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Sobre la filosofía Maria Clemencia Jugo Beltrán Palabras iniciales Hablar sobre qué es o de qué trata la filosofia, siempre pone en un aprie- to, tal vez sea porque a una experiencia demasiado cercana sea muy difi- cil de situarla en la mira para una reflexión. Un libro de Rodolfo Mon- dolfo llamado Sócrates me puso en el camino de la filosofia. Qué es aque- llo que la lectura sobre el filósofo griego despertó en mí, qué mundo pre- sentí en la actitud interrogativa de Sócrates, qué fondo de la realidady de la vida percibí en aquel libro, nunca he podido aclarar suficientemente durante todos estos años. Tal vez elucidarlo implique esclarecer qué es para mí la filosofia, y es lo que pretende ser dicho en este escrito. Algunas consideraciones históricas sobre qué sea la filosofía Todos los años con mis alumnos analizamos los fragmentos de Heráclito y del Poema de Parménides tratando de captar aquellas características que inauguran un nuevo pensar, momento y lugar al cual designamos como el tránsito del Mito al Lagos, y al que estamos invitados todos los occiden- tales; o los que hemos sido formados en la racionalidad occidental y en lo que denominamos filosofia. Tratando de caracterizar esta modalidad del pensar, Aristóteles! refle- xiona sobre lo que es el sabio para concluir cuál es el carácter de la filo- 1 Aristóteles, Metafisica, LA, 982a, Buuenos Aires, Sudamericana, 1986, p. 94-95. 153

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  • Sobre la filosofa

    Maria Clemencia Jugo Beltrn

    Palabras iniciales

    Hablar sobre qu es o de qu trata la filosofia, siempre pone en un aprie-to, tal vez sea porque a una experiencia demasiado cercana sea muy difi-cil de situarla en la mira para una reflexin. Un libro de Rodolfo Mon-dolfo llamado Scrates me puso en el camino de la filosofia. Qu es aque-llo que la lectura sobre el filsofo griego despert en m, qu mundo pre-sent en la actitud interrogativa de Scrates, qu fondo de la realidady dela vida percib en aquel libro, nunca he podido aclarar suficientementedurante todos estos aos. Tal vez elucidarlo implique esclarecer qu espara m la filosofia, y es lo que pretende ser dicho en este escrito.

    Algunas consideraciones histricas sobre qu sea la filosofa

    Todos los aos con mis alumnos analizamos los fragmentos de Herclitoy del Poema de Parmnides tratando de captar aquellas caractersticas queinauguran un nuevo pensar, momento y lugar al cual designamos como eltrnsito del Mito al Lagos, y al que estamos invitados todos los occiden-tales; o los que hemos sido formados en la racionalidad occidental y en loque denominamos filosofia.

    Tratando de caracterizar esta modalidad del pensar, Aristteles! refle-xiona sobre lo que es el sabio para concluir cul es el carcter de la filo-

    1Aristteles, Metafisica, LA, 982a, Buuenos Aires, Sudamericana, 1986, p. 94-95.

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  • sofia como sabidura y Filosofia Primera. El filsofo enumera un conjun-to de caractersticas: debe ser un conocimiento universal, ya que sabio esel que conoce todas las cosas, y no porque conozca cada uno de ellas demodo particular sino porque posee un conocimiento capaz de abrazarlas atodas. s trata tambin de un conocimiento dificil de alcanzar, porque esel conocimiento ms alejado de las sensaciones; ese conocimiento seocupa de los primeros principios y causas y por ello puede ser enseadoy, adems, aspira a conocer por conocer.

