sobre estética y economía

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Ensayos, errores o equívocs teóricos.

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Page 1: Sobre Estética y Economía

Sobre estética y economía. Apuntes para el desarrollo de su articulación.

Ricardo Reyes Amezcua. [email protected]

Resumen.

El presente texto tiene la intención de apuntar o ensayar ciertos argumentos para el desarrollo de la relación entre estética y economía, y sus ulteriores determinaciones, como son el arte y el trabajo, la obra de arte y el producto del trabajo. Se intenta poner de relieve la articulación que pueden tener para la transformación radical de la sociedad. Pretendiendo caer en múltiples errores, se plantea aquí la posibilidad de que la relación económica y la relación estética de la sociedad con el mundo necesitan ir juntas, ante cualquier horizonte de posibilidad de trans-figuración de la humanidad.

Palabras clave: estética – economía – arte – trabajo – obra de arte – producto del trabajo.

Nada se tiene que decir de la estética, el arte y la obra de arte para la transformación de nuestros tiempos, sí se piensan como una realidad aislada con plena autonomía, situaciones donde se encierran los “artistas”, momentos de “escape”, pequeños paraísos dentro del infierno que constituye la modernidad capitalista, o bien como las únicas posibilidades de poner en términos medianamente humanos aquello que resulta carente de necesidad humana; si es así entonces la problemática es meramente exquisita, propia de personas que ejercen el oficio de la erudición. En cambio, tienen interés, si como pensamos no sólo son todo lo anterior, sino que además dentro de su legalidad, han puesto en un tipo de “mini” jaque a la sociedad del capital. El mensaje (a la vez un acto) que se construye desde lo estético o el arte, tiene una realidad política radical si hace que aquello que apenas podemos nombrar como utopía en general sea realizada (deja de ser “u-topía”) en un proceso que sintetiza en un objeto muy peculiar, que conocemos como obra; si es así entonces ofrece desde la realización de una utopía singular (obra de arte) una figura anterior a la utopía global, en otros términos “pre-figura” la universalidad concreta y verdaderamente humana.

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Los primeros elementos para la articulación de las relaciones estética y económica de la sociedad con el mundo, se pueden desarrollar desde la Crítica de la Economía Política (CEP) de Marx y Engels que en su forma más acabada se encuentra en El capital, pero que tiene sus momentos menos elaborados, pero no por ello menos brillantes, en los Grundrisse, la Contribución, los Manuscritos del 44, Elementos para una crítica de la economía política, etc. Querer relacionar a la CEP de Marx y Engels, temas que pueden ser aparentemente tan distantes no tiene que ver, con un tipo de determinismo económico (economicismo), tan acusado a la obra de ambos comunistas y sus continuadores, sino por la potencialidad de sus categorías y conceptos en movimiento.

Por ello el trabajo intentará ensayar algunas líneas que permitan construir el puente entre lo estético y lo económico, o mejor dicho, cómo es que ésta relación puede darnos elementos para superar el dominio y la autonomía de lo puramente económico sobre la realidad global. No se pretenden, los primeros pasos para el desarrollo de una “teoría crítica” de la estética, el arte y la obra desde (y con) la CEP. La tarea aquí es muy diferente y menos ambiciosa: contribuir con algunos elementos para articular la dimensión estética del ser humano a la dimensión económica, y eso se hace relacionando la problemática estética al proyecto de CEP.

1. ¿Qué es lo estético? ¿Cómo se articula con lo económico?

La articulación que se plantea aquí es la que se puede establecer entre las “dimensiones” económica y estética de los seres humanos. Es evidente para cualquier criterio cotidiano, que lo “económico”, es decir aquello que se pude reconocer como el plano donde se constituye, se resuelve la riqueza , (que tiene su fundamento en la transformación y 1

humanización de la naturaleza) es nuclear en la reproducción de la sociedad, pues sin esa forma de relación con la naturaleza, la vida social cesaría. Por otro lado, no es tan diáfana para la consciencia común, la necesidad humana de lo “estético”. Es más sencillo entender (racionalmente o no) y llevar a la práctica la economía, dimensión humana de la riqueza objetiva y no es tan fácil dilucidar lo estético dentro de la totalidad social humana. Por ello se versará sobre esto último.

Lo que se nombra como estético muchas veces es reconocido y reducido a aquello que podemos distinguir como “bello”, “sublime”, etc., y lo que no es estético como “feo”, “grotesco”, etc. Es claro que aquí lo estético no es una forma de relación con el mundo,

Cf., Echeverría, Bolívar, Esquema de El capital, en El discurso crítico de Marx, 51-52 p.p. 1

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sino simplemente la adjudicación de un calificativo a determinada cosa. Lo estético es pues, prescindible.

