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REMEMBRANZA COMAYAGUELA (1951-52) Por: León Rojas Caron. . Dedico esta remembranza de mis primeros años A mi tía abuela paterna, Mercedes Rojas (Mamena), maestra de generaciones y de profundo amor filial. Calle Real de la villa Guacerique comunicada por el Puente Mallol sobre el Rio Grande, conocida como "Comayagua de los Indios" pues Tegucigalpa era la ciudad de los españoles.

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REMEMBRANZA COMAYAGUELA (1951-52) Por: León Rojas Caron.

.

Dedico esta remembranza de mis primeros años A mi tía abuela paterna, Mercedes Rojas (Mamena), maestra de generaciones y de profundo amor filial.

Calle Real de la villa Guacerique comunicada por el Puente Mallol sobre el Rio Grande, conocida como "Comayagua de los Indios" pues Tegucigalpa era la ciudad de los españoles.

Trimotor de Taca en los llanos de Toncontin TRIMOTOR DE TACA: En enero de 1951, contando mi hermano mayor con ocho y yo con seis años de edad, un avión trimotor de la línea Aérea “Taca”, nos traslado del Aeropuerto “Las Mercedes” de Managua, Nicaragua, hacia el Aeropuerto Toncontin, Honduras, cada uno de nosotros traía una maleta de piel de cocodrilo elaboradas en Nicaragua. El Avión tenía una hélice sobre cada ala y otra hélice en su proa; la cabina del piloto dejaba ver palancas y una impresiónate cantidad de relojes con agujas oscilantes; y, una guapísima Stewars (azafata) repartía chicles para evitar el dolor de oídos que dijeron causaba la presión del aire. En pleno vuelo sirvieron una suculenta comida todo durante la hora y media que duraba el vuelo. TAXI: La carrera de Toncontin a la 1° calle de la 3° avenida de Comayagüela, costaba una moneda grande de pura plata, o sea, un lempira, la cual en una cara mostraba un indio piel roja con su penacho y en la otra cara letras que decían “un lempira”. La ruta de Toncontin a Comayagüela es de ocho kilómetros, se viene recto por la cuesta de La burrera, se sigue por el barrio La Granja, se entra por el puente Guacerique, se cruzaba todo el parque “El Obelisco” y se recorría la arboleda de Calle Real adoquinada hasta el puente Mallol que es donde termina la ciudad.

Puente Mallol, Calle Real, cerro El Pastel, VW escarbajo, 1952?

ABUELAS: El motivo de nuestro viaje era hacer compañía a la abuela paterna, la maestra Ángela Rojas Aguiluz y a la tía abuela la maestra Mercedes Rojas, asimismo educarnos ambos en Honduras pues mi papá se sentía muy orgulloso de ser hondureño y de sus escuelas. KINDER GARDEN: Yo venía al Kínder Garden Nacional que quedaba frente a la casa de mi abuela en la 3° Avenida, entre la 1° y 2° calle de Comayagüela que estaban adoquinado los reos y mi hermano Jesús venia al Colegio San Miguel al pie del Puente Carias.

AEROPUERTO TONCONTIN: Llegamos como a las nueve de la mañana al majestuoso, limpio, amplio y acogedor Aéreo Puerto de Toncontin, tenía asientos rojizos acolchonados alrededor de cada pilastra. En la parte alta tenía un mirador para ver aterrizar los aviones y bajar a los pasajeros.- Se encuentra asentado en Comayagüela ciudad gemela de la aristocrática Tegucigalpa, separadas sólo por dos puentes, el Mallol y el Carias, lo que para mi era toda una novedad.

Terminal aérea de Toncontín. RIO GRANDE Y CHIQUITO1: El Rio grande o Choluteca de aguas verdosas se encontraba con el rió Chiquito o Rió oro de aguas achocolatadas, hacían la confluencia al pasar bajo el puente Mallol. Aquí se presentaba un misterio pues ambas aguas no se unían nunca sino que continuaban juntas sin mezclarse hacia el puente Carias y al barrio El chile, se supo después que esto se debía a que las aguas del rió chiquito era mas pesada porque arrastraba minerales proveniente de las minas de San Juancito. El fenómeno desapareció cuando dejaron de explotar ese mineral.

