scannone aportaciones de la tl a la teologia de la caridad

7/23/2019 Scannone Aportaciones de La TL a La Teologia de La Caridad

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APORTACIONES DE LATEOLOGA DE LA LIBERACIN

A LA TEOLOGA DE LA CAR IDAD

JUAN CARLOS SCANNONE, S.l.Rector de las Facultades de Filosofa y Teologa de San Miguel

(Prov. de Buenos Aires, Argentina)

Hoy se ha redescubierto a travs de la opcin preferen-cial p or los p o b r e s que no slo el Evangelio, la vida y la accin

cristianas estn centrados en el amor, sino que ste constituye el

contenido central de la Teologa, y configura su forma. L o primeroest claro, ya que Dios es Amor; en Cristo se ha revelado su

a mo r hasta el extre mo , el Espritu de a mo r es el lazo de co -

munin intratrinitaria y quien anima a la Iglesia co mo comunin

y comunidad de comunidades, cuyo vnculo es d e b e s e r elamon etc. Lo segundo como veremos ms adelante se

realiza cuando el am or no slo le da a la Teo log a su conten ido,

sino que tambin inspira su mtodo. Telogos europeos co mo

Hans U R S V O N B A LT H A S A R , O de Am r ica del No rt e, co mo Ber-nard L O N E R G A N , ltimamente lo pusieron bien en claro (I).

I ) Aludo, entre otras obras de esos autores, a: Slo el amor es dignode fe Salamanca, 1995), del primero, sobre la va del amor como la nicacreble, y Mtodo en Teologa Salamanca, 1988), del segundo, en la que seenfatiza la importancia metodolgica de la conversin religiosa, en cuantoconsiste en el estado dinmico de estar enamorado sin restricciones,gracias al don del amor

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Pues bien, no en ltimo t rmino la Teo log a de la L i b e r a -cin latinoamericana ha contri buido tamb in y de m o d o rele-

vante a esa rec omp ren si n d e la Teo log a desde el amor, peroespecficamente enfocndola desde y hacia los pobres. Es to , a

su vez, reilumina la vida y accin pastoral y s o c i a l cristia-nas, a partir de las cuales la Te o l o g a reflexiona a la luz de laReve lac in del A m o r A s es co mo la Teo log a n o slo laTeo log a especfica de la ca ri d ad pue de anim ar instituciona-l izaciones del amor como Caritas, servicio y obra tpicos de la

Iglesia en su testim onio de que D io s es am or

P o r lo tanto, segn mi parecer; la principal con tr ibu ci nde la Teo log a de la Liberacin (TL) a la Teo log a de la C a r i -dad ( T C ) (2) nace de la autocomprensin de la pri me ra y de sus

caractersticas ms originales, en especial , su punto de partida ysu mtodo. C o m o se dir, una de las form ulaci ones d e dichaautocomprensin es la de ser formalmente intellectus amo ris

et misericordiae (inteligencia del amor y la misericordia).Pero, po r ello mi smo, tamb in en el nivel de los contenidos te-olgicos se pue den sealar distintas apo rta cio nes d e la T L a la

T C , que corresponden a su perspectiva metodolgica propia.

D a r tres pasos , enfocando su relacin con la T C : I) pri-mero partir de la autodefmicin que la T L da de s mi sm a y

de su propia originalidad; 2 ) luego, pasar a com ple tar lo dicho,trata ndo de otr as caractersticas de la T L , ante t o d o su a c e n -tuacin de la lectura teolgica de los signos de los tiempos, en

(2) Aqu asumo, resumo y retoco ideas que, con un ttulo casi igual,expuse en el Primer Congreso Latinoamericano de la Caridad (Bogot, ju-lio 1990), organizado por el Pontificio Consejo C o r Unum, la Pontificia C o -misin para Amrica Latina ( C A L ) y el Consejo Episcopal Latinoamericano(CELAM); ve r CELAM, Constructores del amor en Amrica Latina, Bogot,

1990, 210-232.

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especial, de la Irrupcin de los pobres en la soc ieda d, la Iglesia y

la Te o l o g a , y 3) finalmente, analizar su em pl eo de las ciencias

humanas y sociales como mediacin para la men cion ada lectura

de la realidad social de los po br es y par a qu e la acc in cristia-

na correspondiente sea de caridad histricamente eficaz.

