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Rapa Nui

Clímax y declive de una paranoia

Moais estacionados en batería

con sus bracitos cortitos y su canesú.

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Ensayo histórico, social y antropológico con el debido rigor y

necesario humor de la isla de Pascua o Rapa Nui.

Lo que usted nunca supo, porque realmente, le importaba el rabo

de una lagartija el asunto de los rapanuisinos.

La historia como nos hubiera gustado aprenderla de pequeños.

Una obra enciclopédica de Iconoclasta.

Ripoll, 16 de Noviembre del año de nuestro señor del 2015.

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La isla de Pascua (patrimonio de la humanidad; pero del que solo

cobran unos pocos), está a casi cuatro mil kilómetros de la costa de

Chile, a quien pertenece políticamente. Su nombre nativo es Rapa

Nui , su capital Hanga Roa y sus habitantes, por tanto, son

rapanuisinos*, nada que ver con sietemesinos a pesar de su

sonoridad jocosamente similar, aunque hay que tener en cuenta cierta

inmadurez cerebral probada en los primeros ejemplares de indigentes

(de indígenas, sería más correcto políticamente escribiendo; pero no

soy político) que colonizaron la isla.

El idioma es el rapanui.

Como si fuera una maldición, todo es rapanui...

*(El gentilicio es rapanui, pero no lo encuentro tan gracioso y exótico como el que yo

les doy).

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Situación geográfica de Rapa Nui.

Tan aislados que nadie les molestaba

en su labor de talla-cabezones.

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Actualmente hay poco más de 5000 habitantes.

Rapanuisinos idealizados, mucho.

En los siglos XV y XVIII, llegó a haber un exceso de población

que provocó guerras tribales y hambre por falta de recursos

naturales. La principal causa: la deforestación de la isla. Luego

llegaron los esclavistas peruanos y las enfermedades europeas, de tal

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forma que en el siglo XIX se llegaron a contabilizar tan solo 111

habitantes. Con los esclavistas peruanos recibieron el golpe de

gracia, ya que se llevaron a más de 1500 rapanuisinos para venderlos.

Rapanuisinos sin idealizar, al natural.

Lo de su nombre occidental: isla de Pascua, no tiene demasiado

misterio, (de hecho no hay misterio alguno en la isla y sus famosas

piedras, esos cabezones llamados moai*), una expedición holandesa

*(Escultura de persona, en rapanuinense, en el original)

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en 1722 recaló en sus costas en el día de Pascua de Resurrección

y le dieron ese nombre con poco entusiasmo e imaginación. Estaban

mareados y cansados de tanto mar, de muy mal humor. Lógico, yo lo

estaría.

La historia de Rapa Nui, es el típico ejemplo de que un pueblo

tiene lo que se merece. Estos pobres endogámicos estaban

destinados a autodestruirse ellos solitos por sus tormentosas

relaciones sexuales (un incesto inevitable) y su poca inteligencia.

Otra lección que nos da la historia es que la endogamia se paga cara.

No es bueno para ninguna especie el ayuntamiento carnal entre

padres e hijas, hijas y padres, hijos y madres, hermanos y hermanas,

primos y primas, etc...

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La diversidad genética es clave para la evolución de una raza o

especie, de lo contrario nacen muchas rarezas con pocas luces

debido al asunto de la consanguinidad.

Ya hacía miles de años que Yahvé tuvo que poner orden a los

judíos por este asunto, se le estaban desmadrando y por ello les

envió a los lujuriosos machos la circuncisión, una especie de

desinhibidor sexual crónico.

El origen de esta civilización está en unos cuantos indios con esa

"particular idad" genética (la de tallar piedra obsesiva y

compulsivamente) , los cuales se hicieron una canoas con hojas de

palmera y remando desde otra zona de la Polinesia llegaron a esa isla

con el firme propósito de no hacer absolutamente nada, salvo fabricar

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horribles esculturas de una monotonía bostezante que no servían

para indicar nada, ni siquiera para enterrar a un muerto (a pesar de

que tienen carácter funerario), como hicieron los egipcios con sus

pirámides.

De esa manera nacían generaciones de rapanuisinos para el "dale

que te pego" al mazo y al rústico cincel y luego entretenerse en

destrozar el medio ambiente fabricando rulos y plataformas con

árboles y así transportar esas moles inútiles.

Idealización de una divertida jornada laboral.

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Moais.

Aquí no se puede decir en qué pensarían al obrar como autistas,

porque simplemente no pensaban. Los monos se sacan las chinches

los unos a los otros y los de Pascua tallaban piedras.

Muchos dicen que esas estatuas miran al cielo. Mentira.

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Esas estatuas están colocadas sin usar la plomada, el sentido

rapanuisino de la verticalidad estaba seriamente dañado o

simplemente no lo tenían.

Bastante hacían con pasarse tooooda la puta vida haciendo

estatuas.

Mapa de Rapa Nui y ubicación de sus 900 moais.

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Del asunto del transporte de los cabezones desde la cantera

donde se tallaban al lugar de emplazamiento, se han dicho soberanas

tonterías:

1. Eran listos como ardillas y tenían una tecnología superior.

2. Seres de otros mundos fueron los encargados de hacer levitar

las piedras y llevarlas flotando, empujándolas con un dedo mientras

fumaban unos cigarros de la risa.

3. Si eran lo suficientemente estúpidos para pasarse toda la vida

tallando las mismas estatuas, seguramente podían esperar sentados

frente a su obra a que un dios las trasladara, tiempo tenían. Y por

aburrimiento a veces ocurren cosas extrañas.

