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Área de Lengua. Seminario de Lengua y Literatura Españolas. Prueba escrita. Subordinación. Oraciones subordinadas adjetivas. Lea este texto. Mi amiga Josefina Aldecoa Cuando hoy me desperté y abrí la ventana, el cielo estaba limpio y el sol abrillantaba los verdes de mi jardín cántabro. Respiré hondo. “Un día ganado”, pensé, recordando el anuncio de lluvias inminentes . Mi hija entró en mi cuarto y me miró de un modo extraño. “Mira qué día”, le dije. Y ella me cogió de brazo, me dijo: “Siéntate. Tengo que darte una mala noticia... Acabo de hablar con Juby Bustamante... Ha muerto Carmiña...” Y siguió hablando: “Anoche nos llamaron, no nos localizaron...” Yo no dije nada. No lloré. Estoy llorando ahora. Creo que pensé: “No puede ser.” Carmiña me parecía indestructible. Muchas veces hablábamos de la muerte, de nuestra muerte. Hablábamos de que a nuestra edad no nos podía quedar mucho tiempo. Pero lo decíamos tranquilamente, como quien alude a un plazo en una prisión de la que ineludiblemente saldrá un día. Eso ocurría algunos días en que los recuerdos nos asaltaban y había que ahuyentar la emoción con un quiebro. No le recordaba el verso de Walt Whitman: “la vejez floreciendo libre con la deliciosa seguridad de la muerte”. Carmen Martín Gaite no sólo era una amiga desde hace muchos años, era el principal testigo de la parte más importante de mi vida. Desde los 24 a los 74 años que ambas hemos cumplido, cada una ha podido dar fe de los momentos estelares y de los momentos dramáticos que a una y a otra nos han tocado vivir. Hace unos años escribí: “Ella, que dice estar a la búsqueda de interlocutor, es en realidad el más generoso interlocutor para sus amigos. Con el mérito añadido de que a Carmen le gusta la soledad. Necesita pasear, andar, caminar en soledad. Necesita escapar y ocultarse en algún rincón lejano, en soledad. O encerrarse, en soledad, con sus silencios y sus folios, entre los muros del Ritz, para reaparecer después con un nuevo libro en las manos, dispuesta a dedicar a los que quiere tiempo y tiempo”. Carmen y yo charlábamos durante horas cuando nos encontrábamos, y por teléfono cuando hacía tiempo que no nos veíamos. Nos apasionaba dar vueltas a las cosas, divagar sobre ‘vida y literatura’ que era una broma de los viejos tiempos para definir el contenido de las conversaciones con los amigos de nuestra juventud. Nos recomendábamos libros y películas, pasábamos revista a los amigos comunes que nos quedan y nos perdíamos en la melancolía del recuerdo de los ya idos. Carmiña me parecía indestructible. Era fuerte, valiente, luchadora. Quería vivir porque había dos cosas a las que se entregaba con pasión: la vida y la amistad. O la amistad y la literatura. Una de las últimas veces que hablé con ella estaba muy preocupada por la salud de José Ángel Valente, amigo querido. Parecía cansada y un poco deprimida. Pero después de un rato de hablar por teléfono, volvió a su jovialidad irresistible y dijo: “Nos veremos enseguida...” Yo la esperaba el 8 de agosto en Santander, donde tenía anunciada una conferencia. Pensábamos que pasaría con Susana y conmigo un día entero, como solía hacer cada verano que se acercaba a la universidad. Pero ya no vendrá. Y ahora, con el dolor de su ausencia que me acongoja , sigo pensando que Carmen Martín Gaite es indestructible. Porque siempre habrá alguien que lea un libro suyo, como ella quería, como un interlocutor apasionado, a quien ofrece en su literatura el resultado de sus indagaciones en lo más profundo del ser humano. Ésa es la grandeza de la literatura.

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Área de Lengua. Seminario de Lengua y Literatura Españolas. Prueba escrita. Subordinación. Oraciones subordinadas adjetivas. Lea este texto.

