la preparación al matrimonio los agentes de pastoral familiar

«Un impulso decidido a la Pastoral Familiar»

Segunda línea de acción pastoral del PPD

La preparación al MatrimonioLos Agentes de Pastoral Familiar

¡Duc in altum... rema mar adentro!Proyecto Pastoral Diocesano 2001-2006

«Un impulso decidido a la Pastoral Familiar»

Segunda línea de acción pastoral del PPD

La preparaciónal Matrimonio

Los Agentes dePastoral Familiar

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La preparación al Matrimonio.Los Agentes de Pastoral Familiar

Edita: Obispado de MálagaC/ Sta. María, 18-20Apdo. Oficial 31.29071 MálagaTfno.: 952 224 386Fax: 952 224 [email protected]

Imprime: AnarolC/ Pozos Dulces, 32. 29008 MálagaTfno.: 952 214 814

Dep. Legal:Málaga, mayo 2002.

Colección PPD 2001-2006

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Un impulso decidido a la Pastoral Familiar

Indice

Introducción ................................................................................................................... 7

A. LA PASTORAL FAMILIAR EN EL MARCO DEL PROYECTOPASTORAL ............................................................................................................... 9

I. La Pastoral Familiar, una línea preferente y transversal del ProyectoPastoral Diocesano ............................................................................................... 11

1.1. Evangelizar la familia y desde la familia en el tercer milenio .................. 121.2. La familia �objeto y sujeto� de la Pastoral Familiar ................................. 141.3. Pastoral Familiar, Iniciación Cristiana, Pastoral de Juventud y

Vocacional ......................................................................................................... 15

II. Intensificar la acción pastoral en la Preparación al Matrimonio yla Vida Familiar ..................................................................................................... 19

III. Respuestas a necesidades concretas de la Pastoral Familiar ennuestra Diócesis .................................................................................................... 25

3.1. La parroquia, ámbito privilegiado para la Pastoral Familiar ................. 253.2. Los Movimientos y Asociaciones familiares y la Pastoral Familiar ....... 263.3. Impulsar unas respuestas concretas y coordinadas desde los

Arciprestazgos ................................................................................................. 27

B. LA PREPARACIÓN AL MATRIMONIO: Cursillos Prematrimoniales ...... 31

IV. La Preparación al Matrimonio: «un momento de gracia» ............................. 33

4.1. Escasa preparación remota al matrimonio: un reclamo a lapastoral general ................................................................................................ 33

4.2. Situaciones y actitudes diversas con que llegan los novios ..................... 374.3. Ayudar eficazmente a los novios .................................................................. 384.4. Itinerarios personalizados y diversificados: desmasificar

los cursillos ....................................................................................................... 41

V. El Itinerario de Fe: «ideal de preparación al matrimonio» ............................. 45

5.1. El tiempo de la Acogida .................................................................................. 465.2. El tiempo de la Bendición de los Prometidos .............................................. 495.3. La preparación próxima ................................................................................ 515.4. Preparación inmediata .................................................................................. 56

VI. El Cursillo Prematrimonial: objetivos, núcleos temáticos, metodología .. 57

6.1. El Curso o Cursillo de preparación al matrimonio .................................... 576.2. Los objetivos .................................................................................................... 596.3. Los temas básicos ........................................................................................... 616.4. Metodología y modalidades .......................................................................... 63

VII. Consideraciones Finales .................................................................................... 69

7.1. Sobre la celebración litúrgico-ritual del Sacramento ............................... 697.2. Sobre el seguimiento ....................................................................................... 73

C. LOS AGENTES DE PASTORAL FAMILIAR ..................................................... 77

VIII. Los Agentes de Pastoral Familiar: Formación ............................................. 79

8.1. Prioridad a la formación ................................................................................ 798.2. Un marco de referencia diferente: formación para la vida familiar ....... 828.3. La temática básica .......................................................................................... 858.4. Los destinatarios y los medios: Los Agentes y la Escuela de

Agentes de Pastoral ......................................................................................... 898.5. La organización: Equipo de organización, Grupo de estudio y

Base documental .............................................................................................. 91

ANEXOS ....................................................................................................................... 95

Anexo 1: Análisis sociológico de la realidad en torno al noviazgo ...................... 97Anexo 2: Aspectos doctrinales .................................................................................109Anexo 3: Modalidades ...............................................................................................115Anexo 4: Bibliografía relacionada ...........................................................................119

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INTRODUCCIÓN

«Por Pastoral Familiar se entiende el conjunto de criterios, activida-des y medios de que dispone la Iglesia para anunciar, celebrar y servir el�Evangelio del matrimonio y la familia�, teniendo en cuenta las situacio-nes reales en las que dichas instituciones se encuentran»1. Así define estaacción pastoral de la Iglesia el Directorio de Pastoral Familiar de la Pro-vincia Eclesiástica de Granada.

Este Directorio de Pastoral Familiar es una magnífica guía paraesta labor pastoral, que él mismo define con estos calificativos: «urgente,inserta en la misión salvadora, misionera, progresiva y gradual, prioritaria yvertebradora»2.

La Pastoral Familiar debe ser una pastoral «vertebradora»: no debeser considerada como un ámbito o sector más o menos importante de laactividad pastoral, sino más bien como una dimensión irrenunciable dela solicitud pastoral de toda la comunidad eclesial, dado que cualquieracción pastoral tiene resonancias y posibles implicaciones familiares. Enconsecuencia, «los planes de pastoral orgánica, a cualquier nivel, no debenprescindir nunca de tomar en consideración la pastoral de la familia»3. Ycada diócesis, al igual que cada parroquia debe tomar una concienciamás viva de la gracia y la responsabilidad que recibe del Señor en orden

1 PROVINCIA ECLESIÁSTICA DE GRANADA, Directorio de Pastoral Familiar, p. 15. Losdiversos capítulos de la Primera parte tienen en cuenta tanto las etapas comolas situaciones diversas de la pastoral familiar.

2 Ibid., p. 183 Familiaris consortio, n. 70


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a la promoción de la Pastoral Familiar, de modo que al elaborar su pro-yecto pastoral, no deje de prestar esmerada atención al matrimonio y lafamilia.

Un momento privilegiado de esta Pastoral Familiar es el períodoque antecede a la celebración del sacramento del matrimonio. La etapade preparación al matrimonio es un momento precioso de la PastoralFamiliar.

Por otra parte, la atención pastoral al ámbito familiar reclama hoyagentes de pastoral bien formados, que sepan dar respuestas adecuadasa la problemática familiar en general y en concreto al objetivo básico de«evangelizar la familia y desde la familia». Las circunstancias generales ylas corrientes de opinión organizadas que rodean hoy a la familia, recla-ma una preparación especial y una atención pastoral bien coordinada,tanto en las parroquias como en los Arciprestazgos. Suministrando a es-tos ámbitos territoriales de la pastoral las adecuadas ayudas desde losámbitos territoriales especializados: Delegación de Apostolado Seglar, Se-cretariado de Pastoral Familiar, y los diversos Centros y Escuelas de For-mación.

Nuestro Proyecto Pastoral Diocesano 2001-2002 apuesta por darun impulso decididoa la Pastoral Familiar. A ello nos empuja antes quenada el valor del mensaje que ofrecemos y también la observación de larealidad de lo que ocurre4. Hoy más que nunca, la familia es un «valoragredido». La sociedad que vivimos ofrece alternativas que socavan estacomunidad primera que sustenta la «iglesia doméstica». En la familia sejuegan los primeros pasos de la fe.

Conviene, pues, dar prioridad a esta acción pastoral. Así nos lo re-clama tanto la revisión del Proyecto Pastoral anterior como las sugeren-cias de todos los Consejos, y en especial el Consejo Pastoral Diocesano5.

4 Proyecto Pastoral Diocesano 2001-2006: ¡Duc in altum... Rema mar adentro!, pp. 145-1615 La Pastoral Familiar hoy, en CONSEJO PASTORAL DIOCESANO, Ponencias 1995-2000,

Departamento de Publicaciones de la Diócesis, Málaga 2001, 201-236

LA PASTORAL FAMILIAREN EL MARCO

DEL PROYECTO PASTORAL

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I. La Pastoral Familiar, una línea preferente ytransversal del Proyecto Pastoral Diocesano

Hace unos años celebrábamos, por decisión de las Naciones Uni-das, el Año Internacional de la Familia. Cuando la O.N.U. dedica unaño a un tema, es por tres motivos fundamentales: porque se trata de unbien importante para toda la humanidad; porque ese bien se encuentraamenazado; y porque urge tomar medidas concretas para recuperar esebien6.

Hace ya treinta años que los responsables de la Iglesia Católica, re-unidos en Concilio, en el Concilio Vaticano II, habían abordado estas trescuestiones7.

La Iglesia sigue acoge con gozo todos los aspectos positivos de lafamilia moderna, como son «una conciencia más viva de la libertad per-sonal y una mayor atención a la calidad de las relaciones interpersonalesen el matrimonio, a la promoción de la dignidad de la mujer, a la procrea-ción responsable, a la educación de los hijos...». Pero denuncia tambiéncon fuerza los nuevos y graves problemas, como son: «Una equivocadaconcepción teórica y práctica de la independencia de los cónyuges entre sí; lasgraves ambigüedades acerca de la relación de autoridad entre padres e hijos;

6 Cf. DORADO A., La familia Iglesia doméstica, en Boletín E. Diócesis de Málaga (1994)384-394

7 Cfr. El Concilio desarrolla estas ideas, fundamentalmente en Gaudium et Spes, Segun-da parte, capítulo I, sobre todo el n. 47


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las dificultades concretas que con frecuencia experimenta la familia en latransmisión de los valores; el número cada vez mayor de divorcios; la plagadel aborto; el recurso cada vez más frecuente a la esterilización; la instaura-ción de una verdadera y propia mentalidad anticonceptiva»8.

Cualquiera que conozca la situación actual de la familia puede verel carácter profético y madrugador de estos diagnósticos. Recientementela Conferencia Episcopal Española ha publicado un documento9, queactualiza el diagnóstico y presenta pautas concretas de actuación. De larecepción y operatividad de este documento pueden derivarse muchosfrutos pastorales.

1.1. Evangelizar la familia y desde la familia en el tercer milenio

El objetivo global de nuestro Proyecto Pastoral es la «trasmisión dela fe»: seguir evangelizando, llevar la Buena Noticia a las nuevas genera-ciones. Desde este prisma observamos el mundo familiar. Y hacemos ahoraun breve diagnóstico sobre «la situación de fe» de la familia en los alboresdel Tercer Milenio10.

Lo primero que hemos de decir es que la fe que se observa en lasociedad contemporánea ha afectado como es natural a la familia, verda-dera caja de resonancia de cuanto ocurre en la sociedad. En general, sepuede decir que, durante estos años, se ha ido perdiendo el «ambientecreyente» que existía en el hogar. El poder de las nuevas ideas y valores,favorecidas por las fuertes dosis de T.V. que entran cada día en la casa hancambiado el clima interior de muchas familias. La convivencia familiarcuenta menos, la piedad y la religiosidad se han debilitado. En algunascasas no hay signos, ni fechas ni celebraciones religiosas. Muchos padresno van a la Iglesia con sus hijos, ni son capaces de educarlos cristianamente.Falta tiempo, formación, interés. Se imponen otras preocupaciones y otrosintereses.

8 Familiaris consortio, n. 169 CONFERENCIA EPISCOPAL ESPAÑOLA, La familia, santuario de la vida y esperanza de la

sociedad, Edice, Madrid 200110 Cf. Proyecto Pastoral Diocesano 2001-2002, pp. 146-149

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Se puede decir que la familia va dejando de ser, en general, «escue-la de fe». Lo que se transmite en muchos hogares no es fe, sino indiferen-cia y silencio religioso.

Se ha originado una situación compleja. Sin pretender un análisisriguroso, podemos hacer algunas constataciones.

Hay familias que mantienen viva su identidad cristiana. Los padrestienen sensibilidad religiosa y se preocupan de la educación cristiana desus hijos. La fe sigue siendo para ellos un factor importante en la configu-ración de sus hogar. Tal vez, son un grupo más numeroso del que noscreemos. Son familias que, si encontraran más apoyo por parte de la co-munidad parroquial, vivirían la fe de forma actualizada y harían de suhogar un lugar de vivencia gozosa del evangelio.

Hay familias donde uno de los cónyuges tiene sensibilidad religiosa-poca o mucha- y el otro no. Por lo general, son hogares en los que, pocoa poco, se va perdiendo el ambiente cristiano.

Hay familias donde los dos cónyuges se han alejado de la prácticareligiosa y viven instalados en la indiferencia. Lo religioso está como «ex-cluido» del hogar. Sólo aparece en algunos momentos críticos: bautizodel hijo, primera comunión, cuando el hijo asiste a la catequesis o lleva acasa un tema de religión para estudiar o una ficha para rellenar. En algu-nos de estos hogares la abuela sigue desempeñando una influencia reli-gioso-educativa en los nietos.

Hay también familias donde los padres adoptan una postura derechazo a lo religioso y evitan que sus hijos tengan una iniciación cristia-na. En ese hogar lo religioso sólo aparece para ser objeto de crítica, ataqueo burla.

Hay familias con problemas que absorben totalmente su atenciónde manera que el planteamiento religioso queda como «aparcado» o «aho-gado» (crisis de separación de los esposos, falta absoluta de comunica-ción, angustia económica, fuertes conflictos con los hijos...).

Teniendo en cuenta todo esto, ¿No es una utopía hablar de la viven-cia de la fe en el hogar moderno? Los desafíos son muchos. Pero la im-portancia capital de este tema nos empuja a la inventiva pastoral.


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1.2. La familia �objeto y sujeto� de la Pastoral Familiar

«La Iglesia sabe que a través de la familia cristiana vive y lleva a cabo,de una manera eminente, la misión que le ha sido confiada por Jesucris-to. Debido a ello, la familia es, a la vez objeto fundamental de laevangelización y de la catequesis y su insustituible sujeto, elsujetocreativo. Por eso, la Pastoral Familiar reconoce a todas y a cadauna de las parejas cristianas como centro de sus atenciones y cuidados yademás las eleva a sujeto activo y responsable de esa misma pastoral,comprometiéndolas a participar activamente en la vida y en la misiónde la Iglesia»11.

La familia es sujeto evangelizador. Como Iglesia doméstica, lafamilia desempeña también un papel fundamental en la misión de laIglesia. Está llamada a ser no sólo comunidad creyente sino también co-munidad evangelizadora; no sólo comunidad confesante y en diálogo conDios, sino también comunidad al servicio del hombre. Ya nos dijo JuanPablo II que «entre los cometidos fundamentales de la familia cristiana sehalla el eclesial: es decir, que ella está puesta al servicio de la edificación delReino de Dios en la historia mediante la participación en la vida y misión dela Iglesia»12.

Pero tiene que desempeñar esta misión en cuanto matrimonio yen cuanto familia. Es decir, que «deben vivir su servicio a la Iglesia y almundo los esposos juntos, en cuanto pareja, y los padres e hijos en cuan-to familia»13. Se trata de desarrollar formas de apostolado en las que sepueda contar con la presencia de los dos cónyuges.

Este punto es decisivo y exige una mentalidad nueva, pues es en elamor conyugal y familiar -vivido en su extraordinaria riqueza de valo-res y exigencias de totalidad, unicidad, fidelidad y fecundidad- donde seexpresa y realiza la participación de la familia cristiana en la misiónprofética, sacerdotal y real de Jesucristo y de la Iglesia14.

11 PROVINCIA ECLESIÁSTICA DE GRANADA, Directorio de Pastoral Familiar, p. 1512 FC n. 49; Cf. DORADO SOTO, A., La familia Iglesia doméstica, 38913 Cf. Familiaris consortio, n. 5014 Cf. Ibid.

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1.3. Pastoral Familiar, Iniciación Cristiana, Pastoral de Juventud yVocacional

Todos los estudios apuntan hacia la conclusión siguiente: En estostiempos de crisis cultural y religiosa, la acogida de la fe y la educaciónen los valores dependen básicamente de que la persona tenga de ellosuna experiencia positiva. La persona siempre vuelve a aquello que haexperimentado como bueno, aquello que ha vivido con satisfacción, se-guridad y sentido. Pues bien, no hay hoy ningún grupo, ningún ámbitomejor dotado que la familia para ofrecer a las persona una primera expe-riencia positiva de la vida (experiencia religiosa y de valores) queenmarque sus futuras experiencias. Nada marca de un modo más pro-fundo y deja huellas más hondas en la vida del sujeto como la familia.

Veámoslo de manera más concreta:

En primer lugar, la familia ofrece al niño el ámbito primario depersonalización y de acogida de la vida. En la familia el niño se va abrien-do a la vida, va naciendo día a día, se va tejiendo.

En segundo lugar, ningún grupo humano puede competir con lafamilia a la hora de ofrecer al niño «el suelo religioso y de valores» porquela familia puede ofrecer «valores más afecto». En el hogar el niño puedecaptar valores morales, conductas, experiencias religiosas, símbolos, etc.,pero no de cualquier manera, sino en un clima de afecto, confianza, cer-canía y amor. Y es precisamente esta experiencia positiva la que enraíza alniño en la sensibilidad religiosa y en una conducta humana. Será másdifícil despertar la fe luego, en otros lugares y ámbitos, en aquel que nohaya tenido una experiencia religiosa básica en el seno de su propia fami-lia durante los primeros años.

Pero, además, la familia sigue siendo importante también más tar-de, cuando ya la persona se pone en contacto con otras realidades, accedea otros modelos de referencia y se va emancipando de los padres. Llega-rán conflictos y tensiones entre las influencias pero será difícil eliminar lareferencia religiosa de la familia si en casa el joven sigue encontrando unavivencia adulta, sana, testimonial de la fe. «Más importante que el nivel depreparación para educar en la fe es que los padres la vivan con alegría, con


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ilusión, con coherencia, que transmitan esperanza, que contagien su fe vividaen el amor»15.

Es pues primordial, retomar e impulsar la dimensión catequéticade la familia16. Aún más, tomar como prioritario la implicación de lospadres en la tarea catequética de la parroquia, sobre todo con motivo dela preparación de los sacramentos de la Iniciación cristiana.

La familia, primer catequista de los Sacramentos de la Iniciación cristia-na

Con frecuencia la mayoría de los padres, como hemos descrito an-teriormente, se acercan a la Parroquia en una demanda de sacramentos,falta muchas veces de auténticas motivaciones religiosas. Pero ello debeconvertirse en un desafío pastoral.

La cercanía de los padres con motivo de la petición del Bautismo17,Primera Comunión y Confirmación, debe impulsar un renovado trabajopastoral que implique a la familia, aunque sus resultados a veces seanaparentemente pobres.

Implicar a la familia y en concreto a los padres en la tarea catequéticade la parroquia es una inversión pastoral de largo alcance.

Por ello, la acción catequética y la preparación litúrgica de los sacra-mentos de Iniciación cristiana, tienen una importancia capital, ya que alincidir sobre la familia, especialmente sobre los padres, estamos refor-zando la catequesis puntual y preparatoria, con la catequesis de la vida deun hogar cristiano.

La familia y la Pastoral de Juventud

En la Pastoral con los jóvenes no puede perderse la perspectiva «fa-miliar». Ellos, en sumayoría, serán los fundadores de una nueva familia.

15 SUBCOMISIÓN EPISCOPAL PARA LA FAMILIA Y DEFENSA DE LA VIDA, La familia,transmisora de la fe cristiana, (Carta con motivo del Día de la Familia) 1996

16 Cf. La Pastoral familiar, hoy, p. 22017 Cf. Ibid., p. 221

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Y en última instancia toda la preparación humana y cristiana debe deestar orientada hacia la familia: formación de esposos y padres cristianos.

Los temas matrimoniales y familiares (lo que se denomina «prepa-ración remota» al matrimonio), deben estar muy presentes en la Pastoralde Juventud.

