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SUMARIO HISTÓRICO DE JALISCO JOSÉ MARÍA MURIÁ

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  • SUMARIO HISTRICO DE J ALISCO

    J OS MARA MURI

  • SobretiroJos Mara Muri. Sumario histrico de Jalisco,captulos XVI, XVIII y XXIV.

    El Colegio de JaliscoDiplomado en Cultura Jalisciense

    2006

  • XVI. CULTURA DECIMONNICA

    A partir de 1824, cuando se estren la libertad de expresin escrita, la tipografa asumi un determinantepapel, puesto que los primeros escarceos liberales y la contrarrplica de sus enemigos pronto saturaronlos pocos talleres existentes en Guadalajara con infinidad de folletines, libelos y dems impresos decarcter poltico, lo que se tradujo en una guerra escrita de tales proporciones que, apenas en 1826,hizo pensar a algunas autoridades en la conveniencia de establecer ciertos mecanismos de censura.

    Fue la primera de una larga serie de arremetidas destinadas a restringir la libertad de prensa; masla euforia panfletaria sigui adelante hasta dar pie a publicaciones peridicas ms formales, auspiciadaspor los distintos bandos polticos en contienda. As, al mediar el siglo XIX varias ediciones periodsticasasumiran la defensa de sus respectivos patrocinadores, en un abierto choque ideolgico que superlas limitaciones que procur imponerles el Gobierno.

    En realidad era difcil silenciar a una nueva generacin educada en instituciones nuevas que iban deacuerdo con los anhelos de la centuria y consciente de que la letra impresa era el mejor vehculo detransmisin de ideas de que disponan.

    LiteraturaPrecisamente con nimo de imponer los criterios polticos que los alentaban, muchos jvenesdieron rienda suelta a sus inquietudes intelectuales y margen a la formacin de las primerassociedades literarias que buscaran las bases para crear una literatura nacional con temticapropia que comprendiera, adems de la vocacin por la independencia poltica, el ansia de eman-cipacin intelectual.

    Se trataba de reuniones con escasas o nulas reglas donde los participantes manifestaban librementesus personales gustos o tendencias, sus veleidades poticas y sus aspiraciones polticas. En talesorganizaciones y en las revistas que algunas prohijaron se concentran las mejores plumas residentes enGuadalajara, pero no deben omitirse cuatro jaliscienses muy notables que, por andar desperdigados,no se incluyen entre sus pginas.

    Uno es el franciscano Francisco Frejes, que emigr muy joven a Zacatecas, en cuyo convento deGuadalupe muri en 1847 a la edad de 63 aos, despus de haber escrito la Memoria histrica de lossucesos ms notables de la conquista particular de Jalisco por los espaoles, publicada en 1833, y laHistoria breve de la conquista de los Estados Independientes del Imperio Mexicano, en 1839.

    Otro, muy importante tambin, es Fernando Caldern, por muchos considerado como el primerpoeta mexicano de quien trasciende ya un cierto aroma romntico, pues al menos con sus poemascorrespondientes a 1826 y 1827 se adelant casi un lustro a otros exponentes de esta escuela. Nacien Guadalajara en 1809 y muri en Ojo Caliente en 1854, habiendo luchado innumerables batallas enfavor de los liberales. Vivi mayormente en Zacatecas y Mxico.

    De su produccin poco abundante, destacan los poemas A una Rosa Marchita, La Vuelta delDesterrado, El Soldado de la Libertad y El Sueo del Tirano.

    Para algunos neoclsico y tardo y para otros romntico y atemperado, es de mencionarse asimismoa Jos Rosas Moreno, venido al mundo en Lagos en 1838 y all mismo muerto en 1883. Fue tambinliberal, perseguido y encarcelado por sus ideas. A la cada del Imperio, en 1867, fue varias vecesdiputado federal, amn de ocupar distintos puestos pblicos de poca jerarqua. Asimismo, fund diversosperidicos en Lagos y en la capital de la Repblica.

  • Excelente fabulista, poeta y dramaturgo, descuella entre sus composiciones la coleccin de poemasRamo de Violetas, publicada en 1891; sus dramas Sor Juana Ins de la Cruz (1876) y Nezahualcyotl;una comedia de costumbres: El Pan de Cada Da, otra satrica: Los Parientes.

    Finalmente, por su calidad y por lo prolfico debe destacarse al romntico Ireneo Paz, quien vio laluz en Guadalajara en 1836 y falleci en 1924, en Mixcoac, D. F. Estudi en el Seminario tapato y enla Universidad de Mxico, donde obtuvo, en 1861, el ttulo de abogado. De ideas liberales, combatia los franceses y lleg a ser muy prominente en el rgimen porfirista.

    Fund las publicaciones El Padre Cobos y La Patria, siendo director de esta ltima por 40 aos.A su ingenio dbense notables novelas, como La Piedra del Sacrificio (1871), Amor y Suplicio (1873)y Doa Marina (1883), lo mismo que Leyendas Histricas seis de la poca independentista y trecesobre personajes de la Reforma y una biografa de Madero (1914). Adems, dej inditas susvoluminosas Memorias con datos importantsimos para nuestra historia poltica y literaria en unperiodo de ms de media centuria.

    La primera sociedad literaria de Jalisco, fundada al principiar 1849 en Guadalajara, respondi alsignificativo nombre de La Esperanza. No obstante su corta vida, Jos Mara Vigil, uno de susmiembros, la defini despus como el punto de partida en que la juventud jalisciense combin susesfuerzos para marchar por la senda que le abran los estudios literarios.

    En abril del ao siguiente surgi en Guadalajara una nueva sociedad que tendra mayor consistenciagracias al apoyo oficial: la Falange de Estudios, de la que surgi, en 1852, la primera revista literariade Jalisco y una de las mejores de toda su historia. Fue un semanario que se llam El Ensayo Literario,el cual, adems de agrupar a los mejores escritores del momento, dio cabida a magnficas litografas.

    El prestigio alcanzado por esta revista se debi tambin a una amplitud de criterio editorial quepermiti a sus responsables anteponer, en un momento dado, los intereses literarios a las pasionesgeneradas en el campo de los negocios pblicos. Si bien la mayora de los falangistas eran liberales,tambin los hubo de honda raigambre conservadora. Tal fue el caso, por ejemplo, de Remigio Tovar,quien despus servira al Imperio. En general, los falangistas se inclinaron hacia las formas y criteriosromnticos tan de boga entonces que representaban la mejor respuesta a sus inquietudes nacionalistas.

    Dos terceras partes de ellos nacieron en Guadalajara; el resto, en otras poblaciones del estado,excepto Antonio Rosales, que lleg de Zacatecas, y Niceto de Zamacois, colaborador bilbano queintervino en la vida intelectual tapata. Asimismo, Aurelio Luis Gallardo, cuya existencia transcurriprimordialmente en Guadalajara, no obstante haber venido al mundo en Len. Por lo dems, a todostoc vivir entre 1829 y 1909, siendo Pablo Jess Villaseor quien ms joven muri a los 27 aos yel ms longevo Jos Mara Vigil, que alcanz los 80 aos de edad. Otros miembros importantesfueron: Alfonso Lancaster Jones, Miguel Cruz Aedo, Antonio Prez Verda, Juan B. Hjar y Haro.

    Activistas polticos y de clase media holgada en su mayora, abundaron entre ellos los abogados ylos militares que llegaron a ocupar diversos cargos pblicos: diputados locales o federales, senadores,diplomticos, directores de bibliotecas, eminentes acadmicos e, incluso, gobernadores: Jess LpezPortillo, Robles Gil, Vallarta y Camarena. Los hubo igualmente magistrados del Supremo Tribunal deJusticia del Estado y de la capital del pas y, por supuesto, catedrticos en el Liceo de Varones, en laEscuela de Jurisprudencia ambas instituciones de Guadalajara o en la Escuela Nacional Preparatoria.

    Si bien de 1851 a 1865 aparecieron otros crculos literarios y algunas publicaciones consagradasa las buenas letras, entre las que destaca la Aurora Potica, no fue sino hasta 1867, al restaurarse laRepblica, cuando cobr vida el siguiente gran ateneo jalisciense del siglo XIX: La Alianza Literaria,que de hecho retom la antorcha falangista bajo la inicial presidencia de Jos Mara Vigil.

    Por diversas causas, el entusiasmo original de sus fundadores vino a menos hasta casi extinguirse,mas reforzada la sociedad con nuevos elementos, entre los que figuraron algunos jvenes, volvi asus antiguos bros, siendo reinstalada en febrero de 1874. As y todo, La Alianza Literaria no tuvo

  • una publicacin sino hasta marzo de 1875, titulada igual que la Sociedad, la cual continu imprimindosehasta noviembre de 1876.

    El contenido de la revista, en general, es muy heterogneo, aun cuando prevalecen las composicionesen verso de marcado tono romntico: poemas, cuentos, leyendas y alguna obra de teatro; no deja, sinembargo, de incluir ensayos sobre economa e historia, biografas, reportajes, artculos varios y crnicasde asuntos culturales y temas de actualidad.

    Entre las ms notables plumas de La Alianza Literaria se contaron Emeterio Robles Gil, JosLpez Portillo y Rojas, Luis Prez Verda, Manuel Puga y Acal, Manuel Caballero, Antonio Zaragoza,Isabel Prieto de Landzuri, Esther Tapia de Castellanos, Antonia Vallejo y muchos otros que hicieronde esta publicacin una de las mejores, entre las de su gnero, que han visto la luz en Guadalajara.

    De acuerdo con el reglamento de la Sociedad, ningn texto se inclua en sus pginas sin el anlisisy crtica de los propios miembros, de manera que cada una de sus pginas representa en cierta medidael sentir de todos ellos.

    La convulsa situacin poltica nacional de estos aos y sus naturales repercusiones en Jalisco, nodejaron de evidenciar efectos sobre el desarrollo de las buenas letras. La proliferacin de grupospolticos y peridicos partidistas distraera las inquietudes literarias de muchos escritores y dara pieal surgimiento de nuevos nombres y, con ellos, de otro ateneo.

    En 1876, estudiantes del Seminario, del Liceo de Varones y de otros planteles de enseanzasuperior, se echaron a cuestas la tarea de crear un crculo que denominaron La Aurora Literaria,con la idea de acoger en su seno a todos aquellos jvenes con aficiones poticas.

    A principios de 1877 apareci en Guadalajara el nmero inicial del que habra de ser, por espaciode cuatro aos, el rgano de esta sociedad. Bautizado con el mismo ttulo de la agrupacin, LaAurora Literaria, dio cabida en sus pginas junto a los de antiguos autores de la ya extinta AlianzaLiteraria a varios nombres inditos que destacaran despus: Joaqun Gutirrez Hermosillo, CiprianoCovarrubias, Agustn Bancalari, Manuel lvarez del Castillo, Julio Acero, Toms V. Gmez y ArcadioZiga Tejeda.

    Tres aos despus se fund en Guadalajara una pea artstico-literaria bajo el rubro de BohemiaJalisciense, debida a la idea de Cipriano C. Covarrubias, quien por cerca de 30 aos actu comocabeza de la agrupacin. Participaron desde su inicio estudiantes del Seminario y del Liceo, as comootros connotados personajes de La Aurora Literaria, mas pese a su longevidad que abarc casitodo el porfiriato y a la vocacin literaria de sus socios, la Bohemia Jalisciense jams edit revistaalguna.

    La nica poblacin del estado, fuera de Guadalajara, con una actividad literaria ms o menossostenida durante estos aos fue la ciudad de Lagos. All, en tertulias organizadas en la casa deIgnacio Torres Lomel donde en un tiempo vivi Jos Rosas Moreno, tuvieron lugar lecturas,presentaciones y comentarios de algunos textos debidos a plumas como las de Jess Anaya Hermosillo,Albino Aranda, Espiridin Moreno y Mariano Torres Aranda.