Se considera aquí lo contrario a la anterior formulación. Lo estético es una forma de apropiación del mundo por parte de la sociedad , y por ello entre la sociedad y el mundo 2

se establece una relación específica; en éste sentido lo estético está dotado de necesidad humana, es imprescindible a cualquier formación económico-social, y a cualquier período de la historia de la humanidad . Si partimos de esto ¿En qué consiste lo propiamente 3

estético?Lo estético es una forma de apropiación y por ende de transformación del mundo,

por parte de la sociedad. El sujeto social, por ende mantiene una relación específica (la estética) con el mundo; y la mantiene porque le es imprescindible, necesaria. El ser social opera en múltiples dimensiones o planos, como lo económico, lo político, etc. Así también mantiene múltiples relaciones, como la práctico-utilitaria, la teórico-cognoscitiva, etc. , la cuales casi todas le son imprescindibles. Tendría que diferenciarse pues lo estético de estas. Para el argumento general de ésta líneas, el proceso de diferenciación de lo estética respecto de otras relaciones, viene de su íntima relación con lo “económico”, y por ello con su fundamento, la producción material. Así pues el primer paso para determinar la differentia specifica es mostrar cómo de la producción de objetos útiles surge lo estético.

a] El origen de “lo estético” .

Todas las sociedades humanas, para mantenerse vivas han de transformar y humanizar la naturaleza y su animalidad. El contenido material de la riqueza es la transformación de la 4

“ … la Estética es la ciencia de un modo específico de apropiación de la realidad, vinculado con otros 2

modos de apropiación humana del mundo y con las condiciones históricas, sociales y culturales en que se da” (Sánchez Vázquez, Adolfo, Invitación a la estética, 57 p. )

“La relación estética, embrionaria y difusa en sus comienzos, es una de las formas más antiguas de la 3

relación del hombre con el mundo. Es anterior no sólo al derecho, la política, la filosofía y la ciencia, sino incluso a la magia, al mito y a la religión, aunque no anterior – sino vinculada estrechamente en sus orígenes – a la producción material de objetos útiles […] se halla presente en todas las sociedades y, en gran parte de ellas, como un elemento necesario y vital” (Ibid., 79 p. )

“Trasfondo prehistórico de la hominización o base vigente de la humanidad actual, la animalidad es 4

solamente la sustancia con la que se forma la vida propiamente social. […] Todos aquellos comportamientos que parecen ofrecer la clave de la definición de lo humano…pueden ser comprendidos a partir de una descripción del proceso de reproducción del ser humano como un proceso en el que la reproducción de su materialidad animal se encuentra en calidad de portadora de una reproducción que la trasciende, la de su materialidad social” (Echeverría, Bolívar, El “valor de uso”: ontología y semiótica, en Valor de uso y utopía, 163-164 p.p.)

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naturaleza, en objetos que le son útiles ; sin objetos útiles, valores de uso, el proceso de 5

reproducción de una determinada sociedad no pude acontecer. Producir valores de uso para una sociedad es lo mismos que mantenerse viva, es su exteriorización básica. La producción de objetos útiles, es un resultado del trabajo productivo humano, por ello en la definición de lo que se considera “lo económico”, el trabajo juega un papel fundamental. Lo que se ha dicho antes es que el proceso de diferenciación de lo estético, resulta de la producción de valores uso. Para tratar de completar el argumento habrá que poner atención en, cómo se producen los objetos útiles.

Los valores de uso son un resultado del trabajo productivo humano, entonces su constitución está en el proceso de trabajo. En éste, el sujeto productivo necesita medios y objeto del trabajo, con lo cual obtendrá un producto del trabajo. Este proceso es el que llega a constituir cualquier valor de uso . Lo que nos interesa aquí de los elementos 6

simples del proceso de trabajo, tal como los define Marx, es que en la transformación de lo natural por el trabajo, se requiere una “actividad orientada a un fin” , una “intención 7

transformativa” , una “prefiguración ideal” del resultado. O sea que los objetos 8 9

producidos por los seres humanos en sí mismos, no sólo satisfacen un necesidad, sino que hay un cómo satisfacerla. Cada objeto, resultado del trabajo humano tiene un telos, que no permite que un alimento sea sólo eso, sino que sea sopa; o que el cubrirse del frío, no sea sólo con tela de algodón, sino que además sea de un elegante color vino, con botones donde no los necesita.

“Los valores de uso constituyen el contenido material de la riqueza, sea cual fuere la forma social de 5

ésta” (Marx, Karl, El capital, tomo I, vol. 1, cap. I, siglo XXI editores, 44 p.)