La familia y la pastoral vocacional al sacerdocio y la vida religiosa

Es una paradoja que la misma familia cristiana suele poner, a veces,dificultades (o al menos no alienta) los planteamientos vocacionales desus hijos.

Sin embargo, es tarea primordial de una familia cristiana alentar elproceso vocacional de su hijo, ver como una «riqueza familiar» el donque Dios ha podido hacer a sus hijos, invitándole a seguirle radicalmente.

La Pastoral vocacional tendrá que tener muy presente esta «dimen-sión familiar» en sus planteamientos pastorales.

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II. Intensificar la acción pastoral en la Prepara-ción al Matrimonio y la Vida Familiar

Hoy más que nunca, la preparación al matrimonio se nos ofrececomo una verdadera y especial ocasión de evangelización de jóvenes yadultos, y especialmente de los «alejados». Para muchos de ellos, por unaparte, es la ocasión de encontrarse de nuevo con una realidad muchotiempo relegada y marginada de su vida; por otra, se encuentran en unmomento muy particular, caracterizado en general por una disponibili-dad y apertura a revisar y a orientar su vida. Por esto mismo, puede serun tiempo favorable para renovar el propio encuentro con la persona deJesús, con su mensaje y con su Iglesia.

La escasa preparación remota al matrimonio es un reclamo a la pas-toral general: «La preparación remota abarca la infancia, la niñez y la ado-lescencia, y tiene lugar sobre todo en la familia y también en la escuela ygrupos de formación, valiosas ayudas de aquella. Es el período en el que setransmite y se graba la estima de todo valor humano auténtico, tanto en lasrelaciones interpersonales como en las sociales, con cuanto comporta para laformación del carácter, el dominio propio y la estima de sí mismo, el uso rectode las inclinaciones y el respeto a las personas también del otro sexo. Se re-quiere, además, sobre todo para el cristiano, una sólida formación espiritualy catequética (Cf. FC 66)»18.

18 PONTIFICIO CONSEJO PARA LA FAMILIA, La preparación al sacramento del matrimonio.Roma 1966, n. 22


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Una realidad constatada es que muchos de los novios carecen deesta preparación remota. Bien porque no han seguido un procesocatequético continuado, que haya culminado con la celebración integralde la Iniciación Cristiana, bien porque aunque hayan estado años partici-pando de cierta actividad catequética no han recibido una adecuada for-mación que tenga en cuenta la preparación para la vivencia y celebracióndel matrimonio y la correspondiente incorporación a un nuevo estado devida.

Hay que tener en cuenta también los cambios operados en referen-cia la valoración de la familia, a la imagen cristiana de la misma, y engeneral a todo lo referente al mundo del noviazgo y el matrimonio.

Por todo ello, dada la escasa preparación remota, conviene acen-tuar la necesidad de una preparación próxima e inmediata, que com-pense y equilibre estas carencias.

A la vez, esta constatación interpela a toda la pastoral en general: deIniciación Cristiana, de Juventud, etc., para que se preste una mayor aten-ción a la realidad de la familia en todos los procesos catequéticos y en laactividad global de la pastoral diocesana.

La preparación al matrimonio es un «momento de gracia». La finali-dad de la preparación es ayudar a los novios a vivir su noviazgo y la próxi-ma celebración de su matrimonio como un momento de crecimientohumano y cristiano en la Iglesia; ayudarles a conocer y vivir la realidaddel matrimonio que intentan celebrar para que sea no solamente válidosino fructífero, celebrando el sacramento como una etapa de su caminode fe; llevándoles a sentir el deseo e incluso la necesidad de continuarcaminando en la fe y en la Iglesia después de la celebración del matrimo-nio. En todo caso, se trata de proponerles verdaderos �itinerarios de fe�que les ayuden a integrar armónicamente los valores humanos y conteni-dos cristianos en un unitario y progresivo camino que une la fe y la vida.

En esta tarea, también es decisiva la responsabilidad de la fami-lia: es una responsabilidad que brota de su propias naturaleza - la de sercomunidad de vida y amor, fundada sobre el matrimonio - y de su mi-sión de «custodiar, revelar y comunicar el amor»19. «La implicación de las

19 Cf. Evangelium vitae n. 92; Familiaris consortio, n. 17

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familias cristianas en la preparación de los futuros matrimonios cristia-nos es una tarea prioritaria de su apostolado»20.

«La mirada que dirigimos a la vida, el matrimonio y la familia ennuestra sociedad actual es una mirada de fe por un doble motivo. Enprimer lugar, porque esa fe nos hace participar de aquella primeramirada de Dios con la que el Creador vio que todo era bueno (cfr. Gen1,31) y nos da esos ojos nuevos que nos permiten redescubrir lo bueno, loverdaderamente humano (cfr. Flp 4,8). En segundo lugar, porque mi-rar el matrimonio y la familia nos lleva a descubrir la necesidad deuna �fe humana�. La familia es el primer lugar donde una persona seconfía a otra con una entrega verdadera. Esta fe humana que se vive enla familia nos abre a la fe en el otro, para poder construir una sociedadesperanzada y a la fe en Dios. La mirada de fe resulta decisiva paradescubrir, conocer y vivir la verdad completa de todas las realidades,sobre todo las que se refieren al ser humano, a su vida y a su destinotrascendente»21.

Este Anexo al Proyecto Pastoral Diocesano, sugiere ideas concre-tas en el campo del desarrollo de los llamados «cursillosprematrimoniales», formas alternativas y la preparación adecuada de«agentes de pastoral matrimonial y familiar22.

También se requiere, hoy, a la Pastoral Familiar una atención espe-cial a dos realidades: la defensa de la vida y la ayuda especializada a lasparejas con problemas.

20 Cf. SUBCOMISIÓN EPISCOPAL PARA LA FAMILIA Y DEFENSA DE LA VIDA, Prepa-ración al matrimonio cristiano, Edice 2001. Seguimos especialmente: I. GARCÍA DEANDRÉS, Pedagogía, núcleos temáticos, y tiempos del cursillo prematrimonial, Ibid.,263-290.

21 CONFERENCIA EPISCOPAL ESPAÑOLA, La familia, santuario de la vida y esperanza de lasociedad, Edice, Madrid 2001, n. 9

22 Cf. La Pastoral familiar, hoy, p. 220


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La familia y el Evangelio de la vida

«Al Evangelio del matrimonio y de la familia va estrechamente unidoel Evangelio de la vida. La familia evangelizada es la mejor amiga dela vida del ser humano. Y, a la inversa, donde la vida de cada hombrees respetada y amada de verdad, allí florece la familia como auténticosantuario de la vida humana. Como afirmaba Juan Pablo II en su pri-mer viaje a España, �la familia es la única comunidad en la que todohombre es amado por sí mismo, por lo que es y no por lo que tiene. Lanorma fundamental de la comunidad conyugal no es la de la propiautilidad y del propio placer. El otro no es querido por la utilidad oplacer que puede procurar: es querido en sí mismo y por sí mismo�» 23.

Uno de los grandes apostolados de la familia, hoy, es proclamar el«evangelio de la vida». Promover la dignidad de la vida humana, desdesu concepción hasta la muerte; combatir la «cultura de la muerte», queestá consiguiendo implantar la «normalidad de la aceptación del aborto»como un bien social, y que ahora se empeña en abrir el debate sobre laeutanasia, falto de una correcta información y formación. Estos son algu-nos de los campos en los que se está jugando el «evangelio de la vida»,todos ellos son unos desafíos que deben tener en la pastoral familiar unacabida primordial.

Pastoral de convivencia y de servicio

La Ponencia del Consejo Pastoral, La Pastoral Familiar hoy, recogedos aspectos requeridos por las especiales circunstancias actuales,reclamandos a la pastoral:

Una pastoral de la convivencia, que ayude a resolver uno de losproblemas más graves que tienen los matrimonios: el de la incomunica-ción y el de la falta de ayuda para resolver de forma satisfactoria los pro-blemas que plantea la convivencia. «El proceso que lleva a convertir a lapareja en una �comunidad de vida y de amor� es lento y requiere ayu-da».24

23 CONFERENCIA EPISCOPAL ESPOAÑOLA, La familia, santuario de la vida y esperanza dela sociedad, n. 100

24 La Pastoral familiar, hoy, p. 222

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Y una pastoral de servicios: «La pastoral social que se practica hoyen las parroquias, insisten algunos miembros del Consejo Pastoral, nosponen en contacto con familias rotas, que necesitan urgentemente algúntipo de ayuda para hacer posible la convivencia y la educación de loshijos. Un grave problema que no podemos olvidar es el de los malostratos a niños y a mujeres. Una de las respuestas más interesantes y lúci-das de la Iglesia española han sido los Centros de Orientación Familiar(COF)»25.

También el Tribunal Eclesiástico, tiene una dimensión pastoralque debe ser conocida y valorada por la Diócesis. Esta dimensión de lapastoral matrimonial general de la Iglesia, ha sido abordada en un recien-te documento de la Provincia eclesiástica: �Matrimonios en dificultad�26.

En el campo de la pastoral de la familia, se juega hoy la Iglesia y elmundo parte de su futuro. Así lo hacía ver el Papa recogiendo la expe-riencia jubilar, en la Carta Novo Millennio Ineunte:

«Los niños, con su incontenible comportamiento festivo, volvieron en elJubileo de las Familias, en el cual han sido señalados al mundo como�primavera de la familia y de la sociedad�. Muy elocuente fue esteencuentro jubilar en el cual tantas familias, procedentes de diversaspartes del mundo, vinieron para obtener, con renovado fervor, la luz deCristo sobre el proyecto originario de Dios (cf. Mc 10,6-8; Mt 19,4-6).Ellas se comprometieron a difundirla en una cultura que corre el peli-gro de perder, de modo cada vez más preocupante, el sentido mismo delmatrimonio y de la institución familiar»27 .

25 Ibid., pp. 222-22326 Cf. PROVINCIA ECLESIÁSTICA DE GRANADA, Matrimonios en dificultad, Granada

200027 Novo Millennio Ineunte, n. 10

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III. Respuestas a necesidades concretas de la Pas-toral Familiar en nuestra Diócesis

3.1. La parroquia, ámbito privilegiado para la Pastoral Familiar

La Parroquia es la estructura base que reúne las condiciones devida y los medios posibles para desarrollar una Pastoral Familiar28 cohe-rente: «La parroquia es el seno en que nacen los hijos de Dios, se adquiere lacondición de esposo, se celebra la Eucaristía, memorial de las nupcias de Cris-to con su Iglesia, y se vive la caridad que suscita la solicitud fraterna por lasotras familias que constituyen la �familia diocesana�. Es también el lugar deencuentro personal con novios, matrimonios, niños, jóvenes y ancianos. Es,pues, el ámbito particularmente apropiado para el anuncio, celebración yservicio del �Evangelio del matrimonio y de la familia�»29.

Pensamos que la parroquia, entendida como comunidad creyente,es el lugar más apropiado para la Pastoral Familiar. En ello ha insistido elConsejo Diocesano de Pastoral. Esta acción de la parroquia, puede reali-zarse incidiendo sobre cada miembro, sobre el matrimonio y sobre lafamilia, a través de la predicación ordinaria, de catequesis de adultos, del

28Cf. Christifidles laici, n. 26; Cf. La pastoral familiar, hoy, p. 225. Esta Ponencia del ConsejoPastoral Diocesano define a la Parroquia como � ámbito primero y principal dela Pastoral Familiar�.

29 Cf. FC 70,1: PROVINCIA ECLESIÁSTICA DE GRANADA, Directorio de Pastoral Fami-liar, p. 82


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acompañamiento personal y otras numerosas actividades. Una muy apro-piada consiste en la formación de grupos parroquiales compuestos pormatrimonios o familias, que se reúnen de manera periódica para reflexio-nar, ayudarse mutuamente y coordinar su tarea evangelizadora. Existenmateriales abundantes que pueden ayudarles a lograr estos fines.

3.2. Los Movimientos y Asociaciones familiares y la Pastoral Fami-liar

El Concilio, como ya hemos indicado anteriormente, ha puesto derelieve que «el apostolado de los laicos es la participación en la mismamisión salvífica de la Iglesia. A este apostolado todos están llamados porel mismo Señor en razón del bautismo y de la confirmación»30. Este apos-tolado lo ejercen tanto en la Iglesia como en el mundo31, pero los laicosestán llamados particularmente «a hacer presente y operante a la Iglesiaen los lugares y condiciones donde ella no puede ser sal de la tierra si noes a través de ellos»32

Las Asociaciones y Movimientos familiares tienen una significaciónparticular en orden al apostolado de los laicos. En nuestra Diócesis se handado pasos muy positivos de cercanía y colaboración mutua entre losámbitos parroquiales y los distintos movimientos y asociaciones que ejer-cen su apostolado preferentemente en este sector pastoral de la familia.Su participación afectiva y efectiva en la realización del Proyecto PastoralDiocesano, en los ámbitos parroquiales y arciprestales, será un signo decomunión relevante y a la vez un enriquecimiento mutuo.

Así lo expresa el Directorio de Pastoral Familiar: «Nuestras Igle-sias particulares siguen reclamando hoy la presencia activa y específicade los movimientos y asociaciones familiares... Deben sentirse llamados avivir la comunión y corresponsabilidad de la comunidad eclesial en quese encuentran implantados... mostrándose disponibles para colaborar enlas iniciativas de Pastoral Familiar... y deben buscar y poner en prácticalas respuestas pastorales adecuadas a los múltiples problemas con los quese encuentra la persona, el matrimonio y la familia actual»33.

30 LG n. 3331 Cf. AA n. 932 LG n. 3333 PROVINCIA ECLESIÁSTICA DE GRANADA, Directorio de Pastoral Familiar, 88.

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Los Movimientos y Asociaciones tienen que ser el vivero de las Es-cuelas de Agentes de Pastoral en orden a formar «agentes de pastoralfamiliar»34.

3.3. Impulsar unas respuestas concretas y coordinadas desde losArciprestazgos

A lo largo de las revisiones de nuestro Proyecto Pastoral Diocesano1996-2000 se señala con frecuencia una serie de carencias que hay ennuestra Pastoral Familiar. Se trata sobre todo de valorar una nueva situa-ción, tanto familiar como de noviazgo, que demanda nuevas respuestaspastorales. El Directorio de Pastoral Familiar de la Provincia Eclesiásti-ca enmarca la tarea de toda la acción pastoral sobre la familia y hace refe-rencia a la preparación al matrimonio, que debe ser una de las priorida-des fundamentales, ya que en ella se pueden dar los primeros pasos de laafirmación o construcción de una familia cristiana35.

Por otra parte, también hemos podido constatar una serie de apre-ciaciones que se convierten para nosotros en desafíos evangelizadores:

· La necesidad de la acogida pastoral gratificante a las familias quese acercan a la demanda de sacramentos.

· La no presunción de una fe explícita en los que solicitan el sacra-mento del matrimonio, considerándoles como integrantes delamplio número de los «alejados».

· Falta de coordinación de la pastoral prematrimonial, dándose unadiversidad de estilos y formas de «cursillos prematrimoniales».

· Insatisfacción a veces, tanto en los agentes como en los que loreciben, en relación a la ejecución de los mismos «cursillosprematrimoniales».

· La necesidad de «agentes de pastoral» preparados para trabajaren los diversos campos de la atención a la familia y la prepara-ción a la celebración del matrimonio.

34 Cf. La Pastoral familiar, hoy, pp 226-22935 PROVINCIA ECLESIÁSTICA DE GRANADA, Directorio de Pastoral Familiar, pág. 9-12


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· La urgencia de la «llamada comunicación de dones» poniendo alservicio de las zonas con menos pastorales -personas einfraestructuras- o más alejadas la posible riqueza pastoral deotras zonas, especialmente de la capital.

El Arciprestazgo, es una estructura territorial muy adecuada paraimpulsar esta renovación de la Pastoral familiar, a través de la ComisiónArciprestal de Pastoral Familiar. Hay unas demandas explícitas queurgen respuestas adecuadas para impulsar la Pastoral Familiar en nuestraDiócesis. En concreto, dentro de la Pastoral Familiar global, segunda lí-nea prioritaria y transversal del Proyecto Pastoral 2001-2002, preten-demos centrar esta reflexión en dos necesidades muy delimitadas:

1º) Coordinar la pastoral prematrimonial a la luz de los últimosdocumentos del Magisterio del Papa Juan Pablo II (teniendo en cuentatambién los documentos de la Conferencia Episcopal Española, y delPontificio Consejo para la Familia -sobre todo, «Preparación al sacramen-to del Matrimonio»-), y promover una segunda recepción y puesta enpráctica de los documentos de la Provincia Eclesiástica de Granada36.

· Reevangelizar a los novios que desean contraer matrimoniopor la Iglesia, ayudándoles a asumir desde la fe los nuevos cam-bios socioculturales que se han producido en el ámbito familiarde nuestra sociedad.

· Renovar la metodología de los cursillos prematrimoniales bus-cando una participación más activa de las parejas de novios y dela comunidad parroquial37.

36 PROVINCIA ECLESIÁSTICA DE GRANADA, Directorio de Pastoral Familiar (1996) y LaPreparación al matrimonio y la vida familiar (1998). La recpción de estos documentosen nuestra Diócesis ha sido insuficiente.

37 Cf. PROVINCIA ECLESIÁSTICA DE GRANADA, La Preparación al Matrimonio y la vidafamiliar, pág. 13-16: se enumeran las grandes líneas de la pastoral de prepara-ción al matrimonio.

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2º) Formar adecuadamente a los matrimonios -agentes de pasto-ral- que trabajan en pastoral de novios e incorporar a otros que puedandesempeñar esta tarea.

· Crear equipos de pastoral matrimonial en los Arciprestazgosque atiendan los cursillos prematrimoniales de las parroquiascon menos medios y los pueblos que no tienen agentes de pasto-ral familiar.

· Fomentar la creación de grupos de matrimonios en las parro-quias que vivan desde la fe su vida matrimonial y familiar, yanuncien el Evangelio de la Familia y de la Vida en comunióncon sus pastores, colaborando en las iniciativas adecuadas.

En resumen, los objetivos concretos de esta iniciativa pretendenante todo, resaltar la urgencia de una Pastoral Familiar en nuestra Dióce-sis que coordine los esfuerzos existentes y que suministre respuestas ade-cuadas a los desafíos que se plantean a este sector pastoral. En concretonos fijamos en dos demandas reiteradas con frecuencia:

· Primero, la necesidad de un «material adecuado» que renue-ve e impulse los llamados «Cursillos prematrimoniales», ensus diversas modalidades y teniendo en cuenta la nueva situa-ción social y de conciencia de fe con la que se presentan la mayo-ría de los que demandan el sacramento del matrimonio.

· Segundo, la propuesta de un «Curso para agentes de pastoralfamiliar», que proporcione matrimonios comprometidos y bienpreparados para abordar la respuesta pastoral que exige hoy lapreparación al matrimonio y la misma pastoral familiar en suconjunto.

PREPARACIÓN ALMATRIMONIO:

CURSILLOS PREMATRIMONIALES

33


IV. La Preparación al Matrimonio: «un momentode gracia»

Hoy más que nunca, la preparación al matrimonio se nos ofrececomo una verdadera y especial ocasión de evangelización de jóvenes yadultos, y especialmente de los «alejados». Para muchos de ellos, por unaparte, es la ocasión de encontrarse de nuevo con una realidad muchotiempo relegada y marginada de su vida; por otra, se encuentran en unmomento muy particular, caracterizado en general por una disponibili-dad y apertura a revisar y a orientar su vida. Por esto mismo, puede serun tiempo favorable para renovar el propio encuentro con la persona deJesús, con su mensaje y con su Iglesia.

