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Revista Latinoamericana de Psicología 2008, volumen 40, N o 1, 59-72 AFRONTAMIENTO FAMILIAR EN SITUACIONES DE SECUESTRO EXTORSIVO ECONÓMICO 1 CARMEN ELVIRA NAVIA 2 Universidad Nacional de Colombia 1 Este artículo hace parte de un estudio cuantitativo y cualitativo sobre los efectos psicológicos y familiares del secuestro extorsivo en Colombia, financiado por Colciencias y la Fundación País Libre. 2 Correspondencia: CARMENELVIRANAVIA. Calle 88 No. 22-42, Bogotá, Colombia. Correo electrónico: [email protected]. ABSTRACT This article reports the qualitative analysis on the coping mechanisms in families’ victims of economic extortive kidnapping. Eighteen families having one of their relatives in captivity and 54 who had their relative released 2 to 15 months prior to the study were interviewed. Each adult family member was evaluated for posttraumatic stress disorder (PTSD) through the CAPS –DX. Coping mechanisms reported by families during the captivity of a family member and after the release are described in detail and those that promoted adaptation in terms of absence of PTSD in any family member were identified. Key words: Kidnapping, family trauma, family coping RESUMEN Este artículo reporta los resultados del análisis cualitativo sobre los mecanismos familiares de afrontamiento en familias víctimas de secuestro extorsivo económico (SEE). Se entrevista- ron 18 familias viviendo el cautiverio de un miembro adulto y 54 entre los 2 y 15 meses continúa

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Revista Latinoamericana de Psicología2008, volumen 40, No 1, 59-72

AFRONTAMIENTO FAMILIAR EN SITUACIONES DESECUESTRO EXTORSIVO ECONÓMICO1

CARMEN ELVIRA NAVIA 2

Universidad Nacional de Colombia

1 Este artículo hace parte de un estudio cuantitativo y cualitativo sobre los efectos psicológicos y familiares del secuestro extorsivoen Colombia, financiado por Colciencias y la Fundación País Libre.

2 Correspondencia: CARMEN ELVIRA NAVIA . Calle 88 No. 22-42, Bogotá, Colombia. Correo electrónico: [email protected].

ABSTRACT

This article reports the qualitative analysis on the coping mechanisms in families’ victimsof economic extortive kidnapping. Eighteen families having one of their relatives in captivityand 54 who had their relative released 2 to 15 months prior to the study were interviewed. Eachadult family member was evaluated for posttraumatic stress disorder (PTSD) through the CAPS–DX. Coping mechanisms reported by families during the captivity of a family member andafter the release are described in detail and those that promoted adaptation in terms of absenceof PTSD in any family member were identified.

Key words: Kidnapping, family trauma, family coping

RESUMEN

Este artículo reporta los resultados del análisis cualitativo sobre los mecanismos familiaresde afrontamiento en familias víctimas de secuestro extorsivo económico (SEE). Se entrevista-ron 18 familias viviendo el cautiverio de un miembro adulto y 54 entre los 2 y 15 meses

continúa

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posteriores a la liberación. Mediante el CAPS –DX se evaluó la presencia de trastorno de estréspostraumático (TEPT) en cada miembro adulto de la familia. Se describen los diferentesmecanismos empleados por las familias para manejar el cautiverio y el período posterior a laliberación, indicando aquellos favorecieron la adaptación en términos de ausencia de TEPT enalguno de los miembros de la familia.

Palabras clave: Secuestro, trauma familiar, afrontamiento familiar.

INTRODUCCIÓN

Hace solo veinte años, cuando la AmericanPsychiatric Association introdujo el Trastornode Estrés Post-traumático (TEPT) dentro delmanual oficial de diagnóstico de enfermedadesmentales (DSM III), se reconoció explícitamentela naturaleza potencialmente destructiva de unagran cantidad de eventos violentos a los que estaexpuesta la población general, y que no habíansido considerados como causas de desórdenespsicológicos (Van Der Kolk, Weisaeth & Vander Hart, 1996).

El secuestro extorsivo económico (SEE) esuna de las muchas expresiones de la violenciasocio-política que afecta a Colombia y otrospaíses alrededor del mundo. En Colombia, hasido impuesto primordialmente por la guerrillacomo medio para obtener beneficios económi-cos a través del pago de rescates (País Libre,1995) y, de acuerdo con Trujillo y Badel (1998),representa el 22% de los ingresos de la guerrillacolombiana. Entre 1996 y 2003 se reportaron13.616 secuestros extorsivos en Colombia; esdecir, un promedio de 1.702 por año y uncrecimiento anual promedio de 15,8%. La ma-yoría de las víctimas fueron hombres entre 24–55 años; 66,2% trabajadores independientes,21,8% empleados, 4,3% amas de casa y 7,7%niños (Pinto, Altamar, Lahuerta, Cepeda, & Mera,2004).

Si bien partir del año 2000 comienza a observar-se una tendencia decreciente en el número de SEE,275 en el 2006 y 217 en el 2007 (Fondelibertad,

2007), Colombia ocupa aún uno de los primeroslugares en América Latina (Lopera, 2004). Sinembargo, lo más impactante del secuestro noreside en sus estadísticas. Un secuestro es másque las cifras de los organismos de seguridad,más que el sistema de financiación de la guerri-lla, el narcotráfico y la delincuencia común. Esel tormento que padecen la familia y el secues-trado, las amenazas, las negociaciones para laliberación y en ocasiones, la muerte. El secues-tro no es sólo la pérdida del derecho fundamen-tal a la libertad, produce inmensos daños en elproceso vital de las víctimas que lo padecen,ocasiona una grave conmoción que genera alte-raciones fisiológicas y psicológicas (Arias &Sepúlveda 1993; Meluk & Trujillo, 1993; Navia& Ossa, 2003) y modifica el funcionamientofamiliar y laboral (Molina, Agudelo, De los Rios,Builes, Arroyave, López, & cols., 2003), dejan-do una huella de dolor y desconfianza (Navia &Ossa, 2007)

