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Historia

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  • UN RESUMEN DE LA HISTORIA DEL PUEBLO DE ISRAEL DURANTE LA EPOCA BBLICA:

    Joaqun Yebra 1

    ndice: INTRODUCCIN: ......................................................................................................... 2

    Leccin 1:...................................................................................................................... 4

    Leccin 2:...................................................................................................................... 8

    Leccin 3..................................................................................................................... 17

    Leccin 4..................................................................................................................... 21

    Leccin 5:.................................................................................................................... 28

    Leccin 6:.................................................................................................................... 33

    Leccin 7:.................................................................................................................... 36

    Leccin 8:.................................................................................................................... 40

    Leccin 9:.................................................................................................................... 46

    Leccin 10:.................................................................................................................. 53

    Leccin 11:.................................................................................................................. 56

    Leccin 12:.................................................................................................................. 59

    Leccin 13:.................................................................................................................. 62

    Leccin 14:.................................................................................................................. 66

    Leccin 15................................................................................................................... 69

  • UN RESUMEN DE LA HISTORIA DEL PUEBLO DE ISRAEL DURANTE LA EPOCA BBLICA:

    Joaqun Yebra 2

    INTRODUCCIN:

    Estas quince lecciones no pretenden ser un anlisis exhaustivo de la

    historia del pueblo de Israel durante la poca bblica, sino una

    introduccin a su estudio, en la que resaltamos aquellos acontecimientos

    que hemos considerado fundamentales desde una perspectiva histrico-

    salvfica.

    Somos plenamente conscientes de que muchos otros textos y

    eventos de la historia del pueblo de Israel podran haber sido

    seleccionados con este propsito.

    En algunos casos hemos adoptado una ortografa de nombres propios y

    toponmicos que consideramos ms ajustada al original hebreo.

    Por respeto al nombre revelado de Dios hemos optado por emplear la voz

    Seor, y en algn caso, donde nos ha parecido imprescindible, hemos

    transliterado el Tetragrmaton por su equivalencia latina: YHVH.

    Todas las citas bblicas estn tomadas de la versin de 1960 de la

    traduccin Reina-Valera, excepto en algunos pocos casos en los que

    hemos preferido hacer nuestra propia traduccin literal.

    J.Y.

  • UN RESUMEN DE LA HISTORIA DEL PUEBLO DE ISRAEL DURANTE LA EPOCA BBLICA:

    Joaqun Yebra 3

    He who wants to live his life should equip himself with a heart which can

    stand suffering.

    Man must realize that life is sometimes good and sometimes bad.

    Only he or she is worthy of respect who is grateful for the good and knows

    how to bear evil.

    Jewish Proverb

  • UN RESUMEN DE LA HISTORIA DEL PUEBLO DE ISRAEL DURANTE LA EPOCA BBLICA:

    Joaqun Yebra 4

    Leccin 1:

    Hace aproximadamente 3.500 aos, en la regin conocida hoy como Cercano o Prximo Oriente, ingres un pequeo grupo de tribus nmadas con sus rebaos.

    Despus de varias contingencias, conquistaron el pas y lo transformaron en la base de una nueva visin religiosa, tica y moral.

    Con el transcurso del tiempo, esa nueva visin del mundo y del hombre, con sus escritos sagrados --Las Sagradas Escrituras, que conocemos popularmente como Santa Biblia-- constituyeron el elemento fundamental del pensamiento y la cultura occidentales. Sin ellas es inimaginable el acerbo histrico-cultural que hemos heredado.

    Es un largo camino que comienza en ese remoto pasado en el espacio geogrfico comprendido por las mrgenes de los ros Tigris y Eufrates.

    Ahora bien, los orgenes de Israel no se encuentran slo en las Sagradas Escrituras. Los documentos cuneiformes de Asia Occidental nos hablan de unas tribus peculiares que aparecen por primera vez en Babilonia, Asiria, Mesopotamia Occidental, Asia Menor, Canan y Egipto.

    En los documentos cuneiformes aparecen con el nombre de Habiru. Segn algunos eruditos, este trmino puede significar una categora social dentro de las tribus nmadas que realizaron dicha incursin. Sin embargo, parece ms probable que se trate de una voz para designar a los descendientes de Heber, tataranieto de No, y aplicable por extensin a los pueblos de Arabia, Aram, Amn, Moab, Edom e Israel:

    Tambin le nacieron hijos a Sem, padre de todos los hijos de Heber, y hermano mayor de Jafet. (Gnesis 10:21).

    De ah que en las tablillas cuneiformes se les designe los hijos de Heber, es decir, los hebreos. Los antepasados patriarcales de Israel (Abraham el hebreo y su descendencia) pertenecan evidentemente a estos grupos tribales que irrumpen en Canan hacia la segunda mitad del segundo milenio antes de Cristo.

    Sin embargo, a pesar de los estrechos vnculos de sangre entre ellos, stos no son suficientemente fuertes como para unirles y formar una nacin. Slo la experiencia religiosa lo lograra. De momento, el propsito comn de las tribus fue encontrar tierras en las que establecerse.

    La informacin que poseemos sobre los Habiru --los hebreos-- nos ayuda a comprender los fundamentos sobre los cuales se basan los orgenes de Israel. Las tablillas cuneiformes confirman el relato bblico, segn el cual la epopeya de Abraham es un desplazamiento hacia el Norte y luego hacia el Sudeste, desde la ciudad de Ur de los Caldeos a Jarn, y desde all a la tierra de Canan. La arqueologa confirma, pues, la historicidad del relato bblico, colocndolo en su correspondiente marco histrico.

  • UN RESUMEN DE LA HISTORIA DEL PUEBLO DE ISRAEL DURANTE LA EPOCA BBLICA:

    Joaqun Yebra 5

    La estructura tribal de los israelistas proviene de este temprano perodo conocido como prototnico. El inters divino por llevarles a la tierra del Cercano Oriente es, evidentemente, colocarles en una encrucijada de los caminos, donde se juntan Oriente y Occidente, de tal manera que puedan extenderse y dar a conocer la experiencia espiritual de Israel a todas las naciones.

    Efectivamente, las tribus hebreas entraron en contacto con muchos otros pueblos circunvecinos, de los cuales incorporaron tambin muy diversos elementos importantes para la formacin de su cultura. As, pues, vemos que los relatos bblicos de la creacin, la poca prediluviana, el diluvio de los das de No, y la torre de Babel, tienen paralelos constatables en la literatura babilnica.

    Despus de ocupar Canan, su lenguaje experiment algunos cambios. Los documentos hallados de Ugarit, en la costa de Siria, ciudad destruida hacia el ao 1300 a.C., y redescubierta por arquelogos franceses en el ao 1929, prueban este hecho ms all de toda duda.

    Las excavaciones continan hasta nuestros das e indican que el idioma de la Biblia est profundamente enraizado en un dialecto ugartico que lo vincula al hebreo bblico, con gran cantidad de frases hechas, modismos y frases idomticas idnticas. De ah que la literatura ugartica haya proporcionado abundante material que aclara pasajes bblicos hasta ahora bastante oscuros.

    En este perodo temprano pasan muchos vocablos cananitas al patrimonio lingstico de las tribus hebreas. Tambin los nombres de los sacrificios como shelem, asma y calil, entre otros. Baal, sinnimo de Adn, lo conservaron para designar a las divinidades cananeas.

    Hay tambin un elemento netamente egipcio, que se advierte en los nombres propios y toponmicos, tales como Moiss, Pinjas, Hur, etc. De modo que en la cultura y en la lengua de las tribus israelitas se pueden distinguir claramente los impactos de los pueblos con los cuales convivieron a lo largo de los siglos, y muy particularmente durante el perodo de su cristalizacin como nacin con su propia identidad.

    Ahora bien, el hecho formador de Israel como entidad nacional, no es la vinculacin en la sangre, ni siquiera la desaparicin de su organizacin tribal, la cual, como se desprende de las Sagradas Escrituras, perdura incluso en tiempos en que se da el mximo grado de unificacin, como sucede durante el perodo de la monarqua davdica, sino en su profunda experiencia religiosa.

    Paradjicamente, en medio de un crisol de culturas y tradiciones, no surge un sincretismo, como sera lo ms natural, sino una idea religiosa absolutamente novedosa. Se trata de una creacin original que no est enraizada en las civilizaciones politestas de los pueblos circunvecinos. Es el encuentro de Abraham con Dios lo que hace nacer, en el proceso de su expresin, una nueva esfera cultural desvinculada del ncleo central de las religiones de los pueblos entre los cuales se desarrollan los hebreos.

    Los elementos que provenan desde afuera se utilizaron como material de construccin, pero slo despus de haber sido trasformados radicalmente. De ah que el Seor, segn el testimonio de las Sagradas Escrituras, se esfuerce tanto por hacerles comprender el error y el peligro de adorar a los dolos mudos de los otros pueblos. El alejamiento de la idolatra es, sin duda, el primer paso en el largo proceso de purificacin acometido por Dios para con los hebreos, y desde ellos, con toda la humanidad.

  • UN RESUMEN DE LA HISTORIA DEL PUEBLO DE ISRAEL DURANTE LA EPOCA BBLICA:

    Joaqun Yebra 6

    La religin pagana es la divinizacin de los fenmenos naturales, por su aspecto de vitalidad misteriosa y sobrenatural: El cielo, la tierra, el mar, el sol, la luna, las estrellas, el viento, las montaas y los ros. As fue como la imaginacin del hombre trasform la vitalidad misteriosa que se revela en los fenmenos de la naturaleza en imgenes de personas vivientes. Les dio una forma plstica y, mediante ese proceso, el hombre cre un universo de espritus, de dioses y diosas, individuales en su cuerpo y en su carcter.

    La divinizacin de la naturaleza dio origen a la adoracin de dioses naturales, personales y familiares, siempre vinculados con las fuerzas y fenmenos de la naturaleza. Los paganos, al observar fenmenos tales como el relmpago y el trueno, el amanecer y la puesta del sol, concibieron relatos sobre la vida de esas divinidades. Esos relatos constituyeron la mitologa que ha llegado hasta nuestros das, reducindose al campo de la poesa que nos ha llegado procedente de determinados perodos histricos.

    Esa es la razn por la que todas las religiones paganas tienen su teogona; es decir, un relato de sus orgenes con el nacimiento de sus propias divinidades. Por consiguiente, el carcter mgico del culto pagano corresponde a la propia concepcin mitolgica de la divinidad.

    As nace la magia, como tcnica para mover fuerzas ocultas, con medios que pretenden obrar automticamente, con independencia de la voluntad de las propias divinidades. En ese contexto nacen palabras y encantamientos, colores, sustancias y gestos que estn cargados de fuerzas mgicas. Por eso es que en la medida en que la civilizacin occidental se separa de sus races judeocristianas, se produce una vuelta a las religiones anteriores, con la consiguiente proliferacin de la magia y todas las macias.

    Tengamos presente que el culto pagano es fundamentalmente mgico: El hombre da algo al dios, enaltece su podero y cumple con sus deseos, esperando, a cambio, la retribucin del favor divino y su correspondiente proteccin especial.

