sinopsis idh 2010

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    Desarrollo Humano en Chile12

    SINOPSIS

    Igualdad de gnero en Chile: la oportunidad y el desafo

    del momento actualGrfico A Evolucin de la brecha histrica IDH-IDG

    Fuente:Elaboracin propia. Ver detalle de los componentes de los ndices en el anexo estadstico.

    Este In orme pretende contribuir a la eva-

    luacin de la situacin actual y a los cambiosproducidos en materia de igualdad de gnero.Chile ha experimentado notables avances en lasltimas dcadas al respecto. Estos se aprecianen una mayor igualacin de las capacidadesy oportunidades de hombres y mujeres; en laexistencia de un nuevo marco de leyes y polticasque promueven dicha igualdad y tambin en lamayor legitimidad que ha alcanzado la igualdadde gnero en la sociedad.

    No obstante es evidente que an queda muchopara poder hablar de una igualdad entre hombresy mujeres. Lograrlo, depende de la capacidadque tenga la sociedad para perseverar en ese

    Una mirada de largo plazo muestra unaimportante tendencia a la igualacin de lascapacidades bsicas de hombres y mujeres.El ndice de Desarrollo Humano relativo al Gnero (IDG), instrumento que mide la disparidaen el nivel del desarrollo humano entre sexoaument desde 0,561 en 1960 a 0,849 en el a2006 (ver Grfco A). Esto redund en que la

    distancia entre el IDG y el tradicional ndice dDesarrollo Humano (IDH) de Chile se redujeren un 95%. (En condiciones de mxima igualdade gnero esta distancia debiese ser nula).

    Estos cambios son percibidos por la gran mayode la poblacin, segn la Encuesta de DesarroHumano 2009. El 76% de los chilenos cree qulas desigualdades entre hombres y mujeres hdisminuido en comparacin a diez aos atr

    objetivo y para comprender la complejida

    que imponen los desa os a los cuales el pase en renta. El objetivo general del In orme eidentifcar los obstculos que an permanecensin dejar de reconocer los acilitadores que hallevado a signifcativos avances en la igualdentre hombres y mujeres.

    En e ecto, el presente In orme es un intentode hacer una radiogra a de los cambios en loltimos aos, en mbitos tan dismiles como cultura, la economa, las instituciones y poltic

    pblicas y en el espacio de las elites en distinmbitos. A la vez, en cada una de estas reas, einvestigacin identifca los obstculos o ncleduros que renan los avances hacia la igualda

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    Grfico bSi piensa en 10 aos atrs usted dira que la desigualdad entre hombres y mujeres en lsociedad chilena... (porcentaje)

    Fuente:Encuesta de Desarrollo Humano, PNUD 2009.

    Grfico cQu tan importante le parece a usted que Chile concentre sus es uerzos en superar ladesigualdad entre hombres y mujeres? (porcentaje)

    Fuente:Encuesta de Desarrollo Humano, PNUD 2009.

    (Grfco B). Adems, ha ganado legitimidadcomo horizonte de la accin pblica y es uer-temente apoyada como un objetivo respectodel cual el pas debe perseverar en los aos quevienen. Aunque se aprecia una interesante di e-rencia segn sexo, es posible afrmar que la gran

    mayora de los encuestados le asigna una altaimportancia a la tarea de superar las desigualda-des de gnero (Grfco C). Casi el 70% de loshombres y ms del 76% de las mujeres se ubicanen el extremo de la escala que expresa la mayorvaloracin (valores entre ocho y diez).

    Esa positiva y mayoritaria valoracin ciudadanarepresenta una oportunidad y un recurso parala sociedad. Sin embargo, no puede entendersecomo la expresin de un objetivo ya cumplido.

    De hecho, al consultar directamente acerca delestado actual de las relaciones entre hombres y mujeres (Grfco D), la opinin pblica apare-ce dividida. El 45% piensa que ms all de losavances, actualmente la relacin entre hombresy mujeres es muy y bastante desigual, mientrasque un 54% cree que es algo o nada desigual.El mismo grfco muestra que las mujeres tienenuna visin ms negativa al respecto.

    La opinin de la gente re eja que la distancia

    entre la igualdad valorada o deseada y la e ecti-vamente vivida sigue siendo amplia.

    Pero no se debe desestimar el hecho de queun alto porcentaje de los chilenos (71%) tieneconfanza en que se seguir avanzando. El cursoque siga la igualdad de gnero en el uturo, y conella el Desarrollo Humano de Chile, dependeren buena medida de la capacidad de los actorespblicos para sintonizar con esa valoracin y agregar de modo consistente la voluntad poltica

    indispensable para no desaprovechar lo sembra-do y pro undizar los cambios.

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    Desarrollo Humano en Chile14

    El enfoque de este informe

    fiGUrA A mbitos de las relaciones de gnero

    Fuente:Elaboracin propia.

    Grfico DSi usted tuviera que evaluar la desigualdad entre hombres y mujeres hoy en Chile, usteddira que la relacin entre hombres y mujeres es: (porcentaje)

    Fuente:Encuesta de Desarrollo Humano, PNUD 2009.

    El concepto de gnero empleado en este In ormasume el hecho de que las identidades imperates de hombre y de mujer son creadas por l

    sociedades y no responden a una naturaleza fe intemporal.

