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El MEJOR lugar para hacer llegar su marca a nuevos clientes...

REVISTA DIRECCION: Calle Rep. de Chile329 La NegritaTELEFONO: 281607

T+ REVISTA T+DIRECCIÓN: Calle Rep. de Chile 329 La NegritaTELÉFONO: 281607 - 958382532

12 CRÓNICA

Alcaldesa en líos de fraude y falsificación

Celia Fredesminda Torres Valdivia, alcaldesa de Yarabamba, ha sido denunciada por

su sobrina al haberse apropiado ilícitamente de terrenos de herencia familiar, ubica-

dos en su jurisdicción, Mollebaya y Quequeña. El notario público que supuestamente

firmó las escrituras públicas, aclaró que las son falsas.

Gobierno lanza campaña para consumo de anchoveta

¡Dame anchoveta! Es el nombre de dicho cometido que el Ministerio de Producción pre-

sentó. Se pretende promover su consumo con el eslogan «La anchoveta es más grande

de lo que piensas» en referencia a su valor nutricional y el reducido tamaño que posee.

Maquillajes no protegen de los rayos del sol

Dermatólogos del Hospital Sisol en Surquillo-Lima recomiendan que los productosde

belleza que ofrecen protección solar, solo brindan lo mínimo (7 y 15 Factor de Protección

Solar). Asimismo, el maquillaje se debe aplicar minutos después de echado el bloqueador.

Manipulación en sorteo del próximo mundial

Los medios de prensa de Argentina y Chile denuncian manipulación en el sorteo de la dis-

tribución de los equipos del Mundial Brasil 2014. A través de un video que ya se viralizó, se

observa como el secretario, Jerome Falcke, habría cometido fraude escondiendo e intercam-

biando los nombres supuestamente sorteados.

Se visten como él para que no sufra bullying

Danny Keefe es un niño de seis años con dificultad al hablar por culpa de la apraxia y por

elección propia viste con traje, sombrero y corbata para ir al colegio. Ha sido víctima del

bullying, hasta que un grupo de niños mayores que él, se vistieron de la misma forma, más

de 40 estudiantes lo sorprendieron.

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SEMANA EN BREVES

14 CRÓNICA

También puedes buscar Revista T+ en:Biblioteca Regional Mario Vargas Llosa Zeta Bookstore Parque

Sitza Spa Anuschka Café Esotérico Calle Santa Pizzeria Marengo Centro Cultural Peruano Italiano

Tienda Quiksilver Catarsis Coffee Art San Agustín 207, esq. Villalba

Puedes encontrar Revista T+ en:

Alianza Francesa de Arequipa Santa Catalina, 208

Biblioteca del Cultural Rivero, 415

Chicken Palace Álvarez Thomas, 118

Librerías Crisol C.C. Real Plaza Arequipa

Av. Ejército, 1009 - Tda. 130

Librería San Francisco San Francisco, 102

Hatunpa Ugarte, 208

Club Internacional Av. Bolognesi s/n)

Librería Flores C. C. Panorámico

Mercaderes, 224 - Tda. 01

Todas las unidades de Easy Taxi

Tambo de Bronce Puente Bolognesi 333 Interior 6

El Super Piérola 108

y Plaza de Armas s/n

06EL CINE COMO UN CABLE A TIERRA

10LALO PARRA, UN AYACUCHANO DE PELÍCULA

12TURISMO DE AVENTURA EN AREQUIPA

15MI CIUDAD HUELE A CACA

16PERDER LA FORMA HUMANA EN EL PERÚ

22EDÉN EN LA EJÉRCITO

15COLUMNISTA

Cuando pensamos en el espacio público, en las calles, parques y plazas, muchas veces tenemos la visión equivocada de que es algo ajeno a nosotros, que eso no nos pertenece, que al ser de todos, es de nadie: una visión dañina no solo para la construcción de ciuda-danía, sino para la convivencia diaria.

Del mismo modo se suele pensar que el espacio libre entre mi casa y la del vecino del frente puedo utilizarlo a mi libre antojo, y cercarlo si quiero todo con rejas: privatizamos el espacio público, porque, si es de nadie, yo me puedo apropiar de él. Esto ha generado, por ejemplo, que muchas ciudades se llenen de rejas donde debería de existir una calle abierta, lo cual obstaculiza el tránsito vehicular y pea-tonal, y sin proponérselo hace que la gente pierda muchas horas en transportarse, se incremente la emisión de gases invernadero, producto de más horas de motores encendidos y así, lo que al parecer es una simple reja, se convierte en la causante de enfermedades producidas por la contamina-ción, el stress, entre otras.

Otras veces utilizamos el espacio público como basurero: todo lo que ya no se quiere en casa se lo bota a la vereda o se deja tirado en la esquina, o simplemente, cuando ca-minamos por la calle vemos como la gente arroja papeles, envoltorios, cáscaras, al piso; convirtiendo la ciudad en un gran basurero.

¿Por qué el comportamiento en el espacio público es dife-rente a lo que realizamos en el privado? Cuando se está dentro de casa, ¿también se arroja basura en cualquier sitio? ¿Acaso no cuidamos nuestro hogar manteniéndolo limpio, ordenado, reluciente, perfumado? ¿Por qué no hacer lo mismo con toda la ciudad? El espacio público es de todos, nos pertenece y tenemos que cuidarlo, planificarlo y gestionarlo de la mejor manera.

DIRECTOR GERENTE Oscar Montero DIRECCIÓN EDITORIAL Martín Zúñiga Chávez [email protected] RE-DACCIÓN Augusto Carrasco / Edward de Ybarra COLABORADORES Erick Pfuro / Renato Amat y León S. / Urpi Orihuela / Jorge Alvarez / Jorge Bedregal La VeraDIAGRAMACIÓN E ILUSTRACIÓN Sandino Abarca & Fernando Arce FOTOGRAFÍA Julio del Carpio Rimachi (JF Estudio) CORRECCIÓN Leo Cáceres MARKETING Carla Astoquilca

Hecho del Depósito Legal en la Biblioteca Nacional del Perú Nº 2013-14913 Tiraje: 5000 ejemplares. Editado por: Corporación Vistaprevia EIRL Calle República de Chile 329 La Negrita Arequipa Impreso por: Grupo Montero EIRL Calle República de Chile 329 La Negrita EIRL

Búscanos en: REVISTA T+

[email protected]

#1012 de diciembre de 2013

DIRECTOR GERENTE Oscar Montero DIRECCIÓN EDITORIAL Martín Zúñiga Chávez [email protected] REDACCIÓN Augusto Carrasco / Edward de Ybarra COLABORADORES Erick Pfuro / Renato Amat y León S. / Urpi Orihuela / Jorge Álvarez / Jorge Bedregal La Vera DIAGRAMACIÓN E ILUSTRACIÓN Sandino Abarca & Fernando Arce FOTOGRAFÍA Julio del Carpio Rimachi (JF Estudio) CORRECCIÓN Leo Cáceres MARKETING Carla Astoquilca

Del mismo modo se suele pensar que el espacio libre entre mi casa y la del vecino del frente puedo utilizarlo a mi libre antojo, y cercarlo si quiero todo con rejas: privatizamos el espacio público, porque, si es de nadie, yo me puedo apro-piar de él. Esto ha generado, por ejemplo, que muchas ciu-dades se llenen de rejas donde debería de existir una calle abierta, lo cual obstaculiza el tránsito vehicular y peatonal, y sin proponérselo hace que la gente pierda muchas horas en transportarse, se incremente la emisión de gases inver-nadero, producto de más horas de motores encendidos y así, lo que al parecer es una simple reja, se convierte en la causante de enfermedades producidas por la contamina-ción, el stress, entre otras.

Otras veces utilizamos el espacio público como basurero: todo lo que ya no se quiere en casa se lo bota a la vereda o se deja tirado en la esquina, o simplemente, cuando ca-minamos por la calle vemos como la gente arroja papeles, envoltorios, cáscaras, al piso; convirtiendo la ciudad en un gran basurero.

¿Por qué el comportamiento en el espacio público es dife-rente a lo que realizamos en el privado? Cuando se está dentro de casa, ¿también se arroja basura en cualquier sitio? ¿Acaso no cuidamos nuestro hogar manteniéndolo limpio, ordenado, reluciente, perfumado? ¿Por qué no hacer lo mismo con toda la ciudad?

El espacio público es de todos, nos pertenece y tenemos que cuidarlo, planificarlo y gestionarlo de la mejor manera.

K A R I N A C A C E R E S PARA

«No recuerdo la primera película que vi en mi vida pero recuerdo claramente la sensación de estar en el cine, estar frente a esa pantallaza y quedarse allí mirando». Karina Cáceres, de ella puede decirse que la experiencia del cine le ha cambiado la vida. Tal vez desde aquellas veces en que visitaba una sala oscura para contemplar, en silencio, una ventana del mundo. Su vida ha sido un constante acercamiento a ese proceso que tanto le fascinaba y ahora ejercita. «Probablemente yo sabía que la película que miraba era inventada, que esos personajes no existían, pero en ese momento era totalmente real, en esas dos horas de película para mí todo lo que ocurría allí era real».

06 PERFIL

Texto por: Ilustración por:

Augusto CarrascoSandino Abarca

K A R I N A C A C E R E S

Cuando los cines de Arequipa comenzaron a cerrar para convertirse en iglesias, discotecas o cosas peores, las herma-nas Jessica y Karina Cáceres encontraron buen refugio en una tienda de alquiler de videos ubicada en la avenida Ejército. Allí encontraron películas que de otro modo nunca hubieran podido llegar a ver. «Mi hermana me llevaba y escogía películas, yo me empapaba de ese cine que a ella le gustaba». Estas constantes visitas a la casa de alquiler de videos duraron unos cinco años aproximadamente, hasta que abrieron las cadenas de cine comerciales de la ciudad y comenzaron a germinar pequeños puestos de venta de DVD a precios más que accesibles.