4.1. Escasa preparación remota al matrimonio: un reclamo a la pasto-ral general

«La preparación remota abarca la infancia, la niñez, y la adolescen-cia, y tiene lugar sobre todo en la familia y también en la escuela ygrupos de formación, valiosas ayudas de aquélla. Es el período en elque se transmite y se graba la estima de todo valor humano auténtico,tanto en las relaciones interpersonales como en las sociales, con cuantocomporta para la formación del carácter, el dominio propio y la estimade sí mismo, el uso recto de las inclinaciones y el respeto a las personastambién del otro sexo. Se requiere, además, sobre todo para el cristiano,una sólida formación espiritual y catequética (Cf. FC 66)» 38.

38 PONTIFICIO CONSEJO PARA LA FAMILIA, La preparación al Sacramento del Matrimo-nio. Roma 1966, n. 22


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Una realidad constatada es que muchos de los novios carecen deesta preparación remota. Bien porque no han seguido un procesocatequético continuado, que haya culminado con la celebración integralde la Iniciación Cristiana, bien porque aunque hayan estado años partici-pando de cierta actividad catequética no han recibido una adecuada for-mación que tenga en cuenta la preparación para la vivencia y celebracióndel matrimonio y la correspondiente incorporación a un nuevo estado devida.

Hay que tener en cuenta también los cambios operados en referen-cia la valoración de la familia, a la imagen cristiana de la misma, y engeneral a todo lo referente al mundo del noviazgo y el matrimonio.

Por todo ello, dada la escasa preparación remota, conviene acen-tuar la necesidad de una preparación próxima e inmediata, que com-pense y equilibre estas carencias.

A la vez, esta constatación interpela a toda la pastoral en general: deIniciación Cristiana, de Juventud, etc., para que se preste una mayor aten-ción a la realidad de la familia en todos los procesos catequéticos y en laactividad global de la pastoral diocesana.

Un momento de gracia

La finalidad de la preparación es ayudar a los novios a vivir su no-viazgo y la próxima celebración de su matrimonio como un momento decrecimiento humano y cristiano en la Iglesia; ayudarles a conocer y vivirla realidad del matrimonio que intentan celebrar para que sea no sola-mente válido sino fructífero, celebrando el sacramento como una etapade su camino de fe; llevándoles a sentir el deseo e incluso la necesidad decontinuar caminando en la fe y en la Iglesia después de la celebración delmatrimonio. En todo caso, se trata de proponerles verdaderos «itinera-rios de fe» que les ayuden a integrar armónicamente los valores huma-nos y contenidos cristianos en un unitario y progresivo camino que unela fe y la vida.

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Un itinerario de fe personal y comunitario

Los modos y formas de hacer la preparación al matrimonio puedenser múltiples; pero la forma que mejor responde a la realidad del matri-monio cristiano y a las necesidades y exigencias de hoy día es la de unapedagogía que llamaríamos de itinerario de fe. En particular, el método ylos contenidos de este itinerario deben inspirar toda forma de prepara-ción: Cursillos de Novios, Fines de Semana, Encuentros, etc. Según lascaracterísticas propias de todo camino educativo, se trata de un procesopersonal y a la vez comunitario, gradual y progresivo, teniendo en cuentala situación en que se encuentra cada una de las parejas y dando los pasossucesivos hasta acercarse lo más posible a la meta y la finalidad que noshemos propuesto.

Porque se trata de un específico camino educativo, también esta fasede la preparación al matrimonio requiere una iniciativa diferenciada enorden a acompañar verdaderamente a todas las parejas de novios delmodo más apropiado a su situación y sus necesidades. Todas las parejas,ciertamente, cuando piden el matrimonio, vienen con su propio perfilespiritual, con su propia historia, con un camino o un no camino de fedespués del bautismo y la primera comunión. Muchos novios no hancompletado con la confirmación su Iniciación cristiana. El respeto a laspersonas, requiere tener presente todo esto, y la actitud dinámica de laevangelización exige que diversifiquemos las ofertas, sabiendo que, comodice el apóstol, algunos son niños de leche y no están para alimentossólidos (Cf. Heb 5, 12).

En fin, por la finalidad que la distingue, esta preparación no puederealizarse sino en el contexto de una comunidad cristiana que profesa la fe,la celebra en el culto, la expresa en la vida. Esto es una llamada a la res-ponsabilidad de toda la comunidad cristiana: presbíteros, laicos, esposos,y los propios novios.

Una larga historia y de rica experiencia

En la preparación al matrimonio edificamos ahora sobre unos ci-mientos de muchos años. Cursillos de preparación al matrimonio se danen nuestras diócesis desde hace bastante tiempo. En estos años se ha con-seguido mucho. Es aceptada ya normalmente la necesidad, más que la


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obligatoriedad, de la preparación para el matrimonio, que se ha generali-zado con la ayuda de numerosos laicos. Cada vez es más general la pre-ocupación evangelizadora y eclesial de la preparación al matrimonio.Hemos de respetar lo que tenemos y, a partir de ahí, dar un nuevo impul-so en línea con las orientaciones y normas del Directorio de nuestra Pro-vincia Eclesiástica y del próximo Directorio Nacional que se está prepa-rando.

En general, los novios vienen hoy con una actitud abierta

Podemos hacer hoy una constatación general: «Cuantos interveni-mos en este trabajo sabemos que muchas parejas necesitan renovar lafundamentación doctrinal y la experiencia vital de su fe, con ideas y manifes-taciones adultas, que no han podido conseguir antes porque interrumpieronsu formación y sus prácticas religiosas apenas pasada la adolescencia (... )Estas parejas esperan y vienen dispuestas a escuchar con agrado cuanto se lespueda decir en orden a su maduración humana, pero no siempre son tan cons-cientes de la necesidad de una madurez en la que ni vienen igualmente dis-puestos a plantearse con alguna profundidad esta dimensión de su vida. (Yconcluye:) Al programar estos cursos no podemos limitamos a atender lasexpectativa espontáneas que traen las parejas, puesto que observamos, enmuchas de ellas, lagunas importantes en el conocimiento y también en lavivencia de la fe»39.

En la introducción a La Preparación al matrimonio y vida fami-liar, publicado por nuestra Provincia Eclesiástica, se concluye también:«Por eso, el Directorio señala el sentido y valor evangelizador que puede ydebe tener este Curso prematrimonial para la inmensa mayoría de los parti-cipantes (... ) Nos preocupa la dimensión evangelizadora y eclesial de la pre-paración al matrimonio. Desde nuestra experiencia creemos que debeconseguirse con el testimonio personal, la unidad de criterios en los agentes, laimagen de Iglesia que se presenta, la presencia mayor de las dimensiones defe, religiosidad y catequesis, el descubrimiento del grupo cristiano y de la vidaparroquial»40.

39 DIÓCESIS DE PAMPLONA Y TUDELA, Curso de Preparación al Matrimonio, Manual paraMonitores. Pamplona, 2000, p. 6

40 PROVINCIA ECLESIÁSTICA DE GRANADA, La Preparación al Matrimonio y la VidaFamiliar. Formación de Agentes y Curso para Novios. Granada 1998, p. 9

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Una importante etapa de evangelización

El tiempo de la preparación próxima, señala a su vez el PontificioConsejo para la Familia, en su documento sobre Preparación al Sacra-mento del Matrimonio del año 96, es oportuno para «verificar la madurezde los valores humanos (... ) profundizar la vida de fe, en especial en lo refe-rente al conocimiento de la sacramentalidad de la Iglesia. (Y concluye: )Ésta es una importante etapa de evangelización»41.

Hemos de hacer una pastoral personalizada, que permita el discer-nimiento y de respuesta a las diferentes situaciones de fe de los novios.

4.2. Situaciones y actitudes diversas con que llegan los novios

Las parejas que acuden a un «Cursillo de preparación al Matrimo-nio» suelen formar un grupo heterogéneo, en cuanto a trabajo, estudios,maneras de pensar, planteamientos religiosos, actitudes de fe, etc. Mu-chas veces ni siquiera pertenecen a la misma parroquia ni al mismo pue-blo.

Tienen en común el que van a casarse y el que han decidido hacerlopor la Iglesia, aunque también las motivaciones para esta decisión pue-den ser diferentes. Coinciden también en el hecho de ser jóvenes y parti-cipar, por consiguiente, aunque también a niveles muy diferentes, de losvalores y actitudes que normalmente se dan en la juventud actual (Veruna aproximación a esta realidad en: ANEXO 1: Análisis sociológico dela realidad en torno al noviazgo).

La diversas situación de fe de los novios -buenos creyentes, creyen-tes débiles, no creyentes, canónicamente irregulares- está reclamando denosotros diversas ofertas que respondan a sus necesidades. Es necesarioprestar atención a cada una de las personas para descubrir cuál es sunecesidad:

41 PONTIFICIO CONSEJO PARA LA FAMILIA, Preparación al Sacramento del Matrimonio.Roma, 1996, n. 32


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· De un primer anuncio de Jesucristo y un acompañamiento paradespertar la fe, en aquellos que son no creyentes.

En realidad, suelen ser parejas en las que los dos , o bien uno deellos, están algo alejados de la Iglesia. Requieren una asisten-cia y guía algo más particular, es necesario un mínimo de co-laboración de su parte.

· De una catequesis que exponga los diversos aspectos de la fe y lavida cristiana en general y especialmente en relación matrimo-nio, para aquellos que son creyentes débiles.

Aquí se sitúa la gran mayoría de los novios que acogemos. Hayque provocar en ellos, a través del «cursillo prematrimonial»que sean capaces de un replanteamiento de su fe. Fundamentode un auténtico matrimonio cristiano.

· De una profundización y revitalización de la fe y de la vidacristiana en aquellos que ya están viviendo la fe y pertenenciaa la Iglesia.

Se puede plantear el desarrollo de un auténtico itinerario de fecon ellos. Incluso, ofrecer un curso anual, con retiros, etc. Yayudarles a concretar o perfilar su «compromiso cristiano»,si aún no lo tuvieren, invitándoles a una incorporación «acti-va» en la Iglesia, a través de la parroquia, movimeintos fami-liares, etc.

Siempre se ha de tener en cuenta que las situaciones suelen sercomplejas, y que las fronteras entre una y otra situación no están, mu-chas veces, suficientemente claras y delimitadas.

4.3. Ayudar eficazmente a los novios

Tan sólo servirá a una conveniente preparación al matrimonio aquellapastoral que se pueda calificar como:

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- ayuda (orientada a que los futuros contrayentes descubran y seidentifiquen con los valores del matrimonio y la familia, al menoslos fundamentales);

- diferenciada (acomodada a la diversa condición y formación: co-nocimientos, madurez, formación doctrinal, etc.);

- progresiva (a partir de la situación personal y descubrimiento delplan de Dios);

- positiva (capaz de suscitar las convicciones necesarias para mode-lar la existencia de acuerdo con la doctrina).

Lo más importante de la preparación al matrimonio es lainteriorización de valores que favorezcan el aprendizaje de patronesadecuados de relación interpersonal, que enseñen a tomar las decisionesde forma compartida y a solucionar los inevitables conflictos, que den unequilibrio entre intimidad y sociabilidad, etc. No se trata, pues, sólo dedar una información.

Nuestros cursos de preparación al matrimonio están diseñados, lamayoría de las veces, para transmitir un saber y no para asumir un esti-lo de vida coherente con la vida matrimonial. Un ejemplo claro es lapersistencia de hábitos y actitudes de solteros durante toda su vida matri-monial.

Hay un error en considerar que basta la sola información para cam-biar patrones arraigados de comportamiento. Por ejemplo, son numero-sas las parejas que reconocen la necesidad de establecer una buena co-municación para que su vida matrimonial sea más armónica y satisfacto-ria. Pero no por eso están dispuestas a desarrollar habilidades para mejo-rarla. Lo mismo puede decirse en lo que respecta al ejercicio de la pater-nidad responsable, la práctica de la planificación familiar natural, etc.

El solo conocimiento no sirve para cambiar el comportamiento in-adecuado. Ahora bien, nuestros cursos de preparación al matrimonio,aunque sea otra la intención de quienes los dirigen, en su metodología ysus contenidos, están basados en esta hipótesis: «El problema de los novioses falta de conocimientos. Si les damos una información abundante eso ga-rantizará que sus matrimonios sean mejores».


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Aún reconociendo la importancia del aporte profesional en las acti-vidades de educación familiar, éste no debe reducirse a un procedimien-to de transmisión de una información con destino a un saber y no condestino a un mejor vivir. En efecto, la información que se transmite debeatravesar por un proceso complejo para que logre ejercer algún influjo enla conducta de las personas. Hoy existen metodologías adecuadas 42.

42 Cf. CENTRO DE PASTORAL FAMILIAR PARA AMÉRICA LATINA (CENPAFAL). Lapreparación al matrimonio en Latinoamérica. Familia y Sociedad, n.94, pp 26-32. Desa-rrolla una metodología que nos puede ayudar a comprender lo que exponemos.Se hablan de diversos pasos:Primer paso: CONOCIMIENTO. Recibimos cada día una cantidad impresionantede información en nuestro trato con nuestros semejantes, a través de la con-versación, de los medios masivos de comunicación, de nuestra propia expe-riencia personal. Pero mucha parte de esa información se pierde porque no seprocesa. Sólo una parte de esa información se organiza, se archivasistemáticamente y se guarda para hacer uso de ella más tarde. Esta informa-ción es la que se transforma en conocimiento.Segundo paso: INTERIORIZACIÓN. Parte de ese conocimiento que se archiva,aquél que tiene para uno un interés especial para nuestra vida personal, espercibido por nuestra conciencia con especial nitidez, como algo que nos pro-porciona ventajas y nos es especialmente útil, v.gr. nos sirve para nuestra vidamatrimonial. Es ya un conocimiento adquirido, asimilado y que comienza avolverse como algo nuestro. No sólo lo interiorizamos sino que nos lo apropia-mos.Tercer paso: ACCIÓN EXPERIMENTAL O ENSAYO. Hasta ahora no hemos hechouso de este conocimiento interiorizado. Lo único que hacemos es anticipar en lafantasía ¿»qué ocurriría si actuáramos de acuerdo con esto»? La interiorizacióny la fantasía están estrechamente relacionadas y la fantasía imagina una expe-riencia que todavía no llevamos a la realidad y nos formamos expectativassobre sus resultados. Pero cuando nos atrevemos a actuar, a realizar esa expe-riencia, llega lo que podemos llamar ACCIÓN EXPERIMENTAL o ENSAYO deun comportamiento en busca de los buenos resultados que imaginamos.Como consecuencia de este ensayo pueden darse diversos resultados: a) unmal resultado(por haber obrado en un mal momento, por no acertar en la for-ma, o no encontrar respuesta en el otro); b) un buen resultado: logramos lo queanticipábamos en la fantasía y este logro puede dejarnos diverso grado desatisfacción de acuerdo con las expectativas.Cuarto paso: CAMBIO DE CONDUCTA. Si se persiste suficientemente en la prác-tica de esta nueva conducta, ésta se va haciendo habitual y se inserta en elestilo de vida. En la pareja ambos deben recorrer juntos estos cuatro pasos delproceso para lograr que su relación de pareja se vaya enriqueciendo y mejo-rando su calidad. Aunque para uno solo sea más fácil, si son los dos los que seempeñan, hay muchas más posibilidades de mantenerse, porque pueden ge-nerar refuerzos mutuos, porque ambos van a animarse a continuar, a ayudarsea hacerlo mejor y a estimularse para mantener el nuevo patrón de comporta-miento. (D. MACE, Close Companions - The Marriage Enrichment HandbookContinuum - New York 1984 pp. 61-66)

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Estas razones nos mueven a proponer que se revisen los cursillosprematrimoniales en sus contenidos, su metodología y su organización.Sin pretender que un curso pueda suplir todos los vacíos de una prepara-ción remota -e incluso próxima- que se debió realizar, sí estamos segurosde que los novios son especialmente receptivos cuando se les proponenvalores y convicciones con una pedagogía adecuada.

4.4. Itinerarios personalizados y diversificados: desmasificar los cur-sillos

Toda la pastoral prematrimonial debe entenderse como un procesoque conduce a la celebración del matrimonio, permitiendo que la cele-bración sea expresión de fe, hecha en la Iglesia y con la Iglesia, comuni-dad de creyentes.43

Para hacer ese camino educativo -auténtico itinerario de fe-, losencuentros con los novios no se pueden reducir a un ciclo de lecciones ode conferencias. Deben ser tiempos de evangelización y de catequesis, deoración y celebración, de llamada al compromiso y la caridad, sabiendotambién interesar a los novios y estimularlos a hacer una significativaexperiencia de fe y de vida eclesial.

Tal acción pastoral requiere un detenido y esmerado proceso depreparación, programado por cada comunidad cristiana, con formas ne-cesariamente variadas según las posibilidades reales de cada una y lascircunstancias personales de los novios, pero ateniéndose a las orientacio-nes y acciones que se consideran mínimas e imprescindibles en las orien-taciones del Magisterio, los directorios y orientaciones de la ConferenciaEpiscopal y de cada diócesis.

Desmasificar los cursillos

Uno de los objetivos fundamentales del cursillo prematrimonial estener un contacto más personal con cada pareja de novios, creando elclima de amistad y de confianza que favorezca una buena asimilación delos contenidos y un seguimiento posterior e integración en la vida de la

43 Cf. Familiaris consortio, n. 51


42

parroquia. Cuando el número de participantes es muy elevado, se correel peligro de la masificación; lo cual, puede llevar a conseguir los objeti-vos contrarios: que las parejas guarden silencio sin compartir sus opinio-nes sobre los temas expuestos, con el consiguiente empobrecimiento delcursillo y el abandono posterior de su vinculación a la Iglesia, permane-ciendo en el anonimato.

Por ello, sería conveniente observar las siguientes indicaciones:

· Admitir al cursillo un número de parejas que no impida la con-fianza y el diálogo, para que puedan compartir sus puntos devista y opiniones sin tener que alargarse demasiado las sesiones.

· Realizar, si fuera preciso, más cursillos prematrimoniales paraevitar la masificación, favoreciendo el acompañamiento y la con-tinuidad terminado el mismo.

· Que las parroquias que tienen un número suficiente de parejasde novios, realicen su propio cursillo de preparación al matri-monio, ya que uno de los objetivos básicos del cursillo es la inte-gración activa en la comunidad parroquial propia, donde, des-pués de una nueva evangelización, los novios puedan continuarviviendo su fe en la parroquia.

· Que aquellas parroquias con pocas parejas de novios, se unan aotras más cercanas, o bien se organicen en el ámbito arciprestal,pero siempre contando con la presencia de matrimonios de lasparroquias asistentes y de sus sacerdotes. Con ello, se evitaráque los novios de parroquias menos organizadas o de poblacio-nes pequeñas se vean privados de una preparación adecuadapara recibir el sacramento del Matrimonio y de su posible conti-nuidad acabado el cursillo44.

44 Cf. ARCHIDIÓCESIS DE TOLEDO, Casarse en el Señor, Toledo 2000, pp. 14-15

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En el horizonte de un itinerario de fe

Estamos llamados a recorrer con los novios un auténtico itinera-rio de fe, para lo cual es necesario:

· El testimonio de los matrimonios y sacerdotes que acompañan alos novios.

· El anuncio explícito del Evangelio de Jesucristo y del Magisteriode la Iglesia sobre el matrimonio y la familia.

· La conversión o adhesión del corazón a Dios y el seguimientogozoso de Jesucristo.

· La incorporación afectiva y efectiva a la Iglesia.

Desarrollamos este horizonte de referencia en el apartado siguien-te.

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V. El Itinerario de Fe: «ideal de preparación almatrimonio»

Se trata ahora de ir más allá de las diversas modalidades de Cursoso Cursillos de Preparación al Matrimonio, para proponer un itinerarioque lleve a una experiencia de fe transformadora de la vida. Un caminohecho en y con la Iglesia en el que prevalezcan la experiencia, los conte-nidos y las formas de un nuevo tipo de acompañamiento a los novios queles ayude a discernir y profundizar su vocación de pareja.