Mi amiga Josefina Aldecoa

Cuando hoy me desperté y abrí la ventana, el cielo estaba limpio y el sol abrillantaba los verdes de mi jardín cántabro. Respiré hondo. “Un día ganado”, pensé, recordando el anuncio de lluvias inminentes. Mi hija entró en mi cuarto y me miró de un modo extraño. “Mira qué día”, le dije. Y ella me cogió de brazo, me dijo: “Siéntate. Tengo que darte una mala noticia... Acabo de hablar con Juby Bustamante... Ha muerto Carmiña...” Y siguió hablando: “Anoche nos llamaron, no nos localizaron...” Yo no dije nada. No lloré. Estoy llorando ahora. Creo que pensé: “No puede ser.” Carmiña me parecía indestructible. Muchas veces hablábamos de la muerte, de nuestra muerte. Hablábamos de que a nuestra edad no nos podía quedar mucho tiempo. Pero lo decíamos tranquilamente, como quien alude a un plazo en una prisión de la que ineludiblemente saldrá un día. Eso ocurría algunos días en que los recuerdos nos asaltaban y había que ahuyentar la emoción con un quiebro. No le recordaba el verso de Walt Whitman: “la vejez floreciendo libre con la deliciosa seguridad de la muerte”. Carmen Martín Gaite no sólo era una amiga desde hace muchos años, era el principal testigo de la parte más importante de mi vida. Desde los 24 a los 74 años que ambas hemos cumplido, cada una ha podido dar fe de los momentos estelares y de los momentos dramáticos que a una y a otra nos han tocado vivir. Hace unos años escribí: “Ella, que dice estar a la búsqueda de interlocutor, es en realidad el más generoso interlocutor para sus amigos. Con el mérito añadido de que a Carmen le gusta la soledad. Necesita pasear, andar, caminar en soledad. Necesita escapar y ocultarse en algún rincón lejano, en soledad. O encerrarse, en soledad, con sus silencios y sus folios, entre los muros del Ritz, para reaparecer después con un nuevo libro en las manos, dispuesta a dedicar a los que quiere tiempo y tiempo”. Carmen y yo charlábamos durante horas cuando nos encontrábamos, y por teléfono cuando hacía tiempo que no nos veíamos. Nos apasionaba dar vueltas a las cosas, divagar sobre ‘vida y literatura’ que era una broma de los viejos tiempos para definir el contenido de las conversaciones con los amigos de nuestra juventud. Nos recomendábamos libros y películas, pasábamos revista a los amigos comunes que nos quedan y nos perdíamos en la melancolía del recuerdo de los ya idos. Carmiña me parecía indestructible. Era fuerte, valiente, luchadora. Quería vivir porque había dos cosas a las que se entregaba con pasión: la vida y la amistad. O la amistad y la literatura. Una de las últimas veces que hablé con ella estaba muy preocupada por la salud de José Ángel Valente, amigo querido. Parecía cansada y un poco deprimida. Pero después de un rato de hablar por teléfono, volvió a su jovialidad irresistible y dijo: “Nos veremos enseguida...” Yo la esperaba el 8 de agosto en Santander, donde tenía anunciada una conferencia. Pensábamos que pasaría con Susana y conmigo un día entero, como solía hacer cada verano que se acercaba a la universidad. Pero ya no vendrá. Y ahora, con el dolor de su ausencia que me acongoja, sigo pensando que Carmen Martín Gaite es indestructible. Porque siempre habrá alguien que lea un libro suyo, como ella quería, como un interlocutor apasionado, a quien ofrece en su literatura el resultado de sus indagaciones en lo más profundo del ser humano. Ésa es la grandeza de la literatura.

