santos boaventura de sousa-el foro social mundial y la izquierda global

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  • 8/7/2019 Santos Boaventura de Sousa-El Foro Social Mundial y La Izquierda Global

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    La historia no sabe mejor que nosotros hacia dnde se diri-ge, ni utiliza a las mujeres y a los hombres para llevar a cabosus objetivos. Lo cual equivale a decir que no podemos confiar

    en la historia ms de lo que confiemos en nosotros mismos.De hecho, confiar en nosotros mismos no es un acto subjeti-vo, descontextualizado del mundo. Durante las ltimas dca-

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    Ya se ha hablado suficientemente de la crisis de la izquierda, y parte de lo que se ha dicho ha hecho las vecde profeca que acarrea su propio cumplimiento.La fatiga mortal de la historia es la fatiga mortal de las mujeres y hombres que hacen la historia en sus vidas diarias. Por otro lado, cuando el hbito de pensar que la historia est de nuestro lado se pone en cuestin, nos sentimos inclinados a pensar que la historia est irreme-diablemente en contra de nosotros.

    El Foro Social Mundialy la Izquierda Global

    INFORME

    Boaventura de Sousa Santos

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    han sido las prcticas hegemnicas

    que, durante las ltimas dcadas, hanintensificado la exclusin, la opresin,la destruccin de los medios de subsis-tencia y sostenibilidad de grandespoblaciones del mundo, que las ha lle-vado a situaciones extremas en las quela inaccin o el conformismo significa-ran la muerte. Estas situaciones con-vierten la contingencia de la historia enla necesidad de cambiarla. Estos sonlos momentos en los que las vctimasno slo lloran, sino que reaccionan.

    Las acciones de resistencia a las que setradujeron estas situaciones, junto conla revolucin en las tecnologas de lainformacin y la comunicacin que tu-vieron lugar mientras tanto, permitie-ron el establecimiento de alianzas enlugares distantes del planeta y articularlas luchas mediante lazos locales/glo-bales.

    La insurreccin zapatista de 1994 esun importante momento en esta cons-truccin, precisamente porque apunta

    a uno de los instrumentos de la globa-lizacin neoliberal, el Acuerdo Norte-americano de Libre Comercio, y por-que su objetivo es articular diferentesescalas de lucha, desde la local y la na-cional hasta la global, desde las mon-taas de Chiapas, pasando por Ciudadde Mxico, hasta el mundo solidario,recurriendo a nuevas estrategias polti-cas y discursivas, y a las nuevas tecno-logas de la informacin y la comunica-cin disponibles. En noviembre de

    1999, los manifestantes de Seattleconsiguieron paralizar la reunin ministerial de la Orga-nizacin Internacional del Comercio [OIC] y ms tarde, otrasmuchas reuniones del Banco Mundial, el Fondo MonetarioInternacional, la OIC y el G-8 se vieron afectadas por lasmanifestaciones de protesta de las organizaciones no guber-namentales y de los movimientos sociales decididos a de-nunciar la hipocresa y la destructividad del nuevodesordenmundial. En enero de 2001, el FSM [Foro Social Mundial] sereuni por vez primera en Porto Alegre (Brasil) y a esta la si-guieron otras muchas reuniones: foros globales, regionales,

    temticos, nacionales, subnacionales, locales.As se fue construyendo gradualmente una globalizacin

    alternativa, alternativa a la globalizacin neoliberal, una glo-balizacin contrahegemnica, una globalizacin desde abajo.Puede decirse que el Foro Social Mundial representa hoy, entrminos de organizacin, la manifestacin ms consecuentede la globalizacin contrahegemnica. En este sentido, el Foroproporciona el contexto ms favorable para interrogarse enqu medida est emergiendo, de estas iniciativas, una nuevaizquierda una izquierda autnticamente global, capaz de

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    INFORME

    El zapatismo dio el primer aldabonazo.

    Foto Submarilore (Creative Commons)

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    superar la crisis degenerativa que ha estado asediando a la iz-quierda durante los ltimos cuarenta aos.

    El Foro Social Mundial es el conjunto de iniciativas de inter-cambio transnacional entre movimientos sociales, ONG y susprcticas y conocimientos sobre las luchas sociales locales,

    nacionales y globales llevadas a cabo de conformidad con laCarta de Principios de Porto Alegre contra las formas de exclu-sin e inclusin, discriminacin e igualdad, universalismo y particularismo, imposicin cultural y relativismo, provocadaso posibilitadas por la actual fase del capitalismo conocidacomo globalizacin neoliberal.

    El Foro Social Mundial es un nuevo fenmeno social y pol-tico. El hecho de que tenga antecedentes no disminuye su no-vedad, todo lo contrario. El Foro Social Mundial no es unacontecimiento, ni una mera sucesin de acontecimientos,aunque s trata de dramatizar los encuentros formales quepromueve. No es una conferencia acadmica, aunque en ella

    convergen las contribuciones de muchos acadmicos. No esun partido ni una internacional de partidos, aunque en ella to-man parte militantes y activistas de muchos partidos de todoel mundo. No es una ONG ni una confederacin de ONG, aun-que su concepcin y organizacin debe mucho a las ONG. Noes un movimiento social, aunque a menudo se designa a s mismo como el movimiento de los movimientos. Aunque sepresenta a s mismo como un agente del cambio social, el ForoSocial Mundial rechaza el concepto de un sujeto histrico y noconfiere ninguna prioridad a ningn actor social especfico eneste proceso de cambio social. No tiene una ideologa clara-

    mente definida, ni en la defi-

    nicin de lo que rechaza ni enla de lo que afirma. Dado queel Foro se concibe a s mismocomo un instrumento de lu-cha contra la globalizacinneoliberal, se trata de una lu-cha contra una forma dada decapitalismo o contra el capi-talismo en general? Dado quese ve a s mismo como una lu-cha contra la discriminacin,la exclusin y la opresin,

    presupone el xito de estalucha una sociedad poscapi-talista, socialista, un horizon-te anarquista o, por el contra-rio, presupone que no hay enabsoluto ningn horizonteclaramente definido? Dado

    que la inmensa mayora de quienes toman parte en el Foro seidentifican a s mismos como partidarios de una poltica deizquierdas, cuntas definiciones diferentes de izquierdacaben en el FSM? Y qu decir de quienes rechazan ser defindos porque creen que la dicotoma izquierda-derecha es una

    forma de particularismo nortecntrico u occidentecntrico, ybuscan definiciones polticas alternativas? Las luchas socialeque encuentran expresin en el Foro no encajan adecuada-mente en ninguno de los modos de cambio social sanciona-dos por la modernidad occidental: reforma y revolucin.Aparte del consenso sobre la no violencia, sus modos de luchson sumamente diversos y parecen distribuirse en un conti-nuum situado entre el polo de la institucionalidad y el de lainsurgencia. Incluso el concepto de no violencia est abierto auna gran variedad de interpretaciones. Finalmente, el ForoSocial Mundial no est estructurado de acuerdo con ningunode los modelos de organizacin poltica modernos, ya sea e

    centralismo democrtico, la democracia representativa o lademocracia participativa. Nadie lo representa ni est autoriza-do a hablar y mucho a menos a tomar decisiones en su nom-bre, aunque se considera a s mismo un foro que facilita las decisiones de los movimientos y de las organizaciones que toman parte en l.1

    Posiblemente esas caractersticas no son nuevas, ya que al-gunas de ellas, al menos, se asocian con lo que convencionalmente se conoce como nuevos movimientos sociales. La vedad es, sin embargo, que estos movimientos, ya sean localesnacionales o globales, son temticos. Los temas, en cuanto

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    Y Seattle el segundo.

    Foto Dj bones (Creative Com

    mons)

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    campos de confrontacin poltica concreta, exigen una defini-

    cin y por tanto una polarizacin tanto si es relativa a lasestrategias y tcticas como a las formas de organizacin o delucha. Los temas funcionan, por tanto, como atraccin y comorepulsin. Ahora bien, lo que es nuevo acerca del Foro SocialMundial es el hecho de que es inclusivo, tanto por lo que res-pecta a su escala como a sus temticas. Lo que es nuevo es elconjunto que constituye, no sus partes constitutivas. El Foroes global por cuanto alberga movimientos locales, nacionalesy globales, y por el hecho de ser intertemtico e incluso trans-temtico. Es decir, dado que los convencionales factores deatraccin y repulsin no funcionan por lo que respecta al ForoSocial Mundial, o bien desarrolla otros factores de atraccin y

    repulsin ms fuertes, o bien se las arregla sin ellos, e inclusopuede derivar su fuerza de la no existencia de los mismos. Enotras palabras, si el Foro es posiblemente el movimiento demovimientos, no es un movimiento ms. Es un tipo diferentede movimiento. El problema con los nuevos movimientossociales es que, para hacerles justicia, se necesitan una nuevateora social y nuevos conceptos analticos. Dado que ni unani otros emergen fcilmente de lainercia de las disciplinas, el riesgo deque puedan ser subteorizados o sub-valorados es considerable.2 Este ries-go es tanto ms serio cuanto que el

    Foro Social Mundial, dado su alcancey su diversidad interna, no slo cons-tituye un reto para las teoras polti-cas dominantes y las varias discipli-nas de las ciencias sociales conven-cionales, sino que tambin pone encuestin al conocimiento cientficocomo nico productor de racionali-dad social y poltica. Para decirlo de otro modo, el Foro plan-tea cuestiones no slo analticas y tericas, sino tambin epis-temolgicas. Esto se expresa en la idea, ampliamente compar-tida por los participantes del Foro, de que no habr justicia

    social global si no hay antes una justicia cognitiva global. Peroel reto que plantea el Foro tiene an otra dimensin ms. Msall de las cuestiones tericas, analticas y epistemolgicas,plantea un nuevo tema poltico: se propone realizar la utopaen un mundo carente de utopas. Esta voluntad utpica se ex-presa en la consigna Otro mundo es posible. Pero lo que esten juego no es tanto un mundo utpico, sino un mundo quepermita la utopa.

    En este artculo, empezar analizando las razones del xitodel Foro Social Mundial, comparndolo con los fracasos de laizquierda convencional en las ltimas dcadas. Intentar lue-

    go plantear la cuestin de la sostenibilidad de dicho xito. Fi-

    nalmente, identificar los retos que el proceso del Foro plan-tea tanto a la teora crtica como al activismo poltico de iz-quierdas.

