reseña sobre el tema iv. historiografía de la ilustración

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Reseña sobre el Tema IV: Historiografía de la Ilustración. Historiografía General II Dra. Evelia Trejo Por: Ayamel Fernández García. LÖWITH, Karl. “Voltaire” en: El sentido de la Historia. Implicaciones teológicas de la filosofía de la historia. Trad. de Justo Fernández Buján, Madrid, Aguilar, 1968. Pp. 117-129. Los diversos modelos de construcción de conocimiento histórico, se fundamentan directamente en marcos epistemológicos que dan sentido a la creación de estos conocimientos. De igual forma estos modelos responden a una cuestión ontológica. Están relacionados con el sentido y significado de los procesos históricos. En su célebre obra, El sentido de la Historia, el filósofo y discípulo de Martin Heidegger, Karl Löwith (1897-1979), analiza y describe los fundamentos ontológicos y teológicos de diversas filosofías de la historia y ofrece una visión cronológica de estos modelos filosóficos, desde Orosio hasta Karl Marx. El capítulo que se reseñará es el que corresponde a las propuestas del gran ilustrado parisino, Voltaire (1684-1778). Este importante personaje fue filósofo, escritor, historiador y poeta. Una de sus importantes contribuciones al pensamiento occidental (entre otras) está el hecho de que acuñó el concepto de “Filosofía de la historia”. Voltaire fue uno de

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Historia de la Historiografía.

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Page 1: Reseña sobre el Tema IV. Historiografía de la Ilustración

Reseña sobre el Tema IV: Historiografía de la Ilustración.

Historiografía General II

Dra. Evelia Trejo

Por: Ayamel Fernández García.

LÖWITH, Karl. “Voltaire” en: El sentido de la Historia. Implicaciones teológicas de la

filosofía de la historia. Trad. de Justo Fernández Buján, Madrid, Aguilar, 1968. Pp. 117-129.

Los diversos modelos de construcción de conocimiento histórico, se fundamentan

directamente en marcos epistemológicos que dan sentido a la creación de estos

conocimientos. De igual forma estos modelos responden a una cuestión ontológica. Están

relacionados con el sentido y significado de los procesos históricos. En su célebre obra, El

sentido de la Historia, el filósofo y discípulo de Martin Heidegger, Karl Löwith (1897-1979),

analiza y describe los fundamentos ontológicos y teológicos de diversas filosofías de la

historia y ofrece una visión cronológica de estos modelos filosóficos, desde Orosio hasta

Karl Marx. El capítulo que se reseñará es el que corresponde a las propuestas del gran

ilustrado parisino, Voltaire (1684-1778).

Este importante personaje fue filósofo, escritor, historiador y poeta. Una de sus

importantes contribuciones al pensamiento occidental (entre otras) está el hecho de que

acuñó el concepto de “Filosofía de la historia”. Voltaire fue uno de los grandes pensadores

de la Ilustración, por lo que en su obra se puede identificar un fuerte racionalismo,

importantes críticas a la religión y una defensa de la tolerancia. De hecho, el autor expone

algunas anécdotas en las que se puede vislumbrar la actitud crítica y liberal de Voltaire,

como en la relación epistolar que mantiene con Federico, el Grande de Prusia, quien “En

el plano intelectual fue ayudado por su amigo Voltaire, que intentó destruir el viejo

sistema religioso y en particular la interpretación cristiana de la Historia”1.

Löwith, efectivamente lo caracteriza como un gran pensador y contribuyente a la

renovación del pensamiento occidental, por lo menos en la misma época ilustrada. Löwith

reconoce estos avances, pero los analiza desde la misma filosofía de la historia. Es decir, 1 Löwith. El sentido de la Historia. 1968, p. 118.

Page 2: Reseña sobre el Tema IV. Historiografía de la Ilustración

sigue con la línea transversal de El sentido de la historia de revisión y estudio de las

implicaciones metafísicas y religiosas de ciertos modelos de construcción del

conocimiento histórico.