Ibid., capítulo V. 6

Ibid, 216 p. 7

“Producir es objetivar, inscribir en la forma del producto una intención transformativa dirigida al sujeto 8

mismo, en tanto que consumidor…” (Echeverría, op.cit., 171 p.)

“El fin es, por tanto, la prefiguración ideal del resultado material, concreto, que se pretende alcanzar. El 9

producto, el objeto del trabajo, es en definitiva, un fin humano objetivado, es el fruto de la transformación práctica de una realidad que, previamente ha sido transformada de un modo ideal en la consciencia” (Sánchez Vázquez, Adolfo, Las ideas estéticas de Marx, editorial Era, 1965, 65 p.)

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Del perfeccionamiento de la producción de valores de uso, puede surgir su “forma estética” . Para algo así como la forma estética de los objetos, es necesario que la 10

intención que se objetiva en el objeto se transfigure. En otros términos, para que un valor de uso pueda tener una forma estética, requiere que, todo aquello que lo define como valor de uso es decir satisfacer una necesidad, sea negada, sea “trans-utilitaria”, un tipo de “forma excedente” . Lo que implica que los objetos que tiene una forma estética requiere 11

que el proceso de producción, sea proceso de producción de objetos estéticos. Lo “estético”, sería pues una forma del proceso de trabajo, por ende un modo de producir (y significar) los objetos, que implica el proceso de producción de objeto útiles y también su consumo, pero que no se reduce a ello.

Si es un tipo de producción (consumo) humana ¿Cuales serían sus fases propositiva y receptiva? Parecería que se procede por un tipo de analogía con el proceso de producción, pero si se dice que es un “modo” o “forma” de ese proceso, necesariamente aquellos elementos de “producción” y “consumo”, tiene que aparecer en esta relación peculiar de los seres humanos con el mundo, pero es menester que aparezcan de otra manera, que aquí se concibe como un proceso superior (Aufhebung).

b] La creación, el acto propositivo de la relación estética.

Este es el primer elemento que se podría reconocer en la relación estética: el acto de producción de lo estético, de objetivación. Ya se ha dicho que la forma estética de los productos, viene del perfeccionamiento de la producción de valores de uso; es la forma estética resultado de una mayor humanización de sus “formas naturales”. La forma estética no sería otra cosa que un modo más adecuado a los seres humanos de los valores de uso.

Pero ese perfeccionamiento requiere mantener una relación “trans-utilitaria”, algo que supere esa forma, pero al mismo tiempo la contenga. Aquello que aparentemente

” Al extender y perfeccionar ese dominio (el dominio de la sociedad sobre la naturaleza), se ha extendido y 10

perfeccionado la producción de objetos útiles, destinados a satisfacer sus necesidades vitales más inmediatas. Pero, a partir de esa producción, ha ido apareciendo con el tiempo la producción de objetos dotados de cualidades que ya no son estrictamente utilitarias. […] La producción que hoy consideramos estética, como modalidad específica de la producción transutilitaria, va apareciendo cuando la capacidad humana de producir materialmente algo… alcanza un alto nivel … En este sentido, la producción utilitaria ha sido la condición necesaria y el fundamento de la producción estética en general y de la artística en particular, en cuanto que ambas requieren el mismo comportamiento humano…” (Sánchez, Invitación…, 80 p.)

“Con esta liberación o autonomía respecto de la función práctico-vital, se abre la posibilidad de un nuevo 11

espacio – al que denominamos estético –, tanto en un sentido objetivo (producción de un objeto dotado de una forma que rebasa, en mayor o menor grado, la exigida por la función utilitaria, y a la que llamaremos por ello <<forma excedente>>), como subjetivo. consciencia, en mayor o menor grado también, de esa forma excedente” (Ibid., 99 p.)

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rebasaría lo útil de los objetos del trabajo, resulta su superación. Por tanto la actividad que haga surgir esa forma estética de los productos también necesita, negar y conservar aquella que hacer surgir los valores de uso. Se llama creación, a aquel acto que produce la forma estética de los productos, que es la producción de valores de uso, en un nivel más adecuado al ser humano. Llegar a distinguir la “producción” de la “creación”, es sólo un resultado de la época moderna, pues se hallan autónomos; sin embargo reconocer que la creación es una forma de producción, es tarea de cualquier persona que intente poner en sus justos términos a la producción y busque una forma superior. Voltear nuestros sentidos al acto propositivo de la relación estética que mantiene la sociedad con el mundo, es saber los límites y alcances de la producción. 12

c] La contemplación, el acto receptivo de la relación estética.