    El PNUD defne gnero como los atributossociales y las oportunidades asociadas conser emenino y masculino y las relaciones etre mujeres y hombres, nias y nios, comtambin entre las mujeres y entre los hombreEstos atributos, oportunidades y relaciones estconstruidas socialmente, son aprendidas a travde procesos de socializacin, y varan segn

    contexto social y temporal. El gnero determna lo que puede esperarse, lo que es permitidy valorado en una mujer o un hombre en uncontexto dado (PNUD 2001b).

    Para este informe el horizonte es la igual-dad. En un sentido amplio ella signifca que lapersona humana es defnida ante todo por sesujeto de su propia vida, por la libertad pardecidir cmo vivir y por su capacidad comciudadano ante la sociedad. En ese sentido tod

    son iguales y no existe di erencia alguna, natuo creada, que pueda limitarla.

    Este In orme explora cuatro mbitos donde larelaciones de gnero presentan un gran desaen trminos del horizonte de la igualdad: a) lnormas y recursos defnidos por las institucionsociales, tales como la Constitucin y las leylas polticas pblicas y las reglas de la poltib) los signifcados, smbolos y legitimacionelaborados por la cultura, tal como los signifc

    dos de las di erencias sexuales, de la pareja ola violencia, c) las uerzas del mercado y de lintercambios econmicos, que defnen hechotales como el valor del trabajo de hombres mujeres, y d) las relaciones de poder en la sciedad, la capacidad de mujeres y hombres paejercer poder, as como la capacidad de preside las organizaciones de mujeres o la capacidde resistencia de otros grupos. Estas cuatruerzas no actan independientemente, sino

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    que interactan, re orzndose o debilitndosey con ormando contextos particulares para lasrelaciones de gnero.

    Al interior del contexto defnido por esas cuatrouerzas que condicionan las prcticas de las rela-

    ciones de gnero, stas se desenvuelven en tresmbitos:la esfera pblica , es decir el mundodel trabajo, del mercado, la educacin, el Estado,

    la poltica y la asociatividad;la esfera privada ,re erida al espacio domstico y al de la sociabi-lidad primaria, como la amistad y las relacionesde pareja; la esfera individual , re erida a lasubjetividad personal y a la construccin biogr-fca individual. Aun cuando pueden observarse

    por separado, estas tres es eras se condicionan ein uyen recprocamente (Figura A).

    Los cambios y continuidades en las representacionesculturales

    Las representaciones culturales, es decir las

    imgenes, valoraciones y actitudes que tienela poblacin chilena sobre los hombres y lasmujeres, han cambiado en muchos sentidos, sinembargo en amplios sectores de la poblacin sudefnicin tradicional an cuenta con un pesoimportante, en especial, pero no exclusivamente,en la poblacin masculina. A las representacionesmayoritarias subyace la imagen de que el hombrees el principal encargado de proveer los recursoseconmicos mediante el trabajo y de asegurar elorden a travs de su participacin en el poder,

    mientras que la mujer es la encargada de las tareasdomsticas, la crianza de los hijos y el ejerciciode las labores de cuidado de otros. Esta divisindel trabajo est asociada en muchos casos a unadi erencia de jerarquas, poderes y prestigios,donde la mujer es puesta en un lugar in erior.Muchas veces ese ncleo es criticado, sometidoa revisin y modifcado en sus consecuenciasms injustas, pero en muchos mbitos anpermanece como un principio que organiza lasrepresentaciones y justifcaciones de las relacio-

    nes entre hombres y mujeres. El tradicionalismoy el machismo an ejercen un in ujo importanteen la sociedad chilena.

    Pero eso no niega las tendencias de cambio quese aprecian con uerza, especialmente entre losms jvenes. Hay una imagen muy positiva delas capacidades de las mujeres para desempearseen cualquier mbito de la sociedad, como enel trabajo o la poltica. Asimismo, el discurso

    de la igualdad entre los sexos y el rechazo a la

    discriminacin hacia las mujeres se ha expandidode manera signifcativa. La sociedad chilena seha hecho ms sensible a las desigualdades degnero. Son las mujeres, quienes a travs de laelaboracin crtica de sus propias representacio-nes han impulsado estos cambios. Ellas se hanencargado de desplazar crecientemente el ncleode su identidad desde los roles amiliares hacialos proyectos personales y, desde los vnculosdomsticos hacia una sociabilidad ms abierta.Por su parte, estos cambios empiezan a modifcar

    la representacin que se hace de los hombresy sus roles. Si por una parte se ha extendidonotoriamente el rechazo a las expresiones msvisibles de la masculinidad tradicional, como laviolencia y su alta de cooperacin en el hogar,por la otra tmidamente comienzan a ormularsey aceptarse roles alternativos para los hombres,como es su participacin en la ormacin a ectivade los hijos.

