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Sociologia

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Queremos arribar a un estudio sociolgico amplio, que nos permita analizar el impacto del voto joven en el colegio.Mientras ms avanzamos, mas aristas aparecen en escena. El arte sobre el tema (que adjuntamos) nos desconcierta ms an. Debido a la pluralidad de opiniones y los diversos resultados que no aclaran para nada el panorama. Adems, queremos advertir que esta investigacin se hacia paralelamente en el tiempo que se inauguraba formalmente el voto joven. Que no arroj evidencias claras nuevamente por un lado porque efectivamente pocos jvenes concurrieron a votar y por el otro, la eleccin tenia como eje un recambio en la cmara de legistaldores que en los pueblos del interior (donde se desarrollo el estudio) no tiene gran impacto. No seduce al joven por la lejania de los candidatos y por su corta participacin en poltica. Quiz la historia sea otra en el momento de elegir al intendente del pueblo...

Hasta 1912, cuando se sancion la Ley Senz Pea, todos los varones mayores de 18 aos, argentinos o naturalizados podan votar. Aunque, en los hechos, lo haca una porcin muy menor: menos del 6 por ciento de la poblacin acuda a las urnas, y no con regularidad.La idea de la obligatoriedad del voto naci en los debates, muy extendidos en la segunda mitad del siglo XIX, sobre cmo generar el inters ciudadano por la cosa pblica ah donde reinaba la indiferencia.Era un modo de achicar la brecha entre la sociedad y sus dirigentes. Pero no se implement slo con ese fin, sino, entre otras cosas, para evitar el fraude de los que confeccionaban los padrones y determinaban quines podan votar y quines no.Pero la obligatoridad de la Ley Senz Pea contena trampas como las que incorpor la Ley del voto joven.. La modificacin de hoy emplaza a los jvenes a votar, pero los releva de la pena impuesta para aquellos que desistan de la obligacin. En 1912 haba ocurrido lo mismo, pero con los analfabetos. Si ellos no concurran a las urnas, no estaban alcanzados por la pena moral, de ser escrachados en listas de infractores, ni tampoco deban pagar la multa.El gran debate electoral de comienzos del siglo pasado fue sobre la conveniencia o no de la incorporacin al padrn de los analfabetos, que en esos das eran el 50 por ciento de la poblacin portea o ms del 65 por ciento en algunas provincias del norte.La discusin era acerca del grado de formacin que deba tener un ciudadano para poder elegir responsablemente. La educacin hace al ciudadano, esa es la idea. De hecho, muchos de los que defendan la publicidad del voto lo hacan en nombre de la responsabilidad: decan que el voto no deba ser secreto, sino, por el contrario, cada cual deba hacerse cargo de sus decisiones, y por lo tanto, deban ser pblicas, porque afectaban al conjunto.Los legisladores del Siglo XX desconfiaron del voto de los analfabetos. Es por eso que le quitaron responsabilidad a la obligacin. Algo similar estn haciendo los senadores y diputados de hoy con los jvenes. Es contradictoria la idea de promover la participacin ciudadana con la frmula obligacin sin responsabilidad.En diciembre de 2009 el Congreso baj de 21 a 18 aos la frontera desde la que se llega a la mayora de edad. Es as como cuando un adolescente de 16 quiera ir a votar, sus padres podran impedrselo argumentando, por caso, la aplicacin de alguna penitencia por portarse mal o no haber hecho los deberes. Los nuevos electores, sin patria potestad, an son nios para el Cdigo Civil.

La ley de Educacin Nacional, que estableci en 2006 la obligatoridad del secundario, y que fue sancionada por unanimidad, dice que la escuela media tiene la finalidad de habilitar a los adolescentes y jvenes para el ejercicio pleno de la ciudadana, para el trabajo y para la continuacin de estudios. La relacin necesaria entre educacin y ciudadana est mucho ms extendida hoy que un siglo atrs.