I L A T L C O M O I N T E L E C C I N D E L AMO RL A MISERICO RDIA

En la au toc om pre ns in qu e la T L tiene de s se dio cont i-

nuidad, pe ro tam bi n una ma yo r clarificacin a trav s del

t i e m p o . C o m o f ruto de ella lleg a autodefinirse l t imamente

e n palabras de Jon S O B R I N O ( 3 ) co m o intel igencia delam or y la misericordia. D e ah que c o m o ya se di jo su

cont ribu cin principal a una T C se da en el nivel de la c o m -

prens in mi sm a de la Teo log a y de su m tod o, siend o sus

aportaciones temticas una consecuencia. Pues se t ra ta delco nc ept o m ism o de una Teolo ga no slo ni primariament e

c o m o inteligencia de la fe, sino c o m o articulac in reflexiva

y crtica del lgos del amor; pero en una situacin histrica

de sufrimiento masivo como la latinoamericana, el amor se

hace misericordia que d e s e a ser eficaz.

Desarrollar este primer punto en tres etapas. Primeramen-

te, har ve r c m o esa nuev a autocaract erizacin d e la T L est

en continuidad con la anteriormente dada por Gustavo G U T I -RREZ, aunque implique una novedad ( l . l ) . Luego tratar de

co mp re nd er a sta en relacin con la determ inacin tradicional

(3) Cf. J SOBRINO: Teologa en un mundo sufriente. La Teologa de laLiberacin como intellectus amoris (TLIA), Revista Latinoamericana deTeologa 5 (1988), 243-266; id., Hacer Teologa en Amrica Latina(HTAL), Theologica Xaveriana 39 (1989), 139-156.

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de la Teo log a co mo inteligencia de la fe o fe qu e busca la in-

telec cin (1.2). Por ltimo, tratar de la cuestin de la primaca

de la praxis, que pu ede dar lugar a malentend idos (1.3).

1 1 Evolucin de la autocomprensin de la T L

Ya desde el principio, G U T I R R E Z plante una nue va funcinde la Teo log a, ade ms de la de ser sabidura y ciencia: a saben

la de reflexin crtica de la praxis histrica a la luz de la Pala-

bra (4 ). Prim ero haba t ra tado de la praxis pastoral de la Igle-sia, de ah su anter ior anlisis de la Te ol og a implcita en diver-sas opc ion es pastorales latinoamericanas, sob re t o d o , en laento nces llamada pastoral proftica. Ms ta rde G U T I R R E Zprofund iza y ampla la com pre nsi n de la praxis desde y sobre

la cual reflexio na. Por un lado, la cara cter iza c o m o praxi s de li-beraci n, movida p or la caridad, ante situaciones de profu nda

miseria e injusticia; por o t ro lado, t ra ta en general de la praxishistrica, po r consig uient e, no slo de la praxi s pastoral d e la

Iglesia, sino tam bi n de la secular, social y poltica. Pero ya en -ton ces no slo enfatizaba la caridad c om o motor y alma de la

praxis cristiana de liberacin , sino tam bi n el m o m e n t o con-

templativo de la acci n histrica.

A s es co m o afirma que la teo log a es acto seg undo, refle-

xivo, crtico y te rico . Por consiguiente, supo ne un acto pri-

4) Cf. su obra Teologa de la liberacin. Perspectivas, 2. a ed., Salaman-ca, 1972, pg. 38. Sobre el mtodo de la TL ver mis obras: Teologa de laliberacin y praxis popular, Salamanca, 1976; Teologa de la liberacin y doc-trina social de la Iglesia, Madrid-Buenos Aires, 1987; Situacin de la pro-blemtica del mtodo teolgico en Amrica Latina (con especial nfasis enla TL despus de las dos Instrucciones), en: CELAM, El m todo teolgicoen Amrica Latina, Bogot, 1994.

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mero, al cual se refiere diciendo: Por su predicacin del men-

saje evanglico, po r sus sacra men tos, po r la caridad de susmie mbr os, la Iglesia anuncia y acoge el do n del R ein o de Di os

en el co ra z n de la historia h uman a. La com un ida d cristiana

profesa una fe qu e o pe ra p or la carida d . Ella e s debes e r caridad eficaz, acci n, co mp ro mi so al servi cio de los

homb res. La teolo ga es reflexin, actitud crtica. Lo pr imero

es el co mp rom iso de caridad, de servicio. La teolo ga vienedespus, es acto seg und o ibd., pg. 35 ). Es d e n es reflex in

desde y sobre la caridad histrica, a la luz de la Palabra deDios . Cuando ms tarde G U T I R R E Z exp re se qu e el acto pri-me ro es al mi sm o t i empo contemplativo y prctico, desarr o-

llar lo implicado en el t e x t o mencionado.

