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LA DEDICACIÓNDEL TEMPLO

POR SALOMÓN,EL HĲ O DE DAVID

Sábado, 18 de septiembre de 1999Mixco Guatemala

Es nuestra intención hacer una transcripción fi el y exacta de este Mensaje, tal como fue predicado; por lo tanto, cualquier error en este escrito es estrictamente error de audición, transcripción e impresión, y no debe interpretarse como errores del Mensaje. El texto contenido en esta conferencia puede ser verifi cado con las grabaciones del audio o del video. Este folleto debe ser usado solamente para propósitos personales de estudio hasta que sea publicado formalmente.

NOTA AL LECTOR

Notas

DR. WILLIAM SOTO SANTIAGO22

Que este lugar sea de bendición para todos los hijos e hijas de Dios; y Dios aquí les hable directamente al alma, de cada ser humano que esté al alcance de la Palabra que salga de este lugar. Y que Dios siga añadiendo más y más personas a Su Cuerpo Místico, y siga trayendo más y más personas a este lugar para servir a Dios y escuchar Su Palabra. En el Nombre Eterno del Señor Jesucristo. Amén y amén. Muchas gracias por vuestra amable atención, amados amigos y hermanos aquí presentes escuchando nuestro tema: “LA DEDICACIÓN DEL TEMPLO POR SALOMÓN, EL HIJO DE DAVID”. Y ahora, el Hijo de David, Cristo, es el que dedicará el Nuevo Templo, que es Su Iglesia. “LA DEDICACIÓN DEL TEMPLO POR SALOMÓN, EL HIJO DE DAVID”.

LA DEDICACIÓN DEL TEMPLOPOR SALOMÓN, EL HIJO DE DAVID

Dr. William Soto SantiagoSábado, 18 de septiembre de 1999

Mixco, Guatemala

Muy buenas tardes, amados amigos y hermanos presentes en esta dedicación de este lugar para

la adoración a Dios y para escuchar Su Palabra en este tiempo fi nal. Toda dedicación de un templo es tipo y fi gura del Templo de Dios, del Templo de Jesucristo, el cual Él está construyendo de etapa en etapa, de edad en edad, y es también tipo y fi gura del Templo que está en el Cielo. Y ahora veamos la dedicación de un templo que fue fabricado, construido, y en donde no se escuchó ruido de martillos. Y ahora, vean ustedes, fue una construcción muy especial, porque no se escuchó ruido de martillos. Y decirle a un grupo de personas que construyan un templo y que no se escuche ruido de martillos, les dicen así y dicen: “No, no. Ustedes están buscando a unos contratistas raros, diferentes a nosotros; por lo tanto… Nosotros usamos martillos, usamos clavos, usamos serruchos, usamos todas estas herramientas, y hacen


bastante ruido”. Así que no tenían esa clase de carpinteros allí. Carpinteros que no hacían ruido con martillos ni cosas así: traían ya todo listo y lo iban colocando, ensamblando1. Y ahora vamos a ver aquí cuando el rey Salomón dedicó ese templo… Recuerden que un templo sin lugar santísimo… Estos templos que eran construidos en medio del pueblo hebreo, sin lugar santísimo no sería un templo, porque el lugar santísimo es donde está la presencia de Dios. Y ahora, veamos en el capítulo 8… Primera de Reyes, capítulo 8, verso 1 en adelante, dice: “Entonces Salomón reunió ante sí en Jerusalén a los ancianos de Israel, a todos los jefes de las tribus, y a los principales de las familias de los hijos de Israel, para traer el arca del pacto de Jehová de la ciudad de David, la cual es Sion. Y se reunieron con el rey Salomón todos los varones de Israel en el mes de Etanim, que es el mes séptimo, en el día de la fi esta solemne. Y vinieron todos los ancianos de Israel, y los sacerdotes tomaron el arca. Y llevaron el arca de Jehová, y el tabernáculo de reunión, y todos los utensilios sagrados que estaban en el tabernáculo, los cuales llevaban los sacerdotes y levitas. Y el rey Salomón, y toda la congregación de Israel que se había reunido con él, estaban con él delante del arca, sacrifi cando ovejas y bueyes, que por la multitud no se podían contar ni numerar. Y los sacerdotes metieron el arca del pacto de Jehová en su lugar, en el santuario de la casa, en el lugar santísimo, 1 1 Reyes 6:7