    Estos cambios no son lineales, ms bien dibujan

    trayectos que van en diversas direcciones y dis-tintas velocidades. A veces ello crea situacionesparadojales y obstculos para mayores avances. As, por ejemplo, muchos pueden propiciar unamayor igualdad mediante la presencia de la mu- jer en lo pblico, pero no promueven al mismotiempo la trans ormacin de las relaciones enel espacio privado, las cuales hara ms uidosesos cambios en los roles de las mujeres. O secritica discursivamente la discriminacin hacia

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    ellas, pero no se afrma con igual decisin laigualdad de derechos individuales entre hombresy mujeres. O como ocurre con las imgenes degnero que transmiten los medios de comuni-cacin, mientras por una parte algunos de ellosse trans orman en la punta de lanza de la cons-

    truccin de identidades igualitarias y tolerantesa la di erencia, por la otra se reafrma y masifcael uso de la mujer como objeto ertico o depromocin del consumo.

    El resultado es que las representaciones cultu-rales de las relaciones de gnero en Chile actualdibujan un mapa de importantes incoherenciasinternas y uertes heterogeneidades. Este In ormeanaliza esa diversidad a partir de la Encuesta deDesarrollo Humano, reconociendo cinco mane-

    ras de posicionarse rente a las relaciones entrehombres y mujeres (ver grfco E).

    Tradicionales (18%). Un mundo en orden: lacomplementariedad de hombre y mujer en susroles tradicionales es para quererse y apoyarse.Un grupo caracterizado por adultos sobre 50aos, de los estratos de clase media baja y conuna uerte participacin en grupos religiosos.Son mitad hombres y mitad mujeres.

    Machistas (18%). El mundo se rige por la le jerrquica del padre: los hombres mandan proveen, las mujeres obedecen, son madresesposas. Un 80% son hombres, de grupos socioeconmicos bajos, con mayor presencia ela zona sur del pas.

    Pragmticos (26%). Juntos pero no revueltos: pueden cambiar los roles de acuerdo a las necedades, pero hay que mantener las di erencias ymoral tradicional. Sin di erencia entre hombresmujeres, se ubican en los grupos medios de edy socioeconmico.

    Luchadoras (15%). La sociedad es injusta: ello dan todo, pero ellos se llevan las ventajas. U80% son mujeres, de grupos medios, es el grup

    con mayor proporcin de mujeres separadas.

    Liberales (23%). En el ondo las di erenciano existen, todas las personas son iguales y sautnomas. Es el grupo donde hay ms jveny mayor proporcin de ABC1 y C2.

    Un hallazgo emprico de suma importancia eque las representaciones culturales acerca las relaciones de gnero tienen e ectos soblas prcticas de las personas. No se trata d

    meras idealizaciones morales o ormulaciondiscursivas desconectadas de la organizacinlas relaciones e ectivas. En cada persona hay vnculo importante entre las imgenes que poracerca de las identidades y roles de hombresmujeres y la orma en que despliega sus relaciocon ellos. Esto hace que las ambivalencias y heterogeneidades de las representaciones se pyecten con ictivamente sobre los vnculos. Aslos machistas no desean hacer las tareas del hogcuando participan en grupos comunitarios l

    hacen en clubes deportivos mayoritariamente, la mayor parte slo tiene amigos hombres. Lluchadoras son aquellas que realizan las taredel hogar sin apoyo de sus parejas, se involucen actividades de de ensa de las mujeres y tienuna mayor sociabilidad emenina. Y grupos m jvenes como los liberales, tienen una mayparticipacin en las tareas del hogar, tienen unsociabilidad ms alta en actividades cultural

    Grfico ERepresentaciones culturales de las relaciones de gnero (porcentaje)

    Fuente:Elaborado a partir de Encuesta Desarrollo Humano, PNUD 2009.

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    y presentan la mayor proporcin de amigoshombres y mujeres por igual.

    Un actor asociado al cambio en las representacio-nes desde el plano de la cultura ha sido el procesode individualizacin que suele acompaar a la

    modernizacin de la sociedad. Esto signifca quelas personas se perciben a s mismas y diseansus proyectos de vida en uncin de sus propiaselecciones y cada vez menos en lnea con losmandatos institucionales y de su posicin en lasociedad. Si bien en Chile las mujeres tienen unmenor nivel de individualizacin que los hom-bres, su avance ha sido muy acelerado, como lomuestran los In ormes sobre Desarrollo Humanoque han abordado este tema. Los niveles de indi-vidualizacin estn estrechamente correlaciona-

    dos con el tipo de representaciones de gnero quetienen las personas. As, las mujeres que portanlas representaciones luchadoras, tienen un mayorgrado de individualizacin y son las que estn msdispuestas a ir contra sus parejas.

    En un contexto de cambio, en Chile las relacio-nes de gnero se han vuelto problemticas paramuchas mujeres y hombres. Uno de los sntomasms visibles es la irritacin que se percibe en lasimgenes y actitudes recprocas de ambos sexos.

    Hay un cierto malestar de las mujeres con loshombres y viceversa. Pero no se trata para am-

    bos del mismo sentimiento ni tiene las mismasrazones. Un nmero signifcativo de mujeresestn muy molestas con los hombres porquesienten que han debido hacer solas el trnsitode sus cambios, sin que los hombres realicentrans ormaciones sobre s mismos e incluso

    con la oposicin de ellos. Esto las ha llevadoa desarrollar una autonoma muy acentuada,poniendo en cuestin el sentido de los vnculoscon los hombres.