    El Dios vivo y verdadero trata inmediatamente de acabar con esto en su relacin con Israel. El Seor muestra al pueblo hebreo que la voluntad de Dios es trascendente y soberana sobre todas las cosas. No hay culto ni rito que pueda estar por encima de la voluntad divina. La religin que Dios revela a Israel no sujeta a la Divinidad a otra realidad primigenia ni la somete a otras leyes, ni cultos, ni ritos. Dios comienza por liberar a su pueblo de todo vnculo mitolgico y mgico, acabando de ese modo con todas las aberraciones que caracterizan a los sistemas religiosos de las naciones de su contexto.

    Dios se manifiesta a Israel como atemporal, sin caracteres sexuales, por lo que para los israelitas no habr divinidades masculinas ni femeninas. Dios es anterior a todo y gobierna todo. Todo cuanto existe fue creado por l, por su voluntad, por su palabra: Dios habl, y fue as.

    Dios se revela a Israel como libre de la sujecin a la magia y al fetichismo: Su religin no conoce objetos, actos o frmulas que tengan o proporcionen poder inherente o automtico. De ah que los siervos de Dios entre los israelitas obren milagros, pero no por tcnicas preestablecidas que poseyeran en s mismas poderes misteriosos; es decir, slo se realizan por la gracia de Dios, quien permanece siempre absolutamente soberano.

    Dios se revela como Ejad, Uno: Oye, Israel: El Seor nuestro Dios, el Seor uno es. (Deuteronomio 6:4). Pero sera un gran error pensar que entre la religin de Israel y los paganos, hay solamente una diferencia de naturaleza aritmtica. La unicidad de Dios est mucho ms relacionada con su omnipotencia trascendente; es decir, que esa unidad es el

  • UN RESUMEN DE LA HISTORIA DEL PUEBLO DE ISRAEL DURANTE LA EPOCA BBLICA:

    Joaqun Yebra 7

    rechazo de la idea pagana de una realidad que est ms all de la divinidad. Uno debera ser entendido aqu como nico, es decir, sin referencia a otros. No tiene, por lo tanto, sentido estricta o primordialmente numrico, sino, antes bien, cualitativo.

    La afirmacin de que la voluntad de Dios est por encima de todo y es absolutamente libre, engendra una nueva jerarqua de pensamiento, distinta a todas las categoras ofrecidas por el pensamiento del paganismo.

    Naturalmente, la religin israelita no naci ya plenamente desarrollada. Como tantas veces se ha afirmado, surgi en el desierto, tom forma en Canan y se desarroll por medio de los profetas antiguos. Esa religin se hace universal en Jess de Nazaret, quien es luz para revelacin a los gentiles, y gloria de tu pueblo Israel, como pronunci Simen cuando sostuvo a Jess en sus brazos, el da en que fue presentado en el Templo de Jerusalem:

    Simen tom a Jess en sus brazos, y bendijo a Dios, diciendo: Ahora, Seor, despides a tu siervo en paz, conforme a tu palabra; porque han visto mis ojos tu salvacin (hebreo: Yesha, latinizado Jess), la cual has preparado en presencia de todos los pueblos; luz para revelacin a los gentiles, y gloria de tu pueblo Israel. (Lucas 2:28-32).

  • UN RESUMEN DE LA HISTORIA DEL PUEBLO DE ISRAEL DURANTE LA EPOCA BBLICA:

    Joaqun Yebra 8

    Leccin 2:

    La Biblia nos ensea que los primeros hombres fueron monotestas. Adam, Can, Abel y las generaciones siguientes adoraron a un solo Dios. La idolatra surge con la dispersin de la humanidad y la confusin de las lenguas. Ese fenmeno de confusin y el politesmo son sucesos concomitantes.

    Despus, vemos que slo unos pocos conservan la fe en un Dios nico. Curiosamente, Abraham, Isaac y Jacob conocen a Dios de la misma manera que los antiguos, como es el caso de Melquisedec, Rey de Salem, y Job y sus amigos, entre otros. Sin embargo, slo a partir de Moiss, y la formacin de la federacin de las tribus, llega a ser monotesta toda la nacin de Israel.

    No hay una sola evidencia de la existencia de otra nacin monotesta, ni individuos de fe monotesta, fuera de Israel. Estamos, por tanto, en la poca del xodo, en hebreo Shemot, plural de shem, es decir, Nombres, conforme al comienzo del texto del libro:

    Estos son los nombres de los hijos de Israel que entraron en Egipto con Jacob; cada uno entr con su familia. (xodo 1:1). (Nuestra denominacin xodo nos llega de la voz latina egressus, salid!).

    Estamos en los das del Faran Ramss II (aproximadamente entre el 1301 y el 1235 a.C.). Este monarca fue famoso principalmente por sus obras arquitectnicas.

    Los hebreos, que haban llegado amigablemente en tiempos del patriarca Jos, fueron forzados a trabajar como esclavos en la construccin de las ciudades de Pitom y Ramss. Estas tribus hebreas eran llamadas por el nombre de Ibrit, cuya raz podra ser los que cruzaron el ro. Haban llegado a Egipto con sus rebaos, como hombres libres, no como esclavos. Al obligarles a hacer trabajos forzosos, el Faran haba violado la proteccin tradicional y sagrada debida a los viajeros y residentes temporales de la poca.

    Los sentimientos heridos de las tribus les hicieron rebelarse, a lo que las autoridades egipcias respondieron con ms severidad en su trato y en los trabajos que les forzaron a realizar.

    Individualmente, algunos habran podido huir al desierto, pero con mujeres y nios resultaba prcticamente imposible para todo el contingente del pueblo. Por lo tanto, slo les quedaba esperar. Es entonces cuando Moiss entra en escena. Estamos a finales del reinado del Faran Ramss.

    La liberacin de las tribus --Psaj, Pascua-- tiene lugar en los primeros aos del reinado del sucesor de Ramss II, el Faran Merneptah (aos 1235 al 1227 a.C.).

    La desgracia de su pueblo le hace a Moiss irse al desierto, all escucha la voz divina, y luego vuelve como mensajero de Dios a su comunidad. El texto del relato de su experiencia en el desierto nos ensea muchas cosas.

  • UN RESUMEN DE LA HISTORIA DEL PUEBLO DE ISRAEL DURANTE LA EPOCA BBLICA:

    Joaqun Yebra 9

    Apacentando Moiss las ovejas de Jetro su suegro, sacerdote de Madin, llev las ovejas a travs del desierto, y lleg hasta Horeb, monte de Dios. Y se le apareci el ngel del Seor en una llama de fuego en medio de una zarza; y l mir, y vio que la zarza arda en fuego, y la zarza no se consuma. Entonces Moiss dijo: Ir yo ahora y ver esta grande visin, por qu causa la zarza no se quema. Viendo el Seor que l iba a ver, lo llam Dios de en medio de la zarza, y dijo: Moiss, Moiss! Y l respondi: Heme aqu. Yo os sacar de la afliccin de Egipto a la tierra del cananeo, del heteo, del amorreo, del ferezeo, del heveo y del jebuseo, a una tierra que fluye leche y miel. (xodo 3:1-4,17).

    Este es el testimonio de un momento decisivo en la vida de Moiss, de Israel, y de la humanidad. A diferencia de otros relatos de la antigedad remota, el Dios de la zarza no revela secretos mgicos a Moiss; slo le ordena que haga determinadas cosas. El hecho se realiza como un acto de la gracia divina.

    De modo que el milagro no es el resultado de una habilidad especial ni puede, al mismo tiempo, ser realizado por la mera voluntad humana. Es un acontecimiento singular que ocurre por el solo arbitrio de Dios y como signo de su dominio soberano.

    El nombre de Dios --el nombre oculto-- fue revelado por primera vez en esta gloriosa teofana. Estas son las consonantes hebreas del inefable nombre de Dios: Yod, H, Vav, H, que corresponderan a nuestras letras latinas YHVH.

    Sabemos que el nombre era pronunciado correctamente por los sacerdotes de la poca del Primer Templo de Jerusalem, en los das de Salomn. La tradicin nos dice que el Sumo Sacerdote lo pronunciaba solamente en el Yom Kipur, Da del Perdn (Mishn, Yoma 6.2), y los sacerdotes tambin lo hacan al pronunciar la bendicin aarnica sacerdotal conocida como birkat cohanim, registrada en el texto del libro de los Nmeros 6:24-26:

    YHVH te bendiga, y te guarde; YHVH haga resplandecer su rostro sobre ti, y tenga de ti misericordia; YHVH alce sobre ti su rostro, y ponga en ti paz.

    Con el propsito de mantener la oportuna reverencia ante el Nombre del Seor, y evitar el quebrantamiento del mandamiento que reza no tomars el nombre del Seor tu Dios en vano; porque el Seor no dar por inocente al que tome su nombre en vano, hacia el siglo tercero antes de Cristo se substituy la pronunciacin del Nombre por Adonai; es decir, Seor mo. Esto est confirmado por la Septuaginta, la traduccin griega del Antiguo Testamento, conocida tambin por Versin de los LXX, donde el griego Kyrios, Seor, aparece en todos los casos donde en el texto hebreo hace acto de presencia el Tetragrama. Lo mismo ocurre con el texto del Nuevo Testamento, que tambin nos llega en el griego coin, es decir, en la lingua franca del mundo mediterrneo del primer siglo de nuestra era.

    Cuando varios siglos ms tarde, los sabios de la Masora, hebreo para tradicin, reunidos en Tiberiades, entre los siglos VI y IX d.C., conocidos en el mundo judo por baalei hamasor, y en crculos cristianos como Masoretas, inventaron un sistema de vocales y acentos que registraron en los mrgenes de los manuscritos de la Tor, no en los textos empleados en el culto. De ese modo se estableci la ortografa adecuada, basada en la vocalizacin tradicional, mediante lo cual se facilit la lectura del texto consonantal. Tambin aportaron la divisin del texto del Antiguo Testamento en captulos y versculos, para la ms fcil localizacin de los pasajes, as como estudios de variantes textuales, lxicas y fonolgicas.

    En la Edad Media comenz a desarrollarse la tradicin cristiana de leer el Nombre como Jehov, ya que los rabinos haban adoptado la costumbre de poner las vocales e, o y

  • UN RESUMEN DE LA HISTORIA DEL PUEBLO DE ISRAEL DURANTE LA EPOCA BBLICA:

    Joaqun Yebra 10

    a, slo como contrasea. As fue como en los medios cristianos se desarroll la prctica de latinizar el Nombre por Jehov. Los eruditos han llegado al acuerdo general de que la pronunciacin original debe de haber sido Yav.

    Suele pasar por alto que nuestro Seor Jesucristo tambin evita la pronunciacin del Nombre, cuando nos da esa oracin modlica que conocemos como Padrenuestro u Oracin del Seor:

    Vosotros, pues, oraris as: Padre nuestro que ests en los cielos, santificado sea tu nombre. (Mateo 6:9).

    Esta enseanza de nuestro bendito Salvador ha pasado prcticamente inadvertida para la mayora de los cristianos de los siglos siguientes, hasta nuestros das, a pesar de que el Kidush Hashem, la Santificacin del Nombre, es uno de los principios ms elevados de la fe hebrea, y, por lo tanto, la de Jess.

    El sacrificio por la santificacin del Nombre de Dios es lo que se encuentra detrs de los fieles que aceptaron el martirio durante la persecucin de los invasores sirios, en los das de Antoco Epifanes IV. Ese es el sentido que Israel siempre dio a todas las persecuciones a travs de su historia, durante la Edad Media y las Cruzadas, las matanzas en Polonia y Ucrania en el siglo XVII, y el Holocausto de la judera europea durante el terror nazi de la Segunda Guerra Mundial.

