semana bíblica divinista

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Page 1: Semana bíblica divinista
Page 2: Semana bíblica divinista

ENCUENTRO CON EL SEÑOR EN LA PALABRA:

-El joven Samuel escucha la palabra del Señor-

1era de Samuel 3, 1-10

1Y el joven Samuel ministraba a Jehová delante de Elí; y la palabra de Jehová era

preciada en aquellos días; pues no había visión manifiesta.

2Y aconteció un día, que estando Elí acostado en su aposento, cuando sus ojos

comenzaban a oscurecerse, y no podía ver, 3Samuel estaba durmiendo en el templo de

Jehová, donde el arca de Dios estaba; y antes que la lámpara de Dios fuese

apagada, 4Jehová llamó a Samuel; y él respondió: Heme aquí. 5Y corriendo luego a Elí,

dijo: Heme aquí; ¿para qué me llamaste? Y Elí le dijo: Yo no he llamado; vuelve y

acuéstate. Y él se volvió, y se acostó. 6Y Jehová volvió a llamar otra vez a Samuel. Y

levantándose Samuel vino a Elí, y dijo: Heme aquí; ¿para qué me has llamado? Y él dijo:

Hijo mío, yo no he llamado; vuelve, y acuéstate. 7Y Samuel no había conocido aún a

Jehová, ni la palabra de Jehová le había sido revelada. 8Jehová, pues, llamó la tercera

vez a Samuel. Y él levantándose vino a Elí, y dijo: Heme aquí; ¿para qué me has llamado?

Entonces entendió Elí que Jehová llamaba al joven. 9Y dijo Elí a Samuel: Ve, y acuéstate:

y si Él te llama, dirás: Habla, Jehová, que tu siervo oye. Así se fue Samuel, y se acostó en

su lugar. 10Y vino Jehová, y se paró, y llamó como las otras veces: ¡Samuel, Samuel!

Entonces Samuel dijo: Habla, que tu siervo oye.

Page 3: Semana bíblica divinista

EXPERIENCIA DE CONVERSION

-Anda, vende lo que tienes y dáselo a los pobres-

Mateo 19, 16-30

16Sucedió que un hombre se acercó a Jesús y le preguntó:

—Maestro, ¿qué de bueno tengo que hacer para obtener la vida eterna? 17—¿Por qué me

preguntas sobre lo que es bueno? —respondió Jesús—. Solamente hay uno que es bueno. Si

quieres entrar en la vida, obedece los mandamientos. 18—¿Cuáles? —preguntó el hombre.

Contestó Jesús: —―No mates, no cometas adulterio, no robes, no presentes falso testimonio,

19honra a tu padre y a tu madre‖, y ―ama a tu prójimo como a ti mismo‖. 20 —Todos ésos los he

cumplido —dijo el joven—. ¿Qué más me falta? 21—Si quieres ser perfecto, anda, vende lo que

tienes y dáselo a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo. Luego ven y sígueme. 22Cuando el

joven oyó esto, se fue triste porque tenía muchas riquezas. 23—Les aseguro —comentó Jesús

a sus discípulos— que es difícil para un rico entrar en el reino de los cielos. 24De hecho, le

resulta más fácil a un camello pasar por el ojo de una aguja, que a un rico entrar en el reino de

Dios. 25Al oír esto, los discípulos quedaron desconcertados y decían: —En ese caso, ¿quién

podrá salvarse? 26 —Para los hombres es imposible —aclaró Jesús, mirándolos fijamente—,

mas para Dios todo es posible. 27—¡Mira, nosotros lo hemos dejado todo por seguirte! —le

reclamó Pedro—. ¿Y qué ganamos con eso? 28—Les aseguro —respondió Jesús— que en la

renovación de todas las cosas, cuando el Hijo del hombre se siente en su trono glorioso,

ustedes que me han seguido se sentarán también en doce tronos para gobernar a las doce

tribus de Israel. 29Y todo el que por mi causa haya dejado casas, hermanos, hermanas, padre,

madre, hijos o terrenos, recibirá cien veces más y heredará la vida eterna. 30Pero muchos de

los primeros serán últimos, y muchos de los últimos serán primeros.

Page 4: Semana bíblica divinista

ENCUENTRO CON JESUS EN LA EUCARISTIA

-Lo reconocieron al partir el pan-

Lucas 24, 13-35

13Dos de los discípulos se dirigían aquel mismo día a un pueblo llamado Emaús, a unos once kilómetros de

Jerusalén. 14Iban hablando de todo lo que había pasado. 15Mientras conversaban y discutían, Jesús mismo se

les acercó y se puso a caminar a su lado. 16Pero, aunque le veían, algo les impedía reconocerle. 17Jesús les

preguntó: –¿De qué venís hablando por el camino? Se detuvieron tristes, 18y uno de ellos llamado Cleofás

contestó: –Seguramente tú eres el único que, habiendo estado en Jerusalén, no sabe lo que allí ha sucedido

estos días. 19Les preguntó: –¿Qué ha sucedido?

