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Uso y explotación de los recursos naturales por los indígenas venezolanos R: Los indígenas que habitaron el territorio venezolano para el momento que se inicia la conquista española eran pueblos con rasgos y, con todos los de este tipo cultural, utilizaban los recursos naturales principalmente para obtener de estos su alimentación. En consecuencia, para estudiar el uso que hacían con los recursos naturales, es preciso referirse a las formas en que obtenían sus alimentos. 2-. ¿De que forma utilizaron los indígenas venezolanos los recursos naturales? 2.1Las comunidades Indígenas y el uso de las aguas En el desarrollo de las comunidades indígenas ocupó un lugar determinante el uso de las aguas. Las aldeas indígenas se ubicaron en las riberas de los ríos y en las costas, debido a las facilidades para obtener agua y pescar. Luego se iniciaron en la navegación y, más tarde, descubrieron la utilidad del agua para la irrigación de las tierras en los cultivos. Después construyeron sistemas de riego, embalses para almacenar el agua y canales para llevar el agua al estanque. De esta manera, aprendieron a utilizar el agua de una manera racional y obtener mayores beneficios de ella. 2-2 Las comunidades indígenas y el uso de los bosques y selvas. Los grupos indígenas también utilizaron en forma racional algunos recursos de los bosques y selvas. Obtenían la madera y las fibras necesarias para la construcción de utensilios de trabajo, viviendas y embarcaciones. Con las fibras vegetales desarrollaron las tenedurías para elaborar vestidos, hamacas, cestas y chinchorros. 2.3 Las comunidades indígenas y el uso de las llanuras y sabanas Investigación realizada por Promotora de Informática Educativa Anubys Conde

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Page 1: Tierra Cultivo Indigenas

Uso y explotación de los recursos naturales por los indígenas venezolanos

R: Los indígenas que habitaron el territorio venezolano para el momento que se inicia la conquista española eran pueblos con rasgos y, con todos los de este tipo cultural, utilizaban los recursos naturales principalmente para obtener de estos su alimentación. En consecuencia, para estudiar el uso que hacían con los recursos naturales, es preciso referirse a las formas en que obtenían sus alimentos.

2-. ¿De que forma utilizaron los indígenas venezolanos los recursos naturales?

2.1Las comunidades Indígenas y el uso de las aguas

En el desarrollo de las comunidades indígenas ocupó un lugar determinante el uso de las aguas.

Las aldeas indígenas se ubicaron en las riberas de los ríos y en las costas, debido a las facilidades para obtener agua y pescar. Luego se iniciaron en la navegación y, más tarde, descubrieron la utilidad del agua para la irrigación de las tierras en los cultivos. Después construyeron sistemas de riego, embalses para almacenar el agua y canales para llevar el agua al estanque.

De esta manera, aprendieron a utilizar el agua de una manera racional y obtener mayores beneficios de ella.

2-2 Las comunidades indígenas y el uso de los bosques y selvas.

Los grupos indígenas también utilizaron en forma racional algunos recursos de los bosques y selvas. Obtenían la madera y las fibras necesarias para la construcción de utensilios de trabajo, viviendas y embarcaciones.

Con las fibras vegetales desarrollaron las tenedurías para elaborar vestidos, hamacas, cestas y chinchorros.

2.3 Las comunidades indígenas y el uso de las llanuras y sabanas

Los grupos indígenas que se establecieron en las llanuras y sabanas se destacaron en la caza de animales silvestres como el venado, el chigüire, la lapa, el conejo, las aves…

De estos animales, utilizaron la carne en la alimentación; la piel para cubrirse, las plumas como ornamento y los huesos para elaborar objetos.

Aprendieron a utilizar el barro en la elaboración de utensilios domésticos y objetos decorativos.

2.4 Las comunidades indígenas y el uso de los valles y tierras planas.

Las comunidades indígenas que se establecieron en valles y tierras planas aprendieron a explotar el suelo para obtener un mayor beneficio en los cultivos. Realizaban siembras en surcos para facilitar el riego, y emplearon la roza y la quema.

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Cultivaron plantas alimenticias como la yuca, el maíz y el cacao, y plantas textiles como el algodón, con cuya fibra confeccionaron sus vestidos.

3-. Evolución cultural de los aborígenes venezolanos que practicaron el uso y la explotación de los recursos naturales.

R: Las diferencias en las formas de explotación y uso de los recursos naturales por los indígenas venezolanos, pueden ser explicadas valiéndonos de los siguientes

http://culturaeindigena.blogspot.com/p/ciencia-de-la-naturaleza.html

CAPITULO I: USO Y EXPLOTACIÓN DE LOS RECURSOS NATURALES POR LOS INDIGENAS VENEZOLANOS.

1.1.- Establecer seis (6) formas como el indígena venezolano usa y explota los recursos que le proporciona el medio ambiente.

Las comunidades indígenas han administrado su entorno en forma sostenible durante generaciones. A su vez, la flora, la fauna y otros recursos disponibles en las tierras y territorios indígenas les han proporcionado sus medios de vida y han nutrido a sus comunidades.

En estas comunidades, se vive de la agricultura, la caza, la pesca, la cestería. Para cazar realizan un viaje de 7 días. La Comunidad selecciona lo que consume, y así no destruye los recursos naturales. Las tierras son trabajadas por toda la Comunidad. Nadie es individualmente dueño de la tierra, los derechos de propiedad son colectivos.

a) En el desarrollo de las comunidades indígenas ocupó un lugar determinante el uso de las aguas. Las aldeas indígenas se ubicaron en las riberas de los ríos y en las costas, debido a las facilidades para obtener agua y pescar. Luego se iniciaron en la navegación y, más tarde, descubrieron la utilidad del agua para la irrigación de las tierras en los cultivos. Después construyeron sistemas de riego, embalses para almacenar el agua y canales para llevar el agua al estanque. De esta manera, aprendieron a utilizar el agua de una manera racional y obtener mayores beneficios de ella.

b) Los grupos indígenas también utilizaron en forma racional algunos recursos de los bosques y selvas. Obtenían la madera y las fibras necesarias para la construcción de utensilios de trabajo, viviendas y embarcaciones. Con las fibras vegetales desarrollaron las tenedurías para elaborar vestidos, hamacas, cestas y chinchorros.

c) Los grupos indígenas que se establecieron en las llanuras y sabanas se destacaron en la caza de animales silvestres como el venado, el chigüire, la

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lapa, el conejo, las aves. De estos animales, utilizaron la carne en la alimentación; la piel para cubrirse, las plumas como ornamento y los huesos para elaborar objetos. Aprendieron a utilizar el barro en la elaboración de utensilios domésticos y objetos decorativos.

d) Las comunidades indígenas que se establecieron en valles y tierras planas aprendieron a explotar el suelo para obtener un mayor beneficio en los cultivos. Realizaban siembras en surcos para facilitar el riego, y emplearon la roza y la quema. Cultivaron plantas alimenticias como la yuca, el maíz y el cacao, y plantas textiles como el algodón, con cuya fibra confeccionaron sus vestidos.

e) Desarrollaron la industria del tejido a base de algodón, la alfarería y la cestería.

f) Con diversos recursos del medio (vegetales, animales y minerales) construían armas variadas (arcos, flechas, lanzas, dardos, macanas…), que eran utilizadas tanto en la guerra, como en la caza de animales silvestre.

1.2.- Elaborar un mapa de Venezuela con el nombre y ubicación de las áreas culturales indígenas prehispánicas. (Anexo).

• Área de la costa Caribe: Desde Paria hasta Borburata. Es preciso considerar tres subareas: de los Cumanagotos, de los palenques y de los Caracas.

• Área de los ciparicotos: Aparecen como una inclusión entre pueblos caquetios pueden haber sido una avanzada de Caribes que resulto aislada por factores que desconocemos.

• Área de los arawacos occidentales: Comprenden los caquetíos de la costa de Falcón y los estados Lara y Yaracuy. Se extiende hacia el Sur con los caquetíos de los Llanos, que cultivaban menos y llega hasta las zona de los achaguas, en el Airico se caracteriza por la presencia, asociados a los pueblos arawacos, de otros de habla betoye.

• Área de los jirajaras: Incluye a los jiarjaras y ayamanes, asi como a sus vecinos axaguas. Los gayones deben considerarse, aunque algunos autores los hacen un todo con los otros nombrados, como pertenecientes al área de los recolectores de los Llanos.

• Área de la Guajira: Se refiere a la porción venezolana de la guajira. Allí se hallaron en el siglo XVI solamente recolectores y cazadores.

• Área de los caribes occidentales: Comprende a los bobures, así como la extensión de los llamados motilones (yucpa y bari) hacia Perijá.

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• Área de los Andes Venezolanos: Prolongación, dentro del territorio venezolano, de las culturas andinas, representadas por los cuicas y timotes.

• Área de los recolectores: Incluye los recolectores cazadores y pescadores de los Llanos, desde el Delta del Orinoco, donde son sus actuales representantes los warao, hasta los estados Portuguesa y Lara.

• Área de los otomacos.- Incluye a los otomacos, guamos y taparitas y parcialmente, a los yaruro o pumé.

• Área de los Guayana.- Abarca todo el territorio situado al Sur del Orinoco.

1.3.- ¿Cuáles son y cómo se clasifican las lenguas indígenas?

Actualmente se habla en Venezuela unas 32 lenguas indígenas, las cuales en su mayoría han sido relativamente bien clasificadas dentro de las familias lingüísticas Caribe, Arawak y Chibcha. Entre la familia arawak se ubican el wayuunaiki, idioma del pueblo wayuu, hablado por más de 200 mil personas en Venezuela. Y los idiomas de los pueblos añu, baniva, bale, kurrín, tsaase y walekhena. Los cuales, por el contrario, cuentan con pocos hablantes y algunos corren peligro de desaparecer.

La familia caribe comprende las lenguas habladas por los káriña, chaima, eñepá, pemón –con sus principales variantes, arekuna, taurepan y kamarakoto- ye´kuana, yabarana, yukpa y otros.

El bari aparece como uno de los idiomas clasificados en la gran familia macro chibcha y otros como el warao, el cuiva, el yanomami, el jodi y el pumé son reconocidos por la mayoría de los lingüistas como idiomas independientes, ya que no guardan filiación con las familias antes mencionadas. Además existen dos pueblos de filiación lingüística desconocida en el alto paragua del estado bolívar: los uruak o urutani y los sapé.

Los idiomas indígenas constituyen complejas creaciones humanas cuyo valor patrimonial ha sido reconocido en la constitución de 1999, la cual además les confiere, en su artículo noveno, caracteres oficial a la par del idioma español hablado por la mayoría de los venezolanos según el decreto presidencial 1795 del27 de mayo de 2002, el uso de los idiomas indígenas es obligatorio en los planteles educativos ubicados en hábitat indígenas y en zonas rurales y urbanas habitadas mayoritariamente por pueblos indígenas, como es el caso de muchos barrios del municipio Maracaibo en el estado Zulia. Además estos deben ser utilizados en los procedimientos administrativos y judiciales, los medio de comunicación social, cartografía oficial, etc.

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1.4.- Señale (6) valores éticos y culturales propios de las organizaciones indígenas.

Las sociedades indígenas de ahora, al igual que la de nuestros antepasados, son sociedades igualitarias y profundamente democráticas orientadas a satisfacer las necesidades físicas y espirituales de todos sus miembros. El trabajo y las diferentes responsabilidades que garantizan el bienestar de la comunidad, axial como los alimentos son compartidos por todos sus miembros. Los niños y jóvenes comparten las distintas actividades que desarrollan los mayores quienes los orientan siempre con mucha paciencia y tolerancia sin recurrir jamás al castigo físico.

Entre algunos de los aportes indígenas, se pueden mencionar: sus sistemas económicos y sociales, sus valores étnicos entre los que destacan el respeto, la responsabilidad, la solidaridad, la paciencia la tolerancia y el profundo apego por las formas democráticas.

1.5.- Identifique (6) topónimos indígenas de la región donde vives.

1.- Caracas era el nombre de la tribu que habitaba el Valle de Los Caracas, uno de los valles costeros contiguos a la actual ciudad por el norte, topónimo aún vigente. Esta tribu era conocida por los españoles asentados en la isla perlífera de Cubagua debido a sus expediciones esclavistas a esa costa entre 1528 y 1540, por lo cual se hizo palabra usual entre los españoles del oriente del país como topónimo de referencia para toda la zona y con ello se generalizó el nombre a las tierras del área de Caracas.

2.- El Parque Nacional Waraira Repano es su mayor pulmón vegetal y es el accidente geográfico que separa la ciudad del litoral central, con el cual se conecta a través de la autopista Caracas-La Guaira, que conduce al estado Vargas y al principal aeropuerto internacional y al mayor puerto del país a orillas del mar Caribe.

3.- El potrero de Apolinar o «Polinar», en la falda del cerro, y de las vertientes occidentales de la Quebrada de Cotiza hasta la cumbre; Don Manuel de Urbina poseía todo lo que se hallaba entre las quebradas de Cotiza y de Gamboa, también hasta la cumbre; y Juan Álvarez de Ávila, o Juan de Ávila, de lo comprendido entre el alto de Papelón, las quebradas del Cuño (o de Las Barrancas) y la Quebrada Chacaíto, hasta la cumbre «donde se avista el mar», es decir, todo el cerro del Ávila, o mejor, «de Ávila», que se llamó así por pertenecerle.

4.- Anope, quebrada de la parroquia Carayaca, La voz anope significa "seco". Esta palabra está emparentada con la voz kamarakoto anose, que designa como adjetivo "lo seco". También en el idioma pemón, se encuentra la voz anoka, "remojar, ablandar", donde el sufijo ka es "quitar", es decir, anoka significa "quitar lo seco”.

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5-Apamate, cerro ubicado en la parroquia Naiguatá, La voz apamate es caribe, y designa a un árbol de la especie Tabebuia muy común en Venezuela, que llega a alcanzar los 12 metros de alto.

6- Araya, la voz se encuentra en un sitio de la parroquia Maiquetía, Este lugar es de moderna fundación y debe su nombre a la Punta de Araya.

En este orden de ideas, existen en el país topónimos hispanos antiguos, que aparecen en las crónicas de Indias y en la cartografía histórica de Venezuela a partir del año 1498, desde el primer contacto de los grupos hispanos con tierras venezolanas, y forman parte del patrimonio histórico nacional; por ejemplo, San Felipe, Mérida, Trujillo, Valencia, El Sombrero, El Tirano, etc.; también una inmensa gama de nombres de lugar, que son de incorporación posterior a la Independencia, tales como: Bolívar (estado, pico, etc.), Miranda, Monagas, Sucre (estados, distritos, municipios, etc.), así como Puerto Ordaz, Rubio, Michelena, Bolivia, que muchas veces desplazan a topónimos indígenas y a otros de carácter histórico por la dinámica propia que conlleva el desarrollo.

1.6.- ¿Por qué los derechos indígenas son reconocidos como derechos originarios y colectivos?

Los derechos de los pueblos originarios son aquellos derechos colectivos que existen como reconocimiento a la condición específica de los pueblos autóctonos. Los mismo incluyen no solo los derechos humanos más básicos a la vida e integridad, sino también los derechos sobre su territorio, al idioma, la cultura, la religión y otros elementos que forman parte de su identidad como pueblo. El término puede ser utilizado como una expresión de reclamo por organizaciones sociales o ser parte de leyes nacionales que establecen la relación entre un gobierno y el derecho de autodeterminación de los pueblos autóctonos que viven dentro de sus fronteras, o en derecho internacional como una protección contra acciones violatorias por parte de gobiernos o de grupos con intereses privados.

El término derechos colectivos se refiere al derecho de los pueblos a ser protegidos de los ataques a sus intereses e identidad como grupo. El más importante de estos derechos es el derecho de autodeterminación.

http://clubensayos.com/Historia/USO-Y-EXPLOTACI%C3%93N-DE-LOS/356865.html

ABORÍGENES VENEZOLANOS

La historia cultural de los aborígenes que ocuparon el territorio venezolano durante la época prehispánica, está basada en la reconstrucción arqueológica. Hubo migraciones desde

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el continente asiático que penetraron en el Nuevo Mundo por el estrecho de Behring y llegaron hasta Alaska, dirigiéndose luego al E y al S, hacia las llanuras centrales de Norteamérica. De ahí se dispersaron a México, Centroamérica y Suramérica, y se ha podido establecer que las primeras poblaciones que ocuparon el territorio venezolano datan de la época paleoindia, 15.000 años a. C. En un clima frío y templado, los aborígenes paleoindios subsistieron de la cacería de enormes mamíferos y de la recolección de frutos silvestres. Los paleoindios habitaban en cuevas o en campamentos no permanentes y sus instrumentos eran de hueso y piedra. Puntas de proyectil lanceoladas, artefactos cortantes o lascas obtenidas al golpear trozos de cuarcita, raspadores, hojas bifaciales usadas como hachas y hojas con pedúnculo, han sido encontrados en los principales yacimientos de esa época: Muaco y Taima-Taima y El Jobo en el estado Falcón, Manzanillo en la península de la Guajira y Rancho Peludo en el río Guasare al NO de Maracaibo. En esos yacimientos el material arqueológico ha aparecido conjuntamente con los restos de osamentas de mastodontes y megaterios y la determinación de las fechas ha sido posible gracias al radiocarbono. La época paleoindia terminó cuando se modificaron las condiciones del clima alrededor de 5.000 años a. C. A partir de ese momento, la temperatura se volvió cálida, se fueron extinguiendo hasta desaparecer los enormes mamíferos que servían de fuente de alimentación a los paleoindios y tuvo su inicio la época mesoindia. La subsistencia de los mesoindios dependió entonces de la pesca y de la explotación de recursos del ecosistema del manglar. Restos de esta época son los concheros o depósitos de desperdicios de comida de los estados Falcón y Sucre. Conchas, restos de equinodermos y huesos de animales han sido encontrados en esos yacimientos, conjuntamente con puntas óseas que fueron utilizadas como anzuelos o flechas, y con puntas de proyectil, raspadores o gubias hechos con conchas. Los mesoindios eran expertos navegantes, construían embarcaciones con las que recorrían las costas y las islas vecinas. La recolección de plantas silvestres y la práctica de una agricultura incipiente complementaban la dieta de esa época. En el año 1000 a. C. el clima era similar al actual y los aborígenes comenzaron a practicar una agricultura intensiva y a fabricar cerámica iniciándose así la época neoindia. Ésta terminó alrededor de 1500 con la Conquista. Si bien para ese entonces persistían en el territorio núcleos de población paleoindia y mesoindia, la mayor parte de los aborígenes neoindios cultivaban especies comestibles. Los asentamientos humanos fueron más estables y además de la cerámica de uso práctico, fabricaron instrumentos líticos pulidos y objetos ceremoniales. Los neoindios dieron origen a una dicotomía cultural basada en el cultivo del maíz en occidente y de la yuca en oriente. La cerámica occidental estuvo caracterizada por vasijas multípodas y bases anulares altas, incisiones sin modelado y pintura negra sobre blanco. Los diseños fueron hechos con líneas gruesas. Metates y manos de moler para pilar el maíz, mintoyes y urnas acompañadas de objetos votivos y ceremoniales tales como figurinas de barro, incensarios y amuletos, sugieren un desarrollo cultural específico para el occidente. En contraste, en el oriente del país han sido encontrados budares para la preparación del casabe de yuca amarga, y una cerámica de bases anulares simples, boles abiertos, bordes de pestaña, asas acintadas e incisiones pintadas en blanco sobre rojo. Los hallazgos neoindios sugieren que el maíz y la yuca fueron fuentes básicas de alimentación en occidente y en oriente respectivamente, y que alrededor de ambos cultivos se formaron 2 centros extremos de desarrollo cultural, mientras que en el centro del país hubo una zona de transición en la que coincidieron rasgos occidentales y orientales. Con el contacto europeo a partir del 1500 se inició la época indohispana la cual aún perdura. Comenzó así el registro en crónicas y otras fuentes etnohistóricas de las poblaciones aborígenes que encontraban a su paso los colonizadores europeos y la consecuente identificación de los diferentes grupos indígenas. Durante la conquista, las poblaciones aborígenes que habitaban el territorio venezolano, pertenecían en su mayor parte a los grupos caribe y arawak. Los caribes estaban localizados en la costa, entre Paria y Borburata y en los alrededores del lago de Maracaibo; también ocuparon las islas vecinas al N de la isla de Trinidad y las márgenes del Orinoco y sus afluentes. Los caribes eran temidos por su destreza en la guerra, por la práctica del canibalismo y por el comercio de esclavos. Los arawak estaban localizados en el golfo de Paria y se concentraban desde el S del delta del Orinoco, hasta la desembocadura del Amazonas. Estos indígenas conocidos por su mansedumbre y docilidad con los conquistadores

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españoles, fueron aguerridos enemigos de los caribes: «…los aruacas [arawak] es gente muy amiga de los cristianos y de otros indios siempre que no coman carne humana, y son enemigos mortales de otros indios que se llaman caribes, y los odian…» Los arawak tenían sus asentamientos en las riberas de los ríos. «…Dicen que vinieron de donde sale el sol en unos navíos y costearon aquella costa, y porque hallaron aquellos ríos tan fértiles (...) se metieron en ellos e hicieron amistad con los caribes que los poseían. Que viendo las costumbres de los caribes que eran malos y comían a otros indios, se alzaron contra ellos y en grandes guerras los echaron de los dichos ríos, y se quedaron ellos como posesores y poblados en ellos», escribía Rodrigo de Navarrete en 1750.

