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PXProyecto evangelizador del movimiento ::

[ Profesionales Cristianos | PX ]

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Proyecto

evangelizador

del movimiento

Profesionales Cristianos

2017

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Contenidos

PRESENTACIÓN Y PREGUNTAS DE LAS QUE PARTIMOS ......................................................... 3

A. ¿CUÁL ES HOY LA MISIÓN DE PX, COMO MOVIMIENTO ESPECIALIZADO DE AC? ...... 4

A.1. Identidad y misión .................................................................................................... 4

A.2. Ambiente cultural de nuestra tarea evangelizadora .......................................... 5

................................................................. 5 A.2.1. Cultura y ámbitos culturales

.................................................................... 5 A.2.2. Ámbito económico-social

........................................................................ 6 A.2.3. Ámbito político-cultural

.......................................................... 6 A.2.4. Ámbito antropológico-espiritual

A.3. Llamados a evangelizar como discípulos y testigos ........................................... 7

........................................... 7 A.3.1. El ´permanecer` de los discípulos-amigos

........................................... 7 A.3.2. El ´dar la vida` de los testigos-mensajeros

A.4. Como presencia de Iglesia en la cultura y las profesiones ............................... 8

..................................................................................... 8 A.4.1. Iglesia en salida

..................... 8 A.4.2. La profesión: lugar teológico y lugar de humanización

.......................................................................... 9 A.4.3. Pastoral de ambientes

B. ¿CÓMO EVANGELIZAR LA CULTURA DESDE LOS ÁMBITOS PROFESIONALES? ............. 10

B.1. Nuestra pastoral de ambiente como diálogo en la frontera ........................... 10

B.2. La formación de laicos adultos para esa tarea ................................................. 10

B.3. Presencia de mediación y presencia de ambiente .......................................... 11

.............................. 11 B.3.1. Presencia de mediación: ´levadura en la masa`

........................................ 12 B.3.2. Presencia de ambiente: ´luz en el mundo`

C. ¿CUÁLES SON LOS CRITERIOS FUNDAMENTALES DE NUESTRA TAREA? ¿CON QUÉ MEDIOS

CONTAMOS PARA ELLO? ....................................................................................................... 13

C.1. CRITERIOS Y MEDIOS PARA LA FORMACIÓN DE LAICOS ADULTOS ................... 13

............................................................................................ 13 C.1.1. CRITERIOS

................................................................................................ 14 C.1.2. MEDIOS

C.2. CRITERIOS Y MEDIOS PARA CUIDAR NUESTRA PRESENCIA DE MEDIACIÓN ..... 15

“Sucede con el Reino de los cielos lo que con la levadura” (Mt 13, 33) .............. 15

............................................................................................ 15 C.2.1. CRITERIOS

................................................................................................ 16 C.2.2. MEDIOS

C.3. CRITERIOS Y MEDIOS PARA CUIDAR NUESTRA PRESENCIA DE AMBIENTE ......... 17

“Vosotros sois la luz del mundo” (Mt 5, 14) ................................................................. 17

............................................................................................ 17 C.3.1. CRITERIOS

................................................................................................ 18 C.3.2. MEDIOS

NOTAS Y REFERENCIAS........................................................................................................... 18





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PROFESIONALES CRISTIANOS

Proyecto evangelizador del movimiento

PRESENTACIÓN Y PREGUNTAS DE LAS QUE PARTIMOS

Tienes en tus manos el Proyecto evangelizador del movimiento de Profesionales

. Este documento nace como desarrollo lógico del documento Realidad y Cristianos

Proyecto, aprobado en 2016, y basado a su vez en el Documento de Identidad, nuestro

texto fundacional de 1999, así como en aportaciones de las Asambleas de PX desde

entonces.

En Realidad y Proyecto se recogen aquellas notas que configuran nuestra

identidad y consecuentemente nuestra misión. Expresamos quiénes somos y a qué nos

sentimos llamados en la Iglesia y en el mundo. Afirmamos, como movimiento

especializado de Acción Católica (AC), que el mundo de la cultura y los diferentes

ámbitos profesionales son nuestro lugar natural y específico donde nos sentimos

llamados a anunciar el Evangelio.

Con este Proyecto evangelizador, además de recordar quiénes somos y para qué

existimos, queremos dar un paso más ofreciendo que nos ayuden a criterios y medios

concretar la tarea del movimiento, de los grupos de revisión de vida y de los militantes,

en el actual momento eclesial y social.

Para ello nos hacemos tres preguntas, que son las que configuran la estructura de

este : Proyecto

A ¿Cuál es hoy la misión de PX, como movimiento especializado de AC?

B ¿Cómo evangelizar la cultura desde los ámbitos profesionales?

C ¿Cuáles son los criterios fundamentales de nuestra tarea? ¿Con qué medios

contamos para ello?





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A. ¿CUÁL ES HOY LA MISIÓN DE PX, COMO MOVIMIENTO

ESPECIALIZADO DE AC?

A.1. Identidad y misión

Profesionales Cristianos somos una ; amados por Dios y comunidad creyente

salvados por Jesús su Hijo, nos sentimos llamados a continuar su obra de amor y entrega.

En nuestros corazones resuena, configurándonos, su invitación y envío: “Vosotros mismos

seréis mis testigos, porque habéis estado conmigo desde el principio” (Jn 15, 27).

Nuestro fin como PX es el fin de la Iglesia, por tanto asumimos su misión: la

evangelización del mundo encarnándonos en la realidad, en decidida comunión con el

Ministerio Pastoral. Somos un movimiento de laicos que vive su vocación cristiana en el

. mundo de las profesiones y de la cultura

Uniendo siempre fe y vida, vemos nuestro ámbito de ejercicio profesional como

lugar de compromiso y de misión. Desde la unión íntima entre nuestra vocación cristiana

y nuestra vocación profesional queremos contribuir a una sociedad mejor, siendo

herramientas de . transformación humana y espiritual al servicio del Reinado de Dios

El profesional cristiano mira el mundo con ojos de fe para descubrir en él la

presencia de lo invisible, el paso de Dios, la razón de nuestra esperanza. Y se pregunta

qué le atañe realizar desde su saber y hacer para que la realidad vaya acomodándose

al Plan del Padre: que sus criaturas tengan vida y vida abundante (Jn 10, 10).