Por ello, se pu ed e afirmar q ue ya de sd e el principio el pun-to de partido de la T L no estaba dado propiam ente po r la pra -

xis misma, ya que sta era ya con ceb ida co m o respuesta a un apalabra anter ior pe rc ib id a po r una fe vi va , a saber, la in-

terpe laci n de Cr is to en los pobr es. L a op ci n p or los pobr es

es, po r consiguiente, respues ta de caridad al encuentro conCristo en ellos. Am ba s, contemplacin y praxis c o m o lo ase-vera repetidamente G U T I R R E Z , fo rman el acto p r imero quela Teo log a c o m o acto s egu ndo ref lexion a a la luz de la fe.

En esa mi sma lnea se sitan otras ex pre sio ne s detelogos de la liberacin. Sirvan de ejemplo L E O N A R D O y G_o -D O V I S B O F F cuan do aseveran: El p r im e r mom e n t o es de co n-tem pla ci n silenciosa y dol iente del Crucificado en los cru-

cificados, la cual ex ige ms que con tem pla ci n, una accin

eficaz qu e libera. El crucif icad o q uier e resuc itan ) (5) .

5) Cf. su libro: Como fazer Teologa da Libertacao, Petrpolis, 1986,pg. 38.

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I 2 L a teologa como inteleccin del amor

Segn S O B R I N O sta se hace hoy en Amrica Latina inte-leccin de la mise ricor dia, pues ante un mun do sufriente el

am or se conv iert e en misericordia. Pero cua ndo se trata de

un sufrimiento injusto y opres ivo, a m o r y mise rico rdia implican

pr om oc i n de la justicia y liberacin de la injusticia, de m od o

que el intellectus am or is se hace tam bi n inteligencia de la

justicia y la liberacin, aunque la misericordia no se agote en

la justicia y el amor diga ms que la misericordia.

Para S O B R I N O , sta es totalizante: abar ca a t o d o el hombre,pues incluye una visin de lo real desde el sufrimiento ajeno,responde prcticamente al mismo t ra tando de erradicarlo, y

as encue ntra para s conv ersi n, sentido y salvacin. En la R e -velacin la misericordia es una forma eficaz para mostrar algo

pr imero y ltimo de la realidad de D ios , de Cristo y del hom-bre: test igo so n las par bolas de la miser ico rdi a y las figuras

del padre del hijo prdigo, del buen pastor; del buen samari-

tano. A un qu e se pue den dar razo nes del am or miseric ordioso,

sin em ba rg o hay en ste algo ltimo que no se reduce a razo-nes previas o extern as, pues n ad a hay fuer a del mis mo ejer-cicio que la ilumine o exij a H TA L , pg. 145). En ella radicaun l og os (un sentido y una ver dad ) gratuito (s) que da la

base ms pro fund a d e la teo log a cristiana c o m o inteligenciadel amor, no slo en cuan to sabe r prcti co (m ora l) par a

orientar la vida y cond uct a cristianas, sino tambi n c o m o sa -

ber contemplativo y t er ico de D ios , de Cr is to , de la Iglesia ydel hombre como imagen de Dios en Cristo.

Esto lleva a afirmar la T L formalmente c om o inteligenciadel amor y la misericordia. Pues la reflexin de fe, en cuantoactividad terica y quehacer intelectual, de be reacci ona r en su

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pro pio nivel, es decir; intelectualimente, en fo rm a hu mana y

cristiana, al sufrimiento. Ello su po ne , en pr im er lugar; la conver-

sin de la teo log a de to da eventual pec amin osid ad intelectual.Precisamente el enc uent ro del Se o r en los pob res cue stio na

to da posible ideologizac in del qu eha ce r teo lg ico y lo invita

a adoptar una perspectiva po bre y evanglica. U n pec ad o pr o-

pio de la inteligencia es su ten den cia a so me te r la verd ad

s e g n lo denuncia la C a r t a a los Ro m a no s , po r ejemplo,a oculta r pa ra la reflexin teo lg ica el hec ho del sufrimiento

injusto de tan tos pob res , qu e la cue sti ona e interpe la en c u a n -to tal. Ad e m s, el desc entr arse de la raz n, le ayuda a rec o-

nocer su contingencia, aun c o m o raz n. To d o acto de fe ya lo

implica; per o la T L ha des cub ier to un principio de descentra-

mien to en la alteridad de los pobres en su co nc re cin fctica.