    Preguntas fuertes y respuestas dbilesContrariamente a Habermas (1990), para quien la moderni-

    dad occidental sigue siendo un proyecto incompleto, yo heargumentado que nuestro tiempo est asistiendo a la crisisfinal de la hegemona del paradigma sociocultural de la mo-dernidad occidental, y que, por tanto, ha llegado el momentode un cambio de paradigma.3Y lo propio de las pocas de tran-

    sicin es el hecho de ser un tiempo de preguntas fuertes y res-puestas dbiles. Las preguntas fuertes se refieren no sola-mente a nuestras opciones de vida individual y colectiva, sinotambin y principalmente a las races y fundamentos que hancreado el horizonte de posibilidades entre las que es posibleelegir. Son, por tanto, preguntas que provocan un tipo parti-cular de perplejidad. Las respuestas dbiles son las que no

    pueden acabar con esta perplejidad y que incluso pueden incrementarla.Preguntas y respuestas varan en fun-cin de la cultura y de la regin delmundo de que se trate. Sin embargo, la

    discrepancia entre la fuerza de las pre-guntas y la debilidad de las respuestasparece ser muy comn. Deriva de laactual variedad de zonas de contactorespecto a culturas, religiones, econo-mas, sistemas sociales y polticos, y estilos de vida, como resultado de loque ordinariamente llamamos globali-

    zacin. Las asimetras de poder en estas zonas de contacto sontan grandes hoy, si no ms, como en el perodo colonial, y sonms numerosas y estn ms extendidas. La experiencia delcontacto es siempre una experiencia de lmites y fronteras. En

    las condiciones actuales es la experiencia de contacto la queda lugar a la discrepancia entre preguntas fuertes y respuestasdbiles.

    En mi opinin, una de las razones del xito del Foro SocialMundial est en la disyuncin entre preguntas fuertes y res-puestas dbiles. Pero antes de profundizar en este tema, serequiere una precisin conceptual. Hay dos tipos de respues-tas dbiles. El primer tipo es lo que yo llamo la respuesta fuer-te-dbil. Parafraseando a Lucien Goldmann (1966, 1970), estarespuesta representa el mximo de conciencia posible de unapoca determinada. Transforma la perplejidad causada por la

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    REVOLUCIN, socialismo,comunismo e incluso reformismo

    parecen haber sido escondidosen los cajones ms altos delarmario de la historia, all donde

    slo llegan los coleccionistasde desgracias.

    INFORME

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    pregunta fuerte en una energa y un valor positivos. En vez de

    pretender que la perplejidad es absurda o que puede ser eli-minada por una simple respuesta, transforma la perplejidaden un sntoma de complejidad subyacente. De acuerdo conello, la perplejidad se convierte en la experiencia social de unnuevo campo abierto de contradicciones en el que se produceuna competicin entre diferentes posibilidades inacabadas y no reguladas. Y como los resultados de dicha competicin sonmuy inciertos, hay mucho espacio para la innovacin polticay social una vez que la perplejidad se transforma en la capaci-dad de viajar sin mapas fiables. El otro tipo de respuesta dbiles la respuesta dbil-dbil. Representa la conciencia mnimaposible de una poca determinada. Descarta y estigmatiza la

    perplejidad como el sntoma de la incapacidad para entenderque lo real coincide con lo posible y para valorar el hecho deque las soluciones hegemnicas son el resultado natural de lasupervivencia del ms apto. Perplejidad equivale a un rechazoirracional a viajar siguiendo los mapas histricamente verifica-dos. Pero ya que la perplejidad proviene en primer lugar delcuestionamiento de dichos mapas, larespuesta dbil-dbil es una invita-cin al inmovilismo. La respuesta d-bil-fuerte, al contrario, es una invita-cin a moverse asumiendo un altoriesgo.

    El xito del Foro Social Mundial esten que es una respuesta dbil-fuerte ados preguntas fuertes de nuestrotiempo. Formulo la primera de la siguiente manera: Si no hay ms que una humanidad, por qu hay tantos principios dife-rentes relativos a la dignidad humana y a la justicia social,todas ellas supuestamente nicas y sin embargo a menudocontradictorias entre s? En la base de esta pregunta est laverificacin, hoy ms equvoca que nunca, de que la compren-sin del mundo excede ampliamente la comprensin occi-dental del mundo. Una de las respuestas dbiles-dbiles msextendidas a esta pregunta es la forma convencional de enten-

    der los derechos humanos. Banaliza la perplejidad postulandola universalidad abstracta de la concepcin de la dignidadhumana que subyace a tales derechos. El hecho de que estaconcepcin sea de base occidental se considera irrelevante,pues la historicidad de los derechos humanos no interfierecon su estatus ontolgico. Es igualmente irrelevante quemuchos movimientos sociales que luchan contra la injusticiay la opresin no formulen sus luchas en funcin de los dere-chos humanos, y que incluso a menudo las formulen en tr-minos que contradicen los principios en que se basan los de-rechos humanos. La flecha del tiempo est aqu para garanti-

    zarnos que este es un defecto provisional o de transicin en

    estos movimientos.Esta respuesta dbil-dbil ha sido totalmente aceptada porla izquierda convencional, particularmente en el Norte Global. Se ha vendado ella misma los ojos, por tanto, a las nuevarealidades que estn surgiendo en los pases del Sur GlobalHan surgido y florecido movimientos de resistencia, tanto violentos como no violentos, contra la opresin, la marginalizacin y la exclusin, cuyas bases ideolgicas no tienen nadque ver con las que fueron la referencia de la izquierda durante el siglo XX (marxismo, socialismo, desarrollismo, nacionlismo antiimperialista). Se fundamentan ms bien en unasidentidades histricas y culturales multiseculares y/o en la

    militancia religiosa. No es sorprendente, por tanto, que estasluchas no puedan definirse de acuerdo con la divisin dere-cha/izquierda. Lo que es actualmente sorprendente es que laizquierda hegemnica como un todo no dispone de instru-mentos tericos y analticos para posicionarse en relacin conellos, y que no considera una prioridad hacerlo. Aplica l

    misma receta abstracta de los dere-chos humanos de una forma general,confiando que con ello la naturalezade las ideologas alternativas o de losuniversos simblicos quedar reduci-da a especificidades locales sin ningn

    impacto en el canon universal de losderechos humanos. Sin tratar de serexhaustivo, mencionar tres de estos

    movimientos, de significados polticos muy distintos: los movimientos indgenas, particularmente en Amrica Latina; enuevo surgimiento del tradicionalismo en frica; y la insugencia islmica. A pesar de las enormes diferencias existenteentre ellos, estos movimientos tienen en comn el hecho deque todos ellos arrancan de unas referencias polticas y culturales que son no-occidentales, aunque estn constituidas porla resistencia a la dominacin occidental. Las dificultades devaluacin poltica experimentadas por la izquierda derivan

    por un lado, del fracaso de no saber prever una sociedad futura como alternativa a la sociedad capitalista liberal y, por eotro, del universo cultural y epistemolgico nortecntrico oeurocntrico que ha presidido a la izquierda.

    En mi opinin, el Foro Social Mundial es hasta ahora la respuesta dbil-fuerte ms convincente a esta pregunta. A pesarde sus limitaciones y de las crticas internas y externas, el Forse ha constituido de un modo creble como un espacio globalabierto, un grupo de encuentro para los movimientos y orga-nizaciones ms diversos, procedentes de los lugares ms distantes del planeta, implicados en las luchas ms diversas,

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    Esla mezcla de debilidad y fortaleza de la respuesta delForo sostenible a la larga?

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    expresndose en una canti-

    dad bablica de idiomas, an-clados en filosofas y formasde conocimiento occidenta-les y no occidentales, defen-diendo diferentes concep-ciones de la dignidad huma-na, exigiendo una variedadde otros mundos que ten-dran que ser posibles. ElForo no responde a la cues-tin del por qu de dicha di-versidad, ni a la del para qu,

    en qu condiciones y en be-neficio de quin. Pero ha te-nido el acierto de hacer estadiversidad ms visible y msaceptable para los movi-mientos y las organizaciones;las ha hecho conscientes delcarcter incompleto o parcialde sus luchas, polticas y filo-sofas; ha creado una nuevanecesidad de inter-conoci-miento, inter-reconocimien-

    to e inter-accin; ha fomentado coaliciones entre movimien-tos hasta entonces separados y que sospechaban unos deotros. En suma, ha convertido la diversidad en un valor positi-vo, una fuente potencial de energa para la transformacinsocial progresiva.

    El xito del Foro Social Mundial se basa en que celebra unadiversidad que hasta ahora no ha sido totalmente teorizada niconvertida en el motor de una accin colectiva globalmentecoherente y localmente arraigada de transformacin socialprogresiva. En determinado sentido el Foro representa lamxima conciencia posible de nuestro tiempo. Dialcti-camente, su debilidad (la no discriminacin entre diversas

    soluciones) no puede separarse de su fortaleza (la celebracinde la diversidad como valor en s mismo) y viceversa. El Foroes tan de transicin como nuestra poca y llama la atencinhacia las posibilidades latentes de dicha transicin. En esoreside su xito.

    La segunda cuestin fuerte para la cual el Foro Social Mun-dial proporciona una respuesta fuerte-dbil puede formularseas: Hay lugar para la utopa en nuestro mundo? Existe real-mente una alternativa al capitalismo? Despus del fracaso his-trico de tantos intentos de construir una sociedad no capita-lista, con unas consecuencias tan trgicas, no deberamos

    buscar como mucho alternativas dentro del capitalismo envez de alternativas al capitalismo? La perplejidad causada poresta cuestin se debe a tres factores. Primero, a la teora de lahistoria subyacente. Si todo lo que existe en la historia es his-trico, es decir, si tiene un comienzo y un final, por qu elcapitalismo tendra que ser diferente? Segundo, el pensamien-to hegemnico que desacredita la bsqueda de una alternati-va al capitalismo es el mismo que promueve cierto tipo de ca-pitalismo, el neoliberalismo, como el nico tipo posible decapitalismo. En otras palabras, tambin desacredita la idea delas alternativas dentro del capitalismo. Tercero, la perplejidadproviene de unos hechos un tanto alarmantes. No hay al-

    ternativa a un mundo en el que los 500 individuos ms ricostienen ms ingresos que los 40 pases ms pobres, lo que equi-vale a 416 millones de personas, y en el que la catstrofe eco-lgica es una posibilidad cada vez menos remota? Hay queasumir como algo inevitable que los problemas causados porel capitalismo solamente pueden resolverse con ms capitalis-mo, que la economa del altruismo no es una alternativa cre-ble a la economa del egosmo, y que la naturaleza no se mere-ce ninguna otra racionalidad que la irracionalidad con que latrata el capitalismo?