La niña que amaba el cine creció —como su cabello, como su cuerpo, como sus amigos— y se convirtió en la estudiante que en quinto año quería estudiar medicina antes de ingresar a la escuela de Publicidad y Multimedia de la UCSM. Se graduó de allí con un proyecto de tesis loquísimo que incluía una revista de cine, talleres, festivales y un concurso para su facultad. Ese proyecto también contemplaba la creación de un Círculo de Estudios de Cine, el cual quedó institucionali-zado dentro de su facultad aunque actualmente se encuentre olvidado.

En febrero del 2006 viajó a Cuba con su familia. Allí cono-cieron a gente que había estudiado en la Escuela Internacio-nal de Cine y Televisión de San Antonio de los baños de Cuba (EICTV), un gran espacio de encuentro cultural y caldo de cultivo para la experimentación y el aprendizaje de cine. Con el apoyo de su familia postuló en marzo del 2006. Ingresó. Y ese grato camino que le ha tocado vivir como cineasta comenzó a abrirse.

«Soy bastante impaciente con muchas cosas pero no tengo la idea de “mañana quiero hacer la mejor película del mundo”, por ahora estoy experimentando y aprendiendo». Sus dedos juegan nerviosamente con un sobre de mate sobre la mesa. El sobre es de color amarillo y sirvió de morada para un mate de manzanilla. Karina, sus ojos claros miran algo más allá de esta conversación, algo que seguramente vuela y atraviesa nubes para hacerse de su destino con la naturalidad de la lluvia, del viento, de la vida misma. «Soy desesperada con las

cosas, tengo que hacer las cosas de una sola vez… El cine de �cción es todo lo contrario a lo que hago. Puedo hacerlo de una manera pausada, los procesos los tomo con calma», �naliza con calma y el tipo que le hace esta entrevista recuer-da algunos fragmentos de su cortometraje Cable a tierra, un embrión del documental que le ha merecido reconocimien-tos y buenas críticas a nivel nacional y que representarán al Perú en uno de los encuentros de cine más importantes del mundo: el 35° Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano de La Habana, próximo a desarrollarse en diciembre en el país socialista.

La entrevista termina, es de noche y el olor mojado de la ciudad trae a la memoria ese verso de Borges: «La lluvia es una cosa que sucede en el pasado». La silueta de Karina Cáceres se aleja, seguramente como en aquellas ocasiones en que viajó sin rumbo aparente, cambió de hora su reloj, subió a aviones, botes, trenes, mototaxis, bicicletas, para bajar en lugares perfectos. Mientras ella se dirige esta vez a casa, otra persona, en algún lugar del mundo, lee un texto de Séverin-Mars y encuentra esta frase: «Sólo a aquellos de mente noble debería permitírseles ingresar en el terreno del cine en los momentos más perfectos y misteriosos de sus vidas». Fin de la nota.

KARINA CÁCERES

Película: Holy Motors de Leos Carax.

Libro: La conjura de los necios de John Kennedy Toole.

Disco: Highway 61 Revisited de Bob Dylan.

Sólo búsquelas por sus títulos:

Cable a tierra

Drácula

Avishka

Ola nube

Butch(er)

4/gato

vimeo.com/42010167

vimeo.com/78446900

vimeo.com/8985181

vimeo.com/6476851

vimeo.com/57695373

vimeo.com/6521844

Algunos cortometrajes de Karina Cáceres pueden verse en Vimeo.

PERFIL 07

08 TEMAS

1¡Muchas muchachas! El mundo está lleno de damas de compañía. ¡Cuánta oferta en el mercado! Hay regiones donde la oferta de las damas de com-pañía es mayor que la demanda de los clientes que buscan sus servicios. Si nos �jamos, ellas están allí todos los días, mientras que los clientes no siempre tienen el dinero y la disposición de contratarlas.

Tomemos como ejemplo a Sao Paulo, una de las capitales más pobladas del mundo. En ella se puede encontrar millares de brasileñas y brasileños que se dedican a la profesión del sexo. El resultado es la hipercompeten-cia. Y solo hay una salida para quien intenta sobrevivir en un mercado hipersaturado: aprender a competir bien. Esto es una verdad tanto para las damas de compañía como para los empresarios. «Competir bien» no quiere decir andar dando vuelta a las carteras en las esquinas, sino saber vender bien la idea de que su servicio o su producto son mucho mejores que los de la competencia.

(…)Conforme las actividades comerciales iban creciendo y la necesidad de ganar más espacio iba surgiendo, se inventaban otras formas de captar clientes. Las damas de compañía no se quedaron estancadas en el tiempo, de ninguna manera. Ellas evolucio-naron junto con esa necesidad y también encontraron medios distintos para «venderse» en esta difícil batalla de la supervivencia profesional. Dejaron de depender del «de boca en boca» y posaron la mirada en medios más so�sticados de divulgación como los periódicos, las revistas y los sitios de Internet.

(…)Al igual que las chicas que practican la profesión del sexo en Sao Paulo y los comerciantes forma-les, yo me he encontrado en esa situación cuando estaba en San Catarina (y también en el mer-cado editorial): la de intentar sobrevivir el día a día haciendo crecer el número de mis clientes. Al comienzo lo que invertía en la divulgación de mi nombre no era tanto, pero poco a poco llegué a la conclusión de que el solucionar los problemas de la divulgación, la captación y la conservación de clientes era una parte fundamental de mi crecimiento profesional. El día a día me enseñó que mi concurrencia (la cual, dicho sea de paso, a menudo no era gran cosa) solo iba a ser tan buena como mi propaganda.

Mi ocurrencia podía ser de siete, ocho, nueve o, quién sabe, inclusive diez puntos. Yo podría ha-ber sobrevivido con esos ratings tanto en términos de esa misma ocurrencia (la prestación de mi servicio) y de mi cuerpo (el producto, en este caso). Pero de ninguna forma podía conformarme con ese puntaje en términos de marketing de diez puntos. Efectivamente, a mi parecer, el marke-ting tiene que estar por encima de la calidad y el valor del producto o el servicio. No voy a decir lo contrario solo para dar la impresión de tener mucha ética profesional. Soy muy consciente y he comprobado en la práctica que lo que una ofrece no necesariamente debe ser de la calidad más alta o lo mejor que se ofrece en el mercado. El marketing, por el contrario, sí debe ser de clase A y superar a todos los otros. ¡No hay otra forma!

(…)Creo que el fundamento principal del marketing es descubrir lo que el cliente quiere. Es sobre esta base que uno debe montar cuales constituirán la base de lo que uno ofrece o empezará a ofrecer. Un secretito de una profesional del sexo para un profesional formal: si consigues descubrir lo que tu cliente quiere, te costará la mitad de trabajo en vendérselo. La venta será una consecuencia di-recta del marketing que hagas y será más frecuente que él acuda a ti sin que tengas que esforzarte en atraerlo.

(…)

Ilustración por: Fernando Arce

«Seducir clientes», Vanessa de Oliveira y Reinaldo BimToigo,

(Matrix Editora, 2012)

Cuando el MARKETING se encontró

con una dama de

compañía

09AGENDA

DEL 11 AL 17 DE DICIEMBRE DE 2013AGENDA CULTURAL

ARTES VISUALES

ENTORNO APROPIADO

Artista: Mauricio Guinassi

Cuándo: Hasta el 27 de diciembre

Dónde: Galería de Arte del Cultural,

(Calle Melgar, 109)

Ingreso: Libre

DE LA MAR A LOS ANDES AQP

Artista: Evaristo Callo Ancco

Cuándo: Del 5 de diciembre al 3 de

enero Dónde: Sala de Arte de la Región -

Biblioteca Mario Vargas Llosa, (Calle

San Francisco, 308)

Ingreso: Libre

ARTES ESCÉNICAS

EL VELORIO DE LA AZAFATA

Adaptada y dirigida por Doris Guillén.

Cuándo: Hasta el 15 de diciembre

Dónde: Artescénica Arequipa, (Calle

Cortaderas, 120 – Yanahuara)

Funciones: Viernes y sábados a las

20:00. Domingos a las 18:30

Ingreso: S/.15.00 estudiantes

S/.25.00 adultos

LETRAS

100 RELATOS FANTÁSTICOS

Presentación de libro

Escritor: Pablo Nicoli

Cuándo: Viernes, 13 de diciembre

Dónde: Alianza Francesa de Arequi-

pa, (Santa Catalina, 208)

Hora: 18:30

Ingreso: Libre

GRAN REMATE DE LIBROS POR NAVI-

DADLibros desde S/. 5, 00. Remates y

descuentos del 10% 30% y 50%

Cuándo: Desde el 14 al 31 de diciem-

bre Dónde: Librería Aquelarre, (Calle San

José, 216 – A – Cercado)

TALLER DE CRÍTICA LITERARIA

Dictado por Arturo Caballero Medina.

Cuándo: Todos los sábados desde el

7 de diciembre

Duración: Un mes (4 sesiones)

Hora: 16:00 a 20:00

Costo: S/ 50.00

Lugar: Instituto Teknos, (Calle Rivero,

308)Informes e inscripciones:

[email protected]

Celular: 958240729

MÚSICA

FESTIVAL DE VILLANCICOS

Coro polifónico municipal y Orquesta

Sinfónica de Arequipa

Cuándo: Martes 17 y miércoles 18 de

diciembre

Dónde: Frontis Basílica Catedral de

ArequipaHora: 17:00

Ingreso: Libre

CONCIERTO SINFÓNICO CORAL «ALE-

GRE NAVIDAD»

Coro polifónico municipal y Orquesta

Sinfónica de Arequipa

Cuándo: Viernes, 20 de diciembre

Dónde: Teatro Municipal de Arequipa

Hora: 19:30

Ingreso: Libre

AUDIOVISUALES

SECRETOS DE UN MATRIMONIO

Director: Ingmar Bergman

Cuándo: Jueves, 19 de diciembre

Dónde: Cine Auditorio Municipal, (Por-

tal de la Municipalidad, 110 – Plaza

de Armas)

Hora: 19:00

Ingreso: Libre

CHARLIE Y LA FÁBRICA DE CHOCOLA-

TESDirector: Tim Burton

Cuándo: Domingo 15 de diciembre

Dónde: Centro Cívico Alto Selva Ale-

gre, (Avenida España, 310. Al frente

de la comisaría de A.S.A.)