LA DEDICACIÓN DEL TEMPLO POR SALOMÓN… 21

de la presencia de Dios; así también la plenitud de Dios entrará a la Iglesia de Jesucristo, y tendremos a una Iglesia adoptada: con sus hijos en cuerpo eternos, en donde estará la manifestación de Dios en toda Su plenitud. Y ahora, Cristo en el Día Postrero dedicará a Dios esa Casa, que es Su Iglesia, para que Dios more en Espíritu Santo en toda Su plenitud, tanto en el mensajero del Día Postrero como en todos los escogidos del Día Postrero; y también en los mensajeros de las diferentes edades y también en los miembros de la Iglesia de las diferentes edades. Y así habrá un Templo espiritual, la Iglesia, llena de la plenitud de Dios, con cuerpos eternos. Ese es el Templo de Dios, el Tabernáculo de Dios, en el cual Dios morará en toda Su plenitud. La dedicación del tabernáculo que construyó Moisés y la dedicación del templo que construyó Salomón, y cada dedicación que se hace de un templo, está señalando a la dedicación del Templo espiritual de Cristo, el cual pronto será dedicado a Dios para morada en Espíritu Santo en toda Su plenitud. Pero Cristo está todavía construyendo ese Templo, y va por el Lugar Santísimo ya; y cuando entre hasta el último de los escogidos de Dios en el Lugar Santísimo, en esa parte del Templo espiritual (que es la Edad de la Piedra Angular), se habrá completado la construcción y será dedicado a Dios, para que Dios more en toda Su plenitud; y Dios se manifestará en toda Su plenitud en Su Iglesia: todos tendremos un cuerpo eterno y glorifi cado. Ahora, hemos visto lo que signifi ca la dedicación de un templo para Dios. Pero estos templos terrenales son tipo y fi gura, o sea, representa eso que Dios va a hacer, y esa dedicación.


Iglesia del Señor Jesucristo. Ahora, continuamos aquí leyendo; dice: “… y miembros de la familia de Dios, edifi cados sobre el fundamento de los apóstoles y profetas, siendo la principal piedra del ángulo Jesucristo mismo, en quien todo el edifi cio…”. ¿Ven? Es un edifi cio, pero un edifi cio humano, un edifi cio compuesto por los miembros de la Iglesia de Jesucristo. “… en quien todo el edifi cio, bien coordinado, va creciendo para ser un templo santo en el Señor (ese es un Templo espiritual); en quien vosotros también sois juntamente edifi cados para morada de Dios en el Espíritu (para Dios morar en nosotros en Espíritu Santo en toda Su plenitud)”. Ya con el nuevo nacimiento, al recibir a Cristo como nuestro Salvador, lavar nuestros pecados en Su Sangre y recibir Su Espíritu: recibimos las primicias del Espíritu; y en adición, recibiremos en el Día Postrero la plenitud del Espíritu, al ser transformados. Y entonces tendremos la doble porción: las primicias, que es el cuerpo teofánico, y luego el cuerpo físico; y así tendremos cuerpo teofánico de la sexta dimensión y cuerpo físico eterno y glorifi cado, igual al cuerpo de Jesucristo; y así seremos a imagen y semejanza de nuestro amado Señor Jesucristo; y entonces lo veremos a Él en Su cuerpo glorifi cado. Y así será dedicado el Templo espiritual de Cristo. Y así como vino al tabernáculo que construyó Moisés, y se llenó la casa de la presencia de Dios; y así como Salomón dedicó el templo a Dios, y se llenó la casa de la nube,