    El nombre, hebreo Ehei Asher Ehei, se suele interpretar por Yo soy el que soy o yo soy lo que soy:

    Dijo Moiss a Dios: He aqu que llego yo a los hijos de Israel, y les digo: El Dios de vuestros padres me ha enviado a vosotros. Si ellos me preguntaren: Cul es su nombre?, qu les responder? Y respondi Dios a Moiss: YO SOY EL QUE SOY. Y dijo: As dirs a los hijos de Israel: YO SOY me envi a vosotros. (xodo 3:13-14).

    Pero cada da son ms los eruditos que entienden este nombre-ttulo como Yo estar dondequiera que t ests. Aqu, por primera vez tambin, Dios llama a Israel mi pueblo:

    Dijo luego el Seor: Bien he visto la afliccin de mi pueblo que est en Egipto, y he odo su clamor a causa de sus exactores; pues he conocido sus angustias Ven, por tanto, ahora, y te enviar a Faran para que saques de Egipto a mi pueblo, los hijos de Israel. (xodo 3:7, 10).

    En la visin de la zarza, Dios aparta a Israel para ser la esfera de su revelacin en la historia: De aqu en adelante, Dios enviar a los profetas. Y lo que frecuentemente muchos olvidan hasta el da de hoy es que el Seor no se revela a travs de una religin organizada, sino mediante la formacin de un pueblo. De ah tambin que las mayora de los mandamientos divinos no sean estrictamente religiosos, sino, antes bien, normas de convivencia entre los hombres, respeto al prjimo, a la tierra y su entorno.

    El relato de la zarza marca la primera aparicin del profeta como celoso custodio de la palabra divina, es decir, de su voluntad. A diferencia de los dems pueblos orientales, Israel no tiene sabios iluminados, gures o santones, sino profetas, es decir, portavoces de la Palabra de Dios y enviados a proclamarla. Por eso es que el Seor enva a Moiss ante el Faran, cabeza de un reino pagano, para que ste conozca a Dios y sepa de su mandato, para combatir su soberbia y arrogancia, y humillarlo para su bien.

  • UN RESUMEN DE LA HISTORIA DEL PUEBLO DE ISRAEL DURANTE LA EPOCA BBLICA:

    Joaqun Yebra 11

    De modo que en el relato de la zarza aparecen por primera vez los rasgos que constituirn el marco histrico para el monotesmo. El relato de la zarza marca el comienzo de una poca. El simbolismo del relato da una expresin concreta a la nueva idea religiosa revelada a Moiss en el desierto de Sina: La voluntad de Dios gobierna todas las cosas, y l aparece como Palabra en la llama que arde en la zarza seca y espinosa sin consumirse. Es decir, acontece algo que trasciende su propia naturaleza. Es un signo del Dios que domina toda la creacin y por cuya voluntad un espino seco no se quema con el fuego.

    El sentido de la eternidad aparece aqu expresado en los trminos concretos que caracterizan al lenguaje del Antiguo Testamento, miles de aos antes de que haga acto de presencia el pensamiento abstracto que hemos heredado de los griegos.

    La experiencia de la zarza sirve para expresar la idea de que Dios es superior a todas las cosas, y, por consiguiente, no puede ser cosificado por el hombre, ni reducido a objeto de culto, es decir, convertido en dolo. Por eso los prodigios que se manifestaron en Egipto, y muy especialmente las diez plagas, son las maneras en que Dios se muestra como el Seor soberano de toda la naturaleza: De las aguas, de la tierra, de las criaturas vivientes, del viento, del fuego, del granizo, de la luz y de las tinieblas, as como de todos los dioses grotescos de Egipto.

    Ahora, respecto al Nombre de Dios, tanto Moiss como el pueblo lo desconocan. Se le identifica como el Dios de los padres. Esto quiere decir que si el Dios que se revela a Moiss fue desconocido hasta entonces, es porque El est fuera de la esfera de la religin mgico-mitolgica de los paganos, entre quienes haban vivido y formado parte las tribus inconexas que daran despus lugar a la formacin de Israel.

    El mundo de los hombres no haba conocido a Dios por nombre, no le haba construido templos, no le haba representado en imgenes, ni haba relatado sus maravillas. El hecho de mantenerse desconocido significa que es diferente a todos los dioses paganos de la naturaleza. Todas las deidades de los pueblos son proyecciones de sus miedos y fobias, pero el Dios vivo y verdadero no puede ser conocido por el hombre, a menos que l se revele y soberanamente se d a conocer.

    Israel tampoco le conoce. Por eso no le puede llamar su Dios; pero Dios s le llama mi pueblo, y viene a salvarlos de la servidumbre por su sola gracia y misericordia. De modo que Dios es desconocido porque es incognoscible, a menos que l soberanamente decida darse a conocer a los hombres. Por eso se revela a Moiss como Dios del universo y Dios de Israel para todas las naciones.

    Pero, volvamos al reinado de Merneptah. Sus primeros aos fueron bastantes crticos: Guerras en Canan, en Libia, y la paralizacin, al morir Ramss, de las grandes construcciones emprendidas.

    En el mes de Avir (fruta de primavera), hacia el ao 1230 a.C., Moiss dio la seal y las tribus se pusieron en camino. Su objetivo inmediato era escapar al desierto. Los egipcios enviaron una columna para obligar a los fugitivos a volver a su punto de partida. Todos conocemos el relato de la travesa del Mar Rojo. Dios abri las aguas, y el pueblo de Israel pas sobre tierra seca, pero las tropas egipcias quedaron hundidas en el fango del fondo, y perecieron ahogadas al intentar atravesarlo.

    Israel celebr por primera vez su independencia bajo el cielo del desierto. All reson por primera vez un canto al Seor. Fue el primer festival de la nueva religin, la primera expresin del nuevo culto, en el que vinculaba el paso ms importante para su constitucin

  • UN RESUMEN DE LA HISTORIA DEL PUEBLO DE ISRAEL DURANTE LA EPOCA BBLICA:

    Joaqun Yebra 12

    como nacin, su relacin especial con el Dios Altsimo y su llamada a la libertad, que despus entenderan para ellos y para todos los hombres.

    No fue un festival mitolgico que celebrara un acontecimiento de la vida de un dios, al estilo de las formas religiosas de los pueblos circunvecinos, sino una fiesta histrica que perpetuaba la memoria de la accin de Dios que redime al hombre liberndolo.

    La meta de las tribus fue la tierra de Canan, el pas donde haban morado sus antepasados, pero Moiss los condujo primero al desierto para iniciarles en el pacto y convertirlas en pueblo y nacin. As fue como las llev al monte de Dios, al lugar donde el Seor se le revel por primera vez.

    La narracin del pacto en el Sina es una teofana majestuosa, sin paralelo en la historia. El relato se asemeja al de la zarza. El Dios que se manifiesta a Moiss en el silencio del desierto, como la llama en la zarza, se exterioriza ahora ante los ojos de todo el pueblo con las seales magnficas de los truenos, los rayos y el fuego. Estos elementos, al igual que la nube, sirven slo de fondo para la palabra, para el otorgamiento de la Tor. Las leyes conectadas con la teofana del Sina son particularmente los Diez Mandamientos:

    Y habl Dios todas estas palabras, diciendo:

    Yo soy el Seor tu Dios, que te saqu de la tierra de Egipto, de casa de servidumbre.

    No tendrs dioses ajenos delante de m.

    No te hars imagen, ni ninguna semejanza de lo que est arriba en el cielo, ni abajo en la tierra, ni en las aguas debajo de la tierra.

    No te inclinars a ellas, ni las honrars; porque yo soy el Seor tu Dios, fuerte, celoso, que visito la maldad de los padres sobre los hijos hasta la tercera y cuarta generacin de los que me aborrecen, y hago misericordia a millares, a los que me aman y guardan mis mandamientos.

    No tomars el nombre del Seor tu Dios en vano; porque no dar por inocente el Seor al que tomare su nombre en vano.

    Acurdate del da de reposo para santificarlo.

    Seis das trabajars, y hars toda tu obra; mas el sptimo da es reposo para el Seor tu Dios; no hagas en l obra alguna, t, ni tu hijo, ni tu hija, ni tu siervo, ni tu criada, ni tu bestia, ni tu extranjero que est dentro de tus puertas.

    Porque en seis das hizo el Seor los cielos y la tierra, el mar, y todas las cosas que en ellos hay, y repos en el sptimo da; por tanto, el Seor bendijo el da de reposo y lo santific.

    Honra a tu padre y a tu madre, para que tus das se alarguen en la tierra que el Seor tu Dios te da.

    No matars.

    No cometers adulterio.

    No hurtars.

  • UN RESUMEN DE LA HISTORIA DEL PUEBLO DE ISRAEL DURANTE LA EPOCA BBLICA:

    Joaqun Yebra 13

    No hablars contra tu prjimo falso testimonio.

    No codiciars la casa de tu prjimo, no codiciars la mujer de tu prjimo, ni su siervo, ni su criada, ni su buey, ni su asno, ni cosa alguna de tu prjimo. (Ex. 20:1-17; Ver tambin Deuteronomio 5:1-21)).

    Las Diez Palabras, como se conocen los Mandamientos del Declogo en la tradicin hebrea, ocupan un lugar nico entre las leyes del Pentateuco. Solamente estos mandamientos fueron dados directamente por la teofana de Dios, sin la mediacin del profeta, inscriptos en las Tablas del Testimonio de Piedra y colocados en el Arca de la Alianza.

    El examen de los Diez Mandamientos nos puede decir mucho sobre la naturaleza de la Alianza y de la Tor.

    Los primeros cuatro mandamientos son religiosos (xodo 20:2-11). Son adems especficamente israelitas:

    El primero obliga a Israel a ser fiel a Dios que lo sac de Egipto, y a no adorar ninguna otra divinidad o criatura.

    El segundo prohbe la adoracin de los dolos y de las imgenes, tan abundantes en la religiosidad de las dems naciones. El monotesmo se expresa aqu en trminos de Dios celoso.

    El tercer mandamiento encomienda preservar la santidad del Nombre reservado que se le ha revelado a su siervo Moiss.

    El cuarto prescribe la santificacin. Aqu se revela la santificacin del tiempo frente al concepto pagano de la santificacin del espacio, razn por la cual el Seor no pide a su pueblo la edificacin de ningn templo hecho de la mano de los hombres. Dios no pide la construccin de una edificacin, ni la santificacin de un determinado lugar, sino la consagracin del tiempo.

    Se dan dos razones: En el captulo 20 del libro del xodo se da un motivo cosmognico:

    Porque en seis das hizo el Seor los cielos y la tierra, y repos en el sptimo da. (v. 11).

    Se enfatiza que Dios ha creado el universo. En Deuteronomio 5 se da un motivo etno-histrico: El Shabat conmemora la liberacin de la esclavitud de las tribus hebreas bajo el poder del Egipto faranico:

    Acurdate que fuiste siervo en tierra de Egipto, y que el Seor tu Dios te sac de all con mano fuerte y brazo extendido; por lo cual el Seor tu Dios te ha mandado que guardes el da de reposo. (v. 15).

