taller xiv sociales

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TALLER DE SOCIALES GRADO SEXTO (Semana del 21 al 31 de Julio) (Trabajo de Clase) 1- (Luego de realizar la lectura del texto a continuación extraiga tres conclusiones) (Reflexión) SALVAMENTO EN EL MAR 1 por el Hermano Pablo La tempestad era espantosa, con vientos de 120 kilómetros por hora, y rachas que llegaban a los 170. El pesquero ruso «Briz», de seis mil toneladas, se anegaba en las aguas del mar del Norte. Cuando el capitán Sverdlovsk, del pesquero ruso, vio que su nave se hundía, irradió una llamada de auxilio, y un remolcador holandés, el «Carlot», acudió en su ayuda. Pero el salvamento se hacía casi imposible. Era como si toda la furia de los vientos y las inmensas olas del mar se hubieran propuesto no permitir el rescate de ninguno de los cincuenta y seis marineros a bordo del «Briz». Después de algún tiempo de tratar de ejecutar el salvamento y de agotar todos los recursos sin poder transferir a un solo hombre, el capitán del remolcador «Carlot», André Ruyg, de cuarenta y dos años de edad y creyente en Dios, hizo lo que para un capitán era insólito. Pidió ayuda divina: «¡Dios mío —rogó—, ayúdanos! Sólo tú puedes calmar este vendaval.» De repente los vientos comenzaron a calmarse y las inmensas olas perdieron su furia. El salvamento pudo llevarse a cabo, y aunque el pesquero «Briz» se hundió, no pereció ninguno de los marineros. Las batallas del hombre contra el mar tienen siempre acentos épicos. ¡Es tan grande el océano y son tan pequeños los barcos! ¡Son tan altas las olas y tan frágiles los cascos! Por eso el marinero sabe clamar a Dios, y al igual que en aquella célebre tormenta en el mar de Galilea de dos mil años atrás, Jesús viene en auxilio caminando sobre las olas. Aprendamos a orar. No es cuestión de aprender ciertos rezos ni oraciones redactadas de cierto modo, sino de establecer una relación permanente con Dios. Practiquemos la presencia de Dios. Vivamos con la línea de comunicación abierta. Que nunca haya un momento en que no estemos en contacto con Dios. Si no tenemos una relación con Dios, entablemos una sin demora. Si hemos cortado la relación que teníamos, comencemos desde este momento 1 http://www.conciencia.net/?ID=2015jul17

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Page 1: Taller  XIV Sociales

TALLER DE SOCIALESGRADO SEXTO

(Semana del 21 al 31 de Julio)(Trabajo de Clase)

1- (Luego de realizar la lectura del texto a continuación extraiga tres conclusiones) (Reflexión)

SALVAMENTO EN EL MAR1

por el Hermano Pablo

La tempestad era espantosa, con vientos de 120 kilómetros por hora, y rachas que llegaban a

los 170. El pesquero ruso «Briz», de seis mil toneladas, se anegaba en las aguas del mar del

Norte.

Cuando el capitán Sverdlovsk, del pesquero ruso, vio que su nave se hundía, irradió una

llamada de auxilio, y un remolcador holandés, el «Carlot», acudió en su ayuda. Pero el

salvamento se hacía casi imposible. Era como si toda la furia de los vientos y las inmensas olas

del mar se hubieran propuesto no permitir el rescate de ninguno de los cincuenta y seis

marineros a bordo del «Briz».

Después de algún tiempo de tratar de ejecutar el salvamento y de agotar todos los recursos sin

poder transferir a un solo hombre, el capitán del remolcador «Carlot», André Ruyg, de cuarenta

y dos años de edad y creyente en Dios, hizo lo que para un capitán era insólito. Pidió ayuda

divina: «¡Dios mío —rogó—, ayúdanos! Sólo tú puedes calmar este vendaval.»

De repente los vientos comenzaron a calmarse y las inmensas olas perdieron su furia. El

salvamento pudo llevarse a cabo, y aunque el pesquero «Briz» se hundió, no pereció ninguno

de los marineros.

Las batallas del hombre contra el mar tienen siempre acentos épicos. ¡Es tan grande el océano

y son tan pequeños los barcos! ¡Son tan altas las olas y tan frágiles los cascos! Por eso el

marinero sabe clamar a Dios, y al igual que en aquella célebre tormenta en el mar de Galilea de

dos mil años atrás, Jesús viene en auxilio caminando sobre las olas.

Aprendamos a orar. No es cuestión de aprender ciertos rezos ni oraciones redactadas de cierto

modo, sino de establecer una relación permanente con Dios. Practiquemos la presencia de

Dios. Vivamos con la línea de comunicación abierta. Que nunca haya un momento en que no

estemos en contacto con Dios.

Si no tenemos una relación con Dios, entablemos una sin demora. Si hemos cortado la relación

que teníamos, comencemos desde este momento a restablecerla. Así, pase lo que pase, en

medio del dolor podremos clamar con la seguridad de que Dios nos está escuchando.

Jesucristo desea ayudarnos en todas las tragedias de la vida. Él puede reprender los vientos y

calmar las olas. Lo único que tenemos que hacer es expresarle nuestro temor y esperar con fe

en la respuesta. Cristo dijo: «Pidan, y se les dará; busquen, y encontrarán; llamen, y se les

abrirá. Porque todo el que pide, recibe; el que busca, encuentra; y al que llama, se le abre»

(Mateo 7:7-8).