    La crisis de la poltica de izquierdas de los ltimos treinta o

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    Foto Skasuga. Karachi, 2005

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    cuarenta aos deriva en parte de las respuestas dbiles-dbi-les que la izquierda convencional ha dado a esta pregunta. Laconcepcin de una sociedad alternativa y la lucha por hacerlarealidad han sido las columnas vertebrales tanto de la teoracrtica como de la poltica de izquierdas durante todo el sigloXX. Dicha concepcin, a pesar de su vaguedad, fue lo suficien-temente consistente como para servir de criterio de evalua-cin de las condiciones de vida de la clase obrera, los grupossociales excluidos y las vctimas de la discriminacin. Sobre labase de esta visin alternativa y la posibilidad creble de ha-cerla realidad, sera posible considerar el presente como vio-lento, intolerable y moralmente repugnante. La fuerza del

    marxismo reside en esta capacidad nica de articular el futu-ro alternativo con la forma oposicional de vivir el presente.Durante las ltimas dcadas, sin embargo, el conservaduris-

    mo neoliberal se volvi tan dominante que la poltica de iz-quierdas, particularmente en el Norte Global, se dividi en doscampos, ninguno de los cuales, paradjicamente, se situ enla izquierda. Por un lado, estaban quienes consideraban que laerradicacin de la idea de una sociedad alternativa haba su-puesto un fracaso tan devastador que solamente haba queda-do espacio para el viejo centrismo dominado por la derechams ilustrada; por el otro, estaban aquellos que, en ausencia

    de una alternativa, vean

    una victoria capaz dedar alas a un nuevocentrismo, esta vez do-minado por la izquier-da (la tercera va delpartido laborista brit-nico y sus desarrollosen Amrica Latina). Es-tos dos campos res-pondan a la perpleji-dad causada por la pre-gunta negando que hu-

    biese ningn motivo deperplejidad. En reali-dad, como se est ha-ciendo cada vez msevidente, estos dos cam-pos eran dos formas deanunciar la muerte de laizquierda, y de hecho,acabaron siendo dif-ciles de distinguir. A ambos les faltaba algo:sin una concepcin de

    una sociedad alternativa y sin la lucha polticamente orga-nizada para hacerla realidad, el presente, a pesar de ser vio-lento e intolerable, sera despolitizado y, como consecuenciadejara de ser una fuente de movilizacin para la revuelta y loposicin. Este hecho no ha escapado ciertamente a la dere-cha. Teniendo esto en mente, la derecha ha basado su gobier-no, desde la dcada de los ochenta, no tanto en el consenso delas vctimas cuanto en su resignacin.

    El Foro Social Mundial, por contraste, ofrece una respuestdbil-fuerte a la pregunta. Se toma en serio la perplejidad yafirma con firmeza que hay alternativas. Pero no define el contenido de dichas alternativas y, de acuerdo con algunos de sus

    crticos ms radicales, ni siquiera responde a la pregunta de sse trata de alternativas al capitalismo o de alternativas dentrodel capitalismo. Tambin afirma la legitimidad del pen-samiento utpico, pero de un tipo diferente del que fue domi-nante durante el cambio de siglo, del XIX al XX. Ms que rerirse a las concepciones que durante todo el siglo XX exprsaron la idea de una sociedad alternativa socialismo, comunismo, desarrollismo, nacionalismo insiste en que otromundo es posible. En abstracto, esto parece muy poca cosapero en el contexto en el que surge equivale a una utopa deun tipo nuevo.4

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    Foto Igual. Nairobi, 2006

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    La concepcin hegemnica de nuestra poca que, como he

    dicho, ha sido aceptada por la izquierda convencional, es queel capitalismo, en la forma de la globalizacin neoliberal, es ala vez el nico presente que cuenta y el nico futuro posible.Lo que es actualmente dominante en trminos polticos y so-ciales es infinitamente expansivo, por lo que abarca todas lasposibilidades futuras. El control total del estado actual de lascosas se considera imposible gracias a unos poderes y conoci-mientos extraordinariamente eficaces. En esto consiste la ne-gacin radical de alternativas a la realidad del presente. Este esel contexto subyacente a la dimensin utpica del Foro, queconsiste en afirmar la existencia de alternativas a la globaliza-cin neoliberal.

    Como dice Franz Hinkelammert, vivimos en una poca deutopas conservadoras cuyo carcter utpico reside en su ra-dical negacin de alternativas a la realidad del presente (2002).La posibilidad de alternativas se discute precisamente por elhecho de ser utpica, idealista, poco realista. Todas las utopasconservadoras se sustentan en unalgica poltica basada en un solo cri-terio de eficiencia que rpidamentese convierte en el criterio tico su-premo. De acuerdo con este criterio,solamente lo que es eficiente tienevalor. Cualquier otro criterio tico es

    devaluado como ineficiente. El neo-liberalismo es una de estas utopasconservadoras para las que el nicocriterio de eficiencia es el mercado olas leyes del mercado. Su carcterutpico reside en la promesa de quesu realizacin o aplicacin total cancela todas las utopas. Se-gn Hinkelammert, esta ideologa deriva de su desesperadoantiutopismo, la promesa utpica de un nuevo mundo. La te-sis bsica es: aquello que destruye la utopa, la realiza (2002:278). Lo que distingue a las utopas conservadoras de las uto-pas crticas es el hecho de que se identifican a s mismas con

    la realidad del presente y descubren su dimensin utpica enla radicalizacin o en la realizacin completa del presente.Adems, los problemas o dificultades de la realidad del pre-sente no son la consecuencia de las carencias o lmites de loscriterios de eficiencia, sino que ms bien resultan del hechode que la aplicacin de los criterios de eficiencia no ha sido losuficientemente total. Si existe desempleo y exclusin social,si hay hambre y muerte, esto no es la consecuencia de lascarencias o lmites de las leyes del mercado; resulta ms biendel hecho de que dichas leyes todava no han sido totalmenteaplicadas. El horizonte de las utopas conservadoras es as un

    horizonte cerrado, un final de la historia.

    Este es el contexto en el que tiene que entenderse la dimen-sin utpica del Foro Social Mundial. El Foro significa la ree-mergencia de una utopa crtica, es decir, la crtica radical dela realidad del presente y la aspiracin a una sociedad mejor.Esto ocurre, sin embargo, cuando la utopa antiutpica delneoliberalismo es dominante. La especificidad del contenidoutpico de esta nueva utopa crtica, si la comparamos con lade las utopas crticas dominantes al final del siglo XIX y co-mienzos del siglo XX, deviene clara. El Foro pone en cuestinla totalidad del control reclamado por el neoliberalismo (co-mo conocimiento y como poder) solamente para afirmar deun modo creble la posibilidad de alternativas. De ah la natu-

    raleza abierta de las alternativas. En un contexto en el que lautopa conservadora prevalece de un modo absoluto, es msimportante afirmar la posibilidad de alternativas que definir-las. La dimensin utpica del Foro consiste en afirmar la posi-bilidad de una globalizacin contrahegemnica. En otras

    palabras, la utopa del Foro se afir-ma a s misma ms como negativi-dad (la definicin de aquello quecritica) que como positividad (la de-finicin de aquello a lo que aspira).En esto consiste la mezcla de debili-dad y fuerza de su respuesta a la

    pregunta fuerte acerca de la posibi-lidad de alternativas.La especificidad del Foro Social

    Mundial como utopa crtica tieneotra dimensin. El Foro es la prime-ra utopa crtica del siglo XX y se

    propone romper con la tradicin de las utopas crticas de lamodernidad occidental, muchas de las cuales se convirtieronen utopas conservadoras: de afirmar alternativas utpicas anegar alternativas con la excusa de que la realizacin de lautopa estaba en marcha. El carcter abierto de la dimensinutpica del Foro corresponde al intento de este ltimo de

    escapar a esta perversin. Para el Foro, la afirmacin de alter-nativas es plural, tanto por lo que respecta a la forma de la afir-macin como por lo que respecta al contenido de las alterna-tivas. La afirmacin de las alternativas va de la mano con laafirmacin de que hay alternativas a las alternativas. El otromundo posible es una aspiracin utpica que comprendediversos mundos posibles. El otro mundo posible puede sermuchas cosas, pero nunca un mundo sin alternativa.

    La utopa del Foro Social Mundial es una utopa radical-mente democrtica. Es la nica utopa realista despus de unsiglo de utopas conservadoras, algunas de las cuales son el

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    INFORME

    DADOque la inmensa mayora dequienes toman parte en el Foro se

    identifican a s mismos comopartidarios de una poltica de

    izquierdas, cuntas definicionesdiferentes de izquierda caben

    en el FSM?

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    resultado de unas utopas crticas pervertidas. Este diseo

    utpico, cimentado en la negativa del presente ms que en ladefinicin del futuro, centrado en los procesos de intercambioentre los movimientos ms que en la valoracin del contenidopoltico de los movimientos, es el principal factor de cohesindel Foro. Contribuye a maximizar lo que une y a minimizar loque divide, a celebrar el intercambio ms que las disputas depoder, a ser una presencia fuerte y no a tener una agenda fuer-te. Este diseo utpico, que es tambin un diseo tico, privi-legia el discurso tico, muy evidente en la Carta de Principiosdel Foro, cuyo objetivo es lograr el consenso ms all de lasdivisiones polticas e ideolgicas entre los movimientos y lasorganizaciones que lo componen. Los movimientos y organi-

    zaciones ponen entre parntesis las divisiones que los sepa-ran, pues ello es necesario para afirmar la posibilidad de unaglobalizacin contrahegemnica.

    La naturaleza de esta utopa ha sido la ms adecuada para elobjetivo inicial del Foro: afirmar la existencia de una globali-zacin contrahegemnica. Esta no es una utopa vaga. Es msbien una utopa que contiene en s misma la concrecin que es adecuadaen esta fase de la construccin de la glo-balizacin contrahegemnica. Quedapor ver si la naturaleza de esta utopa esla ms adecuada para guiar los prxi-

    mos pasos, si es que hay prximos pa-sos. Es la mezcla de debilidad y fortale-za de la respuesta del Foro sostenible ala larga? Una vez que la globalizacin contrahegemnica sehaya consolidado y por consiguiente que la idea de que otromundo es posible se haya vuelto creble, ser posible hacerrealidad esta idea con el mismo nivel de democracia radicalque contribuy a formularla? Esta es la pregunta que WaldenBello ha planteado recientemente y a la que me referir msabajo.

    Una sensacin de urgencia y una sensacin de cambios civi-

    lizatoriosOtro motivo del xito del Foro es la forma en que ha abor-dado el carcter paradjico de nuestra poca, probablementeotro sntoma de su naturaleza transicional.