    En 1886 naci la precursora de las diversas sociedades literarias que tendran su asiento en Lagos:La Unin Literaria. Este grupo tuvo como lema progreso literario y estuvo constituido en sumayor parte por los discpulos aventajados del Liceo del Padre Guerra, dirigidos por Vicente Veloz yposteriormente por Antonio Velzquez Galvn.

    La Patria de Rosas Moreno representa la primera publicacin de carcter literario habida enLagos. Fundada en 1892 por los hermanos Alfredo y Jos Becerra, dio pie para posteriores gacetas yfolletos de ese gnero como Pginas Literarias, Notas y Letras y Kalendas, que adquirieron importanciapor contener buena parte de la produccin de los nuevos valores. Hubo adems otras revistas literarias,La Cotorra y Alborada, adems de numerosos libros. Slo el doctor Agustn Rivera imprimi ms de157 obras de las cuales la mayor parte vieron la luz en los talleres laguenses. Adems, Gonzlez Len

  • y Mariano Azuela all editaron sus primicias literarias: Megalomanas y Maquetas, el primero; MaraLuisa, el segundo.

    Independientemente de las diversas publicaciones auspiciadas por los grupos literarios, muchosde los peridicos de tipo poltico o religioso dedicaban algn espacio a las buenas letras. Hubo inclusoalgunos que se dieron el lujo de contar con firmas de reconocido prestigio.

    En 1886 empez a circular en Guadalajara otra gran revista, La Repblica Literaria, que apareciquincenalmente desde marzo de ese ao hasta el mismo mes de 1890.

    Ya en la portada del primer nmero, soslayando por completo el quehacer poltico, tal y como loexigi la sociedad porfiriana, se indicaba tratarse de una Revista de Ciencias, Letras y Bellas Artes;sin embargo, su contenido fue mucho ms potico que cientfico. Comoquiera, es de llamar la atencinla presencia en La Repblica Literaria de varios artculos de fondo que aluden a problemas de corteeconmico. Uno de ellos se refiere al Ferrocarril de Guadalajara al Pacfico y otro a La Baja de laPlata y sus consecuencias para el pas.

    En verso, sobresalen abundantes cuartetas y quintetas de Antonio Zaragoza, as como extensospoemas de Manuel Puga y Acal y de Esther Tapia de Castellanos. Hay poemas tambin de FranciscoSosa, de Jos Lpez Portillo y Rojas su fundador, de Alberto Santoscoy, etctera.

    En prosa son notables los novelones que, por entregas, se publicaron durante varios nmeros.Entre otras obras estn dos de Jos Lpez Portillo y Rojas: El Espejo y Nieves, esta ltimaambientada en las haciendas de la regin de Tequila, Jalisco, con fuerte color local y vocabulariopopular.

    En cuanto a narraciones cortas, merecen especial mencin los giles y graciosos cuentos de Manuellvarez del Castillo, lo mismo que los ensayos del propio Lpez Portillo, y de Jos Mara Vigil acercade El Romancero Nacional de Guillermo Prieto. En cambio, textos sobre historia patria hay pocos,aunque Luis Prez Verda continu con sus Apuntes Histricos sobre la Guerra de Independencia enJalisco, que haba dejado inconclusos la muerte de La Alianza Literaria.

    Por ltimo, vale consignar la aparicin de algunas firmas nuevas como Jess Acal Ilisaliturri,Jorge Delorme y Campos, Manuel Caballero y, quiz el que alcanz una trascendencia mayor, VictorianoSalado lvarez.

    Con La Repblica Literaria se apagan los ltimos acordes de la sensibilidad romntica en Jalisco,empiezan a balbucear las liras modernistas y a cobrar forma las narraciones del realismo, abrindosecon ello nuevos horizontes a los escritores comarcanos y a las letras jaliscienses en general. Laspostreras publicaciones literarias del siglo no hacen ms que recoger algunos nombres de La RepblicaLiteraria y alentar las corrientes que a Guadalajara llegaban en vsperas del siglo XX. La de mayorimportancia fue, sin duda, Flor de Lis, que sali quincenalmente entre 1896 y 1899.

    Pintura

    En la Academia de San Carlos, que desde su fundacin en 1785 asumi la tarea de promover el arteneoclsico en oposicin al barroquismo tradicional, no slo se formaran algunos artistas jaliscienses,sino que, incluso, de all seran llamados Jos Mara Uriarte y Jos Antonio Castro para que dirigieransucesivamente la Academia de Bellas Artes de Guadalajara.

    Toc al primero fundarla, en 1817, con el patrocinio de Jos de la Cruz, quien aspiraba a que lanueva institucin impusiera cabalmente la moderna expresin artstica. Pero no fue ste por completoel deseo de su director fundador, amante tambin de que el medio ambiente fuese expresado concierta libertad, aunque sin dejar de seguir las lneas fundamentales del nuevo estilo.

    Quiz tambin exista el deseo, consciente o inconsciente, de buscar una expresin plstica enverdad mexicana; quizs una expresin realmente mestiza de quienes, en razn de su modestia, carecande la oportunidad de aprender diversas tcnicas o de invertir mucho tiempo en las aulas. A los seguidores

  • de esta tendencia, que acabaron por soslayar ms que su maestro las normas acadmicas, se les llamardespus regionalistas o populares.

    Para ganarse la vida, estos artistas se dedicaron especialmente al retrato, hallando clientes entrelos rancheros ms o menos acaudalados, los comerciantes menores, los curas, los profesionales depoco rango, etc.; gente a la que deba buscarse casi siempre en poblados de menor cuanta.

    Sin lugar a dudas fue Jos Mara Estrada el pintor ms reputado entre los referidos regionalistaso populares, al extremo de que se le ha sealado, no sin una exagerada dosis de provincianismo,como el padre de la independencia de la pintura mexicana.

    Existe incertidumbre en torno a si con este nombre hubo dos pintores, padre e hijo, o uno solo,bastante longevo, que mejor sustancialmente de tcnica en una poca determinada de su vida graciasa los estudios que hizo con Uriarte, y que logr sacudirse despus la influencia acadmica,desenvolvindose por otros mbitos a que lo arrastraba su sentimiento interior. Mas tambin resultafactible pensar que hubiese habido dos personas distintas con el mismo nombre: una, el viejo, muchoms tosco en sus ejecuciones y sin grandes conocimientos tericos; y otra, supuestamente el hijo,iniciado por el padre en la pintura y despus enviado a las aulas con Uriarte, donde conoci mejor lossecretos del oficio.

    De una o de otra forma, son sus numerosos retratos de hombres o mujeres pertenecientes a estratossociales medios, elaborados entre 1830 y 1852 ao probable de su fallecimiento, lo que ha cautivadoa los conocedores.

    Tambin discpulo de Uriarte en la Academia de Bellas Artes, aunque menos alejado que Estradade las pretensiones academicistas, fue Jos Mara Mares, nacido en Guadalajara en 1810. Al comenzarla segunda mitad del siglo XIX, gozaba del favor de la mitra, y para ella pint entonces algunos retratos,como el del obispo Aranda y Carpinteiro, adems de varios lienzos con temas religiosos. En 1857 seavecind en Autln, donde vivi con pobreza hasta su muerte acaecida en 1885. Haba perdido elfavor eclesistico por vivir en unin libre.

    Al morir Uriarte en 1835, el gobernador Jos Antonio Romero mand llamar, para sucederle en elcargo a Jos Antonio Castro, que tambin permanecera en el puesto hasta su muerte, ocurrida el 1de abril de 1852. Si bien muri en la pobreza por lo bajo del estipendio, Castro dej un indeleble selloentre sus alumnos y seguidores: el culto de la forma y el orden logrado con gran refinamiento tcnico.Aparte de ejercer la docencia plasm bastantes lienzos con predominio de temas religiosos, segn losrequerimientos de su eclesistica clientela. Adems, Castro legara las bases para la formacin de laSociedad Jalisciense de Bellas Artes, fundada en 1857, cinco aos despus de su muerte.

    Pero quiz fue su hijo Felipe la herencia mayor que Jos Antonio Castro dej el academicismojalisciense. Felipe Castro fue a Mxico para estudiar en la Academia de San Carlos y, de vuelta aGuadalajara despus de la muerte de su padre, se convirti en uno de los ms socorridos pintorestanto de la mitra como del gobierno civil. Destacan el retrato de Juan Crisstomo Njera, prior delconvento del Carmen; el de Pedro Loza, el arzobispo, y los de Hidalgo, Prisciliano Snchez, SantosDegollado, Joaqun Angulo y otros, lo mismo que La Trinidad, ubicada en la sacrista de la catedral.Felipe Castro tambin incursion en el mural, como lo muestran las alegoras El tiempo y las horas yLas Famas, en el teatro Degollado, y la serie de Los Profetas que est en las pechinas del templo deJess Mara. Muri en 1902.

    A causa de ser galardonado varias veces por la Academia de San Carlos y por el emperadorMaximiliano, Pablo Valdez, nato en Cocula en 1834, fue tambin durante mucho tiempo uno de lospinceles preferidos de la aristocracia tapata. Dispersa su obra en manos de particulares, se conoceprincipalmente el cuadro del gobernador Antonio Escovedo y su alegora de la pintura que se conservaen la catedral de Guadalajara.

    Igual que los anteriores, Gerardo Surez sali de las manos de Jos Antonio Castro. Natural deGuadalajara, donde vino al mundo en 1834, realiz temas histricos como Cuauhtemoctzin en presencia

  • de Hernn Corts, adems de los cuadros religiosos consabidos, siempre sin separarse un palmo delos lineamientos academicistas. Tambin ayud a Jacobo Glvez en los trabajos pictricos que sterealiz en la cpula del teatro Degollado. Tuberculoso y abandonado por su familia a causa de susideas liberales, muri en 1878.

    El artista neoclsico jalisciense ms conocido en la actualidad es Jacobo Glvez. Naci en 1821,en Guadalajara, y muri en la misma ciudad en 1882. Muy joven se traslad a la capital de la repblica,donde estudi en la Escuela de Minas y en la Academia de San Carlos, antes de su aprendizaje enEuropa. De regreso a Guadalajara cuando mediaba el siglo, se dedic primordialmente a la arquitectura,pero sin olvidarse del pincel, que lo mismo us en lienzos que en muros.

    Destacan entre sus leos un enorme santocristo para la capilla de la fbrica de Atemajac, unaefigie del primer obispo de Zacatecas y dos de Pedro Espinosa y Dvalos, primer arzobispo deGuadalajara. En la cpula del teatro Degollado, edificio que l mismo dise, se encuentra tambin suversin del Canto IV de la Divina Comedia, que constituye uno de los ejemplos ms claros de suneoclasicismo. Su obra, en efecto, aparte de academicista se caracteriz por la marcada tendenciaeuropeizante de forma y fondo.

    Correspondi a Carlos Villaseor (1849-1920) ser el ltimo acadmico importante de Jalisco.Cosa rara por entonces, Villaseor se retrat a s mismo; pint tambin paisajes de Guadalajara eincorpor productos de la tierra en sus bodegones. Pero no escap tampoco a los trabajos contratadospor eclesisticos ni a las formas rgidas de la academia, y ayud a Glvez y a Surez en la cpula delteatro Degollado.

    Otro marcado cambio en la actitud de los pintores jaliscienses al mediar el siglo XIX, fue la prcticade ofrecer el fruto de su arte a cuantos estuvieron en aptitud de adquirirlo. Para ello se empezaron aorganizar exposiciones pictricas en Guadalajara, invitando a ellas a las gentes ms pudientes delestado.