D e ese m o do stos contri buyen a liberar a la teo log a de unaeventual falta de identidad cristiana o de relevancia histrica.

La interpelacin de los pob res es ade ms don y buena no-

ticia pa ra la mi sm a teo log a en cuanto tal, que p or med io de

aqulla recibe nueva luz y sabidura. Los pobres no slo le

ofrec en a la teo log a contenidos, por medi o de su hermenuti-

ca bblica y la as llamada t eol og a popula r, si no que tam bi n

le pro por cio nan a la teo log a aca dm ica una ma yor luminosi-

dad de sus cont enid os teol gic os, gracias a la ptica que abrenp a r a el pensa mient o. El potencial evang eliza dor de los p o-bres , del qu e habla la Co nf er en ci a Episcopal de Puebl a ( D P1.147), eva ngeliza tamb in a la teolo ga. D i c e S O B R I N O : Pa rau na teologa que se base en esa irrupci n (del po bre ) estosignifica que de be asumir activamente en su pro pio que hac erla dime nsin de gratuidad y que una teo log a basada en esa

irrupc in tie ne q ue ser tamb in intellectus gratiae [ inteligenciade la gra ci a ], tien e qu e se r reflexi n so br e lo qu e se le ha

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dado en cuanto dado T L I A , pg. 264). De ah que la teolo-ga se pue da au toc omp ren der c o mo el l gos del amor; en ypor el cual Dios se revela: Dios es amor

R e s u m o lo dicho: la T L se aut oco mpr end e co mo inteli-gencia del amor, en pr imer lugar; po rq ue es reflexin crticaa la luz de la fe, de una prc tica de amo r: la op ci n creyen tede amo r preferencial po r los pobre s y la praxi s de miser icor-

dia libe radora que de ah se deriva: se co no ce mej or lo quese practica (Ignacio E L L A C U R A ) . En segundo lugar, en cuantola misma actividad intelectual, sin perder autonoma terica, seconvi erte y asum e la perspec tiva de compr ens in de los sig-nos de los ti empo s y de la fe que es abi erta p or di cho am o rmisericordioso, perspectiva al mismo t i empo de gratuidad y

de serv icio histrico eficaz. En te rc er trmino, adems del

punto de partida y del enfoque hermenutico, tambin se trata

de la finalidad de la mis ma reflexin teol gic a: ella es teo ra

teo lg ica de una prctica evanglica, pastoral, social, cultural yaun poltica, que desea realizar histri camente la miseric ordia,an ms, se po ne al se rvi cio de l anuncio y de la realizacin ac -

tual y escatolgica del Reino de D ios . Sin embargo, la raznprincipal es que , co mo Di os es amor; su Palabra es palabra en -

carnada de amor y su Espritu es el amor mutuo entre ambos,der ram ado en nuestros cora zon es, po r ello su inteleccin re-

flexiva o teo log a es inteleccin del amor; logos del gape. Porlo tanto, no se trata slo del punto de partida, la perspectiva

hermenutica y la finalidad, sino de la misma formalidad de la

teologa como cristiana.

Por esas caractersticas la teo log a es intrnsecamente espiri-tual, pastoral, social y mistaggica (es decir; que conduce hacia

el Misterio de Dios) , sin perder su especificidad terica. Pues esinteleccin (inteligencia crtica, metdica , sistemtica), pero del

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amor, desde, en y para el amor, el cual desea ser eficaz tanto his-tr ica co mo escatolgicamente, para bien del (de los) ama do(s ).

S e g n S O B R I N O , la auto compr ensi n de la teologa co mointeligencia de la fe y fe que busca la inteleccin en San Agustn,

y luego en San An se lm o y la escolst ica , es una caracter izacinvl ida, p ero histrica; as co m o lo son la de Jrgen M O LT M A N Nde la teolo g a co m o inteligencia de la esper anz a y la que l

pr op on e de la T L c om o inteligencia del am or y la miserico r-

dia. Queremos proponer a g r e g a que la teologa , encuanto intellectus, se co mp re nd a a s mism a desde la trada fe,

e s p e r a n z a y amor; y que, dentro de ella, d prioridad al amor( T L I A , pg. 26 0) . Tal com pre nsi n configura y orient a la inteli-