Deseamos vivir nuestra profesión que nos desde las claves de vocación y servicio

recuerda el Papa Francisco: “Hay que reconocerse a sí mismo como marcado a fuego

por esa misión de iluminar, bendecir, vivificar, levantar, sanar, liberar. Allí aparece la

enfermera de alma, el docente de alma, el político de alma, esos que han decidido a

fondo ser con los demás y para los demás” (EG 273).

Somos un movimiento de Iglesia: voz de la Iglesia en el mundo de las profesiones y

de la cultura; y voz de las preocupaciones de esos ámbitos en la propia Iglesia.

Formamos un espacio de fraternidad y de vivencia adulta de la fe, abierto a todos los

profesionales que quieran poner su competencia intelectual y técnica al servicio del

, en particular , los predilectos del Señor. bien común de los más pobres

con otras visiones religiosas de la vida, con los alejados de la Iglesia y El diálogo

con el mundo de la increencia . Tal como forma parte de nuestra identidad y tarea

recuerda la Evangelii Nuntiandi: “trata de alcanzar y transformar con la fuerza del

Evangelio los criterios de juicio, los valores determinantes, los puntos de interés, las líneas

de pensamiento, las fuentes inspiradoras y los modelos de vida de la humanidad, que

están en contraste con la Palabra de Dios y con el designio de Salvación” (EN 19).





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A.2. Ambiente cultural de nuestra tarea evangelizadora

A.2.1. Cultura y ámbitos culturales

PX sitúa su trabajo en el mundo profesional y de forma más general, en el mundo

de la cultura, que “debe ser considerada como el conjunto de los rasgos distintivos

espirituales y materiales, intelectuales y afectivos que caracterizan a una sociedad o a

un grupo social y que abarca, además de las artes y las letras, los modos de vida, los

sistemas de valores, las tradiciones y las creencias". Esta idea de cultura fue ampliada

posteriormente incluyendo preocupaciones tan actuales como los debates sobre

identidad y diversidad, cohesión social, desarrollo económico o cuidado

medioambiental (UNESCO 1982, 2001)i.

La Iglesia se ha preocupado desde sus orígenes por la cultura, de la que el

hombre y la mujer son creadores y producto. Ya en 1965 la Gaudium et Spes del

Vaticano II afirmaba que “con la palabra cultura se indica, en sentido general, todo

aquello con lo que el hombre afina y desarrolla sus innumerables cualidades espirituales

y corporales… hace más humana la vida social, tanto en la familia como en toda la

sociedad civil, mediante el progreso de las costumbres e instituciones…” (GS, 53). La

comprende, por tanto, el pero también el cultura modo en que vivimos modo en que

, las representaciones, símbolos y valores que se generan y queremos hacerlo en el futuro

proyectan. Pero la misma no se puede entender al margen de los medios materiales en

los que se genera y que contribuye a crear para atender a las necesidades individuales

y colectivas.

En ese sentido, cuando hablamos de cultura nos referimos a varios ámbitos,

ligados entre sí pero diferenciables, en los que se expresa la actual crisis del modelo de

vida vigente: son el , el y en la base de ambos, el económico-social político-cultural

. Atender a lo que sucede en estos ámbitos nos permitirá antropológico-espiritual

comprender la complejidad de la realidad que llamamos cultura, así como los desafíos

que se nos presentan.

A.2.2. Ámbito económico-social

Vivimos en una donde la lógica del mercado y del cultura del descarte

crecimiento ilimitado, generada por un capitalismo inhumano, aleja a millones de

personas de una vida digna (EG 53; LS 22). En nuestro contexto, esto se traduce en una

reducción de las prestaciones sociales, el aumento de las bolsas de pobreza y una

creciente desigualdad entre los más y menos favorecidos. Una lógica consumista que,

además de presentarse como la única alternativa posible, contribuye a un uso

irresponsable e insolidario de los recursos naturales.

Con los valores del Evangelio como horizonte, queremos contribuir a una cultura

, tal como propone la Doctrina Social de la basada en la centralidad de la persona

Iglesia. Una sociedad donde el bien de todos prime sobre la ganancia de pocos como

único criterio, donde la solidaridad y la honradez sean la norma, donde la acogida al

extranjero y la protección y apoyo al más débil nos dignifique por igual.





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A.2.3. Ámbito político-cultural

Pero la cultura del descarte no responde solo a cuestiones materiales. Por el

contrario, nace de un uso casi exclusivo de la razón como instrumento de dominación

donde el fin justifica los medios (LS 19). Este es el origen de la globalización puramente

tecnocrática y políticamente irracional que nos asola. En muchos sitios, estas dinámicas

solo han generado arbitrariedad y corrupción, causando la actual crisis de confianza y

. A pesar de ello, hay esperanza: la de desprestigio de los sistemas representativos

impulsar un modelo institucional capaz de dotar de nuevo significado a la política y de

potenciar el valor de lo ciudadano en la resolución de los problemas comunes.

Deseamos un modelo que combata la tendencia hacia la polarización social

mediante la . Una cultura política donde lo búsqueda de consensos desde el diálogo

común, lo público, lo que es de todos, sea valorado y respetado, donde la participación

democrática no sea una mera formalidad sino expresión de una ciudadanía

responsable y crítica.

A.2.4. Ámbito antropológico-espiritual

Como hijos de una Modernidad y Posmodernidad centradas en ideas y usos

equivocados acerca de lo que realmente nos humaniza, arribamos a una cultura

marcada por la inmediatez, el egocentrismo y la indiferencia, el miedo y la

(EG 52, 54). Contravalores que hoy socavan los derechos humanos y desesperación

sociales de muchísimos hermanos y hermanas, llegando a producir también indiferencia

o rechazo ante lo religioso y las instituciones que lo representan. Vivimos en una cultura

compleja y fragmentada, donde se da tanto la defensa incluyente y respetuosa de lo

humano, la laicidad y lo religioso, como asimismo el desprecio y la intolerancia de todo

ello.