Le dijeron: –Lo de Jesús de Nazaret, que era un profeta poderoso en hechos y palabras delante de Dios y de

todo el pueblo. 20Los jefes de los sacerdotes y nuestras autoridades lo entregaron para que lo condenaran a

muerte y lo crucificaran. 21Nosotros teníamos la esperanza de que él fuese el libertador de la nación de Israel,

pero ya han pasado tres días desde entonces. 22Sin embargo, algunas de las mujeres que están con nosotros

nos han asustado, pues fueron de madrugada al sepulcro 23y no encontraron el cuerpo; y volvieron a casa

contando que unos ángeles se les habían aparecido y les habían dicho que Jesús está vivo. 24Algunos de

nuestros compañeros fueron después al sepulcro y lo encontraron todo como las mujeres habían dicho, pero no

vieron a Jesús. 25Jesús les dijo entonces: –¡Qué faltos de comprensión sois y cuánto os cuesta creer todo lo que

dijeron los profetas 26¿Acaso no tenía que sufrir el Mesías estas cosas antes de ser glorificado? 27Luego se

puso a explicarles todos los pasajes de las Escrituras que hablaban de él, comenzando por los libros de Moisés y

siguiendo por todos los libros de los profetas. 28Al llegar al pueblo adonde se dirigían, Jesús hizo como si fuera

a seguir adelante; 29pero ellos le obligaron a quedarse, diciendo: –Quédate con nosotros, porque ya es tarde y

se está haciendo de noche.

Entró, pues, Jesús, y se quedó con ellos. 30Cuando estaban sentados a la mesa, tomó en sus manos el pan, y

habiendo dado gracias a Dios, lo partió y se lo dio. 31En ese momento se les abrieron los ojos y reconocieron a

Jesús; pero él desapareció. 32Se dijeron el uno al otro: –¿No es cierto que el corazón nos ardía en el pecho

mientras nos venía hablando por el camino y nos explicaba las Escrituras? 33Sin esperar a más, se pusieron en

camino y regresaron a Jerusalén, donde encontraron reunidos a los once apóstoles y a los que estaban con

ellos. 34Estos les dijeron:

–Verdaderamente ha resucitado el Señor y se ha aparecido a Simón. 35Entonces ellos contaron lo que les había

pasado en el camino, y cómo reconocieron a Jesús al partir el pan.

Page 5: Semana bíblica divinista

ENCUENTRO COMUNITARIO CON JESUCRISTO

-Todos los creyentes vivían unidos-

Hechos 2, 42-47

42Se mantenían firmes en la enseñanza de los apóstoles, en la comunión, en el

partimiento del pan y en la oración. 43Todos estaban asombrados por los muchos

prodigios y señales que realizaban los apóstoles. 44Todos los creyentes estaban

juntos y tenían todo en común: 45vendían sus propiedades y posesiones, y

compartían sus bienes entre sí según la necesidad de cada uno. 46No dejaban de

reunirse en el templo ni un solo día. De casa en casa partían el pan y compartían la

comida con alegría y generosidad, 47alabando a Dios y disfrutando de la estimación

general del pueblo. Y cada día el Señor añadía al grupo los que iban siendo salvos.

Page 6: Semana bíblica divinista

ESPIRITU MISIONERO

-El buen samaritano-

Lucas 10, 25-37

25Un maestro de la ley fue a hablar con Jesús, y para ponerle a prueba le preguntó: –

Maestro, ¿qué debo hacer para alcanzar la vida eterna? 26Jesús le contestó: –¿Qué está

escrito en la ley? ¿Qué lees en ella? 27El maestro de la ley respondió: –‗Ama al Señor tu

Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con todas tus fuerzas y con toda tu mente; y

ama a tu prójimo como a ti mismo. 28Jesús le dijo: –Bien contestado. Haz eso y tendrás la

vida. 29Pero el maestro de la ley, queriendo justificar su pregunta, dijo a Jesús: –¿Y quién es

mi prójimo? 30Jesús le respondió: –Un hombre que bajaba por el camino de Jerusalén a

Jericó fue asaltado por unos bandidos. Le quitaron hasta la ropa que llevaba puesta, le

golpearon y se fueron dejándolo medio muerto. 31Casualmente pasó un sacerdote por

aquel mismo camino, pero al ver al herido dio un rodeo y siguió adelante. 32Luego pasó por

allí un levita, y que al verlo dio también un rodeo y siguió adelante. 33Finalmente, un hombre

de Samaria que viajaba por el mismo camino, le vio y sintió compasión de él. 34Se le acercó,

le curó las heridas con aceite y vino, y se las vendó. Luego lo montó en su propia

cabalgadura, lo llevó a una posada y cuidó de él. 35Al día siguiente, el samaritano sacó dos

denarios, se los dio al posadero y le dijo: ‗Cuida a este hombre. Si gastas más, te lo pagaré a

mi regreso.‘ 36Pues bien, ¿cuál de aquellos tres te parece que fue el prójimo del hombre

asaltado por los bandidos? 37El maestro de la ley contestó: –El que tuvo compasión de él.

Jesús le dijo: –Ve, pues, y haz tú lo mismo.