Al igual que el consumo, el acto receptivo, o de sujetivación de la relación estética, es donde se hace efectiva la forma estética de los productos del trabajo. En éste sentido, satisface la necesidad estética que tienen los seres humanos. Se llama contemplación, a este perfeccionamiento del consumo de los valores de uso. Decir “contemplación”, podría parecer que es un acto meramente pasivo, en donde los seres humanos dirigen su vista (y no los demás sentidos) a manera de aceptación acrítica del objeto creado. Por contemplación aquí se entiende, la recepción sensible de cualquier objeto con atención, con interés. Sería pues una recepción interesada, atenta. Un goce que requeriría mediaciones, o sea una mayor humanización de todos los sentidos, sería pues la creación de la sensibilidad propiamente humana. Así este tipo de consumo, implicaría el goce, el placer y la satisfacción de la necesidades, de una manera en la cual aquellos sentidos involucrados se vean mediados por el conocimiento que ha adquirido la sociedad. La contemplación no podría ser un mero consumo, por el consumo, como lo podríamos encontrar en cualquier tienda moderna. La contemplación requeriría el conocimiento de lo que se está consumiendo, y a la vez la intensificación de los sentidos. 13

d] La relación estética.

“Producción y creación se distinguen considerablemente, pero la creación implica-explica la producción y el 12

trabajo productivo.” (Lefebvre, Henri, La presencia y la ausencia. Contribución a la teoría de las representaciones, [Edición conmemorativa], México, 2006, Fondo de Cultura Económica, 267 p.)

Para una mayor profundización de éstas ideas, véase: Sánchez, Vázquez, cap. III. La situación estética. 2) 13

El sujeto, en op.cit., 127-142 p.p.�6

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Los actos de creación y contemplación como formas de producción más adecuadas a los seres humanos, son pues los que constituyen la relación estética propiamente dicha. Cualquier cosa en el mundo puede establecer una relación estética con la sociedad. Se podría objetar que si es así, un fenómeno natural, por ejemplo el sol, no entraría en ésta lógica, ya que el trabajo humano no habría producido el valor de uso “sol” de una manera más adecuada a los seres humanos. Pero se contestaría aquí que se podría establecer una relación estética con el sol, por ejemplo en una reproducción plástica; entonces el sujeto creador crearía al sol como objeto digno de ser puesto en una representación artística, y al mismo tiempo lo estaría consumiendo de una manera más atenta y profunda que cualquier que se diera un baño de sol; en este sentido lo estaría contemplando. Igualmente las personas que pudieran dirigir sus sentidos a esa obra de arte, estarían creando el sol como reproducción plástica y contemplando el cuadro como obra artística. Véase en éste ejemplo que el sujeto que crea el objeto para ser contemplado, también necesita contemplar el objeto. Y el sujeto que contemplará el objeto creado, también lo crea, o mejor dicho lo “re-crea”, lo vuelve suyo. Entonces los actos propositivo y receptivo siempre van juntos, tanto en el sujeto que creará la obra como en el que la contemplará.

Con esto se pude decir que, la relación estética que mantiene la sociedad con el mundo, es aquella donde se establecen los actos de creación y contemplación. La “dimensión” estética de la sociedad estaría mediada por ambos actos; cuando los sujetos se apropian el mundo mediante un acto de creación y contemplación, entonces podemos decir que esa apropiación es estética.

2. El arte y el trabajo.

Cabría ahora poner en claro aquello que posibilita la relación estética. Se ha dicho que el origen de la relación estética con el mundo proviene de la transformación de la naturaleza de objetos útiles para el ser humano. Aquello que posibilita esa transformación es el trabajo productivo, y en éste sentido lo que posibilitaría la relación estética sería el trabajo. Pero si éste es la condición necesaria de la constitución de la forma estética de los productos, no es suficiente. Si el trabajo productivo tuviera como resultado tanto las formas naturales y estéticas de los objetos no podría diferenciarse, ésta última. Quizá en el origen histórico de la forma estética, confluirían sin diferenciación alguna , pero en la época moderna pueden 14

ser distinguidos, debido a la autonomía que ha tomado la producción y la creación. Si esto

Cf. Ibid., 85-88 p.p.14

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es así, entonces las actividades que dan lugar a los valores de uso y a los objetos estéticos son diferentes. Para explicar ambas, habría primero que dar cuenta de los proceso de autonomización.

a] El arte como autonomización de lo estético.