    En el comentario que Heidegger realiza de la expresin aristotlica"Prote Philosophia", en su escrito Introduccin a lafilosofia, se deslindade las interpretaciones clsicas en las que "primera" significa tanto ante-rior a otras o primera con relacin a otras, para considerar tal expresincomo "filosofa en sentido original en absoluto't? Por eso, ante la pre-gunta sobre qu sea la filosofia, tanto en el texto de referencia como en suescrito Qu es lafilosofiai.s cuestiona las acostumbradas discusiones enlas que se disputa para la filosafia el lugar de la ciencia o se pretende decirde ella que es acientfica. Para el pensador no cabe ni una ni otra cosa yaque ella es el origen de toda ciencia, la ciencia nace en y de la filosofia.Del mismo modo que cuando se la refiere a la razn, deberamos advertirque la razn es cosa originada y meditada en el interior de la filosofa.

    Kant afirma en su Crtica de la Razn Pura en A 314, que Platn notbien pronto que nuestra potencia cognoscitiva tiene una necesidad muchoms elevada que la de meramente deletrear fenmenos, y en B 371 dice:" ...nuestra razn se eleva naturalmente a conocimientos que llegan tanlejos que ningn objeto que la experiencia (emprica) pueda dar pudierajams hacerse congruente con ellos; y que sin embargo, no por ello dejande tener su realidad, y no son en modo alguno meras quimeras't. Y sabe-mos que la idea de lo sublime en Kant se presenta precisamente como unaintuicin que excede todo concepto.

    2 Heidegger, M., Introduccin a lafilosofia, Madrid, Ctedra, 2001, p. 34.3 Heidegger, M., Qu esfilosofia?, Madrid, Narcea, 1980.4 Kant, 1., Crtica de la Razn Pura, Bs, As., Colihue, 2007, p. 395.

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  • El camino es dificil, tal el esfuerzo mostrado por Platn en Fedro y enLa Repblica, L VII. En Fedro, Platn describe el movimiento circular delos dioses que, siguiendo a Zeus, avanzan con facilidad por los caminosescarpados que conducen al lugar de los cielos que alimenta las cohortesdivinas. El alma del hombre, en cambio, les sigue con mucho trabajo: "Encuanto a las dems almas, la que sigue mejor a la divinidad y se le ase-meja levanta la cabeza de la auriga bacia la regin exterior ... contem-plando a duras penas las cosas que son".5

    Hasta lo aqu sealado la filosofia ha sido determinada como una aspi-racin a un saber o conocimiento que no se encuentra dentro de un mbi-to inmediato y/o emprico, ni pretende profundizar en lo parcial, sino quems bien posibilita el conocimiento de lo parcial y de lo inmediato sensi-ble por su carcter de "primero absoluto", en el sentido de no relativo aotra cosa. Y remite hacia un lugar o aspecto que implica esfuerzo y difi-cultad para ser encontrado.

    Qu sea aquello que determina el motivo o el inters de la tarea filosfi-ca nos remite a su larga historia. Pero de lo que estoy convencida es que lafilosofia ha implicado e implica una identidad y una diferencia. La identidadpasa por la actitud y el modo de emprender un pensar que no pretende sersolamente intuitivo sino, sobre todo, reflexivo. Pensar que abre la bsquedaa travs de una interrogacin y que pretende hacer un camino sostenido porargumentos. Esa bsqueda puede verse interrumpida por una conclusindefinitiva o provisoria, o puede quedar indefinidamente sustentada por unapreocupacin que no cesa de desplegar la pregunta inicial.

    El sostn de la argumentacin puede ser el monlogo o la polmica,argumentos a favor y en contra, crticas a otras respuestas dadas a tpicossemejantes, interpretaciones, dialcticas, corroboraciones fcticas o con-tra fcticas, tericas o empricas, pero el modo, en ltimo trmino, esexplicativo, argumental, demostrativo. Si es una ciencia, una sabidura oambas cosas, tendr que ver con lo que entendemos por cada uno de esostrminos, pero si definimos la ciencia como un conocimiento metdico y