    La primera de que se tiene noticia se inaugur la noche del 15 de septiembre de 1857, bajo losauspicios de la Sociedad Jalisciense de Bellas Artes, con obras de 43 pintores: Felipe Castro, GerardoSurez, Pablo Valdez, etc., adems de otros aficionados y 15 damas de la alta sociedad. Sucesivamente,cada dos aos, la misma institucin promovi nuevas exhibiciones hasta llegar a cinco.

    Poco tiempo habra de pasar antes de que el ejemplo de la Sociedad Jalisciense de Bellas Artesfuese imitado por otras agrupaciones. La asociacin Clases Productoras, por ejemplo, organizvarias exposiciones, destacndose la segunda, en 1880, que incluy a Surez, a Carlos Villaseor, alos Glvez y a otros muy jvenes, como Jos Guadalupe Montenegro, que descollaran despus.

    De esta forma de reunin pronto se pasara a otra, la de los pintores agrupados motu proprio. Elprimer intento fue el Club de Artistas Pintores Gerardo Surez, en cuya corta vida, de 1885 a 1886,cont entre sus ms asiduos miembros a Carlos Villaseor, Felipe Castro, Francisco Snchez Guerreroy Jos Vizcarra. El Club organiz varias exposiciones de artistas locales y forasteros convirtindoseen un efmero centro motor de la pintura tapata.

    Jos Vizcarra (1868-1956), que por su longevidad fue maestro de varias generaciones de pintoresjaliscienses, comenz su carrera en 1885 y, despus de campear por el neoclsico de su maestro FelipeCastro, acab con paisajes jaliscienses y temas de la vida cotidiana. Asimismo pint numerosos retratosde gobernadores de Jalisco.

    Otra tendencia pictrica fue desatada en Jalisco por dos artistas italianos: Carlos Fontana y otrode apellido Zpari. Fueron ellos quienes pusieron de moda los murales al temple para decorar losamplios corredores de los cascos de las haciendas y los salones de importantes fincas urbanas. El msfamoso ejemplo son las escenas de la ciudad de Mxico de la finca conocida como La Morea,propiedad de Francisco Velarde, apodado el Burro de Oro, en la poblacin de La Barca, de laautora de Jacobo Glvez y Gerardo Surez. Los temas favoritos de esta corriente fueron los asuntosmitolgicos, buclicos, paisajes e, incluso, los tipos mexicanos. Entre los jaliscienses que los practicaron,adems de Pedro Uriarte hijo de Jos Mara, hay que sealar al tapato Jess Otero, muy distinguidopor su buen gusto en los frisos.

  • Escultura

    No obstante la propensin de los adinerados decimonnicos a la suntuosidad en sus viviendas, laescultura apenas penetr en los hogares jaliscienses. De hecho, el patrocinio de la tarea escultricaqued circunscrito al clero, en primer lugar; y al gobierno civil posteriormente y en menor grado,cuando se pudieron emprender obras de ornato en edificios pblicos y plazas, lo que se aprovechpara fomentar el culto de ciertos personajes.

    Hasta fines del siglo XVIII , de acuerdo con la concepcin barroca predominante, las esculturashaban sido casi siempre de madera o de piedra, y por lo general, a modo de altorrelieves en virtud desu adosamiento a las fachadas o altares de las iglesias. Mas ya casi para concluir la centuria, seempezaron a emplear materiales de mayor consistencia, como el mrmol y el bronce.

    Entre los primeros escultores que produjeron al modo neoclsico obras destinadas al estado deJalisco, estuvo el queretano Mariano Perusqua, nacido en 1771, discpulo de Manuel Tols en laAcademia de San Carlos.

    Perusqua nunca radic en Guadalajara, pero s un discpulo suyo llamado Victoriano Acua,oriundo de Huichapan, estado de Hidalgo, quien pas ms de 20 aos de su vida esculpiendo en lacapital de Jalisco desde 1832 hasta su muerte, acaecida hacia 1860, donde dej innumerables estatuas:una Coronacin de la Virgen, en el Sagrario; La Sagrada Familia, en Zapopan; una Virgen delCarmen, en el convento de Santa Teresa; San Agustn, en el templo de su nombre; La Dolorosa,en Santa Mnica, y casi todas las imgenes de la catedral.

    Aplicaron tambin las tcnicas de Acua el tallista Jos Antonio Apodaca, nacido en Sayula en1779; el cantero tapato Faustino Delgadillo, muerto en 1861, y el tonalteca Jess Villarreal, quedestac como restaurador.

    Otros modeladores tapatos notables fueron: Luis Monsivaiz, muerto tambin en Guadalajara por1860 a quien se debe la sillera del coro catedralicio, tallado en 1847; Carmen Ruvalcaba, nacido enNochistln, Zacatecas, pero radicado en la capital jalisciense, y Francisco Lpez, venido al mundo en1820. Ruvalcaba realiz, entre otros trabajos, el guila que corona el retrato de Benito Jurez en elPalacio de Gobierno, y Lpez el San Francisco de la iglesia conventual de Zapopan.

    Tambin dignos de mencin son el laguense Romualdo Nez y Narciso Ruiz, originario esteltimo de Santiago de Compostela y muerto en Lagos en 1882. Del primero es un San Jos deledificio que fue de la Universidad Biblioteca Iberoame-ricana, y del otro la famosa guila delteatro Degollado que segn conseja popular abrir el pico y soltar la cadena un da en que eledificio est muy concurrido, como presagio de su derrumbe total.

    Cuando se trataba de perpetuar la memoria de algn hroe, con frecuencia se convocaba a concursoentre los artistas locales. Tal fue el caso del monumento a Ramn Corona, inaugurado en 1896, que sedebe al ingeniero Ignacio Prez Guzmn, ganador de la competencia correspondiente.

    Dada la tradicin alfarera de Tlaquepaque, no debe sorprender que algunos artesanos empezaranun buen da a copiar seres humanos de la vida real. As lo hizo el ceramista Pantalen Panduro, y otrode apellido Pajar, apodado Pajarito.

    Justamente a un discpulo de Pajarito, llamado Remigio Grande, toc modelar en barro, en1887, una estatua de Cihuapilli, de unos tres metros de alto, sita en el cerro de la Reina, vecino deTonal. La figura, de marcado sabor cristiano-alegrico, representaba a Cihuapilli abrazando unacruz con la diestra, en tanto que con la siniestra rechazaba un dolo. Hoy da queda slo el pedestal.

    En esta misma lnea monumental an subsiste en la plaza de Jamay el enorme Po Nono que, desdefines del siglo pasado, se yergue con sus 14 metros de altura.

    A pesar de que, cuando se inici el siglo XX, el neoclasicismo conservaba an su hegemona, fue laexpresin subyacente ms ligada a la tierra la que emergera despus hasta la universalidad, cuando laRevolucin acab por revolucionar tambin la esttica mexicana y el equilibrio simtrico, y la

  • ornamentacin austera desembocaron en un callejn sin salida. Despus de trascender a la arquitecturadomstica de los pudientes, las sobrias lneas medsicas acabaran por diluirse en un ambienteultrabarroco tanto por sus colores como por sus contrastes y contradicciones.

    Fotografa

    El creciente inters por perpetuar el rostro propio encontr un nuevo satisfactor en la cmarafotogrfica. Sobre todo porque el costo de una fotografa, mucho ms bajo que los honorarios decualquier pintor, permiti a muchas ms personas poseer la anhelada reproduccin.

    En efecto, aun cuando los primeros en fotografiarse fueron los ms acaudalados, prontoinnumerables fotgrafos ambulantes recorreran pueblos y ciudades en busca de clientes de menoresrecursos dispuestos a posar frente a sus voluminosos aparatos.

    Parece ser que fue Jacobo Glvez, en 1853, uno de los primeros en traer a Guadalajara, despusde su viaje por Europa, los elementos tcnicos para reproducir imgenes casi instantneas: una cmaraobscura para fijar imgenes, no en lamina como se hacan ya en aquella poca y segn el mtodo deDaguerre, sino en papel.

    Nada se sabe de lo que haya hecho Glvez con su cmara, pero muy poco tiempo medi entre suretorno de Europa y la aparicin de los primeros fotgrafos ambulantes en Guadalajara. Uno de ellos,Amado Palma, lo hizo en 1858, anunciando al respetable pblico, que acababa

    de llegar de los Estados Unidos del Norte, y que para el ejercicio de su profesin ha practicado losmecanismos, alemn, francs y norteamericano, y trae consigo todos los aparatos necesarios parahacer retratos y sacar vistas con colores y sin ellos, y ofrece a los seores que gusten ocuparlo,que sus retratos sern mejores que los que se han visto e iguales a los ms sobresalientes queltimamente hacen en Europa, y al equitativo precio de 4 pesos comprometindose a hacerretratos en 14 segundos, aun cuando estuviere lloviendo.

    Mas estos fotgrafos viajeros, en breve plazo hubieron de enfrentar la presencia en Guadalajarade varios competidores que, instalados en locales permanentes mejor acondicionados y conocidos,facilitaban al pblico la concurrencia a sus estudios en cualquier poca del ao. Uno de los primerosfue Justo Ibarra, a quien se debe, entre muchas otras, la famosa impresin de la entrada de los francesesa Guadalajara el 6 de enero de 1864.

    Otro importante fotgrafo tapato fue Octaviano de la Mora nacido en 1841, quien viaj porEuropa para mejorar sus tcnicas y conocimientos en el ramo. A su regreso en 1873, mand publicaren el peridico El Estado de Jalisco, una insercin en la que anunciaba los adelantos que introduciraen su estudio:

    Habiendo visitado los principales establecimientos fotogrficos del mundo y practicado al ladode los ms distinguidos artistas, he credo indispensable la cons-truccin de un nuevo saln deposiciones, por lo que no tendr el honor de ofrecer mi trabajo a mis amigos y al pblico engeneral, hasta el 1 de octubre prximo.

    El establecimiento, deca un contemporneo, es el mejor de Guadalajara; est montado con lujo;el gusto ms exigente puede estar seguro de quedar complacido; y los mismos Daguerre y Niepce,trataran con cario a Octaviano.

    De la Mora conserv su estudio hasta el ao de 1900 en que lo traspas a Jos Mara Lupercio, afin de radicarse en la capital del pas. Lupercio prefiri buscar paisajes, escenas y tipos populares,efectos de nubes, edificios, calles, etc.; es decir, un concepto nuevo y ms bien esttico de la fotografa,en el que alcanz notable xito, toda vez que fueron varios los premios nacionales y extranjeros queobtuvo.

    Pero en realidad no fue Lupercio el iniciador en Guadalajara de esa aplicacin artstica de lafotografa, pues ya con anterioridad la firma Figueroa y Snchez establecida en 1888 habafotografiado muy decorosamente edificios y calles tapatas.

  • Particular mencin merece Carlos Barrire, tambin discpulo de Octaviano de la Mora. Nacidoen Guadalajara hacia 1853, Barrire se hizo notar tanto por la calidad de sus fotografas como por eltema en que se especializ: las damas.

    Entre sus objetos de utilera contaba con ciertas prendas que enriquecan la indumentaria de susclientas palets, otomanas, pellizas, abrigos, etc., a quienes revesta y arreglaba a fin de acrecentarla imagen de elegancia. De tal suerte, en los retratos de Barrire, a las damas slo deba vrselestalle, brazos y rostro, si queran conservar el decoro, en tanto que la falda vena a ser el monumentoque espejaban con sus sedas... con sus cabrilleos y encajes en olas, olanes y espumas; faldas casimarinas, con sus insinuaciones de cascada y que cean, con su pesantez de torrente, la cintura glacialde nuestras bisabuelas.