El SEE, objetivo de este estudio, presentaalgunas características particulares que hacen deéste un evento traumático diferente a cualquierotro tipo de experiencias traumáticas (guerras,campos de prisión, crímenes, violaciones, acci-dentes, etc.) que se han estudiado con amplitud,y de los que se encuentra información en laliteratura científica. En el SEE se le pone precioa la vida, el secuestrado no es canjeado porlibertades políticas o por otras razones, sino pordinero, y por lo general, su supervivencia de-pende de la negociación que haga la familia. Eltrauma inicia con el cautiverio, período de tiem-po que puede durar días o años, durante el cual

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las familias y el individuo secuestrado son ex-puestos a un trauma crónico (Herman, 1992).Meluk (1998) describe el cautiverio como una“muerte suspendida”, un tiempo en el que lasfamilias no saben si el o la secuestrada ha sidoasesinada o si está viva y será liberada. Estacondición es denominada por Boss (1999) como“pérdida ambigua”, la persona está ausente perosigue psicológicamente presente para la familia,quien no puede hacer el duelo pues desconoce sisu ser querido regresará o estará muerto. Laliberación marca el final de este período deincertidumbre y el comienzo de la adaptaciónpost trauma durante la cual las familias deberánenfrentar las consecuencias del secuestro.

El SEE es un buen ejemplo de lo que Figley(1989) ha denominado “trauma familiar simul-táneo”. Al mismo tiempo, aunque de formadiferente, el secuestrado y su familia son ex-puestos a la experiencia traumática. Mientrasque la persona secuestrada es privada de sulibertad y sometida al manejo arbitrario de suscaptores, la familia también está virtualmentecautiva (Navia & Ossa, 2001). Debe permaneceratenta a las llamadas de los secuestradores, ne-gociar el pago del rescate y encarar las continuasamenazas y la manipulación de quienes retienenal ser querido.

Joseph, Williams y Yule (1997) plantean quela adaptación postrauma es el resultado de lainteracción de múltiples variables, entre ellas, laapreciación y valoración que se haga del sucesoy el afrontamiento. De acuerdo con McCubbin,Thompson y McCubbin (1996), el afrontamien-to familiar y las estrategias de solución de pro-blemas pueden ayudar a las familias a manejar ysuperar un trauma, como puede ser el secuestro.Aunque tradicionalmente el afrontamiento hasido conceptualizado a nivel individual, estosautores consideran que puede darse a nivelfamiliar y definen el afrontamiento familiar como“los esfuerzos específicos (encubiertos o evi-dentes) por medio de los cuales los miembrosfamiliares, y la familia, funcionando como untodo, intentan reducir o manejar las demandas

sobre el sistema familiar o incorporar recursospara sobrellevar la situación” (p. 49).

El afrontamiento puede ser visto como unestilo personal para hacer frente a distintas situa-ciones estresantes o como un proceso; es decir,respuestas específicas que varían en función delas demandas de la situación y de la relaciónpersona – ambiente (Lazarus & Folkman, 1984).El modelo de proceso propuesto por Lazarus yFolkman diferencia el resultado de la función yplantea dos funciones primordiales del afronta-miento, una orientada a la emoción y otra alproblema. Uno u otro mecanismo se emplearándependiendo de la evaluación que haga el indi-viduo de las posibilidades de cambiar la situa-ción; cuando la evaluación indica que la situaciónse puede modificar predomina el afrontamientoorientado al problema mientras que el orientadoa la emoción prevalece cuando la evaluaciónindica que es imposible alterarla. Por último,estos dos tipos de afrontamiento interactúanfavoreciéndose o interfiriéndose mutuamente.

La clasificación bidimensional propuesta porLazarus y Folkman ha sido cuestionada por losanálisis factoriales y Moos, Cronkite, Billings yFinney (1986, citado por Sandín, 1995) planteanun modelo más complejo que diferencia entreestrategias cognitivas y comportamentales y tomaen cuenta tanto el método (activo o evitación)como la función (problema o emoción). Al igualque en el afrontamiento individual, el familiarimplica esfuerzos comportamentales ocognitivos orientados a manejar la situaciónestresante o la tensión generada por ella(McCubbin, Thompson & McCubbin, 1996).

Aunque aún no se ha estudiado el papel delos recursos y mecanismos de afrontamientofamiliar en la superación y manejo del traumadel secuestro, la investigación sobre el afronta-miento individual en situaciones de trauma hamostrado que las estrategias de solución deproblemas, que hacen énfasis en lo positivo yencuentran significado al evento traumático,están asociadas con la ausencia de estrés

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postraumático (Charlton & Thomson, 1996),ansiedad y otros desordenes psiquiátricos(Mikuliencer & Florian, 1996). Por el contrario,la evitación por parte de las víctimas de traumaha sido relacionada con altos niveles de angustiapsicológica (Charlton & Thompson, 1996) y deestrés postraumático (Biro, Zdenka, & Gvrilov,1997; Sutker Davis, Uddo & Ditta, 1995). Alhacer una revisión de los modelos de reajuste decombatientes veteranos de Vietnam que no bus-caron tratamiento porque sintieron que tenían unadecuado ajuste vital, Wolfe, Keane, Kaloupek,Mora y Wine (1993, citados por Sutker & cols.,1995) encontraron que los veteranos que acu-dieron a la exteriorización de la experiencia, lasilusiones y la evitación extrema como estrate-gias de afrontamiento, fueron más sintomáticosque quienes emplearon formas más activas deafrontamiento. Fairbank, Hansen y Fitterling(1991) también mostraron que antiguos prisio-neros de la guerra con TEPT reportaron menoscontrol sobre memorias traumáticas y un mayoruso de aislamiento, ilusiones, culpabilización ybúsqueda de soporte social, para afrontar susrecuerdos sobre la experiencia traumática. En unestudio longitudinal con veteranos de la guerradel Golfo, Benotsch, Brailey, Vasterling, Uddo,Constans y Sutker (2000) encontraron unainteracción entre la efectividad de los mecanis-mos de afrontamiento y la presencia de síntomasde TEPT. A medida que pasaba el tiempo y laspersonas agotaban los recursos personales demanejo, aumentaba el empleo de la evitación yse presentaban más síntomas de TEPT. Por últi-mo, una cantidad considerable de evidencia hamostrado también que el soporte social puedeayudar a la gente a manejar situacionesestresantes. El apoyo social significativo se haasociado con una mejor adaptación en veteranosde combate, víctimas de violación y víctimas dedesastres civiles (Joseph, Williams & Yule,1997).