Hora: 17:00

Ingreso: Libre

NAVIDAD

AGASAJO A LOS NIÑOS DE AREQUIPA

Show navideño, regalos y muchas

sorpresas.

Cuándo: Jueves 12 de diciembre

Dónde: Coliseo Arequipa

Hora: 8:30

Ingreso: Libre

Nació en 1960. Es considerado uno de los maestros acuarelistas de Arequipa. Ha expuesto su obra en Perú, España, Escocia, EE.UU, Ecuador, Chile, Bolivia, México, Colombia, China y además ha obtenido diferentes premios y reconocimientos en los concursos nacionales de acuarela más importantes como el Salón Nacional de Acuarela del ICPNA, el concurso de pintura Pro Unámonos, el concurso de acuarela «Paisaje Peruano» Premio John Constable y el concurso nacional de arte Michell & Cia. Internacionalmente ha obtenido, entre otros, el premio a la excelencia en la 3ª Trienal de Acuarela de Santa Marta Colombia, el cuarto puesto mundial en el International Watercolor Society Contest Turquía 2013 y una mención honrosa otorgada por la Sociedad Mexicana de Acuarelistas. El jueves 05 de diciembre inauguró la muestra individual de acuarelas De la mar a los andes, que se puede visitar hasta el 3 de enero del 2014 en la galería de la Biblioteca Regional Mario Vargas Llosa.

EVARISTO CALLO ANCO

10’ PERFIL

En marzo del 2011 se realizó en Lima el «Taller de Actua-lización Profesional para Cineastas Regionales», promovi-do por el Ministerio de Cultura a través del desaparecido Consejo Nacional de Cinematografía (Conacine). Del lu-nes 21 al viernes 25, se reunieron en el Museo de la Na-ción, alrededor de 100 realizadores de diferentes ciudades del país, entre los cuales no pude dejar de notar la presen-cia de un cineasta ayacuchano de �gura delgada, pelo lar-go color ceniza, rostro de rasgos remarcados y un humor histriónico que aguardaba siempre una ocurrencia para sobresalir entre las demás. Era Lanislao (Lalo) Parra Bello, nacido en Huamanga en el año 1951, actor principal de diferentes cintas emblemáticas del cine ayacuchano, direc-tor del largometraje Uma, cabeza de bruja (2005) y actual presidente de la Asociación de Cineastas de Ayacucho.

No pude hablar con él aquella vez, pero conocí a Piero, su segundo hijo, quién también asistió al encuentro. Uno de esos días, mientras hacíamos la cola para recibir el menú en el comedor de la sede, Piero me contó que había cre-cido creyendo que se llamaba José Manuel, pero que al terminar la secundaria, cuando tuvo que sacar su certi�-cado de estudios, descubrió que su verdadero nombre era Piero Yiusepe. Resulta que su padre quiso ponerle Piero Giuseppe, pero en el hospital la persona encargada de re-gistrar a los recién nacidos no manejaba bien el italiano y en la partida de nacimiento escribió el nombre literalmen-te como lo escuchó. A Lalo no le gustó el error y para el bautizo decidió cambiarlo y ponerle José Manuel. Así lo conocían todos en Huamanga, hasta que los documentos legales le devolvieron su verdadero nombre, el mismo que ahora �gura en los créditos principales de Pueblo Maldito, el mal está dentro de ti, largometraje dirigido por ambos, que se estrenará o�cialmente el próximo año en la ciudad de Huamanga y que, en una primera versión, se presentó como adelanto de estreno, el sábado 30 de noviembre, en el cierre del II Encuentro de Cine Andino - Arequipa 2013 (ECAA).

La cinta, en la que además Lalo Parra interpreta uno de los personajes principales (un monje que ha perdido la me-moria), tiene poco de historia lineal y harto de delirio. Las situaciones de terror que se van sucediendo tienen algo de

Alrededor del año 1976, Lalo Parra actuó en un cortometraje que realizó junto a unos compañeros de la Escuela de Arte de Huamanga, para pasar un curso de audiovisuales que era parte de un plan educativo piloto del gobierno militar. Grabaron en cinta de 8 mm que, según recuerda Lalo, enviaron a Panamá para su revelado, proceso que no pudieron hacer en el Perú y que les costó no volver a saber nada del filme, pues el material nunca retornó. Ese fue el inicio de su célebre carrera en el cine ayacuchano.

LALO PARRA

UN AYACUCHANO

DE PELICULA

,

´

Texto por: Edward De Ybarra

11PERFIL

absurdo y casi todos los personajes parecen estar desquiciados en un pueblo donde a menudo la gente se está muriendo o la están matando, y la única salida es huir de ese lugar que se encuentra en medio de dos poderes, el bien y mal, que por momentos se confunden y parecen provenir de un mismo lugar. Todo parece con�gurar una metáfora fragmentada del periodo de terrible violencia que se vivió en Ayacucho.

«En la época del terrorismo, en Huamanga, ocurrían muertes a diario, apagones y allanamientos. Al principio uno todavía se acercaba a ver quién era la persona fallecida, pero después se hizo costumbre y ya nadie se interesaba. Yo quería vender mi casa e irme con mi familia, pero era difícil porque todo el mundo vendía su casa a precios muy bajos».

Lalo recuerda que antes de que el terror se impusiera en la sie-rra central, existían en Huamanga tres cines: el Cavero Torres, el Municipal y el Cáceres. Se realizaban tres funciones al día: matiné, vermut y noche. Él veía las películas desde la cabina de proyecciones donde trabajaba un amigo suyo que le enseñó a manipular el proyector de 35 mm. «Todavía me acuerdo que la primera película que proyecté yo solo fue una versión de La isla misteriosa». Al �nal de los años 70 egresó de la escue-la Superior de Bellas Artes Felipe Huamán Poma de Ayala y pasó a integrar su plana docente. A la par desarrolló su obra en pintura y cerámica, que vendía principalmente a los turistas que llegaban por montones a visitar Ayacucho. La situación cambió drásticamente cuando comenzó el llamado «con�icto armado interno». Los cines tuvieron que cerrar ante el estado de emergencia, la suspensión de garantías y el toque de queda. Los turistas ya no visitaban la ciudad y en su lugar arribaban cientos de militares. Lalo ya no podía vender sus obras y tuvo que conseguir otro puesto de profesor en un colegio para po-der sobrevivir.

Durante esos años, aparece Germán Guevara, una �gura pio-nera en la realización audiovisual de Ayacucho, quien aúna toda su experiencia teatral y la vuelca en la televisión, en la serie el Vicio Maldito, que cada semana estrenaba un capítu-lo en canal 7 de Ayacucho, y que luego publicaría en forma-to de largometraje. Su segundo largo en video sería Helme, la adaptación de una obra teatral que representaba un relato de in�delidad muy tradicional de la zona. Sin embargo, recién a �nales de 1996 se estrenaría la película Lágrimas de fuego, de

los directores Luis Berrocal, José Huertas y Melintón Eusebio, que junto a la cinta Dios tarda pero no olvida, (1997) de Palito Ortega Matute, daría inicio al movimiento del llamado cine regional peruano. Lalo Parra participó en esta última y pasó a la historia interpretando a un borracho abusivo. Pronto ven-dría su papel principal en Dios tarda pero no olvida II, (1999) y su protagónico en Sangre Inocente, (2000), una de las obras más celebradas de Ortega, quien volvería a convocar a Lalo para La Maldición de los jarjachas II, (2003). Luego desempe-ñaría papeles principales en Sin sentimiento, (2007) de Jesús Contreras y La tumba del Supay, (2013) de Miler Eusebio.

Sus más de 15 años interpretando diversos personajes lo han convertido quizá en el actor más popular del cine ayacuchano, pero él quiso pasar al otro lado de la acción y en el 2004 se prestó cerca de 10 mil soles para comprarse una cámara mini DV, cintas, un trípode, un boom y algunos otros implemen-tos para grabar Uma, cabeza de bruja, su primer largometraje como director. El estreno tuvo relativo éxito, pero no le alcan-zó para pagar la deuda. Se puede decir que aunque Lalo vive para el cine, éste no le ha dado para vivir. No ha dejado de ser profesor en la escuela de artes, de la que también ha sido director, y en la que se quedó a pesar de que alguna vez tuvo la oportunidad de viajar becado a Italia.

«Justo el año de mi nombramiento como profesor en la escuela se me otorgó una beca para estudiar cerámica en la ciudad de Florencia. Tuve que rechazarla, pues de lo contrario habría perdido mi nombramiento».

Pintor, ceramista y también músico. Conoce diferentes formas de hacer arte, pero es en el cine donde ha encontrado el lugar donde aplicarlo todo.

«Si ves un cuadro, tiene color, forma, perspectiva, pero no mú-sica. Si ves una escultura hay volumen, pero no movimiento y una canción no tiene imagen. El cine lo tiene todo. Me gusta-ría dejar de hacer lo demás para dedicarme solamente al cine».

En el 2010 el colectivo Mercado Central ganó el concurso de cortometrajes del Conacine con El otro cine, documental acer-ca de Lalo, donde por primera vez fue el protagonista de una cinta sin necesidad de actuar, mostrándose como es, todo un personaje.

Cuando se habla de «turismo de aventura» inmediatamente viene a nuestra imaginación una serie de escenas vertigino-sas de caídas de agua, arriesgados escalamientos, agotado-ras caminatas al borde de precipicios y en general, una sensación de diversión garantizada sólo para aquellos osados que emprenden ese tipo de intrépidas aventuras que requieren valentía, pundonor, fortaleza y hasta algo de inteligencia.