    5 Platon, Fedro, Bs. As., Losada., 2007, 246e - 248a, pp. 114-123.

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  • probado, y a la sabidura como aquel que nos permite orientar nuestravida, con seguridad que lo segundo ha sido una potencialidad siempre pre-sente en lo que llamamos filosofia, aunque como dice Aristteles: " ... losprimeros filsofos 'persiguieron el saber en consideracin del conoci-miento y no por su utilidad... pues se comenz a buscar ese tipo de cono-cimiento tan pronto se hubieron satisfecho todas las necesidades de la viday todo lo relativo al bienestar y al solaz. Es obvio que no buscamos eseconocimiento en virtud de una ulterior utilidad... as decimos que esta esla nica ciencia libre pues es la nica que tiene su propio fin."6

    Por lo que tal orientacin de la vida tiene que ver no con la produccin,sino con la felicidad y el hacer la existencia ms humana para nosotros ynuestros congneres.

    Si ha quedado clara la identidad en qu radica la diferencia? Es aqudonde propongo aceptar la intrnseca relacin entre poca y filosafia y,con seguridad, lo que me impide verla como algo monolticamente defi-nible. Porque la tarea filosfica, mejor dicho los filsofos, han nutrido ynutren sus intereses y los recogen del mundo de la vida, como bien ha pro-puesto Husserl con relacin a la totalidad del conocimiento cientfico.

    En otro lugar escrib que la filosofia se ha presentado a lo largo delfilosofar occidental como una bsqueda de lo permanente frenteal apare-cer de lo mltiple y pasajero de la experiencia. Tambin como historia dela verdad entendida como Aletheia, como adequatio, como rectitud, comorepresentacin, o como fundamentacin y justificacin racional.7 Esecamino se interpretar en la modernidad, como el hacer clara toda posi-cin real u objetiva al sujeto de conocimiento. La cosa del pensar que seresiste a la desocultacin conducir a la reflexin sobre las condiciones deposibilidad del conocer mismo. As, lo que queda fuera de la certeza serpuesto como dudoso o como incognoscible. La cuestin es interrogarse sitales diferencias suponen la ruptura o la continuidad en la diversidad.

    6 Aristteles, Metafisica, 982b 20-30, op. cit., p. 96.7 Jugo Beltrn, M. C., "Una deconstruccin situada de la filosofa. De Jean-Luc Marion aRal Fornet-Betancourt", en AA.VV., Derechos Humanos y Sujetos emergentes, Crdo-ba, Fac. de Derecho y Cs. Sociales, UNC, 2010.

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  • Afirmar la ruptura nos imposibilitara hablar de "Filosofa", ya que setratara de filosofas histricamente sealadas, y hasta histricamentesuperpuestas. Afirmar o suponer la continuidad en la diferencia, nos llevaa interrogamos no slo sobre el "cmo", sino sobre el "qu" de la filosofay advertir que ambos aspectos se entrelazan; y si bien el "qu" se da demanera diversa, motiva por igual un deseo, como sugiere Lyotard, "deseodel deseo", insatisfaccin perennemente insatisfecha, que encamina en uncamino interior, en el que buscando nos buscamos. Y lo que buscamos rei-tera otras bsquedas pero que en cada caso se concretan desde los hori-zontes posibilitados por el ahora que se hace cuestin, ahora siempre sedi-mentado por el tiempo. Se nos evidencia aqu la finitud de todo pensar y,por tanto, la sospecha de que si hay algo como "objeto" de la tarea filos-fica, la cuestin es inagotable, tanto en lo personal como en el horizonteposible de la humanidad. Inagotable no solamente porque no tocamosnunca un fondo, sino porque la multiplicidad de cuestiones o de aspectosse diversifican en la historia.

