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  • NOVÍSIMA'

    iSMlâ l i a .

    BIBLIOTECA UNIVERSIDAD DE MALAGA

    6 1 0 4 3 0 2 6 6 8

  • I M P R E N T A DE DON JUAN DE LA V E G A .

  • Ademas de oirás muchas traduc-ciones de la Semana Santa que se han publicado de algunos años á esta par-te, cinco veces me ha concedido el Señor, el contribuir con mi trabajo á mante-ner la devoción de los fieles, dando á luz en castellano los oficios divinos, con que celebra la Iglesia en estos dias santos los misterios de nuestra reden-ción. La constante avidez con que se buscan todos los años estos piadosos libros, es una prueba irrecusable de lo arraigado que está en el corazón de los españoles el amor á la religión ; y un motivo mas para que bendigamos todos y demos gracias al Padre de las misericordias, que mira con tan piadosos ojos á la católica España, preservándola de aquella desidia qué

  • conduce naturalmente á la indiferencia religiosa.

    Este es el tiempo precioso, estos son los dias de salvación. En ellos nos redimió Jesucristo, Hijo del eterno Padre, de la esclavitud del demonio, rescatándonos con su propia sangre, con su propia vida; nos abrió las puer-tas del ciclo, y nos hizo hijos adop-tivos de Dios. Dias sanios que celebra-ban los primeros cristianos con ejem-plar fervor, con limosnas, vigilias, ayunos rigorosos y otras mortificacio-nes preparándose también de este mo-do para celebrar con santa alegría lá gloriosa resurrección del Señor. Dias santos en que el cristiano no deba con-tentarse con una devoción tibia, y soló practicada como por costumbre. Jesu-cristo , el Hijo de Dios vivo, clavado en un madero por nuestros pecados,-

    . Jesucristo implorando de su eterno Pa-dre el perdón para los mismos que le

  • VII

    estaban crucificando, ¡qué espectáculo para el hombre, para el mundo todo! ¿Cuánto tiene que considerar el cris-tiano en la pasión y muerte del Reden-tor ! ¡Que' consecuencias tan importan-tes serán el fruto de sus meditaciones! Asi lo deseamos nosotros; y á fin de que se logren tan saludables efectos, añadimos á la traducción de los divi-nos oficios una exhortación para cada dia de esta Santa Semana, y otras va-rias devociones y reflexiones piadosas, útiles en toda nuestra vida, y muy propias de este santo tiempo. Y como al lulo por la pasión y muerte de nuestro Salvador, sucede la alegría por su ad-mirable resurrección, presentamos tam-bién traducidas las misas de los tres primeros dias de la semana de pas-cua. El justo que ha contemplado tris-temente los padecimientos y muerte del Señor, .considera despuns con goz-ú su gloriosa resurrección; y. el.pecador con-

  • V I I I

    ducído al verdadero arrepentimiento por los piadosos ejercicios de la Se-mana Santa, resucita de una muerte espiritual á una vida de gracia; y lle-no de santa alegría acompaña en su triunfo al vencedor de la muerte: salu-dables resultados que deseamos sea el fruto de nuestro trabajo.

    En la traducción de los lugares de la Escritura me he valido, como otras veces, de la versión hecha por el Ilus-trísimo Sr. Amat, obispo de Astorga: en la traducción de las otras partes del ofeio divino he procurado la ma-yor claridad aun á costa algunas ve-ces de la elegancia. En la parte tipo-gráfica nada ¿e ha omitido para que salga hermosa la edición: las láminas tienen el mérito que verán los lectores; y el tamaño del libro es proporcionado y cómodo : nos hemos esmerado en dar gusto al público que tanto nos ha fa-vorecido los años anteriores.

  • DOMINGO BE HAMOS.

    Admirables son, como todas los obras de Dios, las profecías en que, con la an-ticipación de bastantes siglos, estaba anun-ciada la venida de nuestro Redentor ; el tiempo en que había de venir, la estirpe de que habia de descender; que babia de nacer de una Virgen, y en la ciudad de Belén, que babia de predicar á los bom-bres la verdad, que babia de ser vendido por treinta dineros, que habia de padecer y morir por nuestros pecados; y finalmente, que habia de resucitar y subir gloriosa-mente ájlos cielos, con un gran número de circunstancias acerca de su vida, pasión y muerte, que todas se verificaron con la mayor exactitud.

    Una de estas circunstancias' es la que celebra en este dia nuestra santa madre la Iglesia: la entrada del Seíior en Jcrusalen

  • 1 0 DOMINGO

    á caballo en un jumento. Asi lo vaticinó -el profeta Zacarías quinientos años antes de este suceso, diciendo: "salta de gozo', hija >

  • B E RAMOS. '1 1

    sino en un humilde jumento adornado con las vestiduras pobres'de sus discípulos: en-tró, no escoltado por poderosos ejércitos, sino acompañado de unos simples pesca-dores, y aclamado por inocentes niños, y por Ta gente sencilla del pueblo.

    ¡Qué documentos, oh cristiano, tan dig-nos de reflexion y de imitación! El Dios de los ejércitos,el Rey de los reyes, manifiesta tanta humildad, tanta mansedumbre; y tú, miserable criatura que nada tienes de tuyo, que debes tu ser y tu conservación á ese mis-mo Dios, te engríes y ensoberbeces, cre-yéndote superior á los demás, mirándolos con desprecio y con desden, solo porque te ves en un puesto de donde'puedes des-cender mañana, y que ni un quítate añade á tu mérito ; solo porque tienes prestada una fortuna de que puede privarte cuando quiera el que te la d io: ¡qué insigne nece-dad , qué locura! Acuérdate que el que te presenta estos santos ejemplos, te ha de pe-dir una muy estrecha cuenta de tus accio-nes. Mira á tu Dios, que asi como entró en Jerusalen, también quiere entrar en tu alma, que él mismo crió y redimió con su preciosísima sangre: prepárale en ella un

  • 12 DOMINGO alojamiento digno de su santidad: viene á tí lleno de bondad y de misericordia, pronto á perdonarte todas tus culpas, si tu quie-res arrepentirte con sinceridad : sal á re-cibirle con ramos de palma que anuncien las victorias que bayas conseguido de los enemigos de tu alma: desterrados los vi-cios, domadas las pasiones, sal á recibir espiritualmente á tu Redentor con la misma inocencia con que le recibiéronlos niños de los hebreos. No te arredren los sarcasmos y las persecuciones de los mundanos; imita á los apóstoles que despreciando el rencor, la ira y las amenazas de los fariseos, obse-quiaron y victorearon á su divino Maestro á vista de sus mas encarnizados enemigos y de un numeroso pueblo. No temas tú al mundo: el Señor te auxiliará, el Señor te confortará, y si perseveras en tu buen pro-pósito, te premiará de un modo digno de su infinita grandeza.

  • DE HAMOS. 1 5

    hubiéramos muer to á manos del Se -ñor en t ierra de Egipto , cuando nos sentábamos junto á las ollas llenas de ca rne , y comíamos todo el pan que queríamos ! ¿ Por qué nos habéis traí-do á este desierto para matar de ham-bre á toda la gente? Pero el Señor dijo á Moisés: voy á hacer que llueva pan del cielo para vosotros: que salga el pueblo y recoja lo que basta para cada d ia , pues quiero probarle á ver si se ajusta, ó n o , á mi ley. Mas el dia sesto preparen lo que han de r e -servar , y asi cojan doble de lo que so-lian cojer cada dia. Entonces Moisés y Aaron dijeron á todos los hijos de Israel : Esta tarde conoceréis que el Señor fue quien os sacó de la tierra de E g i p t o , y mañana veréis la gloria y el poder del Señor.

    En seguida canta el coro.

    W. Los Pontífices y los Fariseos tu-

  • 16 DOMINGO

    vieron consejo , y dijeron: ¿Que hacemos? Porque este hombre hace muchos prodigios, y si lo dejamos asi, todos creerán en él: * Y vendrán los romanos , y destruirán nuestra ciudad y nación.; • Pero uno de ellos, llamado Caifas, como Pontífice que era aquel ano, profetizó diciendo: os conviene que muera u n hombre por el pueb lo , y no perezca toda la nación. Y por lo tanto dqsdc aquel dia solo pensaban en quilarle la vida, diciendo: * Y vendrán Bcc.

    ~№£.. E n el monte de los olivos dirigió Jesús una oración á su eterno P a d r e , diciendo: Padre , si puede ser, aparta de mí este cáliz: * El espíritu, á la verdad , está pronto , pero la carne es flaca; hágase tu voluntad.

    'jif. Velad.y orad para que no caigáis en la tentación. * El espíritu &c.

  • DE RAMOS. 17

    El Diácono canta lo que sigue , que es del Santo Evangelio, según S. Ma-teo, cap. 2 1 (1) .

    En aquel t iempo: Acercándose J e -sús con sus discípulos á Jerusalcn, luego que llegaron á la vista de Bet-phage i al pie del monte de los olivos, envió Jesús á dos de sus discípulos, diciéndolcs: id á esa aldea que está enfrente de vosotros , y al inslanfe encontrareis una asna atada , y su po-llino con ella: desatadlos y trae'dme-los ; y si a lguno os dijere a lgo , r e s -pondedle que el Señor ios necesita, y

    ( 1 ) E n este paraje del Evangel io de S. M a -teo se ve el cumpl imiento de la profecía de. Z a -carías que anunció la entrada de nuestro S a l v a -dor cu Jerusalen cabalgando en u n asno : y para que no se. dudase de quien hablaba , dice, que su dominac ión se estenderia de mar á m a r , y hasta los últ imos términos de. la tierra. Véase la c o n -sideración puesta al principio de este dia.

  • \ 8 DOMINGO

    al pun to os los dejará llevar. Todo es-to sucedió en cumpl imiento de lo q u e habia dicho el profeta : Decid á la hi-ja de Sion: mira que viene á t í tu rey lleno de mansedumbre , sentado en una asna y su pollino , hijo de la q u e está acostumbrada al yugo . Habiendo ido los discípulos, hicieron lo que les mandó Jesús , y trajeron la asna y el pol l ino , y los aparejaron con sus ves-t idos, y le hicieron sentar encima. U n a gran mul t i tud de gentes tendian por el camino sus vestidos: otros cor--taban ramos de los árboles , y los echa-ban por donde habla c{e pasar.. Y t a n -to las gentes que iban delante de e'l como las que le segu ían , clamaban diciendo: Hosanna (esto es salud y gloria): al Hijo de David; Bendilo sea el que viene en el nombre del Scn'or,

    Empieza el Sacerdote la bendición de las palmas y ramos r diciendo, en v&zalfa:-

  • DE DAMOS. 19

    $. El Sénior sea con vosotros. R. Y con tu espír i tu.

    Oremos. A u m e n t a , olí Dios , 3a fe de los que esperan en t í , y oye b e -nignamente las oraciones de los que te suplican; derrama sobre nosotros la abundancia de tus misericordias: queden b e n ^ d i t o s estos ramos de pal-mas ó de olivas: y asi como, figuran-do á la Iglesia, multiplicaste á Noe que salia del arca, y á Moisés cuando salió de Egip to con los hijos de I s -rae l ; del mismo modo nosotros, lle-vando palmas y ramos de olivos, sal-gamos co.n nuestras buenas obras al encuentro, de Jesucr is to , y entremos-en la bienaventuranza e terna , por el misino , que contigo vive y reina Dios en unidad-del Espí r i tu Sanio -

    Por todos los siglos de los siglos. R. Amen. S. El Señor sea con voso-tros. R. Y con tu espíri tu. S. Eléven-se los corazones. R. Eos tenemos ele-

  • 90 DOMINGO

    vados hacía el Señor. S. Demos g r a -cias á Dios nues t ro Señor. R. Digno y justo es. S. Digno y justo e s , á la verdad, debido y saludable que te d e -mos gracias siempre y en todas p a r -tes , Señor santo, Padre todopoderoso, Dios eterno , que te glorias en el con-sejo de tus Santos. Pues á tí sirven tus criaturas , porque á t í solo reconocen por su autor y su Dios , y todas tus hechuras te alaban, y tus Santos te bendicen; porque condesan con libre voz en presencia de los reyes y p o -testades de la tierra aquel grande nom-bre de tu Hijo Un igén i to , á quien asisten los Angeles y los Arcángeles^ los Tronos y las Dominaciones, que con toda la milicia del ejército celes-tial cantan el h imno de tu gloria, di-ciendo sin cesar:

    Ahora cania el coro.