genc ia de la fe, pe ro tes tim onia que su funcin no es slo ha-c e r avanzar el conocimiento, sino e n g en er al la realizacindel Reino de Dios. D e ah que la realidad mism a de D i o s , suReve lac in y la fe que busca la inteligencia son recomprendi-das. Pues se hace recordar que segn la misma Reve l a -

c i n Dio s se autocomunica com o Verdad viva, pero sobret o d o c om o A m o r miseric ordios o: en la entraa de la revela-

cin del Dios cristiano est la prioridad de la comunicacin

real de Dios sobre el mero saber a ce rca de ella; la prioridadde la volun tad de D io s que el mund o llegue a ser de un a ma-

nera determinada ibd, pg. 26 0) , a saben segn Cr is to y el

Espritu de amor

1 3 Primado de la praxis?

C o n v i e n e prevenir algunos malenten didos que se pued enoriginar de la afirmacin de la T L a ce rca de la op cin po r lospobres, el amor preferencial por ellos, la praxis de liberacin,

como su punto de partida y lugar hermenutico.

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C o n respect o al primero, se de be esclarecer un malenten-dido bastante frecuente, q ue le cont rapone las verdades de la

fe como punto d e par tida de la teolog a. C o n esta afirmacin

se quiere gene ralm ente indicar lo que la T L seala cuando diceque su reflexin se hace a la luz de la fe como enfoque for-

mal (que a segura la pertinencia), mediacin hermenutica, c la-v e de interpretacin y principio de discernimiento. En ese s en -tido, se pue de d ecir que la Reve lacin es punto de partida, sin

con tra dec ir a la T L ; per o ms bien hay que hablar del objeto

formal que hace que el punto de vista sea teolgic o. Por ello lafe tiene la prioridad dentro del crculo herme nu tico que se da

para la T L entr e la inte rpre tacin de la realidad social a la luzde la Palabra de Dio s y la poste rior reco mpr ensi n teolgic ade sta desde la experiencia y realidad sociales, previamente in -terpretadas, juzgadas y valoradas a partir de la misma Palabra.

C o m o dije antes, cu ando la T L po ne la prax is o la realidadhistrica como punto de partida, se refiere a la mencionada

distincin entre el acto primero, de fe viviente y caridad ope-

rante en la historia, y el acto seg und o, reflexivo, crtico y t e -

rico, pro pio de la teolog a. Por o t ro lado, G U T I R R E Z afirmd e s d e el principio y luego explcito c a d a vez ms el mo me nt ode fe, contemplativo y receptivo, del encuentro de Cristo en

los pobres, co mo for man do parte del acto primero, junto con

la praxis de liberacin en cuanto respuesta prctica, posteriora d icho en cuen tro creyen te. Por consiguiente, cua ndo la T L

habla de opcin por los pobres, amor y liberacin, no se trata

de cualquier opci n p o r ejemplo, ideolgica o mera mente

polt ica, sino de la que surge desde la fe que opera por la

caridad.

O t r o s p roble mas se presentan cua ndo la T L afirma la op -

cin y amor preferencial por los pobres como precompren-

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sin y desde donde o lugar hermenutico, el cual abre la p-

tica, perspectiva y horizonte de interpretacin tanto de la reali-

dad social c o m o de la mis ma Palabra de Dios . A s es co moS O B R I N O habla del m un do de los po br es c o m o lugar de lateologa.

La opci n de amo r (agpica) del te log o po r los pobr essirve legtimamente c om o lugar herm enu tico desde donde

interpretativo) para la teologa, el cual c o m o expe rien cia

particular de fe y amor le permite descubrir en la Revela-cin asp ectos nuevos, no suficientemen te expli citados y qui z

olvidados. Lo reconoce Libertatis Conscientia, la segu nda Ins-t ruccin de la Congregacin para la Doctrina de la Fe sobre

la T L , diciendo: una reflexin teolgica desarrollada a partirde una experiencia particular puede constituir un apor te muy

positivo, ya que permite po ne r en evidencia algunos aspec tos

de la Palabra de D ios , cuya riqueza total no ha sido an ple-namente percibida (Nro. 70).