Bien es verdad que no faltan resultados positivos en la experienciade los «Cursos o Cursillos para novios o de preparación al matrimonio»;pero, en la mayoría de los casos, los resultados son insatisfactorios. Si lamayoría de los que piden casarse estaban alejados de la Iglesia, despuésdel matrimonio siguen siendo mayoría aquellos que continúan con lamisma actitud y comportamiento. Y es que la instrucción o catequesis,como transmisión de verdades, no es identificable con un itinerario de fe.

Hoy en día se siente la necesidad de un cambio radical en las for-mas y contenidos de la preparación al matrimonio, que hagan posibleconseguir los fines del redescubrimiento o del crecimiento de la fe y lavida cristiana. Y para conseguir esto, los «cursos o cursillos» no parecensuficientes, a pesar de los esfuerzos constantes por mejorarlos.


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Por ello, se expone ahora lo que sería un itinerario de preparaciónal matrimonio en el que «cooperan inseparablemente la catequesis, laliturgia, la experiencia de una comunidad cristiana y el empeño fraternoen una comunión viva de experiencias»45. El principio que guía este iti-nerario es eclesiológico. Como muy bien señala D. Tetamanzi, «el matri-monio es un sacramento de la Iglesia: de ella brota y a ella conduce, a suedificación. Por consiguiente, su preparación no interesa sólo a los noviossino a la Iglesia en todos sus miembros como pueblo profético (desarro-llando su misión original de anunciar la palabra), pueblo sacerdotal (cele-brando el culto santificante) y pueblo regio (educando a la libertad en lavida del Espíritu y en la caridad)».

Veamos, ya, los diversos tiempos y etapas de este itinerario.

5.1. El tiempo de la Acogida

Hay que hacer una oferta valiente a los jóvenes que se acercan a lapreparación al matrimonio para que inicien un proceso serio y responsa-ble de preparación al sacramento del matrimonio. Para ello, la acogida esfundamental. Sería un error que los agentes de pastoral la considerasencomo un simple apéndice de su misión, en la que lo serio vendría des-pués.

«En nuestra sociedad la pérdida de puntos de referencia es tal en loscatólicos que un número creciente de ellos prueba la necesidad de �re-posicionarse� en un momento determinado, y la preparación al matrimonioles da la ocasión para ello». Y sentencia: «La acogida que la Iglesia les da ental circunstancia es fundamental tanto para la Iglesia misma como para losnovios. De hecho, la mayoría de ellos encuentran allí una de las raras ocasio-nes que les son ofrecidas, superando los temas habituales de preocupación y deconversación, para hablar y reflexionar sobre la cuestión del sentido y asípoder darle una forma más auténticamente humana y espiritual a sus vidas ya la experiencia de su noviazgo, viviendo éste como un auténtico momento degracia. Es esencial que el evangelio sea presentado y acogido como lo que es,una �buena noticia� capaz de responder a las exigencias humanas más pro-fundas» 46.

45 M. MARTÍNEZ PEQUE, Hacia un «status « eclesial del noviazgo. Revista Española deTeología 56. Madrid. 1996, pp. 435-494

46 Ibid., 439

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La acogida no es sólo una actitud, sino también un tiempo más omenos largo en el que hemos de crear el ambiente necesario para que losnovios puedan expresarse, superando su inseguridad y sus temores. Nodebemos precipitarnos haciendo enseguida juicios sobre las motivacio-nes de los novios para pedir el matrimonio por la Iglesia.

La Acogida: más que un tiempo, una actitud permanente

Una buena acogida y acompañamiento pueden conseguir uno delos objetivos más importantes del Cursillo: el acercamiento de la Iglesia alos novios y de los novios a la Iglesia.

La «acogida» para nosotros no es simplemente una táctica psicoló-gica para atraer y convencer a los novios, sino una expresión del testimo-nio cristiano que quiere mostrar el amor del Padre misericordioso queacoge al hijo como viene.

La actitud de la comunidad cristiana y de quien la representa nopretende ser la de quien posee la respuesta a todos los interrogantes, sinola de quien presta atención al otro, siente como propios sus problemas, yse sitúa en un camino de búsqueda común, acompañando a los noviosen ese camino. Con la humildad de quien lleva «un gran tesoro en vasijasde barro», y, al mismo tiempo, con la admiración y agradecimiento delcreyente que está en situación de ofrecer aquello que es su tesoro: el amor,la salvación de Dios que ha conocido y recibido en Jesucristo.

Acompañar en el camino de la fe es respetar a la persona y susritmos de descubrimiento, ofrecer el testimonio de la fe que hemos reci-bido como un don, expresar y comunicar el mensaje de la salvación, orarpor la persona y alentarla en el camino de conversión y de adhesión aJesucristo y a la Iglesia.


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Condiciones de una buena acogida y acompañamiento

· Los miembros de la comunidad cristiana que reciben la peticióndel sacramento, sacerdotes o matrimonios, debemos ser conscien-tes de que, en el trato que dispensemos a los que vienen, encuen-tran éstos la primera imagen de la Iglesia. El saludo y la acogidadeben transparentar lo que la Iglesia es: signo e instrumentodel amor de Dios.

· Aun en el caso de que la petición o las preguntas de quienes seacercan se planteen en el terreno de lo puramente externo (organi-zación, horarios, materialidad de los ritos, requisitos necesarios,papeles, etc. ), la persona que acoge, sin despreciar estas cuestiones,debe ir orientando la conversación hacia el terreno de la experien-cia personal. No se trata, por supuesto, de investigar detalles de lavida privada, sino de favorecer la expresión de lo que verdadera-mente van buscando al solicitar el sacramento.

· Se trata de hablar del acontecimiento o la circunstancia queestán viviendo en ese momento y que les ha traído a la Iglesia:la decisión de contraer matrimonio. Quienes en nombre de lacomunidad acogemos a los que vienen, hemos de ayudar a queaflore y se exprese el significado profundo de este acontecimientoque marcará sus vidas. Este diálogo favorecerá la toma de concien-cia de lo que se está viviendo, despertando el deseo de enriquecersecon la reflexión en común y la escucha de la palabra de Dios y laenseñanza de la Iglesia sobre esa realidad de su amor de novios queestán viviendo.

· Los que acogen, no examinan, sino dialogan, aportando en eldiálogo su propia experiencia: cómo viven ellos mismo, circuns-tancias y acontecimientos análogos, y cómo encuentran en el Evan-gelio la luz que les permite entenderlos y vivirlos de un modo nue-vo, más profundo y más humano.

· El que acoge y acompaña, lo hace en nombre de la Iglesia. Poreso, transmite su propia experiencia cristiana, y, sobre todo, la ex-periencia de la Iglesia a la que representa. El testimonio cristiano,ofrecido a lo largo de las entrevistas o reuniones de grupo, no deja

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de ser, para los agentes de pastoral, una interpelación para su pro-pia vida.

· En el diálogo personal o en las reuniones de grupo, los noviospodrán descubrir esa plenitud de vida y amor a la que son llama-dos y, a la vez, su propia debilidad. Así estarán preparados paraescuchar la llamada y abrirse al don de Dios.

· Así, las entrevistas y el cursillo prematrimonial serán una expe-riencia de Iglesia, en la que los novios descubrirán el significadoque la vida y el matrimonio tiene para los cristianos y se senti-rán invitados a vivir su propio matrimonio en esas claves cris-tianas, como un camino de crecimiento y maduración constante,en el seno y con la ayuda de la comunidad cristiana.

En conclusión, esta etapa de acogida tiene como objetivo ayudar alas personas a abrirse a la Palabra de Dios, a acoger el Evangelio comouna buena noticia para ellos hoy y en su circunstancia concreta de no-vios. Una vez que hayan madurado su decisión y disposición a seguir enel camino de la fe, será cuando se podrá pasar a la etapa siguiente delitinerario.

5.2. El tiempo de la Bendición de los Prometidos

En el Ritual del Matrimonio post-conciliar (año 1969) no apareceninguna celebración litúrgico para el noviazgo. Sin embargo algún ritualparticular, como el canadiense-francés, creyó conveniente enriquecer elritual insertando en él el rito de la bendición de los novios.

Ante la evidencia de que, en el camino del noviazgo, algunos deéstos echaban de menos una celebración de la Iglesia para un momentotan importante en sus vidas, en algunos países como Francia se elaboró,después de haber publicado años antes el ritual de matrimonio, un ritopara la bendición de los novios.

En 1984, la Congregación para el culto y los sacramentos ha reme-diado esta laguna con la publicación del Ordo Benedictionum, en el queaparece la bendición de los novios bajo el título Ordo BenedictionisDesponsatorum (nn. 195-214). Posteriormente, el Ritual del Matrimonio(año 1990) reproducirá dicha bendición en uno de sus apéndices. Aun-


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que sea colocada en un apéndice y no se haga referencia alguna a esabendición en los Praenotanda del mismo ritual, el ser incluida dentro delritual del matrimonio es un hecho que tiene un gran significado simbóli-co: el rito de la bendición de los novios tiene su sentido pleno cuando éstees celebrado y vivido a nivel de la fe; por eso constituye un momentoimportante en la profundización de aquella experiencia de fe que les per-mitirá celebrar su matrimonio como un sacramento.47

El Ritual del Matrimonio del año 1990, subraya el carácter familiarde la celebración, recogiendo así una tradición de los primeros siglos, almismo tiempo que recuerda la importancia de no confundir esta cele-bración con la del matrimonio; para lo cual se dice textualmente: «nuncahan de unir los esponsales o la peculiar bendición de los novios a la ce-lebración de la Misa» (nn. 468-471).

La «Bendición de los Prometidos» quiere expresar abiertamenteque los novios están dispuestos a hacer un camino de maduración huma-na y de crecimiento en la fe, al mismo tiempo que la Iglesia manifiesta nosólo que los acoge sino que se compromete a acompañarles en dichocamino. Es conveniente, por tanto, que en la celebración participe la co-munidad, sobre todo los agentes de pastoral que, en nombre de la parro-quia, les van a acompañar en el camino iniciado. Pero, como el mismoritual sugiere, las circunstancias del momento y lugar serán las mejoresconsejeras de cómo celebrar con fruto este rito.

Con este significado, la Bendición de los Prometidos podría in-corporarse también, en los Cursos o Cursillos, al principio, despuésde la acogida y presentación, o bien al final del primer día de reunión conlos novios.

47 No se trata de una bendición más, entre tantas otras que son contempladas en elbendicional antes señalado. En este sentido, llama la atención que tanto eldocumento sobre la Preparación al sacramento del matrimonio del Pontificio Consejopara la Familia de 1996, hagan referencia a la bendición de los novios citando elbendicional y no la edición típica del ritual delmatrimonio de 1990. Lo cual noayuda a dar la relevancia que se debería dar a dicho rito dentro del marcogeneral de un itinerario de fe. La edición castellana habla de Bendición de losPrometidos.

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5.3. La preparación próxima

Es la etapa más larga del itinerario y en la que puede darse el casode que alguna pareja llegue a la conclusión de dejar el noviazgo. Desdeluego, mejor que ocurra ahora que no después de 3 o 4 años de matrimo-nio. Hoy las estadísticas nos hablan de un creciente número de separacio-nes en los primeros años de matrimonio, lo que demuestra una gravelaguna en la preparación del mismo. Por eso, si en la etapa de prepara-ción deciden «dejarse», deberíamos valorarlo positivamente: la Iglesia leshabría ayudado en su discernimiento vocacional, y los primeros benefi-ciarios de ello serían los propios novios, además de la Iglesia misma y dela sociedad.

En todo el itinerario deberán estar implicados no sólo el sacerdotesino el equipo de matrimonios que colabora especialmente en esta tarea,y de alguna manera la comunidad entera. Es el tiempo de abordar lostemas esenciales de los que hablaremos más adelante. Puede ser muyoportuno algún encuentro con personas que también se están preparan-do para otro estado de vida en la Iglesia: sacerdocio o vida consagrada.Esto ayudaría especialmente a comprender que el matrimonio es tam-bién una vocación para el cristiano.

Este itinerario, para que se logre efectivamente el objetivo del creci-miento y maduración de los novios, y su integración en la vida y la comu-nidad cristiana, ha de ser un itinerario que vaya iluminado por la Palabrade Dios y que profundice en la vivencia de los sacramentos.

a) Un itinerario de fe iluminado por la Sagrada Escritura.

En ella encontramos el significado del amor humano en la historiade la salvación y los novios aprenden a leer su propia experiencia de amora la luz de la Palabra de Dios.

En el Cantar de los Cantares los novios pueden encontrar fácil-mente el reflejo de su experiencia de amor. No debería resultar extrañoque este poema de amor humano que sella el matrimonio, haya sidoincluido en el canon de la Sagrada Escritura como libro inspirado. ElCantar enseña la bondad y la dignidad del amor entre hombre y mujer.


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A la luz del Génesis los novios pueden contemplar, como en unespejo, cómo su amor forma parte de un proyecto divino. Y que el senti-miento de asombro y de maravilla que experimentaron cuando descu-brieron su amor, forma parte de aquel primero que experimentó el hom-bre (Adán) cuando descubrió a la Mujer (Eva) y que le hizo exclamar:«Esta si que es carne de mi carne y hueso de mis huesos».

El amor y el matrimonio es una realidad natural querida y creadapor Dios, que lleva a considerar al otro como un don. En estas páginas delGénesis se encuentran, además de los fundamentos de una antropologíacristiana, los componentes principales de la idea de Dios sobre el matri-monio: la igual naturaleza y dignidad de hombre y mujer, la monogamia,la indisolubilidad y la procreación.

Por otra parte, en estos capítulos se nos presenta el pecado comoun drama de la pareja humana, que rompe la armonía entre ellos y conDios. La persona y el matrimonio tienen necesidad de redención.

Para los Profetas el matrimonio se convierte en el símbolo revela-dor central de la misma historia de salvación, que no es otra cosa que lahistoria de la alianza de amor entre Dios y los hombres; el pacto por elcual Dios se ha unido a Israel y al que los profetas se refieren en términosnupciales: Yahvé es el esposo e Israel la esposa.

Conceptos fundamentales de la experiencia conyugal como el amor,el perdón, la fidelidad y constancia en el amor, un amor exclusivo y total,la gratuidad, la relación íntima sexual de la pareja, etc., son utilizadospara describir la relación de Dios con su pueblo. Se establece, así, undoble movimiento: la alianza conyugal ayuda a comprender la alianza deDios con su pueblo y, al mismo tiempo, el Dios de la Alianza que amafielmente a su pueblo aunque el pueblo sea infiel, invita a profundizar larealidad del amor conyugal.

Jesucristo no sólo vivió lo que podríamos denominar la experien-cia de la institución matrimonial, sino que con sus palabras restableciódicha institución según el proyecto primigenio de Dios en la creación(Mc 10, 1-12; Mt 19,1-9; cf. Lc 16,18 y Mt 5,32). Ha llegado el tiempoanunciado por los profetas: la nueva alianza en la que Dios concede elEspíritu que transforma el corazón de piedra en un corazón de carne.

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Jesús se sirve del simbolismo matrimonial para ilustrar el significa-do de su venida como el Mesías esperado. Recurre a menudo a la compa-ración del Reino de Dios con un banquete nupcial (Mt 22,1-14. 25,1-13;Lc 14,8-11. 16,24; cf. Lc 12,35-40) y se apropia el título de esposos y no-vio (Jn 2,29-30; 3,28-29; Mt 9,14-15; 25,1-13; Me 2,18-19), así como eltítulo de esposa es aplicado también al nuevo pueblo de Dios, la Iglesia(cf Jn 3,29; 2Cor 11,2; Ef 5,21-33). La simbología del banquete mesiánicoaparece con fuerza en los últimos capítulos del Apocalipsis, que terminacon ese grito de súplica de amor de la Esposa, la Iglesia, a Cristo Esposo:¡Ven! (22,17).

La experiencia nupcial es un camino de revelación de Dios alhombre, un camino para la experiencia de Dios. De eso son testigos,también, los grandes místicos.

La Sagrada Escritura nos da el sentido profundo de la existencia delhombre sobre la tierra. En este sentido, la Palabra de Dios es una auténti-ca escuela de humanidad, y constituye el objetivo central del itinerarioque proponemos: la verificación y profundización de su amor, así comoel llevar a la pareja a una fe adulta.

b) Un itinerario que vuelva sobre los sacramentos de la IniciaciónCristiana y el Sacramento de la Reconciliación.

La memoria de estos Sacramentos predispone a la vivencia del Sa-cramento del matrimonio, ya que los presupone 48. Dice Schillebeeckx:«ordinariamente el sacramento del matrimonio no hace milagros; traerá susfrutos sólo si nosotros hemos tomado en serio nuestro bautismo, nuestra confir-mación, la eucaristía y la reconciliación. Sólo cuando la vida cristiana, ali-mentada por los sacramentos, se ha convertido realmente en vida en Cristo sepuede esperar del sacramento del matrimonio que dé la fuerza para cumplirla misión propia del matrimonio cristiano y para superar de forma cristianalas dificultades de la vida en pareja»49.

48 OCM, 1990, Prenotanda, n. 18: se mencionan la Confirmación, la Penitencia y la Euca-ristía, en el apartado dedicado a la preparación al matrimonio. Del Bautismo, enel n. 7

49 E. SCHILLEBEECKX E., El matrimonio es un Sacramento, p. 22


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Relación con la Iniciación Cristiana

Así pues, el itinerario sacramental ha de empezar por ayudar a losnovios a tomar conciencia de lo que significa el Bautismo. Redescubrien-do o profundizando su ser de bautizados, los novios tomarán concienciade su misión y compromiso en la Iglesia y en la sociedad.

Los novios ya deberían estar confirmados, cuando van a prepararsepara el matrimonio. El Código de Derecho Canónico habla de la necesi-dad del sacramento de la Confirmación antes del matrimonio, peroañadiendo la cláusula de que si ello no conlleva «un grave incómodo»(can, 1065, art.1). Cláusula que no existe en relación con los otros estadosde vida, como el sacerdocio o la vida religiosa50.

La Eucaristía constituye la celebración central de la vida de la Igle-sia, es «fuente y cumbre de la vida cristiana y de la edificación de la Igle-sia». La Eucaristía, por la acción del Espíritu Santo, es la celebración de lapresencia real del misterio de salvación realizado en Cristo encarnado,muerto y resucitado: Servicio y donación, entrega y sacrificio.

El matrimonio encuentra en la Eucaristía su fuente -la fuente de suamor- y tiende constantemente a la Eucaristía como a su culmen. La fa-milia, Iglesia doméstica, encuentra la fuente y el culmen de su realidad enla celebración de la Eucaristía, expresión máxima de la Iglesia univer-sal.

Así, la Eucaristía constituye una auténtica «escuela pedagógica» paralos novios, en su camino hacia el matrimonio. Una escuela de amor, quees donación y sacrificio. La participación frecuente en el sacramento de laEucaristía se convierte para los novios en una permanente «provocación»para su amor de pareja. Y así se prepararán, ya desde ahora, a participarun día, con su matrimonio, en la alianza de amor nupcial en la que Cristose hace presente como donación total a la Iglesia. Y expresaránsacramentalmente, en su vida matrimonial, lo que realmente contiene la

50 Cf. CIC, c. 1065, art. 1: «Quienes no hayan recibido todavía el sacramento de laconfirmación, lo reciban antes de ser admitidos al matrimonio, si es posible singrave incomodo� Can. 645,art. 1: Los candidatos, antes de ser admitidos alnoviciado, deben presentar uncertificado de bautismo, de confirmación y deestado libre». Y el c. 241, art. 2, hablando de la admisión el seminario mayor:«Antes de ser acogidos. deben deben presentar los certificados de bautismo yconfirmación y los otros documentos ..... �

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Eucaristía: el amor y la unión de Cristo con su Iglesia, hasta el punto deformar un sólo cuerpo.

