda hasta la rueda motriz.

El alzado superior de los edificios muestra una amplia variedad de técnicas cons-tructivas y materiales. Son frecuentes las fábricas a base de tapiales de tierra –acera-dos o no–, encintados con ladrillo y encadenados entre rafas o cajones de mamposte-ría o de ladrillo (La Máquina). También hay muros de carga de mampostería encofradaentre cintas y rafas de ladrillo (Zuacorta, Nuevo de Curuenga, El Emperador). Otrosmolinos están íntegramente construidos con mampostería irregular de piedra local

Figura 4. Molino de Griñón (Daimiel), visto desde aguas abajo.

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(La Parrilla). También se dan, por último, fábricas mixtas de tapial, mampostería,ladrillo y sillería (Flor de Ribera). Es frecuente encontrar obra de sillería de altacalidad reforzando las esquinas de los edificios, y configurando tajamares, contra-fuertes y cárcavos (Molemocho).

Los vanos –tanto las puertas como las ventanas–, casi siempre adintelados, solíanestar recercados con ladrillos. Son frecuentes los dinteles de sardinel adovelado(Griñón), aunque también se documentan vanos rematados con arcos escarzanos deladrillo, muy rebajados (Nuevo de Curuenga).

Las cubiertas han desparecido en casi todos los ejemplares conservados, aunquese observan restos suficientes como para saber que fueron casi siempre a base de tejacurva sobre estructura de madera, a dos o cuatro aguas. Era muy frecuente el empleode la cercha o cuchillo a la española –cercha triangulada de madera, con un pendolónvertical, de cuyo nudo con el tirante arrancan dos codales que apuntalan los pares porsu mitad–, muy extendida en la zona a partir del siglo XVIII.

En los casos de edificios de tres alturas, los forjados entre la planta de molienday la planta bajo cubierta estaban construidos con tablazón de madera sustentada poruna batería de vigas, también de madera, dispuestas transversalmente al ejelongitudinal del edificio. La mayor parte de los edificios documentados estuvieronenfoscados, tanto al interior como al exterior, con revestimientos continuos de yesoposteriormente encalados.

En el entorno próximo de los edificios de molienda solía producirse cierta con-centración de inmuebles auxiliares exentos, que albergaban la vivienda del molinero,cuadras, almacenes, graneros… Así, la actual Casa de La Duquesa aparece reflejadaen la edición de 1888 del Mapa Topográfico Nacional de escala 1:50000 (hoja 760)como Casa de Molimocho. Todavía hoy se observan complejos de edificios en tornoa los molinos de Zuacorta, Puente Navarro y Flor de Ribera, entre otros.

En opinión de Miguel Fisac (1985: 39-40), estas construcciones no presentancaracterísticas estructurales, constructivas o materiales específicas distintas de lasdel resto de arquitectura popular de La Mancha, salvo, naturalmente, los dispositivosnecesarios para la instalación y funcionamiento de la maquinaria.

4.5. Distribución espacialA partir de las aportaciones hechas por Fernando Arroyo Ilera acerca de la dispo-

sición del entramado de molinos hidráulicos en Castilla La Nueva según las Relacio-nes de Felipe II (1998), los historiadores Jesús Francisco Santos y Francisco JavierMoreno (2009: 732-739) han analizado con gran acierto la distribución de los moli-nos hidráulicos de ribera en el tramo del río Guadiana comprendido entre La Parrillay Flor de Ribera, y la estructuración territorial resultante de la misma.

Ambos autores han fijado las pautas de distribución de los ingenios en función delas peculiares características físicas de este tramo del río Guadiana, y han llegado a laconclusión de que el complejo sistema de molienda que nos ocupa, delicado, fluc-tuante y conflictivo, estaba al borde de la saturación desde, al menos, el último cuar-

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to del siglo XVI, no pudiendo instalarse ningún ingenio más sin que ello afectase a lafuncionalidad del resto (SANTOS & MORENO, 2009: 732-739).

El crecimiento demográfico en la zona a lo largo de la Edad Moderna demandaba–y hacía posible a la vez– el aumento de la producción cerealística, y por lo tantoincrementaba la demanda de molienda, lo que impulsaba la construcción de nuevosmolinos. Sin embargo, llegado un cierto punto, dos factores decisivos impidieron lainstalación de nuevos ingenios: por un lado, la escasa pendiente del terreno y la pocafuerza motriz de las aguas, y por otro, la peculiar tecnología de los molinos hidráuli-cos de ribera, abastecidos por grandes presas terreras que generaban amplias zonasencharcadas hacia aguas arriba.

En efecto, las presas de los molinos provocaban una retención de la corriente, loque a su vez producía un descenso del caudal aguas abajo de la presa, y una disminu-ción de la velocidad aguas arriba, además del aterramiento progresivo de la balsa poracumulación de sedimentos. Si a ello se añade la escasísima pendiente del río en estetramo –de en torno al 0,84 ‰ de promedio–, comprenderemos fácilmente que, unavez completado el sistema, la construcción de un nuevo molino con su presa podíallegar a parar la corriente que movía los molinos situados aguas abajo, y a anegar loscárcavos del molino situado inmediatamente aguas arriba, arruinando una parte delcomplejo.

De hecho, la Orden de Calatrava se vio obligada a establecer, desde fechas muytempranas, severas limitaciones para la construcción y reforma de los molinos de lazona, poniendo como condición a los promotores de nuevos ingenios que no existie-sen otros previos a los que la nueva obra pudiese causar perjuicio (SANTOS &MORENO, 2009: 734).

El sistema, costoso, complejo y generador de cuantiosísimas rentas para sus pro-pietarios y para los gobernantes perceptores de impuestos, dependía para su correctofuncionamiento de dos premisas de delicado equilibrio: por una parte, de que entremolinos consecutivos hubiese suficiente pendiente y distancia para que la corrientediscurriese de uno a otro, sin que la presa de aguas abajo parase las aguas que habíande mover el molino de aguas arriba; y por otra, de que ninguna de las obras que sehiciesen en el cauce –nuevas o de reparación– alterase las cotas de inundación decada balsa y destruyese el precario equilibrio de todo el sistema (SANTOS & MO-RENO, 2009: 736).

De la observación del mapa de la zona objeto de estudio se deduce inmediatamen-te que la distribución de los molinos a lo largo del cauce no es uniforme: algunosmolinos contiguos están separados por distancias de poco más de 1 km, mientras queotros distan entre sí más de 6 km. Como han demostrado Jesús Francisco Santos yFrancisco Javier Moreno (2009: 736-739) a partir de la medición combinada de cotasy distancias entre molinos, la distribución de los mismos no es arbitraria en absoluto,sino que depende directamente de la pendiente concreta de cada sector del cauce.

Así, entre los molinos extremos del sistema que nos ocupa –entre Arquel y ElEmperador– hay una distancia de casi 36 km. El desnivel acumulado entre molinos

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extremos es de tan sólo 30 m, lo que arroja una pendiente promedio del 0,84 ‰. Sinembargo, el recorrido del Guadiana en este tramo no presenta un desnivel homogé-neo. De hecho, se observan tres sectores distintos respecto a la pendiente del caucedel río:

– Primer sector: entre Arquel y Griñón existe una distancia total de 9427 m y undesnivel acumulado de 10 m, lo que arroja una pendiente promedio del 1,06 ‰. Eneste sector, la distancia media entre molinos contiguos es de casi 1900 m (tabla 2).

– Segundo sector: entre Griñón y Calatrava, la distancia total es de 18126 m, entanto que el desnivel acumulado es de tan sólo 11 m, lo que supone una pendientepromedio del 0,61‰ (claramente inferior a la del primer sector). En este sector, ladistancia media entre molinos contiguos es de unos 4500 m (claramente superior a ladel primer sector) (tabla 3).

– Tercer sector: entre Calatrava y El Emperador, por último, existe una distanciatotal de 8160 m y un desnivel acumulado de 9 m, lo que supone una pendiente pro-medio de 1,10 ‰. (prácticamente idéntica a la del primer sector, y claramente supe-rior a la del segundo). En este sector, la distancia media entre molinos contiguos esde poco más de 2000 m (prácticamente idéntica a la del primer sector, y claramenteinferior a la del segundo) (tabla 4).

Como puede observarse, cuanto mayor es el desnivel del terreno, mayor es laproximidad entre molinos contiguos. En el sector central del tramo estudiado, dondela pendiente es mínima (0,61 ‰), los molinos hubieron de construirse separados por

Tabla 3. Distancias y desniveles en el sector central del sistema.

Tabla 2. Distancias y desniveles en el primer sector del sistema.

MIGUEL ÁNGEL HERVÁS

De: A: Distancia Desnivel

Arquel Zuacorta 1975 m - 2 m

Zuacorta La Parrilla 1940 m - 2 m

La Parrilla La Máquina 1375 m - 2 m

La Máquina Nuevo 2310 m - 3 m

Nuevo Griñón 1827 m - 1 m

TOTALES: 9427 m - 10 m

Desnivel: 1,06

De: A: Distancia Desnivel

Griñón Molemocho 3716 m - 2 m

Molemocho Puente Navarro 6400 m - 3 m

Puente Navarro Flor de Ribera 3250 m - 3 m

Flor de Ribera Calatrava 4760 m - 3 m

TOTALES: 18126 m - 11 m

Desnivel: 0,61

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grandes distancias: así, entre Molemocho y Puente Navarro median 6400 m, y entreFlor de Ribera y Calatrava 4760 m. En cambio, en los sectores primero y tercero, quecuentan con una pendiente superior a la del sector central, la distancia entre molinoscontiguos es significativamente menor: por ejemplo, entre La Parrilla y La Máquina(primer sector) hay una distancia de apenas 1400 m, y entre La Torre y La Celada(tercer sector) la distancia es inferior a 1300 m. En este sentido, es muy significativoque la distancia media entre molinos contiguos sea prácticamente la misma en lossectores primero y tercero, que presentan una pendiente promedio muy similar (1,06‰ y 1,10 ‰ respectivamente).

Tabla 4. Distancias y desniveles en el tercer sector del sistema

De la observación de las tablas adjuntas se deduce que, para garantizar adecua-damente el funcionamiento del sistema y al mismo tiempo optimizar al máximo eluso de la corriente, el desnivel entre molinos contiguos debía situarse entre unmínimo de 2 m y un máximo de 3 m. La única excepción al respecto la encontra-mos en el caso de los molinos Nuevo de Curuenga y Griñón, entre los cuales eldesnivel del terreno es de tan sólo 1 m. El molino Nuevo, como su propio nombreindica, fue uno de los últimos en incorporarse al conjunto, y rebasó los delicadoslímites de saturación del sistema. De hecho, su construcción debió de causarimportantes perjuicios al molino de Griñón, situado inmediatamente aguas abajo,según se deduce del largo pleito mantenido hacia finales de la década de 1530 porel propietario de este último, Gonzalo Núñez de Castro, contra la Encomienda deDaimiel, promotora de la construcción del molino Nuevo: Gonzalo Núñez argu-mentaba que la construcción del molino Nuevo reducía la fuerza del agua quellegaba al molino de Griñón, dificultando su funcionamiento (SANTOS & MORE-NO, 2009: 734).

Parece claro que, con los dieciséis molinos en funcionamiento, el sistema estabaal límite de su capacidad y no era posible instalar más ingenios en este tramo. Enopinión de Jesús Francisco Santos y Francisco Javier Moreno (2009: 736): “…demanera natural y espontánea, sin premeditación alguna, los hombres del XVI ha-brían llegado a optimizar totalmente el uso de la corriente del Guadiana siendoconscientes de los límites que la lógica imponía y estableciendo un sistema óptimode aprovechamiento de los recursos”.

Obviamente, no podemos pensar que dicha optimización fuese producto de un

MOLINOS HIDRÁULICOS HARINEROS DE RIBERA

De: A: Distancia Desnivel

Calatrava Malvecino 1765 m - 2 m

Malvecino La Torre 2570 m - 2 m

La Torre La Celada 1290 m - 3 m

La Celada El Emperador 2532 m - 2 m

TOTALES: 8160 m - 9 m

Desnivel: 1,10

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cálculo científico o de una meticulosa planificación previa, entre otras razones por-que el sistema se fue completando progresivamente desde la Alta Edad Media hastabien entrado el siglo XVI. La configuración final del conjunto de molinos estudiadoes más bien consecuencia de la aplicación del sentido común y del celo con el que lasautoridades velaron por el adecuado funcionamiento de un sistema generador degrandes beneficios tanto para los propietarios como para los gobernantes y los usua-rios (SANTOS & MORENO, 2009: 739).

4.6. Propiedad y rentasDebido a los elevados costes de construcción y mantenimiento de los grandes

molinos hidráulicos de ribera y sus presas, y a la importante concentración de capita-les invertidos que suponía el sistema en su conjunto, los molinos de este tramo del ríoGuadiana estuvieron casi siempre en manos de los poderes establecidos.

Muchos de ellos fueron propiedad de la Mesa Maestral de la Orden de Calatrava(son los casos de Molemocho, Malvecino, La Celada, y la mitad del molino de LaParrilla), o de alguna de sus Encomiendas, como las de Daimiel (que poseía La Má-quina, la mitad del Nuevo de Curuenga y Puente Navarro), Villarrubia (propietariadel molino de Griñón en 1754) o La Fuente del Emperador (que poseía el molinohomónimo hasta su disolución en 1543) (CORCHADO, 1982: 344-345).

Otros ingenios fueron propiedad de la nobleza. Así, los molinos de Arquel yGriñón pertenecieron en el último cuarto del siglo XVI al Conde de Salinas, Señor deVillarrubia (cfr. CAMPOS, 2004: I, 257; II, 712-713), si bien el molino de Griñón seencontraba en poder del Duque de Híjar en 1752. El molino de La Torre, por suparte, pertenecía en 1575 a María Luisa de La Cerda, Duquesa de Malagón (cfr.CAMPOS, 2004: I, 212).

También hubo molinos en manos de instituciones eclesiásticas distintas de laOrden de Calatrava. El molino de Zuacorta perteneció durante siglos al Conventode Santa María del Monte de la Orden de San Juan. Una cuarta parte del molinode La Parrilla fue propiedad de las Monjas Dominicas de Ciudad Real haciafinales del siglo XVI (cfr. CAMPOS, 2004: I, 257). Los Dominicos de Almagroposeían en 1575 una cuarta parte del molino Nuevo de Curuenga (cfr. CAMPOS,2004: I, 257), aunque hacia mediados del siglo XVIII aparecen como propietariosdel 50% de dicho molino. Flor de Ribera figuraba en 1752 en poder del Colegiode Jesuitas de Almagro.

Son pocos los molinos en manos de particulares, probablemente debido al eleva-do coste de su mantenimiento y a la importancia de los niveles de renta generados: elmolino de Calatrava estaba en 1575 en manos de Galaso Rótulo, y Flor de Riberapertenecía entonces a Antón de Castro, ambos vecinos de Almagro (cfr. CAMPOS,2004: I, 211).

Las fuentes escritas permiten detectar frecuentes cambios de propiedad. Así, elmolino de Flor de Ribera fue adquirido a un particular por el Colegio de Jesuitas deAlmagro hacia finales del siglo XVII, mientras que el de El Emperador pasó a pro-

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piedad del Colegio de Doncellas Nobles de Toledo al disolverse la Encomienda deLa Fuente en 1543 (CORCHADO, 1982: 344-345).

Asimismo, se documentan algunas cesiones, como la del molino de La Celada,cedido por el Maestre de Calatrava entre 1296 y 1306 al almojarife real don SamuelAbrananiel a cambio de la condonación de unas deudas pendientes y con la condi-ción de que fuera reparado (RODRÍGUEZ-PICAVEA, 1999: 147).

También era frecuente la propiedad compartida, por mitades, por cuartos, o in-cluso por piedras. Es el caso del molino Nuevo de Curuenga: en 1575 contaba concuatro piedras de moler, de las cuales dos pertenecían a la Encomienda de Daimiel,una al Convento de Santo Domingo de Almagro, y otra a los herederos de Fernandode Castro y Gonzalo Núñez (cfr. CAMPOS, 2004: I, 257). En esas mismas fechas, lamitad del molino de La Parrilla pertenecía al Convento de Calatrava, una cuartaparte a la Monjas Dominicas de Ciudad Real, y el 25 % restante a la mujer e hijos dePero Díaz de la Caballería (cfr. CAMPOS, 2004: I, 257).

Los molinos de instituciones públicas se solían arrendar a particulares. Es el casode Puente Navarro, perteneciente a la Encomienda de Daimiel, que fue arrendado aJulián Francisco Jedler en 1716 por 16000 reales. El molino de Malvecino, propiode la Mesa Maestral, aparece administrado por Juan de Contreras en 1752. Por esasmismas fechas, la mitad del molino de La Torre que pertenecía a la Duquesa deMalagón estaba administrada por Fernando Antonio Suárez de Bustamante, vecinode Malagón. Otras veces se encargaba su explotación a un administrador, como su-cedió en el caso del molino de Calatrava, que a mediados del siglo XVIII era propie-dad de Francisco Escoti, vecino de Madrid, pero estaba administrado por FranciscoSuárez, vecino de Almagro.

El volumen de rentas generado anualmente por el complejo de molienda era muyelevado, especialmente a finales del siglo XVI. Así, según las Relaciones Topográficasde Felipe II, hacia 1575 los molinos que nos ocupan sumaban, desde Zuacorta hastaLa Celada, un total de 37 piedras de moler, transformaban 7550 fanegas de trigo alaño, y generaban una renta anual conjunta de 1.455.000 maravedíes (CAMPOS, 2004).

No obstante, el nivel de rentas generado individualmente por cada uno de estosingenios dependía muy directamente de las condiciones de funcionamiento de cadamomento. En 1752, por ejemplo, y según refiere el Catastro de Ensenada deCarrión, los molinos de Calatrava, La Torre y La Celada no generaron rendimien-tos por encontrarse parados como consecuencia de unas obras que se estabanllevando a cabo en el cauce.

5. LA RECUPERACIÓN DEL SISTEMA

El conjunto de molinos estudiado tiene una enorme trascendencia para la historiade la comarca del Alto Guadiana y llegó a resultar determinante para la actual confi-guración del territorio, por lo que resulta ciertamente interesante desde los puntos de

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vista histórico-arqueológico, tecnológico, patrimonial y medioambiental. En su en-torno se localizan, además, otros elementos patrimoniales de indudable valor, talescomo: la necrópolis y asentamiento íberorromano de Los Toriles, junto a Zuacorta;el oppidum ibérico y posterior ciudad islámica de Calatrava la Vieja, junto al molinode Calatrava; los yacimientos de Colonia Nueva y Colonia Vieja, con ocupaciónhumana desde el calcolítico hasta la Baja Edad Media, junto a los molinos de LaTorre y La Celada; o las motillas de La Máquina y del Quintillo, ambas de la Edaddel Bronce. Asimismo, encontramos en la zona algunos complejos de arquitecturatradicional de notable interés, como Campomojado en término de Torralba deCalatrava; numerosas quinterías y casas de labor; y elementos singulares con valorde patrimonio tales como Los Baños del Emperador o El Puente de Hierro, ambos enterritorio de Peralbillo (Miguelturra).

Dado su enorme valor patrimonial y el precario estado de conservación de casitodos los molinos que lo integran, es de máxima urgencia intervenir sobre este con-junto único, tan valioso como amenazado. Su estudio, conservación y rehabilitaciónresulta de enorme importancia, no sólo para conocer, comprender y poder explicaren el futuro un capítulo esencial de la historia de la comarca del Alto Guadiana, sinotambién para recuperar una parte fundamental de los valores medioambientales deeste tramo del río, también muy deteriorados por desafortunadas acciones de un pa-sado no muy lejano.

La rehabilitación y musealización de algunos de estos complejos industriales demolienda permitiría, entre otras cosas:

– disponer, a lo largo de todo el tramo, de diversos puntos de atracción de visitan-tes interesados en conocer la historia y el paisaje de la comarca. Estos puntos, ade-cuadamente coordinados, podrían dar lugar a la creación de una ruta de turismocultural de primer nivel, con oferta de historia, arqueología, arquitectura y tecnolo-gía tradicionales, paisaje y naturaleza, etnografía, gastronomía…;

– recuperar unos represamientos de agua con claro significado histórico, queservirían a su vez como catalizadores de la recuperación medioambiental de estetramo del río, creando zonas inundadas que favorecerían el crecimiento de la vegeta-ción de ribera y la afluencia de fauna para su observación y conservación;

– recuperar la red de caminos históricos de la comarca, canalizados de norte a surpor las presas-puente de los molinos. Los caminos históricos pasarían así a formarparte de la oferta cultural del entorno, y permitirían articular la red de puntos visitablesy crear atractivas rutas de senderismo.

Todo ello adquiere pleno sentido en un área geográfica bien acotada que disponeya de grandes centros y proyectos de recuperación, conservación y difusiónmedioambiental, histórico-arqueológica y cultural, como son los casos del ParqueNacional de Las Tablas de Daimiel, del Parque Arqueológico de Alarcos-Calatrava,y de la Ruta del Quijote respectivamente (HERVÁS et alii, 2009).

MIGUEL ÁNGEL HERVÁS

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MIGUEL ÁNGEL HERVÁS

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Batanes y molinospor Domingo Alberca Muñoz-Quirós

¡Alto Guadiana! Yacimiento donde duermen sudores, ilusiones y sueños de otrostiempos, Mancha esteparia, mar añil en su cielo y bermejo terrón en su suelo.

Todos los ingenios que dan vida se encuentran aquí, en este Guadiana, nacido delas entrañas de las hijas de Ruidera, que puede considerarse mítico por su peculiarestructura geológica.

Cuando el proyecto Hombre nació, él ya regalaba vida por lugares varios denuestra península. Los estudiosos sabios lo partieron en dos, y de un solo río sacaronel alto y el bajo. Es seguro que tuvieron sus razones, pero yo prefiero hablar de unsolo río que se hunde al poco de su inicio y busca la luz en los llamados Ojos, parainiciar una travesía de ciento veintiséis leguas, dejando riqueza a su paso.

En los ingenios hidráulicos de este río encontramos las aceñas o molinos de rue-da vertical, las azudes, los batanes, las pisas y pisones o molinos traperos y los derodezno, etc.

Hablemos de los batanes.El componente principal de un batán es una rueda vertical que, alimentada por

una corriente de agua, mueve un eje horizontal del que penden unas levas que seencargan de levantar unos mazos de madera. Estos mazos unidos entre sí por mediode una estructura llamada Potro golpean alternativamente los paños o telas que hande recibir apresto en un recipiente de madera o piedra, llamado pila o mortero.

Los batanes se cuentan por pilas. Las pilas hacen la función de almacenaje deagua con la que se humedecen los paños. Una pila puede llevar uno o dos mazos,dependiendo del canal y de la fuerza de la corriente del río.

Los paños tienen que sufrir un constante movimiento, de arriba hacia abajo y dederecha a izquierda, con el fin de no dejar zona sin recibir el golpe de mazo. Solo asíse consigue el apresto deseado. Todo este proceso es preciso llevarlo a cabo en mo-jado para evitar el calentamiento del paño.

Con el apresto o tupido se reduce la superficie del tejido y además se le da másflexibilidad e impermeabilidad. Este trabajo se realizaba de manera manual cuandose carecía de los ingenios de mazos. Se metían los tejidos en calderas de grandesdimensiones y con unos pisones se paleaban los tejidos. Este hecho estuvo presentehasta la Edad Media, a partir de la cual la técnica contó con estos artilugios hidráuli-cos llamados batanes, consiguiendo así una mayor calidad en los enfurtidos.

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El abatanar una manta, o algo similar, costaba una jornada en temporada estival yalgo más en invierno por estar el agua más fría. Todo paño o tela perdía aproximada-mente un veinte por ciento de superficie después del proceso de golpeo. Antes deiniciar la tarea del abatanado descrito, se procedía a un lavado y engrasado de laslanas, paños y demás tejidos. Se ungían con jabón, aceite y agua muy templada ydespués se sumergían en una arcilla arenosa de color gris verdoso llamada greda otierra de batán. El paso final era el de sacudir y tender el trapo colgándolo para que seestirara y secara. Una vez concluido el proceso anterior las telas estaban listas paratrabajarlas.

En cuanto a la fuerza necesaria para mover los mazos del batán, basta con unchorro fuerte de agua, igual que un molino harinero de aceña, puesto que la ruedahemos dicho que es vertical y su movimiento lo proporciona el empuje del aguasobre las paletas de esta rueda, que genera una fuerza que mueve un eje horizontal,consiguiendo que los mazos puedan hacer su trabajo.

Hoy día el abatanado se hace con medios más sofisticados, aunque todavía inter-vienen tradiciones de antaño sobre todo en las fases de lavado y limpieza de la lana.

El trabajo en los batanes era muy compartido por especialistas en sus tareas espe-cíficas. En esas especialidades encontramos a los “bataneros”, “traperos” y “pilateros”,que se encargaban del manejo de todo el conjunto del batán y sus utensilios. También

Figura 1. Batán del Alto Guadiana, en el término de Argamasilla de Alba.

DOMINGO ALBERCA

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estaban los “burulleros”, que eran trabajadores de telas burdas como: mantas, abri-gos, capas, sacos, zapatillas, sombreros, etc; y los “pelaires”, que manipulaban lastelas finas, para vestidos, faldas, camisas, chalecos, túnicas. Además de los “teñidores”,que aclaraban con ceniza los tejidos para que por último los “tundidores” procedie-ran a sacudir, desplegar y tender esos tejidos al sol.

Todos los trabajos de un batán pasaban de padres a hijos y de familia en familia.Desde la Baja Edad Media la producción textil en la Península era muy diversa,

pero no superior a las importaciones de tejidos de lujo.En la España del 1550 había grandes cantidades de paños y telas que no supera-

ron en calidad a los de importación, pues la materia prima venida de Europa era másextensa en vetas e hilaturas mínimas, siendo las mejores las de 2.500 y 3.500 hilos.Y con los tintados ocurría lo mismo.

Como podemos deducir, la riqueza etnográfica del Alto Guadiana escapa a lamente de los sensibles. Digo esto con el mayor de los respetos. Mas sí deseo recor-darles que tenemos olvidado un rico patrimonio histórico esperando a ser rescatado,para que las generaciones actuales y las futuras sepan de la grandeza de unos inge-nios que molturaron las mieses de las riberas del Alto Guadiana, batanaron nuestrasropas, dieron de beber a los rebaños y regaron nuestros huertos. Toda una vida eco-nómica y social en tomo al río que comenzó a principios del segundo milenio.

Contemplemos la importancia que tuvieron los batanes, ingenios movidos por elagua, en toda la Península Ibérica. En los que intervino con fuerza el Alto Guadiana.Haciendo un poco de historia, los primeros batanes de los que se tiene informacióndocumentada datan del siglo XI. En la península los batanes se extendieron en menosde tres décadas y en tiempo récord se fueron organizando estatutos y convenios paralas distintas especialidades de trabajo en dichos batanes. Es asombroso que antes del1300 hubiese códigos de comportamiento de obligaciones y derechos.

Las consecuencias económicas de este ingenio no se hicieron esperar, no habíanpasado dos lustros y ya se daba una mercadería importantísima y una ocupación detrabajo junto con los molinos, desconocida en aquellos tiempos. Con la llegada de losmoriscos y posteriormente con la revuelta de las Alpujarras, se aumentaron las licen-cias y concesiones reales en prácticamente todo el territorio peninsular. Así como laslicencias en las Órdenes Religiosas Militares, que eran realmente las dueñas de todoslos avances industriales. Todos los ríos de la península se vieron decorados de aceñas,azudes, molinos harineros y traperos. Se organizaron grupos de moriscos conjunta-mente con cristianos, lo que hoy llamaríamos “financieros”, claro está, previa conver-sión de estos moriscos al cristianismo. Algunos de estos grupos disponían de batanesen propiedad, pero la mayoría eran arrendamientos de las Órdenes Religiosas, con lasque compartían los beneficios del abatanado en una proporción de una tercera partepara el propietario, y dos partes para los arrendatarios. Corriendo por cuenta de losarrendadores el mantenimiento y restauración de posibles deterioros del batán.

En pleno Renacimiento disminuyeron las importaciones de telas finas, que eranmás dificultosas para nuestros batanes, y pasamos a exportar. De nuestros puertos

BATANES Y MOLINOS

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partían para el nuevo mundo un gran número de productos, entre los que se encontra-ban nuestros paños y telas confeccionadas y pasadas por los batanes de nuestros ríos.

Quiero hacer hincapié para que quede constancia de la importancia industrial yeconómica que supuso para España el ingenio de los batanes, tomando como refe-rente un industrial y comerciante que vivió en el siglo XVIII, Manuel Rivero, cono-cido como el Pintado por unas manchas de viruela que padeció de niño. Esteayamontino, desde aprendiz como grumete consiguió en Cádiz seis amarres de unaflota dedicada al comercio entre España y América. Se hizo de una gran fortuna de lacual hay en Ayamonte varios testimonios. No contaría esto de no ser porque la fortu-na la hizo con los paños de batán y la harina de un molino mareal de 4 piedras quehoy sigue en pie y del que era poseedor. Todas estas mercancías eran procedentes delos ingenios movidos por agua, como son el batán y los molinos hidráulicos. Pordeducción podemos valorar la importancia de estos artilugios de batanar.

No estuvo ajeno, como venimos diciendo, el Alto Guadiana a la expansión eco-nómica que proporcionaron sus batanes, porque Argamasilla de Alba aportó en tiem-pos de Felipe II seis batanes más cuatro que no funcionaban, amén de los que habíahasta llegar a los Ojos del Guadiana, que es donde resurge con fuerza nueva nuestrorío –estos informes se entiende que son de las Relaciones de Felipe II–.

Por otra parte, en los trabajos en el batán por cuenta ajena se establecían unosturnos de trabajo en las ruedas, las llamadas soldadas que eran mejor pagadas juntocon los pilateros. Y se contaba con un calendario laboral que incluía un descansosemanal y doce fiestas anuales. Tales normativas internas también fijaban las formasde trabajo y los precios de los distintos paños, tales como blanquetas, camelines,ordanes, sayales y arpilleras. Estos últimos eran tejidos comunes de poca calidaddestinados al mercado modesto.

Por último, saben muy bien los estamentos a los que hago mi súplica que lo quereclamo es muy justo y que las riberas se pueden limpiar sin destruir el patrimonio quelas embellece, haciéndolas más ricas y conservando de esta forma toda la preindustriade la España profunda, que cimentó el desarrollo del que hoy en día gozamos.

Aprendamos de países vecinos, en cómo cuidan ese patrimonio.

LA MOLIENDA EN LOS ANTIGUOS EJÉRCITOS Y LA INFLUENCIA DE

VITRUBIO

Machacar los alimentos tras su recolección fue una tarea primordial desde elprincipio de los tiempos. Fue acción necesaria para los frutos secos y cereales parafacilitar su digestión, ya que constituiría la base principal de la alimentación.

Yo deseo remontarme dos mil años y quiero rendir mi admiración a los ingeniosmolineros y a las máquinas que posibilitaron la subsistencia humana.

Después de profundas investigaciones, contaré la importancia de estos ingeniosen los ejércitos y como fueron evolucionando, empujados por hombres de sabio

DOMINGO ALBERCA

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ingenio y que en la mayoría de los casos eran los artífices de los logros de muchos deestos ejércitos. Los molinos además de ser vitales, también se utilizaron en contra delenemigo.

Estudiaremos el beneficio de los molinos en los ejércitos y en todas las épocas,comenzando con uno de sus mayores impulsores de todos los tiempos. Este persona-je nació al tiempo que lo hizo Julio César, hablo de Vitrubio Polión.

Vitrubio, contemporáneo de Julio César, fue el más completo y sensible de todoslos impulsores de la antigüedad en materias varias, entre las que se encuentra laingeniería hidráulica y en concreto los molinos de agua.

De su mente nacieron grandes inventos sobre máquinas para la guerra, y porencima de todo, ingenios que pudiesen molturar el grano que sustentaba a las Legio-nes romanas.

Vitrubio hizo las campañas de África junto con Julio César y con él creó sufama. César le encomendó que con su equipo tuviese siempre listos y dispuestostodos los molinos de la intendencia. Estos molinos eran molinos de sangre, movi-dos por bestias o esclavos. Los motivos eran obvios, no había agua para moverlosen pleno desierto prácticamente y aún desconocían el rendimiento que ejercía elsistema hidráulico.

Vitrubio era un hombre muy ilustrado y gran conocedor de los inventos másvanguardistas, muchos de los cuales eran de creación propia. Cuentan los archivosque hasta llegar a Hispania no probó su famosa rueda vertical, sólo hizo leves ensa-

Figura 2. Molino hidráulico del siglo XVIII, en Formentera del Segura (Alicante).

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yos en Italia y con los molinos hizo otro tanto. En sus tres libros conocidos habla deguerra y muy poco de lo concerniente a la molienda.

Asesinado Julio César, queda todo su legado en manos de un triunvirato, sa-liendo victorioso Octavio Augusto. Éste, conocedor de los saberes y de los triunfosde Vitrubio junto a César, y horrorizado por el martirio que suponía mover laspiedras de molturar, lo nombra inspector de edificios públicos y en especial detodos los molinos de Roma y sus provincias, además de la responsabilidad de velarpor la harina para sus ejércitos.

Se cuenta que en el año 27 a.C., cuando llega Octavio Augusto a Tarraco enpocos meses piensa en todas las infraestructuras de toda Hispania y comienza a desa-rrollar un sistema de vías y calzadas para conectar las ciudades más importantes delterritorio y asimismo da prioridad a molinos y fuentes, sabedor de la importancia quetenían para los pueblos y para los soldados. El encargado de este gran proyecto esVitrubio, que movió a una legión de lombardos, que eran los mejores canteros de laépoca, y a los mejores carpinteros de los ejércitos de Roma. Estas legiones intendentestrabajaban prácticamente todas las profesiones. Todos estos condicionantes tienenque ver con los ejércitos en la antigüedad.

Teniendo asumido con total convencimiento que todos los molinos de los quehablamos fueron y son de origen grecorromano, vinieron los árabes y, tomando comosuyos todos los encontrados, los copiaron y multiplicaron por toda Al Andalus. Losdesarmaron de sus sillerías y los forraron de barro cocido.

Hablemos de la soldadesca romana y de cómo recibían y de cuántas viandas sealimentaban.

Partiremos del principio, del trigo o cebada que recibía cada soldado. Recibíauna ración por día a una sola entrega que cubría quince días; idéntica ración yentrega en tocino, media ración de carne, media de pescado y media de queso.Sepamos que cada ración equivalía a un kilo y medio de los de hoy. Como pode-mos observar la ración de trigo era superior a las demás deduciendo que el alimen-to más básico era la harina, que la cocinaban como gachas, como tortas, o simple-mente cocían el trigo.

Pasando a la molturación, se sabe que cuando urgía simplemente machacaban eltrigo pero cuando era posible utilizaban los molinos de campaña que transportabanlos carros. Estos molinos de campaña siempre eran de sangre, pero en todos losasentamientos tanto provisionales como estables construían molinos hidráulicos te-niendo en cuenta que todo asentamiento lo hacían al lado de emplazamientos conagua. Si la situación exigía caminar, cada soldado portaba comida para tres días, y elresto de las raciones se transportaban en carros de apoyo.