Lanzo esta propuesta al aire y tómela el agente de turismo que quiera, le aseguro que no reclamaré derecho de propie-dad alguno. Con una e�ciente campaña publicitaria, podríamos convertir a la ciudad de Arequipa en un destino irresistiblemente atractivo para cualquier turista que tenga necesidad perentoria de altas descargas de adrenalina para presumir de sus capacidades físicas y emocionales que lo coloquen en el pedestal de la súper hombría. El circuito iniciaría con el desplazamiento, muy temprano en la madrugada y en camioneta de tolva abierta, a la garganta que está entre el volcán Misti y el Chachani. Allí, el grupo de alegres turistas serán colocados en una vario-pinta colección de embarcaciones hechas con material de reciclaje de inde�nido origen y lanzados a las tumultuosas aguas del río Chili. Claro está que en temporada de lluvias, cuando el caudal crece amenazadoramente y el río pasa de ser una corriente humilde a un estrepitoso río de aguas embravecidas, el costo puede ser más alto.

Sin mayor orientación que la dirección que toman las aloca-das aguas en su carrera hacia el mar, los turistas tendrán que sortear las enormes piedras del cauce, toneladas de basura acumuladas en sus orillas, un número indeterminado de personas indescriptibles que aparecen entre los meandros, descargas de desagües hediondos que salen de todos lados y sueltan sus pestilentes contenidos al río y una fauna que incluye desde delicadas aves zancudas, hasta temibles ratas llamadas parrilleras, porque pesan más de un kilogramo.

Aquellos que sobrevivan al paseíto en bote por el Chili, serán recogidos a la altura de Tiabaya y subidos a una tradicional combi, de esas que pasan de ser diseñadas para transportar cómodamente a 12 menudos asiáticos, a una lata donde se agolpan 18 peruanos rellenitos en poses indescriptibles y violando las leyes elementales de la física. Cuando el interior del vehículo sea un amasijo de miembros y empiece a subir peligrosamente la temperatura y a descender el nivel de oxigenación; la combi partirá en una carrera de obstáculos desde Tiabaya hasta Pampas de Polanco a velocidades de Fórmula 1 y con la osadía de un vehículo París – Dakar, sorteando otras combis igual de osadas, impertinentes taxis, distraídos transeúntes, alunados comerciantes de semáforos, indolentes policías, desprevenidos perros y asustados niños.

Luego de algunos minutos trepidantes de carrera, que para los aventureros parecerán horas subidos a la peor montaña rusa existente, los turistas serán extraídos del interior de la combi con técnicas propias de una cesárea y puestos otra vez

en forma humana. Seguramente los rostros re�ejarán las emociones sufridas y ante sus ojos seguirán pasando escenas de terror. Entonces, vendrá la siguiente etapa, igual de adrenalínica. Por parejas serán subidos a taxis ticos amari-llos, olorosos a humores humanos ancestrales, con motores humeantes a gasolina de ín�ma calidad y con carrocerías estridentes con frenos que no funcionan bien y bocinas que funcionan demasiado bien. Serán trasladados en estrepitosa carrera, con fondo musical de reggaetón a todo volumen, hasta las inmediaciones del mercado San Camilo donde serán rescatados de las fauces de perros callejeros y hábiles dedos que pretenden extraer de sus bolsillos carteras y de sus muñecas relojes, para ser llevados a un paseo pedagógico a través de pasillos de abigarrada diversidad de colores, aromas y texturas. Demás está decir que algunas de las parejas serán asaltadas en el camino, despojadas de todos sus valores y abandonadas desnudas en algún punto de la periferia arequi-peña, claro, no serán asaltados todos los aventureros y la posibilidad le da un tono de emoción extra al periplo.

Allí, los sobrevivientes serán agasajados con una sucesión de platillos diversos, provenientes de lo mejor de nuestra para nada indigesta gastronomía. Se inicia el tour de sabores con un cebiche picante hasta las lágrimas, luego un colosal sándwich de pierna de cerdo acompañado de una zarza de cebolla cruda con rocoto, luego un escabeche cargado al vinagre y de postre, un gigantesco vaso de jugo de frutas con malta, leche y huevo, con yapa incluida. En las cercanías estarán convenientemente ubicados, equipos de emergencia

Texto por: Jorge Álvarez

que al mínimo tono verduzco en la cara de los sobrevivien-tes, vahídos o mareos, trasladarán a los afectados en medio del infernal trá�co a un hospital público de la ciudad donde serán tratados exactamente como cualquier peruano que requiera un tratamiento de emergencia. Luego de horas de espera en pasillos olorosos, siendo ignorados en todos los idiomas y de haber dejado parte de su humanidad en medio de vómitos y diarrea, los aventureros que queden podrán apreciar desde dentro el exquisito sistema de salud arequipe-ño.

A los pocos que queden, se les entregará un diploma y una medalla de la ciudad y el encargado de la ceremonia será el mismísimo burgomaestre de Arequipa que les endilgará uno de sus afamados discursos soporíferos e incoherentes. Todos los sobrevivientes serán declarados hijos ilustres de Arequi-pa, y se les entregará una edición especial del pasaporte arequipeño, un chocolate Milky de La Ibérica y un pase libre válido por tres meses para cualquier espectáculo que se presente en el domo verde, además de un plato de buñuelos en los remozados ambientes de las piscinas de Tingo.

Estoy seguro que Arequipa será considerada sede del más arriesgado, extremo y suicida centro del turismo de aventura y los saltos desde cascadas impensables, viajes por desiertos áridos o paseos por densas selvas plagadas de bichos y peligros, serán considerados excursiones de jardín infantil al lado de la oferta que podemos plantear nosotros los arequi-peños.

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Texto por: Ilustración por:

Jorge Bedregal La VeraSandino Abarca

Cuando se habla de «turismo de aventura» inmediatamente viene a nuestra imaginación una serie de escenas vertigino-sas de caídas de agua, arriesgados escalamientos, agotado-ras caminatas al borde de precipicios y en general, una sensación de diversión garantizada sólo para aquellos osados que emprenden ese tipo de intrépidas aventuras que requieren valentía, pundonor, fortaleza y hasta algo de inteligencia.

Lanzo esta propuesta al aire y tómela el agente de turismo que quiera, le aseguro que no reclamaré derecho de propie-dad alguno. Con una e�ciente campaña publicitaria, podríamos convertir a la ciudad de Arequipa en un destino irresistiblemente atractivo para cualquier turista que tenga necesidad perentoria de altas descargas de adrenalina para presumir de sus capacidades físicas y emocionales que lo coloquen en el pedestal de la súper hombría. El circuito iniciaría con el desplazamiento, muy temprano en la madrugada y en camioneta de tolva abierta, a la garganta que está entre el volcán Misti y el Chachani. Allí, el grupo de alegres turistas serán colocados en una vario-pinta colección de embarcaciones hechas con material de reciclaje de inde�nido origen y lanzados a las tumultuosas aguas del río Chili. Claro está que en temporada de lluvias, cuando el caudal crece amenazadoramente y el río pasa de ser una corriente humilde a un estrepitoso río de aguas embravecidas, el costo puede ser más alto.

Sin mayor orientación que la dirección que toman las aloca-das aguas en su carrera hacia el mar, los turistas tendrán que sortear las enormes piedras del cauce, toneladas de basura acumuladas en sus orillas, un número indeterminado de personas indescriptibles que aparecen entre los meandros, descargas de desagües hediondos que salen de todos lados y sueltan sus pestilentes contenidos al río y una fauna que incluye desde delicadas aves zancudas, hasta temibles ratas llamadas parrilleras, porque pesan más de un kilogramo.

Aquellos que sobrevivan al paseíto en bote por el Chili, serán recogidos a la altura de Tiabaya y subidos a una tradicional combi, de esas que pasan de ser diseñadas para transportar cómodamente a 12 menudos asiáticos, a una lata donde se agolpan 18 peruanos rellenitos en poses indescriptibles y violando las leyes elementales de la física. Cuando el interior del vehículo sea un amasijo de miembros y empiece a subir peligrosamente la temperatura y a descender el nivel de oxigenación; la combi partirá en una carrera de obstáculos desde Tiabaya hasta Pampas de Polanco a velocidades de Fórmula 1 y con la osadía de un vehículo París – Dakar, sorteando otras combis igual de osadas, impertinentes taxis, distraídos transeúntes, alunados comerciantes de semáforos, indolentes policías, desprevenidos perros y asustados niños.

Luego de algunos minutos trepidantes de carrera, que para los aventureros parecerán horas subidos a la peor montaña rusa existente, los turistas serán extraídos del interior de la combi con técnicas propias de una cesárea y puestos otra vez

en forma humana. Seguramente los rostros re�ejarán las emociones sufridas y ante sus ojos seguirán pasando escenas de terror. Entonces, vendrá la siguiente etapa, igual de adrenalínica. Por parejas serán subidos a taxis ticos amari-llos, olorosos a humores humanos ancestrales, con motores humeantes a gasolina de ín�ma calidad y con carrocerías estridentes con frenos que no funcionan bien y bocinas que funcionan demasiado bien. Serán trasladados en estrepitosa carrera, con fondo musical de reggaetón a todo volumen, hasta las inmediaciones del mercado San Camilo donde serán rescatados de las fauces de perros callejeros y hábiles dedos que pretenden extraer de sus bolsillos carteras y de sus muñecas relojes, para ser llevados a un paseo pedagógico a través de pasillos de abigarrada diversidad de colores, aromas y texturas. Demás está decir que algunas de las parejas serán asaltadas en el camino, despojadas de todos sus valores y abandonadas desnudas en algún punto de la periferia arequi-peña, claro, no serán asaltados todos los aventureros y la posibilidad le da un tono de emoción extra al periplo.

Allí, los sobrevivientes serán agasajados con una sucesión de platillos diversos, provenientes de lo mejor de nuestra para nada indigesta gastronomía. Se inicia el tour de sabores con un cebiche picante hasta las lágrimas, luego un colosal sándwich de pierna de cerdo acompañado de una zarza de cebolla cruda con rocoto, luego un escabeche cargado al vinagre y de postre, un gigantesco vaso de jugo de frutas con malta, leche y huevo, con yapa incluida. En las cercanías estarán convenientemente ubicados, equipos de emergencia

que al mínimo tono verduzco en la cara de los sobrevivien-tes, vahídos o mareos, trasladarán a los afectados en medio del infernal trá�co a un hospital público de la ciudad donde serán tratados exactamente como cualquier peruano que requiera un tratamiento de emergencia. Luego de horas de espera en pasillos olorosos, siendo ignorados en todos los idiomas y de haber dejado parte de su humanidad en medio de vómitos y diarrea, los aventureros que queden podrán apreciar desde dentro el exquisito sistema de salud arequipe-ño.

