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    177Nº XIV / 2010 / ISSN 1514-3333 (impresa) / ISSN 1851-1724 (en línea), pp. 177-195

    1Los barbarismosdifieren de los meta-plasmos y no sóloson diferentes sinoque tienen diferentes

    definiciones. Pero,puesto que algunosde los procesos de los

    que se derivan son comunes a ambos,se debe hablar de ellos conjuntamente.Así pues resultará más claro cómo y enqué difieren entre sí. Ya que esto se veráen la propia exposición, antes convieneque demos las definiciones separada-

    mente e indiquemos en general quédiferencia tienen entre sí1.

    •  El barbarismo es, según quierenalgunos, una sola palabra quetiene defectos en el uso común dellenguaje. Esta definición excluye

    *  Ver aclaraciones al final del artículo.

    **  Ibídem.

    1 Consencio presenta, a continuación, las dis-tintas definiciones otorgadas por la tradicióny procede a comentarlas y criticarlas.

    Sobre barbarismos y

    metaplasmos*  de Consencio**

     Julia Burghini (raducción y notas) [Universidad Nacional de Córdoba] Javier Uría Varela (Revisión) [Universidad de Zaragoza]

    Resumen: Consencio vivió en la Galia en elsiglo V y fue el autor de un tratado gramatical,del cual se conservan dos partes: de duabuspartibus orationis nomine et uerbo  (GL 5.338-385) y de barbarismis et metaplasmis  (GL 5.386-404). Esta última es la obra más extensaacerca de barbarismos escrita por los romanosy es de gran importancia para los estudiosclásicos porque, a excepción del AppendixProbi , es el único tratado que proporcionanumerosos ejemplos de la pronunciación de lalengua hablada. Nos ofrece un panorama tantodel estado de la lengua, junto con ejemplosde peculiaridades dialectales, como de losestudios gramaticales respecto del momentoen el que fue compuesto. La traducción quepresentamos es la primera traducción com-pleta del ars de barbarismis et metaplasmis  auna lengua moderna.

    Palabras clave: Consencio - Ars grammatica -Grammatici latini  - barbarismos - metaplasmos.

    Consentius’ De barbarismis et metaplasmis

    Abstract: Consentius lived in Gaul in the fifth

    century, and he was the author of a grammaticalwork, parts of which are now preserved as deduabus partibus orationis nomine et uerbo  (GL 5.338-385) and de barbarismis et metaplas- mis  (GL 5.386-404). The latter is the largestdiscourse on barbarisms written by the Romans,and its importance for the classical studiesderives from the fact that, with the exceptionof the Appendix Probi , it is the only work thatprovides numerous examples of the pronuncia-tion of the spoken language. It also offers anoverview of the state of the language along withexamples of dialectal peculiarities, as well as ofgrammatical studies in relation to the time it was

    composed. The translation presented here is thefirst complete translation of the ars de barbaris- mis et metaplasmis to a modern language.

    Key words: Consentius - Ars grammatica -Grammatici latini  - barbarisms - metaplasms.

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    Julia Burghini - Javier Uría Varela / Sobre barbarismos y metaplasmos  de Consencio178

    el metaplasmo por el hecho deque dice2 que el barbarismo tienelugar en la lengua común, puestoque, si una parte del discurso tienedefectos en poesía, lo llaman meta-plasmo.

    •  El barbarismo es, según lo definenalgunos, una palabra con defectoscon una pronunciación errónea.Aquí es criticable el uso de ‘pro-nunciación’ puesto que esta defi-nición sólo hace referencia a las

    cantidades y a los acentos, esto es,a la prosodia3.

    •  El barbarismo es una palabra queen alguna parte tiene defectos.Aquí se hace referencia a la adición,sustracción, sustitución y trasposi-ción de letras, sílabas, acentos, can-tidades (2) y aspiraciones, como se verá a continuación tras aducir losejemplos.

    Pero, antes de que añadamos algoacerca del metaplasmo, debemos adver-tir que una cosa es el barbarismo y otrala barbarolexis. Pues el barbarismo, deacuerdo con las definiciones anteriores,resulta de una falta en las letras, en lassílabas, en los acentos, en las cantidadeso en las aspiraciones, como resultaráevidente a continuación. En cambio, labarbarolexis se entiende a partir de unúnico proceso: cuando una palabra deuna lengua ajena se introduce en el usode nuestra lengua, como cuando, por

    2 Seguimos la edición de K: dicit  (“dice”)en lugar de dixi  (“dije”) de la edición deN. Consencio expone las defi-niciones de la tradición y no la suya propia.

    3 I.e., no hace referencia a la cuestión gráfico-fonética, sólo alude a la pronunciación.

    ejemplo, llamamos cateiae a las lanzasde los Galos, mastruca a la vestimentade los Sardos, magalia a las viviendasde los africanos y acinaces a las espadasde los Medos.

    Ahora expondremos la definiciónde metaplasmo. El metaplasmo es unapalabra conformada en contra del usocomún, causada por alguna razón esti-lística o forzada por la necesidad delmetro. El metaplasmo, de acuerdo conlo que yo pienso, se deriva, si no de

    todos, sí de la mayoría de los proce-sos de los que se deriva el barbarismo.Pues, si prescindimos de las diferenciasde las definiciones anteriores, tantolos barbarismos como los metaplas-mos tienen esta definición principal:se dan o en la pronunciación o en laescritura. Pues cometemos una faltao al pronunciar mal, esto es, al hablarcon defectos, o al escribir mal, esto es,al enlazar incorrecta y desordenada-mente la secuencia de letras.

    Se supeditan cuatro especies a estosdos modos. Pues nos desviamos de laregla justa y obligada del lenguaje yasea por adición, por sustracción, porsustitución o por trasposición. En cada

    uno de estos cuatro procesos que ata-ñen al barbarismo, subyacen cinco,puesto que la adición, sustracción,sustitución y trasposición se dan en laletra, la sílaba, la cantidad, el acento ola aspiración.

    (3) Entre el barbarismo y el meta-plasmo ahora es oportuno y apropiadoque digamos primero cuál es la dife-rencia, antes de ofrecer ejemplos ade-cuados de cada uno. Así los ejemplospenetrarán por sí mismos en nuestra

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    mente con su sentido propio, si anteshemos interiorizado la esencia de ladiferencia. Así pues, entre barbarismoy metaplasmo existen las siguientesdiferencias: 1) que el barbarismo estáen el lenguaje común, y el metaplasmo,en la poesía; 2) que el barbarismo esalgo aceptado actualmente por algunossin la autoridad del texto y de maneraignorante, mientras que el metaplasmoes aquél que se dice basándose en laantigua autoridad de los escritores con

    la razón de un uso previamente apro-bado; 3) que el metaplasmo lo hace lagente culta conscientemente inclusopor imitación de un texto o del usoantiguo, y el barbarismo en cambio loaceptan los incultos sin prestar aten-ción a ninguna autoridad de los anti-guos o del uso.

