r. acosta, la pastoral familiar

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PONTIFICIO INSTITUTO JUAN PABLO II PARA ESTUDIOS SOBRE MATRIMONIO Y FAMILIA MASTER EN PASTORAL FAMILIAR MÁLAGA 2 a 8 de agosto de 2009 LA PASTORAL DE LAS FAMILIAS PROFESORES RAMÓN ACOSTA PESO Y ROSA MARÍA BEJARANO GARCÍA

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Pontificio Instituto Juan Pablo II para estudios sobre el matrimonio y la familia

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Page 1: R. Acosta, La Pastoral Familiar

PONTIFICIO INSTITUTO JUAN PABLO II PARA ESTUDIOS SOBRE MATRIMONIO Y FAMILIA

MASTER EN PASTORAL FAMILIAR

MÁLAGA 2 a 8 de agosto de 2009

LA PASTORAL DE LAS FAMILIAS

PROFESORES

RAMÓN ACOSTA PESO Y ROSA MARÍA BEJARANO GARCÍA

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La pastoral de las familias

Pontificio Instituto Juan Pablo II para estudios sobre matrimonio y familia 1

Í N D I C E

I. LA TEOLOGÍA PASTORAL: ...................................................................................... 3 1. EL TÉRMINO “PASTORAL”.................................................................................................... 3 2. LA REALIDAD PASTORAL-SACRAMENTAL .............................................................................. 3

II. MODELOS PRECEDENTES DE PASTORAL FAMILIAR......................................... 4 1. El nacimiento de una nueva ciencia teológica. Iglesia como “Sociedad Perfecta”.... 4

1er Modelo pastoral: “Lista de obligaciones” ........................................................................................4 2. La corresponsabilidad de los laicos. Iglesia como “Pueblo de Dios” ......................... 5

2º Modelo pastoral: La pastoral sectorial de “expertos” ......................................................................6 III. LA ESENCIA, ¿Qué se entiende por pastoral familiar? ....................................... 8

1. Definición: “Es la Evangelización de la familia como familia”..................................... 8 2. ¿Qué es evangelizar? “Llevar la Buena Nueva a la familia y transformarla” .............. 8 3. ¿Quién evangeliza? “La Iglesia en conjunto, orientada por sus pastores” ................ 8 4. ¿A quién evangeliza? “A todas las familias” ................................................................ 9

IV. CARACTERÍSTICAS DE LA PASTORAL FAMILIAR ........................................... 10 1. Real ................................................................................................................................ 10 2. Existencial...................................................................................................................... 10 3. Integral ........................................................................................................................... 11 4. Progresiva...................................................................................................................... 11 5. Transversal y vertebradora........................................................................................... 11

V. HACIA UNA NUEVA PASTORAL FAMILIAR......................................................... 14 1. Lo principal no son las acciones ................................................................................. 14 2. Lo principal es el sujeto: la persona y la familia ......................................................... 14 3. Hacia un “apostolado de las familias” ......................................................................... 15 4. Que integra la moral y la historia personal.................................................................. 16 5. Que integra fe y vida ..................................................................................................... 16 6. Que integra moral y espiritualidad ............................................................................... 17 7. Que integra la moral y la pastoral ................................................................................ 18 8. Que busca la comunión de las personas..................................................................... 19

3er Modelo pastoral: La pastoral familiar como una dimensión de la iglesia .....................................20 VI. TIEMPOS Y ELEMENTOS DE LA PASTORAL FAMILIAR................................... 22

VII. LA PREPARACIÓN AL MATRIMONIO. “SER HIJOS”........................................ 24 1. FINALIDAD de esta etapa de Preparación ................................................................... 24 2. PREPARACIÓN REMOTA.............................................................................................. 25 3. PREPARACIÓN PRÓXIMA ............................................................................................ 27 4. PREPARACIÓN INMEDIATA: EL CURSILLO PREMATRIMONIAL (CPM) ................... 29

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Ramón Acosta Peso y Rosa María Bejarano García

2 Master en Pastoral Familiar Málaga, 2009

VIII. CELEBRACIÓN DEL MATRIMONIO. “SER ESPOSOS”.................................... 32

IX. PASTORAL POSTMATRIMONIAL. “SER PADRES” ........................................... 34

X. LA PASTORAL FAMILIAR EN LA PARROQUIA................................................... 41 ¿Por qué es importante la parroquia en el acompañamiento a las familias? ............... 41 ¿Qué debe superar la parroquia? .................................................................................... 42 La parroquia no debe ser una “isla pastoral” ................................................................. 42 LOS OBJETIVOS ............................................................................................................... 43 LA ORGANIZACIÓN DE LA PASTORAL FAMILIAR EN LA PARROQUIA....................... 44

I. INICIACIÓN.....................................................................................................................................44 II. CONSOLIDACIÓN.........................................................................................................................46 III. EXTENSIÓN .................................................................................................................................46

El proyecto de PASTORAL FAMILIAR parroquial ........................................................... 47

XI. SERVICIOS DIOCESANOS A LA PASTORAL FAMILIAR ................................... 49 Los equipos itinerantes de pastoral familiar (EIPAF) ..................................................... 49 EL ARCIPRESTAZGO ........................................................................................................ 49 LA DELEGACIÓN DE PASTORAL FAMILIAR................................................................... 50 LA C. E. E.: SUBCOMISIÓN DE FAMILIA Y VIDA............................................................. 53 LOS MOVIMIENTOS FAMILIARES .................................................................................... 54

XII. FAMILIA, IGLESIA DOMÉSTICA; IGLESIA, GRAN FAMILIA ............................. 57

MAGISTERIO: SIGLAS Y ABREVIATURAS .............................................................. 59

BIBLIOGRAFÍA RECOMENDADA.............................................................................. 61

PROFESORES ............................................................................................................ 63

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La pastoral de las familias

Pontificio Instituto Juan Pablo II para estudios sobre matrimonio y familia 3

I. LA TEOLOGÍA PASTORAL: SUSTENTACIÓN TEOLÓGICA DE LA PASTORAL FAMILIAR

1. EL TÉRMINO “PASTORAL”¿Qué añade el término “pastoral” a la teología como “ciencia del conocimiento de Dios”? Esta expresión adquiere especial relevancia a partir del Vaticano II, llamado el “concilio pastoral”. Sus detractores la han querido identificar con algo superficial, como opuesto a lo doctrinal “más serio” o “de más peso” en la vida de la Iglesia.

Estaríamos así ante el peligro de una bipolaridad originada por la tensión entre la naturaleza eterna de la verdad revelada y el carácter histórico y contingente del anuncio evangélico, de sus mensajeros y sus destinatarios. No debemos caer en el juego de esta posible “dualismo”. Ambas dimensiones, la doctrinal y la pastoral se necesitan y se complementan ya que ambas tratan de lo mismo: “aprehender la única realidad del misterio de Dios en el doble registro de su trascendencia y de su inmanencia histórica”1.

Ambas realidades no se contraponen, sino que más bien son como anverso y reverso de una misma moneda. Lo pastoral en la Iglesia no es mero “accidente temporal”, sino que es parte de su esencia. Hablamos por eso de la realidad pastoral-sacramental de la Iglesia.

2. LA REALIDAD PASTORAL-SACRAMENTAL Existe un nivel específico del ser en la Iglesia que es pastoral. Ahora bien, éste no se reduce a la descripción del arte con el que los pastores de la Iglesia guían a su rebaño, ni es la simple suma de las acciones que ellos ejecutan y que deben ser simplemente aceptadas por los laicos (error en el que podríamos incurrir al situar lo pastoral en el marco teológico).

Para comprender mejor esta realidad asumimos el punto de vista defendido por D. Bourgeois cuando afirma que es necesario pensar la esencia de la teología pastoral a partir de la sacramentalidad de la Iglesia, que “no es otra cosa que el conjunto de instancias de significación en las cuales y por las cuales se realiza esta comunión entre Dios y su pueblo” 2.De este modo, la tarea de la teología pastoral consiste en estudiar el ser de la Iglesia en cuanto ésta es realidad significante, en cuanto significa comunión, y dar cuenta de la naturaleza de la Iglesia como sacramento que significa el encuentro real entre Dios y el hombre. No podemos caer en el error de interpretar la distinción entre “pastores y rebaño” sólo como funcional y no sacramental, pues de lo contrario, el objeto de la ciencia pastoral, cuyo centro es la fidelidad a una misión, se reduciría a una diversidad de funciones y de obligaciones. La ciencia de la teología pastoral nos debe proporcionar los principios de síntesis que nos conduzca a ese punto de encuentro entre el plan de Dios para el matrimonio y la familia, y el modo de cómo concretarlo en la vida diaria.

Esta labor pastoral abarca necesariamente la atención a la familia ya que “la Iglesia considera que servir a la familia constituye una de sus tareas esenciales”3. Este servicio se articula específicamente a través de la pastoral familiar como un servicio “desde la vida para la vida en abundancia”. Debe abarcar, entonces, todos los ámbitos y todas las etapas del desarrollo de la vida familiar. Sobre esta labor específica de la pastoral versará, principalmente, el desarrollo de estas clases.

1 D. BOURGEOIS, La pastoral de la Iglesia, EDICEP, Valencia, 2000, 25 2 Ibíd., 29; “La dimensión pastoral del ser, de la vida y de la acción de la Iglesia forma parte del misterio de la economía de la salvación” (Ibíd., 27); y “tiene por objeto todo el tejido vivo de la economía de la salvación como relación personal de Dios con su pueblo” ( Ibíd., 28-29) 3 GrS, 2

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4 Master en Pastoral Familiar Málaga, 2009

II. MODELOS PRECEDENTES DE PASTORAL FAMILIAR

¿Se ha abordado de igual modo el papel del matrimonio y la familia en la pastoral de la Iglesia a lo largo de la historia? A continuación comprobaremos que no. En gran medida, la comprensión de la pastoral matrimonial depende de la misma precomprensión que de la Iglesia se tenga. Y esto es algo que ha variado con los años, teniendo su repercusión en los diferentes modelos pastorales. Hemos de verlos con sus aportaciones y sus deficiencias y poder analizar el modo como se conformaba una cierta idiosincrasia a partir de ellos4.

1. El nacimiento de una nueva ciencia teológica. Iglesia como “Sociedad Perfecta” La evidente dificultad actual de una pastoral familiar integral es consecuencia de dos aspectos fundamentales que encontramos en el origen de la pastoral como ciencia teológica:

a) La división eclesial entre pastores y fieles entendida como si se tratara de dos partes de la pastoral: la parte activa y la parte pasiva, respectivamente. Así, el matrimonio es únicamente un elemento pasivo de dicha pastoral, y su papel es el de obedecer las indicaciones de los pastores

b) La interpretación de la obra pastoral como la aplicación de los principios de la estructura de la Iglesia a la realidad histórica contingente. Por ello el objetivo de esta pastoral es, en primer lugar, la aceptación pasiva de las normas morales sobre el matrimonio y el cumplimiento de los deberes conyugales y matrimoniales.

Surge un extrinsecismo que es expresión radical de aquella separación entre la fe y la vida que está en el origen de la fragmentación del sujeto eclesial. En esta misma época ya se había producido la separación entre dogmática y moral, entre moral y espiritualidad, y es ésta la que contribuye finalmente a que aparezca también una ruptura entre la moral y la pastoral.Esta perspectiva de la pastoral es propia de una concepción de la Iglesia como “sociedad perfecta”, que para ser comprendida basta con tener claros todos los derechos y deberes de cada miembro de la misma. Las carencias eclesiológicas y de horizonte de este método son notables. Todavía son más grandes las lagunas si consideramos sus consecuencias para la pastoral familiar. Veamos cuál es su modelo pastoral.

1er Modelo pastoral: “Lista de obligaciones” Responde en gran medida a la misma preparación que recibían los sacerdotes de entonces. Gran parte del contenido de la denominada “moral sacramental” se centraba en el conocimiento de las obligaciones que determinaba Derecho Canónico para la celebración válida y lícita de los sacramentos y las exigencias de conocimiento de la fe cristiana que indicaba. Esto toma mayor complejidad en el caso del matrimonio dada la extensión y diversidad de las distintas normativas canónicas sobre el matrimonio5. Citemos las notas más significativas en los aspectos que nos interesan:

• La santidad de la Iglesia se va a referir a la existencia de santos reconocidos en su interior, por lo que la vocación a la santidad se presenta como propia de algunas personas elegidas.

4 Cf. J. J. PÉREZ-SOBA, “Familia, iglesia doméstica; Iglesia, gran familia”, en El corazón de la familia, Publicaciones Facultad de Teología San Dámaso. Presencia y Diálogo (10), Madrid 2006, 305-318 5 Tras el Concilio de Trento hasta el s. XIX la gran lucha pastoral que se emprende es la desaparición de los “matrimonios secretos” que se habían extendido como una plaga en los años anteriores a Trento.

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Pontificio Instituto Juan Pablo II para estudios sobre matrimonio y familia 5

• El matrimonio no se comprende como una vocación a la santidad sino como un estado dentro de la Iglesia con sus obligaciones determinadas y enseñadas por los pastores, la primera de las cuales es el tener hijos.

• La familia: En este modelo, la familia no puede percibir su contribución original y propia a la vida de la Iglesia. Habitualmente su aportación queda reducida a la sola procreación.

• La pastoral se centra en el matrimonio y no en la familia, y se fundamenta en el derecho canónico y su realidad jurídica. A pesar de ello, el papel del matrimonio se considera como algo muy marginal. En toda esta pastoral la familia está ausente (sólo como unidad de residencia). No obstante, en muchos casos está viva y es un instrumento principal para la transmisión de la fe. A veces le falta una instrucción básica por lo que es muy dependiente del sacerdote en todas sus funciones. La pastoral social parecerá entonces como algo más urgente y necesario que la pastoral matrimonial.

2. La corresponsabilidad de los laicos. Iglesia como “Pueblo de Dios” En un periodo posterior, los laicos comienzan a participar más en la pastoral de la Iglesia. Todavía se desarrolla con diferencia de sexos por lo que no se da todavía el matrimonio o la familia como unidad pastoral. No obstante, todo está centrado en la misma Iglesia, no se acaba de ver la autonomía de las realidades terrenas, un aspecto fundamental para la comprensión real del matrimonio.

Hacia la mitad del siglo XX nace una nueva concepción de la pastoral6. La principal novedad se encuentra en la idea de una acción verdaderamente eclesial, siendo la concepción eclesial de fondo la que será llamada “pueblo de Dios”: todos los miembros son igualmente fieles y corresponsables en las acciones que constituyen el desarrollo de la Iglesia7. La pastoral como acción eclesial se propone mediante el uso del concepto de “praxis”, una praxis eclesial en la cual el sujeto eclesial se transforma a sí mismo.

La corresponsabilidad de los laicos se entiende, según este modelo, como la toma de decisiones a nivel público. Se tiende hacia una Iglesia “de los ministerios”, en la que prima la responsabilidad pública con el fin de proyectar acciones eficaces de cara a cambios exteriores. En este caso, el modelo ideal del pastor es el “agente de pastoral”. En el fondo se trata de un modelo clerical, de personas elegidas para una misión pública.

El desarrollo en el posconcilio de la pastoral matrimonial tiene como obstáculo mayor la problemática en torno de la aceptación o rechazo de la norma de la Humanae Vitae. Si las primeras reacciones se interesaron en la autonomía de la conciencia respecto a la norma general, en paralelo se afirmó la autonomía de la aplicación pastoral de las normas teóricas ante la imposibilidad moral de su cumplimiento. Muchos pastores, debido a estos conflictos surgidos en torno a la Humanae vitae, percibieron esta pastoral como fuente de posibles conflictos y rechazos y contribuyeron a su marginalidad dentro de las acciones pastorales de la Iglesia.

Se abría así la puerta a la consideración de la existencia de una verdad pastoral diversa de las verdades morales contenidas en la norma8. La determinación de aquella verdad no corresponde al magisterio autorizado, se deja al juicio del pastor o de los agentes pastorales. Se tratará de una verdad “en situación” y atenta a las capacidades de las personas concretas. 6 Esta nueva concepción de la pastoral queda bien reflejada en el famoso Handbuch der Pastoral Theologie (1964), con la colaboración sobresaliente de Karl Rahner. 7 Cf. J. RATZINGER, El nuevo Pueblo de Dios. Esquemas para una eclesiología, Herder, Barcelona 1972 8 Es el argumento puesto de relieve a menudo por: B. HÄRING, Fede,Storia, Morale, Borla, Roma 1989

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Ramón Acosta Peso y Rosa María Bejarano García

6 Master en Pastoral Familiar Málaga, 2009

Sucesivamente estas reflexiones acabarán en la invención de una pedagogía creativa de la ley con la diferencia entre la gradualidad e la ley y la ley de la gradualidad9. En este enfoque, la primera fragmentación de la cual surgía la pastoral como ciencia autónoma se ha convertido en una verdadera crisis a nivel eclesial con un impacto decisivo en la pastoral.

2º Modelo pastoral: La pastoral sectorial de “expertos” Con la extensión del individualismo social cada vez se hace más difícil la transmisión de la fe y la consideración de la familia como unidad pastoral. Se constituyen asociaciones dirigidas sobre todo a ofrecer formación religiosa a sus miembros. En muchos casos tienen una dirección llevada a cabo por los laicos que asumen sus propias responsabilidades como miembros activos de la Iglesia. Se realiza en corresponsabilidad con los pastores, esto es con su alta dirección, pero en donde los laicos toman sus propias decisiones en las que están más preparados que los sacerdotes. Enumeremos las consecuencias más notables en lo que concierne al matrimonio y la familia:

• La santidad: Desde el Concilio Vaticano II se especifica como vocación universal por la caridad conyugal10, que indica el fin primordial de esta pastoral, lo cual supera la mera distribución de obligaciones.

• El matrimonio sale definitivamente de un marco sólo jurídico y se describe como "íntima comunidad conyugal de vida y amor” 11 en un marco realmente personalista.

• La familia es tratada como “iglesia doméstica” para destacar el aspecto familiar de toda la Iglesia. Alcanza su puesto como sujeto activo de la pastoral. No obstante, en la práctica la familia se vio cada vez más como fuente de problemas que como fuente de efectividad pastoral.

• La Pastoral: Es una pastoral matrimonial, se considera más el matrimonio que la familia. Dos motivos:

o El matrimonio es electivo y tiene una relación estrecha con la libertad de los individuos. Con esta reducción la misión de la pastoral matrimonial se centra en la preparación al matrimonio como el punto concreto de acción eclesial (CPM) así como en la solución de los problemas que pueden surgir en la vida matrimonial.

o Al centrar los problemas en la aplicación de la ley moral, la pastoral familiar se acabará reduciendo inevitablemente a la pastoral matrimonial, donde el problema más agudo es la información de esta ley a las parejas que se quieren casar por la Iglesia y el consejo a dar a los matrimonios que lo viven con dificultad. El resto se considera como resolución de los múltiples problemas que surgen en la vida cada vez con más exigencias y presiones. La resolución de estos casos se dejaba en manos de los agentes especializados en los C.O.F. y a los sacerdotes en su consejo en la confesión.

o Es una pastoral “sectorial” y marginal, ya que se reduce a unos momentos muy concretos que no tienen continuidad y son difíciles de controlar por un seguimiento dado el cambio y la movilidad de los matrimonios en los primeros años del mismo.

o Se pone el acento en pastorales “especializadas”, en las que la determinación de los ámbitos de pastoral se realiza a partir de la especificación de las acciones a realizar en cada uno de ellos.

o En ocasiones se da una prioridad de las estructuras sobre las personas y de la previsión sociológica sobre la vida espiritual.