A los pocos que queden, se les entregará un diploma y una medalla de la ciudad y el encargado de la ceremonia será el mismísimo burgomaestre de Arequipa que les endilgará uno de sus afamados discursos soporíferos e incoherentes. Todos los sobrevivientes serán declarados hijos ilustres de Arequi-pa, y se les entregará una edición especial del pasaporte arequipeño, un chocolate Milky de La Ibérica y un pase libre válido por tres meses para cualquier espectáculo que se presente en el domo verde, además de un plato de buñuelos en los remozados ambientes de las piscinas de Tingo.

Estoy seguro que Arequipa será considerada sede del más arriesgado, extremo y suicida centro del turismo de aventura y los saltos desde cascadas impensables, viajes por desiertos áridos o paseos por densas selvas plagadas de bichos y peligros, serán considerados excursiones de jardín infantil al lado de la oferta que podemos plantear nosotros los arequi-peños.

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14 COLUMNISTA

Cada domingo salgo del pequeño y moderno departamento donde vivo, ubicado en el distrito de José Luis Bustamante y Rivero, para ir a visitar a mi abuela hasta su casa en Vallecito, barrio señorial de casitas de colores y calles poco transitadas, perfectas para pasear, de parques de grandes y viejos árboles, cercano al rio; vecino al majestuoso puente de �erro que deja sentir su presencia aún desde los lugares donde no se lo puede ver.

Allí almuerzo cada domingo con mi abuela y algunos de mis muchos primos y tíos, nos reunimos para aburrirnos todos juntos, porque así como los lunes son tediosos por naturaleza, los domingos son, por ley, siempre deliciosamente soporíferos.

Después de almorzar, tenemos la costumbre de quedarnos en la casa de la abuela leyendo periódicos, conversando de cosas sin importancia, durmiendo magni�-cas siestas, viendo películas o jugando cartas. Nos quedamos hasta la noche para lonchar y seguir hablando, a veces de política, a veces chismeando; al �nal ambas cosas son lo mismo. Reímos a carcajadas, tomamos café y comemos sándwiches y queques. Es realmente un día de descanso. Una pausa en la que, poco a poco, vamos escapando de la modernidad y regresamos a un pasado, cercano, pero casi perdido.

Siento que, en esa casa y en aquel lugar, el tiempo no ha pasado a la misma veloci-dad que en el resto de Arequipa y la modernidad, con todo su vértigo y barullo, ha logrado mantenerse alejada de esas calles, de mis calles. Terminado el lonche, las risas y los chismes, salgo de la casa de mi abuela y me doy cuenta de que poco a poco la ciudad y el avance le van ganando espacio al mágico anacronismo que antes envolvía aquel barrio y me doy cuenta que es solo cuestión de tiempo para que el progreso —aquel dudoso avance consistente en remplazar lo nuevo por lo viejo— termine por adueñarse del lugar.

Las calles se des�guran lentamente, donde antes todo eran casitas bonitas de color pastel y chimenea, aparecen día a día feos y fríos edi�cios de 4 o 5 pisos. Me doy cuenta, con gran tristeza, que mi lugar favorito en el mundo está condenado a des-aparecer y —como a todos los que pierden algo que tuvieron y apreciaron— me invade la nostalgia.

Recuerdos de mis primeros años de adolescencia y los últimos de mi infancia, años en los que empezaba a descubrir el mundo, años donde padecía mis primeros amo-ríos juveniles, formaba mis primeras ideas propias y de�nía mis creencias religio-sas. Recuerdos de los domingos de antes: Cuando lavaba el carro con mi papá o jugaba a las escondidas con mis primos, domingos en los que disfrutaba el paseo distraído por las calles intransitadas del lugar, algunas veces acompañado por mi prima Paola; muchas otras, solo, con mis ideas y el sol adormilado de la tarde ca-yendo a mis espaldas.

Deambulaba desde la casa de mi abuela, cercana al óvalo, hasta la parte baja del puente de �erro llegando a la arboleda; hasta un parque al lado del río que marca el �n de la urbanidad y el comienzo de las chacras. Me echaba en el pasto a descansar, mientras veía el cielo y escuchaba el rio cantar. Luego regresaba por el mismo cami-no; desandaba mis pasos y conversando con el viento, mientras la poquísima gente que pasaba por el lugar me miraba como a un loco. En aquel entonces sentía que era el lugar el que me conversaba como a un amigo y tenía la certeza de que aque-llas viejas calles eran quienes me hablaban en el viento. Me acogían, me cuidaban, muchas veces incluso me aconsejaban. Yo amaba el lugar, Vallecito me pertenecía y yo a él.

Ayer fui a visitar a mi abuela y en la vereda del frente habían derrumbado una casa más para poner en su lugar otro antiestético edi�cio. Cuando salí pude notar que sigue soplando el viento, pero ahora ya no dice nada.

Viento mudo.Texto por: Renato Amat y León S.

«Siempre es levemente siniestro volver a los lugares que han sido testigos de un instante de perfección»

Ernesto Sábato

MI CIUDADHUELE A

Quisiera decir que el título es un recurso barato para generar polémica, para espantarte, delicado lector, y que pienses «Aggg, este debe ser un renegón exage-rado». Pero no. Temo que el título es meramente informativo.

No puedo establecer con exactitud desde hace cuántos años ese hedor invade Arequipa. Pero tengo presente el momento en el que, ante la nariz del amigo visitante, caí en cuenta que la cosa no es para reírse:

— Hueles a mierda, huevón.— No, animal. Es el ambiente.— Ah ya. ¿Así es todos los días?— Creo que sí.— Tas cagao, on.

Quedé sobrecogido por la evidencia de la peste pero sobre todo por saber que ya llevamos en esa situación demasiado tiempo y casi casi la hemos aceptado como normal, parte de la naturaleza de esta ciudad mitad urbe, mitad campiña. Poco a poco, asimilamos el olor a excre-mento y seguimos haciendo nuestras cosas, reduciendo las muecas a simples mohines y luego la vida continúa. Pof.

Recuerdo esa metáfora de la rana viva que meten en una olla con agua y poco a poco van hirviéndola y el batracio, al ser tan progresiva su tragedia, se muere sancochado sin inmutarse. Acaso es lo mismo lo que nos ha pasado. Primero una brisa �atulenta que pasa, nos mueve a taparnos la nariz pero nada más. Luego otra, y una más, hasta que se queda en la atmósfera y ya ni siquiera motiva que nos llevemos la mano a la cara. Ni un pof.

Empiezo a aterrarme con la posibilidad de que nada se haga al respecto. Que sea el aroma o�cial de la blanca ciudad y que algún characato, lejos del terruño, empiece a conmoverse con la nostalgia cada vez que se cruce con una letrina. Que se deba poner una advertencia en cada folleto turístico que circula en el extranjero que diga «Lleve ambienta-dor» en todos los idiomas. No faltaría incluso un promotor entusiasta que venda la idea a los viajeros desavisados y les diga «sienta usted la exótica fragancia de una ciudad sin igual». O acaso alguna autoridad del futuro, más pudorosa, nos convenza a todos de usar máscaras cada vez que debamos salir de casa. Hermosas postales saldrán de los miles de arequi-peños con caras de sobrevivientes de una hecatombe biológica.

Si el Ministerio Público no tiene las herramientas para ponerle un freno a esto pues hay que empezar a presionar

para que las consiga o las invente de ser necesario. ¿Acaso el viento lleva los olores lejos de las casas del alcalde, el presidente regional, el �scal decano, los dueños de las fábricas que causan la náusea? ¿A qué moderna cirugía nasal se han sometido que les permite ir por la vida como si nada pasara?

Porque si ya han identi�cado que todo proviene de esas empresas avícolas, formales e informales, que inundan el aire con la hediondez de sus procesos, pues hay que decirle a los dueños que la forma que han encontrado de hacer empresa nos está cagando la vida a todos los demás.

No es un día de la semana, en un horario en particular. Hablamos de cada oloroso instante del día en que uno camina por la ciudad y respira. Si recién te das cuenta de esto, o pensabas que eras tú el maloliente o, peor aún, creías que es normal nomás y que ya se irá, pues te tengo terribles noticias, amigo mío: no pasará. Y no existe el ambientador capaz de disimular el hedor de la desidia. Así que hagamos algo, juntos, en mancha, para evitar seguir apestando. Yo sé, da roche ir a reclamar porque apestamos, pero vamos, es el primer paso, reconocer el problema. Ahora que lo sabes depen-de de ti. Empezamos a perder dignidad si aceptamos como si nada habitar en una ciudad que huele a mierda.

Texto por: Jorge ÁlvarezIlustración por: Sandino Abarca

COLUMNISTA 15

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La muestra Perder la Forma Humana. Una imagen sísmica de los años ochenta en América Latina realizada gracias a la investigación y curaduría de la Red Conceptualismos del Sur y organizada por el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía de Madrid, donde estuvo expuesta hasta marzo del presente año, llega a Latinoamérica y se instala en el Museo de Arte de Lima (MALI) hasta el 23 de febrero del 2014. Más de seiscientas obras y documentos (sonoros, visuales, gráficos y audiovisuales) presentan luego de casi 30 años las diferentes formas de hacer arte que surgieron en uno de los peores periodos históricos de América del Sur, cuando las dictaduras militares, los estados de sitio y las guerras internas violaban impunemente los derechos humanos y arrasaban los cuerpos de miles de personas, cuando en paralelo muchos hombres y mujeres pusieron el cuerpo para resistir y liberarse utilizando el arte como réplica, refugio o subversión. Uno de ellos fue Herbert Rodríguez, cuya obra sobresale como parte de la muestra y con quién nos comunicamos a distancia para hablar sobre el arte peruano surgido en ese tiempo crucial.