    De ah el uso de dos trminos hebreos diferenciados: Zacor, acordarse (xodo 20:8), y Shamor, guardar (Deuteronomio 5:12). Aqu conviene recordar que la razn por la que nos llegan dos versiones prcticamente idnticas del Declogo, con la nica excepcin de estos dos conceptos respecto al da de reposo, es decir, acordarse y guardar, se encuentra en una clave exegtica hebrea que se halla escondida en el libro de los Salmos:

    Una vez habl Dios; dos veces he odo esto; que de Dios es el poder, y tuya, oh Seor, es la misericordia; porque t pagas a cada uno conforme a su obra. (Salmo 62:11-12).

  • UN RESUMEN DE LA HISTORIA DEL PUEBLO DE ISRAEL DURANTE LA EPOCA BBLICA:

    Joaqun Yebra 14

    Los ltimos seis mandamientos tienen carcter universal. Prescriben la honra a los padres y el respeto por la santidad de la vida, del matrimonio, de la propiedad y de la justicia. El ltimo prohbe la codicia envidiosa. Una traduccin literal del mandamiento que reza No hurtars, sera No robars personas, es decir, no secuestrars a personas, por cuanto el verbo empleado no hace referencia a apropiarse de cosas, sino de privar de libertad a seres humanos. La prohibicin del robo est ms bien contenida en el ltimo mandamiento, donde adems se nos da la motivacin pecaminosa de codiciar, y que conduce a apropiarse tanto de objetos como de personas.

    Dios no pretende ser completamente novedoso en los Diez Mandamientos. La propia Biblia insiste en que el hombre tena que obedecer la ley moral a partir de Adam, y por haberla violado, la humanidad fue condenada a la destruccin por el Diluvio, y por esa misma causa perecieron las ciudades de Sodoma y Gomorra. De manera que el pagano no sufre castigo por su idolatra sino por su corrupcin moral, a pesar de no haber recibido la Tor.

    De esa manera la misma Biblia reconoce tcitamente que las reglas morales universales de la Alianza del Sina son ya conocidas por los hombres y que estaban en vigencia entre ellos, sea terica o prcticamente, ya mucho antes de que Israel estuviera en el Sina.

    Queremos abundar en el hecho de que el Dios del Sina no muestra atributos mitolgicos, sino morales, como se desprende de la renovacin del Pacto que hace el Seor, y que nos llega registrado en el captulo 34 del libro del xodo, versculo 6 y siguientes, donde la preocupacin del Seor por apartar a su pueblo de la idolatra es ms que notoria:

    Y pasando el Seor por delante de Moiss, proclam: YHVH! YHVH! Fuerte, misericordioso y piadoso; tardo para la ira y grande en misericordia y verdad; que guarda misericordia a millares, que perdona la iniquidad, la rebeln y el pecado, y que de ningn modo tendr por inocente al malvado; que visita la iniquidad de los padres sobre los hijos y sobre los hijos de los hijos, hasta la tercera y cuarta generacin Guarda lo que te he mandado hoy Gurdate de hacer alianza con los moradores de la tierra donde has de entrar, para que no sean tropezadero en medio de ti. Derribaris sus altares, y quebraris sus estatuas, y cortaris sus imgenes de Asera. Porque no te has de inclinar a ningn otro dios, pues el Seor, cuyo nombre es Celoso, Dios celoso es. Por tanto, no hars alianza con los moradores de aquella tierra; porque fornicarn en pos de sus dioses, y ofrecern sacrificios a sus dioses, y te invitarn, y comers de sus sacrificios; o tomando de sus hijas para tus hijos, y fornicando sus hijas en pos de sus dioses, harn tambin fornicar a tus hijos en pos de los dioses de ellas. No te hars dioses de fundicin.

    As, a travs de una Alianza basada en la ley divina, las tribus hebreas se convirtieron en nacin:

    Porque tu eres pueblo santo para el Seor tu Dios; el Seor tu Dios te ha escogido para serle un pueblo especial, ms que todos los pueblos que estn sobre la tierra. No por ser vosotros ms que todos los pueblos os ha querido el Seor y os ha escogido, pues vosotros erais el ms insignificante de todos los pueblos; sino por cuanto el Seor os am, y quiso guardar el juramento que jur a vuestros padres, os ha sacado el Seor con mano poderosa, y os ha rescatado de servidumbre, de la mano de Faran rey de Egipto. Conoce, pues, que el Seor tu Dios es Dios, Dios fiel, que guarda el pacto y la misericordia a los que le aman y guardan sus mandamientos, hasta mil generaciones; y que da el pago en persona al que le aborrece, destruyndolo; y no se demora con el que le odia, en persona le dar el pago. Guarda, por tanto, los mandamientos, estatutos y decretos que yo te mando hoy que cumplas. (Deuteronomio 7:6-11).

  • UN RESUMEN DE LA HISTORIA DEL PUEBLO DE ISRAEL DURANTE LA EPOCA BBLICA:

    Joaqun Yebra 15

    Efectivamente, Dios no escoge a Israel por mritos o valores extraordinarios, sino con el amor absolutamente gratuito con que Dios siempre acta. El propsito revelado por Dios es servirse de un pueblo pobre y oprimido para mostrar ms claramente su propio ser y naturaleza, as como el alcance de su proyecto para con toda la humanidad.

    Por eso Dios demanda a Israel, como respuesta al don que acaba de recibir, que configure su vida de acuerdo con las leyes divinas, pues estas sern las que posibiliten el reinado de Dios sobre la tierra, es decir, la creacin de un pueblo en el que reine la justicia, donde no haya empobrecidos, porque todos hayan aprendido la leccin de tratarse como hermanos, y sojuzgar y compartir las riquezas de la tierra que el Seor da a todos sus hijos.

    Curiosamente, el estudio serio de los mandamientos del Seor, en general, y muy particularmente las leyes del reposo sabtico y el jubileo, nos muestran razones divinas para la paz, convivencia y justicia entre los hombres, y no tanto esas supuestas razones religiosas en que los decretos divinos han llegado a convertirse, autnticos subterfugios de la religin al servicio de los poderosos de este mundo.

    Terminaremos esta leccin con algunos textos dignos de meticulosa consideracin al respecto del alcance social de los mandamientos, estatutos y decretos de nuestro Dios:

    Que no haya en medio de ti mendigo; porque el Seor te bendecir con abundancia en la tierra que el Seor tu Dios te da por heredad para que la tomes en posesin. (Deuteronomio 15:4).

    Guardars el da de reposo para santificarlo, como el Seor tu Dios te ha mandado. Seis das trabajars, y hars toda tu obra; mas el sptimo da es reposo al Seor tu Dios; ninguna obra hars t, ni tu hijo, ni tu hija, ni tu siervo, ni tu sierva, ni tu buey, ni tus asno, ni ningn animal tuyo, ni el extranjero que est dentro de tus puertas, para que descanse tu siervo y tu sierva como t. Acurdate que fuiste siervo en tierra de Egipto, y que el Seor tu Dios te sac de all con mano fuerte y brazo extendido; por lo cual el Seor tu Dios te ha mandado que guardes el da de reposo. (Deuteronomio 5:12-15).

    El sentido del da de reposo nada tiene que ver con el da aciago de los pueblos circunvecinos de Israel, sino, antes bien, la consideracin de la creacin del universo unida al recuerdo de que un da el pueblo fue esclavo y ahora es libre; de manera que el mandamiento est llamado a evitar tanto que el pueblo hebreo vuelva a caer en la esclavitud, como que l mismo se vuelva esclavista. Desde la perspectiva de Dios, tan esclavo es el pueblo sometido a la esclavitud como aquel que lo somete.

    Lo mismo puede decirse respecto al descanso sabtico, que ha de alcanzar tambin a la tierra, y no slo al reposo del hombre, y el ao del jubileo:

    El ao cincuenta os ser jubileo; no sembraris, ni segaris lo que naciere de suyo en la tierra, ni vendimiaris sus viedos, porque es jubileo; santo ser a vosotros; el producto de la tierra comeris. En este ao de jubileo volveris cada uno a vuestra posesin. Y cuando vendiereis algo a vuestro prjimo, o comprareis de mano de vuestro prjimo, no engae ninguno a su hermano. Conforme al nmero de los aos despus del jubileo comprars de tu prjimo; conforme al nmero de los aos de los frutos te vender l a ti. Cuanto mayor fuere el nmero de los aos, aumentars el precio, y cuanto menor fuere el nmero, disminuirs el precio; porque segn el nmero de las cosechas te vender l. Y no engae ninguno a su prjimo, sino temed a vuestro Dios; porque yo soy el Seor vuestro Dios. (Levtico 25:11-17).

  • UN RESUMEN DE LA HISTORIA DEL PUEBLO DE ISRAEL DURANTE LA EPOCA BBLICA:

    Joaqun Yebra 16

    El espritu de estas leyes llega al Nuevo Testamento y a las instrucciones apostlicas a las asambleas cristianas nacientes:

    Ahora, pues, llevad tambin a cabo el hacerlo (se refiere a la ofrenda a favor de los hermanos empobrecidos entre las iglesias de Judea), para que como estuvisteis prontos a querer, as tambin lo estis en cumplir conforme a lo que tengis. Porque si primero hay la voluntad dispuesta, ser acepta segn lo que uno tiene, no segn lo que no tiene. Porque no digo esto para que haya para otros holgura, y para otros estrechez, sino para que en este tiempo, con igualdad, la abundancia vuestra supla la escasez de ellos, para que tambin la abundancia de ellos supla la necesidad vuestra, para que haya igualdad, como est escrito: El que recogi mucho, no tuvo ms, y el que poco, no tuvo menos. (2 Corintios 8:11-15).

  • UN RESUMEN DE LA HISTORIA DEL PUEBLO DE ISRAEL DURANTE LA EPOCA BBLICA:

    Joaqun Yebra 17

    Leccin 3.

    La experiencia del pacto en el Sina produjo la desaparicin del politesmo de en medio del pueblo de Israel. De ah que en las Sagradas Escrituras se presente siempre el politesmo como fetichismo: La adoracin de la piedra y la madera. Entre los numerossimos ejemplos bblicos veamos el pasaje de Jeremas 10:1-16:

    As fue como del panten primitivo de Israel no qued nada despus de la teofana de Sina. El Seor les revel el origen y procedencia de las antiguas divinidades y les dio instrucciones muy precisas, en las que vemos la obligacin de distanciarse de los sacrificios domsticos, por su vinculacin a los espritus familiares, y su obligacin de traer sus sacrificios y holocaustos a la puerta del tabernculo de reunin, como se desprende del texto de Levtico 17:5-7:

    A fin de que traigan los hijos de Israel sus sacrificios, los que sacrifican en medio del campo, para que los traigan al Seor a la puerta del tabernculo de reunin al sacerdote, y sacrifiquen ellos sacrificios de paz al Seor. Y el sacerdote esparcir la sangre sobre el altar del Seor a la puerta del tabernculo de reunin, y quemar la grosura en olor grato al Seor. Y nunca ms sacrificarn sus sacrificios a los demonios, tras de los cuales han fornicado; tendrn esto por estatuto perpetuo por sus edades.

    Igualmente, vemos que el fundamento de la Alianza no es un acto mgico, sino la Palabra Divina. Tambin es sorprendente en medio del contexto de Israel y sus vecinos, que el conductor de la confederacin tribal formada por el Seor en torno a los mandamientos divinos no es un rey, ni un sacerdote, sino un laico, que diramos quiz nosotros; un profeta, entindase un portavoz de Dios.

    Los relatos mitolgicos desaparecen y se substituyen por crnica de la historia humana. As es como se forma lo que bien podemos denominar la historicidad de la fe bblica, la cual no est basada en especulacin filosfica, sino, antes bien, en acontecimientos histrico-salvficos.