To d a opci n, to da praxis, t o d o t ipo de amor abre o cierrauna pre-comprensin, una perspectiva, un enfoque, como yalo reco no ci si empre la expe ri enci a espiritual cristiana, qu e

sabe c on San Pablo que el peca do pue de s om et er la verd ad eimpedir su visin pl ena y no def orm ada : sea la ver dad so bre la

realidad social, sea la de la Escritura. La tradicin reconocecon San Ignacio de Loyo la que las afecc iones des ordena das ,

lo s intereses esp reos y los amo res idoltricos pro mue venuna ilusin bajo es pecie de bien, que mo der na men te se lla-mar racionalizacin F R E U D ) O ideol oga M A R X ) . Pore n d e , la conversin del corazn es al mismo t i empo el presu-puesto de una conversin de la mente metanoia), que implica

un cambio radical en el horizonte de comprensin de todas

las cosas.

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Pues bien, la rectitud del corazn, la actitud prctica deconversin a la Verdad, la ortopraxis, son condicin (pragmti-

ca) para no so me ter la verd ad de la Revelaci n y pod er rec o-nocer su luz. Pero no es la actitud prctica la causa de la co-municacin y mocin de Dios , ni de su con oci mie nto o re co -nocimiento, ni es ella quien juzga a la Revelacin, sino locontrario. Con todo , ella es condicin s/'ne qua non (es decir,

necesaria).

Si lo dicho lo apli camo s a la op ci n y amor po r los pob res ,po dr em os distinguir la riq uez a de la aport ac in de la T L y los

riesgos que se encierran en una eventual falsa inteleccin.Pues si la reflexin teolgica supone un acto primero, ste tie-ne q ue s er cristiano y evanglico, es decir, deb e trata rse del

encuentro de fe con Cristo en los pobres y de una respuesta

prctica de caridad que en Cristo opta por los pobres, y no

de cualquier experiencia de los pobres y opcin por ellos,

pues c o m o se di jo podran estar ideologizadas.Por lo tanto la pt ica q ue s e tiene de sde los pobre s y el

amor preferencial por ellos deben ser los de Cristo pobre en

los pobres, abierta por la pobreza de Cristo en el corazn delmismo intrprete en cuanto creyente y operante en Cristo

pobre. Claro est que tanto la perspectiva como la praxis de-

ben estar encarnadas en la realidad hi strica, social y cultu ral.

Pero esas mediaciones histr icas en las qu e la fe y la car idadtoman cuerpo, deben ser discernidas a partir de estas ltimas,

a fin de que no corran el peligro de deformar ideolgicamen-te la pers pect iva, o de red ucir la a lo mer amen te social y pol-

t ico (aun legtimo). D e esto hablar algo ms det enidam ente

en el siguiente apartado.

En esas condiciones dicha ptica no slo ser legtima y

fruct uosa para la teolog a, sino tamb in preferente (aunque no

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exclusiva), segn la ndole de la Revelacin cristiana y de suespritu, en los cuales la pobreza de Cristo y en Cristo ocupa

un lugar central. Tal es la opcin novedosa, al menos por su

exp lic ita ci n de una T L rectamente entendida, y all radica

una contribucin importante de la misma a la T C .

P or consiguiente, aunque se de ba hablar de un primadode la praxis (de fe y caridad) co n respec to a la teo ra (teo l-

gica), debe con t o d o re co no ce rs e una primac a de la fe sob rela praxis y un pri mado de la caridad en la teo log a ente ndidaco mo inteleccin de la fe, la esper anz a y la caridad, c on

prioridad de esta ltima, pues la ma yo r de las tre s es el

am or (I C o r I 3, 12).

2. L A L E C T U R A T E O L G I C A D E LOS S IGNOSDE LO S T IEMPOS Y L A T C

N o es exclusivo de la T L interpretar teolgicamente

c o m o lo hizo el Con cil io Vaticano I I los signos de los

tiempos, ni considerar la irrupcin de los pobres en la

soc iedad y la Iglesia c omo uno de esos signos. En este puntosu peculiaridad consiste, por un lado, en reconocer dichairrupcin como hecho mayor para la Iglesia y aun para la misma

teologa; por o t ro lado, en re co no ce r la manifestacin actual

de Dios, en la interpelacin de los pobres y la opcin preferen-

cial por ellos, sin descuidar la dada en el pasado, en Israel, en

el Jess his trico , en la Iglesia apost lic a y la tradic in . Por elcontrario, interpreta y juz ga dicho signo de los ti empos a par-

tir de la Escr itu ra y la tradic in viva de la Iglesia.