    Es justamente esta imprevisin la que se resiste a la objetividad, apoder ser conceptual izada -eapturada- porque satura las condiciones deprevisin de lo objetivo, a lo que para mi se ha avocado la bsqueda de lafilosofa en todas sus instancias histricas; o, ms bien, ha ido realizandola historia en la tarea de nombrar lo que experimenta y no puede mirarporque se resiste a permanecer en la mira. La experiencia de donacin delhaber, no una donacin puntual de este o aquel haber, sino del habermismo, sostiene la indagacin de lo que puede abrirse a la manifestacin,como sostiene el intento de asirla y agotarla en la pretensin de claridad,as como tambin la renuncia a tal posibilidad, dada su imposibilidad. Quelo inasible sea tal, no se sigue de suyo que simplemente no sea. Renunciara todo lo que ninguna intuicin sensible podr dar, es una renuncia al filo-sofar.

    Dos son las cuestiones que he querido considerar hasta aqu, la pasivi-dad como el instante primero de un darse, y el horizonte histrico que dealguna manera indica la lnea que delimita y a la vez rene el exceso y lamanifestacin, lo incondicionado como condicin de posibilidad de locondicionado, en el camino de la historia de la filosofa. Y que eso previo,

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  • no invisible sino inobjetivable e inagotable, permanece abierto a la infini-ta tarea hermenutica.

    Reflexin sobre la relacin teora y praxis

    Admitir la epocalidad y la historicidad de la tarea filosfica, es admitirque siempre se abre en y desde una situacionalidad, yo me siento por esoen cercana de Hegel, Heidegger, Gadamer y, entre los pensadores latino-americanos, de Fornet-Betancourt, quienes piensan que el tiempo y elcontexto son el lugar en donde la filosofa encuentra sus preocupacionesy delimita su propio modo de interrogar. En este clima de pensamiento,la filosofia aparece como pluriforme, dado que cada filosofa nace desdeuna experiencia concreta y expresa necesidades y esperanzas de unacomunidad. Y es en este sentido que se constituye, en el decir de Fornet-Betancourt, en una localizacin del fogos, como palabra que nombralugares que dan verdad y que hacen verdad.f

    Comprendo el lenguaje como conversacin intersubjetiva y esto signi-fica que estamos esencialmente vinculados a un mundo histrico, y com-prometidos con l. Esta interpretacin no concibe al hombre corno indivi-duo aislado en la bsqueda de su propia supervivencia, sino corstituyn-doseen el proceso dialgico comunicativo de mutuo reconocimiento y,por ello, esencialmente solidario. De esto se desprende la prioridad de lasociedad para la conformacin de la identidad individual y la aceptacinde nuestra finitud, abiertos al encuentro y comprensin de otros mundoshistricos. La asuncin reflexiva de la lingisticidad intersubjetiva comohorizonte de horizontes, y la aceptacin de nuestro horizonte culturalcomo histrico y finito, nos orientan moralmente en el camino del dilo-go: un estar de camino a lo comn de unos con otros. Esto ha de enten-derse a partir de dos determinaciones primordiales del lenguaje: el len-guaje como transmisin de sentido y apertura de mundo, y el lenguaje

    8 Fornet-Betancourt, R., Transformacin intercultural de la filosofia, Bilbao, Descle,2001, pp. 13-15.

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  • como trnsito, como movimiento hacia el otro. Permite, en fin, superar lacomprensin de la solidaridad y la justicia como ampliacin del yo.

    Entendemos que esta interpretacin posibilita reunir universalidad ehistoria, tradicin y tica; necesidad y contingencia; racionalidad prcticay objetividad, esta ltima comprendida tambin como intersubjetividad.Es una universalidad que slo se realiza en la historia y en la contingen-cia de las tradiciones, pero que nos abre a una responsabilidad sobre lajusticia y la solidaridad con todos los hombres.