    Por su parte, grupos signifcativos de hombres,aunque no mayoritarios, perciben que lastrans ormaciones en las identidades y prcticasde las mujeres los han dejado desprovistos delapoyo concreto y simblico que ellas daban asu identidad tradicional. Eso los empuja hacia

    un desconcierto respecto de la propia identidady lugar en el mundo y muchas veces tambinhacia un re uerzo del machismo y hacia el usode medios violentos para intentar restablecer laidentidad tradicional de la mujer. En este con-texto resulta preocupante que exista una notoriaausencia de una perspectiva para promover laincorporacin de los hombres en los cambios enlas relaciones de gnero. Las identidades mascu-linas y lo que han experimentado ellos con susidentidades en este ltimo tiempo no ha sido

    elaborado pblicamente ni en el discurso ni enlas polticas pblicas.

    Las relaciones de gnero y su impacto en el mercadodel trabajo

    La insercin en el mundo laboral representa unmbito de especial importancia para observar

    el estado actual y las trans ormaciones de lasrelaciones de gnero y las identidades de lasmujeres.

    Durante los ltimos veinte aos, se ha modifca-do la participacin de las mujeres en el mercadolaboral. Si bien Chile haba mostrado un atrasode larga data en este proceso comparado conpases de similares caractersticas, desde hace

    algunos aos se aprecia un importante avance,an cuando todava existe un rezago signifca-

    tivo. En el Cuadro A se aprecia un aumento dela proporcin de mujeres que teniendo parejae hijos ha aumentado su participacin en elmercado laboral. Pero al mismo tiempo, elcuadro es claro al sealar que en esta materia,an queda mucho por avanzar. Mientras loshombres participan del mercado laboral en igualproporcin independientemente de su situacinde pareja y de su carga de responsabilidad, las

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    cUADro b Actitud rente al trabajo remunerado de la mujer (porcentaje avorable*)

    Mujeres Hombres

    CEP 2002 IDH 2009 CEP 2002 IDH 2009

    Edad

    18-24 35 49 28 36

    25-40 25 39 22 45

    41-60 22 40 21 35

    61 y ms 17 32 19 22

    Educacin

    Bsica 16 31 7 25

    Media 24 39 19 33

    Superior 39 51 43 49

    Zona

    Urbano 26 37 25 41

    Rural 14 34 11 32

    * aprueba que la mujer trabaje jornada completa en la mayora de las situaciones amiliares (con o sin hijos e indepen-diente de la edad de los hijos).

    Fuente:Encuestas IDH 2009 y CEP 2002.

    cUADro A Tasa de participacin laboral segn si tiene o no pareja e hijos, poblacin entre 25 y 40aos (porcentaje)

    Sin pareja,sin hijos

    Sin pareja,con hijos

    Con pareja,sin hijos

    Con pareja,con hijos

    Mujeres

    1990 77 69 53 291996 76 76 65 35

    2000 76 75 71 41

    2006 75 77 76 49

    Hombres

    1990 87 -- 97 98

    1996 86 -- 99 99

    2000 84 -- 97 99

    2006 87 -- 97 99

    Fuente:Elaboracin en base a Encuestas CASEN, aos respectivos.

    mujeres en cambio adecuan su participacinsu circunstancia amiliar.

    La trans ormacin de los sistemas productivhacia los sectores de servicios, la exibilizacide jornadas, la aceleracin de la movilida

    laboral, el debilitamiento de las identidadelaborales nicas, la remocin de trabas y discminaciones legales, las iniciativas que avorecla conciliacin y la demanda laboral productdel crecimiento econmico que permite smultneamente aumentar el empleo y mejoralos salarios entre otros, han permitido que lmujeres puedan incorporarse ms cilmente trabajo remunerado uera del hogar.

    Este proceso ha sido acompaado por una may

    legitimidad cultural. Los resultados del CuadB muestran que entre 2002 y 2009 la valoracidel acceso de la mujer al mercado del trabase ha incrementado notablemente en todos logrupos sociales.

    La incorporacin de la mujer al trabajo impacpositivamente sobre un conjunto de capacidades, desde la obtencin de ingresos propios oormacin de capital humano hasta las subjetvas como el sentimiento de empoderamiento

    la capacidad para ormular proyectos de vidpropios. Los datos reseados en el Cuadro muestran que ni la autonoma personal ni lconfanza en s mismo ni la realizacin personal, son indi erentes a los sesgos de gnero.que adems esas capacidades entre las mujecambian sustantivamente dependiendo de si participa o no del mercado laboral.

    Sin embargo, la insercin laboral de la mujer npuede hacerse con categoras excluyentes, com

    estar o no estar en el mundo del trabajo. Para cala mitad de las mujeres el vnculo laboral no tiela orma de un s o un no. La relacin de stas coel trabajo sigue trayectorias diversas, con entray salidas, abandonos temporales o permanenteascensos y descensos en responsabilidades e gresos, a veces con un ciclo de insercin y sala lo largo de la vida y otras veces con muchciclos. Todo con diversas intensidades horari

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    cUADro cCapacidades y oportunidades segn sexo y tipo de actividad (% con atributo)

    Mujeres conempleo remu-

    nerado (1)

    Mujeres enlabores delhogar (2)

    Hombrescon empleoremunerado

    Brechaajustada*

    (1)-(2)

    Se siente realizado con lo que hace 68 47 67 16**

    Se pone metas en la vida 73 50 72 12**

    Satis echo con la vida 64 58 68 -0,5

    Grado de control sobre su vida 55 46 61 -1,1

    * Corresponde a la di erencia entre (1) y (2), ajustada por edad, escolaridad, nivel socioeconmico y localidad.