Por consiguiente, o t ro de los apo rtes de la T L a la T Cconsiste en invitarla a des cub rir y di scerni r a la luz de la Es -

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critura y la tr ad ic i n la manifestacin presente del amor de

Dios , d e Cri sto , de la Iglesia, en y hacia los pobres, sufrientesy excluidos. As se explicitan virtualidades de la Palabra ya re-velada en Cri sto , se tiene en cuen ta al Espritu actuando hoy enla Iglesia y en la historia especialmente en los pobres, y enla solidaridad entre ellos y con ellos, Espritu que nos re-cuerda y actualiza t o d o lo que Jess nos revel de Dios comoamor misericordioso y su preferencia por los pobres, y la pro-

mueve en la Iglesia y en muchos hombres y mujeres de buena

voluntad.

A s es co m o la T L apo rta una preciosa clave hermenuticatanto para reflexionar, desarrollar y sistematizar tericamente

una T C , cuanto tambin para encontrar vas prcticas de surealizacin histrica pastoral y s o c i a l y escato lgica .

3. LAS MEDIACIONES HISTRICAS T E R I C A S Y P R C T I C A S DE L A T C

O t r a de las caracterstic as de la T L es su uso de las c ien-cias humanas y sociales como mediacin analtica (terica)para que la fe lea teo lg ica me nte dic ho signo de los tie mpo s,as como para que la caridad encuentre caminos viables de

realizacin ( med iaci one s prcticas). Tal uso se deb e no tantoal aprecio de ese nuevo t ipo d e racionalida d (adem s de la fi-losfica) o a con sid era cio nes epistem olgic as, sino porq ue el

amor por los pobres quiere ser histricamente eficaz.

En ello consiste o t ra apor tacin importante de la T L a laT C , que si n e m ba rg o incluye sus propios riesgos. Pues enla historia actan tanto la gracia y el am or c o m o el pec ado ,que no pocas veces se condensa en pecado social y es-

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tructuras de pecado (cf. J U A N PA B L O II, Reconciliatio et Paeni-tentia, 16; Sollicitudo Rei Socialis, 36, 40 ). Pues bien , las cienc ias

sociales dan a la te olo g a el ins t rumento para analizar dichas

estructuras, sus causas y sus efectos. Por consiguiente, pue den

servir de mediacin instrumental, aunque intrnseca, para la

lectu ra (inte rpret acin y juicio) de la realidad social a la luz de

la fe y a fin de qu e la cari dad p ro mu ev a estrategias liber ador aspara transfo rmar la segn el Evangelio. L o afirma la Instruccin

Libertatis Nuntius (de la Con gre gac in para la Do ct ri na de la

Fe): e s evid ent e que el co no ci mi en to cientfico de la situaciny de los posibles cam inos de trans form acin social es el pre-supuesto para una accin c a p a z de conseguir los fines que se

han fijado. En ello hay una seal de la ser ieda d del c om p ro m i-

so ( N r o . V I I - 3 ) . A s una T C podr descubrir los mecanis mospe rv er so s que se op on en a la can dad , las estr uctura s de

solid arid ad qu e la fav orec en o e nca rna n, las alternativas v i a -

bles para cam biar los prim ero s y cons truir o foment ar las l-timas.

Conviene recordar que, entre las diferentes lneas de la T L ,

la as llamada es cue la argentina (6) ac entu (c om o, graciasa su influjo, lo hizo la Conferencia de Puebla) j u n t o al an-lisis socioestructural la releva ncia ta mb in del anlisis histri-

co-cultural, pues mucha s v e c e s la injusticia ante los pobres

6) Juan Luis S E G U N D O la llama teologa del pueblo en Liberacin dela teologa, Buenos Aires, 1 9 7 4 , pg. 2 6 4 . Asimismo cf. mi libro -ya cita-do Teologa de la liberacin y doctrina social de la Iglesia, en especial, pgs.61 ss.; ve r tambin mi obra Evangelizacin, cultura y teologa, Buenos Aires,1990; S . POLITI, La teologa del pueblo. Una propuesta argentina a la teolo-

ga latinoamericana 1967-1975), Buenos Aires, 1 9 9 2 ; R . F E R R A R A - C M.

GALLI, Presente y futuro de la teologa en Argentina. Homenaje a Lucio Gera,Buenos Aires, 1997 .

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a u n la estructura l e instit ucion al tiene profu ndas ra ces

histricas y culturales. Pa ra u na T C tal anlisis tien e es pecial

importancia, sobre t o d o si c o m o lo desean los ltimos

P a p a s t iene como objetivo pr om ov er una civilizacin del

am or (Pablo VI ) y una cu ltur a globaliza da de la solidaridad

J U A N PA B L O II, Ecclesia in America 55).