1 POBLADOS ESPAÑOLES E INDIGENAS.- La división de Tegucigalpa y Comayagüela no obstante ser aledañas

se debió a que en la primera residía el poblado español y en la otra el indígena, al igual que los municipios de

Ojojona y Santa Ana y la Esperanza e Intibucá, a estas últimas sólo las divide una calle.

1° calle, 3° Avenida de Comayaguela, Edificio Tecnico Vocacional, calle al Cementerio, cerro El Berrinche.

LA CASA, era pequeña de paredes de adobe piso de ladrillos de barro, dividía la sala del dormitorio un biombo de cuatro partes, recuerdo tres paisajes pintados al óleo con pincel (uno con un lobo aullándole a la luna; otro con un riachuelo corriendo al atardecer y la luna en lo alto; otro y, el otro una colina con cabras)2, había un pequeño patio con un arbusto de Jazmín muy aromático, el cuarto de la trabajadora, la cocina-comedor con fogón de leña y comedor, los baños y el lavandero. Tal era mi hábitat. SANTORAL: Colgado en la pared a la entrada estaba un cuadro con un Corazón de Jesús, es decir, Jesucristo con un corazón resaltado en llamas; y en la otra pared había un altar con la sagrada familia, las imágenes eran grandes, vestidas de pie a cabeza (José, María y el niño Dios, así como de los padres de María, o sea, San Joaquín y santa Ana), un burro y un buey echado, esto constituía el bien más apreciado posiblemente dejado por mi bisabuela LA ROPA, el vestuario lo guardaban en baúles, el de mi bisabuela la profesora Concepción Aguiluz de Rojas a quien recordaban como “Mamá Conchita” era un Baúl de caoba forrado con cuero de vaca con sus iníciales (C-A) tachonadas. LA CRIADA, era una indígena lenca muy amable, sus vestidos eran hasta los tobillos confeccionados de tela brillante usada hoy día para fustanes (rosados y celestes). En portaviandas mi tía compraba la comida en el comedor de Chabelita Blanco y Camilita en la primera avenida. ENCUENTRO CULTURAL, se produjo sobre la base de comparaciones y diferencias; conocimos nuevos amigos con diferente vocabulario, otra moneda, calles adoquinadas; pan italiano crujiente y pan español suave delicioso con mantequilla rala, leche cruda que vendían a domicilio en dos tambos cargados por un burro y que sacaban con un cucharon de zinc, la coca cola en botella pequeñita con cintura de mujer valía lo mismo que cinco huevos en el Mercado, allí conocimos y disfrutamos de membrillos y duraznos.

2 El tipo de paisaje que era oleo al pincel se me antoja similar al del pintor oriundo de Ojojona Pablo

Zelaya Sierra quien era conocido de mis abuelas.