Conociendo en síntesis la importancia de los molinos en los ejércitos romanos,podemos pensar con plena certeza que en todos los ejércitos se daba la misma situa-ción. Los ejércitos macedonios, persas y helenos fraguaron su existencia con un ele-mento fundamental, los molinos de agua, que discretamente conocían de boca deFilón de Bizancio, ingenioso griego de finales del siglo III a.C.

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Otro estudioso del molino en la antigüedad fue Estrabón, geógrafo griego nacidoen el año 60 a.C., que junto a los ya conocidos escribió todo un compendio molinero.Aunque queda dicho que el mayor precursor de los molinos en los ejércitos fue sinduda Vitrubio Polión.

Con esta humilde afirmación sobre molinos y ejércitos, corta en su historia, cree-mos haberles hecho un poco de justicia.

LA RESTAURACIÓN DE LOS MOLINOS DE VIENTO

Desde que la faz de este mundo azul nuestro se torna habitable, comienza sudesarrollo la vida. Es en la vida animal donde aparece un ser racional que empujaríala evolución hasta lo hoy conocido. En ese escenario primitivo los hallazgos se suce-den unos a otros y aparecen los descubrimientos base, que serían los precursoresiniciantes de inventos que a lo largo de la historia han ido evolucionando, cimentándoseunos sobre otros.

Nos iniciaremos en uno que ha destacado sobre los demás en una proporciónque no ha tenido par, “la rueda”. La rueda es un elemento que encontramos entodos los inventos que el hombre ha desarrollado a través de su existencia, y que

Figura 3. Molemocho situado en las Tablas de Daimiel. “Molemocho” es una palabraderivada de la expresión “muele mucho”.

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será imprescindible durante toda su vida, no habrá cuerpo mecánico ni de cual-quier otra naturaleza que no contenga átomos, partículas, o elemento que no searedondo en su configuración. Para mí siempre he tenido que tras descubrir la ruedahubo milenios en que no tuvo aplicación práctica, pues el hombre carecía de undesarrollo mental capaz de dar funciones a descubrimientos que fruto de la casua-lidad iban apareciendo. Por lo tanto quiero situar la rueda en una determinadafunción de todas las que tiene.

Se puede asegurar que una de las primeras actividades organizadas del hombrefue la de conseguir elementos que le facilitaran el acopio y consecución de productosenergéticos que permitiesen su supervivencia. Ignorando a muchos otros, me centra-ré en los artilugios y elementos de molturación.

En sus principios el ser humano es a la vez carnívoro y herbívoro, precisando deenergías caloríficas y vitamínicas de las que sigue dependiendo hoy, a medida quetranscurre su crecimiento como especie, siente la necesidad de machacar los frutos ygraníferas para mejorar su ingestión, es en esos momentos cuando se ve precisado delos elementos que le puedan hacer esa función. Y empieza la utilización de la piedrapara tal menester.

Con la utilización de la piedra para deshacer el grano acaba de nacer el primermolino, y aunque con esos primitivos sistemas se consumen milenios, puede de-cirse que empieza automáticamente el desarrollo evolutivo de los molinos. Y comoconsecuencia las mentes más pensantes serán las que vayan propiciando el progre-so de los mismos.

Aunque desde el Neolítico hasta que comienzan los molinos movidos por el vien-to hay infinidad de ingenios para machacar el grano, hagamos un puente hasta el piede los que hizo Herón de Alejandría. Herón fue un matemático y físico, pero sobretodo fue un gran inventor, pues dos siglos antes de Jesucristo fabricó ingenios movi-dos por el viento. Aquí ya podemos hablar de hurto a la inteligencia y al ingenio, yaque basándose en sus trabajos, encontraron gran apoyo los mecánicos molineros quevendrían después con ingenios mas sofisticados en el campo de la molienda, pero loesencial fue que aprendieron que el viento bien orientado podía ser un gran portadorde fuerza natural, cosa bien demostrada hoy.

Bien, pues hagamos la pregunta, ¿qué es la restauración? Restaurar es la sustitu-ción de algo que está en mal estado dentro de un cuerpo de conjuntos, por piezas enun estado perfecto, así como la rehabilitación de un elemento que antes tuvo unafunción y se encuentra con un deterioro importante. Pero también podemos admitircomo restauración el ir mejorando los sistemas para lograr una función de los mis-mos más conveniente y mejorada, podemos tomar como ejemplo los molinos afganosque empezaron con madera de conífera y cañas, y pasado el tiempo su puente y árboleran de encina y sus telares de una conífera de gran densidad.

Una vez admitido todo lo expuesto partiremos de la base de considerar la rehabi-litación y restauración como una sola cosa, a la que debemos añadir como tal laprogresiva mejora que suponga evolución.

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Lento, muy lento fue el caminar evolutivo de los molinos en su larga y dilatadahistoria, mas no es menos cierto que la sociedad de la época tampoco demandabagrandes cambios de progreso, una sociedad anclada en la resignación y solo pre-ocupada en supervivir nunca crea necesidades, con lo cual lo conocido se enquistay petrifica. También debemos considerar y comprender que cuando los molinosviven su ocaso a principios del siglo XX España solo tenía 17 millones de habi-tantes y evidentemente tampoco era necesaria una superproducción de alimentosy productos.

Retrocedamos al motivo de esta ponencia que no es otro que la restauración deestos colosales ingenios, ya hemos admitido anteriormente que evolución, rehabili-tación y restauración son un tanto de lo mismo. Las restauraciones o arreglos detrabajo, no podemos admitirlos como la propia restauración que ortodoxamente tie-ne que cumplir un orden coherente en sus formas y materiales definidos para unafunción determinada dentro de lo que llamamos molienda.

Eran llamadas restauraciones de trabajo todas las que el molinero podía improvi-sar para no interrumpir la labor cotidiana de su trabajo, que no era otra que la dehacer harina, pero cuando había que hacer restauraciones de importancia, siemprehabía que socorrerse de los carpinteros molineros que realmente lo que eran es me-cánicos ingeniosos que vivían dedicados solo a la construcción de molinos y la repa-ración de los mismos, profesión a su vez muy elevada socialmente, y mejor pagadaque otras de la época.

Siguiendo con estos profesionales, que hoy habría que encuadrarlos en una inge-niería industrial, debemos poner en sus manos toda la importancia de la profesiónmolinera. Cualquier cambio siempre pasaría inevitablemente por ellos, y por losmolineros que con una profesión de muchos años eran en todo momento unos efica-ces asesores.

Deseo vestir de propiedad la palabra restaurar, definición que sustituye a la pala-bra reparar, hecha esta observación digamos que en el pleno desarrollo de los moli-nos, es decir, cuando estaba consolidada su eficaz labor, carecía de importancia lareparación de los mismos, ni la progresión en sus avances técnicos. Tengamos encuenta que el hombre se movía en un letargo contagioso, solo unos pocos miraban alfuturo, el aumento, el rendimiento en la molturación lo entendían de forma que a másmolinos, más harina molturada, y así se consumieron años, lustros, décadas y siglos.

Es ya en el siglo XVI y metidos casi en su tercera década, cuando los técnicos encarpintería molinera influenciados por los logros técnicos de Juanelo Turriano en susingenios e inventos, se revolucionan y entienden que todo es posible. Surgen losprimeros molinos de dos ejes uno horizontal y otro vertical, socorridos de dos ruedascatalinas y dos linternas. Sistema que movía dos piedras, pero dicho avance no llega-ría lejos, no pudo ser práctico, pues para compensar tanta fuga de fuerza había quedotar antes de unos grados en las inclinaciones que fuesen correctos a la hora derecibir la fuerza del viento. Como hemos podido comprobar lo que hubiese sido unavance importante quedó en un intento que pronto pasaría al olvido. Se tornó a lo

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conocido hasta principios del siglo XVIII, que un manchego desconocido se embar-có otra vez en el evento de aumentar la producción de harina, y piensa que con unamuela de grandes proporciones conseguiría lo pretendido, llegando en su día a undiámetro de 2,10 m en sus piedras. De comprender es pues que esa muela precisabaun sistema de alivio proporcionado a la envergadura de la misma, y como es consi-guiente a una torre adecuada en sus medidas para tales entrañas, nacía así el molinode viento llamado “Macho”.

El molino antes descrito tampoco pudo conseguir un puesto estable y duraderoen la evolución molinera, el corto tiempo que tuvo de vida solo fue un cúmulo deaverías y accidentes, lo que motivó un continuo quehacer restaurador, pues suimposibilidad de un manejo fácil en su sistema de alivio y su tremenda y contun-dente trepidación lo hicieron inviable. Aunque en aquellos tiempos las noticiaseran lentas y escasas, el molino “Macho” se extendió en la Mancha y Aragón concierta rapidez.

Ya no podemos contar de avances significativos hasta poco antes del catastro deZenón Somodevilla y Bengoechea, marqués de la Ensenada, en 1750, es entoncescuando comienza una reflexión seria de cómo había que hacer molinos que no preci-saran invertir largos tiempos en sus arreglos de restauración, también se empieza aaislar y clasificar el rumbo de los vientos, cuestión importantísima, que sería para losmaestros molineros un apoyo de suma importancia.

Figura 4. Detalle de la restauración de un molino de viento en Alcázar de San Juan. Ruedacatalina y linterna.

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Después de haber hecho esta brevísima incursión en el mundo molinero, y enparticular en lo que supone su evolución, quiero penetrar en la restauración quehoy debemos realizar sobre ellos, los profesionales que a tal menester nosocupamos.

El molino que en la actualidad padece la miseria del abandono, la indiferenciay el olvido desde que entró en su inevitable ocaso, fue empujado por las nuevastecnologías más rentables y más acordes con las necesidades que empezaban amanifestarse.

Hay que dar las gracias a los estamentos oficiales y las entidades privadas quecon una iniciativa digna de admiración empiezan a estar prestos para iniciar lacruzada de salvamento de este monumental patrimonio. Los profesionales estamosenormemente obligados a realizar las restauraciones con un criterio ortodoxo yrespetuoso con la historia y la dignidad de estos colosos preindustriales. Lo pri-mero que debemos hacer es conocer la tipología a que pueda pertenecer el molinoen cuestión, cuidando con máximo escrúpulo el que las maderas y forjas a utilizarsean de las mismas características que las que genuinamente tenía en su esplendorosaépoca.

Lo justo y recomendable es remitirse como poco al siglo XVIII con el fin de quetenga una expectante aceptación, al mostrar cómo careciendo de elementos técnicosde sofisticada realización, podía consumar su labor de molturar con esa modesta yprimitiva maquinaria fruto del ingenio de los hombres.

Si hablamos de los materiales a emplear tenemos que citar al olmo, árbol humáceoconocido científicamente como “Olmus Campester”, cuya composición estructuralse caracteriza por su gran dureza y flexibilidad. Hablaríamos también de la conocidaencina cuyo nombre es “Quercus llex”, o del “Quercus Sessiliflora” conocido comoroble, maderas estas últimas de extremada dureza consecuencia de su gran densidad.Y siempre utilizaremos para la tercera de las maderas el “Pinus Taricto Lárix”, coní-fera negral laricea repelente a la humedad.

En todo momento pondremos pernos y demás herrajes, de autentica forja, asícomo piedra en los apoyos de fricción del eje, jamás debemos trabajar con materia-les repelentes a la tradición histórica molinera.

Mucho se puede recomendar, pero solo ciñéndose a la dignidad que durante mu-chos siglos ha caracterizado a los molinos, se puede ofrecer un compendio didácticode los mismos. Y asimismo podrán ser escaparate turístico para las gentes que nosdignen con su visita.

A través de ellos sabremos de los pilares en que se apoya la sociedad de hoy, ypodremos elaborar con más acierto la de mañana. Las generaciones actuales estamosobligadas con nuestro patrimonio, con nuestros molinos, hagamos todo lo necesariopara recuperarlos y mantenerlos, tenemos que entregarlos a las generaciones venide-ras vivos y gallardos en sus empinadas atalayas, levantémoslos y que anden puestodavía no están vencidos.

Vaya mi admiración y respeto para aquellos desconocidos que alumbraron

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estos ingenios, y que en todo momento cuidaron de sus entrañas para que alhombre no le faltase el pan de la vida. Vaya también mi respeto y admiración paratodos los estudiosos que llegaron antes, y que tanto nos han enseñado a los quehemos llegado después.

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Prehistoria y Arqueología en el Alto Guadianapor Andrés Ocaña Carretón

RESUMEN: Este artículo muestra una breve síntesis de la prehistoria del Alto Guadiana. Enconcreto, se realiza un análisis diacrónico de las poblaciones que ocuparon las Lagunas deRuidera y sus tierras aledañas. Éste pone de manifiesto la importante atracción que ejercióeste territorio sobre el hombre desde las primeras etapas de la prehistoria, así como el dina-mismo de las poblaciones que lo ocuparon.

PALABRAS-CLAVE: Alto Guadiana, Lagunas de Ruidera, Prehistoria, Arqueología.ABSTRACT: This paper shows a brief synthesis of the prehistory of the ‘Alto Guadiana’

River. Specifically, a diachronic analysis of population who lived in the Ruidera Pools and itssurrounding lands is carried out. This highlights the important attraction exerted on the manthis territory from de earliest stages of prehistory, as well as the dynamism of the people whooccupied it.

KEY WORDS: Alto Guadiana, Ruidera Pools, Prehistory, Archaeology.

1. EL TERRITORIO: EL VALLE DEL ALTO GUADIANA

El Alto Guadiana, tradicionalmente considerado como el nacimiento del ríoGuadiana, en la actualidad y tras recientes trabajos ha pasado a ser considerado comouno más de los afluentes montieleños de dicho río (Pérez, 1982). Éste discurre entrelas provincias de Albacete y Ciudad Real y se caracteriza por presentar una impor-tante regulación subterránea, que atenúa sus estiajes veraniegos. Posee la peculiari-dad de estar dividido en dos tramos por el singular fenómeno que suponen las Lagu-nas de Ruidera. Éstas forman un conjunto de 15 lagunas a lo largo de 25 km. que sedisponen de manera escalonada, cerrada cada una de ellas por una barrera travertínicaa modo de represa natural (González et alii, 1987:228), y que ejercen un importantepapel regulador en su caudal.

En el primero es conocido con el nombre de río Pinilla, nace en las proximidadesde la población de Viveros (Albacete) y vierte sus aguas en la Laguna Blanca(Villahermosa, Ciudad Real), primera de las Lagunas de Ruidera. En el segundotramo recibe ya el nombre de Alto Guadiana y va perdiendo caudal a medida quepenetra en la llanura manchega por infiltración en el acuífero, vertiendo las aguassobrantes en el río Záncara, ya en plena llanura aluvial de San Juan.

Desde el punto de vista geológico el Alto Guadiana discurre por dos comarcasnaturales de génesis y morfología diferente, La Mancha y el Campo de Montiel. Eltramo de valle analizado se sitúa en el límite entre ambas, y por tanto presenta dos

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zonas con diferentes morfologías y litologías. La primera se corresponde con el Par-que Natural de las Lagunas de Ruidera, el cual queda incluido dentro del Campo deMontiel. Aquí el paisaje viene determinado por la erosión que el Alto Guadiana y sured tributaria han realizado al encajarse en los materiales jurásicos. Éstos han mode-lado un relieve de valles estrechos y encajados, entre los que se extienden zonasamesetadas, prácticamente llanas o con suaves ondulaciones. La segunda se corres-ponde con el tramo de valle comprendido entre la presa del embalse de Peñarroya –límite del parque por el norte– y el límite norte del término municipal de Argamasillade Alba, quedando incluida dentro de la llanura manchega. Aquí los materialesaflorantes son pliocuaternarios y la morfología es prácticamente llana, viéndose alte-rada, tan sólo por suaves ondulaciones1 paralelas al discurrir del río que llegan hastael paraje conocido como Santa María.

2. LOS PRIMEROS POBLADORES: PALEOLÍTICO Y NEOLÍTICO

2.1. El PaleolíticoLos primeros indicios de la presencia humana en este sector del Alto Guadiana

han sido situados por algunos autores (Ciudad, 1986a) en un Achelense Inferior Ar-caico, momento al que atribuyen el yacimiento de Santa María2. Sin embargo, otros(Martín et alii 1994 y Jiménez et alii 1995) en trabajos más recientes han atribuidoéste a un momento posterior que habría que incluir de forma genérica en el Paleolí-tico Medio, lo que nos lleva a encuadrar los indicios más antiguos dentro del AchelenseSuperior (Ciudad, 1986b). Éstos están representados por un conjunto de yacimientoslocalizados en los alrededores del núcleo urbano de Ruidera3, caracterizados por lapresencia de bifaces.

La ocupación del valle continuaría y se ampliaría durante el Paleolítico Medio,convirtiéndose éste en uno de los momentos mejor representados de la prehistoria dela zona. Si bien los restos de este momento están presentes a lo largo de todo el valle,será en la zona del pantano de Peñarroya y alrededores de Argamasilla de Alba dón-de ahora se sitúen las principales localizaciones. Especialmente significativos sonlos conjuntos documentados sobre el gran abanico aluvial del Alto Guadiana y lasformaciones que sirven de transición entre el Campo de Montiel y La Mancha. Setrata de importantes dispersiones de industria lítica realizada en cuarcita, cuya pro-blemática en cuanto a su caracterización como yacimientos ha sido abordada recien-temente (Martín et alii 1994 y Jiménez et alii 1995). Hemos de indicar que nosotroscompartimos la idea manifestada por estos autores de considerar amplias zonas dón-

1. Éstas se corresponden con las formaciones que sirven de transición entre ambas comarcasnaturales, así como al abanico aluvial del Alto Guadiana.

2. Yacimiento incluido en la CA de Argamasilla de Alba con el nombre de La Mina-2.3. Vereda, Vereda SW y Cornicabra.

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de la industria aparece sin solución de continuidad, aunque con diferentes grados deintensidad, como un único yacimiento. No obstante, la presencia de restos sobre lapráctica totalidad de la mitad norte del tm de Argamasilla de Alba, nos ha llevado adiferenciar como yacimiento aquellas zonas en las que la concentración de materialse hacía especialmente significativa, criterio que no ha dejado de proporcionarnosyacimientos de grandes dimensiones (ver fig. 1).

La importante presencia de industrias documentada debe ponerse en relación,por una parte con una importante presencia humana, y por otra con la abundancia demateria prima. Ello las convierte en zonas muy atractivas para el aprovisionamientode materia prima, tratándose la práctica totalidad de los conjuntos documentados dezonas de aprovisionamiento y talla, como por otra parte parece deducirse de la im-portante presencia de núcleos, superior a las lascas, documentada en alguno de losconjuntos estudiados (Martín et alii, 1994).

El modelo es similar en la zona de las Lagunas de Ruidera, donde también hemosdocumentado grandes dispersiones de industria, en algunos casos sobre amplias zo-

Fig. 1. Plano dispersiones paleolíticas en el tm de Argamasilla de Alba.

PREHISTORIA Y ARQUEOLOGÍA EN EL ALTO GUADIANA

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nas, como por ejemplo Era Vieja y el valle del Arroyo Alarconcillo. Aquí los yaci-mientos se localizan en los valles principales, sobre las zonas más elevadas de laplataforma que constituye el Campo de Montiel.

Para las últimas etapas del paleolítico la información con la que contamos no esmuy abundante. La investigación tradicional sobre el Paleolítico en la cuenca delGuadiana ha sostenido que tras la importante eclosión de población que supuso elPaleolítico Medio, durante el Paleolítico Superior este territorio –incluso buena partede la Meseta Sur– se despobló, situación que se mantendría hasta el Neolítico Final(Ciudad, 1996). El incremento de los proyectos de investigación sobre amplias zonasde la Meseta Sur (Serna, 1990; Santonja et alii, 1977; Pastor, 1998 y 2000) está ponien-do de manifiesto que este supuesto despoblamiento respondía más a la ausencia de unainvestigación adecuada, que a un vacío real. No obstante, un cierto despoblamiento, oal menos una disminución en la población, sí parece producirse durante las primerasetapas del Paleolítico Superior. Será a partir del Solutrense, cuando empecemos a te-ner indicios de ocupación, no sólo en los rebordes montañosos de Guadalajara (Jordá,1988; Balbín et alii, 1995) y Albacete (Córdoba y Vega, 1988), sino también en lascuencas fluviales que discurren por el centro de la meseta4, generalizándose a partir delPaleolítico Superior Final y el Epipaleolítico, momentos a los que en principio se atri-buyen la mayoría de localizaciones superficiales documentadas (Serna, 1990; Santonjaet alii, 1977), así como alguno de los yacimientos excavados5.

A este nuevo panorama no es ajeno el valle del Alto Guadiana, en el que el desa-rrollo de diversos proyectos de investigación6 ha permitido documentar un conjuntode localizaciones atribuibles de una manera genérica al Epipaleolítico, que hacenpensar en que la zona continuó habitada durante las etapas finales del PaleolíticoSuperior y el Epipaleolítico. En general, se trata de restos de talla en sílex7, docu-mentados en su gran mayoría sobre las grandes dispersiones de industria lítica atri-buidas al Paleolítico Medio. La ausencia de tipos dificulta en la mayoría de los casosuna clara atribución cronológica, si bien la presencia de talla laminar, así como el

4. Comunicación personal de Carmelo Fernández, en la que nos informa de la presencia deindustrias solutrenses superficiales en los valles del Baccea y Bañuelos.

5. Abrigo de Verdelpino (Fernández-Miranda y Moure, 1977) y Buendía (De la Torre et alii,2007).

6. Inventario recursos culturales del P.N. de las Lagunas de Ruidera, Análisis del poblamientodurante el IV y el III milenio a.C. en el P.N. de las Lagunas de Ruidera y las CA de Argamasillade Alba, Ruidera y Ossa de Montiel.

7. Los conjuntos del Paleolítico Inferior y Medio de la cuenca del Guadiana se caracterizanpor la utilización de la cuarcita como soporte de talla. Por ello, la aparición de sílex supone unfactor de modernidad, que permite situar sus restos entre el P. Superior y el Calcolítico. Estaamplitud cronológica nos ha llevado a utilizar una serie de factores, como el caráctermicrolizante, o la ausencia/presencia de cerámica para afinar su atribución, si bien la mayoríahan sido incluidos dentro del Epipaleolítico, en consonancia con los criterios aplicados enzonas próximas, como se ha apuntado en el texto.

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carácter microlizante de la industria, nos ha llevado a su inclusión genérica dentrodel Epipaleolítico, en consonancia con los criterios aplicados en zonas próximas conhallazgos similares (Santonja et alii, 1977; Serna, 1990; Rico et alii, 1997), aunquesomos conscientes que algunos de estos restos podrían corresponder a las etapasfinales del paleolítico superior.

En este sentido, especialmente interesante resulta el yacimiento de Juez-1, loca-lizado al norte del tm. de Argamasilla de Alba sobre depósitos cuaternarios de fondode valle del Alto Guadiana. Se trata de una dispersión de industria lítica, con presen-cia mayoritaria del sílex como soporte de talla, en la que la presencia de algunoselementos de clara filiación superopaleolítica8, permite su atribución a este momen-to, si bien no se descarta una continuidad durante el Epipaleolitico9.

2.2. Primeras comunidades productoras: el NeolíticoAl igual que vimos con el Paleolítico Superior, el incremento de la información

disponible, fruto por una parte de los pertinentes controles arqueológicos sobre eldesarrollo de obra civil, y por otra de un incremento en los proyectos de investiga-ción, ha puesto de manifiesto no sólo la presencia humana sobre la práctica totalidaddel territorio ocupado por la meseta sur durante el Neolítico, sino la antigüedad ydinamismo de dicho poblamiento (Bueno et alii, 2004; Jiménez, 1998).

Para la zona objeto de análisis, antes del desarrollo de nuestros trabajos de pros-pección, tan sólo contábamos con la noticia de la posible ocupación neolítica de laCueva de Montesinos10 (Rico et alii, 1997). Dichos trabajos nos han permitido docu-mentar una serie de sitios, de similares características a los atribuidos al Epipaleolítico,pero con la novedad de presentar escasos restos de cerámica a mano, que nos hallevado a su inclusión genérica dentro del Neolítico. En algunos casos ésta parececlara, como sería el de Ruidera-1, dónde la aparición de un geométrico, un fragmen-to de moledera y algunos fragmentos de cerámica a mano, entre otros restos, parecencorroborarla. No obstante, en otros, somos conscientes de la cautela con que debe sertomada dicha filiación.

Al igual que sucedía para el Paleolítico Superior y el Epipaleolítico, la gran ma-yoría de estos conjuntos se localiza sobre yacimientos paleolíticos, si bien comonovedad algunos son ya localizaciones de nueva planta, que van buscando la proxi-midad a los fondos de los valles. La similitud con el patrón paleolítico nos hacesuponer que las poblaciones, al igual que en aquel momento, debieron mantener uncarácter itinerante, practicando muy probablemente una agricultura de tala y roza,complementada por una ganadería de ovicápridos y la caza.

8. Raspador carenado, raspador en extremo de lámina y una escotadura cóncava.9. Cuchillito de dorso apuntado.10. Consultados los materiales de dicha ocupación, consideramos más adecuada su atribu-

ción a la Edad del Bronce.

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3. LOS PRIMEROS METALÚRGICOS

3.1. El CalcolíticoEl conocimiento que tenemos de las primeras etapas metalúrgicas en la cuenca

ciudadrrealeña del Guadiana es aún limitado, debido fundamentalmente a la ausen-cia de trabajos específicos sobre este momento, vacío que empieza a ser paliado porla información proporcionada por el seguimiento y control arqueológico de la obracivil realizada durante los últimos años, así como por la realización de las cartasarqueológicas municipales.

Para el Alto Guadiana, la información con la que contábamos era nula hasta elinicio de los trabajos de excavación en los abrigos de Cueva Maturras (Ocaña et alii,1999; Gutiérrez et alii, 2000; Gutiérrez et alii, 2002). Éstos han proporcionado unainteresante información sobre el mundo funerario, si bien el conocimiento de loslugares de habitación aún sigue siendo limitado, a pesar de los trabajos de prospec-ción que venimos desarrollando sobre la zona. Éstos, en general, presentan unascaracterísticas muy similares a las apuntadas para el período Neolítico, lo que pareceindicar una continuidad en el patrón de asentamiento. No obstante, se produce unincremento en los asentamientos de nueva planta, que tienden a buscar la proximidada los fondos de los valles y localizaciones con nulo valor estratégico. Y aunque lacontinuidad en el patrón de asentamiento parece indicar el mantenimiento de uncierto semi-nomadismo, la presencia de estructuras sólidas en alguno de los yaci-mientos, como Altarejos-5 y Fuentecillas-3, está poniendo de manifiesto una ten-dencia a la sedentarización, que ya será total durante la Edad del Bronce.

En cuanto a la atribución de los yacimientos localizados a un momento pre-cam-paniforme o campaniforme, fases establecidas para este período en la Meseta Sur,poco podemos precisar, dado lo limitado de la información manejada. No obstante,la ausencia de indicios campaniformes, nos lleva a la inclusión, por el momento, dela totalidad de los sitios documentados dentro de la fase pre-campaniforme.

Por lo que respecta al mundo funerario, contamos con el interesante yacimientode Cueva Maturras. Éste está compuesto por una serie de pequeños abrigos, loca-lizados en la margen izquierda del Alto Guadiana. La excavación de uno de ellos(Ocaña et alii, 1999; Gutiérrez et alii, 2000; Gutiérrez et alii, 2002) ha proporciona-do una estratigrafía en la que se han documentado dos niveles de ocupación de difícilatribución cronológico-cultural11, así como un depósito de carácter funerario atribui-ble al III milenio a.C., sellado intencionalmente de antiguo por un nivel de bloques.Entre los materiales recuperados destacan un hacha pulimentada y una azuela, unadecena de puntas de flecha, varias láminas, tres recipientes cerámicos de diferentetamaño y una importante industria ósea. También se ha podido documentar la pre-

11. Lo escaso del material recuperado y la fuerte alteración provocada en el sedimento por lapresencia de numerosas conejeras dificulta su atribución crono-cultural.

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sencia de, al menos, cuatro individuos inhumados de los que tan sólo tres han podidoser recuperados en su práctica totalidad. La cronología del conjunto creemos quepuede situarse, sin excesivos problemas, en los momentos iniciales del Calcolítico.

En el aspecto funerario, interesante resulta también el conjunto documentado enla zona de los Cerrillos, donde junto a un posible lugar de habitación, hemos docu-mentado los restos de lo que pudiera ser una pequeña estructura de tipo dolménico.

Por último, cabe resaltar que a este momento han sido atribuidos una parte de losgrabados documentados en las paredes de la laguna Tinaja (Balbín y Bueno, 1981).El conjunto abarca un amplio período cronológico, que parece ir del Calcolítico a laEdad Media. Entre las representaciones atribuidas al Calcolítico, podemos destacarla presencia de antropomorfos e idoliformes.

3.2. La Edad del BronceLa Edad del Bronce es, sin duda, el período mejor conocido de la prehistoria del

Alto Guadiana, así como el momento en el que el valle sufre una de sus ocupacionesmás intensas12. El patrón de asentamiento documentado para este momento pareceapuntar la existencia de una incipiente jerarquización territorial. Así parecen indicar-lo las diferencias documentadas en el tamaño de los asentamientos; el importante gra-do de fortificación que presenta la mayoría de éstos; la tendencia a un patrón agrupadoy al control visual sobre el fondo del valle; la intensificación económica; así como laaparente diferenciación funcional respecto a los recursos explotables (Ocaña, 2002).

La Edad del Bronce es un momento de diversificación cultural, que lleva a la

12. Se han documentado un total de 44 yacimientos.

Fig. 2. Abrigos de Cueva Maturras.

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diferenciación de numerosas culturas, según las regiones, siendo el Bronce Manche-go la definida para la práctica totalidad de la Meseta Sur. Ésta se caracteriza, entreotros aspectos, por presentar una gran diversidad en la tipología de sus poblados, quesi bien en un principio fue asociada a la existencia de diferencias culturales (Nieto ySánchez, 1988), en la actualidad parece aceptado que estas diferencias deben serexplicadas, bien como causa de diferencias funcionales (Martínez Navarrete, 1988),bien como el resultado de diferentes procesos de adaptación al medio natural(Fernández-Miranda et alii, 1988).

Esta diversidad ha llevado al establecimiento de cuatro modelos de asentamiento(Ruiz Taboada, 1996), que podemos considerar ya como clásicos:

– Poblados fortificados de planta circular localizados en llano.– Poblados fortificados de planta circular localizados en altura.– Poblados sin un patrón arquitectónico homogéneo.– Poblados en llano sin estructuras observables en superficie.De éstos, los tres primeros están bien representados en el Alto Guadiana. A ellos

habría que añadir otro, que se correspondería con la posible ocupación de cuevas oabrigos. Las características geológicas de la zona permiten la formación de pequeñascavidades o abrigos, en algunos de los cuales se han documentado algunas cerámicasa mano que podrían ser atribuidas a la Edad del Bronce13, circunstancia que sólo podráser comprobada con el desarrollo de los pertinente trabajos de excavación.

3.2.1. Poblados fortificados de planta circular localizados en llanoPopularmente reciben la denominación de motillas. Se trata de fortificaciones

compuestas por una torre central de planta cuadrada o rectangular14 en torno a la quese articulan dos murallas seudoconcéntricas, que dejan pequeños espacios libres en-tre ellas. Éstos suelen ser utilizados para diferentes funciones económicas (almace-naje, estabulación de ganados, alfarería, etc.) como en el caso de la motilla del Azuer,o para la construcción de viviendas como sucede en el caso de la motilla del Retamaro el Acequión. No obstante, ambas funcionalidades no tienen por qué ser excluyentes.En general, se localizan en las vegas de los ríos o junto a lagunas, frecuentementebuscando ambientes de carácter palustre15.

En este grupo hemos incluido un total de once yacimientos, ya que en él hemosincluido dos16, que si bien presentan una morfología y localización similares al resto,es probable que posean un patrón arquitectónico diferente. El resto, salvo la motilla

13. Cueva de Montesinos y Abrigo Laguna Lengua.14. En algunos yacimientos esta torre no aparece como sucede en el yacimiento de El

Acequión, Albacete (Fernández-Miranda et alii, 1994).15. El carácter palustre de las localizaciones ha sido puesto en duda recientemente (Benítez,

2009), ante la posibilidad de que se produjera un episodio de sequía extrema durante el perío-do de desarrollo de las motillas, que habría provocado la existencia de un paisaje más áridoque el actual, lo cual abre una interesante línea de investigación.

16. Cueva Morenilla–2 y Fuentecillas–2.

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del Retamar, presentan diferentes niveles de deterioro, deterioro que ha llegado has-ta la desaparición total o parcial de cuatro de ellas17.

La motilla de Retamar es el yacimiento mejor conocido de la zona al haber sidoobjeto de varias campañas de excavación por parte de un equipo de la U.A.M.(Colmenarejo et alii, 1988; Galán y Sánchez, 1994). Presenta el patrón arquitectóni-co típico de este modelo, formado por dos anillos de muralla dispuestos de maneraseudoconcéntrica en torno a una torre. Los espacios existentes entre los lienzos demuralla son utilizados para la construcción de viviendas, realizadas con bases demampostería, alzados de tapial y techumbre de ramajes. No se han documentadorestos de viviendas al exterior del recinto fortificado. Tampoco se han documentadoenterramientos en su interior, otra de las características del Bronce de La Mancha, enel que los enterramientos se localizan al interior de los poblados, al igual que sucedeen otras culturas de este período, como El Argar.

Por último, destacar el establecimiento, dentro de este grupo, de una variante delpatrón arquitectónico típico (Ocaña, 2007).Ésta se caracteriza por la presencia de unúnico anillo de muralla de tendencia circular, sin torre y con unas dimensiones másreducidas18. Dicha variante nos viene a confirmar, por una parte la ya citada diversi-dad tipológica y por otra, el origen de la misma, que parece responder más a necesi-dades funcionales19 que a otras causas.

3.2.2. Poblados fortificados de planta central localizados en alturaConstituyen el modelo más representado con un total de 21 yacimientos. Se

localizan generalmente sobre espolones o salientes del relieve con buenas defensasnaturales en todos sus lados, salvo en el que conecta con el relieve circundante,generalmente protegido por la estructura fortificada. La práctica totalidad está con-formada únicamente por la estructura fortificada, si bien hay un pequeño grupo, en-tre los que se encuentran los de mayor extensión, en los que se documentan uno, ovarios espacios delimitados por muros, que parten de la estructura fortificada.

Presentan un tamaño que va de los 200 a los 5.854m2, estando la media20 sobrelos 1.000 m2. No contamos con información procedente de excavaciones, si bien lostrabajos realizados por un grupo de Misión Rescate en el poblado de Despeñaperrospusieron al descubierto una estructura circular de unos 7 metros de diámetro queparece corresponder a una torre, en torno a la cual se observan muros de tendenciacircular en superficie. Estas características son extensibles al resto del grupo y per-

17. Jacidra, Membrillaja, Perales y Barrios.18. Éste ha sido documentado en la motilla de Juez y supuesto para las de Membrilleja y

Perales.19. La aparición de estructuras similares en poblados de altura, no permite fijar su existencia

en necesidades de adaptación al medio, ya que el espacio disponible en la llanura no lo hacenecesario.