La preparación al matrimonio puede ser una ocasión propiciapara una «Reiniciación cristiana», tomar conciencia de los sacramen-tos recibidos y de la necesidad de una fe adulta y madura, como base deuna vida matrimonial que tiene su fuente de espiritualidad en el mismosacramento del matrimonio.

El Sacramento de la Reconciliación, como fuente de renovación del amor

Respecto al sacramento de la Reconciliación o Penitencia, en elque nos reconocemos pecadores «de pensamiento, palabra, obra u omi-sión» y en el que celebramos y acogemos el perdón de Dios, hemos dedecir que es el sacramento que se nos ha dado como ayuda en el caminode nuestra realización y crecimiento personal, y también en nuestro cre-cimiento como pareja y comunidad.

Con la experiencia del amor misericordioso y del perdón de Dios através de la Iglesia, los novios aprenden a perdonarse: «Sed entrañablesentre vosotros, perdonándoos mutuamente como Dios os perdonó enCristo» (Ef 4,32). El sacramento de la reconciliación, en el tiempo delnoviazgo, les llevará a la continua renovación de su amor y el continuoconocerse y enriquecerse mutuamente.

Reconciliarse con Dios y con la Iglesia trae consigo también que setomen «conciencia de los propios límites». Esta conciencia constituye elpunto de partida para abrirse a la comunicación y diálogo recíproco, ypara analizar las causas que provocan discordias en la relación de pareja.Se evita así toda tentación de autosuficiencia, de perfeccionismo y deorgullo que impiden toda comunicación y toda posibilidad de conocerseverdaderamente a sí mismo y de conocer y comprender al otro/a.

La experiencia del perdón, celebrado en el sacramento, llevaráa los novios a ser capaces de renovar cada día su amor. Amor y per-dón son una sóla realidad: «A quien poco se perdona, poco ama» (Lc7,47). El amor crece, cada vez que los novios o los esposos se perdonanmutuamente y reciben el perdón de Dios en el sacramento.


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5.4. Preparación inmediata

Las etapas anteriores son fundamentales. Tristemente, muchas ve-ces no hacemos sino sólo una preparación inmediata, en vísperas de laboda, precipitadamente. Evidentemente, la preparación inmediata debe-ría ser siempre una última etapa, consecuencia lógica de todas las ante-riores.

Este puede ser el tiempo en que los novios tomen conciencia deque ellos son los ministros de la celebración del matrimonio, cosa que noles será muy difícil, después de haber descubierto o profundizado su feen Cristo y el sentido de los sacramentos de la Iglesia.

Los novios son los ministros que, por el sacerdocio bautismal, seconsagran con su sí, en Cristo y en la Iglesia. La presencia del sacerdote odiácono que preside la celebración va mucho más allá de la formalidadjurídica o de la de un testigo cualificado, participa y coopera a la celebra-ción del sacramento como tal.

Es también tiempo de que los novios preparen la celebraciónlitúrgica de su matrimonio, eligiendo entre los textos bíblicos y las ora-ciones que contiene el ritual; de profundizar en el significado de los ges-tos y palabras del rito.

Más adelante trataremos sobre la preparación de la celebraciónlitúrgica del Sacramento.

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VI. El Cursillo Prematrimonial: objetivos, núcleostemáticos, metodología

6.1. El Curso o Cursillo de preparación al matrimonio

Como sabemos, en el documento del Pontificio Consejo para laFamilia Preparación al sacramento del matrimonio, se habla de la prepara-ción al matrimonio distinguiendo tres etapas: remota, próxima e inme-diata.

Ya hemos constatado la escasa «preparación remota» al sacramen-to del matrimonio; también, recordamos la necesidad de interpelar a laPastoral de Juventud y a la Catequesis en general para que cuide en susprocesos formativos la «preparación próxima» al sacramento del matri-monio, cuidando el «crecimiento integral del fiel cristiano»51.

51 PONTIFICIO CONSEJO PARA LA FAMILIA, Preparación al Sacramento del Matrimonio,n. 33. Continúa: «La pastoral juvenil no es separable del ámbito de la familia como si losjóvenes foramsen una especie de «clase social» disgregada e independeinte. Dicha pastoraldebe reforzar el sentido social de los jóvenes, primeramente con los miembros de la propiafamilia, orientando sus valores hacia la futura familia que habrán de formar. Previamentese les habrá ayudado a discernir su vocación con su esfuerzo personal y con la ayuda de lacomunidad, en especial de los pastores. Y esto ha de iniciarse incluso antes del noviazgo.Cuando la vocación se concreta en el matrimonio, estará sostenida por la gracia, en primerlugar, y también por una adecuada preparación, Dicha pastoral juvenil tendrá presenteasimismo que, por dificultades de distinto tipo como la «adolescencia prolongada» y unamás larga permanencia en la familia de origen (fenómeno nuevo y preocupante), el compro-miso matrimonial de los jóvenes de hoy se retrasa excesivamente en no pocos casos».


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En esta etapa de la preparación próxima es donde tendría cabida el«Curso de preparación al matrimonio», que debería iniciarse cuando lapareja ha tomado una decisión firme de compromiso e inician la prepa-ración de la boda. Hablamos de al menos un año antes de la celebracióndel sacramento. Esta preparación remota se completaría con una «pre-paración inmediata», que se realizaría en los meses inmediatamenteanteriores a la boda y que abarcaría todo lo referente al expediente, lapreparación de la celebración litúrgica y la adecuada preparación espiri-tual de los novios (podríamos hablar de un retiro, celebración peniten-cial, etc.).

El Cursillo no es propiamente el itinerario de fe, del cual hemoshablado, como ideal y como referencia obligada de cualquier tipo prepa-ración al matrimonio; pero es lo más generalizado entre nosotros, y sueleabarcar lo que llamamos «preparación inmediata» (aunque en algunoscasos, podríamos hablar también de preparación próxima, ya que se puedehacer con un cierto tiempo de antelación). Hay múltiples formas, en tiem-po, temática, modalidades etc.

El curso o cursillo de preparación al matrimonio es una serie deencuentros con novios en los que se pretende una adecuada preparaciónpara celebrar el sacramento, para acceder a la vida matrimonial y crearuna nueva familia 52. Es, pues, sólo una etapa de un verdadero itinerario,que es el proceso ideal y al que intenta suplir.

La tarea es ardua, sobre todo porque generalmente no ha habidouna preparación remota en la niñez, adolescencia y juventud, y no se hanlogrado los objetivos de esa etapa:

· Que los jóvenes asuman la vida humana como vocación-misión alamor, el cual tiene su fuente y su fin en Dios.

· Que los jóvenes hayan adquirido una capacidad crítica ante elambiente y a tener valentía cristiana, consiguiendo una mentalidady una personalidad capaces de no dejarse arrastrar por ideas con-trarias a la unidad y estabilidad del matrimonio53. Sin embargo, esuna tarea muy gratificante, como podemos atestiguar algunos, ymeritoria.

52 Ibid., nn 50-5953 Ibid., n. 27

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Teniendo muy presentes los objetivos de este Curso/cursillo, eldesarrollo práctico del mismo puede adoptar muy diversas modalida-des. Sin embargo, hay algunas cosas que no deben faltar:

· La acogida

· Unos temas básicos, ofrecidos desde la propia experiencia de losmatrimonios y otras personas, que hablan más como testigos quecomo maestros.

· Una metodología que capte el interés y que logre la participaciónactiva.

De la acogida hemos hablado en el apartado anterior.

6.2. Los objetivos

Dentro de un estilo propio de la acogida y de la animación, es fun-damental crear un ambiente de familiaridad, atención, escucha y alegríapor el inminente paso que se va a dar en la vida de unas personas: estánpreparando un momento esencial en sus vidas. Por ello, es muy impor-tante hacerles conscientes de lo que se pretende. Lo explicita especial-mente Familiaris Consortio, en el n. 66:

· El objetivo básico de todo cursillo prematrimonial debe ser la nue-va evangelización de los novios. La mayoría de las veces se tratade anunciar el Evangelio a quines viven en un ambiente alejado dela fe y de abandono de la práctica cristiana, salvo excepciones.

El cursillo debe ayudarles a profundizar en la fe, de maneraque descubran la luz nueva que aporta Jesucristo sobre la vida delhombre y del matrimonio y lleguen a integrar los valores evangéli-cos que nacen de la sacramentalidad del matrimonio en su vidafamiliar54.

54 Cf. Familiaris consortio, n. 51: «La misma preparación al matrimonio cristiano se califica yacomo un itinerario de fe. Es, en efecto, una ocasión privilegiada para que los novios vuelvana descubrir y profundicen la fe recibida en el Bautismo y alimentada con la educacióncristiana. de esta manera reconocen y acogen libremente la vocación a vivir el seguimientode Cristo y el servicio al reino de Dios en el estado matrimonial».


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· Integrar los valores humanos y cristianos en un camino uni-tario y progresivo de formación a la luz de la revelación. Para ello,es necesario preparar convenientemente a los jóvenes para lasresponsabilidades de su futuro (FC 66a).

· Favorecer un nuevo encuentro de los novios con la Iglesia y suinserción en la experiencia de la fe, de la oración, de la verdad y delcompromiso de la comunidad cristiana. Ayudarles a superar pre-juicios o experiencias parciales negativas.

· Ayudar a los novios a conocerse, a que descubran lo que quie-ren para sí.

· Ofrecerles la oportunidad para una rica comunicación, signifi-cativa en todas las áreas de su relación, fruto de encuentros profun-dos y de forma positiva.

· Presentarles el matrimonio como una realidad positiva paravivirla, resaltando la riqueza de la gracia del sacramento.

· Darles la oportunidad de experimentar en el grupo de novios unambiente de fe, apertura y entusiasmo, que les impulse a seguirformándose y viviendo su fe en grupo y lleguen a una «inserciónactiva en grupos, asociaciones, movimientos e iniciativas que tie-nen como finalidad el bien humano y cristiano de la familia» (Cf.FC n. 66f)

En síntesis la finalidad de estos cursillos podría ser:

SABER SER: conocimiento de sí y del propio modo de ser comopersona madura, auténtica y cristiana.

SABER: aspecto cognoscitivo y profundización en diversos aspec-tos de los contenidos relativos al matrimonio y la familia.

SABER SER PAREJA: desarrollo y mejoramiento de los encuen-tros personales y comunicación con la pareja, para llegar mediante unavida de pareja cristiana a la construcción de un matrimonio/familia.

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6.3. Los temas básicos

La preparación próxima al matrimonio, sin descuidar aspectos dela psicología, medicina y otras ciencias humanas, debe centrarse en ladoctrina natural y cristiana del matrimonio55.

Así, los temas deben orientarse al conocimiento de la verdad moraly a la formación de la conciencia personal, para que los novios estén pre-parados a la elección libre y definitiva del matrimonio y lleguen a «sentircon la Iglesia» en lo que se refiere a la vida matrimonial y familiar, moralmatrimonial y paternidad responsable, etc. Deberán, así mismo, ayudara los novios a tomar conciencia de posibles carencias psicológicas y/oafectivas; y ayudarles a descubrir en qué aspectos pueden y deben crecerhumana y cristianamente. No debemos olvidar la formación para las ta-reas sociales y eclesiales, para que los novios se reconozcan como sujetoscon derechos y deberes respecto a la Sociedad y a la Iglesia; y la espiri-tualidad esponsal y familiar que dimana del sacramento56.

El número de temas dependerá del tiempo que se decida dar alcurso. Los últimos materiales publicados en España más recientemente,nos ofrecen 12 (Granada) y 15 (Pamplona y Toledo) temas respectiva-mente. Son temas que se considera básicos. Se pueden tratar uno encada sesión. Incluso algunos, para profundizar mejor, pueden subdivi-dirse y tratarse en varias sesiones.

Los contenidos que se ofrecen en el Cursillo Prematrimonial, par-tiendo de la realidad humana del amor que están viviendo los novios,tienen como objetivo fundamental ayudarles a interpretar esa vivenciahumana a la luz del Evangelio y a conocer y vivir el sentido cristiano delmatrimonio y de la familia.

Desde esta óptica, se deben tratar y profundizar en una serie decontenidos que podrían englobarse en los siguientes núcleos temáticos57:

55 PONTIFICIO CONSEJO PARA LA FAMILIA, La Preparación al Sacramento del Matrimo-nio n. 48

56 Ibid., nn. 35-4157 Hacemos referencia especialmente a los contenidos recogidos en: PROVINCIA

ECLESIÁSTICA DE GRANADA, La preapración al matrimonio y la vida familiar (1998).


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1. Persona y comunidad conyugal.2. Matrimonio cristiano.3. Familia cristiana.

Núcleo primero

1º) El significado del ser persona y de la vida conyugal.2º) La vocación al amor. El amor conyugal y sus notas.3º) Verdad y significado de la sexualidad humana.

Núcleo segundo

4º) Jesucristo, el Hijo de Dios, da sentido a la propia vida y a lapareja.5º) La belleza y bondad del plan de Dios sobre el matrimonio.6º) La dimensión eclesial y la sacramentalidad del matrimonio.

Núcleo tercero

7º) Paternidad y maternidad responsables. (La moralidad de losmétodos).8º) La familia como Iglesia doméstica. (Espiritualidad conyugal yfamiliar).9º) Célula primera y vital de la sociedad y de la Iglesia. (La misiónde la familia, hoy: santuario de la vida; los derechos de la familia, enla sociedad plural).

Estos contenidos que pueden concretarse y formularse de diversasmaneras, deben transmitirse con un lenguaje catequético, nutrido de larevelación bíblica y fiel a la tradición de la Iglesia58, que en la exposiciónsea presentado como mensaje y propuesta que viene a dar respuesta a lasnecesidades más profundas de la persona. Todo ello, expuesto desde la

58 Ibid., n. 34

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propia vivencia de los matrimonios y sacerdotes que acompañan a losnovios en el itinerario.

6.4. Metodología y modalidades

Existen diversas modalidades de ofrecer un curso de preparación almatrimonio según el número de temas (los hay de cinco temas, para darde lunes a viernes; y los hay de doce o quince temas); según la periodici-dad y duración de los encuentros (no es lo mismo si son reuniones dedías seguidos o se trata de reuniones semanales a lo largo de un trimestre,en cuyo caso se pueden ofrecer a los novios materiales para su reflexiónde pareja entre una y otra reunión).

También en lo que refiere a la exposición de los temas se puedeusar diversa metodología: una simple presentación de palabra, o biensirviéndose de medios audiovisuales, etc. Igualmente, condicionará la me-todología a seguir el número de los participantes, el que se disponga o node pequeñas salas para hacer grupos donde se pueda establecer un diálo-go, etc.

Cualquier método que se use ha de intentar captar el interés, laparticipación y el diálogo de los novios. Para conseguirlo es necesario quelos grupos no sean excesivamente numerosos. En caso de masificaciónhabría que dividirlos o, al menos, tras una presentación al gran grupo,hacer grupos pequeños para que sea posible la participación y el diálogo.

Señalamos algunos momentos peculiares, en cualquier cursillo tipo:la convocatoria; la acogida primera; la primera reunión; el desarrollo delos temas en las reuniones sucesivas; la celebración final del curso; y lapropuesta de un seguimiento después del cursillo.

La convocatoria

Es importante programar los cursillo en cada parroquia, y en sucaso en el ámbito arciprestal. Que las fechas estén ya señaladas desdeprincipio de curso. Cada parroquia deberá hacer el lanzamiento de con-vocatoria, tanto en los paneles de publicación de anuncios como en losavisos oportunos en las celebraciones masivas.


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Cuando los novios van apareciendo en el despacho parroquial parapedir el cursillo, los sacerdotes o encargados de este área pastoral, losreciben con cordialidad. Es bueno que el sacerdote que va a estar presen-te en el cursillo los pueda saludar al menos.

Este primer momento es muy interesante que lo haga alguna pare-ja de casados agentes de Pastoral Prematrimonial. Este primer contactoes muy importante y debe hacerse en un ambiente adecuado de acogida,actitud de escucha e interés en su proyecto matrimonial. No se trata deun interrogatorio, sino de una primera empatía que provoque posterio-res comunicaciones.

La acogida

Las parejas que han de acoger, a ser posible deben ser parejas queviven en la localidad, zona o parroquia de los novios. Y deben estar dis-puestos a recibir a la pareja en su casa, en un bar, en la parroquia. Dondeconcierten. Será el primer encuentro de deshielo.

Cuando esta acción de acogida se ha realizado bien se nota unadistensión y comunicación importante en el desarrollo del curso. En esteprimer momento los novios se expresan con confianza en un ámbito muyacogedor y personal.

En la acogida se conocen los novios, se habla de sus inquietudes,por qué se quieren casar por la Iglesia, qué esperan del curso y se lesexpone en qué consiste, poniendo el acento en que son matrimonios losque lo imparten.

La primera reunión

La primera reunión del curso, o el primer día de encuentro, tienemucha importancia. El equipo que va a animar y dirigir el curso deberíaestar completo todos los días del mismo. Si no, al menos debe estar com-pleto este primer día y el último.

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· Se inicia con una oración: desde el principio hay que dejar claroque ponemos el trabajo en las manos de Dios. Somos seguidores deJesucristo y nos dejamos guiar por el Espíritu que actúa en noso-tros.

· Después se debe dedicar un tiempo a la presentación de los noviosy de los matrimonios y otras personas que van a presentar los di-versos temas del curso. El equilibrio entre la cordialidad y la serie-dad ha de ser la nota dominante.

· Cuando se ha conseguido un ambiente sereno y distendido, seproponen los objetivos del curso y los temas. Luego, se comienza eldesarrollo.

Ambiente y dinámica de las reuniones o encuentros

Los encuentros sucesivos pueden constar de tres partes:

1º) Exposición del tema: que puede ser de forma diversa según lostemas. No debe ser muy larga (sobre media hora). Se debe de evi-tar las charlas magistrales y buscar una comunicación rigurosa perosencilla, resaltando las ideas que después se van a proponer para eldiálogo. Se debe de comunicar con vida, expresando los propiossentimientos y convicciones.

Lo hace el matrimonio que se ha preparado expresamentepara esta intervención. Si hay que entregar algún esquema o mate-rial, debe preverse con tiempo y con fotocopias suficientes.

2º) Reunión en grupos pequeños. El grupo, al ser posible, debede tener sobre ocho miembros. Se nombra un secretario/a. Se lesproporciona puntos de reflexión y preguntas para el diálogo. Se-gún las circunstancias, se les deja solos a los novios para que expon-gan con libertad sus opiniones y experiencias, o les acompaña unode los matrimonios cuyo objetivo será ayudar a los novios a expre-sarse, de ninguna manera convertir el diálogo de grupo en una char-la del matrimonio. Esta parte de la sesión puede durar sobre trescuartos de hora o lo que dé de sí.


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Unas reglas sencillas para moderar este diálogo son: que na-die acapare la palabra; que se tengan en cuenta todas las opiniones;que se eviten los enfrentamientos tensos; que se provoque la parti-cipación de todos, sin miedos.

3º) Puesta en común. Es el espacio más largo y el más provechoso.En este momento están presentes todos: ponentes y novios. Tam-bién en este momento son válidas las normas dadas anteriormente.Hay que saber llevar el diálogo con distensión. En muchas ocasio-nes hay que usar la expresión: «según mi opinión», «no sé si me heexplicado bien», «qué quieres decir con...»

Realmente el tema se desarrolla en todos sus capítulos en eldiálogo. La exposición inicial no hizo más que provocar. Las diver-sas intervenciones van tocando muchos puntos diversos. Para queasí sea, el equipo tiene que haberse preparado muy bien, actuarcompenetrados y ayudarse en los momentos difíciles.

Los ponentes cerrarán la sesión con unas palabras que subra-yen las mejores aportaciones de los novios, a modo de conclusio-nes.