     En resumen, ésta es la diferenciaentre barbarismo y metaplasmo: quelas mencionadas adiciones, sustrac-ciones y demás en letras, sílabas, etc.constituyen una falta denominada úni-camente ‘barbarismo’, mientras que enel caso del metaplasmo se dan diferen-tes nombres según la naturaleza y laposición, como enseguida se verá. ¶

    Metaplasmos

    Ahora daremos primero ejemplosde metaplasmo. En efecto, una vez que hayamos comprobado

    y puesto de relieve que esos ejemplosse fundamentan en la razón y en eluso de los autores, los ejemplos queincurren en barbarismo inadvertida-mente se mostrarán con más claridad.Por adición de letra o de sílaba en tres

    posiciones, como dijimos, se presen-tan tres metaplasmos: prótesis, epén-tesis y paragoge.

    Hay prótesis de letra cuando seañade una sola letra al comienzo, comoes cum sociis gnatoque penatibus [Verg. Aen. III 12]: pues dijo  gnato cuandodebió decir4 nato. El que quiera haceresto en otra palabra (4) sin autoridad,como si dijera coperit  en lugar de ope-rit , cometerá un barbarismo. Tambiénhay prótesis de sílaba, como en tetulit

    senilis hostis ad caelum manus [Trag.Incert. 70 Ribb.], pues dijo tetulit  enlugar de tulit .

    Epéntesis [o síncrisis]5 es la adiciónde letra o de sílaba en el medio de lapalabra. De letra, como en relliquiasDanaum [Verg. Aen. I 30] en lugar dereliquias; de sílaba, como cuando Enniodice a menudo induperatorem [Enn.ann. 83.326.347.565 Vahl. 2] en lugarde imperatorem y como es Mauortis inantro [Verg. Aen. VIII 630] en lugar de Martis y nos abiisse rati [Verg. Aen. II25] en lugar de abisse.

    Paragoge –también llamada para-lempsis– es la adición de letra o desílaba al final de la palabra. De letra,

    como es magis en lugar de mage; desílaba, como es admittier orant  [Verg.

    4 Acerca de la frase debuit dicere (“debiódecir”) vel sim., K (1980: 226) afirmaque, como frase de enseñanza por oposi-ción, se encuentra dirigida al alumno másque al texto. Consencio no corrige al autordel poema, sino que establece la diferenciaentre lo aceptado (el uso por parte de unautor con autoridad) y lo incorrecto (el usopor parte del alumno).

    5 Tanto N como K lo conside-ran un añadido espurio.

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     Aen.  IX 231] en lugar de admitti  y potestur  en lugar de potest .

    A estos metaplasmos ya menciona-dos, que surgen de la adición de unaletra o de una sílaba, se les oponenotros tres, que surgen de la sustracción:aféresis, síncopa y apócope.

      Hay aféresis cuando la dicciónresulta mutilada6 en su comienzo enuna letra o sílaba. En una letra, comocuando Terencio dice mitte ista atquead rem redi  [Ter. Ad. 185], cuando

    debió decir omitte; en una sílaba,como cuando Virgilio dice temnerediuos [Verg. Aen. VI 620] en lugar decontemnere.

    Hay síncopa cuando se sustrae unaletra o una sílaba del medio de la pala-bra. Una letra, como cuando decimosaudacter   en lugar de audaciter , (5) nomeclator  en lugar de nomenclator 7, Mnestheus en lugar de  Menestheus ymanet alta mente repostum / iudicium [Verg. Aen. I 26] en lugar de repositum;una sílaba, como cuando decimos

    6 Adoptamos la conjetura mutilatus quenos sugiere Javier Uría en lugar del mota-tus de B y el multatus de M, impreso porK y N. Servio utiliza el

    mismo verbo mutilo (bien conocido de losmetricólogos) para describir el apócope entanton(e) (S. Aen. 10, 668) y la síncopaen Mett(i)um (S. Aen. 8, 642).

    7 Ya en la editio princeps  (C, 1817),B sugiere la posibilidad (recogidaen el aparato crítico de N) deque haya aquí un error del propio Consen-cio, y que la síncopa en esta palabra fuera laque da cuenta de las variantes nomenclator/ 

    nomenculator . Sin embargo, también haycasos de pérdida de ‘n’  advertidos por losgramáticos, por ejemplo, na(n)ctus (P.-C. GL 8, 95,19), ina(n)tibus (I. T.GL , 180,35), etc.

    apparent rari nantes in gurgite uasto [Verg. Aen. I 118] en lugar de natantes y cuando Terencio dice commorat  [Ter.Phorm. 101] en lugar de commouerat .En esto vale sólo la autoridad, demodo que si alguien quisiera decirmorat  en lugar de mouerat , cometeríaun barbarismo.

    Hay apócope ***8 de letra cuandodecimos Achilli en lugar de Achillis engenitivo y magi en lugar de magis; desílaba, como es endo suam do [Enn.

    ann. 576 Vahl. 2] en lugar de domum.Éstos son los metaplasmos cuyos nom-bres individuales se basan en la adi-ción o en la sustracción de letra o desílaba y se clasifican según el tipo deposición.

    Ahora hablaremos de los metaplas-mos que no experimentan variación desus nombres según el tipo de posición,sino que tendrán un mismo nombrecualquiera que sea la posición en que lapalabra resulte modificada. Éstos sonlos dos primeros: uno consiste en laadición de cantidad, el otro, en la sus-tracción. Se llaman, respectivamente,éctasis y sístole.

    Hay éctasis cuando, dada una

    sílaba breve, el poeta hace uso de suautoridad igual que si fuera de can-tidad más larga, como es Ītaliam ato prougus  [Verg.  Aen. I 2] y conūbianostra / reppulit  [Verg. Aen. IV 213],ya que la ‘I’ y la ‘u’ por sí mismas cla-ramente son breves, como en este otro

    8 K y N anotan aquí unalaguna, alegando que falta la definición deapócope (en la que se nos diría que consisteen la sustracción de letra o sílaba al final dela palabra).

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    pasaje (6) antiqua e cedro Ĭtalus paterque Sabinus [Verg. Aen. VII 178]y conŭbio iungam stabili propriamquedicabo [Verg. Aen. I 73]. De esta mismaclase de metaplasmo es también exercetDīana choros [Verg. Aen. I 499]. Puesla ‘i’ es breve, como en telis moriereDῐanae [Verg. Aen. XI 857].

    La sístole es el metaplasmo contra-rio al anterior, cuando el poeta reduceuna sílaba que es más larga de lo queexige la métrica, como es aquosus

    Ŏrion  [Verg.  Aen.  IV 52], ya que laprimera sílaba de Orion  ciertamentees larga, como en este otro pasaje cir-cumspicit Ōriona [Verg. Aen. III 517].Del mismo tipo es unīus ob iram [Verg. Aen. I 251] y unĭus ob noxam  [Verg. Aen. I 41].

    Después de éstos, siguen dos meta-plasmos opuestos entre sí por su dife-rente naturaleza, pero que tienen encomún el hecho de que solamente seencuentran en los diptongos. Uno sellama diéresis, el otro, episinalefa.

    Hay diéresis cuando se divide unasílaba en dos, como en Virgilio aquai / umidus [Verg. Aen. VII 464] en lugarde aquae, y pictai uestis [Verg. Aen. IX

    26] en lugar de pictae, y, en Lucrecio,riuiai uirginis aram  [Lucr. I 84] enlugar de riuiae. Pero si alguien se atre- viera a decir Phoëbum, como si quisieracerrar el verso con un dixisse Phoebum,ciertamente cometería un barbarismoporque carece de autoridad.