20. Ni en el tamaño, ni en la media, hemos incluido Mesa del Almendra al no se posibleprecisar su extensión, aunque estimemos que supera la hectárea.

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mite suponer que este modelo responde a la misma concepción arquitectónica quelos localizados en llano21, radicando su única diferencia, por tanto, en el lugar elegi-do para su ubicación y las adaptaciones que ello pueda conllevar.

El grupo que, además del núcleo fortificado, presentan una serie de líneas demuro que partiendo de éste delimitan uno o más espacios, está formado por cuatroyacimientos, entre los que destacan los dos de mayor extensión de todos los docu-mentados en la zona. Se trata de Cerro Chocano y Mesa del Almendral. El primero esel que mayor complejidad presenta. Posee una estructura circular de la que partenvarias líneas de muro que forman dos recintos, que a su vez sirven para delimitar otroespacio entre éstos y el final del relieve (ver fig. 3). Su superficie es de 5.854m2.Mesa del Almendral presenta algunos problemas en cuanto a la estimación de suextensión total, ya que presenta una ocupación posterior a la de la Edad del Bronce,atribuible al Bronce Final/Hierro I (Ocaña y Gómez, 2000). La superficie total delyacimiento es de unas 12 Has., que nosotros hemos dividido en dos sectores,localizándose las estructuras atribuibles a la Edad del Bronce en el Sector B, quepresenta una extensión aproximada de 5 Has. Éstas están formadas por una estructu-

Fig. 3. Plano esquemático de Cerro Chocano.

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21. En algunos casos, como Cerro Chocano y Hazadillas–8 la estructura fortificada se susti-tuye por una estructura circular, lo que también hemos documentado en algunos yacimientosde llanura, como ya hemos comentado al hablar de éstos.

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ra fortificada de planta circular de reducidas dimensiones –450m2– que cierra elacceso al yacimiento por el sur, de la que parten dos líneas de muro, una que va haciael oeste y otra que va hacia el noreste. El hecho de que el espacio no esté delimitadode manera clara en el lado norte nos hace que tomemos con ciertas reservas la cifrade 5 Has. que presenta el Sector B como extensión total para esta ocupación, si biencreemos que es fácil que ésta supere la hectárea.

3.2.3. Poblados localizados en zonas elevadas sin ningún patrón arquitectó-nico homogéneo

En este modelo hemos incluido 10 yacimientos, que presentan una cierta variedaden cuanto a sus localizaciones, características y tamaño. Unos han elegido relievesaislados, por otra parte muy escasos en la zona, presentando una variada localizaciónque va del fondo del valle –castillo de Rochafrida– a zonas elevadas –Salto del Frai-le–, pasando por suaves relieves entre dos lagunas –cerro de los Almorchones–. Otrosse presentan en salientes del relieve –Arroyo Alarconcillo–, o a media ladera –Lagunadel Rey–. En cuanto a la presencia de fortificaciones, cabe indicar que tan sólo hapodido ser documentada con seguridad en el caso de Salto del Fraile y los Castillejos.En este último caso están representadas por una estructura rectangular, dividida endos por un muro, que guarda gran similitud con las documentadas en la Lloma deBetxí en Valencia. Otros creemos que carecen de ellas, como Arroyo Alarconcillo yLaguna del Rey. Por último indicar que el tamaño oscila entre los 100m2 escasos quepresenta Laguna del Rey y los 3.780m2 que presenta el castillo de Rochafrida, no ha-biendo sido posible estimar el tamaño en algunos casos como el del castillo de Peña-rroya y cerro de los Almorchones.

4. LOS POBLADORES PRERROMANOS

4.1. Antecedentes: El Bronce Final y el Hierro IEn el Alto Guadiana, este período empieza a ser conocido fruto de los trabajos de

prospección que se vienen realizando en la zona y tiene en la Mesa del Almendral(Ocaña y Gómez, 2000) el emplazamiento más importante. Al igual que sucede en elresto de la meseta sur, en el estado actual de nuestro conocimiento, la diferenciaciónentre las etapas finales del Bronce y las primeras de la I Edad del Hierro resultan muycomplicadas, lo que lleva a su tratamiento como un único período.

Tradicionalmente considerado como asentamiento romano, en la Mesa del Al-mendral, muy probablemente, se pueda documentar no sólo el paso del Bronce Finala la I Edad del Hierro, sino el del Bronce Manchego al Bronce Final. En él se hanlocalizado materiales que están poniendo de manifiesto la presencia de influenciasprovenientes de la zona nuclear tartésica, así como del sureste andaluz, siendo esca-sas las influencias provenientes de la Meseta, si bien ello podría deberse al carácterde la información, al tratarse de materiales de superficie.

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El tamaño que presenta este yacimiento –por encima de las 10 Has.–, junto conlas características documentadas en otros yacimientos atribuibles a este período, pa-recen estar indicando un cambio en el patrón de asentamiento con respecto al perio-do precedente, con una concentración de la población en yacimientos de gran tama-ño, en torno a los que se articularían otros de reducidas dimensiones, es decir, esta-ríamos ante una continuación en el proceso de jerarquización ya iniciado en la etapaprecedente. Otro de los cambios en el patrón de asentamiento es la reducción en elnivel de encastillamiento y fortificación, ya que con excepción de Peñarroya-2 yMesa del Almendral, el resto de los yacimientos se localizan en zonas llanas, o sobresuaves lomas con escasas defensas naturales. Por último, otra novedad es el hecho detratarse de nuevas fundaciones que, en un importante porcentaje, permanecerán ocu-padas, prácticamente, hasta el mundo romano, como por otra parte, parece ser laconstante para el resto de la cuenca ciudarrealeña del Guadiana. Esta circunstanciapone de manifiesto que este período supone una ruptura respecto a las etapas prece-dentes y el inicio de un proceso de dinamización cultural, que concluirá con la apari-ción de los pueblos pre-romanos.

Una de las novedades más significativas de este proceso es la aparición de laincineración, como rito de enterramiento, así como aparejada a ella, la aparición deespacios diferenciados destinados a tal fin, es decir, de necrópolis.

La introducción del nuevo rito incinerador queda atestiguada en la zona por lapresencia de algunos materiales de éste período en la necrópolis ibérica de Huerta deAguas-1 (Ruiz y Lorrio, 1988)22, así como en el hallazgo de un enterramiento en fosadurante el desarrollo de trabajos de control arqueológico en el paraje de Santa María.

El hallazgo de Santa María resulta de gran interés al habernos permitido consta-tar la relativa antigüedad de la introducción del nuevo rito en la zona, así como por laconfluencia de influencias meseteñas y orientalizantes en el mismo. Se trata de unafosa situada en pleno fondo del valle, junto al cauce del Alto Guadiana. Presentasección cilíndrica y planta de tendencia circular, siendo su profundidad de sesentacentímetros. No presenta ningún recubrimiento interior, si bien si parece tener labase preparada con una delgada capa de arcilla algo compactada. El enterramientoestaba compuesto de una urna, una tapadera y como ajuar una cazuelita y un fíbulade bronce (ver fig. 4).

La urna, que en su interior contenía restos humanos cremados, está elaborada amano con acabado exterior e interior bruñido. El cuello es subcilíndrico y el cuerpoes de sección bitroncocónica, con la carena muy marcada. Esta es una forma comúnen el mundo de los C.U., en concreto, guarda cierta similitud con alguna de las urnasdocumentadas en Munera (Belda, 1963), si bien éstas presentan las carenas mássuaves, atribuyéndosele una cronología del s. VII a.C. No obstante, no es una forma

22. En esta necrópolis ibérica se han documentado cerámicas a mano, situadascronológicamente en el s. VI a.C. Éstas presentan una fuerte influencia meseteña a diferenciade lo documentado en el enterramiento de Santa María.

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totalmente extraña en contextos orientalizantes, apareciendo formas similares en lanecrópolis de Setefilla (Aubet, 1975), con una cronología del s. IX-VIII a.C.

La tapadera es una cazuela con boca de amplio diámetro, casquete esférico, fon-do plano y carena alta muy marcada. Su forma nos lleva a ambientes del bajo Gua-dalquivir, en concreto, permite establecer lazos de similitud con la forma A.I.a deRuiz Mata (1995). Formas similares también han aparecido en yacimientos próxi-mos a la zona de nuestro hallazgo, en concreto, en el estrato XIII de La Bienvenida(Fernández et alii, 1994), al que sus excavadores atribuyen una cronología que cabesituar a fines del s. VIII a.C. e inicios del s. VII a.C.

La pequeña cazuela, que formaría parte del ajuar, es una pieza de labio redondea-do ligeramente apuntado, con unión al cuello recta y perfil en S. Se trata de unaforma común en ambientes del B. Final, tanto del Sudeste, como del Bajo Guadal-quivir o de la Meseta.

Por último, la fíbula está fragmentada. Se trata tipológicamente de una fíbula decodo que por sus caracteres formales corresponden a un tipo evolucionado, que cabesituar en torno al s. VIII a.C.

El hallazgo de Santa María creemos que presenta un gran interés desde el puntode vista histórico, tanto por su cronología, que cabe situar entre los siglos VIII-VIIa.C., como por aportar información sobre un mundo aún escasamente conocido en laMeseta Sur, como es el funerario para este período. A ello, habría que unir la con-fluencia de influencias que presenta, con la presencia de influencias, tanto

Fig. 4. Materiales enterramiento de Santa María: 1. Urna. 2. Tapadera. 3. Cazuelita. 4.Fíbula.

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orientalizantes, como de la Meseta, lo que viene a confirmar la importancia quedicha confluencia debió jugar en la entogénesis del Alto Guadiana.

El último momento de este período estaría representado por el poblado de Peña-rroya-2, que cabe situar en los momentos finales de la I Edad del Hierro, ya en transi-ción hacia el mundo ibérico. En este yacimiento se realizaron dos campañas de exca-vación (García et alii, 1999) en los años 1994 y 1995 que permitieron documentar dosestructuras. La denominada recinto 1 tiene una planta casi cuadrada de 4,75 por 4,35m. La técnica constructiva de los muros, consiste en un zócalo de piedras trabadas conbarro, con alzado de adobe. En el muro norte se abre un vano que haría las funcionesde puerta. La prolongación del muro este fuera de la habitación, podría indicar la exis-tencia de un porche. Adosado al muro este aparece un banco corrido. Presenta dossuelos de tierra apisonada y un hogar de forma circular en el centro de la habitación.

La denominada recinto 2 es una estructura exenta de planta rectangular de 5 por3,5 m. La técnica constructiva es similar a la del recinto 1, si bien la factura de losmuros es algo más tosca. La puerta se sitúa en el centro del muro sur. No se handocumentado restos de suelos u hogares.

La escasa superficie excavada no permite abordar el modelo de organizaciónurbana. No obstante, las líneas de muro observadas en la superficie del yacimientopresentan una orientación N-S que podría indicar una incipiente organización urba-na. El recinto 1 podría formar parte de un barrio pues se encuentra adosada a otraestructura, no así el recinto 2 que se encuentra exento.

Las características del material cerámico documentado, mayoritariamente reali-zado a mano23, han llevado a situarlo en torno al s. VI a.C., en los momentos finalesde la I Edad del Hierro, no pudiendo ser considerado todavía como un yacimientoibérico. No obstante, las incipiente organización urbana, así como las característicasde las viviendas documentadas están preludiando las que podremos observar ya enlos yacimientos ibéricos, aunque por circunstancias que desconocemos, no llega aiberizarse, como por otra parte parece ser la norma, no sólo en el Alto Guadiana, sinoen el resto de las tierras entre el Guadiana y Sierra Morena.

4.2 La cultura ibéricaEn el Alto Guadiana, la cultura ibérica constituye, tras la Edad del Bronce, el

momento mejor representado con un importante número de yacimientos conocidos24.Para este momento, el patrón de asentamiento documentado se caracteriza por la

existencia de asentamientos, en general, de pequeño tamaño, con concentracionessignificativas en varias zonas a lo largo del valle, caso de la Moraleja, Huerta deAguas y Vado Blanco.

En su práctica totalidad se trata de asentamientos fundados en el B. Final/HierroI, que continúan habitados en este momento, y lo serán en la mayoría de los casos

23. Dos tercios de los más de 4000 fragmentos documentados.24. En total 24.

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durante el mundo romano. Los sitios elegidos para su localización son variados,buscando, tanto zonas elevadas (Loma del Hundimiento, cerro de la Horca), comollanas (Puente Nueva-1 y Huerta de Agua-4), destacando la ausencia de grandesoppida. Siguiendo una reciente clasificación (Benítez et alii, 2004), estaríamos,mayoritariamente, ante asentamientos de carácter agropecuario, no estando ausenteslos de carácter estratégico.

Poco podemos comentar respecto a las características urbanas y constructivas delos poblados, si bien creemos que las características documentadas en el poblado dePeñarroya-2 pueden ser válidas para los poblados de este momento, ya que respondenbien a las documentadas en otros poblados de cronología ibérica de zonas próximas.

En cuanto a la cronología, pocas precesiones se pueden realizar debido al carác-ter de la información disponible, lo que nos ha llevado a la inclusión de la totalidadde las ocupaciones documentadas en un ibérico pleno, si bien el hecho de que mu-chos presenten ocupaciones romanas, hace factible pensar en su continuidad hastalas etapas previas a la romanización.

Por lo que respecta al mundo funerario, se continúa la tradición incineradorainiciada en las etapas previas. En el Alto Guadiana contamos con una necrópolis enHuerta de Aguas, cuyos comienzos, como ya vimos, se remontan a la etapa preceden-te. Desconocemos sus características precisas, ya que como hemos comentado, seencuentra bajo las aguas del embalse de Peñarroya, si bien la presencia de importan-tes acumulaciones de piedra documentados durante la pertinaz sequía de 199325, noshacen suponer el carácter tumular de la misma. De ella, tenemos noticia de un con-junto de materiales donados por un aficionado al Ayuntamiento de Argamasilla deAlba, publicados recientemente (García y Hervás, 2000), entre los que destacan lapresencia de dos falcatas., que unidas al resto de materiales permiten situarlacronológicamente en los s. IV-III a.C.

Tenemos noticia de la existencia de otra posible necrópolis en la Casa del Gao-2(Rico et alii, 1997). Ésta se localiza en la margen opuesta a Huerta de Aguas, aunquepróxima a ella. Al igual que ésta se localiza bajo el nivel máximo de las aguas delembalse de Peñarroya. En el sitio se documenta abundante material cerámico, si bienno parece claro del todo el carácter funerario de hallazgo.

4.3. Los oretanosPara el conocimiento de este momento contamos con un complemento a la infor-

mación que nos proporciona la arqueología, que es la que nos proporcionan las fuen-tes literarias griegas y latinas.

Los pueblos que, según las fuentes, ocuparon la mayor parte de la Meseta Sur sonlos Carpetanos, los Celtíberos citeriores y los Oretanos septentrionales (González-

25. En este año, aprovechando el bajo nivel de las aguas, la UCLM realizó una breve cam-paña de excavación, sin gran fortuna, ya que no se pudo precisar la localización exacta de lanecrópolis.

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Conde, 1992). De estos son los Oretanos septentrionales los que parece más proba-ble que poblaran el territorio del Alto Guadiana, si bien estas tierras se sitúan en lazona límite de éstos con los Carpetanos. Parece que dicho límite discurría por algúnlugar entre Toledo y el valle del Guadiana, que algunos sitúan en Consuegra (González-Conde, 1992:304). Por tanto parece lógico pensar que las tierras del Alto Guadianaquedarían dentro de la Oretania Septentrional. El principal interés de esta regiónradicaría en su riqueza minera, localizada en la vertiente norte de Sierra Morena,siendo Sisapo el principal centro de control de esta riqueza, especialmente en lo quea plata y cinabrio se refería.

El grado de desarrollo alcanzado por los Oretanos, hizo que los jefes de las gran-des poblaciones como Alarcos, o el cerro de las Cabezas, tuvieran bajo su controlamplios territorios, que incluían otras poblaciones de menor entidad, de ahí que lasfuentes históricas hablaran para referirse a ellos de régulos. Además de la riquezaminera, la agricultura adquirió un gran desarrollo, así como la producción de algunosproductos como la cerveza. También el territorio Oretano fue una importante zona dereclutamiento de mercenarios, especialmente de las tropas cartaginesas, por la bra-vura de sus guerreros. La presencia de los cartagineses en estas tierras supondrá suentrada en la historia y dará comienzo a un período de inestabilidad, que se prolon-gará durante las guerras celtibéricas (154-133 a.C. y 135-82 a.C.), las disputas inter-nas de la República Romana y la guerra civil entre Pompeyo y César. Por tanto, noserá hasta el año 49 a. C. cuando se inicie realmente el impulso romanizador en estastierras, impulso que será ya definitivo bajo el mandato de Augusto. Hasta estos mo-mentos, en el Alto Guadiana perdurará la cultura ibérica, que se fue amoldando a lasdiversas ocupaciones –cartagineses y romanos– hasta la total y efectiva romanizacióndel territorio, que se produciría muy probablemente ya en nuestra era (s. I d.C.).

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El legado cultural de La Mancha Húmeda (AltoGuadiana): selección de intervenciones para el estudio,protección y puesta en valor del patrimonio histórico.

Prehistoria-Edad Contemporánea.por Luis Benítez de Lugo Enrich

INTRODUCCIÓN

El agua del Alto Guadiana ha atraído a La Mancha Húmeda desde tiempos pre-históricos a diferentes culturas, que han hecho de este territorio su nicho ecológico ylo han poblado. En una zona con las limitaciones hídricas y pluviométricas que tieneLa Mancha, el Guadiana, sus afluentes, los acuíferos y todos los sistemas lagunaresasociados han funcionado como oasis de vida, generando a su alrededor un ricomosaico cultural.

La actividad vital humana ha dejado fosilizado en el paisaje del Alto Guadiana-Mancha un rico legado cultural de diferentes épocas; un legado que hoy constituyenuestro Patrimonio Histórico, una riqueza valiosa que podemos recuperar y poneren valor.

Es responsabilidad de nuestra generación garantizar la preservación de ese Patri-monio que hemos heredado de los antepasados. Por un lado, para que no se pierda ynuestros descendientes puedan disfrutarlo; por otro, porque constituye una valiosaherramienta fomentar un desarrollo económico y humano sostenible.

Tras quince años de trabajos sobre el Patrimonio Cultural de esta zona estamosen condiciones de exponer una selección de actuaciones sobre recursos patrimo-niales singulares que perfectamente podrían ser convertidos en productos turísti-cos. A continuación presentaremos varias de las actuaciones realizadas, sobre lascuales el lector podrá encontrar información detallada a través de las referenciasbibliográficas que cierran este escrito. Estas intervenciones constituyen un mues-trario procedente de varias localidades de la comarca que, si bien con las restric-ciones exigidas a esta publicación, permitirá al lector un acercamiento a la vida,inquietudes y costumbres de los pobladores del Alto Guadiana desde la PrehistoriaReciente.

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1. ARTESANÍA PREHISTÓRICA EN ARENAS DE SAN JUAN: LOS ADORNOS

PERSONALES DEL YACIMIENTO CALCOLÍTICO DE LOS PARRALES

Las prospecciones de superficie desarrolladas para la elaboración de la carta ar-queológica del término municipal de Arenas de San Juan (Ciudad Real) permitierondocumentar en 2004 el yacimiento denominado Los Parrales. Los materiales selec-tos recuperados fueron depositados en dos sucesivas entregas en el Museo de CiudadReal por los arqueólogos responsables del hallazgo. Entre esas dos entregas –enjunio de 2006– se registró en el Museo de Ciudad Real la entrada de otro depósito demateriales procedentes del mismo lugar.

La colección de materiales procedentes de Los Parrales consta de:– 1 afilador de pizarra, que no es piedra natural del lugar.– 1 escoria, que evidencia cierta actividad metalúrgica local.– 1 fragmento de hematites rojo, apto para el bruñido de metales.– 5 laminitas de sílex. Parece claro que el sílex fue materia prima lítica de uso

preferente, apreciándose mayoritariamente artefactos sin retoque. Entre ellos predo-minan las lascas simples. Ello indica que estas piezas eran usadas en acciones querequerían útiles poco elaborados, pero de filos vivos.

– Varios pequeños bordes rectos o almendrados, además de sendos galbos (unode ello con mamelón). Los fragmentos son de cerámica elaborada a mano, desgrasantesfinos y cocción mayoritariamente reductora.

– 290 colgantes fabricados con hueso y dientes de forma mayoritaria, aunqueno es descartable que alguno se haya elaborado sobre concha. El 85% de las cuentasestán completas, sin fractura alguna. Sobre ellas nos detendremos más adelante.

– Varios restos de conchas de diversas especies. Las hemos encontrado importa-das, de procedencia marina –es el caso de un pectínido (probable Pecten máximus)y de una chamalea–, pero también autóctonas –como la dulceacuícola Potomidalittoralis–.

– Tres fragmentos de cerámica campaniforme del estilo “Ciempozuelos”, condecoración incisa. Recordemos que las cerámicas campaniformes fueron apreciadosbienes de lujo que formaban parte –además de los botones de perforación en “V”, losbrazaletes de arquero o ciertos elementos metálicos (armas y adornos)– del “equipocampaniforme”: un “kit” de elementos dotados de fuerte valor simbólico destinadosa revelar la dignidad y relevancia social de su poseedor. Se considera que las cerámi-cas campaniformes fueron recipientes cargados de significación, empleados para elconsumo de una bebida especial, probablemente alcohólica. Algunos autores handestacado la importancia del control sobre el consumo de bebidas alcohólicas endiferentes sociedades, de forma especial en aquellas que carecen de institucionespolíticas y requieren de sus dirigentes la creación de un cuerpo de clientes que lesgaranticen el éxito en las luchas por el poder. Esa fidelidad se consigue a través deactos como las fiestas del trabajo, de hospitalidad o ciertos comportamientos ritua-

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les. Existen numerosas referencias al respecto procedentes de muy distintas religio-nes, culturas y partes del mundo, tanto actuales como pasadas.

Resulta sorprendente que en el poblado calcolítico campaniforme Los Parralesse hayan encontrado 290 colgantes ovales. Las cuentas fueron elaboradas por estosantepasados de los castellano-manchegos de acuerdo a unos gustos estéticos y a unatradición ancestrales, cuyas raíces pueden hundirse probablemente en el Paleolítico.En este sentido queremos destacar la similitud de los colgantes ovales depositadosen el Museo de Ciudad Real con los caninos atrofiados de cérvidos, cuyo uso comocolgante se remonta al Paleolítico Superior. Es una forma que ha llamado profunda-mente la atención a lo largo de la Prehistoria, siendo reproducida de forma reiteradaen concha, hueso y piedra a una escala internacional por grupos neolíticos ycalcolíticos, si bien no ya de forma significativa por los de la Edad del Bronce.

Para finalizar este apartado queremos señalar que sería muy interesante profundi-zar en la investigación y protección del excepcional taller prehistórico localizado enLos Parrales. Y, en segundo lugar, que sus materiales podrían ser motivo de inspira-ción y réplica por parte de artesanos locales. La reproducción de esos adornos perso-nales prehistóricos a buen seguro gozaría de la aceptación del público.

Figura 1. Selección de colgantes prehistóricos encontrados en Arenas de San Juan. Estosadornos personales podrían ser motivo de inspiración para artesanos de la comarca. Estetaller prehistórico debería ser bien protegido e investigado en profundidad.

EL LEGADO CULTURAL DE LA MANCHA HÚMEDA (ALTO GUADIANA)

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2. INNOVAR O MORIR EN LA MANCHA: PRIMERAS ESTRATEGIAS PARA

LA EXPLOTACIÓN DEL ACUÍFERO 23 DURANTE LA PREHISTORIA: LAS MOTILLAS

A comienzos del siglo XXIII a. C. las motillas (poblados de la Edad del Broncefortificados en llano) estaban ya establecidas en La Mancha sobre un sustrato quetenía elementos de clara raigambre calcolítica. Estas aldeas fortificadas sostuvie-ron una larga y continuada ocupación, hasta el siglo XIV a.C. Se ha escrito quelos constructores de los yacimientos del Bronce de La Mancha operaban bajocircunstancias sociales muy diferentes de las de sus sucesores, aún viviendo sobreel mismo paisaje. Sin embargo, es probable que el paisaje tampoco fuera el mismo.Fueron gentes distintas que habitaron medios diferentes; uno –el primero– árido,otro muy húmedo. Hoy sabemos con certeza que ocupaciones del Bronce de LaMancha la Motilla del Azuer no se mantuvieron operativas durante la Edad delHierro. No creemos que esas gentes desaparecieran de forma cuasi-apocalíptica.Más bien debieron reubicarse y contribuir a la expansión de lugares centrales deépocas posteriores. Frente a la idea del colapso cultural del Bronce de La Mancha,manejada en ocasiones pero insuficientemente explicada, consideramos que hayque contraponer la del “éxodo rural prehistórico” hacia los poblados que, con eltiempo y en momentos de menor déficit hídrico, llegaron a ser grandes urbes deesta comarca, como fue Laminium.

Las motillas manchegas no se disponen a lo largo de los cauces fluviales, sinoque se construyeron siempre en lugares en donde el nivel freático es accesible contecnología prehistórica, en general sobre los Acuíferos 23 y 24. Es muy significativoque la importantísima batería de análisis antracológicos realizada en la Motilla delAzuer sobre cerca de 3.000 muestras no haya detectado especies vegetales propiasde humedales o bosques de ribera, y sí otras propias del bosque esclerófilo medite-rráneo. También es relevante que la investigación paciente y continuada de este yaci-miento haya permitido descubrir que la razón de ser de su famoso “patio” es enrealidad un pozo que buscaba el agua a casi veinte metros de profundidad; el pozomás antiguo de la Península Ibérica documentado hasta el momento.

Sería muy interesante continuar en otras motillas de la zona las investigaciones, afin de comprobar la hipótesis de que esos patios interiores de las motillas se constru-yeron para fortificar puntos de aguada en un momento de estrés ambiental, caracteri-zado por un déficit hídrico que motivó el descenso de los niveles freáticos.

Los datos proporcionados por décadas de investigación en La Mancha permitenatisbar una crisis ambiental caracterizada por su gran aridez, que puede ser puesta enrelación con el inicio de la complejidad social y la aparición de los primeros pobla-dos estables y fortificaciones de piedra.

El bajo nivel tecnológico disponible en aquel momento y las duras condiciones

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ecológicas generaron una situación extrema que con frecuencia debió estar cerca dellímite de la supervivencia. La reorganización social y de las estrategias de explota-ción de los recursos permitió a las gentes del Bronce de La Mancha sobrevivir a estacrisis. La presión ambiental condujo a una respuesta social conjunta de los antepasa-dos de los castellano-manchegos, quienes generaron uno de los complejos culturalesmás fascinantes de esa época en la Península Ibérica.

Como hemos expuesto en otros trabajos las motillas castellano-manchegas sonpocas; alrededor de treinta. Todas son ejemplares excepcionales de una clase debienes patrimoniales no renovables sometidos a un fuerte peligro de desaparición.En los últimos años varios de ellos han sido gravemente deteriorados, cuando noarrasados por completo, debido a la mayor eficacia de la maquinaria agrícola. Losprincipales agentes agresores han quedado identificados como las actividades agrí-colas incontroladas, el furtivismo arqueológico y los problemas de conservaciónderivados de su exposición a los agentes ambientales, especialmente en aquellosyacimientos abiertos para su investigación y abandonados después a su suerte.

Sobre éste último tipo de problema no hay más solución que la aplicación urgentede medidas de conservación por parte de la Administración competente. A la solu-

Figura 2. La Motilla del Azuer (Daimiel) es la mejor muestra de los primeros pozos de laPenínsula Ibérica. Hubieron de ser fortificados para proteger el agua de su interior, que eraun recurso estratégico y muy codiciado en aquel periodo de prolongada sequía.

EL LEGADO CULTURAL DE LA MANCHA HÚMEDA (ALTO GUADIANA)

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ción de este problema hemos querido colaborar presentando a la Consejería de Cul-tura, Turismo y Artesanía de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha enoctubre de 2008 un catálogo detallado con documentación precisa de cada una de lasmotillas mencionadas en este trabajo, solicitando de la Administración responsablesu declaración como bienes de interés cultural. Ésta se ha mostrado como la únicacategoría jurídica capaz de ofrecer protección real en Castilla-La Mancha al Patri-monio Arqueológico. A pesar del compromiso público del Gobierno regional paraello expresado en 2010, aún no se ha producido declaración alguna. La calificaciónde las motillas como bienes de interés cultural resulta, a la vista de la vista de laspérdidas recientes, improrrogable.

3. ALHAMBRA-LAMINIUM: LA PRESENTACIÓN AL PÚBLICO DE LOS

VESTIGIOS ARQUEOLÓGICOS DE UNA CIUDAD PRERROMANA, LA MÁS ANTIGUA DE LA COMARCA

Bajo las casas del actual pueblo de Alhambra se localizan los restos de una im-portante ciudad que ha aportado materiales con un amplio arco cronológico, queabarcan, al menos, desde época ibérica hasta la actualidad. La categoría arqueológi-ca del asentamiento, conocida desde antiguo, se ha visto confirmada, entre otrosdatos, por la presencia de togados y aras romanos, así como por el hallazgo de lacolección más numerosa en Ciudad Real de esculturas ibéricas, inscripciones roma-nas y, según investigaciones recientes, por la presencia en este lugar de la única cecaprerromana conocida en la Oretania septentrional.

Se ha señalado por distintos autores su identificación con la antigua ciudad deLaminium, citada por diversas fuentes e itinerarios de vías. Además, se ha propues-to la reducción geográfica en Alhambra de la ceca ibérica Leuni/Labini, a partirdel hallazgo de varios ejemplares de numerario prerromano en la provincia deCiudad Real. Son ases que presentan en el anverso una cabeza viril a derechas,probablemente perteneciente a un princeps desconocido por nosotros, que portauna cinta en la frente. En el reverso muestran una esfinge o grifo marchante aderechas –muy similar a la de las monedas de Cástulo, aunque en el caso queahora exponemos sin estrella encima de la pata levantada– sobre la leyenda LEUNI,que en el signario ibero meridional ha de ser leída como Labini. Esta esfinge estípicamente orientalizante y su apariencia puede explicarse como un legado de lainfluencia púnica en la zona. La elección de un motivo de gran poder apotropaico,como es la esfinge, en el reverso de estas monedas parece buscar la protecciónde la dinastía que la puso en circulación –cuyo régulo aparece en el anverso–, asícomo de su riqueza.

Por otro lado, en Alhambra la excavación arqueológica llevada a cabo en la ne-crópolis iberorromana de El Camino del Matadero, localizada en la ladera sur del

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cerro del asentamiento, permitió recuperar en posición derivada fragmentos de es-cultura zoomorfa de bulto redondo, elaborados todos en arenisca. Se trata de otracabeza de toro similar a la de Alcubillas, dos cuartos traseros de sendos cuadrú-pedos (un probable toro con los genitales muy marcados y otro cuadrúpedo menor),y un cuerpo de cuadrúpedo alargado y de sección cuadrangular, del que no seconservan cabeza ni extremidades pero del cual destacan los genitales. Estas figuras,además de otros indicios como es la presencia de grandes sillares, atestiguan la exis-tencia de monumentos funerarios, que hasta el momento no han podido ser estudia-dos con el debido detalle.

De la misma necrópolis procede una pieza inédita, depositada en el MuseoArqueológico Municipal de Alhambra, que fue recuperada por la Asociación“Alhambra Tierra Roja” de una escombrera en la que habían sido vertidas tierrasprocedentes de una obra realizada en este lugar sin control arqueológico. La es-cultura es de bulto redondo, está elaborada en arenisca roja y representa unacabeza humana de varón sujeta entre dos garras. Este motivo es muy excep-cional en la iconografía ibérica, pero cuenta con paralelos como el del León deBienservida depositado en el Museo de Albacete, o el del león que tiene a un niñobajo su garra izquierda depositado en el Museo de Córdoba, o dos imágenesrecuperadas de Segóbriga. La pieza de Alhambra parece haber sido esculpida paraser vista de frente, pues su acabado lateral y posterior es menor que el frontal. Lacabeza es realista y muestra a un hombre de nariz recta, labios resaltados, barbillabien marcada, pómulos hundidos, ojos almendrados grandes y abundante cabelle-ra. La figura es heredera de una tradición helenística que representa al difunto, eneste caso un varón, protegido por la bestia en su sueño eterno. La bestia, almismo tiempo, es la encargada de portar su alma al más allá.

Todos ellos son motivos que, al igual que en el caso de Los Parrales, podrían serobjetos de réplica para ser ofrecidos en los excelentes museos locales (arqueológicoy etnográfico) y en las tiendas de la comarca.

Ambos museos, los togados restaurados en 2009 que se pueden visitar en la PlazaMayor, el castillo islámico o la necrópolis rupestre visigoda de Las Eras de 67 tum-

Figura 3. Esfinge o grifo marchante a derechas quecaracteriza las monedas procedentes de la ceca deLeuni/Labini, identificada con Lamini(um) Alhambra.Esta imagen es un motivo orientalizante, legado de lainfluencia cartaginesa en la zona. Esta bestia fabulosaprotegía a la dinastía que la invocaba.

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bas excavadas en la roca –también restauradas y visitables– constituyen activos tu-rísticos de notable interés.

4. EL DESCANSO DE LOS MUERTOS EN ÉPOCA VISIGODA: LA NECRÓPOLIS

DEL SANTUARIO DE LA VIRGEN DE LA SIERRA

En 2005 se llevó a cabo una intervención arqueológica de carácter puntual en elentorno del Santuario de la Virgen de la Sierra en Villarrubia de los Ojos (CiudadReal), con la exhumación de un sarcófago de caliza de cronología visigoda.

En el lugar se ubica una necrópolis rural con más tumbas medievales, aún pen-dientes de investigación. La necrópolis de la Virgen de la Sierra puede estar relacio-nada directamente con un vicus (aldea) enclavado junto a la misma en el lugar deJétar (Xetar o Gétor), al que se accedía desde el Camino de Veladores.

Figura 4. Tumba visigoda del Santuario de laVirgen de la Sierra (Villarrubia de los Ojos).

El enterramiento estudiado, quees en sarcófago, denota el estatus yla capacidad económica de aquellosindividuos que pudieron permitirseeste tipo de sepulcro, bastante cos-toso.

La tumba detectada se componede dos partes: sarcófago y lápida.Ambos se construyeron a partir deun bloque de caliza local, muy blan-da, fácilmente deleznable y que pro-bablemente fue obtenida a partir deuna cantera desconocida que se be-neficiaba de los afloramientos que,en dirección oeste, surgen al sur delSantuario.