Por eso, frente a la marginación de la dignidad humana y la privatización de lo

religioso, al igual que ante cualquier tentación fundamentalista, defendemos una

, acogedora del cultura abierta a las diferentes visiones humanas y religiosas de la vida

núcleo espiritual que se expresa en tantos lugares y de tantas formas. Creemos en la

aportación socio-cultural de la religión y reconocemos el patrimonio común de las

tradiciones de sabiduría. Pero también consideramos que lo religioso en nuestra

sociedad ha de respetar la pluralidad de concepciones y la autonomía de lo secular.

Además, de darse en el marco de la ley y del servicio al bien común, con voluntad de

diálogo y cooperación.

Entendemos que el anuncio del Evangelio se juega hoy en una doble dirección:

por un lado nos invita a detectar el paso de Dios en nuestras vidas y en el mundo,

atentos a los signos de los tiempos, y por otro a dialogar con la cultura contemporánea.

Necesitamos para ver la novedad que el Espíritu alumbra por renovar nuestra mirada

doquier y acoger todo lo bueno que habita en el corazón de las personas. Y también,

cercano, sincero y humilde. Sólo así la Buena Noticia podrá ejercitarnos en el diálogo

fermentar tanto las existencias concretas como las ideas y categorías capaces de

renovar nuestra cultura (EG 132-133).





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A.3. Llamados a evangelizar como discípulos y testigos

Nuestra identidad y misión se comprenden desde el modelo del discípulo y el

testigo, regalos de la Gracia pero a la vez tareas que pueden producir tensiones que

hay que saber reconocer y vivir. Para los cristianos, ser discípulo significa en permanecer

Jesús y ser testigos significa , desvivirse por Él y por los hermanos. Dos dar la vida

comprensiones inseparables, como Marta y María: el hacer, sin permanecer en el Señor,

es escoger la peor parte (Lc 10, 38-42).

A.3.1. El ´permanecer` de los discípulos-amigos

Respecto al discipulado, el cuarto Evangelio nos brinda pistas sugerentes: “Yo soy

la vid y vosotros los sarmientos, permaneced unidos a mí y daréis fruto porque sin mí

nada podéis…” (Jn 15, 1-17). Permanecer en Jesús implica la realización de su proyecto

de amor como donación de la propia vida: “solo permaneceréis en mi amor, si

obedecéis mis mandamientos… Amaos los unos a los otros como yo os he amado…

Desde ahora os llamo amigos…” (vv. 10, 12, 15). Un permanecer que sobrepasa lo

exclusivamente humano e individual. Somos discípulos en la fe y en comunidad.

Por tanto, una experiencia y unas palabras que nos invitan a pasar del mero

seguimiento a la intimidad del encuentro y de la permanencia. El encuentro es origen y

fin del seguimiento y necesita alimentarse día a día, tal como se nutren los sarmientos de

la vid (Jn 15, 4-5). Por eso el discípulo se mantiene perseverante en la unión de amistad

con el Señor (Jn 17, 21-23).

A.3.2. El ´dar la vida` de los testigos-mensajeros

Asentado en el encuentro con Jesús, el discípulo se hace testigo. Por la comunión

de vida que habían disfrutado con el Señor, sus discípulos fueron los primeros testigos de

la resurrección y en virtud de dicha vivencia enviados al mundo (Hch 1, 8; 10, 41). Solo la

experiencia que nos hace discípulos es la que puede sostener y dar sentido a nuestra

vida como testigos (EG 1, 9); servidores de un mensaje que exige llegar hasta las últimas

consecuencias: dar la vida por aquello que se atestigua.

Benedicto XVI nos recordaba que: “nos convertimos en testigos cuando a través

de nuestras acciones, palabras y modo de ser, Otro aparece y se comunica…” (SC 85).

Somos testigos cuando a través de la coherencia entre fe y vida, nos hacemos

portadores visibles de un anuncio digno de ser tomado en cuenta. De ahí nuestra

responsabilidad y sobre todo la necesidad de que el testimonio se concrete en las

condiciones debidas para que pueda resultar fecundo; pues como dijera Pablo VI: “El

hombre de hoy escucha más a gusto a los que dan testimonio que a los que enseñan”

(EN 41).

Como discípulos y testigos creemos que la Buena Nueva puede transformar -y de

hecho en nosotros lo hace- vidas, pensamientos y prácticas concretas. Con todo,

existen dificultades. Por eso precisamos “lugares donde regenerar la propia fe en Jesús

crucificado y resucitado, donde compartir las propias preguntas más profundas y las

preocupaciones cotidianas, donde discernir en profundidad con criterios evangélicos

sobre la propia existencia y experiencia…” (EG 77). En definitiva, necesitamos lugares

donde nuestra identidad, lo que somos y encarnamos, se renueve y fortalezca.





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A.4. Como presencia de Iglesia en la cultura y las profesiones

A.4.1. Iglesia en salida

Aunque la Iglesia siempre se ha autopercibido , en las últimas décadas en salida

esta imagen, y la del , resuenan de manera constante en la reflexión del Magisterio, gozo

en particular desde la Evangelii Nuntiandi a la Evangelii Gaudium. Sin duda porque

dicha representación ilustra mejor que otras el fuerte vínculo que existe entre lo eclesial y

lo antropológico, entre el promotor y el destinatario de la evangelización. Si la Iglesia

existe para la misión, para ponerse en camino y hacer discípulos a todos los pueblos (Mt

28, 19) necesariamente existe en salida (EN 14-15; RM 34; EG 14).

Pero también hombre y mujer se realizan saliendo de sí mismos, abriéndose al

encuentro de los otros, donándose. Francisco nos dice que: “Cuando la Iglesia convoca

a la tarea evangelizadora, no hace más que indicar a los cristianos el verdadero

dinamismo de la realización personal” (EG 10). Por lo tanto, en la actitud de salida,

Iglesia y persona comparten un mismo principio de realización.