    Episinalefa es la fusión de dos sílabasen una, como cuando se dice Phaethon en lugar de Phaëthon, Marci por  en lugarde puer  y Orpheus en lugar de Orpheüs.Pues, aunque (7) la palabra Orpheus es

    trisílaba, sin embargo, se hace bisílaba acausa del metro, como es illa: quis et me,inquit, miseram et te perdidit, Orpheu [Verg.Geor . IV 494], sit ityrus Orpheus [Verg. Ecl . VIII 55] y Orphei Calliopea [Verg. Ecl . IV 57] en lugar de Orpheï ;también Protei en lugar de Proteï , Pro-tei Menelaus adusque columnas [Verg. Aen. XI 262], e Idomenei de la mismamanera. Pues, aunque dijo Idomeneaducem [Verg. Aen. III 122], en otro lugardijo uersosque Penates / Idomenei [Verg.

     Aen. XI 264]. Caso similar es tambiénTyias, pues, para que el verso puedaescandirse y mantenerse de acuerdo almetro, es necesario que de dos sílabas sehaga una, como Tyias ubi audito [Verg. Aen. IV 302]. Asimismo, si alguien dicecomo bisílabo neutrum, que lo pronun-ciamos prácticamente como trisílabo,cometerá un barbarismo.

    Después de éstos, están dos meta-plasmos que en parte los propios poe-tas los reflejan en la escritura y en partenos los dan para que los realicemosnosotros: la sinalefa y la ecthlipsis9.

    Sinalefa o síncrisis es cuando, porel encuentro de vocales concurrentes,se presenta la ocasión de sustraer una

    de éstas. Esto, como dije, el mismopoeta ya lo dejó escrito así o bien noslo transmite para que nosotros haga-mos la sustracción. Lo dejó escrito,por ejemplo, en nec non aurumqueanimusque Latinost 10  [Verg. Aen. XII23]; nos lo da para que hagamos noso-tros la sustracción como, por ejemplo

    9 Aunque ambos metaplasmos implican másde una palabra, el cambio ocurre propia-mente en una sola.

    10 En lugar de latino est .

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    aquél atque ea11 diuersa penitus dum parte geruntur  [Verg.  Aen. IX 1]. (8)Esto, como dice el sabio Celso12, escómodo cuando se quita la mismaletra, que, en efecto, es pronunciada,como es multa quoque et bello passus [Verg. Aen. I 5]; no es muy cómodocuando se quita una distinta, como esKarthago Italiam [Verg. Aen. I 13]; estotalmente incómodo cuando la quese quita lleva adjunta una consonante,como es multum ille et terris iactatus et

    alto [Verg. Aen. I 3]. Sin embargo, estaregla, como ese mismo autor afirma,tiene lugar en nuestra lengua, no asíen la de los griegos13.

    Hay ecthlipsis cuando no seremueve la vocal sola, sino que nece-sariamente debe acompañarla unaconsonante, como en el mencionadoejemplo multum ille et terris. Estos dosmetaplasmos atañen especialmente alprincipio de la escansión: hablaremosde ellos separadamente un poco des-pués14, puesto que requieren de ciertospreceptos más extensos.

    11 Escandiríamos correctamente “atquea”,suprimiendo la ‘e’.

    12 K (1988: 390), s. v . “ Arruntius Cel-sus: A grammatical authority o uncertaindate (...) C. is probably to be placed in s. III(beore s. III med.), or even earlier ”. F(1997-1998: 180) sostiene que el hecho deque represente sólo a Celso como uir doc-tus no significaría que lo valora más que alresto: podría tratarse de una mera fórmulade cortesía.

    13 Alude a la elisión de vocal junto con ‘m’final.

    14 Consencio alude al apéndice siguiente,de scandendis uersibus, donde los abordaminuciosamente.

    Ahora quedan dos metaplasmos:antítesis y metátesis. Hay antítesiscuando se coloca una letra en lugar deotra, de modo que sucede un cambio,pero no cambia el número de sílabas,como cuando decimos olli en lugar deilli. Hay metátesis cuando una de lasletras que estaban se traslada de unaposición a otra, como cuando decimosTymbre en lugar de Tymber  y Euan-dre en lugar de Euander .

    Según esto, es evidente que no puede

    resultar un metaplasmo por acento opor aspiración, pues estos dos casosatañen en particular al barbarismo,a no ser que por casualidad alguiendiga que pone15 es un metaplasmo portrasposición de acento, pero a mí nome parece así. Pues si tal cambio deacento no cambiara el significado de lapalabra, entonces deberíamos llamarlometaplasmo, como dijimos. Pero si elcambio de acento acarrea también uncambio en el significado de la palabra,el fundamento no está en que pareceque la palabra (9) adopta una forma encontra del uso, sino en que adopta unaforma distinta por el hecho de que noconlleva el mismo significado.

    Muchos mantienen entre los meta-plasmos el tipo que llaman ‘tmesis’, y lodividen en dos clases. Dicen que unaclase es cuando de una palabra resul-tan dos, como en non ulla laborum, /o uirgo, noua mi acies [Verg. Aen. VI

    15 Se refiere al adverbio pōnē (“detrás”) y a lasegunda persona del singular del presente

    imperativo del verbo pono, pōnĕ (“coloca”).Cfr. Cons. GL  5, 347, 6: “sed et accentusostendit diuersam significationem uniusdictionis: pone si uerbum est, grauis estultima; si aduerbium, circumflexa”.

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    103]. Pues el poeta colocó dos palabras,esto es, non y ulla, en lugar de una,que es nulla. Dicen que la otra clase dela ‘tmesis’ es cuando a una palabra sele intercala otra, la cual queda, así, enel medio, de modo que sea necesarioque aquellas dos partes con las que fuerodeada sean relacionadas por el sen-tido y por el sonido, como es septemsubiecta trioni [Verg. Geor . III 381], enlugar de septemtrioni, y conque tuber-nalem [Lucil. 1137 Marx.], en lugar de

    contubernalem16, algo que Lucilio usacon frecuencia en sus versos.

    Pero yo opino que la mayoría noaceptó este fenómeno entre los meta-plasmos, alegando que esa observa-ción no está pensada respecto de unasola palabra. En efecto dicen que nony ulla son dos palabras, y que tam-bién subiecta, septem y trioni son trespalabras. Pero quienes lo consideranmetaplasmo dicen que se ha producidometaplasmo por la observación de unapalabra que adopta otra forma. Puesdicen que ven una sola palabra, a saber,nulla, que adopta otra forma17, y quetambién septemtrioni es desde luegoun compuesto, pero en todo caso una

    sola palabra que adopta otra forma, lomismo que contubernalem.Junto a todo esto que dijimos

    arriba, debo dar cuenta de lo siguiente:generalmente se sustrae o se añade unaletra por metaplasmo (10), de modo

    16 Las tres primeras sílabas de cōntŭbērnalis forman un crético, estructura ajena al hexá-metro, por lo que es necesaria su tmesis; lomismo ocurre con las sílabas centrales deseptēntrĭōni.