9 Cf. FC, 34. Véase el libro de L. MELINA, Moral: entre la crisis y la renovación, EIUNSA, Barcelona 1989, 105-136 10 El capítulo 5 de la Lumen gentium. 11 Cf. GS, 48

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Con todo ello, la preciosa indicación de la Lumen Gentium (n. 11) de la familia como “iglesia doméstica” quedó, si no negada en la práctica, al menos ignorada. La familia quedaba olvidada en las estructuras de evangelización y en la renovación de la predicación y la catequesis. En realidad, la familia no era considerada como un núcleo de evangelización; no entraba en la concepción de la nueva pastoral. Sólo podía ser un objeto de evangelización en cuanto se hacía referencia a los problemas que la cultura y la sociedad actual hacían surgir en ella. Se había dejado de verla como un auténtico plan de Dios.

La posible solución no viene, a nuestro parecer, del adecuado tratamiento de los problemas actuales del matrimonio, sino de la misma vida del matrimonio como fundamento de la pastoral. Por ello, estamos viviendo un resurgir de la pastoral familiar en nuestros ambientes eclesiales, con un mayor espaldarazo tras los últimos Encuentros Mundiales de la Familia de Benedicto XVI. Esta nueva pastoral familiar será analizada en el punto conclusivo de este capítulo, partiendo de la comprensión de la Iglesia como “misterio de comunión”, en el que se recogen los frutos de toda la exposición precedente. Es el momento de presentar cuál es y dónde radica la esencia de la pastoral familiar.

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8 Master en Pastoral Familiar Málaga, 2009

III. LA ESENCIA, ¿Qué se entiende por pastoral familiar?

Juan Pablo II, ya en los comienzos de su pontificado, en el discurso inaugural de Puebla nos animaba a esta tarea: “Haced todos los esfuerzos para que haya una pastoral familiar. Atended a campo tan prioritario con la certeza de que la evangelización en el futuro depende en gran parte de la iglesia doméstica”. Del mismo modo, podemos destacar los textos que hacen referencia al Año de la Familia (1994): “La familia debe ocupar el centro de los planes pastorales diocesanos y nacionales” , una afirmación que ha dado lugar a malentendidos y suspicacias, ya que puede mal interpretarse como si la pastoral familiar debiera absorber todas las demás pastorales, ya que todas repercuten necesariamente en la familia. También hay quienes piensan que la pastoral familiar es superflua porque la entienden como la suma de las pastorales sectoriales ya existentes. Se hace necesario, por tanto, comenzar por una clara definición de lo que debe ser la pastoral familiar12.

1. Definición: “Es la Evangelización de la familia como familia” “La acción evangelizadora que realiza la Iglesia, orientada por sus pastores, en la familia y con la familia como conjunto, acompañándola en todas las etapas y situaciones de su camino”13.

Es el camino imprescindible para superar la escisión entre la fe que se piensa y la vida que se vive, pues este es el “lugar” privilegiado donde se realiza esa unión. Para delimitar exactamente la pastoral familiar14 es necesario tener en cuenta la forma en que se aborda la familia. La pastoral familiar se preocupa de la atención pastoral a la familia como tal, como realidad indivisible, con atención a sus relaciones internas, a su proyecto íntimo y original de vida. Todas las demás pastorales y catequesis la abordan también, pero sectorialmente, ocupándose de sus miembros por separado (niños, jóvenes, enfermos, tercera edad...) o según las circunstancias especiales o períodos específicos (pobreza, preparación a los sacramentos...). Es evidente que la pastoral familiar deberá coordinarse y complementarse con las pastorales específicas y con la catequesis.

2. ¿Qué es evangelizar? “Llevar la Buena Nueva a la familia y transformarla” Tal vez la mejor definición sobre lo que es evangelizar la encontremos en la Evangelii Nuntiandi: “evangelizar significa para la Iglesia llevar la Buena Nueva a todos los hombres de la humanidad y, con su influjo, transformar desde dentro, renovar a la misma humanidad.”15 El fin de esta evangelización de las familias es hacer que los esposos vuelvan a ser protagonistas de su familia. Es en la familia, donde son imprescindibles, donde han de encontrar su principal empeño pastoral en el que desarrollan el fundamento de su misión en la Iglesia. Cualquier otra actividad será fruto de esta primera.

3. ¿Quién evangeliza? “La Iglesia en conjunto, orientada por sus pastores” Recalquemos el hecho de que es la Iglesia en su conjunto la que evangeliza porque es ella, en su conjunto como comunidad de creyentes, la que ha recibido ese encargo del Señor Jesús (Cfr.

12 R. ACOSTA, La luz que guía toda la vida. La vocación al amor, hilo conductor de la pastoral familiar, Edice, Madrid 2007, 37-42 13 FSVMT, 226 14 También se usa el término “pastoral” para referirse a los equipos y estructuras en los que se apoya esta labor; a estos últimos nos referiremos como delegaciones, equipos y similares. 15 EN, 17

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Mt, 28, 19-20). La evangelización se realiza bajo la orientación de los pastores, que actúan con la ayuda de sus representantes y con la colaboración de los laicos, en este caso particular, preferentemente, de familias evangelizadas, que deben asumir un especial protagonismo. Por lo tanto, quien quiera participar en la labor pastoral de la Iglesia:

1) Debe actuar como miembro de la Iglesia y no a título personal. 2) Debe actuar en comunión con los pastores sucesores de los apóstoles. 3) Debe seguir las indicaciones doctrinales y pastorales del Magisterio.4) Debe orientar su acción a la vida, buscando su conversión al Evangelio.

4. ¿A quién evangeliza? “A todas las familias” Extensivamente: a todas las familias

El encargo de la pastoral familiar abarca la totalidad de las familias, sin ninguna limitación, en todas las etapas y situaciones de su existencia; incluye por tanto a quienes están en camino de formar una nueva familia, a las familias ya constituidas, a las familias incompletas, en situación irregular, etc. Nos lo recuerda Juan Pablo II en la Familiaris Consortio: la preocupación de la Iglesia por las familias “...no se limitará a las familias cristianas más cercanas (...) debe seguir a la familia, acompañándola paso a paso en las diversas etapas de su formación y de su desarrollo”16.

Cualitativamente: desde la perspectiva de la fe Hay muchas otras instituciones que se preocupan por la familia, sin ser Iglesia. Por eso es necesario añadir que la Iglesia se ocupa de todas las familias desde la perspectiva de la fe. Esto no significa excluir o minusvalorar los aportes que puedan ofrecer otras ciencias o instituciones a la familia (sociología, psicología...). Sí nos lleva a enriquecer cualquier otro aporte a la familia al entenderla desde la perspectiva de la creación y de la redención.

16 FC, 65; cf. 77- 85

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Ramón Acosta Peso y Rosa María Bejarano García

10 Master en Pastoral Familiar Málaga, 2009

IV. CARACTERÍSTICAS DE LA PASTORAL FAMILIAR

Analicemos detenidamente las características de la pastoral familiar para comprobar cómo se desprenden de la misma vida familiar, lo que la hace ser una pastoral específica. No se pueden perder el conjunto de las mismas para responder a su misión de hacer crecer esa vida17.

1. Real � No se ha de confundir el realismo con la sociología del matrimonio y la familia, sino que supone una

comprensión real del plan de Dios sobre la familia y que se realiza en las condiciones concretas de la vida. Por eso, la pastoral familiar no se corresponde con una idea preconcebida de la familia, sino que sirve para vitalizar los gérmenes de vida que hay en ellos18.

� Tenemos que ser capaces de transmitirles que el modo en que vayan a construir una familia es guiado internamente desde la comunión de personas y por medio de acciones que les lleven a tal comunión. Con ello se evita entrar en lo que se han denominado “modelos familiares” y la, a veces penosa, determinación de las características sociológicas a las que debe responder el matrimonio y la familia en las circunstancias actuales. Hoy se habla “modelos familiares” mediante la afirmación de la exigencia social de un pluralismo de concepciones. En realidad se plantea la subsistencia de la familia sin creer en ella y, por ello, bajo la condición de que se vacíe de contenido. Esta referencia a un pluralismo es un artificio dialéctico, en el que confluye el “politeísmo ético” y la manipulación del lenguaje.19

� A esto se añade algo que ocurre entre los propios cristianos, la separación entre la fe y la vida20.Esto es debido a que en general el contenido del matrimonio se ha visto como algo humano sin una referencia directa con la fe, que el hecho sacramental del matrimonio es como algo “añadido” para santificarlo y no como una realidad santa por sí misma. La aceptación de esta separación conduce a plantear una pastoral de “adaptación” a una idiosincrasia secular para luego añadir el “plus” de la fe. Es un modo inadecuado de pastoral porque el anuncio cristiano tiene que ser propuesto sin miedo, sólo desde la fe se ofrece una comprensión completa del matrimonio y la familia, de otro modo se pierde su categoría de misterio que es parte integrante de su realidad. Igualmente una fe humana es necesaria para acercarse a la realidad del matrimonio y la familia, porque sólo si se tiene fe en el amor es posible emprender la aventura real de la entrega en la que consiste el matrimonio.

2. Existencial � No es sectorial. No debe reducirse a unos momentos privilegiados si quiere responder a la

dimensión propia de este plan de Dios. No puede dirigirse hacia un grupo específico de fieles en un tiempo especial (CPM). Ha sido muy tentador caer en reducir pastoralmente la familia al matrimonio, pues es fácil saber cuando se inicia y el tratamiento de sus problemas específicos.

� Exige un cambio de coordenadas, tanto de concepción como de estructuras, que es imposible sin una idea nueva de toda la acción pastoral.21 Requiere una nueva comprensión de la Iglesia en su manifestarse viva y vivificante en el mundo.

� Exige una coordinación de las distintas acciones pastorales desde una instancia que tenga presente el plan de Dios y quiera fomentarlo en donde surge la vida. Es superar la figura del pastoralista que organiza una serie de actividades con grupos, para pasar a la comprensión de las ayudas necesarias a lo largo de los distintos momentos por los que pasa una familia. Consiste en cuidar los elementos

17 R. ACOSTA, La luz que guía toda la vida, o. c., 42-48 18 FSV, 166: “La pastoral familiar no consiste en una serie de actividades ajenas a lo que es la vida normal de la familia, sino que se dirige fundamentalmente a que ésta adquiera conciencia de su propio ser y misión, y obre en consecuencia.” . 19 J. J. PÉREZ–SOBA, “El evangelio de la familia y la nueva evangelización”, en J. A. GALLEGO, J. PÉREZ ADÁN (EDS.), Pensar la familia, Palabra, Madrid 2001 20 Cf. GS, 43; VS, 88; FSV, 14 21 Debe ser una convicción fundamental que “el trabajo pastoral con la familia no es un modo alguno una “pastoral sectorial”, sino una dimensión esencial de toda evangelización.” (FSV, 165)

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La pastoral de las familias

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familiares que están presentes en todos los sectores pastorales para que la familia llegue a ser consciente de su propia identidad cristiana y su misión.

Por todo ello, la pastoral familiar no es una mera opción pastoral que hay que poner entre otras, es una realidad que califica a la pastoral en cuanto tal. La situación marginal de la pastoral familiar, en muchos casos, no es sino una consecuencia casi necesaria de haber partido de ser una pastoral sectorial.

3. Integral � Debe abarcar todos los momentos del desarrollo familiar y desde una perspectiva familiar, es

decir, no para otros fines sino el de la madurez de la persona y el cumplimiento de su vocación. Sólo la familia es la institución está siempre presente en toda la vida humana.

� Acompaña al proceso mismo de la familia y de la formación del sujeto cristiano en la búsqueda de la respuesta a su propia vocación. Esta vocación nunca va a ser algo externo a su amor humano, sino que es este mismo amor el que revela al hombre la grandiosidad de su vocación. Por ello, ha de tratar de hacer de los cristianos hombres de comunión, no consiste en realizar una multitud de actividades.

� Saber construir una familia, que es al fin y al cabo el fin de toda pastoral familiar, exige saber entregar la vida como un todo en el matrimonio y no reducirlo en una serie de funciones o un pacto de buscar un proyecto común. La integralidad del don de sí es esencial para la realidad del mismo matrimonio.

� Todo esto es decisivo para la transmisión de la fe. Sólo en este ámbito, los contenidos de la fe se engarzan en las experiencias fundamentales que están unidas a la vida. De este modo, la unión de fe y vida encuentra en la familia su lugar primero.

4. Progresiva � Es la consecuencia de todas las características anteriores. Si la pastoral debe seguir los diversos

momentos del desarrollo del hombre y de la familia, no puede centrarse sólo en unos momentos determinados y ha de considerar siempre la vida de las familias como la respuesta a una vocación personal, es necesario que se adapte a las etapas distintas en las que se configura una familia22.Está atenta a los pasos decisivos para la vida y la ayuda desde dentro.

� Este acompañamiento significa, al mismo tiempo, observar el crecimiento de cada persona en cada una de sus etapas, es la denominada ley de la gradualidad23. No podemos confundirla con la “gradualidad de la ley”. Todos los esposos, según el plan de Dios, están llamados a la santidad en el matrimonio, y esto no podemos cambiarlo según sea la persona o la situación.

� Es progresiva también en intensidad, no puede ser nunca una pastoral de mínimos, de búsqueda de los simples requisitos para recibir un sacramento y para una convivencia sana, sino de auténtica “santidad”. Sólo en esta perspectiva los matrimonios y las familias son conscientes de su propia identidad y misión.

5. Transversal y vertebradora � La pastoral familiar debe ser una pastoral “vertebradora”24: no debe ser considerada como un

ámbito o sector más o menos importante de la actividad pastoral, sino más bien como una dimensión irrenunciable de la solicitud pastoral de toda la comunidad eclesial, dado que cualquier acción pastoral tiene resonancias y posibles implicaciones familiares. En consecuencia, «los planes de pastoral orgánica, a cualquier nivel, no deben prescindir nunca de tomar en consideración la pastoral

22 FC, 65: “La acción pastoral de la Iglesia debe ser progresiva, incluso en el sentido de que debe seguir a la familia, acompañándola paso a paso en las diversas etapas de su formación y de su desarrollo.” 23 FC, 34 24 DPF, 24; DIÓCESIS DE MÁLAGA, La Preparación al Matrimonio. Los Agentes de Pastoral Familiar. “Un impulso decidido a la Pastoral Familiar”, segunda línea de acción pastoral del PPD, Málaga 2002

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de la familia»25. Y cada diócesis, al igual que cada parroquia debe tomar una conciencia más viva de la gracia y la responsabilidad que recibe del Señor en orden a la promoción de la pastoral familiar, de modo que al elaborar su proyecto pastoral, no deje de prestar esmerada atención al matrimonio y la familia.

� La misma relación de la pastoral familiar con el resto de la actividad pastoral de la Iglesia la posiciona como “transversal”. De ello se derivan sus implicaciones y necesidades de coordinación, que van atravesando a modo de hilo que sostiene las cuentas, con el resto de las labores pastorales. Esto le confiere su importancia estratégica y, al mismo tiempo, existencial.

A estas características básicas se han de ceñir todas las actividades dirigidas a la pastoral familiar para que no se conviertan en una superestructura superpuesta a la vida de las familias26.

25 FC, 70 26 DPF, 23

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V. HACIA UNA NUEVA PASTORAL FAMILIAR27

1. Lo principal no son las acciones La pastoral familiar no puede consistir en una serie de actividades ajenas a lo que es la vida normal de la familia o de espaldas a su realidad. Tampoco pueden ser una serie de estructuras o acciones puntuales que no manifiestan suficientemente la vocación al amor que es el núcleo vital de esta pastoral.

Cuando la pastoral se comprende como la planificación de determinadas acciones sólo se necesitan agentes a los que se preparará de modo específico para llevar a cabo la acción específica. En ellos, el resultado de su acción permanece ajeno al mismo agente y depende de la planificación a la que debe obedecer la acción de programada. Por ello depende, en último término, de la acción y la programación porque se le juzga por su idoneidad para la misma. No obstante, serán “sujetos de pastoral” en la medida en que participan no sólo de unas acciones, sino también del crecimiento de los matrimonios y de la vida familiar dentro de la Iglesia.

La acción en la pastoral de la familia debe ser, como hemos visto, un conjunto ligado a la visión completa de la familia dentro de la Iglesia y subordinado para hacerlo crecer. Por eso los agentes de pastoral no deben ser en primer lugar expertos en determinadas acciones, más bien les corresponde el transmitir a los matrimonios ese horizonte propio del plan de Dios que les devuelva la dimensión de responsabilidad en la propia familia. Por eso mismo, la acción de los agentes de pastoral debe estar siempre subordinada al modo como las mismas familias llevan a cabo su crecimiento. La familia es insustituible en su labor de personalización por eso toda acción destinada a favorecerla debe activar alguno de sus elementos internos y no querer sustituirlos.

De todo ello se desprende que un número considerable de “agentes de pastoral” sean matrimonios, porque es un modo muy directo de transmitir ese plan de Dios que debe realizarse en cada matrimonio. No obstante, en toda acción pastoral es vital ofrecer una imagen adecuada de la misma Iglesia, por lo que es muy importante la presencia del sacerdote, formándose un auténtico “equipo pastoral” como lo fue el que se constituyó con Pablo y el matrimonio de Aquila y Priscila (Hech 18,2).

2. Lo principal es el sujeto: la persona y la familia El elemento referencial está en el sujeto, en su misma vida familiar. Por ello, el primer elemento de la pastoral familiar es la misma vida cristiana de las familias. Este es el centro, el motor y el fin de toda pastoral que quiera ser en verdad familiar28. Partiendo del protagonismo de la familia para llevar a cabo la misión recibida del mismo Cristo, la pastoral familiar ha de dirigirse fundamentalmente a que la misma familia adquiera conciencia de su propio ser y misión, y obre en consecuencia.29 De este modo, les ayudará a llevar a plenitud su vida familiar.

El término “sujeto” implica la formación de la persona por medio de sus acciones. Aquí el sujeto no lo es por su idoneidad o preparación para determinadas acciones, sino por el destino de la persona que está implicado en sus acciones de modo necesario. Todo ello centra a la familia en su tarea de ser el primer campo de personalización, y en realizar la evangelización como

27 R. ACOSTA, La luz que guía toda la vida, o. c., 209-231 28 Cf. DPF, 65 29 Cf. FC, 17

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reconstrucción del sujeto cristiano. Por ello, el primer apostolado del laico cristiano, por encima de cualquier otra actividad, es su propia familia30.

El sujeto de la pastoral familiar es, en primer lugar, el matrimonio El matrimonio es no sólo el fundamento de la familia, sino el responsable primero de su desarrollo para que responda al plan de Dios sobre ella. La pastoral, entendida como el desarrollo de la propia vocación en el interior de la Iglesia, lleva a considerar el matrimonio con una vocación familiar básica que es la que le confiere el horizonte propio de la pastoral familiar.

La familia deja de ser así una simple realidad de hecho para entenderse como una tarea vocacional y de sentido. La pastoral no consiste sólo en recordar un plan de Dios sobre la familia, sino el fomentarlo en cada familia enseñándoles que esa es su responsabilidad fundamental ante Dios. La familia no es algo exterior a lo que haya que adaptar la propia vida, sino la verdad de la vida que hay que llevar a plenitud. No consiste sólo en un orden, sino en el hacerse de las personas en la vida familiar.