El sarcófago albergaba en su in-terior los restos óseos de un indivi-duo adulto, en posición de decúbitosupino, orientado en posición oestea Este (cabeza al oeste y pies alEste), con las manos cruzadas sobrela cintura. El análisis antropológicodel individuo ha permitido definircon claridad que se trata de un in-dividuo de sexo masculino y edadmadura (entre 40 y 50 años). Sumorfología esquelética corresponde

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a una persona de estatura mediana (160,5 cm.) y complexión robusta, tanto a nivelde las extremidades superiores como de las inferiores. Algunas alteraciones deltejido óseo superficial tibial sugieren la posibilidad de haber sufrido contusionesen las piernas que han provocado diversos procesos de periostitis. La datación delconjunto se basa en los resultados del análisis radiocarbónico aplicado a los restosóseos, que arrojan una cronología situada a caballo entre los siglos VIII y IX. Perouno de los datos más relevantes es que el individuo presenta una lesión depolitraumatismo que afecta a numerosas costillas del lado izquierdo. Se aprecia unestado de consolidación en proceso que podría estar relacionado con la causa desu muerte, por complicación de la misma lesión, afectando órganos vitales comolos pulmones. Este traumatismo viene dado por una caída –no un golpe–, bastanteaparatosa, como bien podría ser desde una caballería. Los traumatismos simples deeste tipo con supervivencia están ampliamente documentados en época medieval.Las lesiones traumáticas con evolución desfavorable debieron ser muy frecuentesen la Antigüedad debido a los límites terapéuticos.

En definitiva, el hallazgo de la necrópolis medieval de Villarrubia de los Ojoshabla de sobre el accidente mortal de un caballero visigodo de edad madura,relativamente bien alimentado y, por tanto, de un nivel económico medio-alto,cuya familia pudo adquirir para su eterno descanso un costoso sepulcro individual.

5. PEÑARROYA, ENCLAVE PARA CABALLEROS, DEVOTOS…Y TURISTAS

El Castillo de Peñarroya (Argamasilla de Alba) fue investigado y restaurado en2002 por la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha, a propuesta del Ayunta-miento de Argamasilla de Alba.

Es una fortaleza medieval reedificada en época moderna, que domina un desfila-dero por el que discurre el río Guadiana.

Figura 5. Castillo y Santuario de Peñarroya (Argamasilla de Alba).

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La necrópolis documentada extramuros atestigua su pasado islámico, aunque lafortificación que hoy vemos fue construida en su mayor parte por la Orden de SanJuan. A raíz de la conquista de la fortaleza a los musulmanes se encontró la imagende Nuestra Señora de Peñarroya, venerada desde entonces por los vecinos deArgamasilla de Alba y La Solana, que comparten la Patrona.

Este castillo es un monumento imponente en la entrada al Parque Natural delas Lagunas de Ruidera. Cuenta con camino de acceso medieval, foso seco, doblerecinto amurallado (antemuralla moderna y muralla medieval), liza,humilladero, torre del homenaje, patio de armas, ermita del Despeñadero, aljibemedieval y Santuario.

En el Santuario de la Virgen de Peñarroya existe un relevante Camarín de la Vir-gen, decorado con una completa decoración pictórica y copias de pinturas de Murilloy Rafael. Son asimismo notables el coro, la pila de agua bendita, un retablo churrigue-resco, con dos pares de columnas salomónicas, y una hornacina central donde se en-cuentra la Sagrada Imagen durante su período de estancia en este Castillo-Santuario.

El Santuario de Nuestra Señora de la Encarnación actual es obra barroca, conuna primera etapa de construcción fechable en el siglo XVII y una importante am-pliación ejecutada en los primeros momentos del siglo XVIII. Su esplendor corrióparejo a la pérdida del valor estratégico y militar del Castillo en el cual se asienta,convirtiéndose todo el inmueble en un lugar de veneración custodiado por dos cofra-días creadas a tal efecto, que transformaron la fortaleza original a favor del santuarioy su culto. Esas dos cofradías son las responsables, sin duda, de que Peñarroya seahoy un enclave excepcional y no una mera ruina.

El conjunto de pinturas murales del Santuario constituye una de las escasas mues-tras de ornamentación mural barroca que han llegado hasta nuestros días en la pro-vincia de Ciudad Real.

Este castillo-santuario, emplazado en la entrada al Parque Natural de las Lagunasde Ruidera, además de ser un recurso turístico de primer orden está llamado a ser unode los lugares principales para la puesta en valor in situ del Patrimonio Cultural delAlto Guadiana. La nave construida por el Ayuntamiento de Argamasilla de Alba eneste lugar cuenta con un gran potencial en este sentido.

6. UN LARGO PUENTE PARA UN ANCHO RÍO: EL PUENTE DE VILLARTA

DE SAN JUAN SOBRE EL GIGÜELA

La infraestructura viaria histórica de mayor tamaño de la provincia de CiudadReal es el Puente de Villarta de San Juan situado sobre el río Gigüela. Tiene 460 m.,ha sido objeto de excavaciones arqueológicas y en este momento está siendo restau-rado. En 1983 (B.O.E. nº 38, de 14/2/1984) se publicó el R.D. 3447/1983, en virtuddel cual el Puente fue declarado monumento histórico-artístico de carácter nacional.Su protección legal se completó mediante el Decreto 51/94, de 7 de junio, publicado

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en el D.O.C.M., que además estableció los límites del área de protección del Puente.Es, por tanto, un monumento notable.

Este puente es un inmueble austero, funcional, carente de ornamentos y que evitaconcesiones a lo superfluo. Se trata de un sólido y largo puente –460 m. de longitud,aproximadamente–, con 47 ojos formados por arcos de medio punto distribuidos deforma irregular –aunque no aleatoria– a lo largo de su trazado.

De estos arcos, los tres más septentrionales se hallaban ocultos y enterrados hastaprincipios del año 2000, momento en que se retiraron con medios mecánicos lossedimentos acumulados en los laterales del Puente.

Su planta no es recta. Cuenta con dos tramos relativamente rectos –uno máslargo que otro–, unidos mediante un ángulo obtuso cuyo exterior mira aguas arriba.Esta disposición del Puente no es casual, pues con ello se evita el mayor rozamientoque sucedería en el supuesto de un trazado perpendicular al empuje del agua. Asípues, el vértice del Puente “corta” la corriente de agua y la distribuye hacia amboslados de la estructura, actuando como una gigantesca quilla. En realidad, todo eledificio funciona como un gran tajamar.

No obstante, la mayor parte del caudal se dirige hacia el tramo meridional, quepor eso es más corto –150 m– y cuenta, en proporción a su longitud, con un mayornúmero de ojos: 25. Éstos son, precisamente, los que tienen una separación másuniforme entre sí y los que se encuentran más juntos unos de otros.

Figura 6. Puente de Villarta de San Juan.

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El tramo septentrional del Puente, de 310 m. de longitud, presenta 22 ojosdistribuidos de forma poco regular, pero seguramente en relación a los puntos en losque se registran los principales cursos de agua secundarios. La distancia entre losojos varía de los 2 a los 18 m.

El Puente resultaba muy estrecho y largo, lo que originaba problemas al tráfico.El tránsito de caballerías en doble dirección era difícil, por no decir imposible. En elcaso de los carruajes, la imposibilidad era total.

Así, en el tramo septentrional (el más largo), fuera del cauce principal, se levan-taron aguas abajo –al resguardo de la corriente, entre los ojos nº 30/31 y 40/41–, dosapartaderos adosados al edificio, con el fin de facilitar la fluidez del tráfico, habidacuenta de la estrechez del Puente y, probablemente, también para realizar el recuentodel ganado que transitaba por este paso, a fin de cobrar las tasas correspondientes.De casi 80 m2, planta cuadrangular y levantados con sillares, cuentan con unas di-mensiones de 12,3 m. x 6,5 m., que les otorgan capacidad para acoger personas,carruajes y ganado. Están separados entre sí por una distancia de 140 m. y sus para-mentos verticales delatan que su construcción es posterior a la del Puente, ya que seadosan a éste. Por ahora no sabemos cuánto posterior.

El apartadero ubicado en una situación más central –el más meridional– sufre eldesplome de sus paramentos y amenaza ruina, por lo que va a ser restaurado.

Entre ambos apartaderos, aguas arriba y en una posición central dentro del tramomás largo del Puente –el septentrional–, un tajamar de planta triangular ayuda adisminuir el impacto la lámina de agua sobre los muros del Puente en un punto defuerte avenida. El tajamar, de unos dos metros de lado, se alza hasta la cota de lacalzada, por encima de las claves de los arcos adyacentes. Tampoco está encastradoen la estructura del Puente, sino adosado al mismo.

En consecuencia, tanto los apartaderos como el tajamar fueron construidos conposterioridad a la instalación del edificio, a fin de resolver problemas concretos quepresentaba la estructura.

Aguas abajo tal vez se construyeron espolones, con el fin de asegurar la integri-dad de las pilas. Todos ellos han desaparecido, quedando sólo las posibles huellas desu existencia sobre el inmueble.

La edificación se estructura en torno a dos paramentos verticales, paralelosentre sí, separados por una distancia de unos 5 m. Esos paramentos tienen aproxima-damente 60 cms. de anchura y son de altura variable. Fueron construidos con mam-postería ordinaria de caliza careada trabada con ripio de piedra y mortero de cal yarena. La fábrica permanece vista. Los mampuestos no están escuadrados, sino sim-plemente desbastados. Por lo general son irregulares, de mediano tamaño y estándispuestos en hiladas, por lo general imperfectas. Las hiladas son más evidentes en eltramo septentrional del Puente, lo cual marca otra diferencia –ya temporal ya en losmaestros que ejecutaron la obra– entre la construcción de ambos tramos. No se de-tecta el uso de opus quadratum.

Tanto el pretil como el pavimento se construyeron a base de mampostería –cali-

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za, en el caso del pretil, o cuarcítica, en el caso del pavimento–, trabada con un mor-tero de cal y arena. Ambos han sido objeto de continuas reformas y hoy se encuentranen un estado deplorable –prácticamente desaparecidos–, directamente afectados porel tránsito de animales, personas y, sobre todo, vehículos agrícolas, cuyos aperos yvibraciones golpean y desencajan estos elementos.

El sistema de desagüe se articulaba en torno a la curvatura de la calzada, ligera-mente convexa en su sección, que derivaba las aguas pluviales hacia unas gárgolasinstaladas cada 8 o 10 m.

Hoy el gálibo de la calzada se ha perdido, los desagües no funcionan y se produ-cen encharcamientos que causan serios problemas para la integridad del puente(rehundimientos, pérdidas de masa, etc.).

Situado entre los ojos nº 20/21, en el paramento oriental, existe un único arco dedescarga.

En el extremo meridional del Puente se erige un pilar exento de 2 m. de alto y 70cms. de diámetro, construido con la misma técnica edilicia que el Puente. Originaria-mente pudo haber estado unido al Puente, separándose del mismo a consecuencia dealguna reforma.

Pudo haberse tratado de algún tipo de estructura asociada al cierre o control delpaso sobre el Puente.

Bajo algunos de los arcos del tipo A y B el suelo conserva un empedrado, forma-do por cantos irregulares trabados con argamasa. Este empedrado es ligeramentecóncavo, probablemente con el fin de conducir el agua por el centro del ojo, lejos delas bases de las pilas.

Las pilas son masivas y los tímpanos macizos, de un solo cuerpo perfectamentetrabado, sin atisbos de fábricas con características diferentes a la mampostería. Noexisten diferencias significativas entre las pilas del tramo septentrional y las del tramomeridional. En los tímpanos no existen aliviaderos. En consecuencia, se podría pen-sar que la estructura ofrece bastante resistencia al agua, pero en realidad no es así. Elrío Cigüela, a su paso por Villarta de San Juan, no va encajado en un valle angosto;más que subir en altura, sus aguas tienden a extenderse. Los aliviaderos no son, pues,imprescindibles. Sí lo es, en cambio, un puente largo y robusto, con ojos estratégica-mente situados en aquellos lugares por los que suele correr el agua, tanto en el cauceprincipal como en sus ramales secundarios. Sabemos que en momentos lluviosos elrío no se ciñe en este lugar a un cauce concreto, sino que meandriza, se divide enmultitud de ramales y crea una vega encharcada. Para transitar por esa llanura tal vezexistió, en origen, una vía bien pavimentada que partiría desde el extremo septentrio-nal de un primitivo puente más corto hacia el norte. El sitio más propicio para empla-zar ese puente primigenio es el que hoy ocupa el tramo meridional –el más próximo ala población y aquél dispuesto sobre el cauce principal del río– del Puente que hoyconocemos. En caso de existir restos romanos bajo el Puente actual, podrían haberseencontrado ocultos en algún punto del tramo meridional del mismo.

Los meandros y ramales secundarios debieron ser salvados, en principio, gracias

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a la instalación puntual de pequeños puentes de madera. Pero la acometida de lasaguas debía causar problemas frecuentemente, tanto en la calzada como en esos puen-tes menores. Esta circunstancia obligó al levantamiento del gran Puente que conoce-mos. El coste y la magnitud de la obra no fueron un obstáculo, pues Villarta de SanJuan es un lugar clave para la comunicación norte / sur por el interior de la PenínsulaIbérica, como hemos visto anteriormente.

Con motivo de las obras de restauración desarrolladas en el Puente excavamosseis sondeos arqueológicos repartidos en diferentes puntos del edificio, tanto en sucalzada como en el terreno situado al pie del Puente. En ninguno de ellos encontra-mos evidencias de que la construcción fuera romana. Por el contrario, sí encontra-mos materiales de las épocas moderna y contemporánea. El impulso a la red de trans-portes y comunicaciones dado por Carlos III, quien promovió la construcción de unared radial de carreteras convergentes en Madrid, puede relacionarse con la edifica-ción de este monumento.

7. ARQUITECTURAS DE JUAN DE VILLANUEVA Y VERNÁCULAS: BOMBOS Y EL TINADO DE LAS HAZADILLAS

En el siglo XVIII Carlos III se esforzó por modernizar España, acometiendonumerosos proyectos en la capital (construcción de la Puerta de Alcalá, del Museodel Prado, del Hospital de San Carlos, el Jardín Botánico, etc.) y por toda la geogra-fía española (reordenando urbanísticamente la San Carlos del Valle, por ejemplo, yconstruyendo numerosas poblaciones). Con otro de sus proyectos persiguió fertilizary dar mayor dinamismo a esta comarca. Para ello cual promovió varias obras a travésdel estudio del urbanista, ingeniero y arquitecto Juan de Villanueva. Con este fin secrearon una presa y su respectivo embalse cerca de Miravetes, y decenas de kilóme-tros de canales, regueras y esclusas.

La Laguna Cenagosa, artificial, es del mismo periodo, al igual que el Canal delGran Prior que conduce el agua de Ruidera a Argamasilla de Alba, o el pequeñopoblado de colonización llamado La Magdalena. Éste último, junto con la Fábrica dePólvora, fueron los proyectos de más envergadura de Juan de Villanueva en la zona.El poblado está integrado por iglesia y dos hileras paralelas de casas. A mediados delsiglo XIX se habían abandonado por completo todas sus plantaciones.

La huella del Reformismo Ilustrado sereno de Carlos III en esta comarca cuen-ta con entidad propia y, aunque está pendiente de estudio y desarrollo, bien puedeconstituir un eje discursivo para la dinamización de varios elementos turísticos dela comarca.

Por otro lado, la arquitectura vernácula también cuenta en el Alto Guadiana conelementos singulares de interés. Es el caso de los bombos, que son una construcciónabovedada característica de La Mancha, con falsa cúpula, construida en piedra aseco. La edificación de los bombos está ligada a la expansión del cultivo de la vid a

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fines del siglo XIX y principios del siglo XX por esta comarca, y se construyen fueradel casco urbano. Dada sus peculiaridades y requerimiento técnicos, para su cons-trucción existía un tipo específico de constructores de bombos, llamados “bombe-ros”, que han desaparecido por completo en la actualidad.

Los bombos constituyen unos de los elementos más interesantes y singulares dela arquitectura vernácula en La Mancha. Dicha singularidad ha quedado recogida enla Ley 4/1990 de Patrimonio Histórico de Castilla-La Mancha, que en su art. 23.3prescribe la incoación de los expedientes para la declaración de bienes de interéscultural de los bombos que tengan una antigüedad superior a los cien años.

Su denominación es heterogénea según la comarca o el municipio en el que seencuentre. De esta manera también son conocidos como cucos, chozos o guardaviñas.

La construcción de un bombo conseguía un doble objetivo: retirar de la parcelalas piedras que dificultaban las labores agrícolas en la parcela y edificar un refugiopara albergar a labradores.

Otro ejemplo de arquitectura vernácula que ha sido restaurado e introducido enuna ruta turística es el Tinado de las Hazadillas (Ossa de Montiel), en el ParqueNatural de las Lagunas de Ruidera.

Sobre este inmueble realizamos una investigación etnográfica que permitió obte-ner los datos para su veraz musealización y puesta en valor.

8. CONCLUSIÓN

Esta breve exposición sobre el Patrimonio Cultural del Alto Guadiana Mancha,necesariamente limitada por motivos de espacio, no debe olvidar que existen en esteterritorio otros numerosos elementos de valor histórico y tradicional.

Todos ellos constituyen un valor disponible, pero no de cualquier modo. Su ren-tabilidad social requiere la adopción de medidas previas dirigidas a su investigacióny conservación.

Si no sabemos qué contar, o si no contamos con el recurso para ello adecuada-mente presentado, ¿cómo será posible optimizar las posibilidades para el desarrollolocal que proporciona el Patrimonio Cultural?

La experiencia nos ha demostrado que si confluyen de forma armónica y pacienteel interés político con la capacidad técnica, la limitación en recursos económicospuede ser obstáculo salvable; y la preservación y el disfrute de nuestro legado cultu-ral, posibles.

De esa forma, el Patrimonio Cultural podrá ser puesto al servicio de lacolectividad…afortunadamente, pues con su disfrute se facilita el acceso a la Cultu-ra; y ésta, en definitiva, es camino seguro hacia la libertad de las personas.

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El Pósito de Ana de Mondéjar o Pósito de la Tercia:nuevas formas de uso

por Pilar Serrano de Menchén

CREACIÓN Y FUNCIÓN DE LOS PÓSITOS

No es fácil intentar bucear en el entramado de edificios (cámaras, depósitos,trojes, hórreos, alhóndigas, graneros, alholíes, paneras...,) que a lo largo de los si-glos sirvieron para guardar los granos; pues para ello debiéramos remontarnos a lapresencia misma del hombre en la tierra. La existencia de silos en el estudio de laarqueología es un sólido testimonio de la importancia que a lo largo de los tiempos sele prestó a este tipo de almacenes.

Centrándonos en lo que la historia moderna conoce como Pósitos se hacepreciso anotar, que los Pósitos fueron instituciones de carácter municipal y de muyantiguo origen destinados a mantener acopio de granos, principalmente de trigo, yprestarlos en condiciones módicas a los labradores y vecinos durante los meses demenos abundancia.

Edificio del Pósito restaurado (Foto cedida por Rufino Pardo Valverde).

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Y este era el objeto primordial de los Pósitos: almacenar el grano (a la provisiónde trigo se le denominaba panadeo), evitando o minimizando los periodos de cares-tía. Por otro lado, este tipo de locales permitía ofrecer a los labradores semillas parala siembra al mismo tiempo que pan a los necesitados. Se diseñaban de tal forma queestuvieran próximos a las vías de comunicación, lugar por donde entraba el cerealprocedente de los campos de cultivo.

Para María del Carmen Fernández Delgado y Mariano García Ruipérez1: En lahistoria de nuestro país, pocas Instituciones han conseguido sobrevivir a los cam-bios políticos, sociales y económicos con tanto acierto como los Pósitos [...] quedesde la Baja Edad Media hasta nuestros días han estado presentes en buena partede nuestros Municipios.

Fue en 1480, cuando los Reyes Católicos, en las Cortes de Toledo, marcan lacreación de una política de equipamientos municipales. Leyes que incluyeron la obli-gatoriedad de construir casas para el Cabildo del Ayuntamiento y edificios adecua-dos para la provisión de pan y abastos, organizando administrativamente un númerointeresante de establecimientos para mantenimientos básicos de la población.

Años más tarde, uno de los impulsores de dichas normas fue el Cardenal Cisneros,el cual instó a fundar, actuando como Regente de Castilla, un número interesante dePósitos; y él mismo fundó el de Alcalá de Henares (1512) y en los dos años siguien-tes el de Toledo y Torrelaguna. Lo que equivale a decir que los Pósitos se encontra-ban ya constituidos en el siglo XVI cuando Felipe II, mediante Pragmática de 15 deMayo de 1584, potenció y desarrolló su progreso; generalizándose en las grandesciudades y pueblos de Castilla a lo largo del siglo XVII.

Anteriormente, los Concejos, siguiendo directrices marcadas por la necesidaddel acopio de granos, habían seguido favorecido la creación de Pósitos. Así nosencontramos que en 1539, la Casa Tercia de Argamasilla, lugar donde estabansituadas las que popularmente se conocían como las paneras; almacenes o Pósitodonde la Dignidad Prioral de la Orden Militar de San Juan guardaba el diezmo delgrano que se cosechaba en la localidad, casa señorial, titulada asimismo de apo-sento, vivienda del Mayordomo del Gran Prior y además casa de morada de laDignidad Prioral, según el historiador Guerrero Ventas, su solar fue señalado en1539; pues don Diego de Toledo, Gran Prior entonces de la Orden de San Juan,firma una Provisión en la que dice: que señalen solares y otras cosas enArgamasilla2. Tres años más tarde ya estaba construida dicha casa, según se des-prende de las Capitulaciones que el Concejo argamasillero y don Antonio deToledo, VI Conde de Alba de Liste, cuñado de don Diego y entonces Gran Prior,firman el 6 de febrero de 1542.

PILAR SERRANO DE MENCHÉN

1. Fernández Delgado, Mº del Carmen, García Ruipérez, Mariano: Los Pósitos Municipalesy su Documentación. M.A.P.A, 1989.

2. Guerrero Ventas, Pedro: El Gran Priorato de S. Juan en la Mancha. Publicaciones delInstituto Provincial de Investigaciones y Estudios Toledanos. Toledo 1.969, p. 225.

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Posteriormente, en 1575, las Relaciones de Felipe II anotan: En la villa tiene elPrior de San Juan una casa que se dice la Tercia, donde recoge y tiene los diezmosdel pan que en esta villa se diezman y en ella vive el Mayordomo que tiene cuentadel dicho pan3.

Este Pósito tenía la peculiaridad de ser particular, no vinculado a la corona ni almunicipio por ser nuestro territorio concesión Real dada a las Órdenes Militares deSan Juan, Santiago y Calatrava desde la Reconquista; aunque para centrar el temadiremos que coexistían con dichos Pósitos o paneras de las Casas Tercias4 dos cla-ses de Pósitos: los Reales o municipales y los Pósitos Píos.

Los primeros, también titulados concejiles, eran gestionados por los Oficialesdel Concejo, de los que ya hemos anotado sus finalidades. Respecto a los llamadosPósitos Píos estaban erigidos por medio de cláusulas de carácter caritativo o benéfi-co5. A veces también se les decía: arcas de la misericordia. Uno de los grandespromotores en el s. XVIII fue el Cardenal andaluz Luis Antonio Belluga y Moncada,que fundó 32 en la provincia de Murcia6.

En realidad los Pósitos estaban vinculados a un conjunto de establecimientos querespondían a funciones diversas; pero todas inherentes a la subsistencia, como eranlos mercados de harinas (alhóndigas); más los molinos: de agua o viento, hornos,tahonas, etc.

En Argamasilla, en 1761, el titulado calahorrero, lo llamaba calahorra, denomi-nación que según el Diccionario de la Real Academia podría tener un origenprerromano y significa, en la segunda acepción: edificio público, con rejas, por don-de se daba el pan en tiempos de escasez7.

En cuanto a su administración, ya sabemos que los Reales y Concejiles estaban

3. Serrano de Menchén, Pilar: Capitulaciones de la Villa de Argamasilla de Alba. Año 1542.Relaciones histórico-geográficas-estadísticas de los pueblos de España, ordenadas por Feli-pe II. Año 1575. Título de Villa otorgada por el Rey Felipe III a Argamasilla de Alba. Año1613. Excmº. Ayuntamiento de Argamasilla de Alba. Imprenta de la Excmª. Diputación Pro-vincia. 2003. Sin paginar. Cap. 25 de las Relaciones.

4. Las Tercias reciben este nombre porque los vecinos de las villas de dichos territorios paga-ban como sabemos un diezmo de todo lo cosechado, es decir, si una fanega de trigo pesaba enCastilla 55,5 kg., esta cifra se dividía en tres partes, una parte era el diezmo, que son 18,500 kg.

5. El de Ana de Mondéjar es una buena muestra de los Pósitos llamados Píos.6. Martínez Soto, Ángel Pascual: Éxito y fracaso de una red pública de Crédito Agrario:

Los Pósitos del S. XIX. Instituto Universitario Propio de Estudios Fiscales y Financieros.Departamento de Economía Aplicada. Facultad de Economía y Empresa. Universidad deMurcia. DOTEFF nº 4, Marzo 2006, nota 34. p. 20. El cardenal Luis Belluga Moncada,fundó en Murcia una empresa denominada “Pías Fundaciones” cuyos ingresos provenían delos arrendamientos y censos de las tierras drenadas y saneadas que el obispado de Murciaposeía en la Vega Baja del Segura, estos fondos se utilizaron, entre otras obras, para finan-ciar y sostener los Monte Píos Frumentarios (pósitos específicos del Sureste).

7. Archivo Municipal de Argamasilla de Alba (AMAA): 1761. Cartas del Mayordomo de la

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bajo la tutela de los llamados Oficiales del Concejo; aunque en muchos lugares fun-cionaban mediante una Junta que presidía el máximo mandatario municipal, más unmayordomo y un Escribano. Respecto a los Pósitos Píos, cada uno tenía su propiaJunta, diseñada según la conveniencia de su Patrono.

Numerosos fueron los que se fundaron de esta última clase en Argamasilla. Se-guido anotaremos los más principales; pues precisamente es un Pósito Pío el que noslleva a bucear en la historia de dichos establecimientos. Se trata del titulado de Anade Mondéjar, el cual tiene una curiosa leyenda narrada por Ramón Antequera, inves-tigador del devenir argamasillero en el s. XIX, que referiremos después.

Pero antes anotaremos la existencia de un Pósito Pío fundado por doña MaríaGirón, de la familia Pacheco; pues cuando fallece doña Magdalena Pacheco y serealiza un inventario de sus bienes, entre ellos se da cuenta del Pósito fundado pordicha señora en Argamasilla. El abogado que en nombre de don Francisco Pachecohace un requerimiento para que se cumplan las mandas testamentarias de doña Mag-dalena es Baltasar de Rivera, el cual se enfrentaba por dicha testamentaría a la fami-lia Cabrera (esta familia era la de doña Catalina Alarcón, madre de doña Magdalena)representada por el licenciado Melchor Cortes.

En su escrito exige: “... que se cumplan las obras pías y la voluntad de la dhaDoña Magdalena y las deudas que la susodha dejo se paguen como es raçon, todolo qual me ha impedido el dho Melchior Cortes en nombre de su parte y no ha dadolugar a que yo pague cierta deuda que dicen dejo la dha Doña Magdalena delpossito que fundó Doña Maria Jiron, que le ubo a cargo el cumplirlo la Doña Mag-dalena, por cuya causa a venido executor del sr. vicario de los prioratos con sala-rios a hacer cumplir y pagar el alcance del dho possito y quiere proceder a venderlos bienes de doña Magdalena para hacer la dha paga como le consta y es notorio.El requerimiento tiene fecha de 27 de enero de 16228.

También tenemos constancia de la existencia en nuestra localidad del llamadoPósito Pío del Bachiller Olivares, presbítero que lo fundó el 2 de junio de 1602 conel deseo de que en época de escasez se entregara a gente humilde trigo a módicoprecio. Para poder llevar a cabo el proyecto lo dotó con 124.000 maravedíes, 309fanegas de trigo, 45 de candeal y 22 de cebada.

Dicho Pósito funcionó durante muchos años, porque en 1686, el Vicario del Par-tido, Vicaría que estaba radicada en Alcázar de San Juan, envía una carta orden aJuan Fernández Muñoz, fiscal de la audiencia de Argamasilla, para que cobrase a

Calahorra al Gobernador de Alcázar de San Juan, dando cuenta de las operaciones co-merciales realizadas con la venta y compra de los granos guardados o comprados en dichoestablecimiento.

8. Archivo de la autora: Inventarios. (6/1/1622) Requerimiento del Licenciado Baltasarde Ribera, que en nombre de don Francisco Pacheco, solicita se le entreguen los bienes dedoña Magdalena Pacheco, para cumplir las Obras Pías dejadas en el testamento por di-cha señora.

PILAR SERRANO DE MENCHÉN

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Domingo Parrilla y María García 91 reales que debían al Pósito creado en la Villapor el Bachiller Olivares9.

Posteriormente, sin especificar fecha, encontramos que Juan López de Villarrealfundaría otro Pósito para que se fusionase con el anterior; aunque a este último se lerestringiría en parte la condición de benéfico, pues se le añadió una cláusula referen-te a que podía proveerse de granos a labradores que tuvieran bienes y que en años deescasez necesitasen trigo10.

Asimismo, por las Relaciones Topográficas de Felipe II nos enteramos quedon Juan de Zúñiga, Alcaide del Castillo de Peñarroya, y su mujer María deHuerta, dejan un Patronato con una serie de mandas de caridad; y aunque no llegaa utilizarse la palabra Pósito el monto de tierras y bienes cedidos y el organigramade dicho Patronato vendría a ser parecido a las labores que solían realizar losPósitos Píos, pues tenían una renta que venia a valer cada año 600 fanegas de pany 120.000 maravedíes11.

Por otro lado, en dichas Relaciones, capítulo 45, cuando se hace mención a lospastos de la dehesa de Santa María, que pertenecía al Concejo se nos dice: ... La tienearrendada el Concejo de esta Villa diez años a pasto y labor, para hacer la Iglesiadesta dicha villa que se va edificando, y para ayuda de hacer un Alhori que se haempezado a fundar en esta villa para los pobres y que dello lleva cada año el dichoConcejo diecisiete mil doscientos cincuenta maravedíes del arrendamiento de ladicha dehesa. (Este alholí tenemos la impresión que quizá sea el Pósito Real, queactualmente es un establecimiento dedicado a hostelería: Quijotel.)

También nos informan las Relaciones, que los cereales que se recogen en la Villa,fundamentalmente son: trigo, cebada, candeal y algún centeno. Y respecto a los diez-mos, solía recogerse entre trece y quince mil hanegas de todo pan. Dicho diezmo depan el Prior de San Juan ya sabemos lo encamaraba, es decir, lo guardaba, paradespués administrarlo como si de un Pósito se tratase. Finalmente añaden: que enesta Villa sólo hay abundancia de pan y carne.

Seguido, y para ir centrando el tema, obviando la existencia de otros PósitosPíos a los que se hace referencia en distintos documentos, cómo son las creacionesde capellanías colativas: tan abundantes en nuestra Parroquia, vínculos, fundacio-nes, memorias..., nos interesaremos por el Pósito Pío fundado por Ana Mondéjaro Pósito de la Tercia; denominación que, como hemos visto, no corresponde to-talmente a dicho edificio; pues el Pósito de dicha casa estaba situado en el solar

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9. AMAA. (1686/7/9). Carta-Orden enviada a Juan Fernández Muñoz, Fiscal de la Au-diencia, por el Licenciado F. Martín Izquierdo, Oficial Ejecutor de Débitos de la Orden deSan Juan, para que cobrase a Domingo Parrilla y María García 91 reales que debían alPósito creado en Argamasilla de Alba por el presbítero Bachiller Olivares.

10. Madrid Medina, Ángela: Elementos Socio-Económicos de Argamasilla de Alba en los s.XVI y XVII. Instituto de Estudios Manchegos, p. 99.

11. Serrano de Menchén, Pilar: Relaciones... Op.cit., cap. 25.

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que ocupaba en el s. XVI y XVII, concretamente en la calle la Tercia esquina conla calle Colegio actual.

Respecto al de Ana de Mondéjar diremos, que según nuestra opinión, se trata deun edificio singular y especial, no sólo porque el Ayuntamiento, con buen acuerdo, lohaya mandado restaurar para dedicarlo a Sala de Exposiciones, inaugurándose des-pués de seis años de volver a ser bien municipal para disfrute de todos nosotros, sinoque ha sido, junto con el Pósito Real, del que hablaremos después, los únicos que hanllegado a nuestros días sin que la picota los haya hecho desaparecer.

Pero antes de incidir sobre algunos aspectos de dicho Pósito diremos, que eledificio pasó a manos privadas, mediante subasta, en 1909. Casi cien años despuésde ser enajenado, en 2005, el Ayuntamiento lo vuelve a recuperar para dedicarlo aespacio cultural. El proyecto arquitectónico que ha logrado su recuperación es obradel arquitecto Manuel Ortiz Cárdenas y la dirección de obra la ha llevado a cabo JoséAntonio Álvarez.

La recuperación de dicho edificio se dividió en dos fases. En la primera se conso-lidaron los muros y se arregló la cubierta y la fachada con un presupuesto de 142.000euros. En dicha suma participó con 116.000 euros el Grupo de Acción Local AltoGuadiana Mancha, que recibe fondos comunitarios para el desarrollo de 15 pueblos,entre ellos Argamasilla; otra parte, en concreto 25.000 euros, los aportó el Ayuntamiento.

La segunda fase la realizó íntegramente el Servicio de Obras de nuestro munici-pio. Tuvo un presupuesto total de 87.000 euros, aportados por el Fondo Regionalpara la Cooperación (FORCOL) y realizado con planes de empleo de la JCCLM. Segastaron en el pavimento, alumbrado, baños, etc. El edificio fue inaugurado por elAlcalde: José Díaz-Pintado Hilario con una exposición titulada: “Paisajes para Castillala Mancha” el día 12 de Marzo del presente año.

EL PÓSITO DE ANA DE MONDÉJAR: ESTILO ARQUITECTÓNICO

Antes de tratar de centrar el estilo arquitectónico, si es que lo tiene, del edificioque albergó dicho Pósito, copiaremos la leyenda que narra Ramón Antequera sobretan antiguo edificio:

A mediados del siglo pasado (es decir, a mediados del s. XVIII) y, en la calle dela Tercia, frente al Pósito de Ana de Mondéjar, se halló un tesoro que, sin que sehaya sabido nunca del todo lo que contenía, debió ser inmenso, por lo que, los quelo hallaron, hicieron con él.

Ana de Mondéjar, en sus disposición testamentaria, hizo tantos legados y man-das, que los que se hallaban presentes, la creyeron con el juicio perdido porqueestaba reputada por pobre, y como tal había vivido.

Mas cómo conociera creían locura cuanto decía, descorrió el velo, diciendo alCura, Secretario y demás, que fuesen donde el tesoro estaba y verían si podía o nolegar lo que a su voluntad plugiese.

PILAR SERRANO DE MENCHÉN

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Dícese por tradición, que al ver las infinitas barras de plata que allí había,todos se llenaron de asombro; pero visto convertido en realidad lo que creían locu-ra, se llevó a cabo la cédula testamentaria.