    17 I.e., non ulla.

    que esta sustracción o adición impli-que no sólo una letra sino también unasílaba, como es omitte. Pues ‘o’ es letray también sílaba y tiene un compor-tamiento diferente a cuando decimos gnato en lugar de nato. También se dael caso de que la sustracción de unaletra trae consigo pérdida de sílabas,como es repostum18. Pues, aunque sólosea sustraída la ‘i’, y no como sílabasino como letra, sin embargo, puestoque la letra ‘s’ allí formaba parte de la

    estructura de la sílaba, la palabra, queera de cuatro sílabas, se hizo trisílaba.

    Muchas palabras pueden discutirsesi están entre los metaplasmos, aun-que no lo sean, como cuando alguiendice honos, arbos, pues parece que hacambiado la última letra. Pero esto noes metaplasmo, porque tanto honos como arbos y honor  y arbor , de acuerdocon la regla de la latinitas19, son hablacorrecta. Lo mismo cuando alguiendice lapidicinae y lapicidinae. En nin-guno de los dos casos hay metaplasmo

    18 Por repositum.

    19 Una de las referencias más tempranas sobrela latinitas se encuentra en Rhet. Her., 4, 12,

    17, compuesta en el siglo I a. C. La latinitas es la forma de expresarse con correcciónidiomática e implica principios que guíanel correcto uso del lenguaje, i.e., ortografía,pronunciación, prosodia, flexión, semán-tica y sintaxis. Como afirman B-D (1986: 227), es lo propiamentelatino en el latín, independientemente delos tiempos, lugares, ocasiones y personasque lo hayan hablado: es la actualización delas propiedades comunes e invariables de la

    lengua. Optamos por dejar el original latinoen la traducción en lugar de recurrir a unaperífrasis (como, por ejemplo, “corrección”o “latín correcto”) porque consideramos queno abarcan la totalidad de su significado.

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    por trasposición, pues ambos son latínpuro y correcto de acuerdo con unaetimología segura. ¶

    Barbarismos

    Ahora ya es el momento opor-tuno para mostrar a partir dequé procesos se produce el bar-

    barismo. En esto, por mi parte, noimitaré a esos escritores que quisierondar ejemplos de esta clase de defectos

    tomándolos de los textos de las auto-ridades, provocando, por la confusiónde tales defectos, que nadie enten-diera qué era barbarismo y qué, meta-plasmo. Pues por lo general en auto-res diferentes, o a veces incluso en elmismo autor, se utilizan los mismospasajes como ejemplo tanto de barba-

    rismo como de metaplasmo, y con ellose mezclan todos. Nosotros daremosejemplos de esta clase: los que pode-mos observar en el uso diario (11) delos hablantes, si los escuchamos unpoco más cuidadosamente.

    Hemos dicho que el barbarismoresulta por adición de letra, de sílaba,de cantidad, de acento y de aspiración.

    Así resulta por adición: de letra, comosi alguien dijera coperit   en lugar deoperit , gruit  en lugar de ruit , tottum enlugar de toto, cottidie en lugar de coti-die, quandius en lugar de quandiu; desílaba como si dijera tutrusit  en lugarde trusit ; de cantidad, como algunosdicen piper  alargando la primera sílaba,aunque es breve, que es un defecto

    propio de los africanos20; de acento,como quien diciendo triginta acentúala primera sílaba y pronuncia grave lasiguiente, tipo que parece producirsetambién por sustitución; de aspiración,como quien escribiendo homen añadela aspiración a la primera sílaba.

    Así resultan los barbarismos porsustracción: de letra, como si alguiendijera uilam en lugar de uillam, mile en lugar de mille, o, queriendo decirsocerum, diga socrum meum, en el

    que también habrá solecismo21, puestoque esto es contrario a la regla de esenombre; de sílaba, como salmentum en lugar de salsamentum; de canti-dad, como si alguien dijera orator  abreviando la primera sílaba, lo quetambién es un defecto típico de losafricanos; de acento, como si alguiendiciendo oratorem  pronunciara conacento circunflejo la primera sílaba;de aspiración, como si dijera onorem pronunciando sin aspiración la pri-mera sílaba.

    Así resultan los barbarismos porsustitución: de letra, como si alguien

    20 A (2007: 264-265): “Te two tenden-

    cies brought out by Consentius (lengthen-ing o short vowels in accented syllables andshortening o long vowels in unaccented syl-lables) are not conned to Arica, despite hisreerences to ‘Arican vices’. Tey show up insubstandard versication, both in Arica (...)and other parts o the Empire”.

    21 El acusativo correcto de la palabra socer  (masc.) sería socerum, no socrum. En cam-bio, si el hablante quiso decir el acusativo

    de socrus  (fem.), que correctamente seríasocrum, cometería un solecismo por género.Debió decir correctamente, en el primercaso, socerum meum  y, en el segundo,socrum meam.

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    para decir uuam passam, dice uam passam y quien, para decir induruit ,que es tetrasílabo, dice induruit , quees trisílabo?25 Estos son los ejemplosen los que el barbarismo se da en laenunciación misma.

    Pero también hay otros modos quealgunos cuentan entre los barbarismos,de los cuales explicaremos brevementequé opinamos. En primer lugar26 dicenesto: que las cláusulas27  construidas

    25 A (1909: 241): “We nd a warningagainst the trisyllabic pronunciation o  veni (395. 15) and o solvit (392. 35.) and the tri-syllabic pronunciation o induruit  (393. 2).Te Greeks o course had no sound like theLatin  v   and it is they, probably, who madethe rst two mistakes mentioned. Tis iner-ence is conrmed by the act that Consentiusintroduces his remarks by saying that he willnote vitia generalia quarundam nationum”.

    26 Un segundo punto se encuentra en 14, 20.Cfr. inra.

    27 L (1969), Tomo II, pp. 370-371:“La pérdida del sentido de las cantidadesen la época tardía del Imperio tuvo con-secuencias para la práctica de las cláusu-las: aparecen barbarismos clausulares. Ladesaparición del sentido de las cantidadeslleva a ignorarlas en las estructuras de lascláusulas; primero se ignoran las cantida-

    des naturales (natura), después tambiénlas nacidas por posición ( positione). Perocomo por otra parte se sigue manteniendoen principio una pretenciosa terminaciónclausular de las oraciones, por ello se imitatanto más servilmente los esquemas de lasrealizaciones de las palabras de las cláusu-las, en especial la división de las palabras.De esta manera, pues, el modelo cuantitati-

     vamente recto copiam esse doctorum suscitala imitación, falsa desde el punto de vista

    de la cantidad, copiam esse ciborum, quecoincide con su modelo en la realizaciónmaterial mediante un paroxítono bisílabo(ésse) y un paroxítono trisílabo (cibórum en correspondencia e imitación de doc-

    en contra del cómputo de cantidadesdeben ser clasificadas como defecto debarbarismo. Puesto que otros dicenque no –y afirman que el defecto enuna cláusula es una falta con categoríapropia, pero que no debe reducirse a laacusación de barbarismo–, nosotrosexplicaremos lo que opinamos. El que,creyendo que está construyendo unacláusula, construye una cláusula inco-herente, se equivoca especialmente enel cómputo de la cantidad, a veces sin

    errar en el número de sílabas, y a veceserrando también en el número de síla-bas. Y lo hace de una manera doble: oañade o quita. En efecto, si le añadeo le sustrae una cantidad, que no espronunciada con una razón coherente,es necesario que se lo denomine bar-barismo.