Otros grupos aborígenes que también ocupaban el territorio venezolano cuando se produjo la conquista fueron, entre otros, los sálivas, los maipures, los guamos, los otomacos, los guahíbos, los yaruros y los guaraúnos. Las lenguas de estas poblaciones, junto a las caribe y arawak, fueron identificadas por Felipe Salvador Gilij en 1780-1784, como matrices de la región orinoquense. José Gumilla en 1741 se refirió a estos indígenas destacando sus rasgos etnográficos. Así, los sálivas, localizados en el Orinoco medio entre los ríos Sinaruco y Guaviare, creían que eran hijos de la tierra y que un enviado del cielo venció y mató una serpiente horrible que devoraba seres humanos. Ellos contaban que de las entrañas corrompidas de este animal surgieron gusanos que se fueron convirtiendo en caribes «bravos, inhumanos y crueles». Fueron perseguidos y esclavizados por caribes y españoles hasta su extinción definitiva. Los maipures: localizados en los alrededores de Cabruta, se destacaban por «…la afabilidad y amorosidad con que tratan a los extranjeros. De aquí el amor que les tienen todos los europeos que los conocen». A comienzos del siglo XIX, los maipures eran entre los indígenas del Orinoco «…los más racionales (...) su color mixturado, morenos y blancos (...) el pelo ellos y ellas tejidos en clinejas, los hombres con calzón y camisa, y las mujeres fustán terciado, hablan unos y otros el castellano claro y ellas muy afectas a los españoles…» Los guamos: localizados también en los alrededores de Cabruta, son conocidos por las deformaciones corporales que se practicaban, por sus laboriosas artesanías de algodón y por fiestas que hacían de ellos «…juglares bailarines (...) desnudos de rubor y vergüenza de cuantos hemos visto desde las bocas del Orinoco hasta éstas de Apure». Los otomacos: eran vecinos de los guamos, se casaban con ellos y entre sus rasgos etnográficos destacaban el llanto ritual en honor a los difuntos y el juego de pelota. Los otomacos, «…quinta esencia de la misma barbaridad, barbarísimos entre todos los bárbaros de Orinoco (...) de un valor brutal y temerario: salían a pelear con los caribes a campaña rasa, y jamás volvieron pie atrás hasta que los aterraron las armas de fuego; antes de la batalla se excitaban y enfurecían cada uno contra sí mismo, hiriéndose con puntas de hueso el cuerpo», para luego decir: «cuenta que si no eres valiente, te han de comer los caribes». En Venezuela, los maipures, guamos y otomacos, al igual que los sálivas, se han extinguido. Los guahíbos, cuya lengua según Gilij era semejante a la de sus vecinos chiricoas, estaban localizados en los márgenes del Meta: «…bien musculados de talla abultada (...) el carácter de estos indígenas es guerrero y sanguinario (...) prefieren la vida errante (...) y no cultivan la tierra». Guahíbos y chiricoas eran grupos que practicaban el nomadismo y la recolección de alimentos. Los yaruros, localizados también en las márgenes del Meta, fueron conocidos como apáticos, sociables y hospitalarios, pero además «…esta nación (...) gusta de la vida sedentaria, y se aplica a las artes, su industria se halla ceñida a algunos tejidos de esteros y hamacas (...) fabrican

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flechas, y canjean estos artículos con las tribus inmediatas. Las personas adultas de ambos sexos usan del colorido, y se pintan de encarnado y negro (...) su talla es corpulenta y bien constitucionada (...) en suma estos indios son guerreros y valientes, sin ser sanguinarios…» Los guaraúnos: tenían viviendas palafíticas en los márgenes de los caños del delta del Orinoco y explotaban la palma del moriche (Mauritia flexuosa), que era fundamento de la subsistencia: «…todo su vivir, comer, vestir a su modo, pan, vianda, casas, aperos de ellas y todo los menesteres para sus piraguas y pesquerías (...) sale de las palmas que Dios les ha dado en aquellas islas, con una abundancia increíble de ellas; que llaman en su lengua murichi». Otros grupos aborígenes de la cuenca del Orinoco que igualmente Gumilla describe, fueron los achaguas, anabalis, atabacas, betoyes, guaybas, guayquiris, jiraras, mapoyes y tunebos.

En lo que respecta a las poblaciones aborígenes del occidente de Venezuela los grupos más importantes fueron los motilones, los guajiros y los caquetíos. Los motilones, de los valles de Machiques, del río Catatumbo, y de la sierra de Perijá, realizaban continuas invasiones en los siglos XVII y XVIII a los asentamientos españoles de las costas del lago de Maracaibo y aterrorizaban a la población perturbando las labores agrícolas en las fértiles haciendas de cacao situadas en las riberas de los ríos. Sometidos a las misiones capuchinas en el siglo XVIII fueron descritos por fray Andrés de los Arcos como una «…nación fiera e implacable contra los españoles, que lo mismo es verles que disparar contra ellos una infinidad de flechas». Los guajiros: fueron descritos por fray Pedro Simón como «gente desnuda del todo, hasta las partes de la honestidad, que también traían descubiertas hombres y mujeres, salteadores, vagabundos (...) pues siempre andan a noche y mesón, estando 4 días debaxo de un árbol y 2 a la sombra de otro, y desta suerte pasan su vida, tan holgazanes que no cultivan tierras, ni les siembran cosa alguna, por bastarles para su sustento los frutos de losárboles (...) desde Bahía Honda y El Portete, hasta el Cabo de la Vela y de éste hasta el río de La Hacha, que son 12 leguas, es toda tierra despoblada y sin agua; y algunos indios que en ella hay, que se llaman los goajiros, no tienen casas ni sitios ciertos ni labranzas, se sustentan de pesquerías y de la casa de venados y conejos». Entre los aborígenes que habitaban las riberas del lago de Maracaibo, los onotos fueron descritos por Juan Pérez de Tolosa como «señores de la laguna y pescan con redes y anzuelos mucho género de pescado (...) muy excelente, y lo venden en sus mercados a los indios bubures (...) a trueque de maíz, y otras cosas. Y de esta manera, los unos y los otros tienen pescado y maíz. Estos indios onotos tienen sus casas dentro de la misma laguna. Son hombres valientes, y pelean con arcos y flechas y macanas». Otras poblaciones vecinas de los onotos, según Juan Pacheco Maldonado fueron los zaparos, aliles, ambaes, toas y quiriquires, indios «alzados, que no se han podido reducir a servidumbre, ni a verdadera paz, a costa de muchas vidas de españoles que ha costado el dicho alzamiento, y [de] muchas haciendas que han consumido, robándolas en la barra de esta laguna, en la cual impedían que no (se pudiera entrar ni salir por ella) [sic]». Los caquetíos: estaban localizados en la costa entre Coro y el lago de Maracaibo: «Esta costa, a sotavento y barlovento, solía estar poblada de indios de nación caquetíos, y tenían pueblos medianos

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y mucha caza y pesca, y ropa de hamacas. Es gente muy pulida y limpia, y muy amiga de los españoles (...) sustentan a los españoles que residen en Coro, de caza y pesca, porque son indios muy domésticos», según el recuento de Juan Pérez de Tolosa. Por esa mansedumbre característica, la extinción de estos indígenas fue una de las más rápidas.

En la cordillera andina había, para la época de la Conquista, 20 o más grupos independientes de toponimia Mucu y en el valle del río Chama estaban ubicados: los mucuchíes, mucurubaes, mucujunes, mucaquetaes, mucarias, mucusiríes, mucutucúas, mucumbaes, mucusquis, mucuunes, mucutíes, mucuñoques, mucubaches, mucurandaes, tabayes, tateyes, escaqueyes, chichuyes, guaques y jajíes. Chamas y giros con sus respectivos subgrupos, estuvieron localizados en Mérida mientras que en Trujillo predominaron los cuicas y los timotes. Los indígenas andinos eran agricultores sedentarios y fueron conocidos por la construcción de andenes, terrazas y sistemas de riego para prevenir la erosión en los campos de cultivo.

Las evidencias etnohistóricas han demostrado que los aborígenes prehispánicos mantuvieron estrechas relaciones interétnicas gracias al comercio. Los llanos de Barinas, Portuguesa, Cojedes y Apure fueron una encrucijada estratégica entre la cordillera andina, la costa caribe y la cuenca del Orinoco. Allí se produjeron contactos culturales y comerciales en los que se utilizaba como medio de canje monedas de conchas de caracoles de agua dulce o quiripa. Estos intercambios tenían lugar a través del establecimiento de redes comerciales, como fue el caso de las playas de tortugas y el mercado de pescado del Orinoco medio, las playas de tortugas del río Guaviare y el mercado de curare del alto Orinoco.

A partir de 1545, las poblaciones aborígenes fueron sometidas al régimen de encomiendas y los caribes en particular, fueron sujetos de cautiverio y esclavitud por real cédula de agosto de 1503. Durante el siglo XVIII era frecuente que los aborígenes huyeran de los conquistadores buscando la protección de la selva y que la población decreciera, entre otras causas, por las enfermedades, las guerras, los maltratos o los servicios personales prestados en las encomiendas.

Durante la Independencia, la población aborigen que sobrevivió al mestizaje y a la destrucción cultural permaneció en su mayor parte en las regiones selváticas del país, al margen de los principales acontecimientos históricos que condujeron a la emancipación.

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En 1815, Simón Bolívar, al afirmar la nacionalidad y el destino de la patria, en la Carta de Jamaica, reconoció que para ese entonces la población venezolana ya no era ni indígena ni europea sino fundamentalmente americana: «…mas nosotros, que apenas conservamos vestigios de lo que en otro tiempo fue, y por otra parte no somos indios ni europeos, sino una especie media entre los legítimos propietarios del país y los usurpadores españoles». En una sociedad colonial en la que predominaba una élite criolla que tomaba en cuenta la «limpieza de sangre» y el color de la piel, los negros esclavos ocupaban la posición más baja en la jerarquía social y fueron ellos y no los indígenas quienes, llamados a combatir, dejaron el trabajo esclavo en las haciendas para formar filas en el ejército patriota.

Durante el siglo XIX, las poblaciones aborígenes, aisladas del resto del país, fueron visitadas por viajeros naturalistas, tales como Humboldt, Michelena y Rojas, Codazzi o Schomburgk, entre otros, quienes dejaron registros en sus informes de las costumbres que encontraban a su paso. Desde el comienzo del siglo XX y hasta 1950, un grupo de precursores de los estudios antropológicos modernos se dedicó a revisar, compilar e interpretar, según las orientaciones evolucionistas y positivistas, el conocimiento que existía sobre las poblaciones aborígenes en crónicas y obras dispersas escritas hasta ese momento. Arístides Rojas se refirió a los caribes; Gaspar Marcano hizo una reconstrucción cultural de los indígenas de los valles de Aragua y Caracas, de los guahíbos, de los guajiros y de los timotes y cuicas; Lisandro Alvarado presentó una compilación para la mayor parte de los grupos indígenas, en cuanto a la cultura material, la organización social y política y los rituales religiosos; Julio César Salas y Tulio Febres Cordero describieron a los aborígenes andinos, Theodor Koch-Grünberg a los indígenas del Orinoco y Vicenzo Petrullo estudió exhaustivamente a los yaruros. Estos trabajos, junto a la obra de Alfredo Jahn, Tulio López Ramírez, Gilberto Antolínez y Walter Dupouy, sirvieron de antecedente a los estudios, que basados en trabajos de campo y en las orientaciones teóricas y metodológicas de la antropología moderna, fueron ejecutados a partir de 1950 por profesionales de esta disciplina. El censo indígena de 1992 estimó la población aborigen en 315.815 individuos (1,5% de la población total del país). En lo que se refiere a su distribución en el territorio, las mayores proporciones están localizadas en Zulia (63%), Amazonas (12%), Bolívar (11,2%) y Delta Amacuro (6,6%). De un total de 28 grupos indígenas ubicados en el territorio nacional, los mayores volúmenes de población corresponden a los wayuu (guajiros) 53,7%; waraos (guaraúnos) 7,6; pemones, 6; añús (paraujanos) 5,5; yanomamis, 4,7; guajibos, 3,6 y piaroas, 3,6%. Estas etnias agrupan el 84,4% del total de la población indígena del país y de ese total, un 48% está ubicado en áreas urbanas. Durante los últimos 30 años, a raíz de los profundos cambios económicos y sociales ocurridos en el país con la transformación económica y la consecuente expansión urbana provocada por las migraciones internas los procesos de aculturación han sido más intensos entre los indígenas. Asimismo, el mestizaje, cuyas raíces históricas se remontan a la conquista, ha contribuido a acelerar aún más en el presente la pérdida del modo de vida tradicional de los grupos todavía existentes.

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La población aborigen actual está distribuida en 4 familias lingüísticas: caribe: akawaio, mapoyo, yabarana, yekuana, eñepa (panare), pemón, kariña y yukpa; arawak: aruaco, wayuu (guajiro), añú (paraujano) y los arawak del río Negro (curripaco, guarekena, baré, piapoco y baniva). Independientes: guahíbo, warao (guaraúno), cuiva, yanomami, hoti y yaruro; y chibcha: barí.

Lengua caribe: Los akawaios: son apenas unos 800 individuos llegados a Venezuela del Esequibo, a raíz de la rebelión de Rupununi en 1969 y actualmente están ubicados en San Martín de Turumbán, frente a Anacoco y en caseríos dispersos a lo largo del eje carretero El Dorado-Santa Elena de Uairén. Sumamente aculturados, los akawaio han desarrollado cultivos comerciales con formas de organización introducidas por el Estado.

Los mapoyos: son un grupo muy reducido y también muy aculturado, que no llega a 200 individuos. Localizados en las cercanías de los panares, en un caserío ubicado en las sabanas entre los ríos Caripo y Villacoa en el distrito Cedeño del estado Bolívar, estos indígenas han tenido en lo que va de siglo una brusca aculturación a raíz del establecimiento en la zona de empresas extractivas de sarrapia, balatá y chicle. Los mapoyos hablan castellano, y sus cosechas de arroz, maíz, yuca, caraota, ñame y batata son comerciales. Los yabaranas: localizados en las cercanías de San Juan de Manapiare en el estado Amazonas, conforman un grupo de unos 300 individuos en vías de extinción.

Los yekuanas (maquiritares): localizados en las riberas de los ríos Caura y Paragua y sus afluentes, en el estado Bolívar, y en las márgenes del Ventuari, Cunucunuma, Padamo y Cuntinamo y sus afluentes, en el estado Amazonas, con un total de población que en 1974 no llegaba a los 4.500 individuos. Maquiritare es una designación de los misioneros, mientras que yekuana es una autodenominación que expresa un origen común; estos indígenas creen que sus antepasados provenían de un cerro de los alrededores que tenía ese mismo nombre. Los pueblos de las cabeceras de los ríos han estado más alejados del contacto con la población criolla que los pueblos ribereños. La economía combina la recolección de especies comestibles, la horticultura, la caza y la pesca siendo además artesanos de una cestería de gran valor estético. El pueblo es una unidad política que reúne unas 60 personas bajo el control de un jefe con un liderazgo que «…es legítimo

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pero carente de coerción». En otras palabras, el jefe no puede cumplir su voluntad si encuentra oposición entre los pobladores. Su sabiduría consiste en dar el ejemplo y persuadir a los demás para lograr decisiones equilibradas en beneficio del bien común y de la armonía. En la sociedad yekuana las divergencias y conflictos son superados mediante estrategias definidas, tales como poner a circular rumores o chismes; efectuar monólogos en los que el agraviado, de madrugada y cuando sus familiares permanecen en sus hamacas, expone en voz alta sus quejas para que todos le escuchen o, en casos extremos, recurrir al aislamiento temporal emprendiendo viajes imprevistos a buscar alimentos. En la actualidad y a raíz del contacto, han surgido entre estos indígenas grupos evangélicos y católicos.

Los eñepas (panares): están localizados al S de Caicara del Orinoco en un área de 18.000 km2 entre los ríos Cuchivero y Suapure en el estado Bolívar; la población, dispersa entre los asentamientos criollos de la zona, alcanza unos 3.000 individuos. Estos indígenas son agricultores de tala y quema, pescan, cazan y recolectan frutos silvestres, y mantienen con los criollos desde comienzos de siglo relaciones comerciales muy estrechas. La fabricación de cestos, realizada por los hombres, es la actividad comercial por excelencia. Los ingresos que de ella derivan les ha permitido adquirir productos industriales, sin alterar sus formas de organización económica tradicional. Al incrementarse la demanda de esta artesanía las técnicas de elaboración se diversificaron y los motivos decorativos aumentaron su riqueza estilística. La cestería representa así, para estos indígenas, el principal vehículo para establecer sus relaciones sociales y comerciales con las poblaciones criollas de los alrededores.

Los pemones: localizados en la región SE del estado Bolívar en la Gran Sabana, abarcan aproximadamente 20.000 individuos. Desde 1930 los capuchinos han adelantado entre ellos un programa misional muy intenso y han fundado 4 centros de importancia: Santa Elena (1931), Kavanayén (1942), Kamarata (1945) y Uonkén (1959). A la influencia del catolicismo se suma la influencia protestante en el S de su territorio, y con ella, la formación de comunidades pemón típicamente adventistas que difieren radicalmente del resto de la población. Entre los pemones han surgido movimientos religiosos tales como el Aleluya, el Chochimuh y el San Miguel, los cuales han dado origen a un sincretismo en el que se combinan elementos éticos, espirituales, cosmológicos y prácticas rituales de la cultura pemón y de las nuevas religiones. No obstante los cambios ocurridos a raíz de los programas misionales, el parentesco y las relaciones comerciales siguen siendo entre los pemones fuentes de integración social.

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Los kariñas: localizados en los llanos orientales en la zona central, tienen una población que alcanza los 11.000 individuos. A raíz de la explotación petrolera y la extracción del hierro, estos indígenas han sobrevivido a uno de los más drásticos procesos de cambio sociocultural, ocurridos entre las sociedades aborígenes venezolanas en lo que va de este siglo. Los yukpas: conocidos en la literatura como los «motilones mansos», abarcan unos 4.000 individuos y habitan en la sierra de Perijá, en el estado Zulia. Integrados por los subgrupos irapa, japreria, macoíta, parirí, shaporú, viaski, wasana y el pueblo de la misión del Tukuko, este es el grupo caribe localizado más al O del país, por lo que se supone que sus antepasados migraron desde el Amazonas al hábitat actual. Los subgrupos, integrados por familias extensas, forman unidades políticas independientes presididas por un jefe. Los hombres son excelentes artesanos de cestos y cerámicas y las mujeres hilan y tejen el algodón en telares verticales. La economía de los yukpas está basada en el «cultivo rotativo» según el cual, alternan períodos cortos de cultivo con largos períodos de descanso en los que la tierra permanece en barbecho. Los cultivos de cambur, yuca, maíz, ocumo, caraotas y legumbres son realizados de acuerdo con un ciclo que cubre las fases de selección del conuco, tala, quema, cosecha y terreno baldío. La agricultura, fundamento de la subsistencia, es practicada conjuntamente con la caza, la pesca y la recolección de plantas silvestres.

Lengua arawaka: En lo que se refiere a los grupos de lengua arawak, todavía sobrevive un pequeño grupo de aruacos, localizados en la frontera con Guyana conocidos como los jokonos en el Delta Amacuro; estos indígenas, cuyo número no llega al centenar de individuos, se encuentran sumamente aculturados. Además de hablar el castellano, conocen algún vocabulario de inglés y se han integrado lingüística y culturalmente a sus vecinos los waraos.