El modo de ser “sujeto familiar” el matrimonio La vitalidad de la misma Iglesia está en gran medida vinculada a la vida auténticamente cristiana de los matrimonios. De ningún modo se les puede considerar una parte poco significativa de la vida eclesial. El matrimonio como vocación eclesial es todavía una realidad no suficientemente valorada en nuestras comunidades y no pasa muchas veces de ser una afirmación nominal. La pastoral familiar debe comenzar por la revitalización de esta conciencia eclesial de los matrimonios cristianos, para que sean, no sólo miembros activos de propio derecho dentro de la Iglesia, sino también con una misión específica de la que son los responsables y para la que han de contar con la ayuda y los medios necesarios para llevarla a plenitud31.

El considerar el matrimonio y la familia como “sujeto social” indica la realidad fundamental de ser los lugares privilegiados de “personalización” con una importancia decisiva en la maduración de las personas como sujetos responsables. Por este motivo se pude hablar con propiedad de que el hombre es un “sujeto familiar” en la medida en que la relación familiar es constitutiva de sí, esto es, la relación paterno filial, el hecho de haber recibido la vida de otro forma parte de su mismo ser. Además, el matrimonio y la familia son “sujetos” en la medida en que son principio de actuaciones. Existen acciones específicamente matrimoniales y familiares, con ello nos referimos a aquéllas que tienen como finalidad la construcción de la familia.

Al tener el matrimonio la responsabilidad primera en la construcción de la familia se les ha de considerar a ellos como los “sujetos primeros” de la pastoral familiar. Con ello, no se ignora las carencias que puedan ofrecer en esta tarea, simplemente se destaca a quién hay que incidir para que la respuesta a Dios que llama esté ordenada.

3. Hacia un “apostolado de las familias”32 El concepto de ministerio pastoral abarca más realidades que el sólo grupo de tareas y actividades de los que han recibido el sacramento del orden, incluye todo lo que el Concilio Vaticano II llama apostolado y en particular el apostolado de los laicos. En consecuencia, debe ser un principio de la acción evangelizadora de la Iglesia considerar a las propias familias cristianas como verdaderos sujetos y protagonistas de la pastoral familiar33. Esta misión no es recibida de otras instancias, ni siquiera de la jerarquía de la Iglesia; procede en germen de la

30 Cf. ChL, 40 31 DPF, 56 32 K. WOJTYLA, El don del amor. Escritos sobre la familia, Palabra, Madrid 2000, 271-299 33 Cf. FC, 71

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vocación bautismal que han recibido, y se conforma con la vocación matrimonial y familiar que contiene una verdad originaria de la que son sujetos y agentes.

De ello se deriva que la familia ponga al servicio de otras familias su propia experiencia humana, así como los dones de la fe y de la gracia. Los mismos esposos se convierten en guía de otros esposos, dando así testimonio propio y cotidiano de cómo viven su vocación. Esta ayuda, que pasa de familia a familia, se muestra hoy especialmente necesaria para poder regenerar las relaciones familiares, en ocasiones tan debilitadas34. A esta tarea del apostolado están llamadas todas las familias, contribuyendo con ello a la llamada “autorrealización de la Iglesia”35.

Hemos visto en los apartados anteriores que lo importante no está en las acciones sino en las personas, en la misma vida de las familias para, así, poder iluminar a más familias. Veamos a continuación cómo se ha ido desbrozando lo que, durante siglos, ha sido motivo de pugnas académicas y de distintos enfoques que han dificultado enormemente el entender la perspectiva vocacional en los diseños pastorales.

4. Que integra la moral y la historia personal ¿Qué es lo que puede impedir a las personas llevar a cabo lo que realmente desean, esto es, alcanzar una vida verdaderamente feliz? El Directorio de Pastoral Familiar nos apunta a la dificultad interna para reconocer y realizar en plenitud la vocación al amor, que es la raíz originaria de toda moralidad36. Comprender la crisis moral en esta perspectiva es el único modo de analizar adecuadamente la realidad del matrimonio y la familia en nuestra cultura actual.

Hemos de superar la interpretación del juicio moral de un modo meramente emotivista, pues esta concepción debilita profundamente la capacidad del hombre para construir su propia existencia porque otorga la dirección de su vida al estado de ánimo del momento, y se vuelve incapaz de dar razón del mismo. A este hombre emocional en su interior y utilitario en lo que respecta al resultado efectivo de sus acciones le resulta muy complicado percibir adecuadamente la moralidad de las relaciones interpersonales, por lo que termina encerrado en “la soledad de un hombre amargado y frustrado tras una larga serie de amores falsos que le han dejado en su interior graves heridas muy difíciles de curar”37.

5. Que integra fe y vida Con la expresión «nueva evangelización» Juan Pablo II designó un proyecto importante para la vida de la Iglesia del siglo XXI. Más aún, un proyecto absolutamente necesario, ya que en él se juega no sólo la eficacia de la acción pastoral, sino la misma identidad de la Iglesia. Por eso una Iglesia diocesana activa y corresponsable, no puede sustraerse a lo que esta llamada comporta. Del mismo modo, la pequeña iglesia doméstica está llamada a realizar este gran servicio: “La familia cristiana en cuanto comunión de personas es, por propio derecho, una comunión eclesial y un foco de evangelización. El primer elemento de la pastoral familiar es la misma vida cristiana de las familias. (…) La Iglesia, como sacramento de salvación de los hombres, necesita de las familias cristianas para llevar a cabo su misión. Existen dimensiones específicamente familiares de la evangelización que sólo se pueden llevar a cabo adecuadamente en el ámbito familiar y por el testimonio valiente y sincero de las familias cristianas. El desconocimiento de esta realidad conduce a una pastoral que se convierte en una estructura

34 Cf. FC, 69; Cf. GrS, 5; HV, 26; FSV, 167. 35 Cf. AA, 2. 36 Cf. RH, 10; FC, 11; Remitimos al análisis de la situación de la familia como crisis moral a J. J. PÉREZ-SOBA, “El evangelio de la familia y la nueva evangelización”, en El corazón de la familia, o.c., 101-144 37 DPF, 19

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separada de la vida y es un mal servicio a la causa del Evangelio”38.

Por lo tanto, la dificultad más grave para la evangelización de la familia es esta separación entre la fe y la vida que afecta a una gran cantidad de los fieles cristianos en la actualidad, y que, una vez acogida, conduce a un sujeto secularizado e individual, muy manipulable en lo que concierne a los fines de la vida. Esto queda claro en el diagnóstico que hizo el Concilio Vaticano II: “La contraposición, más aún, la radical separación entre libertad y verdad es consecuencia, manifestación y realización de otra más grave y nociva dicotomía: la que se produce entre fe y moral”39.Es el grave problema de la secularización del matrimonio en sí mismo, debido a que en general el contenido del matrimonio se ha visto como algo humano sin una referencia directa con la fe, de forma que se concibe la gracia como extrínseca a la unión de un hombre y una mujer, que el hecho sacramental del matrimonio es como algo “añadido” para santificarlo y no como una realidad santa por sí misma. Es ésta la gran dificultad que es necesario superar en cualquier planteamiento que quiera asentar la pastoral de la familia.

Ya comentamos que esta separación entre la fe y la vida también queda expresada de forma radical en el extrinsecismo pastoral, en el que la dirección en la acción pastoral es entendida externamente, dando lugar a una identificación práctica entre la Iglesia y los pastores. Todo ello es consecuencia de interpretar la obra pastoral como la aplicación de los principios de la estructura de la Iglesia a la realidad histórica contingente.

Así pues, la pastoral familiar no es cuestión de una planificación de las “acciones pastorales”, sino de hacer de los cristianos hombres de comunión, Sólo así se ve cómo la fe es vida en sí misma. Ya no tiene sentido pensar cómo aplicarla a la vida ni deducir qué acciones sirven en el momento actual para expresar esa fe. Es la fe, en su vitalidad, la que encuentra las más diversas manifestaciones nacidas de su experiencia profunda de la comunión. Sólo en este ámbito, los contenidos de la fe se engarzan en las experiencias fundamentales que están unidas a la vida. De este modo, la unión de fe y vida encuentra en la familia su lugar primero, presentándose al mundo como el lugar donde fe y vida no se encuentran disociadas. Toda nueva evangelización necesita nuevos evangelizadores, el testimonio vivido es el fundamento de la transmisión de cómo la fe es vida, y no se da testimonio sin testigos40.

6. Que integra moral y espiritualidad Hemos de contar con una pastoral familiar en la que afecto y moral estén integrados. Pero esto no siempre ha sido así. Desde los siglos XVI-XVII el afecto se ha situado más en el ámbito de la espiritualidad que de la moral, ello debido a la separación entre ellas41. Es la base de una clara separación entre la fe y la vida, y conduce a una fragmentación sucesiva del pensamiento teológico. El modo de romper con esta fragmentación de la experiencia cristiana, es interpretarla en la plenitud de su implicación vital, con lo que se llega a entender la relación intrínseca entre la fe y la vida. La unidad existente entre la experiencia cristiana y la plenitud personal será el camino adecuado para poder percibir en unidad lo que ha llegado a nuestra época en fragmentación.

Esta separación termina por afectar a tres aspectos muy importantes: la libertad, la felicidad y la gracia. Son tres elementos fundamentales para el buen desarrollo y maduración de todo hombre, 38 DPF, 65 39 VS, 88. No hace sino recoger una de las preocupaciones del Concilio: GS, 43: “La ruptura entre la fe que profesan y la vida ordinaria de muchos debe ser contada como uno de los más graves errores de nuestro tiempo. 40 Cf. RMi, 61 41 Cf. S. PINCKAERS, “Las fuentes de la moral cristiana”, EUNSA, Pamplona 2000, 332-334; J. J. PÉREZ-SOBA, “Sentimientos y vida moral”, en J. CHOZA (ed.), Sentimientos y comportamiento, Universidad Católica San Antonio, Murcia 2003, 321-345

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imprescindibles para seguir el buen camino de la búsqueda que éste emprendió. Precisamente la gracia y la felicidad quedan unidas por la libertad, por tener su fundamento en la primera y su finalización en la segunda. Separar la libertad del impulso de búsqueda de la felicidad es dejarla sin referencia a su principio, sin finalidad intrínseca y separada de una relación intrínseca con la libertad de Dios42.

Si, desde una nueva pastoral familiar, se pretende manifestar la unidad entre moral y espiritualidad de forma clara hemos de presentar la verdad última de la persona en el don de sí y en la acogida del otro. Esta relación interpersonal que va configurando la historia de cada persona tiene un valor moral en la tensión a la realización de la propia vocación.

7. Que integra la moral y la pastoral Desde el nacimiento de la ciencia pastoral asistimos a la separación entre dogmática y moral, entre moral y espiritualidad, y es ésta la que contribuye finalmente a que aparezca también una ruptura entre la moral y la pastoral43. En esta concepción, la teología se distingue de la pastoral por el hecho de ser teórica y la otra práctica, lo que involucra también a la moral en cuanto que busca principios y normas universales. La moral permanece aún en el ámbito teórico-práctico, la pastoral en el momento sólo práctico. Pero no podemos reducir la teología pastoral a una mera “teología práctica” dedicada al estudio de la “aplicación” de las verdades de la fe, y tampoco debe ser su objetivo trasladar los casos concretos al ámbito de la teoría, para modificarla con arreglo a los vaivenes de la historia44.

No obstante, esta “practicidad” de la pastoral tiene una consideración diversa de la practicidad de la moral (que se refiere a los mínimos) y de la espiritualidad (referida, en cambio, a los máximos). Se cree que existe una verdad específica propia de una racionalidad práctico-práctica, vinculada a las múltiples y variables realidades de la vida y diferente tanto de la ley natural -con su exigencia de universalidad- como de la verdad eminente de los místicos y los santos.

Para algunos la práctica pastoral no sería más que la aplicación de una moral cristiana en función de las situaciones históricas y personales en las que se encuentren los individuos o las comunidades. Para otros, en el extremo opuesto, se asimila la práctica pastoral a una dócil aplicación del derecho canónico45.

Si nos centramos en el campo del matrimonio y la familia, podemos afirmar que la teología de la familia debe ser completamente pastoral porque la revelación es completamente pastoral, tanto la parte que está relacionada con la teología teórica de la familia, como la parte práctica, aunque cada una a su modo.El hecho de que la doctrina sea pastoral es algo característico de la revelación misma, que nunca es, ni en su conjunto, ni en cualquiera de sus elementos, un puro teorema o una mera ideología. El conjunto de la revelación, en tanto que enseñanza y actividad de Dios en relación al hombre, es en su esencia un trabajo y un proceso pastoral.

42 Cf. H. U. VON BALTHASAR, Teodramática, II: Las personas del drama: el hombre en Dios, Encuentro, Madrid 1992 43 D. BOURGEOIS. La pastoral de la Iglesia. EDICEP, Valencia 2000, 254. “La relación entre teología moral y la teología pastoral sería comparable a la relación que existe entre las matemáticas como ciencia pura y la física como aplicación al ámbito de los fenómenos: se trataría de adaptar unas normas morales elaboradas de la manera más precisa posible, en función de datos sociológicos, psicológicos y culturales. Semejante enfoque de la cuestión parece marcada por un cierto dualismo, que opone las normas morales y los datos culturales como dos niveles de realidad heterogéneos y la “habilidad” (“savoir-faire”) pastoral estaría ahí para abogar a favor de la misericordia y de las concesiones necesarias. Semejante actitud se vale también del hecho de que la Buena Nueva depende ella misma de un contexto sociocultural en el que las normas morales estaban ligadas a la expresión religiosa, y de que, en lo sucesivo, el esfuerzo pastoral consistirá simplemente en una transposición cultural de estas normas o en una reevaluación de las mismas en función, por ejemplo, de una universalización o de una secularización de la cultura” 44 Ibíd., 31 45 Ibíd., 253

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Como nos presenta K. Wojtyla, abrir el aspecto pastoral de la teología de la familia es simplemente sacar a la luz el papel único de la familia en la misión de la Iglesia como Pueblo de Dios, pues a través de ese papel la familia se conecta con la historia de la salvación y asume constantemente de nuevo su puesto en esa historia46.

8. Que busca la comunión de las personas Retomemos las palabras del principio sobre la sacramentalidad y la comunión entre Dios y su Pueblo. Con la palabra comunión se apunta al mismo tiempo al misterio de Dios y a su realización en la historia de los hombres. Se muestra que tal comunión se hace real por medio de las comuniones entre los hombres. Por ello la historia del hombre en su realización de las comuniones humanas va a ser un punto central en todo este planteamiento.

Jesús se manifestó en medio de su pueblo como el “Buen pastor” (Jn 10,11.14) y afirmó que lo era de un modo único (Jn 10,6.12). No es un pastor, sino que es el pastor. Establece un vínculo “necesario” entre el título, el ser pastor y el acto de dar su vida por sus ovejas. Este acto conduce a un fin. El fin último del servicio pastoral a su pueblo es conducir la humanidad junto a su Padre.

Partiendo de este modo de entender la Iglesia como “misterio de comunión”, se puede presentar un nuevo modelo de pastoral familiar como una dimensión de la Iglesia. “Yo he venido para que tengan vida y la tengan en abundancia”, dice el Buen Pastor (Jn 10,10). Así se establece exactamente cuál es el núcleo de la pastoral: la vida en abundancia. Poner la plenitud de vida como objetivo de la pastoral es clave para determinar la naturaleza de la misma y, en consecuencia, su desarrollo. Cada hombre y mujer buscarán de modo específico su propia plenitud de vida. La pastoral no queda como algo exclusivo de los pastores, sino como el modo en que el fiel escucha la voz del pastor para tener vida.

El que podríamos considerar “nuevo” modelo pastoral, no se fundamenta directamente en un concepto de “praxis” que aplica a las acciones de la Iglesia, sino que procura conocer las dimensiones dinámicas de la Iglesia en cuanto tal como lugar de la vida cristiana y fermento de la misma. Su contribución principal es que la pastoral es una dimensión de la vida de la Iglesia y no la estructura de sus acciones para que sean más eficaces. Las acciones pastorales entonces son secundarias y el criterio principal no es su eficacia exterior, sino la vida cristiana: � Integra y secunda todas las iniciativas que surgen dentro de la comunidad cristiana, de modo que se

desarrollen en un ámbito de auténtica comunión eclesial, y no pone la primacía en un organigrama.

� La vida familiar se toma en sí misma y en su totalidad, no sólo como momentos específicos separados de ella o adaptaciones a una serie de estructuras no familiares.

� Parte de un nuevo concepto de acción que no es extrínseco a la persona, sino que su efecto esencial es la autorrealización del cristiano, una autorrealización de la persona dentro de la Iglesia. Lo esencial de la pastoral familiar es la vida eclesial del matrimonio y la familia.

� Se recupera como valor fundante de la pastoral el aspecto vocacional, toda la acción de la Iglesia debe conducir a que cada persona responda a la vocación de Dios. Entonces el hilo conductor de esta pastoral será la vocación al amor47. Esta vocación originaria al amor exige la respuesta con un amor esponsal, bien en su modo virginal bien conyugal.

46 K. WOJTYLA, “Reflexiones pastorales sobre la familia (1975)”. En ID., El don del amor. Escritos sobre la familia. Palabra, Madrid 2000, 271-299 47 Me remito a R. ACOSTA, “La luz que guía toda una vida, o. c.

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3er Modelo pastoral: La pastoral familiar como una dimensión de la iglesia Todo ello trae una serie de consecuencias que se suman a lo logrado con los modelos precedentes: � La santidad: ya considerada como una vocación universal, se establece una relación de unidad más

estrecha en torno a la vocación bautismal, que es el fundamento de la vocación a la santidad y de la pluralidad de los modos de determinar la inicial vocación al amor en las distintas maneras de “dar la vida”.

� El matrimonio: se consolida su concepción dentro de un marco realmente personalista. Es el responsable y fundamento de la misma familia.

� La familia: Es el sujeto activo de esta pastoral por la su misma vida, no por un mandato, encargo o delegación de obispos o sacerdotes.

� La pastoral familiar es cuestión, ante todo, de las familias.

• Es familiar: La máxima importancia la adquiere la familia como continuidad en el crecimiento de la vida y cauce de la vocación al amor, con lo que superamos el reducirnos sólo al momento de contraer matrimonio.

• No es sectorial: No se reduce a unos momentos privilegiados, ni a un grupo específico de fieles en un tiempo especial como es el de la preparación al matrimonio48.

• Es integral: Abarca todos los momentos del desarrollo familiar y desde una perspectiva familiar, es decir, no para otros fines sino el de la madurez de la persona y el cumplimiento de su vocación.

• Es progresiva: Considera siempre la vida de las familias como la respuesta a una vocación personal, por lo que es necesario que se adapte a las etapas distintas en las que se configura una familia. Este acompañamiento significa, al mismo tiempo, observar el crecimiento de cada persona en cada una de sus etapas, es la denominada ley de la gradualidad. Por eso la pastoral familiar no puede ser nunca una pastoral de mínimos, sino de auténtica “santidad”. Sólo así los matrimonios y las familias serán conscientes de su propia identidad y misión.

• Su eje: centrado en la transmisión y realización concreta del plan de Dios sobre el matrimonio y la familia, en la que los matrimonios son los principales protagonistas, y no en las urgencias sociológicas de cada momento. La ayuda que las familias deben pedir a los pastores es de evangelización (la comunicación íntegra de este plan); por lo que la misión del pastor es que cualquier fiel encuentre y siga su vocación. Con ello se evita una consideración meramente funcional de las relaciones familiares para integrarlas en una visión vocacional fundamental.

• La formación de agentes se dirigirá para que sean en verdad testigos y anunciadores de este plan de Dios a los matrimonios y las familias, ya no primará el prepararse para unas acciones determinadas.