Conviene señalar algunos aspectos a tener en cuenta y que ayudanal mejor desarrollo del curso:

· Al final de cada reunión se entrega una encuesta sobre el tema quese va a tratar en la sesión siguiente. La pareja se la lleva a casa, conobjeto de que intercambien sus puntos de vista antes de la siguien-te reunión.· Los locales que se usan tienen su importancia. Los salones han deser acogedores. Los asistentes bien dispuestos para el diálogo, encírculo, viéndose unos a otros.

La celebración final del curso

Conviene terminar con una celebración final del curso: Sería muyconveniente la celebración de la Eucaristía, e incluso con una celebra-ción previa del perdón. Se debe concluir con una pequeña fiesta.

67


Al final del curso es conveniente hacer una encuesta (Ver AnexoA) sobre el mismo preguntando opiniones sobre los temas, la conviven-cia y la participación. También conviene pedirles la dirección futura delmatrimonio y el día de la boda.

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VII. Consideraciones Finales

7.1. Sobre la celebración litúrgico-ritual del Sacramento

Es evidente que después de este camino, no es difícil una celebra-ción del sacramento particularmente significativa, con una participaciónplena, consciente y activa de los contrayentes. Que el matrimonio se cele-bre en la propia parroquia a la que pertenecen los novios será cosa obvia.Incluso, en más de una ocasión, se podrá dar la circunstancia de unacelebración de varios matrimonios juntos, como efecto de haber vividojuntos un camino de fe en un clima fraterno, de diálogo, de enriqueci-miento mutuo y de comunión de vida.59

La Iglesia, a través de los agentes de pastoral de la comunidadparroquial que les ha acompañado a lo largo del itinerario de fe, les habráhecho el mejor regalo de boda: les habrá dado el sentido y el valor de lavida matrimonial de todos los días.

El Concilio Vaticano II en la Constitución sobre la Liturgia quiereque la celebración del sacramento del matrimonio exprese mejor «lagracia del sacramento y se inculquen los deberes de los cónyuges con mayorclaridad» (SC 77).

59 OCM, n. 28: «Teniendo en cuenta las costumbres de cada lugar, si no hay inconve-niente, pueden celebrarse varios matrimonios al mismo tiempo o realizarse lacelebración del sacramento en la asamblea dominical».


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Celebración expresiva

Toda la celebración se articula respondiendo a esta intención conci-liar. La Palabra, los cantos, las oraciones y los signos expresan la gracia delsacramento con tal fuerza que se convierten en un momento privilegiadopara la vivencia y formación de la fe. Por eso es conveniente aprovecharpastoralmente este acontecimiento para conseguir una celebración ex-presiva, vivida intensamente, activamente participada, festiva y prove-chosa catequéticamente. Aunque la finalidad de la liturgia no es �ense-ñar�, una celebración bien hecha adquiere eficacia didáctica y se convier-te también en una excelente catequesis.

Todos los que actúan en la celebración tienen que tener clara con-ciencia de lo que desean conseguir. Para ello deben tener una disposicióninterior, espiritual, que se transparente en sus participaciones.

Las celebraciones han de responder siempre a la teología que sub-siste en cada sacramento. Por eso la celebración del matrimonio lo pri-mero que ha de expresar es la intervención salvadera, presencia y actua-ción mistérica de la Santísima Trinidad. Habrá que cuidar que los diver-sos signos sacramentales consigan expresar esa intervención de Dios y lanueva situación o compromiso vital de los celebrantes

Queda patente por qué ha de prepararse con mucho detalle la cele-bración de este sacramento por parte de todos. La responsabilidad ma-yor recae sobre el sacerdote que ha de poner todo su empeño para hacer-lo bien.

Ambiente celebrativo de la asamblea

La comunidad que se reúne para celebrar las bodas suele ser muyheterogénea. Ante todo hay que intentar conseguir desde el principioformar una asamblea celebrante. En muchas ocasiones resulta difícil y enalgunas hasta imposible dadas las características de los asistentes. Pero entodo caso hay que procurar un nivel mínimo celebrativo por medio dealguna monición inicial que invite a todos: novios, personas cercanas,invitados y asistentes, a interiorizar todo lo que se va a realizar por mediode signos.

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Medios para alentar la fe de los presentes

Sin fe no hay celebración. Pero la propia celebración expresa la fe yla alienta. La liturgia del sacramento del matrimonio tiene unos mediospropios para llevar a los fieles a la vivencia del misterio de salvación. Estosmedios son: la lectura de la Palabra de Dios, la homilía, las moniciones,las oraciones, los signos sacramentales.

La Palabra bien elegida: Las lecturas sitúan el matrimonio en suauténtico marco de fe y gracia. Por eso han de ser bien elegidasentre la gran variedad que ofrece el ritual. Ha de cuidarse que juntocon el salmo, la homilía y el resto de la celebración compongan unconjunto coherente en tomo a un tema que se desea resaltar. Esconveniente que previamente se hayan elegido y comentado conlos novios. En ningún caso se ha de substituir la Palabra de Diospor otros textos.

Las personas que proclaman algunas lecturas suelen ser pa-rientes o amigos de los novios que quieren participar en este servi-cio como una muestra de cercanía y afecto hacia ellos. Se ha deprocurar que esta participación no sea por mero lucimiento sinoque, previamente preparados, interioricen los textos, ensayen suproclamación y así consigan el tono espiritual adecuado.

El tono cordial de la homilía: La homilía suele poner el tono y en-samblar lo que se está celebrando. En las bodas es un arte haceruna buena homilía. Hay que conseguir centrar la atención de losparticipantes en lo esencial, disponerles al recogimiento para losritos fundamentales del sacramento y exhortarles a vivir los com-promisos adquiridos.

Para conseguirlo se necesita concisión de los conceptos quese desea subrayar. Estos han de conectar y deducirse de la palabraproclamada para dar unidad a la celebración. La forma literaria esimportante que sea asequible al auditorio. No se puede abandonaren ningún momento la hondura religiosa y de fe, pero la cordiali-dad y el tono cercano y festivo producen un efecto muy positivo ygratificante. Estas últimas cualidades son las que dan calor a laspalabras y producen la transmisión espiritual que se desea.


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Siempre hay que tener presente la situación real en la que seencuentra cada asamblea celebrante de las bodas.

Los signos sacramentales: El núcleo central de la celebración delsacramento del matrimonio lo constituye el consentimiento de loscontrayentes. Este momento habría que subrayarlo por medio deuna monición sencilla en la que se anuncie la importancia de lo quese va a realizar y se pida la atención y conciencia de los contrayentesy de la asamblea. El ritual ofrece varias fórmulas. Es importanteque se oiga bien la intervención de los contrayentes al dar su con-sentimiento.

Los signos de la entrega de los anillos y de las arras son muyexpresivos. Consiguen manifestar sensiblemente toda la carga desu significación cuando previamente han recibido los novios y lacomunidad una catequesis adecuada.

La bendición de los esposos después del Padrenuestro suelepasar desapercibida. Es el momento en que se invoca la gracia delEspíritu Santo (epiclesis) para que se mantengan fieles a la alianzamatrimonial. Para resaltar este momento el ritual dice: «Los espososse acercan al altar o, según la oportunidad, permanecen en su lugar yse arrodillan». (RM 112)

Los ministros del sacramento: Los ministros del sacramento delmatrimonio son los contrayentes (CCE 1623). El sacerdote o diáco-no, que preside, bendice, pide y recibe el consentimiento de losnovios, lo hace como testigo cualificado en nombre de la Iglesia.

Para recibir fructuosamente el sacramento del matrimonio serecomienda que los novios acudan al sacramento de la penitencia(CCE 1662) y reciban la eucaristía. En esta ocasión es convenientedar de comulgar bajo las dos especies. De esta manera quedan mejorexpresados el significado pleno de la celebración (banquete de alian-za de Dios en la muerte y resurrección de Jesucristo) y la participa-ción de los contrayentes. También deben estar confirmados «si elloes posible sin dificultad grave» (CIC 1065,1).

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Otros elementos celebrativos: Los principales elementos del matri-monio han de quedar de manifiesto. Son: la liturgia de la Palabra,el consentimiento de los contrayentes, la bendición de los esposos yla comunión eucarística (RM 35).

Todos los otros diversos elementos de la celebración como lasoraciones, cantos, moniciones, etc. no son meramente accidentaleso periféricos sino que contribuyen a expresar la gracia y el misteriodel sacramento. Por eso han de cuidarse en la celebración.

La preparación inmediata de la liturgia: Se hace en los días cerca-nos a la boda. Se eligen con los novios las lecturas que se han deproclamar en su boda de modo que aparezca la idea clave o direc-triz que quieren resaltar. Se elige la fórmula que se ha de usar y seensaya. Este es un momento muy propicio pastoralmente para re-cibir la penitencia, explicar los signos, las lecturas y la fórmula delconsentimiento.

Celebración fuera de la Eucaristía: Las sugerencias arriba expuestasestán pensadas para la celebración del matrimonio dentro de la misa.Cuando por necesidad u oportunidad se celebra fuera de la misahay que seguir los esquemas del ritual.

7.2. Sobre el seguimiento

Si se ha hecho el itinerario señalado, la celebración del matrimoniono será un momento, un paréntesis en la vida de los esposos. La bodaserá algo más que una ceremonia: será la celebración de un sacramentoque ha de vivirse a lo largo de toda la vida. Podríamos expresarle con estelema:

La boda es cosa de un día,el sacramento es para toda la vida.

El matrimonio es un sacramento permanente.

La Iglesia no sólo tiene la obligación de preparar a los novios a cele-brar su boda, sino que debe acompañar y ayudar a los esposos, de mane-ra especial a los matrimonios jóvenes, como indica Juan Pablo II enFamiliaris consortio, hablando de la pastoral postmatrimonial: «Para que


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la familia sea cada vez más una verdadera comunidad de amor, es necesarioque sus miembros sean ayudados y formados en su responsabilidad frente alos nuevos problemas que se presentan, en el servicio recíproco, en la co-parti-cipación activa a la vida de familia. Esto vale sobre todo para las familiasjóvenes, las cuales, encontrándose en un contexto de nuevos valores y de nue-vas responsabilidades, están más expuestas, especialmente en los primeros añosde matrimonio, a eventuales dificultades, como las creadas por la adaptacióna la vida en común o por el nacimiento de hijos». (n. 69).

Uno de los objetivos últimos del cursillo prematrimonial debe serla incorporación de los novios a la vida de la comunidad cristianaparroquial. De ahí que no debemos desaprovechar la oportunidad quenos ofrece el cursillo para proponerles la continuidad de los mismos, bientratando temas de interés matrimonial y familiar, bien incorporándose agrupos de matrimonios que haya en la parroquia o creando uno nuevo,bien integrándose en movimientos familiares, donde puedan compartirsus problemas y vivir la fe que han redescubierto en el cursillo.

En la clausura del curso se debe informar de los diversos gruposparroquiales y especialmente matrimoniales en los que pueden integrar-se y encontrar ayuda en el momento que estimen necesario para ellos.

A través de la encuesta final el equipo tiene información de las fe-chas de boda de los novios. Así, pueden hacerles llegar una felicitación enel día de la boda y primeros aniversarios, reiterando la invitación a suincorporación. También les pueden enviar circulares, invitaciones a re-uniones o jornadas para matrimonios y noticia de los diversos movimien-tos familiares cristianos60.

Nuestro Directorio de Pastoral Familiar resalta la necesidad de pres-tar una especial atención a las parejas jóvenes y dedica todo un capítulo areflexionar sobre ello61. Resalta también cómo la petición del Bautismo

60 Conviene hacer esta felicitación de aniversario en los primeros años. Hay quienhabla que en el primer año se da lo que se denomina «paréntesis nupcial», en elque la pareja se repliega sobre sí mismo. Necesita un poco de tiempo paravolver a abrirse a otras realidades sociales y atender estas invitacionespastorales.

61 PROVINCIA ECLESIÁSTICA DE GRANADA, Directorio de pastoral Familiar, cap. II,páags. 21-25

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para sus hijos o la celebración de la Primera Comunión de los niños pue-de ser «otro momento de engache» para la incorporación activa a la co-munidad cristiana. En estos momentos celebrativos es muy convenientehacer ver a los padres que estos sacramentos están muy unidos a laministerialidad del sacramento del matrimonio que ellos recibieron undía.

Con frecuencia, sobre todo en las grandes ciudades, los nuevosmatrimonios van a vivir en otro barrio o ciudad. Conviene invitarles aque se integren en su nueva parroquia, para lo cual se les puede dar algu-na carta de presentación.

LOS AGENTES DEPASTORAL FAMILIAR

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VIII. Los Agentes de Pastoral Familiar:Formación

8.1. Prioridad a la formación

Nuestro Proyecto Pastoral prima como tercer objetivo fundamen-tal la formación. Así re recoge ya en la tarea pastoral desarrollada en losúltimos años en nuestra Diócesis y se subraya en el nuevo Proyecto enclave de experiencia creyente.

En el Directorio de Pastoral Familiar se afirma: «La Pastoral Fami-liar no puede ponerse en marcha ni mantenerse sin la adecuada preparaciónde sus agentes. Fundamentalmente ésta es �un continuo proceso personal demaduración en la fe y de configuración con Cristo, según la voluntad delPadre, con la guía del Espíritu Santo� (ChL 57,5). Su objetivo fundamentales el �descubrimiento cada vez más claro de la propia vocación y la disponi-bilidad siempre mayor para vivirla en el cumplimiento de la propia misión�(ChL 58,1)»62.

62 PROVINCIA ECLESIÁSTICA DE GRANADA, Directorio de Pastoral Familiar, pp.78-79


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Insiste en que «la formación no es un privilegio de unos pocos, sino underecho y un deber de todos; pero �para que se dé una pastoral verdadera-mente incisiva y eficaz hay que desarrollar la formación de los formadores�(ChL 63). Hay que fomentar las instituciones para la formación y acompa-ñamiento especializado de los Agentes de Pastoral Familiar»63.

La preparación específica para el matrimonio resulta hoy en la Igle-sia una urgencia pastoral. Por ello, hoy, más que nunca, es necesario for-mar «agentes de pastoral» preparados y disponibles: son ellos los artíficesy los promotores fieles, convencidos y generosos de una atención y unasolicitud que interpela a todo el conjunto eclesial y el alma preciosa eindispensable de cada estructura y de cada servicio que aparece oportu-no o necesario.

Para que los agentes de pastoral puedan desarrollar responsable-mente su servicio es importante y necesaria también una adecuada pre-paración64, la cual necesita ser programada: un proyecto realista que su-ministre los medios y utilice las estructuras de formación ya existentes:Escuela de Agentes de Pastoral, Instituto de Ciencias Religiosas. Junto aello, una realidad tan vital para nuestra Diócesis como el Arciprestazgo,ayudará a estructurar esta oferta formativa.

Vivimos un momento en el que es necesario un cambio de menta-lidad en todos los agentes de pastoral, que han de pasar de preocuparsede su sector en concreto a replantearse una �pastoral de conjunto� al laluz de la «dimensión familiar».

Esta «conversión pastoral» exige relanzar con energía y estilo nue-vo la pastoral ordinaria y, al mismo tiempo, dar espacio a formascompartidas y proféticas de creatividad.

63 Añade el Directorio que también «los seminaristas, sacerdotes y religiosos han deformarse específicamente para reconocer y promover los carismas y respon-sabilidades de los laicos y capacitarse para acompañarlos �con estilo de frater-nidad que les permita respetar y promover el protagonismo y libertad que lescorresponde por derecho»: Ibid., 79

64 Cf. Familiaris consortio, n. 70.

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Esta conversión pastoral, que tiene entre sus principales protago-nistas la familia, presupone y exige una fuerte inversión en la formaciónespecífica de los agentes de pastoral. Dicha formación, en las peculiarescircunstancias que vive hoy la familia, es considerada como un objeti-vo primario, «representa una instancia fundamental de la nueva evange-lización». Esto ya nos obliga a replantear la misma estructura de la pasto-ral prematrimonial, así como la misma teología del matrimonio65.

Hay que reafirmar, pues, la urgencia de dicha formación, de la cualdepende en gran medida el desarrollo de la Pastoral Familiar. Por todoello, este volver a plantear «la pastoral en general, teniendo en cuenta lafamilia como dimensión esencial e imprescindible», así como la consi-guiente «ordenación de la Pastoral Familiar en su conjunto» exigen unaadecuación de la formación, en relación a la familiar, de todos aquellossujetos que tienen responsabilidad en la acción pastoral de la Iglesia.

Esto nos lleva a las siguientes conclusiones:

· Lo primero y más importante que se debería promover para unverdadero cambio de mentalidad es incluir en los diferentes iti-nerarios de formación de los agentes pastorales el reclamo a lostemas esenciales de la teología del matrimonio y de la familia delos que consiguen después los recorridos pastorales.

· Otro punto sería modificar también los parámetros con los quenormalmente se viene realizando la programación pastoral. Poresto es importante que en todos los consejos pastorales diocesanosy parroquiales estén presentes parejas y familias con la misión dehacer memoria constantemente de la imprescindible subjetividadeclesial de la familia.

65 M. MARÍNEZ PEQUE, Fidanzamento tempo di grazia, spazio di educazione alla fede edell�iniziazione al sacramento del matrimonio. Servizio Nazionale di PastoraleGiovanille della C.E.I. Notiziario nº 12


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8.2. Un marco de referencia diferente: formación para la vida fami-liar

El Concilio Vaticano II ya nos había alertado sobre la necesidad dededicar una especial atención pastoral a la formación para la vida fami-liar: «Hay que formar a los jóvenes a tiempo y convenientemente, sobre ladignidad, función y ejercicios del amor conyugal y esto preferiblemente en elseno de la misma familia. Así, educados en el culto de la castidad, la podránpasar a la edad conveniente, de un honesto noviazgo al matrimonio» (GS 49).Y al enumerar algunas de las tareas más importantes del apostolado fami-liar el Concilio señalaba la de «... ayudar a los novios a prepararse mejor enel matrimonio» (AA 11).

Refiriéndose a la tarea de los padres de familias con respecto a laformación de sus hijos para el matrimonio, afirma el Concilio: «Es propiode los padres o de los tutores guiar a los jóvenes con prudentes consejos, queellos deben oír con gusto, al tratar de fundar una familia, evitando, sin em-bargo, toda coacción directa o indirecta que les lleve a casarse o a elegir adeterminada persona» (GS 52).

Hemos de reconocer que la pastoral prematrimonial no debe serconsiderada como la totalidad de la pastoral matrimonial y familiar, sinocomo una parte de la misma, en cuyo marco debe quedar encuadrada.En este sentido, podemos destacar dos ámbitos desde donde comenzaresta pastoral familiar:

. Un primer ámbito de servicio pastoral está constituido por la pas-toral de los novios y de la preparación al matrimonio en todas susfases: remota, próxima e inmediata.66.

- Los agentes de esta dimensión pastoral deben tener encuentrosde colaboración e integración con los agentes de pastoral juvenily vocacional, haciendo presente en estas realidades la dimensiónfamiliar. También han de actualizar continuamente su actividadpara adecuarla progresivamente, por un lado, a la exigencia delanuncio evangélico y, por otro, al cambio de las condicionessocioculturales.

66 Cf. Familiaris consortio, n. 66

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- Estos agentes deben estar bien formados para, de este modo,realizar el necesario paso del tradicional «cursillo» al itinerariode fe, de los encuentros concentrados en las vísperas de la bodaa un acompañamiento constante de la historia de la pareja desdesus inicios.

. Un segundo ámbito: el seguimiento de los recién casados. Losprimeros pasos de la vida conyugal necesitan de un acompañamien-to pastoral delicado y discreto.67.

- Advertir sobre las trampas que pueden sufrir estos jóvenes espo-sos, procedentes de una cultura difusa, de la agresión de los gran-des medios y de las dificultades sociales.

- Estos agentes deben ser capaces de inventar con creatividad for-mas nuevas de incorporación y de acompañamiento que mirena prevenir y colmar las soledades a las que con frecuencia sehallan expuestos los jóvenes esposos.