    Uno o dos ejemplos serán suficien-tes para probar este asunto. Alguienquiere formar una cláusula de untroqueo y un moloso28, por ejemplosi dice copiam esse doctorum, haceasí una cláusula perfecta. Pero si dicecopiam esse ciborum, pensando que élhace la misma cláusula, (14), come-terá un barbarismo. Pues sustrae una

    cantidad del moloso en la primerasílaba y, como quiere adecuarse a lacláusula, alarga la primera sílaba, detal manera que dice cīborum, aunque‘ci’ es breve. Por esto, en la pronuncia-ción, comete barbarismo por adición

    tórum). De la misma manera la cláusulacorrecta ésse videatur  se imita en la cláusulaésse merebátur , que responde a la primeraen cuanto a la distribución de las palabras,pero resulta falsa por su cantidad”.

    28 ˉ ˘ |ˉ ˉ ˉ

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    de cantidad. Lo mismo ocurre en elcaso inverso: él –no importa quién–forma la cláusula con un troqueo y un jonio apelásono29, como es la cláusulaesse uideatur , pero dice esse merebatur .En este caso, añade una cantidad a lasegunda sílaba de merebatur  y colocauna larga en lugar de una breve, queen la enunciación, acomodándose a lasimilitud con la cláusula verdadera30, lapronuncia breve, y traiciona el lenguajepor sustracción de cantidad: por esto

    es un barbarismo. O como es Verrisnummos acceperat 31 [Cic. in Verr . act.II 2,70], habiendo podido ser perfectala cláusula si la hubiera formado a par-tir de un troqueo y un jonio mayor32:nummos Verris acceperat .

    Pero discutir ahora sobre la evi-tación de este tipo sería demasiadoextenso, puesto que tengo proyectadoun capítulo sobre el sistema de lascláusulas, donde, una vez que hayamosdescripto de forma completa cómo sehacen las buenas cláusulas y cómo lasdefectuosas, en ese mismo capítulopodrán ser instruidos, quienes quieranevitar este tipo de barbarismo, sobre elsistema con el que, siguiendo las cláu-

    sulas correctas, no cometerán ningúndefecto en las cantidades33.

    29 ˉ ˘ |˘ ˘ ˉ ˉ

    30 I.e., esse uideatur .

    31 Cláusula compuesta por espondeo y joniomayor: ˉ ˉ |ˉ ˉ ˘ ˘

    32 ˉ ˘ |ˉ ˉ ˘ ˘

    33 Seguimos aquí la edición de K (GL  5,393.34): nihil in temporibus barbarismi ponant , en lugar de nihil in temporibus bar-barum sonent   (“no emitirán nada bárbaroen las cantidades”) de N.

    En segundo lugar34 dicen esto: quemitacismos, lambdacismos e iotacis-mos atañen a la categoría del barba-rismo. Yo esto, puesto que han queridoreducir un asunto de ese alcance a letrasdeterminadas, no lo apruebo del todo35.Pues también hay (15) otras letras que,a causa de su naturaleza, suministranmateria para defectos similares. Pueslos barbarismos de esta clase resulta-rán cuando suene o más denso o másfino que lo que exige el sistema de la

    lengua romana36, no sólo en estas tresletras sino también en algunas otras.Por lo que de esto también hablaremosbrevemente.

    Llaman mitacismo cuando enalguna palabra se coloca sin cuidado laletra ‘m’ seguida de una vocal, de modoque sea incierto si pertenece a la pri-mera palabra, así como generalmentepor todos lados dicen dixeram illis, spe-ciem aceti, aciem Aiacis. El remedio deeste defecto es que, cuando suene asíla palabra, se interponga otra que nocomience con una vocal, por ejemplo,si queremos arreglar los citados: dixe-ram tunc illis, speciem boni aceti, aciem urentis Aiacis.

    Llaman iotacismo al defecto queresulta de la pronunciación de la letra

    34 Vide supra, el primer punto, en parágrafo13.

    35 Adoptamos la conjetura que nos sugiereJavier Uría, a saber, huius modi redi- gere, que se basa en la restitución de un remdesaparecido por haplología.

    36 Cabe destacar, de acuerdo con A (2007:245 s.), que “lengua romana” es equivalenteen este contexto a latinitas, cfr. n. 19.

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    ‘i’ o más densa o más fina37 de lo nor-mal. Los galos la utilizan más densa,como cuando dicen ite: no la pronun-cian con precisión, sino que lo hacencon un sonido más denso –desconozcocuál– entre ‘e’ e ‘i’. Los griegos la pro-nuncian más fina, concentrándosetanto en su expresión ligera, que, sidicen ius, pronuncian algo de la pri-mera letra de tal manera que pareceque sale un bisílabo38. En esto la lengua

    37 V (1999: 116-117) interpreta que la /i/ pinguis es abierta y la /i/ exilis cerrada: “Forthe comparison he gives the phonetic distri-bution o Latin /i/: exilis ‘close’ at the begin-ning o the word, pinguior ‘more open’ at theend o the word, and some kind o intermedi-ate sound (between / e / and / i /) in the middleo the word ”.

    38 A (1909: 239-240): “Tis pas-sage has given rise to long discussions and

    diverse conclusions, but the diffi culty in it,which is perhaps insoluble, lies mainly inthe account which Consentius gives o thecorrect pronunciation o i. Fortunately weare concerned with the vulgar or dialectaltreatment, and what is said on that pointis reasonably clear. Te Gauls, he remarks,in pronouncing ite , produce a sort o ullersound which lies between e and   i , that is, arelatively open i-sound, while the Greeks say  

    i-us. Tere is a very small number o Gallicinscriptions in which e replaces long accentedi. Pirson reports only our or the whole prov-ince and Neumann does not add to the num-ber. It would seem, thereore, that, althoughthis peculiarity in Gallic pronunciation wasnoticeable enough to catch the Roman earit was not suffi ciently marked to lead to thespelling e”. A (2003: 435), por su parte,sostiene: “ Again the observation (that ius was pronounced as disyllabic) is plausible.

    During the classical period in Greek yod isnot attested as a separate phoneme, thoughit is ound in Attic as the second element osome diphthongs and may arise also romsynizesis. Te lack o semi-vowels in Greek

    romana sigue el siguiente criterio: quesu sonido sea fino, cuando sea inicialde palabra, como en ire, más denso,cuando sea final, (16) como habui,tenui, y tiene algo intermedio entre ‘e’ e ‘i’, cuando está en posición medial,como hominem. Sin embargo, a mí meparece que, cuando es larga, es o másaguda o más sonora; cuando es breve,presenta un sonido intermedio, comolo pueden indicar los mismos ejemplosaducidos.

    Dicen que el defecto del lambda-cismo consiste en esto: en que la letra‘l’ es pronunciada por algunos39  demanera demasiado sutil o demasiadodensa40. Y en realidad ciertas nacio-nes utilizan uno de los dos defectos. Enefecto, resulta que los griegos pronun-cian este sonido más sutilmente. Pues,cuando dicen ille mihi dixit , las dosprimeras sílabas suenan como si estapalabra estuviera formada por una sola‘l’41. Por el contrario otros pronuncian

    may thereore have caused some Greeksspeaking Latin to substitute or the Latinsemi-vowels the corresponding vowel ”.