MONEDA: La moneda de cincuenta centavos de plata la llamaban TOSTÓN como una que circulo de España; la de veinte centavos de plata DAIME y la diez centavos de níquel, BÚFALO por remembranza de monedas estadounidenses; la de cinco centavos de níquel no tenía nombre3, la de dos centavos de cobre, FICHA, y la de un centavo de cobre, CENTAVITO. Se usaba nomenclatura así: un cuartillo, tres centavos; un medio, seis centavos; un real, doce centavos. Dos reales equivalían a veinticinco centavos; y, cuatro reales equivalían a cincuenta centavos, lo raro era que se perdían uno o dos centavos en la conversión de centavos a reales. REFRANES, la tía Mamena nos educaba con refranes: No debes ser candil de la calle y oscuridad de tu casa”. “El buey solo bien se lame” “árbol que nace torcido jamás su tronco endereza “El que raya pared y mesa demuestra su torpeza ““Prefiero verte muerto a verte vil”. ADOQUINADO, vimos a los reos adoquinando con piedra granítica rosada, labrada allí mismo por ellos, jugábamos en las zanjas para las aguas negras en la tercera avenida sin percatarnos del peligro de ser soterrados. Decían que Tegucigalpa adoquinada tenía encanto parisino. AGUA POTABLE, para beber agua potable en Comayagüela era necesario irla a traerla con pequeñas tinajas de barro a la llave publica que quedaba en el campo Motagua, situado a la margen del rió Choluteca entre el puente Mallol y el Puente Carias, pues la que llegaba a Comayaguela por las cañerías era “agua Zarca” o sea, turbia y sólo servía para lavar ropa y bañarse. Se llamaba Campo “Motagua” porque allí practicaba el equipo de fútbol de ese nombre, al lado, quedaba el campo del equipo “Olimpia”. PLANCHA, FOGON Y ELECTRICIDAD, se planchaba con planchas calentadas en anafre de carbón, los sastres planchaban con grandes planchas rellenadas con carbón prendido y las planas se limpiaban con un trapo; se cocinaba en fogón de leña que vendían en camiones que tiraban en la acera y teníamos que meterla los cipotes; la leña se encendía con fósforos de seguridad y usando rajas de ocote; la energía eléctrica que suministraba la empresa pública “Luz y Fuerza” sólo se ocupaba para los encender los focos y para los pocos radios y refrigeradoras que tenían algunos muy ricos. Las emisoras tenían parlantes en los parques para que las oyera el pueblo. VESTIDOS: Las mujeres usaban faldas largas o vestidos recatados y “Chalinas” para taparse la cabeza, pues sólo así podían entrar a la iglesia. Los hombres vestían camisas blancas, pantalones, zapatos y chaqueta, aunque los pueblerinos andaban con caítes o descalzos pero con saco, pues hacía mucho frío casi todo el año. Colegio San Miguel.

3 En la Costa Norte a los cinco centavos le decían “Chichunte! y al centavo “Carioca”

TITERES: En el Colegio San Miguel, los curas presentaban los domingos después de la misa, función de títeres para los niños en general, luego contaban la vida de San Juan Bosco y repartían confites. Se jugaba corriendo “libre y Landa”, esto es, se agarraba a otro o se tocaba y entonces este debía de hacer lo mismo para liberarse de ser perseguidor. NAVIDAD: La Navidad era muy religiosa, la misa del Gallo la oíamos a las doce de la noche en la Capilla María Auxiliadora del Colegio San Miguel, nos recordaban el Nacimiento de Jesús, acto litúrgico que mi tía adoraba pero para ella no había San Nicolás ni juguetes. PURGANTES Y COMUNION, acostumbraban purgarnos con Sal de Glover o con Aceite de Ricinos los domingos a cambio del sacrificio nos compensaban con un fresco de soda Tropical que le llamaban Naranjita. Anticipadamente nos mandaban a misa a la Iglesia y a “comulgar” para lo que era necesario “confesarse” previamente y decirle al cura mis pecados de siete años de edad, para que tuviéramos limpio el cuerpo y el alma. LIMOSNEROS, solo en los atrios de las iglesias, en puentes y en la calle del comercio era consentido pedir limosna y únicamente los sábados.

Parque La libertad con su demolido quiosco, Cabildo Municipal de Comayagüela PARQUES, a un costado de la Calle Real queda el parque La Libertad con una escultura de La diosa de la Libertad (la alegoría la representa una mujer con un haz de paja en una mano que simboliza que la unión hace la fuerza). El parque El Obelisco que conmemora el centenario de la independencia y el tratado de la unión de Centroamérica de 1921, en dicho parque en un costado había una pequeña pista de