debajo de las alas de los querubines (o sea, debajo de las alas de los querubines de madera de olivo que Salomón había construido, los cuales fueron cubiertos con oro; eran unos querubines gigantes que fueron colocados en el lugar santísimo, uno a cada lado, y el arca fue colocada en el centro). Porque los querubines tenían extendidas las alas sobre el lugar del arca, y así cubrían los querubines el arca y sus varas por encima. Y sacaron las varas, de manera que sus extremos se dejaban ver desde el lugar santo, que está delante del lugar santísimo, pero no se dejaban ver desde más afuera; y así quedaron hasta hoy. En el arca ninguna cosa había sino las dos tablas de piedra que allí había puesto Moisés en Horeb, donde Jehová hizo pacto con los hijos de Israel, cuando salieron de la tierra de Egipto. Y cuando los sacerdotes salieron del santuario, la nube llenó la casa de Jehová. Y los sacerdotes no pudieron permanecer para ministrar por causa de la nube; porque la gloria de Jehová había llenado la casa de Jehová”. Que Dios bendiga nuestras almas con Su Palabra y nos permita entenderla. Nuestro tema es: “LA DEDICACIÓN DEL TEMPLO POR SALOMÓN, EL HIJO DE DAVID”. La primera dedicación de un templo para Dios la realizó el profeta Moisés: por orden divina, Dios le mostró el Plano Divino. O sea que Moisés vio el Templo del Cielo, y Dios le mostró cómo construir en la Tierra un templo que tipifi cara el Templo del Cielo; y Dios le mostró todos esos símbolos que él tenía que colocar en ese tabernáculo;


y le dijo cómo hacer ese tabernáculo: qué le pondría por techo, qué le pondría por paredes, qué le pondría por piso, y así por el estilo; y las cosas que estarían dentro de ese templo. Y luego, el mismo Moisés ofreció el sacrifi cio del becerro (o becerra bermeja), y luego ofreció también el sacrifi cio del macho cabrío. Y vean ustedes, llevaron allá dentro del lugar santísimo - llevó dentro del lugar santísimo la sangre del macho cabrío. Veamos, Hebreos, capítulo 9, nos dice… Ahora, así fue bajo el primer Pacto. Capítulo 9, verso 16 en adelante, dice: “Porque donde hay testamento, es necesario que intervenga muerte del testador. Porque el testamento con la muerte se confi rma; pues no es válido entre tanto que el testador vive. De donde ni aun el primer pacto fue instituido sin sangre. Porque habiendo anunciado Moisés todos los mandamientos de la ley a todo el pueblo, tomó la sangre de los becerros y de los machos cabríos, con agua, lana escarlata e hisopo, y roció el mismo libro y también a todo el pueblo, diciendo: Esta es la sangre del pacto que Dios os ha mandado. Y además de esto, roció también con la sangre el tabernáculo y todos los vasos del ministerio. Y casi todo es purifi cado, según la ley, con sangre; y sin derramamiento de sangre no se hace remisión. Fue, pues, necesario que las fi guras de las cosas celestiales fuesen purifi cadas así…”. O sea que todos aquellos símbolos que estaban allí


y se casan, usted consiguió una princesa, una hija del Rey celestial; y ustedes, jovencitas, consiguieron un príncipe, un hijo del Rey celestial. Y cuando estemos en el Reino Milenial comprenderemos mucho mejor lo que signifi ca conseguir…: un joven conseguir una princesa, y una joven conseguir un príncipe, pues estaremos como reyes y sacerdotes en el Reino Milenial. Ahora, vean ustedes, somos miembros de la Familia de Dios, de la Realeza; tenemos Sangre de Cristo. Dicen que las personas de la realeza tienen sangre azul, le llaman así; aunque la sangre es roja siempre, pero como dicho pues usan ese dicho. Nosotros tenemos la Sangre de Jesucristo nuestro Salvador, y por consiguiente somos de la Realeza celestial. ¿Cómo vamos a ser reyes si no pertenecemos a la Realeza? ¿Ven? Entonces, al pertenecer a Cristo y haber nacido por medio de Cristo en la Casa de Dios, en la Familia de Dios, somos descendientes de Dios; y por consiguiente herederos de Dios y coherederos con Jesucristo nuestro Salvador7. Por lo tanto, siendo herederos, Él nos ha hecho reyes y sacerdotes. Nos limpió con Su Sangre preciosa, nos redimió con Su Sangre, y nos ha hecho para nuestro Dios reyes y sacerdotes8. Y en el Reino Milenial estaremos gobernando, reinando con Él; y para el Reino Milenial los reinos de este mundo serán de nuestro amado Señor Jesucristo9 y de Su pueblo, porque el Reino será dado al pueblo de los santos10, y el pueblo de los santos es la

