prohistoria 12 (2008) - Índice y reseñas

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    ndice

    historia... .................................................................................................................... 9

    Dossier: La construccin del orden rosista. E ntre la coercin y el consensoPresentacin ................................................................................................. 11

    Ral O. Fradkin y Jorge Gelman

    Una frontera brbara y sin instituciones? Eleccionesy clientelismo en la formacin del Estado provincial

    durante el gobierno de Rosas .................................................................. 15Sol Lanteri

    El unanimismo en la campaa. Las actividades polticasen la zona rural de Buenos Aires entre Rivadavia y Rosas.Quilmes, 1821-1839 .................................................................................. 41

    Daniel Santilli

    La Mazorca y el orden rosista ............................................................... 69Gabriel Di Meglio

    ...polticas de la historia ......................................................................................... 91

    Una breve nota acerca de los patriotas criollos en elRo de la Plata ............................................................................................ 93

    Juan Carlos Garavaglia

    Imgenes especulares. Educacin, laicidad y catolicismoen Santa Fe, 1900-1940 ............................................................................ 103

    Diego Mauro

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    reseas ......................................................................................................................... 117

    FRADKIN, Ral compilador El poder y la vara. Estudios sobre la justicia yla constitucin del Estado en el Buenos Aires rural , por Yolanda de Paz Trueba

    TERNAVASIO, Marcela Gobernar la revolucin. Poderes en disputa en el Rode la Plata, 1810-1816 , por Irina Polastrelli

    HERRERO, Fabin Movimientos de pueblo. La poltica en Buenos Aires luegode 1810 , por Pablo Cuadra Centeno

    LOBATO, Mirta Zaida Historia de las trabajadoras en la Argentina (1869-1960) , por Daiana Di Clemente

    CARETTA, Gabriela y ZACCA, Isabel compiladoras Para una historia dela Iglesia. Itinerarios y estudios de caso , por Diego A. Mauro

    FAVERO, Bettina compiladora Voces y memoria de la inmigracin. Mar delPlata en el siglo XX , por Leonardo C. Simonetta

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    FRADKIN, Ral compilador El poder y la vara. Estudios sobre la justicia y la cons- titucin del Estado en el Buenos Aires rural , Prometeo, Buenos Aires, 2007, 165 pp.ISBN 978-987-574-192-8 , por Yolanda de Paz Trueba (IEHS-UNICEN, CONICET)

    Entre 1780 y 1830 el mundo rural bonaerense vivi una serie de importantes trans-

    formaciones que produjo la estructuracin del espacio regional y de la economaagraria que alcanzaran su mxima expresin durante el siglo XIX. A travs delconjunto de estudios reunidos en esta compilacin, el autor se propone revisitar la imagedel funcionamiento de la Justicia durante la transicin del orden colonial al posrevolucionaren la mencionada campaa. En tal sentido, el libro se inscribe en un marco de renovacide la historia de la Justicia que pretende superar los estudios tradicionales de la historia deDerecho, enfatizando la relacin de las estructuras de poder desplegadas con el espaciogeogrfico y su poblacin, para obtener as un acercamiento al proceso de formacin estatal, en funcin de develar las formas especficas de ejercicio del poder. De tal forma quelos captulos del libro buscan situar su aporte en ese intento del Estado por poner bajo e

    imperio de la ley a un mundo social heterogneo, dinmico y mvil, que comportaba unestrecho entramado de relaciones sociales en su interior pero se vinculaba de manera mulaxa con el poder que pretenda institucionalizarse en la campaa.

    La disposicin de cada captulo dentro del conjunto da cuenta de la linealidad ycoherencia con la que se pretende responder a estas inquietudes. As, el primer captulo socupa de la construccin de ese orden institucional en la campaa prestando especial atencin a la multiplicacin de las estructuras de jurisdicciones territoriales y a la complejidaque adopt su implantacin en el medio rural. Estas estructuras de poder (en particular lmilitar-miliciana, la eclesistica y la judicial-policial), operaron en un espacio socialmentconstruido y se asentaron sobre las estructuras de los pueblos existentes desde las queintentaron desplegarse en el medio rural. Lo que resulta significativo es que, en buenamedida, el ejercicio efectivo de las funciones asignadas a cada estructura era efectuado poun conjunto de vecinos que no conformaban una burocracia profesional y cuyas funcionetendan a superponerse y generar disputas en torno al ejercicio del poder.

    El planteo propuesto resulta sugerente en tanto repara, ms all del despliegue de lafuerza coercitiva por parte del Estado para imponerse, en lo dificultosa que esta empresse revel en la prctica, siendo los pueblos rurales el centro de esta actividad que se ejerca travs de mediaciones sociales (sin las cuales el Estado no poda an funcionar) como lade los curas prrocos o los jueces de paz.

    La importancia de la mediacin de estos ltimos queda demostrada por la reticenciade los actores sociales del mundo rural a recurrir a la Justicia letrada para dirimir susconflictos, muchos de los cuales seguan resolvindose en el Juzgado de Paz. Tal comoacertadamente se plantea en el captulo 2, tras un anlisis de la esfera civil de la Justiciapara mediados de la dcada de 1830 la insercin efectiva del Estado en el entramado sociarural estaba pendiente y la Justicia segua siendo una cuestin relacionada con la vecindadEsto, lejos de estar planteando la ausencia de dispositivos de Justicia en el mundo rural nohabla de la presencia de diversas formas de infrajudicialidad, es decir, espacios del dere

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    cho que se desplegaban por fuera de los juzgados, arraigados ms en lo consuetudinarque en lo institucional. Esa poblacin rural en aumento tuvo a la Justicia de Paz comombito por excelencia para resolver sus conflictos.

    En relacin con uno de esos modos de administrar justicia, el captulo 3 se adentra e

    el papel desarrollado por los curas prrocos, mediadores de primera instancia en la visocial rural.El ejercicio de la justicia eclesistica fue limitndose desde finales del perodo col

    nial, proceso que se reforz en la etapa posrevolucionaria, en un marco en el que las auridades civiles pretendieron un mayor control sobre la campaa bonaerense. Sin embargtal como lo ponen de manifiesto los datos desplegados en el anlisis propuesto, no fue fdespojar a la Iglesia de atribuciones que consideraba de su pertenencia, ya que estos prrcos desempearon funciones judiciales propias de sus cargos, pero adems intervinieroinformalmente en la resolucin de conflictos locales, mediaciones que generaroenfrentamientos con los alcaldes y jueces civiles, de all la importancia de detenerse

    pensar en la complejidad de la construccin del poder en estas sociedades, tarea a la queabocan detenidamente los autores de los diferentes captulos.Finalmente, si se postula que esta sociedad de campaa no era anmica, es necesar

    indagar en su relacin con las normas y la justicia. A tal propsito se dedican los captul4 y 5, en los que se aborda un tpico clsico sobre aquella sociedad: la figura del vagomalentretenido. En tal sentido, se insiste atinadamente en que ms all de las transformciones filosficas y de la produccin de la normativa, sta se habra ido amasando eestrecho dilogo con la realidad social y con los modos en que los sujetos sociales intepretaban las orientaciones fijadas por el Estado.