«El gobierno de Chile ha expresado su posición con �rmeza: Somos un pueblo que cree en el futuro de la humanidad, cuando en ella el hombre no sea prisionero de la economía, cuando la cultura alcance a todos, cuando la paz, la solidaridad y el derecho le den al hombre la oportunidad de trabajar, comer y tener mejores niveles culturales». Este párrafo, publicado el año 1972 en Chile, en la revista Hechos Mun-diales de la Editora Nacional Quimantu, representaba el pensamiento y sentimiento del gobierno de izquierda de la Unidad Popular presidi-do por Salvador Allende, quién alcanzó el poder a través de elecciones generales en un estado de derecho y que trató de instaurar, en plena guerra fría, una utopía socialista que terminó violentamente el 11 de septiembre de 1973, cuando Augusto Pinochet dio el golpe militar en Chile, propició la muerte de Allende y estableció un «… hito que in-augura una política genocida de alcance continental y que clausura brutalmente un ciclo de expectativas revolucionarias ». Este hecho es el que da inicio al periodo que la muestra busca abarcar y que se ex-

tiende hasta 1994 «… cuando el zapatismo inaugura un nuevo ciclo de movilizacio-nes que refunda el activismo a nivel in-ternacional ».

A �nales de los años 70, diferentes dictaduras militares gobernaban Brasil, Paraguay, Ar-gentina, Uruguay, Chile y Perú. Sin embargo en nuestro país se vivía

La muestra contiene diferentes obras y documentos realizados en Argentina, Brasil, Chile Paraguay y Perú, con casos específicos de Uruguay, México, Colombia y Cuba.

EL TRANSITO

de PERDER LA forma HUMANA

en elPERU

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Texto por: Edward De Ybarra

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17CRÓNICA

La muestra Perder la Forma Humana. Una imagen sísmica de los años ochenta en América Latina realizada gracias a la investigación y curaduría de la Red Conceptualismos del Sur y organizada por el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía de Madrid, donde estuvo expuesta hasta marzo del presente año, llega a Latinoamérica y se instala en el Museo de Arte de Lima (MALI) hasta el 23 de febrero del 2014. Más de seiscientas obras y documentos (sonoros, visuales, gráficos y audiovisuales) presentan luego de casi 30 años las diferentes formas de hacer arte que surgieron en uno de los peores periodos históricos de América del Sur, cuando las dictaduras militares, los estados de sitio y las guerras internas violaban impunemente los derechos humanos y arrasaban los cuerpos de miles de personas, cuando en paralelo muchos hombres y mujeres pusieron el cuerpo para resistir y liberarse utilizando el arte como réplica, refugio o subversión. Uno de ellos fue Herbert Rodríguez, cuya obra sobresale como parte de la muestra y con quién nos comunicamos a distancia para hablar sobre el arte peruano surgido en ese tiempo crucial.

nuestro país se vivía una época de transi-ción. El llamado Gobierno Revolucionario de las Fuerzas Armadas, encabezado en su segundo periodo por el general Francisco Morales Bermúdez, convocaba a elecciones para el 18 de junio de 1978, donde se ele-girían a los representantes de la Asamblea Constituyente que redactarían la nue-va constitución al año siguiente, el mismo en el que se llevaría a cabo el festival de arte Contacta 79, que en su mani�esto propondría «Rein-corporar las artes a la realidad y reivindicarlas en su valor so-cial». Herbert Rodríguez, estudiante de la escuela de arte de la PUCP, participaría de este primordial suceso artístico y conocería a los integrantes del casi desaparecido grupo Paréntesis, (1979) con algunos de los cuales formarían el Taller E.P.S. Huayco (1980-1981), experiencia colaborativa de vanguar-dia que desarrolla populares estéticas radi-cales cambiando para siempre el panorama de las artes en el Perú.

«Cada iniciativa fue llevada a contraco-rriente de su contexto de época, recuerdo el culto al o�cio que se daba en el arte limeño de �nes de los setentas. Un ejemplo de obra de arte valorada por el o�cio era la pintura de Tilsa (Tsuchiya). Entonces, ¿Qué hacían los jóvenes artistas yendo a contracorriente

de lo que se consideraba exitoso en aquellos años? Política, pues se vivía un momento de euforia por la posibilidad de la revolución social, que debía ser además artística», seña-la Herbert.

En 1980 debía terminar el régimen militar instaurado desde 1968 por el general Juan Velasco Al-varado a través de eleccio-nes que proclamarían un nuevo presidente elegido democráticamente. En ese contexto apareció el Taller E.P.S. Huayco. «Un pro-yecto de sinergias inéditas cuya radicalidad e ironía se anuncia en las propias aso-

ciaciones del nombre grupal escogido. Con-notaciones políticas y telúricas: “E.P.S.” eran las siglas que identi�caban a las Empresas de Propiedad Social creadas como cooperativas por el gobierno del general Juan Velasco Al-varado (1968-1975), en una denominación lúdicamente asumida por los artistas como Estética de Proyección Social(3)».Era 1980 y aún existían expectativas de re-volución social, sin embargo, el 17 de mayo, tres noches después de inaugurada la prime-ra exhibición de E.P.S. Huayco y en vísperas de las elecciones presidenciales, que debie-ron signi�car el regreso a la democracia, apareció Sendero Luminoso quemando las ánforas y cédulas de votación en el pueblo ayacuchano de Chuschi, declarando de esta forma la guerra al Estado Peruano. Lo que seguiría sería una década de terror, muerte,

La Red Conceptualismos del Sur fue creada en el 2007 cuando un grupo de investiga-dores latinoamericanos deci-den establecer una plataforma de pensamiento, discusión y toma de posición colectiva.

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tarían la violencia genocida de Sendero Luminoso y las violaciones contra los derechos humanos que perpetraban los agentes armados del Estado. Siendo uno de los primeros en introducir en su obra, las imágenes de muertos que los medios de comunicación publicaban constante-mente y convertían en un producto de consumo.

«Pocos medios informaban de la guerra sucia... había que denunciar desapari-ciones, torturas, etc. Ahora hay redes, en esa época no había nada. Por eso usé fo-tocopias, serigrafía, elaboré murales co-llage, hice volantes. Para encarar el tema ante la indiferencia o el miedo generaliza-do, por eso esa labor ahora es como un memorial, un recuer-do de la violencia, un testimonio».

El concepto Perder la Forma Humana se re�ere, en la mues-tra, a dos fenómenos importantes que se dieron de diferentes maneras en los paí-ses del cono sur durante la década de los 80. Por un lado alude a «La masacre y el exterminio, a los efectos arrasadores sobre los cuerpos de la violencia (6)», a «La forma humana reducida al estado de ruina, el recuerdo de las desapariciones, la tortura, los secuestros (…), es decir, todo aquello que hace difuminarse has-ta desaparecer lo que de�ne de manera más inmediata al ser humano: su aspec-to, su forma. De esa nueva forma del no-ser, de esa pérdida, surgían la acción y el documento (7)». Respuestas que nos conectan con el otro sentido de Perder la forma Humana, el de la disolución del yo individual y las metamorfosis de los cuerpos en experiencias colectivas de re-sistencia y libertad.

«Una foto de Gianni Mestichelli, entre

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desapariciones, torturas, asesinatos, secuestros y terribles formas de violación a los derechos humanos.

En esos años de violencia en América Latina fue necesario desarrollar «… formas creativas de resistencia política que desbordaban el campo de la militancia tradicio-nal, y que buscaron también espacios alejados de la institucionalidad artística (4)». «… pensar como las imágenes y los cuerpos pueden con�gurar representaciones pro-fundamente poderosas y con capacidad de intervenir de modos decisivos en las lu-chas políticas cotidianas (5)». Hacer política con nada para hacer frente a la violencia, evidenciar las violaciones contra los derechos humanos, enunciar la ausencia de los desaparecidos, recuperar la voz en el espacio social, rasgar la normalidad implantada por estados opresivos, cuestionar los discursos o�ciales, liberar los cuerpos no some-tidos al heteropatriarcado, reconstruir lazos afectivos quebrados por el terror, crear espacios alternativos de subversión y expresión clandestina donde poder gritar que la «sociedad era una mierda».

«Lo que se dio fue una creati-vidad buscando responder los retos de los contextos: sacar el arte de espacios de élite, ir a

la calle, sumarse a los movimientos sociales, ser un detonador, agitador, generador de revolución social, revolucionar la per-cepción, cambiar el mundo. Lo que se es-pera del arte no es la indiferencia social si no la expresión de ciu-dadanía, el arte como comentador de lo que acontece en la realidad, y, si se puede, como factor de cambio». Así lo dice Herbert, que fue activo participante de varios de estos pro-cesos creativos. Luego de Huayco pasaría a colaborar con el colec-tivo de arquitectos Los Bestias, (1984-1987). Dirigiría el taller de arte de La Carpa Tea-tro (1986), asistiría a la creación de la movida punk subterránea, se-ría uno de los autores de la controversial car-peta negra de El taller NN, (1988-1991) y desarrollaría proyectos como Violencia estruc-tural y Arte/Vida que abiertamente enfren-

En Perder la Forma Humana participaron 31 investigadores de diferentes países.

desapariciones, torturas, asesinatos, secuestros y terribles formas de violación a los derechos humanos.

En esos años de violencia en América Latina fue necesario desarrollar «… for-mas creativas de resistencia política que desbordaban el campo de la militancia tradicional, y que buscaron también espacios alejados de la institucionalidad ar-tística ». «… pensar como las imágenes y los cuerpos pueden con�gurar repre-sentaciones profundamente poderosas y con capacidad de intervenir de modos decisivos en las luchas políticas cotidianas ». Hacer política con nada para ha-cer frente a la violencia, evidenciar las violaciones contra los derechos humanos, enunciar la ausencia de los desaparecidos, recuperar la voz en el espacio social, rasgar la normalidad implantada por estados opresivos, cuestionar los discursos o�ciales, liberar los cuerpos no sometidos al heteropatriarcado, reconstruir la-zos afectivos quebrados por el terror, crear espacios alternativos de subversión y expresión clandestina donde poder gritar que la «sociedad era una mierda».