- Este acompañamiento pastoral les abre para una posible «forma-ción permanente», la única perspectiva a través de la cual pue-den conservar y hacer crecer su disponibilidad a vivir según lalógica del evangelio y en la dimensión ministerial que ello con-lleva.

La mentalidad imperante exige un nuevo enfoque

Desde un diagnóstico pastoral surge un nuevo desafío que podría-mos enunciar de este modo: ayer era necesario evangelizar el matrimo-nio como sacramento, hoy es necesario evangelizar el matrimonio comomatrimonio. En otras palabras, el discurso propiamente cristiano sobreel matrimonio-sacramento necesita un cierto preámbulo antropológico.El desafío hasta ahora era «evangelizar» el matrimonio: descubrir el sa-cramento como gracia. Hoy es necesario atender más y valorar el hechodel matrimonio en sí mismo, su densidad antropológica -existente tam-bién en el matrimonio civil- agredida por un entorno en el que se ofrecencomo «normales» otras alternativas.

67 Familiaris consortio, n. 69.


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En este sentido, hoy se «habla cada vez con más frecuencia de lanecesidad de apoyar más a la familia. Parece que los gobernantes se handado cuenta de la importancia de apoyarla como núcleo social básico, lo quees en principio muy positivo. Pero hay, por otra parte, quienes quieren darotro contenido al término familia, admitiendo como tal cualquier tipo de uniónhétero u homosexual. En este contexto me parece mucho más coherente ha-blar, como lo ha hecho un dirigente político recientemente, de otros núcleosbásicos de cohesión social»68.

En definitiva, no se trata solo de continuar la evangelización delmatrimonio en los encuentros de cuantos piden el sacramento, sino tam-bién de hacerse cargo de la nueva problemática que se nos presenta.

Estas situaciones nos dicen que es necesario inventar una nuevavía; que no son suficientes los cursos impartidos de manera tradicional;que se debe estar siempre más atento al mundo de los jóvenes para reco-ger los mensajes y las propuestas así como buscar las soluciones que seanuna respuesta verdadera.

No podemos llegar tarde. La pastoral prematrimonial del nuevomilenio no podrá operar al margen de la problemática existente. La firmey fuerte evangelización del matrimonio como pacto y alianza deberá en-contrar, en la comunidad cristiana, espacio y resonancias más amplios:debe hablarse de «familia cristiana» desde la más tierna infancia y en lasprimeras catequesis, y sobre todo en la catequesis o catecumenado juve-nil. No se tratará naturalmente de una imposición externa a la persona,sino más bien de una fuerte solicitud a redescubrir el sentido profundodel amor que, en la conciencia de aquellos que se aman no es por untiempo, sino que es para siempre. Como expresa el Cardenal Martini:«La enhorabuena es que los jóvenes encuentren la madurez de la fe en elamarse y la gloria de amar en la fe».

68 J. VALENTÍN-GAMAZO, Identidad y misión de la familia cristiana, en CEAS, Prepración almatrimonio cristiano, p. 178. Interesa toda la conferencia en general.

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Misión de la familia cristiana

Ayer era suficiente en la comunidad cristiana atender al paso de losnovios, acompañándoles en su decisión de acceder al sacramento del ma-trimonio, con la protección, aunque difusa, de la comunidad eclesial y deuna sociedad de «cultura cristiana». La familia era más bien un sujetopasivo de atención sacramental. Hoy es necesario que ya los novios seanevangelizados por la misma misión de las familias que le rodean, con sutestimonio y estilo de vida, presentando así un modelo de referencia cla-ro de lo que ofrece el matrimonio cristiano.

Deben ser las mismas familias cristianas las que anuncien el «evan-gelio de la vida y del matrimonio». Familiaris consortio, dedica la terceraparte a mostrar la misión de la familia cristiana. Comienza con una lla-mada a la familia para que asuma su misión partiendo de su identidad:«¡Familia, sé lo que eres!»69.

Siendo la familia una íntima comunidad de vida y amor, en la pers-pectiva de la redención y de la sacramentalidad del matrimonio, la fami-lia cristiana tiene la misión de custodiar, revelar y comunicar el amor,como reflejo vivo y participación real del amor de Dios por la huma-nidad y del amor de Cristo Señor por la Iglesia su esposa70.

La actitud misionera de las familias es la mejor preparación remotapara las parejas que se acercan indiferentes a la preparación del matrimo-nio cristiano: ver a otras familias que ofrecen su estilo de vida con alegríay gratuidad es una buena noticia entusiasmante.

8.3. La temática básica

La temática a desarrollar en la programación de la formación deagentes de Pastoral Familiar irá encaminada a dar una adecuada forma-ción, que posibilite la comprensión y la explicación de aquellos temas

69 Familiaris consortio, n. 1770 Familiaris consortio distingue cuatro campos en los que se desarrolla esta misión de la

familia cristiana: a) la formación de una comunidad de personas; b) el servicioa la vida (trnsmisión y educación de la vida); c) su participación en el desarrollode la sociedad; d) su participación en la vida y misión de la Iglesia: Ibid.


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impartidos durante los «Cursillos Prematrimoniales». Pretende ser unacercamiento interdisciplinar aplicado a la realidad del matrimonio y dela familia.

Así pues, la propuesta formativa se basa en una comprensión orgá-nica del matrimonio y de la familia, en la que se integran las distintasdisciplinas: ciencias humanas, teológicas y filosóficas, mostrando en unafigura unitaria la «verdad entera» del designio de Dios sobre la familia.Hemos de mostrar la belleza de la vocación conyugal para hacer frente aun mundo que no la valora del todo o incluso la desprecia. Se trata, endefinitiva, de mostrar cómo estamos llamados a construir algo nuevo ybello, cimentado sobre roca y que apunta lejos, muy lejos.

Seguimos el hilo conductor, bien definido, en el La preparación almatrimonio y la vida familiar. Formación de agentes y curso paranovios de nuestra Provincia Eclesiástica. Se desarrollarán los siguientesnúcleos temáticos71:

1. Previo: la importancia de la «Acogida».2. Persona y comunidad conyugal.3. Matrimonio cristiano.4. Familia cristiana.5. Anexos.

Previo: La Acogida

La acogida es el primer contacto de los novios, que solicitan el ma-trimonio eclesiástico, con la Comunidad Cristiana. Este contacto debeser un cordial recibimiento de la Comunidad Parroquial hacia un futuromatrimonio. Las personas que piden el Sacramento deben ser acogidascon la debida solicitud pastoral.

· Ver: La preparación al matrimonio y la vida familiar, cap. II,pág. 19-27

71 Hacemos referencia especialmente a los contenidos recogidos en: PROVINCIAECLESIÁSTICA DE GRANADA, La preapración al matrimonio y la vida familiar (1998).

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Núcleo primero: Persona y comunidad conyugal

1º) El significado del ser persona y de la comunidad conyugal.· El diálogo, camino y meta de la comunidad conyugal.

2º) La vocación al amor. El amor conyugal y sus notas.

3º) Verdad y significado de la sexualidad humana.

· Ver: La preparación al matrimonio y la vida familiar, cap. III,pág. 29-70

Núcleo segundo: Matrimonio cristiano

4º) Jesucristo, el Hijo de Dios, da sentido a la propia vida y a lapareja.

· La fe cristiana ilumina nuestro matrimonio.

5º) La belleza y bondad del plan de Dios sobre el matrimonio.

6º) La dimensión eclesial y la sacramentalidad del matrimonio.

· La Iglesia y los sacramentos.· El sacramento del matrimonio.

Ver: La preparación al matrimonio y la vida familiar, cap. IV,pág. 71-96


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Núcleo tercero: Familia cristiana

7º) Vamos a formar una familia.

8º) Paternidad y maternidad responsables.· La moralidad de los métodos.· Los métodos naturales de regulación de la fertilidad.

9º) La familia como Iglesia doméstica.· Espiritualidad conyugal y familiar.· La familia educadora y primera catequista.

10º) La familia, «célula primera» y vital de la sociedad y de la Igle-sia.

· La misión de la familia, hoy: santuario de la vida.· Los derechos de la familia, en la sociedad plural.· El «proyecto matrimonial y de familia».

Ver: La preparación al matrimonio y la vida familiar, cap. V,pág. 109-167

Anexos

· Algunas técnicas de comunicación y lenguaje.

· Desarrollo de un curso tipo. Modalidades.

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8.4. Los destinatarios y los medios: Los Agentes y la Escuela de Agen-tes de Pastoral

Un elemento clave en la formación de las futuras familias cristianasson los Agentes de Pastoral Prematrimonial.

a) Importancia y cualidades de los Agentes de PastoralPrematrimonial

El reto de formar familias cristianas está pidiendo que la vida apos-tólica de los agentes de pastoral tengan el respaldo de una comunidadparroquial, grupos de matrimonios, etc. Los de agentes de esta pastoralnecesitan insertarse en grupos que rezan, reflexionan, se ayudan, com-parten sus problemas, se animan y estimulan.

Los agentes de Pastoral Prematrimonial tienen una gran responsa-bilidad ante Dios, la Iglesia, sus comunidades y su conciencia por la tras-cendencia de lo que nos jugamos hoy.

Perfil del Agente de Pastoral Prematrimonial:

· Con paciencia y comprensión expondrá la verdad del sacramentodel matrimonio tal como vive y enseña la Iglesia.

· Desde una actitud de sencillez, apertura, acogida, diálogo, saberescuchar, saber librarse de los prejuicios sabiendo que vienen deun ambiente poco favorable.

· Ha de saber hacer la reflexión autocrítica por medio del diálogosincero y libre para conseguir llegar a la verdad auténtica de Jesu-cristo.

· Ha de mantenerse en actitud constante de aprendizaje y renova-ción

· Ha de colaborar con los sacerdotes. Así se ofrece una imagen ade-cuada de comunidad cristiana que se expresa en sus diversoscarismas.


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· Para ser agente de pastoral prematrimonial es necesario tener vo-cación de trabajo con las parejas. Se requiere constancia, pacienciay esfuerzo por estar al día.

En concreto, en el trabajo con los novios:

· Ha de tener una actitud de acogida cordial hacia los novios.

· Saber escuchar, manteniendo el diálogo, sin prejuicios nidogmatismos.

· Ha de preparar un ambiente distendido, cercano, sencillo, abier-to. Ver lo positivo.

· Acompañar para reflexionar y llegar a criterios evangélicos.

b) La Escuela de Agentes de Pastoral

La Escuela de Agentes de Pastoral �Don Manuel González�, con susdiversas sedes, será el Centro académico coordinador y verificador deesta preparación de agentes de Pastoral Familiar, proponiendo el curso,aprobando el programa y el profesorado propuesto72.

Se determinará, según la dirección académica, las horas lectivas quelo integran, así como su distribución en el calendario.

c) Los destinatarios del proyecto de formación de agentes de pastoralprematrimonial

Este proyecto de formación de agentes de pastoral prematrimonialva dirigido a aquellas personas interesadas en profundizar en la verdadnatural y revelada sobre el matrimonio y la familia a la luz del Magisteriode la Iglesia, especialmente a aquellas personas que se ocupan de la reali-dad de la familia, sobre todo de la preparación al matrimonio.

72 Cf. PROVINCIA ECLESIÁSTICA DE GRANADA, Directorio de Pastoral Familiar, pp. 89-93

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Por desgracia no son suficientes el entusiasmo y la buena volun-tad, aunque si son un buen punto de partida. Hemos de ser capaces dedetectar dónde existe generosidad y deseos de colaboración. Se trata deque a través de la formación la generosidad madure hasta competen-cia pastoral.

Se presentarán una serie de requisitos -en coordinación con la Di-rección de la Escuela de Agentes de Pastoral- para el acceso a este CursoBase de preparación de agentes de Pastoral Familiar.

El método más fácil para la convocatoria es recurrir a las realidadesya existentes. Hemos de comenzar ofreciendo una formación orgánica yprofunda a aquellas mismas personas que ya desarrollen este tipo de pas-toral. Estos pueden ser escogidos como los primeros destinatarios de lapropuesta de formación.

Otro ámbito en el cual es posible encontrar agentes potenciales esen los Movimientos y grupos familiares que, con grados diversos de per-tenencia al tejido de la vida parroquial, están presentes en numerosísimascomunidades cristianas.

Se hará también la oferta a los mismos matriculados en la «Escuelade Agentes de Pastoral» e «Instituto Sperior de Ciencias Religiosas SanPablo».

8.5. La organización: Equipo de organización, Grupo de estudio yBase documental

Coordinado desde el Secretariado de Pastoral Familiar, se constitui-rá un grupo de matrimonios, con la colaboración del consiliario. Se tratade personas comprometidas y con una adecuada formación.

Remitimos a una experiencia de la primitiva Iglesia para acentuarel estilo de esta organización. Nos referimos a la colaboración de San Pa-blo y los cónyuges Aquila y Priscila73. Estos dos esposos, abiertos a lahospitalidad, se dan en cuerpo y alma al servicio del Evangelio, colabo-rando con Pablo en la fundación de la comunidad, expresando una Igle-

73 Cf. Hech. 18


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sia llamada en la totalidad de sus miembros a la evangelización y enri-queciendo el ministerio de Pablo con los carismas típicos de los esposos.

Como Aquila y Priscila, cada familia cristiana debería ser y sentirsereconocida como �corresponsable� junto a los pastores en la misiónsalvífica de la Iglesia. La colaboración entre el sacerdote y los esposos alservicio de los novios en su camino de preparación al matrimonio ha deleerse en esta óptica, recogiendo entre otros el estímulo de la FamiliarisConsortio: «la evangelización en el futuro depende en gran parte de la Iglesiadoméstica» (n. 65).

Coordinadamente responderán, al menos a estos cometidos:

Equipo de organización

Como una sección dentro del Secretariado de Pastoral Familiar,centrarán su tarea específica en estos dos cometidos:

· Promover en el ámbito de la Escuela de Agentes de PastoralDiocesana, la Especialidad de «Agentes de Pastoral Familiar».

· Hacer un seguimiento de los «Cursillos prematrimoniales» quese imparten, colaborando en su mejoramiento.

Para desarrollar estos cometidos es fundametnal la colaboración conel Secretariado de los diversos Consejos Pastorales de los Arciprestazgosy de las mismas parroquias74.

Grupo de estudio del Matrimonio y la Familia

Se trata de organizar una auténtica Formación Permanente de los«agentes de Pastoral Familiar» que hayan ya realizado el Curso Base. Es-tará integrado por todos aquellos agentes de pastoral familiar interesadosen profundizar intelectual y vitalmente en toda la temática familiar, abar-cando su complejidad y estando atento a los desafíos actuales.

74 Cf. PROVINCIA ECLESIÁSTICA DE GRANADA, Directorio de Pastoral Familiar, cap.VIII: Estructuras de Pastoral Familiar, pp. 81-88

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Es fundamental la contribución de personas expertas, profesiona-les cristianos de diversas profesiones. Es vital en este apartado el serviciode las diferentes parroquias y Arciprestazgos, junto a los MovimientosFamiliares, ofreciendo personas preparadas.

· Su cometido primordial sería la organización de Jornadas de estu-dio, Semanas sobre la familia, Día de la Familia, Familia y Juven-tud, etc.

Grupo de difusión y base documental

A partir de la infraestructura que pueda aportar nuestra diócesis, sepretende especialmente los siguientes objetivos:

· Una presencia más activa en la opinión pública, coordinada yseleccionada. Se utilizará tanto los medios más afines a la Iglesiacomo los MM.CC. en general.

· Creación de una base de datos de documentación sobre el matri-monio y la familia, para difundirla periódicamente, y en momen-tos puntuales de especial importancia.

ANEXOS

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Anexo 1

Análisis sociológico de la realidad en tornoal noviazgo

El presente capitulo va destinado a los organizadores y ponentesdel curso. Lo que en él se ofrece son cosas muy conocidas por todos perohacerlas presentes, más todavía reflexionar sobre ellas, puede ayudar asituarse en el grupo, a ser realistas en el planteamiento de las charlas oencuentros y a interpretar posturas que pueden surgir en los diálogos.

1. Los participantes en el Curso.

Las parejas que acuden a un «Curso de Preparación al Matrimo-nio» suelen formar un grupo heterogéneo, en cuanto a trabajo, estudios,maneras de pensar, planteamientos religiosos, actitudes de fe, etc. Mu-chas veces ni siquiera pertenecen a la misma parroquia ni al mismo pue-blo o zona.

Tienen en común el que van a casarse y el que han decidido hacerlopor la Iglesia, aunque también las motivaciones para esta decisión pue-


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den ser diferentes. Coinciden también en el hecho de ser jóvenes y parti-cipar, por consiguiente, aunque también a niveles muy diferentes, de losvalores y actitudes que normalmente se dan en la juventud actual.

Una buena base de preparación para los organizadores y animadoresde estos cursos podría consistir en hacer un análisis sereno de estos valo-res y actitudes. No disponemos aquí de espacio para ello, pero vamos apresentar, aunque sólo sea con unas pinceladas, algunas de estas caracte-rísticas que más pueden influir en el planteamiento cristiano del matri-monio.

2. A nivel general.

Igualdad entre el hombre y la mujer.

Aceptación por ambas partes, o al menos fuerte sensibilización, haciaesta realidad que puede influir fuertemente en los planteamientos delmatrimonio y en la organización concreta de su vida. Muchas mujereshan de seguir trabajando fuera del hogar.

Libertad e independencia personal.

En cuanto a maneras de pensar, opciones ideológicas, políticas, etc.Autonomía en planteamientos de vida. Búsqueda de realización perso-nal.

Es la base del respeto mutuo y de la tolerancia. Puede tener el peli-gro del indiferentismo, del «todo da igual». También de la cerrazón en lapropia postura. La búsqueda de una realización personal puede dificul-tar la vida del matrimonio si no se íntegra en la realización de la pareja.

Ética o moral también personal.

Los propios valores o la propia persona como principio fundamen-tal de valoraciones éticas o morales.

Difícil aceptación de códigos externos o normas impuestas, de cri-terios de valoración más generales y, sobre todo, absolutos.

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Este planteamiento potencia la toma de conciencia personal, el con-siderar los compromisos y decisiones como algo propio, conlleva tam-bién el riesgo del subjetivisrno y del relativismo.

Tolerancia en materia sexual.

Consideración, en un sector muy amplio, de la sexualidad comoalgo que no debe separarse del amor, pero al mismo tiempo amplia liber-tad en este campo también en bastantes de los asistentes al curso. Lainmoralidad, para no pocos, está exclusivamente en el uso de la mismapor violencia, por imposición, o simplemente en aprovecharse. En estesentido una buena parte ve como normales las relacionesprematrimoniales.

Consideran inmoral, o no ética, la infidelidad en el matrimonio.

Vivir el hoy.

Esta actitud no es exclusiva de los jóvenes, pero puede vivirse enellos con más fuerza. Se piensa poco en el futuro. Algunos dan la impre-sión de vivir una vida sin proyecto.

Aunque es lógico que no debe organizarse la vida pensando exclu-sivamente en el futuro, el planteamiento maduro de una pareja que va acasarse, requiere un proyecto de matrimonio y familia, un proyecto defuturo que transcienda el presente.

Al vivir el hoy va unida también una actitud muy frecuente dehedonismo.

La falta de trabajo.

Aunque esto no sea una actitud personal sino algo externo, enmuchos jóvenes la falta de trabajo o la falta de un trabajo estable provocaincertidumbre y hasta angustia.

Contribuye al retraso en la emancipación de la familia y al retrasodel matrimonio. Muchos no se casan hasta que encuentran un trabajocon cierta garantía de estabilidad. Quizás por este motivo la media deedad de los contrayentes en nuestra diócesis ronda los 30 años.


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3. Con relación al matrimonio y a la familia.

Valoración del matrimonio.

La mayoría consideran el matrimonio algo, o mucho más, que unsimple contrato entre dos personas. Lo ven como un compromiso pro-fundo y definitivo de fidelidad, y como tal dan el paso, aunque no pocasparejas lo hagan con superficialidad o ligereza.