    Por eso Moiss redacta el Libro de la Ley en tres estratos: Primeramente, la historia universal hasta la confusin de las lenguas; en segundo lugar, el perodo patriarcal; y finalmente, la epopeya del pueblo de Israel, desde sus orgenes hasta su entrada en la tierra de Canan.

    La primera actividad ritual de Israel fue ceremonia proftica y popular, comprendiendo tambin el canto y la danza. El pueblo conducido por Moiss celebra su salvacin milagrosa con un canto a la vida, es decir, a Dios, su autor; y luego, Myriam, latinizada Mara, profetisa y hermana de Moiss, conduce a las mujeres en una danza al son de panderos y cantos. Y todas las ceremonias de la celebracin de la Alianza fueron profticamente inspiradas, sin ritual preestablecido, en la libertad caracterstica de la presencia del Espritu Santo. (Ver xodo 15:1-21). Nada ms alejado del sentido de solemnidad caracterstico de nuestra herencia cultural filosfica, donde el espritu de celebracin queda amordazado por la funcin religiosa en la que el pueblo queda relegado a espectador silencioso. La propia disposicin teatral de las congregaciones contribuye poderosamente al respecto.

  • UN RESUMEN DE LA HISTORIA DEL PUEBLO DE ISRAEL DURANTE LA EPOCA BBLICA:

    Joaqun Yebra 18

    La Pascua queda como conmemoracin de la redencin (liberacin) de Israel en aquella noche, antes de salir de Egipto. Por eso es que el ritual de la pascua es popular, no sacerdotal, y por lo tanto el sacerdote y el altar no son necesarios, sino, antes bien, el hogar familiar y la mesa cotidiana, engalanada para la ocasin festiva, y donde aparecen los platos propios de la fiesta y de la estacin.

    El Arca, a diferencia de las arcas sagradas presentes en la religin de los pueblos circunvecinos, no contiene una imagen de un dios (un fetiche o dolo), sino las Tablas, es decir, la presencia de la Santa Palabra de Dios. Tampoco los Querubines ocupan la posicin de protectores de la divinidad, sino que son el signo o referente del pacto del Altsimo con el pueblo de Israel. Es decir, que a diferencia del paganismo circundante, Israel no lleva en el Arca a una divinidad o la imagen de la misma, sino el testimonio del pacto. Por eso el culto de Israel no tiene elementos mticos de ninguna especie: Sus festividades conmemoran acontecimientos histricos de la vida de las criaturas de Dios; no hay ninguna ceremonia para proteger a Dios ni al hombre de las fuerzas destructivas de la impureza demonaca, ni hay que protegerse de la influencia negativa de determinados das aciagos.

    Uno de los rasgos ms caractersticos del cdigo sacerdotal es su nueva concepcin de la impureza. En el mundo pagano, la impureza se considera como una fuerza sobrenatural y malfica. En el cdigo sacerdotal, por el contrario, la impureza no tiene ningn poder. Las fuerzas demonacas slo sobreviven residualmente, de modo que deben ser separados cuidadosamente de lo sagrado. Slo lo sagrado tiene verdadero poder. Y lo sagrado siempre procede de Dios, slo, nica y exclusivamente.

    De ah que el valor del culto no resida en su eficacia inherente, sino en el hecho de ser un mandamiento divino. No es producto de una ciencia mgica, sino de la voluntad de Dios. El objetivo del culto es acercar al hombre a Dios, santificarlo, infundiendo en l el sentido de santidad que en la Biblia se denomina temor de Dios. De ah que la voz del hebreo bblico para la ofrenda sacrificial sea el vocablo korbn, de la raz karv, cuyo significado es cerca, cercano, prximo, por cuanto el sacrificio u ofrenda nos acerca a Dios, y, por consiguiente, lo que no nos aproxima al Seor no puede considerarse ofrenda o sacrificio.

    El entusiasmo creativo despertado por el nuevo sentido de la fe y por su profeta Moiss llen la vida de las tribus. El desierto, sin duda, produjo tambin sus efectos. No olvidemos que el medio fsico tambin est en los planes de Dios.

    El desierto es tierra salvaje, pero, al mismo tiempo, es virginal, no tocada por el paganismo idoltrico, donde no pueden hacerse esculturas ni imgenes del viento clido, las dunas de arena cambiantes y el fuego de las fras noches. Por eso fue el medio ms oportuno para que el pueblo de Israel pudiera desprenderse de las viejas formas y moldear otras nuevas.

    El desierto fue la noche oscura del alma de Israel, expresin acuada por nuestro mstico Juan de la Cruz (1564-1591), cuyo sentido apunta hacia el emerger de Dios dentro del alma, en este caso que nos ocupa la hebrea, que como toda alma humana, necesita ser depurada de nuestra ignorancia e imperfecciones producidas por el pecado. No fue un tiempo de abandono de Dios, como algunos creen, sino que fue una etapa de aprendizaje de confianza en el Eterno.

    Sin embargo, no hemos de olvidar que las tribus hebreas no eran beduinas. Su viaje al desierto no fue el retorno al hogar, sino que en l encontraron un refugio temporal frente a la opresin tirnica bajo la garra opresora del imperio faranico. Por eso fue que la austeridad de la vida en el desierto no les result fcil de soportar. La vieja esperanza de volver a la

  • UN RESUMEN DE LA HISTORIA DEL PUEBLO DE ISRAEL DURANTE LA EPOCA BBLICA:

    Joaqun Yebra 19

    tierra de Canan, pas donde fluyen leche y miel, volvi a despertar con fuerza y adquiri un sentido nuevo despus de la revolucin espiritual que supuso la experiencia en el Sina.

    Lo que desearon desde aquel momento no fue solamente un territorio nacional, sino un pas que pudiera ser consagrado al Dios Altsimo, y en el cual el Eterno reinara como soberano sobre sus vidas, tierras y haciendas. De esta manera, el deseo de establecerse se convirti en un ideal proftico, en la consecuencia natural de la redencin de la esclavitud padecida durante el tiempo pasado en el Egipto faranico.

    El primer intento de invasin de Canan no tuvo xito. El pueblo de Israel no estaba todava maduro, y tampoco hemos de olvidar que no se trataba de un imperio dotado de un ejrcito regular bien dotado y organizado para la guerra. El Seor tuvo que fortalecer el espritu de aquellas tribus hebreas, organizndolas en forma de una federacin. El Seor tuvo que educar a la juventud inculcndoles la fe.

    As fue como permanecieron en los alrededores de Kadesh, en el curso de toda una generacin. Luego se trasladaron a Transjordania para buscar una nueva base y para preparar la conquista de todo el territorio. Derrotaron a los reyes amoritas --Sijn y Og-- y tomaron posesin de sus tierras, pero siguieron con la idea de llegar hasta Canan, la tierra que les fue prometida por Dios. Por eso establecieron un campamento frente al ro Jordn, enfrente de Jeric, en la planicie de Moat, en Abel-Shittim.

    Aqu fue donde Israel cometi pecado de idolatra por primera vez despus de la experiencia de Sina: Adoraron a Baal Peor, una divinidad compartida por los cananeos y los moabitas. El relato que nos llega de este pecado de idolatra en las Sagradas Escrituras es sumamente instructivo. Como fcilmente podemos ver, el pecado surge del contacto con una nacin pagana. El Seor se lo haba advertido claramente a Israel, como hemos visto en Deuteronomio 7:6-11 (Ver tambin Nmeros 25:1ss.; xodo: 34:11-17; Deuteronomio.7:1-5).

    Ni siquiera el Becerro de Oro fabricado en el Sina estaba hecho en el nombre de un dios ajeno, por ms que fue objeto de una adoracin pecaminosa. Delante del altar del Becerro de Oro, Aarn grit: Maana ser fiesta para YHWH (xodo. 32:5).

    Por lo tanto, la primera regresin a la adoracin pagana ocurre en las fronteras de Moab:

    Moraba Israel en Sitim; y el pueblo empez a fornicar con las hijas de Moab, las cuales invitaban al pueblo a los sacrificios de sus dioses; y el pueblo comi, y se inclin a sus dioses. As acudi el pueblo a Baal-peor; y el furor del Seor se encendi contra Israel. (Nmeros 25:1-3).

    Son las mujeres moabitas quienes seducen a los hombres de Israel para que el pueblo adore a sus dioses, y, por lo tanto, el pecado no se comete tanto por la debilidad de la fe como por la debilidad de la carne.

    De acuerdo con Nmeros 31:16 la disponibilidad de las mujeres fue una maniobra de Balaam para inducir a Israel a la adoracin de los dolos:

    He aqu, por consejo de Balaam ellas fueron causa de que los hijos de Israel prevaricasen contra el Seor en lo tocante a Baal-peor, por lo que hubo mortandad en la congregacin del Seor.

    Ya en este relato, la idolatra se considera como algo ajeno a Israel, como algo a lo que slo puede ser inducido el pueblo por circunstancias especiales.

  • UN RESUMEN DE LA HISTORIA DEL PUEBLO DE ISRAEL DURANTE LA EPOCA BBLICA:

    Joaqun Yebra 20

    Despus muere Moiss, y la direccin del pueblo recae sobre Josu, su fiel discpulo. Moiss transfiri la uncin de su espritu a Josu, y le encarg conquistar Canan y darlo a los hijos de Israel en posesin perpetua.

  • UN RESUMEN DE LA HISTORIA DEL PUEBLO DE ISRAEL DURANTE LA EPOCA BBLICA:

    Joaqun Yebra 21

    Leccin 4.

    Las tribus israelitas entraron en Canan en la poca de los disturbios egipcios despus de la muerte del Faran Merneptah. El relato de las campaas blicas de Josu se encuentra en los captulos 1-12 de su libro.

    A los egipcios no se les menciona, de lo que se desprende la desintegracin de la autoridad egipcia en los aos posteriores a la muerte del Faran Merneptah. A ste le sucedi Ramss III (1264-1195 a.C.).

    Los cananitas se paralizaron ante las conquistas de Josu. Se cumpli lo prometido por el Seor en Deuteronomio 9:1-5:

    Oye, Israel: t vas hoy a pasar el Jordn, para entrar a poseer a naciones ms numerosas y ms poderosas que t, ciudades grandes y amuralladas hasta el cielo; un pueblo grande y alto, hijos de los anaceos, de los cuales tienes t conocimiento, y has odo decir: Quin se sostendr delante de los hijos de Anac? Entiende, pues, hoy, que es el Seor tu Dios el que pasa delante de ti como fuego consumidor, que los destruir y humillar delante de ti; y t los echars, y los destruirs en seguida, como el Seor te ha dicho. No pienses en tu corazn cuando el Seor tu Dios los haya echado de delante de ti, diciendo: Por mi justicia me ha trado el Seor a poseer esta tierra; pues por la impiedad de estas naciones el Seor las arroja de delante de ti. No por tu justicia, ni por la rectitud de tu corazn entras a poseer la tierra de ellos, sino por la impiedad de estas naciones el Seor tu Dios las arroja de delante de ti, y para confirmar la palabra que el Seor jur a tus padres Abraham, Isaac y Jacob.