7 Romanos 8:178 Apocalipsis 1:5-6, 5:9-109 Apocalipsis 11:1510 Daniel 7:27


vean para qué hemos sido llamados por Cristo en este tiempo fi nal: para ser parte de la Casa de Dios, de esa Casa espiritual, de esa Familia celestial: la Familia de Dios, la descendencia de Dios, la cual es un Templo espiritual donde Dios en Espíritu se manifi esta. Y esa Familia, esa Casa, está siendo creada de etapa en etapa; y ahora le ha tocado la etapa, de la creación de esa Casa, la etapa del Lugar Santísimo; y el territorio es la América Latina y el Caribe. Por eso está llamando y juntando a Sus escogidos latinoamericanos y caribeños en este tiempo fi nal; y aunque se hayan ido a otras naciones, hasta allá les llega el Mensaje. Y cuando se termine la construcción de esa Casa, la creación de esa Casa, de esa Familia celestial, entonces vendrá la dedicación de esa Casa; y Cristo, el Príncipe descendiente del rey David, será el que se manifestará y dedicará a Dios esa Casa para morada de Dios en Espíritu Santo en toda Su plenitud. De lo cual también nos habló San Pablo en su carta a los Efesios, capítulo 2, verso 19 al 22, donde dice: “Así que ya no sois extranjeros ni advenedizos, sino conciudadanos de los santos, y miembros de la familia de Dios…”. ¿Saben lo que signifi ca ser un miembro de la Familia de Dios? Eso signifi ca ser un hijo o una hija de Dios; y eso signifi ca que si Él es Rey, entonces somos hijos de un Rey: del Rey de reyes y Señor de señores; y por consiguiente pertenecemos, vamos a decirlo… a la Realeza del Cielo, a la Realeza de los Cielos y de la Tierra; y eso signifi ca que el gobierno del universo completo está en las manos de Dios y de Su Familia. Jóvenes, cuando ustedes se enamoran de una creyente


dentro del templo, o sea, todas las cosas que Moisés allí hizo, son nada menos que los tipos y fi guras de las cosas celestiales, de las cosas del Cielo. Por eso el tabernáculo que construyó Moisés representa el Templo celestial y también representa a la Iglesia del Señor Jesucristo; porque la Iglesia del Señor Jesucristo es un Templo espiritual. Dice: “Fue, pues, necesario que las fi guras de las cosas celestiales fuesen purifi cadas así; pero las cosas celestiales mismas, con mejores sacrifi cios que estos”. Las cosas celestiales serían purifi cadas con sangre, pero no con sangre de un animalito, sino con la Sangre preciosa de nuestro amado Señor Jesucristo. Y por eso, siendo que los miembros de la Iglesia del Señor Jesucristo vienen del Cielo: vienen de la séptima dimensión, sus almas vienen de la séptima dimensión, y pasan por este planeta Tierra donde obtienen un cuerpo mortal, corruptible y temporal; y por consiguiente han aparecido en un valle de sombra y de muerte, en donde cada alma de Dios tiene que agarrarse de la vida eterna, que es Jesucristo, porque de otra forma pierde su vida: pierde la vida eterna, se le escapa la vida eterna. Pero así como hubo un sacrifi cio para los primogénitos que estaban en Egipto, para la ocasión en que la muerte vendría sobre todos los primogénitos en Egipto… Allí estaba el sacrifi cio del cordero pascual, y la sangre aplicada sobre el dintel y los postes de los hogares de los hebreos, para que no murieran los primogénitos del pueblo hebreo2. Y para que no mueran los primogénitos del Israel celestial, los primogénitos del Cielo, los primogénitos de la Casa de Dios, la Casa del Cielo, la Familia del Cielo; 2 Éxodo 12:1-28