Como primer legado dejó a la parroquia para que hiciesen custodia, candelerosy otras muchas alhajas, la plata que necesaria fuese. Y se dice que se hizo unacustodia de doce arrobas12, doce medias arrobas, doce cuartos, doce medios cuar-tos y, por último, venía a concluir con doce gramos13. Además se hizo un gran núme-ro de alhajas y una magnífica y gran cruz. Todo ello fue desapareciendo de la Igle-sia por las recogidas de bienes tangibles que mandó el gobierno se hicieran. Final-mente, en la Guerra de la Independencia (1808), las que quedaban, fueron sustraí-das por el ejército invasor o francés.

No fue sólo este legado el que hizo, sino que fundó además un Pósito, cuyo localtodavía existe frente a la que fue su casa, dotándolo con 800 fanegas de candeal.

Dejó también, Memorias, Capellanías y una Vinculación con su depósito paradar dote a todas las huérfanas que se casasen; y por último, para conocer lo que eltesoro sería, véase lo que con el hizo fuera de lo que además pudiera haberse hecho14.

Es decir, si es cierto lo que narra Antequera, la creación de dicho Pósito Pío lapodríamos fechar a mediados del S. XVIII. Y debe ser cierto, porque de igual opi-nión es el historiador Juan Alfonso Padilla Cortés, que en su libro “Historia deArgamasilla de Alba”, apuntes que llegan a 1896, dice: Existe un Pósito Pío quefundó en el siglo pasado doña Ana de Mondéjar, para alivio de los labradores15.

Siglo llamado de las Luces por muchas causas; también porque en el año 1751 secrea la Superintendencia de Pósitos, dependiente de la Secretaría de Estado de Gra-cia y Justicia, que regulará y centralizará su administración.

En cuanto al estilo arquitectónico del que comentamos, no difiere de lo que,según afirmaba en el s. XVII el jurista Jerónimo Castillo de Bovadila16 era esencialpara esta clase de edificios; pues no sólo la orientación debía ser la correcta, sino que

EL PÓSITO DE ANA DE MONDÉJAR O PÓSITO DE LA TERCIA

12. Diccionario de la Real Academia Española: (Del ár. hisp. arrúb‘, y este del ár. clás. rub‘,cuarta parte). 1. f. Peso equivalente a 11,502 kg. 2.f. En Aragón, peso equivalente a 12,5 kg.

13. El peso en kg. de la Custodia era de 258 kg,762 gr.14. Antequera , Ramón: Juicio Ana-lítico de don Quijote. Imprenta de Zacarías Soler. Madrid. 1863, pp. 23-24.

15. Padilla Cortés, Juan Alfonso: Historia de Argamasilla de Alba. Apuntes hasta 1896.Edición de los “Amigos del Bachiller Sansón Carrasco”. Patrocina: Secretaría de Cultura deCastilla -La Mancha y Caja Rural Provincial de Ciudad Real. Recopilado, comentado ycorregido por Juan Alfonso Padilla Amat. Ciudad Real 1982, p. 96.

16. Gordo Peláez, L. José: Pósitos, alhóndigas y alholíes: Edificios municipales de abaste-cimiento en Castilla durante el siglo XVI. Universidad Complutense. Madrid. España. Nota 1.Castillo de Bovadila, Jerónimo: Política para Corregidores y señores de vasallos, en tiempo depaz, y de guerra. Y para juezes eclesiasticos y seglares y de Sacas, Aduanas, y de Residencias,y sus Oficiales: y para Regidores, y Abogados, y del valor de los Corregimientos, y GobiernosRealengos, y de las Ordenes. Amberes: Juan Bautista Verdussen,1704 (1ª ed. Madrid, 1597; ed.facs. Madrid: Instituto de Estudios de Administración Local, 1978), t. II, lib. II, cap. II, p. 24.

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además, exteriormente, su arquitectura debía responder a la necesidad de garantizarla conservación del cereal almacenado.

Para ello se construía una edificación sólida con presencia de ventanas pequeñasque favoreciesen un mínimo de ventilación, pero sin llegar a deteriorar el grano, y, encualquier caso, intentando evitar la humedad del suelo que resultaba extremadamen-te perjudicial para la plaga del llamado popularmente gorgojo17. Exigencia que eneste caso encontramos en el que comentamos con una ligera elevación de tres escalo-nes en el piso bajo, aproximadamente unos 75 cm. de altura.

Por estas razones de protección de los cereales también se recurría a la construc-ción de dos plantas, como tiene asimismo el de Ana de Mondéjar. La solidez quedebían presentar estos edificios determinó para su construcción el empleo de resis-tentes muros que soportaran la elevada presión del grano que se cobijaba en su inte-rior. Por otro lado, la concepción arquitectónica y distribución interior de estos edi-ficios estaba basada en la formación de una serie de grandes y sencillas cámaras otrojes: en el caso del piso bajo del que estudiamos tenía dos salas y en la plata altadisponía de una sala diáfana.

El edificio, según anota Manuel Ortiz Cárdenas, arquitecto que realizó el proyec-to: ... Se basa en muros de carga de mampostería ordinaria, mejorada con silleríaen las esquinas, recercados y otros elementos singulares de la construcción. Quedarematado por una cubierta inclinada de teja curva, sobre una estructura de pares demadera formando la pendiente, hilera para apoyo de pares en el caballete, y cuadralesen las esquinas de los muros, en el nivel de coronación de estos.

Los acabados están compuestos por solados de baldosa de piedra caliza yrevocos de cal en paramentos verticales y abovedados del techo de planta baja(arriba, la estructura de madera queda a la vista). La piedra natural, como se hadicho antes, se presenta en esquinas, recercados de huecos, en la escalinata deacceso y en otros elementos como cornisas, si bien hoy está ocultos porrevestimientos de cal18.

En todo caso, cuando se levantaba un Pósito eran muy frecuentes los edificiosque tan sólo presentaban un piso en altura. Asimismo, casi obligadamente, teníanplanta rectangular y su interior quedaba formado, generalmente, como ya hemosvisto, por dos o más grandes naves, separadas por arquerías de medio punto sobrepilares o columnas, cubiertas con forjados o armaduras de madera al interior, y dedos aguas al exterior para evitar la entrada de lluvia.

17. Diccionario de la Real Academia Española. (Edición digital). Del latín gorgulium degorgulio-önis. 1.m. Insecto coleóptero de pequeño tamaño, con la cabeza prolongada en unpico o rostro, en cuyo extremo se encuentran las mandíbulas. Hay muchas especies cuyaslarvas se alimentan de semillas, por lo que constituyen graves plagas del grano almacenado.

18. Ortiz Cárdenas, Manuel: Proyecto de ejecución de obras de Adecuación de Pósito Mu-nicipal para Sala de Exposiciones. Plaza del Marqués de Casa Pacheco, Argamasilla deAlba, Ciudad Real. Ayuntamiento de Argamasilla de Alba. Junio 2006. Revisión Junio 2009.

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Fueran de un piso o de dos, dichos edificios solían estar exentos de medianerías.Un claro ejemplo es el llamado Pósito Real (ahora Quijotel) y el de Ana de Mondéjar,el cual estaba exento de medianerías por medio de un pasillo de unos dos metros deancho que lo circundaba todo alrededor. El que la mayoría de dichos establecimien-tos estuvieran exentos de medianerías se hacía por ley y por precaución; ya que,como hemos dicho, el peso de tan gran cantidad de cereales podía agrietar los murosy provocar accidentes en las casas colindantes; asimismo permitía abrir vanos todoalrededor del edificio.

Según los expertos, este modelo de sencilla construcción de planta rectangular,formada por dos grandes naves o una nave separada por arcos de ladrillo era muycomún. No obstante, aún siendo muy reiterado, no fue éste el único tipo arquitectóni-co de los Pósitos y, en todo caso, su utilización frecuente radicaba en su funcionalidad,determinante siempre en la ejecución de este tipo de obras.

Para ello se diseñaban, como sucede con el de Ana de Mondéjar, con volúmenescerrados y dinteles de piedra. Asimismo, en otros casos, se le daban a las portadas lasingularidad que el edificio merecía con trabajos de cantería, mostrando, medianteinscripciones, significaciones concretas del pueblo o ciudad: leyendas y escudo dearmas, generalmente.

En el caso que nos ocupa, dicho extremo, si atendemos a lo que narra Antequera,no fue posible realizarlo; ya que la creadora del Pósito era una mujer que estabareputada en la Villa como pobre: según narran personas antiguas de nuestro pueblopor haberlo oído decir a sus abuelos era la esposa de un arriero19.

Interesante sería incidir en lo que en el s. XVI y XVII estaba considerado serpobre; porque los había de varias clases. Obviando tan controvertido extremo añadi-remos, que por dicha condición la señora Mondéjar no ostentaba escudo nobiliario,ni tenía Ejecutoria; condición exigida por el Concejo de Argamasilla para ser consi-derado hidalgo/a.

Por todo ello nos encontramos con un edificio, que si bien marca la tipologíageneral de dichos establecimientos en cuanto a su planta y estructura adolece delsello que solían tener los Pósitos Reales o Píos; que era el adorno en los vanos delas portadas: la mayoría un arco adovelado enmarcado por medio de un alfiz,diversos escudos heráldicos20. Lo que sí encontramos en el de Ana de Mondéjares un adorno de piedra en forma de cornisa encima de la puerta de entrada, a ciertadistancia del dintel.

19. Fuente oral: Delfina Ruiz Serrano, nieta de José Ruiz Jiménez. Este último, además deoptar a la compra del Pósito en la subasta realizada al dicho edificio, en 1918 compró la mitaddel Pósito al rematante de la subasta, su primo hermano: José Aliaga Ruíz. (1/9/2011).

20. Gordo Peláez, Luis J.: Pósitos, alhóndigas y alholíes: Edificios municipales de abaste-cimiento en Castilla durante el siglo XVI. Universidad Complutense. Madrid, p. 113.

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GRAFFITIS HALLADOS EN EL PÓSITO

A pesar de la parquedad exterior del edificio, lo que sí ha resultado notorio, im-portante e interesante, ha sido el hallazgo de numerosos graffitis: grabados y pinta-dos, que se han encontrado al limpiar de sucesivas capas de cal de los muros interio-res del edificio y que han sido estudiados en profundidad por el arqueólogo que harevisado las obras de recuperación: Andrés Ocaña Carretón.

Según el estudio que dicho experto aporta a la documentación del proyecto, losmás interesantes y mejor conservados son los que se encontraban en la pared nortede la primera planta21, zona oeste, a la izquierda de una leyenda y a la derecha de laventana. Estaba formado por un conjunto de cruciformes junto a un elemento de tiporeja y otro circular de tipo disco.

Textualmente, según Andrés Ocaña: Dichas cruces están realizadas en un colorrojo almagre y son del tipo potenzada, es decir, una cruz griega con cuatro rematesrectos en los extremos de los brazos que representan las cuatro esquinas del mundo.El conjunto presenta tres cruces simples y una doble, ésta última coronando el ele-mento circular. Las cuatro a su vez están dispuestas coincidiendo con los cuatropuntos cardinales alrededor del elemento que hemos definido como de tipo reja,disposición que no parece, en nada, casual. A la izquierda documentamos otro con-junto de cruciformes peor conservados, pues se ha perdido parcialmente, y mássencillo, ya que está compuesto por dos cruces del tipo potenzada, de las que unaestá unida a una forma circular de tipo disco, al igual que sucede en el conjuntoanteriormente descrito, la otra se sitúa a la derecha de la anterior y tiene un carác-ter doble. Ambas están pintadas en un rojo almagre22.

Respecto a los graffitis grabados con algún material punzante en la pared, sehan localizado conjuntos de barras paralelas, que se han interpretado como ele-mentos de conteo. En este caso, según Ocaña, presentan la peculiaridad de presen-tar una pequeña cruz cada diez líneas, lo que parece confirmar su carácter deelementos de cuenta.

Según el esquema de Ocaña, para seguir la metodología necesaria en el análisisde dichos graffitis, se agruparon los documentados en los siguientes conjuntos:cruciformes, epigráficos, antropomorfos, zoomorfos, geométricos, elementos de cuen-ta y otros.

21. Todos los graffitis encontrados han sido tapados.22. Ocaña Carretón, Andrés: Informe de Control Arqueológico en relación al Proyecto de

rehabilitación del Pósito de la Tercia. Fase I. Expediente 11/2006. Año 2009. Ayuntamientode Argamasilla de Alba, pp. 20-33. Fuentes citadas por este autor: Barrera Maturana, J.I.(2002): Graffiti en la muralla del Albaycín. Arqueología y Territorio Medieval, 9:289-328.Barrera Maturana, J.I. (2008): Graffitis históricos en la casa morisca de la calle San Martín,16 (Granada). Arqueología y Territorio Medieval, 15:91- 126.

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Pero dado que son los conjuntos de cruciformes los que parecen ser los másinteresantes de los encontrados, sin obviar la importancia de todos ellos, centrare-mos nuestro comentario en dichos graffitis.

Para ello diremos, que el conjunto llamado cruciformes, son representacionesrealizadas en la pared norte de la primera planta, zona oeste, habituales, según Ocaña,desde la prehistoria hasta la edad moderna; sobre todo en edificios medievales. Eneste sentido, atendiendo al estudio de nuestro arqueólogo, dichas crucesmorfológicamente guardan gran parecido con las documentadas en la muralla delAlbaycín (Barrera Maturana, 2002).

Por lo que respecta a las que poseen como peana la forma circular, cruces conesta característica se observan en la tipología realizada por el especialista J. Fortea

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Figura 1. Cruces potenzadas. (Imágenes cedidas por Andrés Ocaña Carretón).

Figura 2. Elementos de conteo. (Imagen cedida por Andrés Ocaña Carretón).

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sobre grabados realizados en edificios civiles y religiosos del prerrománico al ba-rroco (Gómez-Barrera, 1993), si bien, en general al forma circular es más sencilla,muy probablemente tal vez por la técnica utilizada.

Por lo tanto, Ocaña entiende, que se trata de un motivo habitual presente, tantoen edificios civiles como religiosos. En general se ha interpretado que sufuncionalidad es de tipo mágico-religiosa, asociándose a un rito de tipo purificadorpara sitios paganos, u ocupados por paganos, y más concretamente por islámicos(Barrera Maturana, 2002), o también moriscos (Barrera Maturana, 2008).

Aunque para dicho investigador, seguir fielmente estas pautas podría resultarcomplicado. Dicha tesis la avalamos por entender, que si bien es cierto que estádocumentada una importante presencia morisca en la villa, según los datos que ennuestro estudio aportamos respecto a las fechas de creación del Pósito, tuvo su ori-gen a mediados del s. XVIII. No obstante, también podría ser, casi diríamos que noes hipótesis irreal, que el edificio estuviera construido con anterioridad y fuera com-prado o usado para el fin de la benefactora, siendo el mecanismo legal de tramitacióny creación de un Pósito Pío el que tuviera fecha de mediados del s. XVIII.

Esta posibilidad nos la ofrece Antequera, al decir textualmente, que a mediadosdel siglo pasado y, en la calle de la Tercia, frente al Pósito de Ana de Mondéjar, sehalló un tesoro, si literalmente leemos el texto parece correcto interpretar que eledificio ya estaba construido con anterioridad, dando así la posibilidad, según anotaOcaña en su informe, a que pudiera ser un edificio gestionado por moriscos, dada suvinculación a la agricultura de este grupo, y al ser expulsados, se realizara un ritopurificador.

También podría ocurrir, y en eso opinamos igual que Ocaña, que las cruces nofueran un símbolo purificador, sino más bien protector. Dichas cruces, cómo se pue-de observar en las imágenes que presentamos, parecen tener similitud con la Cruz deCaravaca, símbolo que para los católicos significa protección especial por contenerdicha Cruz una astilla del llamado Lignum Crucis, o lo que es mejor, madera de laCruz de Cristo. Si esta suposición fuera acertada, sin duda alguna nos encontraría-mos ante los graffitis más antiguos del Pósito que estudiamos.

También Ocaña resalta entre los graffitis geométricos cuatro representaciones.Para nosotros la última figura, una de tipo reja asociada a uno de los conjuntos decruciformes, de estructura rectangular y esquinas redondeadas, en cuyo interior seincluyen una línea vertical y dos horizontales, nos parece la más interesante; sobretodo porque Ocaña dice, que es un motivo nada extraño en pinturas y grabados yadesde el arte esquemático prehistórico. Su significado, o simbolismo, según dichoarqueólogo es desconocido: Si bien en esta ocasión está relacionado con el delconjunto, pues consideramos que se trata e un todo, ya que la disposición de lascruces en torno a él coincidiendo con los puntos cardinales así nos lo hace suponer,y por tanto, estaría relacionado con un rito purificador o protector como ya aborda-mos al analizar los cruciformes.

En cuanto a la importancia de los graffitis para Ocaña presentan un gran valor,

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ya que reflejan una parte de la historia de este edificio, que con dichos trabajos seha podido recuperar.

Dicho baremo para nuestro especialista guarda una clara funcionalidad con eledificio, que ha sido dedicado a Pósito. También anota, que de confirmarse su signi-ficado como elemento purificador/cristianizador nos estarían aportando informa-ción sobre una posible construcción, o gestión, del edificio por parte de moriscos,imponiendo unos límites ante quem post quem para la posible construcción del edi-ficio, que estarían comprendidos entre la llegada de los moriscos a la población entorno al 1569/1570 y su expulsión en el año 1609.

En todo caso, anota Ocaña, que cruces de factura muy similar han sido docu-mentadas en la muralla del Albaycín, en donde por su localización dentro de lamuralla en una zona dónde hubo un posible santuario islámico se interpreta comoparte de un ritual purificador de lo islámico (Barrera Maturana, 2002), siendo éstala misma interpretación que le da este autor a su aparición en una casa morisca(Barrera Maturana, 2008). No obstante, somos conscientes de que la confirmaciónde esta interpretación debe venir apoyada en la documentación de casos similaresen un entorno geográfico más próximo, cuya existencia desconocemos.

ADMINISTRACIÓN DE LOS PÓSITOS

Ya hemos anotado que era necesario, para regir edificios tan singulares, no sólopor las obras sino por la mercancía que se guardaba en ellos, intervinieran los Conce-jos como gestores y custodios de dichos establecimientos.

Según los especialistas los Pósitos fueron uno de los principales bienes de pro-pios. Cumplían funciones de Crédito Agrícola; extremo que en Argamasilla se haverificado hasta tiempo reciente, siendo Alcalde Cayo Lara Moya.

De este modo no es extraño, que Felipe II, en la Pragmática de 15 de Mayo de1584, regulara taxativamente su funcionamiento y exigiera debía ser anotada la con-tabilidad en un libro. También se exigía que las anotaciones debían reflejar el movi-miento de granos y los depósitos monetarios que generaban, los cuales tenían queestar guardados en un arca de tres llaves diferentes, en poder de la Justicia: un regi-dor y el depositario (estos cargos eran nombrados en el tiempo en que se elegían losoficiales del Concejo) y el trigo en un depósito con dos llaves.

La obligación de tener dos llaves diferentes, una en poder del depositarioy la otra en el regidor delegado, estaba prevista en la Pragmática, porque el Pósitono podía abrirse en horas nocturnas, ni almacenar trigo ajeno bajo pena de losresponsables.

En cuanto al trigo que salía y a quién se le entregaba, se regulaba atendiendo a losintereses del Pósito y el de los vecinos más necesitados.

Velando también por la pervivencia del Pósito, en otro punto, la Pragmática reco-ge: Que no se pueda tomar dinero ninguno del Pósito para necesidad que se ofrez-

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ca, ni por mandamiento de ningún Juez; y si le diere, que no sean obligados acumplirle. Lo taxativo de esta norma residía en la tentación de las autoridades debuscar solución a los endémicos problemas de déficit económico de los ayuntamien-tos con los fondos del Pósito23. Por ello el préstamo tenía carácter social y no especu-lativo; aunque si se prestaba grano había que devolverlo con creces.

La importancia del cereal venía avalada por el hecho de que la fanega de trigo erael precio de referencia para muchas transacciones comerciales que podían tener elpago en trigo.

En el año 1605 se establece la llamada tasa: una para el precio del trigo, 18reales, y otra para la cebada de 9 reales. Si el año era abundante estos precios baja-ban. La tasa se utilizaba, principalmente, como referencia para calcular el precio delas rentas de los labradores.

Para la historiadora Paloma Torrijos24, los rendimientos de las cosechas de cerea-les, en general, apenas triplicaban la simiente. Se podía hablar de cosecha abundantesi de cada grano se obtenían cuatro, buena si el rendimiento era de cinco por uno yexcelente al obtener seis o siete granos de cada grano sembrado.

Otro dato con relación al rendimiento de sembradura que se recoge en esos añoscomo general para Castilla se cifra en el siguiente dato: con una fanega de grano sepodía sembrar 1,5 fanegas de tierra, casi una hectárea. El rendimiento para el trigo sesitúa en torno al 5 por 1. Las causas de estos escasos rendimientos hay que buscarlasen varias causas: labores someras de los cultivos, falta de abonos, falta de selecciónde las semillas y en la propia estructura de la propiedad.

EL PÓSITO DE ANA DE MONDÉJAR EN EL TIEMPO

Sin embargo, ¿por qué creó Ana de Mondéjar un Pósito Pío con una Memoriadedicada a proteger huérfanas?... ¿Tuvo algo que ver el motín de granos que prota-gonizaron las mujeres de Argamasilla en 1734?... Por ahora no podemos responder adichos interrogantes; aunque sí decir, que en 1747, es decir a mediados del s. XVIII,el Ayuntamiento no disponía aún de un edificio para Pósito, ni tampoco disponía decárcel o Casa Consistorial.

El dato no lo aporta (26 de Junio de 1747) Juan Manuel García Contreras, alcaldede Argamasilla, el cual envía un Pedimento a don Miguel Herrero de Ezpeleta, Ad-ministrador General de la Orden de San Juan. En dicho pedimento explica: Queteniendo esta Villa y su Conzejo un Pósito Público para el socorro y urgencias de sucomún de vecinos, /estos tan pocos oy como sus capitales/ por componerse de tres-cientas fanegas de trigo llamado candeal [...] sucede señor el que no puede tener

PILAR SERRANO DE MENCHÉN

23. quantumpossitconabitur.wordpress.com/.../los-pósitos-agrarios.24. Torrijos, Paloma: Historia y Genealogía. Los siglos XVII y XVIII. Sociedad y economía.

palomatorrijos.blogspot.com/2010/03/los-siglos-xvii-y-xviii-sociedad-y.html.

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efecto su aumento o más crezidas fanegas porque se aze preciso hayan de estarsiempre en Paneras de alquiler.

Pero además, según el alcalde: Las más están quebrantadas; motivo por el cuallos granos allí guardados se encuentran expuestos a una ruina total. Y habiendo losAntiguos prinzipiado una obra con crezidos fondos en la Plaza pública de esta Villa,que se quedó y mantiene en sus primeras murallas de cal y canto con algunos arcosde piedra labrada en puertas y ventanas, es dificil su prosecuzion oy, y hasta aqui loha sido por no tener caudales esta villa para poder soportar el menor gasto de losplanteados en dicha fábrica, que iba dirijida a Casas de Ayuntamiento Carzel yPósito publico.

Y como al parecer había transcurriendo el tiempo sin que la obra del Ayuntamien-to se finalizase: Pareze ser justo se proporzione a esta Villa tenga Paneras en pro-piedad para la mayor seguridad de los granos de su Pósito publico y al mismotiempo Casas de Ayuntamiento, en donde tenga igualmente Archivados sus Papelesy Privilexios y no se experimente extravios de ellos por servirse de casas de alquiler,y a un año en unas y a otro año en otras, a la voluntariedad de los que en esos añoshan obtenido el ofizio de República, se han extraviado y se pueden extraviar.

Debido a lo anteriormente expuesto, y como el Concejo tenía en propiedad laobra inacabada del Ayuntamiento, más: Unas casas en la Plaza publica que sirvende carzel y que son a propósito a proporzionar en ellas una sala con division dePapeles para el Ayuntamiento con puerta a la Plaza separada de la de dicha carzel,una Panera enzima y que correrá sobre la entrada de la carzel /que su cabida serazerca de mil fanegas/ proporzionando tambien y quedando bivienda para el Alcaidede dicha carzel, y seguridad de presos.

En cuanto al costo de materiales y mano de obra García Contreras las tasa en1.800 reales de vellón. Cantidad, que asegura, le han indicado vale el proyecto deter-minados maestros peritos de la localidad. Por otro lado, y para que sea más factiblela construcción del Pósito, Ayuntamiento y Cárcel, el informante solicita se concedaa la Villa los más de 1.300 reales que don Pedro Alcázar y Montoya, Juez de Resi-dencia que residenció25 la Villa el año anterior, había impuesto de multa a AlfonsoCaro de Nieva, (su antecesor en el cargo, el cual, según explica García Contreras, lahabía retenido en su poder indebidamente). En cuanto al resto del presupuesto, esdecir unos 500 reales, suma que debía satisfacer el Concejo, García Contreras dice:queda de mi cargo26.

25. La Orden de San Juan tenía instituido que cada cuatro años un Juez residenciara lasVillas que pertenecían al Priorato, es decir, en unos días, normalmente 15, las Justicias cesa-ban en sus cargos y el Juez levantaba Audiencia y no sólo revisaba todos los libros del Ayun-tamiento, sino que recibía información de los vecinos de forma secreta, dando lugar a denun-cias de hechos y situaciones sospechosas.

26. Serrano de Menchén, Pilar: Escándalos y conflictos en la Argamasilla del s. XVIII.Ediciones Soubriet. 2005, pp. 310-327.

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¿Pero qué inmueble era el que estaba sin terminar en la villa, con pilares decantería en puertas y ventanas y era edificio que habían los Antiguos principiado,con crezidos fondos en la Plaza pública de esta Villa, que se quedó y mantiene ensus primeras murallas de cal y canto con algunos arcos de piedra labrada en puer-tas y ventanas?

Creemos, después aportaremos datos, que era el Pósito Real (actual Quijotel),alholí que se había empezado a fundar en 1542 aproximadamente y que en 1575 aúnno estaba terminado. Dicho edificio, según manifiestan algunos investigadores, loterminó de construir Juan de Villanueva en el s. XVIII27. Aún se puede observar(aunque ha sido muy intervenido) que guarda todas las prerrogativas de solidez ne-cesarias exigidas para un Pósito; aunque en la planta baja se pensara instalar en 1747el Ayuntamiento y la cárcel.

¿Qué ocurrió para que fuera vendido a particulares?Actualmente no lo sabemos; ya que tan sólo tenemos noticias de una Escritura de

Obligación de don Inocente Álvarez de Lara y Millán Jareño a favor de don VicenteParra y Chaparro, ambos vecinos de la localidad, otorgada en Alcázar de San Juan,ante el notario don Luis Arias y Villarejo el 3 de Marzo de 1874, por la cual vende lamitad del Pósito Real de Argamasilla de Alba, proindiviso con la otra mitad, hereda-do que había sido por doña Pilar Figueroa, esposa de don Félix Añover, a don Vicen-te Parra Chaparro por la cantidad de 1.050 pesetas.

En dicha Escritura se hace mención a un Testimonio fechado el 12 de Enero de1855, por el que dan cuenta de la partición de bienes de la susodicha doña PilarFigueroa. Tal finca, junto con media casa, que hacía el nº 20 en la Plaza Pública de laVilla (actual Plaza de España) fue adjudicada a doña Clementa Añover y Figueroa,esposa del comprador, por muerte de su madre doña Pilar de Figueroa.

Poco más añade dicha Escritura que nos interese saber sobre la venta a particula-res del Pósito Real de la Villa; edificio que, actualmente, a pesar de haber sido mani-pulado sin contemplaciones, aún tiene las características de antigüedad y prestanciapara poder catalogarse como uno de los más antiguos de Argamasilla.

MUNICIPALIZACIÓN DEL PÓSITO DE ANA DE MONDÉJAR

¿Por qué se produce la municipalización del Pósito Pío de Ana de Mondéjar?¿En qué fechas se produce dicha municipalización? ¿Qué Pósito era el que funciona-ba como tal en Argamasilla en el s. XVIII: Pósito del que disponemos de sus movi-mientos en documentos guardados en el Archivo Municipal?... ¿Acaso ocurrió, comoen el que estamos estudiando y ha sido rehabilitado para espacio público, que se

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27. Rubio Liniers: Santiago: La arquitectura de Juan de Villanueva en la Mancha. Tf. Edi-tores. Madrid. 1999. Moleón Gavilanes, Pedro: Don Juan de Villanueva y el Canal del granPriorato de San Juan. Madrid. 1988.

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subastó el Pósito Real?, ¿lo desamortizó Mendizábal y por eso fue necesario ocuparel de Ana de Mondéjar? ¿Acaso en esas fechas dicho Pósito Pío no disponía ya decaudales para cumplir su función?

Obviando apuntes no confirmados que nos aproximarían a la realidad, actual-mente no tenemos documentos fidedignos que nos aclaren dichas dudas; pues PascualMadoz, en su Diccionario, realizado entre 1845 y 1850, sólo hace mención a la Casade la Tercia: Otra que se llama la Tercia y sirve para recoger los granos y rentas delas tierras del Gran Priorato, cuyo administrador vive en ella28.

Juan Alfonso Padilla Cortés29, investigador al que ya hemos hecho referenciaindica: Existe un Pósito Pío que fundó en el s. pasado, s. XVIII, para alivio de loslabradores. El 30 de Junio de 1896, cerraba su cuenta con un capital en especie de1.239 fanegas y 3 celemines de candeal, y 5.748 pesetas en metálico que se repartencomo el candeal entre los labradores de la localidad todos los años. Asimismo noencontramos referencias que nos aclaren dicha cuestión en el Diccionario de Inocen-te Hervás, realizado en 1914.

Pero centremos el tema. En 1751 se crea la Superintendencia de Pósitos. En 1792dichos establecimientos dependían del Consejo de Castilla. En 1824 pasaron a laSecretaría de Estado de Hacienda. En 1877 regía su administración los Gobernado-res Civiles. Finalmente, desde 1906, se transformaron en bancos de crédito.

Ya sabemos que desde el año 1751, y mientras dependieron de la Superintendencia,el número de éstos aumentó de forma considerable así como sus reservas. En 1773,los datos totales sobre el número de municipales y píos, según explica el historiadorGonzalo Anes30 era de 8.090.

Al finalizar el siglo, el intervencionismo militar en el exterior propició la caída yruina de estas instituciones. Las guerras de finales del XVIII contra Francia primero,y junto a Francia contra Inglaterra después, ocasionaron grandes gastos que el erariopúblico no podía soportar; porque además de los tributos ordinarios, el Estado exigióa los Ayuntamientos rescatase o cogiese de los fondos de Pósitos unos préstamosextraordinarios. En 1798 fueron 14 millones de reales y en 1799 fueron 48 millones.Estos y otros préstamos realizados hasta 1808 disminuyeron sensiblemente sus re-servas; ya que nunca se devolvieron.

Con tan precaria situación, más la derivada de las malas cosechas padecidas, sinposibilidades de poderlas solventar por los pequeños agricultores, los cuales no po-dían reintegrar los préstamos recibidos del Pósito; deudas que se iban acumulando y

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28. Madoz, Pascual: Diccionario Geográfico-Estadístico Histórico. Madrid. 1845-1850, p.197.

29. Padilla Cortés, Juan Alfonso: Historia de Argamasilla de Alba. Apuntes hasta 1896.Edición de los “Amigos del Bachiller Sansón Carrasco”. Patrocina: Secretaría de Cultura deCastilla -La Mancha y Caja Rural Provincial de Ciudad Real. Recopilado, comentado ycorregido por Juan Alfonso Padilla Amat. Ciudad Real 1982, p. 96.

30. Anes, Gonzalo: Economía e Ilustración en la España del s. XVIII. Editorial Ariel. 1969.

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terminaban por ser impagables, hacen que en 1856 se promulgara una ley que concedíael perdón a todos los deudores de los Pósitos y arbitrios. Sin embargo la situación nomejoró, sino que empeoró por las crisis de s. XIX; pues hubo hasta tres años segui-dos de malas cosechas.

La situación quiso resolverse cobrando por vía ejecutiva los descubiertos. Maslos embargos produjeron gran malestar en la población. En esta situación el Gobier-no Civil tuvo que intervenir recomendando a los Ayuntamientos que arbitrasen losmedios necesarios a fin de que los Pósitos no continuaran por más tiempo con tanlamentable estado de abandono, sobre todo por los cuantiosos descubiertos que re-sultaban, tanto en granos como en metálico.

MOVIMIENTOS DE GRANOS Y SUBASTA DEL PÓSITO DE ANA DE MONDÉJAR

En cuanto al desenvolvimiento del Pósito de Ana de Mondéjar, obviando el temade que pasara a ser municipal (deseable sería corregir dicho déficit documental)empezamos a encontrar documentos dispersos sobre el funcionamiento del ya PósitoMunicipal en el año 1880. La razón viene dada, porque dos años antes, en 1878, elEstado publica la Reglamentación de los Pósitos Municipales.

Para regirlos existía una Comisión. La presidía el alcalde, que en 1880 era JuanLópez, más cuatro concejales, entre los que figuraba obligatoriamente el Regidor Sín-dico, siendo el Secretario del Ayuntamiento el que levantaba el Acta correspondiente.También dicha Comisión la integraba el que se titulaba Depositario del Pósito, admi-nistrador de los caudales, según palabras textuales, de dicho establecimiento. En laépoca que comentamos el trigo candeal valía a 8,50 pesetas la fanega. Contabilizán-dose en 1880 tan sólo 69 préstamos de granos a los labradores.

Por otro lado, en los años que decimos, la administración del Pósito venía deriva-da del movimiento de cereales. Así en los libros se constata que el ejercicio económi-co comenzaba en julio, terminando el último día del mes de diciembre. Tambiénconsta en los libros de Actas que, cada cierto tiempo, dichos libros eran inspecciona-dos por el Jefe de Sección de Pósitos de la Provincia.

En realidad el Pósito funcionaba como una entidad económica y crediticia. Loverificamos porque la mayoría de los acuerdos son relativos a confeccionar listas debeneficiarios para que éstos se comprometan a suscribir lo que se llamaba obligacio-nes de pago. Otras actividades eran autorizar la fecha para la recaudación voluntariade préstamos y el repartimiento de cereales a los labradores necesitados. En todocaso la Comisión decidía si se hacía alguna moratoria del pago de los cereales sumi-nistrados. Este hecho sucedió en 1902, que debido a la plaga de langosta se acordóposponer el pago de las deudas que los labradores tenían contraídas con el Pósito unaño más.

En 1904, el Depositario del establecimiento solicita a la Comisión autorice elarreglo del tejado del edificio por encontrarse en mal estado. Y aunque es cierto que

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la Comisión reconoce hace falta dicho reparo, especifica, que la obra no debe cons-tar más de la mitad del importe de las creces, es decir de las devoluciones de créditosreintegrados por los labradores que dispusiera la caja del Pósito.

Un año después, 1905, la Comisión recibe un Oficio del Gobernador de la Pro-vincia en el que se ordena: se concedan 6 meses de plazo para el cobro de las deudasde los labradores al establecimiento, sino se cumple dicho mandato la responsabili-dad recaería sobre los que administraban el Pósito.