    ** La di erencia es estadsticamente distinta de cero.

    Fuente:Encuesta Desarrollo Humano, PNUD 2009.

    cUADro Dndice de responsabilidades del hogar, personas casadas o convivientes

    Ocupados en el mercado laboral No ocupados en mercado laboralEdad Mujeres Hombres Mujeres Hombres

    18-24 5,4 1,3 5,1 2,0

    25-40 4,6 2,0 5,5 2,5

    41-60 5,1 1,8 5,8 2,4

    61 y ms 4,3 1,5 5,5 2,2

    Total 4,9 1,9 5,6 2,3

    ndice:de 0 (menor cantidad de responsabilidades en el hogar) a 7 (mayor cantidad de responsabilidades en el hogar).Fuente:Encuesta Desarrollo Humano, PNUD 2009.

    Cerca del 80% de las mujeres entre 20 y 44 aos,en algn momento de sus vidas participan en elmercado laboral.

    Esas trayectorias no dependen tanto de decisio-nes que las mujeres toman pensando slo en s

    mismas o de las oportunidades del momentoeconmico, sino ms bien de las necesidades decuidados de otros en el hogar: como la crianzade los hijos, las oportunidades laborales de loscnyuges o el cuidado de parientes. Tambin de-penden de los prejuicios de gnero vigentes en elentorno masculino en que se desenvuelven. As,las trayectorias de insercin laboral de las mujeresdependen uertemente de la orma de las relacio-nes y negociaciones de gnero que se establecenen el hogar y en el propio lugar de trabajo.

    As, aunque no son el nico actor gravitante, lasnecesidades de conciliacin del trabajo, la crianzade los hijos y las labores de cuidado domsticoestn en el centro de los problemas de insercinlaboral de las mujeres. Tal como se aprecia enel Cuadro D, las mujeres siguen siendo lasprincipales, por no decir nicas, realizadoras delas tareas domsticas, aun en los hogares dondeambos cnyuges o convivientes trabajan e inde-pendientemente de la edad del entrevistado.

    Por esta razn, las trayectorias laborales de lasmujeres son uno de los puntos de condensacinde la compleja constelacin de actores quedefnen al sistema de gnero predominante enuna sociedad. Y en esta situacin, las mujeresde menores recursos, educacin y capital socialestn en mayor desventaja. La calidad de los em-pleos a los que pueden aspirar suele ser precariay la continuidad de stos ms incierta, tienenmayores demandas de cuidado provenientes de

    un mayor nmero de hijos y menos recursospara la conciliacin trabajo-crianza. Tambinlos salarios a los que pueden aspirar son bajos,en rentan normas culturales ms adversas a lainsercin laboral y menos cooperacin prcticaen las tareas del hogar por parte de sus parejas.

    Tal vez sea el espacio de las tareas domsticas elrea de las relaciones de gnero ms renuente a

    avanzar en la abolicin de la desigualdad. Comolo reconoce la propia Presidenta Bachelet, mo-difcar esta realidad es una tarea muy complejapero sin duda central e irrenunciable si se quierealcanzar una real trans ormacin de las relacionesde gnero.

    Lo que pasa es que uno puede generar cambios en la sociedad, pero de ah a

    que entren a la casa, a la manera en quese relacionan hombres y mujeres, toma

    infnitamente ms tiempo.(Presidenta Bachelet, La Tercera , 15 de noviembre de 2009)

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    Desarrollo Humano en Chile20

    El Estado y la institucionalidad pblica

    idea de que no era posible una democratizacireal del pas sin promover al mismo tiempo igualdad de la mujer.

    En la dcada recin pasada, otros actores uerzas polticas han acompaado este objetivotorgando a la igualdad de gnero una legitimdad poltica a nivel del Estado que no se tenEsto se ha expresado en un uerte aumento dlas iniciativas legislativas que apuntan, directindirectamente, a la igualdad de gnero, obsevndose un notable incremento de ellas en loltimos cuatro aos (Grfco F).

    La voluntad poltica tanto del Ejecutivo comde una parte de los legisladores ha sido uactor clave en este proceso. Ellos validaronlegitimidad poltica de la demanda por igualdade gnero y realizaron las negociaciones qpermitieron destrabar algunos cambios. En eespacio se crearon las leyes que han signifcaavances hacia una mayor igualdad. Esta voluntpoltica se re ej tambin en los instrumentode promocin y de ensa de los derechos de lmujeres y sobre todo en las polticas de tran

    versalizacin de gnero. El papel del Estado permitido as, modifcar el orden normativoinstitucional, incidir en la legitimidad simblide la igualdad y mejorar el equilibrio de gneen la distribucin de recursos.