• La clave de la nueva pastoral familiar es una eclesialidad de comunión, fundamento de una espiritualidad de comunión, esencial para la evangelización del siglo XXI49.

Por lo tanto, una pastoral familiar cuyo hilo conductor es la vocación al amor ha de dirigirse a favorecer el reconocimiento y realización en plenitud de dicha vocación, a hacer hombres y mujeres de comunión en los que fe y vida sigan el mismo camino.

48 Recurriendo a un juego de palabras, tendríamos que “diferenciar la nueva pastoral familiar de la ya tradicional de la “BBC”: Bodas, Bautizos y Comuniones 49 NMI, 43-45

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VI. TIEMPOS Y ELEMENTOS DE LA PASTORAL FAMILIAR

La pastoral familiar se divide según los tiempos propios de la familia en la medida en que se corresponden con los del desarrollo personal. Todos están de acuerdo en aceptar y proponer la división de la pastoral familiar que aparece en la Familiaris consortio: Preparación (n. 66), Celebración (nn. 67-68) y Postmatrimonial (n. 69).50

De este modo se percibe la centralidad del matrimonio en todo el planteamiento familiar. Pero es importante no perder de vista la relación interna de los tres “tiempos”. Se habla de “tiempos”, y no sólo de “momentos”, porque se comprenden en su continuidad por su misma dinámica de crecimiento que tiene también sus propias transformaciones y no sólo unos momentos en los que se requiera una actuación. Así se puede comprender que no son “momentos de intervención” como una estrategia de actuación ajena a la vida familiar y proyectada desde fuera, sino sus propios tiempos de crecimiento que deben ser fortalecidos y ayudados.

Si el hilo conductor de toda pastoral familiar es la vocación al amor, la comprensión interna de los tiempos de tal pastoral debe centrarse en los puntos clave en los que se manifiesta tal vocación. Desde esta perspectiva podemos señalar la correlación entre los tres “tiempos” de la pastoral y los tres elementos de identidad que se destacan en la vocación al amor. Nos referimos a reconocerse como hijos, para convertirse en esposos y así llegar a ser padres: filiación, esponsalidad y paternidad.

o “Ser hijos”, en él se vive la recepción del amor originario que nos identifica y constituye como hombre y por el que encontramos un camino de identificación progresiva en un ámbito familiar. Aquí se experimenta con fuerza la realidad de un amor fiel como necesario para la madurez personal y la disposición que engendra de dominio de sí para una entrega. “La relación de paternidad y filiación es la primera relación indestructible que el hombre experimenta y que ha de saber integrar en su vida.” 51

o “Ser esposos”. Ese amor ahora quiere ser entregado, con el don de sí, a otra persona. Será la expresión máxima de libertad.

o “Ser padres”: no se ve como algo meramente electivo del hecho de “ser esposo”, sino que son dimensiones de una misma vocación.

El eje de la pastoral familiar ya no serán los problemas familiares, sino la ayuda a la respuesta a la propia vocación. Con ello se evita una consideración meramente funcional de las relaciones familiares para integrarlas en una visión vocacional fundamental.

50 FSV, 173: “Pero la verdadera pastoral familiar comienza una vez que la familia se ha constituido.” 51 FSV, 76

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PLAN DE DIOS....

LA VIDA DE LAS FAMILIAS..... (desarrollo personal...)

PREPARACIÓN AL MATRIMONIO CELEBRACIÓN POSTMATRIMONIAL

Ser hijos Ser esposos Ser padres

EJE PF: Ayudar a la respuesta a la propia vocación (visión VOCACIONAL. No son los problemas familiares (visión FUNCIONAL)

REMOTA PRÓXIMA INMEDIATA CELEBRACIÓN POSTMATRIMONIALEscuela de Padres. Catequesis familiar. Celebraciones familiares Cursos de formación afect-sexual

�Itinerarios de fe para novios

�Cursillos prematrimoniales

Jornadas familiares COF Consultorios familiares. Centros de acogida C. E. Mét Conoc Fertilidad Escuelas agentes pastoral Centros estudios MyF Movimientos familiares Grupos matrimonios

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VII. LA PREPARACIÓN AL MATRIMONIO. “SER HIJOS”

El Concilio Vaticano II ya nos había alertado sobre la necesidad de dedicar una especial atención pastoral a la formación para la vida familiar: "Hay que formar a los jóvenes a tiempo y convenientemente, sobre la dignidad, función y ejercicios del amor conyugal, y esto preferiblemente en el seno de la misma familia. Así, educados en el culto de la castidad, la podrán pasar a la edad conveniente, de un honesto noviazgo al matrimonio"52. Y al enumerar algunas de las tareas más importantes del apostolado familiar el Concilio señalaba la de "... ayudar a los novios a prepararse mejor en el matrimonio"53.La primera pregunta que se nos plantea hoy es: quien contrae matrimonio, ¿está realmente preparado? La cuestión de la preparación al sacramento del matrimonio54 y a la vida subsiguiente emerge como gran necesidad pastoral sobre todo para el bien de los esposos, la comunidad cristiana y la sociedad55. Nos recuerda el nuevo Directorio de Pastoral Familiar de la Iglesia de España (DPF) que, incluso en personas que viven en el ámbito eclesial, se observa una preparación para el matrimonio inadecuada.

Es un grave error, y por desgracia bastante frecuente, reducir esta preparación a los cursillos prematrimoniales, lo cual trae como consecuencia una sensación de insuficiencia y un aumento de los problemas y las lagunas. Estos cursillos sólo alcanzan su dimensión pastoral auténtica en la medida en que se enmarcan en el conjunto de toda la pastoral de preparación.

1. FINALIDAD de esta etapa de Preparación56 Existencialmente esta etapa de preparación consiste en el paso del “ser hijo/a” a “ser esposo/a”: de la aceptación de una vida recibida en el seno de una familia como expresión del amor de unos padres a la capacitación progresiva al don de sí, que será la máxima expresión de la libertad.

Está dirigida a un proceso amplio y exigente de educación a la vida conyugal que ha de ser considerada en el conjunto de sus valores. Esta preparación se prolonga más allá de la celebración del matrimonio, continua en toda la vida familiar, por lo que hay que considerarla como estado permanente57.� ¿Qué debemos buscar? La finalidad propia de esta etapa es ayudar a cada persona a encontrar su

vocación matrimonial (o también en el celibato cristiano) y a disponer su vida en respuesta a esta llamada divina a un amor conyugal como un camino de santidad58.

Hemos de mostrarles el proyecto de Dios sobre el matrimonio y la familia, para que estén en disposición de hacer que el existir diario de sus vidas se construya como una respuesta afirmativa y comprometida a esa llamada personal de Dios. Primero, como aceptación del don de Dios que supone la familia en su vida; luego, en la vivencia del noviazgo como un camino de fe; después, en la celebración sacramental, y, finalmente, en el ámbito del discurrir matrimonial y familiar.

52 GS, 49 53 AA, 11 54 La preparación para el matrimonio viene regulada, fundamentalmente, por la exhortación apostólica Familiaris Consortio (FC, 65-76), el Código de Derecho Canónico actualmente vigente (CIC, cc.1063-1072; CCEO, cc.783-789), y el documento del Consejo Pontificio para la Familia, amén de abundantes normas, instrucciones, orientaciones, etc., publicadas sobre el tema por las Conferencias Episcopales y los Obispos Diocesanos. Del mismo modo viene recogida en el Directorio de Pastoral Familiar. 55 PSM, 1 56 DPF, 73-75 57 Cf. FSV, 16 58 Cf. LG, 41

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� ¿Y cómo podemos hacerlo? Mediante la acogida, el anuncio y la ayuda diferenciada, progresiva y práctica59. Es el momento de sentar unas buenas bases sobre las que construir el crecimiento personal y de las que dependerán una adecuada construcción del futuro hogar. Por su importancia, no se pueden escatimar medios, personas y actividades significativas que sean, en su conjunto, claro y vivo anuncio de la verdad del Evangelio del matrimonio y la familia.

Para alcanzar esta finalidad, el proceso se va llevando a cabo de forma gradual y en varias etapas. Este tiempo, por su propia especificidad tiene una estructura interna que responde también a una triple división de tiempos que van a tener una gran importancia pastoral: unapreparación remota, una próxima y otra inmediata60. Profundicemos en cada una de ellas, analizando sus objetivos y aquellos elementos que nos pueden ayudar a estar más cerca de las familias.

2. PREPARACIÓN REMOTA61 Comienza con la infancia y llega hasta la adolescencia, encontrando su lugar propio e imprescindible en la familia. La propia historia de amor comienza como una respuesta a un amor ofrecido. Este amor paterno primero es esencial en todo el proceso y es el fundamento de toda ayuda pastoral. En este periodo se produce el “despertar al amor” que debe cuidarse en su doble aspecto del amor a Dios y el amor sexual. Estos dos amores que “despiertan” en momentos y situaciones diferentes deben ser adecuadamente apreciados para que, poco a poco, se unan en el sentido vocacional de la vocación al amor.

Por ello, los distintos momentos de la madurez de la persona humanos y catequéticos, como son la preadolescencia y la adolescencia y el paso a la juventud, han de estar acompañados de una adecuada educación al amor que incluya una formación afectivo-sexual adecuada a la edad y condición de las personas y que cuente siempre con la colaboración de las familias.

ESCASA PREPARACIÓN REMOTA AL MATRIMONIO: un reclamo a la pastoral general.

Una realidad constatada es que la mayoría de los jóvenes carecen de una adecuada preparación remota. Bien porque no han seguido un proceso catequético continuado que haya culminado con la celebración integral de la Iniciación Cristiana, bien porque, aunque hayan estado años participando de cierta actividad catequética, no han recibido una adecuada formación que tenga en cuenta la preparación para la vivencia y celebración del matrimonio y la correspondiente incorporación a un nuevo estado de vida. Para que una labor pastoral sea fecunda, no basta con una atención pastoral puntual, desconectada del resto del proceso vital de la pareja o de la familia. La preparación al matrimonio, desligada de un acompañamiento previo y posterior no será más que un “parche”, mejor o peor puesto, en un momento determinado de la vida de la pareja62.

59 DPF, 76. Desde esta perspectiva la pastoral de preparación al matrimonio habrá de realizarse de manera que se pueda calificar como: * de anuncio, capaz de mostrar la excelencia de la vocación matrimonial. El matrimonio es una vocación (Cf. 1 Cor 7,7.17); * de ayuda y acogida, que ofrezca un camino de seguimiento para una auténtica formación en la madurez de la persona; * diferenciada, acomodada a la diversa condición y formación de las personas; * progresiva, según el plano de superación y exigencia que comporta siempre la fidelidad al designio divino sobre las personas; y * práctica, que tenga en cuenta todas las posibilidades de actuación en este ámbito y la coordinación de las mismas. 60 FC, 66 61 PSM, 22-31; DPF, 78-94. PSM, 22: "La preparación remota abarca la infancia, la niñez, y la adolescencia, y tiene lugar sobre todo en la familia y también en la escuela y grupos de formación, valiosas ayudas de aquélla. Es el período en el que se transmite y como se graba la estima de todo valor humano auténtico, tanto en las relaciones interpersonales como en las sociales, con cuanto comporta para la formación del carácter, el dominio propio y la estima de sí mismo, el uso recto de las inclinaciones y el respeto a las personas también del otro sexo. Se requiere, además, sobre todo para el cristiano, una sólida formación espiritual y catequética (Cf. FC, 66)"; cf. FSV, 168 62 J. VALENTÍN-GAMAZO, “Identidad y misión de la familia cristiana”, en: AA. VV., Preparación al matrimonio cristiano, Edice, Madrid 2000, 189

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Así pues, esta constatación interpela a toda la pastoral en general (Iniciación Cristiana, Juventud, etc.) para que se preste una mayor atención a la realidad de la familia en todos los procesos catequéticos y en la actividad global de la pastoral diocesana. Veamos a continuación los elementos de esta etapa.

ESCUELA DE PADRES

El nombre indica, ante todo, la ayuda que hay que prestar a los padres en los elementos de la educación de los hijos que son específicos de la familia. Es una de las ayudas más solicitadas por ellos mismos, que se sienten muchas veces superados por las dificultades inherentes a la educación, las cuales han aumentado mucho en estos últimos años. Los padres no siempre saben a quien acudir y parece que no les basta con la mera resolución de un problema puntual, sino que quieren comprender mejor la situación en cuanto tal y hacerlo de modo compartido.

Se trata de una serie de reuniones, a modo de curso, que abordan los temas principales de esa educación. Se ha de seguir una pedagogía activa en la que los padres participen de hecho, no como meros receptores de una información, sino que se asimile a la solución de los distintos problemas que se les pueden presentar.

Estas “escuelas de padres” no se han de reducir al ámbito escolar, aunque es un lugar muy propicio para llevarlas a cabo. Igualmente pueden tener cabida en donde la familia encuentre un ámbito de referencia, ya sea la parroquia o el lugar del trabajo, sobre todo si éste ofrece guardería. Resulta muy conveniente que, en todo centro educativo, exista alguna persona especialista en familia, y que potencie este campo importantísimo de ayuda a los padres.

CATEQUESIS FAMILIAR63

Es un elemento ligado a la realización de la catequesis. Se trata de buscar que la catequesis la hagan los mismos padres a sus hijos y a un pequeño grupo de amigos. Entonces, el catequista transmitiría la catequesis a los padres, para que éstos la transmitan a sus hijos. Corresponde a los padres realizar el despertar religioso y la enseñanza básica de los contenidos de la fe: el símbolo, los sacramentos, la vida moral y la oración. Con ello se recuerda el modo como siempre se ha transmitido los contenidos esenciales del cristianismo a los hijos en un ambiente familiar. Tiene la gran ventaja de que los contenidos de la catequesis se van a relacionar con el conjunto de las realidades familiares, que le darán una significación profunda y entrañable.

De esa manera, aunque se deban buscar espacios y tiempos concretos especialmente dedicados a esa formación, la entera vida del hogar será una catequesis familiar. Es una práctica esencial en lo que se denomina “despertar religioso”, es decir, la iluminación natural de las primeras experiencias religiosas del niño, la oración, el agradecimiento, el ofrecimiento de sus cosas, el silencio, etc. Serán realidades que se acostumbra a valorar y a vivir con intensidad.

CELEBRACIONES FAMILIARES

Hemos de dar un contenido religioso explícito, con un sentido cristiano de fiesta, a los acontecimientos familiares más destacados. Se trata tanto de diversos aniversarios más significativos (bodas de oro, bodas de plata), como de acontecimientos más determinados como son la enfermedad, la muerte de un ser querido, una alegría especial64.

Es un modo muy eficaz de transmitir la presencia de Dios en la vida familiar, que debe ser reconocida y agradecida. Se valora así esta vida como un tesoro y se evita una concepción individualista e intimista de la religiosidad. El hecho de hacer públicas estas celebraciones en un 63 DPF, 256 64 Cf. DPF, 273

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marco mayor que la familia es un modo muy bueno de irlas extendiendo, ya que se las da a conocer. Es una base importante para que los mismos sacramentos se reciban de un modo familiar y se comprenda su unión intrínseca con la vida familiar.

CURSOS DE FORMACIÓN AFECTIVO-SEXUAL65

Es un elemento pastoral que incide directamente en el punto de la maduración afectivo-sexual de la persona. Su importancia actual se debe a la constatación de la dificultad objetiva de alcanzar esta maduración y del descubrimiento del valor personalizador de la sexualidad. Por ello deben ser verdaderos cursos y no sólo unas charlas. Es un modo de insistir que estos elementos de pastoral familiar no pueden ser nunca de mera información deben consistir en un auténtico plan de formación de personas. Por eso requiere un tiempo de duración y que se lleve a cabo un seguimiento.

No se han de separar de dos presupuestos fundamentales de toda pastoral familiar: el contar con la familia, en especial los padres, como el ámbito insustituible de personalización, y estar coordinado con un proceso mayor de formación.

Los padres son los primeros responsables para llevar a cabo esta educación de la sexualidad. Han de saber ofrecer a sus hijos, en un marco de confianza, las explicaciones adecuadas a su edad para que adquieran el conocimiento y respeto de la propia sexualidad en un camino de personalización. Más vale una explicación que una prohibición. Para ello, es importante contar con personas y materiales que proporcionen una ayuda eficaz a los padres en esta tarea. Este tema será uno de los contenidos necesarios en toda escuela de padres. Es una tarea de tal importancia que los padres no pueden hacer dejación de la misma para que sean otros los que la realicen. Es más, les corresponde velar por la calidad de toda educación sexual que reciban sus hijos en otras instancias.

Aunque el momento adecuado es el de la preadolescencia, pues en este momento reciben tal cantidad de información sexual que es necesario enseñarlas a digerirla, debe estar precedida de una formación familiar en la infancia y continuada por otra familiar y en grupo en la adolescencia.

3. PREPARACIÓN PRÓXIMA66 Esta segunda etapa, que tiene lugar en el tiempo del noviazgo, debe vivirse a la luz de la fe como un discernimiento vocacional. Puesto que coincide con la época de la juventud, debe realizarse en estrecha coordinación con la pastoral de la juventud, pues la dimensión del amor esponsal es fundamental en todo el proceso y marca un fin fundamental de toda la pastoral juvenil. Por ello, el marco común debe ser la belleza de la vocación matrimonial como una vocación al amor que requiere el don sincero de sí sin condiciones y la integridad de los significados personales de la sexualidad.

La reflexión teológica muestra el tiempo de noviazgo, no simplemente como un tiempo que transcurre (chronos), como un intervalo entre la confirmación y el matrimonio, sino como tiempo de gracia, tiempo favorable (kairos), en el cual Dios está ya presente y disponible para bendecir, ayudar, acompañar a los futuros esposos. Es el tiempo de gracia en el que la persona descubre su vocación específica del matrimonio y se orienta hacia ella. La Iglesia y la sociedad se juegan mucho en este período, sin olvidar que aquellos que más se juegan son los mismos

65 DPF, 70, 89-93. En este punto destacaré los Cursos de Educación Afectivo-Sexual “TeenSTAR” (Dr. Enrique Aranda y Dª. Concha Valera: www.teenstar.es) y “Aprendamos a amar” (Dra. Nieves González Rico y Dra. Teresa Martín Navarro: www.desarrolloypersona.es), formados en nuestro Instituto. 66 PSM, 32-49; DPF, 95-111.

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novios, ya que se trata de un período que podría definirse como “el laboratorio de la futura felicidad y realización personal”67.

Es un tiempo oportuno para verificar la madurez de los valores humanos y para profundizar la vida de fe, en especial en lo referente al conocimiento de la sacramentalidad de la Iglesia. Por todo ello es una importante etapa de evangelización68, cuyos objetivos principales son capacitarlos para el matrimonio mediante una educación integral, humana y espiritual69. De este modo, les ayudaremos a no separar fe y vida, a que tengan una comprensión abierta del matrimonio y la familia, así como a descubrir los valores y las exigencias vinculadas a la relación interpersonal hombre-mujer en el plan de Dios sobre el matrimonio y la familia. Entre esos valores podemos destacar: � el sentido del matrimonio como llamada a la santidad (LG, 41); � la dignidad, misión y ejercicio del amor conyugal (GS, 49); � el significado y alcance de la paternidad y maternidad responsable, con los conocimientos

médico-biológicos y morales que están en relación con ella (FC, 66; HV); � el conocimiento de los elementos necesarios para una ordenada conducción de la familia en lo que

respecta a la educación de los hijos, sabia administración del hogar, etc. (FC, 66); � la grandeza de la misión de la familia como “santuario de la vida” (EV, 92-94).