El arte es una actividad de los seres humanos donde se producen obras de arte, y que se define por ser un tipo de trabajo concreto, tal y como sería el trabajo del agricultor, del zapatero o el cocinero. La época moderna nos obliga a tener que diferenciarla de cualquier tipo de trabajo, pues el resultado de éste no sería un objeto que tendría una necesidad vital para la reproducción social, por ello tiene el estatuto de “exceso” o “lujo”.

El arte aparentemente tendría una peculiaridad respecto del mayoría de los trabajos de la modernidad capitalista, es decir que son enajenados. El arte sería propiamente un trabajo concreto no enajenado. Para el entendimiento cotidiano esto sería la prueba suficiente para considerar al arte no como un trabajo, sino como una actividad “libre”. ¿De dónde viene el aparente carácter no enajenado del arte?

La respuesta está en que el arte es la faceta de creación (y contemplación) ya contenida en el trabajo, pero que se ha separado de él y se ha vuelto autónoma . El arte 15

sería “pura creación”, la creación por la creación misma (lo mismo la contemplación por sí misma) . Dicha separación tendría dos lados, por un lado el trabajo puramente productivo y por el otro el trabajo puramente creador. Las dos facetas que en un principio estarían juntas se separarían. Entonces puede diferenciarse la “producción” y la “creación” como momentos autónomos. En éste sentido el arte estaría ajeno a su origen, sería también un trabajo enajenado.

La diferencia respecto a los trabajos enajenados de la modernidad capitalista que se pueden considerar ”comunen”, es que en el arte tanto el creador como el contemplador establecen una relación de reconocimiento mutuo en el resultado de esa actividad, la obra de arte. Ambos se reconocerían a su manera. Aunque el arte sea ajeno respecto de su origen el trabajo productivo, no es ajeno a los sujetos que la crean y la contemplan. Es

“La relación estética se constituye propiamente en un proceso histórico de autonomización de lo estética 15

en general y de lo artístico en particular, balbucean en la antigua Grecia, ay definido en los tiempos modernos y consolidado en el siglo XX. Este proceso se caracteriza por … a) desplazamiento de la atención de la función a la forma, del medio al fin, o también: la función utilitaria… a la función estética; y b) atención a la obra como obra de arte, es decir como producto específico de una actividad humana práctica, creadora, específica” (Ibid., 91 p.)

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universal en cuanto a los sujetos relacionados, pero no es universal al conjunto de objetos. Sería una universalidad concreta no global.

Cabe mencionar que el proceso de autonomización de lo estético en general y el arte en particular respecto de la producción de riqueza objetiva y el trabajo, es un resultado histórico que ha dado pie para considerar al arte como una actividad “libre” y al trabajo como “necesaria” . Lo cual quizá sea cierto históricamente hablando o como momento 16

transitorio, puesto que el arte tendría su fundamento en esa parte del tiempo social que puede considerarse como “tiempo libre”, es decir aquel tiempo que no se dedica a trabajar, es decir aquel remanente resultado del “tiempo de trabajo”. También el arte tendría su fundamento en la parte del tiempo de trabajo que no es necesaria sino que se puede entender como “tiempo de trabajo excedente”, o “tiempo de plustrabajo” . 17

Por último es necesario decir que si el arte tiene su fundamento en el tiempo libre y en la parte del tiempo de trabajo excedentario, socialmente hablando es considerado como “tiempo extraordinario” , diferenciándose del “tiempo cotidiano”. El tiempo extraordinario 18

tiene su fundamento en el tiempo que se libera después del tiempo de trabajo. El arte, por tanto, sería un trabajo concreto que sería resultado del tiempo de

trabajo, que su lugar propiamente dicho estaría en el “tiempo libre” o “tiempo extraordinario”. Es la autonomización de la relación estética respecto de la producción/consumo de objetos útiles; a la vez un trabajo enajenado de su origen, y no-enajenado respecto de su resultado, la obra de arte. Al ser el arte un “trabajo” y un “no-trabajo” para el entendimiento, la tarea es ponerlo en términos racionales, como una actividad que se

“La actividad humana se halla, pues, dividida en dos campos: en uno se actúa baja la presión de la 16

necesidad y a esto se le llama trabajo, mientras que, al otro, la actividad se despliega como libre creación y se le llama arte. Tal distinción es justa por cuanto que hace posible captar lo específico del trabajo como un modo de obrar objetivo del hombre, suscitado y constitutivamente determinado por un fin externo, cuyo cumplimiento se llama necesidad natural u obligación social. El trabajo es una actividad humana que se mueve en la esfera de la necesidad. El hombre trabaja en cuanto que obra bajo la presión de la necesidad exterior, cuya satisfacción asegura la existencia del individuo […] La división de la actividad humana en trabajo (esfera de la necesidad) y arte (esfera de la libertad) toca a la problemática del trabajo y no-trabajo sólo aproximadamente y en determinados aspectos. Esta distinción parte de una cierta forma histórica de trabajo como de una premisa no analizada y, por ello, aceptada acríticamente. Sobre esta base se petrifica la división –históricamente surgida– del trabajo en trabajo físico-material y trabajo intelectual. En esta distinción se oculta otro rasgo esencial y específico del trabajo como actividad humana que si bien no abandona la esfera de la necesidad al mismo tiempo la supera y crea en ella las premisas reales de la libertad humana” (Kosík, Karel, Dialéctica de lo concreto, 225-226 p.p.)