2- Traducir1 http://www.conciencia.net/?ID=2015jul17

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The Egyptians Built Pyramids

The Egyptian people believed that their rulers were gods. They believed that after they died, these rulers would continue to work in behalf of the Egyptian nation. Thus, the death of a king was an important event.Egyptians went to great efforts to honor their deceased rulers, and to insure them a successful trip to the afterlife. These kings were buried with elaborate treasures, food supplies, and often even servants.

The bodies of the kings as well as those of other important individuals were preserved from decay through the process of mummification.

These remains were then laid to rest within elaborate burial chambers. The most elaborate of these burial chambers were constructed during the Old Kingdom. Massive stone buildings known as pyramids stretched upward into the sky. These pyramids took decades and many thousands of laborers to construct. They stand as a testament to the awesome power and might of the Egyptian Kingdom.

When people around the world think of Egypt, they think of pyramids. While other peoples of the ancient world built these interesting structures, the countryside of Egypt is best known for them. These ancient structures stretch up from the sandy desert ground toward the skies, timeless reminders of the power of the kingdoms of this historic country.Most pyramids are three or four sided structures, meeting at the top in a triangular, pointed tip. The solid base and small top made for a solid building design. The largest pyramid, the Great Pyramid of Khufu, covers an amazing 13 acres and originally stood 488 feet (149m) high. Due to wear and theft of the beautiful limestones used as the outer walls, the structure now stands only 455 feet (138m) high. Around 1,300,000 bricks were used, but not bricks like we think of today. The ‘little’ cut limestone pieces weigh 5,500 pounds each and the larger ones weigh 33,000 pounds!

Pyramid building became more and more efficient, with early pyramids, such as the step pyramid tomb of Pharaoh Djoser, in ruins. Built on a poor foundation, the pyramid architect did not carve the stones so that they leaned slightly inward, making the weight of the stones lock the pyramid into place. Later structures, such as the three Great Pyramids of Giza, were put together much better and have stood the test of time with little damage.

Some people believe that a huge slave population built the pyramids. While some slave labor probably played an important role, not all the workers were slaves. For four months of the year, the Nile River floods, making it impossible for farmers to work the land. It is likely that, during this time, farmers worked alongside the year-round workers to construct the massive monuments.Archeologists now believe that the larger pyramids only took about 20 years to build, with a work force of 100,000 men. (Some female skeletons have also been unearthed that show the results of hard labor, so some workers may have been women.) But conditions were not as harsh as once believed. Large towns have been discovered at the bases of pyramids that included everything from bakeries to medical care centers. Pharaohs made sure their workers were strong and able to work hard.

Page 3: Taller  XIV Sociales

3. Los Faraones2

Los faraones eran la máxima autoridad política del Antiguo Egipto. El primero fue Narmer, denominado Menes según Manetón, quien gobernó hacia el año 3100 a.C, y la última fue Cleopatra VII, de ascendencia helénica, reinando del año 51 al 30 a.C.

La palabra "faraón" deriva de "Per-aa", que significa "casa grande".

Per-aa era la residencia real, pasando después a designar a la autoridad misma.

Faraón es el nombre de origen hebreo, bíblico, adoptado por los griegos.

Los escribas usaban término nesu (rey), neb (señor) o hemef (majestad).

Los faraones eran considerados seres divinos durante las primeras dinastías, identificados con el dios Horus, y a partir de la dinastía V considerados hijos del dios Ra. Posteriormente no fueron deificados en vida, pero al fallecer se los consideraba fusionados con Osiris y en consecuencia inmortales y divinos. A lo largo de tres mil años de civilización no es extraño encontrar todo tipo de reyes en el trono, para todos los gustos: grandes conquistadores, vagos e incapaces, megalómanos y egoístas, déspotas y tiranos, bondadosos y honestos, pacíficos y permisivos, niños y ancianos, avariciosos y mujeriegos... Incluso llegaron a existir algunas reinas-faraones.

Algunos de los faraones más célebres son: Menes Dyeser (Zoser) Keops (Jufu) Kefrén (Jafra) Micerino (Menkaura) Pepy II Amenemhat I Ahmose (Amosis I) Thutmose III (Tutmosis III) Hatshepsut Amenhotep III (Amenofis III) Ajenatón (Akenatón) Tutanjamón (Tutankamón) Sethy I (Seti I) Ramsés II Ramsés III Psamético I Ptolomeo I Sóter Cleopatra VII

MENES era originario de Tinis, la capital del Alto Egipto, y estaba casado con Neithotep, originaria de Naqada, lo que parece indicar que este matrimonio selló la alianza entre ambas ciudades.Fue el primer gran faraón y unificó los territorios egipcios bajo su mando, según reflejan los relieves de su Paleta y

2 http://www.expresionbinaria.com/la-historia-secreta-de-los-sumerios/

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reconocieron sus sucesores. La fundación de Menfis, a cientos de kilómetros al norte de Tinis, fue una demostración de poder sobre el Bajo Egipto, al que, según se desprende de la Paleta, veía como pueblo conquistado. Menfis tenía una situación ideal para controlar todo el delta, así como las importantes rutas comerciales al Sinaí y Canaán.