patinaje y cerca dos canchas de baloncesto. En Tegucigalpa, en el Barrio Abajo en la esquina oriental del Parque Herrera4, frente al Teatro Nacional estaba el monumento a la “Madre” rodeado de jardines con flores y laureles verdes, amarillos y ocres, ésta alegoría me recordaba a mi mamá que esperaba mi regreso en León, Nicaragua. PULPERIAS Y BAZARES: En la esquina cerca de mi casa estaba la pulpería de los Pineda, de Santa Bárbara; en la otra el “Bazar Suiza”. En una esquina de la 4° Av. 1° calle se encontraba la pulpería de Paquita Pon donde entre otras cosas vendían: cera negra para trabajos manuales, papel de arroz, canutos y plumillas, ataches para hacer los cuadernos con papel de oficio. En la 3° calle había un chino que vendía las paletas gemelas de la “Oso Polar” llamadas “tú y yo”, y luces de bengala y cohetillos chinos en navidad. BARBERIAS, ZAPATERIAS, PAPELERIAS, en una esquina de la calle real estaba la barbería “El Fígaro”; contiguo la zapatería “La Mexicana” que hacía los botines de meter que eran parte del uniforme del Instituto Central; esquina opuesta estaba la Papelería Navarro. PLÁTICAS AL ANOCHECER: Después de cenar y de rezar el Rosario (veinte aves marías, diez padres nuestros y cinco credos) y oír un cuento bíblico, mi hermano Jesús Cornelio y los vecinitos Roger Marín, Paco y Alan-Gerber Pineda, Yude y Tito Chaín, Armando Matute, Javier Irías, los Ilias Plata y otros, hacíamos una rueda y conversábamos de 6 a 8 p.m., sobre diversos temas. Recuerdo que alguien del grupo una vez dijo que había leído que el hombre llegaría a la luna en 1960, por lo que resultó significativo que el 12 de abril de 1961 el ruso Yuri Gagarin hiciera el primer vuelo espacial” y se supone que en 1969 se caminó y se regresó de la Luna.

ESTADIO.- Una acontecimiento fue ir en gavilla a conocer el recién inaugurado Estadio Nacional a las faldas del “Cerro Juan A. Laínez” para lo cual pasamos los Puentes “Mallol” y “La Isla”, el estadio estaba pintado en blanco (caleado), sus muros circundándolo eran bajos y se podía caminar sobre ellos.

4 El Parque fue bautizado así en honor al primer jefe de estado de Honduras en 1825, el abogado liberal

constitucionalista don Dionisio de Herrera que nombró como Secretario General de su gobierno a

Francisco Morazán, quien fue héroe de las libertades públicas.

IGLESIA, los actos sociales más importantes eran en las iglesias, se asistía a misa diariamente; nosotros no íbamos a la Iglesia La Concepción sino que a Iglesia La Merced, mi tía pagaba por tener su asiento reservado en una banca donde había una plaquita con su nombre y estaba acolchonada la regla para arrodillarse lo que se hacía a cada rato; para ir atravesábamos el puente Mallol por la madrugada y al anochecer. El amiguito que nos acompañaba Virgilio López Irías llegó a ser el Obispo de Trujillo. PRIMERA COMUNION, recibí la doctrina durante las tardes en la iglesia La Merced; y, en la misma Iglesia un día a las siete de la mañana con un grupo de niños pobres hice mi primera comunión, nos obsequiaron con una taza de café negro y un nacatamal que me hizo daño. Mi tía Mamena me asustó pues una vez me contó que un impío mordió la hostia y se le llenó la boca de gran cantidad de sangre, yo hice lo mismo pero nada me paso. VIERNES SANTOS, caminábamos quedito pues decían en serio que estaba tendido el señor Jesucristo, si alguien transitaba en carro lo apedreaban por judío; nadie se debía bañar en el rio era pecado y peor en el mar si era mujer pues se podía convertir en sirena por lo que muchas tenían miedo de meterse; los viernes y sobre todo el viernes santo sólo se debía de comer pescado o sardina en tomatada en lata.

Cementerio foto de Juan T. Aguirre, Primer Anuario Estadístico correspondiente a 1889 CEMENTERIO Y DIA DE DIFUNTOS: Al final de la primera calle, subiendo una calle larga después del mercado San Isidro se llegaba al Cementerio General, el que se divisaba desde largo por su gran puerta de hierro, mi bisabuela concepción Aguiluz de Rojas en 1930 adquirió medio lote contiguo a la segunda calle norte para sepultar bajo tierra y en nichos externos a sus descendientes.