    Estos avances tambin han revelado algunode los lmites de las re ormas legislativas. Hsido ms cil eliminar arcasmos jurdicos el mbito amiliar como la distincin entrlos derechos de los hijos nacidos dentro y ue

    del matrimonio civil. Pero ha sido muchms di cil hacerlo en el plano de los derechindividuales que otorgan plena autonoma a lamujeres como lo relativo a la salud sexualreproductiva. Esto se debe a que la ormulacide leyes no opera en el vaco sino que es expresde las orientaciones ideolgicas, los intereselas correlaciones de poder entre los actores ccapacidad para in uir sobre los cambios institucionales. Ellos han podido ejercer su in uenci

    cUADro EProyectos presentados y aprobados segn origen y marco de discusin, 1990 - 2009*

    Tipo de marcoargumentativo de

    los proyectos

    Nmero de

    proyectos de leysegn cada marcode argumentacin

    Proyectos de ley aprobados sobre el total de proyectos

    presentados en cada marco de argumentacin Aprobadas No aprobadas Total

    Institucional 23 26% 74% 100%

    Normativo 179 11% 89% 100%

    Tcnico 134 40% 60% 100%

    Total 336 24% 76% 100%

    * La lista considera aquellas leyes que han sido archivadas, a pesar de que algunas han sido comprendidas en unainiciativa legal posterior, especialmente en materias de matrimonio (por ejemplo, Boletn 1345-07 o 1307-18) y

    violencia (por ejemplo, Boletn 2661-18; 2087-18).

    Fuente:Elaboracin propia. Base de datos disponible en www.desarrollohumano.cl.

    Fuente:Elaboracin propia.

    Grfico f

    Presentacin de proyectos relacionados con la igualdad de gnero segn ao y participa-cin del Poder Ejecutivo y el Poder Legislativo

    El Estado ha sido un actor de primer orden enla promocin de las trans ormaciones en las re-laciones de gnero, adems en su propio mbito

    se han experimentado signifcativos cambios. Elprimero y ms importante es el desarrollo en losltimos veinte aos de una poltica explcita depromocin de la igualdad entre hombres y mu- jeres. Este n asis se debi, entre otros actores,al papel jugado por las organizaciones de mujeresque hacia fnes del rgimen militar tuvieron lacapacidad de instalar en la agenda pblica la

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    en instancias ormales, como el Congreso, ein ormales como los grupos corporativos oeclesiales, o en los medios de comunicacin, loque les permite obstruir las trans ormacionesinstitucionales.

    En ese contexto, el trmite de las iniciativas le-gales que inciden en las desigualdades de gneroparece haber sido ms di cil en los temas nor-mativos, ideolgicos y polticos, especialmentecuando involucran aspectos de los asuntosprivados, donde intervienen di erentes visionesde mundo, sobre los derechos y la autonoma.La necesidad de llegar a acuerdos ha llevado aque en la justifcacin de iniciativas predomineel argumento de ortalecer la amilia tradicio-nal. En temas tcnico-econmicos los avances

    han sido acilitados por el lenguaje tcnico y laargumentacin de efciencia y equidad, enten-dida en un sentido de igualar oportunidades y remover discriminaciones ormales. Esto permiteconsensos relativos pero no aborda las causas mspro undas de la desigualdad ni avanza en cam-bios estructurales. Como se aprecia en el CuadroE el mayor o menor xito de las iniciativas de ley presentadas depende del marco argumentativodesde el cual estos proyectos se presenten.

    El cambio legislativo ha sido impulsado en partepor la presin de los convenios internacionalesfrmados por Chile sobre los derechos de las mu- jeres y las polticas de promocin. Esos convenioshan tenido un doble e ecto. Por una parte hanampliado el rango de los derechos especfcosde las mujeres y han contribuido a generar undebate interno y proporcionar legitimidad a las

    posiciones a avor de la igualdad. Por la otra, elcarcter de compromisos de Estado de algunosconvenios ha servido de instrumento de presin,permitiendo en algunas ocasiones alterar las co-rrelaciones de poder y los puntos de bloqueo queexisten en el sistema poltico chileno. Aunque,

    como lo muestra la ausencia de ratifcacin delprotocolo acultativo de la Convencin sobrela Eliminacin de Todas las Formas de Discri-minacin en Contra de la Mujer (CEDAW)que es el que hace exigible la Convencin, elconsenso internacional no siempre es sufcientepara romper los bloqueos internos.

    A pesar de estos bloqueos, el Ejecutivo, ha po-dido avanzar en la construccin de igualdad degnero en su propio espacio. El gobierno ha im-

    plementado una poltica de igualdad de gneroa travs de programas sociales dirigidos a gruposde mujeres vulnerables e iniciativas que aspirana transversalizar la perspectiva de gnero en laspolticas pblicas. En esta tarea han aparecidoobstculos provenientes de la inercia de las prc-ticas de la gestin de asuntos pblicos. El desa ode cambiar la manera de hacer las cosas no sesoluciona con la decisin ormal de incorporarla igualdad de gnero como un horizonte de laaccin pblica. Para que ello ocurra resulta vital

    alinear los incentivos y los mecanismos de exigi-bilidad que motiven las acciones hacia una mayorigualdad entre hombres y mujeres. En esto, sonclave los liderazgos internos de los servicios quere uerzan la motivacin de los uncionariosy permiten la creacin de los dispositivos decoordinacin necesarios para la realizacin deacciones realmente trans ormadoras.