Salir para encontrarse exige superar el encierro autodefensivo y asumir el barro de

límites y circunstancias (EG 45). Sin embargo, cada vez que la Iglesia ha asumido que

existe para darse, ha sido ella misma la primera en recoger los frutos de abrirse y hacerse

débil con los débiles. Encarnarse puede ser duro, pero nunca quedará sin recompensa

por parte de Dios (Mt 25, 31-46). Por eso, como PX no podemos quedar al margen de

este movimiento. A esta salida gozosa y arriesgada, humana y eclesial, ofrecemos

. Somos conscientes de que en ello se juega nuestro saber, formación y desempeño

nuestra especificidad, por eso aceptamos los retos y los resultados de ponernos en

marcha: involucrarnos, acompañar, fructificar, festejar (EG 24).

A.4.2. La profesión: lugar teológico y lugar de humanización

En la profesión se juega para nosotros el seguimiento de Jesús, el anuncio

misionero y la realización del Reinado de Dios. La fidelidad a la verdad, el respeto a la

vida, la responsabilidad, el esfuerzo, la honestidad, una buena preparación, el rechazo

de todo fraude, la sensibilidad ante el sufrimiento, el sentido social y de justicia, y la

generosidad, deben inspirar siempre al cristiano en su profesión. , como la El trabajo

misma creación, . Usando los recursos a nuestro alcance -transparenta la obra de Dios

saber, preparación ética y técnica- contribuimos, desde nuestra profesión, a esa obra

creadora (GS 34). Pero el trabajo puede ser bendición o maldición, y lo es,

desgraciadamente, para muchos. Asumir la cruz que ello conlleva significa ver a Cristo

en todo sufriente, acompañarlo en su situación y rebelarse contra las condiciones que

hacen de la profesión un lugar de muerte.

Viviendo nuestra profesión de este modo, contribuimos a convertirla en un lugar

, es decir, en una realidad que manifieste la grandeza y las de humanización

posibilidades de lo humano puesto al servicio de los demás. “Es urgente humanizar las

profesiones para volver a colocar en su centro el objetivo que les es propio y para el que

surgieron: atender las necesidades sociales en el ejercicio al bien común. Creemos que

para ello es hoy necesario recuperar en el ejercicio profesional la noción de vocación,

la noción de servicio y el respeto mutuo” (PX, 2010)ii. Vivir así la profesión significa





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también ir de la mano con todos aquellos empeñados en el buen hacer, en el servicio y

en la dignificación del trabajo. Lo que convierte nuestra profesión en un espacio

privilegiado de encuentro, diálogo y cooperación con quienes, desde visiones

diferentes, se empeñan en contribuir a lo que es bueno, verdadero y bello (EG 9-10, 77).

A.4.3. Pastoral de ambientes

Convencidos de ser Iglesia en salida y del valor del trabajo como colaboración

con la acción de Dios, como ámbito específico donde PX opta por el mundo profesional

realizar su vocación. De manera complementaria a la pastoral territorial basada en las

parroquias, nuestro movimiento se sitúa en la pastoral de ambientes, asumiendo como

suya la evangelización del mundo de la cultura que tanto preocupa a la Iglesia: “El

anuncio a la cultura implica también un anuncio a las culturas profesionales, científicas y

académicas. Se trata del encuentro entre la fe, la razón y las ciencias, que procura

desarrollar un nuevo discurso de la credibilidad, una original apologética que ayude a

crear las disposiciones para que el Evangelio sea escuchado por todos” (EG 132).

El mundo profesional conforma un medio específico que puede ser analizado y

considerado como un todo en base a su importancia, autoconciencia y contribución al

mantenimiento, difusión y creación de la cultura. La educación, la salud, el desarrollo

tecnológico, la investigación, la formación de la opinión pública, una gestión

económica eficaz… todas esas tareas son encomendadas a cuadros profesionales que

no son propietarios de los medios de producción ni de las empresas para las que

trabajan, pero que administran el saber, materia prima esencial de las sociedades

desarrolladas.

El anuncio, la denuncia, el testimonio y el compromiso propios de toda acción

evangelizadora (EN 24), no implican solo un cambio personal, sino también estructural.

Por lo tanto es necesaria una , así como a los evangelización dirigida a las personas

donde éstas habitan y se desarrollan. El buen ejercicio ambientes y organizaciones

profesional, evangélicamente comprometido, no pierde de vista el marco social -la

empresa, la estructura, el ambiente cultural- y los cambios necesarios en esos ámbitos.

Por eso, la acción individual se complementa con el compromiso en instancias

profesionales, sociales, políticas, etc.





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B. ¿CÓMO EVANGELIZAR LA CULTURA DESDE LOS ÁMBITOS

PROFESIONALES?

B.1. Nuestra pastoral de ambiente como diálogo en la frontera

Restablecer los puentes entre Evangelio y cultura implica para nosotros hacer

inteligible la fe, acercarla a la gente con la que vivimos, porque la fe es experiencia

confiada de Dios pero asimismo estilo de vida explicable y entendible. Esto reclama una

tarea nada fácil: el , con frecuencia desconocedor diálogo permanente con el mundo

y, a veces, también hostil hacia lo religioso (ES 27). Los valores del cristianismo (amor,

conciencia de la filiación divina, entrega, compasión, opción por los pobres, servicio,

respeto al misterio del hombre y a su dimensión religiosa, etc.) nos sirven de base para

ese diálogo.

El cristianismo, por su propia naturaleza histórica, universal y salvífica, no puede

quedarse recluido en la esfera de la privacidad ni en la mera conservación pastoral (EG

15). Todo asunto que afecte a la condición humana es de su incumbencia. En los ámbitos

de la economía, de la política y de lo espiritual se están jugando hoy la presencia y los

valores del Reino. Y quienes están viviendo en el corazón de estas esferas somos los laicos

acompañados por los obispos, sin hacer dejación en ellos de una palabra y un

compromiso en el medio que nos corresponde.