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Quien sostiene estas especulaciones, es que en su vida ha

trabajado ni un día. Porque en tiempos no muy lejanos, el aliciente

para realizar un trabajo eran los latigazos y hoy día te dicen: si la

piedra no está allí para dentro de dos días, no cobras.

Y para evitar latigazos o que te jodan dos días de salario, mueves

lo que sea. Así que haces unos rulos de madera de árbol o con palos

de las escobas del servicio de limpieza y pacientemente, entre tú y

otros doscientos se traslada la piedra porque el empresario, el amo

de los esclavos o el rey Hotu Matu'a no van a esperar a que ET con

su dedo de potente led luminoso acuda a mover la piedra o el moai

número 856.

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Si esas teorías sensacionalistas e ingenuas se han hecho

populares, es porque de alguna forma hay que atraer el turismo y se

sabe que las mentiras tienen más gancho que la aburrida y previsible

realidad.

Y así es como sin aportar nada a la humanidad, ni a ellos mismos,

se consumieron en su endogamia y estupidez, destrozando su propio

ecosistema.

De estos moai hay a patadas por toda la isla, algunos con un

sombrerito ridículo (pukao) que se parece a una pieza de lego.

Esta lito-actividad del tallaje de esculturas, les daba cohesión

social. Es lo mismo que decir que el agua moja: malgasto de saliva y

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recursos gráficos, ya que como he dicho, llegaron a la isla para hacer

cabezones y no para desarrollarse humanísticamente.

Una vez sin árboles para poder transportar sus lego-moais, ya no

tenía sentido su existencia.

A mí el arte me parece bien, me encanta, yo mismo sería artista si

no fuera porque lo mío es la física cuántica y la ingeniería

aeroespacial; pero claro, no deja de ser divertido que unos isleños

aislados, en un territorio tan pequeño, tuvieran esa psicosis por tallar

figuritas.

Juego de bolos rústico con moais.

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Europeos flipando en la isla de Pascua. Otra idealización más, porque no nací ayer y las indígenas

no lucen esas preciosas tetas ni de coña. Muy gracioso el que le rasca la nariz con un palo al moai

tocado con el pukao.

Los rapanuisinos deberían figurar como una de las primeras

sectas autodestructivas.

Está bien, dicen que eran de carácter funerario y otras un

homenaje a sus mitológicos seres o antepasados; pero si los romanos

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hubieran hecho lo mismo, tendríamos tantos circos romanos y templos

que perderían la gracia como monumentos históricos y pasarían a

alojar tiendas de grandes e internacionales firmas comerciales de

telefonía móvil.

Para todo hay un límite y una paciencia.

Las generaciones venideras no tienen por qué pagar los errores

del pasado soportando construcciones que les oprimen y provocan

una carestía de la vivienda insostenible para el actual trabajador-

esclavo. Es una norma que cuanto más histórico es un lugar, más caro

resulta vivir en él.

Que conste que si tuviera dinero, iría a pasar unos días a la isla de

Pascua y fotografiarme con esos moais tan monocromos.

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Y por último hay que reconocer que los rapanuinos no tuvieron la

inmensa suerte que, por ejemplo, gozaron los íberos (españoles y

portugueses) que fueron invadidos por los árabes durante casi 800

años. Los íberos básicamente eran pésimos pastores de cabras y se

alimentaban directamente de los árboles hasta que los árabes

conquistaron toda la península y les enseñaron como hacer ciudades,

lavarse, conducir el agua, alcantarillados, agricultura, ganadería, leer,

escribir y tener relaciones sexuales con elegancia con Las Mil y una

Noches.

Los navegantes que pasaban frente a la isla Rapa Nui,

seguramente debían sentir inquietud y desconfianza hacia aquellos

isleños que tenían sembrada la costa con aquellos cabezones que

apenas se diferenciaban los unos de los otros , salvo por el tamaño.

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Sin duda alguna, los descubridores y aventureros postergaron el

momento de atracar en el litoral de la endogámica isla, porque a

simple vista, había sitios más sugerentes que conquistar, invadir o

masacrar.

Moais hasta en las lentejas.

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Moai con pukao.

Lo que no entiendo, es porque no dejan que los grafiteros hagan

el trabajo que los rapanuisinos no supieron hacer y les den color y

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gracia. Porque sinceramente, esas horripilancias sin color alguno, son

deprimentes. Alguien debería dejar que un artista les diera

personalidad y atractivo.

Entonces sí que los turistas se darían bofetadas por ir a Rapa

Nui y darles de comer a sus hijos un Happy Meal o Cajita Feliz con

regalo de figurita luminosa de un moai decorado con unos minions,

por ejemplo.

Hay que agradecer a los rapanuisinos, el haber demostrado que

no siempre la historia tiene que tener una lógica y que por muy

ancestral que sea una cultura, se puede demostrar de una forma

divertida y amena que no aportó absolutamente nada y existió para

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fagocitarse a sí misma de una forma natural, convirtiendo sus vidas en

una curiosa y absurda anécdota.

Y si hemos de ser completamente sinceros, no sé si sería más

divertido hacer moais al aire libre que morir sin alegría y regalando la

vida a una civilización y sus sicarios que convierte a los seres humanos

en reses pastoreadas sin que tampoco quede muy claro de que han

servido tanto años de esclavitud.

Y como diría Porky Pig: ¡Eseso-eseso-esesostodo, amigos!

Buen sexo.