    Los espacios del poder y de las elites

    Un aspecto clave en las relaciones de gnero im-perantes en una sociedad est dado por el gradode presencia de las mujeres en las instancias or-males e in ormales donde se toman las decisionesque con orman el orden social. No se trata desi las mujeres tienen un estilo distinto y mejorpara ejercer el poder, sino de la posibilidad para

    representar por s mismas sus propias visiones eintereses en esos espacios.

    Como muestran los datos del Grfco G hay algn grado de aumento del porcentaje de mu- jeres ocupando puestos de poder en los distintosmbitos de la toma de decisiones. Es en este

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    aspecto, sin embargo donde los cambios en lasociedad chilena parecen ms lentos.

    La incorporacin de las mujeres en los lti-mos quince aos ha sido lenta y segmentada.Mientras en las es eras poltica o simblica hay

    avances, en el mbito de la gestin econmicaese avance es menor y menos perceptible.

    E ectivamente, el poder econmico ha sido elms re ractario a la participacin emenina. Lainvisibilidad de mecanismos de discriminacinormales y simblicos constituye un uerte obst-culo para la igualdad. Es aqu donde las mujeresestn ms ausentes y donde menos cambios hahabido en los ltimos aos. Adems la visibili-dad de estas discriminaciones es desigual en los

    distintos mbitos del poder. En el campo de lapoltica y del Estado, esta situacin es muy evi-dente a la mirada de la sociedad, en buena parte

    porque ha sido el Estado uno de los promotorde esa visin. En el mbito econmico, por contrario, la situacin se caracteriza por su mayopacidad.

    Ms all del mbito de poder que se analice,

    posible afrmar que las mujeres no estn plenamente incorporadas al ejercicio del poder elas organizaciones ormales tradicionales. Nse trata slo de la distribucin porcentual dlos cargos en los distintos mbitos de la tomde decisiones, sino en la manera de hacer lcosas en esas es eras. Los lenguajes, los temlos horarios, la orma de las sociabilidades yuso de los espacios, las estrategias de alianzamanejo de los con ictos y los estilos de liderazgtodos ellos reproducen de manera imperceptib

    el predominio masculino.

    Los antecedentes de este In orme muestraque la historia del acceso de las mujeres a lpuestos de poder, no queda bien descrita usandcategoras en blanco o negro. No se trata de qulas mujeres estn completamente excluidas dejercicio del poder, ni que las que acceden a lo hagan plena y defnitivamente. En el accesa las decisiones las mujeres experimentan utrayecto largo, di cil y escarpado. Aquello q

    ha sido llamado el techo de cristal, es decese lmite invisible pero real a su ascenso enpoder, se parece ms bien a un laberinto. El per ectamente visible y consciente para aquellque participan en los espacios de las elites. laberinto tiene idas y vueltas, desvos, zonas nbulosas, oscuridades y silencios, todo ello ocutras declaraciones polticamente correctas. Lmujeres deben sortear permanentemente todsuerte de obstculos tanto en sus trayectorias pblicas como en sus es eras domsticas, amilia

    y a ectivas para acceder a tomar las decisionque las a ectan.

    Dentro de los obstculos sobresalen los partidpolticos. Ellos siguen jugando un papel re ratario para consolidar avances en la igualdad gnero en la representacin poltica a travs su cultura interna, sus prcticas orgnicas duncionamiento o el sistema de incentivos parpermanecer en ellos.

    cUADro fCun de acuerdo est usted con la siguiente afrmacin: Desde que asumi la PresidentaBachelet, en general las mujeres sienten que tienen ms poder? (porcentaje)

    H m es Muje es T tal

    Mucho y bastante 80 76 78

    Algo y nada 19 22 21

    NS-NR 1 2 1

    Total 100 100 100

    Fuente:Encuesta Desarrollo Humano, PNUD 2009.

    Grfico GEvolucin de la participacin emenina por tipo de poder 1995 - 2005 - 2009 (porcentaje)

    *Para poder social slo hay datos de 2009.Fuente:Elaboracin propia.

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    cUADro GSegn su opinin, que Chile tenga una primera mujer Presidenta y que haya ms minimujeres (porcentaje)

    Hombres Mujeres Total

    Es ms bien una excepcin que no traer grandes cambiosen el acceso de las mujeres al poder

    31 27 29

    Es un cambio pro undo que signifca que de ahora en adelan-te habrn cada vez ms mujeres en el poder

    62 67 65

    NS-NR 7 6 6

    Total 100 100 100

    Fuente:Encuesta Desarrollo Humano, PNUD 2009.

    LA DEMANDA DE PARIDAD y EL IMPACTO DE LA

    PRESIDENTA BACHELET

    Pero ms all de los cambios objetivos, es claroque hoy existe en el pas una creciente legiti-midad y demanda para que las mujeres estntan presentes en los puestos de poder como los

    hombres. Esta aspiracin ha recibido un impulsodecisivo con el acceso de una mujer a la Presi-dencia de la Repblica.

    Tanto la Encuesta de Desarrollo Humano 2009como las entrevistas individuales y grupales conactores de distintos mbitos de la sociedad y delespectro ideolgico realizadas con ocasin deeste In orme, muestran el e ecto cultural de esteacontecimiento, cuya caracterstica ms notoriaha sido la sensacin de empoderamiento de las

    mujeres chilenas. Como muestra el Cuadro F, laspersonas estn de acuerdo en una alta proporcincon que las mujeres sienten que tienen ms poderdesde que asumi la Presidenta Bachelet.