Los wayuu (guajiros): localizados entre Paraguaipoa y Castilletes en la estrecha franja que corresponde a Venezuela en la península del mismo nombre, tienen una población cercana a los 170.000 individuos. Los guajiros se autodenominan wayuu y designan como kusina a otros grupos indígenas de los alrededores (motilón, yucpa) y usan el término alijuna para referirse a cualquier otra persona que no sea ni guajiro, ni indio. Wayuu quiere decir «persona» o «gente». Los guajiros están organizados socialmente en grupos exogámicos de descendencia matrilineal (linajes y clanes), llamados por la población criolla «castas». Existen en la actualidad 25 clanes, cada uno de los cuales tiene un ancestro animal común. Estas unidades de parentesco no son iguales entre sí, puesto que unas tienen, como es el caso de los clanes del tigre o del perro, mayor preponderancia económica y social que las demás. Se pertenece a estas unidades de parentesco por

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nacimiento. El guajiro no ha escapado tampoco a la transformación urbana y la tradición cultural de aquellos que han estado expuestos a la influencia de las ciudades ha recibido profundos cambios que cada día les integran más y más a sus vecinos, los alijunas de Maracaibo. Las mujeres guajiras han tenido una posición preponderante en su contexto social, en razón del criterio de descendencia matrilineal que rige el parentesco, y de la norma de matrimonio matrilocal o uxorilocal, según la cual el esposo viene a residir en la casa de la esposa o en las cercanías de la suegra. Es necesario notar que los mitos y cuentos guajiros, de una gran riqueza, se refieren al camino que sigue a la muerte, evocan la sexualidad, la adolescencia y las frustraciones de una realidad social, en la que también existen fantasmas.

Los añús (paraujanos): cercanos a los 17.000 individuos, habitan viviendas palafíticas en la laguna de Sinamaica, al NO de Maracaibo, en el estado Zulia; hablan el castellano, se han casado con los criollos y no se distinguen de las poblaciones vecinas.

Los arawak: localizados en el estado Amazonas, están integrados por los kurripakos, ubicados en las riberas de los ríos Isana y Guainía y sus tributarios. Estos indígenas constituyen un subgrupo dialectal de los wakuénai. Sumamente apegados a sus ritos, poseen un sistema de expresión musical en el que los símbolos son códigos para interpretar la conducta social. La cosmología, las curaciones de enfermos, la conceptualización de lo crudo y lo cocido, el mundo espiritual, el intercambio ceremonial de comida entre grupos, persisten en el presente a pesar de la traducción al kurripako del Nuevo Testamento por los misioneros protestantes, y a pesar de todos los agentes de cambio sociocultural que existen en la zona. Los guarekenas, localizados en el Casiquiare en la población GuzmánBlanco, en el río Guainía, estado Amazonas, no pasan de 150 individuos. Anteriormente ocuparon asentamientos densamente poblados en el caño San Miguel o Itinivini, tributario del río Negro, pero de estos poblados hoy sólo quedan huellas y una abundante toponimia que en guarekena designa sitios, vueltas del río, lajas, flora y accidentes topográficos. Los guarekenas son plurilingües: hablan castellano, portugués y otras lenguas arawak de los grupos vecinos. Además, poseen un pensamiento mítico caracterizado por la presencia de un movimiento circular entre los puntos cardinales, el cual se pone de manifiesto en la práctica ritual. Los barés: sumamente aculturados, alcanzan un millar de individuos localizados en su mayor parte en Santa Rosa de Amanadona, un pequeño pueblo a orillas del río Negro, en el estado Amazonas. La lengua baré conocida todavía por un reducido grupo de indígenas, se encuentra en vías de extinción. Los piapocos, cercanos también al millar de individuos y en vías de desaparición, están a unos 30 km al S de Puerto Ayacucho; en territorio colombiano persisten todavía algunos núcleos de esta población. Los piapocos tienen conucos para la subsistencia, visten ropas adquiridas a los comerciantes criollos y hablan castellano. Forman familias

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extensas, practican la poligamia y la residencia postmatrimonial es patrilocal. Los banivas alcanzan igualmente el millar de individuos y, localizados en el pueblo de Maroa y en el alto Isana, se han integrado a la población criolla.

Independientes: En lo que se refiere a los grupos independientes, los guahíbos están repartidos entre los llanos de Apure, los llanos orientales de Colombia, el valle del Manapiare y las riberas del Orinoco entre Santa Rosa y la desembocadura del Meta. Los guahíbos tienen una población aproximada de 11.500 individuos, los cuales son sobrevivientes de poblaciones aborígenes que en los llanos mantenían importantes redes comerciales. Estos indígenas se han adaptado al hábitat llanero de acuerdo con 3 estrategias de subsistencia: la caza y la recolección en las zonas interfluviales, el cultivo estacional en los ríos tributarios y los cultivos cíclicos en las riberas de los ríos Meta y Orinoco. Organizados en bandas locales de cazadores y recolectores, estos grupos llegan a tener entre 20 y 50 individuos cuando son nómadas y seminómadas, y pueden pasar de 100 cuando son agricultores sedentarios. La banda local es un grupo basado en nexos de parentesco y en relaciones sociales informales y flexibles, presidido por un jefe que bien puede ser el másanciano o el más capaz del grupo. Las bandas locales se forman alrededor de un núcleo básico de parientes al cual se van agregando otras familias emparentadas por nexos consanguíneos o de matrimonio. La descendencia en estos grupos de parientes es bilateral puesto que se toma en cuenta tanto la línea materna como la paterna. Varias bandas locales integran bandas regionales las cuales, circunscritas en un territorio específico, aumentan el contexto de las relaciones sociales. Gracias a esta modalidad de organización social tan particular, pudieron sobrevivir hasta el presente. Los waraos (guaraúnos), cuya población ha sido estimada en 24.000 individuos, ocupan en el delta del Orinoco la zona intermedia de baja salinidad y la franja costera. Pescadores y recolectores, los waraos en la actualidad habitan todavía viviendas palafíticas en las márgenes de los ríos. La organización económica, basada tradicionalmente en la recolección de los productos del árbol del moriche, pudo adaptarse a los cultivos recientes de ocumo chino (Colocasia antiquorum) para la subsistencia y de arroz para la comercialización, pero no pudo soportar sin disgregarse la introducción del trabajo asalariado y de los créditos agrícolas. Ambos factores al individualizar el trabajo del warao, no sólo debilitaron los vínculos de solidaridad y ayuda mutua que basados en el parentesco, eran fundamento de la cohesión social y económica de la familia extensa, sino que afectaron también la jerarquía tradicional entre jefes y trabajadores, las creencias mágico-religiosas y la importancia social de los curanderos. Los yaruros, localizados en un número aproximado de 5.000 individuos en los llanos del Apure en las márgenes de los ríos Capanaparo y

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Sinaruco, se autodenominan pumé (seres humanos). Nómadas, cazadores, pescadores y recolectores, la rusticidad de los yaruros contrasta con la riqueza de sus recuentos míticos y con la profundidad religiosa de sus creencias cosmológicas. No obstante, los cantos ceremoniales han comenzado a extinguirse y con ellos el mundo de los chamanes mediante el cual habían podido hasta ahora enfrentarse a la muerte y a las enfermedades. Los hotis, cuya población no llega a los 700 individuos, están localizados en el río Kaima y en los caños Majagua e Iguana en la serranía de Maigualida en la zona limítrofe de los estados Bolívar y Amazonas. La subsistencia de estos indígenas está basada en el cultivo de conucos en los que siembran plátano y maíz, en la cacería de animales pequeños, y sobre todo, en la recolección de «miel, larvas, frutas de palma y cangrejos». Organizados en bandas locales, la familia nuclear es «la unidad económica básica». Las mayores presiones aculturativas que en el presente perciben los hotis, provienen de las misiones protestantes establecidas en la zona desde hace más de una década. Los yanomamis, cuya población ha sido estimada en unos 15.000 individuos, están localizados en los ríos Mavaca, Manaviche, Orinoco, Ocamo y en el alto Siapa y alto Matacuni en el estado Amazonas. Este es uno de los grupos aborígenes venezolanos que ha permanecido más aislado de las presiones aculturativas que ejerce la sociedad nacional. Hasta hace apenas unos 50 años, los yanomamis utilizaban hachas de piedra para desbrozar los conucos y sus cultivos de tala y quema tenían una importancia fundamental en la economía. Los nexos de parentesco aún tienen particular relevancia. Así, la comunidad de los parientes es indispensable para ellos, hablan continuamente de su familia, de lo que hacen o dejan de hacer, cada pariente resulta insustituible en este marco de relaciones. Los conflictos entre los grupos locales son violentos porque se producen entre parientes tan ligados entre sí, que no puede haber entre ellos sentimientos neutros: o son solidarios en la amistad o tienen conflictos matizados por el odio. Los yanomamis tienen además una sabiduría que se vuelca en los mitos. Los chamanes conocen largos repertorios míticos que relatan en forma dramática, bajo el efecto de alucinógenos y con la influencia que ejercen sobre ellos, los espíritus animales, vegetales o naturales llamados hekura. Los piaroas, localizados en el Orinoco medio y sus tributarios, también en el Sipapo y en los márgenes del Ventuari, tienen una población estimada en 11.500 individuos. Estos indígenas poseen entre 12 y 15 unidades políticas o territorios, cada uno de los cuales está integrado por unos 5 o 6 grupos locales separados por senderos en la selva que son recorridos por jornadas a pie que duran hasta medio día. El grupo local o unidad residencial, alcanza unos 50 individuos en una gran vivienda de forma cónica, conocida comúnmente como la «churuata». Este grupo local, integrado por familias emparentadas, desempeña en la sociedad piaroa, diversas funciones puesto que constituye no sólo una unidad de parentesco, sino también una unidad económica, política y ceremonial. Los conucos, distribuidos alrededor de la vivienda comunal y principal fuente de subsistencia son sujetos de derecho de propiedad individual. La caza, la pesca y la recolección de alimentos como un complemento, varían con las estaciones a lo largo del año. El intercambio matrimonial es la institución másimportante en el logro de la cohesión social y la perpetuación del grupo.

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Lengua chibcha: Los barís, localizados en la sierra de Perijá, en el estado Zulia en la frontera colombo-venezolana, son conocidos también como los motilones «bravos»; la designación de motilón aparece por primera vez en fuentes históricas del siglo XVIII y tiene por significado «cortarse el pelo» en clara alusión a la costumbre de estos indígenas de llevar el cabello muy corto. Los barís han sido objeto de un largo proceso de contacto y pacificación desde que la zona fue colonizada entre 1529 y 1622. Las primeras referencias a los motilones datan de esa época. La pacificación tuvo lugar entre 1772 y 1818 y, con la explotación petrolera, entre 1913 y 1960. En la actualidad, la población barí alcanza unos 1.500 individuos. La vivienda, centro de la vida social, es el resultado de una laboriosa construcción en la que se compromete el trabajo colectivo de los hombres. La disposición de las puertas de acceso y la distribución del espacio entre hamacas, los fogones y utensilios, reflejan los fundamentos de la organización social. El jefe de la vivienda barí ha sido el intermediario en las relaciones extraétnicas con misioneros y visitantes. Los conucos, en los que siembran yuca, cambures, papas, piñas, aguacates y caña de azúcar para la subsistencia, operan de acuerdo con ciclos de cultivo y están localizados alrededor de las viviendas colectivas. La cosmovisión de estos indígenas en la que destacan el origen del universo y de todo lo que los rodea, es expresada en sus recuentos míticos. El ritual, por su parte, tiene gran importancia en la vida social, puesto que la mayor parte de los acontecimientos diarios tales como matrimonios, el fin de la construcción de las viviendas, la pesca, la cacería, la fabricación de hamacas y guayucos, o la fabricación de flechas, son realizados efectuando cantos rituales para la ocasión. Además de los aborígenes descritos, existen 2 grupos de filiación lingüística desconocida en el alto Paragua del estado Bolívar: los arutanis y los sapés. Asimismo, todavía existen en la isla de Margarita, en los alrededores de Porlamar, vestigios étnicos de poblaciones guaiqueríes. Ahora bien, en lo que se refiere a las relaciones entre los indígenas y la sociedad venezolana, el artículo 77 de la Constitución señala que «…la ley establecerá el régimen de excepción que requiere la protección de las comunidades indígenas y su incorporación progresiva a la vida de la Nación…»

Es por tanto, responsabilidad del Estado velar por la protección de las poblaciones aborígenes con miras a su integración. El proceso de aculturación ha transformado a las comunidades aborígenes en poblaciones rurales y urbanas, y los cambios socioculturales han sido de tal magnitud, que pareciera que la desaparición étnica y cultural es inevitable. Los aborígenes pertenecen a una historia que se remonta a 15.000 años a. C. y como están localizados en regiones fronterizas de gran valor estratégico en términos de seguridad y defensa, o en núcleos urbanos y rurales donde se encuentran en pleno

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proceso de «criollización», es indudable que, ahora más que nunca, la intervención del Estado, de acuerdo con el mandato constitucional que así lo establece, deberá abocarse en los próximos años a lograr una síntesis armoniosa y profundamente humana entre el deber de proteger y el deber de integrar. M.M.S.

PARA SEGUIR LEYENDO: ACOSTA SAIGNES, MIGUEL. Época prehispánica. Caracas- Madrid: Edime, 1975; __. Estudios de etnología antigua de Venezuela. 2ª ed. La Habana: Casa de las Américas, 1983; ALVARADO, LISANDRO. Datos etnográficos de Venezuela. Caracas: Ministerio de Educación Nacional, 1956; ARCILA FARÍAS, EDUARDO. El régimen de la encomienda en Venezuela. 3ª ed. Caracas: Universidad Central de Venezuela, 1979; ARELLANO, FERNANDO. Una introducción a la Venezuela prehispánica. Caracas: Universidad Católica Andrés Bello, 1987; ARMELLADA, CESÁREO DE. Los motilones: raza indómita desde el siglo xv al xx, 1499-1949. Caracas: Tipografía Vargas, 1954; BECKERMAN, STEPHEN. Datos etnográficos acerca de los bari (motilones). Caracas: Universidad Católica Andrés Bello, 1979; BRETT, WILLIAM H. Indian Missions in Guiana. Londres: George Bell, Editors, 1851; CHAFFANJON, JEAN.El Orinoco y el Caura: relación de los viajes realizados en 1886 y 1887. Caracas: Fundación Cultural Orinoco, 1986; Contribución a la arqueología regional venezolana. Caracas: Acta Científica Venezolana, 1993; COPPENS, WALTER. Los cuiva de San Esteban de Capanaparo: ensayo de antropología aplicada. Caracas: Fundación La Salle de Ciencias Naturales, 1975; DEL REY FAJARDO, JOSÉ. Los jesuitas y las lenguas indígenas venezolanas. Caracas: Universidad Católica Andrés Bello, 1979; FUNDACIÓN LA SALLE DE CIENCIAS NATURALES, INSTITUTO CARIBE DE ANTROPOLOGÍA E HISTORIA, ed. Los aborígenes de Venezuela. Caracas: Fundación La Salle de Ciencias Naturales, 1980-1988. 3 v.; FEBRES CORDERO, TULIO. Obras completas. Mérida: Ejecutivo del Estado, 1960. 6 v.; FERNÁNDEZ YÉPEZ, ALBERTO. Anotaciones sobre los indios rionegrinos de Perijá. Caracas: s.n., 1945; FLEURI CUELLO, EDUARDO. Guajiro: notas preliminares para el estudio antropológico de los actuales habitantes de la Guajira pertenecientes al grupo guajiro 1. Caracas: Editorial Sucre, 1953; GILIJ, FELIPE SALVADOR. Ensayo de historia americana. Caracas: Academia Nacional de la Historia, 1965. 3 v.; GONZÁLEZ ÑÁÑEZ, OMAR. Los guajiros, una cultura indo-hispana. Caracas: Universidad Central de Venezuela, 1973; __. Mitología guarekena. Caracas: Monte Ávila, 1980; GOULET, JEAN. El universo social y religioso guajiro. Caracas: Universidad Católica Andrés Bello, 1981; GUMILLA, JOSÉ. El Orinoco ilustrado y defendido. Caracas: Academia Nacional de la Historia, 1963; HELLMUD TELLO, ARTURO. Kai-Hia-Mal: vida de los guayqueríes a la llegada de Colón. 2ª ed. Caracas: s.n., 1949; __. Leyendas indígenas guajiras. Caracas: s.n., 1951; IMTHURN, EVERARD. Among the Indians of Guiana. Londres: Kegan Paul Trench Co., 1883; JAHN, ALFREDO. Los aborígenes del occidente de Venezuela: su historia, etnografía y aWnidades lingüísticas. Caracas: Monte Ávila, 1973. 2 v.; KAPLAN, JOANNA. The Piaroa: a people of the Orinoco Basin: a study in kinship and

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INDIGENAS VENEZOLANOS

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Los Gayones

Que habitaron en la Loma sector # 2, vivieron en chozas acobijados con paja llamada gamelota y los cultivos que eran para su mantenimiento. Sembraban matas de cambur americano, y matas de guaje amarillo, matas de ajíes, y matas de chivateras, frijoles, quinchoncho. Sus alumbrados eran con lámparas de aceite de tártago, y después para sus divertinajes. Para sus fiestas sus instrumentos eran hojas de maíz y tambor de palos y sus bebidas eran el licor que se llamaba masato, y le agregaban jugos de caña. En el año 1980 por primera vez entró una máquina de oruga hasta el río negro, y en el año 1990 cruzó el río y subió para los dos sectores de la Loma. Habiendo una población de familias como de 15 casas en los dos sectores, en el año 1993 entró el alumbrado eléctrico, y las escuelas que habían eran en casas de familia, hechas de bahareque. En el año 1995 construyeron la primera escuela, una R1# 314. Continuando la lucha con movimientos campesinos organizados en asociación de vecinos. Alberto Pérez es indígena que habita en la Loma de Los Indios II, a sus ochenta años ofreció este testimonio a Eldys Güi, quien lo recogió para presentarlo como parte de la documentación necesaria para el registro del consejo comunal el día 6 de marzo de 2006. En ella aparecen reflejados buena parte de los elementos que configuran la cosmovisión indígena que tenemos en compromiso registrar, rescatar y dar a conocer a través de distintos medios: (Material Aportado por el Prof. Carlos Alvarado)

AYAMAN

Ubicación Geográfica: El territorio del pueblo indígena Ayamán, comprendía en tiempos coloniales a los actuales municipios del Estado Falcón, Democracia, Sucre, Federación, Unión y Silva. En el Estado Lara ocupaban desde el Río Tocuyo hasta la Sierra de Parupano en los municipios Iribarren, Torres, Crespo y Urdaneta. Hoy los Ayamanes habitan principalmente en el Estado Falcón, en las comunidades de Mapararì, San Pedro de Maparari, La Cruz de Bucaral y El Tigre, y en el Estado Lara en el Cerro Moroturo, La Venta, Aguada Grande, Las Catalinas, El Palmar, San Miguel de Ayaman, entre otros. Los Ayamanes se caracterizan por su alta movilidad espacial. Según el cronista Domingo Adjuntas durante el siglo veinte muchas familias ayamanes migraron en busca de tierras y de trabajo hacia el valle de Moroturo en el Estado Lara y hacia Turén en el Estado Portuguesa, convirtiéndose muchos de ellos en mano de obra asalariada en los grandes hatos y plantaciones de estas regiones. Subsistencia y Economía: La mayoría de los Ayamanes se dedica a la producción agrícola, en conucos familiares donde cultivan maíz, frijol, quinchoncho, yuca, ñame, caña de azúcar, entre otros productos. En las zonas áridas del valle de Siquisique y en los cardonales de Mátatere siembran sisal y cocuy. Con la fibra del sisal fabrican chinchorros, y con la madera construyen los techos de las casas, trojas, taburetes, bateas e instrumentos para la cacería. El cucuy se hornea para el consumo, y se utiliza en la preparación de bebidas alcohólicas. También recolectan una gran diversidad de frutos como guanajos, buches, cotoperiz, mamones, semerucos y maya. En las regiones boscosas recogen palmas, miel y cera. En algunas comunidades todavía se practica la cacería de venados, dantas, conejos y aves, sin embargo esta práctica ha disminuido significativamente debido a la expansión de hatos ganaderos y a la falta de acceso a

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tierras boscosas. Los Ayamanes también han incorporado a su economía la cría de ganado, chivo, ovejo, porcinos, y aves los cuales son destinados al consumo familiar y a la venta en mercados locales. Además de sus prácticas agrícolas muchos Ayamanes trabajan como mano de abra asalariada en hatos ganaderos. Principalmente los hombres migran dos veces al año para trabajar en grandes siembras de maíz y ajonjolí en el Estado Portuguesa. Por su parte algunas mujeres jóvenes trabajan como educadoras o como domésticas o lavanderas en comunidades semi-urbanas de la región. Organización familiar y religiosa: Los Ayamanes se agrupan en unidades domésticas comprendidas por dos o tres familias nucleares. Muchas veces habitan en una misma vivienda hasta tres familias, o en habitaciones aledañas. La mayoría de los Ayamanes se identifican como “tureros” o “devotos” del Baile de las Turas. Este baile se lleva a cabo dos veces al año en agradecimiento a la naturaleza y a los espíritus por las cosechas y beneficios recibidos. Existen dos tipos de Turas, la pequeña y la grande. La Tura pequeña se realiza en los meses de abril o mayo cuando el maíz esta tierno (jojoto). Los granos de maíz son molidos, colados y fermentados a fin de fabricar una chicha o carato, que se utiliza para brindar durante el ritual. La Tura Grande se celebra entre los meses de agosto y septiembre cuando el maíz esta desarrollado. Generalmente construyen un patio con un altar en donde La Reina recibe a los invitados y a los tureros. En el altar se colocan ofrendas a los espíritus, los cuales consisten en mazorcas de maíz, caña de azúcar, auyama, vainas de caraota, naranjas, aguacates y otros frutos. Alrededor del altar bailan los participantes y los músicos, estos últimos usan maracas, flautas elaboradas con carrizo y cachos de venado

