REFLEXIONES ACERCA DEL ARTÍCULO: ¿QUÉ QUIERE DECIR PENSAR?

DE: MARTÍN HEIDEGGER

Desde el mismo momento en que decides aprender algo, significa que no

conoces tal objeto, situación o método, pues te atreves a conocer el cómo

hacer para aprender esa pericia por llamarlo de alguna manera. Lo mismo

ocurre con el “pensar”. Sin embargo, el hombre piensa cuando quiere, cuando

simplemente le gusta algo, o cuando le tiene consideración. Consideración en

el sentido amplio que le da importancia y le parece pertinente.

Ahora, puesto que hay que aprender a considerar el pensar como una

actividad que ya se pensó, se piensa y se pensará siempre, entonces

interviene la preocupación. Preocupación porque aún no sabemos pensar, solo

actuamos. Cabe la siguiente hipótesis: Si te gusta pensar, entonces te gusta la

filosofía. Pues porque los filósofos son los seres más pensantes que existen.

Pero una cosa es que a un hombre le guste pensar, y otra que quiera aprender

a pensar. Indistintamente de cómo lo tomemos, en la actualidad pareciera que

la gente no piensa, y es algo preocupante. Por ello, resulta importante

considerar que pudiese ser una irresponsabilidad del ser humano no pensar y

peor aún no aprender a pensar.

Habrá quienes dicen que el no pensar es una ventaja, o que para ser feliz

es mejor no pensar mucho y tener mala memoria. Por ello, los científicos no

piensan, no porque sean felices, sino por el hecho de que por su condición

pueden penetrar en diversas áreas utilizando varios medios. Sin embargo, se

vale demostrar, y en este punto si existirá correspondencia entre la ciencia y el

pensar, pues para demostrar, el hombre debe pensar.

Para hablar de pensar, de pensamiento, se debe traer a colación la

memoria. Y ¿qué es la memoria? Simplemente lo que guardamos internamente

sobre lo que ya pensamos en algún momento, en el pasado. Analógicamente,

eso que ya se pensó es historia, así como también los efectos y consecuencias

que de ella se derivan y que siguen guardados en la memoria. Pero también, la

memoria se luce en lo que está por-pensar, por ejemplo, al poetizar. En torno a

esto, la poesía conmemora al pensamiento a través de la memoria. Por otro

lado, cuando pensamos, lo hacemos representando figuras, imágenes y hasta

sentimientos tantos positivos como negativos, pero ¿por qué negativos?

Porque somos seres humanos. ¿Y será por ello que no pensamos? Para no

sentir el dolor como mortales que somos, al evocar todas esas

representaciones negativas.

Pero todo esto tiene su lado positivo, al considerar la otra polaridad cuando

decimos que quien piensa de verdad es porque ama, pero no un pensamiento

vacío, sino un pensamiento profundo, hondo, recóndito. Y en esto si estoy de

acuerdo, pues cuando amamos demostramos todo el sentimiento al poetizar…,

al pensar. Y porque no, al representar lo percibido en toda esa mezcla de

elementos que intervienen en ese proceso. De allí entonces que se diga que

pensar es representar y representar es percibir.

Ahora, ¿quién siente todo esto? Es decir, quién percibe, representa,

demuestra, poetiza, ama? El ser humano, él está presente en todo estos

elementos del pensamiento. De allí que estar presente signifique que está ahí,

que queda. Pero, si queda como presencia cuando descansa, entonces quiere

decir que no estamos pensando. ¿Quién piensa en ese momento? Eso todavía

no se ha pensado… Hay que pensar quién lo va a pensar. Entonces, al decir

que no estamos pensando, subjetivamente ya quiere decir que lo estamos

haciendo, puesto que pensamos que no pensamos.