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1.- Diga a qué categoría gramatical pertenecen estas palabras del texto y busque un sinónimo contextual para cada una de ellas. �inminentes �alude �ineludiblemente

�ahuyentar �estelares �divagar

�jovialidad �se acercaba acongoja indagaciones

2.- Diga qué tipo de estructuras sintáctica son y qué función desempeñan las expresiones que hemos subrayado en el texto. �hondo �indestructible �de la muerte �una amiga �fuerte, valiente, luchadora �por la salud de José Ángel Valente 3.- Analice las siguientes oraciones compuestas. Subraye los verbos, localice los nexos –si los hay--, delimite las proposiciones y diga qué tipo de relación se establece entre ellas. �Mi hija entró en mi cuarto y me miró de un modo extraño. �Hablábamos de que a nuestra edad no nos podía quedar mucho tiempo. �Carmen y yo charlábamos durante horas cuando nos encontrábamos. �Pensábamos que pasaría con Susana y conmigo un día entero. 4.- Transforme a estilo indirecto estos enunciados en estilo directo y analice las oraciones resultantes. �“Un día ganado”, pensé. �“Mira qué día”, le dije. �Me dijo: “Siéntate”. �Pensé: “No puede ser”. �Dijo: “Nos veremos enseguida...” 5.- Diga a qué nombre complementan estas subordinadas adjetivas y qué función desempeña el relativo en cada una de ellas. �en que los recuerdos nos asaltaban �que ambas hemos cumplido �que a una y a otra nos han tocado vivir �que dice estar a la búsqueda de interlocutor �que nos quedan �a las que se entregaba con pasión: la vida y la amistad �que hablé con ella �donde tenía anunciada una conferencia que me acongoja

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Área de Lengua. Seminario de Lengua y Literatura Españolas. Oración Compuesta. Subordinación Adjetiva.

EDUARDO MENDOZA

Correos

Felizmente anclado en un pretérito galdosiano, el servicio de correos es uno de

los últimos remansos [1] de paz que ofrece la agitada vida de las grandes ciudades. No porque allí reine la calma. Abundan los empellones [4] y en ciertas ocasiones se oye una palabra más fuerte que las otras. Pero aun así. Los servicios centrales suelen ocupar grandes espacios, uniformemente sucios, de un color ocre que nadie ha conseguido desde Tintoretto. En cambio, las estafetas de barrio son angostas [1]; las paredes, de un blanco mugriento [1], están cubiertas de anuncios ininteligibles [4]. La iluminación proviene de unos tubos fluorescentes que dan una luz escasa y mortuoria. Por contraste, los empleados son amables y risueños [1].

Los avances de la tecnología y una cierta desconfianza en el servicio que ofrece esta añeja institución han impuesto otros medios de comunicación y envío. Por esta causa, sin proponérselo, el servicio de correos ha ido derivando hacia operaciones periféricas y estrafalarias [1]: giros postales, papeleos de obligado cumplimiento, residuos de una legalidad extemporánea [1]. La cabal evacuación de estas diligencias no es rápida [4]. El que va a correos sabe que hará cola. La cola está formada por personas con una concepción del tiempo más laxa [1] de lo habitual, especialmente por jubilados a los que sus familias, con la buena intención de que no se apoltronen y languidezcan, han colocado en empresas pequeñas por una retribución simbólica. El resultado es bueno porque estos jubilados se mantienen en forma. Van aseados [4], bien afeitados, con el pelo engominado, a veces teñido de negro azabache, vestidos con esmero, siempre encorbatados. Por hábito de otros tiempos y porque se saben a salvo de malas interpretaciones, son galantes y requiebran a las mujeres jóvenes que también guardan cola, en su mayoría trabajadoras inmigrantes que envían remesas a sus países de origen y que reciben las picardías con resignación y delicadeza.

Mientras tanto, los funcionarios atienden, informan, corrigen los errores inevitables de quienes desconocen unos mecanismos más complejos que los de la NASA; luego estampillan, entran asientos en un libro grueso con letra clara y florida [4]

y, por último, con gran sorpresa del público, introducen los datos en un ordenador. 1.- Diga a qué categoría gramatical pertenecen estas palabras y escriba un sinónimo contextual para cada una de ellas. [1 punto] angostas, mugriento, risueños, extemporánea, estrafalarias, laxa 2.- Analice morfológicamente estas palabras derivadas. [1 punto] mugriento, amables, legalidad, delicadeza, ordenador

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3.- Analice estos Sintagmas Nominales: [1 punto] � operaciones periféricas y estrafalarias

� giros postales

� papeleos de obligado cumplimiento

� residuos de una legalidad extemporánea.