    El pensamiento crtico y la prctica transformadora estnactualmente desgarrados por dos temporalidades extremas y contradictorias que se disputan el marco temporal de la ac-cin colectiva. Por un lado, hay una sensacin de urgencia, laidea de que es necesario actuar ahora porque maana serprobablemente demasiado tarde. El calentamiento global y lainminente catstrofe ecolgica, la conspicua preparacin de

    una nueva guerra nuclear, la evanescente sostenibilidad vital

    de vastas poblaciones, el descontrolado impulso por la guerraeterna y la violencia y la injusta destruccin de vidas humanaque ello causa, el agotamiento de los recursos naturales, ecrecimiento exponencial de la desigualdad social que da lugaa nuevas formas de despotismo social, regmenes sociales slregulados por extremas diferencias de poder, todos estoshechos parecen exigir que se d absoluta prioridad a la accininmediata o a corto plazo, ya que el largo plazo puede inclusno llegar a existir si las tendencias expresadas en estos hechose dejan evolucionar sin control. Ciertamente la presin de laurgencia se encuentra en diferentes factores en el Norte Global y en el Sur Global, pero parece estar presente en todas par

    tes.Por otro lado, hay una sensacin de que nuestro tiemporeclama una serie de cambios civilizatorios profundos y alargo plazo. Los hechos mencionados ms arriba son sntomade estructuras y agencias profundamente arraigadas a las queno es posible hacer frente mediante un intervencionismo a

    corto plazo, ya que este ltimo formaparte del paradigma civilizatorio en lamisma medida que aquello que comba-te. El siglo XX demostr con una cruel-dad inmensa que tomar el poder no essuficiente, que ms que tomar el poder

    es preciso transformarlo. Las versionesms extremas de esta temporalidad in-cluso reclaman la transformacin del

    mundo sin la toma del poder (Holloway, 2002).La coexistencia de estas temporalidades polares est produ-

    ciendo una gran turbulencia en viejas discusiones y fisurascomo las existentes entre tctica y estrategia, o entre reformy revolucin. Mientras la sensacin de urgencia pide tctica reforma, la sensacin de cambio de paradigma civilizatoriopide estrategia y revolucin. Pero el hecho de que ambas sensaciones coexistan y que ambas sean acuciantes desfigura lotrminos en que se plantean las distinciones y las fisuras y lo

    convierte en ms o menos insignificantes o irrelevantes. En emejor de los casos se convierten en significantes imprecisopropensos a apropiaciones contradictorias. Hay procesosreformistas que parecen revolucionarios (Hugo Chvez), procesos revolucionarios que parecen reformistas (neozapatis-mo) y proyectos reformistas sin prctica reformista (Lula). Lcada del muro de Berln, al tiempo que asestaba un golpe meditico mortal a la idea de revolucin, asestaba un golpe silencioso no menos letal a la idea de reforma. Desde entonces vivmos en un tiempo que, por un lado, convierte el reformismoen un contrarreformismo y que, por el otro, es o bien dema-

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    ELFSM todava no ha llevadoa cabo su tarea histrica,

    todava no ha agotadosu potencial.

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    siado tardo para ser post-revo-

    lucionario o demasiado prema-turo para ser pre-revolucionario.Como consecuencia de ello, laspolarizaciones polticas se vuel-ven relativamente poco regula-das y con unos significados quetienen muy poco que ver con losnombres que se les dan.

    En mi opinin, el Foro SocialMundial capta muy bien estatensin no resuelta entre tem-poralidades contradictorias. No

    solamente en cuanto aconteci-miento sino tambin en cuantoproceso, el Foro ha fomentado laplena expresin de ambas sen-saciones (la de urgencia y la decambio civilizatorio) yuxtapo-niendo en un mismo panel cam-paas, coaliciones de discursosy prcticas que se centran en laaccin inmediata y en la trans-formacin a largo plazo. Las lla-madas a favor de una cancela-

    cin inmediata de la deuda se articulan con campaas de mslarga duracin de educacin popular relativa al SIDA/VIH; lasdenuncias ante los tribunales de la criminalizacin de la pro-testa social de los pueblos indgenas van de la mano con lalucha por el reconocimiento de la identidad cultural y de losterritorios ancestrales de estos mismos pueblos; la lucha porel acceso inmediato al agua potable suficiente por parte delpueblo de Soweto, despus de la privatizacin del suministrode agua, se convierte en parte de una larga estrategia paragarantizar un acceso sostenible al agua en todo el continenteafricano, como lo ilustra la constitucin del Africa Water Net-work en Nairobi durante el FSM-2007.

    Estos diferentes marcos temporales de lucha coexisten pac-ficamente en el FSM por tres principales razones. Primero, setraducen ellos mismos en luchas que comparten un mismoradicalismo, tanto si se refieren al mximo obtenible hoy co-mo si se refieren al mximo obtenible a la larga. Y los mediosde accin pueden ser igualmente radicales. Este es un cambioconsiderable respecto a la izquierda convencional del sigloXX. Para esta ltima, la lucha por objetivos de corto alcance seenmarcaba en un gradualismo legal y, en consecuencia, seconceba como una accin institucional, no radical. Segundo,el conocimiento mutuo de estas diversas temporalidades en-

    tre movimientos y organizaciones ha llevado a la idea de quelas diferencias entre ellos son mucho mayores en teora que enla prctica. Una accin inmediata radical puede ser la mejormanera de dar credibilidad a la necesidad de un cambio civi-lizatorio, aunque slo sea por los insuperables obstculos conlos que va seguramente a chocar mientras el paradigma civili-zatorio siga siendo el mismo. Esto explica por qu algunosmovimientos importantes han sido capaces de combinar ensus estrategias globales lo inmediato y lo civilizatorio. Este esel caso del MST (el movimiento de los trabajadores rurales sintierra del Brasil) que combina la ocupacin ilegal de tierraspara alimentar a los campesinos hambrientos, con acciones

    masivas de educacin poltica popular cuyo objetivo es unatransformacin mucho ms amplia del estado y la sociedadbrasileos. La razn final de la coexistencia de temporalidadescontradictorias es que el FSM no establece prioridades entreellas; simplemente abre el espacio para las discusiones y laconstruccin de coaliciones entre los movimientos y las orga-nizaciones, cuyos resultados pueden ser de lo ms diverso. Unsentido absoluto de un propsito comn, por muy vagamentedefinido que sea, el de construir otro mundo posible, tiende aquitar importancia a las polarizaciones que se dan entre movi-mientos e invita a estos ltimos a concentrarse en la construc-

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    Foto Igualque. Karachi, 2005

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    cin de coaliciones ms intensas con los movimientos con losque tienen ms afinidades. La selectividad en la construccin

    de coaliciones se convierte en una forma de evitar polariza-ciones innecesarias.

    Una relacin fantasmagrica entre teora crtica y prcticasizquierdistas

    La tercera razn para el xito del FSM est en la forma enque aborda el abismo existente entre las prcticas izquierdis-tas y las teoras clsicas de la izquierda, que hoy es mayorque nunca. Esta es probablemente otra caracterstica propiade la naturaleza transaccional de nuestro tiempo. Desde elEZLN en Chiapas a la eleccin de Lula en Brasil, desde lospiqueteros argentinos al MST, desde el movimiento indgena

    en Bolivia y Ecuador hasta elFrente Amplio de Uruguay y lassucesivas victorias de Hugo Chvez, as como, ms reciente-mente, la eleccin de Evo Morales, desde la lucha continen-tal contra el ALCA 5 al proyecto alternativo de integracinregional dirigido por Hugo Chvez, nos vemos confrontadoscon unas prcticas polticas que son generalmente reconoci-das como de izquierdas, pero que no fueron previstas por lasprincipales tradiciones teorticas de la izquierda, o que in-cluso las contradicen. Como consecuencia de ello pareceestar emergiendo una especie de ceguera mutua entre la teo-ra y la prctica de la prctica respecto a la teora y de la

    teora respecto a la prctica.

    La razn de ello reside en elhecho de que mientras el pen-samiento crtico y la teora deizquierdas fueron desarrolla-dos en el Norte global, en reali-dad en cinco o seis pases delNorte global, las prcticas deizquierda ms innovadoras y ms efectivamente transforma-doras de las ltimas dcadas sehan ido produciendo en el Surglobal. Podra argumentarse

    que este no es un fenmenocompletamente nuevo en lamedida en que las luchas anti-coloniales y el movimiento delos pases no alineados, funda-do en Bandung en 1955, tam-bin contribuy con importan-tes conceptos e ideas al guinizquierdista hegemnico nor-tecntrico. Esto es verdad hasta

    cierto punto. Pero contrariamente a lo que sucedi entonces,las nuevas prcticas de izquierda no slo se dan en lugares

    poco familiares y son llevadas a cabo por pueblos extraossino que tambin hablan en unos idiomas no coloniales muyextraos (aymara, quechua, guaran, indi, urdu, rabe, ki-zuluki-kongo) o en idiomas coloniales menos hegemnicos (comoespaol y portugus), y sus referencias culturales y polticason no occidentales. Adems, cuando traducimos sus discur-sos a un lenguaje colonial, a menudo no hay indicios de loconceptos familiares con los que se construy histricamentela poltica de izquierdas de base occidental, como revolucinsocialismo, clase obrera, capital, democracia o derechos humanos, etc. En vez de ello, encontramos conceptos como tierra, agua, territorio, racismo, dignidad, respeto, opresin cul

    tural y sexual,pachamama , umbuntu , control de los recursosnaturales, pobreza y hambre, pandemias como el SIDA/VIHidentidad cultural, violencia. El pensamiento de izquierdagenerado en el Norte global se provincianiza con la emergencia de una prctica crtica y una forma de entender el mundoque no encajan con la prctica crtica y la forma de entendeel mundo de Occidente. No es por tanto nada sorprendenteque el pensamiento de izquierda nortecntrico no reconocecomo perteneciente a la izquierda algunas de las prcticas crticas y de las formas de entender el mundo que estn emer-giendo en el Sur global, y que estas ltimas a menudo se nie

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    Foto Norma. Nairobi, 2006

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    guen a incluir sus experiencias en esta oposicin binaria iz-

    quierda/derecha, una oposicin nortecntrica de acuerdo conalgunas de ellas.Los efectos salvajes del juego de espejos entre las teoras

    ciegas y las prcticas invisibles fueron llevados a su clmax enel Foro Social Mundial. El Foro, que es la primera reunin in-ternacionalista del siglo XXI, se origin en el Sur global a par-tir de unas premisas polticas y culturales que desafiabantodas las tradiciones hegemnicas de la izquierda. Su nove-dad, que se vio reforzada cuando el Foro se traslad desdePorto Alegre a Mumbai y ms tarde a Nairobi, se debe a que lastradiciones hegemnicas de la izquierda, en vez de ser descar-tadas, fueron invitadas a estar presentes pero no en sus pro-

    pios trminos, es decir, como las nicas tradiciones legtimas.Fueron invitadas junto con otras muchas tradiciones de cono-cimiento crtico, prctica transformadora y concepciones deuna sociedad mejor. El hecho de que unos movimientos y organizaciones procedentes de tra-diciones crticas dispares unidaspor un propsito muy ampliamentedefinido de luchar contra la globali-zacin neoliberal por una an msampliamente definida aspiracinde que otro mundo es posiblepudiesen interactuar durante varios

    das y planificar acciones de cola-boracin, tuvo un impacto profun-do y multifactico en la relacin entre la teora y la prctica.