    39 Leo quibusdam por quibusdam, que

    no da del todo buen sentido.40 V (1971: 111): “Los gramáticos

    (Prisciano, Consentius) califican la articu-lación de l  delante de consonante (lo mismoque delante de vocal distinta de i y en final)de plena o espesa , es decir que tiene unsonido grave (con relación a la l exilis , queera, por ejemplo, la l delante de i y la ll ); setrataba de una articulación debilitada, pro-ducida por el dorso bajo de la lengua, y porello, por una cavidad de resonancia agran-dada, como la l  fuerte rusa o polaca”.

    41 A (2003: 433): “Tis passage is notori-ously diffi cult. Supercially it is about ‘thin’and ‘at’ l. Since the double realisation o the

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    ille meum comitatus iter  [Verg. Aen. VI112] e illum ego per ammas / eripui [Verg. Aen. VI 110], de tal manera quedan la impresión ahí de conferir algode sonoridad incluso a la consonante42,lo cual es propio de una pronunciaciónmuy densa. La lengua romana tambiénlogra corregir este defecto por mediode una distinción: debe ser pronun-ciada en algunas ocasiones más densa,en otras, más fina. Más densa cuandosigue ‘b’, como en balbo, o ‘c’, como

    en pulchro, o ‘f’, como en adels, o ‘g’,como en alga, o ‘m’, como en pulmone,o ‘p’, como en Calpe. Pero debe ser pro-nunciada más fina dondequiera que lapalabra comience con ella, como enlepore, lana, lupo o donde, en la misma

     phoneme, apparently so marked in Latin,

    seems not to have been so obvious in Greek,it is possible that in the Latin speech o someGreeks the distinction between the two typeswas not made in the native Latin manner. Te problem is that in Latin i exilis (i.e. subtilis ,in the terminology o Consentius) would beexpected in ille  in any case, and Consentiusseems to have shifed ground and to be talkingabout simplication o the geminate”.

    42 A sugerencia de Javier Uría, y contra K

    y N, leemos, con B y M, con-sonanti. La idea es que la pronunciación“gruesa”, es decir, velar, de la l , le confiereuna cierta sonoridad, una propiedad quelos gramáticos consideraban exclusiva delas vocales. Dicha pronunciación debíaresultar especialmente chocante tratándosede la geminada –ll–, cuya pronunciación esdescripta, desde Plinio (Cfr. P. GL 2,29, 8-12) y en el propio Consencio, ejem-plificando con ille y Allia), como exilis. Pero

    no hay que perder de vista que en este casoConsencio está hablando de uitia, y parecebastante probable que el sonido al que serefiere esté cercano a la l  velar catalana oinglesa.

    palabra, la primera sílaba finalice y lasiguiente comience con ella, como enille y Allia. Éstos son los ejemplos delas tres letras que (17) los maestros hanreconocido como principales.

    Pero también en otras letras ocu-rren ciertos defectos propios de algu-nos pueblos.

    He aquí por ejemplo que los itá-licos le dan a la ‘t’ una pronunciacióntan densa que, cuando dicen etiam, noproducen ninguna escisión43 en la sílaba

    medial44. En cambio los griegos, donde

    43 A diferencia de V (1999: 99), quienpropone que el sentido de inringere puedeser similar al de la expresión in dentibus rangere ‘to cause a riction in the teeth’, pre-ferimos seguir la sugerencia de Javier Uría,quien nos propone que Consencio describeun fenómeno de asibilación (coincidiendo

    así con S. GL 4, 445, 9 in sibilum tran-seunt ), por el cual el fonema  /t/ “escinde”su pronunciación (en [ts]) ante  yod ; sóloasí se entiende la complementación con lapreposición de (compárese arbor quaedamde qua inringi ramum non licebat en S. Aen. 6, 126).

    44 V (1999: 99-100): “Te articulationwhich Consentius seems to consider correct israther / et jam / than / etsiam /. He would then

    be describing the intermediate stage o this phenomenon; in between /ti/ and / tsi / thereis precisely / t j /. It may be that a word likeetiam , which actually is a compound, pre-served the /j/-sound longer than a word withan original / ti / sound. Tis would explainthe reason or Consentius’ rather peculiarchoice o example. As ar as I know, etiam is not met with in other grammarians, noteven as an example involving the semivowel.Consentius does not connect the case, which

    evidently is some kind o palatalization, withiotacisms, as Servius and Pompeius do. In act Consentius is the only grammarian whoseems to mention both the iotacism and the palatalization, but separates them”.

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    no deben producir escisión45, producenuna escisión en el sonido de esa letra,como si tras la ‘t’ mezclaran una ‘z’griega. De la misma manera, algunosno pronuncian en algunas palabras laletra ‘c’ de acuerdo con el latín, sino quela pronuncian de manera tan densa queno distingues qué dicen: por ejemplo, sialguien dice sic ludit , dice esto de modoque piensas que dijo en la segunda pala-bra cludere, no ludere. Si por el contrariodice aquello (sic cludere), creerás que ha

    dicho esto (sic ludere). Otros, al con-trario, pronuncian esto sutilmente, demodo que, cuando hay dos ‘c’, una alfinalizar la primera palabra y la otra alcomenzar la segunda, hablan como sicon una sola ‘c’ reflejaran las dos, comomuchos dicen sic custodit . De igualmodo, los griegos pronuncian la letra‘s’ tenuemente de manera que, cuandodicen iussit , crees que ellos lo hacen conuna sola ‘s’. También algunos pronun-cian la letra ‘u’ más fina, de modo que,cuando dicen ueni, crees que comienzaun trisílabo.

    Nosotros hemos registrado éstoscasos en estas letras. Puede que hayaademás otros defectos dialectales pro-

    pios de algunos pueblos; esos defectos,quienes quieren preservar la pureza desu propia lengua, para evitarlos ellosmismos, deben cuidadosamente no sólodetectarlos sino también advertirlos.

    La mayoría de los escritoresextiende demasiado el defecto de bar-barismo. Pues si alguien se equivoca enalgo relacionado con el aspecto, con elgesto, con el movimiento

     

    (18), o con el

    45 I.e., en contextos donde no sigue yod , sinouna i vocálica.

    modo de andar más rápida o más len-tamente –tal que parezca que se alejade la elegancia del hombre erudito–llaman a eso barbarismo. Este aspectono resulta vano clasificarlo así, paraque sepan que adolecen de un defectono menor quienes, dedicándose a lapolítica46, incurren en un defecto con-tra la razón y el decoro también conrespecto a cosas mudas y silenciosas.Con mayor razón deben seguirse espe-cialmente los preceptos sobre el gesto

    y la actio47 que son transmitidos porlos rétores. ¶

    Barbarismos y solecismos

    Entre el barbarismo y el solecismo,los gramáticos han establecidouna diferencia: el barbarismo

    consta de una sola palabra, el sole-cismo, de varias. Pero es necesarioentender esto más profundamente.Pues si alguien dice en caso nomina-tivo  ontis, cuando debió decir  ons,se equivoca en una palabra, y, sinembargo, no será correcto decir queéste comete un barbarismo. Y es quese equivoca de la misma manera que si

    hubiera dicho ontem en género feme-nino. Por lo tanto, cuando se expresaalgo en contra de la regla del género,del caso o del número –puesto que nose examina estrictamente lo expresado,y no es evaluado individualmente, sinoque es analizado con la regla relativaa sus accidentes, y tampoco es un

    46 En latín, “ciencia civil”, de la que la oratoriaera una parte.

    47 La actio es la ejecución oral de un discurso.

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    defecto que se produzca por adicioneso sustracciones–, se llamará solecismoa causa de la consideración de variosaspectos. En cambio, habrá barba-rismo allí donde se hayan efectuado demanera ignorante adiciones, sustrac-ciones, etc. Allí donde se haya hechode manera experta y con autoridad,habrá metaplasmo.