para que no mueran: la Sangre del Cordero Pascual, de Jesucristo nuestro Salvador, ha sido derramada en la Tierra, y ha sido colocada sobre el dintel de la puerta de nuestra alma, en nosotros como individuos, para que la muerte no entre a nuestras almas y podamos vivir eternamente. Y también en la Casa de Dios, que es la Iglesia como Cuerpo Místico de creyentes, ha sido colocada la Sangre de Jesucristo, el Cordero de Dios; ahí en la Puerta (y la Puerta es Jesucristo nuestro Salvador), ahí está la Sangre que nos protege para que no muramos, para que la muerte no pueda llegar a nosotros, sino que permanezcamos con Cristo; porque el que entra por esa Puerta: “El que por mí entrare, será salvo”3, dice el Señor Jesucristo. Él es la Puerta del Redil de las ovejas, y el Redil de las ovejas es la Iglesia del Señor Jesucristo; y en esa Puerta está la Sangre de Redención, la Sangre que impide que la muerte entre a esa Casa; porque esa Casa está llena de vida eterna, la cual nos da Jesucristo nuestro Salvador. Y ese es el único lugar seguro: estar en la Casa de Dios entrando por la Puerta, que es Jesucristo nuestro Salvador; y eso es estar en Cristo, porque Cristo es Su Iglesia también. Así como un grano de trigo cuando es sembrado: nace, y lo que aparece no es un grano de trigo: es una planta de trigo; y esa planta es el grano de trigo convertido en planta de trigo para llevar muchos granos de trigo. Y Cristo, al morir en la Cruz del Calvario, resucitar y ascender al Cielo: ahora la Iglesia del Señor Jesucristo es Su Cuerpo Místico de creyentes, donde Él está para reproducirse en muchos granos de trigo, en muchos hijos e hijas de Dios. Siendo Él el Hijo de Dios, ¿Su reproducción es qué? Hijos e hijas de Dios.3 San Juan 10:9


Piedra Angular, que es la Edad del Lugar Santísimo de ese Templo espiritual de Jesucristo. Y las buenas noticias para nosotros son: que es en la América Latina y el Caribe donde Jesucristo está creando, construyendo, el Lugar Santísimo de Su Templo espiritual, con piedras vivas, con seres humanos; y Él es el Príncipe que construiría, que crearía, ese Templo para Dios. En Primera de Pedro, capítulo 2, verso 4 en adelante, dice: “Acercándoos a él, piedra viva, desechada ciertamente por los hombres, mas para Dios escogida y preciosa, vosotros también, como piedras vivas, sed edifi cados como casa espiritual y sacerdocio santo, para ofrecer sacrifi cios espirituales aceptables a Dios por medio de Jesucristo. Por lo cual también contiene la Escritura: He aquí, pongo en Sion la principal piedra del ángulo, escogida, preciosa; Y el que creyere en él, no será avergonzado. Para vosotros, pues, los que creéis, él es precioso; pero para los que no creen, La piedra que los edifi cadores desecharon, Ha venido a ser la cabeza del ángulo; y: Piedra de tropiezo, y roca que hace caer, porque tropiezan en la palabra, siendo desobedientes; a lo cual fueron también destinados. Mas vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, [gente] santa, pueblo adquirido por Dios, para que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable…”. Ahora miren todo lo que somos delante de Dios, y


físico eterno y glorifi cado e inmortal, un cuerpo igual al cuerpo de Jesucristo; y físicamente entraremos a vida eterna también. Y entonces estaremos como inmortales no solamente en nuestra alma y no solamente en nuestro espíritu teofánico, sino también en nuestro cuerpo que tendremos, el cual será un cuerpo glorifi cado igual al cuerpo de nuestro amado Señor Jesucristo. Hay tres clases de cuerpos: cuerpo físico, cuerpo angelical y cuerpo glorifi cado; y hemos de obtener el cuerpo glorifi cado muy pronto. Y ahora, siendo que somos miembros del Cuerpo Místico de Cristo, o sea, de la Casa de Dios (la Casa de Dios, la Familia de Dios, la descendencia de Dios), ese es el Templo de Dios. Y ahora, ese Templo lo ha estado construyendo, lo ha estado creando nuestro amado Señor Jesucristo viniendo en Espíritu Santo de etapa en etapa, y llamando y juntando a Sus escogidos en cada edad, y así construyendo cada parte de Su Iglesia. En cada edad crea esa edad llamando y juntando a los escogidos de esa edad, por medio de la manifestación de Cristo en Espíritu Santo a través del mensajero de cada edad; y así va creciendo el Templo espiritual de Cristo en la construcción que Cristo está realizando. Y tenemos el Lugar Santo, que corresponde a las siete etapas o edades de la Iglesia gentil con los siete ángeles mensajeros; en el candelabro está representado el Cuerpo Místico de Cristo de las siete edades con los siete ángeles mensajeros; pero luego de las siete etapas y los siete ángeles mensajeros, viene la Edad de la Piedra Angular. Y así como hubo un territorio donde se cumplió cada edad, hay un territorio donde se cumple la Edad de la