Entre los ejemplos de los que Löwith se sirve para explicar el pensamiento histórico

de Voltaire hay uno de interés. Voltaire critica, pero tiene muy presente la Historia

providencialista que Bossuet escribió. Cuando Voltaire escribe el Ensayo sobre las

costumbres y el Espíritu de las Naciones, que en realidad es una Historia Universal,

comienza donde Bossuet se había quedado, en Carlomagno. En esta especie de refutación

hay dos aspectos destacables; en primer lugar la “Providencia [es] remplazada por el

progreso”2 y en segundo lugar, se deja de lado la idea etnocéntrica y eurocéntrica de la

historia. Voltaire realiza comparaciones culturales y religiosas entre Europa y Asia. En

algunos momentos critica el pensamiento que tiene bases históricas judeocristianas y las

compara con el confucianismo Chino o con aspectos culturales de la India. Löwith explica

que según este análisis realizado por Voltaire: “La historia china es, a su modo de ver, no

solo más vieja, sino también más civilizada que las historias narradas en el Antiguo

Testamento”3.

El criticismo histórico de Voltaire le permitió distinguir la historia sagrada y la

historia profana. Estas dos dimensiones históricas, para Bossuet se relacionaban

íntimamente debido al designio divino. En cambio, Voltaire las distingue y las separa,

dándole prioridad al estudio de la profana, desde el punto de vista de la razón y su misma

utilidad. En este sentido es donde entra el progreso en lugar de la providencia (y que es

sustento de la fuerte crítica a lo religioso). Es decir, que para Voltaire, como lo afirma

Löwith: “El objeto y el significado de la Historia, es la perfección de la condición humana,

valiéndose de nuestra propia razón, convirtiendo así al hombre en menos ignorante,

‘mejor y más feliz’”4.

Esta idea progresista que resulta de la sustitución de la providencia por la razón

como motor histórico, espera que efectivamente haya un mejoramiento de la vida de las 2 Íbidem. p. 117. 3 Íbid. p. 119. 4 Íbid. p. 121.

Page 3: Reseña sobre el Tema IV. Historiografía de la Ilustración

sociedades, pero de igual forma, provoca una constante esperanza por el futuro. Löwith

logra captar esta idea y comienza a criticarla. La historia progresista que propone Voltaire,

no la propone él por completo. A pesar de que Voltaire se quiere deslindar de cualquier

tipo de explicación religiosa de los hechos de la historia y del mismo avance de ésta,

realmente su modelo es un reflejo de la tradición occidental judeocristiana de una historia

única con un simple objetivo y fin. En otras palabras, Löwith señala que el progreso genera

una esperanza igual a la esperanza en la salvación que el pensamiento cristiano genera.

Löwith lanza preguntas. ¿Cómo es posible que el cristianismo hay generado algo

totalmente anti-cristiano? En este punto, la idea progresiva de Voltaire se ve reflejado en

lo que él mismo atacaba: “Y, no obstante, la irreligión del progreso es todavía una especie

de religión, derivada de la fe cristiana en una meta futura, aunque sustituyendo un

eschaton indefinido e inmanente por uno definido y trascendente.”5

Esta crítica de Löwith es muy importante. Realmente el pensamiento de Voltaire es

muy valioso y contribuyó al giro de pensamiento que le dio más importancia al sujeto.

Pero en este caso del progresismo proveniente de la fe cristiana, debe ser un ejemplo de

cómo los discursos y modelos dominantes realmente se ven reflejados en la misma

generación de conocimiento. Eso sucede en occidente y el cristianismo tiene, como se vio

en el ejemplo de Voltaire, mucha influencia en eso. A tal grado que Voltaire, que criticaba

la religión cristiana terminó por defender algo similar a una religión de la razón y el

progreso.

5 Íbid. p. 129