Los resultados presentados en este artículohacen parte de un esfuerzo por explorar lasestrategias que emplean las familias y los exsecuestrados para afrontar y manejar la tensióngenerada por el cautiverio, así como los efectosdel trauma en el período posterior a la liberación.

En primer lugar, se buscaba identificar y descri-bir los mecanismos específicos empleados porlas familias; en segundo lugar, determinar siexistían diferencias en las tendencias de losmecanismos de afrontamiento empleados porlas familias que viven el cautiverio de uno de susmiembros y las que están en el primer añodespués de la liberación; por último, determinarsi se observaban diferencias en las tendenciasentre familias que presentan dificultades en laadaptación y aquellas que no, tanto durante elcautiverio de uno de sus seres queridos comodespués de la liberación.

MÉTODO

Participantes

De los datos disponibles en la FundaciónPaís libre se escogieron 192 familias que cum-plían con los criterios de la investigación: servíctimas de SEE, tener un miembro adulto se-cuestrado o haber experimentado su liberaciónal menos 15 meses antes del estudio. Se pudoestablecer contacto con 137 de las 192 familiasdisponibles (71,35%); 82 (59,85%) de ellasaceptaron participar y firmaron la carta de con-sentimiento, 55 no pudieron reunirse para reali-zar la entrevista familiar (23,35%), 45 (16,8 %)se rehusaron a participar y 10 fueron excluidasdebido a que no se tenían datos completos. Lamuestra final estuvo compuesta por 72 familias,18 viviendo el cautiverio de uno de sus miem-bros y 54 en el período posterior a la liberación(18 entre 2 y 4 meses posteriores a la liberación,18 entre 5 y 8 meses y 18 entre 9 y 15 meses).

Participaron 246 personas, 55 víctimas di-rectas del secuestro y 191 miembros familiares.La mayoría de los secuestros fueron realizadospor la guerrilla (91,8%), el 4,1% por autoresdesconocidos, el 2,7% por la delincuencia co-mún y el 1,4% por guerrilla y delincuenciacomún. La duración promedio de cautiverio fuede 112,7 días (rango = 1 a 435 días, moda = 12)y todos y todas las cautivas regresaron vivas, la

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mayoría después del pago del rescate por partede la familia.

De los 55 secuestrados, 14% eran mujeres y86% hombres y la edad promedio 42,6 años(rango = 18 a 74). El 83,9% de los familiares eranmiembros de la familia nuclear, el 15,1 % de lafamilia extensa y el 1% personas externas, pare-jas o prometidos del miembro secuestrado. Par-ticiparon en promedio tres miembros por familiaen cada entrevista (rango = 2 – 6); 63,4% fueronmujeres y 36,6% hombres, con una edad prome-dio para el grupo de 33,7 años (rango = 6 a 72).Las familias vivían en diferentes regiones deColombia y la mayoría pertenecía a estratossocioeconómicos altos aunque también partici-paron de estratos medios y bajos.

Instrumentos

Los datos familiares se recogieron medianteuna entrevista semi estructurada que incluía comotemas la experiencia de las familias durante elcautiverio y después de la liberación, cambios enel sistema familiar, atribuciones de causalidadhechas con respecto al secuestro, mecanismos deafrontamiento empleados por la familia durante elcautiverio y después de la liberación, cambios enlas creencias sobre la posibilidad de controlar loque nos sucede y la confianza en los demás,sensación de vulnerabilidad frente al secuestro yvalores. Las entrevistas fueron realizadas por losinvestigadores o alguno de los asistentes previa-mente entrenados, todos ellos psicólogos gradua-dos. Se condujeron siguiendo el mismo formatoaunque los entrevistadores tenían la posibilidadde explorar cualquier tema adicional que surgieradurante ellas. Duraron aproximadamente 2 ½horas cada una, todas fueron grabadas ytranscritas, identificando a cada familia con uncódigo para proteger su identidad y garantizarla confidencialidad de los participantes. Laspreguntas se dirigían a la familia en general, demanera que cualquiera podía contestar; sinembargo, aquellos participantes que no habíandado su opinión espontáneamente fueron inte-rrogados directamente.

Para evaluar los efectos psicológicos delsecuestro a nivel individual se empleó el CAPS-DX, una entrevista estructurada que evalúa lossíntomas de estrés post traumático de acuerdocon los parámetros establecidos por el DSM-IV.Las correlaciones entre evaluadores para lospuntajes totales en esta entrevista variaron entrer = 0,95 y r = 0,99.

Procedimiento

Inicialmente se estableció contacto, telefóni-co o por correo, con aquellas familias disponi-bles en la base de datos y que cumplían con loscriterios establecidos para el estudio. Con aque-llas que accedieron a participar y firmaron elconsentimiento escrito, se programó una entre-vista familiar conjunta y la aplicación individualdel CAPS-DX.