Acuciados por la orden del gobernador la Comisión acuerda dar 75 días de plazoa los deudores para liquidación de sus préstamos. También, ese mismo día, se apruebainsertar en el Boletín Oficial de la Provincia, el anuncio de una plaza para un AgenteEjecutivo que se haga cargo de los cobros. Se termina la sesión con un acuerdo paraarreglar el tejado de las paneras por un importe de 259 pesetas y 10 céntimos.

Con esta incertidumbre, el 23 de Enero de 1906 se crea la Delegación Regia y elReglamento para el funcionamiento de los Pósitos, pasando éstos a depender delMinisterio de Fomento.

A los tres años de promulgarse la normativa, 7 de noviembre de 1909, la Comi-sión que regía el Pósito: Mauricio Serrano, José Valverde, Manuel Gómez, RicardoLanzarote, Vicente Serrano, Julián Serrano y Ángel Dotor ordenan: Que por la Co-misión de Fomento se redacten las condiciones para la venta en pública subasta deledificio dedicado a Panera, cuyas condiciones han de ajustarse a lo dispuesto en laCircular de la Delegación Regia, fechada el 25 de febrero de 1909. Y que el metáli-co existente en la Caja del establecimiento se concediera a los solicitantes de crédito.

Días después, el 14 de noviembre, vuelve a celebrarse una Sesión, esta vez públi-ca, en la que se aprueban las condiciones redactadas por la Comisión de Fomentopara la venta de las Paneras.

Según dichas condiciones la subasta se haría con el sistema de pujas a la llanaseis días después, es decir el día 20 a las 11 de la mañana en el Ayuntamiento. Lapresidiría el Alcalde y las personas que designaba como obligadas la Circular de laDelegación Regia, fecha de 13 de septiembre de 1907.

La finca objeto de la subasta, dicen textualmente las Bases, es un edificio que haestado destinado a Casa Panera, sita en la calle de la Tercia, sin número, compues-to de planta baja y alta de 157 metros cuadrados de superficie, que linda con laderecha entrando con calle de la Tercia, izquierda calle travesía del Pósito, y espal-da Basilio Mulas.

La cantidad con la que salía a subasta era de 5.964 pesetas, sobre cuyo precio seadmitirían proposiciones, pudiéndose pagar dicha cifra en cuatro años y cinco cómo-dos plazos, quedando el edificio hipotecado anualmente por la cantidad restante, lacual recibiría un interés del 4%. Si el rematante de la puja adelantaba los vencimien-tos, dicho 4% se le rebajaría del importe de los plazos según una escala de valoresque sería prolijo enumerar. Pero además, si en la primera convocatoria la subasta nose realizaba, se bajaría el 15% del precio de salida, pudiéndose realizar dicha mora-toria hasta la tercera oferta.

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No podían ser licitadores los que formaban parte de la Comisión que regía elPósito, los empleados del mismo y los deudores que estuvieran al descubierto de susobligaciones. Los interesados en la subasta debían ingresar el 5% en metálico delprecio de salida en la Caja de la depositaría del Pósito. Cifra que se les devolveríacuando terminara la subasta, reservándose únicamente la del mejor postor. Otrascláusulas fueron relativas a las obligaciones y derechos que adquirían los que subas-taran el edificio.

Obviando dichas cláusulas, por entender sería tedioso irlas anotando, diremos,que el día 15 de Diciembre, un anuncio que había sido insertado en el Boletín Oficialde la Provincia anunciando la subasta del Pósito se envía, para conocimiento de losalcaldes, a los pueblos limítrofes. Siete días más tarde, 21 de Diciembre, la Comisiónmanda al Jefe Superior de Pósitos el Edicto en el que se anuncia la segunda subastade la Casa Panera Pósito por no haber tenido postor la primera.

La Panera fue vendida, según la Escritura de compra-venta, en la tercera subas-ta, 10 de febrero de 1910, con el 30% de baja del precio de salida, es decir, seofertaba por 4.174,80 céntimos.

La subasta se celebró en el Salón de Plenos del Ayuntamiento ante una Comisiónformada al efecto, compuesta del alcalde: Antonio Millán Montalbán, Regidor Sín-dico Cayo Serrano Lucendo, párroco interino don Juan Núñez Cacho, médico titularÁngel Pereira Cabrera, depositario Carlos Gómez Sánchez, más Juan Antonio Millány Ángel Parra como mayores contribuyentes.

Abierta la licitación, informa el Acta del secretario accidental, don FernandoChacón Hervás, se advirtió al público que durante el plazo de una hora se podíanhacer proposiciones y pedirse las explicaciones necesarias. Seguidamente se pre-sentó don José Ruiz Jiménez [...] haciendo proposición por la cantidad de 4.175pesetas. Acto seguido se presentó don José Aliaga Ruiz, haciendo proposición porla cantidad de 4.176,80. Terminado el tiempo de plazo y no habiendo otro pujador,el Presidente le concedió la subasta a D. José Aliaga Ruiz.

Sin embargo, hasta que la Comisión Regia de Pósitos de la Provincia no dio suvisto bueno al remate (14 de junio) no se le comunica al Sr. Aliaga ha sido aceptadasu proposición. El 18 del mismo mes el pujador entrega el primer plazo 535,36, cifraque junto al anticipo ya entregado sumaba 835,36 pesetas. Según certificación delEscribano, la subasta se había realizado con arreglo al Art. 14 del Real Decreto de 21de Octubre de 190131.

El Pósito no se terminaría de pagar hasta el 7 de Febrero de 1913. Cinco añosmás tarde, 1918, según una nota anexa a dicha Escritura, 25 de Septiembre, comprala mitad del Pósito, según se entra a la izquierda: parte baja y segundo piso, 72

31. Archivo de la autora: Escritura de Compra-Venta otorgada por don Pedro Padilla Pa-rra, alcalde accidental, en representación del Pósito del Ayuntamiento de Argamasilla deAlba, a favor de don José Aliaga Ruiz, en 9 de Julio de 1910, ante don Augusto Encina yCrespo, abogado y Notario del Ilustre Colegio de Albacete con residencia en Tomelloso.

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metros cuadrados, José Ruíz Jiménez, licitador, junto al primer comprador, de latercera subasta.

CONCLUSIONES

Posteriormente, a pesar de la venta del Pósito de Ana de Mondéjar, la Comisiónsiguió realizando operaciones relativas al desenvolvimiento de una entidad crediticiay, como decimos al principio, aún siguió funcionando; aunque lo haría parcialmentey en este caso sólo para ayuda de labradores que acreditaran la necesidad de recibirla ayuda de dicho establecimiento32.

Pero no sería hasta 1985 cuando el Organismo Autónomo del Servicio de Pósitosfuera definitivamente suprimido por la Ley de Presupuestos Generales. Y es la Dis-posición Adicional decimotercera de la Ley 49/1998 de 30 de Diciembre de Presu-puestos Generales del Estado para 1999 la que deroga definitivamente la Ley de 23de Enero de 1906, autorizando al Ministerio de Agricultura para establecer el cauce

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Techumbre del Pósito antes de la restauración (Foto cedida por Cristina Fernández).

32. Serrano de Menchén, Pilar: La Argamasilla que nos precedió. Ediciones Soubriet.Ciudad Real 2001, pp. 74-81.

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reglamentario adecuado, por el que, en un periodo transitorio de dos años se regula-rizara la situación de los Pósitos, cuyo “Capital Paralizado” se encontraba deposita-do en el Banco de España.

Esta disposición dice así: Disposición Adicional Decimotercera: Devolución deCapital Paralizado de los Pósitos Municipales, administrado por el Ministerio deAgricultura, Pesca y Alimentación.

Quedan derogadas la Ley de 23 de enero de 1906, por la que se creó la Delega-ción Regia, y el Reglamento para el funcionamiento de los Pósitos contenido en elDecreto de 14 de enero de 1955, autorizándose al Ministerio de Agricultura, Pescay Alimentación para establecer el cauce reglamentario adecuado, con el que en unperíodo transitorio de dos años se regularice la situación de los Pósitos cuyo Capi-tal Paralizado se encuentra depositado en el Banco de España. A este fin, podrádevolver, previa petición del Ayuntamiento afectado, el mencionado Capital Parali-zado, siempre que el importe del mismo sea igual o superior a quince mil pesetas.

Para finalizar, diremos que en Argamasilla de Alba el último Alcalde queconcedió préstamos en metálico a los labradores necesitados, con cargo a losfondos del Pósito (depósito que como sabemos estaba en el Banco de España), fueCayo Lara Moya.

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FUENTES DOCUMENTALES

– Archivo Municipal de Argamasilla de Alba (AMAA)(1686/7/9). Carta-Orden enviada a Juan Fernández Muñoz, Fiscal de la Audiencia, por

el Licenciado F. Martín Izquierdo, Oficial Ejecutor de Débitos de la Orden de San Juan, paraque cobrase a Domingo Parrilla y María García 91 reales que debían al Pósito creado enArgamasilla de Alba por el presbítero Bachiller Olivares.

1761. Cartas del Mayordomo de la Calahorra al Gobernador de Alcázar de San Juan,dando cuenta de las operaciones comerciales realizadas con la venta y compra de los granosguardados o comprados en dicho establecimiento.

Escritura de Compra-Venta otorgada por don Pedro Padilla Parra, alcalde accidental,en representación del Pósito del Ayuntamiento de Argamasilla de Alba, a favor de don JoséAliaga Ruiz, en 9 de Julio de 1910, ante don Augusto Encina y Crespo, abogado y Notario delIlustre Colegio de Albacete con residencia en Tomelloso.

– ORTIZ CÁRDENAS, M.: Proyecto de ejecución de obras de Adecuación de PósitoMunicipal para Sala de Exposiciones. Plaza del Marqués de Casa Pacheco, Argamasilla deAlba, Ciudad Real. Ayuntamiento de Argamasilla de Alba. Junio 2006. Revisión Junio 2009.

– OCAÑA CARRETÓN, A.: Informe de Control Arqueológico en relación al Proyecto derehabilitación del Pósito de la Tercia. Fase I. Expediente 11/2006. Año 2009. Ayuntamientode Argamasilla de Alba.

– Archivo de la autora: Inventarios. (6/1/1622) Requerimiento del Licenciado Baltasarde Ribera, que en nombre de don Francisco Pacheco solicita se le entreguen los bienes dedoña Magdalena Pacheco, para cumplir las Obras Pías dejadas en el testamento por dichaseñora.

– Fuente oral: (1/9)2011): Delfina Ruiz Serrano, nieta de José Ruiz Jiménez, que en1918 compró la mitad del Pósito al rematante de la subasta, su primo hermano: José AliagaRuiz.

BIBLIOGRAFÍA

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1863.DICCIONARIO DE LA REAL ACADEMIA ESPAÑOLA: Asociación de Academias de

la Lengua Española. Vigésima segunda edición. CD-ROM. Editorial Espasa-Calpe. 2008.FERNÁNDEZ DELGADO Mª.C.; GARCÍA RUIPÉREZ, M.: Los Pósitos Municipales y

su Documentación. Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación. (M.A.P.A) 1989.GORDO PELÁEZ, L.J.: Pósitos, alhóndigas y alholíes: Edificios municipales de abaste-

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PILAR SERRANO DE MENCHÉN

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– La Argamasilla que nos precedió. Ediciones Soubriet. 2001.– Escándalos y conflictos en la Argamasilla del siglo XVIII. Ediciones Soubriet. 2005.TORRIJOS, P.: Historia y Genealogía. Los siglos XVII y XVIII. Sociedad y economía.

palomatorrijos.blogspot.com/2010/03/los-siglos-xvii-y-xviii-sociedad-y.html.

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EL PÓSITO DE ANA DE MONDÉJAR O PÓSITO DE LA TERCIA

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Una iglesia sanjuanista en la ribera del Alto Guadiana.Parroquia de San Juan Bautista de Argamasilla de Alba

por Abilio Huertas Ocaña

“La iglesia parroquial primitiva se arruinó en la inundación, que tantos estra-gos hizo, pero reedificada el 1560 de Vera Cruz y dedicada a la Purísima Concep-ción de Nuestra Señora, cuya imagen lleva bien marcado el sello de la época, dáhoy entrada al antiguo cementerio y se halla cerrada al culto. Dio la traza de lanueva iglesia dedicada a S. Juan Bautista y empezó la obra en 1542 Juan de Ornedo,y en 1587 el ayuntamiento contrataba con el maestro cantero Juan de Rigos lacontinuación de la obra, la que había de completar en 6 años, recibiendo en cadauno de ellos 200 ducados y los materiales necesarios…”. Inocencio Hervás y Buendía,Diccionario histórico geográfico, biográfico y bibliográfico de la provincia de Ciu-dad Real. Ciudad Real, 1914, p. 149.

Esta breve cita del diccionario histórico de Hervás y Buendía nos puede servirde prefacio a un pequeño estudio sobre la construcción de la iglesia parroquial deArgamasilla de Alba, debido a la poca información escrita que hemos conservadosobre su arquitecto, proyecto, contratación y realización, siendo incluso difícil deconcretar su fecha de inicio, pues si bien esta cita nos presenta como año de inicio1542, podemos afirmar que dicha fecha es errónea y corresponde más bien alinicio de la construcción de la primitiva iglesia de la Inmaculada Concepción,actualmente desaparecida, que fue arruinada en la inundación de 1544 y posterior-mente reconstruida1.

Argamasilla de Alba se presenta como una villa de la provincia de Ciudad Realsituada en las márgenes del Alto Guadiana, en el extremo noreste de la misma y con

1. Barquero Goñi, Carlos: “Seminario, repoblación y reconquista: actas del III Curso deCultura Medieval. Aportación a un estudio de la repoblación Sanjuanista en la Mancha:Cartas de población de Villacañas de Algodor y de Villaverde (año 1248) y capítulos depoblación de Argamasilla de Alba (años 1542 y 1563)”. “Por otro lado, a petición del Conce-jo, el Prior da a éste ciertos solares vacios en la villa, desde la calle Calvario hasta el caz delrío Guadiana que está hacia el puente, con la condición de que sean para casas, dejando calles;y que con el dinero obtenido por el Concejo con su venta se dé para la reconstrucción de laiglesia de Nuestra Señora de la Concepción perteneciente a la cofradía de la Vera Cruz”, p.173.

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un término de 43.578 Ha., fundado como un pueblo de nueva planta y asentándose enel lugar que hoy ocupa en torno a 1530-15362.

El nuevo núcleo de población recoge distintos asentamientos que se encontra-ban dentro del término y a lo largo de la ribera del río, así podemos citar desdelos más antiguos de la Moraleja, hasta Castillo de Peñarroya o Santa María delGuadiana o del Alba. Estas poblaciones se encontraban dispersas y en lugares pocosalubres debido al mal drenaje del río. Estos enclaves se encontraban en zonaspantanosas donde el paludismo, arruinamiento de cosechas y otras epidemias nofavorecía el crecimiento demográfico de estos asentamientos. Junto a estas premisasdebemos apuntar un objetivo económico en la creación del nuevo emplazamiento:éste favorecía el cobro de portazgos e impuestos a ganados que transitaban lascercanas veredas y cañadas.

Sean unos u otros los motivos nos encontramos con una población de nueva plan-ta que contará con unos 1250 habitantes en 15423 La importante empresa constructi-va que lleva pareja este nuevo asentamiento siempre se vio favorecida por el amparode la propia orden de San Juan y sobre todo por el gran Prior D. Diego Álvarez deToledo, hijo del Duque de Alba, patronímico que la nueva villa tomó como apellidoy le ha acompañado hasta la actualidad.

Argamasilla se presenta pues sin grandes familias nobiliarias que asentasen sola-res en la villa, antes bien, serán hijosdalgo y “segundones” de familias con mayor omenor abolengo las que copen los linajes de la villa, que como lugar nuevo, no dejade crecer a lo largo del s. XVI y primera mitad del s. XVII. A partir de este momentoentrará en decadencia hasta la llegada de la ilustración y la racionalización de lasempresas del agua con los proyectos de construcción del Canal del Gran Prior con elbuen drenaje de sus tierras y huertas, asistiendo a una recuperación de la población yflorecimiento de la villa que llegará a inicios del s. XIX.

2. Padilla Cortés Juan Alfonso: “Notas sobre Argamasilla de Alba”, recopilación de Juan A.Padilla Amat, ed. Asociación de Amigos del Bachiller Sansón Carrasco.

Serrano de Menchén, Pilar: “Capitulaciones de la Villa de Argamasilla de Alba. Año 1542”.Ciudad Real, 2003.

Padilla Cortés transcribe un documento donde dice: “Pero su actual poblado o ubicaciónnos da cuenta un documento de 1556 referente a una información testifical sobre el aprove-chamiento indebido sobre leñas y maderas por algunos vecinos de Campo de Criptana yAlhambra. Dice un testigo: (que de lo que ella sabe, -Argamasilla de Alba- podrá hacer 20años poco más que comenzó a poblarse esta villa y que en dicho tiempo este testigo vido quetenía cuatro o cinco casas y que cada día se han ido creciendo hasta hoy, que a su parecer,habrá hasta doscientos asentamientos de vecinos y cada día va en aumento la vecindad”, pp.20-30.

3. Serrano de Menchén, Pilar: “Capitulaciones de la Villa de Argamasilla de Alba. Año1542”. los 250 vecinos de la villa, como ella nos presenta, se pueden corresponder a esta cifrade 1250 teniendo en cuenta el sistema de conversión que viene tomándose como 4 o 5 indivi-duos dentro del concepto “vecino”, “hogar” o unidad familiar.

ABILIO HUERTAS

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Centrándonos en la época de construcción de la iglesia parroquial y volviendohacer referencia a las relaciones topográficas, debemos catalogar junto a las dosiglesias parroquiales la constancia de otras ermitas dentro de la misma poblacióno del término municipal, de las cuales sólo conservamos la actual de San Antónque ha ido cambiando con el tiempo de advocación (San Vicente Ferrer, SantaFaz…).

Nos llegan referencias de una ermita dedicada a San Sebastián en el paraje deSanta María, una iglesia en el paraje de la moraleja dedicada a San Bartolomé4 y laermita de Santa Ana al norte de la villa, que más tarde ocupará el convento de losmercedarios descalzos, fundado en el 1612, hasta el año 1825.

No nos puede extrañar que dentro de esta enorme empresa constructiva, dondeasistimos al nacimiento de una nueva villa con la planificación de un entramadourbano hipodámico, se haga necesario dotarla de aquellos edificios más representa-tivos de la pujanza de una nueva población.

No es extraño que arruinada la primitiva parroquia, posiblemente con pocaconsistencia y capacidad, fruto de un primer poblamiento y bajo la inseguridad deuna población que ha visto trasladar su emplazamiento a lo largo de la vega, setome la iniciativa de construir un templo que por solidez, capacidad ymonumentalidad, se pudiera convertir en símbolo del renacimiento de un puebloy apuesta de futuro de este asentamiento.

Estas circunstancias requerirán, que por la magnitud de la empresa, los pocosrecursos de la población nueva y la sujeción de la villa a la Orden Hospitalaria deSan Juan, se pida al priorato la ayuda necesaria para llevarla a cabo.

Para levantar el nuevo templo parroquial se tomará como modelo aquel que triunfaen este momento en el resto de la región: la hallenckirchen.

ESTRUCTURA DE LAS IGLESIAS DE PLANTA SALÓN

La planta de la iglesia parroquial de San Juan Bautista se vincula a la taxonomíade las iglesias altomedievales llamadas de planta salón, conjunto cada día más estu-diado y singularizado como una respuesta no solo nacional, sino también europea alas nuevas necesidades urbanas de poblaciones en claro proceso de expansión demo-gráfica y económica.

No nos puede extrañar que la nueva población creada a expensas de la Orden deSan Juan, con un trazado de nueva planta, quiera construir un templo que puedaemular las grandes construcciones catedralicias o abaciales que ya en otras tierrashan probado su valía. No debemos olvidar que la incorporación de esta tipología

4. Serrano de Menchén, Pilar: Relaciones histórico-geográficas-estadísticas de los pueblosde España, ordenadas por Felipe II. año 1575, Ciudad Real, 2003 , “respuestas a los cin-cuenta y un capítulos”.

UNA IGLESIA SANJUANISTA EN LA RIBERA DEL ALTO GUADIANA

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penetra desde el norte peninsular al sur y del Este al Oeste, encontrándonos en esaencrucijada de caminos5.

La tipología de las iglesias salón responde a una estructura unitaria tanto en planocomo en alzado. Suelen tender a una traza en forma rectangular. Podríamos incluiren ellas aquellas trazas de una sola nave (llamadas también “iglesia cajón”, sincrucero y como único elemento singularizado el presbiterio), pero las típicamentesalón son aquellas cuya planta está constituida por tres naves de diferente anchura,más ancha la central que las laterales, y que en su alzado tienden a estar elevadas a lamisma altura, contribuyendo así a esta concepción espacial unitaria. Esta tipologíaviene denominándose “hallenkirche” de origen alemán que por diversos caminos seincorporarán al catálogo alto medieval europeo.

Cuando este modelo incorpore la utilización como elemento sustentante el pilarcilíndrico o columnas, sobre todo en la segunda mitad del s. XVI, dará origen a lasllamadas iglesias columnarias. Sin embargo, no siempre las iglesias salón tienen porqué utilizar la columna o pilar cilíndrico como soporte, pudiendo utilizar pilarespoligonales o fasciculados.

Podríamos resumir sus características en:– Plantas que tienden a proporciones rectangulares donde el presbiterio sobresale

en forma poligonal o estrellada.– No poseen crucero que sobresalga o se subraye en planta.– Tendrán tres naves individualizándose en anchura la central. Tendrán la misma

altura utilizando el espacio de manera unitaria.– Suelen utilizar distintos tipos de soportes, predominando los soportes circula-

res, ya sean pilares o columnas.– Entre los contrafuertes suelen presentar capillas laterales, creando la sensación

de mayor diafanidad, presentado casi una estructura de cinco naves.6

5. Muñoz Jiménez, José Miguel: Las iglesias en la provincia de Guadalajara, buena sínte-sis del origen y expansión europea de la tipología en su introducción, pp. 274-276.

Lacarra Ducay, Mª del Carmen (coord.): Arquitectura religiosa del s. XVI en España y ultra-mar.

Polo Sánchez, Julio Juan: El modelo “hallenkirchen” en la arquitectura del norte peninsu-lar: el papel de los trasmeros, Zaragoza, 2004, pp. 189-192.

6. Lacarra Ducay, Mª del Carmen (coord.): Arquitectura religiosa del s. XVI en España yultramar.

De la Morena Bartolomé, Aurea: Reflexiones en torno a la arquitectura religiosa castellanaen el s. XVI, Zaragoza 2004, pp.163-164. “En el exterior domina el aspecto de la buenaconstrucción, sobriedad y solidez, la obra bien hecha. Gruesos muros y macizos sólo anima-dos por los contrafuertes y la cornisa que lo remata. Las ventanas no son grandes y, aunquecontinúan utilizándose con el arco apuntado, van a dominar las de medio punto abocinadas, ylos óculos. El aspecto macizo del exterior contrasta con el interior, al cual se abre el espaciounificado. Tendencia a los tramos cuadrados quedan como resultado la utilización de losarcos de medio punto para la nave central, y apuntados para las laterales. Solidez estructural

ABILIO HUERTAS

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Esta tipología alcanzará gran éxito debido a dos aspectos significativos: dan res-puesta a la necesidad de encontrar un espacio suficientemente grande para acoger a ungran número de fieles, junto a un factor más psicológico, la nobleza y monumentalidaddel modelo así como una gran fortaleza y solidez del mismo: “así lo declara, en 1523Juan de Rasines, al dar su parecer sobre la altura de las naves de la catedral deSalamanca {haziendose desde parecer la dicha obra muy mas fuerte y mas galanapor quanto vemos cada día las faltas y herros q. ay en las obras antiguas por noquedar a un alto las naves y quedando baxas las unas mas q. las otras azen q. brar losarcos y capillas, reventar los pilares torales lo qul. Se puede ver cada día en muchaspartes y haziendose desta manera qda. Muy fuerte y segura y no tiene necesidad deningún arco votante e de más desto se aorra muy mucha costa}”7.

No es de extrañar que el modelo se extendiera por toda la península. Bien esverdad que las plantas, formas de cubiertas, elementos sustentantes se repiten a lolargo de la geografía nacional, pero se hace difícil componer un marco cronológicoy de autores, pues en muchos casos encontramos la traza de los templos en manosdistintas de aquellos maestros canteros que llevan a cabo la obra y que reinterpretany personalizan su realización. Maestros canteros que se moverán a lo largo del terri-torio siguiendo las campañas de trabajo y creando pequeñas escuelas personales.Esta difusión hace que nos podamos encontrar elementos comunes en territorios tandistantes como la zona cantábrica o las llamadas iglesias salón vascas y las zonasmás meridionales de La Mancha.

La falta de un estudio globalizado sobre el origen del modelo y su evolución haceque sea un campo aún abierto para distintas investigaciones, al que se van incorporan-do cada día nuevos ejemplos y pequeños estudios locales que contribuyen a crear unmapa más completo e individualizado de este modelo tardogótico que comienza atener una identidad y valoración propia, más allá de una simple desnaturalización delgótico, que asume de mala manera nuevas concepciones renacentistas.

De la Morena señala como posible foco original la obra de dos grandes arquitec-tos con localización en la zona de Burgos: Juan Rasines y Rodrigo Gil de Hontañón,que crearán grupos de seguidores llevando el modelo a distintos lugares, comoCovarrubias en la provincia de Toledo8.

de los soportes en los que se puede apreciar una gran variedad que evoluciona desde los tiposgóticos, pilares fasciculados con o sin baquetones, pilares cilíndricos sin capitel, de los quesurgen directamente los nervios; al renacentista pilar cilíndrico rematado con cornisa omolduras, y muy frecuente el dórico toscano, y en casos excepcionales el jónico; o los pilaresrenacentistas cuadrados o cruciformes; y se continúan empleando como responsiones las repi-sas o ménsulas para los muros laterales. La ornamentación se carga en las cubiertas, utilizán-dose generalmente las de crucería, pasándose de la bóveda de plementos a la de casquete; enellas aparecen desde las sencillas a las complicadas estrelladas con cuatrifólios, rombos, cír-culo en torno al polo, terceletes, combados, ligaduras... propios del gótico tardío”.

7. Citado por Chueca, F., La catedral de Salamanca, Salamanca, 1951, p. 72.8. De la Morena Bartolomé, Aurea: op. cit., p. 167.

UNA IGLESIA SANJUANISTA EN LA RIBERA DEL ALTO GUADIANA

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Es interesante observar como este tipo de iglesia está perfectamente representa-do en nuestra comunidad autónoma y más concretamente en la provincia de Cuenca,con un gran número de iglesias parroquiales (26), entre las que destacamos la deHorcajo de Santiago iniciada la construcción en 1515 por García Hermosa y Juan deHornedo; en la provincia de Toledo serán 6 y en Albacete 4, incluyendo la Catedral.Por último, en Ciudad Real nos encontramos con dos únicos ejemplo: la Iglesia deMadre de Dios de Almagro y la parroquial de S. Juan Bautista de Argamasilla deAlba. Es verdad que podemos encontrar en esta provincia distintos ejemplos deiglesias coetáneas a éstas, pero con una sola nave y cubiertas con bóvedas estrella-das (iglesias cajón) y no de tres naves con la misma altura como las mencionadas.

A simple vista y haciendo un pequeño repaso al catálogo presentado podemosadvertir cómo la parroquial que nos ocupa se puede vincular a un modelo más omenos generalizado, pero también es un modelo que en la provincia de Ciudad Realapenas si tiene representación y sólo puede ser igualado por una iglesia de una pobla-ción tan importante en la época como Almagro, donde la orden de Calatrava tenía sucabeza de partido y grandes familias del norte europeo desarrollaban sus negocios.

Pasemos a analizar lo singular de la estructura de la iglesia de San Juan Bautista,teniendo como marco de referencia el modelo anteriormente estudiado, donde seconcreta en gran parte su trazado, que sirve de base para las posteriores transforma-ciones y su estado actual.

ANÁLISIS ESTRUCTURAL DE LA IGLESIA DE SAN JUAN BAUTISTA

Traza y plantaComo anteriormente hemos señalado las noticias que poseemos del arquitecto

que proyecta el templo quedan resumidas en la cita de Inocencio Hervás y Buendía,donde se atribuye la traza al arquitecto Juan de Hornedo, probablemente formado enel taller de Uclés, donde se tiene referencias de haber realizado trabajos en el perí-metro del monasterio, trabajando más tarde en la zona de La Mancha Conquense enel primer tercio del s. XVI. Debemos suponer que por la importancia de la obra y lacomplejidad de la misma el priorato de San Juan contó con un arquitecto con lasuficiente formación y renombre para el proyecto, que debemos fechar entre 1560-15659, al no tener constancia de una fecha exacta de inicio. El proyecto como enotras iglesias es llevado a cabo por distintos maestros canteros. Uno de ellos será elque acompaña a Hornedo en la misma cita de Hervás, Juan de Rigos en 1587, dondela obra no solo estaría comenzada, sino que debía estar bien avanzada, pues se piensaque en 6 años podría concluirse. Rastreando la figura de Juan de Hornedo debemos

9. Padilla Cortes, Juan Alfonso: op. cit., p. 45, recoge como año en que se pone la primerapiedra 1575, pero creo que hay que adelantar la fecha de trazado e incluso de la construcciónteniendo en cuenta como estaba de avanzada la obra en 1587.

ABILIO HUERTAS

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vincularla a las cuadrillas de maestros canteros que desde la zona de la Trasmiera(Cantábrica) fueron descendiendo a la meseta y más tarde desplazándose a zonasmás meridionales. Encontramos en la zona de Toro (Zamora), Segovia, Madrid yGuadalajara una saga de Hornedos (Pedro “el viejo”, Alonso, Lope o Juan con lazosde parentesco entre ellos) que realizan distintas construcciones desde finales del s.XVI hasta principios del s. XVII10.

La planta que se presenta en la figura 1 corresponde al estado actual de la cons-trucción. En ella podemos acotar distintos espacios que nos permitirán hacer un re-corrido por el proceso de construcción del edificio.

Si nos fijamos en los espacios primigenios, es decir, si suprimimos las dos cons-trucciones del siglo pasado que aprovecharon el saliente del presbiterio, hoy ocupa-das por la sacristía y la capilla del sagrario, así como las capillas que se abren aambos lados del presbiterio construidas en el s. XVII11, la planta tiende a un rectán-gulo más o menos perfecto donde solo sobresale del perímetro el presbiterio que sepresenta con una cabecera también rectangular y plana.

10. González Echegaray, Mª Carmen y otros: Artistas cántabros en la Edad Moderna.Salamanca, 1991, pp.335-336.

11. Hervás y Buendía, Inocencio: Diccionario histórico geográfico, biográfico y bibliográ-fico de la provincia de Ciudad Real. Ciudad Real, 1914, p. 150, las presenta como una formade romper con la elegancia de la traza y alzado original.

Fig. 1. Planta de la iglesia parroquial de San Juan Bautista Argamasilla de Alba.

UNA IGLESIA SANJUANISTA EN LA RIBERA DEL ALTO GUADIANA

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Como se puede observar el espacio se distribuye en tres naves con mayor anchu-ra la central con respecto a las laterales. La nave central es el doble de ancha que laslaterales. En el proyecto inicial existen 6 tramos de nave de los que solo se constru-yen 3,5, quedando por cubrir aproximadamente un tercio de la misma 2,5 tramos.La planta de los tramos centrales está comprendida dentro de un cuadrado de 7 x 7,mientras las laterales originan rectángulos de unos 3 x 7 metros. Podemos calcularuna longitud de 28 metros y unos 15 metros de anchura en el espacio construido.

En planta queda reflejado como el primer tramo de las naves central y lateral secubre con bóvedas estrelladas o de terceletes, mientras que los tramos siguientes secubrirán con bóveda de crucería simple, hasta llegar al cuarto tramo, donde nos en-contramos con una cubierta en bóveda de arista en las naves laterales y cañón en lacentral, fruto de un cerramiento que se realizó a finales del s. XVII. Esta últimabóveda central ocupa sólo un tercio del tramo, mientras las aristas laterales ocupanlos dos rectángulos. Este hecho explicaría que parte de los pilares centrales quedenembutidos en el muro de los pies, al ser éste un posible cerramiento momentáneoque permitiera el culto en el interior de la iglesia a la espera de poder concluir enalgún momento tan magna obra.

La traza se completaba con la realización de capillas laterales entre los grandespilares utilizando la potencia de los mismos para crear estos espacios, convirtiéndo-se en verdaderos arcos tirantes entre los contrafuertes. Esta distribución contribuye acrear una sensación de mayor amplitud, pues visualmente añadimos dos naves más alas tres anteriores, pasando de una estructura de tres a cinco naves.

Por último señalar la parte inacabada12, conocida popularmente como “el descu-bierto”, que ocupa la parte de los pies, construido hasta el arranque de las cubiertasy que conserva la traza original en cuanto a soportes, pilares circulares y contrafuer-tes. Se conserva la gran potencia de los muros que corresponderían a la base de dostorres que enmarcarían la fachada principal.

Al no concluir la entrada principal en la planta se reflejan dos puertas que seabren en el tercer tramo a ambos lados de las naves laterales.

Alzado: elementos sustentantes y sustentadosLos muros que cierran el perímetro del templo están constituido por mampos-

tería (ripio y argamasa) enmarcado por buen sillar de piedra caliza, (probablemen-te traída desde la misma cantera que para el Castillo, pues tiene la misma tipología

12. Muñoz Jiménez, José Miguel, op. cit.“La variedad de propuestas y focos de recreaciónse traduce en una diversidad de elementos, pero todos estos templos tienen en común que seplantean como programas grandilocuentes y monumentales, con dimensiones que sobrepasa-ban las necesidades reales. Sin grandes alardes constructivos ni decorativos, se conseguía unedificio al modo de las grandes catedrales de las ciudades importantes. El resultado casi co-mún de esa megalomanía es que en muchos casos no pudieron terminarse por la falta demedios económicos, quedando la mayoría de ellas inconclusas”, p. 279.

ABILIO HUERTAS

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que la piedra empleada allí). La utilización de estos sillares queda reducida a losgrandes pilares que conformaran los contrafuertes y cornisas en el exterior y loselementos sustentantes del interior junto con algunos arcos de descarga. Soloaparece una capilla construida en buen sillar isódomo, la tercera a la izquierda delevangelio. Esta podría ser una capilla que en un principio pudo utilizarse comocapilla del sagrario para poder oficiar hasta la conclusión de la iglesia. Estosmuros de mampostería al interior están recubiertos de un enlucido de arena y cala modo de estucado. El encalado tenía también una función sanitaria: la desinfec-ción periódica del templo.