Los sacerdotes egipcios contaron al escritor griego Heródoto —a quien se considera fundador de la historia como disciplina científica— que para construir la ciudad, Menes ordenó desviar el cauce del Nilo y levantar un dique de contención:

Cabeza de maza ceremonial de Narmer. Hieracómpolis.

«Los sacerdotes explican de Menes, el primer rey de los egipcios, que había protegido a Menfis mediante un dique. Por aquel entonces, el río discurría a lo largo de grandes dunas hacia Libia. Menes logró la desviación del caudaloso río hacia al sur, a unos 100 estadios aguas arriba de Menfis, gracias a los diques; sacó al río del viejo cauce y consiguió que la corriente fluyera por un canal, entre las dunas. Aún hoy los persas observan recelosos esta desviación y nuevo cauce del río, y la vigilan durante todo el año. Saben que si el río consiguiera romper el dique, Menfis correría un gran peligro de inundarse. Cuando Menes, el primer rey, hubo desecado el viejo cauce, fundó inmediatamente en esa llanura esta ciudad, que hoy se llama Menfis. La ciudad se encuentra en la parte estrecha de Egipto. Alrededor de la ciudad, precisamente al norte y oeste, ya que al este corre el Nilo, el primer faraón hizo cavar un lago para que se alimentara del río.»

Heródoto

Restos de la tumba de Narmer, en Umm el-Qaab.

El nombre de Narmer aparece en fragmentos de cerámica en la región del delta, e incluso en Canaán, siendo prueba evidente del comercio entre estas zonas. La riqueza agrícola del Delta en minerales del Alto Egipto y la confluencia de diversas rutas comerciales ayudaron a levantar un gran imperio.

La tradición de dividir la historia egipcia en treinta dinastías se inicia con Manetón, historiador egipcio del siglo III a. C., que durante el reinado de Ptolomeo II compuso en griego la Aigyptiaka, obra desgraciadamente perdida pero transmitida y comentada parcialmente por Flavio Josefo, Julio Africano, Eusebio de Cesarea y el monje Jorge Sincelo.

Construcciones de su época

Estatua de babuino con el nombre de Narmer inscrito en la base. Altes Museum, Berlín.

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Además de ordenar construir un dique, para desecar las zonas pantanosas de Menfis y desviar el cauce de Nilo hacia un lago, y de edificar la ciudad, erigió un grandioso templo a Vulcano "Ptah" (Heródoto).

Se atribuye a Narmer la tumba B17-18 en la necrópolis de Umm el-Qaab, en Abidos, excavada por Flinders Petrie, situada al lado de la tumba de Aha. También es posible que fuera enterrado en Saqqara, o en la necrópolis de Tarjan, aunque podría tratarse de cenotafios (tumbas simbólicas).

Datos arqueológicos

Se ha encontrado el nombre de Narmer inscrito en jeroglíficos en:

La Maza ceremonial de Narmer, en Nejen (Hieracómpolis).

La llamada Paleta de Narmer, del templo de Horus en Nejen.

La estatua del babuino, custodiada en el Altes Museum de Berlín.

Serej de Narmer en un fragmento de cerámica de una vasija de vino, en Tell Ibrahim Auad.

Sellos cilíndricos, en Naqada, delta oriental del Nilo y en el sur de Canaán.

También se ha encontrado su nombre en muchos lugares del Alto y Bajo Egipto, como en el valle de Nilo, en el Delta, en los desiertos occidentales y orientales, y en el sur de Canaán (Rafiah, En Besor, Arad, Tell Erani).5

Sucesores de NarmerVarios eruditos consideraban que Narmer era el último rey del Periodo Protodinástico de Egipto, diferente del faraón Menes, y otros lo asociaban con Aha, pero después del descubrimiento de Dreyer (1985-95) de varias marcas de sellos encontradas en las tumbas de Den y Qaa en Umm el-Qaab, Abidos, se puede determinar con seguridad que es exacta la sucesión dinástica: Narmer, Aha, Dyer, Dyet, Merytneit, Den, Adyib, Semerjet.

El enigma eterno de Tutmosis IIIUna excavación en Luxor dirigida por la arqueóloga española Myriam Seco desentraña los misterios

del templo funerario del gran faraón guerrero

Como casi siempre que se excava en el pasado, al pasar el pincel sobre la historia la piedra desvela intrigas, traiciones, luchas de poder y, de vez en cuando, un personaje de cualidades asombrosas que nos hacen soñar al estilo de las películas en tecnicolor. Tutmosis III, soberano de la XVIII dinastía que reinó en el siglo V a.C., es uno de esos héroes casi cinematográficos que la antigua civilización faraónica atesora en sus anales.

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Para saber más de este faraón que llevó a Egipto a convertirse en la principal potencia de Oriente Próximo, desde hace tres años la arqueóloga y doctora en Historia Myriam Seco (Sevilla, 1967), dedica sus esfuerzos a desenterrar su templo funerario en Luxor. El equipo que dirige realiza en la antigua Tebas un trabajo que otros dejaron inacabado en tres campañas cortas y poco fructíferas: en 1886, 1906 y en los años 30. Entonces se describió a Tutmosis III como el Napoleón egipcio. Un estratega y militar imbatido que llevó al país del Nilo a ampliar sus fronteras y dominar las principales rutas comerciales de Oriente. Pero a pesar de la relevancia de su constructor, el templo cayó en el olvido y permaneció abandonado y cubierto de escombros hasta 2008.