    La ceguera de la teora resulta en la invisibilidad de la prc-tica, y de ah su subteorizacin, mientras que la ceguera de laprctica resulta en la irrelevancia de la teora. La ceguera de lateora puede verse en la forma en que los partidos de laizquierda convencional y los intelectuales a su servicio se hannegado tozudamente a prestar atencin al FSM o han minimi-zado su significado. La ceguera de la prctica, a su vez, estobviamente presente en el desprecio que manifiestan la granmayora de activistas del FSM por la rica tradicin terica de

    la izquierda y por el desprecio militante por su posible reno-vacin. Esta ceguera recproca produce, en el plano prctico,una oscilacin extrema entre el espontanesmo revolucionarioy un posibilismo inocuo y autocensurado, y, en el plano teri-co, una oscilacin igualmente extrema entre el celo recons-tructivo post-factum y la indiferencia arrogante por todoaquello que no est incluido en dicha reconstruccin.

    En estas condiciones, la relacin entre la teora y la prcticaasume unas caractersticas extraas. Por otro lado, la teora yano est al servicio de las futuras prcticas que potencialmentecontiene, y ms bien sirve para legitimar (o no) las prcticas

    pasadas que han emergido a pesar de ella. As, el pensamien-

    to de vanguardia tiende a ir a la zaga de la prctica de reta-guardia. Deja de ser orientacin para convertirse en ratifica-cin de los xitos obtenidos por defecto o en confirmacin delos fracasos preanunciados. Por otro lado, la prctica se justi-fica a s misma recorriendo a una especie debricolage tericopegado a las necesidades del momento, hecho de conceptos y lenguajes heterogneos que, desde el punto de vista de la teo-ra, no son ms que racionalizaciones oportunsticas de ejer-cicios retricos. Desde el punto de vista de la teora, elbricola-ge terico nunca es considerado como una teora. Desde elpunto de vista prctico, una teorizacina posteriori es meroparasitismo.

    Como he dicho ms arriba, la experiencia del FSM ha teni-do un impacto profundo y multifactico en la relacin entre lateora y la prctica.

    En primer lugar, ha dejado claro que la discrepancia entre laizquierda en los libros y la iz-quierda en la prctica es msque nada un problema occiden-tal. En otras partes del mundo, eincluso en Occidente entre laspoblaciones no occidentales (co-mo los pueblos indgenas) sedan otras formas de entender la

    accin colectiva para las cualesdicha discrepancia no tiene sen-tido. El mundo en general est lleno de experiencias transfor-madoras y de agentes que no han sido educados en la izquier-da occidental. Adems, el conocimiento cientfico, que en loslibros de la izquierda occidental ha tenido siempre una priori-dad absoluta, en el espacio abierto del FSM es una forma deconocimiento entre otras muchas. Es ms importante paraciertos movimientos y causas que para otros, y en muchasocasiones se recurre a l articulndolo con otros conocimien-tos: laico, popular, urbano, campesino, indgena, femenino,religioso.

    De este modo, el FSM plante una nueva cuestin episte-molgica: si las prcticas sociales y los agentes colectivosrecurren a diferentes tipos de conocimiento, una evaluacinadecuada de su valor para la emancipacin social se funda-menta en una epistemologa que, contrariamente a las epis-temologas hegemnicas en Occidente, no concede una su-premaca a priori al conocimiento cientfico (producido sobretodo en el Norte), permitiendo de este modo una relacin msjusta entre diferentes tipos de conocimiento. En otras pala-bras, no hay una justicia social global sin una justicia cogniti-va global. En consecuencia, para capturar la inmensa variedad

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    LA derecha ha basado su gobierno,desde la dcada de los ochenta,

    no tanto en el consenso delas vctimas cuanto en

    su resignacin.

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    de prcticas y discursos crticos, y para valorizar y maximizar

    su potencial transformador, se necesita una reconstruccinepistemolgica. Esto significa que no necesitamos tanto al-ternativas cuanto una forma alternativa de pensar las alter-nativas.

    Dicha reconstruccin epistemolgica tiene que empezarcon la idea de que el pensamiento hegemnico de izquierda y la tradicin crtica hegemnica, adems de ser nortecntricas,son colonialistas, imperialistas, racistas y sexistas. Para supe-rar esta condicin epistemolgica, y por consiguiente paradescolonizar el pensamiento y la prctica de izquierda, es im-perativo dirigirse al Sur y aprender del Sur, pero no del Surimperial (que reproduce en el Sur la lgica del Norte como si

    fuera universal), sino ms bien del Sur anti-imperial (la met-fora del sufrimiento humano sistemtico e injusto causadopor el capitalismo global y por la resistencia contra el mismo).Dicha epistemologa en absoluto sugiere que el pensamientocrtico y la poltica de izquierdas nortecntricas tengan que serdescartadas y arrojadas al cubo de la basura de la historia. Supasado es en muchos sentidos un pa-sado honorable y ha contribuido sig-nificativamente a la liberacin delSur global. Lo que es ms bien im-perativo es empezar un dilogo inter-cultural y una traduccin entre di-

    ferentes prcticas y conocimientoscrticos: surcntrica y nortecntrica,popular y cientfica, religiosa y secu-lar, femenina y masculina, urbana y rural, etc., etc. A esta traduccin intercultural yo la llamo laecologa de los conocimientos (Santos 2004, 2006a, 2007).

    El segundo impacto del FSM en la relacin entre la teora y la prctica, y probablemente ms decisivo para su xito, es laforma en que ha valorado la diversidad de filosofas, discursos,estilos de accin y objetivos polticos presentes en sus reunio-nes. Dos aspectos tienen que ser puestos de relieve en estesentido. Por un lado, el FSM ha evitado hasta ahora el peligro

    de reducir su carcter abierto por mor de la eficacia o de lacoherencia poltica. Como explico ms abajo, hay un intensodebate en el interior del Foro sobre este tema, pero, en mi opi-nin, la idea de que no hay una teora general de la transfor-macin social capaz de capturar y de clasificar la inmensadiversidad de ideas y prcticas oposicionales presentes en elFSM ha sido una de las decisiones ms innovadoras y produc-tivas. Por otro lado, esta inclusividad potencialmente incondi-cional ha contribuido a crear una nueva cultura poltica que,como he mencionado ms arriba, privilegia las comunalida-des en detrimento de las diferencias, y fomenta la accin

    comn incluso en presencia de diferencias ideolgicas pro-

    fundas una vez que los objetivos, por muy limitados que seanen su alcance, son claros y han sido adoptados por consenso.En las antpodas de la idea de una teora general omnicom-

    prensiva o de una lnea correcta dictada desde arriba, las coa-liciones y articulaciones hechas posibles entre los movimientos sociales son generadas de abajo a arriba, tienden a serpragmticas y duran mientras se considera que promuevenlos objetivos de cada movimiento. En otras palabras, mientraque en la tradicin de la izquierda convencional, particular-mente en el Norte global, politizar un tema era equivalente apolarizarlo, lo que a menudo llevaba al faccionalismo, en eFSM parece estar emergiendo otra cultura poltica en la que l

    politizacin va de la mano con la despolarizacin, con la bsqueda de un terreno comn y de unos lmites consensuadosrespecto de la pureza ideolgica y de la confusin ideolgicaEn mi opinin, la posibilidad de una accin colectiva globareside en el desarrollo de esta cultura poltica (me extenderms sobre este punto ms abajo).

    La autorreflexividad compulsiva y la tarea inacabada del FSM

    Desde sus comienzos, el Foro So-cial Mundial ha sido objeto de un

    intenso debate, tanto desde dentro,entre sus participantes, como desdefuera, principalmente entre miem-bros de la izquierda convencional,

    que desde el nacimiento del Foro lo han mirado con suspica-cia. Los temas de debate son numerosos: la naturaleza poltica del FSM; su relacin con las luchas nacionales histricamente llevadas a cabo por la izquierda; objetivos explcitos implcitos; composicin ideolgica; democracia interna; lmites de su carcter global; base sociolgica a la luz del perfil dsus participantes; exclusiones; dependencia financiera; trans-parencia de las decisiones por parte de rganos que aparente-

    mente no tienen poder de decisin; relaciones entre ONG ymovimientos sociales; autonoma poltica y organizativa respecto a determinados estados y partidos de izquierdas; repre-sentatividad; eficacia a la hora de cambiar las estructuras depoder del mundo; el papel de los intelectuales; etc., etc. Durante este tiempo, los debates y las evaluaciones a que handado lugar han llevado a importantes cambios organizativosHe dicho en otra parte que, contrariamente a la opinin de suscrticos, el FSM ha demostrado tener una notable capacidadpara reformarse a s mismo (2006a). Las cuestiones organizativas y de representacin han sido el principal campo en el

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    INFORME

    A mi modo de ver, la lucha porotro mundo posible estar hecha

    de una rica e internamentediversificada constelacin de luchas.

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    que dicha capacidad se ha

    puesto en juego. En mi opi-nin, las limitaciones de laauto-reforma no han esta-do tanto en el propio FSMcomo en las condiciones es-tructurales globales y na-cionales en las que se desa-rrolla.

    Los debates explotarondespus del FSM 2005 y fue-ron una presencia conspi-cua en el FSM 2007, en Nai-

    robi. A partir del 2005, losdebates empezaron a cen-trarse en el futuro del FSM.Pueden identificarse dosdebates diferentes. Uno deellos se centra en los profun-dos cambios que el FSM de-ber llevar a cabo para estara la altura de las energastransformadoras que ha de-sencadenado. De un espa-cio abierto a un movimiento de movimientos? De foro de dis-

    cusin a accin colectiva? Partido poltico global? Profundoscambios en la Carta de Principios que permitan tomar postu-ra sobre los principales problemas globales, como la invasinde Iraq, la reforma de las Naciones Unidas o el conflicto pales-tino-israel? Del consenso a la votacin? El otro debate secentra en si el FSM tiene algn futuro, en si ha agotado supotencial, si tiene que darse por concluido dejando el campoabierto para otros tipos de agregacin global de resistencia y alternativa. Este segundo debate adquiri una notoriedad par-ticular con un reciente artculo de Walden Bello en el que sepregunta (2007):

    Habiendo llevado a cabo su funcin histricade agregar y vincular entre s los diversos con-tramovimientos generados por el capitalismoglobal, ha llegado acaso el momento de que el FSM le los brtulos y d paso a nuevos modos de organizacin global de resistencia y transfor-macin?