Comayaguela: El Cementerio General, el

estadio nacional, el monumento a La Paz en el cerro Juan A Lainez y al fondo las chiches o la montañita. Cuando pasaba un entierro que se hacían en procesión a pie, el policía de tráfico que se encontraba subido en una tarima cubierta con una sombrilla que decía Coca Cola le hacia su saludo al féretro pues decían que era el último adiós al caído. El 2 de noviembre de cada año, “Día de Difuntos” había una especie de fiesta a lo largo de toda la calle, pues vendían coronas, flores, buñuelos, refrescos, etc. Nosotros visitábamos la tumba de Mama Conchita, mi bisabuela. FERIA DE LA CONCEPCION, se celebraba en diciembre en el parque “La Libertad” frente a la Iglesia de “La Concepción” y calles aledañas, había Toro Encohetado, Rueda de Chicago y Caballitos en Carrusel de un señor Z. Amador, así como venta de enchiladas de verduras con papa molida, pastelitos calientes o de perro, naranja pelada con chile y sal, yuca con chicharrón, dulces llamados pan de rosa, coyolitos, garrapiñadas, dulce de coco y de cacahuate, refrescos naturales de posol, horchata, chicha y piña.

El Obelisco erigido en Comayagüela en conmoración del centenario de la declaración de independencia y en honor a la nueva Constitución federal de Centroamérica firmada en 1921. NORMAL DE SEÑORITAS: Al costado sur de mi escuela quedaba la “Normal de Señoritas” sus alumnas eran correctas y su uniforme muy blanco, en la esquina siempre estaba un “Qüilio” es decir un Policía con un rifle, un garrote y un pito haciendo turno. Mi tía abuela Mercedes Rojas, se gradúo en esa Normal en 1912, su Diploma lo guardaba en un cilindro de zinc con agarradera para la albarda de la mula. Con su título ella acreditaba ante el Alcalde de cualquier pueblo que era maestra y fundaba la escuela del municipio.

1. Internado de la Normal de Señoritas

ESCUELA: Mi escuela fue la de “Ensayo Dionisio de Herrera” donde pase mi primer grado, allí aprendí a leer y cantar el Himno Nacional. Se desarrollaban actos cívicos, me impresionaron dos, la dramatización de la muerte del cacique” Lempira” a traición con un arcabuz a manos del español Alonso de Cáceres montado a caballo y simulando una tregua de paz; y, un experimento con cubos de hielo que pusieron a hervir para demostrar los tres estados del agua: solido, líquido y gaseoso. DIA DE LA MADRE: Para el Día de la Madre (segundo domingo de mayo), las maestras nos pidieron que lleváramos un clavel, en consecuencia me pusieron en la bolsa de la camisa blanca un “Clavel Rojo” que simbolizaba que mi madre estaba viva pero cuando llegué a la escuela me produjo gran pesar observar a los niños que portaban el “Clavel Blanco”. MAESTRAS, recuerdo dos, la primer grado, joven, bonita y de ojos azules que se sonreía con nosotros, una vez me beso en la mejilla pero otra vez me pegó en las manos; y, otra la de segundo grado, con cara de vieja y fea las que nos pegaba con una regla casi todos los días, debido en parte a que nuestras familias las autorizaban el primer día de clase diciendo “me le pega si se porta mal”. La fea nos decía la “letra con sangre entra” y demás nos pedía que nos bañáramos con jabón Camay y le lleváramos las envolturas para poder ella cambiarlas por premios. Dejo de pegarme cuando mi Tía “Mamena” el 16 de septiembre día del maestro le mandó conmigo una lata de Tutifruti. La escuela iniciaba en febrero y terminaba a fines de noviembre.

Calle Real de Comayaguela entrando al Puente Mallol para pasar a Tegucigalpa.

15 DE SEPTIEMBRE: El día de la patria desfilábamos por las calles de la ciudad hasta el Parque Central, al regresar a la escuela izaban en el patio la bandera y cantábamos el Himno Nacional, luego nos agasajaban con bolsitas de confites que regalaban las confitería y reglas que decían Coca Cola.