    Los israelitas formaron en la tierra de Canan un pueblo culturalmente diferenciado del contexto. Pero, a pesar de todo, la Biblia testifica la introduccin de figuras importadas para su adoracin supersticiosa: Los Baalim (deidades masculinas) y las Ashtarot (deidades femeninas). Sin embargo, todo parece indicar que esta idolatra politesta perteneca al mbito del culto privado, e incluso casi secreto, como se desprende de algunos textos:

    Pero Labn haba ido a trasquilar sus ovejas; y Raquel hurt los dolos de su padre. (Gnesis 3:19).

    En el versculo 30, de este captulo 31 de Gnesis, Labn se refiere a aquellos dolos como sus dioses:

    Y ya que te ibas, porque tenas deseos de la casa de tu padre, por qu me hurtaste mis dioses?

    Tom luego Mical una estatua, y la puso sobre la cama, y le acomod por cabecera una almohada de pelo de cabra y la cubri con la ropa. (1 Samuel 19:13 ss.).

    Este remanente de idolatra, aparentemente inofensivo, fue causa de todas las calamidades nacionales. Y a pesar del secretismo de la prctica abominable en algunos momentos de su historia, el Seor, que conoce los corazones de los hombres, sabe que ah radican todos los males de su pueblo:

  • UN RESUMEN DE LA HISTORIA DEL PUEBLO DE ISRAEL DURANTE LA EPOCA BBLICA:

    Joaqun Yebra 22

    Dejaron todos los mandamientos del Seor su Dios, y se hicieron imgenes fundidas de dos becerros, y tambin imgenes de Asera, y adoraron a todo el ejrcito de los cielos, y sirvieron a Baal; e hicieron pasar a sus hijos e hijas por fuego; y se dieron a adivinaciones y ageros, y se entregaron a hacer lo malo ante los ojos del Seor, provocndole a ira. (2 Reyes 17:16-17).

    De ah la gran insistencia por parte de nuestro Seor en evitar que el pueblo hebreo cayera en la idolatra y todas las dems abominaciones. Recordemos algunos de los principales textos al respecto:

    Cuando entres a la tierra que el Seor tu Dios te da, no aprenders a hacer segn las abominaciones de aquellas naciones. No sea hallado en ti quien haga pasar a su hijo o a su hija por el fuego, ni quien practique adivinacin, ni agorero, ni sortlego, ni hechicero, ni encantador, ni adivino, ni mago, ni quien consulte a los muertos. Porque es abominacin para con el Seor cualquiera que hace estas cosas, y por estas abominaciones el Seor tu Dios echa estas naciones de delante de ti. Perfecto sers delante del Seor tu Dios. Porque estas naciones que vas a heredar, a agoreros y a adivinos oyen; mas a ti no te ha permitido esto el Seor tu Dios. (Deuteronomio 18:9-14).

    No os volvis a los encantadores ni a los adivinos; no los consultis, contaminndoos con ellos. Yo YHVH vuestro Dios. (Levtico 19:31).

    Las medidas que el Seor ordena a su pueblo en los primeros momentos formativos de su historia son realmente drsticas, y nos muestran la trascendencia del peligro de todas las prcticas abominables e idoltricas para su futuro:

    Cuando se hallare en medio de ti, en alguna de tus ciudades que el Seor tu Dios te da, hombre o mujer que haya hecho mal ante los ojos del Seor tu Dios traspasando su pacto, que hubiere ido y servido a dioses ajenos, y se hubiere inclinado a ellos, ya sea el sol, o la luna, o a todo el ejrcito del cielo, lo cual yo he prohibido; y te fuere dado aviso, y despus que oyeres y hubieres indagado bien, la cosa pareciere de verdad cierta, que tal abominacin ha sido hecha en Israel; entonces sacars a tus puertas al hombre o a la mujer que hubiere hecho esta mala cosa, sea hombre o mujer, y los apedrears, y as morirn.

    Nada cambia al respecto cuando llegamos a las pginas del Nuevo Testamento:

    Y manifiestas son las obras de la carne, que son: adulterio, fornicacin, inmundicia, lascivia, idolatra, hechiceras, enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas, disensiones, herejas, envidias, homicidios, borracheras, orgas, y cosas semejantes a estas; acerca de las cuales os amonesto, como ya os lo he dicho antes, que los que practican tales cosas no heredarn el reino de Dios. (Glatas 5:19-21).

    Baste ya el tiempo pasado para haber hecho lo que agrada a los gentiles, andando en lascivias, concupiscencias, embriagueces, orgas, disipacin y abominables idolatras. (1 Pedro 4:3).

    Por tanto, amados mos, huid de la idolatra. Como a sensatos os hablo; juzgad vosotros lo que digo Qu digo, pues? Qu el dolo es algo, o que sea algo lo que se sacrifica a los dolos? Antes digo que lo que los gentiles sacrifican, a los demonios lo sacrifican, y no a Dios; y no quiero que vosotros os hagis partcipes con los demonios. (1 Corintios 10:14-15, 19-20).

  • UN RESUMEN DE LA HISTORIA DEL PUEBLO DE ISRAEL DURANTE LA EPOCA BBLICA:

    Joaqun Yebra 23

    La llamada astrologa entra dentro de esta categora de abominaciones que nuestro Seor quiere evitar para su pueblo redimido. Veamos la referencia que Esteban hace a esta abominacin, citando el texto del profeta Ams 5:26-27, en su discurso antes de ser asesinado por ser testigo de nuestro Seor Jesucristo, y en el cual les recuerda cmo la idolatra astrolgica haba sobrevivido entre el pueblo desde tiempos antiguos:

    Antes bien llevasteis el tabernculo de Moloc, y la estrella de vuestro dios Renfn, figuras que os hicisteis para adorarlas. Os transportar, pues, ms all de Babilonia. (Hechos 7:43).

    En las Sagradas Escrituras hallamos tambin algunos textos en los que el Seor se burla de los dolos, como, por ejemplo, en el texto del profeta Isaas 47:13:

    Te has fatigado en tus muchos consejos. Comparezcan ahora y te defiendan los contempladores de los cielos, los que observan las estrellas, los que cuentan los meses, para pronosticar lo que vendr sobre ti. He aqu que sern como tamo; fuego los quemar, no salvarn sus vidas del poder de la llama; no quedar brasa para calentarse, ni lumbre a la cual se sienten. (Isaas 47:13-14).

    Es evidente que Dios condena la prctica de los astrlogos babilonios. Diagnostica el cansancio espiritual de semejante abominacin, y adems pronostica firmemente que sus conocimientos y prcticas no les librarn del justo juicio de Dios que vendr sobre todos los hijos de desobediencia.

    Entre todos los textos bblicos, creemos que las palabras del profeta Daniel dirigidas al rey Belsasar, son unas de las ms esclarecedoras respecto a las actitudes que se esconden en el corazn de todos los practicantes de la idolatra en todas sus formas abominables:

    Y t, su hijo Belsasar, no has humillado tu corazn, sabiendo todo esto; sino que contra el Seor del cielo te has ensoberbecido, e hiciste traer delante de ti los vasos de su casa, y t y tus grandes, tus mujeres y tus concubinas, bebisteis vino en ellos; adems de esto, diste alabanza a dioses de plata y oro, de bronce, de hierro, de madera y de piedra, que ni ven, ni oyen, ni saben; y al Dios en cuya mano est tu vida, y cuyos son todos tus caminos, nunca honraste. (Daniel 5:22-23).

    Volvamos ahora al momento histrico que nos ocupa. Estamos en la poca que llamamos promonrquica, correspondiente a los textos de Josu, Jueces, y 1 Samuel 1-12. En este perodo queda perfectamente claro que el pecado histricamente decisivo de Israel es la idolatra. Toda calamidad, en los planos personales, familiares y nacionales, implica la presencia de ella.

    En el otro extremo, hallamos el canto de Dbora, en el captulo 5 del libro de los Jueces, sin duda uno de los ms bellos ejemplos de monotesmo. El Seor es el nico Dios. En este canto, como en todo el relato bblico, los enemigos del Seor son las naciones hostiles, nunca sus dioses, por cuanto los dioses de los pueblos son dolos demonacos. Dios tiene solamente enemigos humanos. No hay ninguna deidad opuesta al Seor: Ni dioses ni demonios.

    Los relatos de la Conquista, en los captulos 2 al 12 del libro de Josu, ejemplifican esta idea bsica: Israel nunca hubiera conseguido sus victorias sobre los reyes cananeos y sus ciudades amuralladas sin la ayuda divina, sin los milagros del Dios omnipotente. El Seor dividi el Jordn delante de ellos, hizo caer los muros de Jeric, atemoriz el corazn de los cananeos, subyug la coalicin de los reyes del sur y del norte, arroj el granizo sobre el enemigo, detuvo el resplandor del sol en su recorrido hasta que Josu concluy su batalla.

  • UN RESUMEN DE LA HISTORIA DEL PUEBLO DE ISRAEL DURANTE LA EPOCA BBLICA:

    Joaqun Yebra 24

    De acuerdo con el propio autor bblico, el relato procede de una antiqusima coleccin de cnticos llamada el libro de Jaser (hebreo: Iashar), que tambin se cita en 2 Samuel 1:17-27. Esto testifica la antigedad de la nocin segn la cual el Seor controla todos los fenmenos de la naturaleza.

    Hablemos ahora de las narraciones de los Jueces y de Samuel: Nos ofrecen cuadros ntimos de la vida de un pueblo sencillo que vive la proximidad de Dios, no en un sistema religioso complejo, sino de forma muy natural y domstica. Esta fe en Dios, en su proximidad, sin fetichismos, sino como fianza en el Seor con todo el corazn, permite la experiencia de muchas visiones. No podemos analizarlas todas en este curso, pues slo pretendemos dar una visin general de la historia del pueblo de Israel en la poca bblica, pero al menos podemos detenernos en una visin que estimamos ejemplarizante: La de Geden.

    ste ve al ngel del Seor en la figura de un peregrino que se sienta bajo una encina cerca del lagar de su padre. El ngel, es decir, el Mensajero, le habla a Geden, y le encarga la liberacin de Israel de la opresin de los Madianitas. El relato est en el libro de Jueces 6:11-24. Vamos a destacar algunos versculos. Observaremos que el ngel del Seor es el propio Seor como Mensaje y Mensajero:

    Y el ngel del Seor se le apareci, y le dijo: El Seor est contigo, varn esforzado y valiente Y mirndole el Seor, le dijo: V con esta tu fuerza, y salvars a Israel de la mano de los madianitas. No te envo yo?... Con qu salvar yo a Israel? Mi familia es pobre y yo el menor de la casa de mi padre Ciertamente yo estar contigo, y derrotars a los madianitas como a un solo hombre. (vv. 12, 14, 15, 16).

    Ver a Dios es algo terrible, algo mortal, pero muy ocasionalmente es concedido como favor especial:

    Viendo entonces Geden que era el ngel del Seor, dijo: Ah, Seor JHVH, que he visto al ngel de Dios cara a cara. Pero el Seor le dijo: Paz a ti; no tengas temor, no morirs. Y edific all Geden altar al Seor, y lo llam JHVH-salom (El Seor es Paz); el cual permanece hasta hoy en Ofra de los abiezeritas. (vv. 22-24).

    Algo semejante acontece en el anuncio del nacimiento de Sansn, como se describe en el captulo 13 del libro de Jueces.

    En un sentido amplio, toda manifestacin de Dios es un acto de su gracia especial. De ah que el Seor demuestre su preocupacin por su pueblo escogido llamando a los profetas y otros ungidos que realizaron obras poderosas bajo la direccin del Espritu Santo.