    Antes de intentar responder a esta pregunta, me gustararesponder a otra relativa a la sociologa del debate: por qu hasido tan intenso el debate y por qu cuanto ms radicalmente

    se ha cuestionado al FSM menos consecuencias ha tenido

    para el desarrollo del proceso del FSM? Habiendo seguidomuy de cerca desde el principio la evolucin del Foro, he lle-gado a tres conclusiones.

    Primero, el debate ha sido muy intenso desde la primeraedicin del FSM y los temas discutidos pertenecen a dos cate-goras distintas. Por un lado estn los temas que expresan laresistencia a reconocer la novedad que representa el FSM res-pecto a las tradiciones de la izquierda convencional. Son lostemas de la eficacia, la composicin ideolgica, los objetivospolticos, etc. Por otro lado estn los temas que, an recono-ciendo la novedad del FSM, cuestionan determinados aspec-tos o caractersticas que pueden poner en entredicho esta

    novedad. Son los temas del alcance global y de la representa-tividad, de la democracia interna y de la transparencia, de lasrelaciones con los estados y las agencias de financiacin. Enmi opinin, en ambas instancias la intensidad de los debatesconfirma la novedad del FSM en el paisaje global de la polti-ca de izquierdas. Por un lado, dada esta novedad, ha sido dif-cil trazar el mapa del FSM dentro de este paisaje, y cualquierdesajuste se convierte en un dficit en el que el peso de laprueba recae sobre el Foro. Por otro lado, la novedad exige uncambio radical respecto a las experiencias pasadas: la frustra-cin causada por el pasado es tal que cualquier impureza o

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    Foto Daniel Spillere. Brasil

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    rendimiento por debajo de lo esperado se convierte fcilmen-te en una sospechosa venganza del pasado, en una seal deque dicho cambio no ha sido lo suficientemente radical. Enambos casos, es la novedad la que moviliza la crtica y en cier-to sentido la confirma. Nuestra poca, tanto en la derecha

    como en la izquierda, est tan impregnada de la ideologaneoliberal del NHA (No Hay Alternativa) que cualquier nove-dad institucional y poltica parece verse condenada a la auto-rreflexividad impulsiva.

    Mi segunda conclusin es que las crticas que empezaron apartir de la premisa de la novedad del Foro llevaron por logeneral a cambios e innovaciones cuyo objetivo era corregirlas deficiencias admitidas. Las reuniones del Consejo Inter-nacional de los ltimos tres aos constituyen una prueba losuficientemente abundante de ello. De hecho, no se me ocu-rre ninguna otra organizacin de la izquierda en la que lacapacidad de autorreforma haya sido tan consistente.

    Mi tercera conclusin es que los debates ms radicales,aquellos que exigen una transformacin radical del FSM o suextincin, tienen muy pocas consecuencias y raramenteabandonan los lugares en los que tienen lugar para convertir-se en temas de conversacin entre los activistas que se han idouniendo al proceso del FSM. Experiment esto especialmenteen Nairobi, en enero de 2007, la reunin en la que ms mesasredondas se organizaron para discutir el futuro del Foro. Sibien en estas mesas redondas tuvieron lugar discusiones muy vehementes, fuera, los campesinos de Tanzania y de Ugandase reunan por vez primera con sus camaradas de Kenya bajo

    los auspicios de Va Campesina y cele-

    braban el sorprendente hecho de quetodos ellos compartan los mismos pro-blemas causados por los mismos fac-tores; mujeres de todo el mundo semostraban muy activas preparando elsegundo borrador del Manifiesto sobrelos derechos reproductivos y sexuales,tratando de superar las dificultades deltima hora derivadas de las diferenciasexistentes en la conciencia y la culturafeminista de varios continentes, en estaocasin centradas particularmente en la

    sensibilidad de las feministas africa-nas; habitantes de diferentes ciudadesdel planeta estaban planeando accionescolectivas contra los desahucios forzo-sos y la privatizacin del suministro deagua; lderes comunitarios de diversaspartes de frica estaban organizando la

    Africa Water Network y, junto con varias ONG y movimienty organizaciones en pro de la salud y los derechos humanos dtodo el mundo, estaban planeando la ms exhaustiva campa-a contra el SIDA/VIH.

    Hay algo en la estructura y en la prctica del FSM que l

    hace inmune al cuestionamiento radical. O mejor an, el Forono es una entidad en la que la capacidad para el cuestiona-miento radical tenga consecuencias reales. El espacio abiertoy el proceso puesto en marcha por el FSM tienden a despolarizar las diferencias, a reformarse a s mismo a la luz de las crticas constructivas y a ignorar aquellas que se identificancomo potencialmente destructivas. Esta resistencia es, en mopinin, una seal de que el FSM todava no ha llevado a cabsu tarea histrica, todava no ha agotado su potencial.

    Esta conclusin me lleva al artculo de Walden Bello El Foen la encrucijada.6 Tras reconocer todos los logros del FSM,muy en consonancia con los anlisis que yo he hecho ms

    arriba, Bello afirma, sin embargo, que una de las crticas econtra del Foro se ha vuelto especialmente relevante: se tratde la acusacin de que el FSM como institucin no est suficientemente anclado en las luchas polticas globales reales yse est convirtiendo en un festival anual con un impacto socialimitado. Est de acuerdo con aquellos para quienes la concepcin liberal del espacio abierto defendida por muchos delos fundadores del FSM es decir, la idea de que el Foro npuede respaldar ninguna postura poltica o lucha particular,aunque los grupos que lo constituyen s tienen libertad parahacerlo, ha creado la ilusin de que el FSM puede estarau

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    Foro M 1

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    dessus de la mle , convirtindose en una especie de foro neu-

    tral en el que las discusiones estarn cada vez ms aisladas dela accin, consumiendo la energa de las redes de la sociedadcivil [que] deriva de su implicacin en las luchas polticas.Esta crtica ha sido dirigida al FSM desde el momento mismode su constitucin, y yo mismo la he suscrito (Santos, 2006b).Pero mientras yo veo en ella solamente otra oportunidad deautorreforma, Bello considera que dicta la sentencia de muer-te del Foro. El argumento central es que el FSM correspondaa una fase de la lucha anticapitalista que ya ha concluido. Sutarea histrica consista en reunir los viejos y los nuevos movi-mientos y llevarlos a comprender que se necesitaban unos aotros en la lucha contra el capitalismo global, y que la fuerza

    del movimiento global en ciernes estaba en una estrategia deramificacin descentralizada que sefundamentaba no en la creenciadoctrinal de que una clase estabadestinada a dirigir la lucha, sino enla realidad de la comn marginali-zacin de prcticamente todas lasclases, estratos y grupos subordina-dos bajo el reinado del capital glo-bal. Esto se ha llevado finalmente acabo y efectivamente el Foro se haquedado rezagado respecto a otras

    luchas ms avanzadas.Implcita en el argumento est laidea de que la continuacin del FSM puede incluso convertir-se en un obstculo para estas luchas. El ejemplo que poneBello de estas luchas es Hugo Chvez y la revolucin boliva-riana. De acuerdo con l, el policntrico FSM de 2006 en Ca-racas fue tan vigorizante y estimulante porque insert aunos 50.000 delegados en el centro de la tormenta de una lu-cha en curso contra el imperio, en la que se mezclaron con losmilitantes venezolanos, en su mayora pobres, enzarzados enun proceso de transformacin social, mientras observabancmo otros venezolanos, mayormente de la lite y las clases

    medias, erigan una enconada oposicin. En consecuencia,Caracas fue una estimulante prueba de realidad, es decir,mostr que el Foro est en una encrucijada. Para hacer esteargumento todava ms explcito, Bello afirma que HugoChvez capt la esencia de la coyuntura cuando advirti a losdelegados en enero de 2006 del peligro de que el FSM se con-virtiera simplemente en un foro de ideas sin una agenda parala accin. Dijo a los participantes que no tenan otra eleccinque plantearse la cuestin del poder. Necesitamos una estra-tegia de contrapoder. Nosotros, los movimientos sociales y polticos hemos de ser capaces de ocupar espacios de poder a

    nivel local, nacional y regional. Para Bello, el logro histrico

    del FSM reside en el hecho de haber creado las condicionespara que estas luchas tengan ahora ms probabilidades detriunfar

    Desarrollar una estrategia de contrapoder ode contrahegemona no significa necesariamen-te recaer en los viejos modos de organizacinjerrquicos y centralizados propios de la viejaizquierda. De hecho, como mejor puede poten-ciarse dicha estrategia es mediante la intercone-xin en red horizontal y a mltiples niveles que los movimientos y organizaciones representados

    en el FSM han puesto de manifiesto con sus luchas particulares. Arti-cular estas luchas en ac-cin significar forjar unaestrategia comn que ex-traer su fuerza de la di-versidad.

    Estoy completamente de acuer-do con Bello en que Amrica La-tina est hoy a la vanguardia de lalucha contra el imperialismo y

    que Hugo Chvez representa elmomento ms avanzado de dichalucha, que tambin est en marcha en Bolivia y Ecuador. Ade-ms, creo que el FSM, emergiendo en Amrica Latina, ha con-tribuido en gran manera a ello. Sin embargo, todava hay dospreguntas que deben plantearse. Primero, interfiere negati-vamente la continuacin del FSM en los futuros resultados deestas luchas? Segundo, son las transformaciones en la polti-ca de izquierdas llevadas a cabo por el FSM realmente tan ex-tensas y, si lo son, son tambin sostenibles?

    Respecto a la primera cuestin, pienso que el FSM nunca haafirmado que la correccin de los errores del pasado implica-

    se la aceptacin de una nica alternativa. De hecho, la ideanuclear subyacente en el FSM es la celebracin de la diversi-dad de las luchas contra la exclusin y la opresin con el obje-tivo de extraer de esta celebracin energa y fuerza adicionalespara las luchas existentes y creatividad adicional para desarro-llar otras nuevas. Suponer que el FSM puede llegar a ser perju-dicial para el xito de las luchas ms avanzadas presupone,primero, que hay un solo e inequvoco criterio para establecerqu es ms y qu es menos avanzado, y, segundo, que la coe-xistencia de luchas de diferentes tipos, escalas y grados deavance es perjudicial para el objetivo global de construir otro

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    INFORME

    Elotro debate se centra en si el FSMtiene algn futuro,en si ha agotadosu potencial, si tiene que darse por

    concluido dejando el campoabierto para otros tipos de agregacin

    global de resistencia y alternativa.