Pero dichas impor tantes apo rtac ione s de la T L a la T C tie-

nen sus peligros, cu and o se ado ptan m to do s de anlisis social

o estrategias de acci n en ellos basadas (por ejemplo, decu o m arxi sta o neolibe ral), que estn ideol ogiz ados y no son

compatibles co n la com pre nsi n cristiana del hom bre , la so -

ciedad y la Hist oria. L a citada Instrucc in Libertatis Nuntius lo

afirma diciend o: El ex am en crtico d e los m to do s de anlisis

to ma do s d e otras disciplinas se im po ne de m o d o especial al

te lo go . L a luz de la fe es la qu e pro vee a la teo log a sus prin-

cipios. Po r es o la utilizacin p or la teo log a de apor tac ion es fi-

losficas o de las ciencias huma nas tiene un val or ins tru me n-tal y debe ser ob je to de un discernimiento crtico de natura-

leza teolgica ( Nr o. VII-10).

Sin em ba rgo , el uso instrumental de las ciencias hu -manas y sociales no deja de ser una contrib ucin fun dam en-

tal que hizo la T L a la Do ct ri na S o c i a l de la Iglesia (7) y auna T C que qui era acer ta r en sus diagn sticos y en la b s -q u e d a d e alternativas viables a la actual situacin d e p ec ad o

social en Am r ic a Latina y en un mun do c a d a vez ms glo-bal izado.

7) Cf. F. MONTES: Apor tes de la Teologa de la Liberacin a la Doc-trina Social de la Iglesia , en C E L A M , Doctrina Social de la Iglesia en Amrica

Latina, Bogot, 1992, 733-746.

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4. A MOD O DE SN TESIS

Para resumir, enu mera r algunas de las apo rt aci ones antesexpues tas s o b r e t o d o metodolgicas y epis temo lgic asque la T L ofrece a la T C , aunque no seguir el ord en de mi

anterior exposicin.

1) Deseo nombrar, en pr imer lugar, la ta rea qu e. la T Lpr op on e a la T C , de descubrir, discernir e interpretan a la luz

de la Palabra de Dios , la actual manifestacin del amor de Dios,de Cristo, de la Iglesia, en la presente situacin histrica, ascomo reconocer las exigencias aun estructurales e instituciona-

les de caridad que dicha situacin sobre t o d o la de los po-bres, desempleados y excluidos en esta poca de globaliza-c i n plantea a la Iglesia y, en general, a t o d o hombre y mu-jer de buena voluntad.

2) D e s d e all se replantea la recomprensin de la mismateologa y de cada una de sus especializaciones exgesis bbli-ca, historia de la Iglesia, teologas fundamental, dogmtica, mo-ral, pastoral, etc.) como inteligencia de la caridad qu e, ante elsufrimiento, se hace inteligencia de la misericordia. A s se logra

una clave hermenutica especficamente cristiana y muy actual,tanto para la interpretacin de la Palabra de Dios , la tradiciny la historia de la Iglesia, cuanto para la reflexin sistemtica ypara la praxis cristiana personal, pastoral, cultural, social y aunpoltica.

3) D e ah se derivan nfasis temticos, co mo son la co m-prensin de Dios uno y trino c o m o amor; del amor pascual de

Cris to , del Espritu de amor la misin de caridad ope ran te dela Iglesia, el hecho de que slo el amor es digno de fe, laprimaca de la caridad en la teolo g a moral y en la vida cris-tiana, la inteleccin de la gracia, las vir tud es y los sac ram ent os

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e n especial la Eu ca ris ta de sd e la ptica del amor; el de -rec ho d e la Iglesia c o m o institucionalizacin del am or , etc.,no olvidando nunca su dimensin encarnada, inculturada e his-tricamente situada.

4) Al mism o t iemp o se tendrn en cuenta c o n la im-prescindible ayuda del anlisis social, histrico y cultural lamordiente histrica y la eficacia prctica del amor misericordio-so tanto en el mb ito estrictamente pastoral co m o en los se -

culares, as c o m o el planteo de las cor res po nd iente s estrate-gias de accin estrategias de lo humano) para la realizacinefectiva del amor en todas esas dimensiones.

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scannone aportaciones de la tl a la teologia de la caridad

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