ELEMENTO DE ESTA ETAPA: ITINERARIO DE FE PARA NOVIOS70

Podríamos considerarlo como el "ideal de preparación al matrimonio". Además de los elementos comunes como son las catequesis y el asociacionismo juvenil, en los que deben estar presentes como contenidos la vocación al amor y el modo humano de descubrirlo, el más propio es el de los itinerarios de fe que se dirigen específicamente para el noviazgo. Tal y como indica su nombre, son de fe, no pueden reducirse a ser unos cursos de comunicación afectiva o de recursos psicológicos para el conocimiento propio y del otro, deben ser una auténtica profundización de lo que significa la fe en sus vidas.

Se trata de programar a modo de “catecumenado” un “itinerario de fe” hecho en y con la Iglesia en el que, en un proceso personal y a la vez comunitario, gradual y progresivo, se acompañará a los que se preparan para el matrimonio. Ha de ir más allá de la transmisión de unas verdades, debe consistir en una verdadera formación integral de las personas en un crecimiento humano, en el que "cooperan inseparablemente la catequesis, la liturgia, la experiencia de una comunidad cristiana y el empeño fraterno en una comunión viva de experiencias"71.

Una programación adecuada de estos “itinerarios de fe” exigirá dar una serie de pasos que, a modo de etapas, ayuden a los novios en su incipiente relación de pareja a aprender a discernir y asumir plenamente el proyecto de Dios en sus vidas, de modo que puedan vivir el noviazgo como un auténtico tiempo de gracia.

Después de este período puede ser oportuna la celebración del rito de Bendición de los novios72.También pueden incorporarse en los CPM (al principio, después de la acogida y presentación, o bien al final del primer día de reunión con los novios). Con ello manifiestan que están dispuestos

67 M. MARTÍNEZ-PEQUE, “Fidanzamento tempo di grazia, spazio di educazione alla fede e dell’iniziazione al sacramento del matrimonio”.Servizio Nazionale di Pastorale Giovanille della C.E.I. Notiziario nº 12 68 Cf. PSM, 32 69 DPF, 96-99 70 DPF,108-111. En este punto me remito a las tesinas de la Especialidad Universitaria en Pastoral Familiar del Instituto Juan Pablo II elaboradas por M. DE LOS REYES, “El misterio Nupcial: Itinerario de fe en los novios”, Madrid 2003; O. Álvarez y E. López, “Hacia la plenitud de nuestro amor. Pastoral Próxima de novios”, Granada 2006 71 M. MARTÍNEZ-PEQUE, “Hacia un "status " eclesial del noviazgo”. Revista Española de Teología, 56 (1996), 435-494 72 Cf. OcM, 468-486

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a vivir su preparación al matrimonio como un camino de fe, al mismo tiempo sirve también para hacer ver que esa etapa de sus vidas tiene relevancia para la vida y comunidad eclesial73.

A partir de ese momento tiene lugar la preparación inmediata. Como fruto de esa preparación, los novios han de ser conscientes de la altísima dignidad del camino que están llamados a vivir: cooperar con Dios en la revelación y comunicación del amor y de la vida.

4. PREPARACIÓN INMEDIATA: EL CURSILLO PREMATRIMONIAL (CPM)74 El CPM no es propiamente el itinerario de fe, pero es lo más generalizado entre nosotros, y suele abarcar lo que llamamos "preparación inmediata”. Con él se pretende una adecuada preparación para celebrar el sacramento, para acceder a la vida matrimonial y crear una nueva familia. El tiempo se nos reduce de forma alarmante para poder llevar esta nueva evangelización a los novios. De ahí, que sean muchas las estructuras y personas que tengan que sumarse a una “conversión pastoral” necesaria75.Esta etapa va dirigida a aquellos novios comprometidos a contraer matrimonio en un futuro inmediato. Se llevarían a cabo en los meses inmediatamente anteriores a la boda y abarcaría lo siguientes elementos: � Encuentros o catequesis de preparación al matrimonio o CPM. (DPF, 112-121) � Catequesis litúrgica de la celebración: la explicación de la liturgia del sacramento.( DPF, 122-123) � Entrevistas que los contrayentes tendrán con el sacerdote. (DPF, 124-127)

En muchas ocasiones, todo el planteamiento de desarrollo de este itinerario de preparación al matrimonio, que ya debió empezar en la infancia, choca frontalmente con lo que nos encontramos al acoger a nuestros jóvenes. La experiencia pastoral nos muestra que la gran mayoría de jóvenes llegan con grandes lagunas en las etapas anteriores. No obstante, a pesar del poco tiempo disponible, hemos de suplir con los medios adecuados esas carencias. Suelen formar un grupo heterogéneo, que tienen en común el que van a casarse y el que han decidido hacerlo por la Iglesia. Coinciden también en el hecho de ser jóvenes y participar, por consiguiente, aunque también a niveles muy diferentes, de los valores y actitudes que normalmente se dan en la juventud actual76.

En nuestro ambiente de “pensamiento débil”, desvaído, hay que ayudar a pensar con lógica humana consistente, es imprescindible dar razones convincentes, congruentes con lo que el hombre vive, experimenta y desea en lo más profundo de su ser77. Por ello, desde la pastoral familiar se deben ofrecer diversas modalidades de CPM, atendiendo a la diversa situación de fe con que llegan los novios78.

73 Sobre el sentido de esta bendición, el tiempo y modo de realizarse cfr. OcM, 471, en donde recuerda que nunca deber realizarse dentro de la Misa para evitar toda confusión con la bendición nupcial. 74 PSM, 50-59; DPF, 112-127 75 R. ACOSTA, R. BEJARANO. “Noviazgo y preparación al matrimonio”. Máster en Ciencias del Matrimonio y la Familia. Especialidad universitaria en Pastoral Familiar. Pontificio Instituto Juan Pablo II. 2008 76 Cf. DIÓCESIS DE MÁLAGA, La Preparación al Matrimonio. Los Agentes de Pastoral Familiar. Un impulso decidido a la Pastoral Familiar, Málaga 2002, 37 Se puede ver una aproximación a esta realidad en su Anexo 1: Análisis sociológico de la realidad en torno al noviazgo, 97-107). 77 J. M. GRANADOS TEMES, “La verdad esencial del matrimonio: Antropología, ética y teología de la alianza conyugal”. En: Preparación al matrimonio cristiano, o.c., 45. Nos comenta el resultado del trabajo de J. Elzo sobre los valores de la juventud española posmoderna: “lo fragmentario, lo relativo, la diversidad, el pequeño relato, lo particular la ciudad y la región, lo subjetivo, el placer, lo light, el presente, la emoción estética, la duda, la responsabilidad diferida, espiritualidad versus religión, la noche, la fiesta, la quimera, la deconstrucción, la familia versus la pareja, lo femenino, lo visto” (FUNDACIÓN SANTAMARÍA, Jóvenes españoles 99, Editorial SM, Madrid, p. 407) 78 Cf. CVII, Ad gentes, 6. 13-15; cf. DPF, 113

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Los objetivos

“Los objetivos fundamentales de estos cursos están en continuidad con los de la preparación próxima: el conocimiento del matrimonio cristiano como un camino de santidad y la adquisición de las disposiciones subjetivas para la recepción válida y fructuosa del sacramento”79. Es muy importante hacer conscientes a los novios de lo que se pretende. Hemos de presentarles esta nueva evangelización que les crea un camino de esperanza, sacarlos de las rigideces normativistas y presentarles lo que la Iglesia quiere para ellos. Les debe quedar muy claro. Comentemos algunos puntos: � El objetivo básico de todo CPM debe ser la nueva evangelización de los novios. Debe ayudarles a

profundizar en la fe, de manera que descubran la luz nueva que aporta Jesucristo sobre la vida del hombre y del matrimonio y lleguen a integrar los valores evangélicos que nacen de la sacramentalidad del matrimonio en su vida familiar.

� Integrar los valores humanos y cristianos en un camino unitario y progresivo de formación a la luz de la revelación. Ello les posibilitará el don de sí mismos enteramente libre y gozoso por la entrega y la acogida mutua. Los novios experimentan la necesidad de construirse a sí mismos primeramente y a la vez ayudar a la persona amada a construirse a sí misma80.

� Favorecer un nuevo encuentro de los novios con la Iglesia y su inserción en la experiencia de la fe, de la oración, de la verdad y del compromiso de la comunidad cristiana. Ayudarles a superar prejuicios o experiencias parciales negativas que paralizan y pasar a la esperanza.

� Ayudar a los novios a conocerse, a que descubran lo que quieren para sí. Ayudarles en su discernimiento, a que personalicen su vocación: “no me imagino un mundo sin ti”. Ofrecerles la oportunidad para una rica comunicación, fruto de encuentros profundos y de forma positiva.

� Presentarles el matrimonio como una realidad positiva para vivirla, resaltando la riqueza de la gracia del sacramento.

� Darles la oportunidad de experimentar en el grupo de novios un ambiente de fe, apertura y entusiasmo, que les impulse a seguir formándose y viviendo su fe en grupo y lleguen a una "inserción activa en grupos, asociaciones, movimientos e iniciativas que tienen como finalidad el bien humano y cristiano de la familia"81.

En síntesis la finalidad de estos cursillos podría ser: � SABER: aspecto cognoscitivo y profundización en diversos aspectos de los contenidos relativos al

matrimonio y la familia;

� SABER SER: conocimiento de sí y del propio modo de ser como persona madura, auténtica y cristiana.

� SABER SER PAREJA: desarrollo y mejoramiento de los encuentros personales y comunicación con la pareja, para llegar mediante una vida de pareja cristiana a la construcción de un matrimonio/familia.

� SABER SER PAREJA EN CRISTO: va a tener a lo largo de nuestra vida esta doble presencia: con nosotros y en nosotros. Es “amar a Cristo en ti y que tú le ames en mí”82.

79 DPF, 117 80 J. NORIEGA, “Preparación próxima al matrimonio: acompañamiento a los novios en su itinerario de fe y de maduración vocacional”. En: Preparación al matrimonio cristiano, o. c., 251 81 FC, 66 82 M.A. PARDO, “El matrimonio es una vocación. Claves de la espiritualidad matrimonial”. en: Preparación al matrimonio cristiano, o. c., 232

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VIII. CELEBRACIÓN DEL MATRIMONIO83. “SER ESPOSOS”

El quicio de la pastoral familiar está en la celebración del sacramento del Matrimonio. El nexo entre el antes y el después del sacramento consiste en entender el matrimonio como un don y una vocación a la santidad por medio del amor conyugal. Este hecho es lo que se resalta en el matrimonio como celebración; así es manifestación de una vida que va a ser signo y realización del amor de Cristo. Como pastoral propiamente matrimonial se ha de entender todo el cuidado debido a la misma celebración con los requisitos jurídicos y pastorales que requiere para que sea vivida por los novios como una gracia.

La importancia de este momento depende mucho de la relación que exista con los otros dos tiempos de la pastoral familiar. Si se ha hecho el itinerario señalado, la celebración del matrimonio no será un momento ni un paréntesis en la vida de los esposos. La boda será algo más que una ceremonia, será la celebración de un sacramento que ha de vivirse a lo largo de toda la vida. Podríamos expresarle con este lema84:

La boda es cosa de un día, el sacramento es para toda la vida. El matrimonio es un sacramento permanente.

En este sentido, hemos de destacar como la Eucaristía constituye la experiencia privilegiada de los esposos para fortificar su matrimonio como sacramento permanente. Sus elementos son los propios de otros sacramentos, con lo que significa la acogida, la catequesis y la responsabilidad en el acceso a los sacramentos.

83 DPF, 128-149 84 I. GARCÍA DE ANDRÉS, “Pedagogía, núcleos temáticos y tiempos de la preparación al matrimonio”. En: Preparación al matrimonio cristiano, o. c., 289

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IX. PASTORAL POSTMATRIMONIAL85. “SER PADRES”

Sin embargo, la celebración del matrimonio no es el fin, sino la puerta por la que empieza una nueva etapa de la pastoral familiar. La necesidad y urgencia de la preparación al matrimonio no puede hacer olvidar que es en la tarea de la construcción de un hogar cuando surgen más dificultades, y cuando más necesitados están los esposos de una ayuda por parte de la Iglesia que debe mostrar que es Madre86. La Iglesia no sólo tiene la obligación de preparar a los novios a celebrar su boda, sino que debe acompañar, ayudar y formar a los esposos, de manera especial a los matrimonios jóvenes para puedan constituir una verdadera comunidad de amor87.

Esta pastoral no se puede centrar solo en la atención de los casos patológicos, sino que debe insertarse en una auténtica “pastoral de santidad”. Solo así, los auténticos protagonistas de la pastoral serán los matrimonios, en la medida en que son conscientes de la grandeza de su vocación y se les facilita los medios para llevarla a cabo.

En este “tiempo”, la pastoral debe diversificarse en las realidades que afectan más directamente a la familia para que permitan a la familia “ser lo que es”88, aun más, que le permitan ser lo que está llamada a ser, en su concreto obrar89. Los campos de la política, la educación, el derecho, la medicina, la psicología, los medios de comunicación, son del todo fundamentales por su inmediata repercusión en la familia. La colaboración de personas “expertas” en esas realidades será fundamental para el realismo de la pastoral familiar.

ELEMENTOS DE LA PASTORAL POSTMATRIMONIAL

JORNADAS FAMILIARES90

El objetivo trata de configurarla como una celebración familiar en la parroquia o en la diócesis. Ha de servir no sólo para recordar la importancia del matrimonio y la familia en la iglesia, sino para abrir la conciencia de que la familia por sí misma es apostólica y deben vivir con intensidad esta dimensión. Al aspecto celebrativo se une la convivencia entre los matrimonios y las familias para que aprendan a conocerse y valoren la riqueza que supone ese trato mutuo.

Añadiremos los elementos dirigidos propiamente a resolver problemas familiares en sus distintas vertientes.

CENTROS DE ORIENTACIÓN FAMILIAR (COF) 91

85 DPF, 150-201 86 DPF, 150 87 FC, 69: "Para que la familia sea cada vez más una verdadera comunidad de amor, es necesario que sus miembros sean ayudados y formados en su responsabilidad frente a los nuevos problemas que se presentan, en el servicio recíproco, en la comparticipación activa a la vida de familia. Esto vale sobre todo para las familias jóvenes, las cuales, encontrándose en un contexto de nuevos valores y de nuevas responsabilidades, están más expuestas, especialmente en los primeros años de matrimonio, a eventuales dificultades, como las creadas por la adaptación a la vida en común o por el nacimiento de hijos”. 88 FC, 17 89 F. ROMERO GÓMEZ, “La familia, vida de sociedad.” Teología y catequesis, 79 (2001), 88 90 DPF, 257. 91 EV, 88; GrS, 7; FSV, 174; DPF, 276-280; ya lo recomendó la CEE en “Matrimonio y familia hoy“(6.VII.1979), n. 130

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Es un servicio muy importante de atención integral a los problemas familiares en todas sus dimensiones, por lo que se recomienda muy especialmente su existencia. Debe constar de una serie de profesionales de los distintos ámbitos que afectan al matrimonio:

� psicológico, con el método de terapia familiar, para los problemas de comunicación y de rechazo;

� pedagógico, de atención a los problemas de educación; � sexológico, por las dificultades sexuales que pueden darse en el matrimonio o de identidad

sexual en la educación de los hijos y de enseñanza en los métodos naturales de conocimiento de la fertilidad;

� médico, ya sea psiquiátrico o de familia; � jurídico, como asesoramiento en problemas de derecho familiar; � moral y espiritual, para lo que debe contar con un asesor moral.

En cada uno de estos campos ejercerá un trabajo de asesoramiento, consulta, terapia y prevención, con una adecuada distinción de los casos referentes al matrimonio, a la educación de los niños o adolescentes, o de familia extendida, como son los ancianos.

Lo problemas se afrontarán desde una visión global e integradora de la persona, el matrimonio y la familia, entendidos como un todo interrelacionado y en constante proceso de crecimiento. Personas católicas con experiencia seria de fe, actuando en equipo y especializadas en las distintas facetas del matrimonio y la familia podrán atender los problemas para encontrar cauces de solución. Es necesario, pues, cuidar la formación permanente doctrinal, moral y espiritual de los profesionales y colaboradores de los COF en orden a su plena comunión con el Magisterio de la Iglesia.

Para poder denominarse católico debe inspirarse y ejercer su actividad desde la antropología cristiana y la fidelidad al Magisterio y ser reconocido así por la Delegación Diocesana de Familia. Un COF es diocesano cuando la diócesis se responsabiliza de su organización; en este caso el asesor moral es nombrado por el Obispo. No obstante, pueden existir otros COF de inspiración cristiana procedentes de iniciativa de movimientos o de fieles y es muy recomendable su existencia.

Se ha de crear la conciencia de que se puede ayudar a resolver los problemas matrimoniales y familiares. El gran problema en este campo es el individualismo intimista de muchos esposos que sólo hablan de sus problemas cuando ya son o les parecen insolubles. Es necesario que se conozca y haga efectiva la presencia de la Iglesia allí donde acaba de surgir un problema, con una coordinación entre las parroquias y los COF de la Diócesis. El objetivo es que, del mismo modo que acuden a la Iglesia a pedir el matrimonio, acudan a ella al surgir la primera dificultad seria para pedir ayuda. Es el modo realista de afrontar la verdad de la fidelidad en el matrimonio, enseñándola a vivir en las dificultades.

Lo importante de este elemento pastoral, que se caracteriza por acceder a la familia en ocasión de un hecho concreto, es su unión con el resto de elementos de pastoral familiar. El encuentro con la familia debe conducir no sólo a la resolución de un problema determinado, sino a la apertura de un horizonte. No puede quedarse en una acción profesionalizada, debe ser al mismo tiempo un momento de anuncio.

CONSULTORIOS FAMILIARES, TERAPIA FAMILIAR

Se especializan en un tema en concreto, pero no pueden perder nunca el sentido integral de la pastoral familiar. El fin de la pastoral no es la familia estructurada y sana, sino la familia santa.Se aconseja la participación de laicos católicos en otros Consultorios Familiares ajenos a la

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Iglesia para hacer presente allí el Evangelio del matrimonio y la familia, siempre que se aseguren de la posibilidad de objeción de conciencia ante determinados requerimientos inmorales a los que no deberán acceder92.

92 Cf. EV, 89

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CENTROS DE ACOGIDA93

La comunidad cristiana debe prestar su colaboración a la familia mediante estructuras y servicios dirigidos directamente a la acogida, defensa, promoción y cuidado de la vida humana. En particular es necesario que existan Centros de ayuda a la vida y Casas o Centros de acogida a la vida94. Nacidos directamente de la comunidad cristiana o de otras iniciativas, han de reunir las condiciones para ayudar a las jóvenes y a las parejas en dificultad, ofreciendo razones y convicciones y, sobre todo, una asistencia y apoyo concreto y efectivo para superar las dificultades de la acogida de una vida naciente o recién nacida.

También debe estar presente en el servicio ante las dificultades específicas de enfermedad y marginación como: comunidades de recuperación de drogodependientes, comunidades de acogida para menores, cooperativas de solidaridad, centros de cuidado y acogida para enfermos de SIDA, etc.95 Todas ellas son realidades en las que el protagonismo social de las familias puede ponerse en práctica, pues han de realizar sus acciones en profunda colaboración con ellas. Son así una gran aportación a la pastoral familiar.Resulta fundamental su relación con los COF y consultorios familiares.

