revolución de julio

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Page 1: Revolución de julio

Leopoldo Bonafulla Revolución de Julio

[...] Habiendo publicado el << Diario de Huesca >> y reproducido << El País >> de Madrid, un

notable artículo, entre cuyas líneas flotaba suavemente un espíritu consolador, á él concederemos el

espacio que reservábamos para las propias manifestaciones de las portadas.

Qué concepto más imparcial y verdadero pueden contener páginas que el que sentimentalmente

traza en el referido artículo su autor Juan del Triso?

“Algo de cuoriosidad por conocer á la infatigable propagandista Teresa Claramunt, y más de algo

por el innato pietismo que me ha inspirado siempre los que sufren y son perseguidos, y cualquiera

que sea la causa de la persecución y sufrimiento, encamináronme ayer tarde á la posada donde se

alojan Teresa Claramunt y sus compañeras de destierro Julia Iborra y Maria Villafranca.

Cuando penetré en la habitación ,encalada y humilde paseábase Teresa de un extremo al otro,

meciendo en sus brazos una preciosa niña de pocos mese hija de la Villafranca; la estrechaba contra

su pecho en tanto que cubría de besos el nítido y sonrosado semblante de la pequeña proscrita.

Aquel cuadro, todo cariño y ternura, me impresionó hondamente. Recordé entonces la azarosa vida

de esa mujer fuerte y animosa; vida de protestas y rebeldía, de luchas, de persecuciones; vida en fin

para agobiar otro corazón que no fuera el suyo tan varonil y acelerado; y allí estaba en mi presencia,

balanceando la niña con esa placidez y calma de los exalados creyentes. Después de saludarme,

dejó la criatura en manos de su madre y se sentó formando círculo con los otros amigos que allí

fueron movidos como yo, por hidalgo impulso.

La anarquista de cátedra, como así puede apellidarse á Teresa Claramunt, la que en mitins, libros,

revistas y periódicos propaga y defiende sus doctrinas con la vehemencia y tenacidad de apóstol,

comenzó a hablar.

Nada tan sujestivo y ameno como la conversación de esa insencible mujer. Su acento es reposado

y tranquilo, su decir puro y correcto, las palabras “humanidad”, “justicia”, “libertad” y “progreso”

fluyen de sus labios como barbote de claro manantial y en sus miradas y sus dilatadas pupilas

parece como si cruzaran relámpagos de las tempestades que agitan intensamente su espíritu.

Y á todo esto, ni una palabra mal sonante, ni una frase inculta, sin ironías, sin lamentos, sin que

los vejámenes sufridos hayan dejado en su alma gérmenes de odio y maldad.

Page 2: Revolución de julio

Leopoldo Bonafulla Revolución de Julio

-Hace cuatro días- nos dice que dormimos en el suelo. Nos prendieron y sacaron de nuestras casas

sin darnos tiempo para despedir siquiera á nuestros hijos; nos traen á Huesca y á pesar de la

desgracia lo que parecía un castigo, resulta un premio; porque nos hemos encontrado aquí lo que

algunas veces no se encuentran en pueblos que se precian de cultos; la noble, la hidalga hospitalidad

que se debe siempre al forastero y sobre todo al desterrado. Haga V. presente nuestro profundo

agradecimiento á Huesca –me suplicó con bondadosa mirada al tiempo de despedirme- si para ello

tiene V.medio.>>

“Estas palabras dichas con el sincero y efusivo arranque de su pecho agradecido, la verdad

halagaron mi amor propio; sentime una vez más, orgulloso de haber nacido en esta tierra aragonesa

cuna de la franqueza, asilo de la caballerosidad; pero al mismo tiempo me alejé entristecido

pensando que en estas luchas sociales que agitan la nación, si censurable son,y dignos de castigo los

desmanes de los de abajo, no es menos cierto que todavía no han hecho verdadero examen de

conciencia los de arriba embotados y congestionados y sin duda alguna con el regodeo de la hartura

y la borrachera de la autoridad de mando”.

Los destierros siguieron á granel, alcanzando la cifra de más de 200 los conducidos por cuenta del

Estado, extendiéndose la razzia hasta en otros lugares de España donde ni siquiera hubo asomo d

eprotesta para nada. Constancio Romeo, ilustrado profesor de la escuela laica de Coruña, fué

desterrado á Lugo, después de clausurada infundadamente la escuela. Los honrados hermanos

Torroella de Portbou, deportados uno á Fraga y otro á Boltaña, sin más delito que el de dar

expansión á sus ideas republicanas. Samuel Torner, director de la escuela de Valencia , que tuvo que

embarcar para Buenos Aires, para no morir consunto en un pueblo pobremente agrícola, siendo

clausurada la escuela con falsos y reprobables pretextos. José Torralvo, que en los momentos

mismos de regresar de Panamá fué detenido y decretado su destierro; pidió embarcar también para

para la capital argentina; los anarquistas Mateo Moscoso y Diedo Martínez de Jerez, deportados con

ferocidad inaudita á la provincia de Málaga y otros tantos más diversos pueblos de la península, que

como ya hemos dicho, apensa pudieron darse cuenta de los sucesos de julio.

Con la misma injusticia procedíase en el cierre de las escuelas. En Bracelona fué incalculable el

número de clausuradas. La más ruín denuncia bastaba para, sin previa inspección y consulta,

hacerlo. La obsesión no tenía límites. Lo mismo se clausuraron escuelas laicas que societarias, que

republicanas, que anarquistas, que socialistas y hasta ajenas á toda parcialidad. Las escuelas Irún y

Ctarroja, sufrieron la misma suerte.

Page 3: Revolución de julio

Leopoldo Bonafulla Revolución de Julio

Verdad que todas estas escuelas no predicaban el regicidio como Mariana y otros jesuitas,

evidente que sus patrocinadores no han incendiado poblados, violado doncellas ni fusilado niños. Es

seguro que de esas escuelas laicas ó libres no han salido, un Vicente exterminador de judíos, d

egente laboriosa, ni un Domingo escangallador de albigenses, como decía irónicamente un

celebrado escritor, ni un Arbués ni un Torquemada, ni se hacen en ellas rabiosos secretarios d ella

castra tradicionalista que delatan cobardemente , monopolizan la fe y defraudan la nacional

hacienda, pero todo eso nada significa para los Azorines de venera y pluma, ante el delito que según

esos neo-rabiosos, cometen las escuelas, que presentan á los niños libros desprovistos de ñoñerías y

mojigaterías ridículas, y reprimentes.

Y además, y esto es lo más horripilante del cuadro, mucho más que el cuadro simbólico que dió

margen á la clausura de la escuela de Valencia con destierro de su director, funcionaban todas estas

escuelas, sin haber presentado un certificado de cura-párroco.

No, no es posible creer en el retroceso. Los falsos Hércules han lanzado un fiero ahullido: pronto

asistirán á sus propios funerales.

[ Transcripción de las páginas 110-113 “Revolución de Julio” de Leopoldo Bonafulla. ]