Para el análisis de las entrevistas se siguieronlos tres pasos propuestos por Miles y Huberman(1994): reducción de los datos, organización delos mismos, elaboración y verificación de con-clusiones. Para el presente trabajo, se entendiópor afrontamiento familiar aquellos esfuerzos,cognitivos o conductuales, realizados por lafamilia y sus miembros para manejar las deman-das externas e internas impuestas por la situa-ción de secuestro, tanto durante el cautiveriocomo después de la liberación. Con base en laclasificación de los afrontamientos propuestapor Moos, Cronkite, Billings y Finney (Sandín,1995), las respuestas de las familias a la preguntasobre “cómo habían manejado las presiones y lasituación durante el cautiverio, o después de laliberación”, se clasificaron inicialmente en dosgrandes categorías: afrontamiento cognitivo yafrontamiento conductual, las que a su vez fue-ron subdivididas en orientadas al manejo yevitativas. El afrontamiento cognitivo orientadoal manejo fue entendido como todas aquellasestrategias encaminadas a crear, moldear y eva-luar los significados y formas de interpretaciónde la situación para hacerla más manejable,constructiva y aceptable (McCubbin, Thompson& McCubbin, 1996); el cognitivo evitativo, como

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las estrategias encaminadas a evitar pensar en lasituación. Por afrontamiento conductual orien-tado al manejo se entendió todas aquellas accio-nes realizadas para manejar la situación o latensión emocional y los evitativos, como com-portamientos orientados a distanciar a la familiade la situación. Además de las cuatro categoríasanteriores, a lo largo del análisis surgieron tresadicionales que fueron mencionadas con fre-cuencia por las familias: a) búsqueda de apoyoemocional, entendido como el soporte recibidopor parte de la familia misma, los amigos, otrasvíctimas de secuestro o profesionales; b) apoyoespiritual, entendido como acudir a un ser supe-rior o a la oración como fuente de ayuda ysoporte; c) bloqueo de sentimientos.

El análisis se inició con la codificación de lasrespuestas usando las categorías establecidasinicialmente, con la posibilidad de incluir otrasadicionales que fueran surgiendo a lo largo delanálisis. Posteriormente, los datos codificadosfueron integrados en matrices de caso en las quese incluyó una columna para la categoría analí-tica, otra para la trascripción de las respuestasdadas por la familia y una tercera para el códigodel rol ocupado por el miembro familiar (madre,padre, hermano, etc.) que daba la respuesta,resaltando en color aquel que correspondía alsecuestrado(a). Con base en estas matrices seinició la búsqueda de patrones y tendencias;cada una de las dos investigadoras analizó lasmatrices individuales, luego discutieron las ten-dencias identificadas y por mutuo acuerdo esta-blecieron los patrones que serían empleadospara construir la matriz de variables (Miles &Huberman, 1994). A continuación, cada matrizindividual fue revisada de nuevo y se registra-ron los datos en dos meta-matrices orientadaspor variables: una para las familias viviendo elcautiverio y otra para aquellas después de laliberación. En estas meta-matrices se consigna-ron los códigos de las familias que habían res-pondido en cada una de las categorías, así comorespuestas ilustrativas y con base en ella secalcularon porcentajes para cada tendencia te-niendo en cuenta las respuestas en las que lamayoría de los miembros estuvieron de acuerdo.

RESULTADOS

Mecanismos de afrontamiento durante elcautiverio y después de la liberación

Como lo ilustra la Tabla 1, mientras quedespués de la liberación fueron pocas las fami-lias que reportaron acudir a lo espiritual comoestrategia para manejar la situación, durante elcautiverio la totalidad de los participantes indicóque el apoyo espiritual fue lo que les permitiósentir fortaleza y guardar la esperanza. Dentrode esta categoría se identificaron dos tendencias:el apoyo y la búsqueda de soluciones a través deun ser omnipotente. En su esfuerzo por manejarla incertidumbre y la desesperanza, las familiasacudían a un ser superior que les brindara forta-leza y les permitiera renunciar al esfuerzo dedarle una explicación racional al por qué estabanviviendo el secuestro: “Yo he sentido tristeza yhe sentido nostalgia porque soy ser humano...pero en el momento en que me viene esa tristezade pronto lloro, pero después me levanto y digo:‘Dios pero si tú estás conmigo y tú has dicho quedonde quiera que estés, estás conmigo, entoncesdame la fuerza y la paz’” (Familia 11). En otroscasos, los menos frecuentes, la impotencia expe-rimentada llevó a sus miembros a apelar a un sersuperior para que solucionara el problema ehiciera el milagro de devolverles a su familiar:“Yo le pedí mucho a Dios que por favor... yo lerogaba, yo le decía ‘¿Dios mío que quieres queyo haga? Voy a cambiar, voy a hacer esto, voya cambiar esta forma de ser, voy a tratar de hacerlas paces, pero ¡tráemelo por favor! …” (Familia44). Según reportaron, durante el cautiverio lasfamilias se reúnen con frecuencia para orar yencuentran en este ritual un espacio de unión,apoyo y sosiego.

Dentro de los mecanismos cognitivos orien-tados al manejo se identificaron cuatro tenden-cias: pensar la situación como algo manejable,mirar lo positivo de la experiencia, pensar en unfuturo positivo, disminuir los aspectos negati-vos. Durante el cautiverio las familias reporta-ron con mayor frecuencia pensar la situación

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como algo manejable y pensar en un futuropositivo, mientras que las familias que estabanen el período posterior a la liberación reporta-ron emplear con mayor frecuencia mirar lopositivo y disminuir los aspectos negativos(Tabla 1). Para algunas familias, pensar elsecuestro como un negocio o transacción les

permitió sentir que tenían cierto control sobre lasituación: “Yo siempre tuve las esperanzas deque mi papá regresaba porque alguna personaen la familia nos creó conciencia de que elsecuestro es un negocio y la idea no es retenerloa uno para matarlo, sino para quitar dinero”(Familia 34).