«Lo que se dio fue una creatividad buscando responder los retos de los contextos: sacar el arte de espacios de élite, ir a la calle, sumarse a los movimientos socia-les, ser un detonador, agitador, generador de revolución social, mo-di�car la percepción, cambiar el mundo. Lo que se espera del arte no es la indiferencia social si no la expre-sión de ciudadanía, el arte como comenta-dor de lo que acontece en la realidad, y, si se puede, como factor de cambio». Así lo dice Herbert, que fue activo participante de varios de estos procesos crea-tivos. Luego de Huayco pasaría a colaborar con el colectivo de arquitec-tos Los Bestias, (1984-1987). Dirigiría el taller de arte de La Carpa Teatro (1986), asistiría a la creación de la mo-vida punk subterránea, sería uno de los auto-res de la controversial carpeta negra de El ta-ller NN, (1988-1991) y desarrollaría proyectos

como Violencia estructural y Arte/Vida que abiertamente enfrentarían la violen-cia genocida de Sendero Luminoso y las violaciones contra los derechos humanos que perpetraban los agentes armados del Estado. Siendo uno de los primeros en introducir en su obra, las imágenes de muertos que los medios de comu-nicación publicaban constantemente y convertían en un producto de consumo. «Pocos medios informaban de la gue-rra sucia... había que denunciar des-apariciones, torturas, etc. Ahora hay redes, en esa época no había nada. Por eso usé fotocopias, serigrafía, elaboré murales collage, hice volantes. Para en-

carar el tema ante la indiferencia o el miedo generalizado, por eso esa labor ahora es como un memorial, un re-cuerdo de la violencia, un testimonio».

El concepto Perder la Forma Humana se re�ere, en la muestra, a dos fenómenos importantes que se dieron de diferentes maneras en los países del cono sur du-rante la década de los 80. Por un lado alude a «La masacre y el exterminio, a los efectos arrasadores sobre los cuerpos de la violencia », a «La forma humana

En Perder la Forma Humana participaron 31 investigadores de diferentes países.

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reducida al estado de ruina, el recuerdo de las desapariciones, la tortura, los se-cuestros (…), es decir, todo aquello que hace difuminarse hasta desaparecer lo que de�ne de manera más inmediata al ser humano: su aspecto, su forma. De esa nueva forma del no-ser, de esa pérdi-da, surgían la acción y el documento ». Respuestas que nos conectan con el otro sentido de Perder la forma Humana, el de la disolución del yo individual y las me-tamorfosis de los cuerpos en experien-cias colectivas de resistencia y libertad.

«Una foto de Gianni Mestichelli, entre las muchas que tomó alrededor de 1980

a la Compañía Argentina de Mimo (grupo de teatro expe-rimental surgido en los años 60, que fue censurado duran-te la dictadura por recurrir al desnudo colectivo en sus puestas) condensa de manera inquietante esa doble dimen-sión. En primer plano, una pila de cuerpos evidencian la masacre, y en el fondo, una borrosa aparición fantasma-górica alude claramente a la desaparición como moda-lidad represiva. Al mismo tiempo esos cuerpos reuni-dos encarnan la capacidad de vivir una experiencia plena de libertad y juego. Hacer política con nada: el propio cuerpo del artista como he-rramienta de enunciación, como territorio de comba-te y de experimentación »

A principio de los años 90, luego de la caída del muro de Berlín, el término de la guerra fría y la instauración predomi-nante del sistema capitalista en el mundo «… el uso sistemático de la tortura, la des-aparición y el asesinato masivo (durante los años 80) prepararon el terreno para la introducción de una serie de cambios sociales que sustentaron, durante los no-venta, la implantación de democracias restringidas y corruptas, gozosamente celebradas con un cóctel de falso con-senso, modernización y desmemoria ».

Esta muestra pretende a través de objetos y documentos de la época volver nues-tra mirada para revisar estas experiencias, generar nuevos discursos en tor-no a ellas, reinventar la memoria, quizá reactivar estas prácticas en un con-texto actual y preguntarnos. ¿Qué está sucediendo en el presente? ¿Algo ha cambiado 30 años después de ocurridos los hechos terribles de los años 80? ¿El arte de la resistencia se acabó con la llegada de los 90 o continúa hasta nuestros días?

«El contexto es igual, no hay democracia, no hay políticas culturales, el ra-cismo es cotidiano, la TV basura �orece en su esplendor banal, la cultu-ra de élite es mero ejercicio de ombliguismo social. La agenda es la misma. ¿Puede un artista joven dedicarse al arte? ¿Existe fomento a la creatividad innovadora? Repito, pasan las décadas y la agenda sigue igual», señala Herbert.

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las muchas que tomó alrededor de 1980 a la Compañía Argentina de Mimo (gru-po de teatro experimental surgido en los años 60, que fue censurado durante la dictadura por recurrir al desnudo co-lectivo en sus puestas) condensa de ma-nera inquietante esa doble dimensión. En primer plano, una pila de cuerpos evidencian la masacre, y en el fondo, una borrosa aparición fantasmagórica alude claramente a la desaparición como modalidad represiva. Al mismo tiempo esos cuerpos reunidos encarnan la ca-

pacidad de vivir una experiencia plena de libertad y juego. Ha-cer política con nada: el propio cuerpo del artista como herra-mienta de enuncia-ción, como territorio de combate y de ex-perimentación (8)»

A principio de los años 90, luego de la caía del muro de Berlín, el término de la guerra fría y la instauración pre-dominante del sis-tema capitalista en el mundo «… el uso

sistemático de la tortura, la desaparición y el asesinato masivo (durante los años 80) prepararon el terreno para la intro-ducción de una serie de cambios sociales que sustentaron, durante los noventa, la implantación de democracias restringi-das y corruptas, gozosamente celebradas con un cóctel de falso consenso, moder-nización y desmemoria(9)».

Esta muestra pretende a través de ob-jetos y documentos de la época volver nuestra mirada para revisar estas expe-riencias, generar nuevos discursos en torno a ellas, reinventar la memoria, quizá reactivar estas prácticas en un contexto actual y preguntarnos. ¿Qué está sucediendo en el presente? ¿Algo ha cambiado 30 años después de ocurridos los hechos terribles de los años 80? ¿El arte de la resistencia se acabó con la lle-

gada de los 90 o continúa hasta nuestros días?

«El contexto es igual, no hay democracia, no hay políticas culturales, el racismo es cotidiano, la TV basura �orece en su esplendor banal, la cultura de élite es mero ejer-cicio de ombliguismo social. La agenda es la misma. ¿Puede un artista joven dedicar-se al arte? ¿Existe fomento a la creatividad innovadora? Repito, pasan las décadas y la agenda sigue igual», señala Herbert.

Referencias:

(1) (2) (6) (7) Red Conceptualismos del Sur. Visto en Perder la Forma Huma-na. Una imagen sísmica de los años 80 en América Latina. Libro de la muestra. (3) Gustavo Buntinx. Estética de Proyección Social. E.P.S. Huayco y la utopía socialista en el arte peruano. Visto en el libro E.P.S. Huayco. Documentos.(4) y (5) Miguel Lopez, integrante de la Red Conceptualismos del Sur en entre-vista para El Mercurio de Chile. (8) Ana Longoni, integrante de la Red Conceptualismos del Sur en el artículo Entre el terror y la fiesta: resistencia, militancia y activismo artístico en tiempos difíciles, visto en Revista Ñ.

Leyendas: 1. Gianni Mestichelli, de la serie Mimos, Buenos Aires, 1989.2. Herbert Rodríguez, Violencia Estructural, Lima, 1987.3. Cartel realizado por el Taller NN para un concierto de la banda subterránea Kaos.4. Herbert Rodríguez frente a mural collage en la UNMSM, 1989. Esta obra fue parte del proyecto Arte/Vida, que intervino las paredes de la universidad en clara respuesta a las pintas subversivas que alentaban la lucha armada. 5. Una de las primeras maquetas de punk subterráneo que reúne a las ban-das pioneras de dicho movimiento musical surgido a mediados de los años 80.

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51. Gianni Mestichelli, de la serie Mimos, Buenos Aires, 1989.2. Herbert Rodríguez, Violencia Estructural, Lima, 1987.3. Cartel realizado por el Taller NN para un concierto de la banda subte-rránea Kaos.4. Herbert Rodríguez frente a mural collage en la UNMSM, 1989. Esta obra fue parte del proyecto Arte/Vida, que intervino las paredes de la universidad en clara respuesta a las pintas subversivas que alentaban la lucha armada. 5. Una de las primeras maquetas de punk subterráneo que reúne a las bandas pioneras de dicho movimiento musical surgido a mediados de los años 80.

Referencias:

(1) (2) (6) (7) (9) Red Conceptualismos del Sur. Visto en Perder la Forma Humana. Una imagen sísmica de los años 80 en América Latina. Libro del catálogo de la muestra. (3) Gustavo Buntinx. Estética de Proyección Social. E.P.S. Huayco y la utopía socialista en el arte peruano. Visto en el libro E.P.S. Huayco. Documentos.(4) y (5) Miguel Lopez, integrante de la Red Conceptualismos del Sur en entrevista para El Mercurio de Chile. (8) Ana Longoni, integrante de la Red Conceptualismos del Sur en el artículo Entre el terror y la fiesta: resistencia, militancia y activismo artístico en tiempos difíciles, visto en Revista Ñ.

LEYENDAS

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L A E X C L U S I V I D A D D E L

en

artevinateaarequipaarte

Yohana Velasquez es una joven administradora de empresas que desde hace unos anos tomo la posta del negocio familiar y se embarco en la aventura de dirigir una galería de arte comercial en la ciudad. Actualmente, ARTE VINATEA ofrece una gran variedad de pinturas y materiales que pueden ser un excelente regalo para celebrar a un ser querido o para halagarse uno mismo.