    San to , Santo , Santo, Señor Dios

  • DE HAMOS. §1

    d e los ejércitos. Llenos de tu. gloria están los cielos y la tierra. Hosanna en las al turas. Bendi to sea el que viene en el nombre del Señor. Hosanna en las al turas.

    S. El-Señor sea con vosotros, i í . Y con tu espír i tu .

    Oremos. Te pedimos, Señor Santo, Padre todopoderoso , Dios eterno, que te dignes ben)J(decir x y s a n t i f i c a r estos ramos de olivo, que has criado, que mandaste salir de la materia de u n leño, y de los cuales llevaba u n o en su pico la pa loma , cuando volvió á la arca después del di luvio; para que cualesquiera que los t o m e n , r e -ciban protección para su alma y para su cuerpo : y sea, Señor , el símbolo de tu gracia remedio para nuestra sa-lud. P o r nuestro Señor Jesucristo 8cc.

    Oremos. Dios , que reúnes las cosas dispersas, y después de reunidas las conservas: que bendijiste á los p u e -

  • 92 DOMINGO

    bios que salieron, llevando r amos , á recibir á J e s ú s , ben^c l ice también estos ramos de palma y de olivo, que con fé reciben tus siervos en honor de tu n o m b r e , para que en cualquier lugar que se coloquen, los que en él habiten consigan tu bendic ión, y ahuyentada toda adversidad , proteja tu diestra á los que redimió tu Hijo Jesucristo nues t ro Señor. Que cont i -go vive y reina &c.

    Oremos. Oh Dios, que disponiendo las cosas con un orden admirable , lías querido manifestarnos, aun por m e -dio de las cosas insensibles, tu divina providencia respecto de nues t ra sal-vación; concédenos, te pedimos, que los devotos corazones de tus fieles e n -lseiidan sa ludablemente , qué signifi-ca espir i tualmente él hecho de haber salido ¡al día corno hoy la m u c h e d u m -b r e , inspirada del cielo, á recibir ai Reden to r , esparciendo ramos de pal*

  • DE RAMOS. § 0

    ma y olivo debajo de sus pies. Los r a m o s , p u e s , de la palma anuncian victorias contra el príncipe de la muer -te , y los de olivo demuestran de a l -g ú n modo que lia llegado ya la unción espiritual. Pues ya entonces entendió aquella dichosa mul t i lud de gentes qué se significaba en es to , que con-dolido nuestro Redentor de las mise-rias del hombre había de pelear por la vida de todo el mundo con el p r í n -cipe de la muer te , y habia de vencer-le mur iendo . Y por esta razón, obse-quiando al Señor , le presentó los s ig-nos de su victoria y de sus tr iunfos, asi como de la abundancia de su m i -sericordia. Y nosotros, conservando con fé completa el mismo hecho y lo que significa, te rogamos humi ldemen-te , Señor Santo , Padre todopoderoso, Dios e te rno , por el mismo Jesucristo Señor nues t ro , que"venciendo al i m -perio de la muer te en el mismo y por

  • 24 DOMINGO

    el mismo, cuyos miembros quisiste que fuésemos, merezcamos participar de su gloriosa resurrección, el cual contigo vive y reina 8cc.

    Oramos. Olí Dios, que mandaste que la paloma anunciase la paz á la tierra por medio de un ramo de olivo, te su-plicamos qué te dignes santificar con tu ben^(dic¡on celestial estos ramos de olivo y de otros árboles, á fin de que sean provechosos á todo tu p u e -blo para la salvación. P o r Cristo n u e s -t ro Señor.

    Oremos. Suplicárnoste, Señor , que ben>J

  • DE R A M O S . 25

    Pone el Sacerdote incienso en el in-censario ; y rocia tres veces los ramos con agua bendita', diciendo:.

    Rociaclme, Señor, con hisopo, y quedaré l impio; lavadme, y quedaré mas blanco que la nieve.

    Después inciensa los ramos, y pro-sigue :

    S. El Señor sea con vosotros. R, Y, con tu espíri tu.

    Oremos. Dios, que para nuestra salvación enviaste á este mundo á J e -sucristo tu Hijo y nuestro Señor , á fin de que se bajase hasta nosotros, y nos restituyese á tu gracia : al cual t ambién , aproximándose á Jerusalen en cumpl imiento de las escrituras, u n a muchedumbre de creyentes a l -fombró con la mas sincera devoción el camino, tendiendo en él sus vest i-dos y ramos de pa lma : suplicárnoste

  • 26 DOMINGO

    nos concedas, que le preparemos el camino de la fé , y que limpio ya de todo tropiezo y piedra de escándalo florezcan á tus ojos nuestras buenas obras con ramos de justicia , de modo que merezcamos seguir las huellas del mismo, que contigo y con el Es -pí r i tu Santo vive y reina &c.

    Se distribuyen en seguida los ramos y mientras se están repartiendo canta el coro la siguiente

    Antífona. Los niños de los Hebreos salieron á recibir al Señor, llevando ramos de olivo , y decían en alta voz: Hosanna en las al turas.

    Otra. Los ñiños de los Hebreos t en -dían sus vestidos en el camino , y en voz alta decían: Hosanna al Hijo de David: bendito sea el que viene en el nombre del Señor.

    S. El Señor sea con vosotros. R. Y con tu espíri tu.

  • t>É RAMOS. §7

    OrembS. Oh Dios omnipotente y e t e rno , qué hiciste que nues t ro Se -ñor Jesucristo cabalgase en üri poll i-n o , é inspiraste á las turbas dé los pueblos qr/é esparciesen sus vestidos, ó ramos de árboles por el camino, y cantasen Hosanna en alabanza del m i s -mo Señor , concédenos, té pedimos, que podamos imitarías en lá inocen-cia , y merezcamos contraer S u inérifo, Por el mismo Jesucristo &c.

    Empieza la procesión, y el Diáco-no se vuelve al pueblo, y dice:

    D. Procedamos en paz. R. E n él n o m b r e de Cristo. Amen .

    Durante la procesión se cantan las antíJoñas que siguen:

    Antífona. Al acercarse el Señor á Jerusa len envió á dos de svis discí-pu los , "diciéndoles: Id á esa aldea que está delante de vosotros, y hallareis

  • 28 '.DOMINGO

    u n pollino atado, en el cual no ha cabalgado n i n g ú n hombre , soltadle y traédmelo. Si a lguno os preguntare al-go, decid: el Señor lo necesita. Desa-tándolo , pues , lo llevaron á Jesús; pusieron encima de él sus vestidos , y el Señor cabalgó en él. Unos tendian sus vestidos en el c a m i n o , otros a r -rojaban ramos de árboles: y los que le acompañaban, iban clamando: Ho-sanna , bendito sea el que viene en el nombre del Señor: bendito sea el re i -n o de nuestro padre David: Hosanna en las a l tu ra s : ten misericordia de nosotros , oh Hijo de David.

    Antífona. Habiendo oido el pueblo que iba Jesús á Jerusalen, cogieron ramos de palma y salieron á su e n -cuent ro ; y los niños decian á voces": este es el que ha de venir á salvar al pueblo . Este es nuestra salvación., y e l que ha de redimir á Israel. ¡Cuan g rande es es te , á quien salen á reci-

  • DÉ RAMOS. 29

    bir los Tronos y Dominaciones! No te-mas hija de Sion; he aqui que viene á tí t u rey á caballo en u n j u m e n t i -11o, según está escrito. Salve, Rey ha -cedor del m u n d o , que has venido á redimirnos .

    Otra. Seis dias antes de la solem-nidad de la pascua, vino el Scfíor á la ciudad de Jerusalen , y salieron á recibirle los muchachos , y llevaban ramos de palma en las manos , y cla-maban en voz muy a l ta , diciendo: Hosanna en las al turas: bendito seas t ú que viniste en la mul t i tud de tus misericordias: Hosanna en las a l -turas .

    Otra. Salió el pueblo con flores y palmas al encuentro del Redentor: r inde obsequios al vencedor t r iunfan-te ; las naciones le proclaman Hijo de Dios, y en alabanza de Cristo, suben basta las nubes las voces de Hosanna en las alturas.

  • 30 DOMINGO

    Otra. Unárnpnps eon fe á los á n -geles y á los niños proclamando al que t r iunfó de la m u e r t e : Hosanna en las a l turas .

    Otra. Una gran mul t i tud que La-bia venido á la fiesta, decia á voces al Señor : bendito sea el que viene en el nombre del Señor: Hosanna en las al turas .

    Cuando vuelve la procesión á la igle-sia entran dentro los cantores, cierran las puertas , y vueltos hacia la proce-sión cantan los siguientes versos; y el sacerdote y el clero que están juera, responden repitiendo siempre el primer verso.

    Glor ia , alabanza y honor le sean dados, R e y , Cristo Reden to r , en c u -yo loor cantaron los graciosos niños, el devoto Hosanna. ,. Eres tií. el Rey de I s rae l , prole í n -

    clita de David: que vienes, Rey lien-

  • D E UAMOS. 31

    dito en el nombre del Señor. R. G l o -ria , alabanza y honor &c .

    E n lo alto de los cielos te alaba toda la corte celestial: y con ella el hombre mortal y todas las cr iaturas. R, Gloria , alabanza y honor &.c.

    El pueblo hebreo salió con palmas á recibirte: nosotros también venimos á tu presencia con oraciones, votos é h imnos . R. Gloria , alabanza &c.

    Los hebreos te daban alabanzas a n -tes de tu pasión: nosotros te ensal-zarnos ahora que ya estás re inando. R. Gloria , &c.

    Ellos fe agradaron: se'ate también grata , Señor , nuestra devoción:

    Rey b u e n o , rey clemente, á quien agradan todas las cosas buenas . R. Glo-ria , &c.

    Toca el Subdiácono la puerta con el Jiastil de la cruz: ábrenla los que es-tán dentroy entra la procesión en la iglesia , cantando el siguiente

  • 32 DOMINGO

    Cuando entraba el Señor en la santa c iudad , los niños de los He-breos , anunciando la resurrección de la vida * clamaban, con ramos de pa l -m a , Hosanna en las al turas.

    ~jif. Habiendo oido el pueblo que venia Jesús á Jerusalen, salió á su encuent ro . * Clamaban.

    Á M I S A ( 1 ) .

    Introito. Señor , no alejes de m í tu ausi l io , atiende a mi defensa: l íbra-

    (1) E n esta misa y en las demás de esta s e -mana y de las de pascua , solo se pone lo que es propio de cada una : lo que es c o m ú n á todas puede verse en el Ordinario de la Misa que está al fin.