    Por todo lo dicho, esclarecer en lo posible la situacionalidad desdedonde surge la indagacin debera ser una exigencia para quien se acercaal pensamiento filosfico, porque estamos infranqueablemente precedidospor aquello que nos da la posibilidad.? Si tambin admitimos que la pre-gunta segn sea formulada, seala un horizonte y un camino para la bs-queda, nos encontramos ya en un crculo entre las posibilidades abiertaspor la situacin que nos da qu pensar, y la pregunta que delimita dichasposibilidades despejando caminos como opciones posibles. El convenci-miento de estos supuestos, que me compromete con la tarea de reflexio-nar cada momento de la filosofia en relacin con su poca, propone parami quehacer filosfico la exigencia de pensar nuestro tiempo, nuestro con-texto epocal y nuestra situacionalidad. Por eso, como alguien que se cues-tiona desde Latinoamrica, Argentina, desde la exterioridad de los pasescentrales y, por lo tanto, fuera del mapa de la filosofia, mis preocupacio-nes son motivadas por y desde esta localizacin. As, situacin, pregunta,horizonte y camino conforman el lugar en donde se hace la experienciafilosfica.

    y estoy convencida de que tratar de encontrar caminos de solucin ala marginalidad y a la violencia que nos afecta no pasa slo por una mejorplanificacin de la economa, sino por la posibilidad de encontrar uncamino poltico orientado por la meditacin filosfica que haga posible larecuperacin y construccin de fines y sentidos comunes de existencia,permitiendo la deliberacin y aceptando la diversidad intrnseca que nosconstituye. Slo si podemos conformar una comunidad de vida, un mundo

    9 Gadamer, H.G, El problema de la conciencia histrica, Madrid, Tecnos, 1993, p. 78.

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  • comn gracias a la solidaridad y la aceptacin de nuestras distintas tradi-ciones -verlas como riqueza y no como lo negativo sera un camino quenos urge- podramos superar el individualismo egosta de una mera racio-nalidad tcnica y abrirnos a una racionalidad prctica para el logro defines comunes. La participacin puede crear pertenencia, y la pertenenciaabrir la posibilidad de lo comn.

    ltimas consideraciones

    Pienso que es el juego de ocultacin y desocultacin que medita Heideg-ger en la totalidad de su obra, lo que ha posibilitado y posibilita la filo-sofia. Porque, acuerdo con Gadamer, " .. .10 que es nunca se puede com-prender del todo ... porque lo mentado en un lenguaje rebasa siempreaquello que se expresa.t'l" Esto es lo que se muestra en el carcter incon-cluso de toda experiencia de sentido, y se expresa como historia. Finitudhe historia, camino interminable de bsqueda, acaso tanto de verdad oconocimiento como de orientacin de la vida cotidiana; es lo que me haceexperimentar todo punto de llegada como verdad provisoria, siempreposible de relativizar su apariencia de "absoluto". El crculo de la com-prensin se presenta como lo que ontolgicamente est ya dado para cadauno de nosotros en nuestro estar comprendiendo y abriendo posibilidades.Nunca hay puntos de partida, ni de llegada, in-condicionados y objetivos.Finitud e historia no cierran ni relativizan la comprensin, es ms, slodesde nuestra comprensin es que podemos abrirnos a otras interpretacio-nes, y a otras maneras de concebir y hacer mundo.

    Tanto Herclito como Parmnides nos invitaban en los inicios de lafilosofia a abandonar el camino trillado de los hombres, donde vagamossin juicio y estamos dormidos aunque nos creamos despiertos. Una pro-puesta semejante se presentaba en la invitacin a poner entre parntesisla mirada natural y comprometida con el mundo hecha por Descartes yHusserl. Este abandono, no obstante, es slo temporal, mediacin nece-

    \0 Gadamer, H.G, Verdad y Mtodo 11, Salamanca, Sgueme, 1992, p.323.

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  • saria de retiro para retomar orientados. Porque no se desprende de 10arriba dicho que es la situacin la que da la inquietud interrogativa? Noes entonces la praxis la que conduce a 10 terico? No es 10 terico 10 quediscierne, funda o media para sostener y orientar 10 prctico? A 10 mejor,en lugar de permanecer en la distincin entre teoria y praxis deberiamosmeditar sobre pasividad y actividad; afeccin y accin.