Menos de la mitad de los jvenes que ingresa al secundario lo termina. Y poco menos de la mitad de los que s finaliza sus estudios, lo hace en la cantidad de aos previsto. Los datos del informe anual de la Unesco sobre educacin global registra otro dato alarmante: en los ltimos aos hubo un retroceso importante en la capacidad de comprensin de textos de los estudiantes secundarios. En el estudio PISA, la Argentina est en el puesto 58 sobre 65 naciones.

Hay quienes se atrevieron a comparar esta reforma con el voto femenino. Hasta septiembre 1947 quien naca mujer no poda votar. No importaba su nivel educativo. Y no fue el tiempo el que repar la injusticia, sino dcadas de lucha y militancia. Fue la poltica.

Por otra parte, Al margen del hecho de que la ampliacin del derecho al voto a los jvenes de 16 a 18 aos entroncara con esa tendencia a la ampliacin del sufragio, el proceso por el que los jvenes acceden al estatus de ciudadano constituye un campo de inters dentro de los estudios tanto de cultura poltica como de sociologa de la juventud y dentro del proceso de incorporacin a la ciudadana plena, la adquisicin del derecho al voto representa un momento clave. Uno de los argumentos esenciales para negar a los jvenes de 16 a 18 aos el derecho al voto radica en la falta de autonoma de la que adolecen. Desde este punto de vista, el estatus de ciudadano pasa por la adquisicin de una situacin de autonoma personal que el joven est lejos de alcanzar a causa de sus mltiples dependencias, sobre todo econmicas. Sin embargo, fundamentar en estas dependencias la negacin de la condicin de ciudadano del joven de 16 a 18 aos sera retroceder a un modelo poltico en el que slo los que poseen sus propios recursos pueden acceder a esa condicin.

Por el contrario, al adquirir el derecho al voto, los jvenes tienen la posibilidad de aumentar su influencia en la definicin de la agenda pblica de manera que sus necesidades y problemas adquieran una mayor relevancia. En este sentido, la adquisicin del derecho al voto no representa slo un reconocimiento formal de la condicin de ciudadano del joven entre 16 y 18 aos, sino tambin, y muy especialmente, significa que se le ofrece la posibilidad de ejercer una mayor influencia sobre la agenda poltica y sobre la toma de decisiones que le afectan.

Los obstculos para la extensin del derecho al sufragio: inmadurez y dependencia

Como ya se expona ms arriba, los argumentos que se utilizan para negar el derecho al voto a los jvenes que tienen entre 16 y 18 aos giran en torno a la inmadurez derivada de su edad y a la fuerte influencia que puede ejercer sobre ellos el entorno familiar; en ltima instancia, se trata de los argumentos que sirven para negar su condicin de ciudadanos de pleno derecho, que mantienen un evidente paralelismo con los que a principios del siglo XX se utilizaban para negar el voto a las mujeres. Estos argumentos son asumidos por los propios jvenes, que llegan a compartirlos de forma muy mayoritaria.

Pedro Nez, investigador de FLACSO y CONICET, sostiene que el Voto Joven implica un desafo para las instituciones educativas: La ley interpela el lugar de la escuela. Ahora tiene que lidiar con muchos jvenes que van a votar, que aprendieron un lenguaje sobre sus derechos que en otra poca no estaba disponible.

Sergio Balardini, investigador de FLACSO, sostiene que debera pensarse el voto a los 16 como punto de partida y no de llegada, como una oportunidad para trabajar conceptos de democracia, participacin y solidaridad. En primer lugar pero no slo, en la escuela. Los adultos no deben temer por esta cesin de poder a los jvenes, sino orientarlos ms, compartiendo con ellos ms tiempo de calidad.

Por otro lado, queremos citar el texto del sociologo Enguita: Enumerando las funciones de la escuela para el trabajo, deja un vacio para la vida poltica.