    Msica

    Lo mismo que en la plstica, el neoclasicismo musical acabara penetrando en los altos estratosjaliscienses gracias a la propensin europeizante de stos. De tal suerte, tambin en este caso, mientrasla alcurnia local repudiaba por brbaras y salvajes a las expresiones musicales procedentes de supropia tradicin, poco a poco se iba compe-netrando, afanosa de cultivarse, de los grandes de lamsica europea, autores que nada significaban para el comn de la gente y, por lo tanto, muy poco lesinteresaron.

    En realidad, las obras de los grandes maestros continuaran a lo largo de la segunda mitad de lacenturia pasada, siendo patrimonio exclusivo de las altas esferas sociales que las cultivaban, casinicamente en Guadalajara, mediante conciertos formales y veladas improvisadas.

    Como es obvio suponer, de esa msica culta apenas la ms ligera tena autnticos escuchas,como suceda con las mazurkas, polkas, marchas, valses, etc., que predominaban en las serenatas delas plazas de armas de los pueblos y ciudades o en los bailes y tertulias, aunque en estos casos lamsica serva ms bien de acompaamiento o de trasfondo que de atractivo fundamental para lareunin.

    Los gneros que de por s atraan pblico y concentraban el inters de los tapatos eran la pera,la opereta y la zarzuela, quiz por el juego escnico de sus representaciones. De ah que no fueracasual que, para inaugurar el teatro Degollado en 1866, se haya pensado precisamente en una temporadade pera.

    En efecto, desde 1830, varias compaas italianas viajaron por el pas ofreciendo funciones depera y opereta que variaban en importancia de acuerdo con la magnitud de la localidad. Estascompaas fueron poco a poco incorporando en sus representaciones a cantantes locales a fin deabatir sus costos hasta llegar, incluso, a integrar grupos ciento por ciento nacionales.

    Entre los jaliscienses que se distinguieron por su voz valdra mencionar a los tenores Benito Denamuerto en 1862 y Dionisio Rojas empleado por la catedral tapata en 1882; a los bartonosIgnacio Garay tambin de la catedral, y muerto alrededor de 1872, Antonio Gmez asimismocontratado por la mitra de Guadalajara y Pascual G. Galvn quien lleg a representar papelessecundarios con Angela Peralta. Todos ellos lo mismo actuaban en las festividades religiosas que enlos teatros Principal o Degollado de la capital de Jalisco.

    El adiestramiento formal en cuestiones relativas a la msica, al canto o a la ejecucin de algninstrumento a travs de escuelas o de instituciones especializadas fue casi inexistente durante esapoca en Jalisco. Si acaso en el Liceo de Nias se preparaba a las pupilas para dar al pblico brillantetestimonio de la agilidad de sus rganos vocales, haciendo gorgoritos y calderones en las fiestas defin de cursos; o en la Escuela de Artes y Oficios donde se lleg a formar con los estudiantes una bandaque lo mismo tocaba en la Plaza de Armas de Guadalajara que en otros lugares.

  • No faltaron, desde luego, las clases particulares que algunos msicos profesionales impartan a finde allegarse algunos ingresos. A mediados del siglo destac en este aspecto Jess Gonzlez Rubio, dequien se afirma que muchas lecciones las daba gratuitamente y que, incluso, sola a veces proporcionaralimento y vestido al discpulo. Su trabajo principal lo desarrollaba como organista en la catedral,pero adems integr con sus alumnos particulares una orquesta que participaba tanto en ceremoniascvicas como en religiosas, de modo que su casa ms pareca un conservatorio donde casi por 50 aospulularon aprendices de diversos instrumentos y procedentes de distintos lugares.

    Justamente uno de sus aprendices vino a ser, al declinar la centuria, el ms destacado msicoformal jalisciense del siglo XIX: Clemente Aguirre, nacido en Ayo el Chico en 1828 y tan inteligentecomo modesto e inspirado sacerdote del divino arte. Este comentario surgi a raz de la veladainaugural del ciclo que en el teatro Degollado se llev a cabo en 1886 a propsito de las fiestaspatrias. Resulta que esa noche se estren la marcha Ecos de Mxico, compuesta por el propioAguirre que fue aplaudido con entusiasmo.

    Aparte de componer, dirigir y pulsar el cornetn, Aguirre se dedic a la docencia desde 1869 hastasu muerte, acaecida en 1900. A l se debieron numerosas bandas pueblerinas que integr durante sujuventud, a ms de consolidar el conjunto de la Escuela de Artes y Oficios tapata donde era profesorpara constituir la Banda de Msica del Estado que l mismo dirigi por muchos aos. Adems, en1869, organiz la primera Sociedad Filarmnica Jalisciense a efecto de impulsar la difusin de labuena msica.

    Entre otros memorables discpulos de Gonzlez Rubio estuvieron Diego Altamirano que toc enla compaa de Angela Peralta en 1881 y 1882 y el violinista Apolonio Arroyo de Anda nacido enGuadalajara en 1850, autor de varias piezas ligeras como el vals Concha, la mazurka El Alma Enferma,la serenata El Alcalde Ronquillo y las danzas Trenza de Oro, Lgrimas y Llorando.

    Algunos pianistas y organistas de renombre fueron Agustina del Castillo que ense en el HospicioCabaas, Benigno Alatorre y los hermanos Jos y Francisco Godnez, estos ltimos dedicados tambina la fabricacin de rganos. Fue a Francisco, precisamente, a quien, siendo organista de la catedral deGuadalajara, se envi a realizar estudios en Pars por cuenta del Cabildo eclesistico en 1880.

    De este Francisco Godnez dira Jos Roln en 1928:

    Fue un organista de la talla de no importa cul de los organistas que haya habido en nuestra patria.Discpulo de los ilustres organistas franceses Guilmant y Gigout, su dedicacin y talento le valieronla estimacin de aqullos, al grado de haberle dedicado ambos varias de sus composiciones paradicho noble instrumento.

    Digno tambin de sealarse es el violinista Luis Vzquez, que por ms de once aos, a partir de1870, dirigi una orquesta del arzobispado de Guadalajara. Igual que muchos de sus colegas, hubo derecurrir a la docencia particular a fin de redondear sus ingresos.

    Sin embargo, corresponde a Cruz Balczar ser tenido por el fundador de la moderna escuela devioln en Guadalajara; esto es, el primero que ejecut el instrumento en forma adecuada para participaren una orquesta. Balczar muri en la propia capital de Jalisco en 1870, donde intervino en numerososconciertos, lo mismo que en Morelia y otras ciudades.

    En guitarra el ms notable fue Melquiades Gonzlez, quien vino al mundo en Guadalajara en 1835y de quien se lleg a decir que

    juega admirablemente con las cuerdas de una guitarra sptima, que transforma en orquesta enminiatura; ejecutando no slo piezas nacionales y ligeras, sino las ms difciles partituras de losgrandes maestros de la armona.

    En suma, puede decirse que, si en la pintura y en la escultura academicistas hubo jaliscienses queno desempearon mal papel durante el siglo XIX, en la creacin y ejecucin de la llamada msicaculta fue muy poco lo conseguido. No as las melodas populares, que lograron mantenerse vivas sinms escuela que la prctica cotidiana y sin otro patrocinio que el del mismo pueblo, para de all

  • evolucionar, conforme a las circunstancias, en diferentes formas, algunas de las cuales desembarcaranen el siglo XX convertidas en exitosos y generalizados ritmos, como los sones y las valonas que tanplenamente identifican al mariachi jalisciense.

    Arquitectura

    Respecto a la arquitectura, despus del auge experimentado durante los ltimos aos del siglo XVIII ylos primeros XIX, con posterioridad a la guerra de Independencia sobrevino una marcada escasez deconstrucciones. Tanto as que en la capital del estado, salvo la Penitenciara de Escovedo, el TeatroDegollado, el Panten de Beln y algunos pocos templos, pasaran muchos aos sin que se realizaraalguna edificacin pblica de importancia. Las obras emprendidas fueron sobre todo casas-habitacinde los pudientes y la conclusin de algunas cimentaciones como el Hospicio Cabaas en 1836 y laiglesia del Sagrario, que la insurgencia haba obligado a dejar pendientes.

    Al final del siglo, la preferencia de los sectores adinerados iba hacia el estilo neoclsico y contrael barroco de la Colonia, entendido a la sazn como un arte decrpito, primitivo y salvaje. Asimismo,vale agregar que, debido al mismo proceso de centralizacin econmica acentuado entonces en Jalisco,sobre todo durante la segunda mitad del siglo XIX, fue muy poco lo que se edific fuera de la capital.

    Por su parte, la habitacin jalisciense del siglo XIX vino a ser una expresin ms de las enormescontradicciones existentes en el seno de aquella sociedad. En el medio rural sola encontrarse lamsera y perecedera choza de la peonada en contraste con la rancia casa grande de las haciendas,destinada a dar cobijo a los propietarios unos cuantos das al ao; o tambin las moradas sensiblementems modestas de administradores, caporales, mayorales, etc. A causa de la escasa disponibilidadeconmica y el tradicional desapego a invertir en el campo, la mayora de estas viviendas databan dela poca colonial.

    En Guadalajara, con el ascenso demogrfico, aument tambin la cuanta de las masas empobrecidasy con ellas el nmero de albergues miserables. Es decir, al crecer la ciudad se increment tambin elhacinamiento y la promiscuidad. Se estaba ya frente al advenimiento de los ncleos luego llamadosvecindades.

    Esto obedeca, en parte, a que Guadalajara absorbi en forma cabal pueblos de indios comoAnalco, Mexicaltzingo y Mezquitn antiguamente de modo perfecto separados de la ciudad, cuyoshabitantes, junto con los expulsados del campo, arrastraran ahora por las calles su creciente carga demiseria y desdichas.

    Otra novedad que el siglo XIX atrajo sobre los tapatos fue la proliferacin de un cierto tipo decasas que, no obstante estar destinadas a los estratos sociales medios, pretendan remedar las residenciasseoriales. Fincas en las que no falt el clsico zagun de ingreso y el patio principal en cuyo derredorse disponan el comedor, la estancia y las recmaras, en tanto que un segundo patio daba cupo a losservicios.

    La diferencia entre stas y las grandes moradas de los opulentos estribaba en el tamao, dando piea que hubiera en los vastos patios un buen nmero de macetas, limoneros y, con frecuencia, unaproporcionada fuente de cantera al centro. Al fondo, en el corral o segundo patio, uno o dos excusadosde tertulia, con tarima de madera, daban el servicio diurno, en tanto que la bacinica de barro, depeltre o de porcelana, constitua objeto indispensable bajo las camas durante la noche. La total ausenciade baos obligaba a los moradores ms escrupulosos a acudir cada ocho das a los establecimientospblicos para asearse, siendo los ms famosos los del Agua Azul.

    Los mejores decorados se empleaban en la sala, por eso su iluminacin era con cera, a diferenciadel sebo que se usaba por razones econmicas en el resto de la casa y todo lo ennegreca.

    Si bien, al principio, Guadalajara reuni hacia su parte cntrica los mejores domicilios, ya para1842 Mariano Otero observaba los inicios de una ligera tendencia a alejarse del cada vez ms pestfero

  • ro de San Juan de Dios, de manera que las manzanas del poniente propendan a alargarse hacia elmismo rumbo. Adems, la preferencia de que las fachadas vieran al norte o al sur a causa del calorhizo que las cuadras de este a oeste fuesen ms largas que las transversales.

    Entre las residencias ms destacadas al mediar el siglo se mencionan la de Juan Manuel Caballero,la de los Echurria, la llamada palacio Caedo, a espaldas de la catedral, y la de Francisco Velarde (a)el Burro de Oro.