Y ahora, podemos ver que esa Casa es la Familia de Dios. No es una casa de cuatro paredes, sino que es una Casa de seres humanos. Es una Casa, una Familia, una descendencia: la Familia de Dios, la descendencia de Dios. ¿Sabían ustedes que Dios tiene descendencia? No tiene ascendencia, pero tiene descendencia. ¿Ven? No tiene ascendencia, porque a Él no lo hizo otra persona; pero nosotros somos descendientes Suyos. Y ahora, vean ustedes, la descendencia de Dios tenía que ser purifi cada con la Sangre del Señor Jesucristo, del Sacrifi cio perfecto. Y por eso es que encontramos que Dios en el Antiguo Testamento refl ejó en aquellos sacrifi cios lo que Dios realizaría en la Venida del Mesías, en Su Primera Venida, muriendo en la Cruz del Calvario, ¿para qué? Para la purifi cación, con Su Sangre, de todos los hijos e hijas de Dios, de todos los descendientes de Dios. Y ahora, vean ustedes, nuestras almas vienen de Dios; pero el cuerpo físico, mortal y corruptible que hemos recibido en la Tierra, ha sido en la permisiva voluntad de Dios obtenido; y también el espíritu del mundo que recibimos cuando nacimos por medio de nuestros padres; y por eso la persona necesita un nuevo nacimiento. Por lo tanto, el alma de la persona necesita nacer de nuevo, en donde obtiene un cuerpo teofánico de la sexta dimensión, al recibir a Cristo como su Salvador, lavar sus pecados en la Sangre de Cristo, y recibir Su Espíritu Santo; y así la persona es purifi cada por la Sangre de nuestro amado Señor Jesucristo. Y vean cómo lo que hizo Moisés allá en el templo, al esparcir la sangre de los becerros bermejos (o becerro bermejo) y del macho cabrío, esparcir la sangre sobre todo lo que estaba allí…, pues dice:


“… tomó la sangre de los becerros y de los machos cabríos, con agua, lana escarlata e hisopo, y roció el mismo libro y también a todo el pueblo, diciendo: Esta es la sangre del pacto que Dios os ha mandado. Y además de esto, roció también con la sangre el tabernáculo y todos los vasos del ministerio. Y casi todo es purifi cado, según la ley, con sangre; y sin derramamiento de sangre no se hace remisión. Fue, pues, necesario que las fi guras de las cosas celestiales (o sea, lo que tipifi caba las cosas celestiales eran las cosas que estaban en el templo o tabernáculo que construyó Moisés, y aun el mismo templo) fuesen purifi cadas así; pero las cosas celestiales mismas, con mejores sacrifi cios que estos. Porque no entró Cristo en el santuario hecho de mano, fi gura del verdadero, sino en el cielo mismo para presentarse ahora por nosotros ante Dios…”. Pues Cristo es el Sumo Sacerdote. Siendo el Sumo Sacerdote, no del templo terrenal, por eso cuando murió no presentó Su Sangre en el templo que estaba allí en Jerusalén, sino que la llevó al Lugar Santísimo del Templo de Dios en el Cielo; y allí se presentó por nosotros, para interceder por nosotros, para reconciliarnos con Dios. O sea que el ser humano sin Cristo está perdido; sin Cristo el ser humano no puede vivir eternamente: solamente vive una temporada de tiempo aquí en la Tierra y después será juzgado; y miren lo que sucederá… vamos a leer en San Juan, capítulo 3… A esta verdad bíblica todo ser humano se tiene que enfrentar; y el que no lo haga estando viviendo en la Tierra, después tendrá que enfrentarse a las consecuencias