    Acerca de esto, se cuestiona si con-siste en un solecismo o un barbarismoel caso de esas palabras que, usadas

    sólo en plural, son pronunciadas ensingular: como si alguien dijera sco- pam, scalam, quadrigam, sordem48,o, a la inversa, si alguien dijera luces, paces. Sin embargo, esto es diferentedel ejemplo aducido más arriba [i.e., ontis]. Pues el que dice en nomina-tivo (19) hic ontis, hic dentis  expresael mismo nombre de la ‘fuente’ de talmanera que parece que puede decirsesin prestar atención al caso, pues engenitivo sería correcto decir  ontis ydentis. En este caso, en cambio [i.e., enlos nombres tantum], dado que senci-llamente no puede decirse mejor, deacuerdo con la latinitas49, en singularo en plural50, no puede haber equivo-

    48 Se refiere a los pluralia tantum y singulariatantum. También se encuentra la discusiónacerca de si estos ejemplos son o no bar-barismos en Q. Inst . 1,5,16; D. ars.655,12; D. GL 1,455,30; S. GL ,;P. GL , y I. T. GL ,. Sobrelos solecismos, cfr. H (2002) y V(2003).

    49 Cfr. n. 19.

    50 Es decir, los singularia tantum no admitenplural y los  pluralia tantum no admitensingular, por eso no es posible la compara-ción de quadrigae con quadriga porque esta

    cación que dé lugar a entender la otraposibilidad. Por tanto dicen que, por elhecho de que se producirá un rechazoinmediato al no proceder la considera-ción de los casos51, cuando alguien dicequadrigam o luces, comete barbarismopor cambio de la última letra.

    Pero estas afirmaciones no tienenfundamento lógico. Y es que, por másque los barbarismos de este tipo se handividido en barbarismo y barbarolexissegún el criterio lógico de llamar bar-

    barismo a aquel defecto que se iden-tifica en el latín y se equivoca sólo enla expresión, y barbarolexis al que setoma de la lengua de otro pueblo, esecaso no puede atribuirse ni a uno nia otro. Pues no es barbarolexis, dadoque no es un vocablo de una naciónajena, y no es barbarismo, dado queno puede decirse en mejor latín den-tro del mismo número. Queda, enton-ces, pensar en que sea un solecismomotivado por una cuestión de reglas, asaber, que tal expresión sea defectuosaen el número.

    A partir de esto queda claro quetambién entra en cuestión si una solapalabra puede contener tanto barba-

    rismo como solecismo. Planteémosloasí: el que dice ossua comete barba-rismo por adición de letra; del mismomodo, quien dice strenuas comete unbarbarismo por adición de esa mismaletra, pues debió decir ossa y strenas.Por otro lado, quien dice strenuam, sedice que comete tanto un barbarismo

    última no existe en latín; en cambio sí esposible comparar  ontis (nominativo) con ontis (genitivo), que sí existe en latín.

    51 De los casos que no existen.

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    como un solecismo: un barbarismo,ciertamente, por adición de letra; unsolecismo, por las reglas gramatica-les52, porque no se dice strenae (20) ennúmero singular. Y para esto añadenesta razón: que cada palabra es capazpor naturaleza de recibir múltiplesdefectos. Pues no de un solo modoel barbarismo puede darse en unapalabra: si alguien pronunciara estomismo que dijimos, ossua, alargandola primera sílaba, habría barbarismo

    por adición de cantidad en la primerasílaba y por adición de letra en lasegunda sílaba. Del mismo modo apse en lugar de ipsa, pues trasponemos alcomienzo la ‘a’, que estaba al final de lapalabra, y colocamos allí la ‘e’, en lugarde ‘i’, que estaba al comienzo, aunqueesta palabra sea un παρέλκον53, comoes adesdum, lo que no es un tipo demetaplasmo sino más bien un tropo.

    Además, quien observa con cui-dado descubre que esto también ocu-rre en los metaplasmos, como cuandodecimos Iachum en lugar de Bacho. Porun lado, cambiamos la letra, lo cual esantítesis, pues colocamos ‘I’ en lugar de‘B’, por otro, dividimos una sílaba en

    52 I.e., las reglas (regulae) que se encuentranen los manuales de gramática (artes gram-maticae).

    53 Pleonasmo. Al respecto véase el aparato crí-tico de N: adesdum Crameruscoll . Donat . in erent .  Andr . 29 (adesdumpaucis te uolo ): ades imperatiuum est, dum,παρέλκον. También ver el pasaje de S. Aen. I. 207: vosmet ‘met’ παρέλκον est. scien-

    dum autem est, has particulas ‘met’ ‘piam’ ‘te’,ut egomet quispiam tute et similia ornatuscausa poni. Consencio se refiere a apse como

     variante de ipsa  en palabras como reapse yeapse, equivalentes a re ipsa y a ipsa.

    dos, pues de Bach hicimos Iach, que esdiéresis. Otra cosa es cuando decimos Mauortis. Pues también insertamos dosletras ‘uo’, que es epéntesis, y conecta-mos la consonante disgregada de laotra sílaba, pues hicimos ‘uor’, lo cualdesconozco si puede llamarse diéresis,pues por sí mismo no hace dos sílabas.Del mismo modo, hay dos metaplas-mos cuando decimos satias en lugar desatietas. Pues también fueron sustraí-das dos letras del medio de la palabra,

    lo cual es síncopa, y fueron reducidasdos sílabas en una, lo cual es episina-lefa. Así, quien dice couacla en lugarde cloaca, no sólo comete un barba-rismo por adición, pues añade la letra‘u’ (21) a la sílaba medial, sino tambiénpor trasposición, pues cambió la letra‘l’, que estaba en la primera sílaba, y lacolocó en la última. Lo mismo quiendice orce en lugar de orcipe.

    Entonces, dicen que, así como amenudo se reconocen dos barbarismoso dos metaplasmos en una palabra,es consecuente que también puedandistinguirse un solecismo y un barba-rismo en una palabra, como tambiénun solecismo y un metaplasmo, como

    dicen que es aquel urbemque Fidenam [Verg. Aen. VI 773]. Hay metaplasmoporque se ha abreviado la sílaba ‘Fi’,que antes era larga; el solecismo con-siste en que ha pronunciado Fidenam en número singular, que siempre es denúmero plural. Pues debió decir urbemFidenas, igual que Cicerón dijo urbemSyracusas [Cic. in Verr . act. II 4,117].