    Precisamente de este mismo encumbrado grupo social, al aceptar sangre europea en su seno,surgi un nuevo tipo de arquitectura domstica que daba entrada a modelos y formas inglesas yfrancesas. Se trataba de las fincas veraniegas que se empezaron a levantar en las vecinas villas deZapopan y San Pedro Tlaquepaque. Esta ltima, al repuntar la segunda parte del siglo, fue la msimportante colonia vacacional de los tapatos ricos en torno a su esplndido parin, levantado en1833 bajo la direccin de Jess Lomeln, para albergar el antiguo mercado en el que la cermicaocupaba un sitio tan importante.

    De la presentacin de las calles tapatas conviene aclarar cmo, a pesar de que algunas de lasprincipales fueron empedradas ya a finales del siglo XVIII , durante el XIX la mayora continuaba sinrecibir dicha proteccin, e incluso, sin aceras ni mucho menos drenajes.

    Entre las numerosas plazuelas de Guadalajara sobresala, al mediar el siglo, la plaza principal o dearmas, rodeada de corpulentos fresnos, totalmente empedrada y con una gran fuente al centro. Alpaso del tiempo, en lugar de la fuente de adorno se dej una pila de agua para el uso de las recuas;pero pronto pareci ms conveniente suplir el bebedero con un pequeo quiosco construido en 1882por los soldados a iniciativa del comandante de la plaza, mismo que antecedi al que ahora tiene,adquirido en los primeros aos del siglo XX.

    Un problema, de hecho, estatal, aun cuando vivido por Guadalajara directamente, lo constituydurante casi toda la decimonovena centuria la falta de un local penitenciario adecuado. Toc a MarianoOtero proponer a la Junta Departamental, en 1834, la construccin de un edificio que supliera lacrcel ubicada en el interior del Palacio de Gobierno. La idea obtuvo la inminente anuencia de AntonioEscovedo, vocal de la Junta y despus gobernador de Jalisco. El prior de los carmelitas propuso enventa el terreno de las huertas de su monasterio hoy parque de la Revolucin y el sbado 24 demayo de 1845 fue puesta la primera piedra. Tras varias suspensiones se concluy en 1881 el edificioque sera conocido como penitenciara de Escovedo, que estuvo en pie, hasta muy entrado el siglo xx.

    Teatros

    Antes de la consumacin de la Independencia, las representaciones teatrales, solan escenificarse enjacalones ms o menos improvisados que para 1821 ya no existan. Posteriormente, nuevos locales sefueron adaptando a modo de teatros.

    Varios de estos incipientes escenarios cobraron cierta fama, como fue el caso del Teatro Principal,pero cada da era ms obvio que Guadalajara requera de un recinto teatral adecuado. Sin embargo,no fue sino hasta diciembre de 1855 cuando Santos Degollado expidi el decreto que finalmente daraorigen el anhelado inmueble.

    Lanzada la convocatoria para el concurso slo Jacobo Glvez present un diseo, mismo que fueaprobado en 1856. Como nombre se propuso el de teatro Alarcn, en honor de Juan Ruiz.

    Durante el resto de 1856, todo 1857 y los dos primeros meses de 1858, la obra avanz a buenritmo. Pero al caer la ciudad en manos de los conservadores, los trabajos se suspendieron y laconstruccin permaneci abandonada por completo hasta el mes de febrero de 1859, en que elgobernante conservador Leonardo Mrquez decidi continuar la edificacin. Para ello mand llamarde nuevo a Glvez, ofrecindole toda clase de garantas. En virtud de esto, el 3 de mayo de 1859 secoloc la clave que cierra la gran bveda central.

  • Despus de varias suspensiones y cambios de nombre por el de Degollado, an sin concluirse seopt por inaugurarlo en 1866 a fin de aprovechar la gira que por el pas realizaba la Compaa deOpera Italiana de Annibale Biacchi, cuya primera estrella era la cantante mexicana Angela Peralta deCastera. La noche del 13 de septiembre tuvo lugar su magno estreno con Luca de Lammermoor, deGaetano Donizetti.

    Tras el triunfo republicano en 1866, el teatro se llam definitivamente Degollado, pero no fuesino hasta 1877 cuando el gobernador Gonzlez Riestra orden reemprender la tarea constructiva.An sin resolver el prtico, el 30 de octubre de 1880 se procedi a una segunda inauguracin.

    Cementerios

    Respecto a los cementerios existentes en Guadalajara hasta la apertura del de Mezquitn, en losalbores del siglo XX, todos conservaban estrechos lazos con alguna corporacin religiosa. El mslongevo en uso vino a ser el instalado en el atrio de San Francisco, ya que dio servicio desde el sigloXVI hasta 1861. En 1870 se convirti en jardn pblico.

    A partir de 1829, los mismos franciscanos haban abierto en las inmediaciones del Agua Azul elllamado cementerio de Nuestra Seora de los ngeles, que se convirti en el ms grande de su tiempoy sirvi hasta muy entrado el siglo XX.

    Luego vendran en 1830 y 1836, el de Agua Escondida o de Mexicaltzingo y el de Guadalupe, ascomo el clebre panten de Beln o de Santa Paula, anexo al Hospital Civil, abierto al mediar el sigloXIX, despus de realizarse los trabajos dirigidos por Manuel Gmez Ibarra.

    Con l se inici de hecho la costumbre de rendir culto a la memoria de los difuntos mediante lahechura de costosas tumbas, algunas que incluso constituan verdaderas obras de arte. Un caso concretoen este sentido lo constituye la familia Corcuera que contrat ni ms ni menos que a Jacobo Glvezpara levantar un monumental cenotafio que, conforme al eclecticismo romntico de la poca, sincretizaelementos barrocos, gticos y neoclsicos.

    Iglesias

    Independientemente de que la poca colonial dej muy bien equipada de edificios a la Iglesia enGuadalajara, al finalizar el siglo XIX, no obstante las restricciones legales existentes, se emprendi laconstruccin de varias ms.

    La parroquia del barrio del Pilar, existente desde 1718, tuvo desde 1882 una construccin nuevay ms grande.

    El actual templo del Carmen no es otra cosa que el producto de la reconstruccin de una antiguacapilla del convento que posean los carmelitas junto a la iglesia principal, siguiendo la costumbre desu orden.

    Hacia 1880, en los terrenos que haba ocupado el antiguo convento de Santo Domingo, se erigi,remedando las lneas clsicas, el actual templo de San Jos de Gracia, cuya fbrica estuvo a cargo delmaestro Jess Ruelas con la asesora de Manuel Gmez Ibarra.

    Durante la penltima dcada del siglo XIX, tambin de inspiracin clsica, se construyeron otrasiglesias tapatas que vale la pena mencionar: la Pursima Concepcin, en el barrio de San Juan deDios; los Dolores, al norte de la ciudad; el Refugio, en el barrio del mismo nombre, y varios ms.

    Por esos aos se edific tambin la primera iglesia evanglica que hubo en Guadalajara: la delDivino Redentor, sita en el jardn de la Reforma.

    As abandon Guadalajara el siglo XIX con cien mil pobladores, suficientes iglesias y la vocacinpor los espacios que no perdera hasta hace pocos aos y que consolid con el triunfo del liberalismoal romper el cerco que, tanto al crecimiento urbano como al espiritual, le haban impuesto los conventos.

  • XVIII. S OCIEDAD Y CULTURA PORFIRIANAS

    Al finalizar el siglo XIX, quienes se haban mantenido en la cspide de la pirmide socioeconmica deJalisco se encontraban de hecho concentrados en Guadala-jara, donde gozaban de las crecientescomodidades y mejores perspectivas pecuniarias que el medio ofreca. Mas ahora esta minora seencontraba rodeada por una buena cantidad de europeos que se haban asentado en Guadalajara,atrados por sus posibilidades comerciales, y muchos hasta casados con hijas de los ms opulentos,incorporando as sus apellidos a la flor y nata de aquella sociedad.

    Los jerarcas se hallaban prendados de lo proveniente de ciertas naciones ultramarinas y convoracidad consuman sus productos, de manera que con gusto aceptaron que nativos de all, con todoy sus usos y costumbres un tanto distintos, pasasen a ocupar un sitial en el seno de sus propiasfamilias. En ltima instancia, el recin llegado era visto como una avanzada de esa civilizacin quecon tanto ahnco procuraban alcanzar los ricos locales mediante sus frecuentes estadas en Londres,en Madrid y, muy especialmente, en Pars.

    Como en efecto sucedi, Guadalajara habra de europeizarse en forma muy notable lo que entoncesse entenda como progreso, tanto a causa de su arquitectura pblica y privada, como de losmonumentos urbanos, la literatura oriunda o ajena, la msica propia o importada y, en fin, de todo elquehacer cultural presente al finalizar el siglo XIX y comenzar el XX.

    Mas si tales extranjeros eran muy gratos a los ms encumbrados tapatos, la idiosincrasia local, encambio, no siempre result grata a los recin llegados, no obstante que jams tuvieron empacho ni encasarse con jaliscienses ricas ni en utilizar el dinero y las conexiones de sus nuevos parientes. De estasuerte, las buenas relaciones empezaron a cambiar cuando se acrecent el nmero de alemanes, francesesy espaoles pudientes, y las actitudes de prepotencia y desprecio respecto al resto de la sociedadempezaron a patentizarse. Aparecieron entonces los clubes y asociaciones exclusivos dondefraternizaban y mantenan sus tradiciones, conmemoraban las festividades propias de sus pases y, entrminos generales, hallaban un bastin que los aislara del medio local.

    Tal actitud no dej de incorporar un tanto a los oligarcas locales y explica, en parte, que el CasinoJalisciense, centro social fundado por stos en 1904, anunciara que no admitira extranjeros entre susmiembros.

    Sin duda, fueron los estadounidenses quienes ms contribuyeron a despertar los primeros destellosde xenofobia. A diferencia de los inmigrantes europeos que llegaron primero, vinieron a quedarse yeran catlicos en su mayora, los norteamericanos ms tardos pues no alcanzaron un montoconsiderable hasta principios del siglo XX y tambin ms transitorios, eran de ordinario protestantes.

    Por un lado estaban los de espritu aventurero o de ndole delictiva que, por razn de cercana,arribaban a Guadalajara con menos dificultad que los europeos y, con frecuencia, acababan involucradosen hechos ilegales o simplemente escandalizantes. Por otro, los que, enviados por las grandescorporaciones de su patria para administrar las subsidiarias locales, vivan a sabiendas de que tarde otemprano seran transferidos; en consecuencia, era mnimo su inters por codearse con los tapatos,aunque fuesen stos muy adinerados, mxime que la casi totalidad de estos gringos venan ya casados.

    Por la misma razn, el estadounidense pocas veces lleg a dominar el espaol, dando pie con ellopara que, a partir de 1904, se publicara The Jalisco Times pri-mer peridico escrito totalmente enun idioma extrao que se edit en Guadalajara, as como para que el nmero de anuncios en inglscreciera en toda la prensa y mucha gente se incomodara.

    Un ltimo motivo de tal cambio de actitud para con el extranjero, que se fue marcando ms amedida que avanzaba el siglo, lo constituy sin duda la contraccin econmica que tanto contribuya la gran crisis de 1910. Se lleg hasta el extremo de que la presencia de capitales e individuos deotros pases dej de verse como una forma de coadyuvar al progreso nacional y se les acus de sernocivos para los empresarios locales, lo cual, en cierta forma, resultaba autntico, entre otras cosas

  • porque los extranjeros posean mejores nexos y contactos comerciales en la ciudad de Mxico y en elexterior.