templo de Jehová”. Este varón del cual habla aquí es Cristo, pero está representado en Zorobabel, un descendiente del rey David. Siendo Zorobabel un descendiente del rey David, está tipifi cando a Cristo, al Hijo de David; y con la restauración que se llevó a cabo allá en Jerusalén del templo, está tipifi cando la construcción del Templo que Jesucristo llevará a cabo por creación divina; y ese Templo que Jesucristo construirá es Su Iglesia, un Templo espiritual. Y ahora, encontramos que viene la creación de una nueva raza. Recuerden que Dios creó al ser humano para que el ser humano sea templo de Dios, para Dios habitar en el ser humano y para tener compañerismo con el ser humano. Y ahora, Cristo, así como Adán es el primero, la cabeza de la Creación que cayó (o sea, de esa Creación antigua de la raza humana), ahora el segundo Adán, que es Jesucristo, es la cabeza, el principio de esa Nueva Creación. En Apocalipsis, capítulo 3, verso 14, nos dice que Jesucristo es el principio de la Creación de Dios, y esa Creación de Dios es la Iglesia del Señor Jesucristo. Él es la cabeza, Él es el principio de esa nueva raza6; es una nueva raza la que Cristo está creando. Por eso lo que se realiza en la vida de la persona cuando recibe a Cristo como su Salvador y lava sus pecados en Su Sangre, y recibe Su Espíritu, es una Obra de Creación; y obtiene un cuerpo eterno y teofánico, un cuerpo angelical, de la sexta dimensión; y ya entró a vida eterna la persona: ya tiene un cuerpo eterno de la sexta dimensión, ya el alma de esa persona ha obtenido un cuerpo teofánico de la sexta dimensión. Y pronto obtendremos el cuerpo 6 Colosenses 1:18


Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él. El que en él cree, no es condenado; pero el que no cree, ya ha sido condenado, porque no ha creído en el nombre del unigénito Hijo de Dios. Y esta es la condenación: que la luz vino al mundo, y los hombres amaron más las tinieblas que la luz, porque sus obras eran malas. Porque todo aquel que hace lo malo, aborrece la luz y no viene a la luz, para que sus obras no sean reprendidas. Mas el que practica la verdad viene a la luz, para que sea manifi esto que sus obras son hechas en Dios”. Ahora vean qué hermoso pasaje, el cual nos revela dónde está la vida eterna y cómo anular el veneno de la muerte para poder vivir eternamente. Recuerden que los creyentes en Jesucristo son el Israel celestial. Siendo el Israel celestial, vean ustedes, hemos estado pasando por las diferentes etapas que pasó el Israel terrenal. Y ahora, el Israel celestial, que es la Iglesia del Señor Jesucristo, es un Templo espiritual, representado en el templo que construyó Salomón y el tabernáculo que construyó Moisés. Y ahora, no tenemos el templo que construyó Salomón ni tampoco el tabernáculo que construyó Moisés; pero nos dice la Escritura en Zacarías, capítulo 6, verso 12: “Y le hablarás, diciendo: Así ha hablado Jehová de los ejércitos, diciendo: He aquí el varón cuyo nombre es el Renuevo, el cual brotará de sus raíces, y edifi cará el