Esto implica en los lugares esenciales donde se influir valiente y creativamente

forman y debaten los valores comunes de nuestra cultura: medios de comunicación,

redes sociales, espacios de opinión, movimientos sociales, actos públicos. Como dijera

Juan Pablo II, un hacernos presentes destinado: “no sólo al reconocimiento y a la

eventual purificación de los elementos de la cultura existente críticamente ponderados,

sino también a su elevación mediante las riquezas originales del Evangelio y de la fe

cristiana” (ChL 44). De este modo, en dichos lugares se fraguará la significación pública

de la fe y de la Iglesia, que necesita medios culturalmente dignos para no perder su

potencial transformador en el curso de la historia.

Por las condiciones culturales actuales, somos conscientes de que evangelizar en

ambientes donde lo religioso no se da por supuesto o es incluso rechazado y agredido,

significa . Ahí es donde a PX nos toca estar en medio de los desafíos de la frontera

especialmente ser Iglesia en salida. Los caminos del mundo, con sus cambios y

diversidades, son nuestro natural campo de labranza, porque hoy más que nunca la

tarea evangelizadora debe moverse entre los límites del lenguaje y de las circunstancias

humanas; allí urge encarnar el Amor del Padre (EG 40-45).

B.2. La formación de laicos adultos para esa tarea

Según lo dicho, la presencia de los cristianos en las zonas de frontera exige una

capaz de iluminar, configurar y acompañar todos los aspectos de su formación

identidad y misión. Los laicos, unidos vitalmente al Señor, han de ser formados para vivir

aquella realidad que los caracteriza: ser miembros de la Iglesia y de la sociedad

humana, nos dicen el Vaticano II y Juan Pablo II (AA 4; ChL 59). De este modo,

, seremos capaces de proponer sólidamente preparados en lo espiritual y en lo secular





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acciones y palabras con sentido, coherentes y fundamentadas; de ofrecer un

testimonio contracultural y a veces provocador, pero siempre respetuoso y dialogante.

Recordar que identidad y misión cristianas se desarrollan alrededor de la fe y la

vida, sirve para revalorizar la centralidad que la formación siempre ha tenido en los

movimientos de AC; precisamente por poner fe y vida en diálogo según la metodología

del ver- . No olvidemos que ya Cardijn nos invitaba a asumir esta juzgar-actuar

metodología como el modo de inspirar y vivir la experiencia del encuentro con Dios y el

servicio al mundo. De ahí que la formación tenga que prepararse y acompañarse como

un dinamismo abierto a la acción de Dios en todas las dimensiones de la vida personal y

en lo complejo de los acontecimientos culturales y ambientales, evitando tanto el

teoricismo y el intimismo como el activismo.

En este sentido, la tiene que apuntar del movimiento, formación hacia el interior

en cuanto a sus militantes y miembros en iniciación como primeros sujetos de

evangelización. Pero a su vez , hacia los ámbitos y profesiones en los hacia el exterior

que vivimos y trabajamos (PX, 2015) iii. Estamos llamados a desarrollar una formación

integral en clave espiritual e intelectual, doctrinal y apostólica (ACG, 2009)iv. Por eso,

pedagógica y progresivamente, debe servir a las inquietudes y esperanzas de los

adultos de hoy; de modo particular a las problemáticas humanas, religiosas y éticas de

los compañeros y destinatarios de tareas y misión, pero también de los que tocan a la

puerta del movimiento. En ningún caso debemos dar por supuestas la madurez humana

y la madurez de la fe, ni desatenderlas entre los que ya estamos en camino.

B.3. Presencia de mediación y presencia de ambiente

PX es un movimiento de apostolado seglar cuya razón de ser es la evangelización

en el ambiente profesional y de la cultura. Esto supone una presencia pública que parte

siempre del testimonio individual de cada militante, pero que también reclama

acciones comunes de tipo asociativo que pueden y deben adquirir formas diversas y

complementarias.

Ese modo de presencia en el mundo de la cultura se realiza mediante la llamada

presencia de mediación (cristianos como ) y presencia de levadura en la masa

ambiente (cristianos como ). Ambas formas son necesarias y luz en el mundo

compatibles. Así lo entiende PX, con independencia de que las circunstancias

concretas en un grupo o Diócesis hagan predominar una sobre otra.

B.3.1. Presencia de mediación: ´levadura en la masa`

La presencia de mediación actúa como la levadura que se disuelve en la masa a

la que fermenta. Así, es más proclive a vivir en la frontera de manera encarnada,

minoritaria, individual, fomentando la participación e implicación allí donde se pueda

colaborar en la solución de los problemas comunes. Lo que queremos decir lo expresa

con suma claridad el Papa Francisco: “Personalmente pienso que ser una minoría es

incluso una fuerza. Debemos ser una levadura de vida y de amor y la levadura es una

cantidad infinitamente más pequeña que la masa de frutos, de flores y de árboles que

de esa levadura nacen… nuestro objetivo no es el proselitismo, sino la escucha de las

necesidades, los deseos, las desilusiones...” (Scalfari, 2013)v.


http://www.vatican-stg.va/content/francesco/es/speeches/2013/october/documents/papa-francesco_20131002_intervista-scalfari.html




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B.3.2. Presencia de ambiente: ´luz en el mundo`

La presencia de ambiente trata de iluminar personas, entornos y estructuras. Un

modo de concretar este tipo de presencia se basa en acciones y modalidades con

clara identidad cristiana, tanto de promotores como de participantes. Otro modo

significativo de este tipo de presencia se realiza mediante la colaboración con otras

instancias, públicas o privadas, sean o no confesionales. Esto implica participar y

promover actividades con otros agentes sociales y pastorales con los que se coincida

en las prioridades de presencia, siempre desde la identificación como colectivo de

Iglesia.