    La misa es u n sacrificio incruento que se hace de nuestro Señor Jesucr i s to , bajo las especies de pan y v i n o , y que el sacerdote olrece al Eterno Padre. El m i s m o Hijo de. Dios v i v o , hecho h o m -bre , el m i s m o que nació de la V i r g e n María , el m i s m o que pendió y mur ió en la cruz por n u e s -tros pecados , el mismo que resucitó y subió á los

  • DE RAMOS. 33

    3

    me de las garras del leori, y de las asías de los unicornios á mi pobre alma.." '

    Salmo. Dios , Dios m i ó , mírame Señor: ¿ p o r q u e me has desamparado? Las voces de mis pecados alejan de ñií la salvación. Señor, no alejes 8cc. hasta el salmo. -

    Oremos. Omnipotente y siempre

    cielos,-.el mismo que está sentado á la diestra de Dios Padre ¡ese. njj.stno Señor es lá .en cuerpo , al-ma y divinidad en el augusto sacramento del a l -tar. Ante este inefable sacramento asisten llenos del mas profundo respeto los ángeles , los queru-bines y'-, serafines V t iemblan en la presencia del Señor ; de cielos' y tíejrrai Y ' t á pecador, '¿como' de-berás , pueft'/ asistir á leste ' tremendo, sacrificio JS ¡ A y dé tu tibieza,, ay .de tu indiferencia, .av¡.¿de tu iniquidad !-Mira ; ya que en. el -resto del aña lias venido como á insultar al Señor con tú p r e -s e n c i a e s t o s sbii días de propic iac ión , diás de. sa-lud : apirovéchate, acuérdate que esté mismo S e -nor que tienes delante , es el que ha de .venir l le-no de gloria y magestad á pedirte la m a s estrecha cuenta de todas tus acciones.

    http://ay.de

  • DOMIXfiO

    eterno Dios, guc:hiciste que. nuestro Salvador tomase, nuestra carne y pa -deciese muer te de cruz, para que los hombres tuviesen-un ejemplo de h u -mildad que imitar ; conce'denos p r o -picio que merezcamos ser enseñados con su paciencia , y participar de. su resurrección. Por el mismo Señor &LC>

    • tJÉCCIÓN"' ••••

  • DE RAMOS. 3Ü

    humil ló á sí mismo, haciéndose obe-diente hasta la m u e r t e , y muer te de cruz. Po r lo cual también Dios le en -salzó sobre todas las cosas 4 y le dio u n nombre superior .á todo nombre , á fin de que al nombre de Jesus (aquí se hinca de rodillas) i se doble toda rodilla, en el cielo y c a l a tierra y en el infierno; y toda lengua con-fiese que el Señor Jesucristo está en la gloria de Dios Padre (1) .

    ... Graduai. Cogiste mi mano derecha y me condujiste según tu voluntad, y me recibiste con gloria. ¡Cuan bondadoso es Dios para Israel, para los que tienen u n corazón rec to! Ko obstante , -ah mí me vacilaron IQS pies: á pique estuve de resbalar, porque me llené de celos, al contemplar, los

    (t) Asi lo habia amíncíado el Señor por bora «le Isáias (cap. /f5 , v. 24): Á m í se doblará' ;téfo rodi l la , y rué confesará toda lcrignav . ¡ .

  • "36 DOMINGO

    pecadores , y la paz ó prosperidad de qué gozan.

    Tracto. ¡ Oh. Dios m i ó , Dios mió, mí rame Señor! ¿Por qué me has des-amparado? y . Las voces de mis p e -cados alejan de mí la salvación. ^ . C l a -m a r é , Dios mió , durante el dia y no iné oirás , clamaré ele noche y no por mi culpa. T ú e m p e r o , habitas eú la santa morada, t ú , ó gloria dé I s -rael, y . - E n tí esperaron nuestros padres y t ú los libraste, y . A tí cla-maron y fueron puestos en salvó: con-fiaron en t í , y no se vieron confun-didos, y . Bien que yo soy un gusano

    •y no u n h o m b r e : el oprobio dé los hombres , y el desecho de la ' p l ebe , y . Todos los que meveiaf l se bur la -ban de mí con palabras, y moviendo la cabeza, y . Esperaba en el Señor (decían}, pues, que le l ibre , sálvele ya que le ama. y . Me miraron de hito en hito observándome con cuidado:

  • DE RAMOS. 37

    repartieron entre sí mis vestidos , y echaron suertes sobre mi túnica. 'j¡. Lí-brame de la boca del león, libra mi pobre alma de las astas de los unicor-nios. J(T. Vosotros los que teméis á Dios, alabadle, engrandccédle todos vo-sotros, descendientes de Jacob. ~j¡. La generación venidera será contada como del Señor; y los cielos anunciarán |la justicia de éste. Al pueblo que na-cerá y que formó el Señor.

    Lea el cristiano hoy y los demás dias la pasión del Señor, no distraido lijamente y como por curiosidad nada mas, sino coa grande recogimiento y devoción, interior, y esterior. Desgraciado de aquel á quien tía causen impresión las injurias y tormentos, que padeció nuestro amabilísimo Redentor: ¡ qué mal estado es. el de su alma! Hágante conocer, oh cristiano , la gravedad ele tus culpas, las muchas y dolorosísimas penas con que por ellas afligió el eterno Padre á su Hijo querido. Sean r i n motivo, un estí-mulo, tantos padecimientos para que aban-

  • 38 PASIÓN DE N . S. J . C.

    tlones esa sensualidad en que te hallas en-cenagado, esa soberbia, esa avaricia, esos rencores, esa envidia que te está consu-miendo. ¡ Infeliz de tí si desprecias los do-cumentos que te dio el Señor en su santí-sima pasión!

    PASIÓN

    DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO, SE-GÚN SAN MATEO, cap, 26 y 2 7 .

    E n aquel t iempo dijo Jesús á sus discípulos: bien sabéis que de aqui á dos días debe celebrarse la pascua, y que el Hijo del hombre será entrega-do á muer te de cruz. Al mismo t iem-po se juntaron los príncipes de los sa-cerdotes y los magistrados del pueblo en el palacio del sumo Pontífice, que se llamaba Caifas, y tuvieron consejo cómo hallar medio para apoderarse con maña de Jesús , y hacerle morir . Y de ; miedo de que se alborotara el pueblo decían; no conviene que se

  • SEGÚN S. M A T E O . ' . 39

    haga esto d a t a n t e la fiesta. Estando Jesús en Betania , en casa de Simón el leproso, sé llegó á él una muger con un vaso de alabastro, lleno de per-fume ó u n g ü e n t o de gran precio , y derramólo sobre la cabeza de Jesús, el cual estaba á la mesa. Algunos, de los discípulos al ver esto, lo llevaron muy á mal , diciendo: ¿á qué fin ése desperdicio, cuando se pudo esto ven-der en mucho precio , y darse á los po-bres? Lo cual entendiendo Jesús , les dijo: ¿ P o r q u é molestáis á esa muger , y reprobáis lo que hace; siendo buena, como Cs, la obra que ha hecho conmi -go ? Pues á los pobres los tenéis s iem-pre á mano ; mas á mí no me tenéis siempre. Y derramando ella sobre m i cuerpo este bá l samo, lo ha hecho co-mo para disponer de antemano mi se-pul tura . E n verdad os digo, que d o quiera que se predique este E v a n g e -lio , que lo sera tú todo el i n u n d o , se

  • 4A PASIÓN DE N . S... J . . C .

    celebrará también en memoria suya lo que acaba de hacer. Entonces J u -das Iscariote, uno de los doce, fue á verse con los príncipes de los sacer-dotes , y les dijo: ¿Qué queréis darme y yo le pondré en vuestras manos ? Y sé convinieron con él en treinta m o -nedas de plata. Y desde entonces an-daba buscando coyuntura favorable para hacer la traición. Instando el pr imer dia de Jos ácimos acudieron losidiscípulos á Jesús , y le pregunta-ron : ¿Dónde quieres que te disponga-mos la cena de la Pascua? Jesús les respondió: id á la ciudad en casa de tal per.sona , y dadle este recado: El Maestro dice: mi tiempo se acerca: voy á celebrar en tu casa la Pascua con mis discípulos. Hicieron pues, los discípulos lo que Jesús les ordenó, y prepararon lo necesario para la P a s -cua, Puesto ya el sol, púsose á la níesa con sus discípulos; y estando y a

  • .. SEGÚN S. M A T E O . ,, 4'

    comiendo, dijo: E n verdad os digo que uno de vosotros me liará traición. Y ellos, afligidos sobremanera, e m -pezaron cada uno de por sí á p r e g u n -tar: ¡Señor! ¿Soy acaso yo? y él en, respuesta dijo: El que mete conmigo la mano en el plato para mojar el pan, ese es el traidor. E n cuanto al Hijo del h o m b r e , él se marcha , conforme está escrito de él ; pero ¡ ay de aquel hombre por quien el Hijo del hombre será entregado: mejor le fuera no ha -ber jamas nacido! Y tomando la pa-labra J u d a s , que era el que le en t re -gaba, di jo: ¿Soy quizá yo , Maestro? Y respondió Jesús: tú lo has dicho, tú eres. Mientras estaban cenando, to -mó Jesús u n pan , y lo bendijo y par-tió y dióselo á sus discípulos diciendo: Tomad y comed ; este es mi cuerpo. Y tomando el cáliz dio gracias, le, bendijo, y dióselo diciendo: Bebed todos de é l ; porque esta es mi san-

  • 42 PASIÓN C E N . S. J . C.

    gre que será él sello del nuevo testa-mento , la cual será derramada por muchos para remisión de los pecados. Y os declaro que no beberé ya mas desde ahora de este fruto de la vid, hasta el dia en que beba con voso-tros el nuevo cáliz de delicias en el re ino de mi Padre . Y dicho el h im-no'¿fe acción de gracias, salieron h a -cia el monte de los olivos. E n t o n -ces diceles Jesús : Todos vosotros pa -deceréis escándalo por ocasión de m í esta noche , y me abandonareis. P o r cuanto está escr i to , heriré al pastor , y sé descarriarán las ovejas del rebaño. Mas en resuc i tando , yo iré delante de vosotros en Galilea, donde volvere á reunirá s. Ped ro re s -pondiendo le dijo: A u n cuándo todos se escandalicen por t u causa, nunca jamas me escándali ¿aré' 'yd,' ' ni te abandonare. Rep l i có le J e sús : Pues yo te asegura C J U toda verdad , que esta

  • SEGÚN S. M A T E O . 0

    misma n o c h e , antes que cante el gal lo , has de renegar de mí tres ve -ces. A lo que dijo Ped ro : A u n q u e me sea forzoso el morir cont igo , yo no te negare'. Eso mismo protestaron todos los discípulos. En t re tan to llegó Jesús con ellos á una granja llamada Gctsemaní , y les dijo: Sentaos aqu i mient ras yo voy mas allá, y hago oración. Y llevándose consigo á P e -d r o , y á los dos hijos del Zebedeo, Santiago y Juan, empezó á en t r i s te -cerse y á angustiarse. Y les dijo e n -tonces: Mi alma siente angustias mor -tales: aguardad aq-ii, y velad conmi -go. Y adelantándose algunos pasos se postró en tierra , caido sobre su ros -t r o , orando y dic iendo: Padre mió, si es posible, no me hagas beber este cáliz; pero no obstante, no se h á g a l o que yo qu ie ro , sino lo que tú . Vol -vió después á sus discípulos y los halló d u r m i e n d o ; y ! dijo á Pedro :

  • 44 P A S I Ó N . D E N . S. 3. C.