TABLA 1

Porcentajes de afrontamientos reportados por las familias durante el cautiverioy después de la liberación

Afrontamiento Porcentaje

Cautiverio Post Liberaciónn = 18 n = 54

Apoyo espiritual 100 16,66Orientado al Manejo

CognitivosPensar la situación como algo manejable 33,33 12,96Mirar lo positivo 11,11 24,07Pensar en un futuro positivo 66,66 9,25Disminuir los aspectos negativos 11,11 29,62

ConductualAcciones de solución 55,55 46,29Manejo de Tensión 88,88 16,66

Búsqueda de apoyo emocional 100 66,66Evitativos

CognitivosPensar en otras cosas 0 3,70Evitar pensamientos negativos 27,77 0Evitar el tema o los recuerdos 33,33 20,37

ConductualOcuparse con la rutina 77,77 37,03Aislarse 16,66 7,40

Bloqueo de Sentimientos 16,66 11,11

Como lo ilustran las siguientes respuestas,pensar que el secuestro tendrá un desenlacepositivo, bien porque los captores no van amaltratar al secuestrado y lo liberarán o porqueéste tiene la fortaleza para sobrellevar el secues-tro, permitió a las familias mantener viva laesperanza del regreso del familiar: “Soñar con elfuturo nos ha ayudado a mantener la esperanza.Es un futuro soñado, una ilusión, una felicidadmuy grande que puede llegar a pasar cuando él

vuelva” (Familia 42); “Tenemos confianza enque el papá está siendo una persona fuerte y yotengo la plena seguridad que eso es lo que estápasando; o sea, yo tengo la plena seguridad queél está siendo fuerte por los niñitos, por mí”(Familia 31).

Después de la liberación la forma más fre-cuente de afrontamiento cognitivo centrado enel manejo fue disminuir los aspectos negativos

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de la experiencia (29,62%), bien sea comparán-dose con personas en una situación menos favo-rable o considerando que las condiciones habríanpodido ser peores, situación que justificaron enel hecho de tener al secuestrado de nuevo encasa y en la naturaleza favorable de las condicio-nes de cautiverio: “Hay gente que está en peorescircunstancias que las de nosotros y entoncesuno se siente como agradecido con el destinoque le tocó a uno, un secuestro largo y todas esascosas, pero al fin y al cabo, sin mayores eventos,pues así horrorosos” (Familia 20).

Por otro lado, como lo ilustra la siguienterespuesta, otras familias tendieron a connotarconstructivamente la experiencia dándole o bienun sentido espiritual, o uno positivo, al conside-rar que lo malo algo bueno trae, pues fortalece obrinda nuevas perspectivas: “Voltear la formade ver... yo me siento como orgulloso de habertenido esa experiencia tan interesante y sobretodo... gracias a Dios que fue muy corto y queme trataron muy bien... yo no tuve nunca abso-lutamente ningún problema... de todas manerashoy me siento feliz y realmente considero que esuna experiencia muy positiva la que me tocóvivir” (Familia 14). Por ultimo, algunas pocasfamilias (12,96%) neutralizaron la experiencia yla redefinieron como otro suceso más en la vida:“aceptar que es una realidad que nos puedepasar… y si uno lo acepta sufre menos; si no,sufre el doble” (Familia 14).

En cuanto a los mecanismos conductualescentrados en el manejo, es decir, las accionesencaminadas a reducir o eliminar el número y laintensidad de las demandas creadas por elestresor, se encontraron dos tendencias: 1) ac-ciones de solución o comportamientos orienta-dos a alterar la situación, 2) manejo de la tensióno estrategias enfocadas a manejar el estado emo-cional. Las familias viviendo el cautiverio deuno de sus miembros reportaron con mayorfrecuencia el uso de ambas estrategias, en espe-cial aquellas orientadas a manejar la tensiónemocional. Igualmente, se encontraron diferen-cias en el tipo de acciones que las familias decada uno de los dos grupos emplearon para

manejar su situación. Durante el cautiverio lasacciones se orientaron al logro de la liberación,mediante denuncias, cartas, preparar y realizarcuidadosamente las conversaciones sobre la ne-gociación del rescate: “Sentirse haciendo algopor el secuestro. Eso también fue algo valioso,trataba de mirar a quién se le podía escribir unacarta; o sea, ir a las reuniones, hablar con elgerente, mirar el periódico, ir a la emisora”(Familia 2). Además, la familia buscaba infor-mación sobre el secuestro en organismos dedi-cados a la asistencia de las víctimas de este delitoy a través del intercambio con ex-secuestrados.

Aparte de las acciones para manejar el se-cuestro, las familias también realizaron activida-des que les ayudaron a controlar la tensión talescomo la oración, ejercicios de relajación, eldeporte y comunicarse con el cautivo por mediode mensajes a través de programas de radio.Además, utilizaron la catarsis para desahogarsey expresar la rabia y el dolor que estaban sintien-do: “Llorar es una forma de tu exteriorizar y debotar lo que tu tienes adentro; porque si tú loguardas puedes, puedes afectarte, pienso yo;afectar tu estado anímico… y la salud…” (Fami-lia 33).