EL MERCADO SAN ISIDRO, con sus portones en cada esquina ocupaba toda una manzana frente al Parque Colón donde estaba la estatua en mármol de carrara del almirante Cristóbal Colón, sito entre la 5ª y 6ª Av. Al otro lado quedaba el Colegio católico San Miguel, todo cerca de mi casa. PUESTOS, en las entradas del mercado estaban los puestos de granos en sacos sobre tarimas, en el patio central las verduleras, en un costado las carnicerías, en el otro las pescaderías, cerca los queseros y las chancheras y en la calle las cocinas. Al frente de cada calle habían piezas con puerta que daban frente a la calle y hacia el interior del mercando, estas las ocupaban los negocios. El administrador tenía chilíos o una “verga de toro” para azotar a los ladronzuelos.

Estatua de Colón parado sobre el globo. TROCOS, en la calle estaban los mecapaleros con sus “trocos” esto son carritos con ejes en las ruedas delanteras ajustados con lazos a una barra de dirección que empujaban para jalar mercadería. En las casas frente al mercado estaban tiendas, farmacias y bodegas. La tienda de

esquina del chino “Luís Lee” vendía anzuelos y en la de los turcos, se veía cuando bendecían las cajas al hacer alguna venta. FOTOGRAFOS: En la calle del mercado que daba a la pared trasera de la Normal de Señoritas los fotógrafos tenían sus cámaras de fuelle sobre trípodes y allí mismo tomaban, revelaban y entregaban la foto la foto. Retrataban en blanco y negro, usaban fondo negro o una fachada con una iglesia. A los hombres les prestaban un cinturón con pistola, a las mujeres las sentaban en un sillón de mimbre y a los niños los subían en un caballito. PERIQUITOS DE LA SUERTE, en el mercado por cinco centavos un periquito de varios que habían con su piquito sacaba una tarjetita de colores que decía a los ingenuos su buena suerte. CARNE SUIZA, un viejito, tal vez Suizo, vendía la melcocha de colores más deliciosa que jamás alguien haya probado, por una ficha de dos centavos, cortaba un pedacito con una hachita, los que la probaron jamás la han podido olvidar. SORBETES DE PATACHON, un español que habitaba contiguo al río en el barrio la Hoya elaboraba con su esposa “sorbete” que vendía en conos con su carreta con la cual recorría las calles de Tegucigalpa, se llamaba Ilidio Santos pero lo motearon como “patachón” porque en una película exhibida en el “cine Palace” un personaje parecido a él se llamaba “Patachon”.

Puente Carias, epoca de los años 50, abajo “El Rastro” en la casona de la derecha. EL RASTRO, quedaba contiguo al “Puente Carias”, muchas veces mire desde arriba del puente al matarife clavar el cuchillo en el cerebelo del buey, éste se despatarraba y lo destazaba en menos de cinco minutos, o sea, le quitaba el cuero, le sacaba la bolsa del estómago con todas las vísceras y colgaba en ganchos de hierro en cuatro partes toda la res. PERRITOS QUE BAILABAN: Un domador que a su vez tocaba varios instrumentos (flautas, panderetas, tambores) hacia una presentación donde bailaban Cocker Spaniel, Pekineses y aguacateros vestidos de frac o chaleco y con sombreritos; y, las perritas con falditas rosadas de tafetán o claro de luna. Su paga eran las monedas que tuvieran a bien los transeúntes y la sonrisa de los niños. En las escuelas se acostumbraba pedirles a los niños diez centavos para contribuir a costear el espectáculo.

Cine Apolo, llamado despues Cine Moderno en Comayaguela. CINE: En el cine Hispano presentaban películas en español y en el Apolo las dialogadas en inglés y subtituladas en español. La entrada a galería costaba diez centavos, luneta, veinte centavos y palco veinticinco. La gente aplaudía las escenas de su agrado, al salir de ver una película, algunas hasta de quince episodios, como “El Hombre Cohete” nos deteníamos a la salida a rever los cuadritos de la cartelera, para comprobar si habían salido todas las escenas, pues algunas no salían. ENTORNO POLITICO: Gobernaba el Presidente Juan Manuel Gálvez, se vivía en paz y sin temor a la delincuencia.

Ensayo revisado del publicado en el periódico El Heraldo, el 31 de enero de 1996.