Es un trabajo que otros dejaron inacabado en 1886, 1906 y los años 30

"Cuando en el siglo XIX se empezaron a explorar los restos faraónicos, la mayor parte de los estudiosos se interesaron por aquellas construcciones que estaban mejor conservadas, así que olvidaron este lugar", lamenta Myriam Seco. Esta edificación de Tutmosis III es el único templo funerario de los que están en el Valle de los Reyes que está construido en distintas terrazas o niveles, al igual que el de Deir El Bahari, levantado por su tía y madrastra, la legendaria reina Hatshepsut. "Hemos descubierto que se construyó sobre una antigua necrópolis y que hay cuatro niveles de tumbas bajo él", afirma orgullosa. "También hemos despejado la rampa principal y el pilono de acceso. Uno de los pocos que se conservan de esta época, ya que al ser de adobe y no de piedra han sufrido más el paso del tiempo", destaca.

La excavación, en la que trabaja un equipo multidisciplinar de arqueólogos, topógrafos, restauradores, antropólogos y obreros, recibe además a alumnos de Arqueología y Bellas Artes de la Universidad de Granada que hacen sus prácticas en el yacimiento, participando en las diferentes etapas, bien a pie de zanja, bien documentando los hallazgos. Seco destaca además que, por primera vez, se esté llevando a cabo una colaboración entre España y Egipto, para dar formación a los inspectores del Servicio de Antigüedades del país.

La doctora cuenta que labores similares han requerido entre 20 y 30 años para darse por finalizados, pero no le preocupa. Momentos como el que vivió hace unas semanas al descubrir intacta una tumba compensan "con creces" los esfuerzos realizados. "La emoción de abrir una cámara sellada y ver a quien ha pertenecido es uno de los momentos más especiales que he vivido", afirma la arqueóloga.

Tutmosis III logró que Egipto dominara más de 100 estados e importantes rutas comerciales, hasta incluir en sus fronteras Nubia, Libia, la costa fenicia, Siria y Chipre. Su política de conquista no destacó por su crueldad o su encarnizamiento con el enemigo, como subraya el doctor Zahi Hawass, secretario general del Consejo Superior de Antigüedades egipcio, sino por su inteligencia y su pragmatismo político. "Solía capturar a los príncipes de los países que conquistaba y los traía a Egipto para que conocieran su cultura y aprendieran que debían ser leales a ese gran imperio", apunta el egiptólogo.

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3Myriam Seco pone en valor su colosal tarea: "Lo que estamos haciendo es recuperar un legado valiosísimo que nos permitirá desvelar los secretos de uno de los faraones más importantes de Egipto".

Amenhotep III4

Amenhotep III (c. 1386-1353 aC) fue el noveno rey de la dinastía 18 de Egipto . También se conoce como Nebma'atre, Amenofis III, Amenhotep II, y Amana-Hatpa, todos los cuales se relacionan con el concepto del dios Amón está satisfecho o, como en el caso de Nebma'atre, con el ideal de equilibrio satisfechos . Él era el hijo del faraón Tutmosis IV y su esposa menor Mutemwiya, esposo de la reina Tiye , padre de Akenatón y abuelo de Tutankamón y Ankhsenamun . Su mayor contribución a la cultura egipcia era en el mantenimiento de la paz y la prosperidad, que le permitió dedicar su tiempo a las artes. Muchas de las más impresionantes estructuras del antiguo Egipto fueron construidas bajo su reinado y, a través de campañas militares, no sólo fortaleció las fronteras de su tierra sino que se expandió. Gobernó Egipto con Tiye durante 38 años hasta su muerte y fue sucedido por Amenhotep IV, más tarde conocido como Akenatón.

AMENHOTEP III EL OPULENTO REY

El padre de Amenhotep, Thutmosis IV, dejó a su hijo un imperio de gran tamaño, la riqueza y el poder. El egiptólogo Zahi Hawass, escribe, "Amenhotep III nació en un mundo en el que Egipto reinaba. Sus arcas estaban llenas de oro , y sus vasallos se inclinaron ante los gobernantes poderosos de las Dos Tierras [Egipto] "(27). Él sólo tenía doce años cuando subió al trono y se casó con Tiye en una ceremonia real. Es un aspecto importante de la relación de Amenhotep con su esposa que, inmediatamente después de su matrimonio, fue elevado al rango de Gran Esposa Real, un honor que la madre de Amenhotep, Mutemwiya, nunca fue concedido y que significaba efectivamente que Tiye superó a la madre del rey en asuntos cortesanos.

AMENHOTEP III ERA UN MAESTRO DE LA DIPLOMACIA, EL ENVÍO DE REGALOS LUJOSOS DE ORO A OTRAS NACIONES PARA QUE PUDIERAN PLEGARSE A SUS DESEOS, QUE INVARIABLEMENTE HICIERON.