    '¿Es posible que no hayáis podido ve -lar una hora conmigo? Velad y orad para no caer en tentación. Que si bien el espíritu está p ron to , mas la carne es flaca. Volvióse de nuevo por segunda vez, y oró diciendo: Padre m i ó , si no puede pasar este cáliz sin que yo lo beba, hágase tu voluntad. D i o después otra vuelta y encontró-los dormidos, porque sus ojos estaban cargados de suerio. Y dejándolos, se retiró aun á orar por tercera vez r e -pitiendo las mismas palabras. E n se-guida volvió á sus discípulos, y les d i jo : Dormid ahora y descansad: he aqui que llegó ya la hora , y el Hijo del hombre luego va á ser entregado en manos de los pecadores. Ea levan-t aos , vamos de aijui: ya llega aquel que me ha de entregar . A u n no ha-bía acabado de decir es to , cuando llegó J u d a s , uno de los doce,, seguido de gran mul t i tud de gentes armadas

  • SEGÚN S. M A T E O . 4^

    con espadas y con palos, que veniafl enviadas por los príncipes de los sa-cerdotes y de los ancianos ó senadores del pueblo. El traidor les babia dado esta sería: Aquel á quien yo besare, ese es; aseguradlo. Arrimáiidose pues luego á Jesús , dijo: Dios te guarde, Maes t ro ; y le besó. Dijo!e Jesús : Oh a m i g o , ; ¿á que' has venido aqui i J L le-gáronse'entonces los demás y echaron la mano á Jesús y le prendieron. Y be aqui que uno de los que' estaban con J e s ú s , t irando 'de la espada, h i -rió á un criado del príncipe de los sacerdotes, cortándole uña Oreja.En-tonces Jesús le dijo: Vuelve tu espada á la vaina, porque todos los que se sirvieren de la espada por su propia •'autoridad, 'á"espada morirán. ¿ P i e n -sas que 'no puedo acudir á mi Padre , y pondrá en el momento á mi 'd ispo-sicion mas de doce legiones de ánge-les? Mas ¿cómo se cumplirán las es-

  • 46 PASIÓN DE N . S. J . C .

    e n t u r a s , según las cuales conviene que suceda asi? E n aquella hora dijo Jesús á aquel tropel de geni es : Como contra unr ladrón: o asesino habéis sa-lido con espadas y palos á prenderme: cada dia estaba sentarlo entre -vosotros enseñando en el t emplo , y nunca me prendisteis. Verdad es que todo, esto ha sucedido para que se cumplan las escrituras de los profetas.. Entonces todos los discípulos abandonándole, se huyeron. Y .los que prendieron ;á J e s ú s , le condujeron.á casa de.Caifas, que era sumo, Pontífice en aquel año, donde los escribas, y los ancianos .es-taban congregrados. Y; Pedro le iba •Siguiendo de íejos basta llegar al pa -lacio del sumo Pontífice. Y habiendo en t rado , se estaba sentado con los sir-vientes para ver él paradero de todo eslo.: Los príncipes pues de.l,os sacer-dotes y todo el concilio andaban b u s -cando algún falso testimonio contra

  • SEGÚN S. M A T E O . /\7

    J e s ú s , para condenarle á muer te : y no le .hallaban suficiente para esto: como quiera que muchos falsos testi-gos se hubiesen presentado. Por ú l t i -mo aparecieron dos; falsos testigos ,: y dijeron;; éste dijo: yp : puedo ; des t ru i r el templo. : de Dios y ¡reedificarlo cu tres días. Entonces , .poniéndose, en pie el sumo Sacerdote, ; le; ¡dijo:;¡-¿¡No respondes, nada á lo /que deponen es,-tos contra .tí ? Pe ro . J;osus .pprman.ecia en silencio. Y . di jóle el.:(sujaao Sacer-dotq: Yo, te conjupo; d e ; parte ¡de .Dios vivo, que nos digas si.tú eres ,e l ,pr is -to ,á,~Mcsiqs:, el Hijo, de. D¡QS; Res-! pondióle.'..Jesús:: tullo-,has. dicho: yo soy. Y, aun -os declaro que veréis des-pués á.este Hijo del hombre que te-néis delante, sentado á la diestra de la magcstad de Dios , venir sobre las nubes del cielo. A tal respuesta el s u -mo. Sacerdote rasgó sus vestiduras di-ciendo; Blasfemado ha : ¿ qué necesi-

  • 48 PASIÓN DE N . S . J . C .

    dad tenemos ya de testigos ? Vosotros mismos acabáis de oir la blasfemia con que se hace Hijo de Dios: ¿ Qué os parece? Á lo que respondieron ellos diciendo: Íleo es de muer te . Luego empezaron a escupirle en la cara , y maltratarle á puñadas ; y otros, después de haberle vendado los ojos, le daban bofetadas , diciendo: Cristo profetízanos , adivina ¿quién es el que te ha herido? Mientras tanto P e d r o estaba sentado fuera en el a t r io ; y arr imándose ' á él una criada , le dijo: También t ú andabas con Jesús el Ga-lileo. Pero él lo negó en presencia de todos diciendo: Yo río sé de que te hablas. Y saliendo él a l p ó r t i c o , le miró otra criada, y dijo á los que alli estaban: éste también se hallaba con Jesús Nazareno. Y negó segunda vez afirmando con ju ramen to : no conozco tal hombre . Poco después se acerca-ron los circunstantes, y dijeron á P e -

  • S E G Ú N S. M A T E O . 49

    d r o : Seguramente eres t ú también de ellos , porque t u misma habla de ga-lileo te descubre. Entonces empezó á echarse sobre sí imprecaciones y á ju-rar que no habia conocido tal h o m -bre . Y al momento cantó el gallo. Con lo que se acordó Pedro de la pro-posición que Jesús le habia dicho: Antes de cantar el gallo renegarás de mí tres veces. Y saliéndose afue-ra , lloró amargamente . Venida la ma-ñana , todos los príncipes de los sa-cerdotes y los ancianos del pueblo t u -vieron consejo contra Jesús para h a -cerle morir . Y declarándole reo de muerte, le condujeron atado , y en-tregaron al Presidente ó Gobernador Poncio Pilato. Entonces J u d a s , el que le había en t regado, viendo á J e -sús sentenciado, arrepentido de lo he-cho , restituyó las treinta monedas de plata á los príncipes de los sacerdotes y á los ancianos, diciendo: Yo he pe-

  • 50 PASIÓN DE N. S. .1. C .

    cado , pues he vendido fa sangre ino-cente. A lo que dijeron ellos: ¿A n o -sotros qué nos importa? Alia te las hayas. Mas é l , arrojando el dinero en el templo, se fue; y echándose un lazo, desesperado, se ahorcó. Pero los príncipes de los sacerdotes, recogidas las monedas , dijeron: No es lícito meterlas en el tesoro del templo, sien••• d o , como son , precio de sangre , y habiéndolo tratado en consejo ,• com-praron con ellas el campo de u n a l -farero para sepultura de los extran-jeros. Por lo cual se llamó dicho cam-po Hacéldama, esto es , campo de san-gre , y asi se llama hoy dia. Con lo que vino á cumplirse loque predijo el profeta Je remías , que dice: 'Recibido han las treinta monedas de piala, precio del puesto en venta , según que fue valuado por los hijos de Israel; y empleáronlas en la compra del cam-po de u n alfarero, como me lo orde-

  • SEGÚN S. MATEO. 5 1

    no el Sefi'or. Fue, pues, Jesús presen-lado ante el presidente , y el pres i -dente le interrogó diciendo : ¿Eres tú el Rey de los Judíos ? Respondióle J e sús : T ú lo dices: lo soy. Y por mas que le acusaban los príncipes de los sacerdotes y los ancianos , nada respondia. Por lo que Pilato le dijo: ¿No oyes de cuantas maneras te acu-san ? Pero él á nada contestó de cnan-to le dijo; por manera que el presi -dente quedó en estremo maravillado. Acostumbraba el presidente conceder por razón de la fiesta de la Pascua, la libertad de u n reo á elección del pueblo , y teniendo á la sazón en la cárcel á uno muy famoso, llamado Barrabás , preguntó Pilato á los que habían concurrido: ;A quién queréis que os suelte, á Barrabás , ó á Jesús que es llamado el Cristo ó Mesías? Por -que sabia bien que se lo habían e n -tregado los príncipes de los sacerdotes

  • 52 PASIÓN DE N . S. J . C .

    por envidia. Y estando él sentado en su t r ibunal le envió á decir su m u -ger : JNo te mezcles en las cosas de ese justo, porque son muchas las congo-jas que hoy he padecido en sueños por su causa. Entre tanto los p r ínc i -pes de los sacerdotes y los ancianos indujeron al pueblo á que pidiesen la libertad de Barrabás y la muerte de Jesús . Asi es que preguntándoles el presidente otra vez, y diciendo: ¿A quién de los dos queréis que os sue l -te ? respondieron ellos: á Barrabás. Replicóles Pilato : ¿Pues qué he de hacer de Jesús llamado el Cristo ? D i -cen todos: Sea crucificado. Y el p r e -sidente: Pero ¿qué mal ha hecho? Mas ellos comenzaron á gri tar d i -ciendo : sea crucificado. Con lo que viendo Pilato que nada adelantaba, antes bien , que cada vez crecía el t u m u l t o , mandando traer a g u a , se lavó las manos á vista del pueblo , d i -

  • SEGÚN S. M A T E O . 53

    ciendo: Inocente soy yo de la sangre de este jus to : allá os lo veáis voso-tros. A lo cual respondiendo todo el pueb lo , di jo: Recaiga su sangre so-bre nosotros , y sobre nuestros hijos. Entonces les solió á Bar rabás ; y a Jesús después de haberle hecho azo-tar , le entregó en sus manos para que fuese crucificado. E n seguida los sol-dados del presidente, cogiendo á J e -sús , y poniéndole en el pórtico del pretorio ó palacio de Pilato, jun ta-ron al rededor de él la cohorte ó com-pañía toda entera , y desnudándole le cubrieron con u n manto de grana; y entretegiendo una corona de espi-nas , se la pusieron sobre la cabeza, y una caña por cetro en su mano d e -recha ; y con la rodilla hincada en ¡ier-ra , le escarnecían' diciendo: l)io> le salve Rey de los Judíos . Ye.-cupién do l é , tomaban la cana, y le herían en la cabeza. Y después que asi se

  • 54. PASIÓN DE N. S. J . C.

    mofaron de él, le qui taron el manto; y habiéndole puesto otra vez sus p ro -pios vestidos, le sacaron á crucificar. Al salir de la ciudad, encontraron u n hombre natural de Girene, l lamado Simón, al cual obligaron á que cargase con la cruz de Jesús. Y llegados al lugar que se llama Gólgota , esto es, lugar del calvario ó de las calaveras^ alli le dieron á beber vino mezclado con h ié l ; mas él habiéndolo probado no quiso beberlo. Después que le h u -bieron crucificado, repartieron entre sí sus vestidos, echando suertes. Con esto se cumplió la profecía que dice: Repart ieron entre sí mis vestidos, y sortearon mi túnica. Y sentándose junio á él, le guardaban. Pusiéronle también sobre la cabeza estas palabras que denotaban la causa de su conde-nación: Este es Jesús el rey de los judíos. Al mismo tiempo, fueron c ru -cificados con él dos ladrones, uno á

  • sanen £.• M A T E O . oa ]tr -diestra y otro á la siniestra. Y los que pasaban por allí, le blasfemaban y escarnecían, meneando la cabeza, y diciendo: Ola, tú que derribas el tem-plo de Dios y en tres dias le reedifi-cas, sálvate á tí mismo: si eres el Hijo de Dios, desciende dé la cruz. Be la misma manera , también los príncipes de los sacerdotes, á una con los es-cribas y los ancianos, insultándole de -cían: Á otros ha salvado, y no puede salvarse á sí mismo : si es el Rey dé Israel, baje ahora de la c ruz , y c r e -eremos en él. El pone su confianza en Dios : pues si Dios le ama íanfo, líbrele ahora, ya que él mismo decia: Yo soy el Hijo de Dios. Y eso mismo le echaban en cara aun los ladrones que estaban crucificados en su com-pañía, Mas desde la hora sesta hasta la hora de nona , quedó toda la (ierra cubierta de tinieblas. Y cerca de la liora nona esclamó Jesús con una gran-

  • 56 P A 3 I 0 N DE N . S . J . C .

    voz, diciendo: E l i , E l i , ¿Lamina Sa-bacthaní? esto es, Dios m i ó , Dios mió , ¿ p o r q u é me has desamparado? Lo que oyendo algunos de los c i rcuns-tantes , decian: A Elias llama éste. Y luego corriendo uno de ellos, tomó una esponja, empapóla en v inagre , y puesta en la punta de una caña, dá -ñasela á chupar . Los otros decian: D e -jad , veamos si viene Elias á librarle. Entonces Jesús , clamando de nuevo con una voz grande y sonora, entregó su espíritu (Aquí se pone de rodillast y se hace una breve pausa}. Y al m o -mento el velo del templo se rasgó en dos partes de alto abajo , y la t ierra t embló , y se part ieron las piedras , y los sepulcros se abrieron, y los cuerpos de muchos santos que habían m u e r -t o , resucitaron. Y saliendo de los se-pulcros después de la resurrección de Jesús , vinieron á la Ciudad santa , y se aparecieron á muchos. En t r e lauto

  • SEGÚN S. 3 I A T E 0 . 57

    el centurión , y los que con él esta-ban guardando á J e sús , visto el ter-remoto , y las cosas que sucedían, se l lenaron de grande temor , y decían: Verdaderamente que este hombre era Hijo de Dios. Estaban también allí á lo lejos muchas mugeres , que habían seguido á Jesús desde Galilea para cuidar de su asistencia : de las cuales eran María Magdalena, y María m a -dre de Santiago y de José , y la m a -dre de los hijos de Zebedeo. Siendo ya t a rde , compareció un hombre rico, natural de Ar imatca , llamado José, el cual era también discípulo de J e -sús. Este se presentó á P i l a to , y le pidió el cuerpo de Jesús , el cual man-dó Pilato que se le entregase. José, p u e s , tomando el cuerpo de Jesús, envolviólo en una sábana limpia', y lo colocó en u n sepulcro que había hecho abrir en u n a p e ñ a , y no habia servido todavía: y arr imando una gran

  • 58 d o m i n g o d e b a m o s

    piedraj cerró la boca del sepulcro y fuese. Estaban .allí María Magdalena y la otra María sentadas enfrente del sepulcro.