    El concepto amplio y laxo de vagancia sirvi de sustrato para perseguir un conjunde conductas y prcticas que terminaron por subsumirse en esta figura. En sntesis, desla dcada de 1780 puede observarse una creciente disposicin de las autoridades a persguir la vagancia y a criminalizar prcticas sociales anteriormente toleradas o, al menono vistas como tan peligrosas. Un nuevo clima de ideas tomaba forma y progresivameniba impregnando las orientaciones de las autoridades y las percepciones sociales.

    Sin embargo, cabe tener en cuenta, como lo hacen los autores, no slo los cambioprogresivos en pos de la incorporacin de las ideas del pensamiento ilustrado en la prcca judicial, sino tambin la pervivencia de la importancia de la confesin del imputad junto a los testimonios de los testigos y la fama como elementos de prueba, que no desaprecieron. Encontramos aqu otro de los aportes centrales del texto: el dilogo que logestablecer entre las transformaciones que se dieron en la prctica segn las necesidadpolticas o econmicas cambiantes, en el marco de continuidades ms generales. Finamente, la contextualizacin de las causas judiciales con los procesos sociales, econmicy polticos, as como el planteo de la capacidad de agencia de los actores sociales frentela normativa como las resistencias de los curas prrocos al recorte de sus funciones juciales o la reticencia de los habitantes rurales a recurrir a la justicia letrada nos ponfrente a un estudio que lejos de mostrarnos una sociedad anmica o un Estado autoritar

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    nos revela de manera amena y sugerente las dificultades con las que ese Estado se encontrpara imponerse en el perodo estudiado y la caracterstica multidireccional del poder quse generaba en el discurrir cotidiano de las relaciones interpersonales. En sntesis, nohablan del proceso de construccin del poder y de la gobernabilidad en el mundo rurabonaerense desde la complejidad del proceso y no desde el posible xito o fracaso de lamedidas adoptadas.

    TERNAVASIO, Marcela Gobernar la revolucin. Poderes en disputa en el Ro de la Plata, 1810-1816 , Siglo XIX, Buenos Aires, 2007, 296 pp. ISBN 978-987-1220-96-0 ,por Irina Polastrelli (UNR)

    Q u avanzan los pueblos con sacudir el yugo opresor de un dspota, si van acaeren manos de otros tantos cuantos abusan de la libertad sin ley, y en conse-cuencia sin lmites, que traten de dominarlos?. Fray Cayetano Rodrguez vol-caba su reflexin en las pginas de El Redactor del Congreso unos pocos

    das despus de declarada la independencia. Seis largos aos haban pasado desde losucesos de mayo hasta el corte definitivo de los vnculos polticos con la metrpoli; perotambin, como se queja amargamente nuestro personaje, seis aos en los que la elite poltica no haba logrado resolver uno de los grandes dilemas abiertos con la Revolucincmo controlar el nuevo poder surgido como resultado del quiebre colonial. Una preocupacin que continuaba vigente y que, en el lapso transcurrido, haba dado lugar a duroconflictos en torno a la forma de ejercer y limitar la autoridad poltica. De este problemirresuelto se ocupa Marcela Ternavasio en su libroGobernar la revolucin. Poderes endisputa en el Ro de la Plata, 1810-1816 .

    El libro retoma el gran tema de la Revolucin que desde la aparicin en los aos1970s. de Revolucin y guerra de Halperin, se convirti en unos de los tpicos ms estu-diados por la renovacin de la historia poltica pero para abordar un problema complejy escasamente explorado hasta el momento: cmo pensar, en una revolucin, un podesupremo pero a la vez limitado y por lo tanto en tensin con aquellos dispositivos utilizados para tal fin. La nocin moderna de divisin de poderes, uno de dichos mecanismos, etomado como objeto de estudio, ya que su derrotero en el proceso revolucionario se convierte en una excusa para observar la lgica de accin de los actores polticos en un perodo plagado de incertidumbres. De este modo, elmirador propuesto por la autora revela laimportancia de la lgica institucional para entender algunos aspectos de las acciones emprendidas por aquellos hombres, en las que se expresan las disyuntivas vividas para darespuesta a los desafos impuestos por la crisis de la Monarqua espaola.

    El trabajo se centra en la coyuntura 1810-1816, eleccin justificada por tratarse deun perodo caracterizado por las ambigedades, debido a que el orden poltico surgido cola Revolucin ya no se perciba como parte integrante de la Monarqua espaola perotodava no se animaba a definir su nuevo estatuto jurdico. El principal escenario observado es la ciudad de Buenos Aires. Un escenario limitado pero problemtico, debido a qusus rganos polticos buscaron extender su autoridad al resto del territorio del antiguo

    Q

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    Virreinato del Ro de la Plata. Aunque el espacio abordado puede parecer acotado, autora inscribe constantemente su relato en el proceso hispanoamericano del que formparte.

    El libro est estructurado a partir de siete captulos y un eplogo, en los que se com

    binan los ejes cronolgico y temtico; no pretende ofrecer una exposicin lineal de lacontecimientos polticos, sino hacer visibles algunos dilemas de la gobernabilidad polca revolucionaria, especialmente aquel decmo gobernar el gobierno . El trabajo se sus-tenta en un slido y muy variado trabajo de fuentes debates de las asambleas constituyetes, actas capitulares, leyes y decretos, procesos judiciales, informes oficiales, correspodencias, memorias y autobiografas las cuales, si bien han sido frecuentemente examindas, son interrogadas desde una nueva ptica y en funcin de los intereses de la problemtica estudiada.

    En el marco de la crisis monrquica espaola precipitada por la invasin napolenien 1808, Ternavasio presenta de qu manera la incertidumbre provocada por la indi

    vacatio regis deriv en el desafo de nombrar al heredero legtimo del rey ausente, no sloen la Pennsula, sino tambin en aquellas regiones declaradas insurgentes por no acepa las autoridades sustitutas del rey, no participar del proceso constituyente y no aplicarConstitucin gaditana de 1812 entre ellas el Ro de la Plata. El ex virreinato debi abcarse a la tarea de fundar un nuevo orden poltico, misin que supuso encontrar nuevbases para su legitimacin e instrumentos legales para evitar el ejercicio desptico dpoder. Para la autora, si la legitimidad pona en juego el tema de la representacin poltiy por lo tanto, el tema de las elecciones y el de la vinculacin con los representadosproyectar un gobierno limitado deba afrontar otros obstculos: organizar y distribuir poder significaba marcar lmites al accionar de la propia elite poltica.

    La incorporacin de la idea de fundar un orden poltico sobre la frmulauna fun-cin , un rgano para evitar el despotismo, fue gradual y coexisti con otras ms antiguaprocedentes de la tradicin pactista castellana, como la autolimitacin a travs del podcolegiado o la utilizacin de viejos cuerpos como freno a la autoridad surgida con la Revlucin el Cabildo y la Audiencia. Aunque la adopcin de la nocin moderna de diviside poderes fue un intento de resolver problemas de gobernabilidad y poner frenos a arbitrariedad de la nueva autoridad poltica, pronto se convirti en fuente de nuevas disptas. Ternavasio explica que los conflictos no encontraron solucin no por la supuesta psistencia de la herencia colonial ni debido al fracaso de la aplicacin de los nuevos lengu jes, sino porque la experiencia revolucionaria convirti a los poderes en botines de disputa y porque los mltiples significados que encerraba el principio de divisin de podres ofreca un amplio arco de alternativas.

    Es importante recordar que la obra se centra en el debate sobre la divisin de poderen la capital portea, por lo que deja lneas abiertas de investigacin en torno al alcanque dicha nocin tuvo en las provincias, no slo en la coyuntura abordada en el libro, sitambin durante el perodo signado por la formacin de unidades territoriales provinciaautnomas. El estudio de las percepciones en torno a las alternativas para distribuir

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    poder en cada una de las jurisdicciones, y su traduccin en las ingenieras polticas y en loensayos constitucionales provinciales previos a 1853, permitira trazar un cuadro ms acabado de los derroteros de la nocin de divisin de poderes, pero tambin de otros dispostivos como la representacin poltica sobre los que se trataba de fundar la nueva legali

    dad. El trabajo ofrece un anlisis minucioso del proceso combinado con una narrativaseductora, as como una interesante relacin entre la dimensin de las ideas y la de laprcticas y las acciones.Gobernar la revolucin propone aproximarse a la historia de laconstruccin del poder poltico de mediados del siglo XIX desde un ngulo inexploradoal abordar la disputa de poderes nos permite penetrar en algunas dimensiones desde lacuales se transformaron las instituciones, las representaciones de lo poltico y las formade gestionar el poder, complejizando notablemente las interpretaciones construidas en torno al perodo.

    TERNAVASIO, Marcela Gobernar la Revolucin. Poderes en disputa en el Ro de la Plata, 1810-1816 , Siglo XXI, Buenos Aires, 2007, 296 pp. ISBN 978-987-1220-96-0 ,por Alejandro Morea (UNMDP)

    Gobernar la Revolucin constituye un nuevo aporte de Marcela Ternavasio al pro-blema de la gobernabilidad poltica de las primeras dcadas del siglo XIX. Es porello que resulta difcil no iniciar este comentario rescatando la importancia deltrabajo realizado por la autora. Si las prcticas electorales haban sido el tema de su anterior trabajo, en esta oportunidad la autora nos brinda un texto centrado en eldilema decmo limitar el poder . Esta problemtica, desatendida por la historiografa local, represen-ta una continuacin de su labor anterior y constituye una importante contribucin para lhistoria poltica. Su reflexin apunta a ver de qu manera la nocin de divisin de poderese introdujo en el discurso poltico para conseguirevitar el despotismo, ofrecer una salidaal problema de la legitimidad del nuevo gobierno y organizar el nuevo poder .

    El libro se inicia presentando la discusin en torno a la formacin del poder y a sudivisin en el primer ao de la Revolucin. Segn la autora, basndose en las discusionede la Junta y en las comunicaciones de laGaceta Mercantil , el tema no estuvo ligado a laseparacin de poderes sino a cmo evitar los despotismos que tericamente aparejaba ugobierno unipersonal. De este intercambio habran surgido distintas posturas en torno a lforma colegiada de gobierno. El resultado se vio plasmado en la disolucin de la JuntaGrande y en la divisin de poderes en un ejecutivo, elTriunvirato , y un legislativo, la

    Junta Conservadora . El alcance jurisdiccional de ambos poderes fue muy debatido, as como la representatividad que encarnaba cada uno de ellos y la parte de la soberana qules corresponda. Ternavasio destaca, de esta discusin, la forma por medio de la cual eTriunvirato termin por imponerse a la Junta Conservadora, con el apoyo del Cabildo dBuenos Aires, impulsando as el proyecto de aquellos sectores que intentaban que la excapital virreinal se hiciera con toda la representacin del territorio.

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    Los enfrentamientos entre el nuevo poder y las instituciones que lo haban legitimdo, el Cabildo de Buenos Aires y la Audiencia, son abordados para mostrar cmo lreformas en la Justicia no slo transparentaron la discusin sobre la divisin de podersino tambin aquellos asuntos ligados a la legitimidad del Triunvirato y su representaci

    evidenciando las contradicciones en la relacin entre el movimiento revolucionario y Corona. Segn Ternavasio, los debates en torno a la distribucin del poder estuvieroligados a las disputas entre viejos y nuevos rganos institucionales y en ese contexto principio de la divisin de poderes fue un generador de nuevas tensiones. La sancin deConstitucin de 1812 impuls la necesidad de discutir los atributos de un gobierno qunavegaba entre la autonoma y los impulsos por modificar el orden que haba prometipreservar.

    Lo ocurrido en Cdiz acentu los conflictos facciosos intraelite con respecto al rumbo de la Revolucin. La articulacin entre la Sociedad Patritica y la Logia Lautaro se hievidente por aquellos aos, dejando al descubierto que los lmites al ejercicio del pod

    deban provenir de las leyes elaboradas por un cuerpo representativo de la voluntad poplar. Para Ternavasio, la renovacin de los triunviros despert grandes expectativas ya qfue vista, por numerosos sectores de la elite, como el momento de proceder a la separacidel Poder Legislativo del Poder Ejecutivo, debilitando an ms la cuestionada autoriddel Triunvirato. El nuevo poder ejecutivo fue el encargado de llamar al Congreso Constuyente que debera resolver el tema de cmo limitar la autoridad. La independencia pasba a ser prioritaria para resolver si los gobiernos eran simples depsitos de soberanapodan hacer uso de ella.

    Seguidamente, la autora desanda los caminos recorridos por el Congreso Constityente iniciado en 1813, concentrndose en la resolucin de las dos cuestiones que le procupan: el dilema de la soberana y la divisin de poderes. Ternavasio subraya que declaracin del Congreso, segn la cual en l resida la soberana y poda hacer ejercicde la misma, suscit problemas cuando, siguiendo lo ocurrido en Cdiz, los diputados trasformaron en representantes de la nacin. Ligado a esto, tratando de asegurarse autonma e independencia en representacin de la nacin, la Asamblea debati sobre la diviside poderes considerando que stos deban delimitar las funciones de dicho cuerpo quactuara como poder constituyente y poder legislativo. Para Ternavasio es un error tratde identificar en qu momento el poder legislativo perdi preponderancia o se vio relegdo. Para ella, la concentracin del poder ejecutivo no se debi a su autoproclamacin supremaca, como en experiencias anteriores, sino a la redistribucin de dicho poder pparte del cuerpo soberano. Vinculado con esto, se analizan entonces los intentos por tranformar el poder ejecutivo, abandonando su carcter colegiado por la concentracin en usola persona.

    Segn la autora, en la discusin en torno a la divisin de poderes en el Congreso influencia de la Constitucin sancionada en Cdiz es ms importante que el modelo angsajn. En este ciclo no habra primado la idea de equilibrio de poderes, sino que se fortleci a uno por sobre el otro. Es decir, poderes legislativos fuertes con ejecutivos dbile

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    Lo primero que cabra sealar es que, por sus dimensiones,Para una historia ,constituye un hecho difcilmente comparable. Si bien en los ltimos aos se publicarvarios dossier sobre problemas de historia de la Iglesia en revistas especializada(Prohistoria , 2002; Anuario IEHS , 2002;Prismas , 2005; Itinerarios , 2006) lo que el tomo

    de Zacca y Caretta propone es un recorrido mucho ms amplio, mucho ms sinuosodesafiante que, partiendo del mundo colonial, incorpora trabajos que llegan hasta la actulidad ms inmediata y que en muchos casos presentan debates y discusiones tericas. Ltrabajos estn agrupados en dos grandes secciones: nudos problemticos y planteohistoriogrficos por un lado y estudios de caso y experiencias de investigacin por el otDe este modo, las compiladoras abren un abanico amplio de intervenciones que, partiende estados de la cuestin y planteos historiogrficos generales, van dando paso al tratmiento de casos puntuales con recortes espaciales y temporales ms reducidos.

    El tomo, editado por el Centro de Promocin de las Investigaciones en Historia Antropologa de la Universidad Nacional de Salta, es resultado de la labor conjunta ent

    la Universidad Nacional de Salta, la Universidad del Norte Santo Toms de Aquino y Arzobispado de Salta. Vnculos ms que elocuentes de los cambios atravesados por historia de la Iglesia en la ltima dcada. Como sealan Caretta y Zacca, hasta haunos aos abrir un libro de historia de la Iglesia era encontrarse con un texto escrito pmiembros de la propia institucin, en el que resultaba difcil distinguir la existencia de uIglesia en el proceso histrico desligada de la perspectiva teolgica. En este sentido,compilacin es una muestra de que una historia de la Iglesia independiente de la teologes un camino cada vez menos cuestionado. En los diferentes trabajos que construyen esdos del arte o reflexiones historiogrficas, tales los de Roberto Di Stefano, Claudia TourPatricia Fogelman o Alicia Fraschina, el problema en s ya no parece despertar particuinters. Se sigue a veces con espritu arqueolgico el proceso de cristalizacin disciplinpero el debate pertenece ms al pasado que al presente. En otras palabras,Para una histo-ria es un ejemplo de que, an con los recaudos del caso, la discusin est ms biesuperada. Mucho ms actual es, por el contrario, el dilogo que el libro establece y proyeta entre universidades nacionales, catlicas y la propia institucin eclesistica. Sobre base de una aceptacin de la historia de la Iglesia como disciplina acadmica y cientficla compilacin materializa a travs de sus ms de cuatrocientas pginas un campo de ecuentros, debates e intercambios entre lo que suele denominarse historia confesionalhistoria laica. Esta es, sin dudas, una de las aristas ms sugerentes de la compilacicuyas pginas corroen fronteras institucionales hasta hace pocos aos celosamente custdiadas. La porosidad entre universidades nacionales, catlicas y la propia institucin ecsistica se basa en un reconocimiento de que las demarcaciones disciplinares deben trazse en trminos estrictamente epistemolgicos y metodolgicos y no ya por la adscripciinstitucional del investigador.

    En la primera seccin Roberto Di Stefano comienza poniendo en tensin el concepde Iglesia colonial. Como en otros trabajos, afirma que la Iglesia entendida como institcin, como un actor social capaz de definir objetivos y disear estrategias para alcanza

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    los, es el producto de un proceso histrico especfico que implica, entre otras cosas, lacentralizacin de las instancias disciplinarias y normativas a lo largo del siglo XIX. DStefano considera, adems, que el equvoco de atribuir al conjunto de instituciones religiosas del perodo hispnico las caractersticas de una institucin centralizada es una conse

    cuencia de las obsesiones de la historiografa del siglo XIX, centrada en las relacionesIglesia/Estado. Una orientacin que cabra interpretar tambin desde el punto de vista dlas tendencias reificantes que siempre acechan al historiador.

    Por su parte, Valentina Ayrolo, haciendo propias estas premisas, propone repensar larelacin religin/poltica tras la independencia en el espacio de la provincia-dicesis dCrdoba. En esta oportunidad, a partir de la revalorizacin de los curas como figuras clavdel vnculo gobierno/sociedad. El trabajo propone, asimismo, partiendo del anlisis de locuras como mediadores, una visin ms amplia sobre el siglo XIX, segn la cual el retirdel clero de los lugares de decisin poltica se ira dando de la mano de su insercin enespacios ligados a las cambiantes formas de sociabilidad que se fueron desarrollando: en

    particular, instituciones benficas, de ayuda mutua o peridicos. El trabajo concluye preguntndose en perspectiva sobre la relacin entre participacin poltica y vocacin sacerdotal.

    Jaime Peire cambia el ngulo y la temtica para adentrarse en el terreno de la conformacin de los sistemas simblicos a partir del prisma ofrecido por el problema de larazones de pervivencia de la dominacin espaola en Amrica. Camino que, en el marcde una interesante propuesta de historia cultural, lo lleva a explorar minuciosamente lodenominados procesos de poiesis cultural.

    El problema de los vnculos entre religin y poltica en el siglo XIX vuelve a tornarscentral en los trabajos que exploran las relaciones entre clero y poltica. Aqu, los trabajode Ayrolo, Barral y Calvo son particularmente interesantes para volver a ingresar al inagotable debate sobre la secularizacin. Calvo propone en esta direccin una aproximacinminuciosa, precisa, afinada de las relaciones entre religin y poltica teniendo presente qudichas fronteras no se establecen de un modo lineal e ineludible. Estas preocupacioneencuentran en el trabajo de Barral un tratamiento particularmente convincente. Barral traslada el foco del viejo debate entre regalistas o patriotas al de las representaciones yprcticas de las curas en sus relaciones con la sociedad. El eje pasa, segn Barral, porpensar el rol de los curas en el nuevo orden despus de la ruptura independentista y lareformas rivadavianas atendiendo principalmente al espacio local y a la construccin dliderazgos comunales.

    Los numerosos y heterogneos casos incluidos en la segunda seccin de la compilacin permiten acceder a un muestrario del tipo de acercamientos y temticas vigentes. Eproblema de las representaciones y los imaginarios atraviesa desde diferentes perspectivalos trabajos de Folquer, Jimnez e Imach. En los que, por otra parte, cobra particularelevancia el enfoque de gnero. Por su parte Pelagatti, Martnez y Snchez estudian lacoyunturas de cambio entre fines del siglo XVIII y la guerra de independencia. Se detieneparticularmente en las dinmicas de constitucin de instituciones y actores tras la crisis de

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    orden colonial y, en el caso de Martnez, se abordan en profundidad las resignificacionde la tradicin jurdica y eclesiolgica.

    Los trabajos sobre el siglo XX permiten acceder desde diferentes registros a esIglesia institucin, tal como la defina Di Stefano al enumerar los equvocos encerrados

    el trmino Iglesia colonial. Asimismo, los trabajos permiten seguir la conformacin dlaicado y en un sentido ms general las relaciones entre Iglesia y sociedad. Shirkin Landaburu se centran en dos congregaciones: los agustinianos y los salesianos. RoselliTenti en el estudio de las formas asociativas y organizativas del laicado: en particular Centro Catlico de Tucumn y la Accin Catlica de Santiago del Estero. Lepera, por parte, propone estudiar las relaciones entre las instituciones del laicado y las jerarqudiocesanas en Tucumn en tiempos del peronismo y Blanco aborda las dinmicas de tranformacin de la Iglesia en torno al Concilio Vaticano II a travs del estudio de los asesorde la Juventud Obrera Catlica.

    Las propuestas de Acosta y Drovetta llegan hasta la historia reciente, en el caso d

    Acosta como corolario de un extenso recorrido que parte del siglo XVIII y se centra en relaciones entre sociedad e Iglesia local en La Villa de Leales. Drovetta, por su partestudia el rol y las representaciones circulantes sobre la Iglesia entre los trabajadores la comisin de desocupados de La Quiaca en la Puna Jujea y sus vnculos con la prelatude Humahuaca. Finalmente, desde una perspectiva patrimonial, Manzi y Grau-Dieckmaofrecen una aproximacin a los edificios neogticos de la ciudad de Buenos Aires.

    En este segundo grupo las lneas de indagacin se diversifican e inevitablemente conexin entre los trabajos se hace bastante ms dbil. Sin embargo, la heterogeneidad qemerge no necesariamente constituye un problema, por el contrario, ofrece un elocuentestimonio de la sinuosidad, de la multiplicidad de aristas encerradas tras el epteto displinar historia de la Iglesia. En otras palabras, el tratamiento de casos vuelve a ponernante las constantes bifurcaciones nacidas de la investigacin misma, recordndonos qtras las aproximaciones tericas, tras los lineamientos surgidos del debate historiogrficse dibuja un mapa cuya inagotable diversidad permanece en buena medida an intocadala espera de la indagacin del historiador.

    El apasionante recorrido que propone la compilacin deja como resultado un abanco casi ilimitado de problemas. Las inquietudes se dibujan con cada trabajo y el tomo Zacca y Caretta invita una y otra vez a seguir las pistas insinuadas. Tanto si se trata dpensar la vida cotidiana del clero de la campaa de Buenos Aires en la dcada de 182como si se trata de estudiar el funcionamiento de los oratorios salesianos en Tucumn en1910 y 1930;Para una historia , no deja de legarnos sugerentes preguntas.

    Para concluir, me parece interesante recuperar algunas de las inquietudes manifestdas por las propias compiladoras. En la introduccin, Zacca y Caretta se preguntan: Qcambi en la sociedad, qu transformaciones se operaron en el campo acadmico qupermitieron mirar la historicidad de las instituciones y a las experiencias religiosas comobjeto de estudio?. Y, adems, Qu pas hacia adentro de las propias iglesias, que lpermite indagar, con nuevas preguntas y herramientas, un objeto al que deben exotizar?

    RESEASBIBLIOGRFICAS

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    La propia compilacin ofrece, en parte, algunos indicios para desandar estas pre-guntas en el camino. En primer lugar, cabra sealar la incidencia de las dinmicas dprofesionalizacin del campo historiogrfico a partir de la dcada de 1980. Deprofesionalizacin y, deberamos agregar, aunque con los recaudos del caso, de cierta es

    tabilidad, con el consiguiente desarrollo de centros de estudio, congresos, revistas especializadas, proyectos de investigacin y el aumento del nmero de especialistas. Asimismocomo razn de posibilidad de estos cambios no puede dejar de sealarse la reformulacide las formas de vinculacin entre historia y poltica. Formas, como seala Touris, menos apegadas a la pretensin de relacionar el saber histrico con la transformacin poltica. Las nuevas sensibilidades facilitan acercamientos menos apasionados y por ciertomucho menos enjuiciantes que en el pasado, menos cargados de animosidadesanticlericales basadas en preconceptos, prejuicios y espritu militante (Touris). Comsealaba Di Stefano hace algunos aos, la aceptacin de la historicidad de la Iglesia, no funi es slo un desafo para los miembros de la propia institucin. Como en otros terreno

    disciplinares, el abandono de las teoras omnicomprensivas y sus formas tautolgicas dconocimiento permiti tambin a los historiadores comenzar a estudiar la Iglesia como uresultado de la historia. En un sentido profundo, tras la compilacin de Zacca y Caretta lque se pone en jaque de un modo decidido son las salidas fciles, las respuestas polticay los caminos esencialistas de base teolgica o de raigambre terica y poltica. En estesentido, los trabajos compilados coinciden en dejar atrs tanto una historia de la Iglesicomo disciplina teolgica orientada a la alimentacin del mito de la nacin catlicacomo las perspectivas polticas que hacan de la Iglesia un actor siempre igual a smismo, homogneo y responsable en trminos intencionalistas de la inestabilidad poltca y de los autoritarismos del siglo XX. En este sentido, uno de los principales logros dlos trabajos reunidos en la compilacin es la restitucin de la historicidad y la identificacin de un magma diverso de actores, de una Iglesia constelar siempre en construccin. Desde el punto de vista de la historiografa acadmica, tras estos cambios estuvo lvuelta al archivo, el redescubrimiento de las llamadas reglas del oficio facilitada tantpor la crisis de los enfoques totalizantes como por los itinerarios formativos de los historiadores de los aos 1980s. y 1990s. marcados en muchos casos por el exilio y sus influencias, tal como coinciden en sealar Fogelman, Touris y Fraschina. Como en otras reas, lanuevas sensibilidades metodolgicas y profesionales se tradujeron en visiones menos lineales y ms atentas a los matices y a las especificidades histricas.

    Para una historia , es una excelente muestra de cmo la investigacin metdica ypaciente, librada de las asfixias teolgicas pero tambin de la vigilancia terica/polticapuede multiplicar los rumbos, abrir senderos y, como en este caso, dejar una huella en ecamino.

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    HERRERO, Fabin Movimientos de pueblo. La poltica en Buenos Aires luego de 1810 ,Ediciones Cooperativas, Buenos Aires, 2007, 256 pp. ISBN 978-987-1246-76-2 , porPablo Cuadra Centeno (UNMDP)

    El estudio de Fabin Herrero Movimientos de pueblo. La poltica en Buenos Aires

    luego de 1810 es el resultado de su tesis doctoral y se inserta dentro de una serie deinvestigaciones en la que el autor rastrea el derrotero de las diversas tendenciapolticas federalistas en el territorio bonaerense posrevolucionario. Si con anterioridHerrero nos haba presentado la complejidad poltica de la Buenos Aires de 1816 a travde la faccin confederal, en este caso prolonga su estudio hasta 1820 centrando su anlien las expresiones federales y confederales en el marco de la dinmica poltico-facciosatendiendo a su dinmica y sus formas de expresin. Lo ms interesante e importante este trabajo es que recupera del olvido a los federales de Buenos Aires, activos participates de la poltica de la poca, condimentando la mirada usual que sobre el perodo tienehistoriografa. Para ello, Herrero analiza dos acontecimientos centrales que ayudan a com

    prender lo ocurrido: el movimiento de pueblo de junio de 1816 y el golpe de estadfederal de octubre de 1820.El libro comienza con una introduccin en la cual se presentan y describen genric

    mente las caractersticas de losmovimientos de pueblo , a los que el autor define comoun levantamiento armado que, a veces, logra reunir a importantes sectores de la socdad (civiles y militares) y que tiene como uno de sus principales objetivos, aunque nonico, la destitucin de las autoridades de poder (p. 19).

    Luego el texto se divide en dos partes, separadas a su vez en captulos, en donde sanalizan los dos sucesos antes mencionados. El libro se completa con una serie de cuadrque sirven de apoyatura al texto y un apndice documental.

    La primera parte, Tendencia confederacionista en los das de la declaracin de Independencia Argentina, se divide en cinco captulos. La definicin de los integrantdel sector federalista porteo, su insercin dentro de la elite local, as como los argumenque defendan, son analizados en los tres primeros captulos. En el cuarto, Herrero rastrlas repercusiones del conflicto a travs de la prensa y en el quinto observa las consecuecias que supuso para los federales la derrota y las posibilidades que tuvieron de reinsertaen la poltica local.

    Bajo el ttulo Ciudad tomada. El golpe militar de octubre de 1820 se inicia lsegunda parte, que consta de seis captulos. En esta seccin Herrero describe el acontecmiento, determina cul era el plan de los federales y las causas que los movieron a accin, y analiza su composicin, organizacin y oportunidades de victoria. Tambin oserva cul fue la actitud centralista ante el golpe federal y frente a los derrotados.

    El libro de Herrero busca mostrar cmo losmovimientos de pueblo son una respues-ta a los momentos de crisis institucional acaecidos en Buenos Aires. Estos movimientsaldran en defensa de la soberana de las provincias buscando romper el dominio centrlista, por ello ocurrieron principalmente cuando se sucedieron derrotas militares a nivnacional y se produjo una aguda crisis poltica en Buenos Aires.

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    Losmovimientos de pueblo junto con el sistema de representacin de eleccin indi-recta conformaban los nicos mecanismos para acceder legtimamente al poder. El autoconsidera que la coexistencia de estos dos sistemas fue una de las principales causas dinestabilidad durante la primera dcada revolucionaria. Esta se generaba desde el momen

    to en que un sector asuma legtimamente el poder por elecciones y el sector opositor poddeponerlo por la fuerza y establecerse tambin como autoridad legtima.El Estudio de Herrero sugiere que losmovimientos de pueblo no eran sucesos espon-

    tneos y desordenados sino que posean una organizacin diseada por sus lderes, miembros renombrados de la elite portea. El movimiento de junio de 1816 fue encabezado polderes militares como Manuel Dorrego y Miguel Soler, por el gobernador intendente ManuLuis de Oliden y por el director interino Antonio Gonzlez Balcarce. Mientras que elevantamiento de 1820 fue dirigido por Manuel Dorrego y Miguel Soler y cont con eapoyo poltico del Cabildo, de Hilarin de la Quintana y de los doctores Pedro Jos Agrely Bernardo Vlez, as como con el apoyo militar de Manuel Pagola y del general Lamadrid

    El levantamiento de junio de 1816 tuvo como principal reclamo que Buenos Aires sconvirtiera en una provincia independiente y se instaurara en ella un gobierno federal. Y hablar de federalismo, se refieren a una confederacin: un gobierno general que rena los llamados Estados federados, que slo dirija la guerra, la paz, las alianzas, los negocios exteriores (p. 81). La oposicin centralista, conformada por los integrantes del Cabildo y de la Junta de Observacin, logr romper este empate de fuerzas al obtener eapoyo de Juan Ramn Balcarce, jefe de todos los ejrcitos de la campaa de Buenos Airey del Congreso reunido en esa fecha en Tucumn.

    La lucha facciosa presente en este suceso desgarra el velo de la poltica portea ydeja ver claramente al mismo tiempo la fragilidad del podero centralista y el enormepoder de reorganizacin de sus fuerzas para equilibrar las acciones primero, y, luego, parretomar nuevamente su dominio en la cima (p. 61). La reaccin centralista fue buscar lintegracin de los vencidos, corroborando la idea del peso que tenan los federales en lpoltica de Buenos Aires y de su necesario apoyo para garantizar la estabilidad del nuevorden.

    Al analizar el levantamiento federal de octubre de 1820 Herrero afirma que se produjo porque dicho sector no estaba de acuerdo ni con la eleccin del nuevo mandatariprovincial [Martn Rodrguez], ni tampoco con la Junta de Representantes que lo eligi(p. 126). Entre los motivos de rechazo se menciona la posibilidad de que Rodrguez realizara reformas en las milicias del Cabildo, su falta de preocupacin ante la amenaza portuguesa y su vinculacin con el sector directorial. El plan consista en derrocar al nuevogobernador e imponer uno proveniente de las filas federales: Manuel Dorrego o MigueSoler. Esto es lo que lleva a nuestro autor a calificar al hecho como golpe de Estado.

    La posibilidad del triunfo federal se sustentaba en la intervencin de Dorrego a favodel levantamiento. Pero si bien el apoyo del caudillo se produjo durante el comienzo demovimiento, en plena revolucin su actitud no fue del todo transparente, restndole todposibilidad de victoria.

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    Herrero vuelve a remarcar en los vencedores, al igual que en junio de 1816, untendencia a la conciliacin: en el horizonte poltico bonaerense no debe haber faccines, por el contrario, la unin de todos los porteos debe permitir la emergencia de unico partido del orden (p. 174). Esta poltica de reconciliacin respondera a la nece

    dad de apoyo de todos los sectores polticos para lograr un gobierno estable.Por todo esto, podemos decir que Movimientos de pueblo de Fabin Herrero es unimportante aporte historiogrfico ya que matiza con eficacia la visin tradicional de historia que asociaba exclusivamente los movimientos federales con los caudillos del inrior y los contrapona a una Buenos Aires con un consolidado gobierno centralista donde los federalistas no tenan una participacin trascendente.

    LOBATO, Mirta Zaida Historia de las trabajadoras en la Argentina (1869-1960) ,Edhasa, Buenos Aires, 2007, 352 pp. ISBN 978-950-9009-89-9 , por Daiana Di Clemen-te (UNMDP)

    En los ltimos aos han surgido abundantes investigaciones especficas, desde difrentes abordajes, acerca del protagonismo de la mujer en la construccin de lArgentina Moderna. Las mismas recuperan la naturalizacin de las configuracio

    nes genricas y su carcter social inscriptas en la historia tradicional y las ponen a pruea travs de un anlisis pormenorizado de la experiencia particular de las mujeres.1

    Historia de las trabajadoras en la Argentina intenta condensar estos tpicos me-diante la construccin de un relato que comprende el tiempo largo de la historia del traba(lo que permanece), donde se acuan los elementos constitutivos de un lenguaje laborsexuado y discriminatorio. Simultneamente advierte una segunda temporalidad en la qse vislumbran coyunturas y hechos particulares inscriptos en la conflictividad cotidiana las relaciones de gnero.

    Como lo demuestra a lo largo de toda su obra, la presencia femenina en el mercadlaboral fue muy significativa; las reas ms desarrolladas comprenden la industria y lservicios. Temticas como el trabajo rural femenino, en cambio, parecen incmodas cocierta lgica urbana y cosmopolita que rodea el relato a travs de la unin insoslayable dhogar2 y la fbrica.

    RESEASBIBLIOGRFICAS

    1 Entre los trabajos ms ambiciosos de sntesis y anlisis histrico podemos mencionar: DI LISCIA, MaHerminia y MARISTANY, Jos editores Mujeres y Estado en la Argentina. Educacin, salud y benefi-cencia , Biblos, Buenos Aires, 1997; SURIANO, Juan compilador La cuestin social en la Argentina1870-1943 , La Colmena, Buenos Aires, 2000; ROCCHI, Fernando Concentracin de capital, concentracin de mujeres. Industria y trabajo femenino en Buenos Aires, 1890-1930, en GIL LOZANO, FernanPITA, Valeria y II, Mara Gabriela editoras Historia de las Mujeres en Argentina. Siglo XX , Taurus,Buenos Aires, 2000; NARI, MarcelaPolticas de maternidad y maternalismo poltico , Biblos, BuenosAires, 2004.

    2 Sobre el trabajo domstico y a domicilio ver NARI, Marcela El trabajo a domicilio y las obreras 1891918, en Razn y Revolucin , nm. 10, 2002.

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    Esta apreciacin, que podra atribursele al lector, no pasa desapercibida a la autoraquien menciona reiteradas veces la inscripcin y viabilidad de la problemtica obrera, y eespecial la femenina, en la creacin de una cultura del trabajo y en un sentido ms amplide la nacin.

    Historia de las trabajadoras en la Argentina se divide en cuatro partes, que a su vezestn compuestas por seis captulos. De esta manera, podemos apreciar un captulo iniciasobre el trabajo femenino que comienza a esbozarse mediante extractos de memorias pasajes periodsticos de principios de siglo, que aportan las primeras imgenes de las labores femeninas. Seguidamente, se enumera una gran cantidad de datos: estadsticos, apreciaciones y descripciones de viajeros, censos y, finalmente, contribuciones provenientede la prensa de poca.

    A travs de la decodificacin de estas fuentes, Lobato comienza a explicar cmo seva delineando un discurso desigual sobre los gneros-sexos relacionado con la calificacide las habilidades y destrezas, as como los ideales moralistas que guiaban los modos d

    organizar la produccin y las relaciones de gnero determinando contratos laborales comcontratos de gnero.De esta exposicin de legitimacin de las desigualdades, surgen los grandes tpicos

    que articulan la obra: diferencia salarial, discriminacin en la legislacin laboral,complementariedad econmica, moralidad y valoracin del cuerpo y la belleza.

    La segunda parte es mucho ms precisa al delimitar su anlisis a las organizacionesobreras, puntualizando cuestiones como la organizacin, movilizacin y accin concretde las mujeres en el mundo del trabajo. Para poder hacer visible lo invisible la autorarecurre al anlisis de diarios, manifestaciones de diferentes organizaciones obreras, conflictos entre obreros y empresarios y actas de intervencin del Departamento Nacional dTrabajo.

    En todas las acciones citadas la presencia femenina aparece como subalterna, a pesade integrarse en numerosos casos a las fuerzas de choque. En este sentido, no slo laprensa ofreci imgenes dicotmicas acerca de la mujer trabajadora. A estas se le sumaron las posiciones de las organizaciones obreras, que con importantes diferencias polticay filosficas coincidieron en la idea de que el trabajo femenino constitua un objeto dpreocupacin pblica.

    Con este ltimo punto se inicia la tercera parte, que comprende dos captulos, dondese detalla el periplo que represent la inclusin de la regulacin del trabajo femenino en ldemandada ley (5291) sancionada en 1907. En la misma se consagraba a la maternidadcomo la base de la legislacin protectora.

    La idea de defensa a la madre proletaria remite al elevamiento de la funcin maternacomo elemental para el desarrollo de la nacin y esencial para la totalidad de las mujeresobteniendo un reconocimiento social y jurdico. Para arribar a esta conclusin Lobato svale de un complejo, pero bien logrado, cruce de discursos: mdicos, polticos, periodsticos, filosficos, sociolgicos, etc. que complementa con los pormenores y debates en lsancin de la ley.

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    En perspectiva histrica podemos marcar cierto reconocimiento de estatus socique, lejos de significar una equiparacin plena con sus compaeros, continu hasta llegada del peronismo a la vida de los trabajadores.

    De esta manera, el peronismo constituy un quiebre en los imaginarios sobre la vid

    de las obreras que oscilaba (tanto en las producciones polticas como en las diferentrepresentaciones artsticas) entre la deshonra y la virtud, e instal el discurso de dignificacin del trabajo y la idea de que era posible conciliarlo con los estndares dbelleza que recorran los medios de comunicacin de la poca.

    La destreza en la pluma de la autora intenta armonizar la condensacin de los princpales debates acerca del trabajo femenino en las producciones acadmicas realizadas hael momento. A pesar de esto, podemos destacar cierta ambivalencia en el tratamiento derelacin entre el gnero y el sexo. En los casos puntualmente analizados, estas diferencson justificadas por las particularidades sexuales (anatoma, fuerza, capacidad de procrecin). Pero en otros podemos apreciar que es el mismo cuerpo el punto de interseccin

    disputas en la construccin de los discursos polticos, sindicales, artsticos, etc.Por lo tanto, el acento pareciera estar puesto en la tensin clase-gnero (de graconsistencia terica), como ejemplos de la construccin social de poder. A nuestro enteder, hubiese sido valiosa la incorporacin de discusiones relacionadas con la relacin sexgnero3 que enriqueciesen la perspectiva analtica e histrica.

    Por lo dems, el libro se presenta como una autntica obra de Gnero e Historia qupuede ser complementada al anlisis histrico del perodo particular por la constante atecin que remite al contexto nacional social, econmico y cultural.

    Ante la demanda de una inclusin en las currculas universitarias de una perspectivde gnero en las ciencias sociales Historia de las trabajadoras en la Argentina est llama-da a disputar los lugares que an en nuestros das monopoliza la historia tradicional.

    FAVERO, Bettina compiladora Voces y memoria de la inmigracin. Mar del Plataen el siglo XX , Eudem, Mar del Plata, 2008, 214 pp., ISBN 978-987-1371-26-6 , porLeonardo C. Simonetta (UNR - CIESo).

    En las ltimas dcadas, los estudios vinculados a la inmigracin han dado muestraconstantes de apertura de debates enriquecedores y de enormes posibilidades drenovacin desde las ms variadas disciplinas. En este marco,Voces y memoria dela inmigracin. Mar del Plata en el siglo XX, compilado por Bettina Favero, logra inte-grarse en la discusin abierta por la Historia en torno al proceso inmigratorio europe

    RESEASBIBLIOGRFICAS

    3 Para una introduccin a la problematizacin de la relacin sexo-gnero ver: STOLCKE, Verena La mues puro cuento: la cultura del gnero, en Desarrollo Econmico , Vol. 45, nm. 180, 2006; BUTLER,JudithCuerpos que importan. Sobre los lmites materiales y discursivos del sexo , Paids, Buenos Aires,2002; RUBN, Gayle El trfico de mujeres: notas sobre la economa poltica del sexo, en NAVARROMarysa y STIMPSON, Catherine compiladorasQu son los estudios de mujeres? , FCE, Buenos Aires,1998.

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    hacia Argentina a mediados del siglo XX, desde un mbito local especfico. Este libro, esegundo tomo de la coleccin Memorias en disputa, es el corolario del esfuerzo conjuntode un grupo de investigadores ligados a la Universidad Nacional de Mar del Plata, provenientes de la Historia y de las Letras, abocados a indagar y recuperar la subjetividad y la

    vivencias de diversos actores del proceso migratorio, cuyo escenario fue dicha ciudadportuaria. La apelacin directa a la historia oral desde la trada inmigracin-memoriaoralidad constituye una de las notas caractersticas de la obra, que recorre de maneratangencial a los cinco captulos que la componen. Inclusive, se ve enriquecida por lamltiples entradas a un corpus de fuentes que, si bien puede llegar a reiterarse, es iluminado y puesto en dilogo desde campos de conocimiento diferentes pero, a la vez, complementarios.

    Los captulos uno y cuatro presentan una afinidad muy marcada desde el punto devista del enfoque terico y epistemolgico. Tanto Mara Coira como Graciela Barbera ambas desde el universo de las Letras apelan a la crtica literaria y al anlisis del discurs

    para trabajar con entrevistas concebidas como el fruto de la interaccin entre el entrevistador y el entrevistado. En ellas se buscan los giros de la subjetividad que se manifiestan epalabras, frases, expresiones y silencios que, adems, abren camino a otros problemasLuego de transitar por las formas en que se ha hecho historia oral y el rol del historiador etanto constructor e intrprete de sus propias fuentes, Coira se centra en un caso concretodonde analiza la manera en que la subjetividad y el discurso interactan trazandoterritorialidades textuales (p.30) que ligan al lugar de origen con el nuevo espacio dresidencia mientras articulan la cotidianeidad, la educacin y el trabajo en torno una zoncomn: el mar. Por su parte, Barbera toma aldesarraigo como el eje problemticovertebrador que organiza las narraciones y que da cuenta de los mecanismos discursivoen juego a la hora de rememorar el viaje, la vivencia de la extranjera, la aoranza deaquello que qued atrs y las dificultades iniciales en la nueva tierra.

    Elisa Pastoriza, Mnica Bartolucci y Bettina Favero, esta vez desde la historia, tie-nen a su cargo los captulos dos y tres. Como en las intervenciones antes mencionadasvuelve a hacerse presente un vnculo disciplinar y metodolgico que, de la mano de lamemoria y de la subjetividad, se adentra en distintas temticas privilegiando la reconstruccin histrica a partir de las voces de los protagonistas. En este sentido, Pastoriza estudila experiencia y los relatos del viaje desde Europa a Amrica en su doble dimensin derealidad y metfora. Son presentados como un punto de inflexin crucial que signa undivisoria entre la vida transcurrida all y la nueva iniciada ac. Pero, al mismo tiemposon miradores privilegiados para adentrarse en las causas que propiciaron el traslado y eel horizonte de expectativas y aoranzas generadas antes y despus del arribo a Mar dePlata. Bartolucci y Favero, en cambio, puntualizan ncleos temticos que atraviesan a dietestimonios. La difcil decisin de emigrar signada por una memoria indiferenciadaque combina miedos y falta de perspectivas a futuro; los notables contrastes percibidopor los entrevistados entre el mundo imaginado desde Europa y alimentado por lo qucontaban aquellos que regresaban y la realidad encontrada a su llegada; la persistente

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    idea del pronto retorno; el peso de ser extranjero en una sociedad no siempre tolerante ycreacin de espacios de sociabilidad propios se entrelazan conformando un relato qparte de las experiencias e identidades personales y las excede para convertirse en la narcin y en el imaginario de toda una comunidad.

    Es necesario destacar queVoces y memorias... se articula con un proyecto ambiciosoque es detallado en el quinto y ltimo captulo por los historiadores Tala Pilcic y GerarPortela. Retomando y ampliando lo esbozado por Favero en la introduccin de la compicin, se ahonda en una iniciativa que cobr encarnadura en la creacin del Archivo de laPalabra del Inmigrante Europeo en Mar del Plata centro de documentacin de accesopblico con sede en la Universidad Nacional de Mar del Plata, fruto de una ardua labode un compromiso colectivo sostenido de recopilacin, transcripcin, digitalizacin y reguardo de entrevistas realizadas a inmigrantes europeos de nacionalidades dismiles qarribaron en el perodo de entreguerras y de la segunda posguerra. As, se pasa revista a pasos seguidos para organizar el archivo, a las posturas metodolgicas adoptadas, a l

    escollos que se debieron sortear y a los mecanismos de trasferencia del material hacia comunidad.Claro y sugestivo,Voces y memorias... constituye un acercamiento atractivo al cam-

    po de los estudios migratorios y nos invita a reflexionar sobre un fenmeno histrico, y avez actual, que plantea nuevos desafos, demanda una legislacin migratoria ms tolerany exige la concrecin de polticas que amortigen los conflictos y demuestren su eficacila hora de ayudar a pensar en formas concretas de incorporacin de los inmigrantes a lnuevas sociedades, desde el respeto a la multiculturalidad y la alteridad.

    RESEASBIBLIOGRFICAS