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    mundo posible. En mi opinin, ninguno de estos supuestos es

    corroborado por la realidad. Las dudas relativas a la adopcinde este simple criterio, y la frustracin con el registro histricode algunos de los candidatos a este estatus privilegiado, seencuentran en el centro del xito del FSM. Adems, inclusoasumiendo que un acuerdo general sea posible en el seno dela izquierda global acerca de lo que es ms o menos avanzado,es muy difcil pensar que sea posible progresar a la mismavelocidad en las diferentes luchas contra los diferentes tiposde opresin en las diferentes partes del mundo. Al contrario, eldesarrollo desigual y combinado de las diferentes luchas anti-capitalistas probablemente ms evidente ahora gracias alFSM reflejar siempre el desarrollo desigual y combinado del

    capitalismo global. Para decirlo con las palabras de Whitakeren su respuesta a Bello, las encrucijadas del FSM son de hechodos caminos paralelos que pueden coexistir como fuentes deinspiracin mutuas. Incluso asumiendo que el FSM ha sidodesbordado por otras concepciones y prcticas de resistenciay alternativa, es importante que el FSM contine proporcio-nando un sostn a las luchas que todava lo necesitan, y tam-bin que reduzca el impacto y la frustracin causadas por laeventual derrota de las luchas ms avanzadas.

    En una reciente evaluacin del Foro Social norteamericano,y a pesar de argumentarque dicho Foro ha demos-

    trado la exactitud de los ar-gumentos tanto de Bellocomo de Whitaker, afir-mando la importancia decontinuar el proceso delForo Social pero sobre unabase poltica mucho msinnovadora y decisiva, Pon-niah admite que, en ltimainstancia, la riqueza de laidea del FSM como espacio abierto recibi una robusta con-firmacin en el Foro Norteamericano. Segn l (2007),

    El Foro Social Norteamericano ha creado un espacioabierto que ha permitido la convergencia de los diferen-tes movimientos populares de los Estados Unidos. Por vez primera, diversos activistas de todo el pas pudieronrelacionarse colectivamente de una forma horizontal,no jerrquica, que hizo hincapi en la comprensinmutua. La infraestructura de Espacio Abierto hizo posi-ble el encuentro de una gran variedad de movimientos.Si el espacio hubiese estado dominado por una ideolo-ga, por ejemplo el socialismo,o si hubiese estado domi-

    nado por una estrategia, por ejemplo, el estatalismo,se-

    guramente no hubiera atrado a tantos movimientos...El Espacio Abierto permiti a los activistas dejar de cen-trarse en las diferencias entre movimientos sociales y hacerlo en cambio en los objetivos comunes.

    Incluso si pensramos que fue la debilidad o el atraso de laizquierda norteamericana, combinados con su multiculturali-dad, lo que hizo que el formato del FSM encajase tan bien eel Foro Norteamericano, esto no hara sino confirmar la continua utilidad del FSM. Particularmente si consideramos lo crucial que es reforzar a la izquierda norteamericana para acabarcon el imperialismo norteamericano.

    Para responder la segunda pregunta necesitamos hacer unaevaluacin del impacto del FSM. A ello dedico la siguiente secin de este artculo.

    El Foro Social Mundial y la izquierda globalDado lo corto que fue el periodo de maduracin del FSM, l

    indagacin sobre su contribucin a la transformacin de lateora crtica y la izquierda global no puede dejar de ser algespeculativa. Es posible, no obstante, identificar algunos d

    los problemas de la izquier-da puestos de relieve por el

    FSM, as como algunas delas soluciones hechas po-sibles o ms crebles a laluz de su experiencia. Porsu propia naturaleza, elFSM no tiene una lneaoficial sobre su propio im-pacto en el futuro de la iz-quierda, y sospecho quemuchos de los movimien-

    tos y organizaciones que forman parte del mismo no estnpreocupados por ello. Lo que apunto aqu es una reflexin

    personal basada en mi propia experiencia del FSM.En mi opinin, las caractersticas ms destacadas de la con-tribucin del FSM son las siguientes, sin que ello impliquningn criterio de prioridad: el paso de un movimiento poltico a una poltica inter-movimientos, es decir, a una polticabasada en la idea de que ningn movimiento social en solitario puede tener xito en la realizacin de sus objetivos sin lcooperacin de otros movimientos; una concepcin ampliadel poder y la opresin; una poltica reticular basada en lasrelaciones horizontales y en la combinacin de autonoma yagregacin; naturaleza intercultural de la izquierda y del con

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    INFORME

    ESTOY completamente de acuerdo con Belloen que Amrica Latina est hoy a la

    vanguardia de la lucha contra elimperialismo y que Hugo Chvez representa el

    momento ms avanzado de dicha lucha.

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    cepto mismo de lo que es considerado

    como la izquierda, as como, de acuer-do con ello, la idea de una justicia cog-nitiva que funciona como un impor-tante criterio poltico; una nueva cul-tura poltica que gira en torno de la di-versidad; diferentes concepciones dela democracia (demodiversidad) y suevaluacin respecto a criterios trans-nacionales y transculturales de demo-cracia radical concebida como latransformacin de unas relaciones depoder desiguales en unas relaciones de

    autoridad compartida en todos loscampos de la vida social; una luchacombinada por el principio de igual-dad y por el principio del reconoci-miento de la diferencia; privilegiar larebelin, el no conformismo y la insur-gencia frente a la reforma y a la re-volucin; un esfuerzo sostenido parano convertir a los militantes en funcionarios; una combina-cin pragmtica de agendas a corto y largo plazo; articulacinentre las diferentes escalas de la lucha, local, nacional y global,junto con una conciencia intensificada de la necesidad de

    confrontar el capitalismo global con un anticapitalismo glo-bal; un poner el foco sobre la transversalidad tanto en cuantoa temas como en cuanto a procesos; una concepcin ampliade los medios de lucha con la coexistencia de la accin legal y la ilegal (excluyendo la violencia ilegal contra las personas), dela accin directa y la institucional, de la accin dentro y fueradel estado capitalista; una concepcin pragmtica de las dife-rencias y de los objetivos comunes, con un mayor nfasis enestos ltimos; rechazo de las lneas correctas, las teoras gene-rales y los mandos centralizados a favor de los acuerdos sobrelas agregaciones y las pluralidades despolarizadas.

    La ltima contribucin es probablemente la ms decisiva y

    necesita una mayor elaboracin.7 Pero antes de ello, y asu-miendo que estas diferentes contribuciones a la reinvencinde la izquierda en el siglo XXI son importantes, debemos dar-nos cuenta de que el final del FSM estar plenamente justifi-cado si y cuando estas contribuciones hayan sido completa-mente interiorizadas por la izquierda en todo el mundo, y par-ticularmente por la izquierda involucrada en las luchas msavanzadas. Si esto es aceptado como criterio para decidir si elFSM tiene un futuro o no, creo que no puede afirmarse razo-nablemente que la tarea histrica del FSM habr sido comple-tada. Sera incluso excesivamente optimista pensar que las

    transformaciones habidas en la izquierda bajo el impacto delFSM han sido muy extensas y que estn totalmente presentesen las luchas ms avanzadas. Y mucho menos puede argu-mentarse que las contribuciones interiorizadas hasta ahora

    han sido interiorizadas de un modo sostenible. Al contrario,creo que, a la luz de este criterio, la tarea del FSM est lejos dehaber sido completada.

    Adems, creo que la contribucin del FSM (con todos loscambios que podran mejorar su actuacin) ser todava mscrucial en los aos venideros. Principalmente por dos razones.Primero, en los ltimos aos la globalizacin est asumiendola forma de una regionalizacin. En las Amricas, en frica, enAsia y por supuesto en Europa, estn emergiendo nuevos tiposde pactos regionales y, en algunos casos, estn asumiendo laforma de un nuevo tipo de nacionalismo que yo califico de na-cionalismo transnacional. Al igual que la globalizacin, la re-

    gionalizacin puede ser hegemnica o contrahegemnica.Pero en ambos casos, y por diferentes razones, ello puede con-tribuir a aislar a los movimientos y organizaciones progresis-tas de una regin de los de otras regiones. Puede aducirse quela otra cara de este aislamiento recproco ser el fortaleci-miento de la construccin de coaliciones dentro de una mis-ma regin, que probablemente contribuir al surgimiento deluchas ms avanzadas a nivel regional. Creo, sin embargo, queen la medida en que el capitalismo siga siendo global en sualcance, el regionalismo ser en ltima instancia instrumentalpara profundizar su naturaleza global. En ese caso, sera

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    Foto Ricardo Stricher

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    desastroso para la construccin de este otro mundo que es po-sible que las posibilidades de establecer unos lazos transregio-

    nales y una accin colectiva como los que ofrece el FSM sevieran reducidos. Segundo, sospecho que estamos abocados aunos tiempos an ms difciles. La ideologa securitaria y beli-cista que se est apoderando tanto de la poltica interior comode la internacional va a hacer que cada vez sea ms difcil quelos activistas se organicen, y an ms que puedan cruzar lasfronteras. La criminalizacin de la protesta social ya est enmarcha. La vocacin global del FSM ser an ms necesariacuando se vuelva decisivo hacer visible y denunciar las limita-ciones impuestas a las organizaciones y a las movilizacionesque tratan de implementar su accin a una escala global.

    La sostenibilidad del impacto del FSM en la poltica de la

    izquierda global es una cuestin abierta que depende de lasformas en que el FSM se reformar y se reinventar a s mismo, a medida que vayan surgiendo nuevas circunstanciasy nuevos retos. Me gustara concluir este artculo llamando laatencin hacia la ms valiosa contribucin del FSM, la quems inequvocamente exige la dinmica continuacin delFSM.