La contradiccin manifiesta entre las exigencias de las diferentes esferas de la sociedad se disuelve en gran medida cuando se comprueba que tambin en la prctica la esfera poltica y el mbito civil requieren slo la apariencia de comportamientos democrticos o, en otras palabras, cuando los mecanismos formales de participacin, independientemente de la eficacia y honestidad de su desarrollo, son suficiente garanta para mantener el equilibrio inestable de una comunidad social recorrida por la desigualdad y la injusticia. Pinsese cmo las estructuras democrticas formales pueden funcionar a travs de mecanismos de delegacin distanciada, los parlamentos elegidos cada cuatro o cinco aos, sin otra necesidad de contacto y controles sociales intermedios, incluso cuando en los procesos electorales no participe ni siquiera el 50% del censo electoral o el 30% 40% de la poblacin. Conviene considerar, en este sentido, la tendencia creciente al abstencionismo electoral en las sociedades occidentales, cuyo exponente ms escandaloso son los EE UU. Del mismo modo, en la escuela, los procesos de socializacin para las diferentes y en apariencia contradictorias esferas de la vida social deben asumir un cierto grado de hipocresa y esquizofrenia en correspondencia con las peculiaridades de la sociedad. Mediante la transmisin ideolgica y en especial mediante la organizacin de las experiencias acadmicas y sociales en el aula, el alumno/a empieza a comprender e interiorizar ideas y conductas que se corresponden con la aceptacin de la disociacin del mundo del derecho y del mundo de la realidad fctica. Aceptar la contradiccin entre apariencias formales y realidades tcticas forma parte del propio proceso de socializacin en la vida escolar donde, bajo la ideologa de la igualdad de oportunidades en una escuela comn para todos, se desarrolla lenta pero decisivamente el proceso de clasificacin, de exclusin de las minoras y de ubicacin diferenciada para el mundo del trabajo y de la participacin social.

Las diferentes encuestas realizadas reflejan los siguiente datos:

Encuestas realizadas a los estudiantes.

Lo primero que cabe destacar es el hecho de que la rebaja en la edad de votar es acogida muy favorablemente por los jvenes que se veran afectados por ella, es decir, los que tenan menos de 18 aos en el momento en que se realiz la encuesta, mientras que los jvenes mayores de esa edad, los que tienen adquirido ya el derecho al voto, se muestran remisos a esta ampliacin.

Los datos son contundentes: mientras que entre el grupo de 15 a 17 aos son una amplia mayora, el 62%, los que se muestran partidarios de esta reduccin en la edad de votar, entre los jvenes que superan los 18 aos predomina claramente el rechazo hacia esa iniciativa: el 31% la ve bien, pero el 49% dice que le parece mal o muy mal.

Da la impresin, pues, de que los jvenes que, por su edad, ya tienen adquirido su derecho a votar no tienen ningn inters en que ste se extienda hacia quienes consideran, por no haber alcanzado los 18 aos, unos adolescentes inmaduros que todava no se han hecho acreedores al privilegio de votar.

Los argumentos que esgrimen los jvenes que se oponen a la rebaja de la edad del voto hasta los 16 aos coinciden con los que exponen todos los sectores opuestos a esta iniciativa: la falta de madurez como una caracterstica de este grupo de edad y la facilidad para ser influido por el entorno familiar. As la inmensa mayora de los jvenes que se oponen a la rebaja en la edad de votar (el 89%) piensa que los jvenes de 16 a 18 aos no tienen madurez suficiente para votar y un porcentaje similar (el 87%) opina el voto de los jvenes de 16 a 18 aos estara muy influido por su familia.

Por el contrario, los partidarios de rebajar la edad del voto expresan argumentos bien diferentes: piensan de forma muy mayoritaria que esta decisin sera un gran avance para la democracia (el 68%) y tambin que estimulara el inters de los jvenes por la poltica (77%), mientras que se muestran en desacuerdo, en cambio, con la falta de madurez de este colectivo. El nico argumento en contrario que se acepta es que el voto de este grupo de edad podra estar influido por la familia, lo que sera un inconveniente menor comparado con las ventajas que reportara el otorgar ese derecho a estos jvenes.

Encuesta realizadas a los profesores.