Durante los años ochenta, en particular desde la transición democrática, se

produjo una apasionada polémica acerca de ambas modalidades; situación que hoy

puede darse por superada ya que ninguna de ellas es exclusiva ni excluyente. Teniendo

en cuenta el cada vez más secularizado contexto social, donde los católicos aun siendo

numerosos somos conscientes de ser minoría, estamos llamados a ser instrumento del

Amor de Dios tanto en la vida privada como en la vida pública; inmersos en la realidad

como levadura en la masa pero también presentes y visibles como movimiento y como

Iglesia, que fieles al mandato de Jesús quieren ser luz en el mundo.





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C. ¿CUÁLES SON LOS CRITERIOS FUNDAMENTALES DE NUESTRA TAREA?

¿CON QUÉ MEDIOS CONTAMOS PARA ELLO?

Precisado el sentido del camino, toca definir ahora los criterios para movernos en

él y los medios o herramientas que disponemos para ello. Los exponemos a continuación

para cada uno de los retos anteriormente indicados: la , la formación presencia de

y la . Tanto criterios como medios no deben verse mediación presencia de ambiente

como compartimentos estancos sino transversalmente.

C.1. CRITERIOS Y MEDIOS PARA LA FORMACIÓN DE LAICOS ADULTOS

C.1.1. CRITERIOS

El encuentro con el Señor como fundamento de nuestra vocación

Tanto para los que ya estamos en PX, como para quienes se inician, caminar

hacia una fe madura exige que nos encontremos personalmente con Dios. Porque solo

la experiencia de relación con Jesús el Señor puede guiarnos a una auténtica vivencia

de lo espiritual cristiano (EG 1, 9). Hablamos por tanto de un proceso llamado a

favorecer principalmente dos cosas: la respecto al paso de Dios actitud contemplativa

en la historia propia y ajena, lo que implica el cuidado de la vida interior; y la escucha

de su Palabra iluminando la vida concreta. orante

De este modo, cimentados en Cristo, nuestra conversión personal irá convirtiendo

la realidad en la que actuemos, evitando tanto el refugiarnos en el intimismo como el

perdernos en la pura exterioridad. Una tarea profética, para que los anhelos y anunciar

expectativas de bien de la humanidad hallan respuesta en Jesús. Pero también, para

todo lo que desfigura la manifestación del Reino de Dios, en particular denunciar

cuando se atenta contra la dignidad de sus predilectos.

El discernimiento en el cuidado de nuestra identidad y misión

En nuestra doble vocación, cristiana y profesional, las metodologías y

herramientas del movimiento y la AC ocupan un lugar destacado, porque nos invitan a

desvelar el paso del Espíritu en nuestras vidas y a ser ; contemplativos en la acción

condiciones esenciales de la síntesis entre fe y vida en la que creemos. Ellas son las que

nos interpelan y resitúan de cara al mundo y a nosotros mismos, respecto a lo que

ayuda o no al Reino. Pero también las que nos impulsan para volver a la vida, ámbitos

de desarrollo y profesiones, como discípulos y testigos.

Frente a los desafíos que cultura y ambientes presentan, debemos asumir también

que nuestra tarea personal y común tiene que crecer en capacidad de discernimiento

si quiere seguir siendo significativa. Por eso debemos plantearnos distinguir

permanentemente: qué preguntarnos, qué responder, cómo hacerlo. Un desafío para el

que serán indispensables recursos que nos permitan: a) analizar mejor la realidad socio-

profesional en la que nos movemos, b) pensar desde marcos conceptuales más

adecuados cuando se trate de dialogar sobre cuestiones controvertidas y c) diseñar

estrategias eficaces de intervención.





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El desarrollo de una espiritualidad contemplativa y encarnada

Ser contemplativos en la acción exige un determinado modo de ser y hacer que

vive de la , dinamismo del Espíritu que nos impulsa a espiritualidad del abajamiento

esparcir las semillas del Reino desde la fragilidad humana. Por eso, lo primero que exige

el cuidado espiritual es reconocer, asumir y acoger los deseos y límites de lo humano, de

cara a nosotros mismos y a los demás. Y esto también lo tendremos que tener en cuenta

al ofrecer nuestras propuestas de transformación y evangelización.

Así, al modo del Señor: “quien siendo igual a Dios… en su condición de hombre,

se humilló a sí mismo…” (Flp 2, 6-8), nuestra presencia encarnada en lo humano podrá

generar condiciones de posibilidad para el anuncio manifiesto de la Buena Nueva. Tras

el primer tiempo del , de la conversación informal y el suscitar anuncio implícito

preguntas antes que respuestas, sobrevendrá el tiempo del del anuncio explícito

nombre de Jesús y el Amor de Dios (EN 21-22; EG 127-128, 161).

Una sólida capacitación para el diálogo

Frente a las inquietudes de la frontera, nuestro don y tarea es ser y hacernos

claro, afable, confiado y prudente, según el estilo del Señor (ES 28, 31; ChL 9, diálogo

24). Un diálogo que nos demanda una sólida formación, tanto de cara al encuentro

con las personas como con la complejidad cultural. Una formación que nos permita

pensar en el bien y la construcción de la casa común, a la par que avanzar por los

caminos del diálogo sin olvidar que la realidad siempre es superior a la idea (LS 13, 201).

Dicho diálogo exige buscar a la luz del Espíritu la mejor manera de ofrecer el

. El diálogo y cuidado evangelizador Evangelio y favorecer procesos personales de fe

debe acoger todo lo que habita en el corazón de nuestros interlocutores; el mundo,

para convertirse necesita que nos acerquemos y le hablemos (GS 1; ES 28, 169). Pero

también debe ser capaz de ofrecer la riqueza y el valor de la fe así como la novedad y

la aportación histórica del cristianismo en medio de sus debilidades y fracasos.

C.1.2. MEDIOS

Conocimiento orante y formativo de la Escritura.

Vida celebrativa y sacramental de la Iglesia.

Metodologías y herramientas de la AC y el movimiento: Revisión de Vida, Proyecto

Personal de Vida y Plan de Acción, Lectura Creyente de la Realidad, Lectio Divina,

etc.

Material de iniciación a PX: bloques 1 y 2 finalizados; 3, 4 y 5 en elaboración.