No pocos ven en él la realización de su vocación cristiana.

Ven en el amor el ingrediente básico y fundamental del matrimo-nio. Desde este planteamiento consideran la separación y el divorcio comoun mal menor. Es lógico que en este momento piensen que a ellos no lesva a afectar.

Aceptan tal vez la doctrina tradicional en este punto, pero la mayo-ría no ve dificultad alguna en que un divorciado pueda rehacer su vidaafectiva con otra persona.

Los hijos como realización personal.

Casi todos ven en los hijos la realización de su propia persona.

En muchos casos se plantean el aplazar su venida y casi siempre elque su número sea reducido. Creen que en los primeros momentos loimportante es la pareja y que ésta necesita su tiempo para consolidarsecomo tal, disfrutar de su vivencia, y prepararse para acogerlos debida-mente cuando se decidan a traerlos.

Son un proyecto de pareja y hasta un deseo gozoso, pero que porotra parte les da miedo, por las exigencias, los gastos, las limitaciones, laresponsabilidad en general que su llegada les impone.

La familia numerosa se identifica con la pertenencia a ciertos gru-pos de determinada orientación religiosa.

Ven necesario, en consecuencia, el control de la natalidad y a unalto porcentaje le parece bueno, hasta moralmente, cualquier métodocon tal de que no tenga consecuencias negativas para la salud. Difícilaceptación de la doctrina tradicional de la Iglesia.

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Mayoritariamente no aceptan el aborto aunque su rechazo no esclaro y total en todos los casos.

4. Con relación a la fe y a la religiosidad.

Si en los puntos señalados hasta ahora se dan diferencias muy sig-nificativas de unas personas a otras, en el campo de la fe y de la religiosi-dad estas diferencias no son menores. Como punto de partida hay queconsiderar que prácticamente todos los que asisten al Curso han decidi-do casarse por la Iglesia en unos tiempos en los que se ha normalizado yael matrimonio civil. Aunque los motivos de esta decisión, como luegoveremos, no sean netamente religiosos en algunos casos, puede pensarseque la capacidad de sintonía, la cercanía con lo religioso, será mayor enestos que entre los que no han tomado esta decisión.

Por otro lado, tampoco todos los que se casan por la Iglesia acudenal Curso Prematrimonial. Su presencia puede demostrar un cierto gradomayor de cercanía.

Diferentes niveles de fe.

Puede ser que alguna o alguno de los asistentes al Curso no seacreyente y haya acudido llevado por su pareja, pero debe considerarseque la mayoría son creyentes, aunque con niveles muy diferentes de fe ytal vez a su manera, aunque no hayan hecho, ni se hayan hecho, unaprofesión de fe explícita y menos, comprometida.

En muchos casos esta fe será un mero rescoldo, cubierto de ceni-zas, pero que ahí está y que sin duda puede avivarse, como también pue-de apagarse del todo.

Todos hicieron un día la Primera Comunión y casi todos tambiénse confirmaron, con su correspondiente catequesis. No podemos pensarque toda aquella siembra se ha perdido. Puede haber semillas que duer-men en el fondo de su corazón dispuestas a germinar si el estímulo lograavivarlas. ¿Por qué no van a poder hacerlo en algunos casos estos en-cuentros?


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Creemos también que el Espíritu Santo, que se hizo presente ensus vidas, sigue presente en la Iglesia dispuesto siempre a «fecundar latierra».

Imagen de Dios.

También será muy diferente la imagen que cada uno de ellos tienede Dios.

En algunos y algunas, probablemente más cultivadoscatequéticamente, esta imagen será correcta, aunque se planteen dudas yse sientan reticentes ante determinados «artículos de fe». Para otros, talvez la mayoría, la imagen de Dios es muy poco concreta. Es un Diosdifuso o difuminado. En cuanto a determinados artículos o dogmas defe, estos creyentes prefieren no pensar en ellos. No los consideran necesa-rios para ser creyentes. Otros, no los aceptan o abiertamente los recha-zan.

Todos, prácticamente, creen en Jesucristo, al menos como un su-perhombre. La mayor parte ven en su persona una presencia especial deDios, aunque no todos reconozcan en Él al Hijo de Dios y no compren-dan su resurrección.

Concepto de Iglesia.

No faltan los jóvenes, ellos y ellas, que se consideran miembrosvivos de la Iglesia, del Pueblo de Dios en la tierra, integrados incluso ycomprometidos en movimientos cristianos.

Otros identifican a la Iglesia con el Vaticano, la Jerarquía o las Insti-tuciones Eclesiales, con el consiguiente rechazo hacia éstas como haciacualquier otra estructura. Rechazo, o al menos desconfianza y desvalori-zación. «Creo en Dios pero no en la Iglesia», suelen decir no pocos, mu-chas veces desde prejuicios.

Conciencia de pecado.

Débil conciencia de pecado, al menos de pecado como ofensa aDios. Sí, conciencia de falta de consecuencia con su persona o con susprincipios. Sensibilidad ante la injusticia. Sensación, en general, de cul-pabilidad difusa.

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Muy pocos aceptan los Mandamientos de la Iglesia. El único man-damiento válido para muchos de ellos es «el del amor», aunque muchasveces desde planteamientos idealistas.

Práctica religiosa.

No es necesario hacer en este punto muchas consideraciones por-que es una realidad que está muy a la vista.

Es minoritario el grupo de los que pueden considerarse practican-tes habituales, que acuden ordinariamente a la Eucaristía dominical, aun-que tengan sus fallos esporádicos.

Es mucho mayor el número de los que sólo acudenesporádicamente, en determinadas circunstancias u ocasiones del año,con muchos más fallos que asistencia. Se habla ya de «práctica de aconte-cimientos».

Un tercer grupo, prácticamente no asiste nunca. «Para ser buenapersona no es necesario ir a Misa». «Yo me relaciono personalmente conDios», suelen decir. No sienten la necesidad de celebrar su fe en comuni-dad. La Eucaristía dice poco o muy poco a la mayor parte de los jóvenes.El ritmo semanal no les va, o tal vez no van ellos con el ritmo semanal. Seempieza a abandonar la práctica y una vez abandonada resulta muy difí-cil recuperarla.

5. El por qué de la boda por la Iglesia.

Quizás habría que ver primero por qué se casan y después por quédeciden hacerlo por la Iglesia aunque las razones para una y otra decisiónpueden estar muy entremezcladas.

Es claro que hay casos en los que estas decisiones se toman pormotivos externos, de presión familiar y social, peso de la tradición, etc.Puede incluso elegirse la ceremonia religiosa porque es más vistosa que lacivil y hasta porque una determinada iglesia ofrece un bonito marco paralas fotos. Todo puede caber, pero la decisión por solo estas razones se daen pocos casos. En otros, estas razones pueden servir de refuerzo paraotras más profundas.


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«Probablemente el casarse es uno de los momentos en donde apa-rece con más fuerza la ambigüedad de las tradiciones heredadas de unambiente sociológicamente cristiano y la complejidad del lugar y la mi-sión de la Iglesia en nuestro mundo» (CPM de Barcelona).

Por qué se casan

Se casan, sencillamente, porque se quieren y desean vivir juntosformando una familia.

A esta razón, aparentemente simplista pero realmente nuclear, sejuntan otras que la acompañan y le dan cuerpo y forma:

· Llevan un tiempo de noviazgo y tienen ya que casarse.

· Necesitan independizarse, formar su propia familia.

· No está bien visto, el «juntarse», sin más.

· En algunos casos se trata de legalizar una situación que ya se estáviviendo de hecho y que, incluso, puede garantizarles ciertos dere-chos.

· El compromiso matrimonial tiene una dimensión social. Se ex-presa públicamente y se celebra con una fiesta. Este deseo de cele-bración puede también contar.

Por qué por la Iglesia.

Las razones de esta decisión serán más o menos puras religiosa-mente en función del distinto nivel de fe que, como hemos visto, vivenlos novios.

· Un porcentaje, no tan minoritario, lo hacen con el pleno conven-cimiento de celebrar un acto religioso y hasta eclesial. Muchos deestos, con un conocimiento válido del Sacramento.

· Aunque no sean practicantes habituales y sepan poco del valor delSacramento, intuyen, creen, tal vez a su estilo, en la presencia deDios en esta celebración y la buscan. Esto puede darse en bastantescasos.

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· El matrimonio es un riesgo. Es uno de los momentos en los que,aunque la fe de los contrayentes sea débil, sienten la necesidad demirar al cielo. Muchas veces se acude a los santuarios tradicionaleso emblemáticos con tradición.

Por otro lado, la celebración en un templo espléndidamenteadornado, la fiesta, la música, la gente, los ritos confieren al acto uncierto sentido mítico y hasta mágico, no ajeno a la transcendencia,

· En algunos ambientes existe la impresión de que casarse por laIglesia es estar mejor casados y que ofrece más garantía de éxito.

En cuanto a la celebración, los hay que les gusta participaractivamente y preparar cuidadosamente la ceremonia: Elección defórmulas de consentimiento, lecturas, ofrendas, cantos... Otros, losmás, prefieren intervenir lo menos posible y dejarse hacer.

Generalmente les gusta que la celebración sea vivencial.

6. Actitud hacia el Curso.

No todos los que se casan por la Iglesia asisten al Curso de Prepara-ción, aunque sí la mayoría. La no asistencia puede darse, en mayor nú-mero, en aquellas parejas en las que las razones para casarse por la Iglesiatienen menor peso personal.

Debe tenerse también en cuenta que cuando deciden casarse losdos miembros de la pareja suelen estar trabajando. Esto dificulta la asis-tencia. A veces los horarios de trabajo no coinciden en ambos. De hechoalgunos días acude solamente él o ella, unas veces porque realmente nopueden, otras porque tampoco hacen mucho por poder.

Aunque dependiendo del ambiente cultural y religioso del que pro-ceden, el nivel de formación puede ser muy diferente. Los organizadoresde estos cursos constatan que este nivel es bajo en muchos casos, nosólamente en cuanto a formación religiosa sino también en cuanto a for-mación humana en aquellos aspectos relacionados con la vida de pareja yde familia.


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En general se detecta también una fuerte apatía hacia todo lo quesuena a preparación religiosa y crecimiento en la fe.

El interés y la actitud hacia el curso suelen ser también diferentes:

La mayoría lo aceptan con normalidad. Han decidido casarse deesta forma y en consecuencia aceptan los requisitos exigidos. Uno de elloses este curso que aunque no se exija como «conditio sine qua non», se lespresenta como muy interesante.

En un extremo, y cubriendo una amplia zona, están los que asistenmotivados e interesados.

En el otro, y en una zona menos amplia, los que lo aceptan sin másy acuden con reticencias sobre «lo que puede decirles la Iglesia», sobretodo en ciertos temas.

Casi todos lo han consultado o lo han comentado con otros noviosque asistieron antes. La impresión que les transmiten suele ser buena yeste dato influye positivamente en su decisión.

La actitud en general suele ser receptiva. Van a escuchar. Una dis-ponibilidad participativa y activa se da más fácilmente si el Curso se or-ganiza en un ambiente conocido v.gr. propia parroquia, y con parejasconocidas. También si el grupo no es numeroso.

La acogida que reciban el primer día y el planteamiento inicial delCurso pueden contribuir a mejorar sensiblemente la postura con la quellegan a él.

Por la acogida que encuentran, por la forma de tratar los temas,suelen quedar al final contentos del conjunto del Curso. En más de unaocasión, se plantean volver a reunirse posteriormente para proseguir laformación. La propuesta suele ser bien acogida, pero luego resulta difícilponerla en práctica75.

75 Cf. ARCHIDIÓCESIS DE PAMPLONA, Delegación Diocesana de Pastoral Familiar,Curso de Preparación al Matrimonio, Pamplona 2000, pp. 9-14

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Anexo 2

Aspectos doctrinalesAlgunas notas teológicas

1. Definición del Sacramento del Matrimonio.

Comunidad de vida y amor.

El Concilio Vaticano II, teniendo presentes la Sagrada Escritura y laTradición de la Iglesia, da una definición profunda y concisa sobre elMatrimonio. Es una «comunidad conyugal de vida y amor» que «se esta-blece sobre la alianza de los cónyuges, es decir, sobre el consentimientopersonal e irrevocable». «El mismo Dios es el autor del matrimonio, alque ha dotado con bienes y fines varios� (GS 48). Es una institución fun-dada por el Creador que existe como realidad humana desde los orígenesy consigue la dignidad de sacramento del mismo Jesucristo. (CIC 1055,1)

Alianza de amor

El matrimonio implica una unión estable entre el hombre y la mu-jer. Los esposos se dan y se reciben mutuamente. Se hacen «una sola


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carne» (Gn. 2, 24). Establecen una alianza de amor y aceptación incondi-cional. Esta unidad conyugal se basa en la complementariedad. El hom-bre creado a imagen de Dios es diverso en su sexualidad. «Hombre ymujer los creó» (Gn 1,27-28).

Signo de los desposorios de Cristo y la Iglesia

El amor de los esposos tiene como fuente el amor de Dios. «Actua-liza y manifiesta de manera permanente la unión inefable, el amorfidelísimo y la entrega irrevocable de Jesucristo, el esposo, a su esposa laIglesia» (RM 2) Por ser signo de los desposorios de Cristo y la Iglesia elsacramento del matrimonio exige indisolubilidad y fidelidad.

2. Fines

Los fines del matrimonio son la complementariedad y ayuda mu-tua y la procreación y educación de los hijos (CIC 1055,1).

Para conseguir estos fines los esposos reciben fortaleza del amor deDios y «están como consagrados» «para cumplir su misión conyugal fa-miliar» (GS 48), «tienen un carisma propio en el Pueblo de Dios» (LG 11)que les ayuda a ser ejemplo y testigos de la fecundidad de la Iglesia (LG41).

Complementariedad

La complementariedad está orientada a establecer relaciones decomunión personal (GS 12d). Dijo Dios: «No es bueno que el hombreesté solo. Voy a hacerle un ayuda adecuada» (Gn 2, 18.20). Así lo recono-ce agradecido Adán cuando ve a Eva: «Esta sí que es hueso de mis huesosy carne de mi carne» (Gn 2,23). En Eva encuentra una ayuda semejanteen igualdad y dignidad. Con ella puede establecer una comunión perso-nal afectiva.

El bien de los cónyuges

Está claro que la procreación no es el único fin del matrimonio,sino que está destinado a que «el amor mutuo de los esposos se manifies-te ordenadamente, progrese y vaya madurando» (GS 50c). EL CIC, 1055,1

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habla del «bien de los cónyuges.» Este bien consiste en una ayuda mutuaen todos los aspectos que sirve para el crecimiento del amor (cf GS 47).

Procreación

El hecho de ser creados a imagen de Dios manifiesta la finalidad deser creadores como Él. Dios otorga al hombre una participación en supropia obra creadora. Significa que el hombre también engendra hijos asu imagen, a su semejanza, y por tanto conforme a la imagen de Dios.Esto es lo que significa «creced y multiplicaos». (Gn 1,27) Transmitir lavida es una expresión de la complementariedad sexual.

La persona humana, los hijos, adquieren la dignidad de su seme-janza con el Creador. Por lo tanto se deduce la necesidad de la familiapara el cuidado y la educación de los hijos. Existe una relación de interde-pendencia entre estos fines del matrimonio. Han de ir inseparablementeunidos, buscando uno se potencia el otro.

3. Los bienes del Matrimonio

San Agustín defiende la bondad del matrimonio citando tres bie-nes del mismo: la prole, la fidelidad y el sacramento.

Concreadores de vida

Por este bien los casados participan del poder creador de Dios. (GS50b)

La prole se ha de recibir con amor, criarse con benignidad y edu-carse religiosamente.

Fidelidad mutua

El bien de la fidelidad protege el amor recíproco haciendo del hom-bre y de la mujer una comunidad de vida fiel.

La gracia del sacramento.

El sacramento como bien del matrimonio lo defiende de su disolu-ción y afirma su elevación y consagración como signo de la gracia. El


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matrimonio es signo del misterio de amor entre Cristo y la Iglesia. (Cf. Ef5, 29-32)

4. Las propiedades del Matrimonio.

Unidad e indisolubilidad.

Las propiedades esenciales del matrimonio son la unidad y la indi-solubilidad. (CIC 1056) Jesús afirma la validez de estas propiedades «des-de el principio» (Mt 19, 4-8). El Señor, al afirmar la unidad del matrimo-nio, se refiere al Gn 2, 24: «Serán los dos una sola carné». El matrimonioes monogámico en el plan originario de Dios. El Concilio Vaticano II en laGS 48a defiende la unidad del matrimonio por la mutua entrega perso-nal y el bien de los hijos. Los mismos motivos servirán para afirmar suindisolubilidad.

Jesucristo concluye la controversia con los fariseos sobre el repudiode la mujer con laafirmación taxativa «Lo que Dios ha unido que no losepare el hombre» (Mt 9,6)

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Anexo 3

Modalidades

La duración de los cursos específicos de preparación al matrimoniono deben ser tan breves que se reduzcan a una mera formalidad. Por elcontrario, deben disponer del tiempo suficiente para conseguir los obje-tivos propuestos e impartir los temas indicados, ajustando las sesiones alnúmero de temas.

Se reforzará la práctica de una presentación al sacerdote o Equipode acogida de la Parroquia, con un tiempo suficiente (mínimo de tresmeses antes de la boda).

Desde la acogida primera, se orientará sobre las diversas modali-dades de Cursillo. En cada Parroquia debe de haber un Equipo de Acogi-da, que oriente a la pareja a la modalidad más conveniente, según lasposibiloidades reales.

Hay tres modalidades posibles. Lo ideal sería que en cadaArciprestazgo se pudieran ofrecer las tres. Pero al menos, la clásica del


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Cursillo semanal debe de implantarse como la oferta mínima. La Dióce-sis podrá ofertas las otras dos modalidades: Intensivo, un fin de semanacon Retiro; y el Itinerario de un año con reuniones mensuales y trabajode casa.

- Semanal, por las noches (convencional).

- Intensivo, un fin de semana en retiro.

- Itinerario de un año, con reuniones periódicas y trabajo de casa.Con un uno o dos retiros, al menos uno de ellos interno.

La temática de estas modalidades es la propuesta anteriormente,con guines apropiados para cada una de las modalidades.

Primera opción: semanal por las noches (convencional)

Es la oferta más extendida, con múltiples variantes. Suele realizarseen muchas parroquias con desigual planteamiento.

Ahora se pretende ofertar un �Cursillo tipo� que responda a lasnecesidades y que garantice las respuestas mínimas de preparación.

Se trabajará especialmente en la preparación de los agentes de pas-toral que imparten este Cursillo.

Segunda opción: Retiro de fin de semana

Se ofrecerá la posibilidad de unos cursillos intensivos de conviven-cia de un fin de semana. Serán una o dos veces al año según disponibili-dad de la Diócesis y de lugares donde celebrarlo.

Un itinerario anual

Sería una propuesta de un itinerario que lleve a una experiencia defe transformadora de la vida. Un camino hecho en y con la Iglesia en elque prevalezcan la experiencia, los contenidos y las formas de un nuevo

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tipo de acompañamiento a los novios que les ayude a discernir y profun-dizar su vocación de pareja76.

A todos aquellos jóvenes que quieran profundizar algo más de loque se recibe en los �cursillos�. Sería una reunión al mes, por ejemploprimer sábado por la tarde de 5 a 8.

Se ofertaría también momentos de Retiro y una posible conviven-cia internos.

76 I. GARCIA DE ANDRÉS, Pedagogía, núcleos temáticos y tiempos de la preparación al matri-monio, en: CONFERENCIA EPISCOPAL ESPAÑOLA (CEAS), Preparación al matri-monio cristiano, Madrid 2000, pp.277 ss.

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Anexo 4

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la preparación al matrimonio los agentes de pastoral familiar

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