El 88% de los profesores no est de acuerdo con el voto joven.Creen que es poco sero, lo harn con poca independencia de ideas. Sern fcilmente influenciados por terceros. En general no tienen la madurez suficiente ni el interes necesario para emitir el voto con responsabilidad. Que se trata de una avivada ms del gobierno actual para perpetuarse en el poder. Tomando a los jvenes como izquierdos por naturaleza y posibles promotores quiz de un apoyo a la reeleccin presidencial.

Un 6% cree que no tiene la instruccin cvica adecuada ni la capacidad de decisin. Que van a votar al oficialismo por los subsidios que reciben.

Otro 6% es optimista. Confian que Organizar charlas, debates, realizar ensayos de como seria una votacion real, visitar el paralamento y estudiar civica seran suficientes para educar al voto joven.

Lo lamentable de la encuesta a profesores, es que un 33% desconoce la ley de educacin. Dicen que la escuela no tiene nada que ver con la formacin Poltica del ciudadano desconociendo lo que reza en su artculo N30: La Educacin Secundaria en todas sus modalidades y orientaciones tiene la finalidad de habilitar a los/las adolescentes y jvenes para el ejercicio pleno de la ciudadana, para el trabajo y para la continuacin de estudios.

Encuestas realizadas al pblico en general:

Un 77% no est de acuerdo con el voto joven.El 13% restante, confia que el voto joven vendra a darle un aire nuevo a la poltica. Que por su fuerza y rebelon caractersticas de la juventud, dara mas votos a los partidos de izquierda.El 90% no confa en que la escuela pueda servir para educar cvicamente al alumno.El 80% cree que es una jugada poltica del oficialismo para conseguir votos.Un 5% de los adultos creen que demogrficamente el voto joven es esteril. Por ser solamente el 2% del padron electoral y adems porque la accin de votar es optativa.

Conclusiones

Al plantearse el debate sobre la reduccin en la edad del voto de los jvenes hasta los 16 aos, son precisamente los que se veran directamente afectados por esta medida, los jvenes que no han cumplido los 18 aos, quienes la respaldan y la consideran un impulso para su implicacin en la vida pblica; por el contrario, los jvenes que han superado los 18 aos y, por lo tanto, tienen ya reconocido este derecho, muestran una acusada desconfianza hacia el uso que podran hacer los jvenes menores de esa edad del derecho al sufragio.

Los jvenes se caracterizan, en general, por manifestar un notable desinters hacia la poltica. Sin embargo, investigaciones realizadas sobre esta cuestin ponen de manifiesto que en el momento en que se adquiere el derecho al voto y, por tanto, se produce el reconocimiento efectivo del derecho de los jvenes a participar en la poltica, el inters por lo pblico se incrementa, as como se acrecienta el grado de compromiso con el sistema democrtico. En este sentido, al rebajar la edad en la que se adquiere el derecho al voto podra estimularse el inters de los jvenes por la poltica, generando un sentimiento de responsabilidad hacia la cosa pblica. El comportamiento electoral de los jvenes, y ms concretamente de los que votan por primera vez en unas elecciones, apunta a un voto ms voltil y menos cautivo de afinidades y compromisos partidistas. Se trata de un voto que, al margen de posiciones ideolgicas, se caracteriza por ser ms crtico con el poder establecido, lo que conlleva que sea un voto ms favorecedor de la alternancia poltica que del continuismo. Hemos comentado que el voto joven se hizo efectivo durante el transcurso mismo de nuestra investigacin. La participacin efectiva de los jvenes en las urnas, al menos en la provincia de Misiones, fu muy escaso. Esto de debe a que los polticos no supieron conquistarlos o que una eleccin de diputados no cautiva al elector.

De todas maneras, la escuela se vi afectada por diversas corrientes polticas que vinieron a buscar votos. El oficialismo entr sin problemas a los colegios, varios diputados se encargaron personalmente de hacer campaa dentro de la escuela. Se dieron talleres de militancia en distintos puntos de la provincia. En lo sucesivo, la agenda pblica se ver afectada con las inquietudes de los jvenes.

An no se ha visto el desarrollo pleno de la poltica a nivel secundario. Pero es cuestin de tiempo para que los polticos descubran los gustos y necesidades de los nveles votantes.