Junto a estos elementos que son fundamentalmente operativos hay otros que están en cambio más dirigidas al conocimiento. La formación de los agentes en todas las actividades de la pastoral familiar es uno de los puntos principales para su efectividad, se debe superar la idea de que vale con sólo la buena voluntad o un simple testimonio sin más respuestas a los grandes problemas culturales. No obstante, no podremos olvidar que los agentes de pastoral han de ser testigos con su propia vida, más que maestros que repiten una lección.

CENTROS DE ENSEÑANZA DE LOS MÉTODOS DE CONOCIMIENTO DE LA FERTILIDAD96

Debe tratarse de una verdadera educación y no un mero aprendizaje de una técnica, por lo que no se puede separar de una antropología adecuada que permite personalizarlos en el marco de la vida matrimonial.

Se ha de enfocar su enseñanza dentro del reconocimiento que hacen los esposos de la voluntad de Dios sobre sus vidas. Por eso se les ha denominado de “conocimiento de la fertilidad”, para indicar que no se trata de métodos anticonceptivos naturales, ya que sirven de hecho para conocer mejor cuándo es posible lograr una concepción. En esta educación entran en juego elementos de comunicación en el matrimonio, de confianza mutua, de crecimiento en la virtud del autodominio y de ponerse en manos de Dios y de su gracia. “Estos métodos respetan el cuerpo de los esposos, fomentan el afecto entre ellos y favorecen la educación de una libertad auténtica”97.

Todo COF de la Iglesia ha de contar con monitores de estos métodos para hacer más asequible el acceso de las personas a su conocimiento y solucionar los problemas que pudiesen plantear. Se ha de procurar a los novios en los cursos prematrimoniales una información adecuada de los centros o monitores que existan en la diócesis o zona.

Tampoco se ha de perder de vista la atención de una formación en esta doctrina a los profesionales de la salud -ginecólogos, médicos de familia, pediatras, farmacéuticos y demás

93 DPF, 282-283 94 Cf. EV, 26. 58. 88; CEE, Instrucción pastoral “La verdad os hará libres”, 20.XI.1990, n. 20; Cf. FSV, 174. 95 Cf. EV, 88 96 FSV, 170; DPF, 120, 171, 172, 269, 275, 277, 281 97 CCE, 2370

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personal sanitario- que, con mucha frecuencia, la ignoran o que tienen una idea deformada y tendenciosa de estos métodos.

ESCUELAS DE AGENTES DE PASTORAL

Se trata de procurar que todos los agentes de pastoral familiar tengan la formación adecuada para poder llevar a cabo su labor. No basta con una mera adaptación de las escuelas de catequistas, debido a la especificidad propia de la pastoral familiar.

CENTROS DE ESTUDIOS SOBRE EL MATRIMONIO Y LA FAMILIA Y SOBRE BIOÉTICA98

Es el complemento necesario del anterior. Debe servir, sobre todo, para formar a los que luego han de formar a los demás en las escuelas de agentes de pastoral y en los movimientos matrimoniales. Su labor es muy beneficiosa en la medida en que, fieles al magisterio, sirven para profundizar y hacer más accesible al hombre actual la verdad del plan de Dios sobre el matrimonio y la familia en toda su integridad.

De forma específica se menciona en el DPF “la necesidad de promover modos concretos de enseñanza en los que sea la familia como unidad, padres e hijos, la que pueda recibir la formación por medio de convivencias familiares o cursos semejantes”.

* Por último, están los elementos que siguen la dinámica de grupos. Son importantes en la pastoral familiar, pero no pueden convertirse en toda la pastoral familiar. Es necesario que las personas tengan una referencia concreta y próxima de la Iglesia para fortalecer su fe y poder tener unos medios de formación permanente, y estos medios son especialmente indicados para ello.

MOVIMIENTOS FAMILIARES99

Ha sido hasta ahora el gran elemento de la pastoral familiar que ha permitido sostener a los demás. De ellos han provenido las personas más dispuestas y preparadas para llevar a cabo las distintas acciones necesarias en la pastoral familiar, y son unos buenos elementos dinamizadores de la pastoral familiar. Ayudan a la propagación de una espiritualidad familiar y son testimonio del carácter de familia de la misma Iglesia.

La formación es siempre uno de los elementos propios de estos movimientos familiares. Es importante que se cuide la formación de los que van a llevar la formación de los demás. Hay que cuidar mucho la coordinación de sus acciones en una pastoral de comunión, para que se evidencie la misión eclesial de los mismos.

“Sin salir del ámbito de la Iglesia, sujeto responsable de la pastoral familiar, hay que recordar las diversas agrupaciones de fieles, en las que se manifiesta y se vive de algún modo el misterio de la Iglesia de Cristo. Por consiguiente, se han de reconocer y valorar —cada una según las características, finalidades, incidencias y métodos propios— las varias comunidades eclesiales, grupos y movimientos comprometidos de distintas maneras, por títulos y a niveles diversos, en la pastoral familiar”100.

Los movimientos y asociaciones familiares pueden hacer un gran servicio en la nueva evangelización, por lo que deben cuidar y cultivar su relación con la parroquia: En particular,

98 FSV, 176; DPF, 284-286. Quiero destacar la labor del Pontificio Instituto Juan Pablo II para Estudios del Matrimonio y la Familia en la organización de su Especialidad Universitaria de Pastoral Familiar. Un método formativo que se realiza en familia como unidad (DPF, 286), en los que razón – fe – vida comparten un mismo espacio y tiempo. Para aquellos que quieran profundizar más en estos temas también está disponible un Master en Ciencias del Matrimonio y Familia, Master en Bioética, etc. 99 FSV, 175; DPF, 274 100 FC, 72

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deberán trajabar por enriquecer a la comunidad parroquial con el propio carisma, tener en cuenta y estimar a las demás realidades eclesiales y tener espíritu de servicio, apoyando con gusto las iniciativas del obispo y del párroco, según las características del propio carisma.

REUNIONES FAMILIARES

Es el modo empleado para que se encuentren las familias, empezando por los matrimonios, ya sea para una convivencia como para un tema de actualidad o de formación. Es importante saber coordinar ambos campos, pues son los que conforman la vida familiar y se evita la impresión de reunirse por reunirse.

GRUPOS DE MATRIMONIOS101

Es el fin al que ha de conducir la pastoral familiar parroquial, pues es el modo más adecuado dentro de la parroquia. Desde el grupo de matrimonios, como realidad básica, se pueden fundamentar posteriormente una gran cantidad de actividades.

Deben facilitar el diálogo y la comunicación de experiencias, con sus propios medios de formación continuada, y desempeñar la misión de acogida y acompañamiento a los matrimonios que se acercan a la parroquia por algún motivo familiar.

Todo ello tendrá como fin específico el que las familias consideren natural el acercarse a la comunidad parroquial, no sólo para las acciones sagradas, sino para los acontecimientos humanos y los problemas que les pueden superar. Todavía es una tarea por hacer, para que nuestras comunidades sean más familiares. Es por ello, que nos atreveremos a navegar por estos mares.

101 DPF, 158, 160, 239, 272, 290

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X. LA PASTORAL FAMILIAR EN LA PARROQUIA102

Cuando tratamos de la PF en la parroquia, pensamos en una única acción evangelizadora en la que colaboran los sacerdotes y las familias. El sacerdote, conforme al ministerio recibido, anuncia el evangelio, santifica al pueblo cristiano con los sacramentos y vive el servicio de la caridad a los hermanos. Las familias colaboran con los pastores en virtud de su consagración bautismal y de los sacramentos de la confirmación y especialmente el matrimonio.

Un abordaje realista de la situación de la pastoral familiar en nuestras parroquias nos daría el siguiente diagnóstico: “pastoral reducida a momentos concretos, normalmente coincidentes con la administración sacramental, sin interconexión entre ellos. Tiene su momento fuerte en los CPM. Se suele desconocer que posibilidades existen en la diócesis para ayudar a familias, para darles más formación, etc.”

No obstante, para esta empresa partimos del mejor ingrediente: las familias. Pero las familias han de tener y frecuentar un lugar de encuentro con la Iglesia y con el resto de las familias, y éste debe ser la parroquia.

¿Por qué es importante la parroquia en el acompañamiento a las familias? Juan Pablo II nos colocaba frente a un gran desafío de este siglo: hacer de la Iglesia la casa y la escuela de la comunión103. De este modo, podremos responder a las profundas esperanzas que demandan las familias. Para ello nos invita a “ayudar a los fieles laicos a redescubrir el verdadero rostro de la parroquia, "expresión más visible e inmediata" de la Iglesia que "vive entre las casas de sus hijos y de sus hijas"104. La parroquia es la célula vital en la que se realiza naturalmente la participación de los laicos en la edificación y en la misión de la Iglesia en el mundo. Es presencia que invita constantemente a todo hombre a confrontarse con el sentido último de la vida; es puerta abierta a todos, para que cada uno pueda acceder al camino de la salvación. En una palabra, la parroquia es el lugar por excelencia del anuncio de Cristo y de la educación en la fe. Precisamente por eso necesita renovarse constantemente para llegar a ser verdadera "comunidad de comunidades", capaz de una acción misionera verdaderamente incisiva”105. En palabras de Juan XXIII, que sea la fuente de la aldea, a la que todos acuden para calmar su sed.

Nos recuerda la Familiaris consortio que las Iglesias particulares deben ser conscientes de su responsabilidad “como el sujeto activo más inmediato y eficaz para la actuación de la pastoral familiar”106. Como consecuencia de ello, “cada Iglesia local y, en concreto, cada comunidad parroquial debe tomar conciencia más viva de la gracia y de la responsabilidad que recibe del Señor, en orden a la promoción de la pastoral familiar”. Por esta razón, el mismo Directorio nos sugiere que “los planes de pastoral orgánica, a cualquier nivel, no deben prescindir nunca de tomar en consideración la pastoral de la familia”107.

Por todo ello, la parroquia desempeña un papel específico en la pastoral familiar, por ser el lugar más cercano a las familias concretas puede conocer más directamente sus necesidades y así prestar una atención mucho más directa y eficaz. Es el lugar propio de la celebración de los

102 L. VIVES, R. ACOSTA, E. ARANDA, La pastoral familiar en la parroquia, Edice, Madrid 2008. Se puede profundizar en este aspecto en la tesina de F. García-Cano Lizcano, “La programación de la pastoral familiar y sus posibilidades a nivel parroquial” del Pontificio Instituto Juan Pablo II. 103 NMI, 43 104 ChL, 26 105 JUAN PABLO II, Discurso a al Asamblea Plenaria del Consejo Pontificio para los Laicos, 25-XI-2004 106 FC, 70 107 DPF, 266

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sacramentos y de los acontecimientos familiares en los que se hace presente de modo peculiar la Iglesia en la familia108. De este modo, es la estructura base que reúne las condiciones de vida y los medios posibles para desarrollar una pastoral familiar coherente109. Para que esta posición privilegiada dé lugar a una pastoral eficaz para la familia, el párroco (y los demás sacerdotes que colaboran con él), debe procurarse la ayuda de matrimonios y acoger con solicitud a los que se prestan a ello, como veremos a continuación.

¿Qué debe superar la parroquia? Partiendo de estas premisas, la parroquia debe superar y mejorar algunos aspectos concretos que pueden suponer un cierto obstáculo para el buen desarrollo de una adecuada ayuda a las familias, a saber:

� La imagen “burocrática” para ofrecer papeles y certificados. Se ha de romper con la visión demasiado jurídica de cumplir una serie de requisitos para “asegurar mínimos”, algo obsoleto procedente de una pastoral de “reglas” como es la que surgió después del Concilio de Trento. Las relaciones con aquellos que se acercan a ella deben cuidarse con esmero. No vienen “individuos”, sino personas y con ellas siempre es una familia la que se acerca. Esta visión de que detrás de cada persona hay una familia ha de estar presente como germen de una adecuada pastoral familiar.

� La familia no aparece en un esquema de “acciones pastorales”, con una división en tres ejes: de anuncio del Evangelio (fundamentalmente Catequesis), la actividad litúrgica (Celebración de los Sacramentos) y las obras de caridad (centradas en Cáritas). En esta división la familia no aparece en ninguna de ellas y el matrimonio como un elemento secundario unido a su celebración con una exigencia de catequesis que se escapa casi por entero de la capacidad de la parroquia.

� Su relación con los movimientos familiares: A pesar de que la parroquia se ha considerado como “comunidad de comunidades”, el enriquecimiento con los movimientos familiares no ha ayudado directamente a la pastoral familiar. Los movimientos surgidos en los años 60 han sido más matrimoniales que familiares y se han movido en un ámbito no directamente parroquial. En muchos casos, los movimientos familiares y la realidad parroquial existen como dos mundos paralelos que no se encuentran y que, a veces, se relacionan con muchas sospechas mutuas.

La parroquia no debe ser una “isla pastoral” Al mismo tiempo, la parroquia no debe ser una “isla pastoral”, hoy más que nunca se hace necesaria una buena comunicación para que la labor pastoral llegue a acompañar eficazmente a las familias. Será el equipo de pastoral familiar de la parroquia el que se esfuerce por mantenerse informado y por mantener informados a los distintos eslabones de esta pastoral. En este sentido, la propuesta es la siguiente:

• Fortalecer el eje Delegación de Pastoral Familiar – Arciprestazgo – Parroquia, para poder a ser operativos. Un aspecto que funciona, en este sentido, es la preparación inmediata al matrimonio, esto es, los cursillos prematrimoniales (CPM). Es una actividad que permitirá establecer contacto con muchas personas que se casan, algunas de las cuales pueden estar interesados en una formación posterior más profunda. El grupo de matrimonios que organice el cursillo será fermento de esta pastoral en sus respectivas parroquias. Esta comunicación ha de favorecerse en los dos sentidos:

108 DPF, 271; cf. FSV, 173 109 Cf. ChL, 26

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� Delegación de Pastoral Familiar � Arciprestazgo � Parroquia. Ha de comunicarse toda información y enseñanza básica sobre los servicios que ofrece la diócesis en materia de pastoral familiar: COF, asistencia familiar, cursos de formación, materiales, etc. Con ello se acercarán estos servicios al conocimiento de la parroquia para que sepa que existen y pueda ver la utilidad y eficacia de los mismos. No basta para ello recibir una correspondencia, es necesario que los sacerdotes vean y entiendan lo que se les ofrece.

� Parroquia � Arciprestazgo � Delegación de Pastoral Familiar. El equipo de pastoral familiar parroquial debe explicitar de forma clara y concreta cuáles son las necesidades pastorales en las que solicita ayuda, formación e información. Dicho equipo estaría en contacto continuo con la Delegación-Arciprestazgo.

• Información y enseñanza sobre servicios diocesanos. Es labor de la Delegación informar a todas las parroquias sobre aquellos elementos que puedan ayudar de forma directa o indirecta a las familias en la buena construcción de su hogar.

A continuación se desarrollará de un modo práctico los contenidos del Directorio de Pastoral Familiar de la Iglesia en España que hacen referencia a la organización de la pastoral familiar en la parroquia110. Es innecesario constatar que es una guía orientativa, puesta siempre a disposición de las realidades de cada comunidad parroquial. Por ello, no han de entenderse como meras “recetas”, sino más bien como puntos de reflexión y estudio sobre cómo mejorar el acompañamiento de nuestras familias. Comencemos por concretar y centrar el objetivo de esta pastoral en la misma familia.

LOS OBJETIVOS * Que las familias vean natural el acercarse a la parroquia Uno de los fines específicos que se deben buscar es que las familias consideren natural el acercarse a la comunidad parroquial, no sólo para las acciones sagradas, sino para los acontecimientos humanos y los problemas que les pueden superar. Todavía es una tarea en gran medida por hacer, para que nuestras comunidades sean más familiares. Se ha dicho que un pobre sabe perfectamente que puede acudir a Cáritas, pero ¿sabe la familia donde puede acudir a formarse, a prevenir, a compartir experiencias, a que le den vías de solución? Ya sería un gran éxito que las familias tengan este referente en su parroquia, desde donde pueden acudir a otras instancias para que puedan seguir construyendo familia. La gran familia, que es la Iglesia, acoge y acompaña a la pequeña Iglesia doméstica.111

* Conseguir que la misma familia sea lugar de acogida, encuentro, servicio… Se ha de conseguir que la vida familiar sea “acogida cordial, encuentro y diálogo, disponibilidad desinteresada, servicio generoso y solidaridad profunda”112. Constituida por el amor de entrega de dos personas es ya, en sí misma, el “lugar” de la libertad, porque nace de esa libertad unida al amor y se dirige a la construcción de una comunión113. Allí donde la persona es querida por sí misma, nace la libertad verdadera114. Allí se aprende de modo natural la necesaria contribución de todos, fundada en la recepción del don de un amor primero, para construir el bien común que es de todos. Por eso, allí se aprende la responsabilidad compartida según las propias 110 DPF, 271-273. Existen varios artículos que nos presentan las claves para entender el nuevo directorio, entre ellos destacaré: J. M. GRANADOS, “El reciente Directorio de Pastoral Familiar de la Iglesia en España”, e-aquinas 2 (2004), 16-33; J. A. REIG, “El directorio de pastoral familiar de la Conferencia Episcopal Española y la renovación de la preparación pastoral para el matrimonio”. Diálogos de Teología VI. El matrimonio y la familia, claves de la nueva evangelización. Edicep, Valencia 2004, 63-81 111 Cf. J. J. PÉREZ-SOBA, “Familia, iglesia doméstica; Iglesia, gran familia”, en El corazón de la familia, o.c., 305-318 112 FC, 43 113 Cf. VS, 86 114 Cf. FSV, 74

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capacidades y el valor del bien común y de la justicia. De esa manera “el hogar constituye el medio natural para la iniciación del ser humano en la solidaridad y en las responsabilidades comunitarias”115. Son bienes que se extienden a la familia amplia: abuelos, primos, sobrinos, etc. Y, por medio de la amistad y del trato, a los vecinos, amigos, etc.116

LA ORGANIZACIÓN DE LA PASTORAL FAMILIAR EN LA PARROQUIA El gran obstáculo para organizar una pastoral familiar parroquial es el considerarla imposible de ser llevada a cabo, lo que lleva al desaliento y a visiones estrechas. Ponerla en marcha supone una organización interna básica que hay que conseguir paulatinamente. Es muy importante dar los pasos sucesivos hasta asegurar que ya se cuenta con una base suficientemente establecida.

Este es el momento en el que la misma parroquia necesita con urgencia poner en juego su imaginación, su creatividad y su esfuerzo para promover estructuras de acogida y de acompañamiento e inserción apostólica de los matrimonios jóvenes.117

El primer objetivo y el primer paso en la pastoral familiar parroquial será la formación de un equipo parroquial de pastoral familiar, que es la herramienta fundamental de la pastoral familiar en la parroquia. Para ello habrá que trabajar con enorme realismo, sabiendo integrar los elementos ya existentes y construir a partir de ellos un grupo de familias como referente para la acogida e integración de las familias en la comunidad parroquial.

En la organización de la pastoral familiar en la parroquia tenemos que contar con dos elementos: los grupos parroquiales de matrimonios y el equipo parroquial de pastoral familiar. Los grupos parroquiales de matrimonios son grupos formados por varias familias o matrimonios que se reúnen para formarse, compartir experiencias y crecer en su vida cristiana familiar. Por su parte, el equipo parroquial de pastoral familiar está formado por el sacerdote y los matrimonios que colaboran con el párroco en la planificación, organización de acciones y coordinación de la pastoral familiar en la parroquia.

El proceso de organización de la pastoral familiar en la parroquia puede estructurarse en tres etapas: iniciación, consolidación y extensión.

I. INICIACIÓNEs el momento de poner las bases de la pastoral familiar, en él se pueden distinguir dos fases en el tiempo:

1. Fase de constitución: La constitución de un equipo de pastoral familiar, integrado por un grupo de matrimonios y un sacerdote.