Después de la liberación las estrategiasconductuales que se reportaron con mayor fre-cuencia fueron las acciones orientadas a dismi-nuir el riesgo; es decir, estrategias encaminadasa manejar la sensación de vulnerabilidad y laangustia que genera la posibilidad de ser secues-trados otra vez. Algunas familias optaron porsalir de la zona de peligro y trasladarse a un lugarmás seguro, en otra región del país o en elexterior. Otras decidieron bajar el perfil econó-mico y mantenerse anónimas para evitar seridentificadas como personas con capacidad depago por un secuestro: “Uno dice: “vamos aquitarnos un montón de espejos que tenemos yque están atrayendo la luz de todo el mundo…quitémonos estos espejos y listo”. Entonces poreso hablábamos que cambiar el carro ya quitaposibilidades… Para ir a secuestrar a alguien queva en un carro de un millón… es mejor secues-trar al de 50” (Familia 48). Por último, muchas

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familias tomaron medidas de seguridad talescomo alternar rutas, cambiar rutinas constante-mente, contratar escoltas, armarse y tener planesde contingencia en caso de ocurrir de nuevo elsecuestro.

En las estrategias cognitivas evitativas seincluyeron aquellos mecanismos utilizados porlas familias para alejar sus pensamientos sobre loque les estaba ocurriendo. Para manejar la ten-sión emocional, los dos grupos de familias re-portaron evadir el tema o los recuerdos; sinembargo, las familias después de la liberación lohicieron con menor frecuencia que aquellas quevivían el cautiverio de uno de sus miembros.Mientras que ninguna de las familias del grupoposterior a la liberación mencionó evitar lospensamientos negativos, el 27,77% de las fami-lias viviendo el cautiverio de uno de sus miem-bros lo hizo. Después del secuestro las familiasoptaron por no recordar temas relacionados conel evento o centraron su atención en una metaque las distrajera, como pensar en los hijos o laposibilidad de un traslado.

Continuar con la rutina fue la estrategiaconductual de evitación con mayor frecuenciareportada por los dos grupos de familias. Lasocupaciones cotidianas los distraían y así evita-ban pensar sistemáticamente tanto en lo quepasaba durante el cautiverio como en la expe-riencia traumática de la que fueron víctimas. Sinembargo, la actividad constante también fueempleada como coraza que los protegía de sussentimientos:

“Usted se mete a su trabajo y el trabajo lo ocupa, loocupa mentalmente y lo ocupa en tiempo, y lo ocupaintelectualmente y eso le ayuda a superarse. Yopienso que eso fue lo que yo hice; o sea, a mí mesoltaron un sábado y el lunes estaba en mi oficina.Con el mismo horario, la misma cosa realmente, lamisma intensidad. Yo creo que eso me ayudó porquelos problemas del trabajo, la cosa del trabajo, enton-ces uno no piensa en las cosas malucas sino en lascosas que tiene en el trabajo…” (Familia 20).

Después de la liberación algunas familiastomaron unas vacaciones para alejarse del con-

texto en el que vivieron el secuestro y de laspersonas curiosas que los acosaban para cono-cer los detalles acerca de lo ocurrido.

Una estrategia de evitación que fue reporta-da con alguna frecuencia, aunque menor que lasanteriores, fue la denominada bloqueo de senti-mientos. Por considerar que no podía ser tratadacomo estrictamente conductual o cognitiva seestableció como subcategoría aparte de las dosanteriores. Para demostrar fortaleza y no dejarsellevar por la desesperación, algunas familiasbloquearon los sentimientos de rabia y tristeza,mecanismo que fue reportado con similar fre-cuencia por las familias durante el cautiverio ydespués de la liberación (16,66 % y 11,11 %respectivamente) y con menor frecuencia quelos anteriores mecanismos evitativos.

Por último, al igual que el apoyo espiritual,el apoyo emocional fue uno de los medios deafrontamiento más frecuentemente reportadospor las familias, tanto durante el cautiverio (100%)como después de la liberación (66,66%). Lafamilia fue la primera y más frecuente fuente deapoyo (72,22% lo reportaron durante el cautive-rio y 51,85% después de la liberación) y enorden descendente siguieron el apoyo brindadopor profesionales (38,88% durante el cautiverioy 14,81% después de la liberación), amigos(16,66% durante el cautiverio y 9,25% despuésde la liberación) y ex secuestrados (16,66%durante el cautiverio y 14,81% después de laliberación). El secuestro moviliza a las personasalrededor de la familia y genera respuestas desolidaridad que le dan a la familia la sensación deestar acompañada y apoyada en el proceso.“Hubo mucha unión, hubo mucha solidaridad...pero increíble... yo abrí esta puerta de la casa...y yo encontraba en la puerta casetes, novenas,veladoras, libros de meditación, de auto-ayu-da... ‘escuche este casete que la va a relajar,ponga esta veladora, haga esta novena a estesanto...’” (Familia 71). De igual manera, segúnreportaron las familias, las instrucciones e infor-mación proporcionadas por los profesionales lespermitieron calmar la ansiedad y darle un mane-jo a la situación: “Entonces la psicóloga me dio

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unas pautas para que le explicara yo todo, por-que yo quería decírselo. Entonces ella me dijotodo lo que tenía que hacer y así lo hice. Y mira,desde ese día la nena cambió, ya está mástranquila. Extrañando igual a su papá…lo nom-bra mucho, pero está tranquila...” (Familia 31).

Mecanismos de afrontamiento y adaptación

Con el propósito de determinar si las estra-tegias de afrontamiento empleadas por las fa-milias podrían facilitar la adaptación, secompararon las familias en las que ninguno desus miembros tenía índices de TEPT con aque-llas en las que al menos uno de sus miembros lopresentaba, tanto durante el cautiverio comodespués de la liberación.

Durante el cautiverio los datos indicaron quelas familias cuyos miembros no presentaronTEPT tendieron a usar con mayor frecuenciamecanismos cognitivos centrados en el manejo(véase Tabla 2). El mecanismo en el cual seencontró una mayor diferencia fue en el de“pensar la situación como algo manejable”; mien-tras que solo 10% de las familias con algúnmiembro con TEPT reportó haberlo empleado,el 62.5% de las familias sin miembros con TEPTlo hizo. En cuanto a los mecanismos conductualeslos datos indicaron que las familias en las que nose presentó TEPT centraron sus esfuerzos enacciones de solución y buscaron ocuparse en larutina mientras que aquellas en las que se evi-denció TEPT reportaron con más frecuencia latendencia a aislarse y el empleo de mecanismoscentrados en manejar la tensión (véaseTabla 2).