    Así pues, afirman que solecismo ybarbarismo pueden observarse en unasola palabra. En contra de esto, basta

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    decir lo siguiente: que si en una palabrase advierte un defecto más importante,no hay razón para hacer consideracio-nes sobre barbarismo y solecismo; yes que dicen que barbarismo es lo quecorrompe una palabra apropiada, nolo que aparece en una ya corrompida.Pues aquello que ya está excluido de lalatinitas54 mediante una regla grama-tical no puede convertirse en barba-rismo en la expresión, ya que no debe-ría darse por expresado55. Ciertamente,

    lo dicho tiene cierta razón, pero, noobstante, a la hora de mostrarles oindicarles los defectos a los niños, nadaimpide mostrar y emendar primero elsolecismo, de tal manera que se puededecir, a propósito de la palabra strenas,que no toma número singular, (22) yluego añadir que hay que decir strenas,no strenuas.

    Sin duda surgen numerosos defec-tos que no podemos incluir específi-camente en las partes del barbarismo.Pues, en efecto, la mayoría habla desdela ignorancia, de modo que dicentyrannicidas  en lugar de tyrannis.Éstos no se equivocan en la regla nien la pronunciación, sino en el sentido.

    También otros, a menudo, profierensanguintinos56 como un insulto. Éstos

    54 Cfr. n. 19.

    55 Es decir, un solecismo, puesto que es inco-rrecto de acuerdo con las reglas gramati-cales, no debe ser sometido a un análisis‘fonético’ de manera que se detecten en éltambién barbarismos.

    56 C [Clementis Scoti e uariis aucto-ribus excerptorum de barbarismo et soloe-cismo ceterisque uitiis, item de metaplasmo,de schematibus, de tropis codex LeidensisVossianus Latinus Q 33 saec. X ], según

    no se equivocan en la regla ni en lapronunciación, sino en la historia.También la mayoría profiere un signi-ficado contrario al que efectivamentedice, porque creen que lo aumentan,aunque, en realidad, lo disminuyen,como si alguien dijera inuictissimumducem o indelissimum amicum. Creeque dice más que inuictum o indelem,pero inuictissimus es aquel que no fuetotalmente vencido, e indelissimus esaquel que no siempre fue completa-

    mente fiel.Estos defectos y otros de este tipo

    que puedan aducirse, si no entrandentro de aquellos de los que luegohablaremos, serán designados con elnombre general de barbarismo concorrecta razón. Pues lo que se apartede la razón intacta de la regla o de lapronunciación, si no tiene un nombrede defecto específico, se llamará apro-piadamente barbarismo. ¶¶

    consigna N en su aparatocrítico, agregó en el texto: Sanguintinos pro sanguineis. Acerca de la confusión desanguintinos  como uituperatio, cfr. S- (1868: 257).

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    Julia Burghini - Javier Uría Varela / Sobre barbarismos y metaplasmos  de Consencio194

    *  Ambas partes del tratado de Consencio(De nomine et uerbo  y de barbarismis etmetaplasmis) fueron editadas por K

    (1857-1880). Sólo la segunda parte tieneotra edición debida a N (1937).La presente  traducción sigue ésta última,excepto cuando se indique lo contrario.Consta de una numeración i.e., (1), etc.,que representa las páginas de dicha ediciónpara facilitar su seguimiento. Los ejemploslatinos y las citas presentadas por Consen-cio no se traducen: los cambios lingüísticoslatinos sólo se aprecian en la lengua originaly una traducción no sólo no reflejaría dichas

     variaciones sino que además confundiríaal lector. Entre corchetes se indica la obrade la cita de Consencio, consignada ya porN. Los subtítulos en la traduc-ción nos pertenecen. Las notas explicativasse han reducido al mínimo indispensablepara la comprensión del texto.

      Agradezco profundamente al Dr.Javier Uría sus sugerencias, comentarios ycorrecciones que me ayudaron a compren-der cabalmente el texto. Esta traducción nohubiera sido posible sin su ayuda.

    **  De Consencio se sabe que vivió en la Galia,en el siglo V, y que fue el autor de un tra-tado gramatical, del cual se conservan dospartes: De duabus partibus orationis nomineet uerbo (GL 5.338 ss.) y De barbarismis etmetaplasmis (GL 5,386 ss.), éste último con-tiene un apéndice de métrica, de scandendisuersibus, que no se traduce aquí. Ningunode los manuscritos llama grammaticus (pro-

    fesor de gramática) a Consencio, y no exis-ten referencias en su obra que sugieran quefue un gramático de profesión. Al respecto,cfr. K (1988: 396-397), V (1999:15), F (1997-1998: 168 ss.) y BG (2003: 71-72). Sobre su origen,cfr. A (1909: 247), H (1981: 83),F (1997-1998: 170) y B G(2003: 65 s.).

    Ediciones

    C, A. W. (ed.) (1817).  Ars Consentii V.C. de barbarismis et metaplasmis. Berlin:Dümmler.

    K, H. (ed.) (1857-1880). Grammatici Latini.8 vols. Hildesheim: Teubner. (Reimpr. 1961y 1981); 338-404.

    N, M. (ed.) (1937). Consentii Ars debarbarismis et metaplasmis. Victorini rag-mentum de soloecismo et barbarismo. Neu-châtel: Université de Neuchâtel - Facultédes Lettres.

    Bibliografía citada

    A, F. F. (1909). “Vulgar Latin in the  ArsConsentii de barbarismis”. En Classical Phi-lology  4; 133-247.

    A, J. N. (2003). Bilingualism and the Latinlanguage. Cambridge: Cambridge Univer-sity Press.

    A, J. N. (2007). Te regional diversica-tion o Latin 200 BC–AD 600. Cambridge:Cambridge University Press.

    B, M., D, F. (1986). “La‘troisième partie’ de l’ars  grammatica”. EnHistoriographia Linguistica 13; 215-240.

    B G, M. F. (2003). “L’ ‘ars gramma-tica’ del ‘sophista’ Consenzio”. En FuturAn-tico 1; 47-78.

    F, T. (1997-1998). “Der GrammatikerConsentius”. En Glotta 74; 164-192.

    H, L. (ed.) (1981). Donat et la tradition del’enseignement grammatical. Étude sur l’Arsde Donat et sa diffusion (IVe-IXe siècle) etédition critique. Paris: CNRS.

    H, M. D. (2002). “Bad Grammar in Con-text”. En New England Classical Journal 29;94-101.

    K, R. A. (1980). “e Grammarian’sAuthority”. En Classical Philology  75; 216-241.

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    195Nº XIV / 2010 / ISSN 1514-3333 (impresa) / ISSN 1851-1724 (en línea), pp. 177-195

    K, R. A. (1988). Guardians o Language.Te Grammarian and Society in Late Anti-quity . California: University of CaliforniaPress.

    L, H. (1991). Manual de retórica litera-ria. Madrid: Gredos (11960).

    S, H. (1868). Der Vokalismus desVulgärlateins. Leipzig: Teubner.

    T, G.; H, H. (1881).  Maurus ServiusHonoratus. In Vergilii carmina comentarii.Leipzig: Teubner.

    V, V. (1971). Introducción al latín vul- gar . Madrid: Gredos (11967).

    V, R. (1999). Latinitas and Barbarisms Acording to the Roman Grammarians.

     Attitudes towards Language in the Light oGrammatical Examples. Turku: Painosa-lama Oy.

    V, R. (2003). “Borderline cases betweenbarbarism and solecism”, en S, P.,W, A. (eds.), Syntax in Antiquity.Orbis Supplementa 23; 193-201.

    Recibido: 06-04-2010

    Evaluado: 20-04-2010Aceptado: 09-05-2010