    Él Diácono canta en tono ¿te Evan-gelio lo

  • A MISA. 59

    eso yendo allá, aseguraron bien el se-pu lc ro , sellando la p iedra , y ponien-do guardas de vista. '•

    Después se canta el Credo, y con-cluido sigue el

    Ofertorio. Mi corazón aguardó siem-pre el improperio y la miseria: y aguardé á que alguno se compadecie-se de m í , y no hubo n inguno que lo hiciese: busqué quien me consolase, y no le hallé. Me dieron hiél á comer, y teniendo sed me dieron á beber vi-nagre .

    Oración secreta. Te pedimos, Se-ño r , nos concedas que el don que se ha ofrecido ante los ojos de tu M a -geslad nos alcance la gracia de la de-voción, y nos adquiera el efecto de una feliz eternidad. Por nuestro Se-ñor Jesucristo que contigo &c.

  • 60 DOMINGO DE RAMOS

    P R E F A C I O .

    S. Po r todos los siglos de los s i -glos. R. Amen. S. El Señor sea con vosotros. R. Y con tu espíritu. S. E l e -vad los corazones. R. Los tenemos elevados hacia el Señor. S. Demos gracias á Dios nuestro Señor. R. Dig-no y justo es. S. Verdaderamente es digno y jus to , puesto en razón y sa-ludable , que te demos gracias siem-pre y en todas par tes , Señor santo, Padre todopoderoso, Dios eterno. Que pusiste en el madero de la cruz la sal-vación del linage h u m a n o , para que donde tenia su origen la muerte , lo tuviese también la vida; y para que el que vencía por u n leño , fuese vencido también en u n leño por Cristo n u e s -t ro Señor. Por el cual alaban á tu Magestad los ángeles , le adoran las Dominaciones , t iemblan las potesta-des. Los cielos y las vir tudes de los

  • A MISA. 61

    cíelos, y los bienaventurados serafi-nes le celebran unidos con alegría. Con cuyos cánticos te suplicamos m a n -des que sean recibidas nuestras a la -banzas, con las cuales te l lamamos, y confesamos humi ldemente que eres

    Santo , Santo , San to , Señor Dios de los ejércitos. Llenos están de tu gloria los cielos y la tierra. Hosanna en las alturas. Bendito sea el que vie-ne en el nombre del Señor. Hosanna en las al turas.

    En todo el tiempo que dura el Canon , el cual puede verse en el Ordinario de la. mi-sa, y hasta que acaba de consumir el sa-cerdote, debe considerar el cristiano con el mas profundo recogimiento la dignación asombrosa de nuestro Dios, que se entrega todo al hombre en cuerpo , alma y divini-dad : debe comulgar cspiritualmente con el sacerdote , pidiendo muy de veras al Se-ñor misericordia por los pecados cometi-dos, y su divina gracia para no volver á ofenderle.

  • 62 LUNES

    Comunión. P a d r e , si no puede pasar este cáliz sin que yo le beba, hágase t u voluntad.

    Poscomunión. Por la vir tud de este misterio sean, Señor , borrados nues-tros vicios y cumplidos nuestros jus -tos deseos. Por nuestro Señor 8cc.

    G G S G G S G e S e ^ S S G G S S G G G G G G G G G G ® ©

    Empieza hoy, oh cristiano, á considerar todo lo que padeció nuestro benignísimo Redentor por librarnos de la esclavitud del pecado y del demonio. Aprovecha estos san-tos dias: mira que acaso serán los últimos d.e tu vida: ¿Sabes tú si vivirás el año que viene? ¿Sabes tú si vivirás dentro de ocho dias? ¡Cuan ciegos somos, cuan insensatos! ¡Cuántos están ahora mismo llorando con lá-grimas de sangre en la eternidad esta mis-

  • SANTO. 63

    ma indiferencia con que nosotros miramos nuestra salvación! Mira no seas tú uno de ellos dentro de poco. Aun tienes tiempo:.el Señor te está convidando: rompe las ligadu-ras del vicio que te están sujetando y d e -teniendo: acércate al Señor: llega, con^ templa en estos dias de propiciación tus enormes culpas y la inagotable misericor-dia de tu Dios. Estas consideraciones te mo-verán á un sincero arrepentimiento: bien lo necesitas: si no te arrepientes, -¡desgra-ciado de ti!

    Considera, pues, qué tormentos tan gran-des no tenia que padecer por nosotros el inocente Jesús, cuando solo con represen-társelos le hicieron sudar gotas de sangre; y cuando á pesar del intensísimo amor que tiene á los .hombres, pidió por tres veces a su Eterno Padre que le librase de tanto padecer, si era posible. Tu ingrat i tud, y la. mia y la de tantos y tantos hombres a u m e n -taba imponderablemente la fuerza de los tormentos que le esperaban: la ingrati tud del linage h u m a n o , la desgracia eterna de los ingratos, el poco fruto que preveía de su pasión y de su muer t e , juntamente con lo horrible de las ponas que le estaban prepa-

  • 64 1UNES

    radas, de tal manera oprimieron su cora-zón, que le hicieron sudar sangre. Su tr is-teza era mortal , semejante á la agonía de una muerte dolorosísima. ¿Y tú cristiano, te entregas con esa fuerza al regalo y á los placeres criminales? S í : tu Dios, es m u y misericordioso, todos lo sabemos; pero también es justo. ¿Qué prueba mayor pue-de darte de su misericordia, que padecer por tí una pena tan aguda que le hace su -dar sangre? ¿Qué mayor prueba de su m i -sericordia , y de la intensión con que te a m a , que aquella conformidad con que se resigna en la voluntad de su Padre? u C o n todo , Padre m i ó , le dice, no se haga mi voluntad sino la t u y a . " Mas si tú te obs-tinas en tu rebeldía, si te obstinas en desoir sus amorosos llamamientos, si te obstinas en ofenderle y mas ofenderle; teme, teme infe-liz, su justicia: id, malditos al fuego eterno

  • A MISA. 65.

    habían dormido oprimidos de tristeza: le-vántate y sigúele: sigúele en toda su pasión, áiguc los ejemplos que te d i o ; para que re-sucitando de la muerte del pecado á la vida de la gracia , subas también á los cielos, donde lleno de gozo, le veas sentado á la diestra de su Padre, y seas feliz por toda una eternidad.

    Á M I S A .

    Introito. J u z g a , Señor, á los que me dañan; derrota á los que comba-ten contra m í : toma las armas y el escudo, y levántate en mi defensa, Señor , en en y a fuerza está puesta mi salud.

    Salmo. Esgr ime la espada, y aco-mete á los que me pers iguen: di á mi alma : Yo soy tu Salvador.

    Juzga Señor &c. hasta el salmo.

    Oración. ¡ O h Dios todopoderoso! Suplicárnoste nos concedas que Jos que desfallecemos por nuestra íla-

    5

  • 66 L U N E S SANTO

    qüeza entre tantas adversidades, ' r e s -piremos por los me'ritos de la pasión de tu unigéni to Hijo. Que contigo 8cc.

    ORACIÓN POR LA IGLESIA, CONTRA

    LOS QUE LA PERSIGUEN.

    Rogárnoste, Señor, que oigas apla-cado las siíplicas de tu Iglesia, para que desapareciendo todas las adversi-dades y todos los errores, le sirva con libertad y seguridad. Por nues t ro Se -ñor «Ser.

    ORACIÓN POR EL PADRE SANTO.

    Dios , Pastor y rector de todos los fieles, mira propicio á tu siervo IN., quien quisiste que presidiese á tu Igle-sia como Pastor : y concédele, te p e -d imos , que edifique con obras y pa -labras á los que pres ide, de modo que llegue á la vida sempiterna j un -tamente con el rebaño que le has confiad!». Por núésírb Señor &c.

  • A M I S A . 67

    LECCIÓN BEL PROFETA ISAÍAS, C. 5 0 .

    E n aquellos días: dijo Isaías: El Señor Dios me abrió los oidos, y yo no me resistí: no me volví airas. E n -tregué mi cuerpo a los que me go l -peaban, y mis mejillas á los que me herían: no aparté mi rostro de los que me increpaban y escupian. E l Señor Dios es mi protector: por eso no he sido confundido: por eso p r e -senté mi rostro ú los golpes como tina piedra dur ís ima, y sé que ñó quedare avergonzado. 1 Cerca de mí está él que me justifica, ¿quién sé me opondrá? presentémonos juntos ch juicio: ¿quién es mi adversario? acerqúese á mí . Sabed que el Señor Dioses quien me ausilia: ¿ q u i é n e s él que nie condenará? Ciertamente que todos mis contrarios serán Consu-midos corrió úñ vestido: la polilla los

  • 68 L U N E S SANTO

    comerá. ¿ Quie'n de vosotros es el que teme á Dios y oye la voz de su sier-vo? El que anduvo en t inieblas, y no tiene luz , espere en el nombre del Señor , y apóyese en su Dios.

    Gradual. Levántate, Señor, y júz-g a m e ; Dios m i ó , y Señor mió , toma á tu cargo mi causa, y. Esgr ime la espada, y acomete á los que me per -siguen.

    Tracto. No nos trates, Señor, según merecen los pecados que hemos co-me t ido , n i según nuestras in iquida-des, y. No te acuerdes, Señor, de nuestras ant iguas maldades: vengan pronto para nosotros tus misericor-dias, po rque mucho las necesitamos. (Aquí se pone de rodillas), y. Ayúda-nos , Dios Salvador nuestro; y por la gloria de t u nombre l íbranos , Señor, y perdónanos nuestros pecados por tu santo nombre .

    Evangelio. Lo que sigue del santo

  • A' MISA. 69 Evangelio según- san J u a n , cap. 12.

    Seis dias antes de la pascua volvió Jesús á Belania, donde Lázaro habia muer to , á quien Jesús resucitó. Aqui le dispusieron una cena. Marta servia; y Lázaro era uno de los que estaban á la mesa con el. Y María tomó una libra de ungüen to ó perfume de nardo puro y de gran precio, y derramóle sobre los pies de J e sús , y los enjugó con sus cabellos, y se lleno la casa de la fragancia del perfume. Por lo cual Judas Iscariote , uno de sus discípu-los, aquel que le habia de entregar, dijo: ¿Por qué no se ha vendido este perfume por trescientos denarios, para limosna de los pobres? Eso dijo, no porque él pasase a lgún cuidado dé los pobres, sino porque era ladrón raíerot y teniendo la bolsa, llevaba ó defrau-daba el dinero que se echaba en ella. Pero Jesús respondió: dejadla qué lo emplee para hwirañ-'&e-' 'arttwMri& el

  • 70 L U 5 E S SANTO

    «lia de mi sepultura. Pues en cuanto á los pobres los tenéis siempre con vosotros; pero á mí no me tenéis siempre. Ent re tanto una gran m u l t i -tud de judíos, luego que supieron que Jesús estaba alli, vinieron no solo por Jesús , sino también por ver á Lázaro, á cjuien había resucitado de entre los muertos.