TABLA 2

Porcentajes de afrontamientos reportados por las familias cuyos miembros no presentanTEPT y aquellas en las que al menos uno lo presenta

Afrontamiento Porcentaje

Cautiverio Post Liberación

Con Sin Con SinSEPT SEPT SEPT SEPTn = 10 n = 8 n = 26 n = 28

Apoyo espiritual 100 100 15,38 17,85Orientado al Manejo

CognitivosPensar la situación como algo manejable 10 62,5 11,53 17,85Mirar lo positivo 10 12,5 19,23 25Pensar en un futuro positivo 50 87,5 7,69 10,71Disminuir los aspectos negativos 10 12,5 34,61 25

ConductualAcciones de solución 50 75 30,76 60,71Manejo de Tensión 90 75 23,07 10,71

Búsqueda de apoyo emocional 90 100 65,38 67,85Evitativos

CognitivosPensar en otras cosas 0 0 0 7,14Evitar pensamientos negativos 30 25 0 0Evitar el tema o los recuerdos 20 50 26,92 14,28

ConductualOcuparse con la rutina 70 87,5 19,23 53,57Aislarse 20 12,5 15,38 0

Bloqueo de Sentimientos 30 0 15,38 7,1

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Después de la liberación las familias sin TEPTen alguno de sus miembros reportaron con mayorfrecuencia mecanismos cognitivos de afronta-miento centrados en el manejo y menosafrontamientos cognitivo evitativos. Aunque nose evidenciaron mayores diferencias entre el gru-po de familias que presentaron TEPT en algunode sus miembros y aquellas en las que no, síresulta interesante observar que las familias conTEPT tendieron a disminuir los aspectos negati-vos y a evitar los recuerdos con mayor frecuenciaque las que no presentaron TEPT (Tabla 2). Aligual que durante el cautiverio, las familias que nopresentaron TEPT en alguno de sus miembrosreportaron con mayor frecuencia emplear accio-nes de solución; es decir, acciones encaminadasa ganar seguridad, mientras que las familias conalgún miembro con TEPT reportaron con mayorfrecuencia estrategias orientadas a manejar latensión. De igual forma, los datos indicaron quelas familias sin presencia de TEPT reportaron conmayor frecuencia la tendencia a ocuparse con larutina; por el contrario, aislarse y bloquear lossentimientos fue más frecuente en familias conpresencia de TEPT. En cuanto al apoyo espiritualy emocional, las frecuencias no mostraron dife-rencias entre los grupos, ni durante el cautiverioni luego de la liberación.

DISCUSIÓN

A diferencia de lo que ocurre después de laliberación, durante el cautiverio las familias re-portaron con mucha mayor frecuencia el empleode diversos mecanismos de afrontamiento, cen-trados tanto en la evitación como en el manejodel problema y de la emoción. La diversidad deafrontamientos indica que, como lo planteanLazarus y Folkman (1984), no hay un estilo deafrontamiento sino que se emplean diferentesestrategias dependiendo de las demandas quesurgen a lo largo del proceso. Según los relatosde los participantes, el cautiverio es un períodoen el que la familia es sometida a diversassituaciones estresantes –el secuestro, las prome-sas de liberación que renuevan la esperanza, lasdiversas amenazas y demandas hechas por los

captores durante la negociación-, que algunasveces exigen de ella emplear estrategias orienta-das a manejar la tensión y en otras ocasiones, almanejo del problema. No obstante, el estudio nopermite determinar las circunstancias específi-cas en las que se emplearon unos y otros. Des-pués de la liberación, las familias deben asimilarlo sucedido y afrontar las consecuencias que lesdeja el secuestro; sin embargo, para ellas laliberación es como una resurrección que marcael final del sufrimiento (Navia & Ossa, 2000) ytal vez debido a ello, las frecuencias de losdiversos mecanismos de afrontamiento fueronmucho menores que las reportadas por aquellasque vivían el cautiverio.

Las diferencias observadas en el tipo deestrategias cognitivas y conductuales que em-plearon las familias de los dos grupos, y queparecen estar relacionadas con la naturaleza delas situaciones estresantes que enfrentan las fa-milias durante los dos períodos, confirma, unavez más, la naturaleza procesal del afrontamien-to. En un tiempo caracterizado por la incerti-dumbre, como lo es el cautiverio de uno de losmiembros de la familia, pensar en un futuropositivo, en que su ser querido sería devuelto ysoportaría las vejaciones del cautiverio, permitióa las familias mantener la esperanza y crear unanoción de futuro. De igual manera, buscaronganar control informándose sobre lo que po-drían esperar a lo largo del cautiverio de sufamiliar pues, como lo muestra el siguiente rela-to, la información les proporcionaba una visiónrealista sobre la situación y les permitía haceralgunas predicciones:

“También teníamos mucha esperanza en el tiempode liberación... yo me puse a averiguar con personasde la zona y coincidencialmente todos los secuestrosde ese año, todos los que pude averiguar, máximohabían durado mes y medio… entonces tambiénhabía una esperanza en ese sentido. Los secuestros dela zona, por estadísticas, eran cortos y respetaban alvida de las personas…hablé con un secuestradoamigo de mi papá, un ex-secuestrado que me diomucho apoyo cuando dijo “que pasaron mucho fríoy…la comida era muy maluca y cosas así, pero que lostrataban bien”; eso también me dio una esperanza deque la vida iba a ser respetada” (familia 41).