2. Fase de desarrollo: El equipo formado empieza su labor pastoral.

I. 1. CONSTITUCIÓN DEL EQUIPO DE PASTORAL FAMILIAR PARROQUIAL En esta etapa se comienza por la formación del grupo parroquial de matrimonios. Este grupo constituye la base de la pastoral familiar en la parroquia. A partir de él surgirán colaboradores más estrechos en la pastoral familiar de la parroquia, que formarán el equipo de pastoral familiar. Tanto para el grupo de matrimonios como para el equipo de pastoral familiar «no puede faltar la presencia de un sacerdote»118 .

115 CCE, 2224 116 DPF, 239 117 DPF, 159 118 DPF, 272

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Algunas parroquias ya cuentan con la colaboración habitual de algunos matrimonios. Esta puede ser una buena base para el grupo parroquial de matrimonios. Se debe partir de una visión realista: las familias acuden a la parroquia para sus celebraciones familiares y para la misa dominical. Por ello, las primeras medidas se dirigirán a facilitar su acogida y a mostrar que la Iglesia es una gran familia.

La organización de algunas actividades para las familias puede ser también un espacio donde encontrarse con aquellas familias que van a formar la base del equipo parroquial de pastoral familiar. Para ello, la parroquia podrá encontrar apoyo en otras estructuras diocesanas. Como iniciativas posibles señalamos:

� Celebración de la Eucaristía dominical en familia, con organización de guardería. � El “Día de la familia”, buscando unir convivencia y celebración festiva. � La “Semana de la familia”, en la que además se incluyan conferencias sobre temas

familiares de actualidad. � “Encuentros de espiritualidad matrimonial y familiar”, como primer contacto con una

realidad que muchos desconocen: la espiritualidad conyugal y familiar. � “Catequesis de adultos”. � “Escuelas de Padres”. � “La preparación de novios al matrimonio”, ya sea por un itinerario de fe que se pueda

realizar a partir de un grupo de jóvenes, como de una preparación más específica e inmediata.

� “Retiros” o “Convivencias familiares” etc.

En todas estas actividades, es fundamental organizar adecuadamente la atención a los niños.Incluso se puede hacer coincidir la catequesis de los niños con las actividades de los matrimonios; así se hará posible su participación. Los padres tienen que saber en todo momento que sus hijos están bien, incluso que en ese tiempo también ellos crecen en su conocimiento y vivencia de la fe. Es un tiempo para que toda la familia se acerque más a Dios.

De este modo, se irán formando uno o varios grupos de matrimonios integrados en la vida parroquial que faciliten el diálogo y la comunicación de experiencias, con sus propios medios de formación continuada, y que desempeñen la misión de acogida y acompañamiento a los matrimonios que se acercan a la parroquia por algún motivo familiar119.

Algunos de los matrimonios integrados en los grupos de matrimonios parroquiales podrán colaborar con la organización de la pastoral familiar. Así se constituye el núcleo del equipo de pastoral familiar que deberá reunirse para definir cuál debe ser su misión, cómo debe organizarse, cómo debe cuidar su formación continua, en resumen, cómo mantener vivo este proyecto.

I. 2. DESARROLLO PASTORAL DEL EQUIPO FORMADO Una vez creado y constituido el equipo de pastoral familiar parroquial ha de reunirse para definir cuál debe ser su misión, cómo debe organizarse, cómo debe cuidar su formación continua, en resumen, cómo mantener vivo este proyecto. Se cuenta con una gran cantidad de propuestas que abarquen todos los momentos de la pastoral familiar, hacia las que habrá que dirigir todos los esfuerzos de organización, siempre atendiendo a las peculiaridades de cada parroquia: Jornadas familiares,Catequesis familiar, Celebraciones familiares, Escuela de padres en la misma parroquia, Formación familiar para jóvenes, Itinerarios de fe para novios, Cursos prematrimoniales, Acompañamiento para casos difíciles, etc.

119 DPF, 160

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Cuando algunas de estas propuestas no sea posible llevarlas a cabo en la parroquia, ha de plantearse la recomendable unión entre varias parroquias, o por arciprestazgos, como por ejemplo suele ocurrir en lo que corresponde a la organización de los cursos prematrimoniales.

II. CONSOLIDACIÓNLa participación en un grupo de matrimonios tiene como fin ayudar a los matrimonios en su vida. Se trata primeramente de que el grupo parroquial ayude a los matrimonios a crecer. La ayuda que estos matrimonios puedan ofrecer a la parroquia es algo secundario y derivado de lo anterior.

En la dinámica del grupo y para su crecimiento como matrimonio y familia, la formación ocupa un lugar relevante. «Como anuncio del Evangelio y acción eclesial se ha de cuidar con gran esmero la formación y coordinación de las personas que realicen esta tarea, para que en fidelidad al Magisterio y con coherencia de vida, sean los que den testimonio veraz y gozoso de una vida cristiana auténtica. Tan sólo de esa manera podrán acompañar adecuadamente a los futuros esposos en el proceso de maduración en la vida de fe, el compromiso con el mensaje del evangelio y las responsabilidades vinculadas al matrimonio»120.

Para ello es muy conveniente contar con un plan de formación integral. Esto implica formarse en varios niveles:

� Doctrinal, profundizando en lo que nos ofrece el rico Magisterio de la Iglesia.

� Espiritual, cuidando que fe y vida no queden disociadas.

� Humano, lo anterior no puede más que terminar por dar una mayor madurez a la persona.

� Pastoral, desarrollando los elementos más necesarios para el crecimiento familiar en la parroquia.

Los matrimonios que constituyen con el sacerdote el equipo de pastoral familiar deben recibir una formación más intensa, pues la formación de los agentes de pastoral es una exigencia de la evangelización. Sólo unos agentes bien formados podrán vivir y transmitir el evangelio en modo adecuado. Por ello se procurará que puedan recibir una formación específica en matrimonio y familia en centros especializados. No se ha de dudar en ayudar económicamente a las familias para que puedan adquirir esta preparación121. Si se lleva adecuadamente es un gran aliciente para el matrimonio en su propia vida familiar.

Como elemento de formación pastoral, y para la consolidación y crecimiento del propio equipo parroquial de PF, comenzarán a trabajar en la organización y coordinación de actividades específicas para la familia. Siempre que sea necesario (sobre todo al principio), desde otras parroquias o estructuras diocesanas se les ofrecerá ayuda para organizar estas actividades: Retiros o convivencias familiares, cursos de formación para familias, Semana de la familia…

III. EXTENSIÓNCuando el equipo parroquial de pastoral familiar se ha consolidado y madurado, comienza el desarrollo pleno de su misión pastoral122. A este equipo de pastoral familiar corresponde preparar y organizar un calendario de actividades dirigidas a las familias: acogida, acompañamiento, atención a los niños pequeños durante las misas, grupos de matrimonios, catequesis familiar, celebraciones familiares, jornadas o semanas de la familia, conferencias,

120 DPF, 99 121 DPF, 270 122 Cf. DPF, 272

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peregrinaciones, fiestas populares… siempre organizadas desde la perspectiva de la familia y para las familias. También tendrán que colaborar con otras actividades pastorales de la parroquia de modo que la pastoral familiar sea verdaderamente «una dimensión esencial de toda evangelización», es decir, que la pastoral familiar esté presente de modo transversal en todas las actividades de la parroquia.

A través de estas actividades, a la vez que las familias del equipo crecen en su vocación conyugal y familiar, irán integrando nuevos colaboradores, que con la necesaria formación podrán asumir progresivamente más responsabilidades. Esto permitirá la puesta en marcha de otras actividades que requieren una capacitación específica: Cursos de preparación al matrimonio, enseñanza de los métodos de conocimiento de la fertilidad, escuelas de padres, cursos de educación afectivo-sexual, Centros de Orientación Familiar, atención a situaciones difíciles o irregulares…

Sin olvidar la formación permanente, que se deberá cuidar como la mejor garantía de la fecundidad pastoral de las familias de la parroquia, es absolutamente necesario garantizar la formación necesaria de las personas o matrimonios que vayan a asumir estas tareas más especializadas. Un equipo así formado podrá también colaborar con la Delegación diocesana en los aspectos organizativos y de apoyo necesarios para llevar extender la pastoral de las familias a otros ámbitos de la diócesis.

El proyecto de PASTORAL FAMILIAR parroquial En la medida en que el equipo parroquial de PF se vaya consolidando y creciendo en su capacidad operativa, es conveniente proponerse la elaboración de un proyecto de pastoral familiar parroquial. Partiendo de un buen conocimiento de las necesidades y posibilidades de la parroquia, este proyecto no debe reducirse a las urgencias, sino que debe atender los verdaderos desafíos que tiene su comunidad.

Elementos del proyecto de PF parroquial Para la definición del proyecto de PF parroquial, pueden considerarse los siguientes elementos:

� Análisis de la situación: Ha de hacerse con una mirada perspicaz, con sabiduría humana y cristiana. Este análisis previo es condición para que el proyecto pastoral sea realista y se proponga objetivos alcanzables.

� Prioridades: Es muy importante evaluar aquellas necesidades que se deban atender en primer lugar, para luego seguir ampliando el campo pastoral. No conviene comenzar con demasiados campos abiertos, más vale ir consolidando lo que se inicia, no se debe olvidar que cualquier proyecto puede quedar en mera teoría sino se acompaña del adecuado grupo de personas que lo vayan atendiendo.

� Fines: Tendrá que ir respondiendo a los objetivos descritos anteriormente. Partiendo de un grupo de matrimonios con capacidad de aglutinar a más matrimonios, la parroquia debe presentarse como centro para la puesta en común de todas las inquietudes de las familias.

� Marco global: El proyecto debe quedar enmarcado dentro de la planificación pastoral de la diócesis y del Directorio de Pastoral Familiar de la Iglesia en España.

� Programación: definidas en cada nivel, en la que se definirán las acciones programadas concretas (objetivo pretendido, en qué consiste la acción, a quién va dirigida, personas que la van a llevar a cabo, formación de estas personas, medios materiales y económicos necesarios, y mecanismos de valoración de dicha acción).

� Coordinación: Deben quedar bien establecidos los contactos con el arciprestazgo y la Delegación diocesana de pastoral familiar. Al mismo tiempo debe existir una adecuada

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coordinación con otras actividades pastorales de la parroquia, con el objeto de hacer presente y apoyar todos aquellos aspectos relacionados con el matrimonio y la familia.

� Recursos humanos y materiales: Es conveniente evaluar los recursos con los que se cuenta. En general, suelen coincidir con la atención a la preparación inmediata al matrimonio y su celebración los que tienen mayor protagonismo. El seguimiento y la acogida de los nuevos matrimonios de la parroquia puede ser una buena fuente de futuras familias comprometidas en la pastoral de la parroquia.

� Agentes: Es fundamental contar con el compromiso de todos aquellos agentes que se sientan implicados en esta “empresa”. Además del equipo de matrimonios encargados de la pastoral familiar, debe haber un grupo de apoyo, sobre todo para aquellos temas más especializados. También el papel de los sacerdotes es fundamental en este sentido. Resulta imprescindible becar la formación de sacerdotes y matrimonios que quieran formarse en temas sobre el matrimonio y la familia, sobre todo en aquellos casos en los que hay ciertas dificultades.

� Formación: aquellos matrimonios implicados deben buscar la formación adecuada, aprovechando todas aquellas oportunidades que ofrece la diócesis. Debe ir adaptada al papel de cada agente, pero debe ser global, pues lo que nos importa no son áreas específicas, sino la vida misma de las familias.

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XI. SERVICIOS DIOCESANOS A LA PASTORAL FAMILIAR

Hemos comentado que puede ser necesario un apoyo externo para poner en marcha de la pastoral familiar en la parroquia. Es esencial la ayuda a las parroquias, que el sacerdote no se sienta solo, que no entienda todo como una tarea que sólo debe realizar él. En este capítulo vamos a presentar las estructuras pastorales que la diócesis puede poner al servicio de las parroquias, y de qué modo pueden actuar en una adecuada sinergia.

Los equipos itinerantes de pastoral familiar (EIPAF) La diócesis debe contar con un grupo de personas (matrimonios, sacerdotes, etc.) bien formadas en los temas del matrimonio y la familia para que puedan atender a las necesidades formativas y de “arranque” de los grupos parroquiales de pastoral familiar. No basta con que sean especialistas en distintas materias, interesa que conozcan las implicaciones de todas ellas en el conjunto de los tiempos de la pastoral de las familias.

Cualquier acción diseñada de forma aislada sólo conduce a una pastoral sectorial y desintegrada. Este “equipo itinerante de pastoral familiar” (EIPAF), en el que no debe faltar el sacerdote -recordando a san Pablo con Aquila y Priscila123, puede realizar la siguiente labor:

� Ayudar a diseñar y acompañar los primeros pasos en la pastoral de la familia para esa parroquia y a la creación del equipo de pastoral familiar en la parroquia.

� Ayudar a la valoración real y concreta de la situación parroquial en temas de familia. Conocer su realidad pastoral, el papel de la familia, sus necesidades, las personas con las que se puede contar, etc.

� Exponer la nueva visión de la pastoral familiar desde la presentación del Directorio de Pastoral Familiar.

� Presentar los diferentes recursos de la pastoral familiar disponibles en la diócesis, arciprestazgo y parroquia.

� Fomentar la comunicación parroquia-diócesis en ambos sentidos.

EL ARCIPRESTAZGO Para la renovación de las parroquias y para asegurar mejor su eficacia operativa, también se deben favorecer formas institucionales de cooperación entre las diversas parroquias de un mismo territorio. Entre ellas sobresale el Arciprestazgo, el cual quiere responder a una triple exigencia:

� Pastoral, en cuanto se sitúa como organismo intermedio entre la parroquia y la diócesis, haciendo más fácil el estudio, la participación, la coordinación de las actividades pastorales que podrían resultar indeterminadas en el ámbito diocesano y difícilmente realizables en el ámbito de cada comunidad parroquial.

� Sociológica, en cuanto el Arciprestazgo permite más fácil respuesta a las necesidades de grupos homogéneos o de comunidades humanas particulares.

� Eclesiológica, en cuanto puede ayudar a la superación de concepciones "cerradas" de Iglesia. Hace sentir la pertenencia y participación en la vida de la diócesis, favorece la unidad y adapta al hombre y a la historia en la acción pastoral.

El Arciprestazgo es el ámbito de promoción, coordinación y ejecución de acción pastoral común; es el espacio para la fraternidad sacerdotal y para la formación permanente de los 123 Cf. Hch 18,1-3.24-26; Rom. 16:3-4

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presbíteros y demás agentes pastorales; el lugar que mejor permite la comunicación y colaboración entre las parroquias, movimientos y servicios pastorales; cauce de comunicación entre las Delegaciones y organismos diocesanos con la base. El Arciprestazgo facilita que ninguna Parroquia viva aislada ni autosuficiente.

Un importante objetivo a nivel diocesano sería que cada arciprestazgo contara con su propio equipo de pastoral familiar.

LA DELEGACIÓN DE PASTORAL FAMILIAR La diócesis, por medio de su Delegación de Pastoral de Familia y Vida, ha de ofrecer todos aquellos recursos humanos y materiales para un buen desarrollo de la pastoral de las familias en la comunidad parroquial. En ocasiones prestará el servicio directamente a la parroquia, pero en otras será quien asuma el servicio directo a la familia. Proponemos tres áreas en las que debe trabajar la Delegación:

1. Mayor formación de las personas.

2. Mayor información y asesoramiento a las parroquias.

3. Mayor coordinación con otras pastorales.

1. MAYOR FORMACIÓN Esta formación se centrará, no tanto en conseguir especialistas en aspectos puntuales, como en una formación integral en todo aquello que afecte al matrimonio y la familia. Por ello, se profundizará en estos temas en la formación permanente de la misma familia como del clero; la educación afectivo-sexual de los jóvenes, la enseñanza de los métodos de reconocimiento de la fertilidad; la formación adecuada de monitores para estos campos específicos (afectivo-sexual, fertilidad, preparación al matrimonio, etc.). Citemos algunos ejemplos que ya han sido desarrollados en capítulos anteriores:

• Escuelas de Agentes de Pastoral Familiar. • “Centros de Estudios sobre el Matrimonio y la Familia y sobre Bioética”. • “Centros de Enseñanza de los Métodos de Conocimiento de la Fertilidad”. • “Cursos de Formación Afectivo-Sexual”. • Formación de monitores para la preparación al matrimonio.

2. MAYOR INFORMACIÓN y ASESORAMIENTO sobre:

• Movimientos Familiares. • Centros de Orientación Familiar (C.O.F.). • Consultorios familiares, Terapia familiar. • Centros de acogida. • Grupos diocesanos de apoyo a la pastoral familiar (EIPAF). • Familias Numerosas, etc.

3. MAYOR COORDINACIÓN

La Delegación de Pastoral Familiar debe coordinar todos aquellos equipos itinerantes de pastoral familiar, los grupos de matrimonios parroquiales, los movimientos y asociaciones familiares que existan en la diócesis, para los esfuerzos se unan en la consecución de los objetivos propuestos y se potencie y se apoye la creación de nuevos grupos.

� Deberá coordinar a nivel diocesano los distintos centros de enseñanza sobre los métodos de conocimiento de la fertilidad. Para ofrecer monitores de estos métodos en todo Centro de Orientación Familiar de la Iglesia. Para informar sobre este servicio en los cursos prematrimoniales, facilitando una información adecuada de los centros o monitores que existan en la diócesis.

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� Conocer todos los cursos prematrimoniales que se realizan en la diócesis, supervisar la coordinación de los mismos para que exista una coincidencia básica de contenidos, se realicen con una pedagogía adecuada y se asegure la preparación de los que los dirigen. cfrdpf Para promover distintos tipos de cursos prematrimoniales adaptados a las circunstancias de los contrayentes, en los que siempre se aseguren unos mínimos indispensables y que los novios puedan hacerlos juntos.

Al mismo tiempo tratará de coordinarse con las otras pastorales: de catequesis, de educación, juvenil, sanitaria, medios de comunicación, de emigración, del clero y religiosos,. El objetivo será la elaboración y realización de planes que les afecten conjuntamente, como son: la elaboración de materiales diocesanos de catequesis de familia y vida en las distintas etapas; la preparación de un plan de educación afectivo-sexual en los colegios católicos; la organización de “itinerarios de fe” para novios, cursos de formación permanente, etc.124

Repasemos algunas ideas que nos ofrece el Directorio: a) DELEGACIÓN DE CATEQUESIS

Se deben asegurar los contenidos mínimos de los temas sobre el Evangelio del matrimonio y la familia, así como una formación especializada de aquellas personas encargadas de darlos. No se da una transmisión completa del Evangelio si se omite o se trata marginalmente el tema del matrimonio y la familia.125 De esta forma, los catequistas de los distintos niveles tendrán unos materiales adaptados a su periodo catequético, así como la posibilidad de formarse en estos temas.

En conexión con los cursos prematrimoniales y la Delegación de catequesis es conveniente que se programen catequesis de Confirmación para adultos, para que los novios que no hubieren recibido el sacramento de la Confirmación puedan hacerlo, siempre que ello sea posible sin grave dificultad.126 b) DELEGACIÓN DE JUVENTUD Y PASTORAL VOCACIONAL

La juventud es el tiempo de discernimiento de la propia vocación y por tanto del noviazgo. La pastoral de novios encuentra su lugar adecuado en la comunidad cristiana, en especial, la parroquia, en la que hay que saber integrar a los jóvenes, para que puedan ver realizados los valores y las verdades que se les anuncia en el Evangelio y para que se introduzcan en el conjunto de la vida adulta, especialmente a través de la construcción de una familia y el trabajo profesional. El testimonio coherente de vida y la cercanía al joven son elementos de gran valor en este momento pastoral. En esta tarea hay que alabar la aportación de las asociaciones y movimientos familiares para la acogida y formación de las personas en esta etapa de sus vidas.