    Ofertorio. L íb rame , Señor, de mis enemigos: á. tí me he acogido: ensé-ñame á hacer tu voluntad, porque t u eres mi Dios.

    Oración secreta. Haz, Dios o m n i -potente, que estos sacrificios, después de habernos limpiado con su pode-rosa v i r t ud , nos hagan llegar mas puros á su principio. P o r nuestro Señor &c. : • ;

    • Otra oración secreta por la Iglesia, emir a los tjue la. persiguen.

    • Bro lege , Seítor, á los q u e servimos

  • A MISA. 71

    á tus misterios, para que adheridos á las cosas divinas te prestemos home-nages con el alma y con el cuerpo. Por nuestro Señor &c.

    Otra por el Sumo Pontífice.

    Suplicárnoste, Señor , que te apla-ques con los dones que te ofrecemos: y dígnate dirigir con una constante protección á tu siervo N . , quien qui -siste que presidiese á tu Iglesia corno su pastor. Po r nuestro Señor 8cc.

    El Prefacio como en la página 6 0 , y lo mismo todo lo demás hasta la comunicanda.

    Mientras dura el Canon de la misa debe el cristiano repasar cuidadosamente su con-ciencia; y si se halla manchado con algún pecado mortal, considerar que está delante de su juez, que en virtud de las palabras del sacerdote está vivo, y en cuerpo, alma y divinidad en el augusto Sacramento: qu£ desde sdli. lo mismü; que desde el eiehj está

  • 72 LUNES SANTO

    Tiendo, ¡ oh cristiano! la fealdad de tu al-riía, te está condenando con severidad, si no te vuelves á é l : pero es misericordioso sin límites; no dejará de perdonarte , si de-testas sinceramente tus cidpas. Aviva, pues, tu fé:- mírale con los ojos de tu alma de -lante de t í , y pídele con todo fervor que te dé los ausilios de su divina gracia para sa-lir de ese infeliz estado de pecado. Si tie¿ lies la fortuna de considerarte limpio en su presencia , con todo pídele muy de veras «pie también te limpie de los pecados ocul T tos , y que si efectivamente estás en su d i -vina gracia , le conceda perseverar en ella hasta la muerte.-Adórale con toda tu alma .en ese inefable misterio de amor : no ceses de darle gracias por su bondad y miseri-cordia infinitas: detesta tus culpas, y for-ma un propósito firme de no ofender jamas á un Dios tan bueno.

    Comunión. Avergüénzense y teman los que se congratulan por mis m a -les: llénense de confusión y temor los que hablan mal ignamente contra m í .

    Poscomunión. Dennos , Señor, tus

  • A MISA. !73

    cosas santas u n fervor d iv ino , con el cual disfrutemos sus efectos, y nos alegremos de haberlas recibido. P o r nuestro Señor &c.

    Otra por la Iglesia contra sus per-seguidores.

    Suplicárnoste, Señor , Dios nues -t ro , no permitas que opriman los pe-ligros humanos á los que concedes; alegrarse con la participación de las cosas divinas. Por nues t ro Señor Scc.

    Otra por el Papa.

    Pedírnoste, Señor , que nos proteja la comunión de este divino Sacramen-t o , y que á tu siervo 1N. quien q u i -siste que presidiese á' tu Iglesia como su Pas tor , le salve siempre y forta-lezca juntamente con el rebaño que le ha sido encomendado. Por nuestro Señor &c> : '

  • 74 . M A R T E S

    AL PUEBLO.

    Oremos. Humil lad vuestras cabezas á Dios.

    Ayúdanos, ob Dios, Salvador nues-t ro : y concédenos que celebremos g o -zosos la memoria de los beneficios, con que te dignaste repararnos. P o r nuestro Señor

  • SANTO. 75

    coroso. Grande, muy grande fue la maldad, de Judas; pero no es pequeña la tuya. T a m -bién tú vendes á t u Dios: vendes á tu her -mano , vendes á un h o m b r e , y lo que h a -gas con el mas pequeño de los hombres, lo haces con el mismo Dios • el Señor lo ha dicho. Pero tú sigues el perverso ejemplo que te dio Judas, y no sigues los que te dio en esta ocasión el inocentísimo y san-tísimo Jesús. " A m i g o , ¿ á qué has ve-nido? ¿Con un ósculo entregas al Hijo del h o m b r e ? " dijo el Señor con la m a -yor mansedumbre á su ingrato y desleal discípulo. Sí, Jesús mió: amigos vuestros queréis que sean todos los hombres, a u n los traidores y perversos: solo queréis que abandonen su perversidad, solo esto espe-ráis para recibirlos en vuestra amistad. Je-sús, Dios verdadero, Hijo unigénito de Dios Padre , perdona y llama al hombre , inscciillo- miserable , que l e b a ofendido, que le ha vendido: convida con su amistad a un malvado que honrado y acariciado mucho tiempo por el mismo Señor, le en -trega vilmente á sus mas encarnizados ene-migos : y el hombre no quiere perdonar á otro hombre hermano suyo; conserva siem-

  • 76 M A R T E S SANTO

    pre en su corazón la ofensa mas leve, huye de el que le ha ofendido, le odia, y se venga. ¡Qué monstruosidad!

    Considera como aquella turba de hom-bres obcecados, injustos y crueles, se apo-dera del Señor, le ata, y le conduce como á un ladrón, como á un facineroso. Mira á tu Dios ante un juez inicuo; abofeteado por un ministro, ferozmente insultado y es-carnecido; mira como le llevan atado por aquellas calles de casa en casa, hecho un objeto de burla, de escarnio, y de los ma-yores insultos: pero detente: observa y con-sidera la paciencia y la humildad del Se-ñor, y compárate tú con él. ¡Qué paralelo! Considera ese ejemplar, contémplate á tí mismo, y reflexiona. Tu Dios humillado ante sus criaturas , y tú ensoberbecido en-tre tus iguales: tu Dios atormentado y an-gustiado con la mas cruel amargura, y tú embriagado de placeres y delicias : tu Dios, ó callando con el mayor sufrimiento, ó hablando con la mayor afabilidad á los sa-yones que le maltratan , y tú descompo-niéndote hasta la locura v el escándalo por tina palabrita, por una ofensa tal vez ima-ginaria. ¡Que contraste! Pero si de c s t a 9

  • A' MISA. 77 reflexiones no sacas fruto n i n g u n o , ó si es un fruto pasagero y momentáneo; quita, aparta, que tú también te unes con los ju-díos para atormentar á tu Dios. ¡Oh benig-nísimo Jesús, olí amantísimo Redentor mío! No me niegues, Señor, los ausilios de tu divina gracia , para que me sirvan de un provecho espiritual estas piadosas con-sideraciones.

    Á M I S A .

    Introito. Pero nosotros debemos gloriarnos en la cruz de nuestro Se-ñor Jesucristo, en el cual está n u e s -tra salud, nuestra vida y resurrección; y el cual nos ha salvado y l ibertado.

    Salino. Dios tenga misericordia de nosotros y nos bendiga: haga que res-plandezca en nosotros la luz de su ros t ro , y se apiade de nosotros. Pero nosotros «Scc. Hasta el salmo.

    Oración. Concédenos, omnipotente y eterno Dios , que celebremos los misterios de la pasión del Señor , de

  • 7 8 MARTES SANTO

    naódó que merezcamos él perdón dé nuestros pecados. P o r el mismo Se-ñor & . C .

    Otra oración , ó por Ja Iglesia con-tra sus perseguidores, ó por el sumo Pontífice, como en la misa del lunes, pág. 66.

    LECCIÓN

    SEL PROFETA JEREMÍAS, c. 1 1 .

    - E n aquellos dias, dijo Jeremías : tú, Señor, me lo hiciste ver, y lo conocí: t ú me mostraste entonces sus depra-vados designios. Y yo ¿ra como u n nianso cordero que es llevado al sa-crificio; y no había advertido que ellos habían maquinado contra mí d i -ciendo : E a , démosle el leño en lugar de pan (1) , y esterminémoslc de la

    ( 1 ) Quizá esta espresion está lomada del uso ant iguo de llevar un pan grande el que. peregr i -naba. Solian hacer en nle.dio un agujero , y pasar

  • Á ¡MISA. 79

    tierra de los vivientes; y no quede ya mas memoria de su nombre . Pero t ú , ob Señor de los eje'rcitos, que juzgas con justicia y escudriñas los corazo-nes y los afectos, tú barás que yo te vea tomar venganza de ellos; puesto que en tus manos puse mi causa.

    Gradual. Pero yo cuando me afli^ giarii me vestia de cilicio; humil laba mi alma con el ayurto, y no cesaba de orar en mi corazón, y. J u z g a , oh Señor, á los que me hacen daño; d e r -rota á los que combaten contra mí: toma las armas y el escudo, y leván-tate á defenderme.

    un bastón por él', para l levarle as! en el hombro; ceremonia que se hacia al desterrar á alguno. Otros traducen. Echárnosle el leño de veneno en su pan. O démosle el leño, esto es , el paiibulow til lugar dé pan.

  • 80 PASIÓN DE N . S. .T. C.

    PASIÓN

    DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SE-* • GUN SAN MARCOS, cap. )í y 15.

    E n aquel t iempo, dos días después era la Pascua, cuando comienzan los ázimos, y los príncipes de los sacer-dotes, y los escribas, andaban t razan-do como prender á Jesús con engaño, y quitarle la vida. Mas no ha de ser, dec ian , en Ja fiesta, porque no se amotine el pueblo. Hallándose Jesús algunos días antes en Betania, en ca-sa de Simón el leproso: estando á la mesa, entró una muger con u n vaso de alabastro, lleno de un ungüento ó perfume, hecho dé l a espiga del nardo, de mucho precio, y quebrando el va-so, derramó el bálsamo sobre la cabe-za de Jesús. Algunos de los presentes irritados interiormente, decian: ¿ A que' fin desperdiciar ese per fume, sien-

  • SlíGL'N'-S. ' MARCOS. 81

    do asi que se podia vender en mas de trescientos denar ios , y dar el dinero á los pobres? Con cuyo motivo bra-' ruaban contra ella. Mas .lesus les dijo: Dejadla en paz: ¿por que la molestáis? La obra que ha hecho conmigo es buena y loable; pues que á los p o -bres los tenéis siempre con vosotros, y podéis hacerles bien cuando quis ie-reis , mas á mí no me tendréis s iem-pre. Ella ha hecho cuanto estaba en su m a n o : se ha anticipado á embal-samar mi cuerpo para la sepultura, y hacerme en vida este honor. E n ver-dad os d igo , que do quiera que se predicare este Evangelio por todo el m u n d o , se contará también en m e -moria ó alabanza de esta muger lo que acababa de hacer. Entonces J u -das Iscariote, uno de los doce, salió á verse con los sumos sacerdotes, para entregarles á Jesús. Los cuales cuando le oyeron , se -holgaron m u c h o , y

    Ó

  • 82 PASIÓN B E N . S. J . C .

    prometieron darle dinero. Y él ya no buscaba sino ocasión oportuna para entregarle. El pr imer d ia , pues , de los ázimos , en que sacrificaban el cor-dero Pascua l , dicen los discípulos: ¿Dónde quieres que vayamos á prepa-rarte la cena de la Pascua? Y Jesús envió á Jerusalen á dos de ellos, d i -ciéndoles: Id a la c iudad, y.encontra-reis u n hombre que lleva un cántaro de agua : seguidle, y en donde quiera que entrare , decid al amo de la casa: El Maestro os envía á decir: ¿dónde está la sala en que he de celebrar la cena dé la Pascua con mis discípulos? Y él os mostrará una pieza de comer, g rande , bien moblada: preparadnos alli todo lo necesario. F u e r o n , pues, los discípulos , y llegando ala ciudad, hallaron todo lo quedes había dicho, y dispusieron las cosas para la Pascua. Puesto ya el sol, fue Jesús allá con los doce. Y estando á la mesa y o-