    De todo lo anterior result que, al sobrevenir el derrumbe del gobierno de Porfirio Daz, la oligarquade Jalisco estaba tan fragmentada que muy poco atin a hacer en defensa del orden que tanto leconvena perpetuar.

    Ms que la comparecencia extranjera, lo que ms coadyuv al crecimiento demogrfico y culturalde Guadalajara fue la migracin procedente de diversas poblaciones del propio estado que, en sumayor parte, perteneca a los estratos medios y superiores de sus lugares de origen. Adems, supromedio de escolaridad rebasaba ligeramente al del conjunto urbano, amn de que se trataba detrabajadores calificados, de artesanos y comerciantes e, incluso, de algunos profesionistas.

    Comoquiera, este tipo de inmigracin con buen nivel cultural no exclua el arribo a la capital deJalisco de otros muchos procedentes de lugares muy pequeos y de condiciones precarias; no obstante,esta mano de obra bsica encontraba casi siempre, en el comercio, la industria o en los serviciostapatos, una forma de vida ms cmoda que la dejada atrs.

    A cambio del dinamismo adquirido en Guadalajara, las pequeas ciudades de Jalisco sufrieron ensu mayora un estancamiento y hasta una reduccin en el nmero de sus habitantes de 1877 a 1910.As pues, no poda esperarse que floreciera en ellas alguien que deseara cultivar las artes o las letras,menos aun la arquitectura, puesto que con dificultad se construa una que otra casa-habitacin decorosa.

    A partir de la inauguracin del ferrocarril Guadalajara-Mxico, el viaje entre ambas ciudades seredujo de 3 4 das a slo 18 horas, con lo cual los tapatos estuvieron ms enterados de lo queaconteca en la capital y ms propensos a sentar en ella sus reales. Pero, al mismo tiempo, as sealejaron del resto de su propio estado, cuyas comunicaciones siguieron tan lentas y difciles comosiempre. De tal manera, el trasfondo contradictorio y crtico del medio rural qued en cierta medidaopacado, para los menos acuciosos, por el esplendor nunca visto que alcanzaron los grandes centrosurbanos.

    Por lo tanto, no est del todo fuera de sitio considerar como una caracterstica de quienes sededicaron a las artes y a las letras, el ignorar lo conflictivo de la situacin en que vivan pese alcreciente inters por los temas campestres para ofrecer una imagen en exceso optimista de su realidad.

    Literatura

    Como es de suponerse, a esa caracterstica comn a los escritores jaliscienses de los meros principiosdel siglo XX, hay que sumar las divergencias que correspondan a las diferentes formas coexistentesentonces de concebir la tarea del escritor. Divergencias que iban desde el depurado neoclasicismo deJos Ma. Vigil fallecido en 1909 a los 90 aos, hasta el naturalismo que plasm en sus dramasMarcelino Dvalos, pasando por el temprano modernismo de Manuel Puga y Acal, los ltimos acordesromnticos de Ireneo Paz y el realismo de Jos Lpez Portillo y Rojas.

    As result un eclecticismo literario en el que se conjugaban la preocupacin romntica de buscarlas races nacionales y el empeo realista de fijar telricamente a una sociedad que con inusitadarapidez se transformaba en urbana. Una mezcla que aparej la irrupcin casi generalizada de losescritores sobre los temas rurales o de franco sabor histrico, de ordinario matizados con un discretoy muy neoclsico afn moralizante, a fin de que sus escritos participaran en el ansiado progresonacional, entendido ste como un acercamiento a todo lo europeo, como europeas eran las frmulascon que se pretenda aprehender al campo mexicano.

    Quiz por esto mismo, y por la necesidad de hallar mejores horizontes para su individual superacin,la mayor parte de ellos acab por abandonar la provincia para acudir a la ciudad de Mxico.

    Excepcin en este sentido fue Antonio Zaragoza, en su tiempo uno de los ms altos exponentesde la poesa en Jalisco, quien la mayor parte de su vida la pas en Tepic, donde desempe durante

  • muchos aos, hasta su muerte ocurrida en septiembre de 1910, el cargo de secretario general degobierno, y adems edit y dirigi un peridico denominado Lucifer. De su verbo potico sobreviventres colecciones, reunidas bajo los ttulos Armonas, Recuerdos y versos, as como un largo poema alque titul Guadalupe.

    En la lnea de la produccin escnica, la menos socorrida por los jaliscienses, vale hacer referenciaa Marcelino Dvalos. Abogado, como la mayora de los intelectuales de su poca, al finalizar el sigloXIX ya resida en Mxico. All estren en 1900 su primera obra: El ltimo cuadro; tres aos ms tardellev a escena la pieza Guadalupe, donde arremete contra el alcoholismo; le siguieron Jardines trgicos(1909), Viva el amo! (1910), que reproduce el habla campesina; Lo viejo (1911) y guilas y estrellas(1916), entre otras. Con menos xito incursion tambin en el cuento y el verso. Se involucr asimismoen el maderismo y hasta fue diputado, lo que impuso su exilio en tiempos de Victoriano Huerta.

    Igualmente, fustigado por la poltica, Salvador Quevedo y Zubieta constituy un caso tpico delescritor de esa poca. Titulado en derecho en su natal Guadalajara, ense gramtica en el Liceo deVarones antes de marcharse a la capital. Ah colabor con numerosos peridicos y fund El Lunes,semanario de oposicin al gobierno de Manuel Gonzlez. Hubo de expatriarse en Madrid, dondecontinu sus labores de periodista, antes de pasar a Londres.

    En 1884 volvi a Mxico para seguir luchando contra el gonzalismo, por lo que tuvo que salirnuevamente, esta vez a Pars. All estudi medicina y se titul de cirujano. Luego obtuvo dosnombramientos consulares en Europa, antes de retornar en definitiva a la ciudad de Mxico. De supluma brotaron relatos autobiogrficos, como Recuerdos de un emigrado y una novela importante:La Camada. Aparte cultiv la historia con clara finalidad detractora: El General Manuel Gonzlezy su gobierno en Mxico, en dos volmenes, y Porfirio Daz.

    De la misma poca que Zubieta y tambin errante, Manuel Puga y Acal est considerado comouno de los primeros poetas modernistas de Jalisco por las influencias simbolistas y parnasianas querecibi desde muy joven, cuando estudiaba en Pars y Blgica. Empez a publicar en La RepblicaLiteraria de Guadalajara recin vuelto de Europa, destacando como poeta y crtico de gran erudiciny amenidad.

    Tras haber vivido en su ciudad natal y en San Luis Potos, radic definitivamente en Mxico apartir de 1910, atendiendo una ctedra en la Escuela Nacional Preparatoria y como investigador delArchivo General de la Nacin.

    Como poeta dej los siguientes libros: Despus del beneficio, Monlogo lrico y Lirismos deantao; en ellos recogi su produccin dispersa en numerosas revistas, cuyos poemas msrepresentativos fueron: Baladas Lgubres, Otelo ante Dios e Intermezzo.

    Bajo el seudnimo de Brummel entabl varias polmicas, de donde surgi el ttulo Los poetasmexicanos contemporneos. Adems, dentro del campo historiogrfico produjo varias obritas sobrela Independencia.

    A ninguno de los escritores hasta aqu referidos, por una o por otra razn, acompaaron elreconocimiento local y la trascendencia nacional durante el periodo en que les toc actuar. Esta dichacorrespondi, sin duda, a Luis Prez Verda, a Jos Lpez Portillo y Rojas y a Victoriano Saladolvarez. A los dos primeros, incluso, les estuvo reservada la supremaca intelectual en la propiaGuadalajara: uno, por su historiografa; otro, por su prosa de creacin. Tras de ambos correra lanovela histrica y la ensaystica de Victoriano Salado lvarez.

    Para aquellos que procedan de adineradas familias tapatas, result obviamente menos arduoapoderarse de la batuta cultural de Jalisco en sus respectivos campos; pero el tercero, nacido enTeocaltiche, era de pocos recursos econmicos. Parece probable que a causa de cierta estrechez,Salado lvarez hubo muy pronto de marchar a la gran ciudad en pos de mejor fortuna.

    Sabido es que Prez Verda no fue el nico historiador jalisciense que investigara sobre Jalisco enese tiempo. Junto a l debe mencionarse a Manuel Cambre y a Alberto Santoscoy, por lo menos.

    Cambre concentr su mayor inters en La Guerra de tres aos, aunque en 1910, un ao antes demorir, para conmemorar el centenario de la gesta de Dolores, dio a la estampa Gobierno y gobernantesde Jalisco, desde la declaracin de independencia de Nueva Galicia hasta el da.

  • Santoscoy, por su parte, public numerosos ensayos que, si bien contienen valiosa informacin,no alcanzan mayor coherencia: Apuntamientos histricos y biogrficos jaliscienses 1889, Canoncronolgico razonado de los gobernantes de Jalisco 1890 y una acuciosa biografa de ManuelLpez Cotilla 1895.

    Prez Verda tambin se dispers bastante, aunque escribi mayormente sobre el pasado jalisciense,pero a fin de cuentas, gracias al fracaso de sus aspiraciones gubernamentales y al haber cado endesgracia poltica, en los primeros aos del siglo XX se entreg a la redaccin de los tres tomos de suHistoria particular del Estado de Jalisco, desde sus primeros tiempos de que hay noticia hastanuestros das, cuya primera edicin data de 1910. Aparte, aprovech su paso como catedrtico dehistoria de Mxico en el Liceo de Varones de Guadalajara para fraguar una Historia de Mxico, desdelos primeros tiempos hasta la cada del segundo imperio, mltiples veces editada y que alcanz granprestigio por todo el pas.

    Tapato de pura cepa, Prez Verda naci en 1857 y falleci en 1914 siendo ministro plenipotenciariode Mxico en Guatemala, cargo en el que sucedi a Salado lvarez y al que accedi gracias a losbuenos oficios de Jos Lpez Portillo y Rojas.

    Este ltimo es, sin duda, la mejor pluma jalisciense de su tiempo. Si bien sus relatos primeros nopasaron de breves cuentos conjuntados luego bajo diferentes ttulos, antes de concluir el siglo XIXya tena su magna novela, La Parcela (1898), a la que siguieron Los Precursores (1901) y Fuertes ydbiles (1919) que le valieron su mayor reconocimiento intelectual, mismo que se consolid en 1921con Elevacin y cada de Porfirio Daz, producto de su larga trayectoria poltica y uno de los principalestrabajos que se han escrito en contra del dictador, a quien el autor tuvo la oportunidad de conocer ytratar con frecuencia.

    Venido al mundo en Teocaltiche en 1867, Salado lvarez lleg a convertirse en el humanista porexcelencia de su generacin. Su obra De mi cosecha donde se opone al modernismo lo incluye porderecho propio en la crtica literaria de su tiempo. En Mxico peregrino, su discurso de ingreso a laAcademia Mexicana de la Lengua, analiza los mexicanismos supervivientes en el idioma ingls y,dentro de esa misma lnea filosfica, conjunt numerosos artculos que se publicaron con el ttulo deMinucias del lenguaje. Tocante al rengln historiogrfico est La vida azarosa y romntica de donCarlos Mara de Bustamante y una serie de ensayos breves con el encabezamiento comn de Rocallade historia.

    Pero donde con ms nfasis se proyect Salado fue en su gran novela histrica sobre las luchas delos mexicanos por implantar el liberalismo, novela compuesta y publicada originalmente en dos partes:De Santa Anna a la Reforma y La Intervencin y el Imperio (1902-1903). Por ltimo, antes de morirprepar y dej indito el manuscrito de sus Memorias, que constituyen un magnfico estudio de lapoca que le toc vivir.