El exterior es un espacio muy cerrado, creando un ritmo de entrantes y salientesmediante la ruptura de la cornisa por parte de los contrafuertes. La disminución dela potencia de los contrafuertes mediante la utilización de molduras o boceles,llamados relejes, con una doble función estética y orgánica el favorecer el desagüe yproteger las partes bajas del pilar alejando el agua de lluvia de la base del contrafuer-te, crean un ritmo ascendente. En el interior del templo cada contrafuerte se corres-ponde con un semipilar circular desde donde parten las nervaduras de las bóvedas.Dos pilastras cajeadas de orden dórico sirven de arranque a los arcos de medio puntoque originan las capillas laterales. Como en el exterior estos elementos sustentantesy arcos de descarga se realizan en buen sillar.

Fig. 2. Interior de la iglesia de San Juan Bautista.

UNA IGLESIA SANJUANISTA EN LA RIBERA DEL ALTO GUADIANA

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El pilar circular es quién organiza el espacio entre la nave central y las laterales.Estos pilares tienen la siguiente estructura: sobre un plintón o zócalo circular se asientauna basa compuesta por dos toros y una escocia que sirve como soporte a un fuste lisode sillares regulares bien trabajados, con un cuerpo interior de cantería irregular queconstituye el alma del pilar. El capitel se reduce a un conjunto de molduras anularesa modo de collarinos que dan paso a un cuerpo de arquillos ciegos y pareados sobrelos que se desarrolla una faja vegetal con formas espinosas muy típicas del mundo delgótico tardío, reminiscencias del plateresco, como podemos comprobar en la decora-ción de las claves. Estas fajas decorativas acogerán el inicio de las nervaduras de lasbóvedas simples y estrelladas. La forma de recoger los nervios condiciona la faja dearquillos, creando un ritmo de arquillos pareados que acogerán un nervio de menorpotencia si es arco de crucería, o una faja más ancha si se trata de un arco formero.

Las bóvedas se trazan en relación a la planta que en la nave central será cuadradasobre arcos formeros de medio punto rebajados, dando una tipología de cruceríavaída. En las laterales la planta tendrá forma rectangular con dos arcos formerosapuntados (este /oeste) y dos rebajados (norte/sur) con una tipología barlonga.

La tipología de bóvedas y la forma de realización de las mismas está en funciónde la evolución constructiva del templo. En el primer tramo nos encontramos bóve-das de terceletes, donde la nervadura simple de la bóveda de crucería se complica

Fig. 3. Exterior de la iglesia de San Juan Bautista.

ABILIO HUERTAS

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con la adición de nervios secundarios o terceletes, llegando a su máxima expresión enla bóveda central del primer tramo, creando una bóveda estrellada donde la clavecentral recoge, al contrario que las bóvedas de tradición musulmana, la intersecciónde sus nervios. Las bóvedas de ojiva, aunque sean como en este caso sobre arcosformeros rebajados, dando lugar a perfiles poco apuntados, tienen una estructurasimilar. Sobre cuatro arcos formeros se trazan en perpendicular dos grandes arcos decrucería que servirán de soporte al resto de la fábrica o cerramiento llamadaplementería. Los arcos formeros y cruceros o terceletes se realizan en buen sillarfrente a la plementería que está constituida por mampostería revocada y encalada.Este tipo de bóvedas serían las diseñadas en la traza original para todo el templo,pero como hemos indicado, cuando los recursos van escaseando y la construcción seva dilatando en el tiempo este tipo de bóvedas se cambian por otras de cruceríasimple, que serán las que se realicen en el segundo y tercer tramo de las naves. Laúnica licencia decorativa que se permitirán será la introducción de claves de piña conformas vegetales y heráldicas. Todas ellas presentan la cruz de San Juan dejandoclara constancia de la participación de la Orden en la empresa constructiva. En algu-nos casos están prácticamente enmascaradas por la maraña vegetal. En el tercer tra-mo de nave comienza a escasear la piedra y se realizará parte de la ojiva con adoberecubierto simulando piedra, anunciando la falta de recursos y la eminente conclu-sión de la obra a la manera del s. XVII. En las capillas a los pies, se sustituye labóveda de crucería por bóvedas de arista abandonando las nervaduras en piedra. Enel descubierto podemos observar como se conserva un último esfuerzo constructivo,al poder ver dos de los arcos formeros construidos en adobe como inicio de lo quepodría ser unas nuevas bóvedas de arista.

Las bóvedas descansan en pilares o pilastras dependiendo si pertenecen a la navecentral o a las laterales, salvo en el primer tramo junto al presbiterio donde las nerva-duras de las bóvedas laterales quedan embutidas en el muro mediante una formadecorativa a modo de jarrón que denominamos “lampeta”. Estas molduras las encon-traremos en el descubierto en los ángulos del muro de los pies y a junto a lo que seríala puerta de entrada proyectada como principal y que más tarde analizaremos.

Dentro del proyecto uno de los espacios conservados con mayor personalidadserá el presbiterio que se aleja de los modelos seguidos hasta ese momento por estatipología de iglesia. Solían tener presbiterios con claros recuerdos góticos: bóvedasestrelladas y plantas poligonales. La gran originalidad del presbiterio de la iglesia deSan Juan Bautista es la utilización de una concepción tan clasicista como el recuerdode los grandes arcos triunfales de la antigüedad. El presbiterio se constituye en unenorme arco de medio punto con casetones, que no solo lo engrandecen comoespacio visual, sino que aligeran la estructura de la bóveda abandonando formas másancladas al mundo medieval a favor de formas más italianizantes.

Tras el análisis estructural de los elementos que constituyen el edificio podemosrealizar una valoración de la concepción del espacio interior que nos presenta elproyecto y lo realizado y conservado en la actualidad. Lo primero que observamos

UNA IGLESIA SANJUANISTA EN LA RIBERA DEL ALTO GUADIANA

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es la unidad visual del espacio que apenas queda interrumpida por ningún tipo deobstáculo, gracias a la utilización del pilar circular como elemento sustentante, per-mitiendo esa unificación. Al presentarse las tres naves a la misma altura contribuyeaún más a acentuar la perspectiva unitaria del espacio, ello se verá agrandado por lautilización de los espacios entre contrafuertes como pequeñas capillas que se abren alas naves laterales creando un espacio en expansión. Observamos que responde cla-ramente al planteamiento de las iglesias columnarias. La concepción del espacio darespuesta a las necesidades de acoger a un buen número de fieles, así como trasmitirla solidez y monumentalidad del edificio.

La luz inundará las naves desde un claristorio formado por un cuerpo de venta-nas que horadan los muros laterales sobre los arcos que conforman las capillas late-rales, en forma de arcos de medio punto creando saeteras alargadas que permiten unailuminación clara y natural. Este tipo de ventana será común en el s. XVI y marcaráun cambio de gusto estético dentro del Renacimiento frente a los espacios espiritua-les y simbólicos del gótico. La luz contribuirá a clarificar el propósito de la traza,focalizará nuestra atención hacia el punto central que ocupará el presbiterio visibledesde cualquier ángulo del templo.

Una valoración especial merece el espacio inacabado por permitirnos observarcómo pudo ser el proceso constructivo del templo (figura 4). El descubierto selevanta hasta la zona de arranque de las bóvedas, uno de los pilares posee todavía

Fig. 4. El descubierto.

ABILIO HUERTAS

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el inicio de los nervios que constituiría una bóveda estrellada. En ambos ángulosnos encontramos con las mismas lampetas que teníamos en el muro del presbiterio,lo que nos permite observar la unidad en el trazado. Dentro de este espacio apa-recen dos arcos de medio punto rebajados superpuestos a distinta altura y quepodríamos identificar con el inicio de lo que sería el coro a los pies. En la partebaja del muro de entrada volvemos a observar la misma solución de embutir losnervios dentro del muro en lo que sería techo de entrada y suelo del coro a la vez.El segundo arco se abriría como balconada a la nave central. Los pilares que losustentan presentan pequeñas pilastras cajeadas sobre las que arrancan la rosca delarco con una decoración de casetones, otro elemento que nos recuerda la decora-ción del presbiterio.

Podemos observar como la construcción de este espacio sigue la tipología delresto del templo hasta llegar al arranque de los arcos formeros, dejándonos a la vistaarcos apuntados compuestos por adobe, que más tarde serían cubiertos por estucados,en algunos casos simulando la piedra.

Elementos decorativosEn cuanto un posible programa ornamental del edificio son escasos los elemen-

tos que nos han quedado. Junto a las fajas vegetales que conforman los capiteles y lasclaves de las bóvedas de crucería (especialmente el segundo tramo de la nave cen-tral) compuestas por la cruz de la Orden de San Juan, una piña y hojas espinosas,sólo aparecen escudos nobiliarios como elementos decorativos en el interior. Proba-blemente estos últimos de época posterior.

En el exterior conservamos dos escudos de la Casa de Alba entre los dosprimeros contrafuertes, en el muro norte y sur encima de las capillas añadidas enel s. XVII. Los escudos están enmarcados por dos pilastras acanaladas y de ordencompuestas sobre ménsulas rematadas por dos pequeños roleos. Con una estruc-tura similar se conserva la decoración de una de las ventanas construidas en la basede la torre norte, donde podemos observar la ventana formada por un arco demedio punto entre dos columnas toscanas que descansan sobre ménsulas, corona-das por un fragmento de arquitrabe desde el que parten dos roleos vegetales queenmarcan el escudo de la Casa de Alba. En el centro del arco aparece una ménsulacon la cruz sanjuanista.

En la puerta sur podemos observar el inicio de arranque de un arco de mediopunto con una decoración de casetones decorados en su interior con formas enpunta de diamante y rosetas, alternándose ambos motivos. En la misma puertaaparece una pequeña hornacina coronada por una rocalla, aunque actualmente nola podemos ver por encontrarse oculta tras la estructura de la última restauración(poco afortunada).

UNA IGLESIA SANJUANISTA EN LA RIBERA DEL ALTO GUADIANA

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ADICIONES POSTERIORES: CAPILLAS CASA PACHECO Y LOS OROPESA

En el siglo XVII se añaden al proyecto original dos capillas a ambos lados delpresbiterio que sobresalen, tanto en planta como en alzado, de las dos capillas. Sóloconservamos en la actualidad la del Marqués de Casa Pacheco13. Las capillas seadosan a la construcción realizada, y esto lo podemos comprobar en el lado nortecuando en el muro exterior vemos como el primer y segundo contrafuerte quedanincluidos en el muro de cierre de la capilla del Marqués de Casa Pacheco, es más,podemos ver como parte de la ventana queda tapada por el nuevo tejado que cubredicha capilla.

Estas capillas en el interior se estructuran como las demás que aprovechan loscontrafuertes, salvo que su arco de medio punto se levanta a mayor altura utilizandocomo decoración de su clave una ménsula. La adicción de estas capillas podría llevara la confusión al poder pensar que se trataba de un pequeño crucero, pero se puedeapreciar claramente que ambas capillas cuentan con autonomía constructiva e inclu-so con acceso propio.

Centrándonos en la capilla de Casa Pacheco sabemos que se construye comopanteón familiar sobre cripta que aún se conserva y con acceso directo desde la calle.Se cubre con una bóveda de lunetos típicamente del s. XVII y con el escudo de lafamilia centrando la bóveda vaída central. El interior se estructura en dos pisosmediante una cornisa que unifica todo el espacio. En el muro norte se abre la puertaactualmente cegada y de la que conservamos vestigios en el exterior: las jambas y eldintel en un buen sillar coronando la puerta un tímpano triangular centralizado poruna hornacina con rocalla. En el segundo piso nos encontramos con una ventanarectangular que dará luz directa a la capilla.

La entrada de la capilla, al igual que sucede con otra capilla desaparecida, seestructura como un gran arco de medio punto cajeado sobre pilastras dóricas igual-mente cajeadas. Lo más original es la solución que presentan para disimular como eltejado de la capilla ha tapado la parte baja de la ventana. Para ello utilizan la decora-ción heráldica: un escudo de la Casa Pacheco ocupa la mitad de la ventana y ocupan-do las enjutas de los arcos dos escudos más, creando un ritmo muy plástico dentro dela sencillez de los muros interiores.

Es importante señalar que dentro de esta capilla se encuentra el cuadro ex voto deD. Rodrigo de Pacheco objeto de estudio tanto por constituirse en el documentofundamental que sustenta nuestra tradición cervantina, como por su buena facturapictórica, aunque no tengamos la firma del autor pero sí la fecha.

13. N. A. La capilla del muro Sur (vinculada a la familia Oropesa) desapareció en el s. XX,con la ampliación y consolidación de la carretera. Al interior conserva su estructura de entra-da. En el exterior se presenta revocada por materiales del s. XX.

ABILIO HUERTAS

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Esta capilla tuvo rejería hasta el S XX que la separaban del resto del templo. En laúltima restauración desapareció esta separación incorporándose plenamente a la es-tructura del templo.

POSTERIORES INTERVENCIONES Y ESTADO ACTUAL

Tras el cerramiento a finales del s. XVII o probablemente iniciado el XVIII, laiglesia no presenta nuevas adiciones seguramente hasta la intervención en el lado sur(s. XIX) con la realización de una posible sacristía en el solar que hoy ocupa lacapilla del Sagrario, y que llegó al s. XX como desván con función de trastero.

A principios del s. XX se realizó la actual sacristía aprovechando el saliente queconformaba el muro norte con respecto al presbiterio. En un principio se construyócon un solo piso y posteriormente se le añadió un 2º piso, alcanzando una alturasimilar a la adicción del muro sur.

De las torres proyectadas sólo se llegó a construir los primeros pisos de ambas,llegando a construir un piso más en la del lado norte. En ella encontramos la ventanaque hemos analizado como posible solución decorativa. En la actualidad está ocupa-da por una vidriera dedicada a la patrona la Virgen de Peñarroya. En 1931 la torre notenía cuerpo de campanas y se remataba con una espadaña centrada en un reloj y unasola campana. En los años 50 del pasado siglo se concluye esta torre incorporandoun cuerpo de campanas y una pequeña linterna coronada por chapitel piramidal. Losmuros son de ladrillo visto y teja árabe sobre el cuerpo de campanas, mientras quepara el chapitel se utiliza pizarra.

Durante la Guerra Civil el templo se utilizó como garaje destruyéndose práctica-mente todo el mobiliario. Sólo se conservó uno de los canceles de las puertas latera-les (cancel norte) y el cuadro ex voto. El humo tanto de los vehículos como de lashogueras realizadas en el interior ennegreció la piedra y tras terminarse la contiendase pensó en una manera de adecentar el interior del templo. Así en los años 60 sepintó todo el interior enmascarando las zonas trabajadas con buen sillar y los murosde mampostería. En estos años se sustituye la cubierta de teja árabe por teja de uralita.

En este estado llega a los años 80 del s. XIX donde se inician los estudios para surestauración, que consistirían en:

– Refuerzo y reparación de la cubierta, restitución de la teja árabe.– Quitar la pintura y limpiar la piedra.– Consolidar aquellas zonas de la plementería que estaban siendo atacadas por

humedades.Durante distintas campañas iniciadas en 1986 se llevan a cabo estas intervencio-

nes que han devuelto el aspecto primigenio al interior del templo. Se realizó larestauración y consolidación del cancel norte y sobre todo se recreo un nuevo cancelen la entrada Sur. En el exterior se ha intervenido (con poca fortuna) sobre las entra-das laterales creando una estructura de tejadillo que rompe con el resto del exterior.

UNA IGLESIA SANJUANISTA EN LA RIBERA DEL ALTO GUADIANA

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Una intervención posterior consolidó los contrafuertes y el descubierto prote-giendo los arcos formeros y pilares mediante tirantes y revocos impermeabilizadores.En este espacio se sigue necesitando dar una solución a la protección de aquelloselementos que seguimos conservando, pues la piedra caliza y el adobe son materialesmuy sensibles a las inclemencias del tiempo.

CONCLUSIÓN

A través de esta pequeña monografía espero poder poner en valor la importanciadel templo parroquial de Argamasilla de Alba. He intentado mostrar su vinculacióncon una tipología de iglesia muy extendida y a la que aportamos elementos novedososfrente a otros ejemplos más arraigados en el pasado, incluso cercanos a nuestra zonacomo es el caso de la Iglesia de Madre de Dios de Almagro.

Todo aquello que no conocemos no somos capaces de valorarlo y conservarlo.Argamasilla no se ha caracterizado por conservar su patrimonio arquitectónico. Es-tamos en un momento donde el bagaje cultural y patrimonial puede ser la base de undesarrollo en otras actividades diferentes a las tradicionales. Hoy por hoy, la iglesiaparroquial es el mayor patrimonio arquitectónico de la villa.

ABILIO HUERTAS

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Valor y técnicas constructivas de los portones ycanceles de la parroquia de San Juan Bautista

de Argamasilla de Albapor Antonio Salazar Fernández

Antes de comenzar a explicar los problemas y soluciones que tuvimos que reali-zar para restaurar los canceles y portones de la parroquia de San Juan Bautista, tengoque comentaros que, desde mi juventud, he tenido la ilusión de poder, algún día,restaurar los canceles de la Iglesia. Así, cada vez que iba a ella me quedaba obser-vándolos para tratar de comprender cómo estaban hechos e imaginar la forma depoder restaurarlos.

En la primera restauración de la Iglesia, siendo cura párroco D. Luis Cavadas, seformula un Proyecto de Presupuesto para la restauración de los canceles; pero no selleva a efecto por falta de fondos.

Posteriormente, en los años 2000, 2001 y 2002, siendo párroco D. Benito Huer-tas, se retoma el proyecto de la restauración de los canceles y se estudia la posibili-dad de acometerla por fases –sin perder ni alterar el estilo, los materiales y estilo delos canceles existentes– de la forma más económica posible.

Se tomó esta decisión para poder terminar la restauración de los dos.

PROBLEMAS Y SOLUCIONES EN LA RESTAURACIÓN DE LOS CANCELES

Para empezar a comentar los problemas y soluciones en la restauración de loscanceles, diré, que los originales estaban construidos con madera de pino en toda suestructura y peinacería, siendo los tableros y cuarterones de nogal español, adorna-dos con dos grecas de un centímetro de nogal incrustadas, formando cuadrosenmarcando los cuarterones.

Nuestra obra la comenzamos por el cancel del lado de la carretera, conocido asípopularmente, donde había un tabique de obra y faltaba el setenta por ciento delcancel. Por ello tuvimos que fabricar, siguiendo las medidas y caracteres del cancelprincipal, las dos puertas centrales y los cuarterones de esquinas. Asimismo termina-mos el dintel superior, donde faltaba el noventa por ciento del mismo y al que, inclu-so, le faltaba un tercio del escudo que hay en dicho dintel.

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Cómo no teníamos más presupuesto terminamos la primera fase de la restaura-ción quedando por realizar el escudo y el copete de la parte superior.

En la segunda fase, año 2002, acometemos el arreglo del cancel de la puertaprincipal, cuyo mayor deterioro consistía en que se habían cortado partes fijas deldintel superior para entrada y salida de imágenes y carrozas.

Para llevar a cabo la obra, se desmontan las dos hojas de la puerta del cancel parareformarlas, haciéndolas lo más altas posibles. Aquí el problema se planteó al tenerque respetar la talla del Príncipe Emmanuel Filiberto de Saboya que hay en el dintel.

Asimismo se restauran molduras y copetes de la parte superior. A la misma vez sehacen los copetes tallados superiores de este y del otro cancel, terminando también elescudo de armas que hay en el dintel del cancel de la puerta de la Iglesia que da a lacarretera, el cual, cómo sabemos, se quedó inconcluso en la primera restauración.

No he comentado, que después de un largo estudio y valoración del trabajo arealizar, nos habíamos encontrado con las dificultades propias de la complejaconstrucción de los mismos; ya que están fabricados con sistemas estructuralesantiguos donde la mano de obra no tenía apenas costo o no se cobraba; aunque elmayor problema de la restauración de las puertas de dichos canceles la encontra-mos en que estaban construidas con toda la peinacería EMBOQUILLADA; queera la forma en que se fabricaban todas las obras de artesanía de madera hasta losaños cincuenta aproximadamente.

Y es a partir de esos años, con los nuevos sistemas de fresas, molduras ycontramolduras colocadas en máquinas como la TUPIS o COMBINADAS, cuandose empiezan a realizar dichos trabajos de peinacería con sistema de JAQUILOCA;que al efecto óptico es el mismo. Sin embargo, este último sistema no nos permitía, endicho trabajo de los canceles, poder hacer la greca de nogal y un pequeño detalle en lamoldura perimetral. Como nuestro mayor empeño era hacer el trabajo una copia delexistente, necesitamos que nos fabricaran, expresamente, varios juegos de fresas ycontrafresas para hacer las molduras de peinacería, fresado de tableros o cuarteronesy moldurones de dinteles y cornisas superiores totalmente iguales a los antiguos.

Otro problema que se nos plantó fueron los tableros o cuarterones; que ademásde estar fabricados en nogal español, tienen un fresado y vaciado desigual con moldurarebajada en las cuatro esquinas con forma redonda y dos centrales de media luna. Eneste caso solucionamos el problema con una fresa-trompo que inventamos, colocán-dola en el árbol de la TUPI. Los vaciados y rayados centrales los hicimos con unPANTOGRAFO; dichos tableros o cuarterones los fabricamos de madera de emberoque es lo más parecido a los cuarterones existentes.

Esta solución fue la más viable teniendo en cuenta que, con el paso del tiempo, alenvejecer el pino, se van igualando las tonalidades de las maderas. Asimismo opta-mos por eliminar en el proceso de restauración la incrustación de las grecas de nogal:lo hicimos no sólo por el trabajo sino por el coste que supondría su realización, dadoque los canceles se pensaban teñir y barnizar oscureciéndolos y no se apreciaría eldetalle de ese laborioso trabajo.

ANTONIO SALAZAR

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Cancel norte, antes y después de la restauración.

VALOR Y TÉCNICAS CONSTRUCTIVAS EN SAN JUAN BAUTISTA

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Otro inconveniente importante fueron los herrajes de dichos canceles; pues enel existente de la cara norte, las puertas estaban montadas con pernios o goznesclavados fijos en los largueros y no se podían desmontar, y en el de la carreterano existía nada.

En este caso optamos, teniendo en cuenta que íbamos a desmontar las puertas dellado norte para alargarlas en altura, quitar los pernios clavados y fabricar unas BISA-GRAS-PERNIO longitudinales en todos los largueros; que nos permitieran dar fuer-za a los mismos y así poder desmontar las hojas cada vez que se necesitase sin incon-veniente alguno.

Sin embargo los problemas no se terminaron; ya que además de las BISAGRAS-PERNIO, teníamos, para el cierre de dichas puertas, una FALLEBA y un PASADORinferior de gran ARTESANIA DE FROJA Y LIMA. Dicho contratiempo lo solucio-namos ampliándole a la falleba un trozo para conseguir la altura que teníamos pre-visto por ampliación de las puertas.

También colocamos, en la puerta del lado de la carretera, dos PASADORES DEFORJA que nos fabricaron con medida especial para dicha puerta.

Una vez construidas y restauradas las puertas creíamos, eso nos parecía, quehabíamos terminado la obra; pero quedaban dos o tres cuestiones importantes queresolver. La primera los dinteles; que en el caso del cancel de la carretera faltabaprácticamente todo.

A pesar del mal estado que presentaba, nos habíamos encontrado con restos delmismo en el techo de dicho cancel, lugar donde también hallamos parte de los cajo-nes sobrecolumnas salientes en las esquinas; que son los adornos o fuentes que vancolocadas sobre dichos salientes y, lo más importante, un capitel tallado de las pilastrasde las esquinas; ya que el resto de las pilastras faltaban en los dos canceles. Noobstante, y a pesar de tan importante hallazgo, no teníamos ningún resto de las co-lumnas que debieron existir colocadas en las esquinas de los canceles y que, segúnmi criterio, debían ser aproximadamente de 25 centímetros de diámetro, estandocolocadas sobre un basa ascendiendo hasta los agujeros que existen en los salientessobrecolumnas, las cuales les darían, además de la terminación del trabajo, un granenriquecimiento de artesanía a la obra.

Otro inconveniente que nos surge es la talla de los tres capiteles para laspilastras; pues después de varias pruebas con madera de pino, el tallista que noshacia el trabajo nos dijo, que no podía realizar el trabajo manual sobre esa madera.Por ello optamos fabricarlos con PANTOGRAFO-COPIADOR dándole la termi-nación final manual.

Por último nos quedaba terminar el escudo del cancel de la carretera. En estecaso, y aunque no somos expertos en heráldica, después de realizar diversas investi-gaciones y porque teníamos parte de dicho escudo, entendimos, salvo que se noscorrija, que el escudo que figuraba en dicho cancel es el escudo que usaron los reyesde España de la casa de Borbón, conocido como “Escudo pequeño”, que únicamentelleva las armas de Castilla, León y Granada sumadas del escusón de las flores de lis

ANTONIO SALAZAR

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VALOR Y TÉCNICAS CONSTRUCTIVAS EN SAN JUAN BAUTISTA

Cancel sur, antes y después de la restauración.

borbónicas y a veces rodeado del Toisón de Oro o las Columnas de Hércules. Traba-jo que realizamos copiándolo.

Después de haber terminado la obra, que fue, aún lo es, para mí una ilusión satis-fecha, según mi punto de vista, nos faltó dirección y asesoramiento de personas téc-nicas: expertos en historia del arte, patrimonio, etc.… pues yo solo soy un carpinterode oído, ojímetro y atrevimiento.

RESTAURACIÓN DE LOS PORTONES EXTERIORES

La otra restauración que ejecutamos fue la de los portones exteriores.Dichos portones se mantienen casi en perfecto estado; pues solo tienen desgastes

en peinazos inferiores por el paso de las puertas, alguna tabla rota y quizá lo másimportante, les faltan CLAVOS-ROSETA triangulares exteriores.

Los portones están fabricados en madera de pino toda la peinacería y tablas exte-riores. El interior, cuarterones y greca central de nogal.

Según mi punto de vista, y aunque prácticamente no le damos tanta importancia alos portones como a los canceles, para mí, siendo una obra menos fina, es quizá laobra más importante en madera y forja que tiene la Iglesia.

¿Por qué?

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ANTONIO SALAZAR

Porque aunque exteriormente son solo tablones lisos unidos y clavados conclavos de forja artesanos y rosetas triangulares de fundición colocadas al azar(parece). Interiormente dichos clavos o punta de los mismos forman un belloadorno alineado sobre la peinacería de dichos portones, llevando como comple-mento unas arandelas redondas, tipo tachuela, que sirven a la vez para remacharla punta de los clavos. Sin embargo, no es esa la mayor obra de artesanía; puestienen, en su interior, tableros cuarterones, cómo no, tallados a mano, los cualesno tienen prácticamente líneas rectas.

Para culminar tan laboriosa y gran obra llevan una GRECA o tira de madera denogal colocada en la peinacería entre las molduras perimetrales de los cuarterones,que no son postizas, sino que son de la misma pieza.

Admirados por el trabajo que los artesanos hicieron en dichos portones, nos em-pleamos en desentrañar la forma que utilizaron para colocar dicha greca (quizá tengaalguna pieza postiza que permita alojar dicha greca); pero he de decir que no lohallamos ya que los portones por su buen estado no los desmontamos.

Respecto a los herrajes de estos portones son una magnífica obra de artesanía deFORJA Y LIMA en las FALLEBAS, CERROJOS y BISAGRAS-GOZNE; aunqueen este caso me vais a permitir deciros, que el gran problema de la mayoría de laartesanía es que ponemos al alcance de la misma a desalmados sin escrúpulos, que enlugar de hacer reparaciones o restauraciones, se dedican a destruir y deteriorar lobien hecho (LÁSTIMA DE ARTE).

El problema mayor que nos surgió fue reponer los clavos exteriores que faltabano estaban rotos; pues según nuestro criterio no podíamos colocar nada parecido.

Después de varias gestiones con ferreteros y artesanos de la forja, encontramosun fabricante (vasco) que nos dijo fabricaría dichos clavos igual que los existentes;pero en lugar de huecos, que eran los antiguos, son macizos de fundición.

Con estas actuaciones dimos por terminada la restauración acometida; pero nues-tro interés por dicha obra aún no ha terminado; porque esperamos que, en años veni-deros, se puedan acometer nuevas actuaciones. Entre otras la restauración de lascolumnas que debieron existir colocadas en las esquinas de los canceles y otros deta-lles que han quedado pendientes y así terminar por completo la restauración de loscanceles y portones de la Iglesia de San Juan Bautista de Argamasilla de Alba.

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El tapialpor Obdulio Hilario Torres

En la etapa final de los años 50 la vida rural en los pueblos de La Mancha teníanuna existencia de autoconsumo –muy parecida o igual, que el resto de los pueblos deEspaña– una vida que no había cambiado sustancialmente desde la Edad Moderna,conservando incluso tintes medievales en determinadas áreas sociales. Es cierto quealgunos aspectos si habían sufrido un cambio grande, a veces significativo, por ejem-plo en la sanidad.

La enseñanza en general, carecía de principios básicos, empezando por los maes-tros, con sus honrosas excepciones, y acabando con el material didáctico, por noadentrarnos en los inexistentes laboratorios. El tren escaso, tardón, con retrasosastronómicos y con otros inconvenientes aparejados, había reducido tiempos y dis-tancias, pero seguía siendo un medio poco empleado, utilizado únicamente en cir-cunstancias especiales por una parte reducida de la población.

El ferrocarril llevaba funcionando desde finales del siglo XIX, aunque a mayoríade los pueblos fue llegando paulatinamente en años posteriores.

Los hombres salían del pueblo cuando iban a la mili; las mujeres seguían estandoen condiciones parecidas a siglos anteriores.

En fin, por no hacer demasiado extensa la introducción, diré que la mayoría de lapoblación rural nacía vivía y moría en el lugar de nacimiento, y muchos de ellos noconocían otras poblaciones que las más inmediatas, si acaso.

La población española era eminentemente rural, y como tal seguía los cánonesque dictaba su unión al lugar de origen.

Nos situamos en la década de los 50 del siglo pasado.Es aquí cuando se empiezan a producir acontecimientos que cambian el mapa

social de España. No es uno solo, son varios los factores que conllevan a ese cambio.A nivel económico, el sistema autárquico en que se basaba el régimen estaba

agotado: falta de recursos alimentarios, falta de materias primas para el desarrollo,cartillas de racionamiento, pocas medicinas y caras, el dinero no circulaba porque nohabía, etc. Se sufren varias devaluaciones de la moneda en estos años.

El desaguisado económico provoca otro político, por lo que intentan corregir elprimero cambiando el segundo.

Se realiza entonces el llamado plan de ajuste económico o plan de estabilizaciónpor el ministro Ullastres en el año 59. Se establecen relaciones diplomáticas con la

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Santa Sede y también con EEUU de Norteamérica que coloca sus bases militares enEspaña a cambio del reconocimiento del régimen, dinero, leche en polvo y queso debola de los excedentes que tenían y que sirvieron para paliar un poco la hambruna deaquellos años que padecía gran parte de la población española.

En Argamasilla es inaugurada la presa de Peñarroya por el ministro VigónEs en este panorama cuando se empiezan a dar las primeras migraciones: unas al

exterior: Francia, Alemania y Suiza principalmente, aunque no las únicas, y otras alinterior dirigida a los principales focos de desarrollo económico: Madrid, Barcelonay Valencia principalmente.

Este conjunto de acontecimientos provocan unos cambios en cascada que vienena modificar esta vida rural largamente mantenida en un estado semilarvario, un mun-do rural que giraba alrededor de la tierra y que en La Mancha estaba compuesta delatifundios, en su mayor parte, resto de las antiguas órdenes militares, una vida ruralque giraba alrededor de un elemento, —por llamarlo de alguna forma— que hacíaposible todo este modelo, y que cuando ese elemento desaparece, la ruralidad cam-bia totalmente. Me estoy refiriendo a la mula. Animal frecuentemente olvidado y amenudo denostado. Este animal fue el motor durante siglos, de todo el mantenimien-to de la vida en el campo.

Las migraciones provocan varios resultados. Daré solo unas pinceladas: los pue-blos empiezan a despoblarse y lo hacen fundamentalmente de jóvenes, aumentandopor tanto, la media de edad de los que se quedan, envejeciendo la población, y dismi-nuyendo el número de brazos para las faenas agrícolas. Las ciudades, por el contra-rio, con la acogida masiva de inmigrantes, sufren un gran aumento poblacional, conlos graves desequilibrios que ello conlleva.

Estas migraciones provocan otro desequilibrio social, el de los salarios. Las con-secuencias de estas emigraciones fueron:

– Despoblamiento de los pueblos con la consiguiente falta de mano de obra.– Mayor nivel económico y social. Los salarios son superiores en las ciudades y

esto repercute en los pueblos.– Entrada de divisas desde el extranjero.– Aperturas de mercados tanto interiores como exteriores. Se pueden vender

los productos excedentes al exterior de España y obtener beneficios extras y dinerocirculante.

– Para vender productos excedentes tanto en el interior como en el exterior hayque producirlos y con los métodos tradicionales no es posible. Hay que cambiar, portanto, el sistema de producción, hay que cambiar la mula por otro animal más potente, quetrabaje más y que necesite menos mano de obra: se cambia la mula por el tractor.

Igual que la mula es el elemento esencial en la relación hombre-tierra en cuanto alos medios de producción se refiere, el tapial es el elemento que caracteriza y a lavez hace posible el habitáculo, la vivienda, y que confiere a muchos pueblos de laMancha su característica común, su idiosincrasia arquitectónica hasta llegar a darle aestos pueblos manchegos su carta de naturaleza.

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Dice Sebastián de Covarrubias en su Tesoro de la Lengua Castellana o Españolaque: “TAPIA es la pared que se hace de tierra apisonada que en algunas partes porla calidad de ella y el modo de hacer las tapias viene a ser no menos fuerte y durableque si fuese de piedra y cal. Verdad es que suelen echarle alguna mezcla y rafas conque se fortifique. Es vocablo arábigo corrompido de tapia que vale pared de tierra”.

Sigue diciendo que: “TAPIAR es hacer tapias, y TAPIALES son los moldes otableros con que se hacen las cajas de las tapias”.

“TAPIADOR, es el oficial de ellas”.El Diccionario de la Real Academia Española por su parte dice que: “TAPIAL es

un molde de dos tableros paralelos en que se forman las tapias. El trozo de paredque se hace con tierra amasada y pared formada de esta manera”.

El término tapia tiene un origen incierto y es cada uno de los trozos de pared quede una sola vez se hacen con tierra amasada y apisonada en una horma. También sedenomina así a la pared formada por tapias. Como anécdota diré que en Madrid, enalbañilería, existía una medida de superficie llamada tapia que equivalía a 49 0 50pies cuadrados.

El pie cuadrado es una medida de superficie de un cuadrado cuyo lado es un piey equivale a 776 centímetros cuadrados.

El origen del tapial es incierto como dice el diccionario de la Real AcademiaEspañola de la Lengua, por aparecer en el mismo momento en que el hombre se hacesedentario abandonando la vida nómada, cuando empieza a formar los primeros nú-cleos humanos. Las civilizaciones establecidas entre los ríos Tigris y Éufrates consus correspondientes imperios babilónico asirio, medo, persa, etc, fueron los prime-

Figura 1. Tapia y elementos del tapial.