Su matrimonio completado, el rey se dispuso a continuar con las políticas de su padre y la implementación de nuevos programas de construcción en todo Egipto. Era un maestro de la diplomacia, que colocó otras naciones en su deuda a través de espléndidos regalos de oro por lo que estarían dispuestos a plegarse a sus deseos, que invariablemente hicieron. Su generosidad a los reyes de amistad estaba bien establecida, y disfrutó relaciones rentables con las naciones vecinas. También fue conocido como un gran cazador y deportista y se jactó en una inscripción que "el número total de leones muertos por Su Majestad con sus propias flechas, desde el primero hasta el décimo año [de su reinado] fue de 102 leones salvajes" (Nardo , 19). Además, Amenhotep III fue un líder militar adepto que "probablemente luchó, o dirigido a sus comandantes militares, en una campaña en Nubia y tenía inscripciones hechas

3 http://elpais.com/diario/2011/01/06/cultura/1294268402_850215.html

4 http://www.ancient.eu/Amenhotep_III/

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para conmemorar la expedición" (Bunson, 18). Mantuvo el honor de las mujeres egipcias en denegación de las solicitudes para enviarlos como esposas a gobernantes extranjeros, afirmando que ninguna hija de Egipto que había sido enviado a un país extranjero y no sería enviado bajo su reinado. En todos estos aspectos, Amenhotep III emulado o mejorado las políticas de su padre y en la religión que él hizo lo mismo. Amenhotep III era un ardiente partidario de la antigua religión de Egipto y, en esto, encontró una salida perfecta para su mayor interés: las artes y proyectos de construcción.

CONSTRUCCIONES MONUMENTALES

El historiador Durant describe la grandeza de los monumentos de Amenhotep en la escritura , "Dos gigantes [sit] en piedra, que representa el más lujoso de los monarcas de Egipto, Amenhotep III. Cada uno es de setenta pies de altura, pesa setecientas toneladas, y está tallada de una sola roca "(141). La visión de Amenhotep III era de un Egipto tan espléndido que dejaría uno en el temor, y la de más de 250 edificios, templos, estatuas y estelas ordenó construida dan fe de su éxito en esto. Las estatuas que menciona Durant son hoy se conoce como los Colosos de Memnon y son las únicas piezas que quedan del funerario de Amenhotep III del templo . Su inmenso tamaño y la complejidad de los detalles, sin embargo, sugieren que el templo en sí - y sus otros proyectos de construcción ya no existentes - eran tanto o más impresionante.

Entre estos proyectos fue el nuevo palacio de recreo en Malkata, en la orilla oeste del Nilo , al otro lado de la capital de Tebas . Bunson escribe que "el vasto complejo fue llamado` La Casa de Nebma'atre como Esplendor de Atón ". El complejo contaba con un lago más de una milla de largo, que parece haber sido creado en sólo 15 días mediante técnicas de agua para barrido hidráulicos avanzados. El complejo contiene residencias de la reina Tiye y de Akenatón, hijo y heredero del rey. Amenhotep incluso tenía una corteza de placer, dedicado al dios Atón, construido para las excursiones en el lago "(18). Con frecuencia tomó estas excursiones en compañía de Tiye y, al parecer, que a menudo era su compañero más cercano, tanto en la vida pública y privada. Tiye, de hecho, operado en una casi igual, o completamente iguales, el estado de su marido y, a menudo se representa en estatuas como la misma altura que él es, que simboliza la armonía y la igualdad de su relación. Aunque Amenhotep estaba ocupado con sus proyectos de construcción, Tiye se hizo cargo de los asuntos del Estado y en funcionamiento el complejo del palacio en Malkata.

Que ella se mantuvo bastante ocupado con estas tareas es evidente en las cartas de los gobernantes extranjeros, así como el número de edificios construidos durante el reinado de Amenhotep III. Además de los ya mencionados, que tenía 600 estatuas de la diosa Sekhmet erigidas alrededor del templo de Mut, al sur de Karnak, el templo restaurado existente en Karnak, templos construidos a Amón, estatuas erigidas representa Amón, levantó estela que registra sus logros, establecer los leones de granito en frente del templo de Soleb en Nubia, y las paredes decoradas y monumentos con escenas que representan sus hazañas y el placer de los dioses tenían en él. En su primer año de gobierno, tuvo nuevas canteras de piedra caliza cavados en la región de Tura y, a lo largo de su reinado, les agota. Imágenes del faraón y sus dioses repartidos por las llanuras y los valles de Egipto y las ciudades fueron reformadas. Las carreteras se han mejorado y los viajes se hicieron más fácil. La facilidad de los viajes ayudó comerciantes obtienen sus productos al mercado más rápidamente y esto, por supuesto, impulsó la economía. Con los ingresos ya que vienen de estados vasallos, Egipto se convirtió cada vez más ricos bajo el reinado de

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Amenhotep III. La población era contenido y el poder del trono era estable a excepción de la amenaza de los sacerdotes del culto del dios Amón.