    Siendo Lagos de Moreno la segunda ciudad en tamao de Jalisco y de las pocas que no vierondecrecer el nmero de sus habitantes, sino al contrario, la que en forma considerable ms se desarrolldemogrfica y culturalmente despus de Guadalajara, nada tiene de extrao que en la poca de referenciatambin hayan sobresalido varios laguenses en el mbito literario.

    Sin embargo, no acert la ciudad a tener los recursos suficientes como para evitar el xodo de susescritores. Mejor comunicados con la capital del pas que con el resto del estado a causa del ferrocarril,tampoco resulta extrao que la mayora de aquellos inmigrantes prefirieran la ciudad de Mxico,desvinculndose as del quehacer cultural de Jalisco.

    Una de las excepciones notables en esa propensin al ausentismo fue Francisco Gonzlez Len,tal vez por haber logrado un aceptable modus vivendi en Lagos mediante el ejercicio de su profesin.Comoquiera, el caso fue que su botica La Luz se convirti en un verdadero centro literario local.Era el grupo llamado de los farautes, nacidos todos entre 1860 y 1870 y graduados en Medicina oJurisprudencia en Guadalajara.

    Gonzlez Len, aparte, enseaba literatura y francs en el Liceo Leandro Guerra. Cuando serevel como poeta era ya una persona madura poco ms de 40 aos cuyo poema Pleito Homenajeresult triunfador en los juegos florales laguenses de 1903. Posteriormente, en 1908, publicara

  • Megalomanas y maquetas. Luego vendra lo ms importante de su obra: Campanas de la tarde(1922) y De mi libro de horas (1937).

    Tambin Agustn Rivera y Sanromn es de gran renombre. Aun cuando pre-firi la historiografa,abord tambin temas religiosos, jurdicos y literarios, en torno a los cuales no fueron pocas laspolmicas en que se vio metido.

    Nacido en 1824, estudi la carrera eclesistica primero en Morelia y luego en Guadalajara, dondems tarde atendera numerosas ctedras. Fue perseguido por Santa Anna en 1853, mas tambin tuvodificultades con los liberales. En 1860 procur viajar a Europa, para lo cual incluso vendi su biblioteca,pero no fue hasta luego de seis aos cuando pudo recorrer Inglaterra, Francia, Alemania y Rusia. Alretornar en 1868, obtuvo la capellana del convento de Capuchinas en su natal Lagos, donde asimismoacept impartir clases en el Liceo del Padre Guerra.

    Escribi ms de 200 ttulos que en su mayora edit de su propio peculio. El 10 de diciembre de1901 el Congreso de la Unin le otorg una pensin vitalicia de 150 pesos que le fue suspendida en1913. La Universidad Nacional de Mxico le concedi en 1910 el grado de doctor honoris causa y, en1913, cambi su domicilio a Len, Guanajuato, donde muri en 1916. Entre sus obras ms destacadasfiguran: Compendio de la historia antigua de Mxico, Principios crticos sobre el virreinato de laNueva Espaa, Principios crticos sobre la revolucin de Independencia y Anales mexicanos de laReforma y el segundo Imperio.

    Prensa

    A pesar de que al finalizar el siglo XIX abundaban en Guadalajara las publicaciones peridicas de todotipo, slo unas cuantas incluan ilustraciones en sus formatos por el alto costo de los grabados, ya quedeban procesarse en Estados Unidos.

    Un previo intento en tal sentido lo hizo el tipgrafo Jos Ma. Iguniz cuando public el JaliscoIlustrado, peridico que circul durante tres meses en 1891. La aceptacin de la revista fue notable,mas las dificultades econmicas ocasionaron su cierre, pero cinco aos despus su hermano Evaristoinstal el primer taller de fotograbado en Guadalajara, con lo cual mejor sensiblemente la calidadartstica de la prensa local.

    Quiz las ms importantes publicaciones literarias de Guadalajara al principiar el siglo eran RevistaBlanca, Cultura y Juventud.

    La primera apareci en 1901 y sobrevivi hasta 1914. En sus inicios dirigida por BenjamnPadilla constituy el rgano de difusin de la sociedad Manuel Gutirrez Njera y dio entrada enespecial al cuento, a la novela corta, a la poesa, a la crtica literaria y al ensayo histrico, aunquetambin cont con ilustraciones importantes como las de Roberto Montenegro. No as en sus ltimosaos, ya bajo la direccin de Jos G. Montes de Oca y Agustn Ramrez, en que prefiri la pintura deCarlos Stahl y Jess Sauza, el dibujo de Jos G. Zuno y las fotografas de Rito Santillana y CarlosVillalobos.

    Cultura circul entre 1909 y 1916 y complement en cierta medida a la anterior con el reportajesocial. Actuaron como sus directores Javier Enciso, desde su fundacin hasta 1911, y Arturo Gmez,que la condujo los ltimos aos.

    Juventud result la ms longeva. Instaurada en 1910 por el jesuita Instituto de San Jos hoyInstituto de Ciencias, con parntesis y cambios considerables, sobrevivi varias dcadas bajo elmismo patrocinio, aunque cada vez ms con un marcado carcter escolar.

    Dada su filiacin agrup a plumas de suyo conservadoras como Antonio lvarez del Castillo,Ignacio Dvila Garibi, Arturo Chvez Hayhoe, Luis Pez Brotchie, Leopoldo Orendin, Benito JavierPrez Verda, etctera.

    Asimismo, al transcurso de este mismo lapso una infinidad de publicaciones literarias y de otraclase aparecan y desaparecan con gran asiduidad y por diversas circunstancias.

    Revista Ilustrada, que Manuel Puga y Acal public en 1902; Revista de Occidente, a cargo deJos B. Velasco en 1906; Crnica y Revista de Guadalajara, ambas quincenales y dirigidas por JosU. Iguniz en 1907 y 1908, respectivamente; tan lujosa como efmera fue Artes Cristianas,

  • contempornea de El Ateneo Jalisciense, de Miguel Galindo, y de El Nuevo Mundo, de Rutilio Dvalosy Roberto Monraz; finalmente, en 1909, apareci Letras bajo el mando de Jos G. Montes de Oca.

    Msica

    Por lo que se refiere a los msicos, quienes ms destacaban en esa poca eran Alfredo Carrasco y JosRoln.

    Carrasco naci en Culiacn 1875 y estudi en Guadalajara. En 1899 fue nombrado organista dela catedral tapata y, poco despus, maestro de infantes y profesor de piano y composicin; prontocomenz a escribir msica ligera de la que sobresale su danza Adis, que alcanz inmediata popularidady es conocida como el Adis de Carrasco. Radicado ms tarde en la ciudad de Mxico, dondefalleci en 1955, compuso msica de alta escuela y se convirti en excelente ejecutante y terico.

    Roln naci en Ciudad Guzmn, en 1883. Estudi en Guadalajara con Francisco Godnez y, cuandocontaba 20 aos de edad, sus padres lo enviaron a continuar su aprendizaje en Pars, donde perfeccionsus conocimientos de piano y composicin. De regreso en Guadalajara en 1907, intervino en la fundacinde la Escuela Normal de Msica junto con Flix Bernardelli, un verstil y dinmico artista brasileoarribado a Guadalajara al finalizar la centuria. Roln dirigi la institucin durante 20 aos, lapsodurante el cual fund tambin en 1916 la primera orquesta sinfnica con que cont la capital deJalisco. Al viajar de nuevo Roln a Pars en 1927, su sinfnica se desintegr y pas algn tiempo antesde ser reorganizada. Tras vivir en Francia, radic en la ciudad de Mxico a partir de 1930. All enseen el Conservatorio Nacional y form una orquesta con sus alumnos. En 1938 fue nombrado directordel Conservatorio. Muri en 1945.

    Compuso obras para piano, canto y orquesta sinfnica. Entre ellas, una Obertura de concierto(1920) y una Sinfona en mi menor (1923). Posterior a 1930 son El festn de los enanos y su poemapico-dramtico Cuauhtmoc, dentro de la tendencia nacionalista imperante entonces.

    No puede pasarse por alto la presencia en Guadalajara de algunas publicaciones dedicadas a ladifusin de los valores musicales. De la ms antigua slo se sabe que la dirigi Emilio Mondragn en1892 y que la sigui, cuatro aos despus, la Gaceta Musical Literaria, de la que aparecieron 35nmeros en 1896 y 1897. Aos ms tarde, Enrique Mungua fund El Eco Artstico que comenz acircular en 1901 y fue sustituida al ao siguiente por la Revista Musical.

    PinturaAl mediar el porfiriato floreca ya la prctica del dibujo y la pintura en casi todos los planteles educativose, incluso, naci en 1885 el Club de Artistas y Pintores Gerardo Surez cuya existencia, aunqueefmera, dio lugar a varias exposiciones importantes de sus socios: Carlos Villaseor, Felipe Castro,Francisco Snchez Guerrero, Jos Vizcarra, etctera.

    Un poco despus, en 1895, cuando lleg Bernardelli a Guadalajara, congreg en su derredor avarios pintores deseosos de adquirir la tcnica de la acuarela, casi desconocida por aquel tiempo.Entre los que destacaron de este grupo es-tuvieron Roberto Montenegro, Rafael Ponce de Len,Jorge Enciso, Gerardo Murillo Dr. Atl y Guadalupe Martnez, nica presencia femenina en el campopictrico del momento.

    Poco antes de finalizar el siglo, igualmente a la sombra de Bernardelli, se integr al AteneoJalisciense con varios notables artistas e intelectuales. Al advenir la Revolucin, el Ateneo cesjunto con la ya tan en boga bohemia a la francesa que estilaba piocha y bigote, cachimba y bastn,cazadora de pana, gran corbatn y sombrero de alas anchas. Sin embargo, gran parte de los pincelesque produjo Jalisco entonces fueron finalmente adiestrados en la capitalina Academia de San Carlos.Slo algunos retornaron al solar nativo, pero la mayora al menos alcanz a dejarle algn testimoniode su arte antes de partir.

    Este fue el caso de Francisco Snchez Guerrero 1859-1924 que plasm numerosos retratos,adems de cultivar con xito los trabajos de pintura al leo en miniatura sobre marfil.

  • Los viajes a Europa principalmente a Francia, estaban de moda entre los artistas de la poca.Rafael Ponce de Len, que pudo ir por ser rico, se estableci en Pars, y all logr compenetrarsedel impresionismo, aunque mantuvo un toque romntico, fino y elegante, muy personal.

    Su biografa se caracteriza por su apego a la bohemia de la Belle poque. Habiendo iniciado susestudios con Bernardelli en Guadalajara, entre 1903 y 1908 vivi en la Ciudad Luz, donde trabajintensamente. Enfermo de tuberculosis, volvi a Tlaquepaque, a la casa paterna, casi nada ms paramorir en 1910. Se dice que su vastsima obra, entre dibujos, acuarelas, leos y pasteles, sobrepasa elnmero de 3 mil cuadros.

    Ponce de Len auspici una exposicin del Dr. Atl en su casa de Tlaquepaque, muestra que fuedecisiva para la formacin del Centro Bohemio, el cual ocasion una verdadera reforma pictrica conla imposicin del impresionismo.

    Jos Vizcarra, que naci y muri en Guadalajara (1868-1956), comenz su carrera en 1885 bajolas enseanzas de Felipe Castro. Dada su longevidad, fue maestro de muchsimos pintores jaliscienses.Su preferencia fueron los temas religiosos y prehispnicos, principalmente, as como los folclricos ylos paisajes.

    Pero el ms longevo se los pintores que se gestaron y consolidaron durante el porfiriato fue JosOthn de Aguinaga, pues venido al mundo en 1873 en Guadalajara, vivi hasta 1969, para morir en supropia ciudad natal.