“El capital no ha inventado el plustrabajo. Dondequiera que una parte de la sociedad ejerce el monopolio 17

de los medios de producción, el trabajador, libre o no, se ve obligado a añadir al tiempo de trabajo necesario para su propia subsistencia tiempo de trabajo excedentario y producir así los medios de subsistencia para el propietario de los medios de producción …” (Marx, op.cit., 282 p.)

“El ser humano entiende su propia existencia como un transcurrir que se encuentra, tensado como la 18

cuerda de un arco entre lo que sería el tiempo cotidiano y lo que sería el tiempo de los momentos extraordinarios” (Echeverría, Bolívar, El juego, la fiesta y el arte, en Antología. Crítica de la modernidad capitalista, 421 p.)

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transforma de acuerdo a sus condiciones históricas y sociales, pero que escapa a ellas, tiene pues su propia legalidad; de ahí la complejidad para tratarlo como trabajo, no-trabajo, creación libre o producción necesaria.

3. La obra de arte

El último elemento del análisis es el resultado, la singularización de la relación estética, la obra de arte. En ella igual que se ha hecho con el arte y el trabajo, las relaciones creación/contemplación y la producción/consumo, se considera como una forma superior del objeto del trabajo. O sea el fundamento de toda obra de arte sería el objeto del trabajo, en otros términos el soporte material de la forma estética es la forma natural del los productos.

Se entiende que la obra de arte es el resultado de la forma estética de los productos, es decir aquella forma donde la función “natural” del producto no es vital, sino que importa su función estética , su forma, su momento de creación/contemplación. Y en 19

efecto, la obra de arte es una forma estética que se ha hecho singular, se ha cristalizado 20

y ha tomado como su esencia lo estético. La obra de arte es el resultado de la creación y la contemplación de los objetos del trabajo como autónomos, la obra de arte es resultado del trabajo que se ha entendido aquí como arte.

La obra de arte es pues una forma de los productos del trabajo, y como tal tiene determinaciones y momentos. Al ser una forma, los sujetos involucrados se relacionan de una manera particular. Ya se ha dicho que el creador y el contemplador se reconocen, cada uno a su manera, en la obra de arte; ella es pues universal . 21

Véase pie de página 15. 19

“No hay obra sin forma, por lo tanto sin elección de una determinación, sin reglas de composición… y sin 20

reglas de recepción. Estas dos reglas pueden diferir pero no pueden engendrar una antinomia, o sea una imposibilidad, no hay obra sin cohesión. Lo cual no quiere decir sin contradicciones, pero es preciso que la contradicción esté dominada, inherente a la totalidad. ¿El carácter esencial de la forma realizada en un objeto, concentrada por un trabajo productivo, dada con su contenido en la obra, no sería simultáneamente, la contemporaneidad de todos sus momentos o elementos, ofrecidos juntos (presentes) para distinguirse después en la impresión sensible y en análisis intelectual? “ (Lefebvre, op.cit., 259 p.)

“La obra de arte rebasa así el humus histórico-social que la hizo nacer. Por su origen de clase, por su 21

carácter ideológico, el arte es la expresión del desgarramiento o división social de la humanidad; pero, por su capacidad de tender un puente entre los hombres a través del tiempo y las sociedades de clase, el arte muestra una vocaciones universal, y prefigura, en cierto modo, el destino universal humano que sólo llegará a cumplirse efectivamente e una nueva sociedad con la abolición de los particularísimos – materiales e ideológicos – de clase. “ (Sánchez, Las ideas estéticas de Marx, 27 p.). “La obra lucha contra el tiempo no paralizándolo sino conteniéndolo… Cristaliza el devenir, pretende ser tiempo propio, sensible como tal en el teatro, en la narración novelesca, en la música, etc., por lo tanto inmediatizado a través de las mediaciones (representaciones)” (Lefebvre, op.cit., 251 p.)