    Como una extensin de ese reconocimiento, elprincipio de paridad se instal en el imaginariode la ciudadana a pesar de no haberse orma-lizado como una norma jurdica. La Encuestade Desarrollo Humano 2009 muestra que parael 65% de los encuestados, el que Chile tuviera

    una primera Presidenta mujer y que hubiera msministras, es un cambio pro undo que lleg paraquedarse (Cuadro G).

    La percepcin de las protagonistas y de actorespolticos relevantes de gobierno y oposicin in-dica que la paridad ue uertemente resistida porlas elites en un comienzo, para terminar siendovalorada y reconocida por vastos sectores al fnaldel perodo. Sin embargo, hoy no existe acuer-do de impulsar polticas de accin afrmativa.

    Muchos miembros de la elite, tanto hombrescomo mujeres, se oponen a la implementacinde este tipo de medidas. Una de las resistenciases el argumento de que esto atentara contra elprincipio de acceso de acuerdo al mrito.

    La voluntad poltica y el liderazgo ue clave paraasegurar la mantencin de la norma de paridaden el tiempo y para apoyar a las mujeres que enel ejercicio de sus cargos, en ocasiones, deban

    en rentar la discriminacin de sus pares hombres.La propia imagen de la Presidenta sirvi comomodelo y gatillador de una trans ormacin sim-blica en la orma de entender el liderazgo y elejercicio del poder. Esto es valorado por todoslos sectores polticos.

    Uno de los aportes ms grandes delgobierno de la Presidenta Bachelet para lamujer ha sido ella misma, como ejemplo.

    Porque en el ondo est mostrando que lasmujeres pueden llegar ah. Y mujeres que

    tambin son una suerte de outsider polticopueden terminar un gobierno con un 76%de aprobacin, te fjas? Entonces yo creoque, ms que cualquier poltica, al fnal loque ms sirve, lo que ms llega y lo que

    yo he sentido, es el ejemplo de ella.(Dirigenta poltica de la Alianza)

    La paridad logr modifcar momentneamentelos procedimientos habituales de acceso a car-gos de poder poltico. Abri una rendija en ellaberinto del poder, permitiendo que mujerescon las capacidades y voluntad necesarias paraejercer liderazgo ueran reconocidas y nominadasen la alta direccin pblica. Sin embargo, el soloingreso a las es eras de poder no elimina los ml-

    tiples obstculos y desa os que las lderes debenen rentar a lo largo de sus trayectorias polticas.Las complejidades de conciliar la es era pblicacon la privada, as como la resistencia de lospartidos a modifcar en orma signifcativa susprcticas, siguen siendo obstculos que se debenen rentar para avanzar hacia un mayor equilibriode gnero en el campo poltico.

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    Cmo seguir avanzando?

    Las relaciones de gnero son una constelacincompleja y multidimensional de uerzas obje-tivas y subjetivas; institucionales e in ormales;

    polticas, econmicas y culturales; que operanen el cuerpo, el lenguaje y la psiquis. Todas esasdimensiones son dinmicas, estn permanen-temente cambiando, adaptndose, reconstru-yndose. Pero lo hacen a distintas velocidades,unas de manera abrupta y otras de manera casiimperceptible. Adems cada una de ellas es a lavez causa y e ecto de las dems.

    En atizar este hecho tiene importancia no slopara describir adecuadamente el enmeno, sino

    tambin por sus consecuencias para las polticasde promocin de la igualdad entre los sexos. Unade las difcultades para superar los ncleos durosde la desigualdad de gnero radica precisamenteen el carcter complejo de esa realidad

    Adems, no puede olvidarse que las relaciones degnero descansan fnalmente en la orma de lasprcticas de las personas. A travs de las resisten-cias o innovaciones de las prcticas, las personasagregan poder a las uerzas de la reproduccin

    o del cambio. Ello indica que la trans ormacinde las relaciones de gnero exige un trabajo envarios planos: el de las re ormas institucionales,la cultura y la accin cotidiana. Seala tambin

    que producir cambios signifcativos en el con junto de la constelacin de las relaciones dgnero supone acciones multidimensionales

    transversales sostenidas a lo largo de perodextensos de tiempo.

    Como se sostiene a lo largo del In orme, Chiha avanzado signifcativamente hacia la igualdade gnero, pero ese avance ha llevado al patoparse con ncleos duros que resisten al camben las relaciones entre los sexos. Para avanzarcia una mayor igualdad entre hombres y mujerno hay otro camino que en rentar decididamentesos ncleos duros. Ellos no desaparecern p

    s solos, debido a la inercia de algn actor, ntampoco por un e ecto no intencional y acumulado de enmenos dispersos, como el cambdemogrfco o el crecimiento econmico.

    El cambio que se requiere hoy demanda voluntpoltica, deliberacin social, innovacin en linstrumentos de poltica y cambios en las prticas. As como el concepto de gnero es inseprable del horizonte normativo de la igualdad, srealizacin prctica es inseparable de la polt

    democrtica. Este in orme se o rece como uestmulo y un undamento para ese trabajo qucompromete al conjunto de la sociedad.