EL DIOS SOL Y LOS SACERDOTES DE AMÓN

Hubo otro poder en Egipto, que había estado creciendo mucho antes de Amenhotep III llegó al trono: el culto de Amón. Propiedad de la tierra significaba riqueza en Egipto y, en la época de Amenhotep III, los sacerdotes de Amón propiedad casi tanta tierra como rey. De acuerdo con la práctica religiosa tradicional, Amenhotep III no hizo nada para interferir con el trabajo de los sacerdotes, pero se cree que su inmensa riqueza, y una amenaza para el poder del trono, tuvo un profundo efecto en su hijo. El dios Atón fue sólo uno de los muchos dioses adorados en el antiguo Egipto, pero, para la familia real, que tenía un significado especial que luego se ponen de manifiesto en los edictos religiosos de Akenatón. En este momento, sin embargo, el dios era simplemente otro adorado junto con el resto.

Tal vez en un intento de arrebatar algo de poder de los sacerdotes de Amón, Amenhotep III se identificó con Aten más directamente que cualquier faraón tenía previamente. Atón era menor de edad dios del sol, pero Amenhotep III lo elevó al nivel de una deidad personal del faraón. Hawass escribe:

El dios del sol era una criatura compleja, cuyo dogma se había venido desarrollando desde hace miles de años. Además de su principal encarnación como Re, este dios se asoció con el creador Atum, así como con las deidades, como Khepri ... y Osiris, con quien Re fusionó por la noche. Otro aspecto de este dios era Atón; de acuerdo a los textos que datan al menos hasta el Reino Medio, este fue el disco del sol, con la que el rey se fusionó con la muerte. Este aspecto divino, inusual, ya que no era antropomórfica, fue elegido por Amenhotep III como foco principal de su encarnación. Se ha sugerido que el aumento de Atón estaba vinculado específicamente con el mantenimiento del imperio, como la zona sobre la que, al menos teóricamente, el sol gobernó. Al asociar a sí mismo con el disco visible del sol, el rey se puso simbólicamente sobre todas las tierras donde se podía ver - todo el mundo conocido, de hecho.

Elevación de Amenhotep III de Atón como su dios personal no era raro. Faraones en el pasado se asociaron con un culto particular de un dios favorecida y, obviamente, Amenhotep III no descuidó los otros dioses en preferencia a Atón. Si su meta en la sensibilización de Aten fue motivado políticamente, no logró mucho a todos durante su reinado. El culto de Amón continuó creciendo y acumular riqueza y, al hacerlo, sigue constituyendo una amenaza para la familia real y la autoridad del trono.

DE AMENHOTEP MUERTE Y EL REINO DE AKENATÓN

Amenhotep III sufrió de graves problemas dentales, artritis, y, posiblemente, la obesidad en sus últimos años. Escribió a Tushratta, el rey de Mitanni (una de cuyas hijas, Tadujepa, estaba entre las esposas menores de Amenhotep III) que le enviara la estatua de Ishtar que había visitado Egipto antes, en su boda a Tadujepa, para curarlo. Ya sea que la estatua fue enviado es un asunto de controversia en la época actual y lo que, precisamente, se enferma Amenhotep III es lo mismo. Se ha sugerido que sus problemas dentales dieron lugar a un absceso que lo mató, pero esto se ha disputado.

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Él murió en 1353 aC y cartas de los gobernantes extranjeros, como Tushratta, expresa su dolor por su fallecimiento y sus condolencias a la reina Tiye. Estas cartas también dejan claro que estos monarcas esperan continuar las mismas buenas relaciones con Egipto bajo el nuevo rey como lo habían hecho con Amenhotep III. Con la muerte de Amenhotep III, su hijo, también llamado Amenhotep IV, comenzó su reinado. Al principio, no había nada que distinguía el gobierno de Amenhotep IV de la de su padre; templos fueron levantados y monumentos construidos igual que antes. En el quinto año de su reinado, sin embargo, el nuevo faraón experimentó una conversión religiosa y prohibió la antigua religión de Egipto, cerró los templos, y proscribió toda práctica religiosa. En lugar de la vieja fe, el rey instituyó una nueva: Atonismo. Cambió su nombre por el de Akenatón y creó el primer estado mandato sistema monoteísta del mundo.

Akhenaton continuó construyendo monumentos y templos igual que su padre había hecho, pero "estos templos no fueron a Amón, sino al disco solar como Atón" (Hawass, 36). El Atón era ahora el único y verdadero Dios del universo y Akenatón era la encarnación viviente de este dios. El nuevo rey abandonó el palacio en Tebas y construyó una nueva ciudad , Akhetaton (`el horizonte de Atón") en tierras vírgenes en medio de Egipto. Desde su nuevo palacio emitió sus decretos reales, pero parece que ha pasado la mayor parte de su tiempo en sus reformas religiosas y descuidado los asuntos del Estado y, en especial, los asuntos exteriores. Estados vasallos, como Byblos , se perdieron a Egipto, y las esperanzas que gobernantes extranjeros habían expresado en la continuación de las buenas relaciones con Egipto fueron decepcionados.