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ros en utilizar el tapial como elemento constructivo. Pensemos que la piedra era caraen estos lugares: había que extraerla de la cantera, labrarla, transportarla en muchoscasos a distancias considerables etc. por lo que su utilización quedaba restringida alas clases sociales altas, a las económicamente acaudaladas.

Algo parecido ocurría con los ladrillos. La cocción también resultaba cara, y eranutilizados por las clases altas.

Las clases menos favorecidas utilizaban para sus viviendas lo que tenían a manoy que les resultaba más económico: elementos vegetales, tierra y agua. Los ríos,Tigris y Éufrates, entre otros, les proporcionaban estos elementos en abundancia.

Haremos un mero desarrollo de los acontecimientos arquitectónicos en eltiempo.

En las construcciones más humildes, se aprovecharía el ramaje y madera existen-te en la zona para construir frágiles viviendas donde resguardarse.

En muchos casos, la sencillez o dificultad en la construcción de chozos o decualquier otra vivienda va en función del tiempo de permanencia en él y de sufuncionalidad.

Demos un salto salvando el tiempo y las distancias para situarnos entre los ríosTigris y Éufrates alrededor del quinto milenio antes de nuestra era.

De esas construcciones sencillas que hemos descrito pasaríamos a viviendas máselaboradas. El hombre, al hacerse sedentario necesita que las viviendas sean perma-nentes. El paso del tiempo las deteriora por lo que hay que repararlas continuamente.Una evolución natural es recubrir estos ramajes con barro. Pensemos que es un clima

Figura 2. Tapial.

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seco con pocas precipitaciones anuales. El barro les permite aislar las viviendas delcalor del frío y del viento.

Se empleaban moldes para la construcción de tablillas para la escritura, por loque es fácil deducir que con anterioridad se conocía otro molde utilizado en la cons-trucción: el adobe.

Dice el Diccionario de la Real Academia de la Lengua que: “Adobe viene delárabe Al-tub, el ladrillo.

El adobe es una masa de barro, mezclado a veces, con paja, moldeado en formade ladrillo y secado al aire, que se emplea en la construcción de paredes o muros”.

Una definición anterior en el tiempo nos la proporciona Sebastián de CovarrubiasOrozco en su Tesoro de la Lengua Castellana o española:

“El adobe es el ladrillo por cocer, y díjose así; atento que la tierra de que sehace se adoba primero y se sazona; lo cual en latín se llama TEMPERAMENTUM.Y diferencia del ladrillo en que, ultra de ser grosero y mezclado con paja, se seca alsol y no se cuece en horno, y así se llama comúnmente LATER CRUDUS.

Usan de los adobes para algunos edificios y cubriéndolos luego con yeso o cal”.Tenemos pues que el adobe es básicamente un ladrillo sin cocer, es decir, barro;

tierra y agua, secado al sol y al aire, utilizando el barro con paja o sin ella, y suconfección se realiza con un molde artesanal llamado adobera.

Figura 3. Adobera.

AdoberaMolde para hacer los adobes.La construcción del adobe es

muy sencilla: Se deposita laadobera sobre el suelo donde pre-viamente se ha extendido unacapa de paja, tierra u otro mate-rial para evitar que el barro sepegue y así facilitar su levanta-miento. Se rellena la adobera debarro mezclado con paja o solo yse rasea con una tabla. Se levantael molde, dejando los adobes ob-tenidos secar al sol. La duraciónde secado dependerá de los ele-mentos climáticos: intensidad delsol, grado de humedad, aire, etc.Una vez secados (endurecidos),ya se pueden utilizar para cons-truir paredes tanto interiores comoexteriores.

La utilización del adobe en

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exteriores es aconsejable en lugares secos y con pocas lluvias dado que su dureza esmuy limitada. Las lluvias sobre este elemento arquitectónico provocan rápidamentesu deterioro, aunque existen mecanismos que amortiguan este efecto, el recubri-miento, como veremos más adelante.

Puesto que se conocía el efecto que el fuego producía sobre el barro aumen-tando su dureza, caso de las cerámicas y ladrillos, la pregunta que surge es: Eladobe se utiliza como medio más económico que el ladrillo. Cocer los adobessupondría un gasto muy importante ya que el coste por unidad aumentaría consi-derablemente. Había que buscar un elemento para exteriores que fuera más dura-dero que el adobe sin incrementar los costes y disminuir el tiempo en la construc-ción de los muros.

Del molde del adobe al molde del tapial solo hay un paso. Las ventajas quetiene el tapial sobre el adobe son evidentes: se construye “in situ” por lo que seevita el traslado. Su tamaño es mucho mayor reduciendo el tiempo de construc-ción. Su dureza en exteriores es también mucho mayor. Sus condiciones de fabri-cación hacen que sea más impermeable a los elementos climatológicos, favorecien-do el aislamiento térmico.

Antes de adentrarnos en el mundo del tapial, permítanme que haga un paréntesisarquitectónico para hablarles de los bombos o tombos, y que aunque no tienen nadao casi nada que ver con el tipo de construcción que nos ocupa si constituye por simismo un referente en muchos lugares de La Mancha.

BombosLa cultura de los bombos está emparentada con las construcciones que se han

dado en el Mediterráneo a lo largo de los últimos milenios. Tienen ciertas concor-dancias con las construcciones egipcias en cuanto a la disposición de los elementosconstructivos, con las tumbas tracias, con las baleáricas, sur de Francia, y el Levanteespañol. En la Mancha con las motillas. No quiero decir con esto que los bombossean derivaciones directas de aquellas, si no que se originan de una prolongación oapéndice constructivo de esas otras. Elementos comunes de los bombos con estasconstrucciones: Una elaboración de los materiales de que disponen para resguardar-se de las inclemencias del tiempo, tanto las personas como los animales. El aprove-chamiento de los elementos que la naturaleza les pone a sus constructores al alcancede la mano: piedra en abundancia. Al carecer de agua, o ser escasa, utilizan la piedrasin argamasa alguna, la piedra vana. Utilizan la cúpula como cierre.

La construcción de un bombo sigue el esquema siguiente:Elección del lugar. La distancia al asentamiento humano fijo, el pueblo, y el para-

je con suficiente piedra para realizarlo.El inicio de su construcción es común a otras viviendas de otros pueblos ibéricos.

Se empieza por extraer la tierra de lo que va a ser el interior del bombo a la vez quese rebaja el perímetro ocupado por el cimiento. Una vez obtenido el firme se empie-zan a colocar piedra sobre piedra procurando que las mismas tengan un buen asiento

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sobre la precedente ayudándose de otras más pequeñas para rellenar los huecos,constituyendo así un muro homogéneo.

En el interior, a los pocos centímetros del suelo, se empiezan a cerrar las paredes,de tal forma que, a los dos metros de altura, se ha podido observar una inclinaciónhacia el interior entre un 20 y un 40%.

Salvada esta altura, diríamos de comodidad de habitabilidad, la cúpula se empie-za a cerrar rápidamente. En un bombo de 4,10 cm. en su parte larga por 3.60 cm. enla ancha, la altura interior hasta el cierre de la bóveda es de 3.70 metros.

Para aguantar el tremendo peso de esta bóveda es necesario que tenga gruesasparedes que absorban el empuje hacia fuera de la cúpula. Este ejemplo que he dadotenía un muro de 1.30 metros en la puerta que tiene la pared recta y por lo tanto soportamenos peso, llegando a doblar prácticamente este grueso en las zonas de más empuje.

En la parte baja del muro, se colocan las piedras más grandes, siempre que exis-tan, y se continúan con las de menor tamaño. Los huecos dejadas entre piedras serellenan con ripios, es decir piedras pequeñas.

Hay bombos de todos los tamaños. Pequeños a los que tienes que pasar práctica-mente agachado. Medianos y grandes. Incluso dobles. Los medianos y grandes sue-len tener chimenea. Algunos tienen poyo para dormir, en otros, esta función la haríanen el suelo. El suelo puede estar empedrado o no. Tienen estacas embutidas en lasparedes para colgar aperos. La chimenea tiene el tiro exterior del habitáculo, aunquetapada al exterior del bombo, es decir, embutida en el muro.

En estos bombos sencillos, de un solo habitáculo, está reservado para las perso-nas, muy a menudo acompañados por algún perro. Si el bombo es doble, la parteprimera o entrada es para las personas, y la posterior para las mulas. En este caso debombo doble, existe un hueco de paso exterior con puerta, mientras que el hueco depaso interior a la segunda dependencia carece de ella. El segundo habitáculo, el delas mulas, tiene pesebres a ambos lados del hueco de la puerta, y también tiene esta-cas empotradas en la pared para colgar los aperos.

El habitáculo interior es algo más pequeño. La puerta de acceso tiene una alturade 1.90 cm. un grueso de 1.15 cm y un ancho de paso de 0.80 cm.

La dimensión de la habitación es de 3.90 por 3.50 metros y una altura del suelo ala bóveda de 3.35 metros.

Los pesebres tienen una altura de 1.10 por 1.40 y 1.50 metros de largo. El anchode ellos en su parte máxima es de 48 cm.

Estas medidas de los pesebres van en función del tamaño de esta parte del bom-bo, no existiendo medidas uniformes.

A los lados de las chimeneas pueden hacerse los aramboles, de pequeño tamañopara dejar el candil u otros aperos.

El interior del bombo, en cualquiera de sus modalidades, suele tener un recubri-miento de barro hasta una altura de dos metros aproximadamente, para impedir elpaso del viento y animales pequeños, estando este recubrimiento encalado en variosde ellos para darle cierto aire de limpieza y desinfectación.

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Las puertas de entrada al bombo están situadas al mediodía. Junto a la puertasuele haber algún poyo o piedra que haga estas funciones.

La forma interior de los bombos tiene a ser de esfera aunque raramente es perfecta,y siendo en muchos casos con tendencia elíptica con ejes de diferente tamaño.

Exteriormente, una pared recta donde se sitúa la puerta, la orientada al sur, rema-tando las esquinas con el resto de forma circula.

El bombo estudiado para la exposición tiene 12 metros en la fachada y 6 metrosde altura. Si el interior tiene una altura entre el suelo y la cúpula de 3.70 metros,significa que la bóveda soporta una altura de piedra de 2.30 metros. El peso es enor-me por lo que necesita paredes muy anchas que lo soporte.

Una vez definido el bombo y su construcción, pasamos a la descripción del tapialcomo elemento constructivo.

El tapial ha sido en La Mancha el elemento constructivo por excelencia hasta losaños 60 del pasado siglo, declinando su utilización rápidamente, hasta su total des-aparición en pocos años, de tal forma que, aproximadamente 40 años después definalizar su uso, han desaparecido los elementos que lo componían. Son pocos losalbañiles en activo que lo han utilizado, si acaso hay alguno, y en todo caso siendoprácticamente desconocida su forma de utilización.

Empezaremos dando a conocer los elementos que lo componían y a continuaciónindicar los diferentes tipos de construcción en que intervenían.

Elementos del tapial

• AgujasSon de hierro. Tienen forma de T y en el extremo de la T se le han practicado

varias perforaciones a diferentes distancias del pie, para poder colocar las clavijas.Estaban unidas por una cuerda atada sus cabezas para impedir su pérdida. Losagujeros rectangulares, como las clavijas, estaban practicados en el lado contrariode la aguja para poder hacer cuña con el palo costero, es decir, en la mismaposición que la T.

Las medidas de las agujas estudiadas han sido:Largo de la T 13 cm.Largo del pie 84 cm.Diámetro de la aguja 2 cm.El número de orificios de las agujas de referencia es de cinco y su separación

viene dada por el ancho que se quisiera dar a la tapia: 35-40-45-50 o 55 cm.

• TapialFormado por la unión de tres tablas unidas longitudinalmente, dando una altura

de 85 cm y un largo de 2.45 metros. El grueso es de 2.5 cm. Tiene en todo su períme-tro una pretina de hierro para darle fortaleza y evitar su deterioro. Está dicha pretinasujeta a las tablas mediante clavos.

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En los extremos del tapial y coincidiendo con el final de cada tabla, tiene doshendiduras para facilitar su movimiento. Asimismo, en el centro del tapial, tanto delargo como de ancho, tiene otra hendidura para facilitar su agarre.

Las tres tablas que forman el tapial están unidas, además de por la pretina, pordos palos verticales llamados hornazos colocados a unos 20 cm de los extremos, sinllegar a los extremos superior e inferior del tapial y con forma redondeada al exte-rior. Cada travesaño Hornazo está colocado en la cara y extremo opuesto del tapial.

Su grueso es de 5 cm en la parte más ancha, es decir la que está junto a las tablas,quedando reducido a 3.5 en la parte exterior por 6 cm de ancho.

• CosterosSon seis palos iguales más otros dos con la cabeza reducida para colocar otro

trasversal o puente, y facilitar la colocación de la polea para el izamiento de lasespuertas cargadas de tierra, piedra etc. De estos dos costeros de carga, uno es máslargo que el otro, quedando el trasversal inclinado. Este tiene una longitud de 1.70metros lo que le hace sobresalir a ambos lados del tapial. Tiene dos orificioslongitudinales donde van encajados los dos costeros de carga. Uno de los extremosse ha transformado en horquilla con una acanaladura en cada pata de la misma paracolocar la polea. En el otro extremo termina en una especie de cabeza para facilitarsu ligadura mediante cuerda a la aguja central y así evitar que al subir una espuertacargada pueda volcar.

Figura 4. Elementos del tapial.

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El ancho del costero trasversal es de 12 cm y su grosor de 8 cm. Los orificiospracticados sobre el centro del trasversal son de 23 cm de largo por 3.5 de anchofacilitando así que los costeros de carga puedan moverse y acoplarse a las anchurasde la tapia a fabricar.

Los costeros no de carga, tienen una longitud de 1,42 metros, un ancho de 9 cm.y un grueso de 5 cm.

• PisónSe compone de dos elementos: la vara o varal y el pisón propiamente dicho.La vara tiene una longitud determinada en función de la altura del trabajador. La

estudiada tiene 1.60 metros de longitud y un diámetro de 2.5 cm.Las varas eran, al menos en Argamasilla, de madera de sabina. Decían que la

madera de este árbol era muy suave y evitaba que las manos se calentaran en exceso,aunque se daban grasa para prevenirse, en lo posible, las ampollas.

El pisón tiene una altura de 22 cm. un grueso de 8 cm y un ancho de 13 cm.La parte superior tiene forma rectangular con los cantos limados, siendo másredondeado en la parte que está en contacto con el suelo, aunque hay pisones deotras formas.

El peso de la vara y el pisón es de 1.5 kg.

• FronteraSe hacían de varias medidas de ancho, dependiendo de la anchura de la tapia que

queramos hacer.Se unían varias tablas colocadas en sentido vertical, unidas por dos travesaños

horizontales u otro superior más largo que la anchura de la frontera y cuyos extremosse colocaban por encima de los tapiales. Formaban tope con los hornazos interioresde los tapiales para evitar que con los golpes de los pisones se desplazara hacia fuera.También servía la frontera para evitar que los tapiales se cerraran.

Básicamente, el empleo del tapial sirve para hacer muros de cerramiento. Depen-diendo de cómo se quieran utilizar estos muros derivará su construcción en un tipode arquitectura u otro.

Vistos los elementos constructivos, la idea es formar con ellos un cajón o moldepara que llenado de tierra endurecida, (pisada) nos sirva de cerramiento.

Los pasos a seguir son iguales para todas las construcciones, aunque con ligerasdiferencias lógicas.

Valla, cerca o cercadoSe inicia con la excavación de una zanja hasta llegar al firme. Su profundidad

estará dada por la distancia de la superficie a ese firme.La anchura es la del grueso de la pared que queramos hacer o un poco más ancha.Se hace con piedra y barro, a veces, las menos, se suele utilizar cal y arena. Dado

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que el peso que soporta es de presión, el barro cumple perfectamente su funciónaglutinadora, abaratando costes.

El cimiento suele tener una altura, desde ras del suelo, hasta el inicio de la tapia,entre 0.80 y 1 metros. La parte superior del cimiento se suele rematar con una capade barro o cal y arena.

El cimiento tiene dos funciones básicas: absorber las cargas que soporta transmi-tiéndolas al suelo, y evitar la humedad de la tapia, que de no existir este iría directa-mente sobre la pared provocando rápidamente su deterioro.

Lógicamente, para la construcción del cimiento es imprescindible que la piedray el barro, es decir, agua y tierra, se encuentren en las mediaciones para facilitarel trabajo.

Una vez construido el cimiento se pasa a construir los elementos extremos delmuro, los machones. Su construcción es como el cimiento, de piedra y barro, a vecessustituido por cal y arena. Se fabrican los machones en el inicio del muro, en lasesquinas o formando los dinteles de las puertas y ventanas.

El machón tiene la anchura de la tapia, pero su largo varía para evitar que suterminación coincida con el de abajo y así prevenir una rotura en línea.

Las tapias se hacían de diferentes anchuras. La normal era de 45 cm, ancho sufi-ciente para permitir que los hombres trabajaran cómodamente en su fabricación.Pero también había medidas que variaban entre 35 y 55 cm.

Una vez realizado el machón pasamos a la construcción de la tapia.Sobre el cimiento se colocan tres agujas donde irán colocados los tapiales. Se

suele hacer una pequeña ranura a modo de cama, en la capa de barro que hemosdejado en la parte superior del cimiento para que no se muevan. Las cabezas van a unlado y los pies al otro. La separación entre ellas va en función de la longitud de latapia que queramos hacer, pero colocando una en el centro y las otras dos en losextremos sin llegar al final del tapial.

Previamente se ha elaborado la tierra que hemos de pisar dentro del tapial. Paraello se forma una especie de parva de tierra de medio metro de altura aproximada-mente. En ella se hacen unos hoyos y se llenan de agua al tiempo que se riega todo elmontón. Una vez absorbida esta agua, se procede a remover la tierra hasta darle latextura adecuada para trabajarla dentro del tapial. Es proceso se llama adobar latierra. Para saber si está adobada, se coge un puñado en una mano y cerrándola seaprieta. Se abre y se comprueba que la tierra ha quedado hecha una especie de cilin-dro llamado mico. Si la tierra está poco húmeda se deshace al abrir la mano. Si estádemasiado mojada, está embarrada y el mico queda sin consistencia. Tanto en uncaso como en el otro, tiene repercusiones en el resultado de la tapia, ya que si estápoco húmeda, la tapia queda con lugares sueltos, diciendo que tiene hormigas; por elcontrario, si está demasiado mojada, al mover el tapial quedan porciones de tierrapegados a él y la pared queda con oquedades. En ambos casos dificulta la labor delos albañiles en la fabricación de la tapia. La tierra utilizada tiene que tener el adoboadecuado para su perfecta utilización.

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Nos hemos quedado en la colocación de las agujas.Dos operarios están sobre el cimiento y otros dos o tres en el suelo encargados de

tener la tierra en su punto y suministrar el material a los dos de arriba.Una vez puestas las agujas, se colocan los dos tapiales sobre ellas, dejándolas

caer al tiempo para evitar que se vuelquen. A continuación, mientras uno sostiene losdos tableros el otro va colocando los palos costeros empezando por los dos del cen-tro. Uno sobre la cabeza de la aguja haciendo cuña y el otro al lado contrario, hacien-do cuña también con la clavija que previamente ha introducido un operario de los deabajo en el agujero adecuado de la aguja para que el palo costero de ese lado quedefijo. Se unen uno con otro mediante una cuerda atada. Para evitar que se cierre laparte superior se coloca entre ambos tableros un codal. A continuación se procedecon los otros costeros de la misma forma.

La cuerda que une los dos costeros suelen tener un tensor de madera y de vez encuando se le da una vuelta para evitar que los tapiales se desplomen.

Un extremo de los tapiales tienen que abrazar el machón que le servirá de cierre.Por el otro lado del tapial se utiliza también como cierre una frontera del ancho de lapared que queremos construir y que a la vez sirve también para evitar que se cierrepor ese extremo. Se nivela el cajón que acabamos de montar y se aploma, quedandopreparado para iniciar la fabricación del tapial. Previamente a empezar a apisonar latierra se cierran las ranuras de unión entre el tapial y el cimiento, pudiendo hacersecon un poco de barro de la tierra que estamos trabajando, con tierra de otro color, concal y arena o incluso yeso, en cualquier caso es un cerramiento interior para evitarque se caiga la tierra adobada cuando la apisonemos sobre el tablero y un elementoestético cuando hayamos terminado la pared.

El envío de tierra por parte de los operarios que están en el suelo a los que estánrealizando la tapia se hacía a través de espuertas de esparto. Una vez llenadas se laslanzaban a voleo a los de arriba. Este voleo se hacía mientras se estuviera constru-yendo la primera o segunda hilada como máximo. A partir de la tercera hilada habíaque introducir otros palos costeros con terminación especial para que sujetaran unpalo transversal que servía para colocar una polea o garrucha/o.

El número de golpes de pisón necesarios para endurecer una espuerta de tierraestaba alrededor de 80-90 golpes.

Los golpes se llevaban a ritmo facilitando la tarea. Cada uno apisonaba su lado yambos cuando tenían que apisonar el centro del tapial.

Según iban llenando de tierra apisonada el tapial, los trabajadores iban subiendoen altura hasta llegar a estar totalmente fuera del cajón. El remate de la tapia era unamedia caña para facilitar que cuando se hiciera el hilo de arriba quedara totalmenteengarzado en el de abajo formando un solo cuerpo.

Para hacer la siguiente tapia se colocaban agujas sobre el cimiento a continua-ción de la tapia realizada y se deslizaban los tapiales sueltos, hacia ellas, sirviendo laúltima aguja de la tapia fabricada como primera para la nueva. El proceso siguientesería como el descrito.

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A continuación se sacaban las agujas que ya no tenían función.Al llegar al final de la valla, cerca o esquina se utilizaba el machón como cierre o

frontera del tapial, por un lado, y el final de la otra tapia, por el otro. Una vez termi-nado este primer hilo se pasaba a realizar el siguiente. Se hacía sobre el hilo de abajounas pequeñas ranuras para colocar las agujas, procediendo a la colocación de lostapiales como se ha descrito anteriormente.

Importante era no hacer coincidir los tapiales de arriba con los de abajo paraevitar que de producirse un asentamiento de obra la raja llegara hasta el final. Paraevitarlo se construía media tapia si abajo estaba entera y viceversa procurando siem-pre que no coincidieran ambas terminaciones. Similar proceso se emplea en muroscon bloques, ladrillos, piedras, etc.

Las tapias que eran de medianería solían llevar incorporadas a ellas un testigoque podía ser un bote o puchero con la boca hacia el exterior.

Las paredes así fabricadas se remataban con una barda o bardilla realizada conpiedras, sarmientos, tejas, tallos de maíz, retamas, etc. Cualquier elemento era válidopara evitar la erosión de la pared en su parte más vulnerable.

Covarrubias nos dice en su diccionario:– Barda: “Cubierta de sarmientos, paja, varas de maíz, espinos o broza que se

pone, asegurada con tierra o piedras con forma de losa sobre las tapias de loscorrales, huertas y heredades para su resguardo”.

– Bardal. “Vallado de tierra con barda. (Cerca con barda)”.Las paredes, una vez terminadas, se repasaban con una paleta para tapar las im-

perfecciones que pudieran haber tenido. Se hacía con tierra húmeda cribada con untamiz muy fino. Las uniones se podían repasar como he indicado anteriormente concal y arena, yeso o tierra de otro color para darle cierta vistosidad. Este proceso tieneel nombre de rafa. En la Mancha no se conocía con este nombre o al menos no heencontrado a nadie que supiese como se llamaba este proceso. Vayamos al dicciona-rio de Covarrubias que nos dice: “Rafa. La fuerza que se pone entre unas y otrastapias de unas fajas de cal y ladrillo, y estas mesmas se ponen cuando hay algunahendedura en las dichas tapias, con que las aseguran; es nombre griego y significaque cose y asegura la una tapia con la otra. También puede ser hebreo que valecurar, restaurar etc”.

Ya tenemos la construcción con tapial en una manifestación sencilla. A partir deaquí pasaremos a describir la realización de elementos habitables.

Las casas estaban construidas en función de las necesidades de las familias y desu poder económico. Esto ha sido así desde el origen de los tiempos.

Había casas, como hoy, que se hacían con piedra, ladrillo, etc. pero nos atendre-mos a las fabricadas con tapial describiendo su aspecto exterior, y eligiendo un mo-delo sencillo.

El proceso en la fabricación de las paredes es el que he descrito. La techumbremerece una descripción detallada.

Una vez alcanzada la altura de tapias que deseamos para la vivienda se procede a

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la colocación de las vigas para montar sobre ellas el tejado. Esto se hacía con vigasllamadas de tijera. Constaban de los siguientes elementos:

– Tirante. Parte inferior de la viga de madera que estaba situada entre las dosparedes de tapial.

– Pares. Dos maderas situados en la parte superior del tirante con la forma de Vinvertida y apoyando cada extremo inferior en los extremos del tirante medianteunos pernos de par, y una muesca para facilitar su unión. La parte superior estabaunida a otro elemento llamado pendolón.

– Pendolón. Madera perpendicular al tirante en su centro, unido a él en el extre-mo inferior por un hiero llamado brida y en el extremo superior a los dos pares. Suparte superior tenía una acanaladura para facilitar la colocación de las costillas supe-riores.

– Costillas. Listones de madera colocados sobre los pares. Tenían como misiónunir las vigas de tijeras entre si a través de los pares, formando un cuerpo a la vez queeran la base para sujetar los zarzos de caña, carrizo, enea, etc. Su unión se hacíamediante tachuelas clavadas sobre las cuerdas de los zarzos y a su vez en las costi-llas. Una vez clavados los zarzos ya se podían colocar las tejas.

– Jabalcones. Madera de unión entre los pares y el pendolón y los tirantes. Sumisión era proporcionar fuerza a los pares y contribuir al armazón de todo el sistema.

Encima de los zarzos, carrizos, etc, que estaban sobre las costillas se colocabanlas tejas curvas o árabes sujetas con barro y hachos vegetales para reducir el peso deltejado.

Los tejados solían ser a dos aguas con el caballete en medio de la vivienda.El interior estaba dividido según las necesidades en diferentes estancias. La divi-

sión se hacía mediante tabiques fabricados con adobes colocados de canto y enlucidoscon yeso.

Los elementos de la techumbre se veían en las habitaciones en muchos casas,estando pintados de azul o blancos de cal.

Otras veces, las habitaciones estaban cubiertas en su parte superior y por debajode las vigas con tirantes, separados por unas bóvedas hechas con elementos cerámicoso adobes. Los tirantes se podían pintar de azul y las bóvedas blancas de cal.

Los dinteles de puertas y ventanas se hacían con dos palos de madera recubiertoscon una tomiza, (cuerda hecha con esparto) para facilitar que el yeso formara cuerpocon la madera. Encima de estos dinteles se hacía la tapia.

El suelo empedrado en guijarro o canto rodado y otras veces cubierto de tierra.En épocas más recientes con baldosas hidráulicas

Las paredes de tapia que daban a la intemperie se enjalbegaban con cal paraevitar su deterioro a la vez que servía de reflejo para el sol haciendo las viviendasmás frescas en verano. El zócalo se pintaba en azul con el fin de evitar la subida deinsectos al tiempo que le daba un cierto colorido. Ambos, el blanco de la cal y el azulañil del zócalo han configurado el paisaje urbano manchego confiriéndole carta denaturaleza.

OBDULIO HILARIO

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Existían u otro tipo de viviendas más elaboradas, con doble altura, patio interioretc, pero que seguían las pautas arquitectónicas enunciadas anteriormente.

QuinteríasEn el latifundio, la distancia del lugar donde se encontraba la labor al pueblo

propició un tipo de vida conocido como quintería.Quintería viene de quintos, es decir, el habitáculo o casa donde vivir mientras se

realizaban las labores agrícolas en las tierras conocidas como quintos y generalmen-te situadas a una distancia del pueblo lo suficientemente larga como para impedirque el trabajador fuese y volviese en el día con las mulas, por lo que se hacía necesa-rio pernoctar en la vivienda construida en el campo para tal fin. Era pues impensableen aquella sociedad y con los medios de transporte que existían, volver a pueblo adormir. El trabajador estaba apegado a la tierra y a la mula, y este animal era elelemento aglutinador, el eslabón tierra-animal.

Es pues, en este contexto de sociedad y trabajo, allende las fronteras naturales dela villa, pueblo o ciudad, donde nace la quintería

No existe un único modelo de quintería, ya que la vivienda se hacía en función delas necesidades de los propietarios de las fincas, siendo factor importante la exten-sión del terreno de que se disponía y las funciones y/o trabajos que se querían reali-zar en dicha quintería.

Las construcciones de quinterías van desde el modelo más sencillo, a otros unpoco más complejos, hasta llegar a otros en los que la agrupación de varias viviendasda lugar a una pequeña población con funciones laborales prácticamente de aldea.

La quintería de una sola habitación era la más sencilla y abundante en los camposmanchegos. Su interior se componía de una única sala. Tras la puerta de entrada,situada normalmente al mediodía, se situaba a una parte de la misma la chimenea cono sin aramboles, poyos y estacas de madera de encina clavadas a diferentes alturas,donde colgar los aperos, mantas etc, y a la otra parte separados físicamente por dospesebres con un paso en medio que servía de puerta con una cadena que evitaba quelas mulas salieran de la cuadra. A veces tenía también un atrojo donde se guardaba lacebada para los animales. Allí convivían animales y personas.

Los pesebres podían tener una altura de 1.20 metros en la parte más alta y alrede-dor de 1.00 la más baja donde se situaban las mulas. La profundidad era de 10-15cm. el ancho de 50 cm y el largo de 1.50 metros. Estas medidas están tomadas de estaquintería que les mostramos, y pueden servir únicamente como orientativas, en nin-gún caso como generales para todas las quinterías ya que sus medidas están en fun-ción del tamaño de la casa, número de animales e incluso de las costumbres delalbañil de turno. En la pared, junto a los pesebres, a veces, se colocaban una anilla acada lado para atar a los animales y evitar su desplazamiento dentro de la cuadra.

La quintería se encalaba por dentro y por fuera por razones de conservación y dehigiene. En la parte exterior, también solían clavarse estacas de madera para colgar

EL TAPIAL

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diferentes utensilios, incluido el botijo. A veces, en el exterior, se colocaban junto a lapuerta alguna piedra que servía de asiento.

El aljibeElemento imprescindible en las quinterías. Nombre de origen árabe, su función

era almacenar agua de lluvia para las personas y animales. Se situaban en el remansode las bajadas para poder recoger la mayor cantidad posible de agua de lluvia. Solíantener un pocillo o recibidor en donde caían las aguas en primer lugar para poderlasdecantar, y de aquí pasaban al aljibe.

Estaban cubiertas y cerradas por una puerta. En su interior tenían una pila peque-ñas en donde se vaciaba el agua que, a través de un conducto, salía al exterior a unapila mayor. Se ayudaban para la extracción del agua de una polea o garrucho, ycuerda. Su construcción dependía de diversos factores, como el tamaño de la quintería,número de personas y animales etc. y variaban desde una vasija simple hasta unaljibe doble con formas cuadradas. Se cubrían para evitar que el agua se estropease.Se utilizaban terrones de cal para desinfectar.

En algunas quinterías existían pozos artesanos, generalmente situados a muchaprofundidad. Por el esfuerzo físico que se realizaba para sacar el agua se utilizabananimales para su extracción. El recipiente de extracción era una piel de becerro lla-mada zaque.

La eraEs el último elemento a analizar. La construcción toma el nombre genérico del

lugar en donde se trillaba.La era se componía, básicamente, de casa, era y pajera.La casa es en esencia igual que la quintería. Un habitáculo separado por los pese-

bres que delimitaba la cuadra y la otra parte para las personas. Raramente tienenchimenea, pocas veces poyos. Tienen también estacas de madera clavadas en lasparedes interiores y exteriores. El tejado es a dos aguas, cubierto de teja curva. Lasvigas de tijera están al aire. Están encaladas por dentro y por fuera.

La era, lugar donde se trillaba. Solía estar empedrado por guijarros o cantos ro-dados. Su fábrica era la siguiente:

Se elegía el lugar donde se iba a situar la era. Se marcaban las calles empedrandolas líneas con guijarros un poco más grandes que los que se iban a utilizar en elinterior de las calles. Estos guijarros delimitadores se colocaban sobre un montóncorrido de tierra. La distancia entre las líneas era de 80 cm. aproximadamente, an-chura apropiada para que el empedrador pudiera trabajar cómodamente. Terminadaslas líneas se procedía al empedrado del interior. Este se llenaba de tierra, se empare-jaba y se colocaban los cantos de uno en uno procurando que la meseta del guijarroquedara en la parte superior. La meseta es la parte más plana de la piedra debido a lamayor erosión motivada por el arrastre. El empedrado de las calles tenía una ligera

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curvatura convexa. Cuando se terminaba de empedrar se le daba golpes de pisón paranivelar todos los cantos. Terminada esta labor se extendía tierra cernida muy finamezclada con cebada para que este cereal al arraigar fijara la tierra entre los cantosevitando que se soltasen.

En ella se realizaban las labores de trilla.Su forma era cuadrada, aunque las mieses se extendían formando un círculo para

favorecer la trilla.Al lado de la era estaba la pajera. Su utilidad era variada: para amontonar la

parva una vez trillada, para aventar. En Andalucía se decía “afrailar” la parva al actode amontonarla, después de trillada, para aventarla, cuando hubiera viento suficientepara tal propósito. Mediante volteo se separaba la paja del trigo.

No estaba empedrada.Con frecuencia, las eras estaban rodeadas por un muro construido con piedra

vana y a veces se utilizaba cimiento y tapial.Se solían clavar unas lascas de piedra verticales para delimitar espacios.Algunas casas de era tenían piso superior y se guardaba en él la paja que se

introducía por una puerta pequeña.La introducción de la primera máquina aventadora cambió las condiciones de la

era. Facilitó la labor pero se convirtió en el primer paso hacia su desaparición. Elsiguiente y definitivo fue la introducción de la cosechadora.

Quedaron las eras muertas, vacías de contenido. Sirvieron de refugio a transeún-tes, marginados, lugares de juerga para jóvenes y finalmente de hábitat para extran-jeros. La expansión urbana las engulló en una especie de ritual antropofágico arqui-tectónico. Son raras de ver. En Argamasilla quedan menos de diez, quiero decir que,en Argamasilla quedan los restos de menos de diez eras.

La desaparición de las quinterías y las eras ha ido paralelo. En una sociedadmercantilista, donde el valor de las cosas está determinado por la rentabilidad econó-mica, las construcciones con valor social, histórico, cultural no tienen cabida. Lospropietarios de estas construcciones no han sabido o querido mantenerlas con vida,aunque solo fuera por estética o añoranza; la sociedad no ha llegado a apreciar elvalor que tienen, y los entes políticos, fiel reflejo de la sociedad, los han ignorado.

El fondo de la cuestión en la pérdida de este patrimonio de la humanidad no hasido exclusivamente la falta de voluntad por parte de todos, el problema ha sido lamás absoluta ignorancia de que poseíamos un patrimonio de valor incalculable. Prác-ticamente nadie ha levantado la voz en defensa de este tesoro social y arquitectónicode La Mancha.

Descansen en paz.

EL TAPIAL

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