    En esa poca que estudiamos (tiempo correspondiente a los textos de Jueces y Samuel) haba santuarios dedicados a YHWH por todo el pas. Algunos de los nacionales o centrales eran los de Shejem, Shil, Mizp y Bet-el. Los tesoros sagrados de la tienda (tabernculo) del desierto estaban depositados en Shil:

    Toda la congregacin de los hijos de Israel se reuni en Silo, y erigieron all el tabernculo de reunin, despus que la tierra les fue sometida. (Josu 18:1).

    Lo conveniente en el desierto ya no lo era en Palestina, principalmente por causa de las tormentas de lluvia. El culto se celebraba sistemticamente en los santuarios locales, pero en las fiestas y grandes solemnidades la gente se desplazaba a los templos ms importantes para orar u ofrecer sacrificios, as como para el cumplimiento de sus votos y promesas.

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    En esta poca de la historia del pueblo de Israel, correspondiente a los das de Samuel, abundan los profetas ambulantes y videntes itinerantes, vinculados a manifestaciones orgisticas. Geden acaba con los altares erigidos a los baales (baalim), es decir, a los restos idoltricos de las deidades cananitas.

    Despus de afincarse en Canan, Israel se convirti en una nacin de labriegos, y, naturalmente, la religin de Israel tambin se adapt a este cambio. Se desarrollaron festividades agrcolas, con prcticas religiosas vinculadas a la fertilidad del suelo. Conviene aqu hacer la lectura del libro del profeta Ams. De l recibimos mucha informacin respecto a esta poca que estamos considerando. Se evidencian los conflictos entre la fe nueva y los residuos del paganismo ancestral. Ahora bien, estos choques solamente se dieron en el mbito del culto, de la religin ms o menos organizada, pero jams hacen acto de presencia en el crculo proftico.

    En 1 Samuel, captulos 5 y 6 hallamos un relato interesantsimo, que debemos leer ahora: Los filisteos capturan el Arca de la Alianza, la llevan a Ashdod, y la colocan ante la imagen del dios Dagn, en su templo. A la maana siguiente la inmensa imagen de Dagn yace en el suelo ante el Arca. Lo colocan de vuelta en su lugar, pero al otro da est otra vez en el suelo. Y esta vez su cabeza y manos estn cortadas. Luego comienzan las plagas en las ciudades filisteas. Y finalmente, los filisteos devuelven el Arca de la Alianza a su legtimo dueo: Israel.

    El dios Dagn es un mero dolo. No hay ni una sola palabra que hable del encuentro del Seor con Dagn. No hay lucha ni enfrentamiento. Slo Dios es Dios. Es evidente que los filisteos slo creen en una muda deidad llamada Dagn, y que ellos tienen por dios.

    Esta poca que estudiamos en la historia del pueblo de Israel tiene una caracterstica poltica muy interesante: Se trata de los Jueces (hebreo: Shoftim, libertadores; es decir, los garantes de la libertad del pueblo). Esta institucin slo es posible despus de que las tribus se han afirmado en el desierto como nacin monotesta. Las tribus hebreas, vencedoras sobre los cananeos, no adoptaron su estructura socio-poltica consistente en el establecimiento de ciudades-estado gobernadas por un monarca. La unidad sociopoltica israelita, despus de la conquista de Canan, sigui siendo fundamentalmente la confederacin tribal querida por el Seor.

    En cuanto al ejrcito, ste sigui siendo una fuerza miliciana, sin las caractersticas de unas fuerzas armadas organizadas y profesionales. Fue en el reinado de Salomn cuando Israel empez a sofisticarse y usar caballera y carros de combate. Todo esto muestra claramente las diferencias de la cultura israelita en Canan y la falta de mezcla con elementos forneos.

    Respecto a la tribu, hemos de decir que continu siendo unidad territorial autnoma, dirigida por los jefes de los clanes familiares, que administran la justicia y el respeto por el bienestar general de sus gentes. No podemos encontrar nada que se asemeje a un gobierno supratribal. Slo en ocasiones extraordinarias actuaban las tribus juntas, especialmente cuando algn enemigo comn haca acto de presencia y amenazaba la estabilidad del conjunto.

    Este gobierno civil ejercido por los ancianos, jefes de los clanes familiares de cada tribu, es la forma democrtica ms antigua que conocemos, cuyos orgenes se remontan a muchos siglos antes de la formacin de la nacin de Israel, y en el cual se combinan la autonoma de las tribus y la interdependencia entre todas ellas en casos de necesidad o peligro. Sin embargo, por encima de la autoridad de los ancianos estaba la de los Jueces, como hombres inspirados.

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    Joaqun Yebra 26

    Podemos afirmar, por tanto, que los Jueces son quienes constituyen la institucin distintivamente israelita por excelencia. Nunca se desarrollaron formas estructuradas rgidamente. Pero las Sagradas Escrituras dan testimonio de que en cada momento de crisis nacional, cuando prevalecan los enemigos de Israel, surgi siempre un hombre o mujer inspirado; es decir, enviado por Dios para salvar a su pueblo de sus enemigos.

    Entre los Jueces hubo verdaderos profetas, como Dbora y Samuel, Geden y Sansn. Aparte de stos, hay una larga lista de hombres que salvaron a la nacin en la poca que nos ocupa. Aqu creemos que es conveniente recordar que la monarqua no fue trada a Israel por voluntad divina. Por eso es interesante analizar la oposicin de Samuel a la demanda popular de un rey. Primeramente, el pueblo pens en proclamar un rey sobre ellos ante la corrupcin de los hijos de Samuel, en la que podemos apreciar algn rasgo de nepotismo:

    Aconteci que habiendo Samuel envejecido, puso a sus hijos por jueces sobre Israel. Y el nombre de su hijo primognito fue Joel, y el nombre del segundo, Abas; y eran jueces en Beerseba. Pero no anduvieron los hijos por los caminos de su padre, antes se volvieron tras la avaricia, dejndose sobornar y pervirtiendo el derecho. (1 Samuel 8:1-3).

    Esto hizo a los ancianos de las tribus y clanes optar por seguir el camino de las naciones y proclamar un rey sobre Israel:

    Entonces todos los ancianos de Israel se juntaron, y vinieron a Ram para ver a Samuel, y le dijeron: He aqu t has envejecido, y tus hijos no andan en tus caminos; por tanto, constityenos ahora un rey que nos juzgue, como tienen todas las naciones. (1 Samuel 8:4-5).

    Samuel no acept inmediatamente la propuesta de los ancianos del pueblo, sino que consult al Seor:

    Pero no agrad a Samuel esta palabra que dijeron: Danos un rey que nos juzgue. Y Samuel or al Seor. Y dijo el Seor a Samuel: Oye la voz del pueblo en todo lo que te digan; porque no te han desechado a ti, sino a m me han desechado, para que no reine sobre ellos. Conforme a todas las obras que han hecho desde el da que los saqu de Egipto hasta hoy, dejndome a m y sirviendo a dioses ajenos, as hacen tambin contigo. (1 Samuel 8:6-8).

    Ahora bien, el Seor le pide a Samuel que advierta al pueblo de los peligros de adoptar una monarqua como todas las naciones circunvecinas:

    As har el rey que reinar sobre vosotros: Tomar vuestros hijos, y los pondr en sus carros y en su gente de a caballo, para que corran delante de su carro; y nombrar para s jefes de miles y jefes de cincuentenas; los pondr asimismo a que aren sus campos y sieguen sus mieses, y a que hagan sus armas de guerra y los pertrechos de sus carros. Tomar tambin a vuestras hijas para que sean perfumadoras, cocineras y amasadoras. Asimismo tomar lo mejor de vuestras tierras, de vuestras vias y de vuestros olivares, y los dar a sus siervos. Diezmar vuestro grano y vuestras vias, para dar a sus oficiales y a sus siervos. Tomar vuestros siervos y vuestras siervas, vuestros mejores jvenes, y vuestros asnos, y con ellos har sus obras. Diezmar tambin vuestros rebaos, y seris sus siervos. Y clamaris aquel da a causa de vuestro rey que os habris elegido, mas el Seor no so responder en aquel da. (1 Samuel 8:11-18).

    En la descripcin que el Seor hace de las consecuencias de la monarqua se encuentran todos los elementos que borrarn las caractersticas divinas de la formacin de Israel como

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    confederacin de tribus: Primeramente, la formacin de un ejrcito organizado y profesional; en segundo lugar, el comienzo de una incipiente industria armamentista; en tercer lugar, la formacin de una corte y un cuerpo de funcionarios y oficiales; en cuarto lugar, un sistema fiscal abusivo que, como veremos despus, provocar la divisin de la nacin en dos reinos, y el comienzo de un proceso de ruina inevitable.

    El pueblo recibi el mensaje de advertencia del Seor, pero persistieron en su propuesta. Samuel traslad la reaccin popular al Seor, y Dios accedi a sus pretensiones:

    Pero el pueblo no quiso or la voz de Samuel, y dijo: No, sino que habr rey sobre nosotros; y nosotros seremos tambin como todas las naciones, y nuestro rey nos gobernar, y saldr delante de nosotros, y har nuestras guerras. Y oy Samuel todas las palabras del pueblo, y las refiri en odos del Seor. Y el Seor dijo a Samuel: Oye su voz, y pon rey sobre ellos. Entonces dijo Samuel a los varones de Israel: Idos cada uno a vuestra ciudad. (1 Samuel 8:19-22).

    As fue como Israel desobedeci al Seor, y Dios les dej en su camino equivocado para que aprendieran. Dios no est a favor de un sistema monrquico para su pueblo, por cuanto el Seor nunca estableci el principio de cosa tal como una sucesin hereditaria basada en una calificacin genealgica. La inspiracin de los Jueces fue un don de Dios, no una cualidad heredada por orgenes familiares, sino que en cada ocasin fue un nuevo acto de gracia. Cada uno de los Jueces fue llamado y enviado individualmente por Dios, al igual que todos los profetas y los apstoles posteriores. Y su facultad y su misin no provinieron de sus predecesores, sino directamente del Altsimo.

    La institucin de los Jueces est fundada en la fe de la eleccin de Israel por el Dios nico, sin parangn entre el concierto de las naciones de la tierra. De ah que la vida del pueblo de Israel sea la esfera histrica de la revelacin divina. El Eterno, Rey Supremo de todo el universo, proclama su reinado enviando a sus apstoles para salvarlo de la opresin. Precisamente, la aparicin de los salvadores inspirados es la prueba concreta de la eleccin de Israel y de la supremaca excelsa de nuestro Dios.

    Al principio, las tribus no establecieron una monarqua porque su confianza en el reinado de Dios fue constantemente confirmada por el surgimiento de sus Jueces. Dios prometi enviar a estos apstoles salvadores, garantes de la libertad del pueblo, y profetas ungidos, en los momentos de necesidad. De manera que la orden divina a los Jueces no comienza con el que encabeza la lista, es decir, con Otoniel, sino que realmente las funciones de los Jueces comienzan con Moiss y Josu. Moiss, en particular, con la emancipacin de las tribus de la esclavitud egipcia, sirvi de modelo para todos los jueces posteriores levantados por el Seor:

    Profeta de en medio de ti, de tus hermanos, como yo, te levantar el Seor tu Dios; a l oiris. (Deuteronomio 18:15).