4.- Diga qué tipo de Sintagma son estas estructuras, después, diga qué función sintáctica desempeñan en el texto. [1 punto] � los empellones � de anuncios ininteligibles � rápida � aseados � con letra clara y florida 5.- Diga qué relación se establece entre las proposiciones que conforman las siguientes oraciones compuestas. [1’5 punto] � Abundan los empellones y en ciertas ocasiones se oye una palabra más fuerte ...

� En cambio, las estafetas de barrio son angostas; las paredes, de un blanco mugriento,

están cubiertas de anuncios ininteligibles.

� El resultado es bueno porque estos jubilados se mantienen en forma.

� ...corrigen los errores inevitables de quienes desconocen unos mecanismos...

� El que va a correos sabe que hará cola.

6.- Analice estas oraciones subordinadas adjetivas [Delimítelas, diga a qué nombre complementan y analice la función del relativo.] [1’5 punto] � ... el servicio de correos es uno de los últimos remansos de paz que ofrece la agitada vida de las grandes ciudades � Los servicios centrales suelen ocupar grandes espacios, uniformemente sucios, de un color ocre que nadie ha conseguido desde Tintoretto. � La iluminación proviene de unos tubos fluorescentes que dan una luz escasa y mortuoria � Los avances de la tecnología y una cierta desconfianza en el servicio que ofrece esta añeja institución han impuesto otros medios de comunicación y envío � La cola está formada por personas con una concepción del tiempo más laxa de lo habitual, especialmente por jubilados a los que sus familias [...] han colocado en empresas pequeñas por una retribución simbólica. 7.- Analice y escriba el comentario completo de este fragmento del texto: [3 puntos]

son galantes y requiebran a las mujeres jóvenes que también guardan cola, en su mayoría trabajadoras inmigrantes que envían remesas a sus países de origen y que reciben las picardías con resignación y delicadeza.

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Área de Lengua. Seminario de Lengua y Literatura Españolas. Prueba escrita. Subordinación. Oraciones subordinadas adjetivas. Lea este texto.