    La izquierda del siglo XXI: pluralidades despolarizadas y tra-duccin intercultural

    Una de las ms remotas fuentes de la fantasmagrica rela-

    cin existente entre teora y

    accin que, como hemos seala-do ms arriba, ha llegado a hacer-se extrema durante las ltimasdcadas, ha sido, a mi modo dever, el virulento extremismo teri-co que ha dominado a la izquier-da convencional a lo largo de todoel siglo XX. Como resultado deello, la poltica de izquierdas fueperdiendo gradualmente contac-to con las aspiraciones y opcionesprcticas de los activistas com-

    prometidos en la accin polticaconcreta. Entre la accin polticaconcreta y el extremismo tericose form un vaco, unaterranullius en la que se reuni unadifusa voluntad de unir fuerzas encontra de la avalancha del neoli-beralismo y de admitir que ellosera posible sin tener que resol-ver todos los debates polticos

    pendientes. La urgencia de la accin se volvi en contra de lpureza de la teora, como si dijramos. El FSM es el resultad

    de esteZeitgeist de la izquierda, o ms bien de las izquierdas,a finales del siglo XX y principios del XXI.En este contexto, el pragmatismo combinado con la recon-

    ceptualizacin de la diversidad como una fuerza ms quecomo un handicap se convirti en una fuente tremenda deenerga y creatividad poltica. El FSM mostr elocuentementque ninguna totalidad puede contener la inagotable diversi-dad de las teoras y prcticas de la izquierda mundial actualEn consecuencia, la diversidad, ms que un obstculo para launidad, se ha convertido en una condicin para la unidad. A lvista del enorme peso del pasado, esta no es una tarea fcil yexige una vigilancia y un refuerzo continuos. Se basar en do

    pilares: las pluralidades despolarizadas y la traduccin intercultural. Dada su novedad y contrafactualidad ambas puedenser fcilmente pervertidas y convertidas en sus opuestos, nuevas polarizaciones y nuevas imposiciones monoculturalesAunque el FSM no es ninguna garanta de que esto no vaya ocurrir, sin l o sin alguna otra entidad con un perfil similaesto es exactamente lo que ms probablemente podra ocu-rrir.

    Pluralidades despolarizadasComo ya he mencionado ms arriba, el FSM ha creado un

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    entorno poltico en el que la politizacin puede darse por me-

    dio de la despolarizacin. Esto es particularmente decisivo enel caso de la accin colectiva global o transnacional, es decir,la accin que trasciende las fronteras y culturas nacionales.Consiste en dar prioridad a la construccin de coaliciones y articulaciones para lasprcticas colectivas concretas, y en dis-cutir las diferencias tericas exclusivamente en el mbito dedicha construccin. El objetivo es convertir el reconocimientode diferencias en un factor de agregacin e inclusin privandoa las diferencias de la conspicua capacidad de frustrar las ac-ciones colectivas. En otras palabras, se trata de crear contextospara el debate en los que el impulso para la unin y la simila-ridad puedan tener al menos la misma intensidad que el im-

    pulso para la separacin y la diferencia. Las acciones colecti-vas gobernadas por las pluralidades despolarizadas fomentanuna nueva concepcin de unidad en la accin en la medidaen que la unidad deja de ser la expresin de una voluntadmonoltica para convertirse en el punto de encuentro ms omenos vasto y duradero de unapluralidad de voluntades. Equi-vale a un nuevo paradigma deaccin transformadora y progre-siva.

    La construccin de pluralidadesdespolarizadas solamente puede

    tener lugar en el proceso de deci-dir acerca de las acciones colecti-vas concretas. La prioridad confe-rida a la participacin en accionescolectivas, mediante la articula-cin o la coalicin, tiene una pri-mera consecuencia que es muy valiosa a la luz de la herenciafaccionalista de la izquierda: permite la suspensin de la cues-tin del sujeto poltico en abstracto. En este sentido, si sola-mente hay acciones concretas en marcha, solamente hay suje-tos concretos en marcha tambin. La presencia de sujetosconcretos no anula la cuestin del sujeto abstracto, sea este la

    clase obrera, el partido, el pueblo, la humanidad o la gente dela calle, pero impide que esta cuestin interfiera de un mododecisivo en la concepcin o el despliegue de la accin colecti-va. Efectivamente, esta ltima nunca puede ser el resultado deunos sujetos abstractos. A la luz de mi reconstruccin de lacontribucin del FSM a la izquierda del siglo XX, dar priori-dad a la participacin en acciones colectivas concretas signifi-ca lo siguiente:

    1. Las disputas tericas tienen que tener lugar en el contex-to de las acciones colectivas concretas.

    2. Cada movimiento participante, organizacin, campaa,

    etc., deja de reclamar que las nicas acciones colectivas co-

    rrectas o importantes son exclusivamente las concebidas uorganizadas por ellos mismos. En un contexto en el que losmecanismos de explotacin, exclusin y opresin se multipli-can y se intensifican, es particularmente importante no des-perdiciar ninguna experiencia social de resistencia por partede los explotados, excluidos u oprimidos, y de sus aliados.

    3. Cuando un sujeto colectivo determinado tiene que poneren cuestin su participacin en una accin colectiva, su reti-rada deber producirse de modo que debilite lo menos posi-ble la posicin de los sujetos todava involucrados en laaccin.

    4. Dado que la resistencia nunca se produce en abstracto,

    las acciones colectivas transformadoras empiezan dndosesobre el terreno y en funcin de los conflictos establecidos porlos opresores. El xito de las acciones colectivas se mide por suhabilidad para cambiar el terreno y los trminos del conflictodurante la lucha. Esto es, por la transformacin concreta de

    las relaciones de poder desigualesen unas relaciones de autoridadcompartidas en el campo socialespecfico en el que la accin colec-tiva tiene lugar. El xito, a su vez, esel nico baremo creble de la co-rreccin de las posturas tericas

    adoptadas.5. Hay tres dimensiones impor-tantes en la construccin de plura-lidades despolarizadas en el inte-rior de las acciones transforma-doras colectivas: la despolarizacin

    mediante la intensificacin de la comunicacin y la inteligibi-lidad mutua; la despolarizacin mediante la bsqueda de for-mas organizativas inclusivas; y la despolarizacin mediante laconcentracin en las cuestiones productivas.

    A mi modo de ver, la lucha por otro mundo posible estarhecha de una rica e internamente diversificada constelacin

    de luchas. En la medida en que las luchas colectivas globalesformarn parte de esta constelacin, las pluralidades despola-rizadas sern una condicin de posibilidad necesaria dedichas luchas.

    Traduccin interculturalLa otra gran contribucin del FSM a la reinvencin de la iz-

    quierda global en el siglo XXI es efectivamente una promesa,la creacin de una necesidad que hasta ahora no ha sido satis-fecha. Se refiere a la metodologa para maximizar la coheren-cia y la fuerza de las pluralidades despolarizadas. Con el FSM

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    LA ceguera de la teora puede verseen la forma en que los partidos de la

    izquierda convencional y losintelectuales a su servicio se

    han negado tozudamente a prestaratencin al FSM o han minimizado

    su significado.

    INFORME

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    qued claro que la izquierda global es multicultural. Esto sig-

    nifica que las diferencias que dividen a la izquierda escapan alos trminos polticos que las formularon en el pasado.Subyacentes a algunas de ellas son las diferencias culturalesque una izquierda emergente global no puede sino reconocer,ya que no tendra sentido luchar por el reconocimiento y elrespeto de las diferencias culturales en el exterior, en lasociedad, y no reconocerlas o respetarlas en casa, en el inte-rior de las organizaciones y movimientos. Se ha creado as uncontexto para actuar bajo el supuesto de que las diferenciasno pueden eliminarse por medio de resoluciones polticas. Esmejor vivir con ellas y convertirlas en un factor de fortaleza y enriquecimiento colectivo.

    Como ya he mencionado ms arriba, la teora poltica de lamodernidad occidental, tanto en su versin marxista como ensu versin liberal, construy la diversidad como un obstculoa la unidad, y construy la unidad de accin desde la unidaddel agente. De acuerdo con ello, la coherencia y el significadodel cambio social estuvieron siempre basados en la capacidaddel agente de cambio privilegia-do, ya fuera la burguesa o las cla-ses obreras, para representar latotalidad de la que derivaban lacoherencia y el significado. Deesta capacidad de representacin

    derivaban tanto la necesidadcomo la operatividad de una teo-ra general del cambio social.

    La utopa y la epistemologasubyacentes al FSM lo colocan enlas antpodas de dicha teora.Como ya he dicho, la extraordina-ria energa de atraccin y agregacin manifestada por el FSMreside precisamente en su rechazo de la idea de una teorageneral. La diversidad que encuentra refugio en ella est libredel temor de ser canibalizada por los falsos universalismos olas falsas estrategias nicas propuestas por toda teora gene-

    ral. El FSM avala la idea de que el mundo es una totalidadinagotable, por cuanto contiene muchas totalidades, todasellas parciales. Por lo tanto, no tiene sentido intentar captar elmundo mediante una sola teora general, porque dicha teorasiempre presupondr la monocultura de una totalidad dada y la homogeneidad de sus partes. El tiempo en que vivimos,cuyo pasado reciente estuvo dominado por la idea de una teo-ra general, es tal vez un tiempo de transicin que puede defi-nirse del siguiente modo: no tenemos necesidad de una teorageneral, pero todava necesitamos una teora general de laimposibilidad de una teora general. En otras palabras, necesi-

    tamos un universalismo negativo: un acuerdo general sobre e

    hecho de que ningn individuo, ninguna teora individual,ninguna prctica singular tiene la receta infalible para concebir otro mundo posible y para hacerlo realidad.

    En mi opinin, la alternativa a una teora general es la obrade la traduccin. La traduccin es el procedimiento que haceposible la inteligibilidad mutua entre las experiencias delmundo sin poner en peligro su identidad y autonoma; enotras palabras, sin reducirlas a entidades homogneas.

    El FSM es el testigo de la amplia multiplicidad y variedad dprcticas sociales contrahegemnicas que tienen lugar entodo el mundo. Su fuerza deriva de haber correspondido odado expresin a la aspiracin de agregacin y articulacin d

    diferentes movimientos sociales y ONG, una aspiracin quhasta entonces haba sido solamente latente. Los movimien-tos y ONG se constituyen en torno a un nmero de objetivoms o menos limitados, crean sus propias formas y estilos dresistencia, y se especializan en ciertas clases de prcticas ydiscursos que los distinguen de los dems. Su identidad se

    crea por tanto sobre la base de loque los separa a ellos de losdems. El movimiento feministase ve a s mismo como algo muy distinto del movimiento obrero, y viceversa; ambos se distinguen a

    s mismos del movimiento indige-nista o del movimiento ecologista,etctera. Todas estas distincionesy separaciones se han traducidoactualmente en diferencias muy prcticas, si no a veces en contra-dicciones que contribuyen a frag-

    mentar el movimiento y a alimentar rivalidades y faccionalismos. De ah derivan la fragmentacin y la atomizacin queson la cara oculta de la diversidad y la multiplicidad.

    Recientemente esta cara oculta ha sido inequvocamentereconocida por los movimientos y las ONG. La verdad es, s