por no haberse enfrentado mientras vivió en la Tierra. Dice capítulo 3 de San Juan, verso 14 en adelante: “Y como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así es necesario que el Hijo del Hombre sea levantado…”. Cuando Moisés levantó la serpiente de bronce en el desierto, en una vara, las personas que eran mordidas por serpientes venenosas miraban a esa serpiente de bronce y quedaban libres del efecto del veneno de las serpientes: no morían; las personas que no miraban, morían. ¿Por qué? Porque aquella serpiente de bronce representa el pecado ya juzgado; y si ya estaba juzgado, pues la persona no tenía que morir por su pecado, por lo tanto el veneno de las serpientes que mordían a las personas era anulado4. Y ahora, aquella serpiente de bronce representa a Cristo siendo levantado en la Cruz del Calvario, para que toda persona que mira a Jesucristo y lo recibe como su Salvador, el veneno del pecado sea quitado, sea anulado, y podamos vivir eternamente; para que así no muramos, no tengamos que morir, sino que podamos vivir eternamente. Pero las personas que no miran a esa serpiente de bronce…, allí en el Antiguo Testamento tenían que morir, las personas que eran picadas o mordidas por esas serpientes venenosas. Y recuerden que en el Huerto del Edén, la serpiente antigua, la serpiente allá mordió la raza humana con el pecado; el veneno del pecado lo introdujo en la raza humana; y esa es la causa de la muerte del ser humano, tanto de la muerte física como de la muerte espiritual. Y ahora, para que el ser humano no muera eternamente, sino que pueda vivir eternamente, hay que colocar nuestra vista, nuestra mirada, a Cristo: a Jesucristo crucifi cado; y recibirlo como nuestro Salvador, como el Sacrifi cio por el 4 Números 21:4-9


pecado, para que quede anulado el veneno del pecado que introdujo la serpiente allá en el Huerto del Edén. ¿Ven? No hay otra salida para el ser humano. Hay personas muy sabias en la Tierra, que piensan que por su sabiduría y porque han obtenido grandes grados o doctorados o son científi cos, creen que tienen algo importante; pero no. Se tiene algo importante cuando la persona ha recibido a Cristo como su Salvador. ¡Eso es lo más importante que usted obtiene, porque usted está recibiendo vida eterna, y está siendo anulado el veneno del pecado que introdujo la serpiente allá en el Huerto del Edén! Pero vean, ningún ser humano por su propia sabiduría o por su propio dinero puede obtener vida eterna. Ninguna persona puede anular el veneno del pecado introducido allá en el Huerto del Edén, en la raza humana. Solamente mirando a Jesucristo nuestro Salvador, recibiéndolo como nuestro Salvador, es que queda anulado el veneno del pecado y queda anulada la muerte; por lo tanto, podremos vivir eternamente con Jesucristo. Aunque nuestro cuerpo físico se muera, no hay ningún problema: Cristo ha prometido en el capítulo 6 (luego continuaremos con el capítulo 5)… Capítulo 6 de San Juan, verso 39 al 40: “Y esta es la voluntad del Padre, el que me envió: Que de todo lo que me diere, no pierda yo nada, sino que lo resucite en el día postrero”. ¿Ven? Hay una resurrección para todos los que el Padre le ha dado a Jesús, para que reciban salvación. Y ahora, vean lo que a continuación dice: “Y esta es la voluntad del que me ha enviado: Que todo aquel que ve al Hijo, y cree en él, tenga vida eterna;


y yo le resucitaré en el día postrero (o sea, en el séptimo milenio Él le resucitará)”. Y ahora continuemos leyendo aquí, en el mismo capítulo 3 que estábamos leyendo anteriormente, verso 15; a continuación, el verso 15 dice: “… para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna”. La única forma o única manera de evitar que nuestra alma se pierda, ¿es cuál? Mirando a Jesucristo y Su Sacrifi cio en la Cruz del Calvario, y recibiéndolo como nuestro Salvador, y lavando nuestros pecados en Su Sangre, y recibiendo Su Espíritu: y así obteniendo el nuevo nacimiento; porque el que no nazca de nuevo, no puede ver el Reino de los Cielos o Reino de Dios; el que no nazca del Agua y del Espíritu, no puede entrar en el Reino de Dios5. Ahora, no hay otra salida para el ser humano; la única salida es: mirando a Jesucristo como nuestro Salvador, recibiéndolo como nuestro Salvador, lavando nuestros pecados en Su Sangre y recibiendo Su Espíritu Santo. Y una persona que lo ha recibido, sea hombre o mujer, es una persona sabia; tiene más sabiduría que cualquier persona que tenga los doctorados más grandes que pueda tener un ser humano y que no haya recibido a Cristo; porque tiene la sabiduría del Cielo, la sabiduría de Dios, para recibir a Cristo como su Salvador, y ahí quedar anulado el veneno del pecado, y quedar anulada la muerte y la sentencia de muerte. Ahora, sigue diciendo… Leemos de nuevo el verso 15: “… para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.5 San Juan 3:3, 3:5

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