Programación y desarrollo de cuestiones fundamentales de teología, el Magisterio y

la Doctrina Social.

Documentos y materiales y documentos elaborados a nivel nacional y diocesano:

Identidad, Realidad y Proyecto, ponencias de las Sesiones de Estudio y Asambleas,

Decálogo de Ética Profesional, etc.

Materiales marco y específicos para el trabajo trianual del movimiento.





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C.2. CRITERIOS Y MEDIOS PARA CUIDAR NUESTRA PRESENCIA DE MEDIACIÓN

“Sucede con el Reino de los cielos lo que con la levadura” (Mt 13, 33)

C.2.1. CRITERIOS

El trabajo cotidiano y el testimonio profesional

La es el más valioso de los medios evangelizadores con labor profesional diaria

que contamos, el primero donde encarnar la especificidad de la misión de PX. En este

ámbito, el y el se conjugan y retroalimentan revalorizando lo testimonio cambio

pequeño (Mt 13, 31-32) ya sea colaborando con la acción creadora de Dios (Gn 2, 15;

GS 34; LS 66), o como tantas veces, intentando revertir aquellas situaciones donde el

trabajo puede vivirse como maldición debido a la precariedad, la fatiga y el sufrimiento.

Por eso necesitamos reubicarnos ante nuestro trabajo. Frente a la tarea

profesional que día a día se lleva la mayor parte de nuestro tiempo, energías y

capacidades, debemos : la del cristiano que concibe su evitar una escisión frecuente

compromiso creyente sin vinculación alguna a su profesión y únicamente se implica en

actividades que poco tienen que ver con su saber y hacer como instrumentos de

transformación y evangelización.

La opción por los pobres

Los pobres hacen presente a Cristo (Mt 25, 31 ss). Por eso superan la sola

interpelación ética, permitiéndonos entrar en el saber gratuito de lo espiritual (Sal 40);

ellos cuestionan categóricamente nuestra relación con Dios y transforman nuestra fe y

vida creyente. Como Iglesia y como profesionales, . Esto exige somos para los pobres

poner saberes, formación y desempeño a su servicio a través del esfuerzo por la justicia y

la solidaridad.

Lo dicho implica preguntarnos por la y por función social de nuestras profesiones

el modo en que éstas afectan y ayudan a los que menos tienen. Asimismo tenemos que

preocuparnos y ocuparnos de las condiciones justas de nuestro mundo laboral donde

también hay pobres, parados y descartados de distinto tipo, para los que la mera

evocación de la realización profesional puede significar una burla.

Las competencias ética y técnica

Para ser evangélicamente significativos hemos de cuidar de modo constante

nuestra , no solo respetando los códigos deontológicos de nuestras competencia ética

profesiones, sino también esforzándonos por construir una ética personal capaz de

orientar conocimiento y voluntad al servicio de los pobres, el bien común y el Reinado

de Dios.

Pero esta competencia ha de cimentarse en la formación permanente, en la

. Como profesionales presentes en ámbitos que al igual que la competencia técnica

sociedad están en constante evolución, debemos exigirnos un aprendizaje continuo y la

aplicación de nuevas metodologías para poder abordar los retos cada vez más

complejos del quehacer cotidiano.





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Caminar hacia la excelencia profesional exige desarrollar ambas competencias.

Solo entonces podremos orientar nuestro ejercicio profesional hacia las opciones

derivadas del anuncio de la Buena Noticia, a la vez que ser fieles -como veremos a

continuación- a los bienes internos de toda profesión.

La determinación del ´bien interno` de la profesión

Vivir la profesión como vocación y misión implica mantenerse fiel a los fines para

los que surgieron nuestras profesiones, a los que llamamos bienes internos: educar, curar,

cuidar, informar, etc. Estos , son valores y virtudes que dan racionalidad y bienes internos

legitimidad al ejercicio profesional frente a la exclusiva búsqueda de los llamados bienes

externos: prestigio, dinero, poder, etc. que pueden pervertir muchos desarrollos

profesionales.

Cuando nuestros trabajos poco sirven a la realización personal debido al peso de

una tecnificación y burocratización que nos han precarizado y convertido en piezas

sustituibles, urge reconocer y potenciar los bienes internos anteriormente mencionados

(PX, 2007)vi. Orientar nuestras profesiones según estos valores y virtudes es hoy una

. Una llamada a la que debemos llamada indiscutible en la tarea ética que la fe reclama

responder personalmente, pero también junto a quienes trabajan con nosotros.

El compromiso con el ´bien común` y la dimensión política de las profesiones

Ser fieles a los bienes internos de nuestras profesiones, nos permite entrar en otra

dinámica evangelizadora, la de ser constructores del conjunto de las mejores

condiciones vitales, que llamamos (GS 26). Porque las profesiones -por su bien común

vinculación a lo que sirve a todos- son de forma privilegiada ámbitos que definen,

modulan y reproducen modos concretos de construir lo social y ciudadano, lo público y

político.

Dicho lo anterior, queda claro que las profesiones juegan un especial papel

cuando son capaces de activar el potencial humanizador que hay detrás transformador

de ciertas dicotomías: sociedad-Estado, público-privado, etc. Entonces pueden hacer

mucho socio-políticamente, aún en lo pequeño y cotidiano. Pueden exigir y fomentar

que se respeten las legítimas distinciones entre uno y otro ámbito, a la par que asegurar

la realización -sin romper con lo secular- de lo espiritual y religioso en el mundo (GS 36).

C.2.2. MEDIOS

Teniendo en cuenta que el principal medio somos nosotros mismos y nuestras

acciones cotidianas, destacan:

Trabajo personal y en equipo.

Cuidado de las relaciones que establecemos con compañeros, jefes y directivos,

destinatarios, usuarios y clientes, etc.

Actitudes y habilidades interpersonales: asertividad y empatía, motivación y liderazgo,

resolución de conflictos, etc.

Promoción de búsquedas conjuntas, planificaciones y acciones a través del diálogo y

el consenso, etc.