La esposa de Ajenatón, la reina Nefertiti , asumió las responsabilidades de su marido y, a pesar de que era experto en esto, su abandono de sus funciones ya había dado lugar a una enorme pérdida de riqueza y el prestigio de Egipto. Durante el reinado de Akenatón, el tesoro se agota poco a poco, la disciplina militar y la eficacia era laxa, y el pueblo de Egipto, privados de sus creencias religiosas tradicionales y los beneficios financieros asociados a las prácticas religiosas, sufrieron. Los que una vez que había vendido la estatuaria o amuletos o hechizos fuera de los templos ya no tenían un trabajo, ya que la venta de esos objetos era ilegal y los que trabajaban en, o para, esos templos también estaban desempleados. Asuntos exteriores eran desatendidas tan completamente como lo doméstico y, en el momento de la muerte de Akenatón en 1336 aC, Egipto había caído lejos de su apogeo bajo el reinado de Amenhotep III.Hijo y sucesor de Ajenatón, Tutankamón, trataron de revertir la suerte de su país en los breves diez años de su reinado, pero murió a la edad de 18 antes de que pudiera lograr sus objetivos. Él, sin embargo, revocar las reformas religiosas de su padre, abrir los templos, y restablecer la antigua religión. Su sucesor, Ay, continuó estas políticas, pero sería el sucesor de Ay, Horemheb , que sería completamente borrar, o tratar, los daños causados al país por las políticas de Akhenaton. Horemheb destruyó la ciudad de Akhet-Atón, derribó los templos y monumentos de Atón, y lo hizo tan a fondo que las generaciones posteriores de egipcios creían que él era el sucesor de Amenhotep III. Horemheb restaurado Egipto a la prosperidad que había disfrutado antes del reinado de Ajenatón, pero Egipto nunca fue capaz de gestionar las alturas que había disfrutado bajo Amenhotep III, el lujoso faraón, diplomático, cazador, guerrero, y el gran arquitecto de los monumentos egipcios.

RAMSÉS II

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Ramsés II, tercer faraón de la dinastía XIX, fue coronado en 1279 a.C. «como rey de Egipto sobre el trono de Horus de los que están vivos, sin que pueda haber nunca jamás su repetición», según narran las fuentes de la época. Durante su reinado acometió un programa constructivo sin precedentes. El país se llenó de nuevos edificios religiosos, en los que aparecían los diversos nombres del soberano, así como la imagen del rey impartiendo justicia, honrando a los dioses o en el campo de batalla, como artífice de victorias reales o supuestas.

Da la sensación de que en Egipto no existió ningún rincón donde el rey no estuviera inmortalizado en piedra para asegurar su memoria más allá de la muerte. En Abydos concluyó la obra de su padre Seti y erigió su propio templo; fundó y agrandó santuarios en diversos lugares, entre ellos Tebas, Karnak y Luxor. Para afianzar su presencia en Nubia edificó allí varios templos, entre los que destaca el de Abu Simbel, éste dedicado a Amón, Re-Horakhty, Ptah y al propio Ramsés deificado. Allí, en Abu Simbel, dedicó un templo más pequeño a su esposa Nefertari, asociada a Hathor. Además hizo grabar estelas e inscripciones, levantar obeliscos y tallar estatuas que sembró por sus dominios, más allá del valle del Nilo, desde Nubia hasta Libia y Palestina. Ramsés fue un maestro en el uso de la propaganda, y para engrandecerse a sí mismo no dudó en usurpar edificios, inscripciones y estatuas de monarcas anteriores, incluido su propio padre, Seti I. Para mantener vigilada la frontera del norte, siempre amenazada por incursiones de libios o de pueblos del Próximo Oriente, y para alejarse del poderoso clero de Amón en Tebas trasladó la capital de Egipto a Pi Ramsés, una pequeña ciudad del Delta fundada por su abuelo, Ramsés I. Pi Ramsés llegó a alojar a unos 300.000 habitantes y Tebas quedó relegada a capital religiosa.

El Templo de Millones de Años

Entre todas las construcciones de Ramsés II hubo una que le fue especialmente querida. Se erigió justamente en Tebas, en la orilla occidental del Nilo, próxima a la tumba del faraón en el Valle de los Reyes. Actualmente la conocemos como Ramesseum, desde que Jean-François Champollion la bautizó así al identificar un cartucho con el nombre del rey. En la época de Ramsés, en cambio, se la conocía como «Residencia de los Millones de Años de User-Maat-Re Setepenre que se une con la ciudad de Tebas en los dominios de Amón, al oeste de la ciudad». User-Maat-Re Setepenre era el nombre que tomó Ramsés al subir al trono y de él deriva la denominación que le dieron los griegos en la Antigüedad, como Diodoro de Sicilia, que pensó que el edificio albergaba la «tumba de Ozymandias», deformación del nombre User-Maat-Re. Estrabón, por su parte, habla de un templo en Tebas oeste al que llama Memnonio, asociándolo con un personaje de la Ilíada de Homero llamado Memnón, supuesto rey de Etiopía.

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Las obras del Ramesseum duraron casi veinte años, desde el comienzo del reinado de Ramsés hasta su conclusión en el año 21. En la construcción participaron los mejores especialistas del país, al mando de los maestros de obras Penra de Coptos y Amoneminet de Abydos, dos ministros de confianza del faraón. Ambos lo proyectaron para que fuese uno de los templos más grandes de Tebas oeste. Sus casi seis hectáreas de superficie comprenden el templo principal, un templo dedicado a su esposa Nefertari y a su madre Tuya, un palacio y las dependencias anexas dedicadas a la administración del santuario. Se sabe que para la construcción se reutilizaron algunos bloques de templos de la dinastía XVIII. Este edificio, creado con los mejores materiales, edificado en piedra y destinado a mantenerse en pie eternamente quedó muy deteriorado a causa de un terremoto, y sus ruinas se emplearon como cantera de materiales para otros edificios, en especial el vecino templo del faraón Ramsés III en Medinet Habu.