  • SEGÚN S. MARCOS. 83

    niiendo, dijo Jesús : E n verdad os di-g o , que uno de vosotros que come conmigo, me hará traición. Comen-zaron entonces ellos á contristarse, y á decirle uno después de otro: ¿Seré yo acaso, Señor? El les respondió: Es uno de los doce, u n o que mete con-migo la mano ó moja en u n mismo plato. Verdad es que el Hijo del hom-bre se va ó camina á su jin, como está escrito de é l : ¡ pero ay de aquel hombre por quien el Hijo del hombre será entregado á la muerte! Mejor se-ria para el tal hombre el no haber nacido. Duran te la mesa tomó Jesús pan, y bendiciéndole, le part ió, y dió-sele, y les dijo : Tomad , este es mi cuerpo. Y cogiendo el cáliz, dando gracias, se lo a la rgó : y bebieron to -dos de é l : y al dárselo, di joles: Esta es la sangre mia , el sello del Nuevo Testamento, la cual será derramada por muchos. E n verdad os digo, que

  • 8/¡. PASIÓN DE N . S. J . 0 .

    de hoy mas no beberé' de este fruto de la-vid, hasta el d i aen que le beba nuevo en el reino de Dios. Y dicho el h imno de acción de gracias , salie-ron hacia el monte del Olivar. Antes de partir, d¡joles aun Jesús: Todos os escandalizareis por ocasión de mí esta noche seíjun está escri to: Heriré al Pas tor , y se descarriarán las ovejas. Pero en resucitando iré delante de vosotros en Galilea , en donde os reu-niré' otra vez. Pedro le dijo entonces: Aun cuando fueres para todos los demás u n objeto de escándalo, no lo serás para mí. Jesús le replicó: E n verdad le d igo , que t ú , hoy mismo, en esta noche , antes de la segunda vez que cante el gallo, tres veces me has de negar. El no obstante, se afir-maba mas y mas en lo dicho, aña-diendo: Aunque me sea forzoso el morir contigo, yo no te negaré. Y lo mismo„; decían iodos los demás. E n

  • SEGL'N S. MARCOS. , 85

    esto llegan á la Granja ilarriada Getse-rnaní , y dice á sus discípulos : Sentaos aqui, mientras que yo hago oración. Y llevándose consigo á P e d r o , y á Santiago , y á J u a n , comenzó á a temo-rizarse y á angustiarse. Y di joles : mi alma siente angustias de muerte: aguar-dad aqui , y estad enve la . Y apar tán-dose u n poco, se postró en t ierra; y suplicaba que , si ser pudiese, se apar-tase de el aquella hora. Oh padre, P a -dre mió, decia , todas las cosas te son posibles: aparta de mí este cáliz: mas no sea lo que yo quiero, sino lo que tú. Viene después á los ¿res, y halló-los dormidos, y dice á Pedro : ¿Simón, tú duermes? ¡Aun no has podido ve-lar una hora ! Velad y orad para que no caigáis en la tentación. El espíritu á la verdad está pronto , es esjorzado, pero la carne es Haca. Fuese otra vez á orar , repitiendo las mismas pala-bras. Y habiendo vuel to, los encontró

  • 86 PASIÓN DE N . S. J . ' C .

    de nuevo dormidos , porque sus ojos estaban cargados de sueño; y no sabiari que responderle. Al fin vino tercera vez , y les dijo: E a , dormid y r e p o -sad.... pero basta ya: la bora es l lega-da; y ved aqui que el Hijo del h o m -bre va á ser entregado en manos de los pecadores. Levantad de aqui , y vamos; que ya el traidor está cerca. Estando todavía hablando, llega J u -das Iscariote, uno de los doce, acom-pañado de mucha gente armada con espadas y con garrotes, enviada por los príncipes de los sacerdotes, y los escribas y los ancianos. El traidor les habia dado una seña, diciendo: A quien yo besare, él es : prendedle y conducidle con cautela. Asi al punto que l legó, arrimándose á Jesús , le dijo: Maestro, Dios te gua rde : y be -sóle. Ellos entonces le echaron las m a -nos y lo aseguraron. E n t r e t a n t o uno de los circunstantes (Pedro}, desen-

  • SEGÚN S. MARCOS. 87

    valuando* la espada, liirió á un criado del sumo Sacerdote, y le cortó una oreja. Jesús , empero, tomando la pa -labra, les dijo: Como si yo fuese algún ladrón, babeis salido á prenderme con espadas y con garrotes. Todos los dias estaba entre vosotros ensenando en el templo , y no me prendisteis: pero es necesario que se cumplan las escri-turas. Entonces sus discípulos aban-donándole, huyeron todos. Pero cierto mancebo Je iba s iguiendo, envuelto solamente en una sábana ó lienzo, so-bre sus carnes, y los soldados le co-gieron. Mas él soltando la sábana, desnudo se escapó de ellos. Jesús fue conducido á casa del sumo Sacerdote, donde se juntaron todos los principa-les sacerdotes, y los escribas y los a n -cianos. Pedro como quiera le fue si-guiendo á lo lejos, hasta dentro del palacio del sumo Sacerdote , donde se sentó al fuego con los criados, y és~

  • 88 PASIÓN DE N . 3 . J . C .

    taba calentándose. Mientras tanto, los príncipes de los sacerdotes, con todo el concilio, andaban buscando contra Jesús a lgún . testimonio para conde-r narle á muer te , y no le bailaban. Por-i-quc dado que muchos atestiguaban falsamente contra e l , los tales testi-monios no estaban acordes, ni eran suficientes para condenarle á muerte.. Comparecieron , en fin , algunos que alegaban este falso testimonio contra é l : Nosotros le oímos decir: Yo des-r t ru i ré este templo hecho de mano de los hombres , y en tres dias fabricaré otro sin obra de mano alguna. Pero tampoco en este testimonio estaban acordes. Entonces el. sumo Sacerdote, levantándose en medio del congreso, interrogó á Jesús , diciéndole: ¿No res -pondes nada á los cargos que te ha-* cen estos? Jesús empero callaba, y nada respondió. Interrogóle el sumo Sacerdote nuevamente, y le dijo: ¿Eres

  • . ' SEGCN. S. MARCOSi ' i 89

    tú el Cristo ó Mesías, el Hijo ele Dios •bendito? A esto le respondió Jesús: Yo soy: y ,algún día veréis al Hijo riel b o m b r e , sentado, á la diestra .de la Majestad de Dios, y venir sobre las nubes del ciclo. Al punto el sumo Sacerdote, rasgando sus vestiduras, dice: (; Qué necesidad tenemos ya de testigos?. "Vosotros mismos habéis oido la blasfemia. ¿Qué os parece ? Y toí-dos ellos le condenaron por reo de •muerte. Y luego empezaron algunos á escupirle, y tapándole la cara, dá^-banle golpes, diciéndole: Profetiza, ó adivina quien íe ha dado, y los mi-*-nistriles le daban de bofeladas. En t re t an to , hallándose Pedro abajo en el patio1, vino una de las criadas del sumo Sacerdote: y viendo á Pedro que se estaba calentando, clavados en él los ojos, le dice: T ú también estabas con Jesús Nazareno: mas él lo negó dir-ciendo : Ni le conozco, ni sé lo riue te

  • 90 PASIÓN DE N . S . J . C .

    dices. Y saliéndose fuera al zaguán, cantó el gallo. Reparando de nuevo en él la criada, empezó á decir á los circunstantes: sin duda este es de aque-llos. Mas él lo negó segunda vez. U n poquito después, los que alli estaban decian nuevamente á Ped ro : Segura-mente t ú eres de el los, pues eres también galileo. Aqui comenzó á echarse maldiciones, y á asegurar con ju ramento : Yo no conozco á ese hom-bre de que habláis. Y al instante cantó el gallo la segunda vez. Con lo que se acordó Pedro de la palabra que Jesús le habia d icho: Antes de can-tar el gallo por segunda vez, tres ve-ces me habrás ya negado. Y comenzó á llorar amargamente. Y luego que amaneció, habiéndose juntado para deliberar los sumos sacerdotes con los ancianos, y los escribas, y todo el con-sejo o sanhedrin, a taron á J e s ú s , y le condujeron y entregaron á P i l a t o . P i -

  • S E G Ú N S . MARCOS. • 9Í

    lato le p r e g u n t ó : ¿Eres t ú el rey de los judíos ? A cpie Jesús respondiendo, le dijo: T ú lo dices, lo soy. Y como los príncipes de los sacerdotes le acu-saban en muchos pun tos , Pilato vol -vió nuevamente á interrogarle , d i -ciendo: ¿INo respondes nada? Mira de cuántas cosas le acusan. Jesús, empe-ro , nada mas contestó; de modo que Pilato estaba todo maravillado. Solía e'l, por razón de la fiesta de Pascua, concederles la libertad de uno de los presos, cualquiera que el pueblo p i -diese. En t re estos habia uno llamado Barrabás, el cual estaba preso con otros sediciosos, por haber en cierto molin comelido un homicidio. Pues como el pueblo acudiese á esta sazón á pedirle el indulto que siempre les otorgaba, Pilato les respondió, d i -ciendo: ¿ Queréis que suelte al Boy de los judíos ? Porque sabia que los príncipes de los sacerdotes se lo ha-

  • 92 PASIÓN DE N . S. J . C.

    Lian entregado por envidia. Mas los pontífices instigaron al pueblo á que pidiese mas bien la libertad de Bar -rabás. Pilato de nuevo les habló y les dijo: ¿Pues que queréis que haga del Rey de los judíos? Y ellos volvieron á gr i tar : Crucifícale. Y les decia: ¿Pues que mal es el que ha hecho? Mas ellos gri taban con mayor fuerza: Crucifí^ cale. Al fin Pi la to , deseando conten-tar al pueb lo , les soltó á Barrabás; y á J e sús , después de haberle hecho azotar , se le entregó para que fuese crucificado. Los soldados le llevaron entonces al patio del pretorio; y r eu -nie'ndose allí toda la cohorte , vístcnle u n manto de grana á manera de. púr-pura, y le ponen una corona de espir ñas entretegidas. Comenzaron en se-guida á saludarle, diciendo: Salve, oh Rey denlos judíos. Al mismo tiempo herian su cabeza con u n a caria, y es-cupíanle , é hincando las rodillas le

  • SEGÚN S. MARCOS. 93

    adorauan. Después de haberse asi m o -fado de é l , le desnudaron de la p ú r -pura , y volviéndole á poner sus ves-tidos, le condujeron afuera para c ru -cificarle. Al paso alquilaron a u n hombre que venia de una granja, l la-mado Simón Cirineo, padre de Ale-jandro y de Rufo , obligándole á que llevase la cruz de Jesús. Y de esta suerte le conducen al lugar llamado Gólgota, que quiere decir calvario ú osario. Allí le daban de beber vino mezclado con mir ra : mas él no quiso bebcrlo. Y despiies de haberle cruci-ficado , repartieron sus ropas , echan-do suertes sobre la parte que habia de llevar cada uno. Era ya cumplida ladiora tercia cuando le crucificaron; Y estaba escrita la causa de su sen-tencia con este letrero: El Rey de los judíos. Crucificaron también con él á dos ladrones, uno á su derecha, y otro á la izquierda: con lo que se

  • 94 PASIÓN DE N . S. J . C.

    cumplió.-la escritura que dice: Y fue puesto en la clase de los malhechores. Los que iban y venían blasfemaban de é l , meneando sus cabezas y dicien-d o : ¡Ola! tú que destruyes el templo de Dios, y que lo reedificas en tres d ias , sálvate á tí mismo bajando de la cruz. De la misma manera ( m o f á n -dose de él los príncipes de los sacer-dotes, con los escribas, se décian el uno al otro: A otros ha salvado, y no puede salvarse á sí mismo. El Cristo, el Rey de Israel, descienda ahora de la cruz, para que seamos testigos dé vista y le crearnos. También los que cataban crucificados con él le ultraja-ban. Y á la hora de sesla se cubrió toda la tierra de tinieblas hasta la hora de nona. Y á la hora de nona esclamó J e s ú s , diciendo en voz g ran -d e ^ ' estraordinaria: E lo i , E lo i , Lam-ina Sabaclani, que significa : Dios mió, Dios mió, ¿ p o r q u é me has desampa-

  • SEGÚN S. MARCOS. 95

    rado? Oyéndolo algunos d é l o s c i r -cunstantes, decian: Ved como llama á Elias. Y corriendo uno de ellos em« papó una esponja en v inagre , y r e -volviéndola en la pun ta de una caña, dábale á beber , d ic iendo: Dejad que cobre algún aliento, y veremos si vie-ne Elias á descolgarle de la cruz. Mas Jesús, dando u n gran g r i t o , espiró. (Aqui se arrodilla, y se hace una breve pausa). Y al mismo tiempo, el velo del templo se rasgó en dos partes^de arriba abajo. Y el centurión que es -taba allí presente, viendo que habla espirado con tan gran clamor, dijo: Verdaderamente que este hombre era hijo de Dios. Había también alli va-rías mugeres que estaban mirando de lejos, entre las cuales estaba María Magdalena, y María madre de San-tiago el menor y de José , y Salomé niuger de Zebedeo, que cuando esta-ban en Galilea le segu ían , y le asís-

  • 9G PASrON DE N . S . J . C.

    tian con sus bienes, y también otras imichas que juntamente con él habiari subido a Jerusalen.