Acompañamiento de procesos humanos y creyentes, personales y grupales.





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C.3. CRITERIOS Y MEDIOS PARA CUIDAR NUESTRA PRESENCIA DE AMBIENTE

“Vosotros sois la luz del mundo” (Mt 5, 14)

C.3.1. CRITERIOS

Creemos que nuestra presencia está llamada a vivirse como:

Evangélicamente identificada

Esto quiere decir que debemos confesarla sin miedos ni beligerancias, como

. Pero también que la pretensión de inculturar la fe no puede ser religiosamente cristiana

únicamente acomodación de ésta a la cultura. El cristianismo entraña una dialéctica

permanente con el mundo que no podemos reducir en nombre del diálogo. Ya decía

Pablo que la cruz es “escándalo para los judíos y locura para los paganos” (1 Cor 1, 23).

Se trata pues, de asumir y mantener una tensión: el anuncio del Evangelio, aunque

independiente de la cultura, no es incompatible con ella. Por eso puede impregnar

(EN 20). aquello que está llamado a iluminar

Culturalmente significativa y mediadora

Como voz de la Iglesia en los medios profesionales y voz de los medios

profesionales en la Iglesia, para PX la evangelización de los ambientes exige desarrollar

acciones y actividades reconocibles, puentes al servicio del diálogo fe-cultura. Por eso,

junto al compromiso personal, promovemos como movimiento tomas de postura y

debate sobre cuestiones socialmente relevantes o nos unimos a iniciativas ya existentes.

Esto implica dos exigencias: la voluntad de capaz de ser un colectivo conocido

pronunciar una palabra competente y valiosa en medio del espacio público y plural; y

además, en nuestra condición de creyentes atentos a convocar y caminar junto a otros

favorecer el anuncio implícito y explícito de la Salvación.

Alegremente misionera

La presencia de ambiente que pretendemos ha de estar caracterizada por “la

alegría del Evangelio que llena el corazón y la vida entera de los que se encuentran con

Jesús” (EG 1). Nacida de la , nuestra presencia y acción alegría de un encuentro

misionera ha de ser dinamismo comunicativo del bien (EG 9) y proposición de un estilo

de vida centrado en Jesucristo. Ha de convocar sencillamente a un modo de ser

radicalmente libre, apasionadamente solidario. Solo entonces profundamente humano,

se convertirá en referencia de sentido para los hombres y mujeres de buena voluntad

que la acojan.

Históricamente transformadora y solidaria

Cuando el anuncio del Reino y el propio testimonio cristiano se hacen realidad

tienden a provocar consecuencias sociales (EG 176, 180), porque entre evangelización y

promoción humana, existen lazos fortísimos. De hecho, las fe y transformación histórica

situaciones de injusticia que hay que combatir no se pueden disociar del Plan de Dios.





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Por eso, la transformación solidaria desde la prioridad por los pobres, las víctimas y

los vulnerables . Cualquier reduccionismo o es el nombre actual de la salvación cristiana

ambigüedad al respecto, sería ignorar la doctrina del Evangelio, su llamada nos

concierne, pues: “… nadie puede sentirse exceptuado de la preocupación por los

pobres y por la justicia social” (EN 31-32; EG 201).

C.3.2. MEDIOS

Análisis estratégico de la realidad.

Identificación de prioridades en cuanto a la formación y la acción en los ámbitos

(socio-económico, político-cultural y antropológico-espiritual) en que se manifiesta la

cultura actual, que en nuestro caso se concreta particularmente en lo profesional.

Definición de objetivos y planificación de acciones.

Elaboración de estrategia comunicativa: medios de comunicación, página Web,

redes sociales, etc.

Estructuras del movimiento. Estructuras eclesiales.

Trabajo por sectores profesionales.

Acciones públicas diocesanas: talleres, conferencias, simposios, jornadas, etc.

Presencia y participación en diferentes mediaciones profesionales: Colegios,

Asociaciones, etc.

Trabajo en otras plataformas: políticas, sindicales, sociales, etc.

NOTAS Y REFERENCIAS

I UNESCO Conferencia Mundial sobre Políticas Culturales (1982).

Declaración Universal sobre la Diversidad Cultural (2001).

II PROFESIONALES CRISTIANOS Manifiesto Asamblea Estatal (2010).

III PROFESIONALES CRISTIANOS Propuesta Proyecto evangelizador del movimiento - Comisión General (2015).

IV ACCION CATÓLICA GENERAL El acompañamiento de la presencia pública de los laicos - Equipo de Consiliarios

(2009).

V SCALFARI, Eugenio Esperanza, abrirnos al futuro, difundir el amor - Entrevista a S.S. Francisco (2013).

VI PROFESIONALES CRISTIANOS Ponencia Asamblea Estatal - HORTAL, Augusto SJ (2007).

ES S.S. Pablo VI, Carta Encíclica Ecclesiam Suam, sobre el mandato de la Iglesia en el mundo contemporáneo (1964).

GS Concilio Vaticano II, Constitución Pastoral Gaudium et Spes, sobre la Iglesia en el mundo actual (1965).

AA Concilio Vaticano II, Decreto Apostolicam Actuositatem, sobre el apostolado de los seglares (1965).

EN S.S. Pablo VI, Exhortación Apostólica Evangelii Nuntiandi, sobre la evangelización en el mundo contemporáneo (1975).

ChL S.S. Juan Pablo II, Exhortación Apostólica Christifidelis Laici, sobre vocación y misión de los fieles laicos en la Iglesia y

en el mundo (1988).

RM S.S. Juan Pablo II, Carta Encíclica Redemptoris Missio, sobre la permanente validez del mandato misionero (1990).

SC S.S. Benedicto XVI, Exhortación Apostólica Postsinodal Sacramentum Caritatis, sobre la Eucaristía (2007).

EG S.S. Francisco, Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium, sobre el anuncio del Evangelio en el mundo actual (2013).

LS S.S. Francisco, Carta Encíclica Laudato si´, sobre el cuidado de la casa común (2015).


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