Protector de su pueblo

La fiebre constructiva de Ramsés podría parecer una forma de megalomanía o de egocentrismo; pero en realidad respondía a motivaciones más profundas. Por un lado, el rey quería que sus súbditos supieran que era el brazo fuerte y dominador, aquel al que no se podía vencer. Así se refleja en la decoración grabada en el Ramesseum, tanto en los muros exteriores como en los interiores: abundan las escenas de batallas, con el rey conduciendo victorioso a su ejército y venciendo a las fuerzas del mal, personificadas por sus enemigos. Como en otros templos, Ramsés hizo grabar en el Ramesseum episodios de la batalla de Qadesh y de otros enfrentamientos contra pueblos extranjeros. Igualmente, reprodujo el desfile de algunos de sus numerosos hijos e hijas.

Algunas escenas del Ramesseum muestran al faraón junto a diversos dioses del panteón egipcio, e incluso él mismo aparece representado como un dios. En efecto, las edificaciones reales del Imperio Nuevo no sólo mostraban el poder militar o político de los faraones, sino también su condición divina, algo que resulta patente en el Ramesseum. Como otros templos repartidos en Tebas oeste, el Ramesseum era un lugar de culto tanto para el dios Amón como para el rey divinizado. Mediante diversos rituales, fiestas y ceremonias se simbolizaba la constante regeneración del faraón. Estas ceremonias eran necesarias para que rejuveneciera y se revitalizara tanto mientras estaba vivo como tras su muerte. El Ramesseum quedaba así unido de un modo simbólico con la tumba del faraón en la necrópolis real tebana; santuario y sepulcro, pese a estar separados físicamente, formaban una unidad destinada a mantener al difunto en la inmortalidad.

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Ramsés, igual a los dioses

La identificación de Ramsés con Amón se traducía en las esculturas. En la zona más interna del templo se alojaba la sagrada estatua de Amón con los rasgos del soberano. La estatua era objeto de un culto diario, en el que recibía alimento y se la vestía, enjoyaba y perfumaba como si fuera un ser vivo, pues mediante el rito volvía a cobrar vida. Otra importante fiesta local era la Bella Fiesta del Valle, en la que la estatua de Amón partía de su residencia en Karnak para visitar los templos de Millones de Años de los faraones y revitalizar a los difuntos enterrados en la orilla occidental. La imagen se trasladaba en barca, por el río y los canales, hasta los muelles situados frente a los templos de Millones de Años. Después se colocaba en un navío transportable que era acarreado a hombros por los sacerdotes hasta el interior del Ramesseum, donde se celebraban las ceremonias más secretas.

Si bien es cierto que los templos egipcios no estaban pensados para acoger feligreses, el pueblo sí podía acceder a los primeros patios. En estos lugares se alzaban grandes colosos del faraón a los que el pueblo hacía ofrendas y elevaba sus súplicas en el transcurso de algunas fiestas. En el Ramesseum esta función la cumplía un coloso de dimensiones extraordinarias, de 18 metros de altura sin contar la base, colocado en el primer patio, justo ante el pilono que da acceso al segundo patio del templo. Recibía el nombre de «Ramsés Sol de los Soberanos». Actualmente se ha puesto en marcha un ambicioso proyecto para reconstruir el coloso caído a partir de los más de quinientos fragmentos que se han localizado de la estatua.

El rey en la eternidad

La estructura del santuario refleja la creencia egipcia en la regeneración del faraón después de la muerte. A partir de la entrada, conectada con el Nilo por un embarcadero, los distintos espacios del templo –dos patios sucesivos, la sala hipóstila y la cámara de la barca– se orientaban en una dirección este-oeste, siguiendo, por tanto, el curso de la salida y la puesta de Sol. De este modo, el rey acompañaría al Sol en su curso diario por toda la eternidad, en una repetición diaria del milagro del renacimiento y la renovación. Un significado parecido tienen los grandes «pilares osiríacos» del segundo patio del santuario, situados a la entrada de la sala hipóstila, en los que se representaba a Osiris envuelto en un sudario; se evocaba así la regeneración del monarca tras su muerte, como el resucitado Osiris, dios del más allá con el que el faraón se identificaba.

Ramsés, como hombre piadoso que era, quiso rendir culto en su templo a sus progenitores. De este modo, decidió integrar en su Palacio de Millones de Años una pequeña edificación, conocida como Mammisi, en honor de su madre Tuya. Esta muestra de piedad filial respondía también a un fin propagandístico, el de afirmar su nacimiento legítimo y divino, pues se consideraba que el dios Amón se había encarnado en su padre, Seti I, para fecundar a Tuya.Asimismo, al sur del primer patio, Ramsés erigió un palacio en piedra dotado con una «ventana de aparición» desde la que el rey se mostraba a sus súbditos en ocasiones solemnes. Este palacio sería imitado más tarde por Ramsés III en

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el cercano templo de Medinet Habu. La memoria, el poder y las hazañas de Ramsés II se perpetuaban, así, en las obras de sus descendientes, y aún en nosotros, al recordar la memoria de este gran faraón.