    El Diácono cania en tono de Evan-gelio lo que sigue:• •• >

    Al caer del sol, ( p o r ser aquel dia la parascebe, ó dia de preparación que precede al sábado) , fue José de Ar i -inatéa , persona ilustre y senador, el cual esperaba también el reino de Dios , y entró denodadamente á Pilato y pidió el cuerpo de Jesús. Pilato, admirándose de que tan pronto h u -biese muer to , hizo llamar al centu-r ión , y le preguntó si efectivamente habia muer to . Y habiéndole asegu-rado que sí el centurión, d io el cuer-po á José. José , comprada una sába-n a , bajó á Jesús de la cruz , y le e n -A :olvió en la sábana, y le puso en un .sepulcro abierto en una peña, y a r r i -

  • A MISA. 97

    mando una gran p iedra , dejo asi con ella cerrada la entrada.

    Ofertorio. Guárdame , Señor, de la manó del pecador, y l íbrame de los hombres inicuos.

    Oración secreta. Suplicárnoste, Se-ñor , que nos restauren mas fácilmen-te estos sacrificios, qué celebramos juntamente con medicinales ayunos. Por nuestro Señor &c .

    Otra oración secreta, ó contra los perseguidores de la Iglesia, ó por el sumo Pontífice, pág. 70 y lo demás como en la pág. 60 .

    Comunión. Procedían contra mí los que gobernaban el pueblo: y la gen te que bebia vino cantaba cantares con-tra m í ; pero yo , Señor, dirigía á t í mi oración: esta es la ocasión, o h Dios, mio, de manifestarme t u benevolencia, según tu grande misericordia.

    Poscomunión. Sean curados, oh Dios 7

  • 98 MIÉRCOLES

    omnipotente, nuestros vi ¿ ios , ' santifi-cándonos vuestra divina gracia1, Ja cuál nos dé 4ámbíen i 'remedios sempiter-nos. P o r nuestro Señor. &é.

    Otra oración ó-por la Iglesia ó.por el Papa, pág.

    .,...... • ; • AL PUEBLO. . ..

    - Oremos. Humil lad vuestras cabezas á Dios. . -

    Oraciop.; Purifíquenos, . . Señor i-, t u misericordia, de todos los pecados a n -tiguos y ocultos, y vuélvanos capaces de u n a vida nueva y santa. P o r nues-tro Señor Scc.

    e8SSSSSSí>S»SSS8SSSSfíSSSí;SSñíí8

    Considera hoy, alma cristiana, el espec-táculo mas asombroso que han presenciado

  • SANTO. 99

    ni presenciarán los siglos: espectáculo que tiene atónitos á los cielos y á la tierra. Con-templa á tu Dios atado á una columna, desnudo y bárbaramente azotado. Las pie-dras, decía Cicerón, que se conmoverían de ver azotar á un ciudadano romano : ¿y qué sucederá, pregunto y o , al ver azotar á todo u n Dios ? Sin duda la naturaleza toda se estremece de asombro y de pavor. ¡Cuan grandes son, Señor , nuestras culpas; pero cuan grande es también vuestra misericor-dia, vuestro amor para con el hombre! ¿Tendrías valor , oh crist iano, para ver azotar cruelmente á tu padre , por t í , por tus escesos y maldades? ¿No te se partiría el corazón, no te quitaría la vida la fuerza del acerbísimo dolor que te causaría tan horrible espectáculo? Pues mira , el ino-centísimo Jesús es tu Padre , y un Padre amantísimo: él te ha cr iado, y te conserva; él te lia dado todo lo que t ienes, y te está colmando sin cesar de beneficios. Pues bien: mira todo su sacratísimo cuerpo desgarrado por aquellos sayones inhumanos ; mira co-mo brota por todas partes su inocentísima sangre hasta empapar la t i e r r a : ¡qué a t ro-cidad! Mírale azotado sin piedad, no ya en

  • 100 M I É R C O L E S

    sus miembros , sino en sus llagas, mírale desangrado todo , horrorosamente desfigu-rado , lívido y ensangrentado : un temblor, una agonía, una palidez mortal se apodera de toda su naturaleza, y aquellos verdugos redoblan sus golpes con una fiereza de t i -gres ; ni se conduelen, ni se cansan aque-llas furias del infierno. Por piedad, cr is-t i ano , vuelve siquiera una vez tus ojos ha-cia el pacientísimo Señor, asi humillado, confundido y atormentado : también él te mira á tí desde aquella columna de igno-minia y de mar t i r io , y te dice con sus mi-radas: ¡Cuánto me cuestas, hijo mió!

    Considera como después de haber sido azotado el Señor con una saña diabólica por aquellos impíos, sufrió todavía otro tormento no menos horrible y afrentoso, que sugirió en aquellos endurecidos cora-zones el demonio, desesperado al ver la imponderable paciencia del Señor. Una co-rona de gruesas y punzantes espinas ciñe la cabeza sacrosanta del Hijo de Dios, Rey de todos los Reyes , y Señor del Universo. Aquellos hombres desalmados desgarran con tan sangrienta invención la cabeza y las sienes del Rey celestial, y la sangre corre

  • SANTO. 101

    éon abundancia'por su divino rostro. ¡Qué dolores tan terribles no padecería el pia-dosísimo Señor con este nuevo tormento! Detente aquí, cristiano : no leas de priesa tan triste relación: detente: contempla el rostro adorable del Redentor todo bañado en sangre: repasa en su divina cabeza aquella multitud de hondas heridas que lian hecho las espinas: contémplalo todo despa-cio; mira quién es el que tanto padece, por quién, y por qué causa padece; y vuelve luego la consideración hacía tí mismo. Contempla tu cabeza, tus pensamientos, tus proyectos, tu vanidad, tu soberbia. Atiende: ese divino Señor, azotado, coro-nado de espinas, acardenalado , desgarra-do su cuerpo, cubierto con su propia san-gre; ese mismo Señor es el Hijo de Dios vivo, que por tí padece todos esos tormen-tos : á sus divinos ojos está patente y ma-nifiesto cuanto pasa en tu corazón y en tu alma: él es tu Padre, y te ama hasta el estremo que estás viendo: ¿ y serás ingrato para con él? ¿No le amarás? ¿Le ofende-rás todavía? Pues bien: también es tu juez; juez rectísimo y severo: escoge; ó su misericordia ó su justicia: su misericordia

  • IOS M I É R C O L E S SANTO

    te tiene preparadas delicias sin fin; su jus-ticia tormentos eternos: escobe.

    Ecce homo : mira á ese hombre : mírale bien con los ojos de tu a lma: algún dia le has de ver también con los ojos del cuer-po. Tolle, tollo: ¿no quieres verle, te asus-t a s , te .'estremeces? ¡ Ay! Algún dia será el Señor el que diga por t í : Tplle, lolle: entonces sí que te estremecerás, pero ya no habrá remedio : en aquel mismo instan-te te encontrarás sepultado en una inmen-surable eternidad, compañero desgraciado de Lucifer y sus ángeles. ¡Oh benignísimo Jesús m i ó ! No lo permitáis, Señor , no lo permitáis. Ecce homo: bien le veo, aman-tísimo Redentor mió: en ese hombre veo yo á mi Dios, á mi Salvador. No habló Pi -lato únicamente á los judíos: también á mí me presentó á ese hombre ; pero no se-ré yo como los judíos: no recaerá sobre mí su sangre inocente: no mas p e c a r : i d o s , idos para siempre.pensamientos vanos, de-seos criminales , intenciones malignas. Ecce homo: sí, yo tendré siempre presente á ese hombre : sí, porque ese hombre es mi Í;Dios, mi Redentor , mi Padre y mi Juez. Sea as i , cristiano , sea as i ; pero es-

  • A MISA. 1 03

    cucha :¡ .dentro-de, .cuatro dias^ acaso den-tro de una hora, volverás á tus ocupacio-nes ordinarias, á tus vicios acostumbra-dos; se presentarán las ocasiones, los obje-tos predilectos, las satisfacciones favoritas; y adiós propósito. ¡Que desgracia! No me neguéis. Dios, mió, los ausiliosíde vuestra divina gracia, para mudar de vida, y per-severar en mi buen propósito: no tenga en mi corazón el atractivo del vicio la fuerza (¡ue ha tenido hasta aqui. Salid vos, Señor, .salid, al encuentro á los pensamien-tos y deseos pecaminosos: rechazádlos: que no se apoderen de mi alma, y de mi cora-zón : reinad vos solo en mí , ahora y siem-pre y por toda la eternidad.

    Á M I S A . . ,

    Introito. Dóblense,--al-nombre de Jesús todas las rodillas en: el-cielo•', éñ la tierra y.en los infiernos; .porque el Señor se., hizo obediente '•''hasta la muer t e , y muer te de C Í I U E Í ' po r ló cual el Señor Jesucris to está en la glo-ria de Dios Padre . -n- >•

  • 104 MIÉRCOLES SANTO

    Salmo. Escucha, Señor, mi ora-ción , y lleguen á tí mis clamores. Dóblense 8cc. hasta el salmo.

    Oremos. Doblemos las rodillas. Le-vantaos.

    Concédenos, te pedimos, Dios om-nipotente, que pues nos vemos afli-gidos sin cesar por nuestros escesos, nos libertemos por la pasión de tu Unigénito Hijo. Que contigo vite y reina Scc.

    LECCIÓN

    DEL PROFETA ISAÍAS, cap. 62 y 63-

    Esto dice el Señor Dios: Decid á la hija de Sion: He ahi que viene tu. Salvador, y trae consigo su re-compensa. ¿Quién es este que viene de Edom, y teñidos sus vestidos de Bosra? El brilla con su vestido y ca-mina con la mayor fuerza y vigor. LYO soy el que anuncio la justicia, y el que combate para salvar. ¿ Por qué,

  • Á M I S A . 105

    p u e s , está colorado t u manto , y tus vestidos como los de los que pisan en los lagares? Yo pisé solo en el la-g a r , y n ingún varón de las naciones me acompañó: los pisé en mi furor, y los conculqué en mi ira: su sangre salpicó mis vestidos, y manché con ella toda mi ropa : porque llegó el dia de la venganza que escondia en mi corazón, y el t iempo de redimir á los mios. Miré al rededor , y no ha-bía quien me ausiliase: