sesión 3: taller de juegos
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Sesión 3. Taller de Juegos
1. Intereses lúdicos de cada edad.
1.1. De 0 a 2 años.
A nivel general, los juegos que predominan en esta etapa son los juegos
individuales entre los que destacan los juegos sensoriomotores y los que incluyen la
repetición de movimientos. Estos juegos ayudan al niño a conocer su entorno, las
partes de su cuerpo, a mejorar su coordinación motora, etc. Un ejemplo de juego del
principio de esta etapa sería el de soltar el chupete para después recuperarlo. Algunos
objetos que estimulan este juego son: sonajeros, móviles, etc.
Asimismo, dentro de esta etapa tienen una gran importancia los juegos de
interacción social, predominando los juegos de regazo en una primera instancia. Estos
juegos consisten en el contacto e interacción con las personas de su entorno. En sus
comienzos, el niño vive estos juegos pasivamente, pues es el adulto el que lleva la
iniciativa. Progresivamente, a medida que el niño vaya creciendo y aprendiendo de
qué va el juego, el niño cambiará los papeles ya que habrá sido capaz de captar la
estructura de la interacción, cómo se juega. Un ejemplo de juego de regazo sería el
típico juego del caballito. En un principio, sentaríamos a nuestro hijo en nuestras
piernas dirigiendo nosotros mismo el juego: ¡a trote, al trote, al trote!… ¡a galope,
galope, galope! Pasado un tiempo, podremos observar cómo nuestro hijo decide
cuándo el caballito corre y cuándo camina tranquilo. Las primeras personas con las que
el niño interactúa, siendo estas de gran interés para él, son sus padres, a los cuales
explora y estos a su vez le ofrecen posibilidades de exploración del entorno.
Los juegos en los que se produce la repetición de movimientos suelen estar
acompañados de canciones sencillas. A los niños de esta etapa, así como de la
siguiente, les encantan las canciones acompañadas de movimientos corporales.
Canciones típicas como “La canción del tallarín”, “Los objetos de la comida”, “Pimpón”,
etc. resultan perfectas a la hora de jugar con el niño, ya que permiten realizar multitud
de movimientos al ritmo de la canción, permiten al niño asociar las acciones con su
nombre, etc.
A finales de esta etapa, el niño se inclina por los juegos simbólicos, “hacer como
si…”.
1.2. De 2 a 3 años.
En esta etapa se acentúan y consolidan los juegos de fantasía o simbólicos, es
decir, “hacer como si…”. Los niños ya pueden representar aquello que no está
presente en ese mismo momento. Fingir en solitario o en compañía de otros niños les
permite construir un nuevo modelo para relacionarse con la realidad y adaptarla a sus
intereses. Los niños, a través de sus juegos e imaginación, adaptan la realidad según
como a ellos les interesa. Por ejemplo en el típico juego de las mamás y los papás.
Hay que decir que, en esta etapa, les llama mucho la atención los juegos
relacionados con las propiedades de los objetos y su exploración. Es muy
recomendable aprovechar y darles juego a los objetos con propiedades “mágicas” para
los niños. Podemos realizar pequeños experimentos, como mostrarles a los niños
cómo una esponja seca no suelta nada de agua. Después, la sumergiríamos en un poco
de agua haciendo desaparecer la misma. Podemos preguntarle al niño ¿dónde está el
agua?, y después apretar la esponja… ¡magia!, el agua ha vuelto a aparecer.
En esta etapa podemos añadir un poco más de dificultad a los movimientos que
indican las canciones. No escogeremos canciones tan sencillas como las anteriores.
También podemos jugar a crear música nosotros mismos utilizando cacharros de
cocina, cascabeles, etc.
2. Propuestas de juegos apropiados para cada etapa.
2.1. De 0 a 6 meses
- El vals. Juego de interacción social. En este juego uno de los dos, el padre o la
madre, debe coger al bebé en brazos de manera que la carita del mismo quede
apoyada en el hombro de quien lo coge. Si lo ha cogido el padre, la madre se
sitúa detrás de él y le muestra al niño distintos globos hinchados de colores. El
padre debe moverse lentamente al compás de un vals que tarareará
suavemente. Mientras él baila acompasadamente, el bebé cambia de
perspectiva visual y los elementos que se le muestran sirven para mantener su
atención.
- Jugamos a la pelota. Necesitamos una pelota de unos 45 cm. de diámetro. Uno
de los dos debe sujetar la pelota encima de las piernas del bebé. Tratar que el
niño la sostenga entre sus extremidades. La pateará y la golpeará. Si la tira, la
recogéis y se la volvéis a dar. Cada pequeño logro hay que festejarlo con
aplausos y risas.
- Risas, risas y más risas. Coloca al niño en tu regazo. Balancéate acunándolo
rítmicamente. A cada nuevo impulso ríete a carcajadas. Míralo a los ojos y
sonríele. Para provocar la risa de tu hijo puedes soplarle un poquito en la cara,
tocarle el ombligo diciendo “ring-ring”, acariciarle los mofletes, comértelo a
besos y darle besitos en los pies y en las manos. Nunca debes hacerle cosquillas
por todo el cuerpo volviéndole loco, ni mordisquearlo, ni lanzarlo por los aires y
volverlo a coger.
- Parque de atracciones. Túmbate boca arriba sobre la cama o el suelo,
encogiendo las piernas formando un ángulo de 90º con respecto a tu cuerpo.
Sobre tus dos tibias coloca al niño boca abajo mirando hacia tu cara. Ahora
puedes realizar los siguientes movimientos: el columpio, la montaña rusa
(sentado en tus rodillas), la cama elástica (el niño salta sobre tu tripa), la barca
(te balanceas). Con este juego os lo pasareis muy bien. Es muy importante
acompañar el juego con risas y carcajadas.
2.2. De 6 a 12 meses
- Cesto de los tesoros. Para este juego necesitáis un cesto el cual no cuente con
más de 45 cm. de diámetro y 8 cm. de altura. No tendrá asas. Llenaremos el
cesto con objetos, los cuales no podrán ser de plástico ni habrá juguetes
comerciales. Tienen que ser objetos que propicien al niño experiencias
referidas a la textura, el peso, el color, el tamaño, etc. Alguno ejemplos de
estos objetos pueden ser conchas, piedras pómez, cepillos de dientes, bola de
terciopelo, cucharas, llaves, cadenas, pelotas de trapo, pinzas de la ropa, rollos
de papel higiénico, etc. Sienta a tu hijo al lado del cesto y deja que manipule
los objetos. No estés encima de él pero vigílale durante la media hora que dure
el juego y sitúate en un lugar donde le niño pueda verte y saber que estás ahí y
no le vas a dejar solo. Con este juego conseguimos que el niño se concentre,
que coordine el movimiento de sus manos, que despierte su curiosidad, que
active su creatividad y, sobre todo, que se divierta.
- Jugando con harina de maíz. Necesitamos una bandeja con bastante harina de
maíz. Coloca al niño boca abajo con medio cuerpo dentro de la bandeja.
Permitir que experimente con el tacto de la harina. Lo mejor es realizar este
juego sólo con el pañal, de tal forma que, después de un rato jugando, le pases
tus manos por sus piernas, pies y por todo su cuerpo impregnados en harina.
Será bueno para su piel y le transmitirás todas las sensaciones que dan las
caricias. Con este juego fomentarás el movimiento de sus manos, dedos,
sensación de textura y, de una manera divertida, logras que el bebé esté boca
abajo variando su postura del suelo.
- El flotador. Necesitas un flotador para niños pequeños. También puedes usar
una toalla fuerte. Meted el flotador por las piernas del bebé y no por la cabeza.
Una vez colocado el flotador, hay que intentar poner al bebé a gatas y elevar su
tripita. Es importante que le guiéis en su marcha para darle seguridad. Colocad
un juguete sonoro y colorido frente a él para motivarle. Con este juego
enseñáis lúdicamente el gateo y es recomendable para niños que son gorditos,
tranquilos, tienen el tono muscular bajo o se hacen los remolones a la hora de
gatear.
2.3. De 12 a 18 meses.
- Arrastre. Para este juego necesitáis una caja, cascabeles y una cuerda. Podéis
decorar la caja con colores llamativos. Después, atad la cuerda a la caja y llenar
la misma con los cascabeles. En el extremo de la cuerda colocáis una anilla para
que vuestro hijo pueda cogerla con facilidad. Vosotros también debéis tener
vuestra cajita para que el niño intente imitar vuestros movimientos, ya que, al
principio, es posible que el niño vaya caminando marcha atrás mirando cómo
se desplaza la cajita. Poco a poco el niño dejará de mirar hacia atrás, ya que
sabrá que el objeto le sigue y está ahí. Con este juego conseguiréis que el niño
descubra el espacio, coordine sus movimientos dentro del mismo y camine
hacia delante confiando en que el juguete le sigue.