    Es desde nuestras concepciones que orientamos acciones y decisionesen la vida social, poltica y cientfica, y es desde una concepcin de 10social y 10 poltico que emprendemos nuestros compromisos. Somos cadauno de nosotros los que afectados por nuestro mundo y circunscriptos alas posibilidades abiertas, pocas o muchas, orientamos nuestras accionespara hacemos quienes somos. Y si bien podemos distinguir momentos dereflexin y momentos de accin. A veces es la accin la que nos lleva areflexionar y otras veces actuamos como manera de comprometemos connuestras concepciones. En definitiva, se anuda la vida entre afeccin,accin, reflexin. O 10 que es lo mismo, vamos siendo muchas veces atravs de acciones reflexivas o de reflexiones activas, y siempre afecta-dos por una situacin.

    Esta propuesta piensa a la filosofia como meditacin sobre la verdaddesde la facticidad y la finitud del pensar, que abre el horizonte histricode la comprensin. Esta asuncin puede posibilitamos un camino prcti-co al comprender que no es la interpretacin del yo como subjetividad ycogito la nica posibilidad para el hombre. En efecto, el hombre puede serseor de los entes o pastor y cuidador de lo que hay. La aceptacin de lafinitud nos hace propiamente histricos y nos posibilita la comprensin,juntamente, de la finitud de todo 10 que hay. Slo reunidos desde esta indi-gencia seremos capaces de la guarda y de la comprensin del ente y de losotros hombres para 10 comn.

    As, somos verdaderos si pensamos y respondemos descentrando nues-tro ego en la aceptacin de la finitud; cuando actuamos no slo para usary dominar la tierra, sino para su cuidado y crecimiento. Por ello una medi-tacin tlzeortica no slo es en s misma actividad meditativa del pensar,sino que sostiene al hombre en 10 ms propio y 10 orienta al cuidado delente descentrando la subjetividad. Tlzeora y tlzos se renen cuando medi-

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  • tamos la estancia -t/zos- finita del hombre.Haba comenzado este pequeo escrito con el propsito de esclarecer

    cmo entiendo y vivo la filosofa. El andar este camino no ha hecho sinovolver.a poner en cuestin-la comprensin de la.filosofa como cuestinhumana ocomo modo occidental de abordar los problemas humanos. Nohay duda que el cmo y no el qu se perfil en el diseo de la racionali-dad argumental, demostrativa y explicativa que se confgur como Logosy ms tarde como Ratio, y que determinan una manera de asumir el cono-cimiento como Episteme y como ciencia, caractersticas del modelo deconocimiento occidental. Yo misma insisto que cuando pretendemos rom-per con este paradigma, hemos transitado a otro lugar, y que ese, a lomejor, ya no sea el de la filosofa y tengamos que llamarlo, como sugie-re Heidegger, pensar. Propongo ahora, distinguir entre la flosofa y elfilosofar.

    Entonces cul sera la tarea de la filosofa? Este hacer expresa la bs-queda y su sentido proponiendo un modo argumental y explicativo paraenunciar las respuestas. Esclarecimiento que indica un camino y con l,un modo de caminar. Pero, pretendo decir que si no la filosofa, el filoso-far, entendido como actitud interrogativa sobre las distintas cuestionesreferidas al s mismo, a los otros, al mundo y a los dioses, se muestracomo modo de ser constitutivo de los hombres y puede hacerse expresa eimpulsar una actividad, me arriesgo a decir, sin retomo, en el modo de laflosofa, o, por el contrario, orientarse por un pensar potico, metafricoo intuitivo. O se puede adormecer si nos aferramos a una respuesta o nosenamoramos de una "verdad" encontrada, porque tambin estamoshechos de entusiasmo, de miedos y de olvido.

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