    Tambin tom clases con Felipe Castro en el Liceo de Varones y de all pas a la Academia de SanCarlos, en la ciudad de Mxico, donde estuvo hasta 1894. En 1895 se embarc rumbo a Europa paraestudiar en Pars durante tres aos, pero tambin recorri varios pases donde pint algunos lienzos.De regreso en su tierra natal en 1898, se vio precisado a dejar la pintura para ponerse al frente de unafinca azucarera que posea su familia en Michoacn. All estuvo hasta 1909 en que, ya sin su vastafortuna, retorn a Guadalajara a fin de dedicarse a la enseanza del dibujo.

    Jorge Villaseor naci en 1883. Se inici en la pintura con su padre, Carlos Villaseor, y trabajprincipalmente la acuarela, aunque tambin cultiv el leo y el pastel. Sobresali como paisajista ypor sus retratos y naturalezas muertas. Fue, junto con Vizcarra y De Aguinaga, uno de los msapreciados pintores jaliscienses de su tiempo dentro de los lineamientos academicistas.

    Fotografa

    Tambin la fotografa cobr un auge extraordinario al iniciarse el siglo, mxime al tratarse de retratos,cuya tcnica fue dominada por numerosos fotgrafos que no necesariamente posean pretensionesestticas. Mas hubo quienes continuaron con la tendencia iniciada por Octaviano de la Mora y JosMara Lupercio en sus salones de posiciones, para lo cual hacan sus tomas mediante una previa ycuidadosa composicin de lugar.

    En su desarrollo esttico, cabe mencionar el inters que despert en algunos pintores de principiosde siglo tales como Ixca Faras y Javier Tizoc Martnez la ya no tan novedosa tcnica de llevar lasconcepciones pictricas al campo de la fotografa. La amistosa correspondencia entre ambas formasde expresin visual se manifest en el hecho de que en algunos locales fotogrficos, como el de JosMara Lupercio, se montaron exposiciones de pintura de l mismo, de De Aguinaga, Faras y Vizcarra.

    La introduccin del fotograbado en Guadalajara abri un extenso campo de accin a los mejoresfotgrafos de la localidad. Tanto que ya para principios de siglo diversas publicaciones se ilustrabancon fotografas, entre otros, de Librado Garca, quien siempre utiliz el seudnimo de Smarth.

    Escultura

    Como la esttica neoclsica segua vigente, la admiracin de la oligarqua por las obras europeascondujo con frecuencia a importar esculturas en bronce o en mrmol. Entre las ms destacadas figuraronlas dos esculturas de corte helnico que ornaban el balcn principal de Palacio de Gobierno y querepresentaban La Guerra y La Paz, realizadas en Carrara, hoy da la primera se encuentra en elteatro Jurez de Guanajuato y la otra en la Plaza Tapata.

  • Compradas por catlogo fueron los bronces neoclsicos que representan las Cuatro Estacionesy que adornan la Plaza de Armas. Fueron adquiridas en Nueva York durante el gobierno de MiguelAhumada, quien adems, para las fiestas del centenario, mand construir de propsito el quiosco dedicha plaza mayor a una fundicin de Pars.

    Entre las esculturas diseadas y ejecutadas en Guadalajara, ocupa un sitio especial el monumentodedicado a la Independencia, para cuya realizacin se convoc a un concurso que fue ganado por elingeniero Alberto Robles Gil y el arquitecto Eulalio Gonzlez del Campo. El conjunto escultrico selevant en la parte central de la calzada Independencia, justo donde antes haba estado el puente deMedrano.

    Sin embargo, el ms cotizado de los escultores de la poca fue Humberto Pedretti, nacido enItalia en 1879 y radicado en Guadalajara desde 1902 hasta 1919 en que march a Estados Unidos atrabajar en cuestiones cinematogrficas. Perteneci al grupo que gravitaba en torno de Flix Bernardelliy se distingui por sus desnudos. Para el Gobierno del estado realiz bustos de los presidentes Jurezy Madero, de Agustn Rivera, Amado Nervo, Morelos y Silverio Nez, algunos de los cuales fueronfundidos en bronce y colocados en jardines de la ciudad.

    Arquitectura

    El individualismo que caracteriz a los finales de siglo XIX en Jalisco lleg a su mxima expresin enla primera dcada del XX. As pues, los nuevos edificios pblicos y civiles brillaron por su ausencia,mxime que para oficinas gubernamentales sobraban vetustos inmuebles, antao eclesisticos y ahorasecularizados.

    En cambio, s proliferaron en Guadalajara las mansiones particulares de corte europeo mandadasconstruir por los ms adinerados. Habindose concentrado los ms pudientes de Jalisco en su capital,era de esperarse tambin que tan slo en ella se erigieran las suntuosas residencias, a excepcin deTlaquepaque y Chapala, adonde acudan los seorones a veranear.

    Por su parte la Iglesia Catlica continu su tarea de levantar templos iniciada ya en la dcadaanterior, dado que el furor liberal en contra de sus riquezas haba disminuido. Entre sus edificacionesdestaca el inicio en 1897 del templo del Expiatorio del Santsimo Sacramento, promovido por ungrupo de tapatos que capitane el arzobispo Pedro Loza. El proyecto escogido perteneci a AdamoBoari, arquitecto italiano trado por el Gobierno para la realizacin del teatro de Bellas Artes y delCorreo Mayor en la ciudad de Mxico.

    En un principio, esta construccin que se inspiraba en los modelos gticos de las ctedras deOrvieto y de Florencia, estuvo a cargo del cannigo Pedro Romero, cuya incapacidad se dej sentir enla debilidad de los cimientos columnas. Durante la Revolucin la obra debi suspenderse y no secontinu hasta 1924.

    Asimismo, como el clero no haba dejado de asumir funciones hospitalarias, al finalizar el siglo seerguan ya grandes iglesias adjuntas a los hospitales de reciente creacin, apenas suficientes para elreclamo que impona el crecimiento demogrfico.

    El hospital Guadalupano y la Iglesia de la Sangre de Cristo se encontraban adosados al Santuariode Guadalupe; el hospital del Sagrado Corazn junto con la capilla del mismo nombre, entre Analcoy San Juan de Dios; la Trinidad, hospital y capilla, hacia el poniente y, por ltimo, concluido en 1901en el barrio del Alacrn, el templo conocido como San Martn y el hospital del mismo nombre a cargode la orden hospitalaria de San Juan de Dios. Fueron asimismo juaninos los que iniciaron el manicomiode Zapopan, en 1905, en una casa que les fue obsequiada y que slo hubo que adaptar.

    Mucho menos artstico que el de Beln y de factura ms improvisada y annima, el pantenmunicipal de Mezquitn sera el mayor con que contara Guadalajara hasta muy entrado el siglo XX. Seinaugur en 1896, ao en que se clausur oficialmente el cementerio betlemita.

    El antiguo convento de Santa Mnica al ser nacionalizado en 1859 qued en el abandono hasta1868, ao en que fue subastado y adquirido por Dionisio Rodrguez a muy bajo precio. Poco despus,en 1870, el nuevo dueo lo alquil a la jerarqua eclesistica a fin de que en l se estableciera elSeminario de San Jos, mas no tard en vendrselo.

  • Durante 20 aos el exconvento alberg al Seminario, sin recibir ms modificaciones que elacondicionamiento de una aula magna y un gabinete de fsica. Pero a partir de 1890, ante el deteriorodel edificio, se procedi a levantar uno nuevo en el mismo lugar.

    La obra fue encomendada al ingeniero Antonio Arrniz, quien la proyect calcando el patio centralde un edificio renacentista de Miln y agregando otros estilos arquitectnicos y decorativos, segn eleclctico gusto de la poca. Fue concluido en 1902.

    Como antes se apunt, las suntuosas casas-habitacin tapatas que haban sido ms bien raras y,comoquiera, mucho ms sobrias en aos anteriores, empezaron a formar vastas colonias hacia elponiente de la ciudad.

    En las fachadas de ahora imperaba la cantera que antao slo cumpliera un papel decorativo, entanto que el secular adobe pasaba a ser sustituido por el ladrillo. Asimismo, ya no pareci tan extraoconstruir en dos plantas, ni introducir en algunos casos, elementos de verdadera majestuosidad, lomismo interior como exterior.

    De todas maneras, tanto para las de una planta como para las de dos se sigui prefiriendo el estiloneoclsico, pues el Art Nouveau lleg tardamente, cuando ya corra la segunda dcada del siglo.

    Las casas de la clase media, en cambio, eran ms reducidas en sus dimensiones y conservaban eltpico zagan de ingreso; patio con macetas; sala haciendo ngulo con la hilera de recmaras; comedorfrente a la entrada; bao familiar; segundo patio y servicios al fondo, o en la azotea. Las fachadas, sincantera, lucan puertas en medio de dos ventanas enrejadas. Es decir, pocas transformaciones habansufrido a lo largo de la centuria decimonnica.

    Los progresos porfirianos y los cambios de vida producidos en la oligarqua hacan que la vida desta contrastara an ms con las llamadas vecindades, que subsistan casi sin alteraciones desde losaos de la Independencia: enorme patio central con lavaderos y excusados colectivos al fondo; entorno del patio, los cuartos en que se hacinaban familias enteras y los infaltables arrimados; losfrentes, resueltos slo por un enorme portn y muros mal enjalbegados, sin intencin esttica alguna.

    Chapala

    Aun cuando daba ya las primeras muestras de convertirse en el sitio preferido para el veraneo por losjaliscienses ms encumbrados, a finales del siglo XIX Chapala constitua apenas una apacible aldea depescadores, con sencillas casas de adobe, un rstico muelle, su pequeo cementerio, la iglesia parroquialy una sola posada muy rudimentaria.

    Pocos la conocan por lo difcil que todava resultaba su acceso. El ferrocarril nada ms llegabahasta la estacin de Atequiza y de all era preciso cabalgar durante ms de tres horas o, en su defecto,salir en diligencia desde Guadalajara y pernoctar en el mesn de Las nimas, para luego completarel viaje de 24 horas.

    Fue en 1895 cuando Sptimo Crow, de origen ingls, edific varias de las villas y se dio a la tareade difundir las excelencias del clima y el paisaje. Al mismo propsito contribuiran aos ms tarde,entre otros, Ignacio Arzapalo, dueo del primer hotel que tuvo servicio de diligencias, guayines yvapores.

    De 1904 a 1909, Porfirio Daz eligi Chapala para descansar cada ao durante las semanas Santay de Pascua, con lo cual tambin colabor a poner de moda a la poblacin entre las ricas familiastapatas, quienes acabaron transformando la aldea en un verdadero sitio de descanso.

    Hacia 1909, aparecieron las lanchas de motor y los deportes acuticos; en 1910 se fund el YachtClub y la Compaa de Fomento, misma que construy la estacin y la va ferroviaria y fue propietariadel servicio de vapores Vicking y La Tapata, ambos destrozados por un fuerte oleaje en 1926. Un aoantes se haba acondicionado el antiguo camino real de Guadalajara que mucho impulsara el aflujoturstico sobre Chapala.

  • XXIV. VIDA CULTURAL POSTREVOLUCIONARIA

    Durante los primeros cincuenta aos del siglo XX fue normal que los jaliscienses ms deseosos derealizarse y descollar en el mbito de las letras o de las artes, emigraran a la ciudad de Mxico enbusca de los horizontes ms amplios y las mayores posibilidades y facilidades que sta les ofreca.

    En efecto, el centralismo cada vez ms explcito en todos los aspectos del orden republicano,incidi tambin en las posibilidades de trabajo y desenvolvimiento de quienes se dedicaban a este tipode actividades. De ah el creciente empobrecimiento cultural de toda la provincia mexicana encomparacin con el Distrito Federal.

    En el Centro se marcaban las pautas con