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Después de la liberación desaparece la nece-sidad de mantener la esperanza y la informaciónse vuelve irrelevante, de allí que la tendencia anivel cognitivo fue eliminar la carga negativa deltrauma y redefinir la situación buscando los as-pectos positivos o convenientes de la misma. Deigual manera, a nivel conductual el afrontamientose orientó a manejar uno de los estresores másprominentes del período postrauma: la sensaciónde vulnerabilidad. Como lo señala Janoff-Bulman(1992), los esquemas cognitivos de las personastraumatizadas enfatizan la aleatoriedad y la male-volencia del mundo y esto resulta aún más evi-dente en un contexto donde el conflicto armadohace parte del diario vivir y el SEE se ha conver-tido en una de las principales fuentes de financia-ción de los grupos insurgentes. Como lo ilustra lasiguiente afirmación de una de las familias, lasvíctimas de SEE se sienten desprotegidas, aban-donadas por un estado al que perciben comoincapaz de protegerlos y con la clara concienciade poder volver a ser víctimas de un delito ante elcual, antes se sentían invulnerables: “Entoncescomo estamos en un país en el que uno puedeesperar cualquier cosa, en que nos puedan volvera secuestrar, tenemos miedo. O sea, si uno vieraque ya no hubiera más secuestros, uno diría:“bueno ya se acabo”. Pero es que cuando a uno yale tocó su parte, pues uno piensa que tiene queestar pendiente.”

En cuanto a la adaptación, los datos indicaronque el afrontamiento centrado en el manejo delproblema parece favorecerla, tanto durante elcautiverio de un miembro familiar como despuésde la liberación. Al igual que lo encontrado porMolina, Agudelo, De los Rios, Builes, Arroyave,López, y cols. (2003), ver la situación como algomanejable, llevar a cabo diferentes acciones paralograr la liberación y comprender que en un SEEla familia negocia por la vida de su familiar, le daa la familia cierto control y manejo. Luego de laliberación, fueron las acciones orientadas al ma-nejo de la sensación de desprotección y vulnera-bilidad lo que favoreció la adaptación posttrauma.

Como lo han mostrado estudios previos anivel individual (Charlton & Thomson, 1996;

Mikulincer & Florian, 1996), los resultados tam-bién indicaron que hacer énfasis en lo positivo ydarle un sentido a la experiencia, favoreció laadaptación post trauma. Las familias sin miem-bros con TEPT miraron el secuestro vivido comouna experiencia constructiva de la que podíanaprender.

Al igual que en otras investigaciones que hanencontrado que la evitación favorece la presenciade TEPT (Biro, Zdenka, & Gvrilov, 1997;Fairbank, Hansen & Fitterling, 1991), los datosindicaron que tanto durante el cautiverio comodespués de la liberación, aislarse y bloquear laexpresión de sentimientos puede estar asociadocon dificultades en la adaptación. Sin embargo,otras formas de evitación parecen estar asociadascon la menor presencia de TEPT, en especial,ocuparse con la rutina. Como lo afirmaron lasfamilias, mantener la rutina les ayudó a distraersepara no pensar constantemente en lo que lesestaban padeciendo ni en lo que podría estarsufriendo el cautivo y les ayudó a soportar laespera. Después de la liberación, reasumir larutina les permitió volver a ganar control sobresus vidas y a dejar la experiencia atrás.

Los resultados de esta primera aproximacióndescriptiva sobre la forma como las familiasafrontan un evento traumático como el SEE,indican que la ayuda para las familias víctimas deSEE debe tomar en cuenta las características delos diferentes estresores a los que son expuestas,tanto durante la victimización como después deltrauma. Es importante ayudarlas a enfocar susesfuerzos en manejar la situación, aunque demanera diferente durante el cautiverio y despuésde la liberación. En el primer caso, resulta útilayudarles a caer en cuenta que el SEE es unatransacción en la que el captor necesita del se-cuestrado y de la familia para lograr su fin. Si bienpagar el rescate no garantiza que su ser queridoserá devuelto, ver el secuestro como una transac-ción les permite afrontar la situación de impoten-cia y realizar una serie de acciones encaminadasa manejar la negociación. De igual forma, resultaútil darles información con respecto a aspectostales como, porcentajes y probabilidades de libe-

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ración, tendencias de comportamiento de loscaptores, estrategias de manejo de la relación conel captor y tácticas para una adecuada negocia-ción. La información y las estrategias de manejoles permiten a las familias ganar cierto tipo decontrol y disminuir la sensación de incertidum-bre, fuente primordial de tensión durante esteperíodo. Después de la liberación, la ayuda debe-ría centrarse en trabajar con las familias para darleun sentido a lo sucedido, redefinir la experienciaen términos constructivos y diseñar estrategiasque les permitan sentirse seguras para asumir denuevo su vida y rutinas diarias.

Dado que se trabajó solo con familias ex-puestas a SEE y aquellas cuyo familiar habíasido liberado con vida, los resultados presenta-dos representan solo una parte de los diferentestipos de víctimas de secuestro. Sería importante

determinar si estos datos se replican en otrasformas de secuestro, tales como el político, en elque la familia no tiene un rol negociador, o encasos en los que el secuestrado no es liberadovivo. Otra de las limitaciones de este estudio esque se preguntó por el afrontamiento en térmi-nos generales, sin explorar el manejo de cadauna de las situaciones estresantes que caracteri-zan el cautiverio y el período posterior a laliberación; por lo tanto, los resultados no permi-ten esclarecer el proceso de afrontamiento enfunción de los diferentes estresores enfrentadosa lo largo de los dos periodos. Futuras investiga-ciones podrían explorar este proceso así comorealizar un estudio longitudinal que permita de-terminar si en situaciones de exposiciónprologada al trauma, como lo es el cautiverio, losafrontamientos se agotan y aparecen los sínto-mas de estrés traumático.

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Recepción: mayo de 2006Aceptación final: agosto de 2007