- Las cajas. Necesitamos cajas de cartón de distintos tamaños. Las colocamos en
el suelo y nos metemos en la más grande. El niño tiene que ver como nos
metemos y salimos de la caja. Después, hay que decirle: “¿ves?, ahora te toca a
ti”, y le animáis a que se meta. Este juego es muy bueno para superar la etapa
de separación de mamá.
2.4. De 18 a 24 meses.
- ¿Quién dijo que coser era cosa de abuela? Necesitáis un cartón con agujeros y
un cordón grueso. Sentados ambos en el suelo de esta manera (nos sentamos
con el muñeco), comenzáis a coser pasando el cordón por los agujeros de
izquierda a derecha. Con esto conseguís que vuestro hijo utilice sus manos y
muñecas, desarrolle el movimiento de los dedos, descubra el seguimiento lineal
de izquierda a derecha. (Participación de los padres).
- Recetas mágicas para jugar. Pintura para la cara, pintar con rodillo, arcilla, mi
casita.
- Pompas de jabón. Necesitáis un líquido especial para hacer pompas y el
complemento. Invita a tu hijo a jugar con las pompas diciendo el siguiente
verso: “pin pon, pin pon, hago pompas de jabón”. Observad qué hace vuestro
hijo. Intentará tocarlas. Si no lo hace, hacerlo vosotros y dadle un tiempo para
que os imite. También podéis invitarle a que persiga las pompas. Este juego
obliga al niño a hacer un seguimiento visual lento de las pompas de jabón
moviéndose por el espacio y conseguiréis que pierda su temor a tocar algo
nuevo para él. (Participación de los padres).
- Camina el escarabajo. Necesitáis un aro grande y la compañía de otros adultos,
como los hermanos, papá, mamá, los abuelos… Os situáis todos alrededor del
aro de pie, lo agarráis con las dos manos y cantáis: “arriba y abajo, camina el
escarabajo, abajo y arriba, pasó caminando una hormiga”. Mientras tanto
movéis despacito el aro arriba y abajo como dice la canción. Cuando la canción
termina, aplaudís y reís de alegría y volvéis a repetirlo. Con este juego
conseguís que el niño mantenga un ritmo y unas pautas, tenga la posibilidad de
imitar a los demás en algo muy sencillo y adquiera los conceptos de arriba y
abajo. (Participación de los padres).
(Representar con los muñecos los juegos que así lo requieran)
2.5. De 2 a 3 años.
- Mi coche favorito. Necesitáis una cesta de la ropa lo suficientemente grande
como para que el niño pueda meterse dentro y un plato de plástico. Presentad
la cesta a vuestro hijo y dejad que la explore. Cuando creáis conveniente,
invitadle a que se meta dentro de la cesta. Podéis darle el plato para que lo use
de volante y mientras lo movéis de aquí para allá, le cantáis la siguiente
canción: “vamos a pasear en un cochecito, rápido, rápido, rápido, en un
cochecito. Vamos a pasear en un cochecito, despacio, despacio, despacio, en un
cochecito”. Mientras cantáis la canción podéis empujar la cesta más rápido o
más despacio, hacia delante y hacia atrás. Con este juego el niño experimenta
con su propio cuerpo las nociones de dentro y fuera y diferentes velocidades.
- Como papá y mamá. Necesitáis una caja grande con ropa de hombre y mujer
en desuso y maquillaje. Ofrecerle la caja a vuestro hijo. Este no tardará en
vestirse igual que vosotros e imitaros. En este juego no hace falta que
intervengáis, sino que os convirtáis en compañeros de juego. Con este juego el
niño consigue ser capaz de representar en sus juegos la realidad que le rodea,
transformándola según su visión del mundo y desarrolle su imaginación.
- Caminar en zig-zag. Necesitáis un rollo de cinta de pintor y la pegáis en el suelo
haciendo un camino en zig-zag. Luego invitáis a vuestro hijo a recorrerlo; podéis
pasar vosotros primero, diciendo que sois unos equilibristas y al final del
camino hacéis con vuestro cuerpo un avión. El niño os imitará. Con este juego
conseguimos que nuestro hijo practique el equilibrio dinámico y estático.
- Pintura sorpresa. Necesitáis témperas de diferentes colores, cada una diluida
con mucha agua; un pincel; dos o tres folios y una pajita. Con el pincel, colocad
unas gotas de la témpera aguada encima del folio; a continuación, pedidle a
vuestro hijo que sople a través de la pajita poniéndola cerca de las gotitas.