ARTE VINATEADirecciON: UrbanizaciON LeON XIII A-9 Cayma. Contacto: 330934 – 484374Horario de atenciON:

MaNAnas: 9:00 a 14:30 Tardes: 16:30 a 20:00

Texto por: Ilustración por:

Augusto CarrascoSandino Abarca

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arequipa

Yohana Velásquez reconoce que la gran inspiración que tiene es su padre, Tito Velásquez, un conocido artista dedicado a la pintura y escultura, que siempre ha estado motivando el arte en Arequipa ya desde su per�l de creador, desde el lado de una noble amistad o desde la tienda de arte que abrió en los noventas.

Precisamente, para Yohana, el arte es un mundo mágico al cual ingresó desde pequeña y del que conserva buenos recuerdos. Encontrarse siempre con pinturas de su padre, observar sus escul-turas alzarse en puntos emblemáticos de la ciudad, conocer a los amigos artistas que visitaban el taller paterno, fueron experiencias que marcaron la personalidad luminosa de esta joven nacida en 1983, bajo el signo de tauro.

La tesis con la que se graduó de la escuela profesional de Adminis-tración de Empresas de la UNSA, bajo el título de «Análisis situacional de la comercialización del arte en Arequipa» obtuvo una felicitación pública y marcaba un derrotero claro: el interés por la comercialización del arte en esta ciudad que se jacta de ser cuna de grandes artistas y genios, pero que desconoce la obra artística que se realiza bajo la tutela del Misti.

«Con la globalización y el internet ha cambiado un poco la percep-ción, la persona puede conocer un poco más sobre arte, sin embar-go en Arequipa a la gente le resulta más difícil pagar por una obra de calidad».

Yohana que había estado trabajando en la primera tienda de su padre, ubicada en calle San Juan de Dios, decidió hacerse cargo de un proyecto nuevo al que se le bautizó como ARTE VINATEA y que se plantea como una galería comercial que ofrece al público arequipeño la oportunidad de adquirir obras de arte originales a precios accesibles.

ARTE VINATEA abrió sus puertas en el 2010 en la avenida Trini-

Por Navidad se pueden encontrar hermosas piezas de arte desde S/.50.00, hasta cuadros de gran formato de consagrados artistas locales.

dad y Morán, un lugar estratégico, pues desde comienzos de este siglo, la avenida Ejército y sus alrededores han emprendido un camino de gran actividad comercial. En el 2012 la galería se trasla-da a su ubicación actual: Urbanización León XIII A-9 en Cayma, cerca de la iglesia del Señor de la Caña. Esta galería de arte maneja un gran catálogo de artistas. Entre los nombres con los que ha trabajado se encuentran: Raúl García Ambor, Adolfo Ancasi Batallanos, Evaristo Callo Anco, Slink Dueñas, Pablo Núñez Ureta, Luis Pantigozo Mesa o Juan Carlos Zeballos Moscairo.

Los precios de los cuadros varían dependiendo del artista, los materiales y el formato. Esta galería además vende diversos mate-riales de arte para profesionales y estudiantes, ofrece servicio de marquetería y realiza pinturas a pedido. El hecho de visitar sus instalaciones ya ofrece una experiencia distinta por la calidez del trato y el contacto directo con este hermoso y mágico mundo de trazos, formas y colores.

Actualmente ARTE VINATEA es la única galería comercial que tiene esta ciudad y eso la convierte en un lugar exclusivo donde disfrutar de la experiencia del arte y llevarse un poco de eso a casa. «Nuestro trabajo va más allá de la simple comercialización, conver-samos con las personas, resolvemos sus dudas, la galería permite mostrar el arte de Arequipa, exhibimos trabajos de calidad y le ofrecemos al público muchas posibilidades de compra». Yohana Velásquez se ubica, con natural belleza, junto a los cuadros de su galería y se mimetiza con ese fantástico mundo que sólo el arte es capaz de ofrecer.

PREVIOUSHermosas piñatas y banderitas coloridas contras-taban con el bullicio del trá�co de las 18:00, la gente se volvía y aminoraba el paso hacia esta colorida instalación. Algunos preguntaban solo las palabras «pasarela» y «moda», los veía sonreír incrédulamente. Pronto llegó la música con el dueto de DJ´s más tóxico de la ciudad, Blackie & Blondie, ellas fueron las escogidas para el difícil trabajo de mantener al publico animado y con expectativas hasta las 20:30, hora en la que se realizaría la pasarela tipo intervención urbana, en medio de una de las avenidas más transitadas de la ciudad, pero Blackie & Blondie no se dejaban vencer por las bocinas y el noise del trá�co a hora punta, ellas le daban con alma a la música que prepararon especialmente para este evento.

22 MODAS

BACKSTAGE.Unas cuadras mas allá, en la municipalidad de Yanahuara, se adaptaba un backstage. Al entrar a aquel edi�cio muni-cipal, uno se da con la sorpresa de que el colectivo ID rápidamente transformó el lugar en un recinto lleno de maquilladores, fotógrafos, modelos, diseñadores nerviosos repasando el ‘catwalk’ con las modelos. Las fundadoras del colectivo, Priscila Gomez Solari y Tania Vargas–Prada Carlessi, caminan de aquí para allá viendo los últimos detalles… es hora de irse a la pasarela. Las Arequipa Fashion Bloggers, bloggers o�ciales, ya están allí coordinando la música, la prensa y el humo que otorgará más misterio a este evento.

CATWALKDe pronto la música se vuelve más tranquila, una oleada de humo inunda la berma, los toros se vuelven fashion, los fotógrafos se vuelven locos, la gente abre bien los ojos, porque Oscar Oblitas Chunga, OCHO, el famoso «Sparkling Child» adorado por decenas de bloggers, muestra su colec-ción SS2014, tres modelos �otan en prendas hechas de un material mágico, tejidos con nubes en el cielo con diaman-tes.

CONCLUSIONES

Extrañamente Arequipa, la ciudad blanca, la tradicional y anticuada, fue escogida para este mágico evento ¿Por qué? Según Tania Vargas-Prada Carlessi, diseñadora de moda y vicepresidenta del colectivo ID: «Arequipa tiene el poten-cial de convertirse en un polo de desarrollo de moda», así que tal vez nuestra pequeña aldea de sillar, dentro de algunos años pueda ser una ciudad estilosa llena de even-tos como este. Ahora la avenida Ejército está tranquila, el loco aullido de carros y de gente es su único soundtrack, los toros están parcos y el recuerdo de esas bellas ninfas posando para la cámara se desvanece, la berma está vacía, pero aún con ese ligero brillo nos hace pensar en las posibilidades que tiene Arequipa para convertirse en una ciudad donde la moda esté de moda, ahora nos toca tomar el toro (el de la avenida Ejército) por las astas y abrir nuestras mentes.

Texto por: Ilustración por:

Urpi OrihuelaSandino Abarca

PREVIOUSHermosas piñatas y banderitas coloridas contras-taban con el bullicio del trá�co de las 18:00, la gente se volvía y aminoraba el paso hacia esta colorida instalación. Algunos preguntaban solo las palabras «pasarela» y «moda», los veía sonreír incrédulamente. Pronto llegó la música con el dueto de DJ´s más tóxico de la ciudad, Blackie & Blondie, ellas fueron las escogidas para el difícil trabajo de mantener al publico animado y con expectativas hasta las 20:30, hora en la que se realizaría la pasarela tipo intervención urbana, en medio de una de las avenidas más transitadas de la ciudad, pero Blackie & Blondie no se dejaban vencer por las bocinas y el noise del trá�co a hora punta, ellas le daban con alma a la música que prepararon especialmente para este evento.

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BACKSTAGE.Unas cuadras mas allá, en la municipalidad de Yanahuara, se adaptaba un backstage. Al entrar a aquel edi�cio muni-cipal, uno se da con la sorpresa de que el colectivo ID rápidamente transformó el lugar en un recinto lleno de maquilladores, fotógrafos, modelos, diseñadores nerviosos repasando el ‘catwalk’ con las modelos. Las fundadoras del colectivo, Priscila Gomez Solari y Tania Vargas–Prada Carlessi, caminan de aquí para allá viendo los últimos detalles… es hora de irse a la pasarela. Las Arequipa Fashion Bloggers, bloggers o�ciales, ya están allí coordinando la música, la prensa y el humo que otorgará más misterio a este evento.

CATWALKDe pronto la música se vuelve más tranquila, una oleada de humo inunda la berma, los toros se vuelven fashion, los fotógrafos se vuelven locos, la gente abre bien los ojos, porque Oscar Oblitas Chunga, OCHO, el famoso «Sparkling Child» adorado por decenas de bloggers, muestra su colec-ción SS2014, tres modelos �otan en prendas hechas de un material mágico, tejidos con nubes en el cielo con diaman-tes.

CONCLUSIONES

Extrañamente Arequipa, la ciudad blanca, la tradicional y anticuada, fue escogida para este mágico evento ¿Por qué? Según Tania Vargas-Prada Carlessi, diseñadora de moda y vicepresidenta del colectivo ID: «Arequipa tiene el poten-cial de convertirse en un polo de desarrollo de moda», así que tal vez nuestra pequeña aldea de sillar, dentro de algunos años pueda ser una ciudad estilosa llena de even-tos como este. Ahora la avenida Ejército está tranquila, el loco aullido de carros y de gente es su único soundtrack, los toros están parcos y el recuerdo de esas bellas ninfas posando para la cámara se desvanece, la berma está vacía, pero aún con ese ligero brillo nos hace pensar en las posibilidades que tiene Arequipa para convertirse en una ciudad donde la moda esté de moda, ahora nos toca tomar el toro (el de la avenida Ejército) por las astas y abrir nuestras mentes.

«Esta obra se llama Melodía Marina, está dedicada a cada golpe, a cada paso, al compás de la música natural de la brisa, las olas y las aves. Es un canto a la vida con la esperanza de que siempre se puede volar».

[email protected] CALLO ANCO