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    Leccin 5:

    El libro de los Jueces describe una poca de tronos muy sombros, con todo tipo de intrigas palaciegas. Se presenta la poca anterior a David y Salomn como un perodo de decadencia y fracasos, atribuidos al pecado del pueblo, al consentir que los pueblos de su entorno introdujeran la adoracin de los Baalim y Ashtorot. El resultado fueron una larga serie de grandes derrotas sucesivas.

    En la poca anterior tambin hubo pecado, sin duda; pero all estaban los Jueces como apstoles enviados por el Seor para corregir, instruir y guiar al pueblo. Esto se desprende claramente del texto de 1 Samuel 12:12, donde Samuel tiene que recordar al pueblo cul es el origen de sus derrotas y fracasos:

    Me dijisteis: No, sino que ha de reinar sobre nosotros un rey; siendo as que el Seor vuestro Dios era vuestro rey.

    Se refleja el nimo de aquellos tiempos, cuando habitaron confiados bajo la proteccin del Altsimo, ya que nadie poda quitarles lo que el Seor les haba dado. Pero ahora, despus de haber optado por ser como cualquiera de las dems naciones, se hallaban como desnudos, a la intemperie, como desprotegidos y abandonados, si bien el Seor bendito en su gracia y misericordia nunca dej de ser Dios de Israel para todas las naciones.

    Es ms que evidente que en ese momento de la historia de Israel, la monarqua materializa todas las tensiones entre la voluntad del hombre y la de Dios. Esa es la fuerza que motiva toda la historia para la enseanza de las siguientes generaciones, hasta nuestros das. Tengamos muy presente que la nacin haba sido elegida mucho antes que un rey humano empezara a gobernarla.

    Es en este periodo cuando se recopilan los escritos de Moiss y Josu: La Creacin, la corrupcin de la humanidad, el Diluvio, la dispersin de los constructores de Babel. Esta es la visin universal de Gnesis: Desde la Creacin hasta la Confusin de las Lenguas. Se nos presenta una humanidad monotesta. El hombre se rebela y se le castiga. La rebelin llega a su punto culminante con el surgimiento de la idolatra. El hombre se diferencia en nacionalidades, olvida a Dios y se erige dioses de piedra y de madera, pretendidos protectores de los intereses particulares de las naciones y tribus.

    Sin embargo, el monotesmo se conserv entre unos pocos, como los Patriarcas, Melquisedec, y pocos ms, que formaron ese remanente que nunca dej de ser a travs de los tiempos.

    La llegada de Moiss introduce el tercer periodo: La concesin del monotesmo a un grupo nacional: Israel, elegido entre todos los pueblos idlatras por la gracia de Dios, a travs de Moiss.

    Un cuadro histrico tan grande demuestra claramente que se trata de un pueblo que est buscando su lugar en la historia del mundo: Una nacin, no una dinasta; no un reino, no una religin organizada.

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    Joaqun Yebra 29

    La poca anterior a la monarqua tambin fue rica en la composicin de cantos e himnos de alabanza. En el libro de los Salmos se conservan varios fragmentos de esa poca. Uno de ellos es el majestuoso Salmo 29, lleno de figuras muy primitivas, como, por ejemplo, la alusin a la voz de Dios en la tormenta y el trueno, que David utiliz para componerlo como lo conocemos hoy. Los Salmos 68, 80 y 83 tambin corresponden a la poca que estamos considerando, y en ellos encuentran los expertos hebrastas algunas referencias y eptetos tomados de las fuentes literarias ancestrales ugarticas.

    La poca anterior a la monarqua fue muy creativa. La teocracia dur, pues, unos doscientos aos, desde el xodo hasta la fundacin de la monarqua, entre los aos 1230 y 1024 a.C.

    Samuel fue el ltimo representante del antiguo orden, el de los Jueces-Profetas. El pueblo reclama un rey con los inocentes argumentos de que defender sus derechos, les conducir y pelear sus guerras. Samuel se opone al ver que el pueblo quiere tener un monarca sobre s por su falta de fe en el poder salvador de Dios, adems del psimos testimonio de sus propios hijos, y su error al haberles encomendado puestos de responsabilidad que no les correspondan, sin consultar a Dios. Samuel accede porque el Seor le autoriza a hacerlo, y unge a un monarca para satisfacer los deseos carnales del pueblo.

    La monarqua de Israel no surgi por extensin de monarquas tribales anteriores, ni fue resultado de guerras civiles, ni de la dominacin de una tribu sobre las dems, sino por la rebelda del pueblo ante Dios, y el desencadenante fue la corrupcin de Jueces ordenados por los hombres, pero carentes de la uncin divina.

    Sin embargo, el Seor en su misericordia no abandona a su pueblo cuando ste decide seguir la forma de estado de las naciones circunvecinas. Por el contrario, permite que el profeta Samuel unja al rey. De ese modo la monarqua pasa a ser hereditaria de la teocracia de los Jueces. La conexin histrica entre la monarqua y la institucin proftica es claramente visible. Sal, el primer rey, es un vidente; David es un poeta ungido por Dios; y Salomn posee un conocimiento supremo:

    Y Samuel tom el cuerno del aceite, y lo ungi en medio de sus hermanos; y desde aquel da en adelante el Espritu del Seor vino sobre David. (1 Samuel 16:13).

    As lo reconocer David en sus ltimas palabras, recogidas en 2 Samuel 23:2:

    El Espritu del Seor ha hablado por m, y su palabra ha estado en mi lengua.

    Y todo Israel oy aquel juicio que haba dado el rey; y temieron al rey, porque vieron que haba en l sabidura de Dios para juzgar. (1 Reyes 3:28).

    As es como el reino del Espritu contina an despus de la desaparicin del reino teocrtico de la poca de los Jueces, un reino sin rey humano, a la manera de Dios, y no a la de los hombres.

    Del siglo de los tres primeros reyes de Israel nos llega una serie de relatos que comprenden el largo texto de 58 captulos, desde el captulo 9 de 1 Samuel hasta el captulo 11 de 1 Reyes. Se nos pintan escenas de valor, gloria, luchas por el poder, pasiones encendidas, intrigas, amores, odios, asesinatos; y todo ello relatado con un realismo que hoy calificaramos de ingenuo. Todo esto demuestra que el carcter de la monarqua hebrea est fielmente reflejado en estos relatos, donde no aparecen signos de manipulacin por parte de la superestructura.

  • UN RESUMEN DE LA HISTORIA DEL PUEBLO DE ISRAEL DURANTE LA EPOCA BBLICA:

    Joaqun Yebra 30

    Israel sigue en esta poca el camino de los pueblos vecinos, con una forma primaria del estado, con reyes que son popularmente contemplados como sucesores de los dioses o semidioses del pasado, a quienes se atribua el reinado en los tiempos arcaicos. La propia naturaleza de la monarqua hace que Israel sea como todas las naciones, y nosotros no podemos por menos que sonrer ante la ingenuidad de los portavoces del pueblo al dar sus razones y expectativas de la monarqua que desean:

    He aqu t has envejecido, y tus hijos no andan en tus caminos; por tanto, constityenos ahora un rey que nos juzgue, como tienen todas las naciones y nosotros seremos tambin como todas las naciones, y nuestro rey nos gobernar, y saldr delante de nosotros, y har nuestras guerras. (1 Samuel 8:5.20).

    Comparamos estas palabras de los jefes de los clanes y las familias con la profeca que el Seor da a su pueblo a travs de Moiss, muchos aos antes, con instrucciones precisas para no caer en los errores de esos pueblos vecinos. Es como si el Seor quisiera, al no impedir la constitucin de un monarca, al menos que permaneciera dentro de la voluntad divina, y no se dejara arrastrar por los vicios generalizados de las monarquas de todos los tiempos:

    Cuando hayas entrado en la tierra que el Seor tu Dios te da, y tomes posesin de ella y la habites, y digas: Pondr un rey sobre m, como todas las naciones que estn en mis alrededores; ciertamente pondrs por rey sobre ti al que el Seor tu Dios escogiere; de entre tus hermanos pondrs rey sobre ti; no podrs poner sobre ti a hombre extranjero, que no sea tu hermano. Pero l no aumentar para s caballos, ni har volver al pueblo a Egipto con el fin de aumentar caballos; porque el Seor os ha dicho: No volvis nunca por este camino. Ni tomar para s muchas mujeres, para que su corazn no se desve; ni plata ni oro amontonar para s en abundancia. Y cuando se siente sobre el trono de su reino, entonces escribir para s en un libro una copia de esta ley, del original que est al cuidado de los sacerdotes levitas; y lo tendr consigo, y leer en l todos los das de su vida, para que aprenda a temer al Seor su Dios, para guardar todas las palabras de esta ley y estos estatutos, para ponerlos por obra; para que no se eleve su corazn sobre sus hermanos, ni se aparte del mandamiento a diestra ni a siniestra; a fin de que prolongue sus das en su reino, l y sus hijos, en medio de Israel. (Deuteronomio17:14-20).

    Desde el punto de vista socio-poltico, el rey de Israel fue esencialmente idntico a sus contemporneos en el resto del Cercano Oriente: Un autcrata absoluto, completamente apartado del ideario dado por el Seor para evitar su corrupcin y la de sus sbditos. Es ms que evidente, pues, el contraste que hemos visto entre Deuteronomio 17:14-20 y 1 Samuel 8:1-22.

    Slo hay un aspecto en el que puede apreciarse la diferencia entre Israel y las naciones; algo en lo que, a pesar de su corrupcin y multitud de pecados, podemos afirmar que ni Israel ni Jud jams cayeron, al menos carecemos de datos fehacientes, si bien es cierto que, como veremos a continuacin, hay corrientes de opinin en sentido adverso. Nos referimos a la divinizacin del rey.

    En las naciones circunvecinas, al monarca se le consider muy a menudo un ser divino, o cuando menos, una especie de demiurgo poseedor de poderes sobrehumanos. En las tierras de Egipto, Mesopotamia, Asia Menor y Canan, el rey fue la encarnacin suprema del pueblo, del panten de dioses, y la fuente de vida de sus sbditos. La creencia en la divinidad de los reyes estaba difundida tanto en naciones muy pequeas y primitivas como en las muy grandes y desarrolladas. La bendicin de la tierra, de los cultivos, de los rebaos, del ganado e incluso de los hijos e hijas, provena del monarca de turno.

  • UN RESUMEN DE LA HISTORIA DEL PUEBLO DE ISRAEL DURANTE LA EPOCA BBLICA:

    Joaqun Yebra 31

    A veces la divinizacin del rey se produca durante su vida, y en otras ocasiones, despus de producirse su fallecimiento. De este modo, el ciclo misterioso de la vida y de la muerte quedaba igualmente vinculado a la existencia del monarca. De ah se desprende que algunos estudiosos piensen que en Israel tambin lleg a divinizarse al rey en algn determinado momento de su historia, a lo cual, naturalmente, se debieron oponer algunos de los profetas. El texto del libro de Lamentaciones 4:20 pudiera ser, segn ciertos estudiosos, un indicio de la existencia de dicha corrupcin, y una firme advertencia contra tales aspiraciones por parte de algn ungido, referencia que tanto podra corresponder a un monarca como a un profeta o vidente:

    El aliento de nuestras vidas, el ungido del Seor, de quien habamos dicho: A su sombra tendremos vida entre las naciones, fue apresado en sus lazos.

    Sin embargo, esta actitud pecaminosa no debi de pasar de ser algo particular de algn grupo o esta