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Esto quiere decir que un acto de creación/contemplación que se cristalizó en una época determinada en una obra de arte tiene vigencia universal, en cualquier tiempo y espacio, es decir, la obra de arte crea su propio tiempo y espacio, es un lugar donde todo puede suceder, es el lugar preferido de lo imposible. En la obra de arte las sensibilidades humanas de otros tiempos y espacios pueden ser vividos nuevamente. La obra es pues una utopía realizada ¿Cuál utopía? La de la universalidad humana concreta, como se ha citado, la obra de arte “pre-figura”, la universalidad concreta, universalidad verdaderamente humana.

Ello es así porque la obra es resultado de un tiempo que no es empujado por la necesidad exterior, o sea por las necesidades básicas de la humanidad. La obra de arte resulta de la figura histórica más adecuada a la humanidad (el arte), de la múltiples que puede tomar el tiempo libre y extraordinario. Éste tiempo referido, puede constituirse en la guerra, el crimen, el juego, la fiesta, los rituales, etc. El arte en su autonomía, enajenado de su origen, tiene como resultado un producto universal, tan universal y humano que tiene una valor no conmensurable, es pues un valor puramente cualitativo.

La obra de arte nos aporta pues una forma de los productos del trabajo que es universal, es decir que es una “pre-figura” de la utopía global. En éste último sentido, sería necesario entonces tomar esa forma de los productos del trabajo, que tiene la capacidad de expresar una universalidad concreta y dejar de lado la actividad que lo creó, el arte o mejor dicho, no dejarlo de lado, sino incorporarlo a la totalidad del trabajo productivo y deje de ser autónomo. La propuesta es: tratar de tomar la forma de los productos, eliminando la enajenación de la actividad que lo produce ¿Cómo se hace ello?

a] Articulación de la forma estética y la forma natural: la obra

Una propuesta interesante para resolver este problema, es tomar en su máxima amplitud la categoría de “obra”, no como obra de arte, sino como obra . ¿Cual sería la diferencia? 22

Quizá la que se ha señalado tomar la forma y extender los actos creación/contemplación,

Aquí se toma la propuesta de Lefebvre: “… el término <<obra>> se tomará en toda su amplitud ¿Se tratará 22

de las obras de arte? Sí, pero no tan sólo de las artes plásticas, sino además de la poesía, de la música, de la danza y el teatro, considerando estos últimos géneros como reveladores al mismo título que la pintura, la escultura y la arquitectura. También se tratará de obras más vastas: la ciudad, lo urbano y lo monumental. ¿No se puede considerar también la socialidad y la individualidad, lo cotidiano y lo insólito, aun en las instituciones, el lenguaje e incluso la naturaleza formada por la práctica, como obras?” (Ibid., 30 p.)Así también Kosík sugiere algo al respecto: “La obra de arte – y en cierto sentido cualquier obra en general, y por tanto también la obra filosófica y científica, es una estructura compleja, un todo estructurado, en el que se vinculan en unidad dialéctica elementos de distinta naturaleza: ideológicos, temáticos, de composición, de lenguaje. “ (Kosík, op.cit., 154 p.)

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como actos productivos. O sea, la obra de arte, como es evidente, sólo sería una tipo de lo que podría ser cualquier obra en general. Tipos de obra podrían ser, una obra filosófica, científica, la civilización, la ciudad, el amor, etc. Es decir toda aquella actividad humana que tenga éste carácter de universalidad.

Sin embargo observar así la cosa tendría que pasar por determinar que el sustrato material de cualquier obra sería el valor de uso. La obra (y no la obra de arte) sería la forma universal de cualquier valor de uso. Por ello una obra de arte, aquello que se parece más a la obra, podría pre-figurar la universalidad humana, es decir de la riqueza.

La obra podría ser la articulación de las formas estéticas y naturales de los productos, o sea lo que se está sugiriendo, es que en la obra estarían la producción y la creación, y el consumo y la contemplación, unidas. Por ello una ciudad, puede ser al mismo tiempo un lugar de reproducción de la vida humana, y un lugar de contemplación estética. En la obra se generaría una forma que no olvidaría su génesis, sería un objeto y una actividad no enajenadas. Algunos trabajos han intentado hacer ésta unión, algunos le han llamado “acto poiético" , “diseño” , u “estetización de la vida cotidiana” . 23 24 25

“… fue preciso restituir en toda su amplitud el concepto de producción, reducido por el conocimiento a la 23

producción de las cosas, o sea de las mercancías. La producción abarca las prelaciones sociales, a su vez productos. Entraña la autorreproducción (génesis) del ser humano social. El concepto de producción se ensancha en el de reproducción.