Mi amiga Josefina Aldecoa

Cuando hoy me desperté y abrí la ventana, el cielo estaba limpio y el sol abrillantaba los verdes de mi jardín cántabro. Respiré hondo. “Un día ganado”, pensé, recordando el anuncio de lluvias inminentes. Mi hija entró en mi cuarto y me miró de un modo extraño. “Mira qué día”, le dije. Y ella me cogió de brazo, me dijo: “Siéntate. Tengo que darte una mala noticia... Acabo de hablar con Juby Bustamante... Ha muerto Carmiña...” Y siguió hablando: “Anoche nos llamaron, no nos localizaron...” Yo no dije nada. No lloré. Estoy llorando ahora. Creo que pensé: “No puede ser. Carmiña me parecía indestructible. Muchas veces hablábamos de la muerte, de nuestra muerte. Hablábamos de que a nuestra edad no nos podía quedar mucho tiempo. Pero lo decíamos tranquilamente, como quien alude a un plazo en una prisión de la que ineludiblemente saldrá un día. Eso ocurría algunos días en que los recuerdos nos asaltaban y había que ahuyentar la emoción con un quiebro. No le recordaba el verso de Walt Whitman: “la vejez floreciendo libre con la deliciosa seguridad de la muerte”. Carmen Martín Gaite no sólo era una amiga desde hace muchos años, era el principal testigo de la parte más importante de mi vida. Desde los 24 a los 74 años que ambas hemos cumplido, cada una ha podido dar fe de los momentos estelares y de los momentos dramáticos que a una y a otra nos han tocado vivir. Hace unos años escribí: “Ella, que dice estar a la búsqueda de interlocutor, es en realidad el más generoso interlocutor para sus amigos. Con el mérito añadido de que a Carmen le gusta la soledad. Necesita pasear, andar, caminar en soledad. Necesita escapar y ocultarse en algún rincón lejano, en soledad. O encerrarse, en soledad, con sus silencios y sus folios, entre los muros del Ritz, para reaparecer después con un nuevo libro en las manos, dispuesta a dedicar a los que quiere tiempo y tiempo”. Carmen y yo charlábamos durante horas cuando nos encontrábamos, y por teléfono cuando hacía tiempo que no nos veíamos. Nos apasionaba dar vueltas a las cosas, divagar sobre ‘vida y literatura’ que era una broma de los viejos tiempos para definir el contenido de las conversaciones con los amigos de nuestra juventud. Nos recomendábamos libros y películas, pasábamos revista a los amigos comunes que nos quedan y nos perdíamos en la melancolía del recuerdo de los ya idos. Carmiña me parecía indestructible. Era fuerte, valiente, luchadora. Quería vivir porque había dos cosas a las que se entregaba con pasión: la vida y la amistad. O la amistad y la literatura. Una de las últimas veces que hablé con ella estaba muy preocupada por la salud de José Ángel Valente, amigo querido. Parecía cansada y un poco deprimida. Pero después de un rato de hablar por teléfono, volvió a su jovialidad irresistible y dijo: “Nos veremos enseguida...” Yo la esperaba el 8 de agosto en Santander, donde tenía anunciada una conferencia. Pensábamos que pasaría con Susana y conmigo un día entero, como solía hacer cada verano que se acercaba a la universidad. Pero ya no vendrá. Y ahora, con el dolor de su ausencia que me acongoja, sigo pensando que Carmen Martín Gaite es indestructible. Porque siempre habrá alguien que lea un libro suyo, como ella quería, como un interlocutor apasionado, a quien ofrece en su literatura el resultado de sus indagaciones en lo más profundo del ser humano. Ésa es la grandeza de la literatura.

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1.- Diga a qué categoría gramatical pertenecen estas palabras del texto y busque un sinónimo contextual para cada una de ellas.[1] �inminentes � ineludiblemente � jovialidad � acongoja � indagaciones 2.- Diga qué tipo de estructuras sintáctica son y qué función desempeñan las expresiones que hemos subrayado en el texto.[1,5] �hondo �indestructible �de la muerte �una amiga �fuerte, valiente, luchadora �por la salud de José Ángel Valente 3.- Analice las siguientes oraciones compuestas. Subraye los verbos, localice los nexos –si los hay--, delimite las proposiciones y diga qué tipo de relación se establece entre ellas. [1,5] �Mi hija entró en mi cuarto y me miró de un modo extraño. �Hablábamos de que a nuestra edad no nos podía quedar mucho tiempo. �Carmen y yo charlábamos durante horas cuando nos encontrábamos. �Pensábamos que pasaría con Susana y conmigo un día entero. � Ella, que dice estar a la búsqueda de interlocutor, es en realidad el más generoso interlocutor para sus amigos. � Una de las últimas veces que hablé con ella estaba muy preocupada por la salud de José Ángel Valente, amigo querido. 4.- Diga a qué nombre complementan estas subordinadas adjetivas y qué función desempeña el relativo en cada una de ellas. [1,5] � a quien ofrece en su literatura el resultado de sus indagaciones en lo más profundo del ser humano. �que ambas hemos cumplido � que nos quedan � a las que se entregaba con pasión: la vida y la amistad � donde tenía anunciada una conferencia � que me acongoja 5- Haz un análisis completo de la siguiente oración y exponlo en forma de comentario. Puedes seguir el siguiente esquema: -- rasgos que afectan a la oración en su conjunto -- identificación y comentario del sn/sujeto -- identificación y comentario del sv/predicado [4,5] Eso ocurría algunos días en que los recuerdos nos asaltaban y había que ahuyentar la emoción con un quiebro.