Como anuncio del Evangelio y acción eclesial se ha de cuidar con gran esmero la formación y coordinación de las personas que realicen esta tarea, para que en fidelidad al Magisterio y con coherencia de vida, sean los que den testimonio veraz y gozoso de una vida cristiana auténtica. Tan sólo de esa manera podrán acompañar adecuadamente a los futuros esposos en el proceso de maduración en la vida de fe, el compromiso con el mensaje del evangelio y las responsabilidades vinculadas al matrimonio127.

124 Cf. DPF, 268 125 Cf. DPF, 84. Con este motivo, la Subcomisión Episcopal para la Familia y Defensa de la Vida de la CEE ha editado unos materiales de trabajo sobre la Instrucción Pastoral Familia, santuario de la vida y esperanza de la sociedad como un modelo que puede servir de referencia en el momento de confeccionar materiales de catequesis y de enseñanza para esta etapa. Léase su introducción: FSVMT, 5-8 126 Cf. CIC, 1065; Cf. DPF, 122 127 Cf. DPF, 99

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Dos campos de particular colaboración en esta etapa son la educación afectivo-sexual y los itinerarios de fe para novios128, para ayudarles a vivir el noviazgo como un acontecimiento de gracia. c) DELEGACIÓN DE EDUCACIÓN

La familia tiene un protagonismo inalienable en la educación de los hijos. La colaboración con esta delegación se realizará singularmente en la organización de escuelas de padres y educación afectivo-sexual en el ámbito escolar.

Deberán colaborar en la formación de los monitores. También para revisar los materiales utilizados en los cursos de educación afectivo-sexual que se den en los colegios, así como ayudar, mediante expertos, a la adaptación pedagógica y la capacitación de los monitores que enseñen estos temas129; para formar monitores de programas de educación afectivo-sexual, a partir de métodos suficientemente comprobados y con la supervisión del Obispo130; y para extender esta enseñanza a los centros públicos y a las asociaciones educativas que tengan niños y jóvenes de estas edades131.d) DELEGACIÓN DE PASTORAL SANITARIA

� Para promover cursos de formación en métodos de observación de la fertilidad humana y su valor antropológico para los profesionales de la salud -ginecólogos, médicos de familia, pediatras, farmacéuticos, profesionales de enfermería y demás personal sanitario- a fin de que puedan impartir una enseñanza científica e integral en esta área.

� Para promover y formar a los profesionales de la salud en el cada vez más necesario acompañamiento a la familia en las situaciones de enfermedad grave o muerte.

e) DELEGACIÓN DE MEDIOS DE COMUNICACIÓN

� Para crear un grupo de personas expertas en comunicación social que sean capaces de presentar en los medios de forma atractiva e interesante a la par que clara la postura de la Iglesia en las cuestiones debatidas sobre la familia.

� Para elaborar conjuntamente planes de comunicación en los que se incluyan, entre otras actuaciones, la recogida para su valoración y respuesta de una base de datos de las informaciones que afecten a la familia aparecidas en los medios; así como contactos con periodistas y líderes de opinión.

� Para coordinar con los representantes de zona de las asociaciones o foros familiares. f) DELEGACIÓN PASTORAL DE EMIGRACIONES132

� Para evitar el desarraigo y conseguir la reagrupación familiar. Además, para responder a los problemas graves de inserción en la sociedad y de educación.

� Para que se haga realidad “el derecho de las familias de emigrantes a la misma protección que se da a las demás familias”, como indica la Carta de los Derechos de la Familia de la Santa Sede.

g) DELEGACIÓN DEL CLERO Y RELIGIOSOS

� Para la adecuada formación permanente de los sacerdotes. Sería muy conveniente la inclusión de un temario sobre matrimonio y familia en los distintos estudios eclesiásticos, de

128 Cf. DPF, 108-111 129 Cf. DPF, 92 130 Cf. DPF, 93 131 Cf. DPF, 93 132 DPF, 200.243

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modo que abarque los aspectos teológicos, morales y canónicos. Así, se conseguirá la unidad de criterios en la doctrina y en la pastoral que tanto contribuye a la formación y a la paz de las conciencias y a la eficacia evangelizadora133.

h) DELEGACIÓN DE LITURGIA

� Para ayudar a los ministros de la Palabra en la preparación de su predicación se pueden ofrecer unos subsidios litúrgicos a los presbíteros y diáconos, comentando las lecturas del Año Litúrgico que traten directamente o indirectamente de los temas sobre matrimonio y familia, no sólo desde una perspectiva general sino práctica134.

i) ASOCIACIONISMO Y FOROS FAMILIARES

� Se deben favorecer las asociaciones de familias, no sólo para una ayuda mutua en orden al desarrollo humano y espiritual, sino que tengan como fin específico promover iniciativas sociales en los distintos campos de atención y defensa de la familia: educación, medios de comunicación social, derechos de la familia, políticas familiares, familias numerosas, etc.

� Se deben suscitar vocaciones de jóvenes laicos a la vida pública con el fin de que, desde los partidos políticos, el asociacionismo juvenil, los medios de comunicación, el mundo de la cultura, las manifestaciones públicas y cuántas iniciativas les permita su creatividad e imaginación, reivindiquen y defiendan con valentía y sin complejos la institución natural de la familia.

� Para asesorar sobre la protección adecuada de sus derechos civiles, en especial a aquellas familias más numerosas.

� Para contactar con las personas encargadas de los servicios sociales de ayuntamientos, así como con las autoridades públicas autonómicas y locales en sus actuaciones que afecten a la familia.

� La coordinación debe existir dentro de los planes pastorales de la diócesis, de las distintas delegaciones diocesanas, y en el modo concreto de llevar a cabo las acciones que tengan que ver con el matrimonio y la familia. Esta coordinación debe traducirse en indicaciones prácticas a las parroquias y otras instancias pastorales para que la ayuda que se pueda prestar a las familias sea eficaz.

LA C. E. E.: SUBCOMISIÓN DE FAMILIA Y VIDA Por otra parte, desde la Subcomisión de Familia y Vida de la Conferencia Episcopal Española la coordinación pastoral debe enfocarse en otro nivel.

� Se han de impulsar, favorecer y asesorar las distintas instituciones o foros a nivel de toda España que tengan este fin, procurando que cuenten con los medios económicos, personales y de formación adecuados135.

� Establecer a nivel nacional un plan de objetivos prioritarios por un tiempo suficiente -al menos de tres años- y que sea revisado y renovado sucesivamente. El fin de ello es promover una acción más eficaz en los problemas más urgentes, prever con suficiente anterioridad los problemas, de modo que se evite la situación de ir por detrás de los acontecimientos y salir siempre al paso con mensajes de condena o negativos, y que, en esta tarea, se hagan presentes fundamentalmente los laicos como expertos en estos temas136.

133 FC, 73; DPF 291 134 DPF, 290 135 Cf. DPF, 242 136 Cf. DPF, 244

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� Tiene la misión de velar y promover cuanto se relaciona con el anuncio del evangelio del matrimonio, la familia y la vida. Su función consiste fundamentalmente en asesorar, promover estudios y hacer propuestas sobre las cuestiones y problemas relativos al matrimonio y la familia137.

� La coordinación a nivel nacional de las distintas asociaciones y movimientos familiares, de los COF y centros de educación afectivo-sexual, la preparación de expertos que aparezcan en los medios de comunicación, y la realización de un programa de actuación en políticas familiares en contacto con los foros que trabajen en este campo.

� Formación permanente de los delegados de pastoral familiar, etc.

LOS MOVIMIENTOS FAMILIARES Se debe contar siempre con los movimientos y asociaciones familiares, como elementos dinamizadores de la pastoral familiar, de donde brotan muchos de los agentes de esta pastoral. Ayudan a la propagación de una espiritualidad familiar y son testimonio del carácter de familia de la misma Iglesia.138 Por ello, deben ser recomendados e impulsados, junto con los nuevos movimientos y comunidades eclesiales, cuidando la coordinación de sus acciones en una pastoral de comunión.

Estos movimientos y asociaciones familiares son unos buenos elementos dinamizadores de la pastoral familiar, de donde brotan muchos de los agentes de esta pastoral. Con ello ayudan a la propagación de una espiritualidad familiar y son testimonio del carácter de familia de la misma Iglesia.139

Es de destacar su aportación en la acogida y formación de los jóvenes, para que puedan ver realizados los valores y las verdades que se les anuncia en el Evangelio y para que se introduzcan en el conjunto de la vida adulta, especialmente a través de la construcción de una familia y el trabajo profesional.140 Intervienen en muchos de los “itinerarios de fe” o cursillos prematrimoniales como preparación al matrimonio, por lo que su experiencia es una valiosa ayuda para la pastoral familiar.

A partir de éstas y otras actividades con novios y matrimonios jóvenes se fomenta, a nivel parroquial o interparroquial, la acogida e incorporación de nuevas familias en las actividades y movimientos y su posible colaboración en la comunidad parroquial.141

Los movimientos y asociaciones familiares tienen una importancia vital en la nueva evangelización, por lo que deben cuidar y cultivar su relación con la parroquia:142

� Los movimientos tienen capacidad para renovar la acción apostólica de las parroquias, algunas de ellas se ven languidecer, convertidas en meras “distribuidoras de servicios pastorales”.

� Aportan "personalidades cristianas maduras, concientes de su propia identidad bautismal, su propia vocación y misión en la Iglesia y en el mundo", como ha definido Juan Pablo II.

137 Cf. DPF, 287 138 FSV, 175: “Sin contar con su valiosa experiencia y aportación que se ha manifestado muy efectiva en estos años, tantas veces con tareas de suplencia, se correría el peligro de plantear una pastoral familiar separada de la vida real de nuestras diócesis y de las personas que conocen la realidad de los problemas y sus soluciones”. 139 Cf. DPF, 274; FSV, 175: “Sin contar con su valiosa experiencia y aportación que se ha manifestado muy efectiva en estos años, tantas veces con tareas de suplencia, se correría el peligro de plantear una pastoral familiar separada de la vida real de nuestras diócesis y de las personas que conocen la realidad de los problemas y sus soluciones”. 140 Cf. DPF, 99 141 Cf. DPF, 161 142 A. CATTANEO, “La relación entre la parroquia y los movimientos eclesiales”, Entrevista en Zenit, 22-XII-2004

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� Las parroquias deben acoger y promover la “escuela de la comunión” para evitar una “mentalidad capillista”143.

� Vivir los criterios de eclesialidad de los movimientos:

o Que el propio carisma se integre en la Iglesia local. o Tener en cuenta la estima de otras realidades eclesiales (catolicidad). o El espíritu de servicio, apoyando con gusto las iniciativas del obispo y del

párroco, según las características del propio carisma. Por su parte, las parroquias deberán trabajar para acoger todos los carismas que enriquecen la comunión eclesial e integrarlos en la unidad de acción evangelizadora.

143 Cf. NMI, 43

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XII. FAMILIA, IGLESIA DOMÉSTICA; IGLESIA, GRAN FAMILIA

No nos podemos conformar con señalar las indicaciones más importantes para esta tarea. Hemos de mostrar también cómo toda la pastoral, y de modo particular la pastoral familiar, está íntimamente unida a la imagen de la Iglesia y su modo de hacerse presente en medio del mundo. No basta con enseñar a vivir a la familia como una iglesia doméstica, sino que es necesario también mostrar mejor a la Iglesia como una gran familia.

Las mismas estructuras eclesiásticas que se usan en la pastoral familiar están a menudo alejadas de las realidades familiares a las que quieren ayudar. La imagen que los fieles tienen de la Iglesia es más la de Maestra que la de Madre. La maternidad eclesial está fuertemente unida a la realidad familiar de la Iglesia, la “gran familia de los hijos de Dios”. El mismo Jesús indica las nuevas relaciones familiares propias del Reino de Dios (Mc 3,31-35)144.

La pastoral familiar no es cosa de las familias únicamente. Es importante que éstas reconozcan el vínculo a una familia más grande que es para ellas una Madre, en cuanto que las engendra a la vida nueva de hijos de Dios.

La Iglesia recuperará más ampliamente su imagen de Madre sólo cuando la pastoral familiar sea realmente un núcleo de la pastoral de la Iglesia. Nos hallamos ante un principio de gran repercusión para la nueva evangelización, que ha de ser profundamente familiar. La Iglesia es Maestra porque es Madre. De otro modo le faltaría a su enseñanza el lugar donde poder ser vivida, así como el sentido de pertenencia necesario para aceptar cualquier autoridad. La Iglesia como “morada” de la vida cristiana ilumina la realidad de la formación de la persona en un ambiente comunional. Es éste el modo de enseñanza de la fe a través del testimonio145.

En las instituciones académicas es necesario encontrar caminos donde la relación de pertenencia y de integralidad de la enseñanza sean vividas con intensidad, introduciéndose en la forma de testimonio propio de la familia. Se trata de un modo específico de superar la fragmentación racionalista de la teología y mostrar sin complejos que la enseñanza es un modo excelente de pastoral.

El Cenáculo donde la Iglesia ha nacido es precisamente una habitación familiar. La Iglesia estaba congregada en torno a una Madre para aprender aquello que está por encima de la unidad de cualquier familia, pero que es el summum de toda comunión: ser cor unum et anima una (Hech 4,32).

144 El punto de referencia de las parábolas es con frecuencia el ámbito familiar: C. H. DODD, “Las parábolas del Reino”, Ediciones Cristiandad, Madrid 1974 145 Para el estudio de este concepto: L. MELINA- P. ZANOR (a cura di), “Quale dimora per l’agire? Dimensioni ecclesiologiche della morale”,PUL-Mursia, Roma 2000

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MAGISTERIO: SIGLAS Y ABREVIATURAS

AA CVII, Decreto Apostolicam Actuositatem sobre el apostolado de los laicos (18-XI-1965)

CCE Cathechismus Catholicae Ecclessiae (15.VIII.1997)

CEE Conferencia Episcopal Española

CIC Codex Iuris Canonicii (25.I.1983)

CVII Concilio Vaticano II

ChL Juan Pablo II, Exhortación Apostólica Christifideles laici sobre la vocación y misión de los fieles laicos en la Iglesia y en el mundo (30.XII.1988)

DPF CEE, Directorio de la pastoral familiar en la iglesia en España. (21.XI.2003)

EN Pablo VI, Exhortación Apostólica Post Sinodal sobre la Evangelización del mundo contemporáneo “Evangelii Nuntiandi”, (8-XII-1975)

EV Juan Pablo II, Carta Encíclica Evangelium vitae sobre el valor inviolable de la vida humana (25.III.1995)

FC Juan Pablo II, Exhortación Apostólica Familiaris consortio sobre la misión de la familia cristiana en el mundo contemporáneo (22.XI.1981)

FSV CEE, Instrucción Pastoral La familia, santuario de la vida y esperanza de la sociedad (27.IV.2001)

FSVMT Instrucción Pastoral La familia, santuario de la vida y esperanza de la sociedad. Materiales de trabajo, Edice, Madrid 2002

GrS Juan Pablo II, Carta a las Familias Gratissimam sane (2.II.1994)

GS CVII, Constitución Pastoral Gaudium et spes sobre la Iglesia en el mundo actual (7.XII.1965)

HV Pablo VI, Carta Encíclica Humane vitae sobre la recta regulación de la natalidad (25.VII.1968)

LG CVII, Constitución Lumen gentium sobre la Iglesia (21.XI.1964)

NMI Juan Pablo II, Carta Apostólica Novo millenio ineunte (6.I.2001)

OcM Congregación para el Culto divino y la disciplina de los sacramentos, Ordinis celebrandi Matrimonium (19.III.1990). Versión castellana aprobada por la Asamblea plenaria de la CEE (14-18.XI.1994)

PSM Consejo Pontificio para la Familia, Preparación para el Sacramento del Matrimonio (13.V.1996)

RMi Juan Pablo II, Carta Encíclica “Redemptoris Missio”, sobre la validez del mandato misionero. (7-XII-1990)

RH Juan Pablo II, Carta Encíclica Redemptor hominis (4.IV.1979)

VS Juan Pablo II, Carta Encíclica Veritatis splendor sobre algunas cuestiones esenciales de la enseñanza moral de la Iglesia (6.VIII.1993)

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BIBLIOGRAFÍA RECOMENDADA

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_____, “La vocación al amor, hilo conductor de la pastoral familiar” en L. Vives (ed), Organizar la Pastoral Familiar, Edice, Madrid 2007, 35-64

Aznar Gil, F. Los directorios de pastoral prematrimonial de las diócesis españolas (1983-1992). FAM 8 (1994), 73-96

Bourgeois, D. La pastoral de la Iglesia, Edicep (AMATECA XI), Valencia 2000

Diócesis de Málaga y Córdoba, La Preparación al Matrimonio y a la vida familiar. Libro de los catequistas, CajaSur, Córdoba 2007

_____, La Preparación al Matrimonio y a la vida familiar. Libro de los novios, CajaSur, Córdoba 2007

García-Cano Lizcano, F., “La programación de la pastoral familiar y sus posibilidades a nivel parroquial”, tesina de la Especialidad Universitaria de Pastoral Familiar del Pontificio Instituto Juan Pablo II.

Gil Llorca, J., La communio personarum en la "Gratissimam sane" de Juan Pablo II. Elementos para una antropología de la familia, Siquem, Valencia 2000

Granados, J. M. “El reciente Directorio de Pastoral Familiar de la Iglesia en España”, e-aquinas 2 (2004), 16-33

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Vives, L., Acosta, R., Aranda, E., “La pastoral familiar en la parroquia”, Edice, Madrid 2008

Se pueden consultar en la web del Instituto Juan Pablo II en Madrid (España) (www.jp2madrid.org) los siguientes artículos relacionados:

• Larrú, J., “El designio de Dios sobre el matrimonio y la familia”, Colección Iglesia y Familia, (2) 2008

• Díaz Azarola, G., “Pastoral Familiar Parroquial: 10 ideas”, Colección Iglesia y Familia, (3) 2008

• Acosta, R., y Bejarano R., “Caminos de la Pastoral Familiar en la parroquia”, Colección Iglesia y Familia, (4) 2008

• Vives L., Acosta R., Aranda E., “Cómo organizar la pastoral familiar en la parroquia”, Colección Iglesia y Familia, (9) 2008

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PROFESORES

RAMÓN ACOSTA PESO Licenciado en Medicina y Cirugía. Especialista Universitario en Pastoral Familiar por el P.I.J.P.II (Madrid). Master en Ciencias del Matrimonio y la Familia por el P.I. Juan Pablo II (Madrid)

Publicaciones: Acosta, R., La luz que guía toda la vida. La vocación al amor, hilo conductor de la pastoral familiar,Edice, Madrid 2007 _____, “La vocación al amor, hilo conductor de la pastoral familiar” en L. Vives (ed), Organizar la Pastoral Familiar, Edice, Madrid 2007, 35-64 Vives, L., Acosta, R., Aranda, E., “La pastoral familiar en la parroquia”, Edice, Madrid 2008

ROSA MARÍA BEJARANO GARCÍA Licenciada en Medicina y Cirugía. Especialista Universitaria en Pastoral Familiar por el P.I.J.P.II

Ambos son matrimonio y tienen tres hijas.

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