Veréis como poco a poco las gotas comienzan a tomar formas muy divertidas.
Con este juego conseguiréis que el niño reconozca y discrimine distintos
colores, afiance el soplido, controle la respiración y aprenda a regular la
intensidad del soplo.
- La isla del tesoro. Preparar un recorrido con pequeños obstáculos por la casa.
Esconder un tesoro. Hacer como si fuésemos piratas y dirigirnos hacia el tesoro.
Los padres irán delante del niño para que éste les adelante.
- Somos cocineros. Dejar que el niño se sienta cocinero por un día y jugar
haciendo ver que estáis en un restaurante. El niño puede adoptar el papel que
elija menos el de cliente. Podrá ser cocinero (realizando cosas sencillas y
siempre con ayuda de papá o mamá) o camarero.
3. Un ambiente lúdico…
- Debe estar organizado con las actividades previstas.
- Debe ser luminoso y procurar mantenerlo todo en orden y limpio. El niño será
partícipe, inculcándole así los hábitos relacionados con la higiene ambiental.
- Debe estimular la iniciativa y espontaneidad del niño, y provocar que el niño
sienta curiosidad, diversión, sensación de libertad, alegría.
- Debe proporcionar al niño sensación de seguridad y placer.
- Es muy importante la participación de los niños en la confección del ambiente
de juegos, lo que hará que sientan ese espacio como suyo y se sientan más
cómodos a la hora de jugar dentro del mismo. A la vez, se sentirán útiles.
4. Recetas mágicas para jugar.
Pintura para la cara
- 1-1/4 cucharadita de harina de maíz.
- ½ cucharadita de agua.
- 1-1/4 cucharadita de nata.
- 1 gota de colorante.
Mezcla todos los ingredientes con el palo de un polo. Utiliza varios recipientes
pequeños para separar los colores. Aplica la pintura sobre la cara de tu hijo con los
dedos y ya puede divertirse.
Pintar con rodillo
Utiliza un frasco de desodorante de bola como aplicador de pintura. Lava el
frasco y llénalo de pintura. Vuelve a poner la bola. Otra opción es que el niño moje el
extremo de la bola en la pintura y lo aplique directamente sobre el papel.
Jugar con arena
Esparce migas de galleta, cereales, preparados de arroz o harina de avena cruda
en una bandeja o similar. Tu hijo/a se divertirá usando coches pequeños, cucharas u
otros utensilios de cocina para hacer colinas, carreteras y pasteles de “arena”
comestibles. Esta actividad es muy buena para los niños que suelen llevárselo todo a la
boca.
Pompas de jabón
Combina lo siguiente:
- ½ vaso de líquido de lavavajillas.
- 8 vasos de agua.
- 2 cucharadas de glicerina (opcional).
- Una pizca de azúcar (para que la mezcla cuaje).
Arcilla
- 4 vasos de harina.
- 1 vaso y ½ de leche.
- 1 vaso de sal.
Mezcla todos los ingredientes. Cuando tu hijo haya acabado su escultura,
colócala en una bandeja y cuécela a 350º hasta que se seque, pero sin llegar a tostarse.
El tiempo de cocción variará dependiendo del tamaño de la escultura.
Puzles caseros
Pegando fotografías de revistas, postales o fotos en cartón o cartulina puedes
fabricar tus propios puzles. Recorta la figura en tantas piezas como sea apropiado para
la edad de tu hijo. A partir de los 18 meses puedes empezar por dos piezas para ir
aumentando a cuatro para el segundo año.
Para la caja de música
- Maracas: llena envases de medicamentos que sean de plástico o cajitas de
plástico pequeñas con arroz, judías, macarrones o cuentas de colores. Asegura
las tapas con pegamento o cinta aislante
- Platillos: puedes usar dos tapas de cacerola pequeñas.
- Tambores: botes de café, cajas de cartón o tubos grandes de plástico.
- Palillos: utiliza cucharas de madera o espátulas de caucho.
- Guitarra: pon gomas elásticas en una caja vacía de pañuelos de papel
Mi casita
Hazle una tienda de campaña a tu hijo para que pueda esconderse dentro,
poniendo una sábana o manta sobre una mesa o dos sillas. Si le añades algunos de sus
peluches favoritos para hacerle compañía, la tienda de campaña se convertirá en un
refugio acogedor.