CHAIMA

Comúnmente se designan con el nombre de Chayma, Chaima o Saima, cuyos descendientes actualmente luchan por revitalizar el idioma, los Chaima se designan a si mismo “ La Gran Semilla” (Humana), pues eso es lo que significan los ètimos que forman este nombre Sha o Cha (Semilla) e ima (Grande), que seres míticos dejaron sobre la tierra. Hoy día este grupo milenario se encuentra ubicado al sur del estado Sucre y al norte del estado Monagas, en Sucre se ubican en el Municipio Ribero Parroquias Santa Maria, Santa Cruz y Catuaro, su población se estima en Sucre de seis mil individuos (6.000), la disgregación de sus comunidades esta comprendida en treinta y dos a saber: Los Mangos, La Gloria, La Toma, El Tigual, Guatamare, Las Vegas, Río Macho, Barrio Ajuro, Pueblo Viejo, Pasjuicillo, El Merey, La Sabana, Santa Maria, Las Lomas, El Cantón, La Providencia, Amanita, Los Altos, Potrerito, Agua Caliente, Santa Cruz, San Ramon, El Limón, Santa Ana, Crucero de Pabellón, Juasjuillar, Cambural, La Fundación, Catuaro, entre otras. Su misma condición geográfica permite la convivencia e interrelación con comunidades criollas, lo que ha generado un proceso de transformación de los valores propios. Sin embargo las costumbres originarias de los “chaima”, perviven en la gastronomía integrada por una gama de vegetales, animales silvestres, arepa de maíz, cachapa, cazabe, corozo, cuajao de palmito, piras, puchero, y pomui. En cuanto a su vestimenta originaria, las mujeres usaban una túnica de algodón hasta las rodillas, hoy día utilizan los camisones o vestidos de colores alegres. El hombre utilizo el guayuco o guanapu, y en la actualidad utiliza este atuendo para actos y rituales. Además los indígenas chaima elaboran

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cestería con fibras vegetales de mamure, camuare, cucharanbeta, destacándose así la elaboración de cestas, canastos, sebucanes, manare, mara, mapire, cabrestos, entre otros. En cuantos a la mitología “Chaima”, pervive la leyenda de la Culebra de Cerro Negro, sus creencias en cuanto a los amos o dueños del agua y el monte están presentes, a los cuales guardan especial respeto. La mayoría de los “Chaima”, son cultivadores, siendo sus principales cultivos el maíz, yuca agria y dulce, chino, ocumo, cambur, mapuey, hortalizas, piña y café, estos dos últimos rubros representan en la actualidad la principal producción en el territorio chaima. Por otro lado los instrumentos musicales utilizados por los Chaima son: maracas, tambora, cuatro, marimba, entre otros. En lo que respecta a la Organización Social y familiar es de carácter extendido y comunitario; antiguamente los antepasados respetaban la figura del Cacique como jefe del pueblo indígena y se seguía como autoridad. El Cacique debía limitarse a dar ejemplo a los demás sin necesidad de impartir órdenes; debía ser un buen artesano, pescador, cazador, guerrero, respetuoso de la tradición oral y apto para hacer cumplir la ley tradicional del pueblo. Los jóvenes por su parte eran sometidos a pruebas severas en oficios diversos para afianzar la enseñanza de cooperación comunitaria y colectiva. Las mujeres se encargaban de sembrar y cuidar el conuco, tejer, hacer tabacos, bebidas, elaborar utensilios de cocina como el mapire, cedazo, petate, sebucán, taparas para hacer los platos, cucharas, tazas y cuidar a los niños. Finalmente es de referir que aún cuando su idioma no es hablado por la mayoría de los indígenas chaima , existe un movimiento social en ambos estados que ha permitido a los chaimas actuales recuperar su idioma por medio de escritos elaborados en la época de la colonia. Se conoce que existieron en el territorio chaima del estado sucre los hablantes de este idioma pero murieron hace mucho tiempo; muestra de ello es el Diccionario Chaima titulado Arte y Vocabularios de la Lengua de los Indios Chaima, Cumanagotos, Cores de la provincia de Cumaná publicado en España en 1680. Actualmente solo existe un señor llamado Carlos Arayan que vive en la comunidad de los Mangos que maneja vocablos y oraciones con poca fluidez, a través de el se logro editar Arte y Vocablos Chaima. Además los docentes indígenas, líderes y consejos de ancianos están incorporados en la construcción de la Guía Pedagógica Chaima la cual se viene trabajando desde hace dos (2) años con La Dirección Nacional de Asuntos Indígenas y la Drai nororiente (Angel Vargas). Según el Censo de Comunidades Indígenas 2001, en el Estado Sucre fueron censadas 1.196 personas pertenecientes al pueblo Chaima, de las cuales 650 resultaron del sexo masculino mientras que 546 del sexo femenino.

KARIÑA

Los Kariña están concentrados en la zona de la mesa de Guainipa, en el estado Anzoátegui, también existen comunidades en los estados Bolívar y Monagas. El Idioma Kariña pertenece a la familia lingüística caribe. Actualmente, viven con los campesinos de la región, en pequeñas casas rectangulares de paredes de adobe y techo de palma de moriche o cinc. Talan y queman para cultivar. La cacería es la base de su alimentación; la pesca tiene menos importancia. Hacen cerámicas, cestería y tejen algodón y fibra de moriche. Muchos de sus productos los cambian por otros de fabricación industrial. Son monógamos, aunque está permitida la poligamia. El marido es

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absorbido por la comunidad a que pertenece los padres de la esposa, a los que debe ofrecer sus servicios. Cada comunidad Kariña tiene su propio cacique, con poca autoridad. El cacique actúa ante todo como intermediario entre la comunidad y los criollos. Esta es uno de los pueblos más aculturadas del país; casi todos sus miembros varones trabajan en empresas criollas, sobre todo petroleras. Actualmente, los esposos se suelen establecer independiente de los padres, como se hace en la sociedad criolla, con la que están en relación directa. Según el Censo de Comunidades Indígenas 2001, en el Estado Sucre fueron censadas dos (2) personas pertenecientes al pueblo Kariña, de las cuales ambas resultaron del sexo masculino.

WARAO

Los indígenas Warao habitan los caños del Delta del Orinoco y áreas adyacentes de la Guayana Esequiba y de los estados Bolívar, Monagas y Sucre. Warao es una auto denominación que significa “gente de canoa”, constituyen el segundo pueblo más numeroso entre los indígenas de Venezuela. La situación de los Warao del Delta del Orinoco no es homogénea. Dependiendo de la zona donde habitan, los Warao presentan características particulares que los hacen significativamente diferentes entre sí: los grupos que viven en el Delta Occidental y suroriental confrontan un intenso proceso de cambio cultural provocado por diferentes causas. Las actividades de subsistencia tradicionales de los Warao en la pesca, la caza y en la recolección de frutos silvestres y, según las estaciones, acusaban un marcado ciclo durante el curso del año, tradicionalmente la palma de moriche constituía el principal recurso de la adaptación del Warao a su ecosistema, todos los componentes de esta palma son objeto de consumo o insumo directos. Según el Censo de Comunidades Indígenas 2001, en el Estado Sucre fueron censadas 303 personas pertenecientes al pueblo Warao, de las cuales 171 resultaron del sexo masculino mientras que 132 del sexo femenino.

CUMANAGOTO

Nombre que significa “Habitante de Cumaná”. De filiación lingüística Caribe, se encuentran ubicados en el estado Anzoátegui. Los descendientes de cumanagoto han mantenido sus tradiciones artesanales como el uso de telares verticales, la actividad alfarera y la cestería. Actualmente se muestran muy interesados en recuperar elementos propios de su cultura que les permita reafirmar su identidad. En el año 1536 se hace referencia a la Provincia de Cumanagoto. También se habla de un dominio Cumanagoto desde Miranda hasta Anzoátegui y Barcelona. Entre los Chaima, los Kariña y Cumanagoto se hablaba una lengua común. Los territorios Cumanagoto que encontraron los conquistadores se encuentran al Noreste del Edo. Anzoátegui, de allí surge la Provincia Cumanagoto. Actualmente, se están realizando esfuerzos de revitalización lingüística de la lengua Cumanagoto, así como de su cosmogonía (visión del mundo simbólico). Según el Censo de Comunidades Indígenas 2001, fueron censadas 553 personas pertenecientes al pueblo Cumanagoto.

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KARI'ÑA

Auto denominación: Kari'ña. Otros nombres: Caribe, galibi, kariña. Familia Lingüística: Caribe. Ubicación Geográfica: Este grupo étnico se encuentra localizado mayoritariamente en el estado Anzoátegui, y en la parte norte del estado Bolívar, específicamente en la banda sureña del río Orinoco. También se encuentran pequeñas comunidades al norte del estado Sucre y en los estados Monagas, Delta Amacuro y Sucre. Número de Población: Según los datos aportados por el Censo de población y vivienda, de 2001, la población está constituida por 16.686 personas. Subsistencia y Economía: La principal actividad de subsistencia de este pueblo se basa en la agricultura. Esta actividad se realiza en conucos, donde se siembra maíz, plátano, fríjol, auyama y tubérculos como ñame, ocumo, batata y yuca, en sus dos variedades dulce y amarga, de cuyo procesamiento se obtienen productos como el cachiri, el cazabe y el almidón. Otras actividades de subsistencia son la pesca de peces de río y de mar y la caza de pequeños mamíferos. De secundaria importancia es en la recolección de frutos silvestres. Actualmente, se dedican a actividades agropecuarias como el cultivo extensivo del maíz y sorgo, y la cría de aves de corral y ganado porcino. En algunas comunidades hay rebaños de ganado, que generalmente están destinadas a la venta. A estas actividades, se añaden las artesanales, tanto para el uso diario como para su comercialización. Patrones de Asentamiento: El patrón de asentamiento tradicional es sedentario, en comunidades de tamaño medio o en caseríos dispersos. Las comunidades, de origen misional colonial están muy integradas a la sociedad criolla. Patrón Familiar: Tradicionalmente, las casas estaban constituidas por familias extendidas, mientras que en la actualidad es más común la casa unifamiliar. De esta manera, el sistema tradicional de vivencia de la nueva pareja en casa de los padres de la novia, se ha trasformado: la nueva pareja construye su casa cerca de la de los suegros del varón. Es importante resaltar que al aumentar el número de individuos en una comunidad, esta se divide y se funda otra comunidad, según un conjunto de reglas determinadas culturalmente por el sistema tradicional de parentesco. Cultura Material: Dentro del conjunto de objetos utilitarios para el uso cotidiano del pueblo kariña tenemos los fabricados con loza, como lo son las ollas para cocinar de diferentes tamaños y recipientes para almacenar agua, como tinajas. También se fabrican productos elaborados con fibras vegetales, siendo la mas empleada la del moriche. Los productos elaborados son cestas, hamacas y sebucanes. También elaboran tejidos de algodón con los que confeccionan sus vestimentas, especialmente el traje femenino multicolor denominado naava, utilizado tradicionalmente en la fiesta del mare-mare, y los chinchorros de fibra de moriche (E . Amodio). Según el Censo de Comunidades Indígenas 2001, en el Estado Anzoátegui fueron censadas 7.992 personas pertenecientes al pueblo Kariña, de las cuales 4.278 resultaron del sexo masculino mientras que 3.714 del sexo femenino.

ARAWAK

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También conocidos como Lokonos, se encuentran ubicados en los estados Delta Amacuro, Bolívar y la Guayana Esequiba. Son de familia lingüística Arahuaca y algunas de las comunidades son trilingües, hablantes del inglés, español y lokono. Según el Censo de Comunidades Indígenas 2001, en el Estado Delta Amacuro fueron censadas 3 personas pertenecientes al pueblo Arawak, de las cuales 2 resultaron del sexo masculino mientras que 1 del sexo femenino.

E’ÑEPA

Auto denominación: Eñepa. Otros nombres: Panare, E´ñiapá. Familia Lingüística: Caribe Ubicación Geográfica: Este grupo étnico suele habitar la región occidental del Estado Bolívar, en el municipio Cedeño entre los ríos Cuchivero y Guaniapo y en las zonas limítrofes de dicha entidad con los estados Amazonas y Apure. El territorio está caracterizado por sábanas y selvas tropicales. Número de Población: Según los datos aportados por el Censo de población y vivienda, realizado por el INE en 2001, la población llega a cerca de 4.207 mimbros. Subsistencia y Economía: La agricultura se realiza en conucos familiares, donde se siembran plátanos, mango, piña, maíz, ají, lechosa, tubérculos (ñame, ocumo, yuca dulce y amarga), arroz y caña de azúcar. La pesca, que se realiza durante la temporada seca, incluye morocoto, guabina, cachama, pavón, payara, zapoara, cachama y palometa. La cacería se efectúa durante la época lluviosa, siendo las principales presas danta, picure, váquiros, monos, morrocoy, paujíes, guacamayas, conoto, loros y grullas. Se realiza también la recolección de productos y frutos silvestres como la miel, la coroba, el moriche, pijiguao, mango, jobo y merey. En lo que refiere a las actividades de intercambio y comercio, aprovechan el excedente de sus actividades de subsistencia para intercambiarlo a través del trueque con otros grupos indígenas o bajo las reglas comerciales de la sociedad criolla. La cestería e’ñepa es comercializada en los mercados del estado Bolívar, en especial las wapas y las tallas de madera. Patrones de Asentamiento: Tradicionalmente el patrón de asentamiento era seminómada, asociado a la busqueda de recursos alimenticios. En la actualidad presentan un patrón más sedentario, ubicando sus comunidades cerca de poblados criollos tanto por motivos económicos como para estar cercas de servicios sanitarios y educativos. Patrón Familiar: El tipo de residencia es matrilocal, después del matrimonio la pareja vive en casa de los padres de la novia, en donde el hombre presta servicos a su suegro, hasta que se independiza. Cultura Material: Tienen una muy elaborada cestería hecha con fibras de tiriti y cocurito, con amplia gama de diseños y formas. La producción artesanal se realiza para el uso diario, como lo son los sebucanes, cestas para transportar y almacenar. Elaboran textiles con fibras de algodón, tales como su vestimenta diaria y chinchorros. También se elaboran curiaras e instrumentos musicales. En el pasado se realizaban utensilios de loza, como ollas y recipientes; sin embargo, en la actualidad, solamente en algunas comunidades se realiza esta actividad, habiendo sido sustituidos en gran parte por recipientes de aluminio (E. Amodio). Muchas comunidades Panare han experimentado la invasión de los misioneros salesianos, católicos y de las Nuevas Tribus, como consecuencia la mayoría de los Panare son creyentes a costa de la pérdida de su rica herencia cultural. Existen una serie de problemas que los Panare enfrentan hoy en día para defender sus territorios: la invasión criolla, la pérdida de sus valores culturales, y el cambio de vida después del contacto con los

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criollos y los misioneros (F. Medina). Según el Censo de Comunidades Indígenas 2001, en el Estado Bolívar fueron censadas 3.936 personas pertenecientes al pueblo Eñepá, de las cuales 1.963 resultaron del sexo masculino mientras que 1.973 del sexo femenino.

AKAWAYO

Auto denominación: Akawayo Otros nombres: Akawai, guaica, kapón (nombre genérico que incluye a los patamona y a los ingarikó). Familia Lingüística: caribe. Ubicación Geográfica: el pueblo Akawayo se ubica tanto en la República de Guyana (territorio en reclamación) como en Venezuela, en el estado Bolívar, Gran Sabana. Número de Población: Según el Censo de población y Vivienda de 2001 los akawayo en Venezuela llegan a 218 individuos, aunque se trata de una subestimación, ya que otras fuentes indican que hay 811 akawayo en Venezuela. En total, los akawayo de Venezuela y Guyana son cerca de 3.800 personas. Subsistencia y Economía: la agricultura se realiza en pequeños conucos, donde se cultiva yuka dulce y amarga, lechosa, plátano y cambur, friojoles, ñame y patilla, entre otros rubros. A esta actividad se asocia la caza y la pesca, realizada en ríos y pequeñas lagunas. Para el primer caso, los animales cazados dependen del medio ambiente, siendo más abundante (venados, lapa, chiguire y aves) en las áreas silvícolas. Estos productos, así como los producidos artesanalmente, son fundamentalmente de uso propio, aunque en algunos casos pueden comerciar alimentos con los mineros no indígenas. A este propósito, es importante resaltar que también los hombres akawayo realizan actividades estaciones de pequeña minería de oro y diamantes. Patrones de Asentamiento: sedentario y semi-nómada, generalmente en pequeñas comunidades (en Venezuela viven también en comunidades mixtas con pemón). Patrón Familiar: monogámico (aunque en el pasado existían también formas de poligamia), y familia extendida: la nueva pareja va a vivir después del matrimonio por un cierto período en la casa de los padres de la esposa. Cultura Material: los akawayo elaboran sus enseres de trabajo y una variada artesanía de madera y fibras vegetales, como lo son los chinchorros, tanto de algodón como de tirite, cestas de diverso tamaño para contener objetos, frutas y vívieres, sebucanes de fibra trensada, etc. En el caso de Venezuela, algunos de estos productos son intercambiados con los indígenas pemón o vendidos a los mineros criollos (E. Amodio). Para el año de 1969, hubo una migración importante de Akawayo a Venezuela, proveniente de Guyana y Brasil, a consecuencia de la revolución de Rupuruni, se ubicaron en San Martín, Turumbán y Caseríos, en el Estado Bolívar. La lengua akawaya se encuentra en un proceso de desaparición, existen pocos hablantes en Venezuela (F. Medina). Según el Censo de Comunidades Indígenas 2001, en el Estado Bolívar fueron censadas 192 personas pertenecientes al pueblo Akawaio, de las cuales 105 resultaron del sexo masculino mientras que 87 del sexo femenino.

ARAWAK

También conocidos como Lokonos, se encuentran ubicados en los estados Delta Amacuro, Bolívar y la Guayana Esequiba. Son de familia lingüística Arahuaca y algunas de las comunidades son

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trilingües, hablantes del inglés, español y lokono. El Arawako o Lokonó es un idioma utilizado por muy pocos hablantes. Existe una cierta similitud entre la lengua Arawak y la Wayúu. Los Arawak pueden ser tanto bilingües como trilingües: Arawako, Español e Inglés.

JIVI

Los Jivi (auto denominación) o Guajiro (término antropológico), son una población heterogénea que habitan en sabanas, hay Jivis que viven en territorio colombiano, una parte muy numerosa habita en las zonas que se extienden entre los ríos Meta (Norte), Viehodo (Sur), mientras otros Jivi habitan en Arauca. En el lado venezolano los Jivi, habitan en el estado Amazonas, principalmente en el municipio Atures (Pto. Ayacucho, Edo. Amazonas); en los ejes de la carretera norte (vía carretera Nauixal), el eje carretero Sur (Vía Pto. Ayacucho, Pto. Samariapo) y unas pocas comunidades, en el eje carretero vía Gavilán (Sur-Este); también en el Edo. Apure y Bolívar. Existen comunidades Jivi en municipios del Edo. Amazonas, como es el Municipio Autónomo Manapiare, allí podemos encontrar numerosa comunidades Jivi como San Juan Viejo, Morrocoy, Terecay, etc. Según algunos investigadores, los Jivi o Guahibo tienen su clasificación o subdivisiones, aunque ellos mismos no mencionen estas clasificaciones, prefieren referirse al sitio de donde proviene cada grupo familiar. Históricamente podemos afirmar que el pueblo Jivi proviene del territorio colombiano, es así que numerosas familias han llegado al territorio venezolano, formando así diversas comunidades. Según el último censo indígena 2001, la población Jivi consta de 12.373 personas (Censo 2001), en el Edo. Amazonas. No se conoce con certeza la filiación lingüística del pueblo Jivi, la mayoría de los investigadores consideran que pertenece a una familia o pueblo independiente. De las narraciones de exploradores, aventureros y misioneros, existen pocos documentos, sin embargo la primera vez que se habla de los Jivi es en un relato de la expedición de Federman a los llanos cerca del río Meta en 1538. Algunos cronistas describieron a los Jivi como asaltantes nómadas., sin embargo en la actualidad los Jivi tienen una conducta diferente a la de antes y se ha superado en su mayoría esta imagen negativa. Los Jivi en su mayoría habitan en las sabanas formándose en comunidades, de allí que la denominación Jivi la llaman Waifopijivi (gente de sabana); también existen otras comunidades que viven cerca de morichales o caños. En cuanto a las actividades de subsistencia, los Jivi explotan su ambiente por medio de tres patrones de subsistencia dominante: el cultivo semi-nómada y estacional, el cultivo sedentario en poblado y la caza y recolección nómadas. Estos patrones al inicio de la formación de las primeras comunidades eran el modo principal de sustento, mientras que en la actualidad las comunidades Jivi practican solo algunas de estas actividades, ya que a través del tiempo la mayoría de los pobladores se han convertido en asalariados, lo cual ha conducido a crear nuevos patrones de consumo a través de la compra. Esto ha llevado a varias comunidades Jivi a dejar sus patrones de subsistencia tradicional, sin embargo aún quedan algunas comunidades que practican estas actividades, resaltando sobre todo el cultivo, así como la pesca y la caza. Tomando en cuenta su forma de subsistencia es importante añadir que la alimentación o dieta del Jivi esta a basada en la cacería de lapa, venado, danta, etc., la cual también ha sufrido cambios ya que los Jivi han modificado su alimentación sobre todo aquellas comunidades que viven cercanas a las zonas urbanas. En cuanto a la cultura,

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los Jivi tienen varios instrumentos musicales, (la flauta, cacho de venado) y bailes y aunque muchas de estas practicas están en desuso existen organizaciones comunitarias que a través de cooperativas o en las escuela promueven la revitalización cultural de este pueblo. La organización social primordial del Jivi es la familia, la cual cumple diferentes funciones: actividad sexual y reproductiva, así como la crianza y socialización del niño. La estructura política Jivi se basa en la posición social del jefe local, que representa la autoridad alrededor del cual gira la responsabilidad de su pueblo. En tiempos pasados, las comunidades nombraban a su autoridad de acuerdo a su perfil, tomando en cuenta la responsabilidad, la honestidad, su sentido de lucha, etc. Estos elementos han cambiado, ya que los partidos políticos impusieron la figura de comisario como autoridad en las comunidades. En el pueblo Jivi, no existe la palabra “jefe”, sólo el término capitán y el “Shaman” o curandero (médico indígena), que son respetados en sus comunidades. Entre las funciones o responsabilidades de un jefe Jivi se encuentra: mantener la armonía comunal, convocar e informar a la comunidad sobre temas como: organización, deberes y reflexiones, organizar actividades comunales de pesca y trabajo comunitario, lo que se denomina “Unuma” o Trabajo colectivo. En la actualidad esta actividad ha tenido cambios al igual que otras actividades, sin embargo las comunidades en sus reuniones siguen convocando al colectivo para trabajar juntos, todo esto coordinado por el jefe o capitán. En el pasado, presente y futuro el Jivi ha tenido cambios socio-culturales, sin embargo a pesar de la transculturización aún se mantienen algunos elementos culturales importantes como es el idioma , practicando este elemento de identidad en las escuelas, en donde los docentes hacen el esfuerzo de enseñar el idioma en sus comunidades, integrando de igual manera la enseñanza del castellano. Otros cambios, tienen que ver con la vivienda, en el pasado, dice José Manuel Escala: “La casa nuestra antigua era de palma, después que llegaran los gobiernos todo cambió, hoy ya no tenemos esas casas, sólo casas de bloques, pero tenemos la cocina para cocinar y la de bloque para dormir” (Entrevista; 2007) En cuanto a la cultura, el pueblo Jivi ha experimentado procesos socializadores que lo han modificado, sin embargo sus danzas, bailes, y cantos, siguen siendo una atracción, ya que el pueblo Jivi intenta enseñar a los jóvenes de la comunidad a apreciar su cultura, creando por ejemplo, grupos de danzas de alumnos que promueven la actividad cultural. En síntesis, el pueblo Jivi, ha superado el vandalismo y el robo, logrando sobrevivir y creando actualmente comunidades que han venido organizándose y ajustándose al proceso político que vive nuestro país (Javier Sánchez). Según el Censo de Comunidades Indígenas 2001, en el Estado Bolívar fueron censadas 1242 personas pertenecientes al pueblo Hiwi, de las cuales 643 resultaron del sexo masculino mientras que 599 del sexo femenino.

HOTI

Auto denominación: hoti. Otros nombres: Hoti Yuana, hodi, Joti. Familia Lingüística: Independiente. Ubicación Geográfica: Las comunidades se encuentran asentadas en los estados Bolívar y Amazonas, en una zona selvática de bosque húmedo tropical, entre los ríos Kaima, Cuchivero, Parucito y Asita. Las principales características de los ríos son los raudales y saltos. Número de Población: Para el momento en que se llevó a cabo el Censo de Población y vivienda

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del INE, en 2000-2001, la población fue estimada en 767 habitantes. Subsistencia y Economía: Entre las principales actividades de subsistencia destacan la agricultura de conucos, donde se siembran plátano, yuca amarga y dulce, semillas, maíz, ají, cambur y tubérculos como batata, mapuey y ñame. Las principales presas cazadas son los váquiros y danta. Recolectan frutos silvestres además de miel de abejas que comercializan. Con respecto al comercio, intercambian sus excedentes a través del trueque con los ye'kuana, e´ñepa y yanomami, además de comerciar sus productos en los mercados criollos. Patrones de Asentamiento: Sedentaria y seminómada. Patrón Familiar: Monogámico, con casos de poligamia sororal; en la unidad habitacional viven varias familias nucleares emparentadas, que funcionan de manera autónoma. La pareja, al unirse puede vivir en el espacio familiar de algunos de sus respectivos padres, o fundar uno nuevo hogar. Cultura Material: Los hoti tienen una amplia manufactura de objetos empleados en su vida diaria, elaborados con diversas materias primas. Utilizan fibras vegetales como el tiriti, la palma y el algodón: con la primera elaboran una amplia variedad de cestas que tienen como función acarrear y almacenar productos, y sopladores para avivar el fuego; con la segunda fibra realizan esteras y guayares; y con la tercera fibra confeccionan chinchorros y guayucos. Otra materia prima empleada es la arcilla, con la cual elaboran vasijas y platos, que sirven para contener líquidos, preparar alimentos y consumirlos (E. Amodio). Según el Censo de Comunidades Indígenas 2001, en el Estado Bolívar fueron censadas 425 personas pertenecientes al pueblo Hoti, de las cuales 217 resultaron del sexo masculino mientras que 208 del sexo femenino

MAPOYO

Auto denominación: Mapoyo. Otros nombres: Wanai. Familia Lingüística: caribe. Ubicación Geográfica: Los Mapoyo se encuentran localizados en el extremo occidental del Estado Bolívar y al norte del estado Amazonas. El territorio que ocupan se caracteriza por ser llanuras formadas por los sedimentos depositados por el Orinoco, bordeada por bosques de galería. Número de Población: Según los datos aportados por el Censo de población y vivienda del año 2001, se contabilizaron 365 individuos. Subsistencia y Economía: Tradicionalmente se practicaba la caza, la pesca y la agricultura de conuco. Sin embargo, en la actualidad esta última se se ha constituido en la principal actividad de subsistencia. En los conucos se siembra maíz, plátano y tubérculos como ñame, batata y yuca. La pesca se realiza en menor grado. Algunos excedentes agrícola, con comercializados con los criollos, directamente o en los mercados. Patrones de Asentamiento: Sedentario. Patrón Familiar: Tradicionalmente varias familias habitaban en una casa comunal, pero en la actualidad cada familia tiene su casa. Cultura Material: En el pasado realizaban ollas de arcilla, decoradas con pintura negra y amarilla; también ralladores para yuca, cestería y las armas para la cacería. Estas actividades están actualmente en relativo desuso. Para trasladarse por los ríos, elaboraban también una curiara muy tosca, que ya se produce raramente (E. Amodio). Según el Censo de Comunidades Indígenas 2001, en el Estado Bolívar fueron censadas 112 personas pertenecientes al pueblo Mapoyo, de las cuales 57 resultaron del sexo masculino mientras que 55 del sexo femenino.

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PEMÓN

PEMÓN Auto denominación: Pemón (etnonímico que incluye tres pueblos diferentes: Arekuna, Kamarakoto y Taurepan). Otros nombres: Arekuna, Kamarakoto y Taurepan. Familia Lingüística: Caribe. Ubicación Geográfica: Estado Bolívar, Gran Sabana y riberas del río Caura y Paragua. Las comunidades se localizan en una extensa zona ecológica caracterizada por sabanas surcadas por ríos y selva fluvial. Número de Población: La población estimada por el Censo de población y vivienda de 2001, fue de aproximadamente 27.157 individuos. Subsistencia y Economía: La agricultura es la principal actividad de subsistencia, llevada a cabo a través del sistema de conucos, donde se siembra yuca amarga y dulce, maíz, plátano, maní, algodón, tabaco y ñame. Se explotan recursos naturales como el caucho, el pendere y el moriche. Otras actividades que completan su dieta son la caza, la pesca, y la cría de animales domésticos. Los excedentes de las anteriores actividades son intercambiados con otros grupos o comercializados con la sociedad criolla. En los últimos años se ha desarrollado una intensa actividad de servicios turísticos, con empleo de guías pemón y ofrecimiento de servicio de hospedaje. De la misma manera, es muy intensa la actividad minera, con sus dramáticas consecuencias cuando es realizada por no indígenas y de manera semi-industrial. Patrones de Asentamiento: Sedentaria. Patrón Familiar: Monogámico y familia extendida., tradicionalmente en casas comunes y actualmente más en casas unifamiliares. La residencia post matrimonial es matrilocal durante los primeros dos años de matrimonio, o en la misma casa de los padres de la mujer o en una casa cercana. Al contraer matrimonio el joven esta en la obligación de prestar servicio de ayuda a su suegro en las actividades de conuco o mineras, hasta que esté en capacidad de establecerse en un lugar con su propia familia nuclear. Cultura Material: Poseen una amplia gama de productos elaborados con fibra del tallo de capsupo y de manare, entre los cuales destacan: wapa, sebucán panka, waikarap, tungkui, orori, akau; esteras cuadradas, cesto rectangular, morral bandeja. Otros productos elaborados son los objetos de arcilla, como ollas para cocinar, los tejidos de algodón, los objetos de madera y las curiaras (E. Amodio) . La personalidad mas importante en una comunidad Pemón es el Shamán o Piasán, quien realiza curas con ayuda de espíritus auxiliares y conoce muchas plantas y sus propiedades. El Shamán también es portador del saber mítico que explica el origen del fuego, la yuca y de los animales (F. Medina). Según el Censo de Comunidades Indígenas 2001, en el Estado Bolívar fueron censadas 24.117 personas pertenecientes al pueblo Pemón, de las cuales 12.618 resultaron del sexo masculino mientras que 11.499 del sexo femenino.

PIAPOKO

Auto denominación: Piapoko. Otros nombres: Piapoco enagua, dzáze, tsáse. Familia Lingüística: Arawak. Ubicación Geográfica: Estado Amazonas, Municipios Atabapo, Atures, y también en los llanos orientales colombianos. Número de Población: El Censo de población y vivienda realizado en el 2001 por el INE, contabilizó una población de 1.939 personas, aproximadamente.

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Subsistencia y Economía: La principal actividad de subsistencia es la agrícola, produciendo yuca amarga y dulce, maíz, frijoles y plátano. Recolectan frutos silvestres y recursos forestales como: chiquichiqui, cumare, caucho, maderas, bejucos y palmas. En el caso de la cacería, las principales presas son lapas y picures. También crían en algunas comunidades animales domésticos y aves de corral. Los excedentes que pueden generar las anteriores actividades son intercambiadas con los grupos indígenas vecinos o son comerciados con los criollos. Patrones de Asentamiento: Sedentaria y seminómada. Patrón Familiar: Monogámia y la familia extendida tiene residencia patrilocal. Cultura Material: Elaboran cestería, en la cual destacan los manares, sebucanes y guapas, elaboradas con fibras vegetales como el cumare, cucurito, chiquichique, curagua y tirite. También trabajan la cestería, tallado en madera, la loza y el hilado de algodón (E. Amodio). Según el Censo de Comunidades Indígenas 2001, en el Estado Bolívar fueron censadas 187 personas pertenecientes al pueblo Piapoco, de las cuales 102 resultaron del sexo masculino mientras que 85 del sexo femenino.

PIAROA

Auto denominación: Huattuja. Otros nombres: Piaroa, Dearuwa, Wu´tjuja. Familia Lingüística: Sáliva. Ubicación Geográfica: Estado Amazonas, Municipio Manapiare y en el Distrito Cedeño del Estado Bolívar. Grupos de Pairoa viven también en los territorios cercanos de Colombia. Número de Población: Con respecto al número de habitantes, el Censo de población y vivienda llevado a cabo en el año 2001, indica que existe un aproximado de 14.494 individuos Piaroa. Subsistencia y Economía: La agricultura es la fuente actual de obtención de recursos alimenticios, sin embargo esta actividad se ha incrementado gracias a los requerimientos de las poblaciones vecinas criollas. La otra importante actividad de subsistencia es la recolección de frutas silvestres y miel de abejas; también recolectan fibras de cumares, chiquichique y bejucos de palma. La pesca fluvial es un importante rubro económico, tanto para el auto-consumo como para la comercialización. Otras actividades de subsistencia en menor escala son la ganadería y la cría de aves y animales domésticos. Con respecto a las actividades comerciales, el trueque de los productos excedentes de sus actividades de subsistencia es uno de los principales rasgos culturales de esta etnia. En el caso de sus relaciones comerciales con el mundo no indígena, los productos ofrecidos en los mercados son los de su cultura material (cestería, adornos y plumas), además de productos agrícolas y pesqueros. Patrones de Asentamiento: Sedentario. Patrón Familiar: Monogámico y poligámico. Tradicionalmente, en una unidad residencial vive una familia extensa, es decir, varios nucleos emparentados. En el caso de las uniones poligámicas, cada esposa tiene su propio fogón con sus hijos. Tras constituirse la nueva pareja, el esposo tiene la obligación de compensar a los padres de su cónyuge mediante la prestación de servicio, ya sea en el conuco o en otras actividades. En tiempos recientes han aumentado las casas unifamiliares. Cultura Material: La cultura material piaroa es muy variada, elaborando artesanía de fibra y piezas textiles de algodón. Son expertos constructores de curiaras y elaboran sebucanes, esteras, cestas de carga, manares y catumare. También se realizan tallas en madera destinadas al consumo turístico (E. Amodio). Tradicionalmente los Piaroa onstruyen tres tipos de casas comunales que pueden durar entre diez

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y quince años. Las mujeres hilan el algodón con un huso y luego lo tejen en un telar, con la tela hacen guayucos, tanto para los hombres como para las mujeres, y las bandas que ellas llevan en las piernas. Aplican diferentes pinturas en la cara y el cuerpo. Para los Piaroa, el espacio mítico es un mundo continúo donde los dioses, héroes culturales, animales terrestres, peces y animales acuáticos, aves y plantas tienen relaciones de parentesco y afinidad, el dios superior es “Ohwoda’e”, una danta/anaconda que dio origen a los animales terrestres y a los acuáticos (F. Medina). Según el Censo de Comunidades Indígenas 2001, en el Estado Bolívar fueron censadas 2.800 personas pertenecientes al pueblo Piaroa, de las cuales 1.437 resultaron del sexo masculino mientras que 1.363 del sexo femenino.

SAPE

Son de familia lingüística independiente. Se encuentra ubicado en el sureste del Estado Bolívar en la cuenca del Alto Paragua, la pérdida de su lengua esta en peligro de extinción por la poca población que presenta.

SHIRIAN

Los Shirian, Ninam o Yanam son un grupo Yanomami que habita en las cabeceras del río Paragua, estado Bolívar. Se diferencia lingüística y culturalmente de los Sanema que habitan en la cuenca del río Caura, y la mayor parte de su población vive en las cabeceras del río Uraricuera en Brasil. Su densidad poblacional es muy baja. Hasta el presente se ha presentado una gran confusión en relación a la denominación de este grupo y se les ha confundido frecuentemente con Arutanies, Irak, Sape, Sanema, y Ye’kuana. Han dejado de utilizar su vestimenta tradicional, pero están afianzados fuertemente a sus costumbres tradicionales y un modo de subsistencia que les exige adaptarse a las condiciones y exigencias físicas del medio que los rodea. El área que habitan los Shirian actualmente comprende desde la boca del río Karen aguas arriba hacia las propias cabeceras del río Paragua, incluso mas allá de las frontera con Brasil. La mayoría de los habitantes son monolingües y mantienen activa la transmisión oral de su cosmovisión y costumbres. Practican la agricultura de tala y quema y han adoptado la técnica Caribe del procesamiento de la yuca amarga para hacer el casabe. También cultivan una variedad de tubérculos y frutas, recolectan frutos e insectos para complementar su dieta y cazan y pescan con frecuencia sin ningún tipo de tecnología occidental, ya que no poseen los recursos económicos para adquirir armas de fuego y municiones.

URUAK

Autyodenominación: Uruak Otros nombres: Awake, arutani, urutani, oewaku, uakys, aoaqui Ubicación geográfica: Estado Bolívar en las cabeceras de los ríos Paragua y Uraricaá. Algunos se

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localizan en la desembocadura del río Pauré-murán en el Río Paragua, así como también en las cabeceras del Río Karún. También se ubican en entre la isla El Casabe y el río Pauré-murán. Población y situación linguistica: Para 1986 Rodríguez reporta la existencia de menos de 20 hablantes del idioma Uruak en Brasil. En Venzuela se estimó la presencia de 45 hablantes para 1992. En el 2001 fueron censados un total de hablantes.

WARAO

Auto denominación: Warao. Otros nombres: Warraus, warras, waraus, ligüitique, tibibis, chaguan, faraute, palomo, mariusa, guaraúno y guaraoto. Familia Lingüística: Independiente. Ubicación Geográfica: Se localizan en los estados Delta Amacuro, Monagas, Sucre. Los territorios habitados por este grupo étnico se encuentran prevalentemente en el delta del Orinoco, cuyos terrenos están conformados por caños y pequeños islotes. En el caso de los terrenos secos, su superficie es plana, con escasas elevaciones y una vegetación abundante. Número de Población: Según información aportada por el último Censo nacional de Población y Vivienda de 2001, la población warao alcanzó aproximadamente la cantidad de 36.028 miembros. Subsistencia y Economía: Tradicionalmente, las principales actividades de subsistencia de los warao son la pesca y la recolección de frutos silvestres. Con respecto a la primera, las especies pescadas son el morocoto, los diferentes tipos de bagres, la cachama, el caribe, la curvinata y el laulau. En cuanto a la segunda, el producto silvestre más explotado es la palma de moriche, la cual es aprovechada en todas sus partes (fruto, semillas, tronco, savia y harina); también las hojas son convertidas en fibras. De la palma manaca, se extrae el palmito; mientras de diferentes tipo de troncos caídos, sobre todo del moriche, se recolectan las larvas, para uso alimenticio. En los conucos también cultivan productos como ocumo, yuca, cambur, arroz, plátano y maíz. La cacería es de carácter secundario, cazándose picure, danta, acure, lapa y chigüires. Patrones de Asentamiento: Sedentaria y seminómada. Patrón Familiar: Monogámico. La familia extendida vive en una unidad residencial de tipo palafíctico, con residencia matrilocal. Cuando se establece una nueva pareja, ésta ubica su residencia en casa de los padres de la novia. Cultura Material: Los indígenas Warao realizan un gran número de objetos artesanales de fibra, tanto del moriche como del titite. Trenzan chinchorros, alpargatas, cestas y mapires, para guardar y transportar objetos variados, frutos y alimentos. La curiara moníxile es el medio de transporte principal, para cuya construcción se emplea un único tronco de cedro o ceiba. De las raíces del árbol de sangrito, se fabrican tallas de animales como animales, peces y aves (E. Amodio). Según el Censo de Comunidades Indígenas 2001, en el Estado Bolívar fueron censadas 121 personas pertenecientes al pueblo Warao, de las cuales 77 resultaron del sexo masculino mientras que 44 del sexo femenino.

YABARANA

Auto denominación: Yawarana. Otros nombres: Yabarana, guiquiro, Yawarana. yawahana. Familia Lingüística: caribe. Ubicación Geográfica: Se encuentran localizados mayoritariamente en el Estado

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Amazonas, específicamente en los municipios Atures y Manapiare Número de Población: Según datos aportados el Censo Nacional de Vivienda llevado a cabo en 2001, la población Yabarana alcanzaba un total de 292 personas. Subsistencia y Economía: Practican el cultivo del conuco y la cría de animales domésticos; a estas actividad se asocia la recolección de frutos silvestres, recolectan fibra de cumare, chiquichiqui, palmas, bejucos, además de caucho. Patrones de Asentamiento: Se caracteriza por ser un pueblo sedentario. Patrón Familiar: Monogámico y la familia extendida tiene residencia patrilocal. Cultura Material: La cestería es una de sus industrias tradicionales, pero su mayor especialidad es la construcción de curiaras monóxiles (E. Amodio). Su mitología es de una belleza imponderable. Este pueblo Caribe, durante siglos ha mantenido luchas pacíficas y también violentas para sobrevivir; contra los Caribes tratantes de esclavos aliados de los piratas holandeses. En los primeros años del siglo XX fueron tratados duramente cuando estuvo en su apogeo la explotación del caucho y el balatá (F. Medina).

ARUTANI

Este grupo, también conocido como Anaké, está casi extinto y es de filiación desconocida. Están ubicados el Alto Paragua, estado Bolívar. Uno de los 10 primeros ríos de este estado lleva el nombre de la etnia. Según el Censo de Comunidades Indígenas 2001, en el Estado Bolívar fueron censadas 28 personas pertenecientes al pueblo Arutani, de las cuales 16 resultaron del sexo masculino mientras que 12 del sexo femenino.

CURRIPACO

Auto denominación: Kurripako Otros nombres: Kurripaco, Curripaco. Familia Lingüística: Arawak Ubicación Geográfica: Amazonas, Municipio de Casiquiare. Número de Población: Según el último Censo de población y vivienda, llevado a cabo por el INE en el año 2001, la población kurripaco alcanzó un número aproximado de 4.925 personas. Subsistencia y Economía: La principal actividad de subsistencia es la pesca y el cultivo agrícola en conucos, aunque anteriormente las actividades agrícolas desempeñaban un papel más importante en el modo de subsistencia kurripaco, siendo en parte sustituidas por la recolección y venta de la fibra de chiquichique. Las otras actividades de producción son la caza y la recolección de productos silvestres. Con respecto a los productos comercializables, la venta de su cestería, les ha generado ganancias, hasta el punto de que para atender la demanda comercial de los mercados criollos, pasó de ser un oficio masculino a ser también femenino, además de aplicar técnicas ornamentales innovadoras para hacerlas mas atractivas a los consumidores criollos. Patrones de Asentamiento: Sedentaria Patrón Familiar: Practican la monogamia y alguna forma de poligamia, la casa esta habitada por familias extendidas. Cultura Material: Entre los principales objetos de cestería encontramos manares, catumares, sombreros, sebucanes y guapas (E.Amodio.). El uso de plantas sagradas constituye un elemento fundamental dentro de su vida cultural y social. El Yuruparí es el ritual más trascendental porque rememora los orígenes y reviven los elementos esenciales de su

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cosmovisión. El pueblo Curripaco vive en malokas, que son al mismo tiempo espacios de vivienda colectiva y de rituales. Su estructura sociopolítica responde a un complejo sistema jerárquico de organización, repartido en linajes patrilineales. La presión de los colonos en la zona, les ha obligado a adoptar formas de organización totalmente opuestas a las tradicionales. Según el Censo de Comunidades Indígenas 2001, en el Estado Bolívar fueron censadas 78 personas pertenecientes al pueblo Curripaco, de las cuales 42 resultaron del sexo masculino mientras que 36 del sexo femenino.

MACUSHI

Según el Censo de Comunidades Indígenas 2001, en el Estado Bolívar fueron censadas 81 personas pertenecientes al pueblo Macushi, de las cuales 47 resultaron del sexo masculino mientras que 34 del sexo femenino.

SANEMA

Los Sanema constituyen uno de los cuatros subgrupos lingüísticos Yanomami, habitan en las cabeceras del río Orinoco, son un grupo agricultor, cazador y recolector. El área que han ocupado tradicionalmente son las tierras altas que dividen las cabeceras del Orinoco y sus tributarios de los ríos Negro y Branco, afluentes del Amazonas. Esta área es extensa y está cubierta por una densa selva tropical con una alta pluviosidad. El mundo espiritual de los Sanema influye notablemente sobre sus actividades cotidianas ya que, al igual que otras culturas amazónicas, pauta las normas de convivencia con la naturaleza y el resto de los hombres. Según el Censo de Comunidades Indígenas 2001, en el Estado Bolívar fueron censadas 2.287 personas pertenecientes al pueblo Sanemá, de las cuales 1.169 resultaron del sexo masculino mientras que 1.118 del sexo femenino.

WAIKA

Según el Censo de Comunidades Indígenas 2001, en el Estado Bolívar fueron censadas 52 personas pertenecientes al pueblo Waika, de las cuales 27 resultaron del sexo masculino mientras que 25 del sexo femenino.

WAPISHANA

Según el Censo de Comunidades Indígenas 2001, en el Estado Bolívar fueron censadas 16 personas pertenecientes al pueblo Wapishana, de las cuales 9 resultaron del sexo masculino mientras que 7 del sexo femenino.

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HOTI

Auto denominación: hoti. Otros nombres: Hoti Yuana, hodi, Joti. Familia Lingüística: Independiente. Ubicación Geográfica: Las comunidades se encuentran asentadas en los estados Bolívar y Amazonas, en una zona selvática de bosque húmedo tropical, entre los ríos Kaima, Cuchivero, Parucito y Asita. Las principales características de los ríos son los raudales y saltos. Número de Población: Para el momento en que se llevó a cabo el Censo de Población y vivienda del INE, en 2000-2001, la población fue estimada en 767 habitantes. Subsistencia y Economía: Entre las principales actividades de subsistencia destacan la agricultura de conucos, donde se siembran plátano, yuca amarga y dulce, semillas, maíz ají, cambur y tubérculos como batata, mapuey y ñame. Las principales presas cazadas son los váquiros y danta. Recolectan frutos silvestres además de miel abejas que comercializan. Con respecto al comercio, intercambian sus excedentes a través del trueque con los ye'kuana, panare y yanomami, además de comerciar sus productos en los mercados criollos. Patrones de Asentamiento: Sedentaria y seminómada. Patrón Familiar: Monogámico, con casos de poligamia sororal; en la unidad habitacional viven varias familias nucleares emparentadas, que funcionan de manera autónoma. La pareja, al unirse puede vivir en el espacio familiar de algunos de sus respectivos padres, o fundar uno nuevo hogar. Cultura Material: Los hoti tienen una amplia manufactura de objetos empleados en su vida diaria, elaborados con diversas materias primas. Utilizan fibras vegetales como el tiriti, la palma y el algodón: con la primera elaboran una amplia variedad de cestas que tienen como función acarrear y almacenar productos, y sopladores para avivar el fuego; con la segunda fibra realizan esteras y guayares; y con la tercera fibra confeccionan chinchorros y guayucos. Otra materia prima empleada es la arcilla, con la cual elaboran vasijas y platos, que sirven para contener líquidos, preparar alimentos y consumirlos (E. Amodio). Según el Censo de Comunidades Indígenas 2001, en el Estado Bolívar fueron censadas 425 personas pertenecientes al pueblo Jodi, de las cuales 217 resultaron del sexo masculino mientras que 208 del sexo femenino.

PUMÉ

Auto denominación: Pumé. Otros nombres: Yaruro, capuruchano, chiricoa. Familia Lingüística: Independiente. Ubicación Geográfica: Estado Apure. El territorio ocupado por los Pumé se caracteriza por sabanas y bosques de galería. Los suelos están compuestos por tierras de arena y de arcilla. Número de Población: Según información recabada por el Censo de población y vivienda realizado por el INE en 2001, se estimó que la población era de 8.222 personas aproximadamente. Subsistencia y Economía: Las actividades de subsistencia son variadas, la principal actividad es la de pesca realizada en los ríos y lagunas invernales. Para completar su dieta, cultivan algunos productos en conucos, como yuca, dulce y amarga, caña de azúcar, mapuey, fríjol, cambur, ñame, batata, patilla, calabaza, ocumo y lechosa. Recolectan frutos silvestres, como piñas y moriche. Realizan actividades de cacería donde las principales presas son aves (garzones, garzas, gabanes),

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reptiles (baba) y mamíferos como chigüire y venados. Otras actividades son la cría de animales domésticos, como aves de corral, y la ganadería de ganado equino y vacuno, aunque en pequeña escala. Los excedentes que se producen de las anteriores actividades son intercambiados con otros grupos indígenas o comercializados con los criollos. Patrones de Asentamiento: Sedentario. Patrón Familiar: Monogámico. La familia extendida, un hombre con su esposa, sus hijos e hijas solteros y sus hijas casadas con sus respectivos esposos e hijos, viven en una misma unidad residencial. La residencia post matrimonial es matrilocal, por lo menos hasta que nace el primer hijo, cuando la pareja es libre de fijar la residencia en otro lugar, siempre y cuando sea cerca de los parientes de la esposa. Cultura Material: Los objetos de la vida diaria son elaborados de diversos materiales: en el caso de las cestas mapires o bolsos que se utilizan para depositar y acarrear productos del cultivo, son fabricados de las fibras de la palma de moriche o macanilla; también de estas fibras realizan abanicos para avivar el fuego y esteras. Realizan hilado de algodón que ellos mismos cultivan. De la misma manera, producen objetos de loza para colocar la comida y almacenar líquidos (E. Amodio). Las comunidades Pumé se encuentran en un dilema irreconciliable: mantener su modo de vida y tradición cultural, a pesar de todas las presiones que se ejercen sobre ellas, o insertarse en unas estructuras socio-económicas ajenas a su cosmovisión y cultural. Según el Censo de Comunidades Indígenas 2001, en el Estado Apure fueron censadas 7.251 personas pertenecientes al pueblo Pumé, de las cuales 3.791 resultaron del sexo masculino mientras que 3.460 del sexo femenino.

CUIVA

Según el Censo de Comunidades Indígenas 2001, en el Estado Apure fueron censadas 428 personas pertenecientes al pueblo Cuiva, de las cuales 234 resultaron del sexo masculino mientras que 194 del sexo femenino.

YABARANA

Este grupo ocupó un inmenso territorio desde el bajo Ventuari, hasta los límites con el Estado Bolívar. Reducido a pocas familias, hoy día se encuentran ubicados en los ríos Parucito y Manapiare, también en la población de San Juan de Manapiare. Viven a al usanza criolla, antes llevaban un guayuco: el de los hombres era rectangular y mayor que el de las mujeres, que era triangular. Tenían la costumbre de teñir el guayuco femenino de rojo con onoto. Su mitología se concentra principalmente en las acciones de Mayowacá, héroe cultural que dio inicio a la vida y mundo de los Yabarana. Están mezclados con los Piaroa de esa zona, cuyo idioma también hablan. Su mitología es de una belleza imponderable. Este pueblo Caribe, durante siglos ha mantenido luchas pacificas y también violentas para sobrevivir; contra los Caribes tratantes de esclavos aliados de los piratas holandeses. En los primeros años del siglo XX fueron tratados duramente cuando estuvo en su apogeo la explotación del caucho y la balatá. Según el Censo de Comunidades Indígenas 2001, en el Estado Apure fueron censadas 33 personas pertenecientes al pueblo

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Yabarana, de las cuales 15 resultaron del sexo masculino mientras que 18 resultaron del sexo femenino.

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PRINCIPALES PUEBLOS INDÍGENAS DE VENEZUELA

PRINCIPALES PUEBLOS INDÍGENAS DE VENEZUELA

Historia

Los indígenas que actualmente habitan Venezuela son descendientes de aquellos primeros pobladores que llegaron a nuestro territorio hace miles de años provenientes de diferentes puntos de la tierra, principalmente de Asia. Aunque somos muy parecidos unos a otros, hay diferentes maneras de ser indígena.

Por ejemplo los Yekuana y los Warao son reconocidos como excelentes navegantes y constructores de curiaras, pero habitan en lugares distantes y sus idiomas y algunas de sus costumbres son diferentes. Los Yekuana viven en la selva del Amazonas y la Guayana venezolana donde abundan los tepuyes y nacen muchos de los ríos tributarios del Orinoco. Construyen unas hermosas y grandes casas circulares de techos cónicos llamadas churuatas.

Los Warao por su parte, habitan en el Delta del Orinoco desde hace miles de años. Allí, sobre las aguas de los muchos caños que conforman el delta, levantan sus casas encima de una estructura de pilotes. Estas casas, muy parecidas a las que construyen los Añu o paraujanos en la Laguna de Sinamaica (Estado Zulia), son las que conocemos como palafitos.

Pero para todos los pueblos indígenas, así como para el resto de los venezolanos y muchas otras sociedades, el bienestar de la familia y la educación de niños y jóvenes, es lo más importante.

De acuerdo al Censo Indígena realizado en 2001, la población indígena de Venezuela son más de quinientos mil (500.000) indígenas, divididos entre unos 40 pueblos. Cuando hablamos de una etnia, un pueblo o una comunidad indígena, nos referimos a un grupo humano que posee su propio idioma, creencias y costumbres y cuyos miembros se reconocen entre sí como parientes o descendientes de un origen común.

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Es importante señalar que la mayoría de nuestros pueblos y comunidades se localizan en las fronteras, en las zonas limítrofes con Brasil, Colombia y Guyana.

La Diversidad de los Pueblos Indígenas

Es difícil saber a ciencia cierta el número exacto de pueblos indígenas términos utilizados como sinónimos para el Censo Indígena que existen en el país o en cualquier otro país con poblaciones análogas. Después de largos cotejos y un complejo proceso de toma de decisiones, el Censo Indígena optó por incluir el total de 28 pueblos indígenas, pero ello no debe tomarse como verdad definitiva y absoluta sino como una buena aproximación práctica que permite la operatividad necesaria en un campo de actividades donde ocupa un lugar muy destacado el criterio demográfico, además del antropológico y lingüístico. De este modo es factible que para otros censos se llegue a trabajar con un número mayor o menor de etnias, aun en el caso de que la situación indígena global que prevalece en el país no sufra mayores alteraciones.

En efecto, sin necesidad de agregar o quitar poblaciones reales, basta con cambiar uno o varios criterios clasificatorios para que salga un número distinto de denominaciones étnicas. Como en cualquier hecho de alguna complejidad, los criterios son variados y en alguna medida divergentes y hasta contradictorios: auto identificación de las personas, identificación a partir de las poblaciones vecinas o alógenas, identificaciones hechas por especialistas y conocedores, auto denominaciones y heterodenominaciones, cultura global distintiva, alguna característica colectiva particularmente destacada; pero predomina por encima de todo la llamada Identificación lingüística, es decir, el idioma o a veces la variedad idiomática empleada por determinado grupo humano, en tanto diferente o contrastante respecto de las hablas vecinas.

No resulta difícil la escogencia inicial -a-veces casi intuitiva- de la lengua como criterio fundamental de clasificación étnica. Salvo situaciones límites, es fácil establecer cortes discretos entre sistemas lingüísticos inclusive afines. De este modo, se dice que en tal comunidad la gente habla yaruró, en la otra guajibo y en la de más allá español o cualquier otro idioma. En términos contrastivos tan simples cualquier equivocación resulta imposible. Además no parece haber rasgo alguno que sea tan fácil de precisar como un hablar característico.

Sin embargo cuando se desciende a la realidad concreta surgen complicaciones que dificultan significativamente el trabajo clasificatorio, aun utilizando un criterio aparentemente tan unívoco y transparente como lo es el lenguaje. Cuando se trata de hablas muy disímiles como el yukpa y el

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barí, por ejemplo, no tiene que surgir ninguna duda razonable; pero en el caso de variantes dialectales de una lengua no se da una fundamentación segura para la separación de identidades étnicas, a menos que se utilicen criterios distintos de lo lingüístico. Un caso típico es el de los guajibos y los kuivas, que han sido agrupados bajo el mismo rubro de "guajibos", más exactamente como diferentes subgrupos de guajibos, por este Censo; mientras que en otros trabajos de diversa índole los kuivas aparecen; como una población indígena particular. Es cierto que hay una ínter comprensión mutua entre unos y otros, tal vez en el mismo grado que la existente entre hablantes del español y del italiano, es decir, probablemente menos que entre el español y el portugués. En lodo caso, nadie diría que las dos poblaciones poseen un lenguaje idéntico. Al mismo tiempo, las discrepancias culturales son bastante obvias, si bien la auto denominación puede coincidir hasta cierto punto, por utilizar ambos grupos el término "jiwi" (gente). Este solo ejemplo ayuda a demostrar lo delicado que es establecer límites dentro de un continuo, como es el caso de los grandes diasistemas lingüísticos que sólo cambian gradualmente, de comunidad en comunidad o de región en región. Por ello no debería extrañamos que más adelante los guajibos y los kuivas figuren en rubros censales separados, o que se hagan otros acomodos de esta naturaleza, bien sea uniendo lo que estaba separado o viceversa.

La opinión pública no especializada desconoce hasta qué punto las lenguas indígenas son o pueden ser diferentes entre sí, aun habiendo idiomas muy parecidos por el hecho de pertenecer a una misma familia lingüística. Muchos incluso se sorprenden al informárseles que la diferencia puede ser equiparable a la que se da entre el español y el chino o entre el español y cualquier otro idioma amerindio. Desde los albores del contacto, ha habido la preocupación de agrupar y clasificar las lenguas nativas de América, y hoy día se ha llegado a un refinamiento que es imposible reflejar en una breve reseña. Dejando de lado clasificaciones más atrevidas, entre las lenguas indígenas de Venezuela están representadas las siguientes familias lingüísticas bien establecidas: arawak (baniva, baré, kurrpako, wayuu, añó, piapoko, warekena, yavjtero); caribe (akawayo, kariña, japreria, makushi, mapoyo, panare, pemón, yekuana, yukpa. yavarana) chibcha (barí); tupí-guarañí (ñengató). Las demás lenguas ubicadas en territorio venezolano se clasifican como independientes, ya que hasta la fecha ninguna investigación las incluye de manera incontrovertible en las familias fundamentadas en semejanzas sólidamente comprobadas y reconducidas a un común origen histórico.

Como subproducto lamentable de la aculturación inarmónica, ocurre en varias etnias la pérdida paulatina de la lengua materna en las nuevas generaciones. Sin embargo, este hecho no significa la separación automática de los no hablantes ni su I des identificación respecto de su matriz de origen, ya que muchas de estas personas continúan viviendo en las mismas I comunidades, comparten características culturales similares y I pertenecen a las mismas familias. Dada esa continuidad y coincidencia, así como en numerosos casos su admisión consciente por parte de los

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individuos involucrados, el Censo Indígena nunca ha tenido óbice en reconocer como indígenas a I los descendientes directos de hablantes de lenguas étnicas.

La situación se vuelve aún más complicada cuando se trata de comunidades históricamente rastreables como indígenas, pero ninguno de cuyos miembros conoce la lengua autóctona y a veces hasta ignora el tipo de lengua que hablaban sus ancestros. De todas maneras, muchas comunidades con tales características, sobre todo aquellas que siguen conservando importantes elementos tradicionales de raigambre amerindia, se autodefinen como indígenas, particularmente en el Oriente del país. Si bien no faltan casos en que dicha auto identificación está afincada en la posesión de antiguas tierras comunales o en un constante litigio por recuperarlas, el fenómeno de las llamadas "comunidades indígenas genéricas" no debe ser desdeñado o pasado por alto por la antropología u otras disciplinas sociales.

Al fin y al cabo, ni la lengua es el único criterio clasificatorio posible, ni existe razón alguna para asignarle a la categoría "indígena" atributos históricamente indelebles, ni mucho menos nos incumbe negarle a un grupo humano el derecho a identificarse de tal o cual manera, sobre todo si para ello aduce razones históricas contundentes. En todo caso, el problema de los "indios genéricos ", de quienes los "caribes genéricos" de Píritu del Estado Anzoátegui y otras zonas orientales constituyen un importante exponente, sigue en pie y posiblemente tenga que ser asumido por futuros censos indígenas, como ya de hecho ocurre en Brasil, Colombia y otros países de América.

Sin ánimos de agotar el tema, es significativo que tanto en Venezuela como en otras partes el término indígena ha venido ganando inclusividad en años recientes. En las condiciones actuales, es insuficiente y ahistórica la concepción estereotipada que identifica lo indio con sus manifestaciones culturales más tradicionales sin que ello signifique desconocer la legitimidad y valor simbólico de tales componentes ancestrales de cada cultura. Así como el liquilique no define necesariamente al venezolano, tampoco el guayuco o la manta guajira -de hecho una prenda de origen colonial son implementos imprescindibles para una identificación étnica.

Para concluir, hacemos hincapié en la idea de que tanto por razones estructurales como históricas es imposible y hasta innecesario postular criterios definitorios estáticos, dogmáticos e invariables para diferenciar al indígena del criollo o a las diversas etnias indígenas entre sí. Pero sí existen y son perfectamente accesibles distintos criterios diferenciadores -entre los cuales el factor lingüístico, sin ser el privilegiado, es el de más fácil aplicación- que resultan suficientes y de utilidad operativa inmediata, para definir y clasificar en forma ordenada la inmensa riqueza y

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variedad cultural que significa la presencia de poblaciones cuyo origen histórico remonta a tiempos previos al primer contacto con formaciones socioculturales no amerindias.

Algunos Problemas Relativos a la Trascripción de los Nombres Étnicos y de las Auto denominaciones

No hay necesidad de insistir en la complejidad inherente a la nomenclatura de las etnias indígenas, sobre todo en el decurso histórico que ha generado multitud de variantes gráficas y cambios aun más sustanciales. Por tal motivo el Censo Indígena, como cualquier trabajo profesional serio, tuvo que enfrentarse desde el principio con la tremenda dificultad de asignarle un nombre a cada etnia, sin lo cual habría resultado imposible realizar el Censo como tal, ante el cúmulo de contradicciones que hubieran surgido en cada caso.

A todas las dificultades históricamente presentes debe añadirse una de corte más reciente, la cual consiste en aplicar su auto denominación algo muy similar a la misma a un número creciente de etnias que pugnan por reivindicar todo su patrimonio cultural, incluyendo su nombre colectivo. Por ejemplo, durante .largo tiempo la gente se conformaba con la palabra "guajiro", algunos inclusive escribían "goajiro", engendro casi impronunciable, sin que nadie se percatara, sin excluir a los propios indígenas sumidos en la vergüenza étnica, de que el, verdadero nombre o auto denominación de este pueblo es wayuu. En la actualidad el Censó Indígena se ha visto forzado a admitir esta auto denominación por la actitud justificadamente beligerante de las propias organizaciones indígenas. De todos modos, durante los últimos años un número creciente de no indígenas está aprendiendo a reconocer e interpretar dicho término que ya circula profusamente en los órganos de prensa, si bien muchos se extrañan por la grafía "w", justificada en el idioma indígena mas muy poco utilizada en el español.

Para abreviar estas consideraciones, baste con constatar que ya existe un conjunto de auto denominaciones que han expulsado los anteriores nombres impuestos, de una forma virtualmente irreversible. El Censo Indígena'92, por ejemplo, habla de warao en vez de "guarao" o "guaraóno"; de pumé en vez de "yaruro "; de añó en vez de "parau jano "; de yanomami en vez de "guaica", al extremo de que este último término se tornó obsoleto. Sin embargo, con otras auto denominaciones sigue habiendo problemas, bien sea por tratarse de nombres escasamente conocidos fuera del ámbito indígena, por haber serios desacuerdos entre los mismos indígenas en cuanto a la I grafía exacta que haya de utilizarse, incluso por lo impronunciable en español que sería hasta una forma simplificada de ciertas auto denominaciones.

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Tal vez, el caso más llamativo sea la auto denominación wotuja [ü' wóthiha] mediante la cual la propia etnia interesada trata de suplantar la heterodenominación piaroa. Pero sucede que prácticamente ningún "criollo" conoce dicha auto denominación, cuya pronunciación correcta es además imposible para cualquier persona no versada en lingüística. Mientras tanto, la palabra d piaroa tiene, mal que bien, una amplia aceptación en Venezuela y el exterior, de suerte que su reemplazo podría crear confusiones muy difíciles de sobrellevar y justificar en el presente momento. Es posible que a mediano plazo vaya ganando terreno el nombre: wotuja, pero aún así es dudoso si el Censo Indígena '92 o cualquier otro documento o texto destinado a circular profusamente en medios lingüísticos heterogéneos deba utilizar desde ahora una forma netamente minoritaria, por decir lo menos. Albergamos el temor de que un uso prematuro y la exagerado de las auto denominaciones, lejos de ayudar a consolidar las etnias y su cultura, sólo llegaría a convertir el tema indígena en algo más esotérico e inasible. Obviamente, en textos redactados en lenguas indígenas, las auto denominaciones tienen que figurar sin discusión posible; pero tal vez no quepa ser tan radicales en el contexto escrito del español u otras lenguas de origen europeo. Sólo hay que recordar que para decir "alemán" no usamos en español la auto denominación "deutsch" ni "syuomalainen" para decir "finlandés".

Para cerrar este punto recomendamos dar preferencia a las auto denominaciones en la medida de que hayan adquirido alguna difusión y aceptación, sin caer en un dogmatismo forzado. Por lo pronto, parece preferible emplear eñepá por panare, jiwi o jivi (existen ambas formas) por guajibo, sólo a título experimental, al menos al tanto la presencia política y cultural de es las etnias nos lleve a adoptar una decisión distinta.

Hay otro problema fundamental que debemos tocar al margen de la polémica entre auto denominaciones y heterodenominaciones. Se trata de la forma ortográfica exacta que habrá de fijarse para cada nombre étnico, al menos para efecto del Censo y otros documentos oficiales. En este particular, el uso etnográfico internacional -en buena parte establecido por autores de lengua inglesa, francesa y alemana- ha logrado difundir ciertas gracias que a veces chocan con los hábitos ortográficos más netamente hispanos o hispano latinos. Tampoco en esto es aconsejable adoptar una postura cerrada e intransigente, pero hay que reconocer que se dan ciertas tendencias muy difíciles de contrarrestar en las actuales circunstancias.

Así por ejemplo, aparte de ciertos lexemas netamente hispanizados, como la palabra caribe, por ejemplo, las denominaciones étnicas parecen poco propensas a admitir el uso de la "c" y la "q" con valor de "k", o el empleo de la secuencia "qu" con valor semiconsonántico, utilizado históricamente sobre todo en la sílaba diptongada "gu". Por tal motivo, para lograr un mínimo de coherencia y unidad de criterios, nos parece viable emplear siempre la "k" y la "w" en denominaciones como akawayo, uruak, kariña, kurripako, piapoko, warao, warekena; yekuana. En

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muchas versiones, algunos de estos nombres llevan un apóstrofo en representación de una oclusión glotal o saltillo () que jamás se pronuncia en la escritura hispanizada. Por tanto no nos parece procedente, escribir en contexto hispánico ka'riña, e'ñepa, ye'kuana. Tampoco parece posible ya por razones históricas, escribir "wajiro" y "wajibo", aun cuando ello permitiría una mayor homogeneización de criterios en relación con formas como wayuu y warao.

Los Kariña

Los kariña, que hoy habitan en los Estados Anzoátegui, Bolívar, Monagas y Sucre en el territorio venezolano, así como en el Esequibo, Repúblicas de Gurana, Surinam y la Guyana Francesa, son los descendientes de los famosos caribes que opusieron una larga y bastante exitosa resistencia a la conquista europea. El, nombre antiguo de este grupo étnico se utiliza además para denominar al tronco lingüístico que agrupa varios idiomas, entre ellos, el de los kariña: el tronco caribe.

Los kariña comparten con otros grupos caribe-hablantes elementos de un modelo de estructura social basado en la familia extendida, formada por un hombre casado, su esposa, sus hijos solteros y sus hijas casadas, más los maridos de éstas y sus respectivos hijos. En lo político, destacan la descentralización, ya que cada aldea o comunidades autónoma, y la figura del dopooto o "gobernador', cuyo liderazgo se fundamenta en el prestigio personal; en la extensión de su red de parentesco y en su capacidad de persuasión, puesto que sus decisiones no son coercitivas sino fruto de un amplio consenso.

La producción económica de los kariña se basa en la antigua técnica de la agricultura de conuco, la recolección estacional, la caza y la pesca. En lugares como La Mesa de Guanipa. Anzoátegui, donde se concentra un importante porcentaje de la población total de los kariña, este sistema tradicional de producción ha ido modificándose debido, entre otros factores, a la explotación petrolera y al hecho de haber quedado cercada la población kariña entre ciudades y hatos criollos.

El largo contacto de los kariña con la sociedad criolla ha originado múltiples cambios en las manifestaciones culturales que usualmente sirven para identificar a los indígenas (vestido, tecnología, vivienda, etc.).La mayor expresión de estos cambios se refleja en los kariña que han migrado a ciudades cercanas a sus comunidades de origen como El Tigre, Cantaura y Ciudad Bolívar y que allí se han ido insertando en el sistema productivo nacional.

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No obstante, los kariña han logrado mantener su identidad étnica como segmento diferenciado de la sociedad nacional, su idioma, código de expresión de innumerables contenidos culturales propios, diversas costumbres sociales y creencias religiosas; así como un probado arraigo a sus tierras ancestrales.

Hoy en día, los kariña enfrentan el doble reto de su sobrevivencia cultural que implica la perpetuación de su idioma, sus costumbres y manifestaciones culturales; y de la conservación de sus tierras, constantemente invadidas por hacendados criollos.

Los Añu

Los añú o paraujano es una población indígena de filiación lingüística arawak, descendientes de los indígenas que Alonso de Ojeda y Américo Vespucci contactaron cuando sus naves entraron en el Lago de Maracaibo en 1499. Vespucci se maravilló al ver sus rancherías palafíticas características y exclamó la frase con consecuencias históricas: "Encontramos una población edificada sobre el agua como Venecia". Alfinger visitó sus rancherías en 1529 y los llamó "onoto" por su costumbre de pintarse el cuerpo.

Antiguamente, los asentamientos de los añú se hallaban a lo largo de toda la costa occidental del Lago de Maracaibo e islas de la Bahía del Tablazo. Hoy se concentran en el noroeste del Estado Zulia, tanto en rancherías palafíticas como en tierra firme: desde la Laguna de Sinamaica, ciénagas vecinas y el río Limón, hasta Carrasquero, Campo Mara y El Moján, e islas de la Bahía de Urubá; el Barrio Santa Rosa de Agua y barrios vecinos, en Maracaibo; y en la costa noroeste del Lago de Maracaibo, desde Curarire hasta la desembocadura del río Palmar.

Los añú contemporáneos son aún gente de agua y pescadores por excelencia. Según las informaciones históricas, su o organización social se asemejaba a la de sus vecinos wayúu, también lingüísticamente próximos. Hoy, con pocas excepciones, los añú han dejado de hablar su lengua y sólo hablan español. Sin embargo, junto a otros patrones culturales tradicionales, ellos conservan dos patrones importantes: la vivienda palafítica y la pesca como actividad económica principal.

La vida de la mayoría de los añú se sigue desarrollando sobre el agua, que surcan con sus canoas tradicionales y modernas embarcaciones. El pescado constituye siempre la base de su subsistencia; también lo comercializan y juegan un papel importante en su suministro al mercado

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regional. Igual sucede con la fabricación de embarcaciones, otra especialidad añú. . Además ellos venden un gran volumen de cocos producidos en los cocales que cultivan en las fértiles tierras ribereñas de su región.

Las pintorescas rancherías añú sobre la Laguna de Sinamaica se han, transformado en atracción turística de la región zuliana. Los paseos en lanchas por este hermoso laberinto acuático se anotan como obligatorias en el programa de todo visitante a esta región.

La población añú actual es el cuarto grupo étnico más grande del país. Esta cifra, que supera ampliamente las anteriormente asignadas a los añú, se logró determinar gracias al operativo preparado para el censo de la población wayuu, el cual barrió en forma sistemática los Municipios Mara y Maracaibo -donde los añú se encontraban dispersos- e incluía el sector poco conocido de Curarire/Río Palmar.

Los Eñepa

El grupo tradicionalmente llamado panare en la literatura etnográfica, se autodenomina e'ñepa (variante e'ñapa). De filiación caribe, ocupa hoy día un vasto territorio de alrededor de 20.000 km2 ubicado en la parte noroccidental del Estado Bolívar, con un pequeño enclave en el Estado Amazonas.

Esta ubicación es relativamente reciente. Hace aproximadamente, unos cien años, comenzaron a migrar desde la Serranía del Alto Cuchivero de donde son oriundos hacia las sabanas que se extienden entre los ríos Cuchivero, Guaniamo y Suapure, para citar sólo las principales vías de penetración fluvial de esta área.

Constituyen un grupo aún pequeño, si lo comparamos con los demás grupos caribes del Estado Bolívar. No obstante, representaba hasta hace poco tiempo una de las pueblos indígenas culturalmente más vigorosas de este estado, no sólo por encontrarse en franco crecimiento demográfico sino también por su insólita resistencia a la aculturación. En efecto, a pesar de tener contactos permanentes con la sociedad nacional desde hace un siglo, son todavía monolingües en su mayoría y muchos de ellos siguen viviendo de su economía tradicional: agricultura, pesca, caza: en menor grado debido a la escasez de la fauna en las sabana, recolección y artesanía.

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Sin embargo, el desarrollo acelerado de esta región, debido a explotación minera intensiva (diamante y bausita principalmente); la construcción de extensas carreteras, en particular la que une Caicara con Puerto Ayacucho, así como la presencia misionera, han comenzado a perturbar sus creencias, hábitat aspiraciones, logrando quebrantar severamente su vigor étnico.

Los Guajibo

El pueblo guajibo está distribuido en varios sectores de una extensa área geográfica, contenida en su mayor parte en los Llanos occidentales del río Orinoco (sector occidental de los Llanos centrales a la cuenca de este río), entre los ríos Apure y Guaviare. Estos sectores son el remanente de su antiguo territorio, hoy reducido, fragmentado y compartido entre Venezuela y Colombia. Fuera de un pequeño núcleo cerca de San Juan de Manapiare y de movimientos migratorios estacionales hacia los Estados Guárico y Barinas, en Venezuela sus comunidades se ubican al Sur, Sur-Este y Nor-Oeste del Estado Apure y en los límites occidentales de los Estados Amazonas y Bolívar, en sabanas próximas al Orinoco, entre Caicara y San Fernando de Atabapo. Existe, además, una importante población guajibo en Puerto Ayacucho.

Desde las primeras expediciones de exploración y conquista en la región, a comienzos del Siglo XVI, aparecen crecientemente las referencias a este pueblo, su tenaz resistencia frente a los invasores, su alto número, amplia distribución en el área indicada y su movilidad característica en las extensas sabanas llaneras, cruzadas por ríos, bosques y morichales, que constituyen su hábitat tradicional.

Su amplia distribución, las consiguientes interrelaciones con pueblos y culturas diferentes y sus respuestas variables al cambio, han originado cierto grado de diversificación cultural y lingüística entre grupos regionales, así como una variedad de denominaciones.

El término guajibo o guahibo proviene aparentemente de una hispanización colonial del nombre que les daban otros pueblos indígenas de la región más tempranamente contactados por conquistadores y misioneros. Es la denominación más difundida de este pueblo y sus grupos en conjunto, y un sector mayoritario lo utiliza corrientemente como gentilicio en sus relaciones con la población no indígena. Se aplica más específicamente la población de la región Meta- Vichada-Orinoco, algo más sedentaria, con relación más continua con la sociedad criolla, bilingüe y con una mayor proporción de agricultura en su economía.

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Hiwi o jiwi, que significa "gente" en todos los dialectos del idioma guajibo, ha sido propuesto en Venezuela como gentilicio propio y algunos de los guajibo de este país lo utilizan en este sentido. Por ser aplicable a los pueblos, como en unupihiwi, "gente de la selva" = piaroa, no parece gentilicio y su difusión como tal es mucho más restringida.

Chiricoa, término utilizado frecuentemente desde la Colonia para diversos grupos de guajibos de la región situada entre los ríos Meta y Apure, es castellanización del nombre chirikwá que les dan los pumé o yaruro. Es frecuente en esa región y parece aplicarse preferentemente a los menos sedentarios.

Sikuani, es un término guajibo de significado impreciso. Propuesto como gentilicio en Colombia, parece referirse preferentemente a la población menos sedentaria del sur del río Meta en ese país. Los guajibo de Venezuela lo rechazan por considerarlo peyorativo.

Cuiva, que tiene probablemente el mismo origen que guajibo, se refiere, no obstante, a un grupo específico del bajo Meta. Capanaparo medio y bajo Casanare, en Venezuela y Colombia. Se caracteriza, al menos desde el Siglo XIX y hasta mediados del presente siglo por sus patrones de vida de cazadores recolectores nómadas, hoy cada vez más restringidos debido a la invasión de sus tierras por los hatos ganaderos.

Amorúa designa a un pequeño grupo, bastante tradicional, del bajo Meta, especialmente cerca de su confluencia con el Orinoco, en Venezuela y Colombia.

Guajibo playera indica un grupo en vías de extinción del alto Arauca-alto Apure y existen, además, en Colombia otros dos grupos, los guayabera y los macaguane, en el alto Guaviare y en el Cravo Norte-río Ele respectivamente.

Los guajibo en conjunto desarrollaron formas altamente eficaces de adaptación al ambiente llanero, de suelos mayoritariamente pobres, con inundaciones y sequías estacionales y con recursos dispersos variables estacionalmente. Mediante ciclos ajustados a la variación estacional de los recursos, su tradicional movilidad, la diversificación interna de patrones económicos y la combinación, variable según las circunstancias de la agricultura, la caza, la pesca, la recolección y

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el intercambio con otros pueblos y entre sectores, sobrevivieron por siglos, pese a la Conquista, en zonas inhóspitas para quienes no las conocen como ellos.

Su versatilidad y oportunismo cultural y económico, irreductible apego a la movilidad y a la libertad y su capacidad de adoptar simultáneamente estrategias de supervivencia diferentes y variables circunstancialmente, sin perder su identidad, son características culturales de los guajibo que confundieron a sus primeros etnógrafos y "civilizadores", pero lograron su supervivencia étnica. Hoy, los guajibo son tanto cazadores recolectores como agricultores estacionales, permanentes o comerciales (incluso ganaderos en pequeña escala), obreros migratorios, marginales urbanos temporales, profesionales y empleados. Producen una parte significativa de la alimentación de Puerto Ayacucho y gran parte de la artesanía típica comercial para el turismo en Amazonas.

Si bien los guajibo más dependientes de los mercados nacionales tienden a perder una parte de su cultura propia, otros sectores la conservan en su diversidad, y la vitalidad de este pueblo sólo se ve seriamente amenazada por la depauperación ocasionada por la pérdida de tierras y recursos naturales, especialmente en zonas ganaderas y, notoriamente, en el Estado Apure.

Los Pemón

Constituidos, hoy día, en el tercer grupo indígena numéricamente más importante en el país, los pemón forman parte de la familia lingüística caribe. Su nombre se traduce como "gente" y les sirve para distinguirse de la población criolla y de otros grupos indígenas. Actualmente, habitan la región sureste del Estado Bolívar y áreas vecinas de las Republicas de Guyana y Brasil.

Los pemón se dividen en tres subgrupos, atendiendo principalmente a sus variantes dialectales: kamarokoto, taurepán y arekuna. Aunque no se pueden establecer delimitaciones geográficas rígidas, los arekuna se concentran en la zona norte del territorio pemón, mientras los taurepán se ubican hacia el sur, en dirección este-oeste en la boca del río Maurak. Los kamaracoto se encuentran en la región de Kamarata y Urimán.

La mayoría de las comunidades dé este grupo étnico están asentadas en área de sabana; en las proximidades de ríos y bosques. Son comunidades pequeñas, generalmente conformadas por casas agrupadas o dispersas, siendo la familia nuclear la base de su organización socioeconómica.

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Los pemón han sido adicionalmente horticultores y utilizan el sistema de conucos para sus cultivos. También se dedica a la caza, la pesca y la cría de animales domésticos. Sin embargo, como consecuencia de la explotación minera y de la afluencia del turismo que ocurre actualmente en su área tradicional de ocupación, este grupo ha variado sus actividades económicas m tradicionales y, hoy día, también se dedica a la minería y a diversas ocupaciones en las empresas mineras de la Región de ce Guayana. Este contacto ha generado cambios en sus patrones de habitación y especialmente en sus viviendas, en las cuales incorporan, cada vez más, materiales de construcción como u zinc, asbesto, cemento y bloque.

A pesar del contacto permanente con la población criolla y el desarrollo industrial de la región, los pemón han logrado fa preservar su identidad cultural, apoyados en la perpetuación de UI su lengua, sus tradiciones culturales y el apego a sus tierras.

Los Piaroa

Los piaroa son un pueblo indígena de filiación lingüística sáliva, cuyas comunidades se encuentran dispersas en un territorio c comprendido entre Punta Piaroa en el Alto Orinoco y Los Pijiguaos en la cuenca del río Suapure.

Después de 300 años de contacto con Occidente, los piaroa muestran en su cuerpo social las trazas de su rigor. Ellos son la expresión del mestizaje de los sobrevivientes de los grupos indígenas que habitaban su actual territorio y que por un efecto de gravitación demográfica se concentraron y mezclaron con los grupos montañeses de piaroa, quienes habían logrado resistir mejor los efectos despoblado res de la colonización gracias a su dispersión demográfica y al difícil acceso de sus territorios. Por ello, uno de los perfiles más resaltantes de su conformación sociocultural es la mezcla de rasgos, que en algún momento debieron pertenecer al haber de otros grupos habitantes ya desaparecidos de su actual territorio como los maipuri, los avani, los sereu, los mabu, lo quiruba y los atures, por citar sólo los más importantes. En resumen, los piaroa son herederos de un patrimonio cultural que es el suyo y al mismo tiempo, el de todos los grupos vecinos destruidos por la colonización.

Hasta hace alrededor de unos treinta años utilizaban casi todos los elementos tradicionales de su cultura material: hermosos guayucos blancos de algodón finamente adornados, casas comunitarias de forma cónico elíptica cuyos techos de palma llegaban hasta el suelo, cerbatanas

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cuyas flechas eran humedecidas con el mejor curare del Amazonas venezolano, pinturas vegetales, embarcaciones monóxilas y canaletes. Hoy han cambiado mucho su cotidianidad. La gran mayoría se viste y adorna como lo hacemos sus vecinos criollos. La gran churuata tradicional es usada sólo en unas pocas comunidades, mientras el asentamiento concentrado de varias casas unifamiliares toma su lugar y se hace característico. Las cerbatanas y el curare son cada día más escasos, mientras la bácula es un instrumento obligado en el instrumental doméstico.

Los piaroa han sido considerados como los socios comerciales más con fiables y honestos del Amazonas venezolano. La actividad comercial con sus vecinos, que ha sido siempre un rasgo definitorio de la sociología de este grupo, continúa siendo un hecho cotidiano. Sin embargo, ella ha cambiado en muchos sentidos; antes era extremadamente diversificada, tanto por los ítems comprometidos en la actividad como por los renglones: instrumentos de trabajo, alimentos, ornamentos, bienes rituales, resinas y colorantes. En contraste, el comercio piaroa contemporáneo tiende cada día a restringirse más a los bienes agrícolas requeridos por las poblaciones criollas. Hoy puede decirse que una buena proporción de frutas y subproductos de la yuca consumidos en Puerto Ayacucho llegan gracias al comercio con los piaroa.

Finalmente, el hecho cultural más resaltan te de los piaroas es su negación absoluta al ejercicio de la violencia física o verbal. Severos en su auto control (cuando no median factores perturbadores como el alcohol), rigurosos y disciplinados, se horrorizan de aquel que no es capaz de domesticar sus emociones. Por ello, frente a las destemplanzas tienden a huir temerosos del peligro representado por el descontrol.

En resumen, los piaroa actuales son no sólo los herederos de ricas tradiciones sino también modelo de comportamiento frente a la violencia y activos gestores del Amazonas venezolano del futuro.

Los Pumé

Los pumé, comúnmente conocidos bajo el nombre de yaruro, constituyen una etnia aborigen de filiación lingüística aún no clasificada, cuyas comunidades se esparcen por los Llanos del estado Apure: Su existencia en esta región se conoce desde el período colonial a través de las primeras crónicas sobre su territorio escritas en el Siglo XVII.

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Sus comunidades se ubican en la región central y sur del Estado Apure: se concentran cerca de los ríos Arauca y Cunaviche y particularmente en las vecindades de los ríos Capanaparo, Riccito y Sinaruco. En años recientes un pequeño número ha emigrado hacia el norte del estado, para establecerse en las inmediaciones de la carretera principal, desde Achaguas hasta San Fernando de Apure.

La gran mayoría de las comunidades tiene menos de cincuenta habitantes. La comunidad típica es pequeña, y es la constituida por varias casas agrupadas, generalmente unifamiliares, pero no es raro encontrar residencias multifamiliares las cuales parecen corresponder a un patrón que tiende a desaparecer. Las comunidades más pequeñas generalmente acostumbran estar conformadas por una sola familia extendida: un hombre casado con su esposa o esposas; sus hijos e hijas solteros, y sus hijas casadas con sus respectivos esposos e hijos.

Cada comunidad es autónoma, y es la encabezada por su capitán u oté (anciano), personaje que se destaca por su prestigio: personal, que desempeña una función social (recibir visitantes, ofrecerles comida, etc.) pero carece de autoridad real y de poder é coercitivo, y sus decisiones son resultado del consenso del grupo.

La mayoría de los pumé residen en la franja ribereña de los ríos, donde mantienen asentamientos permanentes, mientras que los que habitan en el extremo sur de su territorio, a quienes aquéllos les designan con el nombre de chu khonome, o capurachanos, se caracterizan por vivir en la sabana en asentamientos poco permanentes, repartidos en la zona interfluvial Capanaparo/Sinaruco; Los pumé ribereños practican una agricultura de tala' c y quema en el bosque de galería, y en sus conucos predomina y la yuca amarga y el maíz; pescan en los ríos y madreviejas; cazan y recolectan en el bosque de galería, la orilla de los ríos y, en menor grado, en la sabana. En contraste, los chu kholwme, mejor adaptados al medio sabanero, practican la agricultura de la tala y quema en menor escala, y se alimentan más de la caza, pesca y recolección, lo que los lleva a recorre mayores distancias en la sabana donde levantan campamentos temporales durante los meses de verano.

En las últimas décadas, los pumé se han visto obligados a compartir su territorio ancestral con la población criolla venida de los ríos Arauca y Cunaviche. La mayoría de los pumé aún conserva sus ricas tradiciones culturales. Pero con el paso del tiempo las presiones colonizadoras en sus tierras han ido aumentando y, actualmente, al verse obligados a competir con los criollos por los mismos recursos y a trabajar como peones en sus hatos, se puede decir que están perdiendo la lucha por su tierra. No cabe duda de que su carácter pacífico rasgo resaltante de su cultura, les dejó demasiado indefensos frente a los terrófagos y pone en peligro su sobrevivencia cultural.

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Los Waraos

Los waraos, también conocidos como guaraúnos, habitan en los estados Delta Amacuro Sucre, Monagas, Bolívar, así como también en la República de Guyana. Estos indígenas se auto denominan warao, término que unos traducen como "dueños de la canoa" y otros como "gente sobre agua", Ambos reflejan la característica más resaltante de esta población indígena que ha desarrollado una cultura adaptada al medio ambiente acuático, siendo la curiara el elemento inseparable de su vida. Su idioma es el warao, clasificado como independiente por algunos autores, mientras otros intentan emparentarlo con el tronco chibcha.

De los pobladores del Delta del Orinoco en época prehispánica no se dispone de más información que la que nos brinda su tradición oral según la cual sus contactos con los caribes no debieron ser pacíficos, pues hasta el día de hoy les siguen temiendo. Las primeras noticias escritas sobre estos indígenas aparecen con la llegada de los europeos al continente. Los describen como gente que vivía en anegadizos, cuyas viviendas eran palafíticas, se alimentaban de la palma de moriche y eran cazadores. Pero sobre todo resalla su gran habilidad para pescar y hacer canoas.

El grueso de la población warao está asentada en la zona costera del Delta Central. Sus poblados se hallan ubicados a la orilla de los ríos y su vivienda sigue siendo el tradicional palafito sin paredes, aunque hoy día cada vez se ven más viviendas con paredes de tabla.

Los warao son pescadores por excelencia, pero también cazan, recogen frutos silvestres y, sobre todo, explotan la palma de moriche que, durante siglos fue el centro principal de su subsistencia. También cultivan algunos productos, entre los cuales destaca el ocumo chino. Estas eran y siguen siendo sus actividades básicas de subsistencia. En la actualidad, algunos warao se dedican al corte de madera y de la palma manaca que venden a los aserraderos y a las fábricas de palmito de los criollos ubicados en territorio warao. Otros trabajan como asalariados en estos mismos aserraderos y fábricas.

La familia extendida es la base de su organización social. Tradicionalmente la autoridad política la detenta el kobenajoro quien también detenta un cargo religioso. Hoy día, esta autoridad tradicional así como también la organización social y económica está en franca descomposición por la superposición de cargos oficiales impuestos por el gobierno regional, la introducción del trabajo asalariado y el cobro de sueldos por, cargos en la administración regional, que rompen con

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la pauta tradicional de cooperación y ayuda mutua en las tareas de subsistencia de cada familia extendida.

Como consecuencia de la intervención del caño Manamo que produjo grandes cambios en el medio ambiente, la población warao del Delta Occidental se vio obligada a migrar y vivir en un medio distinto al tradicional, hecho que provocó profundas alteraciones en su sistema de vida.

En general, la sociedad warao está sometida a un proceso acelerado de cambio que afecta todo su sistema cultural, resultado de relaciones más constantes y profundas con la sociedad envolvente. Aún así, es posible esperar que tengan reservas espirituales para enfrentar la actual coyuntura, sobre todo si cuentan con el reconocimiento, respeto y apoyo de toda' la sociedad venezolana.

Los Wayuu

Los wayuu, o guajiro, son un grupo indígena de filiación lingüística Arawak, cuyo territorio tradicional abarca la península de la Guajira. Históricamente, hasta principios de este siglo, los ríos Limón en Venezuela, y Ranchería en Colombia, constituían la frontera que separaba los temidos wayúu del mundo español y ve criollo. Hasta entonces los wayúu gozaban en su península de una verdadera autonomía política.

En el Siglo XIX se inició el traslado de mano de obra wayúu en goletas desde su península hasta el sur del Lago de Maracaibo para trabajar en las haciendas de caña de azúcar. Pero fue realmente el desarrollo de la economía petrolera en el Zulia lo que estimuló la emigración de estos indígenas hacia las tierras zulianas. En 1944, el gobierno regional construyó en Maracaibo el barrio de Zaruma para reubicar varios centenares de wayúu que se habían asentado en el norte de la ciudad. La atracción ejercida por la capital zuliana no se ha interrumpido y. hoy, más de 60.000 wayúu residen en sus barrios. Igualmente, en las últimas décadas, los wayúu se han ido estableciendo en las zonas rurales al norte de Perijá y el sur del Lago donde desempeñan un papel importante en la actividad agrícola y ganadera de estas regiones. A la vez, se ha podido observar recientemente el surgimiento de núcleos wayúu en otros centros urbanos como Barquisimeto, Valencia, Maracay y Caracas.

El hábitat tradicional de los wayúu es la península de la Guajira que se caracteriza por su aridez, acentuada por sus largos veranos y frecuentes sequías. Sin embargo, los wayúu supieron

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adaptarse a este ambiente difícil y subsistir mediante una agricultura de invierno, la caza, la recolección y la pesca costera. Este sistema de subsistencia tradicional se modificó muy temprano durante el período colonial con la introducción de ganado vacuno, ovino, caprino, caballar y asnal en la región por los españoles, de tal manera que a mediados del Siglo XVI ya se habla de "gran muchedumbre de ganados" en estas tierras. Actualmente, la ganadería constituye la actividad económica más importante de los wayúu en la Guajira, hoy convertidos en pastores, conjuntamente con el comercio que también se desarrolló desde la Colonia en los tiempos del contrabando practicado por los ingleses y holandeses. La movilidad del ganado constituido mayormente por rebaños de cabras, se adapta bien a este medio de vegetación escasa, pero las sequías a veces lo diezman tanto que provoca emigraciones masivas de wayúu.

En la Guajira, los wayúu viven en pequeños asentamientos de casas dispersas, cerca de un pozo de agua permanente, habitados por familias emparentadas regidas por un sistema matrilineal, cuyo jefe es generalmente el tío materno o taulala. Todos los miembros vinculados entre sí por lazos de consaguinidad por la línea materna, llamados apushi, son los parientes "de carne" y pertenecen a una casta cuyo nombre (por ejemplo, Uriana, Epieyú, Jusayú, etc.) los wayúu utilizan como nombre propio, y que suele identificarse con ciertos espacios geográficos en la península.

Los cambios ocasionados en la cultura wayúu a través de su largo contacto con la sociedad criolla han quebrantado su bien definida identidad étnica dentro del contexto nacional. Es indudable que sus fuertes vínculos familiares, la conservación de su integridad territorial y el gran tamaño de su población (295.577 en Venezuela y Colombia) son factores que los ayudaron a conservar su lengua, organización social y política, religión, y muchos otros patrones de su cultura. El futuro de esta etnia esta asegurado por la proporción significativa alcanzada por ella hoy en la población del Estado Zulia, la cual le dará un peso político que le permitirá defender sus intereses con mayor vigor.

Los Yanomami

Las comunidades indígenas yanomami viven en la selva tropical y ocupan un territorio que se extiende de ambos lados de la frontera entre Venezuela y Brasil. Más de la mitad de los miembros de la etnia yanomami se encuentran del lado venezolano, en los Estados Amazonas y Bolívar. La sociedad, hoy día, designada bajo el nombre "yanomami" está dividida, desde un punto de vista lingüístico, en cuatro subgrupos: los yanomami", que viven esencialmente en Venezuela (Estado Amazonas); los yanomami, asentados en el Brasil; los sanema y los yanam, que se encuentran al norte de su territorio (Estado Bolívar) y que se distribuyen de ambos lados de la frontera entre Venezuela y Brasil. Juntos constituyen la familia lingüística yanomami (o yanoama). Fueron

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inicialmente conocidos como waika (o guaica), guaharibos, shamatari, shiriana, etc., antes de que fuera usada su propia autodenominación. El término "yanomami" significa "ser humano", "la gente".

La vivienda es de tipo colectivo. Varias familias u hogares se reúnen para constituir una casa comunal o "shapono". Esta consiste en una serie de espacios abiertos cubiertos con palma que alberga, cada uno, varios hogares. Estos espacios cubiertos están colocados en círculo; en tomo a una plaza central a cielo abierto. Las familias pueden ser monógamas o polígamas, pero en este último caso cada esposa ocupa su propio fogón con sus hijos. Cuando se amplia la familia, se añade un fogón más cerca del cual el o los hijo (s) mayor (es) se instala(n). Se puede decir que aproximadamente la mitad de los casamientos que ocurren entre los miembros de una casa comunal se realizan dentro de la misma y la otra mitad en casas vecinas y/o casas aliadas más lejanas. El tamaño de las casas colectivas puede variar de menos de 20 personas a más de 200 personas. Las comunidades se la escinden generalmente en dos comunidades o más cuando un conflicto de importancia se desarrolla en su seno. Las familias que se separan funden otra comunidad sobre el mismo modelo, pero un poco más lejos. Esas familias pueden también unirse con otra comunidad aliada y/o instalarse a proximidad. Según su tamaño, las comunidades están guiadas por uno o varios líderes.

Cada comunidad explota un amplio territorio a fin de obtener os recursos que necesita para reproducirse mientras respeta los territorios de sus vecinos. Los yanomami construyen sus casas próximas a sus conucos y cada cuatro o cinco años se mueven para acercarse a las nuevas plantaciones: la pobreza del suelo os obliga a abrir al cultivo nuevos terrenos cada año. Cultivan esencialmente plátano, ocumo, yuca dulce, caña de azúcar, maíz y batata. Siembran, también, cambur, aguacate, lechosa, pijiguao, tabaco y algodón; este último permite la manufactura le hamacas y de la indumentaria. Para acompañar los cultígenos, cazan regularmente animales, pescan y recolectan productos de a selva. La miel es también un recurso natural muy apreciado por los yanomami. Según el ciclo estacional, no es raro que dejen sus casas y sus conucos para ir a consumir, en el sitio mismo, productos que abundan en el territorio. Se instalan, entonces, en campos de selva durante varias semanas. Sea en estos campamentos provisionales o en el shapono, la vida colectiva favorece una vida social muy intensa y muy animada.

Hoy día, el contacto permanente de los yanomami con la población criolla de la región amazónica y la invasión de garimpeiros ha causados serias modificaciones en el ambiente y, en consecuencia, en su salud y costumbres tradicionales.

Los Yekuana

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El grupo indígena yekuana habita en las regiones del alto río Caura y ríos Erebato y Nichare del Estado Bolívar y el alto río Ventuari y ríos Parú, Cunucunuffla, Iguapo, Padamo y Orinoco Medio en el Estado Amazonas.

El patrón de asentamiento característico yekuana es, pues ribereño y podría decirse que disperso. Mantienen presencia en la llamada "tierra caliente", y allí privilegian más la selva que la sabana para orientar sus comunidades y conucos.

Su idioma está clasificado como perteneciente a la familia lingüística caribe. La palabra yekuana simboliza el origen común del grupo: sus ancestros de acuerdo a la tradición emergieron del Yekuana Joao, cerro ubicado en las llanuras u adyacentes al alto río Cuntinamo. A esta etnia también se la conoce comúnmente como maquiritare (término que no proviene de su lengua).

Poseen una economía mixta de horticultura y caza, dedicándose también a la pesca. La tendencia apunta a que las mujeres se identifiquen más con las labores del conuco, contando sólo la presencia masculina para la quema y el limpiado del mismo.

Es conocida su experiencia como navegantes y comerciantes a través de la red fluvial de los estados que habitan. Sus curiaras y canaletes tienen mucha demanda Por esas regiones. También se destacan en el campo artesanal, teniendo sus productos alta demanda tanto en el mercado nacional como internacional.

Tradicionalmente, los yekuana presentaban una forma de organización política descentralizada sumamente autónoma, en la cual cada comunidad contaba con la máxima autoridad del "kajishama" o "akushana", autoridad que no trascendía los límites de la misma. Con igual ascendente en lo político, la autoridad "mágico-religiosa" estaba a cargo del "jowai" o "kadeju" y del "ña tamuru". Hoy día, la heterogeneidad social, política y religiosa ha confirmado no sólo nuevas relaciones, entre comunidades, sino también nuevas comunidades. La influencia de la iglesia, tanto evangélica como católica, de alguna forma los ha dividido, y ha dado lugar a la llegada de nuevos valores, perspectivas y maneras de enfrentar el porvenir.

Los Yukpa

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Los yukpa son el único grupo étnico de filiación caribe que reside en el occidente de Venezuela. Sus asentamientos se ubican en los valles de la vertiente venezolana de la Sierra de Perijá, en el Estado Zulia, desde el río Santa Rosa en el sur, hasta el alto río Guasare; ríos Palmar y Lajas en el norte.

Su presencia en esta región montañosa se registró desde la expedición de Alfinger y su hueste cuando ésta cruzo la serranía en 1630. Desde el comienzo del siglo 17 los españoles iniciaron su contacto con los yukpa con el establecimiento d encomiendas en tierras de los llamados "Marcotes". Durante el período colonial los yukpa se designaban con diferentes nombres locales: Macoa, Sabril, Aratomo, Coyamo, Chaqué, etc. En tiempos más recientes, hasta los años 60, se acostumbraba llamar "motilones mansos" a los yukpa, en oposición a sus vecinos barí, los motilones bravos, con la creencia errónea de que ambos pertenecían a la misma etnia.

El grupo étnico yukpa presenta cierta homogeneidad cultural. No obstante, el relieve muy accidentado de la Sierra de Perijá, al parecer, ha producido unas diferencias geográficas en la etnia, principalmente marcada a nivel dialectal, que han contribuido a la formación de un subgrupo diferente en prácticamente cada valle. Estas diferencias se acentúan más entre un extremo y otro en el territorio yukpa: entre los Irapa en el valle del río Tukuko, y los Japreria en los valles de los ríos Lajas, Palmar y alto Guasare, pasando por los Shaparu cerca del Tukuko, los Parirí y Wazama del río Yasa, los Rionegrinos del río Negro, y los Macoíta de los ríos Aponcito y Macoa.

Los asentamientos yukpa se distribuyen en forma dispersa en la Sierra de Perijá. Tradicionalmente, éstos eran más pequeños que en la actualidad, y estaban conformados por una familia extendida encabezada por su jefe, y agrupaban varias viviendas en cada una de las cuales habitaba una familia nuclear, Actualmente, los asentamientos son de mayor tamaño y, desde la retirada de los barí hacia el sur, muchos de ellos se han establecido en las tierras bajas al pie de la Sierra, especialmente en la misión del Tukuko y sus alrededores.

La agricultura de tala y quema sigue siendo su principal actividad de subsistencia, complementada por la caza, la pesca, la recolección y una incipiente ganadería. El maíz es el cultivo y alimento principal de los yukpa, combinado con la yuca dulce, los plátanos y los cambures, En las últimas tres décadas el cultivo del café se ha extendido por todas las comunidades, y constituye el cultivo comercial más importan le de sus familias. Los yukpa comercializan el café a través de su propia empresa cooperativa establecida en Machiques.

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El contacto de los yukpa con la sociedad criolla ha producido profundos cambios en su cultura material. El surgimiento de asentamientos de gran tamaño, conformados por viviendas rurales son una expresión visible de este cambio. No obstante, los yukpa han logrado conservar una fuerte identidad cultural con su lengua, su organización social y económica y sus creencias religiosas. Los yukpa contemporáneos son más conscientes de sus derechos y, hoy, se mantienen unidos en la defensa de su unidad territorial frente a Ios proyectos de explotación de carbón en su tierra.

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