Convendría afinar la teoría, disociar la praxis de la poiesis o creación de obras, o sea discernir sin separarlos los productos y las obras. En principio la obra es una y única; lo cual no le impide ser poliscópica <<plural>>, de una multiplicidad reunida en una tonalidad. Se le copia; se la imita, se la multiplica reproduciéndola No por ello deja de persistir en su unidad, en su originalidad. Por tanto produce de maneras muy diversas: imitaciones, copias, representaciones, significaciones y sentidos. Mientras que el producto, por definición, es reproductivo (repetitivo), pues la finalidad del dispositivos de producción (o sea la técnica) es precisamente esa. “ (Lefebvre, op.cit., 30-31 p.p.)

“El diseñar o el acto del diseño no es práctico (lo es la política, por ejemplo), ni es puramente tecnológico 24

(lo es la ingeniería mecánica o de la construcción), ni tampoco puramente artístico (lo es el pintor). No es tampoco la suma yuxtapuesta de tecnología y arte con un componente científico. El acto de diseñar es un acto, como el verde es un color. Sus partes integrales y funcionales son la ciencia, la tecnología y el arte, a la manera como el azul y el amarillo componen el verde. La ciencia, la tecnología y el arte como momentos del acto diseñante son intrínsecamente diferentes de la ciencia, la tecnología y el arte como actos independientes. La ciencia del diseñador se encuentra definida en función productiva tecnológica como en el caso del tecnólogo. Pero la tecnología del diseñador se en- cuentra por su parte definida en función estética, lo que hace que esa acción estética sea también tecnológico-científica. La ciencia, la tecnología y el arte integrados unitaria, orgánica y sinergéticamente en el acto productor del diseño permiten denominar a éste con un neologismo (al menos nuevo por su significado): el diseñar o acto poiético” (Dussel, Enrique, Filosofía de la producción, 190 191 p.p.)

“La experiencia estética tiene lugar en algo semejante a una conversión de la vida y el mundo de la vida un 25

drama escénico global; en la recomposición o reconstitución de la vida cotidiana en torno alimento de la ruptura o a la interferencia del tiempo extraordinario en medio del tiempo de la rutina […] En principio… todos los seres humanos, en la medida en que son capaces de provocar experiencias artísticas, son artistas” (Echeverría, op.cit., 425 p.)

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En éste último sentido propondríamos con la obra, como articulación de las formas estética y natural, una restitución del valor de uso no a partir del valor de uso, porque 26

esto sería oponer a la forma actual histórica de socialización de los productos (la forma social valor), sólo su sustrato material, una forma anterior. Lo que cabría aquí es intentar buscar formas más adecuada, como la obra.

Se intentó aportar aquí equívocos y errores al debate y práctica sobre la transformación radical de la realidad social, se espera no haber resuelto nada, sino sólo haber entretenido al lector.

Bibliografía.

- Dussel, Enrique, Filosofía de la producción, Bogotá, 1984, Nueva América, Versión electrónica: http://biblioteca.clacso.edu.ar/clacso/otros/20120227031323/1pres.pdf)

- Echeverría, Bolívar, Esquema de El capital, en El discurso crítico de Marx, México, 1986, Ediciones Era.

- Echeverría, Bolívar, El “valor de uso”: ontología y semiótica, en Valor de uso y utopía, México 1998, Siglo XXI editores.

- Echeverría, Bolívar, El juego, la fiesta y el arte, en Antología. Crítica de la modernidad capitalista, 2011, Vicepresidencia del Estado Plurinacional de Bolivia, La Paz, Bolivia. Version electrónica: http://www.vicepresidencia.gob.bo/IMG/pdf/bolivar_echeverria.pdf .

- Kosík, Karel, Dialéctica de lo concreto, 1967, editorial Grijalbo, México. - Lefebvre, Henri, La presencia y la ausencia. Contribución a la teoría de las representaciones,

[Edición conmemorativa], 2006, Fondo de Cultura Económica, México. - Marx, Karl, El capital, tomo I, vol. 1, 2007, Siglo XXI editores, México. - Sánchez Vázquez, Adolfo, Invitación a la estética, 2005, Grijalbo, México. - Sánchez Vázquez, Adolfo, Las ideas estéticas de Marx, 1967, Ediciones Era, México,

“El paso del trabajo al no trabajo implica un desplazamiento del interés social del producto a la obra, del 26

trabajo productivo a la acción poiética, y por consiguiente de lo cuantitativo a la cualitativo, del valor de cambio al valor de uso. Desplazamiento difícil, que no puede llevarse a cabo sin rodeos ni desviaciones.” (Lefebvre, op.cit., 269 p.)

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